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Metro Francisco Sanguino y Rafael González Para Fina, Danielle, Carlos PERSONAJES HOMBRE: 35, bien vestido, con portafolios en una mano, diario en la otra. MUJER Huida de un metro en la oscuridad. En la estación, una MUJER observa la espalda del último vagón. Está sentada bajo el anuncio de una película. Echa un vistazo a cuanto le rodea, fija la mirada en la boca del andén. Un HOMBRE llega apresurado, se detiene justo antes de caer al foso de las vías. Se da cuenta de que, si no se hubiera enganchado en la maldita barra, ahora estaría de viaje. Mira hacia un lado y otro del túnel sosteniendo la rabia entre los dedos. Ya no hay remedio: el mayor de los fracasos se incuba en un minuto. La MUJER, al percatarse de la llegada del HOMBRE, se coloca unas gafas oscuras y cruza las piernas dejando a la vista hasta más allá de sus rodillas. El HOMBRE siente que hay alguien a su espalda, gira la cabeza para asegurarse y ve a una MUJER, pero ella no lo mira a él, sino al otro lado del andén (ella ha girado furtiva y rápida la cabeza al suponer que él habría de mirarla). La observa unos instantes extrañado: esa mujer sigue ahí sentada a pesar de que el metro no está ya en la estación, acaba de marcharse. El HOMBRE vuelve a lo suyo, a su derecha, a su izquierda por donde la máquina debe llegar de nuevo. «Fíjate la hora que es», piensa; y golpea la esfera del reloj con el índice. Opta por sentarse. Al lado de la MUJER hay sitio para dos más, pero él lo hace, como es lógico, en el extremo: no le interesan sus piernas, tan blancas. 1

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  • MetroFrancisco Sanguino y Rafael Gonzlez

    Para Fina, Danielle, Carlos

    PERSONAJES

    HOMBRE: 35, bien vestido, con portafolios en una mano,diario en la otra.

    MUJER

    Huida de un metro en la oscuridad.

    En la estacin, una MUJER observa la espalda del ltimovagn. Est sentada bajo el anuncio de una pelcula. Echa unvistazo a cuanto le rodea, fija la mirada en la boca del andn.

    Un HOMBRE llega apresurado, se detiene justo antes de caeral foso de las vas. Se da cuenta de que, si no se hubiera

    enganchado en la maldita barra, ahora estara de viaje. Mirahacia un lado y otro del tnel sosteniendo la rabia entre los

    dedos. Ya no hay remedio: el mayor de los fracasos se incubaen un minuto.

    La MUJER, al percatarse de la llegada del HOMBRE, se colocaunas gafas oscuras y cruza las piernas dejando a la vista hasta

    ms all de sus rodillas.

    El HOMBRE siente que hay alguien a su espalda, gira lacabeza para asegurarse y ve a una MUJER, pero ella no lo

    mira a l, sino al otro lado del andn (ella ha girado furtiva yrpida la cabeza al suponer que l habra de mirarla). La

    observa unos instantes extraado: esa mujer sigue ah sentadaa pesar de que el metro no est ya en la estacin, acaba de

    marcharse. El HOMBRE vuelve a lo suyo, a su derecha, a suizquierda por donde la mquina debe llegar de nuevo. Fjate

    la hora que es, piensa; y golpea la esfera del reloj con elndice. Opta por sentarse. Al lado de la MUJER hay sitio parados ms, pero l lo hace, como es lgico, en el extremo: no le

    interesan sus piernas, tan blancas. 1

  • HOMBRE.- Hola.

    MUJER.- Hola.

    (l lo ha dicho cansado, mirando levemente; ella, como siestuviera empleada en la administracin. El HOMBRE abre el

    diario y ojea alguna noticia de internacional que no cuentanada nuevo ni bueno. La MUJER echa un vistazo gratis a lacontraportada, pero el relato de la vida de un tipo que sudaoro no le entusiasma demasiado, y aparta la vista, mira elreloj digital de la pared pagado por un chocolate belga.

    El metro no llega.

    l vuelve a desesperarse, se pone en pie. Vuelve a observar unlado de la va, el otro; esta vez su retina se esfuerza un pocoms en la oscuridad del tnel. Mira su reloj y, como ltimo

    acto del ritual, habla:)

    HOMBRE.- Est tardando ms de la cuenta, verdad?

    (La MUJER lo mira intentando disimular la idea que ya se haformado de l: es el to ms idiota del planeta. l es incapaz de

    advertir ese pensamiento, pero se incomoda y repite:)

    S, est tardando ms de la cuenta.

    (Ella lo mira detenidamente con una ligera sonrisa, no se sabesi de complacencia o de irona.)

    MUJER.- Quiere un chicle?

    HOMBRE.- No, gracias. Llev...?

    MUJER.- Qu hora es?

    HOMBRE.- (Mira su reloj.) Las... nueve y cinco. Llevabamucho tiempo esperando?

    MUJER.- Cmo?

    HOMBRE.- Que si esperaba hace mucho. 2

  • MUJER.- No.

    HOMBRE.- Ah, tambin acaba de llegar.

    MUJER.- Pues no.

    HOMBRE.- No, no, claro; cuando yo llegu, usted ya estaba aqu.

    MUJER.- Oiga...

    HOMBRE.- S?

    MUJER.- Usted se refiere al metro.

    HOMBRE.- Claro.

    MUJER.- Y no tiene miedo de que se le moje?

    HOMBRE.- Cmo dice?

    MUJER.- El traje, no tiene miedo de que se le moje? Parece untraje muy caro.

    (El HOMBRE mira hacia el techo por si hay goteras.)

    HOMBRE.- Perdone, no s si me habr entendido. Lepreguntaba...

    MUJER.- Le he entendido perfectamente. No espero el metro.

    HOMBRE.- (Abre mucho la boca.) Ah. Ya. Disculpe, pensque...

    MUJER.- No se disculpe, no es la primera vez.

    (Ella da por zanjado el asunto con una sonrisa que desaparecede su boca cuando gira la cabeza hacia el otro lado. El

    HOMBRE no ha comprendido muy bien la ltima frase deella, pero tambin ha sonredo, correspondiendo, y ahora seabanica con el peridico mientras hace uso de su portafoliospara golpearse la rodilla. La MUJER le mira molesta por el

    ruidito y l, cuando se percata de que aquellos ojosinquisidores le buscan la yugular, deja el golpeteo y vuelve a

    sonrer. La MUJER sigue mirando, el HOMBRE aparta lamirada y la dirige al techo de la estacin, los tneles, las vas.

    Las gotas de sudor le resbalan por pecho y espalda; l lassiente reptar, vigila su 3

  • trayectoria hasta que el asco de s mismo le devuelve a laestacin. Mierda de metro!, piensa, pero qu puede hacer.Por lo pronto, volver a abrir el peridico por la pgina en que

    lo dej, cuando ella dice:)

    MUJER.- Me deja el peridico, por favor?

    HOMBRE.- S, s, claro. Tenga.

    MUJER.- Gracias.

    HOMBRE.- De nada. Ya ve, est un poco mojado. Es que mesudan las manos de manera exagerada. Debe de ser algunaenfermedad. (Se limpia con un kleenex sacado del portafolios.)

    MUJER.- No; ansiedad. O el calor, claro.

    HOMBRE.- S, desde luego, calor s que hace.

    MUJER.- Desde luego. Lo cual es engaoso.

    HOMBRE.- Qu es engaoso?

    MUJER.- Pues que haga calor.

    HOMBRE.- Es engaoso que haga calor en pleno mes de agosto?No lo dir usted en serio?

    MUJER.- (Se quita las gafas de sol y lo mira fijamente.) Yosiempre hablo en serio de estas cosas.

    (Ella ha ido pasando las hojas mientras hablaba, distendida,sin atender a lo que haba escrito en ellas, pero al decir Yosiempre hablo en serio de estas cosas su mirada ha vuelto a

    ser dura. Pasa otra hoja, y esta vez lee.)

    No!

    HOMBRE.- Le pasa algo?

    MUJER.- NO!

    HOMBRE.- Seora...

    MUJER.- Ponen un documental sobre culebras!

    HOMBRE.- Dnde? (Intentando un chiste.) En el peridico? 4

  • MUJER.- (Lo mira como se mira a un idiota.) En televisin. Alas diez y media.

    HOMBRE.- A las diez y media? (Mira su reloj.) No sepreocupe, an falta ms de una hora. Aunque (Mirando haciaambos tneles.) al paso que vamos... Le gustan las culebras? (Unapregunta que ms bien es una afirmacin.)

    MUJER.- Me encantan, he ledo tantas cosas sobre ellas que...(Ante la indiferencia de l.) A usted no le gustan?

    HOMBRE.- A m? Me parecen repugnantes. Sobre todo esas queson tan grandes... (Como buscndose en la memoria.) La pitn yesa otra... cm...?

    MUJER.- La boa.

    HOMBRE.- Eso, la boa. Es enorme!

    MUJER.- (Mirando al infinito.) Llega a medir seis metros.

    HOMBRE.- Seis metros! Qu asco!

    MUJER.- (Al mismo sitio.) Qu hermosas.

    HOMBRE.- Oiga, entonces a ust...

    MUJER.- En Puerto Rico hay una isla que se llama as.

    HOMBRE.- Boa?

    (La MUJER le echa otra de esas miradas suyas que lo dicentodo. Nuevamente se refugia de la estupidez del mundo entre

    las pginas malolientes del peridico. l, sin embargo, sequeda mirndola y absorbe su labio inferior. Piensa: Debe de

    creer que soy gilipollas, as que voy a retomar.)

    En Puerto Rico hay una isla que se llama Boa? En serio?

    MUJER.- Culebra.

    HOMBRE.- Culebra.

    MUJER.- En Puerto Rico hay una isla que se llama Culebra. Y enPanam un ro.

    HOMBRE.- De verdad?

    MUJER.- Como lo oye. 5

  • HOMBRE.- Y a quin se le habr ocurrido poner un nombre asa un ro? Estos sudamericanos...! (Con desprecio.) Culebra... Nadams pensarlo se me pone la piel de gallina. Culebra... Sonrepugnantes.

    MUJER.- No son repugnantes. A usted le parecen repugnantes; sinembargo, a m me encantan. Cmo me gustara ver ese programa!

    HOMBRE.- Lo ver, mujer, no se preocupe. No creo que tardemucho ms.

    MUJER.- No es por el metro, es que no puedo.

    HOMBRE.- Tiene usted trabajo.

    MUJER.- No es por eso.

    HOMBRE.- Ah, ya, ya s qu quiere decir, perdone mi indiscre...

    MUJER.- Ah, s? Qu es lo que quiero decir?

    HOMBRE.- Bueno, pues...

    MUJER.- Piensa que no tengo dinero para comprarme untelevisor, no? Piensa eso.

    HOMBRE.- No, yo... Vamos...

    MUJER.- Entonces, por qu se disculpa?

    HOMBRE.- Creo que me he metido donde no me llaman.

    MUJER.- No, no se ha metido, as que no tengo que disculparle.

    HOMBRE.- Estupendo, dejmoslo as.

    MUJER.- Cree usted que soy pobre, verdad?

    HOMBRE.- No, no lo creo.

    MUJER.- No mienta; s lo cree.

    HOMBRE.- No, le aseguro que...

    MUJER.- Qu pasa? Quiere saber cunto dinero gano; es eso,no?

    HOMBRE.- (Asombrado.) Cmo? No, no quiero saberlo, porqu dice eso? No es asunto mo, por favor.

    MUJER.- De acuerdo, dejmoslo. Cunto dinero gana usted? 6

  • HOMBRE.- Oiga, seora...

    MUJER.- Es slo por curiosidad.

    HOMBRE.- No creo que le interese.

    MUJER.- Claro.

    HOMBRE.- Seguiremos esperando.

    MUJER.- Seguro que gana mucho dinero.

    HOMBRE.- Oiga, por qu no se preocupa ms de esperar elmetro que de saber cunto dinero gano?

    MUJER.- Es que yo no espero el metro. Ya le he dicho que no loespero. Me met aqu huyendo de la lluvia.

    HOMBRE.- De la lluvia? Pero si no llueve...

    MUJER.- Va a llover.

    HOMBRE.- (Est convencido de que no.) Seguro.

    MUJER.- Va a llover.

    HOMBRE.- Creo que se equivoca.

    MUJER.- Soy meteorloga.

    HOMBRE.- Ah. (Piensa: He hecho el ridculo.) As que va allover.

    MUJER.- Es que no ha visto esas nubes?

    HOMBRE.- S, pero no parecan de lluvia.

    MUJER.- Realmente son las nicas que pueden hacer llover. Esolo saben hasta los nios.

    HOMBRE.- Pues llover, llover si usted lo dice. (l ha dadopor concluido el asalto. Ha ganado ella a los puntos. Claro que...)As que meteorloga.

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Y trabaja en alguna estacin?

    MUJER.- No, en la radio.

    HOMBRE.- En la radio? En qu emisora?

    MUJER.- Radio Ebro. 7

  • HOMBRE.- Radio Ebro? Que yo sepa, por aqu no pasa el Ebro.

    MUJER.- En Logroo.

    HOMBRE.- Ah, es usted de Logroo.

    MUJER.- De Vigo. Fui a Logroo siendo nia. Mi padre tuvo unhundimiento.

    HOMBRE.- Un qu?

    MUJER.- Se hundi el barco en el que navegaba.

    HOMBRE.- Lo siento.

    MUJER.- Yo no.

    HOMBRE.- No siente que su padre haya muerto?

    MUJER.- Dudo que mi padre haya muerto.

    HOMBRE.- Pero el barco...

    MUJER.- Ya. El barco se hundi, desapareci la tripulacin, peroyo no creo que mi padre se ahogara.

    HOMBRE.- Fue cerca de la costa.

    MUJER.- Fue en un temporal en medio del Atlntico.

    HOMBRE.- (No lo tiene nada claro, pero casi prefiereolvidarse del tema.) Ya.

    MUJER.- As que nos fuimos con los padres de mi madre. Yotena once aos. Mi hermano mayor se cas hace unos meses y viveaqu.

    HOMBRE.- (Asiente. Cambia de tema.) Y le gusta esto?

    MUJER.- Dice que es demasiado grande.

    HOMBRE.- Me refiero a usted.

    MUJER.- A m?

    HOMBRE.- S.

    MUJER.- Bueno...

    HOMBRE.- Hombre, es una ciudad grande, pero bastantetranquila.

    MUJER.- S, lo es. 8

  • HOMBRE.- Claro que Logroo...

    MUJER.- Tambin lo es, s.

    (La MUJER saca su cajetilla de Gauloises Caporal y enciendeuno, pero no ofrece. El HOMBRE vuelve a mirar hacia los dos

    tneles, mete las manos en los bolsillos e investiga a fondo,pero no encuentra el tabaco. Un tanto incmodo, se decide a

    pedir uno a la MUJER; con sutileza, claro.)

    HOMBRE.- Vaya, creo que he perdido mi tabaco.

    MUJER.- (Sin percibir la indirecta.) Aunque a veces en ningnsitio se est bien.

    HOMBRE.- Eso es cierto. (Mira el resoplido leve de la MUJERy desea imitar esa accin purificadora.)

    MUJER.- Y se est a desgana en todas partes.

    HOMBRE.- Y que lo diga.

    MUJER.- Y te entran unas ganas locas de escapar, huir, buscar unaislita en el Caribe y olvidar. No le parece?

    HOMBRE.- S, claro. (Pausa.) Oiga, me da la impresin deque he perdido mi tabaco. Hace el favor de darme un cigarro? Espor no salir a comprar, no vaya a ser que venga el metro.

    MUJER.- Claro... Es negro.

    HOMBRE.- Bien.

    MUJER.- Es francs. (Sealando con el dedo el rtulo de lacajetilla.) Gauloises Caporal.

    HOMBRE.- Vaya, no lo he fumado nunca. Lo probar.

    MUJER.- Es el que fumaba Cortzar.

    (l se pone delante el cigarrillo y le echa la primera calada.Parece que no le ha impresionado mucho eso de que esetabaco pasara por los bolsillos y los dedos de Oliveira.) 9

  • Cortzar, el escritor.

    HOMBRE.- Ah.

    MUJER.- No conoce a Cortzar?

    HOMBRE.- Me suena. Pero no saba que fuera escritor.

    MUJER.- (Un tanto ofendida.) Y qu pensaba que era?

    HOMBRE.- (Intentando que su ignorancia parezca tan slooriginalidad.) No s. La verdad es que nunca me ha interesado lagente famosa.

    MUJER.- Ya. Eso lo explica todo.

    (Ella lo mira con alguna repugnancia: siente que ha perdido elpartido, pero no el campeonato. Se hace un silencio.)

    HOMBRE.- As que esto es lo que fumaba Cortzar.

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Y dnde lo compr?

    MUJER.- No lo compr. Me lo trajo un amigo, un compaero dela emisora que ha estado en Francia. Dice que aquello es precioso.(Se va difuminando su contrariedad y su molestia.) Trajo una fotode su tumba. La llevo siempre conmigo.

    HOMBRE.- De quin?

    MUJER.- De Cortzar.

    HOMBRE.- Como lo dijo as... Hizo una foto de su tumba?

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Donde est enterrado?

    MUJER.- Claro, ya se lo he dicho.

    HOMBRE.- Y la lleva usted?

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Aqu? En su bolso? 10

  • MUJER.- No querr que la lleve en una roulotte. Lo dice como sillevara el cadver de Cortzar. Se la ensear.

    HOMBRE.- No, no. No se moleste, es igual.

    MUJER.- No, quiero que la vea, es una bonita foto del...

    HOMBRE.- Es igual, es igual.

    MUJER.- Oiga, qu le pasa a usted? Por qu no quiere ver lafoto?

    HOMBRE.- No, no es que no quiera verla... Es una foto de uncementerio?

    MUJER.- Eurodisney todava no exista, as que no pudieronenterrarlo all.

    HOMBRE.- Ver, es que no me gustan los cementerios, ni lastumbas ni nada de eso.

    MUJER.- Pero es un cementerio muy bonito. Ms que uncementerio, parece un jardn de infancia.

    HOMBRE.- De todas formas, djelo.

    MUJER.- De eso nada, insisto en que la vea. (Saca la foto delbolso, l pone la mano delante.) No sea nio, cjala.

    (l la coge, le echa un vistazo de una dcima de segundo y sela devuelve.)

    HOMBRE.- Muy bonita.

    MUJER.- Ya. Ha visto la torre Montparnasse al fondo?

    HOMBRE.- Perfectamente.

    MUJER.- Le ensear otra.

    HOMBRE.- Otro entierro?

    MUJER.- No.

    HOMBRE.- Un momento...

    (l ha escuchado un ruido y se ha puesto de pie. Puede que lohaya hecho para no tener que ver ms fotos de cadveres

    enterrados en Pars.) 11

  • MUJER.- Qu?

    HOMBRE.- El metro.

    MUJER.- No es el metro.

    HOMBRE.- S que lo es, lo he odo.

    MUJER.- Que no, que no es.

    HOMBRE.- Por qu est tan segura?

    MUJER.- Porque no puede ser.

    HOMBRE.- Ah, no? Y por qu?

    MUJER.- Antes llegan los murcilagos.

    HOMBRE.- (Se queda un rato con la boca abierta, estudiandola situacin. De repente, el tono de su mirada cambia. Ahoraobserva a la MUJER manifiestamente irritado.) Oiga, usted meest tomando el pelo ya.

    MUJER.- Que no, hombre. Es que no lo sabe?

    HOMBRE.- No.

    MUJER.- De verdad que no lo sabe? Coge el metro todos losdas y no lo sabe?

    HOMBRE.- Y si no me lo dice de una vez, no creo que llegue asaberlo nunca.

    MUJER.- Que llegan antes.

    HOMBRE.- Antes de qu?

    MUJER.- Del metro. Cuando lo oyen llegar, salen pitando. Quhara usted si una culebra de quince toneladas le estuviera pisandolos talones en un tnel?

    HOMBRE.- Pues, hombre...

    MUJER.- Vamos, qu hara?

    HOMBRE.- Correr?

    MUJER.- Sabe usted volar?

    HOMBRE.- No. 12

  • MUJER.- Pues eso hacen los murcilagos. As que no se molesteen leer el indicador: cuando vea venir una bandada de murcilagos,sabr que ya llega el metro.

    HOMBRE.- Estar atento. (Se acerca a las vas, se asoma.)

    MUJER.- Algunos no lo consiguen.

    HOMBRE.- Perdn...?

    MUJER.- Los que pierden la orientacin se estrellan contra lasparedes, mueren electrocutados y finalmente son aplastados en lasvas.

    HOMBRE.- (Que ha vuelto rpidamente a sentarse e intentacambiar de tema aludiendo al tabaco.) Es fuerte.

    MUJER.- Usted cree? A m me parece tabaco para nios.

    HOMBRE.- Pues vaya.

    MUJER.- Oiga, sabe una cosa?

    HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- No se ha dado cuenta...

    (l mira a su alrededor un tanto alarmado por si se le vieneencima una bandada de murcilagos o algo as. Luego se girarpidamente hacia ella temiendo que le muestre la foto de un

    beb desmembrado y mordido por ratas de rabo largo yduro.)

    HOMBRE.- De qu?

    MUJER.- Todava no me ha dicho su nombre.

    HOMBRE.- (Resopla relajado.) No, es verdad. Pero tampocousted me ha dicho el suyo: empate.

    MUJER.- Por qu no me lo dice?

    HOMBRE.- Claro que se lo digo. Me llamo Marcelino.

    MUJER.- Como Pan y...

    HOMBRE.- (Es la vez un billn que escucha esa gracia.) Justo.Ahora le toca a usted. Cmo se llama? 13

  • MUJER.- Oh, no, no.

    HOMBRE.- No, no, qu?

    MUJER.- Que no, que no se lo digo.

    HOMBRE.- Por qu?

    MUJER.- Porque es muy feo.

    HOMBRE.- Peor que Marcelino no creo que sea.

    MUJER.- Bastante peor.

    HOMBRE.- A ver.

    MUJER.- Ya le he dicho que no.

    HOMBRE.- Venga, mujer...

    MUJER.- (Muy, muy irritada, fuera de s y de sus cabales.)Que no!! (En un rumor que l pueda percibir.) Coo, estsordo...

    HOMBRE.- Bueno, no se ponga as. (Por destensar.) Usted se lopierde; le iba a contar un secreto.

    MUJER.- (Ms bajo.) Mtaselo en el culo.

    HOMBRE.- Cmo?

    MUJER.- Que se lo digo si me promete no echarse a rer ni hacerbromitas fciles.

    HOMBRE.- Trato hecho.

    MUJER.- No se reir?

    HOMBRE.- Ya le he dicho que no.

    MUJER.- Ya, pero...

    HOMBRE.- Si quiere, se lo puedo prometer.

    MUJER.- No, no le creo.

    HOMBRE.- Se lo prometo y se lo juro por mis padres.

    MUJER.- Me lo promete y me lo jura por sus padres y por susmuertos y por lo que ms quiera en este mundo.

    HOMBRE.- Est bien. 14

  • MUJER.- Venga.

    HOMBRE.- Venga, qu?

    MUJER.- Hgalo.

    HOMBRE.- (A desgana.) Prometo, juro por mis padres, por mismuertos, (Irnico.) incluso por mi coleccin de cromos del Bara...

    MUJER.- Eso es lo que ms quiere en este mundo?

    HOMBRE.- Oiga, que son de cuando jugaba Kubala...

    MUJER. - Est bien, siga.

    HOMBRE.- ...juro que no me voy a rer de su nombre. Ya est.Ahora dgamelo.

    MUJER.- (Rpidamente, emitiendo algo parecido a.)...stina.

    HOMBRE.- Cmo?

    MUJER.- Ya se lo he dicho.

    HOMBRE.- No la he entendido.

    MUJER.- Pues se jode.

    HOMBRE.- Oiga...!

    MUJER.- Agustina!

    (l piensa el nombre, ella le observa y l intenta que no notenada de modo que pone cara de haber degustado algo de

    sabor horrible que no termina de llegarle a la lengua. Ella seacerca cada vez ms al rostro de l. l termina tapndose lacara con la palma izquierda: ya no puede contener la risa.)

    Qu? Ya empez el cachondeo, verdad? Le recuerdo que hicimosun trato. Me lo jur usted por sus padres; no debera rerse.

    HOMBRE.- Ya, pero es que...

    MUJER.- Venga, suelte la gracia, estoy acostumbrada.

    HOMBRE.- No, no.

    MUJER.- Ande, tenga cojones. 15

  • HOMBRE.- Oiga, yo...

    MUJER.- Usted es un cabrn de mucho cuidado. Pare de rer ome cago en su puta madre!

    (l para en seco.)

    HOMBRE.- Oiga, lleve usted cuidado con lo que dice.

    MUJER.- Ah, s? Y por qu, eh? Se puede saber por qu? Meva a dar una paliza? Va a hundirme los dientes, aplastarme la caracontra la pared? Qu coo va a hacer?

    HOMBRE.- Pero, qu dice?

    MUJER.- Usted se cree que est en el Oeste, verdad? Se cree quees Clint Eastwood. (Le golpea en el hombro.) Ande, pgueme,hgalo; s defenderme, no crea que va a ser tan fcil.

    HOMBRE.- Clmese, por favor.

    MUJER.- Desgraciado!

    HOMBRE.- No creo que sea para tanto.

    MUJER.- (Por su traje.) Pingino!

    HOMBRE.- Jams he visto algo parecido.

    MUJER.- Ah, no?

    HOMBRE.- No.

    MUJER.- Pues a ver si as aprende a no rerse de sus semejantes,comemierda!

    (Ella se sienta, busca en su paquete el ltimo de los Gauloisesy comienza a fumarlo hasta que lo escupe porque lo ha

    prendido del revs. Busca otro, pero ya no queda qu fumar.l ha empezado a recoger sus cosas con parsimonia, para que

    ella sea consciente de que no le pasa sus malos modos.)

    HOMBRE.- (Parece que se va a ir.) Buenos das.

    MUJER.- Cmo? 16

  • HOMBRE.- Hasta la vista, seora.

    MUJER.- Es que se va?

    HOMBRE.- Por supuesto.

    MUJER.- (Cerrndole el paso.) Oiga, por favor, no se vaya, nome deje sola.

    HOMBRE.- Djeme pasar.

    MUJER.- No, qudese.

    HOMBRE.- Por favor, djeme pasar.

    MUJER.- Ande, sea bueno, qudese un poco ms.

    HOMBRE.- Le ruego que me deje pasar.

    MUJER.- Se lo pido de rodillas. (Lo hace y rompe a llorar.) Nome deje sola! No lo haga, por favor, no quiero quedarme sola!

    HOMBRE.- Pero, qu hace, seora? Levante del suelo. (Deja entierra el diario y el portafolios, y la ayuda a incorporarse.)Venga, vamos a sentarnos.

    (Se sientan. l la tiene a ella medio abrazada, ella lloradesconsoladamente. l le dice:)

    No se preocupe, no me marcho. Lo dije en broma. No la voy a dejarsola, tranquila, no se preocupe.

    MUJER.- No soporto los truenos.

    HOMBRE.- No hay truenos.

    MUJER.- Los habr, dentro de poco. Soy meteorloga.

    HOMBRE.- Ya me lo ha dicho, pero de momento no hay truenos.

    MUJER.- Los habr, ya ver como s.

    HOMBRE.- Bueno, pues si truena, que truene.

    MUJER.- Gracias por quedarse conmigo.

    HOMBRE.- De nada.

    MUJER.- Perdneme. 17

  • HOMBRE.- Tranquila.

    MUJER.- Perdneme.

    HOMBRE.- No hay nada que perdonar.

    MUJER.- (Enrgica.) Usted perdneme, y luego ya veremos.

    HOMBRE.- (Sorprendido, una vez ms, por la extraareaccin.) Est bien, la perdono.

    MUJER.- (Nuevamente afligida.) Me he puesto un poco bruta.

    HOMBRE.- Todos nos ponemos as alguna vez.

    MUJER.- S, pero yo he estado a punto de matarlo.

    HOMBRE.- (Re.) Ah, s? Y cmo?

    MUJER.- Pues con la pistola que llevo en el bolso.

    HOMBRE.- (Se incorpora y la suelta de un salto.) Bueno, peroya est todo olvidado, no?

    MUJER.- Entonces, me perdona?

    HOMBRE.- Claro que la perdono, no la voy a perdonar?

    MUJER.- Es usted muy majo.

    HOMBRE.- Hombre...

    MUJER.- Marcelino, sabe una cosa?

    HOMBRE.- Qu, Agustina?

    MUJER.- Su nombre es muy bonito.

    HOMBRE.- El suyo tambin est bien.

    MUJER.- Usted cree?

    (Ella termina de secarse las lgrimas. Todo vuelve a su sitio.)

    Bueno, parece que no llega ese maldito metro. Este pas, en lugar deir a mejor, va cada da ms de culo.

    HOMBRE.- Pero, no me dijo que no lo esperaba? 18

  • MUJER.- Y no lo espero. Pero eso no me quita el derecho decriticar las fallas del sistema, no cree?

    HOMBRE.- Desde luego que no.

    MUJER.- Est casado, Marcelino?

    HOMBRE.- S.

    MUJER.- Hijos?

    HOMBRE.- Uno.

    MUJER.- En qu trabaja?

    HOMBRE.- Soy abogado.

    MUJER.- Debe de ser un trabajo muy aburrido.

    HOMBRE.- Depende, lo mo es muy divertido.

    MUJER.- Ah, s? Qu haces t?

    HOMBRE.- Me dedico a la quiebra de empresas. Es la parte msinteresante del Derecho Mercantil.

    MUJER.- Un poco triste, no?

    HOMBRE.- Siempre me han gustado los finales tristes.

    MUJER.- Igual que a m. Que a m no, quiero decir: me encantalo que bien acaba. Lo que bien acaba, bien empieza.

    HOMBRE.- Si usted lo dice.

    MUJER.- Chisst.

    HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- El metro.

    HOMBRE.- El metro?

    MUJER.- Creo. 19

  • (Ella ha credo escuchar algo, l ha corrido a su lado: falsaalarma. Silencio. Ella saca otra cajetilla, esta vez de un tabacode aqu, y ahora s ofrece, pero l lo rechaza con un gracias

    y una mano sobre el pecho, ya est bien de cncer por hoy.Ella fuma, el HOMBRE opta por sentarse; entonces se da

    cuenta de que sus cosas siguen en el suelo y va a recogerlas.Las coloca en el asiento de enmedio. Vuelve a abrir elperidico. Pasa las pginas sin detenerse demasiado en

    ninguna de ellas. Mira su reloj.)

    HOMBRE.- Me parece que va a perderse el documental sobreculebras.

    MUJER.- Eso ya lo s yo.

    HOMBRE.- Aunque si no tardara ms de cinco minutos... Dndevive usted?

    MUJER.- Y dale: ya le he dicho tres veces que no espero el metro,que me met aqu huyendo de la tormenta y que soy meteorloga.Quiere que se lo repita?

    HOMBRE.- Tranquila, mujer; es usted un poco irascible.

    MUJER.- Si me pierdo el documental es slo y nicamente porqueno tengo televisor, de acuerdo?

    HOMBRE.- Cmo ha dicho?

    MUJER.- Lo que ha odo.

    HOMBRE.- No tiene usted televisor...

    MUJER.- (Imitndolo en tono de burla.) No tiene ustedtelevisor...

    HOMBRE.- Es que he pensado algo: si usted no tiene televisor...

    MUJER.- Le encanta meter el dedo en la llaga, eh?

    HOMBRE.- ...tampoco tendr video, claro.

    MUJER.- Ni bragas limpias para cambiarme todos los das.

    HOMBRE.- (Hace como que no ha escuchado.) Mire, lopodemos arreglar: llamo a Ginebra y le digo que lo grabe, leparece?

    MUJER.- A Ginebra? Ha dicho Ginebra? 20

  • HOMBRE.- Es mi mujer.

    MUJER.- Su mujer? No me diga que su mujer se llama Ginebra...En serio?

    HOMBRE.- La llamo y le digo: Oye, Ginebra, que estoyesperando el metro y por eso me retraso tanto; haz el favor de grabarel documental sobre culebras que dan en La 2. Perfecto!

    MUJER.- De lstima.

    HOMBRE.- Por qu?

    MUJER.- Es que usted no piensa las cosas, verdad? No ha dichoantes que le horrorizan las culebras?

    HOMBRE.- S.

    MUJER.- Seguro que su mujer lo sabe.

    HOMBRE.- Desde luego, ella lo sabe todo sobre m.

    MUJER.- Entonces, si su mujer le pregunta para qu cojonesquiere que le grabe un programa sobre culebras, con el asco que ledan, qu le dice, eh?

    HOMBRE.- La verdad.

    MUJER.- Cmo?

    HOMBRE.- Le digo la verdad.

    MUJER.- Cul?

    HOMBRE.- Que es para usted.

    MUJER.- Que es para m?

    HOMBRE.- Evidentemente.

    MUJER.- Pero bueno, usted est loco o qu? Usted se cree quelas mujeres somos tontas? Me gustara saber qu opinin tiene ustedde las mujeres.

    HOMBRE.- Qu opinin voy a tener, si estoy casado?

    MUJER.- Ah, s? Est usted casado? Djeme que le d laenhorabuena.

    HOMBRE.- (Extraado.) Gracias. 21

  • MUJER.- Si usted le dice eso a su mujer, si le dice: Oye, Ginebra,que mira, que estoy esperando el metro y por eso me retraso tanto;y estoy aqu con una seora que le gustara ver un documental quedan en La 2 a eso de las diez y media, sobre culebras, que a ver silo grabas. Es eso lo que pensaba decir?

    HOMBRE.- Ms o menos.

    MUJER.- Pues su mujer, si no es muy tonta, aunque no pondra yola mano en el fuego, lo primero que pensar es que est usted por ahcon alguna fulana pasndoselo como Dios, no cree?

    HOMBRE.- Pues no, no creo.

    MUJER.- Ah, no? No cree? No cree que ser eso lo que pienseenseguida su mujer? Pues amigo, djeme decirle una cosa: es ustedmucho ms infeliz de lo que yo imaginaba, y eso que yo meimaginaba que era usted muy, pero que muy gilipollas.

    HOMBRE.- (Absolutamente cabreado.) Seora, de qupsiquitrico se ha escapado? Me est empezando a fastidiar con tantaestupidez y tanto insulto. Recuerde que si an estoy aqu es porqueusted me ha impedido salir de esta estacin, como era mi propsito,y buscar un taxi. Y recuerde que no hace ni diez minutos estaba ah,abrazada a m como una colegiala, llorando por culpa de no s qutormenta de las narices que usted, argumentando que es meteorlogaen no s qu extraa emisora de Logroo, que seguro que ni existe,dice que va a estallar de un momento a otro, lo cual no se cree ni elmismsimo Mariano Medina.

    (Suena el rumor de un trueno que en la calle se habrescuchado como si el mundo se fuera abajo. l mira hacia lasalida asustado y acciona sin querer la apertura del maletn,

    del que cae casi todo. Repara de nuevo en ella, y ella leamenaza con un dedo y su mirada inquisitorial.)

    MUJER.- Escuche esto, escchelo bien, estpido imbcil, parsitode la sociedad, escchelo a la primera porque no se lo pienso repetir:Radio Ebro, en Logroo, existe, vaya si existe. 22

  • (Una luz aparece por su lado izquierdo: debe de ser el metroque llega, el metro que no oyeron porque los truenos no

    cejaban. Ahora ya est en la estacin, ahora ya ha parado,ahora l recoge molesto todo lo esparcido de su maletn. Suena

    una sirena y el metro cierra sus puertas, se pone en marcha,desaparece de la estacin. Y hace que la propaganda selevante y revolotee hasta el techo como una bandada de

    murcilagos. Ninguno de los dos lo ha tomado. l preguntacon resignacin:)

    HOMBRE.- Tiene usted un cigarrillo?

    (Y se afloja el nudo de la corbata y se saca la americana con elfin de recoger las cosas con mayor comodidad. Dobla la

    americana, cae del bolsillo una cartera. Ella la recoge, junto aunos cromos viejos que se han desperdigado por el suelo.

    Toma uno de ellos, pregunta:)

    MUJER.- Marcelino... Tu padre, no?

    HOMBRE.- Mi padre? (Re.) Eso quisiera yo. Es Manchn.

    MUJER.- Quin?

    HOMBRE.- Manchn. (Y dice un Manchn como si todo loaclarase a la segunda.)

    MUJER.- No me dice nada.

    HOMBRE.- No sabes quin era Manchn?

    MUJER.- No sabas t quin era Cortzar.

    HOMBRE.- Pero me sonaba, por lo menos.

    MUJER.- Pues a m Manchn tambin me suena.

    HOMBRE.- Ah, s?

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Y de qu te suena a ti Manchn?

    MUJER.- De un quitamanchas.

    HOMBRE.- De un quitamanchas? 23

  • MUJER.- De un quitamanchas. De un quitamanchas que comprabami madre.

    HOMBRE.- Un quitamanchas... (Y ahora con actitud de nioque se supo la leccin a tiempo.) Ramallets; Martn, Biosca,Seguer; Gonzalvo, Bosch; Basora, Csar, Kubala, Moreno yManchn. (Emocionado.) El... Bara!

    MUJER.- El Bara. Y Cruyff?

    HOMBRE.- Cmo que Cruyff?

    MUJER.- S, Cruyff. No era Cruyff del Bara?

    HOMBRE.- Vino luego, en los setenta. Manchn jugaba en loscincuenta.

    MUJER.- Pero entonces t no habas nacido.

    HOMBRE.- No, yo nac en el sesenta, el mismo da que subiKennedy a la presidencia.

    MUJER.- Yo nac cuando Cortzar public Rayuela.

    HOMBRE.- (Evocando molesto.) Ese ao el Madrid gan suquinta Copa de Europa. Eso fue lo peor que ocurri entonces.

    MUJER.- Tambin cuando Rocamadour muri.

    HOMBRE.- Mi padre se compr un seiscientos. Que luego vendipara edificar un chal en la playa. Rocamadour?

    MUJER.- El nio de la Maga.

    HOMBRE.- Ah.

    MUJER.- En Rayuela...

    HOMBRE.- Los sesenta fueron buenos tiempos.

    MUJER.- S. Fue cuando mi padre se ahog.

    HOMBRE.- Lo siento.

    MUJER.- No lo sientas. Yo no lo siento, mi madre no lo siente,mis hermanos no lo sienten. Es ms, creo que se alegran, porque seahorran un regalo en Navidad. As que nadie lo siente, nadie; porqu tienes que sentirlo t? Te sientes obligado a ser el nico en estepas que siente que mi padre se ahogara?

    HOMBRE.- No. 24

  • MUJER.- Entonces.

    HOMBRE.- De todas formas, t dijiste que no creas que sehubiera ahogado.

    MUJER.- Ah, no? Y qu otra cosa poda hacer en mitad delAtlntico un dos de noviembre? Llegar a nado hasta Nueva York oAgadir? Abrir un bar en la Atlntida? No digas estupideces.

    HOMBRE.- Yo no digo estupideces.

    MUJER.- Dices estupideces, muchas estupideces! Hacesestupideces, hablas de estupideces y coleccionas estupideces!

    HOMBRE.- Perdona, pero si aqu hay alguien, y volvemos a lomismo, que sea estpida hasta la mdula, no es otra que t. Lo quepasa es que, por respeto, y porque apenas te conozco, no te llevo lacontraria; pero tu padre ya s yo que est ms tieso que el to Paco.

    MUJER.- Y perdname t a m, pero eso que has dicho es unagran impertinencia. No tienes ningn derecho a hablar as de mipadre. Y menos compararlo con Francisco Franco, del cual, teadvierto, era muy amigo. Mi padre sera lo que fuera, pero era mipadre. Por lo menos eso me han dicho.

    HOMBRE.- (Murmurando.) Ni siquiera sabe si era su padre ono.

    MUJER.- Qu has dicho?

    HOMBRE.- Nada.

    MUJER.- Qu has dicho?

    HOMBRE.- Nada, no he dicho nada.

    MUJER.- Escucha una cosa: espero, por la cuenta que te trae, quenunca, ni por un instante, te encuentres en la tesitura de tener quepedirle un favor a mi padre; lo espero, porque, de lo contrario, te vasa encontrar con una puerta blindada en las narices.

    HOMBRE.- Qu pasa? Han hecho a tu padre santo? Hasta ahllegaba su amistad con el Generalsimo?

    MUJER.- No te consiento que te burles de mi padre.

    HOMBRE.- No me estoy burlando de tu padre.

    MUJER.- S lo ests haciendo. 25

  • HOMBRE.- No, me estoy burlando de ti. Y si no lo ves, es queests ciega.

    MUJER.- Seguramente es eso.

    HOMBRE.- Seguramente. Ahora, puedes hacer el favor dedevolverme mis cromos?

    (Ella lo mira fijamente y luego dirige su mirada a los cromos.Sabe que en ese momento los puede hacer picadillo. l

    tambin lo sabe, as que ella no deja de mirar los cromosmientras que l la mira a ella sin perder la dureza del gesto.

    Ella los mira por ltima vez suspirando; luego los ordena y losbaraja, lee los nombres al pie de la foto. Cuando llega a la de

    Manchn, sonre y dice:)

    MUJER.- Manchn...

    HOMBRE.- El mejor delantero que ha tenido el Bara. Sin duda.

    MUJER.- El mejor quitamanchas que tuvo mi madre.

    HOMBRE.- (Sonre.) S, sin duda. (Ofrece la mano para queella ponga en ella los cromos.)

    MUJER.- (Se los entrega.) Tus cromos.

    HOMBRE.- Gracias. (Los mira. Piensa: Qu poco hafaltado.)

    (Suena el metro y llegan sus luces por el tnel. l toma elportafolios, echa dentro los cromos de cualquier manera y locierra rpido. El metro llega, abre sus puertas. Ella toma el

    bolso, se levanta y se dirige a la salida. Pero l no se hamarchado, se ha quedado de pie como un pasmarote mirando

    la espalda de ella. Mira hacia un lado del infinito y sehumedece los labios pensando: Yo soy imbcil o idiota?

    Justo cuando ella desaparece, l se decide:)

    Espera.

    (Tras un segundo de incertidumbre, ella vuelve al andn; lesorprende que no tomara el metro.) 26

  • MUJER.- Tu mujer debe de estar esperndote.

    HOMBRE.- Mi mujer nunca me espera. Estar en el gimnasio.

    MUJER.- A estas horas?

    HOMBRE.- A cualquier hora. Al menos es lo que dice ella.

    MUJER.- Entiendo.

    HOMBRE.- Escucha: siento lo que he dicho de tu padre.

    MUJER.- No te preocupes.

    HOMBRE.- Lo siento de veras.

    MUJER.- No hay por qu. Yo tambin le digo cosas de ese estilocuando voy a verle.

    HOMBRE.- Cuando vas a verle?

    MUJER.- T no vas a ver a tu padre?

    HOMBRE.- Claro que s, a los dos. Voy a comer una vez porsemana a casa de mis padres. Pero no comprendo; t has dicho...

    MUJER.- Yo odio cmo cocina mi madre.

    HOMBRE.- T no has dicho que...?

    MUJER.- Claro que hace tiempo que no voy. Tengo que llamarla.

    (l empieza a darse cuenta de que algo falla. Vuelve a dejarsus cosas en la butaca y pregunta:)

    HOMBRE.- Oye, vamos a ver, creo que estoy absolutamente

    perdido. Podras hacer el favor de una vez por todas de hablarme deuna forma coherente de tu padre?

    MUJER.- Qu quieres saber?

    HOMBRE.- No s, me da igual, cualquier cosa: en qu trabaja?,cuntos aos tiene?, cmo es?

    MUJER.- Querrs decir cmo era.

    HOMBRE.- Por qu no te pones de acuerdo?

    MUJER.- Qu quieres decir? 27

  • HOMBRE.- T padre ha muerto o no ha muerto?

    MUJER.- Puede que s y puede que no. T lo sabes?

    HOMBRE.- (Al borde de la desesperacin.) Yo?

    MUJER.- Por qu no me dejas los cromos?

    HOMBRE.- Los cromos? Quieres los cromos? (Los saca delmaletn.) Toma los cromos. Pero, dime, cmo es tu padre?

    MUJER.- (Pasando los cromos.) Pues... Alto... Rubio... Degrandes ojos claros... Complexin fuerte... (Se para en seco. Sequeda mirando la foto que tiene entre sus manos.) ste es mipadre.

    HOMBRE.- (Mira la foto.) Venga, va, en serio.

    MUJER.- Te lo juro!

    HOMBRE.- (Se re un poco.) Pero, qu ests diciendo? se esKubala.

    MUJER.- Seguro?

    HOMBRE.- Segursimo.

    MUJER.- Este hombre no puede ser Kubala.

    HOMBRE.- Claro que s.

    MUJER.- No puede ser. Este hombre es mi padre. Yo mismatengo una foto igual, se la hizo mi madre un da que fueron juntos apasar el da en el campo, en... en... coo, dnde fue?... Si me lo hadicho ochenta veces...

    HOMBRE.- Por favor, Agustina, debes de estar equivocada.

    MUJER.- Cmo voy a estar equivocada? Este seor vestido conese ridculo pantaln corto es mi padre, lo oyes?, mi padre.

    HOMBRE.- Este seor vestido (Solemne.) con el traje blaugranaes Kubala. Se parecer a tu padre, ser idntico a tu padre, pero noes tu padre. Cmo se llamaba tu padre?

    MUJER.- Ladislao.

    (A l se le hiela la sonrisa en la comisura.) 28

  • HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- Ladislao. Qu pasa? Tampoco te gusta?

    HOMBRE.- Ests segura?

    MUJER.- Pero, cmo no voy a estar segura del nombre de mipadre?

    HOMBRE.- (Para s.) Ser una coincidencia...

    MUJER.- Coincidencia?

    HOMBRE.- S. Es que este hombre tambin se llama as.

    MUJER.- Claro que se llama as, como que es mi padre.

    HOMBRE.- Ya te he dicho que no puede ser tu padre. A ver,Agustina, cundo se hundi el barco donde iba tu padre?

    MUJER.- En el sesenta y siete, al poco de nacer yo.

    HOMBRE.- Entonces, t no has visto nunca a tu padre, no?

    MUJER.- Claro que no. Slo lo he visto en fotos.

    HOMBRE.- Vamos a ver, que me aclare: tu padre tiene unhundimiento en el sesenta y siete...

    MUJER.- ...A finales.

    HOMBRE.- A finales del sesenta y siete, cuando t tenas...

    MUJER.- Nueve meses.

    HOMBRE.- Crees que no ha muerto, pero el barco naufrag enmedio del Atlntico, no es cierto?

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Entonces, cmo puedes ir a visitarle?

    MUJER.- La ley marca un tiempo antes de que un hombre pase dedesaparecido a muerto. La Marina Mercante estuvo esperando hastaque pasase ese tiempo y, entonces, nos regalaron un nicho. A mimadre todo eso ya le traa sin cuidado. Haba pasado demasiadotiempo esperando a mi padre sentada en un noray del muelle comosi fuera el bid de mi casa.

    HOMBRE.- Creo que me he perdido: un noray?

    MUJER.- S, eso que parece un pollete, donde se amarra el cabo... 29

  • HOMBRE.- Qu cabo?

    MUJER.- Desde el barco se echa un cabo a tierra pasndolo por lagatera y se encapilla la gaza en un noray. Luego se pasa el seno delcabo por el molinete, se tensa y se toman vueltas en la bita,hacindolo firme. A popa se hace lo mismo. Eso es la maniobra deatraque.

    HOMBRE.- (Ya derrotado.) Ahora es cuando est claro.

    MUJER.- Entonces, sigo: mi madre cambi el puerto por elcementerio. Todos los domingos le cambibamos las flores y el aguamientras ella le cantaba aquellas alegras de Manolo Caracol quetanto le gustaban a mi padre. Yo tena que marcarle el ritmo con laspalmas.

    HOMBRE.- (Con sorna.) As? (Se marca unas alegras untanto torpes.)

    MUJER.- (Lo fulmina con la mirada.) Dentro de aquel nicho tanpequeo estaba mi padre, y yo pensaba: vaya manas tiene estehombre, si ni siquiera se podr poner uno en pie ah. Luego meexplicaron que all slo van los que van. Bueno, eso es todo. Desdeentonces voy a verlo y le cuento mis cosas. Yo s que mi padre noest all, pero al menos estn todas sus cosas. Y, desde hace dosaos, los huesos de mi abuelo.

    HOMBRE.- Tambin se ahog?

    MUJER.- En aguardiente. Era un borracho muy divertido. Vivaen una casa preciosa frente al mar. Cuando estaba bebido, slo tenaque saltar por la ventana para mear y luego volver a entrar en casa.El da que mi madre se enter de que se estaba muriendo, le pidique se viniera a la ciudad, una ciudad sin mar. Eso fue lo peor paral. Muri.

    HOMBRE.- De cirrosis, claro.

    MUJER.- No, por su antigua costumbre de saltar por la ventanapara mear. Una noche no se acord, salt por la ventana y jamsvolvi a subir. Claro, era un cuarto piso. Y sin ascensor.

    HOMBRE.- Vaya. Debo sentirlo?

    MUJER.- Todos lo sentimos. Estoy convencida de que mientrascaa se iba riendo de la equivocacin.

    HOMBRE.- Supongo que s. Pero (Por la estampa de Kubala.)siento decirte que ste no es tu padre. 30

  • MUJER.- Tienes razn. De repente me haba parecido... Pero quva. Ya hubiera querido mi padre tener estos dientes.

    HOMBRE.- Llevaba postizos.

    MUJER.- No. Me refiero a la piorrea. Tena piorrea hasta lagarganta. Imagnate el olor que despeda: a las ocho de la maana suboca era una verdadera alcantarilla.

    HOMBRE.- Me ests tomando el pelo.

    MUJER.- No, hombre, te hablo en serio; su piorrea era algo...

    HOMBRE.- Me ests tomando el pelo, me lo debes de estartomando desde que he llegado. Has dicho: A ver quin es el imbcilque llega ahora y le cuento la historia de mi padre, a ver quin es elidiota que se traga el rollo del naufragio o el hundimiento o si mipadre est muerto o...

    MUJER.- No te estoy tomando el pelo.

    HOMBRE.- ...est vivo o est muerto o ha resucitado...

    MUJER.- No te estoy tomando el pelo.

    HOMBRE.- Ah, no?

    MUJER.- Quieres que te diga la verdad?

    HOMBRE.- Eso estoy esperando desde el principio. Me parecerazonable, no?

    MUJER.- En mi padre no hay nada razonable.

    HOMBRE.- Pues creo que has heredado eso de l.

    MUJER.- Yo soy perfectamente razonable.

    HOMBRE.- Venga.

    MUJER.- Qu?

    HOMBRE.- Que estoy esperando.

    MUJER.- No te lo vas a creer.

    HOMBRE.- Es lo ms probable.

    (Ella lo mira fijo un instante. Una sonrisa.) 31

  • MUJER.- Mi padre me persigue.

    HOMBRE.- Cmo? Ah, ya...

    MUJER.- Paga para que me vigilen, para saber dnde estoy, yentonces secuestrarme y llevarme con l.

    HOMBRE.- Tu padre paga para que te vigilen y manda que tesecuestren...

    MUJER.- Hace tres meses que le despist y temo que meencuentre aqu.

    HOMBRE.- Por eso estabas...

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- No huyes de la lluvia, huyes de tu padre.

    MUJER.- Exacto. Pensaba que eras uno de ellos.

    HOMBRE.- De quines?

    MUJER.- De sus matones.

    HOMBRE.- Tu padre usa matones.

    MUJER.- Hasta ahora, tres.

    HOMBRE.- Y si yo fuera uno de ellos...?

    MUJER.- No hay ningn problema.

    HOMBRE.- No.

    MUJER.- Saco lo que llevo en el bolso y soluciono el asunto.

    HOMBRE.- Y qu tienes dentro del bolso, si se puede saber?

    MUJER.- Un cuchillo.

    HOMBRE.- No era una pistola?

    MUJER.- Para las distancias cortas es mejor el cuchillo: puedoclavrtelo en la nuez sin que te enteres.

    HOMBRE.- Tan buena eres con l?

    MUJER.- He practicado.

    HOMBRE.- Has practicado. Con qu has practicado?

    MUJER.- Con gatos. Te parece suficiente garanta? 32

  • HOMBRE.- Y si te ve alguien apualndome?

    MUJER.- Entonces te pego a m como si nos estuviramosbesando. Nadie podr distinguir cmo resbala la sangre de tugarganta por mi camisa roja. Y menos con esta luz.

    HOMBRE.- Claro, por eso te metiste en la boca del metro.

    MUJER.- S.

    HOMBRE.- Pues creo que puedes haberte metido en la boca dellobo.

    MUJER.- Yo soy la boca del lobo.

    HOMBRE.- Parece que lo tienes todo muy estudiado.

    MUJER.- Lo tengo.

    HOMBRE.- Sabes una cosa?

    MUJER.- Qu?

    HOMBRE.- Vaya historia para no dormir.

    MUJER.- No te lo crees?

    HOMBRE.- Puede que me lo crea y puede que no. Pero, por siacaso soy uno de ellos...

    MUJER.- No lo eres.

    HOMBRE.- Eso t no lo sabes.

    MUJER.- S lo s. Ellos tienen mtodos ms expeditivos.

    HOMBRE.- Quiz tu padre ha cambiado de tctica.

    MUJER.- Tambin eso puedo saberlo enseguida.

    HOMBRE.- Ah, s?

    MUJER.- En cuanto llegue el prximo metro. Tienes que cogerlo.Ya has dejado pasar dos y tu mujer, Ginebra, debe de estarintranquila.

    HOMBRE.- No sera la primera vez que llego tarde. Adems, nocreo que le importe mucho.

    MUJER.- En ese caso, tengo otra opcin: si me dejas que memarche, es que no lo eres; pero si intentas retenerme... 33

  • HOMBRE.- ...es que lo soy. Prueba.

    (Ella inicia la marcha. l la toma del brazo y dice:)

    Por qu te persigue tu padre?

    (Ella no contesta.)

    Di.

    MUJER.- Puedo hacer que lo metan en la crcel.

    HOMBRE.- Por qu?

    MUJER.- Primero, por violacin.

    HOMBRE.- A quin viol?

    MUJER.- A m, a quin va a ser? Y segundo, por malversacinde fondos. Desvi dinero pblico.

    HOMBRE.- Adnde?

    MUJER.- A su bolsillo. Yo trabajaba para l, en su oficina. Unanoche en que me qued hasta tarde descubr el pasteln y le amenaccon contarlo todo.

    HOMBRE.- Y?

    MUJER.- Me viol sobre la mesa de su despacho.

    HOMBRE.- Hiciste algo?

    MUJER.- Naturalmente: al da siguiente dej el trabajo.

    HOMBRE.- Me refiero a si lo denunciaste a la polica.

    MUJER.- Claro! Y habra aparecido muerta y otra vez violada enun vertedero.

    HOMBRE.- No creo que tu propio padre pueda hacer algo as.

    MUJER.- Mi propio padre tuvo un hundimiento.

    HOMBRE.- Eso quiere decir que no es tu padre. 34

  • MUJER.- Exacto. Mi madre volvi a casarse con ese cerdo hijo deputa.

    HOMBRE.- (Abre los brazos como para tomar mucho aire.)Ahora lo entiendo todo. Es tu padrastro el que te persigue. Joder,deberas vender ese argumento!

    MUJER.- S, creo que s. Eso de que tu padre te d palmaditas enel culo, te bese en la comisura de los labios, bromee sobre tus pechosy te viole sobre la mesa de trabajo mientras te hincas la grapadora enla espalda puede resultar muy excitante para el cine.

    HOMBRE.- Desde luego.

    MUJER.- Sobre todo si luego te pide que se la chupes.

    HOMBRE.- No tienes miedo de volverte paranoica?

    MUJER.- No, porque siempre encuentro a alguien paradesahogarme. En este caso, has sido t.

    HOMBRE.- Vaya...

    MUJER.- Debera darte las gracias.

    HOMBRE.- No hay de qu.

    MUJER.- Siempre doy las gracias. Mi padre deca que siempre hayque ser agradecido.

    HOMBRE.- Cul de los dos?

    (Ella no contesta. Sonre, repara en los largos dedos de lamano izquierda del HOMBRE, descubre lo que ya intua: no

    lleva anillo. Ruido de metro.)

    Bueno, ya est ah. Tengo que marcharme.

    MUJER.- (Confirmando su sospecha.) Lo saba.

    HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- Intentas despistarme.

    HOMBRE.- Cmo?

    MUJER.- No te hagas el tonto.

    HOMBRE.- No me hago el tonto. 35

  • MUJER.- No vas a coger ese metro.

    HOMBRE.- No?

    MUJER.- Y tu anillo?

    HOMBRE.- Qu anillo?

    MUJER.- El de casado.

    HOMBRE.- Nunca lo llevo.

    MUJER.- Nunca lo has llevado.

    HOMBRE.- Eso es.

    MUJER.- Nunca lo has llevado porque nunca has estado casado.

    HOMBRE.- Eso no es cierto.

    MUJER.- No intentes engaarme.

    HOMBRE.- No te estoy engaando.

    MUJER.- No vas a cogerlo.

    (El metro cada vez ms cerca.)

    Tu metro.

    HOMBRE.- Deja el metro en paz.

    MUJER.- Lo vas a perder.

    HOMBRE.- Segn t, no voy a cogerlo.

    MUJER.- S que no.

    HOMBRE.- Espera a que pase.

    (El ruido amortigua las voces, apenas se les oye.)

    MUJER.- No eres ms que un matn hijo de puta.

    HOMBRE.- Qu dices?

    MUJER.- Que no eres ms que un asesino, un matn de mierda! 36

  • HOMBRE.- No te oigo!

    (El ruido intenta apagar los gritos con su ladrido. Ella se vaalejando de l con una mano dentro del bolso.)

    MUJER.- Cgelo!

    HOMBRE.- No pienso cogerlo!

    MUJER.- Mrchate!

    HOMBRE.- No me da la gana!

    MUJER.- Tu mujer te est esperando!

    HOMBRE.- Al cuerno con mi mujer!

    MUJER.- No hables as de tu mujer!

    HOMBRE.- Al cuerno con mi mujer mil veces! Al cuerno conesa puta que no desea ms que comprarse vestidos y ropa deportivay follarse a cualquier saco de msculos en el gimnasio! Al cuernocon mi mujer y su puta madre!

    (En ese momento el metro ya no hace ruidito alguno. Hatomado y dejado su pasaje, y luego ha abandonado la

    estacin.)

    MUJER.- (Saca un cigarro.) Ves?

    HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- No te has marchado.

    (Ella se lleva el cigarrillo a la boca, l lo mira y lo desea, ellainclina la cara hacia la llama del mechero.)

    HOMBRE.- Dame. (Le arranca el tabaco de los labios; luego,el mechero. Enciende, traga hasta lo ms profundo y luegoexhala la bocanada como si estuviera sacndose de dentro todoslos venenos de su vida.) De qu estbamos hablando? 37

  • MUJER.- De tu anillo.

    HOMBRE.- No estbamos hablando de mi anillo. Estbamoshablando de que soy un asesino hijo de puta, un matn de mierda, yde que estaba aqu para quitarte de enmedio.

    MUJER.- Es cierto.

    HOMBRE.- Pues no lo soy.

    MUJER.- Yo tampoco quiero que lo seas. Si lo fueras, tendra queclavarte el cuchillo o dispararte con la pistola.

    HOMBRE.- No ser necesario.

    MUJER.- Entonces, por qu no te has marchado?

    HOMBRE.- Debo contarte algo.

    MUJER.- Qu?

    HOMBRE.- (Piensa un momento cmo empezar.) Creo que mimujer me engaa.

    MUJER.- Pues ya ves.

    HOMBRE.- Joder, ya s que no se puede comparar con unaviolacin! En realidad, no iba a mi casa. Creo que todo empezcuando se apunt al gimnasio. Est liada con uno de sos. La estabasiguiendo.

    MUJER.- Por qu?

    HOMBRE.- Est claro, no?

    MUJER.- Quieres matarla?

    HOMBRE.- Matarla? Dios, es mi mujer! Yo slo quiero...

    MUJER.- Qu?

    (No contesta.)

    Volver con ella?

    HOMBRE.- No lo s. 38

  • MUJER.- Ahora ya est claro. Crea que me estabas siguiendo am y, en realidad, no era nada. Parece que los dos nos hemos estadomintiendo.

    HOMBRE.- S.

    MUJER.- De verdad?

    HOMBRE.- Cmo dices?

    MUJER.- Eso.

    HOMBRE.- Por favor, no empecemos.

    MUJER.- No seguirs hacindolo?

    HOMBRE.- No lo les ms, ya te he dicho la verdad.

    MUJER.- Quiz yo no sea meteorloga.

    HOMBRE.- Agustina...

    MUJER.- Quiz t...

    HOMBRE.- S, quiz yo vendo calendarios o soy domador demorsas... Bueno, creo que ha llegado el momento de... Voy a tomarel prximo.

    MUJER.- Muy bien.

    HOMBRE.- Seguro que ahora tardar ms de diez minutos enllegar.

    MUJER.- Seguramente.

    HOMBRE.- Y todava tengo que coger dos metros ms. Esto esinsoportable.

    (Ella, que lo ha estado mirando fijamente y con una crecientesonrisa, se pone en pie y se le acerca. Saca su paquete de

    cigarrillos y se lo ofrece.)

    MUJER.- Anda, tranquilzate, ten un poco de paciencia, ya nodebe de tardar.

    (l saca un cigarrillo y se da cuenta de que es otro paquete deGauloises. Se enciende uno y le devuelve el paquete.) 39

  • Qudatelo. Lo guardaba para una ocasin.

    (l da una sola pero abundante calada. Dice un no que sloes un chasquido de la lengua.)

    Clmate.

    HOMBRE.- (Por el metro que no llega.) Es que siempre pasa lomismo: cuando lo necesitas...

    MUJER.- No te enfades.

    HOMBRE.- Y luego quieren que nos comparemos con el resto deEuropa.

    MUJER.- Calma.

    HOMBRE.- No entiendo esta informalidad. Igual pasan tresseguidos que no pasa ninguno.

    MUJER.- Te pones muy feo cuando te enfadas.

    HOMBRE.- No entiendo esta informalidad.

    MUJER.- No arrugues el entrecejo. Ests muy feo, Marcelino.

    (l la mira sorprendido. Ella comienza a acariciarle el pelocomo a un amante dormido por el alcohol. l intenta

    desembarazarse.)

    HOMBRE.- Agustina...

    MUJER.- Eres muy guapo. No me haba dado cuenta hasta ahora.Tienes los ojos azules.

    HOMBRE.- Yo no tengo los ojos azules.

    MUJER.- Me gustara besarte.

    HOMBRE.- Pero, qu haces, qu ests haciendo?

    MUJER.- Djame que te bese.

    HOMBRE.- Por favor, Agustina... 40

  • MUJER.- No me llames as. Llmame de otra forma, nunca me hagustado ese nombre.

    HOMBRE.- Pero...

    MUJER.- Llmame Laura, anda. Quiero escuchar cmo me llamasLaura.

    HOMBRE.- Laura?

    MUJER.- Laura, s, no te gusta?

    HOMBRE.- S, claro.

    MUJER.- Djame que te bese, anda. Llevo un preservativo en elbolso.

    HOMBRE.- Un preservativo? Agustina, por favor.

    MUJER.- Laura.

    HOMBRE.- Laura, no hablars en serio?

    MUJER.- Es de limn.

    (Ella lo abraza, le besa la boca aunque l se resiste, enprincipio. Poco a poco, cede a los deseos de la MUJER. Suscabezas estn muy juntas, tambin sus pechos. l se ve a s

    mismo en los ojos de ella y ella en los de l. Un leve ruido demetro que se aproxima llega hasta sus odos, pero no lo

    escuchan.)

    HOMBRE.- Laura.

    MUJER.- Marcelino.

    HOMBRE.- No! Mejor llmame Rafa, siempre he deseadollamarme Rafa.

    MUJER.- Rafa...

    (Ella deja que la mano derecha resbale brazo abajo de l.)

    HOMBRE.- Oye. 41

  • MUJER.- Qu?

    HOMBRE.- No irs a apualarme, verdad?

    MUJER.- No, voy a bajarte la bragueta.

    HOMBRE.- Ah.

    (Ella hace lo que ha dicho. El metro est cada vez ms cerca.Llegan los tres ltimos murcilagos, locos con ese frentico ir y

    venir del metro. Anuncian la muerte en sus membranas.Llega. Por un momento, los amantes en un nudo desaparecentras el gran armatoste. Se han abierto sus puertas, ha bajadogente que corre hacia las salidas o las correspondencias o la

    calle con su cielo amenazando lluvia como si dos personasamndose no merecieran al menos un vistazo. El pitido que

    permite la marcha escandalosa de la mquina.)

    (l rompiendo el abrazo.) Tienes que venir conmigo.

    MUJER.- (Recogiendo sus cosas.) De acuerdo. A tu oficina? (Yluego, irnica.) Perdn: a tu bufet?

    HOMBRE.- A comisara.

    (Ella se guarda su decepcin muy dentro, donde l no puedaencontrarla.)

    MUJER.- Cmo?

    HOMBRE.- Se te acusa de complicidad en el delito de fraude yestafa de tu padrastro. Me das el cuchillo?

    MUJER.- (Tras recomponerse en un segundo.) Se te olvida lapistola.

    HOMBRE.- Es verdad. Tambin tienes que hacerme entrega dela pistola.

    MUJER.- Por supuesto. (Le entrega el bolso.)

    HOMBRE.- Puedes creerme si te digo que odio mi trabajo.

    MUJER.- Te creo. 42

  • HOMBRE.- Pero debes venir conmigo.

    MUJER.- La vida es as.

    HOMBRE.- La vida es una mierda. Supongo que no te caermucho. Cinco; a lo sumo, diez; no creo que llegue a veinte.

    MUJER.- No est mal.

    HOMBRE.- Bueno, vamos. No te dar por huir, verdad?

    MUJER.- Puede.

    HOMBRE.- No quisiera tener que esposarte.

    (Miradas.)

    S que no lo hars.

    MUJER.- Quin sabe.

    HOMBRE.- Vamos?

    MUJER.- Adelante.

    HOMBRE.- (Por si acaso, la toma del brazo.) Laura...

    MUJER.- S?

    HOMBRE.- Siento tener que hacerlo.

    MUJER.- Rafa...

    HOMBRE.- Dime.

    MUJER.- Yo no.

    (l echa un ltimo vistazo a la estacin, los tneles. Cuando dala vuelta, su risa no aguanta, de un momento a otro va a

    explotar. Ella no entiende nada y pregunta:)

    Qu pasa ahora?

    HOMBRE.- (Rindose.) Te lo has credo, eh?

    MUJER.- (No le ha hecho ninguna gracia.) Slo un poco. 43

  • (Ella no reacciona. An le clava la mirada, as que l insiste:)

    HOMBRE.- Venga, vamos a un hotel. Pero antes, te invito acenar.

    MUJER.- Ahora? Y el metro?

    HOMBRE.- Que le den por el culo al metro!

    MUJER.- Y tu mujer?

    HOMBRE.- Que le den por el culo a mi mujer! Venga, conozcoun palestino cerca.

    MUJER.- Me encanta la comida palestina.

    HOMBRE.- Vamos?

    (Una pausa que alimenta la incertidumbre.)

    MUJER.- Vamos.

    (Caminan hasta la salida de la estacin. Ella se detiene.)

    Oye, an no nos hemos presentado.

    HOMBRE.- Es verdad, soy un autntico desastre para estas cosas.Me llamo Ricardo, Ricardo Zamora.

    MUJER.- Yo, Emilia.

    HOMBRE.- Bonito nombre.

    MUJER.- No empecemos.

    (El metro llega.)

    El metro.

    HOMBRE.- A buenas horas. 44

  • MUJER.- Tengo que cogerlo.

    HOMBRE.- Qu?

    MUJER.- Adis, Ricardo. (Lo toma.)

    HOMBRE.- Emilia...!

    (Ella sube, el metro se desliza, l se queda solo en el andn: enuna mano, el portafolios; en la otra, el paraguas. Camina

    hasta los asientos, se deja caer en el banco, resopla. Descubrea su lado, en otro asiento, las gafas olvidadas de ella. Las tomay, por un momento, piensa que igual podra hacrselas llegar

    algn da, pero enseguida cae en la cuenta de que eso nosuceder jams. Las observa, se las coloca. Le quedan bien.

    Comienza a esperar.) 45