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EL MÉTODO CUALITATIVO EN PERIODISMO
Sharon Hartin-Iorio
Wichita State University
Para los periodistas y aquellos que aspiran a ser periodistas en el siglo 21, una cosa es
abundantemente clara—esta línea de trabajo está siendo transformada. El cambio
tecnológico ha creado un ciclo noticioso de 24 horas donde la noticia que ocurre es
reportada sobre el tiempo, e impactantes eventos mundiales pueden ser vistos casi al
mismo tiempo que ocurren—y luego ser observados a medida que se siguen
desarrollando. Miriadas de fuentes internacionales diseminan opinión social y política a
individuos que escogen no sólo su forma de recepción de la información sino también la
misma naturaleza de la información que reciben. Aún así, el cambio más notable no es el
impresionante ritmo de la entrega o la capacidad de los individuos para recibir las
noticias; el desarrollo más significativo es la red de tecnologías que le permiten al
individuo interactuar con gente alrededor del mundo, más específicamente, interactuar
con aquellos que proveen las noticias. Cada día la gente usa números para llamar a
columnas de periódicos, sitios web, listas de correo, radio conversada, televisión
conversada, y una serie de otras herramientas para conectarse con los medios
informativos, y lo hace todos los días.
La creciente accesibilidad a la información, la rapidez en la entrega, y el papel
más activo del individuo en el intercambio de la información crea una nueva dimensión
para el periodismo. La información es ahora tan abundante y el mundo tan
interconectado que el periodismo no sólo deben encontrar nuevas formas de proveer
contexto analítico para la creciente avalancha de la información, también deben aprender
a presentar la información en una forma que no sea generalizada o pasiva sino
individualizada y dinámica. Algunas formas en que se practica el periodismo están en
transición. Esto no debe sorprender, pero plantea un desafío.
El desafío es llenar los espacios con información para quienes que no pueden
cubrirlos con el simple acceso a la interacción mediatizada. Para cerrar esa brecha y
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sobrevivir en el actual ambiente mediático, los periodistas necesitan ligar los intereses
personales de los individuos y sus preocupaciones comunes con los temas más amplios
que tocan la vida cotidiana de la gente. Para este trabajo, los periodistas necesitan
entrenamiento específico más allá de las habilidades tradicionales de reportería.
Ayudar a los periodistas a enfrentar estos nuevos desafíos también puede resolver
algunas de las quejas dirigidas contra los periodistas. Los medios informativos, tanto
histórica como recientemente, han sido acusados de ignorar los intereses del público al
permitir la manipulación de los políticos, grupos de intereses especiales, y sus propios
intereses comerciales. Una explicación para esta situación es que la agenda del
periodismo institucional está dirigida a destacar eventos sobre temas y luego
sensacionalizar esos eventos, ignorando por consiguiente historias que son importantes
para las inquietudes comunes de los individuos. El intenso enfoque en noticias de fuerte
impacto crea un producto informativo uniforme, y esto, a su vez, ofrece otro punto focal
para el escepticismo del público.
En tanto que las quejas tienen una apariencia de verdad, ellas no emanan del bajo
compromiso de las organizaciones informativa sino de desarrollo de causas numerosas,
diversas y complejas. Sin embargo, el entrenamiento de los periodistas para conocer
métodos efectivos para expandir la reportería de problemas fundamentales desestimados
en la rica atmósfera mediática y como aplicar esos métodos en un ambiente mediático
interactivo, seguramente no empeorará la situación y podría ayudar. Aun cuando esto
plantea retos en muchos aspectos, la abundancia de información y la retroalimentación
directa tienen el potencial de abrir oportunidades y corregir algunos de los problemas del
pasado.
EL AMBIENTE INTERACTIVO DE LOS MEDIOS
La habilidad del público de tener interacción directa y corriente con la información
mediatizada es decididamente una ventaja, pero no es un substituto para el trabajo de los
periodistas. Según Thompson (1995), las tecnologías de la comunicación promueven
nuevas formas de acción y de relaciones sociales, pero a menudo el uso de la tecnología
no es recíproco. Por ejemplo, los programas de radio y los shows de televisión a los que
la gente llama, argumenta Thompson (1995), son simplemente oportunidades para que
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algunos individuos expresen una opinión una sola vez. De la misma manera, otros
escritores (Bennet & Entman, 2001; Poster, 1999) notan que el Internet no siempre
promueve una esfera pública para el debate racional.
En lugar de disminuir, el papel y entrenamiento de los periodistas se torna más
crucial en el nuevo ambiente de los medios. Las nuevas tecnologías señalan puntos de
entrada para que la gente intercambie ideas, pero la tecnología interactiva sola no puede
ayudar a los individuos a llevar sus inquietudes comunes a la atención de los medios
noticiosos o proyectar una imagen representativa de los grupos constitutivos en la
sociedad. Esas necesidades, sin embargo, se vuelven obligaciones primarias de aquellos
que conciben un papel democrático para la prensa. Seguir las rutinas tradicionales del
periodismo, sin embargo, no siempre puede impulsar hacia delante a periodistas del siglo
21. Para comunicar en su nuevo ambiente, los periodistas necesitan una formación más
completa que antes.
Mientras que la formación de los periodistas contemporáneos incorpora una serie
de métodos de reportería, los rápidos cambios que ahora impactan el periodismo crean
una demanda para periodistas con habilidades especializadas. Los capítulos que se
incluyen aquí se enfocan en métodos para periodistas más que en el impacto de la
tecnología o su uso en la sala de redacción, aunque se incluye alguna discusión
productiva a lo largo de esas líneas. El propósito de este libro es proveer a los periodistas
con las herramientas profesionales, empíricas, de recolección de información que
necesitan para operar en ámbito actual de los medios. Los autores de los capítulos que
siguen demuestran como procedimientos válidos y confiables desarrollados en un campo
particular de las ciencias sociales—estudio cualitativo—pueden ser usados para
incrementar el cubrimiento. Los autores representan prácticas tangibles, cualitativas en
las ciencias sociales como guía para:
1. Encontrar temas novedosos pero pasados por alto o subreportados;
2. Organizar esa información en contextos más amplios;
3. En el proceso, proveer un conducto para la interacción con la gente.
Este tipo de reportería incrementa el tradicional cubrimiento noticioso. Los capítulos que
siguen muestran como los métodos cualitativos pueden y están siendo usados para
mejorar el periodismo.
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LA EDUCACIÓN PERIODÍSTICA
Programas universitarios y entrenamiento profesional de avance para periodistas enseñan
habilidades tradicionales de reportería y redacción de noticias, pero, en la actualidad, los
periodistas no aprenden mucho sobre el uso de métodos adicionales para encontrar y
analizar la información. Las habilidades periodísticas tradicionales enseñadas en las
universidades americanas, durante la mayor parte del siglo pasado, eran en su mayoría de
procedimiento (Meyer, 2001). Técnicas para construir el lead de una historia noticiosa,
reglas para la edición de copia, interpretación de leyes de difamación y privacidad, y
otras convenciones de reportería eran los fundamentos de los programas. Poca atención
se le prestó al desarrollo del periodismo o a la base para sus métodos.
En 1973, Philip Meyer buscó incrementar el profesionalismo en periodismo al
aumentar el concepto de la formación y la práctica del periodismo. Su libro Periodismo
de Precisión explicó como las herramientas cuantitativas de investigación en las ciencias
sociales podrían y deberían ser aplicadas a la práctica del periodismo. El libro se
enfocaba en métodos de procesamiento de datos y análisis estadístico. Mostró a los
periodistas formas de conducir e interpretar encuestas y sondeos de opinión pública, y
enfatizaba la importancia de la investigación científica social para el periodismo de alta
calidad.
Meyer pensó que su trabajo podría no ser aceptado por los periodistas porque al
pedirles aplicar las técnicas de las ciencias sociales a su reportería, Meyer percibió un
alejamiento del código periodístico de estricta objetividad (1991, p. 4), pero el libro de
Meyer fue bien recibido en las salas de redacción y en la academia. Ni los académicos ni
los periodistas profesionales vieron al periodismo de precisión como una gran amenaza
para la objetividad. Tal vez porque la epistemología sobre la cual descansa la formación
propuesta por Meyer está involucrada dentro de un marco teórico positivista. Esta
tradición está basada en la creencia de que el mundo social, así como el mundo natural, es
un sistema ordenado. Dentro de este marco, el papel del científico es el de un observador
deductivo y desprendido que usa procedimientos explícitos para el propósito de observar
y medir.
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En pocas palabras, el periodismo de precisión, a pesar de ser un nuevo concepto,
estaba basado en un método establecido de investigación científica desarrollado desde las
ciencias naturales, el cual mantiene como su propósito principal la búsqueda de la
realidad objetiva. Esto modelo de investigación científica emula muchas de las prácticas
establecidas de reportería “objetiva” en periodismo. Varias ediciones actualizadas de
libro de Meyer tituladas El Nuevo Periodismo de Precisión han sido publicadas, más
recientemente en 2001. Los profesores universitarios le dieron la bienvenida al libro
como un bien recibido avance del periodismo como disciplina. Los periodistas apreciaron
el trabajo de Meyer porque les ayudó y no amenazó las normas tradicionales de reportería
objetiva (por ejemplo, encontrar los hechos y reportarlos sin pérdida de tiempo).
INVESTIGACIÓN CUALITATIVA Y PERIODISMO
En las ciencias sociales hay dos perspectivas metodológicas dominantes. Meyer introdujo
una de ellas, métodos de investigación cuantitativa, dentro de la nomenclatura del
periodismo. La investigación cualitativa emerge de un punto de vista diferente del
mundo. Los investigadores cualitativos buscan explicar el mundo en lugar de medirlo. El
mundo de las ciencias sociales cualitativas es explicatorio. Al tratar principalmente con
palabras, la investigación cualitativa es holística y abiertamente interpretativa. Los
investigadores cualitativos se meten “en el campo” para reunir información de la
observación e interacción con la gente de quienes esperan aprender. Los investigadores
cualitativos también examinan textos o artefactos existentes en su trabajo. Ellos registran
lo que encuentran por escrito o en videotape, analizan e interpretan para mostrar como el
mundo tiente sentido para aquellos a quienes estudian. Para asegurar hallazgos confiables
y válidos, los investigadores cualitativos establecen protocolos estrictos para buscar
respuestas a sus interrogantes de investigación. Los hallazgos de la investigación
cualitativa se desarrollan desde “la superficie (el campo) hacia arriba” y en el contexto de
un mundo social más amplio.
Aun cuando la investigación caritativa y la investigación cuantitativa emergen
desde distintas orientaciones epistemológicas y las diferencias entre ellas son obvias, las
dos formas de investigación no son mutuamente excluyentes. Los últimos 20 años han
sido testigos de un creciente diálogo entre investigadores cualitativos y cuantitativos
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(Jensen, 2000). Un trabajo excitante está siendo conducido para especificar como las dos
metodologías juntas construyen conocimiento, como explicarán Susan Huxman y Mark
Allen en un capítulo subsiguiente.
Es obvio que, desde la aproximación básica de conocer la realidad a la forma
como los periodistas practican su oficio, la investigación cualitativa comparte mucho más
con el periodismo. El énfasis en la observación y la entrevista en-profundidad para
conseguir información, el acercamiento escéptico a la interpretación, y la importancia de
la perspectiva en la explicación—todos son fundamentos principales del periodismo
tradicional así como de los métodos cualitativos. La preocupación por los fenómenos
actuales y la acción de los individuos son comunes al periodista y al investigador
cualitativo.
En círculos académicos, la relación entre el periodista y el investigador cualitativo
nunca ha sido incompatible. Como lo describen Kathryn Campbell y Lewis Friedland en
su capítulo, la investigación cualitativa inicialmente se alimentó fuertemente de prácticas
periodísticas. De hecho, hacia el comienzo del siglo pasado, el sociólogo Robert Park
literalmente llevó a sus estudiantes a las calles para descubrir las inquietudes comunes
que eran compartidas por el público en general y reportar imágenes representativas de los
grupos que ellos estudiaron basados en las interacciones de los investigadores con los
miembros de los grupos (Park & Burguess, 1925). Park, quien transformó la Universidad
de Chicago en un centro para trabajo de campo participativo-observador y ayudó a
originar la metodología cualitativa, era él mismo un veterano periodista.
La teoría asociada con la realidad social que era observada por Park y sus
estudiantes surgió del pensamiento de Thomas & Znaniecki (1927), Geroge Herbet
Meade (Miller, 1982) y otros. Trabajando sobre la premisa de que la sociedad se formaba
por la micro-interacción de individuos, emergió una orientación teórica llamada la
interacción simbólica. Otro erudito de la Universidad de Chicago de la época fue John
Dewey (1927), el principal pragmatista americano de su época, cuyo pensamiento
proveyó la base filosófica para este trabajo. En general, el saber estaba asociado con la
orientación interpretativa de la investigación. Los eruditos de Chicago estaban
familiarizados con el modelo periodístico de investigación.
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En la prensa, sin embargo, los paralelos entre el científico social cualitativo y los
periodistas son virtualmente inexistentes. No hay mucho formación periodística que
conecte a los dos, y algunas de las tradiciones del periodismo pueden exacerbar las
diferencias. Por ejemplo, tanto los investigadores cualitativos como los periodistas se
adentran en el campo como observadores de mente abierta, pero la tradición periodística
requiere de una interpretación de apertura mental que coloca al periodista como “un
testigo pasivo e inocente” (Meyer, 2001, p. 3). De la misma manera, entrevistas en
profundidad, que en la investigación cualitativa resultan en la categorización y análisis de
una amplia gama de opiniones diferentes, puede convertirse en el trabajo periodístico en
un vehículo para enmarcar puntos de vista opuestos y en conflicto con el fin de producir
una historia noticiosa “balanceada”. Tal vez debido a que un factor crítico en la práctica
del periodismo moderno ha sido la búsqueda de los hechos objetivos, las similitudes entre
el periodismo y la investigación cualitativa no han sido reconocidas en su mayor parte
por la educación del periodismo.
EL CAMINO HACIA EL SIGLO 21
Los sociólogos, antropólogos, sicólogos sociales y filósofos en la Universidad de
Chicago en las primeras dos décadas del siglo 20 formaron un núcleo de pensamiento
intelectual que encendió la investigación social en América. A media que pasaron los
años, sin embargo, la influencia inicial de Park y de otros investigadores asociados con la
Universidad de Chicago comenzó a menguar. Eventualmente, el centro de estudios
sociológicos rompió sus lazos con el pragmatismo y el modelo del periodista-erudito
como investigador, cambió su orientación interactiva y dejó la Universidad de Chicago.
El liderazgo en el estudio y práctica de la sociología se desplazó hacia el positivismo y
acogió los métodos cuantitativos practicados por académicos de la costa este. Durante los
años siguientes, el estudio sociológico desarrolló por lo menos tres paradigmas teóricos y
varias escuelas de pensamiento, entre las cuales se practican ambos métodos cualitativo y
cuantitativo. Mientras tanto, la formación de periodistas, también alimentada inicialmente
por el paradigma positivista emergente, se desplazó hacia una interpretación de la
objetividad cada vez más materializada.
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La formación de los periodistas modernos se puede seguir como una evolución
gradual que corresponde al desarrollo de las tecnologías de los medios informativos
desde la introducción de los periódicos hasta el presente. Durante los años 1920s los
programas universitarios en la educación periodística comenzaron a crecer en número y,
eventualmente, se convirtieron en la ruta para una carrera en este campo. El currículo se
desarrolló como una educación en las artes y ciencias liberales. La educación
universitaria en periodismo incluyó el concepto de la redacción de la pirámide invertida,
y el desapego personal del reportero del evento noticioso. El establecimiento del
entrenamiento profesional para periodistas coincidió a grandes rasgos con la emergencia
de un código de objetividad como un estándar completamente matizado por el cual se
podía mediar la profesión del periodismo.
Aunque había un acuerdo generalizado de que la verdadera objetividad era
imposible dada la fragilidad humana, se pensó que la reportería balanceada basada en el
ideal de objetividad se podía lograr. La teoría de que un código de objetividad proveería
las directrices más efectivas para la profesión se nutrió de un libro que el columnista de
prensa Walter Lippmann escribió en su juventud en el año de 1922. Lippmann reconoció
la naturaleza subjetiva de la opinión pública y temía por su efecto en el proceso
democrático. Él escribió que la utilidad de los periodistas descansaba en la habilidad de
objetivar los hechos. El marco conceptual se extendió y el código de objetividad y las
tradiciones de reportería y formación de periodistas que lo apoyaron se convirtieron en un
poderoso baluarte retórico. Sin embargo, las limitaciones se pudieron notar tan pronto
como en 1947, cuando un reporte de la Comisión Sobre la Libertad de Prensa (Reporte de
la Comisión Hutchins) señaló debilidades considerables en la prensa Americana.
A medida que crecieron los sistemas corporativos y avanzó la tecnología, hacia
los 1970s se incrementó la percepción de que la relación entre el público y la prensa
estaba disminuyendo. Se expresaron preocupaciones sobre los efectos no buscados de las
normas periodísticas. Se pensó que la forma en que estaba siendo practicado el
periodismo podría estar creando periodistas reactivos cuya reportería, en una forma más
latente que explícita, podría ser manipulada. (Bagdikian, 1972; Tuchman, 1978). Para los
1990s, con las primeras quejas aún sin resolver, una nueva generación de críticos señaló
la posible relación de los medios noticiosos con un problema de índole diferente, una
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declinación en la participación cívica y la creciente fragmentación de la vida comunitaria.
Estas objeciones parecían resonar a través de los constituyentes periodísticos y en el
público tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Los críticos incluían una amplia
gama de profesionales de los medios (Yankelovich, 1991; Merritt, 1995; Fallows, 1996;
Dionne, 1998) y académicos (Entman, 1998; Pool, 1990; Putnam, 1993; Schudson,
1995).
Al examinar las raíces de estos temas, Jay Rossen (1999) recuperó el pragmatismo
que el filósofo John Dewey desarrolló en los primeros 1900s en la Universidad de
Chicago y encontró que el trabajo de Dewey era una estructura ajustable a los periodistas
contemporáneos porque ancló el papel del periodista en lo “útil” y experiencial en lugar
del modelo autoritario (Dewey, 1927). Otros críticos señalaron que las prácticas de
reportería, incluyendo el código de objetividad, que alguna vez se pensó beneficiaban a la
democracia, porque permitía que los medios informativos ser vigilantes de la acción
gubernamental, podría, en las actuales circunstancias, ser concebido como perjudicando a
la democracia (Black, 1997; Carey, 1992, 1997). Con el acceso público a los sistemas de
medios de todo el mundo, algunos con capacidad interactiva, el problema del siglo 21 no
es si reportar sobre los acontecimientos del mundo real puede ser balanceado a través del
uso de un código; pueden serlo. La cuestión más importante es como los más profundos
sistemas de creencias (nacional, religioso, o ideologías grupales) inextricablemente
empotradas en toda comunicación (Foucault, 1969/1982; Habermans, 1991; Mannheim,
1929/1986), pueden ser consideradas en la reportería de los eventos de actualidad. El
capítulo incluido aquí de Clifford Christians mira a la tradición de objetividad en
periodismo y provee una ética para periodistas de hoy.
La influencia de Dewey permaneció dormida en el léxico del periodismo hasta
que fue redescubierta por Rosen (1997; 1999 a, b, c) y otros (Carey, 1987; Peters, 1995;
Glasser & Salmon, 1995; Rosen, Merritt, & Austin 1997). Así mismo, el trabajo de
principios del siglo 20 del sociólogo y periodista Robert Park, colega de Dewey en la
Universidad de Chicago, está siendo revisado ahora, como el trabajo de Dewey, por
eruditos y periodistas del siglo 21. El trabajo de Dewey y otros enmarcan una filosofía
para el cambio. El trabajo de Park y otros establece un método para ello. Tanto las
críticas lanzadas contra los periodistas durante la última mitad del siglo 20 y el contexto
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que rodea las sugestiones para los remedios están claramente relacionadas con las
actuales prácticas de reportería.
ENCONTRAR COMODIDAD EN UNA ZONA NUEVA
Para mediados de los 1990s los periódicos y operaciones de transmisión de noticias a lo
largo de Estados Unidos estaban buscando nuevas formas de mejorar el cubrimiento,
involucrar a individuos y grupos de amplio alcance, y promover la participación en la
vida pública. Periódicos en Wichita, Kansas; Charlotte, Carolina del Norte; Norfolk,
Virginia; y otras ciudades comenzaron a lanzar experimentos en cubrimientos de
elecciones y temas sociales (Charity, 1996). Ya sea que el cambio haya sido un esfuerzo
consciente para reevaluar los métodos de reportería o no, la prueba de realizar diálogos
abiertos con individuos y comunidades de personas y tratarlos como noticia, sin embargo,
refleja la realidad de hacer periodismo democrático en la era de la comunicación global
por Internet. Las técnicas innovadoras llamaron la atención de la Fundación Kettering, los
Pew Charitable Thrusts, y otras fundaciones privadas. Se dieron fondos a programas que
reexaminaron la relación entre los medios y las prácticas democráticas y para educar
estudiantes y periodistas en ejercicio para implementar cambios en las salas de redacción.
Y al final de la década, cerca de la mitad de los periódicos en Estados Unidos y muchas
estaciones de radio y televisión, habían conducido algún tipo de iniciativa de periodismo
cívico (Sirianni & Friedland, 2001, p. 186). Jan Schafer, antigua directora del Centro Pew
para el Periodismo Cívico es autora de un capítulo que sigue las reseñas de proyectos de
periodismo cívico para mostrar formas en que académicos y profesionales pueden
asociarse en proyectos de investigación y reportería.
En buena medida, ha ocurrido un notable cambio en la prensa institucional para
incorporar reportería sobre preocupaciones a escala individual en la década pasada. El
cambio puede ser ilustrado por la elección presidencial del 2000 donde el cubrimiento
regular incluyó aportes específicos del público en general a través de grupos de foco,
comentarios recopilados de ciudadanos privados, entrevistas, sitios web interactivos y
otros. La ampliación de la definición de las noticias y la creciente interacción de los
periodistas con crecientes sectores del público piden la reevaluación de la formación de
los periodistas y las raíces éticas de la profesión. Lou Ureneck, editor del Press Herald de
Pórtland (Maine) escribió en Nieman Reports:
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Lo que la prensa necesita hoy es más contexto y perspicacia, no menos, y ese
contexto y perspicacia inevitablemente traen consigo el ejercicio de la
subjetividad... Hoy, el desafío a la prensa orientada al público es encontrar formas
de acomodar la siempre presente necesidad de una búsqueda justa y despasionada
y de la creciente necesidad de generar energía, significados y soluciones... Existe
la posibilidad de que la prensa falle más a menudo a sus lectores debido a la
timidez y la parcialidad (1999, 2000).
En el 2002, la Fundación Freedom Forum compiló apreciaciones de las carreras de
ejecutivos de noticias y las publicó bajo el título de Mejores prácticas: el arte del
liderazgo en las organizaciones noticiosas (Coffey, 2002). Entre quienes comentaron
sobre traer diferentes perspectivas a la sala de redacción estaban Alberto Ibargüen,
publicador del Miami Herald y Nancy Mynard, una anterior editora y co-propietaria del
Oakland (California) Tribune. Los comentarios de Maynard reforzaron el punto de
Ibargüen. Maynard dijo, abreviadamente, que “La gente de noticias generalmente no
gasta el suficiente tiempo hablando con la gente...que ellos cubren”. (p. 41). El
comentario de los ejecutivos reveló la dimensión de la asimilación dentro del periodismo
institucional creado por las ideas surgidas en los 1990s.
La importancia del diálogo activo definitivamente se ha movida hacia arriba en la
escala de habilidades del periodismo y la pretensión de que el periodista sea indiferente y
apartado con el fin de alcanzar la ecuanimidad en la reportería ha bajado algo en la
escala. ¿Cómo desempeñarán los periodistas su trabajo frente a este importante cambio?
Las rutinas correctas se desarrollarán con el tiempo. En este momento, los hilos de la
ciencia social interpretativa que se tejen a través de las ideas de los eruditos y periodistas
profesionales pasados y presentes, el experimento de los periodistas públicos, y la
interactividad ofrecida por las nuevas tecnologías de los medios informativos sugiere la
posibilidad de reavivar la conexión del periodismo con las metodologías cualitativas.
DONDE LOS MÉTODOS CUALITATIVOS SE ENCUENTRAN CON EL
PERIODISMO
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Con cada década que pasa, la formación de los periodistas se ha vuelto más profesional
para responder a cualesquiera que sean las exigencias puestas por el ambiente de medios
de su tiempo. Actualmente, existe la necesidad para habilidades especializadas para
descubrir problemas comunes no reportados y temas de contexto y reportarlos de una
forma que ayude a los individuos a interactuar con redes más grandes. Algunos
periodistas están aplicando el conocimiento de los métodos de investigación cualitativa
de las ciencias sociales para producir reportes verificables y precisos que avancen este
ámbito.
No hay una epistemología general que organice la metodología cualitativa, pero
toda investigación cualitativa está basada en el examen inductivo de la información
recolectada. Para asegurarse de que la investigación es balanceada, precisa y veraz y para
permitir al lector y al público evaluar el estudio, los investigadores cualitativos:
1. Conducen sus estudios en un medio natural,
2. Siguen protocolos estrictos y múltiples para el diseño y ejecución válido y
confiable de la investigación,
3. Considerar el fondo y perspectiva de los investigadores y los posibles
efectos que puedan tener en la investigación cuando se diseña la
investigación, y
4. Incluir en el reporte escrito suficiente información sobre los
investigadores, el plan, y la conducción del estudio para permitir a los
lectores/audiencia decidir por sí mismos la veracidad y precisión del
recuento.
Existe una amplia gama de métodos cualitativos. Como los numerosos hilos de una soga,
los métodos empleados más frecuentemente constituyen las piezas más anchas, y,
entrelazados, los hilos juntos producen una metodología unificada y fuerte. Uno de los
hilos más densos y prominentes dentro de la metodología cualitativa es la observación
participativa. Es la práctica que se relaciona con ir al campo, observar e interactuar con
un grupo, y luego analizar la situación con el fin de registrar elementos comunes y
desarrollar un reporte escrito.
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Para proveer alguna organización para entender como funciona la investigación
cualitativa, el método de observación participativa puede ser separado en tres categorías
principales que pueden ser usadas como metáforas para ilustrar tres procesos elementales
dentro de la metodología cualitativa. Las categorías no son discretas pero forman un
continuo con los puntos de referencia prominentes que proveen una visión de lo que es la
metodología cualitativa (el alcance de los métodos involucrados) y como es conducida (el
protocolo y el nivel de participación de los investigadores). Las categorías son:
Observación: Lo que distingue a los estudios de observación es que el
investigador no hace contacto con los sujetos de la investigación. Los investigadores
investigan artefactos como cerámica, moda o íconos de la cultura popular. Ellos usan
medidas que no importunan para recolectar datos, por ejemplo; pueden observar las
acciones de los individuos pero a cierta distancia. Los reporteros investigativos usan esta
técnica para monitorear y estudiar las idas y venidas de la gente y sus asociaciones sin
disturbar el comportamiento de quienes son observados. Una de las más grandes áreas del
estudio observativo es el examen de textos de trabajos escritos. El análisis textual o
retórico examina libros, películas, y otros medios. Para analizar un texto, el investigador
“lee entre líneas” para interpretar los significados subyacentes. El capítulo de Morris
explica el análisis textual y muestra como los reporteros del Washington Post lo usan en
su trabajo.
Observación participativa: Esta investigación tiene lugar en el mundo social. El
observador colecta información observando a la gente interactuar e interactuando con
ellos. Luego el investigador analiza y escribe sobre los temas encontrados en la escena.
Con el fin de analizar la escena, el investigador mantiene algún tipo de independencia de
la situación. Ese nivel depende de los sujetos estudiados y del propósito de la
investigación. Por ejemplo, en la entrevista enfocada descrita por el autor en un capítulo
subsiguiente, los investigadores que condujeron entrevistas una sola vez con cada
interlocutor estaban más marginados que conectados a sus sujetos. El reportero que
entrevistó a una joven mujer para contar la historia de su vida, entró en su mundo de una
forma limitada. Su trabajo es discutido en el capítulo sobre historia oral por Renita
Coleman. El proyecto de mapeado comunitario en el capítulo de Kathryn Campbell ubicó
a los periodistas haciendo el mapeado en directo y, en algunos casos, repitieron el
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contacto con los individuos y grupos de quienes querían aprender. El estudio de caso
descrito en capítulo de Tanni Hass fue basado en buena parte en participación así como
en observación. En su estudio, periodistas del Akron Bacon Journal gastaron y largo
periodo de tiempo en el proyecto y trabajaron en asociación con un número de grupos
cívicos. En pocas palabras, los observadores participativos, dentro de límites
predefinidos, se involucran en la vida cotidiana de aquellos a quienes estudian. Ellos lo
hacen así no solo para entender qué está pasando, sino para proveer un reporte
sistemático. Es por eso que el investigador debe siempre mantener alguna distancia en su
relación con aquellos a quienes estudian.
Participación: Este nivel de investigación está marcado por una completa
inmersión en una cultura. El investigador que toma esta vía puede vivir por periodos
extendidos en la misma comunidad de aquellos a quienes está estudiando. El peligro, o
para algunos investigadores, el beneficio, es que el investigador queda inmerso en la
escena. En esos casos, ya sea por designio o por casualidad, el investigador se convierte
en el mentor del sujeto. Desde que la etnografía requiere que el investigador entre
completamente en el mundo vital de sus sujetos, esta es la técnica cualitativa en la cual el
investigador es más susceptible a “hacerse nativo”. No toda la etnografía es marcada por
la asimilación completa. Los estudiantes de periodismo en el capítulo de Michael
McDevit y Janet Cramer produjeron su investigación y publicaron sus historias mientras
retenían una perspectiva analítica relacionada con el mundo de la calle de la gente que
estudiaron.
De otra parte, el capitulo de Susan Willey propugna por la teoría de la acción
social y muestra como las organizaciones informativas pueden involucrarse directamente
con el público cuando se trata de evaluación los temas. El capítulo de Willey está
dedicado a la investigación con grupos de foco, un proceso asociado a menudo con la
investigación cuantitativa y, en el continuo de la técnica cualitativa, usualmente
encontrado hacia el lado más desprendido de la escala.
Willey da instrucciones sobre como usar grupos de foco en el periodismo
participativo orientado hacia la acción. El capítulo de Willey ilustra claramente que en la
investigación cualitativa, el diseño de la investigación y los objetivos establecen el nivel
de participación del investigador más que la escogencia de la técnica cualitativa misma.
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En periodismo, el grado de participación del periodista que usa métodos cualitativos para
desarrollar un proyecto es, como en toda reportería, establecido por las organizaciones
informativas y el reportero individual al que se le asigna la historia.
HACER METODOLOGÍA CUALITATIVA EN PERIODISMO
Usar los métodos cualitativos en periodismo no es difícil. Los métodos usados van desde
estudios de gran tamaño conducidos por múltiples equipos en salas de redacción
coordinadas hasta una historia de una entrevista de historia oral conducida por un sólo
reportero para un periódico de un pueblo pequeño. El proyecto puede extenderse por un
periodo de tiempo (creando etnografía, por ejemplo) o en una serie de grupos de foco
durante una tarde.
Los métodos cualitativos pueden ser usados por organizaciones informativas
como herramienta preparatoria para identificar redes de fuentes creíbles, no elitistas, en
su relación con los procesos políticos (mapeado); o pueden ser usados para identificar
temas fundamentales e informar el cubrimiento electoral (como en el ejemplo de la
entrevista enfocada) o en muchas otras formas para aumentar el cubrimiento. La ventaja
de la metodología cualitativa que lleva al lector y a la audiencia dentro de la historia.
Saber como conseguir datos en-profundidad y impresiones de primera persona y que
hacer con ellos es la esencia de la reportería cualitativa.
Guías para la recolección confiable de la información y la documentación válida
son detalladas para cada método en los capítulos que siguen. Las siguientes son guías
generales para la aplicación de un método cualitativo en la sala de redacción.
1. Escoja la historia adecuada: No toda historia es adecuada para la reportería
cualitativa. Historias de iniciativa son un ejemplo de un buen caso. Muchas
historias reportadas con métodos cualitativos son temas políticos “encajonados”
que no se encuentran en las plataformas políticas de los partidos. Algunas surgen
de problemas sociales que están siendo tratado por fuera de los conductos
gubernamentales o son artículos que ejemplifican individuos y grupos. Parte de
escoger la historia adecuada es crear un ‘espacio’ para la historia—decidir su
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alcance y parámetros. Es importante escoger los recursos cualitativos—el método
—que mejor produzca la historia.
2. Salga: Para hacer una historia interactiva, salga al “campo” con técnicas
personales de micro-nivel. Planee siempre recoger información de los individuos
en más de un punto durante el proceso de construcción de la historia. Cuando sea
útil, ofrezca forma en que la gente se pueda conectar con la historia a través de un
sitio web, lista de correos, y otra tecnología interactiva. Busque los temas que
resuenan—subestimados o subreportados, temas comunes dentro del público en
general o los que reflejan las preocupaciones de grupos distintos de gente.
3. Tráigalo a la casa: Sobre todo, construya la historia de “abajo hacia arriba”.
Mantenga en el enfoque en un tratamiento inductivo en lugar de deductivo. Deje
que la reportería sea definida en el contexto y perspectiva de los sujetos
participantes en la reportería. Para garantizar que la forma en que la información
es colectada y reportada se desprende de información que es verificable y precisa,
siga el protocolo del método particular usado y utilice la “triangulación” (por
ejemplo, más de un método de recolectar la información) para asegurar que no
hay distorsión y está libre de error. Finalmente, explique prominentemente en el
reporte final que sea publicado o emitido los propósitos de la organización
informativa y los métodos de reportería y el grado de participación.
NOTAS DE CAMPO: UNA SERIE GANADORA DEL PREMIO PULITZER
En 1999, editores del New York Times decidieron que el momento era propicio para
explorar, de nuevo, la naturaleza cambiante de las relaciones raciales en Estados Unidos.
Los editores sabían que las conversaciones nacionales sobre raza a menudo son vistas por
el público como monólogos sin salida—no como conversaciones sino como
oportunidades para reafirmar posiciones previas. “El lenguaje tradicional sobre raza
estaba tan atrincherado que la gente simplemente no quería ir allá de nuevo”, le aprecía al
reportero Michael Winerip (conversación personal, 2002). Él era parte de un grupo de
unos 30 en el Times que buscaban un vehículo para mover la reportería sobre la raza más
allá de los diálogos obvios, polarizados y familiares.
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El grupo de reporteros y editores en el Times se preguntaron a sí mismos, ¿qué
comprometerá a los lectores? El equipo concibió la idea de escribir sobre relaciones
raciales a una escala personal “intuitivamente”. “Queríamos encontrar gente que no se
guardara nada, y queríamos traer situaciones diferentes—situaciones que el lector vería
como típicas, pero que eran relaciones a través de situaciones que mucha gente
encontraría demasiado sensibles para hablar sobre ello. Estábamos buscando la
oportunidad para conseguir el tipo de historia que la gente lee y se da cuenta , ‘¡Oh Dios
mío, es cierto!” dice Wintrip.
“Las historias, desde luego, eran todas ciertas—creíbles, aún mundanas. De
hecho, eso es lo que estábamos buscando—lo mundano—el escenario demasiado
pequeño, demasiado matizado, como para elevarse siquiera al nivel de un asunto local en
la comunidad. Los momentos que nosotros queríamos capturar eran situaciones que no
harían historias noticiosas basadas en su importancia, pero reflejaban los comentos
comunes que consumen la vida cotidiana de la gente. Nos encontramos varias veces y
resultamos con unas 150 ideas. Luego las redujimos a 15”. La serie de 15 partes que
resultó recibió un premio Pulitzer y luego se convirtió en el libro Como se vive la raza en
América (Lelyveld, 2000). Winetrip convirtió una de las 15 ideas en una historia, “Porque
los policías antinarcóticos de Harlem no discuten sobre raza”. El también manejo el
equipo de reporteros a través del proceso de encontrar las locaciones para la entrevista y
reportar las situaciones a medida que se desarrollaban.
“Buscamos una amplia gama de gente difícil de encontrar y dispuesta a estar
involucrada”, dice Winerip. “Ciertos proyectos de reportería yerran en sobre-reportar
situaciones que incluyen a los pobres. Nosotros buscamos una variedad de experiencias.
Por ejemplo, queríamos hacer una historia sobre relaciones raciales en el sitio de trabajo,
y queríamos mirar a trabajadores de cuello azul. Yo había hecho algo de reportería en las
acerías y alguien sugirió que buscáramos una historia allí, pero yo no pesé que eso
funcionaría. En su mayoría, los hombres a quienes yo había entrevistado eran de mediana
edad y tenías sueldos sustanciales. La industria estaba declinando. Ellos en realidad no
representaban el tipo de trabajador que nosotros queríamos mostrar. Queríamos algo más
“crudo”. Pensamos en hacer una historia desde una perspectiva de sindicalizado/no
sindicalizado. ¿Cómo eran las vidas de la gente, blancos y negros, trabajando a través de
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esa división? Pero eso tampoco parecía ser el vehículo adecuado. Queríamos tener una
situación dura de cuello azul, pero el punto era capturar las relaciones de los trabajadores,
sus actitudes y sentimientos del uno para con el otro. Pensamos en las factorías de
procesamiento de pollos y cerdos a lo largo del la costa sur y terminamos enviando a un
reportero a vivir allí y trabajar en una factoría de procesamiento de cerdos”.
Ingresar a la escena fue logrado por intento y error. “Cuando fui a la inspección a
hacer mi trabajo me encontré con María. Inmediatamente supe que ella era una policía de
primera categoría. No sabía si quería hacer una historia sobre ese tipo de persona o su
pelotón de primera calidad. Tuve la oportunidad de visitar otro pelotón, pero ellos eran
blandos. Decidí regresar y hacerla con María”. Ingresar a la escena también tomó tiempo.
“Usted tiene que darle a los reporteros tiempo para cometer errores. Cuando la reportera
del Times Amy Harmon estaba buscando por un par de ejecutivos para entrevistar, fue
rechazada por unas 100 compañías. Después nos dimos cuenta de que las grandes
compañías establecidas no hablarían con nosotros sin añadir tantas restricciones, que
sencillamente no podríamos conseguir la información que necesitábamos. Pero
descubrimos que la gente en el mundo punto.com eran empresarios independientes
dispuestos a hablar con nosotros. Así es como nos decidimos por un par de hombres para
entrevistar que habían hecho millones”.
Mirando hacia atrás, los criterios para las historias que se convirtieron en parte de
la serie fueron: (a) una situación mundana era el vehículo para cada historia, (b)la
situación proveía la oportunidad para conseguir las percepciones subjetivas de las
personas, y (c) la gente en esa situación estaba dispuesta a hablar. “Teníamos que
encontrar gente dispuesta a dejar que uno regresara una y otra vez, dispuesta a emplear el
tiempo que tomara”.
El trabajo de Winerip, como asesor de reportería para el equipo, lo llevó a emplear
muchas de las herramientas de la investigación cualitativa. “Sobre todo, queríamos que
los reporteros excavaran hondo y se mantuvieran ahí. Los instruí para que no tomaran
notas al principio”, dijo. “Esa es una forma fácil de gastar o intimidar a los sujetos
(entrevistados). Mi consejo a los reporteros fue ser pacientes y esperar un poco, y luego
comenzar a tomar notas. También los instruí sobre no acercarse demasiado al principio.
Es como cualquier otra relación. Hay que darle tiempo para desarrollarse. Usted no puede
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acercarse demasiado muy pronto. Aun cuando estas personas se han comprometido a
hacer las entrevistas, ellos no saben a qué se han comprometido, así que hay que entrar
delicadamente en la relación y en la entrevista”. Al establecer una relación, “caminas
sobre una línea muy fina”, dijo Wineripe. “Te termina gustando la gente. Yo siempre lo
hago, pero no es amistad. Tienes que sostenerte y no caer en la amistad. Tu trabajo no es
forzar nada, simplemente contar la historia como emerge, sin sacar conclusiones”.
Cuando la serie iba a ser publicada, información adicional sobre el tópico, parte
de ella en forma de entrevista, complementó la serie de 15 historias. Algunas historias
complementarias contadas en voz de primera persona e historias de pregunta-respuesta
producidas por los corresponsales de la revista del Times aparecieron cuando una edición
especial de la revista del Times publicó parte de la serie. Un sitio Web fue creado “no
para imitar o remasticar la serie sino para crear su propia reiteración del proyecto”, dijo
Winerip. Fue un proyecto pionero para el sitio Web del Times. Una cartelera de discusión
por correo electrónico se usó mucho. Cuando se publicó en forma de libro, las
impresiones en primera persona de los reporteros sobre relaciones raciales en general y
sus perspectivas personales en temas raciales fueron incluidas.
“En general, el propósito de la serie era llegar a seres humanos y aprender de
ellos. La serie implicó un inmenso compromiso. No se puede hacer algo como eso a la
ligera. Toma perseverancia. Esa es la cosa, la clave de todo. Toda la idea era dejar que la
gente hablara por sí misma y dejar que el lector lo colocara en el contexto más amplio”,
dijo Winerip.
Los reporteros en el New York Times no se propusieron hacer periodismo con el
método cualitativo. Ciertamente muchos de ellos, incluido Winerip, ni siquiera sabían del
concepto. La reportería que resultó, sin embargo, correspondió de cerca con los
propósitos y principios de la investigación cualitativa. La conceptualización de las
circunstancias personales de los individuos como noticiosa e importante para la
comprensión de temas sociales más amplios de actualidad es indicativa de la
aproximación cualitativa. Desde el deseo inicial de hacer reportería de campo en-
profundidad con escenarios múltiples y múltiples oportunidades para recoger
revelaciones personales hasta la presentación de los hallazgos en historias que incluían el
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papel de los reporteros y del Times, el proceso fue una aproximación sin ambages de una
rigurosa investigación cualitativa.
El método cualitativo provee de una avenida para la reportería que alcanza al
individuo y destaca inquietudes comunes de la gente cotidiana en la esfera pública. Usar
técnicas de investigación cualitativa en periodismo no es una idea nueva. Sin embargo,
hasta hace poco, al método cualitativo no se le ha dado mucha atención por parte de los
periodistas. Condiciones cambiantes, tanto institucional como tecnológicamente,
estimulan ahora este entrenamiento especializado para periodistas. El propósito de este
volumen está enfocado hacia el método cualitativo en periodismo. Los capítulos en la
parte I proveen el fondo para entender la historia temprana de la investigación cualitativa
en Estados Unidos y su relación con el periodismo. Los capítulos en la Parte II describen
uno o más métodos cualitativos y muestran como están siendo aplicados al periodismo de
hoy.
Traducido de
Qualitative Research in Journalism, Taking it to the streets.
Edited by Sharon Hartin-Iorio
Lawrence Erlbaum Associates, New Jersey, 2004
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