LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA SOCIAL
Introducción
Las teorías sociales surgen de la sociología, que pertenece a la rama del
conocimiento de las ciencias sociales (junto con la historia, la antropología, la
economía y la filosofía), y van a centrar sus reflexiones sobre la sociedad en torno a
dos principales ejes:
1) estructura y cambio de las sociedades: cuáles son aquellas cosas que
perduran (estructuras) y aquellas que varían, que se transforman (cambio) en el
seno de la sociedad.
2) estructura-cambio y acción: sociedad e individuo: cuáles son las
relaciones entre la sociedad y el individuo, de qué modo y en qué medida actúan
el uno sobre el otro.
1) ¿Cómo funciona la sociedad? ¿Tiene un comportamiento caótico o sigue unas
leyes, unas pautas? Para los primeros pensadores del siglo XIX existían una serie de
leyes que regían la sociedad, y que daban pistas de hacia dónde nos dirigimos.
Trataban de extraerlas para hacer pronósticos, y reflexionaban también acerca de
cómo se había llegado a aquella situación.
Los cambios a los que se veía sometida la sociedad, ¿conducían a un estado de
perfección y prosperidad? ¿o al mal, al caos…? En otras palabras, ¿era la Historia
teleológica? ¿Se dirigía la sociedad hacia algún fin? La idea de progreso estaba muy
arraigada desde los siglos XVIII y XIX. El principal debate gira en torno a si las
sociedades siguen un curso que se puede ver, o si por el contrario están regidas por el
azar. Pero no existe una respuesta concluyente ni tan radical, se trata de una tensión
entre un curso caótico y azaroso y otro ordenado y pausado. Sobre esto van a versar
principalmente las reflexiones de los teóricos sociales.
Cabe destacar finalmente que en el seno de una sociedad tampoco puede
ocurrir cualquier cosa. ¿En qué nos basamos para determinarlo, entonces?
2) La relación de las sociedades con las acciones individuales pone de relieve la
vinculación del individuo con ésta, su capacidad de acción y su capacidad de
comprensión de la misma. ¿Hasta qué punto condiciona la sociedad la vida del
individuo, y hasta qué punto el individuo es libre para hacer lo que quiere? ¿En qué
medida orienta al individuo el sentido de pertenencia a una colectividad?
Existen dos principales corrientes acerca de cuáles son las causas de los
cambios en las sociedades. Por un lado, los clásicos opinan que estos cambios son el
resultado de la propia inercia de las sociedades. Por el otro, otros sociólogos
defienden que son los propios individuos quienes la transforman. Surge entonces el
problema de determinar hasta qué punto está sometido el individuo a las fuerzas
histórico-sociales. Estas fuerzas pueden arrastrar al individuo, aunque éste puede
imponerse también.
1. El desarrollo de la sociología y la emergencia de lo social.
1.1. Desarrollo de la sociología. Períodos.
-Precursores: Montesquieu, Rousseau (ss. XVII-XVIII). Se caracterizan
por sus reflexiones sobre la sociedad, pero están hechas a vuelapluma, no de manera
sistemática, no desarrollan.
-Período clásico:
1) Pioneros: Comte, Spencer, Tocqueville, Marx (s. XIX hasta 1870).
Positivismo, evolucionismo y compendio de ambos. Idea de que la sociedad va hacia
un fin, inspiración en el darwinismo, idea de progreso.
2) Formalizadores, primera crisis: Durkheim, Weber (1870-1919). Primeras
cátedras de sociología (Durkheim). Crisis de la razón, de las promesas de progreso: al
final del XIX, algo ha ido mal (guerras, conflictos, problemas y desigualdades de la
industrialización y del capitalismo…). Se deslegitima la hegemonía de la religión como
núcleo vertebrador de las disciplinas emergentes. Primera Guerra Mundial.
Preponderancia en esta época de la cuestión social.
-Período contemporáneo:
1) Años Dorados (1930)
2) Segunda crisis y nuevas ambiciones de la sociología (1970)
1.2. La reflexión sobre lo social
Las reflexiones sociales que empiezan a desarrollarse en el siglo XIX y en
adelante son respuestas a las transformaciones histórico-sociales que se
experimentan en ese momento. No son gratuitas, son preguntas acuciantes. Existe por
tanto una relación bidireccional entre realidad social y conocimiento social.
Hay que tener en cuenta también la dinámica institucional y académica que va a
influir en estas reflexiones. Las teorías sociales están inscritas en esta dinámica, y va
a haber luchas institucionales del conocimiento con otras materias, especialmente la
economía y la filosofía, que restringen y orientan las reflexiones.
1.3. El papel de las ciencias sociales
Hoy en día, “sociedad” es un concepto muy asentado. En tanto que concepto,
surge en el siglo XIX, y trata de describir esas nuevas realidades que surgen de los
procesos de transformación social desencadenados por la industrialización. Las
ciencias sociales tratan de dar respuesta a los problemas que aparecen en las
sociedades postrevolucionarias (tras la Revolución Francesa) que se vieron afectadas
por grandes cambios y transformaciones. En efecto, entre 1830 y 1870 existe una
confluencia dramática de procesos, una acumulación, ocurren muchas cosas en poco
tiempo, y estas cosas son lo suficientemente importantes como para dejar obsoletas
las coordenadas interactuales y cognitivas previas.
Las ciencias sociales surgen para dar una explicación de lo que está pasando,
ante la aparición de realidades sociales incomprensibles: nuevas prácticas políticas,
económicas y culturales; nuevos grupos; nuevos comportamientos; nuevas formas de
conocimiento; nuevas formas de relacionarse; el concepto de individuo… Todas ellas
exigen nuevas explicaciones con urgencia, de lo que se encargarán las ciencias
sociales. Además, aportan argumentos para la construcción de ese nuevo orden
político, económico y social que está emergiendo. Se oponen de este modo a los
presupuestos del liberalismo clásico: no intervenir ya que la sociedad tiende a mejorar
por sí misma, etc.
Las ciencias sociales van a verse enfrentadas a 3 problemas: En primer lugar,
uno de índole política: ¿cómo establecer las normas que regulan la vida en común? En
segundo lugar, u problema económico: ¿cómo cubrir las necesidades materiales de
toda la población? En tercer lugar, de índole epistemológica: ¿cómo fundamentar
sólidamente un conocimiento sobre la realidad social?
1.4. ¿Qué es la sociedad?
En el siglo XIX, las transformaciones sociales abren nuevos problemas y surge el
concepto de “sociedad”. Trata de identificar estos problemas surgidos en este siglo a
raíz de los cambios producidos por la industrialización y todas sus consecuencias. La
sociedad se convierte pronto en objeto de estudio científico, gracias a la sociología. Se
entiendo por “lo social” al confuso orden que parece estar surgiendo, y que es
radicalmente diferente a cómo era el mundo antes. Así, “sociedad” o “lo social”
designan las relaciones, la conexiones, los vínculos que establecen lo seres humanos
entre sí. Cómo y por qué los individuos se relacionan entre sí, y de qué manera varían
las relaciones en función de cómo se organice la vida política, económica, los
conocimientos… La sociedad es una herramienta al mismo tiempo conceptual y
política: se opone al liberalismo clásico.
Tras la Revolución Francesa, surge una nueva comunidad política dominada por
la burguesía, pero de la quedan excluidos todos los estratos inferiores de la nueva
sociedad. La sociología plantea una reflexión sobre qué queda fuera de esta nueva
comunidad, sobre estos nuevos sujetos que más adelante configuraran la clase
obrera. Los sociólogos clásicos hacen visibles esos cambios en los grupos sociales,
económicos y políticos, oponiéndose al liberalismo clásico, para quien la comunidad
política incluía únicamente a las clases más altas.
Existe de este modo un gran problema: el de la cohesión social, mucho más
grave de lo que creían los liberales, puesto que genera conflictos debidos a los
intereses totalmente distintos de los diferentes grupos. ¿Cómo garantizar por tanto
esta cohesión social?
1.5. Sociedad y Estado
Los liberales clásicos hacen una clara distinción entre la esfera de lo público y la
de lo privado. En la esfera pública los individuos dirimen los asuntos comunes, y se
encuentra regulada por el Estado (es importante incidir en que el Estado sólo regula lo
público). La esfera privada, por el contrario, comprendía a la familia, la amistad, las
relaciones económicas…
Entre lo público y lo privado no hay nada, según los liberales. Sin embargo, estos
nuevos fenómenos sociales que aparecen en el siglo XIX se encuentran justamente
allí, en esa zona de nadie. Por tanto, desestabilizan la unidad política, la de las
relaciones familiares…
Hay que prestarles atención, pero esto resulta imposible, puesto que se ignoran.
1.6. Sociedad e individuo
Hasta la aparición de las teorías sociales, los individuos componían un conjunto
estable, que coincidía con los límites de la sociedad estatal. A partir del XIX, aparecen
tres corrientes diferentes que tratan el tema del individuo en su relación con la
sociedad:
-Autoritaria (contrarrevolución), inspirada en las ideas de Hobbes.
Proclama que sólo el Estado puede garantizar el equilibrio y la estabilidad social,
porque los hombres están en continua tensión por su propia naturaleza (Kant, “el
hombre es un lobo para el hombre”), y el acuerdo entre ellos es imposible. Según el
modelo autoritario, los seres humanos deben ceder su libertad a cambio de su
seguridad.
-Liberales clásicos: se oponen a la concepción autoritaria. Piensan que
la libertad y el equilibrio se alcanzan por sí solos, de manera espontánea; y proponen
el comportamiento egoísta como vía para alcanzar el bien común (A. Smith, “la mano
invisible”). No es por tanto necesario intervenir en la sociedad para garantizar el orden
social, puesto que éste es el resultado no intencional de acciones intencionales.
-Liberales clásicos: según ellos, las grandes transformaciones del siglo
XIX impiden concebir la idea de que el orden y la cohesión social se restablece de
manera espontánea. Es por tanto necesario actuar política y conscientemente sobre
esa realidad que cambia y que genera desigualdades.
Según el pensamiento liberal, los individuos se autorrealizan y su vida se
desenvuelve en la esfera privada. Por tanto hay que impedir todo aquello que trate de
interrumpir esta esfera privada. Sien embargo, la nueva sociedad que comienza a
configurarse en el siglo XIX hace visible otra forma de relación con el individuo, más
allá de la esfera privada. Se da una transición del mundo de la comunidad al mundo de
la sociedad (Durkheim). Hay que preguntarse pues de qué manera cada uno de
nosotros siente q pertenece a un colectivo (familia, sociedad, clase, empresa, etc.).
Antes, los lazos eran generados, prestablecidos. Ahora, el individuo puede elegir
(aunque siempre estará sujeto a una serie de condicionantes en mayor o menor
grado).
1.7. Estructura y cambio de las sociedades
Las acciones, los acontecimientos que realizan los individuos vienen
determinados por la posición en el estrato social. De este modo, la sociedad presenta
una estructura de diversos ámbitos: político, económico, cultural… Para los sociólogos
clásicos, existían una serie de regularidades, pautas, leyes sociales, etc., que definían
la estructura de la sociedad. Ésta mantenía una relación compleja con los individuos y
sus acciones (cambio en la mentalidad anterior que atribuía estas relaciones a la
fortuna, los designios divinos, un plan secreto de la naturaleza…). La sociedad
funciona por tanto de manera pautada; los contextos sociales que condicionan
nuestras vidas siguen pautas, están estructurados. Sin embargo, hay que tener
cuidado para no caer en el determinismo: el individuo no es una marioneta de la
sociedad.
¿Cómo cambian las sociedades pese a sus estructuras? ¿Hasta qué punto
somos independientes? ¿Hasta qué punto lo que somos y hacemos resulta de la
estructura de la sociedad? ¿Cómo se construyen históricamente los individuos? Estos
son problemas que aún se siguen planteando hoy en día. Es evidente que existe un
conflicto entre los diferentes grupos sociales por controlar las fuentes de poder social.
Los hombres hacen la Historia, pero no bajo las condiciones elegidas por ellos
mismos, sino bajo condiciones heredadas del pasado.
2. ¿Qué significa que la sociología sea una ciencia?
El pensamiento social contribuye al conocimiento científico de la sociedad. La
sociología busca dar respuesta a los problemas que aparecieron en el siglo XIX con la
industrialización, como ya se ha dicho. Es una ciencia en tanto que se desarrolla de
manera sistemática, que surge de un conocimiento sistemático de la realidad que tiene
sus raíces en la Ilustración y en la Revolución Científica. Ya lo afirmaba Kant: “atrévete
a conocerte a ti mismo”, clara muestra del espíritu ilustrado, o mejor traducido: “ten el
coraje de servirte de tu propio entendimiento para conocer lo que ocurre”. Se trata por
tanto de no recurrir a autoridades externas, sino de fundamentarse exclusivamente en
la razón. Esto se traduce en el conocimiento y el método científico.
Las leyes sociales se sostienen además sobre observaciones empíricas. En
efecto, la sociedad tiene unas leyes, unas pautas de funcionamiento; se trata por tanto
de descubrir ese principio constitutivo.
3. ¿En qué consiste la sociedad moderna?
3.1. La modernidad
La modernidad es una forma específica de plantearse y de responder a una
serie de problemas y cuestiones, junto con la forma de experimentarlos y de vivir tales
cambios. Históricamente, hace referencia al proceso que hace que se evolucione
desde una sociedad rígida y antigua mediante cambios radicales y breves de las
bases económicas, políticas y culturales de ésta. Para sus coetáneos, la sociedad
evoluciona hacia un estado de perfección, existe un progreso en muchos ámbitos, y
numerosas mejoras en la vida, en la economía… Esta visión constituye el relato
convencional del siglo XIX.
Sin embargo, esta visión es cuestionada por los sociólogos clásicos (finales del
siglo XVIII), que afirman que el aumento de las libertades y del bienestar ha afectado
sólo a unos sectores reducidos, y denuncian la pobreza y la miseria de las clases
bajas.
3.2. Problemáticas
3.2.1. Problemática política
Esta problemática se refiere a las normas que rigen la vida en común tras la
desaparición del Antiguo Régimen. Se trata de ver cómo incorporar a los nuevos
sujetos sociales, sus demandas, cómo legitimarles. Es, en suma, la cuestión de la
cohesión social.
Concierne también a la delimitación de la comunidad política. ¿Cómo fijar los
límites? (esta cuestión es planteada primero por los burgueses, luego por los
proletarios). Se trata de incorporar estos nuevos segmentos de la población en la
comunidad política, pero incorporando también sus criterios, algo que ocurre siempre
en momentos de transformación, de desgaste o de desprestigio del sistema.
Está también el tema de las instituciones políticas. ¿Cuáles han de ser? ¿Hasta
qué punto reflejan la voluntad de la comunidad política? Es evidente que nunca se da
un reflejo claro y fiel de la sociedad en las instituciones políticas, puesto que ésta está
continuamente en cambio.
Por otro lado surge el asunto de la participación de los ciudadanos en la vida
política. ¿De qué manera, mediante qué mecanismos…?
¿Cuál es la responsabilidad del gobernante respecto a los gobernados? Entran
aquí en juego los criterios de transparencia, del buen cumplimiento del cometido, que
en caso de no darse provoca el desapego de la ciudadanía a clase política.
¿Cuáles son los objetivos de la comunidad política? Justicia social, crecimiento
económico… hay que determinar cómo definirlos, con qué criterios.
Y finalmente, ¿Hasta qué punto la comunidad política ofrece la emancipación, la
libertad, o por el contrario, impone el control y la subordinación?
3.2.2. Problemática económica
Esta problemática se refiere a la satisfacción de las necesidades. ¿Quiénes
tienen el papel de organizar la vida económica? Cada grupo social nuevo plantea sus
propios criterios, pero muchas veces esto conduce a fuertes discrepancias.
¿Cuál es el lugar de la economía en la sociedad? ¿Subordinada a otras
instituciones, o bien éstas subordinadas a la economía?
Trata también de cómo se producen los objetos, quiénes los producen, con qué
objetivos, dónde se distribuyen…
Finalmente, aborda el tema de la relación entre institución e individuo:
¿emancipación o subordinación?
3.2.3. Problemática epistémica
Se refiere a la manera de alcanzar certezas una vez que aquellas que venían
dadas por la religión o la naturaleza ya no son válidas. Estas certezas vienen dadas
por el método científico, pero ¿de qué tipo son? ¿Sirve ese conocimiento para mejorar
la realidad social?
3.3. La manera “moderna” de responder a estas preguntas
Esta manera se basa en el principio de autonomía. Los seres humanos son
seres autónomos, por tanto son capaces de darse a sí mismos sus propios criterios,
normas, leyes, etc., según una serie de criterios basados en la razón. Además, hay
que destacar que esta autonomía no sólo es individual, sino también colectiva.
Esto implica que cualquier respuesta está abierta a discusión y discrepancia por
parte de otros grupos sociales. Se trata pues de una situación de indeterminación, ya
que no hay una respuesta definitiva. Siempre hay nuevas aportaciones destinadas a
mejorar la solución actual. Igual de importante es la confianza en comprender y
controlar la realidad.
Históricamente, se han dado tres respuestas. Por un lado, en lo que concierne la
vertiente económica, la respuesta ha sido el capitalismo, esto es, la economía de
mercado. Políticamente, la respuesta ha sido la democracia liberal: la construcción de
un Estado-nación, cada vez más democrático. Se trata de una comunidad política cuyo
rasgo principal es la pertenencia a una nación. En lo que concierne a la epistemología,
la respuesta es la de la ciencia liberal. Este conocimiento científico permite conocer la
realidad y alcanzar el estado de perfección.
4. Declive de la sociología clásica. El siglo XX.
Pero con la modernidad, se produce un cuestionamiento abierto de estas
respuestas, y surgen voces discrepantes, que plantean que las instituciones no son la
vía más segura hacia la emancipación, sino que también construyen nuevas formas de
poder y de dominio. Existe por tanto una tensión permanente derivada de esta
ambivalencia. Las instituciones modernas posibilitan y limitan, liberan y dominan al
mismo tiempo.
Sobre la cuestión de la sociedad no se puede ser neutral, siempre se habla
desde algún lugar. Se trata de cuestionar la apariencia neutralizada de algunas
respuestas a sus problemas. Los teóricos sociales no son dogmáticos, sino críticos. La
sociología hace así énfasis en lo estructural y en las acciones. Se suele prestar
atención a ambas, aunque según el autor, se presta más atención a una u a otra.
¿Qué significa una acción social desde el lado estructural, para el conjunto de la
sociedad? ¿Cuál es su sentido para el actor? ¿Cuál es su significación política o
económica? El proyecto de la sociología clásica es interactual y político: se trata de un
cuestionamiento de la economía política clásica y de sus presupuestos.
Así, para Durkheim, los fenómenos sociales son hechos sociales con inercia
propia; mientras que para Weber, existen diferentes tipos de racionalidad, según las
cuales se observa, se analiza y se reflexiona. Ambos critican las posiciones no
intervencionistas y la autorregulación de la sociedad, y permiten la consolidación de la
sociología frente a otras materias.
La sociología clásica se enfrenta a su declive, dado que se ve reducida al
estudio de las interacciones sociales, no encuentra hueco en el Estado, y además no
halla una explicación clara sobre el fenómeno de las masas. Con la Primera Guerra
Mundial, se confirma la idea de que las sociedades no alcanzan el equilibrio de forma
automática, sino que sus cada vez mayores desequilibrios conducen a conflictos. Es la
crisis de la fe en la razón, en el progreso de la sociedad, y de las democracias
liberales, que asisten impotentes al derrumbe de la sociedad. Es, en suma, la crisis de
la idea de la autorregulación, de la armonía prestablecida.
La sociología se convierte en una ciencia social orientada a la política, destinada
a informar a los centros de poder sobre la situación social mediante la planificación
social (la cohesión social no se alcanza de manera espontánea, hay que coordinarla
desde el Estado). Abandona las dudas de la sociología anterior, y pasa a preocuparse
más por las estructuras y por las masas. Además, se subordina la economía a la
política.
El concepto de planificación social es ambivalente. Por un lado, proviene de una
élite reformista que trata de actuar como correa de transmisión de las necesidades de
las masas; y por el otro, es un elemento emancipatorio que consiste en gestionar las
instituciones políticas para mejorar la participación de las masas. Sin embargo,
también es el modelo por el que las élites se organizan en burocracias para controlar
la organización política y económica.
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