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    R E S E A S

    Criticn 99, 200 7

    Pedro

    M. PINERO R A M R E Z y Rogelio R E Y E S CANO, Itinerarios de la Sevilla de

    Cervantes. La ciudad en sus textos. Sevilla, J u n t a de Andaluca, Consejera de Cultura/

    C a j a

    San Fernando, Obra social,

    2 0 0 5 .

    V I I I - 3 6 3

    pp.

    (ISBN: 8 4 - 8 2 6 6 - 5 5 5 - 3 .

    tiner rios

    de l

    e v i l l

    d e C e r v a n t e s

    La

    ciudad en sus textos

    PEDRO

    M PlRERORAMlkEZ /

    ROGELIO

    REYESCANO

    Sevilla,a

    005

    ATUNTAUIINTO M UVI l lA

    ( M * 0 1 A IU IU C I C O X H | l tU t CCLI1I1

    IIIKDACIN II HOK1I

    CA| A U H IIIK AK DO M U W O I

    Entre

    las propuestas que con motivo de la celebracin del IV centenario de la Primera

    Parte

    del

    Quijote han aparecido en el ao de Cervantes se encuentra, editado por la Consejera de Cultura

    de la Junta de Andaluca, Itinerarios de la Sevilla de Cervantes de la que son responsables los

    profesores

    sevillanos

    Pedro M. Pinero y Rogelio Reyes. Este libro, en esencia, realiza un minucioso

    recorrido

    por la multiforme aparicin de Sevillaespacio fsico, moral y vital en los textos

    cervantinos. Un registro de cuantas manifestaciones de lugares, personajes, cultura y sociedad

    sevillanos

    se hallan a lo largo de la obra toda cervantina, y que patentiza, entre otras cosas, el

    RITICN. Nm. 99 (2007). Pedro M. PIERO RAMREZ y Rogelio REYES CANO. Itinerarios de la Sevilla de Cervantes. La ...

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    hondo no

    slo

    exhaustivo deambular de los autores de este

    estudio

    por la geografa literaria

    del creador del

    Quijote.

    Un registro que, por lo dems, no es

    slo

    una taxonoma

    sino

    que se

    articula como la narracin de una presencia, la construccin de un mapa que, en el ya complejo

    mapa de la textualidad cervantina, detecta

    esos

    nudos significativosque se propone evidenciar: los

    del microcosmos

    sevillano

    como formalizacin de un espacio de ficcin. Una espacialidad ficcional

    una construccin literaria que atraviesa las pginas cervantinas, que echa sus races en la

    realidad vital, moral e histrica de la gran urbe compleja, contradictoria y fascinante que era la

    capital andaluza en elsigloxvi; realidad que Cervantes respir, am y denunci, padeci y goz, y

    que reelabor literariamente: como espacio central de la narracin unas veces caso de

    Rinconete

    y

    Cortadillo,

    como topos de referencia otras. En el entronque de la realidad construida que

    configura Cervantes con la realidad material de aquel universo r ico , heterogneo y abigarrado

    G r a n Babilonia de Espaa, mapa de todas las naciones, como la llamara Gngora se ubica

    la obra que reseamos, focalizando e iluminando el cruce aqu pertinente entre realidad

    figurativa y realidad configurada. Una confluencia entre figuras reales las de la propia ciudad,

    con sus

    genuinos

    espacios vitales, su peculiar geografa urbana, las extensiones de su campia y el

    material humano que los puebla y conformaciones ficcionales las piezas del mecanismo

    narrativo y de la construccin imaginaria que, a partir del documento, maneja Cervantes, una

    confluencia, pues, que queda detenidamente plasmada en el paseo que dan los dos

    estudiosos

    por

    calles, plazas, rincones, comarcas, y los seres que las habitan, de la

    Sevilla

    del esplendor que es

    la de Cervantes. Un paseo que, a fin de cuentas y en ltima instancia, es un paseo por los textos,

    por

    las distintas expresiones ficcionales en que esa topografa habitada se vertebra: un transitar

    por

    pginas a partir de los paisajes y figuras que en

    ellas

    se plasman y que

    slo

    una profunda

    frecuentacin de esa geografa textual nos poda ofrecer y

    trazar.

    As pues, en el articulado de las

    mltiples

    referencias textuales que manejan los autores

    desentraadas de entre la compleja malla de la escritura cervantina se

    a rm a

    un riguroso

    recorrido

    por el marco referencial que es la urbe que conoci Cervantes, y a

    partir

    y en virtud del

    cual se evidencia y materializa cmo la ciudad se hace letra viva en sus textos. O sea cmo la

    experiencia y el conocimiento que tuvo Cervantes de la realidad dual que era

    Sevilla

    en el trnsito

    de los siglos ureos cumbre de su esplendor y de su degradacin revierte en un programa

    narrativo.Una reconstruccin ficcional de las diversas caras de ese microcosmos ambivalente en

    textos directamente vertebrados sobre la referencia angular a la ciudad, su espacio y su sustancia

    vital o una reiterada presencia de la gran urbe compleja del Imperio, en referencias no axiales

    sino funcionales a aquel foco del sur que conforman el contenido imaginario en un preciso

    momento histrico del

    topos Sevilla.

    Es

    Rinconete y

    Cortadillo el texto cervantino que ms directamente se construye sobre la

    radiografa

    de uno de los recodos sociales de la efervescente vida sevillana: el del mundo del

    hampa,

    ese oscuro y

    vitalsimo

    substrato de la respiracin ciudadana que es el de sus bajos fondos.

    El retrato

    del famoso Patio de

    Monipodio

    o academia de ladrones

    sevillanos

    es ejemplo

    paradigmtico del anclaje de un escenario narrativo en la materia viva de una circunstancia real,

    histrica o documental; pero tambin, y sobre todo, de cmo ese

    posible

    anclaje en la carne de lo

    real se transmuta en un resultado textual, es decir, en ingrediente del precipitado o

    transustanciacin que sufre la sustancia vital en su articulacin ficcional; materializacin, adems,

    de la actualizacin tan genuinamente cervantina de previas matrices literarias: aqu, las del

    propio y cercano lecho literario de la picaresca en que se asienta el autor junto a las de la (ms

    lejana)

    gran tradicin formal y tpica de la literatura carnavalesca y goliardica, cuya asuncin del

    registro

    bajo tan

    bien

    se acomoda con el mundo y el lenguaje del hampa. Las pginas que nos

    ocupan muestran, en este como en los dems casos, el proceso de trnsito de una sustancia a

    otra:

    del efectivo paisaje humano, social, moral y urbano de un espacio de degradacin como el del

    trianero corral donde se daba cita la mala vida, a mito narrativo. De la realidad real a la realidad

    RITICN. Nm. 99 (2007). Pedro M. PIERO RAMREZ y Rogelio REYES CANO. Itinerarios de la Sevilla de Cervantes. La ...

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    textual,

    ese es pues el

    arco

    en que se sitan estos Itinerarios, evidenciando, con su nmina y

    comentario de pasajes cervantinos directamente tejidos con las fibras de los distintos estratos

    sociales y geogrficos del microuniverso

    barroco

    que era Sevilla, el hiloconductor o de paso de la

    circunstancia

    referencial en que ubic a Cervantes su peripecia vital ms de una dcada de

    contacto y directa observacin de aquella caleidoscpica babilonia a estmulo y fragua de su

    creacin

    literaria.

    Ms que en ningn caso, es en

    esos

    modelos de relato urbano que son las Novelas Ejemplares

    donde la topografa de unapolis ricaen escenarios y personajes actu de virtual plataforma sobre

    la que levantar la construccin ficcional. As, en relatos como El coloquio de los perros o El celoso

    extremeo, entre otros, se configura tambin literariamente la imagen que Cervantes articul de

    Sevilla, y muy especialmente de la galera de personajes que daban aliento y carcter a aquel

    escenario. En ese muestrario de personajes y tipos humanos, actantes y habitantes del teatro del

    mundo que representaba entonces la dinmica ciudad del Guadalquivir centro, receptor y motor

    del comercio material y cultural con las Indias se constituyen arquetipos ficcionales como los de

    los picaros Rincn y Cortado con toda su miserable cohorte de personajes hampescos

    producidos por el submundo que todo esplendor conlleva, pero tambin todo un ms amplio

    cu ad ro de vitalidad humana generado por aquel entorno espacial que acoga, que ubicaba, que

    efectivamentedaba espacio a un caleidoscpico crisol humano. Son las caractersticas propias de

    aquel

    m a rco ,

    de aquel nudo de relaciones que construan Sevilla gentes que van y vienen, gentes

    que se establecen para prosperar en los negocios, gentes que se ocultan de la ley, gentes que

    esperan

    embarcar

    al Nuevo Mundo las que generaban aquella fauna humana que tanto

    atrajo

    a

    Cervantes

    y sobre la que edific algunos de sus universos narrativos. La ciudad brinda pues el

    teln de fondo sobre el que toma vida ficcional la riqueza vital que se manifiesta en la elaboracin

    literaria

    de personajes como Monipodio. El

    retrato

    del hampn, en efecto, trascendiendo el puro

    reflejo de la realidad documentada que fue la de la infraestructura de supervivencia de maleantes y

    picaros

    redes organizadas de latrocinio y conspiracin o

    trato

    ilegal, se teje como autntica

    construccin literaria, como pieza de un mecanismo narrativo que, en tanto que tal, se distancia

    de lacopia de aquel ambiente, efectivamente reflejado en diversos tratados de la poca sobre la

    vida del hampa,

    para

    asentarse en su estatuto de ficcin.

    Descartado el modelo de tratado

    dicen

    los autores, [Cervantes] se conduce con decisin por los

    caminos de la novela y por ello desperdiga en sus pginas los datos que otros escritores haban

    sistematizado en sus obras con

    exposiciones

    ms metdicas de

    estos

    temas, segn marcaba la tradicin

    europea establecida. Es cierto que manejabaestosdatos para configurar su novela, pero la clave del nuevo

    gnero, que no es otra que la verosimilitud, le obliga a distanciarse formalmente de estos referentes y

    construir su narracin sobre otros presupuestos. El logro es superlativo: lo libresco se ha hecho vida

    vida de ficcin en su escritura. De este modo, la descripcin del hampa organizada de Sevilla, que se

    alimenta en principio de tratados literarios, adquiere carta de naturaleza y de originalidad con la sabia

    utilizacin

    de los

    elementos

    sistematizados por otros y la contextualizacin verosmil, y realista, de los

    mismos convirtiendo, ante los ojos del lector, estos grupos sociales, con sus formas de asociacin y sus

    comportamientos expuestos con matizada irona, y a sus propios personajes, en singularidades sevillanas.

    Pero

    este es el logro de la escritura cervantina, la victoria de la literatura (pp. 1 0 8 - 1 0 9 ) .

    Queda as patente y no slo en la construccin de Monipodio sino de todos los personajes

    en mayor o menor medida extrados de la substancia vital sevillana y que aqu se contemplan de

    modo exhaustivo, que es la hechura literaria la que se impone sobre el puro documentalismo;

    que no es pertinente, pues, asimilar estos textos conformadores de una

    rica

    galera de tipos

    humanos como asentados e interesados en modelos reales o patrones histricos, sino como su

    articulacin

    y organizacin en un cuerpo novelstico. El pasaje desde la informe materia

    referencial a su final formalizacin textual es lo que de modo efectivo plasma esta gua, que

    RITICN. Nm. 99 (2007). Pedro M. PIERO RAMREZ y Rogelio REYES CANO. Itinerarios de la Sevilla de Cervantes. La ...

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    resulta en ello, adems, aleccionadora para el lector que estuviera tentado de fusionar ficcin y

    realidadese caballo de batalla cervantino, esa dialctica sobre la que el gran creador construir,

    radicalizada al mximo, a su universal hroe Don Quijote. As, se nos precisa:

    De entrada hay que hacer al lector amantsimo como lo llama el propio Miguel de Cervantes en

    el prtico de su coleccin un aviso de importancia: nos la habernos con una obra de ficcin en la que la

    l iteratura

    campea sobre la realidad histrica, que le sirve de m a r c o . La poesa, en el sentido ms amplio

    del trmino, reclama sus fueros y en esto es inflexible. El lector amantsimo o desocupado, como debe

    ser

    el del Quijote no se puede confundir y

    caer

    en la trampa del espejismo que le hace ver la ficcin

    como si fuera testimonio fiel e histrico de una poca, la que Cervantes ha escogido

    para

    su obra, porque

    errara

    de parte a parte. Y,

    para

    colmo del peligro que acecha, la maestra narrativa de Cervantes, tan

    excepcional en el mundo de la ficcin, se reviste de tal verosimilitud, que el lector en este caso no

    avisado pudiera cometer el crasoerrorde confundir literatura con realidad (p. 102).

    Sin sentirse pues quijotes, los lectores de estos itinerarios estn en condiciones de palpar,

    precisamente,

    esos

    trasvases desde el vitalsimo

    suelo

    y abigarrado mundo de aquella

    Sevilla

    de

    Cervantes alambique a partir del cual se producir el destilado al prodigioso espacio ya

    puramente artstico de su universo narrativo. Los autores reproponen en todo caso ese hacerse

    letra viva la ciudad en sus textos con la acertada y sistemtica seleccin de citas textuales,

    verdadera impronta de este recorrido que constituye efectivamente en gua a los propios textos.

    As, minuciosamente, repasan cuantas manifestaciones de toda

    ndole

    de aquel topos singular,

    arteriay corazn del sur andaluz, se hallan repropuestas literariamente.

    Desde

    el pan de Sevilla, el

    mercadillo de cosas robadas y usadas o la efervescencia del Arenal, al sumamente novelesco

    microcosmos social, moral, urbano y sentimental de la manceba. Terceras y prostitutas, truhanes

    y picaros, negociantes y viajeros... y todo el arsenal de circunstancias materiales y no materiales

    asociado a sus universos existenciales se dan cita en diversos textos. El resultado, la construccin

    narrativade la ciudad, la articulacin de la urbe como elemento clave y funcional del relato. As lo

    plantea muy

    bien

    trado en causa por una obra que hace

    slo

    las concesiones imprescindibles a

    la erudicin crtica Mrquez Villanueva:

    Cervantes

    ha dado en esto un gran paso hacia el futuro, porque dicha presencia diegtica de la ciudad

    slo

    es propia de los siglos xix y xx, cuando el Pars de Balzac, la

    P a r m a

    de Stendhal, el Londres de

    Dickens, el Madrid de Galds, el San Petersburgo de Dostoievsky, el

    Dubln

    de Joyce, la

    Praga

    de Kafka,

    la Alejandra de Durrell, se

    vuelven

    moneda corriente de una serie iniciada

    siglos atrs

    por la Sevilla de

    Cervante s . Lo que no ha hecho Cervantes (como ninguno de sus grandes epgonos) es copiar ni

    reflejar, como tantas veces se repite, la realidad ambiental. No es sta ms que materia amorfa, que no

    existe ni nadie ve hasta el momento de ser organizada y puesta en pie por el espejo stendhaliano

    del novelista'.

    Es

    esa presencia diegtica de la ciudad la que queda finalmente desplegada con el prioritario

    a m o r al texto que le sirve de brjula en esta propuesta de mapa cervantino que cifra, en efecto,

    precisas coordenadas de lectura de (como reza el subttulo)

    La ciudad en sus

    textos.

    Mapa y

    recorrido en el que se recogen tambin las referencias cervantinas a los pueblos de la campia de

    Sevilla y Crdoba, las extensiones rurales por las que transit el requisador de impuestos a que

    redujeron durante aos a Cervantes las nada favorables circunstancias: c i ja , Marchena,

    C a r m o n a ,

    Osuna, Castro del Ro... Algunos acabarn tambin, desde la geografa real, en

    presencia textual. Tal el caso de Osuna sobre cuya universidad menor afila Cervantes sus armas

    irnicas en el

    Quijote.

    La presencia en la gran novela de dos personajes graduados por la

    insolvente universidad sern el motor y espacio de desarrollo de dos cuentos satricos

    Quijote

    II,

    Fr a n c i sc o

    Mrquez Villanueva,

    Cervantes en letra viva,

    Barcelona, Reverso,

    2 0 0 5 ,

    p. 142.

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    1 y II, 47) , el primero de los cuales se inscribe de lleno, con su delirante personaje graduado en

    leyes

    por Osuna, en la plantilla formal y temtica de la literatura del loco que tanto juego dio al

    escritor.Sealada y justificada queda tambin por los autores la escasa casi nula presencia de

    Sevilla

    en la obra cumbre de Cervantes. Novela no urbana en efecto el

    Quijote

    es un espacio

    rural el que transita fundamentalmente su genuino hroe pero en la que Sevilla queda

    art iculada, precisamente, como topos de referencia que configura un contenido imaginario de

    aquel espacio pululante. Diversos personajes en el

    Quijote

    van a Sevilla, sin que ni el caballero ni

    las acciones suyas o de los otros se ubiquen en ningn momento en la capital andaluza.

    Sevilla

    en la distancia,

    lugar al que ir,

    potente foco de atraccin de la Espaa de entonces, tal es

    como queda ficcionalizada Sevilla suerte de espacio imantado en elQuijote. Pero tambin,

    como no poda ser menos en el gran texto, como lugar de referencia literaria, como topos literario,

    a travs de alusiones irnicas a las cristalizadas frmulas que en literatura construyen,

    precisamente, unaSevillaimaginaria:

    Tampoco leemos faltan referencias de orden conscientemente literario a Sevilla y a su reino,

    simbolizadas por el Guadalquivir, ro cantado con acentos clasicistas por Fernando de

    H errera

    y otros

    autoressevillanos de la poca. La fijacin cervantina a tales modelos, en ocasiones con evidente intencin

    p ardica , puede explicar, por ejemplo, la asociacin del gran ro con los frutos del olivo, condensada en la

    entonces ya algo manida frmula adjetival del

    olivfero Betis,

    como

    recalca

    Don Quijote en el

    desfile

    de

    los imaginarios ejrcitos que estn a punto de contender ante la incrdula mirada de Sancho: En esotro

    escuadrn vienen los que beben las corrientes cristalinas del olivfero Betis (I, 18 , 19 2) , tpico ya

    anticipado en la Cancin de Crisstomo: ni del famoso Betis las olivas (I, 14, 14 8) (p. 22) .

    Itinerarios de la Sevilla de Cervantes

    ilustra por tanto, en primer lugar, el estado de

    referencialidad que atraviesa y late en todo topos de la realidad transfigurado, por accin de la

    literatura,en topos del imaginario uno de cuyos mximos emblemas universales es precisamente

    cervantino aunque no sevillano: la Mancha de su inolvidable personaje, la

    tierra

    de

    molinos

    y

    sequedad austera que construye un mito fsico, un lugar literario, un espacio de desarrollo del

    hroe, ms all (aunque a partir de) las estrictas coincidencias con los espacios de realidad sobre

    los que se construye. Este libro proyecta luz sobre ese

    a

    partir

    de,

    sobre ese ngulo de toda

    construccin imaginaria de una espacialidad o mito topogrfico que es el de su efectiva conexin

    con una geografa material y con todo aquello que la puebla (lugares, figuras, habla, costumbres,

    instituciones); mundo y submundo de un microcosmos real llamado a hacerse textual. Por

    ello,

    y

    atendiendo a cmo esa realidad que era Sevilla se ha hecho literatura, tejido literario, focaliza

    tambin con el rigor

    filolgico

    que avala a sus autores y con una erudicin soterrada que

    renuncia a exhibirse pero que est y acta la propia materia textual de que ese

    mundo

    construido

    de Cervantes se nutre: La ciudad que l describi no fue

    slo

    una Sevilla real

    sino

    tambin una

    Sevilla

    literaria, es decir, alimentada por la literatura, sugerida por mltiples lecturas

    y por los grandes tpicos de moda que afloran una y

    otra

    vez en sus textos. En esa interesante

    dialctica entre realidad y ficcin, entre vida y literatura, consustancial a toda la obra de

    Cervantes,

    se sustenta tambin [...] su verdadera imagen de Sevilla (p. 42). Y, efectivamente, en

    el curso de las pginas se va materializando esa construccin dual, armada de materia real y

    mater ia literaria, en que se cifra la ficcionalizacin de aquel universo andaluz en los textos

    cervantinos. Como en el caso de los maleantes

    sevillanos

    y de toda la vida del hampa de aquella

    ciudad de

    finales

    del Quinientos, que bebe de las propias aguas ptridas del subsuelohispalense y

    de los ros de tinta en que se conforma una tradicin literaria del submundo, en textos como

    El

    celoso extremeo

    asistimos a idntica

    fusin

    entre ingredientes de una realidad e ingredientes de

    una previa textualidad. La historia del viejo y celoso Carrizales, casado con la bella y joven

    doncella, formaliza narrativamente otro muy concreto recodo de aquella Sevilla cervantina: la de

    los indianos que han vuelto de Amrica, enriquecidos y con

    deseos

    de establecerse en la metrpolis

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    y fundirse en su tejido urbano y social. Alrededor del refugio de una hermosa casa adquirida en el

    centro

    de la ciudad, perfecto encierro donde proteger a su joven mujer, se construye un relato que

    da

    entrada a aquella realidad social de los peruleros o indianos que representa Carrizales, as

    como a la de los jvenes de

    barrio,

    vividores, holgazanes, hedonistas atinada radiografa de un

    rostro

    reconocible de lo sevillano representados en el atrevido Loaysa, empeado en romper el

    cercoy seducir a la bella. Pero todo ese material urbano, social, moral, incluso arquitectnico la

    rica casa del indiano en zona principal entra en contraste con la de Monipodio en el arrabal de

    T ria na , se asienta y levanta sobre

    fluyentes

    corrientes temticas de la literatura que Cervantes

    reactiva. El tema del anciano gastado y la joven hermosa e inexperta es motivo tpico donde los

    haya;

    as queda constatado: Es un tema muy conocido y de amplia

    difusin

    en la literatura

    occidental desde tiempos antiguos: el casamiento del viejo y la nia, siempre con resultados

    dramticos, con

    visos

    patticos y chuscos (p. 243). En efecto, sobre ese tpico de la comedia

    italiana del Renacimiento, que se alimenta a su vez de tpicos que se remontan a la comedia latina

    de Plauto, ar ma Cervantes su relato: perfecta

    simbiosis

    de aquel mundo sevillano que le sirve de

    escenario y que entra funcionalmente en juego narrativo y de la legada sustancia discursiva

    con la que el genial escritor est siempre enfrentndose.

    E n suma, el viajero por estos itinerarios que lo llevan por la

    Sevilla

    del ro, el

    arrabal

    de

    Triana,

    el puertofluvial y puerta de las Indias, las bodegas de la Alfalfa, las casas delenocinio del

    Comps, el Matadero, la Sevilla

    sacra,

    los barrios de San Romn, San Gil, San Julin y los

    territorios

    extramuros de aquella realidad figurativa en que se fragu un proyecto creador,

    desemboca en

    Rinconete y Cortadillo, El rufin dichoso, El coloquio de los perros, El celoso

    extremeo...; y

    desemboca tanto en el abigarrado paisaje humano rufianes, bravos y valentones,

    picaros y putas, indianos, posaderos, lonjistas y comerciantes, jvenes sevillanos inconscientes y

    sensuales que en tales textos y sobre tales espacios se formaliza y pone en pie, como en las

    propias redes textuales sobre las que, al mismo tiempo, ese mundo cervantino se construye y

    levanta. El resultado: una ajustada imagen de aquella Sevilla literariamente reelaborada que,

    nutrindose del latido de la que el propio Cervantes

    vivi

    y de modelos textuales ya de la propia

    Sevilla, ya de tramas con las que urdir su construccin diegtica de la ciudad se encarna

    finalmente en sus textos: una intransferible

    Sevilla

    genuinamente cervantina. La obra de Pedro

    Pinero y Rogelio Reyes llena ese espacio vaco, ese trnsito, que va de la Sevilla real a la Sevilla

    imaginaria que se articula textualmente. Espacio real y espacio imaginario se funden, gracias a su

    minucioso recorrido, en el rostro bifronte de la escritura cervantina. Su libro, pues, tambin abre

    la puerta y seala el camino a la reflexin sobre el modo de fusionarse en literatura y no

    slo

    en

    la literatura cervantina de esas dos espacialidades; es decir, sobre cmo todo lugar

    fsico

    conocido, todo espacio real repropuesto en un texto literario, atraviesa el estadio de directa

    conexin con la realidad extratextual que representa y se configura finalmente, en manos de un

    creador,

    en un lugar del imaginario.

    En

    cuanto a su recorrido preciso,

    La ciudad en sus

    textos

    se estructura formalmente en siete

    apartadosque, al mismo tiempo que afrontan con autonoma los distintos rostros de la ciudad que

    se plasman en la obra de Cervantes, se muestran interdependientes, trazando con un claro

    hilo

    conductor el relato de tal plasmacin y presencia. El trnsito por la Sevillacervantina se inicia con

    una extensa declaracin de intenciones, Cervantes y Sevilla. Claroscuros de la nueva Roma

    espaola, en la que, recordando primero al lector los lazos de uninentre la ciudad y el escritor

    la ciudad como propio espacio vital, circunstancias y hechos de la estancia de Cervantes en la

    gran urbe, se plantean ya las bases de lo que ser el itinerario: la ciudad como espacio literario y

    el escenario sevillano como andamiaje constructivo o punto de referencia de algunos textos. A

    partir

    de aqu el recorrido se va demorando en los distintos recodos de la dinmica ciudad y, sobre

    todo, puesto que es el punto de llegada, en sus singulares recodos textuales. Un amplio conjunto

    de referencias topogrficas, ambientales y sociales de La

    Sevilla

    del ro como primera

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    etapa, centro neurlgico de la vida ciudadana en su doble faz de plataforma de prspera

    modernidad y de lumpen rufianesco. El Alamillo, el Arenal, el Baratillo, el Comps de la

    Mancebao la Trianade Monipodio. LaSevillacervantina que

    vive

    en torno al ro, ya detenida en

    bodegas y mesones, ya en la mala vida y holgazanera de desertores de galeras y

    huidos

    de las

    crceles,ya en el heterogneo y polidrico concurso de gentes, es mostrada escrupulosamente en

    su concrecin textual. Y todo ello al hilo de un relato por

    parte

    de los autores de lo que era

    entonces la propia Sevilla que, al margen del acopio de fuentes de toda

    ndole

    ( tratados , obras

    histricas, libros de viaje, textos literarios. ..) , adquiere en no pocos momentos una gran

    expresividad, una

    m a rcada

    nota, a su vez, de pintura literaria. Y desde este punto de vista la obra

    resultade una lectura fluida, sin el lastre que su densidad documental podra

    comportar .

    L a Sevilla del comercio se detiene en los espacios emblemticos de la efervescencia

    transactiva

    y del

    bullicio

    mercantil, desde el puerto o las Gradas de la Catedral, a la Plaza de San

    Salvador, autntico corazn de la zona comercial de la ciudad y punto de atraccin de la vida

    plural

    y de la vida

    a p ica ra da .

    Escenografa y aliento urbanos que Cervantes traslad a las

    aventuras

    de Rincn y

    C o r t a d o ,

    y que aqu se plantean en toda la complejidad inherente a la

    escritura

    cervantina: reconstruccin ficcional de un cuadro pintoresco y de valor antropolgico,

    crtica

    interpretacin de aquella sociedad de luces y sombras, sutil cuestionamiento de arraigadas

    actitudes sociales verbigracia,el cinismo religioso en torno a la colegiata del Salvador, ncleo de

    expresiones hipcritas, ritualistas y puramente aparentes de una falsa y ostentosa espiritualidad,

    tanajena a lafiliacinerasmista del

    a ut or,

    o claraubicacin del relato en los cauces discursivos

    del gnero picaresco por un consciente artfice de tipos literarios y de elementos de canon. Todas

    las multiformes valencias de la textualidad cervantina son contempladas en sta como en las

    distintas paradas del itinerario, que no deja ngulo sin iluminar.

    L a Sevilla del poder poltico, administrativo y eclesistico, en torno a la Plaza de San

    Francisco y zona de la Catedral y LaSevilladel

    altar

    resaltan el distanciamiento crtico y la

    irona

    a veces incluso satrica con que Cervantes afronta el

    teatro

    de vanidades y corrupcin

    que es siempre el poder La ilustre fregona, El coloquio de los perros, con el planteamiento

    ridiculizador de personajes del mbito civil y administrativo sevillano, tal el alguacil burlado), y su

    constatacin

    de la grandeza y suntuosidad del gran templo sagrado, la soberbia Catedral y sus

    Gradas, enclave de confluencia de los poderes religioso y comercial de la ciudad, a la vez que de

    sus opulencias y miserias. Interesantes sobre todo resultan, entre el largo repertorio analizado de

    ingredientes de la realidad material y moral de Sevilla conformados ficcionalmente, el

    planteamiento de los mtodos pedaggicos de la Compaa de Jess tal y como se ofrece en El

    coloquio, el contexto burlesco y desengaado en que se ubica el famoso soneto al tmulo

    funerario

    de Felipe II con un ajustado anlisis de sus diversos registros expresivos y de su

    escepticismo crtico, tan revelador de los sntomas de decadencia, y el comentario riqusimo

    sobre

    el contenido semntico y los valores mltiples del nombre y del peso plstico, literario y

    cultural

    de la vieja

    torre

    almohade la Giralda de la Catedral, a la que Cervantes

    hizo

    la

    conocida mencin en elQuijote (II, 14) . Mencin que queda ciertamente iluminada trasel denso y

    perfilado comentario.

    Por su parte , LaSevillade los barrios es uno de los apartados ms expresivos del

    recorrido,

    en el que la conseguida simbiosis entre el espacio de realidad que constitua la Sevilla fsica el

    rostro

    de su trazado, la fisonoma de su arquitectura y el espacio de discurso que constituye el

    relatoliterario se manifiesta ms sugerentemente. As, por ejemplo, a la vez que se nos adentra en

    el tejido narrativo de algunos textos cervantinos, se nos introduce en el tejido arquitectnico de las

    viviendas sevillanas, articulando la informacin documental modelos tipolgicos de viviendas,

    estadio evolutivo de la casa sevillana con la

    textura

    que se va desentraando de relatos en los

    que es manifiesta la funcionalidad de este ingrediente arquitectnico. Relatos en los que es tan

    axialy pertinente el espacio

    fsico

    de la casa y la propia ubicacin de sta en el espacio

    fsico

    de la

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    ciudad como

    El celoso extremeo

    las ventanas cegadas a la calle por el encierro conventual y

    obligado aislamiento que narra , dura clausura en un momento histrico de apertura de las casas

    de Sevilla a la calle, o la amplitud, cmplice a los propsitos del asaltador Loaysa, de la rica

    vivienda; as tambin los corrales y terrados por los que

    corre

    Berganza en

    El coloquio de los

    perros, o la centralidad del patio en

    Rinconete y Cortadillo.

    Es esta una de las ms logradas

    muestras de la decidida ubicacin de los autores entre el contexto y el texto.

    Asimismo, la radiografa que se realiza de los mocitos pintureros de

    barrio

    que circulan por

    esos

    espacios

    fsicos

    llamativamente acicalados, traspasando el lmite de sus barrios en una

    masculina cruzada, la aventura de la conquista a morosa o de los esclavos negros

    tipologizados en su modo de habla y en su innata inclinacin a la msica y a la poesa cantada,

    uno de los estratos de la lrica popular hispana de la poca, es manifestacin, como en el resto

    de los apartados, de uno de los valores ms

    slidos

    del itinerario: el de su permanente referencia a

    otros textos ajenos, contemporneos o previos, con los que los autores ponen en dilogo a la

    escritura de Cervantes. Se pasa as del dejar hablar a los textos que sustancialmente alienta el

    proyecto de recorrido por la geografa textual cervantina, al

    dejar dialogar a los textos;

    paso en el

    que la mano de los conductores detecta las precisas referencias textuales con las que establecer ese

    cruce

    dialgico. Copete de la ostentosa indumentaria de estos mocitos representantes de un

    grupo social cuya contrastada plasmacin en otros textos como

    Guzmn de Alfarache

    o

    El

    diablo

    cojuelo

    ayuda, precisamente, a la justa interpretacin de su expresin en Cervantes;

    compleja, ajetreada y picaresca vida de la laberntica zona de la Catedral y de sus famosas Gradas

    asimismo contrastadas con otras fuentes literarias, Mateo Alemn, de nuevo, o

    El retrato de la

    Lozana andaluza

    ; sede del hampa (el

    Corral

    de los Olmos), de la que una abundante literatura

    de romances de gemianas dej cumplida constancia; colosal veleta famosa giganta de Sevilla

    llamada la Giralda [...] la ms movible y voltaria mujer del mundo como reza el

    Quijote

    conformada metafricamente en su denominacin y atributos en la tradicin lrica popular y en

    los cancioneros del siglo xvi y

    arra igada,

    en tanto que metfora tpica, en la vieja tradicin

    literaria

    de la mujer como fuente de zozobra

    para

    el hombre, alegora adems

    posible,

    en otros

    textos ms cercanos como

    El

    viaje

    entretenido

    de Agustn de Rojas, de rasgos censurables de la

    esencia misma de Sevilla, y autntico tema recurrente, motivo literario, en suma, en escritores

    contemporneos: continuas referencias aesos otros textos ensanchan la captacin de los textos de

    Cervantes,

    la apreciacin de su narrativa articulacin de los espacios interiores y exteriores,

    las atmsferas urbanas y vitales y los personajes reales o tpicos de la Sevilla que l

    recrea.

    Aqu, pues, la ubicacin es entre el texto y sus con-textos, en un efectivo dilogo de

    textualidades. LaSevilla extramuros concluye, en fin, en el mismo tono general de la obra, y

    dice adis a la ciudad y a su cervantino itinerario.

    Aparte del trazado de tal itinerario textual, este libro cuenta con un amplio glosario final de

    casi quinientas entradas en el que se recogen voces del hampa y de germana, trminos del habla

    comn de la poca y el contenido significativo preciso que adquieren en los textos cervantinos. Se

    tratade un instrumento

    tilsimo para

    los lectores en general y

    para

    los estudiosos cervantistas en

    particulary que, de entrada, subraya ya esa valencia fundamentalsima de la lengua de Cervantes.

    Pero

    adems (sirvindose no

    slo

    de repertorios lexicogrficos pasados y presentes, como el

    Tesoro de la lengua castellana

    de Covarrubias o el

    Lxico del marginalismo del Siglo de Oro

    de

    Alonso Hernndez,

    sino

    tambin de sus expresiones en otros textos literarios contemporneos), el

    glosario amn de facilitar la lectura se transforma en herramienta en extremo valiosa para

    que el lector pueda reconstruir el calado de la palabra cervantina, no

    slo

    histrica o

    referencialmente,

    sino

    en la multiplicidad de estratos lingsticos y literarios que atraviesa: vale

    decir, para

    reconstruir cmo la palabra, la voz, el trmino forman parte tambin de un tejido

    RITICN. Nm. 99 (2007). Pedro M. PIERO RAMREZ y Rogelio REYES CANO. Itinerarios de la Sevilla de Cervantes. La ...

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    textual.Este glosario, al cabo, sirve paracircunstancializar ese tejido textual: prueba definitiva de

    que los

    Itinerarios

    lo son de una ciudad vertida en texto, transitada en su textualidad.

    M ara

    Luisa DOMNGUEZ

    (Universidad de Sevilla)

    Esther

    ORTAS DURAND,

    Leer

    l

    camino. Cervantes

    y l Quijote n los viajeros

    extranjeros

    po r

    Espaa 1701-1846).

    Alcal de Henares, Centre de Estudios Cervantinos,2 0 0 6 . 380 p.

    (ISBN: 8 4 - 9 6 4 0 8 - 2 3 - X ;

    Biblioteca de Estudios Cervantinos, 18.)

    Entre los efectos positivosque ha tenido la conmemoracin del cuarto centenario cervantino,

    cabe

    destacar la elaboracin de proyectos de investigacin patrocinados por entidades pblicas y

    privadas,

    con el fin de ampliar nuestro conocimiento de la fortuna del Quijote durante los cuatro

    siglos

    que han transcurrido desde su publicacin. Especial inters reviste, al respecto, el que se

    centra

    en la recepcin e interpretacin de una obra que, de libro de entretenimiento, ha pasado a

    convertirse en un clsico. Dirigido desde la Universidad de Oviedo por Emilio Martnez Mata,

    reconocido experto en la materia, este proyecto acaba de proporcionarnos el libro de Esther Ortas

    Durand, Leer el camino. Cervantes y el Quijote en los viajeros extranjeros por Espaa 1701-

    1846). El mismo ttulo de este

    trabajo,

    iniciado hace cinco aos, indica claramente un propsito

    que la autora se aplica a concretar y justificar en su introduccin (pp. 1 5 - 3 0 ) . Haciendo hincapi

    en elcorpus de los testimonios que dejaron estos viajeros durante ambas centurias, un corpus ya

    configurado por los diferentes avances en su recoleccin e identificacin, Esther Ortas destaca, a

    modo de advertencia previa, la necesidad de abordar con precaucin la fiabilidad de estas

    relaciones como fuentes de conocimiento; no obstante, recalca con razn su inters testimonial, no

    ya en el mbito meramente factual,

    sino

    en la reconstruccin de la imagen que estos visitantes

    llegaron a formarse del pas, de sus costumbres y de su cultura. Por

    ello,

    en vista de la difusin

    cada

    vez mayor del

    Quijote

    allende los Pirineos, cabe agradecer a la autora haber estudiado, en un

    libro de conjunto, los ecos de Cervantes y de su obra que los extranjeros mostraron en dichas

    relaciones, en funcin de la presencia, valoracin y utilizacin del universo cervantino en la

    construccin de sus itinerarios y en la escritura de sus viajes.

    A

    este primer mrito se suma

    o tro:

    la abundancia de las fuentes aprovechadas por Esther

    Ortas ,

    como se infiere no slode su

    rica

    bibliografa (pp. 3 4 7 - 3 8 0 ) , sino tambin de la cronologa

    que la precede (pp.

    2 8 3 - 3 4 3 ) .

    El material as reunido es analizado con especial cuidado: prueba de

    ello son los numerosos textos, sacados de ms de cien relaciones, que Esther Ortas cita y traduce

    cad a vez al castellano, antes de comentarlos al hilo de su exposicin. Sobre estas bases, su

    investigacin

    sigue

    un esquema lgico y sencillo. Un primer captulo, de carctergeneral (pp. 31-

    6 8 ) ,recoge las referencias a Cervantes en tanto que literato y hombre, as como las que remiten a

    su teatro y a su novelstica, desde la

    Galatea

    hasta el

    Persiles.

    Un segundo captulo, de mayor

    extensin (pp. 6 9 - 2 8 2 ) , examina sucesivamente los juicios relativos a la valoracin y fortuna del

    Quijote, a los personajes de la novela, a los espacios y paisajes y a los episodios. Un apartado

    final, a modo de eplogo ms que de conclusin Ver o vivir las aventuras quijotescas

    (pp.

    2 7 2 - 2 8 2 ) t ra ta

    de las ocasiones en que algunos de los viajeros se dejaron contaminar por

    las ensoaciones del

    ingenioso

    hidalgo, en un curioso cruce entre literatura y vida.

    Si se contempla de una manera de panormica las informaciones que nos dan estos

    testimonios, recogidos y analizados con una paciencia y un rigordignos de los mximos elogios,

    notable es la distancia que media entre su cantidad y su calidad. La responsabilidad de este desfase

    no la tienen los mismos viajeros, procedentes de varios mbitos, pero entre los cuales figuran

    autores de primera fila: Saint-Simon, Alfieri, Southey, Humboldt, Chateaubriand, Custine,

    Delacroix, Stendhal, Thophile Gautier, Vctor Hugo, Edgard Quinet, Alexandre Dumas. Se debe

    RITICN. Nm. 99 (2007). Pedro M. PIERO RAMREZ y Rogelio REYES CANO. Itinerarios de la Sevilla de Cervantes. La ...