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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO
FACULTAD DE AGRONOMÍA
HACIA UNA METODOLOGÍA DE
INTERVENCIÓN DE LOS ESPACIOS
NATURALES CON FINES EDUCATIVOS
ALUMNO: RODRIGO ALVARADO STRANGE
PROFESOR GUÍA: FERNANDO COSIO GONZÁLEZ
PROFESOR CORRECTOR: JUAN GASTÓ
QUILLOTA
OCTUBRE 2006
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1. INTRODUCCIÓN ..........................................................................................1
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ...................................................................6
2.1. Espacios naturales: 7 2.1.1. Definición. 7 2.1.2. Funciones y valoración. 10 2.1.3. Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado. 13 2.1.4. Los espacios naturales en su dimensión predial. 20 2.2. Ordenamiento territorial, representación y resolución de problemas
prediales: 26 2.2.1. Metodología general de la planificación. 28 2.2.2. La dimensión territorial. 30 2.2.3. Meta. 34 2.2.4. Caracterización física y diagnóstico. 39 2.2.5. Sistema de problemas. 47 2.2.6. Evaluación del territorio. 53 2.2.7. Representación y modelación predial. 54 2.2.8. Tipología de modelos. 57 2.3. Impacto ambiental y capacidad de carga: 82 2.3.1. Definición de capacidad de carga. 84 2.3.2. Situación actual del concepto de capacidad de carga. 85 2.3.3. Aproximaciones metodológicas para determinar la capacidad de carga. 87 2.4. Paisaje en su dimensión estética: 98 2.4.1. El hombre y el paisaje. 98 2.4.2. Percepción. 99 2.4.3. Componentes del paisaje. 103 2.4.4. Elementos del paisaje. 104 2.4.5. Conceptos de calidad y fragilidad. 108 2.5. El tema arquitectónico: 109 2.5.1. Elementos del diseño en Áreas Silvestres Protegidas. 109 2.5.2. Métodos de diseño. 111 2.6. Educación ambiental: 115 2.6.1. Algunas valoraciones del medio ambiente y sus consecuencias en la
educación ambiental. 115 2.6.2. Definición de educación ambiental. 116 2.6.3. Objetivos de la educación ambiental. 118 2.6.4. Características de la educación ambiental. 120 2.6.5. Educación ambiental y reforma educacional. 125 2.6.6. Biofilia. 128
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3. METODOLOGÍA .......................................................................................129
3.1. Desarrollo de la metodología de intervención de espacios naturales (E.N.) con fines educativos: 129
3.1.1. Metodología matriz. 129 3.1.2. Metodologías asistentes. 134 3.1.3. Construcción de la metodología. 157 3.1.4. Validación e inserción. 158 3.1.5. Evaluación inicial de la metodología. 159
4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS .........................160
4.1. Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos: 160
4.1.1. Proceso de diseño. 162 4.2. Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso: 164 4.3. Elaboración de un marco de inserción: 190 4.3.1. Validación institucional. 192
5. CONCLUSIONES.......................................................................................195
6. RESUMEN...................................................................................................197
6. ABSTRACT..................................................................................................198
7. LITERATURA CITADA ...........................................................................199
ANEXOS ..................................................................................................................206
1. INTRODUCCIÓN
Hablar de crisis en la humanidad no es algo que deba motivar extrañeza o un temor
apocalíptico a quienes la observan. De hecho, la especie humana va de crisis en crisis,
sean éstas sociales, educativas, políticas, económicas, etc. Sus manifestaciones
adquieren diferentes grados de trascendencia para la supervivencia humana,
dependiendo de su profundidad y de sus efectos en los procesos vitales de la especie.
Sin embargo, entre todas ellas destaca una muy particular, debido a que es la
resultante de todas las crisis posibles y confiere al planeta la calidad de unidad vital
en peligro. Esta es la llamada Crisis Ecológica, o mejor expresada como Crisis
Ambiental.
A una crisis integral corresponde una solución integral, que involucre la totalidad del
género humano, dentro de los diferentes ámbitos en los que él se desenvuelve a un
nivel e intensidad acorde con las características individuales.
No se protege lo que no se quiere y no se quiere lo que no se conoce. Por eso, es
necesario motivar y educar el cariño por la naturaleza. Pero hay que ir más lejos.
Para evitar la intervención poco meditada del hombre en el sutil equilibrio de la
naturaleza y hacer un uso efectivo y sostenible de los recursos naturales (sean éstos
para la producción, educación, formación o recreación), es indispensable estimular un
conocimiento pleno del medio natural en las nuevas generaciones, así como en
quienes, de una u otra manera, influirán en el destino del país y en el uso de estos
espacios naturales, para poder preservarlos de la devastación o del uso irresponsable.
Es en este punto en donde adquiere real relevancia el potencial inherente a los
espacios naturales llamados a ser lugares en los que se puedan generar experiencias
formativas de gran valor educativo, especialmente si éstas se relacionan con la
problemática ambiental. La vocación del deporte y la actividad física como vehículos
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formadores se prestan, en forma particularmente interesante, para servir en esta
acción.
La población, consciente de la necesidad de mejorara su calidad de vida, ha valorado
crecientemente la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza, por medio de
actividades al aire libre. Entre ellas encontramos el turismo, en sus diversos grados y
manifestaciones, eco-turismo, turismo de aventura, etc. Junto con esto, se ha
aumentado a nivel mundial la actividad deportiva, la recreación y la educación
desarrollada en contacto con la naturaleza. Los programas gubernamentales o de
organizaciones internacionales, que promueven las actividades en la naturaleza gozan
de una creciente popularidad. Especialmente en educación, en el año 2000, la
Reforma llevada a cabo por el Ministerio de Educación considera en sus
planteamientos de base, la utilización de los espacios como lugares de actividades, lo
que debería en un futuro, mejorar el conocimiento y la relación entre la sociedad y la
naturaleza.
Sin embargo, a pesar de tan auspiciosos eventos cabe preguntar: ¿Qué piensan de
todo esto los espacios naturales?, ¿Están ellos preparados para absorber tal impacto?
Al abordar el tema del uso de los espacios naturales como infraestructura educativa o
recreativa, también debe ser analizada desde modo sustentable y no como elementos
de consumo, como se ha hecho hasta ahora. En la celebración del 75° aniversario de
la Universidad de Colonia (Alemania) se presentó un trabajo, en el que se plantea esta
situación: “El interés creciente del público por la temática ambiental ha llegado al
deporte. A través del aumento del número de personas que practican deporte en
contacto con los espacios al aire libre, el riesgo de producir un daño ambiental
aumenta. El deporte necesita del espacio natural, pero también lo consume. Futuras
investigaciones debería centrarse en este tema y la solución de estos problemas.” El
incentivo de actividades en contacto con la naturaleza, ya sean deportivas o de
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educación ambiental no deben abordarse sólo desde un único punto de vista, ya que
ellas mismas pueden significar un daño ambiental si no se consideran todas las
perspectivas.
Ahora bien, la afirmación de que Chile posee una gran riqueza en cuanto a la belleza
y potencial formativo de sus espacios naturales, se ha convertido en una letanía que
no responde a ninguna política clara de uso o desarrollo.
En esto existen varios factores que interactúan para producir este efecto. En Chile, la
reserva de espacios naturales más importantes, tanto por sus características
cuantitativas como cualitativas, lo representa el “Sistema Nacional de Áreas
Protegidas por el Estado” (SNASPE). En ellas, se encuentran importantes falencias
en el sistema que las controla, en cuanto a proponer un modelo efectivo de uso de
estos recursos, que vaya directamente encaminado hacia la educación y que permita
protegerlos, pero a la vez, obtener beneficios de ellos. Lo cierto es que los intereses
económicos han sido siempre más fuertes que lo que a todas luces parece razonable
en cuanto a proteger un área determinada, partiendo por la propia legislación chilena.
Frente a esto, y como reacción, se puede caer fácilmente en una postura
conservacionista en la que se postula cerrar estos lugares a acceso de todo público.
Uno de los fuertes argumentos para esta postura es el grave deterioro que sufren los
parques nacionales por la intervención antrópica producida por los mismos turistas o
grupos de visitantes. El problema es que siempre será más fácil prohibir que educar.
Esto se debe a que no se determina en estas áreas su capacidad sustentadora
antropogénica y no se establece una metodología de intervención encaminada hacia el
uso de estos lugares como espacios de recreación, formación y educación.
OLTEMARI (1993) señala que, a pesar que en muchos de los países de América
Latina existen métodos que sistematizan el proceso de planificación del turismo en
los parques nacionales y otras áreas protegidas, “aún persiste en la Región una
escasez de procedimientos que posibiliten evaluar situaciones conflictivas o
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controvertidas”. Es así, como la mayoría de los países participantes en la encuesta de
la FAO/PNUMA, realizada en 1997, reconocen la inexistencia de adecuados
métodos para evaluar el impacto ambiental del turismo en los parques nacionales, o la
capacidad de carga de éstos. Se entiende que las estimaciones de la capacidad de
carga, o de los niveles tolerables, tienen que ser medidos en términos ecológicos,
físicos, psicológicos y estéticos, lo que significa involucrar un gran número de
variables. Se señala que “es incuestionable que esta carencia de metodologías no sólo
limita el proceso de planificación y monitoreo, sino además, impide la toma de
decisiones frente a desarrollos considerados conflictivos. Es aparente, entonces, que
bajo esta situación muchas de las decisiones deben ser tomadas sobre la base de
estimaciones, y de acuerdo a la información disponible”.
Este análisis simplista de los espacios naturales restringidos al SNASPE, se hace más
profundo cuando se amplia su superficie hacia territorios con otras calificaciones
administrativas.
Objetivos:
Objetivo General.
Desarrollar una metodología de uso de los espacios naturales que considere una
planificación integral de su intervención, dirigida hacia la utilización de estos
espacios como lugares de formación y educación.
Objetivos Específicos.
Adaptar metodologías ya existentes y articularlas en una sistemática funcional,
dentro de un concepto de trabajo multidisciplinario.
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Desarrollar un modelo que sea aplicable en diferentes realidades, adaptándose a
las diversas condiciones presentadas, tanto por los espacios en sí, como en las
particularidades planteadas por los objetivos específicos de la intervención.
Realizar un trabajo de recopilación de información en forma interdisciplinaria, que
sirva de marco para el uso de espacios naturales con fines educativos.
Validar la metodología a diferentes niveles de pertinencia.
Establecer un marco de inserción de la metodología en la realidad nacional.
Realizar una evaluación inicial de la metodología por medio de un estudio de caso.
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2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Al enfrentar la revisión bibliográfica e indagar cómo han resuelto otros autores la
problemática definida, frente a una temática que no se ha abordado en forma directa,
sólo queda la alternativa algo más indirecta, pero no por eso menos efectiva, de
buscar relaciones tangenciales entre planteamientos ya desarrollados y la
problemática en cuestión. Para esto, se ha dividido la unidad de análisis en temáticas
individuales, las que al asociarse, puedan articular una aproximación orientadora
sobre una estructuración más específica del tema abordado, sin ser esto parte
específica de la metodología de la investigación, sino una forma de recopilar la
información necesaria. De esta manera, se definieron cuatro conceptos sobre los
cuales es preciso profundizar la acción recopiladora de información:
Espacios naturales: Se busca una definición del concepto, junto con la relación que
se establece con el hombre, en cuanto a sus funcionalidades propias y asignadas.
Ordenamiento territorial: Enfocado a describir la relación sociedad-naturaleza,
cuando ésta adquiere una dimensión de planificación territorial y de los procesos que
deben mediar entre esta planificación y la intervención del paisaje.
Representación y modelación Predial: La necesidad de adaptar los conceptos de
ordenamiento territorial a escala predial, fundamentalmente tras el desarrollo de una
metodología que permita la representación y resolución de problemas prediales.
Capacidad sustentadora: Considera el planteamiento del concepto de “Capacidad
Sustentadora Antropogénica”, desde la perspectiva de diversos autores. Un
acercamiento hacia una metodología que permite evaluarla en los espacios naturales.
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Paisaje y arquitectura: En el que se proyecte al paisaje como un objeto de la
intervención modificadora del quehacer y habitar del hombre, como individuo y
como ente social. Planteamiento de una metodología para evaluar la fragilidad
estética de las unidades paisajísticas, frente a una intervención.
Formación y educación: Orientado a buscar un enfoque de la acción formativa que
poseen los espacios naturales dentro del desarrollo de seres humanos, en el carácter
más profundo de esta palabra, la que involucra formar a seres conscientes de su
entorno natural y de su posición dentro de este concierto de variables
interdependientes.
2.1.Espacios naturales:
2.1.1. Definición.
La definición de lo que es un espacio natural resulta ser algo más compleja de lo que
a primera vista parece. Los límites de lo natural y artificial se desdibujan cada vez
con mayor rapidez, teniendo como base una discusión epistemológica sobre su
significado. Junto con esto, son diversos los autores que han desarrollado textos sobre
ellos, usando este término sin definirlo. Sin embargo, se puede decir que los espacios
naturales se definen como aquéllos en los que la intervención antrópica ha sido escasa
o nula y que, por lo tanto, conservan su estructura original, manteniendo un paisaje
característico con un único o un mosaico de ecosistemas que poseen la información
que han desarrollado históricamente. No obstante, para efectos operativos de esta
investigación, se considera también como espacios de interés aquellos que, siendo
intervenidos y artificializados por el hombre, poseen una riqueza en su morfología,
fauna y flora que posibilitan una acción recreativa y formadora en ellos, permitiendo
el contacto con la naturaleza, aunque ésta no sea la originaria del lugar, tales como
los jardines botánicos.
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Existe una relación conceptual y consensual del vínculo entre espacio natural y el
“paisaje”. Según ESCRIBANO et al. (1991), para centrar el término paisaje es
posible referirse a tres enfoques sobre este concepto.
1) El paisaje estético.
Hace alusión a la armoniosa combinación de las formas y colores del territorio, e
incluso a la representación artística de él. Este enfoque queda recogido en las dos
acepciones que anota el Diccionario de la Lengua Española (CASARES, 1966):
“pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno”, “porción de terreno
considerada en su aspecto artístico y estético”.
2) El paisaje ecológico o geográfico.
Se refiere al estudio de los sistemas naturales que lo configuran. Según FUENTES
(1994), en general, y por razones arbitrarias, en el desarrollo histórico de la ecología
se ha considerado que los ecosistemas son homogéneos espacialmente y que los
paisajes son las unidades espaciales heterogéneas. Es decir, se han definido los bordes
de un ecosistema como los bordes de una homogeneidad fisonómica aparente,
relegando a la categoría de paisajes a las unidades espacialmente heterogéneas con
más de un ecosistema componente. Sin embargo, a través de una redefinición del
objeto de estudio como una entidad compuesta, se rescata la significación de las
relaciones funcionales entre partes de unidades heterogéneas, que, por lo demás,
constituyen la mayoría de los sistemas de los que nuestra especie forma parte.
Por tales razones, ha sido preciso incorporar formalmente a la ecología la noción de
“paisaje”, como unidad espacial heterogénea conformada por varios ecosistemas. En
el ejemplo anterior, el paisaje estaría compuesto por bosques, lagos, ríos y praderas, y
se enfatizarían las interdependencias entre estos subsistemas.
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Habitualmente se considera que las dimensiones de los paisajes fluctúan entre
decenas y centenas de hectáreas y, por lo tanto, su escala espacial es conmensurable
con los procesos de interés humano. La noción ecológica de paisaje incorpora todos
los atributos ecosistémicos antes mencionados, pero, además, incluye la heterogenei-
dad espacial y, muy explícitamente, la acción humana como elemento fundamental de
su transformación y de la orientación de su dinámica (FUENTES, 1994). De este
modo, la ecología de los paisajes se preocupa no sólo de las interacciones en cada uno
de los “ecosistemas”, sino, además, de las relaciones entre ellos y del modo en que las
acciones antrópicas afectan al paisaje y a su dinámica de cambio, lo que relaciona
este concepto con la siguiente definición de paisaje.
3) El paisaje como estado cultural.
El escenario de la actividad humana. El hombre como agente modelador del paisaje
que le rodea: Un medio natural fuertemente condicionado por las actividades
socioeconómicas, aparece como paisaje a los ojos del hombre, transformado por los
factores socioculturales.
Según FUENTES (1994), las componentes del mosaico paisajístico se denominan
teselas, por analogía con los elementos de un mosaico bizantino. En un paisaje, las
teselas son los paños con distintos tipos de bosques, arbustos, lagos, lagunas, ríos,
cursos de agua esporádicos, praderas y asentamientos humanos. Del mismo modo que
en el mosaico bizantino, un cierto número de teselas de colores forma distintas
imágenes, las teselas de un paisaje forman distintas “figuras” con distintos atributos
sistémicos. Estas “figuras” pueden ser susceptibles de gestión ambiental puesto que
pueden optimizar valores tanto económicos como sociales. Cada una de estas figuras
presenta tanto costos como beneficios que deben evaluarse. Los paisajes tienen
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atributos emergentes relacionados con su variedad de teselas y con sus “figuras”,
sobrepuestas a una dinámica similar a la de los ecosistemas.
En una línea integradora de estas definiciones cabe citar el concepto acuñado por
GONZÁLEZ BERNÁLDEZ (1981) al definir los componentes perceptibles de un
sistema natural como fenosistema “paisaje”, que se complementa con el criptosistema
o componentes del sistema no perceptibles de difícil observación.
2.1.2. Funciones y valoración.
Para AZQUETA y PEREZ. (1996), los espacios naturales singulares cumplen una
gran cantidad de funciones, algunas de las cuales son de gran importancia ambiental y
ecológica: los bosques ayudan a regular el ciclo del agua y del carbono, mantienen la
biodiversidad, fijan el terreno y previenen la erosión; otras tienen un claro
componente financiero para su dueño (permiten el funcionamiento de las industrias
madereras) o; prestan un servicio económico a la sociedad (alargan la vida de los
embalses). Un tercer grupo, finalmente, tiene que ver con su utilización directa o
indirecta, dentro de lo que se llama el tiempo libre: son los servicios recreativos del
entorno, su capacidad de proporcionar un indudable disfrute, bien sea a través de la
realización de algunas actividades (excursiones, montañismo, caza, pesca, etcétera),
como de la simple contemplación de la naturaleza. Visto desde una perspectiva
global, es muy probable que no sean estas últimas las más relevantes de las
enunciadas, pero tampoco cabe duda de la importancia creciente que están
adquiriendo en nuestra sociedad, tanto desde el punto de vista de la satisfacción de
unos intereses legítimos, como de la propia importancia que pueden llegar a revestir
sobre el entorno circundante.
Para FUENTES (1994), si bien los bosques y los paisajes forestales no ejercen
funciones “naturales”, pueden definirse algunas de sus propiedades como si fueran
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funciones o servicios que prestan a la sociedad. Desde esta perspectiva antrópica,
dichos servicios son muchos y muy variados, algunos de los cuales presentan valor de
mercado, otros no. Se reconocen distintos servicios para un mismo paisaje y un
bosque tiene muchos valores. Una posible lista de los servicios que un paisaje forestal
da a la sociedad, es la siguiente:
a) Fuente de materiales y servicios, tales como madera, flores y hongos, sitios de
pesca y caza, fuente de recursos genéticos, sitio de recreación y turismo,
espacio para la crianza de ganado, construcción de asentamientos humanos y
producción agrícola.
b) Lugar en que se reciclan nutrientes y se retiene suelo que podría escurrirse y
eventualmente llegar a los asentamientos humanos o al mar; sitio donde se
retarda el flujo de las aguas lluvias impidiendo inundaciones de las zonas
bajas aledañas; sitio donde se absorbe contaminación atmosférica y se regula
el clima regional, donde se fijan carbono y nitrógeno atmosféricos, y fuente de
placer estético y espiritual para la población.
En esta lista, es más fácil cuantificar el valor de los ítemes del punto a que los del
punto b. No obstante, todos ellos son valiosos para los distintos actores sociales. Una
diferencia importante entre estos valores es que algunos de ellos importan más bien al
usuario directo de los paisajes forestales y sus componentes (valores privados), en
tanto que otros constituyen parte del bien común y conciernen a la sociedad presente
y futura (valores sociales).
Una forma de imaginar qué valor tienen estos servicios es pensar cuánto se estaría
dispuesto a pagar a una empresa (o al bosque), que nos diera o mantuviera tal
servicio.
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Otra forma sería plantear cuánto dinero se estaría dispuesto a recibir a cambio de que
los ecosistemas y paisajes forestales, ya no nos dieran uno o más de los servicios
señalados, por ejemplo, a cambio de renunciar a la recreación que proveen la flora y
fauna nativas de la Región valdiviana.
En los bosques tropicales, se ha calculado que los servicios obtenidos de los usos
sustentables del bosque equivalen a cortar la madera de modo no sustentable
(GROOT, 1988). Este ejercicio aún no se ha practicado para los bosques chilenos.
Los economistas distinguen varios tipos de valores en los elementos de un bosque
(MUNASINGHE, 1992):
a) Valor de uso directo, como por ejemplo recreación, producción de madera o de
alimentos, considerados en el punto “a)”, de la lista antes presentada (página 11).
b) Valor de uso indirecto, que deriva del funcionamiento de los ecosistemas
forestales y sus servicios, tales como control de inundaciones y avalanchas,
considerados en el punto “b)”, de la lista antes presentada (página 11).
c) Valor potencial o de opciones futuras, es decir, el reconocimiento de los valores
que puede tener a futuro el uso personal de un paisaje, ya sea por usos directos o
indirectos. La diversidad biológica y cultural, y la conservación de hábitats son
ejemplos de este tipo de valor.
Los economistas, como AZQUETA (1994), distinguen, además, valores que no son
de uso, tales como el valor de existencia - el valor que se le asigna a un bosque o a
uno de sus componentes por el solo hecho de existir - y el valor social futuro, es
decir, la posibilidad de que, en el futuro, otros puedan usar o tener acceso a un paisaje
o a ver una especie.
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2.1.3. Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado.
Sin duda alguna, la máxima agrupación a nivel de espacios naturales a nivel nacional
la conforma el “Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado”
(SNASPE). Esto hace que a los espacios naturales se les asocie inmediatamente con
las “Áreas Silvestres Protegidas”. Una importante superficie de nuestro país está
incorporada al SNASPE, constituido por Parques Nacionales, Reservas Nacionales,
Monumentos Naturales y Reserva de Regiones Vírgenes, las cuales cubren una
superficie de poco más de 14 millones de hectáreas, aproximadamente un 18,3% de la
superficie continental. El actual sistema cuenta de 32 Parques Nacionales, 47
Reservas Nacionales y 13 Monumentos Naturales, sumando un total de 92 unidades
de manejo (CONAF, 2000).
Según lo establece la ley que crea el SNASPE (Ley N° 18362), éste tiene como
objetivo básico mantener áreas de carácter único o representativo de la diversidad
ecológica del país, o lugares con comunidades animales o vegetales, paisajes o
formaciones geológicas naturales, a fin de posibilitar la educación e investigación y
asegurar la continuidad de los procesos evolutivos, las migraciones animales, los
patrones de flujo genético y la regulación del medio ambiente.
La misma ley define a las Áreas Silvestres como los ambientes naturales, terrestres o
acuáticos, pertenecientes al Estado y que éste protege y maneja para la consecución
de los objetivos señalados en cada una de las categorías de manejo. Las principales
categorías de manejo son tres:
Monumento natural.
Área generalmente reducida, caracterizada por la presencia de especies nativas de
flora y fauna o por la existencia de sitios geológicos relevantes, desde el punto de
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vista escénico, cultural o científicos. Su objetivo es preservar el ambiente natural,
cultural y escénico y, en la medida que sea compatible con ello, desarrollar
actividades educativas, recreacionales o de investigación (Cuadro 1).
CUADRO 1. Monumentos Nacionales de Chile
No. Nombre Unidad Región Provincia Comuna Sup.(ha)
1 Salar de Surire I Parinacota Putre 11.298
2 La Portada II Antofagasta Antofagasta 31
3 Pichasca IV Limarí Río Hurtado 128
4 Isla Cachagua V Petorca Zapallar 4,5
5 El Morado R.M. Cordillera San José de Maipo 3.009
6 Contulmo IX Malleco Purén 82
7 Cerro Ñielol IX Cautín Temuco 90
8 Alerce Costero X Valdivia La Unión 2.308
9 Dos Lagunas XI Coyhaique Coyhaique 181
10 Cinco Hermanas XI Aisén Aisén 228
11 Cueva del Milodón XII Ultima Esperanza Pto Natales 189
12 Los Pinguinos XII Magallanes Pta. Arenas 97
13 Laguna de los Cisnes XII Tierra del Fuego Porvenir 25
Total Superficie 17.671
Fuente: www.corfo.cl
Parque Nacional.
Área generalmente extensa, donde existen diversos ambientes únicos o
representativos de la diversidad biológica natural del país, no alterada
significativamente por la acción humana, capaces de autoperpetuarse y en que las
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especies de flora y fauna o las formaciones geológicas, son de especial interés
educativo, científico o recreativo. Los objetivos que se pretenden son la preservación
de muestras de ambientes naturales, de rasgos culturales y escénicos asociados a
ellos; la continuidad de los procesos evolutivos, y en la medida de que exista
compatibilidad con lo anterior, la realización de actividades de educación,
investigación y recreación (Cuadro 2).
Reserva Nacional.
Áreas cuyos recursos naturales es necesario conservar y utilizar con especial cuidado,
por la susceptibilidad de éstos a sufrir degradación o por su importancia en el
resguardo del bienestar de la comunidad. Los objetivos apuntan a la conservación y
protección del recurso suelo y de aquellas especies amenazadas de flora y fauna
silvestre, a la mantención o mejoramiento de la producción hídrica y la aplicación de
tecnologías de aprovechamiento racional de éstas (Cuadro 3a y 3b). Respecto de la
categoría Reserva Nacional, especifica que se entenderá como un área cuyos recursos
naturales es necesario conservar y utilizar con especial cuidado, por la susceptibilidad
de éstos a sufrir degradación o por su importancia relevante en el resguardo del
bienestar de la comunidad. Son objetivos de esta categoría la conservación y
protección del recurso suelo y de las especies amenazadas de fauna y flora silvestres,
la mantención o mejoramiento de la producción hídrica, y el desarrollo y aplicación
de tecnologías de aprovechamiento racional de la flora y fauna. Según la clasificación
de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Reserva Nacional corresponde a la
Categoría IV o Área de manejo de hábitat/especies, que es un área protegida
manejada principalmente para la conservación, con intervención al nivel de gestión.
De acuerdo con ello, la Reserva Nacional es un área terrestre y/o marina sujeta a
intervención activa con fines de manejo, para garantizar el mantenimiento de los
hábitats y/o satisfacer las necesidades de determinadas especies.
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CUADRO 2. Parques Nacionales de Chile.
Nº Nombre de la Unidad Reg. Provincia Comuna Sup (há)1 Lauca I Parinacota Putre 137.883 2 Volcán Isluga I Iquique Colchane 174.744 3 Llullaillaco II Antofagasta Antofagasta 268.671 4 Pan de Azúcar II-III Antofagasta/Copiapó Taltal/Chañaral 43.754 5 Llanos de Challe III Huasco Huasco 45.708 6 Nevados de Tres Cruces III Copiapó Copiapó/T. Amarilla 59.082 7 Bosque Fray Jorge IV Limarí Ovalle 9.959 8 La Campana V Quillota Hijuelas/Olmué 8.000 9 Las Palmas de Cocalán VI Cachapoal Las Cabras 3.709 10 Rapa Nui V Isla de Pascua Isla de Pascua 7.130 11 Arch. de J.uan Fernández V Valparaíso Juan Fernández 9.571 12 Laguna del Laja VIII Bío-Bío Antuco 11.600 13 Huerquehue IX Cautín Pucón 12.500 14 Villarrica IX Cautín Pucón/Curarrehue 61.000 15 Nahuelbuta IX Malleco Angol 6.832 16 Tolhuaca IX Malleco Victoria 6.374 17 Conguillio IX Cautín/Malleco Melipeuco/Vilcún 60.832 18 Puyehue X Osorno Entre Lagos 106.772 19 Vicente Pérez Rosales X Llanquihue Puerto Varas 253.780 20 Alerce Andino X Llanquihue Puerto Montt 39.255 21 Chiloé X Chiloé Ancud 43.057 22 Hornopirén X Palena Hualaihue 48.232 23 Isla Guamplín XI Aisén Aisén 10.625 24 Río Simpson XI Aisén Aisén 41.160 25 Laguna San Rafael XI Aisén Aisén 1.742.000 26 Queulat XI Aisén Cisnes 154.093 27 Isla Magdalena XI Aisén Cisnes 157.616 28 Bernardo O’Higgins XI- Cap.Prat/Ú.Esperan. Tortel / Pto. Natales 3.525.901 29 Torres del Paine XII Ú. Esperanza Torres del Paine 181.229 30 Pali Aike XII Magallanes San Gregorio 5.030 31 Alberto de Angostini XII Antártida Navarino 1.460.000 32 Cabo de Hornos XII Antártida Navarino 63.093 Tot. Sup. (há): 8.759.192 Fuente: www.corfo.cl
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CUADRO 3a. Reservas Naturales de Chile.
No. Nombre de la Unidad Región Provincia Comuna Sup (há) 1 Las Vicuñas I Parinacota Putre 209.1312 Pampa del Tamarugal I Iquique Pozo Almonte/Huara 100.6503 La Chimba II Antofagasta Antofagasta 2.5834 Los Flamencos II El Loa San Pedro de Atacama 73.9875 Pingüino de Humboldt III Huasco/Elqui Freirina/La Higuera 8596 Las Chinchillas IV Choapa Illapel 4.2297 Río Blanco V Los Andes Las Andes 10.1758 Lago Peñuelas V Valparaíso Valparaíso 9.0949 El Yali V San Antonio San Antonio 52010 Río Clarillo R.M. Cordillera Pirque 10.18511 Río de los Cipreses VI Cachapoal Machalí 38.58212 Roblería del Cobre de Loncha VI Melipilla Alhué 5.87013 Laguna Torca VII Curicó Vichuquén 60414 Los Ruiles VII Cauquenes Chanco 4515 Radal Siete Tazas VII Curicó Molina 5.14816 Federico Albert VII Cauquenes Chanco 14517 Altos de Lircay VII Talca San Clemente 12.16318 Los Queules VII Cauquenes Pelluhue 14719 Bellotos del Melado VII Linares Colbún 41720 Ñuble VIII Ñuble Pinto 55.94821 Isla Mocha VIII Arauco Tirúa 2.36822 Los Huemules de Niblinto VIII Ñuble Coihueco 2.02123 Ralco VIII Bío Bío Sta. Bárbara 12.42124 Alto Bío Bío IX Malleco Lonquimay 35.00025 Malalcahuello IX Malleco Lonquimay 13.73026 Nalcas IX Malleco Lonquimay 13.77527 Malleco IX Malleco Collipulli 16.62528 Villarrica IX Cautín Pucón/Curarrehue 60.00529 China Muerta IX Cautìn Melipeuco 9.88730 Valdivia X Valdivia Corral 9.72731 Mocho-Choshuenco X Valdivia Panguipulli/Futrono 7.53732 Llanquihue X Llanquihue Puerto Montt 33.97233 Lago Palena X Palena Palena 49.41534 Futaleufú X Valdivia Corral 12.06535 Lago Rosselot XI Aisén Cisnes 12.72536 Las Guaitecas XI Aisén Cisnes 1.097.97537 Cerro Castillo XI Coyhaique Coyhaique 179.550
Fuente: www.corfo.cl
18
CUADRO 3b. Reservas Naturales de Chile (continuación).
No. Nombre de la Unidad Región Provincia Comuna Sup (há)
38 Coyhaique XI Coyhaique Coyhaique 2.150
39 Trapananda XI Coyhaique Coyhaique 2.305
40 Lago Carlota XI Coyhaique Lago Verde 27.110
41 Lago Las Torres XI Coyhaique Lago Verde 16.516
42 Katalalixar XI Capitán Prat Cochrane 674.500
Fuente: www.corfo.cl
Plan de Manejo.
La definición de Plan de Manejo que actualmente existe en la legislación forestal
chilena está contenida en el Artículo 2° del D.L 701 de 1974 sobre Fomento Forestal,
y es la siguiente: “instrumento que, reuniendo los requisitos que se establecen en este
cuerpo legal, regula el uso y aprovechamiento racional de los recursos naturales
renovables en un terreno determinado, con el fin de obtener el máximo beneficio de
ellos, asegurando al mismo tiempo la preservación, conservación, mejoramiento y
acrecentamiento de dichos recursos y su ecosistema”.
El Documento Nº 9 de Políticas Técnicas para el Manejo de las Reservas Nacionales
de Chile de la Corporación Nacional Forestal, define Plan de Manejo como:
“Documento directriz de planificación referido a toda la unidad y que contiene
objetivos, normas, una zonificación, así como las actividades que se ejecutarán en
ella”. Entrega la orientación general para los otros tipos de documentos de
planificación de más detalle.
19
En ese sentido, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) elaboró un documento
llamado Manual de Operaciones para el Sistema Nacional de Áreas Silvestres
Protegidas donde señala que “cada unidad de manejo deberá contar con un plan de
manejo actualizado el cual servirá como documento básico para determinar y guiar, a
largo plazo, las actividades de desarrollo que es necesario ejecutar en la unidad y para
la formulación anual de los programas de trabajo”. En el mismo Manual de
Operaciones de CONAF, se encuentra un capítulo concerniente a cada una de las
categorías de manejo y su uso público. Para las Reservas Nacionales señala que
“aunque la protección de sus valores naturales es de primera importancia, las
Reservas tienen más flexibilidad que las otras categorías de manejo, en cuanto a los
usos públicos permitidos. Se podrá modificar el ecosistema con el fin de cumplir con
el objetivo que motivó la creación de la Reserva. Se permitirá la investigación
científica aplicada, orientada hacia el mejor aprovechamiento de ciertos recursos
(indicados en el Plan de Manejo), con el fin de transferir ese conocimiento al sector
privado. La recreación y la educación ambiental serán fomentadas como usos
importantes y complementarios a los de protección e investigación”.
Otro de los instrumentos que regula la creación y ejecución de planes de manejo en
las áreas silvestres protegidas, específicamente para Reservas Nacionales, es el
Manual Técnico N° 9 de CONAF, llamado “Políticas Técnicas para el Manejo de las
Reservas Nacionales de Chile”. Estas políticas deben transformarse, según la misma
Corporación, en el marco rector del manejo de las Reservas Nacionales, pues éstas
deben asumir un importante rol en el desarrollo y aplicación de técnicas de
aprovechamiento racional de la flora y la fauna nacional, en beneficio de las regiones
donde se encuentran insertas y, por tanto, del país entero (CONAF, 1988).
20
2.1.4. Los espacios naturales en su dimensión predial.
El hecho que la mayor representatividad de los espacios naturales sea en el SNASPE
o en ASPE privadas, hace que sea imprescindible considerarlos, finalmente, como
predios y caracterizarlos como tal. Para GASTÓ (1999) el predio rural debe ser
considerado como un sistema, debido a que existen numerosas actividades
relacionadas entre sí, donde se integran las labores agrícolas, el trabajo, el capital, los
riesgos, la tierra, las construcciones, las obras de ingeniería agrícola y la capacidad de
producir. Son unidades donde se integran el ecosistema (WALTER y BOX, 1976),
con la unidad independiente de actividad económica, la unidad social y la cultural
(RUTHENBERG, 1980). Es el lugar donde se toman decisiones para el desarrollo
agrícola, por lo cual debe ser considerado como un sistema complejo (Figura 1).
2.1.4.1 Estructura.
Desde un punto de vista operativo, el predio puede ser definido como "una unidad
organizada de toma de decisiones, un espacio de recursos naturales renovables,
conectados interiormente y limitados exteriormente, cuyo fin es hacer agricultura"
(NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1984). Finalmente, se tiene que el predio (P) está dado
por:
P = f (S, Σ, Φ, σa)
Donde
S = Espacio, L3*T (longitud * tiempo).
Σ = Unidades espacio-temporales de recursos naturales renovables, tales
como división de un campo de cultivo o un cercado.
Φ = Flujo inter o intra de masa, energía o información.
σa = “Output” o respuesta como función de la artificialización.
21
FIGURA 1. El predio rural como un sistema, está compuesto por elementos originados en la naturaleza (ecosistema), integrados y modificados por elementos de origen antrópico. Fuente: GASTÓ et al, 1998.
Económico Socio - cultural
Predio
Propietario
Decisiones
Naturaleza Antrópico
Ecosistema
22
De esta función se desprende que el predio es un área acotada legal o
consuetudinariamente, lo cual incluye un espacio, posición y un tiempo dado; es
decir, que puede ser representado temporal y geográficamente. El recurso natural está
dado por la naturaleza contenida en el espacio acotado del predio, el cual ha sido
apropiado por el agricultor y sobre el cual ejerce un dominio y control. La naturaleza
apropiada, sobre la cual ejerce dominio, puede ser utilizada y transformada por quien
tome las decisiones de artificialización.
Administrativamente, el predio se organiza para su gestión en unidades
espacio-temporales conectadas entre sí, a través del flujo de masa, energía e
información, lo cual implica la existencia de conductos que permitan este transporte y
unifiquen al sistema en un conjunto holístico. La respuesta global del sistema es la
resultante del proceso.
En escala predial, el ecosistema-origen corresponde al ecosistema completo,
integrado al nivel de complejidad propio de la naturaleza, lo cual es su centro u
origen. Es factible hacer una descomposición del ecosistema-origen definiéndolo
como la unidad ecológica básica, cuya complejidad es el producto de la integración
de dichos subsistemas.
Es factible hacer una descomposición del sistema en dos grandes conjuntos de
elementos;
Internos (EI).
Externos (EX).
En una primera aproximación, se establecen relaciones potenciales y de flujo entre los
elementos internos a través de las conexiones con el exterior. Se divide en:
23
Internos.
biogeoestructura (Ebi).
socioestructura (Ehi).
tecnoestructura (Eni).
Externos.
sistemas externos incidentes (Eci).
entorno (Eei).
2.1.4.2 Estado.
El ecosistema-origen es el elemento básico de estudio, cuya complejidad puede ser
analizada como el producto de la combinación de estos cinco subsistemas, constituido
por un tipo de complejidad dado por la unidad de referencia (RODRIGO, 1980).
Considerando lo anterior, el ecosistema (E) en estado i se puede considerar como:
{ }E Eb Eh En Ec Eei i i i i i= , , , ,
Tal que los componentes estén conectados entre sí de manera que el conjunto actúe
como una unidad.
La biogeoestructura (Ebi) corresponde al recurso natural o naturaleza, donde se
conjugan los componentes abióticos del sustrato y atmósfera en un sólo sistema, al
integrarse con los componentes bióticos de la fitocenosis y zoocenosis.
La socioestructura (Ehi) corresponde al hombre organizado en estructuras sociales,
culturales y laborales definidas. No es posible aislar al hombre del contexto de la
24
naturaleza, por lo cual es una parte de ella. La naturaleza está contenida en el hombre
como unidad socioestructural.
La tecnoestructura (Eni) es el componente caracterizado por los elementos
tecnológicos generados por el hombre tomando en cuenta la transformación de
elementos naturales bióticos y abióticos, provenientes de la biogeoestructura. Esta
transformación es, por lo tanto, fruto de la interacción entre socioestructura y
biogeoestructura.
El subsistema entorno (Eei) representa al medioambiente externo del sistema, el
cual incide necesariamente sobre éste. Sus atributos más obvios se refieren al
deterioro ambiental provocado por contaminación, lo cual incide sobre los sistemas
circundantes.
Los sistemas externos incidentes (Eci) corresponden a las conexiones de flujo entre
un sistema dado y los demás. Ningún ecosistema puede ser cerrado, es decir, no tener
flujos de masa, energía e información desde o hacia otros sistemas. De acuerdo a la
magnitud de las conexiones externas en relación a las internas se tiene el grado de
apertura del sistema. El ecosistema no es cerrado, caracterizándose por su grado de
apertura y conexiones con el exterior. Los sistemas incidentes entregan aportes
naturales al predio o bien se reciben importaciones desde el exterior, provenientes
desde otros sistemas o predios. En ambos casos, existe un flujo de masa, energía e
información, estimulado por una diferencia de potenciales y restringido por lo
mecanismos de resistencia al flujo.
Los egresos del sistema (output), pueden ocurrir en forma natural hacia la ecósfera y
se denominan pérdidas, o bien dirigidos hacia otros sistemas, lo cual corresponde a
las exportaciones. La tasa de flujo desde el sistema hacia el exterior depende, al igual
25
que en los aportes, de la diferencia de potenciales entre el sistema y su medio y de la
resistencia al flujo.
Desde un punto de vista conceptual y funcional, resulta preferible considerar al
hombre como un elemento interno del ecosistema, el cual en alguna forma dirige,
modifica y planifica las acciones que se pueden ejercer sobre el sistema del cual
espera una respuesta determinada. El concepto de ecosistema-origen parte de la
necesidad de definir un nivel de organización e integración, que permita enmarcar los
componentes que caracterizan a los sistemas complejos en los cuales interviene el
hombre.
Según GASTÓ (1999), es posible, por lo tanto, definir el ecosistema-origen como la
unidad ecológica básica, cuya complejidad es el producto de la integración de cinco
subsistemas: biogeoestructura, socioestructura, tecnoestructura, entorno y unidades
incidentes; constreñido por un tipo de complejidad dado por la unidad de paisaje.
Cada uno de los subsistemas anteriores está regido por las formas funcionales dadas
por:
( )( )
( )( )
ρ ρ ε β
β β ε
η σ
σ σ η η
j
j
j
=
=
=
=
,
,
,
,
Λ
Λ
1 2
Donde
ρ = output o respuesta de cada caja negra traslúcida.
ε = input a esa caja traslúcida.
β = comportamiento del sistema.
Λ = es la arquitectura del sistema dada por su componente físico, de
las estructuras del sistema.
26
σ = arreglo topológico de las estructuras.
η = tamaño de los componentes.
Estas ecuaciones generales determinan el estado del ecosistema-origen ( Eij ) en
términos de su estímulo ε, el comportamiento β, y su arquitectura Λ. En otras
palabras, el espacio de estado Eb, para el subsistema biogeoestructural, está
determinado (εb, βb, Λb) tales que satisfacen las ecuaciones anteriores. Similarmente,
para los espacios de estado Eh, En, Ee y Ec que denotan a las clases de elementos:
hombre organizado, tecnoestructura, entorno y unidades incidentes, respectivamente.
El espacio de estado del ecosistema-origen Eij
está determinado por la relación R tal
que:
{ }R Eb Eh En Ee yEc= , , ,
2.2.Ordenamiento territorial, representación y resolución de problemas prediales1:
Los problemas de ordenamiento territorial e intervención en escala predial han sido
tradicionalmente resueltos en forma intuitiva, por lo cual los resultados, usualmente
distan de ser óptimos. Los conflictos de la agricultura, a pesar de su aparente
simpleza son de gran complejidad, debido al número y diversidad de las variables que
1 Este apartado se estructura, básicamente sobre el documento de borrador en discusión desarrollado bajo la conducción del Dr. Juan Gastó (GASTÓ, 1999) y de las discusiones personales sostenidas con el autor acerca del mismo.
27
intervienen y a las dificultades de caracterizar el territorio predial. El término
agricultura, en el presente trabajo, se emplea lato sensu en su acepción
contemporánea que incorpora el uso múltiple de la tierra con propósitos de
producción (cultivos, ganaderos, forestal, de agua, peces, praderas, etc.), protección
(suelos, control de erosión, de fauna, de riberas, de paisajes, etc.) y de recreación
(cabalgadura, canotaje, senderismo, paisajismo, observación de fauna, pesca
deportiva, etc.) y ampliando este último concepto, a la prestación des servicios de
educación y formación.
Por esto, se requiere el contar con una metodología que permita aproximarse a la
solución de manera rigurosa y sistemática. Pretender resolver problemas tan
complejos como los prediales con tecnologías parciales de cultivos, ganaderas, de
riego, de fertilización o cualquier otra no es lo más conveniente. Las soluciones
prediales deben ser holísticas, por lo cual las tecnologías específicas que se apliquen
deben ser referidas al predio como un todo, considerando como una prioridad la
dimensión territorial del problema.
La agricultura (A), en su acepción contemporánea de uso múltiple de la tierra, puede
ser definida operacionalmente como "el proceso de artificialización de la naturaleza".
Simbólicamente se tiene que está dada por:
A f a a i j= ∑ → ∑( / : )Π Π
con aj > ai
Donde:
Πa = conjunto operadores de artificialización.
Σn = ecosistema en estado n.
an = nivel de artificialización de la naturaleza para el estado n.
28
El grado de artificialización de la naturaleza "es la magnitud generalizada entre un
estado de referencia Ei y un estado transformado Ej". La artificialización de la
naturaleza contenida en el predio es la resultante de la aplicación de operadores de
transformación sobre los recursos contenidos en el espacio-tiempo predial.
Corresponde a acciones emprendidas en el predio luego de la toma de decisiones del
gestor, con el fin de lograr algún output o respuesta dada del sistema, el cual está
representado como ecosistema, que en el caso predial corresponde al
ecosistema-origen.
El operador de transformación es una operación funcional Πij, de manera tal que el
estado Ei del ecosistema sea artificializado al estado Ej. En este proceso interviene la
naturaleza con todos sus componentes, la tecnología incorporada y quien adopta las
decisiones que pretende alcanzar un estado dado, al mismo tiempo que ejecuta las
acciones tendientes a alcanzarlo, lo cual está dado por:
ji EE ij⎯→⎯Π
Donde:
Ei = estado inicial del sistema.
Ej = estado final del sistema.
Πij = operador de artificialización, la que expresa al conjunto de
estado de cada uno de los subsistemas relacionados de manera
de generar un nuevo espacio de estado.
2.2.1. Metodología general de la planificación.
Para CHADWICK (1973), la metodología de la planificación se puede definir como
un conjunto de fases sucesivas que se plantean la comprensión de una realidad dada y
el diseño y programación de su alteración para un determinado espacio de tiempo que
29
media entre ambas situaciones inicial y final. El proceso planificador es expresado en
forma de etapas secuenciales y se presenta la estructura metodológica que se
desglosa como sigue:
a) Definición de la situación diagnóstica de la realidad. Clarificación y especifica-
ción de la situación inicial, especialmente orientada al proceso de descubrimiento
de las leyes internas de funcionamiento del sistema estudiado.
b) Definición de la situación objetivo, en consideración de la situación inicial y del
tiempo que deba mediar entre ella y la final.
c) Definición del campo de alternativas. Será el conjunto de vías mediante las cuales
es posible pasar desde la situación inicial a la situación objetivo.
d) Definición de criterios de selección de alternativas.
e) Definición de la alternativa óptima.
f) Definición del marco de programación de la alternativa óptima. Esta fase repre-
senta el desglose de la alternativa en sus actividades principales.
g) Desarrollo o ejecución de la alternativa.
h) Control y evaluación de la alternativa en realización.
i) Retroalimentación.
30
2.2.2. La dimensión territorial.
El proceso de planificación posee una expresión espacial que lo hace adquirir una
dimensión territorial, en la medida en que se entiende al territorio como el espacio en
el cual se manifiesta la interrelación sociedad-naturaleza. Según LAVANDEROS,
GASTO y RODRIGO (1994), este concepto tiene una implicancia valórica, en la
medida en que refleja la “apropiación” del espacio por el hombre, su internalización y
su transformación en un espacio vivencial.
Al interior del territorio, la interrelación entre los sistemas natural y social toma dos
formas principales, según BIFANI (1982). Una de ellas corresponde a una adaptación
del sistema social a las restricciones y potencialidades del sistema natural. La otra es
la gestión y transformación de la naturaleza por la sociedad, en función de sus
objetivos y sus capacidades científicas, técnicas y organizativas. En ambos casos, se
trata de una acción de la sociedad sobre la naturaleza, por lo cual se destaca
nuevamente la necesidad de conocer, a cabalidad, los procesos que caracterizan al
sistema natural, a fin de que su intervención no redunde en un deterioro y en un freno
al proceso de desarrollo.
Para la planificación del territorio existen dos aspectos fundamentales que es necesa-
rio conocer respecto al sistema natural: su estado (estructura y funcionamiento), y su
comportamiento frente al cambio. Conocer el estado del sistema permitirá prever que
elementos podrán sufrir impactos o cambios al modificarse determinadas condiciones
en otras partes del sistema global. Por su parte, el concepto de cambio (asociado al de
resiliencia y homeostasis), permite analizar la existencia de mecanismos cibernéticos
de retroalimentación, los cuales pueden explicar efectos secundarios, terciarios o
colaterales, derivados de cualquier alteración y movilizados a través de la red de
interacciones.
31
2.2.2.1 Cambio de estado.
El concepto de cambio alcanza una gran importancia en la planificación, por cuanto,
justamente lo que se persigue es conseguir una modificación del estado actual del
sistema. La posibilidad de que este cambio sea controlado y produzca los resultados
deseados depende del grado de conocimientos que se haya alcanzado respecto a la
estructura y conducta del sistema natural. La aplicación incontrolada de ciertos
estímulos puede provocar respuestas muy diferentes a las esperadas en el sistema
natural, con alteraciones tanto en su estructura como en su funcionamiento y con
repercusiones sobre la sociedad y su proceso de desarrollo (BIFANI, 1982).
Según GASTÓ (1999), en la transformación estado Ei del ecosistema-origen
representativo del predio a un estado óptimo Eo, a través de la aplicación de un
operador de transformaciónπ ioe , se requiere que el conjunto de los cinco subsistemas
se encuentre en estado Eo, lo cual está dado por el estado Ek de cada uno de los
sistemas, con la condicionante que su conjunto sea óptimo:
Ei Eoiolπ⎯ →⎯
de manera que:
{ } { }Eb Eh En Ee Ec Eb Eh En Ee Eci i i i i k k k k kiol
, , , , , ,π⎯ →⎯
Al aplicar un operador de transformación y producir un cambio, la posibilidad de que
este cambio sea controlado y produzca los resultados deseados depende del grado de
conocimiento que se haya alcanzado respecto a la estructura y conducta del sistema
natural (ε, β, Λ).
32
El concepto de estado y cambio de estado de un ecosistema es importante porque en
un momento dado es útil para conocer las condiciones específicas en las que se
encuentra el sistema observable y las transformaciones del mismo por unidad de
tiempo. El estado del sistema, tal como un predio, se define por sus componentes o
arquitectura, y sus procesos o funcionamiento.
El estado de un sistema es el modo o condición de existir. En ciencia de sistemas, el
estado generalmente está dado por una definición operacional, en términos de
variables de estado, hallándose definidas por sus partes componentes, atributos
observables o agrupamiento arbitrario de partes (PATTEN, 1971).
El estado de un sistema E(t), según PATTEN (1971), se define por la siguiente
ecuación, con n componentes y xn variables de estado, donde cada variable es una
función del tiempo:
[ ]E t x t x t x tn( ) ( ), ( ),..., ( )= 1 2
Para GASTÓ (1999) existe una correspondencia homomórfica entre los componentes
topológicos σi(n) y las variables de estado {xi}, de manera que se puede establecer
una relación del siguiente tipo entre ellas:
σ i in x( ) { }→
De manera similar, existe una relación entre los vectores E y σ, y cierto subconjunto
de variables de estado {X}E y {X}σ, de manera tal que representan particiones de las
clases de equivalencia de los historiales de los estímulos.
33
Los vectores de estado están dados por:
rx x x xn= ( , ,..., )1 2
Los vectores de estado ( )rxi , a diferencia de un conjunto de variables de estado (xi),
tienen un orden definitivo en la enumeración de sus componentes. Las variables de
estado pueden corresponder a cualquiera de dichas variables observables del
ecosistema, tales como: textura, pendiente, potencial hídrico, densidad de plantas, etc.
Algunas de estas variables afectan en mayor grado al vector y se les denomina
pertinentes; las restantes corresponden a las impertinentes (REICHENBACH, 1973).
Este aspecto es muy importante al momento de delimitar el fenómeno, representar y
modelar el problema predial.
Si E (t) es el estado o conjunto de vectores de estado de un sistema al tiempo t, lo que,
a su vez, está dado por las variables de estado; entonces, el estado futuro, al tiempo
t+1 puede ser representado como: E t( )+1
Si, por lo menos, una de las n variables de estado ha cambiado durante este intervalo
de tiempo, ya sea espontáneamente o por un operador; entonces:
E t E t( ) ( )≠ +1
El estado del sistema puede fluctuar dentro de márgenes amplios, pero su
organización y manejo deber ser el resultado del estudio determinado de su estado
inicial y de su transformación llevada a cabo con criterio de optimización antrópica.
Dada la importancia de la arquitectura y su posibilidad de determinar y elegir una que
34
se aproxime al óptimo, es necesario plantear, formalmente, las rutas a seguir para
alcanzar el estado seleccionado.
2.2.3. Meta.
En la toma de decisiones relativas a la ordenación del territorio de un predio se
requiere primeramente establecer el estado-meta que se desea alcanzar. La meta es el
fin último al cual se dirigen las acciones o deseos de una persona o de un grupo de
personas o de una sociedad entera. El estado final de un sistema también puede
alcanzarse en forma natural o espontánea, sin que exista un proceso planificado para
lograrlo. La representación que se haga de un predio debe ser tal que contenga la
información, modelación y estructura de base de datos que permita, eventualmente,
determinar la meta y lograr llevar a cabo las etapas para alcanzar ese estado.
La meta es el estado final más probable de un sistema, en este caso el predio que
evoluciona internamente bajo la acción de fuerza externas. En forma natural, sin la
intervención del hombre, la naturaleza evoluciona modelando su geoforma por la
acción combinada de la geodinámica externa, dada fundamentalmente por la
radiación solar, precipitaciones y la temperatura, y por la geodinámica interna dada
por la gravedad, lo tectónico y el transporte de materiales. De esta forma, se generan
las diversas cuencas que caracterizan la superficie de la tierra. Simultáneamente, los
procesos sistemogénicos que ocurren en la cubierta terrestre van evolucionando,
direccionalmente, hacia el estado de mayor desarrollo, representado por el clima. La
naturaleza evoluciona, por lo tanto, independientemente de la acción del hombre
hacia un estado-meta dado por la cuenca y una cobertura dinámica (Figura 2).
35
FIGURA 2. Las tres metas principales que se dan de acuerdo al contexto de ocurrencia. En el caso del predio, la meta se establece por el propietario de acuerdo a los condicionantes generales y del entorno (GASTÓ et al., 1998).
Las metas posiblesde los actores
Ei :Estado actual del sistema predial
La Meta Global (Estado final): Calidad de vida E0
Naturaleza:· Cuenca· Clímax
Sociedad:· Ocupación territorial· Condiciones de vida
EEj Ek eEmpresa:· Negocio· Tecnología· Ocio
36
La segunda meta está dada por el predio como empresa, que busca,
fundamentalmente, optimizar el negocio relativo al uso del territorio para lo cual se
requiere incorporar tecnología al sistema y, simultáneamente, extraer o modificar los
elementos naturales. Es, por lo tanto, conflictiva e incluso antagónica con la meta de
la naturaleza. La meta de la sociedad, como un todo, está dada por la ocupación del
territorio para satisfacer las necesidades vitales de la población, que en el caso del
predio es, esencialmente, el propietario y el sector social con incidencia predial.
Los objetivos se formulan con el fin de establecer los propósitos o actividades que se
deben llevar a cabo para alcanzar una meta dada. Los atributos pueden definirse como
los valores asignados para la toma de decisiones, cuyo fin es alcanzar algún objetivo
específico dado. La valorización del atributo se hace independiente de los anhelos o
deseos de quien toma la decisión y puede ser representada como una función
matemática cualquiera, relativa a la variable. El atributo puede ser ecodiversidad del
espacio, conectividad o estabilidad del sistema. Dado un atributo, el objetivo
representa la dirección del mejoramiento del objetivo dado. El mejoramiento del
sistema puede ser referido al incremento o decremento de un atributo dado
aproximándolo al estado meta establecido.
La meta que se pretende alcanzar en un predio cualquiera está dada por cuatro
elementos fundamentales (Figura 3):
• Las características físicas del predio, dadas por la superficie total que este ocupa y
por su receptividad tecnológica.
• La racionalidad del propietario, dada por la percepción de sus necesidades,
funciones y caprichos.
37
• La tecnología aplicada, condicionada por la receptividad tecnológica del predio y
por la racionalidad del propietario.
• La capacidad de llevar a cabo las acciones que permitan aproximarlo al estado-
meta buscado.
La superficie total del predio es la primera limitante que percibe el productor cuando
inicia el proceso de búsqueda del estado meta que debe alcanzar. Pero no es este el
objetivo directo de su búsqueda, sino que tres elementos relacionados con ello, los
cuales afectan su capacidad sustentadora, a saber: las características físicas del
espacio acotado, las características del entorno y las conexiones de input-output con
los sistemas externos.
En el interior del predio, existen numerosas clases de ámbitos, y cada uno difiere, en
sus limitantes, contricciones y potencialidades, es decir, existe una heterogeneidad de
espacios. Las diferencias entre ellos están dadas, fundamentalmente, por las
geoformas (Distritos), ámbitos edafoambientales (Sitios), y cobertura vegetal y
animal. Las posibilidades de combinaciones entre ellas son, también, enormes. El
espacio físico sobre el cual el propietario ejerce su dominio es el escenario del predio
y constituye, por lo tanto, la condicionante de primera jerarquía para la determinación
de la meta.
38
Entorno
Capa
cidad
deart
iculac
ión
Limitantes
Racionalidad EL PREDIO:
La Meta
TecnoestructuraTechné: medio para alcanzar un fin
Praxis: el hacerPoiesis
Socioestructura NecesidadesFuncionesCaprichos
Biogeoestructura
Cara
cterís
ticas
del s
itio y
su co
bertu
ra ve
getal
Sistemas externosincidentes
FIGURA 3. Componentes fundamentales para la determinación del estado-meta del predio. En esta determinación intervienen diversos elementos que deben conjugarse para su definición. Fuente: GASTÓ (1999).
39
Por lo anterior, un examen detallado de los elementos físicos y territoriales de los
predios rurales, en general, es la etapa fundamental de su caracterización. Con la
tecnología actual, es factible caracterizar objetivamente la estructura física de
cualquier predio rural. VOS y FRESCO (1994) consideran al paisaje en un territorio
dado como un arreglo espacial característico de las cualidades de la tierra en
combinación con los agroecosistemas específicos.
En relación a la racionalidad del propietario como tomador de decisiones, se tiene en
primer lugar las necesidades existenciales, las cuales se agrupan en cuatro clases, de
las que una parte pueden ser satisfechas por el predio, de acuerdo a la percepción del
propietario y a las condicionantes físicas para alcanzar una meta dada.
Al establecerse la meta y los objetivos relativos al ordenamiento territorial, se debe
considerar que el espacio es heterogéneo y que existe una multiplicidad de
necesidades de la población. Los ámbitos y objetivos del diseño deben relacionarse
con estas dos condicionantes del espacio y de la sociedad. La heterogeneidad
ambiental, también conocida como diversidad, indica la necesidad de generación de
estrategias para formular el ordenamiento territorial, ya que no se debería poner
cualquier cosa en cualquier lugar, sino que existen áreas con mayores atributos para
determinados objetivos.
2.2.4. Caracterización física y diagnóstico.
La recolección de información para el inventario de los recursos naturales y humanos
de un territorio predial constituye una etapa de gran significado en el proceso de
planificación, en la medida en que las restantes etapas se sustentarán en ella. Dada
esta relevancia, resulta de gran conveniencia que los datos recogidos guarden estrecha
relación con los objetivos prefijados para el proceso de planificación.
40
En la realización de la caracterización se incluyen las fases de prospección y
recolección de datos, su tratamiento y elaboración, y la expresión final de los
resultados del inventario. Para cumplir con estas tareas, existen varias herramientas
auxiliares de gran importancia, entre las que destacan la percepción remota, el
almacenamiento y tratamiento automático de los datos, la cartografía automática y los
sistemas de información geográfica.
Los datos que se recopilan en el proceso de inventario deben orientarse a la integra-
ción que entre ellos se pueda hacer, puesto que el medio objeto de tal inventario es un
sistema.
En lo que se refiere a las variables a inventariar, por supuesto que resulta difícil
determinar a priori y, en general, cuáles son las más importantes y las que deben ser
incorporadas al estudio. No obstante, GÓMEZ (1978) plantea que, en términos gene-
rales, las variables que se inventariarían pueden ser reunidas en cuatro grupos, que
siempre estarán presentes: las relativas al medio inerte, las relativas al medio bioló-
gico, las relativas al medio perceptual o paisaje y las relativas a las actividades
humanas.
Todas estas variables permiten generar información necesaria para la identificación
de biotopos, ecosistemas, unidades ambientales homogéneas o unidades temáticas, o
bien aspectos orientados a la evaluación del impacto ambiental. En todo caso, se trata
de información que hace posible conocer la estructura y comprender el funcionamien-
to del sistema territorial en estudio.
Las llamadas variables del medio inerte corresponden a información de clima,
fisiografía e hidrología. Los datos climáticos se consideran en la medida en que
condicionan decisivamente la evolución de los ecosistemas, tanto en los aspectos
físicos como en los biológicos, así como en la forma de utilización antrópica de estos.
41
Los datos generados por el inventario se pueden expresar por medio de cartas
temáticas, que representen los índices o parámetros utilizables directamente en las
fases correspondientes al diagnóstico. En términos generales, se pueden mencionar
dos grandes estrategias para la representación de los datos del inventario:
• Cuando la prospección se orienta hacia la consideración aislada de cada uno de
los aspectos o las dimensiones del medio objeto de inventario, se presentan tantos
mapas temáticos como variables tiene el inventario.
• Cuando la prospección se centra en el reconocimiento del orden y la estructura del
territorio, el inventario adopta la expresión de mapas que representan la
clasificación del territorio en unidades intrínsecamente homogéneas.
2.2.4.1 Herramientas y tecnologías.
La información cartográfica es una herramienta de utilidad en la descripción y
conocimiento del territorio. Existen diversas formas de representar el territorio, las
cuales cumplen funciones determinadas.
Las cartas regulares o planchetas son generadas por el Instituto Geográfico Militar
(Cartas IGM), cuya escala, por lo general, es de 1:50.000 a 1:25.000. En ellas se
describen sectores dentro de una región administrativa del país, razón por la cual,
todo estudio debería partir por tener un conocimiento acabado de estas cartas. En
ellas se destaca un sistema de coordenadas, la información relativa a aspectos
generales y características de un territorio dado donde se localiza un predio dado
(GASTÓ, COSIO y PANARIO, 1993):
42
Fondo orotopográfico, representado por curvas de nivel.
Red vial, representada por autopistas, caminos principales o secundarios, estado
que tienen los caminos durante el año, vía férrea.
Hidroestructura básica; se señalan los ríos, lagunas, embalses, canales, quebradas y
otros cursos o acumulación de agua.
Tecnoestructura; señala la posición geográfica de ciudades, pueblos, villorios,
asentamientos humanos, cercos, caminos, construcciones; en general, las
construcciones antropogénicas visibles a la escala de la carta.
Formaciones vegetales, representadas de una manera muy general; vegas,
empastadas y otras.
El código cartográfico en el caso del Instituto Geográfico Militar (IGM) de Chile, se
compone de cinco secciones:
• Primer dígito: Tipo de artículo.
• Segundo y tercer dígitos: Escala.
• Cuarto y quinto dígitos: Sección del país.
• Sexto a noveno dígitos: Número de la hoja.
• Décimo y undécimo dígitos: Identificación.
Dicho código se representa como sigue: 0 - 00 - 0000 – 00
La información obtenida de este tipo de cartas debe ser complementada con otras
opciones de información que se ofrecen en el mercado. El CIREN genera importantes
productos cartográficos, uno de los cuales corresponde a la ortofoto. Este es un
43
producto cartográfico que presenta ventajas respecto de la cartografía tradicional,
pues tiene corregidas las escalas y las distorsiones que presenta la foto aérea
complementada con la información cartográfica convencional.
La ortofoto es una imagen del terreno cuya proyección central ha sido transformada
en otra proyección ortogonal. Corresponde a una copia de la foto aérea pero con la
eliminación de las distorsiones planimétricas provocadas por la inclinación de la
cámara aérea, altitud de la toma fotográfica y el desplazamiento debido al relieve. De
este modo, la variación de escala que existe en el fotograma no rectificado, producto
de las diferencias del nivel del terreno fotografiado y de las inclinaciones de la
cámara en el momento de la toma, se elimina obteniendo una escala única y exacta
sobre la superficie de la ortofoto. La transformación de una proyección central a otra
ortogonal se realiza mediante el procedimiento llamado rectificación (IGM, 1990;
CARRÉ, 1972).
La ortofoto, en vez de contener la información del terreno graficado mediante
simbología convencional, presenta la información de la fotografía aérea corregida, a
la que se adiciona información de latitud y longitud, por lo cual pasa a ser en verdad
una carta con una fotografía sobrepuesta. Además, puede sobreponerse una capa de
demarcación de los deslindes prediales y de los roles de propiedades dado por
Impuestos Internos y caracterización de suelos y de sus capacidades de uso.
Las fotografías aéreas son proporcionadas por el Servicio Aéreo Fotogramétrico.
Estas permiten la realización de la fotointerpretación de un lugar, lo que se hace con
la utilización de un instrumento denominado estereoscopio. Mediante la
fotointerpretación se busca la determinación de elementos en el terreno fotografiado;
es decir, identificar y delimitar las unidades vegetacionales, unidades
geomorfológicas, formaciones superficiales, infraestructura, hidrología, etc.
(ETIENNE y PRADO, 1982).
44
La fotografía aérea constituye un relato evidente y detallado de los rasgos naturales y
culturales de la superficie de la tierra, debido a su poder resolutivo (CARRÉ, 1972).
Existen diferentes tipos de fotografías aéreas, de acuerdo a la posición de la cámara
dentro del avión, estas son (LABLEE, 1976): fotografía vertical, fotografía oblicua o
convergente, fotografía panorámica.
La escala de la fotografía representa la relación que existe entre la magnitud real del
terreno y la correspondiente en la fotografía aérea, está en función de la altura de
vuelo y la distancia principal.
La estereoscopía es la técnica más utilizada para fotointerpretar. Se refiere a la
restitución visual del relieve a través de mecanismos ópticos y sicológicos. El
instrumento utilizado en dicha técnica es el estereoscopio. Existen dos tipos: de
espejo y de bolsillo.
Una fotografía aérea aislada no es suficiente para obtener una visión estereoscópica
de una área y así determinar diversas estructuras o unidades. Es necesario un par de
fotografías sucesivas en la línea de vuelo, que presentan un área de traslape en el área
que cubre un determinado predio. El área de traslape del par fotográfico es aquel que
se repite en las fotografías sucesivas y que mediante el uso de un estereoscopio logra
la visión de relieve o tridimensional.
Para fotointerpretar adecuadamente se separa, en primer término, en unidades
discretas de mayor a menor jerarquía, considerando:
- Forma de relieve.
- Energía de relieve.
- Tonalidad, color y textura.
45
También es factible utilizar los pares fotográficos georreferenciados con precisión en
puntos específicos con su altitud, longitud y latitud, y el uso de equipo sofisticado
para hacer restituciones planimétricas. Estas cartas contienen información detallada
de curvas de nivel, construcciones, cobertura vegetal y caracterización física de áreas
pequeñas de territorio tal como una fina de tamaño medio, de algunas decenas o
centenas de hectáreas.
En predios de menor superficie o bien cuando se requiere de mayor detalle, es
necesario recurrir a instrumentos de terreno que permitan acceder a los elementos
más mínimos, como teodolitos y niveles.
El trabajo de terreno es un complemento valioso para cotejar información
instrumental con la fenomenológica. Los estudios de gabinete relativos a fotografías
aéreas y cartografía deben necesariamente ser complementados con descripciones y
mediciones de terreno. En terreno, se deben obtener muestras de suelo y
descripciones de la vegetación y formación en parcelas experimentales y muestreo.
La etapa de inventario tiene un carácter fundamentalmente descriptivo, su objetivo es
dar cuenta de lo existente. El diagnóstico, en cambio, consiste básicamente en la
interpretación del inventario, de forma de generar la información necesaria para la
predicción de la respuesta o reacción del medio ante diferentes tipos de utilización.
En el fondo, la etapa de diagnóstico se propone transformar los datos del inventario
en información para la ordenación y gestión territorial. La importancia de este
proceso de valoración del medio radica en que informa sobre la calidad del territorio.
La predicción del comportamiento futuro del sistema constituye parte importante del
diagnóstico, toda vez que ella permite distinguir los elementos o subsistemas claves
para el control. Este esfuerzo debe orientarse al conocimiento de la funcionalidad del
sistema, al esclarecimiento de la malla de relaciones y a la determinación de los
46
circuitos de retroalimentación. Mediante esto, será posible llegar a identificar cuál o
cuáles y en qué magnitud los elementos deben intervenirse para conseguir un cambio
deseado. En el mismo sentido, deberá ser posible delinear los efectos de un cambio
no deseado sobre otros elementos del sistema.
Esta predicción se basa en el establecimiento de la relación uso-territorio, es decir, en
términos de impacto y aptitudes. Para conseguir esto, es necesario predecir el com-
portamiento de todos y cada uno de los puntos del territorio, para todos y cada uno de
los usos objeto de localización. Esto quiere decir que la relación uso-territorio, para
efectos de lo relativo a la localización óptima, se expresa en términos de impacto de
la actividad sobre el medio y aptitud o vocación intrínseca del medio para la
actividad.
Para fines de la ordenación ambiental del territorio, conviene considerar el impacto
como un cambio de valor ocurrido en el medio como conjunto, o bien en alguno de
sus elementos particulares, como consecuencia de la reacción o respuesta ante una
influencia externa. Por lo tanto, el impacto es la pérdida de valor de cada uno de los
recursos o del medio en su conjunto.
Por su parte, la aptitud del territorio corresponde a la potencialidad natural que esa
unidad ofrece para la sustentación de una determinada actividad o desarrollo. Al
igual como ocurre con el impacto, la aptitud cobra sentido cuando se enfrenta al
territorio con los usos que se pretende establecer en él. Desde este punto de vista, la
aptitud se concibe como la capacidad propia del territorio, o de una unidad territorial,
para satisfacer los requerimientos que exigen la localización y el desarrollo de una
actividad.
47
2.2.5. Sistema de problemas.
2.2.5.1 Hiperproblema.
Los problemas prediales son de naturaleza tan compleja que es menester adoptar una
perspectiva que permita manejarlos de manera que sea factible llegar a la solución.
Los problemas que presentan este nivel de complejidad se denominan hiperproblemas
y se pueden definir de la manera siguiente: “Es una situación compleja y difusa que
tiene una solución posible, pero que no puede ser resuelta en forma directa; es decir,
en su estructura primitiva” (GASTÓ, 1999).
Es factible representar el problema predial como un hiperproblema Hp, que se
encuentra a un nivel de complejidad N, el cual se puede transformar a través de un
proceso de análisis F, en un conjunto finito de problemas específicos (Pi), que por lo
tanto, se transforman en discretos.
Los ligamentos entre cada uno de los elementos que conforman un problema
específico deben ser más fuertes entre sí que los ligamientos entre distintos
problemas específicos. Esta es la característica que permite descomponer el problema
en los diversos problemas que contiene (Figura. 4).
La solución holística del problema predial requiere transformar, en una siguiente
etapa, mediante un proceso de síntesis G, los problemas específicos en un sistema de
problemas Sp, lo cual constituye su solución holológica.
48
Problema 1
Problema 2
Problema 3
Ligamentos fuertes
Ligamentos débiles
FIGURA 4. Ligamentos intra e inter elementos de un hiperproblema. Los ligamientos fuertes permiten definir los subconjuntos de problemas, del dentro del hiperproblema a resolver. Fuente: Adaptación del esquema de RUBINSTEIN (1975).
49
Es posible, en forma alternativa, concebir una transformación que lleve desde Hp a Sp
en forma directa vía H. Este proceso implica una actividad simultánea de análisis y
síntesis, lo cual es altamente complejo, desde un punto de vista. Para cierta clase de
hiperproblemas, y una vez resueltos, es factible aplicar soluciones de rutina, a
problemas análogos. Esto implicaría que una vez conocidos los procesos G y F, el
proceso H puede establecerse como la conjunción de G con F; (Figura.5).
2.2.5.2 Descomposición y composición.
El procedimiento de descomposición del hiperproblema predial considera la variedad
de los elementos y la intensidad de los ligamentos (RUBINSTEIN, 1975). Los
conjuntos de elementos más fuertemente ligados constituyen una pieza o problema
específico que puede ser analizado como un sistema. Los ligamentos entre piezas son
obviamente de menor intensidad que los que se presentan dentro de cada pieza.
La descomposición del hiperproblema busca, en una primera etapa, determinar las
piezas que forman parte del problema. Estas piezas constituyen unidades con un
cierto grado de complejidad. Las etapas del proceso de análisis (F) que pretende la
descomposición del hiperproblema deben ajustarse a una secuencia gradual orientada
a identificar los grupos jerárquicos de ligamentos más intensos (BOOTH, 1967).
Cada uno de los problemas específicos debe ser planteado en forma jerárquica. En la
primera etapa del proceso resolutivo, que considera a cada problema específico como
un complejo independientemente de los demás, se pretende encontrar una parte de la
solución que es independiente del problema global. En la segunda etapa de este
proceso se busca la integración del problema del complejo específico con otros
complejos, de manera de plantear y resolver los proyectos relacionados con el
problema global.
50
Imagen ParticularProblemas Específicos del Modelo
Nivel de complejidad (n-1)
Nivel decomplejidad (n)
FenómenoParticular
Imagen General deSistema del Problema
del ModeloR (análisis y síntesis)
G (sínt
esis)
F (análisis)
Hp
(P1, P2, Pk)
Sp
FIGURA 5. Esquema ilustrativo de la transformación del fenómeno predial en su imagen de sistema de problemas prediales. El proceso de transformación desde Hp (hiperproblema) a un Sp (sistema de problemas), implica una actividad simultánea de análisis (F) y síntesis (G). Fuente: NAVAS, ARMIJO Y GASTÓ, (1984).
51
Dentro del proceso de descomposición del hiperproblema, se debe atender a las
siguientes condiciones:
a) Los ligamentos intracomponentes de un conjunto que constituyen un complejo
dado deben ser más intensos que entre los complejos, cada uno de los cuales
constituye un problema específico.
b) El número de subproblemas identificados debe ser el mínimo requerido para
lograr una descripción fiel del problema original; es decir, que la descomposición
sea canónica.
c) En el proceso de descomposición jerárquico del problema, el número y
características de los niveles debe permitir una compatibilidad de las jerarquías
inmediatas; es decir, que la cualidad de la respuesta de una jerarquía se convierte
en el estímulo de la siguiente.
En el proceso G de descomposición los problemas específicos Pi, se procede
estableciéndose las conexiones entre los diversos problemas específicos,
explicitándose la identificación de los datos D, los cuales corresponden al estímulo o
entrada al problema. Además, las restricciones del problema R, generan la estructura
a través de la cual los datos se transforman y adquieren una organización tal que
permite identificar las incógnitas I, lo cual corresponde a la respuesta del sistema
(Figura 6). El conjunto de problemas específicos se transforma en un sistema de
problemas cuando se hace coincidir las respuestas de cada problema específico con
los datos o estímulos, de los problemas específicos. El sistema de problemas, al ser
considerado globalmente, desprovisto de estructura interna, es decir, como una caja
negra, permite transformar diversos tipos de datos Di en un conjunto de incógnitas
que implican Ir la solución del problema.
52
Estructura delproblema
R (restricciones)
Datos
D
Resolución dela incógnita
I
I s
R1 R2 R3
R4 R5
Estructura del sistema de problemas Sp
I1,2 D2,1 I2,3 D 3,2 I3,5
I5,5
D 5,4I4,5
I 4,3
D 3,4
I1,4
D4,1
Solución delsistema deproblemas
DatosD
D 2
D 1
D 4
(A)
(B)
FIGURA 6. Esquema general de la estructura del procedimiento resolutivo de problemas específicos (gráfico superior (A)) y de la estructura del sistema de problemas (gráfico inferior (B)). Para ello, se procede a establecer las conexiones entre los diversos problemas específicos, explicitándose la identificación de los datos D, los cuales corresponden al estímulo o entrada al problema. Las restricciones del problema R, generan la estructura a través de la cual los datos se transforman y adquieren una organización tal que permite identificar las incógnitas I, lo cual corresponde a la respuesta del sistema. .
53
2.2.6. Evaluación del territorio.
Según FUENTES (1994), una vez caracterizado y diagnosticado el predio, se
consigue la información fundamental para hacer una evaluación del territorio o
evaluación de tierras. Esta evaluación corresponde al proceso de estimación del
potencial del territorio para uno o varios usos, puesto que los planes de desarrollo
territorial pueden estar orientados a un propósito particular o bien ser amplios y con
un contenido integrador. En este último caso, es preferible hablar de un manejo
integrado del territorio o, como lo señala ISACHENKO (1973), del diseño de un
paisaje cultural.
La evaluación de tierras se orienta básicamente a la determinación del valor del
ambiente natural para la sociedad humana, en unidades espaciales determinadas
(ZONNEVELD, 1972). En este sentido, debe basarse en observaciones objetivas del
medio, tanto natural como construido por el hombre. De esta manera, la evaluación
de tierras significa traducir, en términos de valor, la clasificación de tierras que se
pueda haber establecido. Dicho valor es determinado por el grado de satisfacción que
pueda alcanzar el ser humano, la que, a su vez, depende del tipo y cantidad de
esfuerzo que se requiere para explotar aquello que debe ser explotado.
Cuando el estudio del territorio se hace a nivel de avance o de pequeña escala,
GÓMEZ (1978) recomienda identificar áreas de diagnóstico, que son grandes
unidades territoriales de carácter operativo, sobre las cuales se puede establecer un
sistema completo de recomendaciones, en términos tanto de vocaciones como de
compatibilidades e incompatibilidades de uso. Este nivel de resolución resulta
también de gran utilidad en la llamada planificación restrictiva, es decir, cuando el
plan señala específicamente qué es lo que no se debe hacer en un área determinada,
en términos de uso y localización de desarrollo.
54
Para establecer las áreas de diagnóstico, se debe partir de algunos factores que
manifiestan un mayor control en función de los objetivos que se persiguen con el plan
de desarrollo. Tales factores relevantes deben ser seleccionados de entre aquellos que
indiquen en mejor forma los cuatro componentes básicos de la calidad ambiental, vale
decir: natural, productivo, perceptual y de fragilidad (tanto a la contaminación como a
la erosión). De esta forma, cada punto del territorio puede definirse y caracterizarse a
partir de uno de los cuatro factores señalados, específicamente de aquél que resulte
más restrictivo al uso.
En este contexto, las cartas de aptitud de la tierra que resultan de estos
procedimientos son interpretaciones gráficas de las características de áreas específicas
con relación a usos particulares. Estas ayudan a resolver conflictos entre limitaciones
impuestas por el ambiente natural y los requerimientos de los usos propuestos,
advirtiendo sobre el área problema y conduciendo el desarrollo a usos más óptimos.
De esta manera, se toma en consideración el conjunto de limitaciones que impone la
naturaleza del territorio y si permite al planificador, asignar los usos específicos que
son posibles en dichas área (ZAPOROZEC y HOLE, 1976).
2.2.7. Representación y modelación predial.
Para comprender los problemas de los recursos naturales en general y del predio en
particular, y concebir un plan de solución, es necesario describir el fenómeno, lo cual
puede ser definido como un conjunto de componentes y eventos que se presentan en
la naturaleza, los cuales pueden ser debidamente percibidos por los sentidos o por
instrumentos. El mundo tecnonatural, que es el entorno del hombre, constituye los
hechos o realidad en sí, los cuales no pueden ser accedidos en forma directa, sino que
a través de los sentidos y de su cultura. Se establece, en esta forma, un evento que
contiene dos partes: el observador y lo observado.
55
El observador, en el proceso de transformar los hechos que componen una realidad
dada, interviene con su cognición, con todos los componentes de percepción, juicio y
racionalidad, que se presenten en mayor o menor grado. En un comienzo, se debe
delimitar el fenómeno de lo que no corresponde a este y los elementos que le son
pertinentes, lo cual hace incurrir en numerosos errores. Es una forma de discriminar,
de aislar un determinado fenómeno de otros localizados fuera de sus fronteras, ya que
numerosos fenómenos independientes pueden ocurrir en un mismo espacio-tiempo.
El observador explora y trata de reconocer las propiedades esenciales de cada uno de
los componentes del fenómeno o episteme. Se caracteriza al fenómeno considerando
sus propiedades particulares pertinentes, dejando de lado las impertinentes ya
discriminadas. Algunos elementos y variables son observables y otros inobservables.
En las actividades de transformación de sus hechos relativos a la naturaleza o la
tecnonaturaleza representativa del predio intervine la interpretación de los
componentes del fenómeno y la descomposición de sus partes, las cuales, en la
naturaleza, no se presentan como tales. El proceso de discriminar los componentes y
luego discretizarlos es un proceso cultural de gran relevancia para el desarrollo de su
ulterior imagen o modelo.
La complejidad de los componentes del fenómeno alcanza los niveles del infinito, por
lo cual es necesario simplificarlos para permitir su representación matemática. La
transformación del fenómeno en un problema es la forma de simplificarlo,
discriminando los componentes impertinentes y rescatando los pertinentes, los cuales
serán utilizados en la resolución del problema. Siendo el predio un fenómeno
tecnonatural en el cual se toman decisiones, se debe transformar en una imagen que
contenga a todas aquellas variables que permitan caracterizar el problema y
eventualmente resolverlo.
56
Desde una perspectiva heurística, el proceso de transformación sigue los pasos que
van desde los hechos al fenómeno como un proceso de percepción e interpretación
cultural. El siguiente paso es la transformación en su imagen que en el caso del predio
corresponde a su representación como ecosistema predial y desde la imagen al
problema como un proceso de discriminación de los componentes pertinentes, de
manera de simplificarlo y permitir eventualmente su resolución. El cuarto paso es la
transformación ecosistémica en el modelo representativo del problema específico,
presentado, en lenguaje matemático, por el conjunto de variables y funciones que lo
describan y controlen. En la práctica, es un sistema de ecuaciones que permiten
describirlo y resolverlo de acuerdo a la función objetivo del tomador de decisiones.
Como última actividad de representación se tiene la necesidad de simbolizar los
componentes del fenómeno en caracteres que permitan representarlo en forma
compacta y abstracta. Son los símbolos que permiten caracterizarlo en su expresión
límite, tal como los empleados en lenguaje matemático o en lógica simbólica.
En el proceso de representación se tiene, por lo tanto, cuatro etapas fundamentales:
Discriminar los componentes que pertenecen al fenómeno y de las variables que
describen su hiperespacio n-dimensional del problema.
Discretizar los componentes en categorías susceptibles de ser incorporadas al
lenguaje matemático del problema.
Simbolizar los componentes para ser incorporados al lenguaje matemático y de
lógica simbólica.
Transformar el hecho en sí en un lenguaje ad hoc que represente al fenómeno a
través de los sentidos y cultura y luego en problema, imagen y modelo.
57
2.2.8. Tipología de modelos.
Según GASTÓ (1999), un modelo es una representación abstracta del fenómeno real,
pero no es un fenómeno en sí mismo. Los modelos se construyen con el fin de
facilitar la comprensión y mejorar la predicción. Se comprende como un evento o una
idea cuando se logra identificarlo como una fracción de un marco superior de
estructura, relaciones funcionales, relaciones causa-efecto o como una combinación
de estos (RUBINSTEIN, 1975). Cuando se logra identificar las relaciones entre los
eventos fenomenológicos a través de la generación de modelos, se está en
condiciones de predecir la ocurrencia de futuros eventos. Es por ello que el predio
debe ser representado como un modelo del fenómeno predial.
Proceso de modelación.
La modelación del predio, luego de caracterizado el fenómeno, desarrollada la
imagen y enunciado el problema, consiste en las siguientes etapas preliminares
(RUBINSTEIN, 1975):
• Establecer el propósito del modelo.
• Identificar el fenómeno y listar los posibles elementos (observaciones, ideas,
mediciones), relacionados con el propósito, aunque sea remotamente.
• Seleccionar los elementos de la etapa 2 relevantes al propósito de la etapa 1.
• Relacionar los elementos que pueden ser agrupados en virtud de conexiones
funcionales, estructurales o interactivas entre ellos. En cierta forma es una
clasificación de ellos.
58
• Repetir la etapa 4 hasta que el modelo consista en no más de siete más menos dos
grados.
2.2.8.1 Tipología de modelos de predios.
1) Modelos a escala.
Son aquéllos que presentan una apariencia similar a la del fenómeno. La realidad,
aunque se presenta con una proporción de tamaño más conveniente, es de apariencia
visual similar al fenómeno, pero se presentan en escalas espacio-temporales
diferentes, lo cual permite estudiar problemas que en la escala real no tendrían
solución. Son de utilidad en la modelación de predios, especialmente en lo relativo a
descripción física del territorio a través de cartas temáticas, tales como: cobertura
vegetal, geoformas, ambiente edáfico, tecnoestructura e hidroestructura. Las
maquetas son también modelos a escala del predio o de una parte de este.
2) Modelo isomórfico.
Son aquéllos en que existe una equivalencia total entre los elementos del modelo con
los del fenómeno. La equivalencia entre ambos es biunívoca, lo cual indica que para
cada elemento existe un elemento correspondiente en el modelo La relación entre
ambos no es visual, pero es de uno a uno (ASHBY, 1976), pudiendo corresponder a
una ecuación o a una representación abstracta, tal como un número o un dato
cualquiera o una base de datos.
El concepto de isomorfismo resulta de la existencia de similaridad de patrones entre
el fenómeno y el modelo. Puede ser una relación tal como los procesos que describe
su comportamiento o bien a una representación abstracta tal como un símbolo o un
59
número que representa una magnitud. En cierta medida es una forma de simplificar la
representación del fenómeno como un modelo. Los códigos de clasificación del
predio como un fenómeno corresponden a categorías isomórficas de representación.
3) Modelo homomórfico.
Se denominan homomórficos aquellos modelos, algunos de cuyos elementos sólo
corresponden a grandes partes del fenómeno o sistema real y en los cuales falta la
correspondencia total entre los elementos del modelo y del fenómeno. La
correspondencia entre grupos del fenómeno es unilateral. El proceso de agregación
conduce a la generación de modelos homomórficos; cuando esta relación es planteada
por un observador que discrimine con mayor detalle los patrones del fenómeno, pero
que los agrupe en categorías en el modelo, se concluye que existe una relación de
muchas a unos entre el fenómeno y el modelo. A esta relación de muchos a uno se le
denomina homomórfica (ASHBY, 1976). Dada la complejidad de los fenómenos que
se presentan en los predios, resulta con frecuencia en extremo complejo e irrelevante
desarrollar modelos que no sean homomórficos y que representen al fenómeno.
En la formulación de modelos de predios, por tratarse de fenómenos en extremo
complejos, se recurre con frecuencia al empleo de modelos homomórficos que
agregan numerosos atributos o variables en una sola categoría.
Tal es el caso del componente edafoambiental, que se agrupa como "Sitio", e integra
a todos aquellos sustratos que pueden producir o soportar vegetación de similar
cualidad y magnitud (GASTÓ, COSIO y PANARIO, 1993). La relación de varios a
uno se pude representar en la siguiente forma, a través del análisis de características
fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio cualquiera (Figuras 7 a y
7b).
60
Elementosdel Fenómeno
Elementosdel Modelo
(S1)(S2)(S3)(S4)(S5)(S6)(S7)
M1
M2
M3
(a). Esquema de las relaciones entre los elementos del fenómeno (S) y los del modelo homomórfico (M). Fuente: RUBINSTEIN (1975).
(S1) Textura-profundidad (TXPR)(S2) Hidromorfismo (HIDR)(S3) Pendiente (T)(S4) Exposición (E)(S5) Reacción (R)(S6) Salinidad-sodio (S)(S7) Fertilidad (F)(S8) Pedregosidad (P)(S9) Materia orgánica (M)(S10) Inundación (I)
(M 2)R 2
(M 1) 57
(M 3) 57 R 2
(b). Análisis de características fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio(S1 a S10) y su transformación en modelo (Ms) 57R2.
FIGURA 7. Utilización del esquema de RUBINSTEIN (1975) para el análisis de características fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio.
61
En manejo de praderas, la descripción de sus características también se lleva a cabo
de manera homomórfica. Se integran en este caso los componentes fenomenológicos
del sustrato, tal como se ha indicado en el ejemplo anterior, conjuntamente con los de
la condición de la pradera y con los de la tendencia de la condición. En la Figura. 8 se
puede observar un esquema de un modelo homomórfico representativo de una
pradera donde se indica la clase de Sitio (M1) y la variedad de Sitios (M2). Ambos se
integran produciendo el modelo M3, todo lo cual integra los caracteres edáficos del
recurso. Las especies decrecientes (M4), acrecentantes (M5) e invasoras (M6) se
agrupan en la condición de la pradera (M7). La tendencia de la condición se
representa en M8. El modelo global de la pradera integra M3, M7 y M8 generando M9,
el cual puede representar un solo valor tal como la capacidad sustentadora dada por el
sitio, la condición y la tendencia, lo cual podría representarse (por ejemplo) en una
pradera dada como 58P3R↑.
Sin embargo, el territorio no puede estudiarse por la simple agregación de los
elementos que lo constituyen. Sus propiedades sinergéticas hacen necesaria la in-
corporación del concepto de organización. Conociendo dicha organización y, por lo
tanto, la malla de relaciones de los elementos físicos y humanos, se podrá lograr una
eficiencia mayor en la intervención y control del sistema global. En estos términos, el
sistema global se corresponde con el concepto de geosistema, tal como fue propuesto
por la escuela soviética de geografía (ISACHENKO, 1973).
Con el objetivo de conseguir una aproximación al geosistema, como un todo, se ha
desarrollado una serie de metodologías que se pueden resumir en la identificación de
unidades territoriales homogéneas. La base de esta aproximación se encuentra en el
hecho de que la manifestación espacial explícita de las interrelaciones que
caracterizan al geosistema se puede visualizar en los patrones de organización del
espacio, tanto en lo que respecta a los fenómenos fisicobiológicos como a los
62
S1S2S3S4S5S6S7S8S9S10
S11S12S13
S20S21S22S23
S30S31S32
S40S41S42
M 1
M 4
M 5
M 6
M 8
Modelo homomórfico
Clase de Sitio
Variedad de Sitio
Especiesdecrecientes
Especiesacrecentantes
Especiesinvasoras
M 3
M 7
Parcial CompletoCaracteres edáficos
M 2
Composición botánica de la pradera
Vigor de las especies y tasa de cambio
M 8
M 3M 7
Modelo Global de la Pradera
M 9
Sitio y variedad de sitio
Condición de la Pradera
Tendencia de la condición
Sitio-Condición-Tendencia
FIGURA 8. Esquema de un modelo homomórfico representativo de una pradera. La modelación y clasificación (M9) integra características edáficas, composición botánica, vigor de las especies y tasa de cambio de fenómeno, en un complejo Sitio - Condición - Tendencia Fuente: basado en la metodología del Sistema de Clasificación de Ecorregiones de GASTÓ, COSIO y PANARIO (1993).
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humanos. De esta manera, lo que se busca es individualizar los patrones espaciales
recurrentes, en el convencimiento de que ellos reflejan la información ambiental en
forma integrada (HOWARD y MITCHELL, 1980). Una ventaja adicional de esta
metodología la constituye el hecho de que esos patrones son susceptibles de ser
distinguidos en imágenes del territorio, obtenidas, por ejemplo, con sensores remotos.
Dada la complejidad de los fenómenos prediales, resulta en extremo difícil elaborar
modelos que reproduzcan las estructuras y procesos involucrados, tal como ocurre
con los modelos a escala y los isomórficos. Es, a menudo, preferible elaborar
modelos homomórficos o de caja negra.
* Caja Negra.
Las teorías del tipo de caja negra consideran al elemento que pude ser una variable de
estado o conjuntos de variables de estado constituyendo un sistema cualquiera o
ecosistema, como si estuviera desprovisto de estructura interna, de manera de
considerar sólo su comportamiento global al ser tratado como una unidad simple
(Figura 9).
Dada las características propias de la caja negra, de presentar paredes no
transparentes, no es posible conocer directamente su contenido. Su estructura interna
puede inferirse al hacerse variar y cuantificarse los estímulos y las respuestas de
manera de lograr, finalmente, establecer su función de comportamiento.
Consecuentemente y de manera hipotética, es posible en etapas sucesivas construir la
imagen conceptual de su estructura interna (NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1996).
El predio entero puede ser considerado como una caja negra, sin estructura interna de
ningún tipo, en el cual se conocen los estímulos o “inputs” que se adicionan al
sistema y los “outputs” o respuestas del sistema. Sobre la base de las relaciones
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invariantes entre inputs y outputs se describe la función general de comportamiento
del predio. Según GASTÓ (1999), al representar la totalidad del predio como una
sola caja negra resulta difícil o imposible resolver problemas específicos de la
complejidad propia de este.
Las teorías del tipo de caja negra pueden esquematizarse de la siguiente forma:
ρ ε β= o
De manera de relacionar las variables periféricas de estímulo ε y respuesta ρ con la
variable mediadora β , ο es la función que relaciona a las variables periféricas
(BUNGE, 1983). La variable mediadora debe corresponder a:
β ε ρ: →
La variable mediadora β debe resumir las propiedades de la caja negra, pero no se
deriva de sus propiedades. La variable β es sólo un vínculo sintáctico que permite
establecer relaciones particulares o generales entre los estímulos y respuestas. Las
teorías del tipo de caja negra consideran a la variable mediadoras β sin su
correspondiente interpretación. En la medida que se vaya logrando una mayor
interpretación de la variable, donde se incluya un mayor acopio de respaldo teórico y
conceptual, de manera de lograrse una mayor comprensión de su contenido y
operación, la caja negra se transforma gradualmente en traslúcida (BUNGE, 1983).
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Caja NegraComportamiento
βInputε
Outputρ
FIGURA 9. Teoría del tipo Caja Negra que considera al elemento como desprovisto de estructura donde intervienen variables periféricas ε, ρ vinculadas mediante variable la β (GASTÓ, 1999).
La variable mediadora β puede ser mejor conocida en las teorías de tipo traslúcido o
representacional, pero no por ello debe constituir un mecanismo representable ni
mecánica ni intuitivamente; la teoría debe permitir contener un conjunto de variables
internas que permiten caracterizar su interior. La caja traslúcida es sólo un conjunto
de cajas negras que deben ser analizadas e interpretadas considerando, a su vez, los
conjuntos menores de cajas negras que a su vez contienen (BUNGE, 1983).
En lugar de representar a la totalidad del predio, como una sola caja negra, es
preferible descomponerla en un conjunto de cajas negras, cada una de las cuales
corresponde a los procesos específicos de gestión y de toma de decisiones. Cada
potrero del predio debe recibir como estímulo fertilizantes y riego, generando como
respuesta una cierta producción de hierba, de acuerdo a su función de
comportamiento, lo cual constituye una caja traslúcida de la caja negra general del
predio. El conjunto integrado como sistema de problemas, constituye al caja negra
general de los potreros del predio. El rebaño que utiliza los pastizales también pueden
ser considerados como una caja negra global del predio.
Las propiedades más sobresalientes de las cajas negras, en relación a la resolución de
problemas ecosistémicos, según el mismo autor citado, son:
a) Alta generalidad, siendo coherentes con un número ilimitado de mecanismos de
las más diversa índole.
b) Holismo y capacidad de resolver problemas globales, sin prestar atención a
detalles de su contenido interior.
c) Sencillez epistemológica, lo cual permite resolver eficientemente problemas no
observables.
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d) Precisión, pues a través del ajuste y reajuste de parámetros permiten cubrir mayor
cantidad de información que las teorías representacionales, y su mayor seguridad,
debido a la falta de explicidad acerca de los mecanismos interiores de la caja
negra.
Las teorías del tipo de caja negra son más empleadas en las etapas iniciales de
desarrollo científico, es decir, cuando se trata de sistematizar más bien que de
interpretar. Estas teorías entregan las bases para la elaboración de modelos
homomórficos de fenómenos.
La desventaja de la teoría del tipo de caja negra, según BUNGE (1983) es la
siguiente: escaso contenido en relación a las teorías representacionales, menor
contrastabilidad, y escasa potencia heurística, pues, debido a su bajo contenido, no
pueden guiar las investigaciones profundas.
La caracterización física del predio en Distrito y Sitio, Cobertura vegetal y animal,
Tecnoestructura e Hidroestructura, constituyen la base de datos geográficos de un
conocimiento formal. Cualquiera que sea el modelo homomórfico que se desarrolle,
debe estar compuesto de un conjunto de cajas traslúcidas que, en alguna medida,
dependen de las características estructurales de sus componentes físicos.
La delimitación de los espacios de gestión del predio no debe ser en ningún caso
caprichosa, sino que obedece a limitantes dadas por el recurso contenido en cada
espacio físico o conjunto de elementos naturales o tecnonaturales, de acuerdo a la
racionalidad del productor. Las cajas traslúcidas están dadas básicamente por los
espacios administrativos del predio, cada uno de los cuales, puede ser descrito como
un modelo homomórfico del sistema global del predio. Cada uno se ajusta a los
modelos anteriormente expuestos:
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( )ρ ρ ε β= ,
( )β β ε= ,Λ
( )Λ Λ= σ η,
El procedimiento fundamental empleado en la resolución de problemas de caja negra
debe cumplir con las siguientes etapas (KLIR, 1969): las variables periféricas o
cantidades externas al sistema se observan o miden en el tiempo en el nivel de
resolución respectivo y todos los resultados obtenidos se ordenan en la forma de una
sola actividad o un conjunto de actividades separadas. La actividad lograda se procesa
de manera de descubrir las relaciones invariantes en el tiempo o comportamiento
entre cantidades;
a) Se investiga el interior de la caja negra, de manera de lograr tanta información de
su arquitectura como sea posible.
b) Se determina su comportamiento o se elabora una hipótesis sobre la base de los
resultados obtenidos.
c) Se determina su arquitectura o se plantea hipotéticamente su comportamiento y el
de otras evidencias conocidas del sistema.
En la resolución de problemas ecosistémicos debe buscarse las variables y vectores
de estado que permitan establecer las relaciones propias de los elementos y
conexiones del mundo empírico, dentro del cual se encuentra el predio.
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En la búsqueda del marco teórico general donde se ubican los ecosistemas de recursos
naturales, con el fin de elaborar la imagen o modelo, se procede describiéndose como
un sistema cada vez más general, lo cual implica, necesariamente, una reducción de
su contenido, ya que existe una relación inversa entre contenido y generalización.
En el paso desde el fenómeno o predio al modelo representacional del fenómeno,
deben eliminarse los componentes y conexiones que sean de ínfima o nula relevancia,
lo cual no es otra cosa que quitarle ruido al sistema. El ecosistema, por lo tanto, debe
estar definido por las variables y vectores de estado que constituyan la esencia de sus
componentes y conexiones. Todos ellos son los que determinan los grados de libertad
del sistema, debiendo estar contenidos en cualquier modelo del fenómeno.
La esencia del conocimiento es la generalización y lo que no es pertinente o relevante
al fenómeno debe ser excluido de la generalización (REICHENBACH, 1973). En el
estudio de los recursos naturales y de la elaboración de imágenes, debe buscarse
establecer una separación entre los factores pertinentes y los no pertinentes o
relevantes, lo cual constituye el principio del conocimiento. El significado del
término pertinente puede corresponder a lo que debe mencionarse para que la
generalización sea válida. La generalización es, pues, el origen de la ciencia
(REICHENBACH, 1973).
Los grados de libertad del modelo del fenómeno predial, correspondientes al nivel de
complejidad del sistema ecológico, son los mínimos requeridos para su descripción.
La elaboración de modelos redundantes, lejos de contribuir a resolver los problemas
ecosistémicos, origina una nueva fuente de complejidad que incrementa la variablidad
no contenida dentro del marco de las relaciones generales del estímulo-respuesta.
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Elementos de la caja negra.
El conjunto de elementos que constituyen el modelo homomórfico de un predio están
dados por lo siguiente (ODUM, 1972):
a) Arquitectura predial.
Es la modalidad de ordenamiento espacial de las estructuras ecosistémicas conectadas
a través de patrones definidos de flujo.
Simbólicamente se tiene que:
( )Λ = G kσ, donde:
σ = representa el arreglo topológico de las diversa estructuras del ecosistema
predial, siendo, por lo tanto, la parte estática espacial, y
k = representa el patrón de conectividad entre las estructuras o relaciones de flujo
b) Estructura.
Son las partes en que se descompone la arquitectura de un ecosistema predial. Las
categorías de estructuras son las siguientes:
• Biogeoestructura.
• Tecnoestructura.
• Socioestructura.
Dentro de las biogeoestructura se tiene, a manera de ejemplo, los bosques, praderas,
tierras, aire, agua, ganado, lomeríos, matorrales, etc. Algunos de la tecnoestructura
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son las bodegas, corrales, maquinaria, canales, caminos, viviendas, líneas de
teléfonos, etc.
En el último caso se tiene al hombre organizado social, laboral y culturalmente.
c) Unidades.
Son divisiones de un predio en las cuales los atributos originales del predio no se
pierden, tales como divisiones de usos específicos del campo en: potreros, cultivos,
localidades de trabajo, áreas habitación y otros.
d) Componentes.
Son las partes en que se puede separar un ecosistema predial, que incluye tanto a las
estructuras como a las unidades. Los componentes que se emplean para establecer
relaciones entre las estructuras y unidades son los siguientes: conexiones, conectores,
impedancia, interruptor, válvula unidireccional.
i.) Conexiones: Son estructuras que permiten establecer el flujo entre dos o más
unidades o estructuras, tales como caminos, canales, cables eléctricos y otros.
ii.) Conectores: Son elementos estructurales a través de los cuales se establecen
las conexiones. El conector cuenta con conductores y nodos.
iii.) Unión: Es la contigüidad espacial de unidades o elementos, sin que implique
necesariamente un flujo. A manera de ejemplo, se puede citar dos campos
agrícolas contiguos, uno de maíz y otro de alfalfa, entre los cuales no existe
ningún flujo, ni necesariamente, conexiones o conectores.
iv.) Impedancia: Son las estructuras que se oponen al flujo en forma selectiva. La
naturaleza de estas estructuras puede ser física, ecológica, legal, u otras. Un
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ejemplo de impedancia puede ser un alambrado, un farellón que se oponga al
paso del ganado, etc.
v.) Interruptor: Son estructuras que pueden activarse o desactivarse, permitiendo
u oponiéndose a un flujo. El mecanismo de activación puede estar sujeto a un
programa de control. Ejemplos de interruptores prediales son: las compuertas
de canales y las puertas de los campos de cultivos.
vi.) Válvula Unidireccional: Son estructuras que permiten el flujo de elementos en
una sola dirección.
3) Modelos matemáticos.
El modelo matemático no territorial del predio es una representación en lenguaje
matemático del fenómeno. Es un sistema de ecuaciones ordenado de tal forma que
represente o que simule al fenómeno o a una parte de este. Algunos procesos pueden
ser representados por una sola ecuación, tal como:
a. Curva de incrementos decrecientes de un cultivo al recibir un estímulo de
fertilizantes (Ley de Mitcherlich):
( )y A e c b x= − − +1 ( )
donde:
A = capacidad sustentadora máxima del sistema.
c = pendiente de la curva.
x = magnitud del estímulo adicionado.
b = cantidad original del estímulo en el sistema (GASTÓ, 1980).
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A
b
c
x0
El modelo matemático analizado, en sentido estricto, es un modelo homomórfico,
que representa al fenómeno, sin incorporar su estructura, como ocurre con los
modelos a escala o sin establecer una relación biunívoca, como ocurre con los
isomórficos.
4) Sistema de Información Geográfico (Modelos SIG).
El territorio posee una dimensión espacial y temporal junto con atributos que lo
caracterizan. Por lo tanto, para dar cuenta de su estado y poder realizar gestión sobre
él, se requiere contar con una representación que dé cuenta de estas dimensiones. Un
Sistema de Información Geográfico se constituye en una herramienta esencial para la
representación, integración y modelación de las variables espaciales de interés para la
gestión de un espacio geográfico dado.
Desde hace décadas, en diversos países e instituciones, se han generado
aproximaciones conceptuales para abordar el diagnóstico y análisis de determinados
espacios geográficos, a fin de determinar su potencialidad de uso y orientarlos hacia
una gestión sustentable.
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Los Sistemas de Información Geográficos, al procesar información cartográfica que
maneje, por una parte, la georreferenciación de los elementos del territorio y sus
interrelaciones topológicas y, por otra, los datos de atributos que identifican y
describen sus características, se han constituido en una herramienta de primer orden
para la definición y gestión de un territorio y sus recursos.
La historia de los Sistemas de Información Geográfico (S.I.G.) no es muy remota. El
primer S.I.G. que se reconoce como tal fue desarrollado, en Canadá, en la década de
los años '60. En ese entonces el gobierno canadiense se dió cuenta de la importancia
de estar envuelto en el proceso de toma de decisiones sobre manejo de tierras, así
como en el planteamiento del manejo de los recursos naturales del país. También, vio
la importancia de monitorear los cambios que estos sufrían. Fue así que se decidió el
desarrollo de un sistema de información que le permitiera cubrir tales objetivos.
Estos sistemas se vienen desarrollando en el mundo desde hace varias décadas, pero
es durante los años ochenta que irrumpen en Chile como una herramienta de grandes
potencialidades de aplicación en diversos ámbitos del quehacer, particularmente en la
gestión de la planificación urbano-regional, de recursos naturales y evaluaciones
ambientales, entre otros.
En la actualidad, los S.I.G. han evolucionado desde la mera capacidad de producción
cartográfica y de respuesta a consultas específicas de tipo métrico o de localización,
hasta transformarse en herramientas para ser empleadas en el proceso de toma de
decisiones. Su potencial alcanza hoy a constituirse en herramientas que permiten
resolver problemas de asignación de recursos, permitiendo modelar escenarios y
efectos espaciales en el complejo proceso de toma de decisiones.
Todo esto demuestra que los S.I.G. son una tecnología en pleno avance y maduración,
y que, con los desarrollos actuales, es creciente la tendencia a la integración de ellos
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con modelos de simulación, en el ámbito de la modelación de ecosistemas, modelos
de crecimiento urbano, modelos hidrológicos y meteorológicos, por nombrar algunos.
Un S.I.G. permite el manejo bajo un mismo ambiente, de los atributos propios de un
objeto con su representación y localización espacial. Esto brinda la posibilidad de
analizarlos en referencia a sus atributos y posiciones y a las relaciones que existen
entre ellos (vecindad, distancia, intersección, etc.).
Aún no existe una definición clara y precisa de que es un S.I.G. A continuación se
presentan algunas de la definiciones que se han propuesto (GASTÓ, 1999):
"...es un caso especial de sistema de información en donde los datos consisten de
observaciones de características distribuidas espacialmente, de actividades o de
eventos, los cuales se definen en el espacio como puntos, líneas o arcos. Un S.I.G.
manipula los datos con el objeto de realizar preguntas y análisis sobre ellos...".
"...un sistema computacional para el manejo y análisis de datos espaciales el cual está
compuesto de cuatro subsistemas principales”:
1. Subsistema de lectura de datos.
2. Subsistema de almacenamiento y recuperación de datos.
3. Subsistema de análisis y manejo de datos.
4. Subsistema de informe de resultados.
Sistema de Información Geográfica (S.I.G.): es un conjunto de instrumentos y
herramientas para reunir, almacenar, recuperar y representar datos espaciales sobre el
mundo real, para un conjunto particular de objetivos.
"...un S.I.G. es mejor definido como un sistema de soporte para la toma de decisiones,
que involucran la integración de datos referenciados espacialmente...".
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"...sistema de equipos informáticos, programas y procedimientos elaborados para
facilitar la obtención, gestión, manipulación, representación y salida de datos
espacialmente referenciados, para resolver problemas complejos de planificación y
gestión...".
No obstante, el desacuerdo existente, parece existir un consenso general en cuanto a
los componentes y operaciones que un S.I.G. puede tener: lectura, almacenamiento,
recuperación, manejo, análisis y despliegue de información espacial.
La definición más simple sería que S.I.G. es un conjunto de herramientas
informáticas para gestionar datos geográficos.
Los datos, en S.I.G., son considerados en dos dimensiones: por un lado, se tiene su
posición en el espacio y, por el otro, sus atributos asociados. La posición se determina
por las coordenadas donde ocurre y los atributos son las características específicas
que tiene cada posición. Generalmente, se usa el término "información o datos
espaciales" cuando se refiere a las características que no necesariamente son
cartografiables.
Un dato geográfico se puede descomponer en dos elementos o aspectos, el aspecto
espacial o la entidad de la realidad sobre la cual se observa el fenómeno y el aspecto
temático que es la variable o atributo, que puede adoptar diferentes modalidades en
cada observación.
Esta definición de dato se puede hacer de cualquier disciplina (economía, biología,
matemática, ecología, etc.), lo que diferencia al dato geográfico es que el aspecto
espacial, el soporte de observación, está localizado en el espacio. Existen datos
geográficos de dos tipos:
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• Naturales.
• Artificiales.
La importancia del S.I.G. viene de la posibilidad de integrar en un único sistema la
información espacial y de distintos tipos, creando marcos ágiles de análisis de la
información geográfica.
Se entiende por percepción remota un conjunto de herramientas que constituyen una
tecnología de punta, basada en la adquisición a distancia, de los objetos, así como de
sus variaciones temporales, espaciales y espectrales. Tales registros son adquiridos
por sensores que van desde los tradicionales (como las cámaras aéreas) hasta los
modernos barredores multiespectrales a bordo de plataformas satelitales. Los satélites
de mayor utilización en la cuantificación de las variables medio ambientales, son en
la actualidad, la serie NOVA, el proyecto Landsat y el SPOT.
La Percepción Remota es una tecnología en evolución hacia más y mejores sistemas,
tanto de captura como de proceso de las imágenes. Existe una importante cantidad de
proyectos de varios países para poner en órbita sensores de mayor resolución espacial
y espectral.
Los datos e información de interés a los objetivos del estudio y posible de obtener a
partir de sensores remotos pasivos y diseñados para la prospección ambiental o de
recursos naturales son los siguientes:
• Uso del suelo.
• Obtención de índices como el Índice Normalizado de Vegetación e Índice de
Superficie Foliar.
• Catastro de recursos forestales, agrícolas y superficies de praderas para ganadería.
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• Degradación de recursos.
• Monitoreo de sistemas lacustres y reservas de agua.
• Crecimiento urbano, etc.
Como se ha señalado, la información proveniente de Percepción Remota, es
fácilmente integrable a un Sistema de Información Geográfica, constituyendo un real
complemento de un S.I.G.; de igual forma, los datos derivados de un S.I.G. se
constituyen en variables auxiliares que permiten mejorar los procesos de clasificación
y análisis digital de imágenes.
Los componentes de la percepción remota son:
• Fuente: corresponde a la energía proveniente del sol.
• Sensor: existen diversos tipo como los de imagen o los puntuales.
• Atmósfera: impide la absoluta visión de los objetos, puesto que puede absorber,
transmitir o dispersar la energía.
• Objeto: poseen características físicas, espectrales y temporales.
Según GASTO (1999), las variaciones geográficas del mundo real son muy
complejas, y mientras más se acerca a observarlo, el detalle que se aprecia es mayor,
por lo que sería necesario una casi infinita base de datos para capturar la información
que define el mundo real con precisión.
Por esto se debe reducir la información existente (localización de características y su
relación con las demás) a una cantidad y abstracción, representando las variables
geográficas como elementos discretos u objetos. Estas reglas se utilizan para
convertir las variaciones geográficas reales en objetos discretos constituyentes del
modelo de datos.
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Un modelo es una representación simplificada de la realidad que incorpora aquellas
características que son interesantes en cada momento. Mientras que una Base de
Datos espacial es un conjunto de datos que están georreferenciados y pueden ser
usados como un modelo de la realidad.
Los datos pueden ser representados, en su aspecto posicional o estrictamente espacial,
en dos diferentes estructuras: la vectorial y la matricial. Se diferencian en cuanto a la
forma de captura, su almacenamiento, manejo, tipo de análisis posible, etc. No se
puede afirmar que una sea mejor que la otra. Se pueden señalar características que,
bajo algunas circunstancias, hacen preferible una de la otra. Estas estructuras son
compatibles, intercambiables (hasta cierto punto), y complementarias.
Según GASTÓ et al. (1998), existen dos modelos fundamentales de datos:
Estructura matricial o "Raster": los datos son representados utilizando una cuadrícula.
Vectorial: los datos son representados mediante coordenadas de referencia (x, y),
pudiendo corresponder tales coordenadas con la latitud y la longitud o cualquier otro
marco de referencia.
Tanto la representación vectorial como la “Raster”, tiene ventajas y desventajas
propias, siendo la primera más adecuada para la representación de objetos discretos
(rodales, caminos, ciudades, lagos, etc.), en tanto la segunda, es adecuada para la
representación de variables continuas en el espacio (topografía, temperaturas, pH,
etc.). Por esta razón, en el presente es cada vez más común y necesaria la adopción de
ambas formas de representación en los S.I.G., aun cuando no siempre son eficientes
las formas de transformación de la información desde estructura a “Raster” a su
representación vectorial y viceversa.
80
La Base de Datos es el medio usado por el usuario para mirar el mundo real. El
contenido de un mapa puede ser introducido en una base de datos convirtiendo las
características del mapa en objetos de la base de datos.
Los datos pueden provenir de mediciones directas a través de topografía,
levantamientos u otro tipo o por medio de muestreo de campo para sensores remotos.
La densidad del muestreo determina la resolución de los datos. Se debe diseñar el
muestreo para recoger las variaciones de aquello que deseamos representar. Existen
varias estrategias de muestreo:
• Muestreo aleatorio.
• Muestreo sistemático.
• Muestreo estratificado.
Algunos datos pueden obtenerse de cartografía existente u otras bases de datos, en
cuyo caso se trata de fuentes o base de datos secundarias. Es importante que al usar
información de estos medios, se deba obtener toda la información relativa a las
propias bases de datos, los procedimientos usados para recoger y compilar la
información, la codificación utilizada, las precisiones y los instrumentos empleados.
La captura de datos es la operación de tomar los datos, reconocerlos e introducirlos en
un banco de datos o archivos. Los métodos utilizados varían según los objetivos del
proyecto, el equipo y programas disponibles, presupuesto y personal disponible, el
tipo de datos y la estructura de la base de datos que se está utilizando.
Se debe contar con herramientas para transformar distintos tipos de información
espacial en forma digital. La carga de datos es uno de los puntos que más complica la
81
aplicación de la tecnología S.I.G. El costo de esta fase consume en la mayoría de los
proyectos más del 80% del presupuesto.
Los digitalizadores son los periféricos más comunes para recoger la información
espacial de mapas o fotografías. El elemento gráfico se colecta en la superficie plana
de la tableta o mesa digitalizadora; un indicador de plaza se desplaza sobre él y sobre
la mesa, interpretando cada situación en forma de pares de coordenadas que pueden
ser transmitidas directamente al ordenador.
El indicador puede ser un lápiz pero lo que se usa, por lo general, es un cursor con
una lupa y cruz filar. El cursor cuenta con botones (entre dos y dieciséis), que
permiten realizar las operaciones de control de la digitalización, enviando órdenes o
comandos desde los mismos.
Para GASTÓ (1999) las precisiones son menores a 0,1 mm, lo que es menor a la
precisión con que puede colocar el cursor un operador medio. Las funciones para
transformar situaciones en coordenadas están contenidas en la mesa y se utilizan
antes de mandar la información al ordenador. Los formatos con los que las tabletas
funcionan son dos:
• Binario.
• ASCII
Las Bases de Datos pueden ser de gran ayuda cuando se han generado de una manera
eficiente y accesible para cualquier usuario. Se busca que ellas respondan a objetivos
específicos dentro de un estudio, sin embargo, la información que se genera debe
poder ser utilizada por otros actores de manera que no se pierda. La pérdida de
información o la falta de acceso a ella puede generar grandes pérdidas de tiempo y
82
dinero innecesarias, este es el caso de numeroso estudios en los que la información
sólo es procesada y utilizada por los interesados que la generaron en forma directa.
Según GASTÓ (1999), esto hace pensar en que Chile posee las herramientas para
realizar un buen Ordenamiento Territorial en escala predial, sólo falta la organización
y distribución de las funciones que deben cumplir cada uno de los actores. En
general, existen entidades privadas que generan información en las escalas que ellos
utilizan, que pueden ser del orden de 1:100 ó 1: 1000, es decir, grande, dejando a las
entidades públicas encargadas de tener información a escalas tales como 1:20.000 a
1: 50.000 o aún menores: Los predios, en general, deben ser caracterizados en escalas
grandes, con mayor detalle que el contenido en la cartografía pública. Además, las
Bases de Datos, a una determinada escala, deben ser generadas, mantenidas y
actualizadas por el Estado, mientras que el privado debe hacer lo mismo, pero en la
escala que le corresponda. Se debe tener en consideración que es el Estado quien
dicta las normas y el privado quien opera según ellas.
2.3. Impacto ambiental y capacidad de carga2:
El aumento de la demanda por actividades turísticas en áreas silvestres protegidas, las
expone a importantes impactos en sus ecosistemas y, coloca en conflicto los objetivos
2 El siguiente apartado tiene como bases principales dos tesis presentadas al Instituto de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para optar al grado de Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, defendidas por María Teresa Jofré y Juan Manuel Cordero, los años 1998 y 2000, respectivamente. Los conceptos desarrollados en estos documentos se adaptan desde el ámbito de turismo y ecoturismo, al uso de los espacios naturales con fines educativos.
83
fundamentales para las que fueron creadas: la conservación de recursos naturales y su
uso público. En el caso especifico de la presente investigación, aplicándolo al ámbito
educativo y tal como se fundamentará más adelante, el aumento del flujo de
estudiantes a las ASPE será significativamente importante, con respecto al número
histórico de visitantes de las áreas.
La promulgación, en Marzo de 1994 de la Ley 19.300, sobre Bases Generales del
Medio Ambiente, señala que deben ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental la ejecución de obras, programas o actividades en parques nacionales,
reservas nacionales, monumentos naturales, reserva de zonas vírgenes, santuarios de
la naturaleza, parques marinos, reservas marinas o en cualesquiera otras áreas
colocadas bajo protección oficial, en los casos en que la legislación respectiva lo
permita.
La misma ley, en su Artículo 2, inciso h, define impacto ambiental como: la
alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente por un proyecto o
actividad en un área determinada.
Para CONESA (1993), hay un impacto ambiental cuando una acción o actividad
produce una alteración, favorable o desfavorable, en el medio o en algunos de los
componentes del medio. Esta acción puede ser un proyecto de ingeniería, un
programa, un plan, una ley o una disposición administrativa con implicaciones
ambientales.
Para efectos de este estudio, se producirá un impacto ambiental cuando una actividad
educativa dentro del espacio natural produzca una alteración favorable o desfavorable
en el medio ambiente o en alguno de los componentes del mismo.
84
Al respecto, HOUSEAL (1979) señala que para las áreas silvestres protegidas la
medición y evaluación de estos impactos ambientales, está basado en el concepto de
“Capacidad de Carga” del ecosistema local.
Este concepto, derivado de los estudios de capacidad de carga animal, que determinan
el nivel permitido de la explotación ganadera sobre pastizales, comenzó a ser
utilizado con la connotación ambiental en la década del 70, y de allí se explayó hacia
la determinación de la densidad óptima de turistas en áreas recreacionales y, sobre
todo, en áreas silvestres protegidas. Debido a lo novedoso del uso de estas áreas con
fines educativos, dentro del sistema formal, es preciso tomar estos estudios como
referencia, sin dejar de considerar las diferencias existentes entre un programa
turístico y uno educativo escolar.
2.3.1. Definición de capacidad de carga.
Para FERNÁNDEZ (1995), capacidad de carga se define como:
a) Nivel de uso recreativo que un área puede mantener mientras suministra una
calidad sostenida de recreación.
b) Número de unidades - usuario, periodo - usuario que un espacio recreativo puede
proveer (cada año) sin permanente deterioro físico o biológico de la aptitud del
Sitio para soportar recreación y sin apreciable deterioro de la experiencia
recreacional.
c) Número de hombre/día (hombre — hora/día) que puede tolerar un espacio para un
uso recreativo, sin un irreversible deterioro del medio físico y sin disminuir la
satisfacción del usuario.
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Según MANNING (1996), la capacidad de carga es una medida indicativa del nivel
de uso que es sustentable en actividades turísticas.
BOO (1990), propone como definición de capacidad de carga, al nivel estimado de
utilización que un área puede acomodar con altos niveles de satisfacción para los
visitantes y pocos impactos negativos sobre los recursos. Agrega que esta debe ser
evaluada en términos ecológicos y estéticos.
De este modo, el concepto de capacidad de carga involucra, por una parte, a un
recurso natural, dentro de su grado de complejidad propio (incluyendo las variables
estéticas), y por otra, a los usuarios.
En relación con el recurso, la pregunta es ¿ Cuántos usuarios es posible mantener en
un área sin que el recurso se deteriore? y respecto al usuario es ¿Cómo mantener la
calidad de su experiencia educativo-recreativa?
2.3.2. Situación actual del concepto de capacidad de carga.
Según lo propuesto por MALDONADO (1992), se puede establecer que la capacidad
de carga tiene que ser definida de dos maneras. La primera es que existe un nivel
umbral de actividad de uso más allá de la cual i) se produce deterioro físico del
recurso educativo (esto es el ambiente), y/o ii) daño a los ecosistemas, llegan a ser
irreversibles y dan como resultado en ambos casos pérdida de vida silvestre y sus
hábitats y/o iii) una difícil irritación social debido a la competencia por recursos y
servicios escasos. La segunda es que debe existir también una densidad óptima para
el bienestar de los usuarios mismos.
De acuerdo con CLARCK (1990), al usar el término capacidad de carga es vital
distinguir entre dos interpretaciones. En una, la Capacidad de Carga se refiere a la
86
densidad óptima de turistas para el beneficio de su disfrute, por ejemplo la densidad
de gente en una playa o que visita un sitio histórico. Sin embargo, en términos de
impacto ambiental, la CC se refiere a cierto nivel de actividad turística por sobre la
cual ocurrirá deterioro físico de los recursos, o daño de los hábitats naturales, o la
destrucción de algunas especies como por ejemplo los arrecifes de coral.
MALDONADO (1992) cree que la idea de capacidad de carga proporciona un marco
de referencia y es ampliamente utilizado para subrayar la importancia de mantener un
nivel e integración de desarrollo que es ambiental y culturalmente sustentable.
CLARCK (1990) luego de examinar el potencial de capacidad de carga, como una
herramienta analítica, concluyó que quizás más importante que cualquier otra técnica
de manejo es el intento de establecer límites superiores a los volúmenes de turistas.
En relación al mismo tema, MALDONADO (1992) manifiesta que la mayoría de los
problemas de capacidad incluyen conflictos entre el visitante y los recursos naturales,
entre presiones recreacionales y calidades inherentes de la vegetación , el agua, el
hábitat, especies raras o en peligro de extinción de la flora y la fauna, o recursos
históricos y arqueológicos. Además, hay otra clase de conflictos que considerar y es
aquella que nace entre el área y la economía que los rodea, como la contaminación
del agua, la contaminación del aire por efectos industriales y comerciales externos,
actividades mineras, forestales y pecuarias, problemas con colonos, etc.
87
En opinión de MANNING (1996), es necesaria una aproximación cuidadosa a la
identificación de los impactos y los límites, de modo que reflejen, en lo posible, la
sensibilidad del parque que le confieren los diferentes atributos del ambiente frente a
distintos tipos y niveles de uso; por eso, una medida más apropiada que la capacidad
de carga es la sensibilidad. En este sentido, GASTÓ (2000)∗ señala que es importante
el considerar el concepto de vulnerabilidad del sistema expresado como su
receptividad tecnológica, su intensidad tecnológica, diversidad y capacidad de
sustentación antrópica, entendiendo el predio como “ecosistema origen”, compuesto
por subsistemas internos y externos.
2.3.3. Aproximaciones metodológicas para determinar la capacidad de carga.
Según MALDONADO (1992), no existe una fórmula matemática que indique
cuántos usuarios son suficientes o cuántos son demasiados. Él favorece la vigilancia
constante de la tensión sobre los servicios y los impactos del turismo sobre ellos. Sin
embargo, resulta pertinente considerar algunas metodologías propuestas por diversos
autores, para tratar de definir en forma operacional el grado de sustentabilidad
antropogénica en un área determinada.
A) CLARCK (1990) distingue tres tipos de capacidad de carga en áreas silvestres:
∗ Gastó, Juan. Ing.Agr.Ph.D. 2.000. Profesor Facultad de Agronomía Pontificia Universidad Católica
de Chile. Comunicación personal.
88
1.- Capacidad de carga ecológica. Se refiere, principalmente, a estimar hasta qué
punto el recurso natural puede ser usado sin deteriorarse o mantener las condiciones
que puedan permitir el uso continuo de él, sin menoscabo del mismo.
Estimar la capacidad de carga ecológica requiere de la selección de indicadores de los
recursos naturales que sean tolerantes, elásticos y recuperables bajo presiones de los
usuarios. Ello, también, significa que la densidad de uso humano u otras alteraciones,
pueden permitirse sólo hasta el punto que igualen la capacidad natural del sitio para
recuperar su vegetación, vida silvestre o calidad del agua, introduciendo el concepto
de “resilencia” del o de los ecosistemas involucrados.
Como ejemplo de indicadores:
• Deserción de la fauna del hábitat.
• Extinción o una gran reducción de especies vegetales.
• Cambio del régimen normal de sucesión.
• Degradación de la calidad del agua por transporte de detritus y sedimentos.
• Exposición de raíces de los árboles, pérdida del nivel radicular del pasto y la
erosión del suelo visible.
Así, la capacidad de uso ecológica podría ser medida utilizando uno o ambos de los
siguientes métodos:
• Consultar sobre áreas comparables o revisar informes donde los límites de
tolerancia han sido excedidos, observados y establecidos.
• Mediante la evaluación de especialistas calificados en ciencias forestales,
hidrología, especies raras o en peligro, etc., según corresponda.
89
2.- La capacidad de carga psicológica. Está en relación con las expectativas y
percepciones de los visitantes o participantes en las diferentes actividades, o en
relación al nivel de hacinamiento de los usuarios y sus actividades.
Como ejemplo de indicadores psicológicos se puede nombrar:
• Sitios de camping, senderos y otros tipos de infraestructura recreativas muy
frecuentadas de gente.
• Aspectos conductuales y aumento de las actividades criminales en los parques.
• Congestión en las concesiones, puntos de accesos y exhibiciones, áreas de picnic,
etc.
Es común que esta capacidad de carga llegue al límite o sea sobrepasada, cuando
existen situaciones donde las presiones humanas sobre los recursos naturales están
aumentando a diario. Cuando eso suceda ésta puede ser determinada y modificada por
uno de los siguientes métodos:
• Cambios en el diseño del parque según criterios administrativos: racionalización
de los lugares de “camping”, cambio en la capacidad de los accesos,
construcciones, etc.
• Mediante investigaciones y encuestas a los visitantes, sobre sus expectativas
satisfacciones, actividades alternativas, etc.
• Por consulta sobre densidades normales o realizar estimaciones de densidad. En
este caso, lo común es usar los antecedentes de otros parques y áreas
recreacionales, aunque ello presenta la desventaja de que tales patrones nunca son
completamente aplicables al caso particular que se analiza.
90
3.- Capacidad de carga física o capacidad de carga desarrollada por el área. Después
de definir la capacidad de uso ecológico, existe otra limitante: la capacidad de carga
fisica, la cual se refiere al nivel de desarrollo u organización operacional de una zona.
Se excede esta capacidad cuando las infraestructuras recreativas son sobrecargadas.
Los indicadores más comunes en este caso son:
• Estacionamientos insuficientes y/o una alta ocupación promedio en la estación de
visitas (verano).
• Capacidad insuficiente de servicios sanitarios y sistema de abastecimiento de
agua.
• Refugios y/o campamento inadecuados.
• Abastecimiento insuficiente de alimentos.
• Accesos y/o salidas de emergencia inadecuados.
• Centro de visitantes y salas de exhibición sin capacidad para diferentes funciones.
• Áreas de interpretación insuficientes.
B) BOULLÓN (1990), propone que hasta ahora no se ha elaborado una escala
apropiada para medir la capacidad receptiva de los ambientes naturales, por lo que se
propone que, en cada caso, se pueden determinar los estándares mediante la
combinación de los siguientes tipos de capacidad, cuya aplicación al campo del
turismo puede ser muy útil:
• capacidad material.
• capacidad psicológica.
• capacidad ecológica.
91
Capacidad material. Se refiere a las condiciones de cualquier superficie de agua o
tierra y se determina en función de sus características geográficas, geológicas,
topográficas, de la vegetación y de las condiciones de seguridad que se fijen para que
la visiten los turistas. Esto indica, por ejemplo, que la ascensión de alta montaña
queda restringida al turismo especializado en este tipo de deportes. Sin embargo, al
buscar la adecuación de la capacidad material, se debe cuidar que el exceso de
personas e instalaciones de seguridad no afecten el paisaje, agregándole una serie de
artefactos que alteren su unidad.
Capacidad ecológica. Se refiere a la cantidad de días por año, al número de
visitantes simultáneos y al número de rotaciones diarias que puede absorber un área
sin que altere su equilibrio ecológico.
Capacidad psicológica. Se refiere al número de visitantes simultáneos que puede
acoger un área natural, permitiéndoles a todos obtener una experiencia satisfactoria.
Dependiendo de la calidad del turista (observador, actor o actor —observador) la
capacidad psicológica puede variar desde los 10.000 metros cuadrados para el
campamentista solitario, hasta 100 metros cuadrados para el que se aloja en un
campamento con alta concentración de gente o más de 20 metros cuadrados por
persona que ocupa un mirador, los cuales se reducen a 1 metro cuadrado en el frente
de la baranda. Entonces, la capacidad de carga psicológica se relaciona con la calidad
del turista y, esta varía de acuerdo a la relación que se establece entre el turista y el
ambiente natural que visita.
En el caso del turismo, el impacto visual que produce el ambiente natural varía de
acuerdo con el tipo de actividad que realizan aquellos que lo visitan. Pueden ser de
tres clases: a) Espectador, b) Actor, c) Actor - observador (BOULLÓN, 1990).
92
a) El turista espectador es aquél que se mantiene fuera del paisaje y se limita a
observarlo desde los distintos puntos de vista que le ofrece la ruta por la cual
transita. Su relación con el paisaje es siempre lejana.
b) El turista actor, en ocasiones, se incorpora al paisaje, pero para practicar algún
deporte como esquí, la motonáutica o el surf. El hecho de realizar una actividad
que le exige poner en juego alguna habilidad física, hace que el sujeto centre su
atención en la misma y deje al paisaje de fondo. Su receptividad disminuye, pues
la imagen - recuerdo del paisaje - es siempre borrosa a menos que sea un asiduo
concurrente al mismo lugar, aunque no se lo proponga, terminará por conocerlo a
la perfección.
c) El turista actor — observador, incluye las dos situaciones. Para que se produzca
este cambio de actitud, es determinante la duración de la estadía. Al aumentar la
estadía, el turista se familiariza con el medio y, el hecho de poder bañarse sin
prisa, tomar el sol, caminar entre los árboles, realizar excursiones a la montaña y
acampar al borde de un lago, hace que, además de participar plenamente en las
oportunidades de esparcimiento que le ofrece el sitio, se compenetre de las
características del paisaje.
En las actividades turísticas y recreacionales, que son variadas, las necesidades de
espacio cambian continuamente, en relación con lo que se encuentre haciendo el
turista y el tipo de lugar en que se halla. Al llegar al paisaje, el hombre se le enfrenta,
influido por un estado de ánimo delineado desde hace tiempo, antes del viaje, y que
refleja sus expectativas respecto a las actividades que piensa realizar cuando se
encuentre en él. Según JOFRÉ (1998), la distancia personal la estudió por primera
vez Henri Hediger en su obra “Wild animals in captivit” y en la que la describe como
un área determinada, dotada de fronteras invisibles, que circundan el cuerpo de la
persona en la que los intrusos no deben penetrar. Las personas gustan de estar lo
93
suficientemente próximas las unas a las otras para obtener el calor del afecto y la
camaradería, pero a la vez, tan alejadas para evitar pincharse unas a otras. El espacio
personal no ha de ser necesariamente de forma esférica, ni extenderse en todas
direcciones en igual medida (la gente puede tolerar mejor la presencia próxima de un
extraño cuando se coloca a su costado, que cuando se sitúa frente a frente).
Los requerimientos de espacio cambiarán si un turista solitario visita un bosque o si
lo hace formando parte de una excursión. En el primer caso, se alejará de las rutas y
senderos y buscará un sitio adecuado para su tienda, asegurándose que no haya
tiendas cerca. Este tipo de exigencia establece que la burbuja ecológica se extienda
hasta abarcar todo el espacio visual.
Es posible que al día siguiente, el mismo turista continúe su trayecto y al encontrarse
con otro excursionista solitario, ambos decidan hacer el recorrido juntos, en cuyo
caso los dos formarán una burbuja ecológica que los contenga, sin perder la propia,
que fija la distancia que los separa al andar. A estas dos burbujas se suma una tercera,
que se refiere al espacio agreste por el cual ambos excursionistas prefieren circular,
evitando acercarse a algún grupo de excursionistas que se ven en la lejanía.
En cambio, un grupo de excursionistas organizado sigue al guía separados por
distintas distancias, sin que haya una burbuja que los abarque a todos. Los que van
solos avanzan dentro de su propia burbuja, y los que son amigos o integran una pareja
forman subgrupos. La falta de compromiso y la relación superficial que liga a los
integrantes de las típicas excursiones en grupo, impiden que se formen un criterio
común respecto al paisaje, a lo cual colabora el hecho de que es el guía quien indica
hacia dónde hay que ir y, en cada trecho que se debe mirar. En consecuencia, no hay
un campo visual común, pues cada cual ve el paisaje lo que puede o lo que más le
llama la atención.
94
C) CIFUENTES (1992) coincide en la necesidad de fijar límites o establecer
lineamientos más claros para ordenar y manejar la visitación en áreas protegidas,
especialmente de los países en desarrollo, poseedores de la mayor biodiversidad del
planeta.
Con relación al mismo tema, agrega que, a pesar de los avances, al momento de
determinar esos límites se observa una carencia de procedimientos que, siendo
confiables, sean también prácticos y aplicables a la realidad de los países en
desarrollo.
Esta situación indujo al autor al diseño de un procedimiento fácil, comprensible y útil
para determinar la capacidad de carga turística. Este procedimiento reconoce la
carencia de personal capacitado, la falta de capacidad de manejo, la insuficiencia de
información y la dificultad de que las áreas protegidas de los países en desarrollo
puedan, a corto plazo, contar con sistemas y equipos de tecnología avanzada.
La capacidad de carga en sí, la considera en tres niveles: a) capacidad de carga física
(CCF), b) capacidad de carga real (CCR) y c) capacidad de carga efectiva o
permisible (CCE).
La capacidad de carga física es el limite máximo de visitantes que pueden ingresar
en un espacio reducido y en un tiempo determinado. Para ello se asume que cualquier
persona necesita un metro cuadrado de espacio para “moverse libremente”.
La capacidad de carga real es el límite máximo de visitantes determinados a partir
de la capacidad de carga física, luego de aplicar los factores de corrección
correspondientes a cada sitio, con base en sus características particulares. Los factores
de corrección se obtienen considerando variables ambientales, físicas ecológicas y de
manejo.
95
La capacidad de carga efectiva es aquélla que se obtiene al comparar la capacidad
de carga real con la capacidad de manejo que tienen los administradores del área. Esta
capacidad de manejo está determinada por la disponibilidad de personal, equipos,
instalaciones y recursos financieros.
La capacidad de manejo se define como la suma de condiciones que la
administración de un área protegida necesita para poder cumplir a cabalidad con sus
funciones y objetivos. La capacidad de manejo no es una tarea fácil, puesto que en
ella intervienen variables como respaldo jurídico, políticas, equipamiento, dotación
de personal, financiamiento, infraestructura y facilidades (instalaciones). Algunas de
estas variables no son mensurables.
Para poder tener una aproximación aceptable de la capacidad de manejo, se pueden
considerar las variables mensurables como personal, equipo, infraestructura,
facilidades (instalaciones), y financiamiento, para obtener una figura de lo que sería
la capacidad de manejo mínimo indispensable.
La relación de estas tres capacidades se puede visualizar en el siguiente esquema:
Donde:
CCF = Capacidad de carga física.
CCR = Capacidad de carga real.
CCE = Capacidad de carga efectiva.
CCF
CCR CCE
96
La CCF siempre será mayor que la CCR y ésta podría ser mayor o igual que la CCE.
CCF > CCR y CCR > = CCE
JOFRÉ (1998) concluye que, en términos de impacto ambiental, la capacidad de
carga apunta a:
i) cierto nivel de actividad turística por sobre la cual ocurrirá deterioro físico de los
recursos.
ii) a la existencia de una densidad óptima de turistas para que la experiencia
recreativa sea satisfactoria.
Según JOFRÉ (1998), diversos autores coinciden en afirmar que:
1.- Se debe determinar la capacidad de carga en las áreas silvestres protegidas para
aminorar los impactos ambientales por actividad turística en los ecosistemas.
2.- No existe un método único estandarizado que permita determinar en forma
eficiente la capacidad de carga. Al respecto, las posturas varían desde la aplicación de
modelos matemáticos a otros que ponen el acento en la consolidación en
infraestructura.
3.- Es necesario fijar límites al turismo masivo en estas áreas.
4.- Es innegable la incorporación de la dimensión social en los estudios de capacidad
de carga. Sin embargo, dicha incorporación complica el procedimiento para estimar
97
los límites, ya que algunos de los componentes claves tales como la satisfacción del
los usuarios, son muy difíciles de estimar.
BÓULLÓN (1990) y CIFUENTES (1992) coinciden en la posibilidad de determinar
la capacidad de las áreas silvestres protegidas, a través de tres tipos de capacidad. El
primero considera la capacidad de carga material o fisica, ecológica y psicológica.
Difiere CIFUENTES (1992) en esta última, ya que toma en cuenta la capacidad de
carga efectiva que tiene relación con la capacidad de manejo.
De lo expuesto por los autores antes citados, se deduce que:
1. La capacidad de carga psicológica tiene relación con el número de visitantes
que puede acoger un área natural, permitiéndoles a todos obtener una
experiencia satisfactoria.
2. La capacidad de carga ecológica se refiere al número de visitantes diarios que
puede absorber un área sin que altere su equilibrio ecológico.
A pesar que la metodología de CIFUENTES (1992) presenta ciertas deficiencias
como no incorporar la capacidad de carga psicológica y no presentar claridad en la
forma de medir algunas variables relacionadas con el cálculo de capacidad de manejo,
entre ellas: respaldo jurídico, políticas, financiamiento y facilidades (instalaciones)
resulta la de mayor aplicabilidad por anexar en el cálculo de capacidad de carga real
los factores de corrección, los cuales consideran variables ambientales, físicas,
ecológicas y de manejo y se aproximan con mayor exactitud a fijar un límite de
visitantes manteniendo la sustentabilidad del recurso y la calidad de la experiencia
educativo - recreativa.
98
Con respecto a la capacidad de carga psicológica, esta estará diferencialmente dada
por las necesidades planteadas por los objetivos y la metodología diseñada para cada
intervención educativa en particular. De esta manera, una visita realizada con fines
recreativo-deportivos será diferente a una planificada para la enseñanza de la biología
y taxonomía vivencial, o para un grupo que busca desarrollar la resiliencia en grupo
de jóvenes con riesgo social. Sin perjuicio de lo anterior, un grupo determinado puede
plantear una visita multipropósito, con diferentes objetivos y requerimientos. Lo que
une y caracteriza a todos los grupos y objetivos, es la posibilidad de hacer uso del
potencial inherente a estos espacios naturales, de ser lugares en donde se pueden
desarrollar experiencias formativas de gran valor. Debido a esta multiplicidad de
singularidades, en cuanto a la carga psicológica, esta no se determinará a priori en
este estudio, sino que derivará de la CCE y de los objetivos y metodologías
particulares de cada actividad, dejando en claro, eso sí, la necesidad de considerarla
en el momento oportuno. El análisis de este punto evidencia la necesidad de
sistematizar dentro del más amplio espectro, las actividades al aire libre con el fin de
identificar sus objetivos y requerimientos.
2.4. Paisaje en su dimensión estética:
En el punto 2.3.3 se estableció que el paisaje puede ser entendido desde tres
perspectivas: la ecológica, la social cultural y la estética. Analizadas ya las dos
primeras, a continuación se abordará el paisaje desde el enfoque de su valor
perceptual y estético.
2.4.1. El hombre y el paisaje.
Para GEORGE (1968) la acción humana ha ido transformando el medio natural en
otro modificado, u ordenado, modelándolo según su conveniencia a lo largo del
tiempo histórico. La acción humana se ha venido haciendo cada vez más vigorosa
99
bajo los efectos conjugados del crecimiento demográfico y de los progresos técnicos
(revolución industrial). Según ESCRIBANO et al. (1991), en el análisis de las
relaciones entre el hombre y el medio es indispensable comprender y evaluar el papel
extremadamente complejo que representa el medio creado y segregado por el in-
dividuo que invade el área natural.
Tanto el medio natural como el modificado o el ordenado, entendiéndolos en un
sentido amplio y en función de las distintas modalidades de intervención, ejercen
influencias notables y muy variadas sobre los diversos sujetos que los pueblan u
observan. Muchos son los escritos que hacen referencia al paisaje y sus componentes
o cercanas interrelaciones como modificador fisiológico o condicionante sensorial.
Hay que destacar los aspectos emocionales, sentimentales, del paisaje. ¿Somos cons-
cientes de la importancia de las reacciones que llamamos estéticas’, de su trasfondo
adaptativo, del papel que desempeñan en la supervivencia (GONZÁLEZ BER-
NÁLDEZ, 1981).
2.4.2. Percepción.
En todo paisaje se pueden definir tres componentes: por una parte el espacio visual
formado por una porción de terreno; de otra, la percepción de ese territorio, y una
tercera constituida por el hombre. Este capta la información contenida en el sitio y la
interpreta de muy diversas maneras, es decir, hace de amalgama de los otros dos
componentes, su existencia se hace imprescindible para que realmente exista el
paisaje.
El terreno es un componente del paisaje en constante evolución, lenta cuando se trata
de causas naturales (procesos geomorfológicos, de inundación, sucesión vegetal,
etcétera), y más rápida cuando es el hombre el agente modificador del territorio. Esta
100
evolución se verifica tanto en el tiempo como en el espacio, dando lugar a una gran
diversidad de paisajes.
En el proceso de la percepción del paisaje, entendido como proceso por el cual el
organismo humano se informa de los objetos y cambios que se manifiestan a su
alrededor, tiene que existir en primer lugar una escena capaz de estimular al
observador y, en segundo lugar, el propio observador receptivo y sensibilizado ante
esa visión. Sólo entonces se producirá la percepción.
La percepción del paisaje se lleva a cabo en la mente del hombre, allí forma la
imagen del paisaje a través de todos sus sentidos, “percepción plurisensorial de un
sistema de relaciones ecológicas" (DÍAZ PINEDA et al. , 1973), lo que se traduce en
una interpretación personal del conjunto de relaciones causa efecto del entorno. Esta
puede tener como respuesta una simple manifestación mediante una calificación
estética: feo, bonito, atractivo, armonioso, etc., o también una expresión acorde con
los métodos científicos empleados, como medidas, tratamientos de datos, etcétera.
2.4.2.1 Factores que modifican la percepción (Condiciones de visibilidad).
La percepción visual de un paisaje depende de las condiciones en que se realice la
observación (relaciones observador - paisaje), y de la visibilidad del territorio en ese
momento. Entre los factores que pueden modificar la visión del paisaje destacan:
1) Distancia.
ESCRIBANO et al. (1991) define tres zonas en las que la percepción del paisaje
cambia:
101
• Zona próxima o primer plano: se tiene una impresión detallada de los objetos,
tanto en el tamaño como en la intensidad y contraste de su colorido.
• Zona o plano medio: formas generales y líneas. Se aprecia mejor la
composición del conjunto. Es la zona más crítica para valorar la calidad y
fragilidad del paisaje: más cerca la atención se vuelca en el detalle, más lejos
se deja de ver con claridad.
• Zona lejana o plano de fondo: los objetos se ven en términos de luz y
sombras. El color se vuelve irreal y los tonos varían en una gama de azul y
gris y las texturas son casi irreconocibles. Varían con la naturaleza del
territorio y las condiciones atmosféricas.
Al aumentar la distancia los elementos visuales básicos se modifican, en general, de
la siguiente manera:
• Los colores se vuelven más pálidos, menos brillantes, tendiendo hacia los
tonos azulados.
• Los colores claros destacan más que los oscuros.
• La fuerza o intensidad de las líneas se debilita.
• La textura pierde contraste y el grano es más fino.
2) Posición del observador.
102
Según ESCRIBANO et al. (1991), la posición del observador en relación con el
objeto observado determina los ángulos que forma su eje de visión con dicho objeto
en los planos horizontal y vertical.
La elevación del observador respecto del objeto condiciona la apreciación de su
forma y tamaño e, incluso, puede modificar el tipo de composición escénica del
conjunto:
• Las posiciones inferiores hacen que las formas parezcan mayores, pierdan
perspectiva, tienden a incrementar el grado de cerramiento escénico y la
dominancia de los objetos.
• Las posiciones superiores suelen ampliar el campo de visión y dan una idea
general sobre cómo se disponen los elementos en el paisaje.
3) Condiciones atmosféricas.
Según ESCRIBANO et al. (1991), modifican las propiedades visuales, su grado de
visibilidad y la nitidez de la visión:
• La nubosidad reduce la intensidad de los tintes, difuminan las líneas y re-
ducen el contraste interno de la textura. Además, las nubes pueden ocultar
parte de la escena.
• La presencia de nieve o hielo aumenta la geometría de las formas, la
luminosidad, la fuerza de las líneas, y la textura destaca en términos de
regularidad o grano dando lugar a una organización espacial más focalizada.
103
4) Iluminación.
Según ESCRIBANO et al. (1991), las condiciones de iluminación sufren
modificaciones periódicas estacionales y diarias.
• Luz frontal: reduce las sombras al mínimo, pérdida de perspectiva, pero
permite apreciar bien los colores que parecen más claros.
• Luz lateral: favorece los contrastes de luz y sombra realzando las líneas, la
textura y la sensación de visión en relieve.
• Luz posterior (detrás del objeto): deja generalmente la cara del objeto en
sombra, con lo que su superficie pierde contraste interno y su silueta se
enfatiza. Suele estar asociada con las primeras o las últimas horas del día.
2.4.3. Componentes del paisaje.
Según ESCRIBANO et al. (1991), éstos residen en los elementos naturales o
artificiales que lo conforman.
Pueden agruparse en cuatro grandes apartados:
• La tierra o aspecto exterior de la superficie terrestre: el relieve y forma del
terreno.
• El agua: las formas de agua superficial.
• La vegetación: las distintas formas de vida vegetal (árboles, arbustos,
vegetación herbácea) su distribución, densidad.
104
• Las estructuras o elementos artificiales introducidos por las actuaciones
humanas: tipos de usos del suelo construcciones diversas de carácter puntual
lineal o superficial.
La mera suma de los componentes no explica de manera adecuada el conjunto que
forman; podría decirse que “el todo es algo más que la adición de las partes”, pues
las relaciones entre componentes pueden ser más importantes que ellos mismos.
2.4.4. Elementos del paisaje.
Según ESCRIBANO et al. (1991), aún reconociendo la componente subjetiva que
entraña toda percepción, es posible abordar la descripción del paisaje en términos
objetivos, si se entiende este como la expresión espacial y visual del medio.
Las características no visuales, sonidos y olores, contribuyen también a la definición
del paisaje, siendo en ocasiones atributos importantes del mismo, pero el carácter del
paisaje, el conjunto de rasgos con que se da a conocer y que permiten su diferencia-
ción, vendrá siempre determinado por las características visuales del territorio.
2.4.4.1 Elementos visuales básicos.
Según ESCRIBANO et al. (1991), el paisaje, entendido como conjunto de unidades
territoriales, puede ser analizado a través de los siguientes elementos visuales: forma.
línea, color y textura, a los que pueden añadirse la escala y el espacio.
La combinación de los elementos visuales crea composiciones en las que es posible
definir cualidades estéticas similares a las generalmente aceptadas en el mundo
artístico.
105
• Unidad es la agregación armónica ordenada y coherente de las partes
elementales, de forma que el conjunto es algo más que la simple suma de
estas.
• Fuerza o intensidad es la cualidad del paisaje que lo hace singular y
visualmente llamativo.
• Variedad se refiere a la condición de tener partes diferenciadas, a la ausencia
de monotonía.
El elemento o elementos más significativos serán aquellos que contribuyan a
identificar o singularizar su carácter:
a) Forma.
Según ESCRIBANO et al. (1991), la forma se define como volumen o superficie de
un objeto u objetos que aparecen unificados. Las características territoriales que
generalmente afectan más a este atributo visual son la geomorfología, la vegetación y
las láminas de agua.
El grado de dominancia de la forma de un paisaje viene dado por el contraste de los
aspectos apuntados con el entorno.
b) Línea.
Según ESCRIBANO et al. (1991), la línea puede definirse como el camino real o
imaginario que percibe el observador cuando existen diferencias bruscas entre los
106
elementos visuales (color, forma, textura) o cuando los objetos se presentan con una
secuencia unidireccional. La línea se caracteriza por su fuerza, complejidad y orienta-
ción respecto a los ejes principales del paisaje.
c) Color.
Según ESCRIBANO et al. (1991), es la propiedad de reflejar la luz con una
particular intensidad y longitud de onda, que permite al ojo humano diferenciar
objetos que de otra forma serían idénticos. Es la principal propiedad visual de una
superficie. La combinación de colores en un paisaje determina, en gran medida, sus
cualidades estéticas.
d) Textura.
Según ESCRIBANO et al. (1991), la textura puede identificarse como la agregación
indiferenciada de formas o colores que se perciben como variaciones o
irregularidades de una superficie continua. La textura puede caracterizarse por su:
• Grano (fino, medio o grueso): tamaño relativo de las irregularidades
superficiales.
• Densidad: espaciamiento de las variaciones superficiales.
• Regularidad: grado de ordenación y homogeneidad en la distribución espacial
de las irregularidades superficiales.
107
• Contraste interno: diversidad de colorido y luminosidad dentro de la
superficie.
e) Escala.
Según ESCRIBANO et al. (1991), se denomina escala a la relación existente entre el
tamaño de un objeto y el entorno donde se sitúa. El observador establece la escala
suele tomar como referencia objetos de dimensiones conocidas.
f) Espacio.
Según ESCRIBANO et al. (1991), es un elemento visual complejo que engloba el
conjunto de cualidades del paisaje determinadas por la organización tridimensional de
los cuerpos sólidos y los espacios libres o vacíos de la escena. La composición
espacial de los elementos que integran la escena define distintos tipos de paisaje:
• Panorámicos: en los que no existen límites aparentes para la visión,
predominando los elementos horizontales con el primer plano y el cielo
dominando la escena.
• Cerrados: definidos por la presencia de barreras visuales que determinan una
marcada definición del espacio.
• Focalizados: caracterizados por la existencia de líneas paralelas u objetos
alineados (una carretera, un río, un seto) que parecen converger hacia un
punto focal que domina la escena.
108
• Dominados por la presencia de un componente singular (una catarata, una
forma prominente del terreno, un árbol aislado), etcétera.
2.4.5. Conceptos de calidad y fragilidad.
2.4.5.1 Calidad visual.
Según ESCRIBANO et al. (1991), la determinación de la calidad visual del paisaje
tiene interés cuando se trata de adoptar alternativas de uso y se necesitan cánones
comparativos.
Todo intento de evaluación de la calidad paisajística de un espacio debe asumir la
existencia de posturas subjetivas antagónicas, pero siempre se debe tratar de objetivar
lo que se ve con el afán de marcar los aspectos que permitan comparar situaciones
distintas.
La visualización de un paisaje incluye tres elementos de percepción:
• Las características intrínsecas del punto donde se encuentra el observador.
• Las “vistas directas” del entorno inmediato.
• El horizonte visual o fondo escénico.
2.4.5.2 Fragilidad visual.
Según ESCRIBANO et al. (1991), se define como la susceptibilidad de un paisaje al
cambio cuando se desarrolla un uso sobre él. En otras palabras, es la expresión del
109
grado de deterioro que el paisaje experimentaría ante la incidencia de determinadas
actuaciones.
Un concepto similar es «la vulnerabilidad visual» que indica el potencial de un
paisaje para absorber o ser visualmente perturbado por la actividad humana. Se opone
el concepto de fragilidad visual al de “capacidad de absorción visual”, que es la ap-
titud que tiene un paisaje de absorber visualmente modificaciones o alteraciones sin
detrimento de su calidad visual. Según lo señalado, a mayor fragilidad o
vulnerabilidad visual, corresponde menor capacidad de absorción visual y viceversa.
ESCRIBANO et al. (1991) define que por otro lado, la calidad visual de un paisaje
es una cualidad intrínseca del territorio, no ocurre así con la fragilidad. Esta depende,
en principio, del tipo de actividad que se piensa desarrollar. El espacio visual puede
presentar diferente vulnerabilidad, según se trate de una actividad u otra, y este hecho
es muy relevante cuando se trata de realizar un estudio sobre un territorio de
extensión reducida. En este caso, habría que especificar su fragilidad para cada una de
las actividades posibles. No obstante, cuando la superficie de estudio es grande y el
planeamiento apunta a proporcionar un marco de decisiones, la fragilidad ha de
tomar, también, carácter genérico y considerarse como intrínseca.
2.5. El tema arquitectónico:
2.5.1. Elementos del diseño en Áreas Silvestres Protegidas.
MOORE (1985) expresa esta relación de la arquitectura con el paisaje en áreas
protegidas, en forma más pragmática. Este autor propone que cada unidad deberá
tener un tema arquitectónico, incluido generalmente en cada respectivo plan de
manejo. Un tema deberá incluir las directrices que deban seguirse en el diseño y la
construcción de los edificios de la unidad. En general, un tema arquitectónico deberá
110
prepararse teniendo en cuenta que todas las construcciones de una unidad tendrán que
ser consecuentes en su diseño de manera que puedan ser identificadas como tales, y
que cada construcción complemente el espíritu, el tema y las características naturales
de un área, y que no domine el ambiente que la rodea o trate de competir con él.
Un tema arquitectónico habrá de indicar:
a) los colores dominantes de las construcciones de la unidad.
b) los materiales principales que se usarán en la construcción.
c) el estilo arquitectónico más apropiado.
d) los requerimientos específicos relativos a carreteras, senderos y demás
infraestructuras, cuando proceda.
Así mismo, deberá resolver problemas funcionales tales como circulación e
infraestructura. En este último punto entrega el siguiente listado:
• Aeropuertos.
• Áreas de Sky.
• Anfiteatros y auditorios.
• Áreas de acampada.
• Área Administrativa.
• Áreas de giras.
• Eliminación de basuras.
• Presas y pozos.
• Carreteras.
• Centros de visitantes.
• Estación de Entrada.
• Miradores.
• Muelles.
• Cabañas.
• Senderos interpretativos.
• Otros senderos.
111
• Señalizaciones.
• Baños públicos.
• Fuentes de Energía.
2.5.2. Métodos de diseño.
Según OWEN (1999) ∗ cuando un proceso arquitectónico de diseño se ve enfrentado a
un entorno natural, generalmente se acerca a este de una manera netamente
“sensitiva”, en donde, por medio de percepciones tomadas desde el paisaje, se
construye una visión propia y a partir de esta imagen se determina el “Genius Locci”,
lo que el lugar quiere decir. Toda esta abstracción se realiza para evitar un “cambio”
o para poner en “resonancia” las cualidades intrínsecas del lugar. Sin embargo, para
lograr un completo conocimiento del ecosistema cuyo cambio se contempla, es
fundamental realizar un inventario de los factores naturales, incluyendo la geología,
suelos, hidrología, topografía, clima, vegetación, fauna salvaje y las relaciones
ecológicas que unen a todos ellos.
Una vez que estos datos son tomados y jerarquizados por las etapas de
representación y modelación, debe asegurarse que sean asimiladas de una manera
adecuada por la etapa de diseño, pues de otro modo todo el trabajo anterior queda
desperdiciado. Es aquí donde adquiere relevancia la existencia de una “metodología
de diseño”, como una herramienta necesaria en donde la información sea incorporada
∗ OWEN, C. Diseñador. Profesor Illinois Institute of Technology. Comunicación Personal
112
como “líneas de fuerza” en el desarrollo de los conceptos, los que serán finalmente
plasmados en el diseño arquitectónico.
2.5.2.1 Metodologías del lado izquierdo y derecho del cerebro.
Según ALEXANDER et al. (1977) tradicionalmente los métodos del diseño en las
disciplinas de la ingeniería tienden a ser del lado " izquierdo del cerebro " y se
enfocan en acercamientos analíticos al problema a resolver. Muchos se inventaron
para la defensa y la industria aerospacial en los años cincuenta. Por otro lado, los
métodos del diseño en plano arquitectónico, industrial, gráfico y medioambiental
tienden a ser del lado "derecho del cerebro" y se enfocan en la conceptualización,
síntesis y estética, debido a sus lazos históricos con las artes.
A partir de esta disyuntiva, ALEXANDER et al. (1977), propone una nueva teoría de
diseño urbano, donde las fuerzas a analizar por medio de un diagrama, no son tan solo
físicas, sino psicológicas y sociales. Este método nace a partir de la unión de dos
ramas de la investigación, el pensamiento lineal y la percepción:
a) Teorías de Caja de vidrio: El diseño como un Proceso de Información.
Según ALEXANDER (1979) las teorías de la caja de vidrio son del lado izquierdo
del cerebro. Estos ven el diseño como una materia de información compleja que es
procesada, tienden a crear los métodos racionales y herramientas cuyas fuerzas están
en la identificación y el análisis del problema - Los tecnólogos – son capaces de
manejar problemas complejos pero de una manera lineal (A conduce a B, y luego a C
etc.), no abarcando una concepción total del problema y dejando fuera el tema del
habitar.
b) Teorías de Caja negra: El diseño como Magia.
113
Según ALEXANDER (1979) las teorías de la caja negras se refieren al lado derecho
del cerebro. Estas sostienen que el proceso creativo es inexplicable, como magia: se
sabe que funciona, pero no como “modelo homomórfico”. Aunque los psicólogos
han intentado explicarlo, mucho de esto se encuentra más allá del mando consciente.
Mientras no se pueda especificar un procedimiento a la experiencia del "eureka", es
posible emplear técnicas que crean pensamiento lateral y la ideación intuitiva. Las
fuerzas de estas técnicas están en la generación de síntesis de la solución. Los
arquitectos basan sus análisis a partir de la percepción (visión y audición), los
métodos de solución son a través de la forma y del recorrido.
Abarcando todas las teorías de soluciones creativas de problemas, la disciplina del
diseño ofrece una vista holística donde ambas orientaciones son igualmente válidas, y
ninguno es más "creativo" que el otro. En un proceso del diseño completo se
aprovecha de ambos lados donde sea apropiado: acercamientos del lado izquierdo del
cerebro para el análisis, acercamientos del derecho para la síntesis. Más
pretenciosamente, una técnica como la planificación estructurada mantiene en un
armazón a ambos en un "cerebro completo".
2.5.2.2 Diseño como un sistema organizando en sí mismo.
Para OWEN (1998) una síntesis de estos dos planteamientos, de orientaciones
aparentemente opuestas, es que un buen proceso de diseño es un “sistema
organizando en sí mismo”. El proceso de diseño se plantea como ciclos entre la
izquierda y derecha del cerebro, acercándose así a una solución del problema; “usted
para trabajar hace cualquier cosa que considere apropiada, pero usted lo hace de una
manera estructurada. Organiza información del análisis del problema de diseño para
aumentar al máximo la efectividad de generación de soluciones”.
114
Según OWEN (1998) el “Diseño Estructurado” (Structured Planning) es una manera
de lograr esa clase de organización en sí misma, en un proyecto de diseño. Es una
actividad de la metaplanificación donde el propio proceso se diseña. Es más, se ha
transformado en un paradigma de la estética funcional que está basado, a su vez, en
una comprensión profunda de la morfología. La Planificación Estructurada satisface
así perfectamente al diseño estratégico y a la apertura de diseños intuitivos.
2.5.2.3 Métodos participativos de diseño.
Según OWEN (1993) este tipo de diseño fue desarrollado en un principio por
ingenieros sociales para proyectos de planificación comunal, los cuales plantearon la
importancia de trabajar en pequeños equipos interdisciplinarios que incluyan a los
usuarios eventuales del diseño. En la industria del software, el proceso de diseño debe
apoyar la participación interdisciplinaria. También debe incluir la entrada de todos los
usuarios y no sólo debe incluir aquéllos que normalmente se piensa como clientes,
sino también a los responsables de construir, integrar, armar, vender, y promocionar
los productos. El “Diseño Estructurado” constituye una red, tanto para permitir la
participación en la investigación del diseño como en la fase del análisis de un
proyecto.
2.5.2.4 Sistemas generadores de sistemas.
Para OWEN (1998) en el nivel más alto de sofisticación de un proceso de diseño,
estaría un sistema que genere sistemas, el cual se encargaría no sólo de inventar,
simplemente, una serie de productos individuales, sino que, se encargaría de generar a
una familia de productos que evolucionan con el tiempo: un conjunto de productos de
soluciones de sistemas abiertos, que se adaptan a necesidades cambiantes. El proceso
de diseño estructurado apoya esta clase de evolución, toda vez que puede alimentar a
un lenguaje de diseño evolutivo que sirva como memoria corporativa para el criterio
115
de diseño de productos. Esta es la clase de metodología requerida por el diseño en red
de productos de software.
2.6. Educación ambiental:
El presente apartado tiene por objeto entregar un marco conceptual de la educación
ambiental, aportando antecedentes sobre su evolución en los últimos años, sus metas
y sus principales características.
2.6.1. Algunas valoraciones del medio ambiente y sus consecuencias en la educación ambiental.
Lo ambiental es un tema recurrente como contenido de la educación. Según MOYA
(1996), desde temprano en la historia de la pedagogía es posible reconocer, con cierta
persistencia, planteamientos que establecen que el ambiente natural, en el sentido de
todo aquello que constituye la realidad externa al individuo, es el medio más
adecuado para la formación moral e intelectual de la persona.
Estos planteamientos se fundamentan en razones históricas, culturales e ideológicas,
dándoles todas ellas al ambiente natural el valor de elemento indispensable para for-
mar un tipo de persona adecuada a una sociedad con un estilo de desarrollo de
inspiración liberal.
Según FREIRE (1992), en el siglo XX el modelo de educación natural que surgió de
las valoraciones descritas fue, poco a poco, siendo sustituido por otro, en el cual el
medio social asumió un quehacer dinamizador y potenciador de la acción educativa.
Esta valoración del entorno social es propia de la etapa de desarrollo tecnológico de
la sociedad occidental. En dicha etapa, la misma tecnología ha sido considerada como
el elemento que más ha influido en la ruptura de la relación armoniosa entre el ser
116
humano y la naturaleza. Esto se constata en la actualidad, por ejemplo, al observar el
comportamiento predominante en la sociedad, donde se destaca el desarrollo
económico y el consumo, sin advertir que el final de esta cadena es la producción de
desechos y la contaminación.
En síntesis, se observa que el valor de lo ambiental ha emergido de posturas ideológi-
cas que asignaron distintas valoraciones a 1o natural y a lo social, como factores
promotores de la acción educativa, lo que se ha expresado en numerosas corrientes
educacionales.
En la actualidad, existe también una valoración de lo ambiental que surge desde la
realidad de la misma práctica educativa. En este contexto, se ha ido desarrollando una
visión de escuela funcional, con gran interés en problemáticas socioambientales.
Según MOYA (1996), se entiende a la “Escuela Funcional” como aquélla
comprometida con dar respuesta a las necesidades socioambientales y económicas de
su entorno, para lo cual debería considerar, en su organización y en su
funcionamiento, elementos de la realidad de la cual forma parte.
Según MOYA (1996), las valoraciones más actuales del ambiente buscan una
explicación de las relaciones entre educación y medio ambiente, desde una
perspectiva holística. Entre ellas, destaca el enfoque ecológico aplicado a la
educación, ofreciendo nuevas perspectivas para la práctica educativa; así como la
búsqueda de mayor pertinencia de la educación a la realidad del contexto en que se
aplica, lo que, a su vez, da fundamento a los procesos de regionalización educativa.
2.6.2. Definición de educación ambiental.
117
Según MOYA (1996), desde un punto de vista etimológico, la palabra educación
proviene de la doble raíz del latín “educare”, que significa guiar, trasmitir, y de
“exducere”, que expresa sacar desde adentro hacia afuera. Es interesante constatar
que la definición, por una parte, da referencia al aspecto de información y formación,
pero también está presente la idea de creación y participación por parte del educando.
Se podría hablar entonces de un proceso de retroalimentación, donde tanto el
educador como el educando experimentan transformaciones significativas.
Se puede definir educación como un “proceso de desarrollo de aptitudes, actitudes y
otras formas de conducta requeridas por la sociedad”. Según UNESCO (1981), la
Educación es una comunicación organizada y continuada, encaminada a suscitar el
aprendizaje.
Según MOYA (1996), la educación ambiental (EA), como toda temática en fase de
afirmación, ha recibido varias definiciones a lo largo de su evolución. Se puede
definir como un proceso de reconocimiento de valores y de aclaración de conceptos,
que permiten el desarrollo de habilidades y actitudes necesarias para entender y
apreciar las interrelaciones entre el ser humano, su cultura y su ambiente biofisico
circundante.
Según FREIRE (1992), inicial mente fue definida como proceso en el cual deberla
ocurrir un desarrollo progresivo de un sentido de preocupación con el medio
ambiente, basado en un completo y sensible entendimiento de las relaciones del ser
humano con el ambiente en su alrededor. Sin embargo posteriormente, es definida
como un proceso educativo que se puede desarrollar en el educando y en el ciudadano
común mediante una conducta expresada en una serie de actitudes positivas y criticas,
frente al ambiente natural y frente a los entornos artificiales creados por el ser
humano.
118
Para MOYA (1996) la educación ambiental debe entenderse como un planteamiento
formativo cuyo principal objetivo es proteger y regenerar el medio ambiente. Por lo
tanto, cualquier proyecto educativo formal o no formal que pretende definirse como
ambiental debe necesariamente enmarcarse en el objetivo de favorecer el medio
ambiente.
Según MOYA (1996), en la educación ambiental se conjugan tres componentes que
le dan coherencia:
• Educación sobre el medio ambiente, la que hace referencia al medio ambiente
como contenido.
• Educación en favor del medio ambiente, la que lleva implícita un componente
ético, es decir, aquélla que incide en la formación valórica de la persona, que
permite configurar una ética de las relaciones del ser humano con su ambiente.
• Educación a través del medio ambiente, en la que el ambiente tiene una
incidencia metodológica o en el cómo enseñar.
Ley 19.300 del Medio Ambiente, en su Artículo 2º letra h, define educación
ambiental como un proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la
formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las
habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres
humanos, su cultura y su medio bio-físico circundante.
2.6.3. Objetivos de la educación ambiental.
119
Dentro de los hitos de relevancia en el desarrollo de la educación ambiental se debe
mencionar el Seminario Internacional organizado por UNESCO en Belgrado, en
1975, en el cual se estableció un marco conceptual y un conjunto de directrices
prácticas para orientarla. Las conclusiones de dicho evento se presentaron en un
documento conocido como la Carta de Belgrado, en el cual se proponen la meta y los
objetivos de la Educación Ambiental.
2.6.3.1 Meta de la educación ambiental.
Representa el propósito de más amplio alcance de la educación ambiental y, por lo
tanto, aplicable a cualquier realidad sociocultural. Su formulación aporta criterios que
permiten precisar la naturaleza de la EA distinguirla de otras opciones formativas. Tal
como se puede apreciar en el texto original, la finalidad esencial que da sentido a la
EA es formar personas que sean capaces de vivir en armonía con su medio ambiente.
Según UNESCO (1975) la meta de la educación ambiental es lograr que la población
mundial tenga conciencia del medio ambiente y se interese por sus problemas
conexos y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones y
deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de
soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo
sucesivo.
2.6.3.2 Objetivo de la educación ambiental.
A partir de la meta y, para precisar las categorías de cambios conductuales que deben
orientar la práctica educativa en la educación ambiental, en la Carta de Belgrado,
UNESCO (1975), se señalan los siguientes objetivos:
120
• Conciencia: ayudar a las personas y a los grupos sociales a que adquieran
mayor sensibilidad y conciencia del medio ambiente, en general, y de los
problemas conexos.
• Conocimientos: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una
comprensión básica del medio ambiente en su totalidad, de los problemas
conexos y de la presencia y función de la humanidad en él, lo que conlleva
una responsabilidad crítica.
• Actitudes: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores
sociales y un profundo interés por el medio ambiente, que los impulse a
participar activamente en su protección y mejoramiento. Ayudar a las
personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para
resolver problemas ambientales y para evaluar.
• Participación: ayudar a las personas y a los grupos sociales a que desarrollen
su sentido de responsabilidad y a que trabajen individual y colectivamente
para prevenir y resolver problemas del medio ambiente.
2.6.4. Características de la educación ambiental.
Las características que hoy distinguen a la educación ambiental han venido
conformándose a través de las innumerables reuniones de trabajo, seminarios
internacionales y la práctica de muchos educadores en distintos lugares del planeta.
121
La ONU (1972) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente
señaló, en su recomendación Nº 96, que insta al desarrollo de la educación ambiental
como una de las estrategias para atacar la crisis ambiental. Así fueron surgiendo
algunas de sus características fundamentales. 2.6.4.1 Basada en concepciones sistémicas.
Se la reconoce como sistémica, puesto que considera al medio ambiente humano
desde una perspectiva holística, es decir, cómo un sistema complejo en e1 cual
interactúan tanto variables que componen en su dimensión natural así como las que
componen su dimensión sociocultural. Del mismo modo, se ocupa de identificar y
analizar, tanto los elementos que componen el medio ambiente como las relaciones
que entre ellos se generan.
Esto le agrega un desafío difícil en el desempeño cotidiano de las actividades
profesionales y que, sin embargo, es consustancial a la ciencia ambiental, que es la
interdisciplinariedad. La educación ambiental requiere de distintas dimensiones de
estudio que posibilitan el acceso a la mayor cantidad de información sobre las
situaciones ambientales, lo que permite percibirlas y llegar a interactuar
adecuadamente con ellas.
2.6.4.2 Integradora.
La característica de integradora deriva de su carácter sistémico, ya que toma en
cuenta múltiples variables comprometidas en los problemas ambientales.
122
Sin embargo, la educación ambiental debe hacer el esfuerzo metodológico de des-
agregar las variables involucradas en una situación ambiental dada y traducirla en
unidades pedagógicas, que le permita a los participantes comprender, a cabalidad, los
fenómenos que se desea describir. Sólo de esa manera se logrará el cambio
actitudinal, fin último de todo proceso educativo, así como una mejor comprensión
y búsqueda de solución a los problemas detectados.
La característica de integradora exige, para una efectiva operativización, la utilización
de dos elementos fundamentales:
• Capacidad de innovar, es decir de refocalizar el proceso total de enseñanza
aprendizaje de modo que permita desarrollar en los participantes una visión
global e integrada de los fenómenos ambientales, sus implicaciones y sus
interconexiones y, al mismo tiempo, habilidades que le permitan manejar
adecuadamente la realidad a partir de una formación valórica, que provoque
actitudes y comportamientos acordes con este enfoque.
• La flexibilidad, en el sentido de superar las fronteras tradicionales establecidas
entre educación formal y no formal, pues requiere y permite una variedad de
estrategias y actividades que combinen aquéllas que habitualmente se
reconocían como exclusivas de uno u otro tipo de educación.
2.6.4.3 Utiliza metodologías participativas.
Las características anteriormente descritas asumen una concepción de las relaciones
entre los participantes de cada proceso educativo, como esencialmente participativa,
por lo cual los métodos utilizados deberán se acordes a esta condición.
123
Especialmente, en el caso de la educación ambiental no formal, se debe considerar
que se enmarca en un ámbito muy heterogéneo de participantes en cuanto a estructura
de edades, niveles de capacitación técnico o profesional, y con variadas actividades
laborales.
Por lo tanto, la educación ambiental debe ser capaz de recoger el bagaje y las
experiencias que cada participante trae consigo y, a partir de sus expectativas y
percepciones, debe dar respuestas a la inquietudes planteadas por la audiencia. Esto
es esencialmente válido para los participantes adultos, pero igualmente importante de
considerar en las actividades desarrolladas con niños.
Lo anterior se traduce, también, en que en las sesiones habituales de educación am-
biental no formal se rompa la estructura jerárquica entre profesor y alumno, pasando
a constituir un grupo de participantes que, en conjunto, deciden los contenidos a
estudiar y en donde todos aprenden.
Finalmente, la implementación de metodologías participativas requiere de un gran
esfuerzo de creatividad, que también está presente en la educación ambiental, ya que
utiliza la mayor diversidad de ambientes de aprendizaje y una gran variedad de enfo-
ques educativos en el aprendizaje y enseñanza sobre, en y para el medio ambiente,
poniendo el debido énfasis en las actividades prácticas y experiencias propias de los
participantes.
2.6.4.4 Eminentemente práctica.
Esta característica alude al hecho que la educación ambiental está orientada hacia la
solución de problemas concretos relacionados con el medio ambiente, así como a
la.prevenci6n de nuevos problemas. Para ello, se debería propender a establecer una
124
estrecha vinculación entre los procesos educativos y la realidad de comunidades
específicas.
Desde este punto de vista, el desarrollo de nuevas tendencias en el estudio de las for-
mas de aprendizaje indica que aquellos conceptos integradores como el paisaje, o los
problemas ambientales locales, son un buen punto de partida para el logro de los
objetivos ambientales.
2.6.4.5 Posee un alto contenido valórico.
La educación ambiental contiene, también, dentro de sus características esenciales, el
desarrollo de un fuerte componente valórico y actitudinal de respeto y protección
hacia el medio ambiente, incluyendo a las personas y grupos sociales que lo
componen.
Desde este punto de vista es esencialmente solidaria, ya que incentiva y fomenta el
valor y la necesidad de la cooperación en la resolución de los problemas ambientales
a nivel local, nacional, regional e internacional, puesto que asume la temática de los
problemas globales.
Lo anterior implica que los programas de educación ambiental deben desarrollar en
cada individuo una ética o código de comportamiento que lo lleve a:
• Trabajar por el desarrollo y la utilización de los recursos naturales con la menor
destrucción y contaminación posibles.
125
• Fomentar la solidaridad humana en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de
vida para todos a través de la erradicación de la pobreza, el hambre, el analfabetis-
mo, la explotación y la dominación de la personas, entre otros.
• Rechazar el desarrollo y crecimiento económico de una nación a costa del colapso
y degradación de otra, así como el consumo despilfarrador de una minoría a costa
de las privaciones de la mayoría.
• Utilizar la tecnología no sólo para beneficio individual y la vida lujosa de algunos
en el corto plazo, sino también para la estabilidad económica y la supervivencia de
toda la humanidad a largo plazo.
• Tener en cuenta las necesidades de las futuras generaciones en la utilización de los
recursos, en particular los no renovables.
2.6.5. Educación ambiental y reforma educacional.
Según MINEDUC (1998) dentro del proceso de reforma educacional que desde hace
algunos años se está llevando a cabo en el país, uno de los principales componentes
es la llamada reforma curricular, la cual define los objetivos fundamentales y
contenidos mínimos obligatorios (CMO) para la educación básica y media de
acuerdo con los Decretos Supremos 220 y 240, respectivamente.
Una de las fundamentales innovaciones de estructura en el nuevo currículum es, por
un lado, el traspaso de las antiguas asignaturas a los sectores de aprendizaje, junto
con la introducción de los objetivos fundamentales transversales (OFT). Estos, a
diferencia de los objetivos fundamentales verticales (OFV), que corresponde a cada
sector de aprendizaje, trascienden transversalmente a estos sectores, lo que implican
126
que todos y cada uno de ellos debe incorporarlos y cooperara para conseguirlos
(Figura. 10). La temática ambiental se introduce en, prácticamente, todos los OFV de
los diferentes sectores así como el los OFT.
Dentro del OFT, denominado “La persona y su entorno” se introduce el objetivo:
“Proteger el entorno natural y sus recursos como contexto de desarrollo humano”
(MINEDUC, 1998).
127
Objetivos FundamentalesTransversales que deben trabajar todas las disciplinas y la cultura del liceo o colegio, como un todo, referidos a : crecimiento y autoafirmación personal; desarrollo del pensamiento; formación ética; persona y su entorno (familiar, social, laboral; ciudadanía).
Objetivos Fundamentales Verticales: son propios de cada sector.
FIGURA 10. Estructuración del nuevo Currículum Escolar sobre la base de sectores OFV y OFT. Fuente: Elaboración propia a partir del Decreto 240 de Educación.
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128
2.6.6. Biofilia.
Como parte fundamental por su estrecha relación con el fin del proyecto, se ha
introducido este concepto planteado por el biólogo y profesor Edward Wilson de la
Universidad de Harvard. La biofilia se define como “la relación emocional innata de
los seres humanos con los otros organismos vivos” (WILSON, 1993). La biofilia no
es un simple instinto, sino un complejo de reglas y comportamientos que pueden ser
testeados y desarrollados individualmente. Esta hipótesis se sostiene en que múltiples
cadenas de respuestas emocionales son englobadas en símbolos, componiendo una
gran parte de la cultura. Sugiere que, cuando los seres humanos fueron removidos
por si mismos del ambiente natural, las reglas biophilicas de aprendizaje no fueron
repuestas por versiones modernas igualmente adaptadas para los artefactos. Por el
contrario, estas persisten de generación en generación, atrofiadas y difícilmente
manifestadas en los nuevos ambientes artificializados en los que la tecnología ha
catapultado a la humanidad. Se plantea que aunque no existiera evidencia relacionada
al comportamiento, sobre la existencia de este concepto, su deducción se puede lograr
por mera lógica evolucionaria. En este sentido, la co-evolución de los genes y la
cultura se presenta como una explicación plausible del origen de la biofilia. Es así
como esta reacción que el Profesor Wilson considera implícita en forma genética, es
parte del genotipo de todo ser humano. De esta manera, como se desprende de la
expresión: Genotipo + Ambiente = Fenotipo, al formar individuos que sean educados
en contacto con la naturaleza, se desarrolla en ellos la capacidad biophilica, teniendo
como resultado a hombres con mayor riqueza en el contacto y la percepción de los
ambientes naturales. Nadie protege lo que no conoce.
129
3. METODOLOGÍA
En este capítulo se plantean los procedimientos puestos en práctica para cumplir los
objetivos propuestos. Estos últimos se relacionan con dos clases fundamentales de
acciones realizadas. Por un lado, se encuentra el desarrollo de la metodología de
intervención y su evaluación, mientras, por otro, está la validación y el desarrollo de
un marco de inserción dentro de la realidad nacional.
3.1.Desarrollo de la metodología de intervención de espacios naturales (E.N.) con fines educativos:
Para esto se analizaron diversas metodologías iniciales para determinar su
compatibilidad con el objetivo planteado. Una vez seleccionadas las metodologías
iniciales, estas se adaptaron y articularon en un todo funcional. Este trabajo se
planteó dividiendo las metodologías en dos tipos fundamentales; aquellas que
servirían de matriz referencial y articuladora de la metodología final, mientras que las
demás nutrirían los requerimientos que la matriz fuese demandando. A continuación,
se exponen brevemente los métodos iniciales usados, así como su posición jerárquica
dentro de la construcción.
3.1.1. Metodología matriz.
Como metodología base se utilizó el Proceso heurístico para representación y
modelación predial GASTÓ (1999). Este método propone la transformación desde el
fenómeno en modelo. Se lleva a cabo en cuatro etapas:
130
3.1.1.1 Transformación del hecho en sí en fenómeno.
Es un proceso de percepción mediante el cual un observador sano, con los sentidos
desarrollados y con ayuda de instrumentos de medición percibe e interpreta hechos
que se presentan fuera de sí y los incorpora y representa a través de su cultura. El
hecho en sí puede estar contenido en el espacio-tiempo representado por el predio.
3.1.1.2 El ecosistema como expresión límite del fenómeno.
Se requiere definir el conjunto de fenómenos que pertenecen al recurso tecnonatural,
dado por el predio, para construir su imagen y, eventualmente, delimitar una
metodología de trabajo. Para comprender los problemas del predio y concebir un plan
de solución es necesario descubrir el fenómeno. Lo anterior significa generar, a partir
del fenómeno, una imagen. Simbólicamente se tiene:
Fenómeno ImagenPercepcióndel predio
Expresión límitedel ecosistema-predio
La transformación del fenómeno en imagen requiere establecer una cierta relación
que permita luego delimitar los atributos fundamentales del primero, desarrollar una
imagen que corresponda, en cierto sentido, al fenómeno. Igualmente, esta relación
debe permitir que, una vez establecida la imagen, exista la posibilidad de
contrastación entre imagen y fenómeno.
131
En la descripción de un sistema existen dos extremos: la postulación de una máxima
simplicidad o la de una máxima complejidad. Un sistema simple es completamente
irredundante, es decir, ningún atributo del sistema es derivable de cualquier otro. Un
sistema totalmente complejo resulta epistemológicamente trivial (LEVINS, 1970). La
descripción apropiada está regida por condiciones de optimidad y relevancia en las
constricciones de interacción.
La imagen es una representación conceptual del fenómeno mismo sin serlo. Existen
diversos estilos de construir imágenes de un mismo fenómeno, distinguiéndose, por
su contenido, simpleza, capacidad de representación, fidelidad de interpretación,
precisión y, en general, significado (Figura 11).
Se requiere, por lo tanto, definir el conjunto de fenómenos que pertenecen al predio
como un fenómeno tecnonatural para construir la imagen y, de este modo, establecer
una metodología de trabajo. El paradigma es el siguiente:
1. La imagen que representa la unidad de estudio del predio es el ecosistema predial.
2. El ecosistema se caracteriza por su arquitectura y funcionamiento.
3. Los fenómenos del sistema tecnonatural son eminentemente dinámicos.
4. La dinámica no es caprichosa ni enteramente al azar.
5. Existe una interdependencia entre su funcionamiento y su arquitectura, expresado
en un cambio de estado.
6. Es posible actuar sobre la arquitectura y modificar el funcionamiento y viceversa.
132
Contenidode la imagen
Simple Compleja
Significadode la imagen
Bajo BajoAltoImagen Ideal
FIGURA 11. Esquema de los atributos de la imagen en relación a su contenido y significado. A mayor contenido de la imagen, esta se hace más compleja, disminuyendo su significado. Cosa similar ocurre con una imagen demasiado simple. El ideal es una imagen que a al menor complejidad logre capturar el mayor significado. Fuente: GASTÓ (1999).
133
El ecosistema puede ser definido como un arreglo de componentes bióticos y
abióticos que están conectados o relacionados de manera que constituyen una unidad
o un todo. Conexión y relación en cualquier sistema dinámico significa transporte de
masa, energía o información (BECHT, 1974; DISTEFANO, STEBBEERUD Y
WILLIAMS, 1967; ODUM, 1972). Este puede ser de varios tamaños y
características, tal como un tubo de ensayo, un acuario, un cultivo, un campo con
ganado, una represa, un bosque, una aldea, un país entero, o incluso, todo el globo
terráqueo. El predio es, también, un ecosistema, con componentes y estructuras
propias de esta (NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1996).
3.1.1.3 Transformación de la imagen en problema.
Para GASTÒ (1999) un problema puede ser definido como una pregunta sin solución
en un instante dado. La representación del predio en su imagen ecosistémica
constituye un avance hacia la resolución de cualquier problema atingente a ella, pues
ha sido incorporada y localizada como un caso particular de la teoría general de
sistemas. El paso siguiente consiste en transformar el ecosistema-predio en un
problema, del cual debe buscarse una solución. Esto significa reducirlo a un
subsistema donde se tiene una incógnita y una amplia información de la cual debe
seleccionarse el conjunto de datos que permita, eventualmente, resolver el problema.
Las restricciones dadas para encontrar la solución emergen tanto de quien adopta las
decisiones como de los principios generales emanados de la arquitectura y
funcionamiento del ecosistema.
3.1.1.4 Transformación del problema en modelo.
Según GASTÒ (1999), el concepto de modelo es tan fundamental en la resolución de
problemas que está presente en todas las etapas, desde la definición del problema a su
solución. Los modelos están en todas partes: en nuestras palabras, en los sentidos, en
134
nuestras acciones. Un modelo puede ser definido como una representación abstracta
del mundo real, es una representación simple de formas, procesos y funciones más
complejas de fenómenos físicos o de ideas (RUBINSTEIN, 1975).
El objetivo de representar el predio como un modelo es consolidar la experiencia
lograda en varias disciplinas del saber y unificar esos elementos de los procesos de
modelación que se presentan como más productivos para resolver problemas
(RUBINSTEIN, 1975). Los modelos pueden clasificarse en varias categorías
aplicables a los diferentes campos y fenómenos, pudiendo, incluso, llegar a ser un
sistema de ecuaciones. Un resumen esquemático de este procedimiento se puede
observar en la Figura 12.
3.1.2. Metodologías asistentes.
Se denominaron con este nombre aquellas metodologías que sirvieron para nutrir los
requerimientos que eran propuestos en el desarrollo y adaptación de la matriz. Se
presentan a continuación las características de estos métodos.
3.1.2.1 Caracterización física: Ecorregiones.
Se usó el “Sistema de Clasificación de Ecorregiones”, propuesto por GASTÓ,
COSIO y PANARIO (1993). Debido al uso común de esta metodología no se
profundizará en sus fundamentos, pero sí se entrega un resumen del procedimiento
de caracterización que este sistema de clasificación involucra.
La primera actividad relativa a la caracterización física del predio consiste en su
identificación y localización en las cartas que cubren el área donde esta se encuentra.
Luego, debe ser localizado en la ortofoto, que por ser una carta fotográfica permite,
además, reconocer sus características físicas más relevantes, conocer la escala y
135
Delimitación del fenómeno-predioDiscriminación de elementosPropiedades escenciales
HechoTecnonaturaleza:
El predio
Fenómenoo
Situaciónobservada
Imagen del fenómenoEcosistema como
situación límiteEcosistema
PredioSubconjuntos
ProblemaPredial
Conceptos
Cognición
Cultura
Percepción
(Transformaciónen fenómeno)
Expresión
límite
(Transformaciónen ecosistema)
Sentidos
Conceptos
Identificacióndel problema
Planteamiento de variables,incógnitas, vectores•Discriminar•Discretizar•Simbolizar•Transformar
ModeloPredial
(simulando esta-do ideal)
Diseño
Contrastación Real-Ideal
ModeloPredial
Sistema de Ecuaciones
(Se describen propiedadesparticulares)
Contrastacióncon el estadoIdeal o Meta
FIGURA 12. Esquema del proceso heurístico de representación de un predio en un modelo propuesto por GASTÓ (1999).
136
determinar su posición geográfica, en términos de latitud y longitud, de cada uno de
sus elementos y localizar con exactitud la ubicación cartográfica de los lindes, sin lo
cual no puede continuarse con el estudio. En la Figura 13, se indican las metas a
alcanzar en las diversas etapas de caracterización de un predio.
Luego, se identifican los pares fotográficos que cubren al área predial y se trazan los
lindes de esta, trazado que permite demarcar la totalidad del área interior y comenzar
el examen detallado de sus componentes en el gabinete. Con anterioridad se ha
llevado a cabo un reconocimiento generalizado del área predial con el objetivo de
estar consciente del contenido interior del predio.
El examen detallado se hace en cuatro etapas, en cada una de las cuales se logra
identificar los elementos correspondientes a la etapa. En la primera, se caracteriza el
escenario físico, dado por las unidades biogeoestructurales (UMBI). Los
componentes están representados por los distritos (DIST) que corresponden a las
unidades geomorfológicas, dadas por la pendiente del terreno, determinándose las
características isomórficas de cinco clases (depresional, plano, ondulado, serrano y
montano), cada una de las cuales se representa en códigos diferentes. Estas se
subdividen de acuerdo a las características edafoambientales del sitio (SITI) y de la
cobertura vegetal (COBE). La capa de unidades biogeoestructurales de la finca
representa a la naturaleza, es decir, al escenario natural de tipos o unidades
geoforma-suelo-cobertura vegetal que se ha distinguido o separado de otras del
predio. Cada una de estas unidades se identifica con un número correlativo, sin
pretender caracterizarlas con precisión y detalle en el gabinete. Con posterioridad, se
cotejan en terreno de manera que los límites de las áreas o que los elementos
identificados sean los correctos, lo cual se describe en la fotografía aérea. Las
características de cada uno de los elementos se registran en formularios especiales
luego de una análisis en terreno o en laboratorio.
137
Demarcación de los lindesen la ortofoto
Identificación del Predio
Selección de los pares defotos aéreas del predio
Demarcación en la fotoaérea de los límites
Análisis predial en gabinete
UNBI UNTEUNHI UNES
Comprobación del análisis y mediciones en terreno
UNBI UNTEUNHI UNES
Traspaso de la información de unidades desde la foto aérea a la ortofoto
UNBI UNTEUNHI UNES
Digitalización de las unidades desde la ortofoto
UNBI UNTEUNHI UNES
Cartas politemáticas del Predio
Distrito y sitios Cobertura Vegetal Hidroestructura Tecnoestructura Espacios
Base de Datos del Predio
Distrito y sitios Cobertura Vegetal Hidroestructura Tecnoestructura Espacios
Preparación del informede caracterización del Predio
Paso 1
Paso 5
Paso 7
Paso 6
Paso 8
Paso 11
Paso 9
Paso 10
Paso 4
Paso 3
Paso 2
FIGURA 13. Metas a alcanzar en las diversas etapas de la caracterización del
predio según GASTÓ (1999). Este esquema presenta el flujo que debe seguirse, como pasos del 1 al 11, para terminar en la caracterización del predio
138
Luego, se caracterizan las unidades hidroestructurales (UNHI) de manera análoga a
las unidades biogeoestructurales ya descritas. En esta etapa se identifican los
elementos relacionados con el agua, tal como las clases estructuras de naturaleza o
tecnológicas y los usos, estilos, regímenes y condición de los elementos hídricos
encontrados en el predio. Posteriormente, se coteja en terreno la identidad del
elemento y la corrección de la forma, tamaño y posición de su descripción en la foto.
Finalmente, se identifican con un número correlativo y su descripción se registra en
formularios ad hoc.
De manera análoga a las UNBI y a las UNHI, se procede con las unidades
tecnoestructurales (UNTE), que simbolizan a los elementos tecnológicos de la
infraestructura predial, representados como un sistema global de ordenamiento
topológico sobre el área predial.
Finalmente, se tienen las unidades espaciales (UNES) que corresponden a los
espacios administrativos en que se divide el predio para su gestión, tales como
potreros, cuarteles, corrales, estacionamientos, caminos, parques, áreas de
almacenamiento, canchas de fútbol y viviendas. Son de importancia para caracterizar
la organización administrativa del predio, por lo cual no corresponde necesariamente
con las unidades físicas ya descritas.
Esta etapa de caracterización de las unidades es sólo de análisis predial y, por lo
tanto, carece de un carácter descriptivo. Además, por estar solamente representada en
la fotografía aérea, no están georreferenciadas ni tampoco su escala de representación
son las correctas. Por lo anterior, debe traspasarse la información a un mapa
fotográfico de escala, tal como la ortofoto, la cual tiene corregida la distorsión de la
fotografía aérea.
139
En el paso siguiente, se traspasa la información de unidades donde la fotografía aérea
a la ortofoto, con lo cual se concluye el análisis del predio al quedar corregido y
georreferenciado cada uno de sus componentes.
Posteriormente, se continúa con la digitalización de las unidades representadas en la
ortofoto, de manera de generar una cartografía digital del predio, lo cual se lleva a
cabo en el laboratorio, empleando los software desarrollados para tal propósito, tal
como ARC/INFO e IDRISI.
Como resultado de este proceso se generan cinco cartas politemáticas que
caracterizan el espacio físico y administrativo del predio, las cuales se derivan en
forma automática de las cartas de unidades en la siguiente forma:
UNBI
UNHI
UNTE
UNES
Distrito y sitioCobertura vegetalHidroestructura
Tecnoestructura
Espacios
Unidades Cartas politemáticas
3.1.2.2 Análisis del paisaje.
Esta metodología propuesta por ESCRIBANO et al. (1991) tiene entre sus
particularidades, la de incluir el paisaje en el proceso de planeamiento al
contemplarlo como un recurso y tratarlo como tal en la toma de decisiones. Se trata,
en definitiva, de hacer que el paisaje perceptible sea algo preciso y dirigido, mediante
el estudio de los factores territoriales, plásticos y emocionales que conducen a la
valoración de un paisaje.
140
Caracterización de los elementos y componentes.
a) Unidades de paisaje.
Permite obtener mayor información sobre sus características y facilitar su tratamiento.
Se trata de lograr unidades de paisaje cuya respuesta visual sea homogénea, tanto en
sus componentes paisajísticos como en su respuesta visual ante posibles actuaciones.
Exige que las características paisajísticas de todos sus puntos sean iguales o se hayan
definido como equivalentes. La construcción o delimitación de las unidades toman en
general, una de las siguientes formas:
• Unidades irregulares extensas.
• Unidades regulares.
• Unidades obtenidas por combinación de las anteriores.
Dentro de éstas se utilizó para el estudio de caso la forma de unidades irregulares
extensas.
Unidades irregulares extensas.
Son divisiones del territorio que se establecen atendiendo a los aspectos visuales o de
carácter de los factores considerados como definitorios del paisaje.
El procedimiento a seguir en su construcción se basa en determinar un elemento base,
el que será el más representativo de la zona a estudiar, y realizar un inventario de
forma que la superficie quede dividida en áreas homogéneas respecto a dicho
elemento.
141
Las unidades base, generalmente, están asociadas a factores naturales, tales como
cuencas, configuración topográfica, estructura geomorfológica, etcétera, ya que al dar
lugar a una clasificación previa a la que se van añadiendo otros componentes, parece
necesario o, al menos, muy importante, que presenten características fisiográficas
homogéneas.
b) Cuenca visual.
La delimitación de la cuenca visual es teóricamente más rigurosa que la zonificación
señalada anteriormente.La determinación de la superficie desde la que un punto o
conjunto de puntos es visible o recíprocamente la zona visible desde un punto o
conjunto de puntos (cuenca visual), resulta de gran importancia para la evaluación de
impactos visuales y suele ser considerada, a través de algún parámetro generalizador,
como la intervisibilidad, que intenta cualificar el territorio en función del grado de
visibilidad recíproca de todas las unidades entre sí.
Existen varios métodos de obtención de la cuenca visual, pero, en la actualidad, se
utilizan casi exclusivamente programas de ordenador basados en el rastreo de todos
los puntos del territorio, atendiendo a la altitud de cada uno de ellos.
El dibujo de la cuenca visual como un haz de rayos que parte del punto de
observación y que contiene gran cantidad de información sobre la morfología del
territorio circundante, permite relacionar cada punto del territorio con el punto de
observación. La contemplación simultánea de los dibujos de las cuencas de varios
puntos, proporciona una idea mucho más clara de las condiciones de visibilidad que
la simple medida de sus áreas.
142
Otra cuestión es el cálculo del número de unidades o del área de cada una de ellas, si
estas son de área constante. Hacerlo desde cada unidad y extenderlo a todo el
territorio se hace impracticable hasta para ordenadores de gran capacidad, dado el
gran coste del tiempo de máquina, por lo que se hace necesario restringir el ámbito de
la búsqueda.
Capacidad sustentadora del paisaje (Variables cualitativas).
a) Calidad visual del paisaje.
La visualización de un paisaje incluye tres elementos de percepción:
i.) La calidad visual intrínseca.
Con este elemento se quiere significar el atractivo visual que se deriva de las
características propias de cada punto del territorio. Los valores intrínsecos visuales
positivos se definen, generalmente, en función de la morfología, vegetación,
presencia de agua, etcétera.
ii.) La calidad visual del entorno inmediato.
Se define por un círculo de radio entre 500 y 700 metros, que tiene por centro aquél
punto. La importancia del entorno inmediato se justifica por la posibilidad de
observación de elementos visualmente atractivos. Se trata, en definitiva, de averiguar
y luego valorar lo que se ve a una distancia inferior o igual a 700 metros.
iii.) La Calidad del fondo escénico.
Por fondo escénico o “vistas escénicas” se entiende el conjunto que constituye el
fondo visual de cada punto del territorio.
143
Los elementos básicos son:
• Intervisibilidad.
• Altitud.
• Vegetación.
• Agua.
• Singularidades geológicas.
La intervisibilidad valora la existencia de panorámicas amplias en el horizonte visual
de cada punto del territorio. Cuánto mayor sea el número de puntos que puedan
divisarse desde uno dado, su cuenca visual, mayor será la amplitud de sus vistas
escénicas.
El elemento altitud puede utilizarse para diferenciar las zonas altas o de cumbres.
Otros aspectos influyentes en las vistas escénicas son la visualización de masas de
arbolado, de afloramientos rocosos o láminas de agua.
b) Fragilidad visual.
Para evaluar la fragilidad visual se pueden seguir esquemas metodológicos similares a
aquéllos que se indicaron para la calidad visual; no obstante, el estudio de la
fragilidad se presta mucho mejor que la calidad a la objetivación y cuantificación. La
mayoría de los métodos han surgido ante problemas concretos: extracción de recursos
mineros, urbanización, plantas de energía, actividades agrícolas, forestales,
recreativas, etcétera.
144
La fragilidad visual de un punto del territorio es función de los elementos y
características ambientales que definen al punto y su entorno. Se define así la fra-
gilidad visual intrínseca, independiente de la posible observación.
La posibilidad “real” o “pragmática" de visualizar la futura actuación por parte de un
observador. Así, la fragilidad visual intrínseca se hace independiente de la realización
de la observación.
Esta es la razón por la que se considera un “valor adquirido” de la fragilidad visual,
cuando a la caracterización intrínseca se le añade el matiz de la accesibilidad
potencial a la observación.
i.) Fragilidad visual del punto (factores biofísicos).
Suelo y cubierta vegetal:
• Densidad de la vegetación. A mayor densidad de vegetación, expresada por el
porcentaje de suelo cubierto por la proyección horizontal de las especies
leñosas, menor fragilidad visual intrínseca.
• Contraste cromático suelo - vegetación. La fragilidad visual intrínseca crece
con la magnitud del contraste de color entre suelo y vegetación.
• Altura de la vegetación. El poder enmascarante de la vegetación crece con su
densidad y su altura.
145
• Diversidad de estratos de la vegetación. Cuanto mayor es la complejidad de la
estructura de la vegetación, mayor número y densidad de estratos, menor es el
nivel de fragilidad visual.
• Contraste cromático dentro de la vegetación. La diversidad cromática dentro
de la propia cubierta vegetal favorece el «camuflaje» de las actuaciones
humanas, sobre todo si esa gama abundante de colores no obedece a un patrón
claramente definido y se distribuye de forma caótica.
• Estacionalidad de la vegetación. La pérdida de opacidad, la disminución del
“efecto pantalla”, que supone la pérdida de las hojas caducas.
Pendiente:
Para la evaluación de la fragilidad visual de este factor, se efectúa una clasificación
de los valores estimados de la pendiente, en el sentido de atribuir una mayor ca-
pacidad de absorción visual a las pendientes más bajas.
Orientación:
La relación orientación – fragilidad visual obedece a dos criterios. Existe una mayor
fragilidad en las zonas más iluminadas. También existe una menor fragilidad en las
zonas cuya orientación obligue al espectador a una visualización a contraluz durante
un tiempo más prolongado.
La fragilidad visual del entorno del punto (factores morfológicos de visualización)
está dada por:
146
• Tamaño de la cuenca visual. Un punto es más vulnerable cuanto más visible
es, cuanto mayor es su cuenca visual.
• Compacidad de la cuenca visual. Las cuencas visuales con menor número de
huecos, con menor complejidad morfológica, son más frágiles.
• Forma de la cuenca visual. Las cuencas visuales más orientadas y alargadas
son más sensibles a los impactos, pues se deterioran más fácilmente que las
cuencas redondeadas, debido a la mayor direccionalidad del flujo visual.
• Altura relativa del punto respecto a su cuenca visual. Son más frágiles
visualmente aquellos puntos que están muy por encima o muy por debajo de
su cuenca visual, y menos frágiles aquellos otros cuya cuenca está a su mismo
nivel. Cuando los rayos visuales inciden con ángulos muy pequeños sobre las
superficies a observar el detalle se aprecia mal.
La fragilidad derivada de las características (histórico - culturales del territorio.) está
definida por la existencia y proximidad a puntos y zonas singulares. Los valores
singulares, en cuanto que constituyen puntos de atracción y focalizan la visión,
añaden fragilidad visual, tanto a los propios puntos donde se sitúan, como a su
entorno inmediato. La selección de estos puntos podrá regirse por criterios de:
• Unicidad. Edificios, monumentos o parajes de carácter único, o por lo menos,
escaso.
• Valor tradicional. Parajes o formaciones morfológicas fuertemente enraizados
en la vida local, utilizados como referencias cotidianas o constituidos, de al-
guna forma, como símbolos comarcales.
147
• Interés histórico. Monumentos importantes en la historia de la región, con
trascendencia fuera del ámbito local.
Por otra parte la accesibilidad de la observación está definida por:
• Distancia a carreteras y pueblos. La fragilidad visual adquirida aumenta con la
cercanía a pueblos y carreteras (aumento de la presencia potencial de obser-
vadores).
• Accesibilidad visual desde carreteras y pueblos. La fragilidad visual de cada
punto del territorio aumenta con la posibilidad que tiene cada punto de ser
visto desde esos núcleos de potenciales observadores. Cuanto mayor sea el
número de veces en que un punto es visto al recorrer una carretera, mayor será
la fragilidad visual de aquel punto.
La combinación de la fragilidad visual del punto y del entorno define la fragilidad
visual intrínseca de cada punto del territorio y, la integración global con el elemento
accesibilidad, la fragilidad visual adquirida.
3.1.2.3 Capacidad de carga antropogénica.
Para este concepto se consideró la metodología desarrollada por CIFUENTES (1992).
Aspectos metodológicos para determinar capacidad de carga antropogénica.
Según CIFUENTES (1992), el cálculo de la capacidad de carga física y real,
necesariamente debe basarse en algunos criterios y supuestos básicos:
148
1. Capacidad de carga física:
En general, se dice que una persona requiere normalmente de 1 m2 de espacio para
moverse libremente.
La superficie disponible estará determinada por la condición del sitio evaluado. Aún
en el caso de áreas abiertas, la superficie disponible podría estar limitada por rasgos o
factores físicos (rocas, grietas, barrancos, etc.), y por limitaciones impuestas por
razones de seguridad o fragilidad.
En el caso de senderos, las limitaciones de espacio están dadas, además, por el
tamaño del grupo y por la distancia que, por prudencia, debe guardarse entre grupos.
El factor tiempo está en función del horario de visita y del tiempo real que se necesita
para visitar el sitio:
Capacidad de Carga Física (CCF), definida como el límite máximo de visitantes que
pueden caber en un espacio definido y en un tiempo determinado.
La capacidad de carga física puede expresarse con la fórmula de cálculo siguiente:
CCF= V / a x S x t
Donde:
V/a = visitantes/área ocupada.
S = superficie disponible para uso público.
T = tiempo necesario para ejecutar la visita.
149
2.- Capacidad de carga real:
Cada sitio evaluado estará afectado por un grupo de factores de corrección no
necesariamente igual al de otros sitios.
Los factores de corrección están asociados estrechamente a las condiciones y
características específicas de cada sitio. Esto hace que la capacidad de carga de un
área protegida tenga que calcularse sitio por sitio.
Capacidad de carga real (CCR), definida como el limite máximo de visitantes
determinado a partir de la capacidad de carga física de un sitio, luego de someterlo a
los factores de corrección definidos en función de las características particulares de
cada sitio. Los factores de corrección se obtienen considerando variables ambientales,
físicas, ecológicas y de manejo. La capacidad de carga real puede expresarse con la
fórmula de cálculo siguiente:
CR = CCF x (100 – Fc1) x (100 - Fc2) x (100 - Fc3) x (100 - Fcn) 100 100 100 100
Fc es un factor de corrección expresado en porcentaje y, para calcularlos se usa la
fórmula general:
Fc = M1 x 100 Mt
Donde:
Fc = factor de corrección.
M1 = magnitud limitante de la variable.
Mt = magnitud total de la variable.
150
Variables:
a) Ambientales:
Horas de Sol: Se refiere a las horas de luz disponible. También el exceso de
radiación solar puede ser una limitante en algunos casos.
Precipitación: Determinar las horas de lluvia y mm como limitante.
Inundaciones: Con la lluvia u otros motivos se presenta el riesgo de inundaciones que
afecta el acceso normal a los sitios de uso.
b) Variables Físicas:
Erosión: Para valorizar esta variable se tomaron en cuenta dos parámetros: pendiente
y textura del suelo. Según CIFUENTES (1992), los sitios con pendientes menores al
10%, cualquiera sea el tipo de suelo, no ostentan ningún riesgo de erosión (o es bajo),
y por tanto, son condiciones poco significativas al momento de establecer
restricciones de uso. Los suelos de grava o arena y los de arcilla, con pendientes entre
el 10 % y 20% presentan riesgo mediano y son de alto riesgo todos los suelos con
pendientes superiores al 20%. Para poder destacar más los riesgos de erosión
se plantea el uso de un factor de ponderación 2 para mediano riesgo y 3 para
alto riesgo, pero se hace la salvedad que en casos donde la magnitud limitante
son más significativas, no será necesario.
Accesibilidad: Se trata de medir el grado de dificultad que podrían tener los visitantes
para moverse libremente, debido a la pendiente. Según CIFUENTES (1992),
151
pendientes menores a 10 % no presentan dificultad para la visita, pendientes entre 10
y 20 % mediana dificultad, pendientes mayores a un 20 % presentan un alto grado de
dificultad para la visita.
c) Variables Ecológicas:
Disturbio de la fauna: Para el estudio deben considerarse las especies en peligro de
extinción presentes en el área a intervenir, su presencia, tránsito, reproducción,
dependencia trófica, etc.
d) Variables de Manejo:
Cierre temporal de sitios: Se determina considerando las necesidades de
mantenimiento de los sitios de visita.
Horario de visitas.
Tamaño de los grupos: Como se mencionó en la referencia bibliográfica, esto va a
depender de la actividades y objetivos planteados.
Distancia entre grupos.
3.1.2.4 Diseño Estructurado (Structure Planning).
A partir de esta concepción, el diseñador OWEN (1998) (creador del método de
“Diseño Estructurado”), construye una serie de programas computacionales, como
una propuesta de usar tanto el lado derecho como el izquierdo del cerebro.
152
El paradigma detrás de este proceso de diseño está basado en la noción de la forma
como un diagrama de fuerzas, una expresión de que la forma sigue la función. Esta
noción se observa fácilmente en formas biológicas: Una membrana de una célula que
contiene fluido rodeada por una presión atmosférica pareja toma forma de una esfera;
estrechamente colocadas, estas células se resuelven en formas hexagonales. La
estructura de un cuadrúpedo grande (como un dinosaurio), tiende a resolverse en una
estructura de doble equilibrio, la cabeza y la cola, que equilibran las tensiones en el
marco central. Las condiciones límites de estas formas que resuelven
económicamente sus fuerzas interiores existen en el ambiente y el equilibrio
resultante es un modelo de pura funcionalidad. Según OWEN (1998) esto puede
aparecer complejo, pero el hombre lo sabe esto, e intuitivamente admira la naturaleza
por su belleza simple.
Tomando la lección del mundo natural, el paradigma del diseño da énfasis a crear
formas que tienen, en el sentido biológico, "aptitud" con su contexto o ambiente, de
una belleza simple, elegante y funcional. En el diseño físico e ingenieril hay muchos
ejemplos buenos con analogías a la naturaleza. Los puentes suspendidos tienen la
misma forma estructural global de los grandes dinosaurios.
El proceso del diseño de la planificación estructurada descrito a continuación, está
basado en este paradigma. Según OWEN (1998), este es un proceso para dialogar con
la mirada de los requerimientos de diseño, en un largo y complejo sistema abierto
para lograr el tipo de resolución, aptitud y equilibrio que las formas biológicas tienen,
resultando soluciones de software que simplemente son elegantes y bonitas porque
ellas “trabajan tan bien”.
153
El impacto en el diseño.
Este método está basado en una mejor manera de constatar, organizar y procesar la
información para su posterior análisis y respuesta en un diseño:
• Provee una filosofía con formato para buscar la información.
• Permite entregar la información para su posterior desarrollo.
• Las respuestas son fácilmente traducidas a diseño.
Por lo tanto, es una forma de aproximarse a realidades complejas, con muchas
variables interactuando, sin caer en prefiguraciones o definiciones “a priori” de una
solución. Los análisis del espacio son tomados como percepciones desde dentro del
plano. Estas percepciones son reducidas a información escrita como datos,
transformados en una concentración de ideas. Finalmente, las ideas son ordenadas y
asociadas por medio de un sistema lógico que arroja respuestas que llevan a nuevas
preguntas. Es una meta- planeación: el objeto es objetivo y objeto.
A continuación se presentan las fases del diseño estructurado.
Planteamiento del problema. (Definición del problema, Alcance del Diseño).
a) Declaración del proyecto (Statement):
Según OWEN (1998), el proceso de planificación estructurada normalmente empieza
con una declaración de proyecto global, esencialmente una declaración de la meta o
154
definición del problema. La declaración del proyecto o frase clave (Key Phrase), que
concentra y pone nombre al proyecto, debe alcanzar el problema espacial en términos
que eviten soluciones preconcebidas, pero, en cierto modo, en el que todos los
miembros del equipo del diseño (y el cliente), estén de acuerdo y puedan confiar en
él. La declaración del proyecto global puede ser explicada en términos más o menos
formales.
b) Definiendo el proyecto (Definning Statement):
Se plantean, a través de una serie de preguntas, los temas relevantes para el desarrollo
del proyecto.
Según OWEN (1998), algunos diseñadores documentan, rigurosamente, los asuntos a
ser tratados por el proyecto de diseño, incluyendo las instrucciones, objetivos,
directrices, antecedentes y argumentos. De esta manera, las metas del proyecto son
explícitas. Sin semejante ejercicio, las metas son sesgadas, a menudo, por personas
dominantes, en lugar de aquéllos con visión en el problema del diseño. Además, ellos
declaran, a menudo, tan vagamente que los que trabajan en el proyecto tienen ideas
sumamente diferentes sobre donde ellos van.
Análisis de acción (Activity Analysis):
Según OWEN (1998), después de establecer una buena declaración del proyecto,
donde las metas están claras, el equipo de diseño continúa con un análisis funcional
del espacio del problema. Como en la declaración del proyecto, es importante evitar
pensar en términos de soluciones preconcebidas o estructuras existentes. Pensando en
términos funcionales el análisis permite ser específico e informativo, como también
suficientemente abstracto para dejarlo a juicio suspendido, pensamiento lateral y
soluciones creativas. Como ejemplo: favorecer la función de levantamiento de la
155
basura en lugar de proporcionar un tacho para la basura, abriendo un rango más ancho
de soluciones, por ejemplo, reciclar cajas o soluciones preventivas que reducen
basura como el empaquetamiento reusable.
Si el proyecto es inventar un sistema completamente nuevo, el equipo de diseño
puede empezar con un análisis total de funciones requeridas. Si el proyecto es
mejorar un sistema existente, el análisis puede empezar con un modelo estructural
(una avería jerárquica de componentes), pero incluso entonces, los componentes
deben definirse en términos de sus funciones. Después de todo, la mejor solución
puede traer consigo componentes completamente diferentes. En ambos casos, la meta
es producir un modelo funcional completo que incluye a todos los usuarios del
sistema a lo largo de su ciclo vital en todos sus modos de funcionamiento. Esto no
sólo supone factores humanos sino también los factores de integración, realización de
diseño y fabricación, el mantenimiento y apoyo, la adaptabilidad y versiones
revisadas, etc., y en el mundo comercial, referencias contra la competencia.
Factores de diseño (Design Factor):
Según OWEN (1998), para cada una de las funciones, el sistema debe revisar si hay
varios problemas reales y potenciales, es decir, fuerzas que deben ser resueltas por la
forma del sistema. Las fuerzas pueden observarse directamente, pueden derivarse de
la búsqueda de literatura inferida de restricciones presentadas por el ambiente del
sistema o contexto, o pueden generalizarse de las observaciones sobre las personas
que usan sistemas similares. Como elementos espaciales del problema, ellos
constituyen visiones del diseño que se han llamado variables que no encajan,
requisitos, elementos del problema, o factores de diseño.
Sin tener en cuenta su denominación, estos se escriben individualmente en
documentos de una a dos páginas junto con ideas que podrían resolver las fuerzas.
156
Los documentos se escriben en un idioma que expresa la visión, en términos de
relaciones de la fuerza - tendencia, los requisitos de aptitud dentro del contexto
funcional, o por lo menos, una observación circunstancial específica, y en un formato
común para que ellos puedan relacionarse entre sí. De esta manera, los datos se
reducen a información real, que tienen valor heurístico para generar soluciones del
diseño, porque describe las fuerzas subyacentes que deben resolverse en términos
operacionales.
Según OWEN (1998), un acercamiento menos sistemático puede emplearse, sobre
todo para los problemas de diseño más pequeños, o menos complejos, pero en todo
caso, el equipo debe tener cuidado con cubrir a todos los usuarios del sistema, en
todos sus modos de conducta, y en todos sus variados ambientes operacionales. Es
más, cuando la meta es análisis e identificación de problemas, los elementos del
problema son, a menudo, basados citando información generada del uso del lado
izquierdo del cerebro o caja de vidrio con sus métodos y herramientas.
Estructura de la información (Information Structure):
Según OWEN (1998), esto establecer vínculos entre las bases de la información, ver
conexiones entre una función y otra, y entre un elemento de solución y otro. Esto
permite planificar que con un mismo elemento de solución se vean resueltas varias
funciones y actividades, creando así categorías mayores hacia arriba.
Existen diversos métodos para lograr los vínculos, los cuales, van desde sistemas
especulatorios que trabajan por yuxtaposición de funciones, a programas
computacionales, como RELATIN y VTCON, los que producen gráficos de
funciones usando datos de decisión entregados por el equipo de diseño.
157
Desarrollo de los conceptos (Solution Element):
Es la síntesis y generación de un anteproyecto. A través de una fórmula de elemento
solución (Solution Element), se anexan las bases de información con elementos
concretos de solución. Según OWEN (1998), esta permite comprobar si los elementos
propuestos le dan verdadera solución a los problemas planteados.
Comunicación:
Presentación sobre la base de planos y visualizaciones de los elementos.
3.1.2.5 Hiperproblema.
Para definir el problema, se utilizará el concepto de hiperproblema, tal como se
especificó en la revisión bibliográfica. De esta manera, se descompone en problemas
específicos, los que luego se organizan como un sistema de problemas para permitir
su resolución.
3.1.3. Construcción de la metodología.
Para la construcción de la metodología, se tomó como base los modelos presentados,
adaptándolos en un todo funcional. Este proceso se realizó, en primer término,
considerando las visiones personales de los investigadores. Con una propuesta inicial
se acudió a retroalimentar este modelo basándose en consultas y exposiciones en tres
niveles de pertinencia:
158
• Nivel académico: Además de las reuniones con el profesor guía, se realizaron
reuniones y exposiciones a académicos de diferentes áreas como agronomía,
arquitectura, pedagogía, sociología, psicología e ingeniería civil (Anexo 1).
• Nivel gubernamental: Orientando el modelo a los niveles decisionales, se
expuso la metodología y se realizaron reuniones con los organismos que
regulan en mayor o menor medida la temática de la educación ambiental. De
esta forma, se trabajó en forma conjunta con MINEDUC, DIGEDER, CONAF
y CONAMA (Anexo 1).
• Nivel usuario: Tan importante como responder a los requerimientos
académicos y regulatorios del diseño de la metodología, resultó responder a
los usuarios, que en este caso fueron los profesores que usarían estas
instalaciones, para así no perder las proporciones y extraer la experiencia en
aula, de modo que el diseño respondiera con estos requerimientos.
En el Anexo 2, se presenta un resumen de las exposiciones, seminarios,
capacitaciones y cursos dictados. Además, en el Anexo 3 se muestran algunas
imágenes de los mismos como forma de retroalimentación, durante el desarrollo del
presente taller.
3.1.4. Validación e inserción.
De la misma forma que se utilizaron las exposiciones y mesa de trabajo como fuente
de información para la construcción de la metodología, se pretendió que sirvieran
para validar el modelo en los tres niveles mencionados, así como entregar
información para su coherencia e inserción en la realidad nacional. El grado de
validación se midió por el nivel de aceptación e interés demostrado por las
159
instituciones involucradas en los grupos de consultas y exposiciones. Cabe señalar
que esta validación no es técnica, sino que pretende evaluar si la metodología que se
plantea responde a una necesidad y requerimientos de la realidad nacional.
3.1.5. Evaluación inicial de la metodología.
Junto con la validación que se buscó en los niveles institucionales, se quiso evaluar el
comportamiento de la metodología en su funcionamiento. Para esto se propuso
efectuar un Estudio de Caso en la Reserva Natural Río de Los Cipreses, VI Región. A
través de esta evaluación se pretendió observar el desempeño de la metodología en
sus etapas iniciales sin llegar al diseño definitivo, sino a un modelo de ordenamiento
predial.
Debido a que se trataba de una prueba inicial, con tiempos y recursos limitados, se
acotó el estudio a un área de 1.600 ha de la reserva, desde su ingreso hasta el área de
“Los Maitenes”. El motivo de establecer esta delimitación también tuvo su origen en
las instrucciones dadas por CONAF, con respecto a las restricciones que plantea para
hacer ingreso al área más alta de la reserva, la que presenta mucho menor
intervención y requiere de más cuidado. De hecho, el nuevo plan de manejo considera
realizar las gestiones para dividir la unidad en dos; la reserva propiamente tal hasta
“Los Maitenes” y desde ese sector hacia arriba, declararlo Parque Nacional.
160
4. PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Los resultados se muestran según el objetivo con el cual se relacionan. De esta
manera los resultados se agrupan en:
• Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos.
• Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso.
• Elaboración de un Marco de Inserción.
• Validación Institucional.
4.1. Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos:
Se diseñó una metodología basado en un proceso heurístico, con una concepción de
flujo apoyada en una modular. Esto quiere decir que la metodología se basa en la
construcción de los hardware modernos, en donde existe una tarjeta madre (matriz),
que recibe a una serie de componentes (asistentes). De este modo, estos componentes
pueden ser reemplazados por otros más adecuados, pero la matriz sigue siendo la
misma. De manera análoga, la metodología desarrollada no se hace cargo de defender
cada una de las metodologías ocupadas, pues, probablemente, existan o se puedan
generar otras mejores. De cualquier forma, se pueden incorporar a la matriz, por su
grado de apertura heurística.
Un esquema de la metodología se puede observar en la Figura 14.
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162
4.1.1. Proceso de diseño.
A continuación, se explica el funcionamiento general del sistema.
El inicio es reconocer el fenómeno como un proceso cultural, sensitivo y de
instrumento como expresión de un hecho, que por su jerarquía de “realidad” es
inaccesible, sino es a través de su manifestación fenomenológica. En este caso, el
hecho corresponde a un ASPE, la que se delimita como fenómeno predio, con sus
propiedades esenciales. Al expresar el fenómeno como sistema origen se caracterizan
las unidades que lo componen, como son la biogeoestructura, tecnoestructura,
socioestructura, relaciones incidentales y entorno. Esto se realiza mediante el
Sistema de Clasificación de Ecorregiones, obteniendo las cartas de distrito-sitio,
cobertura vegetal, hidroestructura, tecnoestructura y espacios. Sin embargo, se le
agrega a esta clasificación su dimensión estética, y por medio del análisis del paisaje,
se caracteriza este por medio de las llamadas unidades irregulares extensas, similar al
concepto de unidades paisajísticas homogéneas, las que con posterioridad entregarán
su información al modelo. De esta forma, se integra el ecosistema origen incluyendo
sus variables estéticas.
Luego de esto, se procede a definir y estructurar el problema. En este interviene con
el concepto de metas y restricciones, la arquitectura y funcionamiento del ecosistema
por un lado, y quien adopta las decisiones por el otro. Un aspecto importante en este
punto es la racionalidad del propietario o administrador, el que, en este caso, es la
CONAF. Este expresa sus restricciones y voluntades por intermedio del plan de
manejo, el que plantea los objetivos de la unidad, así como sus restricciones. En este
sentido se puede pensar que la racionalidad y objetividad del plan de manejo permite
hacer la intervención mucho más expedita y coherente. Esto no siempre es así y va a
depender, fundamentalmente, de la calidad del plan de manejo y de la racionalidad de
quien lo administre.
163
La constrastación de estas visiones con el objetivo de transformación del espacio
natural en un área educativa permite atributar los espacios; es decir, establecer los
requisitos que debe cumplir un área determinada para servir de soporte para ese
objetivo.
Con respecto a esto, se definieron los siguientes atributos en el siguiente orden de
jerarquía:
1) Riesgos y seguridad.
2) Plan de manejo.
3) Accesibilidad.
4) Capacidad sustentadora antropogénica (física y real, no definitiva).
5) Capacidad sustentadora de actividades.
6) Capacidad sustentadora del paisaje.
Las metodologías para determinar cada uno de estos atributos se han descrito con
anterioridad como metodologías asistentes. Las metodologías que no se mencionan
son aquellas para determinar riesgos, fundamentalmente geológicos y aluvionales y
las de capacidad sustentadora de actividades. La primera se puede obtener, en
algunos casos (como en la Reserva Nacional Río Los Cipreses), de estudios
particulares o regionales. Con respecto a las actividades, es algo más complejo y
requiere algún detenimiento. El punto principal es que no existe ninguna metodología
para atributar un espacio con respecto a este punto, debido a que no existe una
164
sistematización de estas actividades al aire libre, ni de sus requerimientos. Este punto
se tratará con mayor detenimiento en el apartado sobre la inserción de la
metodología.
Una vez atributados los espacios, es posible construir un modelo del predio. El
instrumento que permite integrar esta información y modelarla es el SIG. Por
intermedio de la superposición de cartas temáticas y los llamados “query selection” o
atributos de selección, es posible determinar la evaluación del territorio y determinar
los lugares más aptos o con mejor capacidad de uso para una actividad determinada,
lo que permite realizar el ordenamiento territorial integrando las características
propias del ecosistema origen y su funcionamiento, los requerimientos de las
actividades y las racionalidad o preferencias del propietario (aunque esto sea sólo
virtualmente hablando).
Ahora, el tema es cómo incorporar toda esta información sobre capacidad de uso en
un diseño integrado. Es, entonces, en donde el método de Diseño Estructurado o
Structured Planning permite resolver esto sin las acostumbradas prefiguraciones de
un diseñador, sino como respuesta funcional a los requerimientos y características
del modelo, el usuario y el programa arquitectónico. Esto lo realiza integrando la
información generada mediante un proceso sistemático que termina definiendo los
factores de diseño.
4.2. Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso:
La evaluación de la metodología se realizó hasta la elaboración del modelo, es decir,
atributando las unidades, obteniendo la carta de aptitud de uso. A continuación se
presenta el estudio de caso de la reserva nacional Río de los Cipreses.
165
1. Ubicación:
El área de estudio se encuentra en la VI región, provincia de Cachapoal, comuna de
Machalí (3.4º 16' — 34º 39' Latitud Sur; 70º 28' - 70º 18' Longitud Oeste) (Figura
15) al interior de la Reserva Nacional Río de los Cipreses. La Reserva cuenta con
una superficie de 36.882,5 hectáreas y sus límites, según el Decreto de creación, son
los siguientes (Figura 16):
Norte: Río Cachapoal hasta la confluencia con el río Cortaderal.
Oriente: Línea que, partiendo del punto anterior, sigue por la divisoria de las aguas
entre las cuencas de los ríos de Los Cipreses y Cortaderal, hasta el Cerro Alto de los
Arrieros (4.990 m.s.n.m.), pasando por la cota 2.550 m.s.n.m., el cerro Alto de Collay
(3.154 m.s.n.m.), cotas 3.207 m.s.n.m., 3.146 m.s.n.m., 3.248 m.s.n.m., 3.1434
m.s.n.m., 3.171 m.s.n.m., 3.154 m.s.n.m., 3.486 m.s.n.m., 3.483 m.s.n.m., 3.480
m.s.n.m., 3.468 m.s.n.m., 3.760 m.s.n.m., 3.880 m.s.n.m., 3.919 m.s.n.m., 3.496
m.s.n.m., cerro Cotón Norte (4.086 m.s.n.m.); cota 4.063 m.s.n.m., cerro Cotón
(4.295 m.s.n.m.), cotas 4.482 m.s.n.m., 4.125 m.s.n.m., cerro Dr. Hernán Cruz (4.565
m.s.n.m.), cotas 4.482 m.s.n.m., 4.198 m.s.n.m., cerro Sandra (4.296 m.s.n.m.), cotas
4.067 m.s.n.m., 4.286 m.s.n.m., volcán El Palomo (4.860 m.s.n.m.), cota 4.269
m.s.n.m., cerro Cola de Cisne (4.501 m.s.n.m.) y cerro Cisne (4.578 m.s.n.m.).
Sur: Línea que sigue la divisoria de aguas entre los ríos Portillo y de Los Cipreses,
desde el cerro Alto de los Arrieros (4.990 m.s.n.m.) hasta el cerro Corona (3.590
m.s.n.m.), pasando por las cotas 4.716 m.s.n.m., 4.325 m.s.n.m., 4.086 m.s.n.m.,
4.245 m.s.n.m., cerro Asae (4.345 m.s.n.m.), cotas 3.920 m.s.n.m., 3.635 m.s.n.m. y
el Portezuelo de los Punzones (3.355 m.s.n.m.)
Poniente: Línea que va desde el cerro Corona (3.590 m.s.n.m.) hasta el río Cachapoal,
pasando por la divisoria de aguas entre los ríos Claro de Rengo y de Los Cipreses,
166
cotas 3.519 m.s.n.m., 3.497 m.s.n.m., 3.458 m.s.n.m., 3.476 m.s.n.m., 3.412 m.s.n.m.,
cerro Alto de la Buena Vista (3.675 m.s.n.m.); Alto de Las Cenizas (3.547 m.s.n.m.)
cotas 3.526 m.s.n.m., 3.521 m.s.n.m., 3.463 m.s.n.m., 3.457 m.s.n.m., 3.178 m.s.n.m.,
3.238 m.s.n.m., 3.285 m.s.n.m. y cerro Los Helados (3.422 m.s.n.m.). Desde este
punto continúa por la divisoria de aguas entre los ríos Claro de Cauquenes y de Los
Cipreses pasando por el cerro de Los Escalones (3.329 m). Desde aquí, la línea
divisoria continúa en dirección general norte separándola del sector N° 1 del predio
"Los Chacayes", pasando por el Cerro Laguna de Los Helados (2.969 m), Placeta del
Torno (2.646 m), cota 2.669 m, hasta la Quebrada de La Ternera, sigue el curso de
ésta, hasta unos 750 m del camino interior del predio. Desde este punto continúa
como línea imaginaria paralela al mismo camino a una distancia de 750 m, pasando
por cerro Ranchillo (1.454 m.s.n.m.), hasta la Quebrada de las Arpas y sigue el curso
de esta, hasta una distancia de 300 m del camino interior del predio. Desde el punto
anterior, continúa en dirección general noroeste en forma paralela al mismo camino, a
unos 300 m de distancia hasta la Quebrada Chacayes o Corralones. Desde este punto,
dobla en dirección general noreste y continúa en forma más o menos recta por línea
estacada pasando a unos 110 metros al norte de la pirca de piedra actualmente
existente, hasta llegar al Río Cachapoal.
La vía de acceso más recomendable es la carretera del cobre hasta Coya, por camino
pavimentado. De Coya hasta Termas de Cauquenes, 5 km de camino ripiado y
finalmente, 15 km de camino de tierra hasta la administración. Tiempo de viaje desde
Santiago, 2,5 hr. o 140 km. Tiempo de viaje desde Rancagua 1 hora o 50 km. Con
buen tiempo, el camino es practicable para todo tipo de vehículo.
167
FIGURA 15. Ubicación de la comuna de Machalí en la Sexta Región.
168
FIGURA 16. Ubicación de la reserva nacional Río de los Cipreses.
169
2. Clima:
Los parámetros climáticos de referencia más cercanos al área de estudio corresponden
a los de la Estación Meteorológica de Sewel a 2.156 m.s.n.m (34º 05’ S, 70º 23’ W).
Según NOVOA, VILLASECA y DEL CANTO. (1989), el clima predominante en el
área de estudio se encuentra entre las latitudes 34º y 35º S. El régimen térmico de esta
zona se caracteriza por una temperatura anual promedio de 10º C, con una máxima
media del mes más cálido (enero) de 20º C, y una mínima media del mes más frío
(junio) de 0,4º C. La temperatura media mensual entre los meses de octubre a mayo
se mantiene sobre 7º C. El régimen hídrico se caracteriza por una precipitación anual
de 1.051,2 mm, siendo el mes de junio el más lluvioso con 285 mm. La evaporación
estimada es de 1066 mm anuales, con un máximo mensual de 198 mm en enero y un
mínimo mensual en julio de 11 mm. La estación seca se produce entre los meses de
enero y marzo.
3. Geomorfología y Suelos:
El basamento geológico corresponde principalmente a Andesitas, Basaltos y
Traquitas, de la formación geológica Coya - Machalí (CHARRIER, 1974). La
conformación del paisaje actual se debe a la interacción de fenómenos volcánicos,
glaciales y fluviales (CABEZA et al., 1993). La orientación predominante del río es
de sur a norte. Los suelos predominantes son del tipo litosólicos y pardo forestales
(ROBERTS y DÍAZ, 1960). El mayor desarrollo de los suelos existe en el fondo de
valle. La topografía general es representativa del ambiente cordillerano andino de la
Zona Central de Chile, caracterizado por estrechos valles y fondos de quebrada
rodeados por altas cumbres rocosas de fuertes pendientes (CABEZA et al., 1993).
4. Vegetación:
Según CABEZA et al. (1993), el área posee una extraordinaria variedad de
asociaciones vegetales pertenecientes al bosque esclerófi1o, tales como el peumo
(Cryptocarya alba), que se ubica en las quebradas de las partes bajas. En los sectores
170
más secos y altos (ecotono entre estepa y matorral esclerófilo sub andino), se
encuentra la comunidad denominada frangel u oliviIlo de la cordillera (Kageneckia
angustifolia) y arbustos de tipo guidillo (Valenzuelia trinervis), hierba blanca
(Chuquiraga oppositifolia). Los pisos altitudinales superiores son ocupados por
comunidades duri herbáceas dominadas por el coiron (Festuca acantophylla) y
leñosas bajas (Acaena splendens). En 1os sectores de afloramientos rocosos se
desarrollan bosquetes de ciprés de la cordillera ( Austrocedrus chilensis), por último
las “vegas o mallines” de altura constituyen la vegetación predominante de los
sectores depresionales o de drenaje imperfecto. A estas vegas se asocian, en los
sectores de fondo de valle, bosquetes de lun (Escallonia revoluta). Existen
referencias sobre un alto endemismo y fragilidad de las comunidades vegetales
presentes, así también como sobre la especial composición fIorística de estos hábitats
(QUINTANILLA 1987; GAJARDO 1983).
5. Delimitación del área de estudio y cartografía:
Para la realización del estudio y elaboración de la cartografía se utilizaron los mapas
del Instituto Geográfico Militar (Figura. 17), fotos aéreas (IGM y SAF), (Figura. 18),
imagen satelital (Landsat) (Figura. 19), información de terreno correspondientes al
sector y la carta de límites administrativos de la Reserva Nacional Río de los
Cipreses, proporcionado por CONAF VI Región. La zona a estudiar dentro de la
reserva corresponde a la zona baja que sigue los límites del parque por el norte,
llegando hasta la Zona de Maitenes de Potrerillos, ubicado en el punto donde
confluyen los ríos Cachapoal y de los Cipreses, siguiendo la línea de la quebrada
Invernadita (Figura. 20 y 21), totalizando una superficie de 1.613 ha.
171
FIGURA 17. Carta IGM digitalizada: río Cortaderal, Cº Alto los Arrieros y Río
Clarillo.
172
FIGURA 18. Foto aérea zona de estudio, sector El Palomo, SAF 97.
173
FIGURA 19. Imagen satelital de la Sexta Región, Lansat.
174
FIGURA 20. Zona de estudio sobre carta IGM, respecto a la reserva.
175
FIGURA 21. Zona de estudio sobre carta IGM, con un total de 1.613 ha.
176
6. Clasificación de ecorregiones.
Reino:
El área de estudio se encuentra ubicada dentro del Reino Templado.
Dominio:
Secoestival Mediterráneo.
Provincia:
Según la Clasificación propuesta por GASTÓ, GALLARDO y CONTRERAS
(1987), el área de estudio presentaría los pisos climáticos: provincia Nival de Altura,
provincia Estepárica Fría de Montaña o Veranada y provincia Secoestival Media o
Maule.
Análisis de Gabinete:
Considerando el estudio de pares fotográficos por visión esteroscópica, se determinan
las unidades biogeoestructurales (Figura 22), hídroestructurales (Figura 23),
tecnoestructurales (Figura 24) y espaciales, estas últimas fueron realizadas tomando
en cuenta el Plan de Manejo de la Reserva (Figura 25).
177
FIGURA 22. Unidades biogeoestructurales, sobre foto aérea.
178
FIGURA 23. Unidades hidroestructurales, sobre foto aérea.
179
FIGURA 24. Unidades tecnoestructurales sobre foto aérea.
180
FIGURA 25. Unidades Espaciales sobre foto aérea, sobre la base del plan de manejo.
181
7. Cartas Politemáticas.
a) Distritos.
Corresponde a la clasificación del hábitat según la pendiente del suelo. Se caracterizó
todos los Distritos presentes en el área de estudio. Se establecieron cinco categorías
de pendientes las que se determinaron en porcentaje (siendo 45º el 100%). Los
resultados se muestran en la Figura 26. Los rangos utilizados fueron los siguientes:
- Depresional (menor a1 0%).
- Plano (0% a 10,5%).
- Ondulado (10,6% a 34,5%).
- Sub - montano (34,6% a 66,5%).
- Montano (sobre 66,5%).
b) Cobertura vegetal.
La cobertura vegetal fue analizada desde el punto de vista del tipo de vegetación
dominante, ya que esta información es pertinente para calcular la fragilidad desde el
punto de vista ecológico como así también paisajísticos. Los resultados se muestran
en la Figura 27. La clasificación fue realizada en cuanto a las siguientes
características:
- Pradera uso ganadero.
- Predominancia herbácea.
- Predominancia herbácea con manchas arbustivas.
- Predominancia leñoso arbustivo.
- Predominancia leñoso arbóreo.
- Vegetación mixta.
- Sector rocoso cactáceas y bromiláceas.
- Sin información.
182
FIGURA 26. Carta de distritos. Las diferentes tonalidades de azul, muestran
mayores pendientes. En amarillo, los terrenos depresionales.
183
FIGURA 27. Carta de cobertura vegetal.
184
c) Riesgos Geológicos.
La carta de riesgos geológicos se tomaron del estudio realizado por Geotec S.A.,
donde se consideraron las crecidas de los ríos con sus consecuencias en el terreno.
Los riesgos fueron clasificados según los siguientes criterios:
- Socavamiento erosional.
- Peligro medio.
- Peligro importante.
Los resultados se muestran en la Figura 28.
d) Zonificación.
La zonificación corresponde al plan de manejo de la reserva, realizado por la
CONAF. Esta corresponde a un ordenamiento del territorio respecto a las funciones
asignadas por CONAF.
La zonificación se clasifica en las siguientes areas:
- Manejo de praderas.
- Manejo forestal.
- Uso especial.
- Uso extensivo.
- Uso intensivo.
- Sin información.
Los resultados se muestran en la Figura 29.
185
FIGURA 28. Carta de riesgos geológicos.
186
FIGURA 29. Carta de zonificación.
187
e) Espacios.
La carta de espacios corresponde a la asignación de un uso principal que es asignado
a una zona determinada.
Los usos determinados fueron los siguientes:
- Zona de Camping.
- Servicios.
- Senderos.
- Potrero.
- Camino.
- Área silvestre.
- Administración.
Los resultados se muestran en la Figura 30.
f) Capacidad de absorción del paisaje.
La capacidad de absorción del paisaje tiene como fin determinar que áreas son más
aptas para absorber la presencia de un elemento (construido), sin romper con la
configuración paisajística original, lo cual se calcula a partir de la pendiente y la
cobertura vegetal, que se clasifica en rangos que van desde la mayor a la menor
absorción.
Los resultados se muestran en la Figura 31.
188
FIGURA 30. Espacios según uso.
189
FIGURA 31. Capacidad de absorción del paisaje. Las tonalidades de verde indican mayor capacidad (zonas más claras) o menor capacidad de absorción del paisaje (zonas más obscuras).
190
8. Carta de Aptitudes.
Finalmente, al integrar todas las cartas anteriores se obtuvo una carta de aptitudes que
muestra las áreas más adecuadas para la instalación de las actividades educativas
(Figura 32).
La metodología se comportó de buena manera, integrando los diferentes métodos
como un todo armónico. Las mayores dificultades se encuentran en recoger
metodologías asistentes más desarrolladas, especialmente en el caso de la capacidad
sustentadora. Sin embargo, las mayores falencias vienen dadas por la poca
información que el entorno aporta al sistema al momento de querer resolverse.
4.3.Elaboración de un marco de inserción:
El resultado anterior refleja la situación de las ASP y la exigencia impuesta por la
reforma en términos de la carga potencial que esta generaría. La descoordinación con
la que han actuado las instituciones gubernamentales y ONG’s, coopera a la falta de
recursos, conocimientos y voluntad política para resolver el tema.
En las Figuras 33 y 34, se muestra una propuesta de sistemática nacional de uso de
los espacios naturales con fines educativos. Se especifica que el aspecto
administrativo debe recoger las áreas de financiamiento y regulación legal de uso,
que elabora un marco para la presente propuesta.
191
FIGURA 32. Carta de aptitudes. La combinación de tonalidades verde y rojo indican las aptitudes. Las zonas verdes zona consideradas aptas; las marrones, poco aptas; las rojas, no aptas para la instalación de la infraestructura.
192
4.3.1. Validación institucional.
La metodología se validó entre los organismos principales involucrados en la
temática de la educación ambiental, comprometiéndose en diferentes niveles:
DIGEDER: Financió parte del estudio con fondos de un proyecto concursable
nacional.
CONAMA: Apoya la investigación, invitando al grupo de investigación a
actividades de capacitación y divulgación de la temática. Apoya y promueve la
participación de la Facultad de Agronomía de la UCV para concursar a un fondo de la
Fundación Ford, por intermedio de una carta de la Directora Sra. Adriana Hoffmann,
para conseguir fondos y continuar la investigación más allá del presente taller.
MINEDUC: Apoya, junto con la CONAMA, la presentación a la Fundación Ford por
medio de un decreto exento de la Ministra de Educación Sra. Mariana Aylwin.
193
FIGURA 33. Componentes de una sistemática nacional de uso de los espacios naturales con fines educativos. Debe incluir planes docentes que capaciten a los profesores, la capacidad de gestión y la infraestructura necesaria.
Sistemática de Uso
Planes Docentes
Infraestructura
Administración
194
FIGURA 34. Niveles de infraestructuras relacionadas con la educación ambiental al aire libre, requeridas para la demanda. Debe estructurarse desde lo más cercano (establecimientos) a lo más distante (espacios naturales).
Establecimientos Parques Urbanos
Infraestructura
Niveles Estructurales
Espacios Naturales
195
5. CONCLUSIONES
Se abordó una problemática en la que se observa un requerimiento cada vez mayor de
uso de los espacios naturales, ya sea para recreación, educación o deporte, generando
esto un potencial daño en la calidad de estos espacios. Como acercamiento a este
fenómeno, se construyó un marco conceptual y multidisciplinario, reuniendo las
múltiples visiones, exigencias y herramientas existentes, necesarias en la elaboración
de una propuesta que aporte a la resolución de esta problemática.
En el estudio de caso de la reserva natural Río de los Cipreses, como elemento de
prueba preliminar, la metodología fue capaz de entregar algunos resultados positivos
sobre su comportamiento y funcionalidad, permitiendo una integración entre los
componentes de la misma (metodologías adaptadas). Sin embargo, esto no puede ser
en rigor, concluyente, sino hasta aplicar el método en la etapa de diseño. En “Los
Cipreses”, fue posible caracterizar, construir un modelo, zonificar y definir aptitudes
para la intervención en el área definida.
De esta experiencia es posible concluir que es necesario desarrollar las metodologías
asistentes, tal como la que permita definir una capacidad sustentadora antropogénica
de los espacios, ya que las actuales no cumplen con este objetivo a cabalidad.
Además de esto, es especialmente importante desarrollar un estudio y sistematización
de los deportes y actividades, susceptibles a efectuarse en el medio natural, con el fin
de determinar sus requerimientos y, de este modo, incluirlos en el modelo de
ordenamiento final, lo que no fue posible en la presente investigación. De esto de
desprende que resultó especialmente útil la construcción de la metodología dentro de
un concepto de placa madre y componentes anexos, ya que a pesar de la falta de
efectividad o inexistencia de estos, la metodología cumplió con los objetivos
planteados, toda vez que se comportó como un elemento funcional.
196
Es preciso considerar el análisis de los espacios, en virtud de los diferentes grados de
dureza de la infraestructura a desarrollar en los espacios. Para esto, un índice
importante y no considerado en la metodología, es el de receptividad e intensidad
tecnológica, junto con diversidad y sustentación antrópica del sistema. Futuros
trabajos sobre el tema deberán considerarlo.
Se hace necesario desarrollar el marco nacional y coordinar las políticas públicas con
respecto al tema de la Educación Ambiental y uso de Espacios Naturales con fines
educativos, de manera de nutrir el programa de intervención y arquitectónico,
respondiendo de forma coherente a las demandas sociales, como las de la Reforma
Educacional. En este sentido, la presente investigación propuso un marco de inserción
de las diferentes acciones y requerimientos necesarios a considerar en la construcción
de un proyecto país respecto de este tema. Al respecto, es posible afirmar que esta
iniciativa pudo ser validada a nivel institucional, sentando un marco de recopilación y
desarrollo de información en forma multidisciplinaria, sobre los múltiples ámbitos en
los que se desarrolla la Educación Ambiental y el uso de los espacios naturales con
este fin.
197
6. RESUMEN
Existe una demanda cada vez mayor por hacer uso de los espacios naturales con fines recreativos educacionales o deportivos. Como elemento icónico, esta demanda se hace presente en la Reforma Educacional, en la que el uso de estos espacios por parte de la comunidad escolar se hace explícito. Sin embargo, toda esta demanda social por tener una vida saludable y cerca de la naturaleza implica el riesgo de ser un peligro potencial para la calidad de estos espacios si no se toman las medidas adecuadas para prevenirlo. Una de estas medidas es contar con una metodología que permita caracterizar e intervenir en estos espacios con el fin de prepararlos y protegerlos de su degradación. En nuestro país, los espacios naturales, representados por las áreas protegidas por el Estado, no cuentan con infraestructura ni medios para absorber este impacto. Del mismo modo, tampoco existen estudios y políticas específicas en esta línea. Por esto, esta investigación se planteó como objetivo desarrollar una metodología de uso de los espacios naturales que considere una planificación integral de su intervención, dirigida hacia la utilización de estos espacios como lugares de formación y de deporte, como un modelo que sea aplicable en diferentes realidades. Se abordó la problemática desde un punto de vista multidisciplinario y multidimensional, involucrando a las instituciones gubernamentales relacionadas. Para comenzar, se creó un marco de investigación abordando las temáticas de: espacios naturales, ordenamiento territorial, representación y modelación predial, capacidad sustentadora, paisaje y arquitectura y, finalmente, formación y educación. A la luz de este marco conceptual, se propuso una metodología de intervención de estos espacios con fines deportivo-educativos. La metodología se construyó adaptando y articulando metodologías específicas existentes, ubicando a una de ellas en una posición central, a modo de hilo conductor del proceso, y complementando sus requerimientos con las llamadas metodologías asistentes. El resultado de esta construcción se evaluó en forma preliminar (hasta la etapa de zonificación por aptitudes), en un estudio de caso en la Reserva Nacional Río de los Cipreses, y en donde fue posible caracterizar, construir un modelo, zonificar y definir aptitudes para la intervención en el área definida. En este caso, la metodología de intervención se comportó como un todo funcional, permitiendo efectuar los procesos definidos. Sin embargo, es necesario desarrollar más y mejores componentes asistentes, específicamente mejorar la determinación de la capacidad sustentadora y desarrollar una que permita definir aptitudes según actividades deportivas a realizar, además de evaluar la metodología hasta la etapa de diseño. A nivel institucional, el trabajo con las diferentes instancias gubernamentales, permitió validar el diagnóstico de la problemática y la metodología propuesta. Junto con esto, se construyó una sistemática nacional de uso de los espacios naturales con fines educativos, que le da sentido al planteamiento de la metodología dentro de un contexto nacional. Para esto, se realizaron diferentes reuniones, conferencias y seminarios con diferentes niveles jerárquicos y de pertinencia.
198
6. ABSTRACT
There is an ever-growing demand to use natural environment for recreational or sportive purposes. As a distinctive element, this demand can be seen in the Chilean Education Reform, in which the use of these places by the community becomes essential. However, this social demand for a healthy life surrounded by nature implies a risk for damaging the quality of these spaces provided the measures to be made for preventing any damage. One of these measures is counting with a clear methodology which may classify and develop these places with the aim of preparing them and protecting them against its decay. The natural environments in our country, which are represented by state-protected areas, do not have infrastructure or the resources to stop this impact. Likewise, there aren’t any resources on specific policies showing this course of action. For this reason, the aim of this research was developing a methodology for using the natural environments which considers an integral planning to be developed towards the use of these spaces for education and sports and acting as a model to be applied in different realities. This issue was studied from a multidisciplinary and multidimensional view, involving state institutions. As a start, a framework for research was made so as to cover the following topics: natural environment, land set out, representation and land modeling, carrying capacity, landscape and architecture, and finally training and education. Considering this framework, a methodology for developing these spaces for education and sportive purposes was designed. This methodology was built up adapting and applying the existing methodologies, placing one of them in a center point as a leading monitor for the process and as a complement of its requirements with the so-called assistant methodologies. The result for this construction was assessed in a first step (until the configuration of the aptitude stage), in a case study for the Reserva Nacional Río de los Cipreses, where it was possible to identify, build a model, zoning and define aptitudes so as to develop the area. In this case, the development methodology became a functional entity enabling the development of the processes stated. Yet it is necessary to develop not only more but better assistant components, improving the definition for a carrying capacity and developing one which allows a definition of aptitudes upon sports activities to plan, apart from the methodology evaluation to be considered as well as the design. At an institutional level, working with different government institutions enabled a diagnosis validation for the problem to be solved as well as the methodology suggested. Additionally, a national policy for using natural environments for education purposed was designed; this gave a meaning to the proposal in terms on a national context. To achieve this, a number of meetings, conferences, seminars were held with different entities at different levels.
199
7. LITERATURA CITADA
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206
ANEXOS
207
ANEXO 1. Listado de personas con las que efectuaron reuniones.
Para la validación de la metodología, se efectuaron reuniones con las siguientes
personas:
Fernando Cosio
Profesor
Facultad de Agronomía
Universidad Católica de Valparaíso
Juan Gastó
Profesor
Facultad de Agronomía
Pontificia Universidad Católica de
Chile
Cristina Felsenhardt
Profesora
Facultad de Arquitectura
Pontificia Universidad Católica de
Chile
Cecilia Filipi
Psicóloga
Prof.Magíster
Asentamientos Humanos
Facultad de Arquitectura
Pontificia Universidad Católica de
Chile
Patricio Alvarado
Licenciado en Arquitectura
Facultad de Arquitectura
Pontificia Universidad Católica de
Chile
Omar Fernández
Jefe Componente Jóvenes
Programa Mece
MINEDUC
Carlos Zalazar
Jefe Nacional
Unidad Formación para el Deporte
DIGEDER
Andres Ried
Participación Ciudadana
CONAMA
Alan Rojas
Jefe ASPE
VI Región
CONAF
208
ANEXO 2. Exposiciones realizadas.
Evento Fecha Lugar Institución Asistentes Calidad
Taller de Cooperación horizontal para profesores rurales
Mayo, 1999 Chillán
DIGEDER, MINEDUC, CONAMA, Fondo de las Américas
Profesores Rurales Expositores
Feria Internacional del Deporte de Santiago
Octubre, 1999 Santiago DIGEDER Central Público general Expositores
Seminario Nacional Unidad Deporte Formativo
Noviembre, 1999 Temuco DIGEDER Asesores Regionales
UDF, DIGEDER Expositores
Taller Capacitación Campamentos de Verano
Noviembre, 1999 Quillota MINEDUC Coordinadores
Extraescolares Expositores
1º Seminario Didáctico
Diciembre, 1999 Curico MINEDUC Profesores
Educación Física Capacitadores
Reunión Mundial Federación Internacional de Educación Física
Enero 2000Foz de Iguazú, Brasil
DIGEDER Delegados mundiales Fiep / UNESCO
Expositores
2º Seminario Didáctico Mayo, 2000 Antofagasta MINEDUC Profesores
Educación Física Capacitadores
Presentación Oficial Proyecto Los Cipreses
Mayo, 2000 Rancagua DIGEDER, VI Región
Autoridades Regionales VI Región
Expositores
Congreso Internacional de Educación Física Julio, 2000 Arica Universidad de
Tarapacá Profesores Educación Física
Capacitadores
209
ANEXO 3. Fotografías de Seminarios realizados para la validación de la
metodología desarrollada en conjunto con actores relevantes.
Seminario Didáctico (Quillota), con supervisores
de los campamentos escolares del MINEDUC.
Seminario Didáctico (Curicó), con profesores de la
Dirección Provincial de Educación del MINEDUC.