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La Fundación para la Cultura del Vino no podía
sustraerse a la gran tentación de ligar vino y
arte en las páginas de nuestra revista Terruños.
Lo hemos hecho ya en muchas ocasiones ante-
riores, pero la actividad de los últimos meses
nos ha brindado una nueva y gran oportunidad.
Durante el año 2012, la Fundación, en colabo-
ración con la Asociación de Amigos del
Románico, organizamos un concurso fotográfi-
co sobre elementos que relacionaran estas dos
grandes pasiones: el vino y el arte románico.
Una forma de animar a los aficionados a ambas
a salir con sus cámaras a las tierras de España y
descubrir lo estrechamente ligado que está el
vino con nuestra cultura desde hace muchos
siglos. Y es que hay una aportación recíproca
entre el vino y el arte. Las diferentes expresio-
nes artísticas han sido a lo largo de la historia un
vehículo de comunicación y escaparate para el
vino, su entorno y sus procesos de elaboración
y a su vez el vino ha sido un elemento de ins-
piración para los artistas. Pero el vino no es solo
historia, sino que también es presente y futuro.
Tenemos que estar orgullosos de nuestros
vinos y tener muy presentes nuestras tradicio-
nes vitivinícolas y el gran arraigo del mundo del
vino en nuestras costumbres y la importancia
que ha tenido en el desarrollo de nuestra civili-
zación y en la economía. Y siempre mirando
con entusiasmo y ganas de seguir mejorando
hacia el futuro que es muy ilusionante y no sin
grandes desafíos que hemos de afrontar. de
hecho, tenemos la suerte de dedicarnos a un
producto que, como muestran los artículos de
EDITORIAL
Eduardo Muga PeñaPresidente de la Fundación para la Cultura del Vino
esta edición, sigue estando de moda desde
hace milenios. Por supuesto en el arte románi-
co, como muestran los artículos de Augusto
Guedes de Castro, la referencia al concurso o
las anotaciones a las extraordinarias fotografías
ganadoras y finalistas de los premiados. También
en la transcripción de las palabras de Peridis
durante la entrega de premios. Pero la larga tra-
yectoria del vino en el arte la describen con
gran maestría Joan Benàssar, de quien tenemos
el honor de poder reproducir algunas de sus
pinturas. Plasmación del arte en el entorno del
vino, que seguimos viendo en nuestros días a
través de las etiquetas (como muestra Gema
Gonzalez) o en la cartelería moderna, de la que
es gran exponente el concurso Francisco
Mantecón que organiza todos los años Terras
Gauda. Estrecha relación a lo largo de la histo-
ria entre arte y vino que nos describe también
Antonio Casado, aunque como “matrimonio
imperfecto”, y a la que los artículos de Gonzalo
Sol y de Íñigo Jáuregui se refieren ligándolo con
la gastronomía y con la religión respectivamen-
te. Todos estos artículos, complementados con
otros de carácter más actual, como el de Justo
Banegas sobre eficiencia y competitividad en las
bodegas y el de Jesús Alvarez de Yraola sobre
los riesgos de la industrialización excesiva, hacen
de esta edición una muestra representativa de
la estrecha relación entre vino y arte a lo largo
de la historia de España hasta nuestros días.
Edición, que complementamos con referencias
a actividades propias de la Fundación incluyen-
do también las nuevas iniciativas que se han
puesto en marcha o están en desarrollo,
siempre girando en torno a los grandes ejes de
actuación de divulgar entre la sociedad una
cultura del vino viva y abierta, orgullosa de sus
tradiciones pero también mirando al futuro. Ser
un referente de formación técnica en el sector
y mostrar la riqueza y variedad de vinos de
nuestro país y el arraigo del vino en nuestra his-
toria y en nuestro patrimonio artístico. Los
encuentros técnicos y que incluye un emocio-
nado y apasionado artículo de Alberto
Coronado en memoria entrañable de quien
fue alma mater de esta revista durante muchos
años, Lorenzo Martínez-Dueñas. Y edición que,
un año más, ha sido posible gracias al esfuerzo
de muchos colaboradores y amigos que con
gran generosidad contribuyen a que salga ade-
lante como el propio Alberto Coronado y
María Gasca. A ellos y todos los que han hecho
posible este nuevo número de TERRUÑOS,
nuestro sincero agradecimiento.
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El cultivo de la vid en tierras peninsulares se podría rastrear hasta los finales del
Neolítico en las tierras mediterráneas y sur atlánticas. La llegada de los primeros
colonizadores fenicios, griegos y cartagineses hace que este cultivo se extienda a
lo largo del Mediterráneo. La aparición de los romanos y su dominio peninsular
supone que las provincias Tarraconensis y Bética exporten vino a la metrópoli. El
cultivo en bancales permite que las zonas noroccidentales de las cuencas del
Miño y del Sil se unan a este mercado.
El vino del románico
Los siglos altomedievales estuvieron jalonados
en Europa por una multitud de pequeños per-
feccionamientos, tan importantes que sin ellos
la cultura europea sería bastante distinta de lo
que es hoy. Son de difícil contextualización por
la escasez de textos y de objetos que llegaron
hasta nosotros. Por ello tenemos que basarnos
en las pocas representaciones ilustradas: minia-
turas, bajorrelieves, sellos…
La Europa altomedieval estaba tan escasamente
poblada, que dejan verdaderos yermos entre las
pequeñas ciudades y los diseminados pueblos. La
expansión monástica de las grandes abadías que
se van a establecer desde mediados del s. X hace
posible la roturación y la puesta en valor agrario
de los nuevos territorios para repoblar, que el
retroceso de Al-Andalus va creando. Esta expan-
sión monástica entre finales del s. X y el s. XII va a
estar ligada y sustentada por esa mano de obra
campesina dependiente de los señores feudales,
eclesiásticos o laicos, que buscan garantías contra
la inseguridad del final del milenio.
La organización económica del Cister determina
que si se quiere abandonar el mundo es necesa-
EL VINO DEL ROMÁNICO
La red que seempieza a generaren torno a laabadía y a lasnumerosas granjasdependientes deella garantiza lallegada almonasterio denumerososproductos
Por Augusto Guedes De Castro
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rio no depender de él, por lo que tienen que
basar su economía en un sistema sostenible que
cuente con el trabajo de los propios monjes y una
abundante mano de obra complementaria. La
roturación de estos nuevos territorios, práctica-
mente desiertos y en muchos casos vírgenes crea
la necesidad de un nuevo utillaje, para ello es
necesario hierro y ganado de tiro y así los grandes
monasterios ponen en funcionamiento viejas
minas romanas o abren nuevos yacimientos,
como en el caso de Galicia la mina de hierro de
Sobrado dos Monxes (A Coruña). Este hierro se
utiliza para la realización de aperos para las granjas
monásticas. Las labores de roturación son dificul-
tosas, por lo que exigieron el perfeccionamiento
del instrumental, lo que permitió el incremento
de la superficie cultivada en detrimento del
espacio boscoso. En torno al año mil se inicia un
periodo húmedo templado que favorece la
expansión de la agricultura.
Esta red que se empieza a generar en torno a la
abadía y a las numerosas granjas dependientes de
ella garantiza la llegada al monasterio de numero-
sos productos. En muchos casos los excedentes
de estos productos crean o dan impulso a nume-
rosas ferias comarcales.
Todos estos cambios técnicos van a ser lentos
pero a lo largo de los siglos XI y XII vemos que el
panorama agrícola de la Europa Occidental
cambia extraordinariamente. Primero se sustituye
la vieja herencia agrícola romana, basada en los
Ángel Bartolomé: Mensario de San Isidoro
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EL VINO DEL ROMÁNICO
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suelos mediterráneos de carácter arcilloso y por
lo tanto blandos, fáciles de trabajar con el arado
romano y con una cadencia de alternancia bienal
de los cultivos, pues los veranos mediterráneos
excesivamente secos impedían la rotación trienal.
Este progreso agrícola altomedieval puede redu-
cirse a dos series de mejoras: progresos del utilla-
je y progresos de los sistemas de cultivo. Así la
aparición del arado de ruedas con reja fue una
verdadera revolución (descubrimiento de una
reja de arado en la región del Ladoga con una
posible fecha entre los siglos VII – VIII). Más tardío
que este descubrimiento es la representación de
este arado en el tapiz de Bayeux (expuesto por
primera vez en la Catedral de Bayeux en el año
1077). El arado de ruedas con reja o vertedera
era muy pesado y costoso por lo que sólo era
accesible al campesinado rico o al campesinado
dependiente de los grandes monasterios o de los
grandes señores. La incorporación del Norte de
España con suelos más duros a esta economía
rural, como sucede en el resto de Europa, se
debe a la utilización del arado de rueda con ver-
tedera y va a ser la que protagoniza el cambio en
el sistema de cultivo de la vid, permitiendo abrir la
tierra más profundamente y de esta forma esta-
blecer el cultivo en hileras.
Son mejoras técnicas también el atalaje de los ani-
males (yugo frontal para los bueyes, el collarón
para los caballos, herrado de animales). También
es importante la difusión de los molinos de viento
o hidráulicos, la aparición de la guadaña sustitu-
yendo a la hoz, el rastrillo, podones para viñedos
y árboles frutales; para la vendimia, cuchillos de
hoja rectilínea. No sólo se mejoran las herramien-
tas sino también hay importantes mejoras en la
calidad del metal, surgen herrerías en los distintos
pueblos, se utilizan los conocimientos hidráulicos
en los mazos para el laminado del metal.
Así en Europa y por supuesto en España se
pueden encontrar dos grandes áreas: medite-
rránea con predominio del arado romano,
campos de forma cuadrada, cerrados y una
agricultura individual, de rotación bienal; y una
región atlántica y central con dominio del
arado de reja con una parcelación de campos
estrechos, alargados, sin cerramiento y agricul-
tura comunal, impuesta por la necesidad de
utilizar al ganado de tiro, caro y escaso, y, por
otra parte, la utilización de todo el ganado del
lugar como fuente de abono en los distintos
campos. El orden de la cosecha viene determi-
nado por la obligación de recoger primera-
mente la del señor. En los atrios de las distintas
iglesias, al amparo de la religión, se fija después
el orden de la cosecha colectiva en las distin-
tas parcelas y de la misma manera se acuerda
llevar al ganado para que paste los rastrojos y
abone la tierra.
La vid fue un producto de enorme importancia a
lo largo de la Edad Media por su alta rentabilidad,
ya que era un elemento imprescindible en la litur-
gia cristiana. La transustanciación, o sea, el cambio
El orden de lacosecha vienedeterminado por laobligación derecogerprimeramente ladel señor
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de la especie del pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de Cristo en la Eucaristía, explica en gran
manera el cambio de la sidra al vino en el norte
de España. Además era muy apreciado por los
señores (laicos y eclesiásticos) para su mesa lo
que incentivó la extensión del cultivo de la vid
mucho más que en momentos actuales, apare-
ciendo incluso en regiones septentrionales en las
que hoy no existe. Por estos motivos, los trabajos
de la viticultura se sucedían a lo largo de todo el
año y en ellos participaban con frecuencia
mujeres y niños por la necesidad de mano de
obra. En invierno se procedía al cavado y abonado
de la tierra, en el mes de marzo, a la poda y parcial
renovación de las cepas y en septiembre, a la ven-
dimia. En las fechas precedentes a la vendimia los
campesinos se dedicaban a la preparación de los
toneles donde se guardaría el vino así como de
los cestos, canastas y cubas que se utilizarían para
el traslado de la uva y posterior pisa.
El oficio de la tonelería fue uno de los más impor-
tantes oficios artesanales en las principales regio-
nes vitivinícolas. La existencia de excedentes sus-
ceptibles de ser comercializados anima la actividad
mercantil en el ámbito rural y así se reglamentan,
por parte de los señores, ferias y mercados dedi-
cados a la venta o intercambio de productos. El
alejamiento de los problemas bélicos derivados
de la Reconquista y la pacificación de los reinos
cristianos (desde el s. XI), permiten un lento
renacer de las actividades mercantiles que favore-
El oficio de latonelería fue uno delos más importantesoficios artesanalesen las principalesregionesvitivinícolas
Juan Antonio Olañeta: Tareasrelacionadas con la produccióndel vino incluidas en un mensa-rio representado en la arquivoltade la iglesia de San Miguel deBeleña de Sorbe (Guadalajara).
La preocupación por parte de los señores por la
venta y la calidad del vino es constante. Por ello
surgen una serie de normas, unas escritas y otras no,
en las que se penaliza al tabernero fraudulento que
intente engañar aguando el vino o cambiando el
origen del mismo. Aunque tardía para el tema del
articulo, nos sirve la transcripción de las ordenanzas
de 1460 recogidas por José Luis Martín “Les ordina-
cions de vall scrites foren fetes per los honorables conse-
llers e promens de la ciutat de Barchelona e publicades
per la dita ciutat a XX demaig del any MCCCCLX”
donde se prohíben las mezclas, añadir agua al vino
una vez dado a probar o cuando ya se ha vendido y
los taberneros deben indicar el lugar de donde
procede el vino y de una manera clara su precio. Una
vez realizada la venta el tabernero no puede volver-
se atrás, mientras el comprador tiene diez días para
retirar la oferta. El incumplimiento de estas normas
implica una fuerte sanción económica y la incautación
del vino.
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ce la venta de excedentes en regiones distantes.
Los buenos rendimientos que produce la venta
del vino consiguen la sustitución del policultivo
por un monocultivo especializado. Así se empieza
a crear el germen de los caldos de La Rioja y
Navarra, de Cataluña y Aragón, de los vinos
regados por el Duero junto con los vinos gallegos
de la Ribeira Sacra, el Ribeiro,…
A partir del s. XIII y como resultado del aumento de
la población y un progresivo agotamiento de la tierra
empiezan a surgir los primeros síntomas de las crisis
agrarias que darán lugar a la recesión del s. XIV y
primera mitad del s. XV. Así surgen a lo largo de
todos los reinos cristianos una larga serie de
Ordenanzas Municipales que tratan de evitar todo
tipo de fraudes derivados del comercio vitivinícola.
Destacamos las Ordenanzas de Barcelona de 1460 y
en el otro extremo las sucesivas Ordenanzas
Municipales de Ourense (1434 - 1484).
...surgen una seriede normas, unasescritas y otras no,en la que sepenaliza altabernerofraudulento queintente engañaraguando el vino ocambiando elorigen del mismo
Juan Antonio Olañeta: Capitel de losperegrinos comiendo y bebiendo de laportada de Navarrete, La Rioja,
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En las Ordenanzas de Ourense el problema a
legislar era la introducción de vino de fuera
dentro de los límites urbanos, dado el conflic-
to por el señorío de la ciudad que existía en
estos momentos.
En los territorios andalusíes el vino está prohibido,
pero a menudo coincidiendo con los diversos
avatares históricos que sufren, se omite o se relaja
esta ley por lo que se convierte en comprador y
como ejemplo el siguiente texto del siglo X que
es muy ilustrativo:
“En este terreno los elegantes, los hombres virtuosos
y los hombres corteses, no beben los vinos comunes,
y solo beben los caldos más generosos, como el fer-
mentado al sol, el de uvas pasas, el de miel, el arrope
de uvas, el mosto concentrado, el mezclado armo-
niosamente y no se acercan a las bebidas que
tienden a espesarse y a las que se enturbian, pues
solo beben vinos puros. Desdeñan el sirope de
dátiles, pues es bebida del vulgo y de los plebeyos y
lo beben tenderos y criados”Al-Wassa El libro del
brocado traducción de Teresa Garulo Madrid
1990.
Los diezmos, impuesto recogido por la Iglesia,
eran pagados en productos agropecuarios, en los
que destaca el peso importante del vino. Todas
las grandes abadías tienen en sus depen-
dencias grandes bodegas donde se
recoge y se almacena el vino proceden-
te de las tierras monasteriales. Al frente
de estos almacenes está el cillerero,
monje encargado de llevar la cuenta de
esos productos y de atender la mesa de
los visitantes. Así las imágenes pertene-
cientes al mundo del vino son frecuentes
a lo largo de toda Europa y, por supuesto,
en los reinos cristianos peninsulares.
Teniendo en cuenta este marco nos vamos a
encontrar con que la máxima expresión artísti-
ca de este momento, el arte románico, recoge en
estos grandes edificios religiosos, que van a ser las
Los diezmos,impuesto recogidopor la Iglesia, eranpagados enproductosagropecuarios, enlos que destaca elpeso importante delvino.
Juan Antonio Olañeta: Capitel con tareas relacionadas con la producción delvino procedentes de la iglesia de San Juan de Moutiers (Savoir, Francia). Actualmente en el Museo del Louvre de París.
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iglesias, abadías, prioratos y granjas dependien-
tes, las imágenes de este mundo agrario. Como
ya vimos anteriormente, en los atrios de las igle-
sias se ponían de acuerdo los campesinos para
las distintas labores; así pues, imágenes de éstas
se van a recoger en los canecillos que recorren
perimetralmente el edificio.
En este sentido, podríamos distinguir imágenes
con un claro fin catequizador y nos encontramos
con capiteles con temas bíblicos del Antiguo
Testamento (Noé ebrio en presencia de sus hijos
al ser tapado por Sem y Jafet- Catedral de Valencia
Puerta del Palau siglo XIII), del Nuevo Testamento
(las Bodas de Caná capitel de la Catedral de
Tudela, siglo XII), de denuncia donde se castiga al
beodo como culpable del pecado de la gula
(Pórtico de la Gloria Santiago de Compostela), o
al personaje con tonsura monástica junto a una
barrica, a veces enseñando su sexo, denunciando
las malas costumbres de algunos monjes o del
cillerero del monasterio. En otros casos, las imá-
genes muestran la unión entre lo divino y lo terre-
nal, utilizando un espacio sagrado para represen-
tar escenas cotidianas y así encontramos en capi-
teles o en canecillos, generalmente en los exte-
riores del edificio, representaciones del trabajo de
los “laboratores” (campesinos dependientes de la
iglesia o de la nobleza) que nos cuentan la impor-
tancia del vino y su comercio, ya que este cultivo
permite almacenar en las grandes bodegas de los
señores excedentes susceptibles de vender e
incluso exportar (destaca la importancia del
Representaciones dehombrestransportandopesadamente toneles,barricas solas, racimosde uvas, son ejemplosque se pueden ver encanecillos y capitelesde portada ennumerosos edificiosreligiosos
puerto de Bilbao, s. XIV, como exportador de
vinos a Inglaterra o del puerto de Barcelona entre
otros). Representaciones de hombres transpor-
tando pesadamente toneles, barricas solas,
racimos de uvas, son ejemplos que se pueden ver
en canecillos y capiteles de portada en numero-
sos edificios religiosos. Calendarios agrícolas o
mensarios, pintados o esculpidos, identifican las
labores agrícolas con el mes para realizarlas y en
esas labores siempre está el mundo del vino
(Mensarios de San Isidoro de León, de
Campisábalos, de S. Miguel de Beleña de Sorbe
ambos en Guadalajara,).
Augusto Guedes De Castro (Orense 1952).
Maestro y Licenciado en Geografía e Historia.
Es director de la revista Románico.
Augusto Guedes: Canecillo de Sanmartino. Lena. Asturias
CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
En colaboración entre la Fundación para la Cultura del Vino y la Asociación de Amigos del
Románico y sobre una idea de la primera, se planteó este concurso fotográfico como medio
para que una parte del público español, no necesariamente ligado al vino, pero sí
interesados en la historia y el arte de nuestro país, pudiera detectar por sí mismo y mostrar
al resto la estrecha relación que existe en España entre el vino, la historia y el arte.
Románico y Vino Concurso fotográfico
La propuesta era convocar un concurso fotográ-
fico, para que aficionados a lo uno (el vino) o lo
otro (el románico) salieran a los campos españo-
les y buscaran la presencia del vino en nuestro
arte románico.
Durante la primavera y hasta bien entrado el
verano, decenas de aficionados fueron enviando
fotografías donde el vino fuera, de un modo u otro,
el protagonista. De acuerdo con las bases del con-
curso, del total de fotografías recibidas se seleccio-
narían 25 finalistas por parte de un jurado de
expertos, cuyas fotos serian publicadas en la web
para ser sometidas a votación popular. De estas 25,
al final quedarían un premio por votación popular,
un premio del jurado de expertos y 10 finalistas. El
jurado de “expertos” ha estado compuesto por un
representante de la Asociación Amigos del
Románico, un representante de la Fundación para
la Cultura del Vino y una fotógrafa profesional y
también experta en arte románico.
Los dos premios, tanto el del jurado popular
como el del jurado de expertos, consisten en
sendos viajes para dos personas a una zona vitivi-
nícola española con visitas a bodega, alojamiento,
comidas y cenas y visitas culturales
Realizadas las sucesivas selecciones y elegidos los
finalistas y premiados, la actividad terminó con un
acto de entrega de premios que se celebró, con
asistencia de más de un centenar de personas, en
el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente, en Madrid, el 22 de noviembre por la
tarde. El acto fue presidido por el Subsecretario
del Ministerio y miembro del patronato de la
Fundación, Don Jaime Haddad, y contó con una
conferencia del prestigioso arquitecto, humorista
grafico y experto en arte románico, José Mª Pérez
(Peridis).
Estas son las fotografías seleccionadas con
comentarios de sus correspondientes autores:
La propuesta eraconvocar unconcursofotográfico, paraque aficionados alvino y al románicosalieran a loscampos españoles ybuscaran lapresencia del vinoen nuestro arterománico.
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO DE LA FOTOGRAFÍA: GRANDES ESPERANZASAUTOR: ASÍS GONZÁLEZ AYERBE
Fotografía ganadora jurado de expertos
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
Siempre que tengo oportunidad visitoa mi buen amigo, el hermano José Luis,que vive en el Monasterio de SanPedro de Cardeña, en Burgos. Laúltima vez lo encontré recorriendo lospasillos de la bodega con una cámaritade fotos en la mano. Hay un concursosobre el vino y el románico -decíaentusiasmado-.
Recorrimos los pasillos oscuros entrehileras de botellas de vino. -Estoy bus-cando el lugar perfecto, la foto ganado-ra, la combinación de ambiente viníco-la y entorno románico precisa -comen-
taba mi amigo sacando botellas de unada las paredes, iluminado por la luz deun ventanuco con arco de mediopunto. En este punto se paró, levantósu mirada de la botella de Valdevegónque tenía en la mano y me dijo: Podríasparticipar tú. La verdad es que suelo ircon la cámara encima, de hecho,colgaba de mi cuello en ese momento,siempre me apunto a todo, la idea megustaba... Desde esa misma posición enque estaba José Luis proponiéndomeesto sonrió y dijo algo así como:¡además me puedes hacer la foto a mí!¡Esa seguro que gana!
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GRANDES ESPERANZAS
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO DE LA FOTOGRAFÍA: ROSADO EN LA CRIPTA DE ORISOAINAUTOR: ESTEBAN SALINAS CARRO
Fotografía ganadora jurado popular
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
La fotografía está tomada en la criptade Orisoain, municipio de la comuni-dad foral de Navarra y situado a 28kilómetros de Pamplona.
La cripta es una cámara de piedrasituada bajo el altar de la iglesia romá-nica de San Martín. Sus curiososefectos lumínicos sobre la piedra,todavía con algunas inscripciones sindescifrar, hacen que el lugar sea unamaravilla que fotografiar.
Un estrecho ventanuco frente a laentrada me sugirió las primeras ideas
para jugar con el reflejo de la luz sobrela copa, pero finalmente y tras com-probar que la luz era escasa y nollegaba a conseguir la fotografía ideada,decidí probar y crear un reflejo artificialcon una linterna. El resultado, trascientos de fotografías y decenas deviajes, fue el obtenido.
Pensé en este lugar como el ideal parafusionar el románico y el vino, la criptarománica y acogedora, una copa devino y la iluminación adecuada hicieronel resto.
ROSADO EN LA CRIPTA DE ORISOAIN
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO: Crispación en botella magnumAUTOR: Jaume Moya i Matas
A principios de los años 60, el gran escritor Josep Pla, se plantó delante de los
muros del castillo de les Sitges, en la Segarra, Catalunya, y anotó en su cuaderno
que la fortaleza transmite “...una crispación guerrera que no se ha evaporado
con el paso de los siglos...”. La fotografía presentada refleja esta crispación en el
vidrio de una botella tamaño mágnum de vino tinto gran reserva. Con ella, se
invita a pensar que pronto, muy pronto, el descorche de la botella y la liberación
de sus aromas harán posible que la crispación se convierta en alegría y el carác-
ter guerrero en satisfecha relajación. A fin de cuentas, como desde antiguo es
sabido, es en el vino donde hallaremos la verdad.
La imagen corresponde a la fachada de la parroquia de San Pedro de Treviño,
que administrativamente pertenece a Burgos, pero es un enclave en territorio
alavés, del que se percibe la influencia en su escultura tardorrománica. Dos ven-
dimiadores provistos de sendos corquetes cortan los racimos que salen de los
oídos de dos grandes mascarones (uno más joven y el otro barbado), que pudie-
ran simbolizar el ciclo del vino. La reja fué colocada para proteger la imagen de
la adyacente Virgen Blanca, de la que fué mutilada la cabeza del Niño y repues-
ta con alguna diferencia.
TÍTULO: Y siguen vigilando los DiosesAUTOR: Fernando García Gil
Fotografías finalistas
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO: Bourgogne IIIAUTOR: Michel Claveyrolas
Este capitel se encuentra en el Museo del Louvre, en París, en las salas de arte
medieval. Proviene de la antigua iglesia abacial de Moutiers-Saint-Jean en el
departamento de la Côte-d'Or (Borgoña, France), que fue demolida en el siglo
XIX. El capitel fue adquirido por el museo del Louvre en 1929 y contiene dos
escenas relacionadas con la vendimia. En la que aparece en la foto el vendimia-
dor descarga las uvas y está a punto de pisarlas en el lagar. Sobre otra cara del
mismo capitel un viñador vierte el zumo ya pisado en un tonel
Me habían comentado que en la iglesia de Sta. Cecilia en Hermosilla, provincia de
Burgos, había unos canecillos muy interesantes. Aprovechando el viaje a Aguilar de
Campoo, donde se celebró, en el mes de junio, un fin de semana Románico orga-
nizado por la asociación AdR, a la vuelta pasamos por Hermosilla sacando fotos a
varios canecillos, entre los que se encontraba el de "La barrica y la jarra". De las
fotografías que mandé era la que más me gustaba: al ponerla en la pantalla del
ordenador, observé que, dada la rugosidad de la piedra daba la impresión de que
no era una foto sino una pintura. Me entusiasmó, era algo diferente.
TÍTULO: Burgos. Hermosilla. Iglesia de Santa Cecilia. Canecillo con barrica y jarra
AUTOR: Jaime Zabalozuazola
Fotografías finalistas
TÍTULO: La viña del SeñorAUTOR: Covadonga Cañas
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
El templo románico (siglo XII) de Santa María de la Piscina, en Peciña, La Rioja,
se encuentra en una localización privilegiada, teniendo al norte los montes
Obarenses de la sierra de Cantabria. Aunque ya he estado en tres ocasiones ¡se
goza de tal paz y tranquilidad! que no me canso de volver a recalar en ese lugar
cada cierto tiempo.
Rodeando el templo, viñedos y viñedos, que según la estación colorea de manera
diferente el marco en el que se sitúa el templo. Os recomiendo la visita. No os
defraudará.
Mi foto incluye a la contorsionista del capitel de la portada oeste de
El Salvador de Ejea de los Caballeros, en el corazón de las Cinco
Villas aragonesas. Cuando se nos invita a participar en el concurso del románico y el
vino, se está realizando una campaña denominada "El vino de las
Piedras", de la D.O de Cariñena. Aquí nace mi idea de presentar esta botella, en un
primer plano desenfocado, con la contorsionista que se mueve al ritmo de los sones
de un salterio que se encuentra junto a ella en el capitel citado. Aprovechando un
viaje al románico de esta zona y, cuando ya regresábamos a Zaragoza, recordé que
en el capó de mi vehículo llevaba la botella que generaba la imagen que yo había
soñado. Sin muchos preparativos tomé la botella con la mano izquierda mientras
encuadraba y disparaba la imagen que presenté al concurso.
TÍTULO: La contorsionista de EjeaAUTOR: Fernando Cebrián López
Fotografías finalistas
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO: Racimo RománicoAUTOR: Eladio González
En el pueblo de Sardón de Duero, en la provincia de Valladolid, al girar en la carretera
de Olmedo a Peñafiel, muy cerca de esta localidad, lo primero que se observa son
pequeños viñedos muy cuidados, y a lo lejos un edificio con aspecto de iglesia. Se trata
del Monasterio de Santa Maria de Retuerta, perteneció a la orden premostratense, y
fue edificado en estilo tardorrománico, y fundado por Sancho Ansúrez, nieto del Conde
Ansúrez. Es el Monasterio de Santa María de Retuerta. Sufrió la desamortización de
Mendizabal, y hoy esta desacralizado. En solitario, recorro todo el recinto, la antigua
iglesia, el claustro, el refectorio, la sala capitular, un lucillo, un armarium, …regreso al claus-
tro, y me detengo frente a los capiteles de la entrada de la sala capitular, en el lado del
claustro y disparo la cámara…
La fotografía está inspirada por la quietud y sosiego que impregnan
el ambiente alrededor de un claustro románico como el de Silos,
rememorando el reposo necesario para la crianza del vino, jugando con
el espacio y la luz de dentro y fuera de los arcos y los brillos y
trasparencias de las copas y el vino, que se alinean con la estructura de los
huecos, armonizando con ellos, tratando de complementarlos,mientras los tonos
verdes del jardín interior del claustro sirven de telón de fondo.
TÍTULO: Románico y Vino VAUTOR: José Ignacio Alonso
Fotografías finalistas
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
TÍTULO: Románico y VinoAUTOR: Francisco Ortiz
Esta foto esta tomada en la Rioja, un fin de semana que pase con mi
familia, la idea era clara, queria disfrutar de la cultura del vino y a
la vez disfrutar del romanico de la zona. Al llegar a Santa Maria de la
Piscina, baje del coche, y vi la foto, tomé alrededor de cuatro fotos,
y esta fue la que mas me gustó. La foto resumia mi fin de semana.
Mañana. Frío.
Soledad. Lejanía.
Pasado. Horizonte.
Cepas. Arquitectura.
El vino y la piedra
nacen de la misma tierra.
TÍTULO: Santa María de la Piscina. Entre videsAUTOR: Ángel Bartolomé Rial
Fotografías finalistas
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
El pasado 22 de noviembre de 2012 se entregaron en la sede del Ministerio de Agricultura en Madrid, los
premios del Concurso Fotográfico Románico y Vino. En un acto protocolario, el Subsecretario del Ministerio
D. Jaime Haddad, el Presidente y el Gerente de la Fundación para la Cultura del Vino, D. Eduardo Muga Peña y
D. Rafael Del Rey respectivamente, junto con D. Juan Antonio Olañeta, Presidente de la Asociación de Amigos
del Románico, hicieron entrega de dichos premios. El acto contó con la colaboración de D. José María Pérez,
Perídis, quien deleitó a los presente con su particular punto de vista sobre el vino y el románico.
El lugar fue el patio de la sede del Ministerio
de Agricultura. Alimentación y Medio
Ambiente en la Glorieta de Atocha de
Madrid, con un nutrido grupo de represen-
tantes del mundo del vino, del periodismo y
de Amigos del Románico.
Dichos premios, que representan el empeño
de dos instituciones, la Fundación para la
Cultura del Vino y Amigos del Románico de
aunar esfuerzos para poder realizar un trabajo
en común: divulgar la cultura del vino a través
de un patrimonio histórico y único como son
los monasterios románicos, sus capiteles, sus
paisajes o sus claustros, enmarcados en un
entorno de recogimiento y paz, que otorgan a
los participantes en el concurso de fotografía,
un aliciente suplementario para la presenta-
ción de dichas obras. Fueron muchas instantá-
neas las que recibimos, todas de una calidad
notable que hizo nuestro trabajo si cabe más
arduo, al tener que elegir tan solo 12 fotogra-
fías que pasaran a la final y de tan sólo esas 12,
dos tuvieron la fortuna de ser las ganadoras:
Como no puedehaber una boda sinvino y la Virgenpasó verdaderosapuros porque enaquella boda ocompraron pocovino o les gustómucho.
Entrega de los premios del concurso de fotografía Románico y VinoPor FCV y José María Pérez, Perídis
CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
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“Rosado en la cripta de Orisoain” de Estaban
Salinas Carro y “Grandes esperanzas” de Asis
González Ayerbe.
Como preludio al acto de entrega de
premios, tuvimos el privilegio de contar con
un invitado muy especial, que fue el broche
de oro al acto institucional. No podíamos
pensar en otra persona más idónea para
cerrar con su discurso ameno, interesante y
documentado como José María Pérez, Peridis,
arquitecto y dibujante, protagonista de una de
las series más aplaudidas de la televisión espa-
ñola, “Las claves del Románico” por su valor
histórico y documental. Sin lugar a dudas una
de las grandes series de documentales que ha
emitido TV española.
De este modo, nadie con más valor docente y
conocedor del mundo mágico del románico
español que Perídis. Como su discurso lo
realizó sin papeles, simplemente aprovechando
sus conocimientos y su capacidad de oratoria,
vamos a transcribir a continuación los elemen-
tos troncales del mismo, sabiendo que su valor
documental reside en esa parte de improvisa-
José María Pérez, Peridis en un momento de su discurso.
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
ción y a la vez de saber que sus palabras pro-
vienen de una vasto conocimiento del tema y
de un profundo amor por lo que hace, que
queda patente en las palabras que nos regaló.
Disfruten de estos extractos del discurso de
José María Pérez, Perídis:
“ El vino ha tenido un extraordinario, inmejora-
ble y maravilloso divulgador que fue nada más
y nada menos que Jesucristo. (…) Dios
nuestro Señor, que ya empezó en las bodas de
Caná. El vino abundaba en toda la zona medi-
terránea y, como no podía ser menos, en
Galilea y en Judea. Era la ribera del Jordán.
Como no puede haber una boda sin vino, la
Virgen pasó verdaderos apuros porque en
aquella boda o compraron poco vino o les
gustó mucho. La Virgen no lo podía consentir y
dijo aquella célebre y famosa frase “No tienen
vino”. (…) Se dio cuenta de que allí había
mucho nerviosismo y entonces fue cuando
mandó llenar las tinajas de agua.
A veces, los vinateros sobre todo en el
Medievo, hacían al revés. No sé sabe qué
echaban primero si el agua al vino o el vino
al agua, porque en la Edad Media el vino se
rebajaba con agua y al agua, para mejorar su
uso por los peregrinos, se le echaba un poco
de vino para que se conservara mejor. Es
decir, que el agua y el vino –a pesar de lo que
cree la gente de los pueblos- se han llevado
relativamente bien.
(…) Estamos en un monasterio medieval y
los monjes en los monasterios tenían dos
posibilidades: hacer el vino al lado de un
viñedo y llevar hasta allí el agua o hacer el
monasterio al lado de un manantial y llevar allí
el vino, depende de la tierra en donde estu-
viera. (…) El vino es fundamental en la eco-
nomía de los monasterios. Estos después de
la desamortización los utilizaron de bodega.
(…) Si llegas a un monasterio y ves el valle y,
si no tiene viñas, es que no está en la Ribera
del Duero o no está en La Rioja. Han defini-
do un paisaje extraordinario, o trigales por un
lado, viñedos por otro, o entre bosques. Todo
esto se debe a un santo, que es el patrono de
Europa, que le llaman San Benito, que en ita-
liano se dice San Binito, porque fue el que
preparó el mejor vino, el Benedictine. Era
romano, estuvo estudiando en Roma
Derecho Romano y estudió Retórica y
Oratoria, cantaba maravillosamente e inventó
el gregoriano. (…) Organizó la vida de los
eremitas a partir de un horario. Igualmente,
luego, se le puso en la cabeza que tenía que
haber un sitio donde en cada espacio, se
hiciera una cosa. Si una zona era de secano,
así como Castilla, había que hacer un monas-
terio con trigales alrededor. Si estás en la
Ribera del Duero, sobre todo si tienes un
Vega Sicilia para arrancar, pues dices: “aquí
ponemos un monasterio con una bodega y…
un negocio”. Procuraban que los reyes les
dieran el Derecho de Portazgo y cuando lle-
El vino ha tenidoun extraordinario,inmejorable ymaravillosodivulgador que fuenada más y nadamenos queJesucristo.
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CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
El subsecretário del Ministerio D. Jaime Haddad
D. José María Pérez, Peridis, D. Eduardo Muga y D. Juan Antonio Olañeta
gaban los carros con las cubas de vino, decían
“del Monasterio de Valbuena de Duero”…
“pasen”… porque los monasterios tenían el
pase. (…) Fueron tan inteligentes los monjes
que hicieron el Camino de Santiago en la
Ruta del Vino. ¿Cómo creéis que se financió la
Catedral de Santiago de Compostela?. Con el
impuesto del vino. y ¿quién tenía el vino?... el
Obispo y los canónigos de la Catedral. (…)
Aunque hubo algunos inconvenientes por
parte de San Pablo a quien no le gustaba el
tema del vino en exceso y decía en la Carta
a los Efesios, “no os embriaguéis con el vino,
pues en él está la lujuria, sino sed llenos del
espíritu”.
Voy a terminar diciendo que el Románico no
habría existido sin San Binito, que San Binito
no habría existido sin la civilización romana y
los elementos básicos de la civilización en
cuanto a alimentación los teníamos en
España. Por eso, España ha sido tan grande: el
pan, el vino y el aceite. Estamos en un acto de
La Fundación para la Cultura del Vino y lo
mismo que he dicho del vino podría decirlo
del aceite pero yo creo que, aunque estemos
en el Ministerio –Señor Subsecretario- hoy
tocaba vino y, como tocaba vino, al pan, pan,
al vino, vino y a todos muchas gracias”.
© Fundación para la Cultuta del Vino y José María Pérez “Perídis”
CONCURSO FOTOGRÁFICO: Románico y vino
Asís González Ayerbe, ganador del I Concurso Fotográfico Románico y Vino por la fotografía
"Grandes Esperanzas", ha realizado el viaje a la Rioja, como premio de dicho concurso organizado por
la Fundación para la Cultura del Vino. En este artículo-reportaje, Asís nos narra su aventura por
tierras riojanas con una nevada histórica cómo telón de fondo, pero con una enorme ilusión y con
ganas de volver cuando sea época de vendimia en Haro. Sus fotografías dan una idea bastante certera
de la experiencia vivida.
"En Haro no nieva nunca" dijo alguien cuando
Ana y yo mostrábamos cierta preocupación por
la climatología. El viaje que nos había organizado
María, de la Fundación para la Cultura del Vino,
era la primera salida que hacíamos solos (sin las
dos niñas que tenemos) en años y no quería-
mos que nada lo frustrara. La verdad es que
este premio en forma de viaje nos parecía genial
y la idea de dormir en un hotel precioso, comer
en lugares escogidos con cariño por nuestros
anfitriones y visitar sitios prometedores, nos
parecía el plan del año, bueno, de los años en
realidad.
Con cierto tino logramos esquivar la nieve en el
viaje de ida, pero, al llegar a Haro ¡caían bolones
del cielo! Como estábamos allí, ya nos daba igual
todo y pensamos que veríamos algo inusual y
eso nos gustaba... estábamos entregados, cierta-
mente todo nos parecía extraordinario. Las
Bodegas Muga son increíbles.... y si tienes un guía
personal como Rafa, más. Lo primero que
hicimos fue ir a las tierras de cultivo. Con el
viento y la nieve, el aspecto del viaje era algo
"sakletoniano", con nuestro "sherpa" conocedor
del terreno señalando en la lejanía diferentes
hitos y la tundra, en forma de cadenas de parras,
sin hoja ni fruto. Esto promete. "Tenéis que
volver en la vendimia" dijo Rafa "los colores, la
luz... os encantará". Me costaba imaginar todo
aquello lleno de gente vendimiando y el sol en
medio del cielo azul.
"En Haro no nievanunca" dijo alguiencuando Ana y yomostrábamos ciertapreocupación porla climatología
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¡Claro que volveré!Por Asís González Ayerbe
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Isaac Muga me viocon la cámara yañadió "mala luzhoy. Tú tienes quevolver al terminarel verano, esto sellena de gente, estátodo precioso, ¡quéluz! ¡qué colores!”
La visita a las bodegas cumplió las espectativas
de espectacularidad que yo había trazado en mi
cabeza y en el guión, todo cuadraba a la perfec-
ción -a ojo de buen cubero- que, como nos
explicó Rafa, es uno de tantos dichos que pro-
ceden del mundo del vino, que, cada vez me
seducía más, por cierto.
Cruzamos estancias diversas, almacenes cuidadí-
simos, sorpresas tras cada túnel en forma de
barricas y botellas apiladas y en una de estas
salas coincidimos con Isaac Muga y su hermana
Isabel, segunda generación y actuales patriarcas
del complejo. Fuera la ventisca. "Pues sí que es
poco habitual esto" dijo Isaac. Me vio con la
cámara y añadió "mala luz hoy. Tú tienes que
volver al terminar el verano, esto se llena de
gente, está todo precioso, ¡qué luz! ¡qué colores!"
La verdad es que esta gente es amabilísima,
pensé, y eso de volver...
Subimos a la torre Muga y con la nieve no se
veía nada. Cata dirigida, más salas, más pasadizos,
más nieve... "Nunca había visto esto así" dijo un
operario. "¿Muy distinto a otras épocas?" pre-
gunté. "Pues sí" contestó "si ahora te gusta, ten-
drías que verlo con sol". Sí que me gustaba. Me
encantan los lugares descontextualizados, sol en
Londres o granizo en Cádiz... Continuamos
nuestra visita disfrutando de cada detalle y cul-
minando con una comida tradicional en el
llamado Comedor del Príncipe, donde
tomamos unos vinos geniales y el camarero,
muy atento, nos contaba lo bien que estaba allí.
"sí, hoy es un día atípico, cada jornada es distin-
ta, variada y animada por aquí, deberíais verlo en
verano". Ana y yo nos miramos sonriendo.
Cuando dejamos atrás la bodega, con ese cielo
blanco, y paseamos por Haro, pude sentir la ins-
piración enraízando en mí. Toda esa estética del
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vino, bodegas, viñas, comer, beber, disfrutar... En la
cena, hablando con La Dirección General de
Tráfico, comprendimos que había que volver al
día siguiente, más pronto que tarde. El sueño no
se podía disipar de esta forma, la climatología
nos la quería jugar, faltaban algunos planes del
viaje por hacer... En la calidez del restaurante
contamos someramente nuestra visita a Muga y
experiencias a la camarera, cuánto nos había
gustado y cómo no nos la habían dado con
queso (dicho también que proviene del mundo
del vino y que entendió al momento). Le rela-
tamos más o menos lo que aquí habéis podido
leer y ella sonrió "bueno, pues después de lo
que os han dicho ¡es imposible que no volváis!"
y acertó de pleno, porque, cuando al día siguien-
te afrontaba la carretera esquivando la nieve de
regreso a casa, habiendo dejado planes y visitas
riojanas en el tintero, no pensaba con tristeza en
el final de mi viaje, sino con alegría en el comien-
zo de lo que está por venir. Volveré, por supues-
to, en parte gracias a la nieve que ha condicio-
nado esta visita, ciertamente... Pero, no princi-
palmente por eso: se respira pasión aquí y eso
sí que es maravilloso.
Volveré, claro.
Cuando dejamosatrás la bodega,con ese cieloblanco, ypaseamos porHaro, pude sentirla inspiraciónenraízando en mí.
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EL SIMBOLISMO RELIGIOSO DEL VINO
Al rato, comienzo adespertar; el solestá apareciendopor el este; esosleves rayosacarician mi sien,alegran mi vista eincluso me da laimpresión de querespiro mejor.
El vino tiene o lleva adheridas unas connotaciones sagradas que le distinguen del resto de
bebidas alcohólicas y de las que no ha logrado desprenderse todavía. Este componente
litúrgico explica, entre otras muchas cosas, su presencia en algunas ceremonias de especial
relevancia religiosa y los vínculos que desde la antigüedad mantiene con las castas
sacerdotales de credos que, en principio, apenas guardan relación entre sí.
El simbolismo religioso del vino
Por eso, no tiene nada de extraño que, en
cierto modo, continúe siendo lo que siempre
ha sido: una bebida que establece jerarquías
o fronteras simbólicas al fijar los límites que
separan lo sagrado de lo profano, la esperan-
za en el más allá del sufrimiento existencial y
de la conciencia de nuestra finitud, el conoci-
miento salvador de la ignorancia culpable o
los placeres del paraíso de los castigos infer-
nales. Estos valores simbólicos aparecen
reflejados con meridiana claridad en la imagi-
nería religiosa del cristianismo y para demos-
trarlo vamos a escoger dos ejemplos: las
representaciones de la última cena y las
estampas del lagar místico.
LA ÚLTIMA CENAEl vino de la eucaristía no es químicamente
diferente del vino común, no posee caracte-
rísticas extraordinarias, ni es, en esencia, más
sagrado que la cerveza. Sin embargo, la Iglesia
católica, en el transcurso del Concilio de
Trento (1545-1563), decidió servirse de él y
convertirlo en una de sus armas más eficaces
Texto: Iñigo Jáuregui Ezquibela y fotos de Javier de la Fuente
EL SIMBOLISMO RELIGIOSO DEL VINO
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a fin de frenar y contrarrestar la influencia
ejercida por los protestantes. El método
elegido consistió en actualizar, difundir e ins-
titucionalizar la doctrina de la transubstancia-
ción, una creencia que se remontaba a los
albores del Cristianismo y que, entre otras
cosas, sirvió para metamorfosear esta bebida
tan familiar en un símbolo sagrado al identifi-
car el vino de la consagración con la sangre,
el sacrificio y la muerte de Cristo. Esta inicia-
tiva, elevada a la categoría de dogma de fe,
surtió efectos inmediatos entre los creyentes
al persuadirles de que los sacerdotes, que
cada domingo o fiesta de guardar oficiaban la
misa, tenían la capacidad de convocar la pre-
sencia de Dios poniéndolo, dicho sea de
paso, al alcance de todos los asistentes. La
consecuencia más inmediata de esta
medida, contrareformista y clara-
mente propagandística, fue la resacrali-
zación o recuperación del sentido original
del templo como lugar sagrado o propiciato-
rio; la difusión de las representaciones y de la
imaginería asociada a la última cena, y el naci-
miento de un nuevo orden arquitectónico, el
Barroco, destinado a exaltar el poder y la
majestad del Dios que comparece y se revela
en el sacramento eucarístico.
EL LAGAR MÍSTICOEl significado y la importancia concedida a la
versión mística de este artefacto, de uso
común entre los vinicultores de ambas
Capitel del interior de la Real Basílica de San Isidoro (León).
EL SIMBOLISMO RELIGIOSO DEL VINO
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riberas del Mediterráneo, tiene su origen en
la lectura que los teólogos tardo-antiguos y
medievales hicieron de dos textos que consi-
deraron especialmente relevantes y que per-
tenecen al Antiguo Testamento. El primero
procede del libro de los Números (13, 23) y
describe el regreso de los exploradores que
Moisés decidió enviar a la Tierra Prometida
con el fin de reconocer el país y hacer averi-
guaciones sobre sus habitantes y las condicio-
nes de vida que reinaban en el mismo, mien-
tras que el segundo, bastante más explícito,
pertenece al profeta Isaías (63, 2-3).
Sea como fuere, y tras varios siglos de olvido,
la alegoría de la prensa vuelve a ser puesta
de actualidad por un franciscano italiano del
siglo XIII llamado San Buenaventura (1218-
1274). Esta nueva versión, que no difiere sus-
tancialmente de las anteriores y que por las
fechas coincide con el culto a la sangre de
Jesús, aparece formulada del siguiente modo:
“Cristo comprimido en la cruz como un
racimo en el lagar, ha hecho fluir por las
heridas de su cuerpo un licor que es
remedio de todas las enfermedades (…) el
vino es la imagen de la sangre que se extrae
del racimo, es decir, del cuerpo de Cristo,
prensado por los judíos en el lagar de la
cruz” (De preparatione missae)
Esta imagen truculenta y poco convencional
del suplicio de Jesús, sumada a la de la sangre
que brota de su cuerpo y se mezcla con vino,
es tan poderosa y sugerente que logra una
popularidad y una difusión inmediatas. Los
artistas plásticos de finales de la Edad Media
y de los primeros siglos de la Edad Moderna,
conscientes del interés que despierta entre
los creyentes, no tardan en hacer suyo este
motivo iconográfico incorporándolo a sus
creaciones. Las mejores muestras son elabo-
radas en los talleres de los miniaturistas, gra-
badores y pintores del norte de Francia,
El vino es laimagen de lasangre que seextrae del racimo,es decir, delcuerpo de Cristo,prensado por losjudíos en el lagarde la cruz
Portada de Aguilar de Codés en Navarra
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Países Bajos y regiones de habla alemana. Las
estampas más imitadas y que suscitan mayor
admiración son diseñadas por el grabador
belga Hieronymus Wierix (1553-1619). Sus
obras sitúan a Jesucristo en el interior de un
lagar o de una prensa, que es accionada por
Dios Padre o el Espíritu Santo en forma de
paloma. Mientras, la sangre que brota de sus
heridas y cae en el recipiente, que se halla a sus
pies, es recogida por un grupo de ángeles o de
sacerdotes en un cáliz y distribuida entre los
espectadores que contemplan la escena. Esta
representación, con ligeras variantes, será
inmediatamente incorporada a la decoración
de las capillas y de los lugares de reunión cons-
truidos y sufragados por los miembros del
gremio de comerciantes y mayoristas de vino.
Como conclusión; es preciso subrayar que el
motivo de la existencia de este simbolismo,
que ha prevalecido hasta la actualidad entre
los cristianos, reside en que el vínculo existen-
te entre el vino, la sangre humana, la muerte
de Jesucristo, la Tierra Prometida o las bonda-
des del paraíso en lugar de ser natural o nece-
sario, es un artificio, una construcción cultural
asociada al contexto geográfico mediterráneo
y a la explotación de un sistema simbólico y
religioso cuyos antecedentes se originaron, o
comenzaron a perfilarse, en el momento en el
que una tribu neolítica descubrió que el
líquido contenido en unas bayas desconocidas
producía una alteración repentina, fascinante y
sin precedentes de su conciencia.
La existencia de estesimbolismo reside en elvínculo existente entreel vino, la sangrehumana, la muerte deJesucristo...
Estatuas-columna de la Basílica deSan Vicente de Ávila
VINO, BELLEZA Y PECADO
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Intenso y apasionado es el idilio que el hombre ha mantenido a lo largo de su historia
con el vino y fecunda es también la relación de éste con las artes. Los estudios más
profundos aseguran que el origen de la palabra vinum podría encontrarse en el
vocablo vana, un término sánscrito que significa amor y que sería la primera
denominación de este mítico brebaje.
Vino, belleza y pecado
EL ORIGENLos más arriesgados apuntan que el origen
sánscrito hace alusión a la propiedad afrodisía-
ca que en la antigüedad se atribuía al vino.
Curiosamente, la palabra vana también dio
nombre a una de las más sensuales diosas:
Inanna. Conocida como Ishtar en Babilonia, era
la diosa del amor y de la guerra, de la naturale-
za y la fecundidad. Más adelante se la identifica
con la diosa griega Afrodita y la romana Venus.
El historiador y militar ateniense Tucídides ya
observó que la mayoría de las culturas y civi-
lizaciones de la humanidad han tenido al vino
como núcleo, pues ha sabido integrarse en
los valores propios de ellas. Sobre ello
aseguró que los pueblos mediterráneos salie-
ron de la barbarie cuando descubrieron el
vino y el aceite de oliva.
Por Joan Bennàssar y Antoni M. Planas
Tucídides yaobservó que lamayoría de lasculturas ycivilizaciones de lahumanidad hantenido al vinocomo núcleo.
VINO, BELLEZA Y PECADO
En el frontón occidental del templo de
Delfos, los griegos reflejaron en cuatro frases
escritas en su muro lo que para ellos repre-
sentaba el ideal de belleza. Lo más exacto es
lo más bello; Respeta el límite; odia la inso-
lencia; de nada demasiado. Apariencia,
armonía, belleza, orden y medida viene a ser
lo que constituye la llamada, según
Nietzsche, «belleza apolínea». En el frontón
occidental, en lado opuesto del mismo
templo, está representado Dionisio, cuya
«belleza dionisíaca» nos asoma a los abismos
del caos, al desorden y al mal. Belleza, cuyo
influjo nos acerca a los universos secretos de
la verdad oculta. Expresada más allá de las
apariencias -alegre, peligrosa y perturbadora-
encuentra su máxima expresión en las pos-
trimerías del siglo XIX, donde el arte se
separa de la moral buscando representar los
aspectos más inquietantes de la vida.
Trasgresora, tenebrosa e impredecible.
Charles Baudelaire sostenía que lo bello es
siempre extravagante y afirmaba que el vino
se parece al hombre: nunca se sabe hasta
qué punto se le puede apreciar o despreciar,
amar u odiar ; ni cuantos actos sublimes o crí-
menes monstruosos es capaz de realizar.
VINO, BELLEZA Y PECADOVino, belleza y pecado unidos en el dios
Dionisio-Baco, el doblemente nacido, que fue
entregado por Zeus, su padre, a las ninfas. Se
crió en la soledad del bosque, plantó viñas y
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se embriagó rodeado de su particular corte
de sátiros, ménades y ninfas. Esta doble natu-
raleza humana y animal de insaciable bebedor
queda reflejada en las esculturas Selene y
Dioniso, depositada en el Louvre, o Sátiro con
Dionisio niño del Museo del Vaticano.
A lo largo de los tiempos, el vino ha servido
para conformar espacios artísticos que han
profundizado en esta relación entre el arte y
la vinicultura. Las primeras representaciones
culturales relacionadas con el vino se remon-
tan a hace más de cuatro mil años. El
Gilgamesh mesopotámico ya nos habla de
este brebaje. En esta epopeya, el héroe a la
búsqueda de la inmortalidad pasa por el
jardín de las piedras preciosas, donde descri-
be un árbol que vendría a ser la imagen
embellecida y mágica de la viña. Dice: «Sus
frutos en racimos suspendidos / ¡Fascinantes
de contemplar!». Llena tu vientre, vive alegre,
ama. «Esta es la única perspectiva de la
humanidad».
EGIPTOPero es en el antiguo Egipto donde arte y
vino se dan la mano de manera definitiva. En
las tumbas de Nakht, Nebamon y Sennefer,
del siglo XVI a.C., las escenas pintadas en sus
paredes muestran diferentes momentos en
la elaboración del vino. En la tumba de
Tutankamon, el famoso y joven faraón,
famoso gracias al descubrimiento del arqueó-
logo Howard Carter, se han encontrado
restos de vinos blancos y tintos. Y en una
tumba tebana del Nuevo Reino se descubrie-
ron dibujos que describían con claridad los
efectos que provocaba el beber vino en
exceso. También se interpretó un jeroglífico
donde se advierte: «tu borrachera de hoy no
apagará tu sed de mañana». El historiador
griego Diodoro Sículo cuenta que Osiris, dios
de la resurrección, de la vegetación y de la
agricultura, rey de los muertos, que tiene
entre sus atributos el pan y el vino, fue el
primero que hizo encaramarse una parra por
una estaca y que pisó la uva. «Enseñó a la
Es en el antiguoEgipto donde artey vino se dan lamano de maneradefinitiva.
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Esta doblenaturaleza humanay animal deinsaciable bebedorqueda reflejada enlas esculturasSelene y Dioniso,depositadas en elLouvre o Sátirocon Dionisio niñodel Museo delVaticano.
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Platón aseguró queel vino bebido encomunidad facilitala convivenciaentre los hombres.
humanidad el cultivo de la viña, así como a
vendimiar la uva y a guardar el vino».
Asimismo los egipcios creían que Horus –el
dios con cabeza de halcón iniciador de la
civilización egipcia- tenía un ojo en el Sol y el
otro en la Luna, y que por éste último lloraba
lágrimas de vino, que los vivos bebían para
dormirse y los muertos para despertarse.
GRECIA Y ROMAPara los griegos el vino se convierte en un
producto de una capital importancia econó-
mica y comercial, pero también en materia
prima primordial en los usos y costumbres del
día a día, en las actividades religiosas y en las
prácticas artísticas. Platón aseguró que el vino
bebido en comunidad facilita la convivencia
entre los hombres. Fue tan importante el vino
para los griegos que le atribuyeron un origen
divino. Ellos son los responsables de la crea-
ción de un dios del vino, el borrachín Dionisio.
El bajorrelieve El nacimiento de Dionisio, que
se puede ver en el Museo del Vaticano,
muestra a este como padre y fundador de la
civilización, del vino y la fecundidad.
Dionisio y su culto dieron lugar también al
teatro. Tanto la tragedia como la comedia, sus
dos principales géneros, nacieron en Atenas
entre los siglos VI y V a.C. como un acto de
culto a este dios. En sus orígenes, las obras
dramáticas se representaban únicamente
durante dos de los festivales que los atenien-
ses dedicaban anualmente a Dionisio: las
Leneas (en enero) y las Grandes Dionisias
(en marzo).
Aunque se debe a los griegos la creación de
las fiestas de Dionisio, fue con los romanos
cuando esta práctica adquirió una notoriedad
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En la culturaromana el diosDionisio pasó allamarse Baco yengrandeció aúnmás supopularidad.
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Para convertirse enuna bacante eranecesario pasardiez días sin tenerrelacionessexuales. Cumplidoeste período, seconsideraba queestabanpurificadas.
importante. En la cultura romana el dios
Dionisio pasó a llamarse Baco y engrandeció
aún más su popularidad. El culto a este dios
dio origen a las famosas bacanales. En sus
inicios solo podían participar en ellas las
mujeres y se trataba de rituales secretos, que
en Roma se realizaban en la arboleda de
Simila, cerca de la colina del Aventino. Antes
de poder tomar parte en el rito, las partici-
pantes se tenían que iniciar en el culto
secreto al dios. Para convertirse en una
bacante era necesario pasar diez días sin
tener relaciones sexuales. Cumplido este
período, se consideraba que estaban purifica-
das. El siguiente paso era beber vino hasta
que les enturbiaba la mente. Era en aquel
momento cuando comenzaba el desenfreno,
pues las mujeres estaban preparadas para
tener relaciones sexuales con las sacerdotisas,
o con otras iniciadas, durante tres días. Parece
ser que fue la entrada de los hombres lo que
provocó que estos rituales báquicos de carác-
ter religioso e iniciático se convirtieran en
puras orgías sexuales.
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La ceremonia de laconsagración delvino en la misaligóindisolublementeel cristianismo y laenología.
En las cerámicas, frescos y mosaicos de villas
romanas que han llegado hasta nuestros días
se exhibían escenas relacionadas con el amor
y la vinicultura. A destacar el gran friso con los
misterios dionisíacos de la Villa de los
Misterios de Pompeya, donde se conserva
una prensa de vino original romana. También
muchos poetas latinos escribieron sobre él,
porque como dijo Horacio, las musas huelen
a vino. Estos mismos poetas ya avisaban: si se
llena la copa con agua, no se escribirá nada
agudo ni ocurrente. El vino, sin embargo, es
como el caballo del Parnaso que lleva a los
poetas a las estrellas.
EL CRISTIANISMOEl cristianismo redime al vino después de la
orgía dionisíaca. La ceremonia de la consagra-
ción del vino en la misa ligó indisolublemente
el cristianismo y la enología, convirtiendo al
vino en la sangre de Cristo y en un elemento
fundamental en el ritual eucarístico, en el cual
el sacerdote, mediante sus palabras, transus-
tancia el pan y el vino en el cuerpo y la sangre
de Cristo durante el sacramento de la misa
en memoria de su sacrificio en la cruz. En la
primera epístola de San Pablo a los Corintios
se dice: «Tomad y comed: este es mi cuerpo,
que será entregado por vosotros; este es mi
memorial. Este cáliz es el nuevo Testamento
de mi sangre; haced esto cada vez que lo
bebáis en mi memoria».
La Última Cena, el momento en que Jesús
reúne por última vez a sus discípulos para
compartir el pan y el vino antes de su
muerte, ha quedado reflejada en numerosas
obras de arte. Tal vez la más representativa
sea la de Leonardo Da Vinci, pero también la
pintaron Tintoretto, Andrea del Castagno,
Dierich Bouts, Maestro de Soriguerola,
Ghirlandaio o Dalí, ya en el siglo XX.
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La vid, considerada como símbolo de fecundi-
dad, regeneración y resurrección a la vida, y
también representación de los conceptos de
muerte y renacimiento en un eterno retorno,
es usada como motivo ornamental en múltiples
bajorrelieves que representan escenas bíblicas
donde el bien y el mal, la belleza y el pecado,
son mostrados en obras como las de
Francesco Furini, Lot y sus hijas, embriagándolo
para tener descendencia; o Artemisia
Gentileschi en Judith decapitando a Holofernes.
Mientras el cristianismo hacía del vino la
sangre de Cristo, el Islam decidía prohibirlo
en el año 632 de nuestra era. Pese a todo, los
poetas musulmanes siguieron creyendo que
las musas olían a vino, como lo habían hecho
griegos y romanos. Así, Omar Khayam escribe
en el siglo XI:
¿Qué yo del vino soy devoto ciego?
Y bien, lo soy.
¿Qué soy infiel, idólatra del fuego?
Y bien, lo soy.
Cada uno de mí en su idea fía;
mas yo, dueño de mi, tengo la mía:
Soy lo que soy.
Los poetasmusulmanessiguieron creyendoque las musasolían a vino, comolo habían hechogriegos y romanos
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El hecho de que el cristianismo, en cierta
manera, se apoderara de la enología hizo que
en la Edad Media el vino estuviera en manos
de los monjes y su producción se centrara
básicamente en los conventos y abadías. De
hecho, la aventura del vino a lo largo de la his-
toria, su gloria y su esplendor, no se entende-
ría sin la decisiva contribución de los monas-
terios. Vinos míticos de Francia, España y
Alemania empezaron su camino en conven-
tos, elaborados por concienzudos religiosos.
Ellos fueron los que salvaron este brebaje de
la caída del Imperio Romano. Además, en
épocas de guerras y constantes escaramuzas
que afectaban el cultivo y su producción, los
monjes fueron los encargados de recuperar la
viña; de crear nuevas plantaciones utilizando
mejores plantas que seleccionaban escrupu-
losamente; de experimentar con la poda. Los
monjes y capellanes se convirtieron en autén-
ticos expertos en caldos. Un fraile francisca-
no, de nombre Salimbene de Parma, allà por
el siglo XIII, ya aseguraba que un buen vino
debe tener tres bes y siete efes: Et bon et bel
et franc / fort et fier, fin et franc, / froid et frais
et frétillant (Bueno, blanco y hermoso, /
fuerte, franco, fino y sublime, / frío, fresco y
fogoso). También debemos a los religiosos el
hecho de que introdujeran la vitivinicultura en
el Nuevo Mundo.
EL VINO Y EL HUMANISMOCuando hacia 1350 Bocaccio comenzó su
obra Genealogía de los dioses paganos, casi
sin saberlo se estaba iniciando el camino hacia
el Renacimiento, un movimiento cultural que
La aventura delvino a lo largo dela historia, sugloria y suesplendor, no seentendería sin ladecisivacontribución de losmonasterios.
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En la relaciónentre vino y el arte,Baco volverá aaparecer en loslienzos como diosde la alegría y dela danza.Es una de lasimágenes másrepresentadas porlos artistas yloadas por lospoetas.
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fue fruto de la difusión de las ideas del huma-
nismo, que determinaron una nueva concep-
ción del hombre y del mundo, que abandonó
la oscuridad de la Edad Media y volvió a mirar
hacia la realidad pagana griega y romana para
retomar ciertos elementos de la cultura
clásica.
En la relación entre vino y el arte, Baco volverá
a aparecer en los lienzos como dios de la
alegría y de la danza, como un dios pagano que
aporta júbilo a los corazones, que arroja luz
sobre la obstinada oscuridad de la Edad Media.
Es una de las imágenes más representadas por
los artistas y loadas por los poetas.
Miguel Ángel le dio forma en su escultura
Baco ebrio y Caravaggio lo retrató como un
Baco adolescente. En los dos casos el dios es
reproducido como una joven divinidad coro-
nada con racimos de uva y una copa en la
mano. Pero esta deidad tuvo muchas más
representaciones. Velázquez y su Triunfo de
Baco, más conocido popularmente como Los
Borrachos, donde queda patente la dualidad
belleza-pecado que está asociada al vino; las
bacanales de Tiziano y Rubens; Tintoretto y su
Ariadna, Venus y Baco; Bellini y su Niño Baco;
Everdingen van Ceasar y sus Ninfas ofrecién-
dole vino al joven Baco; Rubens y su Venus,
Cupido, Baco y Ceres; los “bacos” de
Caravaggio, de Rubens, de Sebastiano Filippi
“El bastianino”, de Leonardo da Vinci,
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Matisse o Miródesarrollaronparte de su trabajode juventud enParís, donde elcafé y las tabernasse convertirían enpuntos deencuentro, entrecopas de vino,absenta ychampagne.
d’Annibale Carracci. Beber vino pasa a ser
una opción refinada e inteligente. Poetas y
pintores disfrutan cantando los placeres del
vino, sus beneficios, sus efectos. Y muchos
escritores lo convirtieron en protagonistas de
sus poemas. ¡Ven, oh tú, monarca del vino /
gordito Baco de rosados ojos!, escribió
William Shakespeare.
DE ZURBARÁN A PICASSOCon el discurrir de los siglos, la iconografía vina-
tera, lejos de decaer, asumió una nueva fuerza,
una nueva vitalidad y los artistas continuaron
dejándose llevar por tan impetuosa considera-
ción. La vid, el racimo, la copa, la botella… se
convirtieron también en un destacado tema
pictórico plasmado por infinidad de artistas,
desde el español Francisco de Zurbarán hasta el
americano Andy Warhol, pasando por el
famoso Otoño de Guiuseppe Arcimboldo, o las
Peras y uvas en una mesa, de Juan Gris.
Impresionistas, como Toulouse-Lautrec,
quien elevó la absenta a las máximas consi-
deraciones ar tísticas; expresionistas, como
Edward Munch, que en muchos de sus
cuadros representó los efectos de su
consumo excesivo, hicieron del vino uno de
los temas pictóricos más importantes de la
historia del ar te. Los representantes de las
corrientes más vanguardias del ar te del siglo
XX recogieron el testigo e hicieron protago-
nista a esta bebida. Matisse o Miró fueron
algunos de los ar tistas que desarrollaron
buena parte de su trabajo de juventud en el
París de principios de siglo, donde el café y
las tabernas se convertirían en puntos de
encuentro, entre copas de vino, absenta y
champagne.
Por encima de todos ellos se yergue la figura
de Pablo Picasso, que con su genio creador
revolucionó la historia del arte. Él acogió con
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“La historia delVino es la historiadel Arte” diceMauricioWiesenthal,escritor y enólogo,
entusiasmo el vino en sus cuadros. A destacar
la “Comida frugal”, donde representa a un
hombre y a una mujer sentados frente a una
mesa, con un plato vacío y una botella de
vino; o “La botella de vino”, un bodegón
cubista donde el vino, que forma parte de su
iconografía, es protagonista.
Nos dice Mauricio Wiesenthal, escritor y
enólogo, que La historia del Vino es la histo-
ria del Arte. Y es cierto. Danza, literatura,
escultura, teatro, música y por supuesto
pintura han cantado y expresado de mil
maneras su alianza final e irrevocable con el
regalo de los dioses.
ARTE MODERNOEl arte moderno, que muestra la relativización
y coexistencia de diferentes ideales de
belleza, se ha visto reforzado por la comer-
cialización de los objetos de uso cotidiano
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como objetos artísticos, su serialización y la
voluntad de los artistas de romper sus límites
buscando nuevos campos de expresión.
Estamos en un mundo donde cada objeto,
además de su función habitual, se convierte en
mercancía, al valor de uso se le superpone un
valor de intercambio. Movimientos que se
difunden con rapidez en los campos de la
decoración, los accesorios y el diseño, y que se
basan en proyectar la belleza interior sobre un
objeto exterior y apoderarse de él, crean las
nuevas bases para que los artistas jueguen con
el vino y su mundo de objetos, copas, carteles...
EL ARTE EN LAS ETIQUETAS La relación del arte y el vino fue llevada hasta
su máxima expresión por la bodega francesa
Rothschild, poseedora de uno de los cinco
vinos “Grand Crus” de Médoc, que es a su
vez uno de los vinos más reconocidos y
famosos del mundo. En el año de 1945 el
barón Philippe de Rothschild decidió dedicar
La relación delarte y el vino fuellevada hasta sumáxima expresiónpor la bodegafrancesaRothschild.
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la etiqueta de su vino Mouton al triunfo de
los aliados en la II Guerra Mundial y enco-
mendó al ilustrador Philippe Jullian, nacido en
Burdeos, la tarea de diseñar la «V» de la vic-
toria seguida de la leyenda: 1945 Anneé de la
Victoire. Se inició así una tradición que abrió
un campo de posibilidades. La práctica de
ilustrar la etiqueta por parte de un artista de
talla mundial se convirtió en la regla de esta
prestigiosa casa vitivinícola. Es así como artis-
tas de la talla de George Braque, Salvador
Dalí, Roberto Matta, Marc Chagall, Francis
Bacon, Joan Miró, Andy Warhol o Rufino
Tamayo pintaron esta legendaria etiqueta y
hasta parientes cercanos de Pablo Picasso y
Vasili Kandinsky donaron, de manera
póstuma, obras de estos maestros para enga-
lanar las botellas del magno vino de Burdeos.
Es interesante destacar el hecho de que los
artistas no reciben nunca dinero como pago
por su trabajo, sino un par de cajas de este
grandioso caldo, una, por supuesto, con la
añada de su creación y otra con una selección
de los mejores años. Ramon Gómez de la
Serna escribió: En toda comida siempre hay
dos miradas furtivas, una la que lanzamos al
escote de alguna hermosa dama y otra la que
lanzamos a la etiqueta de la botella de vino.
Joan Bennàssar es uno de los pintores más destaca-dos de Mallorca. Ha editado numerosos libros depintura entre ellos “El vino que bebo sabe a mar”
En toda comidasiempre hay dosmiradas furtivas,una la quelanzamos al escotede alguna hermosadama y otra la quelanzamos a laetiqueta de labotella de vino.
EL ARTE DE LA ETIQUETA
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La etiqueta, un pequeño trozo de papel que, desde hace tiempo, ha empezado a ser considerada como un arte que
simboliza y expresa los valores culturales del lugar donde el vino es producido. En una etiqueta se entremezcla
el arte pero también el marketing; no hay que olvidar que se trata de una de las partes más importantes de la
botella. Es su seña de identidad. En ella, además de averiguar los elementos más importantes del vino tales como
uva, bodega, añada, etc., podremos disfrutar de su diseño. El vino debe saber bien pero también verse bien.
El arte de la etiqueta
La etiqueta nació con el propósito de ser una
“marca”, un “certificado” que garantizaba la
autenticidad, la procedencia y el origen del
vino cuando éste se empezó a comercializar
en Burdeos en el siglo XVIII. A partir de ese
momento, los vinos comenzaron a ser aprecia-
dos y pagados en función de su calidad. La eti-
queta empezó así a dotar de identidad al vino.
Con la invención de la máquina para hacer
papel, la industria comenzó a sofisticarse cada
vez más. Pero si hasta hace poco las etiquetas
eran exclusivamente de papel, hoy en día
pueden encontrarse en el mercado etiquetas
de films, materiales sintéticos y telas.
Actualmente la tendencia es a crear etiquetas
sobrias y simples, que comuniquen rápida y
eficazmente la marca, cepa y origen del vino.
Son muchos los expertos que aconsejan no
olvidarse de que la etiqueta no es lo esencial
en una botella de vino, sino que es como el
marco en una obra de arte.
EL ARTE DE MOUTONCuando hablamos del vino y el arte de su eti-
queta tenemos que hablar obligatoriamente
del Mouton Rothschild, uno de los grandes
vinos del mundo. Fue en 1924 cuando el
barón Philippe de Rotschild decidió encargar-
le al diseñador de carteles Jean Carlu la eti-
Por Gema González
EL ARTE DE LA ETIQUETA
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queta de su vino. En 1945, el barón encargó
una nueva etiqueta a un joven pintor llamado
Philippe Julian. En esta ocasión, el diseño se
inspiró en la “V”, letra utilizada por Winston
Churchill en la Segunda Guerra Mundial para
celebrar sus victorias. La idea era resaltar el
fin de la guerra y la celebración de un nuevo
comienzo para el mundo del vino. Desde
entonces, cada cosecha ha ido mostrando el
talento de un artista. Hasta el director de cine
estadounidense John Houston le dedicó su
etiqueta en 1982. La tradición continúa y sólo
cuatro cosechas no han tenido etiquetas de
artistas: en 1953, año del centenario de la
compra oficial de la propiedad Château
Mouton Rothschild; en 1977 cuando la Reina
madre del Reino Unido visitó y se quedó en
la propiedad; en el 2000, cuando la botella
salió esmaltada en oro en honor al año del
milenio con una reproducción del carnero de
Augsburgo y en 2003, cuando la etiqueta se
dedicó al barón Nathaniel de Rothschild, en
conmemoración del 150 aniversario de la
adquisición del Castillo Mouton Rothschild.
Pablo Picasso, Antoni Tapiès, Joan Miró,
Salvador Dalí, Francis Bacon, Wassily
Kandinski, Marc Chagall, entre otros, plasma-
ron su arte en las etiquetas de la bodega. Para
la cosecha de 1975, el artista seleccionado
fue Andy Warhol que dibujó un retrato del
barón Philippe de Rothschild. Incluso la
realeza británica ha participado en el diseño
de alguna de sus etiquetas, pues en 2004 el
príncipe Carlos de Inglaterra ilustró el cente-
nario del entendimiento amistoso entre
Francia y Gran Bretaña con una acuarela. “El
vino es arte. Viví con un padre que decía que
hacer vino es un arte. No hay dicotomía. Vino
es arte y arte es vino”, asegura la baronesa
Philippine de Rotschild, actual propietaria del
Château.
LAS ETIQUETAS EN ESPAÑAComo los Rothschild, otras bodegas de dife-
rentes países han querido plasmar el arte en
las etiquetas de sus caldos. En España, habla-
remos de Enate, en el Somontano. Cuentan
con obras originales de artistas de la talla de
Eduardo Chillida, Antonio Saura, Víctor Mira o
José Manuel Broto. La colección es ya impre-
sionante. Aunque quizás la obra de arte más
cotizada sea la que se presenta de forma muy
exclusiva en los limitados magnums de Vega
Sicilia Unico. Iniciada en 1987 con la cosecha
del 72 con la obra “Cepa del Duero” de Vela
Zanetti. Mucho más clásico es el Unico de
1970 con “Carro de mies”, obra original de
Benjanmín Palencia. Luego ha pasado por
Francisco Bores o Antonio López, entre
otros. Precisamente, el primer cuadro que
pintó Antonio López es una jarra de agua con
vino, un vaso de vino blanco y un pan. Lo ele-
mental, lo que sigue estando.
“El vino es arte.Viví con un padreque decía quehacer vino es unarte. Vino es arte yarte es vino”,asegura la baronesaPhilippine deRotschild, actualpropietaria delChâteau.
Gema González es Historiadora del Arte y periodis-ta, colaboradora en el programa de radio "Comer,Charlar y Beber" con Gonzalo Sol.
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CONCURSO DE CARTELISMO
Bodegas TERRAS GAUDA instituyó el Concurso Internacional de Cartelismo Publicitario Francisco Mantecón
(www.franciscomantecon.com) en 2001 en honor al artista Francisco Mantecón, uno de los socios fundadores y
diseñador de la identidad corporativa de la bodega, que preside José María Fonseca Moretón, también presidente
del jurado del certamen. En poco más de una década, el concurso se ha convertido en referencia para la
vanguardia artística internacional, adquiriendo gran prestigio entre las principales asociaciones de
diseñadores, universidades, comunidades creativas y artistas gráficos de los cinco continentes.
Concurso internacional decartelismo p ublicitarioFrancisco MantecónJavier Mariscal, Alberto Corazón, Óscar Mariné,
Manuel Estrada, Isidro Ferrer, Pep Carrió y
Emilio Gil se reunieron en 2011 para conmemo-
rar la 10ª edición después de haber formado
parte del jurado en diferentes ocasiones junto a
artistas gallegos como Antón Lamazares, Siro
López o Virxilo Fernández Cañedo, entre otros.
En el 10º aniversario se logró una participación
histórica con más de 2.100 carteles. Un salto
cuantitativo relevante desde la 1ª edición, en la
que se presentaron 70 propuestas.
Más de 12.000 carteles de 86 países de todo el
mundo han participado en los diez primeros años
del certamen, que ha evolucionado desde impul-
sor de jóvenes creadores a convertirse en una de
las grandes citas del Diseño, con una exposición
que reúne a la vanguardia artística internacional
durante un mes en la Estación Marítima de Vigo,
en virtud del acuerdo firmado por la bodega y la
Autoridad Portuaria de Vigo para vincular el cer-
tamen a uno de los puertos más importantes del
mundo.
En el Concurso Francisco Mantecón ha sido
cada vez más relevante la representación de pres-
tigiosos artistas gráficos, profesores universitarios y
titulares de importantes estudios de diseño inter-
nacionales, como el neoyorquino Taber Calderón 1º premio 2011. Cristina Vergara. Navarra
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(1º Premio en 2008) o el berlinés Sebastian
Büsching (ganador en 2010). Su original se
ha adaptado como etiqueta del Albariño
ABADÍA DE SAN CAMPIO, ya que la
bodega, como parte del premio, utiliza los
carteles ganadores como imagen.
La proyección internacional del certamen
queda patente con la diversidad geográfica y
la amplia variedad de nacionalidades de los
diseñadores participantes, de 86 países de
los cinco continentes: África, América, Asia,
Europa y Oceanía.
Desde la institución del Francisco
Mantecón, la difusión mediática nacional e
internacional ha contribuido a su consolida-
ción como una referente entre la comunidad
creativa y a la vinculación de Bodegas
TERRAS GAUDA a una iniciativa cultural de
gran prestigio en mercados exteriores.
Más de 400 publicaciones anuales en prensa
general y especializada, medios online y blogs
de diseño gráfico de países de todo el
mundo constatan la repercusión mediática
del certamen.
La evolución del certamen y su reconoci-
miento entre profesionales del Diseño de
todo el mundo ha propiciado el respaldo de
las principales asociaciones y colectivos de
artistas gráficos internacionales.
1er premio. Sebastian Busching. Alemania 1er premio 2006. Shima Takahiro. Japón
1er premio 2008. Taber Calderón. U.S.A. Mención especial. 2007. Antonella Spagnoli
EL IMPERFECTO MATRIMONIO ENTRE ARTE Y VINO
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La primera cuestión que me aproxima, como
periodista, al entendimiento de esa comprometi-
da sociedad entre arte y vino es la de la informa-
ción y, sin duda, el vehículo esencial de la misma,
en el caso del vino, es la etiqueta. Uno se asoma
al vino primero a través de los ojos, de la percep-
ción del continente, que es la botella, y del
“vestido” de la misma. Mi opinión, en este caso, no
puede sino recurrir al mismo latiguillo que la
mayoría de mis alumnos esgrime al principio de
los cursos a modo de exculpación de ignorancia:
“yo sólo sé lo que me gusta y lo que no”. Pues
eso. Cuando miro la botella, yo sólo sé lo que me
gusta o disgusta a efectos artísticos y de diseño,
aunque no sea mi campo profesional, y lamenta-
blemente las transformaciones de las que he sido
testigo en los últimos años me han puesto por lo
general los pelos de punta.
Históricamente y desde el punto de vista artís-
tico la etiqueta no ha tenido gran relevancia,
sólo era una básica constatación de la proce-
dencia del vino.
Asimismo, la marca se correspondía generalmen-
te con el nombre de la bodega, con lo cual no
había necesidad de un gran despliegue artístico o
creativo, y era suficiente con cuatro o cinco datos
sucintos. Uno añora la sobriedad de etiquetas
como las de Vega-Sicilia, con apenas cambios en
casi 100 años, y se pregunta por las claves tras su
Vaya por delante que la opinión vertida en este título es eso, perfectamente personal aunque
transferible, de hecho hete aquí esta modesta narrativa que trata de describir la percepción de la
vinculación entre arte y vino por parte de un profesional enredado en el segundo de esos sectores
desde hace casi dos décadas, y el cual trata de evaluar, buscando en su memoria, tanto las bondades
como las presuntas inconveniencias de ese elegantísimo -eso sí- matrimonio de conveniencia.
Por Antonio Casado
El imperfecto matrimonioentre arte y vino
Uno se asoma alvino primero através de los ojos, dela percepción delcontinente, que es labotella, y del“vestido” de lamisma
EL IMPERFECTO MATRIMONIO ENTRE ARTE Y VINO
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mesurada idoneidad. A mí se me ocurre que éstas
se hallan en la ausencia de todo patrón suntuario,
en esa verdad emotiva, histórica, simple y perfec-
tamente arraigada en dos conceptos, el de origen
y el de humildad (del producto), que la industria
contemporánea parece haber perdido definitiva-
mente de vista. El arte en torno al vino ha de ser
capaz de decir lo máximo con lo mínimo, y difícil-
mente las etiquetas contemporáneas cumplen
con esta fácil premisa.
Probablemente la más grave interferencia entre el
vino y los valores artísticos destinados a vestirlo
ha sido la irrupción en la industria de la mercado-
tecnia, que ha logrado hacer de la extravagancia y
la filigrana artística más exagerada la única forma
posible de singularizar los productos en un
mercado saturado de los mismos. Desde mi
punto de vista, sin embargo, la avalancha en los
últimos tiempos de “etiquetas de diseño” empo-
brece y devalúa la percepción del vino por parte
del consumidor medio, además de que desvía la
atención del producto real (el vino) hacia un pro-
ducto vicario que se trata de vender más como
una raridad descoyuntada y singular que como el
alimento arraigado en lo popular y en sí perfecto
que es. Defender esta naturaleza del vino debería
servir para potenciar su consumo más que
ninguna otra estrategia del cacareado e imperfec-
to marketing.
No quiero que penséis que sólo tengo ojos para
el diseño y el arte clásicos. Por edad, también me
corresponde de forma natural una atención para
lo contemporáneo, y de hecho durante mi
tiempo en Inglaterra trabajando para OddBins, la
que era entonces la mejor cadena de tiendas de
vino del Reino Unido y posiblemente del mundo
(ellos se hacían llamar a sí mismos “independent
wine-merchants”, y esa idea de independencia les
hacía sobresalir con autoridad por encima de
cualquier competencia), me quedé prendado del
trabajo de un artista extraordinario, cuyo trabajo
es comprometidamente contemporáneo, y que
era el autor del trabajo gráfico de los catálogos de
la compañía. Su nombre, Ralph Steadman, dice
bien poco al consumidor español, pero el mundo
anglosajón abrazó con especial afecto su trabajo,
aparentemente irreverente (su etiqueta para el
vino californiano Cardinal Zin fue prohibido en
Ohio por la inquietante representación de un car-
denal), pero para mi gusto de
una solvencia y profundidad clá-
sicas difíciles de encontrar.
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Son muchas lastardes en que estadeliciosa colección–casi reliquia– delvino me haentretenido lainteligencia, así dellana ydeleitosamente
dentro y fuera de España, y la cual se celebró
anualmente en esa ciudad entre 1948 y 1990,
año en que los vaivenes de la política jerezana
acabaron ahogando su continuidad.
Desde su primera edición en Septiembre de
1948 la Fiesta tuvo una inclinación netamente
popular, en torno a la exaltación del nacimiento
del vino nuevo (la Feria se ha celebrado siempre
el fin de semana más próximo al 8 de septiembre,
que señala tradicionalmente en la ciudad el inicio
de la vendimia) con actos públicos como el de la
bendición y pisa de la uva en el reducto de la
Iglesia Colegial, concursos de poesía, cabalgatas, la
designación de la Reina de la Vendimia, la del
Mantenedor de los Juegos Florales, la del Capataz
de Honor a partir de 1950 y la de la dedicatoria
de la Fiesta, asunto éste último crucial en el obje-
tivo de promoción y en el que abundaremos más
adelante. La creación y difusión de un cartel anun-
ciador fue una constante de la Fiesta de la
Vendimia, de modo que cada edición tuvo el suyo
hasta el final. Durante años se convocó el corres-
54
Pero cuando busco en mi propio baúl (o cava,
para ser más exactos) de los recuerdos en
torno al vino y a su comunicación, mi mejor
memoria se escapa curiosamente para un
pequeño local en el corazón de Madrid, en la
calle de Echegaray. La Venencia es una taberna
de vinos a la vieja usanza (servicio a granel en la
propia barra), con la particularidad de que los
vinos son exclusivamente jerezanos (ellos
hablan en su carta de “vinos genuinos de Jerez”)
servidos directamente de botas jerezanas de
innegable edad. El hecho de que el lugar tenga
cabida en este pequeño breviario personal del
arte y el vino es que sus sucios muros taberna-
rios albergan una pequeña, aunque extraordina-
ria colección de gran relevancia para la historia
del vino de este país, la de los carteles de La
Fiesta de la Vendimia de Jerez, que surgió del
deseo de añadir un componente bodeguero
digno del vino de Jerez a la secular Feria de
Septiembre, además de proporcionar a la
ciudad gaditana una novedosa vía institucional
de promoción de la región y de sus vinos
La Venencia es unataberna de vinos ala vieja usanza(servicio a granel enla propia barra), conla particularidad deque los vinos sonexclusivamentejerezanos servidosdirectamente debotas jerezanas deinnegable edad.
EL IMPERFECTO MATRIMONIO ENTRE ARTE Y VINO
EL IMPERFECTO MATRIMONIO ENTRE ARTE Y VINO
pondiente concurso público, en el que participa-
ban entre cuatro y diez artistas, cuya obra se ana-
lizaba en grupo de trabajo antes de proceder a la
elección de cada cartel a tiempo para su difusión.
Considero que lo más relevante de la Feria,
desde el punto de vista artístico, son las temá-
ticas de la colección que recogen todos los
tópicos populares en torno al vino y a la
región, desde parejas bailando con trajes regio-
nales hasta escenas de vendimia, pasando por
los aperos propios de la viticultura y la bodega,
apuntes de arquitectura y hasta una casi
cómica abundancia en la representación de
racimos de uvas, el más simpático de todos sin
duda una suerte de “jack-in-the-box” (la típica
caja sorpresa con muelle) con forma de
racimo que ilustra la XV edición de la Feria en
1962. Otro asunto clave son las dedicatorias a
los diferentes países (una especie de diplomá-
tica atención a todos aquellos lugares que
constituían mercados –potenciales y reales–
para el vino de Jerez), que si bien se hacían por
supuesto oficiales no siempre aparecen clara-
mente evidentes en los carteles, al menos por
lo que yo he podido comprobar, ya que en la
colección de La Venencia la primera dedicato-
ria impresa aparece en la vigésima edición de
la Feria (1967) y está dedicada al propio
Marco de Jerez, si bien hay constancia docu-
mental de que la primera dedicatoria fue para
Inglaterra y la memoria de Shakespeare en
1956, como apunta Julian Jeffs en su magnífico
“Sherry”, la mejor memoria sobre la región
jamás escrita.
Son muchas las tardes en que esta deliciosa
colección –casi reliquia– del vino me ha entrete-
nido la inteligencia, así de llana y deleitosamente.
Es en esa intimidad de uno que ama el vino, al
abrazo de una media botella de palo cortado,
asomado a la historia más popular de una de las
regiones más sustantivas del vino de este país,
cuando se alcanza el grado de felicidad –o del
más humilde contento– que te hace amar tu
profesión, por encima de toda otra atrabiliaria cir-
cunstancia. “La vida es corta, el arte, largo”, dijo
Séneca. No hay mejor lugar que el inopinado
“museo” de La Venencia para ratificarlo.
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Antonio Casado es periodísta vinícola
PRESENCIA DEL VINO EN LA GASTRONOMÍA
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Si por gastronomía generalmente se entiende la segunda acepción del DRAE es decir “la
afición a comer regaladamente”, puede resultar obvio que la presencia del vino en la
gastronomía tuvo lugar desde el mismo momento en que el ser humano, una vez obtenido
el fruto de la vid, fue capaz de ponerlo sobre la mesa junto a despensas que, elaboradas o
no, ya le venían siendo causa de placer sensorial.
Presencia del vino en la gastronomía
Si por gastronomía se puede entender
también -como yo desde luego entiendo-, el
interesante y largo recorrido de nuestra
especie buscando el placer de los alimentos
una vez superada la necesidad primigenia de
calmar el hambre, la incorporación del vino
no constituyó solamente una nueva fuente de
placer sino también de percepciones que,
más allá de la mesa, pudieron modificar los
efectos de su presencia en la misma como
consecuencia de aspectos emocionales, mis-
teriosos, estéticos, líricos, exóticos, sobrenatu-
rales y religiosos, que en el vino se iban des-
cubriendo -o le iban siendo atribuidos- según
mejoraban las técnicas de cultivo, de vinifica-
ción y de conservación, por un lado, así como
las de fabricación de los envases en los que
vino llegaba,… no sólo a la mesa sino, más
aún, a los labios.
Teniendo en cuenta circunstancias climatoló-
gicas, medioambientales y antropológicas, el
inicio de ese proceso nos lleva a tierras cau-
cásicas en las que los agrónomos sitúan el
origen de la Vitis Vinífera, y en las que los
antropólogos dicen que hace 10.000 años ya
había manos inteligentes capaces de cultivar-
la y de ordeñarla.
Por Gonzálo Sol
Los agrónomos yantropólogossitúan el origen dela Vitis Vinífera,hace 10.000 añosen tierrascaucásicas.
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Dadas las distintas tendencias y manifestacio-
nes culturales, económicas, sociales y religio-
sas habidas en la cuenca mediterránea desde
entonces, sería pretencioso por mi parte
intentar describir en unas líneas los diferentes
protagonismos sensoriales que la presencia
del vino ha venido teniendo durante cien
siglos en mesas marcadas por tendencias eco-
nómicas, sensoriales, sociales y culturales muy
diferentes según lugares y tiempos.
Puede ser conveniente, por tanto, marcar
circunstancias indicativas de unas
formas generales de pensar y de
actuar del ser humano ante el
vino, que no parecen haber
variado en su esencia, y son causa
de actitudes gastronómicas seme-
jantes o paralelas en unos u otros
lugares, y en unos u otros
momentos de la Historia.
Las soluciones adoptadas para garan-
tizar al consumidor la calidad del Vino,
logradas modernamente con regulacio-
nes sobre comarcas con D.O. ó I.G., por
ejemplo, no son sino actualizaciones de los
descriptivos “sellos” marcados en las
ánforas del Nuevo Egipto (hacia
1.350 aC), indicando que su vino
procedía de la comarca de
Akenathon o de la Casa de Aten,
por ejemplo.
PRESENCIA DEL VINO EN LA GASTRONOMÍA
PRESENCIA DEL VINO EN LA GASTRONOMÍA
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Sólo a finales del S.XX fuimos capaces de crear
una copa que, con gran objetivismo, exhibiera
en su plenitud colores y matices del vino, que
le diera bella forma, que nos ofreciera mejor
sus aromas, e incluso -de nuevo lo subjetivo-
que nos hiciera percibir una grata sensación de
ingravidez “colgando” al vino arriba de su fina
pata de cristal casi invisible.
Cada etapa de ese tránsito -materiales,
tamaño, forma, tallas, colores- dio oportunidad
a distintas presencias del vino en la gastrono-
mía, y a distintas percepciones y sensaciones
de comensales que pretendieron, sin excep-
ción, el logro del mayor placer que el vino les
pudiera ofrecer; esa pretensión de mayor
placer fue la que llevó a Ovidio a sugerir en su
“Arte de Amar” -S.I aC a S.I dC- una subjetiva
forma de mejorar las posibilidades meramente
objetivas de la copa: Procura ser el primero en
coger la copa que tocaron sus labios, y beber por
el mismo sitio que ella bebió.
De todos los esfuerzos realizados por el ser
humano procurando llevar a la mesa vehículos
para los placeres sensoriales, no cabe la menor
duda que no fueron los platos ni los cubiertos
los de mayor éxito y trascendencia, sino la
copa, y que las mejoras en la misma no tuvie-
ron por principal objeto llevarnos agua a la
boca,… sino vino.
Y es que esa vasija que nos acerca el vino es el
elemento decisivo para la apreciación sensorial
del mismo, así como de gran significado en la
calificación de nuestra evolución cultural: el
homo erectus abrevaba aproximando sus
labios a la superficie del agua; más adelante
descubrió la posibilidad de construir un
cuenco para llevársela a la boca juntando sus
manos y, finalmente, inventó una vasija más
cómoda y oportuna, en la que el vino era
posible -no antes-,… dando inicio a una larga
pretensión, de mayor belleza subjetiva, en la
que el vino fue el auténtico protagonista.
De todos losesfuerzosrealizados por elser humanoprocurando llevar ala mesa vehículospara los placeressensoriales, nofueron los platos nilos cubiertos los demayor éxito ytrascendencia, sinola copa.
PRESENCIA DEL VINO EN LA GASTRONOMÍA
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Y es que lo subjetivo, inseparable de cualquier
percepción sensorial, lo es más en el consumo y
apreciación del vino, como podría deducirse,
por ejemplo, de las “reglas” que hasta mediados
del S.XX llevaron a rechazar los blancos para
acompañar a la mayor parte de los quesos, y a
rechazar los tintos para los guisos de pescado.
¿O no es acaso encantador subjetivismo el que
ofrece este bello poema andalusí del S. XI?:
Cuando llenaron de vino la copa, se inflamó vis-
tiendo una túnica de llamas; y cuando subieron
arriba las burbujas,… nunca habían visto mis ojos
una maravilla como ésa.
Un subjetivismo, por cierto, siempre alentado,
motivado o justificado, por los efectos que el
alcohol del vino aporta,… para no pocos uno
de sus atractivos, como quizás ratifican estas
líneas del castellano Alonso de Toro en el S.XVI:
Pues en Yepes y en Ocaña, en Santa Cruz y
Tarancón, en Colmenar y en Chinchón, tanto vino
dan, que daña.
La decisiva influencia que la religión ha tenido en
la elaboración, consumo y difusión del vino
desde sus mismos inicios por el Cáucaso, pero
muy especialmente desde el brindis de Jesús en
La Última Cena 8.000 años después, es quizá la
mayor y mejor carga de subjetivismo que cual-
quier cosa terrenal puede alcanzar, en virtud de
palabras que lo acercan al Dios de cada uno.
Gonzalo Sol es periodísta en Radio Intereconomía
FLAN INDUSTRIAL, VINO INDUSTRIAL
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Flan industrial, vino industrial
Tras probarlo, advertimos que no tiene perso-
nalidad, que su sabor es estándar y sin interés.
Con un sucedáneo de vainilla que algunos
rechazamos. Nuestra postura suele ser clara, lo
dejamos de consumir. Claro que si estamos en
un establecimiento de menú económico, es lo
que sabemos que nos van a traer y entonces, lo
normal es no pedirlo. Esto también comienza a
ocurrir con algunos vinos en España.
Es mayúscula la sorpresa cuando realizamos
esta experiencia al revés; reduciendo la edad de
los catadores. Dando a un grupo de menores
de 25 años un flan casero elaborado con yemas,
azúcar, leche, vainilla y huevos, cocido al baño
maría sin prisa. Este postre les extraña, el fuerte
sabor a la yema de huevo, no es un aroma que
les atraiga. Es la llamada generación del “Petit
suisse”: se han acostumbrado a los postres
industriales y no les gustan los artesanales.
Que las nuevas generaciones vengan con
algunos sabores ajustados por las empresas de
alimentación, se conoce desde hace años. Este
es otro tema en el que, de momento, no me
voy a meter: la adaptación de los sabores por la
industria alimentaria. Pero también conozco
personas dentro de este tipo que pasan de los
40 años. Esto es un claro ejemplo de los
muchos alimentos industrializados que los gour-
Que las nuevasgeneracionesvengan con algunossabores ajustadospor las empresasde alimentación, seconoce desde haceaños
Por Jesús Álvarez de Yraola
Cuando estamos en un restaurante y llegados los postres nos traen un flan que destaca
por olor a vainillina, muy gelatinoso, de color amarillo pálido, sin alveolos y en el
punto perfecto de caramelización; nos miramos hasta que alguien dice lo que pensamos
todos: ESTE FLAN ES ARTIFICIAL, de polvos. Incluso decimos alguna marca comercial.
fermentan con virutas de roble los llamados
“chips”, para que adquieran esas característi-
cas antes de entrar en barricas muy usadas,
que apenas les aportaran algo al vino. Incluso
cabe citar el añadido de gases, como oxigeno
y nitrógeno en algunas fases de la elaboración
y conservación.
Yo, la verdad es que estoy de acuerdo con el
uso de todas estas técnicas y aditivos en el
vino. Pero también exijo que se informe al
consumidor de ello. El vino puede ser de
muchas regiones del mundo y la diferencia
añadas, en muchos casos, no existe. Son vinos
estandarizados, sin personalidad y en muchos
casos, iguales unos a otros.
¿Por qué decimos que esas natillas son artificia-
les y estos vinos no?, ¿Por qué en el etiquetado
de las natillas han de aparecen los aditivos aña-
didos y en el vino no?, ¿Únicamente la referen-
cia a los sulfitos en el vino?.
La globalización del mundo de la alimentación
se presupone desde antes de la década de los
80´y el vino, no escapa a ella.
Evidentemente no todos los vinos utilizan estas
prácticas. Hay muchos, muchísimos ejemplos de
marcas que no las usan, aunque están, por des-
gracia, bajo sospecha por cierto consumidor
cada vez más exigente y más conocedor.
FLAN INDUSTRIAL, VINO INDUSTRIAL
mets rechazan, considerando rotundamente
que no deben ensuciar sus papilas. Aunque si
analizan su ingesta diaria, se darán cuenta del
gran numero de alimentos industriales que con-
sumen y con ellos la cantidad de aditivos que se
ingieren habitualmente.
Muchas veces se rechaza de lleno este tipo
de alimentos lácteos funcionales, sin advertir
que el vino de algunas marcas sigue la misma
filosofía de industrialización, pero además en
el vino, sólo es obligado poner como aditivo
que contiene sulfitos.
La tecnología ha empujado tanto a la industria
enológica que ya forma parte de la industriali-
zación alimentaria.
Según llega la uva a la bodega se recurre
muchas veces al uso de nieve carbónica, tanino
enológico, enzimas pectolíticas, levaduras selec-
cionadas, azúcar de remolacha, etc. Incluso se
añade agua para rebajar el grado alcohólico
cuando alcanza ciertos niveles, a pesar de que
esto signifique diluir otros elementos; alguno de
los cuales han de añadirse de nuevo, como la
corrección de la acidez. Después dejamos el
vino reposar en maderas de roble procedente
de ciertos bosques que le dan determinado
carácter, que bien combinado con un tueste
adecuado, componen la gran mayoría de
aromas que encontramos en un vino comercial,
fácil de beber, de los que comento. También se
La tecnología haempujado tanto ala industriaenológica que yaforma parte de laindustrializaciónalimentaria.
Jesús Álvarez de Yraola es profesor de análisis sensorial
EFICIENCIA Y COMPETITIVIDAD
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Inicialmente mi deriva profesional me llevó a proponer un artículo sobre el ahorro energético, con el fin de
señalar medidas que ayudaran al sector a tener un guión de actuación para reducir la factura energética, al
tiempo de mejorar la huella ecológica.
Sin embargo, he preferido abordar estos conceptos con la perspectiva de los directivos de una bodega. La
sostenibilidad puede entenderse como el resultado del conjunto de actividades necesarias para alcanzar que la
botella llegue a un cliente con un producto de calidad, siendo eficientes en cada paso y área de la empresa. En
este planteamiento, más allá de la reducción de un coste de producción, habrá una batería de reflexiones que
permitirán tener un enfoque más amplio.
Eficiencia y competitividad
EFICIENCIA EN LAS ESTRUCTURAS
Se debería estudiar si nuestro organigrama y
equipo están ajustados a nuestro proyecto, si
cada persona tiene bien identificadas sus fun-
ciones, y están escritas. En ocasiones, no se
dispone de un cuadro de mando con los obje-
tivos marcados para que todos conozcan el
rumbo de la empresa, su misión-visión. Es habi-
tual que los directivos no tengan herramientas
para medir que se cumplen los objetivos de
nuestros departamentos. Se analiza si los
comerciales tienen un plan bien estructurado,
productos, precios, objetivos por referencia,
área, país, cliente, etc.? ¿Lo seguimos?
¿Conocemos las desviaciones y sus razones?
¿Nos anticipamos a los problemas?. Estas pre-
guntas se pueden extender al resto de depar-
tamentos, producción, financiero, recursos
humanos y marketing. A menudo creemos o
intuimos que lo hacemos bien, pero no
siempre analizamos ni medimos lo necesario
¿Afectará esto a nuestra competitividad?.
Por Justo Banegas
En ocasiones no sedispone de uncuadro de mandocon los objetivosmarcados para quetodos conozcan elrumbo de suempresa.
EFICIENCIA Y COMPETITIVIDAD
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EFICIENCIA EN LAS OPERACIONES
Las cuestiones en este apartado son muchas y
de relevancia, con gran impacto en la compe-
titividad. Raramente se analizan las posibles
mejoras en los procesos, tanto en el viñedo
como en la elaboración, crianza, embotellado y
logística. Es difícil encontrar protocolos que
permitan recoger y medir las propuestas de
mejora de nuestro equipo, en ocasiones el día
a día no nos permite ni escuchar. A continua-
ción se enumeran algunos interrogantes que
podrían servir de análisis.
a. En viticultura: se podría cuestionar si las
horas de poda las podemos optimizar mejo-
rando el rendimiento utilizando tijeras eléctri-
cas, con prepodas, etc, ¿se reduciría el número
de pases del cultivador utilizando técnicas de
cubierta vegetal, bien espontáneas o sembra-
das?. ¿Se reducirían los tratamientos fitosanita-
rios si utilizamos mejor las estaciones de aviso,
los tratamientos preventivos o el control de
plagas con trampas de feromonas?. Sobre el
número y dotación de riego se podría racio-
nalizar utilizando drendómetros, nuevos com-
puestos polímeros de retención de humedad,
las predicciones meteorológicas, los análisis
mediante fotografías. ¿Se optimizaría el gasto
energético si la vendimia fuera de noche?, evi-
dentemente sí.
b. En bodega: una lista interminable de pregun-
tas analizarían los puntos de mejora en las dis-
EFICIENCIA Y COMPETITIVIDAD
64
tintas fases de la elaboración. Desde si analiza-
mos correctamente las temperaturas y técni-
cas más adecuadas para el enfriamiento de la
uva; sobre las temperaturas prefermentativas si
conseguimos más a 5ºC que a 10ºC; si la fer-
mentación de blancos hay que hacerla a 16ºC
y no a 20ºC, ¿hemos medido la diferencia
organoléptica en las distintas variedades?
¿podemos repercutir las mejoras en el precio
final? o lo hacemos porque lo hacen todos. Es
preciso añadir siempre enzimas y levaduras.
Sobre los clarificantes ¿hemos analizado si
podemos reducir las dosis y su fabricación es
sostenible?. ¿Se ha estudiado si es necesario
estabilizar todos los vinos y todos a -5ºC?,
¿Conocemos este coste?. ¿Se podrían reducir
los trasiegos en barrica?, ¿Tiene que ser cada 3
meses?, ¿Que ocurre si se hace cada 6?, ¿Se ha
planteado la diferencia de calidad si subimos la
Tª de salas de crianza de 15ºC a 18ºC, a la
factura eléctrica una reducción del 20%?,
¿Porqué una línea de embotellado si la tengo
parada 8 meses al año?. ¿Porqué tantos
modelos de botellas, etiquetas o cajas de
cartón?. Nos preguntamos el ahorro de
reducir el peso de la botella, ¿Afectaría esto a
las ventas?.
Son algunas de las reflexiones que en muchas
bodegas pueden mejorar significativamente sus
cuentas de resultados. Las operaciones hay
que enfocarlas desde el punto de mejora de
calidad cuando ésta puede repercutirse en un
mejor precio del vino bien por que aporte
valor diferencial o por que nos cueste menos
producir lo mismo que ya estamos vendiendo.
EFICIENCIA EN LAS PERSONAS
Cada trabajador forma parte de un todo, el
compromiso conjunto ayudará a conseguir los
retos de la empresa. El operario que poda,
combate plagas, quien selecciona uva, el que
remonta un depósito, el enólogo en sus tareas,
el comercial en sus ventas. El directivo tiene la
obligación de contar cuáles son las metas y
crear las vías que canalicen las inquietudes y
propuestas de mejora de su equipo.
EFICIENCIA ENERGÉTICA
Es el concepto que primero reconocemos
cuando se habla de eficiencia. Los medios nos
bombardean con la subida de la electricidad,
del petróleo, gas y otras materias primas. A los
directivos les impone este concepto por ser
muy técnico. Los costes de producción son crí-
ticos en las cuentas de resultados, al tiempo
que nuestros clientes nos piden bajada de
precios. Se pueden hacer cosas para mejorar
en instalaciones existentes y en los nuevos pro-
yectos, elegir un buen equipo de profesionales
ya que alternativas hay. Baterías de condensa-
dores para corregir la energía reactiva, variado-
res de frecuencia en bombas, iluminación led,
utilización de energías renovables como la
biomasa, fotovoltaica, solar térmica, geoter-
mia…en los nuevos proyectos diseños por gra-
Si somos eficientes,seremoscompetitivos y portantoSOSTENIBLES,habremos reducidohuellas varias,carbono, agua… yseguiremos en elmercado.
EFICIENCIA Y COMPETITIVIDAD
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vedad, aislamientos adecuados, recorridos
mínimos, orientaciones y ventilaciones correc-
tas, iniciativas de ahorro en procesos como las
técnicas de Ganímedes u Orestes que utilizan
el CO2 endógeno para los remontados, etc.
De cada punto anterior podríamos abrir un
tratado, pero lo esencial es que todos los
actores de la bodega y viñedo interioricen
dónde podemos dar valor añadido. La pequeña
mejora en cada área permite que creemos
INNOVACIÓN.
Todos deben interiorizar si lo que hacemos se
puede mejorar, optimización en procesos,
reducción de tiempos, etc. En resumen, poner
en cuestión si lo que hacemos todos los días de
forma mecánica tiene un ¿por qué? y un ¿por
qué no? de otra manera.
Si somos eficientes, seremos competitivos y por
tanto SOSTENIBLES, habremos reducido
huellas varias, carbono, agua… y seguiremos en
el mercado.
Hay muchas formas de ser mejores y de ase-
gurar el futuro de nuestra bodega.
Entendiendo ésta en el sentido amplio tanto
medioambiental como empresarial.
EFICIENCIA=COMPETITIVAD=SOSTENIBILIDAD
Justo Banegas es ingeniero agrónomo
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LORENZO MARTÍNEZ-DUEÑAS
Hoy he recordado unos versos de Machado de su “Llanto y Coplas”, que dicen así:
“murió don Guido, un señor de mozo muy jaranero,muy galán y algo torero; de
viejo gran rezador. Dicen que tuvo un serrallo este señor de Sevilla; que era
diestro en manejar el caballo, y un maestro en refrescar manzanilla”.
Lorenzo Martínez-Dueñas,genio y figuraPor Alberto Coronado Martín
No quisiera que estas frases que voy a dedi-
carte, amigo Lorenzo, suenen a elegía, prefie-
ro que suenen a fandango y a soleá, que
huelan a albero y a vino fino.
Existen personas y personajes; estos últimos
más imprevisibles, jugadores, en el sentido filo-
sófico de la palabra. De los que se toman la
vida de una manera más particular, que se la
beben a sorbos sin preocuparles demasiado el
mañana, el atesorar, ni la prima de riesgo, ni la
aprobación del resto del mundo. Eras un per-
sonaje más polemico, menos diplomático y
más interesante que la media de los que he
tratado. Los que te conocíamos bien, a veces
te temíamos y pensábamos “ya está de nuevo
Lorenzo haciendo amigos” cuando, por
ejemplo, en una feria de vino te preguntaban
qué te parecía su nuevo lanzamiento y tú les
respondías que era un subproducto y que si lo
que querían era vender botellas, el vino era
perfecto, pero que si lo que pretendían era
hacer algo diferente y personal, se habían
caído con todo el equipo. -tú siempre tan dis-
plicente-. Hombre culto como he conocido
pocos, con una personalidad arrolladora, con
bastante soberbia intelectual y mucha, mucha
socarronería, fuiste diver tido, polemico,
vividor, sibarita, inteligente. Odiabas la medio-
cridad tanto en las personas como en los
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LORENZO MARTÍNEZ-DUEÑAS
vinos, porque considerabas a estos como
seres cargados de “duende”. Me enseñaste
que tienen personalidad, que hay que saber
“escucharles” porque tienen mucho que decir,
y sin embargo hay otros ramplones, inexpresi-
vos, “sin grandes defectos, pero sin grandes
virtudes”, como las personas.
Amabas tu Granada natal o Málaga donde
pasaste tu juventud, o Jerez, que tan buenos
ratos te ofreció. Te deleitabas con el flamenco,
el jerez, el champagne, los blancos de la
Borgoña, los vinos de Oporto o de “denomi-
naciones de origen históricas”. Siempre te
achacaban que eras muy “afrancesado” en tus
gustos tanto vinícolas como gastronómicos,
aunque te volvías loco por un buen salmorejo,
o una cecina con almendra tostada o ese atún
rojo que te apasionaba. Porque eras apasiona-
do, muy apasionado, la vida sin pasiones no era
vida para ti. Abogado, escritor, poeta, gran con-
versador, machadiano hasta el corvejón, alma
de la Fundación para la Cultura del Vino, donde
dejaste tu impronta que hoy en día sigue más
que presente. Perfeccionista hasta la obsesión,
me tuviste un caluroso verano del 2003 corri-
giendo tu libro “Aproximación al vino, natura-
leza y cultura” que publicó la FCV. Pasábamos
horas y horas delante de tus manuscritos,
tachando, incorporando, descifrando tu propia
letra, que a veces ni tú mismo entendías y
bebiendo vino de Jerez, lo que te daba una
elocuencia, si cabe, superior a la habitual.
Mi experiencia vivida contigo fue fructífera e
imborrable. Creo que nunca he vuelto a ser la
misma persona desde que te conocí allá en el
año 1993 en una pequeña tienda de vinos en
el barrio de Saconia en Madrid. Yo era un
completo principiante en el mundo del vino,
un aficionado con ganas de aprender y acudía
frecuentemente a esa tienda “La cava de
Valderromán” a ver a Fernando Jiménez que,
como buen amante del vino, no sólo los vendía
sino que te daba de regalo muchas horas de
conversación y de docencia. Era un día cual-
quiera del mes de mayo, ni más luminoso, ni
más oscuro que cualquier otro; ni más lluvioso
ni más soleado, cuando entré a comprar una
botella de vino. Yo, en esa época, haciendo caso
a Fernando, compraba vinos jóvenes, monova-
rietales en su mayoría, y de denominaciones de
origen diferentes para apreciar mejor las carac-
terísticas de cada uva y de cada zona.
Recuerdo que pedí una botella de Borsao del
95 porque me habían dicho que en Campo de
Borja se hacía un vino muy especial con garna-
cha, tempranillo y cabernet sauvignon. Al pedir
el vino escuché una voz muy potente que salía
de la trastienda y que se repetía una y otra vez
“¿Quién a pedido Borsao, quién a pedido
Borsao?”. En ese momento te vi aparecer, cor-
pulento y desgarbado, que te dirigías enérgica-
mente hacia mí. No tuve más remedio que
decirte tímidamente “yo”, no me salió ni una
palabra más, pensando que había hecho algo
malo o que “Borsao” era un conjuro que había
Te deleitabas con elflamenco, el jerez, elchampagne, losblancos de laBorgoña, los vinos deOporto o de“denóminaciones deorigen históricas”
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LORENZO MARTÍNEZ-DUEÑAS
pronunciado inconscientemente para mi mal.
Entonces te colocaste a mi lado, me cogiste
del hombro, me atrajiste hacia tí y me dijiste
muy ufano: “tú si que sabes de vinos” y a con-
tinuación me invitaste a degustar unas bote-
llas que estaban esperando abiertas sobre
una mesa y que tanto el dueño de la cava
como tú, íbais a catar inminentemente. Fue
mi primera cata de vinos oficial. Hablabas muy
seguro sobre una cabernet que “verdeaba” un
poco, o de ciertos aromas de un vino tinerfe-
ño que te recordaban al pedernal o a la
pimienta blanca. Era un mundo mágico para
mí; el lenguaje era diferente, describías los
colores de los vinos con términos como “car-
denalicio”, “ambarino” o “rubí” y los aromas
eran a “sotobosque”, “balsámicos” o “especia-
dos” y en la boca eran “aterciopelados” o
“equilibrados”, también oí por primera vez el
término “caudalía” que tanto utilizabas. Al día
siguiente volví a la tienda, tras la jornada ini-
ciática del día anterior y recomendado por
Fernando compré el primer libro que habías
escrito, se titulaba “Vino en España” y lo leí
con verdadera fruición. Al terminarlo entendí
que su autor no solo sabía muchísimo de
vino, sino que tenía una manera de escribir
apasionada, diferente y muy descriptiva; se
notaba a la legua que amaba el vino. Entonces
me acordé del día anterior y comprendí per-
fectamente que tu forma de ser, que tu forma
de vivir y tu forma de escribir eran todo una
misma cosa: pura pasión. Y esa pasión me la
contagiaste hasta el día de hoy.
Desde entonces coincidí contigo en muchas
ocasiones y comenzó entre nosotros una
sincera amistad. Coincidíamos mucho en gustos
y en forma de ver la vida: nos apasionaba la
ópera, una buena tertulia, el flamenco -género
en el que también me hiciste aprender a distin-
guir una bulería de una taranta o un martinete,
Comenzamos unafructíferacolaboración queduró más de 8años, de dondenació la revistaTerruños, laEscuela del Vino ola nueva imágen dela Fundación y desus catasmagistrales de “El sabor de losGrandes”.
LORENZO MARTÍNEZ-DUEÑAS
el arte o el jerez. Precisamente en un viaje a a
esta ciudad me presentaste al entonces gerente
de la Fundación, Emilio Castro Medina y
comenzamos una fructífera colaboración, de la
cual nació la revista Terruños en la que me
encuentro escribiendo, la Escuela del Vino o la
nueva imágen de la Fundación y de sus catas
magistrales de “El Sabor de los Grandes”.
Tus artículos en Terruños eran cáusticos, mor-
daces pero perfectamente hilados. Viajamos
juntos a Château Petrus, a d’Yquem o a
Oporto. Venías a mi casa o yo iba a la tuya
como dos viejos amigos de la facultad. Me
enseñaste las maravillosas letras que compusis-
te para fandangos, tangos o soleás, que espero
algún día alguien las rescate y las saque a la luz
poniéndolas voz y guitarra flamenca. Conociste
a Camarón de la Isla o a la Paquera de Jerez y
a muchos grandes personajes que recalaban
en la casa de tus padres de Granada cuando
eras tan sólo un adolescente.
Polémico a veces, infantil otras, te encantaba
organizar encuentros para hablar de poesía o
política alrededor de un amontillado o un fino
del Maestro Sierra o comidas pantagruélicas a
puerta cerrada en el restaurante de un amigo.
Yo observaba más que hablaba, y me sentía un
privilegiado escuchando la manera tan distinta
de ver la vida de los allí presentes. De ideoló-
gías diferentes y a veces antagónicas pero que
siempre acababan con un brindis o un poema
o con alguna referencia a algún genio como
Alberti, Gómez de la Serna o Unamuno.
Contigo aprendí que un vino es algo más que
una bebida singular, aprendí que es un senti-
miento, es amistad, es historia embotellada, es
un estado de ánimo, es belleza.
La última vez que te ví fue en la puerta del
Museo Thyssen -cómo no- e ibámos a ver a otro
gran maestro, Antonio López, y algo me dijo que
no te iba a volver a ver, y así fue. Te fuiste silen-
ciosamente en plena crisis, con la actitud de “ahí
os dejo, apañáoslas como podáis”.
Y hoy, cuando te vuelvo a recordar, recuerdo
también a nuestro querido Machado:
¿Tu amor a los alamares
y a las sedas y a los oros
y a la sangre de los toros
y al humo de los altares?
¡Oh fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho;
metido en tosco sayal
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
Hasta siempre, primo.
Contigo aprendí queun vino es algo másque una bebidasingular, aprendí quees un sentimiento, esamistad, es historiaembotellada, es unestado de ánimo, esbelleza.
Alberto Coronado es colaborador de la FCV
ENCUENTRO TÉCNICO DE LA FUNDACIÓN
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En la línea de los anteriores Encuentros
Técnicos, celebrados por esta Fundación, el
25 de abril de 2012, tuvo lugar el último que
ha tenido como tema principal la Maceración
pre-fermentativa, estabilidad de color y pre-
cursores aromáticos y aromas de reducción.
Con un amplio abanico de expertos, tanto de
la academia y la investigación como de la
empresa privada, se trataba de ofrecer a los
técnicos del sector vitivinícola español los
últimos avances y experiencias en el uso de
esta técnica de maceración pre-fermentativa,
como mecanismo para la extracción de
aromas y color en la elaboración de los vinos.
Durante una jornada completa, el encuentro
concentró en Madrid a los grandes expertos
en la materia bajo la dirección técnica de
Encuentro técnico:Maceración Pre-fermentativa, estabilidad del color, precursores aromáticos y aromas de reducción
Durante unajornada completa,el encuentroconcentró a losgrandes expertosen la materia bajola direccióntécnica deSalvador Manjón
Por Fundación para la Cultura del Vino
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D. Rafael del Rey, D. Eduardo Muga y D. Salvador Manjón
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Salvador Manjón (Semana Vitivinícola). Así y
dentro de un primer bloque dedicado al
color, el profesor Fernando Zamora, de la
Universidad Rovira i Virgili, trató sobre los
estudios de maceración pre-fermentativa y
su efecto sobre los polifenoles. Por su parte,
el profesor Miguel Palma, de la Universidad
de Cádiz, mostró sus experiencias con la
extracción de polifenoles mediante la aplica-
ción de ultrasonidos en uvas en maduración.
El bloque fue complementado con una pre-
sentación sobre la Plataforma Tecnológica del
Vino y sus esfuerzos recientes para impulsar
la investigación y el desarrollo en el sector.
En un segundo bloque, dedicado a la extrac-
ción de aromas, el profesor Juan Cacho, de
reconocido prestigio mundial en la materia y
profesor de la Universidad de Zaragoza,
trató sobre los estudios de maceración pre-
fermentativa y precursores aromáticos vege-
tales. Por su parte, la profesora Rosario
Salinas, de la Universidad de Castila-La
Mancha, trató sobre los análisis de los pre-
cursores aromáticos glicosídicos de uvas y
mostos de variedades tintas mediante la
determinación de la glucosa liberada por
hidrólisis ácida. A continuación, el experto
francés Alain Razungles, del INRA de
Montpellier, expuso sus conclusiones sobre
los compuestos azufrados del vino que
tienen impacto positivo sobre el aroma.
Desde un punto de vista más directamente
relacionado con la práctica en las bodegas, el
experto Christophe Gerland, de la empresa
Dolmar, trató sobre la estrategia y manejo
proactivo de las maceraciones con el objeti-
vo de elaborar un vino atractivo.
Dentro del mismo bloque dedicado a los
aromas, pero en la sesión de tarde, la profe-
sora de la Universidad de La Rioja,
Purificacion Fernández, analizó la contribu-
ción de las fracciones aromáticas y no voláti-
les a las propiedades sensoriales de los vinos
y su compañera, de la Universidad de
Zaragoza, Purificacion Hernández, trató la
influencia de las labores culturales realizadas
en el viñedo sobre la síntesis de precursores
aromáticos y su efecto en el aroma del vino.
Esta sesión de tarde se complementó con
dos presentaciones directamente relaciona-
das con las prácticas de elaboración en las
bodegas. Por una par te, el profesor y
exper to investigador Antonio Palacios
analizo el impacto del carácter vegetal y
aromas de reducción en vinos de calidad, y la
directora técnica de la empresa J. Vigas habló
sobre el aroma a corcho.
El broche de oro a la jornada lo puso una
cata técnica sobre distintos tipos de vino ela-
borados, con y sin la aplicación de estas téc-
nicas de maceración pre-fermentativa, dirigi-
da por uno de los mejores enólogos españo-
les que es José Hidalgo.
El broche de oroa la jornada lopuso una catatécnica sobredistintos tipos devino dirigida por José Hidalgo.
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NOTICIAS DE LA FUNDACIÓN
Abordar el sector vitivinícola y no hacerlo
desde la óptica vitícola es dejarlo a
medias. Campañas como la actual, carac-
terizada por una escasez generalizada en
los principales países productores, ha
puesto de manifiesto la importancia que
una viticultura profesionalizada y de preci-
sión tiene en la planificación de las
bodegas, y las consecuencias que en los
mercados y las cotizaciones de sus vinos
puede llegar a tener.
Aproximarse al tema desde la óptica
más completa posible, analizando las
posibilidades que se le presentan a las
bodegas en sus planteamientos estructu-
rales de unidad de negocio, analizar las
diferentes alternativas que van desde la
propia preparación del terreno y el tipo
VII encuentro enológico: Viticultura de precisión
de conducción de la variedad más apro-
piada; son solo un primer paso en la opti-
mización de los recursos y la consecución
de vinos competitivos que deben abrirse
un hueco en mercados completamente
saturados y muy maduros.
Por ello, analizar las herramientas que la
tecnología pone actualmente a nuestro
alcance e ir un paso más allá, conociendo
lo que pudiéramos encontrarnos en un
futuro inmediato, serán algunas de las
cuestiones que se abordarán el próximo
25 de abril en Madrid en el marco del VIII
Encuentro Enológico que organiza la
Fundación para la Cultura del Vino.
Otro de los grandes apartados, en el que
los asistentes podrán obtener una aplica-
ción práctica que les ayude a obtener ideas
concretas sobre las acciones a tomar de
inmediato, será la compaginación de
aspectos teóricos de modelos actuales
con los logros y experiencias de algunas de
las bodegas españolas más importantes.
La alta calidad y prestigio mundial de
todos sus ponentes, presentados en un
programa coherente, permitirán compa-
ginar ese aspecto teórico y del conoci-
miento de las herramientas y productos
con los que cuenta la viticultura actual-
mente y lo hará en un futuro más o
menos inmediato; con la practicidad y
realidad de un mercado que cada día
pone más de manifiesto la delgada línea
roja que separa un producto competitivo
de otro que es expulsado del mercado.
Más información: Fundación para la Cultura del Vino. www.culturadelvino.org - eventos@culturadelvino.org - tel.: 91 799 29 80