Libros - revistadelauniversidad.unam.mx · camación pasajera del underground en los sesentas". Sin...

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se siga convirtiendo en una herramienta deautoritarismo y opresión. Lo importanteentonces de las mosofías psicodélicas estaráen los nuevos caminos y formas de percep­ción que nos den para hacernos capaces deconocer realmente.

Racionero acepta la muerte de la "con­tracultura" ya que ésta sólo fue una "en­camación pasajera del underground en lossesentas". Sin embargo el underground si­gue subsistiendo como ha existido siemprea lo largo de la historia de la razón occi­dental. Cualquier manifestación marginadao contestaria que vaya en contra de lacultura dominante entendida como castran­te de la libertad, forma parte de él. Sinembargo el peligro que no advierte Racio­nero, quizás por su optimismo, es que lainstitucionalización del UNDERGROUNDcomo receta es perfectamente aislable porel aparato ideológico del capitalismo, másque eso, totalmente recuperable. Sólocreando nuevas y verdaderas instancias sepodría lograr 'esa revolución cultural; esarevolución.

Alain Derbez

Luis Racionero. Filosofías del underground. Ed.Anagrama, Barcelona, 1977. Colección Contrase­ñas, 186 pp.

Henry Miller :La vida encantada

Dice Henry Miller en El libro de misamigos: "Me pregunto qué me induce aescribir este libro. Casi todos los hechosque relato los he recogido con más 'detalleen otros trabajos, y, sin embargo, siento lacompulsión de evocarlos nuevamente, aun­que sea la vigésima o más veces que lohigo. ¿Estaré hechizado por mi propia vi­da? ¿Creo deveras que mi vida ha sidodistinta de la mayoría de la gente? Metemo que así sea. Y lo más curioso es que,al rememorar acontecimientos, me veo ob­jetivamente a mí mismo como individuo.No estoy ciego ante mis faltas, ni me hagoilusiones ante mis logros. Lo que cada vezadvierto con más claridad es este elementomilagroso que ha guiado mis pasos. Ha sidola mía una vida "encantada" como sueledecirse. He salvado situaciones que hubie­ran provocado la muerte o la ruina de otroshombres."

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Henry Miller, a quien el rudo NorrnanMailer calificara en El prisionero del sexocomo "el único viejo maestro que tene­mos", comienza a sus magníficamente vívi­dos ochenta y cuatro años y a través de lospersonajes que han desmado por la pasarelade su vida, que también es su obra, unrecuento defmitivo, "encantado" y confe­sional, que desde el primer libro Trópico deCáncer, publicado en 1933, hasta este Li­bro de mis amigos, llevó a cabo abierta­mente, sin sentimientos pequeñoburguesesque coartan la sinceridad y el autoanálisisque tanto han pesado en la obra de otrosescritores, por su ausencia.

y nadie podría desmentir a Miller, aun­que ciertamente muchos norteamericanospueden haber vivido lo que él; cientospueden haber huído del país y otros tantosse habrán debatido entre las pocas gratifica­ciones que el sistema les brinda, pero esosí, ninguno podría sostener un punto devista tan personal, individual, del mundo:Miller es el único representante auténtico, yquizás el mejor forjador de la filosofía quemantiene vivas a las hordas marginadas porel establishment. Miller es una inteligenciay una sensibilidad fuera de lo común, cuyasantenas lo captan todo para volcarld en loslibros luego de pasar por el coladero de"un alma y espíritu libres" (ojo: en Miller"el alma" y "el espíritu" son dos cónclavesdonde reside su esencia moral).

Si Miller ha sido capaz de fascinar a suslectores, es porque él mismo está rendido asu autobiografía. Miller está entregado a símismo porque mantiene los ojos siempreabiertos para atrapa( las situaciones y losmomentos importantes por los que cruza.La reflexión acerca de cada uno de losinstantes que vive es fundamental; una re­flexión 'lúe, ante todo, se significa por sualto contenido político y que se explica,plenamente, cuando habla del "elementomilagroso que ha guiado mis pasos" y elcual no es otra cosa que la actitud políticay vital que sostiene para con el sistema devida americano, y aún más: ante el modode vida occidental. Sus ideas de progreso,de modernidad (ver El Coloso de Marussi,adelantado por más de treinta años a lafilosofía juvenil y radical de los sesentas) ylos valores morales que la sociedad capita­lista genera. No es un negador sartreano dela cultura en occidente ni mucho menos:pretende rescatar lo mejor: las fuentes cul­turales, los mejores pensadores, los mejoreshombres, entre quienes se encuentran, porsupuesto, sus amigos, marginales, como los

mejores hombres. Sin esta actitud políticaHenry Miller nunca hubiera sobrevivido a"situaciones que hubiesen provocado lamuerte o la ruina de otros hombres".

En El libro de mis amigos aparecen lasmúltiples influencias que Miller ha recibido,más que para su propia literatura, "parasobrevivir en este infame país. Uno ha detener la moral de la comadreja, la agresivi­dad de un perrito faldero, la insensibilidadde un asesino, la dureza de corazón de unmagnate, y además de todo eso un montónde suerte". Y si Miller ha sobrevivido esporque se alimenta con "esta Literatura quenos ayudó a discernir cuán santos y peca­dores son los hombres, que la santidadpuede hallarse entre la mugre y el delitocomo en los templo y en I s creyentes.Nos hizo aceptar el hecho de que el idiotao el simple no sólo son el antagonismo delhombre de geni ,sin mucha veces susuperior. ramos capaces de vivir variosplanos a la vez. No exi tirí I justo y loinjusto, lo feo y lo h rmo lo v rd dero ylo fals tod era un aspe t d I mi marealidad". ta literatura que ha ayudado asu salvación tiene nombres que van desdeHomero hasta Whitman, pasand p r rankHarris autor de Aventuras de un play boyal que Miller acepta omo u aut r preferi.do; la aceptación se comprendo: Harrisescribe acerca de las aventuras sexuales,alucinantes, que vive mientras recorre elmundo a principios de siglo. En Harris sepuede encon trar desde una mujer que copu­la con un burro, hasta otra a la que le cabeen la vagina una botella de leche.

Pero en realidad, como el mismo Millerafirma, su obra está marcada más por loshombres y las mujeres a quienes ha amadoque por los libros leídos: "los escritores nosuelen aprender gran cosa de otros autores,profesores e in telectuales coetáneos. Lafuente de su inspiración está las más de lasveces, en el arroyo, o en los dementes ocriminales en potencia". Aquí están lasverdaderas influencias de Miller: un perso­nal social que, por supuesto, no figura, nifigurará, en los catálogos turísticos en vistade que ese personal es el de "la miseria y dela "inmoralidad" más que de la sociedad;de una inmoralidad que, por cierto, para elautor es el detonante de la moral burguesa."¡Cuánto cuesta aceptar que la pobrezatambién tiene su fascinación!" ExclamaMiller.

Si El libro de mis amigos resulta unaobra menor es porque los años han acabadocon las energías de Miller para hundirse en

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el mundo. Aquí el escritor ya no regresa dela aventura para escribir el libro sino queevoca, a mucha distancia, aunque con esaemoción capaz de conmover al lector tantocomo a él mismo: "todavía hoy, si estoyde buen talante, lo cual quiere decir mod~radamente achispado, terriblemente senti­mental, del todo ablandado y en paz con elresto del mundo, las lágrimas asoman a misojos y me convierto en el pleumicheur conque mi amigo Alf siempre me apodaba".

Como dice Mailer: "porque pierde laliteratura, porque perdemos todos", habráque lamentarse de que esté llegando elfinal, de que se está a bando el antiguoMiller. o habrá m v gabundeo por lasgrandes ciudades, ni e tar' más el escritorque alimenw n la f una humana de lossuburbi s rntÍ ur, el que recoje de losbarrios 1111 erables n la conmiseración porIn pobre/.a SIll la respue tas iracundas quee a misena prov( y di para contra elmWldo dt:l Clln~\If11 y I pulencia: "estoye nven<':I(Jo que mien tras meno necesidadesti ne un hombre m feliz puede llegar a

r". Para 111I:r l p bre7.a no es más unaderr la que una op rlunidad alvable conte tfculo, arrebato. titud, alegría queurg en él p rque en nta ante la

nlradicclón que es el h mbre. Quierehombre mUjeres que "ten n algún valorhumano", Il1cluid el de la frialdad ante el

'nalo; hombre- que no estén apegados a"un ~ csqu 'mas ex lIemadamen te burgue­ses". Para él la vid e una fiesta que tienequ gOl.arse m' a1l de las imposicionesperpetradas por el pitaJ. La palabra infeli­cidad eslá ausente del léxico de Miller: paraél la vida llene que viviese enmedio de lamarea de la violencia, el sexo como huida yencuentro consigo, el riesgo, el atraco, lamendi idad y una "riqueza espiritual" quese puede sustraer de la cultura y a partir dela cual puede surgir un mundo en el que elhombre lerminará comportándose como án­gel.

La obra completa de Miller es una perse­cución de su propia individualidad. En Ellibro de mis amigos estamos ante el indivi­duo pleno. La miscelánea que son los ami­gos carecer ia de in terés de no ser por elmilagroso ojo con el que Miller analiza yrememora a sus viejos camaradas. El viejoescritor puede morir a gusto. Si perseguíala individualidad la ha logrado a través desus amigos y de sus actos: por algo durmióno en un hotel parisiense sino en las márge­nes del Sena, por algo mendigó en lospoblad itas de Grecia.

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Los amigos de Miller son miembros desu cuerpo moral, esparcidos en su memoria,arraigados en su ser, escondidos en el tiem­po, vivos en las palabras, en su piel. Y sianuncia que se siente más pleno al evocar­los es porque en la vejez está destazado,con trozos de su cuerpo regados en unahistoria siempre ausente pero presente en laescritura. Los evoca no para resucitarlos,sino para reintegrados a su yo y parareconocerse como en un espejo. En Alec,por ejemplo, personaje del capítulo sieteestá el Miller que al ver a una mujer loprimero que pregunta es: "¿se puede follarcon ella?" (el follar se lo debemos altraductor). En la figura adolescente deJohnny Paul está la fIlosofía, el punto devista ético y dialéctico ante los hechos ylos hombres. En su propio Henry está lacomplicidad en el mundo subversivo delerotismo oculto. En Wessie "la cachorra"(de nuevo el traductor), están las primeras,deliciosas lascivias sexuales -le hablaba deDios mientras le sobaba el coño y la figuraya esbozada de dos mujeres importantísi­mas: Cara y June. En Joey y Tony seencuentra el Miller ansioso de congraciarsecon la naturaleza, el agua, la luz, el viento,la serpiente, el animal. En los amigos deMiller están las entrañas de Miller. Ellos sonsus intestinos y su corazón, su alma y suespíritu, lo peor y lo mejor de él; Alec, elperpetuamente gonorréico -"me lo mostra­ba como un chorizo purulento"- lo descri­be así: Hay en ti un no sé qué de perver­so.No sólo está contra la sociedad, sino encontra de la naturaleza humana. No sóloes un ateo, sino que la sola idea de laexistencia de Dios te parece absurda. Nocometes delitos pero eres un delincuentevisceral.

Hablas del amor fraterno pero tu vecino teimporta un rábano. En cuanto a la 'palabraamistad ni siquiera conoces su significado.Para ti un amigo es alguien que te saca deapuros y si no te conviene al carajo con él.Eres un egoísta hasta la médula, un egocén­trico integral".

Quien lee a MilIer abdica. La capacidadque el autor de Plexus tiene para reflexio­nar sin menoscabo de su maestría prosísti­ca, es el truco con que nos hechiza, aún apesar de la traducción que es verdadera­mente española, llena de modismos, purita­nos y en ocasiones con una divertidamente-de tan inauda- mala construcción defrases. Los jóvenes de Grijalbo deberían depreocuparse por leer cuidadosamente lostrabajos que les traducen, sobre todo cuan­do se trata de ibéricos arraigados en elrígido lenguaje de la Madre Academia.

José Buil

Henry Miller: E/libro de mis amigos Ed. Grijalbo,México, 1978.

novecento ( 1900 )La Italia del siglo XX es una nación holla­da. Fascismo manifiesto o latente, progresoindustrial y persistencia de fmcas semifeu­dales, autoritarismo y muerte, triunfos efí­meros en la búsqueda de la construcciónsocialista y entronizamiento de las lacras dela decadencia del capitalismo, Italia recuer­da todavía los tajos de la daga mussolinianaa través de 1900 (novecento) de Ber­nardo Bertolucci.

El proyecto de un largo cantar épicosobre las contingencias del proletariado ru­ral lo había dado Ladislao Reymont, consu extraordinaria novela-río Los campesinos(1903-1907). En 1900 (Novecento), Bernar­do Bertolucci junto con sus coguionistasGiuseppe Bertolucci y Franco Arcalli toma­ron como esquema estructural la obra mo­numental del escritor polaco; e incluso, ladivisión de la película y de la novela guardala nomenclatura de las cuatro estaciones delaño.

De esa manera Bertolucci quiere asumirel compromiso de la saga violenta y de la'epopeya emocional de un campesinado quese rebela ante el cacicazgo. La película, aúnno exhibida en México, ha recibido todaclase de críticas, pero ante la imposibilidadmomentánea de verla se da un anticipo al