“La Ley del Eterno es perfecta, que restaura el alma...Los Mandamientos del Eterno son rectos, que alegran el corazón.” Salmo 19: 7.8

“Abre mis ojos, para que pueda ver las maravillas de tu Ley...La Ley de tu boca es más preciosa para mí que miles de monedas de oro y plata… ¡Cuánto amo yo tu Ley! Todo el día es mi meditación.Tus Mandamientos me han hecho más sabio que mis enemigos, siempre me acompañan… Mucha paz gozan los que aman tu Ley, y no hay para ellos tropiezo... Salmo 119: 18. 72. 97-98. 165

“Dichoso el hombre que no anda en el consejo de los malos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni en la silla de los burladores se sienta. Antes en la Ley del Eterno está su delicia, y en su Ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae, y todo lo que hace prosperará.”

Salmo 1: 1-3

“Escucha, Israel, y cuida de cumplirlos, para que te vaya

bien y te multipliques mucho, como ha dicho el Eterno,

Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel”

Deuteronomio 6: 3-6

¿Otros dioses?

Cheu-Sing, Anahuac, Makemba, Marduk, Belenos, Astarté, Odín, Ptah, Baal, Zeus, Juno...

¿YO?

Sustituyamos idólatra por ególatra y encontraremos una fórmula parecida que todos podemos comprender y aceptar.

Los resultados son los mismos: yo en primer lugar, yo en segundo lugar, yo en tercer lugar. No caben más considerandos ni consideraciones. No cabe nadie más.

Dios nos propone el buen juicio de contar con las opiniones ajenas, con el consejo familiar, con los valores positivos que hemos aprendido, con la prudencia de saber escuchar a los demás y de tenerlos en cuenta a la hora de tomar nuestras decisiones.

Idolatría es la deformación del equilibrio que Dios nos propone: 1. Depender siempre de lo que los demás digan, anular mi

personalidad y mi voluntad para someterme al dictamen del grupo, (llámese sociedad, asociación, familia o iglesia), determinar que mi valor como persona está sólo basado en lo que los demás opinen de mí… Atentar contra la libertad.

2. En el caso cristiano podemos estar adorando a un Dios que no existe mas que en nuestra imaginación y que hemos adaptado a nuestra conveniencia, gusto y necesidad. Adorar a un falso Dios es una forma de idolatría. Creer una mentira y falsear a Dios.

3. Poner nuestra voluntad por encima de la suya, considerándola en este gesto superior, es declarar que no necesitamos a nada ni a nadie, porque el creyente considera, en teoría, a Dios superior a todo y a todos. Tomar el lugar de Dios, primer pecado de Lucifer.

Amor excesivo o vehemente a alguien o algo.

¿Qué lugar ocupo yo en mi universo?

¿Qué lugar ocupan los demás?

¿Qué lugar ocupa Dios si le cedo alguno?

Dios no anula nuestra voluntad.No suprime nuestra libertad.Pero quiere que podamos llegar a ser juiciosos, prudentes, sensatos, respetuosos, equilibrados y decididos.Recordemos: “La Ley del Eterno es perfecta, que restaura el alma… Los Mandamientos del Eterno son rectos, que alegran el corazón.” Salmo 19: 7.8

El primer mandamiento previene del orgullo, de la autosuficiencia y de la prepotencia: Romanos 12:1-21