INTRODUCCIÓN
Con el pasar de los años se han generado en los sistemas financieros del mundo global
cambios significativos acarreado tanto consecuencias favorables como retos a las
organizaciones, para lo cual las mismas han debido adecuar sus procesos en función
de dichos cambios en especial las instituciones financieras.
Considerando que las mismas se han valido de los avances tecnológicos disponibles
para la ejecución de sus objetivos y mecanismos de control de tales procesos, ha sido
la banca quien ha evolucionado a tales fines de afrontar dichos cambios en especial
para poder identificar, medir y controlas los riesgos que asumidos por tales decisiones.
Tomando en cuenta que este estudio se enfoca en el sector bancario nacional, en
especial en la banca universal, cuya gestión de los riesgos forma parte indispensable
para la puesta en marcha para la operativa de las organizaciones, en especial la
gestión de los de crédito, ya que la principal actividad del sector en estudio subyace en
la intermediación financiera, característica está basada fundamentalmente en el
otorgamiento o colocación de operaciones crediticias.
Basado en lo anteriormente expuesto la presente investigación pretende analizar la
gestión del riesgo de crédito en la banca universal venezolana considerando los
aspectos más relevantes que en ella influyen como lo son los factores de riesgo, los
mecanismos utilizados para la gestión del riesgo de crédito y los criterios de análisis
para el diseño de estrategias que permitan optimizar la gestión del riesgo de crédito en
las instituciones financieras en estudio.
Es por ello que para la consecución de los objetivos de la investigación se procederá a
desarrollar aspectos inherentes a la misma mediante cinco capítulos que conllevaran a
la determinación y solución de la problemática planteada.
DESARROLLO
La sociedad del siglo XXI se caracteriza por la velocidad con la que ocurren los cambios, derivados en parte, al auge de los mecanismos de comunicación, que obliga a las organizaciones a transformar los insumos en resultados efectivos que satisfagan las expectativas de las personas de manera continua, de allí que los procesos de adecuación de las personas e instituciones a las exigencias del entorno, se consideran de carácter substancial para tomar decisiones que permitan garantizar el logro de los objetivos.
Generalmente se afirma que las economías con indicadores permanentes de crecimiento sostenido y repetitivo en diversos periodos, poseen también sistemas financieros sólidos, sin embargo, las crisis ocurridas en los últimos años, también tuvieron como escenarios dichos países, dejando entrever vulnerabilidades que las instituciones financieras no pudieron detectar mediante sus sistemas de calificación crediticia y detección temprana de quiebras, lo cual aunado a la globalización de las operaciones bancarias, trascienden las fronteras domésticas, incorporan un mayor riesgo debido a la complejidad y dinamismo de los entornos en que operan. (Márquez,2009).
Los bancos intervienen en todos los sectores productivos, mediante la oferta de productos financieros por tanto, es necesaria una evaluación objetiva e integral de los riesgos en los que se incurren. Es por ello que las autoridades económicas implementan mecanismos de valoración del desempeño de las instituciones financieras, identificando los factores inductores de volatilidad de los resultados, debido al impacto que tiene el sistema financiero en el crecimiento sostenible de una economía.
El riesgo es un elemento inherente al negocio bancario, de allí que los intensos cambios del entorno y la expansión operativa, plantean a las entidades financieras, en creciente medida, desafíos a los que ha de hacerse frente mediante nuevos principios de gestión del riesgo.
Aunque sería deseable que el resultado de la actividad económica pudiera conocerse con certeza, la incertidumbre está siempre presente y más aún, en el ámbito financiero. De ahí que dentro de los riesgos asumidos por los operadores de este sector, destaca el riesgo de crédito, el cual según Knop y col. (2004), puede definirse como la posibilidad con mayor o menor incertidumbre, de incurrir en una pérdida cuando la contrapartida incumple total o parcialmente sus compromisos financieros según lo estipulado en el contrato que los rige.
De acuerdo con De Lara (2007), es el más antiguo y probablemente el riesgo más
importante que enfrentan los bancos y lo define como la pérdida potencial producto del
incumplimiento de la contraparte en una operación que incluye un compromiso de pago.
Partiendo del señalamiento anterior, el riesgo de crédito puede interpretarse como la
posibilidad de pérdida debido al incumplimiento del prestatario o la contraparte en
operaciones directas, indirectas o de derivados que determinan el impago, el pago
parcial o la falta de oportunidad en el pago de las obligaciones pactadas.
Esta posibilidad de impago, es considerada como factor inductor de las crisis bancarias,
pues se ha detectado que indicadores como cobertura del interés de la deuda y la
cartera incobrable al alcanzar valores por encima del estándar, son indicios de alerta
temprana de la fragilidad financiera, como ocurrió a finales de los 90 en Corea y en
Tailandia. (Pascale 2009).
Márquez (2009), que las variaciones en las condiciones de la economía son una fuente
importante de riesgo crediticio, pues afecta el valor de la garantías y colaterales de los
créditos y tienen un impacto directo en la tasa de recuperación en caso de
incumplimiento de los deudores y se considera la diversificación de la entidad en su
país de origen y a nivel mundial hay que analizar también la situación de diversos
espacios geográficos, sectores y actividades económicas particulares.
En este contexto, también es necesario incluir otra variable incidente en el riesgo
crediticio, es la disminución del índice de intermediación financiera, el creciente número
de actores que otorgan créditos fuera del sistema bancario genera un deterioro
significativo de los rendimientos y la calidad de los crédito. (Márquez, 2009).
Por ello, es importante que las entidades bancarias o crediticias valoren
adecuadamente la solvencia presente y futura de sus prestatarios y administrar
eficientemente su cartera, teniendo en cuenta que al conceder un crédito se puede
incurrir en riegos como los de iliquidez, instrumentación o legal y solvencia, entre otros.
En ese sentido, la mayoría de los países han dictado normas de administración integral
de riesgos bancarios, siguiendo lineamientos del acuerdo de Basilea (2002), sobre
riesgos bancarios.
Venezuela no escapa a esta tendencia, y la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras, (Sudeban), dictó una norma prudencial sobre la administración de riesgos bancarios identificada como Resolución 136.03 la cual reproduce los conceptos de este acuerdo citado.
Dichos riesgos adquieren, diferentes categorías en función del mismo y se clasifican en
créditos de riesgo normal, potencial, real, de alto riesgo e irrecuperable (Sudeban
2002). Dada la diversidad de riesgos establecidos se requiere que las instituciones
bancarias lleven un control sobre los mismos, a través de: a) registros de información y
archivos actualizados, con la finalidad de contar con elementos para medirlo,
considerando la situación financiera, comportamiento y garantías del cliente y b)
expedientes de los créditos otorgados con información sobre antecedentes jurídicos,
económicos y financieros del deudor e información interna relativa a las solicitudes y
actas de comités de aprobación, entre otros.
En este sentido, el control de riesgo exige a la gerencia operativa suficiente información
para el análisis de los créditos a fin de prevenir la morosidad de los clientes, evitando la
quiebra bancaria, por lo tanto, estas acciones dependen significativamente de acciones
que permitan realizar un buen estudio de los créditos solicitados para su
correspondiente aprobación o negación, así como el seguimiento de los admitidos.
Otro aspecto a considerar es la formulación de las políticas de otorgamiento del crédito,
que deben apegarse a las normativas que regulan esta actividad, ya que otorgar un
crédito implica la necesidad de hallar un equilibrio entre el imperativo de invertir en el
cliente y por otro lado, el incremento de las necesidades financieras y sus costos. Sin
embargo, durante los últimos años, la oferta de crédito en Venezuela ha estado alterada
por regulaciones gubernamentales que han orientado los flujos crediticios de la banca
en función de una política de redistribución sectorial, empresarial, social o regional de la
producción y el comercio.
Este tipo de asignación, denominado actualmente “gavetas”, está destinada a
desarrollar los sectores productivos del país, mediante el financiamiento de las
actividades que tradicionalmente no atendía la banca y que implica un riesgo potencial.
Por lo tanto, las actuales situaciones apuntan hacia el incremento de la demanda de
créditos que presiona sobre las actividades de estudio y concesión de operaciones, la
mayor competencia entre las entidades y la importancia de la rapidez de respuesta y el
ascenso de las nuevas tecnologías con la facilidad y posibilidad de manejo de grandes
bases de datos, cálculos en tiempo real y entornos amigables para los usuarios,
convergiendo todos estos elementos en situaciones complejas de controlar.
En consecuencia, el riesgo crediticio podría incrementarse, pues de acuerdo al informe
mensual de Sudeban, la cartera de crédito y los activos del sistema bancario
venezolano se han incrementado en un 70% este año y aún cuando el sector presenta
signos de solidez (Aristimuño y Asoc., 2012), un cambio en las condiciones
económicas, lineamientos gubernamentales o desregulaciones, podrían amenazar
seriamente la recuperación de la cartera crediticia actual.
Actualmente (primer semestre de 2012), el 57% de los ingresos de la banca están
representados por la cartera de créditos, esto no parece alarmante, pues el índice de
morosidad es del 1,2% y la cobertura de la cartera morosa es de un 290,8% (Sudeban,
2012), pero durante los últimos 12 años la producción por habitante disminuyó en un
10%, mientras que el consumo se incrementó en un 40% per cápita, indicador de la
baja productividad de la economía venezolana que ha podido compensarse por la renta
de los hidrocarburos (Aristimuño y Asoc., 2012).
Es decir que, si las condiciones actuales varían como por ejemplo, una baja sensible en
los precios del crudo venezolano, podría dificultarse la recuperación de la cartera
crediticia. Igualmente la implementación de políticas desregulatorias podrían provocar
un alza en las tasas de interés, haciendo que los pagos sean más onerosos y por
supuesto, se incrementaría la posibilidad de incumplimiento de los deudores, así como
una disminución de la cobertura de crédito (Chandrasekhar, 2007)
Para enfrentar estas condiciones, las instituciones bancarias deben ser capaces de
gestionar el riesgo de crédito de manera que puedan asegurar el cobro de sus
acreencias y minimizar el impacto de los impagos en el resultado neto. Esto requiere
especializar las unidades responsables de la valoración y otorgamiento de préstamos,
así como la formulación de políticas de crédito y cobranza acordes a los objetivos de la
institución en esta materia. (Márquez, 2009).
De no ser así, la banca universal venezolana estaría expuesta a un riesgo crediticio
significativo ante cambios en la política financiera del Estado, condiciones del mercado
nacional o variaciones en la renta petrolera.
Ante estos señalamientos, cabe preguntarse si la banca universal venezolana ha
logrado implementar los métodos de ponderación del riesgo de crédito establecidos en
el Nuevo Acuerdo de Basilea, lo cual estaba previsto para el 2010; igualmente, es
necesario conocer si las estructuras y procesos utilizados para la valoración del riesgo
crediticio, permiten evaluar los factores que inciden en la recuperación de su cartera;
anticiparse a los eventos que pudieran influir negativamente en sus deudores presentes
y potenciales en lo individual y su cartera de créditos en conjunto.
2.1. EXPLICACION CONCEPTUAL
2.1.1. Gestión de riesgo de crédito
La gestión de riesgo de crédito, son las pérdidas derivadas de la incapacidad de un
prestatario o la contraparte de cumplir con sus obligaciones. La mayor parte del riesgo
de crédito de una institución financiera se deriva de sus actividades de préstamo –
préstamos pendientes de pago y contratos de arrendamiento, el comercio de activos de
la cuenta, los activos derivados, y los compromisos de préstamo sin fondos, que
incluyen compromisos de préstamos, cartas de crédito y garantías financieras.
Pérez (2002), afirma que el riesgo de crédito viene determinado por la posibilidad que
los fondos prestados en una operación financiera, no se devuelvan en el tiempo y forma
previstas en el contrato de formalización de la operación. El riesgo de crédito está
asociado a la probabilidad, que un prestatario o cliente activo, no devuelva el principal
de su préstamo o crédito y no pague los intereses de acuerdo a lo estipulado en el
contrato.
Tomás y col. (2005), definen riesgo como la asunción de una posibilidad de sufrir una
pérdida. A su vez, hacen referencia que Pérez, Carballo y Sotomayor (1990) quienes
entienden por riesgo financiero, la posibilidad por parte de una empresa, de no poder
afrontar la devolución de un préstamo o crédito, con los siguientes quebrantos que de
ello pudiera derivarse.
Igualmente, el riesgo de crédito es definido por Pérez (2002), como la posibilidad que
los fondos prestados en una operación financiera no se devuelvan el tiempo y forma
previstos en el contrato de formalización de tal operación, aseverando que se trata del
riesgo bancario por antonomasia, asociado a las operaciones de crédito, préstamo,
aval, que han concedido las entidades de crédito.
Por otro lado, la Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras mediante la
Resolución 136.03, Normas para una administración integral de los riesgos, define el
riesgo de crédito como la posibilidad que se produzcan pérdidas como resultado del
incumplimiento de pagos de clientes y/o contrapartes con el contrato estipulado. Este
riesgo no solo se encuentra en los préstamos sino también, en otras exposiciones
dentro y fuera del balance como garantías, aceptaciones e inversiones.
Por lo tanto, la gestión de riesgo de crédito es el conjunto de trámites que se llevan
a cabo para resolver y controlar el riesgo de crédito en una entidad financiera. Si la
actividad crediticia implica conceder préstamos y créditos con el objetivo de obtener un
beneficio, la gestión de crédito debe ser tal que la entidad debe estar en condiciones de
valorar la relación existente entre el rendimiento esperado de un crédito y su riesgo, no
sólo en el momento de conceder la operación sino en cualquier momento posterior de
su vida, con el fin de poder identificar posibles problemas de recuperación de la
operación y, consecuentemente, poder tomar las decisiones que la entidad de crédito
considere oportuna.
De Lara (2007), afirma que la administración de riesgo moderna en los umbrales
del siglo XXI, se concibe como la adopción de un enfoque más proactivo, que
transforma la manera de medir y monitorear los riesgos. Para efectuar una efectiva
administración de riesgo actualmente existe un avance tecnológico que permite y facilita
cualquier tipo de acción relacionada con el mismo.
Las instituciones financieras deben establecer límites de crédito para controlar el
riesgo de crédito en todas las actividades relacionadas. Límites por sector, región
geográfica, producto, cliente, y el país deben ser especificados, junto con los métodos
que se utilizarán para el cálculo de las exposiciones en contra de los límites, y forman
parte de la política de crédito. También debe considerarse la posibilidad de la
propagación a través de industrias o regiones como la ausencia de una empresa o
industria puede también afectar a otros.
Villaseñor (2007), define la gestión del riesgo de crédito como la formulación de
políticas y procedimientos para establecer las condiciones respectivas necesarias en la
determinación del grado de riesgo al momento de otorgar un crédito, afirmando de la
misma manera, que el riesgo es inherente y marcha en paralelo al otorgamiento de la
operación, no solo en el momento de cederla sino a lo largo de todo el proceso de
cobranza hasta su total liquidación por lo que asevera que las situaciones de riesgo no
deben ser valuadas por la gerencia como condición vaga y general, sino como un
conjunto de circunstancias tangibles bajo la forma de una persona física o jurídica.
En este sentido, se entiende que la gestión del riesgo de crédito no es más que la
compilación de todos los recursos administrativos y de gerencia existentes para
minimizar las probabilidades de pérdida que se presentan al momento de otorgar una
operación crediticia, considerando que este tipo de riesgo siempre estará involucrado
en tales operaciones. De allí que no se erradicará por completo su impacto pero si se
logra disminuir su probabilidad de ocurrencia, con la incorporación de diversos métodos
y mecanismos para su medición aunado a la identificación de los factores que son
generadores del riesgo.
Tipos de riesgo de crédito: En la gestión del riesgo de crédito, es común distinguir
subclases de riesgo de crédito, que en realidad no son sino distintos niveles de
agregación en los que se desea medir el riesgo, conocer la pérdida de un conjunto de
transacciones aporta información con una perspectiva de gestión mayor que al nivel de
una sola operación y es precisamente la definición de estos conjuntos de operaciones y
agrupados, según una característica común lo que conduce a definir los diversos tipos
de riesgo, entre los cuales se mencionan:
• Riesgo de contrapartida: Se cataloga como el riesgo más típico, quizá de los
tipos de riesgo crediticio, ya que proviene de una forma natural de considerar
conjuntamente todas las transacciones, pendientes de pago y a favor de una entidad,
con una contraparte. Si las circunstancia de la parte deudora son tales que le impide la
liquidación de una operación a favor de la entidad, la probabilidad de que la morosidad
se extienda a las restantes de las obligaciones contraídas es muy elevada, por lo que
es muy útil agrupar las operaciones de una cartera según la contraparte con quien se
realicen, especialmente si se pretende fijar el consumo de recursos propios o de las
reservas de crédito.
• Riesgo Emisor: La peculiaridad del riesgo emisor según Knop y col. (2004), se
transmite de forma indirecta en los mercados mediante productos financieros como
bonos corporativos o derivados de crédito, es por tanto, un riesgo de crédito por
referencia, que afecta el valor de mercado de las emisiones o derivados de crédito,
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según los papeles de mercado que perciba el grado de solvencia del emisor para
enfrentar los pagos. A medida que se deteriore o recupere la calidad crediticia de un
emisor, según el criterio de mercado, ésta se reflejara en el valor del título, haciendo así
al riesgo emisor, especialmente sensible a los cambios de rating, sin llegar a entrar en
quiebra o incumplimiento
• Riesgo por país: este riesgo pretende medir los riesgos incurridos por un país en
un sentido global que refleje la estructura financiera y la actividad económica de una
forma distinta al riesgo puramente comercial. Así un grupo de contrapartes de un mismo
país, podría presentar una alta correlación en el empeoramiento de sus ratings ante una
eventual crisis económica del país al que pertenecen.
• Riesgo por liquidación: Recoge el riesgo por el que las obligaciones
contractuales entre dos contrapartidas no se efectúen simultáneamente, con lo que
durante un periodo temporal se produce una circunstancia de impago técnica. Las
causas que lo producen son variadas, desde la ubicación de las contrapartidas en
distintos usos horarios a diferencias en la valoración de los sistemas, o por la utilización
de distintas divisas.
Como se observa, existen diferentes tipos de riesgo, los cuales podrían estar
presente en las operaciones de crédito que realiza la entidad bancaria, y por ende,
podría afectar el buen desenvolvimiento financiero de la misma en cuanto a su capital o
patrimonio, por lo cual, deben analizarse los factores más usuales que generan riesgo
de crédito.
2.2.2 Factores de riesgo de crédito
De acuerdo con Yera y col. (2004), el riesgo de crédito bancario está asociado con
la probabilidad de impago parcial o total de un desembolso realizado en una operación
crediticia, o de que la entidad tenga que hacer frente a garantías presentadas ante
terceros por cuenta de sus clientes.
Esta posible eventualidad está determinada en parte por la incertidumbre sobre
elementos que pueden afectar a los clientes e instituciones y son atribuibles a las
características de la operación y el cliente.
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Según Tomas y col. (2005), los principales factores determinantes del
riesgo de crédito se deben tomar en cuenta a partir de las características de la
operación, considerando entre ellos, el plazo, el importe, el conocimiento que se
tiene del solicitante, la finalidad, la garantía, entre otras, aspectos que se
explican a continuación.:
Plazo es el vencimiento del término de la operación y según Tomas y col.
(2005), es un factor que afecta al riesgo de una forma directamente proporcional,
es decir a medida que el vencimiento se aleja en el tiempo, el riesgo aumenta,
igualmente aumenta si la capacidad de devolución del cliente no se adecua al
plazo necesario.
Fabozzi (1996), define el plazo como la longitud del período hasta que llega la
fecha para lo cual está programado hacer el último pago o a la que se ha
convenido realizar la liquidación de una operación, así como también, los
instrumentos para los cuales el acreedor puede pedir el pago en cualquier
momento de la obligación contraída
Igualmente Tamames y Gallego (1996), explican que el plazo es la fecha en
que una deuda, crédito o préstamo debe quedar saldado una vez realizado el
pago del principal y de los intereses, en consecuencia, la terminación de un
contrato.
Considerando esto se entiende, que el plazo resulta determinante para el
proceso de gestión del riesgo ya que forma parte intrínseca al momento de
determinar cuan favorable o desfavorable podría resultar el otorgamiento de una
operación de crédito, ya que el mismo va a depender de la forma más adecuada
de distribución de los pagos para llegar a una fecha límite de cancelación de la
obligación, sin embargo, existen elementos que también influirán conjuntamente
con el plazo en la distribución de pagos como lo es la tasa de interés, en
especial en economías donde dichas tasas fluctúan de una manera holgada y
con muy pocas restricciones. Tomas y col. (2005).
Importe, según Tomas y col. (2005), el importe representa la cuantía de una
operación. Este factor es determinante cuando no es proporcional a la solvencia
de un cliente, por lo que generara aumento del riesgo si las entidades financieras
aprueban cifras superiores concedidas por otras entidades con mayor
conocimiento del cliente.
El riesgo de crédito también se verá incrementado si la entidad financia el
cien por ciento de las inversiones del cliente, ya que es recomendable que una
parte proporcional de la misma provenga de recursos de recursos propios. Es
sumamente necesario que el importe sea suficiente para la finalidad a la que se
destina.
En este orden de ideas, Yera y col. (2004), explican que para un buen
análisis de la operación debe estudiarse la coherencia entre el uso de los fondos
y el monto solicitado.
Modalidad, representa el tipo de instrumento de financiación que el cliente
solicita, generando distintos tipos de operaciones ya que el riesgo, la liquidez y la
rentabilidad variarán según la modalidad. En base al principio de coherencia, la
modalidad de la operación solicitada debe coincidir con la necesidad de
inversión del cliente. Tomas y col. (2005).
La modalidad en este sentido, va a estar íntimamente relacionada con el
plazo a otorgarse la operación tomando en cuenta si es necesario, el
otorgamiento a corto o a largo plazo, hecho que de por sí, requiere del
conocimiento mínimo del cliente y el destino del crédito para que sea aplicable la
modalidad idónea y minimizar la probabilidad de pérdida mitigando así el riesgo
de crédito.
Finalidad, representa el destino de la misma, es decir, el uso que haga el
cliente de la financiación solicitada, por lo que debe asegurarse que el objetivo
del mismo o proyecto de inversión, genere fondos suficientes para devolver el
importe prestado y sus respectivos intereses. Suele admitirse un nivel creciente
de riesgo según los fondos se destinen a la adquisición de activos o se trate de
reemplazar recursos propios por ajenos. Tomas y col. (2005).
La finalidad es un factor de riesgo si el beneficio derivado de la inversión
realizada por un cliente no es suficiente para devolver la totalidad del dinero que
la entidad financiera le ha prestado. De este argumento se desprende que la
primera garantía de la operación sea la propia finalidad por lo que es
indispensable valorar: motivo de la petición, la descripción de la inversión y la
actividad y posición dentro del sector en caso del Jurídico.
Conocimiento del cliente, consiste en el análisis riguroso del cliente para
valorar el nivel de riesgo que asume si se aprueba el financiamiento. Uno de los
objetivos de este análisis es estudiar al cliente mediante información interna y
externa a la entidad tomando en cuenta base datos y procesar información
histórica. Tomas y col. (2005).
Implica también estudiar antecedentes y su integridad moral, así como
realizar seguimiento de hábitos comerciales y profesionales verificando de algún
modo posible a través de referencias externas, impresiones favorables.
Por otro lado, Villaseñor (2007), plantea que en el proceso de conocimiento
del cliente se debe establecer el carácter del mismo, ya que comprende un
conjunto de cualidades del sujeto que lo hacen querer pagar al vencimiento de
una deuda simplificándolo en carácter de crédito y carácter moral o reputacional.
De la misma forma, enfatiza el autor antes citado, que el juicio del carácter
debe basarse en pruebas, cuya búsqueda y apreciación constituyen una de las
labores técnicas del departamento de crédito, para lo que una de las pruebas
mas determinantes es un prolongado y consistente historial en los pagos de
créditos ya que quienes hayan demostrado indiferencia y aversión a tales pagos
sin duda tendrán más probabilidades de próximos incumplimientos.
Garantía, tomando en cuenta la definición del Banco Popular Español
(1994), la garantía se define como la forma de aval bancario instrumentado en
documento independiente o carta suscrita por un tercero para garantizar a una
entidad bancaria el buen funcionamiento de una operación de crédito, dejando
claro los diversos tipos de garantías existentes ya que se puede concebir en
determinados casos como garantía al conjunto de bienes y solvencias afectadas
al buen fin de una operación de crédito.
Tomando en cuenta esto, se definen los diversos tipos de Garantías como lo son:
⎯ Garantía de Valores: donde quedan afectados determinados valores
mobiliarios al pago de la obligación.
⎯ Garantía Hipotecaria: donde quedan afectados bienes inmobiliarios al
pago de la obligación.
⎯ Garantía personal: cuando el aval es una persona.
⎯ Garantía Prendaría: quedan afectados bienes muebles al cumplimiento de
la obligación.Igualmente, Tomas y col. (2005), manifiesta que la
presentación de garantías sirve de apoyo y complemento en el momento
de solicitar un crédito para lo cual deben obtenerse dictámenes
imparciales acerca de su valor real y la factibilidad de realización forzosa.
Según los autores la fincabilidad de los titulares, no debe ser determinante
para la concesión de operaciones de activo, si no existe por parte del solicitante
la suficiente capacidad económica de retorno del crédito. De allí que tal
fincabilidad aportada como garantía complementaria debe ser objeto de
valoración, estable, vendible y suficiente de acuerdo con los riesgos globales
suscritos por el deudor.
2.2.3 Criterios de análisis del riesgo de crédito
De acuerdo con Tomas y col. (2005), tanto para las empresas como para las
entidades financieras, el éxito está asegurado solo si los riesgos que asumen
son razonables y controlables dentro de algunos límites. Con la finalidad de
reducir el riesgo asumido a la entidad financiera le deberían interesar solo
aquellas operaciones que equilibren los requisitos siguientes:
⎯ Operaciones garantizadas.
⎯ Operaciones que no hagan peligrar el objetivo de la liquidez
⎯ Operaciones con las que obtenga máxima rentabilidad
Como consecuencia la entidad financiera tendrá que tener en cuenta como
criterios, la seguridad, la liquidez y rentabilidad a fin de analizar las operaciones
y poder gestionar efectivamente el riesgo de crédito.
Igualmente Yera y col. (2005), señalan que en la toma de decisiones en
relación con el otorgamiento o no de un préstamo solicitado por determinado
cliente, deben ser evaluadas tres variables en su combinación estrecha:
⎯ EI nivel de riesgo empírico o científicamente calculado mediante métodos
estadísticos, expresado en términos numéricos.
⎯ La cuantía del importe solicitado, que necesita el cliente y se encuentra respaldada.
⎯ La rentabilidad esperada para la institución financiera, como resultante de los ingresos obtenidos por intereses bancarios y los costos asociados con esta actividad
Estos señalamientos coinciden con Tomas y col. (2005), por lo tanto, se
asume que los criterios de evaluación de riesgo crediticio se refieren a:
Seguridad, Tomas, y col. (2005), la definen como la cualidad de estar
exento de todo peligro de riesgo, sin embargo, aclara que las entidades
financieras no están libres de esta característica, ya que ninguna operación de
activo es totalmente segura.
Por tal motivo al momento, el principal elemento a tener en cuenta en la
concesión de una operación de crédito es la seguridad de reembolso. Si bien es
cierto que la seguridad total no existe, esto no exime a las entidades financieras
de hacer todo lo posible en reducir el riesgo asumido por lo que deben aumentar
la probabilidad de devolución de los préstamos concedidos. Dicha probabilidad
dependerá de la capacidad de devolución del préstamo así como también de las
garantías presentadas.
Para valorar la capacidad del prestatario de devolución del préstamo, la
entidad ha de poseer la información necesaria para determinar la seriedad del
cliente y la finalidad de la operación a realizar. Así, al no existir la seguridad total
en las operaciones de activo que realizan las entidades financieras, se debe
reducir en lo posible el riesgo.
Es por ello que la banca en general se ha enfocado en realizar inversiones
significativas en diversas herramientas que le permitan indagar sobre el modo de
actuar de los clientes y sobretodo, en qué tan seguro seria el otorgamiento de un
crédito, así como la mejor distribución de los recursos otorgados con el fin de no
poner en riesgo el patrimonio de la entidad, ya que si un porcentaje significativo
de los préstamos cedidos es evaluado como inseguro, esto acarrearía pérdidas
significativas e irrecuperables
Liquidez, está definida según Eslava (2003), como la fortaleza financiera
de una empresa, evaluándose bien sea en el horizonte del corto plazo en
relación con el capital circulante o bien en el largo plazo en relación con la
estructura financiera, por lo que dentro de sus dimensiones, esta la liquidez
definida también como la suficiencia de dinero que debe tener una empresa para
hacer frente a sus obligaciones a corto plazo.
En este sentido, el autor relaciona la liquidez como un factor de fortaleza que no solo converge dentro de las finanzas de una orgnización en el corto plazo, sino también el largo plazo influenciando de manera determinante, la estructura financiera, aseveración ésta que resulta un elemento diferenciador a definiciones de liquidez que generalmente relaciona el corto plazo.
De acuerdo, con Alegre y col. (2008), la liquidez se refiere a la seguridad
que ofrece una empresa de que poseerá la capacidad de cumplir todas las
obligaciones financieras contraídas en el corto plazo representándola como la
relación entre el activo circulante y el exigible a corto plazo o pasivo circulante.
Igualmente Tomas y col. (2005), manifiestan que la liquidez de un activo es la
proximidad que este posee a la conversión en dinero, para tales efectos las
entidades financieras deben equilibrar sus activos, en lo que respecta a sus
plazos de recuperación y sus pasivos en los que respecta a sus plazos de
exigibilidad.
En base a su balance de situación, cada entidad financiera establecerá la
política de plazos más adecuada, ya que cuanto más a corto plazo sean las
inversiones de los clientes menos peligra el objetivo de liquidez y sobretodo, se
minimiza el riesgo adicional de la variación constante de los tipos de interés del
mercado.
Para asegurar el objetivo de la liquidez las entidades financieras aplican
fórmulas de interés variable, además de otros métodos como lo son la
transmisión de deuda terceros o acceder a mercados secundarios.
Rentabilidad es la relación entre el beneficio y una masa patrimonial del
balance de situación esto según Tomas y col. (2005). En las entidades
financieras este concepto se obtiene por la diferencia entre el cobro de intereses
y comisiones en las operaciones de activos y el pago de intereses en las
operaciones de pasivos.
Para el cálculo de la rentabilidad bruta intervienen los siguientes elementos:
Intereses y comisiones cobrados por operaciones de activo, intereses pagados
por operaciones de pasivo, es decir la inversión neta de la entidad financiera, el
dinero que la entidad presta a sus clientes. Esta cantidad se obtiene restando los
depósitos que el cliente mantiene en la entidad al total que se le ha prestado.
A través de la vinculación del cliente mediante la compra de otros productos y servicios, la entidad puede obtener más rentabilidad tmando en cuenta siempre la situación global del mismo.
Por otra parte, cabe destacar que una rentabilidad excesivamente elevada
admitida por un cliente puede ser indicador de un cliente con riesgo. Como
consecuencia, la entidad financiera debe tener presente que la rentabilidad
siempre debe ser equivalente al riesgo.
Así mismo, Tamames y Gallego (1996), define a la rentabilidad como la
relación generalmente expresada en porcentaje que se establece entre el
rendimiento económico que proporciona una determinada operación y lo que se
ha invertido en ella, conocido también como porcentaje de beneficio.
2.2.4 Mecanismos de medición del riesgo de crédito.
Tradicionalmente para medir el riesgo de crédito, las entidades financieras
han elaborado procedimientos homogéneos y tradicionales, siendo de suma
importancia el conocimiento de algunas técnicas de mitigación así como
también, la exposición crediticia, el grado de solvencia y las posibles pérdidas,
para de esa forma, implementar los correctivos correspondientes y realizar una
buena gestión del riesgo de crédito, así como la implementación de modelos de
medición del riesgo de crédito reconocidos.
Tomas y col. (2005).
Exposición Crediticia, según Knop y col. (2004), la primera definición que
cabe destacar en cualquier proceso de medición de riesgo es la exposición
crediticia ya que de ella se desprenderá en cuanto ascenderían las posibles
pérdidas sobre las posiciones que se mantienen con una contrapartida
determinada, sobre todo si estos se declaran en quiebra y no hay recuperación.
Mediante el cálculo de la exposición crediticia lo que se pretende es cuantificar el
coste monetario que supondría a una entidad, el hecho de que sus deudores
entren en incumplimiento de pago y no se recupere ningún porcentaje de los
pagos a favor de la entidad.
Considerando que el riesgo crediticio posee una naturaleza distinta a la del
riesgo de mercado con respecto a la escala temporal, los factores de riesgo que
marca los eventos de crédito evolucionan mucho más lentamente que los de
mercado por lo que no se espera que una probabilidad de incumplimiento varíe
de un día a otro, o, así mismo que se revise la calidad crediticia frecuentemente.
De la misma manera, según Samaniego (2008), la exposición crediticia es el
valor de mercado frente a una contrapartida en caso de incumplimiento el cual
resume que dependerá del tipo de instrumento, del tiempo, de las condiciones
del mercado y de la calidad crediticia, haciendo necesario el conocimiento de las
probabilidades de incumplimiento y destacando que sería la primera dificultad al
momento de realizar una óptima medición del riesgo de crédito.
En este sentido, los autores convergen en la idea que la exposición crediticia
debe ser uno de los primeros elementos a ser considerados para la ejecución de
una correcta y óptima medición del riesgo de crédito y adicionalmente que
dentro del análisis de la misma deben ser considerados factores como el plazo,
la tasa de interés y la probabilidades de incumplimiento de la contraparte con la
obligación adquirida ya que permitiría tener una noción más precisa y clara de lo
que serian la posibles pérdidas en caso de no realizarse ninguno de los pagos,
para poder desprender de allí otra función importante como lo son la gestión de
las provisiones.
⎯ Grado de Solvencia, según Knop y col. (2004), el grado de solvencia o
rating tiene como función clasificar a las contrapartes concretándose en una
escala con varios niveles crediticios. A efectos de reservas de crédito que deben
guardar los bancos uno de los patrones de ratings más antiguos fue el
establecido por la US Office of the
Comptroller of the Currency (OOC). La clasificación considera cinco posibles
estados crediticios en el que se podría hallar un préstamo, cuatro de baja calidad
y uno con categoría de inversión.
Actualmente, los niveles de rating están subdivididos con mayor granularidad
dada la necesidad creada en los últimos años para afinar los diferenciales que
se cobran a los tomadores de préstamos con el fin de mantener competitividad y
también para disponer de una cifra lo más precisa posible en el momento de fijar
las reservas de crédito contra las pérdidas esperadas. Igualmente, Gómez
(2002), define los ratings como una medida cualitativa del nivel de riesgo de
crédito de los emisores y de las emisiones (incluido el propio estado), a través
del cual, se puede valorar el equilibrio financiero de un emisor a través de sus
expectativas futuras, considerándolo simplemente como una opinión
independiente de la capacidad de pago, de un emisor respecto a una emisión y
no ofrece garantía alguna de pago.
En general y según este autor, lo establecido en los ratings implica, sencillez
y rapidez en la evaluación del riesgo homogéneo y a bajo costo y medidas para
presentar el perfil de riesgo de las instituciones de emisión colectiva a los
inversores particulares.
En consecuencia, se puede afirmar que lo referente al grado de solvencia o
rating es definido como una herramienta de consulta cualitativa que permitirá
clasificar la capacidad crediticia de los deudores y que debe ser tomada en
cuenta para medir su probabilidad de incumplimiento como complemento de
otras técnicas tradicionales, para lo cual aportará beneficios en el proceso de
medición del riesgo de crédito.
⎯ Pérdida esperada, es definida por Knop y col. (2004), como aquella
cantidad que cuantifica las pérdidas por morosidad, así pretende capturar el
gasto que supone el hecho de operar con contrapartes de una cierta calidad
crediticia, para lo que resulta conveniente hacer cálculo de la probabilidad de
incumplimiento de la contraparte en cuestión. También catalogándose como un
gasto de negocio previsto de antemano y por lo que ya se cobra un porcentaje.
En ese particular, se diferencia de la exposición crediticia ya que la misma
representa todo lo que se puede perder asegurando que solo se perderá una
fracción en situaciones cuando una contraparte tiene altas posibilidades de
quedar en el mercado y aun si se declarara en quiebra, queda la probabilidad de
recuperar parte de los flujos a favor de la entidad ya sea porque el deudor se
recupera o bien porque ponga sus bienes capital con el fin de saldar parte de
sus pagos pendientes
Elizondo (2004), plantea que la pérdida esperada de un portafolio de activos
de crédito, representa el monto de capital que podrá perder una institución como
resultado de la exposición del riesgo de crédito, así mismo manifiesta que el
motivo de la medición del riesgo de crédito es la estimación de la probabilidad de
incumplimiento ya que a través de ella se pueden determinar las pérdidas
esperadas de la entidad financiera. Asimismo este autor, afirma que cuando se
lleva a cabo el análisis del riesgo de crédito de una institución financiera se
espera tener como resultado, el nivel de
pérdida de capital que dicha institución puede llegar a tener como resultado del incumplimiento de sus créditos, el incumplimiento a su vez está asociado al deterioro gradual que puede observarse en la calidad de los activos de la institución.
Dando crédito a lo expuesto por los autores, referente a sus planteamientos
para con lo que representa el concepto de pérdida esperada en el proceso de
riesgo de crédito, se hace imprescindible abordar la conceptualización de
probabilidad de incumplimiento como herramienta para el cálculo de lo que
representaría el cálculo de la pérdida esperada presentándolo de la forma
siguiente
⎯ Probabilidad de incumplimiento, según Knop y col. (2004), representa la
posibilidad que un deudor entere en quiebra, no realice algunos de sus pagos
financieros o entrega de valores y en general, que incumpla cualquier obligación
a la que esté sometido contractualmente, aunque es deseable y se puede
construir casi siempre una probabilidad para cada contraparte o emisor un
sistema de ratings, sirve comúnmente en la práctica como pauta para asignar
probabilidades de incumplimiento genéricas, según el rating al que pertenezca la
contraparte, así pues cada rating se le asocia a una probabilidad.
De igual forma, Samaniego (2008), establece que para medir el riesgo de
crédito es necesario conocer la probabilidad de incumplimiento siendo esta la
primera dificultad que se presenta en la intención de acortar tales riesgos para lo
cual se debe considerar o situaciones como:
− Retraso de pagos durante un mes
− Retraso de pago durante tres meses
− Suspensión de pagos
− Quiebra
Asevera también, que no se debe descartar la correlación existente entre el
grado de incumplimiento y los ciclos económicos ya que se trata de la
probabilidad de que la contrapartida no cumpla con sus obligaciones
incorporando el factor tiempo y las condiciones económicas futuras.
En relación a las herramientas para medir el riesgo, se han desarrollado en los últimos años, modelos basados en medidas estadísticas y valoración de activos.
Modelos de Medición del Riesgo de Crédito
Entre los modelos de mayor utilización a nivel global, se encuentran:
⎯ Modelo KMV o Credit Monitor: Según De Lara (2007), Este modelo se basa
en aplicar la teoría de valuación de las opciones financieras, las cuales se han
extendido a otros campos de las finanzas corporativas, en particular en la
determinación del valor de una empresa, de su capital y de su deuda, de manera
que se puede simular el comportamiento de un préstamo mediante una opción y
las acciones como una opción.
En relación a este modelo, Elizondo (2004), manifiesta que permite
estimar la frecuencia de incumplimiento esperada, siendo diseñado para
transformar la transformar la información contenida en el precio de una acción
en una medida de riesgo de incumplimiento. Así mismo asegura que la
metodología consiste en el uso de modelos lógicos que permiten establecer la
relación entre:
− El valor de mercado de capital de una empresa y el valor de mercado
de sus activos
− El riesgo y el valor de sus acciones y el riesgo de incumplimiento de
los pasivos de la empresa
De la misma manera asegura que este modelo permite construir un
indicador de la probabilidad de incumplimiento, a partir del número de empresas
que incumplen con un valor del activo a dos desviaciones estándar del servicio
de la deuda como porcentaje del total de la población de empresas con esas
mismas características.
Esta metodología utiliza tres tipos de información según lo considera Elizondo
(2004), las cuales considera relevantes para estimar la frecuencia en la
probabilidad de incumplimiento de una compañía como lo son: Estados
Financieros; precios de mercado de la deuda y acciones de la compañía y
valuaciones subjetivas de la perspectiva de riesgo de la compañía.
⎯ Metodología Credimetrics, según De Lara, (2007), este modelo corresponde
a una herramienta para medir un riesgo de portafolio como valor en riesgo, como
consecuencia de cambios en el valor de la deuda por variaciones en la
calificación
crediticia de la contraparte, es decir no solo considera el evento de incumplimiento, sino también los cambios en calidad crediticia del emisor.
Para medir el riesgo de crédito de un portafolio con varios activos surgen dos
problemas complejos por resolver donde uno de ellos es la distribución de la
probabilidad de los rendimientos de crédito, ya que en riesgo de crédito tales
rendimientos son sesgados
El segundo problema planteado por este autor se refiere al cálculo de las
correlaciones entre el rendimiento de los activos del portafolio. la insuficiencia de
datos históricos de la calidad crediticia del emisor hace difícil la estimación de
correlaciones.
No obstante el modelo en cuestión propone la estimación de matrices de
transición para la determinación riesgos de crédito.
Normativa legal
Las operaciones crediticias de la banca universal venezolana se encuentran
reguladas por la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario,
(Sudeban), dicho ente tiene por finalidad la regulación del sector bancario bajo la
vigilancia y coordinación del Órgano Superior del Sistema Financiero Nacional.
En consecuencia Sudeban ha emitido resoluciones y procedimientos que
permiten gestionar el riesgo de crédito, en este sentido destacan las siguientes:
⎯ Resolución Nº 009-1197 del 28/11/1997, Gaceta Oficial de la República de
Venezuela Nº 36.433 del 15/04/1998. Normas relativas a la Clasificación del
Riesgo en la Cartera de Créditos y Cálculo de sus Provisiones.
⎯ Resolución Nº 010.02 del 24/01/2002, Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 5.577 Extraordinario del 31/01/2002. Normas
Relativas a la Clasificación del Riesgo en la Cartera de Microcréditos y
Cálculo de sus Provisiones.
⎯ Resolución Nº 266.08 del 13/10/2008, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.047 del 29/10/2008. Condiciones para el registro y control de los créditos agrícolas sometidos al proceso de reestructuración, de conformidad con el Decreto N° 6.240 con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Beneficios y Facilidades de Pago de Deuda Agrícola de Rubros Estratégicos para la Seguridad y Soberanía Alimentaría.
⎯ Resolución N° 332.11 del 22/12/2011, Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 39.924 17/05/2012 contentiva de la
“Constitución de provisiones para los créditos o microcréditos otorgados a
personas naturales o jurídicas cuyos bienes fueron objeto de medidas de
expropiación, ocupación, intervención o de aseguramiento preventivo por
parte del estado venezolano”.
En general, estas resoluciones que reciben el nombre de normas
prudenciales sobre cartera de crédito detallan procedimientos para clasificar el
riesgo de la cartera, constituir provisiones según la morosidad, valorar las
garantías, tipo de información requerida, tanto interna como externa y establecen
normativas sobre las políticas y estrategias de riesgo crediticio.
En este sentido, señala que las entidades bancarias deben poseer:
⎯ Manual de control de riesgo, el cual lo describe como un documento
contentivo de las políticas y procedimientos para la identificación y
administración de riesgos de las actividades vinculadas con las
operaciones crediticias. Debe incluir los mecanismos preventivos para
detectar los riesgos y los limites de riesgo. Por lo tanto, debe reunir
atributos que permitan identificar, administrar, adecuar y v
constantemente los riesgos internos y externos, así como las acciones
correctivas y seguimiento según el caso.
⎯ Sistema para la determinación, edición, seguimiento y control de los
riesgos que asume.
De la lectura de las resoluciones mencionadas se infiere que las políticas de
gestión de riesgo crediticio reúnen características como:
− Deben ser el resultado de un proceso formal de planeación que incluya la
identificación y asignación de una o más personas que asuman la
responsabilidad sobre cada tratamiento de riesgo implementado.
Orientar a una adecuada relación costo-beneficio.
− Adecuadas a la importancia (probabilidad e impacto) del riesgo frente al logro
de los objetivos de la entidad.
− Oportunas para su implementación.
− Realísticas en su aplicación.
− Convenidas con todas las partes involucradas.
− Deben ser plenamente documentadas, sustentando las acciones o decisiones
tomadas.
− Medibles en cuanto a su efectividad y eficiencia.
Igualmente, deben fijarse lineamientos para establecer:
⎯ Nivel de riesgo: que la organización esté dispuesta a tolerar, es lo
denominado “Apetito o Tolerancia de Riesgo” (Risk Appetite), es decir, cual
es el grado de desviación o pérdida aceptable en la recuperación de la
cartera. Esto permitirá a su vez proporcionar mayor seguridad en los
procesos internos de la institución.
− Definición de acciones para tratar y manejar el riesgo: esto implica un alto
grado de conocimiento de los procesos y controles de la entidad, así como
los niveles de autoridad y responsabilidad, se corresponde a lo denominado
estructura para la administración del riesgo. Para las áreas de riesgo potencia
y factores cualificados, deberá identificarse el nivel jerárquico a quien
corresponderá definir las acciones a seguir.
− Unidad responsable de evaluar los riesgos de crédito: distinto a la unidad de
crédito, por lo tanto reportará directamente a la gerencia de la entidad. En
ausencia de una unidad responsable de esta función, resulta práctico también
conformar comités que tendrán la responsabilidad de definir las acciones,
estrategias, coordinar su implementación y monitorear periódicamente su
efectividad.
− Selección de alternativas de acción: escoger e implementar una acción
específica, requiere tener una visión integral de los elementos asociados a
los factores de riesgos y su impacto en los procesos crediticios, por lo
tanto, queda a juicio de los responsables formular y definir tales acciones,
sin embargo, es necesario considerar los siguientes aspectos:
− Deben permitir a la entidad operar dentro de los parámetros de
tolerancia establecidos.
− El tratamiento de un evento puede requerir más de una acción específica.
− Una acción puede afectar a más de un evento de riesgo.
− Las acciones pueden reducir la probabilidad de ocurrencia pero no su
nivel de impacto o viceversa.
− La valoración de las acciones deberá realizarse en términos de su
costo-beneficio y el riesgo residual esperado.
− Algunas políticas transversales de la organización para la
administración del riesgo pueden ser negativas para un proceso o
actividad específica.
− La gerencia debe evaluar las diversas acciones seleccionadas,
asociando riesgos comunes.
Por lo tanto, y de acuerdo a los lineamientos de Sudeban, las entidades
deben ser capaces de identificar, valorar y medir los riesgos asociados a sus
operaciones crediticias, además de cumplir con las regulaciones previstas en sus
resoluciones.
2.4 Sistema de Variables
La variable de este estudio es gestión de riesgo de crédito.
Definición conceptual
Villaseñor (2007), define la gestión del riesgo de crédito como el conjunto
de políticas y procedimientos para establecer condiciones en el otorgamiento de
un crédito, para lo cual recomienda que en primer lugar se establezcan y
determinen con claridad el grado de riesgo otorgable por la entidad y la propia
situación que le permita aceptar. En segundo lugar plantea la comprobación a la
que deberá sujetarse cada solicitante y el análisis posterior de la gerencia de
crédito de los resultados obtenidos de su investigación con objeto de establecer
la validez del crédito
Definición operacional
En esta investigación se define operacionalmente Gestión de riesgo de
crédito como el estudio de los factores de riesgo en cuanto a Plazo, Importe,
Modalidad, Finalidad, Conocimiento del cliente y Garantía, tomando en cuenta
los Criterios de evaluación de riesgo de crédito como son la liquidez, rentabilidad
y seguridad, así como se estudian los mecanismos de medición del riesgo de
crédito, en relación Exposición Crediticia, Grado de Solvencia, Pérdida Esperada
y Modelos estadísticos de medición, tal como se muestra en la tabla siguiente:
Tabla N° 2.1 Operacionalización de la variable
Objetivo General: Analizar la gestión de riesgo de crédito en la Banca Universal
VARIABLEOBJETIVOS
ESPECÍFICOS DIMENSIONES INDICADORES ÍTEMS
Plazo 1,2,3,4
Importe 1,5,6,7.
Identificar factores
Modalidad 1,8,9
Finalidad10,11, 12,13,
de riesgo de
Factores de riesgo
14.
crédito en la Banca
Conocimiento del 10,15,16,17,de créditoUniversal
Cliente
Garantía 18,19, 20,
Examinar criteriosCriterios de Seguridad 21,22,23
de evaluación deevaluación de
riesgo de crédito Liquidez 24,25,26riesgo de crédito
Gestión de
en la Banca
Rentabilidad 27,28,29Universal
Riesgo deExposición
30,31,32Crédito en la Crediticia
Banca Universal
Describir los Mecanismos de
Grado de
33,34Solvencia
mecanismos paramedición del riesgo
Pérdida Esperada 10,35,36,37la medición del de crédito
riesgo de crédito.Modelos de
medición 38
Analizar las
estrategias
llevadas a cabo por Se desarrollará de acuerdo a los resultados de losla banca universal
objetivos anterioresvenezolana para
gestionar el riesgo
de crédito
Elaboración propia (2011)