266 Bibliografía - CORE · neopositivismo renovado, en tal caso, deberá abrirse a una teoría del...

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266 Bibliografía

BLASCO, 1. L.: Significadoy Experiencia.La teoría del conocimientoy lametafísicaen el positivismológico. Península.Barcelona,1984,157 Pp.

Que las corrientesfilosóficas dominanteshan tendido en los últimosaños,primero, a producirsefuera de nuestropaís y, en segundolugar, allegarcon el mismo notorio retraso,esalgo queapenasmerecesersubra-yado.Queel positivismológico ha sido una de lascorrientessujetasa esacondición,siendo así que su huella en el desarrollocontemporáneodelpensamientoes largay honda,constituyeigualmenteun dato de absolu-to dominio público. Todo ello no hacesino convertir en másmeritoria latareade los Bueno, Mosterín, Sánchez-Mazas,Garrido, Sacristán,Sán-chez de Zavala,Hierio, Muguer-za,Deañoo Muñoz Veiga, a cuyo cargocorrió la labor de abrir camino en España,entreotras tendencias,a lamencionadalínea de investigación.El libro de J. L. Blasco queaquí co-mentamospuedeinscrihirsecon todajusticia en esesectordc la produc-ción bibliográfica hispanadedicadaal positivismo lógico y sus proble-mas;el propio autor del mismo, en unaobraanterior («Lenguaje,filoso-fía y conocimiento”, 1973), así como en unavariadaseriedeartículos,hapuestotambién su grano de arenapara la construccióndel edificio cul-tural al queestamosaludiendo.Me atrevoa sugerir, sin embargo,queeltonode estasegundaentregaextensadel Catedráticode Teoríadel Cono-cimiento de la Universidadde Valenciaes hartodistinto al de una expo-sicióno informe al uso—comopor lo demáseshabitual.La distanciatení-poral, la tranquilidad que otorga el dominio de un tema ya afortunada-menteconocidoen cadauno de susaspectos,provocacn efectouna acti-tud de reflexión crítica, lúcida, acentuadapor el hechode serde prefe-rencia el más primitivo positivismo, el de Neurath,Sehlick o cl primerCarnap(y no ya tantoel segundoWittgensteiny susconocimiento,objetodel primer libro de nuestroreseñado)el queahorase ve sometidoa revi-sión.

El significado de dicha crítica, supuestostales antecedentes,no pare-ceofrecerdudasal lector: el positivismológico ha cumplido—vienea de-cirnos Blasco— una Función impagableen la historia del pensamiento,una función de depuracióny rigor lógicosque no por de antiguo ejercidaresultó menosnecesariaentoncesy siempre;aceptarese/actunz, encam-bio, no impide recordarque el programapositivista básico,esto es, laerradicaciónde la especulación«metafísica»,ha abocadohistóricamentea un sonorofracaso. Las razonesde esefracasono cabe puesbuscarlasextramurosdel programa;no se trata dc averiguar«si el neopositivísmoolvidó ci ser, o se redujo a un nitro momento,ya superado,del devenirde Ja razón>’ (p. 7); se trata,por el contrario, de hacerver las posiblesin-suficiencias, las inconsecuencias,las contradiccionesincluso que, laten-tes en el interior del mencionadoprograma,justifican esefracasohistó-rico del que hablábamos.La mayorpartede la crítica de Blascoal posi-

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tivismo lógico, en estesentido,sealza (Pp. 15-102)contrauno de los dog-mas clásicosde aquél, el criterio empirista del significado.Y la conclu-sión que seobtienede esepormenorizadoestudiodel mismo —en cuyosdetallesno podemosentrar aquí,pero a los cualesremitimos con gustoal lector— es de tal índole que nos conducedirectamentea eso que re-presenta,si no nosequivocamos,la tesisgeneraldel libro quereseñamos:la doble presenciacomo horizonte y como fundamento(aun negado)deuna teoría del conocimientoen el senodel positivismo lógico. Pesea subeligeranciaantimetafísica,ciertamente,ésteno pudoevitar quesu prin-cipio quizámásrelevante,el del criterio empiristadel significado,no fue-ra en rigor una teoría filosófica, una teoríadel conocimiento(p. 64). Elneopositivismorenovado,en tal caso,deberáabrirseauna teoríadel co-nocimiento,a una reflexión o crítica, que retomela cuestiónde la funda-mentacióny el límite del conocerhumanoy queutilice, sí, el instrumen-tal de la lógica, la teoríadel lenguajey la cienciaempírica;peroque,antetodo, atenderáa la especificidad«filosófica’> de su misión. Una especia-lidad que,a suvez, y permítasenosinsistir en ello, provienede que,de-licadamenteanalizadas,laspropiasposicionesprogramáticasdel Círculode Viena incurren,al parecer,en una flagranteparadoja:la paradojadela teoríadel conocimiento,inevitablecomo tal, queseempeñaenestable-cer la imposibilidad de sí misma; esaparadojaque,muy gráficamente,Blascoha descrito(Pp. 106 y 152) como la del juez quedeclarainválidastodas sussentencias,incluida ésta,dandoasí lugar aque,con motivo, seaprecieen las opinionesneopositivasmás la cerrazónde un dogmare-presivo que la eleganciade un pensamientoliberado(PP.SO-Sl).

A tenorde lo dicho, aparececon claridad la importanciay la riquezade sugerenciascontenidaen el texto queglosamos.Frenteal mismo aca-so no quepa,así, oponermás objeción que la de su carácterexclusiva-menteanticipador.No tenemosaquí,a nuestrojuicio, más queesbozadala urgencia,la necesidad,la posibilidadal menos,si sequiere,de unaTeo-ría del Conocimientoque, asumiendolos límites inherentesal positivis-mo lógico, cuente,sin embargo,con los descubrimientosasimilables delos hombresdel Círculo. La concreciónde esametaa la que se apunta,empero,habráde esperara la aparicióndeotras obrasdel autor, que nodudamosllegaránpronto a las librerías,completandola amplia y fecun-da aportaciónrealizadopor aquél.

J. PÉREZDE TUDELA