VERSIÓN FINAL DE LA VISIÓN IDEAL DE CIUDADES DEL SIGLO XXI QUE INCLUYA
LAS PERSPECTIVAS DIVERSAS DE ACTORES SOCIALES DE DIFERENTES ESTADOS
DE LA REPÚBLICA MEXICANA Y DE LA ESTRATEGIA DE INCIDENCIA Y
COMUNICACIÓN DE LA COALICIÓN SOBRE LA VISIÓN IDEAL DE LAS CIUDADES
DEL SIGLO XXI
Acervo fotográfico de ITDP México.
Ciudad de México. Junio de 2017.
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Elaborado por
El presente trabajo fue elaborado por:
Centro de Colaboración Cívica
Y por encargo de la:
Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit -
Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable en
México (GIZ)
En el marco de la cooperación Bilateral entre México y
Alemania
©Todos los derechos reservados pertenecen a la GIZ, GmbH.
Toda reproducción parcial o total de este documento
deberá tener la previa autorización de GIZ.
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Contenido Introducción ................................................................................................................................. 4
1. Antecedentes del trabajo de la coalición ................................................................................... 6
2. Visión de Ciudades y Ciudadanía del siglo XXI ............................................................................ 8
2.1 Construcción compartida de visión ....................................................................................... 11
2.1.1 Temas clave ................................................................................................................... 12
2.1.2 Cultura y actitudes de la ciudadanía ............................................................................. 14
2.1.3 Marco jurídico y tomadores de decisión ....................................................................... 15
3. Incidencia y comunicación ...................................................................................................... 16
3.1 Ruta crítica ................................................................................................................................... 16
3.2 Ejes potenciales para fortalecer y dar seguimiento a la ruta crítica ........................................... 20
3.3 Medición de efectividad .............................................................................................................. 24
4. Análisis del contexto socio-político nacional y normativo para avanzar la Visión de Ciudades y
Ciudadanía del siglo XXI .............................................................................................................. 25
4.1 Contexto socio-político.......................................................................................................... 25
4.2 Análisis de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y
Desarrollo Urbano y su impacto potencial en la incidencia ciudadana ............................................ 29
5. Incidencia colaborativa y trabajo en coalición: recomendaciones y temas para el fortalecimiento
de capacidades ........................................................................................................................... 33
5.1 Trabajo en coaliciones: retos y oportunidades ..................................................................... 33
5.2 Incidencia colaborativa desde las coaliciones ....................................................................... 35
5.3 Fortalecimiento de capacidades para la incidencia colaborativa de la coalición que impulsa
la Visión de Ciudades y Ciudadanía del siglo XXI ............................................................................... 37
6. Conclusiones y recomendaciones para el trabajo en coaliciones ............................................... 40
7. Organizaciones participantes en este proceso ......................................................................... 41
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Introducción
Uno de los temas centrales en el siglo XXI son las ciudades. El hecho de que actualmente viva más de
la mitad de la población en las urbes, y que para el año 2050 sean 6,500 millones de personas las que
habiten en ellas, ha logrado atraer la atención de organismos internacionales, gobiernos nacionales y
locales, así como de organizaciones de la sociedad civil (OSC) y ciudadanos para cuestionarse cómo
garantizar el desarrollo sostenible y la calidad de vida en ellas.
Los gobiernos nacionales, sub-nacionales y locales contribuyeron a la definición de la Nueva Agenda
Urbana aprobada por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano
Sostenible (Hábitat III), misma que posteriormente hizo suya la Asamblea General de las Naciones
Unidas, en diciembre del 2016. La Nueva Agenda Urbana reafirma el compromiso que hay a nivel
mundial con el desarrollo urbano sostenible. Su aplicación contribuye a la implementación de la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a la consecución de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible y sus metas, incluido el Objetivo 11 de lograr que las ciudades y los asentamientos
humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.1
En definitiva, la visión y reconstrucción de las ciudades está en evolución en el mundo. Las personas
habitantes de las ciudades y los actores sociales organizados se encuentran desempeñando un papel
creciente en la transformación de las ciudades a nivel barrial, de ciudad, metropolitano y nacional.
Particularmente, las OSC están impulsando, a partir de diversas acciones de incidencia individual y en
coaliciones, cambios trascendentales en las ciudades de México.
En ese sentido, el presente documento recupera las principales actividades y reflexiones emanadas
de un proceso de acompañamiento y fortalecimiento a una coalición de organizaciones de diferentes
estados del país (Baja California Sur, Chihuahua, Ciudad de México, Jalisco, Morelos, Nuevo León y
Yucatán) en el marco del proyecto “Propuesta de Incidencia de la Sociedad Civil en la Construcción de
Ciudades del Siglo XXI”. Este proyecto y la realización del presente documento contaron con el
financiamiento de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit - Cooperación
Alemana para el Desarrollo Sustentable en México (GIZ).
1 Asamblea General de las Naciones Unidas, A/RES/71/256
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El concepto de "coalición de organizaciones" refiere a un espacio dinámico, cambiante y
heterogéneo que tiene características e integrantes distintos durante su existencia o duración. Las y
los integrantes son diversas organizaciones de la sociedad civil que comparten la inquietud de
atender o resolver un problema común. Es importante señalar que, por sus características, las y los
integrantes tienen una participación distinta en cada uno de los momentos de la coalición. Algunas
prefieren participar solo en el análisis técnico, otras en las estrategias de comunicación, algunas
deciden hacer incidencia directa, y pocas participan en todas las funciones de la coalición. A su vez,
debido a las restricciones presupuestales de este proyecto, la participación de las OSC de otros
estados estuvo limitada y fue principalmente vía telefónica, digital o presencial en los casos donde se
contó con recursos propios de las organizaciones o recursos externos para apoyar su participación.
En este sentido, en este proceso de fortalecimiento del grupo de sociedad civil las siguientes
organizaciones participaron en algún momento en el proceso: Bicitekas; BCSicletos Colectivo de
Ciclismo Urbano; CITA, A.C; Chihuahua en Bicicleta; Colectivo Ecologista Jalisco; El Poder del
Consumidor; Ensamble Social; Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental; Fundación
Tláloc; Fundar, Centro de Análisis e Investigación; Iniciativa Climática de México; Instituto de Políticas
para el Transporte y el Desarrollo; Inteligencia Pública; Mochila Rodante; Observatorio Ciudadano
“Cómo Vamos La Paz”; Observatorio de Movilidad Sostenible de Mérida; y World Resources Institute.
Es importante señalar que ningún producto refleja la totalidad de los intereses de este grupo de
organizaciones y que este proceso respetó irrestrictamente, la decisión de cada organización en
cómo participar en este proceso.
El proyecto se llevó a cabo a partir de la realización de un proceso de entrevistas a profundidad con
representantes de OSC y, posteriormente, de la implementación de talleres con OSC y expertos de
diferentes estados del país para: (a) analizar el contexto socio-político en el que se enmarca el
trabajo de las OSC que empujan temas relativos a las ciudades; (b) identificar los retos y
oportunidades que la nueva Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y
Desarrollo Urbano (LGAHOTDU) plantea; (c) construir una visión de ciudades y ciudadanía del siglo
XXI;2 (d) compartir lecciones aprendidas en materia de incidencia; (e) fortalecer las capacidades de
2 Inicialmente el proyecto planteaba la construcción de una visión de ciudades del siglo XXI, únicamente. Sin embargo, las OSC insistieron en que, al hablar de una visión de ciudades, era necesario también hacer referencia a cómo es la ciudadanía que habita dichas ciudades. Luego entonces, la visión incluye aspectos aspiraciones en relación a las ciudades y a la ciudadanía que las habita.
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trabajo en red de la coalición; (f) analizar y definir las oportunidades de incidencia estratégica de la
coalición y (g) aterrizar una ruta crítica de siguientes pasos.
Para su lectura, el documento se estructura en cinco secciones. La primera sección refleja un
recuento de los antecedentes del proyecto, brindando un breve contexto del trabajo de incidencia de
la coalición en la LGAHOTDU, proceso del cual se deriva este proyecto. La segunda sección enuncia y
desarrolla la propuesta de “Visión de ciudades y ciudadanía del siglo XXI” construida desde la
coalición y fortalecida por OSC de diversos estados de la República. La tercera sección se enfoca en la
ruta crítica de incidencia de la coalición y en la medición de efectividad de la incidencia. La cuarta
sección contiene un análisis del contexto socio-político en el que se enmarca el trabajo de incidencia
de las OSC, para vislumbrar las ventanas de oportunidad y retos que se enfrentan o que se ven
potenciales en el futuro. Por último, la quinta sección refiere a los hallazgos emanados de un análisis
de literatura y buenas prácticas respecto a procesos de incidencia colaborativa; además, contiene los
temas clave para el fortalecimiento de capacidades de la coalición que este proyecto acompañó.
1. Antecedentes del trabajo de la coalición
En 2015, diversas OSC identificaron que una de las principales barreras para avanzar en la movilidad
sustentable en México, era el incipiente marco legal existente, en particular, por la falta de
actualización de la Ley General de Asentamientos Humanos. Es por ello que se planteó como una
necesidad por parte de diversos académicos y grupo de organizaciones de sociedad civil el impulsar
la reforma a dicha Ley.
Con el objeto de proveer un sustento técnico a la discusión e incidir en la reforma de la Ley, se
articuló una coalición de OSC. Dicha coalición se encontraba conformada por actores con distintos
enfoques y áreas de trabajo (movilidad, transporte, medio ambiente, seguridad, calidad del aire,
financiamiento y cambio climático), así como con distintos niveles de experiencia en incidencia en
procesos legislativos.
Una vez conformada la coalición, el grupo se abocó a la realización de un mapa de actores, mismo
que tuvo por objeto brindar información sobre las posibilidades políticas de reformar la Ley General
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de Asentamientos Humanos. De dicho producto se identificaron y emprendieron tres rutas de
incidencia en el Poder Legislativo Federal:
1. Partido Revolucionario Institucional (PRI). Se llevaron a cabo reuniones de trabajo con la
bancada del PRI en la Cámara de Diputados, en particular con el vice-coordinador de la
Cámara, quién accedió a trabajar en coordinación con el Senado de la República y la
Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano(SEDATU).
2. Partido Acción Nacional (PAN). Se llevaron a cabo reuniones de trabajo con las Comisiones de
Cambio Climático de la Cámara de Diputados y del Senado, mismas que solicitaron a la
coalición elaborar un portafolio de propuestas que pudieran ser parte del nuevo marco legal,
basadas principalmente en temas de sustentabilidad y cambio climático.
3. Movimiento Ciudadano (MC). De igual forma, se establecieron una serie de reuniones con la
bancada del partido MC en Cámara de Diputados. El interés de este partido político se centró
principalmente en el tema de movilidad sustentable.
Paralelo al cabildeo político en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, la coalición se centró en la
elaboración de insumos técnicos. Se inició con un análisis de la propuesta de LGAHOTDU3 elaborada
por la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU), y, posteriormente, se elaboró
un documento con propuestas de incidencia en tres temas claves: cambio climático, movilidad
sustentable y seguridad vial. Aunado a ello, la coalición trabajó con dos personas dentro del Poder
Legislativo Federal que se apropiaron de las propuestas de las OSC y que empujaron el proyecto en
los debates de reforma.
En el PAN, la Diputada Ángeles Rodríguez, presidente de la Comisión de Cambio Climático, empujó
las propuestas de cambio climático y seguridad vial y, por otra parte, el Diputado Jonadad Martínez,
del partido MC, presidente de la Comisión Especial de Movilidad, empujó las propuestas referentes a
movilidad sustentable. Sin embargo, después de un arduo trabajo de incidencia, la LGAHOTDU se
aprobó a través de un proceso poco claro y sin una participación sustantiva de sociedad civil.
Entre los aciertos del proceso, de acuerdo a las propias OSC, se encuentra la creación de la coalición y
la elaboración de una propuesta técnica conjunta ampliaron las oportunidades de incidencia en el
3La cual abrogaría la Ley General de Asentamientos Humanos.
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Poder Legislativo Federal. Además, la capacidad de la coalición para atender y dar respuesta a las
negociaciones en un contexto de alta presión de tiempos fue destacable. Gracias a estas
características, el grupo de OSC logró posicionar en las discusiones legislativas los temas de movilidad
sustentable y cambio climático.
No obstante, a manera de autocrítica, las OSC recalcan que no tuvieron la capacidad para llevar a
cabo una lectura política adecuada para entender la complejidad de la negociación política alrededor
de la reforma a la Ley General de Asentamientos. Por otro lado, los límites de la coalición en
referencia a la capacidad de coordinación e incidencia colaborativa quedaron expuestos en el
proceso. En ese sentido, las OSC divisaron la necesidad hacia el futuro de fortalecer el piso de
confianza entre los miembros y de fortalecer la reflexión en cuanto a lecciones aprendidas de
procesos de incidencia previos.
Asimismo, entre las principales lecciones aprendidas del proceso -de acuerdo a las propias OSC-,
destaca el hecho de que la ausencia de una visión común de la coalición limitó el alcance de la propia
incidencia, porque no se contaba con un insumo para contrastar y negociar vis à vis las propuestas de
la autoridad. Si bien cada OSC contaba con una especialidad temática específica y con una agenda en
particular, la coalición no contaba con una visión compartida que pudiese impulsar en conjunto ni
con una ruta crítica de incidencia.
Las necesidades de (i) fortalecimiento del piso de confianza entre los miembros de la coalición; (ii)
reflexionar en cuanto a lecciones aprendidas; y (iii) generar una visión compartida y una ruta crítica
de incidencia para impulsar dicha visión, son las que buscó atender este proyecto.
2. Visión de Ciudades y Ciudadanía del siglo XXI
A continuación se presenta una visión ideal construida por diversas OSC sobre la ciudad -y su
obligada relación con lo rural- y la ciudadanía. Es un ejercicio dirigido al diálogo, a la deliberación
pública y al debate político. Se trata de una propuesta que tiene en su centro a la ciudadanía y al
territorio, hacia y desde una perspectiva de futuro común. Con ello, se espera desafiar la inercia con
la que se han desarrollado las ciudades, estimulando la imaginación y la voluntad de quienes
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tomarán decisiones en el futuro, en el contexto de un país que necesita y reclama con urgencia
cambios de fondo en sus valores, diseño y prioridades.4
Ciudades y ciudadanía del siglo XXI
Las ciudades en México se caracterizan porque sus habitantes se han apropiado del espacio público:
participan en su construcción, lo utilizan y lo cuidan. Se suele ver por las calles a personas paseando
y conversando mientras disfrutan sus recorridos al trabajo, a la tienda o a la escuela – los cuales les
quedan cerca-, aprovechando la accesible infraestructura que se ha desarrollado para personas con
discapacidad, de la tercera edad, a pie y que usan bicicleta. Las niñas y los niños juegan en las calles,
parques y áreas verdes arboladas que se han multiplicado por toda la ciudad, superando los
estándares internacionales a escala barrial y, tanto ellos como sus familias, se sienten seguros y
motivados para convivir en espacios públicos. Ha mejorado la convivencia pacífica, la equidad de
género y las posibilidades de futuro para los jóvenes.
Se ha multiplicado la capacidad organizativa de sociedad civil, y las comunidades están fuertemente
involucradas en la toma de decisión sobre sus territorios y el uso de sus recursos. Se han
desarrollado nuevos hábitos culturales y diversos que priorizan y fomentan formas de vida y de
movilidad sustentable, un consumo responsable y saludable, la distribución equitativa de bienes y
servicios, así como el uso racional de los recursos naturales y biodiversidad en el desarrollo de sus
ciudades.
Se han fortalecido las capacidades y la información de las personas para colaborar en la
construcción de la ciudad y para participar activamente en la toma de decisiones sobre las
cuestiones que impactan su calidad de vida. Asimismo, existe diversidad de medios de
comunicación, lo que permite que la sociedad se encuentre mucho más informada sobre el contexto
en el que viven las ciudades del siglo XXI.
Se cuenta con un marco jurídico e institucional que reconoce el derecho a la ciudad y que habilita y
4 Los elementos de este párrafo introductorio fueron generados por la coalición.
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ordena mecanismos y presupuestos que fomentan la garantía de dicho derecho. Asimismo se
cuenta con gobiernos abiertos, eficientes, democráticos y sujetos al escrutinio público, que
desarrollan e implementan políticas públicas específicas –alineadas y articuladas-, a la vez que las
ciudadanas y ciudadanos evalúan dichas políticas públicas.
Se cuenta con incentivos fiscales y sanciones que han logrado que los distintos sectores de la
sociedad (social, gobierno y privado) participen y reorganicen sus esquemas de funcionamiento en
pos del desarrollo de ciudades más equitativas, justas, incluyentes y sustentables.
Un cambio en la función pública ha permitido la especialización y la visión integral de los tomadores
de decisión, así como una modificación en los comportamientos, los mecanismos y normatividad,
para garantizar e impulsar la transparencia, la rendición de cuentas y la participación significativa de
las personas para la toma de decisión sobre el presente y futuro de las ciudades.
Se cuenta con una Estrategia Nacional de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano que
configura la dimensión espacial del desarrollo del país en el mediano y largo plazo. Esta fue
construida a partir de un proceso en el que participaron representantes de los diferentes sectores
(sociedad civil, academia, iniciativa privada, industria inmobiliaria y de la construcción) con el
objetivo de establecer una visión compartida de desarrollo. Contempla medidas, para las diferentes
modalidades territoriales -suelo de conservación, suelo para explotación rural y urbano- para el
óptimo aprovechamiento del territorio en aras de mantener el equilibrio de los ecosistemas, lograr
el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, promover el desarrollo económico y la
rentabilidad de las inversiones, a la vez que se reducen las condiciones de vulnerabilidad y de
conflicto. Además, esta estrategia es la base de los distintos instrumentos con componentes
territoriales independientemente del nivel o sector de gobierno que los promueva.
Se cuenta con infraestructura y servicios que fomentan la movilidad sustentable, al priorizarse la
inversión en movilidad peatonal, ciclista y en el transporte público. El uso del automóvil se
encuentra regulado y se prevén mecanismos para garantizar el espacio de estacionamiento.
Se tiene un sistema integrado de transporte de gran calidad y eficiencia, el cual se ha convertido una
alternativa real para muchas de las personas que antes usaban vehículos privados motorizados y
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que usan el transporte público por su eficiencia, su amplia cobertura y accesibilidad universal, y por
los altos estándares de seguridad y comodidad que brinda a sus usuarios. Los diferentes modos de
transporte se encuentran interconectados de manera eficiente, son ambientalmente amigables y
aprovechan las tecnologías más novedosas. Los sistemas de carga son eficientes, sustentables y
seguros, y se encuentran integrados a los sistemas de movilidad de la ciudad.
Se han generado condiciones para brindar oportunidades equitativas para todas las personas, que
se visibiliza en la forma en la que se desarrollan las ciudades y en cómo se convive en las mismas,
incluyendo colonias, pueblos y barrios. En las diferentes zonas de la ciudad se cuenta con servicios
públicos de calidad -seguridad, salud, educación, iluminación, saneamiento, sistema de seguridad
hídrica que garantizan a la población el acceso al vital recurso – además se cuenta con ofertas de
trabajo diversificado, productivo, sustentable e incluyente para la población. Ello ha implicado la
generación de diversos polos de desarrollo, así como una mayor equidad social, una notable mejora
en la calidad de vida de las personas, la eliminación de la pobreza, la discriminación y la desigualdad.
Los desarrollos inmobiliarios con bardas y divisiones han quedado en el pasado ya que los
ciudadanos ahora se encuentran dispuestos a compartir los espacios públicos, además, se ha
generado una política de desarrollo urbano incluyente, que fomenta la integración social, la
convivencia y el bienestar.
Las ciudades del país se distinguen por sus altos estándares en materia de salud y sustentabilidad.
Las políticas para el uso eficiente y responsable del suelo, agua, generación y distribución de
energías renovables, la gestión responsable de residuos, y cuidado de los bienes públicos, así como
diversos esfuerzos para la mejora de la calidad del aire, la reducción de emisiones de gases de
efecto invernadero y el resguardo de los ecosistemas y servicios ambientales, han permitido
ciudades compactas, saludables, sustentables, resilientes y pacíficas.
2.1 Construcción compartida de visión
Con base en las prioridades de las OSC, la construcción de la visión ideal de ciudades y ciudadanía del
siglo XXI tomó en cuenta los siguientes elementos: (i) los temas clave que deberían de abordarse y
consolidarse; (ii) la manera en que la cultura y las actitudes de la ciudadanía impactan el desarrollo y
la sostenibilidad de ciudades ideales; y (iii) la forma en que los marcos jurídicos se componen y la
manera en que los tomadores de decisión actúan.
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2.1.1 Temas clave
El primer elemento corresponde a los temas clave que las OSC consideraron como imprescindibles
para la conformación de las ciudades del siglo XXI. Particularmente, se hizo referencia a seis temas,
los cuales se describen y detallan a continuación.
Densificación y mancha urbana
Uno de los elementos esenciales y deseables en cuanto a componentes y características de ciudades
del siglo XXI hace referencia a asentamientos humanos compactos con altos índices de densidad
poblacional. Una ciudad ideal sería aquella donde la mancha urbana dejase de extenderse y donde
todos los lotes tuviesen plena y eficiente ocupación.
No obstante, resultaría imprescindible que estas características no se tradujeran en un detrimento a
la calidad de vida de los habitantes; es decir, que el privilegiar las construcciones verticales dejara por
un lado el desarrollo de áreas verdes/naturales, o que se pusiera en peligro el abastecimiento de los
servicios básicos para los habitantes.
El alto grado de densificación de las ciudades, además de ser un tema nodal en sí mismo, es también
una condición necesaria –aunque no suficiente- para avanzar en torno a otros temas importantes,
como lo es el de movilidad, ya que ciudades más compactas suelen habilitar procesos de transporte
más eficientes y articulados.
Movilidad sustentable y democrática
El tema de movilidad sustentable y democrática es un componente central de una ciudad del siglo
XXI. Asimilar que el espacio público es un bien que le pertenece a toda la población y no solamente a
los usuarios de vehículos motorizados privados, así como desarrollar infraestructura y servicios que
sustenten esta visión, es un ideal al cual se tendría que aspirar. Por ende, la movilidad sustentable y
democrática implica un continuo desincentivo al uso de vehículos motorizados privados, y claras
políticas a favor de la movilidad ciclista, peatonal y de transporte público.
A su vez, una ciudad del siglo XXI implica un sistema integrado de transporte que contenga las
distintas y mejores opciones de movilidad en términos de rapidez, cobertura, calidad, comodidad,
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acceso, seguridad vial y protección al medio ambiente, cuidando los elementos simbólicos y áreas
verdes de las ciudades. En cuanto al transporte público, destaca la necesidad de que este sea
eficiente, poco contaminante y que brinde servicio a toda la población, con rutas definidas, con un
precio justo, y con interconexión con bicicletas públicas y redes de ciclovías eficientes y seguras. Este
sistema integral de transporte público sería uno de movilidad inteligente, desarrollado con base en
innovación tecnológica.
Por otro lado, se menciona que la movilidad en las ciudades del siglo XXI es una que está construida
con enfoque de género y con base en derechos humanos, es decir, una movilidad que apuesta por
asegurar los derechos viales de todas las personas, sobre todo de aquellas que pertenecen a grupos
vulnerables y pudieran enfrentarse a situaciones de violencia vial.
Espacios públicos de valor
Las ciudades del siglo XXI son aquellas donde se han desarrollado y conservado mejores espacios
públicos de valor y áreas verdes, donde se fomenta la socialización y recreación de los ciudadanos y
no el consumo de bienes y servicios. Se trata de una ciudad donde hay un aumento considerable de
espacios verdes, culturales y de esparcimiento, diferentes a los centros comerciales que se han
instalado en las ciudades. Esto representa un cambio en el paradigma de urbanizar las ciudades y
dotarlas de infraestructura con base en incentivos económicos. En este sentido, la visión de ciudades
y ciudadanía del siglo XXI busca dejar a un lado los centros comerciales y los desarrollos cercados, y
se enfoca en dar prioridad a que los desarrolladores impulsen y promuevan otro tipo de vivienda. Es
decir, brindar a la ciudadanía espacios pensados para mejorar la experiencia de las personas al
recorrer y disfrutar las ciudades.
Uso racional de los recursos naturales
Otro tema primordial en la construcción de esta visión es el uso eficiente y racional de los recursos
naturales, ya que una adecuada gestión de los recursos permitiría: frenar la crisis de agua existente
en muchas ciudades del país; la recuperación de las zonas verdes y áreas naturales protegidas; la
disminución de la erosión del suelo; y una notable mejora en la calidad del aire. Todo lo anterior se
traduciría en ciudades mucho más saludables, justas y accesibles.
Energías limpias y renovables
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La generación y consumo de energías limpias y renovables para satisfacer las necesidades
energéticas de las urbes es uno de los aspectos deseables. La consecución de esta meta requeriría un
cambio en las políticas energéticas del país, las cuales han optado tradicionalmente por exaltar y
promover las industrias que generan y utilizan combustibles fósiles. Además, también implicaría el
internalizar que no solamente el sector transporte genera contaminación y problemas en la calidad
de vida, sino que también el sector industrial genera emisiones importantes de contaminación a
partir de sus fuentes energéticas. Por ende, la ciudad del siglo XXI sería aquella que cuente con los
mecanismos suficientes y eficientes para asegurar la regulación de la electricidad limpia y fomentar
su generación y utilización.
Bienestar social y seguridad
Por otra parte, otro elemento primordial que debe contener una visión ideal de ciudades y
ciudadanía del siglo XXI es el bienestar social y seguridad, por lo que se visualiza una ciudad que
contenga servicios públicos de calidad para todos. Se contemplan sociedades con una visión de
justicia social y accesibilidad, en las que no tendrían cabida los clasismos ni brechas sociales en la
población. Por el contrario, se vislumbra una ciudad en la que gente diversa pueda estar conviviendo
en un mismo lugar.
Asimismo, existen más y mejores ofertas de trabajo, lo cual conlleva a una reducción en la inequidad
social y la pobreza, así como una notable mejora en la calidad de vida de la población. Para ello, es
necesario conectar la agenda de medio ambiente con las agendas de combate a la pobreza, garantía
de los derechos humanos y competitividad.
2.1.2 Cultura y actitudes de la ciudadanía
Para hablar de una ciudad del siglo XXI resulta necesario hablar de una ciudadanía del siglo XXI. Esta
ciudad tendría como condición vital el estar habitada y defendida por ciudadanos que hayan
modificado su modelo aspiracional, es decir, que hayan revertido la expectativa de tener un estilo de
vida basado en el consumo de bienes y servicios desechables. Este cambio en el modelo mental
incidiría en que los ciudadanos basaran su expectativa de calidad de vida en otros aspectos
diferentes a la satisfacción inmediata. Esta ciudadanía aprendería a disfrutar y vivir la ciudad de una
manera diferente y, por lo tanto, a complejizar sus necesidades y demandas.
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Asimismo, se vislumbra un cambio en los modos de vida de los ciudadanos, estando basados en
hábitos más saludables en la producción y consumo de bienes, así como en la generación y manejo
de los residuos: priorizando acciones como la reducción, el reciclaje y la reutilización. Además, se
espera que estos temas dejen de verse como acciones que se impulsan solamente por un sector de la
población, por el contrario, se desea que sea un tema común para la mayoría de la población.
Estos cambios se traducirían en que los ciudadanos paulatinamente se asumieran como actores
sociales empoderados, conscientes, informados, organizados y activos respecto a cuestiones que
impactan su calidad de vida en la ciudad, y buscarán una efectiva articulación con los tomadores de
decisiones. Estos mismos ciudadanos serían quienes, por este cambio cultural, priorizarían la
humanidad (equidad social, igualdad, distribución equitativa de bienes y servicios) y biodiversidad en
el desarrollo de sus ciudades y, con base en ello, elegirían a sus gobernantes y vigilarían sus acciones.
La participación y vigilancia ciudadana es una condición necesaria para poder sostener las decisiones
que permitan la consecución y sustento de las ciudades del siglo XXI.
2.1.3 Marco jurídico y tomadores de decisión
Finalmente, en la visión se hace alusión directa a la rama institucional, específicamente a cómo
debiere ser, por un lado, el marco jurídico que regule el comportamiento de los distintos sectores y,
por el otro, el comportamiento de los tomadores de decisión que generan e implementan dichos
marcos jurídicos. En principio, se menciona que una ciudad ideal es aquella que cuenta con
instituciones especializadas y diversas herramientas jurídicas que reconocen el derecho a la ciudad y
que habilitan y obligan mecanismos y presupuestos que fomentan la completa satisfacción y defensa
de dicho derecho.
Estas herramientas contemplarían políticas públicas específicas, alineadas y articuladas, basadas en
el contexto “real” en el que se encuentran las ciudades, y se encontrarían sustentadas en la evidencia
científica y datos duros, lo cual permitiría darle solidez a los proyectos y que dichas políticas no se
encuentren sujetas a la voluntad política o electoral.
Además, dichas herramientas crearían los incentivos fiscales y sanciones suficientes para que los
distintos sectores (industrial, de transporte, de vivienda, desarrolladores, entre otros) participen y
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reorganicen sus esquemas de funcionamiento en pos de una ciudad compacta, densa, con movilidad
sustentable y democrática, con espacios públicos de valor y con energías limpias y renovables.
Por otro lado, los tomadores de decisión en las ciudades del siglo XXI tendrían un comportamiento
que demuestre el (i) compromiso, conocimiento y reconocimiento respecto a los temas clave que
permiten la satisfacción del derecho a la ciudad; (ii) disposición a la transparencia; y (iii) voluntad
para tomar decisiones abiertas con la participación de la sociedad civil, expertos, la academia y otros
actores relevantes. Como parte de esos cambios, se percibe que es necesario que más profesionales
ingresen a los cargos públicos, permitan seguir armonizando el marco normativo y darle continuidad
a los programas en la materia.
3. Incidencia y comunicación
3.1 Ruta crítica
Según lo acordado por las personas representantes de las OSC y expertos en la materia, las cuales
forman parte de la coalición que continuará dándole seguimiento a este proceso de construcción de
ciudades y ciudadanía del siglo XXI, las principales acciones que se emprenderán bajo un esquema de
ruta crítica, serán las siguientes:
Corto plazo
Las acciones acordadas a realizarse en el corto plazo hacen referencia a tres temas, a saber:
(1) Documento base de la coalición5
Se acordó que la propuesta de visión de ciudades y ciudadanía del siglo XXI será la base del trabajo
de la coalición. En este sentido, ha sido socializado este documento con todos los miembros de la
coalición y éstos podrán compartirlo con otros aliados estratégicos para ser sometido a revisión,
retroalimentación y ratificación.
(2) Documento de criterios mínimos de funcionamiento de los Consejos Nacional y Locales
Debido a la inmediatez y urgencia de incidir en el reglamento de la LGAHOTDU (por las fechas
definidas en sus artículos transitorios), se acordó que la organización Iniciativa Climática de México
5 El “documento base de la coalición” refiere a la sección 2 de este Producto Final de Ciudades donde se encuentra la visión compartida de la coalición.
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(ICM) socializará un documento sobre cómo la coalición propone que funcionen el Consejo Nacional
de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano y los Consejos Locales (en adelante Consejos
Nacional y Locales)6 con los demás miembros de la coalición y otros aliados estratégicos -que no
pudieron asistir a la última reunión- para ser sometido a revisión, retroalimentación y ratificación.
(3) Funcionamiento interno de la coalición
Se acordó que los esfuerzos para futuras convocatorias para las reuniones y seguimiento para el
funcionamiento de la coalición serán lideradas por el ICM. Respecto a la sostenibilidad financiera, se
mencionó que se buscará la posibilidad de trabajar (sea postulando a proyectos conjuntamente
como coalición, o que algún miembro postule unilateralmente) con agencias de cooperación
internacional que están otorgando financiamiento para temas de movilidad y transporte. Asimismo,
se consideró que es necesario identificar lo que cada miembro de la coalición puede aportar al
seguimiento de este proceso, de acuerdo a sus capacidades financieras.
(4) Actualización de información
Se acordó que se requiere actualizar la información de la coalición respecto a la dinámica política y la
conformación de la política pública, para vislumbrar futuras y reales posibilidades de incidencia en las
entidades federativas, lo que requerirá (i) realizar primer contacto con actores relevantes de SEDATU
(para analizar posibilidades de incidir fácticamente en los lineamientos de los Consejos Nacional y
Locales) y (ii) realizar investigaciones puntuales, particularmente un mapeo de los estados que ya
cuentan o se encuentran desarrollando o conformando sus Consejos Locales.
Mediano plazo
Por otro lado, las acciones acordadas a realizarse en el mediano plazo hacen referencia a los
siguientes siete temas:
(1) Documento base de la coalición
Se acordó que, en el mediano plazo, se dará seguimiento para solicitar y recibir retroalimentación de
la visión de ciudades y ciudadanía del siglo XXI mediante el despliegue de encuestas y realización de
diálogos bilaterales y reuniones con actores que no pertenecen a la coalición, pero que trabajan el
tema de ciudades.
6 Instancias de carácter consultivo, de conformación plural y de participación ciudadana, para la consulta, la asesoría, el seguimiento y la evaluación de las políticas nacionales en la materia.
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Dicha estrategia de retroalimentación se llevará a cabo mediante un proceso incluyente para
socializar y compartir información, para construir conjuntamente los criterios respecto a qué
ciudades se quiere incluir, con qué principios, con base en qué o cuál soporte técnico, y cuantificable
mediante cuáles indicadores.
Además, se acordó que se buscaría la conexión de la visión con metas e indicadores ya existentes en
documentos y mecanismos internacionales, particularmente con la agenda de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible.
Dicha estrategia de incidencia permitirá, de acuerdo a la coalición: (i) la creación de redes de redes
(sumar aliados en el sector de la sociedad civil y la academia, e identificar aliados de otros sectores,
incluido el gubernamental); (ii) aumentar el debate y la conciencia en la opinión pública sobre los
temas de ciudades sustentables; (iii) aprovechar la coyuntura electoral rumbo a las elecciones de
2018 para posicionar ciertos temas; y (iv) dotar de sustento técnico a la visión (mediante un trabajo
de homologación de conceptos y contenidos; la realización de una discusión técnica; y la generación
de materiales de información respecto al costo-beneficio, y viabilidad técnica y financiera de la
construcción de ciudades y ciudadanía del siglo XXI).
(2) Consejos Nacional y Locales - Incidencia en los reglamentos
Se dará seguimiento respecto a la conformación de los Consejos Nacional y Locales, ya que la
LGAHOTDU contará con su propio reglamento y se cree que ahí se estipularán las bases para su
conformación.
(3) Generar una estrategia de comunicación
Se generará una estrategia de comunicación, la cual estará enfocada en incidir en el marco electoral
de 2018, y la cual implicará los siguientes elementos:
Entender la agenda partidista y buscar oportunidades para posicionar la visión y diseñar la
estrategia diferenciada para cada partido político.
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Identificar actores “champions7” que generen espacios de participación o inclusión en las
plataformas electorales.
Utilización de actos públicos en torno a las campañas electorales a través de medios masivos.
Las OSC consideran que es necesario aprovechar las coyunturas mediáticas (el auge
mediático que han recibido las políticas del gobierno estadounidense en torno al cambio
climático, por ejemplo) para empujar los temas que se están incluyendo en la visión.
Generar espacios en universidades para incluir e influir a los académicos y universitarios, de
forma que estos actores se logren apropiar de la visión y logren aumentar y complejizar el
debate público en su interlocución con los partidos políticos u otros actores clave.
(4) Ampliación de la base social
Se buscará sensibilizar a la población sobre los temas incluidos en la visión, mediante:
La generación de materiales didácticos populares (ejemplos: infografías, videos o GIFS) con
mensajes claros, con información sencilla y de fácil comprensión.
La realización de un “tour” por las 10 principales ciudades de México, de tal manera que se
pueda compartir y socializar la visión, logrando sumar a la causa a OSC y comunidades de
diversas entidades federativas.
El emprendimiento de actividades de sensibilización en las calles de diversas ciudades, como
una forma de reflexión sobre temas de accesibilidad, universalidad, equidad y género.
(5) Generar o apelar a la generación de esquemas de participación o diálogo con los
tomadores de decisión
Se buscará la generación de espacios de participación (formal o informal) o vinculación con las
personas tomadoras de decisión. Ello implicará, a su vez, tomar medidas para:
Mejorar las capacidades de incidencia de las OSC.
Retomar aprendizajes del trabajo en colectivo y activismo, particularmente respecto a las
mejores prácticas sobre el trabajo en red.
(6) Construcción de una estrategia de incidencia focalizada en las políticas públicas y en los
espacios de poder
7 Personas dentro del gobierno que fomenten o abanderen la causa o agenda de las OSC.
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A mediano plazo se planea la construcción de una estrategia de incidencia focalizada para ir
avanzando hacia la posibilidad de que sean los propios miembros de las OSC quienes participen
directamente en los Consejos Nacional o Locales. Además, se mencionó la necesidad de generar
estrategias para incidir en los Planes Municipales de Desarrollo Urbano de algunas ciudades, o en
instrumentos de política pública relacionados al tema, tales como la Ley de Agua.
Largo plazo
Por último, en cuanto a las acciones a seguir en el largo plazo, la coalición acordó la necesidad de
generar e implementar estrategias para el monitoreo y evaluación de la estrategia emprendida por la
coalición para la construcción de ciudades y ciudadanía del siglo XXI, así como de desarrollar
mecanismos para cuantificar su impacto para, de ser necesario, realizar las adecuaciones
pertinentes.
3.2 Ejes potenciales para fortalecer y dar seguimiento a la ruta crítica
A partir de la ruta crítica de trabajo acordada por las OSC, será necesario mantener un trabajo de
actualización continua para ajustar la ruta crítica ante las oportunidades y necesidades del contexto,
así como ante las prioridades de los miembros de la coalición. En este sentido, se recuperó (a partir
de un proceso de entrevistas) una serie de ejes potenciales para seguir fortaleciendo y dando
seguimiento en el mediano y largo plazo a la ruta de trabajo de la coalición.
Trabajo de fortalecimiento de instrumentos y capacidades de autoridades
De acuerdo a la perspectiva de los representantes de las OSC, uno de los principales ejes potenciales
en la ruta crítica es el referente al fortalecimiento de instrumentos y capacidades de autoridades y
servidores públicos, los cuales se categorizan en:
Capacitación a autoridades en procesos e instrumentos de política pública
Diseño de proyectos / políticas
Estudios de oferta y demanda / estudios de impacto
Acceso a fondos y manejo de recursos presupuestarios
Implementación y seguimiento
Mecanismos de evaluación y monitoreo
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Seguimiento presupuestal (transparencia / rendición de cuentas)
Sensibilización y capacitación en temas clave
Movilidad sustentable (democrática / accesible)
Calidad del aire
Sustentabilidad urbana (espacios públicos / densificación)
Ordenamiento ecológico y territorial
Transición energética
Diálogo y negociación entre sociedad civil y gobiernos
Otro eje potencial considerado por las OSC es impulsar el diálogo y negociación entre sociedad civil y
los gobiernos -tanto a nivel federal como a nivel local-, por lo que establecen las siguientes líneas de
acción:
Estrategias de persuasión para posicionar los temas clave
“Vender” los proyectos que se diseñan en pos de ciudades y ciudadanía del s. XXI
como electoralmente viables
Hacer ver que la agenda de la coalición “es rentable”
Creación de puentes de diálogo multi-sectorial desde sociedad civil
Facilitación de espacios de diálogo entre los diferentes sectores para trabajar juntos
en temas de interés común
Exigencia de apertura de espacios formales de participación
Espacios de diálogo y de consulta para desarrollar estrategias de corto, mediano y
largo plazo para las políticas públicas
Trabajo de incidencia en marcos normativos e instrumentos de política pública
Los representantes de diversas OSC han establecido como un elemento indispensable el que la ruta
crítica de incidencia apunte al desarrollo y modificación de los marcos normativos y los instrumentos
de política pública, ya que son éstos los que le dan sustento y definición a las acciones que se
desarrollen en la materia, por lo que se proponen las siguientes acciones potenciales:
Oportunidades de incidencia en los artículos transitorios de la LGAHOTDU
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Se pueden considerar a los transitorios de la LGAHOTDU como un área de oportunidad para las OSC,
dado que plantean siguientes pasos -en materia de definición normativa- que podrían abrir espacios
para la participación:
Nivel federal – plazo máximo 29 de mayo del 2017
Ampliación de facultades a la Procuraduría Agraria
Certificación de especialistas en gestión territorial
Nivel federal - plazo máximo un año
Creación y adecuación legal y reglamentaria (por ejemplo: Ley General de Equilibrio
Ecológico y Protección al Ambiente, Ley Agraria, Ley de Vivienda, Ley General de
Cambio Climático, entre otras)
Emisión de lineamientos de “Acciones de suelo financiadas con recursos federales y
Organismos que financien vivienda para los trabajadores”
Delimitación territorial de las zonas metropolitanas y conurbaciones
Nivel Federal - plazo máximo 2 años
Formulación y adecuación de Planes e Instrumentos (Plan Nacional Metropolitano,
Instrumentos Normativos y de Control, Instrumentos de Suelo para el Desarrollo
Urbano, Instrumentos para el Financiamiento del Desarrollo Urbano)
Entidades y municipios – plazo máximo 29 de mayo del 2017
Convocatoria a la sesión de instalación (Consejos Locales y Municipales de
Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano)
Entidades y municipios – plazo máximo 1 año
Creación y adecuación legal y reglamentaria
Configuración del delito por ocupación irregular de áreas o predios
Entidades y municipios – plazo máximo 2 años
Formulación y adecuación de Planes e Instrumentos (Planes Estatales
Metropolitanos, Instrumentos Normativos y de Control, Instrumentos de Suelo para
el Desarrollo Urbano, Instrumentos para el Financiamiento del Desarrollo Urbano)
Otras reformas a tener en consideración para la incidencia
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Existen iniciativas de reforma para algunas legislaciones que tienen injerencia directa en las
disposiciones contenidas en la LGAHOTDU, así como en la visión ideal que las OSC tienen respecto a
las ciudades del siglo XXI, a las cuales se les deberá poner especial atención:
Actualmente el Poder Legislativo Federal se encuentra trabajando en una reforma
a la Ley de Vivienda y, al parecer, se está alineando al contexto de la LGAHOTDU.
Se está impulsando por parte de algunas OSC en ambas Cámaras del Congreso de
la Unión una Ley de Seguridad Vial. Las organizaciones proponen impulsarla para
que pueda subsanar lo no incluido en la LGAHOTDU.
Se percibe como oportunidad el buscar la armonización de la LGAHOTDU con la
Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal.
Contraloría ciudadana y monitoreo de la implementación de la política pública
De acuerdo a la perspectiva de las OSC, otro eje potencial que podría formar parte de la ruta crítica
es el referente a la transparencia y rendición de cuentas, ello a través de realizar ejercicios de
contraloría ciudadana y monitoreo de las políticas públicas. A continuación se desarrollan los temas
prioritarios para su vigilancia y evaluación:
Recursos públicos: Designación y ejercicio
Operación/Responsables: Evaluación de cumplimiento, efectividad
Implementación de proyectos y programas: ¿qué se implementa? ¿cómo?
Indicadores de impacto: ¿cómo impactan las políticas públicas en la calidad de vida
de los habitantes de las ciudades?
Trabajo de base con ciudadanía para concientización y sensibilización
Finalmente, se debe considerar un trabajo con la ciudadanía a efecto de generar concientización y
sensibilización en estos temas para que la población:
Esté consciente de la problemática, sus causas y su impacto en la calidad de vida
Comprenda la vinculación entre los temas contenidos en la visión y otros temas que
les preocupan o aquejan (por ejemplo: educación, seguridad, género, ambiente)
Modifique percepciones sobre soluciones a la problemática
Exija soluciones para mejorar su calidad de vida
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3.3 Medición de efectividad
Las OSC consideran que un aspecto fundamental a considerar en la ruta crítica es el desarrollo de
indicadores para poder medir el nivel de incidencia que se pretende tener. De acuerdo a su
perspectiva, los elementos a considerar para medir la incidencia dependerán del propósito que tenga
la coalición y del cual se delineen las metas, la visión y las estrategias que se promuevan. Es decir, la
medición de incidencia se estructurará a partir de la definición de las metas que se pretendan
alcanzar y de las acciones para alcanzarlas.
Algunas de las OSC señalaron que, en caso de que la ruta crítica apunte hacia empujar cambios
normativos o desarrollo de políticas públicas, un elemento de medición importante a considerar sería
poder sistematizar:
Cuántos estados o municipios se han apropiado de los proyectos que se impulsan desde
esta visión de ciudades y ciudadanía del siglo XXI
Cuántos estados ya cuentan con un sistema de información o actualizaron de sus planes de
desarrollo urbano
Por otro lado, algunas OSC consideran que el nivel de incidencia se podría medir a través de:
El nivel de participación que han tenido las organizaciones en relación al diseño o
implementación de las políticas públicas, tanto a nivel nacional como local
El nivel de participación que han tenido las organizaciones en relación al diseño o
implementación de una Ley y/o reglamento
El nivel de inclusión de las organizaciones en los órganos de gobiernos (por ejemplo:
Organismos Colegiados, Comités, Consejos, Juntas de Gobierno)
Ahora bien, si la coalición decide impulsar la concientización y sensibilización de la población en los
temas de la visión, las OSC consideran que los indicadores para medir la incidencia serían
cualitativos. En dado caso, se deberá llevar un registro de los cambios de percepción en el modelo
aspiracional de los ciudadanos; aunque agregaron que estos cambios se llevan a cabo a través de
procesos largos y no son notables de forma inmediata.
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Finalmente algunas otras OSC señalaron que, si la ruta crítica se concentra en la capacitación de
actores civiles o gubernamentales, una forma de medir el nivel de incidencia sería mediante la
cuantificación del número de capacitaciones impartidas en los estados y municipios.
4. Análisis del contexto socio-político nacional y normativo para avanzar la Visión de Ciudades y
Ciudadanía del siglo XXI
4.1 Contexto socio-político
Para generar la ruta crítica y delinear los ejes potenciales de intervención resultó necesario hacer un
análisis del contexto socio-político en el que se enmarca el trabajo de las OSC. En el siguiente
apartado se detallan las percepciones y preocupaciones de expertos y representantes de sociedad
civil miembros de la coalición en cuanto a la coyuntura, destacando las oportunidades y retos que se
enfrentan o que se ven potenciales en el futuro.
Oportunidades
De acuerdo a la perspectiva de los representantes de la sociedad civil, existen oportunidades que
otorgan mayores elementos para la consecución de una visión de ciudades y ciudadanía del siglo XXI:
Contexto político pre-electoral (2018)
Resultaría importante realizar una “lectura electoral” y un posicionamiento de
agenda para el debate de cara a las elecciones del 2018: “Los partidos políticos ya se
están preparando y es una oportunidad para incidir”.
Crecimiento de la participación ciudadana y formación de redes
Existe un fortalecimiento de actores de sociedad civil y la ampliación de sus redes en
diferentes ciudades de México: estos actores están posicionando el tema y
sensibilizando a la opinión pública.
Multiplicación de los mecanismos de presión de la ciudadanía
Actualmente se están abriendo y multiplicando mecanismos de presión en algunas
ciudades para que la ciudadanía le exija a las autoridades acciones concretas para el
mejoramiento de la calidad de vida, particularmente en términos de calidad del aire
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y movilidad. Estas presiones han surgido por hechos o sucesos que provocaron
hartazgo en la ciudadanía y no desde un enfoque preventivo; mismas que han
derivado en iniciativas por parte de los gobiernos municipales que abonan al futuro
que se desea, por ejemplo: la implementación de ciclovías y de programas de
gestión para mejorar la calidad del aire.
Oportunidades de colaboración con gobiernos locales
Existen espacios abiertos para la participación ciudadana en coyunturas localizadas,
donde ciertos actores han posicionado los temas de ciudades sustentables y hay
opciones de colaboración entre sociedad civil y gobiernos.
Existen personas en gobierno que ya son sensibles a los temas estratégicos, que
pueden funcionar y han actuado como aliados para impulsar avances en políticas
públicas en la materia.
Se percibe la oportunidad de generar una agenda urbana que sea impulsada e
implementada por los alcaldes. Se piensa que se debe buscar mayor articulación con
gobiernos locales, ya que existen algunos casos de éxito (por ejemplo: en Chihuahua,
Guadalajara y La Paz, y durante el cabildeo de la constitución de la Ciudad de México
para la inclusión de la participación ciudadana y de los pueblos, barrios y colonias).
Aprovechar la crisis en materia de política fiscal y el “gasolinazo”
El incremento de los precios de la gasolina puede ser una oportunidad para que las
OSC empujen los temas de transporte de calidad, movilidad y calidad del aire. Sin
embargo, las OSC son conscientes que dicho aumento puede ser un riesgo en sí
mismo, y detonar un subsidio mucho más alto (como ya ha ocurrido con el “no
circula sabatino” y la “verificación”).
Existe una crisis de cultura tributaria y de financiamiento de los servicios básicos, la
sociedad ya no confía en estos mecanismos debido a las problemáticas de corrupción
en la clase política, a la poca transparencia y rendición de cuentas en materia
tributaria.
Se percibe como oportunidad el verificar los instrumentos financieros y trabajar con
la Secretaria de Hacienda en los niveles federal y local, ello para tener certeza de
cómo se está invirtiendo el dinero que los impuestos verdes generan.
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Finalmente, se percibe como necesario poner especial atención en qué deudas están
adquiriendo los estados para prevenir problemas de altos niveles de endeudamiento,
en un contexto de crisis fiscal y momentos pre-electorales.
Retos y obstáculos
Por otra parte, los representantes de la sociedad civil consideran que los mayores retos a los que se
enfrentan dentro del contexto socio-político actual, son los siguientes:
Instituciones, Estado de derecho y funcionarios
Falta de espacios de participación o consulta en procesos de planeación. Esto
fomenta que se tomen decisiones poco legítimas, excluyentes e ineficientes respecto
al crecimiento y desarrollo de las ciudades.
Falta de protocolos o procedimientos explícitos para otorgar permisos (construcción,
cambios de uso de suelo, agua, drenaje), que fomentan la existencia de desarrollos
carentes de visión ambiental y social y de perspectiva de largo plazo. Además, en el
caso de que sí existiesen estos protocolos o procedimientos, estos se violan o no se
cumplen.
Falta de capacidades, voluntad y sensibilidad de los tomadores de decisiones,
situación que pone en peligro la consecución de la visión, ya que sus decisiones
suelen ignorar lo que es mejor para la planeación de una ciudad.
Corrupción, falta de transparencia y de rendición de cuentas, lo que trae como
consecuencia que la ciudad -un bien público colectivo- se deje en función del “mejor
postor” con intereses particulares, como de desarrolladores turísticos o de vivienda,
entre otros.
Políticas públicas aisladas, deficientes y/o fragmentadas: Algunas se contraponen y
no fomentan coordinación entre estados vecinos, otras se generan sin fundamentos.
Falta de recursos financieros (o conocimiento para acceder a los mismos) para el
desarrollo de nuevos proyectos.
Configuración de poder y contexto pre-electoral
Las decisiones gubernamentales se toman de manera centralizada, en las élites del
poder económico y político.
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Los tiempos políticos suelen intervenir en la toma de decisiones, por lo que los
intereses políticos muchas veces van por encima de los públicos.
Las OSC consideran como reto su propia capacidad de lectura de la configuración de
poder en el país: “Estábamos buscando hacer incidencia en lugares equivocados y no
donde es verdaderamente el lugar en el que se toman las decisiones”.
Espacios y capacidades de participación ciudadana
Los espacios de participación formales cada vez son menos significativos.
Gran parte de los espacios formales que existen son utilizados para legitimar
procesos políticos.
Ciudadanía poco informada o sensibilizada sobre problemas de desarrollo y
crecimiento de las ciudades.
Poco interés para participar, evaluar y vigilar las decisiones de índole público y/o
político, lo cual inhibe el desarrollo de una verdadera democracia participativa.
Modelo económico
Incentivos perversos basados en las siguientes características del mercado: (i) exceso
de oferta de vivienda versus falta de demanda; (ii) espacios públicos (no de valor)
que sólo fomentan el consumo; (iii) privilegia infraestructura para vehículos
motorizados privados.
La planificación de las ciudades las impone el mercado. La administración pública
tiene un rol pasivo: no dictamina ni impone reglas, únicamente se adapta a las
prioridades impuestas por el mercado.
Se está impulsando la privatización de la producción de vivienda y espacio público, y
los costos de este modelo económico son absorbidos por las personas con menores
ingresos y en mayor situación de vulnerabilidad.
Los desarrollos inmobiliarios están creciendo a un ritmo incontrolable y se
encuentran dirigidos a la creación de centros comerciales y estacionamientos,
dejando de lado los espacios públicos de valor, como: los parques, bibliotecas y
centros culturales en las ciudades.
Situación generalizada de inseguridad:
Afecta prioridades del gobierno y distrae el foco de atención a los temas relativos a
las ciudades.
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Impacta y complejiza las propuestas que se generan por parte de la sociedad civil
(por ejemplo: impulsar el transporte público tiene que tomar en cuenta medidas en
contra de la violencia de género; impulsar infraestructura ciclista tiene que
considerar zonas en las ciudades donde hay crimen organizado o mayor incidencia
delictiva).
4.2 Análisis de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo
Urbano y su impacto potencial en la incidencia ciudadana
El presente apartado contiene un análisis de la LGAHOTDU, dentro del cual se describen, por un lado,
los aspectos incluidos en la legislación que son considerados como oportunidades para el impulso de
la visión. Por otro lado, se visibilizan los aspectos considerados como desafiantes, que deberán ser
definidos o especificados en la normatividad que derive de dicha Ley, pero que por el momento
quedan indefinidos o con vacíos. Finalmente, se hacen explícitos los focos rojos que requieren una
atención prioritaria, dado que podrían representar retrocesos o tensiones para que sociedad civil
avance una agenda de ciudades del siglo XXI.
Aspectos positivos de la Ley
A pesar de que existe la conciencia generalizada de que la LGAHOTDU es perfectible, representantes
de la sociedad civil mencionaron como ventana de oportunidad el que la LGAHOTDU exista y que
contenga algunos elementos funcionales y novedosos que probablemente, si son entendidos y
aplicados desde un enfoque que defienda el derecho a la ciudad, pudieran sentar las bases para
avanzar hacia la construcción de ciudades que se desean. A continuación se enlistan y describen
dichos elementos:
Conceptos/temas novedosos
Se incluyó el tema de movilidad sustentable, con financiamiento concreto y con
cierto nivel de priorización, a pesar de que esta priorización en los modos de
transporte no se incluye de manera clara o con el énfasis esperado.
Se establece la figura de zona metropolitana.
Mecanismos/instrumentos nuevos
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Aborda cuestiones de infraestructura para movilidad, incluyendo la ciclista (pero no
prioriza entre tipos de infraestructura más o menos sustentables para las ciudades).
Contempla la implementación de un Sistema Nacional de Información.
Establece que cada zona metropolitana cuente con un Consejo Consultivo (sector
privado, público y sociedad civil) y con observatorios ciudadanos.
Contempla sanciones, establece la figura de la denuncia ciudadana y obliga a los
congresos locales a incluirla en los códigos penales.
Ordena la actualización de los planes de desarrollo urbano y población.
Financiamiento
La Ley contempla la designación de un presupuesto para el desarrollo de programas
de desarrollo urbano, pero sin priorizar o generar criterios de desarrollo sustentable
de las ciudades.
Competencias, obligaciones y mandatos
Distribuye competencias a todos los órdenes de gobierno, dada su calidad de Ley
General.
Ordena la actualización de los planes de desarrollo urbano y población.
Conexión con medio ambiente
A nivel municipal se obliga a observar los criterios y Normas Oficiales Mexicanas
(NOMs) de ordenamiento ecológico en los planes de ordenamiento urbano.
Aspectos desafiantes de la Ley
Según las perspectivas de representantes de la sociedad civil, los aspectos más desafiantes o que
permanecen pendientes de definición dentro de la Ley, son los siguientes:
Ley ambigua y poco precisa: espacio para discrecionalidad
Poca claridad respecto a la obligatoriedad del establecimiento y funcionamiento de
las zonas metropolitanas.
Indefinición del uso “preferente” de las zonas de reserva territorial para la
generación de espacios públicos.
Competencias poco claras o parcialmente definidas
Definición parcial en roles que deben asumir las dependencias involucradas.
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Sólo a nivel municipal se obliga a observar los criterios y NOMs de ordenamiento
ecológico y se concede facultades para informar sobre violaciones a la normatividad
ambiental y urbana, a diferencia de los demás órdenes de gobierno.
No detalla cómo se va a implementar y no prevé dichos mecanismos
No tiene elementos claros financieros, administrativos y operacionales para todos
los temas que la ley incluye (sólo para algunos), ni define mecanismos y
responsabilidades para generar recursos locales que permitan operar la Ley.
No ordena que toda la información deba ser abierta y transparente.
La Ley no prevé el “cómo se implementarán” muchas de sus previsiones, sin
embargo, tales disposiciones deberán estar contenidas dentro de un reglamento.
Focos rojos de la Ley
La Ley contiene diversas disposiciones y omisiones, mismas que se considera que podrían ser un
obstáculo para la construcción de la visión.
Focos rojos para la gestión integral y sustentable del territorio
Falta de una visión integral del territorio y vacíos de regulación territorial:
La Ley sólo contempla al territorio urbano, el cual representa solamente el 2 por
ciento del país. Por tanto, las organizaciones civiles plantean la interrogante:
¿Qué pasa con el otro 90 por ciento del territorio que no es de conservación ni
urbano, sino agrario, y que va a producir servicios ambientales?
Falta de interconexión a nivel megalopolitano, regional y de cuenca:
– La Ley deja fuera la posibilidad de hablar de megalópolis, lo cual es necesario
por el nivel de crecimiento de desarrollos metropolitanos que ya se tienen.
– La Ley no incluye en ordenamiento territorial temas trascendentales como
agua y aire, ni contempla formas de coordinación a nivel de cuencas.
Falta de conexión con conceptos y criterios claves a nivel de gestión territorial
– No retoma el concepto de vivienda digna, el cual ya es un derecho
reconocido a nivel constitucional, ni establece vinculación con la Ley de
Vivienda.
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– No define qué es un barrio integral, no define qué es ciudad. En lo referente
a urbanización no puntualiza los equipamientos y servicios que esta debe
contener.
– No aborda los siguientes temas: asentamientos irregulares, capacidad de
carga (no determina cómo medirla ni cómo abordarla), restitución de
derechos y gentrificación. Además, sólo en una ocasión hace referencia a la
especulación.
– De acuerdo a la perspectiva de algunas de las OSC, la Ley no cambia la visión
ni los paradigmas de asentamientos humanos, desarrollo urbano y
ordenamiento territorial.
Falta de conexión con otros marcos normativos y temáticas ambientales:
– Se introdujo de manera incipiente el componente de cambio climático a la
Ley: no contiene metas claras ni mecanismos de desarrollo para hacerle
frente al cambio climático.
– No hay vinculación de la Ley con el ordenamiento ecológico del territorio.
Focos rojos en materia de movilidad sustentable
No establece una priorización entre modos de transporte que permita incentivar la
movilidad no motorizada y el transporte público y desincentivar el uso del
automóvil.
No se incluyó en la Ley la seguridad vial, a pesar de que durante el cabildeo fue
impulsado.
No hay jerarquización de espacios públicos.
Focos rojos en materia de participación ciudadana
No señala en qué etapas se habilitará la participación (en los diagnósticos,
propuestas o evaluación de las políticas públicas).
No se establece el carácter de las opiniones que realicen los Consejos Nacional y
Locales.
Focos rojos en materia de normatividad
La Ley no contempla ningún mecanismo que determine su alineación con la Ley de
Planeación.
No hay conexión con la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales.
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Enuncia derechos, obligaciones y conceptos que no están reconocidos a nivel
constitucional (derecho a la ciudad o a la movilidad, propiedad urbana).
Focos rojos en materia de coordinación inter-institucional
No define las zonas metropolitanas. Los municipios tienen la opción de coordinarse,
sin que esto se ejerza de manera obligatoria y, en el supuesto de que sí quieran
coordinarse, no tienen personalidad jurídica, ni patrimonio para poderlo ejecutar.
Esta poca claridad respecto a la obligatoriedad del establecimiento y funcionamiento
de las zonas metropolitanas ya provocó una Controversia Constitucional por parte
de nueve municipios de la zona metropolitana de Monterrey.
Desvinculación con otros sectores: no establece vínculos de la SEDATU con otras
Secretarías.
– El Consejo Nacional de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano
únicamente está vinculado a SEDATU, sin vincularse explícitamente con
las otras Secretarias del Poder Ejecutivo que tienen injerencia.
No establece nuevos mecanismos de coordinación institucional a nivel municipal,
estatal y federal.
5. Incidencia colaborativa y trabajo en coalición: recomendaciones y temas para el
fortalecimiento de capacidades
5.1 Trabajo en coaliciones: retos y oportunidades
El trabajo en coaliciones para la incidencia colaborativa presenta oportunidades importantes para el
grupo de OSC e individuos que deciden trabajar de forma articulada para alcanzar un propósito
común o participar en una actividad conjunta. El formar coaliciones con otros grupos de similares
valores, intereses y objetivos permite a sus miembros combinar sus recursos y llegar a ser más
poderosos que cuando cada organización o individuo actúa cada uno por su lado.8
A partir del trabajo de Phil Rabinowitz9, así como de la experiencia del CCC acompañando diversas
coaliciones, se han encontrado diversas ventajas que implica el trabajo en coalición:
8 Douglas H. Yarn, The Dictionary of Conflict Resolution. (San Francisco: Jossey-Bass Publishers, 1991), 81. 9 Phil Rabinowitz. Coalition Building I: Starting a Coalition. The Community Tool Box. Disponible en: http://ctb.ku.edu/en/table-of-contents/assessment/promotion-strategies/start-a-coaltion/main.
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• Efectividad: El trabajo en coaliciones multiplica las probabilidades de obtener victorias
en más frentes, ya que las acciones resultan mucho más efectivas y se evita abrir
espacios unilaterales para la incidencia. Además, esto evita la duplicidad de esfuerzos y
mejora la comunicación entre actores clave, ya que se designan interlocutores para los
procesos de negociación y diálogo con las personas tomadoras de decisión.
• Complementariedad de recursos y capacidades: Las OSC que conforman una coalición
tienen diversos niveles de capacidades y acceso a recursos de distinto tipo. El trabajo en
coalición permite combinar dichas capacidades y recursos para la consecución de
objetivos comunes.
• Poder mediático: Una coalición tiene la capacidad de atraer más rápido –y de manera
sostenida- la atención de los medios de comunicación.
• Fortalece el discurso frente a actores clave: El trabajo en coalición cambia la percepción
de que los miembros persiguen intereses propios. Ello brinda fortaleza al discurso que los
miembros sostienen como colectivo, y permite a las contrapartes visualizar con más
claridad el objetivo que la coalición persigue.
Sin embargo, las coaliciones suelen enfrentar procesos difíciles para su construcción, funcionamiento
y sostenibilidad por temas de agendas y relaciones.10 Entre ellas, el CCC destaca el que, dado que las
OSC e individuos que forman parte de la coalición también deben dar respuesta a sus propias
agendas y prioridades, el trabajo conjunto pudiese implicar descuidar algunas de esas prioridades.
Además de esto, suelen existir diversas dificultades en torno a la comunicación y la toma de
decisiones dentro de las coaliciones, debido a que: (i) no se explicitan con claridad los mecanismos y
los canales formales para estas acciones; (ii) los criterios que comúnmente utilizan las OSC para
tomar decisiones suelen ser distintos entre OSC con distinto nivel de poder; (iii) existen tensiones
derivadas de los diversos tipos para negociar entre las OSC y las autoridades. Asimismo, suelen
también surgir problemas debido a percepciones de falta de reconocimiento de y entre las OSC, ya
que ocasionalmente son sólo algunas de ellas las que tienen el rol de fungir como interlocutoras ante
los medios de comunicación y el gobierno, y son estas las que reciben la mayor parte de atención por
parte de estos actores y la población. Por último, en ocasiones suelen surgir problemas por
tensiones derivadas de falta de confianza y quebrantamiento de relaciones al interior de la coalición,
por motivos personales entre sus miembros o por la percepción de la existencia de una falta de
compromiso para el trabajo colectivo.
De acuerdo con Cenap Çakmak11 las coaliciones están formadas por organizaciones de capacidades
diversas, ya sea en términos de especialidad en algún tema, por el acceso a recursos económicos, o
por su acceso a la comunicación con los actores clave. Por todo lo anterior, es importante que las
coaliciones se enfrenten a un ejercicio importante de análisis en torno a: (i) el esfuerzo y recursos
que pueden invertir en conjunto, tomando en cuenta las capacidades, agenda y recursos de cada
10Ibíd. 11Cenap Çakmak, Coalition Building in World Politics: Definitions, Conceptions and Examples. Disponible en http://sam.gov.tr/wp-content/uploads/2012/02/CenapCakmak.pdf.
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OSC; (ii) los roles y responsabilidades que cada OSC puede cumplir en el trabajo colectivo, mismos
que deben ser decididos y definidos de forma colectiva y de manera clara y transparente; (iii) las
reglas y mecanismos adecuados que necesitan desarrollar para una toma de decisiones efectiva e
inclusiva; (iv) la claridad en torno a las acciones que forman parte de las actividades conjuntas y
aquellas que son parte de las agendas individuales de cada organización; (v) las lecciones aprendidas
respecto a experiencias previas en procesos de incidencia unilaterales o en colectivo, para rescatar
prácticas que sean positivas y modificar aquellas que hayan perjudicado al propio proceso; y, por
último, (vi) las capacidades que necesitan fortalecerse –en términos técnicos o de relaciones entre
las OSC- para mejorar su capacidad de trabajo conjunto.
5.2 Incidencia colaborativa desde las coaliciones
Se reconoce como incidencia política a los esfuerzos de la ciudadanía organizada para influir en la
formulación e implementación de las políticas y programas públicos, y en el cambio de políticas
públicas, prácticas, ideas y valores que perpetúan la desigualdad, el perjuicio y la exclusión, por
medio de actividades coordinadas dirigidas a ganar acceso y generar influencia sobre personas que
tienen poder de decisión en asuntos de importancia para un grupo en particular o para la sociedad
en general (Fundación Directorio Legislativo; Fundación Cambio Democrático, 2011, p. 28; Mckinley,
2002, p. 6).
Por su parte, la incidencia colaborativa se define como un proceso diseñado para alcanzar el objetivo
planteado por un grupo o coalición que desea modificar una política pública. En el documento “La
Sociedad Civil Organizada en un Congreso son Mayorías” (2012), Hernández y Parra realizaron un
análisis de siete casos de estudio para identificar aprendizajes y buenas prácticas de procesos de
incidencia colaborativa de sociedad civil en el Poder Legislativo. Dentro de los principales hallazgos,
se encontró que las OSC que emplean estrategias complejas y multidimensionales son más exitosas
en construir la viabilidad política de sus propuestas y en sacar adelante sus iniciativas. Estas
estrategias, a pesar de ser variadas, únicas y planificadas ante contextos particulares, contemplan las
siguientes acciones destacadas por Hernández y Parra:
1. Planeación estratégica. La generación de una planeación estrategia implica realizar: (i) un
análisis del contexto; (ii) un diagnóstico compartido del problema o temática; (iii) una
definición de objetivos claros y medibles; y (iv) distinguir entre las causas y las consecuencias,
para después pasar al planteamiento de alternativas de acción o propuestas de solución
concretas al problema identificado y la elaboración de una ruta crítica con un plan de
actividades. Es importante identificar la “visión del cambio deseado” y mirar hacia el futuro
para poder construir los objetivos que se tienen que lograr para llegar a ese futuro deseado.
2. Mapeo de actores. Resulta necesario el identificar el grupo meta en quien se busca incidir,
que en términos de incidencia política puede ser: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el
Poder Judicial, la comunidad internacional o los gobiernos de otros países, entre otros.
Además, es necesario identificar el nivel de poder (realizando un mapa de poder) de los
actores en quienes se busca incidir (es decir, identificar y distinguir a los actores que deciden,
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a los que cuentan con capacidad de veto y/o a los que tienen capacidad de influencia). En
este mismo sentido, resulta también importante identificar cómo son las relaciones de poder
e influencia entre estos actores, los intereses que los motivan, y las posibles áreas de
influencia que puede desplegar la coalición al incidir.
3. Construcción de alianzas estratégicas y coaliciones. La decisión en torno a junto a quiénes se
incide, condiciona o potencia la eficacia de la incidencia. Ello aboga por la posibilidad de
concretar coaliciones, bajo la premisa de que formar coaliciones con otros grupos de valores
similares, intereses y objetivos, permite a sus miembros combinar sus recursos y llegar a ser
más poderosos que cuando se actúa de manera unilateral (Douglas, 1991, p. 81).
4. Solidez técnica y conceptual. Se traduce en la capacidad y habilidad de las OSC para: (i)
generar investigación de calidad para sustentar los datos duros; (ii) generar propuestas de
incidencia que reflejen la demanda ciudadana y tengan viabilidad legal; (iii) utilizar criterios
objetivos para sustentar propuestas y argumentación; (iv) colaborar con académicos y
expertos temáticos; (v) mostrar apertura para comparar datos de distintas fuentes; y (vi)
sistematizar y hacer accesibles temas complejos -sin perder la solidez técnica.
5. Actividades. El plan de actividades debe detallar el resultado esperado, los indicadores y la
persona responsable, la fecha y el recurso para cada actividad. Las actividades pueden
incluir: (i) cabildeo; (ii) la incorporación de la población afectada en el proceso; (iii) generar
educación y sensibilización; (iv) emprender esfuerzos de comunicación a través de
conferencias de prensa, entrevistas, artículos y reportajes; y, finalmente, (v) realizar acciones
de movilización, las cuales se desarrollan a través de huelgas, marchas, tomas y plantones.
6. Realizar una campaña de comunicación y difusión. Debido a la importancia que tiene la
comunicación en los procesos de incidencia, esta se toma como una acción concreta y
específica dentro de los distintos procesos. A través de un adecuado manejo de medios, se
puede llegar a generar simpatías de distintas audiencias, a elevar la calidad del debate
público y a elevar el costo político de oponerse u obstaculizar una propuesta.
7. El diálogo y la negociación con el Poder Legislativo. Esta acción se materializa en distintas
actividades, tales como: (i) promover una negociación basada en intereses ganar-ganar; (ii)
dar seguimiento al proceso legislativo; (iii) sostener encuentros bilaterales cara a cara con
legisladores; (iv) establecer una reputación de interlocutor confiable con legisladores de
distintos partidos; y (v) cultivar aliados en ambas Cámaras, entre otras.
8. Implementación. Incluye destinar tiempo y recursos al seguimiento de la aprobación de los
reglamentos y leyes secundarias, así como al monitoreo, evaluación, transparencia, rendición
de cuentas y capacitación de aquellos encargados de implementar el proyecto de ley.
9. Un sistema de monitoreo y evaluación para aprender de los éxitos y los fracasos, para así
fortalecer las capacidades de incidencia de las OSC. Se deben de evaluar los aspectos
ejecutivos y relacionales del plan, así como los resultados y sus impactos.
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5.3 Fortalecimiento de capacidades para la incidencia colaborativa de la coalición que impulsa la
Visión de Ciudades y Ciudadanía del siglo XXI
De acuerdo a la perspectiva de todas las personas entrevistadas en el marco de este proyecto,
existen algunas capacidades y fortalezas ya construidas en la sociedad civil que permitirían
consolidar una incidencia efectiva y sustantiva hacia la consecución de ciudades y ciudadanía del
siglo XXI, las cuales sería importante aprovechar y exaltar.
En términos de capacidades, se tiene la percepción de que la sociedad civil –en general- se encuentra
cada vez más:
• Informada - Respecto a los temas que trabaja y los procesos sociales y políticos que afectan
dichos temas.
• Profesionalizada - En términos de:
(1) Preparación técnica y especialización respecto a los temas que trabaja - Ello incluye
la capacidad que ha tenido para convertirse en un sector referente en las distintas
materias, y por su capacidad de generar productos y análisis que abonan a la
generación de conocimiento. Además, se considera que la sociedad civil suele ser
multidisciplinaria (personas de diferentes bagajes, profesiones, experiencias, se
convirtieron en expertos en temas importantes relativos a las ciudades).
(2) Experiencia en materia de incidencia y comunicación - Ello incluye el
posicionamiento de mensajes clave a través de medios tradicionales y no tradicionales,
así como las experiencias de incidencia legislativa con las que se cuenta a nivel estatal
y federal.
• Organizada - La sociedad civil se encuentra cada vez más organizada en redes. Existe la
percepción de que, a nivel nacional, existe mucha apertura por parte de las OSC para trabajar
con otras, generalmente se comparte información y experiencias, y se intercambian
capacitaciones en los temas en los que cada organización tiene expertise.
En este mismo sentido, en cuanto a fortalezas ya existentes, representantes de la sociedad civil
observan:
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• Sostenibilidad - La sociedad civil cuenta con un aprendizaje respecto a cómo encontrar
formas de financiamiento para operar, lo cual permite brindar mayor continuidad a sus
esfuerzos. Además, cuentan con herramientas tecnológicas que abonan a sus acciones.
• Sensibilidad - A diferencia de otros sectores más alejados de las experiencias de campo, la
sociedad civil está más sensibilizada respecto a la realidad de las ciudades, es decir, cuenta con
más tacto de los fenómenos, lo cual permite tener una valoración de las distintas temáticas de
una manera más integral. A su vez, ello permite tener proyección a nivel regional y nacional.
• Articulación con aliados - Se cuenta con aliados estratégicos al interior de los distintos
niveles de gobierno, el sector privado, la academia, y otros sectores estratégicos.
Según la perspectiva de algunos de los representantes de la sociedad civil, los mayores retos que
esta enfrentan, así como los temas necesarios para dar seguimiento para el fortalecimiento de
capacidades, son los siguientes:
Existe (1) desinformación sobre la complejidad de la problemática. Es decir, existen aún desafíos
para concebir que los problemas de las ciudades van más allá de las distintas temáticas que
trabajan las OSC, porque los temas y fenómenos convergen entre sí y se profundizan con procesos
estructurales. Ello dificulta que las OSC puedan tener las suficientes capacidades técnicas para
proponer acciones más eficientes e integrales.
Por otro lado, (2) las OSC funcionan con recursos rígidamente etiquetados, lo que dificulta una
intervención más activa, amplia y sustantiva en los procesos, y la propia inversión para la
profesionalización de sus miembros.
Asimismo, (3) existen distintos esfuerzos aislados que se duplican entre sí, lo cual inhibe ser
eficientes y enfocarse a esfuerzos puntuales. Se considera que existe muy baja capacidad de
coordinarse y articularse a nivel nacional y a nivel local para alcanzar objetivos comunes.
También se percibe que (4) los productos y el conocimiento que son generados por las OSC no son
suficientemente socializados o comunicados a la sociedad en general, lo que repercute al
momento de realizar esfuerzos de incidencia, ya que no hay una base de apoyo ciudadana lo
suficientemente informada o interesada en los temas.
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En este marco, existen ciertos esfuerzos que deben emprenderse para que la sociedad organizada
logre impulsar cambios reales y genere propuestas y acciones para lograr dichos cambios.
Se requiere fortalecer las capacidades de:
Formación de redes nacionales y locales dentro de la misma sociedad civil: Procurar
plantear objetivos en conjunto con otras OSC y distribuir las cargas de trabajo en esas redes
-para evitar duplicar esfuerzos-.
Vigilancia: Medir avances en la implementación de la LGAHOTDU y en el actuar general de
las autoridades. Ello implicaría la mejora de las capacidades técnicas para realizar
evaluaciones y monitoreo de acciones gubernamentales.
Seguimiento de proyectos: Generar los suficientes mecanismos que permitan dar
seguimiento a los proyectos que se desarrollaron por parte de las OSC, aunque los fondos
para dichos proyectos hayan terminado.
Colaboración, articulación y alianza con otros sectores y actores estratégicos nacionales y
locales: Ello también abarca la capacidad de identificar qué perfil de aliados son los que se
necesitan, de acuerdo a cada proceso y temática, es decir, identificar con quién es
necesario vincularse o comunicarse para buscar apoyos, alianzas, comprensión, o
colaboración.
Comunicación al público en general: Generar estrategias para posicionar y socializar las
herramientas e insumos que se generan en los distintos proyectos y para comunicarse más
estratégicamente con otros sectores de la sociedad. Evitar masificar los mensajes y buscar
la intervención de actores relevantes que ayuden a generar opinión pública. Se necesita
mejorar en el manejo de redes y de vinculación con otras OSC.
Profundizar el conocimiento de sus miembros, respecto a:
1. La capacidad de entender la problemática de las ciudades como un todo. Con este fin, se
necesitaría vincular los temas y las agendas en los que se trabaja y no abordarlos como
hechos o fenómenos aislados.
2. Avanzar en responder al cómo. Ya se han generado suficientes valoraciones sobre lo que
se necesita, pero no sobre cómo hacerlo.
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3. Los tiempos de la administración pública. Particularmente, se hace referencia a tener la
capacidad de analizar cuáles son los momentos más estratégicos y efectivos para realizar
acciones de incidencia.
4. Los procesos legales y gubernamentales nacionales, estatales y locales. Ello para mejorar
las capacidades y las estrategias de incidencia política.
Investigación y análisis crítico: Aunque muchos representantes de OSC consideran que esta es
una capacidad que ha mejorado a lo largo del tiempo, también consideran que las capacidades
entre organizaciones para generar conocimiento resulta desigual. Según mencionan, se
necesita mejorar las capacidades generales de la sociedad civil para investigar, diagnosticar,
documentar y analizar críticamente las distintas temáticas.
Mejorar la efectividad del trabajo interno: Generar capacidades para ser más efectivos en las
reuniones de trabajo. Se necesita modernizar la manera en que se trabaja, se necesitan
plataformas digitales innovadoras que permitan dinámicas de trabajo fluidas.
6. Conclusiones y recomendaciones para el trabajo en coaliciones
1. El generar un piso de confianza y empatía base entre las organizaciones que conforman una coalición resulta
central antes de abordar temas de fondo o de estrategia, o de impulsar acciones hacia el exterior de la coalición. A su vez, el fortalecimiento de las capacidades individuales y colectivas para la incidencia, así como de las reglas de organización interna, resultan fundamentales para prevenir y poder gestionar positivamente los conflictos internos que surjan. Es fundamental invertir en la fortaleza interna de la coalición en el mismo sentido que se invierte en la fortaleza de las estrategias de incidencia.
2. La generación de una visión común permite generar una identidad compartida por el grupo (que trasciende las
especificidades o especialidades de cada organización). Resulta clave complementar esta visión general de largo plazo con metas claras e indicadores específicos para medir el avance de la coalición en el corto y mediano plazo. Dichos indicadores necesitan contar con características de temporalidad, escala, además de ser verificables.
3. El asegurar recursos financieros para poder llevar a cabo las acciones de la coalición resulta fundamental para
mantener la sostenibilidad del trabajo en coalición. Sin recursos las coaliciones no pueden funcionar, dada la naturaleza de las OSC y el tiempo y recursos requeridos (tanto para el fortalecimiento como para las acciones de incidencia). En este sentido, el rol de las agencias de cooperación resulta fundamental, así como su flexibilidad para permitir a la coalición adaptarse a los cambios contextuales y a sus necesidades particulares de fortalecimiento interno.
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7. Organizaciones participantes en este proceso:
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