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70 PLAYBOY JUNIO 2012 DIARIO de un ACARREADO Por IVÁN FARÍAS > Ilustración de PABLO GONZÁLEZ DIÉGUEZ NUESTRO ENVIADO ASISTIó A TRES ENCUENTROS CON LOS TRES PRINCIPALES CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA. LAS INVITACIONES LE LLEGARON POR CORREO O POR BOCA DE UN FUNCIONARIO QUE, AMA- BLEMENTE, LE “SUGIRIó” QUE ASISTIERA. LO LLEVARON EN CAMIO- NES O LLEGó –TARDE- POR SU PROPIO PIE. LE REGALARON PLAYERAS RECICLADAS, TORTAS (QUE POR SUERTE NO LO INTOXICARON), RE- FRESCOS, COPETES DE MENTIRAS Y YA NO ALCANZó UN PARAGUAS. APLAUDIó SIN QUE UN ANIMADOR LO INVITARA A HACERLO Y BAILó CUMBIA CON UNA DIOSA. SE ACERCó AL QUE SE COMPORTA COMO ES- TRELLA DE TELEVISIóN, AL QUE LA GENTE VE COMO UN MESíAS Y ACOMPAñó A LA QUE PREDICó EN UN ESTADIO DE FúTBOL CASI DE- SIERTO. AL FINAL, AúN NO SABE POR QUIéN VOTARá, PERO YA EXPE- RIMENTó EN CARNE PROPIA LO QUE SIGNIFICA SER UN “ACARREADO”, CON TODAS SUS LETRAS, EN TIEMPOS DE ELECCIONES. DENTRO DEL MíTIN

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Crónica de tres distintos mítines poíticos con canidatos a la presidencia.

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Diariode un

acarreaDoPor Iván Farías > Ilustración de Pablo gonzález dIéguez

Nuestro eNviaDo asistió a tres encuentros coN los tres

principales candidatos a la presiDeNcia. las iNvitacioNes le

llegaroN por correo o por boca De uN fuNcioNario que, ama-

blemeNte, le “sugirió” que asistiera. lo llevaron en camio-

nes o llegó –tarDe- por su propio pie. le regalaron playeras

reciclaDas, tortas (que por suerte No lo iNtoxicaroN), re-

frescos, copetes de mentiras y ya No alcaNzó uN paraguas.

aplauDió siN que uN aNimaDor lo iNvitara a hacerlo y bailó

cumbia coN uNa Diosa. se acercó al que se comporta como es-

trella de televisión, al que la geNte ve como uN mesías y

acompañó a la que predicó en un estadio de fútbol casi De-

sierto. al fiNal, aúN no sabe por quién votará, pero ya expe-

rimeNtó eN carNe propia lo que sigNifica ser uN “acarreado”,

coN toDas sus letras, eN tiempos de elecciones.

dentro del

mítin

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Doña Elisa es una mujer que pasa los 40 años, entu-siasta, entrada en carnes y muy feliz de ver por fin a Enrique Peña Nieto. No le pregunto su edad, pero sí su nombre y a qué se dedica. Es empleada en el gobierno de Tlaxcala desde hace más 15 años. Sindicalizada y en espera de su jubilación. Estoy arremolinado a las afueras de la Plaza de Toros de Api-zaco, el coso más grande del estado de Tlaxcala. Le pregunto con alegría, así que no duda que yo sea otros de los muchos seguidores del priísta. “Va ser nuestro próximo presidente”, dice convencida. Según me cuenta, ella se enteró del evento gracias que el “licenciado”, un funcionario local de su municipio, los fue a invitar unos días antes. “Va a haber camiones que los traerán y llevarán”.

Días antes, en los medios locales daban cuenta de que Sergio González Hernández, di-rigente del PAN del estado, le había mandado un par de libros de preescolar al candidato pre-sidencial para “superar sus deficiencias”. “Se le harán llegar a través de su dirigencia estatal dos libros... uno se llama Lectura Comprensiva, para un mejor aprendizaje, y Bubbles, para que mejore su conoci-miento del inglés”. Al CEN tricolor y a la militancia, el chiste no les causó gracia. Pero tampoco les importó. La Plaza de to-ros estaba tan llena que mucha gente se quedó afuera. Den-tro, la plana mayor en el estado está presente, con la cere-za en el pastel, que era Beatriz Paredes Rangel, tlaxcalteca y candidata a Jefa de gobierno del D.F.

Afuera nos entregaron gorras, banderines, globos aplau-didores y demás parafernalia para poder vitorear al candida-to. Algunos traían comida embolsada. Jugos y tortas, según con quién habías venido. “Le dan en su camión”, me dice un señor que repartía aguas. Otros regalaban camisetas rojas de la pasada campaña a gobernador, aunque algún mercadólo-go les dijo que cambiaran el color, porque las nuevas son ver-des con el logo del partido estampado muy cerca del corazón.

Hasta copetes para llevar se pueden conseguir, emulando al candidato presidencial.

Un artista DE la tElEvisiónAntes de entrar pierdo a doña Elisa, que asegura no ser vo-tante, sino “fan” del mexiquense. Adentro, todo es faraóni-co. Grandes logos del PRI adornan el templete que se alarga hasta dentro del público y es rematado por un atril donde van leyendo los oradores. El acto es corto. Hablan todos los que tiene que hablar, y reciben sus aplausos, en especial

Beatriz Paredes. Al final toma la palabra Enrique Peña Nieto. Hasta ese momento todo había sido a la antigua usanza priísta, es decir, grandes aren-gas, mucho llamar al público, muchos políticos le-vantando puños, mucho recurrir al chovinismo (“Tlaxcala, cuna de hombres trabajadores”, “Tlax-cala, indómita”). Pero Peña Nieto es diferente. Sabe mover sus manos, acentuar sus dichos con movimientos de brazos y repetir una y otra vez “Tlaxcala” y “Tlaxcaltecas”. Tiene una pauta y la

sigue. Sabe aplicar los gestos, utilizar sus brazos con la ca-misa arremangada, mirar a la gente y al final, como si de un artista de televisión se tratara, sale a convivir, brevemente con la gente. Su discurso no tardó más de diez minutos y habló de generalidades. En aquel momento no podía llamar al voto, la veda electoral se lo prohibía, pero eso no le qui-

| peña nieto | Su copete pa’ l levar

En abril, comEnzaron a vErsE En los mítinEs dEl Pri muñEcos Estilo “KEn” quE Emulabana EnriquE PEña niEto.

Afuera nos entregaron gorras, banderines, globos aplaudidores y demás parafernalia para poder vitorear al candidato.

taba hacer señalamientos, aunque tibios, casi velados, al gobierno federal y a sus detractores. El acto es breve, pero contundente. La gente sale feliz y aborda ovinamente los autobuses, camionetas, combis en los que llegaron. En la arena de la plaza de toros queda la basura de los alimentos y algunos banderines de plástico.

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Me enteré de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador en el IFE por medio de un correo electróni-co que enviaron a alguien muy cercano. Él es representan-te del “gobierno legítimo” y recibe, cada tanto, información sobre el candidato perredista. Antes ya había recibido en el correo normal una tarjeta con el águila juarista, en donde lo comprometía a ser vigilante de las urnas en las próxi-mas elecciones presidenciales. Tenía un mensaje en donde López Obrador lo invitaba a “no dejarse arrebatar el voto”, como en el ejercicio anterior.

Él no fue, yo sí. La ciudad de México es el máximo bas-tión perredista del país. El partido del sol azteca se quedó con todos los líderes naturales del priísmo de los ochentas, así que saben movilizar gente tan bien como sus adversa-rios tricolores. La idea principal de los mítines es mostrar “el músculo”, demostrar que grandes cantidades de gente están con ellos. Además, López Obrador tiene una estruc-tura alterna tan poderosa que garantiza que hasta en es-tados poco proclives a escucharlo, haya gente.

A diferencia de Enrique Peña Nieto, donde van mili-tantes de vieja cepa, pero muchos jóvenes y mujeres; con el perredista el grueso es gente que pasa de los treinta años, muchos pintan canas. Ahí veo a los personajes que están en todas las marchas defeñas: Superecologista, un hom-bre en una bicicleta, siempre vestido de ver-de, con hojas cafés de tela pegadas a su ropa y una gran bandera de colores. También es-tán muchos de los antiguos comunistas que venden libros en el centro de la ciudad. Sin embargo, los que obtuvieron lugares en la ex-planada del Instituto Federal Electoral son los pocos elegidos que llegaron temprano y que pudieron ver en trajes negros a los dirigentes de los par-tidos de la coalición, los funcionarios del IFE y al propio candidato presidencial.

Luego del acto protocolario dentro de las oficinas, sale una pequeña comitiva a dar un discurso en un temple pe-queño, con un atril de plástico transparente. Ahí, muy serios

Superecologista entre la masa | amlo |

y adustos, los tres dirigentes de los partidos, su coordinador de campaña y el candidato, saludan a la concurrencia. El toque ins-titucional lo da el color de la corbata en los trajeados, de acuerdo con su partido. Por el Movimiento Ciudadano, Luis Walton, ca-fé; del Partido del Trabajo, Alberto Anaya, rojo comunista; por el PRD, Jesús Zambrano, amarillo. Ricardo Monreal y López Obra-dor traen corbatas neutrales, es decir, negras. La de Obrador tie-ne unas ligeras rayas azules, que apenas alcanzo a distinguir.

sUs “EsEs” EsconDiDasEl discursos es menos incendiario que el de hace años, que el de hace unos meses. Obrador hace sus pausas caracterís-ticas, su lento hablar, sus eses escondidas. Sus movimientos

A diferencia de Enrique Peña Nie-to, donde van militantes de vieja cepa, pero muchos jóvenes y mu-jeres; con el perredista el grueso es gente que pasa de los treinta años, muchos pintan canas.

En fEbrEro Pasado, al mEnos 200 PErsonas sE intoxicaron En GuErrEro, dEbido a los tacos quE lEs rEGalaron Por habEr asistido a un mitin Político, informó la ssa.

no son tan estudiados, ya se han incorporado a su persona. Años de estar en campaña lo han hecho verse natural fren-te a las masas. La gente aplaude cuando exige trato justo y cuando declara que dará pensiones, cuando recuerda los programas sociales del gobierno del distrito federal. Todo

es público amigo.Pero éste no es un mítin clásico de PRD, no

hay el gran templete con banderas y el rostro del candidato, ni el animador que calienta a la gente y que les va enseñando las arengas que deberán gritar cuando llegue el discurso este-lar. Es un acto más pequeño, sin expendedores del diario Regeneración, sin cantar el Himno Nacional, sin la fiereza que caracteriza a Obra-dor. No hay chistes por lo bajo, que es como salpimenta sus actos normales, ni oradores-abridores. La gente le aplaude cuando se baja y

de inmediato busca contacto con él. La principal diferencia con Peña Nieto es que sus seguidores van a ver a un santón, no a un pop star. Lo cual para la seguridad es un descanso. Las “fans” de Peña Nieto quieren tocarlo para quedarse con algo de él. Las “fieles” de Obrador sólo quieren tocar su ropa y sentirse salvadas.

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recuerdo la cara de Maquío, el histórico candidato presidencial panista “boteando” en el centro del DF, o hacien-do huelga de hambre en el Ángel de la Independencia para exigir que se abrieran los paquetes electorales en donde se había dado la victoria al satanizado Carlos Salinas de Gorta-ri. Hay fotos donde se ve al actual presidente panista, Felipe Calderón Hinojosa, con su familia, pidiendo dinero en botes para la campaña de Maquío.

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| vázquez mota | Al amparo de la Diosa de la Cumbia

dia. Afuera había un caos vial por los muchos autobuses en los que habían traído a los asistentes. La diosa de la cum-bia cantaba sus éxitos renovados con un ritmo más “tribal” y electrónico. El sol caía fuerte, tanto que uno debía estar a la sombra. Ya no había paraguas blanquiazules, pero sí algunas gorras blancas con el nombre de la candidata en azul. Pedí uno e intenté entrar al estadio. “¿De dónde viene usted?, me dijo una señora con todo el kit electoral: gorra, camiseta, banderín y una pancarta. De acá del DF, respon-dí. “Es que ésta es la puerta 2, de ésta a la 6 son para los del estado de México.” Le pregunté que si podía entrar por ahí. “Pues sí, pero ya llega tarde”, me respondió. Mientras yo en-contraba las escaleras, la gente, apenas terminó la música, comenzó a salirse. El calor había logrado su cometido.

En el sonido local pidieron un aplauso para Vázquez Mota y ella comenzó su discurso de unidad mientras la multitud, fundida por el sol, hacía la diáspora. Abajo el es-pacio donde estaba la plana mayor panista tenía sillas y

era circular, para que los oradores pudieran gi-rar 360 grados. Miranda de Wallace iba de blan-co; Cordero y Santiago Creel se habían quedado en mangas de camisa, contrastando con Gusta-vo Madero en saco y la tradicional corbata azul claro. La cantante colombiana se veía rozagan-te en su vestido multicolor.

Josefina sonreía a pesar de que la gente continuaba saliendo. En ningún momento se le vio atemorizada o que dudara. Continuó aren-

gando al público y pidiendo que la apoyaran. Afuera la gente ya abordaba sus autobuses y esperaran que los re-gresaran de donde vinieron.

Muchos llevaban botellas de agua iguales, que les die-ron durante el acto. Algunos comían tortas que, asegu-raban, les habían regalado antes de salir. “A nosotros nos dieron sólo una banderita”, me dijo una señora acompaña-da de sus dos hijos.

En mi cabeza, siempre que salgo de un mítin, suena La Marcha de Zacatecas y me río. Todo ha cambiado, pero to-do sigue igual.

¿De dónde viene usted?, me dijo una señora con todo el kit electoral, gorra, camiseta, banderín y una pancarta. De acá del DF, respondí.

durantE un mítin dE GabriEl quadri, En la univErsidad la sallE, su EquiPo rEPartió sEParadorEs dE libros EntrE los EstudiantEs. los sEParadorEs tiEnEn la fiGura animada dEl candidato.

Esos tiempos quedaron atrás. Para la toma de protesta de su actual candidata, Josefina Vázquez Mota, rentaron el Estadio Azul y contrataron a Margarita, la diosa de la cumbia, para amenizar el acto. La meta era llenar con 36 mil asisten-tes, la capacidad máxima del coloso, y que se demostrara el arrastre de la panista. Sin embargo, el cálculo y la operación les fallaron.

Para escribir este artículo esperaba el momento en que dieran la hora, la fecha y la hora en que sería. Esto se dio a conocer con dos días de anticipación en su página y en un comunicado breve de prensa. Los panistas son muy organizados, pero la Ciudad de Mé-xico no es su territorio. Días antes había asis-tido a un desangelado mítin en la delegación Miguel Hidalgo donde se candidateaba Lía Li-món, ahora diputada local independiente de la asamblea legislativa del DF. Y ex esposa del anterior con-sejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde. La delegación Miguel Hidalgo es casi el único coto de poder que le queda al PAN dentro del DF. Pensaba: si ni ahí podían llenar una plaza pequeña, menos podrían con un estadio de las dimensiones del Azul.

Ya no había paragUasEso lo confirmaría la propia Lía Limón en entrevista con Car-men Aristegui cuando abandonó a su partido, y la realidad, el domingo 11 de marzo. Llegué tarde, casi a las doce y me-

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