A Modo de Perfecto Círculo
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7/23/2019 A Modo de Perfecto Crculo
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A modo de perfecto crculo, la pelcula que abre con el plano de la vampiresa mirndonos
fijamente desde el fotograma en que se halla aprisionada, va a cerrarse sobre los rostros
congelados, que esbozan todava alguna suerte de leve movimiento que dirase de llamada o
reclamo para unirnos a ellos en la entraa del fotograma en que parecen habitar inmviles
ms all del tiempo en una forma de sobrevenida y aparentemente pnica eternidad, y entre
estos simtricos principios que son ya postreros, y finales que retornan al origen, vamos a
asistir al pico periplo de los dos personajes, el aniado maestro de mltiples rostros y el
amargado discpulo de sensibilidad no completamente clausurada apta an para captar la
honda enseanza de su mentor, en pro y a la busca de ese santo grial que pese a la
importancia social y econmica que lo reviste, apenas muy pocos han dado en pensar, laesencia olvidada o nunca sabida del cine. Ya desde las dos primeras secuencias venimos a dar
con el aspecto ms convencional o industrial del cine, el montador que recomienda purgar la
cinta de elementos que puedan disturbar la claridad de un lenguaje elaborado con el solo
inters de servir a las necesidades narrativas que lo conviertan en un vehculo apto para ser
comprendido por el eventual asistente a una sala de proyeccin, en vista de lo cual insiste en
convencer al realizador y protagonista para que retire el inquietante fotograma desde el que la
vampiresa parece interpelarnos, y el trnsito del director en su automvil a travs de una Gran
Va madrilea a lo largo del cual el plano pugna por mostrarnos de modo insistente las puertas
de las grandes salas de cine en las que se estrenan a mayor gloria de la industria del mismo loa
grandes films, obras gloriosas de este modo de entender el sptimo arte, al comps de las
notas musicales de un Wagner que reviste la dicha marcha a bordo del coche de unos acordes
picos que no se refieren a la grandeza de ese magnfico cine que flanquea al director a su
paso por la gran avenida madrilea, sino que directamente estn sealando a la rara epopeya
que llevar a estos dos personajes annimos y desconocidos a poseer y ser posedos por la
verdadera esencia de un cine que nunca ha sido pensada hasta ellos. Pero a fin de emprender
tan prodigioso viaje el tiempo habr de ser comprimido o expandido, en cualquier caso ser
preciso desatar sus costuras, desencajar sus aparentemente ajustados goznes, de manera que
la conciencia de los dos personajes descentrndose, adquiera la cualidad flexible y el vuelo que
le permita ingresar en estados cada vez densos y profundos de conciencia que sean capaces de
explorar la esencia temporal que constituye la trama profunda de la realidad a travs del
mecanismo reproductor de la misma que revela con ms perfeccin su esencia temporal. Es en
el resto de las escenas de la pelcula a excepcin de aquellas en que la percepcin de las cosas
no se distorsiona dando como resultado la conciencia cotidiana de la realidad, los viajes en
coche de Sirgado y su prima a la hacienda segoviana de la ta de Pedro o las disputas entre el
director y su amante en el piso de la calle Huertas, donde de manera sorprendente y hasta se
dira que poseda de una cierta cualidad mgica penetramos en lo que voy a denominar una
temporalidad nueva, distinta, de dilatacin o estrechamiento de la perspectiva del tiempo que
radicalmente van a sufrir y gozar ambos personajes principales y especialmente Pedro. Ya al
hacerse presente en el piso Sirgado y como efecto de haber recibido la comunicacin y lascintas de Pedro, se produce en aquel un sbito congelamiento de la conciencia en un peculiar
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estado perceptivo como de achatamiento o aniamiento de la misma, por aniamiento o
infantilidad entiendo una reduccin o apertura especial a un mundo de sonidos e imgenes
asociados a la edad infantil, que resuenan de manera particular en los odos y en la
imaginacin de este, las sintonas musicales de los dibujos animados, de los anuncios
publicitarios o de los noticiarios manifiestos al odo alerta de la criatura, en que la evidente
cualidad taumatrgica de Pedro va a arrastrar a la conciencia de un Sirgado vido de verse
sumido en ms profundos estados perceptivos y de una riqueza superior a los que est
acostumbrado a llegar con la ayuda de la droga. Hay que sealar que la droga juega un papel
relevante aunque evidentemente menor en la gestacin de estas formas extraas de la
temporalidad a las cuales solo es posible llegar por el camino de la regresin a la infancia
absoluta, o a travs de privilegiados momentos de la misma rescatados en virtud de un
ejercicio regresivo aunque parcial de la memoria que abran la mente y la percepcin al punto
de ser capaces de contemplar con pavor no menos que con placer el discurrir temporal de las
cosas en la imagen del cinematgrafo, y no de una droga que solo puede cumplir
imperfectamente dicho menester en aquellos personajes que an con problemas puedenhallar acomodo en la realidad adulta, y no en los que como Pedro muy al contrario, por residir
en un estado regresivo cuasi permanente experimentan el efecto contrario de un retorno a la
edad adulta por mor de haber consumido drogas. La compaa en estas escenas de una msica
de carcter infantil, tal la de los dibujos animados o de un zumbido tambin de sustancia
netamente irreal o fantasiosa, potencia la naturaleza alucinatoria o mgica, Pedro se aparece y
desaparece al modo de un personaje animado, de ese estado de conciencia temporal
regresivo o aniado en pequeas dosis en Sirgado y en su novia, pero que al darse de forma
tan pasmosamente contundente en la situacin de regresin total de Pedro, har posible el
que este sea capaz de percibir en las tomas aceleradas que realiza en el exterior de su casa, de
las zonas ajardinadas o de los arroyos o de los cielos, de forma placentera a la vez que
pavorosa, el movimiento incesantemente devorador y creador de un proceso temporal
arrollador y anonadante que en la conciencia de un infante verdadero solo supondra pasmo y
alborozo y sin embargo en la sensibilidad de un adulto dedicado obsesivamente a congelar el
tiempo, significa tanto la alegra de poder contemplar la naturaleza velada de la realidad
cuanto el pnico por la imposibilidad de de detener tal movimiento incesante. Y es que la
conciencia regresada e infantilizada de Pedro es condicin necesaria para sumirse en un
estado de temporalidad que abra ante sus ojos carentes de veladuras la fabulosa y magnfica
sustancia de desvelador del tiempo creador y asesino que teje y desteje la realidad, y que
estn solo descubierto por la aceleracin de los fotogramas por segundo que captan su
intrnseca verdad, pero que tambin es capaz al enlentecer el nmero de fotogramas por
segundo y ralentizar el paso de la imagen, de crear la ilusin de congelacin y quietud que va
significar el proyecto ltimo de un Pedro volcado en su obsesin de detener el curso temporal
aunque solo sea a la manera de extraer cual sangre la temporalidad que anima al sujeto hasta
el punto de su extincin, y que representa de forma lata el ingreso en lo fantstico de una
pelcula traspasada por la verdad de la regresin a la niez y la droga como mecanismos
imperfectos y terribles de parar el tiempo y de la esencia eminentemente temporal de las
cosas que el cine revela, necesita a su vez de entrar en la fantasa para conseguir ese imposible
desidertum de una inmovilidad y exorcismo del tiempo que solo se dar con la mitolgica
figura de una cmara vampira y narctica extrayendo el flujo temporal de las venas deaquellos vidos de llegar al cimero momento de una parusa ms all del tiempo que la
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fantasa torna en el instante eterno del fotograma congelado. Del mismo modo que la ilusoria
idea de un tiempo inmvil viene a cifrarse en la fabulosa imagen de la detencin del proyector
sobre el fotograma aislado que abre la primera escena de la pelcula y antecede al final de la
ltima, el rostro de ambos protagonistas que nos miran aprisionados en los fotogramas
inmediatamente antes del fusilamiento de sirgado por la cmara, la aceleracin de la
velocidad de la cinta en lo que cabra considerar como imagen ilusoria de una intenso aumento
del ritmo de cambio de las cosas, o del apresuramiento al paroxismo del fluir del curso del
tiempo viene a simbolizarse en el sincopado flujo de los programas de televisin a que es
expuesta la conciencia perceptiva de Sirgado recin llegado a la casa de Pedro por obra de los
poderes taumatrgicos de este, o la expresin por parte de la ta de Pedro de la alteracin de
las formas de conciencia respecto al tiempo, distincin entre pasado, presente y futuro, o su
incapacidad para sustraerse al crculo de pseudoconciencia virtual de los mecanismos de
creacin ilusoria o lo que es lo mismo la imposibilidad de distinguir la realidad de la ficcin, en
la medida en que el paso de toda suerte de imgenes por la pantalla del televisor puede crear
un nuevo tipo de temporalidad fraudulenta que anteponga el tiempo en que se aparecen loscontenidos en la pantalla al tiempo de la propia realidad, para aquellas conciencias ya sea
virginales y puras en el sentido perceptivo, las de los nios, lo que hace hincapi a su vez en la
atmsfera de regresin temporal que se respira en la casa, y que se extiende desde Pedro
hasta su propia ta, o las viciadas y aquejadas de alguna grave enfermedad mental como puede
ser el caso de la ta, adquiriendo en este proceso la temporalidad ilusoria la sustancia real que
va perdiendo a la par la autntica realidad, hasta el punto de verse reemplazada la conciencia
humana por la conciencia mecnica, y el tiempo natural de la conciencia por el artificial
decurso temporal del artilugio cintico. En cualquier caso estas formas falsas e inducidas de la
temporalidad que van poblando la cinta desde su tercera escena se constituyen en el mbito
en que Pedro habita, y son consecuencia de su mirada infantil y regresiva en una tierra de
nadie entre el nio y el enfermo que sin duda este va a aprovechar para construir a partir de
las mismas el flujo de una nueva temporalidad capaz de abarcar en si toda suerte de
contenidos de conciencia, desde un pelo o un grano de arena, pasando por ros, valles,
montaas, grandes ciudades, hasta los planetas, las estrellas y constelaciones o la gran
explosin del origen, o la temporalidad/intemporalidad de una conciencia de todos los
contenidos de todas las conciencias habidos en el pasado, ocurriendo en el presente y que
sucedern en el futuro, al modo de una conciencia de Dios fraguada en un cinematgrafo
constante infinito y eterno a la manera del Dios omnisciente o demiurgo platnico,
aristotlico, medieval o cartesiano y leibniziano que viniese a ser sustituido por una bastarda y
ancestral conciencia tcnica, con la que Pedro pugnaz en su lucha contra los lmites de la suya
propia o de la de la humanidad toda, una batalla que es equivalente a la que sostiene en
contra de una conciencia adulta apenas ya consciente y alienada por los clichs tpicos de la
temporalidad vaca propia de la ms chata normalidad, desde el impulso y la fuerza que le da
una infancia que no solo se resiste a morir sino que ya puebla la mayor parte de su espritu,
aspira a reemplazarla por la conciencia Dios omnisciente y absoluta del divinizado
cinematgrafo. Es preciso no olvidar que en esta labor de zapa extrayendo las sucesivas capas
de temporalidad con la ayuda del cinematgrafo, ha sido capital el ejercicio de una de las
facultades ms esenciales de la conciencia, la memoria como batalladora principal contra la
esencia destructora del tiempo en su afn pocas veces conseguido de retener y amurallar losmomentos principales del pasado, a fin de preservarlos de la voraz y cruel erosin de un
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tiempo siempre inexorable en su continua marcha hacia el futuro. En este sentido es crucial el
ejercicio de Pedro, a travs de una consistente prctica de depuracin de los aspectos ms
obstructivos de la edad adulta que supongan un poderoso veto a la atraccin de la memoria
hacia los momentos de especial significado de la ya lejana infancia, de la accin de concentrar
minuciosamente la atencin de Sirgado y su novia sobre los objetos ms preciados de sus aos
de niez, tal que muecas o lbumes de cromos, hasta el punto de forzar en ellos un punto de
fijacin absoluta o de no retorno en que venga a darse el efecto de reviviscencia mxima de
esa experiencia de la infancia que pareca ya irremisiblemente perdida en la oscura noche del
pasado o devorada hasta la extincin entre las insaciables y torvas fauces del tiempo, y que sin
embargo y contra toda previsin se alza joven, fresca y rozagante como la primera vez ante los
ojos atnitos de el director y su novia, que no salen de su asombro al contemplar el retorno
milagroso de ciertos instantes de su niez por obra y gracia de ese taumaturgo del tiempo y
resucitador de la memoria que es Pedro. No es de extraar que en ese proceso de
remembranza o reviviscencia del que Pedro es autor, venga a darse el prodigio de una suerte
de aparicin milagrosa o de una no menos fabulosa resurreccin de momentos enterradosentre las capas ms profundas de una memoria que si bien los atesora entre los ms preciados
de su valiosa coleccin mantenida a salvo de las brutales dentelladas del tiempo, ahora apenas
es capaz de dar con ellos escondidos como se hallan en los compartimentos ms recnditos
de los anaqueles ms elevados de las secciones ms perdidas de una memoria, que al modo de
de la madre de familia que busca intilmente un cachivache de otro tiempo entre la montaa
de objetos apilados en el desvn, hace tiempo que ha renunciado a encontrar dichos
recuerdos que se hallan pues en trance de desaparecer y extinguirse en ese trnsito de la
desmemoria al definitivo olvido, si no fuera por obra de ese milagro estupefaciente y pasmoso
que Pedro ha ejercido no de una leve y plida remembranza de los restos deslucidos y tenues
de algo que alguna vez ocurri en un tiempo ya muy lejano y definitivamente perdido, sino del
sorprendente erigirse de lo que no es ya un recuerdito, como afirma Pedro, y por el contrario
viene a tratarse de la plasmacin de los objetos mismos de la infancia en toda su materialidad,
los lbumes, la bety boop, revelndose como siendo fsicamente aquellos con los que jugaron
los personajes hasta en su ms mnimos detalles, lo cual revela que esta operacin sobre la
memoria que ejerce Pedro an siendo ciertamente un ejercicio para obrar una cierta suerte de
regresin sobre los otros personajes, traspasa los lmites de esa difcil tcnica para constituirse
en la vasta e imposible pero fantstica empresa de redencin de los momentos de una vida
asesinados por el tiempo en la forma de una maravillosa resurreccin material propia de un
Cristo resucitado, o de las historias de fantasmas pobladas de aquellos seres retornados de la
muerte en virtud de alguna suerte de convocatorias de los mismos por obra de los vivos, de
forma que al fin se haga factible el absoluto y definitivo triunfo sobre el tiempo del alma del
hombre pugnaz en su esclarecida esencia por librarse de una vez de la tutela de un tiempo
voraz al fin por completo domeado. La pelcula se juega pues en los territorios de la verdad
de los anhelos de los hombres y de su conciencia por la preservacin de su identidad frente al
decurso inexorable del tiempo y de la necesidad del recurso a la fantasa con el fin de dar
resolucin imaginaria al trgico y eterno conflicto entre la conciencia humana y el tiempo.