10 años de Santiago en 100 palabras

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Libro del concurso organizado por Plagio y Metro de Santiago

Transcript of 10 años de Santiago en 100 palabras

Presentan:

Plagio Registro de Propiedad Intelectual N 197.800 ISBN N 978-956-8828-01-1 Edicin: Ignacio Arnold, Carmen Garca y Sylvia Dmmer Diseo y diagramacin: Margarita Ibaez Fotografas: Karen Kreutzberger, Valentino Saldvar y lvaro Hoppe Diseo conos: Cristbal Avendao Ilustraciones: Colectivo 7 Rayas Contacto: [email protected] termin de imprimir esta primera edicin de 5.000 ejemplares en los talleres de World Color Chile S.A, Av. Gladys Marn Millie 6920 (Ex Los Pajaritos), Estacin Central, Santiago, en diciembre de 2010.

Distribucin gratuita/ Prohibida su venta

Descarga gratuitamente la versin en audio de todos los cuentos incluidos en este libro en www.santiagoen100palabras.cl.(Relatores: Braulio Martnez y Teresa Hales / Editorial: Audiolibros Patagonia Ingeniero en sonido: Estudio Agartha)

Presentan:

Auspician:

NDICE DE CUENTOSADRIN Y Yop 20

Paloma Amaya

El Reyp 45

Primer Lugar 2008

Hugo Forno

Joggingp 68

Tercer Lugar 2003

Luis Felipe Lobos

En La ManoPa Leightonp 92

Mencin Honrosa 2009

Segundo Lugar 2002

Basurerop 22

Gonzalo Andrade

El Mago VaritaFelipe Sanhuezap 46

El Hombrep 70

Mencin Honrosa 2003

Mencin Honrosa 2005

Viviana Trujillo

Mencin Honrosa 2008

Escrito Hallado En Un Respaldo De Asiento De MicroJulio Gutirrezp 93

Mencin Honrosa 2006

Puente Del ArzobispoEliana Castillop 24

Doa VioletaNicole Tapiap 47

A GanadorP 72

Mencin Honrosa 2007

Mencin Honrosa 2009

Cristin Escamilla

Mencin Honrosa 2008

Igualdadp 94

Mara Teresa BertucciTercer Lugar 2007

Me Gustan Las Pelculas Con Voz En OffJennifer Navarrop 26

La Mujer Que SaludaElisa De Paduap 48

Mi Increble PapDiego GuzmnP 74

Primer Lugar 2007

Premio del Pblico 2007

El Botn AzulYaninna Quirozp 96

Segundo Lugar 2007

Mencin Honrosa 2001

Saludop 50

Faros AmarillosKarin Weinreichp 28

Francisco Oyarce

Nuestra MascotaEstela ArcosP 76

Mencin Honrosa 2010

Mencin Honrosa 2009

Un Da Msp 98

Tercer Lugar 2002

Daniel Carrasco

Premio del Pblico 2010

Buitrep 53

Plan Urgentep 29

Waldo Adasme

Los EnanosP 78

Catalina Gonzlez

Segundo Lugar 2003

Miguel ngel Labarca

Mencin Honrosa 2001

Cara O SelloPa Bustosp 99

Mencin Honrosa 2009

Mencin Honrosa 2002

Defensa Del ImprudenteDaniel Hopenhaynp 54

PinginosEmilia DazP 79

Por Poco04 p 30

Pedro Vallette

Mencin Honrosa 2008

Premio al Talento Joven 2008

Juniorp 100

Primer Lugar 2002

Hugo Forno

Mencin Honrosa 2005

Perfidiap 56

DostoievskiP 33

Ignacio Reyes

Sin Pie Y Sin InteresesAndrs Del OlmoP 82

Ernesto Guzmn

Mencin Honrosa 2002

Mencin Honrosa 2007

Falta De SueoGisela Watsonp 101

Primer Lugar 2006

Mencin Honrosa 2002

Vedette CelestialRodrigo Romerop 57

Ro MapochoCarlos LpezP 83

Los AlbailesP 34

Renard Betancourt

Mencin Honrosa 2005

Mencin Honrosa 2001

Segundo Lugar 2008

Malas Noticias Aclamadas Por La CrticaRodrigo Costasp 102

Bohemiop 58

El ParqueP 36

Carmen Friedli

Alex Peraita

Mencin Honrosa 2001

Santiago De Nueva ExtremaduraJorge AguileraP 84

Tercer Lugar 2004

Primer Lugar 2001

Mencin Honrosa 2002

Marap 105

Danai Rayn CorvalnSegundo Lugar 2004

27/2p 59

Famosos De BlockClaudia IslameP 37

Kristin Meyborg

Tercer Lugar 2010

Noche De San JuanLuis Herrerap 85

Mencin Honrosa 2009

Mencin Honrosa 2002

Johannap 106

Pedro Mora

Salidap 60

Mencin Honrosa 2010

Intimidad PasajeraGonzalo Andradep 38

Mara Victoria Ojeda

Mencin Honrosa 2003

Hoy Es OtroLuis Chvezp 86

Premio del Pblico 2008

Mencin Honrosa 2003

Dignidadp 108

Jonathan Bidwell

Nadanp 61

Mencin Honrosa 2010

La DesordenadaNathalie Morenop 42

Begoa Ugalde

Primer Lugar 2010

Informe DiferentePatricio Zuluetap 88

Primer Lugar 2009

Mencin Honrosa 2008

Ese Dap 109

Beatriz Garca-HuidobroPrimer Lugar 2003

Oscuridadp 62

Cuesco Status QuoHernn Pinop 44

Juan Carlos Mrquez

Mencin Honrosa 2005

La Historia De AlguienMauricio Mondatip 90

Segundo Lugar 2005

Mencin Honrosa 2009

Fantasmas SonorosHugolino Gonzlezp 112

Selva NegraRen Vergarap 64

Mencin Honrosa 2003

Primer Lugar 2004

NDICE DE CUENTOSMe Dolip 113

Juan Gajardo

El Ocaso De Los SueosIgnacio Carrascop 134

Normandiep 155

Mencin Honrosa 2004

Premio al Talento Joven 2010

Soledad Rodillo

Atraco Al DesnudoIrma Cornejop 177

Segundo Lugar 2006

Mencin Honrosa 2002

Hojasp 114

Segio Coddou

Sopaipillap 138

Mencin Honrosa 2004

Felipe Baraona

Jueves, 4:30 AMp 156

Segundo Lugar 2009

Valentina Hernndez

Paseo Ahumadap 178

Premio al Talento Joven 2006

Daniella Montesino

Mencin Honrosa 2004

Carta A Su MajestadCarlos Lpezp 115

Tarde Al Circop 139

Mencin Honrosa 2004

Rodrigo FernndezTercer Lugar 2008

Buscando Ser BuscadaMara Ins Morap 157

Deportes ExtremosMiguel ngel Labarcap 179

Mencin Honrosa 2004

Mencin Honrosa 2001

Otoo De 2010Anglica Fariap 116

Fuegos De ArtificiosCatalina Camposp 140

Consejop 160

Mencin Honrosa 2010

Mencin Honrosa 2003

Marcela Sandoval

El Cafp 182

Mencin Honrosa 2004

Fernando Carmona

Mencin Honrosa 2002

Cajero AutomticoCarlos Reyesp 118

Nadie Te PreguntEduardo vilap 142

Inquietud NocturnaGerardo Sotop 161

Cosas De La FortunaCarolina Valenzuelap 183

Tercer Lugar 2005

Mencin Honrosa 2007

Mencin Honrosa 2006

Mencin Honrosa 2008

Rquiem De MedianocheFrancisco Prezp 119

Vacacionesp 144

Mencin Honrosa 2005

Catalina Yez

El OficinistaCsar Serranop 162

Vientos De GuerraPablo Figueroap 184

Premio al Talento Joven 2007

Mencin Honrosa 2010

Mencin Honrosa 2001

Una NocheP 120

Valeria Muoz

No Es FcilLuis Lobosp 146

Mencin Honrosa 2002

Mencin Honrosa 2003

Secretop 164

Karen Haase

Intemperiep 185

Mencin Honrosa 2003

Mara Carolina NovoaTercer Lugar 200605

Serviciop 121

lvaro Urrejola

Versos Del CiudadanoJaime Ramosp 147

Mencin Honrosa 2005

Mencin Honrosa 2005

Teatro PuroLeyla Murasp 166

Cuidautosp 186

Mencin Honrosa 2006

Elizabeth Crdenas

Mencin Honrosa 2007

Infanciap 122

Valentina Ros

Sellop 148

Mencin Honrosa 2010

Rodrigo Yanzon

Mencin Honrosa 2007

Igualesp 168

Vernica Gutirrez

Una Radio De Manolvaro Bustosp 188

Mencin Honrosa 2008

Mencin Honrosa 2006

Pena Remitidap 124

Patricia Middleton

Lo Que Va QuedandoDmari Rijop 150

Primer Lugar 2005

Mencin Honrosa 2006

El Infelizp 170

Katherina Steinmetz

Uno A Cerop 190

Transferencia (Proyecciones De Una Nia Ambivalente)Mara Carolina Riverasp 126

Inventariop 151

Mencin Honrosa 2010

Felipe Castro

Tercer Lugar 2009

Macarena Becas

Mencin Honrosa 2005

Bostezop 172

Mencin Honrosa 2007

Pedro Mora

Fcilp 192

Me Enviaba CartasGabriel Aldeap 152

Segundo Lugar 2010

Mara Elena Edwards

Mencin Honrosa 2004

Dos Pares En Millvaro Venegasp 128

Mencin Honrosa 2008

Metro Los HroesMichel Montecinosp 173

Entre Monos Y AbollonesAlejandra Parrap 193

Mencin Honrosa 2009

Camino RecorridoGeraldina Mattap 130

Los Monos De Baquedano Manipulan La MenteMarietta Bravop 153

Mencin Honrosa 2001

Mencin Honrosa 2001

Mencin Honrosa 2003

Mencin Honrosa 2006

Hora De IncidentesAlfredo Cifuentesp 174

MoonwalkerChris Cornejosp 194

Mencin Honrosa 2001

Premio del Pblico 2009

Gatos Con OficioMax Valdsp 132

Mencin Honrosa 2007

Descripcin De Un Hombre Abandonado Caminando Por Su Barrio Mientras AtardeceFeisal Suknip 154

Una No Msp 176

Lorna Gonzlez

Mapochop 198

Mencin Honrosa 2004

Paulina Valenzuela

Premio al Talento Joven 2009

Mencin Honrosa 2001

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Santiago en 100 Palabras es un concurso de cuentos breves organizado por Minera Escondida, Metro de Santiago y Plagio, que desde 2001 invita a escribir sobre la vida en la ciudad. En sus primeras diez versiones ha logrado convocar a ms de 285.000 relatos originales, transformndose en un fenmeno de participacin cultural masiva. A la fecha es considerado el proyecto literario ms popular de Chile y una de las intervenciones urbanas ms valoradas por los habitantes de Santiago. Sus 113 cuentos finalistas han sido exhibidos en diferentes espacios pblicos de la ciudad y distribuidos gratuitamente bajo la forma de miles de libros de bolsillo, postales, magnetos y calendarios.

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MINERA ESCONDIDA

Llevamos diez aos conociendo, a travs de pequeas historias, lo que preocupa, inspira, asusta, entretiene, apasiona, indigna, conmueve y enamora a miles de personas. Diez aos de muchas historias que nos hacen pensar y reflexionar. Que nos han hecho rer. Y que nos muestran algo ms de la ciudad y de nosotros mismos. Para Minera Escondida, el concurso Santiago en 100 Palabras es una de sus actividades ms queridas. Esto porque su crecimiento y consolidacin estn tambin vinculados estrechamente al crecimiento y consolidacin de nuestra poltica de apoyo a la cultura, que comenz a perfilarse hace ms de una dcada y que hoy nos permite ubicarnos como la empresa que realiza la mayor contribucin en este mbito en Chile. Sabemos que la cultura forma parte esencial del desarrollo de los pases y creemos en la posibilidad de hacerla accesible y masiva.

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La invitacin a escribir cuentos de no ms de 100 palabras en una convocatoria amplia, sin distingo de edad, ocupacin o condicin social, realizada por Plagio a Minera Escondida y Metro de Santiago en el ao 2001, dio lugar a un espacio de encuentro donde estas organizaciones unieron intereses y objetivos comunes y los materializaron en la realizacin de un concurso que no se atiene a ninguna clasificacin. Con la publicacin de este libro hoy celebramos el dcimo aniversario de este certamen. Nuestra inspiracin se basa en el convencimiento de que el acceso y la experiencia directa de manifestaciones artstico-culturales actan como un catalizador social que promueve valores como la gobernabilidad, la cohesin ciudadana y la calidad de vida. Adems, son una herramienta efectiva para estimular el desarrollo de capacidades, especialmente entre los jvenes. Nuestro modelo es facilitar el acceso a gran variedad de disciplinas y actividades

artsticas, abrir espacios de participacin ciudadana, promover la formacin y el crecimiento de audiencias y poner en valor el patrimonio nacional, a travs de un modelo que privilegia las alianzas pblico-privadas de mediano y largo plazo. Creemos que nuestra alianza con Santiago en 100 Palabras ha contribuido a acercarnos al cumplimiento de estos objetivos y nos sentimos muy orgullosos de haber creado junto a Metro y Plagio un espacio para que la sociedad se reconozca, se encuentre y se identifique en su diversidad. Los invitamos entonces a animarse y continuar sorprendiendo en menos de 100 palabras. Hay una ciudad entera esperando or sus historias.

Mara Olivia Recart Vicepresidenta de Asuntos ExternosBHP Billiton, operador de Minera Escondida

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metro de SANTIAGO

Cmo se mide el xito de un concurso literario? Por su capacidad de convocatoria? Por su variedad temtica? Por sus aos de trayectoria? Por su impacto social? Si as fuera, Santiago en 100 Palabras sera el concurso literario ms exitoso de nuestro pas, pues ha sobrepasado todos estos criterios. Es contingente y trascendente, masivo y democrtico, inspirador y provocador. Y cada ao lo es ms, porque hoy Santiago en 100 Palabras es un referente de la cultura urbana, una marca registrada, un silogismo de literatura y masividad. Hace una dcada, ninguna de las instituciones que iniciamos este proyecto imaginamos el impacto que con el tiempo adquirira. Con sorpresa, pero sobre todo con orgullo, celebramos durante su primera versin los 2.691 cuentos que recibimos. Este ao, con la participacin de 44.784 nuevos relatos, la sorpresa y el orgullo permanecen. Por ello, como Metro de Santiago, junto a Minera Escondida y a Plagio, celebramos la consolidacin de esta experiencia ciudadana. Por haber despertado, desde la literatura, la emotividad, el humorismo y la perspicacia de miles de chilenos, en nuestro pas y en el mundo, que se han hecho parte de esta convocatoria. Probablemente para muchos su participacin signific salir de la rutina, descubrir su entorno, valorar los espacios urbanos, pero esencialmente, darse cuenta de que en cada uno de ellos habitaba un escritor con la lmpara apagada. El concurso fue la oportunidad para encender esa luz y alumbrar muchas almas dormidas que sacaron voz en historias mnimas en palabras, pero grandes en sentimientos. Ao a ao, conocemos a travs de los escritos seleccionados la balanza emocional de la ciudad. Ao a ao sopesamos en cada palabra la sensacin ambiente que enmarc la temporada. As, en esta ocasin, tan agitada en lo emocional y terrenal, descubrimos historias que hablan del terremoto, de la esperanza y de un perodo de cambios. Para compartir el mensaje, y como parte del premio, los cuentos seleccionados son publicados en trenes y estaciones de la red

de Metro. Durante los ltimos aos, tambin se incorporaron llamativos y delicados diseos acompaando a las distintas obras. Y estos cuentos con sus ilustraciones se han ido transformando en objetos de culto y coleccin para los ms de dos millones de pasajeros que circulan por Metro. Una cifra que durante los prximos aos se multiplicar, cuando se materialicen nuevas lneas, y stas nos entreguen ms narradores y lectores. Participan los chilenos enviando sus cuentos, participan tambin votando por aquel relato que ms los refleja. Ganamos todos con las historias creadas por otros como nosotros, escritores no profesionales, con quienes, sin saberlo, hemos compartido en alguna oportunidad el mismo vagn. Y como Metro, favorecemos la transversalidad urbana, ayudando a que, a travs del viaje, la capital se integre fsica, social y emocionalmente. Esta es nuestra pequea contribucin, como empresa, para mejorar la calidad de vida en la ciudad.11

Raphael Bergoeing V. Presidente del Directorio de Metro de Santiago

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PLAGIOEn el ao 2000, Santiago era una ciudad muy distinta a la que hoy conocemos. En esa poca tenamos diez aos menos y recin comenzbamos a saber lo que eran los veinte. ramos estudiantes y, sin saber muy bien por qu, nos unan las extraas ganas de abrir nuevos espacios para la cultura. Quizs era el inicio del nuevo milenio o el hecho de que pertenecamos a una de las primeras generaciones de jvenes en democracia. Entonces, el escenario cultural como hoy lo conocemos estaba recin despegando. Exista la sensacin de que todo estaba por hacerse y que bastaba con tener las ganas. As naci Plagio: como una revista de poesa, cuento y fotografa que se distribua gratuitamente. As tambin se comenz a escribir la historia de Santiago en 100 Palabras. En 2001 nos acercamos a Metro de Santiago en busca de una mano para poder seguir desarrollando Revista Plagio. Pero en nuestra primera reunin nos sorprendieron con el desafo de presentarles un proyecto cultural completamente nuevo. Salimos con la sensacin de que algo grande podra venir. Y, un poco desconcertados, entramos a una fuente de soda en Alameda esquina Cochrane para decidir si estbamos en condiciones de asumir el reto. En ese lugar se comenz a gestar lo que luego sera Santiago en 100 Palabras. Las cosas despus tomaron una velocidad inimaginable. El plazo

que tuvimos para encontrar un tercer socio y auspiciador fue especialmente breve. Sobre todo para un grupo de jvenes al cual nadie conoca. Menos las grandes empresas auspiciadoras. Y entonces vino otra de las improbabilidades que hizo posible este proyecto: Minera Escondida crey en el potencial de una idea plasmada en una par de hojas impresas, concebida por un grupo de trabajo que slo haba realizado una revista literaria de tiraje limitado. Ya tenamos auspiciador y con ello luz verde para materializar aquello que comenz como una conversacin de fuente de soda. La primera versin de Santiago en 100 Palabras fue hecha a pulso, de forma totalmente indagatoria. No haba precedentes. No sabamos a qu aspirar. Era, posiblemente, la primera vez que se haca una convocatoria como sta en Santiago. El da del cierre recorrimos las distintas estaciones del Metro esperando recoger los buzones con los cuentos. Y entonces tuvimos la mayor de las sorpresas: largas filas de gente esperando dejar su historia. Gente que se daba consejos, que responda dudas y que comparta su nerviosismo. Y nosotros, observadores annimos, no lo podamos creer. Abrir los buzones fue la segunda gran sorpresa. Eran cientos y cientos de sobres con historias, personajes y experiencias ntimas. Esa primera vez, 2.691 cuentos participaron en lo que es hoy el concurso literario ms masivo de Chile. A partir de ese momento, la iniciativa que pensbamos no era ms que otro concurso de cuentos se transform en algo ms grande. Quisimos hacernos

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cargo de lo que habamos creado y garantizar que el espacio que se haba abierto siguiera existiendo. Ao a ao las cifras de participantes se fueron multiplicando. De los casi 3.000 cuentos del primer ao llegamos a recibir ms de 50.000 en una sola versin, totalizando hoy cerca de 300.000 relatos recibidos. El concurso creca y tambin lo desafos. Como en cada versin eran miles los cuentos que llegaban y slo 11 los que se hacan pblicos, decidimos buscar un soporte que permitiera dar a conocer una mayor cantidad de historias. Fue as como en 2003 se lanz por primera vez "Santiago en 100 Palabras: los mejores 100 cuentos, libro de bolsillo que contena los mejores relatos recibidos en las versiones 2001 y 2002 del concurso. Fueron 100 mil ejemplares los que se distribuyeron gratuitamente para el Da Internacional del Libro. Esta publicacin bianual se instaur desde entonces como una manera de devolver a los ciudadanos lo que les pertenece. Tras el libro vinieron otros desafos. El elevado nivel de participacin nos oblig, por ejemplo, a convocar a un jurado de preseleccin de 15 especialistas. Tambin decidimos desarrollar un sistema digital de envo de cuentos e instaurar el Premio del Pblico y el del Talento Joven. Los lanzamientos y premiaciones fueron tomando la forma de eventos ciudadanos. Adems, Santiago en 100 Palabras inspir nuevas iniciativas, tales como las versiones regionales Valparaso en 100 Palabras y Antofagasta en 100 Palabras, el concurso de videos breves Nanometrajes y el proyecto de convivencia urbana 100 Acciones para Santiago.

Creemos que una de las principales virtudes de Santiago en 100 Palabras ha sido abrir un espacio para la creatividad del ciudadano comn y corriente. El que quizs toma un lpiz por primera vez. El que siempre escribi pero nunca se atrevi a mostrrselo a nadie. El concurso sac la literatura de las elites intelectuales y la acerc, tmidamente, a la gente. Porque aqu no es necesario ser profesional o llamarse escritor para ver publicada la propia obra en un gran formato y ser ledo por, tal vez, millones de personas. Los cuentos de Santiago en 100 Palabras nos muestran el imaginario comn de todos los que vivimos en esta ciudad. Un universo a veces nostlgico, otras ingenioso, solitario, fantasioso o realista. Un universo plagado de personajes y acontecimientos que nos hablan de quines somos y cmo somos. Relatos que nos muestran un Santiago escondido tras la superficie de lo evidente. Haber creado este concurso hace ya 10 aos nos llena de un profundo orgullo. Jams dimensionamos en lo que se convertira. Todava nos sorprende. Hoy sentimos que Santiago en 100 Palabras ya no nos pertenece: es de las miles de personas que participan en l. Nuestros socios y nosotros slo actuamos como mediadores de una iniciativa que ha cobrado vida propia y que, probablemente, nos trascienda.

Ignacio Arnold, Sylvia Dmmer y Carmen Garca Directores Plagio

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Nmero de cuentos participantes en versiones 2001-2010

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Perfil De ParticiPantes en versin 2010(CueNtos ReCIBIDos: 44.784)

* luGAR De ResIDeNCIA

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* eDAD

* sexo

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En un pas donde los medios dicen que entregan contenidos de baja calidad porque es lo que la gente pide y donde se identifica la grandeza con la megalomana, como la escultura gigante, el edificio ms alto de Latinoamrica y todo lo que se construye a escala superlativa, Santiago en 100 Palabras ha demostrado que, con inteligencia, se puede hacer un aporte a la cultura de la gente en formato sencillo, breve y con un beneficio diario y gratis a millones de personas.18

Alex Peraita, primer lugar 2001

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El concurso es masivo, transversal, plural y democrtico. Creo que eso lo distingue de otros y lo hace tan atractivo. La distribucin gratuita de los cuentos y su publicacin en el Metro es, creo, la accin cultural y urbana ms concreta que se ha visto.

Karen Haase, mencin honrosa 2003

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ADRIN Y YOPrimer Lugar 2008Con Adrin vivimos en el centro. Me hace rer mucho. Est convencidsimo de que es un asesino en serie. Soy un roba almas, dice mientras nada inquieto de un lado a otro en la pecera que le compr. ltimamente est muy callado. Intent hacerle cario, pero inmediatamente comenz a dar saltitos acrobticos queriendo morderme algn dedo. Se cree piraa. Un domingo lo vi devastado, as que disolv 1/4 de fluoxetina en su agua y me tom otra pastilla yo. Estuvimos toda la tarde mirando fijo por la ventana, tarareando canciones en ingls. Es que a veces nos sentimos muy solos. Paloma Amaya, 25 aos, La Reina

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Ilustracin: Alberto Montt

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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BASUREROMencin Honrosa 2003En la esquina de Alameda con San Ignacio hay un basurero que siempre est vaco. Desde que estaba en el colegio lo observo al volver a casa cada tarde y nunca ha habido nada. Quizs exista otro basurero cerca, donde las personas dejan papeles de dulces o latas de bebidas. Tal vez todos los caminantes urbanos acordaron, sin saberlo, no botar nada en l. Es raro, pero las grandes ciudades tienen sus rutinas secretas. Yo camino siempre con los ojos bien abiertos, y en Santiago hay un basurero que siembre est vaco. Gonzalo Andrade, 21 aos, Lo Florida

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PUENTE DEL ARZOBISPOMencin Honrosa 2007He pasado el Puente del Arzobispo por ms de seis dcadas, esperando que en algn momento el viento se acuerde de levantarme la falda. Eliana Castillo, 68 aos, Providencia

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Ilustracin: Francisco Javier Olea

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Andrea JeftanovicEscritora

Santiago es una ciudad narcisa que necesita mirarse a s misma, en torres vidriadas o en el ro Mapocho. La imagen del espejo es una efmera fascinacin por la propia imagen reflejada en el cristal o en el agua. Como todo gran espejo, en un momento se triza y cada habitante toma una esquirla. El concurso Santiago en 100 Palabras ha permitido a una amplia gama de ciudadanos ejercer el derecho cvico a escribir la ciudad que habitan. Durante diez aos, dueas de casa, ejecutivos, jubilados, estudiantes, peatones, profesores, literatos, obreros, peluqueras, han tomado un pedazo del espejo para contar desde su prisma una historia que les convoca: experiencias de violencia, aventuras de escolares, ancdotas de vecinos, desamores, soledad, aislamiento, viajes interurbanos, discapacidades. Historias condensadas en 100 palabras, en 100 golpes en el teclado, al ritmo de 100 tambores, para dar cuenta de una ficcin sbita, una postal urbana, una instalacin, una naturaleza muerta. Micro cuentos que han erigido un imaginario metropolitano que luego se saborea en el vagn del Metro en viajes de ida y vuelta; o en libros de pequeo formato que caben en el bolsillo, o en gigantografas desplegadas en los andenes. En Santiago en 100 Palabras, la ciudad se transforma en un "supra sujeto" o una protagonista de mltiples hablas. Es, entonces, contra calles y esquinas, contra plazas, contra edificios y bares, que el individuo se delimita, a la vez que coteja y se mira en las contradicciones de las grandes capitales, las megalpolis de crecimiento acelerado. Los autores de los relatos ganadores, los que hemos podido leer, sealan precisamente esa tensin: el deseo de nuestra ciudad de ser otra, la pseudo seguridad que pretende el trazado geomtrico urbano, la desintegracin del sujeto, la soledad en estos espacios sobrepoblados, el riesgo del anonimato,

el desigual reparto de los bienes, las zonas miserables y oscuras. A propsito del Bicentenario, no se debe olvidar que la ciudad en Hispanoamrica nace de un gesto violento, un conquistador que instala su ciudad encima de la antigua ciudad preamericana para borrar su cultura. Santiago fue una rplica de otra urbe, pero con el apellido de Nueva Extremadura. La ciudad supuestamente opacaba la barbarie e impona la civilizacin. Santiago de Chile, ciudad colonia dependiente de un imperio, ciudad damero o tablero de ajedrez en el que sus ciudadanos son piezas de un juego; ciudad -puesto -de -mando que vigila la expansin de lo que est fuera de sus lmites. El espacio urbano no es neutro. Relaciones de poder y presiones sociales se ejercen sobre todo ncleo urbano. Su territorio se mide, divide y delimita para su apropiacin a partir de nociones como trazado, horizonte, lmite, espacio privado y espacio pblico, una construccin que participa tanto de lo personal como de lo colectivo; profundamente imbricados en una compleja urdimbre de memoria histrica y vivencia personal. Este concurso es un valioso acopio de historias mnimas que registran las pulsaciones de una ciudad que late como un rgano subterrneo. La ciudad y sus arterias principales, el esbozo de los itinerarios dentro de ella. ntimas ancdotas que intervienen el espacio pblico.

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ME GUSTAN LAS PELCULAS CON VOZ EN OFFSegundo Lugar 2007Imaginar que alguien explica mis actos cuando guardo silencio. Me gusta ponerme audfonos, cerrar los ojos, sentir que tengo mi propia banda sonora y que el que est a mi lado es slo un personaje de sos sin nombre. Me gusta imaginar que al salir del vagn hay un mundo esperando, que cuando subo a la calle la cmara est fija mientras me alejo, que la gente pasa rpido y gris frente al lente. Yo, en cambio, le doy la espalda. Un paisaje sin mucho contraste, suena una guitarra, una voz spera No hay crditos, simplemente la imagen se desvanece. Jennifer Navarro, 23 aos, Rancagua

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Ilustracin: Francisco Javier Olea

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Ilustracin: Alex Pelayo

FAROS AMARILLOSTercer Lugar 2002Llevo calcetines amarillos para poder seguir mis pasos. Mis zapatos corren tras unos bototos que desaparecen al virar la esquina. Entonces mi zapato derecho golpea fuertemente el piso, patea una piedrita y el otro zapato dibuja un semicrculo. Ambos vacilan un momento, pero se coordinan hacia una banca. El zapato izquierdo se mantiene del taco a la punta aferrado al suelo, el derecho se balancea en el aire. De pronto salta a tierra y juntos emprenden una nueva carrera. Siempre compiten por cul va primero. No es fcil convivir con este tipo de calzado. Por eso lo de los calcetines. Karin Weinreich, 31 aos, uoa

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Ilustracin: Francisco Javier Olea

PLAN URGENTEMencin Honrosa 2009Me voy a comprar unos zapatos de cuero por el solo gusto de sentarme a conversar con un desconocido que me los lustre, mientras este sol de invierno que no sabe calentar los har brillar, encandilando a alguien y robndole una sonrisa. Y yo, en mi trono, leer LUN como si se tratara de la Biblia o de un asunto de Estado, como un seor importante de sos que tienen tiempo para sentarse a que le lustren los zapatos. Catalina Gonzlez, 24 aos, Las Condes

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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POR POCOPrimer Lugar 2002Una mujer me mir a travs de la vitrina en un centro comercial. Y bien, en su mirada me vi con tres hijos, un perro en el patio, el miedo a perder el trabajo, los prstamos interminables, y unos atardeceres de domingo eternos y lnguidos en casa de sus padres. Sent el peso de las maanas iguales, de las tardes iguales, de las noches repetidas, de los iguales reproches. Rpidamente desvi la mirada, apur el tranco y sal a la calle. Haba sobrevivido a uno de esos segundos fatales con que la ciudad suele sellar el destino de los hombres. Pedro Vallette, 35 aos, Macul

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Manuel TironiProfesor Instituto de Sociologa Universidad Catlica de Chile

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Una propuesta: hoy, que la demanda por participacin ciudadana aumenta da a da entre los santiaguinos, por qu no hacer de S100P un gigantesco dispositivo, el ms grande nunca creado, para conocer cmo los habitantes de la ciudad viven, sienten, sufren y suean Santiago? Qu pasara si viramos en S100P un inmenso y masivo sistema de participacin ciudadana para pensar la ciudad? La idea no es descabellada. En tanto ejercicio de participacin, S100P no servira para evaluar planes reguladores ni para definir el diseo de intervenciones concretas, sino para algo mucho ms relevante: explorar nuevas formas de entender al ciudadano y de aplicar su participacin. Los cuentos de S100P son fragmentos de la vida cotidiana de Santiago. O mejor: de la vida cotidiana de los santiaguinos. As, en plural. Una de las mayores virtudes de estos 10 aos de S100P es que sus cuentos, ledos en conjunto, desertan de la idea de un habitante-tipo de la ciudad. Santiago est habitado por una heterogeneidad de biografas, cada una desplegando su particular red de espacios, materialidades e imaginarios. Cunto aprendemos de los santiaguinos en esas 100 palabras! Sus vidas, movimientos por la ciudad, amores, objetos, casas, aspiraciones: todo est ah, sin intentar simplificarlo. Cunto ms rica es, entonces, la imagen del habitante urbano que aparece en esos fragmentos que la idea de ciudadano tan parca, plana e idealizada- que movilizan los instrumentos participativos. Si en lugar de ese ciudadano sin atributos de las polticas pblicas pusiramos a hablar a esas miles de historias mnimas, claro, el desorden sera de tal magnitud que llegar a respuestas nicas sera imposible. Y enhorabuena. Sera una instantnea mucho ms certera del santiaguino. Sera una nueva forma, digamos, de entender al ciudadano: una forma mucha

ms microscpica, situada y prctica. Una mejor forma. Ahora bien, qu hacer con esta nueva definicin de ciudadano? Tiene algn sentido buscarla si no nos servir para nada? Efectivamente no nos ser til si le exigimos lo que se espera convencionalmente de la participacin ciudadana. Y qu se espera convencionalmente de la participacin ciudadana? Un montn de cosas, pero siempre decididas por los expertos. Hasta donde s, an no se le ha preguntado a los propios santiaguinos para qu hacerla. Si lo hicisemos nos llevaramos sorpresas. Eso es, al menos, lo que aparece si vemos esta dcada de cuentos en S100P como una grandiosa consulta sobre temas ciudadanos: emerge un universo mucho ms borgeano de preguntas, situaciones y controversias. Algunas temticas que se me vienen a la mente recordando cuentos de S100P: cmo hacer del Metro un lugar ms agradable para hablar de amor; cules son las virtudes de moverse por la ciudad enchufado al walkman; la importancia de la mascota en nuestra rutina diaria; sobre la funcin social del quiosquero; vedettes, cabareteras y copetineras, mito o realidad?; qu hacer cuando llueve en Santiago; cmo lidiar con espejos, vidrios reflectantes y otras formas de duplicacin y coquetera. Estoy convencido de que cualquiera de estos debates arrojara informacin muchsimo ms valiosa sobre la identidad de la ciudad, su cultura urbana, la domesticacin de espacios y los problemas de la vida cotidiana que todas las encuestas, mesas de dilogo y focus groups juntos. En fin, si quisiramos, podramos utilizar a S100P para redibujar la participacin ciudadana. No estara mal. Hoy, cuando se celebra la participacin ciudadana sin cuestionarse qu se entiende por participacin y por la naturaleza ciudadana de sta, lo necesitamos.

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Ilustracin: Loreto Corvaln

DOSTOIEVSKIPrimer Lugar 2006Habra observado con detencin a las personas salir humeantes de la boca del Metro. Habra atravesado estupefacto la Moneda bajo la lluvia. Pensativo, le habra comprado una sopaipilla a un perro hambriento cerca del Santa Luca. Habra cruzado alegremente calles inundadas con nios corriendo a su lado. Le habra levantado el puo a los agresivos e invasores automviles. Habra probado el mejor navegado en La Piojera con unos amigos. Habra llorado y redo, sentado en un banco, mirando la gente, esperando la micro, entumido. Y habra esperado la nieve, en vano. A Fedor Dostoievski le habra gustado Santiago en invierno. Ernesto Guzmn, 29 aos, La Florida

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LOS ALBAILESSegundo Lugar 2008Se mira las manos sucias y partidas antes de caminar hasta la baranda del andamio. Est en la punta del edificio. Durante un rato observa la ciudad abrazada por la nube de esmog. Luego ve emerger las siluetas de las construcciones aledaas. Y al cabo de un momento, desde la cumbre de una de ellas, observa el destello de la luz del sol rebotando en un pequeo espejo que sostiene un hombre en su mano. Es la seal convenida. Renard Betancourt, 57 aos, uoa

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Ilustracin: Alberto Montt

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EL PARQUEPrimer Lugar 2001Un da, como a los ocho aos, caminaba con mi padre hacia el parque OHiggins. Me senta muy alegre porque l no acostumbraba sacarme a pasear. Cruzando San Ignacio, se detuvo un auto con un seor de bigotes. A su lado, una rubia princesa. Ella me sonri, despus se alejaron. Mi padre me dijo: Qu miras? Olvdalo. No son como nosotros. Y me apur del brazo. Despus se desvi al primer bar que encontramos, pidi una cerveza para l y una Bilz para m. Luego se tom otra y otra. Nunca llegamos al parque. Alex Peraita, 40 aos, San Miguel

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Ilustracin: Loreto Corvaln

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FAMOSOS DE BLOCKMencin Honrosa 2009Ilustracin: Loreto Corvaln

Cada tarde despus de almuerzo comienza la rutina sagrada. La seora Brenda se viste con uno de sus mejores vestidos y se cepilla esa larga cabellera hasta la cintura. Cada tarde despus de almuerzo la seora Brenda baja parsimoniosa la escalera para llegar a las afueras del block donde la esperan sus compaeras de turno. Cada tarde despus de almuerzo la seora Brenda y sus amigas se convierten en opinlogas de un panel de televisin con forma de banca. Claudia Islame, 17 aos, Quilicura

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INTIMIDAD PASAJERAPremio del Pblico 2008Se llama Juana Catrilqueo Pea. Naci hace 63 aos en Mantilhue, una localidad rural ubicada a 70 kms de Osorno. A los 15 se vino a Santiago a trabajar como nana. Tuvo un hijo que muri atropellado en la Alameda el ao 86. Desde entonces vive sola en una pieza que arrienda en Quilicura. Es callada, sigilosa y muchas veces pasa desapercibida. Viaja en micro todos los das a la casa de sus patrones y aprovechndose del tumulto y los apretones de una intimidad obligada, acurruca su cabeza en el hombro de otro pasajero sin que nadie se d cuenta. Gonzalo Andrade, 26 aos, La Florida

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Ilustracin: Raquel Echeique

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Mi cuento sali publicado en el Metro un par de meses antes de entrar a la universidad. Cuando comenzaron las clases, con sus habituales presentaciones de gente nueva, alguien me pregunt si acaso yo era la del cuento del Metro. De ah que para la mitad de mis conocidos soy "la chica pingino", en honor a mi cuento.

Emilia Daz, premio al talento joven 2009

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Cuando sal ganadora y vi mi cuento en el Metro, quera llorar de felicidad, estaba muy orgullosa de m. Quera decirle a todo el que pasaba delante de mi cuento que lo haba escrito yo.

Paloma Amaya, primer lugar 2008

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LA DESORDENADAPrimer Lugar 2009A doa Clara te la encuentras en la esquina de Bandera con Catedral. Se la pasa tejiendo animalitos con coloridas hebras de crin de caballo que ella misma tie. En un trapo extendido en la vereda descansa su delicado zoolgico, el que se niega a pinchar con alfileres aunque se le vuele. Por eso, da por medio, a un taxista le golpea el vidrio una liblula azul o a una seora pituca le pega en el ojo una ranita anaranjada. Doa Clara no hace ni el amago de rescatarlas. Se re no ms de la cara que pone la gente. Nathalie Moreno, 41 aos, La Reina42

Ilustracin: Bernardita Ojeda

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CUESCO STATUS QUOSegundo Lugar 2005El guatn Juancho apareca en los meses de verano, pero jams se vea en invierno. Llegaba corriendo y se iba al anochecer despus de la ltima pichanga. Con sus dedos chorreados de duraznos maduros, rea y rea sentado en un sauce sobre el Mapocho. Nadie coma tantos. Cuando la rama cedi, el ro se lo llev velozmente. Su padre sali a buscarlo hasta encontrarlo kilmetros ms all. En su taller an conserva un remo desteido. Yo tengo un cuesco que cay de su pantaln cuando acercaron el cuerpo a la orilla. Quizs lo plante algn da. Hernn Pino, 46 aos, Quinta Normal

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Ilustracin: Alex Pelayo

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EL REYTercer Lugar 2003El rey del mote con huesillos est triste. Anoche perdi su sangre azul frente a la Casa Cena. Se meti con una cochina que le rob el alma, unas lgrimas y ms de cien lucas. Despus lleg a su casa y su reina lo mand a dormir al living. El gato lo me encima y su princesa le cont que estaba embarazada del tal Lucho. Un rey no se merece estas faltas de respeto. Menos el del mote con huesillos. Por una cuestin de seguridad nacional, dice l. Hugo Forno, 32 aos, Providencia

Ilustracin: Loreto Corvaln

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EL MAGO VARITAMencin Honrosa 2005El Mago Varita comenz en la TV. Fue un entrems, divertido pasajeramente, como un chicle. Despus lo corrieron de todas partes con su sndwich y su mesita. Fue olvidado. Lo vi la ltima vez de sombrero y abrigo, promocionando un persa del centro y gritando las ofertas con un altavoz defectuoso. Luego desapareci. Su truco final. El mejor, el nico. Felipe Sanhueza, 27 aos, Renca

Ilustracin: Carmen Cardemil

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Ilustracin: Carmen Cardemil

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DOA VIOLETAMencin Honrosa 2009A doa Violeta le gustaba caminar. Nadie la comprenda en su extraa prctica. A donde fuera, caminaba. Incluso extensos kilmetros si era necesario. Y no importaba el clima. Entre lluvias y vientos tormentosos se la vio caminando por la Alameda a altas horas de la madrugada. Tambin se la vio correr bordeando el Mapocho. Supongo que iba atrasada a algn encuentro pasajero. Doa Violeta vena constantemente a mi casa a visitar a mi madre. Llegaba temprano y se marchaba cuando caa el sol. Para m era una mujer extraa porque siempre tena olor a tierra y nunca traa zapatos. Nicole Tapia, 19 aos, Puente Alto

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LA MUJER QUE SALUDAPrimer Lugar 2007Yolanda es una mujer que saluda. Saluda a sus ex compaeras de colegio cuando las encuentra en el supermercado, saluda al seor que pide afuera de su oficina, saluda a todos los que se suben al ascensor. Yolanda no tiene pudor al saludar y te pide el email o el telfono con una honesta intencin. Un da salud a un actor de televisin que se le cruz en la calle y salud a alguien slo porque tena cara de conocido. Yolanda pasa todos los das a saludarme a m. Yo le digo que se le nota mucho lo talquina. Elisa de Padua, 30 aos, uoa

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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SALUDOMencin Honrosa 2010Mi primo Juan me cont que Santiago es tan grande que la gente no se saluda porque nunca ms se volver a ver. Francisco Oyarce, 23 aos, Santiago

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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Alejandro ZambraEscritor

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Sobre el campo el agua mustia/ cae fina, grcil, leve/ sobre el campo cae angustia:/ llueve. Le por primera vez estos versos de Carlos Pezoa Vliz durante un viaje en Metro, en 1988 1989. Por entonces yo tena trece o catorce aos y el Metro era la parte rpida de un viaje ms largo que, a esas alturas, conoca de memoria. En la micro a Maip casi siempre coincida con amigos y amigas que tambin llevaban esa vida doble de los que estudibamos lejos. El Metro era, en cambio, un momento casi siempre solitario, tedioso pero tambin fascinante, en especial por los juegos de miradas o tal vez porque esa soledad era, de alguna manera, necesaria. Recuerdo con precisin la tarde en que vi ese poema de Pezoa Vliz interrumpiendo los avisos comerciales: una lmina azul marino con letras blancas que deca, como encabezado, Poesa en el Metro, y abajo Tarde en el hospital, el poema, que me impresion mucho. La serie consideraba, de seguro, otros textos, pero yo slo recuerdo el de Pezoa Vliz. Al subir a los vagones, desde entonces, buscaba y a veces encontraba el poema y de a poco lo fui memorizando: Y pues solo en amplia pieza/ yazgo en cama, yazgo enfermo,/ para espantar la tristeza,/ duermo. Por eso me gusta el concurso Santiago en 100 Palabras: por la posibilidad de que esas pocas frases expuestas en los carteles tengan cierto efecto. Me gusta esa escena secundaria: alguien se detiene a leer y luego sigue, pensativo, a la zaga de la multitud. La gente pasa de largo o mira solamente de reojo, pero algunos se paran a leer. He sido jurado del concurso varias veces y siempre ha sido un placer enfrentar esas resmas de relatos breves hasta encontrar, de pronto, imgenes buenas, nuevas; historias que podran comparecer ah, en el Metro, a libre disposicin de los que pasan sin tiempo y sin embargo se detienen y leen. Es un concurso masivo, lo

que hace muy difcil la eleccin: la justicia es casi imposible, en realidad, sobre todo porque llegan textos muy buenos y ms bien ajenos a las convenciones del gnero. A veces hay diez o veinte microcuentistas profesionales que pretenden o rozan o consiguen la perfeccin, pero predomina la literatura ocasional de quienes, animados por la noticia del concurso, escriben textos genuinos, lejanos a las frmulas, precisos, tristsimos o divertidos, valientes. Casi siempre son esos textos los que ganan. Viajar en el metro es como estar metido en un reloj, deca Cortzar que deca Charlie Parker. La presencia de los cuentos de Santiago en 100 Palabras, o de ese antiguo poema de Pezoa Vliz, ayuda a retrasar o tal vez a adelantar el minutero. Y eso es bueno, creo yo.

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Ilustracin: Francisco Javier Olea53

BUITRESegundo Lugar 2003Tena la cartola completa frente a m. Slo faltaba poner Graneros o Santiago. Pens un momento: Graneros estaba ms cerca y era tranquilo, Santiago en cambio significaba levantarse muy temprano y poca seguridad. Pens en todos los pros y contras. Por ltimo, pens en mi familia. Estando cerca podra ayudar en la casa, a mi mam y mi hermano. Adems, ahorrara dinero. Sin embargo, Santiago era oportunidades, movidas, plata... Cog el lpiz y escrib Santiago, ya que esta ciudad es como la miel a las abejas, como la sangre a los buitres, pjaro que es muy parecido a m. Waldo Adasme, 18 aos, Codegua

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DEFENSA DEL IMPRUDENTEMencin Honrosa 2008Soy de los buenos ciclistas de Santiago. No por mi condicin fsica, sino porque entiendo el trfico. Hay acciones que parecen temerarias, pero bien ejecutadas carecen de todo riesgo. S reptar entre los autos y s anticiparme a sus dudas. Cuando ellos me tocan la bocina y me gritan tarado!, pelotudo!, te quers hacer bolsa?!, yo ya estoy calculando otra cosa: una micro que pone segunda (no puedo fiarme), un auto que no me ha visto (tengo margen), una luz amarilla (no queda otra). Ah voy. Me tapan a bocinazos, pero s lo que estoy haciendo. Daniel Hopenhayn, 26 aos, Santiago

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Ilustracin: Loreto Corvaln

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PERFIDIAMencin Honrosa 2002Amanece. El cerro San Cristbal me mira, cnicamente, con ojos de virgen. Ignacio Reyes, 50 aos, Santiago

Ilustracin: Alex Pelayo

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Ilustracin: Francisco Javier Olea

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VEDETTE CELESTIALMencin Honrosa 2005Tendra que lucir distinta aunque fuera una vez en su existencia. Tendra que sacarse toda la carga de aos que llevaba a cuestas. Tendra que acallar todo lo dicho durante siglos. Habra que transformar su plida belleza en el reflejo de la ciudad que observaba cada da. Slo tendramos que llegar hasta la punta del cerro y colocar unos reflectores con ampolletas rojas para que la Virgen se transformara y llegara a ser aquello que nunca sera: la vedette de una fra noche de invierno capitalino. Rodrigo Romero, 28 aos, uoa

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BOHEMIOMencin Honrosa 2001 Traa la noche santiaguina pegada a las suelas. Por eso lo hice limpiarse muy bien los zapatos antes de dejarlo entrar a mi vida.Carmen Friedli, 58 aos, Las Condes

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Ilustracin: Carmen Cardemil

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Ilustracin: Carmen Cardemil

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27/2Tercer Lugar 2010Fue la noche del terremoto. Como siempre, haban compartido un cigarro. Luego l se levant de la cama y busc la ropa dispersada por el suelo. Se estaba vistiendo cuando empez a temblar. Momentos despus quedaron en una oscuridad absoluta, abrazados junto al marco de la puerta, mientras la tierra todava oscilaba suavemente como un barco sobre el mar. Ella, an desnuda, se dej deslizar hacia el suelo hasta quedar sentada junto a sus pies, sin soltar sus brazos. "Qudate, por favor", le dijo. Y, por primera vez, l se qued. Kristin Meyborg, 30 aos, uoa

Ilustracin: Carmen Cardemil

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Ilustracin: Carmen Cardemil

SalidaMencin Honrosa 2003Mientras llova, como en las pelculas, fui a su casa para decirle que terminbamos. A esa hora la Alameda est vaca y las calles se pueden cruzar sin esperar la luz verde, as que me fui caminando. Me detuve frente a la pequea puerta roja del edificio donde l viva desde haca poco. Estaba abierto y el cuidador dorma profundamente. Para calmar mi respiracin esper antes de tocar el timbre. Al final del pasillo un extrao titilar me llam la atencin. La ventana sucia dejaba ver el nen medio quemado del supermercado que alumbraba verde y rojo la calle mojada. Mara Victoria Ojeda, 28 aos, Independencia

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NADANPrimer Lugar 2010Se encuentran todos los lunes. Nunca se saludan en la superficie. Son imgenes difusas las que tienen el uno del otro porque el agua les empaa los lentes. Al principio nadan muy rpido, con ansiedad. Luego lo hacen al mismo tiempo, ms pausadamente, como ahogndose y rindose a la vez. Ella sale primero de la piscina. Se tapa con la toalla apenas sube la escalera metlica. l espera algunos minutos. Flotando boca arriba, mira las nubes a travs del techo de vidrio. En sus camarines se duchan cantando para sacarse el olor a cloro que les queda en la piel. Begoa Ugalde, 26 aos, Providencia

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Ilustracin: Raquel Echeique

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OSCURIDADMencin Honrosa 2005Las luminarias de la ciudad brillaban. A travs del tiempo haban aumentado su potencia y la luz que desprendan irradiaba las calles y el cielo. Eso era lo terrible. Las grandes luces de la ciudad no dejaban ver las estrellas. Y slo las estrellas podan iluminar la oscuridad de su noche. Juan Carlos Mrquez, 50 aos, Pedro Aguirre Cerda

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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Ricardo GreeneSocilogo, urbanista y antroplogo visual

Ro de Janeiro como un paraso sensual, Pars como un escape romntico y Nueva York como una urbe cosmopolita y vanguardista. Si toda ciudad posee una contraparte imaginaria, construida con infinitos relatos que se agrupan y ajustan hasta convertirse en su portavoz oficial, entonces qu se nombra cuando se nombra Santiago? Cules son las imgenes, prejuicios, racionalidades y sensibilidades que despierta en sus habitantes? Es usual escuchar que nuestra capital es una ciudad sin rostro o carcter y que las ideas que se comercian sobre ella no alcanzan el espesor suficiente para devenir en mito. Una mirada despreocupada a pelculas, crnicas, postales, libros y msica parece incluso confirmar esa extendida creencia. Pero si agudizamos la mirada o el odo-, notaremos que el Santiago imaginado no est realmente en silencio, sino hablando en susurros. Probablemente porque lo que dice es tan brutal, que ante ello no podemos ms que soslayar la mirada y engaar el odo. Como bien seala Carlos Franz, no toleramos la imagen de nosotros mismos que la ciudad y sus ficciones nos revelan. Situndome sobre esta fractura que parece separar a la ciudad de sus ciudadanos, hace poco ms de cinco aos me propuse rastrear las mltiples capas de sentido que configuran la experiencia urbana santiaguina. Para ello, eso s, no quise atender discursos oficiales, evaluaciones forneas o pautas del marketing, sino las hablas ciudadanas, ese mar infinito de voces mudas que, desde una posicin subterrnea, se escabullen e incluso contestan las narrativas institucionalizadas. No habra podido encontrar un mejor lugar para acceder a esas voces que en el concurso Santiago en 100 Palabras, un movimiento ciudadano, annimo y masivo que representa, como ninguna otra iniciativa cultural, la totalidad de la poblacin santiaguina a nivel

de gnero, edad y localizacin. En 2005 contact a los organizadores, y stos me facilitaron los ms de 18.000 cuentos participantes de ese ao, a partir de los cuales, en un largo proceso de idas y vueltas, pude reconstruir parte de aquel rompecabezas urbano que llamamos Santiago. Tres macro-relatos surgieron de ese ejercicio. El primero, la constatacin de que el santiaguino habita en la ciudad, pero no es capaz de resistir del todo las caractersticas propias de toda urbe moderna: velocidad, multitud, estmulos e indiferencia. El segundo, que ante esta ciudad que deviene violenta y ajena no demora en mitificar lo natural como un territorio que resguarda lo puro y verdadero, soando incesantemente con volver a l. El tercero responde tentativamente a la pregunta de por qu, pese a todo, el santiaguino no se va de la ciudad. Aqu, la figura del marginal y la constitucin de un destino comn parecen avizorar una posible respuesta. No me cabe duda de que el concurso de cuentos breves Santiago en 100 Palabras ha abierto un espacio nico para que los ciudadanos piensen, imaginen y compartan su ciudad; para que todos nos sintamos parte de un colectivo ms grande que nosotros mismos y ms profundo que nuestros relatos particulares. Es slo en la suma de estas narraciones que hemos podido vislumbrar un tejido que nos sostiene. Al leer los cuentos, nos leemos a nosotros mismos; y al hacerlo, descubrimos un poco ms acerca de quines somos y del lugar que habitamos.

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Ilustracin: Alberto Montt

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SELVA NEGRAPrimer Lugar 2004El condominio era enorme. Piso 28. La torta era casera. Ral sopl y con mi seora aplaudamos. Estaba lleno de gente. Haba pisco. El regalo cay bien. Alejandro hablaba cosas divertidas de la gente y no conocamos a nadie, pero remos. Alejandro es gay y no import. Lo pasamos bien. Bajando se despidi de abrazo. En el jardn del condominio, entre los edificios, haba una jaula de vidrio. Los pjaros, todos distintos, dorman quietos de fro. Pronto cantaran, felizmente convencidos de que su jaula es una selva enorme y oscura, que presiente la luz del sol como las de verdad. Ren Vergara, 38 aos, Providencia

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Hace poco me llamaron para hacer un micro-film de mi cuento. Los productores queran mi autorizacin y adems queran que actuara en l. Eso s que no! Les dije que mejor consiguieran a una modelo tipo Marilyn Monroe.

Eliana Castillo, mencin honrosa 2007

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JOGGINGMencin Honrosa 2009Hay das en que cuando me sueltan tarde del trabajo salgo a correr para hacer creer a mi cuerpo que escapo. Luis Felipe Lobos, 31 aos, San Pedro de La Paz

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Ilustracin: Raquel Echeique

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EL HOMBREMencin Honrosa 2008Haba una vez un hombre que tena la cabeza vuelta hacia atrs y al caminar nunca supo si avanzaba o retroceda. En la desesperanza habitaba constantemente y su confusin se agudizaba al cruzarse en la calle con sus amigos y vecinos, quienes no saban si decirle hola o adis, porque nunca comprendieron si iba o vena. Viviana Trujillo, 39 aos, Graneros

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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A GANADORMencin Honrosa 2008Con mil pesos fui al Teletrak y me traje a mi pap. Cristin Escamilla, 23 aos, La Cisterna

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MI INCREBLE PAPPremio del Pblico 2007Vivo con mi pap en un pequeo departamento de Portugal con Avenida Matta. Trabaja todo el da y llega tarde a casa. Siempre anda con ojeras, pero sonre cada vez que me ve. Me mete a la cama y se queda a mi lado contndome cuentos hasta que me duermo. Una noche fing dormir y me levant para ver qu haca. Lo descubr ponindose su traje especial. Una peluca y maquillaje protegan su identidad secreta y en una cartera llevaba sus aparatos y artefactos. As, enfundado en mallas, sale todas las noches. Mi pap es un superhroe. Diego Guzmn, 21 aos, Providencia

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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NUESTRA MASCOTAMencin Honrosa 2009La araa de rincn era caf, del tamao de una clementina y dcil y cariosa como un gato. Viva en el rincn derecho del living, al lado de la ventana. Todos en la familia queramos a la araa de rincn. Mi mam abra la ventana y la araa le sonrea. Mi hermano no se iba nunca al colegio sin despedirse con un beso de ella. Un da amaneci muerta y fue un enorme trauma para todos. Mi padre comenz a beber, mi madre le pidi el divorcio, mi hermano comenz a fumar hierba y yo comenc a escribir. Estela Arcos, 67 aos, San Miguel

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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LOS ENANOSMencin Honrosa 2001La cosa es as: dentro de cada cajero automtico hay un enano que cuenta la plata, recibe depsitos y escribe los comprobantes. Cuando algn enano se queda sin plata, corre por las alcantarillas hasta el cajero ms cercano y le pide plata a su colega. Todos sabemos que los enanos son mal genio, as que a veces pelean y no se prestan plata. Es entonces cuando quedan fuera de servicio. Para pasar la rabia, el enano en cuestin prende un cigarrillo, busca un telfono pblico y conversa con el gnomo que da el vuelto. Miguel ngel Labarca, 24 aos, Providencia

Ilustracin: Francisco Javier Olea

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PINGINOSPremio al Talento Joven 2008Comenz de forma discreta: un copo de nieve en el torniquete, otro sobre la lnea amarilla. Poco a poco, tanto los vagones como los andenes se llenaron de cuerpos negros y manchas blancas. Un da se tomaron un tren. Haba al menos quince decenas de ellos. Cubrieron el piso de hielo e idearon un sistema para que nevara con un aroma distinto en cada vagn. Cuando tomaron posesin de la lnea completa, trajeron al festejo a un par de osos polares. Regalaron patines en caja y hubo todo el da helado gratis. Fue la mejor revolucin pingina que haya visto. Emilia Daz, 17 aos, uoa

Ilustracin: Bernardita Ojeda

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Creo que Santiago en 100 Palabras da un espacio y una posibilidad que es rara en la sociedad en que vivimos: el que otros puedan escuchar tu palabra, a pesar y por sobre el vrtigo de la vida diaria.

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Renard Betancourt, segundo lugar 2008

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SIN PIE Y SIN INTERESESMencin Honrosa 2007Dorma el cojo bajo el Diego Portales. Andrs Del Olmo, 21 aos, Providencia

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Ilustracin: Alex Pelayo

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Ilustracin: Alberto Montt

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RO MAPOCHOMencin Honrosa 2001Verano. Me visit Oliver, el alemn. Un da volvi quejndose sobre el raqutico ro Mapocho. Yo saba que era un ro importante, dijo burlndose. Era verdad. Me avergonc todo el otoo del hilo turbio que corra miserablemente. No es que yo defendiera al Mapocho, pero ese invierno creci y se desbord como nunca (recuperando la Alameda, quizs). En primavera le envi fotografas del Mapocho arrastrando casas y automviles. Qu crea, que tenemos un ro picante? El verano siguiente visit a Oliver para espiar sus ros. Pero llegu a Alemania en pleno invierno. Me hice el leso respecto del tema, obviamente. Carlos Lpez, 33 aos, Quilicura

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SANTIAGO DE NUEVA EXTREMADURAMencin Honrosa 2002ste es el lugar. Aquel ro nos brindar agua y desde esta cima veremos si el enemigo se aproxima. Luego haremos calles anchas para evitar los atochamientos. El ro mantendr su cauce. Castigaremos a quien ose ensuciarlo. Construiremos alcantarillas que sean capaces de beber las aguas lluvias, precaviendo inundaciones. Ubicaremos el aeropuerto retirado y hacia el sur, evadiendo la neblina. Desapareceremos uno o dos cerros para ventilar la cuenca y evitar el esmog. Quiero que la Plaza de Armas sea inmensa, un parque. Qu opina, Gamboa? Estar exagerando? S? Entonces olvide lo que he dicho y que sea su voluntad. Jorge Aguilera, 23 aos, La Florida

Ilustracin: Bernardita Ojeda

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NOCHE DE SAN JUANMencin Honrosa 2002Es noche de San Juan y la lluvia arrecia sobre Santiago, cubriendo la ciudad de encantamientos. El carilln de La Merced dicta pausadamente las doce campanadas que anuncian el imperio de la medianoche. En el interior de la iglesia, doce frailes celebran con parsimonia un oficio de vigilia, sentados en derredor del fogn. Inesperadamente, el sosiego del recinto es quebrantado por el ms joven de los frailes: Prior Juan, usted conoce tantas historias, cuntenos algo!. Juan se despereza, asiente con una sonrisa y narra como desde un espejo: Es noche de San Juan y la lluvia arrecia sobre Santiago.... Luis Herrera, 68 aos, Las Condes

Ilustracin: Carmen Cardemil

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Ilustracin: Raquel Echeique

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HOY ES OTROMencin Honrosa 2003Quebr un vidrio y entr en la casa. Sobre la mesa, restos de pan y un poco de t. Termin lo que quedaba del desayuno y cuando bajaron los nios fui a dejarlos al colegio. De vuelta, ingres al almacn, pes unas verduras y se las entregu a la seora que esperaba impaciente. La cajera acept tomar un caf y nos sentamos al lado del ventanal mirando hacia el parque. El amanecer se anunciaba. Me duch con tranquilidad y dej el desayuno a medias. Mientras sala hacia la fbrica escuch un vidrio quebrarse. Luis Chvez, 32 aos, Providencia

10 aos de Santiago en 100 palabras

Cristin WarnkenDecano Facultad de Educacin y Humanidades Universidad del Desarrollo

En las ciudades, se habla y se habla, y no se dice nada, dijo Huidobro, o es lo que mi memoria retuvo o quiso retener. La reflexin de nuestro poeta remite al concepto de habladura de Martn Heidegger. Apunta a un coro de voces que cacarean vaco, un poco como las sirenas y los sofistas. Aunque las sirenas saban mucho de muchas cosas y es as como atrapaban a los marinos fenicios incautos. Hoy la habladura se multiplica en todos los medios y plataformas virtuales hasta el infinito. Un narcisismo infantil le da tribuna a quien quiera para compartir con comunidades vidas de informacin privada, del paseo de su gato o de sus ejercicios onanistas privados de todo tipo. Estamos saturados de ese tipo de mensajes de la ciudadana. Santiago en 100 Palabras, en cambio, abre el espacio para que todos contemos nuestras vidas, experiencias, sueos, deseos, pero no de cualquier manera, como un vmito de palabrera. Los participantes tienen que contar, narrar, y ello supone un arte, una elaboracin, una sntesis en lo que nada sobre, y en el que todo se juegue en 100 palabras, como en la poesa japonesa sucedi (y todava sucede) con la tradicin del haik, breve poema de tres versos. All, en tierras niponas, cada cierto tiempo se hacen campeonatos nacionales de haik, y todos pueden ser por un momento poetas, y realizar el viejo sueo proftico de Lautramont de que algn da la poesa ser escrita por todos. En Chile, pas de poetas, se invita a narrar. Eso nos cuesta ms, y por eso es un desafo y una posibilidad de abrir nuevos formatos a la narracin siempre a la zaga, en estos lares, de la poesa. En estas latitudes, parece que se nos da mejor el micro formato: somos buenos en poesa y en cortos (en cine). Estos textos son cortos en la pgina, cortos de tinta, cortos que resumen como un relmpago una vida, una historia, un encuentro fugaz o un viaje por esta taca urbana que es nuestra ciudad. Cada ao, los participantes se esmeran en escribir mejor, en subir la vara de su propia escritura y eso se nota y agradece. El cuento, un gnero noble y de buenos cultores en Chile, pero tan desdeado por los devotos de la novela, se concentra en su mximo grado de intensidad y depuracin, llegando a una quintaescencialidad muchas veces perturbadora o iluminadora.

Para quienes han augurado tantas veces la muerte de la literatura, he aqu la resurreccin del cuento, en boca (pluma) de miles de Homeros annimos, aedos que vuelven a encender la fogata de atencin que nos rene en torno a la palabra viva, y en este caso a una suerte de ficcin documental. Entre todos, estamos abriendo una nueva frontera de un nuevo cuento que entra a competir con la poesa codo a codo en intensidad, sntesis y emocin. Augusto Monterroso se enorgulleca de haber escrito el cuento ms corto de la historia universal, de una sola frase: Despert cuando el dinosaurio todava estaba all. Monterroso, el guatemalteco heredero de la posta de Gracin que dijo lo breve es dos veces bueno, habra disfrutado leyendo estos cuentos de santiaguinos narradores. As como se habla hoy tanto del microtrfico -tan de nuestras poblaciones- he aqu un microtrfico de imaginacin, de creatividad, de vida contada, rescatada de la entropa de los das, sobre todo de una ciudad tan frentica y segmentada como sta. Por una vez, a travs de estos cuentos, nos vemos las caras de barrio a barrio, de periferia alta a periferia baja, y estos narradores -slo con el arte de la palabra- logran sortear los muros que nos han separado por dcadas para cruzar las memorias, las visiones y los sueos. Qu ms puede pedirle una ciudad a sus habitantes? Santiago en 100 palabras? S. Una ciudad de habitantes que se cuentan. Que cuentan. Que valen ms que un mero nmero en una estadstica, en una encuesta o en un registro policial. Son miles los detectives salvajes (la expresin es de Bolao) que salen todos los aos a capturar instantneas para nuestros ojos y odos, porque estos cuentos se ven y se oyen. Cuentos que cuentan el mismo viaje de siempre: de un hroe a travs de s mismo y de su propia ciudad.

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INFORME DIFERENTEMencin Honrosa 2008El detective detall con buena letra todos los antecedentes del caso. El criminal del Parque Forestal estaba identificado con toda seguridad. Pero en forma sorpresiva e inexplicable, desde dentro del texto, el personaje afectado borr las frases que lo incriminaban, absorbi indignado la tinta de la pluma, a continuacin la pluma, enseguida la mano y luego al detective completo. Patricio Zulueta, 64 aos, Santiago

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Ilustracin: Alex Pelayo

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la Historia De alguienMencin Honrosa 2009estamos en una casona antigua de la fetra al 97. Adentro hay tres personas. Dos hombres y una mujer. la mujer est en la cocina. uno de los hombres est en el living y el otro en el bao. la cuarta persona debera estar en algn lugar, pero no sabemos dnde. tampoco sabemos si es hombre o mujer. todos estn all por esa persona. No los oblig. tampoco los amenaz. Pero los llev all. tiene ganas de entrar, pero no puede. Protagoniza, piensa y escribe esta historia. Alguien deber entrar en su lugar.90

Mauricio Mondati, 28 aos, santiago

Ilustracin: Alex Pelayo

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EN LA MANOSegundo Lugar 2002En el metro un diario de metros del mundo y Santiago en un mapa del metro. El metro de Santiago en un mapa de Santiago y en el metro una mano con un mapa del mundo. En el metro de Tokio una mano con un mapa de Tokio y en el mapa de Tokio una foto de los metros del mundo. El metro de Santiago encima o debajo del metro de Tokio y los dos mapas de un mismo mundo en las manos de dos personas que con el mundo en las manos miran por una ventana que les rebota. Pa Leighton, 21 aos, Las Condes92

Ilustracin: Raquel Echeique

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Ilustracin: Alberto Montt

ESCRITO HALLADO EN UN RESPALDO DE ASIENTO DE MICROMencin Honrosa 2006No se me ocurri otra forma de ubicarlos para que lo supieran. Mam, pap: estoy bien y los perdono. Julio Gutirrez, 21 aos, Las Condes

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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IGUALDADTercer Lugar 2007Al final del da, todos usamos las puertas del metro como espejo. Mara Teresa Bertucci, 20 aos, Providencia

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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EL BOTN AZULMencin Honrosa 2001Recin comprado era el vestn que luca Joaqun. Gris, de botones azules. Tres meses esper para tenerlo y finalmente hoy poda vestirlo. Decidi salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Sentado en el andn, esperaba el carro que lo llevara hasta la Plaza de Armas. Estaba emocionado. l y su vestn nuevo. De lanilla natural, de marca, de primera calidad, nico en su estilo. Al llegar el carro, ingres con destacada galanura. Dentro, palideci: Faltaba un botn! Mir a su alrededor y entonces lo vio, afuera, en el andn, justo cuando el vagn cerraba las puertas. Yaninna Quiroz, 34 aos, Santiago

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UN DA MSPremio del Pblico 2010Me levanto y camino sigilosamente hacia tu dormitorio. No quiero despertarte. Abro tu puerta. Te veo, te huelo, te tapo y te beso. Micro y metro. Empujones y oficina. Pantalla. Mails. rdenes y apuro. Caf y pienso en ti. Telfono. Telfono. Telfono. Hot-dog y trmite. Papeles. Miradas. Me rasco la cabeza. Reunin. Un pucho. Reunin y galletas. Un chiste, un amigo y el reloj. Apagar equipo. Metro y micro. Empujones y casa. Camino sigilosamente hacia tu dormitorio. No quiero despertarte. Abro tu puerta. Te veo, te huelo, te tapo y te beso. Maana ser otro da. Daniel Carrasco Ruiz-Tagle, 35 aos, Vitacura

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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CARA O SELLOMencin Honrosa 2002Tengo el listado, pero el fin de semana no lo pude mirar. S que debo reducir el personal, pero a quin corto. Al guatn Sanhueza, a la chica Teresa, a mi compadre Juan o al narign Castro. Quizs a la vieja Elena, que le queda poco para jubilar. A Susanita ni pensar, espera guagua y la dejaron bot. Cmo lo hago, a quin elijo. Todos somos amigos, cmo se los voy a decir. Debo ser profesional, los sentimientos deben quedar fuera. Una moneda. S, una moneda. Pa Bustos, 40 aos, La Cisterna

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Ilustracin: Bernardita Ojeda

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JUNIORMencin Honrosa 2005Ilustracin: Carmen Cardemil

El jefe lo llamaba Willy, su mujer Memo, su madre Guillermo. Casado, dos hijos lindos. Viva en Puente Alto. Hizo el Servicio Militar y su plato preferido eran las vienesas con pur picante. Siempre lo elegan el mejor compaero de la oficina. No fumaba. No tomaba. Bailaba apretado slo con su mujer. Jugaba al Kino, al Loto, a la Pirmide y a veces a los caballos. Bueno para la pichanga. Todas las noches vea a la Marlen. Una vez escribi un poema. Su actor favorito era Schwarzenegger. Contaban que era feliz. Un da escuch una voz. Le tiraron cadena perpetua. Hugo Forno, 34 aos, Providencia

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Ilustracin: Francisco Javier Olea

FALTA DE SUEOMencin Honrosa 2002Chofer maneja malhumorado luego de cuatro horas de sueo (la bruja). Escolar sube medio dormido luego de tres (la pololita). Chofer lanza monedas por la ventanilla. Escolar dice improperios sin ningn recato. Chofer detiene la mquina, insulta mejor que el muchacho. Escolar intenta avanzar hacia el fondo. Chofer saca barrote que oculta bajo el asiento (nunca se sabe con los delincuentes). Escolar saca navaja que lleva muy a mano (la gente est tan mala). Chofer golpea a escolar, escolar punza a chofer. Ambos reposan en la posta. Doctores resuelven que la falta de sueo hace mal para la salud. Gisela Watson, 22 aos, Cerrillos

10 aos de Santiago en 100 palabras

MALAS NOTICIAS ACLAMADAS POR LA CRTICATercer Lugar 2004La micro empantanada en un taco de verano. Pocos pasajeros. Un payaso sudado repite los chistes de diez veranos atrs. Pocos prestan atencin. Nadie re. Interrumpe el sonido de un celular. Algunos revisan sus ropas, sus carteras. Pero el llamado escapa de uno de los coloridos bolsillos del payaso. Coge el telfono. Alcanza a pronunciar dos o tres palabras. Se deja caer en un puesto desocupado. Algunos se vuelven en sus asientos al or los sollozos. Entre lgrimas, su cara se deshace en blanco, mentira, noche, sangre, sudor, hueso y carne. Y todos buscamos una moneda por el espectculo. Rodrigo Costas, 27 aos, Santiago

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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ALEJANDRA WOODDirectora Ejecutiva Centro Gabriela Mistral

Una de las acepciones de cultura en el Diccionario de la Lengua Espaola dice: Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artstico, cientfico, industrial, en una poca, grupo social, etc.. Al leerlo, uno piensa que la cultura es algo comn que heredamos de nuestros antepasados y de la vida en nuestro barrio, comuna, ciudad y pas. Nos referimos adems a la cultura como si fuera una cultura, igual, comn y de todos. La realidad nos muestra, sin embargo, algo diferente. No pretendo, al celebrar con gusto el cumpleaos nmero diez del concurso Santiago en 100 Palabras, encontrar una definicin de qu es cultura, aunque este concurso me parece un buen ejemplo de algo que se parece ms a ella. Lo cultural hoy se asemeja ms a la experiencia de la vida cotidiana de las personas. Tiene que ver ms con lo que vivimos y somos en el da a da. Dnde circulamos, con quines nos topamos, qu conversaciones mantenemos, qu celebramos y dnde lo celebramos, dnde nos encontramos o no nos encontramos, de qu nos remos, qu nos entristece. En fin, qu idea nos hacemos de nuestro diario vivir en comunidad en la ciudad. Santiago en 100 Palabras ha reunido en esta dcada una interesante muestra de algo de eso. Y lo mejor es que es una muestra genuina y gratuita de todos los que conviven en la ciudad y tambin en regiones y fuera de Chile. Todos construimos nuestras historias a partir de la vida cotidiana y este maravilloso concurso nos ha regalado la posibilidad de contener una milsima parte de esas vivencias. La condicin y nica barrera de entrada es escribir un cuento de no ms de cien palabras y enviarlo. El resultado: miles de escritores casi annimos que participan ao tras ao.

La convivencia se construye sobre la base de todas estas historias. Ante ellas somos todos iguales. No importa si es un jardinero que vive en La Granja, una escolar de Santiago Centro o una duea de casa acomodada. Santiago en 100 Palabras se ha convertido con el tiempo en un espacio de expresin de la ciudadana, que lo valora como tal y que permite redescubrir la capacidad que tiene la escritura para elaborar la memoria y las vivencias personales hasta hacer de cada microhistoria una metfora de la gran historia. Felicitaciones a todos estos entusiastas escritores, a los gestores de la idea de hacer un concurso as y a las empresas que los han apoyado todos estos aos. Ojal sigan adelante por muchos aos ms y ojal publiquen antologas que se multipliquen y lleguen a todos los rincones. El pblico se ir actualizando en la medida en que vaya compartiendo la experiencia de tener uno de estos libros en su mano. Conocer de primera mano con quines comparte el espacio ciudadano, se sentir parte de una colectividad y se reconocer como parte de ella.

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MARASegundo lugar 2004La baba chorreando el asfalto y la sonrisa de mujer desparramada entre ambas aceras. A la derecha, las 100 lucas de ortodoncia que le cedi el Plan de Gobierno. A la izquierda, las restantes 150 que ella misma reuni, en parte vendiendo la sopaipilla de maana, en parte la carne de noche en la esquina. Pens verde, pero era rojo. La micro amarilla aceler y todo se fue a negro. En casa, diminutos ojos la esperan y un diente de leche yace bajo la almohada. Danai Rayn Corvaln, 29 aos, SantiagoIlustracin: Bernardita Ojeda

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Ilustracin: Alex Pelayo

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JOHANNAMencin Honrosa 2010Baj de las ltimas en el terminal de buses de Temuco. En el momento en que pis de nuevo esa tierra, se acord cmo cinco aos antes haba partido a Santiago por estudios, dejando a sus padres mirndola desde el sur. Haba vuelto porque le dijeron por telfono que ahora la casa de adobe donde creci estaba vaca. Cuando lleg, le llam la atencin que estuvieran los dos cajones bajo la luz de una sola vela. Pedro Mora, 26 aos, La Florida

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Ilustracin: Loreto Corvaln

DIGNIDADMencin Honrosa 2010 Porque, a fin de cuentas, slo los rboles saben morir de pie. Jonathan Bidwell, 23 aos, Providencia

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ESE DAPrimer Lugar 2003Afuera las explosiones. Los destellos se cuelan por las cortinas corridas. Las ventanas tiemblan. Estremece los muros el peso del polvo arremolinado. Primero son los gritos. Gritos y quejidos. Luego los lamentos, los araazos, el sonido reptante de los cuerpos. Despus el silencio. Por las rendijas slo vadea la oscuridad. Asegura la puerta. Se sienta a solas. Enciende la televisin. Beatriz Garca-Huidobro, 42 aos, Las Condes

Ilustracin: Bernardita Ojeda

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Nuestra relacin con Santiago es como un enjambre de cuentos cortsimos. "Santiago en 100 Palabras" sintoniza con el trajn cotidiano de la ciudad. La gente sin saberlo muchas veces- hace cuentos cortos a cada rato.

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Pedro ValleTte, primer lugar 2002

El concurso permite un dialogo cmplice y silencioso entre los habitantes de Santiago.

Begoa Ugalde, primer lugar 2010

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Ilustracin: Alberto Montt

FANTASMAS SONOROSMencin Honrosa 2003Santiago Centro est habitado por fantasmas sonoros. Un tango ciego que suena a pasado y un mudo gesto de una estatua humana. Un pito hipntico que ayuda a cruzar con verde y un mimo albino que denuncia el silencio de los transentes. Trutrucas mapuches y platillos krishna se pelotean un plato de ruido. Casas comerciales y msicos callejeros sucumben ante la mezcolanza de un churro acstico. Todo grito presente tiene pasado. Incluso el silencioso esmog tiene su historia. Santiago suena mientras an retumban los Hawker Hunter de septiembre. Hugolino Gonzlez, 35 aos, La Florida

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ME DOLIMencin Honrosa 2004Te lo digo francamente. Verte ayer frente a la Catedral me doli. Acsame si quieres de sentimentaloide, pero reviv tus uas enterradas en mi espalda, tus ojos sonrindome cmplices, tus piernas desquiciadas marcndole el ritmo a Santana, tus glteos pugnando por romper esos pantalones rojos, tu rostro concentrado discutindole a Gramsci, tu pubis atrapando mi lengua torpe. Por eso, al pasar ayer frente a ese grupo de mujeres tristes, me doli verte en una fotografa, prendida en el pecho de tu madre. Juan Gajardo, 52 aos, Valparaso

Ilustracin: Francisco Javier Olea

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HOJASMencin Honrosa 2004Aqu no se mueve ninguna hoja sin que yo lo sepa, dijo hace un tiempo. Ahora dice que no sabe nada. Ahora las hojas caen y sus asesores le dicen que es otoo. Segio Coddou, 31 aos, Las Condes

Ilustracin: Loreto Corvaln

10 aos de Santiago en 100 palabras

CARTA A SU MAJESTADMencin Honrosa 2004() que Subidos al Cerro que los Naturales llaman Hueln Tuvimos una visin espantosa i extraa () vimos Casas magnficas que tocaban las Nubes i Artes de Injenio [movidos] sin caballos ni ruido i tantas Jentes desventuradas que cremos estar en los Infiernos () los naturales destas Tierras dicen tener estas Visiones con frecuencia pero es tan Obra del Demonio que slo rezando Fervorosamente pudimos alejarlas ()Ilustracin: Raquel Echeique

(Extracto de una carta de Valdivia al Rey Carlos V, 19 de noviembre de 1541) Carlos Lpez, 29 aos, Santiago

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OTOO DE 2010Mencin Honrosa 2010Finalmente decidi dejarse caer y terminar con su vida. Fui el nico testigo, aunque hubo muchos que pasaron indiferentes. Su cuerpo an jovial y frgil pareca oscilar en el vaco, como si quisiera regalarse tiempo para pensar en los suyos o tal vez en aquellos das llenos de luz. Inesperadamente, cay al suelo. Entonces el sepulturero y su escoba la arrastraron sin compasin y la depositaron all, junto a las dems. Sin duda era la ms bella. Por eso la tom con delicadeza, la puse entre las pginas de mi libro y la llev conmigo.116

Anglica Faria, 44 aos, Providencia

Ilustracin: Francisco Javier Olea

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Ilustracin: Carmen Cardemil

CAJERO AUTOMTICOTercer Lugar 2005La anciana entr a la caseta del banco automtico con la sensacin de meterse en una nube, pues la luz de nen le daba al recinto un aire de antesala celestial. Dej las bolsas junto a la pared de cristal, extrajo la plancha de cartn que haba guardado detrs de la mquina de expedir billetes y la desdobl sobre el piso. Acomod unos trapos viejos a modo de almohada, se tendi sobre el cartn y se cubri con su viejo abrigo, pensando, como todas las noches, en la enorme cantidad de dinero que tena a sus pies. Carlos Reyes, 56 aos, Santiago

10 aos de Santiago en 100 palabras

RQUIEM DE MEDIANOCHEMencin Honrosa 2005Doblo la esquina. Respiro hondo. Las trenzas derramndose en mi espalda me recuerdan que mi cuerpo pugna por escapar del vestido excesivamente brillante. Detengo la mano frente a mi boca y respiro el profundo soplo de la desesperacin. Mis manos lnguidas descansan muertas en la roja y estrecha falda y el viento inmvil se mofa desde la otra esquina. Enfilando por la Alameda, se detiene a mis pies. Una fuerza invisible me precipita dentro, el taxmetro no corre y la oscuridad resguarda al conductor, que sin prisa se sienta a mi lado. Francisco Prez, 18 aos, Santiago

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Ilustracin: Alex Pelayo

10 aos de Santiago en 100 palabras

UNA NOCHEMencin Honrosa 2002 La Tina me haba dicho que sera fcil, que era llegar y llevar, que as podra irme de la casa y ser autosuficiente. Eran las tres de la maana cuando me junt con el Poroto. Me dijo que iba a ser relindo, que aprendera todo lo necesario para satisfacer a los clientes. Caminamos por el Forestal, pasamos una pileta y all, donde se haba quemado una ampolleta, nos pusimos detrs de un rbol. Me tumb en la tierra. Senta que mi pelo se impregnaba con ese olor hmedo mezclado con mierda de perro. Y as fue como comenz todo. Valeria Muoz, 22 aos, Providencia

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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SERVICIOMencin Honrosa 2005Apaga el celular. Acostado y mirndose en el techo de espejo, se desata la corbata y enciende un cigarrillo. Mientras la espera, fuma lnguido viendo una pelcula de sas. Cuando llega, la morena exige su dinero y se saca la ropa. A la pregunta de si su servicio es completo ella responde coqueta: Lo que quiera, papito. Sin prembulos raros, el hombre lentamente se remueve la argolla del dedo, se arrodilla frente a ella, apoya la cabeza entre sus piernas y da curso a un largo e incontenible llanto. lvaro Urrejola, 28 aos, uoa

Ilustracin: Loreto Corvaln

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INFANCIAMencin Honrosa 2010Me di cuenta de que haba dejado de ser nia cuando ese invierno empec a esquivar las pozas en vez de pisarlas. Valentina Ros, 20 aos, San Bernardo

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Ilustracin: Paloma Valdivia

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PENA REMITIDAPrimer Lugar 2005Deshojada qued Margarita en el revuelo del patio del cit, bajo el abrazo del conviviente de su madre, cuando al cumplir ocho aos, entre globos y reggaetn, l le susurr que la quera: mucho, si guardaba silencio; poquito, si se resista; nada, si lo denunciaba. Patricia Middleton, 68 aos, Linares

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Ilustracin: Raquel Riquelme

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Rafael GumucioEscritor

Hace dos mil quinientos aos me llamaron de la Revista Plagio -provocativo nombre- para que fuera jurado de su concurso "Santiago en 100 Palabras". Santiago cmo?, pregunt. Plagio de qu?, segu preguntando. La voz al otro lado del telfono era Ignacio Arnold o Carmen Garca? Ya no lo recuerdo. Los dos luego me sorprendieron por su extraa mezcla de ingenuidad en los objetivos y pragmatismo en los procedimientos para lograrlos. La voz, sea de quien sea, sonaba tmida, cuidadosa, educada. Era una voz que no exiga, ni rogaba. Era la voz de una iniciativa privada, personal, rara. No digo no a casi nada (me odio por ello), pero esta vez dije s con verdadera curiosidad, intrigado por la idea misma del concurso: un cuento sobre Santiago en no ms de cien palabras. Una vieta, un saludo, una escena, un mundo colgando de los vagones del Metro que en esa poca (hace dos mil quinientos aos, ya les dije) viajaban casi vacos, limpios como la muerte misma, intocados e intocables, sin historia y sin ciudadano, desde la nada (estacin Escuela Militar) a la nada misma (estacin San Pablo). Una ciudad, Santiago, que generalmente se describe en una palabra, un suspiro, un gemido, una queja o cien mil que se confunden y funden en la nada. Una ciudad que no es tema y que por eso mismo es una apasionante prueba para cualquier escritor debutante. Y la verdad, los miembros del jurado tuvimos que rendirnos ante la dificultad de intentar nosotros las acrobacias de los concursantes. Escritores y no slo eso, porque entre los cientos de hojas de papel escritos en las ms variadas tipografas no slo haba intentos de escritores, sino simples cartas de amor y de otras cosas: notas, listas de cosas extraviadas, imgenes esparcidas, recuerdos personales o no. Las miradas extraviadas y mudas de los usuarios del Metro de Santiago, todas esas confesiones que nadie confiesa, todos esos secretos que nadie dice, nos asaltaron a los miembros del jurado cuando nos toc seleccionar ese infinito laberinto de telegramas sin destinatarios posibles. Viajes de una estacin a otra, conversaciones ensordecidas por la sirena del vagn y el paso por la oscuridad del tnel de pronto libre y liberado por el simple premio de ser colgados e ilustrados en cualquier vagn, a cualquier hora. Un milagro que no nos atrevimos entonces a celebrar y celebro ahora. Devolverle al Metro

lo que esencialmente no tiene, ni puede tener: voces. El Metro, ese lugar en que Parmnides se equivoca tanto: ese lugar en que el no ser, es; y el ser no se sabe. Ese Metro que entre una convocatoria y otra de ese concurso pas de ser un orgullo para pocos a ser un transporte para muchos. Ese Metro que se convirti en un reflejo vivo de la ciudad: su ruido, olores, tatuajes, sus atochamientos, sus personajes. Esos apurados, cansados, adormecidos protagonistas secundarios de una historia podan leer a la pasada los finalistas y ganadores del concurso. Algo de la vida, de las pesadillas, de las expectativas de otros transentes como ellos. A la pasada, como quien no quiere la cosa, una historia entera en cien palabras, lo suficiente para construir un universo, suficientemente poco para construir un mundo. Una voz a la pasada que quiero creer, y creo, queda resonando en el paseo de ese Metro modelo, de esas estaciones decoradas con la grandilocuencia de la dictadura y las culpas de la democracia. Todo eso, en gran parte gracias a este inesperado concurso, poblado de voces, es decir rostros, ventanas que dan a casas, paisajes, instintos sin fin condensado, castigados, perfectamente condensados. Alojado debajo de la piel de la ciudad, "Santiago en 100 Palabras" es una verdadera infeccin necesaria. Un contagio sin fin, que es parte misma de un paisaje que nadie ve, de un lugar en que slo se pasa. La provocativa llamada tmida de Arnold o Garca, s ahora, era una llamada histrica, una invitacin a una fiesta lenta pero segura, a una celebracin sin comienzo ni fin. Mi participacin en este concurso es un eslabn en esa cadena invisible que convierte en esencial una iniciativa loca. Ese concurso sin pies ni cabeza es ahora los pies y la cabeza de algo ms grande, ms desconocido, ms inesperado: la transformacin de esta ciudad que nadie an cuenta del todo, su letra de nobleza, su currculum vitae que ao a ao cada concursante perfecciona. La biografa sucinta de esta ciudad que no es otra que la acumulacin de esas pequeas miniaturas sin fin. Pegados uno a uno, esas miradas que forman un solo y gigantesco paisaje.

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TRANSFERENCIA (PROYECCIONES DE UNA NIA AMBIVALENTE)Mencin Honrosa 2007Se sent junto a la mueca. Examin su cabello, sus ojos cerrados y, sobre todo, su sonrisa. sa que falsamente se le extenda sobre el rostro, como si en verdad no tuviera ganas de gritar, como si estuviese satisfecha y confortable en su turbulento mundo interno. La odi. Estaba harta de ella, de que amara lo que odiaba de manera intensa, de que deseara con fuerza aquello que al mismo tiempo repudiaba, de que fuera tan irracional y ambivalente. La a