Post on 15-Apr-2016
description
LA RESILIENCIA, UNA REFLEXION DESDE LA INCLUSION
O EXCLUSION EDUCATIVA
Por: Marly López Buitrago.
Si la escuela, ha de ser un escenario de sensibilidad humana,
entonces, todo niño es especial.BECERRA, Luis Alberto. (2014)
INTRODUCCION
La escuela, resultado de experiencias como estudiante y luego como maestra, permite
ubicarla como un espacio – tiempo para el proceso enseñanza y aprendizaje, pero sobre todo para
el reconocimiento como seres humanos, tanto de maestros como de estudiantes. Cada uno, desde
su rol posee una historicidad, angustias, intereses, perspectivas, prospectivas, necesidades…, lo
cual obliga a procesos entendibles desde la diversidad escolar. Al tener en cuenta esa diversidad
escolar, se podría estar hablando de procesos inclusivos en la escuela y por lo tanto la resiliencia
como posibilidad de desarrollo de la inteligencia emocional, estaría abocada a co-construir un
proyecto de vida para quienes en ella intervienen.
Aquí se intentará armar un tejido desde tres categorías: la escuela, la inclusión y la
resiliencia, como apuesta escritural orientada, no solamente desde el cumplimiento de un deber,
sino desde las reflexiones pedagógicas obligadas como maestra, realizadas a diario, cuando de
enfrentar los procesos de enseñanza y aprendizaje se trata. Se trata de un texto que aprovecha la
oportunidad para contar a los cuatro vientos, las propias angustias de ser maestro y en empatía,
conocedora de las circunstancias sociales, culturales, económicas y hasta políticas que enfrentan
en el ayer y en el ahora, nuestros niños.
Pudiera pensarse que tan solo ahora, se aprovecha esa oportunidad, pero como dice Juan
de Dios Iriarte (2006): “Se plasma así la paradoja de una sociedad que cada vez responsabiliza
más a la escuela de la educación de los niños, pero al mismo tiempo le quita autoridad y no le
1
proporciona suficientes medios para hacerlo bien”. (p. 12) suena a disculpa, sin embargo hay
conciencia de querer ser y querer saber ser una maestra orientada a la educación integral, pero
hoy por hoy solo importa cumplir los horarios, incluso por minutos, pero no importan los
procesos. Como diría Michel Foucault (2002), solo interesa vigilar y castigar. En fin, la
importancia de este escrito es teórico, pero se espera se vuelva práctico en prácticas propias
como en prácticas ajenas desde mis alter-ego.
Ahora bien, las tres categorías: escuela, inclusión y resiliencia, se abordarán desde una
postura de cierres y aperturas, nada concluido, sin verdades absolutas, más bien en construcción.
Eso si, con intentos de dar la mayor profundidad en intento de forjar o tejer la intencionalidad y
dejar inquietudes y más y más reflexiones.
LA RESILIENCIA, UNA REFLEXION DESDE LA INCLUSION O EXCLUSION
EDUCATIVA
Describir las condiciones culturales, sociales, económicas, políticas y educativas que
debe soportar un niño que llega a la escuela, son pocas comparadas con la verdadera realidad
soportada por él y sus familias. Y parafraseando a Juan de Dios Iriarte (2006), parece que ningún
Estado está en la capacidad de entender y atender esas problemáticas. Por lo tanto, todas las
teorías para salirle al paso a ellas, quedan en buenas intenciones. Por ello, hablar de inclusión y
de permitir la resiliencia, es probable que quede en la misma instancia: buenas intenciones. Sin
querer decir que está todo perdido, desde este texto, a título personal y para mis pares, el llamado
es manos a la obra; así el choque con la realidad del contexto rompa todo ideal. Falta mucho por
hacer, aunque faltaba mucho más desde cuando la diversidad, en términos de inclusión comienza
a tratarse no desde la caridad sino como política pública. Es decir, el concepto de inclusión solo
se empezó a hace notar en relación directa con el de discapacidad y entonces son especiales los
niños que hacen parte de esa connotación, sin embargo, como ya se ha colegido, este escrito
quiere llamar la atención que todos los niños son especiales, si la escuela ha de ser un espacio-
tiempo para la sensibilidad humana, como lo dice el epígrafe.
Tremendo reto, sobre todo cuando en los diferentes momentos destinados a la
2
construcción de saberes propios con perspectiva de prácticas pedagógicas, son muchas las
posturas y reflexiones defendidas por personas igualmente preocupadas, angustiadas y hasta
abducidas por una temática que, aunque viene desde Juan Amos Comenio en 1809(1998), parece
que todavía es una tarea pendiente. Juan de Dios Iriarte (2006) lo trae a colación cuando dice:
“por lo tanto, una escuela en consonancia con las necesidades sociales debe asumir que los
aprendizajes escolares tienen varias dimensiones, y que serán realmente significativos si se
orientan mas a la enseñanza del pensamiento que a la transmisión de contenidos…” (p. 8)
Y como dice el mismo autor, aunque la escuela hace intentos por reconocer la diversidad
de la realidad social, todavía está en deuda. A manera de metáfora, resumiendo a Pere Pujolàs i
Maset (2006), cerremos los ojos e imaginemos por un momento que invitamos a cenar a un
amigo, tiene problemas con la comida, no puede comer de todo... Y le decimos: -Ven a cenar a
mi casa. De lo que haya y tú puedas comer, toma lo que quieras... De todas formas, si, de lo que
hay, tu puedes comer pocas cosas, ya te prepararé un plato especial, que no suponga ningún
problema para ti. Y para que no te sientas extraño comiendo con nosotros cosas diferentes, en el
comedor, para ti prepararé una mesa en la cocina, para que puedas comer tranquilamente los
platos especialmente preparados para ti. Con otros invitados sucede lo mismo, y se encontrarán
todos en la cocina... Sin abrir los ojos, respóndase ¿Cómo se sentirían de ser ustedes los
invitados? ¿Se sienten incluidos por quien invita? ¿Se sienten excluidos por quien invita?... Ya
pueden abrir los ojos. (p.19-20)
El anterior ejemplo hipotético muestra, posiblemente, todas las facetas de la vida del ser
humano, desde el concepto de diversidad, tanto desde lo social, económico, político, cultural y lo
educativo. Ello significa que en las instituciones, organizaciones privadas o públicas, las
personas suponen actuar de la mejor manera, pero sólo lo hacen desde su desarrollo moral y no
en empatía con las personas diferentes y/o con su familia. Consideran que desarrollan procesos
de inclusión, cuando en realidad están excluyendo. Y podría hablarse de esa delgada línea que
existe entre incluir y excluir, pero no se considera emergencia de este escrito, solo se deja la
reflexión, en tanto muchas veces desde nuestras prácticas pedagógicas, asumimos una postura
inclusiva con un niño “diferente”, pero sin saberlo lo excluimos, pues damos un tratamiento
diferente y notorio ante los demás… cualquier ejemplo aquí es infinito.
3
En ese sentido, entonces se analiza como el Estado ha diseñado una política pública,
maravillosa, pero que se queda en buenas intenciones. Es decir, sigue siendo un motivo de
preocupación pero no de atención efectiva. Podría pensarse que el Estado todavía no entiende
que al exigir a la escuela regular, recibir a niños con necesidades educativas ya sea con
discapacidad o con excepcionalidad, sólo está promoviendo la integración, no la inclusión.
Veamos la siguiente figura:
Fig. 1. Fuente: http://revistamagisterioelrecreo.blogspot.com/2013/05/la-escuela-inclusiva-el-nuevo-
paradigma.html
Por ello es que se reitera que la escuela no puede ni debe ser un espacio tiempo de
sensibilidad humana solo para quienes merecen serlo, sino para todos los niños, pues cada uno de
ellos tienen una historicidad, angustias, intereses, perspectivas, prospectivas, necesidades…, lo
cual obliga a procesos entendibles solamente desde la diversidad escolar. Si entendemos que
cada niño es especial, entonces se puede hablar de la posibilidad de desarrollar desde la
inteligencia emocional, la resiliencia, como apuesta válida para el ser humano de hoy, inmerso
dentro de un contexto complejo, y muchas veces poco favorable; con más óbices que
oportunidades; quizá no las que narra Boris Cyrulnick (2005), sin embargo igualmente
importantes y que merecen, desde la empatía, ser tenidas en cuenta. Pues la educación, descansa
en dos arbotantes: la formación y la información, sin embargo, la escuela de hoy, ya se dijo,
descansa y por ello cojea, en la información.
4
A manera de cierres y aperturas, cabe preguntarse: si el Estado lograra toda la
infraestructura y los recursos financieros para atender a poblaciones “especiales”, en sentido
estricto es una exclusión, intentando hacer inclusión. ¿Por qué para esas poblaciones toda la
atención y para los “normales” no se hace el mismo ajuste? La idea es que todo niño es especial,
no sólo quien se supone con discapacidad, o excepcionalidad, sino cada uno de ellos; sin olvidar
el maestro, pues Juan de Dios Iriarte (2006) también hace alusión a las condiciones educativas de
muchos maestros, para nada favorables y eso que habla de otros países, que decir de Colombia:
bajos salarios, pésimo sistema de salud, un rol desprotegido y reducido al “cuidado” del niño, la
escuela se convirtió en un parqueadero de niños, dicen por Facebook.
Si bien la inclusión se refiere al derecho que tiene todo ser humano de hacer parte de una
institución o acceder a una educación para formarse integralmente, debe tener en cuenta la
diversidad: el aspecto físico, psicológico, cognitivo, grupo étnico, creencias e ideas, entre otros
(Decreto 2082 1996, Art. 1). De lograrse esto se podría definir la escuela como un lugar para la
diversidad. Si se tiene en cuenta la diversidad, el proceso de formación para la resiliencia,
contando como proceso que se adquiere, podría ser “más fácil”.
Por lo pronto, es importante el abordaje de un plan inter-institucional, interdisciplinario que
permita hacerle frente a una discusión conceptual inicial sobre los temas de la escuela hoy, la
inclusión y la resiliencia; con todos los óbices que existen, pero que desde las ciencias sociales,
en el ámbito de la convivencia ciudadana, ya se ha empezado a abordar. Espacios – tiempos, que
permite pensar que es posible reconocer a cada niño como especial. Pues, hay consciencia de una
postura como esta, de lo contrario la deserción hará fácil presa de unos niños que no ven en la
escuela el imaginario de favorabilidad y entonces, ¿Qué pasará con la vida social del niño?
¿Acaso el niño no necesita de otros niños para su desarrollo integral?
5
BIBLIOGRAFIA
CYRULNIK, Boris. 2005. La Maravilla del dolor: El sentido de a Resiliencia. Buenos
Aires. Granica,
URIARTE, Juan de Dios. 2006. Construir la resiliencia en la escuela. Revista de
psicodidáctica, vol. 11, num. 1. Universidad del país Vasco. España.
PERE, Pujolàs . 2010. Aprender juntos alumnos diferentes. Ediciones Octaedro, S.L. Bailén, 5 - 08010 Barcelona – España.
6