Podríamos considerar esto como una especie de ex perimento; en la
época de las redes sociales, comunicación instantán ea y breve, etc, un
libro estilo twitter. Twitter permite 140 caractere s máximo; pues bien,
escribamos 140 microrrelatos, con un máximo de 140 caracteres. De ahí el
nombre de Velocidad Máxima Permitida 140 cpr (Caracteres Por Relato)
Ciencia Ficción, fantasía, terror, humor (o al meno s intento de), realismo,
poesía, prosa... 140 (micro)relatos dan para aborda r muchos temas y
estilos. 140 caracteres ya no tanto; y sin embargo, pueden llegar a sobrar
para expresar lo que queremos decir. Es la economía de la palabra, tan
valorada por algunos. En temas de escritura, suelo ser de los que la
valoran, por lo que acabo ya esta pequeña introducc ión.
Espero que os guste lo que viene a continuación.
J. Javier Arnau
España, 2010
1. El robot buscó sus tres leyes; las había perdido , al parecer, con los
pocos restos de dignidad humana que aún quedaban.
2. La nave explotó. Los robots murieron entre ester tores de agonía
telecinética; no quedaba nadie para llorarlos.
3. Robots Unidos Contra la Sociedad Humana, en una lenta y decadente
batalla que nadie podía ganar.
4.Humanos Asociados Contra la Tiranía Robótica; otr a de esas guerras
sin un claro vencedor al final.
5. Los Androides se afanaban en busca de sus derech os; daba igual, ya
no quedaba nadie para reconocérselos.
6. Tu fragilidad es ahora tal, que puedes ser rota con el aleteo de mi
consciencia, esparciendo el contenido de la crisáli da de tus deseos.
7. Mi impaciencia empieza a brillar, como acero sur gido de mi
desesperación; y surte así al ejército de las tinie blas que emana de tu
corazón.
8. Creía que en aquella civilización el beso represe ntaba lo que en la
suya; ver si estabas maduro para alimentar a la ciu dad.
9. Leve palpitar de las estrellas. Se estaban apaga ndo poco a poco. Las
miró por última vez tras apretar el interruptor, y se durmió.
10. La luz de las estrellas se apagó, momentáneamen te. Menos mal que
era de día, y sólo se notó el efecto en UNA estrell a.
11. Era mediodía en algún lugar del Universo. Puso en hora su reloj de
acuerdo con el girar del único Sistema Solar con vi da en toda la Galaxia.
12. -Ignoras mi maldición, pero te afectará igual.
-De eso nada; tengo poderes que la contrarres tarán.
Y diciendo eso, lanzó el dado.
13. Las pocas ventajas de las que podían disponer s e esfumaron
cuando se estrellaron contra aquel asteroide: la pa rtida había terminado.
14. La abuela de todas las batallas estalló con vio lencia. Pero dada su
edad, murió pronto. Fue la única baja de la guerra.
15. El oxígeno escaseaba en aquel lugar. Los lugare ños casi ni lo
notaban ya. Era lo bueno de ser anaerobios.
16. Atrapados en el fondo de la mente, los pensamie ntos se negaron,
finalmente, a salir.
17. Fruto de las prisas, el bebé nació sin órganos de los sentidos
externos...
18. Yahvé creó una serie de mundos como prueba: sor prendió a los
dioses allí reunidos.
19. Las toberas se encendieron: ¡Ostras, queman! -d ijo el encargado de
mantenimiento mientras soplaba en sus doloridas man os.
20. La nave giró; los astronautas no, y se produjo la temida torsión
espacial que volvía del revés almas y cuerpos.
21. Atención, hiperespacio -dijo antes de morir, se gún consta en sus
memorias.
22. La astronave había convertido toda la materia a su alrededor en
combustible para sus motores. No quedaba ya ningún lugar a donde ir.
23. El mundo renació... otra vez más, y otra, y otr a, y otra... hasta ciento
cuarenta veces que era el máximo permitido.
24. Difícil explicarlo en tan pocos caracteres, ¿no ?; pero hay que
intentarlo, debemos conseguirlo.
25. ¿Porqué hacemos esto de los micro relatos? No s é: ¿vicio,
diversión?
26. ¡Maldito hobbit, maldito anillo -dijo Gollum mi entras pensaba que lo
que él había pasado con esos dos, daba para una bue na historia.
27. El arsenal nuclear estalló: el fin...
28. Con su inteligencia adquirida tras la explosión atómica, los insectos
creían que heredarían la Tierra; pero realmente, mo rirían como todos.
29. China se resquebrajaba. Sus habitantes huyeron. Eso fue el
verdadero final apocalíptico del planeta, ante tal movimiento de masas.
30. Vi la vida pasar. La llamé, pero ya no estaba.
31. Tal vez fuera su última cena. Por si acaso, la disfrutaría plenamente,
como todas las noches desde que descubrió eso llama do MUERTE.
32. Un planeta tras otro, y tras otro. Y después, l a galaxia, y más allá
aún. Pero aún seguía teniendo hambre.
33. Entró en el club de los poetas muertos, y toda su poesía
desapareció. Decidió pasarse el club de los dramatu rgos vivos.
34. Felicidad, se dijo aquel ser. Parecía que aquel los seres eran felices;
intentaría extraerles un poco para infiltrársela en su cuerpo.
35. El Alcalde de la Gran Manzana es y siempre será , por mucho que le
pese, un gusano.
36. Echaba de menos las estrellas de su cielo natal . Por eso, se las
había traído con él en un Universo de Bolsillo.
37. No se oía ningún sonido en el bosque. Sintió mi edo: ¡las pilas de su
sonotone se habían acabado, y estaban en pleno puen te vacacional!
38. -Ya oíste al jurado; es un error, no se que h ago en esta celda.
-FALLO; lo del jurado es un FALLO, no un erro r. El fallo fue culpable.
39. -No me hace ni puñetera gracia esa imitación qu e haces de mi
muñeco Rockefeller -dijo Jose Luis Moreno.
Y el tio se fue volando...
40. En el vertiginoso descender de la nave hacia aq uel nuevo mundo,
Johnny Locuento sufrió lo que los veteranos del esp acio llamaban
"mareo".
41. Rebotar. Ecos en su mente. Pensamientos rebotan do en su mente.
Finalmente, le produjeron una lesión irreversible d e tanto golpear.
42. Estaba a punto de despegar. Pero se tornó dific ultoso.
-Ya te dije que para el chicle en el pelo, lo mejor es cortar.
43. El colectivo vegano llevó a sus últimas consecu encias su modo de
vida. Partieron hacia la tierra prometida, en la co nstelación Vega.
44. Gritarle al cielo fue la única vía de escape qu e encontró para su
frustración. Y Dios le respondió. Le gritó también, en respuesta.
45. El resto del relato ha desaparecido...
46. ¿Y tú de que te ríes? -me dijo la calavera cuan do vio que la estaba
mirando.
47. Hace veinte años que cayó el muro... y aún no l o han reparado;
¡Estos alemanes!
48. En mi interior, mi corazón ya no existe, extraí do con frías lanzas
negras como el hielo que supura de tu corazón.
49 Sobre las infinitas pantallas holográficas tetra coloreadas, se
desarrolla una ínfima porción de vida en blanco y n egro.
50. Una única nota, desgarrada, solitaria, casi apa gada, es lo único que
nos queda de la, supuesta, eterna melodía universal .
51. Diálogo:
-¡Llegan los Payasos!
-¡Ah, los payasos; huyamos, rápido, antes de que no s vean!
Fundido en negro. Fin de la escena.
52. Y en ese momento, se fue la luz del Universo. T ardaron seis días los
equipos de reparación en hacer que volviera, y al s éptimo descansaron.
53. Vendo globos; si son oculares, cobro más.
54. Ojos, espejo del alma; ahora tengo 14 años de mala suerte.
55. La quietud de la noche me extrañaba. Luego lo comprendí; la noche
estaba muerta.
56. Aquel libro le había atraído irremisiblemente; ahora no sabía cómo
escapar de él.
57. Perdido entre las hojas de un libro, hubo que llamar al autor para que
lo rescatase.
58. Ríos de tinta corrían hacia él; tuvo que salta r de página y seguir
huyendo.
59. La fecha de entrega se le echaba encima, casi no tuvo tiempo de
apartarse para esquivarla.
60. Las imágenes que se formaban a su alrededor at rajeron su mirada;
pero el resto de cuerpo siguió su camino.
61. Los superhéroes de la ciudad decidieron hacer huelga; los guionistas
de cine se quedaron casi sin ideas.
62. La tumba se abrió en honor a los visitantes... desde dentro.
63. El cementerio tuvo que abrir aquella noche de manera excepcional; la
avalancha de cadáveres que querían salir obligó a e llo.
64. El teléfono sonó una y otra vez, hasta que al final contestaron, desde
el interior del ataúd donde se lo habían dejado.
65. Las ratas consiguieron, por fin, abrir un aguj ero en aquel féretro. Su
ocupante las agarró y las utilizó como alimento.
66. Tuvieron que cerrar el cementerio, debido a la avalancha de
solicitudes recibidas en los últimos días.
67. Su alma vagaba perdida entre las tumbas del ce menterio; ya se
comentaba que aquel enterrador era un desalmado.
68. El mausoleo permanecía desierto; pronto regresa rían sus ocupantes,
esperaba el enterrador que les había permitido sali r.
69. La realidad le envolvía como un frío sudario, a unque esa era la
realidad: estaba muerto envuelto en un sudario.
70. Su cuerpo se separó de su alma; no se ponían d e acuerdo esa tarde
acerca de adonde ir.
71 -¡Si son mis amigos, mátenme ya! -dijo el cadáve r de H. P. Lovecraft
al círculo de escritores allí reunido.
72. El dragón llegó a un acuerdo con la princesa; él no mataría
caballeros, y ella no mataría dragones.
73. La princesa besó a la rana; acto seguido, fue arrestada.
74. La rana se transformó en príncipe, acto seguid o fue quemado en la
hoguera.
75. Se busca amor; se paga sexo. Indiferente raza, sexo o religión. Si es
al revés, no llamar, no interesa.
76. Tuvo que pedir el traslado; ser la única abeja recolectora alérgica al
polen le obligó a solicitar el puesto de obrero.
77. Veía el vaso medio vacío; pero eso no era ning ún consuelo ahora que
había caído en él.
78. Asesino autodidacta busca víctima novata para prácticas comunes.
79. Víctima de crímenes violentos busca asesino de spiadado para
comparar notas; razón, Instituto Anatómico Forense.
80. Estaba contento, formaba parte de una de las c orporaciones más
importantes; concretamente, del bloque de hormigón de uno de los
pilares.
81. La mafia había actuado en aquella ciudad; pero las entradas no se
vendieron tan bien como habían supuesto.
82. Asesinos a sueldo presentaron un ERE pactado c on la empresa;
ahora sólo faltaba que el juez dictaminara.
83. La empresa decidió rescindir el contrato; sus asalariados, el gremio
de asesinos, presentó sus quejas de manera vehement e.
84. En la oficina de objetos perdidos perdieron la s llaves para poder abrir
la oficina de objetos perdidos.
85. El oficinista abandonó la oficina; ésta se que dó muy triste y
desamparada al sentirse abandonada.
86. Quería deshacerse de sus defectos; al final, f ueron ellos los que la
abandonaron, hartos de sentirse menospreciados.
87. Los últimos rayos de sol iluminaron el planeta ; tuvieron que usar la
iluminación artificial hasta que pudieran desalojar lo.
88. La nave despegó del planeta. Todo hubiera sido perfecto si se
hubieran acordado de avisar a la población de que s ubiera a ella.
89. El piloto automático decidió tomarse un descans o tras un largo
viaje; sólo que se le olvidó avisar a la tripulació n.
90. Tras el largo, larguísimo viaje, le llegaba el descanso eterno.
91. Había llegado su hora final... ¡ah no, era que se le había parado el
reloj!
92. El reloj avanzaba, inexorablemente; tenía que e sforzarse por
alcanzarlo.
93. Se le hacía la hora; perfecto, el tiempo es oro , y podría vender cada
minuto.
94. El pozo de los deseos nunca había visto cumplir se ninguno de sus
propios deseos.
95. El deseo de aquella moneda de encontrarse con s us hermanas
perdidas se cumplió en el fondo de aquel pozo.
96. Una única luna apareció aquel día. Nadie se dio cuenta, y las cosas
siguieron casi igual que siempre.
97. El Universo se colapsó mientras dormíamos. Sólo se nos ocurrió
pedir cinco minutos más de sueño.
98. La Eterna Máquina Celestial llamada Universo de cide ante la duda
reiniciarse, sin que sus mantenedores puedan hacer nada por
remediarlo.
99. El último dinosaurio rugió... y murió; Augusto Monterroso estaba
decepcionado.
100. El telescopio registró la anomalía. ¿Qué era?; ni idea, pues tocaba
guardia a los ratones, no los más listos de los pup ilos de los humanos.
101. Parpadeo, y la realidad se desvanece instantán eamente, como si
esperara el momento para hacer mutis por el foro de la vida.
102. Ni siquiera notaba los latidos de su corazón; luego recordó que no
poseía tal órgano, y suspiró aliviado.
103. Exhaló un profundo suspiro, o al menos lo inte ntó, hasta que
recordó que tampoco poseía pulmones.
104. La realidad, esa alucinación producida por la falta de alcohol, un
lugar frío y miserable donde vivir.
105. Se posaron sobre la isla, y la notaron tembla r. El niño cogió esa
piedra y la lanzó al agua, viendo cómo rebotaba en la superficie del lago.
106. Intentó huir del fuego escondiéndose en el arm ario. Consiguió
desplazarlo mentalmente de lugar. Pero por desgraci a no quedó nadie
para verlo.
107. En ocasiones, veo letras formando palabras, c onstruyendo frases
que sé que son mías, pero que no sé de donde han po dido salir.
108. A veces mi juicio parece abandonarme, y me e ntrego a la loca idea
de escribir, como si supurando conceptos, se alivia ran mis
padecimientos.
109. Era parte de su maldición; el no poder volver a amar. Y eso, aunque
pareciera tópico, le llevó a desear el mal a todo l os enamorados.
110. En ciertos momentos, no se podía distinguir q uien era la Bella, y
quien la Bestia.
111. La taza de café ahogó sus penas, que eran muc has, en alcohol.
112. Sobre el mar muerto de renegridas profundidad es alza su llanto el
niño, esperanza futura en una tierra sin perspecti vas ni porvenir.
113. Y ya está a punto de llegar. Y ya está cerca.
Y ya ha entrado.
-Hola, soy “Y“, creo que me estábais esperando.
114. Era un mundo insolidario. Al llegar la nave n o salieron ni a
recibirlos; en aquel plano de la realidad, ni siqui era existían para ellos.
115. Desapareció; todos los comentarios se arrastr aron, como seres
vivos, tras la estela dejada por su marcha.
116. Una vez conseguido que el lobo se la comiera, para estar junto a su
abuela, Caperucita puso en marcha el plan para saca rlas de allí.
117. Hansel y Gretel eran diabéticos, y ni se acer caron a la casa de
mazapán y chocolate, estropeando así el plan de la bruja y el cuento.
118. El lobo sopló, y sopló; cayó inconsciente por la hipoventilación. Los
cerditos llamaron a Urgencias, y así pudo seguir e n otros cuentos.
119. Caperucita iba sóla por el bosque; menos mal que se había provisto
de medidas disuasorias al salir. El Lobo, sin saber nada, la esperaba.
120. El Ratoncito Pérez y el Hada de los Dientes s e peleaban por los de
aquel niño, incluso antes de que se le cayeran, en su afán de ganar.
121.¡Por fin se había deshecho de aquellos horribl es zapatos de cristal,
ojala no los viera más! -pensaba Cenicienta-.
Llamaron a la puerta.
122. El lobo sopló y sopló, derribando no sólo al gunas de las casitas de
los cerditos, sino también explotando la burbuja in mobiliaria.
123. Pulgarcito era algo sádico; la segunda vez, e n vez de piedras, dejó
migas envenenadas para seguir el rastro de pájaros muertos al volver.
124. Lo encontraron muerto a sólo unos pasos de la entrada del
laberinto; las investigaciones concluyeron que muri ó nada más entrar.
125. Había adquirido poderes de algún superhéroe, Spiderman o La
Mosca: el que me veía, me intentaba pisar o pegar c on un periódico
enrrollado.
126. Al ver cruzarse al gato negro, pensó en la ma la suerte; pero los
animales no reconocen su propio reflejo, como le pa só a aquel gato
negro.
127. La policía estudiaba minuciosamente el signif icado de la palabra
"minucioso". Aclarado esto, pasaron a la acción.
128. Las sombras se acortaban bajo el sol de medio día, al tiempo que se
derretían los que no habían podido encontrar refugi o a tiempo.
129. A pesar de sus esfuerzos para que se encontra ra a gusto y caliente,
la mañana siguiente el desagradecido muñeco de niev e se había
marchado.
130. Quemada por la vida, aquella taza de café se sirvió otra copa de
alcohol.
131. Los cuentos son una buena fuente de inspiraci ón para la vida real.
¿O es al revés?; no, casi seguro que lo primero.
132. Decidió vivir en un cuento, en una fantasía; pero se lo tomó
demasiado literalmente y se deprimió al no poder en trar en ningún libro.
133. La adaptación del libro a la pantalla fue muy literal; planos y planos
de las hojas del libro siendo pasadas cada cierto t iempo.
134. La pantalla táctil explotó en cuanto comenzó a ver cine porno en su
computador.
135. Cuando la materialización de sus sueños comen zó a perder la
energía que los motivaba, su ser alma se desvaneció para siempre.
136. Los altavoces son ojos que penetran en mi alm a.
Me fundo con el sonido. Desaparezco y me convierto en ondas al compás
de una frecuencia.
137. La vida me mordió y me infectó con su grave y rara enfermedad. Yo
no había hecho nada para merecer tan jodida suerte, no quería vivir.
138. Los símbolos heráldicos de su alma sólo eran visibles a los
avezados hechiceros. O al menos eso ponía en la guí a de juegos de Rol.
139. -Bueno, no todos los relatos podían ser bueno s.
-Ya, pero al menos podían haberlo sido unos cuantos.
140. El final llega, ya no hay tiempo para despedi das.
Ya no queda nada, sólo la luz al final del túnel, o más hojas en blanco.
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