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LA CIUDAD Y SU HERMENÉUTICA CRÍTICA
(PENSAR OTRA ESCUELA)
Dr. Jesús Cubillán cubillanve@gmail.com
UDO-Sucre Unefa-Núcleo Sucre
Cumaná-Sucre-Venezuela Resumen
La ciudad es una continua provocación para todo educador sensible. Desde esa apreciación se desarrolla el presente texto, con la ambición de introducir al lector en el circuito de la complejidad humana. La ciudad es un texto sobre el cual las lecturas pedagógicas no se agotan. Cada lectura remite a condiciones de posibilidad para una educación alternativa. Se introduce y desarrollan algunos conceptos, entre esos el de urbepedagogía, entendido éste como el campo de la formación del ser humano en el cuerpo de la ciudad, donde los contenidos danzan, se mueven, circulan, navegan, recorren diversas estaciones en la trama de la existencialidad humana, convocando recuerdos, asociaciones, activando preguntas, sugiriendo respuestas, abriendo nuestras posibilidades y lanzándonos de manera osada por los surcos de la imaginación (ecología del pensamiento y la relación inter-trans-subjetiva).
Descriptores: transescuela-urbepedagogía-hermenéutica crítica.
Abstract
The city is an ongoing challenge for every educator sensitive. From this assessment is developed in this text, with the ambition to introduce the reader to the circuit of human complexity. The city is a text on which pedagogical readings never fail. Each reading refers to conditions of possibility for an alternative education. We introduce and develop concepts, including those that of pedagogy city, understood as the field of training of human beings in the body of the city, where the contents dance, move, moving, sail, walk several stations in the frame human existentiality, summoning memories, associations, triggering questions, suggesting answers, by throwing open our possibilities and so audacious in the furrows of the imagination (ecology of thought and inter-relationship trans-subjective).
Descriptors: transchool-pedagogy city-critical hermeneutics.
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LA CIUDAD Y SU HERMENÉUTICA CRÍTICA
(PENSAR OTRA ESCUELA)
Dr. Jesús Cubillán cubillanve@gmail.com
UDO-Sucre Unefa-Núcleo Sucre
Cumaná-Sucre-Venezuela
Desde la ventana
La ciudad, creación humana, pareciera “una divinidad que delira” (Borges).
Por eso la ventana me invita a mirar, es un desbordamiento del deseo de saber. Y es
que la ventana se constituye en un andamio por donde la mirada inicia el columpiar,
al borde de un mañana bajo sospecha, alterado por lo incierto y matizado por la
esperanza. Detrás de las cortinas un río de vida inunda la calle: Cumaná se extiende
en su más allá de gente que sube y baja de los autobuses, se deslizan por aceras,
se entremeten entre los hilos de espacio que el desplazamiento vehicular va
dejando, en su audacia olvidan que pueden ser víctimas de las motos de variada
cilindrada. Aquí y allá: gritos de vendedores, ventorrillos de comida rápida y tiendas
a lo largo de las calles principales. Es que la ciudad es uno de los tantos ombligos
del mundo. Todos sin saber buscan un camino hacia algún lugar en una danza de
cuerpos, en un movimiento de tango. Es el zigzagueo de la vida entre el ruido de
bocinas y vehículos multicolores. Estamos en el trópico, a orillas del Caribe.
Entendemos entonces que la ciudad es un texto para armar. Está allí con sus
calles, callejones, urbanizaciones, barriadas, rincones, bares, tiendas, escuelas,
liceos diurnos y nocturnos, sindicatos y gremios, universidades, oficinas de gobierno,
institutos tecnológicos, plazas descuidadas, fundaciones gubernamentales, consejos
comunales, misiones, parques que languidecen, casas nuevas y viejas, cines
abandonados o derruidos y centros comerciales. En medio de todo ello subyace
invisible la fuerza fundacional de un mestizaje cultural provocado por la interacción
de subjetividades de origen diverso, al lado de los cumaneses de siempre están
también carupaneros, margariteños, andinos y llaneros que configuran su
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existencialidad teniendo como vecinos a libaneses, árabes, sirios, italianos,
españoles, portugueses, colombianos, ecuatorianos y chinos, entre otras
nacionalidades. Seres permeados por otras memorias históricas.
Cumaná por antonomasia es la ciudad del mar y del río, y su cuerpo urbano
se extiende progresivamente y con acelerada rapidez, sustituyendo campos de
labrantíos por conjuntos urbanos amurallados. Sin embargo, la percibimos abierta a
todas las posibilidades, porque la ciudad somos los seres que la habitamos, que la
destruimos o construimos. Y es que un goteo de socialidad va llenando el pozo de
la vida humana, permitiendo la germinación de ideas, y la rearticulación de
voluntades. Asunto que puede ser grandemente aprovechado en el campo
educativo. Proponemos entender la dinámica existencial de las ciudades como un
texto plural y complejo que amerita continuas y diversas lecturas, para promover la
generación, desarrollo y profundización de la conciencia social. Porque compartimos
con Martínez Bonafé que
La ciudad es una forma material de la cultura; un complejo dispositivo cultural, de donde emergen mensajes, significaciones, donde se construyen y destruyen experiencias, donde se alimentan los relatos, las narraciones, donde se forman y transforman las biografías.
Creemos que la ciudad amerita el desarrollo de una urbepedagogía, o
urbegogia. Ella toda es el libro de la vida del presente. Al pensar en la ciudad como
espacio donde evolucionan los seres humanos, nos colocamos no sólo en una
perspectiva diacrónica (los espacios urbanos son el resultado de un devenir
azaroso), sino que además, y fundamentalmente, percibimos la urbe como lugar de
procesos que están permanentemente en efervescencia, generando o posibilitando
experiencias diversas.
Es que la ciudad es un texto con infinitas páginas por leer. Es el texto de la
humanidad del presente. Es un texto tan grande que no cabe en la escuela ni en el
liceo, tampoco en la universidad, ni en los institutos del presente. Para leer ese texto
se necesita salir a caminar y pensar con libertad, desarrollar una actitud abierta,
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flexible que se acompañe de una mirada transgresora, con un movimiento
transversal y zigzagueante, que no se detenga ante el obstáculo de lo obvio, con el
propósito de elaborar un pensamiento complejo (autónomo y relacional), que se
pregunte: <<qué origina todo esto>>. La pedagogía del porvenir está por armar y
para ello el pensamiento educativo debe introducirse en la ciudad y ser uno con ella
(Cubillán, 2008, p. 103).
Urbepedagogía
Si la escuela tradicional quiere transgredir su propia limitación, debe pensar
que: 1) la formación, desde una escuela que se abre al mundo, necesariamente
implica la puesta en juego de diversas estrategias, métodos y técnicas
pedagógicas, 2) tales aspectos deben converger y replantearse en medio de
experiencias individuales y colectivas, promoviendo diálogos entre el aula y la
ciudad, 3) los espacios públicos deben ser considerados un continuum de la
escuela, lo que obliga a un permanente replanteamiento de la práctica, 4) la
escuela más allá de la escuela (transescuela) va hacia la fusión de horizontes y
perspectivas disciplinares, 6) la educación y la formación humana serán el
resultado de la triangulación de perspectivas, donde se cruzan la imagen del mundo
del docente, del estudiante y de la familia, 5) por tanto, el aprendizaje es una
construcción y un descubrimiento que cada quien va haciendo a su propio ritmo, 8)
porque la escuela es el espacio-mundo que cada quien despliega para su auto-
aprendizaje. En ese sentido debemos perseverar en los cambios en la visión de lo
educativo, para que los sistemas de enseñanza no sigan “fijando a los seres
humanos en su reproducción simple según modelos anacrónicos, en vez de
contribuir a que cada chica, cada chico, desarrollen su espontaneidad, se inventen
a sí mismos y creen nuevos modos de convivencia, de transformación-adaptación.
(Vilar, p. 232).
Requerimos entonces que hagamos ejercicios educativos: gimnasia del
pensar y ronda del compartir. Instalémonos en el banco de la plaza. Miremos hacia
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allá, hacia acá. Miremos como una cosa se junta a la otra, o como se desprende una
de otra. Como la brisa empuja la rama. Como la rama se convierte en un filtro que
atenúa la luz. Y así también, como nuestra indiferencia limita el explorar,
problematizar, criticar y replantear el modo de vida que se ha instaurado como
normalidad y regularidad aparente, en una cadena de producción de significados
introducidos desde la industria cultural del Norte. Por eso hay que inventar y levantar
la escuela-otra, levantarla a modo de una carpa gigantesca y transparente, para que
introduzcamos, a manera de actores, paradojas, perplejidades, angustias y pesares,
y dejemos volar esperanza y alegrías.
La carpa sería un espacio-escuela para juntar los espejos donde la vida se
mira. En dicho lugar se darían cita magos y prestidigitadores, danzarinas y gitanos,
pero también niñez abandonada, infancia trabajadora, indigentes y otros
abandonados de la fortuna que lavan sus cuerpos en la fuente pública, o defecan en
un rincón del parque. Cada uno de ellos es una página en el inconmensurable libro
del presente, una historia truncada que remite a familia, economía, globalización,
coloniaje y rapiña. Lo que nos coloca en el campo de las textualidades sociológicas,
antropológicas, filosóficas, políticas, históricas, geográficas, literarias, lingüísticas y
semánticas.
Es que la calle, la plaza, cada pliegue de esquina se transforman en la
escuela-otra, la escuela donde se deben activar los sentidos y el macrocosmos de la
mente. Una escuela en tránsito, un tiovivo educativo, una montaña rusa que nos
coloca en vilo, que radicaliza el vértigo. Abramos la ventana: miremos, oigamos,
sintamos, pensemos, compartamos, eduquémonos de un modo permanente. Pero
de igual modo hagamos un receso para ordenar, juntar, separar, reorganizar, tachar,
redactar, releer, ajustar, entregar y recibir.
Recuerda que la escuela está instalada en la calle y todas las fachadas dan
hacia ti. Es la escuela de la cotidianidad emergente con una multiplicidad de
ambientes para la acción reflexiva, su nombre es transescuela. Ella se introduce en
nosotros, pero asimismo nosotros nos introducimos cada día en su cuerpo de
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humanidad. Parece una estrella, parece una cruz, una floresta, una encrucijada, el
camino a Santiago o tal vez a Machu Pichu. Es la escuela del teatro del mundo, con
actores montando su propia escenografía. Es la escuela donde transita cada vida.
Puerto y mar a la vez. Gaviota empedernida que flota airosa sobre una ola de luz.
Por esas razones:
Lo primordial es que empecemos por conocernos a nosotros mismos, si verdaderamente queremos conocer las realidades que nos rodean. Conocernos significa analizar nuestras sensaciones y percepciones y ser conscientes de las relaciones que nuestro interior establece con el mundo (Von Foerster en Vilar, ob. cit., p. 75).
Con esos elementos podemos definir la urbepedagogía como el campo de la
formación del ser humano en el cuerpo de la ciudad, donde los contenidos danzan,
se mueven, circulan, navegan, recorren diversas estaciones en la trama de la
existencialidad humana, convocando recuerdos, asociaciones, activando preguntas,
sugiriendo respuestas, abriendo nuestras posibilidades y lanzándonos de manera
osada por los surcos de la imaginación (ecología del pensamiento y la relación
inter-trans-subjetiva). Véase el concepto en su representación gráfica:
Fig. 1: Urbepedagogía (diseño del autor).
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Y es que con “la imaginación y los saberes innovadores podemos añadir
constantemente nuevas cuestiones-teorías-experimentos-virtualizaciones que
abran lo cerrado hacia lo infinito, o hacia finitos más amplios que los propuestos…”
(Vilar, ob. cit.,p. 27). Lo que implica una recomposición de las relaciones
intersubjetivas: más fuertes en su horizontalidad y debilitadas en su verticalidad
jerárquica. Relaciones de complementariedad en la formación de un tejido social
sensible que permita la construcción de imágenes coherentes del mundo.
En la urbepedagogía se hace necesario construir redes de conceptos y
rizomas de sentido, con el fin de promover el pensamiento complejo, así
tendríamos: apertura, porosidad de fronteras, contactos, complementariedad,
vivencia, participación, convergencia, integración, diversidad, bienestar humano,
bienestar planetario, nuevos brotes conceptuales, fertilidad del pensamiento,
tensión interna abierta al porvenir-devenir, hibridación de saberes, auto y co-
formación, continuo relacional, entramado de complejidades, multiplicación de
redes, arte, poesía, innovaciones, reordenación del mundo, subjetivación, creación,
nuevas representaciones, transformación, nuevos modos de interpretarnos y
comprendernos, flujos intelectuales, corrientes imaginarias, razonamiento y
sensibilidad, transdisciplinariedad, ciencia, creación, porvenir, devenir, invención,
transversalidad, libertad de pensar, interrogaciones, cuestionamiento, distinción,
goce, juego, paz, líneas de fuga, profundidad, huella, conciencia reflexiva, giro,
oleaje, navegación, agitación.
Las anteriores conjunciones conceptuales señalan que para pensar el
maestro debe posicionarse en la libertad del artista. Por eso hay que conectarse
con un horizonte insospechado de aprendizaje. La ciudad es un escenario para la
educación, porque aporta innumerables signos para la interpretación y la
transformación. La ciudad como escuela se torna en un reto pedagógico y humano.
Una posibilidad de reconstrucción del concepto de escuela, de enseñanza y de
humanidad. Porque es un escenario para sopesar nuestra condición ética. Para el
cuestionamiento de los saberes parcelados y consagrados por la academia. Para la
interrogación permanente: ¿Qué me dice el espacio público? ¿Qué dice de
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nosotros? ¿Qué me dice la ciudad, la plaza, el parque, el río, el cine desmantelado,
la calle, el niño y niña abandonados? ¿Quién y por qué están en situación de
abandono? ¿Todo eso qué aporta a mi formación como ser humano? ¿Con qué
relaciono los signos y símbolos de la ciudad? ¿Es el deterioro y degradación de lo
urbano un destino o una posibilidad y esperanza? Las preguntas tienen que
trascender el plano de los egoísmos y abrirse hacia nosotros. Porque el
aprendizaje, la enseñanza, la educación, la formación no pueden correr el riesgo de
ser un juego de cínicos.
Para movernos en el territorio de la ciudad requerimos el sentido orientador
de la urbepedagogía, con posibilidades de promover una sociedad más crítica y una
humanidad más responsable y sensible, para ello podemos considerar el siguiente
ejercicio conceptual. Un niño imaginario plantea como problema sobre el cual hay
que mover los pensamientos la siguiente narración: “ah, cerca de mi casa anoche
invadieron un terreno. Era un lugar de juego. Ahora ya se ven algunos ranchos,
pequeños, hechos de materiales diversos. Los veo allí, pero los veo mal, porque
pienso: cómo pueden esas personas ser felices así. Sin servicios. Sin agua, porque
tienen que ir a nuestras casas a pedir agua para cocinar. Los niños permanecen
alrededor de las pequeñas casas. Como que no van a la escuela. Andan descalzos.
Pero además, algunos papás parece que no trabajan, porque se quedan allí sin
hacer nada, a las puertas de sus ranchos.” La narración recupera para el auditorio,
para los que escuchan, una realidad entramada y rica en significados, con muchos
ángulos de lectura que al ser interpretados pueden generar una conciencia social a
tono con el presente de la humanidad. En la situación descrita, narrada, se
interceptan dimensiones sociológicas, sanitarias, políticas, económicas, ambientales,
educativas, legales, entre otras.
Allí confluyen múltiples elementos de la vida en comunidad. Con solo traer a
colación ese escenario la escuela es otra, y el trabajo educativo también. La realidad
obliga a la transformación. La investigación y los trabajos de narración y descripción
son estrategias fundantes de una sociedad más sensible y ocupada en mejorar la
condición humana de sus miembros. Investigar la realidad y luego dialogarla,
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dibujarla, llevarla a canción, o poesía, en los espacios de una clase (no importa el
lugar donde se realice) promueve en niños y niñas, adolescentes, adultos, maestros,
familia y comunidad valores humanos, y una nueva racionalidad, no solo
pedagógica, sino política y ciudadana. Estamos hablando de condiciones de
posibilidad para la formación transdisciplinar que surgen casi al “natural”. Pues se
presentan de modo fusionado economía, sociología, ambiente, antropología, política,
geografía, mitología (religiosidad), psicología, aspectos que hay que entenderlos en
su compleja interacción procesual. La transdisciplinariedad convoca saberes
diversos y los integra en una dimensión que trasciende las disciplinas y parcelas de
saberes. Provocando así un crecimiento del campo cognitivo y sensible de las
personas, generando conexiones, y complejización de los saberes que se manejan
en lo cotidiano.
El trabajo pedagógico de la formación humana y ciudadana nos enfrenta a
tareas donde el ser se orienta tras la búsqueda de significados, y aprovecha la
experiencia de un vivir en colectivo (la ciudad). Así se aporta en la constitución de un
pensamiento humano complejo, y la vida casi sin quererlo se convierte en vida de
interpretadores hermenéuticos, y con ello se va tejiendo otro discurso y otra
racionalidad, porque “todo discurso se encuentra vinculado al mundo, ¿de qué
hablaríamos si no hablásemos de mundo?” (Ricoeur, p. 62).
La ciudad nos impacta, tiene de todo. En ella los extremos se juntan: lujo y
miseria. La tarea es mirarnos en la ciudad. En ella estamos enfrentados a un
“permanente cuestionamiento de lo que somos” (Larrosa, p. 137).
Queda a la libertad de pensamiento crear los imaginarios educativos para que
la humanidad del presente se transforme en esperanza y futuro. Lo nuestro ha sido
un juego de imágenes, con las cuales quisimos dibujar una cartografía sensible de la
educación por venir. Queda también, a juicio del lector su interpretación y valoración.
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BIBLIOGRAFÍA
Borges, J.L. La Biblioteca de Babel. En: http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi2000/santa-fe-norte/litercom/escritores_reconocidos.htm#La%20Biblioteca%20de%20Babel. Leído el 20 de agosto de 2010.
Cubillán, J. (2008). Transescuela: el pensamiento de la complejidad pedagógica. Cumaná: UDO-Dirección de Publicaciones.
Larrosa, J. (2000). Pedagogía profana. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.
Martínez Bonafe, J. La ciudad en el currículo. En: http://educa.upn.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=276:la-ciudad-en-el-curriculum-y-el-curriculum-en-la-ciudad-&catid=73:num-04&Itemid=28. Leído el 10 de noviembre de 2010.
Vilar, S. (1997). La nueva racionalidad. Comprender la complejidad con métodos Transdisciplinarios. Barcelona: Kairós.
Ricoeur, P. (1999). Historia y narratividad. Barcelona: Paidós.
Reseña del autor: Doctor en Educación (UDO), con Maestría en Educación, mención Investigación Educativa (UC), Especialista en Gestión de la Información (USB), Licenciado en Educación, mención Castellano y Literatura (UDO). Coordinador Académico V Jornadas Internacionales de Cultura Investigativa, Ética, Complejidad y Actitud ante la Investigación (UDO-Sypal, 2010). Coordinador CPP en Innovaciones Educativas y Ciencias Gerenciales, acreditable a doctorado (Unefa-Sucre), integrante del Proyecto Libro Colectivo “La Emergencia De Los Enfoques De La Complejidad En América Latina”, promovido por Comunidad de Pensamiento Complejo (CPC) de Argentina.