07. Jueces y Ruth

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ESTUDIOS BÍBLICOS ELA: DIOS PERMANECE FIEL (JUECES Y RUT) Gary Williams A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas están tomadas de la Revisión Reina Valera 1960 © 1995 por EDICIONES LAS AMÉRICAS, A.C. Domicilio: Prol. Reforma 5514, 72130 Puebla, Pue., México Dirección postal: Apartado 78, 72000 Puebla Tels: 248-39-23; 248-23-23, FAX 249-59-84 [email protected] www.edicioneslasamericas.com Todos los derechos reservados Prohibida la reproducción parcial a total ISBN 968-6529-34-9 CONTENIDO 1. Una conquista con quistes Jueces 1:12:5 2. Hombres que cambiaron su mundo Jueces 2:63:31 3. Una mujer que se jugó el todo por el todo Jueces 4:15:31 4. Un libertador en la escuela de Dios Jueces 6:17:25 5. De tal palo, peor astilla Jueces 8:19:57 6. Un guerrero moldeado por el mundo Jueces 10:112:15 7. Un joven prometedor y sin compromiso Jueces 13:114:19 8. Venganza, salvación, mujeres, y muerte Jueces 14:2016:31 9. Un culto corrupto Jueces 17:118:31 10. Inhumanidad humana Jueces 19:121:25

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ELA

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Page 1: 07. Jueces y Ruth

ESTUDIOS BÍBLICOS

ELA:

DIOS PERMANECE FIEL

(JUECES Y RUT)

Gary Williams

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas

están tomadas de la Revisión Reina Valera 1960

© 1995 por

EDICIONES LAS AMÉRICAS, A.C. Domicilio: Prol. Reforma 5514,

72130 Puebla, Pue., México

Dirección postal: Apartado 78, 72000 Puebla

Tels: 248-39-23; 248-23-23, FAX 249-59-84

[email protected]

www.edicioneslasamericas.com Todos los derechos reservados

Prohibida la reproducción parcial a total

ISBN 968-6529-34-9

CONTENIDO

1. Una conquista con quistes

Jueces 1:1–2:5

2. Hombres que cambiaron su mundo

Jueces 2:6–3:31

3. Una mujer que se jugó el todo por el todo

Jueces 4:1–5:31

4. Un libertador en la escuela de Dios

Jueces 6:1–7:25

5. De tal palo, peor astilla

Jueces 8:1–9:57

6. Un guerrero moldeado por el mundo

Jueces 10:1–12:15

7. Un joven prometedor y sin compromiso

Jueces 13:1–14:19

8. Venganza, salvación, mujeres, y muerte

Jueces 14:20–16:31

9. Un culto corrupto

Jueces 17:1–18:31

10. Inhumanidad humana

Jueces 19:1–21:25

Page 2: 07. Jueces y Ruth

11. Fiel con fiel se halla

Rut 1:1–2:23

12. Fiel con fiel se une

Rut 3:1–4:22

Mapa de Palestina en el tiempo de los jueces

JUECES DIOS PERMANECE FIEL

Dos

introducciones 1:1–

3:6

Jueces

ejemplares 3:7–

7:25

Jueces en

decadencia 8:1–

16:31

Epílogo: Dos

historias 17:1–

21:25

Una conquista con

quistes 1:1–2:5 Fracaso en la

conquista 1:1–36 Explicación del

fracaso 2:1–5 El ciclo de opresión y

liberación 2:6–3:6 La nueva

generación 2:6–10 El ciclo a vuelo de

pájaro 2:11–19 Los pueblos que dejó

Jehová 2:20–3:6

Una juez que

juzgó 3:7–11 Un agente secreto

con una misión

imposible 3:12–

30 Uno contra

600 3:31 Una mujer que se

jugó el todo por el

todo 4:1–5:31 Apostasía, opresión

y clamor 4:1–3 Osados

libertadores 4:4–

5:31 Débora 4:4–10,

14; 5:1, 6–7, 12, 15 Barac 4:6–16, 22;

5:1, 12, 15 Los israelitas 4:6,

10; 5:2, 9, 13–18 Jael 4:11, 17, 22;

5:24–27 Libertador

divino 4:4–5:31 Un libertador en la

escuela de

Dios 6:1–7:25 Apostasía, opresión

y clamor 6:1–10 El libertador

escogido 6:11–

16 El libertador se

prepara en la

escuela de

Dios 6:17–7:15 El libertador se

gradúa con

honores 7:16–25

De tal pado, peor

astilla 8:1–9:57 Humildad y nobleza de

Gedeón 8:1–3 Prepotencia de

Gedeón 8:4–32 Egoísmo cruel de

Abimelec 8:33–

9:57 Un guerrero

moldeado por el

mundo 10:1–12:15 Apostasía, opresión y

clamor 10:6–16 La búsqueda de

prestigio 11:1–12:7 Una masacre entre

hermanos 12:1–6 Cinco jueces

menores 10:1–5;

12:8–15 Un joven prometedor

y sin

compromiso 13:1–

14:19 Apostasía y

opresión 13:1 Un joven

prometedor 13:2–25 Un joven sin

compromiso 14:1–

19 Venganza, salvación,

mujeres, y

muerte 14:20–

16:31

Un culto

corrupto 17:1–

18:31 El santuario

ilegítimo de

Micaía 17:1–13 Su

fundación 17:1–6 Su sacerdote 17:7–13 El santuario

ilegítimo de

Dan 18:1–31

Su sacerdote 18:1–

26 Su

fundación 18:27–

31 Inhumanidad

humana 19:1–

21:25 Violación y

asesinato 19:1–

30 Reconciliación en

Belén 19:1–10a Ultraje en

Gabaa 19:10b–30 Guerra y

genocidio 20:1–

48 Juicio contra

Gabaa 20:1–14 Guerra contra

Benjamin 20:15–

48 Raptos y

matanza 21:1–25 Falta de

mujeres 21:1–4 Rapto de esposas para

los

benjamitas 21:5–

25

Page 3: 07. Jueces y Ruth

1

Una Conquista Con Quistes

Jueces 1:1–2:5

Mi grabadora no funcionaba. Revisé el cable para asegurar que estaba bien

conectada; la moví por un lado, luego por el otro; la desconecté del tomacorriente para

enchufarla en otro, pero siguió igual. Quité el cable e instalé baterías. Inspeccioné el

cartucho, lo probé invertido, y luego puse otro. Nada resolvió mi problema. Por fin llevé

el aparato a un técnico. Él me enseñó un pequeño interruptor en el micrófono. A un lado

estaba la palabra “Encendido”, y al otro, “Apagado”. ¡Lo único que yo tenía que hacer

para que la maquinita caminara era cambiar el interruptor de “Apagado” a “Encendido”!

A veces, la solución a nuestros problemas es tan sencilla que la pasamos por alto.

Esto sucede no solamente con los aparatos eléctricos, sino también con nuestra vida en

general. En este capítulo veremos que Israel sufrió fracasos por una razón sencilla: su

infidelidad a Dios. ¿Cuántos de nuestros problemas se deberán a lo mismo?

MARCO HISTÓRICO

Los aproximadamente 350 años del período de los jueces caen entre la conquista de

Canaán bajo el liderazgo de Josué y el inicio del reinado de Saúl

Fin de la

conquista de

Canaán

Período de los jueces Inicio del reinado de Saúl

Año 1,400 a.C. 350 años Año 1,050 a.C.

Durante la época de los jueces no hubo líderes en Israel como Moisés o Josué que

dirigieran a la nación. La mayoría de los jueces, si no todos, ejercieron su autoridad sólo

a nivel tribal o regional. Como consecuencia, se fue perdiendo la unidad entre las tribus.

Tampoco los sacerdotes del tabernáculo ejercían mucha influencia sobre todo Israel, y

la adoración a Jehová sufrió merma y errores.

Con excepción de Débora, los “jueces” que se mencionan en este libro no ejercían

en tribunales, emitiendo decisiones jurídicas. Más bien, principalmente eran libertadores

y gobernantes.

TEMA

El tema de Jueces es la fidelidad de Jehová y el incumplimiento de Israel de su pacto

mutuo. La esencia del pacto era que Jehová sería Dios de Israel, y que éste sería su

pueblo (Levítico 26:12).

EL TEMA DE JUECES:

FIDELIDAD DE JEHOVÁ VS. INFIDELIDAD DE

ISRAEL AL PACTO

Originalmente, Dios hizo el pacto con Abraham, el padre de Israel. Le prometió que

tendría mucha descendencia, que ella poseería la tierra de Canaán, y que él llegaría a ser

bendición para todos los pueblos de la tierra (Génesis 12:2–3, 7; 13:14–17; 15:4–21;

17:1–8). Estas promesas fueron hechas sin condiciones, de manera que eran

inquebrantables (Levítico 26:42, 44; Romanos 11:26–29). Fiel a ellas, el Señor

pacientemente liberó a Israel repetidas veces, según el relato que aparece en este libro.

Siglos después de Abraham, Jehová amplió el pacto a Moisés. Le prometió más

bendiciones, pero aclaró que para disfrutarlas, cada generación debía ser obediente

(Levítico 26:3–13; Deuteronomio 28:1–14). Quienes no acataran los mandamientos

Page 4: 07. Jueces y Ruth

divinos, en lugar de bendiciones, recibirían espantosas maldiciones (Levítico 26:14–39;

Deuteronomio 28:15–68). En Jueces, vemos que Dios cumplió fielmente con esto.

Enviaba opresión cuando los israelitas lo abandonaban, pero con el propósito de que

volvieran a él. Luego, liberaba a su pueblo arrepentido.

¡PENSEMOS!

¿Cuáles son algunas maneras en que Dios muestra su

fidelidad hacia usted? Piense en algunos ejemplos recientes.

¿Por qué será que el Señor es tan fiel? Los problemas que le

envía, ¿son evidencias de su fidelidad? Explique su

respuesta.

¿Cómo espera Dios que usted manifieste su lealtad a él?

¿Está siendo fiel? ¿Envía él bendiciones cuando usted

obedece? ¿Envía sufrimientos cuando usted no sigue sus

mandamientos? ¿Puede dar ejemplos?

ESTRUCTURA DEL LIBRO

La estructura de Jueces está bien equilibrada. Comienza con un prólogo que consiste

en dos introducciones, y termina con un epílogo que contiene dos historias. Hay muchos

paralelos más entre el prólogo y el epílogo (compare 1:1–2 con 20:18). En la sección

central del libro hallamos las historias de exactamente doce jueces. Este número sugiere

que ellos representan a Israel. Su conducta refleja la de la nación en general.

AUTOR Y FECHA

La Biblia no dice quién escribió Jueces, ni cuándo lo hizo, pero tuvo que ser después

del inicio del reino de Saúl, el primer rey de Israel (ver 17:6; 18:1; 19:1; 21:25). La

estructura del capítulo 1 (ver p. 9) indica que el libro fue redactado después de la

división de Israel en los tiempos de Roboam y Jeroboam. Si el “cautiverio de la tierra”

que se menciona en 18:30 fue el asirio, la fecha de Jueces no podría ser antes de 732

a.C., pero es posible que el versículo se refiera a un exilio más antiguo. Como Jueces

abarca más de 300 años, el autor vivió varios siglos después de los primeros eventos por

lo menos, y posiblemente varios siglos después de los últimos. Sin embargo, como los

autores de Reyes y Crónicas, se basó en fuentes antiguas (comp. 1 Reyes 14:19, 29; 1

Crónicas 29:29), y elaboró su obra inspirado por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16; 2

Pedro 1:19–21).

FRACASO EN LA CONQUISTA 1:1–36

Bajo la dirección de Josué, Israel había logrado dominar la tierra de Canaán. Sin

embargo, no había tomado posesión de toda ella. Las ciudades cananeas eran

independientes, cada una con su propio rey. Para poseerles, entonces, Israel tenía que

conquistarlas una por una, matar o expulsar a sus habitantes, y asentarse en ellas.

Después de la muerte de Josué, cada tribu emprendió esa tarea en su respectivo

territorio. Los resultados se plasman en Jueces 1.

La palabra “subir” marca las dos divisiones principales del capítulo. En 1:1–4 la

hallamos cuatro veces, diciendo que la tribu de Judá subió contra los cananeos. Luego el

1:22 dice que la casa de José también subió. Por último, el 2:1 informa que el ángel de

Jehová subió a la asamblea de Israel para evaluar las “subidas” de las tribus.

Las tribus que posteriormente formarían el reino del sur, Judá y Benjamín, se

mencionan en 1:1–21, entre el primer “subió” y el segundo. Las tribus que aparecen en

1:22–35 pertenecen al reino del norte.

Page 5: 07. Jueces y Ruth

DIVISIONES PRINCIPALES DEL CAPÍTULO 1

Tribus de Judá 1:1 (“subió”)

Tribus de Israel 1:22 (“subió”)

¡PENSEMOS!

Las breves anécdotas que aparecen en el capítulo 1 anticipan

los temas importantes del libro. ¿Qué enseña el 1:6–7 acerca

de Dios? ¿Qué ejemplos positivos de relaciones familiares ve

usted en 1:12–15?

Hay dos progresiones en el orden de las tribus. Una es geográfica, del sur al norte.

Judá y Simeón (1:1–20) eran las tribus que se encontraban más al sur de Israel.

Benjamín (1:21) colindaba con Judá al norte. La casa de José (1:22–26) estaba

compuesta por los descendientes de los dos hijos de José: Manasés (1:27–28) y Efraín

(1:29; ver Josué 17:7). Estas tribus quedaron al norte de Benjamín. Todavía más al

norte, se hallaban Zabulón (1:30), Aser (1:31–32) y Neftalí (1:33).

Sin embargo, la última tribu (1:34–35) rompe esta progresión. Si bien es cierto que

Dan iba a emigrar para ser la tribu más norteña de todas (ver Jueces 18), los lugares

mencionados en el v. 35 son de su territorio al occidente de Benjamín.

PROGRESIÓN DEL SUR AL NORTE, ROTA POR DAN

Judá y

Simeón Benjamín Manasés y

Efraín Zabulón Aser Neftalí Dan

1:1–20 DEL

SUR……

1:21 …………

1:22–29 …………

1:30 …………

1:31–32 …………

1:33 AL NORTE

1:34–35 AL SUR

Esta ruptura es causada por la otra progresión en el orden de las tribus: de victoria a

fracaso. La sección sobre las tribus del sur principalmente narra éxitos (1:1–19a, 21),

pero al final hay dos notas negativas (1:19b, 21). En cambio, en la sección sobre las

tribus del norte, hay una sola conquista (1:21–26), y todo el resto es fracaso (1:27–35).

PROGRESIÓN DE VICTORIA A FRACASO

Muchos

triunfos Fracasos Un triunfo Muchos fracasos

1:1–18 1:19–21 1:22–26 1:27–36

Aun dentro de 1:27–35 se ve que el informe va de mal en peor:

1. Los cananeos seguían viviendo entre tres de las tribus (1:27-30). Todavía había

algunas ciudades paganas enquistadas dentro del territorio de estos israelitas.

2. Dos tribus vivían entre los cananeos (1:31–33). Aparentemente ni siquiera

lograron el dominio general de su territorio.

3. Los amorreos no permitían que los danitas vivieran entre ellos (1:34–35). De

manera que el autor reserva a Dan hasta el fínal como el ejemplo culminante del fracaso

de Israel en la conquista.

EXPLICACIÓN DEL FRACASO 2:1–5

En todo el capítulo 1, la única razón que se da para explicar el fracaso en la

conquista, son los carros herrados (carros de caballos construidos de madera con

láminas de hierro) de los cananeos (1:19b; aquí casi todas las versiones modernas

correctamente traducen “porque” en lugar de “los cuales”)

Page 6: 07. Jueces y Ruth

Este versículo nos deja perplejos. Si Jehová estaba con Judá (1:19a), ¿por qué las

armas superiores de los cananeos eran un problema? ¿Acaso el Dios que abrió el Mar

Rojo, derrumbó los muros de Jericó, y paró el sol en medio del cielo durante la batalla

en Gabaón no podía vencer los carros herrados? Nuestra perplejidad crece a medida que

estudiamos el resto del capítulo. Leemos de fracaso tras fracaso, sin que se dé otra

explicación. Aunque el v. 19 habla solamente de la tribu de Judá, probablemente se

aplicaba a otras tribus también. Muchas de las ciudades no tomadas en 1:27–35 estaban

en los valles y la llanura costera donde los carros eran un arma poderosa.

Otra duda surga a partir del v. 28. ¿Cómo evaluaría Dios la medida de hacer a los

cananeos tributarios? (1:28, 30, 33, 35. En hebreo, se refiere a tributo laboral.) Jehová

no había ordenado esto, sino que Israel expulsara o destruyera a los cananeos (Éxodo

23:31–33; Deuteronomio 7:2).

Hallamos la respuesta a estas inquietudes en 2:1–5. El ángel de Jehová subió a la

asamblea para acusar a los israelitas de quebrantar el pacto. Primero, les declaró que

Dios había cumplido fielmente con su parte, liberándolos de Egipto y dándoles la tierra

de Canaán (2:1). Luego señaló que ellos habían roto el pacto, por haber hecho convenio

con los cananeos (2:2). Por último, hizo memoria de la advertencia del Señor de que por

semejante infidelidad al pacto, él ya no iba a expulsar a los cananeos de delante de ellos

(2:3; ver Números 33:55; Josué 23:12–13).

Ahora entendemos mejor el fracaso militar que se menciona en Jueces 1:19–36.

Jehová no les dio poder para dominar las ciudades allí mencionadas porque le habían

desobedecido. Nos damos cuenta que el acuerdo que la casa de José hizo con el hombre

de Luz en 1:23–24 fue un pacto prohibido. El cananeo salió libre con su clan (la palabra

traducida “familia” se refiere a un círculo más amplio que la familia básica) para

establecer otra Luz, otra ciudad pagana. Comprendemos ahora que el sometimiento de

los cananeos a trabajos forzados también requirió de convenios, por lo menos el de no

matarlos (ver Josué 9:25–27).

Entonces, el fracaso de Israel se debió a su infidelidad (2:1–3), ¿o a las armas

superiores de los cananeos? (1:19) ¿Cuál de las dos explicaciones es la correcta? En

realidad, ambas son correctas, pero son de distinta clase.

El v. 19 da una explicación científica. Es decir, analiza el problema con base en lo

que se puede observar con los cinco sentidos. De la misma manera, nosotros explicamos

nuestros problemas y fracasos aduciendo que son resultado de la mala salud, la crisis

económica, de usar métodos inadecuados, por falta de capacidad, o algún otro factor a la

vista. La explicación científica puede ser válida, pero es incompleta.

La otra explicación, la que hallamos en 2:1–3, es la teológica. Analiza los

problemas y fracasos en términos de la relación del pueblo con Dios. Nos informa que

Israel fracasó en la conquista porque había sido infiel a Jehová. La explicación teológica

es la más fundamental, porque el Todopoderoso puede cambiar los factores que usa la

explicación científica (puede darnos mejor salud, mejores métodos, etc.) y hacernos

triunfar contra los obstáculos visibles (nos puede dar éxito a pesar de la mala salud o los

métodos deficientes). Él pudo haber dado la victoria al débil ejército de Israel a pesar de

los carros herrados (ver 4:1–16).

EXPLICACIÓN CIENTÍFICA + EXPLICACIÓN TEOLÓGICA

= EXPLICACIÓN COMPLETA

Haremos bien en analizar nuestros problemas desde las dos perspectivas. Antes que

nada, preguntarnos si son resultado de desobedecer a Dios. Como primer paso para

mejorar nuestra situación debemos arrepentirnos del pecado, y pedir a Dios su poder

para vencer la tentación.

Page 7: 07. Jueces y Ruth

¡PENSEMOS!

Haga una lista de algunos problemas que ha tenido. ¿Cuál

podría ser la explicación basada en lo que se observa con los

cinco sentidos (explicación científica)? ¿Cuál podría ser la

explicación basada en su relación con Dios (explicación

teológica)?

¿Qué problemas tiene su iglesia? ¿Qé explicación científica

tienen? ¿Qué explicación teológica podría haber?

¿Qué problemas políticos y económicos tiene su país?

¿Cuáles son algunas explicaciones científicas de ellos? Los

problemas nacionales, ¿tienen explicación teológica

también? Explique su respuesta.

¿Todo fracaso que sufrimos se debe a infidelidad a Dios?

¿Por qué otras razones Dios nos permite fracasar? ¿Cómo

podemos saber si nuestro fracaso se debe a la desobediencia

a Dios?

2

Hombres que Cambiaron su

Mundo

Jueces 2:6–3:31

Haga un viaje imaginario a través del túnel del tiempo. Regrese cien años. Su país se

ve distinto. Primero experimenta el choque tecnológico. No hay aviones en el cielo; no

hay automóviles. Las ciudades son pequeñas. Luego usted nota que hace falta otra cosa:

iglesias evangélicas. Todavía no se ha extendido el evangelio. Sin embargo, si observa

con detenimiento, probablemente encontrará unas pocas personas orando y predicando

la palabra de Dios por el país.

En la actualidad, podemos ver la magnitud del fruto de esas oraciones y testimonios.

¿Habrán ellos imaginado que harían un impacto tan grande?

Ahora regrese al presente y viaje 40 años hacia el futuro. De nuevo experimenta el

choque tecnológico. Pero, ¿qué otras diferencias habrá? ¿Seguirán las guerras? ¿Habrá

la misma pobreza, opresión, corrupción, violencia, delincuencia y maldad generalizadas

que tanto conocemos? O, ¿habrá prosperidad? ¿La sociedad estará más influenciada por

los valores bíblicos? ¿Qué huella ha dejado usted en ese mundo futuro?

¡PENSEMOS!

Sueñe un momento. ¿Cómo quisiera que su vida afectara a

la gente y la sociedad que le rodes? ¿Qué está dispuesto a

hacer para que sus sueños se hagan realidad?

EL CICLO DE OPRESIÓN Y LIBERACIÓN 2:6–3:6

La nueva generación 2:6–10

Page 8: 07. Jueces y Ruth

Al igual que la primera, la segunda introducción del libro comienza con la muerte de

Josué (comp. 2:8 con 1:1). La generación de ese famoso caudillo se mantuvo fiel a

Jehová porque había visto sus grandes obras en la conquista de Canaán (2:7). Pasaron

por el río Jordán cuando Dios abrió sus aguas (Josué 3). Presenciaron la caída de los

muros de Jericó (Josué 6). Vivieron la derrota en Hai, y luego la conquista de la ciudad

una vez que el pecado de Acán fue castigado (Josué 7–8). En Gabaón vencieron una

confederación de cinco reyes cuando Jehová confundió al enemigo, lo bombardeó con

granizo y detuvo el sol en el cielo (Josué 10).

Sin embargo, la vida no fue fácil para esa generación. Fueron testigos de las proezas

de Jehová precisamente porque vivieron las presiones de la conquista de Canaán. No

tenían morada fija ni ingresos seguros; enfrentaban constantemente el peligro de la

guerra.

La generación siguiente heredó una vida más agradable. Habitaban en las ciudades

que sus padres habían conquistado, muchas de ellas amuralladas contra los enemigos.

Tenían sus casas propias. Pudieron dedicarse a desarrollar la agricultura y la cría de

ganado.

Disfrutando esa tranquilidad, no tuvieron ocasión de “conocer” a Jehová, ni su obra

(2:10). No es que no hubieran oído acerca de sus hazañas en generaciones anteriores

(6:13). Más bien, no conocer a Dios y sus obras significaba no haber experimentado

(ver la palabra “conocer” en 3:1–2 en este sentido) en carne propia las manifestaciones

de su poder, liberándolos del enemigo y proveyendo para todas sus necesidades en

situaciones de completa escasez.

Como consecuencia, nunca aprendieron a confiar en él (ver Deuteronomio 8), y lo

abandonaron para buscar la ayuda de otros dioses (2:11).

¡PENSEMOS!

¿Cómo se ha manifestado Dios en los problemas que usted

ha sufrido? ¿Qué hará usted para no olvidar esas

maravillas? ¿Todavía tienen valor los testimonios públicos

de lo que Dios hizo hace años? ¿Cuál es el equilibrio correcto

entre los testimonios acerca del pasado y los relativos a las

bendiciones recientes?

¿Qué pruebas sufre usted ahora? A la luz de 2:7, ¿qué

propósito puede tener el Señor en sus dificultades actuales?

Cuando usted goza de prosperidad y tranquilidad, ¿cómo

puede evitar dejar de confiar en Dios?

El ciclo a vuelo de pájaro 2:11–19

Esta sección introduce un ciclo que se repetirá en las historias de Otoniel, Aod,

Débora, Gedeón, Jefté y Sansón. El ciclo tiene cuatro fases principales: apostasía,

opresión, clamor y liberación.

La apostasía consistió en abandonar a Jehová para adorar a los dioses cananeos

(2:11–13). Los principales de ellos eran Baal y Astoret, o Astarté (“Astarot” es la forma

plural). Se creía que ellos propiciaban la fertilidad. Durante los años en el desierto y la

conquista, Jehová se había manifestado en la guerra y en la provisión del maná, pero los

israelitas no habían tenido oportunidad de ver su poder en los cultivos. Una vez

asentados en la tierra, vivieron de la agricultura y la ganadería. Para esta nueva área de

su vida pusieron su confianza en los dioses que tenían fama de dar buenos resultados.

Page 9: 07. Jueces y Ruth

Pero tenían que aprender que Jehová es el único Dios; como tal él, y sólo él, es capaz de

Ilenar todas nuestras necesidades.

El Señor respondió a la infidelidad de su pueblo entregándolo en mano de opresores

(2:14) como le había advertido (2:15; ver Levítico 26:17; Deuteronomio 28:25–26, 29–

34). Cuando no lo reconocieron como el Dios de la agricultura, los abandonó a sus

enemigos para que se volvieran a él como el Dios guerrero.

Aunque parezca contradictorio, habiendo entregado a Israel a los despojadores y

enemigos (2:14), Jehová luego lo libró de los mismos despojadores (2:16) y enemigos

(2:18). Esto lo hizo a través de los jueces que levantó como libertadores.

Es curioso que este pasaje omita el clamor pidiendo socorro a Jehová. En su lugar,

menciona los gemidos de Israel, provocados por su sufrimiento (2:18). Dios tanto

amaba a su pueblo que no resistía verlo sufrir por mucho tiempo (ver 10:16). Los

gemidos le hacían recordar el pacto inquebrantable que había hecho con Abraham (ver

Éxodo 2:24; 6:5). Como veremos en Jueces 13, por su amor y fidelidad a este pacto

auxilió a Israel aun cuando no clamara a él.

Tristemente, después de cada liberación, de nuevo Israel daba inicio al ciclo,

volviendo a una apostasía cada vez más acentuada (2:17, 19). De manera que el ciclo se

convirtió en una espiral descendente.

Los pueblos que Jehová dejó 2:20–3:6

Esta segunda introducción del libro termina como la primera: con el anuncio de que

Jehová no daría toda la tierra de Canaán a Israel (comp. 2:21 con 2:3). En los días de

Josué, Dios había dejado a algunos pueblos para probar la fidelidad de la nación

escogida (2:22–3:1, 4) y para enseñar a las generaciones posteriores a confiar en él en

las guerras (3:2; comp. 2:7, 10). Tampoco los expulsó en el período de los jueces (ver

Éxodo 23:23–33; 34:11–17; Josué 23:12–13).

El prólogo concluye con dos versículos de resumen (3:5–6). El v. 5 recapitula la

primera introducción (1:1–2:5) y el v. 6b (“y sirvieron a sus dioses”), la segunda (2:6–

3:4). El v. 6a revela que los matrimonios mixtos (comp. 2:2–3) fueron el eslabón para

que la convivencia con los cananeos condujera a la contaminación religiosa.

CONVIVENCIA → (3:5; 1:1–36)

MATRIMONIOS → (3:6a; 2:1–5)

CONTAMINACIÓN (3:6b; 2:6–3:4)

¡PENSEMOS!

¿Qué parte del ciclo de apostasía, opresión, clamor y

liberación describe mejor su experiencia actual? ¿En qué

áreas de su vida ha aprendido a confiar en Dios? ¿En cuáles

está tentado a confiar en otras cosas? ¿Son cosas aprobadas

por Dios, o no? Es necesario confiar en ellas, o ¿es capaz

Jehová de manifestarse en esas áreas de su vida también?

¿Todavía envía Dios sufrimientos a sus hijos descarriados

para que vuelvan a él? ¿Qué tipos de sufrimientos manda?

¿Ha tenido usted que sufrir repetidas veces el mismo

problema? ¿Será que Dios permite esto para ayudarle a

confiar en él no sólo en esa prueba, sino también en otras

cosas?

¿El Señor todavía libra a sus hijos de sus angustias? ¿Puede

usted dar un ejemplo de su propia experiencia?

En Jueces, el ciclo describe la experiencia de una nación,

Israel. ¿Ayuda esto a entender la situación actual de su país

Page 10: 07. Jueces y Ruth

también? Explique su respuesta.

UN JUEZ QUE JUZGÓ 3:7–11

El primer ejemplo concreto del ciclo lo encontramos en esta historia: apostasía (3:7),

opresión (3:8), clamor (3:9a) y liberación (3:9b–11)

Desde luego, que los israelitas “olvidaron” a Jehová (3:7), pero esto no significa que

no recordaran nada acerca de él. Sin embargo, actuaban como si hubieran olvidado que

él los había librado de Egipto y les había dado la tierra de Canaán. Como su Dios, les

había sido fiel, pero ellos se mostraron malagradecidos.

La expresión que se traduce como “Mesopotamia” (3:8) se refiere a una región al

norte de Israel junto a la parte noroccidental del río Eufrates. Probablemente “risataim”

era un apodo israelita para el opresor, ya que en hebreo significa “de doble maldad”. Sin

embargo, Jehová también participó en la opresión de su pueblo. Si él no hubiera

desprotegido a Israel, Cusán de Doble Maldad no habría podido hacerle daño alguno.

El clamor 3:9

Implicaba que los israelitas habían recordado las grandes obras divinas a su favor

(comp. “olvidaron” en v. 7). Tenían fe en que Baal no les podría librar sino Jehová, y

estaban arrepentidos por su apostasía (ver 10:10; 1 Samuel 12:8–11).

DIOS ISRAEL DIOS

→ → OPRIME CLAMA LIBERA

El clamor convirtió al Señor de opresor en libertador. Él levantó a Otoniel (3:9), le

envió su Espíritu (3:10) y entregó en su mano a Cusán de Doble Maldad.

Aunque Otoniel ya había sido un héroe militar (ver 1:12–13), él reconocía que para

triunfar, Israel requería que Dios estuviera de su lado. Por eso juzgó al pueblo (3:10).

En otras partes del libro, “juzgar” significa “gobernar”. Aquí, sin embargo, tiene otro

sentido, ya que Otoniel juzgó antes de salir a la batalla. Su juicio había de ser como el

de Samuel, quien al final del período de los jueces convocó a los israelitas para

señalarles su infidelidad al pacto con Jehová (ver 1 Samuel 7:5–6; 12:7–18).

Suponemos que Israel respondió a la acusación de Otoniel con la confesión de sus

pecados, al igual que hizo con Samuel (ver 1 Samuel 7:6; 12:19). Este juicio fue clave

para que Israel saliera de la opresión y disfrutara cuarenta años de paz (3:10–11).

¡PENSEMOS!

¿Qué semejanzas hay entre el juicio que hizo Otoniel a Israel

y nuestra responsabilidad de evangelizar? A la luz de

Gálatas 6:1, ¿debe usted confrontar a otros cristianos con su

pecado? Si lo hace, según el mismo versículo, ¿cómo debe

hacerlo?

¿Qué influencia para bien puede usted tener confrontando a

otros con su pecado? A la luz de la historia de Otoniel,

¿cuáles son las buenas nuevas que pueden acompañar a la

denuncia del pecado?

¿Por qué Otoniel tuvo que salir a la batalla? ¿No podía darle

Dios la victoria sin que él peleara? El Señor requiere que nos

esforcemos para recibir sus bendiciones, o ¿nos las da sin

que hagamos nada?

Page 11: 07. Jueces y Ruth

UN AGENTE SECRETO CON UNA MISIÓN IMPOSIBLE

3:12–30

El ciclo volvió a repetirse: apostasía (3:12a), opresión (3:12–14b), clamor (3:15a) y

liberación (3:15). Habiendo hecho una alianza con los amonitas y amalecitas, los

moabitas invadieron a Israel desde el oriente. Cruzando el río Jordán tomaron Jericó,

que estaba a 8 kms. de la ribera (3:13; comp. Deuteronomio 34:3; 2 Crónicas 28:15).

Jehová oyó el clamor de los israelitas y dejó de fortalecer al opresor (3:12). Levantó

a un libertador, Aod (3:15). De todos los héroes del libro, quienes más impacto hicieron

solos en la vida de Israel fueron Aod y Samgar.

El v. 15 llama la atención a la mano izquierda de Aod. En hebreo “benjamita”

significa “hijo de la mano derecha”. De manera que, ¡el hijo de la mano derecha era

zurdo! El hebreo sigue resaltando la mano, ya que la frase “con él” es literalmente“en su

mano”. El “presente” (3:15) era el tributo que supuestamente el rey opresor exigía a

Israel (ver 3:18). Sin embargo, “en su mano” Aod entregaría a Eglón otro “presente”, la

daga que ocultaba debajo de sus vestidos (3:16).

Habiendo entregado el tributo, Aod encaminó a los portadores israelitas hasta los

ídolos en Gilgal, los cuales marcaban el límite del control moabita. Luego regresó solo

para realizar su misión imposible (3:19). Informó a Eglón que le tenía un mensaje

secreto. Avaro hasta de los secretos, el rey despidió a sus siervos, de manera que quedó

a solas con su “vasallo leal”. Cuando éste dijo que el mensaje era de Dios (las palabras

de Aod, como su puñal, eran de doble filo), el opresor, emocionado, se puso de pie,

exponiendo su inmensa barriga al ataque que siguió (3:20; ver v. 17b). Probablemente

no reaccionó cuando Aod extendió su mano a la daga, ya que normalmente las armas

blancas se guardaban en el muslo izquierdo, y se sacaban con la mano derecha (3:21),

pero Aod no lo hizo así.

Después de asesinar al opresor (3:22), Aod escapó, dejando las puertas con cerrojo

(3:23). Momentos después, volvieron los siervos que habían sido despedidos pero

supusieron que su señor estaba ocupado en la letrina (3:24; esto es lo que significa

“cubre sus pies”). Cuando por fin se dieron cuenta de lo sucedido (3:25), Aod ya estaba

a salvo (3:26).

Alentados por la proeza de Aod, los israelitas se levantaron contra los moabitas

(3:27–28). Estos, descorazonados por la muerte de su rey, huyeron hacia el Jordán,

donde los israelitas los esperaban para matarlos (3:29). El dominio moabita fue

quebrantado, y comenzó el reposo más largo del libro (3:30).

UNO CONTRA SEISCIENTOS 3:31

En esta escueta historia no se menciona la apostasía ni el clamor, pero Samgar liberó

a Israel de la opresión filistea. Él no era israelita de nacimiento, pues su nombre no es

hebreo. Probablemente era horeo.

La aguijada era una vara con punta metálica. Parece imposible que alguien matara a

tantos enemigos con semejante arma. Sin embargo, Dios es especialista en realizar

victorias imposibles (ver 7:2, 4; 16:26–30; Josué 23:10; 1 Samuel 14:6).

¡PENSEMOS!

¿Puede una sola persona hacer tanto impacto para bien hoy

día como Aod y Samgar? Explique su respuesta.

El modismo traducido “zurdo” en 3:15 es literalmente

“atado de la mano derecha”. La frase revela que en la

sociedad israelita había cierto prejuicio contra los zurdos.

Page 12: 07. Jueces y Ruth

Sin embargo, Dios había hecho a Aod así. ¿Cómo contribuyó

esta “limitación” al éxito de su misión imposible? ¿Qué

limitaciones tenía Samgar? ¿Cómo usa Dios nuestras

limitaciones para sus propósitos?

Aod dsencadenó la liberación de Israel asesinando al rey

opresor. ¿Siguió Jesús este ejemplo contra los romanos?

¿Cómo podemos explicar las diferentes reacciones de Aod y

Jesús a los opresores? ¿Cómo puede usted ayudar a los

oprimidos de hoy en día?

3

Una Mujer que se Jugó el Todo

por el Todo

Jueces 4:1–5:31

En marzo de 1990, Hank Gathers estaba a la cabeza de todos los basquetbolistas

universitarios de los Estados Unidos en puntos anotados y rebotes atrapados. En ese

mes, en plena acción durante un partido, este joven talentoso cayó al piso del gimnasio

y ante la mirada de los espectadores, falleció.

Posteriormente trascendió que él había descubierto en diciembre del año anterior

que padecía de una enfermedad cardíaca, pero había decidido seguir jugando de todas

formas. Leí un artículo en esos días que enumeraba a varios deportistas de fama

mundial que habían puesto en peligro su salud por seguir compitiendo. El autor

aventuraba algunas posibles razones: El amor al deporte, la fama, el dinero. Luego

expuso una más: Que los grandes atletas están dispuestos a correr grandes riesgos.

Este análisis bien podría aplicarse a los grandes cristianos que están dispuestos a

jugarse el todo por el todo para obedecer y servir al Señor. En Jueces 4 y 5 leemos de

varias personas y grupos que tuvieron que decidir si estaban dispuestos a arriesgarse por

Dios. El capítulo 4 es una narración en prosa del ciclo de apostasía, opresión, clamor y

liberación. El capítulo 5 es un cántico poético sobre los mismos eventos.

Jueces 4 Jueces 5

Narración en prosa Cántico poético

APOSTASÍA, OPRESIÓN Y CLAMOR 4:1–3

Israel se hallaba en una situación desesperada. Había abandonado a Jehová de nuevo

(4:1; ver 3:7), y él los había entregado a otra opresión (4:2–3). Por veinte años habían

sido explotados cruelmente por el rey Jabín y Sísara, su capitán. Era la opresión más

larga que la nación había sufrido hasta esa fecha, y sería la segunda más larga en todo el

libro. Por fin reconocieron su error y clamaron al Dios verdadero por socorro (4:3a).

La liberación requeriría de personas valientes. Los peligros eran espantosos. Jabín

era rey de Hazor, la ciudad cananea más grande que los arqueólogos han hallado. Tanto

era su poder, que encabezaba una confederación de reyes en el norte de Canaán. Esto le

hacía acreedor al título de “rey de Canaán”. Su ejército incluía 900 carros de caballos

(4:3). Eran carros “blindados”, construidos de madera pero protegidos con láminas de

hierro.

Page 13: 07. Jueces y Ruth

Los opresores crueles no tendrían reparo en matar a cualquiera que se levantara en

su contra. ¿Habría algún israelita dispuesto a intentar liberar a su pueblo?

LOS OSADOS LIBERTADORES 4:4–5:27

Débora 4:4–10, 14; 5:1, 6–7, 12, 15

¡La primer persona que se atrevió fue una mujer! Por temor a los cananeos, los

comerciantes israelitas no se atrevían viajar por las carreteras (5:6) y los campesinos

habían abandonado las aldeas y sus sembrados para buscar refugio en las ciudades

amuralladas (5:7a). Estando en esa coyuntura, Débora fue quien se levantó como madre

protectora de su pueblo (5:7b).

¿Qué podía hacer una dama frente a esa situación? Primero, llamó a Israel para que

rindiera cuentas a Dios. En hebreo, la última oración de 4:5 dice literalmente: “y los

hijos de Israel subieron [no dice “subían”] a ella para el juicio”. Débora hizo lo mismo

que Otoniel (ver la explicación de 3:10 en el capítulo 2) y Samuel (1 Samuel 7:5–6;

12:6–18) en sus respectivos tiempos. Señaló a los israelitas sus pecados para que los

confesaran y buscaran el perdón de Dios.

Luego, como profestisa (4:4), Débora llamó a Barac y a los varones de Neftalí y

Zabulón para que retaran al ejército de Jabín (4:6–7). Cuando Barac titubeó, ella le

apoyó, aceptando acompañarlo hasta el mismo frente (4:8–10; 5:15). Allí le impulsó a la

batalla (4:14). Por su intervención denodada, tuvo el privilegio de presenciar la

liberación, y después entonar el cántico de victoria y alabanza a Dios (5:1, 12).

¡PENSEMOS!

Qué peligros corrió Débora al instar a Barac y a los

israelitas al enfrentamiento con Jabín? ¿Hay situaciones

riesgosas en las cuales usted debe levantar su voz? ¿Cuáles

son?

Hay personas a quienes usted puede alentar a hacer cosas

por Dios que usted mismo no puede hacer? ¿Quiénes son?

¿Cómo los podria motivar?

Qué peligros corrió Débora al acompañar a Barac al frente

de batalla? ¿Hay situaciones peligrosas en las cuales usted

debe acompañar a otros? ¿Cuáles son?

Barac 4:6–16, 22; 5:1, 12, 15

Aunque con temor y dudas (4:8), Barac acató la orden divina y convocó a los

milicianos para confrontar al ejército cananeo (4:6–7, 10). Antes del rey David, Israel

no tenía tropas profesionales. Cuando surgía una amenaza, los israelitas, en su mayoría

campesinos, se reunían para combatir con las armas que tuvieran en casa. La anuencia

de los 10,000 para seguir a Barac implica que tenía renombre como líder militar, por lo

menos en su propia tribu de Neftalí y en la tribu vecina de Zabulón.

Como Dios le había ordenado, subió con ellos al monte de Tabor (4:6, 10, 12), que

se encontraba en la frontera entre Neftalí, Zabulón e Isacar, y en el borde norte del valle

de Jezreel. De allí controlaba la ruta comercial que pasaba por el valle. Era una de las

carreteras principales entre Egipto y Mesopotamia, pasando por Hazor.

Para quitar esa amenaza a su soberanía y su comercio, Jabín envió a Sísara al valle

con sus 900 carros de guerra (4:13). En el momento crítico, Barac, frente a los israelitas,

se precipitó contra los invencibles cananeos (4:14; 5:15) y Dios le concedió una victoria

contundente (4:15–16).

Page 14: 07. Jueces y Ruth

Fue un logro glorioso para Barac. Posteriormente él unió su voz a la de Débora en

alabanza a Jehová (5:1), y encabezó la procesión triunfal con los cautivos de la batalla

(5:12).

Sin embargo, el momento podría haber sido aun más glorioso. Puesto que Barac

condicionó su obediencia a Jehová (4:8), Débora le profetizó que perdería ante una

mujer la prerrogativa de derrotar a Sísara (4:9). Cuando Jael le llamó a ver al capitán

cananeo (4:22a), Barac probablemente pensó que a pesar de la profecía él iba a tener el

privilegio de matarlo. ¿Cuál sería su desilusión al hallarlo ya victimado por una débil

mujer! (4:22b)

¡PENSEMOS!

¿Fue Barac un buen líder militar, o no? ¿Cuál fue su virtud

principal? ¿Cuál fue su debilidad principal? ¿Qué

bendiciones recibió por sus virtudes? ¿Cuáles perdió por su

debilidad? ¿Qué bendiciones puede perder usted por temor

de lanzarse a hacer la voluntad de Dios?

Los israelitas 4:6, 10; 5:2, 13–18

Uno de los temas principales del cántico de Jueces 5 es la felicitación que se da a los

israelitas que acudieron a la batalla. Llegaron voluntariamente (5:2, 9), pues no había

ninguna ley ni gobierno central para obligarlos a participar. Pero también llegaron en

obediencia a Jehová (4:6).

No todas las tribus enviaron milicianos. El “resto” que se atrevió (5:13) se enumera

en 5:14–15a, 18: Las tribus de Efraín, Benjamín, Maquir (otro nombre dado a la tribu de

Manasés), Zabulón, Isacar y Neftalí. Rubén, en cambio, permaneció en la seguridad de

su vida pastoril (5:16a). Sus grandes resoluciones (5:15b), nunca pasaron de ser

propósitos sin acción (5:16b). Galaad (aquí el nombre se refiere a la tribu da Gad), Dan

y Aser tampoco interrumpieron su rutina cotidiana (5:17).

Una mención honorífica se reservó para Zabulón y Neftalí, las tribus que más habían

arriesgado (5:18) y que formaron el grueso de la fuerza israelita (4:6, 10).

¡PENSEMOS!

¿Cómo reacciona usted cuando solamente unos pocos

apoyan un buen proyecto? ¿usted decide no participar

porque no hay apoyo de todos, o aprovecha la bendición de

hacer la voluntad de Dios de todas formas? ¿Hay algún

proyecto de esta clases que usted debe apoyar ahora?

Jael 4:11, 17–22; 5:24–27

La más arrojada de todos en esta historia fue Jael. A su tienda llegó Sísara buscando

refugio, porque había un pacto entre su esposo, Heber, y Jabín (4:17). Ella tuvo que

decidir si respetaría ese pacto, o si se identificaría con el pueblo de Jehová. Los ceneos

estaban emparentados con Israel a través de Moisés (4:11), y la mayoría de ellos en

Canaán eran aliados de la nación escogida (ver 1:16).

Jael recibió a Sísara ofreciéndole protección (4:18) y mostrándole hospitalidad

(4:19; 5:25). Sin embargo, cuando el militar se hubo dormido, ella se armó de valor y lo

mató con sus propias manos (4:21; 5:26–27). ¿Qué habría pasado si él hubiera

despertado? Ella también debió pensar en las posible represalias de Jabín.

Page 15: 07. Jueces y Ruth

¿Por qué optaría Jael por apoyar al débil Israel en vez de la poderso Jabín? Tal vez

ella conocía el pacto abrahámico, en el cual Jehová prometía bendecir a los que

ayudaran a su pueblo, y maldecir a los que le hicieran daño (Génesis 12:3). En efecto, el

cántico bendice a Jael, deseando que sea la más próspera de todas las mujeres que viven

en tiendas (5:24). La maldición de Génesis 12:3 se aplicó a Meroz (5:23),

probablemente una ciudad no israelita que tenía un pacto con Israel. Meroz fue

condenada por no pelear contra los opresores.

Los valientes Los cobardes

Débora Barac Efraín Benjamín Maquir Zabulón Isacar Neftalí Jael

Barac Rubén Galaad Dan Aser Meroz

EL LIBERTADOR DIVINO 4:4–5:27

No fue solamente por su denuedo que Débora, Barac, Jael y los milicianos lograron

sus triunfos. De nada hubiera servido su valor sin el poder divino. Jehová mandó a

Barac a retar a Jabín (4:6), atrajo a Sísara (4:7), salió delante de Barac (4:14), desbarató

al ejército enemigo (4:15), entregó a Sísara en manos de Barac (4:7b, 14) y de Jael (4:9)

y sometió a Jabín (4:23).

Debido a esto, un segundo tema dominante de Jueces 5 es la alabanza a Jehová por

la victoria (5:3). Hasta la naturaleza se estremeció ante la llegada del terrible Dios de

Israel para pelear por su pueblo (5:4–5). Si bien el poema hace hincapié en quiénes

hicieron acto de presencia, no los incluye entre los combatientes. Los que pelearon

fueron los reyes de Canaán por un lado (5:19) y las estrellas y el torrente de Cisón por el

otro (5:20–21). En la poesía de aquel tiempo, se hablaba figuradamente de las estrellas

como fuente de lluvia. De manera que el Señor usó la lluvia como su arma. Destruyó a

los cananeos mediante una tormenta que causó una creciente en el torrente. El agua

impetuosa arrastró a los cananeos e hizo inútiles sus carros de caballos. En la maldición

del v. 23, Meroz es criticado no por desamparar a Israel, sino por no apoyar a Jehová.

En última instancia, la batalla fue de él, no de los valientes israelitas.

Dios Todopoderoso + Personas Valientes = Victoria

¡PENSEMOS!

¿Dios pelea las batallas de usted? ¿Él siempre apoya

nuestros esfuerzos atrevidos? ¿Cómo puede usted obtener el

apoyo divino? ¿Cómo puede saber cuándo debe arriesgarse,

y cuándo debe ser cauteloso?

4

Un Libertador en la Escuela de

Dios

Page 16: 07. Jueces y Ruth

Jueces 6:1–7:25

“No puedo”. Es lo que pensamos cuando se nos presentan algunas oportunidades

para servir a Dios. Tal vez tengamos razón. Quizá necesitamos mejor capacitación. A la

par de la orientación que otros cristianos nos puedan proporcionar, todos recibimos una

educación paralela y constante del Maestro divino. En esta lección veremos algunos de

los elementos que constituyen su programa, diseñados para prepararnos a servirlo en

responsabilidades cadá vez mayores.

APOSTASÍA, OPRESIÓN Y CLAMOR 6:1–10

Israel tenía la necesidad apremiante de contar con un gran líder. Otra vez habían

abandonado a Jehová por adorar a los dioses de Canaán (6:1, 25), y él había enviado

contra ellos a Madián, a los amalecitas y a los hijos del oriente (6:1b, 3). Los madianitas

eran nómadas a quienes encontramos mencionados en Éxodo donde dice que vivían al

sur de Israel en la península de Sinaí (Éxodo 2:15), y en Números dice que habitaban

cerca de Moab (Números 22:4, 7; 25:6, 15–18; 31:1–8).

También eran nómadas los otros dos pueblos opresores. Los amalecitas usualmente

se encontraban al sur de Judá y al oriente del río Jordán. “Hijos del oriente” era un

nombre general dado a las tribus del desierto que estaban al este de Israel.

Estos pueblos invadían a Israel como una plaga de lagostas cada año en la época de

la cosecha (6:3). Consumían, robaban y destruían todo lo que hallaban a su paso (6:4–

5). Su arma especial eran los camellos (6:5; 7:12). Esta es la historia más antigua que se

conoce que menciona que se usaban gran número de camellos para combatir en la

guerra.

Las invasiones llenaban de temor a los israelitas, a tal grado que algunos dejaban sus

casas para vivir en las cuevas de las montañas (6:2). Después de siete años de saqueos

(6:1), quedaron en profunda pobreza (6:6). Esta situación desesperante por fin los llevó

a arrepentirse y clamar a Jehová pidiendo socorro (6:6b).

Sin embargo, en vez de un libertador, Dios les envió un profeta (6:7–8). Y éste, a

diferencia de la profetisa Débora, no les proveyó un libertador (comp. 4:4–6). Más bien,

hizo como el ángel de Jehová, que en 2:1–3, les acusó de no cumplir su parte del pacto

con el Señor (6:8–10).

Israel, pues, necesitaba un líder que restaurara la relación con Dios y dirigiera al

pueblo en su lucha por la liberación. Ese adalid resultó ser Gedeón, quien con 300

hombres derrotaría al ejército madianita de más de 135,000 (comp. 7:7; 8:10). Con

razón se le recuerda como un hombre de fe y gran valor.

Sin embargo, al principio Gedeón no estaba preparado para asumir una tarea tan

grande. Jamás se imaginó que él sería escogido para semejante papel. Para poder

cumplir con su cometido, tuvo que pasar primero por el programa de capacitación

divino.

EL LIBERTADOR ESCOGIDO POR DIOS 6:11–16

La acusación del profeta (6:8–10) no había dado al pueblo mucha esperanza de

liberación. Sin embargo, el Altísimo no había abandonado a su hijo descarriado. El

ángel de Jehová, que era la manifestación visible de Dios en el Antiguo Testamento,

buscó a Gedeón para llamarlo a ser el libertador del pueblo.

En ese momento, se encontraba aporreando (traducción literal del vocablo hebreo

vertido como “sacudiendo”) con un palo o látigo, el trigo en el lagar (6:11). Ese no era

ni el método ni el lugar acostumbrado para desgranar. Normalmente, esto se hacía en la

era, una extensión plana de tierra dura o en las rocas. Se pasaba por encima de la mies

con bueyes (Miqueas 4:13) y trillos (Isaías 41:15) para separar el grano de la cáscara y

la paja, y luego se tiraba todo al aire para que el viento arrastrara la basura (Isaías

Page 17: 07. Jueces y Ruth

41:16). La razón de que Gedeón tuviera que usar ese método mucho más lento y arduo,

era con el fin de esconder el trigo de los madianitas.

El ángel de Jehová llegó como si fuera un viajero, portando una vara en la mano

(6:21) y se sentó debajo de la encina, aparentemente para descansar a su sombra (6:11).

Saludó a Gedeón diciendo: “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente” (6:12). De

mal humor, el hijo de Joás refutó su dicho. Protestó diciendo que Jehová no estaba con

Israel (6:13), y negó que él fuera esforzado y valiente (6:15).

Quizá el ángel habló con un dejo de ironía al llamarlo “varón esforzado y valiente”

(6:12), y al decir “vé con esta tu fuerza y salvarás a Israel de la mano de los madianitas”

(6:14). Es evidente que escondido como estaba en el lagar por temor de los madianitas,

Gedeón no parecía ser un guerrero poderoso. Sin embargo, el Creador sabía que él había

puesto en el futuro juez capacidades que ni éste mismo conocía.

Ahora bien, esas capacidades en sí eran insuficientes para salvar a Israel. La razón

de su protesta (v. 15) es que Gedeón reconocía eso. Como varios otros líderes

destacados de la historia de Israel, el israelita respondió al llamado divino con humildad

y dudas acerca de sí mismo y su posición social (ver Éxodo 3:1–4:23; 1 Samuel 9:21;

Isaías 6:5; Jeremías 1:6).

Las capacidades de Gedeón podrían desarrollarse gracias a que la otra parte del

saludo era cierta: Dios estaría con él (6:12). Él lo enviaba (6:14), y él sería quien le

permitiera propinar a los madianitas un golpe mortal, de manera que cayeran todos

juntos, como un solo hombre (6:16).

Capacidades

Dadas Por

Dios

+ Poder de

Dios en

nosotros

= Proezas en

el servicio

a Dios

¡PENSEMOS!

¿A quién culpaba Dios de los problemas de Israel (6:8–10)?

¿A quién culpaba Gedeón? (6:13) ¿A quién culpa usted de

sus problemas? ¿Por qué Jehová escogería una persona de

baja posición social (6:15) para ser libertador de Israel?

¿Por qué elegiría a una persona con tantas dudas y quejas

contra Dios? (6:13) ¿Qué clase de persona escoge el Señor

hoy para servirlo? ¿Podría ser usted?

¿Qué capacidades veía Dios en Gedeón? ¿Alguna vez ha

descubierto que tiene una capacidad que antes ignoraba?

¿Cómo la descubrió? ¿Cómo puede averiguar si tiene otras

habilidades escondidas?

EL LIBERTADOR SE PREPARA EN LA ESCUELA DE

DIOS 6:17–7:15

Jehová no envió desde luego al libertador a la tarea para la cual lo había llamado.

Como el Creador sabía, el hijo de Joás tenía madera de líder militar, y por supuesto a

Dios no le faltaba poder para librar a Israel. Sin embargo, para bien de su siervo, y para

su propia gloria, primero hizo a Gedeón pasar por una capacitación.

Mediante señales 6:17–24, 33–40; 7:9–15

“¿No te envío yo?” (6:14). “Ciertamente yo estaré contigo” (6:16). Estas

expresiones del ángel de Jehová, y tal vez también la manera en que miraba a Gedeón

(6:14), indicaron a éste que el “viajero” era algo más que un hombre común y corriente.

Page 18: 07. Jueces y Ruth

Para confirmar la conclusión a la cual estaba llegando, le pidió una señal de que era en

efecto el ángel de Jehová (6:17, “señal que tú has hablado conmigo”; ver el v. 22).

Esta petición se le concedió. El ángel de Jehová esperó pacientemente mientras

Gedeón le preparaba comida (6:18–20). Luego hizo salir fuego de la punta de su vara, el

cual consumió los alimentos (6:21) aunque estaban mojados con el caldo (6:20).

Mientras las llamas todavía quemaban la carne y los panes, el ángel de Jehová

desapareció (6:21). Estas maravillas convencieron a Gedeón de que había hablado con

Dios mismo (6:22; comp. 13:20–22).

Sin embargo, cuando los madianitas volvieron a invadir Israel (6:33) y el nuevo

caudillo había ya convocado a un ejército de las tribus del norte (6:34–35), comenzó a

dudar. Pidió la famosa señal del vellón de lana (6:37). Su propósito no era averiguar la

voluntad de Dios. Ya sabía que Dios lo había llamado a pelear contra los opresores. Su

duda más bien consistía en saber si el Señor iba a ser fiel a su promesa (ver la frase

“como has dicho” en 6:36–37).

El Santo de Israel no tenía ninguna obligación de conceder esta petición hasta cierto

punto ofensiva. Sin embargo, lo hizo por su gran misericordia para Israel y su siervo

(6:38).

Pero, ¡Gedeón todavía no estaba satisfecho! Probablemente razonó que la dura era

podría haberse secado más rápido que el vellón. Volvió, pues, a probar a Dios,

rogándole hacer la señal al revés (6:39). Hasta él reconocía la impertinencia de su

petición (6:39), pero de nuevo el Señor se la otorgó (6:40).

Con todo esto, Gedeón seguía abrigando dudas. La noche siguiente, Jehová le

ofreció una señal más (7:9–11). Cuando el temeroso líder oyó el sueño del madianita

(7:13) y la interpretación de su compañero (7:14), tuvo la seguridad de que Dios le iba a

dar la victoria (7:15).

¡PENSEMOS!

¿Le ha dado Dios una señal milagrosa alguna vez? ¿Qué

fue? ¿Para qué se le daría? ¿Cómo debe afectar su vida

ahora?

¿Recibió Gedeón sus señales porque su fe era fuerte, o débil?

¿Recibir señales hoy día es resultado de una fe fuerte, o

débil?

¿Debería Gedeón pedir tantas señales? ¿Debemos pedir

señales hoy día? Si las pedimos, ¿Nos las dará Dios?

Mediante tareas graduadas 6:22–32

Antes de enviarlo a liberar a Israel, Dios encomendó a Gedeón una tarea previa. Fue

difícil, pero no tan difícil como la liberación en sí.

La tarea consistió en derribar el altar de Baal que pertenecía a su padre, cortar la

imagen de Asera, edificar altar a Jehová, y ofrecerle un sacrificio usando como leña la

madera de la imagen de Asera (6:25–26).

Por temor a sus semejantes, Gedeón realizó la tarea de noche (6:27), pero por lo

menos la llevó a cabo. La reacción inmediata de sus conciudadanos demostró que sus

temores no estaban infundados. Cuando supieron lo que había pasado (6:28) y quién lo

había hecho (6:29), trataron de matarlo (6:30).

Obligado a escoger entre su dios y su hijo, Joás persuadió a los vecinos a que

dejaran la venganza en manos de Baal (6:31). Al salir ileso de ese trance, el tímido

Gedeón fue fortalecido en su fe para la misión más grande que le esperaba. A la vez,

Page 19: 07. Jueces y Ruth

cobró fama como paladín de Jehová contra Baal (6:32). Viendo que éste dios falso no

pudo hacerle nada, los israelitas seguramente dudaron de él y transfirieron su fe al Dios

verdadero.

¡PENSEMOS!

¿Qué cosa “demasiado difícil” quisiera usted hacer para

Dios? ¿Cuáles serían algunas tareas menos difíciles que

puede hacer para prepararse para ese reto mayor?

Mediante pruebas 7:1–8

Después de la doble señal del vellón (6:36–40), Jehová probó la fe de Gedeón al

reducir su ejército. Al caudillo israelita le había parecido muy difícil que sus 32,000

milicianos pudieran enfrentar a los 135,000 madianitas (ver 8:10). Cuando 22,000 de

sus efectivos volvieron a casa (7:1–3), su fe fue puesta a prueba al máximo. Después

que Jehová eliminó a todos los demás, excepto a 300 (7:4–8), era absolutamente

absurdo pensar que Gedeón pudiera vencer al enemigo.

Sin embargo, como ya hemos visto, antes de estas pruebas Dios había concedido a

Gedeón señales impresionantes (6:17–21, 36–40) y posteriormente le dio otra (7:9–15).

De manera que la fe del adalid israelita pasó por un proceso de estira y afloja.

PROPÓSITO DE DIOS

1. Señales

2. Tareas graduadas

3. Pruebas

¡PENSEMOS!

¿Qué pruebas le ha enviado Dios a usted? ¿Qué ha

aprendido a través de ellas? ¿Está sufriendo una prueba

ahora? ¿Qué beneficio le podría traer? ¿Cómo pueden las

pruebas prepararle para servir mejor al Señor?

EL LIBERTADOR SE GRADÚA CON HONORES (7:16–25)

La combinación de señales, pruebas y tareas graduadas fortaleció la fe de Gedeón de

tal manera que entró en la batalla plenamente convencido de que Dios le daría la

victoria (7:15). Por cierto, utilizó una estrategia muy acertada para engañar a los

madianitas (7:16–19). Sin embargo, para que su estrategia tuviera éxito se requería que

el enemigo creyera (a) que detrás de cada antorcha y trompeta había toda una compañía

de milicianos (7:20) y (b) que los israelitas ya habían penetrado en el campamento

madianita (7:21–22a). Por supuesto, sólo Jehová podía garantizar que esa confusión

tendría éxito y que como resultado, vendría una contundente victoria para los israelitas

(7:22b–25).

¡PENSEMOS!

¿El hecho de que Gedeón utilizara una estrategia implica

que le faltaba fe? ¿Debemos emplear estrategias y

planificación para servir a Dios hoy, o es mejor confiar en él

con sencillez?

Page 20: 07. Jueces y Ruth

5

De tal Palo, peor Astilla

Jueces 8:1–9:57

“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. La primera parte

de este refrán se cumplió con Gedeón (Jueces 8), y la segunda, con Abimelec, uno de

sus hijos (Jueces 9).

HUMILDAD Y NOBLEZA DE GEDEÓN 8:1–3

Cuando los madianitas huyeron, Gedeón convocó a las tribus del norte para que

ayudaran en la persecución (7:23–24). Desde el valle de Jezreel (ver 6:33), los opresores

iban en retirada hacia el sureste. El libertador llamó a Efraín a tomar los vados del

Jordán para así cerrar el paso al enemigo (7:24a).

Los efrateos respondieron (7:24b) y lograron capturar y ejecutar a dos jefes de los

madianitas (7:25a). Orgullosos de su hazaña, llevaron las cabezas de Oreb y Zeeb a

Gedeón, que estaba al lado oriental del Jordán (7:25b).

Juntamente con sus trofeos sangrientos, presentaron un fuerte reclamo (8:1). Efraín

era la tribu más fuerte del norte de Israel, y estaba muy celosa de su preeminencia. Una

vez que Gedeón había logrado lo que ellos no pudieron o no se atrevieron a hacer,

protestaron por no haber sido convocados a la lucha. Les dolía que la gloria de la

victoria fuera para Manasés, la tribu de Gedeón, y para su clan, Abiezer (comp. 6:11,

34).

¿Acaso Efraín necesitaba una invitación para pelear contra los madianitas? En vez

de criticar al libertador, debían agradecerle los riesgos que corrió por ellos. Lo más

natural para Gedeón habría sido defenderse, así como haría Jefté en circunstancias muy

similares (ver 12:1–3).

Sin embargo, el héroe noblemente sacrificó sus propios derechos en aras de la paz.

Empleando una figura de la vinicultura, magnificó lo que Efraín había logrado y

minimizó su propia actuación (8:2–3a). La vendimia es la plena cosecha de la uva

(comp. 9:27); el rebusco consistía en recoger el poco fruto que queda después de

levantarla (ver Deuteronomio 24:21; Miqueas 7:1). Fue en esta etapa que Efraín

“cosechó” a Oreb y Zeeb (7:24–25). Gedeón adujo que esta hazaña era mayor que todo

lo que él y su clan habían logrado durante la batalla misma. Esta “blanda respuesta”

quitó la ira de los efrateos (8:3b; comp. Proverbios 15:1).

¡PENSEMOS!

¿Cómo responde usted cuando alguien le hace un reclamo

infundado, como el que Efraín hizo a Gedeón? ¿Debemos

siempre ceder ante tales quejas? ¿Cuándo debemos ceder?

¿Qué se logra cediendo? ¿Cuándo no debemos ceder? ¿Qué

se logra no cediendo?

Al fin de cuentas, quién recibió más honra, ¿la tribu que

buscaba su propia gloria, o el líder que estuvo dispuesto a

sacrificar la suya? ¿Ha conocido usted algún caso

semejante? ¿Qué lección aprende usted de esto?

PREPOTENCIA DE GEDEÓN 8:4–32

Con Sucot y Peniel 8:4–9, 13–17

Page 21: 07. Jueces y Ruth

Después de incluir el incidente con Efraín, el autor retoma la narración y sigue

hablando de la persecución a los madianitas. Retrocede al momento en que Gedeón y su

banda de 300 hombres cruzan al lado oriental del río Jordán (8:4). Por supuesto que

llegaron cansados y hambrientos a la ciudad israelita de Sucot, que se encontraba en la

frontera entre Manasés y Gad (8:5).

Allí Gedeón pidió provisiones, pero los gobernantes de la ciudad se las negaron

(8:5–6). Habiendo visto a los madianitas cuando pasaron por allí, sabían que todavía

eran muchos más que el pequeño ejército israelita (ver 8:10). Se rehusaron a darles

comida por temor a sufrir represalias de los madianitas.

Esta vez Gedeón no reaccionó con una respuesta blanda y humilde. Más bien,

amenazó con torturar a los dirigentes de Sucot cuando retornara victorioso (8:7). Les

dijo que arrastraría sobre ellos las espinas grandes y duras del desierto, como se pasaba

sobre la mies con trillos provistos de puntas de piedra o metal (Isaías 28:28; 41:15; ver

la explicación de 6:11 en el capítulo 4).

Casi lo mismo sucedió en Peniel, 8 kms. al sureste de Sucot, salvo que esta vez

Gedeón amenazó con derribar su torre (8:8–9), que era la fortaleza de la ciudadela

interior de la ciudad. Gedeón les dio a entender que ni en su último reducto estarían a

salvo.

Hablaba en serio. El líder no regresó de derrotar a los madianitas con un espíritu

perdonador. Cuando llegó a Sucot, les echó en cara su renuencia a proveerle alimentos

(8:15). Obtuvo una lista de los 77 gobernantes (8:14) y los sometió a las torturas

prometidas (8:16). Luego pasó a Peniel, donde derribó la torre y mató a sus varones

(8:17).

¿Se justificaban tales castigos? El autor de Jueces no nos de una respuesta directa.

No evalúa la conducta ni de Gedeón, ni de las dos ciudades, sino que nos deja a

nosotros esa tarea.

No cabe duda que Sucot y Peniel hicieron mal. Siendo ciudades israelitas, debieron

apoyar la lucha contra los opresores. Las victorias en el lado occidental del Jordán eran

evidencia suficiente de que Jehová estaba con Gedeón.

Sin embargo, ¿merecía torturas y matanza la incredulidad de estas dos ciudades? No

eran enemigos, sino hermanos pertenecientes al mismo pueblo de Dios. ¿En qué se basó

Gedeón para aplicar castigos tan drásticos? En la ley de Jehová no había nada escrito

que los justificara. El caudillo más bien hizo uso de su autoridad casi ilimitada como

militar triunfante. Actuó con base en su propio criterio y la ley del más fuerte.

Había olvidado que él mismo tenía muchas dudas cuando el ángel de Jehová lo

llamó (6:12–15), y que hubo necesidad de mostrarle una serie de señales milagrosas

antes de que estuviera dispuesto a lanzarse a la batalla (6:17–22, 36–40; 7:9–15). Dios

no había respondido a su falta de fe con castigos, sino con paciencia y misericordia.

Debería haber imitado más al Señor en su trato con las dos ciudades.

Con Zeba y Zalmuna 8:10–12, 18–21

Cuando Gedeón alcanzó a los madianitas, lanzó un ataque sorpresivo que resultó en

otra victoria contundente (8:10–12). Sin embargo, esta vez la narración no menciona la

participación divina. Quien llenó de espanto al ejército enemigo no fue Jehová (8:12;

comp. 7:22), sino el adalid humano. De hecho, en toda la sección de 8:4–32, sólo el v. 7

atribuye alguna obra a Dios.

Los versículos 18–19 están llenos de sorpresas. Hasta esas alturas no se había

mencionado a los hombres ejecutados por los madianitas (8:18a). La manera en que

Gedeón se expresó acerca de sí mismo en 6:15 no da indicios de la revelación que hace

aquí diciendo que él tenía aspecto de príncipe (8:18b). Asimismo, desconocíamos el

hecho de que sus hermanos habían muerto a manos de los opresores (8:19a). Sólo así se

Page 22: 07. Jueces y Ruth

entiende que era la venganza personal la que lo motivaba a perseguir implacablemente a

Zeba y Zalmuna. Además, torturó y mató a los de Sucot y Peniel por no apoyarlo en esa

venganza.

Gedeón había personalizado el uso de su poder. Él mismo confesó que no ejecutaría

a los reyes madianitas si no hubieran matado a sus hermanos (8:19b). No le importaba

tanto cuántas injusticias habían cometido contra otras familias de Israel.

Gedeón ofreció a su hijo primogénito el honor de ajusticiar a los reyes (8:20a).

Cuando éste tuvo temor de hacerlo (8:20b), su padre acabó con los dos (8:21). Jeter nos

hace recordar al Gedeón humilde e inseguro de sí mismo de los capítulos 6 y 7. ¡Qué

contraste con el prepotente militar de 8:4–32!

¡PENSEMOS!

¿Sobre quiénes ejerce usted autoridad en el hogar? ¿En el

trabajo? ¿En otras esferas? ¿La ejerce según normas

establecidas de antemano y claramente conocidas, o sobre la

marcha improvisa sus propias reglas al tratar los casos?

¿Utiliza la autoridad para castigar a aquellos que no apoyan

sus proyectos? ¿La usa para vengarse de quienes le han

hecho algún mal? ¿La usa para sus propios intereses, los de

su familia y los de sus amigos? ¿Cómo puede usted evitar

estos abusos en el ejercicio del poder?

Con Israel 8:22–32

Gedeón había llegado a ser sumamente popular, a tal grado que los israelitas le

invitaron a ser su rey y a establecer una dinastía (8:22a). Esto hicieron porque, según

ellos, él los había librado del enemigo (8:22b). Fue exactamente esta conclusión la que

Dios había intentado evitar (ver 7:2). Como resultado de la autosuficiencia del caudillo

mencionada en 8:4–21, el pueblo atribuyó a él la que era obra de Jehová.

Gedeón todavía tenía suficiente cordura y piedad para rechazar tal invitación (8:23).

Reconocía que Jehová era el verdadero libertador, y por lo tanto, tenía derecho de reinar

sobre Israel.

No obstante, pidió los zarcillos de oro del botín para hacer un efod (8:24–27). Este

no era un vestido de tela fina como el que se describe en Éxodo 28:5–14, pues aquel

contenía 1,700 siclos de oro (8:26), o sea, unos 20–30 kgs. Probablemente era una

especie de imagen que representaba el ropaje de Jehová.

Gedeón no colocó el efod en el tabernáculo en Silo, sino en su ciudad (8:27).

Probablemente, como muchos gobernantes que han hecho obras religiosas con fines

políticos, Gedeón esperaba consolidar su poder a través del efod de oro (comp. 1 Reyes

12:26–30).

Sin duda, él también creía que el efod traería honra a Jehová. Sin embargo, como

suele suceder con los objetos cúlticos, el efod se convirtió en ídolo para Israel y para la

familia del libertador (8:27b).

¡PENSEMOS!

¿Qué objetos en nuestro medio se han convertido en ídolos

aunque supuestamente se utilizan para estimular la

adoración a Dios? ¿Qué cosas o actividades en nuestra

iglesia pueden convertirse en ídolos? ¿En qué maneras

Page 23: 07. Jueces y Ruth

pueden el culto o las actividades de la iglesia ser usados para

aumentar el poder de alguien? ¿Cómo podemos evitar estos

peligros?

Los versículos 29–32 resumen el resto de la vida de Gedeón. A pesar de su negativa

del v. 23, aparentemente ejerció autoridad sobre alguna parte de Israel, pues se esperaba

que sus hijos gobernaran después de su muerte (ver 9:2). Como los reyes, se casó con

muchas mujeres (8:30–31; comp. 2 Reyes 10:1). Según la costumbre del mundo

antiguo, estos matrimonios servían para concertar alianzas entre familias poderosas, (ver

la influencia política de la familia de la concubina en Siquem, 9:1–3; comp. 2 Samuel

3:3; 1 Reyes 3:1; 16:31; 2 Reyes 8:18, 26).

En fin, aunque Gedeón había rechazado la invitación de gobernar y después de él

sus hijos (8:22), sus acciones condujeron precisamente a ese resultado. ¿Será que el

nombre que él puso a Abimelec, “mi padre es rey” (8:31), expresaba su verdadero

deseo?

PREPOTENCIA DE GEDEÓN

1. Torturó y mató a los que no le apoyaron (8:16–17).

2. Tomó venganzas personales (8:19).

3. Estableció un santuario ilegítimo (8:27).

4. Adoptó el estilo de vida de un rey (8:30–31).

¡PENSEMOS!

¿Ahora es usted más humilde que cuando era joven, o

menos? ¿Ha podido manejar el éxito y la autoridad sin ser

prepotente? ¿Cómo se puede ejercer autoridad sin ser

autoritario? ¿Puede alguien volverse prepotente aun en el

servicio de Dios?

EGOÍSMO CRUEL DE ABIMELEC 8:33–9:57

La masacre de sus hermanos 8:33–9:21

Después de la muerte de Gedeón, Israel de nuevo se apartó de Dios (8:33–35). Sin

embargo, esta vez no se dio el ciclo completo, salvo en forma modificada. La opresión

del pueblo no fue de extranjeros, sino de un rey de Israel. Lo más cercano a un clamor

es la maldición de Jotam (9:20). En ese caso, Dios no levantó a un libertador; más bien,

la liberación vino gracias a la muerte “fortuita” de Abimelec.

Abimelec siguió los pasos del Gedeón prepotente de 8:4–32. No obstante, al hijo le

faltó lo que salvó al padre de convertirse en un monstruo: la fe en Jehová.

Dejando Ofra, la ciudad de su padre difunto, Abimelec se trasladó a Siquem, la

ciudad de su madre (9:1a). Se dirigió a ese lugar buscando respaldo para sus

aspiraciones políticas (9:1–2). Los siquemitas aceptaron apoyarlo, ya que sería un

gobernante más autóctono que los otros hijos de Gedeón (9:3). Le proporcionaron

dinero del templo pagano para contratar a asesinos (9:4), quienes, dirigidos por él,

mataron a todos sus hermanos, excepto a Jotam (9:4–5).

Jotam, el único sobreviviente, no tenía poder suficiente para vengar personalmente

la muerte de sus hermanos. Así que encomendó a Dios la venganza, utilizando una

fábula profética que pronunció ante los siquemitas cuando interrumpió el acto de

ungimiento de Abimelec como rey (9:6–7).

Según la fábula, los árboles buscaban rey (9:8a). Sin embargo, ninguno de los

árboles de renombre aceptó porque estaban demasiado ocupados en su servicio a Dios y

Page 24: 07. Jueces y Ruth

a los hombres (9:8b–13). Solamente la zarza quería reinar (9:14–15), pero no ofrecía

ningún beneficio a su pueblo. Para recompensar su fidelidad (la expresión traducida “en

verdad” significa “con lealtad”), la zarza prometió darles la protección de su sombra.

¡¿Cómo iban los árboles a abrigarse bajo la sombra de la zarza?! Sin embargo, debían

tomar muy en serio la amenaza que les hizo. Como se encendía fácilmente (ver Éxodo

3:2–3; 22:6; Salmos 118:12), la zarza podía poner en peligro a todo un bosque.

Los árboles representaban a los siquemitas, y Abimelec era el rey zarza. Ambos

habían demostrado ya su falta de lealtad, al matar a los hijos de su libertador Gedeón

(9:16–19). Seguro que esa infidelidad se manifestaría de nuevo. Jotam pronunció una

maldición de mutua destrucción entre el rey y sus súbditos (9:20), y luego huyó como

exiliado político (9:21).

Masacre de sus súbditos 9:22–57

En efecto, tres años después, los siquemitas traicionaron a su rey (9:22–25). La

palabra traducida como “se levantaron” en 9:23 literalmente significa “traicionaron”.

Entre tanto, éste había trasladado la sede de su gobierno a otra ciudad. Cuando Gaal

llegó a Siquem, fomentó aun más el descontento (9:26–27). Usando la demagogia como

la que Abimelec mismo había empleado, se propuso a sí mismo como cabecilla (comp.

9:28–29 con 9:2).

Cuando Abimelec supo de la rebelión (9:30–33), atacó en forma sorpresiva a

Siquem (9:34–38). Después, propinó una derrota contundente a Gaal (9:39–40),

eliminándolo como amenaza a su poder (9:41).

Sin embargo, siguió enfurecido por la traición de la ciudad. Al día siguiente,

sorprendió a los siquemitas con otro ataque. Esta vez atrapó a los ciudadanos indefensos

fuera de los muros y los mató sin compasión (9:42–44). Luego tomó la ciudad y

exterminó a los que estaban adentro (9:45). A los mil habitantes, incluyendo mujeres,

que se refugiaron en la fortaleza del templo (9:46), los quemó vivos (9:47–49). Estaba

en el proceso de hacer lo mismo en otra ciudad, cuando una mujer le lanzó a la cabeza,

desde la azotea, la piedra superior de un molino manual (9:50–53). El proyectil, de unos

30–45 cms. de diámetro y 5–8 cms. de espesor, le provocó la muerte instantánea (9:54),

terminando así con el conflicto (9:55).

En medio de toda esta injusticia, Dios estuvo impartiendo justicia. Al ejecutar la

maldición de Jotam, retribuyó tanto a Abimelec como a los siquemitas por su violencia

contra los hijos de Gedeón (9:23–24, 56–57).

Gedeón:

humilde y

noble 8:1–3

Gedeón:

prepotente 8:4–32 Abimelec: egoísta y cruel

8:33–9:57 Usted ¿?

¡PENSEMOS!

¿Usted ha pasado por encima de alguien para llegar al

poder? ¿Para mantenerse en él? ¿Se ha visto tentado a hacer

semejante cosa? ¿En qué sentido se cumplió en Siquem el

dicho de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece?

¿Se cumple también en la ciudad donde usted vive? ¿En su

nación? ¿En su iglesia?

Explique cómo Dios obró justicia en medio de y a través de

las injusticias que se narran en Jueces 9. ¿Obra justicia en

medio de y a través de las injusticias hoy día también?

¿Cuáles son algunos ejemplos?

Page 25: 07. Jueces y Ruth

6

Un Guerrero Moldeado por el

Mundo

Jueces 10:1–12:15

Recuerde el mundo en que usted creció. ¿Qué cambios ha habido de entonces para

acá? ¿En qué aspectos está peor? ¿Cómo le han afectado los cambios negativos?

¿Cuáles ha resistido? ¿Cuáles ha ignorado? ¿A cuáles se ha conformado?

APOSTASÍA, OPRESIÓN Y CLAMOR 10:6–16

Este período de apostasía se explica con más detalle que los anteriores (10:6). El

autor enumera siete grupos de dioses, sugiriendo que la infidelidad de Israel a Jehová

era total. Todos estos ídolos eran de las naciones vecinas. El pueblo de Dios estaba

siendo moldeado por el mundo que lo rodeaba.

¡PENSEMOS!

¿Cuáles son los “dioses” del mundo que le rodea? ¿De

alguna manera los sirve usted?

El Señor castigó a su pueblo por medio de dos naciones cuyos dioses seguía el

pueblo de Israel. Desde el occidente atacaron los filisteos, y los amonitas desde el

oriente (10:7). El autor narra primero la opresión de éstos últimos (10:8–12:7), y luego

la de los primeros (13:1–16:31).

Los amonitas afligieron más a las tribus que estaban al este del Jordán (10:8), pero

también incursionaron en el otro lado del río (10:9). El inicio del v. 8 y la conclusión del

v. 9 resaltan la angustia de los oprimidos.

Esta vez también se explica con más amplitud el grito de auxilio del pueblo. Incluye

no sólo la súplica pidiendo liberación, sino también la confesión del pecado y el

reconocimiento de que Jehová era Dios de Israel (10:10).

Sin embargo, el Señor respondió con una dura reprensión. Les trajo a colación siete

de sus actos liberadores del pasado para subrayar que él había sido completamente fiel

(10:11–12), pero en cada ocasión, los israelitas le habían pagado con deslealtad

(10:13a). Concluyó anunciando que no les salvaría más (10:13b) y encomendándoles

con ironía a sus dioses falsos (10:14).

SIETE OPRESIONES

→ (10:11–12)

SIETE CLAMORES → (10:12)

SIETE LIBERACIONES→ (10:12)

SIETE IDOLATRÍAS (10:6, 13)

No obstante, Israel reconocía que Jehová era su única esperanza. Repitieron su

confesión de pecado, se sometieron a la voluntad divina, siguieron clamando por su

liberación (10:15), e hicieron “frutos dignos de arrepentimiento” (10:16a; ver Mateo

3:8).

¡PENSEMOS!

¿Israel cambió su conducta antes de la liberación, o

Page 26: 07. Jueces y Ruth

después? (10:16) ¿Debe usted cambiar la suya antes de que

Dios le libre de un problema, o prometerle que cambiará

después de que lo socorra?

A pesar de la afirmación que se encuentra al final del v. 13, Jehová no resistía ver el

sufrimiento de su pueblo arrepentido. Si él hubiera tratado a Israel con justicia, tiempo

atrás ya lo habría abandonado. Sin embargo, lo había escogido por su gracia inmerecida

y lo amaba a pesar de su infidelidad.

¡PENSEMOS!

Después de cada clamor y liberación, Israel volvía al mismo

pecado. ¿Hay algún pecado que usted ha confesado muchas

veces, pero que continúa cometiendo? ¿Le seguirá

perdonando Dios? Según Miqueas 7:18, ¿con qué actitud

perdonaba Dios a Israel? ¿Por qué tendría esa actitud?

(Miqueas 7:19–20) ¿Le perdonará a usted igualmente? ¿Qué

relación tiene 1 Juan 1:9 con Miqueas 7:18–20? ¿Perdona

Dios aun cuando sus hijos no den frutos dignos de

arrepentimiento?

LA BÚSQUEDA DE PRESTIGIO 11:1–12:7

De refugiado a gobernante 11:1–10

En cierta ocasión, los amonitas invadieron a Galaad (10:17) como lo habían venido

haciendo periódicamente por 18 años (10:8–9). En el Antiguo Testamento, el nombre

Galaad se usa para referirse a varias partes de Transjordania, pero aquí se refiere a la

región delimitada por el río Jaboc en el norte, el Jordán en el oeste, el Arnón en el sur y

Amón en el oriente (11:13).

La milicia israelita salió al encuentro de los invasores, pero su ejército se hallaba

acéfalo (10:17–18). Por lo tanto, sus jefes acordaron que quien les librara de este trance

sería gobernante sobre todo Galaad. Sin embargo, nadie aprovechó esta oportunidad,

porque temían perder la vida a manos de los amonitas (comp. 1 Samuel 17:24–25).

En esa coyuntura, el autor introduce en la historia a Jefté. La descripción que hace

de él como “galaadita” y “esforzado y valeroso” (11:1) nos hace sospechar que era la

persona indicada para llenar el vacío de liderazgo. No obstante, vivía en el exilio. Había

sido desheredado por ser hijo de una prostituta (11:2), y aparentemente había sido

amenazado también por sus hermanos, ya que tuvo que huir a Tob, que estaba al oriente

de Manasés y al norte de Amón (11:3a). Allí se había hecho jefe de una banda de

mercenarios (11:3b). La palabra que se traduce como “ociosos” es la misma que se usa

para referirse a los asesinos contratados por Abimelec (9:4–5). Sería mejor verterla

como “sin principios éticos”. Se refiere a personas que se venden al mejor postor.

“Salían” aquí es un modismo hebreo que significa “salían a combatir” (comp. 2:15;

4:14; 5:4; 2 Samuel 11:1).

Después de la “interrupción” de 11:1–3, el autor retoma en 11:4 la narración donde

la dejó en 10:18. Como ningún militar había aceptado encabezar la lucha, los ancianos

de Galaad viajaron a Tob para reclutar al renombrado mercenario (11:5). Pensando

conseguir baratos sus servicios, no le ofrecieron el puesto de gobernante, sino sólo el de

“jefe” (11:6). El vocablo hebreo significa “jefe militar”.

Jefté no aceptó tan fácilmente. Más bien, los acusó de no haberle defendido contra

sus hermanos y de mostrarle amistad ahora solamente porque tenían necesidad de él

Page 27: 07. Jueces y Ruth

(11:7). Tan desesperados estaban los ancianos, que le dieron la razón y le ofrecieron el

gobierno de los galaaditas (11:8).

Habiendo sufrido antes por las maniobras de estos ancianos (11:7), Jefté ahora

aclaró con mucho cuidado que sería mandatario no solamente antes de la batalla, sino

también al terminarla (11:9). Los ancianos no tuvieron otra alternativa más que aceptar

sus términos (11:10).

El mercenario entonces viajó con ellos a Mizpa (11:11; comp. 10:17), donde la

milicia lo reconoció desde el principio tanto como su gobernante como su jefe militar

(en el contexto militar, la palabra “pueblo” muchas veces se refiere al pueblo armado, es

decir, el ejército).

DE MARGINADO A GOBERNANTE

11:1–3 Despreciado Amenazado Desterrado Mercenario

11:5–14 Buscado

Aclamado Gobernante Jefe militar

¡PENSEMOS!

Compare 10:6–16 con 11:1–11 y haga una lista de las

semejanzas que hay entre la relación Jehová-israelitas y la

relación Jefté-galaaditas. ¿Cuál será el significado de estos

paralelos? ¿Qué relación tendrán con 1 Juan 4:20–21?

¿Ha sido desechado usted por alguna mancha que hay en su

familia o algún otro defecto? ¿Cómo se siente al respecto?

¿Hasta qué grado quisiera ser aceptado y honrado por los

que le han marginado?

¿Conoce a alguien que esté en circunstancias similares?

Cómo lo trata, ¿con amor y justicia, o con desprecio,

discriminándolo?

¿Cómo se sentirá esa persona? ¿Qué puede hacer usted para

ayudarla?

Defensa diplomática 11:11–28

Primero, Jefté procuró resolver el problema con los amonitas por la vía diplomática.

Iniciando el diálogo a través de mensajeros, estrenó su autoridad hablando como si fuera

rey de Galaad. Preguntó a su homólogo amonita por qué había invadido su territorio

(11:12) y éste respondió diciendo que el territorio no era de Israel, sino de él (11:13).

Entonces, Jefté presentó una serie de argumentos para demostrar que no era cierto:

(1) Cuando Israel subió de Egipto, no tomó Galaad de los amonitas ni de los moabitas,

sino de los amorreos (11:15–22). (2) Israel tenía derecho de posesión sobre lo que

Jehová le había entregado (11:23–24). (3) Balac, que era rey de Moab cuando Israel

tomó la tierra de los amorreos, nunca la reclamó (11:25). (4) Israel había poseído

Galaad por 300 años, sin oposición alguna de parte de los amonitas (11:26).

Las frecuentes referencias a Moab en estos argumentos sugieren que los amonitas

habían dominado a los moabitas también en esa época, e hipócritamente presentaron su

reclamo en nombre de ese pueblo subyugado por ellos. Jefté concluyó protestando una

vez más la invasión, y encomendando la disputa a Jehová, el juez justo (11:27).

El rey de los amonitas no prestó atención a este discurso (11:28). Al fin y al cabo,

no buscaba hacer justicia, sino apoderarse de la tierra. Seguramente Jefté sabía esto.

Page 28: 07. Jueces y Ruth

Expuso sus argumentos más que nada para animar a su propio pueblo y para demostrar

la justicia de su caso ante el único Juez justo.

Triunfo a toda costa 11:29–40; 12:7

El magistrado divino decidió a favor de Jefté e Israel. Envió su Espíritu sobre el

caudillo, quien luego atravesó Galaad y Manasés reclutando más efectivos (11:29). A la

hora de la confrontación, Jehová le concedió no solamente expulsar al opresor, sino

también conquistar una veintena de sus ciudades (11:32–33).

Sin embargo, ¡antes de entrar en el conflicto Jefté intentó sobornar al Juez de los

cielos! Desesperadamente deseaba retener su nueva autoridad y fama en Galaad, y

reconocía que para eso era necesario que Dios le diera la victoria en la batalla (ver

11:9). Así que juró pagarle el triunfo ofreciendo en holocausto a cualquier persona o

animal que saliera de su casa a recibirlo cuando regresara (11:30–31; el ganado se

albergaba en las casas). Para agregar peso a su voto, dijo que estaba dispuesto a

arriesgar hasta a su propia hija. Sólo así, pensaba él, podría estar seguro del apoyo

divino.

En efecto, fue su hija quien salió a su encuentro (11:34). La última parte del v. 34

recalca que ella era su única descendiente y los vv. 37–39 resaltan que ella tampoco

tenía hijos. De manera que el voto que había hecho demandaba a Jefté no sólo matar a

su hija, sino también quedar sin descendencia. En el mundo antiguo, esto era una

tragedia mayúscula, ya que quien muriera sin descendencia estaba en peligro de caer en

el olvido (2 Samuel 18:18).

Pensando sólo en sí mismo, ¡Jefté echó la culpa de su dilema a su propia hija!

(11:35a) Según él, no podía retractarse (11:35b). ¿Por qué no? Temía que si no cumplía,

Jehová le quitaría el puesto de gobernante que había obtenido gracias a su voto. Para

retener la fama, respeto y poder en la misma sociedad que lo había rechazado, sacrificó

a su única hija (11:39).

Lo más triste es que Jefté no se dio cuenta de que Jehová de ninguna manera

deseaba los sacrificios humanos. Ignoraba que la ley de Moisés los había prohibido

(Deuteronomio 12:31; 18:10). Su concepto de lo que Dios quería estaba distorsionado

por las religiones de las naciones vecinas (ver 10:6; Salmos 106:34–38), especialmente

las de Moab (ver 2 Reyes 3:26–27) y Amón (comp. 1 Reyes 11:7, 33 con Levítico

18:21; 20:2–5; 2 Reyes 23:10; Jeremías 32:35). Dios había librado a Galaad no a causa

del voto, sino por amor a su pueblo (ver 10:16) y por ser un Juez justo.

El gobierno por el cual Jefté sacrificó a su hija duró seis cortos años (12:7). En todo

el libro de los Jueces, sólo el malvado rey Abimelec estuvo en el poder menos tiempo

(9:22).

¡PENSEMOS!

¿En qué formas podemos sacrificar a nuestros hijos en

nuestra búsqueda del éxito? ¿Qué otros errores podemos

cometer en nuestro afán de alcanzar puestos de importancia

y prestigio?

¿En qué maneras podemos sacrificar a nuestros hijos por

entender mal lo que Dios quiere que hagamos?

¿En qué maneras pueden los conceptos que están en boga en

nuestro mundo distorsionar nuestra adoración a Dios?

Una masacre entre hermanos 12:1–6

Page 29: 07. Jueces y Ruth

Después de la victoria espectacular de Jefté, la tribu de Efraín repitió la misma

actitud que había mostrado con Gedeón, aunque ahora incluyó una amenaza (12:1;

comp. 8:1). Jefté no respondió con el espíritu conciliatorio de Gedeón (ver 8:2–3), sino

con el mismo que empleó contra los amonitas: refutó su acusación (12:2–3; comp.

11:12–27) y luego los venció en batalla (12:4–6; comp. 11:32–33).

El insulto de los efrateos (12:4b) inflamó las pasiones de los galaaditas a tal grado

que no se contentaron con expulsarlos de su territorio, sino que mataron a casi todos

uno por uno, como ganado que va al matadero (12:5–6). Dios no se menciona ni una

sola vez en el relato de esta lamentable guerra.

¡PENSEMOS!

¿Qué influencias paganas se ven en la conducta de la tribu

de Efraín en este episodio? ¿Qué influencias paganas se ven

en la de Jefté y los galaaditas? ¿Cómo se manifiestan éstas

en el mundo de usted?

¿Qué peligros de usar lenguaje abusivo se notan en este

episodio? ¿Cómo ha visto usted estos peligros en su propia

experiencia?

¿Por qué Jefté se incluye entre los héroes de la fe en Hebreos

11:32? ¿Qué hay de positivo en él que debemos imitar?

CINCO JUECES MENORES 10:1–5; 12:8–15

Tola (10:1–2), Jair (10:3–5), Ibzán (12:8–10), Elón (12:11–12) y Abdón (12:13–15)

son llamados jueces menores porque los informes sobre ellos son escuetos. De hecho,

son tan breves que nos preguntamos por qué se incluyen en el libro de los Jueces.

Una razón tal vez sea para que el número total de jueces que aparecen en el libro sea

de doce. Este número sugiere que ellos y su conducta representan a Israel.

Tola fue un libertador (10:1), pero Jair, Ibzán y Abdón parecen haber gobernado

durante épocas de paz y prosperidad (10:4; 12:9, 14). El número de sus hijos resalta la

tragedia de Jefté, que no tuvo descendencia y cuya historia está enmarcada por las de

ellos. El autor específicamente menciona las 30 hijas y 30 nueras de Ibzán (12:9), el

juez que sigue a Jefté; aparte de estos dos, el libro no menciona las hijas de ningún otro

juez.

Dios no se menciona en estos párrafos. Esto tal vez sugiera que los jueces menores

no dependieron mucho de él. Con esta posibilidad concuerda el hecho de que Ibzán casó

a sus hijos con jóvenes de otros pueblos (12:9; comp. 3:6), seguramente para concertar

alianzas políticas (ver 2 Samuel 3:3; 1 Reyes 3:1; 16:31; 2 Reyes 8:18, 26).

LOS JUECES MENORES

1. Completan el número de 12 jueces.

2. El gran número de hijos que tuvieron resalta la tragedia de Jefté.

3. Uno fue libertador.

4. Tres fueron prósperos.

5. Uno casó a sus hijos con paganos.

6. Dios no se menciona en sus historias.

7

Page 30: 07. Jueces y Ruth

Un Joven Prometedor y sin

Compromiso

Jueces 13:1–14:19

El postre que ofrecían en la tienda se parecía mucho a uno que mi madre hacía. Yo

tenía años de no degustar el suculento manjar, pero por las apariencias, estaba seguro de

que el que estaba delante de mí sería igual de delicioso. No resistiendo más, lo compré y

con mucha expectativa tomé el primer bocado. ¡El sabor era completamente distinto!

Imagine mi desilusión. Una sensación semejante es la que nos deja la historia de

Sansón.

APOSTASÍA Y OPRESIÓN 13:1

Esta última repetición del ciclo está incompleta. La apostasía se resume

escuetamente en 13:1a, pero ya se ha explicado en más detalle en 10:6. Esta vez, Jehová

utilizó como opresores a los filisteos (13:1b; 10:7). La opresión duró 40 años, dos veces

más que cualquiera otra mencionada en el libro, probablemente debido a la falta de

arrepentimiento.

En efecto, el elemento del ciclo que hace falta es el clamor. De hecho, en ninguna

parte de los capítulos 13–16 vemos que los israelitas hayan buscado ser liberados. Sin

embargo, Dios les auxilió. Ahora nos percatamos de que el Señor ha socorrido a su

pueblo a través del libro no solamente porque se ha arrepentido, sino porque él lo había

escogido y amado.

¡PENSEMOS!

¿Alguna vez le ha ayudado Dios a usted aun cuando no se

haya arrepentido ni confesado sus pecados? ¿Por qué lo

haría?

UN JOVEN PROMETEDOR 13:2–25

El nacimiento de nuestro primer hijo tuvo algunas complicaciones, pero gracias a

Dios, no hubo nada que lamentar. Cuando mi suegro supo lo que había pasado, nos

escribió diciendo que Dios debía tener algún propósito especial para Natanael. En la

Biblia se nos relata la vida de varios niños que nacieron bajo circunstancias

extraordinarias pero que cuando crecieron jugaron un papel relavante en el plan de Dios.

La historia de la concepción y nacimiento de Sansón nos hace suponer lo mismo de él.

Anuncio angelical 13:2–23

La madre de Sansón siempre había sido estéril. En la Biblia se nos dice que Sara

(madre de Isaac), Rebeca (madre de Jacob y Esaú), Raquel (madre de José y Benjamín),

Ana (madre de Samuel) y Elisabet (madre de Juan el Bautista) también fueron estériles

(Génesis 16:1–2; 17:15–19; 25:21; 30:1–2; 1 Samuel 1:2–20; Lucas 1:7).

A la mujer estéril se le apareció el ángel de Jehová para hacerle dos promesas

maravillosas: Tendría un hijo varón (13:3), y él comenzaría a salvar a Israel de los

filisteos (13:5). Los nacimientos de Isaac, Juan el Bautista y Jesús, también fueron

anunciados por un ángel (Génesis 18:9–15; Lucas 1:11–20, 26–38). Jesús, Jeremías,

Juan el Bautista y Pablo fueron llamados a su misión antes de nacer (Isaías 9:6–7; 49:1,

5–6; Mateo 1:21; Lucas 1:31–33; Jeremías 1:5; Lucas 1:15–17; Gálatas 1:15).

Page 31: 07. Jueces y Ruth

Juntamente con las promesas vino una orden: Que el niño fuera nazareo a Dios toda

su vida, a partir del momento de su concepción (13:4–5, 7). La frase que se traduce

como “desde su nacimiento” (13:5, 7) es literalmente “desde el vientre”. Aquí significa

“estando aún en el vientre”, ya que la madre debía comenzar a guardar la dieta que el

nazareato exigía desde el momento en que el ángel de Jehová habló con ella (13:4).

¡PENSEMOS!

Gran parte del debate actual acerca del aborto gira en torno

a la cuestión de si el feto que está en el vientre de su madre

es persona, o no. ¿Qué implica el nazareato prenatal de

Sansón para esta discusión? ¿Trató Dios a Sansón como una

persona antes de su nacimiento, o no?

El voto de nazareo consistía en apartarse del mundo en forma especial y dedicarse a

Dios por un tiempo (ver Números 6:1–21; Amós 2:12). Sin embargo, Sansón debía ser

un nazareo vitalicio, así como lo serían posteriormente Samuel (1 Samuel 1:11) y Juan

el Bautista (Lucas 1:15).

Sansón nació de mujer estéril, fue anunciado por el ángel de Jehová, llamado a

comenzar la liberación de Israel y apartado como nazareo vitalicio. Todo esto nos haría

esperar que aquél hijo iba a ser un héroe santo y exitoso en el servicio de Dios.

NACIMIENTOS EXTRAORDINARIOS

MENCIONADOS EN LA BIBLIA

De madre

estéril Anuncio

angelical Llamamiento prenatal Nazareo vitalicio

Isaac Jacob José Sansón Samuel Juan

Bautista

Isaac Sansón Juan Bautista Jesús

Sansón Jeremías Juan Bautista Pablo

Sansón Samuel Juan Bautista

¡PENSEMOS!

Más que ningún otro juez, Sansón representa a Israel. ¿Qué

madres estériles hubo en las primeras generaciones de

Israel? ¿Qué anuncio hubo acerca del nacimiento de la

nación? (Génesis 12:2; 13:16) ¿A qué fue llamada? (Génesis

12:3; Éxodo 19:6) ¿Para qué fue apartada? (Éxodo 19:5–6)

¿Vivió Israel a la altura de su llamamiento, o decepcionó al

Señor?

¿Qué paralelos hay entre el nacimiento de Sansón y la

experiencia de usted como cristiano? ¿Qué nacimiento

extraordinario ha conocido usted? (Juan 3:3, 5–6; 1 Pedro

1:23) ¿A qué ha sido usted llamado? (1 Pedro 2:9) ¿Está

viviendo como es digno de la vocación con que fue llamado?

(Efesios 4:1)

Page 32: 07. Jueces y Ruth

Seguramente que la madre de Sansón entendió la promesa: “comenzará a salvar a

Israel” (13:5) en el sentido de “encabezará la salvación de Israel” (ver la afirmación

similar de 10:18). Sin embargo, como veremos, el cumplimiento fue literal; el hijo

apenas dio inicio al proceso de liberación.

EL CICLO INCOMPLETO DE JUECES 13–16

La mujer buscó a su marido para contarle las buenas noticias (13:6–7). Identificó al

mensajero diciendo que era un profeta (13:6; ver la expresión “varón de Dios” en 1

Reyes 13), pero reconoció que había algo sobrenatural en él. Manoa entonces rogó al

Señor que lo enviara de nuevo para que los instruyera a ambos en cómo educar al niño

(13:8).

En respuesta, el ángel de Dios apareció de nuevo a la señora (13:9), quien avisó a su

esposo (13:10). Este primero se cercioró de que era el mismo que había venido antes

(13:11), y luego pidió orientación sobre la educación del hijo (13:12). Sin embargo, el

mensajero divino se limitó a repetir las instrucciones sobre la dieta de la madre (13:13).

Más adelante veremos que los padres no supieron controlar a Sansón (ver 14:1–3). En

su sabiduría inescrutable, Dios no les reveló nada en esa ocasión para evitarles ese

problema.

Manoa quería expresar su gratitud al “profeta” (13:15), pero éste le recomendó

hacerlo a Jehová (13:16). Cuando el danita le preguntó su nombre, a fin de honrarlo

después del nacimiento de su hijo (13:17), recibió otra respuesta evasiva, pero también

una pista acerca de su verdadera identidad (13:18). “Admirable” aquí significa

“incomprensible para el ser humano” (comp. Salmo 139:6, donde la palabra que se

traduce como “maravilloso” es de la misma raíz hebrea). La desaparición del ángel de

Jehová en la llama del altar (13:19–20) demostró que en efecto él era el Dios hacedor de

lo incomprensible (13:21–22).

Manoa estaba seguro de que los dos morirían (13:22; comp. 6:22–23), pero su

esposa razonó mejor. Para ella no tenía sentido que Jehová aceptara su sacrificio y les

anunciara que iban a tener un hijo libertador, si desde el principio pensaba matarlos

(13:23).

Nacimiento y crecimiento 13:24–25

Conforme a la promesa (13:3, 5, 7), la mujer estéril dio a luz un hijo varón (13:24).

Lo llamó Sansón, nombre que en hebreo se relaciona con la palabra “sol”. Ella deseaba

que su hijo fuera tan fuerte y próspero como ese astro (ver 5:31).

Cuando el niño fue creciendo, el Espíritu de Dios comenzó a manifestarse en él

(13:25). La última parte del v. 24, “y el niño creció, y Jehová lo bendijo”, se asemeja a 1

Samuel 2:26 (donde se refiere al profeta Samuel), y Lucas 2:40, 52 (acerca de Jesús). En

comparación con Otoniel, el hermano menor de Caleb (3:9), el zurdo Aod (3:15), el

extranjero Samgar (3:31), la mujer Débora (4:4), los temerosos Barac y Gedeón (4:8;

6:15; 7:10–11) y el hijo ilegítimo Jefté (11:1), Sansón parecía ser un libertador ideal.

Sin embargo, pronto nos desilusiona.

JUECES 13 JUECES 14

EXPECTATIVA DESILUSIÓN

¡PENSEMOS!

¿Qué dones y talentos le ha dado Dios? ¿Cómo los está

usando? ¿Está cumpliendo con la expectativa divina, o está

decepcionando al Señor?

Page 33: 07. Jueces y Ruth

UN JOVEN SIN COMPROMISO 14:1–19

Noviazgo mal encaminado 14:1–7

Después de leer 13:25, suponemos que Sansón pronto comenzará a liberar a Israel

(ver 13:5; comp. 3:10; 6:34–35; 11:29). Sin embargo, cuando descendió a los filisteos

que ocupaban Timnat (14:1a), no peleó contra ellos, sino que se enamoró de una de sus

mujeres (14:1b). Pidió a sus padres arreglar su matrimonio con ella (14:2). Aunque ellos

quisieron disuadirlo, él se empecinó en casarse con ella (14:3). Su razón era sencilla:

“ella me agrada”.

Para evitar la idolatría, la Ley de Moisés había prohibido los matrimonios con

cananeos (Éxodo 34:15–16; Deuteronomio 7:1–4). El peligro era igual con los filisteos.

Sin embargo, Jehová usaría el egoísmo pecaminoso de Sansón para librar a su pueblo de

los opresores (14:4). El pasaje dice que Dios era el único que buscaba ocasión para

pelear con ellos.

¡PENSEMOS!

¿Qué peligros hay actualmente para un creyente que se

enamora de una persona inconversa? ¿Cómo se usa el

argumento de “ella me agrada” para justificar tales

relaciones? ¿Justifica usted algún pecado en base a sus

gustos?

¿Usa Dios todavía la desobediencia de sus hijos para llevar a

cabo sus planes? ¿Puede usted citar algún ejemplo? ¿Cómo

puede Dios, que es justo, usar el pecado para sus fines?

A pesar de sus objeciones, los padres acompañaron a Sansón para arreglar el

matrimonio (14:5a, 7). En las viñas de Timnat (lugar inapropiado para un nazareo,

comp. 13:14) y estando lejos de sus padres (ver 14:5b), Sansón se vio amenazado por un

león (14:5b). Sin embargo, se precipitó sobre él no la fiera, sino el Espíritu de Jehová, y

Sansón partió al animal vivo, como se hacía con los cabritos cocidos en los banquetes

(14:6a).

Matrimonio malogrado 14:8–19

Durante el viaje para su boda, de nuevo Sansón se separó de sus padres (14:8a).

Buscó el cadáver del león y halló miel en él (14:8b). La recogió en sus manos, la comió

y la compartió con sus padres (14:9). Al tocar el cadáver y comer la miel inmunda, violó

prohibiciones que incluían a todos los israelitas (Levítico 11:27, 32–38) así como una

orden repetida en las tres versiones de las instrucciones del ángel de Jehová (13:4, 7,

14). Luego, contaminó a sus padres también, sin que ellos se dieran cuenta (14:9b).

En Timnat, Sansón hizo un banquete de siete días como fiesta de boda (14:10a). En

hebreo “banquete” es literamente “fiesta de bebida”. Sin duda, habría mucho vino y

sidra en la fiesta, mismos que se ofrecieron de acuerdo a las costumbres de los filisteos

(14:10b; comp. la prohibición en 13:4, 7, 14).

En el primer día de la fiesta, Sansón apostó que sus compañeros filisteos no podrían

resolver un enigma dado por él (14:11–13). Lo expuso en un paralelismo poético

(14:14a). El “devorador” y “fuerte” era el león, y la “comida” y “dulzura”, la miel. Sin

embargo, los compañeros no sabían nada del león, y seguramente pensaban que el

“fuerte” era Sansón.

Como no pudieron dar con la solución (14:14b), y como los vestidos serían caros

(comp. 2 Reyes 5:5), amenazaron a la novia, para que ella obtuviera el secreto de

Page 34: 07. Jueces y Ruth

Sansón (14:15). En vez de acudir a él para protección, ella lo manipuló, llorando,

acusándolo de no amarla y presionándole para sacarle la clave (14:16–17). El fuerte

Sansón no pudo resistir el llanto de su amada. El último día del banquete le reveló la

respuesta, y ella la comunicó a sus paisanos (14:17).

Justo antes de que terminara el día y Sansón entrara en la cámara nupcial con su

esposa para consumar el matrimonio, los fulisteos anunciaron la solución (14:18a). Para

dar realce a sus triunfo, plasmaron su respuesta en otro paralelismo poético. Para tener

la última palabra, Sansón respondió con un poemita más, insultando a su novia y dando

a entender que sabía cómo sus compañeros habían obtenido el secreto (14:18b).

El pasaje dice que descendió airado a Ascalón, ciudad filistea a 20 kms. de Timnat

(14:19a) donde, fortalecido por el Espíritu de Dios, mató a treinta varones y tomó sus

vestidos para pagar la apuesta. A través de los desvaríos de Sansón, Jehová comenzaba

a librar a Israel de sus opresores (ver v. 14:4; 13:5).

¡PENSEMOS!

¿Qué revela 14:12–19 acerca de la ética de los filisteos? ¿Qué

nos dice acerca de las debilidades de Sansón? ¿Se parece

usted en algo a los filisteos? ¿A Sansón?

¿Qué tácticas usó la novia para extraer a Sansón el secreto?

(14:16–17) ¿Cuáles son algunos ejemplos del uso de esas

tácticas entre las parejas de hoy en día?

¿Qué problemas tuvo Sansón por querer casarse con una

filistea? ¿En qué problemas se puede meter un creyente que

se casa con una persona inconversa?

8

Venganza, Salvación, Mujeres y

Muerte

Jueces 14:20–16:31

VENGANZAS DE SANSÓN 14:20–15:17

Por el divorcio 14:20–15:5

Sansón había regresado a su casa furioso y sin consumar el matrimonio (14:18–19).

Su suegro decidió interpretar esto como divorcio (15:2) y casó a su hija con el filisteo

que había sido padrino de boda (14:20; la expresión que se traduce “al cual él había

tratado como su amigo” significa “el cual era su padrino de boda”).

Sansón no se dio cuenta de lo acontecido hasta que un día regresó para consumar su

matrimonio (15:1). El padre trató de calmar la ira del hombre que ya había matado a

treinta de sus paisanos, ofreciéndole a su hija menor (15:2), pero éste prefirió rectificar

las cosas a su manera (15:3). En una maniobra espectacular, empleó 300 chacales para

quemar el trigo, las viñas y los olivares de los filisteos (15:4–5; la palabra que se

traduce “zorras” aquí probablemente significa “chacales”).

Por la muerte de su esposa y suegro 15:6–8a

Los filisteos tomaron sus propias represalias, quemando a la ex esposa y al ex

suegro de Sansón (15:6). Tal vez creyeron que el incendio de sus campos justificaba

Page 35: 07. Jueces y Ruth

quemar a las dos personas, pero la Biblia nunca equipara el valor de la propiedad con el

de la vida humana.

Sansón respondió con otra venganza (15:7), esta vez matando a muchos filisteos

(15:8). La frase “hirió cadera y muslo” es un modismo hebreo que denota una matanza

grande.

En sus venganzas, Sansón actuó por motivos egoístas y hasta irracionales. ¿Acaso el

engaño de los filisteos para ganar la apuesta justificaba la matanza de treinta filisteos?

¿Justificaba el divorcio incendiar la cosecha? Después de la traición de su novia y su

suegro, ¿realmente sentía Sansón que debía vengar su muerte? ¿Era tan ingenuo como

para creer que los filisteos dejarían que él tomara la última venganza? (15:7)

Sin embargo, Jehová utilizó el espíritu vengativo y obstinado tanto de Sansón como

de los filisteos para iniciar la liberación de su pueblo (ver 13:5; 14:4).

En defensa propia 15:8b–17

Sansón se retiró a la peña de Etam en Judá (15:8b), pero los filisteos lo buscaron allí

(15:9) para darle “su merecido” (15:10). Los dos contrincantes decían que solamente se

estaban desquitando (15:10b, 11b).

En un círculo vicioso de venganzas y represalias, es difícil discernir quién tiene la

culpa. En realidad, ambas partes la tienen, y la única forma de romper el círculo es que

una perdone a la otra.

En vez de defender a Sansón, los varones de Judá lo acusaron de crearles problemas

con los opresores (15:11a) y luego lo entregaron a ellos atado (15:12–13). No

reconocieron que Jehová los estaba socorriendo a través de las locuras del danita. Éste, a

diferencia de los otros libertadores, no dirigía un ejército, sino que era una especie de

Rambo, que peleaba sólo para hacer justicia según su criterio personal. Ni él ni los

israelitas buscaban la liberación, solamente Dios la quería.

VENGANZAS Y REPRESALIAS

Nadie puede romper dos cuerdas nuevas (15:13b), pero cuando el Espíritu vino

sobre Sansón, no le ofrecieron ninguna resistencia (15:14). Después se armó con una

quijada de asno que las hienas habían dejado después de devorar el resto del cadáver

(15:15a). Ese hueso era demasiado duro y lleno de dientes para que esas fieras lo

pudieran comer. Siendo fresca, la quijada era bastante pesada y muy resistente, pero al

tocarla, se contaminó el nazareo (ver Levítico 11:27; Números 6:6–9).

Con esa quijada, ¡Sansón mató a 1,000 filisteos! (15:15b) Celebró su victoria con

otro poemita, en el cual cantó no a Jehová, sino a su arma y a sí mismo (15:16; comp.

Habacuc 1:15–16). De manera semejante llamó al lugar Ramat-lehi “Colina de la

Quijada”, en vez de escoger un nombre que diera la honra a Dios.

¡PENSEMOS!

¿Está usted enredado en un círculo vicioso de venganzas y

represalias con alguien? ¿Qué acciones suyas han

contribuido a esa situación? ¿Cómo puede romper el

círculo?

¿Es posible que Dios esté llevando a cabo su plan a través de

las venganzas violentas que suceden en su país? Explique su

respuesta.

SALVACIÓN DE SANSÓN 15:18–20

Page 36: 07. Jueces y Ruth

Después de la lucha, Sansón quedó deshidratado, al punto de estar en peligro de

morir (15:18). En su debilidad, por fin reconoció que Jehová le había dado la victoria y

que su vida dependía de él. Como Israel, Sansón no clamó a Dios hasta que se encontró

en un aprieto, y así como el Señor en su misericordia liberaba a su pueblo, así también

salvó al indigno Sansón (15:19). Al bautizar el lugar “En-hacore” “Manantial del que

clama”, Sansón conmemoró su oración y la gracia divina manifestada en la respuesta.

Aparentemente, este encuentro con Dios es lo que convirtió al joven alocado en un

gobernante de Israel (15:20a).

¡PENSEMOS!

¿Le ha contestado Dios alguna oración desesperada aun

cuando usted no le haya estado tomando en cuenta? ¿Qué

efecto tuvo esa respuesta divina en su vida posteriormente?

¿Contesta Dios siempre semejantes oraciones?

LAS MUJERES DE SANSÓN 16:1–21

La ramera de Gaza 16:1–3

Probablemente durante los veinte años de su gobierno Sansón mantuvo un

comportamiento más o menos recto. Sin embargo, al final de ese período, volvió a las

andadas, así como Israel caía en la idolatría después de cada período de reposo. Al

entrar en la ciudad filistea de Gaza (16:1a), el danita menospreció la capacidad de sus

enemigos de hacerle daño. Al visitar a la ramera (16:1b), despreció su nazareato y al

Dios Altísimo que lo había ordenado (comp. 1 Corintios 6:15).

Cuando los filisteos se enteraron de su paradero, decidieron esperar para matarlo

cuando pudieran verlo (16:2). Además, pusieron una guardia en la puerta de la ciudad

para evitar que saliera.

En efecto, a medianoche, Sansón se levantó para irse (16:3a). Las puertas de las

ciudades tenían la altura de un edificio de dos pisos, y estaban llenas de clavos y

cubiertas de bronce para evitar que los enemigos fácilmente les prendieran fuego. ¡Cuál

no sería el asombro de los guardias cuando el israelita agarró la barra que servía de

cerrojo y arrancó de sus cimientos las dos hojas con sus postes! (16:3b) Por supuesto

nadie se atrevió a atacar al superhombre mientras él se marchaba tranquilamente.

Después, llevó las puertas cerro arriba y las trasladó 60 kms., desde la costa hasta la

cumbre de un monte cerca de Hebrón.

Sin duda, el poder para realizar esta hazaña provino de Jehová. Sin embargo, el

texto no menciona al Espíritu de Dios (comp. 14:6, 19; 15:14). Sansón había vuelto a

confiar en su propia fuerza y a hacer lo que le venía en gana (ver 14:3, 7).

Dalila 16:4–21

Al enamorarse de Dalila (16:4), Sansón de nuevo mostró su insensatez con respecto

a las mujeres. Los gobernantes de las cinco principales ciudades filisteas (ver 3:3)

ofrecieron a ella una cantidad inmensa de plata, 5,500 siclos, para averiguar el secreto

de dónde residía la fuerza de su amante para poder dominarlo (16:5).

El terreno de Abraham en Macpela costó sólo 400 siclos de plata (Génesis 23:15–

16); la era de Arauna y sus bueyes, 50 siclos (2 Samuel 24:24); un esclavo, 30 siclos

(Éxodo 21:32); y los servicios anuales del levita de Micaía, 10 siclos (17:10).

Su novia de

Timnat La ramera de Gaza Dalila

Traicionó a Vendió sus amores (16:1) Traicionó a Sansón (16:6–21) Vendió sus

Page 37: 07. Jueces y Ruth

Sansón (14:16–

17) amores (16:5, 18)

Cuando Dalila trató de sacarle a Sansón el secreto, él le contestó con dolo (16:6–7).

La frase que se traduce como “mimbres verdes” (16:7) significa “cuerdas de arco

frescas”. Estas cuerdas se hacían de tripas torcidas y tendones.

En una siguiente visita, Sansón permitió a Dalila atarlo con las cuerdas,

contaminándose así con las tripas frescas de animal (16:8; ver Levítico 11:27; Números

6:6–9). Cuando ella gritó que el enemigo atacaba, él fácilmente rompió las siete cuerdas

(16:9). Los filisteos escondidos en el cuarto se quedaron allí, de manera que Sansón

supuso que su amada solamente estaba jugando con él.

A pesar de los reproches (hipócritas) de ella (16:10, 13a), Sansón le mintió dos

veces más (16:11, 13b). Cada vez que ella hacía la prueba, él salía airoso (16:12, 14).

Por fin, Dalila acudió a las mismas tácticas que la novia de Timnat: le acusó de no

amarla, y lo presionó insistentemente (16:15–16; comp. 14:16–17). Sansón debía estar

prevenido por aquella experiencia, pero con las mujeres él era tan lerdo como Israel con

los ídolos. El hombre invencible en batalla sentía que iba a morir por la presión de su

novia (16:17b).

Su revelación a Dalila también lo es para nosotros (16:17). Por primera vez leemos

que su fuerza tenía que ver con su pelo. Aunque él había tenido en poco su nazareato,

reconocía que sin la señal más visible de su voto, perdería su potencia.

Así resultó. Cortado su pelo (16:18–19a), se debilitó, ya que Jehová, su verdadera

fuerza, se había apartado de él (16:19b–20). De manera semejante, Dios quitaba su

bendición cuando Israel perdía su identidad como pueblo suyo.

Los filisteos capturaron a Sansón, le cegaron, lo encadenaron y los pusieron a moler

el grano (16:21). Sin sus ojos, no podía seguir “viendo” a las damas que tanto le atraían

(comp. 14:1; 16:1). Su trabajo de molinero no era en sustitución de una bestia en un

molino grande. Ese tipo de molino no se inventó sino hasta el Siglo V a.C. Más bien,

trabajaba con un molino de mano, haciendo la labor que correspondía a una mujer

(comp. 9:53; Éxodo 11:5). ¡Qué contraste entre la humillación de Sansón en Gaza y la

gala que él había hecho de su fuerza en esa misma ciudad! (ver v. 3)

¡PENSEMOS!

¿Tiene usted debilidad para el sexo opuesto? ¿Qué puede

hacer para no caer víctima de personas como Dalila?

¿Qué pistas dio Sansón a Dalila en 16:6–13 acerca del

verdadero secreto de su fuerza?

¿Por qué le daría esas pistas? ¿Qué peligro había en eso?

¿Corre usted de alguna manera peligros semejantes?

MUERTE DE SANSÓN 16:22–31

Justo cuando parecía que todo había terminado para Sansón, el v. 22 sugiere lo

contrario.

Llegó un día de fiesta a Dagón, dios filisteo (16:23a; ver 1 Samuel 5:2–5). Primero

los cinco gobernantes (16:23b) y luego el pueblo (16:24) alabaron a Dagón por haberles

entregado a Sansón. Pidieron traerlo de la cárcel para burlarse de él (16:25). Parecía

débil, a tal grado que necesitaba apoyarse en las columnas del templo (16:26; la “casa”

era la de Dagón). El techo estaba sostenido por columnas de madera que descansaban

sobre bases de piedra.

Page 38: 07. Jueces y Ruth

La casa de Dagón estaba atestada de filisteos que se burlaban de Sansón (16:27).

Jehová había logrado colocar a su enviado donde podría hacer el daño máximo, no

solamente a los opresores, sino también a su dios falso.

En ese momento crítico, Sansón clamó por segunda vez a Jehová (16:28; comp.

15:18). Todavía no pensaba en la liberación de Israel o en la gloria de Dios, sino

siempre en la venganza personal.

De repente el “anémico” israelita se apoyó sobre las dos columnas centrales de una

manera inesperada (16:29; comp. v. 26). El peso de los 3,000 espectadores en el piso

alto (v. 27) probablemente había desestabilizado el edificio. Sansón logró mover las

columnas, y toda la construcción se desplomó, seguramente matando a casi todos los

que estaban dentro (16:30).

Fue así como Jehová no sólo continuó con la liberación (13:5), sino que también

demostró que el verdadero Dios no era Dagón, sino él mismo. Las derrotas del pueblo

de Jehová no significan que él también estuviera vencido.

¡PENSEMOS!

¿Por qué Sansón se incluye entre los héroes de la fe de

Hebreos 11:32? ¿En qué momentos manifiesta su fe? ¿Cómo

responde Jehová a su clamor? (15:18; 16:28) ¿Por qué le

salva la vida la primera vez, pero no la segunda? ¿Qué

aprende usted de esto para su vida?

Haga una lista de las semejanzas entre Sansón e Israel.

¿Cuáles de esas semejanzas se hallan en usted también?

¿Por qué Jehová escogería a un pícaro como Sansón como

libertador? ¿Utiliza a personas semejantes hoy también? ¿El

hecho de que una persona tenga un ministerio fructífero

necesariamente implica que su vida agrada a Dios?

¿Qué le enseña la historia de Sansón acerca de la libertad de

acción de Dios? ¿Acerca de su amor por su pueblo? ¿Acerca

de su celo por su gloria?

9

Un Culto Corrupto

Jueces 17:1–18:31

Me reunía semanalmente con un grupo de personas no evangélicas para estudiar la

Biblia. Leían las Escrituras con una mente abierta y un espíritu hambriento. Cuando me

uní al grupo, varios de ellos ya confiaban en Cristo, y con el tiempo, otros tomaron el

mismo paso de fe. Puesto que algunos participaban en otro grupo religioso también, un

día uno de ellos me comentó que nuestro group había crecido espiritualmente mucho

más que el otro. Cuando le pregunté a qué se debía eso, me contestó: “En este grupo

estudiamos la Biblia; en el otro, no”.

En verdad la Palabra de Dios hace mella en nosotros. El otro lado de la moneda es

que la ignorancia de las Escrituras trae consecuencias funestas. Tal fue la experiencia de

los israelitas en Jueces 17 y 18.

Al igual que el prólogo (1:1–3:6), el epílogo de Jueces está compuesto de dos partes.

La primera relata el origen del santuario de Dan (17:1–18:31), y la otra, la guerra civil

Page 39: 07. Jueces y Ruth

contra Benjamín (19:1–21:25). Estos eventos acontecieron en la primeras generaciones

del período de los jueces (ver 18:30; 20:28), pero el autor los coloca al final del libro

como ejemplo mayúsculo de la infidelidad de Israel a Jehová.

EL SANTUARIO ILEGÍTIMO DE MICAÍA 17:1–13

La fundación 17:1–6

A la madre de Micaía alguien le había robado mucha plata (17:2a; acerca de los

1,100 siclos, ver la explicación de 16:5 en el capítulo 8). Como ella no sabía quién era

el ladrón, lo maldijo pidiendo que Dios lo castigara (17:2a; comp. Deuteronomio

27:24).

El culpable era Micaía (17:2b). No había temido a Jehová cuando robó a su madre,

pero la maldición le dio miedo. Su religión se había convertido en superstición,

divorciada de las exigencias éticas de la Ley de Moisés.

Por temor entonces, Micaía confesó su delito. Cuando su madre se dio cuenta de que

había maldecido a su propio hijo, trató de deshacer lo dicho con una bendición (17:2b).

Micaía ya había quebrantado dos de los Diez Mandamientos: el de honrar a su

madre (Éxodo 20:12), y el de no hurtar (Éxodo 20:15). En seguida, la madre violó otro.

Cuando su hijo le devolvió la plata, ella la consagró para hacer una imagen a Jehová

(17:3–4; comp. Éxodo 20:4). Micaía y su madre se consideraban adoradores de Jehová,

pero les faltaba la orientación de la palabra de Dios.

En el v. 4, la madre quebrantó todavía otro mandamiento. Había consagrado toda la

plata a Jehová para una imagen (17:3; el hebreo indica que se trataba de una imagen que

tenía dos partes, una de talla y la otra de fundición), pero entregó solamente 200 siclos

al fundidor (17:4). De manera que ella tomó en vano el nombre de Jehová (ver Éxodo

20:7) al no cumplir su juramento a cabalidad (comp. Levítico 19:12; Números 30:2).

Micaía colocó la imagen en un santuario que tenía, juntamente con un efod y

terafines (17:4b–5a). La expresión que se traduce como “casa de dioses” puede también

significar “casa de Dios”. Para Micaía su santuario era de Jehová, pero para el autor del

libro, era de dioses falsos. La casa de Dios legítima estaba en Silo (ver 18:31). La Ley

de Moisés no autorizaba el establecimiento de un santuario sin que mediara una

revelación especial de Dios (ver Éxodo 20:24; Deuteronomio 12:5).

Micaía veía el efod como un medio de adorar a Dios, pero fácilmente se podía

convertir en un ídolo (ver la explicación de 8:27 en el capítulo 5). Los terafines eran

imágenes caseras que algunos israelitas usaban en la adoración a Jehová (comp. 1

Samuel 19:13, 16, donde la palabra que se traduce como “estatua” es literalmente

“terafín”; ver también Oseas 3:4). Sin embargo, se consideraban ídolos según 1 Samuel

15:23 (donde la palabra que se traduce como “idolatría” literalmente significa

“terafines”) y 2 Reyes 23:24.

Micaía instaló a uno de sus hijos como sacerdote de su santuario (17:5b),

infringiendo así todavía otra ley. Solamente los descendientes de Aarón tenían el

derecho de ejercer el sacerdocio (Números 3:10).

VIOLACIONES DE LA LEY DE

MOISÉS POR MICAÍA Y SU MADRE

1. Hurtar

2. Deshonrar a la madre

3. Hacer imagen

4. Tomar el nombre de Jehová en vano

5. Tener un santuario no autorizado

6. Poner un sacerdote ilegítimo

Page 40: 07. Jueces y Ruth

Por si acaso pensábamos que Micaía fue un caso excepcional, el autor aclara que en

ese tiempo “cada uno hacía lo que bien le parecía” (17:6). Como veremos en Jueces 18,

toda la tribu de Dan cometió errores similares a los de Micaía, y aún más graves.

Su sacerdote levítico 17:7–13

Entre tanto, un joven levita que vivía en Belén, salió de allí en búsqueda de una

mejor vida (17:7–8a). Viajando hacia el norte, llegó a la casa de Micaía (17:8). Este

vivía en el “monte de Efraín”, el cual no era una montaña, sino la región montañosa que

se encontraba en el centro de Israel, entre la frontera sur de Benjamín y la frontera norte

de Manasés.

Cuando Micaía supo que el joven era levita, le ofreció empleo como guía religioso y

sacerdote de su santuario (17:9–10). Puesto que los levitas eran los maestros de la Ley

de Moisés (ver Deuteronomio 33:10), el joven debía rechazar la propuesta de Micaía y

enseñarle acerca de la adoración legítima, pero todo lo contrario, aceptó gustosamente la

seguridad económica que le ofrecía y la oportunidad de ejercer el sacerdocio (17:10b–

12).

Micaía creía que con su santuario y con un levita por sacerdote, Jehovák tendría que

bendecirlo (17:13). No se daba cuenta de que no estaba cumpliendo con el culto que

Dios exigía. Como vemos adelante, el santuario y el sacerdote no le trajeron

prosperidad. Al contrario, fue despojado de sus bienes.

¡PENSEMOS!

Cuando Micaía y su madre quisieron agradar a Dios, no

supieron cómo hacerlo. ¿Usted conoce a alguien con ese

mismo problema? ¿Qué errores comete? ¿Por qué no sabe

cómo agradar a Dios? ¿Cómo le puede ayudar usted?

¿Cómo puede usted evitar caer en formas equivocadas de

tratar de agradar a Dios? ¿Cómo puede la iglesia evitarlo?

¿Quién era más culpable: Micaía, o el levita? ¿Por qué?

¿Qué aprende usted para su vida de esto?

Micaía pensaba que Jehová tendría que bendecirlo por la

forma en que lo adoraba (ver 17:13). Si adoramos a Dios en

la forma correcta, ¿nos tendrá que bendecir?

EL SANTUARIO ILEGÍTIMO DE DAN 18:1–31

Su sacerdote levítico 18:1–26

Contactado (18:1–10). Entre tanto, los danitas todavía no habían logrado conquistar

el territorio que Jehová les había asignado (18:1b; ver 1:34–35). Por lo tanto,

despacharon a cinco espías para buscarles otro (18:1a, 2a).

Viajando hacia el norte, los cinco llegaron a la casa de Micaía (18:2b), que

aparentemente se encontraba cerca de una ruta principal. Los danitas hubieran pasado

de largo, pero cuando estaban a la par de la casa, oyeron y reconocieron la voz del levita

(18:3a). Se apartaron del camino para saludarlo y preguntarle qué hacía tan lejos de

Belén (18:3b). Él les explicó que Micaía le había contratado como sacerdote (18:4). El

vocablo que seha traducido como “tomado” literalmente significa “contratado”. Muestra

que el levita veía su sacerdocio como un empleo (no dijo “me ha consagrado”, ver 17:5,

12). Él “consultó” a Jehová acerca de los danitas (18:5–6; para esto usaría los terafines,

ver Ezequiel 21:21; Zacarías 10:2), y les consiguió posada en la casa de Micaía (18:2b).

Page 41: 07. Jueces y Ruth

La mañana siguiente, los espías continuaron su viaje hasta llegar a Lais, 35 kms. al

norte del mar de Galilea o Cineret (18:7a). Vieron que la ciudad se podía conquistar

fácilmente, ya que no contaba con vigilancia ni tenía aliados cercanos (18:7b). Como

los sidonios (es decir, los fenicios), los de Lais vivían del comercio, y no acostumbraban

salir a la guerra.

Con base en lo que habían visto y el oráculo del levita, los espías regresaron a sus

compatriotas con un informe halagador (18:8–10). Les exhortaron a ir luego para tomar

a Lais y la tierra circundante.

Contratado (18:11–26). Así, las cosas, 600 guerreros danitas (18:11) con sus

familias y posesiones (ver v. 21) partieron de su tierra en dirección a Lais. Después de

hacer escala al occidente de Quiriat-jearim (18:12), llegaron a la región montañosa de

Efraín (18:13a). Cuando pasaban por la casa de Micaía, los cinco espías les informaron

acerca del santuario, concluyendo con: “mirad, por tanto, lo que habéis de hacer”

(18:14). Lo que debían hacer era destruir el santuario idolátrico, pero los espías tenían

en mente algo muy distinto.

Entrando en la propiedad de Micaía, los cinco se dirigieron a la casa del levita para

saludarlo (18:15). Regresaron con él a la puerta de la propiedad, donde estaban los 600

expedicionarios (18:16). Mientras el joven estaba distraído saludando a éstos, los espías

subieron al santuario que se encontraba en la parte más elevada de la propiedad y

quitaron las dos partes de la imagen, el efod, y los terafines (18:17). Como Micaía,

creían que si obtenían los mejores objetos de culto, Dios los bendeciría, aunque lo

hubieran conseguido robando a un hermano israelita.

Cuando el levita cuestionó a los espías (18:18), le ofrecieron el sacerdocio de su

tribu (18:19). De nuevo, en vez de reprender la maldad, él se alegró por la oportunidad

de un ascenso (18:20a). Lejos de sonar la alarma, se hizo partícipe del robo, tomando

los objetos cúlticos y colocándose en medio de los danitas para mayor seguridad

(18:20b).

Al retirarse, la tribu se preparó, esperando un ataque por la retaguardia (18:21).

Efectivamente, Micaía y sus vecinos los alcanzaron (18:22), pero los 600 guerreros

rechazaron su ataque respondiendo con amenazas de muerte (18:23–26).

¡PENSEMOS!

¿Qué motivó a Micaía a robar a su madre? ¿A tener un

santuario y un sacerdote? (Ver 17:13) ¿Qué motivó al levita

a aceptar el sacerdocio de Micaía? (17:10) ¿A aceptar el

sacerdocio de Dan? (18:19) ¿Qué le motiva a usted? ¿En qué

es mejor su motivación que la de Micaía y el levita?

¿En qué consistió la ingratitud del levita hacia Micaía? (ver

17:11; 18:20) ¿La que mostraron los danitas? (ver 18:2) ¿Ha

sido usted desagradecido con alguna persona?

Micaía ereía que el santuario y el sacerdote le traerían

prosperidad (17:13). ¿Qué le trajeron en realidad? (18:24)

¿En qué maneras fue el levita un factor para que se

efectuara el despojo? (18:3a, 20) ¿En qué debía confiar

Micaía para prosperar? ¿En qué confía usted para

prosperar?

¿Qué evidencias hay de que la religión de Micaía estaba

desprovista de principios éticos? (Ver 17:2) ¿La del levita?

(Ver 17:11; 18:20) ¿La de los danitas? (ver 18:17–25) ¿Hay

Page 42: 07. Jueces y Ruth

evidencias de que la religión de usted también está

desprovista de principios éticos? ¿Qué evidencias hay de que

la ética es parte integral de su religión?

¿Qué relación hay entre el delito que Micaía cometió (17:2) y

el del los danitas? (18:17–24) ¿En qué sentido se manifiesta

la justicia de Dios en esto?

Su fundación 18:27–31

Cuando los danitas llegaron a Lais, atacaron la ciudad indefensa, masacrando a los

habitantes y quemando los edificios (18:27–28a). Posteriormente la reconstruyeron

(18:28b), la bautizaron “Dan” (18:29) y establecieron allí un santuario al nombre de

Jehová (18:30). Sin embargo, la verdadera casa de Dios estaba en Silo (18:31). Así

como en el caso de Micaía, el santuario idolátrico no trajo la prosperidad esperada a

Dan, sino que esa tribu sufrió el cautiverio (18:30).

El autor ha guardado hasta el final una sorpresa más: ¡El joven levita era nieto de

Moisés! (18:30). Ahora entendemos por qué los espías danitas reconocieron su voz

(18:3). Ahora nos damos cuenta de que la decadencia que se relata en los capítulos 17–

18 no fue producto de siglos de desorden, sino que ocurrió al principio del período de

los jueces (comp. 2:7–11). Y ahora vemos que ni el nieto de Moisés mismo se mantuvo

fiel a la ley.

MOISÉS

(dador de la Ley)

GERSÓN

(primogénito de Moisés, Éxodo 2:22)

JONATÁN

(nieto idólatra de Moisés)

¡PENSEMOS!

¿En qué sentido es Jonatán una evidencia de que la fe no se

hereda, sino que cada generación tiene que apropiársela?

¿Cómo puede usted ayudar a sus hijos a tener una fe

personal en Dios y que sean fieles a él?

¿Qué relación hay entre Proverbios 29:18a y los problemas

de Jueces 17–18?

SIN PROFECÍA EL PUEBLO SE DESENFRENA;

MAS EL QUE GUARDA LA LEY ES

BIENAVENTURADO.

PROVERBIOS 29:18

10

Inhumanidad Humana

Jueces 19:1–21:25

Page 43: 07. Jueces y Ruth

En los albores del presente siglo, algunos teólogos liberales predijeron que éste sería

“el siglo cristiano” y que en él florecerían la justicia, la paz y la prosperidad en toda la

tierra. Ahora, después de los horrores que ocasionaron las dos querras mundiales, de la

guerra fría, de incontables conflictos sangrientos a menor escala, de los campos de

concentración y de las injusticias endémicas de toda clase, podemos ver cuán

equivocados estaban aquellos pseudo profetas. Subestimaban la profundidad de las

raíces de la maldad que hay en el ser humano. Esa misma depravación se manifiesta de

sobra en los últimos tres capítulos de Jueces.

VIOLACIÓN Y ASESINATO 19:1–30

Reconciliación en Belén 19:1–10a

Cierto levita y su concubina vivían en la región montañosa de Efraín (19:1; ver la

explicación de 17:8). Las concubinas no eran amantes, sino esposas, aunque no tenían

todos los derechos de ellas.

Así como hacía Israel en su relación con Jehová, la concubina fue infiel a su marido

y lo abandonó (19:2). La adúltera debía ser apedreada (ver Levítico 20:10;

Deuteronomio 22:22), pero el levita, como hace Dios en su relación con su pueblo, la

perdonó y viajó a Belén para ganarla de nuevo (19:3; comp. Jeremías 3:1, 12–13; Oseas

3:1).

Tanta gratitud sentía el suegro hacia el levita, que lo racibió gozoso (19:4a) y lo

agasajó por cinco días (19:4–8b). Por la tarde del quinto día, el yerno al fin emprendió

el viaje de regreso juntamente con su concubina y su siervo (19:9–10b).

Ultraje en Gabaa 19:10b–30

Cuando llegaron a Jebús (antiguo nombre dado a Jerusalén), 10 kms. al norte, se

aproximaba el anochecer (19:11a). Sin embargo, el levita no quiso correr el riesgo de

pernoctar entre los extranjeros jebuseos (19:11–12a; ver 1:21). Por lo tanto, el trío

continuó su viaje, arribando frente a Gabaa de Benjamín cuando el sol se ponía

(19:12b–14). Como a esas horas se cerraban las puertas de las ciudades, y como viajar

de noche era peligroso a causa de las fieras y los bandidos, el religioso y sus

compañeros pasaron para quedarse dentro de los muros (19:15a).

En aquellos tiempos, no había mesones, sino que los habitantes de cada lugar

ofrecían hospedaje a los viajeros. Por eso, el trío se sentó en la plaza, pero nadie de

Gabaa los recogió (19:15b; la palabra que se traduce como “porque” aquí significa

“pero”).

Por fin, un ancianito forastero les llevó a su casa (19:16–21). Todo indica que era de

recursos limitados. Como su familia no era de Gabaa, seguramente no tenía terrenos allí,

sino que tal vez trabajaba como jornalero (19:16), y eso a pesar de su edad avanzada.

Sin embargo, rechazó el ofrecimiento de las provisiones del levita (19:19–20), y recibió

a los tres calurosa y generosamente (19:21).

Todavía estaban disfrutando de las viandas cuando algunos maleantes comenzaron a

golpear la puerta con el propósito de atacar sexualmente al visitante (19:22; la palabra

“conozcamos” aquí tiene sentido sexual). En el mundo antiguo, el anfitrión tenía la

obligación de proteger al huésped a toda costa. Por eso el anciano se encaró con los

rufianes (19:23), y les ofreció a su hija y a la concubina del levita (19:24). Se dirigió a

ellos como “hermanos”, procurando ganar su simpatía (19:23). Esta palabra nos

recuerda que esos pervertidos no eran paganos, sino israelitas.

Nos parece chocante que el anfitrión haya ofrecido no solamente a su hija, sino

también a la concubina del huésped. Y nos disgusta aún más que el religioso haya

aceptado para salvar su propio pellejo (19:25a). No defendió a las mujeres, ni tampoco

esperó para ver si Dios lo iba a proteger como a Lot en circunstancias similares en

Sodoma (ver Génesis 19:9–11).

Page 44: 07. Jueces y Ruth

Toda la noche los sátiros violaron a la pobre concubina desamparada (19:25b). Ella,

haciendo acopio de sus últimas fuerzas, volvió a la casa, donde se desmayó frente a la

puerta cerrada (19:26). El levita, entre tanto, ¡dormía tranquilamente! Cuando se levantó

por la mañana y salió de la casa, no fue para buscar a su amada, sino para continuar su

viaje (19:27a). Al encontrarla tendida delante de la puerta con las manos patéticamente

extendidas sobre el umbral (19:27b), le dirigió un insensible “Levántate y vámonos”

(19:28a).

HOSPITALIDAD

Ejemplos positivos 1. El suegro (19:4–9)

Ejemplos negativos 1. Los ciudadanos de Gabaa (19:15, 18)

2. El forastero (19:20–21) 2. Los perversos de Gabaa (19:22–25)

¡PENSEMOS!

¿Qué hubo de bueno en la hospitalidad del suegro y del

anciano? ¿Por qué los de Gabaa no quisieron recoger a los

tres viajeros? ¿En qué se asemeja la hospitalidad de usted

con la del suegro y del anciano? ¿Cómo se compara con la

actitud de los de Gabaa?

¿Por qué los perversos escogieron al viajero para su abuso?

¿Existe esta actitud hacia algunas personas en su

comunidad? ¿Cómo trata usted a esas personas?

El levita llevó su concubina a casa (19:28b). Allí, en vez de sepultarla con honores

por haberle salvado la vida, la cortó en pedazos que envió a los doce tribus (19:29). Los

israelitas reaccionaron, reconociendo la necesidad de analizar la situación y emitir un

juicio (19:30). Era lo peor que había sucedido en la historia de la joven nación.

¡PENSEMOS!

Haga una lista de paralelos entre 19:15–25 y la historia de

Sodoma en Génesis 19:1–11. ¿Qué señalan acerca de la

influencia pagana en Israel? ¿Qué semejanzas hay entre

19:15–25 y nuestra sociedad hoy? ¿Qué implica esto acerca

de nuestra sociedad? ¿Qué puede usted hacer para mejorar

esta situación?

GUERRA Y GENOCIDIO 20:1–48

Juicio contra Gabaa 20:1–14

Para decidir qué se debía hacer, una inmensa asamblea de todos los confines de

Israel se reunió en Mizpa, al noroeste de Gabaa (20:1–2). Sin embargo, la tribu de

Benjamín no fue invitada (20:3a).

La asamblea escuchó el testimonio del levita (20:3b). Él relató los hechos (20:4–7),

pero omitió mencionar su entrega cobarde de la concubina (ver 19:25). En su exposición

acusó a los de Gabaa de querer matarlo, no solamente violarlo (20:5). Sin dar a los de

Gabaa oportunidad de defenderse, ni investigar el testimonio del levita, los israelitas

decidieron por unanimidad sitiar y atacar la ciudad (20:8–10).

Habiéndose acercado a Gabaa (20:11), los milicianos apelaron a Benjamín para que

entregara a los culpables del crimen (20:12–13a). Sin embargo, lejos de colaborar con

Page 45: 07. Jueces y Ruth

las otras tribus, los benjamitas tomaron las armas para apoyar a la ciudad acusada

(20:13b–14).

¡PENSEMOS!

¿Qué hubo de bueno en el proceso que Israel llevó a cabo

para juzgar a los de Gabaa? ¿Qué hubo de malo? ¿Qué

principios aprende usted de esto para la resolución de

conflictos hoy día?

Por qué los de Benjamín salieron a pelear por Gabaa en vez

de entregar a los culpables a la asamblea? ¿Qué lecciones

prácticas aprende usted de esto?

Guerra contra Benjamín 20:15–48

Los israelitas tenían superioridad numérica (20:15–17) y una causa justa. Habiendo

consultado a Jehová (20:18), esperaban una victoria fácil. Sin embargo, la batalla

resultó todo lo contrario (20:19–21).

A pesar de sus 22,000 bajas, Israel se animó para librar una segunda batalla (20:22).

Esta vez contaban con la orden de Jehová de ir contra Benjamín (20:23). Sin embargo,

sufrieron otra derrota cruenta (20:24–25). Dios estaba usando la guerra para castigar a

los dos contrincantes.

BAJAS ISRAELITAS

22,000 de la primera batalla (20:21)

18,000 de la segunda batalla (20:25)

40,000 en total Humillados por la pérdida de la décima parte de su ejército, los israelitas buscaron a

Jehová con más sinceridad. Todos subieron para llorar delante de él, ayunar, ofrecerle

sacrificios 20:26, y preguntar si debían pelear de nuevo o desistir (20:26–28a). Esta vez

Dios les dio una promesa de victoria (20:28b).

La tercera batalla comenzó como las otras dos, con Israel retrocediendo frente al

ataque benjamita (20:30–31). Sin embargo, esto era parte de una estrategia. La retirada

israelita indujo a los de Benjamín a perseguirlos, dejando a Gabaa indefensa (20:32).

Una parte del ejército israelita tomó la ciudad y le prendió fuego (20:37–38). Los

benjamitas se desalentaron al ver esto (20:40–41), y al verse cercados por el enemigo

(20:42–43).

El relato de la batalla es complicado, porque cuenta las acciones simultáneas de tres

grupos (cosa rara en la narrativa hebrea): La fuerza principal de Israel, la emboscada

israelita, y el ejército benjamita. El conflicto se relata dos veces. La primera vez el autor

cuenta el inicio de la batalla (20:29–34) y luego resume sus resultados (20:35). La

segunda vez da más detalles, primero sobre la emboscada (20:36–38) y luego sobre la

fuerza principal de Israel y los benjamitas (20:39–48). Cada sección comienza

regresando al principio de la batalla (20:36, 39).

Habiendo perdido más de dos tercios de sus efectivos (20:44; comp. v. 15), los

benjamitas claramente estaban derrotados. Sin embargo, los israelitas no desistieron de

perseguirlos, y mataron a todos menos 600 (20:45–47). Ni siquiera entonces detuvieron

la matanza, sino que destruyeron todas las ciudades de la tribu rebelde, y mataron a

todos sus habitantes.

SOBREVIVIENTES BENJAMITAS

26,700 convocados (20:15)

—18,000 (20:44)

Page 46: 07. Jueces y Ruth

—5,000 (20:45)

—2,000 (20:45)

—100 (20:35)

—1,000 ¿bajas de las primeras dos batallas? 600 sobrevivientes (20:47)

¡PENSEMOS!

¿Por qué Israel mató a tantos benjamitas? ¿Pasan cosas

semejantes en las guerras actualmente?

¿Cómo puede usted evitar caer en el exceso cuando

disciplina a sus hijos? ¿Cómo puede la iglesia evitar ser

demasiado drástica en la disciplina? ¿Está usted involucrado

en aplicar la disciplina en su trabajo o algún otro contexto?

¿Cómo puede evitar el exceso allí?

RAPTOS Y MATANZA 21:1–25

Falta de esposas para Benjamín 21:1–4

Antes de la guerra, los israelitas habían jurado no casar a sus hijas con los

benjamitas (21:1). Luego, mataron a todas las mujeres de esa tribu (20:48; 21:16).

Como resultado, no había esposas para los 600 sobrevivientes (ver 20:47) y Benjamín

estaba por desaparecer. En vez de confesar su culpa por esto o renunciar a su voto, los

israelitas lamentaron e hicieron ofrendas delante de Jehová (21:2–4), sugiriendo que él

era responsable del problema y de su solución.

Rapto de esposas para Benjamín 21:5–25

Al ver que Dios no les respondía, los israelitas ingeniaron su propia solución.

Recordaron que habían jurado castigar con destrucción a cualquier ciudad que no

enviara representantes a la asamblea contra Gabaa (21:5). Al revisar, averiguaron que

nadie había llegado de Jabes-galaad (21:8–9). Entonces enviaron a matar a todos sus

habitantes, excepto a las doncellas vírgenes (21:10–12), a quienes entregaron a los

benjamitas por esposas (21:13–14).

Nos maravillamos de estos israelitas. Primero mataron a todas las mujeres de una

tribu, y luego, como acto de compasión hacia esa tribu, ¡aniquilaron a los habitantes de

una ciudad que no participó en el genocidio! Por si eso fuera poco, calcularon mal, de

manera que después de la masacre ¡todavía faltaban 200 esposas! (21:12, 14)

Entonces se les ocurrió otro plan “astuto”. Ordenaron a los benjamitas que todavía

no tenían esposa a que raptaran a las doncellas de Silo cuando salieran a bailar. No les

importaba que su plan era contrario al espíritu de su juramento, que pisoteaba los

decrechos de una ciudad israelita y, lo que es más importante, que menospreciaba una

fiesta de Jehová (21:19).

El plan funcionó (21:23). Los padres de Silo no tuvieron más remedio que hacer lo

que el ancianito de Gabaa no hizo: entregar a sus hijas. Israel y Benjamín, quienes

habían peleado una guerra sangrienta por motivo de la violación y muerte de una mujer,

luego colaboraron en el rapto de 600 mujeres y la matanza de toda una ciudad israelita.

En verdad, es muy acertada la expresión “cada uno hacía lo que bien le parecía”

(21:25). Esta evaluación constituye una conclusión muy adecuada no solamente para la

historia del rapto de las vírgenes, sino también para todo el libro de Jueces.

¡PENSEMOS!

¿Por qué los israelitas cometieron tantas insensateces en el

Page 47: 07. Jueces y Ruth

capítulo 21? ¿Cómo puede usted evitar errores semejantes?

¿Qué había de malo en los juramentos de Israel

mencionados en 21:1, 5, 7, 18? Cuando usted empeña su

palabra, ¿cómo puede evitar errores semejantes?

¿Cómo deberí

1 RAPTOS Y MATANZA 21:1–25

Falta de esposas para Benjamín 21:1–4

Antes de la guerra, los israelitas habían jurado no casar a sus hijas con los

benjamitas (21:1). Luego, mataron a todas las mujeres de esa tribu (20:48; 21:16).

Como resultado, no había esposas para los 600 sobrevivientes (ver 20:47) y Benjamín

estaba por desaparecer. En vez de confesar su culpa por esto o renunciar a su voto, los

israelitas lamentaron e hicieron ofrendas delante de Jehová (21:2–4), sugiriendo que él

era responsable del problema y de su solución.

Rapto de esposas para Benjamín 21:5–25

Al ver que Dios no les respondía, los israelitas ingeniaron su propia solución.

Recordaron que habían jurado castigar con destrucción a cualquier ciudad que no

enviara representantes a la asamblea contra Gabaa (21:5). Al revisar, averiguaron que

nadie había llegado de Jabes-galaad (21:8–9). Entonces enviaron a matar a todos sus

habitantes, excepto a las doncellas vírgenes (21:10–12), a quienes entregaron a los

benjamitas por esposas (21:13–14).

Nos maravillamos de estos israelitas. Primero mataron a todas las mujeres de una

tribu, y luego, como acto de compasión hacia esa tribu, ¡aniquilaron a los habitantes de

una ciudad que no participó en el genocidio! Por si eso fuera poco, calcularon mal, de

manera que después de la masacre ¡todavía faltaban 200 esposas! (21:12, 14)

Entonces se les ocurrió otro plan “astuto”. Ordenaron a los benjamitas que todavía

no tenían esposa a que raptaran a las doncellas de Silo cuando salieran a bailar. No les

importaba que su plan era contrario al espíritu de su juramento, que pisoteaba los

decrechos de una ciudad israelita y, lo que es más importante, que menospreciaba una

fiesta de Jehová (21:19).

El plan funcionó (21:23). Los padres de Silo no tuvieron más remedio que hacer lo

que el ancianito de Gabaa no hizo: entregar a sus hijas. Israel y Benjamín, quienes

habían peleado una guerra sangrienta por motivo de la violación y muerte de una mujer,

luego colaboraron en el rapto de 600 mujeres y la matanza de toda una ciudad israelita.

En verdad, es muy acertada la expresión “cada uno hacía lo que bien le parecía”

(21:25). Esta evaluación constituye una conclusión muy adecuada no solamente para la

historia del rapto de las vírgenes, sino también para todo el libro de Jueces.

¡PENSEMOS!

¿Por qué los israelitas cometieron

tantas insensateces en el capítulo

21? ¿Cómo puede usted evitar

errores semejantes?

1Williams, G. (1995). ELA: Dios permanece fiel (Jueces y Rut)

Page 48: 07. Jueces y Ruth

¿Qué había de malo en los

juramentos de Israel mencionados

en 21:1, 5, 7, 18? Cuando usted

empeña su palabra, ¿cómo puede

evitar errores semejantes?

¿Cómo debería haber solucionado

Israel el problema de la falta de

esposas para Benjamín? ¿Es

posible crear problemas sin tener

una buena solución?

RUT LA FIDELIDAD DE DIOS MANIFESTADA

FIEL CON FIEL SE

HALLA 1:1–2:23 FIEL CON FIEL SE UNE 3:1–4:22

La amargura de Noemí 1:1–

22 Traslado de Belén a

Moab 1:1–5 Traslado de Moab a

Belén 1:6–22

Rut y Booz se conocen 2:1–

23 Gracia de Booz 2:1–17

Fidelidad de Booz 2:18–23

Matrimonio de Rut y Booz 3:1–4:13

Una proposición atrevida 3:1–11

Una complicación 3:12–18

La complicación resuelta 4:1–11a

Bendiciones, boda y un bebé 4:11b–13

La alegría de Noemí 4:14–22

11

Fiel con Fiel se Halla

Rut 1:1–2:23

INTRODUCCIÓN

La historia de Rut es un faro en la noche oscura del período de los jueces. Mientras

el tema de Jueces es la fidelidad de Jehová y la infidelidad de su pueblo, el de Rut es la

fidelidad divina manifestada a través de la fidelidad de dos de sus seguidores. Booz y

Rut expresaron lealtad a Jehová siendo leales a Noemí, y por medio de ellos, Dios

proveyó para ella.

TEMA DE RUT:

LA FIDELIDAD DE JEHOVÁ

MANIFESTADA A TRAVÉS DE

LA FIDELIDAD DE ALGUNOS DE LOS SUYOS

La estructura del libro es del tipo ABBA:

A. La amargura de Noemí (1:1–22) B. Rut y Booz se conocen (2:1–23) B. Rut y Booz se casan (3:1–4:13)

A. Noemí se alegra (4:14–22)

La Biblia no dice quién escribió Rut, ni cuando lo hizo. Con seguridad, no fue antes

del reinado de David (ver 4:17–22). Como la costumbre en 4:7 ya no existía en Israel en

los tiempos del author, aparentemente él vivió algún tiempo después de que ocurrieran

los eventos.

Page 49: 07. Jueces y Ruth

LA AMARGURA DE NOEMÍ 1:1–22

Traslado de Belén a Moab 1:1–5

Elimelec, Noemí, y sus dos hijos vivían en Belén (1:1b–2a). En esos días se desató

el hambre en su tierra, tal vez por una sequía, plaga o invasión. Como sucedió durante la

época de los jueces (1:1a), probablemente fue un juicio de Dios contra Israel por su

infidelidad.

A fin de proveer mejor para su esposa e hijos, Elimelec emigró con ellos al país de

Moab, que se encontraba al otro lado del Mar Muerto (1:2b). Sin embargo, allí los

problemas se agravaron. Murió Elimelec (1:3), y luego sus dos hijos también, dejando a

tres viudas (1:4–5).

En un mundo con pocos empleos atractivos para las mujeres, la situación económica

de las viudas era crítica, pero especialmente la de Noemí. Sus nueras Rut y Orfa todavía

tenían fuerza para trabajar en el campo, y podían regresar a casa de sus padres con la

esperanza de volverse a casar, pero estas posibilidades no existían para la suegra.

Permanecieron viviendo con ella para que no quedara totalmente desamparada en tierra

ajena.

LAS CALAMIDADES QUE SUFRIÓ NOEMÍ

Hambre (1:1)

Abandono de su tierra (1:1)

Viudez (1:3)

Muerte de sus dos hijos (1:5)

Desamparo (1:5)

Traslado de Moab a Belén 1:6–22

Un día, Noemí escuchó que Jehová había dado de nuevo buenas cosechas en Belén

(1:6b). Como su futuro no se veía nada halagüeño en Moab, decidió regresar a su

terruño.

Sus nueras emprendieron el viaje con ella (1:6a, *), pero en el camino, Noemí

decidió que no era justo pedirles que continuaran. Le habían sido fieles, aun después de

la muerte de Mahlón y Quelión (1:8b). La palabra hebrea que se traduce como

“misericordia” es hesed. Esta es una palabra muy relevante en el libro, y significa más

exactamente “fidelidad, lealtad”. Reconociendo que sus nueras habían cumplido con

creces todas sus obligaciones para con ella, Noemí las despidió para que regresaran a

sus casas (1:8) y buscaran la felicidad y seguridad en un nuevo matrimonio (1:9).

Cuando protestaron diciendo que estaban dispuestas a dejar Moab por ella (1:10), les

replicó que seguir con ella no les traería ningun beneficio. ¿Qué podían esperar? (1:11a)

No tenía más hijos con quienes pudieran casarse (1:11b–13a). Jehová le había amargado

la vida (1:13b), y quedarse con ella significaría correr su misma suerte.

Aunque con mucho dolor, Ofra aceptó el consejo de su suegra (1:14a). Rut, sin

embargo, no estaba dispuesta a dejarla (1:14b). Le prometió lealtad hasta que llegara la

hora de su muerte (1:15–17). Una fidelidad que durara hasta la sepultura de Noemí

podría explicarse como una devoción familiar extraordinaria, pero ¿por qué quedarse en

Israel hasta su propios deceso? La respuesta se encuentra al final del v. 16. Rut había

decidido dejar a los dioses moabitas (ver 1:15) y confiar plenamente en el Dios de

Israel.

En el mundo antiguo, la mayoría de la gente viajaba poco. Nacía, crecía, vivía y

moría en el mismo lugar, en el mismo círculo de familiares y amigos. Sabían muy poco

acerca del mundo más allá de su propia ciudad. Abandonar la tierra natal para radicarse

en otra requería de mucho más valor que en la actualidad. La decisión de seguir a

Jehová fue la que fortaleció a Rut para dejar su país, familia, cultura y amigos y

Page 50: 07. Jueces y Ruth

acompañar a Noemí a lo desconocido e inseguro. Cuando menos, sabía que iba al

pueblo del Dios verdadero.

Noemí regresó a Belén derrotada. Había partido buscando una vida mejor, pero

ahora todos sus sueños estaban destruidos. A la pregunta sorprendida de las mujeres de

Belén (1:19), ella respondió diciendo que no la llamaran Noemí “placentera”, sino Mara

“amarga” (1:20a). Ella atribuía todos sus sufrimientos a Dios (1:20b–21). Sumida en su

amargura, se quejaba de que él la había dejado con las manos vacías (1:21a). ¡No se

percataba de que a su lado tenía una nuera que le sería de más valor que siete hijos! (ver

4:15)

NOEMÍ = PLACENTERA

MARA = AMARGADA

1:13, 20

¡PENSEMOS!

¿Tenía derecho Noemí a sentirse amargada? ¿Debía

expresar su amargura? ¿Debía atribuir a Dios lo que le

había pasado? ¿Fueron sus sufrimientos un castigo? ¿Qué

aprende usted de todo esto acerca de cómo debe reaccionar

frente a las experiencias amargas? ¿Por qué Rut siguió

siendo leal a su amargada suegra? ¿Conoce usted a alguna

persona amargada a quien debe ser leal? ¿Cómo le puede

mostrar su amor?

RUT Y BOOZ SE CONOCEN 2:1–23

Gracia de Booz 2:1–17

En Belén, Rut no se quedó con los brazos cruzados. Recientemente había

comenzado la cosecha de la cebada (1:22) y ella pidió permiso a su suegra para ir a

espigar donde le dieran oportunidad (2:2). La ley de Moisés permitía a los pobres,

extranjeros y viudas (Rut calificaba en las tres categorías) rebuscar en los campos

después que habían pasado los segadores (Levítico 19:9–10; 23:22; Deuteronomio

24:19). Era un trabajo muy arduo para recoger sólo un poco de grano.

Por “casualidad”, el campo a donde Rut fue a trabajar pertenecía a un pariente rico

de su difunto suegro (2:1, 3). En el transcurso de la mañana, llegó Booz al campo y,

viendo a la moabita, preguntó al capataz a qué familia o marido pertenecía (2:4–5).

Después de contestarle (2:6), el capataz informó a su patrón que ella había pedido un

permiso especial. Quería rebuscar entre las gavillas (2:7a), o sea, entre las espigas que

los segadores ya habían juntado y atado.

¡PENSEMOS!

La oración del v. 3 que se traduce como “y aconteció que

aquella parte del campo era de Booz” literalmente debe ser:

“y tuvo la suerte de que aquel campo fuera de Booz” (ver la

Versión Popular). ¿Por qué el pasaje habla de suerte en vez

de decir “Dios la dirigió al campo de Booz”?

Booz había oído acerca de Rut. Sabía que era nuera de su pariente política, Noemí;

que había sido leal a su suegra, aun después de la muerte de Mahlón (2:11a); que había

Page 51: 07. Jueces y Ruth

dejado su familia y tierra para cuidar a la anciana (2:11b) y que se había convertido a

Jehová (2:12b).

Impresionado por la fidelidad de Rut, no solamente pidió a Jehová que la

recompensara (2:12), sino que quiso participar en la respuesta a esa oración. Invitó a la

moabita a permanecer en sus campos y(2:8–9a). Dio órdenes a sus trabajadores para que

no la molestaran (2:9a, 15b, 16b). Aunque normalmente era tarea de las mujeres sacar

agua para los varones (Génesis 24:11, 13; 1 Samuel 9:11), Booz la autorizó a beber del

agua sacada por sus empleados (2:9b). Al mediodía, la invitó a comer de los alimentos

para sus obreros, y le dio tanto grano tostado (que es el significado de la palabra

traducida como “potaje”) que ella no pudo comerlo todo (2:14). No solamente le

concedió el permiso solicitado para rebuscar entre las gavillas (2:15), sino que también

mandó a los segadores a que dejaran caer para ella espigas de los manojos que iban

juntando (2:16).

BONDADES DE BOOZ PARA CON RUT

2:8–9, 14–16

1. Invitación a rebuscar

2. Protección

Agua

Comida

Permiso para espigar entre las gavillas

Espigas de los manojos dejadas en su camino A todo esto, Rut respondió con humildad y gratitud (2:10, 13). También trabajó con

diligencia, pues para la noche había juntado un efa (unos 15 kgs.) de cebada (2:17),

cantidad extraordinaria para el rebusco, aun tomando en cuenta la ayuda de Booz.

Fidelidad de Booz 2:18–23

Cuando Noemí vio cuánto grano había traído su nuera y lo que le había sobrado del

almuerzo (2:18), razonó que el dueño del campo había mostrado favor especial a Rut

(2:19a). Al oir su nombre (2:19b), entendió que les había auxiliado por fidelidad (2:20.

La palabra que se ha traducido como “benevolencia” es hesed “fidelidad, lealtad; ver la

explicación de 1:8b).

La moabita no sabía todavía de la relación que existía entre Booz y Noemí, pero ésta

le explicó en seguida que Booz era un pariente redentor (en hebreo, goel) de ellas

(2:20b). Los israelitas tenían la responsabilidad de ayudar en lo posible a sus parientes

cercanos. Si alguien tenía que vender un terreno por haber empobrecido, un pariente que

tuviera recursos económicos debía redimir ese terreno (Levítico 25:25). El que tuviera

que venderse como esclavo, debía ser redimido por su goel (Levítico 25:47–49). A la

víctima de una injusticia, su goel lo debía defender en los tribunales (ver Proverbios

23:10–11, donde la palabra que se ha traducido como “defensor” es goel).

Después del nombre “Jehová” en el v. 20, el hebreo dice literalmente: “pues no ha

abandonado su lealtad (hesed) a los vivos ni a los muertos”. Noemí concluyó que Booz

la había ayudado a ella y a Rut, las sobrevivientes, para cumplir con sus

responsabilidades hacia Elimelec, Mahlón y Quelión, sus parientes muertos (2:20b).

Esperanzada por la acción de Booz, Noemí aconsejó a su nuera aceptar la invitación

de espigar sólo en los campos de él (2:21–22). En efecto, Rut siguió allí a través del

resto de la cosecha de la cebada y toda la cosecha del trigo, desde la última quincena de

abril hasta la primera de junio (2:23). Durante ese tiempo, seguramente acumuló

suficiente grano para que se alimentaran las dos viudas por algún tiempo.

¡PENSEMOS!

Page 52: 07. Jueces y Ruth

¿Qué lecciones prácticas aprende usted del ejemplo de Rut

en el capítulo 2? ¿Qué aprende del ejemplo de Booz?

¿Era necesario que Booz dejara a Rut que siguiera

trabajando durante las dos cosechas?

¿Por qué no proveyó para las dos viudas sin que Rut tuviera

que esforzarse tanto? ¿Qué lección aprende usted de esto?

¿Con quiénes tiene usted la responsabilidad de ser goel?

¿Cómo los debe ayudar?

12

Fiel con Fiel se Une

Rut 3:1–4:22

RUT Y BOOZ SE CASAN 3:1–4:13

Una proposición atrevida 3:1–11

En el capítulo 1, Noemí estaba sumida en la amargura (ver 1:13, 20–21). En el 2,

beneficiada por la fidelidad de Rut y Booz, comenzó a mostrar gratitud y esperanza (ver

2:19–20). Ahora en el capítulo 3, surtida de alimentos por la ardua labor de su nuera

(2:23), piensa en sus propias responsabilidades hacia ella. Como los padres de la

moabita no estaban en Belén para buscarle marido, la suegra se dio a esta tarea (3:1).

Propuso a Rut un plan. Aquella noche, Booz iba a estar trillando en la era,

separando la cebada cosechada de la cáscara y la paja (3:2; sobre este trabajo, ver la

explicación de Jueces 6:11 en el capítulo 4). Sería una ocasión de mucho regocijo para

los varones, trabajar juntos y ver el fruto de sus meses de labor. Noemí aconsejó a su

nuera bañarse, perfumarse, y lucir su mejor vestido (3:3a). Luego debía descender de la

ciudad a la era (3:3a), obviamente no para trabajar, sino para cazar a un varón. Ese

hombre sería Booz, pero ella no debía dejar que la viera (3:3b). Con seguridad, después

de una cena abundante con sus amigos, él se acostaría al aire libre, cerca del montón de

cebada. Cuando él estuviera profundamente dormido, Rut debía acercarse

sigilosamente, descubrir sus pies, acostarse junto a ellos, y esperar las instrucciones del

varón (3:4).

Era un plan arriesgado para una mujer respetable. ¿Cómo reaccionaría Booz? ¿Se

aprovecharía de la joven bajo el manto de la oscuridad? ¿La rechazaría, para luego

avergonzarla públicamente? Sin embargo, Noemí y Rut ya conocían a Booz, y

confiaban en su integridad. Probablemente también sospechaban que él se sentía atraída

a la moabita. Fuere como fuere, ella aceptó el consejo de su suegra (3:5).

Siguió el plan hasta que Booz, con los pies fríos, se despertó (3:6–8a). ¡Cuál sería su

sorpresa al divisar a una mujer acostada a sus pies! (3:8b) Como no lograba identificarla

en la oscuridad, preguntó quién era (3:9a). Entonces Rut se olvidó de las instrucciones

de Noemí. En vez de esperar lo que le dijera el varón, ella, después de decir su nombre,

¡se adelantó para proponerle matrimonio! (3:9) La expresión “extiende el borde de tu

capa sobre tu sierva” es un modismo que significaba “cásate conmigo” (ver Ezequiel

16:7–8).

Como razón por su propuesta osada, Rut dijo: “eres goel” (3:9b; ver la explicación

de 2:20 en el capítulo 11). Según la ley de Moisés, si un varón muriera dejando a su

viuda sin hijos, el hermano de él debía casarse con ella para tener un hijo en nombre del

difunto (Deuteronomio 25:5–6), así el nombre de éste no se extinguiría (4:10;

Page 53: 07. Jueces y Ruth

Deuteronomio 25:6b; ver la explicación de Jueces 11:34 en el capítulo 6) y habría un

hijo para heredar sus terrenos (ver 4:5, 10). Ahora bien, el esposo de Rut había sido

Mahlón (ver 4:10). No sólo él, sino también su hermano, Quelión, había muerto (ver

1:2–5). Aparentemente en tales casos, el pariente más cercano (el goel) asumía la

responsabilidad de casarse con la viuda.

Para alivio nuestro (y de Rut), Booz felicitó a la joven, porque su postrer fidelidad

era mejor que la primera (3:10a). La palabra hebrea que se traduce como “bondad” es

hesed “fidelidad, lealtad” (ver la explicación de 1:8b y 2:20 en el capítulo 11). La

primera fidelidad de Rut fue la que manifestó hacia Noemí (2:11). La segunda fue su

decisión de no buscar casarse con un joven galán (3:10b), sino con un pariente, aunque

bastante mayor que ella, para poder tener un hijo en nombre de Mahlón. Ella no pensaba

sólo en sí misma (aunque sospechamos que se había enamorado de Booz), sino también

en su marido difunto, y en la madre de él, Noemí.

Primera hesed de Rut Dejar todo para cuidar a su

suegra (2:11)

Segunda hesed de Rut Buscar tener un hijo a nombre de su esposo fallecido

(3:10)

Booz aceptó la propuesta (3:11a). Lo hizo no solamente para cumplir con su

responsabilidad como goel, sino también porque él, como otros en Belén, reconocía que

Rut sería una buena presea (3:11b). La expresión “mujer virtuosa” se describe en

Proverbios 31:10–31.

LA MUJER VIRTUOSA

El corazón de su marido está en ella confiado,

Y no carecerá de ganancias.

Proverbios 31:11 Allí vemos que se trata de una dama no solamente recta, sino también trabajadora y

hábil, quien trae honra a su marido.

¡PENSEMOS!

¿Cómo se ganó Rut fama de mujer trabajadora y hábil?

¿Qué evidencia hay en 3:1–10 de que ella sería una buena

esposa para Booz? ¿Ella hizo bien o mal en no seguir la

instrucción de Noemí de esperar lo que Booz le dijera? ¿Por

qué será que no siguió ese consejo? ¿Qué aprende usted para

su vida del ejemplo de Rut en 3:1–11?

Una complicación 3:12–18

Sin embargo, Booz no tenía derecho a casarse con Rut. Había otro goel más cercano

(3:12). Para respetar la ley, Booz estuvo dispuesto a correr el riesgo de perder a Rut

dando al otro la primera oportunidad (3:13a). De cualquier forma, el futuro de Rut y

Noemí estaba asegurado. Fuera el otro o fuera Booz, un goel se casaría con Rut (3:13b).

Sea por el peligro de regresar a la ciudad a esa hora, o porque la puerta de la ciudad

ya estaba cerrada (ver la explicación de Jueces 19:14–15 en el capítulo 10), Booz dijo a

la joven que se quedara con él hasta la mañana (3:13). Luego para proteger la reputación

de ambos, la evió a su casa temprano en la madrugada, antes que hubiera claridad

suficiente para distinguir a la gente (3:14).

Envió con ella seis medidas de cebada (3:15). La medida había de ser la seah, un

tercio de un efa. Seis seahs eran unos 30 kgs., todo lo que Rut podía cargar (ver la

explicación de 2:17 en el capítulo 11). Cuando ella llegó a la casa (3:16a), contó a su

suegra todo lo que había sucedido (3:16b), y luego le informó que Booz había mandado

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la cebada para ella (3:17). Noemí, entonces, entendió que por la cebada su pariente rico

quería decir que proveería de alguna manera u otra para las dos viudad. Ella estaba

segura que ese mismo día él resolvería el asunto (3:18).

¡PENSEMOS!

A la luz de 3:12, ¿por qué Booz no había tomado más

iniciativa antes para ayudar a las dos viudas? ¿Qué

cualidades positivas de Booz se ven en 3:12–18? ¿En qué

maneras puede usted imitar este buen ejemplo?

La complicación resuelta 4:1–11a

En efecto, esa mañana Booz subió de la era a la puerta de Belén, donde los asuntos

legales se trataban en presencia de los ancianos (4:1a; comp. Proverbios 31:23). Cuando

vio pasar al otro goel, le llamó (4:1b), y luego a 10 ancianos también (4:2). Nos

sorprende que Booz no comenzara hablando de Rut, sino de un terreno que Noemí,

debido a su pobreza, tenía que vender (4:3). Aclaró al otro pariente que sólo ellos dos

podrían ser goel de Noemí comprando el terreno (4:4). No sabemos hoy todas las

implicaciones económicas de este caso. La compra sería un gasto fuerte para el

redentor, pero tal vez cuando muriera Noemí él recibiría el terreno. Sea como fuera, el

pariente aceptó hacer la compra (4:4b).

Luego, Booz le sorprendió con una complicación. El goel que comprara la tierra

también debería casarse con Rut (4:5). Esto era demasiado para el pariente (4:6).

Implicaría mantener a otra esposa, y al fin el terreno quedaría en manos del hijo que

nacería la herencia de los hijos del pariente, y tal vez el hijo de Rut recibiría una porción

de esa herencia. El pariente era como Orfa; estaba dispuesto a cumplir con su deber, aun

generosamente, pero reconocía que dar una ayuda extraordinaria a la larga le

perjudicaría demasiado (comp. 1:8–14). Entonces cedió a Booz la responsabilidad de

ser goel de Noemí y Rut (4:6b).

Acto seguido éste formalizó un contrato para (1) comprar de Noemí todos los

terrenos que habían pertenecido a Elimelec y, por herencia, a sus dos hijos, y (2) casarse

con Rut (4:7–11a). (Las semejanzas entre la costumbre de la entrega del zapato en 4:7 y

la ley de Deuteronomio 25:8–10 son superficiales. En realidad, eran dos costumbres

diferentes con fines distintos.)

¡PENSEMOS!

¿Qué cualidades positivas de Booz se ven en 4:1–11? ¿En

qué maneras puede usted imitar este ejemplo?

Bendiciones, boda y bebé, 4:11b–13

Los testigos bendijeron a los novios. Primero pidieron a Dios dar a Rut no

solamente un hijo que continuara el nombre de Mahlón, sino una descendencia tan

grande como la de Raquel y Lea, las madres de Israel (4:11). Luego expresaron su deseo

que a consecuencia del matrimonio Booz cobrara fama en Belén (4:11; “Efrata” era otro

nombre de Belén, ver Génesis 35:19; 48:7).

Su tercera bendición fue que la descendencia de Booz fuera tan numerosa y

renombrada como la de Fares (4:12). Este fue hijo de Judá y Tamar, otra viuda no

israelita (ver Génesis 38). Parece que su clan había llegado a ser más importante que los

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de sus hermanos Sela y Zara (ver Génesis 46:12; Números 26:20–21). A este clan

pertencecía Booz (4:18–21), y probablemente muchos de los otros ciudadanos de Belén.

La pareja se casó, y aunque Rut no había tenido hijos en su primer matrimonio,

Jehová le dio uno con Booz (4:13).

NOEMÍ SE ALEGRA 4:14–22

Las mujeres de Belén felicitaron a Noemí por el nacimiento de su nieto (4:14). Él le

sería otro goel (ésta es la palabra hebrea traducida “pariente”). La cuidaría en su vejez

(4:15a). Las mujeres estaban seguras de esto, porque el varoncito era hijo de Rut, quien

ya había demostrado su amor inmenso para con su suegra (4:15b).

Desde su tierna infancia, el niño tuvo una relación especial con Noemí (4:16). De

hecho, las vecinas lo llamaron “hijo de Noemí” (4:17), y legalmente era su nieto, hijo de

Mahlón. Dios había llenado el vacío que Noemí tan amargamente sentía (ver 1:11–13,

21).

Justo cuando la historia parece haber terminado, el autor revela otra sorporesa. Obed

fue no solamente el hijo que tanta falta hacía a Noemí y Rut, sino también parte de la

línea que daría a luz al famoso rey David (4:17–22).

Las bendiciones de los testigos (4:11–12) y la predicción de las mujeres (4:14b), tal

vez expresiones convencionales en aquel tiempo, realmente se cumplieron. La

descendencia de Rut y Booz se hizo grande, y a través de ella los dos llegaron a ser

famosos.

Hoy sabemos también que el niño nacido en Belén en Rut 4:3 llegó a ser un eslabón

en la cadena que trajo al mundo a otro bebé en la misma ciudad (ver Mateo 1:5, 16).

Ante él aun el renombrado David dobla la rodilla (ver Marcos 12:35–37). ¡Cuánto más

nosotros!

¡PENSEMOS!

¿Cómo mostró Jehová su fidelidad en el libro de Rut? ¿Qué

medios usó? ¿Lo hizo a través de milagros espectaculares, o

eventos de la vida cotidiana? ¿Cómo muestra su fidelidad

hoy día?

Dios proveyó para Noemí lo que parecía imposible, un hijo.

Al hacerlo le dio una bendición aun más grande que la que

anhelaba. Le dio un hijo que fue un medio para traer a

Israel al rey David, y al mundo a Jesueristo. ¿Alguna vez

Dios ha suplido pars usted lo que parecía imposible?

¿Alguna vez le ha provisto mucho más que lo que usted

deseaba? ¿Cuál debe ser su respuesta a él por estos favores?

2

2Williams, G. (1995).