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EL MUNDO HELENÍSTICO
EN EL AÑO 334 a.c., Alejandro Magno condujo un ejército formado por griegos y
macedonios rumbo al oeste de Asia con el propósito de lanzar un ataque sobre el
Imperio Persa. Los años de campaña se tradujeron en la derrota definitiva de los
persas y, en el año 327 a.c., Alejandro y sus tropas se dirigieron rumbo al oriente,
hacia la India. Pero dos años más de combates en un terreno extraño y difícil
agotaron a sus tropas, que se rebelaron y se rehusaron a seguir adelante.
Alejandro regresó de mala gana, conduciendo a sus hombres a través de las
áridas tierras del sur de Persia. Las condiciones en el desierto eran desastrosas;
el sol abrasador y la falta de agua ocasionaron miles de muertes. En cierto
momento, cuando un grupo de sus soldados encontró un poco de agua la
recogieron en un casco y se la ofrecieron a Alejandro.
Filipo y la conquista de Grecia
Filipo había pasado tres años como rehén en la ciudad de Tebas, donde adquirió
una gran admiración por la cultura griega y lo dejaron absorto los desarrollos
militares. Filipo apreció la importancia de tener un ejército eficaz, en caso de que
Macedonia deseara convertirse en un Estado poderoso. Se valió de aldeanos,
campesinos robustos y pastores macedonios como núcleo de su falange de
soldados de infantería. De las minas de oro del monte Pangeo obtuvo los recursos
para pagar a estos soldados y establecer un ejército profesional que pudiera
combatir durante todo el año.
Los ideales de Alejandro: Alejandro es uno de los grandes personajes más
enigmáticos de la historia. Los historiadores, basándose en las mismas fuentes,
ofrecen distintas imágenes de él. Algunos lo describen como un visionario idealista
y otros como un ser maquiavélico y despiadado. ¿Cómo se concebía a sí mismo?
Sabemos que buscaba imitar a Aquiles, el héroe guerrero de La llíada de Homero.
Alejandro guardaba una copia de La lliada y una daga bajo su almohada. También
afirmaba ser descendiente de Hércules, el héroe griego que llegó a ser adorado
como un dios.
El legado de Alejandro Pese a sus ideales, motivos o puntos de ( vista sobre sí
mismo, un hecho se destaca: Alejandro creó una nueva era, la helenística. La
palabra helenística proviene de una palabra griega que significa "imitar a los
griegos". Es una manera apropiada que describe una era que vio la extensión de
la lengua e ideas griegas en un mundo no griego del antiguo Cercano Oriente. La
destrucción de la monarquía persa a manos de Alejandro extendió el reino greco-
macedonio sobre un área inmensa. Esto creó oportunidades para los ingenieros,
intelectuales, mercaderes, soldados y administradores griegos. Mientras que los
griegos continentales seguían comprometidos con los ideales de sus ciudades-
Estado, aquellos que siguieron a Alejandro y a sus sucesores participaron en una
nueva unidad política basada en el principio de la monarquía.
La amenaza de los celtas
Los celtas, también conocidos como los galos, era un pueblo que había ocupado
grandes áreas de Europa al norte de los Alpes durante la temprana edad de hierro
(c. 800-500 a.C), especialmente en la región hacia el sur y oeste del río Rin, al
oeste de los Alpes, y al norte de los Pirineos (una región conocida como Galia).
Al final del siglo V a.C, posiblemente como resultado de la sobrepoblación, los
celtas comenzaron a migrar hacia el sur y el este. Un grupo saqueó la ciudad de
Roma en el año 390 a.C. (véase capítulo 5). Tras la muerte de Alejandro Magno,
otros grupos de celtas comenzaron a amenazar al mundo helenístico. Los celtas
atacaron Macedonia a principios del tercer siglo a.C, como lo declaró un antiguo
escritor: "Cuando los vencidos macedonios se habían recuperado al abrigo de las
murallas de sus ciudades, el victorioso Brennos destruyó los campos de toda
Macedonia sin que alguien opusiera resistencia".3 Brennos dirigió también a un
grupo de 30,000 celtas hacia la misma Grecia y causó considerables daños antes
de ser derrotado en el año 278 a.C.
Tendencias económicas
La agricultura era todavía de esencial importancia, tanto para las naciones de
población nativa como para las nuevas ciudades griegas del mundo helenístico.
Las ciudades griegas continuaban con sus viejos modelos agrarios. Un bien
definido cuerpo de ciudadanos poseía tierras y las trabajaba con la ayuda de los
esclavos. Pero sus granjas fueron unidades aisladas en una vasta tierra que, a fin
de cuentas, pertenecía al rey o estaba asignada a grandes sectores del Estado y
eran trabajadas por campesinos nativos que habitaban en las aldeas. En términos
generales, ni los modelos de agricultura ni los métodos de producción produjeron
cambios significativos.
Nuevas oportunidades para las mujeres de las clases altas
La creación de monarquías helenísticas, que representó una considerable
desviación del mundo de las ciudades-Estado, aportó una nueva perspectiva al
papel que desempeñaban las esposas de los monarcas, las reinas helenísticas.
En Macedonia, un patrón de alianzas entre madres e hijos proporcionó
oportunidades para que las mujeres desempeñaran un papel activo en la política,
sobre todo en la intriga política.
La transformación de la educación
En el mundo helenístico, la educación atravesó por una transformación
significativa. En el período clásico de la historia griega la educación se había
dejado, en su mayor parte, en manos del sector privado. Las ciudades griegas
empezaron ahora a supervisar la educación de nueva manera. El gimnasio griego,
el cual había sido una institución atlética, en primera instancia, evolucionó hasta
convertirse en una escuela secundaria. El plan de estudios se centraba en la
música, el ejercicio físico y la literatura, especialmente en la poesía de Homero.
Personas acaudaladas aportaban a menudo el dinero para las escuelas y también
puntualizaban la manera en que debía ser gastado. Una inscripción de la ciudad
de Teos, en Asia Menor, detalló que Polithros "dio 34,000 dracmas... para
contratar cada año... tres maestros de gramática que enseñen a los niños y a las
niñas;... se contratarán dos maestros de gimnasia,... un intérprete de lira o arpa...
para enseñar música y a tocar la lira o el arpa, a los niños.
Nuevas tendencias en la literatura
La época helenística produjo una enorme cantidad de literatura de la cual no
sobrevivió la mayor parte. Los monarcas helenísticos, quienes tenían en alta
estima el talento literario, subsidiaron en gran escala a los escritores. Los
gobernantes ptolomeicos de Egipto eran particularmente espléndidos. La
combinación de su generosidad y la fama de la biblioteca atrajeron a una multitud
de académicos a Alejandría, incluyendo un círculo de poetas. Teócrito (c. 315-250
a.C), originalmente nativo de la isla de Sicilia, escribió "pequeños poemas" o idilios
que trataban temas eróticos, quejas de amantes, y sobre todo, temas pastorales
que expresaban su amor a la naturaleza y su aprecio por la belleza natural.
Filosofía: nuevas escuelas de pensamiento
Mientras que Alejandría y Pérgamo se convirtieron en renombrados centros
culturales en el mundo helenístico, Atenas seguía siendo el principal centro
filosófico. Después de Alejandro Magno, el hogar de Sócrates, Platón y Aristóteles
continuó cautivando a los filósofos más ilustres del mundo griego, quienes
eligieron ese lugar para establecer sus escuelas. Nuevas escuelas de
pensamiento filosófico, los epicúteos y los estoicos, reforzaron la reputación de
Atenas como centro filosófico.
LA REPÚBLICA ROMANA
La Historia Antigua de Roma está llena de narraciones y leyendas acerca del
héroes que hicieron grande a Roma. Una de la más conocida es la del pasaje de
Horacio en el puente. Amenazados de ser atacados por sus vecinos etruscos, los
campesinos romanos dejaron sus tierras y se mudaron a la ciudad donde serían
protegidos por sus murallas. Sin embargo, un punto débil de la defensa romana
era el puente de madera sobre el río Tíber. Horacio se encontraba de guardia en
el puente cuando fueron atacados súbitamente por los etruscos provocando que
muchos romanos dejaran sus armas y huyeran. Horacio insistió a sus compañeros
romanos que opusieran resistencia en el puente para defender Roma, pero
cuando estos titubearon les pidió, como último recurso, que destruyeran el puente
detrás de él mientras intentaba retener a los enemigos. Atónitos y confundidos al
ver un solo defensor, éstos arrojaron sus lanzas hacia Horacio, él las atrapó con
su escudo y enrejo el camino.
El Estado romano
En la política y en las leyes, así como también en la conquista, los romanos
tuvieron una manera práctica de crear sus instrucciones políticas como repuesta a
los problemas que iban surgiendo. De ahí la importancia de recordar que aquellas
que mencionaremos a continuación se desarrollaron en un período que llevó
siglos.
Instituciones políticas Los romanos tenían un concepto claro de ejercicio de la
autoridad, misma que estaba implícita en la palabra imperium, o en ʺderecho a
gobernarʺ. Con el imperium.
La república nombrada también, de forma periódica, a un dirigente extraordinario.
En el caso de una emergencia, los cónsules renunciarían y un dictador con
poderes ilimitados seria elegidos para hacerse cargo del Estado. Se suponía que
llevaría a cabo esta encomienda únicamente lo que durara el suceso
extraordinario, y el límite era de seis meses.
La conquista romana del Mediterráneo (264-133 a.C.)
Tras la conquista de la península italiana, los romanos se encontraron cara a cara
con un formidable poderío del Mediterráneo: Cartago. Fundada alrededor del año
800 a.C. por los fenicios de Tiro, Cartago estaba localizada en una posición
favorable para dirigir rutas de comercio en el Mediterráneo y se convirtió en un
punto comercial importante.
En el siglo VI a.C. Cartago era gobernada por los jueces, que eran elegidos
anualmente. Usualmente eran hombres ricos y de familia prominentes. Los
generales electos por separado dirigían las fuerzas militares, las consistían
principalmente en mercenarios resultados de diferentes partes del occidente del
mediterráneo.
La naturaleza del imperialismo romano
El imperio de roma se construyó en tres etapas: la conquista de Italia, el conflicto
de Cartago y la expansión hacia el Mediterráneo Occidental, y la intervención en la
dominación de los reinos helenísticos en el Mediterráneo Oriental. Los romanos no
contaban con un plan maestro para la creación de un imperio. Gran parte de su
expansión se dio de manera oportunista: una vez que se veían envueltos en una
situación que amenazaba su seguridad, los romanos no vacilaban en entrar en
acción, y mientras más se extendía, aparecían en su horizontes más amenazas a
su seguridad, las cuales los involucraban en un mayor número de conflictos. De
hecho, a los romanos les gustaba pensar de sí mismo que declaraban la guerra
sólo por motivos defensivos o por proteger a sus aliados.
Sociedad y cultura en la República Romana
Unos de los aspectos más destacados de la sociedad y cultura romanas es la
influencia de los griegos en una época muy temprana, hay que recordar las
ciudades griegas en el sur de Italia. Sin embargo, al final del siglo III, a.C., la
civilización griega jugó un papel cada vez más importante en la cultura romana.
Los embajadores, mercaderes y artista viajaron a Roma y diseminaron el
pensamiento y las practicas griegas. Después de la conquista de los reinos
helenísticos, los comandantes militares romanos embarcaron los manuscritos y el
arte de regreso rumbo a Roma. Multitud de los esclavos griegos cultos sirvieron en
las casas romanas. Prácticamente, los modelos griegos afectaron cada aspecto de
la vida romana: la literatura, la filosofía, la religión y la educación. Los romanos
acaudalados contrataban tutores griegos y mandaban a sus hijos a Atenas a
estudiar.
La religión romana
Cada aspecto de la sociedad romana estaba permeado por la religión. La religión
oficial se centraba en rendir culto a un panteón de dioses y diosas, incluyendo a
Juno, la diosa patrona de las mujeres; Minerva, la diosa de los artesanos; Matte,
dios de la guerra; y Júpiter Optimus Maximus ("el mejor y el más grande"), que se
convirtió en la divinidad patrona de Roma y asumió el lugar central en la vida
religiosa de la ciudad.
La importancia de los rituales La religión romana se enfocó en la adoración de los
dioses por una razón muy práctica, los setes humanos eran enseñados a ser
totalmente dependientes de ellos. La ejecución precisa del ritual era crucial para el
buen establecimiento de la relación con los dioses.
La familia romana
En el corazón de la estructura social romana se encontraba la familia, cuya cabeza
era el paterfamilias: el macho dominante. La familia también incluía a la esposa,
los hijos con sus cónyuges e hijos, las hijas solteras y los esclavos. Como hemos
visto, una familia era prácticamente un pequeño Estado dentro del Estado, y el
poder del paterfamilias era paralelo al que ejercían los magistrados sobre los
ciudadanos. Él tenía autoridad absoluta sobre sus hijos; podía venderlos o
condenarlos a morir. Al igual que los griegos, los varones romanos creían que la
debilidad del sexo femenino requería guardianes varones (véase el recuadro de la
página 131). El paterfamilias ejercía dicha autoridad; a su muerte, los hijos o los
parientes cercanos varones desempeñaban el papel de guardianes. Sin embargo,
hacia el final de la República, aunque los derechos de los guardianes varones
seguían legalmente siendo vigentes, las mujeres de clases altas descubrieron
numerosas formas de evadir el poder de los guardianes
La evolución de la ley romana
Una de las principales aportaciones romanas al mundo mediterráneo de sus días y
para las generaciones sucesivas de la civilización occidental, fue el desarrollo de
la ley. Después de la publicación de las 12 Tablas, en el año 450 a.C, no se dio|
una codificación completa de la ley romana hasta la que llevó/ a cabo el
emperador bizantino Justiniano, en el siglo VI d.Q. (véase capítulo 7). Las 12
Tablas, aunque inadecuadas para tiempos posteriores, nunca fueron oficialmente
abolidas y aún continuaban siendo memorizadas por los escolares en el siglo I
a.C. La ley civil (ius civilé) derivada de éstas resultó inadecuada pata satisfacer
ulteriores necesidades romanas; sin embargo, dio paso a correcciones y adiciones
por parte de los pretores. Tras tomar posesión de su puesto, un pretor promulgaba
un edicto en el que enumeraba sus guías de acción para abordar diferentes tipos
de casos legales.