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    Jacqueline

    alcells

    y

    na Maria iiiralde

    Un di en l vida de

    Quidora

    joven mapuche

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    Ilustraciones de

    FRANCISCO RAMOS

    n dia en a vida de

    I.S.B.N.: 956-12-0689-7.

    17

    edici6n:

    febrero

    de

    2007.

    br s escogid s

    I.S.B .N.: 956-

    12

    -1320-6.

    18 edic

    i

    6n: febrero de 2007.

    1

    992 pOl

    J

    acque lin

    e

    Balcell

    s

    Aboiti

    z

    y

    Ana

    Maria

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    e

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    Inscripci6n

    N

    83.4

    0

    8. Santia go

    de C

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    vados pOI

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    mpresa

    Editora Zig-Zag,

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    Editado POI

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    Zig-

    Zag, S.A.

    L S onqllistadores 1700. Pi

    so

    10.

    Prov

    idencia.

    Telefono

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    de Chile.

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    rrillos

    Sa

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    ago de

    C

    hil

    e.

    A

    Quidora

    Joven Mapuche

    I alba blanqueaba los maizales y

    tei'ifa de amarillo las quince rucas que formaban

    el pequeno poblado indfgena. El bosque

    y

    la

    quebrada parecian aun dormidos en espera de

    que el sol asomara tras los picachos nevados. Y

    cuando Quidora, con sus cabellos sueltos hasta

    la cintura, se desliz6 en si lencio hacia la choza

    de paja donde dormfa don Diego,

    un

    pajaro

    chin6 entre las ramas de un canelo.

    Todavfa humeaba la fogata de la noche

    anterior, donde el padre de Quidora, el caci

    que,

    y

    los j6venes guerreros que 10 rodeaban

    se habfan reunido a conversar junto al calor

    de las llamas. Habfan planeado los ultimos

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    l,Araucanos 0 Mapuches?

    Uno

    0

    dos sig

    lo

    s antes

    de la invasi6n incaica a este

    pais que

    aim

    no habia side

    amado Chile, un pueblo

    guerrero

    lI

    eg6 a instalarse

    a la altura del rio Cautin,

    separando en dos a la po

    blaci6n aut6ctona dellugar.

    Este pueblo invasor se a

    maba a si mismo

    mapuche

    que quiere decir gente de

    la tierra

    , y

    se s upone que

    vino de las pampas argen

    tinas, donde vivia como

    cazador n6made. Fueron

    los espafioles, mas tarde,

    lo

    s que darian el nombre

    de araucanos a estos in

    digenas que encontraron

    instalados entre el Biobio

    y el Tolten.

    Los mapuches, al sepa

    rar en dos a la civilizaci6n

    chilena preincaica , empu

    jaron hacia el norte a una

    parte de e

    ll

    a y al resto hacia

    elsur. Los del norte pasaron

    a Ilamarse

    picunches

    y los

    del sur,

    huilliches

    6

    detalles de

    la

    partida y bebido agua de hierbas

    purificantes preparada por la

    machi

    hasta que

    el cielo se puso del color de la luna. Ahora, los

    ronquidos de los hombres, cansados despues de

    siete dfas de intensos ejercicios, se escuchaban

    tras las paredes de barre

    y

    paja.

    La

    joven entr6 a la ruca del espanol con

    el silencio de un gato.

    -

    Ya

    es i todo preparado, Diego - susu

    n6

    a la figura tendida en el jerg6n.

    El hombre abri610s ojos

    y

    las hebras ne

    gras

    y

    brillantes del cabello de Quidora tocaron

    S ifrente. Las acarici6 con la mana yse incorpor6

    a medias en su colch6n de hojas de maiz.

    -l ,Que dices, pequena? L voz era

    debil.

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    Bajos cuello corto y tobillos gruesos

    Los araucanos son ba

    jos de porte de grandes

    espaldas cuello

    corto

    muslos y tobillos gruesos

    tanto en hombres como en

    mujeres. EI pelo negro y

    liso les crece muy bajo

    sobre la frente y sienes. La

    piel es morena. EI rostro

    es algo aplastado con una

    nariz ancha y recta. Los

    ojos son pequefios y oscu

    ros generalmente de color

    pardo. La boca es grande y

    de labios carnosoS.

    La lengua mapuche:

    el chili-dugu

    La

    lengua mapuche

    primitiva el

    chili-dugu

    se

    fue perdiendo luego de la

    conquista. Los mapuches

    se cruzaban con las mujeres

    de los vencidos chinchas y

    estas trasmitieron asus hijos

    no

    s61

    la sangre sino tam

    bien su lengua y su cultura.

    Segun los lingi.iistas entre

    los idiomas americanos el

    mapuche es uno de los mas

    perfectos y se caracteriza

    por su notable estabilidad

    fonetica y porunaestructura

    sencilla y analizable. Es

    ademas un idioma armo

    nioso sonoro.

    Los arucanos lIamaban

    huinca al hombre blanco.

    8

    . - Ha llegado el dfa - repiti6 la joven

    mdlgena. Ytocando la aspera barba del hombre

    agreg6-: Mi padre desat6 anoche el u l t m ~

    nudo del quipu que

    Ie

    envi6 hace siete dfas el

    maputoqui junto a la ftecha ensangrentada.

    Don Diego se enderez6 con dificultad

    y

    su rostro se contrajo en

    un

    espasmo de dolor.

    La herida de su hombro aun no cicatrizaba

    pese a las numerosas cataplasmas de h i e r b ~

    que Quidoray la machi habfan aplicado a diario

    sobre ella.

    9

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    Indomables araucanos

    La conquista de Chil e

    fue la mas dificil de las

    emprendidas en territorios

    americanos. Ap

    31te

    de la

    pobreza en que tu:,ieron

    que vivir los conqUIstado

    res, que nunca haUaron

    el

    ansi ado oro que creian que

    iban a encontrar, chocaron

    con los indigenas mas beli

    cosos dificiles de someter

    del continente.

    de Ercilla y

    Zuniga, canta

    el coraje de este pueblo

    alaba el valor de Caupo lt

    can, gran guerrero indigena

    salvajemente asesinado por

    los espanoles en 1558.

    Los indigenas mapu

    ches

    de la zona central

    y sur de Chile r e ~ u l t r o n

    ser unoS adversanos me

    ductibles, que durante tres

    siglos presentaron bata\la a

    los conquistadores, en una

    guerra implacable.

    Los espanoles quedaron

    tan impresionados con la

    fiereza de los mapuches,

    que el primer poema

    ep ico

    inspirado por la conqu.lsta

    de America les fue dedlca

    do

    aeilos.LaAraucana

    del

    poeta conquistador Alonso

    10

    - l El ultimo nudo, dices? - pregunt6,

    con voz tensa.

    - Sf Atacanin hoy, cuando el sol este

    bajando hacia el mar oculto tras Jas montanas.

    Ya

    demas

    l a

    muchacha baj61a voz y dej6

    la frase inconclusa.

    -l S

    f?

    - el rostro de don Diego parecia

    esperar 10 peor-.l Si...? jTermina de hablar

    - Maulican ha side nombrado

    toqui

    El hombre dio un largo suspiro. Si era

    asf, ahora mas que nunca su v da corda peligro.

    Dej6 que lajoven, con dedos livianos, levanta

    ra las vendas que cubrfan la herida. La ftecha

    ,del guerrero Maulican habfa sido certera para

    inmovilizar ese fuerte brazo.

    Quidora se dirigi6 a un rinc6n de la choza

    y con dedos agiles recogi6 sus cabellos en una

    gruesa trenza. EI hombre contempl6 desde su

    lecho la figura ancha pero bien formada de la

    india. Cuando esta hubo despejado su rostro de

    hebras negras, descolg6 del techo un manojo de

    hierbas. Luego remoj6

    un

    pano en

    un

    Hquido

    oscuro y espeso que habfa dentro de una vasija

    de greda; con el envolvi6 1as hojas y las apret6

    con fuerza entre sus palmas. Una vez listo el

    emplasto, camin6 hacia el hombre y se arrodi1l6

    a su lado.

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    i. Que nos cuenta a Araucana

    "Chile, fertil provincia sefialada

    en la region antartica famosa,

    de remotas naciones respetada

    por fuerte, principal Y poderosa:

    la gente que produce es tan ~ r a n a d a

    tan soberbia, ga\larda y b e h c o s ~

    que

    no

    ha sido por

    r ~ y ) a m a S

    r e g l ~ ~

    ni

    a extranjero dommlO sometlda.

    "Las armas de\los mas ejercitadas

    son picas, alabardas Ylanzones,

    con otras puntas largas enhastadas

    de la faccion y forma de punzo

    nes

    ;

    hachas, marti\los, mazas barreadas,

    dardos, sargentas, flechas Y

    ~ t o n e s

    lazos de fuertes mimbres YbeJucoS ,

    b

    "

    tiros arrojadizos y tra ucos.

    "Hacen su campo Y muestranse en formados

    escuadrones distintos muy enteros,

    cada hila de mas de cien soldados;

    entre una pica y otra los flecheros

    que de lejos

    o

    nd en

    e s m ~ n d d o s

    bajo la proteccion de los plqueros,.

    que van hombro con hombro, ~ m O d l g o ,

    hasta medir a pica

    al

    enemlgo.

    "Si el escuadron primero que acomete

    por fuerza viene a ser desbaratado,

    tan presto a socorrerle otro se m e t e ~

    que casi no da tiempo a ser notado,

    si aquel se desbarata, otro arremete,

    2

    - iQue habrfa hecho sin ti, Quidora

    - dijo el, cerrando los ojos.

    Mientras la mujer, con sus manos toscas

    pero delicadas, aplicaba la catasplama sobre la

    herida, Diego volvi6 a rogar al cielo para que

    este ataque indfgena no tomara desprevenido a

    su ejercito. La situaci6n para el era dramatica

    y maldijo el momenta en que el cacique Ie

    perdon6 la vida. Record6 cuando habfa caido

    de

    su

    caballo, con el hombro traspasado por la

    ftecha de Maulican. Y record6 tambien la orden

    del cacique que detuvo el brazo de] joven gue

    rrero, cuando este levantaba su

    lanza para asestarle el golpe

    mortal.

    13

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    y estando ya el primero reformado,

    moverse de su termino no puede

    hasta ver 10 que al otro Ie sucede."

    "Son de gestos robustos, r ~ d o

    bien formados los cuerpos Y crecldo s,

    espaldas grandes, pechos l e v n t d o ~

    rec ios miembros, de nervios bi en forOidos;

    agiles, desenvueltos, alentados,

    animosos, valientes, atrevldos,

    duros en el trabajo Ysufridores

    de frios mortales, hambres Ycalores."

    "No ha habido rey jamas que suj etase

    esta soberbia gente libertada,

    ni extranjera naci6n que se

    de haber dado en sus terminos pisada;

    ni comarca ni tierra que se osase

    mover en contra y levantar espada,

    siempre fue exenta, ind6mita, ten:ida:,

    de leyes libre y de cerVIZ ergulda.

    14

    El cacique Quila1ebo habra reconocido

    ' e1al hijo de don Alvaro, el capitan espanol

    ( o n el que entab1ara una especial amistad du-

    ran

    te un a de esas cortas treguas que ocurrian ,

    a veces, en aquellas tierras de Arauco. Ambos

    se habran enfrentado en una anterior batalla y,

    ambos tambien, habfan sabido reconocer en e

    otro

    su

    senorio y valentia. Por eso, Ilegado el

    momento de 1a paz, los jefes intercambiaron

    agasa

    jo

    s y se reconocieron mutuamente como

    hombres temerarios y honestos.

    Hacfa menos de un mes, Diego se habra

    alegrado de su buena fortuna. en esa oportll-

    nidad agradeci6 a Dios el haber heredado los

    ojos azules y de pestanas negras y crespas de

    su padre, gracias a Los cuales el cacique habra

    reconocido en el a hijo de don

    Al

    varo de L6pez

    y Mancilla. Sin embargo, ahora no estaba tan

    seguro de

    Sll

    sllerte, pues la situaci6n se v01vfa

    amenazante. Si los araucanos atacaban esamis-

    rna tarde, no tendria mas remedio que huir de

    alii de inmediato. Hoy, por primera vez, sentfa

    fuerte su cuerpo y su mente despejada. Tratarfa

    de ponerse de pie. jTendria que llegar, fuera

    como fuese, hasta

    eL

    fuerte antes del ataque

    Si partia de inmediato y caminaba toda una

    jornada, taLvez 10 lograria ..

    15

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    Loncos, ulmenes y toquis

    Las familias araucanas

    formaban elanes, tambien

    llamados rehues 0 loy.Tales

    elanes vivian agrupados en

    rucas

    y

    tenian como jefe a

    un lonco. Estas agrupacio

    nes de clanes en sus rucas

    formaban

    1

    que nosotros

    conocemos por aldeas.

    Los clanes

    0

    rehues,

    formaban parte de una 0[

    ganizacion mas amplia: la

    tribu. Las tribus ten ian un

    jefe civil, que era el ulmen

    o cacique, y unjefe militar

    que era el toqui. En caso de

    guerra 0 emergencias, las

    tribus se reunian en aille-

    rehues y elegian de entre

    todas elias a un maputoqui

    y a un mapuulmen.

    Porultimo , todos los

    aillerehues

    de la costa, 0

    del valle, 0 de lacordillera,

    se organizaban en vuta-

    mapus bajo el mando del

    gran toqui.

    16

    No recordaba cuanto tiempo la fiebre

    10

    habia mantenido en una duermevela inquieta,

    p \

    ro

    sf recordaba las manos de Quidora refres

    'undo su cara y alzando su cabeza para darle

    d\ beber. ; C6mo no habfa imaginado antes 10

    qu

    e los indfgenas preparaban? El estruendo de

    I

    s ejercicios de guerra de los dfas anteriores

    habfa sido para ellffia pesadilla, unas voces que

    venian de una nebulosa lejana. Pero ahora, con

    la batalla contra la fiebre ganada, la inminencia

    e la

    of

    ens va araucana

    10

    aguUone6 como si

    otra flecha

    10

    hubiese herido a mansalva.

    Por su parte, su fuga seria ahora aun mas

    diffci

    l.

    El joven Maulican, nombrado toqui, no

    desperdiciariala ocasi6n de terminar conel hom

    bre al que Ie impidieron matar en la batalla.

    - ; Pord6nde vaga tu espiritu? -

    Ia

    joven

    india

    10

    contemplaba con ansiedad.

    - Pensaba en ti, pequefia.

    -; Y que pensaste de mi? - se alegr6

    ella.

    - Deberfas unirte a Maulican : he obser

    vado c6mo te mira cuando entra a este lugar.

    -

    ; Es

    que tu no me quieres? - los ojos

    de Quidora se oscurecieron aun mas y la sonrisa

    s esfum6 de sus labios.

    17

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    Sus perros: el quiltro

    y

    el tregua

    Ala Ilegadade los espa

    noles, los mapuches ya se

    habian hecho sedentarios y

    viv ian de la agricultura y la

    ganaderia.

    La base de su ganado la

    formaban las ovejas, que les

    suministraban la lana para

    sus ropas y tejidos; la alpaca

    y la llama.

    Los araucanos poseian

    tambien dos variedades de

    perros: el

    qui/tro

    pequeno

    y lanudo, y el tregua de

    mayor tamano, parec ido al

    zorro culpeo.

    Un

    carnero para cada uno

    Los mapuches, al igual

    que todos

    l

    os

    p ueb l

    os

    menos desar ro llados, se

    a

    li

    mentaban muy irregu

    larmente. Pod ian soportar

    largos periodos durante

    las guerras, por ejemplo,

    comiendomuypocoonada,

    y luego podian hartarse

    de una manera inusitada.

    Cuenta el cronista Nunez

    de P ineda y

    n ~ l l

    que

    vio doce mapuches coger de

    un

    rebano doce cameros, y

    comerse cada cual uno en

    tero durante la noche.

    Por 10 general, la base

    de la alimentaci6n de los

    mapuches era el maiz, los

    frejoles y las papas.

    18

    Diego no respondi6 y su brazo acarici6

    III tr nza brillante de la india. La joven tenia

    n

    mirada franca y confiada de

    un

    nino. Ella 1

    IIl1bfa cuidado abnegadamente, dia y noche, y

    Hntfa que era su duena. Sus ojos

    1

    con tem

    pl

    aban con amor y posesi6n. Cogi6 la mano

    dclgada pero fuerte de Quidora y la presion6

    ontra su pecho, mientras sus pensamientos se

    on-centraron en la huida.

    El dia avanzaba nlpido y la actividad del

    poblado crecia. Las mujeres lgunas con un

    nino amarrado a sus espaldas- terminaban

    Ie coser las corazas de pieles y de preparar

    las viandas para los guerreros; y los hombres,

    muchos de ellos con las cabezas rapadas, daban

    los ultimos toques a sus armas.

    Se escuchaban los zumbidos de las bo

    I adoras y lazos de junco y dardos atravesaban

    I

    aire. Quidora, silenciosa y triste, no se habia

    movido

    dellado

    de Diego, como si presintiera

    Ille esos sedan sus ultimos momentos junto a

    se blanco de barba color maiz y ojos de cieloen

    verano que la habia tratado con tanta dulzura.

    El sol ya estabaen 1 alto cuando el fomido

    U rpo de Maulican se inclin6 para entrar en la

    rLlca. En su mano llevaba un lazo.

    19

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    El corazon de los vencidos

    A los cautivos de gue

    rra los esclavizaban 0 los

    sacrificaban, convirtiendo

    sus cabezas en trofeos 0

    fabricando f1autas con las

    tibias. A veces comian el

    corazo

    n

    de los vencidos

    creyendo que con

    el

    absor

    berian las cualidades que en

    e\los admiraban.

    Cuandoen \553, luego

    de la batalla de Tucapel,

    los mapuches tomaron

    prisionero Y mataron al

    conquistadorPedro de Val

    divia, comieron su corazon.

    Estaban seguros de que

    al

    hacerlo adquiririan las

    dotes guerreras y el coraje

    del espanol muerto.

    Mataron a dos caballos,

    hirieron a sets cristianos

    Pedro de Valdivia des

    cribio asi su enfrentamiento

    con los mapuches en su

    primer reconocimiento de

    la region del Biobio:

    Aquella misma noche,

    al cuarto de la prima, dieron

    sobre nosoStros siete uocho

    mil indios, Ypeleamos con

    ell os mas de dos horas, e

    se noS defend ian barba

    ramente, cerrados en un

    escuadJon Mataronnos

    dos caballos, e hirieron

    cinco 0 seis y tantos otros

    cristianos

    20

    - Se acabo tu tiernpo - d

    pectivo con el . 1JO seco y des-

    ,

    rnLsrno tono con q

    h

    dirigido a su quiltro ue se abna

    i e g ~ s ~ s t u v

    su

    mirada sin respondede

    la ~ a u l l c a n entonces, desvio sus ojos hacia

    ; ~ J e y r ~ u ~ b e l ~ a b i a b h e c h o

    un

    ovillo junto al

    , 0 con rusquedad:

    -l Que

    haces aqu(?

    jVe

    a a udar

    otras que reparten 1 y a las

    . os atuendos de guerra'

    . El Joven indigena no se movio

    h a s t ~

    QUldora, suave como

    un

    ' que

    lado y salio' de

    1

    a sombra, paso por su

    a ruca.

    En cuanto a ti h b

    tendre ba . b ' om re blanco, ya te

    JO

    ml

    razo - aiiadio, con voz dura- .

    .

    21

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    11/48

    Ahora me asegura

    re de que no huyas.

    Mas tarde, cuando

    celebremos la vic

    toria, tu

    coraz6n sera

    mi premio.

    El guerrero

    se inclin6 sobre el

    enfermo y procedi6

    a atarlo de pies y

    manos. Diego tuvo

    que ahogar un grito

    de dolor cuando Maulican tir6 bruscamente

    de su brazo. No opuso resistencia: serfa inutil

    gastar las pocas fuerzas que tenia en tratar de

    vencer a ese corpulento mapuche.

    El espanol qued6 de espaldas e inmovi-

    lizado. El indigena abandon6

    la

    choza. Afuera,

    la agitaci6n crecia por momentos, y Quidora,

    entre las mujeres, se inclinaba sobre una coraza

    de cuero. Vio a Maulican salir de

    la

    choza y

    dirigirse hacia ella. Fingi6 estar concentrada

    en su tarea.

    Esa sera la coraza que defendera mi

    pecho, Quidora

    dijo

    el indio posando una de

    sus manos grandes y morenas sobre un hombro

    de la mujer.

    Ella tembl6 y

    no

    dijo nada.

    Cuando eJ sol

    se haya apagado y la

    sangre de los enemigos

    riegue la tierra, se ras

    mi esposa. - Las pa

    labras sonaron

    como

    una orden.

    Quidora perma

    neci6 inm6vil y muda

    hasta que Maulican se

    alej6. Sus pensamien

    tos estaban en el hom

    bre blanco.

    Los ejercicios de los guerreros continua

    ban. Unos a otros se embestfan, esquivaban

    b ~ l e d o r s

    y laceaban piernas y torsos. Y

    mlentras algunos trabajaban las lanzas otros

    cu?rfan sus cabezas desnudas con pie'les de

    anlmales

    0

    tocados de plumas: as , durante la

    b a t a l l ~ ~ sentirfan la fuerza del puma, tendrfan

    la

    v s ~ o n

    del aguila

    0

    estarfan posefdos por la

    sagacldad

    el

    zorro.

    Hacfa exactamente ocho dfas que la ac

    tlvldad cotidiana del

    r hu

    se habia alterado

    3

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    12/48

    A guerrear sin cabellos

    Los mapuches

    se

    pre

    paraban para la .guerra

    haciendo

    todo tlpO de

    ejercicios. Se pasaban

    ocho dias ejercitando sus

    fuerzas, comian poco Y

    dejaban de beber alcohol.

    Esto los hacia bajardepeso

    y recuperar agilidad.

    Antes de entrar en bata

    \Ia se rasaban lacabeza para

    el enemigo no pudiera

    cogerlos por el cabello.

    Se comunicaban las

    fechas de reuniones, las del

    comienzo de las ofensivas

    tam bien el numero de

    lanzas que lIevaria cada

    jefe a la batalla. Para esto

    se servian del pronque era

    un

    manojo de cordones de

    lana de diferentes colores

    gruesos, con nudos que

    indicaban el numero de

    dias.

    24

    Hn que don Diego se hubiese dado cuenta. Y

    ('sa manana, las mujeres tam poco habfan sa

    I do, como de costumbre, a preparar la tierra

    d la siembra 0 a lavar al rio. Las mas viejas

    s ' dedicaban a la paciente labor de moler el

    maf z mientras las jovenes, reunidas en grupos

    parloteando, daban las ultimas puntadas a

    los petos de cuero 0 preparaban las pequenas

    bo lsas con harina y ajf que los hombres lleva

    da n

    al

    combate.

    Los ninos imitaban a los mayores y

    jugaban a la guerra en la quebrada cercana,

    trepados a 10 peumos y boldos. La mayoria

    de eI10s habia atado a sus cabezas retazos de

    pieles de zorro. Daban gritos y aullidos, y solo

    consegufan aumentar el alboroto reinante en el

    pequeno pobJado.

    Cuando Quidora vio que Maulican des

    aparecfa en el interior de la ruca de su padre

    Quilalebo, se levanto con sigilo y se dirigio una

    vez mas allugar donde descansaba el hombre

    blanco. Lo encontro forcejeando con las liga

    duras que sujetaban sus manos.

    - jDesatame, Quidora, rapido - urgio

    el hombre.

    -jNo no puedo hacerio, me matarian

    25

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    13/48

    La

    machi: una bruja solitaria

    Las maehis eran ele

    gidas entre las nii'las que

    mostraban apt itudes para

    ese misterioso ofieio,y lu e

    go su edueaeion quedaba a

    cargo de otras maeh is.

    Cuando una muj er se

    eonvertia en machi, aban

    donaba la vida en eomun

    con su fam ilia y se iba a

    vivir so la en un a ruea a lgo

    alejada del poblado. Las

    rueas de las maehi s se reeo

    nocian desde lejos, pOl que

    a su lado habia siempre un

    poste de madera tallado

    con peldafios y con la for

    ma de una eabeza humana

    en su extremo superior.

    Estos postes se Ilamaban

    rehues.

    Lamaeh

    ieram

    uyadmi

    rada y Ie pagaban muy bien

    pOl

    sus servieios. Y no so lo

    eelebraba maehi tun es, smo

    que tambien hacia aetos de

    ventriloq

    ui

    a yhacia apareeer

    y desapareeereosas por aetos

    de prestidigitaei6n.

    26

    s

    sllrro la india, temblorosa. Y

    afiadio

    :

    ;\uemas

    ..

    tu estas debil...

    - iAyudame - esta vez laOl'den flledada

    ro

    n una vozfi rme.

    - Aquf estas protegido - insistio la

    jo

    ve

    n- . Mi padre no qlliere que mlleras.

    -

    Ya

    10 se, pequefia, pero des plies de

    In batalla nada impedira que Maulican acabe

    onmlgo.

    - Pero yo soy mapuche y no puedo de

    jar que te vayas ahora. - Por primera vez las

    pa

    labras de Quidora sonaron duras .

    Y sofocando un sollozo, la rnuchacha

    salio de la ruca.

    Paso entre las mujeres, que la llarnaron

    y,

    sin atender sus voces, siguio corriendo por

    entre los altos pastizales .

    Lamachi vivfaalejadadel pobJado. Desde

    lejos Quidora vio

    el

    hurno de su caldero.

    En ese momenta

    un

    trueno bramo en el

    cielo y varias nubes negras se arremolinaron

    oscureciendo el rehue, frente a la ruca.

    La

    vieja estaba encuclillada unto al fogon.

    Su figura vestida de negro y el trapo rojo ama

    rrado a su cabeza contrastaban contra el verde

    de los arbustos que la protegian del viento. Al

    27

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    14/48

    GCuando se ofen de al Pillan?

    A la Ilegada de los es

    paiioles,el pueblo mapuche

    no tenia una concepci6n de

    bien 0 de mal a

    la

    mane

    ra

    de los conquistadores. Para

    ellos las malas acciones

    -

    el

    hurto,

    el

    adulterio

    0

    el asesinato- ten ian un

    can lcter de falta personal

    y directa del que cometia

    el delito con el

    of

    ndido,

    y no de un acto moral que

    ofendiaaDios. Estas malas

    acciones podian ser com

    pensadas con algo por parte

    del delincuente 0 bien eran

    vengadas por el agredido

    por la comunidad entera a

    la que este pertenecia .

    El Pillan que, mas que

    un dios era unaencarnaci6n

    de los antepasados, no se

    ofendia con estos actos

    personales de la maldad .Se

    enojaba, en cambio, por las

    transgresiones a algun tabu

    o por la falta de cumpli

    miento de los rituales, en

    estos casos desataba plagas

    de gusanos 0 de langostas,

    sequias e inundaciones .

    28

    cscuchar los pasos]evant6Iacabeza, sin dejarde

    canturrear una mon6tona canci6n.

    La

    infinidad

    de arrugas en el rostro de la mujer crecieron

    cuando sonri6 a la joven india.

    -l Que te trae por aquf

    mi

    nina?

    l Te

    as

    ustan los vientos de guerra?

    l

    0 es que la

    voz

    del.

    Pillan, que retumba alIa arriba, te tiene

    atemonzada?

    Quidora

    no

    respondi6

    Su pequeno fuerte cuerpo

    se estremecfa

    al contener el

    llanto que,

    29

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    15/48

    Para Hamar y ahuyentar espiritus

    Los mapuches ten ian

    un

    a concepci6n animis

    ta

    del mundo: pensaban que

    todos los hechos naturales,

    como la

    lIu

    via 0 el viento,

    se deb ian a la acci6n de

    seres s

    up

    eriores. Creian en

    un

    dios, el Pillan, que era

    el que gobernaba la

    Ti

    erra

    e intervenia en las vidas de

    las personas.

    Tambien existian para

    para sanar enfermos od es

    hacer maleficios, mediante

    un

    a ceremonia mag ica co

    nocida como

    m

    hi/un .

    En cuanto al espiritu

    bueno - el Pill an- , se

    1 invocaba me

    di

    ante

    la

    ceremo

    ni

    a del

    guillatun

    presidida por un anciano y

    en la que participabatodoe l

    pue

    bl

    o En mediodedanzas

    y cantos, se sacri

    fi

    caba al

    gun animal y se rogaba por

    la protecci6n del

    dlO

    S para

    las cosechas y animales.

    Lue

    go de la ceremo

    ni

    a

    venia una fiesta en la que

    se comia y bebia chicha en

    abundancia.

    ellos los espiri tus malos

    - los huecuves- qu e

    causaban muertes, enfer

    medades y todo tipo de

    desgracias. Estos p r ~ s

    malose ran temibles y habla

    que ahuyentarlos; de esto

    se ocuparon primero los

    magos 0 chamanes, que al

    correr del tiempo se trans

    formaron en los machis.

    Estos ultimos eran por 1

    generalmujeres,que hacian

    de brujas

    0

    curanderas. Las

    mach is eran contratadas

    30

    p 'se a sus esfuerzos, escapaba de su s ojos. Se

    s 'nl6 sobre la tierra helada y escondi6 el rostro

    'nlre las manos.

    - U igrimas del coraz6n. Ligrimas que

    I viento de la guerra aumentanin

    sentenci6

    la machi.

    - jAyudame - exclam6 Quidora, cla

    vando sus ojos brillantes en la mujer - . Dame

    algo para que el hombre blanco ate su vida a

    mi pueblo. jTu plledes hacerlo

    - No se puede ir contra la vollintad el

    Pillan . El espfritll del hombre blanco s610 trae

    pesar y sangre a los nuestros. jNo trates de atar

    la mano del viento al cuerpo de la roca

    La vie

    a

    reinici6 su canto gutural y comen

    z6 a sumergir en la marmita de greda una serie

    de objetos: dientes de lobo, peqllefios huesos y

    hierbajos.

    La

    joven la contemp16 en silencio,

    concentrada en su pena.

    La

    anc iana revolvfa

    lentamente su poci6n y alternaba los cantos con

    invocaciones a los cuerpos celestes:

    - Padre del cielo: dale

    tu

    fuerza al brazo

    del guerrero. Madre tierra: endurece tu

    suelo

    para los pies del enemigo y suavfzalo para la

    planta desnuda de nuestros guerreros. Madre de

    la noche: oscurece la vista del huinca e ilumina

    la del mapuche.

    31

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    16/48

    Inbunches Y brujos perversos

    Los

    calcus 0

    brujos, a

    diferencia de los chamanes

    y de los machis que usaban

    sus poderes en beneficio de

    los hombres, eran malos

    y solo procuraban hacer

    dano. A traves de la ma-

    gia negra, ellos eran los

    intermediarios entre los

    hombres Y los huecuves 0

    espiritus del mal. Por e ~ t

    razon los mapuches temlan

    a los brujos y los perseguian

    con sana.

    Los brujos se reunian

    un

    animal, como un zorro,

    una lechuza, un sapo 0

    una culebra. Este animal

    se convertia en a y u d a n ~ e

    de noche en cuevas en el

    fondo de los bosques. Alii

    convocaban a los huecuves

    para que tomaran la forma

    que ellos les pedian: la de

    un vampiro que chupaba

    la sangre

    0

    la de una fle-

    cha envenenada. Luego se

    servian de estos animales

    u objetos para causar dana

    a alguna persona.

    y espia del brujo. Sm

    embargo, los a y u d a n ~ e s

    predilectos

    de

    los bruJos

    eran los

    imbunches

    0

    be-

    bes de seis meses robados

    por ell os y convertidos en

    mostruos dentro de las

    cuevas.

    Al

    correrdel tiempo

    el

    imbunche se represento

    con la figura de un nino

    hinchado, con sus orificios

    naturales tapados artificial-

    mente, la cara vuelta hacm

    atras y una pierna pegada

    a la espalda.

    Tambien acostumbra-

    ban a hacer alianzas con

    Los envenenamientos

    y danos causados por los

    brujos eran tan numerosos

    q u e c u a n d o u n o d e e l l o ~ e r a

    sorprendido

    0

    denunclado

    por el machi, se

    Ie q u e ~ a -

    ba vivo y se Ie sometla a

    terribles tormentos antes

    de matarlo.

    32

    Luego la anciana cogio un palo, en cuyo

    l'xlremo colgaba una red, y fue retirando del

    I quido humeante to do 1 que alIi flotaba.

    Sigui6 murmurando conjuros y vaci6 el con-

    I nido en un pano rojo que tenia extendido

    n

    el suelo.

    Quidora la vio separar porciones de hier-

    bas, huesos y demases en dos montones.

    Luego contempl6 c6mo esta envoivia sus

    preciosos objetos en pequenos trozos de tela y

    procedfa a atarlos con un largo canamo.

    e

    pronto, las voces que trajo el viento

    sobresaltaron a Quidora. Era su padre, seguido

    de Maulican, que con andar siLencioso se acer-

    caban allugar. Los dos venian con sus atavios

    de guerra: el joven llevaba un gorro de cuero

    crudo con la cabeza de un puma, y el cacique

    oronaba

    su

    frente con las plumas de un aguila.

    Ambos cubrfan sus cuerpos hasta las rodillas

    con una pieza de piel de lobo marino.

    Aillegar, saludaron a lamachi con respeto,

    inclinando lacabeza, y simularon no haber visto

    aQuidora. La vieja tennin6 de recitar una letania

    incomprensible, que dur6largos minutos, antes

    de responder a su saludo. Luego les sonri6, con

    su boca desdentada, y entreg6 a cada hombre

    33

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    17/48

    En

    medio de un machimn

    Pineda y Bascunan, en

    el

    CautiveriojeLiz describe

    la ceremoniadel machirun:

    " ...El enfermo es taba en

    un

    rincon del rancho, rodeado

    de muchas indias con sus

    tamborilejos pequefios,

    cantando una lastimosa Y

    triste tonadacon voces muy

    delicadas ..Estabacercade

    la cabecera del enfermo un

    carnero Jigado de pies y

    manos, Yentre unas ramas

    frondosas de canelo tenian

    puesto un ramo decanelo

    Los

    indios y el

    caciq le

    estaban sentados en rueda,

    cabizbajos, pensativos y

    tristes, sin hablar ninguno

    una solapalabra

    La

    machi

    saco un cuchillo y abrio en

    dos el carnero, Y saco el

    corazon vivo y palpitando,

    y

    1

    clavo en una ramita, en

    medio del canelo . Despues

    se acerco al doliente y con

    el mismo cuchillo con que

    habia abierto al carnero,

    Ie

    abrio el pecho y comenzo

    a chupar todas las visceras

    que iban apareciendo. Y

    todos juzgaban que con

    aquellaaccion echaba afue

    ra el mal y Ie arrancaba el

    estomago .."

    Durante el machirun la

    machi siempre caiaen tran

    ce. Recorria el cuerpo del

    enfermotocando el tambor

    llamado

    cu i run

    y haciendo

    sonar unas maracas de cala-

    baza,al tiempo que esparcia

    humo y agua.

    4

    una bolsita. Ellos las colgaron de Sus cuellos

    luego dar grandes muestras de agradecimie;

    to, volvleron a hacer reverencias.

    I

    .Laanciana

    mir6

    hacia el cielo

    y

    los indios

    a Imltaron. Las nubes se habfan oscurecido

    adn mas

    y

    el olor

    a lluvia se mecfa

    1 V I l I o O ~ " " .

    .en el aire y movia

    35

    las hojas de los ar

    boles.

    A nues-

    tro regreso, ma

    chi, traeremos la

    victoria. Haremos

    un

    guillatun

    y

    celebraremos

    la muerte de

    los blancos.

    jAcompananos

    con tus favores

    y despide a estos

    guerreros -

    di

    jo

    el cacique.

    Maul ican

    habia estado ob

    servando de reojo

    a Quidora. Mas que

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    18/48

    La

    chueca y

    la

    pelota

    Los principales juegos

    practicados por los mapu

    ches antes de la llegada de

    los espafioles eran lachueca

    y

    la pelota.

    En

    la chueca se colo-

    caban frente ados hileras

    de hombres que luchaban

    por 1levar a su lado una

    bola de madera, con un

    palo arqueado de coligue.

    J

    ugaban en una cancha que

    teniacinco metros de ancho

    y unoS cien de largo.

    En eljuego de la pelota

    se colocaban en circulo

    de ocho a diez j6venes

    desnudos de la cintura para

    arriba

    y

    se arrojaban

    unOS

    a

    otros una pelotade madera,

    esponjosa como el corcho .

    Cadauno golpeabala pelo

    ta con fuerza, con la palma

    de la mano,

    y

    la lanzaba

    hacia un jugador contrario

    para herirlo con

    el

    golpe.

    La gracia del buen jugador

    era la de esquivar el golpe

    sin dejar el puesto, para 10

    cual debiahacerverdaderos

    actos de acrobacia con su

    cuerpo, levantandose, sal

    tando, echandose de bruces

    o de espalda

    al

    suelo.

    36

    nunca odiaba a ese hombre blanco que no solo

    queria arrebatarles sus tierras, sino tambi6n a

    sus mujeres. No podia en tender como la joven

    india se resistia a amar a un guerrero como 61

    valiente y adrnirado, que habfa side nombrado

    toqui. La muchacha deberia odiar a ese espanol

    y sin embargo Ie habia prodigado todo tipo

    de cuidados. La culpa era del cacique, que ya

    estaba viejo, con

    un

    corazon ablandado por los

    recuerdos: jamas deberia haber perrnitido que

    ese maldito permaneciera con vida.

    i

    Pero ahora

    6 era toqui y las cosas cambiarian...

    El joven irguio su torso y avanzo con

    disimulo hacia la muchacha. Cuando su rostro

    moreno de pomulos afilados quedo tan solo a

    unos cent metros del de Quidora, la VQZ del

    indio fue un soplo:

    Ese

    miserable blanco no volvera a

    contemplar la salida del sol. jPor mi vida que

    as sera

    Los guerreros se r e ~ i r r o n y las mujeres

    se quedaron contemplandolos en silencio. La

    mana aspera de la machi se apoyo en el brazo

    de la joven india.

    7

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    19/48

    Quidora: ve a hacer 10 que tu coraz6n

    te ordena

    murmur6

    . Y luego rengueando

    entr6 a su ruca de ramas Ybarro.

    La

    joven india mir6 las aguas de la m.ar-

    mita. Sobre ellas aun flotaba una 1arga espma

    grisacea.

    La

    cogi6 con la rapidez de un zarpazo

    y la apret6 contra la palma de su mano. Luego

    se alej6 de11ugar veloz y si1enciosa. Entre

    su

    38

    piel y

    su

    ropa llevaba ahora el amuleto que

    Ie

    darla el poder para liberar a don Diego.

    Nadie la vio entrar a la ruca del espanol.

    Veinte indios esperaban la orden del to-

    qui al pie de las araucarias. Se juntarfan con

    los guerreros de los poblados vecinos al otro

    Jado del bosque de peumos cuando el sol se

    detuviera sobre las montafias con nieve.

    Estaban bien preparados: habfan purgado

    ~ ~ r p o s

    y

    luego de siete dfas de ayuno y

    eJe rCl.clOs s ~ s

    musculos estaban elasticos y

    sus plernas aglles. Lanzas fiechas hachas de

    piedra hondas porras y macanas colgaban de

    39

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    20/48

    Lanzas, picas, macanas Y mazas

    Los mapuches usaban

    contra los espanoles picas

    cortas, de cuatro a cinco

    metros , en la primera fila

    de los guerreros; en la se-

    gunda fila blandian lanzas

    largasdeseisaochometros:

    Las astas eran de coligiie

    y las puntas de madera

    endurecida. Con el tiempo

    trabajaron puntas

    de

    acero

    para sus lanzas, con las

    espadas que quitaban a los

    espanoles.

    Allado de los guerreros

    con picas y lanzas,peleaban

    hombres armados con ma-

    canas y mazas. La macana

    era un palo duro y pesado

    de tres metros de largo, del

    grueso de una muneca de

    la mano.

    No

    hay hombre

    que no derribe ni caballo

    que no aturda , dijo de

    ella

    el

    cronista Gonzalez

    de Najera. Las mazas eran

    tambien de tres metros

    de largo y lIevaban una

    piedra horadada sujeta

    por correas en la punta.

    Por ultimo, detras de

    los guerreros con picas y

    lanzas se colocaban los

    honderos Y los arqueros,

    que lanzaban nubes de

    flechas y piedras.

    40

    sus cuellos 0 eran empunadas con manos im-

    pacientes. Las macanas sobrepasaban en altura

    los cuerpos de los guerreros, y sus extremos

    curvos lucian amenazantes, en espera de los

    golpes que asestarfan.

    En esos mismos instantes, el toqui Mau-

    lican salfa de la ruca del prisionero. Sus ojos,

    negros y duros, estaban convertidos en

    un

    pequefiisimo trazo y sus punos se apretaban,

    hinchando las venas de brazos y manos. Mir6

    a su alrededor, en busca de Quidora: algo Ie

    decia que ella habfa tenido mucho que ver en

    esta fuga. jSi legaba a encontrarlos

    El cacique

    10

    esperaba, impaciente. Aun-

    que con s610 mirar al toqui comprendi6

    10

    que

    habia sucedido, supo tambien que ya no habfa

    tiempo para venganzas: el sol estaba en 10 alto

    y el momenta de la partida habfa llegado.

    La orden del toqui estremeci6 hasta las

    mas altas hojas de las araucarias. Y mientras

    los indios corrfan con pasos livianos a traves

    del bosque, Maulican, ala cabeza, agarraba su

    lanza con tal fuerza que los nudillos de la mana

    se Ie volvfan blancos.

    Atras, las mujeres volvieron a s

    us

    faenas

    y de lejos les

    Ueg6 Ia voz de la machi, que al

    41

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    21/48

    Raptando esposas

    Los mapuches eran

    poligamos y los hombres

    ten ian hasta cinco esposas.

    Las mujeres se buscaban

    entre las familias vecinas y

    para ello se tenia que lIegar

    a un acuerdo entre los jefes

    de familia. Como las muje

    res trabajabanel campo, era

    mucho 1 que se perdia si

    alguna de elias se iba, por

    1

    tanto habia que ofrecer

    buenas compensaciones

    a cambio. Por 1 general,

    la moneda habitual para

    pagar por la novia eran

    las llamas, animales muy

    preciados por su lana -tina y

    su

    utilizacion como medio

    de transporte.

    Muchas veces los hom

    bres se unian para asaltar a

    otras familias durante la no

    che y robarse a las mujeres.

    Esto les producia tal emo

    cion, que incluso habiendo

    negociadoantes auna mujer,

    hacian luego un simulacro

    de rapto, que dejaba a todos

    muy contentos.

    Mientras

    maS

    mujeres, mas ricos \

    Los mapuches eranpoli

    gamos y pod an casarse con

    el nfunero de mujeres que

    sus recursos economicos les

    pennitieran. Lo normal era

    tener cuatro 0 cinco, pero

    los caciques

    0

    ulmenes mas

    ricos ten ian hasta veinte.

    Claro que siempre la mas

    importante era la primera,

    llamada

    unendomo

    que

    era la verdadera duefia del

    hogar. Las demas estaban

    a su serV1CIO.

    n

    el fondo, la poli

    gamia de los indigenas se

    debia a la necesidad vital

    de engendrar muchos hijos

    para mantener la raza. Por

    otra parte la mujer cons

    tituia la principal fuente

    de produccion del hogar:

    tejia las mantas y frazadas,

    preparaba los cueros y las

    pieles, era magnifica alfa

    rera, preparaba la chicha y

    trabajaba en la recoleccion

    de las cosechas.

    42

    compas del

    cultrun

    dejaba ofr su voz mon6to

    na, in.vocando a los

    huecuves

    que cegarfan

    al

    enemlgo.

    Quidora, luego de su visita a la machi

    habfa entrado ala ruca como una tromba.

    Diego, de espaldas sobre el suelo y cubierto de

    s u d ~ r

    luchaba con sus ligaduras. La india se

    arrodill6 junto a

    61.

    . - Te soltar6 antes que te maten. Huye

    hacla la quebrada y esc6ndete alli, sin moverte,

    hasta que llegue la noche.

    . .La joven

    Ie

    hablaba con la cabeza gacha,

    sm mlrarlo a los ojos.

    Y

    luego de un momento

    de vacilaci6n, sac6 de entre sus ropas la espi

    na que habfa cogido del caJdero de la ma'chi y

    con su filo procedi6 a cortar las ligaduras que

    sujetaban las manos del hombre.

    . - iQlIe el Pilhin te proteja - dijo, en un

    murmullo, cllando termin6 su tarea.

    EI

    espafiol no respondi6. Se incorpor6

    lentamente y, con sus manos ya libres comenz6

    a desatar sus pies.

    QlIidora, rfgida como una piedr

    a

    miraba

    el suelo.

    4

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    22/48

    La fuerza de las mujeres

    a

    mujer araucana era

    excepcionalmente vigoro

    sa. Segun el cronista Ro

    sales, ella les provenia de

    criarse medio desnudas, al

    frio

    y

    al agua, con tan poco

    melindre

    y

    delicadeza que

    todas

    la

    s mananas, aunque

    este granizando, se han

    de banar. Estan hechas al

    trabajo

    y

    a moler, cargar a

    cuestas el agua,

    la

    chicha,

    la lena,

    la

    s cosechas, sin

    descansar un punto .

    Diego se levanto. Sus piernas, aun de

    biles y temblorosas, comenzaron a doblarse .

    Quidora, con presteza, abrazo por la cintura al

    espanol, sujetandolo, hasta que este recupero el

    equilibrio. I estrecho con fuerza los hombros

    de la muchacha y

    e s o ~ ~

    sus cabellos. .

    fJ

    ;:117

    I

    /

    Ella Ie en-

    trego una

    larga manta

    oscura para

    que se cubriera.

    I espanol

    do unos minutos en

    encontrar la firme-

    za necesaria para

    caminar. Salio /

    al exterior,

    sostenido

    por la mu

    jer,yambos

    agachados y sigi-

    10sos, avanzaron

    por detras de las rucas,

    hacia la quebrada. Los

    brazos anchos de laindia

    5

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    23/48

    jA beber, a beber

    No hay cronista que

    no hable de la gran afici6n

    a la bebida que tenian los

    mapuches. La bebida era in-

    separable de sus reuniones

    familiares

    0

    cahuines de

    las faenas agricolas, de las

    bodas, de los entierros, de

    sus ceremonias religiosas.

    EI

    cronista Gonzalez

    de Najera decia: Son

    dados por sobre todo a las

    borracheras,para las cuales

    se juntan en sitios ameni-

    simos: alii , congregados

    en corrillos, hombres y

    mujeres se entregan a los

    manjares y al vino que lla-

    manchicha; siguense luego

    los cantares y bailes donde,

    al son de tamborileos y

    flautas, enlazados todos,

    no sosiegan con cabezas y

    pies corriendo hacia todas

    partes. Estas fiestas suelen

    durar cuatro, ocho y mas

    dias".

    sujetaban con fuerza el torso del hombre blanco,

    que jadeaba a cada paso.

    -Dejame

    aqui -pidio el, en cuanto

    se internaron

    en

    la espesura de peumos y

    avellanos.

    Pero ella segufa, terca y silenciosa, apu-

    randolo en su marcha e indicandole el sendero

    que debia seguir. Cuando el sol ya no se vefa

    bajo la cupula verde, la mujer se detuvo.

    -Sientate

    Ie dijo, y 1 empujo hasta

    dejarlo semirrecostado sobre la cama de hojas

    humedas y resbaladizas.

    El hombre apoyo

    su

    espalda en el tronco

    aspero de un peumo y cerro un instante los ojos.

    Un olor penetrante y aromatico llego a sus na-

    rices: la palma ahuecada de la india

    Ie

    ofrecia

    harina tostada, mezclada con aji picante.

    -Come: te dara fuerzas.

    El espanol obedecio. El seco y fuerte

    alimento era mezclado en

    su

    boca con tragos

    de chicha de uva que Quidora trafa en una pe-

    quena botija colgada de su cintura. Sintio que

    un calor reconfortante subia por su pecho y 1

    envolvia.

    -Dejame

    aqui, Quidora, y vuelvete al

    poblado. Si descubren 1 que has hecho,

    1

    47

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    24/48

    Lautaro el caballerizo estratega

    EI indio Lautaro habia

    sido caballerizo de Pedro

    de Valdivia.

    Como

    era

    muy inteligente ademas

    de aprender las artes de la

    equitaci6n se dio cuenta en

    d6nde estaba la fuerza de

    los espafioles pero tambien

    cuales eran sus debi I dades.

    Y despues de haber apren

    dido 10 suficiente de los

    hombres blancos se uni6 a

    sus hermanos mapuches y

    los organiz6 en forma ma

    gistral para luchar contra

    los conquistadores.

    Asi se las arregl6 para

    engaiiar a los espaiioles y

    sorprenderlos

    en

    la batalla

    de Tucapel. Los atacaron

    con furia en oleadas suce

    sivas.de guerreros frescos

    y descansados. Al principio

    los espaiioles se defendie

    ron muy bien gracias a la

    superioridad de sus armas

    pero luego agotados porlos

    incesantes ataques intenta

    ron emprender la retirada.

    Entonces los mapuches

    los empujaron hacia las

    quebradas abruptas y ca

    yeron sobre ellos en forma

    masiva.

    8

    pasanis muy mal - dijo don Diego

    al

    tiempo

    que se incorporaba.

    Una vez de pie la atrajo hacia el y la bes6

    por ultima vez.

    Los ojos de la muchacha se Henaron de

    l

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    25/48

    Lautaro y Napoleon: genios de las

    tactic as guerreras

    Ademas de ser buenos

    espias, los mapuches fue-

    ron unos grandes estrategas

    y tacticos.

    Elegian

    siempre

    los

    campos de batalla que eran

    adversos para el enemigo,

    como las quebradas 0

    la

    s

    laderas boscosas, terrenos

    dificiles para los caballos

    de los espafioles y faciles

    para los agiles guerreros

    mapuches . Tambien em-

    pleaban

    trampas: hoyos

    en el suelo, cubiertos con

    ramas,

    donde caian

    los

    caballos al pasar.

    En cuanto a sus tacticas,

    estas fueron tan habiles, que

    se lIegaron a comparar con

    las que usara luego Napo-

    le6n I con sus ejercitos:

    dividirse para marchar y

    concentrarse para atacar.

    EI naturalista Claudio

    Gay

    admirado

    por las

    tacticas araucanas, decia:

    "EI nfunero de sus guerre-

    ros, en verdad ilustres pOl

    hechos asombrosos, parece

    increible; y su tactica era la

    de FoliaI'd, la de los maris-

    cales del Luxemburgo y de

    Villars y otros autoressobre

    el arte de la guerra .."

    Los araucanos atacaban

    pOl

    oleadas, y cuando los

    espafioles estaban exhaus-

    tos, reemplazaban a los

    atacantes por otra oleada de

    hombres frescos. Este sis-

    tema fue perfeccionadopOl

    Lautaro, al mando de quien

    los indigenas desarrol laron

    concepciones estrategicas

    que parecen inverosimiles

    en un pueblo tan poco desa-

    rrollado culturalmente.

    Alonso de Ercilla, en

    a

    Araucana

    ensalza asimis-

    mo la astucia guerrera de

    los araucanos diciendo:

    50

    los dias que iban a venir fueran a ser iguales.

    Quidora

    no

    pudo soportarlo. Para ella se habia

    detenido la vida; habia dejado de alumbrar el

    sol; la noche se habia establecido en su cuerpo,

    anunciando la muerte. Se alej6 de esas mujeres

    que seguian parloteando y preparando tortillas,

    y huy6, dando rienda suelta a su llanto, hacia

    la quebrada. Corri6 y corri6, enceguecida por

    una tristeza que no podia controlar. Ni siquiera

    supo cuanto rate estuvo corriendo; nj siquiera

    se dio cuenta de que el sol declinaba y la luz

    iba disminuyendo bajo los

    arboles cuando las

    voces hirieron sus oidos. Se detuvo en seco y

    en un acto instintivo se aplast6 contra el suelo,

    igual que una serpiente. iHabia llegado allugar

    que los guerreros mapuches habfanelegido para

    organizar el ataque Temerosa de ser sorpren-

    dida y provocar la furia de los hombres de su

    raza, que yerian un signo de mal agtiero en su

    presencia, se escondi6 entre la marana verde.

    Sus ojos, acostumbrados a la distancia, escu-

    drinaron a traves de las ramas: al menos Diego

    no estaba con ellos. Eso queria decir que habia

    logrado escapar.

    Al grupo encabezado por Maulican se Ie

    habra unido el de los poblados vecinos. Eran,

    MAJl1

    ~

    51

    ~

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    26/48

    Tambien suelen hacer hoyos mayores

    con estacas agudas en el suelo,

    cubiertos de carrizo, yerba y flore

    s

    porque

    pu

    edan

    p

    car mas sin recelo:

    alii los indiscretos corredores,

    teniendo s6lo

    por

    remedio el cie

    lo

    se sumen de

    ntro

    y quedan e

    nt

    errados

    en las agudas puntas estacadas n .

    Los superespias

    Los

    araucanos

    eran

    unos maestros del espio-

    naje.

    ambiaban

    a los

    espafioles sus mujeres 0

    sus nifios por armas, Y

    luego estas mujeres es-

    tos nifios los informaban

    de todo 1 que ocurria en

    el campamento espafiol.

    Este sistema se fue perfec-

    cionando en

    el

    transcurso

    de la guerra, hasta \legar a

    ser un sofisticado sistema

    de espionaje, ante el cual

    los espai ioles poco podian

    hacer.

    5

    en total, cincuenta

    y

    cinco hombres dispuestos

    a morir. EI maputoqui al mando de la

    of

    ens va

    se llamaba Ancanam6n. Era un indio joven, de

    mirada inteligente.

    A pocos metros de Quidora, sin ima-

    ginar la presencia de la muchacha, Maulican

    esperaba la orden de ataque, con la mente llena

    53

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    27/48

    Arboleda mapuche

    Al sur del Biobio, entre

    el

    rio ltatay el Tolten, donde

    vivian los mapuches, abun

    daban los bosques.

    Robles,coigiies, raulies,

    mafiios, laureles, tepas,

    ulmos, olivillos, peumos,

    lingues, alerces, cipreses,

    lumas, avellanos, canelos

    y araucarias eran los com

    pafieros permanentes de

    los indigenas de esa zona.

    Tambien habia sauces

    qui las, ciruelillos, aromos,

    hualtatas, murtillas.

    Los mapuches, por su

    parte , cultivaban papas,

    maiz, porotos, aji, quinoa,

    mandioca y manL La mayo

    ria de estos frutos de

    la

    tie

    rra eran desconocidos para

    los espafioles, que tuvieron

    que descubrir America para

    llegar a saborear un exqui

    sito plato de papas fritas

    0

    un

    pastel de choclo.

    5

    de pensamientos oscuros y el coraz6n henchi

    do de rabia. iQue diffcil se Ie hacia esperar la

    orden del maputoqui para atacar

    l

    les haria

    ver a los blancos que eran unos intrusos en esa

    tierra. Cada vez que imaginaba el rostro de

    un

    espanol veia el de don Diego y su sangre hervia.

    iEsta vez

    su

    arma no dejaria a

    un

    solo enemigo

    con vida

    y

    seria el primero en correr hacia ellos,

    como un tore enfurecido Apret6 con fuerza la

    lanza

    y

    la sangre

    Ie

    Ueg6 al rostro en oleadas

    calientes.

    - Tranquilo, Maulican:

    quelairanoofus

    que

    tu

    mente. EI guerrero tiene que actuar con la

    fiereza del puma, pero tambien con su frialdad y

    astucia. - La voz del cacique Quilalebo habl6

    junto a

    e l .

    Conozco esa mirada y se 1 que

    estas pensando.

    S61

    cuando logres controlar

    tus sentirnientos llegaras a ser un maputoqui.

    Y entonces, seras el mejor.

    Maulican no alcanz6 a responder pues en

    ese momento les lleg6 desde el bosque un grito

    de alerta. Y al instante aparecieron de entre las

    ramas dos j6venes guerreros que corrieron hacia

    Ancanam6n, el maputoqui.

    - iAhf vienen iEstan ahi, aladistancia de

    una carrera corta

    -acez6

    uno de los j6venes,

    indicando con su mano frente a el.

    55

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    28/48

    Hernando de Magallanes

    y

    el

    oceano Pacifico

    Despues que Crist6bal

    Col6n descubriera Ame

    rica y luego que Americo

    Vespucio repitiera

    el

    viaje

    de Col6n y llamara Nuevo

    Mundo a las tierras a las

    que habia llegado, muchos

    navegantes siguieron sus

    pasos. Uno de ellos fue

    Hernando de Magallanes,

    el primero en ver las costas

    del territorio de Chile.

    Magallanes marino

    portugues, corpulento, cojo

    y de grandes barbas, en

    su

    afan de hallar una nueva

    ruta para lIegar a los paises

    de las especia, encontr6

    el camino que unia a los

    dos oceanos y que

    hoy

    se

    conoce como el estrecho de

    Magallanes . Este navegan

    te, de pie en la popa de la

    Trinidad

    vio por primera

    vez las costas de Tierra del

    Fuego en la primavera de

    1520. Y luego de su viaje

    por elAtlantico- en el que

    habia estado varias veces

    por naufragar debido a los

    fuertes temporales- llam6

    oceano Pacifico a ese mar

    que

    1

    recibi6 con enganosa

    calma.

    Aunque talvez a Maga

    llanes e hubiera gustado

    bajarse y explorar esas

    tierras que desde

    su

    barco

    aparecian con impresionan

    te belleza, no pudo hacerlo:

    su

    misi6n era regresar a

    Espana dando la vuelta por

    la ruta de las Indias. Des

    graciadamente

    en

    la isla de

    Sebu, en las Filipinas,

    1

    mataron los indios con una

    tlecha envenenada.

    56

    -l Quienes? -pregunto el maputoqui,

    adn sin entender.

    - iLos

    blancos iSe adelantaron

    -res

    pondio el recien llegado.

    El maputoqui endurecio el rostro. l Como

    era posible? Eso queria decir que sus espfas

    habfan falJado 0 que eran traidores. El ataque

    por sorpresa que ellos habfan planeado con

    tanta anticipacion habia sido descubierto y los

    odiados espafioles habfan tornado la

    of

    ens va.

    La

    ira lleno

    su

    pecho y subio por su garganta.

    Ya yerian esos blancos: i no alcanzarian a llegar

    ni

    aJ bosque cercano al poblado

    Cuando Diego se separo de lajoven india,

    anduvo varias horas. No dio tregua a su cuerpo

    ni se permitio descansos largos. Solo se detuvo

    por momentos para comer la harina con aji que

    Quidora Ie habia dejado, y beber largos sorbos

    de chicha.No sentfa ya doloren su brazo: quizas

    10 tenia dormido 0 talvez ese alimento fuerte

    y picante era magico. Sin embargo, llego el

    momento en que el contenido de la bolsa y la

    botija se acabaron y sus fuerzas tambien.

    7

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    29/48

    Diego de Almagro: una amarga

    conquista

    Diego de Almagro fue

    el primer

    espanol

    que

    emprendi6 la conquista de

    este largo pais que lIamaron

    Chile, el ano 1536.

    Almagro parti6 de Cuz

    co

    con

    132

    hombres

    a

    caballo, cientos de indios

    yanaconas y muchos ne

    gros. Su viaje a traves de

    la cordillera fue durisimo:

    los hielos les bloqueaban

    el camino, el viento les

    cortaba la respiraci6n ,

    la puna los agotaba, las

    temperaturas

    bajo

    cero

    los congelaban . C6ndores

    y otras aves de rapina los

    vigilaban de 1 alto y los

    indios y los caballos

    fu

    'eron

    muriendo de a poco: una

    huella de cuerpos sin vida

    iba marcando

    el paso de la

    expedici6n. Finalmente un

    grupo pequeno de hombres

    exhaustos y moribundos

    lIeg6 al valle de Copiap6,

    donde habia indios pacifi

    cos que les procuraron con

    que reponer sus fuerzas.

    Pero las riquezas que

    esperaban encontrar los

    conquistadores

    no

    apare

    ciano Siguieron viaje al

    sur, hasta las orillas del rio

    Maule. Alii los indios ma

    puches, al verlos aparecer

    en esos extranos animales

    tan grandes y desconocidos

    paraenos- los caballos- ,

    se desconcertaron y los ata

    caron con furia. Esa fue la

    batalla de Reinohueleh, el

    primer enfrentamiento en

    tre los guerrreros mapuches

    y los espanoles .

    Exhaustos, desanima

    dos ante la furia mapuche

    y aun sin el ansiado oro, las

    tropas deAlmagro regresa

    ron al Peru.

    58

    Comenz6 a dar traspies por el camino

    pedregoso, y cuando crey6 que finalmente el

    cansancio 1 venceria, una polvareda en la

    planicie 1 hizo alertar sus sentidos embotados

    por la chicha y el esfuerzo. Busc6 refugio tras

    unas zarzas y lentamente comenz6 a distinguir

    figuras y siluetas en medio de la nube opaca

    del horizonte.

    Eran los espafioles.

    Sus compafieros de armas 10 vieron avan

    zar como una aparici6n, con los brazos en alto

    bajo la manta negra, los pasos tambaleantes y

    los ojos extraviados.

    iVive Dios, es don Diego - grit6 el

    capitan, galopando hacia el.

    Le reanimaron con aguardiente y uno de

    los soldados Ie cedi6 su cota de mallas. .iff;. .

    u J i t ~ i I . l .

    .It

    59

    -

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    30/48

    Pedro de Valdivia: un final terrible

    Pedro de Valdivia vivia

    en

    el

    Peru sirviendo en el

    ejercito de Pizarro cuando

    un buen dia, ante lasorpresa

    de todos, pidi6 autorizaci6n

    para emprender una nueva

    expedici6n a las tierras

    del sur. Pocos hombres

    quisieron seguirlo

    en

    una

    aventura que les traia tan

    malos recuerdos luego de

    la odisea que viviera Diego

    de Almagro, en su viaje de

    conquista a Chile. Por eso,

    cuando Valdivia sali6 de

    Cuzco, en 1540,

    s610

    veinte

    hombres dona Ines de

    Suarez 10 acompai'iaban.

    Pedro de Valdivia fun

    d6, entre muchas otras, la

    ciudad de Santiago.Fue un

    hombre recio valeroso,

    que lucM encarnizadamen

    te con los rnapuches. Final

    mente rue derrotado

    p r

    los indigenas, al rnando de

    Lautaro, en la batalla de

    Tucapel. Alii [ue tornado

    prisionero y condenado a

    rnuerte. Luego su cuerpo

    rue cortado en trozos

    los rnapuches cornieron

    su coraz6n.

    60

    - jAceptadla, don Diego jEn vuestras

    condiciones la necesitareis mas que yo

    Luego

    Ie

    entregaron un caballo.

    Y el grupo, con uno mas a la cabeza,

    reanud6 la marcha.

    Media hora mas tarde, mientras treinta

    y cinco espanoles cabalgaban y el brillo de

    sus corazas lanzaba palidos reflejos bajo el

    sol moribundo de la tarde, los araucanos, ali

    neados en el borde de la quebrada, se lanzaron

    al ataque.

    La primera fila de guerreros indfgenas

    avanz6 con quince hombres, armados de picas

    cortas. Una segunda fila se aline6 mas atras,

    enarbolando lanzas de siete metros de largo; sus

    puntas, de madera endurecida, apuntaron hacia

    el cielo y las manos nerviosas se apretaron a las

    astas de coligiie.

    Otro grupo de hombres corri6 a reforzar

    la segunda fila, haciendo girar enormes mazas

    en el aire; los extremos de estas, redondos y

    pesados, caerian con fuerza sobre espanoles y

    caballos. Tras ellos se apuraron los piqueros,

    los honderos y los arqueros, premunidos cada

    uno de sus piedras y flechas.

    61

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    31/48

    - iAhhhhuuuuhhhhhh

    EI grito del maputoqui enardeci6 hasta el

    ultimo nervio de los hombres de raza mapuche

    que, como un solo y rabioso animal marino,

    emergieron de entre las olas verdes de la que

    brada.

    Los gritos y aullidos de los hombres se

    unieron al chillido de los queltehues y a los

    silbidos de las perdices que abandonaban, es

    pantadas, sus nidos de tierra.

    Y mientras un escuadr6n de guerreros

    mapuches avanzaba entre gritos, envuelto en

    corazas de cuero y tocados de plumas, otro

    6

    grupo de indfgenas aguardaba en silencio, con

    la inmovilidad del animal al acecho, escondido

    entre los caneios, las murtillas, los peumos y

    los coigties de la quebrada.

    Los espanoles los vieron surgir de entre

    los pastizales en una sorpresiva tempestad de

    ftechas y piedras.

    iEn nombre de Dios y del rey - grit6

    el capitan espanol, levantando su espada y es

    poloneando su caballo.

    EI

    tropel de cascos y brillos metalicos

    avanz6 con fmpetu.

    63

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    32/48

    Ejercicios para el cuerpo la memoria

    A los catorce anos los acostumbrarlo a trasmitir

    ninos comenzaban a ser

    educados en el ejercicio

    de las armas y a robus-

    tecer el cuerpo mediante

    el ejercicio fisico. Este

    entrenamiento duraba tres

    anos, al termino de los

    cuales eljoven eraadmitido

    en la casta de los guerreros

    o conas

    Porotra parte, los ancia-

    nos de la tribu ensenaban al

    nino var6n el arte de hablar

    en publico y 1 hacian de-

    s nollar la memoria , para

    textu l mente mens jes

    oidos una sola vez.

    La ensen nz de las

    niiias corria a cargo de las

    mujeres de edad madura.

    Aprendian a tejer ponchos

    y paiios, cultivar los sue-

    los, alfareria y las tecnicas

    para hacer chicha. Como

    los mapuches eran muy

    aficionados al alcohol, para

    ellos era muy importante

    tener una mujer en casa

    que supiera preparar bien

    esta bebida.

    64

    Los mapuches aumentaron sus gritos y la

    velocidad de la carrera.

    Tan solo habfan pasado unos minutos

    yel

    choque de picas y lanzas contra sables y espadas

    hizo eco en la quebrada.

    Los espanoles atacaban con diestros gol-

    pes metalicos y sus caballos, bien manejados,

    esquivaban flechas y piedrazos. Entre ellos, un

    hombre con el brazo en cabestrillo y mirada

    azul y encendida, lanzaba golpes de espada a

    destajo sobre cabezas y torsos.

    Maulican 1 vio. Y con

    un

    aullido de

    lobo levanto su lanza y se abrio camino entre

    los guerreros. Pero en ese instante

    un

    espanol

    moreno, con una gran cicatriz cruzan dole una

    mejilla, Ie bloqueo el paso con su cabalgadura.

    El mapuche

    cl vol

    lanza en el i

    r

    de la bestia,

    que corcoveo con

    un

    reJincho estrepitoso, antes

    de caer al suelo. EI espanol rodo junto con el

    caballo, pero alcanzo a ponerse de pie en

    eJ

    preciso instante en que el indfgena se Ie venia

    encima. Se trenzaron en una lucha de lanza

    contra sable, que fue rapidamente superada

    por la agilidad de Maulican. EI espanol, sin su

    cabalgadura, poco pudo hacer. EI peso de su

    coraza bloqueaba sus movimientos y aunque su

    65

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    33/48

    Contando en mapuche

    Cero :

    Cheu Nu Rume

    Siete

    Relgue

    Uno :

    Kine

    Ocho :

    Pura

    Dos

    Epu

    Nueve

    Ailla

    Tres :

    Kila

    Diez

    Mare

    Cuatro:

    Meli

    Once :

    Marekine

    Cinco :

    Kechu

    Doce

    Mareepu

    Seis

    Kaya

    El Totem: apellido de la familia

    EI

    totem 0 cuga era el

    animal , objeto fenomeno

    que daba

    el

    apellido a

    un

    a

    familia. EI totem provenia

    de un alianza de sangre que

    el fundador de la familia

    habia hecho con algiln ani-

    mal, objeto

    0

    fenomeno de

    la

    naturaleza.Pensaban que

    el totem

    no

    solo les daba

    un nombre como famili a

    0

    clan, s ino que tambien les

    entregaba sus cualidades.

    Los cugas mas genera-

    li

    zados eran

    huenu

    cielo)

    y antu sol). Tambien e u

    bosque), auquen mar 0

    lago)

    0

    iiancu

    aguila).

    66

    brazo manejaba el arma con pericia, su cuerpo

    no pudo mantener el equilibrio contra el em-

    biste de ese cuerpo ehlstico y sudoroso que se

    Ie

    vino encima.Trastabi1l6, cayendo al suelo de

    espaldas, donde qued6 a merced del enemigo.

    Este, con un grito no acaliado, ensart6

    su

    lanza

    en el cuello del espanol.

    La

    sangre man6 en

    un

    rfo rojo y caudaJoso.

    Maulican no se detuvo. Busc6 a don Die-

    go entre los cuerpos que cafan y entre los que

    luchaban. Pero no 10 vefa por parte alguna. Y

    a la espera de encontrarse frente a 6 en algun

    momento, sigui6 en la batalla.

    Por

    su

    parte don Diego y otros tres sol-

    dados luchaban, alejados del grupo, frente a

    la quebrada. Con un increfble saIto, un indio

    se subi6 a horcajadas al anca del caballo del

    maltrecho Diego

    y

    si no hubiera sido por la

    pronta intervenci6n de

    su

    capitan, eljoven habrfa

    muerto con una picana clavada en la nuca. El

    capitan, rapido y diestro, envi6

    un

    mandoble

    al costado del indio, haci6ndolo rodar hasta el

    suelo. Pero los indfgenas, en una habil maniobra,

    lograron hacer caer de sus cabalgaduras, uno a

    uno, tanto a Diego como a los tres blancos que

    luchaban junto a 61.

    67

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    34/48

    Los muertos:

    embajadores ante el Pilhin

    Los mapuches creian

    en la

    inmortalidad

    del

    alma. AI morir, las per-

    sonas se iban a lugares

    situados en las cumbres

    de los volcanes, en las

    nubes

    0

    mas alia del mar.

    A veces estos muertos se

    hacian presentes para sus

    parientes en el crujir de

    las tab las, en el silbido del

    viento

    0

    en el vuelo de un

    moscard6n negro.

    os

    guerreros muy

    valientes 0 los caciques

    pod ian Jlegar a transfor-

    marse en pillanes en el

    otro mundo. Estospi llanes,

    o almas buenas, eran las

    protectoras de su familia,

    y una especie de embaja-

    dores de los suyos ante el

    Pillan. Cada familia rendia

    culto a sus antepasados,

    representandolos en forma

    de totem.

    8

    Quidora, aun acurrucada entre las matas

    de la quebrada, vio al grupo de indios y es-

    panoles acercarse hacia donde ella estaba. Al

    comienzo ni siquiera reconoci6 a su padre entre

    los guerreros, pero pronto, cuando ya el grupo

    orillaba

    Ia

    hondonada, reprimi6

    un

    grito: don

    Diego, con la mirada febril, se enfrentaba al

    cacique Quilalebo.

    9

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    35/48

    El mal de ojo

    Los mapuches pasaban

    continuamente luchando

    entre ellos, esto por la

    creencia de que las en

    fermedades la muerte

    eran causadas por el mal

    de ojo, que era provocado

    por alguna persona que

    habia convocado a

    un

    mal

    espiritu para causar dano.

    La

    l11achi

    era quien dicta-

    minaba el causante de una

    terrible enferl11edad 0 de

    una

    l11uerte,

    la familia

    no descansaba hasta ven

    garse. Esto degeneraba en

    verdaderas guerras entre

    los clanes.

    De esta inclinaci6n a la

    hechiceria habla

    tal11bien

    Alonso de Ercilla en a

    Araucana:

    Usan elfalso oficio de hechiceros,

    ciencia a que naturalmente se inciinan,

    en seiiales mirando en agiieros,

    p r

    las cuales sus cosas determinan;

    veneran a los necios agoreros

    que los casos futuros adivinan:

    el agiiero acrecienta su osadia,

    les infunde miedo cobardia .

    70

    a mandfbula endurecida del an ciano se

    abri6 para gritar.

    - iBlanco, maldito Debi dejar que tu

    sangre corriera bajo la mana de Maulican.

    Los

    0

    jos de Diego brillaban.Ya nada podia

    detenerlo.

    Distingui6

    vagamente a Quilalebo,

    pero luego de un instante, abrasado por la fiebre

    y el alcohol, s6lo reconoci6 en el al enemigo y

    jur6 a viva voz su lealtad a Fernando de Espana.

    Y mientras a su lado sus companeros gritaban

    salvas al rey cada vez que los sables se ente

    rraban en las carnes morenas, el, sin dejar de

    mirar al cacique, calculaba cada movirniento

    para no errar, lanzaba maldiciones y volvia a

    nombrar al soberano.

    Quidora lloraba tapandose la boca con

    las manos. Ahf estaba su Diego, aunque no

    reconocfa esas pupil as dilatadas y la dureza de

    su rostro desencajado. Y ahi estaba tambien su

    padre, levantando su lanza con toda la fiereza de

    su raza, para herir de muerte al enemigo. Yella,

    temblando como los juncos del pantano cuando

    el Pillan les envfa su aliento, los contemplabaen

    silencio, sin saber que desear

    ni

    que hacer. Era

    como si las ftechas de todo su pueblo partieran

    en dos su alma.

    71

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    36/48

    EI garrote arrojadizo

    La guerra produjo un

    desequilibrio entre la capa-

    cidad militar de los mapu-

    ches y los demas aspectos

    de su desarrollo social.

    Abandonaron

    la

    flecha y

    la

    honda, ya ineficaces y

    perfeccionaron la lanza .

    Inventaron un garrote

    0

    bastoncortoparaencabritar

    y aturdir al caballo, y mas

    tarde, el garrote arrojadizo.

    stas

    nuevas armas les

    permitirian derrotar a los

    espafioles en

    la

    batalla de

    Concepcion 1555).

    72

    A

    1

    lejos,

    la

    primera horda de mapuches

    que habfa atacado retrocedfa. Y en medio del

    desconcierto de los espanoles, que ya se crefan

    victoriosos,

    un

    segundo grupo de hombres fres-

    cos y descansados irrumpi6 desde las entranas

    de la quebrada, en

    un

    nuevo grito de guerra y

    armas.

    Quilalebo luchaba como un joven. Su

    cuerpo se doblaba en dos y se levantaba con elas-

    ticidad, sin dar tregua ala espada que buscaba su

    coraz6n. Diego, con larespiraci6n entrecortada,

    sostenfa la lucha sin desmayar, pese al dolor

    que latfa con fuerza en su hombro y ala fatiga

    que Ie nublaba la vista: su incansable espada

    parecia moverse sola, siguiendo el fmpetu que

    ese brazo siempre

    Ie

    habia dado.

    La

    lanza de Quilalebo rasgun6 un par de

    veces el pecho del espanol, levantando

    su

    cota y

    jirones de carne. La espada del blanco respondi6

    hiriendo el hombro del anciano y haciendo brotar

    su sangre. Los dos enemigos retrocedieron hacia

    la quebrada: don Diego arremetfa como

    un

    toro,

    ya casi no vefa. EI cacique, entre golpe y golpe,

    calculaba la distancia que faltaba para alcanzar

    el borde de la hondonada. Si lograbahacer Uegar

    al espanol hasta alIa, serfa facil hacerlo perder

    7

  • 7/25/2019 223372907-Quidora-joven-mapuche-Balcells-y-Guiraldes-pdf.pdf

    37/48

    Ellazo, invenci6n diab6lica

    En Marig6eiio

    sor

    prendieron a los espaiioles

    con el lazo - invenci6n

    diab6lica segun G6ngora y

    Marmolejo- que consistfa

    en

    un

    asta de cuatro metros

    con una cuerda terminada

    en lazo en la punta. Luego

    de atrapado eljine te, se re

    unianvarios mapuches para

    derribarlo. Por esa misma

    epoca idearon los parapetos

    verdaderos blindajes m6vi

    les de madera que,a manera

    de escudos, los protegian

    mientras avanzaban.

    Jinetes mapuches

    Los mapuches eran tan

    astutos que lograron volver

    en contra de los espaiioles

    las mismas armas que

    le

    s

    habian arrebatado. De este

    modo obtuvieron del caba

    llo un gran rendimiento , a

    tal punto que crearon

    la

    infanteria montada medio

    siglo antes que los ejercitos

    europeos.

    EI

    genio militar

    de estos guen eros bri1l6 en

    todo su esplendor

    al

    mando

    del indio Lautaro, el gran

    estratega y t.ktico de

    la

    epoca de la Conquista.

    7

    el equilibrio: rodaria por la pendiente hasta el

    fonda del precipicio.

    Quidora se escondi6 aun mas entre el

    follaje. Hacia ella venian su padre y el espanol

    que amaba, trenzados en una lucha que acabarfa

    con la vida de uno de los dos .

    Los pies del indio ya tocaban e] arbusto

    tras el cual se ocultaba la joven. Escuch6 el

    grito de Diego y vio c6mo las gruesas piernas

    desnudas daban un saito hacia el costado.

    Luego bri1l6 el acero de una hoja y

    un

    cuerpo

    rod6 por tierra.

    EI espanol aun no retiraba su arma del

    pecho del cacique cuando, con un grito de leona

    enfurecida, salt6 de entre las matas una figura

    oscura y pequena. DonDiego con larespiraci6n

    entrecortada y una sorpresa sin limites, la vio

    coger del suelo la lanza del indio muerto.

    Quidora 1 enfrent6 con los ojos oscu

    recidos. Sus brazos se alzaban sujetando con

    firmeza la empunadura del coligiie.

    -jQuidora

    EI grito ronco del espanol se confundi6

    con el de la india, mientras la lanza se enterraba

    en el cuello del hombre, con fuerza de guerrero

    y rabia de mujer desesperada.

    75

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    En ese momenta atron6 el Pillan y la

    lluviacomenz6 a caer copiosa sobre las tierras

    de Arauco.

    Cuando Maulican lleg6 allugar el cuerpo

    de don Diego de L6pez y Mancilla hidalgo

    espanol yacfa sin vida sobre las tierras de un

    pais que se resistia a la conquista. Abrazada

    a

    61

    la muchacha india Boraba y su lamento

    estremecfa la quebrada y el valle.

    Mas alIa sobre los pastizales seguia la

    batalla entre espano]es y mapuches.

    Y seguiria durante trescientos anos.

    a historia dice que Quidora nunca quiso

    casarse. Se fue a vivir junto a la machi y de e]]a

    aprendi6 su magia y saber. Tambi6n se cuenta

    que ella durante las noches de luna llena vi-

    sitaba

    ellugar

    donde habian muerto

    su

    amado

    y su padre para recitar conjuros que atraian a

    los pillanes. Durante esas noches todos los

    habitantes de los alrededores decfan escuchar

    ruidos de aguas vuelos y chillidos de pajaros

    espantados.

    76

    Laleyendade don Diego hidalgo espanol

    y Quidora joven araucana se contaria primero

    junto al fuego de las rucas y luego se cantaria

    en las tertulias de los salones. Y asi de boca en

    boca lleg6 hasta nuestros dias.

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    LA LEYENDA DEL LAGO

    DE LA LUNA LLENA

    Cuenta el trueno con voz ronca

    cuenta el queltehue

    al

    volar

    del am or de una araucana

    que a

    un

    espanol quiso amar.

    (Es Quidora, es don Diego).

    LIora el cielo en su recuerdo

    cuando trata de lavar

    esa tierra enrojecida

    que

    no

    quiere perdonar.

    (jAy, Quidora, ay don Diego )

    Mato don Diego, el hidalgo,

    al

    indio que

    1

    acogio.

    Mato la india Quidora,

    al

    espanol que la amo.

    (jGrita Quidora, muere don Diego )

    Las hlgrimas de la joven

    de tanto correr formaron,

    9

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    80

    un

    lago tan triste blanco

    que las aves se alejaron.

    LIora Quidora, duerme don Diego).

    Tambien se ensombreci6 el sauce,

    que en sus orillas

    110r6

    .

    Alli no crecieron peces,

    allf no anid6 una fior

    Calla Quidora, calla don Diego).

    Dicen que

    ell go

    aparece

    en noches de luna llena,

    y que sus aguas refiejan

    una figura morena.

    Vive Quidora, vive don Diego).

    81

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    a leyenda del diluvio

    EI

    espiritu de las aguas

    o Coi-Coi encarnado en

    una gran culebra Iuch6 con

    Ten-Ten el espiritu de la

    tierra encarnado tambien

    en una culebra.

    Coi-Coi queria destruir

    la tierra y acabar con sus

    habitantes haciendo que

    se saliera el mar. Ten-Ten

    que supo de sus intenciones

    ofreci6 refugio a los hom

    bres en la cumbre de las

    montaiias. Perc la mayoria

    de ellos no crey6 en las

    advertencias de Ten-Ten y

    s61

    linos pocos subieron

    hasta 1 alto.

    Asi cu ndo Coi-Coi

    levant61as aguas todos los

    hombres que se habian que

    dado en las llanuras fueron

    transformados en peces

    rocas plantas y otros seres

    marinos. La furia del mar

    fue tan grande que alcanz6

    las mas altas cumbres y

    Ten-Ten tuvo que elevarlas

    hasta las vecindades del

    sol para que no fueran

    Cll-

    biertas. Claro que el calor

    del soilleg 6 a chamuscar a

    mllchos de los refugiados

    pero finalmente las aguas

    se secaron y todo regres6

    a la normalidad.

    Segunlaleyenda cuan

    do las mujeres que se

    habian salvado en las mon

    tanas bajaban a mariscar al

    mar se encontraban con los

    hombres transformados en

    peces 0 rocas. Dice tambien

    la Jeyenda que engendraron

    con ellos mllchos hijos.

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    GLOS RIODE

    P L BR S

    M PUCHES

    Machi

    mujer que hace de bruja

    0

    curandera.

    Quipu

    cordel con nudos. Cada nudo representa un

    dla.

    Toqui

    jefe militar de una tribu.

    Maputoqui

    jefe militar de

    un

    conjunto de tribus

    reunidas en pie de guerra.

    Quiltro

    perro chico

    y

    lanudo.

    Rehue

    poste de madera conform de cabeza humana

    en su extremo superior.

    Pilltin

    dios que encarna a los antepasados.

    Huinca

    hombre blanco.

    Guillatun

    ceremonia religiosa para invocar

    l

    Pillan.

    Macana palo duro grueso pesado.

    Cultrun

    tambor que se toea en las ceremonias

    religiosas.

    Huecuves

    esplritus malos.

    Picas

    astas de madera cortas

    y

    ajiladas en a punta.

    Lanzas

    astas de co

    Ligue

    de seis a ocho metros de

    Largo

    con puntas ajiLadas.

    Mazas paLos

    de tres metros de

    Largo

    con una piedra

    en

    a

    punta.

    8

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    8

    Para saber mas sabre

    los Mapuches

    LEER

    Lautaro joven libertador de Arauco de Fernando

    Alegria. Colecci6n Viento loven Zig-Zag.

    La vida de este ind{gena tan inteligente como

    valeroso que logr6 innumerable.\ victorias sohre los

    espafioles es recreada en esta obra

    de

    Fernando

    Aleg ria confidelidad y fiterza narraliva. La

    recomendamos a quien quiera saber mas sobre

    Lautaro y entretenerse leyendo.

    LaAraucana de Alonso de nilla. Co lecci6n

    Vienlo lo ven Zig-Zag.

    Este gran poema epico no deberiaJaltar en

    ninguna biblioteca. La gesla del pueblo mapuche

    tinica en la historia de America es cantada por

    Ercilla con

    lafid

    elidad de un cronisla y el esp{ritu

    de

    un poeta. Leer a Araucana es mucho mas

    entrelenido de 10 que uno se imagina pues al ritmo

    de

    sus versos se logra revivir con intensidad el

    mundo de la Conquista.

    l cautiverio feliz de Pineda Bascufian.

    Colecci6n Biblioteca de Grandes Obras Zig-Zag.

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    Pineda Bascunan narra la expe

    ri

    encia que tuvo

    cuando cay6 prisionero de los araucanos en

    1562. Vivi6 con e

    LLos

    durante siete meses durante

    los cuales su vida corria constante peligro;

    pero el joven capitan se salv6 y ademas pudo

    interiorizarse de las costumbres y entender la

    manera de pensar de los indigenas.

    Es

    te

    Libro

    autobiograjico es una cronica

    ji

    el

    sobre la conquista de Chile que merece ser

    conocido.

    BIBLIOGR FI

    Desengaiio

    y

    reparo de

    fa

    guerra del

    Reino

    de Chile Gonzalez de Najera

    Alonso:

    E

    dit. Andres Be

    LLo

    Santiago

    1971

    Historia de Chile Encina Francisco

    Antonio: Edit. Nascimento Santiago.

    Cautiverio feliz Pineda Bascunan

    Francisco de:

    So

    c. de Historia y

    Geografia Universidad Cat6lica de

    Chile Santiago 1984.

    Historia de Chile ViLLalobos S ; Silva

    F; EsteLLa P :

    Edit. Universitaria

    Santiago 1974.

    9

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