Agricultura Social: sembrando alternativas de futuro

Humana Fundación Pueblo para Pueblo es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo (ONGD) que desde 1987 promueve la protección del medio ambiente y lleva a cabo proyectos de cooperación en África, América Latina y Asia, así como un programa de Educación para el Desarrollo y de Ayuda Social en nuestro territorio.

Todo ello gracias a los recursos obtenidos con la gestión del textil usado que recoge en los 5.200 contenedores de los que

dispone en las principales ciudades españolas gracias a los acuerdos de colaboración que mantiene con más de 800 ayuntamientos y cerca de 500 entidades y empresas privadas.

Así mismo, Humana cuenta con 32 tiendas de venta de ropa "second hand" en Madrid (15), Barcelona (13), Sevilla (2) y Granada (2) que generan los recursos necesarios para la financiación de los programas de cooperación al desarrollo en los países del Sur y de Ayuda Social en nuestro territorio.

En el marco de sus actividades de Ayuda Social, Humana impulsa un programa de agricultura social en nuestro entorno más cercano desde 2012. Ha puesto en marcha una convocatoria de ayudas a entidades cuyos proyectos ponen el acento en la producción ecológica y en la inserción social y laboral.

Humana cuenta actualmente con más de 350 trabajadoras y trabajadores. Forma parte de la Federación Humana People to People, que agrupa a 35 organizaciones a nivel mundial.

La Agricultura social (AS) agrupa iniciativas del sector primario que tienen un impacto positivo tanto en el territorio como en las personas que las practican.

La AS genera puestos de trabajo y formación para personas con algún tipo de discapacidad, en situación de desempleo o en riesgo de exclusión e impulsa proyectos sostenibles que apuestan por la producción de proximidad, ecológica y respetuosa con el medio ambiente. Una alternativa al modelo de producción agrícola tradicional con enorme capacidad

de transformación que va creciendo sin prisa pero sin pausa, mimando a la tierra y a las personas, su bien más preciado y el pilar central sobre el que se asienta su desarrollo.

La AS encaja en la identidad de Humana Fundación Pueblo para Pueblo porque sitúa a las personas en el eje central de sus actuaciones. La Fundación tiene una dilatada experiencia acumulada desarrollando proyectos de agricultura y seguridad alimentaria desde hace más de 20 años en los países del Sur.

Buenos Aires, 1980.

Desde la infancia, la curiosidad siempre fue algo importante dentro de mí. Cualquier objeto que llegaba a mis manos se convertía en una pregunta: cómo se construyó, cómo funciona, para qué sirve…

Por ello no resulta extraño que, tras mi paso por el Liceo, haya decidido estudiar Física en la Universidad. Fue allí en donde mi pasión por la ciencia dio paso hacia una inclinación artística. La fotografía se convirtió entonces en la mejor manera de aprender sobre el mundo y sobre mis sentimientos. Esta serie de imágenes de la Agricultura Social fue la manera de volver a las raíces agrícolas italianas que mis abuelos nos inculcaron cuando llegaron a América.

Hoy en día la fotografía sigue siendo parte clave de mi vida. Continúo trabajando como fotógrafo documental entre Francia y España, tratando de hacer realidad aquellos proyectos personales que brotan desde lo más profundo de mi alma.

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Agricultura Social: sembrando alternativas de futuro

PRESENTACIÓN

Patricio Michelin

Edita: Humana Fundación Pueblo para PuebloFotografías: Patricio Michelin. www.patricio-michelin.comDiseño y maquetación: Francesc Clos. www.dedede.es Impresión: Imprintsa. www.imprintsa.comDepósito legal: B 14678-2014

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Semilla de futuro

■ Cada hortaliza que recogen de la tierra es un aliento de esperanza ■

“Esta iniciativa es un ejemplo y un aprendizaje de vida”, afirman los impulsores de este proyecto de agricultura social que se desarrolla en Montblanc (Tarragona).

Elisenda Rañé, 39 años. “No tenía ninguna experiencia en la tierra, pero me encanta trabajar en ella y llevarme a casa lo que cultivo. Desde que vengo al huerto siento que me activo, tengo más ganas de hacer cosas y estoy más animada. ¡Ahora sí tengo ganas de vivir!”.

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A Elisenda, la vida no le puso las cosas fáciles. Tras encadenar algunos trabajos temporales, ahora ya lleva varios años sin

empleo y ha visto cómo su hijo también se quedaba en paro. Pese a todo, ha decidido plantar cara a la precariedad y mirar al futuro con una enorme vitalidad. Lo hace de la mano de la agricultura social, una práctica agrícola emergente que trae consigo un impacto positivo tanto en las personas que la practican como en el territorio y en las comunidades en las que se desarrolla. “Ahora tengo un lugar al que ir cada mañana, de otra manera habría días que no saldría de casa. Ir al huerto, coger las herramientas y trabajar la tierra me activa, es como hacer ejercicio. Antes estaba más desanimada y ahora siento que tengo más ganas de tirar adelante”, afirma Elisenda.

La asociación Xicòria es la encargada de gestionar estos huertos sociales en Montblanc (Tarragona) que van dirigidos al cultivo para el autoconsumo. En esta iniciativa están implicadas diferentes administraciones y entidades como el Ayuntamiento de Montblanc, Cáritas Arciprestal, la empresa ProMontblanc, el área de Bienestar del Consell Comarcal de la Conca de Barberà y Humana Fundación Pueblo para Pueblo.

1Ángel Bodeguero es otro de los usuarios del huerto social de Montblanc. Su situación también es difícil: vive en una cabaña

sin luz ni agua corriente. “Acudo al huerto porque me sirve como ocio y para obtener las hortalizas que he cultivado con mis propias manos. Disfruto y me siento feliz de producir lo que como”.

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2Elisenda recoge cada día comida en la sede de Cáritas de Montblanc, un escenario que se ha convertido también

en un espacio de amistad y colaboración. Complementa los alimentos que recoge en Cáritas con las verduras y hortalizas que siembra, cuida y recoge en el huerto social.

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Al ritmo que marca la tierra, las usuarias y usuarios de este huerto social de Lleida ven como la actividad que realizan les reporta beneficios a nivel físico, emocional, cognitivo o social.

El huerto ha visto nacer también un grupo de compañeros y compañeras. “Lo que hacemos aquí es muy sano. Aprendemos cosas propias de la tierra, nos repartimos lo que cultivamos y nos lo comemos con total confianza. Y además también aprendemos a convivir con el resto de la gente con la que trabajamos”.

“Queremos comprobar con datos objetivos si la horticultura terapéutica funciona. Hasta ahora, el resultado es positivo”, señalan los encargados de PuntEco, la entidad que gestiona este huerto social de Lleida.

“Trabajar la tierra es saludable. Me gusta la satisfacción de ver crecer las semillas y recoger algo que has plantado tú”, reconoce Juan Sanjuán, uno de los usuarios del huerto.

■ La agricultura social como proceso de acompañamiento a la mejora de la salud ■

El huerto como terapia

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La horticultura terapéutica u hortoterapia utiliza la gestión y el mantenimiento de un huerto como herramienta para la mejora de la salud de las personas que la practican. La propia

dinámica de trabajo en el huerto así como el contacto con la tierra son las claves para lograr los beneficios que se persiguen, tanto a nivel físico como cognitivo o social.

En los huertos de PuntEco, entidad de responsabilidad social y ambiental en Lleida, trabajan en grupo la horticultura terapéutica. Sus actividades van dirigidas a personas, tanto adultas como jóvenes, con algún tipo de discapacidad física, psicológica o de desarrollo; personas que se recuperan de algún tipo de enfermedad o lesión; que desean mejorar su calidad de vida, como es el caso de los enfermos crónicos; o que se encuentran siguiendo algún tratamiento de rehabilitación psicológica o socio-laboral.

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1SEO/Birdlife trabaja desde hace una década en la reserva ornitológica de

Riet Vell (Delta del Ebro-Tarragona) en la preservación de unos humedales que albergan una biodiversidad única en Europa. Un espacio de 52 hectáreas desde el que proteger los valores biológicos del Delta.

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2 El seguimiento y el censo de las aves acuáticas complementa las tareas de

protección de los humedales. La organización, con más de 40 años de experiencia en este ámbito, concede especial prioridad a las especies con mayores problemas de conservación y lleva a cabo medidas para mejorar su situación.

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Recuperar las raíces

■ Las personas y la tierra son el corazón de la agricultura social ■

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La protección de las aves en el Delta se complementa con el proyecto “Arrozvolución 000”, una apuesta

por recuperar la agricultura manual tradicional con el fin de producir un arroz diferente, cultivado sin maquinaria, a través de una relación directa, de tú a tú, entre la tierra y la persona.

Las tareas de manipulación del grano de arroz, como el descascarillado, se realizan sin utilizar combustibles fósiles, buscando reducir a cero las emisiones de CO2.La producción de arroz ecológico y los espacios de cultivo (los arrozales, la laguna, el carrizal y el pastoreo) son también espacio complementario en el que desarrollar tareas de educación y sensibilización medioambiental.De esta manera, SEO/Birdlife demuestra que la producción agraria es compatible con el respeto a la naturaleza.

3Más de 50 voluntarios y voluntarias, tanto locales como llegados desde otros países, se encargan de las labores de conservación y

protección de las aves que anidan en el Delta del Ebro. Además de los beneficios de la convivencia, su labor es fundamental para la protección medioambiental de la zona. Ignasi Ripoll es la persona responsable de la reserva ornitológica de SEO/Birdlife en Riet Vell. Su trabajo va más allá de la conservación natural pues persigue también la conservación del patrimonio cultural de la zona.

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■ La agricultura social como espacio de lucha contra la exclusión social ■

Formar y capacitar profesionalmente a personas en riesgo de exclusión social para intentar que vuelvan a conectar

con el mundo laboral y productivo es uno de los objetivos de los huertos sociales que impulsan el ayuntamiento de Valls (Tarragona) y un grupo de entidades sociales del territorio entre las que se encuentran Cáritas, la Fundación Vilaniu, la Fundación Ginac, la Generalitat de Catalunya y Humana Fundación Pueblo para Pueblo.

Con la ayuda de dos monitores, los participantes aprenden a trabajar el campo, adquieren unos conocimientos teóricos y prácticos y ven recompensado su esfuerzo al recoger lo que han cultivado. La lucha contra la exclusión social se completa con una apuesta por el cultivo ecológico de productos de proximidad como es el caso de los tomates en rama.

Un proyecto que suma

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Los talleres que lleva a cabo Verdallar están pensados para que las personas participantes adquieran unas rutinas de trabajo, mejoren su sociabilidad, conozcan las claves de la horticultura ecológica así como la importancia de la producción agrícola de proximidad.

■ La agricultura social como motor de creación de empleo ■

Agricultura para la inserción laboral

Verdallar, una entidad de Barcelona que se encuentra bajo el paraguas de Benallar,

que desde 2002 acoge a inmigrantes que no tienen recursos, se ha convertido, de la mano de la producción ecológica, en una empresa de inserción laboral que ayuda a personas que están en riesgo de exclusión social.

Trabajan en la producción, distribución y comercialización de alimentos ecológicos, apostando de manera decidida por un modelo agrícola sostenible y por la creación de empleo para personas inmigrantes sin recursos.

1Alpha es uno de los integrantes de Verdallar. Él se encarga del reparto en triciclo eléctrico de los pedidos

que la gente realiza a través de internet. Consulta la ruta a seguir y se mueve con agilidad por las calles de Barcelona para entregar puntualmente los encargos.

—2 “Estoy muy contento porque además de tener un

trabajo, recibo una formación. Por ejemplo, estoy aprendiendo el proceso logístico de un almacén y cada vez me dan más responsabilidad”, confiesa Alpha.

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