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TEMA
EL TEATRO LATINOAMERICANO
PROFESOR : WALTER FERMIN JULCA
CURSO : ARTE
GRADO : 3º
“AÑO DE LA INTEGRACION NACIONAL Y EL RECONOCIMEINTO
DE NUESTRA DIVERSIDAD”
: DELGADO ROMERO, LILA YOVANA
: GARCIA CHUNEY, MARY CARMEN
: MENDOZA IZQUIERDO, NATALI
: SAAVEDRA GONZA, MADALINDA.
: PEÑA TOCTO, YESICA YULIANA
INTEGRANTES
INTRODUCCIÓNEl teatro como medio de comunicación y expresión, elabora y transmite un
mensaje al público que asiste a un montaje escénico. Este mensaje influye
en la recepción del espectador, gracias al texto dramático, director y
actores como medios para comunicar el mensaje. Cuando un director, los
actores y el equipo técnico realizan el montaje de una obra, tienen en la
mente al público quien será el receptor de sus mensajes. El teatro es un
medio de comunicación, y como tal, tiene la capacidad de persuadir,
informar y entretener al espectador .La presente investigación tiene el
objetivo de analizar el efecto de los mensajes en el público, para conocer si
el teatro influye en las ideas, emociones y expectativas de los espectadores,
de hecho sería imposible analizar todo en los espectáculos teatrales, por lo
que se aplicó una estructura de análisis a la obra de teatro “Aquí no paga
nadie” de Darío Fó, que fue realizada por alumnos de la Licenciatura en
Teatro y presentada en la UDLA(Universidad de las Américas) en Abril de
2003. La revisión teórica que se llevó acabo, incluye el análisis de los signos
presentes en el espectáculo, el trabajo que llevó acabo el director junto con
los actores, los elementos que conforman el hecho teatral; así como el
estudio de la recepción y percepción por parte del público respecto al
montaje escénico. La forma en que realizó esta investigación, fue creando
un instrumento que permitió comparar las intenciones del director
proyectadas en su montaje, con el resultado obtenido de acuerdo a la
opinión del público. Se aplicó un cuestionario a la entrada de la obra de
teatro y otro a la salida de la misma, para comprobar si sus sentimientos
habían sido modificados por el montaje y verificar si sus expectativas fueron
satisfechas. Los resultados obtenidos en este estudio reflejaron que durante
la obra de teatro, los sentimientos del público que ya eran positivos, se
mantuvieron e incrementaron
SU ORIGEN DEL TEATRO LATINOAMERICANO
La existencia de un teatro prehispánico ha sido muy discutida ya que
se poseen escasos datos sobre cómo pudieron haber sido las
manifestaciones espectaculares de los pueblos precolombinos, pues
la mayor parte de ellas tenían carácter ritual, por lo tanto, más que
espectáculos en sí, eran formas de comunión que se celebraban
durante las festividades religiosas. Las representaciones rituales
precolombinas consistían básicamente en diálogos entre varios
personajes, algunos de origen divino y otros representantes del plano
humano.
Existe, sin embargo, un único texto dramático maya, descubierto en
1850, el Rabinal Achí, que narra el combate de dos guerreros
legendarios que se enfrentan a muerte en una batalla ceremonial. Su
representación depende de elementos teatrales como el vestuario,
música, danza y expresión corporal, sin ninguna influencia de origen
europeo.
El resto de las tradiciones rituales sobreviven debido al sincretismo
derivado de la fusión de las culturas autóctonas con la europea, con
lo cual muestran hasta hoy un aspecto singular que no corresponde ni
al indígena ni al español. Tal es el caso de las celebraciones religiosas
populares mexicanas de Semana Santa en Iztapalapa y en Taxco o la
celebración del Día de los Muertos.
Los esfuerzos de evangelización de los misioneros españoles se
apoyaron en el teatro, que constituyó el instrumento básico para
formar una mentalidad distinta a la cosmovisión indígena, así como
para informar de la concepción europea. Las representaciones de los
autos sacramentales se apoyaban básicamente en la música, los
trajes, cantos, bailes y pantomimas que facilitaban la comunicación
entre espectáculo y público que aún no dominaba el castellano. De
este tipo de teatro sobreviven las "pastorelas", obras de carácter
tragicómico representadas aún en México durante las festividades
navideñas. La acción de todas ellas muestra las 'tentaciones'
impuestas por una serie de diablos cómicos, que deben ser superadas
por los pastores en el camino hacia el portal de Belén para adorar al
niño Dios. Estas obras son un símbolo del camino de la vida que tiene
como meta la contemplación de Dios.
En general la producción latinoamericana hasta la independencia, a
principios del siglo XIX, estuvo influida en gran medida por el teatro
español. A partir de finales de ese mismo siglo tal influencia se vio
acrecentada especialmente por autores como Leandro Fernández de
Moratín, José Zorrilla y José Echegaray, cuya influencia, junto con la
de Jacinto Benavente, avalados ambos por el Premio Nobel, definió un
modelo de teatro bastante antiguo en su concepción para ese
momento.
En el siglo XX, con la llegada del realismo y las vanguardias europeas,
ese teatro latinoamericano comenzó a ocuparse de su realidad
particular y a buscar sus propias técnicas de expresión.
El advenimiento de las teorías de Bertold Brecht halló un buen campo
de cultivo en Latinoamérica, aquejada por problemas políticos y con
la necesidad de concienciar a su población. De aquí han surgido
teóricos y dramaturgos importantes como el colombiano Enrique
Buenaventura y su trabajo en el TEC (Teatro Experimental de Cali),
o Augusto Boal, en Brasil, quien ha desarrollado técnicas de teatro
callejero y para obreros en su libro Teatro del oprimido (1975).
Grupos como 'Rajatabla' y 'La Candelaria' se han preocupado por
hacer del teatro un instrumento de discusión de la realidad social sin
dejar a un lado el aspecto espectacular y estético del mismo. Morelia,
Michoacán.- El telón cerró y con el concluyó el Primer Encuentro de
Teatro Latinoamericano. Para culminar la nostálgica despedida de
quienes convivieron con las expresiones escénicas latinoamericanas
alrededor de una semana, la obra Entre Paréntesis recreó los sentires
del abandono y la lejanía.
A cargo del grupo mexicano-colombiano Teatro Rodante, dirigida por
Francisco Lozano, esta última presentación mostró un festín visual
con numerosos elementos de iluminación y escenografía que
dinámicamente se movían y transformaban al ritmo de la misma
obra.
Al mismo tiempo, que transcurrían los momentos reales y oníricos
que vivían los personajes, la dramaturgia iba mostrando ese lado más
crudo que viven quienes tienen que huir de su país a causa de la
situación política, económica y social, para refugiarse en un lugar
distinto, que aun después de pasar los años no logran sentir como
suyo.
Con este sentido, la obra aborda desde una perspectiva dura, la
situación que viven los exiliados, estos que además de abandonar
países por ser desterrados, se exilian ellos mismos de las personas, la
casa y su país, para buscar nuevas fronteras como parte de una
naturaleza nómada y cambiante del ser humano.
LOS PRIMEROS DESCUBRIDORES DEL TEATRO
LATINOAMERICANO
Fue el primer descubridor del teatro latinoamericano MANUEL GALICH
l teórico argentino David Lagmanovich [1] sitúa el origen del
microcuento en el modernismo hispanoamericano, con los autores
Rubén Darío, el mexicano Julio Torri y Leopoldo Lugones.
“Ya Rubén Darío, figura clave del Modernismo, experimenta con
formas análogas a las que hoy englobamos en esta categoría
(microrrelato). Ante todo, con los doce “cuadros” en prosa que, bajo
el título general de “En Chile”, aparecen en una revista de Valparaíso
en 1887 y se incorporan a Azul..., de 1888 (Darío 1950: 40-50).
QUE ES EL TEATRO
El teatro oficial se encuentra en franca retirada mientras el teatro privado ha encontrado en éste la gallina de los huevos de oro, ya que obtiene la concesión de sus espacios
CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO LATINOAMERICANO
Si se considerara al teatro como una rama de la literatura o sólo como
una forma más de narrativa, se estaría olvidando gran parte de la
historia del teatro.
En algunos periodos o culturas se ha dado más importancia a la
literatura dramática —obras de teatro— pero en otros hay una mayor
preocupación por los aspectos de la producción escénica. En algunas
culturas se valora el teatro como medio para contar historias; en
otras, como religión, espectáculo o entretenimiento.
El teatro se ha utilizado como extensión de celebraciones religiosas,
como medio para esparcir ideas políticas o para difundir propaganda
a grandes masas, como entretenimiento y también como arte.
A través de la historia ha desarrollado su actividad en tres niveles al
mismo tiempo: como entretenimiento popular de escasa
organización, como importante actividad pública y como arte para
la elite.
Como entretenimiento popular, ha habido siempre individuos o
pequeños grupos que trabajan por su cuenta, representando
cualquier cosa, desde números de circo hasta farsas para grandes
masas.
El teatro como actividad pública consiste en el drama literario
representado en teatros públicos; se trata por lo general de una
actividad comercial o subvencionada por el estado para el público en
general. La tragedia griega, las obras didácticas medievales y el
teatro contemporáneo entran dentro de esta categoría.
El teatro como arte para una elite lo define su propio público, un
grupo limitado con gustos especiales. Esta fórmula puede aplicarse
tanto a las representaciones en la corte durante el renacimiento como
al teatro de vanguardia.
ELEMENTOS DE LA REPRESENTACIÓN TEATRAL
Una representación consta sólo de dos elementos esenciales: actores
y público.
La representación puede ser mímica o utilizar el lenguaje verbal.
Los personajes no tienen por qué ser seres humanos; los títeres o las
marionetas (guiñol) han sido muy apreciados a lo largo de la historia,
así como otros recursos escénicos.
Se puede realzar una representación por medio del vestuario, el
maquillaje, los decorados, los accesorios, la iluminación, la música y
los efectos especiales. Estos elementos se usan para ayudar a crear
una ilusión de lugares, tiempos, personajes diferentes, o para
enfatizar una cualidad especial de la representación y diferenciarla de
la experiencia cotidiana.
Teatro occidental
Aunque los orígenes del teatro occidental sean desconocidos, la
mayor parte de las teorías lo sitúan en ciertos ritos y prácticas
religiosas de la antigüedad; aún hoy día ese tipo de rituales siguen
cargados de elementos teatrales. Las diferentes teorías atribuyen los
orígenes a múltiples prácticas: ritos antiguos de fertilidad, celebración
de la cosecha, chamanismo y otras fuentes similares.
Teatro clásico
El primer periodo en teoría teatral occidental se denomina clásico,
porque comprende el teatro de las civilizaciones clásicas, de las
antiguas Grecia y Roma, y las obras están escritas en las lenguas
clásicas, griego o latín.
Teatro del siglo XX
Desde el renacimiento en adelante, el teatro parece haberse
esforzado en pos de un realismo total, o al menos en la ilusión de la
realidad. Una vez alcanzado ese objetivo, a finales del siglo XIX, una
reacción antirrealista en diversos niveles irrumpió en el mundo de la
escena.
TEATRO CONTEMPORÁNEO
Aunque el realismo puro
dejó de dominar la
escena popular después
de la Primera Guerra
Mundial, el teatro realista continuó vivo en el ámbito comercial, sobre
todo en los Estados Unidos. Sin embargo, el objetivo parecía ser el
realismo sicológico, y se emplearon para este fin recursos dramáticos
y escénicos no realistas.
Las obras de Arthur Miller y Tennessee Williams utilizaban, por
ejemplo, escenas basadas en la memoria, secuencias sobre sueños,
personajes puramente simbólicos, proyecciones y otros recursos
similares. Incluso los trabajos tardíos de O'Neill —obras claramente
realistas como Largo viaje de un día hacia la noche (producida en
1956)— incorporan diálogos poéticos y un fondo sonoro
cuidadosamente orquestado para suavizar el realismo crudo. La
escenografía era más sugerente que realista. El teatro europeo no se
hallaba tan mediatizado por el realismo sicológico y su preocupación
se centraba más en los juegos de ideas, tal y como evidencian las
obras del dramaturgo italiano Luigi Pirandello, los autores franceses
Jean Anouilh y Jean Giraudoux y el belga Michel de Ghelderode.
En Inglaterra, durante los años cincuenta, la obra Mirando hacia
atrás con ira (1956), de John Osborne, se convirtió en estandarte de
la protesta de jóvenes airados en el periodo de posguerra; en la
década de 1970, una trilogía sobre Vietnam, del autor
estadounidense David Rabe, expresaba la ira y la frustración de
muchas personas contra esa guerra. Bajo la influencia de Brecht,
muchos dramaturgos alemanes escribieron obras documentales que,
basadas en hechos reales, exploraban las obligaciones morales de los
individuos con ellos mismos y la sociedad. Un ejemplo es la obra El
vicario (1963), de Rolf Hochhuth, que provocó una gran polémica en
su época ya que se acusa al papa Pío XII de haberse inhibido ante el
exterminio de seis millones de judíos en los campos de concentración
nazis.
Muchos dramaturgos de 1960 y 1970 —Sam Shepard en Estados
Unidos, Peter Handke en Austria, Tom Stoppard en Inglaterra—
creaban obras en torno al lenguaje: el lenguaje como juego, el
lenguaje como sonido, el lenguaje como barrera, el lenguaje como
reflejo de la sociedad. A veces, en sus obras, el diálogo puede leerse
como un mero intercambio racional de información. Muchos autores
teatrales reflejaron también la frustración de la sociedad frente a un
mundo destructivo aparentemente incontrolable.
Entre 1970 y 1990 se produjo un retorno al naturalismo que se hacía
eco de un movimiento artístico conocido como fotorrealismo.
Ejemplificado por obras como American Buffalo (1976), de David
Mamet, donde la acción es mínima y el centro de interés está en
personajes mundanos y en los hechos que los circundan. El lenguaje
es fragmentario, como la conversación cotidiana. Los escenarios no
se distinguen de la realidad. El énfasis sobre fragmentos de realidad
en apariencia sin significado propicia una cualidad de absurdo,
semejante a la pesadilla: podemos encontrar características similares
en autores como Stephen Poliakoff. Un osado realismo social
combinado con un oscuro humor ha sido asimismo muy popular; esta
corriente puede observarse en trabajos muy diferentes como los de
Alan Ayckbourn, Mike Leigh, Michael Frayn, Alan Bleasdale y Dennis
Potter.
Pero lo más destacado de estos años es la consolidación de los
grupos teatrales que aparecieron en los años sesenta.
EL TEATRO EN LATINOAMÉRICA
Se tienen pocas y vagas nociones de cómo pudieron haber sido las
manifestaciones escénicas de los pueblos
precolombinos, pues la mayor parte de éstas
consistían en rituales religiosos. Más tarde,
con la conquista española, los esfuerzos por
borrar la antigua identidad para la
implantación eficaz de la nueva religión, o
bien destruyeron los vestigios culturales
primigenios o estos se fundieron en un
sincretismo con los europeos, con lo cual
muestran hoy aspectos singulares que no se
corresponden ni con las culturas indígenas ni
con las hispánicas. Tal es el caso de las
celebraciones religiosas populares de Semana Santa en Iztapalapa y
en Taxco o en la celebración del Día de los Muertos en México.
Existe, sin embargo, un único texto dramático maya, descubierto en
1850, elRabinal Achí, que narra el combate de dos guerreros
legendarios que se enfrentan a muerte en una batalla ceremonial. Su
representación depende de distintos elementos espectaculares como
el vestuario, la música, la danza y la expresión corporal.
A partir de la época colonial, el teatro se basa sobre todo en los
modelos procedentes de España. En México destacó sor Juan Inés de
la Cruz, autora deLos empeños de una casa, comedia de enredos
que recoge la profunda influencia de Calderón de la Barca; Amor es
más laberinto, en la cual se acogen los rasgos de los autos
sacramentales; El cetro de José y El divino Narciso, autos
sacramentales en los que aparecen ya personajes mexicanos, pues la
acción del resto de las obras transcurre en Madrid y la protagonizan
personajes típicos de las comedias españolas de la época.
Aunque nacido en Taxco, México, Juan Ruiz de Alarcón realizó sus
estudios en España. Su obra, escrita según los modelos clasicistas, se
diferencia de la de sus contemporáneos en un mayor cuidado formal
en las tramas y los versos. En sus obras, los vicios son siempre
condenados, a la manera de un final feliz y ejemplificado, contra la
pauta de las comedias nuevas de los españoles Lope de Vega, Tirso
de Molina, Guillén de Castro, Francisco de Rojas, Zorrilla, entre otros,
que solían sacar consecuencias modélicas de situaciones donde los
valores cristianos bordeaban ambiguos e incluso peligrosos límites.
No es hasta mediados del siglo XX cuando el teatro latinoamericano
ha adquirido cierta personalidad, al tratar temas propios tomando
como punto de partida la realidad del espectador a quien va
destinado.
El advenimiento de las teorías brechtianas ha conquistado un buen
campo de cultivo en Latinoamérica, aquejada de problema político y
necesitado de concienciación de sus habitantes. De ahí han surgido
teóricos y dramaturgos como el colombiano Enrique Buenaventura y
el trabajo realizado en el Teatro Experimental de Cali (TEC); Augusto
Boal, en Brasil, quien ha desarrollado técnicas de teatro callejero y
para obreros en su texto Teatro
REPRESENTAES DEL TEATRO LATINOAMERICANO
Argentina: Florencio Sánchez (aunque es Uruguayo su prestigio lo
tuvo en Argentina, con la obra BARRANCA ABAJO),
Conrado Nalé Roxlo (EL PACTO DE CRISTINA, LA COLA DE LA SIRENA),
Roberto Arlt (LA ISLA DESIERTA), Carlos Gorostiza (EL PUENTE)
Griselda Gambaro (LA MALA SANGRE), Roberto Cossa (Tutte Cabrero)
bueno...URUGUAY...YA TE DIJE FLORENCIO SÁNCHEZ AUNQUE TUVO
ÉXITO EN ARGENTINA.
CHILE: Egon Wolf (LOS INVASORES), Jorge Díaz (EL CEPILLO DE
DIENTES, REQUIEM POR UN GIRASOL)
PERU: Sebastián Salazar Bondi (El FABRICANTE DE DEUDAS,
RABDOMANTE)
VENEZUELA: Román Chaubald (LOS ADOLESCENTES)
CUBA: Virgilio Piñera (ELECTRA GARRIGÓ)
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