SENTIDO HUMANO DEL SUFRIMIENTO HUMANO
Reflexiones antropológicasP. Silvio Marinelli Z.
Orden de San Camilo
El Sufrimiento HUMANO
Frente al dolor humano y la enfermedad se dan diferentes tipos de acercamiento.
Esquematizando, podríamos resumirlas de este modo:
- Un acercamiento “médico” ó “clínico” ó “asistencial”;
-Un acercamiento de tipo “psicológico”. Sin embargo aquí surge otra pregunta: ¿Qué tipo de psicología y psicoterapia?: psicoanálisis, conductista, fenomenológica?
- Un acercamiento “social”: impacto sobre las familias, desde un punto de vista social, en los servicios para la salud, en el sistema escolar o desde un punto de vista económico.
-Un acercamiento desde un punto de vista “filosófico”: el “problema” del mal y el sentido que puede dársele a una enfermedad; diferentes escuelas y propuestas …
- Un acercamiento espiritual: pero ¿cuál espiritualidad? ¿según cuál perspectiva religiosa y confesional?
La reflexión es muy compleja.
Privilegiaré un acercamiento de tipo “fenomenológico” y “práctico”.
El sufrimiento humano (en todas las etapas de la vida) me parece ser fundamentalmente
un “misterio”.
La enfermedad: ¿problema o misterio?
Según el filósofo G. Marcel, “un problema es algo que se encuentra, que obstruye el
camino; está delante de mí en su conjunto”; “el misterio es algo en lo que yo mismo estoy
implicado y, por tanto, no se encuentra delante de mí en su conjunto”.
Estas dos actitudes se encuentran y se enfrentan en las culturas de todas las épocas, pero podríamos decir que hoy está prevaleciendo la concepción del
“problema”. Todo se puede resolver: es la
metodología del “problem solving”.
Podríamos decir que la cultura de nuestro tiempo tiende a ver en lo “negativo”
(enfermedad, sufrimiento, muerte, fracaso) más un “problema” que un “misterio”.
Considerándolo como un problema, en la persona humana se desarrolla la tendencia a
“eliminarlo” de la propia experiencia, a alejarlo o, por lo menos, a ignorarlo. Algunos autores hablan de “tabú”, algo que asusta, de
lo que se habla con temor, que se busca dominar y hacer inocuo.
El filósofo Pascal hace un sutil análisis del “divertissement” (una especie de huida en la “diversión”, es decir, en un estado de no–
reflexión sobre estas situaciones), cuya finalidad es desviarnos de la consideración de los valores y problemáticas fundamentales de
la existencia.El filósofo Heidegger ha reflexionado sobre la estrategia para escapar de la angustia y miedo
que le deriva al hombre de saberse mortal y susceptible de enfermarse: son las estrategias de la distracción, de la charla o chismeo sobre
temas que no nos molestan o afectan.
La perspectiva de lo “negativo” como misterio, nos ayuda a entenderlo como parte
de la propia experiencia. No se debe de eliminar: debemos integrarlo de modo
creativo. Dicha actitud, que encuentra su inspiración en corrientes humanistas, espirituales y religiosas, de las que el cristianismo constituye el elemento
catalizador, contribuye al surgimiento de un proceso de socialización de todos los aspectos
negativos (que nos hacen sufrir) de la existencia.
El concepto de socialización y su contrario de- socialización, ampliamente estudiados por los psicólogos y sociólogos, nos hace
patente que cada realidad, para que llegue a ser normal en nuestra percepción y
pensamientos, y pueda expresarse en un conjunto de manifestaciones de conducta y en las relaciones, necesita un largo trabajo de observación, de imitación, de asunción
de las pautas de conducta y más profundamente de actitudes específicas.
Faltando hoy o influyendo de manera superficial o contradictoria, respecto a lo negativo, este proceso de socialización, no
debe maravillarnos el hecho de que mucha gente busque, según las maneras más
diferentes, de rechazar, eliminar, ocultar, ignorar lo negativo y quien – el enfermo - nos manifiesta esta dolorosa e inevitable
realidad.
Lo que nos enseña el sufrimiento
- A valorar la salud
- A relativizar las cosas. La enfermedad nos hace relativizar
las cosas y, sobre todo, las riquezas, el poder, los títulos, el
prestigio.
- A ser realistas frente a la vida en un mundo consumista que con
frecuencia vive de ilusiones caducas y pasajeras.
- A sentir la necesidad de los demás.
- A devolver su significado a determinados valores que hoy están
en crisis: la humildad ante la fragilidad humana; la paciencia
para afrontar dificultades y momentos dolorosos; el aprecio y el
respeto por la salud y la vida; la solidaridad y la atención a las necesidades de los hermanos, venciendo el propio egoísmo.
- A ponernos en una actitud de cambio frente a la vida (poder, riqueza,
belleza, juventud, productividad)
- Puede ser “escuela de madurez” frente a comportamientos egoístas
o narcisistas
- Es ocasión de reflexión sobre la propia vida
- Puede ser ocasión de conversión y purificación de estilos de vida
equivocados (“ya nada es igual que antes”)
- Siempre es toma de conciencia de nuestra propia condición de
criaturas
Vicktor Frankl, un psiquiatra austriaco, ha dado una especial importancia al mundo de los valores en medio del sufrimiento. Según él, la vida en medio de un sufrimiento puede tener sentido a partir de los valores que la persona
sea capaz de vivir. El autor distingue tres diferentes tipos de valores:
los valores de acción o de creación, es decir, el ejercicio de las propias potencialidades
humanas, personales;
los valores de asimilación, es decir, la integración y el aprecio de cuanto de positivo tiene la cultura y cuanto nos
circunda;
los valores de actitud, o también llamados de soportación. Serían estos
últimos los que serían capaces de cambiar de signo el sufrimiento.
El comportamiento ante el dolor podría dar significado a una vida incluso en medio de un atroz sufrimiento; el hombre sentiría la propia responsabilidad para con los valores y haría emerger la dimensión específica del ser humano, es decir, la propia conciencia y
responsabilidad. Frankl llegó a esta teoría en la base de su experiencia personal en los
campos de concentración. Hizo la experiencia que también en las situaciones
de límite extremo es posible continuar a vivir entregando sentido a lo que se hace.
Según Frankl, entonces, la cosa más importante, no es la interpelación que proviene del sufrimiento y que se refiere a la búsqueda
de las causas (¿por qué?), ni únicamente el mirar hacia adelante esperando la liberación
(¿hasta cuándo?).
Las preguntas fundamentales son “cómo” y “para qué”: cuál reto, cuál fin, cuál objetivo puedo realmente perseguir en las situaciones
dadas y concretas? ¿Cómo vivir esta situación? ¿Cuáles actitudes desarrollar y cuáles
comportamientos seguir?
El sufrimiento, soportado auténticamente y elaborado según esta nueva perspectiva,
conduce a un enriquecimiento de la persona. La persona sería libre incluso
cuando a los ojos ajenos se presenta esclava de las ataduras de la enfermedad y del sufrimiento: libre de comportarse de una manera o de otra, y por lo mismo,
responsable. La experiencia nos dice que es posible vivir “sanamente” el sufrimiento
producido por la presencia de la enfermedad.
Siguiendo a Victor Flanckl decíamos que surgen las preguntas difíciles: por que? Por que a mí? Porque en este momento de mi vida? Que he
hecho para merecer esto?
Humanamente es muy difícil contestar a estas interrogantes.
Aquí nos socorre la fe y la tradición cristiana.
Top Related