21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
CURSO: CIENCIA POLITICA.
PROFESOR(A): TRUJILLO ROMAN, RAMIRO ISMAEL.
ALUMNO(A):
- Iparraguirre asto, euler hanssell - Arroyo prado, bryan- Alarcón Narváez, Erick- Diego Barrientos, keren- Alvarado de la cruz, piter
ESCUELA: DERECHO
CICLO: II
AULA: A – 203.
TURNO: MAÑANA.
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Este trabajo está dedicado para nuestros padres… ya que sin su apoyo incondicional no recibiríamos esta educación universitaria.
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Agradecemos a Dios, porque él es la guía que ilumina nuestros caminos, quien nos brinda Salud y paz. Gracias a él, somos buenos hijos y correctos estudiantes.
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La humanidad en el desarrollo de su historia ha sido capaz de organizarse bajo el
mando de líderes innatos, que según sus opciones, ejercen de la mejor manera su
gobierno.
Los gobiernos de cualquier índole deben permitir el beneficio de toda la población que
reside dentro de su región. Así, queda de manifiesto, entre muchas otras cosas, la
libertad personal y los derechos naturales. Si estos son violados estaremos hablando
de totalitarismo.
El totalitarismo es un sistema de gobierno en que todo reside bajo la mira del Estado.
Éste, cuenta con la facultad de elegir qué se hará en su país, en términos culturales,
educacionales, políticos, económicos, entre otros.
Así, los políticos que han optado por este método de gobierno, pueden ser tildados
según el punto de vista de cada persona como líderes políticos o dictadores.
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1. Definición y Aspectos.
2. Características
3. Origen
4. Totalitarismo y autoritarismo
4.1Estalinismo
4.2Fascismo
4.3Nazismo
4.4Comunismo
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Adolf Hitler, del Tercer Reich y
Benito Mussolini, de la Italia
fascista.
El totalitarismo es una forma de Estado, es decir, una forma de organizar los cuatro
componentes del mismo (territorio, población, gobierno, poder, y según el autor,
también el jurídico o el derecho). El totalitarismo no es simplemente una forma de
gobierno, es una organización en cuanto a las personas que ejercen el poder, toda una
forma de estado, de tipo no democrático que se caracteriza al igual que el autoritarismo
en la falta de reconocimiento de la libertad y los derechos del hombre. Sin embargo, se
diferencia del autoritarismo en que en el totalitarismo existe una negación de la libertad
y los derechos individuales, desconociendo además la dignidad de la persona humana,
convirtiendo las clases sociales en masas.
El totalitarismo considera el Estado como un fin en sí mismo, y por tanto lo maximiza, y
dado que el poder existe para el fin de las cosas, si consideramos al Estado un fin,
estos dos componentes de la política son correlativos, como consecuencia un Estado
más grande nos da un poder más grande. Así el poder del estado totalitario lo puede
todo porque el fin lo abarca todo. Mussolini (que usó por primera vez el término
"totalitarismo") graficó esto en el eslogan "todo en el estado, todo para el estado, nada
fuera del estado, nada contra el estado". No es ya el estado para el hombre, sino el
hombre para el estado.
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Aspecto sociológico
El totalitarismo es un monismo sociológico porque su ideología supone la inexistencia y
consecuente negación de la persona como un elemento individual que posee libre
albedrío, y más bien considera al hombre en función de la sociedad, el ser humano es
humano en cuanto a que es parte o miembro de una sociedad, no en cuanto a que es
una persona para sí.
En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la
doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia necesaria de su
aplicación práctica. Las diferentes corrientes marxistas han dado diferente respuestas
al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular
de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una
dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas
veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la
autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre
de una determinada consciencia de clase, y para la cual basta -salvo en el análisis de
Marx sobre el bonapartismo- con la "dominación económica" para que se ejerza a su
vez la "dominación política"); mucho menos prevé el marxismo un fenómeno similar
dentro de una sociedad determinada por la misma doctrina marxista, ya que esta es
considerada como una sociedad en proceso de emancipación y no, al contrario, una en
proceso de degradación del colectivismo que pueda mantenerse en el tiempo (lo que
implicaría la posibilidad de la formación de una nueva clase burocrática o la autonomía
bonapartista del Estado por parte de la elite política, que complicaría la dialéctica de las
hipótesis básicas del materialismo histórico).
Para el marxismo, la dictadura del proletariado (a su vez unificada y organizada por el
marxismo mediante el movimiento y el partido Comunista) se ejerce como forma de
discriminación y persecución política contra las clases enemigas (mientras que
permanecería siendo democrática y políticamente tolerante para el proletariado y el
campesinado como clase aliada), pero casi no contempla nada más: el marxismo
analiza la coerción estatal siempre como "dominación de una clase por otra", y la
dictadura del proletariado sólo variaría de todas las demás dominaciones de clase
(según la categorización marxista de modos de producción: "dictadura" de la burguesía,
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"dictadura" de la nobleza, etc.) en que esta sería una dictadura política consciente,
planificada y manifiesta. Sin embargo en el particular caso del proletariado existe una
cierta subordinación de los individuos de la clase, a la clase como colectividad que
ejerce sobre ellos la dictadura:
El grupo de vanguardia (los conductores del proceso de ideologización) es
ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero
insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le
permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y
deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del
proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también
individualmente, sobre la clase vencedora.
Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un
control consciente sobre la construcción de toda la sociedad, y que se hace imposible
para otras clases dominantes que no dominan su economía conscientemente mediante
la planificación económica ya que las sociedades civiles basadas en la propiedad
privada no pueden colectivizarse o subordinarse totalitariamente al colectivismo estatal
sin desaparecer, y por tanto apenas pueden lograr subordinar a sus miembros a un
mero "interés público" no determinable o a parciales formas de "acción colectiva".
Los críticos del marxismo (o bien los críticos marxistas que se oponen a la caricatura
totalitaria en la que se habrían convertido los regímenes marxistas) llaman la atención
acerca del carácter totalitario de esta subordinación política del proletario a la
colectividad de su clase, ya que esta se da en ámbitos personales que van más allá de
la socialización de la producción; y a su vez señalan la subordinación de la clase a su
propia "debida" consciencia de clase (que se convierte en sucedáneo de un nexo
democrático entre la participación obrera y la dirigencia política que controla una
ideología única) encarnada en la causa revolucionaria de la elite intelectual que lidera
el partido único (el que a su vez lleva a nivel nacional y estatal su propia propaganda
de masas), particularmente en los cuales esta subordinación no es voluntaria sino
coercitiva, y cuya competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un
individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a
la personalidad.
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En las dictaduras de tipo fascista, el sujeto individual existe en tanto y cuanto es para
una población étnica y nacional que comparte un mismo pasado y cultura, por lo que el
individualismo si está presente, prima los intereses no de la razón de una mayoría sino
de la “voluntad” de una etnia.
El pensamiento doctrinario fascista reconoce abiertamente su carácter totalitario y toma
el término para autodenominarse, así como adopta deliberadamente para el nuevo
Partido-Estado la forma de un culto a la personalidad que asegure por presión social la
subordinación de todas las jerarquías al líder de las masas, como expresión del triunfo
de la voluntad sobre la inercia de la historia, contra toda forma liberal de pluralismo
político o social, o al menos contra toda autonomía "plutocrática" de las diferentes
formaciones sociales. En el fascismo (sea bajo la forma ejercida por el partido Fascista
o bajo su expresión más radicalizada en el caso del partido Nacionalsocialista) se niega
la existencia de necesarios antagonismos socioeconómicos entre clases y se afirma
una falsación de la historia por parte de quienes tratan de combatirla.
Aspecto político
El totalitarismo es un monismo político porque rige toda la estructura de poder en torno
al poder político, generalmente un solo líder, absorbiendo los poderes que se afinan a
éste y negando los que son independientes o contrarios. De esta forma, al contrario de
las formas de estado democráticas, en donde el poder político es una forma más de
poder, que se encuentra en una jerarquía, sobre el poder social, en el totalitarismo no
existe esa jerarquía de poderes, debido a que sólo existe uno, el poder político total.
A diferencia del liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición
de principios ideológicos, las doctrinas totalitarias se configuran a la par que estos
movimientos surgen con el propósito de alcanzar el poder y establecer su sistema de
dominación. No hay doctrina. Una primera característica es su exaltación del Estado,
de un Estado omnipotente o totalitario y llevar el respeto a los líderes de estos a un
nivel de casi "culto a la personalidad".
A ello, el nacionalsocialismo agrega la configuración de un Estado sustentado en
supuestos étnicos y racistas. Por ello, el fin supremo del Estado nazi es la preservación
de la pureza racial, la que justifica la política racista y antisemita del Tercer Reich.
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Antiparlamentarismo bajo la dirección de un jefe o caudillo -Duce (Mussolini), Führer
(Hitler)- dotado de un poder “carismático” y capaz de crear por sí sólo la voluntad
nacional y de dirigirla en beneficio de la colectividad insustituible.
Su odio febril a la democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la
igualdad políticas. Así frente a la “falacia” de la igualdad democrática (vale destacar
que desde el paradigma totalitario la democracia liberal es también un totalitarismo),
exhiben como ideal la dicotomía superiores-inferiores. En el “código” social fascista el
hombre es superior a la mujer, el militar al civil, el miembro del partido al que no lo es,
se puede expresar las principales características:
Se halla un imperialismo militarista.
El dogmatismo de las ideas y la intolerancia fundamentan la fe ciega en el
caudillo.
Utilizan los símbolos y los nuevos medios de propaganda de masas. Existe un
partido único.
Aspecto jurídico
Mapa hecho con cráneos de las víctimas del
régimen de Kampuchea Democrática, exhibido en
el Museo Tuol Sleng.
Maneja su propia concepción del derecho
afirmando que sólo existe un derecho positivo
que el Estado otorga a las personas. Es decir,
que no existen derechos naturales en las personas, por el sólo hechos de ser
personas, además niega la existencia de dignidad en la persona humana de manera
natural. Los derechos naturales que pudiesen existir, el totalitarismo considera que son
otorgados por el estado, por lo tanto pasan a ser derechos positivos.
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1º El fenómeno totalitario consiste en un régimen que otorga a un partido el monopolio
de la actividad política.
2º El partido que monopoliza la actividad pública está armado de una ideología que le
confiere una autoridad absoluta y que, en consecuencia, se transforma en la verdad
oficial del Estado.
3º Para difundir esta verdad oficial, el Estado se reserva para sí un doble monopolio, el
monopolio de la fuerza y el de los medios de persuasión. El conjunto de los medios de
comunicación, radio, televisión, prensa, está dirigido, dominado, por el Estado y los que
lo representan.
4º La mayor parte de las actividades económicas y profesionales están sometidas al
Estado (...).
5º Estando toda actividad dominada por el Estado y sometida a la ideología, cualquier
fallo cometido en una actividad económica o profesional es simultáneamente un error
ideológico (...).
Se puede considerar como esencial, en la definición del totalitarismo, bien el monopolio
de un partido, bien la estatalización de la vida económica o bien el terror ideológico. El
fenómeno es perfecto cuando todos esos elementos se juntan y se cumplen
plenamente.”
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Totalitarios que se van a dar en Europa. Con características similares se van a
desarrollar dos tipos de regímenes ideológicamente irreconciliables: el fascismo y el
comunismo estalinista. Cronológicamente el primero de ellos fue el comunismo, que
subió al poden en Rusia en 1917 y se configuró durante el mandato de Stalin (1924-
1953). El fascismo viene inmediatamente después, Mussolini se hace con el poder en
1922 y Hitler en 1933. La agresividad de las potencias fascistas y la radicalización de la
vida política en Europa desembocan en la II Guerra Mundial, que eliminará a los
fascismos y consolidará regímenes comunistas en la Europa Oriental y democracias en
la Occidental.
1. El totalitarismo: definición del término.
Por totalitarismo entendemos los regímenes políticos no democráticos que se
caracterizan por el poder todopoderoso del Estado, que se infiltra en todos los aspectos
De la vida, tanto públicos como privados. El Estado es fuerte y se sustenta sobre un
único partido que monopoliza el poder, el líder del partido es venerado como líder de la
nación, líder al que en algunos momentos se le llega casi a rendir culto. Para
mantenerse en el poder el partido emplea el terror sobre la población, eliminando
cualquier tipo de opinión distinta a la oficial, para ello se sirve normalmente de la policía
del ejército. El término empezó a usarse por analistas políticos occidentales para
designar el tipo de estado fraguado por Stalin, pero ya lo había usado Mussolini Hitler y
Mussolini máximos exponentes del totalitarismo fascista.
Para referirse al estado fascista casi dos décadas antes. Como vemos sirve para
signar a regímenes políticos radicalmente distintos desde el punto de vista ideológico,
Pero muy similares en cuanto a los procedimientos utilizados para obtener el poder y
conservarlo. Los regímenes totalitarios tuvieron su edad de oro en los años treinta,
como consecuencia de la crisis del 29 surgieron en toda Europa gobiernos autoritarios
que sustituyeron a los regímenes democráticos en gran parte de los países europeos
del este y del sur. Tras la Segunda Guerra Mundial, y derrotado el fascismo, casi todos
los países de la Europa del Este se van a convertir en estados totalitarios comunistas.
Totalitarismo se utiliza como sinónimo de términos tradicionales como dictadura,
despotismo o tiranía, pero tiene también la acepción de ser todo eso pero llevado a sus
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últimas consecuencias. Es de destacar que el uso de esta palabra tiene una carga
despectiva, y durante mucho tiempo se ha utilizado para designar y descalificar a
regímenes autoritarios y no democráticos.
2. Características más destacadas de los regímenes totalitarios.
Pasemos en primer lugar a estudiar las características más destacadas de los
regímenes totalitarios con independencia de su ideología, más tarde hablaremos de los
Tipos de totalitarismos.
a) El odio a la democracia y al parlamentarismo.
En un régimen de fuerza, lógicamente, la democracia está proscrita. Se la considera el
peor de los males, entre otras cosas porque ésta cuestiona el monopolio del poder y
divide a la sociedad. Por ello hay que acabar con la democracia y todo lo que huela a
democracia: libertades individuales (reunión, expresión...), elecciones, pluripartidismo...
En ese sentido se llega a un régimen de partido único que controla todos los resortes
del Estado. En la Unión Soviética también se actúa también al margen de los principios
Democráticos, Lenin anuló la Asamblea Constituyente y desde entonces el poder sería
Monopolizado por el Partido Comunista y por los soviets, Lenin dirá que esto era la
Forma más perfecta de democracia. Con Stalin se endurecerían más estas tendencias
Antidemocráticas y al extenderse el comunismo por los países del Este tras la II Guerra
Mundial a estos regímenes se les llamará democracias populares, por supuesto el
Término no tiene nada que ver con el concepto de democracia que se conocía en
Occidente. J. Stalin, principal representante del totalitarismo comunista.
Aunque el sistema democrático es odiado por los regímenes totalitarios, éstos sabrán
aprovechar las oportunidades del sistema democrático para hacerse con el poder, y
una vez en él acabar con la democracia; sin ir más lejos Hitler llegó al poder a través
de
Un sistema democrático.
b) El sistema de partido único
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Como hemos adelantado antes esta es una característica básica de los estados
totalitarios. El único partido permitido es la espina vertebral del régimen, a través de él
se predica machaconamente la ideología dominante a la sociedad y se controla a la
población. El partido está dirigido por una minoría, una elite dirigente, que es la que
marca las directrices a seguir. En la cúspide del mismo está el líder cuya autoridad es
incontestada y al que se obedece de forma ciega a través de una férrea disciplina.
Como es lógico ese líder es el máximo gobernante y su poder –al controlar el partido y
el estado- es prácticamente absoluto.
El partido único es también la catapulta para conseguir el poder político y, una vez en
él conservarlo, no dudando en ningún momento en usar la violencia o la coacción
contra los que se oponen a sus objetivos tanto dentro como fuera del partido, fueron
famosas las purgas de Stalin entre los miembros del P.C.U.S., como vemos la falta de
escrúpulos morales y éticos es flagrante.
Ejemplo de todo lo dicho anteriormente lo tenemos con el P.N.F. de Mussolini,
verdadero soporte del régimen; el Partido Nacional Socialista alemán (N.S.P.A.D.) de
Hitler... y, por supuesto, el Partido Comunista de la Unión Soviética (P.C.U.S.) de
Stalin.
Es de destacar también que estado y partido se confunden en este tipo de regímenes,
todos los medios del estado están al servicio del partido y también los medios de
comunicación que son la herramienta para divulgar sus mensajes, y la única voz
permitida.
c) El control total de la Sociedad por parte del Partido.
El papel del partido Único no se reduce a la Conquista del poder y la Conservación de
éste, otro fin Importante es la creación de organizaciones paralelas para encuadrar a
todos los sectores de la población (movimientos juveniles, asociaciones de mujeres,
organizaciones de El líder del estado totalitario es considerado como una persona
sobrehumana, casi irrepetible, sus apariciones, sobre todo en el caso nazi, se ven
rodeadas de todo un complejo ritual, a su imagen casi se le rinde culto. Stalin como
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timonel de la URSS, padre y protector de todos los ciudadanos soviéticos, otro ejemplo
de culto al líder.
Características generales de los estados totalitarios. Y así aumentar el control sobre los
ciudadanos. Todos los aspectos de la vida son controlados y Monopolizados por el
partido, la vida social al margen de las organizaciones permitidas es imposible.
d) El culto al líder
Al frente del Estado se encuentra un líder carismático que encarna al partido único y a
la nación. A ese líder se le rinde un culto casi religioso y la propaganda se encarga de
que su fotografía esté por todos los rincones del país y presida los actos más
Importantes, tanto públicos como privados. A veces se le representa como el salvador
de la patria humillada y otras como el padre de la nación. Ese culto a la
Personalidad del líder va a ser obsesivo, en Alemania incluso a la hora de saludar se
saluda con el nombre del líder.
Un hecho importante es que por primera vez se utilizan los medios de comunicación de
masas para extender las ideas y la “adoración” del líder. La aparición ante sus
seguidores del Führer en Alemania o del duce en Italia será estudiada al detalle, desde
la hora a la que se produce hasta la estética teatral que reviste su actuación.
En la Rusia estalinista el culto a su personalidad era una constante, el camarada
Stalin era representado en multitud de lugares a la misma altura que Marx, Engels o
Lenin, y se le representaba como padre de la patria. Seguramente esta devoción por el
Líder no era espontánea, y tenía mucho que ver con el terror que los propios líderes
Ejercían sobre su pueblo y su partido.
e) Primacía de la colectividad sobre el individuo.
Si en la democracia los derechos individuales eran importantes (libertad de expresión,
reunión, asociación...), en estos regímenes dejan de existir o son sustituidos
Por los derechos colectivos. El régimen fascista es el máximo representante de la
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Nación, por tanto, es el depositario de los derechos del colectivo (derecho a tener
nuevos territorios, a la expansión...) y el individuo no cuenta para nada, es sólo un
número entre una multitud que tiene como fin exaltar a la nación y al líder.
Paradójicamente en la Unión Soviética sucede lo mismo, el individuo no tiene
derechos, el Estado es depositario de los derechos del colectivo, de la sociedad
socialista, del pueblo, y el individuo tiene el mismo papel que en los regímenes
fascistas. Esta anulación del individuo tiene su lógica, no se podía permitir nada que
cuestionara la primacía del partido y de la ideología oficial.
En el cuadro trazado anteriormente hemos metido en el mismo saco a ideologías que
se situaban en los extremos del arco político, hemos subrayado sus similitudes, pero
las diferencias son también grandes y en ellas nos vamos a centrar ahora.
Portada del “Mein Kampf”, donde se condensa toda la ideología de Hitler.
Estalinista
a) Las bases ideológicas del régimen estalinista.
Hemos de decir que el régimen configurado por Stalin en la Unión Soviética es una
derivación, en parte, del Estado comunista creado por Lenin. La ideología de Lenin
supone la actualización y puesta en práctica por primera vez de las ideas de Marx y
Engels. A diferencia del fascismo en el marxismo sí vemos una ideología coherente,
sistematizada y que quedó recogida en un gran número de obras. El problema surge a
la hora de analizar el régimen de Stalin. Éste se hacía representar junto con Marx,
Engels y Lenin, pero su altura intelectual era muy inferior, y su manera de actuar, con
los que se le oponían o no, entraba en contradicción con las ideas de Marx; llegó a
eliminar físicamente a millones de compatriotas. Stalin dio un paso hacia atrás al
abandonar la N.E.P. de Lenin y reimplantó el comunismo, pero lo que está claro es que
no pasó de la dictadura del proletariado a la sociedad final sin estado, y con esa forma
de gobierno se justificó el monopolio del poder por parte de una pequeña minoría.
Judíos alemanes en 1935 obligados a llevar un distintivo vejatorio, es el caso más claro
de racismo.
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b) Rechazo del nacionalismo: el universalismo marxista
Una idea constante en la ideología marxista es el rechazo del nacionalismo al que se
considera una herramienta de la burguesía y el capitalismo, Marx había dicho que los
obreros no tienen patria. En esta línea el colectivo no es la nación sino la sociedad
comunista, sociedad que tenía que extenderse por todo el mundo a través de la
revolución. Era el universalismo marxista frente al ultranacionalismo fascista. El hecho
de que el comunismo antes de la II Guerra Mundial sólo se diera en la Unión Soviética
le daba a ésta la fuerza moral para patrocinar la creación de partidos comunistas en
todo el mundo supeditados a la URSS y cuyo objetivo sería la conquista del poder y la
instauración de regímenes comunistas hermanos.
c) El odio hacia el fascismo
Si los fascistas eran profundamente anticomunistas ese sentimiento era recíproco.
Nadie expresaba mejor los ideales opuestos del comunismo que el fascismo. Ya
hemos visto varias diferencias: nacionalismo frente a universalismo, conquista del
poder por los obreros frente a la dictadura de una elite fascista... Desde la aparición de
los movimientos fascistas los comunistas se mostraron beligerantes contra ellos porque
los consideraban la quinta esencia del capitalismo. Ante el ascenso inevitable de los
fascismos en los años treinta, los comunistas europeos, a instancias de Stalin,
posponen sus rencillas con los socialistas para formar un frente común (Frente
Popular) contra los partidos fascistas.
d) Racismo y xenofobia con el estalinismo.
Aunque es una característica que hemos señalado en los regímenes fascistas, no por
ello la política estalinista estuvo al margen del racismo. Stalin se mostró también
antisemita, tal vez porque en los primeros momentos de la revolución abundaban los
judíos entre los líderes más importantes, líderes que suponían un freno a las misiones
de Stalin. El dato concreto es que el pueblo judío fue perseguido, masacrado en
algunos casos y deportado a Siberia. El racismo de Stalin no se quedó ahí, otros
pueblos, considerados colaboracionistas con los nazis durante la II Guerra Mundial,
fueron aniquilados y desplazados a las zonas más hostiles del país: tártaros,
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ucranianos, chechenos, georgianos, alemanes del Volga... Pero a diferencia de Hitler
estos pueblos no eran considerados inferiores, sino simplemente traidores.
Fascismo
a) La formación de la ideología fascista.
Antes de nada hemos de decir que desde el punto de vista ideológico no encontramos
unos movimientos coherentes y articulados sino un conglomerado de ideas a veces
contradictorias que serían expuestas de manera anárquica por sus líderes. En 1924
Hitler escribe la primera parte de Mein Kampf (Mi Lucha) y la segunda parte entre 1925
y 1927, en esta obra presenta una cierta organización de sus ideas, que son expuestas
de una manera más sistemática que las del fascismo italiano. La doctrina del fascismo
italiano aparece formulada de manera improvisada, y, a veces contradictoria, por
Mussolini ya entre 1932 y 1934 y en algunos casos parece conciliar el agua y el fuego.
b) Un nacionalismo exacerbado
Todos los aspectos de la vida están inspirados por un espíritu ultranacionalista que
hunde sus raíces en el nacionalismo extremista del siglo XIX. La patria requiere
sacrificios de todos y a ésta se le rinde culto, el líder es la reencarnación de los valores
De la nación y es también divinizado. La exaltación nacionalista les lleva a desembocar
En un fuerte imperialismo que reclama territorios considerados como propios: Alemania
Hablará de un espacio vital en el que colocar sus excedentes de población, Italia
intentará imitar la grandeza del Imperio Romano. A la larga este expansionismo
agresivo desembocará en la II Guerra Mundial.
c) El odio hacia los movimientos obreros
Van a ser unos enemigos declarados de comunistas y socialistas y a ellos les van a
declarar una guerra sin cuartel, los primeros actos de estos partidos son reventar
huelgas y matar a líderes obreros, este hecho hace que se ganen el apoyo de patronos
y burgueses en general. Frente al internacionalismo obrero (comunismo/socialismo)
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ellos crean un socialismo de carácter nacional, es una pirueta mental y un invento
demagógico para pretender ver que también ellos defienden al obrero. Para atraer a los
obreros hacen alguna declaración anticapitalista y promesas como acabar con el paro,
promesa que cumplirán en parte desarrollando la industria de guerra. En lo económico
son partidarios de la autarquía de la no dependencia del exterior, de que cada país se
baste por sí mismo.
d) La predicación de la desigualdad entre los hombres: racismo y xenofobia
Un hecho fundamental es que se predica la desigualdad entre los hombres, se subraya
que siempre hay superiores e inferiores. En ese orden de cosas se contraponen el
hombre a la mujer (la mujer es inferior y, según Hitler, su papel se reduce a las tres
K: kínder, kirche y küche o niños, iglesia y cocina),el militar al civil, el miembro del
partido al que no lo es... de la misma forma se predica el racismo y la supremacía de la
raza aria en el caso alemán. De todos es conocido la persecución y exterminio que
sufrieron los judíos en Alemania, un terrible holocausto que dejó un rastro de seis
millones de muertos. Hemos de decir que la furia antisemita y racista se da en
Alemania pero no en Italia.
Nazismo
El movimiento nacionalsocialista tenía unas características parecidas a las del
fascismo, aunque también tenía rasgos propios:
Impuso un régimen ultranacionalista, totalitario, antidemocrático, anticomunista y
extremadamente violento. El Estado era dirigido por un líder todopoderoso, el
Führer (guía), y sostenido por un partido único, el Partido Nazi, que controlaba
todos los aspectos políticos, sociales y económicos.
El racismo era otra faceta fundamental y de enorme peso en su base ideológica.
La manifestación del racismo tuvo su mayor exponente en el odio exacerbado
contra los judíos, a los que se acusaba de ser los causantes de todos los males
internos de Alemania.
Defendía la superioridad de la raza aria y su derecho a imponerse a las demás.
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Estableció una intensa política propagandística de la ideología nazi y el control
de la cultura y los medios de comunicación.
Puso en práctica una política exterior expansionista, el pangermanismo.
Comunismo
a. En la teoría, estas sociedades permiten el reparto equitativo de todo el trabajo en
función de la habilidad, y de todos los beneficios en función de las necesidades.
b. La sociedad comunista suponen que, en último término, no se necesita que haya
un gobierno coercitivo y, por lo tanto, la sociedad comunista no tendría por qué
tener legisladores.
c. El comunismo debe luchar, por medio de la revolución, para lograr la abolición de
la propiedad privada; la responsabilidad de satisfacer las necesidades públicas
recae, pues, en el Estado.
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Totalitarismo y autoritarismo
Si tratamos de establecer la genealogía de la noción de totalitarismo, es necesario
remontarnos a los primeros tiempos del fascismo efecto es en la reflexión surgida tras
la aparición del fascismo italiano cuando se utiliza por primera vez el adjetivo
"totalitario" que aparece antes que el sustantivo. Parece ser que fueron los adversarios
políticos de Mussolini quienes utilizaron el adjetivo por primera vez durante los Años 20
para estigmatizar el régimen de Mussolini. El dictador italiano no tardó en utilizar el
término, evidentemente con connotaciones positivas. Una frase muy citada de un texto
realizado conjuntamente por Mussolini y su principal ideólogo Giovanni Gentile dice así:
"para el fascismo, todo está dentro del estado y nada humano o espiritual existe ni
tiene valor fuera del estado, en ese sentido el fascismo es totalitario".
El término reencuentra su connotación peyorativa en la pluma de los intelectuales
alemanes opuestos a Hitler, a destacar Herbert Marcuse o Franz Neumann, poco
después, en 1941 aparece por primera vez escrito el sustantivo "totalitarismo".
El término va a emigrar de Italia y Alemania a los principales países de acogida de los
opositores políticos, predominantemente Estados Unidos y Francia. Paralelamente, el
término "totalitarismo" empieza a circular por la oposición política a Stalin, mayormente
en boca de intelectuales como Víctor Serge o Boris Souvarine.
Aunque "totalitario" y "totalitarismo" son términos surgidos de la lucha política,
rápidamente van a dar el salto al mundo académico ya que muchos de los opositores
que lo utilizan son intelectuales, se pueden citar ejemplos como el libro del autor
católico Jacques Maritain "Humanismo Integral" (1936) o el trabajo de Gurian (1935-39)
o igualmente la obra de Hayes "La novedad del totalitarismo en la historia de
occidente", publicada en EE.UU.
Por supuesto, la utilización del término totalitarismo va a depender del contexto político
del momento, a partir de 1941 nace una alianza entre los países occidentales y la
Unión Soviética para luchar contra el nazismo, dicha alianza limita la utilización del
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término "totalitarismo" a la Alemania nazi, la dicotomía democracia/totalitarismo se
encuentra oculta por la división fascismo/antifascismo.
Tras el paréntesis de la segunda guerra mundial, a lo largo de la guerra fría va a
aparecer una teoría científica del totalitarismo, es en estos años cuando aparece la
obra capital de Hannah Arendt "Los orígenes del totalitarismo", dicha obra va a
constituir la consolidación de la teoría del totalitarismo.
En la guerra fría, organizaciones anticomunistas, muchas de ellas subvencionadas por
el bloque capitalista van a construir un edificio ideológico sobre el totalitarismo con un
enfoque anticomunista, dicho enfoque va a encontrar oposición en los intelectuales
europeos comunistas siendo estos hostiles a la teoría del totalitarismo.
A lo largo de los siglos, la preocupación principal de los estudios de la teoría política ha
sido la teoría del Estado. Platón contribuyó a los cimientos de esta teoría con su
discurso de La República, en el que intentaba reconciliar la teoría moral con la práctica
política mediante el diseño de una comunidad en la que la propiedad fuera común y el
gobierno estuviera en manos de una aristocracia de reyes-filósofos que educaran a los
más jóvenes. Estas doctrinas, en una versión muy tergiversada, han sido utilizadas en
los tiempos modernos como sustrato del sistema de gobierno denominado
'autoritarismo.
STALINISMO
Cuando el británico Robert Service penetró en los archivos secretos del Partido
Comunista de la Unión Soviética en Moscú en 1991 debió experimentar una sensación
que pocos historiadores han disfrutado. El profesor de la Universidad de Oxford y
especialista en historia soviética había escrito ya algunos trabajos, entre ellos, una
biografía anterior en tres tomos, Lenin: A Political Life (1985, 1991) y en 1979 The
Bolshevik Party in Revolution. A Study in Organisational Change, no traducidos al
español. Su única obra publicada en España por Crítica en 2000 es Historia de Rusia
en el siglo XX.
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Según su propia descripción, los archivos se encuentran magníficamente conservados
en un sótano que da paso a un búnker a prueba de ataque nuclear. Las puertas
blindadas se cierran como las escotillas de un submarino y dentro existe un mecanismo
que expele un gas para conservar los documentos y que mataría a cualquiera que lo
respirara mucho tiempo. De aquella visita y otras nació su nueva biografía, que
pretende integrar en los aspectos públicos de sus obras y acción política lo privado, el
personaje que emerge de su correspondencia, los documentos inéditos, las fotografías
y los recuerdos de familia. Para el biógrafo, el resultado es un “personaje más
comprensible como político” (XXIX) y más completo: el “Lenin revolucionario y el Lenin
hombre son inexplicables sin remitir el Sus conocimientos acerca de la Rusia
revolucionaria se aprecian en la selección bibliográfica, que divide en cuatro entradas:
Archivos, Colecciones documentales, Memorias y obras contemporáneas (casi todas
ellas en ruso) y Fuentes secundarias, predominantemente en inglés. Service acota su
terreno rechazando caracterizaciones de otros autores, algunas realmente peregrinas,
como el Lenin filántropo, el político y pensador intachable, el psicópata sediento de
sangre, discute que sus doctrinas procedan exclusivamente de principios marxistas,
pero también la de que tomó sus ideas fundamentales de revolucionarios rusos no
marxistas o que fuera Ajeno a las tradiciones rusas y rechaza que Lenin pretendiera
minimizar el autoritarismo de su partido y del Estado soviético o que intentara antes de
morir reformar el comunismo para desvincularlo de la dictadura, la lucha de clases y el
terror.
uno al otro” (íd.)
El acercamiento de Service es más “leninista” que “marxista”, la política sobre la
economía y la voluntad sobre las condiciones objetivas. Como historiador, Service
introduce incluso algo tan sutil y resbaladizo, pero no menos operante, como la buena
o mala suerte imponiendo caprichosos designios en los momentos cruciales de 1917-
1918. Y los bolcheviques tuvieron suerte cuando Lenin sobrevivió a los atentados y
asaltos en el anárquico Moscú de aquellos años.
Si otros factores solo aparentemente más tangibles como la naturaleza peculiar de una
Rusia en turbulenta transformación, las derrotas militares del zarismo, el celo y sentido
práctico del partido bolchevique y otros no hubiesen operado a su favor, “Lenin habría
sido un actor secundario en un rincón del escenario de la historia mundial del siglo XX”
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
(XXVII). Pero el hecho es que fue un “personaje inesperado. Su vida y su carrera
extraordinarias demuestran, como mínimo, que es necesario que todos se mantengan
vigilantes. No son muchos los personajes históricos que han conseguido este efecto.
Demos las gracias” (568).
En la descripción cronológica de la vida del biografiado, el historiador abunda en
detalles antes apenas conocidos de los ancestros de Lenin. Si los orígenes en la
pequeña nobleza rural de Simbirsk eran sabidos, Service descubre supuestos rasgos
“mestizos”, herencia de un bisabuelo materno, Moshko Blank, de origen judío pero más
bien antisemita, quien educó a sus hijos en la ortodoxia y las tradiciones rusas.
A pesar de haber sido uno de los pocos privilegiados en penetrar en su santuario,
Service no se contagia de ninguna simpatía ni por la persona ni por el político: “Le
impulsaba más la pasión destructora que el amor al proletariado”, “una bomba de
relojería humana”, “hipocondríaco”, “manipulador de mujeres” (XXXI). “Engañó a su
esposa, explotó a su madre y a sus hermanas, fue un quejica en cuestiones de salud,
no tenía gran opinión de los rusos, ni siquiera de la mayoría de los bolcheviques (...)
Era aún más brutal en sus cartas y en sus telegramas que en sus libros. Gran parte de
su correspondencia era tan cínica que Stalin prohibió su publicación (...) Era un tipo un
poco raro (...) meticuloso en su régimen diario, llegando a lo obsesivo respecto al
silencio en su despacho, a los lápices bien afilados, a lo de prescindir de distracciones
hasta el extremo de privarse del ajedrez, de Beethoven y de la encantadora Inessa. Se
inmiscuía en la intimidad de sus camaradas (...) Hubo en Lenin hasta el final algo de
niño mimado (...) que raras veces tenía problema para conseguir la atención que
necesitaba”.
Esta frase da pie a Vázquez Montalbán para escribir un prólogo (“Lenin o el papel
histórico de algunos niños mimados”) que chirría con el libro al mencionar el “revival de
la historiografía liberal conservadora”, y el “trato historicista” que algunos dan a la
revolución soviética después de la caída del sistema, o cuando recrimina a “otros
historiadores menos implicados en la razón revolucionaria” (¿Service?) que
aprovechan la desaparición de la URSS para una “radical demostración de la maldad,
cuando no de la perversidad esencial del diseño, y más allá de la generalizada
condena del Estalinismo, se aborda ya sin disimulos una condena de Lenin como padre
de todas las batallas” (XIV).
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Admite la importancia de su ideología en su modo de actuar, pero como historiador
trata de señalar los obstáculos que Lenin se encontró en su camino y cómo los superó.
“No cabe duda de que es necesario considerar a Lenin dentro del marco de su época.
Pero también es indudable que, en último término, fue crucial su influencia personal
sobre los acontecimientos de su época y del período que siguió” (XXIX), aunque en
alguna ocasión abusa de discutibles inclinaciones personales para explicar hechos
históricos.
Cuando habla de la ejecución de los Románov en Yekaterimburgo en 1918 a Service
solo se le ocurre mencionar como motivación principal de esa orden el resentimiento de
Lenin (“nunca había olvidado el ostracismo a que habían sometido a los Uliánov
después de la condena de Alexander Ilich (su hermano)” (412). O la dudosa y abstracta
venganza: “Lenin exterminó a los Románov porque habían gobernado mal Rusia” (íd.)
La explicación resulta muy desenfocada, entre otras cosas porque convierte a Lenin en
un desfacedor de entuertos, tan alejado de sus pretensiones. Desde el punto de vista
leninista y marxista, ¿qué gobernante burgués ha gobernado bien? Solo el que allana
el camino de la revolución socialista.
Acaso podía haber buscado otra más congruente con la idea leninista de operar con
unas reglas de juego a vida o muerte que haga imposible la vuelta atrás, con
independencia de quién gane. ¿Quién puede discutir que los factores personales no
estén presentes siempre? Pero a veces son tan recónditos que rayan lo inefable. En
este caso, además, los elementos de juicio políticos se adivinan con mayor entidad que
los psicologistas y explicarían certeramente el vergonzoso asesinato de un zar
destronado, su mujer, sus hijos y sus sirvientes. ¿No da el suceso más de sí que el
simple resentimiento? ¿No inaugura ese crimen una forma terrorista de entender la
política que se mantuvo a lo largo del siglo?
Service no discute la continuidad entre Lenin y Stalin, la constata, aunque ello disguste
al prologuista Vázquez Montalbán. En sus páginas queda meridianamente claro que, al
igual que el autor no niega que Lenin bebiera preferentemente en Marx (por mucho que
el ruso añadiera otros elementos), Stalin no hizo sino desarrollar la herencia leninista y
que consistió básicamente en trasladar al partido los mismos métodos terroristas que el
leninismo reservaba para los enemigos de clase. Lenin no mandó fusilar a sus
compañeros del comité central como haría luego Stalin, pero se empeñó bien a fondo
en ordenar la violencia sistemática contra los adversarios. Y el terror (“¡Ahorcad,
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ahorcad, ahorcad!”) no fue ni mucho menos una figura retórica, sino una consigna de
obligado cumplimiento.
Es curioso que el acceso a los archivos que han permanecido secretos durante años
hayan revelado, en realidad, cosas trascendentes que no se supieran antes.
La sensación que uno tiene al leer este Lenin es análoga a la que me produjo De los
archivos literarios del KGB ∗ que glosaba específicamente la represión de los años
treinta contra los intelectuales disidentes reales e inventados; y cuya materia prima
había sido la investigación del autor en el famoso “séptimo fondo” de la Lubianka,
donde se contenían tomos con las listas de miles de fusilados, como el escritor Isaac
Babel, con una probidad burocrática semejante a la de los nazis que registraban el
número de judíos que entraban en los crematorios y las necesidades de Zyclon B. Allí
como aquí había datos, sí, pero escasa información, porque era de sobra conocida y
estaba publicada en cientos de libros, memorias y documentos.
Desvelar que Lenin tuvo en Inessa Armand su amante con la que tuvo una larga
colaboración política, que era muy hábil reprimiendo la exteriorización de sus
sentimientos, que era el favorito de su madre y sus hermanas (en parte porque se
convirtió en el primogénito tras la prematura muerte del padre y el casi simultáneo
fusilamiento de su hermano Alexander, un narodniki que participó en una conspiración
para asesinar al zar), que fue un estudiante brillante, que se pegó con un compañero
de clase porque rompió sus preciados lapiceros o que se paseaba por el Kremlin
apagando las luces que sus camaradas se dejaban encendidas ayudan a dibujar un
cierto carácter, pero seguramente inútil para conocer a fondo a una persona de su
influencia y aun más para explicar su comportamiento político, que es de lo que se
trata.
No solo porque el Lenin aquí retratado proceda en parte de testimonios de sus mujeres
después de 1924 y no del interesado, un profesional de la política y la revolución desde
que le salieron los dientes y que escribió muy pocas cosas personales, sino porque el
componente íntimo de ilustres personalidades suele resultar insuficiente cuando no
banal.
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Fascismo
El fascismo es entendido en su generalidad como un sistema de dominación que se
caracteriza por una representación política monopólica, es decir de un partido único de
masas, con organización jerárquica y con una tendencia de culto al jefe; aunando una
exaltación de la colectividad nacional, despreciando los valores del individualismo
liberal. Según Edda Saccomani, en el diccionario de política (Bobbio, Norberto, 1991;
616) existen diversos criterios para clasificar las teorías sobre el fascismo, los cuales
son presentados en este orden: el cronológico, el político-ideológico, el disciplinar y el
sistemático. Las teorías sobre el fascismo pueden dividirse en dos categorías, que son
las teorías singularizantes y las teorías generalizantes. En la primera se recurre a los
factores ligados a las particularidades de una determinada realidad nacional,
rechazando así todo intento de generalización de un contexto histórico específico a
otro. Por esto es importante destacar que el término fascismo es aplicable al
movimiento político consolidado en Italia en los años que siguieron a la Primera Guerra
Mundial y al tipo de régimen instaurado por dicho movimiento después de tomar el
poder, haciendo que de cualquier otra forma sea impropia su aplicación a otros
movimientos y/o regímenes asimilados de distinta manera a través de la utilización de
sus esquemas analíticos. De una manera más sencilla, el fascismo se dio en Italia y los
demás movimientos parecidos como el de Alemania o Argentina son sólo
adaptaciones. En la segunda categoría las teorías que consideran al fascismo como un
fenómeno supranacional, es decir a un poder superior a los gobiernos de cada nación y
que ha tenido características análogas. Según los factores que se consideren varían la
definición y el ámbito de aplicación del concepto.
Un grupo social importante que se ha portado particularmente vulnerable a la
propaganda fascista es el militar. Hasta en una fuerte y bien establecida democracia,
los militares tienden a sobreestimar las virtudes de la disciplina y la unidad. Durante los
primeros escenarios del nazismo en Alemania, la clase militar de esta nación, sino
apoyó abiertamente a Hitler por lo menos mantuvo una actitud de benevolente
neutralidad. Los más altos líderes alemanes sabían que una alta proporción de jefes
nazis eran criminales y psicópatas, aún así ellos apoyaron el movimiento nazi como
una militarización de la población alemana.
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Las causas inmediatas del éxito del fascismo son atribuidas generalmente al clima de
fuerte inestabilidad social, política y económica creado en Italia, durante los primeros
años de la posguerra, refiriéndonos a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el
retraso del país, la ausencia de una autentica revolución liberal, la incapacidad de las
clases dirigentes, unida a la arrogancia de una pequeña burguesía. Que había
impedido la evolución del sistema político en un sentido moderno, habían sido terreno
abonado para el fascismo, planteándose más en línea de continuidad que de ruptura,
del sistema liberal. De aquí es de donde arranca un juicio reductivo del fascismo y de
su potencialidad de expansión, que puede captarse a partir de los elementos existentes
del fascismo, ya sea en las técnicas de gestión del poder, ya en el modo de
organización del cuerpo social (las relaciones entre Estado y sociedad civil) es decir, la
crisis surgida por el sistema liberal que afectó no sólo a Italia en el periodo
comprendido entre las dos guerras mundiales, así como la alternativa ofrecida por el
fascismo a dicha crisis.
Nazismo
El Estado se comprometió a
indemnizar a los afectados por la
invasión, recurriendo para ello la
emisión de abundante papel
moneda, originando una
HIPERINFLACIÓN que hundió la
economía alemana, empobreciendo
a amplios sectores de la población,
en un clima de enorme malestar
social.
Invasión
del Rhur
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Implicados en el Putsch de Munich
La coyuntura fue aprovechada por
Hitler para intentar conquistar el
poder. El 8 de noviembre de 1923
ensayó un golpe de Estado en
Munich, capital de la región de
Baviera ("Putsch de Munich") con
la intención de imponer al
veterano general Ludendorff como
dictador y destruir la legalidad
republicana.
El 9 de noviembre, una manifestación
de varios miles de nazis que discurría
por las calles de Munich fue destruida
por las fuerzas del orden, con lo que la
rebelión fue abortada. De haber
triunfado, hubiese permitido a Hitler
avanzar sobre Berlín, tal y como
Mussolini lo había hecho meses antes
con su "Marcha sobre Roma".
Barricadas en las calles de Munich
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Hitler tras el Putsch
Sin embargo, la intentona golpista fracasó y Hitler fue juzgado y condenado a 5 años de cárcel (de los cuales solo cumpliría 9 meses). No obstante, el juicio fue aprovechado para prestigiar su figura que surgió ante los ojos de muchos alemanes como la de un héroe defensor de la patria frente a los “corruptos políticos republicanos”.
Fue durante esa estancia en prisión cuando escribió el libro "Mein kampf" (Mi lucha), publicado en 1925, donde expresaba los fundamentos de su ideología: antisemitismo visceral, anticomunismo y antiliberalismo.
Mein Kampf
El fracaso del Putsch de Munich llevó a Hitler a la convicción de que el poder había de
ser conquistado mediante la legalidad, es decir, a través de la vía parlamentaria.
Comunismo
La Revolución Industrial había creado grandes desigualdades sociales, los obreros
Vivian míseramente, trabajando jornadas larguísimas, en condiciones inhumanas y
cobrando míseros jornales. Mientras esto ocurría se consolidaba una nueva clase
dominante: la burguesía, que dominaba la sociedad gracias a su gran poder
económico. Ante esta situación los obreros vieron la necesidad de asociarse,
despertando la conciencia de clase, así se fueron creando nuevas ideologías obreras:
movimiento ludita, cartismo, socialismo utópico, anarquismo. Pero estas ideas no eran
lo suficientemente fuertes para cambiar la sociedad.
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Entonces surgieron Karl Marx y Friedrich Engels que crearon
las doctrinas del Marxismo o Socialismo Científico, que
proponía la destrucción de la propiedad privada para
eliminar la sociedad de clases, para que esto se consiga
deberá crearse una dictadura del proletariado y cuando ya
no sea necesaria, el estado podrá desaparecer. Estas
teorías alcanzaron bastante difusión y se crearon partidos
políticos que seguían las doctrinas marxistas: Partido
socialista obrero español (1879), Partido obrero francés
(1882), Partido socialdemócrata alemán (1891), Partido socialdemócrata ruso (1896),
etc.
Marx y Engels defendían la asociación obrera como instrumento para llegar al poder,
creando en 1864 la Internacional que aceptaba a todas las ideas obreras y se llamaba
así para destacar el sentimiento obrero por encima de los nacionalismos. Tras la
Commune en 1871 y las disputas con los anarquistas que fueron expulsados en 1872,
la I Internacional se desgasto y desapareció en 1876. En 1889 se creo la II
Internacional que mantenía muchos de los principios básicos de la primera y fue
formada únicamente por marxistas, pero con el comienzo de la primera guerra mundial
1914 esta fracaso y se disolvió, ya que el fervor nacionalista triunfo sobre los obreros,
los cuales se olvidaron de su sentimiento internacionalista.
También surgieron los sindicatos a finales del siglo XIX pero sus progresos fueron
lentos, a causa de la falta de instrucción de los obreros, lo cual les impedía organizarse
convenientemente frente a la hostilidad de los empresarios y de los gobiernos
burgueses. Los resultado de la lucha de los sindicatos fueron importantes. Poco a poco
el obrero dejo de estar solo ante el patrono y consiguió mejoras laborales.
Karl Marx (1818-1883)
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El primer estado comunista
Tras las penurias sufridas durante la primera guerra mundial
los obreros rusos radicales, bolcheviques con su líder Lenin
iniciaron una revolución en 1917 que culmino con la
creación del primer estado comunista del mundo. Pero en
1918 la oposición zarista desencadeno en una larga y cruel
guerra civil que los bolcheviques ganaron en 1921.
Tras la victoria se anexionaron todos los territorios de la
antigua Rusia (que se independizaron durante la guerra civil)
y se creo la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, la
URSS. La URSS era un estado federal que tenía un
parlamento (Soviet Supremo) con dos cámaras: el Soviet de
la Unión y el Soviet de las Nacionalidades. Estas asambleas transferían el poder a
organismos más reducidos. Un solo partido, El PCUS, dominaba todos los organismos
del poder en un sistema de totalitario justificado en las teoría de la dictadura del
proletariado.
En 1919, Lenin fundo la III Internacional (Komintern) que tenia como objetivo
promocionar la revolución comunista por todo el mundo. En todo el mundo se crearon
partidos comunistas que se afiliaron a esta asociación.
En 1924 Lenin murió. Se disputaron su herencia Trotsky y Stalin que proponían dos
políticas muy diferentes. El primero sostenía la exportación de la revolución y el
segundo proponía la consolidación del comunismo en la URSS convirtiéndolo en una
gran potencia que seria cuna de futuras revoluciones. Finalmente triunfo la tesis de
Stalin convirtiéndose en 1927 en premier de la URSS.
Lenin (1870-1924)
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Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes
políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder
sin divisiones ni restricciones (de un modo mucho más intenso, extenso y evolucionado
que el teórico poder absoluto de las monarquías del Antiguo Régimen).
Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes
autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en
la práctica como partido único y se funde con las instituciones del Estado. Estos
regímenes, por lo general exaltan la figura de un personaje que tiene un poder ilimitado
que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de la autoridad ejercida
jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a
toda la sociedad (con el propósito de formar un hombre nuevo en una sociedad
perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control
social y de represión como la policía secreta o los campos de concentración.
En un sentido estrictamente técnico, es la forma política en la que el Estado, es decir,
el conjunto de instituciones que ostentan el poder político en una delimitación territorial
sobre un conjunto de ciudadanos, se identifica con un partido político, cuya función
sería servir de nexo entre el poder político y el ciudadano.
El dictador militar Francisco Franco afín a los ideales totalitarios y represivos del, tras la
Segunda Guerra Mundial sumió a la España del franquismo en un aislamiento
internacional livianamente maquillado por el ferviente anticomunismo compartido con
los Estados Unidos de América.
Esta concepción del Estado y su identidad con el partido se puede contraponer a los
sistemas políticos occidentales de hoy en día, en los que el Estado funciona como un
ente superior, siendo así desligado del partido, que a pesar de tener cierto nivel de
control sobre el Estado, no puede invadir competencias ajenas y hacerse con el control
absoluto, es decir, fundirse con el Estado.
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
A pesar de que la mayor parte de los autoritarismos actuales funcionan como un
sistema monopartidista, el hecho de que sólo exista un partido no es lo suficientemente
concluyente como para decir que tal Estado es autoritario. Igualmente, no es correcto
decir que un Estado, por el mero hecho de disponer de varios partidos, no es
autoritario. No hay más que recordar aquellos turbulentos momentos acaecidos durante
la Revolución francesa, en los que a pesar de existir varios partidos, se presentaba un
autoritarismo evidente. El partido que llegaba al poder pasaba a ser el Estado, y
gracias a ello, se dieron tremendas atrocidades, delitos capitales por motivos políticos y
con efectos retroactivos, el exterminio administrativo de los rivales de los demás
partidos.
Estalinismo
Stalinismo es un término utilizado para referirse a la teoría y práctica asociada al
gobierno de Iósif Visariónovich Dzhugashvili en la Unión Soviética. El término ha sido
utilizado por opositores políticos y pensadores críticos con la figura de Stalin (ligados
en gran medida, aunque no necesariamente, a la tradición marxista y comunista), en
referencia a un tipo de gobierno o régimen de características hiperpresidencialistas, a
menudo identificado con el bonapartismo. Asimismo y por extensión, con él se suelen
referir al conjunto de sistemas políticos con elementos comunes o afines a los
desarrollados o implementados durante el mandato de Stalin, asociados por estos a
Estados obreros degradados, es decir, que experimentaron una serie de
transformaciones o deformaciones burocráticas que reprodujeron en su seno nuevas
situaciones de dominación y contradicción de clases, lo que los convierte en
radicalmente opuestos a la filosofía autogestionaria y democrática del socialismo y las
propuestas o prácticas llevadas a cabo por referentes como Lenin y el partido
bolchevique.
Iósif Stalin
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Estos sistemas se caracterizarían por ciertos procedimientos de control o represión (a
menudo arbitraria) hacia la población, la estatización o colectivización forzada y
controlada de la economía, con un fuerte monopolio o predominio de la administración
del Estado, la instauración y consolidación en las distintas esferas de poder e
instituciones de una clase burocrática, perteneciente o fuertemente vinculada a la
jerarquía de un partido único identificado con el marxismo-leninismo, la industrialización
acelerada (a veces referida a no tomar en cuenta el coste humano y el impacto
medioambiental), las movilizaciones y deportaciones en masa, persecución y
desaparición de opositores políticos del mismo partido o grupo, y de cualquier posible
oposición fuera del mismo. Con estas premisas, otros comunistas y socialistas, así
como los capitalistas, por semejanza, analogía o implantación de este sistema, califican
de estalinistas a otros regímenes, como los de Corea del Norte (con Kim Il-sung),
Albania (con Enver Hoxha) y Rumanía (con Ceausescu).
Durante su gobierno, Stalin convirtió, la atrasada Unión Soviética en una auténtica
potencia mundial con un crecimiento vertiginoso que nunca consiguieron los jefes de
estados soviéticos posteriores, quienes llamaron a la desestalinización. Durante el
gobierno de Stalin aumentaron las competencias del control por parte del Comité
Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, algo considerado necesario por el
partido para afrontar la industrialización y la posterior Segunda Guerra Mundial. Es por
este motivo que haya quien considere a la extinta Unión Soviética un Estado obrero
con deformaciones burocráticas y no un Estado socialista. Hay quienes van más allá al
catalogarlo, en especial en círculos trotskistas, como una forma de Estatalización o de
Capitalismo de Estado (Tony Cliff). La política estalinista impulsó una economía y una
sociedad colectivizas, con el objetivo de provocar un crecimiento que hiciera de la
URSS una gran potencia industrial. Para ello se siguieron estas directrices:
Se prohibió la propiedad privada y las tierras, fábricas, transportes..., se
convirtieron en propiedad estatal.
Se dio prioridad a la industria pesada con el objetivo de construir las
infraestructuras necesarias.
Se instituyó una economía dirigida por el Estado, que elaboraba planes
quinquenales para planificar la producción agrícola e industrial.
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
El resultado fue una rápida industrialización, pero la agricultura sufrió un retraso
considerable como consecuencia de su subordinación a la industria. Además, la
prioridad a la industria pesada descuidó la producción de bienes de consumo y buena
parte de las necesidades de la población quedaron desatendidas.
El Estalinismo como teoría política
El término utilizado en la Unión Soviética y que continuaron utilizando quienes
apoyaron su política, es simplemente el de Marxismo-Leninismo, como se designaba
oficialmente la doctrina revolucionaria en la URSS. Esto debido al hecho de que no
consideran que Stalin haya representado una superior de la doctrina de Marx, Engels y
Lenin. El denominado estalinismo se centra en interpretar y aplicar las ideas de
aquellos y construyó un sistema político que decía adaptar las ideas marxistas-
leninistas a las necesidades cambiantes de la sociedad. Entre quienes profesan el
marxismo o el leninismo, hay muchos que ven al estalinismo como una perversión de
esta ideología; los trotskistas en particular son virulentamente anti-estalinistas,
considerando a Stalin como un contra-revolucionario que utilizaba a Marx como
excusa, algo que también piensan los partidarios de Stalin sobre Trotsky.
El Estalinismo es reclamado por las ideologías nacional-comunistas y nacional-
bolcheviques, por la aplicación del socialismo en un solo país y su gran
industrialización del país.
Los seguidores de Stalin creían que era la máxima autoridad del leninismo después de
la muerte de Lenin en 1924, tras haber sido elegido Secretario General del Partido
Comunista de la Unión Soviética en el XII Congreso. Enfatizaron el hecho de que
Trotsky no se unió al partido de Lenin hasta 1917, afirmando que Trotsky no creía
realmente en las contribuciones de Lenin (necesidad de un partido de vanguardia, ley
del desarrollo desigual), y que Lenin siempre fue especialmente crítico con Trotsky (al
cual denominó en ocasiones "Judas Trotsky"). A pesar de esto también existen otras
citas de Lenin hacia él, en las cuales Vladimir Ilich, loa a León Trostky (¿El acuerdo? Ni
tan siquiera puedo hablar de esto seriamente. Trotski dijo hace tiempo que la
unificación era imposible. Trotski comprendió esto, y desde entonces no ha habido
mejor bolchevique que él"). De 1917 a 1924, Lenin, Trotsky y Stalin a menudo
aparecieron juntos pero de hecho sus diferencias nunca se saldaron.
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Las principales ideas de Stalin dentro de la práctica política fueron:
Defensa del socialismo en un solo país.
La lucha de clases se agravaría a lo largo del desarrollo del socialismo, con lo
que sería necesario aumentar el control por parte del partido y del Comité
Central.
Una moral más conservadora, principalmente en lo referido a la cuestión de la
mujer.
Estalinismo económico y político
El término fue primero utilizado por los trotskistas opuestos al régimen socialista de la
Unión Soviética. Los trotskistas argumentan que la URSS estalinista no era socialista ni
comunista, pero sí un Estado de trabajadores burocratizado y degenerado; un estado
no-capitalista en el que la explotación estaba controlada por una casta dirigente que,
aunque no era propietaria de los medios de producción y no era una clase social,
acumulaba beneficios y privilegios a costa de la clase trabajadora.
Construyendo y transformando el legado de Lenin, Stalin desarrolló el sistema
socialista de la Unión Soviética durante los años 20 y 30. Una serie de planes
quinquenales hicieron posible el desarrollo acelerado de su economía. Grandes
avances se observaron en muchos sectores, especialmente en el del hierro y el acero.
La sociedad fue llevada de una posición de décadas de retraso respecto a Occidente a
una posición de igualdad económica y científica en 30 años, según algunos datos
estadísticos. Algunos historiadores de la economía actualmente creen que fue el más
rápido crecimiento económico que haya tenido lugar en la historia.
A causa del prestigio e influencia de la Revolución en Rusia, muchos países que
durante el siglo XX buscaron un modelo alternativo al sistema de mercado siguieron los
pasos de la URSS, tanto política como económicamente.
Después de la muerte de Stalin en 1953, su sucesor Nikita Jrushchov repudió sus
políticas, condenó el culto a la personalidad de Stalin en su discurso secreto del XX
Congreso del Partido en 1956, e instituyó un proceso de desestalinización y
liberalización (dentro del mismo marco político), la tesis reformista del tránsito por la vía
pacífica al socialismo y la coexistencia con el imperialismo. En consecuencia muchos
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de los partidos comunistas de todo el mundo que habían mostrado su apoyo a Stalin,
adoptaron las posiciones reformistas moderadas de Jrushchov, con mayor o menor
agrado. Las excepciones por parte de países socialistas fueron la República Popular de
China y la República Popular de Albania, gobernadas por Mao Zedong y Enver Hoxha
respectivamente, países que llegaron a cortar las relaciones con el resto de países del
Bloque del Este en los años 1960. China siguió la ideología maoísta; Albania rechazó
la condena del XX Congreso, y declaró su fidelidad al gobierno de Stalin. En este
momento se pasó a diferenciar entre distintos grupos de partidos comunistas:
prosoviéticos, proalbaneses u hoxhaístas, y maoístas o prochinos.
Estalinismo en el mundo
Distintos gobiernos nominalmente socialistas, o estatistas, instalados en otros países
además de la URSS, principalmente en el período de 1945 a 1991, también han sido
varias veces tildados de estalinistas, a causa de determinados métodos políticos y
económicos empleados. De entre ellos se encontrarían el gobierno de Kim Il-sung y su
hijo y sucesor en el cargo Kim Jong-il en Corea del Norte, a través de la ideología
oficial Juche.
El estalinismo en otros países, principalmente en las décadas de 1930 a 1950), estuvo
asociado directamente al alineamiento automático a las políticas de Moscú y del
Komintern. Varios gobernantes de estos regímenes podrían, según los críticos de
Stalin, ser considerados estalinistas, como Mátyás Rákosi en Hungría, Georgi Dimitrov
en Bulgaria, Klement Gottwald en Checoslovaquia, Bolesław Bierut en Polonia y
Horloogiyn Choibalsan en Mongolia.
Otro régimen socialista considerado por algunos como estalinista fue el de Enver
Hoxha en Albania, el cual lo declaraba abiertamente e incluso mantuvo una efigie del
gobernante soviético en la plaza principal de Tirana, cuando en el resto de Europa
Oriental los homenajes a Stalin ya habían cesado. Sin embargo, determinados
gobiernos, aunque socialistas, no encajan en la definición de estalinistas por adoptar
otras medidas económicas y alineamientos geopolíticos distintos, como el régimen de
Nicolae Ceausescu en Rumania o de Deng Xiaoping en China.
Fascismo
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Lo mismo puede decirse del origen personal de algunos de sus miembros, empezando
por el propio Mussolini, que antes del término de la Primera Guerra Mundial, era un
importante ideólogo obrerista y militante socialista. El origen social de los líderes
fascistas en distintas partes de Europa fue muy diferente: a veces aristocrático
(Starhemberg, Mosley, Ciano), a veces proletario (Jacques Doriot y el PPF francés);
muchas veces militares (Franco, Pétain, Vidkun Quisling, Szálasi, Metaxas), o juristas
(José Antonio Primo de Rivera, Ante Pavelić, Oliveira Salazar). Los casos más
destacados, los propios Hitler y Mussolini, eran fuertes personalidades de oscuro
origen, desclasados e inadaptados, pero de irresistible ascensión. Sus militantes salían
de entre los estudiantes (muy abundantes en la Guardia de Hierro rumana o el rexismo
belga), de los pequeños propietarios campesinos, de los desempleados urbanos y,
sobre todo, de la temerosa pequeña burguesía empobrecida o amenazada por la crisis
y atemorizada por el miedo al comunismo y al desorden público. Las capas medias y
medias bajas fueron la espina dorsal del fascismo.
Agrarismo, natalismo y virilidad
Es propio de los movimientos fascistas, tanto en la retórica como en ciertos programas
económicos y sociales, la identificación con la tierra y los valores campesinos frente a
la decadencia y corrupción que se denuncian en las masas urbanas desarraigadas, lo
que a veces se veía como una tensión entre modernidad y tradición.39 Una constante
es la colonización planificada de zonas improductivas (desecación de pantanos en
Italia, Plan Badajoz en España). Incluso en la industrializada Alemania, Hitler planteó la
expansión del espacio vital (Lebensraum) hacia el este como un proyecto
esencialmente de colonización agraria que lograría la germanización de extensos
territorios en la Europa oriental poblada por la raza inferior de los eslavos (recuperando
la Drang nach Osten medieval).
Los valores familiares tradicionales eran fomentados, insistiendo en la necesidad de
mantener altas tasas de natalidad y fecundidad. Las familias numerosas eran
premiadas, siguiendo una política natalista, retóricamente conectada con la virilidad
agresiva del expansionismo militar. El papel laboral de la mujer, que había sido
imprescindible en la Primera Guerra Mundial, había fomentado un precoz feminismo
que estaba consiguiendo en muchos países la principal reivindicación sufragista: el
sufragio femenino. La imagen del ejército de parados que no encuentran trabajo
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mientras que algunas mujeres sí era explotada como un factor de resentimiento social
contra las opiniones progresistas. El encuadramiento social impulsado por los
regímenes fascistas ponía a cada sexo en lo que se entendía que era su sitio: la mujer
dedicada al hogar y a la crianza de la mayor cantidad posible de hijos, y el hombre al
trabajo y a la guerra, y no consentía lo que se definía como desviación homosexual
(alguna duda en ese sentido, como las presuntas orgías internas de las SA, fueron una
de las excusas utilizadas en su descabezamiento —Noche de los cuchillos largos—).40
El lenguaje simbólico fascista es sexualmente explícito: se le ha definido como un anti-
eros que combate contra el propio cuerpo y contra todo lo que represente disfrute y
placer, en una compulsión física que asocia masculinidad con dureza, destrucción y
auto-negación.
La mejora de la raza no sólo implicaba la pureza racial evitando el mestizaje, sino que
también debía ser interna a ésta, incluyendo la eugenesia (en el caso de Alemania
también la eutanasia) aplicada a los subnormales y otros discapacitados, en un
movimiento que no era originario de los países con régimen nazi o fascista, sino del
ámbito cultural anglosajón, y que se popularizo en muchos otros (Suecia, Australia o
los Estados Unidos).
Raza, etnia e identidad
El fascismo tuvo una base racial en Alemania, aunque no en Italia (al menos
inicialmente, hasta 1938); los nazis construyeron una amalgama ideológica de gran
eficacia movilizadora a partir de fuentes mitológicas y literarias y supersticiones de
carácter romántico, así como de los textos clásicos dedicados a consagrar la
desigualdad de las razas y de publicaciones y panfletos de carácter ocultista;
destacando dos elementos: el mito de la raza aria superior de origen nórdico (que
mezcla la hipótesis filológica de la existencia de un pueblo indoeuropeo original con la
pseudocientífica teoría nórdica, sustentada por algunos autores como Houston Stewart
Chamberlain) y el antisemitismo (que se había reavivado desde la divulgación de los
Protocolos de los Sabios de Sión, falsificados para la justificación de los pogromos de
la Rusia zarista). El antisemitismo estaba presente en muchos países de Europa
central y oriental desde la Edad Media, y fue uno de los elementos que se utilizaron en
los mismos para el surgimiento endógeno de movimientos fascistas. A ello se sumó la
ocupación nazi y los gobiernos colaboracionistas impuestos, que explotaron a
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conciencia ese sentimiento para su propia conveniencia. El resultado fue que en
muchas ocasiones los verdugos de las SS eran superados en crueldad por soldados de
países aliados, a los que tenían que contener (por ejemplo en Rumanía), o se
producían matanzas espontáneas de judíos a cargo de la población local, como la
llamada matanza de Jedwabne en Polonia.
El racismo entendido en su expresión puramente biológica, es decir, la
intelectualización de la supremacía racial, no está presente en todos los movimientos
fascistas, además de estar presente en otros contextos cuya relación con el fascismo
es más controvertida, como el suprema cismo blanco en Estados Unidos o el apartheid
en Sudáfrica. Lo que sí aparece como una constante del fascismo, y para muchos
autores lo caracteriza de racismo, es la concepción de la etnicidad como elemento
identitario. Esa identidad étnica puede expresarse de otras formas, como las que
atienden al origen geográfico (caso de la xenofobia de los movimientos neofascistas o
neonazis que se oponen a la inmigración en muchos países europeos desde finales del
siglo XX), la religión (fundamental para el fascismo francés, belga, croata o español, y
más adelante en el conflicto de Irlanda del Norte o los casos de limpieza étnica que se
han dado en las Guerras yugoslavas) o el idioma.
En Italia se dio a partir de 1924 un fuerte proceso que se denominó Italianización
fascista que pretendía homogeneizar toda diferencia idiomática y cultural, acabando
con cualquier minoría por asimilación o absorción (en vez de por exterminio como
ocurrió en el Holocausto nazi).
En el caso español existió una expresión ideológica hispanista —que no debe
confundirse con el hispanismo de los estudiosos extranjeros de la lengua y cultura
española—, que en algunas ocasiones se ha definido como panhispanismo, y que no
puede definirse como un racismo sensu stricto, aunque sí una hipervaloración de las
características étnicas, religiosas, culturales e idiomáticas identificadas con lo español,
sobre todo en relación con su expansión por América. Fue mantenida particularmente
por las élites sociales de varios países hispanoamericanos, destacadamente en
Argentina, y se expresó en el concepto de Hispanidad (vocablo en desuso a principios
del siglo XX pero recuperado por el sacerdote vasco emigrado a Argentina Zacarías de
Vizcarra —La Hispanidad y su verbo, 1926— y divulgado por Ramiro de Maeztu —
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Defensa de la Hispanidad, 1934—). Se llegó a instituir el 12 de octubre como fiesta del
Día de la Hispanidad, que ya venía celebrándose con el inequívoco nombre de Día de
la Raza desde 1915 (a iniciativa de Faustino Rodríguez-San Pedro) y que se extendió
por Hispanoamérica. Las ideas o más bien tópicos de Raza, Hispanidad e Imperio eran
indistinguibles en la retórica de la Falange Española que heredó el Franquismo, y el
propio Franco escribió el guión de la película Raza (1941), cuyos elementos
ideológicos más incómodos (por su evidente identificación con los fascismos
derrotados en 1945) se autocensuraron en posteriores montajes. Otro elemento fue
aún más étnicamente excluyente: el de Antiespaña, que definía como antiespañol a
todos los elementos que se consideraban nocivos y que degeneraban la raza (rojos,
masones y separatistas). Hubo incluso un programa pseudocientífico, a cargo del
coronel-psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera, que pretendía identificar y suprimir el gen
rojo, con participación de miembros de la Gestapo en el bando sublevado durante la
Guerra Civil. El nuevo clima intelectual y político posterior a la derrota del Eje hizo
abandonar discretamente estas posturas, por otras que insistían en la retórica de la
misión evangelizadora y el mestizaje como rasgos de «lo español».
Totalitarismo, estatización y liderazgo
EUR (Q.XXXII o barrio 32 de Roma), diseñado
para acoger la Exposición Universal de Roma
prevista para 1942 cuyas siglas lleva. No llegó
a celebrarse por causa de la guerra, pero el
EUR sigue acogiendo numerosos edificios de un estilo que puede identificarse como
racionalismo italiano, y restos de iconografía e inscripciones fascistas, entre las que
destaca el Palazzo della civiltà del Lavoro, conocido como Colosseo quadrato ('Coliseo
cuadrado'), construido entre 1938 y 1942.
El fascismo es un movimiento totalitario en la medida en que aspira a intervenir en la
totalidad de los aspectos de la vida del individuo. Hannah Arendt entendía que la
masificación de la sociedad contemporánea llevaba al individuo a la soledad, el terreno
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propio del terror, la esencia del gobierno totalitario. El fascismo se legitima afirmando la
dependencia del individuo respecto al Estado, liberándole de esa manera de su miedo
a la libertad (expresión de Erich Fromm). Su individualidad no tiene sentido, porque la
realización de una persona sólo se entiende dentro de los vínculos sociales de los que
el Estado es la culminación. Cualquier forma de acción individual o colectiva ajena a los
fines del Estado es rechazada. No existen derechos individuales ni colectivos.
Se lleva a cabo una «estatización» de todos los ámbitos de la vida: económica, social,
política, cultural e ideológica. El encuadramiento social se efectúa con todos los medios
de la propaganda, con adopción de uniformes y lenguaje militar y uso masivo de los
símbolos y lemas patrióticos y adoctrinantes. Las grandes concentraciones y
movilizaciones colectivas de todo tipo buscan formar la conciencia unitaria, llegando a
extremos curiosos (como el día de comer patatas que se instauró en Alemania).
El fascismo desdeña las instituciones del Estado republicano y sustituye el voto como
expresión de la voluntad popular por las expresiones masivas de apoyo al líder. La
identificación de pueblo y estado se hace en un todo orgánico, el de un organismo
cuasi-biológico y autónomo cuyos miembros han de responder a las órdenes de la
mente directora. Esta identificación también está presente en la ideología del
Integralismo, iniciada en Portugal y desarrollada en Brasil. El adjetivo orgánico se
utilizará profusamente en las últimas etapas del franquismo (definido como una
democracia orgánica). Hitler utilizaba el plebiscito como arma en las relaciones
internacionales: sus grandes decisiones son apoyadas por plebiscitos de apoyo masivo
utilizados como amenaza: el líder fascista se presenta como portavoz de la nación
unificada que habla con una sola voz. Esto refuerza otro de sus elementos principales:
el «liderazgo carismático». El líder es casi divino y su liderazgo no es racional: Führer,
Duce, Poglavnic, Caudillo, etc. Mussolini opuso a los principios de la Revolución
francesa de «libertad, igualdad y fraternidad» la consigna: «creer, obedecer y
combatir».
Imperialismo, militarismo y violencia
Otro de los rasgos clásicos del fascismo es el imperialismo, entendido como una
política exterior expansiva y agresiva, que proporciona una útil identificación de
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intereses en el interior, volcando las energías hacia un enemigo común evitando la
expresión de los conflictos internos.
Generalmente se apoya en reivindicaciones irredentistas, concretas o genéricas,
próximas en el tiempo o lejanas, tomadas de mitos del pasado, lo que refuerza su
carácter romántico, más de religión que de ideología. Su relación con la realidad
histórica es contradictoria, buscándose la intemporalidad: Por un lado se sublima el
futuro utópico, a crear por el Estado Novo (Estado Nuevo, en Portugal o Brasil) donde
el hombre nuevo, portador de valores eternos, tendrá su expresión en la unidad de
destino en lo universal.53 Por otro lado, se insiste en recuperar el esplendor de un
pasado mítico, y también las denominaciones de sus regímenes aluden a eso (el III
Reich, la Terza Roma, la Tercera Civilización Helénica). El expansionismo hacia el
exterior es considerado como una necesidad vital, casi orgánica: el lebensraum o
espacio vital hacia el Este para Alemania, o el Imperio mediterráneo para Italia. Franco
diseñó unas Reivindicaciones españolas, que exhibió ante Hitler en su famosa
entrevista de Hendaya del año 1941.
Las relaciones internacionales, basadas en la renuncia a la guerra, que se querían
construir desde la Sociedad de Naciones, eran despreciadas; al igual que el pacifismo,
considerado débil y decadente. El fascismo sólo concibe un estado de naturaleza
hobbesiano con la imposición y expansión del más fuerte.
La vinculación de las dictaduras y los regímenes militares con el fascismo es un asunto
controvertido, pues todo régimen impuesto por la fuerza suele ser acusado de
fascismo, fundamentalmente a efectos polémicos, igual que se les califica de tiranías.
Aunque no todo gobierno militar es fascista, ni los fascismos alcanzaron siempre el
poder de manera violenta, sí que se caracterizaron por sus actividades violentas antes
y después de su toma del poder, y por su desprecio explícito por la legalidad
institucional. La violencia tiene un valor positivo para el movimiento fascista: es una
fuerza de cambio, al igual que la juventud, que también es exaltada. Se utilizaban todo
tipo actividades intimidatorias: desde las purgas con aceite de ricino (habituales en los
fasci di combattimento antes de la marcha sobre Roma), los destrozos de mobiliario o
tiendas (noche de los cristales rotos contra los judíos alemanes) o las palizas; hasta el
asesinato de los adversarios políticos o de los objetivos considerados enemigos
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sociales. Se aplicaba extensivamente la expresión de José Antonio Primo de Rivera la
dialéctica de los puños y de las pistolas. Los agentes ejecutores podían ser los
aparatos del Estado, pero más frecuentemente fueron grupos juveniles organizados
paramilitarmente.
Una vez generalizada, y demostrada la impunidad de quienes la ejercen, la represión
política opera como un mecanismo por el cual no solamente el que la recibe
directamente pierde la libertad: sino que la sociedad entera —al reprimirse cada uno de
sus miembros a sí mismo, temeroso de sufrir el mismo castigo— pierde la libertad para
todos.
Cristianismo y fascismos
Iglesia Católica
Pío XI y el entonces cardenal Pacelli (futuro Pío XII)
Inauguran Radio Vaticano en 1931.
Es muy controvertido el papel de la Iglesia católica al respecto. La intervención de los
católicos en política había dado origen a partidos confesionales católicos como el
Zentrum (Partido del Centro o Centro Católico de Heinrich Brüning en Alemania, con
especial presencia en Baviera, donde tuvo una escisión, el Bayerische VolksPartei
(Partido Popular de Baviera), y el Partito Popolare Italiano (Partido Popular Italiano de
Don Sturzo y Alcide De Gasperi); ambos reprimidos por nazis y fascistas
respectivamente. En Italia, el Vaticano promovió la sustitución de la militancia en el
prohibido Partito Popolare por la de Acción Católica, cuya finalidad política era más
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discreta. Más adelante, el deseo de Mussolini de prohibir ésta fue frustrado por la
encíclica papal Non Abbiamo Bisogno (No tenemos necesidad, 1931).
El mismo papa, Pío XI, que había condenado el agnosticismo de Maurras (1926), e
incluso excomulgado a los miembros de Action Française (1927), tuvo no obstante una
relación pública con Mussolini que podía verse como cálida (Pactos de Letrán,
calificación de hombre enviado a nosotros por la Providencia, petición de voto a los
fascistas en las elecciones de 1929), al tiempo que condenaba en la encíclica
Dilectissima nobis el laicismo agresivo de la Segunda República Española; aunque se
ha llegado a encontrar un apunte suyo en un diario secreto describiendo su oposición
íntima a nazismo y fascismo.
Pío XII siempre se ha visto como un personaje más tibio, menos expansivo y más
contemporizador. Especialmente sus relaciones con Alemania (que conocía bien por
haber sido allí nuncio apostólico) se han llegado a calificar de complicidad,
especialmente por no condenar de modo claro el régimen nazi y la persecución de
judíos desde un primer momento. No obstante, la encíclica Mit brennender Sorge (Con
viva preocupación, de 14 de marzo de 1937), que redactó para Pío XI siendo aún
solamente el Cardenal Pacelli, y que se leyó en las 11.000 iglesias católicas alemanas,
contiene una alusión en términos genéricos a cuestiones que pueden interpretarse
como alusiones al fascismo, nazismo o totalitarismo equiparándolos con la idolatría:
Todo el que tome la raza, o el pueblo, o el Estado, o una forma determinada del
Estado, o los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la
sociedad humana y los divinice con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado
e impuesto por Dios.
La identificación de Pío XII y la iglesia católica española (sometida a una violentísima
represión que llegó a calificarse de persecución religiosa) con el bando sublevado en la
Guerra Civil Española (calificada de Cruzada) y el régimen franquista posterior fue
explícito (Carta colectiva de los obispos españoles, Concordato español de 1953),
llegándose a acuñar el término nacionalcatolicismo para definir uno de sus rasgos
ideológicos y una de las principales familias que le sustentaban. También se levantó la
excomunión a Action Française (1939). Entre tanto, importantes intelectuales franceses
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católicos anteriormente cercanos a ese movimiento, como Georges Bernanos y
Jacques Maritain, se habían distanciado de él y pasaron a oponerse al fascismo.
La postura del Vaticano en la Segunda Guerra Mundial comenzó por una débil condena
de la invasión de Polonia (país fuertemente católico) que los aliados consideraron
demasiado cautelosa. El mantenimiento de una postura neutral y los intentos de
mediación fueron interpretados como un apoyo oculto a Alemania, al marginar en ellos
a Estados Unidos y la Unión Soviética. De hecho, desde el Vaticano se atribuye a la
propaganda soviética el mantenimiento de esta acusación. También ha causado
algunos problemas con las relaciones entre el Vaticano y el estado de Israel.
Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, muchos
criminales de guerra huyeron a Suiza y a Argentina con la ayuda de religiosos católicos
(algunos con pasaportes del Vaticano y disfrazados de sacerdotes). Como también la
iglesia católica ayudó a judíos, y personas de todas las nacionalidades recibieron
salvoconductos, se especula con que el Vaticano tuviese algún conocimiento respecto
a la situación de las minorías religiosas y étnicas dentro de Alemania e Italia antes del
final de la guerra, a diferencia de otros gobiernos aliados. Tal situación se ha
considerado en algunos casos como ejemplo de una actitud de la Iglesia comprometida
con los perseguidos; en otros casos se ha criticado que, teniendo noticia de las
atrocidades que se cometían, no condenase expresamente los regímenes nazi y
fascista durante la guerra. También se ha investigado la relación de monasterios y
otras instituciones católicas con el trabajo esclavo al que se sometió a distintos
colectivos.
En 1998 el papa Juan Pablo II realizó una autocrítica de la postura del Vaticano ante el
Holocausto, pidiendo perdón; aunque defendió a Pío XII, cuyo proceso de beatificación
inició al mismo tiempo.
Nazismo
Nazi es la contracción de la palabra alemana Nationalsozialistische, que significa
'nacionalsocialista', y hace referencia a todo lo relacionado con el régimen que gobernó
Alemania de 1933 a 1945 con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Alemán
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de los Trabajadores (NSDAP, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei), el
autoproclamado Tercer Reich y Austria a partir de la Anschluss, así como los demás
territorios que lo conformaron (Sudetes, Memel, Danzig y otras tierras en Polonia,
Francia, Checoslovaquia, Hungría, Holanda, Dinamarca y Noruega). La Alemania de
este período se conoce como la Alemania nazi.
El término "Nazi" deriva de las primeras dos sílabas del nombre oficial del partido:
Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei o "NSDAP". Los miembros del partido se
identificaban a sí mismos generalmente como "Nationalsozialisten" (Nacional
socialistas) y solo raramente como "nazis". El origen y uso de "nazi" es similar al de
"Sozi", palabra del lenguaje diario para designar a los miembros del
Sozialdemokratische Partei Deutschlands (Partido Socialdemócrata de Alemania). En
1933, cuando Hitler asumió poder en el gobierno alemán, el uso del término disminuyó
en Alemania, aunque en Austria sus oponentes lo continuaron usando con una
connotación despectiva. A partir de eso, el término ha adquirido una connotación
crecientemente peyorativa.
Contexto histórico
El nazismo es una ideología alemana gestada en los años 20 pero que no alcanzará
importancia hasta los años 30, momento en que las duras condiciones de paz
impuestas en el Tratado de Versalles (1919) se juntan con la grave crisis mundial del
Jueves Negro en 1929 (ver Gran Depresión). En Alemania la situación es más
acuciante aún, ya que a los devastadores efectos económicos se sumaba la obligación
de pagar el tributo de la derrota en la Primera Guerra Mundial, y el descontento popular
ante la injusta situación que hacía que las calles se
llenaran de manifestaciones extremistas de toda
índole, tanto de izquierda como de derecha.
Esta situación culmina con el fuerte descrédito de las
democracias liberales, dado que las dictaduras que
surgieron demostraron ser capaces de controlar y
resolver las crisis más efectivamente que las
democracias. Tanto la URSS, como la Italia de
Mussolini (quien fue elogiado por "hacer que los trenes
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
corrieran a tiempo", es decir, por poner fin a las huelgas y caos económico que había
dominado a ese país) y el Japón Imperial, países todos en los que se impusieron
"gobiernos fuertes", no solo resolvieron la crisis a mediados de los 30 sino que fueron
percibidas como restaurando el "orden social" aun con anterioridad a esa solución a
problemas económicos.
Intento de demostración de la separación de las razas humanas (ver Poligenismo y Craneometría)
A esa crisis político económica hay que agregar una crisis ideológica aun anterior que
se ha sugerido se extiende desde 1890 a 19307 y que ha sido caracterizado como una
“revolución contra el positivismo” (Hughes, op. cit). Tanto los valores como las
aproximaciones a la sociedad y la política que formaban la base de la civilización
occidental fueron percibidas como superadas reliquias del racionalismo proveniente de
la ilustración. Específicamente tanto el fascismo como los desarrollos intelectuales que
lo antecedieron buscaron transcender lo que se percibía como la decadencia del
occidente. (ver, por ejemplo: La decadencia de Occidente)
Consecuentemente el Zeitgeist de esa época puede ser descrito como una amalgama
o mezcla de ideas caracterizado por un rechazo al racionalismo, proceso que es
generalmente percibido como iniciándose con Nietzsche, junto a tentativas de
incorporar "explicaciones científicas" a preconcepciones o incluso prejuicios
explicativos del mundo, por ejemplo, un racismo latente, que dieron origen a
propuestas tales como las de la eugenesia, etc, y en lo político, bajo la influencia de
pensadores tales como Georges Sorel, Vilfredo Pareto, Martin Heidegger
(alegadamente), Gaetano Mosca, y, especialmente, Robert Michels; a percepciones
político elitistas basadas en un culto del héroe y la fuerza que culminan en una versión
del darwinismo social. Percepciones que adquieren connotaciones más extremas en su
divulgación y vulgarización. (Hughes, op. cit).
En Alemania específicamente esa rebelión contra el racionalismo dio origen, entre
otras cosas, a una variedad de asociaciones que promovían un retorno a visiones
romantizadas del pasado alemán (ver Völkisch) en lo cual Richard Wagner tuvo alguna
influencia - y una sociedad ocultista y semi secreta, la Thule-Gesellschaft (Sociedad
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
Thule) -basada en la ariosofía y primeros en usar la esvástica en el contexto de la
época- que patrocinó al Deutsche Arbeiterpartei (DAP), más tarde transformado por
Adolf Hitler en el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores.
Como de influencia importante en ese Zeitgeist se puede mencionar la obra de Arthur
de Gobineau, quien propuso que en cada nación hay una diferencia racial entre los
comunes y las clases dirigentes. Estos últimos serian todos miembros de la raza aria,
quienes son no solo la raza dominante pero también la creativa. Posteriormente
Houston Stewart Chamberlain identifica «los arios» con los teutones. En adición a tratar
de demostrar que todos los grandes personajes de la historia (incluido Jesús, Julio
Cesar, Voltaire, etc) fueron realmente arios agrega: «Los teutones son el alma de
nuestra civilización. La importancia de cualquier nación, en la medida que es un poder
actual, está en relación directa a la genuina sangre teutona presente en su población».
También de importancia en esos desarrollos fueron percepciones que se pueden ver
ejemplificadas en la obra de, por ejemplo Benjamin Kidd, quien propuso: «Nuestra
civilización ha sido dada a luz como resultado de un proceso de fuerza sin paralelos en
la historia de la raza.. Por épocas incontables el combativo macho europeo se ha
desbordado a través de Europa en sucesivas olas de avance y conquista, venciendo,
exterminando, aplastando, dominando, tomando posesión. Los mas aptos, que han
sobrevivido esas sucesivas olas de conquista, son los mas aptos por el derecho de la
fuerza y en virtud de un proceso de selección militar, probablemente el mas largo en la
historia, el mas duro, probablemente el mas elevante al que la raza ha sido sometida»
Para Kidd el combativo macho europeo es un pagano -que a rinde homenaje pero no
entiende ni acepta en su corazón la validez de «una religión que es la total negación de
la fuerza». Ese macho europeo ha introducido el «espíritu de la guerra» en «todas las
instituciones que ha creado» y «la creencia que la fuerza es el principio último del
mundo». Ese «macho de la civilización occidental ha llegado a ser por la fuerza de las
circunstancias el supremo animal de combate de la creación. La Historia y la Selección
Natural lo han hecho lo que es» ( p 7). «por la fuerza ha conquistado el mundo y por la
fuerza lo controla».
Otros visiones de influencia en esa percepción son los de Oswald Spengler, para quien
Benito Mussolini era el parangón del nuevo César, que se levantará del occidente en
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
ruinas para reinar en la "era de la civilización avanzada", por analogía a los cesares de
la Antigüedad.
Ilustración en una postal austríaca (1919).
El nazismo transforma, sin mucha dificultad,
ese culto a la fuerza del mas fuerte que es el ario en un antisemitismo puro y simple,
utilizando la preexistente leyenda de una conspiración judía para hacerse con el control
mundial (ver Nuevo Orden Mundial (conspiración) y Los protocolos de los sabios de
Sión) para explicar la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial: el ejército de ese
país fue traicionado y "apuñalado en la espalda" -ver Dolchstosslegende - por los
bolcheviques y judíos. Esa traición se extiende al gobierno (social demócrata) de la
República de Weimar que permite ahora que esos mismos judíos y otros financieros
profiten de la inflación, y otros problemas que afectan a los alemanes. (ver
hiperinflación en la República de Weimar). Aduciendo además que muchos de los
principales líderes comunistas son también judíos asimilan ambos conceptos en una
gran «conspiración judeo-marxista»
A lo anterior se ha sugerido que hay que agregar factores específicamente alemanes.
A pesar que Maurice Duverger considera tales consideraciones pocos convincentes a
fin de explicar el desarrollo del nazismose ha afirmado que no se puede explicar el
nazismo sin considerar su origen y que entre los factores que explican ese origen se
debe mencionar una tradición cultural ("volkgeist" o espíritu alemán) -que se remonta a
personajes tales Lorenz von Stein y Bismarck (ver Estado Social)- en la cual el Estado
adquiría poderes dictatoriales, demandando orden, disciplina y control social estricto a
fin de de garantizar crecimiento y el bienestar económico de la población.
Esa tradición se transforma, bajo la influencia de personajes tales como Ernst Forsthoff
(jurista conservador de gran influencia), quien, a partir del periodo de la República de
Weimar, postula que los individuos están subordinados ya sea al «Estado absoluto» o
al «Volk», bajo la dirección de un Líder o Führer.
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"Cuidado que no se repita" (1920) .- " Caballero teuton" amenazado por soldado polaco
y traicionado por socialista (gorra frigia roja).
El nazismo se concreta como una ideología totalitario de tipo fascista en la medida en
que se caracteriza por dar una importancia central y absoluta al estado -a partir del cual
se debe organizar toda actividad nacional (ver Gleichschaltung- representado o
encarnado y bajo la dirección o liderazgo de un caudillo supremo, en este caso Hitler, y
por proponer un racismo, nacionalismo e imperialismo visceral que debe llevar a
conquistar los pueblos que se consideren inferiores. (ver Lebensraum). A partir de
1926, Hitler centralizo incrementalmente la capacidad de decisiones en el partido. Los
dirigentes locales y regionales, etc, no eran electos, sino nombrados, de acuerdo al
Führerprinzip (principio del Líder) y a ese líder respondían, demandando obediencia
absoluta de sus subordinados. El poder y autoridad emanaba del líder, no de la base.
Nazismo y Hitler
Se ha sugerido que Hitler "es uno de esos pocos individuos de los cuales se puede
decir con absoluta certeza que: sin él, el curso de la historia habría sido diferente",o,
que sin él, las cosas habrían sido muy diferentes.
Hay poca duda que Hitler poseía un carisma y capacidad oratoria, pero también una
ambición, excepcional. Alguien quien -con una falta de escrúpulos absoluta- estaba
dispuesto a sacrificar lo que fuera considerara necesario en aras de sus objetivos. Pero
tampoco hay duda que tanto los objetivos como los medios eran avalados por el
zeitgeist, y que Hitler encapsulo -voluntaria o accidentalmente- lo peor de ese espíritu
de su época.32 Si bien es posiblemente correcto que sin Hitler el nazismo no habría sido
lo que fue, no es menos cierto que sin ese zeitgeist Hitler no habría sido lo que fue.
Hitler conoció ese zeitgeist cuando vivió en Viena, entre 1908 y 1913, tratando de
ganarse la vida como pintor. La Viena que Hitler conoció no solo era la ciudad culta y
cosmopolita de la visión general sino también la que ha sido descrita como un cloaca
de antisemitismo, racismo y políticas corruptas, con un parlamento -que Hitler visito
numerosas veces- paralizado por disensiones raciales y sectoriales intransigentes. Es
ahí -se ha aducido- que Hitler adquirió su desprecio por la democracia, ahí donde vio
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por primera vez el saludo "Heil" -entre los seguidores del pan germanista y antisemita
radical Georg von Schönerer- y ahí adonde aprendió acerca de la propuesta de la
eugenesia.
Después de la Gran Guerra Hitler permaneció en el ejército donde fue alocado a una
unidad especial -el "Departamento de Educación y Propaganda" - del Ejército de
Bavaria, bajo el comando del capitán Karl Mayr. Una función importante de ese
departamento era dar a los soldados una razón aceptable -desde el punto de vista del
ejército- de su derrota en la guerra. Esa razón se encontró fácilmente, dado el "espíritu
de la época" y el del ejército, en "la traición de los judíos y comunistas".
En Julio de 1919, Hitler fue asignado a un "Comando de Inteligencia" y ordenado espiar
un pequeño grupo -autodenominado "Partido de los Obreros Alemanes" (DAP por sus
siglas en alemán)- bajo sospecha de ser marxista o, por lo menos, socialista. - Hitler se
impresiono con la visión nacionalista y de solidaridad entre todos los miembros de la
sociedad -pero anticomunista y antisemítica- de Anton Drexler -fundador del grupo -
quien a su vez, fue impresionado por la oratoria de Hitler: cuando uno de los miembros
sugirió separar Baviera de Alemania y unificarla con Austria, Hitler pronunció un
discurso oponiéndose y llamando en su lugar a "engrandecer a Alemania".
Consecuentemente Dressler le ofreció al espía que se hiciera miembro de la
organización, lo que Hitler hizo el 12 de Diciembre de 1919, convirtiendose en el 55
individuo a ingresar Al mismo tiempo se integro al Comité Ejecutivo del Partido, como
séptimo integrante. -Años después Hitler proclamo haber sido el séptimo en unirse al
partido, afirmación que se ha demostrado ser falsa.
Copia (falsificada) del Carnet de Afiliación al Partido de los Trabajadores de Hitler. El número real de su membresía era el 550 (55, el 500 era agregado para dar la impresión de un grupo mas grande) pero con posterioridad el número de Hitler fue reducido para dar la impresión que Hitler fue uno de los fundadores del "partido".
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Hitler llego a ser el protegido de Dietrich Eckart, otro de los fundadores y miembro de la
Sociedad Thule, quien -junto con el resto de esa sociedad- creían en la llegada
inminente de un "Mesías alemán".Eckart -con ambiciones de poeta- había escrito
acerca del "El Sin nombre", "El que todos sienten pero ninguno ha visto" y en Hitler
creyó encontrarlo, lo que se vio reforzado por su éxito como orador, pero el resto de los
directores "del partido" lo encontraban prepotente y egoísta. Hitler reacciono -julio de
1921- ofreciendo dimitir o ser nombrado jefe del partido (reemplazando a Drexler) con
poderes ilimitados. El asunto fue finalmente puesto a una reunión general. La
propuesta de Hitler fue aprobada por 543 votos a favor y uno en contra. En la reunión
siguiente ( 29 Julio de 1921) del recientemente renombrado Partido Nacional Socialista
de los Trabajadores Alemanes, Hitler fue introducido -por primera vez- como Führer.
Esa posición fue conveniente para Hitler y su personalidad o estilo, librandolo de la
obligación de tener que seguir cualquier programa o compromiso que no fuera
conveniente en el momento, incluyendo las propuestas por él mismo. Pero de nuevo,
no vemos la acción de un genio político, sino el resultado de, por un lado, el de la
ilusión de personajes tales como Eckart y, por el otro, de la propuesta de sectores
conservadores y nacionalista -tales como la de Forsthoff - que fueron utilizadas para
producir una situación tal que le permiten proclamar: "Yo soy el partido".
Así, los principales ideólogos del partido cuando éste llega al poder - Walter Darré,
Dietrich Eckart,Hans Frank,Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Robert Ley, Julius
Streicher, Alfred Rosenberg, etc- muestran, entre los elementos que los caracterizan,
una fe ciega en un líder, Hitler, quien es concebido como encarnando todas las
calidades y Voluntad de poder o vida de "la nación" y -como tal, el único que puede
determinar que es y no correcto, aceptable o incluso ético. En las palabras de un
jerarca nazi: "Si el pueblo tiene confianza, y si la verdadera dirección popular esta
presente, el Führer será capaz de hacer lo que desee con la nación... la gente le
obedecerá ciegamente y ciegamente lo seguirán. El Führer siempre tiene la razón.
Cada uno y hasta el último ciudadano debe decirlo....(...)... Si, Uds. que nos llamaban
sin dios, hemos encontrado nuestra fe en Adolf Hitler y a través de el hemos
encontrado a dios una vez más. Esa es la grandeza de nuestro día. Y esa es nuestra
buena fortuna"
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Poseen también un enemigo mortal, responsable de todos los problemas que han
afectado a los arios a través de la historia: las razas inferiores o Untermensch - (tales
como los eslavos, los gitanos, y, especialmente, los judíos, responsables de la
Conspiración judeo-masónico-comunista-internacional). Enemigos no solo mortales
pero ineludibles, no solo porque así lo determina las leyes biológicas mismas, sino
porque así lo determina el único que puede determinar esas cosas: Hitler, el Führer
que nunca se equivoca, en su Mein Kampf. Los arios, como Raza superior es de donde
viene el hombre creador, viril y guerrero. De esa raza proceden todos los triunfos de la
especie humana. Sin embargo, también creen, como Spengler, que las civilizaciones
creadas por los arios decaían y morían una vez sus elementos representativos se
mezclaban racialmente con miembros de esas otras razas: "El resultado de todo cruce
racial es, brevemente, siempre el siguiente: (a) descenso de la raza mas alta. (b)
regresión física e intelectual y consecuentemente el comienzo de una lenta pero
inevitable enfermedad. Causar tal desarrollo es, entonces, nada pero un pecado contra
el creador eterno. Y como pecado será tratado".
Una de las primeras medidas de Hitler como 'Führer' de los nazis fue organizar un
grupo selecto, las Grupos de Asalto o SA -bajo control de uno de sus incondicionales,
el ex oficial de ejército Ernst Röhm - y ordenarles "confrontar" socialistas en las calles.
Esto llevo a un incremento en la popularidad del partido nazi entre sectores mas
extremos en los bares y cantinas en los que los nazis organizaban sus reuniones y de
ahí, entre los "nacionalistas extremos" de la población general. Entre las figuras que se
unieron a los nazis se puede destacar a Heinrich Himmler; Hermann Göring y Joseph
Goebbels. Las SA crecieron rápidamente, atrayendo miles de reclutas al punto que -en
1922- se hizo posible y necesario crear una división para "novatos" de 14 a 18 años - la
Jugendbund o Hermandad de los jóvenes- que eventualmente se transformo en las
Juventudes Hitlerianas.
Tras encabezar un fallido intento de golpe de Estado en 1923, contra la República de
Weimar, Hitler es condenado a prisión y recluido en un castillo. Una condena de 5
años, de la que finalmente solo cumplió once meses, le permitió escribir el libro
semiautobiográfico Mein Kampf '(Mi lucha)' que pronto se convierte en el elemento que
le faltaba al colectivo, un libro casi sagrado. En él declara firmemente su antisemitismo
y su anticomunismo y deja claro que los arios son una raza superior a todas las demás.
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En Febrero de 1926 Hitler -en un discurso frente alrededor de sesenta de sus
seguidores mas selectos, incluyendo los gauleiteres- repudio las posiciones
"socialistas" anteriores del partido, enfatizando que "el verdadero enemigo son los
judíos", y que tanto el socialismo como la URSS -como creaciones judías- debían ser
destruidas y que la propiedad privada debía ser respetada por los nazis. Esto horrifico
algunos de sus seguidores mas cercanos y llevo al comienzo de una ruptura con la
facción de Gregor Strasser, pero posibilitaba un acuerdo con sectores derechistas en el
gobierno. Uno de los resultados inmediatos de ese vuelco a la derecha fue que en
1927 Wilhelm Keppler -un empresario- se unió al partido nazi. Y a través de él algunos
otros -tales como Hjalmar Schacht (mas tarde, ministro de economía de los nazis), Fritz
Thyssen y el banquero Kurt von Schroeder- aceptaron financiar al partido. lo que
permitio que para 1932 el partido nazi tuviera 120 publicaciones diarias o semanales,
leidas por sobre un millon de personas.[cita requerida] Esto se vio facilitado por la llegada de
la crisis de 1929, lo que aumento el caudal electoral nazi, llegando este a obtener el
37% del voto popular (Abril 1932), con un aumento en la membresía de 27.000 en 1925
a más de 800.000 en 1931.
Acceso al poder del nazismo
El gobierno de la República de Weimar fue un gobierno en crisis constante, con
frecuentes divisiones de alianzas faccionales formadas alrededor de personalidades.
Desgraciadamente ni la mayoría de los políticos -con la excepción de los social
demócratas- ni los industrialistas, ni el ejército, ni el pequeño sector de clases medias
ni la aristocracia ni muchos sectores populares tenían interés en la democracia. En las
palabras de una declaración del Partido Conservador Alemán: "Odiamos con todo
nuestro corazón la presente forma del Estado Alemán porque nos niega la esperanza
de rescatar nuestra esclavizada patria, de purificar del pueblo alemán la mentira de la
guerra y de ganar el necesario Lebensraum en el Este".
Una de los principales personalidades de la época -Franz von Papen- perdió posición
frente a la facción de Kurt von Schleicher, quien, nuevamente fue incapaz de obtener
apoyo mayoritario. Von Papen concibió reemplazarlo con "una cara nueva", la de Hitler,
que seria -en la opinión de Papen- fácil de manipular: el partido nazi comenzaba a
mostrar desgaste electoral, perdiendo -Julio de 1932- 34 escaños, reduciendo a 196
"diputados" sobre un total de 608. Adicionalmente, el partido estaba quedando sin
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fondos. Aparentemente el plan de von Papen era promover una dictadura mediante de
un golpe de estado que -en su opinión seria inevitable siguiendo el caos que el
gobierno de Hitler produciría (dado que no solo una vez mas el gobierno seria incapaz
de funcionar sino que el uso de confrontación y violencia por "el incapaz" Hitler
produciría una demanda popular por la restauración del orden). Como se ha observado
"Estupideces de ese tamaño son raras en cualquier país o época".Von Papen arreglo
una reunión con Hitler a través de los buenos oficios del banquero von Schroeder, lo
que se concreto -el 4 de Enero de 1933 en la casa de este último, llegando a un
acuerdo. Hitler fue nombrado Canciller de Alemania el 30 de Enero de 1933. (la fecha
es conocida como Machtergreifung). Sin embargo, la coalición que "apoyaba" al nuevo
canciller era minoritaria, contando con solo 247 escaños.
Con posterioridad a su nombramiento Hitler pidió al anciano presidente Paul von
Hindenburg que disolviera el Reichstag, lo que fue aceptado y se fijaron elecciones
para el 5 de marzo de 1933. El 27 de Febrero ocurrió el Incendio del Reichstag -
posiblemente bajo ordenes de Hitler. Al día siguiente Hitler declaró el estado de
emergencia y demando que Hindenburg firmara el Decreto del Incendio del Reichstag,
aboliendo la mayoría de las disposiciones de derechos fundamentales de la
constitución de 1919 de la República de Weimar.
Siguiendo lo anterior las elecciones de Marzo dieron a los nazis y sus aliados el 44%
del voto. Todavía no una mayoría. La respuesta de Hitler fue demandar que el Reichtag
le concediera poderes plenos, en la forma de la Ley habilitante de 1933 -situación
permitida por la Constitución de Weimar para darle al Canciller el poder de pasar leyes
a decretos, sin la intervención del Reichstag en casos excepcionales- Los cálculos de
von Papen parecía estar concretandose. Sin embargo, si bien Hitler estaba a favor de
una dictadura, no estaba dispuesto a implementarla a favor de algún otro. El 23 de
Marzo de 1933 el parlamento se reunió a discutir la cuestión. En una atmósfera de
creciente intimidación los parlamentarios tuvieron que ingresar cruzando un anillo de
SA que gritaban" "Los poderes totales... o fuego y muerte". Solo los social demócratas
se opusieron (los comunistas habían sido arrestados o asesinados en su totalidad).
Otto Wels -presidente de los socialdemócratas- proclamo: Nosotros los
socialdemócratas nos comprometemos en esta hora histórica a los principios de
humanidad y justicia, de libertad y socialismo. Ninguna acta habilitante lo habilita a Ud
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a destruir ideas que son eternas e indestructible". Mirando directamente a Hitler,
agrego: "Uds. pueden quitarnos la libertad y la vida, pero no pueden privarnos de
nuestro honor. Estamos indefensos, pero no desgraciados". - Hitler se enfureció y
respondió gritando:
Memorial en Berlin. Cada pizarra recuerda a uno de los 96 miembros del Reichstag
asesinados por los nazis después que asumieron el poder
"Uds. ya no son necesarios.. la estrella de Alemania se alzara y la de Uds. se hundirá.
La hora de su muerte ha sonado"
Esa fue la última sesión de un Reichtag con oposición. Poco después, el partido social
demócrata fue prohibido y el resto (aparte de los nazis) se disolvieron. Von Papen tuvo
que contentarse con el puesto de vicecanciller, desde el cual había esperado poder
manipular a Hitler, pero con resultados de tan poca importancia que fue encontrado
inocente en los Juicios de Nuremberg.
El proceso empezó a culminar en la noche de los cuchillos largos (entre el 30 de junio y
el 2 de julio de 1934) cuando los últimos elementos que osaban dudar de la infabilidad
de Hitler -aun implícitamente- fueron eliminados políticamente o asesinados,
incluyendo Kurt von Schleicher -a quien Hitler había reemplazado como canciller- y
asociados de von Papen -quien fue arrestado. También lo fueron asesinado antiguos
camaradas de Hitler, como Gregor Strasser; Gustav Ritter von Kahr y Ernst Röhm (este
último bajo sospecha de deslealtad y, en todo caso, ya no conveniente para un Hitler
en el poder).
Horas tras la muerte del presidente Hindenburg ( 2 de agosto de 1934), Hitler publicó
una ley (fechada el 1ro de Agosto) que establece: `La posición de Presidente del Reich
será combinada con la del Canciller. La autoridad del presidente será por lo tanto
transferida al presente canciller y Führer, Adolf Hitler. El seleccionara su diputado. Esta
ley es efectiva a partir de la muerte del Presidente von Hindenburg".Comenzaba así el
Tercer Reich, que la propaganda afirmaba duraría mil años.
A continuación se anuncio que tendría lugar un
plebiscito, para dar la oportunidad al pueblo alemán
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
de expresar su aprobación. Este tomo lugar el 19 de Agosto del mismo, y Hitler obtuvo
un 90% de aprobación -38 millones de votos-. Al día siguiente se introdujeron a través
del Reich juramentos obligatorios de lealtad personal no al estado o Alemania sino a
Hitler, especialmente en las escuelas, fabricas, servicio público y ejército. Así, la
voluntad del Führer se transformaba en la ley. La aplicación de este principio resultó en
formas totalitarias de control y represión, ya que cualquier oposición a los designios del
Führer era, por definición, antinacional.
Judíos forzados a limpiar la calle- Austria - Marzo de 1938
El 12 de marzo de 1938 Austria fue anexada al Reich.
El programa original del partido nazi - que existía desde su creación como Partido
Obrero Alemán fue mantenido en principio, pero en realidad la percepción era que
"Hitler es el partido", lo que creo una situación mas bien confusa en la práctica (ver
especialmente Economía política de los nazis, mas abajo). Ese programa incluía:
Abolición del Tratado de Versalles. Unificación en un territorio y bajo un gobierno
común a todos los alemanes con tierras y territorios (colonias) suficientes como para
mantener a los ciudadanos (La Gran Alemania). Solo los miembros de "la raza" pueden
ser ciudadanos. Expulsar de los territorios alemanes a todos lo no alemanes que hayan
llegado desde 1914 y mantención del resto solo con permiso del gobierno y como
huéspedes. Obligación del Estado de proveer la oportunidad de buena vida para todos
los ciudadanos. Obligación de los ciudadanos de trabajar física y espiritualmente.
Abolición de ingresos que no sean del trabajo. Establecimiento y defensa de un
"cristianismo positivo", gobierno en beneficio del interés nacional sobre el particular,
imponer el orden, etc.
El régimen que se implantó ejerció un fuerte control sobre cada aspecto de la sociedad,
mostrando especial interés en la educación de la juventud alemana. Desde la infancia,
se enseña a los niños a ser duros y a sufrir la lucha por ser el más fuerte,
seleccionando poco a poco a unos escogidos que irán conformando una nueva élite de
guerreros sagrados (la SS) a modo de una nueva Esparta naciente y victoriosa. La
ciencia tampoco escapa a la influencia de partido que la utiliza para justificar sus ideas
o para buscar nuevas armas para la guerra que se venía preparando.
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"Origen de los repobladores" - Mapa mostrando planeado traslado de población polaca a ser esclavizada.
En relación a la Europa "no-occidental" o región en la cual "la raza" podría expandirse,
existen documentos que sugieren la intención era establecer formas de gobierno
subservientes al alemán y basadas sobre un sistema de castas, de acuerdo a las
cuales la función de la población (trabajador (esclavo/campesino/obrero) -supervisor y
amo (sacerdote-guerrero) se establecería de acuerdo a su “raza”, bajo la dirección de
las Schutzstaffel, o SS. (ver Generalplan Ost): los eslavos, polacos, rusos, etc, serian
exterminados en su mayoría, y quienes sobrevivieran serian trasladados "al este"
donde, tratados como esclavos (negandoseles toda educación, tratamientos médicos,
etc) eventualmente se extinguirían. Dado que no habían suficientes "arios", miembros
de razas "intermedias" ( letones, estonios, checos, ucranianos, etc) continuarían
existiendo como campesinos y mano de obra con algunas garantías, bajo control de
amos y supervisores alemanes, especialmente miembros de las SS, que recibirían
tierras y esclavos en relación a sus "méritos".
En el caso de gitanos y judíos esos planes de largo plazo con "razas inferiores" fueron
puestos en ejecución incluso durante la guerra misma, en el llamado programa de
Solución Final.
Persecución y represión
Formulario de declaración de renuncia a ser Testigos de Jehová- bajo pena de re-
internamiento en "Campo de concentración"
Hitler aplicó de inmediato la represión contra un amplio espectro de ciudadanos: judíos
(definidos como enemigos de la nación), comunistas, testigos de Jehová,
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homosexuales y todo aquello que se opusiera a la estrecha definición nazi de la
"nación". La represión la llevaron adelante prioritariamente la SS, fuerzas paramilitares
creadas en 1925 y fortalecidas por el régimen, y la Gestapo, policía secreta nazi que
respondía a las SS, y que contaba con una densa red de espías y delatores.El terror se
ejercía de forma directa: por medio de la censura, las agresiones físicas, los arrestos y
las detenciones en campos de trabajo.
Comunismo
Concepción ideal de una sociedad basada en la completa igualdad entre los individuos
y en la ausencia de la propiedad privada de los bienes.
En el siglo XIX, el término formó parte del vocabulario de las primeras corrientes del
socialismo utópico. Designaba en particular a los que, como E. Cabet, defendían una
igualdad completa entre todos los hombres, mediante La propiedad común de los
medios de producción y la eliminación de las diferencias en la distribución de bienes de
consumo.
El vocablo fue utilizado por Marx en el Manifiesto comunista (1848), elegido por Engels
para subrayar que se trataba de un movimiento de la clase obrera (proletariado), a
diferencia del socialismo burgués. Con todo, el comunismo no postulaba sólo la
emancipación de la clase obrera, sino la emancipación de toda la sociedad. Dentro del
anarquismo se formó una corriente comunista en la década de 1870, que popularizó la
expresión «a cada uno según sus necesidades», característica del comunismo a partir
de entonces.
En el socialismo marxista pese al Manifiesto y a la definición de Marx del comunismo
como la consecución final de una sociedad sin clases el término comunismo no fue
empleado habitualmente hasta la revolución rusa de 1917. El comunismo se identificó
entonces con el marxismo-leninismo y la Tercera Internacional Obrera (Komintem),
creada en 1919 con el objetivo de difundir el programa bolchevique, y que diferenció a
los partidos socialistas reformistas de los partidos comunistas.
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EL objetivo de la Internacional Comunista era promover la revolución política del
proletariado internacional, organizado en partidos comunistas, derrocar el capitalismo e
instaurar repúblicas soviéticas. Disuelta la Internacional en 1943, los partidos
comunistas siguieron, sin embargo, manteniendo posturas diferenciadas de las
sostenidas por los partidos socialistas y socialdemócratas. La mayor parte de los
regímenes comunistas (socialismo real) se desmoronaron tras la caída del muro de
Berlín.
Comunismo primitivo y comunismo cristiano
Karl Marx vio el comunismo primitivo como el estado original cazador-recolector de la
especie humana del que surgió el comunismo temprano. Para Marx, sólo después de
que la humanidad fue capaz de producir excedentes (y de que algunos miembros de la
sociedad se apropiaron de ellos), se desarrolló la propiedad privada y el Estado.
Comunismo igualitario
Licurgo de Esparta.
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Se designa con esta expresión a todas las doctrinas pre marxistas, que con muchísima
diversidad, se las puede englobar como utopías sociales que abogaban por la
propiedad colectiva (a diferencia de un régimen de propietarios iguales) y la igualdad
total (incluyendo todas las necesidades) de todos los productores.2 Tales doctrinas
primitivas resolvían el problema de las relaciones del individuo con la sociedad a través
de la «sociedades de iguales», que bien podía ser una comuna, el Estado, etc.
Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media. Un ejemplo
de comunismo igualitario es el implantado en Esparta por Licurgo también designado
como comunismo militar. Este gobierno sólo consideraba como «iguales» a los
ciudadanos de la polis, ya que mantenía un régimen esclavista.
Otro ejemplo de ciertas doctrinas comunistas en un marco antiguo son las propuestas
por Platón en República; pero el gobierno era pragmáticamente llevado por una
aristocracia de filósofos. Las tendencias igualitarias se desarrollaron en algunas de las
primeras herejías cristianas, como también en las comunas anabaptistas.
Socialismo utópico
François-Noël Gracchus Babeuf.
No queremos la igualdad escrita en una tabla de madera, la queremos en nuestras casas, bajo nuestros techos.
El comunismo como tradición política e ideológica
surge a partir del siglo XVIII impulsado por las
fuertes contradicciones sociales en Europa. Durante el gobierno del Directorio (1795-
1799) en la Francia revolucionaria François-Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration
des Égaux (Conspiración de los iguales), la primera acción revolucionaria llevada a
cabo en nombre de una ideología comunista. El babuvismo proponía la abolición de la
propiedad privada, la instauración de la propiedad comunitaria para asegurar la única y
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verdadera igualdad, no sólo política, sino también económica. El movimiento, claro
está, fue salvajemente reprimido, si bien su pensamiento resistió el paso del tiempo y
engendró la mayoría de los comunismos posteriores.
Sobre 1835, las ideas comunistas prosiguieron su desarrollo fuertemente vinculadas al
concepto de socialismo,2 a partir del llamado socialismo utópico (también denominado
comunismo utópico), siendo sus principales exponentes Robert Owen, Charles Fourier
y Saint-Simon.
Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los productos debía
medirse con base al trabajo incorporado a ellos, y no al valor en dinero que se les
atribuye. Chrles Fourier fue el primero en proponer la abolición del capitalismo para la
formación de una sociedad comunista. Y el Conde de Saint-Simon consideró que la
nueva sociedad debía estar planificada para atender las necesidades de los pobres.
Estos autores propusieron la transición hacia nuevas sociedades a través de
comunidades rurales autosuficientes por el trabajo de voluntarios; sin embargo, no
consideraban que la sociedad capitalista estuviera compuesta por clases sociales
antagónicas.
El desarrollo de las doctrinas comunistas
Monumento a Marx y Engels en Berlín, Alemania.
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Marxismo o comunismo científico
Artículos principales: marxismo y Manifiesto del Partido Comunista
Karl Marx funda la Liga de los Comunistas (también conocida como Liga de los Justos)
en 1847 en Bruselas, después de dos años de estancia en la capital belga. La Liga
encarga a Karl Marx y a Friedrich Engels una proclama del movimiento comunista. En
1848 publican el Manifiesto Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei).9
Para Marx y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de
una adquisición privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción
sin salida de la socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque
no puede transformarse en nueva clase explotadora, es la negación comunista del
Estado porque sólo transformándose ella misma en poder público puede superar su
carácter asalariado remanente de la sociedad burguesa, y es la negación comunista de
la propiedad porque sólo distribuyendo de acuerdo a las necesidades y las
capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción.10 De ello se deriva
el lema De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades.
El Manifiesto Comunista es considerado uno de los tratados políticos más influyentes
de la historia.
Relación con el anarquismo
Fotografía de Mijaíl Bakunin tomada por Gaspard-Félix Tournachon.
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En la Asociación Internacional de los Trabajadores se evidenciaron los conflictos
ideológicos entre anarquismo y marxismo. La principal diferencia entre estos dos
grupos fue que los marxistas proponían un período de transición después de la
revolución social antes de la disolución final del estado, idea que los bakuninistas no
aceptaban considerando que la revolución debía acabar inmediatamente con el estado.
El resultado final de esta división fue la expulsión de los anarquistas y
anarcosindicalistas de la Primera Internacional y su posterior disolución en 1876.
El anarcocomunismo es una corriente anarquista cercana al comunismo, representada
entre otros por Pedro Kropotkin y Errico Malatesta.
Desarrollos posteriores a la Revolución Rusa
Iósif Stalin, Vladimir Ilyich Lenin y Mijaíl Kalinin en 1919.
En los desarrollos posteriores a Marx
del comunismo marxista, ha existido
cierto debate sobre cuales son los métodos más eficaces para lograr un cambio del
sistema socioeconómico capitalista. En gran parte estos debates y desarrollos de
21 de octubre de 2010 [UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL PERÚ]
estrategias consiguientes han estado ligados a personas influyentes dentro del
movimiento comunista internacional. En ocasiones el debate ha estado más
caracterizado por alineamientos personales con los principales teóricos, que por
verdaderas e irreconciliables posturas ideológicas.
Marxismo-leninismo
El marxismo-leninismo engloba en realidad a varios desarrollos del marxismo
posteriores al propio Marx. En esencia todos estos enfoques sugieren la necesidad de
una élite intelectual o un partido centralizado que acelere o dirija propiamente el fin del
sistema capitalista, que otras ramas del marxismo veían como un proceso auto-
organizado que se daría por sí mismo sin la necesidad de dirigirlo. Por tanto, como
política el marxismo-leninismo aboga por el dirigismo centralista de los procesos
revolucionarios anti-capitalistas.
Maoísmo
Denominado habitualmente en occidente como maoísmo pero originalmente y
oficialmente en China «Pensamiento Mao Tse Tung» (chino simplificado: 毛泽东思
想, chino tradicional: 毛澤東思想) o «Pensamiento Mao». Esta corriente son los aportes
teóricos y prácticos que desarrolló Mao Zedong (1893-1976) en la guerra civil china y
que significaron un desarrollo sustancial del leninismo. Los aportes son la adaptación
del marxismo-leninismo a un país principalmente agricultor y con muy pocas industrias
y una sociedad feudal.
Comunismo de consejos
Surgido a partir de la revolución alemana y de la ruptura de la izquierda comunista
germano-holandesa con el bolchevismo ruso, el comunismo de consejos hizo centro en
la autoorganización de la clase proletaria en los consejos obreros, en vez de la
dirección política de la misma de un "partido revolucionario". Sus principales referentes
fueron Otto Rühle, Anton Pannekoek y Paul Mattick.
Nuevas Corrientes Comunistas
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Austromarxismo
El austromarxismo surge a partir de la mezcla de principios del capitalismo con
principios leninistas.
Socialismo Autogestionario
El socialismo autogestionario o socialismo de autogestión es el sistema político que
está basado en la participación de las diferentes comunidades cercanas a la vida
cotidiana colectivizada (empresa, sindicato, localidad, partido) en la gestión de
comunidades políticas superiores (Estado, federaciones, confederaciones, etc.).
Nacional Bolchevismo
El nacional-bolchevismo busca como meta final un estado socialista y nacionalista
inspirado en el estalinismo, una sociedad basada en el principio de "a cada cual según
sus necesidades" pero desarrollada en un ámbito meramente estatal.
Historia del movimiento comunista
El comunismo se ha desarrollado organizativamente a través de la historia por medio
de diversos movimientos políticos. Este desarrollo se ha llevado a cabo mediante la
formación de las Internacionales Comunistas.
La Primera Internacional
La Primera Internacional (AIT) fue la primera organización que reunió a los sindicatos y
a los partidos asociados a la clase trabajadora. Se fundó en Londres durante una
reunión entre trabajadores llevada a cabo en Saint Martin's Hall. Su primer congreso se
llevó a cabo en 1866 en Ginebra. En 1872 su sede se traslada desde Londres a Nueva
York. En su momento la Internacional llegó a contar con 1,2 millones de miembros en
todo el mundo, aunque su gaceta oficial publicaba 8 millones.
En la Asociación Internacional de los Trabajadores se evidenciaron los conflictos
ideológicos entre anarquismo y marxismo.
La AIT no debe ser confundida con la Asociación Internacional de los Trabajadores
fundada en los años 1922 y 1923 por los anarquistas y anarcosindicalistas.
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La Segunda Internacional
Tras varios fracasos por refundar la Primera Internacional, se fundó en 1889 la
Segunda Internacional (SI) que agrupó a diversos partidos socialistas y laboristas. La
SI es parte de la historia del comunismo únicamente en referencia a los grupos al
interior de ésta que luego formaron la Tercera Internacional debido a su carácter
eminentemente socialdemócrata. La SI se disolvió en 1916 después del inicio de la
Primera Guerra Mundial. La Segunda Internacional asentaría las bases de lo que sería
la socialdemocracia actual.
La Tercera Internacional
La hoz y el martillo, símbolos del comunismo adoptados por los partidos marxistas-leninistas a partir de la Tercera Internacional, tal como aparecían en la bandera de la Unión Soviética.
Al disolverse la Segunda Internacional los grupos socialistas
revolucionarios que se habían opuesto a la Primera Guerra Mundial convocaron a la
Conferencia de Zimmerwald en septiembre de 1915 y a la Conferencia de Kienthal en
abril de 1916. Estas conferencias fueron el antecedente directo de la Tercera
Internacional también conocida por su abreviatura en ruso Komintern (Коминтерн,
abreviatura de Коммунистический Интернационал, "Internacional Comunista"), la cual
fue fundada en su primer congreso de Petrogrado en 1919 por iniciativa del Partido
Comunista de la Unión Soviética. La Tercera Internacional rompió definitivamente con
los grupos socialdemócratas y siguió las directrices marcadas por el Partido Comunista
de la Unión Soviética.
En esta internacional también se manifestó el conflicto entre estalinistas y trotskistas.
Los trotskistas sólo reconocen la legitimidad de los primeros cuatro congresos de la
Internacional, ocurridos antes de la llegada al poder de Hitler en Alemania, momento en
el que los trotskistas se separan definitivamente de la Internacional y empieza la
formación de una Cuarta Internacional.
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El 15 de mayo de 1943, después de celebrada la Conferencia de Teherán, el Presidium
del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, «teniendo en cuenta la madurez de
los partidos comunistas», y para evitar los recelos de los países capitalistas aliados
decide disolver la Internacional Comunista.
Los partidos comunistas a partir de la Revolución rusa
La estrella roja, símbolo usado recurrentemente para representar a los partidos comunistas, o al comunismo en general, tal como aparecía en la bandera de la Unión Soviética.
La primera revolución que seguía los postulados marxistas
no se produjo en un país central, sino en Rusia, en 1917. El líder del movimiento,
Vladimir Ilyich Ulyanov explicó esta imprevista (por Marx y Engels) resolución de las
contradicciones capitalistas señalando que el capitalismo había fallado en su «eslabón
más débil». En efecto, Rusia era un país de escaso desarrollo industrial y
predominante base campesina semifeudal.
A partir de la Revolución rusa, la denominación de comunista quedó restringida a los
partidos marxistas que se alinearon con la Unión Soviética. La Revolución rusa llevó a
cabo la supresión de la propiedad privada en la industria, creó cooperativas agrarias,
fomentando su incorporación entre los campesinos (convertida más tarde, durante el
régimen stalinista, en colectivización forzosa), y avanzó hacia la multiplicación de los
medios de producción, en medio de una guerra civil que duró cuatro años. Uno de los
primeros objetivos de Lenin fue electrificar Rusia (Lenin dijo en una ocasión que el
comunismo era «soviets más electricidad»).
Durante el gobierno de Stalin, la industrialización se hizo a paso acelerado, dadas las
circunstancias internacionales, sin tenerse en cuenta la capacidad de aguante del
proletariado ni condiciones de explotación resultantes a que se vio sometido junto con
el medio. La Segunda Guerra Mundial agudizó el proceso de creación de industria
pesada y de alimentos, al mismo tiempo que aumentó los controles estatales. Este
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período se caracterizó por una etapa de transición hacia el socialismo a través de
diversos planes quinquenales, en contraste con la gradual concentración de poder
político en manos de la burocracia del Partido y del Comité Central, según los
partidarios de Stalin, necesaria por las condiciones de Guerra. También conllevó, a
nivel político, un aumento de las persecuciones políticas, por parte del régimen, a los
distintos sectores disidentes y de oposición dentro del Partido Comunista de la Unión
Soviética, extendido más tarde al resto de la Tercera Internacional, cuyo máximo
exponente será la Gran Purga.
La Kominform
En 1947 fue creada la Kominform (Oficina de Información Comunista) como sustituta
de la Komintern, y reunía a los Partidos Comunistas de Bulgaria, Checoslovaquia,
Francia, Hungría, Italia, Polonia, la Unión Soviética y Yugoslavia. Fue disuelta a su vez
en 1956.
La Cuarta Internacional
En Francia, Trotsky y sus simpatizantes de la Oposición de Izquierda, tras ser
expulsado éste de la Unión Soviética a causa de su rivalidad con Stalin (apoyado por la
burocracia del Partido), consideraron que la tercera internacional había quedado
sometida al estalinismo y que sería incapaz de llevar a la clase trabajadora al poder. En
consecuencia fundaron la Cuarta Internacional (CI). A través de su historia, la CI fue
perseguida tanto por los gobiernos capitalistas como por la policía secreta soviética y
los miembros de la Tercera Internacional. Los seguidores de la Unión Soviética y más
tarde los maoístas consideran a la Cuarta Internacional y al trotskismo en general como
una corriente ilegítima del marxismo,el bolchevismo y del comunismo hasta la
actualidad.
La Cuarta Internacional sufrió una escisión en 1940 y otra aún más importante en 1953.
A pesar de la reunificación parcial ocurrida en 1963, pocas organizaciones se atribuyen
en la actualidad la exclusividad como representantes o herederas de la Cuarta
Internacional, si bien muchas reivindican su legado o programa político y, conscientes
de la dispersión existente entre sus organizaciones herederas, reivindican su
reconstrucción.
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Los partidos comunistas en el siglo XX
En cada lugar del mundo tuvieron suertes diversas, pero pocas veces llegaron al poder.
Las excepciones fueron los países de Europa del Este que estuvieron bajo el control
del régimen político instaurado en la URSS tras el ascenso al poder de Stalin
(heredado por los sucesivos gobiernos), durante más de 40 años a partir de la derrota
del Ejército Nazi y la conquista militar de la región por el Ejército Rojo después de la
Segunda Guerra Mundial; además de China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba, donde
el poder lo obtuvieron direcciones militares o guerrilleras, dirigidas o influenciadas por
su respectivo Partido Comunista, con apoyo campesino y de sectores populares.
En Chile, a comienzos de los 70, la UP (Unidad Popular) llegó al gobierno presidencial,
tras obtener mayoría parlamentaria. Ésta era una alianza de partidos y movimientos de
izquierda parlamentaria. El Partido Comunista conformaba esta alianza junto a otros,
como el Partido Socialista, el Movimiento de Acción Popular Unitario, la Izquierda
Cristiana, el Partido Radical, y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (ó MAPU,
escindido de la Democracia Cristiana), entre otros. Su principal consigna fue la «vía
pacífica al socialismo», o construcción del socialismo a través de las instituciones
propias del Estado parlamentario burgués, por medio de la coalición electoral entre
distintas fuerzas políticas consideradas «progresistas» o populares, en lo que viene a
llamarse gobiernos de frentes populares. Esta experiencia fue frustrada por la férrea
oposición de las fuerzas de centro y derecha apoyadas por los Estados Unidos, que
produjeron finalmente un golpe de estado (1973), la represión y aniquilación de los
principales dirigentes y activistas de organizaciones políticas obreras, como los
Cordones industriales, el MIR o la facción marxista del MAPU, sindicales, y de partidos
políticos que apoyaron o participaron en el gobierno de la Unidad Popular, y la muerte
del presidente socialista Salvador Allende.
El movimiento comunista internacional atravesó grandes crisis en el siglo XX. La
primera de ellas relacionada con el alejamiento de León Trotsky de la conducción de la
Unión Soviética debido a sus diferencias con Stalin. Trotsky se exilió en México, donde
fue asesinado por un agente bajo el mando de la GPU: Ramón Mercader. El ex
conductor del Ejército Rojo postulaba la revolución permanente. La segunda gran crisis
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la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo referente a la política
internacional. Desde los años del encumbramiento del fascismo en Europa, la Unión
Soviética sostuvo una política de unidad con las fuerzas democráticas de la burguesía
para los partidos comunistas que actuaban en el mundo capitalista y de coexistencia
pacífica con el imperialismo. El Partido Comunista de China tenía una política de
confrontación directa con el imperialismo, aunque apoyaba acuerdos con las
burguesías nacionales confrontadas con él mismo. Esta política provocó otro cisma en
muchos partidos comunistas. En los 70 del siglo XX el comunismo pro-chino viró hacia
extrañas alianzas según fuera la relación de cada gobierno con Pekín.
Los partidos comunistas después de la Segunda Guerra Mundial
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), que agrupaba los antiguos dominios del zar, era una potencia mundial. Con la
muerte de Stalin, en 1953, sobrevino la crítica a sus métodos y al denominado culto a
la personalidad, tolerada y auspiciada desde el poder. Esta etapa, abanderada por
Jrushchov, fue conocida como etapa del deshielo. Lo que no impidió que, con
posterioridad, se acusase a Jrushchov de los mismos métodos de que él había
acusado a Stalin.
La República Popular China, surgida tras la victoria, en 1949, de la dirección militar del
Partido Comunista Chino, liderado por Mao Tse Tung y apoyado por un numeroso
ejército, una revolución campesina en el medio agrario, y una revuelta estudiantil en la
ciudad, siguió adelante el proceso, en medio de crecientes contradicciones, hasta que
comenzó a aceptar formas económicas mixtas desde finales de los años 70, con Deng
Xiaoping, sin cambiar el sistema político de partido único, y aún ejerciendo un fuerte
control político y policial estatal.
Después de la Segunda Guerra Mundial, dos partidos comunistas europeos, el francés
y el italiano, crecieron hasta el punto de convertirse en fuerzas políticas clave en sus
respectivos países. Dominaban ampliamente el movimiento sindical, tenían una
importante representación parlamentaria y jugaban una compleja política de alianzas
en el plano interno. Fueron críticos, en muchos aspectos, de la Unión Soviética. Esta
posición independiente convirtió a ambos partidos en núcleo del eurocomunismo, cuyo
sesgo distintivo era la confianza en alcanzar el poder en los países capitalistas a través
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de las elecciones pluripartidistas parlamentarias. El eurocomunismo se enfrentó en
ocasiones a la Unión Soviética, y terminó encontrando apoyos en un sector de la
burguesía de sus respectivos países (sobre todo en lo referente a fuentes de
financiación). El Partido Comunista de Francia no modificó, sin embargo, el método de
conducción centralista hacia lo interno, así como el método dirigista desarrollado en
época de Stalin. Menos rígido fue en ese sentido el Partido Comunista de Italia. Éste,
además, diseñó una política de compromiso histórico hacia la Democracia Cristiana
(centroderecha) que significaba mucho más que eventuales alianzas tácticas. El
Partido Comunista de España, menos poderoso, se sumó al eurocomunismo,
renunciando, con Carrillo a muchas de las reivindicaciones del movimiento comunista y
obrero desarrollado durante la Transición de la dictadura fascista al régimen
constitucional, aceptando así la monarquía y apoyando los Pactos de la Moncloa, y
ejerciendo un fuerte control a su vez sobre la dirección sindical de Comisiones Obreras
(CC.OO.).
Los partidos comunistas después de la caída de la URSS
En 1991, tras un proceso de sucesivos intentos de reformas privatizadoras en lo
económico, conocido como Perestroika, que acelerarán la crisis interna, y presionado
por la Guerra Fría y las potencias occidentales, el país sucumbe ante sus propias
contradicciones, dando lugar a la desintegración de la URSS y a que las repúblicas que
integraban la URSS se independicen. La destrucción del Muro de Berlín que separaba
la zona de influencia soviética de la zona capitalista (herencia de la división territorial
posterior a la Segunda Guerra Mundial) es considerada uno de los símbolos de esta
caída.
Después de la caída de la Unión Soviética, los partidos comunistas sufrieron
transformaciones y divisiones en todo el mundo. Algunas fracciones adoptaron una
política reformista, otras desarrollaron una táctica de oposición a la globalización
capitalista buscando estrechar sus lazos con las masas marginadas por el llamado
capitalismo consumista, y orientándose en algunos casos hacia el comunismo
libertario. Muchos simpatizantes del marxismo en las décadas anteriores, apoyaron
movimientos socialdemócratas en Europa y América latina.
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En Cuba, la revolución de 1959 fue conducida por jóvenes revolucionarios que no
pertenecían al Partido Comunista. Pero éste se convirtió en fuerza hegemónica en la
medida en que la economía del país se hacía cada vez más dependiente de la Unión
Soviética, en gran parte debido al bloqueo económico que estableció Estados Unidos.
Caída esta, Cuba permaneció como un solitario baluarte del comunismo en América,
aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en su débil
economía, centrada en el turismo.
Incluso en la República Popular China se han desarrollado profundas transformaciones
en torno a una internacionalización y un modelo económico que distan mucho de los
principios políticos que promulgan. Una mezcla de comunismo en el discurso político
teórico y capitalismo, en la práctica cada vez más amplios sectores económicos.
Vietnam ha iniciado reformas en el mismo sentido de China. Los otros países
socialistas de la actualidad son Laos y Corea del Norte. Este último se ha destacado
por el rechazo de reformas liberalizadoras, y una defensa férrea del patriotismo y la
economía socialista, aunque últimamente está adoptando mecanismos para permitir la
entrada de capital extranjero.
En Rusia se fundó el Partido Comunista de la Federación Rusa en 1993 a partir del
Partido Comunista de la Unión Soviética. Se ha centrado en las características propias
de Rusia, y en consecuencia ha combinado el comunismo con un fuerte patriotismo en
sus planteamientos. Ideológicamente se ha denominado nacional-bolchevismo a la
combinación de la lucha social anticapitalista con el nacionalismo, tendencia que desde
la década de 1920 estuvo presente en cierto modo en el PCUS.
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Se logró conocer los diferentes aspectos de los movimientos nacionales
“Fascismo y Nazismo”, a través de lo cuales entendí que dichos movimientos
comprenden una complejidad mayor a los caprichos del ser humano como
individuo, además del arraigo tan profundo que se establece con estas
ideologías, las relaciones de poder entre los gobernantes y los gobernados, el
autoritarismo con el que se guía a su pueblo de un paternalismo tipo positivista.
El totalitarismo es simplemente como una monarquía, aunque exista un gobierno
con poderes y todo al final el que hace, decide y manda lo que quiere es solo
una persona como Hitler en Alemania y Stalin en Rusia.
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En el totalitarismo no existen los derechos como persona, no existe oposición política
porque todo lo maneja el Estado de una forma desde mi punto de vista injusta.
Es un monismo sociológico porque su ideología supone la inexistencia y consecuente
negación de la persona como un elemento individual que posee libre albedrío, y más
bien considera al hombre en función de la sociedad, el ser humano es humano en
cuanto a que es parte o miembro de una sociedad, no en cuanto a que es una persona
para sí.
Maneja su propia concepción del derecho afirmando que sólo existe un derecho positivo
que el Estado otorga a las personas. Es decir, que no existen derechos naturales en las
personas, por el sólo hechos de ser personas, además niega la existencia de dignidad
en la persona humana de manera natural.
Es evidente que el poder no se tiene se expresa y que por ser expresado en este caso
por seres humanos tiene unas formas especificas de hacerse y que son proporcionales
a la mente que las utiliza.
Lo que resulta impresionante es el hecho de que el poder se comporte con un trasfondo
tan idéntico en circunstancias parecidas pero histórica y temporalmente distantes. Y el
hecho de que se utilicen las mismas formas de dominio y ejercicio del poder que las
usadas por los nazis no implican que el pueblo venezolano valla a tener el mismo final;
haciendo una comparación.
Esta claro que si se tiene al Totalitarismo, como sistema de gobierno; el Poder podría
ser utilizado de manera inconsciente por el feje de estado. Tomando ejemplos muy
puntuales como Hitler y Stalin.
Actualmente no se ve al totalitarismo como una forma de gobierno adecuada; la mas
adecuada en la actualidad, va en contra de todos los principios dado por los
totalitaristas, “La Democracia”.
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*Psicología del Totalitarismo:
http://www.monografias.com/trabajos55/teorias-del-poder/teorias-del-poder2.shtml#concl
*Definición y Aspectos del totalitarismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Totalitarismo
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*Características del totalitarismo:
http://bachiller.sabuco.com/historia/Totalitarismos.pdf
*Guía didáctica del totalitarismo – secuencia cronológica:
http://www.monografias.com/trabajos21/totalitarismo/totalitarismo.shtml