Post on 10-Oct-2018
Fidel, Che y su inconmovible identidad / Ricardo Efrén González Rodríguez
El Che, la cultura cubana y la construcción de hegemonía / Intervención de Abel Prieto en la Cátedra del Che en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo
El Che nos invita a pensar / Graziella Pogolotti
Che y el Socialismo y el hombre en Cuba / Fernando Martínez Heredia
El socialismo y el hombre en Cuba. 50 años después / Jacinto Valdés Dapena Vivanco
Entrevista a Ernesto Che Guevara, Ministro de Industrias / Lisa Howard, el 12 de febrero de 1964, “Año de la Economía”.
Che Guevara: pensamiento y acción. Una mirada a 50 años de su asesinato / María del Carme Ariet
Meditar en las ideas del Che sobre la relación de la economía con la política, con la cultura / (Conclusiones al Taller organizado por el Centro de Estudios Che Guevara, a 40 años de la Conferencia de Punta del Este)
PARA UN DIÁLOGO INCONCLUSO SOBRE “EL SOCIALISMO Y EL
HOMBRE EN CUBA” / Roberto Fernández Retamar
Al Che después de su muerte
Comparecencia en el programa de televisión Ante la Nación, de
la Columbia Broadcasting System (CBS) / 14 de diciembre de
1964
No. 25 2017
FIDEL, CHE Y SU INCONMOVIBLE IDENTIDADi
Ricardo Efrén González Rodríguez
No existió en las últimas décadas del siglo XX americano, acontecimiento
histórico más tergiversado y difamado que la Revolución Cubana. Desde el mismo
instante del triunfo rebelde el primero de enero de 1959 la falsificación se convirtió en
uno de los instrumentos más usado por sus enemigos para destruirlapero, de todas
hay una que le ha correspondido el papel de ser objeto de las campañas más
sistemática y constante de todas: la relación entre Fidel Castro y Ernesto Che
Guevara. Falsificar esa relación condujo al montaje de una amalgama de criterios
dirigidos a dos objetivos esenciales: mancillar la figura de Fidel como líder del proceso
revolucionario cubano y desmontar la significación revolucionaria y ética de Che para
la juventud.
Parto de que la relación que existió entre Fidel y Che sólo puede ser descrita bajo
la total correspondencia de la identidad de enfoques y propósitos que enarbolaron
sobre la base de una entrañable admiración, amistad y afecto recíprocos. De otra
manera sería dejar la objetividad para ajustarnos a razones emotivas.
Fue una fría noche del mes de julio de 1955ii cuando en apenas unas horas de
conversación Fidel decide involucrar al Che como médico de la futura expedición del
yate “Granma” y lo hizo convencido que frente a él tenía a un hombre con un alto
espíritu revolucionario, madurez política, voluntad de lucha e identificación con la
empresa a la que estaba siendo convocadoiii; fue en esa misma conversación donde
quedó establecido el compromiso adquirido por el jefe de la Revolución de que,
llegado el momento, ninguna razón de Estado impediría que el Che cumpliera la
misión para la que se consideraba destinado: llevar la revolución a su patria de origen.
“Desde que estábamos en México y se incorporó a nuestro movimiento, ─afirmó
Fidel─me hizo prometerle que después de la victoria de la revolución en Cuba, se le
autorizaría a volver a luchar en su patria o por América Latina. Así estuvo varios años
trabajando aquí en importantes responsabilidades, pero siempre pendiente de eso. Al
final, lo que nosotros hicimos fue cumplir el compromiso contraído con él, no retenerlo,
no obstaculizar su regreso.”iv
Desde esta fecha, Che comienza a descollar como uno de esos hombres que
poco a poco se convierten en espiritualmente imprescindibles y, por eso no resulta
difícil comprender la decisión asumida por Fidel, de no abandonar al amigo a pesar del
comprometimiento que significó para la Revolución Cubana cuando declaró sus
simpatías por el comunismo al ser detenido en México. El propio Che se encargó de
dar a conocer y estimar esa decisión:
“...en ningún momento perdimos nuestra confianza personal en Fidel Castro. Y
es que Fidel tuvo algunos gestos que, casi podríamos decir, comprometían su actitud
revolucionaria en pro de la amistad..."v
¿Por qué esta decisión del jefe de la Revolución?
En primer lugar, resulta importante comprender como a pesar de no tener el
historial combativo de otros compañeros y ser argentino, Fidel lo designa al frente de
un pequeño grupo de combatientes que se entrenaba en el Rancho Santa Rosa, en
México. El propio líder del Movimiento 26 de Julio argumentaba esta decisión:
"Pero un día, por sus características de seriedad, de inteligencia, de carácter, en
una casa donde había un grupo de cubanos en México, se le había designado
responsable"vi; en la propia entrevista concedida al fraile dominico brasileño Frei
Bettole expresó:"...así que cuando nosotros nos encontramos con el Che, ya era un
revolucionario formado; además un gran talento, una gran inteligencia, una gran
capacidad teórica [...] A todo eso se unían también condiciones humanas
excepcionales, de compañerismo, desinterés, altruismo, valentía personal".vii
La etapa que se extiende desde el 17 de enero hasta el 28 de mayo de 1957 fue
la espiral en la que demostró sus indiscutibles cualidades como soldado; capaz de
cumplir las tareas más riesgosas que las circunstancias exigían y demostrar con su
proverbial ejemplo, a pesar de su crónica asma, las magníficas condiciones y virtudes
de combatiente que poseía.
Después del combate de El Uvero, el 28 de mayo se le responsabilizaba por su
condición de médico al cuidado y protección de los heridos. Luego de cumplida la
encomienda, el 17 de julio se reencontraba con Fidel y el grueso de la Columna 1. No
solo regresaba con los heridos curados sino también con un pequeño grupo que si
bien no era el modelo ideal de lo que es una fuerza guerrillera sí era la génesis de lo
que con posterioridad se convirtió en la segunda columna del incipiente Ejército
Rebelde.
El 21 de julio de 1957 y a solo cuatro días de haberlo nombrado capitánviii, Fidel
“de modo informal y casi de soslayo”ixlo asciende a comandantedel Ejército Rebelde.
Es el primero en alcanzar ese grado. Extraordinaria debió ser la impresión que causó
en el jefe de la Revolución al ascenderlo de ese modo, a pesar de ser un extranjero
que vino como médico en el “Granma” y por encima de otros combatientes cuyo
historialrevolucionario se remontaba a los inicios de la lucha el 26 de julio de 1953.
A partir de esos momentos el proceso de organización del destacamento
guerrillero adquiere un nivel cualitativamente superior. La formación de la Columna 4,
encargada de operar al este del Turquino y de la cual el Che fue su conductor
constituye el inicio de la formación de un ejército semirregular, destinado a extender
territorialmente la zona de operaciones y la búsqueda de un asentamiento fijo en las
propias entrañas de la Sierra Maestra. Primero El Hombrito, luego La Mesa, fueron el
preámbulo de ello y no se puede escribir la historia de la lucha insurreccional sin hacer
mención a estos dos lugares que definen el papel precursor de Che en la creación de
una base estable de operaciones que,aunque en sus inicios no tuvo fuerzas
suficientes que le permitiera defenderla, si le sirvió a Fidel de patrón para lo que más
tarde se desarrolló en la comandancia de La Plata.
Un momento de peculiar trascendencia en las relaciones entre Fidel y Che lo fue
la firma por miembros del 26 de Julio del llamado Pacto de Miami en octubre de 1957.
La tensión y desconfianza que momentáneamentese originó por el desconocimiento
de los pormenores de la firma de ese documento sirvió para que Che, con su
proverbial sinceridad dejara manifiesta su posición al respecto. La dilucidación de este
momento, coadyuvó, más que a todo, a fusionar y compenetrar aún más a ambos
combatientes.
Ilustremos esos instantes con algunos pasajes extraídos de documentos
facsimilares de ambos revolucionarios.
El 13 de diciembre Fidel le escribe a Che:
“Yo no sé si tú puedas pensar que yo haya sido capaz de cometer la estupidez
de suscribir ese pacto que tan profundamente me hiere, no solo mis sentimientos de
luchador que no vaciló un instante en afrontar esta lucha tan difícil para venir a
renunciar ahora a toda su gloria cuando hemos andado ya más de la mitad del camino,
sino incluso mi autoridad como líder del Movimiento 26 de Julio”.x
Por su parte Che le responde:
“En este momento llega el mensajero con tu nota del 13. Te confieso, que junto
con la nota de Celia, me llenó de tranquilidad y alegría. No por ninguna cuestión
personal, sino por lo que significa para la Revolución ese paso(…) Por eso, la noticia
confirmada de un pacto de ese tipo me dejó frío, pero antes de hacerme una opinión
definitiva esperé tu carta, que como te dije, fue un gran bálsamo para mí.”xi
Como cierre del cruce de cartas entre ambos revolucionarios y colofón de la
situación dada respecto a la firma del Pacto de Miami las palabras que a continuación
se transcriben son una hermosa expresión de esa peculiar admiración de Che por
Fidel cuando conoce del documentoxii enviado por el líder del Ejército Rebelde a los
firmantes del Pacto de Miami.
“Para acabar quiero repetirte la felicitación por el documento. Alguna vez,
planteándote mis dudas sobre tu futuro, te dije que siempre tendrías el mérito de haber
demostrado la posibilidad de lucha armada apoyada por el pueblo, en América. Ahora
vas por el otro camino más grande de ser uno de los dos o tres presidentes de
América que llegarán al poder por una lucha armada multitudinaria; conseguido esto,
solo te queda un pequeño pro para quedar único en la cima (pero al parecer terrible,
porque nadie lo dio) serle fiel al pueblo. La gente que se ha formado a tu lado en más
de un año de lucha abierta tiene derecho a pedirte este último paso, por el bien de
todos”.xiii
Transcurrido tres meses, en abril de 1958, ocurre el fracaso de la huelga general
convocada como golpe decisivo al régimen batistiano y que colocó al movimiento
revolucionario en una coyuntura muy difícil. Fidel decide analizar la situación creada
en lo que será de hecho su primera alocución por la Radio Rebelde y es revelador el
siguiente mensaje que le envía a Che días antes de trasladarse a La Mesa para hablar
por la emisora de radio: "No sería malo que nos viéramos antes de perfilar
definitivamente el discurso”xiv. Clara referencia a la confianza que depositaba en su
compañero como hombre político.
Para Fidel la propaganda siempre fue una de las principales armas de lucha que
trató de mantener siempre bajo su control, sin embargo, a Che le permitióponerse al
frente de esta tarea con amplios poderes decisorios para lo cual dispuso de su
traslado a La Plata con el objetivo precisamente, deasesorar la emisora Radio
Rebelde, entre otras tareas. Elloestaría en el centro de la actividad a desarrollar por
quien prácticamente se ha convertido en su lugarteniente.
A pesar de estas importantísimas diligencias, Fidel también prevé encargarlo de
la tropa destinada a la defensa del sector occidental del territorio cuando las
circunstancias lo exigieran.
Todas estas decisiones adquirían una excepcional importancia estratégica y a
Celia Sánchez se lo informaba el 16 de abril: “Che irá para allá conmigo para
encargarse de una serie de cuestiones de mucho interés".xv
A pesar de estos elementos, merece puntualizarse que la presencia de un
hombre con el talento del Che al lado del Comandante en Jefe representaba un
enorme apoyo para las valoraciones, análisis y en algunos casos decisiones militares y
políticas que en el plano táctico-estratégico debería tomar el máximo líder ante la
fuerte contienda que se avecinaba.
El 3 de mayo, la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio se reúne en
Mompié para analizar las causas que llevaron al fracaso de la Huelga del 9 de Abril y,
hombres como Faustino Pérez y René Ramos Latour (Daniel), con los cuales el Che
mantuvo divergencias ideológicas y operativas, le solicitan a Fidel que lo invite a la
reunión; esto confirma que, sin ser parte activa de esta dirección, no sólo el máximo
jefe de la Revolución consideraba sus virtudes y méritos, sino también el resto de los
compañeros.xvi De esta importantísima reunión emanaron todo un conjunto de
decisiones políticas y organizativas dirigidas a fortalecer el Movimiento y a buscar la
unidad efectiva de las fuerzas revolucionarias; los juicios e intervenciones del Che
jugaron un papel determinante.
El Che no sólo se ha convertido en el estratega militar con la intuición de los
grandes jefes sino también el cuadro político que era capaz en cualquier momento de
la contienda, si las circunstancias lo exigían, tomar aunque fuera temporalmente, las
riendas de la lucha insurreccional.
Significativo resulta el hecho, sobradamente evidenciado en los documentos que
se conservan en el archivo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado,
de que en los días que anteceden a la ofensiva de la tiranía, Fidel va dando a conocer
minuciosamente a Che los pormenores de cada uno de los planes defensivos, de las
operaciones tácticas,del comportamiento de los suministros y del armamento, así
como de las órdenes que dirige a los distintos jefes de pelotones.
Varias son las notas, mensajes o cartas que Fidel enviara a Celia Sánchez en
plena ofensiva enemiga del verano de 1958 en la que no le indicaraque le diera a
conocer al comandante argentino el contenido de las mismas. Una sola muestra ilustra
lo expresado:
"Celia: Le remito a Crescencio una larga carta, en un esfuerzo por explicarle bien
lo que debe hacer [...] Mira a ver si entre Che y tú logran hacer algo para que las cosas
se hagan correctamente." xvii
No podemos soslayar tampoco las funciones asignada al Che en el descifrado de
las claves que les permitía la comunicación con otras fuerzas y con el resto del país y
el exilio. En no pocas ocasiones Fidel le asignó la responsabilidad de esta
trascendental tarea que llevaba consigo no sólo el descifrado de la mensajería, sino, y
es lo más importante, la toma de decisiones de enorme trascendencia. En plena
ofensiva enemiga le escribió:
“Aunque dejaste aquí la clave no puedo descifrar el mensaje porque no tengo la
menor idea. Te envío clave y mensaje para que lo descifres y trates de dar alguna
respuesta"xviii o "Te remito los papeles. Resuelve este asunto como sea necesario..." xix
Según lo atesorado en el archivo, la mayoría de los documentos remitidos por el
Comandante en Jefe en este período que analizamos, son una demostración diáfana
de que la participación del Che en toda esta etapa de la guerra de liberación nacional
fue sustancial. En no pocos de ellos se percibe la absoluta confianza que deposita
Fidel en su persona. Sin embargo, las frases que transcribo a continuación son
expresión máxima de la extraordinaria compatibilidad existente entre los dos
revolucionarios:
“Hay detalles que ustedes deben resolver sin necesidad de remitirlas aquí. Toda
la [agenda] de datos concretos que me preguntas sobre Humberto, Teté, Billar, etc.
son asuntos que debes darle la solución que te parezca correcta como hubieras hecho
en la Mesa. Quedas facultado plenamente para tomar todas las medidas de orden
público e interno que estimes pertinente.
Hace además muchos días que no conversamos, y luego eso es hasta una
necesidad.”xx
Desde el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959 hasta el primero
de abril de 1965 transcurrieron seis años en los cuales Che continuó desempeñando
un papel crucial.
La Ley de la Reforma Agraria constituyó,sin lugar a dudas,la medida
revolucionaria más trascendental de toda la primera etapa de la Revolución,que fijó el
rumbo de liberación nacional y señaló el inevitable enfrentamiento al imperialismo
yanqui. En ese proceso participó junto a Fidel un grupo muy pequeño de estrategas
políticos y económicos, hombres todos en los que el jefe de la Revolución decidió
confiar por su capacidad, su perspicacia, su discreción, su desarrollo intelectual e
ideológico y su probada fidelidad. Che formó parte de esa reducida comisión, cuyas
reuniones se efectuaban precisamente en la casa de descanso que él ocupaba en
esos meses en una playa cercana a La Habana para atender su asma crónica.xxi
Cada vez que en estos primeros años se planteaba la amenaza de una agresión
militar directa, Che era uno de los tres jefes principales, junto a Raúl y Almeida, entre
los que Fidel dividía la defensa del resto del territorio nacional, mientras él permanecía
en la capital o se movía al lugar de mayor peligro. Así ocurrió cuando la invasión
mercenaria por la Bahía de Cochinos en abril de 1961, o cuando la Crisis de los
Misiles en octubre de 1962 en la que se le encargó la responsabilidad material de la
provincia de Pinar del Río.
Cuando en 1961 las tres organizaciones revolucionarias cubanas —el
Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el
Partido Socialista Popular—deciden unirse en una sola entidad, las Organizaciones
Revolucionarías Integradas (ORI), Che formó parte por derecho indiscutido de la
dirección nacional de esta organización. De igual manera sucedió cuando hizo falta un
cuadro capaz y confiable para asumir la Presidencia del Banco Nacional o la cartera
del Ministerio de Industria, o cuando la Revolución se propuso desarrollar sus
relaciones con los países del llamado Tercer Mundo y Fidel lo colocó al frente de ese
empeño, también estratégico para la supervivencia misma de la propia Revolución, o
finalmente cuando se suscitaron los debates teóricos entre los partidarios de dos
maneras de construir el socialismo, fue el Che quien encabezó el grupo de aquellos
que aspiraban al predominio de los factores morales, y fue Fidel quien se solidarizó
con este enfoque. De esta manera lo expresó en el XX Aniversario de la muerte de
Che;
“Pero en esencia, ¡en esencia!, el Che era radicalmente opuesto a utilizar y
desarrollar las leyes y las categorías económicas del capitalismo en la construcción del
socialismo; y planteaba algo en que hemos insistido muchas veces, que la
construcción del socialismo y del comunismo no es sólo una cuestión de producir
riquezas y distribuir riquezas, sino es también una cuestión de educación y de
conciencia…”xxii
Como colofón a estas cuartillas, dos escritos, por su trascendencia son de los
indispensablespara viabilizar las intenciones de esta exposición.De ellos, uno es la
conociday desgarradora carta de despedida de Che a Fidel. En ningún otro
documento como éste, escrito en trance tan trascendental y dramático de su vida, iba
a apartarse un milímetro de la más completa sinceridad que siempre lo caracterizó. La
necesidad de reproducir algunos fragmentos se impone:
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de
María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.
[...] Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución
cubana en su territorio, y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es
mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de
Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. [...].
[...]Mi única falta de gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros
momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus
cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu
lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la
Crisis del Caribe.
Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco
también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y
de ver y apreciar los peligros y los principios.
[...] En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu
revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con mi más sagrado de los
deberes luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura
con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que
emane de su ejemplo. Que si me llega fe hora definitiva bajo otros cielos, mi último
pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por
tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias
de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra
Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la
responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré [...]
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son
innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena
emborronar cuartilla.
Y la carta concluye primero con el grito emblemático:
"¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o muerte!” y luego con esta elocuente línea
final de despedida: "Te abraza con todo fervor revolucionario, Che."
Finalmente, reproduzco varios fragmentos de otra carta,una de las más
conmovedora y afectuosaescrita por Fidel, y muy poco conocida. Esta fue escrita y
enviada al Che cuando se encontraba en Praga para persuadirlo de que regresara a
Cuba a preparar la nueva gesta boliviana. Ya el Che se había despedido de Cuba, y
consideraba que regresar sería denigrante y poco ético. Por eso prolongaba su
estancia clandestina en la capital checa, aun a riesgo de que su paradero fuese
descubierto por los servicios de inteligencia del imperialismo que estaban tras sus
huellas. Le escribe Fidel:
Junio 3 de 1966.
Querido Ramón:xxiii
[...] me parece que, dada la delicada e inquietante situación en que te encuentras
ahí, debes, de todas formas, considerar la conveniencia de darte un salto hasta aquí.
Tengo muy en cuenta que tú eres particularmente renuente a considerar
cualquier alternativa que incluso poner por ahora un pie en Cuba, [...]. Eso, sin
embargo, analizado fría y objetivamente, obstaculiza tus propósitos; algo peor, los
pone en riesgo. A mí me cuesta trabajo resignarme a la idea de que eso sea correcto e
incluso de que pueda justificarse desde un punto de vista revolucionario.
[...] No media ninguna cuestión de principios, de honor o de moral revolucionaria
que te impida hacer un uso eficaz y cabal de las facilidades con que realmente puedes
contar para cumplir tus objetivos. Hacer uso de las ventajas que objetivamente
significan poder entrar y salir de aquí, [...] no significa ningún fraude, ninguna mentira,
ningún engaño al pueblo cubano o al mundo. Ni hoy, ni mañana, ni nunca nadie podría
considerado una falta, y menos que nadie tú ante tu propia conciencia. Lo que sí sería
una falta grave, imperdonable, es hacer las cosas mal pudiéndolas hacer bien. Tener
un fracaso cuando existen todas las posibilidades del éxito.
No insinúo ni remotamente un abandono o posposición de los planes ni me dejo
llevar de consideraciones pesimistas ante las dificultades surgidas. [...]
[...]Tú sabes absolutamente bien que puedes contar con estas facilidades, que no
existe la más remota posibilidad de que por razones de estado o de política vayas a
encontrar dificultades o interferencias. Lo más difícil de todo, que fue la desconexión
oficial, ha sido logrado, y no sin tener que pagar un determinado precio de calumnias,
intrigas, etc. [...]
Espero no te produzcan fastidio y preocupación estas líneas. Sé que si las
analizas serenamente me darás la razón con la honestidad que te caracteriza. Pero
aunque tomes otra decisión absolutamente distinta, no me sentiré por eso defraudado.
Te las escribo con entrañable afecto y la más profunda y sincera admiración a tu lúcida
y noble inteligencia, tu intachable conducta y tu inquebrantable carácter de
revolucionario íntegro, y el hecho de que puedas ver las cosas de otra forma no
variará un ápice esos sentimientos ni entibiará lo más mínimo nuestra cooperación.xxiv
Imponente y enternecedora carta; no por cierto la de un jefe que ordena a un
subordinado, sino la de un hermano a otro hermano. Bastaría con este documento,
escrito sin la intención de que fuese hecho público —si es conocido no es porque Fidel
lo hiciera, sino porque lo dieron a conocer la viuda y los hijos del Che—xxv para echar
definitivamente por tierra las patrañas de que la salida del Che se debió a divergencias
con Fidel y de que Cuba no prestó todo su apoyo al proyecto internacionalista del Che.
Han pasado muchos años desde la desaparición física de Che, aún hay quienes
se aferran a falsear, desacreditar y pulverizar esa reciprocidad que desde julio de
1955 existe entre Fidel y Che. Ellos pertenecen a la historia como paradigmas de
fidelidad, respeto, hermandad y cariño, y a despecho de todas las mentiras que se han
tejido jamás dejó de existir la más inconmovible identidad que se sintetizan en las
conmovedoras palabras de Fidel en la velada solemne en memoria del Guerrillero
Heroicocuando expresó:
“Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de nuestro
pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso pensamos que lo
hemos perdido? Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no
volveremos a escuchar de nuevo su voz. Pero el Che le ha dejado al mundo un
patrimonio, un gran patrimonio, y de ese patrimonio nosotros —que lo conocimos tan
de cerca— podemos ser en grado considerable herederos suyos.
Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias,
nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra,
¡nos dejó su ejemplo! ¡Y el ejemplo del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo,
el ejemplo del Che debe ser el modelo ideal para nuestro pueblo!
Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes
revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación
de ninguna índole: ¡Que sean como el Che! Si queremos expresar cómo queremos
que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el
Che! Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos
decir sin vacilación: ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che! Si queremos
un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un
modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una
sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha
en su actuación, ese modelo es el Che! Si queremos expresar cómo deseamos que
sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes
revolucionarios: ¡Queremos que sean como el Che!”xxvi
Notas
I. Artículo publicado en “Cinco Palma. Revista de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de
Estado”. Año 2017. Tercera Época, No. 3.
II. Ernesto Guevara: “Una revolución que comienza”, En: Escritos y Discursos, 9 t, t.II; Ed. Ciencias
Sociales, La Habana, 1972, p.6.
III. Frei Betto. “Fidel y la religión. Conversación con Frei Betto”. Oficina de Publicaciones del Consejo
de Estado. La Habana, 1985. p. 281-283.
IV. Ídem. p. 283
V. Ernesto Guevara de la Serna: “Pasajes de la Guerra Revolucionaria" En: Ernesto Che
Guevara. OBRAS. Casa de las Américas. 1970. Tomo I. pág. 193.
VI. Fidel Castro Ruz: “Discurso en la Comuna de San Miguel de Santiago de Chile”. 28 de
noviembre de 1971."En: CUBA-CHILE. Ediciones Políticas. Comisión de Orientación Revolucionaria
del CCPCC. La Habana, 1972. pág. 391.
VII. Frei Betto: “Fidel y la Religión". Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado.La
Habana, 1985. pág. 372
VIII. Ernesto Che Guevara. “Diario de un combatiente. Sierra Maestra-Santa Clara, 1956-1958”.
Centro de Estudios Che Guevara y Editorial Ocean Sur. 2011. pág. 137
IX. Ernesto Guevara de la Serna: "Pasajes de la Guerra Revolucionaria". En: Ernesto Che
Guevara. OBRAS. Casa de las Américas. 1970. T.1. pág.291
X. Fidel Castro Ruz. “Carta a Che”. 13 de diciembre de 1957. En Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XI. Ernesto Che Guevara. “Carta a Fidel”. 15 de diciembre de 1957. En Fondo Ernesto Guevara de
la Serna. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XII. Consultar de Fidel Castro. “A los firmantes del Pacto de Miami”. 14 de diciembre de 1957. En:
Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XIII. Ernesto Che Guevara. Carta a Fidel. 6 de enero de 1958. En: Fondo Ernesto Guevara de la
Serna. Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XIV. Fidel Castro Ruz: "Carta a Che". 13 de abril de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XV. Fidel Castro Ruz: “Carta a Celia". 16 de abril de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XVI. Fidel Castro Ruz: “Carta a Che". 1 de mayo de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XVII. Fidel Castro Ruz: "Carta a Celia" 11 de mayo de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado
XVIII. Fidel Castro Ruz: "Carta a Che" 28 de mayo de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado
XIX. Fidel Castro Ruz: "Carta a Che" 31 de mayo de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XX. Fidel Castro Ruz: "Carta a Che" 19 de mayo de 1958. En: Fondo Fidel Castro Ruz. Oficina de
Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
XXI. Fidel Castro Ruz. “Cien Horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet”. Tercera edición.
Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana, 2006. pág. 162.
XXII. Fidel Castro. “Discurso en el acto central por el XX Aniversario de la caída en combate del
Comandante Ernesto Che Guevara”. Pinar del Río. 8 de octubre de 1987. Editorial CENPES, La
Habana, 1987. pág. 19.
XXIII. Uno de los tantos seudónimos usados por el Che para burlar los servicios de inteligencia de sus
enemigos.
XXIV. Tomada del prólogo de “Pasajes de la Guerra Revolucionaria en el Congo”. Editorial Grijalbo
Mondadori S.A. México, 1999. p.15.
XXV. El prólogo de la obra citada en la nota anterior fue redactado por Aleida Guevara March, hija de
Che Guevara.
XXVI. Fidel Castro. “Discurso pronunciado en la Velada Solemne en memoria del Comandante Ernesto
Che Guevara”. La Habana. 18 de octubre de 1967. En: Escritos y Discursos, 9 t, t. I; Ed. Ciencias
Sociales, La Habana, 1972, p.15-16.
Ir arriba
El Che, la cultura cubana y la construcción de hegemonía
Intervención de Abel Prieto en la Cátedra del Che en la
Universidad de las Madres de Plaza de Mayo
20 de abril de 2004
Intervención de Abel Prieto en la Cátedra del Che
en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo
Muchas gracias a Claudia Korol, a Néstor Kohan, por invitarme, por haber
acudido a este encuentro. Yo realmente no vengo preparado para dar una
conferencia con un título como los que ponen Néstor o Claudia, no sé cuál de
los dos lo inventó, o si fue fruto de los dos talentos de estos maravillosos
amigos reunidos. La idea es: El Che, la cultura cubana, y la construcción de
hegemonía. Eso lógicamente está más allá de mis posibilidades, después de
un programa tan intenso como el que se ha preparado para esta visita mía acá.
Yo pienso que es muy importante leer también al Che, desde el punto de vista
de la cultura. De hecho ustedes lo han estado haciendo. Yo ahora presenté en
la Feria del Libro un interesantísimo aporte de Néstor, publicado por
Nuestramérica, que es una lectura del Che como teórico del socialismo. Por
supuesto, es una lectura cultural del Che
Hay un texto, que seguramente ustedes conocen, que se llama El Socialismo y
el hombre en Cuba, que se publicó en En Marcha, en el año 1965, en forma de
carta del Che a Carlos Quijano, que es un texto que en Cuba ha sido leído
fervorosamente por varias generaciones de intelectuales cubanos, porque es
uno de los textos fundadores de la política cultural a la que se refería Néstor en
su presentación. Es un texto que, desde la posición de uno de los principales
dirigentes de la Revolución Cubana, rechaza definitivamente aquel engendro
que se llamó realismo socialista, que es el estilo oficial que se impuso en la
Unión Soviética, y se impuso también en otros países del llamado socialismo
real, y que le hizo un daño tremendo a los creadores, pero sobre todo a la
cultura y a esa hegemonía que hay que construir sobre bases culturales muy
bien asentadas. Al propio tiempo, el Che habla de lo que hay que hacer con las
nuevas generaciones de intelectuales, y expone alguna duda sobre si las
generaciones de intelectuales que provienen de la época previa a la revolución,
son genuinamente revolucionarias. Es una discusión que introduce el Che en
ese texto, y que sin dudas es un texto fundador de nuestra política cultural.
Por supuesto que el Che también funda él como escritor, algo como el género
testimonio, que se empezó a llamar así después. Pero ¿qué cosa es Pasajes
de la Guerra Revolucionaria si no un ejemplo extraordinario de la gran literatura
testimonial? El género testimonio, como género literario, se configura, se
nombra, a través del premio Casa de las Américas. Pero eso llega, a finales de
la década del 60, y Pasajes de la Guerra Revolucionaria, Roberto Fernández
Retamar siempre ha dicho que es un antecedente excepcional de ese género.
Literatura de una belleza en términos expresivos muy grande, y al mismo
tiempo, es literatura para expresar la verdad del proceso desgarrador de
nuestra América y del mundo.
Después vendrían libros como el de Víctor Casaus, “Girón en la Memoria”.
Víctor Casaus va a estar próximamente en Buenos Aires. Aquel libro “Me llamo
Rigoberta Menchú”, y otros libros fundamentales del género testimonio.
En el año 2005 se cumplen 40 años de El Socialismo y el Hombre en Cuba. El
Centro de Estudios Che Guevara, que dirige la viuda del Che, Aleida March,
está organizando un evento internacional. Yo creo que sería un momento
importante para reflexionar sobre la significación de ese texto.
Yo pienso que lo más importante aquí, más que yo siga caóticamente
abordando este tema, es que ustedes pregunten. Aprovechar el tiempo para
que pregunten las inquietudes que tienen sobre la política cultural cubana, la
relación del Che con la cultura cubana, que ha sido vivísima, esencial. Podría
hablarles de cualquier cuestión, incluso con las que tienen que ver con las tesis
de ese librito que se publicó en Argentina en el año 96, que tiene que ver con
una lectura, desde Gramsci de lo que ocurrió en aquel socialismo real. La
desinstitucionalización (ése es un término de Peter Berger, un sociólogo
austríaco. Pero eso visto desde los chistes que me hacían a mí los traductores.
Porque yo fui muchas veces a la Unión Soviética, a Polonia. Los chistes
polacos eran particularmente duros, agresivos. Fui a Checoslovaquia. Cuando
visitamos aquellos países, había un momento en que los traductores sacaban
una botella de vodka, un papel de estrasa con un arenque, y se ponían a hacer
chistes que no tenían que ver con lo que había sucedido en el día. De repente
yo veía una especie de ruptura muy rara. Todo el discurso oficial diurno había
sido extremadamente triunfalista, y de pronto, venía el momento de los chistes,
y nos asomábamos a otra realidad.
A mí que se me olvida casi todo, sin embargo los chistes no se me olvidan. Es
una cosa peculiar. Esos chistes yo no los tenía ni siquiera anotados. Yo hago el
análisis de ese tipo de chistes, y los comparo con los chistes que en Cuba
llamamos “gusanos”. Es muy interesante la comparación, porque el chiste
gusano, no tiene que ver con el chiste gusano soviético o con el chiste cubano
polaco. El chiste gusano de aquel socialismo real era esencialmente
anticomunista. Era orgánicamente, estaba estructurado sobre un pensamiento
anticomunista. Sin embargo el chiste gusano cubano es otra cosa.
El socialismo en Cuba, y la Revolución en Cuba, y el liderazgo de la Revolución
Cubana, no ha permitido que surja realmente un chiste anticomunista. Ahora
parece que yo vine a hacer propaganda del libro, pero realmente no quedan ni
diez ejemplares. Yo lo que voy a hacer es donar cinco libros a la Biblioteca, ya
que estamos acá. Por lo menos cinco ejemplares voy a dar de los que me
dieron aquí.
Yo creo que es un acercamiento a mi juicio bastante divertido. Los chistes son
muy buenos. Son mejores los chistes que el análisis mío, mucho mejores. Hay
gente que se lo lee saltándose el análisis. Vale la pena leerlo así también,
porque los chistes son realmente buenísimos, y revelan cosas muy profundas
que estaban ocurriendo en la subjetividad, en la conciencia de la gente. Pero
bueno, no voy a alargar más esta introducción. Quisiera que
ustedes hagan todas las preguntas.
- Diferencia entre la educación en la Cuba revolucionaria y en aquellos países
llamados socialistas.
- Yo pienso, Jorge, que has alumbrado un tema que merecería mucha
reflexión. Yo no puedo considerarme un conocedor de la educación o de los
programas educativos de aquellos países, que hicieron un énfasis en lo
educativo. Yo creo que en términos de educación, en cuanto a información, en
cuanto a dar conocimientos, se hizo un esfuerzo. Creo que hubo errores de
otro carácter que tuvo más que ver con lo cultural. Pero yo te diría que había un
sello dogmático, que la educación cubana no creo que haya tenido nunca. Un
sello que tenía que ver con el dogma. Creo que había un drama, que tiene
mucho que ver con el drama, que se relaciona también con la pregunta que
hacía Carlos: ¿por qué yo llamo engendro al realismo socialista?. Había un
drama que tenía que ver con las vanguardias intelectuales y las vanguardias
artísticas. Hay que recordar que la Revolución de Octubre de 1917, significó
también una explosión en términos de talento creativo. Hay que recordar el cine
soviético de aquellos primeros años revolucionarios. Hay que recordar el cartel,
la gráfica, y el papel que esas vanguardias tienen en procesos educativos
revolucionarios son fundamentales. Esa vanguardias fueron mutiladas por la
tendencia a imponer un estilo oficial que el Che rechazó, sobre todo, porque es
un estilo que viene del realismo decimonónico. Este librito que mencionó
Néstor, se llama Misha porque yo hablo de la mascota de las olimpíadas de
Moscú. Un osito. ¿ustedes se acuerdan de aquel osito? Lo
hicieron en llaveros, en globos, en afiches. Estaba en las cubiertas de los
cuadernos escolares. Era un osito con una pancita con los anillos olímpicos y
una expresión tierna. Ese osito, realmente, lo sacaron de Walt Disney. Es decir,
en vez de acudir a las expresiones de la gráfica de vanguardia, que hubo en
aquella revolución en el estado naciente, recurrieron a Walt Disney.
Ahí hay un problema cultural muy profundo, que tiene que haberse reflejado en
la educación. Lo moderno, había que buscarlo en Occidente. La idea que la
modernidad había que buscarla en los modelos que ofrecía Occidente. Y uno
de los problemas que ocurrieron ahí, que tiene que ver con la educación y tiene
que ver con la cultura, fue que se creó una especie de tabú, y de culto a lo
prohibido con respecto a algunos fetiches de Occidente. Por eso la llegada de
Mc. Donald fue recibida como un gran acontecimiento. Llegaba la modernidad,
a través de esa comida horrenda, que daña la salud, y todo eso que sabemos.
Y la llegada de las grandes películas occidentales, las películas de la gran
industria cultural. Yo creo que una de las cosas que está en la base de nuestra
educación, desde el principio de la revolución, fue aquella tesis que es “no le
decimos al pueblo: cree; le decimos: lee”. La idea que no nos interesa formar
fanáticos. Nos interesa formar gente culta, preparada. Para que les vengan
mensajes de donde vengan, y sin embargo esa persona no sea manipulada. Es
la tesis de Martí, que está en la base de todo nuestro programa educativo. “Ser
cultos como el único modo de ser libres”. Ser cultos, como el único modo de no
ser manipulados, de que no te hipnoticen, de que tu opinión no sea
absolutamente moldeada por esquemas que te vienen desde el exterior, al
servicio de intereses hegemónicos. Yo me acuerdo de una traductora que me
atendió a mí en la Unión Soviética. Yo dirigía la editorial Arte y Literatura, una
editorial que publicaba literatura extranjera, y también literatura socialista –si es
que se puede hablar de una literatura socialista-. La que provenía de esos
países. Me acuerdo de una traductora que me dijo que su cineasta preferido
era Luis Buñuel. Yo le dije que es también uno de mis preferidos. Y ella me
dijo: ¿Y usted ha visto alguna película de Buñuel?. Yo me había visto todas las
películas de Buñuel. Mi generación vio todas las películas de Buñuel, y las
generaciones posteriores también. Aquella muchacha casi lloraba escuchando
eso, porque ella no había visto ninguna película de Buñuel. Era su cineasta
preferido, porque en los libros de cine, había visto, había leído la ficha. Y ella
estaba esperando hacía diez años un carnet de la cinemateca, que le llegara el
aviso, para poder ser miembro del club de los que podían ver a Buñuel, que era
sin dudas un intelectual de izquierda, pero que la decadencia occidental la
expresaba en sus películas. Había un cine soviético de exportación. El cine de
Andrei Tarkovsky, de Nikita Mijalkov, el gran cine soviético no lo podían ver en
la Unión Soviética, era un cine para exportar. ¡Era una locura! Tú no puedes
prohibirle a la gente que vea las cosas. Lo que pasa, lo dice uno de los chistes
que se analiza en el libro. Una viejita que está pasando a máquina a Anna
Karenina de Toslstoi. Ustedes saben que había en aquella época en la antigua
Unión Soviética, lo que llamaban el “samijdat”, que eran libros prohibidos, que
estaban mecanografiados, y que la gente los pasaba con mucho misterio de
una mano a la otra. La viejita aquella estaba mecanografiando Anna Karenina,
que si ustedes se acuerdan del cuerpo del libro, es una tarea verdaderamente
insólita para un mecanógrafo. Le dice el viejo, el esposo ¿Por qué estás
mecanografiando ese libro?. Porque quiero entregárselo a la nieta, como si
fuera un samijdat. Es decir. Le quería dar la obra clásica como si fuera un
samijdat, para que la nieta, atendiendo a que amaban lo prohibido, se leyera la
novela. Es un ejemplo de lo que pasa cuando tú prohibes las cosas, y
realmente si por un lado fue un proceso que uno no puede simplificar, porque
además el pueblo soviético es un pueblo hermosísimo, un pueblo heroico, un
pueblo que hizo uno de los grandes regalos a la humanidad: un pueblo que
detuvo con su sangre al fascismo. Eso no puede caricaturizarse. Sin embargo
hubo errores en términos de política cultural y educativa, muy graves. Y
también en otros campos que conocemos.
Yo creo que en nuestra educación, nosotros tuvimos una cosa muy importante,
Jorge, que fue la importancia de la obra de José Martí para nosotros, que fue
como dijo Fidel el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada. Nuestros
marxistas, nuestros leninistas, nuestros revolucionarios, tuvieron en Martí una
referencia esencial, que nos ayudó muchísimo para no dogmatizarnos. Nos
ayudó muchísimo para darle un componente humanista, esa palabra que es
clave en la Revolución Cubana. Y Martí en términos pedagógicos, en términos
educativos, en términos culturales, es una fuente realmente imprescindible.
Cómo ha nutrido las ideas de Fidel, el pensamiento revolucionario en el campo
de la cultura. Martí ha sido siempre un componente imprescindible para las
ideas marxistas, revolucionarias. Y el realismo socialista, ya la idea de imponer
un estilo oficial, es una idea verdaderamente muy grave en términos de política
cultural. Yo creo que una política cultural no puede meterse en los estilos. Al
diseñar una política cultural tú tienes que abrirle paso al talento. Apoyar el
talento. Incluso puedes llegar a utilizar el mercado del arte, pero como un
instrumento, no dejando nunca que el mercado sea el que imponga la política.
Una de las cosas más perversas de los americanos, es cómo utilizan el
mercado para liquidar todo lo auténtico, todo lo crítico de las manifestaciones
artísticas. Lo que ha pasado con el rap. El rap, que nació en los barrios pobres,
en los barrios negros de Nueva York, y que es un gran canto de protesta, una
expresión crítica tremenda, ahora ¿qué está pasando? Se inició esa basura del
“rap light”. El mercado ha cogido el rap, lo ha limpiado bien de todo su sentido
crítico y ha promovido un rap absolutamente inofensivo. Por eso yo digo que el
peor censor de Stalin, es un niño de teta –como decimos nosotros- al lado del
mercado. Ése sí es un censor implacable. Así liquidó la canción de protesta de
los años 60, la mutiló, y ha tenido ese papel.
Ahora, no es que hacer realismo en la literatura o en el cine sea un engendro.
Lo que es un engendro es convertir eso en un estilo oficial, y aniquilar otras
expresiones importantísimas. Yo recuerdo el impacto de los amigos soviéticos,
cuando iban a las escuelas de pintura en Cuba, al Instituto Superior de Arte.
Me acuerdo incluso de un alto funcionario, que fue al Instituto Superior de Arte,
vio lo que hacían los artistas plásticos, y dijo: son como una especie de
Chagall. Pero lo dijo como si aludir a Chagall era aludir a Satanás. Porque ellos
querían que pintáramos a obreros y campesinos avanzando hacia el porvenir.
Ese sentido didáctico que tenía el realismo socialista, también dañaba mucho
la creatividad de la gente. El arte no puede dar respuesta. El arte no puede
tener moralejas. El arte no puede sacar conclusiones. Como si decimos:
“bueno al final, el compañero Néstor va a sacar las conclusiones”, y él dice lo
que quedó bien en la asamblea, porque todas las preguntas tuvieron sus
respuestas en las conclusiones. El arte es incertidumbre, es búsqueda, es
preguntas sin respuestas también. Nosotros defendemos la idea en Cuba, que
un arte crítico ayuda a la revolución. La idea de que un arte que nos inquiete, a
veces nos angustie, nos coloque frente a problemas sin solución, ayuda a la
revolución. Nosotros estamos convencidos de esto. Vamos a recordar el cine
cubano. Se habla mucho de Fresa y Chocolate, que es una gran película, que
cumplió una función muy importante en Cuba. Nos ayudó a reflexionar mucho,
sobre el tema de la homosexualidad, y sobre otros temas también. Nos ayudó a
reflexionar sobre cómo había personas, que podían estar fuera de la norma, y
sin embargo eran personas que enriquecían la revolución, la nutrían. Pero ese
mismo director de Fresa y Chocolate, Titón, Tomás Gutiérrez Alea, en sus
primeras obras: Memorias del subdesarrollo, es una película llena de preguntas
sin respuesta. Y la Muerte de un burócrata es una película también llena de
preguntas, tiene un profundo sistema crítico. Habla de lo que decíamos ahorita
con Claudia, de cómo la revolución ha sabido defenderse de su propia
burocratización. Cómo la revolución ha encontrado reservas antiburocráticas
para defenderse de procesos que pudieran congelarla, que pudieran
estancarla.
Con respecto a los retos que tiene la juventud cubana hoy. Yo te diría que uno
de los retos que tenemos hoy, los que tenemos que ver con ofrecerle a nuestra
juventud espacios y participación, tienen que ver con la llamada globalización
cultural. Hay un gran intento, toda esta maquinaria de la llamada globalización,
que está como sabemos al servicio de los intereses de los poderosos, hay un
gran intento de desmontar los mecanismos intelectuales entre los jóvenes,
hacer a la juventud sinónimo de frivolidad. Para ellos es muy importante la
frivolidad, la tontería. Hay una película que se llamó Forrest Gump, que se
ganó todos los Oscares. Miren esa película con un poquito de atención. ¿Cuál
es la tesis de esa película? El idiota feliz e integrado. La idea de que el imbécil
puede lograr realmente la felicidad, que es el tonto el que logra la felicidad. Y el
que es integrado sin discutir, se integra, hasta es veterano en Vietnam el idiota.
No tiene conflicto. Yo creo que la tesis de que la inteligencia estorba para la
felicidad y para la integración es muy interesada, y está dicha y reiterada en
toda la industria cultural yanqui. Es el mensaje de los reality shows. Yo no
había visto “el show de Cristina”. Lo vi en Caracas ahora que fuimos a un
encuentro de escritores cubanos y venezolanos. Una emisora de esas que
llaman escuálida, que le hacen la guerra a Chávez, y a la democracia, al
pueblo venezolano, sin ningún pudor, y una de sus grandes ofertas es el show
ese. Si la palabra decadencia tiene algún sentido, en el show de Cristina
pierde. A mí lo que me deprimió. Yo entiendo que Cristina que es una cubana,
lo hace por dinero. Entiendo que La gente que va ahí a llevar sus falsos
problemas, lo hace por dinero. Entiendo que la gente que va al programa, e
insultan a los tipos, es porque aparecen por televisión. Es una cosa tremenda
en el mundo de hoy salir por televisión. Lo que me espantó, lo que te
estremece, es que eso tenga millones de televidentes en el mundo hispano.
Que haya millones de gentes que sintonicen eso es lo que te da pavor. Es algo
insólito. Y en Cuba hay gente que lo alquila por video. Esto nos llega, y esta
frivolidad se nos mete en el país, y hay sectores de la juventud nuestra que han
caído también en ese tipo de juego frívolo. Ese culto a la tintorería, ese culto a
la frivolidad, ése acercarse a la realidad a través de reality shows, cosas como
la famosa Operación Triunfo, donde te fabrican unos artistas, es una
fabricación de Frankestein light de altísima productividad, para convertir en
fetiches a nuestros jóvenes. Después te venden una camiseta con la cara, con
el fetiche. Es una gran industria, donde la tontería se convierte en algo
cotidiano. Y realmente, eres como el idiota feliz integrado, si no te mueres de
hambre.
Sobre la fabricación de la hegemonía. No veas al show de Cristina. Va a estar
Néstor Kohan hablando de Gramsci. Yo estoy seguro que mucha gente va a
preferir el canal donde esté Néstor hablando de Gramsci. El problema es que
nosotros tenemos que lograr la idea que el placer, no esté asociada a la idea
de la idiotez. Porque una de las cosas más siniestras de esta historia, es que te
asocien la idea del placer, de la diversión, con la tontería. Lo otro, ya es trabajo.
Creo que nosotros tenemos que lograr que haya gente joven, cada vez más
joven, que se acerque a leer libros complejos. Porque leer a Martí, requiere de
una actitud intelectual activa. Si tú eres lector de Corín Tellado, el primer
párrafo de Martí te va a costar trabajo. Es difícil que partas del primer párrafo. Y
leer a Marx es una lectura ardua. Y leer a Gramsci, y a todo el pensamiento
revolucionario. Creo que tenemos que lograr ofrecer opciones donde placer e
inteligencia vayan juntas, y eso lo lograba la vanguardia. Eso lo logró Chagall.
La vanguardia logra efectivamente eso. Y nosotros tenemos que lograr una
juventud que se acerque a las expresiones del arte de vanguardia, a las
expresiones culturales y al pensamiento de vanguardia, y rechace por decisión
propia la frivolidad. No puede ser prohibiendo la frivolidad. Yo le decía a los
compañeros que valdría la pena poner algunos de esos shows de Cristina en la
televisión nuestra. Porque hay alguna gente nuestra en Cuba, que alquila
videos con el engendro ese para verlos. Y me imagino que eso tenga que ver
también con la historia de la viejita mecanografiando a Anna Karénina. De
pronto es lo prohibido. Y realmente valdría la pena que la gente conociera qué
es lo que se le está prohibiendo, para que por sí mismo se lo prohiban.
La juventud cubana es una juventud que, muchos de ellos, sólo saben del Muro
de Berlín y de todo eso por referencias, la inmensa mayoría de ellos. Ya son
quince años de la caída del Muro y de aquel socialismo. Quiere decir que se
han formado dentro de lo que nosotros hemos llamado “período especial en
condiciones de crisis”. Nosotros tuvimos que crear una doble moneda, y admitir
tiendas en dólares. Nosotros tuvimos que renunciar a una parte de nuestras
utopías, para salvar al país. Porque nuestro socialismo era un socialismo
donde realmente no había las desigualdades que hoy tenemos en Cuba.
Nosotros habíamos erradicado la prostitución, y renació la prostitución en los
años 90. Nos renacieron formas de corrupción, que realmente nosotros
pensábamos que estaban absolutamiente erradicadas. Estamos en una lucha
no sólo en el campo de las ideas, sino de los valores. Es una gran batalla ética.
Y hoy entre nuestros jóvenes, la droga, por ejemplo, aunque asomó y ha tenido
una determinada presencia, nosotros no dejamos avanzar el fenómeno de la
droga. Hemos discutido muy abiertamente el tema. Los peligros de que en
Cuba se instaure ese cáncer verdaderamente terrible. Yo pienso que hoy lo
que se está haciendo en Cuba con los jóvenes, tiene que ver con el gran
combate a la marginalidad. Hoy todos estos nuevos planes que está
ensayando Fidel, tienen que ver con hacer retroceder la marginalidad. La
escuela de trabajadores sociales, hemos eliminado el desempleo. Lo hemos
reducido prácticamente a cero. Hemos creado, como ha dicho Fidel, el empleo
de estudiar. Hay decenas de miles de jóvenes que no estaban haciendo
prácticamente nada, y están hoy estudiando y se les paga un salario para
estudiar. Preparándose para reinsertarse en la sociedad, para ser más útiles
estudiando. ES decir que nuestro socialismo en estos últimos años se ha ido
perfeccionando, y la marginalidad ha estado en el centro de nuestra
preocupación. Porque estaba creciendo la población penal. Había muchos
jóvenes presos por distintos delitos. Habían llegado a algunos jóvenes a
delinquir. Hoy se está haciendo un trabajo de re-educación en las mismas
prisiones.
Yo creo que en Cuba hay una gran influencia de la globalización cultural. Y una
de las ideas absolutamente básicas de nuestro programa revolucionario, es
que no se puede formar a ese hombre y mujer nuevos que soñaba el Che, en
una urna de cristal. Eso es impensable, además no es posible, es inimaginable
en este mundo de hoy. Nosotros recibimos dos millones de turistas al año.
Recibimos cientos de miles de cubanos que viven en Miami que van a visitar a
sus familias. Está internet. Están los videos que entran continuamente. Yo creo
que sería una locura que nosotros pensáramos en formar un ciudadano en una
probeta. Nosotros tenemos que preparar al cubano del futuro desde ya, para
que viva en un mundo absolutamente contaminado. Tenemos que vacunarlo
contra las enfermedades. No podemos pretender que viva en un estado
ambiental puro, porque ese estado ya no existe en ninguna parte. Y esto se
relaciona con lo que decía Gerardo, cómo desidiotizarnos, se preguntaba él.
Bueno, yo creo que nadie de los que está aquí, vinculado a esta cátedra, a esta
Universidad, está manipulado. Y cada vez hay menos gente manipulada. Cada
vez tiene menos fuerza esa maquinaria manipuladora.
¿Qué estamos haciendo en Cuba frente a ese proyecto de idiotización global?
La respuesta es: cultura y educación. Hábitos culturales tempranos. Ahora por
ejemplo, estamos formando masivamente instructores de artes. Se graduan en
septiembre 3500 jóvenes como instructores de música, de teatro, de artes
plásticas, de danza. Y ¿a dónde van esos instructores? A las escuelas. A
formar con los niños grupos de teatro, coros. Es muy importante que el niño
adquiera hábitos culturales tempranos, que adquiera hábitos de lectura
tempranos. Es muy difícil a una persona de cuarenta años convertirlo en un
lector adicto. Pero si eso empieza tempranamente, para esa persona la lectura
va a ser una compañía para él siempre. Va a ser un ejercicio de libertad, de
crecimiento espiritual. Para nosotros, uno de los mejores antídotos frente a la
cultura del consumismo, es la otra cultura. El arte, la literatura.
Hay una idea que se repite constantemente dentro de toda esta maquinaria
manipuladora: tú eres feliz, mientras puedas comprar cosas. Puedes ser feliz,
en la medida en que puedas comprar cosas. Tu felicidad depende de tu
capacidad adquisitiva. Tienes que comprar. Y te creamos a veces necesidades
artificiales, porque la idea es crear un mundo consumidor, y los que no pueden
consumir sencillamente son inviables y tienen que morir tempranamente,
masivamente, no hay solución para ellos.
¿Cómo combatir la idea que la felicidad se asocia al consumo? Nosotros
estamos trabajando durísimo para darle a nuestro pueblo niveles dignos de
consumo. Pero tampoco puede ser la Sinfónica pasando hambre. Tú
sencillamente viendo fantasmas, del hambre que tienes, y escuchando una
gran sinfonía. Esa no es la solución. Tenemos que alimentar a la gente, y
hemos avanzado en eso. Tenemos que darles condiciones dignas de vida. El
problema de la vivienda es uno de los problemas más graves que tenemos en
Cuba. Muy graves. Tenemos que encontrar soluciones para los problemas de
vivienda. Que se puedan reparar viviendas, hacer un plan de construcción de
viviendas. Nosotros tenemos que darle a la gente condiciones de vida dignas.
No de lujo. Pero condiciones de vida dignas. Al mismo tiempo, hay que
inculcarle a la gente la idea de que su calidad de vida tiene relación con hábitos
culturales. De que se enriquece tu vida con la cultura. Nosotros estamos
convencidos que un antídoto contra el consumismo, es la cultura. La idea de
una vida concebida con una dimensión espiritual particular, con una particular
riqueza espiritual.
Un ejemplo es lo que estamos haciendo en el canal educativo. Se creó un
nuevo canal educativo. Va a haber dos canales educativos. Tenemos cuatro
canales de televisión en Cuba, cuatro canales estatales. Nosotros no
privatizamos la educación ni la cultura. No hay ninguna posibilidad legal de
privatizar la promoción de la cultura. Es algo demasiado trascendente para
jugar con eso. Tenemos cuatro canales estatales que no hacen propaganda
comercial de ninguna índole. Se creó el canal educativo, ahora se está por
inaugurar el segundo canal educativo. Un ejemplo que yo quería poner. Hay
una tradición en Cuba de poner dos películas pésimas los sábados. Un espacio
que le llamamos “La película del sábado”, aunque son dos. Son películas
mexicanas de carros, carreras, violencia. Ya hay un acondicionamiento mental
de la gente, para ver esa basura los sábados. Si tú los sábados pones otra
cosa, sea de Gramsci o de otra cosa, fracasan. La gente tira los televisores por
los balcones. Tienes que poner dos películas americanas malas los sábados.
Eso ya está absolutamente comprobado. ¿Qué se empezó a hacer? Cada vez
que aparece una gran película, como Titanic, nosotras la ponemos en TV, sin
pagar un peso en derechos. Le ponemos a la gente eso, para que la gente vea
esa película que está de moda, y la vea en nuestra televisión. Nosotros
entendemos que es una política correcta.
Ahora, ¿qué empezamos a hacer en el canal educativo? Empezamos a poner a
las ocho y media, empieza una especie de debate, y alrededor de las nueve de
la noche se pone una película seria, de más calidad. Pero ¿qué pasa? Si tú
quieres ver la película seria, te pierdes más o menos la mitad de la primera de
las malas. Y de pronto, es interesantísimo. El programa se llama “El espectador
crítico”. El título habla por sí solo. Hay gente que escribe al ICRT, el Instituto de
Televisión, pidiendo que la seria empiece más temprano, o la mala más tarde,
porque quieren ver la buena y las dos malas. Ya ésa es una actitud interesante.
Es un drogadicto, que ya empieza a pedir una porción de antídoto. Sin
embargo es interesantísimo cómo ha ido subiendo el rating de la película más
seria. Ahí se invitan a psicólogos, escritores, tiene una parte de discusión
previa a la película. Y la gente de pronto está prefiriendo a la basura de la
llamada película del sábado, que parece que por el momento no hay manera
de transformar eso, está prefiriendo la otra película. En ese ejercicio, yo creo
que hay algo bastante sutil en términos de política cultural. Es poner a la gente
a escoger. Y con el otro canal, la gente va a tener más opciones para escoger.
Yo creo que la cantidad de gente joven que siguen las series del canal
educativo, los programas del canal educativo –que son de mucha calidad, es
creciente. Y seguimos dando alguna basura de esta globalizada por los otros
dos canales. Porque nosotros pensamos que este proceso no se puede hacer
prohibiendo. Claro, hay películas que por el tipo de mensaje reaccionario,
fascista, nosotros no podemos dar. Que la busquen en el video. Al show de
Cristina tampoco pretendería darle una hora por semana, sino que haría como
un laboratorio. Hay cosas que no se pueden poner. Que la gente las podrá ver
por otra vía. Pero la mayoría de las cosas, que tienen un gran impacto en el
mundo de los grandes medios, nosotros las ponemos en la televisión incluso.
Entonces con estos dos canales educativos cada vez van a ser mayores las
opciones de un crecimiento de la calidad de vida a través de una cultura
auténtica.
La respuesta para la pregunta que hacía Gerardo, para la pregunta que hacía
Mohamed, es más cultura, más educación. Una cosa muy importante: en
nuestros planes de masividad cultural, la calidad tiene un papel decisivo.
¿Quiénes son los profesores de un programa que se llama Universidad para
todos? Que ha dado Historia y Apreciación del Ballet, Historia y Apreciación de
la danza, Historia del Cine, Apreciación Cinematográfica. Son los mejores
artistas. Alicia Alonso ha sido profesora del programa del Ballet. Ramiro
Guerra, que es el fundador de la danza contemporánea en Cuba, es profesor
de la serie de danza. Los mejores talentos han estado presentes en este
esfuerzo de masividad. Porque nosotros no podemos hacer masividad en
cultura, dando a la gente un subproducto, una basura. No puede ser
promoviendo una cultura mediocre. El viejo dilema entre masividad y calidad,
nosotros lo tenemos que resolver. Tiene que haber masividad, pero tiene que
ser con calidad y profundidad. Esos instructores, cuando vayan a las escuelas
con los niños, en los repertorios que lleven como instructores de música, tiene
que estar música popular de calidad. De todos los países. A nosotros nos
interesa mucho también, no crear un receptor chauvinista de la cultura.
Nosotros defendemos las tradiciones cubanas, defendemos el folklore cubano,
está protegido el folklore, está investigado, está estudiado, está difundido.
Nuestros artistas y creadores tienen prioridad en la promoción. Pero a nosotros
nos interesa mucho que la gente conozca la literatura nicaragüense, que
conozca a Cardenal, que conozca a Coronel Urtecho, que conozca a la poesía
nicaragüense de Darío para acá, que es de las m´s grandes de
Hispanoamérica, que el pueblo cubano lea esa poesía, que le sea familiar.
Pero que lea también a Walt Whitman, a los grandes poetas y escritores
norteamericanos. En la última Feria del Libro salió una nueva novela de la gran
escritora norteamericana Alice Walker. A nosotros nos interesa que nuestro
pueblo conozca a la gran cultura argentina, es un país de una extraordinaria
cultura también. El pueblo cubano tiene realmente un conocimiento
impresionante del cine argentino. Pero queremos que conozca la plástica, la
literatura. Se ha publicado mucha literatura argentina. A nosotros nos interesa
enormemente que la referencia cultural del pueblo cubano, sea universal.
Auténticamente universal. Uno de los problemas que tiene la globalización, es
que empobrece la visión del mundo, y a veces lo más terrible es que
consumimos caricaturas de nosotros mismos que nos vienen de Hollywood. De
pronto los mexicanos tienen que acostumbrarse a pensar, que ellos son como
los mexicanos que aparecen en las películas de Hollywood. Es una cosa
terrible.
Además cuando Hollywood se mete con alguno de los grandes mitos... ustedes
vieron la película sobre Lorca. Fue Andy García el que la hizo. Es una película
insólita. Es increíble. Lorca termina siendo una especie de torero. Están todos
los estereotipos, andalucismos, todo eso mezclado con una trama semi
policíaca. Y de pronto una víctima del fascismo, y un gran poeta, terminan
devolviéndote una historia increíble. Y ¿ustedes saben que pasó el otro día?
Uno de los libros más serios sobre Lorca, de un irlandés que se llama ... de
pronto en la tapa dice un anuncio de la película. Para que se venda, le ponen
en la tapa que el tipo tuvo que ver, que asesoró de alguna manera la película
horrenda esa, que traiciona toda la investigación que hizo. Funciona
legitimando el estereotipo, frente a lo verdadero, frente a lo auténtico.
La respuesta a la pregunta de Gerardo y Mohamed es más cultura, más
educación, cuanto más temprano mejor. Mientras más temprano lleguen al
niño, mejor. Mientras más le abramos el horizonte espiritual al niño, mejor.
Nosotros tenemos una ventaja. Uno de los problemas que ha habido en los
últimos años es la decadencia de la lectura. La gente cada día lee menos. El
precio de los libros es insólito. El libro está a punto de convertirse en un artículo
de lujo. Y el mundo digital, que nosotros estamos utilizando con propósitos
educativos, tiende mucho a la síntesis. A tomar la mayor cantidad de
conocimientos en el menor tiempo posible. Todo extractado. ¿De qué trata el
Quijote? Me imagino que un día te pondrán al Quijote cada día más chiquito.
Era un loco que luchaba contra los molinos, con un gordito llamado Sancho
Panza... Ya tú aprendiste lo que tenías que saber de esa historia. Es muy
peligroso. Se pierde una dimensión muy profunda del patrimonio de esta
humanidad. Algo demasiado excepcional es lo que estamos perdiendo, un
tesoro. Hay gente que nace y crece mutilada. Forrest Gump.
Gerardo decía: hay que luchar. Yo creo que también lo que han hecho ustedes
en educación popular, lo que se hace en términos de educación popular, a mí
me parece, Gerardo, que es muy importante.
A mí me impresionó mucho cuando Fidel fue a Bolivia. A mí me dijeron que en
los textos escolares en Bolivia, la derrota de la guerrilla del Che se estudiaba
como el triunfo sobre la invasión extranjera. De pronto la invasión castro-
comunista-guevarista, los niños bolivianos la estudiaban como una invasión
extranjera que había sido derrotada por el heroico ejército boliviano. Es
tremendo cuando Fidel fue allá, lo que es el Che hoy en Bolivia. Es una figura
casi de veneración. Es decir, los pueblos, se les puede manipular, pero no
tanto. Pasan años y años, y se estudia esto de este modo, y que el pueblo
boliviano haya mantenido una relación profundamente solidaria con el pueblo
de Cuba, y con una figura como la del Che, es que sin dudas la manipulación
es poderosa, pero no es todopoderosa. Y hay una intuición en la gente. Fíjate
los resultados de algunas de las votaciones de nuestras elecciones. Una de
las preguntas que me hacen siempre, y a mí me asombra, es ¿cuándo van a
hacer elecciones ustedes? Nosotros hacemos elecciones cada dos años y
medio para delegados a las asambleas municipales, y cada cinco años, para
diputados a la asamblea nacional. Cada vez que hay elección, nuestros
enemigos lanzan por la radio –nosotros tenemos 24 horas de radio
contrarrevolucionaria, tenemos una TV contrarrevolucionaria, que la
interceptamos, pero la radio no se intercepta, entra- se lanza desde el enemigo,
la idea que la gente se abstenga, o vote en blanco, o anule la boleta. Ésas son
las propuestas. Así que nuestras modestas elecciones para delegado
municipal, se convierten en un referéndum. En un sí o un no a la revolución.
Por la coyuntura particular que vivimos nosotros. Y yo les digo a ustedes:
tenemos muchos municipios donde hay más del 90% de votos a favor de la
Revolución. De los delegados propuestos en las mismas calles, en las mismas
cuadras. Porque nuestro partido no es electoral. Nuestro partido no se mete en
funciones electorales. Son la gente elegida en la propia cuadra. En muchos
municipios tienen más del 90% del voto a favor. Y hay más del 90% de
asistencia. Y donde peor está la cosa, está por encima del 80%. En municipios
donde hay gente que puede tener otras ideas, gente que puede estar
confundida.
¿Qué capacidad de expresión tiene la juventud contrarrevolucionaria?
Yo te diría que teóricamente la contrarrevolución podría tener diputados en la
Asamblea Nacional. ¿Por qué? Porque si surgen candidatos en las cuadras,
que ganan la elección para integrar la asamblea municipal, podría haber un
municipio del país que tuviera una mayoría de contrarrevolucionarios en su
composición. Y es esa asamblea municipal la que aprueba a los candidatos a
diputados. Podría haber municipios copados por la contrarrevolución. Es
perfectamente posible según nuestra Constitución. Y se expresa la gente en las
asambleas. Un joven contrarrevolucionario puede decir cual es su programa
para Cuba. Yo pienso que tenemos que privatizar esto, o hacer tal cosa.
Yo te pongo otro ejemplo del tipo de democracia nuestra. Yo como Ministro,
estoy sometido permanentemente a un proceso de discusión de mi gestión, no
sólo con los artistas y escritores, con la UNEAC, con el sindicato de
trabajadores de la cultura. Cada vez que hay un congreso de pioneros, cada
vez que hay un congreso de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza
Media, o de la FEU, todos los ministros son sometidos a discusión por los
delegados a esos congresos. Las políticas están sometidas a debate. Esas son
formas peculiares de la democracia que tenemos. Son diferentes.
La idea de la revocación de los mandatos. Nosotros tenemos establecido la
revocación de los diputados, de los delegados. Y eso es una práctica. Y la línea
de rendir cuentas a tus electores. Porque en algunos de estos esquemas, tú
votas por alguien, y después ya no sabes cómo pedirle cuentas a esas
personas. Ya ese tipo hace y deshace, tiene una especie de cheque en blanco
por el tiempo que dure su período. No. En Cuba está establecido con gran
rigor, la rendición de cuentas a los electores. Yo te diría que hoy hay mucho
espacio para que un joven con ideas políticas diferentes al socialismo, se
exprese. En la federación estudiantil, en estas asambleas.
Yo pienso que cada pueblo de América Latina va a encontrar su camino. Una
de las cosas que en Cuba estamos convencidos, que lo que se llame la
sociedad futura, llámese socialismo o de otro modo –nosotros le llamamos
socialismo- la gente va a llegar por muy distintos caminos, y no va a haber un
solo modelo para eso, ni un solo camino para lograr esos objetivos. Nosotros
tenemos la suerte de haber hecho una revolución muy radical. Por ejemplo, lo
que está haciendo Chávez, en Venezuela, es otra cosa. Lo acusan de estar
construyendo otra Cuba. Pero es otra cosa lo que está haciendo. El tiene a
Miami metido ahí adentro. A mi Hart me decía, para ilustrarme los problemas
del proceso bolivariano: es como si nosotros tuviéramos a Miami, con todo su
poder, metido en Quinta Avenida, en La Habana. Miami, con sus grandes
cadenas de televisión, con su enorme poder económico, con su poder
mediático. Uno se pone a pensar con esa metáfora, y te estremeces. Ahora, yo
pienso que la Venezuela bolivariana –que estamos seguros que va a triunfar-
no va a tener el mismo esquema de funcionamiento, el mismo esquema
institucional que el cubano. Pero va sin duda a ser una Venezuela mucho más
justa. Ya lo está siendo. Ya está siendo mucho más justa, a pesar que han
tratado de desgastar el proceso, tratando que no avance en su programa. Creo
que cada pueblo latinoamericano va a encontrar su alternativa, su camino. Y
ojalá algún día esos caminos confluyan en ese gran sueño de Bolívar, de Martí,
del Che.
Acabo de ver una película que dirigió Walter Sales, el cineasta brasileño, que la
produjo Robert Redford. Se llama El diario en motocicleta. Es el recorrido del
Che y Granados por América Latina. Es el Che pre político, que va ganando
una conciencia latinoamericanista. Es una bellísima película, una extraordinaria
película. Robert Redford la llevó a La Habana. La pusimos ahí. La discutimos
con él. La vieron Aleida, los hijos del Che. La vimos juntos. Creo que va a tener
un impacto aquí en Argentina extraordinario. Y va a tener un impacto en la
gente joven. Porque es una película que parece la aventura de dos muchachos.
Está llena de travesuras, de alegría, de risas, de juventud. Y a medida que va
integrándose el recorrido en la trama de América Latina, la película va
adquiriendo una densidad y es una hermosísima película. Es un ejemplo de
gran cine político, sin ningún tipo de retórica. Creo que está hecha desde un
punto de vista muy latinoamericanista. La hizo un norteamericano honesto.
¿Qué pasa con el cine actual y las coproducciones? Lo que pasa es la crisis. El
cine cubano es la rama de la cultura más golpeada por la crisis. Es una
industria costosísima. Ese cine ha encontrado cierta fórmula de continuidad en
coproducciones, sobre todo con españoles. De ahí han salido algunas buenas
películas, y también algunas películas peores, cultivando algunos estereotipos,
que pueden gustar al público europeo. Nosotros tenemos grandes limitaciones
para llevar adelante la producción de cine. Sin embargo acabamos de hacer un
festival de cine pobre, de bajísimo costo, con cámaras digitales, con muy poco
equipamiento. Creo que en el tema de las coproducciones, lo que tú no debes
hacer es concesiones de principios. Hacer un subproducto, una basura. Pero
esto lleva una negociación. Es el guionista, el director cubano, el que lleva la
voz cantante en ese tema.
Y el cartel de cine, que fue una de las grandes muestras de la gráfica cubana,
hoy yo les diría, lamentablemente, que no está en un buen momento. El cartel
cubano no está en buen momento. Nosotros tuvimos una gráfica en los 60 de
primerísima calidad. Algo pasó. Los procesos culturales son complejos. Hay
zigzagueos, hay retrocesos. Algunas manifestaciones de pronto adquieren una
fuerza tremenda. Hay que ver hasta que punto hay errores institucionales de
política.
Yo no quiero hablar de política interna aquí. Sin duda yo pienso que todas
estas preocupaciones respecto a la identidad, la globalización de la tontería,
son temas que llevamos siempre a las reuniones de ministros de cultura de
América Latina y el Caribe. Son temas que deben interesar a todos los
ministros del continente. Lamentablemente, ustedes lo saben bien, el
neoliberalismo empieza su recorte por la educación y la cultura. En el momento
en que haría falta un apoyo del Estado para proteger la identidad en peligro,
eso se ha desmantelado. Y a veces tú sientes que son personas bien
intencionadas, pero que no tienen un centavo para llevar adelante un
programa.
El Che se acercó a la cultura cubana por cuenta propia. Entre las tareas que
tuvo el Che en Cuba, no estuvo la cultura. El che tuvo tareas vinculadas al
desarrollo económico y social de Cuba, pero no se le dio esa tarea. Y
realmente el Che vivió tan poco tiempo en la Cuba del triunfo, y lleno de
trabajo. No sé hasta que punto pudo actualizarse respecto de la producción
cultural en Cuba. Sin embargo nos dejó un texto como El socialismo y el
hombre en Cuba.
El tema de las visas. El acuerdo migratorio que nosotros firmamos con Estados
Unidos, nosotros lo firmamos. Toda nuestra batalla con los Estados Unidos fue
para buscar que la emigración fuera segura para la gente. La cifra de no menos
de 20.000 visas al año, la exigió Cuba. Y durante el período en que se creó la
provocación, ellos han retenido las visas. Además que el sorteo es un falso
sorteo. Ningún marginal nunca gana el sorteo. Hay gente de esta que se va en
balsa arriesgándose, que llevan 20 años ahí esperando una visa para emigrar,
porque nunca les toca el sorteo.
Es un extraordinario sentido del azar. Siempre le toca a médicos, profesionales.
Cuando ocurrieron los secuestros del avión y de la lancha, en seis meses la
Oficina de Intereses había dado 700 visas, y tenía que haber dado no menos
de 10.000. Son formas indirectas de promover la migración ilegal, de crear una
situación muy compleja. El enemigo no tiene el menor escrúpulo. Es un
enemigo de un enorme poder, sin ninguna moral.
¿Qué es ser revolucionario? El otro día me preguntaron qué es ser de
izquierda. Se parece. No es exactamente lo mismo pero pudiéramos ensayar
una respuesta parecida. Yo te diría que ser revolucionario hoy es oponerse, por
todas las vías que tenga uno a su alcance, a este orden de cosas. Un
revolucionario, una persona de izquierda, no puede convivir con este orden de
cosas, sin luchar por todos los métodos a su alcance, contra ese orden de
cosas. Y no estoy hablando de lucha armada. Estoy hablando de mover
opinión, estoy hablando de sembrar ideas, lo que Fidel tantas veces ha
repetido. Sembrar ideas, sembrar conciencias. Sembrar cultura. Creo que lo
que hacen ustedes aquí, cotidianamente, es una forma de lucha revolucionaria
ejemplar. Yo te diría que estar contra la manipulación de la verdad, contra toda
esa enorme maquinaria de manipulación; no puedo creer que haya alguien de
izquierda, alguien con sentido de transformación de las cosas, que conviva con
esa burda, grosera, manipulación de la verdad. Yo creo que no es posible
aceptar la democracia formal. Creo que hay que aprender qué cosa es
exactamente la democracia. Un revolucionario tiene que abogar por formas de
democracia en las que la participación del ciudadano vaya más allá de la boleta
en el agujero de la urna, una vez cada tantos años. Eso no es democracia.
Creo que no es posible aceptar el genocidio en Palestina. Están ocurriendo
demasiadas cosas. Hay que sentir en el propio rostro la bofetada injusta dada
sobre otra gente, sobre la gente humilde, sobre los pobres de la tierra. A mí me
parece que esa idea que dijo el Che, que cuando uno la recuerda se
estremece, que el revolucionario debe estar guiado por sentimientos de amor
muy profundos, es algo tremendo. Creo que el amor, en un mundo donde hay
tanta crueldad, donde la vida humana no vale nada, en este mundo terrible,
amar a los pobres, amar al prójimo, no en un sentido teórico, sino con
solidaridad profunda, activa, sistemática, sería una característica de ser
revolucionario.
Al mismo tiempo, yo creo que el revolucionario no puede ser dogmático, no
puede ser fundamentalista. Tiene que escuchar. No podemos
esquematizarnos, acostumbrarnos a actuar bajos slogans o lemas. Los slogans
o lemas pueden servir para movilizar coyunturalmente, pero el revolucionario
tiene que estar siempre argumentando. A ese joven como el que decía
Verónica, no puedo llegar a tratar de aplastarlo, de imponerle una ideología, un
criterio. Hay que razonar. Hay que darle argumentos. Creo que hay que creer
en el ser humano. Tener fe que en el ser humano hay reservas morales y
reservas espirituales que valen la pena. La idea esa de Martí: “tengo fe en el
mejoramiento humano”. Tenemos que pensar eso, a pesar que el ser humano
verdaderamente está dando muestra día a día de cosas monstruosas, como
todos los genocidios que se cometen en nombre de la libertad. Un abrazo, y
gracias por escuchar
Ir arriba
El Che nos invita a pensar
Graziella Pogolotti
Conocemos el rostro del guerrillero. Hemos admirado al organizador
disciplinado, al combatiente austero, solidario siempre con cada uno de los
camaradas a su mando, ríspido ante los formalismos y la retórica vacía,
maestro de sus compañeros, médico dispuesto a asistir a amigos y
adversarios, capaz de expresar ternura contenida ante el cuerpo del caído. No
hemos reparado lo suficiente en los desvelos del estudioso y el pensador.
Hoy sabemos, gracias a la publicación de sus Apuntes filosóficos por Ocean
Press, que en las ásperas jornadas del páramo boliviano, aislado por la
fragilidad de una izquierda dividida, sufriendo hambre y sed, perdida a veces la
orientación entre caminos desconocidos, víctima del asedio de las tropas y del
temor desconfiado de los campesinos, no renunció a la indispensable
indagación teórica. En Ernesto Che Guevara, palabra y acción corrían por un
mismo cauce. De igual manera, experiencia de vida, praxis y conceptualización
teórica resultaban inseparables. Consideraba, valiéndose de un texto de
Engels, que la táctica separada de una perspectiva estratégica, conduce al
oportunismo.
Muy joven comprendió el Che que, para él, América Latina seguía siendo una
asignatura pendiente, a pesar de haber accedido a los rasgos fundamentales
de su historia y su geografía a través de los libros escolares. Necesitaba un
aprendizaje de otra naturaleza, afianzado en la experiencia de tocar la realidad
con las manos, la realidad humana, física, cultural, social y económica del
continente.
En lo personal, era un modo de seguir creciendo en todos los aspectos.
Vencedor del asma que nunca lo abandonó, anduvo a paso de hombre, valido
de los medios que pudiera ofrecerle el azar. Atravesó ríos y ascendió a la cima
de los volcanes. Convivió con los pobladores y pudo comprender el significado
de conductas forjadas en una larga cultura de la resistencia en la que
coexistían gestos solidarios y generosos con mezquindades, egoísmos y hasta
manifestaciones de apetito rapaz. No juzgó: observó.
Puedo imaginarme a aquel joven impaciente, crecido en una atmósfera de alta
tensión intelectual. La formación del bachiller se sustentaba en una significativa
base humanística. La Argentina proyectaba hacia el continente una intensa
vida cultural, con sus editoriales, revistas, diarios de amplio perfil y profesores
universitarios de renombre. El debate intelectual se expresaba en el plano
ideológico y en la confrontación entre corrientes literarias, apegadas algunas a
modelos europeos, y asentadas otras en la tradición popular de Martín Fierro,
registrada en la memoria de los nacidos en los territorios del Río de la Plata.
Con extremo cuidado, el Che anota los títulos que integran su programa de
lectura en fichas que lo acompañarán durante muchos años en la mochila del
combatiente y en su biblioteca personal. Característico del contexto cultural de
su país de origen, abundan los clásicos del psicoanálisis, así como los de la
historia de la filosofía y los pensadores más renombrados del siglo XX.
No dispuso, sin embargo, el médico guerrillero del tiempo necesario para
sistematizar sus propias ideas. Los Apuntes… que ahora están a nuestro
alcance reproducen los pasajes subrayados por el Che junto a las marcas,
comentarios e interrogantes anotadas al margen. Aunque fragmentarios,
revelan muchas cosas. A profesores y estudiantes ofrecen una lección de
método que debería constituirse en guía para la pedagogía contemporánea, a
fin de desplazar definitivamente todo rezago de memorismo. El cimiento de
todo aprendizaje se encuentra en el ejercicio de una lectura creativa. Lo
sustancial no consiste en repetir, muchas veces de manera mecánica, sino en
acribillar el texto con las interrogantes pertinentes.
Cuando leemos a Engels o a Marx, no lo hacemos a la manera de quienes se
adscribieron a la primera Internacional, en un mundo que ya no es el nuestro.
Lo hacemos como habitantes de una isla del Caribe en la frontera del imperio,
en medio de una pavorosa crisis, en tanto hijos de una Revolución que afronta
demandas emergentes sin renunciar a su proyecto emancipatorio. El ascenso
hacia el pensamiento abstracto se produce desde la vivencia concreta del
terreno que estamos pisando.
El mosaico conformado por fragmentos yuxtapuestos cobra sentido al
ordenarse según el hilo conductor del pensamiento del Che, planteado en el
contrapunteo entre la práctica y el ajuste de una visión estratégica.
A la luz de la contemporaneidad, me interesa destacar el empeño permanente
por eludir las trampas inherentes a la tendencia acomodaticia, a simplificar la
realidad. Consciente de la gran complejidad del tejido social, insiste en atender
a las múltiples mediaciones que intervienen en el vínculo entre base y
superestructura, en destacar la consideración determinista del factor
económico. Sustenta su punto de vista en el análisis de la relativización
formulada por Engels, según las propias palabras del amigo de Marx.
La selección de los materiales resaltados por el Che no incluye todo aquel que
debió haber leído en torno al pensamiento social. Obedece a un orden
determinado y responde a preocupaciones que pueden deducirse implícitas.
Los clásicos universalmente reconocidos se complementan con pasajes del
Mao-Tsé Tung de la época de la Larga Marcha y con el filósofo francés Luis
Althusser, ambos muy leídos entre nosotros en los años sesenta del pasado
siglo.
Del primero constan lo relacionado con la valoración de las contradicciones
como fuente del desarrollo con alusión a la célebre metáfora de las cien flores,
recibida entonces como reconocimiento de la necesaria convivencia de
variadas corrientes de la cultura y el pensamiento. De más difícil abordaje, las
páginas de Althusser plantean la inseparable unidad entre teoría y práctica, al
punto de considerar la primera como expresión específica de la segunda.
Quien acumuló estos materiales de estudio fue un Ernesto Guevara maduro.
Ha transitado por la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, por la etapa de
puesta en marcha del proyecto socialista cubano, por el conocimiento directo
de los países de la Europa del Este y por los duros encontronazos con el
imperialismo. Ha detectado errores que anuncian la vulnerabilidad del modelo
soviético. Comprende la necesidad de incentivar un pensamiento crítico, la
importancia de preservar la vocación internacionalista a fin de estimular de
manera orgánica el crecimiento de la conciencia, superando el adoctrinamiento
de esencia dogmática. A lo largo de la transformación de una sociedad, sus
hacedores, los ciudadanos todos comprometidos con ella se someten a un
permanente aprendizaje fundado en vivencias, relecturas de la historia y ajuste
del rumbo táctico para cumplir con el propósito estratégico.
A veces, la pasión ciega. Pero también ilumina la ruta de la lucidez. Desde la
caída del Che en Bolivia, con rapidez sorprendente, el panorama mundial ha
cambiado de manera insospechada. El derrumbe de la Europa socialista
aceleró la crisis latente de las izquierdas, desplazó la tradición marxista,
instauró el escepticismo y sustituyó la ideología explícita por otra disimulada
bajo el mensaje light de los medios. El poder financiero ejerce su dominio como
fuerza autónoma desgajada de la economía real y convierte a los políticos en
servidores de sus intereses.
Aprendida la lección de neoliberalismo, la América Latina ofrece una plataforma
para la resistencia requerida de una revitalización del pensamiento, de una
izquierda siempre enferma de fragmentación. En esa circunstancia, la voz del
Che formula un llamado de alarma. Pensar es tan urgente como hacer para no
repetir errores, para no forjar falsas ilusiones, para evitar la improvisación y no
elaborar una táctica al margen de un pensamiento estratégico. Volvamos al
Che. Aceptemos el desafío de convertir en práctica el ejercicio de un
pensamiento creador.
Ir arriba
CHE Y EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE EN CUBA1
Fernando Martínez Heredia
Es obvio que el Che no respondió a un compromiso de circunstancias al
escribir esta carta-ensayo para Marcha, una revista uruguaya muy prestigiosa.
Estaba a punto de regresar al país, después de un recorrido muy extenso, que
lo llevó a Nueva York, numerosos países de África y China. Fue su último viaje
legal. Che dejar expresa una exposición trascendente de su posición y su
pensamiento, con todo el peso que tenía su palabra, en aquella importante
coyuntura de 1965.
Una de las preguntas válidas en este 50 aniversario sería: ¿por qué y
para qué El socialismo y el hombre en Cuba? En mi opinión, el Che entendió
que era necesario enunciar públicamente una fundamentación conceptual de la
posición revolucionaria específica cubana, que venía planteándose en las
prácticas desde los días de la guerra hasta aquel momento, y estaba en las
expresiones políticas de Fidel, de él mismo y de otros compañeros.
En marzo de 1965 Cuba había logrado vencer a la contrarrevolución
interna, se estaba acabando la lucha contra las bandas, y había derrotado a
Estados Unidos en la primera etapa de la guerra sin fin que el imperialismo
libra contra nuestro país, la etapa en la que este, herido en su insondable
soberbia, creyó que podía eliminar a sangre y fuego a la inconcebible
Revolución cubana. Además, Estados Unidos comenzaba una agresión a
Vietnam en la que se empantanó durante los diez años siguientes. Mientras, el
país multiplicaba sus fuerzas, entregado a una movilización y concientización
permanentes, y las cubanas y los cubanos se cambiaban a sí mismos, al
tiempo que cambiaban sus vidas, sus relaciones sociales y sus instituciones.
Cuba era el faro, la guía o la esperanza de un continente que veía la
posibilidad y sentía deseos de liberarse de los yugos neocoloniales e implantar
en sus países toda la justicia. La voz soberana de Cuba era acogida con gran
admiración por muchos en el mundo, y se había dado a respetar entre sus
adversarios. Sin embargo, faltaba formular expresamente las ideas y las
propuestas cubanas, con mayor intervención del análisis y la síntesis teórica y
de manera organizada. Era necesario elevar el pensamiento a la altura de la
Revolución. Este era un desafío muy grande y difícil, y debía vencer enormes
dificultades y no pocos enemigos, pero resultaba urgente enfrentarlo.
Ante todo, ¿desde qué lugar interviene el Che con su El socialismo y el
hombre en Cuba en unos problemas y en unas confrontaciones y unos
proyectos que eran mundiales? No es casual que sea desde Argel. Argelia
había sido puesta en el mapa hacía muy poco tiempo. Más de un millón de
argelinos tuvieron que dar sus vidas para lograrlo, hasta triunfar sobre Francia,
la criminal potencia colonial que un día le había propuesto al planeta libertad,
igualdad y fraternidad.
El revolucionario cubano y latinoamericano lanzaba al mundo su
manifiesto desde uno de los países de un mundo que había sido aplastado por
el colonialismo, que en 1965 apenas estaba saliendo de esa devaluación de la
condición humana y negación de las naciones y los pueblos. Un mundo con
países, regiones, pueblos, culturas y situaciones específicas
extraordinariamente diversos, pero con un denominador común: la necesidad,
el deseo y la voluntad de ser. Se establecieron muchas nuevas identidades,
representaciones, ideas y demandas, que implicaron a cientos de millones de
personas. La actuación política de los pobres y las clases subordinadas se
multiplicó, siguiendo a los movimientos y líderes, formando parte de alas
radicales dentro de los procesos y en un buen número de casos de manera
autónoma. En algunos de estos países triunfaron revoluciones radicales de
liberación después de 1945. El mapa del globo terráqueo se pobló con
numerosos nuevos Estados, que trataban de ser subalternos y aprendían a
hacer coordinaciones entre ellos y con organizaciones en lucha. El centro de
actividad de liberación y anticapitalista dejó de estar en Europa.
La nueva época exigía un pensamiento propio que fuera capaz de
liberarse de toda colonización y rompiera la hegemonía del Primer Mundo
sobre las ideas. Al mismo tiempo, obtendría un avance trascendental si asumía
la propuesta de Carlos Marx, de basar las ideas y la actuación sobre un
antagonismo irreductible entre burgueses y proletarios, expropiadores y
expropiados, dominantes y dominados, y no sobre negociaciones, reformas y
arreglos convenidos con las clases dominantes.
Los nuevos protagonistas podían contar, para sus revoluciones teóricas
y prácticas, con la conversión maravillosa que había hecho Lenin de la teoría
en política, pero, al trascender la pura acción o ir más allá de las grandes
palabras, todo se volvía terriblemente difícil y era fácil extraviarse. La aparente
paradoja de ser ortodoxo y hereje al mismo tiempo era en realidad el único
camino; es decir, asumir de manera crítica, que es la sola manera de asumir
realmente, y crear sin temor alguno a la desmesura, al desafuero y al error, que
es la única manera de crear.
Tenía que ser entonces un pensamiento crítico sin concesión alguna:
eso no era una opción. Tenía ante sí un gran número de desafíos: ser capaz de
ver hechos, procesos y potencialidades donde el ojo común o amaestrado no
veía nada; analizar las realidades con todo rigor y honestidad, pero sin rendirse
a ellas; utilizar el extraordinario acervo de ideas precedentes, en vez de ser
utilizado por recetas o manipulaciones en nombre de ese acervo; romper las
prisiones en el campo de los pensamientos posibles y entrar en territorios
nuevos no abiertos antes; enarbolar el papel decisivo de la voluntad y de la
praxis; indicar los caminos acertados y las conductas reclamadas por la política
y la moral; postular los instrumentos idóneos y fijar las metas inmediatas y los
fines irrenunciables; profetizar como ejercicio del juicio que no teme
alimentarse con la pasión y con la convicción, y prefigurar a la nueva persona y
a la sociedad nueva que deben forjarse en el horno de la Revolución y de los
procesos de liberación.
Todo eso buscaba y todo eso realizó Ernesto Che Guevara en El
socialismo y el hombre en Cuba. Pero no lo hizo a título personal, sino en
nombre de la Revolución Cubana, como un llamado al mundo desde esta
primera Revolución Socialista latinoamericana, la primera que venció al
neocolonialismo en Occidente.
El Che expuso aquí la naturaleza de la alternativa de la liberación plena,
que ya estaba al alcance del planeta en la segunda mitad del siglo XX, la que
reúne la máxima ambición humana con la cualidad de ser, al mismo tiempo, la
única opción posible.
Podía parecer que ya había demasiados temas y problemas,
demasiados escollos por vencer y logros por obtener en aquel mundo como
para ocupar el pensamiento con el tema general del socialismo. Sin embargo,
allí es donde está el acierto, uno de los mayores que trajo consigo la
Revolución cubana.
En 1959 triunfó una guerra revolucionaria que constituyó, al mismo
tiempo, una escuela política radical, dirigida por una organización férreamente
unida, decidida y con vocación de poder, que tenía a la cabeza a Fidel, uno de
los líderes políticos más grandes del siglo XX. Eso le permitió al país escoger la
transformación más ambiciosa: hacer una revolución socialista de liberación
nacional, que cambió a fondo las relaciones sociales y humanas y las
instituciones, y creó una nueva realidad. Esa es la base de la permanencia,
hasta hoy, tanto del sistema creado por ella como de la soberanía nacional
plena.
La nueva época exigió un formidable aumento de las capacidades
intelectuales de las mayorías y de la calidad del contenido y el papel del
pensamiento social. El aumento de capacidades y la formación política eran
imprescindibles porque, por primera vez en nuestra historia, los objetivos a
alcanzar requerían una rigurosa intencionalidad, una conducción política y
social cada vez más compleja, una distribución creciente del poder, un
planeamiento, una crítica radical de la modernidad capitalista y del modelo
socialista predominante, y al mismo tiempo pensar la Revolución que se hacía
y elaborar intelectualmente las características de la nueva sociedad que se
pretendía.
Entonces le tocó al joven héroe Ernesto Guevara, uno de los más
destacados seguidores de Fidel y totalmente identificado con él en cuanto a las
ideas, desempeñar el papel principal en la producción de un pensamiento
social de la Revolución Cubana y de las relaciones de ella con las ideas de
todo tipo que existían en el mundo. El Che había tenido que aprender en muy
poco tiempo cómo era Cuba y cómo participar eficazmente en su proceso
revolucionario. Debió utilizar los instrumentos de pensamiento marxista que ya
poseía antes, pero sin someterse a aquella doctrina. Supo ganar esa batalla
consigo mismo, y de inmediato puso su peso personal en ayudarnos a todos a
pelear y ganar una batalla de ideas en el seno del proceso revolucionario.
Sugiero estudiar aquella contienda del pensamiento social. El Che que
puede conocerse de ese modo es más humano y es más grande, y también lo
es la Revolución cubana de los años sesenta, esa maravilla enigmática para
las nuevas generaciones que fueron privadas de su conocimiento, que parece
como si por un tiempo las cubanas y los cubanos en masa hubieran padecido
una sublime locura.
Es impresionante la vitalidad y la hondura alcanzadas por el análisis
teórico del Che, que le permitía, en medio de la tormenta de la Revolución,
señalar los graves peligros de copiar mecánicamente y no ver las deficiencias
del socialismo existente, y establecer un combate sin concesiones contra la
resignación a los viejos vicios y los males nuevos.
El Che aprendió a reflexionar, al mismo tiempo, en cuatro terrenos: las
circunstancias en curso, la actuación inmediata, los métodos y los fines
mediatos, y la teoria acerca de asuntos fundamentales.
El socialismo y el hombre en Cuba es un opúsculo repleto de ideas que
se enuncian breves y muy fuertes, integradas por una sólida organicidad. El
aire del texto llama al lector a no quedarse pasivo, a actuar. Pero no fue
producto de un rapto: esta es una obra de madurez. En cuanto a fijar su
posición y lanzar sus ideas principales al ruedo, cumple la función de ser un
manifiesto comunista y la proclama de una revolución que le explica al mundo
la verdadera naturaleza del socialismo y del camino que se necesita recorrer.
El comunismo ya no era el fantasma que recorría Europa, sino el planeta, y
ahora era capaz de hablarles a todos desde los países que no habían tenido
personalidad propia, las excolonias.
Al mismo tiempo, este trabajo teórico tan rico constituye una introducción y el
anuncio de una obra marxista muy ambiciosa que el Che proyectaba realizar.
Me permito sintetizar solamente una aproximación general a su
extraordinaria riqueza:
Desde el propio título, este texto es una exposición acabada de la
dialéctica necesaria para la creación del socialismo y el comunismo, que
relaciona --y estas palabras son del Che-- al actor de ese extraño y
apasionante drama que es la construcción del socialismo en su doble
existencia de un ser único y un miembro de la comunidad. Es decir, relaciona
al individuo con la masa, los dirigentes, la conciencia, la producción, el trabajo,
la educación, la coerción social, las relaciones mercantiles, el subdesarrollo, los
estímulos morales y materiales, la vanguardia, el Estado, las instituciones, la
comunidad, el arte, la Juventud, el Partido, el individuo revolucionario y el
internacionalismo proletario. Y lo hace siempre en función de la creación de un
hombre nuevo que se ha emprendido entre todos, una persona que deberá
desarrollarse --dice el Che-- por métodos distintos a los convencionales, y
avanzar --dice-- hacia la última y más importante ambición revolucionaria, que
es ver al hombre liberado de su enajenación.
La ideología que se proclama regida por las leyes objetivas derivadas de
lo material puede servir para fundamentar ciertas instituciones y para obedecer
orientaciones que no transgredan lo esencial del orden existente. Puede
enseñarles a todos qué cosa es lo correcto y qué no lo es. Ella obliga al
individuo, lo subordina a la necesidad; su función no es desatar sus fuerzas ni
sus iniciativas, ni alentarlo a saltar más allá del terreno que le han acotado. Es
natural que para ella el ser humano no ocupe un lugar central.
El Che reclama que el factor subjetivo sea el dominante en toda la época
histórica de la transición socialista, y que en ella ocupe un lugar central el ser
humano en revolución y revolucionado por la práctica, que se está cambiando a
sí mismo junto con la sociedad, que se realiza en la actividad revolucionaria y
trasciende al individualismo y al egoísmo al ejercer el trabajo, la organización,
la lucha, la solidaridad y el sacrificio.
La creación de otra realidad desde la existente, sin lo cual no hay socialismo,
tiene que incluir el espíritu crítico, fomentar la independencia de los criterios, la
capacidad de pensar y valorar con cabeza propia, y debe aprender a distinguir
los caminos, sus implicaciones y sus resultados.
A la par que participaba en el duro y hasta agobiador trabajo cotidiano, el
Che analizaba los graves peligros de copiar mecánicamente y no ver los
callejones sin salida del socialismo que llamaban entonces real, y se oponía al
burocratismo, a la inercia y a la resignación a lo que existe.
Escribió este ensayo --dije-- desde la Revolución cubana. Ahora añado: lo
escribió, al mismo tiempo, para la Revolución cubana.
Próximo a salir a pelear como dirigente cubano internacionalista, el Che
escribió un texto que hoy pudiera servir para plantear bien y solucionar con
acierto un problema fundamental: qué socialismo asumir, quiénes lo crearán,
cómo se crearán a sí mismos durante el proceso, cómo debe ser la transición
socialista, cómo irán congeniándose el poder y el proyecto, cómo lograr más
fuerza, cualidades superiores y desarrollo en los seres humanos y en la
sociedad, interrelacionados. Hay que identificar bien las metas, los
instrumentos, las vías, la estrategia y las tácticas, los peligros y los enemigos.
Entre tantas batallas que libró a la vez, el Che debía plantear bien y
ganar una contienda que se ha vuelto decisiva: la naturaleza que debe tener la
sociedad de liberación que se construye y el alcance de su proyecto de
creación de una nueva cultura, que sea radicalmente diferente a la del
capitalismo y superior a ella.
La antigua separación entre un socialismo cubano y uno partidario del
movimiento comunista de orientación soviética se había resuelto a través del
triunfo del cubano, mediante la insurrección victoriosa y la revolución socialista
de liberación nacional. Pero después de 1959 se configuraron diferentes
posiciones respecto a la transición socialista dentro del campo revolucionario
cubano que, aunque podrían ser referidas a aquellas dos tendencias básicas,
estaban mediadas en los años sesenta por los hechos, las situaciones
complejas, los dilemas y las opciones que enfrentaba la Revolución que ahora
estaba en el poder.
Las polémicas de aquellos tiempos son una expresión parcial de las
contradicciones y los conflictos que se vivían. La libertad y la ausencia de
temores con que se libraron esas controversias expresan las potencias
formidables desatadas por un proceso que sabía que estaba obligado a ser
intencional y creador, impulsor de la conciencia y el criterio libres, autocrítico y
expositor de sus propias contradicciones y defectos, movilizador de voluntades
y forjador de consensos de hombres y mujeres revolucionados.
Fue injusto que la corriente dominante del socialismo marxista se hiciera
de la vista gorda con respecto a El socialismo y el hombre en Cuba, pero fue
también una ceguera suicida en el caso de tantos que sí se creían
honestamente propietarios de la teoría científica marxista y del único socialismo
legítimo. En vez de enfrentar y contradecir aquella tesis y entrar a debatirla,
utilizaron el arma del silencio, y confiaron en que el enorme peso muerto que
encarnaban mantendría aislados los argumentos del Che y la posición cubana
hasta que se sumieran en el olvido. No les faltó éxito, pero al cabo se vio cuán
caro le costó esa actitud a la causa del socialismo.
Este texto y la obra entera del Che pueden ser de gran valor como
instrumento para comprender las circunstancias y los problemas actuales del
mundo, plantear conductas acertadas y estrategias viables frente a ellos y
combatir el formidable desarme ideológico al que han sido sometidos los
pueblos en las últimas décadas.
Cuba confronta desde hace veinticinco años un proceso complejo y
contradictorio a través del cual ha logrado mantener su sistema de transición
socialista y su soberanía nacional plena, pero en cuyo curso ha venido
creciendo una contraposición o vida en paralelo de factores socialistas y
capitalistas, que están librando ahora una abierta guerra cultural. Desde
diciembre de 2014 Estados Unidos está tratando de sobredeterminar esa
pugna para que triunfe un capitalismo cómplice y subordinado a él, que es el
único tipo de capitalismo que podría restablecerse en Cuba. La situación exige
utilizar todos los recursos y fuerzas nuestras, entre ellos los del pensamiento.
Sin embargo, se puede constatar que el pensamiento del Che está como
suspendido en una región brumosa, desconocido y no invocado, separado del
fervor que siguen despertando su actuación, su trayectoria y su ejemplo.
Esa es una ausencia realmente grave, porque el máximo pensador
teórico de la posición dirigida por Fidel durante la primera etapa de la
Revolución en el poder podría aportar hoy, con el conjunto de su pensamiento
y su propuesta socialista, elementos de máxima importancia para lograr una
fundamentación válida y eficaz, que es tan necesaria como urgente, para que
contribuya a defender y a desarrollar el socialismo en Cuba.
El de Ernesto Che Guevara es un caso excepcional, porque descolló al
mismo tiempo como hombre de acción y como hombre de pensamiento. Una
frase nos recuerda siempre la extrema consecuencia que tuvo a lo largo de su
vida, y la esgrimimos como modelo de conducta: el Che siempre hacía lo que
decía. Esa frase no se limita a lo que expresa, quiere decir también que el Che
no tenía un discurso hueco, no era un demagogo, ni engañaba a los demás, no
utilizaba una doble moral, y asumía cabalmente las consecuencias de sus
actos y de sus ideas.
Esto solamente ya sería mucho, pero podemos encontrar mucho más si
vamos más allá de una constatación. Buscar las relaciones entre las ideas, la
ética y la conducta del Che y los fundamentos del contenido y los
condicionamientos de su actividad intelectual puede ser iluminador para todo
trabajo intelectual que emprendamos y para la posición que asumamos acerca
de la relación entre la conciencia y la actuación. Nos brindaría lo específico del
Che como pensador revolucionario, su concepción teórica, su método y sus
modos de operar, los problemas principales que atendió, el conjunto intelectual
que levantó y trató de desarrollar en cada etapa. Al mismo tiempo, nos
permitiría conocer la extraordinaria batalla intelectual que libró a lo largo de su
vida de dirigente dentro de la Revolución Cubana.
Conocer plenamente al Che, y conocer su lugar histórico y su legado,
puede servir para la interpretación, que es tan necesaria hoy, de la historia de
las ideas revolucionarias y del movimiento revolucionario en Cuba. Histórico,
en el buen sentido de la expresión, implica que uno se resuelve a comprender
el proceso sucedido; pero, al mismo tiempo, a adelantar en la comprensión del
presente, más allá de los fenómenos que se viven, o que se argumentan y se
explican, para encontrar su sentido, su carácter y sus problemas esenciales. Y
lo que no es menos importante, para obtener una brújula con la cual ayudarnos
a lo que será decisivo en nuestro caso: el futuro. Y así se advierte claramente
la utilidad actual del Che, el potencial inmenso que contiene, y que nos daría
una enorme fuerza, si somos capaces de apoderarnos de él y de utilizarlo en
nuestros actos y en nuestras vidas.
Notas
(1) Se puede apreciar que esta exposición repite en numerosos pasajes textos míos acerca
de Ernesto Guevara. Es que su propósito fue, y sigue siendo, divulgar esta obra e
incitar al lector a estudiar el pensamiento del Che, tan provechoso como necesario en
la hora actual.
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El socialismo y el hombre en Cuba. 50 años después
Jacinto Valdés Dapena Vivanco
Quisiera comenzar reconociendo que en gran parte los conocimientos que
adquirí desde el punto de vista de la filosofía marxista, se los debo a mi
estudio, primero y docencia después, en el Departamento de Filosofía de la
Universidad de La Habana en la segunda mitad de los años 60. Yo considero
que allí se ejerció un magisterio a toda una generación de la que formo parte,
un discípulo en ese sentido y, como discípulo, voy a hacer mi intervención en
este caso.
Tuve la oportunidad de estudiar la obra del Che en el momento en que se
producía. Realmente el primer encuentro que tuve, la primera vez que conozco
la obra del Che, fue en una revista, en O Cruzeiro que se publicó en 1959.
Yo no estaba en Cuba. Estaba en los Estados Unidos en una ciudad que se
llama Filadelfia, “la ciudad del amor fraternal”. Era un estudiante en Filadelfia.
Había leído algunas cosas del marxismo, había tratado de leer La sagrada
familia, La cuestión judía, El capital no lo entendía mucho, pero también ese
material influyó notablemente en mí, porque me doy cuenta de que había algo.
También, en esa época, leí alguna literatura relacionada con los derechos
civiles en los Estados Unidos. Me involucré un poco en ese movimiento,
entonces yo tenía 17 o 18 años. Yo había leído también por esa época un libro
que se llama Los tres que hicieron una Revolución, de Bertram Wolfe, era
interesantísimo, era una biografía ni más ni menos que de Lenin, Trotsky y
Stalin. Y por ahí empezaron las cosas. Después, hace ya muchos años, el
profesor Esteban Morales impartió un seminario, al que asistí, sobre El Capital
y me liberó el conocimiento.
En junio de 1960 retorné a la Patria, más por convicciones patrióticas que por
otra cosa y empiezo a moverme en el mundo de las letras y las artes. Tuve el
privilegio de incorporarme a la Escuela de Letras y de Arte en un momento en
que la Escuela de Letras y de Arte tenía un plan de estudios muy completo e
interesante. Conjuntamente con eso, me incorporo a los cursos de Filosofía del
entonces Departamento de Filosofía en la calle K, porque ahí había dos
direcciones que eran importantes, la de la calle K y la de la calle J, donde
estaba la revista Pensamiento Crítico. El edificio de la calle K ya no existe, el
de la calle J es un Departamento de la Universidad de La Habana.
En el Departamento de Filosofía comienzo a estudiar varios cursos: Historia del
Pensamiento Marxista, Lógica Matemática --digo esto porque a lo mejor les
puede servir a ustedes--, Pensamiento Revolucionario Cubano e Historia de la
Filosofía. Por supuesto, en el grupo de Marxismo, Historia del Pensamiento
Marxista, Fernando Martínez era el profesor principal.
Y era un programa que nos abrió a nosotros, nos trajo a nosotros, una visión
muy importante de lo que era el mundo teórico, el mundo de la filosofía, porque
además en esa época, como en Letras nosotros no estudiábamos ese
programa, sino estudiábamos el texto de Konstantinov, que era un texto
grueso, voluminoso, me recordaba mucho la Biblia de mi juventud, nosotros ahí
podíamos hacer hasta comparaciones.
Y después, en ese mismo período, ’68, ’69 y ’70, me incorporo a la revista
Pensamiento crítico, realmente en la parte del canje de revistas, conocer las
producciones que se hacían en ese momento en el exterior y conocer la
literatura marxista que se producía en Europa, América Latina y en todo el
mundo, y había en esa época acontecimientos muy importantes en el plano de
la teoría, que venían en el programa de Historia del Pensamiento Marxista.
Llegaban esas publicaciones, la revista se editaba --como decía-- con textos
muy avanzados; yo creo que era una revista que publicaba todas las disciplinas
de las ciencias sociales, y de todas partes del mundo. Y realmente eso fue una
escuela, la revista fue una escuela, y fue una escuela desde el punto de vista
del intercambio, de poder acceder. Esa revista recibía en canje más que lo que
recibió la Biblioteca Nacional en su momento, ciento y tantas publicaciones de
diferentes lugares del mundo. Y nosotros, por supuesto, combinábamos la
formación aquí y allá, y realmente nos produjo un elemento que nos permitió
llegar a determinadas valoraciones.
Y por supuesto, en este contexto, para nosotros la obra del Che tenía una
elevada significación. Conocer al Che, conocer su obra, conocer sus escritos,
qué era. Incluso, dentro del programa de Historia del Pensamiento Marxista,
estaba en sus contenidos el estudio del pensamiento teórico de Ernesto Che
Guevara, el pensamiento de Fidel Castro, y ahí se llegó a manejar incluso
hasta elementos que son prácticamente desconocidos, como la izquierda
teórica, el movimiento radical (la nueva izquierda), etcétera.
Entonces siempre tuve también la oportunidad de estudiar la experiencia del
socialismo en la URSS, y tropecé con la obra de Lenin, y la obra de Lenin
realmente me maravilló, hasta el punto que el proyecto que yo quería hacer --
no pude desarrollarlo-- fue realmente el estudio de Lenin y la transición
socialista en la URSS, a partir de que en sus últimos escritos hablaba de la
reversibilidad del socialismo, cómo el socialismo podía ser reversible, y en sus
maravillosos textos, escritos en el X Congreso, en el XI Congreso, en sus
cartas al XII Congreso, él nos plantea cómo el socialismo puede ser revertido a
partir de determinadas coyunturas históricas, políticas y económicas. Y por ahí
empezamos, y esto contribuyó mucho a lo que es mi formación. Y por ahí
termino una parte y empiezo la otra, que ya es la que trata, específicamente al
Che.
Y voy a referirme a lo que fue publicado en Pensamiento Crítico número 14. Lo
digo porque esa nosotros la utilizamos como texto en los seminarios que hacía
la UJC. Nosotros en el comité de base de la UJC de la Escuela de Letras y de
Arte, llevamos a estudiar el pensamiento del Che en El socialismo y el hombre
en Cuba. Me imagino que Ana Cairo recordará todavía cómo nosotros
llevamos a estudiar a los militantes, por iniciativa propia; no sé cómo es ahora,
pero en esa época teníamos la iniciativa de poder proponer textos para
estudiar. Así hicimos la propuesta de El socialismo y el hombre en Cuba, y fue
uno de los textos que estudiamos.
Esta que les traigo aquí es, la original, la misma revista de esos tiempos, y
entonces lo primero que quería decirles es lo siguiente: la presentación resulta
sumamente interesante. Dice así:
Hoy resulta claro para todos que el Comandante Ernesto Che Guevara no ha
muerto (…) Su vida de militante total se convierte cada vez más, para los
revolucionarios, en el modelo ideal. El ejemplo es su forma de estar vivo. Su
pensamiento y ejemplos --y los hay-- de correspondencia con la acción que los
genera, constituyen una de las visiones más puras y profundas y lúcidas de los
problemas de la Revolución en el mundo contemporáneo.
Revolucionario dentro de la Revolución, Che escribió sobre las experiencias
vitales de la lucha, descubriendo nuevos aspectos, facetas no vistas,
problemas no resueltos, rechazando siempre las soluciones rutinarias, fáciles y
estériles; guerrillero y teórico en la guerra revolucionaria, constructor e
impulsador de nuevos métodos de dirección económica, imagen concreta del
internacionalista verdadero y pensador y propagandista incansable de su
imperiosa necesidad, su pensamiento es una profundización y una
generalización de su práctica de revolucionario.
Pensamiento Crítico recoge en este número algunos de los trabajos más
importantes del Che, donde están por supuesto El socialismo y el hombre en
Cuba y «Mensaje a la Tricontinental», como un homenaje, un saludo, un
escalón imprescindible en la necesaria tarea de templar las armas y las
mentes.
En el año 1987, 23 personas, de diferentes especialidades, nos reunimos para
trabajar un texto, que resultaron ser dos tomos, y se llamó Pensar al Che,
donde se recogerían, veinte años después de su caída en combate, algunos de
los aspectos que nosotros creíamos y creemos que deben resaltarse en la
obra, en el pensamiento y en el quehacer teórico y filosófico del Che.
Yo escribí una parte, que me llamaba la atención, que era acerca de cómo se
había tergiversado el pensamiento del Che, y dentro de eso, bueno, hice
algunas observaciones en relación con El socialismo y el hombre en Cuba. Y
todavía las conservo. Expongo, en primer lugar, lo siguiente. Porque, además,
son elementos que están muy al día, muy en la agenda filosófica de nuestros
tiempos. Allí decía: «dentro del pensamiento del Che, el planteamiento sobre
la formación del hombre nuevo se reencuentra con las más puras tradiciones
de la obra de Marx y Engels de La sagrada familia, Los manuscritos
económicos y filosóficos de 1844 y La ideología alemana.»
Hace muy poco tiempo volví a revisar La ideología alemana, que está puesta a
la venta, pero ese es un texto que prácticamente en la historia del marxismo no
se estudió. Incluso, las Obras escogidas no lo recogen y, además, fue un texto
que en su época ni siquiera fue estudiado, porque fue divulgado mucho tiempo
después.
En esa presentación también expongo:
Alta significación, para valorar los principales aspectos políticos, éticos,
estéticos y culturales en el período de transición socialista, cobra, en el
creciente proceso de profundización de actividad de concientización de
las masas en el socialismo, el ensayo El socialismo y el hombre en
Cuba.
Con una de las prosas más finas de la literatura marxista de nuestros
tiempos, el Che resume aquí sus principales experiencias de la práctica
revolucionaria de hacer socialista la Revolución Cubana.
La exposición sobre la relación vanguardia-masa se nutre, con sentido
innovador, de las más auténticas tradiciones leninistas. Las funciones
de la educación en el socialismo, su propósito ideológico y el desarrollo
de la cultura política actúan como medios para transformar al hombre
para que, en el socialismo, piense en el comunismo.
De la Revolución Socialista habrá de surgir un arte y una literatura
nuevos, de las más variadas formas, despojadas de todo tipo de
enajenación, resultado de la obra y la creación de la intelectualidad
militante de las ideas del comunismo, libre de todo pensamiento
dogmático y apologético. La sociedad se convierte en una gran escuela,
y el educador, para ser ejemplo, necesita ser educado.
El socialismo es un proceso integrador y dialéctico de los factores
económicos, políticos y de las formas de conciencia social que, de
manera definida y multifacética, miren como meta al comunismo, como
resultado del más elevado desarrollo alcanzado por la cultura material y
espiritual en el socialismo.
La moral no es el centro del marxismo del Che, sino que forma parte
sustancial de la ideología de la Revolución. Es una expresión ideológica
de la conciencia, que se habrá desarrollado al máximo para evitar que
las relaciones mercantiles se conviertan en un fin en sí mismo para la
construcción del socialismo y el comunismo.
El internacionalismo, en la filosofía del Che, adquiere vigencia como
necesidad histórica para el pueblo que construye el socialismo, nace de
la lógica de la historia del movimiento comunista desde sus orígenes,
pero se nutre además de las tradiciones heroicas de las guerras
independentistas de la América Latina.
El comunismo no puede ser un fenómeno nacional. En su diversidad de
formas, posee un carácter histórico y universal. Es la obra de los
pueblos oprimidos, a cuya vanguardia marchan los ejércitos de los
revolucionarios del Tercer Mundo.
Y, para tratar de resumir algunos aspectos, quiero decir lo siguiente: El
socialismo y el hombre en Cuba es un ensayo que se nutre, tiene la
característica, para mí, de que es una continuación, un entronque con La
crítica del programa de Gotha, de Carlos Marx. Siempre se ha dicho que es
donde único se aborda el período de tránsito. Yo creo que es un elemento
importantísimo estudiar La crítica del programa de Gotha, del cual hablamos
pero que no leemos porque, además, esa es la primera crítica a la
socialdemocracia, que se puede hacer desde hoy mismo; o sea, la crítica a esa
socialdemocracia encubierta y enmascarada, que nos rodea en muchos
sentidos y en muchas cosas.
Considero que este ensayo del Che, El socialismo y el hombre en Cuba, es un
elemento vital, porque tiene una relación, una conexión dialéctica, histórica-
filosófica-teórica, con La crítica del programa de Gotha. Tiene una
característica extraordinaria: El socialismo y el hombre en Cuba es el resumen,
como dijo Fernando Martínez, del pensamiento filosófico del Che, ahí está
resumido. Es un resumen de su pensamiento. Es un verdadero ejercicio del
pensar de un hombre que está en pleno despliegue de sus facultades
intelectuales, filosóficas, políticas, etcétera.
Es muy importante porque en este ensayo el Che nos hace las advertencias
necesarias de cómo prepararnos para el futuro. Y digo esto porque el otro día,
conversando con un compañero que fue a un taller, y en ese taller hubo una
intervención que decía que ahora, después del 17 de diciembre, no había que
mirar hacia atrás, sino que había que mirar hacia el futuro y no mirar hacia
atrás. Entonces yo le decía: qué pena, qué pena, porque si no miramos hacia
atrás, no entendemos esto que está pasando ahora, y si no entendemos ahora
esto que está pasando, nos hipotecamos en el futuro. Y yo creo que esto es
así, porque hay ese criterio, que lamentablemente está presente. Mirar hacia
adelante y no mirar hacia atrás es sencillamente caer en las trampas de la
ideología que nos está atacando. Y tener esto claro es esencial, es decir, es
necesario tener presente la percepción de la amenaza.
Creo que, inclusive, hay un elemento muy importante, en el cual se insistió
mucho en esa época: es el factor humano, el concepto del hombre cuando el
Che habla de la enajenación. Porque aquí hay un texto que es fundamental: el
Capítulo X de los Manuscrito económico-filosófico, donde se habla del trabajo
enajenado, se da la definición de enajenación. La enajenación, la alienación,
Lukacs hablaba de cosificación, pero el caso es que ese es un tema que
entiendo que está hoy día en la agenda de nuestros tiempos, y considero que
son temas que hay que abordar porque, inclusive, déjenme decirles que yo he
estudiado algo a los Estados Unidos y el asunto es que ellos plantean que, en
el problema de la política hacia Cuba, uno de sus graves errores ha sido el no
haber considerado la importancia del factor humano. Aplicaron todas las
tecnologías posibles, pero realmente no jugaron con la valoración del factor
humano, incluso se preguntaban, en algunas de sus evaluaciones, cómo es
que ellos no habían podido conquistar a la intelectualidad cubana en su
proyecto contra el país, cómo no habían podido conquistar a la juventud, cómo
no habían podido formar un grupo de oposición en nuestro país. Y realmente
llegaron siempre a la conclusión de que ellos no habían trabajado el factor
humano, sino que habían pensado que con las tecnologías, con los recursos
tecnológicos y con los recursos del potencial militar y del potencial material de
que disponían podían aniquilar la Revolución Cubana. Este, indiscutiblemente,
es un muy importante elemento.
Y también un elemento muy importante, cuando se habla del pasado, es ir
hacia a esa búsqueda, a esa revisión crítica del marxismo, que nos lleva a
nosotros a explicarnos por qué fracasó el socialismo en las sociedades
europeas. Y siempre insisto y le digo a la gente: Léanse el discurso del XX
Congreso del PCUS de 1956, busquen ahí, en ese discurso de 1956, cómo se
hace una crítica a Stalin, pero no se va a una crítica certera a las raíces del
estalinismo. No se analiza todo ese proceso que fue tan complejo. Cómo un
país que pudo --y lo hizo-- decidir el destino de la Segunda Guerra Mundial, sin
embargo no pudo decidir el destino del marxismo, del socialismo y de la nueva
sociedad. Porque aquí hay que ver las cosas de una forma integral, y cómo
realmente es importante ver que en la Revolución bolchevique se crearon las
condiciones idóneas para hacer una sociedad socialista realmente próspera,
estable, justa, auténticamente democrática; pero cómo ese proceso fue
degenerando, degenerando por factores que no viene al caso decirlos ahora,
pero que hay que estudiarlos, que es importante estudiar esa historia de cómo
es, sobre todo a partir de los sustratos ideológicos. En La ideología alemana
se habla de los sustratos ideológicos. ¿Cuáles son los sustratos ideológicos?
Son esas corrientes que van por debajo de la sociedad y que nosotros no
estamos viendo; son los fenómenos ideológicos, los procesos ideológicos que
no asoman, no afloran a la superficie; pero que en un momento hacen su
aparición. Un ejemplo fue como el menchevique encubierto Vichinsky, en el
año 1936, fue el fiscal que juzgó y condenó a figuras prominentes de la
vanguardia bolchevique de la Revolución de Octubre de 1917. Además,
nosotros no estamos ajenos a los sustratos ideológicos, yo creo que ninguna
sociedad está ajena a esos sustratos ideológicos, porque están presentes y
debemos analizarlos a partir de la formación económico-social. No vamos a
hablar de sociedad civil. Y esos sustratos ideológicos operan, y cuando
emergen, cuando hacen su aparición, vienen ya con esa fuerza más para
enfrentarnos. Van poco a poco minando los intersticios de la sociedad, las
instituciones, etcétera, etcétera. Y eso fue lo que pasó en la URSS. Y esas
fueron las advertencias y las enseñanzas que nos legó la Revolución de
Octubre.
Por último, quiero referirme a la existencia de una referencia muy peligrosa,
que ha salido a veces por algunos medios amigos, que es asociar la caída del
Muro de Berlín, que su verdadero nombre es Muro de Defensa Antifascista del
13 de agosto de 1961, que tiene sus historias –no es que esté de acuerdo con
el muro, pero, bueno, tiene sus historias--, asociar el derrumbe del Muro de
Berlín de 1989 con la crisis definitiva y la desaparición del marxismo como una
legitimidad histórica, filosófica, económica y política. Son dos cosas muy
diferentes. El derrumbe del muro no fue el resultado del fracaso de una teoría
filosófica denominada o llamada marxismo, sino fue el fracaso de una
interpretación dogmática, burocrática, tecnocrática, de una interpretación
filosófica que todavía hoy día tiene elementos de suma importancia para la
interpretación y transformación del mundo en que vivimos, en este siglo XXI
que estamos presenciando.
Esas eran algunas de las cosas que yo quería compartir con ustedes.
(APLAUSOS)
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Entrevista a Ernesto Che Guevara, Ministro de Industrias,
realizada por Lisa Howard, el 12 de febrero de 1964, “Año de la
Economía”.
(Versión transmitida en dos partes por el programa de la Televisión Cubana, la
Pupila Asombrada, los días 20 y 26 de enero de 2017, a partir de las
grabaciones originales sin editar de aquel encuentro del cual la ABC trasmitió
solamente 22 minutos doblados al inglés, el 22 de marzo de 1964, y que se
grabara originalmente en el despacho del entonces Ministro de Industrias de
Cuba)
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Lisa Howard.- Señor Guevara, desde el triunfo de la Revolución, la
economía cubana –según los informes- se ha deteriorado en todos los
sectores. La producción industrial, el cultivo de hortalizas, la cosecha de azúcar
del pasado año, que alcanzó un mínimo de tres millones y medio de toneladas.
¿Cómo explica esta regresión económica?
Ernesto Guevara.- La pregunta es una afirmación, en primer lugar.
Entonces lo que primero que hay que hacer es destruir la afirmación y después
contestar la pregunta.
La afirmación de que todos los aspectos de la economía cubana se han
deteriorado durante el transcurso de la Revolución es falsa. La producción
industrial ha aumentado del año 1959 a aquí. Podría haber aumentado mucho
más si no fuera tan influenciada por la industria azucarera, que efectivamente
ha descendido. La producción industrial ha aumentado a un ritmo de un 7%
anual, dejando de lado el azúcar, y estos dos últimos años: 1963, que ha
pasado, y los cálculos para 1964, serán aumentos mayores; 1963 es de un
10% y 1964 calculamos más, además de que el azúcar aumentará ahora.
En el campo agrícola ha habido algunos problemas, tampoco son
totales. El azúcar, que es nuestro cultivo fundamental —todavía tenemos
características de monocultivo—, descendió mucho. Eso se debe a una mala
política azucarera nuestra y a la extraordinaria sequía de los dos años
pasados. Sin embargo, en otros aspectos de la agricultura no ha sucedido lo
mismo, y hemos tenido algunos éxitos parciales: ya el algodón es hecho en
Cuba, el kenaf igual, cultivos desconocidos anteriormente.
Creo que todo el análisis debe centrarse en el azúcar. Como usted
decía, la producción azucarera fue muy débil, no de 3 500 000, pero sí de
3 800 000 toneladas, la más baja en muchos años. Ya este año será más alta,
todavía no podemos decir cuánto, ni creemos que sea un aumento sustancial,
porque además ha estado el ciclón de por medio, que ha afectado la cosecha,
pero será más alta, y de aquí en adelante crecientemente irá en aumento el
azúcar.
La producción industrial, en general, como ya le digo, ha ido en un
aumento sostenido. Y esto debe considerarse como un éxito mucho mayor si
se tiene en cuenta el bloqueo extraordinario a que ha sido sometida Cuba.
Lisa Howard.- ¿Cuánto afecta el bloqueo económico a la economía
cubana?
Ernesto Guevara.- No se puede dar, por lo menos yo no puedo dar una
cifra exacta de la incidencia del bloqueo sobre Cuba, incluso, porque el bloqueo
tiene facetas negativas y facetas positivas, entre las facetas positivas está el
desarrollo de la conciencia nacional y del espíritu de lucha del pueblo por
superar las dificultades; pero si usted considera que toda la maquinaria cubana,
casi todas las industrias cubanas, algunas de ellas de carácter exclusivo,
estaban enviadas desde los Estados Unidos, además de que Cuba era
receptora de toda la maquinaria vieja de los Estados Unidos, donde los
capitalistas las enviaban aquí para seguir acumulando ganancias y ya muchos
productos están descontinuados, se puede dar una idea de que un
extraordinario esfuerzo ha habido que hacer para poder superarlo.
Las cifras no se pueden dar, no las conozco. Evidentemente, ha
significado un retraso grande. Ahora, también para nosotros ha sido una
lección positiva y una enseñanza de cómo tenemos que manejar nuestra
economía en el porvenir. Creo que, más o menos, le contesté.
Lisa Howard.- Rusia está inyectándole una gran cantidad de dinero a la
economía cubana cada día. ¿Qué le sucedería a la economía de la Isla si esa
ayuda cesara de repente?
Ernesto Guevara.- Estas afirmaciones de las cantidades diarias
corresponden efectivamente al modo de pensar norteamericano, y el concepto
de inversiones, tal vez, responda un poco a la idea que los norteamericanos se
hacen de lo que es ayuda. La ayuda norteamericana a los Estados americanos
del Sur, se revierte después contra esos propios Estados. En el caso nuestro
ha habido lo que se puede llamar ayuda, que es la condonación de ciertas
deudas comerciales y empréstitos a largo plazo de tipo absolutamente
comercial. El resto es el comercio natural entre los dos países.
Cuba ha dejado de tener como primer cliente de importación y
exportación a los Estados Unidos y ahora es la Unión Soviética. Si cuando
usted pregunta qué es lo que pasaría si la ayuda soviética cesara se refiere al
intercambio en total, pues yo puedo contestarle que se paralizaría la vida del
país, porque, por ejemplo, el petróleo viene todo de la Unión Soviética y son
casi 4 millones de toneladas; pero eso no es ayuda, eso es intercambio
comercial en términos de absoluta igualdad, y nosotros lo pagamos con nuestro
azúcar y otros productos. La ayuda se ha debido efectuar estos años de mala
cosecha en un superávit, un exceso de exportaciones de la Unión Soviética con
respecto a nuestras importaciones. Estos años con el aumento del precio del
azúcar ha disminuido mucho. Actualmente nuestros términos de intercambio
son relativamente parejos, aunque siempre la Unión Soviética nos da un
desbalance comercial, y después está la ayuda en las inversiones, que son
muy cuantiosas y que, si cesaran, pararía nuestro desarrollo industrial. Por eso
hay que precisar bien que el término de “ayuda” no es el más correcto para
nuestras relaciones con la Unión Soviética, que lo que nosotros mantenemos
es una relación de igualdad entre países socialistas, efectuando un intercambio
de provecho mutuo.
Lisa Howard.- Muchos críticos del régimen cubano creen que lo
floreciente de Cuba se debe a lo efectiva que ha sido la propaganda comunista;
que hay una diferencia entre la imagen que se da de Cuba y la verdadera
Cuba: ¿Cuál es su reacción al respecto, doctor Guevara?
Ernesto Guevara.- Yo creo que más bien debiera yo preguntarle a
usted cuál es la opinión suya, porque yo tengo una imagen de la Revolución, la
mía, además quizás deformada por el puesto que ocupo. La gente en América,
nuestra América y, en general, en todo el mundo, tiene otra imagen de la
Revolución. Al llegar aquí se confrontan las dos y es cuando se produce el
choque, pero ese choque se produce sobre la gente que viene de afuera;
nosotros acostumbrados a criticar todo lo nuestro y a criticar todo lo malo y a
ver con profundo sentido crítico el desarrollo de la Revolución, no nos damos
cuenta a veces de los avances que tenemos, y son ustedes, los que nos visitan
cada tanto tiempo, los que a veces nos llaman la atención sobre los avances.
De modo que esa pregunta yo como entrevistador se la podría hacer a usted.
Lisa Howard.- Comandante Guevara, muchas evidencias externas
indican que el sistema económico marxista no funciona; no le proporciona una
vida de abundancia a su gente. Al cabo de 47 años, la Unión Soviética todavía
no es capaz de brindar alimentos, viviendas y ropa apropiados a su pueblo.
¿Cree que se debe a que el sistema marxista no brinde incentivos adecuados
para alcanzar altos niveles de productividad?
Ernesto Guevara.- Usted tiene alguna tendencia a deslizar
afirmaciones en las preguntas; yo tengo que volver a destruir primero la
afirmación para después contestar la pregunta.
Usted afirma que está demostrado que el sistema marxista no da
bienestar a la gente, yo creo todo lo contrario. Si lo comparamos con los
Estados Unidos, el nivel de vida de cualquier pueblo es más bajo; pero cuando
ustedes hablan del modo de vida americano y del mundo libre, deben
considerar en ese mundo libre, por ejemplo, los 200 millones de hombres que
en América Latina se mueren de hambre, mueren de enfermedades, no llegan
ni siquiera a ver la edad adulta porque mueren famélicos de niños; toda esa
gente contribuye a la grandeza económica de los Estados Unidos que los
explota en alguna forma. Así sucede en el África y sucedió en el Asia también.
El marxismo rompe todo eso.
En Cuba, evidentemente hoy hay una situación más estrecha para
mucha gente que antes; pero hay una situación mucho mejor para mucha más
gente que antes, y eso lo puede ver usted si viaja por el interior, si conoce a los
campesinos nuestros cómo vivían, a nuestros trabajadores del azúcar cómo
vivían; entonces tal vez pueda encontrar la raíz de la pregunta.
En este momento en que nosotros somos sitiados por el imperialismo
norteamericano, no podemos darle a nuestro pueblo todo lo que quisiéramos,
pero le hemos dado todo lo que hemos podido y todo lo que hemos sido
capaces de hacer hasta ahora, en igualdad de condiciones, desde ministros
hasta cualquier otro cargo del gobierno. Y esa es la principal razón por la cual
los pueblos siguen luchando por liberarse.
Viet Nam del Norte está liberado y, sin embargo, Viet Nam del Sur no
encontró mejor el modo de vida norteamericano, sino que se rebeló, tomó las
armas y está derrotando a la intervención norteamericana. Póngase a pensar
si no hay algo detrás de eso que incite a los pueblos a luchar y si no es que el
marxismo ofrece una vida mejor para los pueblos.
Lisa Howard.- Pero el gobierno de los Estados Unidos está muy
consciente de los problemas en América Latina, y a través de la Alianza para el
Progreso está tratando con mucha fuerza de elevar el nivel de vida de las
personas en todo el hemisferio. Ahora bien, si las clases gobernantes
acuerdan realizar reformas agrarias y reformas tributarias, y si el nivel de vida
aumenta, ¿no perdería el mensaje de la Revolución Cubana su significado?
Ernesto Guevara.- Claro, lo perdería inmediatamente. El mensaje de
la Revolución Cubana tiene ese significado, porque por su propia gravitación el
imperialismo no puede hacer sino reformas muy tibias que no llegan al fondo
del asunto. Si toda Latinoamérica fuera liberada de la dominación imperialista,
el imperialismo mismo se vería en muy serios problemas. La base de
sustentación del imperialismo, que es la dominación de los países
latinoamericanos a través del intercambio desigual, el intercambio de productos
manufacturados por materias primas, la toma de todos los factores decisivos en
cada gobierno a través de las oligarquías vendidas al imperialismo, si todo eso
cambiara, el imperialismo habría perdido su fuerza, estaría entonces
afrontando la crisis general del capitalismo, es decir, precisamente la crisis
entre la propia clase obrera del interior del país, explotada hoy, pero cuya
explotación no se ve, porque se traslada a América, al África y al Asia y
entonces el conflicto estaría directamente en el interior de los Estados Unidos.
De modo que, naturalmente, el mensaje de la Revolución Cubana
perdería toda su importancia en ese momento, pero no sería necesario
tampoco, porque precisamente eso es lo que deseamos para nuestros pueblos,
para todos los pueblos de América. Y después de haber obtenido lo que todos
deseamos no hay necesidad de estar lanzando mensajes que ya no tendrían
significación.
Lisa Howard.- ¿Entonces estamos de acuerdo en el deseo de que se
realicen estas reformas?
Ernesto Guevara.- ¿La verdadera reforma, la ascensión del pueblo al
poder? Estamos de acuerdo.
Lisa Howard.- Comandante Guevara, ¿cree que eso no se puede
producir mediante un proceso evolutivo, sino que tiene que ser resultado de la
violencia y de conmociones revolucionarias?
Ernesto Guevara.- Eso depende siempre de las clases reaccionarias,
que son las que se niegan a dejar el poder, a dejar las prebendas del poder.
Donde la fuerza del pueblo sea tal que pueda obligar a las clases reaccionarias
a abandonar el poder por la vía pacífica, se hará así, es mucho mejor para
todos. Donde las clases reaccionarias traten de mantener el poder de todas
maneras, surgirá, independientemente de la voluntad de nadie o del deseo de
nadie, la chispa que incendie toda la América o una parte de la América y, en
definitiva, el pueblo llegará al poder.
Lisa Howard.- Cuando Cuba producía materias primas para los
Estados Unidos y tenía que comprar los productos manufacturados de
nosotros, ustedes llamaban a eso la peor forma de colonialismo económico.
Ahora, de nuevo, Cuba está asumiendo el mismo rol, predominantemente
agrícola, con el sistema soviético. ¿Es esto repentinamente aceptable?
Ernesto Guevara.- Sí, yo comprendo.
No, no es exacto ni mucho menos.
En primer lugar, hay que precisar que no es solamente el intercambio de
materias primas por productos manufacturados lo que condiciona el
imperialismo, sino todos los aparatos anexos a estas relaciones de intercambio.
Cuba vendía azúcar a los Estados Unidos y recibía materiales, pero el
azúcar que vendía a los Estados Unidos se transformaba en dólares que
también iban a los Estados Unidos y, además de esto, los materiales que
venían, venían para fábricas norteamericanas, en una buena parte, que
elaboraban productos que vendían aquí, convertían los pesos en dólares y
también iban a los Estados Unidos. Esta es una de las fases del dominio
imperialista sobre un país.
Ahora, con respecto al intercambio directo de materias primas con
productos manufacturados. Precisamente, nosotros hemos tenido largas
conversaciones con la Unión Soviética sobre esto, y de esas conversaciones
surgió un precio especial para el azúcar. Eso es precisamente la demostración
palpable de que las relaciones socialistas se hacen sobre bases totalmente
distintas; y al precio pagado por la Unión Soviética, nuestro azúcar nos permite
importar la maquinaria suficiente para desarrollar nuestra industria y
convertirnos ya en un país industrial-agrario y no simplemente un exportador
único de materias primas.
Lisa Howard.- Comandante Guevara, ¿cuando luchaba en la Sierra
Maestra, preveía que la Revolución tomaría un rumbo tan radical?
Ernesto Guevara.- Por lo menos intuirlo. Naturalmente, la forma y el
desarrollo tan violento de la Revolución no se podían prever. Incluso, la
formulación marxista-leninista de la Revolución no era previsible, eso fue
producto de todo un largo proceso que usted conoce bien.
Nosotros teníamos la idea, más o menos vaga, de resolver los
problemas que veíamos palpablemente en los campesinos que luchaban con
nosotros y en los obreros que conocíamos; pero ya sería muy largo contar todo
el proceso de la transformación de nuestro pensamiento.
Ahora, no le quepa la menor duda de que tuvo una participación
importante Estados Unidos y su forma de actuar en el desarrollo de la
Revolución, en el aceleramiento de la Revolución sería más bien.
Lisa Howard.- Se dice que el comunismo es incompatible con el
temperamento cubano. ¿Cree usted que afectaría a los cubanos acatar la
rígida disciplina de la sociedad comunista?
Ernesto Guevara.- Esa es una de las tantas versiones sobre el
comunismo. Al comunismo lo hacen los pueblos y, por lo tanto, los pueblos lo
hacen a su imagen y semejanza. Las particularidades de nuestra estructura
étnica, social y cultural se trasplantan a nuestras formas de hacer y de construir
la nueva sociedad, y la disciplina no es ninguna cosa ajena a los pueblos,
simplemente responde a una etapa de desarrollo. Cuando no hay nada más
que una cosecha al año y la cosecha depende del viento, del sol o de la lluvia,
el tiempo no tiene importancia y la disciplina tiene muy poca importancia; pero
cuando hay que sujetarse a un ritmo de desarrollo, cuando hay industrias,
cuando cada minuto vale su propio peso, entonces la disciplina tiene que venir
automáticamente.
En el proceso nuestro de desarrollo, de industrialización del país, la
disciplina, por su propio peso, se establece en todo el país, es una necesidad
vital y el pueblo la comprende y la adapta inmediatamente a su manera de ser.
Lisa Howard.- Nos parece a nosotros, contemplando la escena cubana,
que los dos problemas principales son: las dificultades de disciplinar al pueblo
para el comunismo, y la creciente burocracia. ¿Cree usted que son estos los
dos principales problemas?
Ernesto Guevara.- Nuestros problemas, ¿no?
Lisa Howard.- Sí.
Ernesto Guevara.- Nuestros dos problemas principales son: el
imperialismo y el imperialismo, entonces después pueden venir los demás;
pero ahora le puedo contestar sobre la pregunta que usted me hace.
La burocracia es un problema, es el producto de una sociedad que tiene
que desarrollarse muy rápidamente, con cuadros que no están capacitados
para esa etapa de desarrollo, entonces se establece un poco el cambio de
cantidad por calidad. Donde un hombre eficiente puede hacer un trabajo, se
necesitan 10 hombres que discutan, que intercambien ideas, que duden, que
se equivocan, incluso, para hacer el mismo trabajo. En este momento la
burocracia es un lastre en Cuba, pero es un lastre transitorio, el lastre del
período de aprendizaje, y después la vamos a eliminar.
La disciplina yo no considero que sea absolutamente ningún problema
para Cuba, y si usted hubiera estado el 2 de enero aquí, hubiera podido ver
desfilar nuestras Fuerzas Armadas y eran todos cubanos, no había ni
congoleses, ni chinos, ni soviéticos desfilando, y era un verdadero ejército, ese
lo hemos hecho nosotros, nuestro pueblo lo ha hecho. De modo que la
disciplina no es un problema para nuestro pueblo.
Lisa Howard.- ¿Qué es lo que se está haciendo para eliminar este
grave problema de la burocracia, y así mismo, la falta de organización que
nosotros hemos visto?
Ernesto Guevara.- Primero tenemos que empezar a estudiar qué es lo
que hemos hecho, para ver dónde está la raíz de la burocracia. Consideramos
que la raíz de la burocracia está, nosotros le hemos llamado, en cierta falta de
motor interno de algunos funcionarios. Es decir, les falta sentir en sí mismos el
problema de que se trata; cierto temor a las consecuencias de los actos que
obligan a la protección del papel, siempre un papel por delante, que, además,
en los Estados Unidos también se desarrolla, no es solo en el comunismo, hay
mucho papeleo también en las oficinas públicas norteamericanas, y, por último,
ese desconocimiento real del problema. Entonces nosotros ahora estamos
estudiando detenidamente estas causas, viendo cómo se pueden ir eliminando
y consideramos que la burocracia es un lastre, pero no es un peligro y se
eliminará con el desarrollo de la Revolución.
Lisa Howard.- ¿Usted cree posible que este problema de la burocracia
sea intrínseco al sistema comunista?
Ernesto Guevara.- No, le decía que no. La burocracia nosotros la
heredamos como elemento del pasado cubano, y existe en los Estados Unidos
también. Puede ser que en determinados momentos del desarrollo del
socialismo la burocracia aumente excesivamente, puede ser, yo no soy un
teórico como para hablar sobre este punto; pero, evidentemente, la burocracia
existe en el capitalismo y en los sistemas socialistas, en ambos.
Lisa Howard.- Pero la burocracia aquí es realmente asfixiante. No
tiene idea de cuánto demora obtener un papel.
Ernesto Guevara.- Ahí salía, el otro día estaba leyendo una publicación
nuestra, tomado de una revista, The Parkintong creo que se llamaba (Risas).
Lisa Howard.- Comandante Guevara, el doctor Fidel Castro ha
expresado con frecuencia su deseo de normalizar las relaciones entre Cuba y
los Estados Unidos, ¿usted desea la normalización de tales relaciones?
Ernesto Guevara.- Sobre la base de los principios, ¡cómo no!, y yo
quizás más que nadie, porque la industria es la que sufre el bloqueo, la
industria y el transporte quizás sean los sectores de la producción que sufren el
bloqueo más duramente. El transporte ahora se ha liberado, pero nosotros no,
de modo que sobre la base de los principios y de una absoluta igualdad, nos
parece ideal una normalización de relaciones.
Lisa Howard.- Doctor Guevara, ¿opina usted que el restablecimiento de
las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos sería beneficiosa
para la economía cubana?
Ernesto Guevara.- ¿Diplomáticas?
Lisa Howard.- Y comerciales.
Ernesto Guevara.- ¡Ah! Bueno, serían beneficiosas, pero claro...
Lisa Howard.- Discúlpeme. Voy a hacer la pregunta de otra forma.
Doctor Guevara, ¿qué piensa del restablecimiento de las relaciones
diplomáticas y comerciales entre Cuba y los Estados Unidos y sus beneficios
para la economía cubana?
Ernesto Guevara.- En el momento actual, naturalmente, de empezar de
nuevo estas relaciones tendrían que ser gradualmente. Nuestros grandes
productos de exportación los hemos derivado hacia otros mercados; pero,
evidentemente, siempre sería más fácil para nosotros lograr productos, sobre
todo, piezas de repuesto, que están muy cerca y que son fabricadas,
precisamente, por los norteamericanos.
Ahora, de todas maneras luce en el momento actual, que no es una
realidad muy cercana, y nos podemos pasar sin esas relaciones también
perfectamente.
Lisa Howard.- ¿No resulta bastante difícil cuando sus líneas de
suministro se hallan a 7 000 millas de distancia?
Ernesto Guevara.- Resulta difícil, resultó sumamente difícil y complicó
mucho las cosas al principio; pero se va superando cada vez más, pronto
podremos crear reservas y con las reservas ya nuestros almacenes estarán
aquí, podremos ir remediando la mayoría de las dificultades; a medida que
transcurra el tiempo es menos dificultoso la distancia para lograr nuestros
abastecimientos. Y, además, también, la relación se hace más estrecha, se
conocen más las necesidades de un año para otro, de manera que nuestros
suministradores pueden preparar con tiempo los envíos, y año a año se está
notando esto en la economía cubana.
Lisa Howard.- ¿Usted podría analizar, para nosotros, cuán efectivo ha
sido el bloqueo estadounidense?
Ernesto Guevara.- Me parece que ya casi casi eso es una invitación a
un delito de infidencia, ¿no?
Hemos reconocido la importancia del bloqueo, también anunciamos, y
con la misma tranquilidad, que el bloqueo no nos va a impedir avanzar; pero,
primero es difícil especificarlo, y, después, no es tan conveniente tampoco;
todavía, a pesar de sus buenas intenciones, somos enemigos y es bueno que
el enemigo sepa solamente las generalidades de su contrincante.
Lisa Howard.- Entonces, ¿yo puedo deducir que usted me está
diciendo que el bloqueo económico ha sido muy efectivo?
Ernesto Guevara.- Usted ha presumido varias cosas durante el curso
de nuestra entrevista, entre otras, que el comunismo no tiene ninguna
influencia, que es un retraso a la productividad; que el bloqueo es muy efectivo,
es la última deducción; que la burocracia es asfixiante. Al mismo tiempo me
dice que se nota algo distinto desde su última entrevista con nosotros en Cuba.
Yo también deduzco que usted ha visto un avance de la Revolución Cubana y
yo podría preguntarle a usted. Si todo es tan malo y si el bloqueo es tan
efectivo, ¿por qué avanza la Revolución Cubana?
Lisa Howard.- Yo he dicho con frecuencia que usted es el hombre más
franco que hay en la isla. Por lo tanto, espero que usted me diga cuán efectivo
ha sido el bloqueo.
Ernesto Guevara.- Y yo le repito que no puedo decirlo. Desde el punto
de vista de las cifras diría una mentira, cualquiera que ella fuera, porque
también le he dicho que el bloqueo ha tenido aspectos positivos y aspectos
negativos; pero, incluso, suponiendo que fuera la persona más franca, no creo
que tenga ese crédito especial en Cuba, donde todos somos francos; pero aun
suponiéndolo, hay veces que con toda franqueza hay que decir ciertas cosas
que uno no puede contestarlas y también es franqueza.
Lisa Howard.- Yo sé que ustedes han adquirido autobuses en Londres;
barcos en España. Tengo entendido que tienen una misión económica en
Suiza. ¿Esto constituye un cambio fundamental en la economía cubana?
Ernesto Guevara.- ¿Usted se refiere a un cambio en la economía o en
la política económica?
Lisa Howard.- Un cambio en la política económica.
Ernesto Guevara.- Yo considero que no, que ha habido cierto cambio
en la política económica de algunos países, cierto resquebrajamiento de la
unidad monolítica del “mundo libre” y se comercia más con Cuba ahora.
Nuestra disposición a comerciar ha sido siempre la misma, sobre las mismas
bases; es decir, la mercancía es una mercancía y debe ser de beneficio mutuo
para quien la compra y para quien la vende esa transacción, sobre esas bases
siempre hemos comerciado con todo el mundo y también con los
Estados Unidos aún después de no tener relaciones.
Los Estados Unidos habían influido mucho para que no se nos vendieran
determinadas cosas y usted conoce bien todo el debate que ha habido sobre
los autobuses vendidos por la Leyland; pero quien ha cambiado no somos
nosotros, en realidad, hay ciertos aspectos de la política internacional que han
cambiado. No sé si nosotros tendremos algo que ver con eso, no nos creemos
tan importantes.
Lisa Howard.- ¿Estima usted que este comercio con el occidente que
tienen ahora continuará y quizás se ampliará en un futuro?
Ernesto Guevara.- Tengo esperanzas..., es decir, perenne.
Lisa Howard.- Quisiera que ampliara más sobre este tema.
Ernesto Guevara.- Al principio, cuando comenzó la Revolución, aun
antes de tener inconvenientes serios con los Estados Unidos, habíamos
enviado varias delegaciones a distintos países de Europa, en general, lo que
había era una abstención, la gente no tenía mucha confianza en nuestra
capacidad de sobrevivir. Esto se acentuó más cuando las contradicciones con
Estados Unidos se acentuaron a su vez. Llegó un momento en que
prácticamente los intercambios iban descendiendo año por año y muy
aceleradamente; sin embargo, después de Playa Girón y posteriormente a la
Crisis de Octubre, sobre todo, se ha ido viendo un cambio paulatino, y ahora
más acelerado, de todos los países de Europa hacia la Revolución Cubana.
Nosotros estamos seguros de nuestra permanencia como Gobierno
Revolucionario, de la permanencia de la Revolución, y parece que esa fe
también ha trascendido a través de nuestros hechos y de nuestra capacidad de
defensa a los comerciantes de otros países capitalistas del mundo y han
decidido mantener relaciones que eran tradicionales, en muchos casos, con
Cuba.
De manera que todo hace pensar que esas relaciones seguirán y que,
incluso, se abrirán, porque siempre ahora existía la inseguridad de después, si
se cerraba el comercio, cómo traíamos las piezas de repuesto; pero, sobre
todo, Inglaterra y Francia han mantenido con nosotros relaciones muy buenas
en ese sentido y han garantizado las piezas de repuesto para las maquinarias
que ellos nos han vendido en la etapa revolucionaria, y eso también ha
acentuado nuestra confianza en la posibilidad de importar nuevas maquinarias
y acrecentar con equipos tecnológicamente de primera calidad, de lo más
avanzado del mundo, toda una serie de industrias que tenemos en desarrollo.
Lisa Howard.- ¿Qué le sucedería a la economía cubana si de pronto
este comercio con el occidente se suprimiera?
Ernesto Guevara.- Nothing (Risas).
Lisa Howard.- Nada. Pero usted afirma que es necesario.
Ernesto Guevara.- Es conveniente.
Lisa Howard.- ¿Qué es lo que a usted le gustaría ver a los Estados
Unidos hacer en lo que se refiere a Cuba?
Ernesto Guevara.- Es muy difícil precisar esa pregunta, es un poco
irreal; casi que la contestación más franca y más objetiva sería nada, nada en
todos los sentidos: nada a favor y nada en contra; dejarnos tranquilos, en una
palabra.
Lisa Howard.- ¿Se siente usted optimista con respecto a la posibilidad
de una normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
Ernesto Guevara.- Creo que es difícil también contestar. Estamos
expectantes, observando la situación simplemente, tomando providencias para
uno u otro camino que se pueda seguir, depende de una serie de
circunstancias de las características mismas del gobierno norteamericano, y
depende también de cómo sepa valorar la situación del mundo. Hasta ahora
no ha dado indicios claros de que sabe valorar exactamente la correlación de
fuerzas en el mundo. Por lo tanto, no hay indicios claros de que la
normalización va a ser total. Ahora, hay ciertos indicios de que a pesar de las
últimas provocaciones como esta, absolutamente piratesca, prisión de nuestros
pescadores, las cosas se conducen con otro tono. Si fuera así, podríamos
convivir al menos; amigos difícilmente lo podamos ser durante muchos años
del gobierno norteamericano. Contra el pueblo norteamericano creo que usted
habrá visto aquí que no tenemos absolutamente nada, y que no hay el menor
odio en nuestro país contra el pueblo norteamericano.
Lisa Howard.- Muchas gracias señor Guevara.
Ernesto Guevara.- No sé decir “de nada”, tengo que decirlo en español
(Risas).
Lisa Howard.- Si algo le ocurriera a Fidel Castro, ¿cuál cree que sería el
destino de la Revolución Cubana y quién cree que accedería al poder aquí?
Ernesto Guevara.- Por la índole de la pregunta supongo que se refiere
usted a que le sucediera algo violento. Sería, naturalmente, y nosotros no lo
podemos negar, un golpe muy fuerte para la Revolución Cubana; Fidel es
nuestro dirigente indiscutible, indiscutido y nuestro verdadero guía en una serie
de situaciones extraordinariamente difíciles que ha pasado Cuba, en la cual ha
dado muestras de su altura mundial de dirigente. Creo que ninguno de
nosotros tiene esa altura, pero hemos adquirido una experiencia revolucionaria
en años de lucha, en años de lucha a su lado, nos hemos formado en una
escuela única, una escuela de audacia, de sacrificio, de decisión por defender
los principios, de análisis de los problemas, y entre todos podremos salir
adelante aun cuando le sucediera algo.
¿Quién lo reemplazaría? Sería una cuestión a discutir posteriormente.
Nosotros no hacemos esa clase de análisis ahora, ni tenemos ninguna
aspiración ninguno de nosotros; pero lógicamente su hermano Raúl, no por ser
su hermano, sino por sus propios méritos, es el viceprimer ministro y es el más
indicado entre nosotros para seguir el mismo rumbo de la Revolución Cubana.
Lisa Howard.- Usted que ha trabajado íntimamente con Fidel Castro
durante muchos, muchos años, ¿cuál es su opinión de Fidel como hombre y
como dirigente?
...(Se interrumpe la grabación)...
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Che Guevara: pensamiento y acción.
Una mirada a 50 años de su asesinato1
María del Carme Ariet
Introducción
De forma abrupta en el cierre del año 2017 nos sorprende un aniversario que
nos revela los años transcurridos de una muerte que deja siempre una
sensación de frustración, porque, a pesar de sus detractores, el Che Guevara
nunca ha estado ausente. Cada día sobresalen dimensiones de su
personalidad que lo acercan a lo cotidiano y lo hacen necesario, sobre todo,
cuando nos interrogamos acerca de un futuro que se torna incierto. Con su
ejemplo y entereza nos lleva a imagi-narnos cuánto debemos conocer
todavía de su vida y obra, para acercarnos a sus sueños de emancipación y
justicia plenas.
Desde el asesinato del Che han surgido un sinnúmero de interrogantes.
Algunas de estas han sido tergiversadas con intencionalidad y saña, pero la
mayoría se dan desde una dimensión comprometida, aunque no siempre con
la profundidad requerida. Quizás, porque muchos de los estudios solo se
enfocan en la fuerza que emana de su ejemplo y su ética, lo que en
ocasiones restringe el valor, la coherencia y creatividad de una obra que, a
pesar de no presentarse acabada, para nada disminuye en
conceptualización, método y praxis.
Si se hace una exploración de los análisis realizados por investigadores,
es-tudiosos, defensores de su pensamiento y acción, entre otros, la mayoría,
desde disímiles posiciones, parten de preguntarse cómo y para qué es útil su
obra y pensamiento escrito, cómo se deben asumir, cuánto de valor poseen
dentro del marxismo en general y, en particular, para el marxismo
tercermundista y para los movimientos sociales, y si se ha sido capaz de
adentrarse en sus tesis fundamentales, en su lógica y estructura, en su
validez y legado como herencia para el presente.
Pensamiento y acción
Por mucho tiempo se especuló una interpretación –sesgada por la falta de
información y de un conocimiento preciso– acerca de etapas que devienen
im-prescindibles para comprender comportamientos y acciones desarrollados
con posteridad por Ernesto Che Guevara durante su vida. Tal es el caso de
su ado-lescencia y juventud, poco atendidas durante años, pero que, al
documentarlas con precisión, contribuyen a llenar la estructura inicial de un
pensamiento –aún no estudiado y evaluado integralmente–, que se
caracterizó por su coherencia sistemática y metódica como definición y
delimitación conceptual. Todavía son necesarios mayores análisis que
permitan conocer, de forma abarcadora, sus ideas, conceptos y tesis y hasta
dónde ese conjunto es expresión de un cono-cimiento científico demostrable,
totalizador en la fusión del pensamiento y la praxis y de qué modo encuentra
presencia en los procesos de cambio a los que se enfrenta el mundo
globalizado de hoy.
Desde el Centro de Estudios Che Guevara se definió una periodización en
la que se destaca el examen de la evolución de su vida y pensamiento, y que
tenía entre sus objetivos la sistematización de una metodología que nos
permitiera acercarnos científicamente a ese desarrollo a la vez que nos
nutría, a partir de fuentes primarias, de un ordenamiento cronológico.
El punto de partida de la clasificación es la etapa de la primera juventud,
com-prendida entre los 16 a los 25 años, espacio de tiempo en que se
originaron los intereses intelectuales teóricos-metodológicos, los estudios
Filosofía, su historia, principales corrientes y pensadores. Estos estudios
iniciales constituyeron uno de los núcleos de su pensamiento –en constante
ascenso a lo largo de toda su vida–, hasta su encuentro y compromiso con el
marxismo, base y andamiaje de sus posiciones políticas y filosóficas
definitivas.
A esa vocación intelectual se le agregó una particularidad insustituible y
permanente: los viajes por América Latina con el objetivo de conocer y
auscultar realidades que lo acercaron al hombre americano y lo distanciaron
de limitaciones fronterizas, ideas articuladas con posterioridad en su ideal
latinoamericanista y en la estrecha relación que estableció entre teoría y
práctica, como binomio insustituible de su actuar político.
Con este sustrato, entra en la etapa de adulto joven (entre los 25 y 30
años), periodo en que las ideas del Che se radicalizaron políticamente. Luego
de concluir sus estudios de medicina emprendió un segundo viaje por
América, recorrido devenido en nueva búsqueda que lo llevó por los caminos
de la revolución, sin abandonar sus estudios y el profundo interés por
interrelacionarlos con la realidad y el entorno, asimilados y experimentados a
su paso.
Fueron huellas permanentes en la vida de Ernesto la Bolivia revolucionaria
de Paz Estensoro y sus debilidades manifiestas, la Revolución guatemalteca,
el asedio de los poderes omnímodos y su derrocamiento y, finalmente por
azar, voluntad de hacer, o ambos, encontró la ruta de una verdadera
revolución, por intermedio de su líder Fidel Castro.
El cierre de la periodización, adulto joven (a partir de los 30 años),
constituye la etapa culminante de un proceso de madurez política e
intelectual. En esta se conju-gan la multiplicidad de funciones y
responsabilidades como parte de la dirección de la triunfante Revolución
cubana. El pensamiento teórico se volvió más dinámico y creativo al tiempo
que la propia Revolución definía su carácter y se adentraba en el periodo de
la transición hacia el socialismo. Es en esos momentos donde se encuentra
lo más acabado de la producción teórica del Che, parte de la necesidad del
proceso de transformación y cambio que se estaba realizando en Cuba en los
primeros años de revolución, así como de los problemas y conflictos
presentes en el socialismo existente, sus debilidades, posibles alternativas y
en la enorme distancia a recorrer para cambiar la extorsión y expoliación de
los más débiles.
En esa encrucijada surgió para el Che la disyuntiva de emprender el
camino del internacionalismo, primero en el Congo y después en Bolivia,
acompañado de un pensamiento audaz y creador, antimperialista,
latinoamericanista, de plena solidaridad con los marginados. Todo ello lo
convirtió en uno de los líderes más destacados del movimiento revolucionario
internacional del siglo xx, además demostró la posibilidad de la realización,
entre todos, de un proyecto mayor de lucha emancipadora para la
humanidad.
El orden, contenido y aprobación conceptual en que se basa un sistema de
pensamiento requiere exactitud, método e interrelación de las partes para
evalua integralmente la aceptación y validez del conjunto que se construye,
de ahí el valor práctico de la metodología explicada y el ordenamiento en
etapas de la evo-lución de la vida y obra de Ernesto Che Guevara, como
herramienta necesaria para un conocimiento más exacto de la clasificación
argumentada.
Por lógica, un sistema de pensamiento que se interrelaciona
consecuentemente con su acción práctica posee características muchas
veces difíciles de puntuali-zar, sobre todo en estudios académicos que los
analiza cada uno por separado. Máxime si su ejecutor no se desenvolvía en
una estructura teórica per se –ni pretendió hacerlo, aunque su sustentación
partía de tales principios–, más allá de haber antepuesto la urgencia de la
acción en circunstancias históricas concretas.
Este último aspecto resalta entre muchos porque, en la sumatoria de la
forma y el contenido dentro del plan concebido por el Che, se adelantan
como cons-tantes sus respectivas acciones, lo que denota el propósito para
lo que fueron pensadas, elaboradas y propuestas para su ejecución. Es
importante la precisión de lo apuntado, porque muchos analizan la ausencia
de elementos conceptuales, la existencia de imprecisiones o elementos
inacabados, o solo la preponderancia de la praxis en acciones dentro del
plano de la política, restándole un valor superior a sus reflexiones y alcances,
pero en su caso, una parte de las respuestas ideadas se fundamentan en los
fines para los que pensó y actuó.
Al examinar en su totalidad los propósitos que perseguía, es indudable que
fueron determinados como soportes de las principales acciones a ejecutar,
espe-cialmente si se comportaban dentro de las exigencias y dinámicas de
un proceso social revolucionario que obligaba a cambios permanentes a nivel
estructural y subjetivo. Es por ello que la interpretación de la existencia, o no,
de una sistema-tización del pensamiento en la obra escrita y oral del Che
tiene, necesariamente, que estudiarse bajo esa óptica, con independencia de
sus valores personales, que lo convierten en un estudioso y analista de la
revolución. Su exigencia en cuanto a una autoformación constante desde
temprana edad y aguzada en la adultez, por alcanzar objetivos que se
centraban en la reflexión y la construcción de ideas y conceptos, explican la
preponderancia que ocupa el lado activo del conocimiento, para hacer de la
revolución socialista tercermundista una opción de cambio, capaz de
estimular a la par el pensamiento y la acción a través de una conciencia de sí
y de su contexto social.
El Che no llegó a ese conjunto de pensamientos bajo un impulso
voluntarista, sino que fue un proceso fundado, en un primer momento, como
ya se ha expre-sado, por un consecuente estudio de la filosofía, sus sistemas
de pensamiento, sus principales corrientes y figuras, los métodos del
conocimiento que las sus-tentan y, finalmente, la decantación, por convicción,
de la teoría marxista y el estudio de los clásicos del marxismo, Lenin y otros
pensadores. Esto le permitió adquirir experiencias en la construcción de una
nueva sociedad y el modo de cómo alcanzarla desde la práctica misma.
En el desarrollo del Che Guevara existen momentos que asombran, como
la elaboración desde la adolescencia de una serie de cuadernos, en los que
escribió algunas reflexiones filosóficas, búsqueda que no concluyó nunca y
por la que man-tuvo una profunda avidez. Esto le permitió la construcción,
desde su presente y su contexto, de un modelo teórico creativo dentro del
marxismo, no como filósofo ni como economista puro, pero sí como dirigente
político. Además, por su forma-ción y férrea vocación intelectual, devino
escritor y polemista de tesis y posturas, unas críticas y otras propositivas, con
el objetivo de abordar los problemas de su época a partir de experiencias
políticas, culturales y teóricas propias.
Dentro del auténtico pensamiento de Marx, el Che alcanzó una
metodología de trabajo basada en el método y en la revalorización de la
teoría, rompió con el dogmatismo presente en el mecanicismo y el
positivismo imperante en el modelo soviético, los que habían contaminado la
teoría con un análisis automático y/o naturalista, contrario a la dialéctica
transformadora del propio marxismo. En esa posición fue que el Che se
apropió de lo que consideró el verdadero instrumental marxista, para
construir el presente en toda su complejidad, medir el alcance y el modo de
hacer la revolución socialista en países dependientes, dentro de los
fundamentos de la filosofía social y la política marxistas. A todo ello se une la
eco-nomía política, con énfasis en el lado activo del conocimiento, al tomar
conciencia de la necesidad de los cambios profundos que deben hacerse en
su condición de portadores y ejecutores de una tarea principal: la Revolución.
En un posible intento por ordenar y sistematizar el proceso revolucionario
en el contexto y coyuntura internacional en que desarrolló parte de su pen-
samiento y acción, puede comprobarse cómo se interrelacionan las etapas y
los vínculos indisolubles entre estas, como un mecanismo único, capaz de
permitir el esclarecimiento de posiciones que, lejos de cambiar, se presentan
con idénticos principios, solo que con una mayor profundización en contenido
y acción. Además se pueden deslindar sus momentos esenciales como un
proyecto alternativo de cambio al que aspiró desde que decidió emprender el
camino de la revolución global.
El ordenamiento propuesto en las investigaciones realizadas desde el
Centro de Estudios Che Guevara intenta sistematizar las tres fases que se
consideran fundamentales, sin excluir ningún principio, ni dejar de considerar
sus especi-ficidades y particularidades y, a la vez, profundizar en aristas que
aproximen a una lectura actual. Se han determinado tres momentos
esenciales:
a. La visión latinoamericana de liberación nacional: alternativa de integra-
ción y de necesidad de la unidad, única forma de alcanzar una política
de desarrollo independiente, capaz de resistir la penetración y frenar
las apetencias de las grandes potencias. En ese esquema Che
Guevara avanzó con propuestas que abrían una posible brecha de
entendimiento y de independencia por intermedio de la unidad, sin
necesidad de un enfrentamiento armado, aún cuando lo consideraba
improbable en el contexto y coyuntura de la época.
b. La fase tercermundista de cambio: visión más integradora que supone
la unión de los denominados países del Tercer Mundo, al considerarlos
vanguardias en la lucha antimperialista. Representaba un paso
necesario en sus concepciones sobre los procesos de liberación de los
pueblos, al esclarecer y demostrar las raíces comunes y los problemas
que los unen. Existen puntos de contacto entre su pensamiento
latinoamericanista y tercermundista, especialmente en cuanto a la
dependencia estructural y la conclusión final de que, ante esa
disyuntiva, existían limitaciones para alcanzar la verdadera soberanía e
independencia; una alternativa, la más viable, sería la lucha contra los
poderes dominantes mediante la unidad y el enfrentamiento directo.
c. La lucha revolucionaria a escala global mediante la destrucción del
imperialismo y la eliminación de su baluarte más poderoso: Estados
Unidos; la liberación gradual de los pueblos como función táctica y la
liquidación de las bases de sustentación del imperialismo en los
territorios dependientes. Definida la estrategia general, el principio
irreversible sería la consecución de la revolución tricontinental, es
decir, su concepción del internacionalismo como un deber y una nece-
sidad ineludible, lo que amplía su perspectiva y le permite irradiar su
concepción de la lucha a escala mundial.
En las dos primeras fases, a pesar de sus convicciones respecto a la
necesidad de la lucha, no excluye la elaboración de tesis que sirvieran de
soporte para encauzar posibles acciones que permitieran obtener un mayor
crecimiento económico sin tener que recurrir al enfrentamiento armado. Por
otro lado, no desconocía las posiciones asumidas por los países socialistas,
su imposibilidad de convertirse en un sistema a escala internacional al tener
que enfrentar una fuerza imperial muy poderosa y, lo más difícil y visible, las
grietas y errores que como sistema presentaban, lo que traía como
consecuencia la necesidad de cambiar el mundo sobre nuevas bases y
condicionamientos. Esas circunstancias lo enfrentaron a un análisis más
directo y crítico respecto a lo que, a su juicio, constituía la alternativa más
objetiva y posible, la lucha a escala global, con lo que quedaría establecida la
última fase.
Más allá de sus resultados finales, posibles en toda acción de
enfrentamiento armado, de sus inexactitudes y valoraciones
sobredimensionadas en algunas cir-cunstancias, la exaltación de los nuevos
vínculos de solidaridad y la concepción de la puesta en práctica de nuevos
valores que debían regir en el proyecto de cambio, en un mundo
deshumanizado como el actual, continúan siendo referentes válidos para
trazar nuevas estrategias en los procesos de liberación nacional, así como
también pensar en los modos de lograr, fuera de toda utopía, la liberación
plena a escala planetaria.
Tiempo antes de morir, en solitario y en cierto lugar de la Checoslovaquia
de entonces, escribió reflexiones de profundo valor teórico y en extremo
audaces. No lo hizo solo para dejar plasmadas ideas que fue construyendo
en su experiencia como dirigente de la Revolución cubana, imprescindibles
para entender lo que estaba sucediendo en el mundo socialista, sino, sobre
todo, para dejar esclarecidas su posición al respecto. En dichos apuntes,
redacta una explicación precursora, titulada «La necesidad de este libro»:
Muchos sobresaltos esperan a la humanidad antes de su liberación
definitiva pero –nos guía el absoluto convencimiento de ello– esta no
podrá llegar sino a través de un radical cambio de estrategia de las
principales potencias socialistas. Si este cambio será producto de la
insoslayable presión imperialista, o de una evolución de las masas de esos
países, o una concatenación de factores, es algo que dirá la historia [...] En
todo caso, queda el testimonio de nuestra intentona (Guevara, 2006, pp.
32-33).
Filosofía social y praxis política
La prioridad en la que el Che colocaba el proyecto y ascenso de una
revolución lo condujo a plantearse la construcción del presente por intermedio
de una construcción política donde el hombre deviene su finalidad, su núcleo,
porque también es sujeto de la historia a través de su actividad concreta. Por
ello, parte de sus reflexiones emanan de una experiencia política, cultural y
teórica surgida y construida desde la complejidad de los problemas acaecidos
y que experimen-tara en su trayectoria e indagación.
El avance, los retrocesos y circunstancias en que aprehende esas
lecciones, lo conminan a construir, desde las pautas de una metodología
crítica, los fun-damentos de nuevos presupuestos, con el objetivo de
abordarlos valiéndose de las coordenadas sustanciales que el propio
marxismo le fue aportando. Si en una primera etapa concluye que el
marxismo representa el hilo conductor para profundizar en el mundo, la
sociedad y sus circunstancias más que cualquier otra corriente o pensador,
en la práctica política lo retoma como teoría capaz de guiar la praxis hacia
una lucha totalizadora, donde interviene el sujeto-actor, impulsado por su
conciencia y la situación por la que atraviesa. Tal análisis es una
recuperación de lo más puro del pensamiento filosófico del propio Marx.
Según el Che: «ese ser tan humano, desfigurado por la historia hasta
convertirlo en un ídolo de piedra [...] para que su ejemplo sea aún luminoso,
es necesario rescatarlo y darle su dimensión humana» (Guevara, 2006, p.
54).
En el caso particular del Che es imprescindible aprehender esas premisas
para comprender el nivel, el alcance y la profundidad de su pensamiento
político, si logró conceptualizarlos desde los aportes que la práctica le
proporcionó, y qué lugar ocupa en el conjunto de su pensamiento el poder
«política» una vez adquirido y el proceso revolucionario como proyecto
transformador.
Aunque la periodización de su vida y obra devienen una herramienta im-
portante, como se ha definido, el centro más relevante lo ocupa su
pensamiento acerca de cómo realizar la construcción socialista en las
condiciones del mundo subdesarrollado. Para este fin contó con las
experiencias derivadas del llamado «sistema socialista» imperante, sus
méritos e insuficiencias y la situación revolucionaria presente en una parte
considerable de los países pobres de diversas regiones del mundo.
Si bien la experiencia alcanzada en el proceso revolucionario cubano le
faci-litó una sólida base para emprender la misión autoimpuesta, era una
empresa verdaderamente compleja. El mismo Che lo percibió así, pero se
refugió en la multiplicidad y valor de la teoría marxista, además, él mismo
estaba marcado por su aplicación en la política, la economía y la filosofía –en
sus partes integrantes como en su totalidad–, y su funcionamiento como
instrumento para analizar la realidad social.
En el comienzo de ese camino, como una especie de vuelta a la raíz,
retomó sus estudios filosóficos y políticos, con el objetivo de apoyarse y
recuperar a Marx,
UNIVERSIDAD Đ LA HABANA
RnpS: 0220 • issN: 0253-9276 • n 284 • julio-diciembre • 2017 • pp 8-19
sobre todo aquella parte en la que se enfatizaba en el papel activo del sujeto,
prácticamente eliminado de su verdadero lugar en la historia o tergiversado
den-tro del debate del propio marxismo. También dedicó tiempo a los análisis
sobre la pérdida de valores y cómo solucionarla, aspecto de importancia
relevante en las tesis desarrolladas por el Che, todo como parte de su
proyección de un proceso revolucionario global.
En ese intento de recomponer la ruta –como él mismo la calificara–, trató
de entender el punto de inflexión, cuando afirma, refiriéndose a la enorme
cantidad de escritos dejados por Lenin a su muerte, que constituyen:
el complemento indispensable a la obra de los fundadores. Luego el
manantial se debilitó y solo quedaron en pie algunas obras aisladas de
Stalin y ciertos escritos de Mao Tse Tung como testigos del inmenso poder
del marxismo [...] En sus últimos años, Stalin temió los resultados de esa
carencia y ordenó la redacción de un manual que fuera asequible a las
masas» (Guevara, 2006, pp. 29-30).
Extiende sus críticas al contenido y al uso indebido del manual,1 porque al
estudiarlo encontró conceptos reñidos con su modo de pensar. Guevara
precisó que existía la necesidad de realizar un estudio sereno de la teoría
marxista y de los hechos recientes, especialmente en el campo de la
Economía Política, para poder marchar seguros a través derroteros de la
historia. Dentro de los manuales resaltaba el dogmatismo intransigente de la
época de Stalin, al que le sigue un pragmatismo inconsistente, trágico,
porque no se refiere a un campo determinado de la ciencia y «sucede en
todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando
perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resul-tados finales son
incalculables» (Guevara, 2006, p. 30).
Cierto es que al fragmentar la idea para exponerla aquí se pierde una
parte culminante de las posiciones del Che. Sin embargo, basta para
demostrar el profundo estudio desplegado por Guevara sobre estos asuntos,
lo que arrojó en la década del sesenta cuestionamientos que salieron a la luz
en el primer debate internacional que desde el socialismo se produjo a
instancias del propio Che, y en el que participaron pensadores de diversas
posiciones (Guevara, 2008).
Si se agrupan sus escritos, reflexiones, apuntes y discursos de esos años,
se distingue, de una forma más abarcadora, el papel activo del hombre
dentro de ese proceso como principio y fin en la matriz sustentada. Esa
dirección demos-traba la interrelación que debía existir entre la teoría y la
praxis para alcanzar una conciencia que marcara los procedimientos a seguir
en el verdadero socialismo, ese que abogaba por la equidad y la justicia
plenas.
Para el Che era de vital importancia la existencia de un instrumental
concep-tual en función de la praxis. Entendió que para diseñar un verdadero
proyecto revolucionario, así como las vías para alcanzarlo, no se podía
prescindir de esa instrumentalización táctico-estratégica coherente elaborada
por el marxismo auténtico, con el objetivo de analizar científicamente las
nuevas realidades. Lamentablemente le faltó tiempo y bajo el impulso de la
premura de los años
1 Se refiere al Manual de Economía Política, de la Academia de Ciencias de la
URSS. biológicos cumplidos se decidió por la acción revolucionaria. Sin
embargo, a pesar de esas aparentes limitaciones, pudo comprender los
problemas y las distorsiones –quizás uno de sus mayores méritos– y trazarse
vías adecuadas para intentar enfrentar las desviaciones existentes.
Por todo ello, la empresa esbozada como preludio de la lucha era difícil e
incomprendida por algunos, pero la consideraba la única forma de borrar el
mecanicismo y el voluntarismo presentes en las interpretaciones del
marxismo de su época. El saldo, para todos los comprometidos con ese
actuar, fue un mo-mento complejo donde muchos estudiosos del marxismo
intentaron poner orden y encaminar la ruta para tratar de cambiar lo
establecido. Aún hoy, a pesar de la desaparición de aquel modelo, no deja de
ser un tema permanente y de enorme trascendencia para los cambios que
deben asumirse en el nuevo orden mundial impuesto. Fatalmente, sigue
siendo un proceso interminable en el que no se ha logrado vislumbrar, con
exactitud, la importancia de determinar las diferentes fases, modalidades y
alternativas que permitan, desde el marxismo, una construcción del presente
donde el socialismo ascienda sin imponer pautas definitivas, sino mediante
una búsqueda continua que marque el modo de cómo proceder, acorde con
las características y peculiaridades de cada proceso revo-lucionario que
surja.
Al igual que el Che, muchos estudiosos y políticos intentaron reconstruir
esquemas diseñados e impuestos, en la mayoría de los casos, tratando de
confrontar la ortodoxia y el dogmatismo reinante e intentar pautas en la
elabora-ción de construcciones teóricas revolucionarias o, al igual que otros,
con posiciones reformistas y también extremas, de claudicación y
tergiversación.
En esa línea, al Che cabe el mérito de alcanzar un pensamiento creativo
dentro del marxismo revolucionario y trascender sus propias acciones, por
intermedio de aportes creadores y de rescate de posiciones netamente
revolucio-narias. El tratar de deslindar, dentro del pensamiento de Guevara,
la presencia de la filosofía política y la política, sigue siendo válido, porque
fue capaz de construir tesis basadas en las condiciones objetivas y subjetivas
de su tiempo. Además, destacó como esencia primordial para hacer la
Revolución, la propia acción revolucionaria desde el pensamiento político y
de su continuidad desde el poder, lo que convierte su proyecto en una
estructura conceptual destacable y reconocible dentro de esas disciplinas.
La puntualización de tesis propias y su fusión con la práctica como un
proceso integral de emancipación y de una verdadera transformación
mundial, comportan una construcción política donde intervengan el
pensamiento y la acción como aporte inherente al cambio revolucionario,
cuyo centro se ubica en el sujeto actor de esos cambios y su cultura, desde el
contexto social en que se desenvuelven.
La concepción de un cambio revolucionario como totalidad, al incluir el
con-junto de las relaciones sociales en la sociedad y sus correspondientes
interrela-ciones, aun cuando no se desarrollaron de forma sistémica,
encuentra su mayor expresión en su ensayo «El socialismo y el hombre en
Cuba» (1965), en el que resume sus principales análisis y experiencias,
capaces de actuar como referentes en situaciones similares dentro de la
toma del poder por parte de movimientos radicales. Se llama a la reflexión
teórica en torno a un problema crucial y que debía encararse con urgencia si
los países dependientes tomaran la decisión de asumir la transición socialista
y el modo de acentuar el papel del hombre como centro de los procesos por
venir.
Dentro del análisis, prioriza la importancia del pasado histórico, los modos
de cómo liquidar ese pasado y cómo construir el futuro bajo una forma
concreta de la historia, nunca como un proceso automático. Sin embargo,
representa una tarea inmensa porque, aun cuando existe una herencia
teórica que lo respalde, no todos los conceptos están en una dimensión
alcanzable o acabada, ni se logra siempre lle-gar a resultados teóricos
demostrables. Tampoco pueden extenderse al conjunto de dificultades y
transformaciones a asumir en cada caso particular, no son infalibles y pueden
ser rectificables si la teoría alcanza resultados prácticos o, como afirmara
Lenin, a través de la labor que posee la ciencia de no detenerse nunca.
El que no exista en su obra una teoría política general no invalida su valor
ni su inserción dentro de la Ciencia Política, como algunos han preferido
verlo, porque el rigor de la investigación y de los análisis realizados por él –
más allá de que el propósito de la reconstrucción formulada no haya sido
culminado–, continúa siendo un punto de inflexión en el momento de su
elaboración. El resultado obtenido rebasa el simple intento y está presente en
toda su obra como un reexamen crítico de lo realizado y como lo concreto de
nuevas experiencias, al destacar la necesidad de profundizar en los
problemas presentes a través de su accionar político, incluida la
emancipación de los individuos. Por consiguiente, se convierte en una
concepción política capaz de analizar las implicaciones y ampliar sus
posibilidades reales, mediante una vasta estrategia de rebelión global, como
parte esencial de su teoría política y en el énfasis que le otorga al incremento
de la actividad política para hacer posible la revolución.
Es significativo insistir en que estudió y valoró parte de las polémicas exis-
tentes dentro de los marxistas de una u otra vertiente, pero en su caso
sobresale la articulación de sus posiciones desde la teoría marxista para
dejar esclarecida su funcionalidad frente a las condiciones sociales, políticas,
ideológicas y filo-sóficas existentes, imprescindibles en sus tesis. Cada una
de las cuales estu-vieron sustentadas en las experiencias acumuladas de la
historia crítica de las revoluciones, sobre todo lo concerniente a los procesos
de liberación o de descolo-nización, ocurridos en los países
subdesarrollados.
De las lecciones extraídas, el Che enfatiza en el papel de la voluntad
social y colectiva, encargada de imponer una organización social y cultural
que conmina a la acción y no a la espera de que el socialismo nos llegue,
como propugnaban algunos partidos y líneas trazadas, al negar la lucha y su
consiguiente dilución. De esa forma, destaca el verdadero papel de la lucha,
traducido en romper con las estructuras existentes mediante la revolución,
antes y después de la conquista del poder político, y como componente de
todo proceso social, con el fin de que la conciencia política encuentre su
verdadero lugar, en aras de construir la sociedad del futuro.
Es por ello que, dentro de ese conjunto, el papel de la conciencia deviene
componente indispensable para organizar e impulsar momentos políticos
imprescindibles, donde el desempeño de la ética ocupa una posición
indiscutible.
De esa forma, el sujeto retorna para ocupar su papel como creador y gestor
de la historia en su condición de ser social y de su subjetividad, su unidad
entre sujeto y objeto y su actividad consciente, contraria al economicismo
impuesto como una tendencia absoluta, con el fin de transformar la
conciencia en el proceso del cambio estructural propuesto. Así, la conciencia
actúa como conciencia política que emana directamente de la acción, pero
con una base teórica científica, fundamentada por el propio Lenin como teoría
de la revolución; sobre todo si esa conciencia funciona como el resultado de
la experiencia surgida de la acción como factor acelerador de la conciencia.
En el orden definido, el Che destaca la necesidad de afianzar el desarrollo
de un proceso de rebelión consciente, apoyado en métodos políticos y
estratégicos necesarios para acabar con el capitalismo, tal como hiciera
Lenin dentro del proceso de la Revolución de Octubre. A pesar de que su
obra y su quehacer político se vieron truncados por su asesinato –siempre
probable en decisiones tan radicales–, el legado coherente de su vida y
pensamiento persisten como lección permanente de compromiso desde la
teoría misma, expresión verdadera de práctica revolucionaria y como parte
indisoluble de todo revolucionario que se precie de pensar y actuar por el
bien de la humanidad.
A modo de conclusiones
El pensamiento teórico presente en la obra de Ernesto Che Guevara posee
carac-terísticas particulares, en ocasiones subvaloradas, que lo definen como
un proceso de ideas inacabadas, en el que la praxis se ubica a en una
posición superior, inte-rrumpido a su vez por la urgencia de la acción misma.
En la síntesis que se presenta se destacan temas dominantes de la
arquitectura de un pensamiento coherente dentro del conjunto de la teoría y
la estructura del marxismo y con un enfoque nunca parcializado de la filosofía
y la política. A pesar de su forma no acabada, se puede determinar la
construcción de un sistema de pensamiento articulado con una fuerte carga
ético-política, manifiesto en todos sus trabajos escritos y discursos, como
elementos demostrativos de su desarrollo.
Tocante a la política se presenta una fusión creadora que parte de una
retrospectiva crítica al marxismo imperante, pero del que extrae enseñanzas
válidas para reforzar sus criterios sobre la relación entre la teoría y la
práctica, los cuales convirtió en mecanismos creativos del devenir de toda
revolución socialista, en tanto totalidad revolucionaria y no como subproducto
de la base económica, con lo que destierra de sus posiciones al
economicismo y el positivismo imperantes.
En el estudio de su obra se destacan periodos bien estructurados, aunque
a veces de gran brevedad en el tiempo, que constituyen un continuum
teórico, compuesto de apuntes, notas y análisis. En su producción es
evidente la ne-cesidad de nuevos basamentos aplicados a las condiciones
del Tercer Mundo y cuyos temas centrales se consolidan en sus
concepciones antimperialistas, latinoamericanistas y la conformación de la
revolución tercermundista a través de la lucha revolucionaria.
Unido al mérito que sin dudas posee como paradigma y modelo de
revolucio-nario integral, su accionar se inscribe dentro de los nuevos cambios
que deben producirse. Mediante variables precisas que forman parte de su
crecimiento y madurez política, de la profundidad de su producción intelectual
y de su arraigado espíritu de compromiso, es posible valorar su proyecto
político como referente de los nuevos cambios y herramienta teórica de la
emancipación de los individuos.
BIBLIOGRAFIA
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integradoras de su proyecto de cambio social», Contexto Latinoamericano,
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Ariet García, María del Carmen (2010): «Política y Revolución en el Che
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Guevara, Ernesto Che (2008): El gran debate. Sobre la economía en Cuba
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Löwy, Michael (1971): El pensamiento del Che Guevara, Siglo XXI
Editores, México D. F.
Martínez Heredia, Fernando (1989): El Che y el socialismo, Editorial
Nuestro Tiempo, México D. F.
NOTAS
(1) Tomado de la Revista Universidad de La Habana, No 284 julio-
diciembre -2017, pp. 8-19
Ir arriba
Meditar en las ideas del Che sobre la relación de la economía
con la política, con la cultura
(Conclusiones al Taller organizado por el Centro de Estudios
Che Guevara, a 40 años de la Conferencia de Punta del Este)
Dr. Armando Hart Dávalos
No puede considerarse lo que voy a explicar como conclusiones. En primer
lugar, no he tenido la dicha de participar esta mañana en las distintas
exposiciones, aunque sí he recibido con agrado las intervenciones de ustedes,
sin embargo el tema del Che Guevara y la realidad de hoy es tan importante
que puedo expresar algunas ideas en ocasión de que ustedes discuten
alrededor o como punto de partida sobre la Conferencia de Punta del Este,
cuyo antecedente más remoto está en la Conferencia Panamericana de
Washington en 1889, de la que precisamente Martí hizo unas crónicas sobre la
misma, y los más recientes son las conferencias de Quebec y las otras
conferencias que ha habido en estos días, en estos tiempos, en que incluso los
participantes ya casi no tienen donde reunirse, porque dondequiera que se
reúnen se les crea dificultades.
Nosotros hicimos un proyecto con todas las crónicas de Martí, relacionadas con
la Conferencia Panamericana de Washington y con la Conferencia Bancaria
Internacional, en los años mil ochocientos ochenta y pico, allá desde Nueva
York. Esos son los más remotos antecedentes.
Han pasado ya cuarenta años de la Conferencia de Punta del Este y han
pasado en el mundo cosas muy sobresalientes que me dan a mí pie para
hablar de otros temas, pero que se relacionan con el que a ustedes les ocupa,
porque creo que se ha demostrado que aquella Conferencia de Punta del Este
sencillamente no cumplió ningún objetivo de solución, eso es un hecho
evidente, no hay que hablar mucho sobre eso.
Yo recuerdo que en esos años fui a una conferencia — Cuba todavía
pertenecía a la OEA, formalmente —, en Santiago de Chile, como Ministro de
Educación, y ahí se iba a discutir cómo se iba a repartir, a distribuir el dinero, lo
que la Alianza para el Progreso iba a dedicar para la educación. Llevé unas
cuentas, y todo el dinero que podían dar, y todo el dinero que tenía la Alianza
para el Progreso, pero no daban, no daban las cuentas, para resolver
medianamente el tema de la educación en América Latina. Todo ese dinero no
daba ni para el tema de la educación y lo probamos. Me acuerdo que una
delegación, un delegado, me dice: “¿Usted es economista? No, no, no, yo no
soy economista, lo que saqué todas las cuentas…, yo lo que sé es contar, y
además sí sé sumar, restar, multiplicar y dividir. No hace falta ser economista
para llegar a esta conclusión que la vida ha mostrado con creces.”
Pero a mí me parece que los acontecimientos han adquirido un relieve aun
mayor. Han pasado ya cuarenta años. Y hablar del Che en la economía, en
estos tiempos, me incita siempre a mí, por una determinada vocación que
tengo, a una reflexión de cierta manera filosófica, y no es que yo sea un filósofo
profesional, porque una vez el compañero Fidel en forma de jarana y un poco
de crítica o de jarana, me dice: “Tú que eres filósofo,” y le respondí: “No, yo no
soy filósofo, yo pertenezco al movimiento nacional de aficionados a la filosofía,
y de tu filosofía.” Y pienso que en este aspecto — y aquí se habló de la relación
de la política con la economía, y esto tiene que ver con lo que yo voy a decir —,
en este aspecto se requiere meditar en las ideas del Che sobre la relación de la
economía con la política, con la cultura; eso no es más que la cultura general
integral de que se está hablando hoy.
El Che es parte de una cultura general integral, porque fue el capitalismo el que
dividió en departamentos estancos la cultura.
Antes del capitalismo inclusive la cultura tenía una integralidad metafísica.
Quizás la primera integralidad que tuvo fue el monoteísmo, el monoteísmo fue
una integralidad metafísica de la cultura. Y fue el capitalismo con su desarrollo
económico, tecnológico, científico, el que posiblemente, como una necesidad
de ese desarrollo, el que dividió en departamentos diversos, las distintas ramas
de esa cultura. Eso incluso no nos lo planteamos ahora, sino que nos lo hemos
venido planteando hace tiempo en el Congreso de la UNEAC, en el Congreso
de la Cultura, la segmentación de todas las ramas de la cultura e incluso con
una filosofía pragmática, por eso aquí la política la tenían separada de la
economía, como aquí se ha dicho. Y la ciencia también.
Nosotros heredamos una cultura en Cuba que integraba todos estos factores.
Porque hay que decir que en el siglo XIX cubano las figuras principales del
pensamiento filosófico del país, José de la Luz y Caballero, tenían integrado
todo esto. Entonces, como ellos tomaron a Dios como un tema de conciencia
individual, cuando se fueron a analizar la realidad en sí, la ciencia, lo real, no
establecieron un divorcio entre la creencia en Dios y la ciencia. Hubo una
integralidad del pensamiento cubano en esos dos siglos, que después a
nosotros nos lo confirmó el pensamiento del materialismo histórico, porque,
bueno, aquella expresión que se utilizó, que quizás no sea felizmente la más
hermosa desde el punto de vista artístico, poético, pero sí la más elocuente, fue
la de la unidad material del mundo. Martí también habló de la unidad de la
naturaleza, cada uno por su lado ha dado el enfoque, la unidad material en el
mundo como un todo; y Martí decía: “Todo antes que luz es carbón,” y hablaba
de la integralidad.
Y este es el concepto que lleva al Che a una búsqueda incansable de la
relación entre la economía, la política, la cultura y todas las formas de la vida
social. Desgraciadamente ocurrió algo en el siglo XX que imposibilitó que el
pensamiento del materialismo histórico de Marx pudiera abordar nuevos planos
de la realidad que se le presentaban al hombre en ese siglo y que no eran tan
evidentes en la época de Marx. Ya Engels, en los finales de su vida, hizo una
seria crítica e incluso en forma de autocrítica, a algunos planteamientos de
ellos mismos. Decía Engels que habían pasado un poco por alto el papel de las
llamadas categorías de la superestructura — lo expuso en la carta a José Bloch
y en algunas críticas y autocríticas.
Engels decía: “Era tanta la negación que se nos hacía de los factores de
carácter material que insistíamos en la importancia de esos factores, y no
siempre tuvimos tiempo para hablar de otros factores, pero lo que nosotros en
esencia planteamos es una relación de causa y efecto.” Eso está muy bien
explicado en los últimos trabajos de Engels que la gente pasa por encima de
ellos, se pasa por encima de ellos, y sin embargo está ahí bastante bien
explicado la relación de causa y efecto, entre la categoría de la superestructura
y las leyes económicas.
Porque lo cierto es que las leyes económicas no tienen existencia real si no es
a través de los factores de la superestructura. Existen en el derecho, existen en
los paradigmas éticos, existen en las voluntades políticas, existen en la práctica
política; si no, no existen, si no, es metafísico hablar de economía. Eso es una
comunidad primitiva, pero en esa comunidad eso no existe. Y Engels también
decía: “la civilización hasta aquí ha hecho cosas extraordinarias apelando a las
pasiones más viles de los hombres y a costa de sus mejores disposiciones.”
Cabría preguntar: ¿maestro, cuáles son las mejores disposiciones? Y eso nos
entronca a nosotros con Martí, con el Che, con el pensamiento
latinoamericano.
Las mejores disposiciones son, a las que se refería el Che, las mejores
disposiciones de los hombres. Y yo preguntaría: ¿dónde están las mejores
disposiciones de los hombres? Bueno, pues están potencialmente en la
naturaleza humana, porque el maestro Engels no iba a decir que estuvieran en
lo metafísico, sino que estaban en la naturaleza humana, que es en lo que está
insistiendo hoy Fidel, en el papel del hombre, en la fe en el hombre, en la
confianza en el hombre, que tiene fundamento científico.
Porque al Che se le criticó desde la Unión Soviética que se estaba olvidando
de las leyes de la economía, que el Che se olvidaba de las leyes de la
economía, y los que se olvidaron de las leyes de la economía fueron nuestros
camaradas, para decirlo así, los soviéticos, porque se olvidaron que el
desarrollo económico del mundo obligaba a superar la bipolaridad, porque el
desarrollo económico, científico, tecnológico del mundo, obligaba a superar
eso. Y si no se superaba desde la izquierda como quería el Che, porque toda la
obra del Che y de Fidel es superarlo desde la izquierda, se iba a superar desde
la derecha y se superó desde la derecha y se creó el caos, el caos simbolizado
por dos o tres acontecimientos.
Yo hablaba hace semanas de dos acontecimientos, ahora podemos hablar de
tres, con lo ocurrido en Nueva York y en Washington y en otras ciudades
norteamericanas. La caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS,
bueno, allí se cerró el ciclo de la Revolución de Octubre. Y cuando ocurrieron
los acontecimientos de los Balcanes, yo me estaba preguntando: ¿no se habrá
cerrado entonces el ciclo de la Revolución Francesa, es decir de las
revoluciones burguesas, cuando empezaron los acontecimientos de los
Balcanes? Porque ya todo esto que llaman posmodernidad no es más que la
negación de todos los valores que han venido creándose por el desarrollo de
las revoluciones burguesas, porque esa posmodernidad a mi juicio no consiste
en otra cosa que llevar a la exageración, a algo increíble los llamados derechos
individuales.
Los derechos individuales son tan amplios, tan profundos, que un tipo puede
llevar un arma, o puede llegar a una escuela, o puede aplicar la pornografía
porque son sus derechos individuales. Eso está en el fondo de todo el debate
en Estados Unidos. Bueno, pues el muro de Berlín determinó el ciclo de la
Revolución rusa y los Balcanes el ciclo de la Revolución Francesa, de las
revoluciones burguesas.
Pero ahora viene otro acontecimiento que estamos viviendo, no se sabe a
dónde va a parar esto, lo que ha ocurrido en estos días en las ciudades
norteamericanas. Y estos acontecimientos, que además de la torpeza, de la
simplicidad con que el Presidente de Estados Unidos toma estos problemas,
está un hecho gravísimo que es el desplome de un sistema. No sé, yo desde
hace tiempo vengo pensando que Estados Unidos y el pensamiento
norteamericano, el pensamiento burgués, está en proceso de declive. El
declive puede ser pequeño o puede ser grande, pero declive al fin, Está en
proceso de declive y se manifiesta en esto precisamente que aquí se ha
comentado. El divorcio que se dice se promueve entre la economía y la política,
entre la economía y la cultura.
Y ¿dónde está el déficit científico más profundo de la llamada ciencia del
sistema burgués imperialista? ¿Dónde está el déficit? Yo creo que los Teólogos
de la Liberación de América Latina lo plantean con mucho tino. Dicen que el
déficit está en que se olvidan de una parte de la realidad. ¿De qué parte de la
realidad se olvidan? Dicen los Teólogos: del dolor humano. Ya que ellos no
quieren tratar el dolor como un problema de sentimiento, de emociones, de
sensibilidad, vamos a abordarlo como es en realidad: el dolor existe y es
posiblemente la realidad más aplastante de nuestros días. ¿O es que el dolor
no es real? ¿O es que no es una parte de la realidad? Y decía Martí que quien
se olvida de una parte de la realidad acaba siendo aplastado por el movimiento
de la realidad que se ha olvidado. Algo así, una frase, no textual, pero esa es la
idea. Se olvida una parte de la realidad hasta ser aplastado por el movimiento
propio de la realidad, decía el Apóstol.
Así que ellos se han olvidado de una parte, la ciencia se olvidó de la parte de la
realidad, y por eso es que yo oigo una magnífica conferencia en el Aula Magna,
desde el punto de vista de la información económica, desde el punto de vista
de la filosofía, del neoliberalismo, etc., interesante, de un especialista de un
país europeo que vino aquí y dio una conferencia allí, muy bien, y hablaba de
una economía sana. Y explicaba el porqué las bases de esa economía sana. Y
yo decía, bueno es una economía sana que está engendrando algo tan
insalubre como la miseria, el dolor, la angustia, y ¿eso es una economía sana?
Miren cómo el uso de las palabras es importante en todo esto. Ellos usan las
palabras, las emplean, una economía sana. Entonces se olvidan de esa parte
de la realidad y esa parte de la realidad es la que acaba emergiendo de una
forma o de otra. Los sistemas sociales y económicos empiezan a quebrarse,
cuando empiezan a fallar los regímenes jurídicos en que ellos se expresan, o
los principios éticos en que ellos se expresan. Un sistema en que los valores
éticos y los valores jurídicos, la cultura jurídica, se quiebra. Esto es síntoma de
que se está quebrando en toda su realidad económica.
Cuando el proceso del niño Elián, yo, con una cierta vocación, sensibilidad
jurídica que tengo, me quedé asombrado, porque sabía que había un gran
relajo en esas cosas en los Estados Unidos, pero cuando vi escrito el relajo de
cómo funcionaba aquello del niño Elián, me consideraba asombrado de la
incultura jurídica de aquel país. No se trata de un juez, de un magistrado, o de
un abogado o de esto o lo otro, sino en general de la incultura jurídica, la
monstruosidad de querer afectar el derecho de la patria potestad
inmediatamente, pero aparte de todo eso, todo el trámite, todo el
procedimiento, me quedo asombrado de la crisis jurídica que vive ese país, de
la crisis del derecho.
Lo que pasa es que nosotros muchas veces hemos subestimado estas cosas y
como el derecho siempre ha estado en manos de los poseedores, entonces los
atacamos. En realidad, esos son principios de la cultura y principios nuestros,
que tenemos que asumir como nuestros, y ellos están en crisis respecto a los
principios éticos, al extremo de que niegan el derecho a valores
paradigmáticos. Estoy pensando un poco en lo siguiente, no sé si lo que voy a
decir es así, pero lo creo firmemente, porque es una convicción, y es lo
siguiente: A lo largo del siglo XX venía observando, y aún antes en la historia,
que los enemigos tenían paradigmas éticos. Veo por el fascismo un paradigma
ético, monstruoso, canallesco, contrario a mis sentimientos. La Inquisición tuvo
un paradigma ético religioso, contrario al de sus sentimientos. Pero nada, hay
una determinada cuestión. Es que esta gente están negando la necesidad del
paradigma, así que la cosa es más grave todavía, es más grave todavía,
porque lo están negando, porque no logran establecer uno, no logran
establecer un esquema de valores, ni siquiera reaccionario. Por eso se
confunden. Por eso el otro día alguien me decía: “No —hablando yo de estas
ideas me decía — no, pero, Bush está hablando ahora de la democracia.
Bueno está bien, que hable, que la lleve a cabo de verdad. Porque lo que hay
es que robarle las ideas a la tradición del pensamiento progresista del mundo, y
vivir con esas ideas.”
Los derechos humanos, esos son nuestros, eso es nuestro, lo que pasa es que
muchas veces se ha olvidado que son nuestros y digo: vamos a lanzar eso de
los derechos humanos, siempre lo he dicho, vamos a lanzar eso de los
derechos humanos, los derechos de la cultura, vamos a lanzarlos, aunque con
el asta de la bandera le demos un palazo a alguien, pero se lo doy con el asta.
Estoy dispuesto a dar un palazo, pero se lo doy con el asta de la bandera de
los derechos humanos. ¿ Por qué me los van a arrebatar? ¿Por qué me los van
a quitar? Ese es uno de los más altos representantes de los verdaderos,
genuinos, derechos humanos de millones de personas.
Porque decían que no había paradigma, y de pronto, en la década del 90
aparece y resurge, a propósito precisamente del 30 aniversario de la muerte
del Che, aparece el Che como paradigma, y aparece. Y yo he estado en
Francia, he estado en Venezuela, he estado en varios lugares en actos sobre el
Che, y ellos decían que no había paradigma y resulta que ha aparecido como
paradigma, el paradigma de lo que representa a millones y millones de seres
humanos, y el paradigma más radical, si se quiere utilizar la experiencia, así
que no hay paradigma, pero ha aparecido el paradigma del Che.
Yo una vez hablé del mito del Che. Un compañero me dice, no tienes que
hablar del mito del Che. ¿Por qué no el mito del Che? Engels decía que la
inconsecuencia no estaba en mantener nobles ideales, sino en no estudiar sus
causas y raíces fundamentales. No está en mantener noble el ideal, sino en
buscar las causas y las raíces fundamentales. Hay que buscar las causas y las
raíces fundamentales del paradigma que representa Ernesto Guevara. Y es
que está en lo que ustedes conocen, en los millones y millones de seres
humanos que sueñan con un mundo de justicia. Además, que está en lo que
quedó olvidado, en lo que se llamó civilización occidental, en la cuestión ética.
Y quedó olvidado porque, como decía antes, no se profundizó en el siglo XX,
yo he estado estudiando el porqué no se profundizó en el siglo XX desde un
punto de vista científico, en el papel de la subjetividad. Creo que es un
compromiso moral, yo me siento por lo menos personalmente con un
compromiso moral con el Che, en estudiar el tema de la subjetividad y su
influencia en la vida social y en la historia. Me siento, llego a sentirme con el
Che con el compromiso ético de comprobar científicamente lo que el Che decía
y la subjetividad. Y he estado analizando algo — lo pongo aquí como hipótesis
de por qué no se estudió esto —, y es que en el siglo XX había que estudiar
esto desde el punto de vista del materialismo histórico. No se podía estudiar
esto fuera del materialismo histórico. Quien pretendiera estudiarlo fuera del
materialismo histórico fallaba, porque el materialismo histórico es una verdad
científica. Y había que estudiarlo a partir del materialismo histórico. Y a partir
del materialismo histórico, después de la muerte de Lenin, todo el problema
que se creó en relación con la superioridad y la propaganda que se le dio y el
que se introdujera en ese tema, vaya, hasta el Che que se introdujo en ese
tema, la Revolución Cubana, Fidel, que se introdujo en ese tema, se buscaron
grandes discrepancias, y por allá también en Europa alguna gente como los
existencialistas. Sartre se trató de introducir también en ese tema, pero no
podían llegar a conclusiones, porque para llegar a conclusiones solo hay que
partir de Marx, de Engels, y había que buscar en el siglo XX lo que Marx y
Engels no habían podido profundizar, pero partiendo de ahí, y sobre la base de
ellos, si no, no podemos.
Entonces, como no se podía introducir ese tema, leí en un libro que
recomiendo, de Medardo Vitier, el padre de Cintio, que se llama La historia de
las ideas filosóficas en Cuba, un libro que es la historia de las ideas en Cuba,
muy interesante, escrito en la década del 40, y este libro decía que había
cuatro grandes filósofos en la historia de Cuba: Varela, Luz, Martí y Varona, y
que después de Varona no había surgido ningún filósofo profesional. En el año
40, y después me puse a pensar ya en el año 2000. Han surgido grandes
pensadores, grandes promotores, grandes maestros, grandes estudiosos —
Marinello, Carlos Rafael Rodríguez — grandes políticos, eminentes políticos,
como Mella, Fidel, el Che. Y el Che fue uno de los que más se acercó a una
búsqueda filosófica, de todo el siglo XX el marxista que más trató quizás fue el
Che, y quizás en Europa, Gramsci, y quizás otro también en América Latina,
Mariátegui, en la búsqueda filosófica. Pero ¿por qué? Porque no se podía
estudiar el tema clave de la evolución del problema filosófico en el siglo XX,
que era el pensamiento científico sin el papel de la subjetividad. Y hoy hay que
estudiarlo. Porque toda la subjetividad se trató siempre como un tema
individual — a cualquiera le decían: Tú eres subjetivo, y el subjetivismo — el
tema de la subjetividad — no es individual, es social, tiene un valor social, no
tiene un valor simplemente individual, eso es social, si no, no hubieran existido
las religiones, si no, no hubieran existido los sistemas éticos, eso tiene un
carácter social y hay que estudiarlo socialmente.
Y en esto pueden ayudar mucho los avances de la psicología, que no se
analizó tampoco, porque también despreciaron y subestimaron a Freud. No
digo que yo soy freudiano ni cosa que se parezca — Aleida siempre me
recuerda que yo tuve una conversación con el Che— una de las últimas
conversaciones en que lo vi, alrededor de Freud, porque lo subestimaron y no
es tampoco para que digamos que tiene toda la razón Freud, pero es un punto
de análisis.
Mariátegui dijo algo que para mí es elocuente, hay tres grandes sabios que han
sido subestimados por las masas por razones psicológicas. Uno fue Darwin,
porque el hombre rechazaba psicológicamente ser heredero de los animales,
inclusive creo que Darwin se traumatizó con su descubrimiento, se traumatizó
con su descubrimiento porque él tenía la formación también de la época. El otro
es Freud, dice Mariátegui, porque el hombre también rechaza con todo el
gigantesco enredo que la humanidad ha armado alrededor del tema del sexo.
Muchas veces un enredo artificial, ¿no?, cuando todo el mundo lo ejerce o lo
quiere ejercer; entonces el hombre negaba venir de ahí. Y el otro es Marx,
porque el hombre también negaba, rechazaba, venir de un hecho económico,
por razones psicológicas. El resultado es que viniendo de esas tres raíces se
convierte en un hombre, en un individuo con una calidad superior en la historia
natural. Todas estas cosas hay que estudiarlas para entender las
profundidades de lo que planteó el Che con relación a la subjetividad, al papel
subjetivo, y que lo probó con su vida, porque él ya lo probó individualmente con
su vida.
Y creo que esto nos conduce al papel de la cultura. Porque la subjetividad no
es otra cosa que el tema de la cultura. Cuando hablamos de la subjetividad lo
que estamos hablando es del tema al que se está refiriendo Fidel cuando habla
de la cultura general, integral y masiva. El tema de la subjetividad es el tema de
la cultura, entendida en el plano social, y acuérdense bien que Fidel dice
cultura general, integral y masiva, así que no es general e integral para unas
cuantas gentes, es general e integral para todo el mundo. Y es que en América
y en el mundo, porque en América voy a hablar de una verdad, la historia de
las ideas más avanzadas, socialistas, divorció la política práctica de la cultura.
Un tema que se las trae. Tú te ríes porque yo te dí unos “folleticos” míos que
quiero editar sobre este tema, un “folletico” que yo he titulado La cultura de
hacer política, que es la cultura de Martí y de Fidel. Porque la grandeza de
Martí está en que su inmensa erudición, su inmensa sabiduría, la convirtió, la
tradujo, en práctica política concreta. Eso es increíblemente excepcional.
Porque ahora yo he estado pensando en el título que salió de un prólogo de un
libro que mañana se va a hacer la presentación, de Ikeda, un profesor japonés,
con Cintio, sobre un diálogo alrededor de Martí, es un diálogo muy interesante,
cultural, de todo el pensamiento de Martí… ¡un japonés! y entonces veo que
Martí tiene relación, piensa alrededor también de cómo se relaciona con el
budismo. Dice este hombre, que es jefe de una secta budista importantísima en
Japón, que el occidental que mejor habló de lo que quería Buda fue Martí.
Y hablaba también Martí de Víctor Hugo, Martí también tomó de Víctor Hugo
para derogar y para cambiar. Martí y Emerson, y así, Martí y Marx, Martí y todo.
Figuras excepcionales. Y nos dimos cuenta de que Martí es un enciclopedista,
pero un enciclopedista que hizo una revolución. Óiganme, es como si
Montesquieu hubiera dirigido la Revolución Francesa. O como si Víctor Hugo,
en lugar de criticar a la Comuna de París, hubiera dirigido la Comuna de París.
O como si Emerson hubiera dirigido el proceso histórico de Estados Unidos en
el siglo XIX. Es decir que tenemos un enciclopedista que llevó la cultura a los
hechos políticos, y esa es la gran herencia de Martí, que Fidel recoge y retoma.
En fin, todo esto está en el acervo del pensamiento, de las aspiraciones del
Che, en donde él hablaba de la subjetividad y pienso que hoy en día hablar de
la subjetividad hay que hablarlo en el plano general de la cultura. Sin la
inmensa cultura del Che no hubiera hablado de la subjetividad en la forma que
lo hizo, y además fue también consecuencia de hechos que los tradujo en
hechos. Diferencia entre el Che y el pensamiento europeo, que es una
diferencia entre el pensamiento latinoamericano y el pensamiento europeo.
Muchas veces el pensamiento europeo se vuelve exclusivamente intelectual en
el sentido más estricto, más estrecho de la palabra, académico, científico,
altamente elaborado, erudito inclusive, pero no logra muchas veces traducirlo
en hechos. Creo que el pensamiento de Marx es un intento gigantesco para
traducirlo en hechos. Pero bueno, ya sabemos lo que pasó después con la
interpretación de Marx y el marxismo, y yo creo que no se ha dicho nada en
filosofía más importante que cuando se dijo que la filosofía hasta aquí se ha
encargado de describir el mundo y ahora lo que se trata es de transformarlo.
Yo no sé, no oigo todavía nada más novedoso y se dijo hace ciento y pico de
años, ¿no? O más, ciento cuarenta o ciento cincuenta años. Entonces, el
pensamiento europeo es de una intelectualidad ajena a los requerimientos
inmediatos de la práctica, salvo excepción del marxismo, donde el pensamiento
de Marx hizo un intento gigantesco para traducirlo en hechos y llegó hasta
Lenin, porque en realidad Lenin era un pensador europeo, no era ruso, era un
europeo. Entonces, llegó hasta Lenin.
Pero en América tenemos una cultura distinta, que eso es la cultura que
representa el Che. En América tenemos una cultura distinta, y quizás lo que se
ha pasado por alto en la historia del siglo XX, en relación con el vínculo entre
cultura y política práctica, está en no tomar suficiente conciencia de que
nosotros tenemos en América una cultura de emancipación. Ahora se va a
conmemorar el 40 aniversario de la Campaña de Alfabetización, y en enero el
40 aniversario de la Reforma Universitaria. Es interesante el estudio de la
Reforma Universitaria.
La reforma universitaria con los movimientos de Córdoba, allá por la Argentina
del Che, empezó con los movimientos de Córdoba, estaba Ingenieros, estaba
Aníbal Ponce, estaban varios de ellos allí, e hicieron un movimiento, ese
movimiento de reformas universitarias llegó hasta Cuba, llegó a Cuba, llegó a
Mella. Mella pronto comprendió que no bastaba, que para hacer la reforma
universitaria, había que hacer una revolución social, por eso funda el Partido
Comunista, funda la Liga Antimperialista y se dedica a hacer la transformación
social, y por ahí inicia todo el trabajo del movimiento de las ideas comunistas
en Cuba.
Y hay un argentino, un hombre de 40 años — para mí los hombres de 40 años
son jovencitos; antes no lo pensaba así, pero bueno —, un joven de 40 años
hizo un libro muy bueno, que yo estoy preparándole el prólogo, que se llama
De Ingenieros al Che. Un libro que da todo el siglo de la historia de las ideas
socialistas en el siglo XX, y plantea ese argentino que los dos grandes
fundadores del movimiento comunista en América Latina son Mella y
Mariátegui.
Entonces ahí se demuestra que nosotros lo que tenemos es una cultura de
emancipación. Yo hablaba con nuestros hermanos nicaragüenses y también
hablaba de esto en Venezuela, donde tuve la oportunidad de tratar hasta con el
Presidente el papel de la cultura. Y yo les decía a los amigos nicaragüenses y
también a los amigos venezolanos: “Nosotros tenemos patentizada en Cuba, la
Revolución Cubana tiene patentizada en Cuba algo que tienen que venir a
Cuba a buscarla, que es la relación entre política y cultura, el tratamiento a los
intelectuales.” Se lo digo a los nicaragüenses porque los nicaragüenses
cometieron muchos errores; son mis hermanos, yo lo siento muchísimo,
cometieron muchos errores en cuanto a esto. Por eso hay que aclarar qué
cultura es la que defendemos, porque podemos pensar que si yo estuviera en
Alemania no estuviera diciendo esto, porque ahí está también en alto una
cultura reaccionaria, letrada, una cultura socialdemócrata. Estoy hablando de
Latinoamérica, donde hay una cultura de emancipación, que representa el Che.
Una cultura de liberación, que representa el Che, y que es lo que une al Che
con la Revolución Cubana. Porque es un poco asombroso, o es asombroso, de
que un argentino venga en una motocicleta, venga moviéndose por toda
América, un poco en el mejor sentido de la palabra aventureramente, venga y
llegue hasta Guatemala en la época de Árbenz y todo eso, conozca allí a los
moncadistas — yo siempre recuerdo que la primera persona que a mí me habló
del Che fue Ñico López — que había sido arrestado en Guatemala, y decía que
un médico argentino comunista, de ideas comunistas, porque Ñico López tenía
una formación comunista, ideas comunistas, que quería presentárselo a Fidel.
Me acuerdo, de eso siempre me acuerdo, siempre la imagen mía, del Che y
Ñico han estado siempre muy relacionadas. Y Ñico ya tenía una formación
comunista, y una vez le dije a Fidel en los años 70: “Ñico era comunista desde
los años 50”, por eso me acuerdo, porque yo discutía muchas cosas con él, iba
con muchos prejuicios, algunos de los cuales se me convirtieron después en
juicios.
¿Cómo es posible que un argentino, que no podía haber conocido bien de niño
a Martí o si lo conoció, lo conoció muy genéricamente, el pensamiento de Martí
y a Cuba, cómo es posible que se uniera tan rápidamente a Fidel? Y no se trata
de un tipo cualquiera, que se unía a cualquier carro, el Che era un tipo
cáustico, y de una conversación… Es porque hay un pensamiento
revolucionario latinoamericano, caribeño, que nos une. Porque yo me he
estudiado cosas, digamos de Rodó, por allá, y me he quedado asombrado
ciertos nexos que tiene con Martí hasta en la forma, en la literatura, y no se
conocían, no se pueden haber conocido, y ¿por qué los nexos? Porque hay
una herencia común en todo este continente al que Bolívar llamó “pequeño
género humano” y Martí hablaba de Nuestra América, la República moral de
América.
En eso pensaba el Che, ese era el sentimiento más profundo del Che y creo
que esto hay que analizarlo a la hora de estudiar las ideas económicas del
Che. Ustedes perdónenme que yo no me haya introducido en las ideas
económicas del Che, porque no soy un especialista en eso, yo soy especialista
en las cosas generales, estas que se pueden decir por todo el mundo, yo soy
especialista en esas cuestiones del tipo que se pueden hablar por todo el
mundo, pero yo no soy un especialista. Pero sí sé una cosa. Yo hice una
colección de los trabajos míos que se llaman Cultura y Desarrollo y se lo
dediqué al Che y a Carlos Rafael Rodríguez. Y decía la dedicatoria que este
libro y las polémicas entre el Che y Carlos Rafael Rodríguez en los años 60
están insertadas en la mejor tradición del debate en las ideas cubanas, y que
solamente cuando han pasado 40 años y que vemos el asunto de la
perspectiva global con la experiencia de los 40 años, podemos entender mejor
aquellos debates, en los cuales el Che llevaba una profunda y radical razón.
Esa es la verdad. Lo que pasa es que el Che también se tuvo que dedicar o se
dedicó a hacer la guerrilla, y a organizar la guerrilla y a ser un activo
revolucionario, pero el Che sabía profundizar enormemente en ese tema
económico, había profundizado, y no era que el Che subestimara, como decían
los soviéticos, la cuestión económica, sino que la conocía tanto que quería ver
cómo la podía manejar mejor. Era tal el valor que le daba al factor económico el
Che, que lo que estaba intentando era ver cómo podía acorralar la cuestión. Y
desde luego que los análisis que hizo en las distintas conferencias
internacionales sobre estos temas son de un valor inapreciable, inapreciable,
pero para darles toda su dimensión hay que relacionarlos con toda la cultura y
las ideas filosóficas, políticas y sociales del Che, los que lo han reducido como
un economista, no.
Había un chiste contrarrevolucionario, pero era simpático, al principio de la
Revolución. Dicen que cuando estaba el Consejo de Ministros, ustedes se
acuerdan, Fidel preguntó: “¿Aquí hay algún economista? y el Che dijo: Yo.
Entonces Fidel le dice: ¿Tú eres economista? Y le contesta el Che: “Ah, yo te
entendí comunista.” Simpático, a veces esos chistes son simpáticos. Y el Che
se formó como economista de manera autodidacta, y llegó a una profundidad
enorme y llegó a un rigor enorme.
Che era una persona, como el caso de Fidel, que podía hacer muchas cosas a
la vez, el Che podía ocupar diversas responsabilidades. Muchos compañeros
pueden tener una responsabilidad en este frente, otra en este otro frente, pero
el Che podía ser de varios frentes, podía ser del frente del ejército, podía ser
del frente de la economía, podía ser del frente de la cultura, podía ser del frente
de la educación, el Che podía ser todo eso. Son casos realmente
excepcionales, como el caso de Fidel, el caso del Che, donde ya está el
elemento del genio, ¿no? El elemento de la integralidad que supone todo eso.
De manera que cuando vayamos a analizar el tema de las ideas económicas
del Che hay que analizarlas con sus ideas políticas, filosóficas, sociales, en su
tiempo, y hay que analizarlas cómo serían en este tiempo. Hoy les digo una
cosa, pensando en el desarrollo del socialismo hoy, la economía hoy,
pensando en todo eso, digo: ¿qué diría el Che de cómo estaríamos nosotros en
Cuba? ¿Cuáles serían sus ideas en relación de cómo trabajar las formas
económicas? Porque el Che estaba en la búsqueda de las formas de
organización económica. Cuando habló en el sistema presupuestario de las
técnicas empleadas es porque ya las empleaban los imperialistas, él las cogió
de los imperialistas. Por eso expresó que había que coger lo mejor de los
imperialistas, porque así se manejaban las empresas en Cuba, no estaba ajeno
a la realidad, las empresas imperialistas en Cuba, que se manejaban desde
allá tenían un sistema, él lo cogió de ahí. Entonces, ¿qué hubiera dicho el Che
hoy? ¿Qué hubiera tomado el Che hoy de las nuevas relaciones económicas?
Seguramente que hubiera sido algo muy superior al sistema presupuestario,
pero no vamos a aventurarnos en eso, lo cierto es que siempre me da, me
queda un poco, el deseo de ver cómo el Che hubiera enfocado, no ya las líneas
de desarrollo, sino las formas de organización de la economía nacional e
internacional.
Lo que sí estoy seguro es que hoy el Che hubiera visto todo su quehacer
relacionado cada vez más, como estaban entonces, pero con más razón, con
América Latina y el Caribe. Y habría visto, estoy seguro, lo veía entonces y
ahora con más razón, que no se puede resolver el problema de un país si no se
aborda el problema internacional. No se puede, ningún país aislado lo puede
abordar, puede abordarse de una manera o de otra, pero tiene que ser de una
manera internacional, y ya no por un sentimiento solidario de internacionalismo,
que lo tenía, sino por una razón práctica de que los problemas se han hecho,
aquí se han analizado, que los problemas se han hecho globales, vamos a
decirlo así, es una frase… los problemas se han hecho globales. La economía
se ha hecho global y las tragedias se han hecho globales. Y las dificultades se
han hecho globales. Y hay que defender la identidad nacional, la identidad
latinoamericana, caribeña, la tradición histórica de nuestros países, pero hay
que saber, como lo sabía el Che entonces, y lo hubiera sabido todavía más
ahora, que los problemas son generales, globales, y que hay que buscar
formas internacionales cada día más elaboradas, quizás por la vía de la cultura,
pero hay que buscar formas más internacionales, ya que quizás ahora pueda
ser más difícil, que a través de una guerrilla.
Yo estuve ahora en Venezuela y voy a decir esto a tono con esta inspiración. Ví
al Presidente Chávez — el Presidente Chávez menciona al Che como lo
mencionamos nosotros — y empieza su discurso hablando del Che, y de Fidel,
y de esto y de lo otro, y estábamos promoviendo — siempre me acuerdo del
Che en esto porque seguro que el Che estaba en eso — un programa Bolívar-
Martí, para Venezuela, para Cuba, y proyectado para América Latina. Ahora
tenemos una serie de trabajos que hacer, unas comisiones de ellos y de
nosotros, de un programa Bolívar-Martí para la promoción de literatura, de
distintas formas de cultura a partir de Bolívar-Martí. Creo que esto es también
un homenaje a las ideas del Che, que era un latinoamericano consecuente y
que los temas de la economía del ALCA no se pueden concebir sino como una
respuesta latinoamericana y caribeña, una respuesta colectiva nuestra desde
las posiciones de nuestra cultura de emancipación.
Así que yo quiero terminar agradeciéndoles a ustedes la invitación, perdonen
que haya sido de una forma algo improvisada, pero lo que sí les puedo decir
que ha sido con el corazón, que es decir también con la mente, porque el Che
tenía muy vinculados mente y corazón.
Muchas gracias.
(Tomado del Libro Punta del Este. Proyecto Alternativo de desarrollo para América
Latina. Editado por María del Carmen Ariet y Javier Salado, Ocean Press, 2003,
pp.147-162)
Ir arriba
PARA UN DIÁLOGO INCONCLUSO SOBRE
“EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE EN CUBA”
Roberto Fernández Retamar1
Como he contado varias veces, por el honor que ello me significó, a mediados
de marzo de 1965 tuve la excepcional ocasión de coincidir con el Che en un
viaje en avión de Praga a La Habana, que resultó ser el último que él hiciera
abiertamente a Cuba; y también la ocasión, menos excepcional, de que el
avión, uno de aquellos Britannia de Cubana que ya eran viejísimos, se
rompiera al llegar a Shannon, Irlanda. Tenía dañada una pieza por cuyo
reemplazo había que esperar. Ello me dio la oportunidad de pasar unos días y
noches conversando casi incesantemente con el autor de “Pasajes de la guerra
revolucionaria”. No sólo conversamos: nos intercambiamos materiales de
lectura. Él me dio, escrita a máquina, la carta a Carlos Quijano conocida como
“El socialismo y el hombre en Cuba”; yo a él, mi ensayo “Martí en su (tercer)
mundo”, que no hacía mucho había publicado la revista Cuba Socialista. Tras
leer su carta, le expresé mi acuerdo con lo esencial del texto, pero también
algunas discrepancias, y el Che me instó a hacerlas públicas. Le respondí, con
palabras más rudas pero equivalentes, que no creía que nadie en Cuba se
atreviera a editar mis discrepancias con “el héroe de Santa Clara” (así se
conocía entones, por antonomasia, al Che). “Yo”, me respondió. Recordé cómo
le interesaba polemizar: incluso había creado una revista en su Ministerio de
Industrias con ese solo fin. Muchos años más tarde, gracias al libro del
compañero Orlando Borrego “Che, el camino del fuego” (La Habana, Ediciones
Imagen Contemporánea, 2001), conocí más sobre esa actitud suya. Cuando
Borrego nos autorizó a publicar en la revista “Casa de las Américas” (N°. 223,
abril-junio de 2001), tomada de ese libro, la carta a la amiga Sol Arguedas
escrita por Borrego, pero con añadidos fundamentales del Che, por lo que en la
revista aparecieron ambos como autores de una carta que titulamos
«Respuesta a “¿Dónde está el Che Guevara”?», se pudo leer de puño y letra
del Che:
“si se negara el derecho a disentir en los métodos de construcción (lucha
ideológica) a los propios revolucionarios se crearían las condiciones para el
dogmatismo más cerril. Debemos convenir en que los criterios opuestos sobre
métodos de construcción son el reflejo de actitudes mentales que pueden ser
muy divergentes en ese punto, pero planteándose honestamente el mismo fin.”
A tales puntos de vista me acojo para leer en público por vez primera, hoy 4 de
junio de 2003, al inicio del homenaje que se rinde al Che con motivo del 75°
aniversario de su natalicio, la carta que sigue, y de la cual di a conocer copia a
la compañera Aleida March. En su momento se la mandé, con destino al Che, a
su secretario, el compañero Manresa, junto con un poema mío donde, de
alguna forma, proseguía mi diálogo con el Che, esta vez centrándome en la
tesis de que en las épocas de transición como la que atravesábamos y
atravesamos y que tanto preocupaba al Che, vivimos hombres de transición.
En el título original, el poema mencionaba al “comandante Guevara”, pero al
cabo, por razones que espero comprensibles, en vez del nombre del Che, puse
el de un poeta cubano entonces todavía injustamente casi olvidado, José
Zacarías Tallet, quien había escrito el notable poema “Proclama”, que
justificaba involucrarlo en mis versos.
El envío resultó en vano. El Che, a quien ya me había dirigido también en vano
solicitándole colaboración para la revista Casa de las Américas, se había
marchado de Cuba, lo que yo ignoraba, a pelear en “otras tierras del mundo”. A
su magnífica memoria dedico esta lectura de lo que, desgraciadamente, resultó
un diálogo inconcluso.
***
La Habana, 14 de mayo de 1965 Año de la Agricultura
Comandante Ernesto Che Guevara,
Ciudad.
Compañero comandante:
Tal como le prometí cuando me dio usted la oportunidad de leer por vez
primera su carta a Carlos Quijano, el director del semanario “Marcha”, le estoy
expresando por escrito algunas opiniones sobre ese trabajo, de tanta
importancia para nosotros.
En primer lugar, le ratifico mi acuerdo con la gran mayoría de las cosas que
usted dice allí. En algunos casos, ese acuerdo es todavía mayor ahora, lo que
quizá se deba a que esta nueva vez no leí el trabajo en un avión ni en un hotel
de aeropuerto, sino en el campo, en el momento de reposo que teníamos al
mediodía los compañeros de la Escuela de Letras y Arte que habíamos ido a
cortar caña por dos semanas. Pero sobre esos acuerdos no es necesario
insistirle: primero, porque sería redundante; y además, porque es poco lo que
sé sobre muchas de esas cuestiones. Desde luego, no es fácil separar
tajantemente unos temas de otros, y en algún punto es probable que roce
zonas límites.
Le dije entonces que usted es de los primeros en abordar con criterio marxista
militante ciertos problemas de lo que en la jerga de los filósofos se llama
“antropología filosófica”. Con gusto me extendería sobre ello. Pero, por las
razones apuntadas, voy rápido a lo que, profesionalmente, me atañe más en su
trabajo; a lo único sobre lo que poco por encima de lo normal; y además, a la
única verdadera discrepancia: me refiero a algunas observaciones sobre el arte
y los artistas en Cuba.
Usted ha dicho con respecto a los problemas artísticos, cosas que representan
positivos pasos de avance. Pienso, por ejemplo, en su enjuiciamiento de lo que
ha sido llamado “realismo socialista”, resultado, afirma usted, de “un
dogmatismo exagerado”. Nosotros hemos eludido, añade, ese error, el del
“mecanicismo realista”, pero hemos cometido “otro de signo contrario”: y ello,
por no haber comprendido:
“la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente
las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y
morboso”.
Y más adelante:
“La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el
decadentismo del siglo XX.”
Ahora bien: la rápida identificación del siglo XX con la decadencia no es
enteramente correcta. Cuando en 1948 surgió la cibernética en los Estados
Unidos, en la Unión Soviética se apresuraron a fulminarla, ya que proviniendo
del capitalismo, que no era sino pura decadencia, ella no podía ser a su vez
sino un producto decadente. Hoy, la cibernética está hasta en la sopa en la
Unión Soviética, como en todos los países desarrollados del mundo. No
podemos tomar nuestros deseos por realidades, ni dejar de reconocer el
carácter complejo y contradictorio de un sistema que marcha hacia su ruina,
pero en cuyo seno hay ya, como no puede menos de ser, gérmenes del futuro.
¿De dónde saldría el futuro, si no? El futuro no sale de sí mismo, sino del
presente. Ocurre algo relativamente similar en cuanto al arte, que no hay que
separar exageradamente de la ciencia, aunque a nadie escapan las diferencias
evidentes, sino, por el contrario, ver en algunos aspectos en relación con ella,
como en lo tocante a la amplitud de búsqueda y experimentación que ambos
requieren. Hay decadencia, por supuesto, pero no todo es decadencia.
Concretamente, hay que separar lo que en el arte producido en el seno de las
sociedades capitalistas es decadencia, de lo que es vanguardia. Esto es lo que
nos ha señalado un pensador marxista italiano, Mario de Michelli, en su libro de
1959 “Las vanguardias artísticas del siglo XX” –que sería muy interesante dar a
conocer a nuestro pueblo, como hicimos con el libro de Fischer “La necesidad
de arte”.
Esta es la situación que da origen a gran parte de la vanguardia artística
europea: al abandonar el terreno de su propia clase, y al no encontrar otro en el
cual trasplantar sus raíces, los artistas de la vanguardia se transforman en
desarraigados. Sin embargo, mezclar en un juicio apresurado esos artistas con
el decadentismo verdadero, sería un error. Desde luego, no son pocas las
experiencias del vanguardismo que coinciden seriamente con las del
decadentismo, o forman parte de él; pero existe en la vanguardia un espíritu
revolucionario (que es su espíritu verdadero) que de ningún modo se puede
liquidar tan apresuradamente. La existencia de este espíritu se hace evidente
cada vez que un verdadero artista de la vanguardia encuentra con las raíces un
terreno histórico nuevamente favorable; o sea, un terreno capaz de devolverle
la seguridad de que la única salvación consiste en la presencia activa dentro de
la realidad, y no en la evasión.
Si no comprendemos esta distinción entre lo que es decadencia, señal de cosa
moribunda, y lo que es vanguardia, obra de rebeldía y acaso anuncio parcial
del porvenir, no nos será dable explicarnos que muchos –la mayoría– de los
artistas de vanguardia, estéticamente hablando, sean también de vanguardia
en el orden político: pienso, por ejemplo, en el mayor pintor del siglo, Pablo
Picasso, cuya evolución artística, política, humana en general, es ejemplar: su
actitud favorable al arte africano, cuando joven, implicaba ya una censura al
colonialismo, que en sus salones oficiales mostraba un arte convencional,
mientras a nombre del “fardo del hombre blanco” oprimía a pueblos capaces de
crear belleza, y de influir sobre los propios países capitalistas en su plástica y
en su música. Ese mismo Pablo Picasso pintaría después el impresionante
Guernica con los instrumentos que la vanguardia puso en su mano; y adheriría
finalmente al Partido Comunista, no como una rectificación, sino como una
culminación de su vida de rebeldía y creación. De rechazar los módulos
estéticos de la burguesía decadente, a denunciar con energía en su obra el
crimen nazifascista en España, y militar luego en el partido de vanguardia de la
clase obrera, la línea es una. Otro tanto puede decirse de los poetas mayores
que el continente latinoamericano haya dado en este siglo: César Vallejo y
Pablo Neruda, para acercarnos a una órbita más nuestra. Y en los propios
países socialistas, ¿no han estado artistas provenientes de la vanguardia entre
los más altos creadores que haya ofrecido ese mundo? De la vanguardia
provenían Mayacovski, Eisenstein, Meyerhold, los constructivistas, la pléyade
magnífica que asombró al mundo a raíz de la gran Revolución de Octubre en
Rusia. Sólo las amargas vicisitudes que viviría después su patria, única y
heroica nación socialista durante largos y duros años, y ese “dogmatismo
exagerado2 que en su aislamiento segregó el país, y sobre el que ha hablado
usted, pudieron dar al traste con ese movimiento –y por cierto que también con
la vida de algunos de sus protagonistas–. Alguien tan poco sospechoso de
desviaciones procapitalistas como Stalin, fue quien calificó a Mayacovski como
‘el primer poeta de la era soviética’. Y Mayacovski es un representante
ejemplar de artista de vanguardia, en el orden estético, al servicio de la
revolución. Por su parte, la República Democrática Alemana tuvo el privilegio
de contar con el dramaturgo más creador de nuestros años: Bertolt Brecht.
Jamás abjuró Brecht de la vanguardia artística que él encarnó admirablemente.
Volvió a su patria en el momento de la construcción del socialismo, y su obra,
su ejemplo, su tradición revolucionaria son celosamente mantenidos allí.
Todo verdadero artista de vanguardia, lejos de identificarse con la decadencia
del mundo capitalista, rechaza ese mundo podrido, con sus crímenes, sus
convenciones, su codicia, su hipocresía. Incluso el arte de aquellos artistas de
vanguardia cuyo desarrollo político no está al mismo nivel que su desarrollo
estético, ayuda a combatir al mundo de ayer –y desgraciadamente, en parte de
hoy– y anuncia, en forma que no podemos prever, algo del mundo y del arte de
mañana. Pero, desde luego, no hay que engañarse sobre este último: el arte de
mañana lo harán los hombres de mañana. Si nosotros les hacemos su arte,
¿qué es lo que van a hacer ellos? El siglo XXI hará el arte del siglo XXI.
Nosotros, el de nuestro siglo. Y si ese arte nuestro, necesariamente de tránsito,
rechaza lo que hay que rechazar y anuncia lo que hay que anunciar, los
hombres de mañana encontrarán en él alguna utilidad y alguna belleza. Pero
harán otro arte, por supuesto.
Me he extendido sobre estas generalidades, porque nos atañen. Lo que usted
llama nuestra “reincidencia en el decadentismo del siglo XX” no es tal: muchos
de nosotros también rechazamos el decadentismo, pero no podemos dejar de
admirar la vanguardia: sabemos que ella es el pasado, pero también sabemos
que de ella está saliendo ya, al contacto con la gran realidad presente, el arte
nuevo. En la medida en que nuestro arte haya podido formar parte de eso que
se llama vanguardia, no podemos sino asentir cuando leemos en De Michelli (y
perdóneme que lo cite por segunda vez, subrayando algunas líneas):
“Desde luego, no son pocas las experiencias del vanguardismo que coinciden
necesariamente con las del decadentismo, o forman parte de él; pero existe en
la vanguardia un espíritu revolucionario (que es su espíritu verdadero) que de
ningún modo se puede liquidar tan apresuradamente. La existencia de este
espíritu se hace evidente cada vez que un verdadero artista de la vanguardia
encuentra con las raíces un terreno histórico nuevamente favorable; o sea, un
terreno capaz de devolverle la seguridad de que la única salvación consiste en
la presencia activa dentro de la realidad, y no en la evasión.”
¿Cómo no reconocer esto –no hablo del aspecto cualitativo, sino de la
dirección, del sesgo general–, en muchos (o al menos en algunos) de los
nuevos narradores, los nuevos poetas, los nuevos dramaturgos, los nuevos
cineastas, los nuevos dibujantes, los nuevos artistas de la Cuba nueva?
Cuando usted aborda la situación específica de Cuba en este aspecto,
comienza por afirmar que «la desorientación es grande» (lo que no creo que
sea aplicable sólo a Cuba, ni sólo al arte en Cuba, donde en todos los órdenes
se busca, se experimenta, de acuerdo con ese método con que trabaja la
naturaleza y a veces la misma historia, y que es llamado “ensayo y error”).
Después añade que “no hay artistas de gran autoridad que a su vez tengan
gran autoridad revolucionaria”. Supongo que esos artistas de gran autoridad
sean aquellos que disfrutan de reconocimiento mundial por la calidad de su
obra, en verdad magnífica. En otras palabras: se trata de Alejo Carpentier,
Nicolás Guillén, René Portocarrero, para mencionar a unos cuantos,
provenientes todos, desde luego, de la vanguardia. Por lo menos habría dos
cosas que decir sobre ellos. En primer lugar, que cualquiera de ellos podría
vivir cómodamente fuera del país: si no lo hacen, si incluso varios han venido a
residir aquí, es porque se sienten plenamente identificados con nuestra
revolución (en la teoría y en la práctica), cuyas alegrías y cuyos riesgos
comparten. Por otra parte, la edad promedio de estos compañeros está entre
cincuenta y sesenta años. ¿Es esa la edad promedio de los compañeros de
gobierno? Evidentemente, no. Es menester ver a esos compatriotas que
disfrutan de gran autoridad artística como clásicos vivientes más bien que
como hombres que vayan a actuar dinámicamente en este momento; a pesar
de lo cual, lo hacen, contribuyendo en alguna medida a orientar nuestra vida
cultural.
Pero al ir a considerar a “la generación actual” –la que es coetánea de los
compañeros del gobierno–, la situación, según usted, es más grave. Lo único
que puede hacerse con ella es:
“impedir que… dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las
nuevas generaciones”.
Al principio del párrafo, usted había dicho que:
“la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su
pecado original: no son auténticamente revolucionarios”.
He subrayado la palabra muchos, la cual hacía esperar que junto a ellos había
otros que sí eran auténticos revolucionarios. Pero más adelante, ya se ha
pasado a una generalización que acaba por englobar a toda “la generación
actual”.
¿Es eso así, Comandante? Es decir, ¿es cierto que 1) La nueva generación de
escritores y artistas tiene un pecado original. 2) Ese pecado original consiste en
que no es auténticamente revolucionaria. 3) La única tarea que los compañeros
del gobierno pueden realizar con esa generación es de naturaleza negativa:
impedir que esa generación, dislocada por sus conflictos, se pervierta y
pervierta a las generaciones más jóvenes?
Vamos por parte: en primer lugar, hemos entrado en el difícil terreno de las
metáforas, donde no siempre es posible saber lo que quieren decir rectamente
las palabras, o lo que el autor quiere que ellas digan. El “pecado original”, como
concepto, proviene de la tradición judeocristiana, e implica una tara de la cual
no es responsable aquel que la sufre, y que nunca podrá ya quitarse de
encima. ¿No le parece a usted que para un revolucionario marxista no hay
“pecado original” alguno, y que el hombre, en primer lugar, es responsable sólo
de sus actos, y en segundo lugar, puede con esos actos modificar ciertas
condiciones, revolucionar lo exteriory revolucionarse él mismo? No estamos
condenados de antemano, como creían los calvinistas. Podemos
transformarnos, hacernos otros, mejores. ¿No lo ha hecho el pueblo de Cuba?
¿No somos nosotros parte de ese pueblo? Una segunda metáfora viene a
asestarnos nuevo golpe, y aquitarnostoda esperanza: pretender tales cambios
en nuestra generación (es decir: en los intelectuales y artistas que vendrían así
a ser quizá los únicos que no pueden aspirar a cambiar en este país) es
“intentar injertar el olmo para que dé peras”. La metáfora proviene esta vez del
refranero castellano, y si la entiendo bien quiere decir proponerse un imposible,
ya que nunca un olmo ha dado peras.
Aquí pasamos al segundo punto: ese “pecado original” consiste en que muchos
escritores y artistas cubanos –entre los que luego se encuentra,
sorpresivamente, toda la generación actual, sin excepción alguna– no son
auténticamente revolucionarios. Cuando leí la primera parte, asentí: en efecto,
muchos escritores y artistas cubanos no son auténticamente revolucionarios, y
esto ha dado lugar a no pocas confusiones. Por cierto que esto les es aplicable
a todas las actividades y profesiones del país: muchos de los que las practican
no son auténticamente revolucionarios. Sin embargo, he insistido en otras
publicaciones, de aquí y del extranjero (precisamente en “Marcha”, por
ejemplo), en que, en cuanto profesionales, el caso de los escritores y artistas
dista mucho de ser el más grave en este sentido: comparativamente, se han
ido de Cuba muchos más médicos, ingenieros, abogados, profesores, etc., que
escritores y artistas. En cuanto a los que han quedado en el país, claro que
puede decirse de unos y otros que muchos no son auténticamente
revolucionarios; pero también que otros sí, o al menos que aspiran
sinceramente a serlo.
Al principio, decía, asentí. Cuando vi la alusión ensancharse hasta abarcar a
toda la generación actual, sin distinción alguna, ya no pude asentir. De
compañeros que han fundido sus vidas personales con la de la revolución, y
quieren correr su propio destino; de compañeros que estuvieron, como
milicianos, donde se les ordenó estar cuando Playa Girón y cuando la Crisis de
Octubre; de compañeros que sirven no sólo con su trabajo artístico, sino con
otros trabajos, a la construcción del socialismo (cuando muchas veces podrían
recluirse en sus casas sólo para escribir ficción o pintar); de compañeros que
han ido con satisfacción al trabajo voluntario; de compañeros muchos de los
cuales podrían también vivir cómodamente fuera, y han preferido y preferirán
siempre vivir en su patria revolucionaria; de compañeros cuya obra intelectual y
artística, por su inquebrantable voluntad de servir con ella a la revolución, es
presentada a veces por enemigos, y hasta por amigos tibios, como simple
repetición de consignas que en realidad son experiencias que han vivido y
viven entrañablemente; de compañeros que sienten orgullo en militar en las
filas de la revolución cubana, que ellos creen tener el derecho de llamar
también nuestra revolución: de esos compañeros, comandante Guevara, puede
decirse algo más que ese “no son auténticamente revolucionarios”. Por
ejemplo: puede decirse que aspiran a ser auténticamente revolucionarios. Es
decir, lo que se dice de nuestro pueblo todo, del que formamos parte con
entusiasmo.
¿Que nos queda mucho, muchísimo por hacer? ¿Quién puede dudarlo? ¿Que
entre aspirar a ser auténticamente revolucionario y serlo de veras media un
espacio grande? Bien lo sabemos. ¿Que los escritores y artistas que vengan
después, formados ya enteramente por la revolución, deben ser mejores? Si
así no fuera, la vida no valdría la pena de ser vivida; la revolución no valdría la
pena de ser hecha. Mis hijos deben ser mejores que yo; los suyos, mejores que
usted. Y no sólo en cuestiones de arte. Pero eso, sólo si nosotros hacemos
nuestra tarea. Y nuestra tarea, en todos los órdenes, sólo podemos hacerla
nosotros, no pueden hacérnosla otros. No podemos cruzarnos de brazos (o
quedar históricamente engavetados o sobrellevados) porque los que vengan
luego van a ser mejores, ya que entonces los que vengan luego serán peores.
¿Que hay muchos conflictos en nosotros? Por supuesto. Los hay en todo el
pueblo de Cuba. No puede ser de otra manera. En sicología, usted lo sabe
mejor que yo, se llama “conflicto” más o menos a lo que en otras disciplinas
sociales se llama “contradicción”. ¿Quién negará que hay contradicciones en
Cuba? ¿Quién negará que hay conflictos en nosotros? La contradicción es el
motor de la vida histórica tanto como de la vida personal. Frantz Fanon, que
además de gran teórico de nuestros pueblos era siquiatra, y que usted conoce
quizá mejor que nadie en Cuba, escribió:
“El conflicto no es sino el resultado de la evolución dinámica de la
personalidad.”
Aunque es indudable que en algunos casos esos conflictos llevan a resultados
catastróficos, ¿no pueden ser vistos otros en sentido positivo, como testimonios
de esa evolución dinámica, y de la inserción en la vasta problemática de
nuestra revolución? Los que están de espaldas a ella, los que se niegan a esa
experiencia dramática, hermosa, cancelan o sustituyen esos conflictos: sólo los
que la viven entrañablemente los conocen. Intentar prescindir de ellos no
puede sino llevar a esa falsa evaporación de conflictos que se dio en el
realismo socialista, y cuyos resultados negativos usted ha censurado
lúcidamente. ¿Por qué esperar en nuestros artistas una actitud cuyas
consecuencias lamentables se han rechazado en otros artistas? Las
contradicciones existen, los conflictos existen, y no pueden ni deben ser
evadidos. Hasta ahora, lejos de pervertir a todos nuestros artistas jóvenes, lo
que en realidad sería inconcebible, han ido llevando al grupo más original,
creador y valioso, a una fusión de obra y vida con la revolución. Su
enjuiciamiento severo, válido sin duda para una parte, no puede ser extendido
a todos, como es natural. Vea usted lo que de algunos de ellos ha dicho Ángel
Rama, el crítico de “Marcha”, publicación que ha de merecerle respeto, pues a
ella envió usted su trabajo.
“A ellos les ha correspondido una tarea de transformación poética de las más
difíciles y considerables: descubrir, con un instrumento culto y afinadísimo, las
nuevas zonas de la multitudinaria vida cubana, pasar de una lírica subjetiva a
en un solo trazo creador. Un poco la experiencia de los futuristas rusos, en
particular de Mayacovski, y que, por hacerse por primera vez en español, tiene
una enorme importancia, y es, por muchos conceptos, una experiencia que
toca a la América inminente. [Se trata de poetas] cuya honestidad artística y
cuya devoción a la causa revolucionaria son innegables, y que por lo mismo
son excelentes testigos de los cambios de una lírica renovada.”
Y Enrique Anderson Imbert, el mejor historiador viviente de la literatura
hispanoamericana, y un amigo de nuestra revolución, escribió:
“En Cuba, la revolución de Fidel Castro y la implantación de un régimen de tipo
comunista creó, entre los poetas, un ánimo nuevo. Aun aquellos que antes de
la revolución se habían distinguido por la finura de su lirismo personal, ahora
aprendieron a cantar los temas de la colectividad, sintiéndose parte del
radicalísimo experimento político.
Yo diría que los espíritus más alertas y revolucionarios del mundo entero han
sabido reconocer esto, así como la importancia de la gran libertad concreta de
creación que hay en Cuba, sin que vayamos ahora a pretender de golpe una
densidad cultural comparable a la de un país desarrollado.”
La viceburguesía cubana echó a un lado, como trastos, a nuestros escritores y
artistas. Nuestra revolución ha hecho de sus escritores y artistas hombres
integrados al proceso histórico, lo que no puede sino llenarnos de alegría y
responsabilidad. En vez de considerarnos olmos estériles para siempre, nos ha
considerado trabajadores de la patria socialista. Como todos los trabajadores,
tenemos todavía mucho que aprender, mucho que hacer, mucho que mejorar.
Estamos dispuestos a ello –y claro que no hablo sólo por mí, aunque tampoco
pueda hacerlo por todos–. Eso supone proponerse (y proponernos) metas
positivas, no sólo negativas, en ese orden.
Usted dirá que he escrito muchas páginas para comentar unas cuantas frases.
Es cierto: pero ello es un testimonio de la importancia que tienen para nosotros
no sólo su vida sino también su pensamiento; si es que cabe separarlos, que
no lo creo. No suelo prodigar elogios ni usted suele tolerarlos, pero todo cuanto
usted hace nos merece la mayor atención. Su trabajo se ha propuesto una
tarea esencial: contribuir a hacer más inteligibles los logros y las metas de
nuestra revolución, los cuales, por remitir a una sociedad nueva, remiten sobre
todo a un hombre nuevo. Creo que el mejor modo de demostrar el interés que
tiene para nosotros su empeño es comentarlo, repensarlo, conversarlo, incluso
cuando no estemos enteramente de acuerdo en algún punto, como ha sido
aquí el caso. Además, le había prometido estas líneas. Ojalá no hayan sido
demasiadas.
Reciba también nuestro saludo, si usted me lo permite, «como un apretón de
manos o un “Ave María Purísima”».
Patria o Muerte.
Roberto Fernández Retamar
***
Nota:
1. Roberto Fernández Retamar dialoga fraternalmente con el comandante
Guevara, mientras reflexiona sobre uno de los textos clásicos y centrales
del marxismo a nivel mundial: “El socialismo y el hombre en Cuba”. Este
texto ha sido publicado en Argentina en el volumen de Roberto Fernández
Retamar que lleva por título “Cuba defendida” [Buenos Aires, Editorial
Nuestra América, 2004. páginas 178-191]. En el mismo volumen podrán
encontrarse otros textos de Fernández Retamar sobre el Che Guevara,
incluyendo “Leer al Che”, la presentación de la antología Che Guevara
“Obra revolucionaria” publicada en México. [Nota de Néstor Kohan]
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Al Che después de su muerte
1967
Che:
¿Dónde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte, a un minero
boliviano, a una madre peruana, al guerrillero que está o no está, pero estará.
Todo lo sé, Che, tú mismo me lo enseñaste. Cómo decirte que nunca había
llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank, y eso que esta vez no lo
creía. Todos estaban seguros y yo decía: una bala no puede matar el infinito …
Cómo puede ser cierto, este continente no merece eso; con tus ojos abiertos
América tenía su camino pronto.
Che, lo único que puede consolarme es haber ido; pero no fui… No tenías
fronteras, pero me prometiste que me llamarías cuando fuera en tu Argentina, y
como lo esperaba, sabía bien que lo cumplirías. Ya no puede ser, no pudiste,
no pude. Fidel lo dijo, tiene que ser verdad, qué tristeza. No podía decir “Che”,
tomaba fuerzas y decía” Ernesto Guevara”, así se lo comunicaba al pueblo, a tu
pueblo. Qué tristeza tan profunda, lloraba por el pueblo, por Fidel, por ti, porque
ya no puedo. Después en la velada, este gran pueblo no sabía qué grados te
pondría Fidel. Te los puso: artista. Yo pensaba que todos los grados eran
pocos, chicos y Fidel, como siempre, encontró los verdaderos. Todo lo que
creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única; te hiciste a ti mismo,
demostraste cómo es posible ese hombre nuevo; todos veríamos así que ese
hombre nuevo es una realidad, porque existe, eres tú.
Hasta la victoria siempre, Che querido
Haydeé
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Comparecencia en el programa de televisión Ante la Nación,
de la Columbia Broadcasting System (CBS),
14 de diciembre de 1964
El 13 de diciembre, el ministro de industrias, comandante Ernesto Che
Guevara, compareció ante las cámaras de televisión de la Columbia
Broadcasting System (CBS) para ser entrevistado en el programa “Face the
Nation” (Ante la Nación). Formularon preguntas al comandante Guevara, Paul
Niven, corresponsal de la C.B.S.; Richard C. Hottelet, corresponsal de la CBS
en Naciones Unidas, y Tad Szulc, de la Oficina de Nueva York del “New York
Times”.
Sr. Niven: Comandante Guevara, en su discurso de la Asamblea General
antes de ayer, usted acusó a Estados Unidos de ayudar a los vecinos de Cuba
a preparar nuevas agresiones contra ella. Nosotros, a nuestra vez, hemos
acusado frecuentemente a su gobierno de promover la subversión en otros
países latinoamericanos. ¿Ve usted alguna salida a esta situación; algún modo
de mejorar las relaciones?
Comandante Guevara: Yo creo, con relación a las soluciones, que hay
soluciones, y creo que hay sólo una. Hemos dicho repetidas veces al gobierno
de Estados Unidos que nosotros queremos nada más que ellos se olviden de
nosotros, que no se preocupen de nosotros, ni en bien ni en mal.
Sr. Niven: Comandante Guevara, tenemos otras preguntas acerca de las
relaciones de Cuba con este país y con los países comunistas y acerca de su
propia situación interna. Comandante Guevara, usted dijo hace un momento
que a usted sencillamente le gustaría que nosotros los norteamericanos nos
olvidáramos de Cuba. Su discurso del otro día sugiere que usted no puede
olvidarse de nosotros; usted nos considera un gobierno hostil a 90 millas.
¿Cómo puede usted esperar que nosotros los olvidemos?
Comandante Guevara: Yo no dije exactamente que tenía la esperanza de que
ustedes nos olvidaran. Usted me preguntó por una solución y yo dije cuál es
esa solución, en el momento actual. Sí ello es posible o no, ésa es otra
pregunta.
Sr. Szulc: Sr. Guevara, en varias oportunidades recientemente el Premier Fidel
Castro ha sugerido en entrevistas con periodistas visitantes, y en otras
ocasiones que debe hacerse un nuevo esfuerzo por normalizar las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos, particularmente en el terreno del comercio y el
intercambio. Como economista, ¿entiende usted personalmente que la
reanudación de relaciones de esta naturaleza sería útil o provechosa para
Cuba? En otras palabras, ¿le gustaría ver estas relaciones normalizarse?
Comandante Guevara: No como economista, porque nunca me he
considerado un economista, sino como un funcionario del Gobierno Cubano,
como un cubano más, creo que las relaciones armoniosas con Estados Unidos
serían muy buenas para nosotros desde el punto de vista económico más
que en cualquier otro campo, porque toda nuestra industria fue
establecida por Estados Unidos y las materias primas y los repuestos qué
tenemos que hacer con grandes dificultades o traerlos de otras áreas
pudieran venir directamente. Además, el azúcar, para el cual tuvimos
tradicionalmente el mercado norteamericano, que está también cercano.
“Las relaciones armoniosas con Estados Unidos serían muy buenas para
nosotros desde el punto de vista económico más que en cualquier otro campo,
porque toda nuestra industria fue establecida por Estados Unidos y las
materias primas y los repuestos qué tenemos que hacer con grandes
dificultades o traerlos de otras áreas pudieran venir directamente.” El Che en
“Face the Nation”. Foto: AP
Sr. Szulc: Comandante, si mi memoria me es fiel, en 1960 pronunció usted
varios discursos, particularmente uno en marzo de 1960 en el que dijo que para
Cuba, continuar vendiendo azúcar a Estados Unidos era una forma de
colonialismo a la cual Cuba estaba sometida. ¿Ha cambiado usted de opinión
acerca de esto?
Comandante Guevara: Naturalmente, porque aquéllas eran condiciones
distintas. Nosotros vendíamos azúcar bajo condiciones específicas
establecidas por compradores norteamericanos, los que a su vez dominaban el
mercado y la producción interna de Cuba. Actualmente si vendiésemos azúcar
a Estados Unidos sería el gobierno cubano el único que lo vendería y todos los
beneficios serían para nuestro pueblo.
Sr. Hottelet: Doctor Guevara: Washington ha dicho que hay dos condiciones
políticas para el establecimiento de relaciones normales entre Estados Unidos
y Cuba. Una, abandono de sus compromisos militares con la Unión Soviética.
La otra; el abandono de la política de exportar revolución a América Latina. ¿Ve
usted alguna posibilidad de cambio en cualquiera de estos dos puntos?
Comandante Guevara: En absoluto. No ponemos condición de ninguna
clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema. No
pretendemos que cese la discriminación racial en Estados Unidos. No
ponemos condición alguna para el establecimiento de relaciones, pero
tampoco aceptamos condiciones…
Sr. Hottelet: Pero mi pregunta es si usted aceptaría estas condiciones
establecidas por Estados Unidos para la reanudación de relaciones normales.
Comandante Guevara: No aceptaremos condición alguna de Estados Unidos.
No aceptaremos condición alguna impuesta a nosotros por Estados Unidos.
Sr. Hottelet: Pero en el asunto de los proyectiles rusos en Cuba y de las
relaciones militares cubanas con la Unión Soviética, ¿cómo puede Estados
Unidos estar seguro de que Cuba no será una amenaza estratégica
nuevamente? ¿Aceptaría usted la inspección de las Naciones Unidas o la
inspección de la Organización de los Estados Americanos en el lugar?
Comandante Guevara: Usted mencionó la Organización de Estados
Americanos. Antes de ayer, el delegado colombiano habló: “de la órbita”
de la OEA. Eso es en efecto, una órbita alrededor de Estados Unidos. Una
inspección por semejantes delegados sería una inspección realizada por
Estados Unidos. Usted dice que Estados Unidos no se siente seguro y
nosotros le preguntamos a Estados Unidos, ¿podremos nosotros sentirnos
seguros de que no existen proyectiles contra Cuba? Entonces, no podemos
llegar a una solución armónica a menos que todos los países sean iguales en
el mundo. Inspeccionemos todas las bases, las bases atómicas de Estados
Unidos, e inspeccionemos también lo que tenemos en Cuba, y si usted lo
desea, liquidemos todas las bases atómicas en Cuba y en Estados Unidos y
nosotros estaremos en un completo acuerdo con eso.
Sr. Niven: Comandante, ¿están ustedes, en realidad, tratando de exportar su
Revolución? ¿Envían ustedes armas todos los días a otros países
latinoamericanos? ¿Están ustedes trayendo revolucionarios dé otros países y
devolviéndolos a su patria?
Comandante Guevara: También tuve la oportunidad de decirlo en la Asamblea
y puedo repetirlo enfáticamente ahora: las revoluciones no se exportan. Las
revoluciones son creadas por las condiciones de opresión que los
gobiernos latinoamericanos ejercen contra los pueblos y de allí viene la
rebelión y después emergen las nuevas Cuba… No somos nosotros los
que creamos las revoluciones, es el sistema imperialista y sus aliados,
aliados internos, lo que crean las revoluciones.
“No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que
ellos cambien su sistema.” El Che en “Face the Nation”. Foto: AP
Sr. Niven: Pero su actitud hacia el actual gobierno de Venezuela, considerado
en muchos países como izquierdista y progresista, ¿no sugiere que ustedes
consideran a cualquier gobierno como opresor si éste no es comunista?
Comandante Guevara: Absolutamente no. Lo que nosotros consideramos es
que el gobierno de Venezuela no es un gobierno izquierdista, no tiene nada de
gobierno izquierdista. Es un gobierno opresor. Es criminal. Ha asesinado a los
patriotas en las luchas campesinas en la región de Falcón, donde hay asesores
militares de Estados Unidos. El gobierno que hoy hay en Venezuela —a pesar
de que la prensa norteamericana no lo revela— no es un gobierno izquierdista.
Sr. Niven: ¿Existe algún gobierno en este hemisferio al cual Cuba considere
como progresista?
Comandante Guevara: La palabra “progresista” es una palabra ambigua. Hay
gobiernos con el cual mantenemos relaciones diplomáticas: el gobierno de
México, con el cual tenemos buenas relaciones. Nuestros sistemas son
diferentes. Respetamos su sistema. Estamos en completa armonía hasta la
fecha y espero que continuemos en la misma forma. Pero si usted me pregunta
mi concepto de América Latina, le diré que hay algunos gobiernos que oprimen
a sus pueblos, mucho más que otros, y entre los menos opresivos, entre
aquéllos con los cuales pudiéramos tener relaciones, sin dificultad alguna,
están: Uruguay, Chile, tal vez Costa Rica, pero Estados Unidos no lo permite.
Sr. Hottelet: Pero todos estos países han roto relaciones diplomáticas con
Cuba. ¿No se sienten ustedes aislados al no tener amigos en todo el
hemisferio?
Comandante Guevara: Tenemos gran cantidad de amigos, pero no entre los
gobiernos. Los amigos están en el pueblo y, en última instancia, los pueblos
serán quienes gobernarán esos Estados.
Sr. Szulc: Pudiéramos cambiar la escena geográfica de la amistad o no
amistad en el mundo. Usted hizo una visita a Moscú en noviembre, el mes
pasado, después del cambio de la dirigencia máxima. Hemos tenido la
impresión aquí de que el Gobierno de Cuba había adoptado una posición poco
definida acerca de las dificultades entre la Unión Soviética y China,
ideológicamente. ¿Pudiera usted decirnos, si como consecuencia de su visita,
resulta más claro o más difícil para el Gobierno de Cuba adoptar una posición
definida en relación con el problema soviético-chino?
Comandante Guevara: Puede que ustedes tengan la impresión de que
nuestra actitud no es clara, pero nosotros tenemos la impresión de que
nuestra actitud es muy clara. En efecto, hay un conflicto, un conflicto
ideológico que todos conocemos. Hemos establecido nuestra posición en el
sentido de la unidad entre los Estados socialistas. La unidad es la primera
medida y sostenemos siempre que la unidad es necesaria porque la desunión
favorece a Estados Unidos, que es nuestro enemigo y todo lo que esté a favor
del enemigo debe ser eliminado. He ahí el por qué estamos a favor de la
unidad. Creemos que existe la necesidad de fortalecer esta unidad y que
ella será fortalecida y que el bloque monolítico de los países socialistas
se formará otra vez.
Sr. Szulc: A principios de este año —creo que por primera vez en marzo y de
nuevo en junio—, el Gobierno soviético, encabezado entonces por el Premier
Jruschov, formuló invitaciones a un número de partidos comunistas o marxista-
leninistas del mundo, incluido el Partido Socialista cubano o, más bien, el
Partido Cubano de la Revolución Socialista, para que asistieran a una reunión
preparatoria de Partidos Comunistas, en Moscú. Según recuerdo el Partido
cubano es uno de los pocos que no ha contestado a esa invitación. Vemos hoy
que el Gobierno soviético ha reiterado la invitación para una reunión
preparatoria de países comunistas o marxistas leninistas en marzo, ¿aceptaría
ahora su Gobierno, o su Partido, la invitación soviética?
Comandante Guevara: Eso será estudiado en el momento apropiado y
daremos la respuesta. Es ésta una invitación formulada no al Gobierno sino al
Partido y es el Partido el que tiene que responder. Yo estoy aquí representando
al Gobierno ahora.
Sr. Hottelet: Comandante Guevara, usted es probablemente el más importante
exponente de la guerra de guerrillas en el hemisferio occidental y usted ha
dicho que los problemas de la Revolución en la América Latina se resolverán
con balas más bien que con votos y, en general, su actitud dinámica ante estas
cosas parece estar más cerca de la línea comunista china. También, Cuba
nunca ha firmado el tratado que proscribe los ensayos nucleares en el espacio
ultraterrestre, en la atmósfera y en el mar. Esta es también la posición
comunista china. ¿No lo coloca esto a usted, realmente, en términos de su
actitud práctica y en política, del lado chino de la cerca comunista?
Comandante Guevara: Bien, hay tres o cuatro preguntas comprendidas en
una. Trataré de responder una por una. En primer lugar, hay una afirmación
que me gustaría negar, o quizás la traducción no fue correcta. Según yo le oí,
usted dijo que soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo
no soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo diría que ese
exponente lo sería Fidel Castro, líder de nuestra Revolución y quien tiene
el papel más importante en la dirección de la lucha revolucionaria, y en la
estrategia del Gobierno cubano.
Respecto a las otras dos cuestiones específicas, no tenemos que participar en
la controversia porque hay problemas muy específicos. El problema de la
transición pacífica al socialismo, nosotros lo discutimos como una cuestión
teórica, pero en América es muy difícil y es prácticamente imposible. Por eso
es que específicamente nosotros decimos que en América, el camino para la
liberación de los pueblos, que será el camino del socialismo, marchará a través
de las balas en casi todos los países, y puedo pronosticar con tranquilidad que
usted será testigo.
Respecto al problema de firmar el nuevo tratado que proscribe los ensayos
nucleares, hemos acogido con beneplácito ese paso como una medida que
tiende a prevenir que se agraven las tensiones, pero hemos señalado muy
claramente que nosotros, con una base militar norteamericana en nuestro
territorio donde pudiera haber toda clase de armas, donde tenemos que sufrir
toda clase de provocaciones, tenemos que soportar —resistir— los vuelos
sobre nuestro territorio, nosotros no podemos firmar ese tratado porque seria
una traición a nuestro pueblo. Esto es independiente del hecho de que
recibimos con beneplácito el tratado en sus términos internacionales como
beneficioso para el mundo, pero solo como un paso. No podemos quedarnos
aquí. Debemos continuar adelante si es que queremos prevenir una guerra
mundial.
Sr. Szulc: Usted ha sido, en todas ocasiones, según creo, un crítico claro
y cándido, usted mismo, de lo que ha ocurrido con la economía cubana.
He leído sus discursos en los que ha criticado los errores en la política y
los errores de juicio. Ahora que ustedes están llegando al séptimo año de
su revolución, ¿analizaría usted para nosotros, brevemente, lo que ha
sucedido en la economía de su país? ¿Cree usted que pudieran comenzar a
elevarse desde el punto en que han estado? ¿Qué pronostico haría respecto a
la economía para 1965? ¿Será el séptimo año flaco o no lo será
necesariamente?
Comandante Guevara: Es muy difícil la pregunta para contestarla en pocos
instantes. Se me está bombardeando con preguntas para contestarlas en
pocos instantes. Se me está bombardeando con preguntas de todas clases.
Trataré de ser muy conciso y trataré de explicarlo al pueblo norteamericano.
Hemos cometido un gran número de errores en el campo económico,
naturalmente. Yo no soy el crítico. Es Fidel Castro, él es quien ha criticado
repetidamente los errores que hemos cometido y él ha explicado por qué los
hemos cometido. Nosotros no contamos con preparación previa. Hemos
incurrido en errores en la agricultura y en la industria. Todas estas
equivocaciones se están resolviendo ahora.
En la industria estamos concentrando nuestro mejor esfuerzo en tratar de que
las fábricas trabajen a una máxima capacidad; tratando de sustituir el equipo
que está en malas condiciones debido a la falta de piezas de repuesto de los
Estados Unidos, y que no podemos obtener en los Estados Unidos; tratamos
de extender nuestra industria sobre la base de nuestros recursos primarios, y
disminuir nuestra dependencia de mercados externos, y dedicar nuestros
esfuerzos en 1965 al aspecto de la seguridad y la higiene del trabajo, para
hacer nuestras fábricas mejores para el trabajador; que le trabajador se pueda
sentir realmente un hombre pleno allí. Hemos tomado fábricas del sistema
capitalista donde la cuestión más importante era producir, especialmente en
Cuba. No quiero decir que en los Estados Unidos, las fábricas –las industriales-
son ahora lugares de explotación donde el hombre está exprimido como una
naranja. Sé que hay un gran número de ventajas aquí para el trabajador
norteamericano, pero esas ventajas en Cuba no se habían logrado y las
condiciones eran muy malas, poco saludables. Hemos dedicado nuestros
esfuerzos a mejorar la vida, el tiempo que pasa un trabajador en una planta
industrial. Ese será uno de nuestros principales esfuerzos durante el año
próximo.
Sr. Hottelet: Me gustaría volver…
Sr. Niven: Tendremos otras preguntas respecto a la situación interna de
Cuba.
Sr. Hottelet: Doctor Guevara, usted ha protestado por la presencia de la
base naval norteamericana en Guantánamo y de los continuos vuelos de
reconocimiento norteamericanos sobre Cuba. ¿Adoptarían ustedes
alguna acción militar ya contra la base o contra los aviones?
Comandante Guevara: Bueno, tuvimos que explicar en la Asamblea el otro día
que no nos gusta ser pretenciosos. Sabemos del poderío de los Estados
Unidos. No nos engañamos con respecto a ese ese poderío. Nosotros decimos
que ese gobierno de Estados Unidos quiere que paguemos un precio muy alto
por esta coexistencia no pacífica que gozamos hoy, y el precio que estamos en
condiciones de pagar llega solo hasta las fronteras de la dignidad. No va más
allá. Si tenemos que arrodillarnos para vivir en paz, nos tendrán que matar
antes. Si no quieren llegar hasta ese punto, continuaremos viviendo de la mejor
manera posible, que es esta coexistencia no pacífica que tenemos actualmente
con Estados Unidos.
Sr. Niven: ¿Qué significa en términos de diplomacia práctica,
comandante? ¿Qué se propone usted hacer?
Comandante Guevara: Hemos denunciado en todas las asambleas, en
todos los lugares en que hemos tenido la oportunidad de hablar, la
ilegalidad de los vuelos, y el hecho de que existe una base en contra de la
voluntad del pueblo cubano. Además, hemos denunciado el gran número de
violaciones, de provocaciones desde esa base, según las estadísticas, y hemos
pedido a los países No Alineados y a la Asamblea General de las Naciones
Unidas que adopten medidas para evitar cosas como estas.
Sr. Szulc: Podríamos volver brevemente a alguno de los problemas políticos
internos en Cuba acerca de los que hemos sabido en este país de una manera
muy indirecta, y, por los cuales nos sentimos muy intrigados? Hemos leído
recientemente que un miembro destacado del ex Partido Comunista de Cuba,
el ex-senador Ordoqui, ha sido arrestado. Hemos sabido bastante acerca de
las tensiones entre la llamada «vieja guardia» del Partido Comunista y el grupo
del 26 de Julio. Hemos sabido el martes que el comandante Augusto Martínez
Sánchez, quien era un amigo íntimo y compañero suyo y del doctor Castro,
trató de suicidarse. Qué pasa internamente en Cuba?
Comandante Guevara: En Cuba no pasa nada que no podamos decir
públicamente. El hecho del intento de suicidio de Augusto Martínez fue
explicado en forma concisa y exacta por nuestro gobierno en un comunicado
oficial. No hay nada que añadir. Entiendo que el pueblo norteamericano tiene el
derecho, y especialmente la prensa, que no es muy amiga nuestra, a hacer
todas las especulaciones y las ideas acerca de este hecho, de esta
desgraciado hecho. Siempre existe la posibilidad de toda clase de
especulaciones sobre esto, pero el hecho es como lo hemos expresado.
Augusto Martínez Sánchez fue separado debido a problemas administrativos y
su reacción fue intentar suicidarse. Deploramos esto porque se trata de él, y lo
deploramos por la Revolución, porque ha dado ocasión a estas
especulaciones.
En cuanto a Ordoqui, hemos afirmado públicamente lo que hemos podido decir
en este momento, y hemos expresado que en la oportunidad adecuada todo
quedará explicado y Ordoqui recibirá una satisfacción pública. Todos nuestros
documentos públicos no reflejan más que la verdad.
Sr. Niven: Comandante, ¿puedo preguntarle qué porcentaje del pueblo de
Cuba respalda la Revolución?
Comandante Guevara: Bueno. . .
Sr. Niven: Tenemos diez segundos.
Comandante Guevara: Es muy difícil en diez segundos. En este momento no
tenemos elecciones, pero una gran mayoría del pueblo respalda a este
Gobierno.
Sr. Niven: Gracias, comandante Guevara, por estar con nosotros en “Face the
Nation” (Ante la Nación).