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GLOBALIZACIN Y NUEVOS ENFOQUES
SOBRE LA CIUDAD
En la dcada de los noventa la reestructuracin del capitalism o, que co
menzaba a esbozarse desde los setenta, parece consolidarse. Paralelamente,
los discursos urbanos comienzan a ser influenciados por esa nueva realidad
econm ica, que se enm arca en un aceleram iento sustantivo de los intercam
bios y un proceso de desconcentracin industrial que toca a los sitios de
retiro de las industrias m anufactureras (pases desarrollados), pero tam bin
reestruc tura las econo mas n acionales y urbanas de los pases que las reciben,
generalm ente en el sudeste asitico y algunos pases latinoamericanos (Dicken
1998). As, Amin y Graham (1997) dan testimonio de una avalancha de
num erosos estudios sobre la ciudad que, superan do los escenarios antiurb anos
surgidos de los prim eros anlisis sobre el im pac to de las teleco municacion es,
en con junt o con la crisis urba na de los och enta , atien den ahora el nuevo rol
de la ciuda d en el conte xto de un a eco nom a globalizada.
En esa literatura, la globalizacin de diferentes tdene s oc upa un lugar
especial y se sustenta ge neralm ente en el hech o de que estamos experim en
tand o un cam bio sustan cial en las relaciones capitalistas, las cuales transfor
ma n com pletam ente todas las otras dime nsiones de la vida social. A esa lnea
de pensam iento se con trapo nen parcialmente otros discutsos, en los cuales se
reconoce que si bien asistimos hoy a una p rofunda reestructuracin del capi
talismo, esos cambios son esencialmente cuantitativos; Harvey (2000), por
ejemplo plantea la existencia de una variacin cualitativa significante pero n
una revolucin fun dam ental en el m od o de produc cin y sus relaciones so
ciales asociadas; un a posicin co m par tida parc ialm ente p or la idea de ciclos
econmicos d entro de una unida d histrico-espacial de sistema-m undo ex
puesta por W allerstein (198 3), quin adems considera que la mundializacin
no es nueva , sino pat te de u n proceso con races histricas y geogrficas que
se rem on tan al siglo XV I.
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GLOBALIZACIN
Y
NUEVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
Revolucin tcnica y cambio socioespacial
Un elem ento fundam ental pata sostener que una nueva sociedad ha
surgido, es la llamada revolucin tecnolgica, considerada por algunos,
(Castells 1 99 9), com o u na de las mayores revoluciones en la historia y clave
en la creacin de riqueza en las sociedades contem porn eas (Dicken 19 98 ).
Del amplio universo que compone la literatura sobre la relacin entre cam
bio tecnolgico y cambio econmico, restringiremos el anlisis a dos pro
puestas: la de sociedad en red y espacios de flujos de M an ue l Castells; y la del
espacio c om o u n co mp lejo de sistemas de objetos y sistemas de acciones en
el marco del cambio tcnico de Milton Santos.
Castells y la sociedad
de
la informacin
La prop ues ta de Castells para la con strucc in de una teo ra social a pa rtit
del anlisis del im pacto del cam bio tecnolg ico en las relaciones capitalistas,
se rem on ta a 1 98 9, cuan do sistem atiz, a pa rtit de las experiencias u rbanas
del sur californiano, la idea de ciudad informacional (Castells 1999). Para
Castells, el capitalismo ha dado un salto cualitativo im po rtante a partir de las
innovaciones recientes en microelectrnica, comunicacin y de ingeniera
gentica. Con ellas el paradigma industrial se reconoce como obsoleto y es
reemplazado por un paradigma tecnolgico que posee grandes ventajas en
pro duc tivid ad y eficiencia, d ebid o a la sinergia de sus co m po nente s (Castells
2000, 6), lo cual es hoy central a cada una de las etapas en el proceso de
produccin e intercambio.
As, Castells define la sociedad contempornea como informacional en
tan to la principal fuente de ptod uctiv idad y pode r es la generacin, procesa
miento y transmisin de informacin (Castells 1996, 21). Esta sociedad
infotm acion al es, a la vez, una sociedad en red, en ten did a com o una forma
especfica d e estructu ra social tent ativa m ente identificada, a travs de investi
gacin emp rica, com o caracterstica de la edad de la informac in (Castells
20 00 , 5 ). Esta sociedad se expresa en la imposicin de unas fotmas de orga
nizacin en red que funcionan a partir de una lgica de inclusin /exclusin,
don de los elementos no compatibles son desconectados o eliminados,
genetnd ose un a dualidad perm ane nte entre red y no red (ibid.). Igualmente
esta organizacin perm ea cuatro tipos de relaciones que, segn Castells, son
las definitorias de la organizacin social: Las relaciones de prod ucci n, las de
con sum o, las de pod er y las de la experiencia cotidiana; al pu nt o de indicarse
qu e el po de r de los flujos to m a prevalencia sobre los flujos de pod er (ibid.,
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GLOBALIZACIN YNUEVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
469) ,es decir que incluso las relaciones de poder, sostenidas en relaciones de
clase y co ntto l de los m edios de produ cci n, q ued an ahora suped itadas a los
flujos de informacin de la sociedad en red.
C om o consecuencia, C astells deriva uno s imp actos d irectos sobre las re
laciones sociales que, en su o pin in , hacen obsoletas las categoras clsicas de
anlisis del capitalism o. As, po r ejem plo, todas las relaciones de pro du cc in
hoy seran organizadas alrededo r de una forma empresarial en red, que resul
ta en una ind ividuac in de la relacin capital trabajo por la cual se suprim en
las relaciones de clase en trm inos de relaciones de produ cci n; la pro du c
cin basada en clases sociales, como estaba constituida y representada en la
edad ind ustrial, deja de existir en la sociedad en red (ibid., 18). Igu alm en te,
las redes disuelven los cen tros y desorgan izan las jerarquas espaciales existen
tes,hacien do o bsoleta la estructura centralizada y obligan do a una reorgani
zacin en red de las unidades polticas, pot ejemplo los estados (ibid. :19).
Finalmente, Castells (ibid.) reconoce tal red como inmodificable en s por
que el poder no radica ya en los actores o las instituciones, sino en los flujos
instrum entale s y cdigos culturales insertados en las redes; en consecuencia el
cambio social se restringe a aquello que la red integra o, en extremis, a ele
m ento s q ue niegan la lgica de la red.
Estos conce ptos han sido, empero, sujetos a ciertas crticas, si bien hab ra
que reconocer que el discurso de Castells es poco con testado hoy en las cien
cias humanas. Un punto, por ejemplo, que se cuestionan algunos autores
como Webster (2002; 2001) es la dudosa existencia de una sociedad de la
informacin' , resultado de un cambio radical en la dinmica capitalista y
que irnicam ente (Schiller 2000 ) etiqueta com o la fbula de la disco ntinui
dad (55), refirindose a com o las teoras posindustriales invocan una com
prensiva pero no demostrable rup tura histrica sostenida en la presunta par-
ticularidad co ntem pornea de la informacin y su prod ucc in (Schiller, De an
citado por Schiller, ibid).
El discurso de la sociedad informacional tambin encuentra problemas
por su marcado determ inism o tecnolgico , en te ndid o como la idea
intuitivamente irresistible que sostiene que la innovacin tcnica
es
un a fuer-
1
Si bien C astells llama al ab an do no de la dea de sociedad d e la inform aci n, qu e califica de
errn ea y poco especfica, en tanto c on ocim ien to e inform acin ha n sido centrales a todas las
sociedades, inm edia tam ente reclama que lo nuevo de nu estra poca son las tecnologas de la
info rm acin (Castells 20 00 : 10 ); es de cir el facrot decisivo no es ya la infor ma cin sino , sus
mtodos de recoleccin, procesamiento y transmisin. Igualmente Webstet (2002: 100)
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GLOBALIZACIN Y
NUEVOS
ENFOQUES
SOBRE IA
CIUDAD
za mayor de la historia con tem pot ane a' (Smith y M arx citadoporEdgerton
1998,
827)y la creencia de que el progreso social es ind uc idoyjalonado por
la innovacin tcnica,
la
cual
a su
turn o, sigue
una
direccin 'inevitable'
(ibid.).Si bien Castells (1996, 5) sealaque Dehecho latecnologano
determinalasociedad. Perolasociedad tam poco trazaelcursodelcambio
tecnolgico,en el cual intervienen muchos factores asqu eelresultado
final dep end e deuncomplejo pa trndeinteraccin ;alo largo de sus textos
es evidente
una
confianza absoluta
en la
tecnologa, sealando
que
es evi
dentemente una fuerza, probablemente msanbajoelparadigma tecnol
gico contempotneo,quepenetraelcentrode lavida socialy de lam en te
(ibid, 65), remarcando adems
su
fe en ella com o fuen te de justicia social:
el
desarrollo
de la
tecnologa
de la
informacin puede llevarnos
a una
ciudad
diferente, ms humana,enel marco de una sociedad nueva, m s inteligente y
ms justa (Castells 199 9, 28 ). Estas afirmaciones riencon laevidenciade
unas nuevas tecnologasque seexpresan cada vezcon ms fuerza comola
extensin del poder de los grupos que las controla n y
un
instmmento sofis
ticado para explotar las diferencias entre lugaresype rsonas . .. atravsde
divisionesdeltrabajo altamente elaboradas (Graham 2 00 2, 39).Ent tmi-
nos
de
Schiller (2000),
las
nuevas tecnologas
se
constituyen
hoy en
indis
pensables para las actividades corporativas globales
y
es claro
que el
inters
corporativo del gran capital indu dab lem ente prevalecer en el man ejo y con
trol delanueva instru m enta cin (145), intern et que es vistoancomouna
estructura d em ocrtic a.. .es solamente
el
ltimo vehculo tecnolgico
a set
convertido, tardeotemprano ,en unaventaja co rporativa pa ta pub licidad ,
ma rketing y crecimiento de las com paas (94).
2
Las co nsecuencias de taldeterminismo seexpresaen lo que Edgerton
(1998) identifica c om o un a obsesin por el cam bio inge nua m ente progresis
ta, que desconoce el que solo un a m ino ta de las innovacion es son utilizadas
y se vuelven socialmente decisivas (828)ysobre dim ensio na las tcnicasre-
cientesporsobrelasviejas tecnologasqueson, em pero,las demayor uso.
2
A u n q u e c o n v i e n e a n o t a rquep r e c i s a m e n t e una de lasd i f i c u l t a d e s m a y o r e sesp r e d e c i rlas
c o n s e c u e n c i a sde lat e c n o l o g a ,y porello res ulta difcilnoc u e s t i o n a rlava l idezde un d iscu rso
a m p l i a m e n t e s o s t e n i d o
en sus
po tenc ia le s consecu enc ias benef ic iosas . Es to
es
t a m b i n v l i d o
e n els e n t i d o i n v e r s o ,esd e c i r lasl l a m a d a s d i s t o p i a s i m a g i n a d a s por a l g u n o s r e s p e c t o a la
capac idad l imi tada
de
c o n t r o l
y
rep res in
que se
a lcanza r a
con las
nueva s tecno log as . Bu rke
y O r n s t e i n ( 2 0 0 1 ) s e a l a n , i l u s t r a t i v a m e n t e , c o m o
la
i m p r e n t a
se
p u s o i n i c i a l m e n t e
al
servi
c iodelm a y o r p o d e rde la p o c a , laiglesia ,y sine m b a r g o 70 a o s d e s p u s s e r ael p r i n c i p a l
i n s t r u m e n t o p a t a s o c a v a r
su
p o d e r
y
g e n e r a r
la
r e f o t m a l u t e r a n a ( 1 5 5 ) .
I 48 | LA CIUDAD LATINOAMERICANA
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GLOBALIZACIN Y NUEVOS ENFOQUES
SOBRELA
CIUDAD
Igualmente tal discurso expone como inevitables ciertas tendencias de desa
rrollo
y
genera
la
ilusin
de no
poder imaginar
un
mundo exitoso
sin las
tcnicas que conocem os hoy (831 ); argu m ento bastante til
en la
imposi
cinde la agenda neoliberalque hasidoladominante en lo queSch iller
(1999) d eno m ina capitalismo digital, com and ado por las telecomunicacio
nesy la informacin.
Las crticas anteriores son , ev identem ente, extensibles a la sociedad en
re y
los espacios de flujos. Efectivamente, el cuest ionamiento del carcter
informacional de nuestra sociedad limita a suvezla validez de la idea de que lo
esencial de nuestra organizacin social corresponde a una sociedad organizada
en red, do nde lo pre dom inan te son los flujos. Si bien es innegable la emergen
cia
de
unas nuevas formas
de
administracin empresarial
tal
como
lo
ilustra
Ekinsmyth
et
al.(1995), no es claro que ello pueda ser definido com o la forma
nica y esencial de organizacin empresarial, y menos que sea conclusivo que la
emergencia de una 'nueva economa equivalgaauna 'nueva sociedad', com o si
argumen ta Castells (2000a, 6 9 3 ); un a 'nueva econ om a, adems, que
es
iden
tificada com o una nocin profu nda me nte problemtica (Webster 20 01 ),
en
tan to sus principios de anlisis sostenidos en la participacin de la informacin
en la actividad econm ica y la esttuctura ocupacional incluyen num erosos jui
cios de valor y homo geneizacindeestadsticas, que im pid en visualizar elrol
de las nuevas actividades en la econo m a m undial (Webstet 200 2).
Finalmente, Castells
se
refiere
al
lugar com o
un
espacio histricamente
construido, significante
e
interactuante (1996,
425) e
igualmen te registra
que
la
gente aun vive
en
lugares, pero ahora dominados
por la
lgica
de los
espaciosdeflujosyconunatenden cia hacia un horiz onte deunespaciode
flujos conectadoy ahisttico, apuntando aimpone t su lgica sobre unos
lugares dispersos
y
segm entados, cada vez me nos relacionados los unos
con
los otros (ibid., 42 8) .
En ese
sentido,
los
espacios desconectados
o
'black
holes'en
su jerga, que ilustra con las colonias pop ulares de C iud ad de M xi
co y que caracteriza irrelevantes y disfuncionales (ibid., 3 80 ), aparecen com o
espectadores deldespliegue todopo deroso de la sociedad informacionaly
cond enado s a la marginalidad perm ane nte, excepto si buscan conectarse a la
red
por
medio
de
algun a estrategia,
que
generalmente
es la
gestin pblica
eficiente
3
un ida a la inversin
en
educacin.
3
Por lo
c u a l
u n
t e x t o c o m o l o c a l / g l o b a l ( Bo r ja
y
Ca s t e l l s 1 9 9 7 ) ,
se
c o n v i r t i
en el
m a n u a l
de
b u e n g o b i e r n o p a r a la s
dos
a d m i n i s t r a c i o n e s a n t e r i o r e s
de la
c i u d a d
de
B o g o t
(y
s e g u r a m e n
te
de
m u c h a s m s ) .
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GLOBALIZACINYNUEVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
Dos cr t icas pueden hacetse a es ta vis in, la pr imera que tal discurso re
nuev a la teor a de la m arg ina l ida d en ta nt o la expl icacin d e la pob reza urba
na vue lve a ser desco nec ta da de l func ion am iento s i s tmico de l cap i ta l ismo y
se expo ne aho ra co m o u na par t i cu lar idad de los lugares o de los ind iv iduo s .
4
La segu nda cr t ica es der iva da de la pr i m era y es qu e tal petsp ect iva recue rda,
s igu iend o a W ebs ter (2 00 2 , 114 ) , l a v ie ja idea de mer i tocra c ia en t a n to se
promueve l a c reenc ia de que e l x i to en e l cap i ta l i smo contemporneo des
cansa en habi l idade s in formacion ales no he reda das , a l a vez qu e p lan tea qu e
la poses in de cap i ta l econ m ico n o es ya suf ic ien te para m an te n e t los n ive
les de control y poder . Es ta pos icin natural iza la des igualdad hacindola, ya
no cons ecuenc i a de un a dom i na c i n en el m ar co de la s r e lac i ones e con m i
cas,
s ino de un de sem pe o def ic ien te en un a eco no m a in formacion al , s i tua
cin que ser a superable dando respues ta ef icaz a los retos impues tos ; los
m ism os qu e son res t ring idos a la com pet i t iv id ad , l a p rod uct iv idad , l a segur i
dad , e l sent ido a la vida, la sos tenibi l idad am bien tal y la gobern abi l ida d (Borja
y Cas te l l s 1997 , 363) ; e lementos comunes en e l r ece ta r io neol ibera l que se
ha venido im po ni en do desde la dca da de los 70 y cuya evoluc in b ien resu
me G w ynne , K l ak , y Shaw
( 2 0 0 3 ,
4) :
La prescripcin neoliberal para el desarrollo ha evolucionado con el
tiempo en respuesta a las crticas hechas desde adentro y de fuera. En los
primeros aos enfatiz sob re polticas econm icas tales com o desregulacin
y privatizacin. A finales de los ochenta, entraron en el lxico las ideas
del buen gobierno y un papel creciente para las organizaciones no gu
bernamentales en la provisin de servicios sociales. A finales de la dcada
de los noventa, el inters por la proteccin del bienestar social y la san
gra del 'capital social' de la gente comn entr como parte de la agenda.
A medida en que estos componentes fueron aadidos, perfeccionaron el
neoliberalismo, sin alterar el compromiso fundamental de apertura de
fronteras para el libre movimiento del capital.
Poca duda queda, entonces , de la jus teza en la cal i f icacin que hace
Cruichard
( 2 0 0 3 ,
3) respe cto a qu e los discursos sobre las 'nuevas te cn olo
gas'son consecuen cia de l de te r m in i sm o tc n ico y aquel los de la 'soc iedad d e
la inform acin ' , son elem ento s de la log ot tea pol tica . W eb ste t (20 02 ) , igual-
Teota discutida previamente en este docum ento y cuyo cuestionamiento se reconoce co mo
un o de los aportes fundam entales de la teora de la dep ende ncia, que niega, en el plano del
funcion amien to del capitalismo urb ano , la existencia de la dualida d u rban a en tan to las dos
economas de la ciudad estn otgnicam ente interrelacionadas.
5 0 LA CIU DAD LATINOAMERICANA
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GLOBALIZACIN Y NUEVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
mente seala que la posicin de Castells legitima el sistema de estratificacin
del capitalismo inform acional, en tant o la da com o m erecida; un a posicin,
vuelve a sealar Webster, que contrasta ampliamente con la idea comn de
que en el capitalismo la riqueza es prod ucid a por el trabajador y exprop iada
por el rico a pa rti t del cont rol qu e ejerce sobre los medios de pro du cc in y la
sub ord inaci n a la que som ete la clase trabajadora , (ibid., 114)
Milton Santos, espacio, tcnica y sociedad
Siguiendo con el plan sugerido, examinem os ahora los plan team ientos
de Milton Santos respecto al espacio y el papel de la tcnica en su
estructura cin. Si bien Santos (1996) reconoce que a partir de la Segu nda
guerra mun dia l, hem os asistido a una transforma cin do nd e ciencia y tec
nologa se ha n fund ido en una sola, pa ta dar lugar a una fase de capitalis
mo tecnolgico , nos pone en guatdia contra los determ inismos tecnolgi
cos, recalcando que el trabajo cientfico siempre fue puesto al servicio de la
produccin (Santos 1996b, 20) y que, ms que la tecnologa en s, es el
fenm eno tcnico , el funda m ental en la com pren sin de la sociedad (ibid.,
42) y ms precisamente, siguiendo a Edgerton (1998), la expansin y el
uso de las tcnicas.
Santos (2000) define la tcnica como un medio o tecnoestmctura, cons
truido a partir de las relaciones esenciales de un sistema de objetos tcnicos
con las estructuras sociales y ecolgicas (p. 34). Los objetos tcnicos so n, a su
vez, definidos com o todo objeto capaz de funcionat com o med io o com o
resultado, entre los requisitos de un a actividad tcnica (ibid. C itand o a Seris,
34).Hay, sin embargo, una gran distancia entre la idea de unas innovaciones
tcnicas que penettan de fotma casi transparente en las sociedades, como
expone de manera general Castells, y la proposicin de Santos donde los
objetos tcnicos son apropiad os de un m od o especfico por el espacio tcni
co preexistente. Igualmente, Santos reconoce un elemento poltico funda
mental en la apropiacin y difusin de las tcnicas que condiciona, por un
lado una apropiacin altamente diferencial de las mismas, y del otro, una
explotacin siem pre lim itada de las capacidades tecnolgicas.
5
As, para S antos la tecnolo ga solo es relevante en la explicacin del cam
bio social, en tanto se le otorga un valor relativo al interior de un marco
5
Lo cual restringe el valor predictivo de muchas de las utopas sociolgicas sostenidas general
me nte en u na ex plotacin al 10 0% d e las posibilidades tcnicas, y en las que se apoya a lgunos
discutsos urbanos, por ejemplo Dear (1997) y Castells (1996).
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sistmico; marco que considera, est condicionado por tiempo y espacio,
resaltando que la tcnica tam bi n es geografa y no solo historia (ibid., 41 ).
La dim ensin espacial de la tcnica
se
reconoce en que el espacio est form a
do por objetos tcnicos (p. 47 ), crecien tem ente artificializados y qu e
interactan en redes tcnicas cada vez ms sofisticadas. Esos objetos tcnicos,
de su parte, son intencionalmente concebidos para ejercer ciertas finalidades
(Santos 1995).
Un segund o elem ento en el esquema con ceptual de Santos corresponde
a la accin, o ms precisamente a un sistema de acciones que moviliza el
sistema de objetos tcnicos. El sistema de acciones parte de la identifica
cin del acto com o un com portam iento orientado, intencional, consecuente
con alcanzar un os fines y objetivos (Santos 20 00 , citand o a Rogers), esta
b lec indose una re lac in en l a que agen te y acc in in te rac tan ,
influencindose mutuamente. Las acciones, adems, pueden ser: tcnicas
(de transform acin de la natu raleza), simblicas (a ctua ndo sobre el ser hu
m ano ) y formales (en obediencia a los formalismos jurd icos, econ mico s
y cientficos) (Santos 200 0, 67 ).
Estos dos elementos, sistema de acciones y sistema de objetos, se
interrelacionan en tanto
las
acciones son localizadas pero ta mbin dependien tes
del lugar. Su interaccin esttuc tura el espacio, form ado , entonce s, com o un
conjun to indisoluble, solidario y tam bin con tradic torio, de sistemas de obje
to sysistemas de acciones, no considerados aisladam ente, sino com o el contex
to nico en el que se realiza la historia (ibid, 54) . De tal argum enta cin deriva
un tercer concepto, el de totalidad en tendid a com o el conjunto de todas las
cosas y de tod os los hom bre s e n su realidad, es decir en sus relaciones y en su
m ovim iento (ibid. :98). El espacio, enton ces, correspond e a la sntesis, siem
pre cam bian te, en tre fotmas espaciales y relaciones sociales.
Resum idos los elementos bsicos, conviene ah ora exam inar la naturaleza
del espacio de la globalizacin con tem po rn ea, en el trabajo de Santos. Para
este autor el cam bio cu alitativo sustancial que exp erim enta la sociedad co n
tem por nea, se enc uen tra en la posibilidad tcnica que hoy se tiene para co
nocer y explotar to do a escala planetaria (Santos 19 96 b). Asistimos, as, a
una universalizacin de tcnicas y acciones, que permean gran parte de las
dimensiones de la vida social (produccin, intercambio, capitales) (Santos
1996b ). N o es, em pero, una universalizacin h om ogn ea, ni tam poc o aza
rosa; est enmarcada en unas intencionalidades claras de algunos agentes
hegemnicos que imponen sus intereses, (ibid.).
I 5 2 I LA CIU DA D LATINOAMERICANA
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GLOBALIZACIN
Y
NUEVOS ENFOQUES SOBRE
LA
CIUDAD
C om o resultado, Santos identifica una globalizacin perversa (19 95 ,
132),
sostenida en la racionalizacin del espacio geogrfico a travs de la
imposicin de un orden tecno-cientfico-informacional, que se manifiesta
en la definicin de una nueva divisin territorial del trabajo que redistribuye,
en cada mo vim iento , los conten idos y funciones de los lugares yesreconoci
da como el motor de la vida social y de la diferenciacin de los lugares. El
papel de las tcnicas es, ento nce s, variable, com plejo y conflictivo y au nq ue
ellas se instalan de manera relativamente independiente del medio, su
interaccin con el sistema de objetos y de acciones, genera u na organizacin
cam biante qu e hace ilusa la pretensin de una globalizacin hom ogen eizante.
En consecuencia Santos plantea que ms que un espacio de la globalizacin,
existen espacios de la globalizacin (Santos 1 99 5, 13), un ido s po r redes
que tampoco son masivas, sino especficas, controladas fsica e informacio-
nalm ente p or un os pocos actores y en su prop io beneficio.
Ciudades Globa les , C iudades Mundia le s
Los trminos de Ciud ad Global y Ciu dad M undial son usados indistin
tam ente con cierta frecuencia, sin em bargo correspon den a dos enfoques d i
ferentes respecto a la evolucin del capitalismo, si bien am bos m an tien en en
co m n la conexin del estudio de la ciudad con la evolucin de la econom a
mundial. As, Sassen (2001 ,xix) habla de 'Ciu da d G lobal' en tan to la reco
noce como resultado de un fenmeno, la globalizacin, estructurado en un
perodo con temp orneo y que opo ne a la idea de 'Ciud ad M und ial ' , la cual
define com o el tipo de ciudad que hemos visto po r siglos (ibid.).
6
El dis
curso de la Ciuda d M und ial, entonces, podram os situarlo com o parte del
desarrollo de la teora de Sistema M un do , que se sostiene, de su pa rte, en el
avance del discurso depe nde ntista, pero p rincipa lme nte en la escuela de los
Annales y el trabajo de Fernand Braudel (Hettne 1995). Agrosso modo, la
teora de Sistema M un d o se basa en los siguientes po stulados :
El Sistema Mundo es un sistema social que tiene lmites, estruc
turas,
grupos, miembros, reglas de legitimacin y coherencia. El Siste-
6
Igualm ente Friedm an (1995 ), aun que identifica las Ciudad es M undiales, las distingue co mo
un fenm eno histricamente sin ptecedentes y que no constituye necesariamente una con tinui
dad respecto alasciudades m und iales, que se han desattollado a lo largo de la historia. D e otro
lado, sin em bargo , identifica el proceso actual de cambio com o un nuevo alineamien to de
fuerzas de clase den tro de la evolucin continu a del mo do capitalista de produ ccin (ibid.: 27 ).
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GLOBALIZACINYNU EVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
ma Mundo se mantiene a travs de fuerzas conflictivas en constante
tensin, y tambin est en permanente cambio, aunque conserva un
equil ibrio estructural o s is tmico(Wallerstein 1974 , 198 3).
El Sistema Mundo contemporneo no se basa en la ruptura cl
sica de la Revolucin industrial del siglo XVIII, sino que su nacimien
to se remonta al s iglo XVI (Wallerstein 1974). Otros autores como
(Frank 1990), sitan su nacimiento cinco mil aos atrs. Este sistema
se sostiene en un sistema econmico capitalista, caracterizado por su
independencia del control de cualquier entidad poltica supranacional,
lo que le da una libertad y matgen de accin total. Adems, esta inde
pendencia le es estructural y permite su desarrollo desigual (Wallerstein
1974) .
Este Sistema Mundo se sostiene en el catcter cumulativo de la
acu m ul ac i n , p r o p i ed ad q ue se ga r an t i za a t r avs de d i f e r en t e s
hegemonas, definidas como una dominacin pol t ica y econmica de
pueblos y regiones, a part ir de la centralizacin de la acumulacin,
(Frank 1990). Esas diferentes economas hegemnicas se encargan de
art icular el conjunto del Sistema Mundo (Dos Santos 1998).
El Sistema Mundo capitalista se apoya en una divisin extensiva
del trabajo, que se refleja adems, en una distribucin desigual de las
actividades econmicas. La economa mundo as construida refleja una
divisin general entre centro, semiperiferia y periferia; divisin que
adems es un elemento estructural del sistema, esto es, garantiza su
reproduccin, y est profundamente jerarquizada.
E s ta o r ga n i z ac i n j e r r qu i ca se ex t i en de a l as r edes de
asentamientos, desde las grandes metrpolis globales, hasta los peque
os asentamientos. En consecuencia los procesos urbanos estn condi
cionados por complejas interacciones globales/locales y ligados a los
cambios y ciclos de la economa mundo (Smith y Timberlake 1993),
ciclos de largos periodos vinculados con los desplazamientos del capi
tal financiero y periodos cortos asimilados a los ciclos de Kondatrief
(Dos Santos 1998).
Las pr im eras r e ferenc ias a l a C iu da d M un dia l , sin em bar go , se r e m on tan
a la ob ra de P atr ick G ed de s ( 19 15 ) en la qu e se da ta l adjet ivo a las capi tales
pol t icas de las grandes potencias, las cuales se erigan como centro privilegia
do de l as o rganizac iones in te rnac ionales y , por t an to , cor respondan a l as
capi ta les econmicas (Hal l 1966 , 7 ) . Rec ien temente l a h ip tes i s de C iudad
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GLOBALIZACIN Y NUEVOS ENFOQUES
SOBRE IA
CIUDAD
Mundia l
7
fuepropuesta por Friedman (1986), quinlaasocia conlaorgani
zacin espacial resultante de un a nueva d ivisin intern acion al del trabajo,
en
un m arco global (ibid., 31 7) . La hiptesis se apoya en la idea de una estrecha
interconexin entre
la
economa m un do
y la
ciudad, donde sta ltima
se
convierteen unpuntodereferencia para la organizacin y articulacin de la
prod uccin y los mercados, conc entran dolamayot parte del capital interna
cional, pero tam bin la mayo r parte de las contradicciones
del
capitalismo
indu strial (ibid., 324 ), especialmen te la polarizacin social y de clases. Pos
teriorm ente F riedman (1995) precisa que la hiptesis de Ciud ad M und ial se
refiere al estudio de un tipo especfico de ciudades, ciudades qu e interconectan
las economas regionales, nacionales e internacionales. Ig ualm ente ano ta que
estas ciudades searticulan a un espaciode acumulacin global, dondelo
global, emp ero , no significa que alcance todo el plane ta, sino qu e se restringe
a
una
red
de la
qu e
la
mayor parte
de la
pob lacin est excluida.
Sin embargo,
una de las
obras
de
mayor difusin,
y por
tanto
de
mayor
impacto,hasido The global city (Sassen 2001 )
8
, en la que sedesarrollaun
detallado estudio de las cua tro ciudades en la cima delajerarqua: Nueva York,
Londres, Pars
yTokio.
Sassen observa el fenmeno
de
Ciudad Global como
resultado de
los
cambios en la econom a mu ndial experimentados a partir de la
dcada de 1960 que,
en su
opin in, asignaron
un
nuevo papel
a
las c iudades
principales en
la
jerarqua m undial, com o sitios clave para la conce ntracin
de
las finanzas ylosservicios al productor, actividades que reem plazaron la activi
dad manu facturera, desconcentrada principalm ente haciaelTercer M un doy
originando as
un
nuevo tipo
de
ciudad, la C iud ad Glob al (p.
4).
La novedad
de la
Ciudad Global ,
de
otro lado, resulta
de que, en su
readecuacin frente
a
un a nuev a lgica de conc entraci n
y
dispersin
de
las
actividades ec onmica s, las ciudades se transfo rma n
en
su e structu ra social y
en su otganiza cin espacial: la hiptesisdeCiu dad Global tam bin estable
ce
que el
carctet local
de una
ciudad
y su
esttuctura interna econmica
y
social, refleja la posicin particular y
la
funcin de la ciudad
en
la eco nom a
mundia l (Grant
y
Ni jman 2000,
321) .
Metodolgicamente, entonces,
Sassen privilegia el estudiodelas ciudades c om o lugaresdemercadoypro
duccin, desplazando el inters existenteenbancos y el pode r de las grandes
corporaciones (ibid., 7). Esta visin contrasta, relativam ente, con la posicin
7
Que
p o s t e t i o t m e n t e
fue
c a m b i a d a
por el
p a r a d i g m a
de
C i u d a d m u n d i a l ( F r i e d m a n 1 9 9 5 ) .
8
P u b l i c a d o i n i c i al m e n t e en 1989.
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GLOBALIZACIN
Y
NUEVOS ENFOQUES SOBRE IA CIUDAD
de Castells (19 96 , 378) quien consideralasCiudades globales com o los no dos
esenciales del espacio de flujos, a pa rtit de su cen tralida d en la prestacin de
servicios avanzados, motor de la 'nueva economa'; aadiendo que ms que
un lugar, la Ci ud ad Glob al es un a red. Sassen reafirma, ento nces, que si bien
la Ciudad Global tiene una funcin dentro de una red; tambin responde a
las necesidades de u n cap ital que a pesar de su alta mov ilidad, esta con dicio
nado por cierta 'rigidez' o 'fijacin' (ibid. 350). As, la Ciudad Global tam
bin se identifica como un lugar fuertemente atado a las condiciones im
puestas por las realidades econmicas regionales y nacionales otorgndosele
un papel relevante al estado, el cual Sassen seala como frecuentemente ex
cluido en el anlisis de la eco nom a global (ibid .).
Taylor (2 000 ), por su parte, aa de u na petspectiva ge opoltica al anlisis
de C iudad M undial. Basado en el trabajo de Fernand Braudel, y partiendo de
la idea de que el capitalismo es esencialmente antimercado, en cuanto se
reproduce a partit de la recurrencia permanente la monopolio, este autor
reivindica que la geografa se m antie ne p rofun dam ente imp licada en la for
macin de los nuevos monopolios, aunque de manera diferente a la que
llama 'economa primitiva', propia de la fase industrial (ibid., 9).
Taylor reivindica, adems, que en el anlisis de la organizacin contem
pornea del capitalismo, es necesaria una perspectiva transestatal que rompa
con el carcter eur oc ntrico y basado en el estado que ha tenid o el anlisis
de la economa mundo en la poca moderna (Baverstock, Smith, y Taylor
2000,
123; Taylor 2000). Para desarrollar tal idea, propone construir un
modelo de la economa mundo basado en las relaciones interurbanas y que
parte del es tudio del alcance global de las corpo racion es de servicios avanza
dos al productot, (principalmente las multinacionales de contabilidad, pu
blicidad, finanzas y de servicios legales), actividades que, considera Taylor,
conform an 'complejos nicos de con ocim iento ' que se con cen tran en el top
de la jerarq ua u rba na y no en diferentes grado s a travs de todas las ciud a
des (ibid., 12). A parti r de estos presu puestos tericos, se elabora u na clasi-
iicacion uc ia rcu giOuai uc cruuaues ue una manera jerrquica, cuunenuo
todo el m un do a partir de unas reas de influencia que articulan las econo
mas regionales a la eco nom a global (ibid., 25 ; Baverstock etal.200 0, 130).
Esta perspectiva ha recibido, sin embargo, diversas crticas. Las ms fre
cuentes estn referidas al nfasis excesivamente econmico sobre el cambio
urba no y la reivindicacin, en tonces , de la necesidad d e un papel m s rele
vante de la cultura en la estructura cin del sistema de ciudades y la transfor-
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GLOBALIZACIN Y
NUEVOS
ENFOQUES
SOBRELA
CIUDAD
macin urbana. Friedman (1995),
por
ejemplo, dem and a un a consideracin
ms precisa para
los
llamados servicios culturales (frente
a los
servicios
al
produ ctot) , que
en
su op ini n son elementos fun dam entales para asegurar
la
hege m ona del capital transnacion al, a travs de
la
reproduccin
de
una cul
tura consumista
y la
creacin
de
consenso alrededor
de los
intereses
transnacionales (p.
31).
Varsanyi (2000 ) seala, de su lado, que al priorizar
las
fuerzas econm icas,
la medicin de la urbanizacin m und ial se restringe a modelos con indicadores
econmicos, cuando
la
dimensin econmica
no
es, evidentemente,
la
nica
importante
en
el fenm eno de globalizacin;
en
ese sentido, m uestra com o
el
concepto
de
Ciuda d M und ial, validado a travs
del
inters
por
determinar
en
que lugar se encu entraunaciudad de ntrodela jerarqua, se convierteen una
obsesin
por
m antener el estatus que lleva a costosas,
y
frecuentemente inti
les,
inversiones pblicas
que no se
corresponden siempre
con el
inters
de la
mayora de los ciudadanos. Es
por
ello que Varsanyi (ibid.) reclama la com bi
nacin del enfoque clsico de arriba hacia abajo, con u na mirada de abajo hacia
arriba
que
muestre como
los
diversos intereses
al
interior
de la
ciudad,
son
capturados
en
la fascinacin
por
la Ciu dad Global (p.
36).
U na segunda lnea de crtica
se
orien ta hacia la minim izacin del papel del
Estadoenla econom a m und ial y el procesodeCiu dad M und ial. As, Shorty
Kim (1999) plantean que el proceso
de
globalizacin,
y por
extensin
la
rees
tructuracin
de los
procesos urbanos incluida
la
Ciudad Mundial, parte
de
unas lgicas geopolticas
de
los pases centrales
que se
refleja
en las
ciudades.
Esta lgica, que adjetiva c om o m ilitar (citando a Grosfoguel), se sostiene
en
el
hecho
de
que muchas
de
las ciudades m antienen una posicin pred om inante
en
la
jerarqua
de
ciudades, gracias
a su rol
como centros
de
comando
o de
concentracin de
la
industria m ilitar. Igualm ente, para Sh ort y Kim (ibid.),
la
jerarqua global urbana tam bin respondera a una lgica simblica en tan to
el
estatus de la Ciud ad M und ial se construye, en gran m edida, a travs del marke
ting y la explotacin de la infraestructura cultutal de la ciud ad.
Wang (2004) constata, igualmente,
que la
teora tiende
a
ignorar
la di-
me nsin geopoltica del proceso
de
formacin
de
Ciudad M undial (p. 386).
Recalca, adems,
que
este proceso
no es
limitado solamente
a las
fuerzas
econm icas globales, sino que tam bin es pro du cto
de la
interaccin y lucha
poltica ejercida
en
diferentes niveles
del
Estado,
el
cual,
en su
perspectiva,
mantiene
un
papel significativo com o co nten edo r
del
poder, com o sitio
de
su ejercicioycomo productode las luchasporel poder (ibid.).
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GLOBALIZACIN
Y
NUEVOS ENFOQUES SOBRE LA CIUDAD
Fin alm ente , un a crtica recu rrente es que la investigacin y discusin so
bre la Ciudad Mundial se ha restringido generalmente a las ciudades en la
cima de la jerarqua. El estudio del proceso de C iud ad Globa l en el Tercer
M un do ha estado, por tant o, limitado y solo recientemen te com ienza a ser
integrado. En ese sentido, (Gugler 200 3), inco rporand o la idea de la particu
laridad de la urbanizacin tercerm undis ta, seala que el proceso de C iud ad
M undia l manifiesta unos contrastes impo rtantes, frente alasciudades globales
del Primer Mundo, referidos a la vulnerabilidad, dada su condicin depen
diente , respecto al pod er econ m ico y poltico d e los agentes extranjeros, la
escasez de recursos para responder a las exigencias externas de inversin en
infraesttuctura y la estructura dem ogrfica de la ciudad , caracterizada po r el
dom inio de una poblacin joven y con un flujo an im porta nte de m igrantes
rurales. G ran t y Nijm an (2000) po r su parte, identifican una brecha entre los
estudios em pricos sobre la urbanizacin del Tercer M u nd o y la teora sobre
las ciudades globales, fisura qu e sugieren sup erar a travs de un a recoleccin
intensiva de informacin primaria, alimentada, empero, por la teora de la
cam biante econ om a poltica global (p. 322 ). As, la urbanizacin perifrica,
al ser conectada a los cambios en la economa poltica global, se analiza a
partit de unas fases en el desarrollo de la economa mundo: precolonial,
colonial, nacional y global.
C om o resultado encon tramos, entonces, unos procesos de reestructuracin
espacial fundamenta lmente diferentes de aquellos de las ciudades globales del
oeste, en particular porq ue n o son solamente
los
procesos asociados
a las
grandes
corporaciones, sino que en tales ciudades intervienen tam binlosintereses delas
compaas locales que com piten con las transnacionales (Ibid., 358 ).
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