Download - Smartphones en clase (Aula de Secundari (Graó) Mayo de 2105]

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  • MUNDO 12-18

    Efectivamente, hoy distintas comuni-dades autnomas debaten la cues-tin, con propuestas dispares, ya seapara integrarlos en el aula o para im-plantar normativas difcilmente razo-nables, a la vez que poco aplicables.Muchos profesionales han vivido conrecelo la introduccin de la dimensin2.0 en los centros escolares. En oca-siones, se ha optado por priorizar elcontrol, situndolo por delante de laadaptacin pedaggica, con discur-sos que pivotan entre la dicotoma(tecno)optimista/pesimista. Pero esta-mos obligados a adentrarnos en unafase de experimentacin: cmoaprovechar esta experiencia paraconvertirla en influencia educativa?

    De entrada, tengamos cuidado congenerar alarmas innecesarias. Los quetrabajamos la prevencin de riesgoscon adolescentes a menudo debemosluchar contra los discursos catastrofis-tas que terminan generando un efectollamada: se habla ms, prima la desin-formacin y ciertos discursos acabaninstitucionalizando nuestra opinin co-lectiva. Somos expertos en definir pro-blemas a partir de nuevas categoras:nomophobia, sexting, bullying, phub-bing, grooming. Pero no caigamos enel error de pensar que ciertos proble-mas son consecuencia de la irrupcinde internet en los ltimos aos: esta-mos tratando los problemas de siem-pre, con nuevas variables que loshacen particularmente diferentes.

    Aprendamos a atender personalizaday colectivamente los conflictos hu-yendo de generalizaciones intiles,trabajando en un clima de (relativa)tranquilidad. Pensemos cul debe serel sentido del mensaje que acom-pae todo discurso de finalidad pre-ventiva: cmo ayudar a incorporarresponsabilidades progresivamente?No estamos hablando de problemastecnolgicos, por lo que ser clave eltrabajo de aspectos como la identi-dad digital, las relaciones, el riesgode una supuesta adiccin, as comoel papel de las audiencias que partici-pan en problemticas en la red o lagestin comercial de nuestros datosy privacidad.

    Tiene ms sentido trabajar en los ins-titutos para una mayor y mejor convi-vencia, que ofrecer charlas decarcter tecnolgico o visitas de lapolica advirtiendo sobre aspectos le-gales. Tiene mejor pronstico trabajarsobre cmo construir un buen perfilde Facebook o Instagram, sobre lasventajas de una buena identidad digi-tal, que centrarse en las advertenciassobre los riesgos de las imgenes ex-puestas en las redes sociales.

    Tambin estamos obligados a ajustarnuestra mirada (adulta) a estas nue-vas formas adolescentes de relacin,comunicacin y convivencia. Necesita-mos aprender a acompaar en lnea,estar y convertirnos en referentes en

    Smartphones en clase? Las respuestas a la pregunta son varias, variadas, y carecen de un marco comn consensuado,especialmente en lo que refiere a los usos relacionales, los ms conflictivos desde la perspectivadel profesorado.

    la red. No se trata de deshumanizar elcontacto clsico, ni de pasarnos total-mente a los escenarios digitales, sinode complementarlos en nuestro tra-bajo como educadores, porque todosestos escenarios digitales son, enesencia, espacios de relacin. De he-cho, en muchos conflictos lo que hafaltado han sido profesionales que tra-bajasen en procesos bsicos dedeteccin, acompaamiento e inter-vencin. Profesionales que se impli-quen de manera activa, considerandoesta realidad como una oportunidadpara el aprendizaje.

    BIBLIOGRAFA WEB

    http://bit.ly/1b2sbZg

    http://bit.ly/1EEgDXr

    AUTOR

    Jordi BernabeuServicio de Salud Pblica del Ayuntamiento deGranollers (Barcelona). Universidad de [email protected]

    Aula de Secundaria | nm. 13 | mayo 2015 | 41