Un Dios enfermo e indolente en tres poemas de
César Vallejo
Emiliano Valtierra Escobar
Con base en los conceptos “sentido” y “discurso” ¿es posible
considerar a un Dios indolente y enfermo en los poemas “Los
heraldos negros”, “Los dados eternos” y “Espergesia” de Cesar
Vallejo?
Marzo 2021
Índice
Introducción ....................................................................................................................................... 3
Capítulo I ............................................................................................................................................ 5
Definición de conceptos .................................................................................................................. 5
Limitaciones del trabajo de investigación ...................................................................................... 5
Capítulo II ........................................................................................................................................... 7
Los heraldos negros ........................................................................................................................ 7
Análisis e interpretación del título .............................................................................................. 7
Interpretación poética acorde al discurso y sentido....................................................................... 7
Los dados eternos .......................................................................................................................... 11
Análisis e interpretación del título .......................................................................................... 11
Interpretación poética acorde al sentido y discurso ............................................................. 11
Espergesia ...................................................................................................................................... 15
Análisis e interpretación del título .......................................................................................... 15
Interpretación poética acorde al sentido y discurso ............................................................. 15
Capítulo III ....................................................................................................................................... 18
Aproximaciones y posibles repeticiones ..................................................................................... 18
Conclusiones ..................................................................................................................................... 20
Referencias ........................................................................................................................................ 22
Introducción
Dentro de la interpretación poética siempre ha existido la interrogante por determinar el
verdadero sentido de los poemas frente a la interpretación del lector.; lo que la crítica literaria
denomina “sutileza”. Sin embargo, el aspecto subjetivo de la propia escritura frente a la
interpretación obstaculiza esta tarea. Es así que el mismo Jorge Luis Borges, consciente de
la complejidad hermeneútica, compara el acto de leer con el continuo movimiento del río de
Héraclito: “hombres cambiantes incesantemente, renovando al texto a medida que se da el
cambio dentro de nosotros”(1992, p.102). Delante de la intención interpretativa, la
comprensión objetiva de un poema sería prácticamente una utopía. La interpretación más
sútil, finalmente dependerá tanto del autor como del lector, y de la capacidad de este último
para determinar el sentido texto.
Es bien sabido que el propósito de la poesía es economizar palabras e intensificar
sentimientos, llevándonos fuera de algún posible significado semántico para llegar a un
significado emotivo. Con base en esto, podríamos considerar la poesía de Cesar Vallejo como
una expresión en la que predomina la función emotiva, en un tono desgarrado e intenso, capaz
de transmitir sentimientos como: angustia, dolor y soledad. La lírica de Vallejo parece un
tanto personal e introspectiva, la cual posiblemente guarda relación con los sentimientos del
autor hacia los temas que trata en sus versos. En este sentido, Jakobson establece que: “La
denominada función EMOTIVA o «expresiva», enfocada hacia el HABLANTE, aspira a una
expresión directa de la actitud de éste hacia lo que está diciendo.”(1963, p.33). Por lo que
podriamos pensar que, en la poesía podemos encontrar un significado más allá de las
palabras, de la frase. Un siginificado construido por la emoción del autor y el lector.
El presente trabajo busca responder la siguiente pregunta de investigación:
Con base a los conceptos de “sentido” y “discurso” ¿es posible considerar a un Dios
indolente y enfermo en los poemas “Los heraldos negros”, “Los dados eternos” y
“Espergesia” de Cesar Vallejo?
Se entenderá “sentido” y “discurso” de acuerdo a la óptica de Tzvetan Todoro, para
así poder realizar la interpretación de los poemas, partiendo de los conceptos previamente
mencionados. Con esto hecho, analizaré las posibles repeticiones o imágenes presentes en
dichos poemas, las cuales serán el medio para aproximarme al concepto de Dios y sus
peincipales atributos en los tres poemas citados de César Vallejo.
Capítulo I
Definición de conceptos
Para poder entender el posibile significado de “Los heraldos negros”,“Los dados eternos” y
“Espergesia” iniciaré por definir los conceptos “sentido” y “discurso” según Tzvetan
Todorov; herramientas para el posterior análisis.
En primer lugar, Todorov Tzvetan define el “Sentido” como: “El sentido (o la
función) de un elemento de la obra es su posibilidad de entrar en correlación con otros
elementos de esta obra y con la obra en su totalidad.” (1970, p.155)
En segundo lugar, entenderemos “Discurso” como la forma o manera en la que se
narran los acontecimientos, en la cual interviene la cuestión semántica y formal del texto.
(1970, p.157)
Finalmente, sobre las repeticiones, Todorov las señala como las significaciones e
imágenes que aparecen repetidamente en el texto. (1970, p. 159) Las mismas son parte de la
esencia del texto, y contribuyen a la creación del “sentido”.
Limitaciones del trabajo de investigación
Antes de proceder al análisis, debo mencionar las limitaciones del trabajo. Una de
ellas y la más importante a mi parecer, es que solo se analizarán tres poemas de Vallejo, y no
su poesía en general, por lo que los resultados de mi interpretación y análisis están limitados
a dichos poemas y no deberían ser utilizados como base para emitir una opinión general sobre
la poesía del autor. De igual manera, aunque se busque una interpretación objetiva por medio
de los conceptos de Todorov, siempre existirá este factor subjetivo del interprete. Es
necesario señalar que esta misma subjetividad interviene hasta en la forma en la que se
entienden e identifican los conceptos dentro de los poemas, por lo que la interpretación
totalmente objetiva parecería una meta inalcanzable.
La elección de los poemas se basa de acuerdo con la previa lectura de los mismos, en
la cual se identificaron temas recurrentes como el dolor, abandono, angustia en torno a la
idea de Dios. A mi parecer, los poemas elegidos son los más intensos del poemario en cuanto
a emotividad y significado. Gracias a la sutileza de los versos de Vallejo, es que puedo sentir
tal vez lo que el poeta siente, empatizo con la voz poética y creo entender el sentido de su
poesía.
Capítulo II
Los heraldos negros
Análisis e interpretación del título
El título del poema revela el contenido de una manera implícita, por lo que, apelando
a interpretación discursiva, analizaré los conceptos semánticos. La Real Academia Española
define “heraldo” como persona o aquello que anuncia que algo va a suceder. Desde la
perspectiva bíblica, podemos definirlo como la persona que trae las buenas noticias, “la buena
nueva”; posiblemente “el evangelio”. Esta definición nos permite entender el sentido del
título, el cual refiere la venida de las malas noticias o la inexistencia de “buenas noticias”.
El “heraldo” el posible mensajero que; al ser “negro” podríamos considerarlo como un
mensajero de malas noticias.
Interpretación poética acorde al discurso y sentido
El título del poema es el mismo que da nombre a la obra poética de donde surgen los
tres apoemas a analizar. Siendo así, que este poema podría darnos una idea general de los
temas que el autor maneja en el resto de los poemas. Con esto dicho, procedo con la
interpretación.
El poema inicia:
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! /Golpes como del odio de Dios; como
si ante ellos. (1961, p. 9)
Este primer verso comienza con la palabra “golpes”, la cual puede ser interpretada
como un suceso impactante, sin embargo, es debido cuestionarse la función de esta palabra
para con los siguientes versos. Probablemente se remite al mismo sonido que implica la
palabra “golpe” para hacer referencia al sonido, al dolor y a la intensidad del mismo, para
después decir que estos golpes son tan severos como si fueran consecuencia del odio de Dios.
Seguido a esto, en el tercer y cuarto verso de la primera estrofa se lee:
la resaca de todo lo sufrido/se empozara en el alma... ¡Yo no sé! (1961, p. 9)
Donde se nos plantea una posible remanencia del sufrimiento en el alma. Esta estadía
del dolor dentro del hombre es una forma posible de decir que tan intenso es éste, que llega
punto de adherirse al alma, para dejar constante sufrimiento y angustia.
Como lo dice Vallejo en el primer verso de la segunda estrofa:
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras (1961, p. 9)
Los golpes son pocos, sin embargo, antes de poder seguir describiendo estos golpes,
corta la descripción haciendo uso de los puntos suspensivos, los cuales he podido interpretar
como lo no verbalizable; este es el punto en el que el sufrimiento y el dolor son tan intensos
que quedan exentos de la expresión por medio del lenguaje. “Abren zanjas oscuras” es una
posible metáfora que parte de un pleonasmo, tal vez para hablar sobre las heridas que causan
estos golpes, usando la oscuridad como herramienta de profundidad de las mismas heridas.
El segundo verso de esta misma estrofa, leemos:
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte (1961, p. 9)
Sirve una función de reiterar la severidad de estos golpes, llevándome así a interpretar
que dichos golpes se le presentan a todos. Hasta cierto punto podría pensarse que nadie está
exento de este sufrimiento. Los últimos dos versos de esta estrofa:
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; /o los heraldos negros que nos manda la
Muerte (1961, p. 9)
Las referencias discursivas usadas, probablemente podrían interpretarse como una
analogía sobre la brutalidad de estos golpes. Atilas, el último de los caudillos hunos y el más
poderoso fue conocido como “El azote de Dios” debido a la brutalidad y barbarie con la que
libraba sus batallas; por lo que un recurso valioso podría ser el asociar dicha brutalidad con
los golpes. El verso cierra con la imagen de los “heraldos negros”; nuevamente, asociado a
la muerte y a una posible nostalgia con respecto a ella.
En la tercera estrofa, específicamente en el primer y segundo verso:
Son las caídas hondas de los Cristos del alma /de alguna fe adorable que el Destino
blasfema (1961, p. 9)
El yo lírico hace uso de frases como “caídas hondas” y “fe adorable que el Destino
blasfema” para posiblemente referir la caída de Dios y quizá, la caída del Evangelio, que trae
por consecuente la caída de la fe y la esperanza, lo cual se ve respaldado y reiterado
rápidamente por los versos siguientes.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones /de algún pan que en la puerta del
horno se nos quema. (1961, p. 9)
Gracias a la palabra “crepitaciones” y al cuarto verso en su totalidad, Vallejo
introduce ideas que interpreto como una conclusión sobre la muerte de la esperanza, siendo
apoyada por la metáfora del “pan que se quema”; el pan es us un elemento bíblico que
representa el cuerpo de Dios. El usar al pan como referencia me lleva a pensar que el hombre
se arrepiente de haber aceptado el evangelio, acto por el cual sufre constantemente. De igual
manera, podemos ver las crepitaciones como una posible forma de decir que el sufrimiento
es tal, que es capaz de llevarnos a un dolor interno que también se experimenta de forma
física.
En la cuarta y última estrofa
Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como /cuando por sobre el hombro
nos llama una palmada; /vuelve los ojos locos, y todo lo vivido /se empoza, como charco de
culpa, en la mirada. (1961, p. 9)
Puedo identificar una posible conclusión del hombre desprotegido y expuesto al
sufrimiento, angustia y abandono. Es aquí donde encuentro una posible resignación frente al
dolor generado por los “Golpes”, para después cerrar con el concepto “culpa”; concepto
biblico en donde el hombre, desde el momento que nace carga en su interior el pecado y la
culpa.
Vallejo usa una capitalización en ciertas palabras como medios para la estructuración
del sentido del poema, dichas palabras son: Golpes, Dios, Muerte, Cristos, Destino y Pobre.
Estas palabras podrías ser una especie de brújula dentro del poema, tal vez una especie de
aguja que marca los puntos para hallar el sentido del mismo. Con respecto al discurso, puedo
decir que la capitalización le otorga importancia a la palabra y al significado de esta. El
sentido, probablemente reside en el significado de estas palabras para con el poema,
permitiéndonos construir una imagen que resume todos los versos. El narrador nos
familiariza con su sufrimiento, con su elegia y con el reproche hacia Dios por medio de este
sencillo, pero a la vez complicado recurso: Golpes, Dios, Muerte, Cristos, Destino y Pobre.
Los dados eternos
Análisis e interpretación del título
El título de este segundo poema presenta una cuestión de azar. Semánticamente, el
titulo está formado por la palabra “dados” y la palabra “eternos”. La primera palabra, definida
por La Real Academia Española se interpreta como: “objeto generalmente cúbico en cuyas
caras hay puntos, usado en los juegos de azar”, la segunda palabra es definida como lo que
no puede ser medido por el tiempo, que no tiene principio ni fin. Llevando el título al contexto
del sentido, puedo interpretar la figura “dados eternos” como un juego interminable, el cual
está relacionado con Dios, puesto que es Él quien, de acuetdo al poema, juega a los dados.
Un juego en el que la humanidad toma protagonismo cuando Dios, de acuerdo a su eterno
juego, decide de un modo azarozo, nuestra existencia.
Interpretación poética acorde al sentido y discurso
En el primer y segundo verso de la primera estrofa se lee:
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;/ me pesa haber tomádote tu pan;/ (1961, p. 86)
El peoma refiere, desde el inicio, una posible confesión a Dios, para después hablar
de una posible queja o llanto, usando la oración “estoy llorando el ser que vivo”, la cual
podría referirse al dolor existencial, el dolor por ser uno mismo y no poder escapar ni de la
existencia ni del sufrimiento|. Instantáneamente, Vallejo introduce la figura del pan, que
como ya fue mencionado, es una posible forma de rferencia al cuerpo de Dios. Interpreto
que, al hombre le duele haber confiado en Dios, ve como un pesar el haber aceptado el
evangelio, haber creído en la “buena nueva”. Los últimos tres versos de la primera estrofa
continúan con las referencias bíblicas que están presentes en todo el poema.
pero este pobre barro pensativo/ (1961, p. 86)
En estos versos nuevamente descubro referencias bíblicas. El hombre de barro que,
según el Génesis, es una construcción de Dios; el cual en conjunto con el adjetivo “pobre”,
representa a un hombre doliente y sufrido como consecuenca de ser creado por Dios.
El cuarto verso de esta primera estrofa
no es costra fermentada en tu costado:/ (1961, p. 86)
Una posible referencia a que el hombre no fue creado a imagen y semejanza de Dios
como lo establebece la enseñanza biblica. A partir de esta idea, puedo interpretar que el yo
lírico expresa una disimilitud entre el hombre y su creador. no es costra fermentada en tu
costado tal vez un decir: el hombre frente a Dios no es ni siquiera un ser degrado, es ajeno,
totalmente ajeno.
El poema “Los heraldos negros” nos presentó a Dios como alguien que no siente dolor
y que no sufre. Este mismo concepto puede ser ligado con el quinto verso de la estrofa
tú no tienes Marías que se van. (1961, p. 86)
Verso en el cual Vallejo probablemente refiere su vida para poder hablar de un Dios
insensible y exento del sufrimiento. En vida, el poeta tuvo que superar la muerte de su madre
y de su amada, que coincidentemente se llamaban María, igual que la madre de Dios en la
tierra y la mujer prohibida en la vida de Jesús: Maria y Maria Magdalena. Este hecho podría
darnos la posibilidad del hombre como el que verdaderamente sufre la existencia, afirmando
que Dios ni siquiera ha enfrentado el dolor de la muerte de un ser amado.
En el primer y segundo verso de la segunda estrofa, continua el reproche:
Dios mío, si tú hubieras sido hombre/ hoy supieras ser Dios: (1961, p. 86)
Haciendo nuevamente referencia al concepto de un Dios insensible, presente en los
versos anteriores. Podríamos pensar que el que el hombre haya sido creado a “imagen y
semejanza de Dios” es una completa contradicción, siendo así que Dios no sabe nada de los
hombres. A diferencia de la primera estrofa, aquí se nos presenta tres probables conclusiones:
a) Dios no comprende el sufrimiento del hombre porque nunca fue hombre, b) Dios en vida
no tuvo que sufrir la muerte de alguien y c) Dios no conoce realmente el significado de la
palabra “muerte” y la desesperación que esta genera en el hombre.
Estas ideas se refuerzan con el tercer y cuarto verso,
pero tú, que estuviste siempre bien, / no sientes nada de tu creación. (1961, p. 86)
Volvemos a la idea de un Dios indolente, solo que, en estos versos, se puede pensar
que Dios tiene esta actitud porque es Dios, siendo así que no conoce nada del sufrimiento
humano, no comprende el significado de éste ni el dolor que genera dentro del hombre; es
decir, no es un Dios perfecto.
La estrofa cierra con un verso bastante explícito e impactante en cuestión del sentido
del mismo,
Y el hombre si te sufre: el Dios es él! (1961, p. 86)
A primera vista, se podría inferir que como el hombre sí sufre, muchas veces a causa
del posible Dios ajeno, es factible pensar que el hombre es Dios tal como lo dice Vallejo. Se
nos presenta esta posible imagen de un hombre que también sufre y por consiguiente que
entiende a profundidad el dolor, no como Dios; que ni lo entiende ni lo conoce el dolor
humano. A parrir de esta reflexión podríamos pensar que el hombre es el propio Dios.
La tercera estrofa nos regresa a la idea del juego eterno de azar. Sin embargo, aquí
Vallejo hace la conexión con el sufrimiento del hombre y la falta de comprensión por parte
de Dios. Los siguientes versos son los que remiten a la existencia azarosa del hombre,
Dios mío, prenderás todas tus velas, / y jugaremos con el viejo dado…/ Talvez ¡oh
jugador! Al dar la suerte/ del universo todo, / surgirán las ojeras de la Muerte, / como dos
ases fúnebres de lodo. (1961, p. 86-87)
El yo lirico nos dice que jugará al juego de azar con Dios, quizá con resignación,
quizá porque no tiene otra opcion, aún sabiendo que, en ese siniestro juego, será la muerte
del hombre siempre el innevitable final. Las frases como “la suerte del universo todo” y “las
ojeras de la Muerte como dos ases fúnebres” plantean que posiblemente después de finalizar
el juego, se abrirá paso a la muerte, como quien tiene la mejor carta para darle fin al hombre
y a su sufrimiento. Podríamos pensar que este final es la eterna paradoja entre vivir y
suicidarse, opción antinatural que implica cierto terror. Sin embargo, sea Dios o sea el
hombre, el fin del ser humano es la muerte, situacion que siempre dará desventaja al ser
humano en el ventajoso juego de los “dados eternos”.
La última estrofa comienza con tres versos que concluyen la réplica del hombre hacia
Dios.
Dios mío, y esta noche sorda, oscura, /ya no podrás jugar, porque la Tierra/ es un
dado roído y redondo (1961, p. 87)
Interpreto estas líneas como un tipo de restriego a Dios, quien ya no podrá jugar a los
dados porque la existencia humana ya ha sufrido demasiado, al punto de resignarse a este
sufrimiento que podríamos llamar vida. Esta idea concuerda directamente con la
comparación que se hace con el dado roído y redondo, tal vez la tierra que, de tan desgastada
y redonda ya no sirve para jugar al azar. Por consiguiente, Dios se aleja de este dado
inservible, de esta tierra, dejando al hombre nuevamente a la deriva, alejado de su creador.
El poema finaliza con estos últimos tres versos,
a fuerza de rodar a la aventura. /que no puede parar en un hueco, /en el hueco de
inmensa sepultura. (1961, p. 87)
Concluyo la interpretación del poema retomando la interpretación anterior de que la
muerte es la única solución al sufrimiento. El cuarto y quinto verso nos remiten al dado roído
y redondo, que a causa de que Dios sigue jugando con él, no puede parar a menos que caiga
en un hueco. Interpreto la metáfora “en el hueco de inmensa sepultura” como una referencia
directa a la muerte.
Espergesia
Análisis e interpretación del título
Vallejo titula a este tercer poema con la palabra “Espergesia”. Vocablo inexistente en
el lenguaje; creación del autor. Para mí, representa una cuestión de origen, pero de un posible
origen solitario y doloroso, que con base en los versos del poema, me plantea un probable
nacimiento de un ser defectuoso o imperfecto.
Interpretación poética acorde al sentido y discurso
Yo nací un día/ que Dios estuvo enfermo (1961, p. 101)
Así comienza el poema, con esta afirmación tan contundente, la cual presenta la
posibilidad de un Dios defectuoso, que por consiguiente crea a un ser defectuoso.
Los primeros tres versos de la segunda estrofa.
Todos saben que vivo, / que soy malo; y no saben/ del diciembre de ese enero (1961,
p. 101)
Podrían interpretarse como el inicio de un posible planteamiento sobre un cierto vacío
existencial. Rápidamente, el vacío existencial se reitera en los siguientes tres versos.
Hay un vacío/ en mi aire metafísico/ que nadie ha de palpar (1961, p. 101)
Podríamos ver a la metáfora:“vacío en mi aire metafísico” como una referencia a un
hueco en el alma de la voz poética. Gracias a la frase “nadie ha de palpar”, podemos pensar
que nadie es capaz de notar este vacío en el alma del hombre, planteando una posible
reiteración de la soledad de Vallejo convertido en poeta.
Los versos cuarto y quinto de la segunda estrofa
el claustro de un silencio/ que habló a flor de fuego (1961, p. 101)
Presentan la posible estructura poética del “silencio que se rompe”, referente a un ser
que ha callado su sentir, pero finalmente y con base en la metáfora “que habló a flor de
fuego”, ha decidido hablar.
La quinta estrofa y lo siguientes versos retoman el tema de la falta de comprensión
Todos saben que vivo, / que mastico... y no saben/ por qué en mi verso chirrían, /
oscuro sinsabor de féretro, / luyidos vientos (1961, p. 102)
Una posible inclinación existencial del yo lírico, quien posiblemente se siente
incomprendid.
Los primeros tres versos de la sexta estrofa
Todos saben… Y no saben/ que la luz es tísica, / y la Sombra gorda… (1961, p. 102)
Es posible que el sentido de estos versos se relacione con una idea de muerte,
fundamentada por un contraste entre la luz y la sombra, parte de lo que podría ser la falta de
comprensión hacia Vallejo como poeta.
El poema finaliza con los siguientes tres versos.
Yo nací un día/ que dios estuvo enfermo/ grave. (1961, p. 102)
El poeta concluye con los mismos versos con los que inició el poema, mismos que se
repiten cinco veces en dicha composición. Se reitera la idea del Dios defectuoso, quien ha
creado al ser defectuoso y lo ha llevado al dolor y sufrimiento. Es casi como si Vallejo
quisiera darnos a entender que Dios no es el ser perfecto que el evangelio plantea, siendo
Dios mismo quien creó el dolor o que posiblemente su creación -el hombre- lo ha
sobrepasado. Dios se enferma, Dios padece, Dios no es omnipotente en el poema de Vallejo.
Capítulo III
Aproximaciones y posibles repeticiones
El análisis de los poemas me ha permitido encontrar tres repeticiones; figuras o
imágenes que la voz poética nos presenta en sus versos y que perecen guardar el sentido de
los mismos poemas.
La primera figura que se presenta es la del poeta creyente. Un poeta que cree en la
divinidad, pero al mismo tiempo se siente desesperanzado del Dios católico. Es así que el
poeta nos presenta esta imagen por medio del uso de las siguientes figuras:
▪ Rechazo al evangelio, fundamentado por la metáfora del pan quemado.
▪ Las Marías, referente a la pérdida de seres queridos, cosa con la cual Dios no
está familiarizado y que por siguiente es incapaz de comprender, llevándolo a
ser un ser insensible e indiferente frente a su creación.
▪ Dios jugando al azar con el hombre sin entender del sufrimiento que conlleva
la existencia.
La segunda figura consiste en un ser desamparado, angustiado por la existencia e
incomprendido por sus semejantes. Parte de este sentimiento surge a partir de la falta de
comprensión por parte de Dios, quien es incapaz de escuchar el sufrimiento del hombre. Este
se resigna al dolor, al punto de darse cuenta que tal vez, solo la muerte, a la que ve con
nostalgia, será capaz de liberarlo.
La tercera y última repetición, consiste en el Dios imperfecto y defectuoso, que ha
creado al hombre como un ser con fallas. Estas fallas serían el dolor por el que pasa el poeta,
unido a la desesperanzado por creer en un Dios débil, que no hace el más mínimo esfuerzo
por su creación. Pareciera ser que este Dios ignora completamente a la voz poética, quien
reconoce la imperfección dentro de su creador, haciendo un reclamo hacia lleno de cólera y
sufrimiento.
Conclusiones
El análisis en base al “sentido” y “discurso” me ha permitido construir un concepto sobre
“Dios” es los poemas: “Los heraldos negros”, “Los dados eternos” y “Espergesia” de César
Vallejo. Este concepto o definición se conforma por las imágenes o repeticiones encontradas
en los tres poemas.
Para César Vallejo, Dios es un personaje o entidad con tres características. En primer
lugar, es un Dios indolente, que, fundamentado por las repeticiones encontradas y en palabras
del mismo Vallejo “no sienta nada de su creación”. El poeta nos ha dicho a viva voz que Dios
no conoce el sufrimiento; por lo que, podríamos pensar que Vallejo no confía en este Dios
que no comprende el dolor.
En segundo lugar, Dios es un ser enfermo y defectuoso, el cual creó a un ser
defectuoso en la misma medida, y como consecuencia de este error, al hombre le duele
existir. Dios ha creado a un ser vacío y angustiado, quien se ha resignado al dolor y a la
muerte.
Finalmente, podemos entender a Dios como una deidad ajena al hombre, en el sentido
de que como Dios nunca ha sido hombre, no lo comprende. Gracias a que dios es ajeno al
hombre, ha jugado y jugará al azar con su existencia. Hasta cierto punto, este juego es una
de las causantes del dolor humano-.
El dolor de la voz poética va mucho más allá de cualquier sentimiento que el ateísmo
pudiera despertar en un ser humano. Para un ateo, le es superflua cualquier consecuencia que
Dios pueda dejar caer sobre él. Al no creer, no hay decepción, no hay desesperanza. Pero
creer en Dios y resignarse al abandono de éste, orilla al hombre a sumirse en el vacío; a no
poder escapar de la angustia y a ver la muerte como la única escapatoria para este
desesperante dolor. Me atrevería a decir que, decepcionarse de Dios provoca un sentimiento
de ababdono y soledad mayor al ateismo, al simple hecho de no ceer en Dios.
Concluyendo con la problemática de la interpretación poética y derivado de la
complejidad por establecer un sentido objetivo, he podido identificar las repeticiones
previamente expuestas, por lo que he llegado a la definición de “Dios” en los tres poemas de
César Vallejo, como un ser enfermo que, al estar tan ajeno al hombre se ha vuelto indolente
frente al sufrimiento humano.
Referencias
Barthes, R. et al. (1970). Análisis estructural del relato. (Primera edición). Editorial Tiempo
Contemporáneo.
Barroso, S. (2016). ¿Espergesia? Recuperado en febrero de 2021 de:
http://cvc.cervantes.es/foros/leer_asunto1.asp?vCodigo=52237
Borges Acevedo, J.L. (1980). Siete noches. (Primera edición). Fondo de Cultura Económica.
Borísovich Shklovski, V. et al. (1970). Teoria de la literatura de los formalistas rusos.
(Tercera edición). Siglo Veintiuno Editores.
Jakobson, R. (1963). Lingüística y Poética en Ensayos de Lingüística General. (Primera
edición). Editorial Seix Barral.
Vallejo Mendoza, C.A. (1961). Los heraldos negros. (Séptima edición). Editorial Losada,
S.A.
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