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PRINCIPALES TEORÍAS SOCIOLÓGICAS EN LA INVESTIGACIÓN
DE UN PROBLEMA SOCIAL
Tema:
Teoría Comprensiva y Crítica
Teoría Comprensiva y Crítica
Teoría Comprensiva
La Teoría Comprensiva, según José Félix TezanosTortajada
(2006), es una de las más influyentes en la sociología, pues sus
fundamentos han servido para que los pensadores modernos
construyan sus propuestas o realicen sus análisis. El principal
exponente de esta teoría es Max Weber (1864-1920), quien
estudió economía, teología y derecho en las universidades de Berlín y Gotinga, en
1889 se doctoró en leyes con la tesis titulada “La historia de las organizaciones
medievales de negocios”, pero la obra de Weber adquirió los matices que la
hicieron famosa después de una visita a Estados Unidos en 1904, cuando
comenzó a centrar sus esfuerzos en explicar las estructuras y la evolución de los
procesos históricos y fenómenos sociales característicos de occidente, no
obstante, mientras vivió sólo vio publicada una de sus obras que se titula “La ética
protestante y el espíritu del capitalismo” en 1905, mientras que el resto de sus
libros fueron publicados pocos años después de su muerte.
En muchos textos introductorios a la sociología, se ha considerado que los
esfuerzos teóricos de Weber se han enfocado en echar por tierra la propuesta de
Marx, sin embargo, lo que pretendía este pensador era destacar la importancia de
los aspectos ignorados por el Materialismo Histórico para lograr una comprensión
global de la sociedad.
La obra de Weber es sumamente extensa, por lo que se enfocará únicamente en
los siguientes aspectos: Su propuesta metodológica; su concepción de la
estratificación social, sus clasificaciones de los tipos de acción social y los
sistemas de autoridad; el papel de la racionalidad formal en las dinámicas de la
sociedad y la influencia de los factores
ideológicos en las estructuras y dinámicas
económicas y sociales.
Con relación a la metodología de Weber,
según George Ritzer (2003a), es importante
recuperar que fue un arduo defensor del
principio de neutralidad valorativa, por lo
que, desde su perspectiva, los
investigadores sólo debían limitarse a hacer uso de sus juicios en el proceso de
elección del fenómeno social a estudiar. Por otro lado Weber planteó la noción de
comprensivismo que puede ser definida como una forma de análisis sociológico
en él que lo objetivo se vincula con la causalidad de los fenómenos sociales, lo
subjetivo con su significatividad y lo histórico con el plano en el que se realizan sus
análisis. Así pues, Weber consideraba que la sociología proporcionaba los
conceptos para comprender la actividad humana y la historia brindaba
acontecimientos únicos que debían ser explicados, aunque esto no quiere decir
que creyera que los conceptos pudieran explicar totalmente lo que sucedía en el
mundo, ya que para él tenían que construirse en función de los hallazgos
encontrados en el proceso de investigación.
El comprensivismo de Weber planteaba que los científicos sociales tenían la
gran ventaja de estar inmersos en su objeto de estudio y que esto les brindaba las
capacidades necesarias para comprender a la sociedad, por lo que sus análisis se
enfocó en los fenómenos a pequeña escala que se vinculaban con el contexto
social más amplio en que se presentaba, el cual, desde su perspectiva, es
construido por las acciones de los individuos.
La herramienta metodológica más importante que plantea Weber es el uso de
tipos ideales, los cuales pueden ser definidos como un instrumento de medición
que permite acentuar los rasgos de un fenómeno determinado para guiarse en su
análisis. Así pues, la riqueza de la obra de Weber estriba en el conjunto de tipos
ideales que construyo, entre los que se destacan los siguientes:
El tipo ideal histórico, que
intenta brindar un marco
referencial sobre los
fenómenos que se presentan
en una época dada, por
ejemplo: La situación de los
medios de información en
nuestros días o las tendencias
de moda predominantes.
El tipo ideal de la sociología
general, que se refiere a
fenómenos que se presentan
en todas las épocas y en todas
las sociedades, por ejemplo:
La burocracia y los sistemas
legales.
El tipo ideal de acción, que
se refiere a los tipos de acción
basados en las motivaciones
de los actores, por ejemplo: La
acción afectiva o la acción
racional.
El tipo ideal estructural, que
se refiere a la forma
cristalizada de las causas y
consecuencias de las acciones
sociales, por ejemplo: La
dominación tradicional o las
corrientes de pensamiento
colectivas propias de los
grupos marginados.
Es importante señalar que los tipos ideales
no se deben aplicar al análisis de
experiencias particulares, no obstante, este
uso permite familiarizarse con la formulación
y aplicación de esta herramienta
metodológica.
Con relación a la concepción que tenía
Weber de la estratificación social, se
puede plantear que la abordaba desde un
enfoque multidimensional, por lo que
introdujo tres conceptos clave, que son:
La clase social, se refiere la situación compartida por un grupo humano, la
cual impulsa a sus integrantes a perseguir fines lucrativos y de obtención de
bienes en una constante lucha contra las condiciones impuestas por la
sociedad y el mercado.
El status, que hace referencia a los
estilos de vida y tendencias de
consumo.
El partido, que hace referencia a la
posición que asumen los distintos
grupos de status o clases sociales
para obtener poder sobre otros.
Es importante señalar que clase social,
status y partido no se relacionan ni se corresponden de una forma lineal y
armónica, es decir, habrá algunas personas que estén acostumbradas a llevar una
vida llena de lujos y que se comporten como todos unos reyes aunque no tengan
un peso en la bolsa; otras que cuenten con su situación económica resuelta y que
de alguna manera se asocien con la causa de algún movimiento obrero, otras más
que tengan una alta posición social pero que no se den los lujos que les marca el
status.
Con relación al análisis que hace Weber de la acción social, se debe destacar
que para él, las acciones son la génesis de las grandes estructuras y deben
interpretarse en función de sus significados subjetivos, por lo que distingue los
siguientes tipos:
La acción tradicional, que es aquella que se sustenta en modos de
comportamiento heredados de la sociedad y habituales al actor, en otras
palabras, son las costumbres que tiene cada quien y de las que no puede
sustraerse, por ejemplo: Persignarse antes de salir de casa para tener
buena ventura.
La acción con arreglo a valores, que es aquella que está determinada por
los principios éticos, estéticos, religiosos o políticos, por lo tanto no busca
perseguir un resultado utilitarista, por ejemplo: Dar dinero a los pobres, ir a
misa los domingos o regresar una cartera pérdida.
La acción racional con arreglo a fines, que es aquella que está
determinada por los deseos y aspiraciones de los individuos, por lo que
exige un cálculo de costo/beneficio y está sujeta a las condiciones que la
limitan y los medios que la posibilitan, por ejemplo: Aprobar un examen,
conseguir un trabajo, cortejar a la pareja o regatear.
No obstante es importante destacar que Weber consideraba que estos tipos de
acción social no se dan por separado en la realidad, por ejemplo, podemos
emprender una acción racional como el cortejo de la pareja, pero esta acción
también tiene implícitos valores y tradiciones, como son el serle fiel y asumir el
compromiso del matrimonio.
Con relación a las formas de autoridad, Weber
considera que son de suma importancia en el
análisis sociológico, pues, desde su perspectiva, el
cambio social sólo es posible si los jefes de las
organizaciones conducen óptimamente la acción
de las masas a su cargo. Entre las formas de
autoridad que distingue este pensador se
encuentran:
La autoridad tradicional que se sustenta en la
creencia de la santidad o inefabilidad de las
formas de vida y pautas que se han heredado de
generación en generación, pues así como han
servido en el pasado para regir la vida humana
servirán en el presente y en el futuro.
La autoridad carismática que se sustenta en la
creencia de que los líderes tienen cualidades
extraordinarias. El carisma es una forma de
efervescencia y puede observarse en los
reavivamientos religiosos, sin embargo, este estado no se mantiene
constante, sobre todo, cuando se
institucionaliza, se le imponen normas o muere
líder carismático.
La autoridad legitimada en
fundamentos racionales, que es aquella que
se sustenta en el derecho legal.
Es importante destacar, que del mismo modo que los tipos de acción, las formas
de autoridad no se presentan aisladamente en la realidad social. Tomemos, por
ejemplo, el caso de un político, quién con base en su carisma ha ganado las
elecciones y adquirido la legitimidad que brinda el derecho legal para ejercer su
cargo.
Con relación al papel de la racionalidad formal en la dinámica de la sociedad,
Weber plantea que esto es algo característico del mundo occidental y que la
máxima expresión de este tipo de racionalidad es la burocracia, que es una
estructura que trasciende a los individuos, les brinda cargos y funciones definidos,
y, promueve su crecimiento.
Weber concedió un papel privilegiado a la
burocracia debido al rigor de su disciplina y su
eficacia, sin embargo, considera que presenta
ciertos problemas entre los que se destacan los
formulismos que hacen cansada la relación con y
entre las organizaciones, por ejemplo: La serie de
trámites necesarios para adquirir un crédito o para
ser beneficiario de algún programa social. Por otro
lado, Weber planteó que la excesiva
racionalización de los sistemas burocráticos
atenta contra la libertad individual y los intentos de
iniciativa.
Finalmente, Weber hizo un prominente esfuerzo por
mostrar el papel y la importancia de los factores
ideológicos en la evolución y dinámica de las
sociedades, por lo que realizó diversos análisis
religiosos, de los cuales se destaca La ética
protestante y el espíritu del capitalismo publicada en
1912.
En esta magna obra relacionó los principios fundamentales del capitalismo con
los del calvinismo, lo cual, desde su perspectiva permitió la racionalización de la
vida económica en occidente. La forma en que llegó a esta conclusión fue
relacionando los caminos de salvación con la persecución de metas económicas y
descubrió que aquellos que seguían caminos sustentados en una visión
mística, propia de los católicos, negaban al mundo o buscaban comprenderlo
sustrayéndose de él, mientras que aquellos que seguían caminos sustentados
en el ascetismo intramundano, propio de los protestantes, consideraban que
para alcanzar la salvación o al menos ser dignos de ella debían rechazar lo que no
es ético ni estéticoy dedicar su vida al trabajo con responsabilidad sin ceder a
grandes ambiciones o caer en la búsqueda incesante de lujos, lo cual se
compagina con los principios del capitalismo entre los que se pueden mencionar:
“El tiempo es dinero”, “Sé laborioso y puntual” y “Sé próspero”.
La propuesta de Weber ha servido como punto de partida para desarrollos
teóricos más complejos, como la Teoría de la Estructuración planteada por Pierre
Bourdieu en su obra La distinción (1979), donde recupera su visión
multidimensional sobre la estratificación social, la cual interpreta haciendo uso
de cuatro conceptos básicos:
El capital económico, que se refiere a las
condiciones de vida materiales y al conjunto de
propiedades que tienen los individuos.
El capital cultural, que se refiere al conjunto de
conocimientos académicos o empíricos que
tienen las personas.
El capital simbólico, que se refiere al conjunto
de diplomas o credenciales que le dan prestigio
a un individuo.
El capital social, que es el conjunto de
relaciones sociales útiles que permiten el acceso a los otros capitales.
La Teoría de la Estructuración también plantea que las acciones de las personas
están orientadas a fines o metas socialmente deseables, lo cual exige que sean
racionales y estratégicas, pues para alcanzar dichas metas, los individuos tienen
que hacer un uso óptimo de los distintos capitales que poseen. En este sentido, se
puede observar que el proceso de estructuración de la sociedad es dinámico pues
se da de arriba hacia abajo, cuando la sociedad impone sus demandas a las
personas y de abajo hacia arriba, pues las personas se adaptan a estas
demandas de manera diferenciada, lo cual resulta sumamente útil para los
estudios de desviación social, tendencias de moda y estilos de vida.
No obstante la teoría de Weber ha sido objeto de fuertes críticas, sobre todo por la
dispersión de sus planteamientos, el vago uso de sus conceptos, la aplicación
arbitraria de su metodología y su incapacidad de mostrar que las acciones marcan
el rumbo de la sociedad.
Así pues, se debe recuperar que la Teoría Comprensiva es una sociología
dinámica que se nutre de los conocimientos obtenidos en las diversas
investigaciones y que se adapta a los contextos de cambio haciendo énfasis en la
acción social y los procesos de racionalización, con un enfoque hermenéutico,
probabilístico y comprensivo.
Teoría Crítica
En la presente unidad, cuando se expusieron los postulados básicos del
Materialismo Histórico, se comentó de manera muy resumida que las ideas de
Marx fueron muy importantes porque dieron pie a numerosos movimientos
sociales, sin embargo, la liberación del proletariado de la que refería este
pensador no se presentó, lo cual dio pie a diversos esfuerzos intelectuales entre
los que se destaca la Teoría Crítica, que
surgió en 1930 en Alemania en el Instituto
de Investigaciones Sociales vinculado a la
Universidad de Frankfurt.
Los teóricos críticos, según Max
Horkheimer (2003), eran un grupo de
marxistas inconformes con el socialismo
ruso porque había cobrado tintes
autoritarios, aquejados por los estragos de
la Primera Guerra Mundial y esperanzados
en construir una sociedad más justa, por lo
que sus ideas no fueron bien recibidas en
Europa, sobre todo, cuando comenzaron a
presentarse los movimientos anti semitistas
que dieron pie a la Segunda Guerra Mundial, lo cual, los obligó a huir hacia los
Estados Unidos. Entre los fundadores de este movimiento se encuentran Max
Horkheimer (1895-1973) y Theodore Adorno (1903-1969), dos filósofos y
sociólogos alemanes que se destacaron con la obra Dialéctica del a Ilustración
publicada en 1944 y difundida entre los años cincuenta y sesenta de manera
clandestina, pues en ella se presentaba una fuerte crítica a la llamada “razón
ilustrada”, aquella que, desde su punto de vista, fomentó el progreso técnico que
dio pie al holocausto y no permitió derrocar las estructuras de dominación, ni
conseguir lograr una sociedad más progresista, humana e igualitaria.
Los esfuerzos de los primeros teóricos críticos se enfocaron en el reino de la
cultura, pues consideraban que las condiciones de vida en general ya eran lo
suficientemente insoportables como para que se diera una transición social y que
las personas se encontraban adormecidas y dominadas por algo que iba más allá
de la miseria y la opresión.
Los planteamientos de la Teoría Crítica son difíciles de sintetizar debido a
que cada uno de sus exponentes tomó diferentes rumbos, por ejemplo, Max
Horkheimer se enfocó en el análisis de la sociedad global y de las instituciones
religiosas, Theodore Adorno en el análisis de la música y Jürgen Habermas en el
análisis del a comunicación, sin embargo, algunos principios que comparten son
los siguientes:
Construir un enfoque teórico interdisciplinario
compuesto por la sociología, que debía enfocarse en
aquellas estructuras culturales que mantenían
dominados a los individuos, la psicología, que debía
enfocarse en como las personas asumían estas
formas de dominación, por lo que se adoptó la
postura de Freud y la economía que permitía
establecer nexos entre la experiencia colectiva y la individual.
Contribuir a la emancipación y liberación de los hombres a través de una
actividad científica que criticara las estructuras de dominación de la cultura
y el saber científico.
Plantear una ciencia social comprometida con el presente y con el futuro de
la humanidad, para hacer madurar el objeto de estudio de la sociología y
así poder abordarlo óptimamente en aras del progreso.
Lograr que la ciencia se desarrollara en todo su potencial libre de la
burocracia y el academicismo.
Contribuir al desarrollo de una actividad científica que no sirviera a los fines
del Estado sino a los de las poblaciones necesitadas, una ciencia que en
lugar de adormecer a las masas consiguiera liberarlas.
Así pues, con base en estos principios, los teóricos críticos distinguían su
propuesta de lo que llamaban Teoría Tradicional, la cual se asociaba
básicamente con el positivismo y los intentos de
los científicos sociales por utilizar los métodos y
enfoques de las ciencias naturales para plantear
leyes y predecir los cambios de la sociedad.
Ahora bien, uno de los desarrollos más actuales
e importantes de la Teoría Crítica, es la
propuesta de Habermas, quien nació en 1929 y
comenzó sus estudios superiores a partir de 1949
en historia, psicología, economía y filosofía en las
universidades de Gotinga Zúrich y Bonn, para
después, doctorarse en filosofía en esta última en el año de 1954; su vida
académica fue sumamente activa, pues impartió clases en universidades
prestigiosas como la de Heidelberg en 1962 y colaboró activamente como
catedrático de filosofía y sociología en la universidad de Frankfurt, participando
en los proyectos de su instituto de investigaciones, dónde fue influido por las
ideas de Horkheimer y Adorno.
Las obras de Habermas conforman un gran repertorio,
sin embargo, la más importante se titula Teoría de la
Acción Comunicativa que se compone de dos volúmenes
y se publicó en 1981, pues, allí se sintetiza su
interpretación de la Teoría Crítica y sus propuestas para
transformar la sociedad.
Habermas, al igual que muchos otros teóricos críticos,
centraba su análisis en el reino de la cultura y criticaba
aquellas estructuras de dominación que no permitían la
emancipación ni el desarrollo social, y, en su propuesta
concedía igual importancia a las estructuras sociales y a
los individuos, pues consideraba que las primeras se
imponen al actor social y orientan sus acciones, pero los individuos a la vez son
creadores inteligentes sumergidos en sus particulares percepciones del mundo.
Los conceptos que utiliza para ilustrar esto son los siguientes.
Mundo de la vida, que se refiere la realidad cotidiana e inmediata tal y
como es percibida por las personas, donde no tienen que apegarse a
formulismos; es un marco de referencia racional que permite a los hombres
acceder a otras esferas de la realidad y entrelazarlas, estas esferas son el
mundo objetivo, que comprende a todas las cosas con las que el ser
humano puede relacionarse a través de sus sentidos; el mundo social que
comprende todas las relaciones que se dan entre los individuos y el
mundo subjetivo, que comprende a todas las experiencias de las
personas.
Sistema, que se refiere a las estructuras o entidades externas al sujeto y
que le exigen adoptar ciertos formulismos y normas para poder
desenvolverse en ellas.
Por otro lado, Habermas, también basaba sus reflexiones en el
pensamiento de Marx, pero consideraba que el análisis sociológico no debía
centrarse exclusivamente en el proceso de producción, por lo que planteo que
había distintos tipos de acción humana, entre los que se destacan:
La acción teleológica, que es aquella que realizan los seres humanos para
cumplir objetivos determinados, los cuales son considerados como
deseables.
La acción regulada por normas, que es aquella que realizan los actores
en función de las demandas estipuladas por las distintas estructuras y
valores comunes de la sociedad.
La acción dramatúrgica, que es aquella en la que el actor social intenta
transmitir a los demás una impresión de sí mismo y sus fines.
La acción comunicativa, que es la interacción entre dos sujetos por lo
menos, que comparten un lenguaje y formas de conducta, cuyo objetivo es
entenderse mutuamente o imponer sus puntos de vista a base de
argumentos. Cuando este tipo de acción se presenta en el mundo de la
vida el actor sólo aspira a que los argumentos presentados sean
aceptables; mientras que cuando se presenta en el sistema aspira a que
sean verídicos.
En este sentido, según Habermas (2002), la misión de los sociólogos era
ayudar a las personas fomentándoles una actitud crítica y analítica de su mundo
para romper las barreras que les impiden lograr una comunicación efectiva, como
son las ideologías y las legitimaciones que son sistemas de ideas para justificar
la dominación.
No obstante aunque la Teoría Crítica ha proporcionado contribuciones útiles al
campo de la sociología, algunos pensadores señalan que uno de sus puntos
débiles es la ambigüedad en cuanto a sus conceptos y los resultados de sus
análisis.
Así pues, debe recuperarse que la Teoría Crítica va más allá de ser un cuerpo de
conceptos y métodos, pues, es un esfuerzo intelectual comprometido con el
desarrollo de la sociedad y el logro de la emancipación de los hombres, por lo
que se enfoca en denunciar los problemas del mundo y en intentar darles
solución.