23º Festival - Diario - Día 09 - Sábado 15 de noviembre

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Un mundo de escuelasHoy a las 21:30 en el Paseo 4 será la última oportunidad para encontrarse con la Muestra Internacional de Escuelas de Cine, una selección realizada por la programadora Lorena Bianchini entre numerosos trabajos de tesis enviados por instituciones de enseñanza de todo el mundo.

Fish Needs Water, de Eric Ferranti(DFFB - Escuela de Cine y Televisión Alemana)Alemania, 13’Intentando olvidar sus solitarias vacaciones de verano en la desierta zona residencial, Otto –un niño de 11 años– gasta sus últimos ahorros en un pez dorado. Pero la mascota de Otto necesita agua, y no hay en todo el barrio. Un cuento infantil atravesado por ecos de Tsai Ming-liang.Las piedras no flotan, de Fabián Cristóbal(ENERC - Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica)Argentina, 15’Pedro se prepara para una proeza humana: va a cruzar a nado el Río de la Plata para recuperar el amor de Helena, quien acaba de abandonarlo por Rocco, su profesor de natación. Sus planes e intentos no tienen éxito, pero la insistencia le hace conocer a Macedonia, una encantadora oficial de la Marina, mientras es llevado bajo custodia a la estación.El reloj, de Marco Berger(FUC - Universidad del Cine)Argentina, 15’Pablo, un joven futbolero, se cruza con Javier en la calle justo cuando se le para el reloj. Es tarde, van para el mismo lado y Pablo se ofrece a llevar en taxi a Javier. Cuando llegan, lo invita a entrar a su casa. Después de mirar televisión un rato, Pablo le propone quedarse a dormir. Javier acepta. Casi desnudos, en la cama, se acuestan, pero no se duermen. Esperan que algo pase.¡Nena!, de Lluís Segura Otero(ESCAC - Escuela Superior de Cine y Audiovisual de Cataluña)España, 15’Carlitos y una niña juegan a mamás y papás en el parque. Entre cenas con “foie de canard a l’orange” y vino y viajes imaginarios a la Torre Eiffel, construyen una comedia que no excluye los reproches y las recriminaciones amargas calcados del mundo de los adultos.Giganti, de Fabio Mollo(CSC - Centro Experimental de Cinematografía)Italia, 24’El Sur italiano es la nada, ¿y cómo se puede contar la nada? Mientras trata de hacerse hombre, Pietro, un quinceañero calabrés, debe enfrentarse al significado del paso a la edad adulta en la realidad en la que vive. Pietro va a toparse con la mafia en su manifestación más violenta: el “silencio”.Sotto il mio giardino, de Andrea Lodovicetti(CSC - Centro Experimental de Cinematografía)Italia, 18’Marco, un chico de 10 años apasionado por los insectos, se convence de que su vecino ha asesinado a su esposa y la ha enterrado en el jardín: la evidencia del crimen es un gran hormiguero que el pequeño entomólogo ha estudiado cuidadosamente. Los resultados de sus investigaciones sólo le serán revelados a su amiga Sara.Cosita linda, de Fernando Urdapilleta(CCC - Centro de Capacitación Cinematográfica)México, 19’Jennifer vive en un medio de machismo y violencia; oprimida, constantemente maltratada y humillada, su situación parece no tener salida. Aun la gente que podría protegerla pasa por alto su necesidad de dignidad y respeto. Pero todo cambia con un hecho fortuito, que la hace tomar conciencia de su valor como ser humano y como mujer, y transforma su vida para siempre.Es muy fácil, de Pablo Fulgueira Pastor(CCC - Centro de Capacitación Cinematográfica)México, 21’Fran lleva a Alicia a una playa virgen para sorprenderla con el anillo de compromiso. Por allí anda Jimmy, un amigable americano que, conmovido por las intenciones del novio, decide involucrarse. Un grupo de ruidosos llega a la playa y estropea el escenario romántico: Alicia la pasa bien con ellos; Fran se quiere ir; pero Jimmy insiste en encargarse del problema.Dear World, de Kei Ishikawa(PWSFTViT - Escuela Nacional de Cine, TV y Teatro de Lodz)Polonia, 17’Es el fin del mundo. En el inmenso vacío post-apocalíptico, Jakub camina solo hacia la Zona 42, desde donde una débil señal de radio alimenta su esperanza de hallar una colonia de sobrevivientes. Un perro negro lo guía hacia su antigua casa. Allí, un mensaje dejado en el último instante por su esposa sorda lo arrastra a un mundo de recuerdos.

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Polanski x 7Un hombre duerme en una habitación mínima y gris cuando alguien irrumpe y lo apuñala hasta que la vida se le escapa del cuerpo para siempre. Nada más hay en Asesinato (1957), el corto con que Roman Polanski abre su mirada para marcar la frontera exacta entre la vida y la muerte con el filo de un puñal. Y en sólo dos minutos Polanski logra, sin proponérselo, una suerte de adaptación radical del relato Los asesinos, de Ernest Hemingway. Pero sobre todo, como el tajo en el ojo de El perro andaluz o los cuchillazos a Marion Crane en la ducha de Psicosis, Polanski filma con la mirada exacta para que esa acción se vuelva un evento cinematográfico; un instante perfectamente enigmático que despliega el absurdo y la extrañeza de la violencia. Y en el filo de la modernidad cinematográfica, en la víspera de los nuevos cines de los sesenta, Polanski reinventa el corto como lenguaje: los largos están para narrar y los cortos para gozar del cine en su estado más puro. Así, con su idea de corto-experiencia, con la búsqueda de la visión más extrañada y minimalista, transitando por géneros y estéticas diversas, Polanski hace que cada uno de sus siete cortos devuelva al cine su capacidad de crear pequeñas pesadillas por las que vale la pena dormir el sueño eterno en una butaca.

Gustavo MilsteadHoy a las 13:00, en el Colón.

Atrás adelante piña Averiguación de antecedentes: los tailandeses Prachya Pinkaew y Panna Rittikrai ya habían trabajado juntos como director y coreógrafo respectivamente en Ong-Bak: Muay Thai Warrior y Tom yum goong, ambas protagonizadas por Tony Jaa, actualmente convertido en mega estrella de su país gracias al éxito de ambas producciones. En su tercera película juntos, cambian de protagonista (es el turno de ver en acción a la encantadora Yanin Vismitananda), pero no de idea. Chocolate tiene peleas mano a mano, violencia explícita y patadas voladoras por todos lados. Con una vida tumultuosa, la intimidante Zin ve cortado su ascenso entre la cúpula de la mafia tailandesa debido a un romance prohibido con un japonés declarado persona no grata. La pareja se separa bajo amenaza de muerte, y la ex matona decide dejar atrás su vida criminal para dedicarse a criar a su hija autista Zen y a su sobrino Moon. En el medio se enferma de cáncer. La plata no alcanza para pagar el tratamiento, pero los primitos, que encuentran en un cajón la libreta de viejos deudores de Zin, tienen un plan. Aprovechando el talento natural de Zen para las artes marciales, salen de recorrida por los barrios tailandeses con la intención de cobrar lo que es suyo. Ahí empieza la acción de Chocolate. Al estilo videojuego, Zen va pasando de pantalla en pantalla peleando contra enemigos cada vez más numerosos y más rápidos. Rittikrai demuestra que no todo estaba inventando en materia de coreografías de pelea, planteando secuencias más largas que las que habitualmente se ven en este tipo de películas, sin por eso volverlas tediosas . Muy por el contrario, la acción de Chocolate fluye con violencia y no da respiro. Más allá de la tradicional pelea entre armarios, escaleras o fábricas gigantes, los escenarios en los que se desarrollan los combates dan lugar a nuevas experiencias. Podemos ver a Zen luchando agachada bajo unos caños, volando entre los carteles de la calle, y tirando por el balcón enemigos que rebotan en cada piso antes de caer finalmente sobre el asfalto. Y también hay golpes nuevos, como el glorioso rodillazo a la oreja que la protagonista enojada le aplica a un pobre empleado de carnicería. Duele de sólo mirarlo. Transmitiendo el entusiasmo que genera enfrentarse por primera vez a la nueva versión de un videojuego conocido, Prachya Pinkaew maneja al personaje de

La despedida de las Trashnoches será también la última oportunidad para ver Chocolate, la película de artes marciales tailandesa que revolucionó el último Festival de Toronto y ahora hace lo propio aquí en Mar del Plata. La cita es justo a la medianoche, en el Cinema 2. ¡A disfrutar de las chocotortas!

Chocolate

Zen a lo largo de Chocolate. Y, como un campeón, lo da vuelta con una sola ficha. Lucas Garófalo

Hoy a las 0:00, en el Cinema 2.

Mirtha Legrand presenta Esposa último modelo

Hoy a las 18:45, en el Teatro Colón y en el marco de la revisión Juegos de escena: El teatro argentino en el cine, se proyectará por única vez el film Esposa último modelo (1950). La función será presentada por la señora Mirtha Legrand, protagonista junto a Angel Magaña del film de Carlos Schlieper. Las entradas, gratuitas, serán entregadas en la boletería del Teatro desde las 9:00 y hasta agotar la capacidad de la sala.Pero a no desesperar: a las 21:00, Esposa último modelo volverá a proyectarse en la misma sala.En el film, Legrand es una rica heredera que finge, con ayuda de su familia y de su servidumbre, toda clase de talentos domésticos para seducir al joven excesivamente conservador que encarna Magaña. Schlieper (“el rey de la comedia del cine de estudios y el que mejor entendió los mecanismos del género”, en palabras del crítico Gustavo J. Castagna) tuvo una carrera prolífica aunque relativamente breve, y aquí –adaptando una obra de Malfatti e Insausti que se había estrenado con éxito poco antes– demuestra su sentido del ritmo y la síntesis, su oído para los diálogos y su natural sofisticación.

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Ayer, en el Auditorium, el Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredón declaró Visitantes Ilustres a los miembros del jurado de la Competencia Internacional.

La premisa claustrofóbica de la nueva película del coreano Kim Ki-duk muestra a Yeon, esposa y madre de una nena, que vive reclutada en su lujoso departamento; un poco jugando con su hija, un poco haciendo las tareas del hogar, un poco esculpiendo, un poco viendo noticieros y un poco recibiendo los asedios de su marido, que le dice que vea menos noticieros y más ficciones, que la reta por dedicarle a su escultura demasiada parte de su día y que, además, la engaña con otra mujer, de manera evidente e indolente. Encerrada como está, ella descubre en el noticiero una historia que la interpela: Jin, prisionero penado de muerte, ha intentado suicidarse, y eso ha cobrado cierta importancia mediática debido a que no es la primera vez sino una de las tantas que el condenado intenta fallidamente quitarse la vida. Yeon decide no sólo empezar a visitar a Jin –mudo, como secuela de su último intento de suicidio–, sino también montar para él toda una escenografía que consiste en cubrir las paredes del cubículo reservado para visitas con gigantografías que emulan paisajes afectados por las distintas estaciones (una por visita, más o menos). En un procedimiento repetido, ella lo hace llamar; él acude al cuarto, se sorprende por las imágenes y ella le canta una canción. De a poco, sin hablar más que eso, ambos van entablando una relación íntima que lleva a terminar estas performances con besos apasionados entre esposa y esposado. Sin embargo, las cosas se complican: el marido de Yeon

descubre el atípico affair y lo que sucede a partir de entonces es una combinación de actitudes, decisiones y reacciones violentas y multidireccionales por parte de los tres miembros del triángulo, hasta llegar a un desenlace tan perverso como irónico. En Aliento, el director de El tiempo pone a jugar algunos temas recurrentes de sus películas anteriores. El silencio de los protagonistas, desde ya, es una de las condiciones que se imponen. Hace algunos años, Kim Ki-duk explicó esta decisión en una entrevista: “La razón por la cual en mis películas hay personas que no hablan es que algo muy profundo los lastima. Su confianza en otros seres humanos ha sido destruida. Ellos escucharon la frase ‘te amo’ en boca de personas que los defraudaron. La violencia que deviene, entonces, es una suerte de ‘lenguaje corporal’.”En otra ocasión, habló del silencio como una forma de no interferir en el público, dejando libre a su interpretación esos vacíos de palabras y como una convicción de que “la risa y el llanto son el mejor de los diálogos”.En esta película, el silencio es más bien la rotunda falta de comunicación verbal entre los protagonistas –quebrada a veces por algunos monólogos que no esperan respuesta y por gritos cruzados–, y podría significar todo eso: una herida muy fuerte, un enigma a descifrar. Pero también, en una película que apuesta por la artificialidad en varios sentidos, el silencio tiene algo de ejercicio especulador; es decir, algo así como ver qué pasa si en este microclima creado, en esta historia de amor arbitraria, además, las palabras están contenidas. La exaltación del artificio ocupa un lugar notorio en Aliento, cuyos números musicales hacen más que

condimentar el drama y trastocan su género. De hecho, las visitas de Yeon y sus números musicales son a la vez filmados por una cámara de seguridad y vistos por un espectador de las fuerzas policiales que parece disfrutarlos. Además, un ámbito tan cerrado como el cuarto en donde los reclusos reciben visitas vigiladas decorado con dibujos de bosques en otoño o playas de verano no deja de ser una puesta en escena irónica y dual, tanto como las estaciones del año, que pueden brindarnos a la vez aires de libertad y una agobiante sensación de predeterminación. Las escenas tienen una belleza detallista y poética que caracteriza al director de Primera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera (película con la que dialoga). Aquí, por ejemplo, en la celda de Jin la coreografía va del horror suicida al drama homoerótico, con masajes de pies incluidos.En Aliento, Kim Ki-duk ensaya una tesis personal sobre qué es la libertad y dónde está, al parecer al modo en que él, según sus dichos de años anteriores, suele considerar sus disparadores: “Veo algo que no entiendo y hago una película para tratar de comprenderlo.”

Natalí Schejtman

Voto del público

Los puntajes de los espectadores a las películas de la Competencia Internacional son:

Alicia en el país . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6,28Back Soon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,22Desierto adentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7,40El artista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,98El cant dels ocells . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4,07Fear Me Not . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7,95Home . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7,95Involuntary . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6,25Medicine for Melancholy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7,25Pa-ra-da . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9,45Still Walking . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8,19The Stranger in MeTokyo SonataUn coeur simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,39Vil romance . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7,45Zift . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,30

¡Atención!La fiesta de clausura del Festival –a la que se accede con invitación– se muda del Provincial al Hotel Hermitage, en el mismo horario de las 23 hs.

Por otra parte, las entradas para el concierto que brindará la Orquesta Sinfónica de Berlín a las 17 hs. en el Teatro Mar del Plata se encuentran agotadas.

La vida es una cárcel con las puertas abiertas

En la función de clausura del Festival, se presenta Aliento, del director coreano Kim Ki-duk, autor de obras pregnantes como El tiempo y Hierro 3. Aquí, presenta a una mujer oprimida que busca afecto y liberación en las visitas a un presidiario.

Aliento

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En el invierno de 1992, alguien me sugirió que llevara al cine la famosa novela de artes marciales de Louis Cha The Eagle-Shooting Heroes. Releí los cuatro volúmenes y finalmente decidí no realizar una adaptación, sino desarrollar una nueva historia acerca de la juventud de sus dos personajes principales, Dongxie (el Señor del Este) y Xidu (el Señor del Oeste). En el libro, ambos aparecen sólo en su vejez. Los elegí a ellos porque tienen personalidades exactamente opuestas; podría pensarse en uno como la antítesis del otro.La ficción de artes marciales tiene una larga historia en la literatura china. Generalmente, ha sido más popular en tiempos convulsionados, como durante la Guerra Civil a comienzos del siglo XX, o durante la guerra chino-japonesa, o en Hong Kong en los años cincuenta. Puede que esto sea así porque el mundo en el que transcurren estos relatos, el jianghu, es imaginario, y es un mundo en el que los valores existen sólo en forma absoluta. En él, la única ley es la ley de la espada. Y las historias tratan sobre héroes. Intenté apartarme un poco del género tradicional de las artes marciales. En vez de retratar a estos personajes como héroes, quise que se vieran como personas normales, en la etapa anterior a convertirse en héroes.Hay también una diferencia significativa entre Cenizas del tiempo y mis otras películas. Por lo general, comienzo con el principio de un relato o con ciertos personajes, y a partir de allí, durante la filmación, veo hacia dónde me conduce la historia y dónde va a terminar. Esta vez, sin embargo, ya sabía dónde terminaría, y no había nada que yo pudiese hacer al respecto. Eso impregnó tanto a la película como a mí de un sentimiento de fatalidad.Cuando el film estuvo terminado, y tras reflexionar sobre la experiencia de realizarlo, recordé algunas palabras del canon budista y decidí emplearlas como prefacio: “El estandarte está inmóvil. El viento, calmo. ¡Es el corazón del hombre el que está inquieto!”Con el paso de los años, me di cuenta de que existen muchas versiones de Cenizas del tiempo en circulación –algunas aprobadas por mí, otras no–, así como el hecho de que la película no había sido estrenada en casi ningún lugar del mundo, ni siquiera en Estados Unidos. Para remediar esa

situación, decidimos revisitar el proyecto y crear una versión definitiva. Cuando pusimos manos a la obra, descubrimos que los negativos originales y el material sonoro estaban en peligro: el laboratorio de Hong Kong donde estaban almacenados fue cerrado de pronto, sin previo aviso. Recuperamos todo lo que

pudimos, pero los negativos habían sido reducidos a fragmentos. Como si intentásemos reunir a una familia tras muchos años, comenzamos a buscar copias de los materiales en varias distribuidoras e incluso en los depósitos de los cines de los barrios chinos de todo el mundo. Mientras lo hacíamos, nos dimos cuenta de que hay cientos de películas guardadas en las Chinatowns de aquellas ciudades que solían pasar cine de Hong Kong. Revisando ese material, nos sentíamos descubridores de la saga de altibajos que atravesó el cine hongkonés durante las últimas décadas. Y esa historia, por supuesto, incluye a Cenizas del tiempo.Fundamos Jet Tone Films en 1992, y Cenizas del tiempo fue nuestra primera producción. Siempre me lamenté de que la manera en que tuvimos que filmarla en aquel entonces no nos permitió alcanzar los estándares técnicos que necesitaba la película. Ahora, quince años después, puedo decir que finalmente lo hemos conseguido.

Wong Kar-Wai

¿Quién dijo que la historia se escribe una vez como tragedia y se repite como comedia? En 1993, Wong Kar-wai produjo una adaptación fílmica de The Eagle Shooting Heroes, novela de Louis Cha que está entre las más famosas y versionadas (cine, tevé, comics, etc.) de la literatura china, y en cuya herencia se cuentan desde personajes ya clásicos del folclore marcial hasta recetas de cocina, pasando, claro, por un sinnúmero de estilos de pelea. The Eagle Shooting Heroes, la película, es un disparate absoluto, un wu-xia demente que incluye absolutamente a todas las estrellas del cine hongkonés burlándose de sí mismos, tipos corriendo disfrazados de gorila y un emperador que para alcanzar el nirvana debe lograr que otro hombre le declare su amor. Un año después, Wong dirigió a los mismos actores en su segunda adaptación para el cine de la misma novela. No se parecen en nada.Cenizas del tiempo es el negativo de The Eagle Shooting Heroes, un film árido y grave que no se permite el humor ni siquiera cuando un personaje se juega la vida por un huevo de gallina. Es también un ejercicio sobre el tiempo, con historias paralelas y sucesivas desordenadas cronológicamente, y sobre los tiempos cinematográficos, en particular en las escenas de pelea, narradas casi exclusivamente con ralentis y aceleraciones.Diferentes historias y tiempos se conectan a través del personaje de Ou-yang Feng, un asesino a sueldo que vive en el desierto. En la subtrama más típica de Wong Kar-wai, acuden a él Yang, que quiere matar al hombre que deshonró a su hermana, y Yin, la hermana en cuestión, que quiere matar a Yang para librarse de su tutela. A priori, un clásico triángulo amoroso, si no fuera porque Yin y Yang son la misma persona, o dos personas interpretadas por la misma actriz: dos lados de un mismo triángulo. No falta quien apunte, entre los defectos de Cenizas del tiempo, el preciosismo a ultranza que convierte a cada plano en una obra pictórica, pero en este wu-xia crepuscular el placer estético casi nunca está vacío ni es puro, nunca es solamente estético. Sólo que, como dice Ou-yang Feng, no es lo mismo lo que se le paga a un guerrero descalzo que a uno con zapatos.

Agustín Masaedo

Publicado originalmente en la revista El Amante Nº 160, septiembre del 2005

El tiempo todo lo reconstruye

Uno de los Rescates más esperados del Festival es la versión definitiva de Cenizas del tiempo (o Ashes of Time, como prefieran), una de las primeras películas de ese perfeccionista incurable que es Wong Kar-wai. Aquí publicamos un texto del director de Con ánimode amar y 2046, y una crítica (de alguna de las versiones previas) de la película, que se proyecta hoy a las 17:15 y mañana a las 20:00, en ambas oportunidades en el Paseo 2.

Cenizas del tiempo

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“Imposible”, le dije al editor. ¿Cómo puedo escribir una biografía de David Lean? “Estoy en medio de un documental sobre David Wark Griffith para la Thames Television.” El editor insistió unas semanas después: “¿Qué tal si usted lo hiciera sólo por medio de entrevistas?”. Eso sonó irresistible; tenía ya una imagen de mí mismo, tomando un café y conversando sobre la Historia del Cine con David Lean. “¿Usted se refiere a grabar sus entrevistas y que él haga el resto?”, repliqué. “Exactamente”, contestó.Y así me encontré llegando a una enorme casona de venta de muebles en Wapping que había sido convertida en la Fortaleza Lean. Ya con paso seguro, la imagen cobró vida: Lean me recibió muy bien en su hogar. Se sentó de espaldas al río; el efecto fue tan pintoresco que hubiese deseado filmarlo. Aunque ya estaba entrando en sus ochenta, Lean estaba muy inquieto y sentí que estaba hablando con un hombre joven.La primera sorpresa fue ver cuánto le fascinaba aún el cine mudo. El gran director irlandés Rex Ingram había sido la inspiración de su infancia; cuando vio un primer plano del comandante de la embarcación U-Boat en Mare Nostrum (1925), se dio cuenta de lo que era un director en su puesto y que él quería ser como ese director.Sabiendo que David Gill y yo estábamos llevando al escenario algunos personajes de famosas películas mudas acompañándolos con orquestas en vivo, nos sugirió que presentáramos The Four Horsemen of the Apocalypse (Los cuatro jinetes del Apocalipsis, 1921), de Ingram, que era su película muda favorita. Lean era muy persuasivo: David y yo nos encontramos restaurando The Four Horsemen... y reconstruyendo después sus personajes.Lean había sido criado entre cuáqueros, y el cine estaba fuera de esas creencias familiares, por lo que fue mucho más explosivo aún su deseo de entrar finalmente y a hurtadillas dentro de una sala de cine junto con un compañero de escuela para ir a ver una función de matinée de The Hound of the Baskervilles (El mastín de los Baskerville, 1921) de Maurice Elvey. Por una remarcable coincidencia, Elvey fue el primer director con el que Lean trabajó cuando comenzó en Gaumont Studios, después de ser el muchacho que servía el té. Él se dio cuenta de mi sonrisa cuando mencionó a Maurice Elvey, el director británico más prolífico, el que una vez dijo: “Hice doscientas películas, todas malas, pero fueron doscientas”. Lean reconocía que la gente se reía de Elvey, “pero nunca supe por qué, ya que era muy eficiente en su trabajo, agradable en sus modales e hizo excelente películas”.Inspirado por Lean, me encontré dentro del British Film Institute mirando Hindle Wakes y Palais de Danse (ambas de 1928), y quedé convencido de que Elvey había filmado formidables títulos (eventualmente, el BFI restauró Hindle Wakes en VHS).Después de un período de cortar y montar noticieros,

David Lean se convirtió en un gran editor. Sus historias de aquellos primeros tiempos eran tan interesantes que le pregunté, si tuviera que pensar en todos los directores con los que trabajó, quién fue el más negado injustamente por la historia. “¿Alguna vez oyó hablar de Bernard Vorhaus?”, me preguntó. “Nunca escuché hablar de él”, respondí, pero yo sabía que lo averiguaría para mi siguiente visita.

Vorhaus estaba viviendo en St. John’s Wood, y quedó sorprendido de que fuera recordado por David Lean. Había estado fuera de la industria durante tanto tiempo que no recordaba virtualmente nada. Pero el BFI estaba restaurando algunas de sus quota quickies (películas inglesas de bajo presupuesto). Esto derivó en retrospectivas en el National Film Archive de Londres, el Festival de Edimburgo y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Sus memorias eventualmente aparecieron y produjo su autobiografía: todo fue gracias a la devoción que declaró tener David Lean sobre él.Finalmente, le pregunté a Lean cuándo aparecería su autobiografía. Se quedó desorientado. “Pensé que usted la estaba escribiendo”, me respondió. Nos dimos cuenta de que estábamos llevándonos muy bien y que estábamos verdaderamente spiegeliados (en referencia a los extraños comportamientos del famoso productor Sam Spiegel). Pero eso ya no importa. Cuando Lean murió, me embarqué en el libro y lo completé en 1996 (fue reeditado en el año de su

centenario).Recuerdo esas visitas a Wapping como las más fascinantes de mi vida. Lean fue un maestro ideal; él lo hacía a uno partícipe de sus historias y de su entusiasmo. Es una maravilla curiosa que su trabajo haya tenido tal efecto sobre los cineastas de todo el mundo.Lean lucía como un emperador romano, aunque la nobleza de su mente lo sobrepasara en grande, con sus orejas al mejor estilo Buda. Tenía una voz de comando y, cuando le hablaba a alguien, uno quedaba convencido de que era la persona más importante en su alrededor. Tenía una extraordinaria y encantadora crítica de sí mismo, aunque en sus últimos meses, probablemente debido a las medicaciones que tuvo que tomar, fue inducido a sobrepasar etapas de mal carácter. Me gustaba enormemente, y aparentaba estar más ansioso en cada nuevo encuentro que teníamos. Estoy seguro de que realmente lo estaba. Sortear sus memorias debe de haber sido muy doloroso para él. Pero fue estoico ante ello.Recuerdo sus últimos días en el hospital: un amigo le llevó un ramo de narcisos, como tributo a la famosa escena de Doctor Zhivago. Lean había sido un amante de los jardines y adoraba las flores, pero ya le era difícil poder comentarlo; el cáncer le había afectado la garganta. Lean retribuía esa gratitud a través de sus ojos. Mientras estaba parado junto a su cama, yo me sentí paralizado ante el hecho de que ese método fuera realmente tan apropiado para la ocasión: él estaba reaccionando del mismo modo que los actores del cine mudo lo hacían, de la misma manera que a él lo habían apasionado e inspirado desde el comienzo.

Kevin Brownlow

Doctor ZhivagoHoy a las 14, en el Cinema 1Domingo 16 a las 18, en el Cinema 1

Lean a Lean

David Lean. El rey de los momentos, de Juan Carlos Fauvety

Mañana a las 14 hs. en el Cinema 1, antes de la proyección de Doctor Zhivago, como aniversario del centenario de su realizador se presentará el cuarto y último de los libros editados por el Festival (ver recuadro para el nuevo horario de la presentación del libro Jean-Pierre Melville). Escrito por el periodista y realizador Juan Carlos Fauvety, David Lean. El rey de los momentos es el resultado de una investigación de más de una década sobre el realizador británico. Reproducimos, a continuación, su prólogo, escrito por el investigador y cineasta inglés Kevin Brownlow.

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Imperdibles

Mamá está loca

Casi 20 años antes de realizar El silencio de los inocentes y Filadelfia, en 1975, Jonathan Demme dirigió Crazy Mama, una “celebración feliz e implacablemente kitsch de la década del ‘50 en Estados Unidos, llena de oportunidades, rutas y rock’n’roll” (Concorde, New Horizons). La película sigue a Melba (Cloris Leachman), una viuda que vive en Long Beach junto a su hija embarazada y su madre. Cuando el banco le embarga su salón de belleza, la señora sufre un ataque de locura y se larga a la ruta con un Cadillac robado para intentar volver a su casa en Arkansas y, de paso, vengarse de todo y de todos. Se lleva a su hija (y a su novio surfer) y a su madre. En el camino roban estaciones de servicio, supermercados y bancos. Hay persecuciones, choques, tiros, un sheriff desertor, un motociclista apodado Snake, jugadores empedernidos de Las Vegas, una anciana que huye de un geriátrico, intentos de extorsión y varios hits rockeros de la década del ‘50, como “Black Slacks”, de Joe Bennett, y “Transfusion”, de Nervous Norvus. “Del estilo de Bonnie and Clyde, un compendio sádico y sórdido de vidas tiradas al tacho” (Variety). La produjo Roger Corman y es el debut actoral de Dennis Quaid. Costó 300.000 dólares y se rodó en 15 días. Se dará hoy a la una de la mañana (técnicamente, la madrugada del sábado) en el Paseo 1.

La muerte le sienta bien

“No tenía que existir Miss Muerte. Ocurre que la censura le ponía reparos a un guión que yo pensaba hacer en coproducción con Francia y que se llamaba Al otro lado del espejo. No me lo prohibían del todo, pero imponían retoques por todas partes. Así que me planté y les dije que me negaba a introducir aquellos cambios: ‘En vez de ésta voy a hacer otra de terror. Como a ustedes eso les parece una estupidez, y se mean de risa cuando se les habla de castillos misteriosos y gatos negros, y ahí sí que no se meten con nada mientras no se vea ni una teta, pues voy a hacer otra de ésas y ya está’”. Así recuerda Jess Franco el nacimiento post aborto que fue esa nueva meditación sádico-necrofílico-erótico-sofisticada (Román Gubern dixit) titulada Miss Muerte. Anécdotas de lado, la cosa es más o menos así: cuando el doctor experto en técnicas de control mental Zimmerman fallece de un ataque cardíaco, debido a la burla de sus colegas, su hija prosigue sus experimentos adueñándose de la voluntad de una bailarina (Nadia de día/Miss Muerte de noche) para vengarse de los médicos que dejaron morir a su padre. Otra oportunidad para adentrase en ese huracán de imágenes penetrantemente baratas que es el cine de Jess Franco. Y nada menos que con copia nueva y completa. Hoy a las 0:30, en el Paseo 2.

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