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REVISTA DE , 1 N D °1A S ~RJOR.o[)E.INVE$" ~ ~ ~ .". ~ Ó n ~ i5 "6 ~ u ..,. l'oCIENTIFICAS)i DEDICADO A CARLOS V y A LA AMERICA DE SU TIEMPO INSTITUTO «GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO~ CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTlFICAS AÑo xvm JULIO-DIcIEMBRE 1958 NÚM. 73 y 74 . .

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REVISTA

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1 N D °1 A S

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DEDICADO A CARLOS V y A LA AMERICADE SU TIEMPO

INSTITUTO «GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO~

CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTlFICAS

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REVISTA DE INDIASORCANO DBL INSTITUTO (GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO.

FUNDADA POR D. ANTONIO BALLESTEROS BERETTA (t)

Director: CIBIACO PEREZ BUSTAMANTE

Vicedirectores: RODOLFO BARON CASTRO, MANUEL BALLESTEROSGAIBROIS

Secretario: MIGUEL ARTOLA

REDACTORES: Carlos Pereyra <t), José Al.cina, Pablo Beltrán de Heredia, J.or~eCampos, Jaime Delgado, Bartolomfi Es-candell, Ramón Ezquerra, Roberto Fe.rrando, M. Hemández y S. Barba, Ri~hardKonetzke, Emilio López Oto, José Mar-tinez Cardós, Claudio Miralles de Impe.rial, Josefina Palop, Juan Pérez de Tu-dela, Esteban de la Puente, Demetrio Ra-mos, Carmelo Sáenz de Santamaría, CarlosSeco, Leandro Tormo, José Tudela. '

PRECIO DE SUSCRIPCION ANUAL

España, 100 pesetas. Extranjero, 150 pesetas

NUMERO SUELTO

España, 30 pesetas. Extranjero, 40 pesetas

RBDACCION y AOMlNl8TBACI6N: M E D 1 N A C EL 1, 4 -M A D RI D

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SUMARIO

Páp.

ARTICULOS:

JosÉ MARTÍNEZ CARDÓS: La política carlina ante las Cortes d~ CastiUa 357

ESTEBAN DE LA PUENTE: Carlos y r la administración de justicia 397

JUAN PÉREZ DE TUDELA BUESO: La gran reforma carolina de las 11:Jdias en 1542. 463

DEMETRIO RAMOS: Lope de Ag:uirre en Cartagena dI¡ Indias r su primera re-

belión...oo.ooo.oo.oo..oooo oo. 0'0 000 0.0000 000.00..0'00 000""""""'" 511

CARMELO SÁENZ DE SANTAMARÍA: Iconografía cortesiana o.. o" '0. ...541

LEANDRO ToRMo SANZ: Un aspecto de la política misionera de Carlos Y: la

., ti 561conquIsta pac~ ca O" 000 oo. 000 .00 000 0.0 .00 .00 0.0 .0. 000 000 o.. HERMANN TRIMBORN: Pascual de Andagoya como hiStoriador del DescubrimielJlo. 574

ROBERTO LEVILLIER: Carlos Y, entre guerras, paz r defensa de la fe (1500.1558). 597

MISCELANEA:

CARMELO SÁENZ DE SANTAMARÍA: La fantasia lascasiana ~n el experime1Jto de l(I

Yerapaz .00 000 .00 oo. oo. 000 oo. 000 .00 o.. 000 000 000 oo. '0' oo. .0. 0 0'0 607

ENRIQUE OTTE: Documentos inéditos sobrl¡ la estancia de Gonzalo Fernández de

Oviedo en Nicaragua, 1527.1529 000 000 ..0 .00 000 000 000 0.0 o.. o.. ...627

IndicedelañoXYlllooo,oooooooooooo,.oo.ooo..oooo..oooooo.",.""""""" 653I

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERAREBELION

La publicación por el prestigioso investigador Emi1iano los de su Cien-, cia y osadia sobre Lope de Aguirre, el Peregrino y el respeto que siempre

nos merecieron sus afirmaciones, fué causa de que, ante su conclusión ne-gativa sobre la presencia del loco cau,dillo de los marañones en Cartagena,desistiéramos de tocar este tema. No obstante, la sugestión que ello brin-daba fué motivo suficiente para que el problema continuara en el telar, ala espera de pruebas concluyentes en uno u otro sentido. Mas comp ningúnargumento ha venido a unirse y la negativa de Emiliano los no ha sidoóbice para que Casto Fulgencio López en la nueva. edición de su libro yotros escritores sigan afirmándolo, sin pruebas irrefutables en sU apoyo, sinodándolo por admitido, sin más, con todo el peligro ,de que llegue a. creerseprobado lo que no lo está o descarta~o definitiv,amefite lo que juzgamospuede ser incluso posible, creímos de interés replantear el tema y ajustaresta posibilidad a la luz de 10 que se sabe con certeza: que un Lo~ deAguirre estaba en Cartagena. de Indias--no sabemos si el futuro j~fe delos marañones o distinto personaje de i'gual nombre-en 1534 y 1535, talcomo lo afirma. también Emiliano los (1). El tema nO$ permite, a. la vez,hacer algunas consideraciones en torno a. las sublevaciones de la épo¡;a dela conquista, que vistas serenamente en nada pueden servir de base a afir-maciones tan gratuitas como las que han venido haciéndose sObre :;u pa-rentesco con los movimientos, de emancipación. '

,

(1) Emiliano Jos: Ciencia y osadia sobre Lope de Aguirre, e[ Peregrino. Sevi-lla, 1950, pág. 9. En lá pág. 86 anunció el concienzudo historiador un trabajo en elque pensaba probar la duplicidad de indianos nombrados tope de Aguirre.

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512. , DEMETRIO RAMOS

En cuanto a LOIpe de Aguirre no pretendemos imponer. una solución enel pleito que ge inició vagamente con afirmaciones de liménez de la E~-pada, sino establecer a lo sumo una hipótesis, que seguramente quedarádilucidada tras el trabajo anunciado de Emiliano los. En lo referente alas levantiscas actitudes que .rodean al pro~gonista, o protagonistas si llegaa probarse que no es un Lope, sino dos distintos, si que son otros Ló-peces, pues es bien olaro que nada tienen que ver con deseo's lejanos, pormás remotos, de independencia.

l.-UN LoPE DE AGUIRRE, AMIGO DE SEDICIONES

Los sonados hechos de Lope de Aguirre en su jornada del Marañón, alengancharse en la hueste del caballero navarro Pedro de Ursua, han sidosuficientes para provocar una atención polarizada, las más de las veces, enel sugestivo tema de su loca rebelión. Aristides Rojas, en su estudio des-brozador (2), apuntó de pasada una .triste realidad: la de que en la tropadel gobernador Ursua «un fatal elemooto acompañaba a los ex'paliciona.rios, y era que entro ellos habia hombres turbulentos, corazones mengua-dos... Sobresalía entre la falange de revoltosos un hombre de pequeña es-tatura llamado Lope 'de Aguirre... de 'animo siempre inquieto, amigo desediciones y alborotos».

¿ Qué preoeden'te puede señalarse para confirmar esta afirmación, ya he-cha por los cronistas, que tan rotundamente aoeptó el investigador v"e~ezo-lano? LOs hechos de Aguirre han sido estudiados por numerosos y compe-tentes historiadores y por escritores de diversa profesión, pero oentradossiempre, como es natural, en lo sobresaliente. Segundo de Ispizúa (3) t~vouna lamentable preocupación reivindicativa, por el si¡nple heoho de servasco el personaje, y una tendencia marcada a considerarle precursor deMiranda, por obra y graci~ de su antojo; otros novelaron algún retazo delepisodio (4); muchos utilizaron la figura del vascongado como arquetipo

(2) Arístides Rojas: El ~l~mento vasco en la Historia de Venezuela. Madrid, 1919-(3) Segundo de Ispizúa: Los vascos en América. Lope de Aguirre (Hist. de Amé-

rica, vol. V). Madrid, 1918. .(4) Pío Baroja: L(lS inquietud¡:s de Shanti-Andia., Madrid, 1911. Girc Bayo: Los

Marañones. Madrid, 1913, y Los caballeros del Dorado, íd. s. f. Alfredo Briceño Pi-cón: El Tirano Aguirre tdrama nacional de grande espectáculo en tres actos en Tea-tro Andi~o). Pllrís, 1903. Arturo Uslar-Pietri: El camino de El Dorado. Novela, Bue-nos Aires, 1947.

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512- DEMETRIO RAMOS

En cuanto a LOIpe de Aguirre no pretendemos imponer. una solución enel pleito que se inició vagamente con afirmaciones de Jiménez de la E~.pada, sino establecer a. lo sumo una hipótesis, que aeguramente quedarádilucidada tras el trabajo anunciado de Emiliano Jos. En lo referente alas levantisoos actitudes que rodean al protagonista, o protagoniatas si llegaa probarse que no es un Lope, sino dos distintos, ~i que son otros Ló-peces, pues es bien claro que nada tienen que ver con deseos lejanos, por~ás remotos, de independencia.

l.-UN LoPE DE AGUIRRE, AMIGO DE SEDICIONES

Los sonados hechos de Lope de Aguirre en su jornada del Marañón, alengancharse en la hueste del caballero navarro Pedro de Ursua, han sidosuficientes pBl'a provocar una atención polarizada, las más de las veces, enel sugestivo tema de su loca rebelión. Arístides Rojas, en su estudio des-brozador (2), apuntó de pasada una ~riste realidad: la de que en la trapadel gobernador Ursua «un fatal elemento aoompañaba a los ex,~iciona-rio's, y era que entro ellos habia hombres turbulentos, corazones mengua-dos. ..Sobresalía entre la falange de revoltosos un hombre de pequeña es-tatura llamado Lope 'de Aguirre... de 'animo siempre inquieto, amigo desediciones y alborotos».

¿ Qué preceden'te puede señalarse para. confirmar esta afirmación, ya he-cha por los cronistas, que tan rotundamente aceptó el investigador v~~ezo-lano? Los hechos de Aguirre han sido estudiados por numerosos y co'mpe-tentes historiadores y por escritores de di\;ersa profesión, pero centradossiempre, como es natural, en lo sobresaliente. Segundo de Ispizúa {3) t~vouna lamentable preocupación reivindicativa, por el simple hecho de servasco el personaje, y una tendencia marcada a considerarle precursor deMiranda, por obra y gracia de su antojo; otros novelaron algún retazo delepisodio (4); muchos utilizaron la figura del vascongado como arquetipo

(2) Arístides Rojas: El I1l~mento vasco en la Historia de Venezuela. Madrid, 1919.(3) Segundo de Ispizúa: Los vascos en América, Lope de Aguirre (Hist. de Amé-

rica, vol. V). Madrid, 1918.(4) Pío Baroja: L(lS inquietudes de Shanti-Andia.. Madrid, 1911. Circ Bayo: Los

Marañones. Madrid, 1913, y Los caballeros del Dorado, íd. s. f. Alfredo Briceño Pi-cón: El Tirano Aguirre ~drama nacional de grande espectáculo en tres actos en Tea-tro Andi~o). plJrís, 1903. Arturo Uslar-Pietri: El camino de El Dorado. Novela, Bue-nos Aires, 1947.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 513

de un personalismo racial predispuesto al crimen {5), siendo meno.s los que,como Jos (6), se enfrentaron con el tema sir¡ pasión ni prejuicio, para res-

tab}ecer con justeza histórica hechos desnudos. De la nutrida bi-bliografíaaguirrista, el grupo máj) numeroso es el cons!ituído por los que quieren veren el hidalgo de Oñate nada menos que el adelantado de los movimientosindependizadores, «el primer a1boreo, los primeros síntomas de la emanci-

,pación de América», ~ como llegó a ;anrmar Rufinó Blanco-Fombona (7),

aunque,.en otra parte, haga de él una especie de seguido~ de los Lamunero-s

de Castilla, en lucha con 10,s Austrias, bien que con notable retraro.

En esta línea está ]a última obra que conocemOlS sobre el caudillo vascon-

gado, debida a la afinada pluma de Casto Fulgencio López (8). Y, por úl-timo, como es lógico, no pueden faltar loj) estudios médicos, lupa a la queno ha podido, escapar la suges!iva personalidad del desgraciado conquis-tador y que, como es natural, descubre ~us deficiencias psicopatológicas (9).

Tampoco OreeInOS adecuado el enfoque que ofreció el prffil:igi~ En.

rique de Gandía, en su prólogo a la Relación. de Francisco V ázquez (que

editó Espasa,Calpe, en BuenOlS Aires, en 1945), al considerar ¡la aventu~a deAguirre en el IMa~añón como un episodio má's del choque de las ideas libe-

rales cOOltra el absolU!tismo..

Pero lo que imp(}rta aquí es el carácter de «almigo de sediciones» c(}nque se 1Jerfila la figura de Aguirre, especi,almente en la relación de Francisc(}

Vázquez, como fama ganada ya mucho antes de la jornada del Marañón.

-(5) Robert Southey: The Expedition o/ Orsua and the Crimes o/ Aguirre. Lon-

dres, 1821. Casi roza esta 'idea el propio Ax:ístides Rójas.(6) Emiliano Jos: La expedición de Urzúli al Dorado. La rebelión de Lope de

Aguirre. Huesca, 1927. También, Ciencia y osadia sobre Lope -de Aguirr~ el Peregrino,publico E. E. H. A. Sevilla.

(7) Rutino Blanco-Fombona: El conquistador español del siglo XVI. Madrid. 1920,pág. 141. También Clodoveo de Brindis Pérez: Lope de Aguirre, precursor de las li-

abertades Hispano-Americanas. Ciudad Bolívar, 1927. Véase en el libró de EmilianoJos Ciencia y osadia la critica de la obra de Luis Germán Burmester Lope de Aguirrey la jornada de los Marañones (Buenos Aires, 1941), autor que a base de recortesvuelve a tejer la idea de que Aguirre murió' en "procura de la emancipacion ameri-cana». En esta obra de Jos se comentan también los libros de Rosa Arcinie~, Uslar-Pietri y otros más, que inciden en estos o parecidos errores.

(8) Casto Fulgencio López: Lope de Aguirre «El Peregrino», primer caudillo deAmérica. Caracas, 1947, 2.& edic. Barcelona, 1953. También Arciniegas: Dos rebeldesespañol~s~n el Perú. Buenos Aires, 1946.

(9) Ejemplo de éstos es el de Juan B. Lastres y C. Albert!) Seguín: ¡;'ope -deAguirre el Rebelde. Estudio psico.patológico. Lima, 1942, obra ampliamente comen-tada por Jos en Ciencia y osadia.

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514 DEMETRIO RAMOS

Sin tomar en euenta, por la posi'ble duplicidad de apellido, el episodio dePotosí que recoge Garcilaso, quedan reducidos los an.teoedentes sediciososa su participación en la rebelión de don Sebastián Cas.tilla, a las órdenes deG.arci-Tello, en 1553, y al motin del Cuzco, al lado de Zalduendo; pero,por contra, no combatió contra Vaca de Castro, en l~ época de la guerraalmagrista, se mantuvo fiel a Blasco N,úñez y formó parte de la tropa queVerdugo mantuvo en defensa del estandarte real, tanto en el Perú como enNicaragua y N ombl'e de Dios, lo Jni&l10 que oombatiÓ-'después de la suble-vación de Sebastián Castilla--eontra el rebelde Hernández Girón en Chu.quinga. Todos estos son datos conocidos y que si demuestran su participaciónen diversas revueltas, también nos señalan la presencia de Aguirre, en lascríticas ocasiones de ios alzamientos de Gonzalo Pizarro y de Hernándcz Gi-rón, en las huestes fieles al Rey.

El LOpe de Aguirre que encontramos en Carj;agena de Indias en' 1534 Y1535 está mezclado en 0:tl1a rebelión sonada, que, de haber triunfado en sudoble brote del Cenú y de Cartagena, habría dejado a la gobernaeión deHeredia en manos de los revoltosos. Si el Lope de Aguirre de Cartagena esel mismo del Perú y del Marañón, tendríamos aquí un precedente interesanteque unir a la ejecutoria conocida del vancongado amigo de sediciones, posi-blemente el primer episodio de esa cadena de actos que penen su epílo.go enBarquisimeto, donde, por no poder, ni pudo vender su vida, harto acostumbra-da al quemarropa del arcabuz.

Pero antes de seguir, es conveniente examinar las probabilidades queexisten de que el Lope de Aguirre que anda por las playas de Cartagen.'. en1534, sea o no el mismo que tan mal acompañó a Ursúa por la vía del alu-cinJante Marañón. Que la persona de la hueste de Heredia esté talllbién entrelos sediciosos del Cenú poco prueba, pues tal oficio no era ni excepcional niexclusivo, sino enfermedad del tiempo por obra y gracia de determinadascir;cunstancias que veremos más adelante, circunstancias que nada tienen quever con los tópieos del individualismo, del carácter levantisco y de tantascosas que tan a la ligera se achacan al español.

No podemos discutir ni someter a análisi.s los argumentos que se aducenen favor de la identidad de uno y otro Aguirre, porque estos argumentos nose han dado seriamente, contentándose los mantenedores de este criterio conla simple aflImación. Tenemos que adoptar, por lo tanto, la posición contra-ria y examinar las razones que pueden permitir dudar de esta posible unidadde personas, para establecer las conclusiones que, al menos provisionalmente,sirvan de referencia.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓ~ 515

II.-EL LOPE DE AGUIRRE DE CARTAGENA

Para examinar sobre una base firlne las posibilidades que puedan o noexistir para identificar al Lope de Aguirre de Cañagena con el del Marañón,es imprescindiblle conocer los datos que pueden permitimos situarle en un es-pacio de tiempo concreto.

¿Cuándo aparece en Cartagena de Indias este Lope de Aguirre? En elCatálogo de Pasajeros a Indias no aparece registrado el paso a las nuevastierras de ninguna persona llamada Lope de Aguirre hasta marzo de 1539(vol. III); por lo tanto, en esJ;e selJJtido está tan indocumentado el Lope deAguirre de Cartagena como el que supone el señor J os pasó al Perú en 1537y que naufragó cerca de La Habana a su regreso a España en .1538, personaest8; última que cree ser el protagonista de los sucesos del Marañón.

Pero contamos con noticias suficientes para poder fijar el momento enque aparece en la gobernación de Heredia y, por consiguiente, su salid<\ deEspaña. Al responder Lope de Aguirre al interrogatorio de Acla el 2 de abrilde'1535 (10), si declara a la primera pregunta que «conocia a Pedro de He.redia governador por que lo a visto e conversado con eL), también dice nosaber nada de los sucesos de la llegada, ni de la primera entrada de Herediaal Cenú, ni de la entrada a las sierras de Abreva, ni de la expedición deAlonso de, Heredia por el Magdalena hasta el Cenú, por cuanto manifiestaque «a la tercera, quarta e quinta hasta las treinta e una preguntas dixo queno lo sabe». Esto quiere decir, sencillamente, que no llegó a Oartagena conla hueste de Pedro de Heredia, sino pasados ya estos sucesos, de los que des-conoce su desarrollo y le es imposible testificar.

El primer hecho del interrogatorio que declara,conocer es el envío, tiem-po después de partir Alonso de Heredia por el Magdalena, de una partidaal mando de «un Martín de Guzman» al pueblo llamado Turián, pueblo que,según el interrogatorio, por no querer dar oro los indios, fueron a saqueary destruir y de donde sacaron más de ochocientos pesos y cuarenta y rjncoindias, algunas de las cuales se rescataron y otras fueron vendidas en la: tie-rra y fuera de ella. A esta pregunta contestó Lope de Aguirre de una formaterlninante: «que la sabe como en ella se contiene. Preguntado co~o lo sabe,dixo que porque se hallo presente» (11).

,~(10) A. G. l. Audiencia Santo Domingo, lego 49.(11) A. G. l. Santo Domingo, 49, respuesta a la pregunta 31 del interrogatorio de

Acla de 2 de abril de 1535.

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5J.6 .DEMETRIO RAMOS

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elt?~ ;l'~C ~, ~ 8...~@'-.L~~~~ I\.~~+..L --;u ~,-"""" &~,,~~~ -,~ ~c J'~I\.L'I";:;'~,,~ c:~ _2-"'~ 'N,9.,('('(',o/

-e l t,-\"t~6 ~'-J r\..~ as-=~'~' '-'te st-r'.JG'~c~r;~

-e~ 1 ","~G ~'""'v:-; ~""""'~..s'J"' ~ "~~L '\ ~(~~~~~~~~~~

e-o, ~~~CJ\..r-\~ L-- -~~

pContestaciones de Lope de Aguirre al intelTogatorio de Acla, que se refier~n a las

preguntas 1 a 42. A. G. l., Santo Domingo, 49

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LOPE DE ACUIRRE EN CARTACENA DE INDIAS y SU PRIMERA REBELIÓ~ 517

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COntestaciones de Lope de Aguirre al interrogatoriQ de Acla, que hacen referenciaa las preguntas 4.3 hasta la 56. A. G. l., Santo Domingo. 49

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518 DEMETRIO RAMOS

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Final de las contestaciones de Lope de Aguirre a la pregunta 56 y respuesta a la 57,con lo que concluye el interrogatorio al Acla. Comienzo de la testificación de JuanOrtiz, segundo testigo presentado por don Martin de Guzmán. A. G. l., Santo Do-

mingo, 49

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS y SU PRIMERA REBELIÓN 519

Este suceso puede fecharse hacia el mes de diciembre de 1534, despuésde la requisitoria de Rodrigo Durán para pagar los fletes de la gente quehabía traído de España en tres naves {12), donde se prueba no haber en-tonces ningún oro en Cartagena con que atender al gasto. Se realizó estaentrada en Turián para alleg,ar fondos c(}n que atender a la segunda expe-dición de Pedro de Heredia al Cenú, donde le esperaba su hermano donAlonso.

Obsérvese además que en :tal salteo figura don Martín de GuZJllán, l'omopersona representativa, personaje del que tendreJnos que halh1ar con frecuen-cia. De él sí tenemos datos concretos, pues aparece en los asient(}s de pasa-jeros OOIIl(} vecino ,de Sevilla, hijo de Rodrigo Mejla Melgarejo y de doñaMaría de Guzmán, autorizado el .10 de abril de .1'534 para pasar, a Indias {.13).Se consigna que su destino es el Pero, dato que nos será interesante másadelante, cuando tratemos de la aIIlpli~ud que se daba a este término, perocomo vemos está en Cartagena en diciembre de .1534. El cronista Cas.re.Ila-nos también le cita como uno de <dos que con Duran habian venido» (14).

Ahora bien, hasta este momento han llegado a Cartagena tres con~ingen-tes únicamente: el que trajo Pedro de Heredia en enero de .1533-en cl queya sabemos no pudo venir Lope de Aguirre---, el que llega en 'agosto de 1534CÜ'Il Juan Ortiz y el primer obispo de Cartr1tgena, fray Tomás de Toro, genteque aprovecha AlonS() de Heredia para acrecentar su hueste en la entrádapor el Magdalena (.15) que entonces inicia, hechos sobre los que Lope deAguirre tampoco testifica, por no saberlo. Por consigui~nte, sólo pudo llegara Cartagena con la tercera hues,te, la que traen el contador Rodrigo Durán,el factor y veedor Juan Velázquez y Alonso E$Calante, que desembarcü ennoviembre de 1534.

Puede preguntarse cómo es que no figura en los registros de pasajerosla salida, de Lope de Aguirre en 1534. Hay dos posibilidades: porque no secumpliera tal requisito, como veremos ~ra frecuen~e en este momento,. o por

(12) Petición de Durán presentada en Cartagena ellO de diciembre de 1534.Documentos inéditos para .la Historia d«¡Colombia. Bo~tá, 1955, t. 111, pág. 185 y sigs.

(13) Catá.logo de Pasajeros, publicado bajo la direccÍón de C. Bermúde~ Plata,t. 1, nl1in. 4.261, págs. 297-8.

(14) castellanos: Elegías. Parte n, canto 1lI, pág. 382 de la edic. dela B. A",Es-

pañolee;(15) Esto se dice en una R. C. fechada en Valladolid a '7 de agosto de 1536.

Documentos Inéditos para la Historia de Colombia, de F,ri«¡de (en lo sucesivo les cita-remos DIHC), t. IV, pág. 137-38, donde se traslada la queja del armador Pedro deCifuentes en reclamación del pago de fletes.

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520 DEMETRIO RAMOS

pérdida de los datos, pues entre el final del libro 11 y el comienzo del 111 seadvierte claramente la laguna que va de la fecha del úlpmo asiento del pri-mero (22 de junio) y la del más anpguo de éste (24 de septiembre). Estapérdida de hojas de los li'bros de registro es evidente, pues Bermúdez Plata,al dar orden cronológico a los datos, tuvo que intercalar en este lapso doshojas que encontró en el libro V correspondientes a esta época y otros a.sien-tus que figuran en el indiferente y que afectan a personas que van al Perú,a Cartagena y a otras partes, como en otro legajo de Contratación (5.540)hay otra carpeta en la que se lee en letra del XVIII «Fragmentos de libros dePasajeros año de .1534».

Pero también es probable que no se registrara Lope de Aguirre, pues elpaso ilegal era casi normal en esta época. Así no pueden extrañar las dis-crepancias en el número que componían las huestes que aparecen no YR enlos cronistas, sino en los propios documentos. Rodrigo Durán declaró en elrequerimiento de Cartagena que con él venían doscienl:os sesenta y cinco hom-bres, mientras que Heredia, en la carta que escribió al em~rador el 25 demayo de 1535, dice que llegaron en total cuatrocientos, trescientos con Du-rán y cien más en oJ:ro navío que dejó aparejado en Sevilla.

Que muchos de los que ahora llegan a Cartagena vienen ilegalmente noslo prueba el que Pedro de Heredia en la carta cil:ada diga. al rey que «si conlicencia de Vuestra Majestad salen ciento de Ca~plla, vienen aca mil. Aca,aunque nos consta a los gobernadores no lo osamos castigar porque no te-nemos mas bien de cuando nos vienen navios y por no resabiar los mae.,tresque si lo castigasemo's no vendrian a los puertos donde se castigase, disimu-lamoslo, porque si no vinieren pasariamos mucha necesidad» (.16).

En el caso que sea, pues tanl:o da, Lope de Aguirre desembarca en Car-tagena de Indias en la primera decena de noviembre de 1534, escuchandoallí en su pensamiento aquello del viej o romance «mis arreo's son las armas,mi descanrso es pelear», que hirstorias de ricos tesoros no faill:ab,an y harto sehabía corrido por la Española la noticia del Cenú.

La búsqueda de la tierra de las minas, de donde podía llegar el oro quehabían descubierto en la primera entrada enterrado en las sepulturas de C'enú,tentaba al gobernador, y fracasado el plan de hallar la ruta por el Magda- .lena, tarea que llevó don Alonso, sólo tenía ante sí el camino primero, quevuelve a buscar con la esperanza de mejor mano. Pero sin dinero para laempresa, Pedro de Heredia «para pasar la gente-se dice en la pregunta 34

(16) DIHC, t. 1II, pág. 258 y sigs. El párrafo citado, en la pág. 262.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓ~ 521

del interrogatorio-tomo por fuerza y contra 1a voluntad de los ¡Djaestrescinco navios para que ]e llevasen al puerto de] rio de] Cenú, y no les pagóflete alguno por ellos». Lope de Aguirre declara que «lo vió». Según eJ pa-dre Aguado, ffite transporte de gente se hizo en dos veces; -prinrero llegarona Tolú-la costa de las Balsillas--120 hombres y después 400. Es posiblesuponer que Aguirre iría con lo's últimos, ya que dice el cronista que de éstos--embarcados en Cartagena en la noche de Navidad--eran «todos chape-tones» (17).

De las expediciones en que pudo intervenir Aguirre no quedan huellas,pues tan sólo se deduce de las contestaciones al interrogatorio que no quedóen el pueblo del Cenú ni fué con Alonso de Cáceres a tentar abrirse pasohacia Ur~á a través de las sierras, sino que fonnó en la compañía de Gar-cía de Avila (18), es decir, que tomó parte en ]a jornada al Cauca, en laque estuvieron--como escribe Castellanos--a punto de perecer de hambre, pues

Los más sanos caminan lo que pueden,Más de la muerte que de vida ciertos;Pues no van de manera que no quedenDe dos en dos y de tres en tres muertos (19).

Había fracasado tanto e] plan de buscar e] camino del Pancenú por elOeste, es decir, hacia el flanco de Urabá-inJdicio del cual era la noticia delD.abaibe que bien conocía Julián Gutiérrez, ahora en la hueste de Heredia-,como de hallarle por ;La ruta del Est:e, por el San Jorge y el Cauca. Y despuésde la retirada de las distintas tropas enviada:!', «fue tanta la necesida-l que~ pasó con la mucha gente junta--escribe Heredia al r~y-, que hemos es-tado todos hechos una Babilonia» (20). '

Para conjurar el riesgo que suponía la conjunción, como carga explosi-va, de las ilusiones frustradas co:;.: la extrema necesidad y las pasiones. de.cidió ~] gobernador divi,dir la hueste: su hermano don Alonso iria con dos-cientos hombres hacia la costa de las Balsillas para embarcarse, camino deUrabá, ya que por tierra no había sido posible salvar la,s ciénagas del bajoSinú y las ásperas serranías. Ellos proseguirían la empresa de flanqu8o delos Andes por aquella ruta. Alonso d~ Cáceres, con otras compañías, irí.'! ha-cia las oriDas del Magdalena «a buscar poblacion donde la gente que lleva,ba

(17) Aguado: Hist. de Venezuela, libro VIn, cap. VI, págs. 62 y 63 del t. 11 dela edic. de la Acad. de la Hist. 1

(18) A. G. l. Santo Domingo, 49, respuestas a las preguntas 35 a 39 del inJerro-gatorio de Acla.

(19) Castellan0f3: Elegías, In parte, canto In, octava 119, pág. 383.(20) carta de Pedro de Heredia de 25 de mayo de 1535. DIHC, t. In, pág. 260.

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522 DEMt:TRIO RAMOS

comie8e, porque tenia extrema n~idad dello», según escribe Saavedla alrey. Con el resto de los hombres, enfennos en su mayoría, quedó Pedro deHeredia en el pueblo del Cenú, donde continuó el trabajo de excavación detumbas por el procedimiento que tan al detalle nos da Aguado. Era el únicoplan posible para cubrirse del fracaso económico de la empresa, al tiempo

que así podía costear los gastos de la que se continuaba por Vrabá.Esta díspersión de la hueste debió tener lugar hacia el .12 de febrero

de 1535, pues de esa fecha es un poder otorgado por Hernando de Lijar en

el río del Cenú (21). Las caminatas y el hambre han durado, para Aguirr~y los últimos llegados, unos dos mese.s tan sólo; pero todo ha sido tan in-

tenso y tan terrible, que, COJllO escribirá el obispo, el cuadro no puede sermás espantoso: «estan perdidos y mueren de hambre, y an.si, para su~ten.

tar8e roban las haziendas y comidas de los indios, y ansi ellos como losindios perecen de hambre en tanta manera que muchoJ' christianos son muer-

tos por 10$ caminos y en los arcabuco's, que le dizen que n() ay quien puedasofrir el mal olor de los cuerpos muertos» (22).

En esta situación marcha a la costa Alonso de Heredia con sus doS':ien.tos hombres y desde alli-desde el Tolú-'-envió mensajeros en una balsa a

Cartagena para pedir las embarcaciones y víveres necesarios. Pero el proble-ma de los fletes y adquisición de vituallas no debió resolver8e con facilidad,pues con el bergantín que trajeron tuvo que trasladarse don Alonso en per-sona a Cartagena, acompañado por Julián Gutiértez (23). Por fin, con tres

navíos puede presentarse, después de vencidos todos los -inconvenientes, en

el Tolú para dar comienzo a la jornada de Urabá. Pero entonces, ya dE: par-tida, «de los tres navios se alzó el uno con gente y caballos» (24). Es en esta

sedición en la que participa Lope de Aguirre. Según escribe Pedro de Herooia,

«cierta gente de ella [de la hueste de D. Alonso] se alzó en un navio de los~ue llevaban oon tiescien~as fane~s de maiz y con muchas otras haciendas deotros que iban en otra nao... y entre los que se alzaron se fue un hombre queen [ella] iba proveido por veedor y tenia en su poder sin [¿mil pesos que?]habia ha~ido y se los llevó sin pagar nada de Jos derechos que a Vuestr.a Ma-jestad d~ eQo pertenece:¡¡, y se llevó los bienes de los di~untos, por~e era lene-

(21) A. G. l. Contaduría, lego 317.(22) Carta def obispo de Cartagena que publicó Serrano y Sanz en sus Relaciones'

ifistóricas de América. Madrid, 1916, pág. 39.(23) A. G. l. Justicia, lego 525, fol. 50 y 50 v. Esta documentación f~.é)a utilizada

por Matilla TascÓll en. su libro sobre Julián Gutiérrez.(24) Cartaue Saavedra del 26 de mayo de 1535. DIHC, t. 1lI, pág. 267;

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓ~ 523

dor de ellos y escribano de Vuestra Majestad y se llevó muchas escrituJ:as pu-blicas que ante el habian pasado; y como llegaron a la ciudad de Acla, quees en la gobernación de Tierra Firme, el que yo por capitan enviaba en elnavíQ, que es maestre Alvaro de Torres que al presente esta aquí [en Cartagena].le prendieron y le llevaron preso. Pidió justicia en la dicha ciudad y cedieronde él» (25).

EsJ:e ailzamiento tuvo [ugar el primero de abril frenJ:e a las costas de Tolú-en el golfo del Cenú-, pues el 2 de abril aparece como fecha de la firmadel poder que oto~gan los conquistadores sediciosos en favor de don Martínde Guzmán para que lcs rcpresenre y pida información antc las autoridade$de Acla con que vestir cl acto. Juan de Elorriaga es el escri,bano que da. feen el documento (26) y es también 1ca persona acusada por Heredia en sucarta ci,tada, ya que en el interroga(torio de Acla declara que «este testigo~s y a sido renedor de bienes de difuntos» (27).

Sin detenernos a un mayor examen de la sublevación del Cenú, que he-mos realizado en otro trabajo aún inédito, cs suficiente a nuestro propÓ&itoconsignar la presencia de Lope de Aguirre entre los alzados, figurando entre

, los poderdantes en el número veinticinco de la relación, ~ro el primero enlas declaraciones de Acla, que llcvan igual fecha, indicio evidcnte de quetodo estc aparato juicial fué amañado ya cn Tierra Firme con la intención.dc dar forma legal a su actitud subversiva (28). En Acla, en efecto, 11allanrefugio y desde alJí llevaron a c~o la cxpedición contra San 5cbastián deVrabá, fundada por Alonso de Heredia con los que le siguieron fieles, paraintentar e,xpulsarles y' apoderarse de la tierra, bajo el pretexto de la cédulareal que confusionariamente daba estos territorios a los de Tierra Firme.

Para resumir, el Lope dc Aguirrc de Cartagena sale de Scvilla cn los pri-meros días de septiembrc de 1534 en la armada de Rodrigo Durán y llcgaa Cartagcpa en la primcra decena de novicmhrc; pasa al Cenú, con la ex-pedición de Pedro de Heredia, el día de Navidad, toma par.te en la jornada

(25) Carta del gobernador al rey de 25 de mayo de 1535. DlHC, t. 111, pág. 263.(26) A. G. l. Santo Domingo, 49. Poder otOrgado por los conquistadores de Caro

tagena en favor de doJl Martín de Guzmán.(27) A. G. l. Santo Domingo, 49. Respuesta a la pregunta 49 del interrogatorio por

Juan de Elorriaga.(28) Más documentación en A. G. L Santa Fe, lego 122 y Justicia, 525, esta úl-

1ima manejada por Matilla Tascón. Castellanos, que habla del alzamiento, cree errónea.mente que se produjo al salir del puerto de Carta~na, estando ya allí Pedro de He.redia y cuando ya había fundado Barrionuevo el a~iento de Urabá. Ademá~ cree queJulián Gutiérrez, en vez de intervenir en él, está en Acla.

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524 DEMETRIO RAMOS

hasta el Cauca y el primero de abril de .1'525 está en el grupo de los que seai2;an contra el gobernador en el golfo del Cenú para pasar a Acla, donde

.declara en el interro'gatorio que acusa a Pedro de Heredia de tirano, defrau-dador del quinto real y abuso ,de poder por apropiarse los beneficios de lasempresas cartageneras en perjuicio de la hueste, con lo que justifican su ex-trañamiento de la tierra.

III.-POSIBILIDADES DE QUE EL LOPE DE AGUIRRE pE CARTAGENA SEA o NOEL CAUDILLO DEL MARAÑ5N

Para estimar las posibilidades de que el Lope de Aguirre que hemos vistoen ,las tierras de Cartagena sea o no el del Ma'rañón sólo hay un métodopo'sible, mientras no dispongattlos de eJlemento's de juicio más concluyentes:tomar en cuenta los factores que pueden oponerse a tal iden~i,dad-tal comoles ofrece J o's--y examinar detenidamente si pueden conciliarse con /)trosargumentos positivos. Así y todo, las conclusiones sólo serán provisionales,pues, desapasionadamente, hay que admitir que, aunque resulte posible en-cajar los argumentos con~rarios con los favorables, no se decide otra cocSaque la posibilidad, que en buena lógica no es lo ¡nismo que certeza, ya queno se descarta con ello que se trate de dos personas distintas.

El obstáculo más fuerte contra la idenpdad es, hoy por hoy, un párrafode la carta que, concluída en Valencia en los últimos días de octubre o pri-mero's de noviembre de 1561, el caudillo Marañón dirigió con solemne des-facl1a~ al propio Felipe n. Este párrafo, copiado a :la letra de la trans-cripción de Jos, dire como sigue:

«En mi mocedad pasé el oceano a las partes del Piru por valer mas conla lanza en la mano y por cumplir con la deuda que debe todo hombre debien, assi mismo en veinte y cuatro años te he hecho ¡nuchos servicios enel Piru..,»

De este párrafo parecen, desprenderse las siguientes conclusíones, que ano-tamos por orden de i¡nportancia y según una interpretación literal;

f.O Que sólo estuvo en el Perú.2.0 Que pasó desde España al Perú en 1537, tal como se desprenJe de-

los veinticuatro años de servicios, sin referirse para nada a viajes de re-greso a España y de vuelta a América.

Respecto a la primera conclusión, es bien cierto que habla en la <'arta.de su estancia en la isla Margarita, pero no se refiere para nada al tiempoque con Verdugo estuvo en Nicaragua y Honduras y la toma de Nomb'-e de

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 525

Dio&-en los días de la rebelión de Gonzalo Pizarra-, ~ma éste que podíahaber presentado como prueba de su antigua fidelidad y de Su& servicio" enépoca de turbulencia, que ahora podía valorar para ofrecer un mayor con.traste con el pago que había tenido.

En cuanto a la segunda conclusión, sábese con certeza, según consta enel Catálogo de Pasajeros, que pasó a Indias en 1539, con lo que sólo seríanveintidós años de servicios. Pero, en cambio, diversos documentos ya le re-lacionan con América en 1536: !;al la cédula del 6 de abril, que le concedeuna regiduria en el Perú; otra del 1 de diciembre, que le señala pan taldesempeño la localidad donde se establooiera el gobernador de Nueva Tole-do, y, por último, la licencia del 30 de marzo para que, una vez en el Perú,pudiera pasar de una provincia a otra e incluso regresar a España. Por aña.didura, según se inclina Jos a creer, el Lope de Aguirre, que naufraga cercade La Habana en 1538, en viaje del Perú a España, es el futuro caudillo delos marañones {29), lo que quiere dooir que más de un viaje hizo de la penín.sula a las Indias, hooho que es forzoso admitir para que puedan cubrirSé losveinticuatro añ<;>s de servicios. Todo esto quiere dooir que también la toégun-da conclusión no responde a una exacta realidad.

Por consiguiente, resulta probado que no es posible tomar radicalmenteal pie de la letra 10 que Lope de Aguirre dice de sí mismo en el mentadopárrafo de la carta a Felipe II, pues sin que dudemos de su veracidad, hablasin menoscabo de otros hoohos o detalles biográficos que juzga innecesario

consignar.Hay otra afirmación interesante en el párrafo transcrito-que subrayamos

también-al referirse a que pasó, claro es la primera vez, en mi mocedad.Si tiene, al morir en 1561, entre cuarenta y cinco y cincuenta años, segúndudan los cronistas, tuvo que nacer entre 1511 y 1516. Pero, de acuerd() conlo que en la misma carta escribe, al reprochar al rey que no te duelas denuestra vejez, resulta más próximo a esa vejez un ~ombre que tuviera nocuarenta y cinco aros, sino por lo menos los cincuenta. Así, pues, nacid~en 1511, si paBó a Indias en 1537, tendria veintiséis años, lo que no es, enverdad, una edad tan temprana como para dooir «en mi mocedad». comocasi tampoco la de veintiún años dándole como nacido en 1516. Pero siaceptamos esta solución, la que conviene a la afirmación de mocedad, ten.dríá que aceptarse el hooho, no :tan natural, de que con un año menos, esdooir, en 1536, se confería el cargo de regi,dor en el Perú a un muchcacho de

(29) Jos: Ciencia y osadía, pág. 9.

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526 DEMETRIO RAMOS

veinte años y en pago de unos servicios que antes había realizado. A 18 luzde este razonamiento, parece más probable que Lope de Aguirre tuvier3 en1536 más de veinte años, que hubiera tenido ocasión de prestar otr(}s 5ervi-cios dignos de tenerse en cuenta en la corte y que, para poder aceptar lo dela mocedad cuando pasó a Indias, resulta razonable que cruzara el océanópor vez primera antes de 1537.

Tódo esto en cuanto a la crítica del párrafo de la carta de Aguirre el Ma-rañón a Felipe 11, crítica que consideramos imprescindi'ble para poder en-trar en el tema del Lope de Aguirre de Cartagena de Indias.

Pudo haber escrito el caudillo de los marañones que «en mi mocedad paseel oceano a Cartagena». Si así lo hubiera consignado no tendríamos que dis-cutir más. La verdad es que no lo hizo. Pero es muy cier,to que tampocoafirma tajantemente que pasó al Perú, para decir con cierta vaguedad que«pasé el oceano a las partes del Pirú». Ese a las partes hay que tomarlo, porlo tanto, en un sentido mucho más amplio, como de relación, contigüid~d oproximidad. El propio Aguirre nos indica que su concepto del Perú era másgenérico que el que tenemos nosotros, formados con una mentalidad geográ-fica más encasillada en fronteras y demarcaciones rotundas. Así, al hablarde la navegación desde la provincia de los Motilones, de la pérdida de losnavíos y de las balsas que tuvieron que hacer para seguir adelante, dice, pararesumir el resto del viaje en su aspecto geográfico que «luego topamos losmás poderosísimos rios del Piru, de manera que nos vimos en Golfo Dulce[la desembocadura]». Así, pues, t(}do el Brasil actual era también el Perú,según su concepto. Resulta así posible que en la vaga determinación de suprimer destino «a las par~s del Piru» pudiera referirse a una tierra cual-quiera, con tal de que fuera del continente sudamericano.

Aparte del c9ncept9 ~ue tuviera forJnado Aguirre sobre lo <¡ue cofiside-raba «par,tes del Piru»-que es fundamental, ya que es él quien escribe-,conviene tener en cuenta el criterio que en este sentido se tenía de la tierra

de Cartagena, en la época-No de un particular, más o menos caliente de cascos, sino de un tal) alto

organismo como la audiencia de Santo Domingo, era creencia en .1534 deque por Venezuela y Cartagena ~ podía estar sobre el Pel1Ú, como un traspaísmás bien próximo, en pocas jornadas; Las nuevas del Perú se habían pro-pagado COm(} reguero de pólvora, y en tal sentido escriben los (}idores a lacorte para decir que habían enviado cartas «a los gobernadores de Venezuelay Cartagena dando noticia de este descubrimiento para que pues estan enpasaje que teniendo como tienen gente de caballo puedan llegar muy cercade aquella tierra, que procuren de entrar la tierra adentro todo lo más que

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS y SU PRIMERA REBELIÓN 527

pudieren que no es posible sino que haIlen grandes secretos y riquezas» (30).En el mes de abril de 1534 ofrece la Audiencia a la propia corte una

versión coincidente, que procede del propio gobernador de Cartagena, al de-cir que «de Cartagena tenemos nueva que el governador Pedro de Herediaiba a entrar con ciento y setenta hombres y cien caballos y que llevaba :Juevade que muy cerca de alli estaba la tierra del Perú»' (31). No se trataba deuna fantasía, pues era general la creencia de que la cos1;a del Pacífico ¡,ti in-flexionaba de tal manera que las tienas de Cartagena a Venezuela se ::-reíancasi tan angostas COlIlO las del istmo y, en consecuencia, eran tenidas comoespaldas del Perú. Friede ha delIlostrado documentalmente esta idea respectoa Santa Marta.

Prueba de este aserto es que en la probanza que a instancIa de Pedrode Heredia. se lleva a cabo en Cartagena el 1 de junio de 1534, cuando aúnDurán y Lope de Aguirre están en España, se dice en la cuarta pregunta delinterrogatorio: «Si saben... que habrá cinco meses que yo salí de esta ciu-dad [de Cartagena] para ir en descubrimiento y busca de las provinciasdel Peru» (;32).

Más concreta todavía, por referirse a la llegada de Ro-drigo Durán y sushombres, entre ellos Aguirre, es una carta de Pedro de Heredia, el gober,;~nador de Cartagena, en la que se queja de esta afluencia de gentes que «conestas nuevas del Perú han venido, que cargó en esta ciudad tanta gente queno nos podiamos valer» (33), hasta el extremo de pedir que no se dieranmás licencias.

Así, pues, no sólo la Audiencia cree que está Cartagena junto al Perú,sino que el propio -gobernador hizo su-s planes en enero de 1534 para dar en .\

el Perú, como las gentes que llegaban de España y desembarcaban allí ibanatraídas por «estas nuevas del Perú».

Que el mismo Heredia no se recataba de pregonar que sus entradas sedirigían al Perú nos lo indican ,Jos oficiales' reales, precisamente al referirsea la jornada en que tomó parte Aguirre, cuando escriben que tras el fracasorotundo de la expedición «se ha ido mas de la mitad de la gente... porquecon haberlos engañado a todos, diciendo que de esta entrada daba en el Perú...

(30) Fray F. Rionegro: Actuaciones del gobierno central de la unidad de la raza.Cap. IX, págs. 139-00.

, (31) A. G. l. Santo Domingo, lego 49-

(32) A. G. 'l. Santa Fe, lego 37.(33) Carta de Heredia a la corte, fechada en Cartagena el 25 de mayo de 1535,

DIHC, t. 111, págs. 258-264.

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528 DEMETRIO RAMOS

les vendió e impuso nueva venta y principio de vender los caballos a cua.

trocientos y a quinientos pesoS»... {34).Es más: hay testimonios documentales de que con Rodrigo Durán, y en

el momento que él aportó :a Cartagena, llegan muchas gen~ntre los que ,

sabemos esJ:á el ~pe de Aguirre mezclado en el alzamiento del Cenú-que

tenían el propósito de ir al Perú. Nos lo dice Alonso de Montalbán, procu-rador de San Sebastián de Buenavista, meses después de la defección, en una

carta que dirige al emperador, al afirmar que «habrá un año en que el con-

tador Rodrigo Durán trajo a esJ;a 'gobernación más hombres, y de la muchagente que iban al Perú quedaron ,aqui oJ;ros tantoS», es decir, muchos, casi

, todos (35). Por si fuera poco valiosa est.a noticia, agrega que tales gentesson las que habían promovido el alzamiento, pues «de tal manera se adeu-

~dar~n que les fue forzado a muchos i~se huyendo). Don Martín de .Guzmán,

regIstrado como sabemos para el Pero, e~ uno; otro, Lope de AguIrre. ¿Esadmisible que ésJ;e sea, a la luz de las cit.as documen.tales hech{ls, el que años

después puede decir que pasó «a las partes del Pirú»?La idea de la proximidad del Perú era tan general que, incluso en la

propia Panamá, ya en 1533, se daba por segura la configuración casi ístmica

de la tierra cartagenera, como lo vemos en la carta del licenciado Espinosa,doNde afirma que «es un paraje--se refiere al área de la Culata-por donde

se dará en esta Mar del Sur muy brevemente» (36).No fué una versión pasajera ni limitada a algunas personas, como se ve,

sino que llegó a trascender a los cronisJ;as, pues, por ejemplo, el padre Agua-

do, al hablar de la tropa que llevó Heredia en la expedición en que participa, Aiguirre, dice que el gobernador, con <da gente que a la sazón se halló en

Cartagena-la que vino con Durán-, meJ;ió en unas caravelas hasta ciento

y veinte hombres, de los que a ,la fama de Pirú cada día venian despw» (37).Como se ve, dada esJ;a creencia de contigüidad geográfica-"SObre la que

podrían multíplicarse las cita&-, dada esJ;a idea ,de las gentes que desembar-caban en Cartagena atraídas por la fama del Perú, y dada la versión quesobre el destino de las entradas daban las propias autoridades, tanto l'ls de

(34) Carta de los Ofs. Rls. a la' corte de 27 de mayo de 1535. DIHC, t. III, pág. 272.(35) Carta de Alonso de Montalbán al emperador (fechada en Cartagena a 26 de

noviembre de 1535). DIHC, t. IV, pág. 16.(36) Col. Muñoz T. 79, fol. 307. Carta de Espinosa a la corte, fechada en Panamá,

a 10 de octubre de 1533.(37) Aguado: Hist. de Venezuela. Libr. VIII, cap. 62 de tomo 11 de la édic.

Acd. Hist. .

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 529

Santo Domingo dirigí'das a la Corte, como las de Cartagena a ]os hombresde la hueste, nada tiene de particular que Aguirre fuera uno más de 10& que--como escribe el gobernador Heredia-«de esos Reinos con estas nuevasdel Peru han venido». A las citas anteriores sobre la relación de la ~erracartagenera con el Perú podría unirse .la del propio Aguirre, quien, no obs-tante hablar en su carta a Felipe 11 en términos genéricos, tiene la precauciónde decir tan sólo «a las partes del Pirú» y no al Perú mismo, pues en esasfechas de 1561 en que escri'be, las nociOIl~ 'geográficas que estaban en pieen 1534 habían sido ya modificad~. Cabe así admitir co'mo muy probableque la intención o creencia de Aguirre en 1534, al incorporarse a Rc.drigoDurán en España, fuera la común en la época de ir al Perú--como constapara esa fecha en el Catálogo de Pasajeros a Indias en el caso de don Mar-tín de Guzmán-, 10 que, pasados los años y por no entrar en más explica.ciones en la carta a Felipe 11, indica con \Su vaga expresión de «a las partesdel Pirú». Esta posibilidad, al existir, no deja de tener inter~, máxime cuan-do uno de los argumentos más poderosos que se esgrimen contra la identi.ficación de un Aguirre \ con otro era el de haber declarado el marañón en su

carta al rey que pasó «a l$ paTtffi del Pirú», sin referirse para: nada a Car.

tagena. Pero 'sentada una inJterpretaoión bien verosímil de esta expresión yanotado el Silencio que también guarda en esa carJ;a de haber andado portierras en las que sabemos estuvo el marañón, sin mentarlas siquiera, a,sícomo de su versión perulera de la cuenca amazónica, no parrece demasiadoa:venturado admitirr que existe en este punto una posibilidad de que ambosAguirres, el de CaI1tagena y el del Marañón, sean una misma persona, posi-bilidad que de momentc. puede ser \ mayor o menor, pero que, al menos de

momento, existe. Esta posibilidad puede ser desvanecida con nuevas pruebasen contra que resulten terminantes e insalvaibles, pero ésta del destino quemarca la cart.a, evidentemente, no lo es.

La posibilidad que se desprende de la afirmación sobre la edad moza yla del destino que se marca son, eso sí, posibilidades aisladas y sin fuerzacierta' si no llegan a coincidir y encajar con posibilidades también concor.dantes oou el resto de las noticias que sobre el pasado de Aguirre el loco se

tengan.Estas n()tÍcias a que nos referimos son: el tiempo de servicio-veinti.

cuatro añO&-que señala A:guirre en la carta de 1561, los nombramientos deregidor y la licencia de la reinJa para pasar de una a otra proVIncia e in-cluso regresar a España, de 1536. Todo esto lo creemos cOIlcomitantemenreligado, según se verá.

Si planteamos con un cierto orden estas noticias, tenemos que dar pri.

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macía a los nombramientos de regidor y a la licencia real. Esta liooncia esde 30 de marzo de 1536 y en ella la ~na dice que Lope de Aguirre «mehizo relación que él con el deseo de nos servir queria ir a la provincia del

IPeru» (38) y que por podérBele. ofrecer na:esidad de pasarse de una pro-vincia a otra o volver a España, no se le pusiere impedimento de no habercometido delíto por el que debiera ser preso o estuviera comprometido pordeudas. Así, pues, Lope de Aguirre parece estar en España en este momen1:oy esto ya es importante.

¿Puede este documento permitir una poSibilidad de ligazón con los su-cesos anteriores de Cart:agena y servir como argumento para relacionar unAguirre con otro? Esta es la cuffitión. En principio, palreOO evidente que unmozo que por primera vez va a Indias no cuadra con la persona que seprocur~ como aquí Lope de AguilTe, estas prudentes seglürldades. Casi eldocumento parece cOfiesponder a quien ya tiene una experiencia previa quele obliga a poseer una licencia de este 'tipo..

En este sentido está la posibilidad que permite li'gar a este peticionariocon el Lope de Aguirre de Cartagena. En la carta r del gobernador de Car-

tagena de 25 de mayo de 1535. en la que Pedro de Heredia precisamente sequeja del alzamiento de don Martín de Guzmán, Juan Delorriaga y los su-yos--entre ellos AguilTe--, se lamenta: también de la fluidez de las huestes«porque toda la gente no esta esperando sino tantica nueva que haya mejoren un cabo que en otro para irse allá», con lo cual el caudillo de una em-presa no cuenta con un contingente concreto para poder ac1:uar. Por ello,en ese documento, suplica el gobernador, impresionado sin duda alguna porel alzamiento y deserción de parte de su hueste, que «tambien Vuestra Ma-jestad nos ha de. hacer merced de remediar [tales hechos] pt8lra que estas pro-vincias y gobernaciones es1:en en paz, de mandar a los gobernadores de ellasque los hombres que salieren de un país a otro sin liooncia o haciendo algundelito, 10's tales gObern!aOOTes donde fueran, teri'gan mucha vigilancia en elcastigo que merecieren para se le dar» (39). Como precisamente un Lope deAguilTe es desertor de la hueste de Heredia, como resultas del ~zamientodel golfo del Cenú, ante esta petición a la Corte, de mayo de 1535, la licen-cia, de marzo de 1536 en favor de un Lope de Aguirre también, más bienresulta un factor de relación, pues explica la obligada razón de poseer undocumento de este tipo y las precauciones que desea tomar dada la posibi-

(38) A. G. lo Indiferente General, 139-1-8, libro 17, fols. 7 y 8, citado por Jos enLa ~xpedición de Urs~ al Dorado, la rebelión de Lopc de Aguirre, pi.g. 4-3.

(39) DIHC, t. Ill, págo 262 y 63.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 531

lidad de ir a caer a otra puerta del Perú. Ahora bien: de ser esto así, tallicencia otorgada a una persona incursa en desersión y alzamiento venía aser no ya una legalización del hecho pasado, sino incluso una patente parala reincidencia. Este es un poderoso obstáculo que surge al interpretar esaposibilidad de eRcaje; pero tal obstáculo deja de serIo si estudiamos el signoque toma el alzamiento del Cenú, en el qúe intervino Aguirre.

Aunque el interrogatorio de Acla, a raíz del alzamiento del golfo delCenú, en el que depone Aguirre, sólo se dedica a intentar probar que el go-bernador de Cartagena trataba mal a sus hombres, se beneficiaba en exclu-sivo I provecho del oro de las sepulturas, dej aba morir a }a gente de hambre,

vendía indios como esclavos y defraudaba los quintos, entre otro's cargos porel estilo, según era costumbre cuando se pretendía forZar una residencia,la comparecencia en l~ playa del puerto de San Sebastián de Buenavista, enUrabá, de don Martín de Guzmán el 4 de septiembre de 1535, es decir, cincomeses después del alzamiento, ante el escribano Bartolomé de Aya:la, nosexplica este aparente contrasentido y a1la:na el obstácuilo que apuntamos.

.En este acto, don Martín de Guzmán, con poder de J~án GutiéiTez--otrode los alzados-que ostenta ahora los titulos de capitán general y alcaldemay.or de la provincia de Urabá otorgados por Francisco de Barrionuevo,gob~rnador de Tierra Firme, hace presente la orden que de este gobern'aldoTtiene recibida Julián Gutiérrez' para que los hombres de Heredia, estableci-dos en San Sebastián de Buenavista, «'salgan de las dichas provincias delCenu y de todas las demas que son y pertenecen a esta gobernacion» (40) enrazón de la real provisión de .1'6 de febrero de 1533, que declaraba a (<laculata de dicho golfo [de Uraha] donde esta el dicho cacique Cemaco serde la gobernacion de la dicha Tierra Firme llamada Castilla del Oro», enla que además se añadía «y defendemos y mandamos que el dicho Pedro deHeredia ni otra persona alguna no sean osado's de entrar ni entren en ladicha culata del golfo de Huraba... so las penas en que caen e incurren losque entran a con!tratar en otras gobernaciones sin licencia» (41). A esteapoyo legal unía don Martín de Guzmán otra cédula real, la de 24 de di.ciembre de 1534, en la que se decía a Heredia que «por parte de las ciu-dades de Panamá y Acla... me ha sido hecha relación que vois habeis en-tr.ado y hecho guerra en la tierra del Cenú, que es la dicha provincia deTierra Firme... Por ende yo vos mando que ahora ni de aqui adelante novayais ni envieis gente alguna a la dicha provincia de Tierra Firme...» (42).

(4{» DIHC, t. IlI, pág. 303.(41) DIHC, t. IlI, pág. 36-37.(42) DIHC, t. IlI, pág. 189.

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Así, pues, el pleito de límites entre las gobernaciones de Panamá y Car-tagena ofrecía un pret~o muy firme para d'aIr apariencia haBIta de servicio, alalzamien-to y deserción, pues no 'se olvide que éste se produce en el golfo delCenú cuando, con las tres naves, se dirigía Alonso de Heredia a poiblar enUrabá, la tierra prohi,bida. Y hasta tal extremo es a$í, que en los doc~en-tos de justicia, que estudió Matilla Tascón, consta como versión cierta delalzamiento que cuando ya estaban a punto de zarpar las naves de Alonsode Hereclia «mostro Uulián Gutiérrez] en una de las naves la provisión quedeclaraba corresponder a. Castilla del Oro poblar l~ región de Urabá y ofre-ció hacer ricos a todos los presentes si desertaban de Hereclia y se poníana sus órdenes» (43).

He aquí, pues, cómo a esta su,blevaciÓn pudo dársela un carácter de re.sistenci~ contra Ja ejecución de un acto ilegal, porque sólo más tarde, entiempos de Vadillo, pudo conocer la Corte el error en que había es.tllldo almodificar los límites de la tierra concedida a Heredia 'en su capitulación,modificaciones que anula por cédula. de .17 de marzo de .1536.

La .feohla: de los documentos en favor de Aguirre-Ia licencia del 30 demarzo, el nombramiento de regidor ,del 6 de abril del 36-encajan perfecta-mente en la. sí'stole y diástole de la Corte en relación coo Heredia. Veamosaste puntt;>, porque es el que nos puede dar verosimilitud :a todo el razona-

"miento. Del 1.1 de enero de 1536 es todavia una amistosí'sim~ resolución realen favor de Hereclia por la cual se le concede salario de gobernador, quehasta entonces no tenía, montante en 1.000 ducados (44); del .1.1 de marzoes una resolución para que de la residencia se le otorguen las apelacionasque pueda solicitar (45); del 16 de marzo es otra disposición para que, apesar de la residencia y una vez ultimada, se envíen los documentos pero sele reintegre a H~ia en el ejercicio' de su gobernación hasta que se dicteresolución (46) Y del .18 de marzo es otra dirigida a Heredia para que sigaen el cargo de gobernador hasta que se' vea la residencia en el Con~jo {47).Pero esta ~ctitud amistosa cambia radicahnente al recibirse la carta acusa-toria del obispo, y a partir de esa fecha del .18 de marzo cesa el suave tra-

(43) Matilla Tascón: Los viajes de /ulián Gutiérrez al golfo de Urabá. Sevilla, 1945,pág. 49. Se apoya en A. G. l. Justicia, 525, pieza 11, foJ. 50 V; pieza 1, fols. 46 V y si.guientes, y pieza 5, fols. 2 y sgs.

(44) DIHC, t. IV, pág. 49.(45) DIHC, t. IV, pág. 62-(46) DIHC, t. IV, pág. 67.(47) A. G. l., Santa Fe, 987, libro 1, fol. 121 citado, e~tracto DIHC, t. IV, pág. 68.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS y SU PRIMERA REBELIÓN 533

tamiento del problema. Y hasta tal extremo, que se llega a ordenar el 15 deDUlyo que sean enviados Heredia y los oficiales reales presos a Sevilla y con.fiscados todos sus bienes, que serán igualmente remitidos ,bajo inventario (48),e incluso se avisa a los oficiales de Sevilla es~én atentos a la próxima llegadade las personas y 'bienes (49). Sólo cede en parJ;e esta línea de extremo rigorel .1'5 de julio, cu'ando se le indica a Vadillo que no envíe a Heredia, puesparece má\S conveniente se su'stancie la causa en Indias (50), aunque sin ha-blarse de la reposición en el ejercicio de funciOIles.

Obsérvese, de acuerdo con este esquema, que tanto la licencia {30 demarzo) de paso a cualquier provincia como de regreso a España en favor deAguirre, así como su nombramiento de' regidor (6 de abril, retocado respectoa señalarse ciudad el .1 de diciembre) en razón de \Sus servicios, correspon-den exactamen:te con el período de máximo encono contra Heredia y, por lotanto, de mejor disposición en favor de los que hubie~ actuado contra él,sobre todo si podían alegar defensa de cau'sa legal. ¿Qué servicios son losque se tienen en cuenta para dar la regiduría a Aguirre? No se sabe de nin-guno en es:te momento. El encaje de estos hechos nos proporciona un po'siblemotivo: haberse puesto del lado de la legalidad, fren:te al intento de Herediade entrar en tierras que le estaban vedadas, argumento que no habría pasa-do de ser un lavaculpas de no haber caído tan rotundamente el prestigio delg~bernador; por eso, taIIlto la licencia como la ,regiduria, son o~orgadas cuan-do la actitud previa de componenda ha sido sustituída en la Corte por)a deenérgica ,hostilidad.

Ahora bien, esta explicación exige demostrarse con otra posibilidad: lade que exi'stan huellas del vi~je a España de gen~e de los alzados, entre losque pudiera ir Aguirre, pues si se admite que puede ser el Aguirre fu~uromarañón el que estllvo en 'Cartagena, en es~e momen~o el Aguirre de la li-cencia y del noroibra.miento está en la Corte. La prueb.,. de que gen:te de lo,ssediciosos fueron con sU\S quejas a España no es muy explícita, pero al me-nos exis~e hoy un indicio conocido. Nos referimos a la carta que el tesoreroSaavedra escribió al rey el' 27 de mayo de 1535, en la que afirma que losaIzado,s «aport!aTon al Nombre de Dios, segun :tenemos nueva, y asimismoque habían enviado procurador para ir a dar cuenta a Vuestra Majestad detodas las cosas sucedidas en loa: tierra» (51), y más adelante, en .la misma

(48) DIHC, t. IV, págs. 53 y 103.(49) DIHC, t. IV, pág. 111.(50) DIHC, t. IV, pág. 123.(51) DIHC, t. m, pág. 267.

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534 DEMETRIO RAMOS

carta se refiere a los que se alzaron en Cartagena-de los que sabemos se'huyeron también a Castilla del Oro-, «porque de dos navios que han sa-lido de ~quí alzado's con copia de gente tenemos noticia que envian procu-rador o procuradores a informar a Vuestra Majestad de las cosas sucedidas.en esta provincia». Po,r consiguiente, no es una, sino varias las ~'ersona5 delos sediciosos que regresan ~ España, y aunque hoy no sabemos sus nom-bres, bien puede admitirse como prohaible que entre ellos fuera Lope de

Aguirre.El profesor Jos nos pone sobre la pista del por qué pudo ser Aguirre

uno de los que vinieron a España, al hablarnos-de acuerdo con las noticiasque tuvo de Juan Carlos Guerra-«sobre la probabilid!8id de ser Lope des-cendien~ de un escribano) (52). Iban a entrar en andanzas leguleyas y siem-pre sería útil contar con la presencia de alguno de ello&-entonces de im-portancia más o menos secund'aria-que. pudiera proporcionarles asesoramien-tos imprescindibles.

En el examen de las dificultades que se oponían a la posible identifica-ción en una sola persona de los dos Aguirre queda aún por dilucidar la afir-mación de los veinticuatro años de servicios en Indiais, hecha en 1561.

Sobre este particular, lo absc:>lutamente seguro hasta ahora es que el Lopede Aguirre marañón está en España en diciembre de 1536; parece seguro.que el Lope de Aguirre que sobrevive a un naufragio cerca de lIa Habanaen 1538, regresando del Perú a España, es el mismo; y lo es rotundamenteque volvió a América en 1539. Si computamos, sobre estas fechas, su tiempode servicios, tendremos que de 1539 a 1561 sólo pueden contarse veintidós-años; si unimos el año que va de 1537, 'pues en diciembre de 1536 todaví~está en España, con el momento del naufragio en 1538, tendremos veintitrésaños. Falta, por lo tanto, un año, y o se resuelve esta dificultad pensando.que se equivoca Aguirre ~ afirmar tal cosa, cuando ninguna de sus aseve-raciones inintencionadas ha sido obligado rechazarlas, o se admite como "pro-bable que ese año que falta es el tiempo que media entre su salida de Es-paña en 1534 y su regreso con los procurado'res de los alzados en 1535. Como-se ve, hasta en este punto la posibilidad de encaje existe, y, unidas todas las-posibilidades an~izadas sobre la base de lo conocido, no cabe duda que-adquiere la probabilid~d de identificación una verosimilitud cierta, al menosmienhas no lleguen a conocerse pruebas negativas de valor indubitable. .

Tiene algún interés señalar también que hcmos encontrado en el Catálogo.de Pasajeros, consignados en el año 1534, sólo dos personajes vecinos de

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(52) Jos: CiencUz y osadía, prefacio, pág. 9.

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ILOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 535

Oñate, la patria de Aguirre el marañón: un Juan de Oñate y un Pedro deOcáriz, y da la curiosa casualidad que los dos aparecen registrados precisa-mente para Cartagena (son los números 4.438 y 4.439). ~arece posible quea la hora de emigrar se concierten los unidos por una relación de paisanajepara marchar j untos, como se ve con haJt¡a frecuencia. En este sentido cabecolegir que al aparecer dos hombres de Oñate, por un lado, y al saber quea Cartagena va también un Lope de Aguirre, pueda ser éste aquel de quiensabemos que era de Oñate, máxime cuando el resto de los indicios tambiénlo hacen posible;

IV.-OTROS POSIBLES MARAÑONES EN CARTAGENA

Si en el CaLSO de Lope de Aguirre resulta aún prematuro afirmar la iden.tidad de personas, cabe admitir, de acuerdo con el eXamen de circunstanciasy notici& no contradictorias, la verosimilitud de que el incorporado a lahueste de Pedro de Heredia sea el mismo que el marañón. Pero respecto alos demás person~jes de que haremo's mención, la dificultad es aún mayor,pues carecemos de sólidos apoyos para sostener rotundamente la simple po-sibilidad. Ni la biografía de sus hechos posteriores es tan rica como paratener a mano detalles, aunque sean leves, de su pasado, ni si existen hemo'stenido gran empeño en recogerlos. Siempre son figuras muy secundarias, yuna investigación a fondo no tendria más objeto que la curiosidad de lacompañía de Aguirre, tema que no nos propusimos.

Por todo ello, nos limitamos a apuntar una coincidencia de nombres, parasi alguien ,tiene interés en ello pueda en'sayax el eXamen detallado de sushechos y demostrar la duplicidad o identidad de personas.

E! más importante de los compañeros de Aguirre en la aventura carta-genera y, por lo menos :aparentemente, figura principal del alzamiento delCenú, es don Martín de Guzmán, personaje que si no tiene un homónimo en-tre los marañones, sí tiene relación-.al menos un don Martín de Guzmán-con un episodio marañón, aunque no participara en la empresa.

ESte don Martín de Guzmán, el de Cartagena, \aparece consignado en elCatálogo de Pasajeros (53) como vecino de Sevilla, hijo de Rodrigo MejíaMelgarejo y de doña María de Guzmán. Figura con destino aJ Perú, regis-trado ellO de abril de 1534. No obstante esto, y quizá COJnO Lópe de Agui-rre, pasó a OaTtagena en la armada de Rodrigo Durán y allí ¡e vemos enca-

(53) Catálogo de Pasajeros, t. 1, pág. 297, núm. 4.261.

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536 DEMETRIO RAMOS

bezar el rancheo de Turián, tomar parte en la jornada del CeJ¡ú y, despuésde h&ber aguard&do en 1& costll de las Balsil1as el regreso de Alonso de He-redia de Cartalgena, tomó pacfte tan destacada en el alzamiento del golfo délCenú, que preciswnente es la persona que reci,be poder de los sediciosos parademandar en Acla información contra el gobernador Heredia que probarala necesidad del motín. Por cierto, que a este personaje se refiere el cronista.Castellanos cuando, al hacer mención del tiempo que estuvo &guardando conel resto de la gente el regreso de Alonso de Heredia, dice sobre los ataques,de los indios que I

«Dispararon del escuadrón primeroCopia de venenosa Hechería,y a don Martín Guzman, un caballero,Mataron dos caballos que tenia,Cuyo grave pesar fue de tal peso,Que quedó si,n caballos y sin seso» (54).

A este don Martín le VeJnO'S después, como hemos indicado, presentandoen Acl& el interrogatorio en las probanzas contm Heredia, e incorporado aJulián Gutiérrez, actuar en su nombre, tanto en San Sebastián com() en Car-tagena, para solicitar el reconocimiento de la jurisdicción de Ca$tilla delOro en Urabá, e~ razón de las cédulas reales que lo apoyaban y respaldadopor el ejército que llevaba Gutiérrez contra los Heredia.

Este don Martín de Guzmán puede ser el mismo que aotúa en el Perú allad() de Dieg() de Rojas y Gonzalo Pizarro, antes d~ la muerte de FranciscoPizarro, en la entrada a la provincia de Charcas, pues }06 oficiales de carotag~na dicen de todos los que se confabulaban contra la autoridad cart.age.nera que tenían intención de pasarse a!l Perú y «porqu~ les hiciere avia-miento en Nombr~ d~ Dios y Panamá, pareciales bien hacer lo que el [go.bernador de Panamá] les rogaba» {55). Es posible que es~ don Martin deGuzmán 'sea el ,hermano de don Fernando de Guzmán, proclwnado príncipede los marañones tras el asesinato de Pedro de UrsÚa, y& que en ambosconcurre la circunstancia de ser sevillanos. Del que estuvo en Charca$ conRoja$, dice Emiliano Jo'$ que «es sin duda el hermano :a que se referia donFernando Guzmian <;uando, por contentar con algo a Lope d~ Aguirre, porhaberle quitado el cargo de maestre de cwnpo, le prom~tió qu~ casaria a su

(54) Castellanos: Elegías, pte. 111, canto IV, octava 17, pág. 385 de la edic. B. A. E..(55) A. G. l., Santa Fe, lego 187. Carta de Durán y Velázquez, de 21 de agosta.

de 1536.

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LOPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓN 537

hija con su hermano don Martin en cuanto llegasen al Pero» (56). En la cartade relación de Juoo de Vargas Zapata, que publicó Jos en el apéndice do'-cumenta! de su libro, se habla claramente de este hermano del «príncipe»como persona que estaba tanto en el P~rú como en las .tierras de Panamá-lo que nos le aproxima al de Cartagen!a huído a Nombre de Dios--, puesdice que don Fernando dió su palabra a Aguirre «que se casaria un her-mano ~uyo que estava en nOJIlbre de Dios y en Piro, que dezia Don Martínde guzman, con una hija mestiza que el dicho tirano alli- tIara, y ansi sedieron las manos» (57).

Identidad de nombre con un mar~ón hay en otro de los rebeldes car-tageneros que con Aguirre se pasan a Acla, ll¡¡mado Juan Ortiz, pero es eneste caso muy aventurado sentar siquiera una posibilidad, pues además deser más de seis las personas diferentes que con este nombre y apellido hemospodido identificar en Indias por estos ~os, en la propia hueste de Herediaparece que existieron dos que no aparecen ni consignados en el Catálogo dePasajeros: un Juan Or.tiz d~ Espinosa, regidor, que llegó a Cartagena conel obispo en 1534, y otro, que desembarcó con el propio Pedro de Herediaanteriormente. Este último ~s el compañero de Lope de Aguirre y el que de-clara en Acla, como todos los sediciosos, que el 'gobernador «enbio a! dichoAlonso de heredia a descubrir el dicho Pero» (58). .Iba como alférez de lagente de a cabaillo en esta expedición (59).

Otro homónimo de un mar~Ón-sin poderse aventurar si !tiene o no algoque ver con él-es un Juan González, que también participa en la sedicióndel golfo del Cenú y que aparece registrado en el CaJ;á:logo de Pasajeros comohijo de Juan González y de Isabel Pérez, vecino de Espinosa de los Monte-ros (60). 'Pasó a Cartagena en la nao de Escalante en la armada de RodrigoDurán. Pero hay que ..tener en cuenta que precisamente en este ~o de 1534pasa otro Juan González a! Perú en la armada de Hernando Pizarro (61), y

;;;:;'(56) Jos: La ~xp~dición de Ursúa al Dorado, la rebelión de Lope de Aguirre, pá-

gina 44.

(57) Carta-relación de Juan de Vargas Zapata, fechada en Puerto Rico a 1 deagosto de 1562. Vid. op. cit. de Jos, pág. 212.

(58) A. G. lo, Santo Domingo, 49, probanza de Acla; contestación de Juan Ortiz ala pregunta 16.

(59) Otro Juan Ortiz aparece en estas fechas anotado en el Catálogo, hijo de PeroOrtiz, vecino de Aranda de Duero, como que se dirige a Santo Domingo (Catálogo,ficha núm. 4.895), pero por figurar registrado el 9 de octubre es seguro que nada ten-gan que ver con los Ortiz de Cartagena, que en esas fechas ya estaban en América.

(60) Catálogo d~ Pasajeros, t. 1, ficha número 4.608.(61) Catálogo, t. 1, ficha núm. 4.771, pág. 336.

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538 DEMETRIO RAMOS

aunque el primero fué a parar también al Perú, con tan e$Ca50S dat08 nadapuede suponerse con visos de verosimilitud. Por añadidura, también en 1534aparece otro Juan González. hijo de Gonzalo Gopzález y de Leonor Rodrí-guez, n,atural de Los Santos de Maimona, registrado el 1 de noviembre paraSanto Domingo (62).

'Y.-SIGNIFICADO DE LA PRIMERA REBELIÓN DE LoPE DE AGUIRRE

Hasta ahora poco interés había despertado el alzamiento de un navío en-el golfo del Cenú, durante la época del primer gobierno de Heredia en Car-tagena, pues incluso el que trató de él con alguna extensión~nos referimo$a Matilla Tascón-le estudió en función de las actividades de Julián Gutié-Ire~ el hombre del Darién. Pero si las pruebas contra la iden.tidad entre elA,guirre que actú~ en Cartagena y el que protagoniza la sangrienta aventura,del Marañón llegaran a carecer de las posibilid,ades que brinda nue.stro exa-men de las hasta lahora esgrimidas, es bien cierto que este acto subversivo,por intervenir en él' Lope de Aguirre, cobraria un-a mayor importancia, al ser-el 'precedente de la cadena de actos que le acreditan como hombre amigo de

sediciones.¿Por qué se apartan de la debida obediencia al gobernador Heredia es-

tos hombres, entre los que figura un Lope de Aguirre? Por lo mismo que~a:si todos los que, en ]¡a época de }a conquista, toman análoga actitud. Esun fenómeno que no sólo por ser moneda corriente en la época le podemos~onsiderar como normal, sino también por la motiv,ación intrínseca ~el hecho.

En realidad, don Martín de Guzmán, Gutiérrez y sus compañero's hantomado parte en una empresa que ha resultado un fracaso: la búsqueda delas tierras auríferas de las que procedía el oro que encontraron enterrado enlas tumbas del pueblo del Cenú h~ dado un resultado negativo. Pero paratal empresa se habían invertido los fondos proceden:tes de las anteriores jor-nadas, que no habían llegado a repartirse según costumbre entre ]¡a hueste,de igual forma que lo que se extraí!a aún de las sepulturai'del Cenú :tampocose repartía, sino que le servía ~ gobernador para financiar la nueva jornada-que se montaba para buscar el Finceru- por el lado del Urabá, al otro ladode la cordillera que hasj¡a ahora les había cerrado el paso hacia las supues-tas tierras ricas. Lo's hombres de 1a hueste, para su aviamiento, estaban car-gados de deudas y, en el mejor de los supuestos, si alcanzaban el éxito, el

(62) Catálogo, t. 1, ficha núm. 5.246, pág. 373.

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I.CJPE DE AGUIRRE EN CARTAGENA DE INDIAS Y SU PRIMERA REBELIÓ~ 539

beneficio no repercutiría directamente en ellos, 'sino que antes habría queenjugar el saldo negativo que pesaba a su cargo.

Así las cosas, unos pretenderían bimplemente escapar de las deudas, mien..tras que otros--don Martín de Guzmán y Julián Gutiérrez, entre ellop, pre-ferirían hacer suya la empresa, direcJ:amente suya, para en el caso de alcan-zar el objetivo no perd~r el beneficio en el cambio de manos que llevaba eloro a la cuenta de compañías, bien cargada de sald()s deudores. En SUnla,se trata de una particularización de la nueva empresa, en un intento de des-ligarla de todo lo anterior, de [a cuenta única.

Se trata, en este caso, má's que de una rebelión contra un gobernador, deuna discrepancia contra el gerente de la. hueste, com() empresa económica.,gerente que era un socio más, pero que, en cambio, en virtud de su calidadde gobern~dor, tenía en sus mano's la plena autoridad decisorla., en la queno participaban sus comanditarios compañeros. Este es un caso tan frecuente~ue casi le podemos con'siderar como nor:m~, 'derivado de la pr()pia. estruc.tura económica de la hueste. No debe olvidaT~, a este respecto, que en laempresa de la. conquista se 'superponen dos cosas bien distintas, pero encar-nadas por las mismas personas: el gobernador-caudillo, que manda. y decideen función de sus atri,bucione5 sobre las jornadas, ruta5 y eropresas, y al quetod05 tienen que acatar, y el gerente de la compañía económica foTlInadla porél y 5U5 soldad05 para el ~7arto 'de 1()5 beneficios obtenid()5, pero al que nopueden discutir por ser esta per50na el gobernador.

Como la hueste, al constituirse, carece de bienes--ca.so de una soci~dsin activo-el cau,dillo para montar t:m.a empresa, tiene que tomar los víve-res y caballos, la TOpa Y los pertrech05 al fiado, que vende a SU5 s()ldoo05también al fiado. A5í se adeudan. Si la exnpre5a no e5 rápi~ente lucrativa,las deudas crecen, mientras 10'5 beneficios quedM en manos del gobernador~ue a5í se .salda. En esta cadena de jornadas y beneficio'5 y nuevas jornadas,la hue5te sólo se ;InM1:Íene de la. esperanza y de la confianza, hasta que SUT-gen lo's chi5pazos de op'>5ición. Pero entonces, como el gerente que no re-parte benefici05 es al propio tiempo 'gobernador, su ,discrepan(:Ía. de socios,su di5puta interna y privada toma signo político forzosamente, ya que serebelan, al mismo tiempo, cont~a la autoridad (63).

El de.sdoblamiento de la hueste que aquí vemos tiende, por lo tanto, a.il,propiarse del objetivo y a aisLar la empre5a nueva de las anteriore5, conlo que los inconveniente.s per5Onales derivados del adeudamient() y de l~ fal-

(63) Vid. sobre este tema: Demetrio Ramos: Las sublevaciones indianas Rev. Es-.tudios Americanos, Sevilla, núm. 78-79.

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~ DEMETRIO RAMOS.'"

ta previ~ de ~~vo quedaban elimin~dos. Claro es que como el gobernadorpodia perseguirles como rebeldes a ,su ~u.toridad, los alzados tenían que acu-~rl~ co~~ ~~~?, ~ gobernador, mono~lizador del oro y defraudador delfisco, por oc~~ción de lo ob~ido', sin quintar como es.taba mandado. Estoes lo qu~ ~~tan los in:terrogatorios y respuestas de Acla, donde deponecomo tes~go, en primer lugar, Lope de Aguirre.

~or lo, ~, esta fase de la fuga, con pe11I;rechos y víveres, era el re-sultadQ d~ o:f!ros fracasos en el intento de formar el círculo viciü,so en quese veían encerrados. Primero se in:tenJ',a, no~en:te, cOlparticipar en lafacult~d deci'soria; ~espués se p~nde individualizax cada jorn!ada y, porúl~o, ~ ll~ga a, la rebelión o alzalrQiento, agotadas aquellas vías, paradesdob1ar la hu~J:e--como hemo,s visto-o para sQplan,tar al gobern~dor porotro capitán o cabeza de motín.

El estudio ~rmenorizado del funcionantiento de la hueste de Heredia.que ten~Of! in~di.to, nos permite llegar a estas conclusiones sobre un alza-mien.to qu~ ~~Af( f(l valor de ser un ac.to en el que in~rviene un Lope deAguirre que, ~blemente, sea el mi'smo que, andando el ti~po, encabe-zará otra s~.b~ación bien sonada sobre las aguas del río más grande deAmérica.

DEMETRIO RAMOS.

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