Transcript of Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
1/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
2/167
CARLOS PALLARES SEVILLA Director Ejecutivo del Fondo de Salvamento
del Patrimonio Cultural de Quito
TULIPE y la cultura yumbo Arqueología comprensiva del subtrópico
quiteño
HÓLGUER JARA CHÁVEZ
RESUMEN DEL VOLUMEN 11 DE LA BIBLIOTECA BÁSICA DE QUITO
ISBN-978-9978-92-464-8
FONSAL Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito
Venezuela 914 y Chile / Telfs.: (593-2) 2 584-961 / 2
584-962.
Coordinación editorial:Alfonso Ortiz Crespo
Cuidado de la edición: Sofía Luzuriaga Jaramillo
Resumen de la versión integral (tomos I y II): Sofía Luzuriaga
Jaramillo Olga Fernández Valdez
Fotografías Christoph Hirtz, salvo otra referencia en el
texto
Dirección de arte: Rómulo Moya Peralta
Gerencia de producción: Juan Cruz Moya Peralta
Arte: Diego Enríquez
Diseño y realización: TRAMA DISEÑO Preimpresión: TRAMA Impresión:
Imprenta Mariscal Impreso en Ecuador
TRAMA: Juan de Dios Martínez N34-367 y Portugal Quito- Ecuador
Telfs.: (593 2) 2 246 315 / 2 255 024 Correo electrónico:
editor@trama.ec
http://www.trama.ec / www.libroecuador.com
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
3/167
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
4/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
4
1- La prospección como metodología básica
2- Descripción general del sitio
3- Estratigrafía del sitio
CAPITULO II: LAS TOLAS, ARQUITECTURA PIRAMIDAL Y MANEJO DEL
TERRITORIO YUMBO...21
1-Tolas de doble rampa
3- Tolas de forma variada
CAPITULO III: LOS PETROGLIFOS. MENSAJES YUMBO ‘ESCRITOS’ EN
PIEDRA...........29
1- Petroglifo Chirape 1
2- Petroglifo Chirape 2
3- Petroglifo Chirape 3
2- Importancia de los yumboñankuna y su estado de
conservación
ceremonial de los espacios
1- Ocupación inca de lugares estratégicos
2- El pucará de Chacapata
CAPITULO VII: MATERIALES CULTURALES.............. 53
1- Material cerámico
CAPITULO VIII: MAPA ARQUEOLÓGICO DEL NOROCCIDENTE DEL DISTRITO
METROPOLITANO DE
QUITO......................................63
SEGUNDA PARTE: EL CENTRO CEREMONIAL DE TULIPE
CAPITULO IX: EL VALLE SAGRADO DE TULIPE.......69
1- Escenario cultural de Tulipe
2- Espacios yumbos
CAPITULO XI: EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS Y ESTRATIGRAFÍA DE
TULIPE...79
1- Excavaciones arqueológicas
CAPÍTULO XII: EL CONJUNTO MONUMENTAL DE LAS PISCINAS DE
TULIPE.........83
1- Las cuatro primeras piscinas
CAPITULO XIII: ACUEDUCTOS Y DISTRIBUCION DEL
AGUA.......................................... 97
CAPITULO XIV: ANDENES Y TERRACERÍAS.............99
1- Antecedentes
2- Ubicación
Tabla de contenido
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
5/167
T A B L A D E C O N T E N I D O
5
CAPITULO XV: CONSERVACIÓN Y
RESTAURACIÓN........................................................103
TERCERA PARTE: HACIA UNA INTERPRETACIÓN DE LA NACIÓN YUMBO Y SU
CENTRO CEREMONIAL DE TULIPE
ANTECEDENTES...........................................................109
1- Conceptos de nación y de nación yumbo
CAPITULO XVII: PATRONES DE ASENTAMIENTO.....115
1- Panorámica de la región
2- Promontorios y cementerios
CAPÍTULO XVIII: CONJUNTOS NUCLEADOS............121
3- Tolas Pérez, El Desobligo (Z2E1-013)
4- Tolas Mashpi 1 (Z2E1-117)
5- Tolas Nieto, Sahuangal (Z2E1-042)
6- Tolas Pérez, Paraguas (Z2E1-018)
7- Tolas Méndez, Cachillacta (Z2E-4-264)
8- Tolas Pérez, Santa Teresa (Z2E3-507)
9- Tolas Ruales, Ingapi (Z2E3-135)
CAPÍTULO XIX: EL PAÍS YUMBO: ¿UN GRAN CACICAZGO O UN CONJUNTO DE
CACICAZGOS?..................................127
1- Características generales de los cacicazgos de la
nación yumbo
arqueológicos e históricos. El círculo: abstracción
simbólica y aplicación arquitectónica
3- La geometría de los yumbos y el trazado armónico
de Tulipe
CAPITULO XXI: CONQUISTAS FORÁNEAS, ERUPCIONES VOLCÁNICAS Y COLAPSO
DEL MUNDO
YUMBO...................................................143
1- Presencia inca, conquista española y decadencia de
la nación yumbo
yumbo. La erupción del Pichincha de 1660
3- Decadencia y colapso
4- Afectaciones antrópicas recientes
1- Clasificación del suelo en la zona metropolitana
suburbana noroccidental
3- Características poblacionales de Tulipe y del
subtrópico quiteño
CONCLUSIONES GENERALES....................................160
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
6/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
6
Nota preliminar
L a presente obra es una versión resumida de Tulipe y la cultura
yumbo. Arqueologí a comprensiva del subtrópico quiteño,
volumen 11 de la colección Biblioteca Básica de Quito, publicada
por
el Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito,
FONSAL.
La investigación realizada por el arqueólogo Hólguer Jara Chávez
cuenta con dos décadas de estudio de la zona de Tulipe en el
subtrópico quiteño, que avalan tanto sus aseveraciones de
comprobación arqueológica, como sus interpretaciones de carácter
etnohistórico.
Asimismo, este proyecto de largo aliento ha contado con el apoyo de
un equipo de profesiona- les, de académicos, de pobladores del
sector, entre otros, lo que ha permitido no solamente un enfoque
interdisciplinario, sino también una relación directa con los
habitantes del norocciden- te de Quito, partícipes en la
salvaguarda del patrimonio cultural y natural.
En la presente edición, se han recogido las líneas principales del
análisis realizado por el inves- tigador, con el afán de difundir
los aspectos que caracterizaron a la cultura yumbo y a su espa- cio
geográfico. El patrimonio cultural que se encuentra en Tulipe se
descubre así para sus futu- ros visitantes, y se incorpora también
en la vida diaria de los habitantes de este sector rural del
Distrito Metropolitano de Quito.
A continuación, se anotan las ideas principales que el Alcalde
Metropolitano de Quito, Paco Moncayo Gallegos, expresó en las
páginas de apertura del libro en su versión integral.
Quito, con la participación de una mayoría abrumadora de sus
instituciones, aprobó el Plan Equinoccio 21, su carta de
navegación, su hoja de ruta, que contiene la visión de la ciudad
que queremos y las guías estratégicas para su desarrollo hacia el
2025.
Pero, como es lógico, mirar hacia el futuro y construirlo día
a día con una administración planificada, seria y honesta, no
significa olvidarse del pasado. Al contrario, el rescate de nuestro
patrimonio y la reflexión sobre la ciu- dad que fue y la forma en
que vivieron en el área de Quito las sociedades indígenas, ha sido
una constante del tra- bajo en estos seis años que llevamos en la
alcaldía.
Nuestro afán es ampliar la mirada hacia un área de la que
desde el punto de vista arqueológico se conocía poco, muy poco, el
subtrópico quiteño. Esa zona de unos mil kilómetros cuadrados, que
hoy en la división territorial moderna está ocupada por las
parroquias de Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto. Esa área es
parte de lo que se considera “el noroccidente de Pichincha” pero
que definimos con más precisión como el subtrópico quiteño, porque
es la comar- ca concreta que en lo político-territorial pertenece a
Quito, pero, además, porque es una zona de profundas vincula-
ciones históricas y, como lo demuestra este libro, estas son muy
tempranas.
Una filosofía integral
El trabajo del Fondo de Salvamento y de la municipalidad
responde a un criterio global: no se trata de proyectos puntuales
para extraer vestigios prehispánicos y acumularlos en un museo,
sino que se los ve con una mirada inte- gral, en cuanto a lo
espacial y en cuanto a lo cronológico. Lo que nos interesa es
conocer los de asentamiento de los pueblos del pasado, de manejo
del espacio, de sus entierros, de su arquitectura, de manera que
logremos hacernos una idea más cabal de su devenir en el tiempo, de
su modo de entender el mundo y de la evolución de la cultura.
La Unidad de Arqueología del FONSAL ha ido construyendo una
hipótesis: los horizontes culturales están relacio- nados
entre s í. En efecto, ese pasado remoto nos está diciendo que hay
un sustento científico de la identidad quiteña, una historia que no
por ancestral es incomprensible; que (aparte de los primeros
pobladores del Paleoindio hace 11.000 años) hay al menos 3.500 años
de ocupación continua de los valles de Quito con culturas que
dominaron la agricultura, la cerámica, la metalurgia, la
arquitectura, el intercambio y que evolucionaron haciéndose cada
vez más complejas, con la aparición de artesanos especializados,
sacerdotes y guerreros, y cuya estructura política fue
asimismo densificándose con la aparición de gobernantes, fueran
estos señoríos étnicos o, sobre todo después del pri- mer milenio
d.C., confederaciones.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
7/167
Una nueva perspectiva sobre los yumbos y Tulipe
H ólguer Jara Chávez, su responsable, y jefe de la
Unidad de Arqueología del FONSAL, tiene más de 25 años de estudiar
la zona de Tulipe. Trabajos suyos publicados con anterioridad,
dentro de los estudios que efectuó cuando, delegado por el Banco
Central del Ecuador, formó equipo con Frank Salomon y John Isaacson
de la Universidad de
Illinois, ya llamaron la atención sobre estos pueblos del
subtrópico quiteño. Pero es sólo con la investigación siste-mática
de los últimos años hecha al mando de un equipo de colaboradores, y
organizada en su calidad de jefe de la Unidad de Arqueología del
FONSAL y financiado por este, que ha podido realizar una memoria
descriptiva exhaustiva de todos los elementos para poder entender
lo que el arqueólogo llama “la nación yumbo”.
En efecto, el l ibro incluye una descripción detallada de
todas las tolas de la zona, estudiando una por una, si son de una o
dos rampas, el sitio en el que se encuentran, su estado de
conservación, los materiales culturales hallados y su
cronología. Luego se centra en los petrogli fos, a los que califica
como “mensajes yumbos escritos en piedra”, describiendo también su
ubicación, el tipo de roca y la técnica con que fueron grabados, la
conservación actual y la metodología de limpieza, para
describir acto seguido los signos, valorarlos y presentar sendas
propuestas de interpretación.
Luego el autor y su equipo estudian la “red vial” de los
yumbos, es decir, los culuncos o senderos que ellos
trazaron
por todo su territorio. Igual trabajo se realiza para los centros
ceremoniales, los cementerios, las cascadas, y las fuen-tes de agua
o pogyos , también considerados sitios sagrados. Se pasa
luego a los pucarás incas, algunos de los cua- les
fueron tolas yumbo reutilizadas y refuncionalizadas. Describe
minuciosamente la cerámica encontrada, el mate- rial lítico, la
concha Spondylus y la metalurgia rescatada.
Gracias al estudio del centro ceremonial de Tulipe, ahora sabemos
que este fue construido según lineamientos religio- sos simbólicos,
casi exactamente sobre la línea equinoccial, y no fue un simple
balneario, y menos “de los incas” como se ha dicho tantas veces.
También puede demostrarse, por la investigación aquí recogida, que
los yumbos tuvieron otros centros ceremoniales menores como Ayapi y
Guayabal, que tuvieron una serie de tolas y plataformas ceremo-
niales regadas por su territorio, y que su sociedad concluyó,
probablemente, por una erupción volcánica de magni- tud hacia el
año 1660, en plena época colonial.
Este libro, lo dice su autor desde el inicio, “no pretende
imponer conclusiones definitivas”, aunque dada la evidencia
científica, con la aplicación seria y sistemática de la arqueología
y las disciplinas conexas, resultan ser hipótesismuy adecuadas, que
deben, por supuesto, ahondarse en el futuro, pero que permiten ya,
con cierta seguridad, extraer una visión sobre ese pueblo que
ocupó esas tierras durante ochocientos años, desde el 800 d.C. al
1660 d.C., y que fue la conexión histórica de Quito, el
mercado más importante durante todo ese período, y la Costa de lo
que hoy es el Ecuador y aún más lejos, a través de los
mindalaes o comerciantes aborígenes.
La presente obra, la investigación que está detrás, y las
propuestas de interpretación presentadas con solidez nos per- miten
entender ahora que los yumbos fueron una cultura avanzada para su
época, la cual cumplió, durante un mile- nio, ese papel
fundamental de nexo entre los dos mundos: el andino y el
tropical.
Se trata, en consecuencia, de una obra monumental, que sólo ha sido
posible por el decidido apoyo del FONSAL y de la Municipalidad del
Distrito Metropolitano de Quito bajo esta nueva visión de rescatar
no sólo lo hispánico, como se ha dicho, y que ha orientado su
accionar durante cinco años para investigar, restaurar y poner en
valor el
gran complejo ceremonial de Tulipe, un conjunto monumental
único en el Ecuador y en toda la región andina, y cuyomuseo de
sitio y centro de visitantes están abiertos a todos, sean turistas
o científicos, nacionales o extranjeros, para que sepan apreciar
esta admirable obra de nuestros ancestros y entender una cultura
que estaba escondida, malenten- dida e incluso menospreciada, pero
que en las páginas siguientes y en la restauración realizada se
revela con toda su grandiosidad irrefutable.
N O T A P R E L I M I N A R
7
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
8/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
8
Introducción general
H asta la década de 1980, las investigaciones arqueológicas en el
Ecuador se habían polarizado en la llanura de la Costa, a lo largo
de la Sierra andina, y ocasionalmen-
te, en la Amazonía. Consideramos a priori que estos contextos
ecológicos habían sido los espacios preferidos por nuestros
antepasados y, por consiguiente, los mejores depo- sitarios de
materiales culturales dejados por aquellos pueblos
prehispánicos.
Mientras tanto, las extensas laderas que descienden desde las altas
cordilleras permane- cían -la mayoría aún hasta ahora- inexploradas
y al margen del quehacer arqueológico. Esto aunque todos los
investigadores han defendido con insistencia la comunicación y
contactos interregionales, que debieron darse entre la Costa y la
Sierra, desde períodos muy tempranos a través de estos yungas y
complicados pasos subtropicales.
Tal vacío en la investigación arqueológica incluía el amplio
territorio de las estribacio-nes occidentales del Pichincha, de
cuyos primeros pobladores la información era esca- sa y solía
basarse en las crónicas de los siglos coloniales o de los albores
de la repúbli- ca, en donde se los encontraban, incluso en algunas
versiones históricas del siglo XX, caracterizados con frecuencia
como primitivos o salvajes.
Hoy, luego de veinte años de recorrer esta zona y descubrir toda
una variedad de ves- tigios relativamente bien conservados, se pone
en duda la veracidad y objetividad de aquellas aseveraciones; desde
el punto de vista arqueológico, las consideramos infunda- das,
contradictorias y etnocentristas. Para rebatirlas y llegar a una
nueva visión de los yumbos ha sido imprescindible adentrarse en los
cientos de quebradas, piedemontes y sinuosidades propias de una
topografía subtropical que ellos ocuparon entre los años
800 y 1660 d.C. El presente trabajo, desde su óptica arqueológica
-y por tanto con evidencias in situ- rei- vindica la verdad del
pueblo yumbo y deja constancia sobre la extraordinaria cantidad de
vestigios arqueológicos que ellos nos han legado en un área que
supera los 900 Km2, en el noroccidente de Pichincha.
Entre esa constelación de vestigios se destaca Tulipe, un sitio
falsamente conocido como piscinas de los incas, y que nosotros
calificamos como el gran centro ceremonial de la nación de los
yumbos. Este cambio radical de denominación, filiación y funcio-
nalidad, se debe a la peculiaridad de formas, tamaños y diseños de
esas estructuras de las que surge un apriorístico cuestionamiento
de la simple función utilitaria. Por el con- trario, de inmediato
sugiere una función de tipo ritualista o religioso en este conjunto
monumental, único en su género no sólo en Ecuador sino en toda el
área andina.
La construcción de este templo tuvo lugar en el período de
Integración, pues los yum- bos poblaron la zona durante las épocas
preincaica, incaica y parte de la colonial. Sus últimas huellas
étnicas desaparecen probablemente a finales del siglo XIX.
Si bien el término yumbo ha sido aplicado en la actualidad
indistintamente a diver- sos grupos indígenas de la Amazonía
ecuatoriana, originalmente se refería con exclu- sividad a los
habitantes de nuestra selva occidental andina (Landázuri, 1990:
17-29; Caillavet, 2000: 47).
Su actividad mayor, como pueblo de mercaderes, consistía en llevar
a Quito el tianguis
más importante del área septentrional andina, productos ‘exóticos’
-algodón, sal, coca, ají- de intercambio interregional (Salomon,
1997: 19). Esa difícil tarea la desarrollaban
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
9/167
recorriendo largos y estrechos caminos, en medio de la selva y a
través de peligrosos pasos naturales de la cordillera occidental,
identificados como culuncos (Lippi, 1998: 182). Se conoce que su
red vial de comercio estuvo en pleno funcionamiento y era con-
siderada como la más estratégica durante los tiempos de las
conquistas, primero por parte de los incas y luego de los
españoles.
Con el propósito de contextualizar el sitio de Tulipe, la primera
parte de este libro infor- ma sobre una extraordinaria cantidad de
vestigios arqueológicos descubiertos en toda su área de influencia.
Se trata de un aporte significativo para la comunidad científica,
pues se ha logrado prospectar todo el bloque denominado Pacto, que
incluye los territorios de las parroquias rurales del noroccidente:
Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto, área semi mon- tañosa en la
que permanecen intactos los testimonios de la sociedad yumba.
Se ha realizado el reconocimiento de decenas de sitios
arqueológicos y el inventario de cientos de monumentos piramidales
truncos, geométricamente diseñados y construidos en las partes más
altas o crestas de los piedemontes que caracterizan a esa zona. A
estos monumentos piramidales a los que se accede a través de
rampas, se suman las huellas
irrefutables de culuncos, petroglifos, centros ceremoniales,
cementerios y materialesculturales en cerámica, lítica y
metalurgia.
Todo este inventario será objeto de futuras publicaciones como
producto final de un macro proyecto denominado “Mapa Arqueológico
del Distrito Metropolitano de Quito”, que el Municipio realiza a
través del FONSAL y con el apoyo técnico del Instituto Geográfico
Militar. Este proyecto incluye todo el territorio rural del
Distrito, para lo cual se lo ha dividido en seis grandes bloques:
Pacto, San José de Minas, Guayllabamba, Lloa, Píntag y el área
urbana de Quito. Esta vieja aspiración de los investigadores, desde
Jijón y Caamaño, finalmente se ha iniciado y se está ejecutando en
los 4.223 km2 del Distrito Metropolitano de Quito. Entre las
ventajas de este mapa, estarán justamente las vinculaciones que el
pueblo yumbo tuvo con otros grupos huma- nos vecinos, puesto que
sus vestigios se proyectan con gran persistencia hacia la Sierra y
particularmente hacia Quito.
Adicionalmente, en esta primera parte se habla también de la
presencia de vestigios más tempranos que los yumbos y que se
refieren a materiales culturales formativos, similares a los de
Cotocollao (1.800 a.C.). En un área aproximada de 50 km. y a 3,40
m. de profundi- dad, se halla una capa cultural que guarda
cerámica, lítica y obsidiana, del período Formativo. Estos
materiales se extendieron desde Machalilla en la Costa hasta
Cotocollao y la Chimba en la Sierra, pero con mayor cobertura y
dispersión en esta zona de Tulipe.
La segunda parte se refiere exclusivamente al valle sagrado de
Tulipe, escenario natural y cultural en el que nos detendremos para
describir las estructuras hundidas con sus acueductos, accesos,
formas y diseños geométricos que atestiguan de la religiosidad y
ritualismo de ese pueblo.
Finalmente, en la tercera parte intentamos generar algunas
hipótesis respecto del pen- samiento, simbolismo, patrones de
asentamiento y cosmovisión que conformaron la ‘superestructura’ del
pueblo yumbo. Si bien las evidencias por sí solas sugieren signifi-
cados de trascendencia conceptual, nuestras propuestas e
interpretaciones podrían ser confirmadas o replanteadas en el
futuro.
Esta obra no pretende imponer conclusiones definitivas; trata
únicamente de informar sobre los resultados de nuestro largo
trabajo realizado en el subtrópico quiteño, a la vez que da a
conocer a la comunidad científica nacional e internacional la
existencia de esta reserva arqueológica que corre el riesgo de
alterarse a causa de inescrupulosas activida-
des antrópicas contemporáneas. Estas últimas se han llevado a cabo
por mineros y bus- cadores de oro que, contrariando la opinión
mayoritaria de la población local, han ini-
I N T R O D U C C I Ó N G E N E R A L
9
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
10/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
ciado sus agresivas perforaciones al más claro ‘estilo Nambija’,
bajo el amparo de con- cesiones ministeriales y el desinterés de
los organismos competentes.
Esta es una propuesta basada en evidencias y sólidos fundamentos
que invitan a conti- nuar investigando. Es una formulación de
variadas hipótesis que vislumbran ciertas
interpretaciones, por sí solas convincentes, aunque no absolutas.
No deberá tomarse deotra manera, por ejemplo, la aplicación de la
geometría sagrada en las piscinas, o la misma interpretación
semiótica de los petroglifos, o el patrón de asentamiento plante-
ado con relación a las tolas, plataformas y piedemontes de este
extraordinario territo- rio de la nación yumbo. Son hipótesis que
deberán ser sometidas a rigurosa comproba- ción en las futuras
excavaciones arqueológicas que proyecta el FONSAL.
A raíz de la colonización que se inició agresivamente alrededor de
1874, y con ella el inmisericorde desbrozamiento de los bosques y
posterior extracción maderera, queda- ron al descubierto
innumerables testimonios arquitectónicos precolombinos que los
colonos atribuyeron a los incas. Ahora, varios de estos vestigios
finalmente inventaria- dos e identificados como yumbos, están
descritos en este texto. Confiamos que su
publicación tenga efectos positivos para que, por una parte, ya no
se los siga destruyen-do y, por otra, despierten el interés de
arqueólogos, historiadores y otros tantos inves- tigadores, así
como de aquellas instituciones encargadas de velar por la
conservación de nuestro patrimonio cultural.
Aquí conviene hacer un reconocimiento imperecedero al Banco Central
del Ecuador que, mediante sus museos se preocupó y abrió el
proyecto Tulipe hace ya 25 años, y al Fondo de Salvamento del
Patrimonio Cultural del Distrito Metropolitano de Quito, que desde
finales del año 2000 retomó este proyecto y ahora lo ejecuta de
manera inte- gral, tomando en cuenta especialmente a la
comunidad.
Para llevar a cabo esta investigación entre 1979 y 1980, se
conformó un equipo de traba- jo integrado por Frank Salomon y
John Isaacson de la Universidad de Illinois (Estados Unidos de
Norteamérica) y Hólguer Jara, del Museo del Banco Central del
Ecuador. Sus indagaciones, con resultados altamente positivos,
quedaron inconclusas debido en gran parte al proceso de crisis
económica que sumió al país; hoy, si bien dicha crisis no ha des-
aparecido, la decisión de una política cultural de la actual
administración del Municipio de Quito, presidido por el señor
Alcalde, Paco Moncayo, ha permitido que el FONSAL incursione en la
investigación, excavación, restauración y puesta en valor de Tulipe
y el subtrópico quiteño en general. Incluso se encuentra en las
etapas finales de la construc- ción del museo de sitio con toda la
infraestructura necesaria para el funcionamiento de exposiciones,
laboratorio y gestión comunitaria.
Previa autorización del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural,
a partir del año 2001, con Tulipe y otros tantos proyectos, el
FONSAL comienza a estar presente en la
investigación arqueológica. Es un reto histórico que tiene el
respaldo total de la actual administración, y particularmente de su
alcalde. Para él y para todos quienes estamos involucrados en la
investigación, conservación, restauración y puesta en valor del
patri- monio cultural, Tulipe constituye un proyecto emblemático de
primer orden: allí está una de las auténticas y fidedignas raíces
de nuestra identidad quiteña y ecuatoriana.
Es muy notoria la iniciativa y motivación que comienzan a mostrar
otras instituciones por explotar racionalmente el recurso cultural
de Tulipe. En esta línea están el Ministerio de Turismo, el
Gobierno de la Provincia, la Administración Municipal La Delicia,
el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, la Universidad
Central, las escue- las de turismo, y la misma comunidad local. De
hecho, el actual asentamiento de Tulipe, gracias a su recurso
arqueológico, es uno de los barrios rurales más desarrolla-
dos del Distrito Metropolitano; sus actuales habitantes están
concientes de la herencia cultural recibida y están dispuestos a
cuidar y a mantener cada uno de estos vestigios.
10
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
11/167
Por tales legados hoy disponen de una extraordinaria alternativa de
subsistencia, pues la actividad turística e interés investigativo
se han incrementado, lo que pide servicios en la zona que puedan
responder adecuadamente a la demanda.
De una manera especial, corresponde señalar que la presente
publicación se sustenta en
tres fuentes muy importantes que, en cierto modo, han ido
complementándose: la pri-mera, las investigaciones etnohistóricas
de Frank Salomon; la segunda, los trabajos des- arrollados por el
Banco Central entre 1979 y 1984; y la tercera, los resultados del
equi- po arqueológico consultor del FONSAL (2001-2004) integrado
por Rodrigo Erazo, Inés Mantilla, Rodrigo Andrade, Marco Vargas,
Alfredo Santamaría y Hólguer Jara.1
La prospección, rescate y puesta en valor de la mayor cantidad de
elementos asociados al centro ceremonial de Tulipe, mediante
técnicas de reconocimiento in situ, excavación arqueológica,
conservación y mantenimiento, han constituido las tareas más
significati- vas del FONSAL. Pero quizá el mayor logro de esta
institución se encuentra en haber influido en la toma de conciencia
y autoestima que la actual población de Tulipe tiene res- pecto de
su patrimonio e identidad. Gracias a este recurso cultural, hoy
Tulipe disfruta de
teléfonos en cada domicilio, alcantarillado, agua potable,
iluminación especial, su escue-la restaurada, una excelente vía de
acceso y un moderno museo de sitio, que se inaugura- rá en los
primeros meses de 2007.
I N T R O D U C C I Ó N G E N E R A L
11
1 De acuerdo a las fases que ha tenido el proyecto, anotaremos a
los profesionales involucrados. Durante el período 2001- 2003,
participaron la doctora Inés Mantilla (contratista), los
arqueólogos Rodrigo Erazo (arqueólogo responsable), Rodrigo Andrade
(asistente de investigación) y el arquitecto Patricio Salazar
(dibujante). Durante el período 2003-2004, los arqueólogos Rodrigo
Erazo (contratista), Rodrigo Andrade (arqueólogo responsable) y el
arquitecto Patricio Salazar (dibujante). Todas las fases han estado
a cargo del licenciado Alfredo Santamaría (coordinador de
proyectos) y del doctor Hólguer Jara Chávez (jefe del proyecto).
Este último ha contado con la asistencia de Verónica León durante
los años de 2005 y 2006 para labores relacionadas con el proyecto.
Cabe señalar que el presente estudio ha contado con los oportu- nos
comentarios que los doctores Segundo Moreno y Jorge Trujillo
elaboraron en el año 2005. Finalmente, se señala que tanto en esta
versión resumida como en la integral de Tulipe y la cultura yumbo.
Arqueología comprensiva del subtrópico quiteño, par- ticipó
Patricio Cando García, en calidad de dibujante.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
12/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
13/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
14/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
15/167
Página anterior: vista aérea de la zona y poblado de Tulipe.
Entre otros se observan las piscinas, y el museo de
sitio antes del término de su construcción.
15
1- La prospección como metodología básica
Toda prospección arqueológica busca la evidencia de posibles
poblados, patrones de asentamiento, tolas, pucarás, terrazas,
caminos, petroglifos, túneles, minas, casca-
das, grutas, cuevas y otras evidencias asociadas que puedan
establecer probables lími- tes culturales de un pueblo o
nación.
En este caso, gracias a esa técnica arqueológica, se ha podido
definir ciertos rasgos cul- turales que demuestran la existencia de
una etnia que desarrolló estrategias de subsis- tencia muy
avanzadas, aprovechando las características ecológicas que tienen
Tulipe y toda su área de influencia.
Antes de centrarnos en la prospección como metodología básica para
este análisis arqueológico, conviene anotar otra ‘herramienta’ que
permitió el reconocimiento y registro de la zona de estudio: las
fuentes orales mediante la investigación participati- va. Es decir,
la selección de informantes de reconocida credibilidad, para la
emisión de
datos confiables sobre posibles evidencias de tipo arqueológico.
Ellos se han constitui- do en nuestros ‘socios estratégicos’; caso
contrario, habría sido muy difícil llegar a determinar todo el
potencial cultural de la región.
En cuanto a la prospección, esta se define como un método objetivo
y sistemático que conduce a la ubicación de sitios o yacimientos
arqueológicos de forma racional, para que pueda ser interpretado
por el arqueólogo. Para intentar buscar los sitios, se ha teni- do
en cuenta el relieve, la orografía y la hidrografía como los
principales indicadores para la localización de posibles grupos
humanos prehispánicos. Paralelamente a ese estudio, se ha hecho un
seguimiento de los datos etnohistóricos, geológicos, toponími- cos
y geográficos en general.
La prospección consistió en visitar, peinar y comprobar visualmente
la existencia de ele- mentos arqueológicos: tolas, terraplenes,
culuncos, petroglifos, sitios abiertos, etc., en cada uno de los
conos de deyección. Además, de modo paralelo, se aplicaron pruebas
de pala a base de pequeños sondeos de 40 x 40 cm. y 1 m. de
profundidad. La incorporación de estas pruebas de pala en la
metodología de prospección, en opinión de los expertos, produce
mayor información sobre la distribución de asentamientos en un área
muy amplia, pues se convierten en el “método más efectivo y seguro
permitido para el descu- brimiento de remanentes culturales a
escala regional” (Lightfoot, 1989: 413 en Drennan, 1991: 304). En
el caso del subtrópico quiteño, se ha aplicado este método
especialmente en lugares dudosos, mientras que en aquellos sitios
donde la simple visibilidad señala la presencia de monumentos sobre
la superficie, se ha prescindido de tal actividad.
Para la presente prospección arqueológica, se han definido unos
límites provisionales parcialmente impuestos por los accidentes
geográficos, los datos etnohistóricos e inclu-
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
16/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
17/167
sive las actuales fronteras del Distrito Metropolitano. Se cubrió
gran parte de los 900 km2 propuestos, quedando ciertas áreas -que
por su espesa vegetación y accidentes topográficos- no facilitaban
el acceso.
De manera aproximativa, se puede decir que el territorio del pueblo
yumbo tiene los
siguientes límites:
Norte: cuenca del río Guayllabamba (margen sur). Noreste: Pucará de
Chacapata, Meridiano, Curipogyo y Cariyacu. Noroeste: Paraguas,
Saguangal, Guayabillas. Sureste: Tandayapa (Nono). Suroeste: Soloya
(Mindo). Este: margen occidental del río Alambi. Oeste: Ingapi
(Mashpi).
Los sitios más idóneos para la ocupación fueron los que estuvieron
cerca al abastecimien- to de agua, defensas naturales, fuentes de
materia prima, etc. La población de los yumbos ocupó estos
espacios, los dominó y allí creció. Para aceptar la existencia de
ese pueblo y determinar su nivel de desarrollo, este proyecto se
planteó que, al menos, deberían con- siderarse en la prospección
evidencias claras de cuatro variables fundamentales: territorio,
poblamiento y organización social, superestructura y materiales
culturales.
2- Descripción general del sitio
La ocupación yumbo abarca una extensión de 900 km2 de los
territorios de las actua- les parroquias del subtrópico quiteño
pertenecientes al cantón Quito: Nanegal,
Nanegalito, Gualea y Pacto. Su reconocimiento ha tenido como objeto
contextualizar espacialmente el centro ceremonial de Tulipe, y
definir el comportamiento socioeconó- mico, político cultural de
los yumbos.
Se trata de una zona identificada con la faja selvosa sub-andina. A
este tipo de escenarios, Acosta Solís los llama “bosque muy húmedo
premontano” (bmhpm) (Acosta, 1982). En nuestro caso se halla
ligeramente nublado en invierno, bastante húmedo a lo largo del
año, y dotado de una exuberante vegetación en medio de la cual se
precipitan riachuelos, los que forman entre algunos peñascos
pequeños, pero espectaculares cascadas.
Frank Salomon (1979), Hólguer Jara (1980) y John Isaacson (1983)
son los primeros en describir de manera general ese territorio.
Salomon dice:
“Estos pocos pasos favorables –las ‘bocas de montaña’- se abren
hacia paisajes de una aspereza intimidante, donde los viajeros
deben primero penetrar las arduas espesu- ras de la alta ‘ceja de
montaña’, para luego encontrar el camino hacia abajo por las
escarpadas paredes de la cordillera andina occidental, a través de
una selva tan densa, que uno solo puede ver algunos metros
adelante”. (Salomon, 1979).
Con la prospección y el registro realizados se ha podido constatar
que entre las cotas 1.300 a 1.700 (sur-norte), los conos de
deyección o piedemontes presentan variados ali- neamientos, que no
siempre se orientan de este a oeste como teóricamente debería ser,
puesto que la cordillera occidental tiene dirección norte-sur, y de
ella descienden las vertientes hídricas hacia la Costa. Por
ejemplo, en el sector de La Armenia los piede- montes se orientan
de sur a norte: La Armenia, Santa Elena y Tulipe, CT-ÑII-E4, 3894-
II Calacalí.2 Esta orientación cambia en el sector occidental: San
Miguel de los Bancos CT-ÑII-E3, 3894-III, que involucra a El
Paraíso (Paraguas), La Delicia, Ingapi, Las
Página anetrior: ubicación del país
yumbo con relación al Distrito Metropolitano de Quito,
provincia de
Pichincha, Ecuador,
general.
R E C O N O C I M I E NT O A R Q U E O L Ó G I C O D E L T E R R I
T O R I O Y U M B O
17
2 CT-ÑII-E4, 3894-II se refiere al nombre de la carta topográfica
en cuestión, código de cita que se encontrará en esta y otras
secciones del estudio.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
18/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
Tolas, en donde los piedemontes se orientan, en forma general, de
oeste a este, for- mando así una especie de abanico abierto; luego
bajan para converger todos en la cota 1.000 m.s.n.m., cauce del río
Guayllabamba.
Es una región de colinas con cimas redondeadas, anchas o estrechas
en sus entalladu-
ras nacientes pero que pueden ir separándose moderadamente con
variadas direccionesy diferentes desniveles que nunca sobrepasan
los 50 m. sobre los conos mayores. Sus características de
uniformidad determinan el paisaje natural.
En este nivel ecológico predominaba hasta hace poco una flora muy
rica y variada de la cual quedan pocos ejemplares, como el pambil,
la tagua, el aliso, la guadúa, entre otros.
A estos hay que añadir plantíos y frutales, nativos unos e
introducidos otros, que siguen siendo cultivados relativamente en
poca escala para el consumo familiar como el ají, la guaba, la
guayaba, la caña de azúcar, entre otros.
Comentario aparte merecen las orquídeas de la zona: constituyen uno
de sus singula-
res atractivos, tanto por su variedad y belleza, como por su
adaptación al medio en esta-do silvestre y en cultivo por parte de
personas aficionadas a este tipo de plantas.
Los informantes señalan que en medio de aquella vegetación tan rica
y frondosa, existía también una fauna muy variada que hasta hace
poco, mediante la caza, constituía parte de la dieta alimenti- cia.
Hoy cada vez se alejan más o van desapareciendo de entre los pocos
bosques que quedan guantas, cusumbos, colibríes, armadi- llos,
monos, entre otros.
De una manera especial conviene destacar la presencia de una de las
aves más importantes por su significado toponímico que tiene
nuestra área en estudio; se trata precisamente del Semnornis
ramphastinus, el pájaro emblemático de los yumbos del cual toman su
nombre. Es el llamado ‘pájaro yumbo’ o toucan barbet, que por su
aspecto multicolor y forma de trinar se diferencia absolutamente de
todos los demás de su especie; posee colores brillantes aunque se
lo percibe naranjo amarillento durante su vuelo conspicuo. Sus ojos
aparecen inscritos en un círculo rojo, su pico es pesado y su
tamaño no rebasa al de una paloma mediana. Una de sus
características es convivir y cantar en pare- ja mientras
recorre su hábitat natural en las estribaciones occi- dentales de
Pichincha y Cotopaxi.
3- Estratigrafía del sitio
En términos generales la estratigrafía se presenta de la siguiente
manera:
DEPÓSITO 1: Suelo o cubierta vegetal que no sobrepasa los 15 a 20
cm. de espesor; su textura y colo- ración nos indican que se trata
de suelos vegetales negros, con poca presencia de are- nas. El
material cultural de este depósito es utilizado por la población
actual.
DEPÓSITO 2: Arena amarillenta rojiza, de origen volcánico con alto
contenido de cuarzo. Este depó-
sito tiene diferentes espesores dependiendo de los sitios: en
gradientes casi desaparece, pero en lugares planos o de pequeña
declinación llega hasta los 25 y 40 cm. Creemos
18
Pájaro Yumbo (Semnornis ramphastinus), topónimo
del pueblo que habitó Tulipe y su área de influencia
cultural.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
19/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
20/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
21/167
Históricamente, quien en primera instancia se ha referido al
desarrollo de la arquitec- tura monumental en nuestro país fue el
padre Juan de Velasco. Sus estudios involu-
cran también a la región noroccidental de Pichincha. En las
aseveraciones de este ilustre jesuita se basan posteriormente
casi todos los investigadores calificados como clásicos:
Federico González Suárez, Bamps, Sttubel, Reiss, Koppel, Uhle,
Seler, P. Rivet, Vernau,Buchwald, Dorsey, Saville, Jacinto Jijón y
Caamaño, y Larrea. Ellos lo han complementa- do con otros
componentes arqueológicos, etnohistóricos y lingüísticos.
Refiriéndose a la región que nos interesa, la yumbo, en 1789, el
padre Juan de Velasco menciona la presencia de varios pueblos que
se ubican en ese costado occidental. Los cita de la siguiente
manera:
“[…] tras la cordillera de Pichincha, sobre cuyo inmediato
descenso, tenía el Rey Quitu diversas poblaciones las cuales se
conocen hoy con los nombres de Bolaniguas, Cocaniguas, Tambillo,
Galea [por Gualea)], Nanegal, Mindo y Nono [...]” (Velasco [1789],
1946: 89).
En cuanto a la forma de los montículos o tolas, González Suárez
señala que “así en la Sierra como en la Costa, las tolas no tienen
todas uniformemente ni la misma altu- ra ni la misma forma circular
[…]” (González Suárez, 1969: 787).
El 1918, el Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios
Americanos publica algunos trabajos del investigador Otto Von
Buchwald quien al referirse a las tolas ecuatorianas manifiesta
que
“En resumidas cuentas parece que los Colorados y sus próximos
vecinos los Cayapas, anteriormente ocupaban el gran espacio del Río
Patía y el Río Esmeraldas y adelantaron de allá en el Norte hasta
las fuentes de Atrato a lo largo del Océano Pacífico. Por el
Oriente penetraron, siguiendo el curso de los Ríos Mira y
Guayllabamba al valle interandino y talvez a las cabeceras del
Amazonas”.
Citando a González Suárez añade que
“Las Tolas o túmulos artificiales no se encuentran en todas partes
del Ecuador, sino exclusivamente en las provincias de Imbabura,
Pichincha y Esmeraldas; quiere decir, en un espacio limitado en el
oriente por la gran cordillera de los Andes, en el occiden- te por
el Pacífico, en el norte el río Chota (afluente del Mira) y en el
sur por el río Guayllabamba, afluente del Esmeraldas, desde la
fuente hasta su desembocadura” (Buchwald, 1918: 242). Pero luego,
rectifica y acota que “las tolas no están restringi- das en los
lugares indicados y se encuentran en gran número en toda la zona
del Guayas hasta su desembocadura y probablemente más al sur”
(Buchwald, 1918: 242).
De la información precedente, abstraemos la referencia a la función
de las tolas: asegu-ra que sirvieron para sepulturas o tumbas,
criterio que desde entonces siempre se ha
Página anterior: tola Andrade No. 1. Obsérvese la forma
piramidal trunca y una de sus dos rampas de
acceso que parten desde el centro de su eje mayor.
21
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
22/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
22
Forma y diseño de las tolas ‘clásicas’ con doble rampa de
filiación yumbo.
mantenido. De nuestras observaciones en tolas huaqueadas podemos
decir que aquello no es enteramente acertado. Efectivamente, la
mayoría, especialmente las de gran área constructiva, no evidencian
claramente una utilización asociada a rituales funerarios. Si algo
cabría afirmar es que, por su complejidad cualitativa y
cuantitativa, las tolas cons- tituyen un elemento diagnóstico de
una sociedad organizada capaz de levantar monu-
mentos, aplicando conocimientos, técnicas y sistemas
avanzados.
Uno de los problemas más complejos que hemos afrontado, respecto de
las tolas del subtrópico quiteño, ha sido delimitar y entender el
uso del espacio geográfico en torno al monumento tola en sí mismo,
luego relacionarlo con el piedemonte en donde por lo general se
levanta y, finalmente integrarlo al contexto local y
regional.Consideramos estos parámetros fundamentales para lograr la
caracterización del ager o patrón de asen- tamiento, que está
presente en todos y cada uno de los piedemontes de la región.
El diseño arquitectónico que predomina en estos monumentos de
tierra incluye los siguientes detalles: las tolas son pirámides
truncas; su plataforma trunca es geométrica, en su mayoría de forma
rectangular, a veces cuadrada y en pocos casos ovoidal; de su
eje
mayor salen las rampas o accesos; estas rampas se hallan en los
extremos del eje mayor.
Las tolas que se hallan cerca al centro ceremonial de Tulipe tienen
justamente su eje mayor orientado hacia este lugar; pero a medida
que se alejan las restantes tolas guar- dan una orientación
parcialmente similar a la del piedemonte sobre la que se
levantan.
Adicionalmente, los caminos antiguos o culuncos siempre están
vinculados a los sitios nucleados y cruzan por medio de las tolas.
Si se prefiere interpretarlo de otra manera, el tránsito,
intercambio y en general todas las actividades cotidianas se
realizaban por los culuncos que atraviesan las áreas nucleadas,
sugiriendo que la movilización se efec- tuaría por las zonas
pobladas dentro de circuitos controlados.
Esta observación permite sustentar una comunicación existente entre
las unidades ocu-pacionales asentadas en las cimas de los
piedemontes propios de la geomorfología del país yumbo.
En cuanto a la forma de las tolas de los yumbos, se puede sostener
que la predominan- te clásica es aquella de plataforma rectangular
plana de cuyo eje mayor se desprenden equidistante y simétricamente
las rampas laterales.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
23/167
L A S T O L A S , A R Q U I T EC T U R A P I R A M I D A L Y M A N
E J O D E L T E R R I T O R I O Y U M B O
23
1. Tolas de doble rampa: - Tolas Andrade, El Mirador. - Tolas
Naranjo, El Porvenir.
- Tola Romero, Miraflores. - Tola El Morro, Miraflores.
- Tola Pozo, Tulipe. - Tola Santa Martha,
Gualea Cruz.
2. Tolas de una sola rampa: - Tola Coronel, barrio Las Tolas. -
Tola Mora, El Paraíso.
- Tolas Franco, El Porvenir. - Tola Mena, Urcutambo.
- Tolas Albán, San Francisco.
3. Tolas de for ma variada: - Tola el Ladrillal 1, Salento. -
Tolas Rodríguez, San Francisco.
- Tola Freire, San José de las Tolas. - Tola Saguangal,
Iglesia.
- Tola Tanque de Agua, La Delicia. - Tolas Camacpi, Santa
Elena.
- Tolas San Sebastián, Pachijal.
3 El concepto de nucleada o nucleado será trabajado más adelante,
cuando se señalen los patrones de asentamiento anota- dos por John
S. Athens.
Diferentes tipos de tolas: sin rampa, con una rampa, con
doble rampa. Los tamaños (áreas constructivas) son bas- tante
variados, dependiendo del sitio con- creto donde estén ubicadas.
Esa variabili- dad de tamaño y ubicación, en nuestro criterio,
tiene significados jerárquicos: las
tolas mayores habrían pertenecido a per-sonajes de alto rango,
mientras que las medianas y menores corresponderían a personajes
dependientes de los anteriores, concluyéndose la presencia de al
menos tres grupos jerárquicamente bien diferen- ciados: el jefe de
la etnia, uno o más sub- jefes intermedios y luego toda la
pobla- ción subordinada.
En este contexto, llaman la atención cier- tos conjuntos formados
por tres tolas
mayores que ocupan el espacio más eleva-do de una montaña,
constituyendo entre sí una unidad nucleada.3
Cada tola mayor ubicada en la parte más alta, tiene la forma de
pirámide trunca con dos rampas de acceso, tratamiento que sugiere
una función especial probable- mente orientada a exaltar la
autoridad jerárquica del jefe, quien desde allí se mantendría
cercano a los dioses tutelares, y controlaría los movimientos de
los sec-
tores poblacionales en las partes bajas.
Con tales aseveraciones queremos decir que la funcionalidad de
estos monumen- tos yumbos era múltiple y variada; simbó- licamente
conllevaba significados de jerarquía, religiosidad,
observación astro- nómica, geometrismo, control del espa- cio,
integración social y, en ciertos casos, ritualismo funerario.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
24/167
Tola Naranjo Nº 1 y rampa norte de acceso, vista desde la tola 2
en
un ocaso invernal.
Tolas Andrade, El Mirador (Z2E4 - 008)
Todo el complejo del piedemonte El Mirador se halla en predios de
diferentes fin- queros, pero las tres tolas, que hemos denominado
tolas Andrade, se encuentran
bien protegidas en la hacienda El Mirador. La densidad cerámica es
moderada (tres acinco fragmentos cada metro cuadrado) y la ausencia
de lítica es notoria.
Tolas Naranjo, El Porvenir (Z2E4 – 022) CT – ÑII – E4, 3894 – II -
Calacalí
Conforme ocurre en todos los otros complejos nucleados, en el
piedemonte El Porvenir, situado entre la quebrada El Tigre y el río
Chirapi, también intervienen los mismos factores característicos
del patrón de asentamiento de la región: la monumen- talidad de las
tolas, la ubicación estratégica, y el continuum que presentan; es
decir, el complejo nucleado de las tolas sobre la elevaciones más
destacadas; desde donde es posible apreciar otros complejos
intermedios. En este caso, desde las tolas Naranjo se
domina a otras once tolas levantadas que pertenecen al mismo gran
complejo nucleadode El Porvenir.
Asociadas a estas tolas se hallan dos túmulos pequeños, que según
los pobladores del barrio El Porvenir, compiten con las tumbas del
actual cementerio, asentado sobre la plataforma de la tercera tola
ubicada al extremo norte del conjunto.
Tola Romero, Miraflores (Z2E4-211)
La tola Romero es una de las que conforman el complejo nucleado de
Miraflores. A esta tola se vinculan tres estructuras más, formando
un solo contexto: una plataforma amplia de 155 m2 que está adosada
a la pirámide principal, una segunda plataforma rec- tangular de
108 m2, y la tercera también rectangular de 144 m2.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
25/167
Tola El Morro, Miraflores (Z2E4-192)
Su ubicación es estratégica. Domina en 360° todo el entorno
inmediato y sirve de enla- ce entre las tolas de la parte baja que
se asientan hacia la mitad de las laderas meridio- nales del
piedemonte Cerro del Oso. Su eje mayor se orienta en sentido
este-oeste.
Tola Pozo (Z2E4-001-5)
Esta pequeña tola es una de las cuatro que custodiaban el centro
ceremonial de Tulipe. Se encuentra sobre una pequeña colina
cerrando justamente el sector este del valle sagrado. Mide 19 m. de
largo por 9 m. de ancho y 2 m. de alto, que le catalogan entre las
tolas menores. Su área constructiva apenas alcanza a 171 m2.
En mi opinión -pues fui testigo de la excavación- esta pequeña tola
fue levantada por sus constructores yumbos como un monumento post
mortem del jefe de familia o de algún personaje que allí vivió. No
se encontró material óseo que indique algún enterramien- to humano,
pese a que tradicionalmente se aseguraba que toda tola era una
tumba, pero
si se pudo comprobar que el nivel topográfico del terreno sobre el
cual se edificó la tolacoincidía exactamente con la base de la
misma y con un piso cultural con muestras de cerámica, carbón y
esteras quemadas, por lo que hipotéticamente se podría pensar en la
utilización del espacio para algún tipo de ritual funerario.
2- Tolas de una sola rampa
Estos monumentos son pirámides truncadas, cuyos cortes
longitudinales o transversales dan una forma
trapezoidal, pues las paredes se configuran con rellenos inclinados
que se levantan generalmente sobre una colina o en la cuesta de una
montaña (piedemonte). La cima de la pirámide suele ser una
plataforma muy plana y de forma rectangular. A este nuevo grupo que
los constructores prefirieron edificarlo con una sola rampa que se
prolongue desde un lado del eje mayor.
Aquí conviene destacar una diferencia fundamental entre las tolas
de Tulipe, o de los yumbos, y las famo- sas tolas de Cochasquí en
la Sierra, que también tie- nen una sola rampa. Estas son
posteriores a las de Tulipe: se podría admitir a este componente
geomé- trico como un signo de transformación estético-sim- bólica y
religiosa, detalle que deberá analizarse cuan- do se conozca más
acerca de la arquitectura prehispá- nica de las dos regiones.
Tola Coronel, Barrio Las Tolas (Z2E4-150). Tola Mora, El Paraíso
(Z2E4-241)
La tola Coronel (1.892 m.s.n.m.), forma parte del conjunto
arqueológico del barrio Las Tolas. Se asien- ta entre dos quebradas
en sentido noreste-suroeste, y en medio de dos caminos que se
bifurcan. Tanto por su ubicación como por su forma perfecta de una
pirá-
mide trunca, esta tola es el típico monumento artifi- cial de la
arquitectura yumbo.
L A S T O L A S , A R Q U I T EC T U R A P I R A M I D A L Y M A N
E J O D E L T E R R I T O R I O Y U M B O
25
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
26/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
En cuanto a la tola Mora, esta se levanta sobre una loma de más de
15 m. De altura y a 1.504 m.s.n.m. Se accede a su plataforma
superior plana por una rampa y por sus carac- terísticas
constructivas se identifica con la tipología arquitectónica de los
yumbos.
Tola Franco, El Porvenir (Z2E4-050). Tola Mena, Urcutambo
(Z2E2-149). Tolas Albán, San Francisco (Z2E4-043).
La primera es fácilmente reconocible por las tres pirámides que se
pueden observar desde diferentes ángulos del barrio El Porvenir.
Estas tres tolas, junto con las tolas Naranjo, forman parte de un
complejo de jerarquía mayor.
La segunda se caracteriza por su monumentalidad y por tener una
sola rampa. Se levan- ta entre los conjuntos del piedemonte de
Urcutambo.
La tercera, está formada por cuatro estructuras piramidales
truncas, de ellas, la segun- da es de una sola rampa.
Las actividades que se realizan en las zonas donde se ubican todas
las tolas descritas son variadas. Desde ganadería, cultivo de la
caña de azúcar, cuidado de aves y de gana- do menor. Por esa razón,
como sirven en su mayoría para el pastoreo del ganado vacu- no, a
veces resulta difícil encontrar entre los pastizales, fragmentos de
cerámica, líticos y otros materiales propios de las tolas.
26
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
27/167
Tola Freire cubierta todavía de vegetación secundaria (parte
central).
L A S T O L A S , A R Q U I T EC T U R A P I R A M I D A L Y M A N
E J O D E L T E R R I T O R I O Y U M B O
27
3- Tolas de forma variada
Entre otras se destacan la tola El Ladrillal 1, Salento (Z2E4-024)
y la tola Freire, San José de las Tolas (Z2E4-016).
La primera carece de rampa y es una de las tantas que se suceden a
lo largo del llama- do Filo de Salento.
Se identifica como Filo de Salento al piedemonte que se extiende
desde La Armenia con dirección sur-norte, siguiendo las corrientes
de los ríos que lo delimitan: el Alambi por el costado oriental y
el Tulipe por el costado occidental, los cuales al unirse forman el
San Lorenzo y tributan al Guayllabamba.
Entre dichas quebradas se levantan justamente los diferentes
contextos arqueológicos de tolas, cuyo número dependerá de las
extensiones de terreno inter-quebradas. A lo largo de la cresta se
suceden al menos 40 tolas de variada altura, pero de similar diseño
y factura, evidenciándose un patrón de asentamiento
longitudinal.
La segunda llama la atención por su monumentalidad y su complejidad
arquitectónica. Está emplazada en una de las ensenadas más altas y
periféricas que custodian al centro ceremonial de Tulipe.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
28/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
29/167
Entre las quebradas principales -que en la zona de Pacto descienden
hacia el Guayllabamba- se encuentra la del río Chirape que
permanentemente fluye con
un volumen aproximado de 3 m3 de agua por segundo, pero que en
temporadas inver- nales crece hasta el triple, arrastrando consigo
todo tipo de rocas, troncos y sedimen-
tos humíferos. En esta quebrada del Chirape y en otras que
circundan a Tulipe -aparentemente desvin- culados de las pirámides
o tolas-, se encuentran varios monolitos, que claramente testi-
monian un uso gráfico aplicado por los yumbos.
Se trata de grandes piedras semi sumergidas en el agua y en
determinadas quebradas, bajo la protección de espesos follajes. En
su cara superior, generalmente más plana que las otras, dejan ver
una serie de grabados repetitivos que se distribuyen de manera
racio- nal y equidistante.
Estos diseños sígnicos, prevalecientes en Tulipe y en muchas
culturas antiguas, contie- nen mensajes probablemente de
connotación cosmológica. Sin embargo, pese a tratar-
se de un tema interesante, no consta entre los más destacados de la
arqueología ecua-toriana. En Uruguay, Perú y Centro América, los
estudios sobre la semiótica y simbo- lismo plasmados en piedra han
logrado interpretaciones muy importantes para enten- der la
cosmovisión de sus pueblos antiguos; esto para no citar los
estudios sobre las famosas pinturas lacustres de Lascaux, las
rupestres de Altamira, o las señaladas por el arqueólogo cubano
Antonio Núñez Jiménez en el Perú cuya obra fuera publicada últi-
mamente por la UNESCO.
La presencia de las espirales y de los círculos concéntricos, tan
evidente en los petro- glifos recientemente descubiertos en el río
Chirape, también demuestra el manejo de la grafía simbólica por
parte de los sabios y artistas de la nación yumbo.
Estos habitantes ancestrales -al igual que los pueblos de la
Amazonía y en menor esca-
la los del callejón interandino- dejaron plasmada estéticamente en
esos monolitos una serie de signos que traducían su cosmovisión,
religiosidad y cultura intangible. Asignar una cronología a un
vestigio de esta naturaleza en piedra, a partir de su mera
constitu- ción física, resulta no confiable y bastante
difícil.
El conjunto de signos, tallados con el martilleo de herramientas
puntiagudas hasta lograr un acabado uniforme de incisiones, se
manifiesta como un contexto de grabados aparentemente repetitivos.
El contenido astronómico, cosmogónico y sagrado de este nivel de
comunicación es incuestionable. Bajo ese criterio, y teniendo en
cuenta la aso- ciación de tantos otros elementos ceremoniales
dispersos en el territorio yumbo (estructuras hundidas, tolas,
cementerios, cascadas, etc.), nuestra lectura semiótica y de
valoración sígnica4 se inclina hacia una interpretación de tipo
religioso que expresa una
Página anterior: petroglifo Chirape 1. Obsérvese en el centro
la
figura antropomorfa rodeada de espirales y
círculos concéntricos.
Los petroglifos. Mensajes yumbo ‘escritos’ en piedra
4 Estos dos conceptos hacen referencia a la identificación de los
signos y su interpretación.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
30/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
30
del centro ceremonial de Tulipe.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
31/167
comunicación ritual, pues sus signos plasmados en repetitivas
figuras espirales y de cír- culos concéntricos, entre las cuales
sobresale por dos oportunidades la figura antropo- morfa
divinizada, guardan significantes propios de una cosmovisión
astronómica, míti- ca y religiosa que concebía al hombre y al
cosmos en permanente movimiento, renova- ción y retorno a su
ser.
A continuación describimos los petroglifos hasta ahora
descubiertos, a los que se los ha identificado con el nombre del
lugar y numéricamente.
1- Petroglifo Chirape 1
El primer petroglifo, al que denomina- mos Chirape 1 se integra a
todo el con-
texto cultural del piedemonte de Ingapi. Este último se extiende en
la margen suro-
este del río Chirape, a no más de 2 km. enrelación a la población
de Pacto. Se trata de una andesita de coloración negro-ver- dusca y
textura granulométrica compacta.
Los signos fueron grabados o tallados con un ‘cincel’ de mayor
dureza que la roca, probablemente metálico o lítico, forman- do
surcos de un ancho promedio entre 1.05 a 2 cm. y una profundidad de
2 a 4 mm. que a menudo hace que, a simple vista y cuando la roca
está seca, pasen esos deta- lles incisos. Una vez ubicada
geo-espacialmente la piedra, y con el afán de descubrir los
mínimos detalles graficados, se procedió con cepillos plásticos muy
ligeros a retirartoda la micro-vegetación que había crecido en la
superficie.
La mayor parte de los signos (aproximadamente un 90%), de
connotación simbólica trascendente, se encuentra en perfecto estado
de conservación, quizá por la contextu- ra granulométrica de la
piedra y la ausencia de actividades antrópicas cercanas. Este
petroglifo tiene un total de veinticuatro signos, distribuidos
indistintamente entre dise- ños de círculos concéntricos, círculos
simples y espirales, destacándose entre ellos una figura
antropomorfa que se compone de las mismas figuras geométricas ya
citadas. Tanto los círculos concéntricos como la alargada espiral
que gira sobre su periferia tie- nen una connotación simbólica
trascendente.
Dentro de la simbología generalmente adscrita al círculo, este
representa la “unidadindivisa del principio” (Burckhardt, 1976:
10), alude al cosmos como fuente de vida y esencia del ser.
Asimismo, la periodicidad cíclica de las estaciones sugiere los
ojos de Imaymana o el Gran Hacedor (Haro, 1974: 17)… “El que
observa, el que todo lo ve”. El sol concebido como la divinidad más
importante de los pueblos aborígenes, en la cos- movisión y
religiosidad de los yumbos tiene forma de hombre, es el mismo
hombre. Por otra parte, las culturas ancestrales andinas concebían
al círculo o a los círculos concén- tricos como el símbolo de la
figura perfecta, eterna, estelar y sobre todo solar. El dios sol
estaba representado por cinco círculos concéntricos.
La lectura semiótica del diseño total del petroglifo determina que
su mensaje es astronó- mico, religioso y creativo: soles en
permanente crecimiento, luna o lunas biconcéntricas,
cosmos espirales en movimiento y tendiendo al infinito; y, en medio
de todo este univer-so, el personaje antropomorfo, definiéndose
como el ser estelar y procreador.
Signos resaltados con tiza del petroglifo Chirape 1.
L O S P E T R O G L I F O S . M E N S A J E S Y U M B O ‘ E S C R I
T O S ’ E N P I E D R A
31
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
32/167
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
32
Figura antropomorfa en la que la cabeza aparece formada
por los círculos
concéntricos que recuerdan al dios sol.
Se podría tratar de un
hombre de cuya mano izquierda se genera un
nuevo sol y su extremo fálico se orienta a un
signo vaginal, denotando así una
totalidad simbólica de fertilidad, fecundidad
y creación.
Por asociación y por encontrarse entre las evidencias del contexto
yumbo, se asume que debió ser grabada y transmitió su mensaje
simbólico, real y directo, durante el perío- do de Integración
(500-1500 d. C) y, más concretamente entre 800 d.C. y 1660 d.C.,
período manejado en Tulipe en base a las dataciones cronológicas
del análisis del C 14.
Estas piedras fueron talladas y probablemente consideradas
sagradas, como una obra más que competía con las tolas, las
cascadas, los cementerios y las piscinas de Tulipe, dentro de la
cosmogonía y religiosidad de los yumbos. De hecho, los actuales
pobla- dores de subtrópico quiteño las identifican con respeto e
inclusive temor, como ‘piedra yumbo’, ‘la yumbo’, ‘la churona
yumbo’, etc., concediéndoles así una filiación y unos atributos
sobrenaturales.
2- Petroglifo Chirape 2
Se encuentra sobre la cuenca del río Chirape, en una cota
aproximada de 1.200 m.s.n.m., cerca de la población de Pacto. Este
monolito moldeado por milenarios
arrastres de cantos rodados a lo largo del Chirape tiene un
perímetro ovalado y su ori- gen es probablemente ígneo, por lo que
todavía conserva una coloración habano-ama- rillenta. Quienes
intervinieron en la elaboración de los dos petroglifos conocieron y
aplicaron la misma técnica de tallado, y que probablemente fue
ejecutado por un mismo grupo.
El grado de conservación es regular, al menos comparándolo con el
primero. Ha sido afectado por el clima, la micro-vegetación y la
erosión causada por el agua que perma- nentemente corre sobre gran
parte de la piedra. En el diseño general de este petrogli- fo, el
signo predominante es la espiral (30 de 42) que cosmológicamente se
vincula al retorno del mismo principio, crecimiento y
decrecimiento; se presenta como la serpien- te que deviene en
movimiento permanente (Milla, 1990). Aquí se plasma la
mitología
andina del movimiento, agua, luna, renacer, retorno, vida, etc. que
explicaba la unici- dad del gran Ser y su plurimanifestación en
seres concretos.
0 5 10 cm.
Figura antropomorfa en la que se resalta la descripción
señalada en la fotografía ubicada en la página anterior arriba a la
derecha.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
33/167
L O S P E T R O G L I F O S . M E N S A J E S Y U M B O ‘ E S C R I
T O S ’ E N P I E D R A
33
3- Petroglifo Chirape 3
Impresiona por su gran tamaño, cuya cara plana donde se hallan los
signos alcanza una superficie de 15 m2 (5 m. por 3 m.),
destacándose sobre ella una espiral de 30 cm. de
diámetro. El tallado y grabado lo realizaron de manera similar,
pero a diferencia de los anteriores, la piedra se encuentra
totalmente limpia y muy bien conservada. El diseño general está
compuesto básicamente de dos espirales. Al igual que en la
valoración de los signos de los diseños anteriores, diremos que las
espirales incisas en este petroglifo se vinculan con el origen
esencial, crecimiento y decrecimiento, retorno al principio, la
serpiente en movimiento, etc. Pertenece al mismo horizonte
cronológico del pueblo yumbo (800 d. C -1660 d. C), dentro del
período de Integración.
4- Petroglifos de Santa Teresa y San José
La ubicación del primero se asocia a ciertos elementos naturales
que lo vuelven especial- mente atractivo y de singular connotación
simbólica, siempre vinculada con el agua: la
naciente del río Santana, la cercanía de la quebrada Palanzuro que
baja hasta la cuenca del río Piripe y una pequeña cascada de 3 m.
de caída. La base de la roca se introduce a modo de cuña hacia
niveles geológicos naturales ocupados por el lecho del río, por lo
que soste- nemos que su sitio original es el mismo desde la época
de su construcción.
Al igual que anteriores, el trabajo de los pequeños canales que
conforman los diseños es producto del martilleo, despostillado y
pulido con la utilización de ‘cinceles’, aunque en esta roca tan
dura muchos de tales instrumentos se habrán malogrado.
Son 14 signos en los que predominan las espirales concéntricas y
excéntricas; simples y dobles.
Mención especial merece la presencia también en este petroglifo de
otra figura huma- na: aquí se repite el signo antropomorfo del
petroglifo Chirape 1, con la diferencia de que en aquel la cabeza
estaba conformada por los círculos concéntricos, mientras en este
es de forma espiral excéntrica cuyo movimiento o dirección sigue a
las manecillas del reloj.
Se trata de un personaje que se vincula a otras espirales por la
parte superior y poste- rior de su cabeza, obligándose a que su
‘mirada’ se dirija hacia arriba en donde los movi- mientos
contrarios de las espirales se suceden en una infinita
imbricación.
Curiosamente, en medio de ese contexto de espirales y movimientos,
sobre la cabeza de ese posible hombre, aparece también de manera
menos resaltada pero ocupando un
estratégico espacio central, el diseño de una figura zoomorfa, que
se asemeja a unmono. Como se manifestaba en el anterior petroglifo,
aquí resulta aplicable la interpre- tación del simbolismo de la
serpiente bicéfala cuando las espirales se enrollan en senti- do
contrario, pese a compartir un cuerpo común.
A diferencia de los cuatro anteriores, el petroglifo San José no se
halla en el lecho de una quebrada o río, sino sobre una pequeña
llanura, a 100 m. de la quebrada más cercana.
Su estado de conservación es por tanto calamitoso. De allí que, si
bien queda registra- do, lo declaramos no diagnóstico para alguna
interpretación simbólica o semiótica. En todo caso, la tendencia de
las incisiones curvilíneas permite deducir que el signo de
esta
piedra también se asocia con lo estelar, siguiendo el mismo patrón
de todos los petro- glifos de la nación yumbo.
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
34/167
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
35/167
El nivel de desarrollo de un pueblo está dado, en gran parte, por
la cantidad y calidad de sus caminos que conectan los diferentes
centros de producción, comercialización
y consumo; mejor todavía si esas rutas, además de integrar el
propio territorio se extien- den hacia regiones de otros contextos
geográficos y culturales. Se podría decir que los
caminos son las venas que irrigan la vida de los pueblos; sin ellos
resultaría imposible con-cebir una interrelación. De allí que en
los últimos años se esté rediseñando la metodolo- gía de análisis
del proceso evolutivo de toda sociedad, siendo precisamente las
vías de comunicación su mejor referente de desarrollo. En este
sentido, se pronunció también el Primer Congreso Internacional
sobre caminería, organizado por la Pontificia Universidad Católica
del Ecuador (PUCE, sede Quito) a mediados del año 2003.
1- Los culuncos de la zona de Tulipe
La región yumbo, hasta ahora prospectada abarca aproximadamente 900
km2, y con- serva todavía sectores entrecortados de caminos que se
orientan en diferentes direc-
ciones, siendo probablemente las rutas más significativas la
Cotocollao-Pacto, la Cotocollao-Cachillacta, la
Gualea-Alambi-Tambillo hasta la frontera étnica con los niguas,
propuestas por Salomon (Salomon, 1997: 22). Además la Chacapata-
Palmitopamba-Nanegal, la San Francisco-La Armenia, La Armenia-Santa
Elena- Camacpi-Tulipe-Las Tolas-Santa Teresa-El Pachijal-
Mashpi-Puerto Quito; y La Lloa - Saloya -Mindo que se halla más
hacia el sur.
Las últimas investigaciones arqueológicas desarrolladas por el
FONSAL (registro y pros- pección), demuestran que la propuesta de
Salomon es valedera respecto de las orientacio- nes de los caminos
o culuncos. Estos confluyen hacia las bocas de montaña para
facilitar los vínculos interregionales. Tal es el caso del camino
que en forma nítida aparece en San Francisco - La Armenia y
continúa en sentido sureste-noroeste hasta cruzar transversal-
mente los piedemontes de Salento a la altura de La Armenia, Santa
Elena y San Vicente,
camino que aún es utilizado por campesinos y finqueros de la
zona.
Entre todas las hipótesis sobre los yumbos surge la tentación de
una nueva: este grupo étnico, proveniente de la Costa, desarrolló
todo su proceso cultural como una comuni- dad costeña, mientras sus
vínculos con la Sierra eran exclusivamente de corte comer- cial.
Finalmente, sus características medioambientales (temperatura,
pluviosidad, hume- dad, flora, fauna, etc.) se asocian más a la
Costa que a la Sierra. Y, no sólo eso, la tra- dición de las tolas,
técnicas constructivas de las casas (tipo rancho), el uso y
valoración de la Spondylus, el sistema alimenticio, entre otros,
son manifestaciones y representa- ciones culturales costeñas.
Sin embargo, quedaría por comprobar el grado de influencia de la
Costa en los yumbos
o su mayor vinculación sociocultural. Por el momento, las
evidencias descubiertas y expuestas aquí, indudablemente guardan
una mayor conexión con los pueblos serranos.
Página anterior: Vista de un tramo del culunco
Loma-Camacpi-Los Lotes, en San José de
Ingapi.
35
8/18/2019 Tulipe y la cultura de los yumbos
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
36/167
Otro ejemplo muy claro es el llamado expresamente camino de los
yumbos, que circun- da al Ruco Pichincha por el lado sur, y baja
desde Chiriboga hasta La Victoria.
Para Ronald Lippi, estos caminos, comúnmente llamados culuncos,
“son evidencia físi- ca de senderos, no se puede dudar”, están
ubicados en la montaña “especialmente en las
laderas pendientes, a modo de trincheras” (Lippi, 1998: 182). En
efecto, aunque seg-mentados, están en toda la región que hemos
prospectado; muchos de ellos atraviesan precisamente las cimas de
los piedemontes, con dirección este-oeste por donde se hallan los
grandes complejos arquitectónicos de tolas. La destrucción de gran
parte de estos caminos es relativamente reciente, debida a la
actividad maderera, agrícola y ganadera de los actuales
pobladores.
Vicente Echarte Lasa, en su disertación de grado para antropología
consigna la siguien- te información:
“Los caminos de herradura son apenas practicables para los mismos
animales (cami- nos de ‘culuncos’: el camino va entre paredes de
tierra de cinco metros de alto en
algunos sitios y con lodo permanente en el piso). A mediados del
siglo pasado Pactono existía, solamente algunos caseríos dentro de
la montaña pertenecientes a la juris- dicción de la parroquia de
Gualea.
En el área de Pacto no encontramos poblamiento indígena, aunque los
restos arqueológicos hallados revelan que hubo asentamientos
antiguos en el sector de Progreso y Buenos Aires” (Echarte, 1977:
23-24).
Esta es la versión más antigua y directa, que hemos encontrado
sobre el estado de los culuncos en el área de Pacto, caminos que
fueron recorridos por el autor a inicios de 1977. En la actualidad,
de estos culuncos subsisten y están registrados los de Pachijal, El
Pedregal, Santa Teresa, Ingapi, San José y San Juan, y los de
Sanguangal y Guayabillas que bajan aproximadamente hasta los 500
m.s.n.m. donde confluyen los ríos Pachijal y San José del
Mashpi.
El investigador Frank Salomon señala que para los “yumbos
septentrionales”, la ruta más frecuentada fue el camino
Cotocollao-Nono-Alambi-Nanegal-Llambo-Gualea Tambilla- Bola Niguas
que conformaría gran parte de lo que él denomina yumboñan, o
camino yumbo en el quichua vernacular, el cual ascendía a la Sierra
quiteña a través de las “bocas de montaña” (Salomon, 1985).
Disentimos ligeramente con Salomon cuando dice respecto de los
yumboñankuna que “el tránsito aborigen no parece haberse
concentrado en rutas troncales” (Salomon, 1985: 185). La evidencia
arqueológica sí hace ver una ruta principal a la que se unen otras
menores, tal como se observa en el gráfico adjunto. Compartimos el
criterio del
investigador en la segunda parte de su afirmación cuando señala
“que pasaba por la multitud de pequeños senderos que conectaban las
casas con sus respectivos lugares de sembríos, pesca, etc.”
(Salomon, 1985: 186).
2- Importancia de los yumboñankuna y su estado de
conservación
Los culuncos son elementos de comunicación omnipresentes en el
territorio yumbo; una red de caminos que comunicaba conjuntos
habitacionales, zonas de cultivo,
centros ceremoniales y que, además, hoy forma parte de momentos
importantes de la historia de la región. Por ellos huyó hacia la
selva yumbo por la amenaza española, la familia imperial de
Atahualpa, bajo la custodia del general Rumiñahui (Estupiñán,
2003:
134). Por ellos se trasladaron los conquistadores en busca del oro,
la plata y otras rique- zas. Por esa red de caminos circularon
hasta hace poco, los cientos de muleros que
T U L I P E Y L A C U L T U R A Y U M B O
36
http://slidepdf.com/reader/full/tulipe-y-la-cultura-de-los-yumbos
37/167
R
Ì o
Q C
Q
L l
u l
l u
p e
Q
A
l c
a
b
a
l a
Q
P i l a g u a n o
Q C
a m
o s
l i p
e
Q M
a l a P a r t e Q
Y
a
u
p
i
Q
L o
s C
e d
r o
s
R
Ì
o
T
i n
i c
h
e
R
Ì o
R
Ì o
B
l a
n c
o
R Ìo Ch ul u p e
Q u e b r
a d a S
e s a
R
Ì o
R &I