TEMA 11
LA CRISIS DEL 98
INTRODUCCIÓN
Casi todo el imperio español había alcanzado la independencia durante el reinado de
Fernando VII. Solo Cuba, Puerto Rico y Filipinas se mantenían bajo la soberanía
española.
Fue en la década final del XIX cuando los problemas coloniales se agudizaron por el auge
del imperialismo europeo y el creciente expansionismo de Estados Unidos.
En 1895 se produjo la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana.
El 10 de diciembre de 1898 se firmaba el Tratado de París por el que España reconocía la
independencia de Cuba, y cedía Puerto Rico, Filipina y la isla de Guam a EEUU.
Quedaba así liquidado el Imperio español.
LA GUERRA DE CUBA Y LA PÉRDIDA DE LAS COLONIAS
Antecedentes
El Pacto de Zanjón pone fin a la guerra hispano-cubana (1878)
Se organizan partidos políticos en Cuba pero España no le concede la autonomía
Se moderniza la industria azucarera
Estados Unidos desea anexionarse Cuba por su alto valor estratégico y económico
Desarrollo de la guerra
1895-96 Insurrección en Cuba y Filipinas contra España
1898 Intervención norteamericana tras el incide del Maine
Fracasa la solución militar
España firma con Filipinas la paz de Biac-no-Bató
España concede la autonomía a Cuba
Derrotas de la armada española en Cavite y Santiago
Consecuencias
Paz de París con EEUU: España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico
España vende a Alemania los archipiélagos de las Carolinas, las Marianas y las Palao
CRISIS DEL 98: LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL.
CRISIS DEL 98: LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO COLONIAL.
La guerra en Cuba y en Filipinas
Desde 1878, Paz de Zanjón, (con el paréntesis de la Guerra Chiquita (1879-1880), con
victoria española) hasta que estalla el conflicto en 1895 los gobiernos españoles tuvieron 17
años para introducir en Cuba las reformas que pedían los autonomistas isleños.
La falta de un proceso descentralizador y la política proteccionista que estrangulaba la
economía cubana condujeron a la independencia.
El incumplimiento constante de las promesas estimuló los deseos de emancipación e
independencia, de manera que José Martí funda el Partido Revolucionario cubano, que
tuvo un amplio apoyo social e internacional (EEUU). También se unen a él antiguos
caudillos revolucionarios, como Máximo Gómez, Calixto García y Antonio Maceo
José Martí
William McKinley, presidente EEUU
La política española en Cuba
Durante el “Gobierno Largo” de Sagasta entre 1885 y 1890 el Partido Autonomista
Cubano se mostró decidido a apoyar un programa reformista que restase fuerza a los
independentistas.
En 1886 se acaba con la esclavitud y se aprueba que los cubanos tuvieran
representación en las Cortes
La propuesta de dotar a Cuba de autonomía y reformar del estatuto colonial fue
rechazada tanto por conservadores como liberales.
La tensión fue en aumento. Los aranceles proteccionistas que imponía España
dificultaban el comercio cubano con EEUU.
El arancel de 1891: Cuba como espacio reservado para los productos españoles,
provocó gran malestar en la isla y en EEUU.
En el año 1894, EE.UU. adquiría el 88,1 % de las exportaciones cubanas, pero sólo se
beneficiaba del 37% de sus importaciones.
Al temor a una posible nueva insurrección independentista, se sumaba ahora el
temor a que ésta pudiese contar con el apoyo de los Estados Unidos.
La guerra de Cuba y Filipinas.
La revuelta independentista comienza con el Grito de Baire el 24 de febrero de 1895,
protagonizado por el Partido Revolucionario Cubano de José Martí.
Cánovas envía un ejército al mando del general Martínez Campos, con órdenes de
combinar la represión militar con la flexibilidad para llegar a un acuerdo político que
pusiera fin al levantamiento.
Ante la falta de éxitos militares, Martínez Campos fue sustituido por el general Valeriano
Weyler, que llegó a la isla con la voluntad de emplear métodos más contundentes que
acabasen con la insurrección por la fuerza.
Sublevados en Baire General Martínez Campos General V. Weyler
La guerra de Cuba y Filipinas.
Tras el asesinato de Cánovas (agosto 1897), el nuevo gobierno de Sagasta decidió a
la desesperada la conciliación.
Relevó a Weyler del mando y concedió a Cuba y Puerto Rico gobiernos autonómicos.
Pero las reformas llegaron demasiado tarde: los independentistas, que contaban con el
apoyo estadounidense, se negaron a aceptar el fin de las hostilidades.
Coincidiendo con la insurrección cubana, se produjo también la de Filipinas (1896-97).
En este archipiélago, la presencia española era más débil que en las Antillas y se limitaba
en buena medida a las órdenes religiosas, la explotación de algunos recursos naturales y
su utilización como punto comercial con China.
El levantamiento filipino fue duramente reprimido y su principal dirigente, José Rizal,
acabó siendo ejecutado.
El movimiento independentista Katipunan, terminaron negociando el fin de la
insurrección con el gobierno de Sagasta (diciembre de 1897).
La intervención de Estados Unidos
En 1898, Estados Unidos declara la guerra a España.
El pretexto: el hundimiento, tras una explosión, de uno de sus buques de guerra, el
Maine, anclado en el puerto de La Habana (15 de febrero).
En marzo, los EEUU amenazan con intervenir si España no les vendía por 300 millones de
dólares la isla de Cuba. La oferta es rechazada.
El 20 de abril exigían a España la renuncia a la soberanía sobre Cuba en un plazo de tres
días.
El 25 de abril, los americanos declaran la guerra a España, interviniendo en Cuba y en
Filipinas, desarrollando una rápida guerra que terminó con la derrota de la escuadra
española en Cavite (Filipinas) y en Santiago (Cuba).
En diciembre de 1898 se firmó la Paz de París: España perdía Cuba, Puerto Rico y las
Filipinas que quedaron a partir de ese momento bajo la influencia y dominio americano.
“Considerando que las horribles condiciones que han existido en la isla de Cuba, tan próxima a nuestras costas, por más de tres años, condiciones que han ofendido el sentido moral del pueblo de los EE UU [...], y que han culminado en la destrucción de un acorazado de los EE UU durante una visita amistosa al puerto de la Habana [...], no pueden soportarse por más tiempo como lo afirma el presidente de los Estados Unidos en su mensaje de 11 de Abril de 1898, sobre el cual el Congreso ha sido invitado a pronunciarse. En consecuencia, el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso han resuelto: Primero: que el pueblo de la isla de Cuba es, y tiene derecho a ser, libre e independiente. Segundo: que los Estados Unidos tienen el deber de pedir, y por tanto el Gobierno de los Estados Unidos pide, que el Gobierno español renuncie inmediatamente a su autoridad y gobierno sobre la isla de Cuba y retire de Cuba y de las aguas cubanas sus fuerzas terrestres y navales [...]. Si a la hora del mediodía del sábado próximo, 23 de abril, no ha sido comunicada a este Gobierno por el de España una completa y satisfactoria respuesta a la Resolución, en tales términos que la paz de Cuba quede asegurada, el presidente procederá sin ulterior aviso a usar poder y autorización ordenados y conferidos a él, tan extensamente como sea necesario.” Ultimátum a España, Congreso de los EE.UU, 18 de abril de 1898
TRATADO DE PAZ ENTRE ESPAÑA Y ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, 1898 S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII y los Estados Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas naciones (....)Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes artículos: 1) España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos... 2) España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo su soberanía en las Islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones. 3) España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas [...]los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente Tratado. 4) Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación del presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y mercancías de los Estados Unidos (...).
Muertos en Cuba y Filipinas (1895-1898)
La polémica del Desastre “¿Qué quería S.S. que hubiese hecho? ¿Qué ante ese ultimátum requiriéndonos para que abandonáramos Cuba hubiésemos cedido en el acto y les hubiéramos entregado Cuba sólo porque los norteamericanos la querían? ¡Ah! Su Señoría que se lamenta de cómo ha venido el ejército español, Su Señoría que se lamenta de la situación en que se halla España, ¿cómo se lamentaría... si hubiéramos cedido sin más ni más a la pretensión de los Estados Unidos de despedirnos, como se puede despedir a un lacayo, de un país en que llevábamos 400 años de dominación y en que teníamos 200.000 soldados y entre voluntarios y guerrilleros otros 100.000, es decir, un ejército de 300.000 hombres? ¡Ah! ¿Era eso posible? Claro está que nosotros no podíamos hacer más de lo que hemos hecho, defendiéndonos de la agresión como hemos podido y hasta donde hemos podido; hemos sido vencidos, pero después el vencido no ha quedado deshonrado [...].” Sagasta [Presidente del Consejo de Ministros] a Salmerón. Diario de Sesiones del Congreso, 23 de febrero de 1899.
LAS CONSECUENCIAS DEL 98
La derrota de 1898 sumió a la sociedad y a la clase política española en un estado de
desencanto y frustración.
Significó la destrucción del mito del imperio español, en un momento en que las potencias
europeas estaban construyendo vastos imperios coloniales en Asia y África, y la relegación
de España a un papel secundario en el contexto internacional.
Murieron miles de soldados pertenecientes a la clase trabajadora, creciendo el
antimilitarismo entre las clases con menos recursos.
El movimiento obrero hizo campaña contra el sistema de reclutamiento injusto con el que
podías evitar la llamada a filas pagando una cantidad, lo que provocó la animadversión de
los militares hacia el pueblo y las organizaciones obreras.
Frente al antimilitarismo, una parte de los militares se inclinó hacia posturas más
autoritarias e intransigentes, atribuyendo la derrota a la ineficacia y corrupción de los
políticos.
Crece el convencimiento de que los militares debían tener una mayor presencia y
protagonismo en la vida política del país, que se verán en la Juntas de Defensa de 1917 y
el Golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
a) Repercusiones económicas y políticas:
- Las consecuencias políticas fueron menores de lo que se esperaba y el sistema de
la Restauración sobrevivió.
No obstante, se culpará del desastre a los partidos turnistas y todo el sistema caciquil
de la Restauración.
Crecerán los partidos de la oposición real a la Restauración: republicanos, socialistas
y nacionalistas.
Especialmente significativo será la creación por parte de la alta burguesía catalana de la
Lliga Regionalista. Presentaba un programa conservador, centrado en la lucha contra el
corrupto e ineficaz sistema y a favor de un reformismo político que otorgase la autonomía
a Cataluña.
- Tampoco hubo una crisis económica importante a pesar de la pérdida de los
mercados coloniales.
Eso sí. la guerra significó un importante gasto económico, que se siguieron pagando
después con la subida de impuestos, lo que provocó el malestar entre la población.
La crisis del 98, más que política o económica, fue fundamentalmente una crisis
moral e ideológica, que causó un importante impacto psicológico entre la población.
b) El regeneracionismo
Tras el 98 surgieron una serie de movimientos regeneracionistas. Defendían la
modernización de la vida política española y contaron con cierto respaldo de las clases
medias
Sus ideales quedaron ejemplificados en el pensamiento de Joaquín Costa:
- Enterrar las glorias pasadas (“Enterrar con siete llaves el sepulcro del Cid”)
- Necesidad de mejorar la situación en el campo.
- Elevar el nivel educativo del país ( “escuela y despensa”)
También defendía la necesidad de organizar la vida española al margen del turno
dinástico, desmantelando el sistema caciquil.
Además, el "desastre" dio cohesión a un grupo de intelectuales, conocido como la
Generación del 98 (Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín...).
Todos ellos se caracterizaron por su profundo pesimismo, su crítica frente al atraso
peninsular y plantearon una profunda reflexión sobre el sentido de España y su papel en la
Historia.
Joaquín Costa
Unamuno
Valle Inclán
c) El fracaso del gobierno “regeneracionista”.
El nuevo gobierno conservador de Francisco Silvela (marzo de 1899) también inició cierto
regeneracionismo tras el desastre.
Dos problemas principales: el incremento de la Deuda Pública y el déficit presupuestario.
Se aprobó una reforma fiscal que encontró una fuerte resistencia entre la burguesía
catalana, respondiendo con una huelga fiscal cerrando las cajas.
La regente Mª Cristina da el poder de nuevo a Sagasta. El sistema de la Restauración y el
turno de partidos. resistió el golpe del desastre del 98.
El 17 de mayo de 1902, al cumplir los 16 años de edad, Alfonso XIII daba comienzo a su
reinado.
La regente María Cristina de Habsburgo-Lorena con su hijo el futuro Alfonso XIII
Alfonso XIII
Durante el reinado de Alfonso XIII se asiste a una lenta descomposición del régimen
político y social de la Restauración.
El régimen demostró ser incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos e integrar los
nuevos partidos y organizaciones políticas de izquierdas y nacionalistas.
Los enfrentamientos sociales y políticos se fueron recrudeciendo. Partidos y sindicatos
obreros hicieron uso de la violencia y la patronal y la policía emplearon la fuerza para
mantener el orden.
Durante estos años se manifestó una permanente crisis y una continua inestabilidad
con la sucesión de gobiernos de poca duración.
El sistema estaba agotado y se presentaban dos soluciones: democracia o
autoritarismo militar.
La mayoría de los dirigentes políticos y económicos no estaban por la democracia.
El general Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923. El gobierno no actuó y
Alfonso XIII acabó apoyando a Primo de Rivera.
En tres días España dejó de ser una monarquía parlamentaria y se convirtió en un
régimen autoritario.
El régimen de Cánovas definitivamente después de unos años de ir decayendo había
desaparecido.
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