Amor No Correspondido

4
Una bella princesa estaba buscando consorte (un marido). Nobles y ricos pretendientes llegaban de todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos… Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo que no tenía más riqueza que el amor y la perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: - "Princesa, te he amado toda la vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas. Esta será mi dote" La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: - "Tendrás tu oportunidad: si pasas esa prueba me desposarás" Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció afuera del palacio, soportando el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente súbdito siguió firme en su empeño sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, que con un noble gesto y una sonrisa aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas, se hicieron apuestas y algunos optimistas comenzaron a planear los festejos. Al llegar el día 99, los pobladores de la zona salieron a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y, sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar dónde había permanecido cien días. Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: - "¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿Por qué perdiste esa oportunidad? ¿Por qué te retiraste?" Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas. El plebeyo contestó en voz baja: - "La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor"

description

El amor de Dios

Transcript of Amor No Correspondido

Page 1: Amor No Correspondido

Una bella princesa estaba buscando consorte (un marido). Nobles y ricos pretendientes llegaban de todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos… Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo que no tenía más riqueza que el amor y la perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: - "Princesa, te he amado toda la vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas. Esta será mi dote" La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar: - "Tendrás tu oportunidad: si pasas esa prueba me desposarás" Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció afuera del palacio, soportando el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente súbdito siguió firme en su empeño sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, que con un noble gesto y una sonrisa aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas, se hicieron apuestas y algunos optimistas comenzaron a planear los festejos. Al llegar el día 99, los pobladores de la zona salieron a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y, sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar dónde había permanecido cien días. Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: - "¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿Por qué perdiste esa oportunidad? ¿Por qué te retiraste?" Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas. El plebeyo contestó en voz baja: - "La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor"

Page 2: Amor No Correspondido

Introducción

En otra realidad, Dios se podía haber mantenido indiferente con el problema de la

humanidad con su pecado, dejar que siga el curso de la historia sin intervención y, sin

duda alguna, ver el fin de la humanidad sin mover ni un dedo. Pero eso no es así y no lo

será. Dios actuó y eso está plasmado en cada libro de la Biblia, mostrando tal cual como

un ser humano, tristeza, ira, fidelidad, alegría y, sobre todo, amor. Vemos a un Dios

totalmente activo pero, probablemente para sorpresa nuestra de la imagen que tenemos

de él, también un Dios herido.

A diferencia de los dioses de otras culturas, Dios tiene una diferencia particular. De él

surge la iniciativa de acercarse al hombre y de sacarlo de sus pecados. Pablo nos dice que

nuestra nueva vida es un regalo de Dios trayéndonos y reconciliándonos con él por medio

de Cristo, no tomando más en cuenta nuestros pecados y así tener una relación correcta

con él (1 Cor 5:17-21). Los dioses de otras culturas se caracterizan por esperar una

respuesta humana para aplacar su ira y para complacerlos; sus adoradores ven a sus

dioses como figuras a quienes temer porque están en juego sus propias vidas, pero, en

cambio, nuestro Dios es uno que está a favor de ella. Sí que lo está y nada de lo que

hemos hecho o podamos hacer lo motivo a salvarnos del estado de nuestra vida. Como

dice 1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,

sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros

pecados”. El amor de Dios no es estimulado por nuestro buen comportamiento, incluso

nada de lo que podamos hacer disminuirá o hará crecer su amor. Aun cuando Israel cansó

a Dios con sus pecados y faltas (Isaías 43: 24), Él les dice: “Presta atención, oh Jacob,

porque tú eres mi siervo, oh Israel. Yo, el Señor, te hice y no te olvidaré. He disipado tus

pecados como una nube y tus ofensas como la niebla de la mañana. Vuelve a mí, porque

yo pagué el precio para ponerte en libertad” (Isaías 44:21-22).

El pueblo de Israel aún así no escuchó a Dios.

Desde el día en que hice salir a tus antepasados de la tierra de Egipto hasta el día de hoy,

una y otra vez les he advertido: “Obedézcanme”. Pero no obedecieron y no prestaron

atención, sino que siguieron la terquedad de su malvado corazón. (Jeremías 11:7-8b NVI)

Una y otra vez el Señor les ha enviado a sus siervos los profetas, pero ustedes no los han

escuchado ni les han prestado atención (Jeremías 25:4)

De alguna manera Israel empezó a perder el interés por Dios. Ya no era interesante, era

irrelevante lo que había hecho por todos ellos. La indiferencia es una actitud ante algo

que se valora como neutro, ni positivo ni negativo, ni bueno ni malo, careciendo de deseo

de conocerlo mejor, abriendo, por lo tanto, una brecha en la relación que puede llegar a

Page 3: Amor No Correspondido

deteriorarse e incluso a romperse. Pero lo más doloroso para Dios es que esa actitud, ese

comportamiento, era algo que ya había nacido en el corazón de su pueblo. No había lugar

para él en ellos. Se afanaron por sus deseos y sueños olvidando por quien podían ahora

pensar en aquellos temas, ya que si no los hubiera liberado, nunca se hubieran

preguntado o buscado nada parecido.

“Recuerdo qué ansiosa estabas por complacerme cuando eras una joven recién casada,

cómo me amabas y me seguías aun a través de lugares desolados.”(Jeremías 2:2). Y luego

dice lastimado: “¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados que los llevó a alejarse

tanto de mí lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron

inútiles…Reconoce tus pecados que has cometido. Eres como una camella inquieta,

buscando un macho con desesperación. Eres como una burra salvaje, olfateando el viento

en época de apareamiento…Pero tú dices: Ahórrate tus palabras. ¡Estoy enamorada de

estos dioses ajenos, y no puedo dejar de amarlos!”(Jeremías 2:4, 23c-24a, 25c). Y esto no

es solo en el AT sino también se muestra en los evangelios “¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la

ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise

juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me

dejaste. Y ahora, mira, tu casa está abandonada y desolada. Pues te digo lo siguiente: no

volverás a verme hasta que digas: “¡Bendiciones al que viene en el nombre del

Señor!”(Mateo 24:37-39 NTV).

El perdón

Pero aun su perdón está disponible para nosotros. Jonás molesto porque Dios perdonó a

Nínive dice: “Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto?

¡Por eso huí a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para

enojarte y lleno de amor inagotable. Estas dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.”

¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de

su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.(Miqueas 7:18)

“El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene

siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros

pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es su amor por los que le

temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras

transgresiones como lejos del oriente está el occidente.”(Salmo 103:8-12 NVI).

Y si te queda alguna duda mira hacia la cruz y pregúntate, ¿Dios realmente me ha

perdonado? La verdad es que Dios no nos quiere lejos.

Page 4: Amor No Correspondido