Texto evanglico: Juan 11, 1-45. Quinto domingo de Cuaresma A-
Comentarios y presentacin: Asun Gutirrez. Msica: Bruch. Adagio. En
el proyecto creador de Dios las personas no estn destinadas a la
muerte, sino a la vida plena y definitiva. Tal es el proyecto del
Padre y la obra mesinica de Jess. El grupo de Jess es una comunidad
de hermanos y amigos en la que rigen relaciones de afecto y amor,
que est dispuesta a afrontar el mximo riesgo por ayudar a los que
lo necesitan. La comunidad cristina que an ve en la muerte la
interrupcin de la vida no ha alcanzado la plenitud de la fe, por no
haber comprendido la calidad de la vida que Jess comunica. No
estamos amenazados de muerte. Estamos amenazados de vida.
Florentino Ulibarri
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1 Un hombre, llamado Lzaro, haba cado enfermo. Era natural de
Betania, el pueblo de Mara y de su hermana Marta. 2 (Mara, cuyo
hermano Lzaro estaba enfermo, es la que ungi al Seor con perfume y
le sec los pies con sus cabellos). 3 Sus hermanas mandaron a Jess
este mensaje: -Seor, tu amigo est enfermo. 4 Jess, al enterarse,
dijo: -Esta enfermedad no terminar en la muerte, sino que tiene
como finalidad manifestar la gloria de Dios; a travs de ella se dar
tambin a conocer la gloria del Hijo de Dios. El cuarto evangelio es
el nico que presenta a Lzaro, Marta y Mara como hermanos y vecinos
de Betania, aldea prxima a Jerusaln. La resurreccin de Lzaro es el
ltimo de los siete signos narrados en la primera parte del cuarto
evangelio. La Vida se anticipa como primicia y primavera con la
resurreccin de Lzaro. Jess, desde el principio, se muestra vencedor
de su muerte y de la nuestra. Nos hace partcipes de su vida
resucitada, nos contagia eternidad. Betania
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5 Por eso, Jess, aunque tena gran amistad con Marta, con su
hermana y con Lzaro, 6 continu en aquel lugar otro par de das
despus de haber recibido el mensaje que le haban enviado. Jess tuvo
amig@s. Conoci la alegra, los lazos dulces, fuertes, seguros y
entraables de la amistad. Jess cultiva y cuida la amistad. A
nosotr@s nos llama amig@s porque nos da a conocer todo lo que ha
odo del Padre (Jn 15,15).
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Pasado este tiempo, dijo a sus discpulos: -Vamos otra vez a
Judea. 8 Ellos replicaron: -Maestro, hace poco que los judos
quisieron apedrearte. Cmo es posible que quieras volver all? 9 Jess
respondi: -No es cierto que el da tiene doce horas? Cualquiera
puede caminar durante el da sin miedo a tropezar, porque la luz de
este mundo ilumina su camino. 10 En cambio, si uno anda de noche,
tropieza, porque le falta la luz. Jess vuelve a Judea arriesgando
su vida. Est dispuesto a asumir el mayor riesgo para ayudar a quien
le necesita. Ante el temor de los discpulos, les recuerda que su
misin se ejerce a plena luz. Las tinieblas, en las que viven
quienes le persiguen y rechazan, no le hacen vacilar. El miedo
mata. Sus seguidores y seguidoras debern continuar su tarea a plena
luz y sin temores. El peligro de ir a Judea, las dificultades de la
vida, pueden afrontarse porque la Luz las ilumina y les da
sentido.
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17 A su llegada, Jess se encontr con que haca ya cuatro das que
Lzaro haba sido sepultado. 18 Betania est muy cerca de Jerusaln,
como a dos kilmetros y medio, 19 y muchos judos haban ido a Betania
para consolar a Marta y Mara por la muerte de su hermano. 20 Tan
pronto como lleg a odos de Marta que llegaba Jess, sali a su
encuentro; Mara se qued en casa. 21 Marta dijo a Jess: -Seor, si
hubieras estado aqu, no habra muerto mi hermano. 22 Pero, aun as,
yo s que todo lo que pidas a Dios l te lo conceder. Marta crea en
Jess, conoca sus milagros y curaciones. Por eso lamenta que haya
llegado tarde. Esperaba que Jess curase a su hermano, no que le
devolviera la vida. Tiene una fe que an debe crecer. Su fe se
tambalea ante el incomprensible proceder de Jess, que haba esperado
ms all de todo lmite para intervenir. Aunque nos parezca ausente,
Jess viene a nuestra vida tambin en los momentos difciles y
aparentemente irremediables, para devolvernos el nimo, la fe y la
esperanza y llenarnos de autntica vida. Ms que esperar de Dios lo
que le pedimos y cuando lo pedimos, debemos aceptar su plan, aunque
no lo entendamos ni coincida con el nuestro.
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11 Y aadi: -Nuestro amigo Lzaro se ha dormido, pero yo ir a
despertarlo. 12 Los discpulos comentaron: -Seor, si se ha dormido,
es seal de que se recuperar. 13 Jess hablaba de la muerte de Lzaro,
mientras que sus discpulos entendieron que se refera al sueo
natural. 14 Entonces Jess se expres claramente: -Lzaro ha muerto.
15 Y me alegro de no haber estado all, por vuestro bien; porque as
tendris un motivo ms para creer. Vamos, pues, all. 16 Toms, por
sobrenombre el Mellizo, dijo a los otros discpulos: -Vamos tambin
nosotros a morir con l. La enfermedad y la muerte no tienen la
ltima palabra. Son superadas por el autor de la Vida, que es capaz
de despertar y curar. La vida que Jess comunica vence la muerte. La
muerte es un sueo. Nuestro destino es la Vida. La muerte para un
cristiano es el ltimo amn de su vida y el primer aleluya de su vida
nueva (Pedro Arrupe)
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23 Jess le respondi: -Tu hermano resucitar. 24 Marta replic:
-Ya s que resucitar cuando tenga lugar la resurreccin de los
muertos, al fin de los tiempos. 25 Entonces Jess afirm: -Yo soy la
resurreccin y la vida. El que cree en m, aunque haya muerto, vivir;
26 y todo el que est vivo y crea en m, jams morir. Crees esto? 27
Ella contest: -S, Seor; yo creo que t eres el Mesas, el Hijo de
Dios que tena que venir a este mundo. Jess nos hace la misma
pregunta que a Marta. Crees esto? Crees en la resurreccin? Crees en
tu resurreccin personal? Con Jess estamos destinad@s, ya desde
ahora, a la vida que no acaba. Es la transicin de la fe tradicional
a la novedad de Jess. La vida eterna no es slo una esperanza para
el futuro, sino una realidad que ya ha comenzado. Jess arranca de
la boca de una mujer, Marta, una confesin de fe semejante a la de
Pedro en los evangelios sinpticos: T eres el Mesas, el Hijo de
Dios.
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28 Terminada esta conversacin, Marta se fue a llamar a su
hermana Mara y le dijo al odo: -El Maestro est aqu y te llama. 29
Mara se levant rpidamente y sali al encuentro de Jess. 30 Jess no
haba entrado todava en el pueblo; se haba detenido en el lugar
donde Marta se haba encontrado con l. 31 Cuando los judos que
estaban con Mara en casa consolndola, vieron que se haba levantado
rpidamente y haba salido, la siguieron, pensando que ira al
sepulcro para llorar all. 32 Sin embargo, Mara se dirigi adonde
estaba Jess. Cuando lo vio, se puso de rodillas a sus pies y
exclam: -Seor, si hubieras estado aqu, no habra muerto mi hermano.
Mara responde con prontitud a la llamada que le transmite Marta. A
todos sus seguidores y seguidoras Jess nos llama a escuchar,
acoger, gozar... su Palabra liberadora y ponerla en prctica. A
comunicar, como Marta, a l@s dems que Jess les est llamando. A
acudir, como l, para que tengan ms y mejor vida tantas personas,
herman@s nuestr@s, que malviven, sufren y mueren,
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33 Jess, al verla llorar, y a los judos, que tambin lloraban,
lanz un hondo suspiro y se emocion profundamente. 34 Despus les
pregunt: -Dnde lo habis sepultado? Ellos contestaron: -Ven, Seor, y
te lo mostraremos. 35 Entonces Jess rompi a llorar. 36 Los judos
comentaban: -Cmo lo quera! Jess, ante el dolor de l@s dems, llora y
se conmueve, se acerca, acompaa, se compadece. Manifiesta
claramente sus sentimientos. Jess acta en toda circunstancia desde
lo ms profundo de la realidad humana. Entiende y vive todos los
sentimientos humanos: alegra y tristeza, caricia y rechazo, amor y
traicin.
Diapositiva 11
37 Pero algunos dijeron: -ste, que dio la vista al ciego, no
poda haber hecho algo para evitar la muerte de Lzaro? 38 Jess, de
nuevo profundamente emocionado, se acerc ms al sepulcro. Era una
cueva, cuya entrada estaba tapada con una gran piedra. 39 Jess les
orden: -Rodad la piedra hacia un lado. Marta, la hermana del
difunto, le advirti: -Seor, tiene que oler muy mal, porque ya hace
cuatro das que muri. 40 Jess le contest: -No te he dicho que, si
tienes fe, vers la gloria de Dios? Jess pone en pie lo que est
tendido, desata lo que est ligado, da vida a lo que est muerto. Nos
repite la misma pregunta que a Marta. Ella crey y vio a su hermano
resucitado y su fe robustecida. Se trata de creer, de confiar en
Jess, de fiarnos de su Palabra, de asumirla en la vida. Sepulcro de
Lzaro
Diapositiva 12
41 Cuando rodaron la piedra, Jess, mirando al cielo, exclam:
-Padre, te doy gracias, porque me has escuchado. 42 Yo s muy bien
que me escuchas siempre; si hablo as es por los que estn aqu, para
que crean que t me has enviado. Jess est en comunicacin continua
con el Padre. Su oracin no es de peticin sino de accin de gracias;
sabe que es escuchado. La escucha constante del Hijo al Padre es el
fundamento de la oracin de l@s creyentes.
Diapositiva 13
43 Terminada esta oracin, exclam Jess con voz potente: -Lzaro,
sal fuera. Quien cree en Jess resucitado no puede vivir sin alegra
y sin esperanza. En qu se nota que somos personas resucitadas?
Transmitimos, a nivel personal y como comunidad de creyentes, la
energa, la novedad, la libertad, la alegra, la vida... que comunica
el Espritu de Jess Resucitado? O estamos instalad@s en la pereza,
en el derrotismo, en la estril mediocridad? Estamos encerrad@s en
nuestro sepulcro sin darnos cuenta de que estamos muert@s?
Tendremos que escuchar la voz imperiosa de Jess: "sal fuera".
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44 El muerto sali del sepulcro. Tena las manos y los pies
vendados y la cara envuelta en un sudario. Jess les dijo: -Quitadle
las vendas para que pueda andar. 45 Al ver lo que Jess haba hecho,
muchos de los judos, que haban ido a visitar a Mara, creyeron en l.
Necesitamos como Lzaro salir de nuestros sepulcros y desprendernos
de las vendas y ataduras que nos impiden andar en el camino de la
plenitud que Jess ha alcanzado para tod@s nosotr@s. Jess nos libera
de ataduras, nos hace salir de todos nuestros sepulcros: de
nuestras dudas, miedos, egosmos, tristezas, rutinas, cobardas... Y
nos recomienda quitar las vendas y las losas de los lzaros que
encontramos por el camino. Resucitando a Lzaro, Jess confirm la fe
de Marta, la de much@s de l@s presentes y la nuestra.
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El aire puro de la maana anuncia su presencia y proclama su
derecho a entrar en cada casa. brele las puertas. Qutate las
escamas. Levanta tu frente. Rinde tu pecho. Abrzalo con tus manos
humanas. Deja ese tufo cido que te sofoca, olvida mortajas pasadas,
enjuga tus lgrimas, habla, canta, arroja la desesperanza. No dejes
que te corten, planta. Piensa en las albas que vendrn. Pon cerco a
los recuerdos que te atan. Deja entrar la maana clara en tu casa, y
que Dios se sienta a gusto dicindote su fresca palabra. Ulibarri
Fl.