Post on 30-Jul-2015
Las malas palabras vs. El idioma Español
Que verdadera pelea que existe entre ambos. ¿Porque el idioma las define
como malas a las malas palabras? ¿Desde cuando y porque se da esta lucha?
Quizás el Español no las acepte porque afean a la escritura o a la oralidad.
Seguramente habrán surgido cuando alguna persona tuvo mucha bronca y tuvo
que descargase con algo.
Para analizar a nuestro idioma y saber quién lo regula y controla, podemos
hacer referencia al famoso Congreso Internacional de la Lengua española. Allí,
el ámbito es ideal para plantearse preguntas. No estuve presente en ninguno,
pero podría haber preguntado lo siguiente: ¿por qué son malas las malas
palabras?, ¿quién las define como tal? ¿Quién y por qué?, ¿quién dice qué
tienen las malas palabras?, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a
las buenas?, ¿son malas porque son de mala calidad?, ¿se puede decir que
cuando uno las pronuncia se deterioran?, o ¿Cuándo uno las utiliza, tienen
actitudes reñidas con la moral?
Me reitero la pregunta si hay palabras denominadas malas palabras, que son
irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunas por contextura física de la
palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que
es un pelotudo. El término tonto, puede incluso incluir un problema de
disminución neurológica realmente agresivo.
El secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada, está en que también
puede hacer referencia a algo que tiene pelotas. Puede hacer referencia a algo
que tiene pelotas, que puede ser un utilero de fútbol, que en definitiva es un
pelotudo porque traslada las pelotas. Se puede afirmar que el secreto, la fuerza
está en la letra T. Analizando esta letra, la “T”, modifica la significación de la
palabra, dado que no es lo mismo decir zonzo, que decir peloTUdo.
Por otro lado, hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de
culpa, porque todos los países tienen malas palabras, sin embargo se observa
que las leyes de algunos países protegen y en otros no. La palabra es, carajo.
Arturo Pérez Reverte, conocedor en el tema de la navegación, dice que el
carajo era el lugar donde se colocaba el vigía, en lo alto de los mástiles de los
barcos para divisar tierra o lo que fuere. Mandar a una persona al carajo es
estrictamente eso, mandarlo ahí arriba.
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En mis últimas líneas, no quiero dejar de mencionar una palabra, creo que es
fundamental en el idioma castellano. La palabra es “mierda”, la cual también es
irremplazable. El secreto de la contextura física están en la “R”, porque es
mucho más débil como lo dicen los cubanos: miELda. Este término quita de
posibilidades de expresión.
Como cierre, le pido a Ud. querido lector, que atienda a esta condición
terapéutica de las malas palabras. Mi psicoanalista dice que son
imprescindibles para descargarse, para dejar el estrés y todo ese tipo de cosas
que afectan la psiquis de las personas. En lo personal pedería en reconsiderar
la situación de estas palabras. Pido una amnistía para la mayoría de ellas.
Integremos a las malas palabras al lenguaje, que las vamos a necesitar.
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