A la vejez, violencia

2
“A LA VEJEZ, VIOLENCIA” Maltrato a personas de la tercera edad INGA PÉREZ, Sheila DESPOJADA ¿Por qué me robas mis fósforos? Esas son mis cajitas, le dije. Después me las tiró en la cara y se fue. Ella no le dice nada. Vienen y me roban mis cositas, mi comida, mis verduras. Este es mi terreno. Todo este grande es mío. La casa de tres pisos la construyó ella, sí. Pero la tierra es mía. ¿Ves esa ramada? Allí me han arrinconado. En la casa grande vive ella con sus hijos y su marido. A mí ni un cuartito me han dado. Virginia, 67 años, es madre soltera desde los 25. Trabajó 15 años como costurera. Un mal día, lágrimas involuntarias brotaron de sus ojos al coser. El atravesar el hilo por el orificio de una aguja se volvió una tortura. Su fiel amiga le fallaba: la visión se le iba. Supo entonces que debía buscar otro trabajo para mantenerse y sacar a flote a su familia. Lavandera, cocinera y hasta niñera, todo con tal de ver a su niña, su única hija, tomar rumbos distintos al suyo. ELLA “Ella” es Silvia, su hija; aunque ya perdió la costumbre de llamarla así. “Ella se embarazó a los 18. Me trajo al marido a vivir aquí. Construyeron la casa pero no quisieron que viviera dentro. Tendré pulgas seguro. Ahora ya tienen tres pisos. ¿Puedes creer que no sé como es esa casa por dentro? Nunca me han invitado a entrar. Tampoco quiero entrar, les digo.” Porque el orgullo aun no lo ha perdido. Porque si le gritan, responde. ¿AUTORIDAD? Las puertas de la comisaria de Santa Anita se le cerraron de la misma forma. “Vieja, solo te sabes quejar. A ver denúnciame si quieres, me dice. Te denuncio pues y fui a la policía.” “Cómo le vas hacer eso a tu hija. Anda arreglen sus cosas, no hay trámite para eso” me dijo el sonso. Seguro tú también le das dos soles al día a tu mamá ¿no?“ya ya vieja, no fastidies.” “Vieja tu abuela y tu uniforme también.” En el año 2010, se registró que el 50% de adultos mayores en el país sufre maltrato por parte de sus parientes. Un 15 de Junio fue declarado Día Mundial de la Toma de Conciencia contra el Maltrato al Adulto Mayor a nivel mundial. Ligia Castillo Tapia, gerontóloga y asistenta social, considera que en el Perú aún falta tomar conciencia sobre la importancia que los ancianos como Virginia Y Elvira tienen en la vida familiar y social del país.

description

Reportaje sobre el maltrato a personas de la tercera edad. El reportaje gira en torno a dos personajes de la tercera edad en cuyos relatos se trasluce el constante maltrato que sufren por parte de su familia y de la sociedad (Reportaje de denuncia). Autora: Sheila Inga Pérez

Transcript of A la vejez, violencia

Page 1: A la vejez, violencia

“A LA VEJEZ, VIOLENCIA”

Maltrato a personas de la tercera edad

INGA PÉREZ, Sheila

DESPOJADA

¿Por qué me robas mis fósforos? Esas son mis cajitas, le dije. Después me las tiró en la cara y

se fue. Ella no le dice nada. Vienen y me roban mis cositas, mi comida, mis verduras. Este es mi

terreno. Todo este grande es mío. La casa de tres pisos la construyó ella, sí. Pero la tierra es mía.

¿Ves esa ramada? Allí me han arrinconado. En la casa grande vive ella con sus hijos y su

marido. A mí ni un cuartito me han dado.

Virginia, 67 años, es madre soltera desde los 25. Trabajó 15 años como costurera. Un mal día,

lágrimas involuntarias brotaron de sus ojos al coser. El atravesar el hilo por el orificio de una

aguja se volvió una tortura. Su fiel amiga le fallaba: la visión se le iba. Supo entonces que debía

buscar otro trabajo para mantenerse y sacar a flote a su familia. Lavandera, cocinera y hasta

niñera, todo con tal de ver a su niña, su única hija, tomar rumbos distintos al suyo.

ELLA

“Ella” es Silvia, su hija; aunque ya perdió la costumbre de llamarla así. “Ella se embarazó a los

18. Me trajo al marido a vivir aquí. Construyeron la casa pero no quisieron que viviera dentro.

Tendré pulgas seguro. Ahora ya tienen tres pisos. ¿Puedes creer que no sé como es esa casa por

dentro? Nunca me han invitado a entrar. Tampoco quiero entrar, les digo.” Porque el orgullo

aun no lo ha perdido. Porque si le gritan, responde.

¿AUTORIDAD?

Las puertas de la comisaria de Santa Anita se le cerraron de la misma forma. “Vieja, solo te

sabes quejar. A ver denúnciame si quieres, me dice. Te denuncio pues y fui a la policía.” “Cómo

le vas hacer eso a tu hija. Anda arreglen sus cosas, no hay trámite para eso” me dijo el sonso.

“Seguro tú también le das dos soles al día a tu mamá ¿no?” “ya ya vieja, no fastidies.” “Vieja tu

abuela y tu uniforme también.”

En el año 2010, se registró que el 50% de adultos mayores en el país sufre maltrato por parte de

sus parientes. Un 15 de Junio fue declarado Día Mundial de la Toma de Conciencia contra el

Maltrato al Adulto Mayor a nivel mundial. Ligia Castillo Tapia, gerontóloga y asistenta social,

considera que en el Perú aún falta tomar conciencia sobre la importancia que los ancianos como

Virginia Y Elvira tienen en la vida familiar y social del país.

Page 2: A la vejez, violencia

ELVIRA

“¿Mis hijos? Ellos viven por Huachipa, allí tienen su casa. ¿Yo? Vivo sola. Sí, a veces me

visitan. Francamente, casi nunca vienen. Pero yo igual trabajo, aunque no gane mucho. Casi

nada.” Doña Elvira, huaracina de 75 años, acomoda los maltrechos tomates y las nada

apetecibles paltas que intenta vender en un carrito de madera. Su gélida voz, y vacua mirada dan

luces de una vida llena de sacrificios y dolor. Su silencio pinta su pasado y el presente. No hay

rastros de un futuro.

“No entiendo qué les pude haber hecho mal. Son tres hombres. Cada uno con familia hecha. El

menor es el único que me visita. Al mes siquiera. ¿El brazo? Empujando la carreta me cayó ese

palo. Solo está hinchado pero duele.” Es extraño el no sentir emoción alguna en sus palabras.

No hay tristeza ni rencor, solo resignación. Elvira se ha resignado ha ganar 8 soles al día, comer

un menú de 3.50 y ‘ahorrar’ lo que sobra para comprar la mercadería de mañana.

La Ley 28803 garantiza los derechos de los ancianos y determina que sus familias tienen la

obligación de velar por ellos en pro de su bienestar. Sin embargo, la voz se les apaga por la edad

y por la más cruda indiferencia de aquellos a quienes ayudaron a crecer. Sumergidos en la

soledad y el aislamiento de una sociedad rebosante de individualismo, el adulto mayor ya no es

más aquel hombre respetado de la época incaica. Hoy la experiencia y el tiempo le son esquivos.