12 Aoristo Segundo

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Aoristo segundo: Vamos ahora a desplazarnos a la página 129, lección y de nuestra Guía, donde estudiaremos el aoristo segundo, un tipo de aoristo muy frecuente que tenemos que conocer. Allí está tratado además el otro tipo de optativo, el desiderativo, que va solo, sin el adverbio modal. Si, para comenzar, nos detenemos en aquella presentación que hace Saussure del signo, dividiéndolo en significado y significante, podemos plantear ante todo que no estamos, en el caso del aoristo segundo, ante una cuestión que atañe al significado, sino simplemente ante algo del orden del significante. El significado seguirá siendo el mismo que tiene cualquier aoristo dentro del espectro verbal, es decir, para hablar de forma genérica, el de ‘puntualidad -en el pasado-’. Sabemos que en absoluto todos los modos del aoristo tienen que ver con el pasado y, más allá de que no lo hemos visto, existe un imperativo aoristo, que evidentemente no puede estar referido al pasado. Ante este tipo de situaciones se piensa en el aspecto, porque evidentemente no podemos hablar de tiempo. Ahora bien, con este misma compleja relación entre tiempo y aspecto nos vamos a encontrar en oportunidad del estudio del aoristo segundo, dado que , como dije, se comporta como todo aoristo desde el punto de vista del significado. Podemos hacer una analogía algo fuerte con el castellano, pero que nos sirve para observar el problema: ¿cómo explicar pretéritos indefinidos como ‘cupe’ de ‘caber’ o ‘satisfice’ de ‘satisfacer’? Aquí hay un problema de significantes, pero el significado sigue siendo el de un pretérito indefinido. Claro está que estas “irregularidades” del castellano están insertas en un sistema de una complejidad infinitamente menor que el sistema verbal griego. Podemos citar algunas líneas de la Guía/2, cuando se habla del aoristo en oportunidad del tratamiento de los grados y aspectos del verbo, a partir de la página 129: Como ya vimos, está despojado de duración o conclusión o cumplimiento. Se lo coloca en el mismo plano que al futuro. Expresa esencialmente la acción verbal en sí, sin idea de desarrollo (presente-imperfecto), ni de resultado o estado (perfecto - pluscuamperfecto - futuro perfecto). Solamente en indicativo, como lo manifiesta el aumento, expresa propiamente tiempo pasado. Constata un hecho pasado a cuya duración -breve o larga- no da el hablante ninguna importancia, en la que no pone interés. Por tanto, la ‘momentaneidad’ del aoristo no se debe a las características del hecho mismo sino a la intención del hablante.

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Aoristo segundo:

Vamos ahora a desplazarnos a la página 129, lección y de nuestra

Guía, donde estudiaremos el aoristo segundo, un tipo de aoristo muy frecuente

que tenemos que conocer. Allí está tratado además el otro tipo de optativo, el

desiderativo, que va solo, sin el adverbio modal.

Si, para comenzar, nos detenemos en aquella presentación que hace

Saussure del signo, dividiéndolo en significado y significante, podemos

plantear ante todo que no estamos, en el caso del aoristo segundo, ante una

cuestión que atañe al significado, sino simplemente ante algo del orden del

significante. El significado seguirá siendo el mismo que tiene cualquier aoristo

dentro del espectro verbal, es decir, para hablar de forma genérica, el de

‘puntualidad -en el pasado-’. Sabemos que en absoluto todos los modos del

aoristo tienen que ver con el pasado y, más allá de que no lo hemos visto,

existe un imperativo aoristo, que evidentemente no puede estar referido al

pasado. Ante este tipo de situaciones se piensa en el aspecto, porque

evidentemente no podemos hablar de tiempo. Ahora bien, con este misma

compleja relación entre tiempo y aspecto nos vamos a encontrar en

oportunidad del estudio del aoristo segundo, dado que , como dije, se

comporta como todo aoristo desde el punto de vista del significado.

Podemos hacer una analogía algo fuerte con el castellano, pero que nos

sirve para observar el problema: ¿cómo explicar pretéritos indefinidos como

‘cupe’ de ‘caber’ o ‘satisfice’ de ‘satisfacer’? Aquí hay un problema de

significantes, pero el significado sigue siendo el de un pretérito indefinido.

Claro está que estas “irregularidades” del castellano están insertas en un

sistema de una complejidad infinitamente menor que el sistema verbal griego.

Podemos citar algunas líneas de la Guía/2, cuando se habla del aoristo

en oportunidad del tratamiento de los grados y aspectos del verbo, a partir de

la página 129:

Como ya vimos, está despojado de duración o conclusión o cumplimiento. Se lo

coloca en el mismo plano que al futuro. Expresa esencialmente la acción verbal en

sí, sin idea de desarrollo (presente-imperfecto), ni de resultado o estado (perfecto -

pluscuamperfecto - futuro perfecto). Solamente en indicativo, como lo manifiesta el

aumento, expresa propiamente tiempo pasado. Constata un hecho pasado a cuya

duración -breve o larga- no da el hablante ninguna importancia, en la que no pone

interés. Por tanto, la ‘momentaneidad’ del aoristo no se debe a las características del

hecho mismo sino a la intención del hablante.

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Sepan, además, que en la página 682 del resumen gramatical del

diccionario se trata el aoristo segundo, que también denominan allí “fuerte”.

Nuestro apunte Materiales…le dedica un breve tratamiento, también, en la

página 32.

Para volver sobre el aoristo segundo, les menciono que, como saben, la

forma conocida del aoristo tiene una sigma y una alfa. Sin embargo, no es así

en el caso del aoristo segundo, ya que se conforma a partir del tema puro del

verbo.

Voy a hacer ahora un cuadro para que observemos un panorama

relativamente amplio del aoristo, tomando las distintas formas que han

aparecido en las oraciones de nuestra Guía:

Aoristo

En -sa en -qhn Aoristo segundo

Activo Medio Pasivo Activo Medio

e)¿lusa e)poi¿hsan e)di¿dacen e)¿speira 1

e)lu¿qh

Aoristo 3°

e)lusa¿mhn

También existe en

-hn

e)¿lipon

e)lipo¿mhn

En las primeras dos grandes columnas, tienen formas de aoristo ya

conocidas, de diferentes tipos: del modelo lu¿w, de un verbo contracto, de un

verbo con tema terminado en consonante oclusiva, de un verbo con tema

terminado en consonante líquida, etc. Algunos de estos tipos de verbos los

estudiaremos en detalle en las clases que vienen, otros los conocemos ya.

Si observan la columna de la voz pasiva, ya ven que no hay por qué

asociar la sigma con todo aoristo, ya que en voz pasiva el aoristo no tiene

sigma. Existe, además, un aoristo pasivo en -hn que tampoco lleva sigma, y

un aoristo activo que tampoco la tiene, el llamado aoristo 3°, del que no me

1 Viene de * e)¿spersa

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voy a ocupar ahora. Son problemas morfológicos; el aoristo segundo no lleva

y nunca llevó sigma.

Veamos la conjugación de un aoristo segundo en modo indicativo:

Aoristo del verbo lei¿pw

e)¿lipon e)¿lipej e)¿lipe(n) e)li¿pomen e)li¿pete

e)¿lipon

Esta morfología seguramente les resulta familiar: es la del pretérito

imperfecto: tenemos el aumento y las desinencias correspondientes a ese

tiempo. Estas desinencias no son propias del imperfecto, sino que son usadas

también por el aoristo segundo. Ahora me dirán seguramente ustedes, ¿cómo

diferenciamos el imperfecto y el aoristo –segundo- de este verbo? Por la

sencilla razón de que el tema verbal en el pretérito imperfecto se mantiene

igual que en el presente: e)¿leipon, e)¿leipej, e)/leipe, etc. (tema leip-) ; pero en el aoristo segundo el tema verbal es distinto que el tema de presente

(lip-). Y si a este tema lo vemos acompañado de aumento, estaremos en

presencia de una aoristo segundo en modo indicativo. Para decirlo de una

manera muy escolar, se conjuga como un imperfecto, ya que lo que cambia es

el tema verbal.

Voy a ponerles otro aoristo segundo completo:

Aoristo del verbo manqa¿nw

e)¿maqon e)¿maqej e)¿maqe(n) e)ma¿qomen e)ma¿qete

e)¿maqon

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Como ven, nuevamente lo que se modificó fue el tema verbal. El sufijo

que está presente en el tema de presente del verbo manqa¿nw, un sufijo muy

usual -n-...-an-, no aparece en el tema de aoristo, que es, por eso mismo, el

tema puro. En palabras como maqhth¿j, “discípulo” o ma¿qhsij, “conocimiento”, aparece este mismo tema. En todos los demás modos, el tema

de aoristo va a ser maq-: tendremos un infinitivo aoristo maqei=n, un imperativo aoristo ma¿qe, etc. El cambio de la raíz del verbo hace imposible la

confusión: el infinitivo de manqa¿nw es manqa¿nein, y su imperativo

presente es ma¿nqane. Es fundamental aquí la ayuda que da el diccionario. Si uno encuentra en

un texto maqei=n, quizá vaya a buscar el verbo ma¿qw al diccionario, pero al ver que no existe, por allí encontrará también que maq- es el tema de aoristo

de manqa¿nw. En general, los infinitivos de aoristo segundo los trae el

diccionario, y siempre trae también las primeras personas de aoristo segundo

de indicativo, aunque aquí hay que buscarlas con su aumento.

Cuando se conoce el aoristo segundo, uno se quita el prejuicio de

considerar que el tema puro es el tema de presente. No es así, y de hecho ya

conocemos incluso verbos con duplicación en iota de presente, como,

gignw¿skw, que muestran que evidentemente no tiene por qué darse en

presente el tema puro del verbo.

El verbo gi¿gnomai también tiene un aoristo segundo: e)geno¿mhn. Aquí la morfología es de voz media, ya que se trata de un verbo medio. El

pretérito imperfecto de este verbo es e)gigno¿mhn, con la duplicación en iota del tema de presente.

Entonces, para resumir: el aoristo segundo se conjuga, en indicativo,

como un pretérito imperfecto, y en los restantes modos, como un presente. No

se confunde nunca con los respectivos presentes o con el imperfecto por el

cambio del tema verbal, que aparece en su forma pura.

Vamos a hacer ahora un recorrido por las ocurrencias de este tipo de

aoristo en la lección y.

Comencemos por la oración 1.:

maka¿rioj, o(¿stij e)¿tuxe gennai¿ou fi¿lou.

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El verbo es e)¿tuxe, aoristo segundo en tercera persona del singular de tugxa¿nw. No es, de ninguna manera, una tercera persona singular de un

supuesto verbo * tu¿xw. Es obvio que está subordinado por o(¿stij, por lo que habrá que pensar en un verbo principal e)sti¿. maka¿rioj es un predicativo y la proposición con relativo es sujetiva.

En el interior de la proposición, el sujeto es o(¿stij y

gennai¿ou fi¿lou es un genitivo con el valor de un obejto directo, ya que eso es lo que selecciona el verbo tugxa¿nw.

maka¿rioj, o(¿stij e)¿tuxe gennai¿ou fi¿lou.

La traducción es: “Bienaveturado quien tuvo la suerte de un noble

amigo.” Más allá de que este “tuvo la suerte” pueda ser interpretado como un

aoristo gnómico, es decir el equivalente a un presente atemporal en castellano,

propio de una sentencia o un refrán, lo cierto es que es un aoristo segundo. En

el caso de un aoristo gnómico traduciríamos en presente: “quien tiene la

suerte…”.

Vamos a la oración 2.:

o( a)¿nqrwpoj qei¿aj mete¿sxe moi¿raj.

El verbo de esta oración es mete¿sxe y o( a)¿nqrwpoj el sujeto. Se trata de un verbo compuesto, meta¿ más e)¿xw. Ese meta¿ es el que le da sentido a los genitivos qei¿aj moi¿raj, que constituyen aquí un complemento

de compañía .

Ahora bien, el verbo e)¿xw tiene un aoristo segundo e)¿sxon, con su aumento, desinencia de pretérito imperfecto y tema puro. En la oración

tenemos este mismo aoristo segundo, con el agregado del preverbio meta¿.

o( a)¿nqrwpoj qei¿aj mete¿sxe moi¿raj.

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La traducción de la oración es: “El hombre participó del destino

divino.”

La oración número 3.:

to\n d' e)¿ktane Da¿rdanoj a)nh/r.

Nuevamente, no existe un supuesto verbo * kta¿nw, sino que

e)¿ktane es el aoristo segundo en tercera persona del singular del verbo ktei¿nw, “matar”. El imperfecto de este verbo, en tercera persona, sería

e)¿kteine y no como aparece en la oración. Da¿rdanoj a)nh/r es el sujeto y to¿n tiene el valor originario de un pronombre demostrativo, ya que la oración

está tomada de Homero.

La traducción de la oración es: “Lo mató un guerrero dárdano.”

Vamos a pasar ahora a la oración 5.:

a)lla¿, pai=, labe\ to\ bibli¿on kai\ le¿ge.

Observemos, ante todo, el kai¿, que une dos cosas iguales:

labe¿ y le¿ge, los dos verbos, ambos en modo imperativo, aunque no están

en el mismo tiempo. to\ bibli¿on es un objeto directo común, compartido por

ambos verbos, pai= una interpelación y a)lla¿ una conjunción subordinante. El sujeto de ambos verbos es desinencial.

le¿ge es el imperativo presente del verbo le¿gw.

labe¿ no es el imperativo presente de un supuesto verbo * la¿bw, sino

el imperativo aoristo segundo del verbo lamba¿nw. El diccionario no

necesariamente trae el aoristo segundo en todos sus modo, pero lo que sí va a

estar es el indicativo, en primera persona del singular: e)¿labon.

La traducción de la oración es: “Pero, niño, toma el libro y lee.” Vean

cómo se opone en esta oración la puntualidad del aoristo frente a lo durativo

del presente. Es difícil de reproducir en castellano, porque no tenemos la

posibilidad de otro imperativo que no sea presente. En griego, hay mucha más

fuerza en el imperativo aoristo que en el presente.

Vamos a la oración 7.:

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tau=ta ei)pw\n e)kei=noj e)pau¿sato le¿gwn.

De las cinco palabras que tiene esta oración, dos son participios. Vamos

despacito: e)pau¿sato es una aoristo sigmático. El conocido verbo

pau¿w tiene ese aoristo en voz media. El sujeto es e)kei=noj.

En la página 102, oración 12., tuvimos oportunidad de ver este verbo

con un participio. Habíamos dicho que es un tipo de verbo que se

complementa naturalmente con un participio predicativo sujetivo. En español,

en cambio, tenemos un infinitivo: ‘cesar de hacer algo’.

En esta oración, el participio seleccionado por e)pau¿sato es le¿gwn: “cesar de hablar”.

tau=ta ei)pw¿n es una construcción cuyo núcleo es, también, un

participio ei)pw¿n. Es un participio de aoristo segundo; el aoristo indicativo correspondiente, en primera persona, es decir el que estará en el diccionario,

es ei)=pon. Es un verbo que extiende el aumento a todos los modos además del

indicativo-no quiero meterme en este momento en eso-. ei=¿pon es el aoristo segundo del verbo le¿gw. En la oración, tau=ta es su objeto directo y la construcción de participio y objeto directo es, también, predicativo sujetivo.

le¿gw es un verbo ‘polirrizo’, pero éste es un término poco claro que

quisiera no utilizar automáticamente. A decir verdad, el verbo no tiene muchas

raíces, no sé bien cómo sería que el verbo tuvieram muchas raíces. Lo que

ocurre es que hay un supletismo: un tema verbal, en determinados tiempos, es

suplantado por otro, proveniente originariamente de otro vevrbo de significado

similar. En castellano, el verbo ‘ir’ tiene un presente ‘voy’ y un pretérto

indefinido ‘fui’: ocurre lo mismo, son tres temas verbales diferentes entre los

cuales hay supletismo, unos suplantan a otros en determinados tiempos.

Este caso es curioso, porque el verbo le¿gw tiene también un aoristo

con sigma: e)¿leca.

La traducción de la oración es: “Tras decir estas cosas, él cesó de

hablar.” Observen cómo traduzco el predicativo sujetivo tau=ta ei)pw¿n. Podríamos poner también: “Cuando dijo esas cosas…”; en realidad, todo

sintagma de participio predicativo sujetivo tiene un matiz protásico, que en

este caso es temporal. Podríamos hablar de una verdadera prótasis temporal

ante este sintagma de participio. El próximo teórico nos vamos a dedicar

justamente a este tema y volveremos sobre esta oración. Sepan, por ahora, que

este sintagma de predicativo sujetivo tiene neto valor temporal.

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Vamos a la oración número 8.:

a)¿rxesqai maqw\n a)¿rxein e)pisth¿s$.

e)pisth¿s$ es el verbo principal, futuro común y corriente del verbo

e)pi¿stamai, en segunda persona del singular de voz media. Recuerden que en

la segunda persona singular de presente de voz media hay una serie de

problemitas propios de la segunda persona, que ya hemos tratado en su

momento. Es un verbo con la particularidad de que la alfa (e)pista-) pertenece a su tema, no tiene vocal de unión, y está alargada en la segunda

serie. El único sujeto posible de esta segunda persona sería un su¿ que no está en la oración, por lo que el verbo tiene sujeto desinencial.

El objeto directo de este verbo es a)¿rxein y, además, tenemos un

sintagma de participio predicativo sujetivo, a)¿rxesqai maqw¿n.

maqw¿n es un participio aoristo segundo del verbo manqa¿nw. Hemos

visto ya que este verbo tiene un aoristo segundo, en indicativo primera

persona del singular, e)¿maqon. Ahora estamos viendo el participio

correspondiente a ese aoristo segundo.

a)¿rxesqai es un infinitivo medio o pasivo, en este caso lo interpretaré

como pasivo, objeto directo del participio maqw¿n.

La traducción de la oración es: “Aprendiendo a obedecer, sabrás

mandar.” Nuevamente, tenemos un matiz temporal del predicativo sujetivo

dado por un participio, un verdadero valor de prótasis temporal. Podríamos

traducir también: “Aprendiendo a ser gobernado, sabrás mandar.”, enfatizando

el valor pasivo del infinitivo que va con el participio.

Es importante que observen que es casi universal el hecho de que un

participio aoristo indica una universalidad relativa respecto del verbo

principal. Podríamos traducir, para mantener la secuencia: “Habiendo

aprendido a ser gobernado, sabrás gobernar.” Es una secuencia con un

significado muy propio de la mentalidad griega acerca del gobernar.

En la página 153 de la Guía/2 se nos dice, sobre el participio aoristo:

“Frecuentemente expresa anterioridad, es decir que una acción ha comenzado

antes, o sea, que es pasada con respecto a la expresada por el verbo de la

oración subordinante, y por eso, se lo suele traducir por ‘después que...’,

‘después de...’ y entonces tiene también valor de grado.” Aquí podríamos

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volver sobre la cuestión de los modos y observar que, además de en el

indicativo, en los otros modos también puede subsistir un matiz de grado

temporal, como ocurre con estos participios.

El último ejemplo, la oración 14.:

dida¿skaloj ou)deno\j pw¿pot' e)geno¿mhn.

e)geno¿mhn es un aoristo segundo, en primera persona del singular de

indicativo, del verbo gi¿gnomai. Ya lo vimos cuando hice un reccorrido más

general hace un rato: no viene de un supuesto verbo * ge¿nomai, inexistente, sino que estará en el diccionario exactamente como está en la oración –y se

nos remitirá al presente respectivo-.

dida¿skaloj ou)deno¿j es un predicativo sujetivo, formado por un

núcleo y complemento de especificación ou)deno¿j.

pw¿pote es un adverbio de tiempo.

La traducción de la oración es: “Maestro de nadie nunca fui.” En realidad, pw¿pote es ‘alguna vez’, la verdadera negación está en el ou)deno¿j. Sin embargo, en castellano me veo obligado a repetir esa negación

en el adverbio de tiempo. Podríamos considerar también: “Maestro de nadie

vez alguna fui.”, que nos da un sentido aproximado.

Vamos a dejar aquí esta presentación del aoristo segundo. Seguimos la

próxima con este tema, con el optativo desiderativo y los matices protásicos

del participio, en un pantallazo. Tenemos que ocuparnos, también, de los

verbos en oclusiva y líquida, el sábado vemos cómo nos organizamos de aquí

en adelante.