UN CUENTO DOMINICAL ** Por WILLIAM S. HARTufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00221/00122.pdfla*...

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    EL MUNDO. SAN JUAN, f. R. — DOMINGO 7 DE AGOSTO DE IMS. 11

    ;

    UN CUENTO DOMINICAL ^ ELBANDIDO ** Por WILLIAM S. HART

    viento del desierto lanzaba ráfagas de polvo sobre los árboles

    aquella r.?ccl«Sn del oeste t,ue rías si había sido hollada por la

    pSanta del hombre blanco. Todavía fiaban fresco* los vestigios de

    ella inmigrar-ión qUe habla lie- |n hacia occidente, en vagónos liertoi lirados por caballos can-

    * y por bueyes perezosos, ios ñeros destellos de la civiliza-

    Ion del este de los Estados Uni-

    Kn los "pioneer»", constructores imperios, que cruzando las in- ^ahles llanuras, las dunas aré- is, axanzahan siempr.? haca la ie que se hablan trazado, ha-

    * el destino de la tierra fértil o i muerte trágica e inesperada.

    rvio pi-onio el panorama de tieiras

    porque hasta ahora él ha corrido ¡ policías no hablan tenido más r«- i r,ue se presen'.- la oportunidad, | noche nos vamos y mañana, cuan- npre más que nosotros. Y so- medio que pelear con él. . una oportunidad que no depende do esos falsos jornaleros se des-

    mos seis hombres, que venimos per- Esto üene tres pares de berno f de mi mismo, siguiendo desde Texas hasta Ne- les - decia ei Jefe da los agentes \ —Pues !a verdad es que esta v¡- hraska a uno solo. Y en un año i de I» autoridad. Tener que aguan- \ da me está cansando. Prefiero te- no lo hemos podido alcanzar. ; lar los puñetazos de este gran bri- ' rv» que entrarme a tiros a diario

    Pues esta vez vamos a usar hón. para que nadie descubra lo con los bandidos d» Texas, que ha-

    pierl.^n. la presa que buscaban es-

    razón me dice que se nos va a mo- rir.

    Había entrado en el ruarlo »'/:

    a'hnlo*. «v» hombres y bestia;,

    ■  ser cambiado. Cintas parale- ¡ jando aquí," y Yoñ'éí "lene la* de acero hacían brillar al sol

    elar a la luna, dispuestas a re- ir «ohre mi férrea contextura al -sillín vertiginoso y rv* fuego.

    Ornaba. Hndge City. Abilene, Wi- la, Newton, las ciudades rv» ios uro» pnfiernso» estados norteame- sno», «urgían de la tierra virgen ra". tan cerca d»

    *. estaba produciendo. I.os juegos continuaron durante

    aljijn tiempo, Fran osos, eran fi«- •a« de todas clases, eran indios temibles y bravios los que el "ag- rior conquistaba mientras la peque, ña niña lo contemplaba entusias- mada. Masía que por fin una voz se dejó oír viniendo de la cocina,

    na mujer apareció en la puer'a ■i riendo:

    r«r Dios, Mr. Johnson. Debe estar medio suido liai-iendo ¡anto mido con la nena en el suelo. Ila- • .- una hoi a que está jugando y debe \a encomiarse cansado.

    No me canso tan fácilmente. ira Cassidy - replicó el hom-

    b.e ron una sonrisa, y en cambio [e advierto que estoy considerando

    taime a su nieta. I.a t,uv»ro tan- to que estoy pensando sei°iam*n¡>? en quedarme aquí, en vez de verla -^'amenté a la hora de las comi- das.

    Pues a ~"i le pa«a lo mismo, Johnson. I.n huerfaníia 'o ado-

    ia y si usted «e fu^ta se iha a mo- : r de pena.

    P*ro no pienso Irme, al menos pop algún tiempo. Esas cataplas- mas que usted hizo para mis ma- rwn me las han dejado .-orno n-ie- .

    » Toda la hinchazón ha d->sana- fjei y ahora me siento en conoi-

    de coger el pico y la rala ,-o- e\ resto de |os muchachos

    • • • t'nos jinetes, procedentes del sur.

    ..-ah*r.an qe desmontar, cubiertos d» pn'\n_ Ktan verdaderos "caza flores", peritos en el juego de "bus- i Pg j encuentra". El lider de los recién llegados era un hombre bronceado, con canas en las sie- • •« \ un gtan bigote. Tras de ha- cer provisión de su tabaco de mas- ca ■. expresó:

    Me parece que esta noche no i • • a ser solamente el viento el que sentar. Ahora es cuando «1 doctor Smith se va a desenmascarar ,« si mismo, cuando se nos va a en're- gar más humilde que *un atemori- zado cordero.

    —Por Dios Mr. Jnlinaon. l>ebe estar medio sordo haciendo tan- to ruido...

    Johnson, Edith lo está llamando. Se queja de un tremendo doloi y

    bia aprovechado de su confianza para quedarse con sus propiedades, hahia querido favorecer a loa des heredados de la fortuna.

    — Bueno — volvió a bablai Mar- tin. — Estamos a dos mil millas de Texaa. ¿Quién nos puede acusar de no haber cumplido con nuestro dt- berf Supongamos que nos llevamos pneeo a Simth, y que se nos eaca-

    Vamos -.- - — — —■ compuesta, del presi- ,.n

    ver si es asi, jefe, dente y del juez Curtís E«te señor. P empresa que tomase a litar, con cerca de dos años al fren- Poco. ■ era de leara, poco atravente en sus ?U CHVK0 '* construcción de un buen te de nuestra gobernación, supo in- Este les había dicho a sus auxl- i modales y de un prejuicio marcado i!"'0'' ,l; n0 ,0|° *anai1* rnitfhoI formar ampliamente ante las co-

    contra todo lo que venia a su co-1 ° ,al *mPr«>*a. sino que los ] misiones del Congreso cuando se de- nacimiento. Para él. la población „> "tocios, la agricultura y el co-; batía el Bill Koraker. y sus obser- la Isla se componía en su mavorla |nm'10 ,e beneficiarían grandemen-, varionea st tuvieron en cuenta.! creo que no los necesitaré para sol- de negros y mestizos; las leves en ¡L9** electo la comisión se ex-¡Luego, los puertorriqueños hicieron ventar este caso, vigor, eran anticuadas y todos los ,*n