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UNIVERSIDAD SAN SEBASTIÁN Facultad de Psicología Carrera de Psicología
SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD, FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y CONDUCTA SUICIDA NO
LETAL EN ADOLESCENTES CONSULTANTES
Autores: Alumno SAMUEL ANDRÉS CARRILLO VALLEJOS Alumno GABRIEL ANDRÉS MUÑOZ CABEZAS Alumna LILIANETTE ALEJANDRA SEGOVIA ROMERO Alumna MILENKA ALEJANDRA SHAW UBILLA
Tesina presentada a la Facultad de Psicología de la Universidad San Sebastián en cumplimiento parcial de los requisitos para
obtener el grado de Licenciado en Psicología
Profesora Guía: Carolina Isabel Inostroza Rovegno
Magíster en Psicología Asesor Metodológico: Valentín Salvador Vergara Hidd
Magíster en Economía Concepción, Diciembre de 2012.
ii
CALIFICACIÓN DE LA TESINA
En Concepción, el………de............................., los abajo firmantes dejan
constancia que los alumno(a)s……………………………………………..;
……………………………………………..;…………………………………………….;
………………………………………………..; de la carrera han aprobado la tesina
para optar al grado de Licenciado en Psicología con las siguientes
calificaciones: (nota con un decimal).
Alumno(a)…………………………………….……………. Nota……………….
Alumno(a)…………………………………….……………. Nota……………….
Alumno(a)………………………………….………………. Nota……………….
Alumno(a)………………………………….………………. Nota……………….
Profesora Magíster Carolina Inostroza Rovegno ………………………………..
Profesor Magíster Valentín Vergara Hidd ………………………………..
Profesor Magíster Roberto Sepúlveda Yévenes ………………………………..
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Dedicada a:
“A mis padres por entregarme el gran valor de tener valores, a mis
compañeros de seminario por nuestra formación inesperada y agradables
jornadas de trabajo, a mi hermana Valeria Carrillo Vallejos por su
disposición a facilitarme las cosas y ser un referente en la forma de ser
profesional, finalmente a mi amiga Génesis Valenzuela Morales por
repetirme cada día el credo sin descanso de que la amistad y comprensión
sincera es una clave para disfrutar el presente y construir un mejor
mañana”.
Samuel Andrés Carrillo Vallejos.
“A mis padres y amigos cercanos,
quienes me han acompañado en este caminar”.
Gabriel Andrés Muñoz Cabezas.
“A mis padres, a mi hermano; pero de manera única a mi Madre,
por su incondicionalidad que no descansa.
A mis amigos, quienes han sabido los momentos exactos
para cuando estar y cuando no”.
“A los que hablan y no callan, a los que sueñan y no duermen, a los que
desordenan la vida y no se acomodan en ella; a los que creen en otra persona y
no a otra persona, a los que me brindan seguridad con todas sus dudas.
Gracias”.
Lilianette Alejandra Segovia Romero.
“A mi madre y hermano, quienes con su valiente lucha me han inspirado a
seguir adelante. Gracias por creer en mí cuando estaba débil, por apoyarme en
los tiempos difíciles, por permitirme soñar y hacer suyas mis alegrías.
A ustedes, que quiero tanto”.
Milenka Alejandra Shaw Ubilla.
iv
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a nuestra profesora guía, Carolina Inostroza Rovegno,
por su disposición y apoyo en nuestra labor de Seminario, por compartir con
nosotros su conocimiento y motivarnos a seguir adelante. Gracias a Valentín
Vergara Hidd por su ayuda en el área metodológica, permitiéndonos completar
nuestra investigación.
Gracias a las instituciones que permitieron acceder a nuestra muestra,
donde se incluye el Centro de Salud de la Universidad San Sebastián y al
Centro de Salud Familiar Doctor Víctor Manuel Fernández, así como a los
participantes de consultas privadas que colaboraron con nuestro estudio.
Agradecemos a Enzo Martínez González, por sus opiniones frente a
nuestro trabajo, las que ayudaron a enriquecer nuestra labor profesional.
Por último agradecemos a quienes a través de diferentes formas,
apoyaron y confiaron en nosotros todo este tiempo.
v
TABLA DE CONTENIDOS
RESUMEN.………………………………………………………………………. VIII
ABSTRACT……………………………………………………………………… IX
1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA.…………………………………...….. 1- 4
2. MARCO TEÓRICO.…………………………………………………..…..…. 5 - 25
2.1. Conducta suicida.………………………………………………………….. 5
2.1.1. Definiciones.…………………………………………………………….... 5
2.1.2. Epidemiología.…………………………………………………………… 6
2.1.3. Conducta suicida en adolescentes y jóvenes.……………………….. 8
2.2. Factores de riesgo y protección de la conducta suicida no letal……… 9
2.2.1. Factores de riesgo de la conducta suicida no letal…………………. 9
2.2.2. Factores de protección de la conducta suicida no letal…….……….. 12
2.2.3. Sintomatología emocional y conducta suicida no letal……………… 13
2.2.4. Impulsividad y conducta suicida no letal……………………………… 16
2.2.5. Funcionalidad familiar y conducta suicida no letal………………….. 20
3. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN…………………………..…. 26- 44
3.1. Diseño…………………………………………………………………...…. 26
3.2. Objetivos……………………………………………………..…………….. 27
3.2.1. Objetivo general………………………………………………………… 27
3.2.2. Objetivos específicos…………………………………………………... 27
3.3. Hipótesis…………………………………………………………….……… 27
3.4. Población…………………………………………………………………… 28
3.4.1. Criterios de inclusión……………………………………………………. 28
3.4.2. Criterios de exclusión…………………………………………………… 28
3.5. Muestra………………………………………………………………...…… 28
vi
3.5.1. Tipo de muestreo……………………………………………………...… 31
3.6. Variables…………………………………………………………………..... 32
3.6.1. Variable dependiente……………………………………………………. 32
3.6.1.1. Conducta suicida…………………………………………………….… 32
3.6.1.1.1. Definición operacional de conducta suicida……………………… 32
3.6.2. Variables independientes……………………………………………..… 32
3.6.2.1. Sintomatología emocional……………………………………………. 32
3.6.2.1.1. Definición operacional de sintomatología emocional…………… 33
3.6.2.2. Impulsividad……………………………………………………………. 33
3.6.2.2.1. Definición operacional de impulsividad………………………….. 33
3.6.2.3. Funcionalidad familiar………………………………………………… 34
3.6.2.3.1. Definición operacional de funcionalidad familiar………………… 34
3.7. Instrumentos………………………………………………………………... 34
3.7.1. Instrumento para la variable dependiente……………………………. 34
3.7.1.1. Instrumento para conducta suicida: The Suicide History Self-
Rating Screening Scale (SHSS)……………………………………………….
34
3.7.2. Instrumentos para las variables independientes…………………….. 35
3.7.2.1. Instrumento para sintomatología emocional: General Health
Questionnaire (GHQ-12)………………………………………………………..
35
3.7.2.2. Instrumento para impulsividad: Versión abreviada de la Escala
de Impulsividad de Barratt (BIS-15S)…………………………………………
37
3.7.2.3. Instrumento para funcionalidad familiar: APGAR familiar……….. 38
3.8. Procedimiento de obtención de datos…………………………………… 40
3.9. Estrategia de análisis de datos…………………………………………… 42
3.9.1. Técnica de análisis de datos…………………………………………… 42
3.9.2. Presencia de conducta suicida no letal en la muestra estudiada…. 43
3.9.3. Modelo teórico implementado para el tratamiento de datos………... 44
3.9.3.1 Modelo previo al análisis………………………………………………. 44
4. RESULTADOS……………………………………………………………….. 45-49
4.2 Modelo resultante de análisis de datos…………………………...……… 49
vii
5. DISCUSIÓN DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES…………………..
50- 58
5.1. Síntesis de los principales resultados del estudio……………………… 50
5.2. Vinculación de los resultados del estudio con los resultados de la
línea de investigación donde se inserta el estudio………………………….
51
5.3. Implicancias teóricas que se derivan de los resultados del
seminario………………………………………………………………………….
54
5.4. Ideas para futuras investigaciones que permiten complementar o
desarrollar los hallazgos de la investigación reportada………………..……
56
5.5. Principales limitaciones de la investigación…………………………….. 57
6. REFERENCIAS…………………………………………………………….… 59- 64
7. ANEXOS………………………………………………………………………. 65- 79
7.1. Instrumentos…………………………………………….………….…….… 65
7.2. Consentimientos………………………………………………………….... 72
7.2.1 Formato 1………………………………………………………………….. 73
7.2.2 Formato 2………………………………………………………………….. 75
7.3. Histogramas………………………………………………………………… 76
7.3.1 Histograma para la variable dicotómica conducta suicida no
letal……………………………………………………………………………….
76
7.3.2 Histograma para la variable independiente sintomatología
emocional………………………………………………………………………...
77
7.3.3 Histograma para la variable independiente
impulsividad…………….………………………………………………………..
78
7.3.4 Histograma para la variable independiente funcionalidad
familiar……..……………………………………………………………………..
79
viii
RESUMEN
La presente investigación, tiene como propósito principal analizar la
relación entre la conducta suicida no letal y las variables sintomatología
emocional, impulsividad y funcionalidad familiar; además de describir y
determinar la importancia relativa de las variables antes mencionadas, en una
muestra de población de adolescentes y jóvenes consultantes de salud mental,
de la intercomuna de Concepción, entre 13 a 25 años. Esta muestra está
constituida por 65 participantes. El diseño de investigación que se utilizó
corresponde al tipo no experimental, por medio de un muestreo intencionado y
un procedimiento de bola de nieve.
Como resultado de nuestra investigación, encontramos que la variable
sintomatología emocional y la variable impulsividad, se comportan como
factores de riesgo, explicando en conjunto la probabilidad de cometer una
conducta suicida no letal en un 21,9%; por lo que las personas con mayor
sintomatología emocional e impulsividad, presentan una mayor probabilidad de
cometer conductas suicidas no letales. Por otro lado, la variable funcionalidad
familiar se comporta como factor protector, explicando la conducta suicida no
letal en un 9,0%, es decir, a mayor funcionalidad familiar, se reduce la
probabilidad de presentar alguna conducta suicida no letal.
ix
ABSTRACT
The main purpose of this research is to analyze the relation between
non-lethal suicidal behavior and emotional symptomatology, impulsiveness and
family functionality variables; as well as describing and determine the arguable
importance of the previously named variables, in an adolescent and young
population of mental health consultants, from the Concepción commune,
between 13 and 25 years old. The sample is formed of 65 participants. We used
a non-experimental research design, with an intentional sample, using the
procedure known as snowball sampling.
As a result of our investigation, we found that the emotional
symptomatology and impulsiveness variables behave as risk factors, explaining
together the probability of committing a non-lethal suicidal behavior in 21,9%.
Therefore, people with most emotional symptomatology and impulsiveness,
show a higher probability of committing non-lethal suicidal behavior. On the
other hand, family functionality variable behave as a protecting factor, explaining
non-lethal suicidal behavior in 9,0%, meaning that to a higher family
functionality, the chance to show any non-lethal suicidal behavior is reduced.
1
1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
La presente investigación se enfoca en la conducta suicida no letal en
adolescentes y jóvenes, clasificando este fenómeno en tres categorías: ideación
suicida, que se refiere a pensamientos sobre conductas que pretendan acabar
con la propia vida; planificación suicida, que se relaciona con la formulación de
un método con el que se pretende morir; y finalmente, el intento suicida, que
corresponde a un comportamiento potencialmente autolesivo con la intención
de morir (Nock, Borges, Bromet, Cha, Kessler & Lee, 2008). Estas conductas se
relacionan con diversas variables, que pueden actuar como factores de riesgo o
factores protectores, siendo los más relevantes para el siguiente estudio:
sintomatología emocional, impulsividad y funcionalidad familiar.
En Chile, el suicidio es la segunda causa de muerte no natural
(Nahuelpan & Varas, 2008), aumentando un 60% entre 1999 y el 2007,
suicidándose en esta última fecha 11,2 personas por cada cien mil habitantes
(Ministerio de Salud, 2010).La prevalencia del intento de suicidio es difícil de
conocer, sin embargo se reporta que las mujeres tienen cuatro veces más
conductas suicidas no letales que los hombres (Ventura-Juncá, Carvajal,
Undurraga, Vicuña, Egaña & Garib, 2010), aceptándose en general que los
intentos son 10 a 50 veces más numerosos que los suicidios. Estudios de
seguimiento de adolescentes que han realizado un intento de suicidio, muestra
que el 10% se suicida dentro de los 10 años siguientes. El género y la edad
aparecen como factores de riesgo relevantes. Los suicidios completados son
más comunes entre los hombres; las mujeres tienen un mayor riesgo en las
otras conductas suicidas. El riesgo de suicidio aumenta con la edad. El suicidio
antes de los 15 años es inusual; la mayoría de los niños y adolescentes con
conducta suicida presentan algún tipo de psicopatología. Los trastornos
psiquiátricos más frecuentemente asociados son los trastornos del ánimo,
principalmente la depresión, el abuso de sustancias y las conductas
antisociales. La ansiedad, agregada a un cuadro clínico de ideación suicida,
2
más bien cumple un rol amplificador en el desarrollo y/o la mantención de la
ideación suicida que un factor de riesgo per se (Larraguibel, González, Martínez
& Valenzuela, 2000). Respecto a la variable impulsividad, los resultados son
contradictorios, ya que por un lado un grupo de estudios arroja que la
impulsividad se correlaciona de manera significativa con conducta suicida, pero
otros no confirman este hallazgo. Estas diferencias se pueden deber al tipo de
población estudiada, los instrumentos utilizados para ello y la dificultad para
consensuar algunas definiciones (Gvion & Apter, 2011). La evidencia es clara
en cuanto a que las adversidades familiares contribuyen a incrementar el riesgo
suicida (Xing et al., 2010). Ausencia de calidez familiar, falta de comunicación
con los padres y discordia familiar aparecen como los factores más
frecuentemente asociados a la conducta suicida. La derivación oportuna,
evaluación del funcionamiento familiar y el desarrollo de tratamientos efectivos
en gente joven con morbilidad psiquiátrica pueden ser muy efectivos para
reducir la conducta suicida (Larraguibel, et al., 2000). Sin embargo esto no es
sencillo, ya que como señala Maris (2002), muchos trastornos del estado de
ánimo (directamente relacionados con el suicidio) no se reconocen, son
ineficazmente tratados, o ambos.
Nuestra investigación adquiere importancia al considerar el crecimiento
sostenido y progresivo de las tasas de suicidio, especialmente entre la
población adolescente (Baader et al., 2011), donde se observa que las tasas
son más altas que en la población general, por lo que es de suma importancia
el estudiar los factores que intervienen en este fenómeno, en adolescentes y
jóvenes, así como formas efectivas de prevenirlo. El presente estudio fue
realizado en una muestra de población clínica de adolescentes y jóvenes,
debido a que se esperaría que este grupo presentase índices más altos de
riesgo, producto de sus características particulares, donde se han encontrado
mayores tasas de sintomatología emocional, impulsividad y disfuncionalidad
familiar. Estas variables, se han reportado de manera significativa en la
literatura revisada, por lo que este seminario busca describir y analizar las
relaciones que se pueden obtener entre éstas, estudiándolas con instrumentos
3
validados, por lo tanto se esperaría encontrar resultados más confiables y
significativos.
La conducta suicida es un tema ampliamente estudiado, sin embargo
en este campo se presentan limitaciones. Pese a la abundante investigación
internacional sobre indicadores y factores de riesgo asociados a conducta
suicida (Nock et al., 2008), no ha sido una tarea fácil poder identificar factores
de riesgo específicos para conducta suicida no letal. Los estudios en factores
de riesgo psicológicos y psicosociales se han realizado en dos formatos, en
población general evaluada con instrumentos estandarizados o en población
consultante con registros de historia clínica, con los respectivos sesgos que
esto conlleva. Para prevenir eficazmente necesitamos validación transcultural
de investigaciones realizadas en otros contextos con instrumentos
estandarizados.
El objetivo de este seminario de investigación, es conocer algunos
factores asociados a la conducta suicida no letal; sintomatología emocional,
impulsividad y funcionalidad familiar, describir y analizar la manera en la que se
relacionan, y determinar la importancia relativa de cada una de ellos en la
predicción de la conducta suicida no letal en adolescentes y jóvenes
consultantes de Salud Mental en la Región del Biobío. Se busca de esta
manera contribuir a una mejor delimitación, detección de las variables y grupos
de riesgo, a fin de que los resultados obtenidos en esta investigación puedan
ser útiles tanto para la labor preventiva como en la orientación terapéutica. Es
para nosotros un gran incentivo desarrollar esta investigación, con el fin de
obtener información útil, clara y representativa de la población clínica
adolescente. Para superar limitaciones metodológicas previas, este estudio
busca evaluar las variables asociadas a conducta suicida adolescente, con
instrumentos que se encuentran validados y estandarizados en población
clínica. Por lo cual este análisis consta de una importancia científico, teórica y
práctica.
Para esto, se desarrolló una investigación descriptiva correlacional
entre los factores conducta suicida no letal, sintomatología emocional,
4
impulsividad y funcionalidad familiar, por medio de una revisión bibliográfica
nacional e internacional, y la aplicación de instrumentos diseñados para medir
cada una de estas variables en la población antes mencionada.
Los participantes fueron reclutados por diversas vías: centros de
atención primaria, tanto en el Centro de Salud Universidad San Sebastián,
como en el Centro de Salud Familiar Dr. Víctor Manuel Fernández; así como a
consultantes privados. Todos los participantes consintieron de manera
informada, y en el caso de ser menores de edad se contó con el consentimiento
de los padres y el asentimiento de los adolescentes.
A continuación se presenta el Marco Teórico, seguido de los capítulos
de Metodología y Resultados, referentes a nuestra investigación empírica,
finalizando con la Discusión, donde se exponen los hallazgos y conclusiones de
la investigación. Al final del documento se explicitan las Referencias y Anexos
correspondientes.
5
2. MARCO TEÓRICO
2.1. CONDUCTA SUICIDA
2.1.1. Definiciones
La conducta suicida (también denominada conducta suicida no letal) se
clasifica en tres categorías: ideación suicida, planificación suicida e intento de
suicidio (Nock et al., 2008).
La ideación suicida corresponde a pensamientos de involucrarse en
conductas que pretendan terminar con la propia vida (Nock et al., 2008),
considerándose como un trastorno que marca la primera etapa de un continuo
que puede llevar al individuo a consumar el suicidio (Sánchez-Soza, Villarreal-
González, Musitu & Martínez, 2010). Por otra parte, la planificación suicida es la
formulación de un método específico mediante el cual se tiene la intención de
morir; mientras que el intento suicida se refiere a la ejecución de un
comportamiento potencialmente autolesivo, en el que hay al menos alguna
intención de morir (Nock et al., 2008).
La definición de suicidio propuesta por la Organización Mundial de la
Salud (OMS), hace referencia a los siguientes criterios operativos: un suicidio
es un acto con resultado letal, deliberadamente iniciado y realizado por el
sujeto, sabiendo o esperando el resultado letal; siendo la muerte un instrumento
para obtener cambios deseables en la actividad consciente en el medio social
(Comité de Consenso de Catalunya en Terapéutica de los Trastornos Mentales,
2005).
Otros conceptos relacionados con la conducta suicida, son el
parasuicidio y el gesto suicida. El parasuicidio se define como un acto con final
no fatal por el que un individuo emprende deliberadamente un comportamiento
inhabitual que, sin la intervención de otros, causa daños autoinfringidos; o que
ingiere deliberadamente una sustancia en cantidad superior a la prescrita, o a la
dosis generalmente admitida, y que tiene por objetivo, debido a las
6
consecuencias físicas reales o supuestas, provocar cambios que el sujeto
desea (Jara, González, San Miguel & Urizar, 2001). Por otra parte, el gesto
suicida se relaciona con el comportamiento autolesivo, consistente en infligirse
daño corporal sin intención suicida (cortes en la piel, quemaduras, golpes,
rascado). Cuando esta conducta es repetitiva, se caracteriza por la presencia
de impulsos irresistibles, recurrentes e intrusivos de infligirse daño físico que se
acompaña de tensión creciente, ansiedad u otros estados disfóricos (Comité de
Consenso de Catalunya en Terapéutica de los Trastornos Mentales, 2005).
2.1.2. Epidemiología
La Organización Mundial de la Salud, señala que el suicidio se
encuentra entre las tres principales causas de muerte entre la población de
edad comprendida entre los 15 y los 34 años (Baader et al., 2011).
En Chile, entre las causas de muerte no natural, el suicidio se
encuentra posicionado en el segundo lugar, sólo superándola aquellas muertes
producto de accidentes de tránsito (Nahuelpan & Varas, 2008). Estas cifras han
aumentado un 60%, ya que si en 1999 se suicidaban 7 personas por cada cien
mil habitantes, el 2007 la cifra aumenta, suicidándose 11,2 personas por cada
cien mil habitantes (Ministerio de Salud, 2010).
El 2007, según la información correspondiente a los peritajes
tanatológicos efectuados por el servicio médico legal, se realizaron autopsias de
un total de 6.763 personas en todo el país, de las cuales 2.041 personas
fallecieron producto de accidentes de transporte (un número equivalente al
30,2% del total de muertes violentas), y un total de 1.912 personas falleció por
lesiones auto infligidas intencionalmente (28,5%) (Nahuelpan & Varas, 2008).
La cantidad de fallecidos por suicidio presenta un aumento año a año.
Considerando el promedio de suicidios mensuales, apreciamos que en el año
2000 había un promedio de 100,7 fallecidos al mes, y que para el año 2008
aumenta a un promedio de 171,1 fallecidos por mes. Si para el año 2000
fallecían 3,3 individuos por lesiones autoinfligidas intencionalmente al día, para
el año 2008 el promedio sube a 5,6 fallecidos por día. Si para el año 2000,
7
había un fallecido cada 7 horas, para el 2008, hay un fallecido por método
suicida cada 4 horas en nuestro país (Nahuelpan & Varas, 2008).
Al analizar la variable sexo, los hombres tuvieron un crecimiento de un
64% y las mujeres duplican su cantidad de suicidios al término del periodo
(210%). El año 2000 fallecía por suicido un hombre cada 9 horas, para el año
2008 aumenta la frecuencia a cada 5 horas. Para el caso de los fallecidos de
sexo femenino, se aprecia que si para el año 2000 la ocurrencia de fallecidos
con lesiones autoinfligidas era cada 47 horas, para el año 2008 aumenta su
frecuencia a un caso cada 22 horas, muriendo una mujer al día por este
método; por lo tanto, es un fenómeno mayoritariamente masculino (Nahuelpan
& Varas, 2008).
Para el caso chileno, si bien la cantidad de mujeres que se suicidan es
menor que los hombres, ellas tienen la particularidad de que la tasa de mujeres
fallecidas se duplicó entre el año 2000 y el 2008; lo que confirma que existe un
incremento de mujeres suicidas año a año, lo que estaría estableciendo una
suerte de feminización del fenómeno, y a modo de hipótesis, se podría plantear
que en un periodo de mediano y/o largo plazo, las cifras de hombres y mujeres
tenderían a equipararse en el tiempo (Nahuelpan & Varas, 2008).
Estos resultados son interesantes al relacionarlos con la paradoja de
género en el comportamiento suicida, donde se evidencia que las mujeres
intentan suicidarse significativamente más a menudo que los hombres, sin
embargo los hombres consuman el suicidio con mayor frecuencia que las
mujeres (Langhinrichsen-Rohling et al., 2009).
En cuanto a los métodos empleados, en Chile la gran mayoría de los
casos corresponde a ahorcamiento para ambos sexos, con un 78,5% para
hombres y un 65,9% para mujeres; mientras que el segundo método empleado
con mayor frecuencia es herida por arma de fuego (11,6%) en hombres e
intoxicación farmacológica (14,1%) en mujeres (Baader et al., 2011).
8
2.1.3. Conducta suicida en adolescentes y jóvenes
En Chile se observa un crecimiento sostenido y progresivo de las tasas
de suicidio, especialmente entre personas de 15 a 34 años (Baader et al.,
2011).
En un estudio realizado en la ciudad de Valdivia, donde se analizaron
las tasas de suicidios y sus características sociodemográficas entre los años
1996 a 2008, considerándose 498 casos de suicidio (413 hombres y 85
mujeres), destaca la alta frecuencia de suicidios femeninos a edades más
tempranas, lo que queda en evidencia al observar la distribución de este
fenómeno según sexo y rango etario, donde se observa que las cifras más altas
de suicidio en mujeres (sobre el 25%) ocurren entre los 11 y 20 años, mientras
que en la población masculina se dan entre los 41 y 50 años (sobre el 20%)
(Baader et al., 2011).
La tasa de suicidio entre los 15 y 24 años de la Región Metropolitana
(RM) fue de 8,83 por 100.000 habitantes el año 1990 y de 9,28 por 100.000
habitantes el año 2005 (Estadísticas de suicidio 1990-2005, Servicio Médico
Legal de Santiago, Chile) (Ventura-Juncá et al., 2010).
En la investigación “Predictores de suicidalidad en adolescentes”,
realizada con estudiantes de enseñanza media en Chillán, se encontró que en
los últimos doce meses, el 19,1% de los adolescentes había intentado
suicidarse (25,2% de las mujeres y 13,0% de los varones), de los cuales el 50%
había realizado dos o más intentos de suicidio. Del total de adolescentes,
77,2% presentó ideas suicidas, de los cuales el 56% eran mujeres y el 44%
varones, mientras que del total de intentadores de suicidio, el 66% eran de sexo
femenino y el 34% masculino. Por lo que, tanto las ideas como los intentos de
suicidio, fueron más frecuentes en el género femenino que en el masculino
(Salvo & Melipillán, 2008).
Ventura-Juncá et al., (2010) en su estudio “Prevalencia de ideación e
intento suicida en adolescentes de la Región Metropolitana de Santiago de
Chile” establece que, al comparar los resultados de prevalencia de ideación
9
suicida (59,7%) e intento suicida (18,8%) en adolescentes de la Región
Metropolitana, la mayor frecuencia de ideación suicida es a los 15 años (27%),
para luego disminuir proporcionalmente a medida que pasa el tiempo. Del total
de mujeres, 71% ha tenido ideación suicida y 26% ha intentado quitarse la vida.
Con respecto a los hombres, 49% del total ha presentado ideación suicida y
12% ha cometido un intento de suicidio. Por lo tanto, las mujeres tienen cuatro
veces más intentos que los hombres, cumpliéndose la paradoja del género.
Finalmente se concluye que por cada tres adolescentes de enseñanza media
que piensan que la vida no vale la pena, dos piensan terminar con ella y uno lo
intenta (Ventura-Juncá et al., 2010).
2.2. FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN DE LA CONDUCTA SUICIDA NO LETAL
2.2.1. Factores de riesgo de la conducta suicida no letal
Los factores de riesgo son condiciones que aumentan la probabilidad
de que ocurra una conducta suicida, por lo que su identificación es fundamental
para encontrar caminos hacia su prevención.
Los trastornos psiquiátricos son uno de los factores de riesgo más
consistentemente hallados para el comportamiento suicida, reportando los
estudios de autopsia psicológica que, entre el 90 al 95% de las personas que
mueren por suicidio tenían un trastorno psiquiátrico diagnosticable en el
momento de quitarse la vida (Nock et al., 2008). Los diagnósticos más
indicativos de suicidio son: episodio depresivo mayor (15% de los depresivos
que son admitidos en hospitales finalmente se suicidan), trastornos del sueño
(especialmente insomnio terminal), trastorno bipolar, esquizofrenia (con un
aumento del riesgo de suicidio en el período postpsicótico), trastorno límite de la
personalidad; y trastorno de la personalidad sociópata en adolescentes y
hombres adultos jóvenes. Además es relevante señalar que entre el 70% y el
80% de las personas que se suicidan tienen diagnósticos comórbidos (Maris,
2002).
10
Jakobsen, Christiansen, Juul & Waaktaar (2011), coinciden con lo antes
expuesto, al sugerir que el tener un diagnóstico de cualquier enfermedad
psiquiátrica, trastornos de personalidad, trastornos neuróticos y otras
enfermedades psiquiátricas se asocia con un mayor riesgo de intentos de
suicidio reiterados, siendo estos predictores significativos en la conducta
suicida, aumentando la probabilidad de repetir la conducta durante el período
inmediatamente posterior al intento de suicidio índice.
El abuso de alcohol u otras sustancias es también un predictor de
suicidio. Hasta el 50% de las personas que cometen suicidio están intoxicados
en el momento de la muerte. Se estima que el 18% de los alcohólicos morirán
por suicidio (media de edad de 47 años, con una duración promedio del
alcoholismo de 25 años, siendo el 90% hombres). El alcohol aumenta la
serotonina cerebral en el corto plazo, y los alcohólicos suicidas podrían tratar de
aliviar los síntomas mediante el uso de alcohol. Sin embargo, el etanol es un
depresor, y disipa la serotonina en el largo plazo. El consumo de alcohol
también reduce el control de los impulsos, y con el tiempo tiende a conducir a la
pérdida interpersonal y a un apoyo social disminuido, lo cual podría predisponer
al individuo al suicidio (Maris, 2002).
Además, hay ciertas características de la personalidad relacionadas con
el intento suicida, que pueden convertirse en altamente auto-destructivas bajo
determinadas circunstancias, siendo estas: impulsividad, apatía, pesimismo,
rigidez cognitiva, rechazo a recibir ayuda, desconfianza y aislamiento (Casullo,
2004).
Los principales factores de riesgo relativos a las variables
sociodemográficas remiten por un lado a variables de género, donde se advierte
un mayor riesgo suicida en hombres adolescentes y adultos mayores, que
utilizan métodos más letales para intentar suicidarse, con mayor agresividad e
intención de morir; mientras que en la población femenina se observa un mayor
riesgo de comportamientos suicidas no mortales. En cuanto a las variables
psicosociales, se considera como factor de riesgo la desventaja social, donde
11
se incluye el tener menor edad, falta de educación y desempleo (Nock et al.,
2008).
Las conductas suicidas a menudo son precedidas por eventos
estresantes, tales como los conflictos familiares y románticos, y la presencia de
problemas legales y/o disciplinarios. Factores de estrés más distales, como las
condiciones perinatales y el maltrato infantil, también se han relacionado con el
comportamiento suicida posterior (Nock et al., 2008).
El componente cultural es analizado en una investigación
estadounidense, donde se plantea que este factor afecta al fenómeno, al
proporcionar expectativas culturales que guían a las personas a mostrar ciertos
comportamientos suicidas y también proporcionar un medio para que las
personas evalúen los comportamientos suicidas de otras personas. Por
ejemplo, en un estudio estadounidense con distintos subgrupos culturales
(donde el mayor riesgo suicida se encuentra entre los nativo-americanos,
seguido por los latino-americanos, teniendo menor riesgo los asiático-
americanos y afro-americanos); se observa que la población de adolescentes
latino-americanos pueden verse particularmente afectada por las fuertes
expectativas familiares y los roles sexuales claramente diferenciados que
puedan dar lugar a los conflictos internos y la expresión de la conducta suicida
(Langhinrichsen-Rohling et al., 2009).
El acceso a medios letales como armas de fuego y altas dosis de
medicación, enfermedad crónica o terminal, la homosexualidad, la presencia de
conductas suicidas entre los compañeros, y la época del año (con mayores
tasas consistentemente reportadas en primavera) son otros factores de riesgo a
considerar (Nock et al., 2008).
En una investigación chilena realizada por Valdivia, Schaub & Díaz
(1998) relativa al intento suicida en niños de 7 a 10 años, se consideró como
factor de riesgo la presencia de conflictos y peleas con padres, pololos y otros;
mientras que en la revisión del mismo estudio, realizada el año 2001 con niños
y adolescentes de 7 a 15 años, se agregó a lo anterior, la presencia de
psicopatologías como trastorno depresivo, trastorno disocial de la conducta y
12
alteraciones de la personalidad, además del maltrato físico e imitación de
conductas suicidas (Valdivia, Ebner, Fierro, Gajardo & Miranda, 2001).
En otro estudio, realizado con niños y adolescentes de la ciudad de
Calama (Chile), Haquin, Larraguibel & Cabezas (2004), consideraron como
factores de riesgo predominantes, la falta de destrezas sociales y pertenencia al
grupo, bajo auto concepto/autoestima y situación familiar irregular.
2.2.2. Factores de Protección de la Conducta Suicida No Letal
Los factores de protección son aquellos que disminuyen la probabilidad
de una conducta suicida ante la presencia de un riesgo elevado.
Maris (2002), señala que los factores de protección contra el suicidio,
son generalmente los opuestos a los factores de riesgo. Las personas no
suicidas tienden a ser de sexo femenino, jóvenes, de raza no blanca, con
contactos sociales saludables y extensos, sin armas en sus hogares, con
acceso a tratamientos efectivos (especialmente antidepresivos), sin trastornos
psiquiátricos, con sueño adecuado, ejercicio, dieta, etcétera (Maris, 2002).
Además, las creencias religiosas, las prácticas religiosas y la espiritualidad se
han asociado con una menor probabilidad de intentos de suicidio, así como las
objeciones morales ante el suicidio y el apoyo social, que también parecen
proteger a las personas en riesgo (Nock et al., 2008).
Por otro lado, una investigación realizada en Calama (Chile) señala que
los factores protectores más frecuentes son: expectativas futuras, ausencia de
conductas de riesgo social, de alcohol, drogas y sexuales, y ausencia de
maltrato (Haquin et al., 2004).
A continuación se revisarán algunas variables que son especialmente
relevantes en la conducta suicida adolescente, siendo estas: sintomatología
emocional, impulsividad y funcionalidad familiar.
13
2.2.3. Sintomatología emocional y conducta suicida no letal
Beck, Brown & Steer (1989), han presentado “El modelo cognitivo de la
depresión” cuya “Triada negativa”, señala que la principal alteración en la
depresión, está en el procesamiento de la información, en donde el
pensamiento del individuo se deforma y este adquiere una opinión negativa de
sí mismo, del futuro y del mundo. Durante la depresión están activados una
serie de esquemas (formas de percibir la realidad que incluyen creencias y
emociones), estos esquemas suelen adquirirse en la infancia, pero pueden
permanecer inactivos y activarse cuando el sujeto se encuentra con situaciones
estresantes, dentro de las disposiciones sistemáticas en el procesamiento de la
información, podemos encontrar: Sobre generalización, Pensamiento
dicotómico, Inferencias arbitrarias, Magnificación-minimización, Abstracción
selectiva, Personalización. Por tanto, las emociones y conductas típicas de la
depresión están determinadas en gran medida por la forma en que el depresivo
percibe la realidad, dejando de lado las alternativas más plausibles, lo que
puede acercar a los individuos a una conducta suicida.
Los individuos con depresión generalmente tienen una baja autoestima
y son atormentados por ideas de muerte recurrente que, en muchos casos,
llegan al suicidio cuando aparece la desesperanza, comprendida como la
sensación de imposibilidad absoluta de obtener una determinada cosa o de que
ocurra algo que pueda cambiar la realidad existente, va generando impotencia y
culpa que conduce al abandono de la lucha por la vida. Muchos pacientes son
capaces de soportar elevados niveles de dolor psicológico, si esperan algo
importante en el futuro, pero los suicidas potenciales más graves son los que
abrigan sentimientos de impotencia y desesperanza, agotamiento, culpa y
fracaso y la sensación de "ya no puedo más", lo cual resulta en una
combinación en el sujeto, de agitación y confusión facilitadora del acto de
autodestrucción (Sarmiento, Sánchez, Vargas & Álvarez, 2010).
La auto-devaluación, es el balance negativo entre el yo real y el yo
ideal, está también muy presente en ideaciones e intentos suicidas, en tanto
14
resulte de la interacción de mecanismos variados: miedo a lograr lo deseado,
temor a comprometerse personalmente en la realización de determinadas
acciones, miedo al fracaso e introyecciones de experiencias tempranas de
fracaso (Casullo, 2004).
Al analizar los diferentes hallazgos respecto a la sintomatología
emocional presente en la conducta suicida no letal en adolescentes, podemos
encontrar que la conducta suicida en este grupo se asociaba hasta hace poco
con trastornos psicopatológicos de menor gravedad, dado que esta etapa de la
vida, se caracteriza por ser un período de baja morbilidad y mortalidad. En las
últimas décadas, se observa un agravamiento de los trastornos
psicopatológicos que se asocian a los intentos de suicidio. En relación a estos,
el trastorno mental y del comportamiento que se presenta con mayor frecuencia
es el trastorno del humor, de los cuales la mayor cantidad correspondía a
depresión y conducta disocial en el 24,39%, luego continúa en frecuencia de
presentación el trastorno bipolar con un 7,32%, los trastornos de la
personalidad, la psicosis y los trastornos relacionados con la crianza del niño.
Se observa que los niños y adolescentes con intento de suicidio muestran una
alta prevalencia de trastornos psicopatológicos y antecedentes de intentos de
suicidio previo sin tratamiento y seguimiento (Bella, Fernández & Willington,
2010).
Sarmiento et al., (2010), manifiestan como resultado de su investigación
que realizaron tanto con niños, adolescentes y jóvenes, que la depresión tuvo
una relación significativa con el intento suicida, observándose que el 29,6% de
los casos presentaban síntomas depresivos, en donde se experimentan
sentimientos de desesperanza y culpa, depresión mayor, impulsividad,
hostilidad, falta de apoyo familiar o social, o ambos, y un intento suicida previo,
teniendo una asociación con la aparición de la conducta suicida, por lo cual, se
puede esperar que esta situación hace más probable la aparición de un intento
suicida en la persona que posee estos síntomas.
Además, se considera la ansiedad, identificada como un importante
factor de riesgo de la conducta suicida. Bettes & Walker (1986), estudiaron una
15
amplia muestra de adolescentes consultantes, hospitalizados y ambulatorios, y
sus resultados muestran que los varones que expresaban pensamientos
suicidas en ausencia de actos eran más ansiosos que los intentadores de
suicido. Los autores interpretan estos hallazgos sugiriendo que el intento de
suicidio en los varones reduce síntomas, disminuyendo de esta manera la
ansiedad después del acto. Consistente con esto, Andrews & Lewinsohn
(1992), encontraron una asociación significativa entre trastornos ansiosos e
intento de suicidio en hombres, pero no en mujeres, en una amplia muestra
comunitaria de adolescentes. Podemos estudiar la ansiedad como estado, es
decir, como un trastorno que aparece en un determinado tiempo en la vida del
individuo, además como estado permanente, así lo manifiesta un estudio
Israelita en donde los resultados muestran que los intentadores de suicidio
presentaron significativamente mayores niveles de ansiedad como estado y
como rasgo, por tanto podemos deducir que sólo la ansiedad como rasgo
parece ser relativamente independiente de la depresión como factor de riesgo
en la conducta suicida. En base a estos estudios podemos plantear que la
ansiedad agregada a un cuadro clínico de ideación suicida crea un particular
sufrimiento al estado psicopatológico infantil, jugando de esta manera un rol
amplificador en el desarrollo y/o la mantención de la ideación suicida
(Larraguibel et al., 2000).
Respecto a los factores de riesgo y protección ligados a la sintomatología
emocional, diferentes estudios han contribuido a fin de tener una mayor claridad
al respecto y generar antecedentes tanto para la prevención como el
tratamiento de los casos que comúnmente llegan a consulta. El aumento de
riesgo de intentos de suicidio, se podría presentar en función de la gravedad de
la psicopatología, de tal manera que mientras más trastornos psiquiátricos se
tengan, mayor es el sufrimiento y mayor el riesgo de intentos de suicidio, por lo
que una combinación particular de diagnósticos podría resultar importante.
Wunderlich et al., (1998) por ejemplo, encontró que los trastornos de ansiedad y
depresión aumenta el riesgo de intentos de suicidio (Jakobsen et al., 2011).
16
2.2.4. Impulsividad y conducta suicida no letal
La impulsividad abarca una amplia gama de comportamientos que
reflejan un deterioro en la auto-regulación, una mala planificación, respuestas
prematuras sin considerar consecuencias ni riesgos, una búsqueda de
sensaciones, incapacidad para inhibir las respuestas, y una preferencia por la
satisfacción inmediata por sobre el retraso de recompensas (Gvion & Apter,
2011).
Una revisión bibliográfica realizada por Larraguibel et al., en el 2000, da
cuenta de diversos estudios, los cuales concuerdan en que la impulsividad
actuaría como una variable influyente en la conducta suicida.
El intento de suicidio se ha asociado con otras conductas, las cuales
podrían verse como factores de riesgo en la conducta suicida, tales como lo
son: la conducta sexual promiscua, el uso de sustancias, la falta del uso de
medidas de seguridad (por ejemplo, uso de cinturón de seguridad), la violencia,
la inasistencia a clases, la participación frecuente en peleas, el uso de armas de
fuego, las enfermedades de transmisión sexual, etcétera. Las conductas
anteriormente nombradas se encuentran fuertemente ligadas al factor
impulsividad, y pueden verse como una expresión de ésta (Larraguibel et al.,
2000).
Respecto a la relación que existe entre impulsividad y conducta suicida,
los resultados encontrados muestran diferencias. El 2008 un estudio en Chile
realizado en adolescentes de población general, entrega entre sus resultados
que la impulsividad junto a la variable edad, se relacionaban de manera lineal
con la suicidalidad, es decir al aumentar una al mismo tiempo aumentaba la otra
(Salvo & Melipillan, 2008). En el mismo año, otro grupo de estudio fuera de
Chile, que revisaban las diferencias del intento suicida entre adolescentes y
adultos, obtuvieron como resultados que, si bien, tanto adultos y adolescentes
utilizan como método preferido la sobredosis de medicamentos, estos difieren
en el tipo de sustancias que ingieren. Siendo así, los jóvenes tienen mayor
probabilidad de sufrir una sobredosis con analgésicos no narcóticos o fármacos
anti-inflamatorios que los adultos, lo cual puede reflejar la disponibilidad del
17
método y también el aumento de la impulsividad en este grupo, ya que
consumían lo que tenían más a su alcance, sin considerar el tipo de
medicamento a consumir y que tan letales eran sus resultados. Esto difiere en
el grupo adulto, los que tienden a usar medicamentos psicotrópicos u otros
medicamentos, que se relacionaría con la facilitación de la sustancia, debido
que el hecho de ser mayores de edad les permite tener acceso a recetas
médicas de estas sustancias, lo cual no sucede en la población adolescente, en
donde los medicamentos se espera que sean administrados por un mayor de
edad. Respecto a la relación entre el método y la impulsividad, se podría
deducir una mayor elaboración por parte de la población adulta en la toma de
decisión acerca del medicamento a consumir y su letalidad, lo cual indicaría
menores niveles de impulsividad en comparación con la población adolescente.
Por otro lado, este estudio evaluaba simultáneamente, la certeza de muerte, la
cual para Beck es la información subjetiva que entrega el paciente acerca de la
concepción que se tiene de la letalidad del método utilizado, como también la
intención severa de muerte, es decir lo que los pacientes querían lograr tras sus
actos suicidas (comportamientos autodestructivos con la intención real de
matarse), se encontró que tanto la certeza de muerte y la intención severa de
muerte estaban más presentes en los adultos que en los adolescentes, una vez
más apoyando la importancia de impulsividad en el caso de los adolescentes,
los cuales actuarían sin tanta premeditación en los resultados de sus actos
(Parellada et al., 2008).
Un estudio realizado por Apter con adolescentes hospitalizados,
distinguió entre dos tipos de conducta suicida: a) tipo internalizado, asociado a
jóvenes con depresión mayor o anorexia nerviosa, y b) tipo externalizado,
manifestado por violencia en jóvenes con trastorno de la conducta. Cuando se
asocian los dos trastornos, depresión mayor y trastorno de conducta, aumenta
el riesgo de que el suicidio sea consumado. Estos resultados señalan la
importancia de estar atento a la posibilidad de intento de suicidio en
adolescentes impulsivos o con conducta agresiva impulsiva, ya que ellos
18
pueden actuar impetuosamente sin pensar en las consecuencias (Larraguibel et
al., 2000).
Un análisis efectuad en 1994 por Pfeffer, muestra en sus resultados que
los niños que realizaron intento suicida, tenían significativamente mayores tasas
de parientes de primer grado, principalmente sus propias madres, que
reportaron intentos de suicidio. Además, tenían significativamente más
parientes directos con trastornos de personalidad antisocial y abuso de
sustancias, que los parientes de primer grado de pacientes no suicidas y niños
normales. La mayoría de los parientes sanguíneamente directos de los niños
intentadores de suicidio, comparados con los niños normales, tenían historias
de conductas de asaltos y abuso de sustancias. Estos resultados concuerdan
con los de Garrison en 1993, que en una muestra de estudiantes de secundaria,
pertenecientes a las escuelas públicas de California, encontró que la conducta
agresiva se asocia con la conducta suicida no letal (pensamiento, planeamiento
o intento de suicidio durante el año previo al estudio), sugiriendo que tanto la
conducta suicida como la agresión son manifestaciones de un pobre control de
impulsos (Larraguibel et al., 2000). En otro estudio (Brent, 1993), comparó a
pacientes hospitalizados intentadores de suicidio con pacientes psiquiátricos no
suicidas hospitalizados que hacían de controles del estudio. Los intentadores,
comparados con los controles, mostraron más trastornos o rasgos de
personalidad, particularmente del tipo borderline, los cuales tienden a tener
características más impulsivas. No hubo diferencias significativas entre los
grupos con respecto a la historia retrospectiva de agresión, conductas de asalto
o tendencia a una agresión impulsiva. Los intentadores con trastorno de
personalidad tenían más probabilidad de tener intentos previos (Larraguibel et
al., 2000).
Por otro lado aparecen revisiones y estudios que generan duda acerca
de si la impulsividad es realmente una variable significativa en la conducta
suicida.
Una investigación española, luego de analizar la relación existente entre
extraversión, impulsividad y la conducta suicida, concluye que los sujetos que
19
habían realmente intentado suicidarse, presentaron menores niveles de
extroversión e impulsividad, a la vez, en este mismo grupo se encontraron altas
tasas de neuroticismo comparados con el resto de la muestra, datos
inesperados para las hipótesis propuesta para el estudio, en las cuales se
esperaba una relación lineal entre impulsividad y extroversión con la conducta
suicida, no entre la variable neuroticismo y conducta suicida como arrojaron los
resultados finalmente. En aquellos que tenían sólo ideación suicida y no la
intención de realmente suicidarse, es en donde se presentaban los porcentajes
más altos de impulsividad, por lo tanto. En los sujetos con conductas más
lejanas a la concreción del acto suicida, se encuentran niveles más altos de
impulsividad y no en los sujetos que realmente querían concretar un acto
suicida (Ruiz et al., 2000).
Si bien se ha estudiado y se han podido establecer relaciones entre la
agresividad, la impulsividad y el comportamiento suicida, la literatura se muestra
contradictoria al momento de entregar resultados precisos. Esta falta de
precisión se basa básicamente en la dificultad de consenso acerca de la
definición de las variables, el tipo de muestra estudiada y los instrumentos
utilizados con cada muestra (Gvion & Apter, 2011).
La duda mayor que se genera en las revisiones y estudios realizados es
acerca de que si bien la impulsividad no es una variable significativa en una
muestra, en otras si lo es, lo cual se podría ver explicado por las diferencias
entre la población general y la población clínica. Algunos modelos actuales
sugieren que la agresión y la impulsividad pueden contribuir a un factor
predictor de la conducta suicida en pacientes con diversos tipos de diagnósticos
psiquiátricos, no obstante, al mismo tiempo la investigación reciente ha
demostrado que, aunque las personas que intentan suicidarse tienden a ser
más impulsivas en su vida en general comparadas con quienes no lo son, el
real acto de suicidio a menudo no se hizo de manera impulsiva, sino más bien
de manera premeditada y planificada (Gvion & Apter, 2011).
20
2.2.5. Funcionalidad familiar y conducta suicida no letal
El término funcionamiento familiar hace referencia a las interacciones
que se dan dentro del sistema familia. Reciben el nombre de pautas
relacionales o patrones de interacción, que obedecen a modelos establecidos
de funcionamiento para cada integrante del sistema familiar. Estas secuencias
de interacción son enseñadas y aprendidas en base a modelos y experiencias
vitales particulares de cada integrante (Pérez & Louro, 1996).
Cuando se cita el término sistema, para referirse a la familia, se
entiende un conjunto de personas (elementos del sistema) que comparten
creencias, costumbres, una historia común, habitando o no un mismo hogar o
compartiendo un lazo consanguíneo. A estos elementos se suman estructuras
básicas inherentes a un sistema, como son las fronteras, límites, roles entre
otros. Además el funcionamiento obedece a ciertos principios de la dinámica de
sistemas, tales como la equifinalidad1, totalidad2 y homeostasis3 (Bertalanffy,
2006).
Un modelo muy utilizado para explicar la funcionalidad familiar es el
APGAR familiar de Smilktein, que busca cuantificar el funcionamiento
estableciendo cinco parámetros:
- Adaptación: Evalúa la forma en que los miembros de la familia, utilizan
los recursos intra y extrafamiliares en los momentos de grandes necesidades y
periodos de crisis, para resolver sus problemas y adaptarse a las nuevas
situaciones
- Participación: Mide la satisfacción de cada miembro de la familia, en
relación con el grado de comunicación existente entre ellos en asuntos de
interés común y en la búsqueda de estrategias y soluciones para sus
problemas.
1Equifinalidad: Propiedad de un sistema, que explica la existencia de un objetivo común a todos los objetos del
sistema. 2Totalidad: Principio relativo a los sistemas donde cualquier cambio en cualquier elemento del sistema conduce a una
modificación de todo el sistema. 3Homeostasis: Característica del sistema, la cual consiste en un esfuerzo del sistema por conservar un estado de
equilibrio interno, frente a modificaciones propias y del entorno.
21
- Ganancia/Participación: Hace referencia a la forma en que los miembros
de la familia encuentran satisfacción en la medida en que su grupo familiar
acepte y apoye las acciones que emprendan para impulsar y fortalecer su
crecimiento personal.
- Afecto: Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia en relación a
la respuesta ante expresiones de amor, afecto, pena o rabia, dentro del grupo
familiar.
- Recursos: Evalúa la satisfacción de cada miembro de la familia, en
relación a la forma en que cada uno de ellos se compromete a dedicar tiempo,
espacio y dinero a los demás. Los recursos son elementos esenciales en la
dinámica familiar (Arias & Herrera, 1994).
Dentro de los criterios para catalogar el “mal” funcionamiento familiar se
considera: estilo parental impositivo, separación y divorcio de los padres,
problemas entre los miembros de la familia, condiciones materiales de pobreza,
adversidad en los miembros de la familia (accidentes y enfermedades), que a
su vez constituyen factores de riesgo para el intento de suicidio (Xing et al.,
2010).
Investigaciones muestran que los sujetos suicidas en su interacción con
el medio familiar suelen percibir un autoesquema cognitivo y emocional de
"perdedor", que generalmente tiene su origen en una disfuncionalidad familiar,
lo anterior los lleva a tener una visión más pesimista y hostil de los grupos
humanos en los que se desenvuelven, intensificándose esta visión cuando su
familia se enfrenta a una crisis. El funcionamiento de las familias de pacientes
con intento suicida se caracterizó por la falta de unidad física y emocional ante
situaciones de la vida cotidiana, incapacidad para establecer comunicaciones
claras y directas entre sí, para expresar adecuadamente emociones positivas o
negativas, escasa habilidad para negociar conflictos y déficits de recursos para
afrontar las crisis, para dar y recibir ayuda y finalmente realizar cambios a su
interior en función de las circunstancias. Estas características coinciden con las
de las familias denominadas "conflictivas", en las que el clima está marcado
por emociones y sentimientos negativos que se traducen en hostilidad,
22
resentimiento o frialdad afectiva, aun cuando socialmente mantengan un
comportamiento aceptable. En las familias de los pacientes con intento suicida
se observó la presencia de variables que dificultaban su cohesión, como son
las relaciones hostiles y la baja tolerancia, lo cual hacía que los sujetos tuvieran
una pobre percepción de apoyo social, mientras que en las familias controles
de la muestra se respetaba la jerarquía, se adoptaba más simetría en el
ejercicio del poder y había mayor unión física y emocional al enfrentar
situaciones de la vida cotidiana y en la toma de decisiones ante asuntos
importantes para ellas. Las relaciones familiares no armoniosas predominaron
en los suicidas al no ser capaces de conciliar los intereses y necesidades
individuales con los grupales (Reyes & Torres, 2001).
En una muestra de 120 pacientes menores de 20 años que se
suicidaron, estos tendían a pertenecer a familias conflictivas y con una
comunicación defectuosa con la madre (Gould, Shaffer, Fisher & Garfinkel,
1998).
Entre las variables familiares que representan un mayor riesgo para que
haya comportamientos suicidas, se señalan la percepción de un ambiente
familiar negativo y la percepción de ser rechazado por parte de los padres. Los
conflictos de la familia aumentan este tipo de comportamientos y las
posibilidades que los jóvenes ideen o intenten el suicidio son mayores al no
existir factores de protección en el hogar (Monge, Cubillas, Román & Abril,
2007).
Un aspecto relevante a mencionar del estudio de los factores de riesgo
en la variable familiar, son las relaciones genéticas existentes entre los sujetos,
en los que se han llevado a cabo diversos estudios, obteniendo que, entre el
6% y 8% de los intentos suicidas tuvieron historial de suicidio por parte de un
familiar (Murphy & Wetzel, 1982). Por otro lado se reporta una alta asociación
estadística entre trastornos afectivos y suicidio en familias específicas de
Estados Unidos (Amish of Lancaster, PA, USA), al tomar los antecedentes
genéticos, su poder de explicación se incrementaría en gemelos monocigóticos
explicando de un 10 a un 18% del fenómeno (Larraguibel, 2000).
23
Se puede considerar como factor de riesgo la exposición de los
estudiantes adolescentes a eventos familiares de reprimenda y castigo que se
asocian significativamente con intentos de suicidio, caracterizándose el
funcionamiento familiar por estilo parental impositivo y problemas maritales,
rasgos que dentro de la cultura occidental presentan recurrencia, de acuerdo a
la literatura revisada (Xing et al., 2010).
Por otro lado, en 1996 se lleva a cabo un estudio que busca
correlaciones posibles entre experiencias adversas en la infancia y el intento de
suicidio, de su revisión se encuentra una asociación estadísticamente
significativa entre historial de abuso sexual y falta de cuidados parentales con
intento suicida (Beautrais, Joyce & Mulder, 1996).
En un estudio realizado con una muestra étnicamente latina (Puerto
Rico, República Dominicana, México, Colombia y Ecuador), la muestra con
intento suicida presentó correlaciones estadísticamente significativas con
conflictos entre padres e hijos adolescentes y con conductas introspectivas,
referido a no compartir los problemas, guardarse las emociones, reprimirlas,
conformando un factor de riesgo. Al igual que el conflicto entre padres e hijos
adolescentes, el cual se relaciona directamente con bajos niveles de autoestima
y con conductas de introspección y evitación de los problemas. Los conflictos
padre-hijos adolescentes y las conductas de no abordaje de los problemas
presentan una correlación directa con el intento suicida. El sentido de familia en
la cultura latina principalmente es percibido como un valor central de identidad
familiar y protección, así como de lealtad hacia el núcleo familiar. Culturalmente
los latinos tienden a orientarse más hacia la familia, sintiendo responsabilidad
por el bienestar del grupo familiar y cuidar de no alterar la armonía, esto último
los lleva a evitar los conflictos. Esta evitación por un lado promueve el
fenómeno de conformidad y las conductas introspectivas, guardarse los
problemas y no exteriorizarlos, lo anterior se correlaciona positivamente con el
intento suicida (Jill, Kuhlberg, Peña & Zayas, 2010).
De un estudio realizado en población de adolescentes con trastorno
depresivo se concluye que existen dos tipos de variables relacionadas con el
24
intento suicida en esta población: por una parte una variable estrechamente
ligada a nivel cognitivo como es la ideación suicida y la otra, referida a factores
medioambientales y de contexto como es el funcionamiento familiar. La
asociación entre ideación suicida adolescente y el intento suicida de un familiar
ha sido estudiada por otros autores, quienes señalan que en estas familias
podría existir una forma de aprendizaje, proveyendo un modelo de solución ante
dificultades emocionales o un modo de enfrentar la angustia se obtiene que la
ideación suicida del adolescente correlaciona moderadamente con el intento
suicida de un familiar (en un 36%) y con la adaptabilidad familiar adolescente.
Para efectos de adaptación familiar se remiten los investigadores al modelo
Circumplejo de Olson. Además, se encontró que controlando el efecto de la
ideación suicida, la adaptabilidad familiar adolescente está asociada al intento
suicida. Relacionado con la adaptabilidad familiar, ésta resulta ser un factor de
riesgo para la ideación suicida. Una mayor adaptabilidad significa, desde el
modelo Circumplejo de Olson, Russell y Sprenkle (del cual se sustenta el
estudio) que el sistema familiar opera de forma desestructurada para cambiar
sus estructuras de poder, relaciones de roles y reglas, ausencia de control
paterno y disciplina poco efectiva, teniendo diversos efectos en el bienestar
físico y emocional de sus integrantes (Pavez, Santander, Carranza & Vera-
Villarroel, 2009).
Un estudio realizado en China con adolescentes entre 11 a 19 años
concluye que la familia constituye un rol importante en la protección del intento
suicida así como puede resultar un factor de riesgo, dependiendo de la
interacción con el paciente. Relacionado con lo anterior se obtuvo una
explicación del 52.7% de la conducta suicida por mal funcionamiento familiar
(Xing et al., 2010).
Se puede concluir entonces, que la naturaleza de la funcionalidad
familiar implica dualidad, al ser este un factor protector y de riesgo,
dependiendo cómo se comporte en relación al paciente, sin embargo, se debe
tener en cuenta que ciertos factores del paciente pueden aumentar o disminuir
el peso estadístico de esta variable, tales como la edad, rasgos de personalidad
25
entre otros, dichos factores aún se encuentran en estudio dentro de esta línea
de investigación.
26
3. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
3.1. DISEÑO
El tipo de estudio utilizado es de alcance correlacional, cuyo propósito
es medir el grado de relación que existe entre dos o más conceptos o variables,
a través de la medición de cada una de estas, para luego cuantificar y analizar
la vinculación. Tales correlaciones se sustentan en hipótesis sometidas a
prueba. En este sentido podremos relacionar la sintomatología emocional,
impulsividad y funcionalidad familiar con la conducta suicida no letal en los
adolescentes y jóvenes consultantes y además, al conocer la magnitud de la
asociación, se tiene base para predecir, con mayor o menor exactitud, la
conducta suicida no letal (Hernández, Fernández & Baptista, 2010).
El diseño de investigación que se utilizó corresponde al tipo no
experimental, por no tener determinación aleatoria, ni manipulación de variables
o grupos de comparación. El investigador observa lo que ocurre de forma
natural, sin intervenir de manera alguna. Existen diversas razones para realizar
este tipo de estudio. Primero, debido a las características propias de la muestra,
las variables no estaban sujetas a manipulación experimental o randomización,
por las limitaciones de tiempo y viabilidad; en segundo lugar, por
consideraciones éticas, algunas variables no pueden, o no deben, ser
manipuladas, debido a riesgos iatrogénicos que podría generar en la muestra; y
finalmente, con las variables independientes no es posible establecer un control
sobre ellas (Sousa, Driessnack & Costa, 2007).
Este estudio es de tipo transversal, lo que significa que la toma de datos
se realizó en un periodo único de tiempo. Lo anterior, debido a que los objetivos
planteados no buscan mediciones sucesivas en distintas ocasiones (Hernández
et al., 2010).
27
3.2. OBJETIVOS
3.2.1. Objetivo general
Analizar la relación entre la conducta suicida no letal y sintomatología
emocional, impulsividad y funcionalidad familiar.
3.2.2. Objetivos específicos
Describir la relación entre la conducta suicida, sintomatología
emocional, impulsividad y funcionalidad familiar.
Determinar la importancia relativa de la sintomatología emocional,
impulsividad y funcionalidad familiar para predecir la conducta suicida.
3.3. HIPÓTESIS
Los pacientes adolescentes consultantes de salud mental de la
intercomuna de Concepción con mayor sintomatología emocional presentarán
mayor riesgo de conducta suicida no letal en los últimos seis meses.
Los pacientes adolescentes consultantes de salud mental de la
intercomuna de Concepción que presentan mayores niveles de impulsividad
tendrán mayor riesgo de presentar conductas suicidas no letales en los últimos
seis meses.
Los pacientes adolescentes consultantes de salud mental de la
intercomuna de Concepción que presentan mayor insatisfacción en su
funcionalidad familiar, tendrán mayor riesgo de conducta suicida no letal en los
últimos seis meses.
28
3.4. POBLACIÓN
Para efectos de nuestro estudio, la población a la cual hemos recurrido
corresponde a adolescentes y jóvenes consultantes de salud mental, de la
intercomuna de Concepción, que pertenezcan al grupo etario entre 13 y 25
años.
3.4.1. Criterios de inclusión
- Sujetos que actualmente sean consultantes de salud mental.
- Jóvenes entre 13 y 25 años.
- Personas que residan en la comuna de Concepción.
3.4.2. Criterios de exclusión
- No saber leer ni escribir.
- Discapacidad o deficiencia mental.
- Los pacientes que presenten cuadros psicóticos o síntomas maníacos.
- Pacientes con intento suicida en el último mes.
3.5. MUESTRA
La muestra estuvo constituida por 65 personas, quienes contestaron los
instrumentos entre los meses de octubre y noviembre del año 2012,
distribuyéndose de la siguiente forma: 14 participantes del Centro de Salud de
la Universidad San Sebastián (Campus Tres Pascualas), 7 participantes del
Centro de Salud Familiar Dr. Víctor Manuel Fernández y 44 participantes
provenientes de Consultas Privadas, donde se extrajo la mayor cantidad de la
muestra, debido a lo difícil que es acceder a centros de salud pública dadas las
formalidades burocráticas que exigen.
29
Del total de la muestra, 40 personas eran de sexo femenino y 22 de
sexo masculino, reportándose 3 casos perdidos.
El rango etario fue entre los 13 y los 25 años, con una media de 20,18
años y una desviación estándar de 3,12, donde la mayor frecuencia fue la de 21
años (con trece personas de esta edad). Se distingue a quince participantes
adolescentes entre 13 y 17 años, y a 50 participantes jóvenes entre los 18 y 25
años.
El ser padre o madre fue reportado por cuatro participantes, y sólo dos
personas manifestaron encontrarse en un estado de convivencia o casados.
La escolaridad de los participantes reportada en la Tabla 1. es
mayoritariamente universitaria, correspondiente a un 64,5%, mientras que el
21,1% tiene educación media incompleta y un 8,5% educación media completa.
Las menores frecuencias corresponden a la enseñanza básica, donde el 4,8%
tiene básica incompleta y el 1,6% básica completa.
Tabla 1.
Escolaridad de los participantes
Frecuencia Porcentaje
Superior 40 64,5
Media Incompleta 13 21,0
Media Completa 5 8,1
Básica Incompleta 3 4,8
Básica Completa 1 1,6
Total 63 100,0
30
Respecto a la actividad realizada por la muestra, se observa en la Tabla
2. que un 89,1% es estudiante, mientras que el 3,1% es dueña de casa,
trabajador estable u otro, y el 1,6% realiza trabajos esporádicos.
Tabla 2.
Actividad de los participantes
Frecuencia Porcentaje
Estudiante 57 89,1
Dueña de casa 2 3,1
Trabajador estable 2 3,1
Otro 2 3,1
Trabajo esporádico 1 1,6
Total 64 100,0
Al analizar con quienes viven los participantes de la muestra, las
mayores frecuencias corresponden a familia nuclear y sólo con la madre,
correspondientes al 41,5% y 29,2% respectivamente. Un 10,8% vive con otro
familiar, y el resto sólo con su padre, pareja, amigos o solo (Tabla 3.).
Tabla 3.
Con quienes viven los participantes
Frecuencia Porcentaje
Familia nuclear (padres hijos) 27 41,5
Sólo Madre 19 29,2
Otro familiar 7 10,8
Sólo Padre 5 7,7
Pareja y Amigos 4 6,2
Solo 3 4,6
Amigos 2 3,1
Total 65 100,0
31
Respecto a la previsión de salud, se observa en la Tabla 4. que el
28,6% pertenece al tramo A (correspondiente a personas carentes de recursos
o beneficiarios de pensiones asistenciales), el 17,9% a Isapre, el tramo B, el
tramo D y otros, obtuvieron cada uno un porcentaje de 14,3% y los restantes al
tramo C.
Tabla 4.
Previsión de salud de los participantes
Frecuencia Porcentaje
Tramo A 16 28,6
Isapre 10 17,9
Tramo B 8 14,3
Tramo D 8 14,3
Otro 8 14,3
Tramo C 6 10,7
Total 56 100,0
3.5.1. Tipo de muestreo
El tipo de obtención de muestra constó de dos modalidades,
primeramente se recurrió al método intencional o de conveniencia, el cual se
caracteriza por un esfuerzo del equipo para conseguir una muestra significativa,
logrando acceso a un centro de salud familiar (CESFAM) y el centro de salud de
la Universidad San Sebastián. En una segunda instancia, se utilizó el modelo de
“Bola de nieve” con consultantes particulares de salud mental, el cual funciona
añadiendo personas a la muestra, y a su vez, éstas solicitan a un número
determinado de conocidos para responder los instrumentos (Hernández et al.,
2010).
32
3.6. VARIABLES
3.6.1. Variable dependiente
3.6.1.1. Conducta suicida
La conducta suicida no letal incluye tres categorías: la ideación suicida,
que se refiere a pensamientos sobre conductas que pretendan acabar con la
propia vida; la planificación suicida, que se relaciona con la formulación de un
método con el que se pretende morir; y finalmente, el intento suicida, que
corresponde a un comportamiento potencialmente autolesivo con la intención
de morir (Nock et al., 2008).
3.6.1.1.1. Definición operacional de conducta suicida:
Se utilizaron los 8 primeros ítems de la escala SHSS con una
temporalidad de 6 meses, con puntajes dicotómicos (verdadero-falso).
3.6.2. Variables independientes
3.6.2.1. Sintomatología emocional
Es la enumeración de los síntomas de una enfermedad, que
representan una manifestación subjetiva de ésta, la cual es percibida
exclusivamente por el paciente. En este sentido se consideran las relacionadas
con las emociones, las cuales según Rosenzweig & Leiman (1994), se
caracterizan por su gran versatilidad: aparecen y desaparecen con gran rapidez
(Argente & Álvarez, 2008). Por otro lado Chóliz (2005), ha considerado que en
las emociones están implicadas conductas, estados corporales de activación o
desactivación fisiológica y cogniciones, por lo que las combinaciones de estos
elementos hacen que las emociones sean subjetivas y, como consecuencia,
33
diferentes ante un mismo estímulo o contexto y en distintos individuos. (Ramos,
Piqueras, Martínez & Oblitas, 2009).
3.6.2.1.1. Definición operacional de sintomatología emocional:
El General Health Questionnaire (GHQ-12), está formado por 12 ítems,
siendo 6 de ellos respuestas positivas y 6 respuestas negativas. Los ítems son
contestados a través de una escala tipo Likert de cuatro puntos (0-1-2-3), es
decir un criterio escalar, sumando los doce ítems (Seijas, 2010).
3.6.2.2. Impulsividad
Impulsividad, abarca una amplia gama de comportamientos que reflejan
deterioro de auto-regulación, como la mala planificación, respuestas prematuras
antes de considerar consecuencias, búsqueda de sensaciones, la ausencia de
premeditar riesgos, la incapacidad para inhibir las respuestas, y la preferencia
de satisfacción inmediata por sobre el retraso de recompensas (Evenden, 1999;
Whiteside y Lynam, 2001). Desde la perspectiva del desarrollo de la
psicopatología, Paris (2005), afirma que la impulsividad puede entenderse como
una amplificación de un rasgo normal, que muestra un rango de diferencias
individuales en poblaciones normales (Gvion & Apter, 2011).
3.6.2.2.1. Definición operacional de impulsividad:
Se utilizaron 15 ítems de la adaptación española del BIS-11, estos
ítems fueron medidos a través de una escala Likert, en la cual la respuesta
raramente recibía una puntuación 1; ocasionalmente una puntuación 2; a
menudo una puntuación 3; y finalmente siempre o casi siempre una puntuación
4. Los ítems: 6, 8, 9, 10, 13 y 14 fueron invertidos para su puntuación.
34
3.6.2.3. Funcionalidad familiar
El término funcionalidad familiar, se entiende como la dinámica
relacional sistémica que se establece entre los miembros de una familia,
permitiendo que esta funcione positivamente, cumpla sus funciones y permita la
expresión y desarrollo de la individualidad (Pérez & Louro, 1996).
3.6.2.3.1. Definición operacional de funcionalidad familiar:
En el cuestionario APGAR familiar se elige por separado una de las tres
opciones de cada una de las preguntas; casi nunca, algunas veces o casi
siempre, tales opciones se puntúan desde 0, 1 y 2 respectivamente, siendo el
máximo puntaje 10. Las puntuaciones se encuentran en proporción directa, de
10 a 7 puntos se consigna alta satisfacción, de 6 a 4 puntos se registra como
satisfacción moderada y de 3 a 0 puntos se interpreta como insatisfacción
significativa (Smilkstein, 1978).
3.7. INSTRUMENTOS
3.7.1. Instrumento para la variable dependiente
3.7.1.1. Instrumento para conducta suicida: The Suicide History Self-
Rating Screening Scale (SHSS).
La SHSS, traducida como “La Escala de Auto-evaluación de Tamizaje
de la Historia de Suicidio”, es un instrumento de autoinforme creado por
Innamorati y colaboradores, que busca identificar a los individuos con una
mayor propensión al suicidio en el corto plazo.
La escala consta de 16 ítems de modalidad verdadero-falso, para
evaluar pensamientos de muerte, ideación suicida y comportamiento, midiendo
los 8 primeros ítems la historia suicida en los últimos 12 meses, mientras que
35
los siguientes 8 ítems miden la historia suicida de por vida, salvo los últimos 12
meses.
La investigación de propiedades psicométricas del SHSS se llevó a
cabo con una muestra de 129 pacientes (57 hombres y 72 mujeres), ingresados
en el Departamento de Psiquiatría, Hospital de San Andrés, Roma, Italia. El
estudio indicó que el SHSS es un instrumento válido y fiable en la muestra
heterogénea de pacientes analizada, capaz de identificar a las personas en
mayor riesgo de conducta suicida, caracterizándose por puntos de corte con
alta sensibilidad. Por otra parte, la escala SHSS demostró una alta correlación
con las medidas de uso común en el campo de la evaluación de riesgo suicida.
En conclusión, el SHSS puede ser considerado como un instrumento sólido
para su uso en la investigación y en la clínica con pacientes psiquiátricos en
riesgo de suicidio.
La curva de ROC, que discriminan entre los individuos que realmente
intentaron suicidarse y los que no, indican que la SHSS tiene un buen
desempeño en la clasificación de los casos en función de su estado actual de
suicidio (intentos de suicidio en las últimas 24-48 horas). Por lo tanto, el SHSS
es un instrumento válido y fiable para evaluar el riesgo de suicidio (Innamorati,
et al., 2011).
El procesamiento estadístico para determinar la fiabilidad por
consistencia interna, se llevó a cabo en base a la muestra válida para los
criterios del instrumento, siendo ésta de 63 casos, incluyendo los 8 ítems de la
escala, lo anterior arrojó un alfa de Cronbach de 0,71.
3.7.2. Instrumentos para las variables independientes
3.7.2.1. Instrumento para sintomatología emocional: General Health
Questionnaire (GHQ-12)
El Cuestionario de Salud General de Goldberg (General Health
Questionaire, GHQ), es un instrumento elaborado por este autor en el Hospital
36
Universitario de Manchester, Inglaterra, con el fin de evaluar el grado de salud
general. Inicialmente consistía en 60 preguntas. Posteriormente, se han
elaborado versiones más cortas de 30, 28 y 12 ítems respectivamente, que han
mostrado igual utilidad según diferentes estudios de validación efectuados. Fue
diseñado con la intención de identificar la severidad de disturbios psiquiátricos
menores, por lo cual se considera que, en realidad, lo que mide es salud
mental, y no el estado de salud general, ya que en este caso, tendría que incluir
el autoreporte de sintomatología física (Garmendia, 2007).
El Cuestionario fue desarrollado en 1972 con la intención de crear un
instrumento de "screening" de los problemas afectivos (Casey, 1990),
centrándose para ello en la detección del malestar psicológico más que en la
identificación de categorías psicopatológicas más concretas. De hecho los
ítems se seleccionaron según su capacidad para discriminar entre pacientes
psiquiátricos, frente a sujetos sin patología psiquiátrica diagnosticada. En su
construcción se buscó también la detección de cambios en el funcionamiento
psicológico normal del sujeto, lo que supondría posteriormente la crítica de ser
insensible a casos crónicos (Benjamin, Decalmer & Haran, 1982). A ello
contribuye igualmente el formato de instrucciones, ya que se pide que
manifieste cómo se siente últimamente. Otro elemento decisivo en la
construcción del cuestionario fue la selección de las áreas a sondear. Se
seleccionaron cuatro: depresión, ansiedad, deterioro e inadecuación social e
hipocondría (enfatizando su aspecto de somatización). El resultado ha sido un
test con unas adecuadas propiedades psicométricas, con una buena
sensibilidad y especificidad, fácil de administrar y que no requiere formación
calificada para su administración, con propiedades deseables para un
procedimiento de screening o cribado. Por ello se ha convertido en un
instrumento usual en los estudios epidemiológicos. Como muestra de su
popularidad, basta decir que hasta el año 1988 había sido traducida a más de
38 idiomas (Golberg & Williams, 1988; González & Ibañez, 2001).
La versión utilizada en el presente estudio (GHQ-12) es una versión
corta que no considera sintomatología somática sino sólo sintomatología
37
psicológica, siendo ideal para la evaluación de la salud mental. El GHQ-12
evalúa síntomas referidos a las tres funciones mentales superiores: afectiva,
cognitiva y volitiva. Existe una versión traducida al castellano validada en Cuba
y en Chile. El GHQ-12 es un cuestionario auto administrado que consta de 12
ítems con respuesta tipo Likert de cuatro opciones. Los puntajes mayores
evidencian mayor compromiso de las funciones mentales superiores (Araya,
Wynn & Lewis, 1992).
La versión más abreviada, de 12 preguntas, se ha probado tan efectiva
como las versiones más extensas, al ser usado en atención primaria, en
distintas culturas. Se consideraron los valores de 0 a 4 del GHQ-12 como
indicadores de ausencia de psicopatología; de 5 a 6 como de psicopatología
subumbral y de 7 a 12 puntos como indicativos de presencia de psicopatología.
Permitiendo aplicarlos como una forma de evaluar la posibilidad de que el
paciente presente problemas de salud mental, desde estrés, trastornos de
ansiedad, depresivos, bipolares, entre otros. Esta herramienta permite al
médico general o incluso especialista de otras disciplinas, hacer un diagnóstico
precoz, y de acuerdo a los recursos existentes derivar a un especialista para un
trabajo en conjunto, o una derivación a una unidad especializada (Seijas, 2010).
Para llevar a cabo el análisis de fiabilidad por consistencia interna, se
consideraron 64 casos válidos, incluyéndose la totalidad de los reactivos (12), lo
anterior arrojó un alfa de Cronbach de 0,81.
3.7.2.2. Instrumento para impulsividad: Versión abreviada de la Escala de
Impulsividad de Barratt (BIS-15S)
La Escala de Impulsividad de Barratt (versión 11, BIS-11), es una
escala de auto reporte comúnmente utilizada para medir la impulsividad; sus
propiedades psicométricas han sido determinadas en población clínica y no
clínica. El BIS-15S consiste de 15 ítems (BIS11 artículos N ° 15, 18, 2, 12, 21,
11, 30, 8, 1, 10, 29, 9, 7, 19, 16) extraídos de la adaptación española del BIS-11
38
por Oquendo et al. Los 15 ítems fueron seleccionados sobre la base de los
artículos incluidos en Spinella versión Inglés del BIS-15.
La validez y la confiabilidad de la versión abreviada de la Escala de
Impulsividad de Barratt (BIS-15S) en la población colombiana, se establecieron
con pruebas estadísticas estandarizadas y los factores principales que se
analizaron para determinar la estructura de los factores del instrumento.
La consistencia interna del BIS-15S fue 0,793; su confiabilidad prueba-
reprueba, 0,80. El análisis de factores conformó tres factores principales (motor,
no planeación y atención), responsables del 47,87% de la varianza del puntaje
total del BIS-15S. Los puntajes totales, motores, de no planeación y de atención
del BIS-15S, fueron significativamente menores en sujetos no clínicos,
comparados con sujetos clínicos. Los puntajes de los sujetos con
abuso/dependencia a drogas fueron los más altos, seguidos de aquellos de
sujetos con trastornos bipolares y bulimia nerviosa/trastorno por atracones.
Se concluyó que el BIS-15S es una medida válida y confiable del rasgo
impulsividad en la población colombiana, sin embargo son necesarios estudios
adicionales para establecer otras dimensiones del rasgo no medidas por el
instrumento.
El inventario consta de 15 reactivos tipo Likert, con puntuaciones
directas e inversas según el reactivo que corresponda. Los reactivos a invertir
son el 6, 8, 9, 10, 13 y 14. La escala tiene cuatro posibilidades de puntuación,
desde el valor 1 para “raramente”, 2 para “ocasionalmente”, 3 para “a menudo”
hasta el 4 para “siempre o casi siempre” (Orozco-Cabal, Rodríguez, Herin,
Gempeler & Uribe, 2010).
El cálculo de la fiabilidad por consistencia interna para esta escala,
consideró como válidos 60 casos, incluyendo en el análisis el total de los ítems
(15). Se obtuvo un alfa de Cronbach de 0,75.
3.7.2.3. Instrumento para funcionalidad familiar: APGAR familiar.
Para establecer el estado funcional de la familia mediante la técnica de
APGAR, el doctor Gabriel Smilkstein de la Universidad de Washington, Seattle,
39
en 1978 diseñó un instrumento de autorreporte para detectar el grado de
funcionalidad (o disfuncionalidad) de la familia, entendido fácilmente por
personas con educación limitada, cuyo tiempo de administración es reducido.
Se diseñó para el uso potencial de personas en distintos estratos
socioeconómicos y en diversos contextos socioculturales; además, es capaz de
proporcionar datos que indiquen la integridad de componentes importantes de
la función familiar. Puede incluirse en la evaluación inicial y también como
evaluación a través del tiempo. El resultado puede ser diferente para cada
miembro de la familia, ya que la percepción individual o la situación de cada uno
pueden variar (Smilkstein, 1978).
Los componentes del APGAR familiar son: adaptabilidad, participación,
crecimiento, afecto y resolución. Cada uno de los miembros de la familia,
generalmente los mayores de 15 años, elige por separado una de las tres
opciones de cada una de las preguntas; casi nunca, algunas veces o casi
siempre, tales opciones se puntúan a través de una escala Likert, con 0, 1 y 2
respectivamente, siendo el máximo puntaje 10. Las puntuaciones se encuentran
en proporción directa, de 10 a 7 puntos se consigna alta satisfacción, de 6 a 4
puntos se registra como satisfacción moderada y de 3 a 0 puntos se interpreta
como insatisfacción significativa por parte de los miembros. Con la suma de la
puntuación obtenida se puede hacer las inferencias. Si la funcionalidad o
disfuncionalidad se encuentra en más de un miembro de la familia, el calificativo
se otorga a todo el grupo. Es una ventaja como instrumento de medición del
funcionamiento familiar por su sencillez, rapidez y facilidad de aplicación, sin
olvidar que es una medida subjetiva del grado de satisfacción de cada uno de
los miembros (Smilkstein, 1978).
La validación inicial del APGAR familiar se efectuó para establecer
correlaciones con un instrumento previamente utilizado (Pless-Satterwhite
Family FunctionIndex), e igualmente con estimativos de función familiar hechos
por diversos psicólogos. La validación mostró un índice de correlación de 0,80
entre el APGAR/Pless-Satterwhite, y de 0,64 entre APGAR/estimación de
psicólogos (Smilkstein, 1978).
40
Al procesar los reactivos para calcular la fiabilidad por consistencia
interna, se consideraron 64 casos válidos, incluyendo en el análisis los 5
reactivos del autoinventario, obteniendo un alfa de Crobach de 0,65.
3.8. PROCEDIMIENTO DE OBTENCIÓN DE DATOS
El proceso comenzó con la elaboración del marco muestral, lo que nos
permitió acercarnos a las fuentes de recolección de información, estos criterios
se basaron en dos premisas fundamentales; los individuos debían estar en el
rango etario de 13 a 25 años y encontrarse en un proceso terapéutico
perteneciente al sector público o privado. Una vez establecidos estos criterios
se desarrolló una revisión de los instrumentos a utilizar para cada variable del
estudio, estos se sometieron a un proceso de adecuación de formato a fin de
darle un sentido coherente y comprensible.
Más tarde, estos documentos se presentaron a los docentes guías de
nuestro seminario, Carolina Inostroza Rovegno y Valentín Vergara Hidd; y a un
docente de la Carrera de Psicología de la Universidad San Sebastián, Felipe
García Martínez, quienes poseían un amplio conocimiento en el tema tanto a
nivel teórico como metodológico. Además se realizó una aplicación piloto a un
grupo control, compuesto por diez alumnos de la misma universidad. En ambas
instancias se logró obtener una retroalimentación, además de observar posibles
puntos de incomprensión, para desarrollar un mejor material. Una vez
consideradas las observaciones dadas, se dio fin al proceso de elaboración del
instrumento. Desde este punto el proceso se llevó a cabo según las condiciones
de cada centro o contexto de aplicación, que se describirán a continuación.
En el caso del Centro de Salud San Sebastián, el contacto inicial fue
desarrollado por la docente guía del presente seminario con el Psicólogo
Roberto Sepúlveda Yévenes, encargado de los alumnos en práctica de dicho
centro, posteriormente se llevó a cabo una reunión de carácter informativa para
presentar a los alumnos tanto los objetivos del estudio como el instrumento a
41
aplicar, llegando a un acuerdo de cooperación, en donde, según los criterios
antes mencionados, aplicarían las encuestas en el espacio establecido para la
terapia o utilizando tiempo extra, según las características de cada paciente y
su disposición.
Por otra parte nos acercamos al Centro de Salud Familiar Dr. Víctor
Manuel Fernández, en donde generamos un primer acercamiento con la
Psicóloga Virginia Merino Velozo, quien nos derivó al director del centro, Ralph
Müller Gilchrist, al que se le entregó una circular con los principales objetivos
del estudio, tras su aprobación nuestro trabajo se concretó con Virginia Merino,
quien coordinó la aplicación de los inventarios, distribuyendo estos en los
diferentes sectores que abarca el CESFAM, respondiendo a la condición del
centro de “docente asistencial”. Al igual que en el caso anterior, cada Psicólogo
aplicó las encuestas de acuerdo a su disponibilidad según el sector designado,
en ambos centros se consideró un tiempo estimado de un mes para obtener la
mayor cantidad de documentos posibles, los cuales fueron retirados
oportunamente respondiendo al plazo estipulado.
Por último, se llevó a cabo el proceso de “bola de nieve”, encuestando a
personas consultantes de salud mental del sector privado, contactando a
nuestro entorno más cercano, consiguiendo según sus mismos datos, más
personas que cumplieran con los requisitos estipulados, dado el grado de
complejidad para encontrar individuos de esta población.
Cada participante de este estudio ha confirmado su colaboración a
través de una carta de consentimiento elaborada previamente, la cual es
entregada y comentada a los participantes bajo dos formatos: a las personas
mayores de 18 años se les presentó un formulario de consentimiento informado;
y a los menores de 18 años se les ha otorgado un formulario de consentimiento
informado a firmar por un padre o tutor, además de un asentimiento firmado por
quien responde tal cuestionario. En ambos casos se acusa la comprensión de la
información entregada, reconociendo los objetivos del estudio, accediendo de
forma voluntaria y confidencial a este, a modo de resguardar los aspectos éticos
de la investigación.
42
3.9. ESTRATEGIA DE ANÁLISIS DE DATOS
Una vez obtenidos los cuestionarios desde las diferentes fuentes, estos
fueron ingresados al paquete estadístico SPSS, versión 19. Al ingresar los
valores de los instrumentos, se obtuvo una matriz de datos, la cual se sometió a
análisis, utilizando un modelo de mínimos cuadrados ordinarios, con la finalidad
de observar la manera en que influyen las variables antes mencionadas.
En un primer análisis se calcularon las correlaciones entre las variables
independientes, sintomatología emocional, impulsividad y funcionalidad familiar
para determinar su grado de colinealidad.
Para llevar a cabo el segundo análisis de regresión logística, la variable
dependiente, conducta suicida no letal, fue transformada a dicotómica, dado
que la estrategia de análisis utilizada requiere la utilización de variables de este
tipo. Esta dicotomización, se lleva a cabo dado debido a que la distribución de
puntajes en la muestra estudiada presentó dos grupos claramente
diferenciados, un grupo que si presente intento suicida y otro que no (ver
anexos).
3.9.1. Técnica de análisis de datos
La técnica para procesar los datos pertenecientes a las variables en
estudio, es el modelo de regresión de variable dependiente dicotómica. Este
tipo de técnica es implementado cuando la variable dependiente es de tipo
categórica; por ejemplo: “si” o “no”, es decir, posee o no el atributo.
Esto último se ajusta a la variable dependiente del estudio, ya que las
posibilidades son, si presenta o no una conducta suicida no letal.
El modelo de regresión para variables dependientes dicotómicas, se
puede estimar mediante métodos Probit o Logit, el modelo Probit (función
normal) y el Modelo Logit (función logística), que son recomendados para las
estimaciones. Existen pequeñas diferencias en los resultados estimados por
ambos modelos, esto producto de la forma que presentan las curvas de
43
distribución de las funciones normales y logística en el intervalo [0,1], siendo la
función logística más achatada que la función normal, por lo tanto la última
presenta mayor lentitud en alcanzar los valores extremos (0 y 1).
El primer paso para desarrollar los análisis, fue estimar modelos de
regresión logística bivariados, con cada una de las variables independientes por
separado, de la siguiente forma:
( | )
Donde y es la variable dependiente Conducta Suicida No Letal, y X es
la variable independiente que puede ser Sintomatología Emocional,
Funcionalidad Familiar o Impulsividad.
3.9.2. Modelo teórico implementado para el tratamiento de
datos
3.9.2.1. Modelo previo al análisis
V.D: Conducta Suicida No
Letal.
V.I:
Sintomatología Emocional
V.I:
Impulsividad
V.I:
Funcionalidad Familiar
44
4. RESULTADOS
4.1. PRESENCIA DE CONDUCTA SUICIDA NO LETAL EN LA
MUESTRA ESTUDIADA RESULTADOS
Al observar la presencia de ideación suicida en los últimos seis meses
se advierte que el 29,2% se ha sentido cansado de vivir o a pensado que no
vale la pena vivir, mientras que el 13,8% ha pensado que para ellos, su familia o
sus amigos sería mejor que estuviesen muertos. Un 15,4% ha pensado en
quitarse la vida y un 13,8% ha planificado una forma de quitarse la vida.
Respecto al intento suicida en los últimos seis meses, se observa que
un 4,6% intentó quitarse la vida y un 1,5% al momento de intentar suicidarse,
intentó aislarse u ocultar el plan a su familia y amigos. Un 1,5% escribió una
carta para su familia y amigos, y un 1,5% intentó quitarse la vida más de una
vez en ese periodo de tiempo.
En cuanto al número de intentos suicidas a lo largo de toda la vida,
66,2% no ha tenido ningún intento suicida, el 16,9% ha intentado una vez
quitarse la vida, el 3,1% lo ha intentado dos veces, un 1,5% lo ha intentado 3
veces y un 1,5% lo ha intentado 4 veces. Se observan dos casos (3,1%) con 6
intentos suicidas.
4.2 RESULTADOS DE LOS ANALISIS
En esta sección se exponen los resultados derivados de los análisis
aplicados a la matriz de datos.
En la tabla 1 se presenta la regresión logística de la conducta suicida no
letal por la sintomatología emocional. Se puede observar que la variable
sintomatología emocional se comporta como un factor de riesgo, aumentando la
probabilidad de emitir una conducta suicida no letal, explicando la variación de
la dependiente en un 14,6% por sí sola, con un coeficiente de significancia de
45
0,012, lo anterior se interpreta como, personas con mayor sintomatología
emocional poseen mayor riesgo de presentar una conducta suicida no letal.
El análisis de regresión logística aplicado entre la conducta suicida no
letal (variable dependiente dicotómica) y la impulsividad, presente en la
siguiente tabla, muestra que, el factor impulsividad explica la variabilidad de la
dependiente dicotómica en un 12,6%, con una significancia de 0,023. Por lo
tanto, se interpreta como, personas que presentan mayor impulsividad poseen
mayor riesgo de presentar conducta suicida no letal.
Tabla 1: Coeficientes de regresión para la variable Sintomatología emocional por si sola. Variables en la ecuación
B E.T. gl Sig. Exp (B)
Paso 1a Sintomatología
emocional
0,125 0,050 1 0,012* 1,133
Conducta suicida no letal -2,004 0,730 1 0,006 0,136
R2 Nagelkerke = 0,146
a. Variable(s) introducida(s) en el paso 1: Sintomatología
Emocional.
Tabla 2: Coeficientes de regresión para la variable impulsividad por si sola. Variables en la ecuación
B E.T. gl Sig. Exp (B)
Paso 1a Impulsividad
0,097 0,043 1
1
0,023* 1,102
Conducta suicida no letal -3,629 1,499 0,015 0,027 R2 Nagelkerke = 0,126
a. Variable(s) introducida(s) en el paso 1: Impulsividad.
46
En la tabla 3, se observa que el coeficiente de probabilidad para la
ocurrencia de la conducta suicida no letal, vinculado con la funcionalidad
familiar, se encuentra en proporción inversa, lo anterior informa que la variable
de funcionalidad familiar actúa como factor protector, a mayor satisfacción
respecto de la funcionalidad familiar, se reduce la probabilidad de presentar
conducta suicida no letal, explicando la variabilidad de la dependiente
dicotómica en un 9,0%, presentándose como un factor protector, con una
significancia de 0,047.
Tabla 3: Coeficientes de regresión para la variable Funcionalidad Familiar. Variables en la ecuación
B E.T. gl Sig. Exp(B)
Paso 1a Funcionalidad Familiar
-0,245 0,124 1 0,047 0,782
Conducta Suicida no
letal
1,157 0,789 1 0,142 3,181
Variable(s) introducida(s) en el paso 1: Funcionalidad Familiar.
A continuación, en la tabla 4, se presenta un modelo con dos variables
predictoras: Sintomatología Emocional e Impulsividad. La elección de estas
variables se fundamenta en que son las que presentan los valores de intensidad
de asociación más altos.
R2Nagelkerke = 0,09
47
El modelo anterior explica un 21,9% de la probabilidad de cometer una
conducta suicida no letal. La inclusión de las dos variables predictivas,
aumentan el porcentaje de explicación, sin embargo, aún existe más de la mitad
del comportamiento de la variable dependiente dicotómica sin explicar, lo
anterior es posible atribuirlo a variables que no fueron consideradas en el
diseño de investigación.
El siguiente paso es incluir la tercera variable, funcionalidad familiar,
para analizar qué ocurre con la explicación de la probabilidad de cometer una
conducta suicida no letal.
Tabla 4.
Coeficientes de regresión para las variables que en conjunto
aumentan la explicación de la variable dependiente
dicotómica.
B Error
Estándar
gl Sig. Exp (B)
Sintomatología Emocional 0,106 0,052 1 0,043* 1,112
Impulsividad 0,093 0,045 1 0,038* 1,098
Conducta suicida no letal -4,940 1,743 1 0,005 0,007
R2 Nagelkerke = 0,219
Tabla 5: Coeficientes de regresión para las tres variables independientes. Variables en la ecuación
B E.T. gl Sig. Exp (B)
Paso 1a Sintomatología Emocional 0,102 0,054 1 0,062 1,107
Funcionalidad Familiar -0,159 0,134 1 0,235 0,853
Impulsividad 0,081 0,047 1 0,088 1,084
Conducta suicida no letal -3,539 1,988 1 0,075
R2 Nagelkerke = 0,237
0,029
48
Los datos muestran que al incluir la variable funcionalidad familiar,
efectivamente aumenta la intensidad de la asociación (R2); pero además dejan
de ser significativos los coeficientes asociados a las variables independientes.
Por tanto, el modelo no resulta adecuado para explicar la probabilidad de
cometer una conducta suicida. De esta forma, el mejor modelo que permite
explicar la probabilidad de cometer dicha conducta, es el que considera las
variables síntoma emocional e impulsividad, quedando de la siguiente forma,
una vez estimados los parámetros:
( | )
Donde corresponde a la variable sintomatología emocional y a la
variable impulsividad.
Al realizar la lectura del modelo, se concluye que las personas que
tienen mayores índices de impulsividad y de sintomatología emocional, tienen
mayor riesgo de presentar conducta suicida no letal.
49
4.2.2. Modelo resultante del análisis de datos
V.D: Conducta Suicida No
Letal (Dicotómica).
V.I: Sintomatología
Emocional (14,6%)
V.I:
Funcionalidad Familiar
Explican un 21,9%
del comportamiento de la VD, como factores de riesgo (en conjunto).
Explica por si sola en un 9% la variabilidad de la V.D, como factor protector.
No se registra colinealidad significativa.
V.I: Impulsividad
(12,6%)
50
5. DISCUSIÓN DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES
5.1. SÍNTESIS DE LOS PRINCIPALES RESULTADOS DEL
ESTUDIO
En la muestra estudiada, la presencia de ideación suicida en los últimos
seis meses fue de un 15,4%; mientras que el intento suicida, en el mismo lapso
de tiempo fue de un 4,6%. Referente a conductas suicidas no letales a lo largo
de toda la vida, tenemos que un 26,1% ha intentado suicidarse.
La variable sintomatología emocional y la variable impulsividad explican
la probabilidad de cometer una conducta suicida no letal de manera
directamente proporcional, la primera en un 14,6% y la segunda en un 12,6%.
Ambas variables se presentan como factores de riesgo, por lo que las personas
con mayor sintomatología emocional e impulsividad, presentan una mayor
probabilidad de cometer conductas suicidas no letales.
Por otro lado, la variable funcionalidad familiar explica la conducta
suicida no letal de manera inversamente proporcional en un 9,0%, por lo cual se
comportaría como un factor protector. Es decir, a mayor funcionalidad familiar,
se reduce la probabilidad de presentar alguna conducta suicida no letal.
Al analizar las variables en conjunto, se obtiene que, las tres variables
independientes explican la variación de la conducta suicida no letal en un
23,7%, sin embargo ninguna de las variables independientes posee mayor
grado explicativo que la otra. Al realizar la lectura del modelo se concluye que,
las personas que están insatisfechas con su funcionamiento familiar, que
tienen mayores índices de impulsividad y de sintomatología emocional, tienen
mayor riesgo de presentar conducta suicida no letal.
Un mejor modelo predictivo se obtiene al considerar la sintomatología
emocional y la impulsividad. Este modelo explicaría un 21,9% de probabilidad
para cometer una conducta suicida no letal. Al realizar la lectura del modelo se
concluye que, las personas que tienen mayores índices de impulsividad y de
51
sintomatología emocional, tienen mayor riesgo de presentar conducta suicida
no letal.
5.2. VINCULACIÓN DE LOS RESULTADOS DEL ESTUDIO CON
LOS RESULTADOS DE LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN DONDE
SE INSERTA EL ESTUDIO
Al analizar la presencia de conducta suicida no letal en población
adolescente, nos parece relevante citar dos investigaciones realizadas en Chile.
Primero, la de Ventura-Juncá et al., (2010) realizada en la Región
Metropolitana, donde la prevalencia de ideación suicida es de un 59,7% y la de
intento suicida de un 18,8%. Y en segundo lugar, el estudio que Salvo &
Melipillán (2008) desarrollaron en Chillán, donde se advirtió que en los últimos
doce meses un 77,2% había tenido ideación suicida y un 19,1% intento suicida.
Al comparar estos resultados con los obtenidos en nuestra muestra, en ambos
casos las cifras superan a las halladas considerando un periodo de tiempo de
seis meses, donde se obtuvo un 15,4% para ideación suicida y un 4,6% para
intento suicida. Sin embargo cuando consideramos los intentos suicidas de
nuestra muestra, a lo largo de toda la vida, la cifra asciende a un 26,1%, siendo
más alta que la reportada en las investigaciones antes mencionadas. Creemos
que esto se debe a que los jóvenes y adolecentes de nuestro estudio son
pacientes de salud mental, y por lo tanto, tienen mayor riesgo de incurrir en
conductas suicidas no letales, debido a que al ser población clínica, tienen
índices más altos de sintomatología emocional e impulsividad. Por otro lado, es
probable que el hecho de estar en terapia psicológica, sea un factor decisivo al
momento de disminuir este tipo de conductas, ya que cuando observamos la
presencia de ideación e intento suicida en los últimos seis meses, estas son
considerablemente más bajas.
Respecto a la sintomatología emocional tanto en la revisión teórica como
en los resultados de nuestro estudio, se observa que esta variable se comporta
52
como un factor de riesgo para la conducta suicida no letal, posicionándose
como una de las variables con mayor repercusión en este fenómeno,
explicando la variación de la conducta suicida no letal en un 14,6% por sí sola,
con un coeficiente de significancia de 0,012, lo que nos hace plantear que las
personas con mayor sintomatología emocional poseen mayor riesgo de
presentar una conducta suicida no letal.
Lo antes expuesto se podría relacionar con los resultados encontrados
en la literatura en donde se es enfático al precisar la incidencia de esta variable,
en Sarmiento et al., (2010) se manifiesta que la sintomatología depresiva se
relaciona significativamente con la conducta suicida en adolescentes y jóvenes,
en donde se experimentan sentimientos de desesperanza y culpa, depresión
mayor, impulsividad, hostilidad, falta de apoyo familiar o social, o ambos, y un
intento suicida previo, lo que puede hacer más probable la aparición de un
intento suicida en la persona que posee estos síntomas. En estos pacientes tal
estado iría generando impotencia y culpa que conduce al abandono de la lucha
por la vida, abrigando sentimientos de impotencia y desesperanza,
agotamiento, culpa y fracaso y la sensación de "ya no puedo más", lo cual
resulta en una combinación en el sujeto, de agitación y confusión facilitadora del
acto de autodestrucción, por lo que se podría esperar que nuestra muestra
presente similares características en este proceso. Como plantea Jakobsen et
al., (2011), lo cual se puede relacionar con el valor estadístico respecto a esta
variable en nuestro estudio, lo cual deja en manifiesto que los adolescentes
consultados tendrían este tipo de síntomas y que si bien están en proceso de
terapia estos se mantienen.
En el caso del presente estudio, los resultados entregan una relación
significativa y directamente proporcional entre la variable impulsividad y la
variable conducta suicida no letal, explicando en un 12,6 % esta última, esto
implicaría que a mayores niveles de impulsividad, aumenta la probabilidad de
que se realice una conducta suicida no letal. Algunos modelos actuales
sugieren que la impulsividad puede ser un factor predictor de la conducta
suicida en pacientes con diversos tipos de diagnósticos psiquiátricos (Gvion &
53
Apter, 2011) lo que ampliaría el espectro de riesgo para quienes poseen altos
grados de ansiedad. Otra investigación, revisó las diferencias del intento suicida
entre adolescentes y adultos, obteniendo como resultado que los adolescentes
tenían mayores niveles de impulsividad, esto debido al método al que incurrían
y a la escasa premeditación de sus actos, en la cual se observaba una menor
certeza e intención de que el acto de suicidio se consumara, comparado con la
población adulta (Parellada et al, 2008), al analizar este postulado y en relación
a los resultados de nuestra investigación nos haría pensar que los adolescentes
encuestados podrían incurrir en conductas suicidas bajo esta misma condición,
en donde no existiría una clara intención de muerte y poca planificación de la
conducta a realizar, lo que también se podría relacionar con el acceso a medios
más letales .
Si bien se ha estudiado y se ha podido establecer relaciones entre
impulsividad y comportamiento suicida, la literatura se muestra contradictoria al
momento de entregar resultados precisos (Gvion & Apter, 2011).Sin embargo
pese a estas discrepancias en la literatura, nuestros resultados avalan la
hipótesis de que la impulsividad es una variable significativa para predecir la
probabilidad de cometer una conducta suicida no letal. Esta probabilidad
aumenta al analizar en conjunto las variables impulsividad y sintomatología
emocional, teniendo un 21,9% de poder predictivo, siendo el modelo que mejor
explicaría el fenómeno de conducta suicida no letal.
Dentro de la línea de investigación, la funcionalidad familiar se muestra
como un factor tanto de protección como de riesgo. Se habla de satisfacción
familiar, cuando la dinámica relacional del sistema cubre las necesidades del
individuo encuestado. Estas necesidades consideran aspectos biológicos
básicos, aprovechamiento de recursos emocionales y materiales, así como la
promoción y participación del desarrollo como persona, esto último ligado al
desarrollo valórico. Tomando en consideración este postulado y en relación a
los resultados obtenidos, podríamos inferir los adolescentes sentirían un grado
adecuado de satisfacción y cumplimiento por parte de la familia frente a las
necesidades de sus hijos, que Por el contrario, la insatisfacción familiar existiría
54
cuando el individuo reporta falta de cobertura a sus necesidades. Al someter la
muestra al análisis de regresión logística se encuentra que, la funcionalidad
familiar explica un 9,0% de la variabilidad de la conducta suicida no letal. Al ser
su proporcionalidad inversa, la funcionalidad estaría actuando como factor
protector de la conducta suicida no letal. Al regresar a los hallazgos presentes
en el marco teórico, es posible confirmar el comportamiento protector de esta
variable. Esta clase de comportamiento puede vincularse con aspectos
culturales, como se referencia en Jill (2010), quien se refiere a las culturas
latinoamericanas como sociedades con mayor orientación hacia el núcleo
familiar, privilegiando la armonía y bienestar familiar, catalogándose lo anterior
como sentido de familia (familism) sintiendo la responsabilidad por el bienestar
del grupo familiar y cuidar de no alterar la armonía, lo que podría llevar a los
adolescentes a conductas introspectivas y por ende a manifestar diferentes
tipos de sintomatología emocional lo que se podría convertir en un factor de
riesgo.
A la luz de la teoría del desarrollo psicosocial de Eric Erikson, se
observa que, el individuo a los 20 años aproximadamente comienza a enfrentar
la crisis de intimidad versus aislamiento, etapa caracterizada por la formación
de un tejido social por parte del individuo hacia su grupo de pares, compañeros
de trabajo y relaciones de pareja (Bordignon, 2005). Teniendo en cuenta la
edad promedio de la muestra consultada, correspondiente a 20,18 años y su
desviación estándar respectiva de 3,12, se obtiene un rango de referencia que
oscila entre los 17,6 y los 23,3 años de edad. El rango obtenido posicionaría al
76,92% de la muestra dentro de la crisis de intimidad versus aislamiento, desde
donde se puede abordar la reducida magnitud de explicación de la variable
funcionalidad familiar en comparación con las otras dos variables
independientes, impulsividad (explicando por si sola un 12,6 % el
comportamiento de la conducta suicida no letal) y sintomatología emocional
(explicando el comportamiento de la variable dependiente dicotómica en un
14,6%), dado que, el individuo al enfocar su interés fuera del núcleo familiar, el
impacto de la variable se ve interferido por el aprovechamiento socioafectivo
55
que es posible obtener de la dinámica relacional con amigos, compañeros de
estudio o trabajo y relaciones de pareja.
En esta investigación se plantea la dualidad del sentido de familia, sin
embargo, al observar las cifras entregadas por los análisis de datos
cuantitativos, se establece que, en adolecentes consultantes de salud mental de
la intercomuna de Concepción, cuya edad fluctúa entre los 13 y 25 años, la
funcionalidad familiar se muestra como un factor protector, disminuyendo la
probabilidad de presentar una conducta suicida no letal en un 9%.
5.3. IMPLICANCIAS TEÓRICAS Y PRÁCTICAS QUE SE DERIVAN
DE LOS RESULTADOS DEL SEMINARIO
Considerando los resultados obtenidos en el estudio, la variable con
mayor peso al momento de predecir la conducta suicida no letal es la
sintomatología emocional, seguida de la variable impulsividad, para finalizar con
la variable disfuncionalidad familiar.
Los alcances de estos resultados se podrían manifestar en diferentes
ámbitos según su utilidad y área de aplicación, transformándose así en
antecedentes tanto para la prevención y tratamiento frente a la conducta suicida
en los adolescentes. Considerando los diferentes factores de riesgo y
protección detectados en este estudio, que se respaldan frente a las diferentes
líneas de investigación consultadas, puede ser útil tanto para profesionales de
diferentes ámbitos como psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras
psiquiátricas, etcétera, a fin de introducir un nuevo material de investigación
válido para las instituciones o programas existentes, o por otro lado, en el
proceso de creación de centros de atención primaria, hospitales, clínicas,
escuelas, cárceles o centros de rehabilitación para drogo-dependientes,
infractores de ley, entre otros.
Al considerar el trabajo clínico con adolescentes, es frecuente que los
profesionales subestimen la presencia de la sintomatología depresiva en estos
pacientes, al estimarla como un fenómeno normal en el periodo de la
56
adolescencia, respecto a los diferentes cambios que se manifiestan en esta
etapa, siendo que en realidad, ningún tipo de psicopatología es normal o propio
del ciclo evolutivo. Al considerar que la depresión es un factor de riesgo
relevante para la presencia de conductas suicidas, es peligroso subestimar
estos síntomas en adolescentes.
Es en este marco y considerando la gran relación que existe entre la
conducta suicida con la manifestación de sintomatología depresiva, en donde
principalmente se experimentan sentimientos de desesperanza e imposibilidad,
es necesario prestar mayor atención a los adolescentes que presentan estos
síntomas, observando su conducta y generando una red de protección a fin de
brindar mayor amparo y tomar mayor conciencia de las repercusiones que este
fenómeno podría tener.
Además, los resultados respecto a la impulsividad podrían ser útiles
para el trabajo en los diferentes centros de rehabilitación de alcohol y drogas,
centros de infractores de ley, agresores sexuales, grupos de ayuda para
personas con problemas del control de impulsos, entre otros. Debido a que se
conoce que quienes participan en los comportamientos anteriormente
mencionados, presentarían un menor manejo de su conducta y mayores tasas
de impulsividad, sería necesario considerar estas variables como indicadores
que aumentan la probabilidad de cometer o incurrir en una conducta suicida,
por lo que sería necesario disminuir este tipo de conductas, las que al mismo
tiempo disminuirían la probabilidad de cometer una conducta suicida no letal.
Respecto a la funcionalidad familiar es conveniente que esta sea
fomentada, ya que según los resultados de nuestro estudio, ésta representa un
factor protector ante la conducta suicida no letal. Esto se podría llevar a cabo en
las diferentes instancias de la terapia, buscando involucrar a la familia dentro
del proceso terapéutico, ya sea integrando a la familia en algunas sesiones o
que estén completamente inmersos en una terapia familiar.
Es de suma importancia considerar, que al momento de ingreso de los
pacientes adolescentes a terapia, y en especial caso, cuando se conocen
antecedentes de conducta suicida no letal, evaluar inmediatamente de manera
57
exhaustiva las variables anteriormente mencionadas, sintomatología emocional,
impulsividad y funcionalidad familiar.
Estos resultados pueden orientar el lineamiento en la terapia con
adolescentes con antecedentes de conducta suicida no letal, fomentando la
funcionalidad familiar para preservarlo como un factor protector y, trabajar con
mayor hincapié la sintomatología emocional e impulsividad, para que los
pacientes puedan comprender, reducir o eliminar estas problemáticas, mejorar
las capacidades intrapersonales, y generar más y mejores redes de apoyo,
buscando como objetivo mejorar su desarrollo integral.
A modo de síntesis, consideramos que los resultados de nuestro
estudio serian útiles para desarrollar planes de prevención, al ser incorporados
a diferentes programas de salud, educación y comunitarios. Considerando los
alcances que tanto la sintomatología emocional, impulsividad y funcionalidad
familiar representen en cada área, con el objetivo de reducir la conducta suicida
no letal en adolescentes.
Finalmente, nuestra investigación, pretende servir como precedente
teórico y empírico para futuras investigaciones, particularmente en nuestro país,
para seguir desarrollando conocimientos, dado que este fenómeno ha sido poco
estudiado y es necesario poder contar con mayor material que refleje nuestra
realidad nacional.
5.4. IDEAS PARA FUTURAS INVESTIGACIONES QUE
PERMITEN COMPLEMENTAR O DESARROLLAR LOS
HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN REPORTADA
Considerando lo revisado en la literatura respecto a la conducta suicida
y su aumento sostenido en el tiempo, se hace imperioso un mayor estudio de
este fenómeno, que afecta a una parte considerable de la población, apuntando
a crear líneas de investigación que promuevan tanto labores de estudio y
prevención de la conducta suicida no letal.
58
Respecto lo anterior, consideramos necesario ampliar el conocimiento
con alcances como: una mayor representatividad de la muestra, es decir
acceder a una muestra con una mayor cantidad de participantes, a fin de cubrir
un gran espectro de la población, para plasmar y analizar diferentes realidades
obteniendo resultados que se puedan extrapolar con un mayor grado de certeza
y puedan ser útiles para las labores de prevención y tratamiento, ya que si bien
en una muestra más grande esperaríamos encontrar los mismos resultados
considerando las proporciones, se esperaría encontrar datos con mayor grado
de significancia; considerar la fase de terapia en que se encuentran los
participantes, esto nos ayudaría a determinar la implicancia y observar de qué
manera nuestro rol como equipo de ayuda afecta o repercute a los
adolescentes, lo que podría marcar un precedente o constancia para quienes
trabajan con este tipo de jóvenes orientando su labor terapéutica; otorgar
relevancia a las diferentes etapas evolutivas de los participantes, respecto a
este punto se podría desarrollar un estudio que relacione de forma directa las
diferentes variables puestas en juego en cada ciclo evolutivo con la conducta
suicida, que como sabemos, se manifiesta de diferentes formas según las
etapas del ciclo vital de cada sujeto; incluir alguna variable que haga alusión al
apoyo social, principalmente de los amigos y personas cercanas a los sujetos,
determinando su importancia relativa observando su impacto como factor de
riesgo o protección frente a la conducta suicida adolescente no letal; ampliar los
estudios en Chile, considerando que en nuestro país existe un número reducido
de investigaciones respecto a esta temática, consideramos necesario seguir
avanzando en el estudio de esta área, y posteriormente comparar nuestra
realidad con la de otras culturas, y así generar diferentes tipos de
conocimientos, que permitan desarrollar más y mejores políticas preventivas
sobre éste fenómeno en aumento.
59
5.5. PRINCIPALES LIMITACIONES DE LA INVESTIGACIÓN
Una de las principales dificultades en el proceso de investigación se
relaciona con el acceso a la muestra, principalmente en el sector público, ya
que, dadas las condiciones y criterios de incorporación esta implica un mayor
cuidado sobre las condiciones éticas y de resguardo a los adolescentes a fin de
brindar una instancia segura y que otorgue contención por los diferentes
estados de los encuestados. Además al acceder a las diferentes instituciones
se indicó que la vinculación con nuestra investigación debía estar sujeta a una
comisión de ética interna a cargo de los diferentes actores relacionados con las
unidades de salud mental, lo que eventualmente no se podía concluir por el
limitante de tiempo.
Debido a las características de la muestra encontramos que gran parte
fue tomada de consulta privadas y además poseían una enseñanza media
completa o cursando un proceso de enseñanza de educación superior, dada
esta característica, se puede inferir que podrían existir mayores recursos
socioculturales, redes de apoyo y de contención; pero contrarrestando esta
situación, se observa una población variada, en donde los rangos
socioeconómicos son variados, ya que los sujetos provienen de distintos tipos
de previsión social: FONASA (tramos A, B, C y D); Isapres y otras instituciones
de salud.
Dentro de los factores que explican el tamaño muestral reducido y su no
randomización, se encuentra la limitación de tiempo por parte del equipo
investigador y la disponibilidad de los centros consultados. Relacionado con la
aleatorización, esta no tuvo lugar dado que uno de los objetivos del seminario
era abordar una muestra con características definidas.
Por otra parte cabe considerar el rango etario de la muestra, que en su
mayoría se encuentra en una etapa evolutiva de independencia, de lo cual
podríamos inferir que la familia toma un grado de distancia y por tanto
disminuiría el estado influencia dentro de la población estudiada.
60
Es importante considerar, que si bien todos los encuestados estaban
inmersos en un proceso de terapia de salud mental, no se especificó en qué
etapa particular de ésta se encontraban, lo cual podría repercutir en que los
pacientes consultantes se encontraran en un estado más adaptativo respecto a
la manifestación de sintomatología emocional, impulsividad y mejor percepción
de la funcionalidad familiar.
61
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Ideación suicida en adolescentes: Un análisis psicosocial. Intervención
Psicosocial, 19, 279-287.
Sarmiento, Z., Sánchez., Sánchez, Vargas, I. & Álvarez, M. (2010). Conducta
suicida y su relación con los factores de riesgo psicosociales. Medisan, 14,
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Seijas, B. (2010). El ABCD de la sensación de fumar: De la evidencia a la
práctica clínica en medicina preventiva. Revista de Medicina Clínica Las
Condes, 21, 719-731.
Smilkstein, G. (1978). The family APGAR: A proposal for a Familiy Function
Test and Its Use by Psysicians. The journal of Family Practice, 6, 12-31.
66
Sousa, V., Driessnack, M. & Costa, I (2007). Revisión de diseños de
investigación resaltantes para enfermería. Parte 1: Diseños de
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Adolescent Students: A National Cross-Sectional Survey. Journal of
Adolescent Health, 46, 592–599.
67
7. ANEXOS
7.1. INSTRUMENTOS
Para registrar las características sociodemográficas de la muestra, se
empleó la siguiente pauta:
Fecha: Sexo: F:___ M:___
Edad: N° de hijos: Previsión: Fonasa tramo A: ___ Fonasa tramo B: ___ Fonasa tramo C: ___ Fonasa tramo D: ___ Isapre: ___ Otro(especifique):________
Escolaridad: Enseñanza básica incompleta: ___ Enseñanza básica Completa: ___ Enseñanza media incompleta: ___ Enseñanza Media Completa: _ __
Vive con (Puede marcar más de una opción): Solo/a: ___ Pareja: ___ Hijo/s: ___ Padre: ___ Madre: ___ Otro familiar: ___ Amigo/a/s ___
Estado Civil: Soltero: ___ Casado o conviviente: ___ Viudo: ___ Separado:___
Actividad: Estudiante: ___ Dueña/o de casa: ___ Trabajador estable (contrato): ___ Trabajo esporádico: ___ Cesante: ___ Otro(especifique): ______
68
Para la medición de la variable dependiente conducta suicida no letal se
empleó la “The Suicide History Self-Rating Screening Scale (SHSS)” (escala de
autorreporte y tamizaje para el historial suicida) considerándose los ítems que
se presentan a continuación:
Instrucciones: Lo invitamos respetuosamente a contestar las siguientes preguntas en relación a los ULTIMOS SEIS MESES. MARQUE CON UNA X LA ALTERNATIVA CORRESPONDIENTE.
Verdadero Falso
1. En los últimos seis meses, ¿En algún momento se ha
sentido cansado de vivir o ha pensado que no vale la pena
vivir?
2. En los últimos seis meses, ¿En algún momento ha pensado
que para usted, su familia o sus amigos sería mejor que
usted estuviese muerto?
3. En los últimos seis meses, ¿En algún momento ha pensado
en quitarse la vida?
4. En los últimos seis meses, ¿En algún momento ha
planificado una forma de quitarse la vida?
5. En los últimos seis meses, ¿En algún momento ha
intentado quitarse la vida (intento de suicidio)?
Si contestó Falso en la pregunta N° 5, pase a la N° 9
6. Cuando intentó quitarse la vida, ¿Intento aislarse u ocultó
su plan a su familia y amigos?
7. Cuando intentó quitarse la vida, ¿Escribió una carta a su
familia y amigos?
8. Durante los últimos seis meses, ¿Intentó quitarse la vida
más de una vez?
Instrucciones: Ahora, lo invitamos a contestar las siguientes preguntas en
relación
A TODA SU VIDA. MARQUE CON UNA X LA ALTERNATIVA
CORRESPONDIENTE. 9. Considerando toda su vida, ¿Cuántas veces ha intentado
quitarse la vida?
N°:
10. ¿Alguno de sus familiares cercanos se quitó la vida
(suicidio)?
11. ¿Alguno de sus familiares cercanos ha intentado quitarse
la vida?
69
Para la variable sintomatología emocional se implementó el “General
Health Questionnaire (GHQ-12)” (Cuestionario de Salud General), que se
presenta a continuación:
“Instrucciones: Lea cuidadosamente estas preguntas. Nos gustaría
saber si usted ha tenido algunas molestias o trastornos y cómo ha estado de
salud EN LAS ÚLTIMAS SEMANAS. Queremos saber los problemas recientes
y actuales, no los del pasado. MARQUE CON UNA X LA ALTERNATIVA
CORRESPONDIENTE.”
1. ¿Ha podido concentrarse bien en lo que hace?
__ Mejor que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos que lo habitual
__ Mucho menos que lo habitual
2. ¿Sus preocupaciones le han hecho perder mucho sueño?
__ Más que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos que lo habitual
__ Mucho menos que lo habitual
3. ¿Ha sentido que está jugando un papel útil en la vida?
__ Más que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos que lo habitual
__ Mucho menos que lo habitual
4. ¿Se ha sentido capaz de tomar decisiones?
__Más capaz que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos capaz que lo habitual
__ Mucho menos capaz que lo habitual
5. ¿Se ha sentido constantemente agobiado y en tensión?
__ No, en absoluto
__ No más que lo habitual
__ Bastante más que lo habitual
__ Mucho más que lo habitual
6. ¿Ha sentido que no puede superar sus dificultades?
__ No, en absoluto
__ No más que lo habitual
__ Bastante más que lo habitual
__ Mucho más que lo habitual
7. ¿Ha sido capaz de disfrutar sus actividades normales cada día?
__ Más que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos que lo habitual
__ Mucho menos que lo habitual
8. ¿Ha sido capaz de hacer frente a sus problemas?
__ Más capaz que lo habitual
__ Igual que lo habitual
__ Menos capaz que lo habitual
__ Mucho menos capaz que lo habitual
70
9. ¿Se ha sentido poco feliz y deprimido?
__ No, en absoluto
__ No más que lo habitual
__ Bastante más que lo habitual
__ Mucho más que lo habitual
10. ¿Ha perdido confianza en sí mismo?
__ No, en absoluto
__ No más que lo habitual
__ Bastante más que lo habitual
__ Mucho más que lo habitual
11. ¿Ha pensado que usted es una persona que no vale para nada?
__ No, en absoluto
__ No más que lo habitual
__ Bastante más que lo habitual
__ Mucho más que lo habitual
12. ¿Se siente razonablemente feliz considerando todas las circunstancias
__ Más feliz que lo habitual
__ Aproximadamente lo mismo que lo habitual
__ Menos feliz que lo habitual
71
Para la variable independiente impulsividad se utilizó la “Versión
abreviada de la Escala de Impulsividad de Barratt (BIS-15S)” que se presenta a
continuación:
“Instrucciones: Las siguientes preguntas, servirán para medir algunas
de las formas en que usted actúa y piensa en distintas situaciones. MARQUE
CON UNA X LA ALTERNATIVA CORRESPONDIENTE.”
Raramente Ocasionalmente
A menudo
Siempre o casi
siempre
1. Actúo impulsivamente.
2. Hago las cosas en el momento que se me
ocurren.
3. Hago las cosas sin pensarlas.
4. Digo las cosas sin pensarlas.
5. Compro cosas impulsivamente.
6. Me esfuerzo por asegurar que tendré dinero para
pagar mis gastos.
7. Me interesa más el futuro que el presente.
8. Ahorro con regularidad.
9. Planifico mis tareas con cuidado.
10. Pienso las cosas cuidadosamente.
11. Me siento inquieto en clases o charlas.
12. Se me hace difícil estar quieto por largos
periodos.
13. Me concentro con facilidad.
14. Soy una persona que piensa sin distraerse.
15. Me aburre pensar en algo por demasiado
tiempo.
72
Para cuantificar la variable independiente funcionalidad familiar, se
aplicó el APGAR familiar que se presenta a continuación:
“Instrucciones: Conteste estas preguntas en relación a su familia actual
(las personas con quienes vive actualmente).MARQUE CON UNA X LA
ALTERNATIVA CORRESPONDIENTE.”
casi nunca
a veces casi siempre
¿Está satisfecho con la ayuda que recibe de su familia, cuando algo le perturba?
¿Está satisfecho con la forma en que su familia discute áreas de interés común y comparten problemas, resolviéndolos juntos?
¿Encuentra que su familia acepta sus deseos de hacer nuevas actividades o cambios en su estilo de vida?
¿Está de acuerdo con la forma en que su familia expresa afecto y responde a sus sentimientos de angustia, amor, pena?
¿Está satisfecho con la cantidad de tiempo que usted y su familia pasan juntos?
73
7.2. CONSENTIMIENTOS
En consideración de los aspectos éticos del seminario de investigación,
se implementaron dos formatos de consentimiento, uno para adolescentes
menores de edad (Formato 1), el que consta de dos planas, una para el
asentimiento del participante y la segunda de consentimiento para el adulto
responsable. Para pacientes mayores de edad, se empleó un segundo formato,
el cual cuenta solamente con una plana (Formato 2) de consentimiento
informado:
74
FORMULARIO ASENTIMIENTO INFORMADO.
Estimada/o Madre, padre o tutor:
Estudiantes de 4º año de psicología de la Universidad San Sebastián, Samuel Carrillo V.,
Gabriel Muñoz C., Lilianette Segovia R. y Milenka Shaw U., dirigidos por la profesora Carolina
Inostroza R., están realizando el estudio: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD,
FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES
CONSULTANTES. Este tiene por objetivo identificar aspectos relacionados con problemas de
salud mental e intento de suicidio en adolescentes. Esperamos que sus resultados ayuden a
mejorar las intervenciones en salud mental y a prevenir el suicidio.
La participación de su hijo/pupilo es voluntaria y consiste en la disponibilidad para responder
unos cuestionarios por una sola vez. La información que nos proporcione será tratada de forma
confidencial y nos ayudará a comprender mejor el problema del suicidio y avanzar en su
prevención.
El que hayamos escogido a su hijo no significa que tenga riesgo suicida sino que estamos
entrevistando a distintos usuarios de centros de salud de la zona.
Acta de Asentimiento (Adolescente)
Proyecto: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD, FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y
CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES CONSULTANTES.
Acepto que mi hijo/pupilo participe en el estudio descrito, entendiendo que éste cumple las
características que han sido reseñadas y sobre la base de las siguientes condiciones
adicionales:
Cualquier pregunta que yo quisiera hacer con relación a mi participación en este estudio
será contestada por D. Carolina InostrozaRovegno. RUT 14.534.096-9, mail:
Mi hijo podrá dejar de contestar los cuestionarios en cualquier momento sin ser
obligado(a) a dar razones y sin que ello perjudique las atenciones que pueda recibir y/o
solicitar al centro de salud.
Los resultados de este estudio pueden ser publicados, pero mi identidad y la de mi hijo
pupilo no será revelada y estos datos personales permanecerán en forma confidencial.
No hay riesgos en este estudio para mí hijo/pupilo.
Mi consentimiento está dado voluntariamente sin que haya sido forzado(a)
u obligado(a). YO, ____________________________________________________________ (nombre),
_______________ (RUT) comprendo la información que se me entregó, conozco los objetivos
del estudio y he podido hacer preguntas sobre el mismo.
En atención a estas consideraciones, libremente (Marque la que corresponda)
YO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO
YO NO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO ___________________________
FIRMA
7.2.1. Formato 1
75
FORMULARIO CONSENTIMIENTO INFORMADO
Estimado Usuaria(o):
Estudiantes de 4º año de psicología de la Universidad San Sebastián, Samuel Carrillo V.,
Gabriel Muñoz C., Lilianette Segovia R. y Milenka Shaw U., dirigidos por la profesora Carolina
Inostroza R., están realizando el estudio: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD,
FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES
CONSULTANTES. Este tiene por objetivo identificar aspectos relacionados con problemas de
salud mental e intento de suicidio en adolescentes. Esperamos que sus resultados ayuden a
mejorar las intervenciones en salud mental y a prevenir el suicidio.
Tu participación es voluntaria y consiste en la disponibilidad para responder unos cuestionarios
por una sola vez. La información que nos proporciones será tratada de forma confidencial y nos
ayudará a comprender mejor el problema del suicidio y avanzar en su prevención.
El que te hayamos escogido no significa que tú tengas riesgo suicida sino que estamos
entrevistando a distintos usuarios de centros de salud de la zona.
De aceptar te rogamos firmar este documento que detalla las condiciones de tu participación.
Acta de Consentimiento (Adulto a cargo)
Proyecto: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD, FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y
CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES CONSULTANTES.
Acepto participar en el estudio descrito, entendiendo que éste cumple las características que
han sido reseñadas y sobre la base de las siguientes condiciones adicionales:
Cualquier pregunta que yo quisiera hacer con relación a mi participación en este estudio
será contestada por D. Carolina InostrozaRovegno. RUT 14.534.096-9, mail:
Podré dejar de contestar los cuestionarios en cualquier momento sin ser obligado(a) a
dar razones y sin que ello perjudique las atenciones que pueda recibir y/o solicitar al
centro de salud.
Los resultados de este estudio pueden ser publicados, pero mi identidad no será
revelada y estos datos personales permanecerán en forma confidencial.
No hay riesgos en este estudio para mí.
Mi consentimiento está dado voluntariamente sin que haya sido forzado(a) u
obligado(a).
YO, ____________________________________________________________ (nombre),
comprendo la información que se me entregó, conozco los objetivos del estudio y he podido
hacer preguntas sobre el mismo.
En atención a estas consideraciones, libremente (Marque la que corresponda)
YO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO
YO NO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO FIRMA
76
FORMULARIO CONSENTIMIENTO INFORMADO
Estimado Usuaria(o):
Estudiantes de 4º año de psicología de la Universidad San Sebastián, Samuel Carrillo V.,
Gabriel Muñoz C., Lilianette Segovia R. y Milenka Shaw U, dirigidos por la profesora Carolina
Inostroza R., están realizando el estudio: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD,
FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES
CONSULTANTES. Este tiene por objetivo identificar aspectos relacionados con problemas de
salud mental e intento de suicidio en adolescentes. Esperamos que sus resultados ayuden a
mejorar las intervenciones en salud mental y a prevenir el suicidio.
Tu participación es voluntaria y consiste en la disponibilidad para responder unos cuestionarios
por una sola vez. La información que nos proporciones será tratada de forma confidencial y nos
ayudará a comprender mejor el problema del suicidio y avanzar en su prevención.
El que te hayamos escogido no significa que tú tengas riesgo suicida sino que estamos
entrevistando a distintos usuarios de centros de salud de la zona.
De aceptar te rogamos firmar este documento que detalla las condiciones de tu participación.
Acta de Consentimiento
Proyecto: SINTOMATOLOGÍA EMOCIONAL, IMPULSIVIDAD, FUNCIONALIDAD FAMILIAR Y
CONDUCTA SUICIDA EN ADOLESCENTES CONSULTANTES.
Acepto participar en el estudio descrito, entendiendo que éste cumple las características que
han sido reseñadas y sobre la base de las siguientes condiciones adicionales:
Cualquier pregunta que yo quisiera hacer con relación a mi participación en este estudio
será contestada por D. Carolina InostrozaRovegno. RUT 14.534.096-9, mail:
Podré dejar de contestar los cuestionarios en cualquier momento sin ser obligado(a) a
dar razones y sin que ello perjudique las atenciones que pueda recibir y/o solicitar al
centro de salud.
Los resultados de este estudio pueden ser publicados, pero mi identidad no será
revelada y estos datos personales permanecerán en forma confidencial.
No hay riesgos en este estudio para mí.
Mi consentimiento está dado voluntariamente sin que haya sido forzado(a) u
obligado(a).
YO, ____________________________________________________________ (nombre)
__________________ (RUT), comprendo la información que se me entregó, conozco los
objetivos del estudio y he podido hacer preguntas sobre el mismo.
En atención a estas consideraciones, libremente (Marque la que corresponda)
YO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO
YO NO ACEPTO PARTICIPAR EN ESTE ESTUDIO FIRMA
7.2.2. Formato 2
77
7.3. HISTOGRAMAS
7.3.1. Histograma para la variable dicotómica conducta suicida no letal
Conducta suicida no letal (dicotómica)
Conducta suicida no letal (dicotómica)
78
7.3.2. Histograma para la variable independiente sintomatología emocional
Sintomatología emocional Sintomatología emocional
Sintomatología emocional
79
7.3.3. Histograma para la variable independiente impulsividad
Impulsividad
Impulsividad
80
7.3.4. Histograma para la variable independiente funcionalidad familiar
Funcionalidad familiar
Funcionalidad familiar