Aqui esta Galeana

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Ramón Sierra López 1 Ramón Sierra López “¡Aquí está Galeana…!” Casa Editora ____________________________________________

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Libro referente a Galeana

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Ramón Sierra López 1

Ramón Sierra López

“¡Aquí está Galeana…!”

Casa Editora

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2 El Héroe Sin Cabeza

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PRÓLOGO

espués de terminar de leer el capítulo II de esta maravillosa obra, usted se va a detener. Su pensamiento lo va a obligar a ser un viajero del tiempo. Indiscutiblemente su centro de operación será Tecpan. Observará que la población se fundó a orillas de un río, tal como lo hicieron las grandes ciudades de las grandes culturas. Los fundadores jamás pensaron que habían establecido una población que daría a la historia timbres de gloria, unidos al sonoro clarín de las trompetas y a los angelicales repiques de las campanas de su iglesia. Al correr la brisa marina por los campos y unirse al torrente de la corriente del río, arrullaría a los habitantes que despiertos o dormidos no tenían idea de su destino, pero que cautelosos o pacientes esperaban acontecimientos que los harían inmortales en los anales del espacio y del tiempo.

D

Surgidos de un suceso fortuito, los Galeana se convirtieron en huéspedes de esa región. Su tesonera dedicación y su respetada honradez, los hicieron personajes distinguidos y consentidos. La bondad, el cariño y la estimación que sentían por sus semejantes se reflejaron en un intenso apoyo a las causas que emprendieron. El príncipe visigodo Hermenegildo, hijo del rey Leovigildo, se convirtió al catolicismo. Se rebeló dos veces contra su padre; fue vencido y degollado; por ese hecho, la iglesia católica lo hizo Rey Mártir y lo elevó a Santo. Este pasaje es muy importante. Si existe la versión de que la familia Galeana (con “e”) procedía de los vascos de la región de Bilbao, España; el nombre de Hermenegildo llegó directamente de ese país.

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4 El Héroe Sin CabezaLo célebre y admirable, radica en que ninguna

información hace resaltar la fuerza, el despotismo y la explotación para que la familia Galeana ocupara una escala social aceptada como complaciente y generosa. En la costa, únicamente la tierra era la que producía lo que los habitantes necesitaban; el esmero, empeño y dedicación, ampliaron el círculo en que eran acogidos y respetados los Galeana, porque nunca negaron al necesitado una sonrisa, una esperanza o un auxilio; eran oportunos ante cualquier desastre o hecho que ocurriera.

El lector tendrá presente una figura porque algo ha escuchado de ella: Hermenegildo Galeana. Quizá una visión imaginaria haga que se refleje un personaje alto, delgado, majestuoso, rubio, de ojos azules, patillas doradas, tez encendida, valor probado, franco y sencillo o tal vez la descripción sea auténticamente real. Lo cierto era que los grupos sociales lo rodeaban y lo saludaban. El aprecio que le demostraban era porque el ascendiente lo había ganado por su talento natural y por sus virtudes relevantes.

Nadie era superior, todos se relacionaban, andaban por los mismos lugares, concurrían a los mismos sitios, discutían y siempre llegaban a acuerdos prudentes sin que ninguno se impusiera sobre el otro. Ningún presagio llegaba a oídos de los vecinos. Si había alegría, se deleitaban; si se presentaba la abundancia, la acogían; si las desgracias golpeaban a alguien, se unían a su alrededor; las malicias y las sospechas no eran alentadas. El trabajo era aceptado, la cooperación era distribuida según se pudiera proporcionar.

Después de estas sencillas reflexiones, conviene dar un salto y llegar al capítulo V, las versiones de su muerte dejan perplejas las consideraciones. Los nombres de Joaquín de León y Juan Olívar, aparecen sucesivamente. Cortaron la vida del héroe. Pero la versión de Justino Castro Mariscal niega el golpe de la rama y presenta a don Hermenegildo como siempre fue: valiente, sin que su pensamiento tomara la determinación de huir. Hizo frente al combate, hasta que sus energías lo vencieron. Así ____________________________________________

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Ramón Sierra López 5comenzó su hazaña y así terminó su existencia. A don Hermenegildo no lo envuelve ninguna leyenda, sus proezas son auténticas, están apoyadas con verdadera imparcialidad.

Difícilmente existirán recomendaciones como la mía, pero es necesario que conozcan la participación de don Hermenegildo en la Guerra de Independencia o por eso le aconsejo sabiamente meditado, que lea detenidamente los capítulos III y IV. Encontrará detalles que elevan al héroe, como aquel duelo sostenido en el Sitio de Cuautla. No hay necesidad de abultar los hechos. Cada participación de don Hermenegildo da suficiente argumento para una epopeya. En Tecpan está un gigantesco monumento. Merecidamente se rindió este homenaje. Tan grande es la evolución patriótica, como tan grandes son los rincones que tiene la paria y que en cada uno se le recuerda. Pero el gobierno no ha cumplido con el compromiso que tiene con Tecpan. Falta que la transforme, para que le pague lo que le debe. Todo el peso de la Guerra lo llevó esa heroica ciudad y nadie emitió una queja, lo aceptaron con resignación y orgullo.

¿Conoce quién es el autor? Tal vez no. Ponga cuidadosa atención. Ramón Sierra López es un incansable investigador. Parece que el tiempo se acorta cuando algo le fascina. Se empeña tanto, que queda satisfecho al obtener resultados positivos. Su labor se sujeta a diversos programas. Los planes que traza son diferentes. Si uno falla, otro queda de reserva.

Lo importante es que no se detiene, ni lo detienen. Ha encarrilado su quehacer en forma constante. En todas partes encuentra buena disposición, y gracias a esa gentileza sale airoso. Su ejemplo es tesonero, quiere honrosas distinciones para su región, pero sabe que son escasas, por eso incansablemente se entusiasma cada vez que surge un proyecto. No desprecia ningún tipo de información. La analiza, la compara, la testifica y la plasma en el papel.

Ocurre donde supone que está el testimonio oral, físico o escrito. Las evasivas no lo decepcionan. Estas circunstancias ____________________________________________

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6 El Héroe Sin Cabezaparece que lo retan en su anhelo. Pero sus ansias se calman cuando llega la respuesta oportuna y eficaz. Entonces aparece la genialidad. Ese rescate sufre los ajustes, las modificaciones, los recortes, los remiendos. El aporte se vuelve sensacionalmente novedoso. Coordina sus esfuerzos con los que patrocinan la cultura. Acepta la disposición de los espacios que le brindan. Cultiva el culto por los héroes y desentraña lo oculto de los archivos y la tradición oral. Domina el proceso de la investigación de campo y documental con técnica creada por su ingenio. Los resultados se han dado a conocer periódicamente. Resulta un verdadero creador.

Tecpan y sus alrededores constituyen el medio en donde interviene constantemente en la búsqueda de lo inédito y lo inaudito. El reconocimiento es el aprecio sincero que manifiesta el receptor, pero en este caso, son muchos los que tienen que agradecer la nobleza de una investigación que pone al alcance de las mentalidades una memoria con bases sólidas, pulida, hermosa, sencilla y agradable.

Alejandro Martínez Carbajal.

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ADVERTENCIA

scribir sobre nuestros héroes adquiere matices de responsabilidad y esfuerzo si se quiere evitar, en lo

posible, la hipérbole adulatoria que nos provoca el regionalismo y el endeble sostén de datos históricos obtenidos a través de una investigación superficial.

En el caso que nos ocupa, hablar de la familia Galeana y particularmente del general Hermenegildo, tomando en cuenta lo poco que la historia oficial nos ha proporcionado hasta ahora acerca de sus orígenes, lo hacemos con el propósito de presentar una imagen más real del héroe y de su familia; de hacer un análisis de la situación política y económica de la época y presentar los motivos más fidedignos que tuvieron los Galeana para abrigar la causa de la Independencia de México, así como del soporte económico y estratégico que aportó el pueblo de Tecpan al ejército de Morelos.

Las hazañas del héroe en las campañas del Ejército Insurgente en Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Michoacán, hasta su muerte en El Salitral, hoy Los Cimientos en las cercanías de Coyuca de Benítez, Guerrero, ya han sido dadas a conocer por los historiadores. Por ello, en el presente trabajo tratamos estos temas con superficialidad, haciendo hincapié en algunos detalles que no han sido del todo esclarecidos por la Historia Patria. Sin embargo, hemos incluido las campañas de Morelos y resaltado los pasajes en los que tomó parte el mariscal Hermenegildo Galeana.

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Los datos presentados acerca de los orígenes de la familia Galeana están avalados en documentos proporcionados por descendientes de don Fermín Galeana y José Antonio Galeana, primos de don Hermenegildo; y por información recabada en bibliotecas, archivos parroquiales y el Archivo Histórico de Guerrero. El propósito de este trabajo es el de darlos a conocer a las nuevas generaciones a fin de que normen su criterio a partir de una historia más objetiva.

El destino fatal en la vida del héroe, de gran luchador y mejor estratega, quiso que después de su muerte acaecida el 27 de junio de 1814 en El Salitral (hoy Los Cimientos) cerca del río de Coyuca de Benítez, no encontrara el reposo que mereciera su esfuerzo por conquistar la libertad de la patria, pues fue mutilado: su cabeza enterrada en la iglesia de Coyuca y su cuerpo enterrado en las inmediaciones de Los Cimientos. Incluimos, al final, una investigación del Arq. Pedro Pellandini Cusi, realizada en 1971, que nos acerca al destino que tuvo el cráneo del héroe. Sin embargo, no obstante esta y otras investigaciones al respecto, aún no se conoce dónde quedó su cuerpo ni en qué lugar de la iglesia de Coyuca quedó su cabeza.

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AGRADECIMIENTOS

Llegar al término de esta meta no fue tarea fácil, hubo que hacer una serie de planteamientos que nos permitieran presentar una obra accesible a chicos y grandes, a expertos en la materia y sobre todo, a aquellos que tienen un conocimiento parcial de la actuación de don Hermenegildo en el escenario de la Guerra de Independencia.

En esos planteamientos, hubo necesidad de compartir el entusiasmo y la tarea con personas que se interesaran por la vida del héroe, por aportar e intercambiar investigaciones realizadas y escuchar la opinión de algunos que enriquecieran y mejoraran el plan de trabajo a desarrollar. También se tuvieron que visitar algunos lugares que aún conservan los escenarios naturales por donde cabalgó el general Galeana, descubrir su magnitud y

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10 El Héroe Sin Cabezareconocer el magno esfuerzo que debió costar a los insurgentes cruzar por ellos para alcanzar sus objetivos.

Y hubo además muchas decepciones al tocar puertas que no nos fueron abiertas, de algunos descendientes de aquella familia de héroes que prefieren guardar, para alimento del comején o las polillas, documentos históricos que bien pudieran servir para dar a conocer a las generaciones de hoy, la verdad de los héroes de ayer. “Tarea desde luego tediosa y difícil (reconocería el Ingeniero Vladimir W. Pauccic, en sus correrías por la Costa Grande en pos de la investigación) por las evasivas de las personas que pudieran cooperar; algunas empeñadas en ocultar deliberadamente la verdad por temor de verse afectadas en sus sentimientos o intereses al esclarecerse hechos que derrumbarían algunos mitos, pero en su mayoría se trata de las que prefieren guardar celosamente los escritos sin provecho para alimento de las polillas”.

Pero hubo personas también, que entusiasmadas por la idea del presente trabajo, me ayudaron a enriquecerlo. Como es el caso de doña Juventina Galeana Vda. de García (+), incansable investigadora, que me ayudó a elaborar los árboles genealógicos B y C de familias de la región de Atoyac y San Jerónimo. De Monseñor Rafael Bello Ruiz (+), Arzobispo de Acapulco, otro entusiasta investigador de tradiciones y hechos históricos del municipio, que nos proporcionó el dibujo del “fierro” con que se herraba el ganado de la Hacienda de San Jerónimo en el río del Zanjón. Del profesor Alejandro Martínez Carbajal, quien con su experiencia en la investigación histórica y la realización de infinidad de obras de este tipo, nos orientó para que la nuestra se apegara a las estructuras y formalidades requeridas. Y el caso más relevante que vino a enriquecer nuestro trabajo, es el archivo de don Crescencio Otero Galeana (+), estudioso de don Hermenegildo, y a quien se debe que cada trece de abril, en el natalicio de Tata Gildo, se le rinda ferviente homenaje por las autoridades civiles y militares del municipio que lleva su nombre.

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Ramón Sierra López 11Los esfuerzos de don Crescencio por establecer dicho

homenaje a través de un decreto aprobado por el Congreso del Estado, se vieron coronados en el año de 1954 en que se llevó a cabo el primero. En ese entonces, por medio de la prensa, solicitó a los descendientes de la familia Galeana que aportaran toda clase de datos, documentos y manuscritos que hablaran de dicha familia y sobre todo de don Hermenegildo Galeana. Su voz tuvo eco y es asi que un miembro de la familia aportó un manuscrito de don Pablo Galeana, sobrino de don Hermenegildo, en el que se describe su situación después de la guerra trabajando en la hacienda de San Jerónimo (El Zanjón) propiedad de su primo José María del Pilar Galeana, documento que enriquece y confirma las investigaciones realizadas para la elaboración de este trabajo; del mismo modo un manuscrito de don Fermín Galeana, albacea para el cobro de los diezmos de la Iglesia de Valladolid y el “Testamento” del mismo Fermín Galeana que demuestra las posesiones y los cuantiosos bienes de la familia, que fue sostén económico para la guerra de Independencia emprendida en el Sur por don José María Morelos. Del mismo modo, quiero agradecer el apoyo que para este trabajo me fue proporcionado por los presidentes municipales de la Tierra de Galeana: Dr. Crescencio Felipe Abarca Herrera (1996-1999) y la C. Sandra Belkis Ocampo Hernández (1999-2002).

A todos ellos mi gratitud por permitir que esta obra se haya hecho realidad para el aprovechamiento de las generaciones de hoy y las venideras, para que conozcan quien fue el héroe de Tecpan y tomen su ejemplo para construir una patria mejor.

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Hermenegildo Galeana, nació en Tecpan (hoy de Galeana) el 13 de abril de 1792.

I

SITUACIÓN ECONÓMICA, POLÍTICAY SOCIAL DE LA ÉPOCA.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

ara establecer una relación directa entre la familia Galeana y la Guerra de Independencia, es conveniente ubicarnos en el

contexto socioeconómico de la región antes de 1810; a la par que P____________________________________________

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Ramón Sierra López 13definir a través de documentos históricos el origen de la familia y particularmente del Mariscal Hermenegildo Galeana.

Una vez establecido el sistema virreinal en la Nueva España, después de la Conquista, el acontecimiento que marcó la pauta del comercio no solo en las costas del actual Estado de Guerrero sino en buena parte del Territorio Nacional, fueron los viajes interoceánicos de los galeones que llevaban y traían mercancías entre Acapulco ––en América— y las islas Filipinas, Japón y China —en el continente asiático. Desde las postrimerías del siglo XV hasta el XVIII, estos viajes ocuparon la atención de la Europa Occidental por la novedad, variedad y utilidad de las mercancías que llegaban a ella desde Acapulco vía ciudad de México-Veracruz y el Atlántico; ruta más segura y más corta que bordear el continente asiático y el africano. Dicho de otro modo, durante casi tres siglos la España alquimista sostuvo, a la vez que las conquistas y evangelizaciones, el comercio mundial desde Acapulco, por medio de sus naves y la audacia de sus pilotos.

Por ello, es importante señalar el punto de partida del primer viaje entre México y Filipinas, que permitió el establecimiento de las rutas más seguras para estos viajes de intercambio comercial que duraban de 4 a 8 meses de travesía con las mejores naves, en estructura y tamaño, de la época.

El 21 de noviembre de 1564, cuatro navíos dotados de soldados, marinería y lo más avanzado en instrumentos y cartas de navegación, salieron de Barra de Navidad, Jalisco, con rumbo al archipiélago de Las Filipinas. Al mando de la expedición iba el general Miguel López de Legazpi y como segundo el cosmógrafo y fraile Andrés de Urdaneta, quien trazó la ruta a seguir a través del desconocido Océano Pacífico. El viaje fue exitoso. Desembarcaron en Zebú, una de las islas del archipiélago. Desde ahí, Legazpi continúa el viaje a España por el océano Indico costeando el continente africano. El 1 de junio de 1565, Urdaneta emprende el regreso a Acapulco navegando hacia los mares del norte del Pacífico buscando vientos favorables para el “tornaviaje”, que a esas fechas no se había logrado. Después de 4 ____________________________________________

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14 El Héroe Sin Cabezameses y 8 días de navegación llegan al puerto de Acapulco, no sin antes pasar serias dificultades, pues murieron en la travesía 30 hombres, víctimas del escorbuto.

Con esta hazaña, Urdaneta marcó el inicio de los viajes de Acapulco a Manila y viceversa, cruzando el Pacífico. Por ello, estableció en Acapulco una base permanente. El florecimiento del comercio originó un análisis minucioso de los requerimientos de la magna empresa. Urdaneta propuso, entre otros, los siguientes puntos:

1. El establecimiento de un astillero.2. La reapertura del camino del puerto a la ciudad de México,

construyendo los puentes necesarios para la ruta terrestre Acapulco-México-Veracruz, que facilitara el transporte de mercancías a España.

3. La conveniencia de sembrar árboles de buena madera, alrededor de Acapulco, para establecer el astillero. (Existen, actualmente, algunas agrupaciones de encinos en la parte alta del Veladero).

4. El aprovechamiento de las zonas circunvecinas a Acapulco, que se presten para ello, para el establecimiento de ganaderías con el fin de proveer de carne al puerto y las armadas que partan del mismo.

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Estos requerimientos permitieron el desarrollo de algunas zonas aledañas al puerto. Y aunque no se sustentó por mucho tiempo, por lo menos la historia registra para la Costa Grande el incremento de la ganadería y la siembra de tabaco.

Por otro lado, el mismo florecimiento del comercio marítimo originó la proliferación del contrabando, de la piratería y de expedicionarios en busca de la explotación de la madre perla y la conquista de nuevas tierras.

Entre los piratas que lograron llegar a las costas de América por el lado del Pacífico, destaca Francis Drake, de Inglaterra, que en el año de 1578 logró cruzar el Estrecho de Magallanes y aparecer en el Pacífico Sur. Sus naves tenían la característica de ser las más avanzadas de su época: más resistentes a los embates de las tormentas y más veloces con cualquier soplo de viento. Asoló las costas sudamericanas y particularmente el puerto de El Callao. En estas inmediaciones tuvo conocimiento del Galeón de Manila y su rico cargamento con destino al puerto de Acapulco. El 24 de marzo de 1579 atacó a “Nuestra Señora de la Concepción”, nave que mantenía la ruta entre Acapulco y Panamá. Tomó como prisioneros al comandante y al dueño de la misma, a quienes desembarcó como “un gesto benévolo”, al pasar por Huatulco, Oaxaca. La noticia de su presencia en el Pacífico Sur y sus deseos de tomar Acapulco, llegó pronto al puerto. El virrey mandó 200 soldados y se dio la orden de que todos los barcos anclados en la bahía combatieran al “Golden Hind”, en caso de cruzar la bocana. Pero Drake no quiso arriesgar su preciosa carga, producto de sus fechorías, y continuó hacia el noreste por la Alta California y de ahí hacia Las Filipinas.

Thomas Cavendish, otro inglés, cortesano de la Reina Isabel, obtuvo autorización de ésta para equipar 3 naves y 120 hombres. Zarparon de Plymouth en 1586 y siguiendo la ruta de Drake, algunos meses después ya se encontraba quemando puertos en los litorales de Sudamérica. El 4 de noviembre de 1587 atacó al “Santa Ana” en los mares de California, cuando esta ____________________________________________

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16 El Héroe Sin Cabezanave llegaba a América después de un largo y cansado viaje desde Filipinas. Cavendish saqueó el galeón y junto con la tripulación lo dejó abandonado, maltrecho y sin velamen en una pequeña bahía de aquellos litorales. Como el casco del barco no sufrió daño alguno, los marineros hicieron una vela con las ropas que traían y se hicieron a la mar con rumbo S. E. Llegaron al puerto de Acapulco en mayo de 1588, sin una sola mercancía, pero con vida.

Luego hicieron su aparición los holandeses, entre quienes destaca Joris Van Spilbergen. Trató de tomar el puerto de Acapulco y el virrey ordenó al alcalde Juan de Villela, organizar la defensa del mismo. Pero Nicolás de Cardona, un navegante destacado a las órdenes del virrey, se presta para dirigir la maniobra: construye parapetos y trincheras y dibuja un plano del Fuerte de Acapulco, como un baluarte hecho de mampostería. El proyecto de defensa de Cardona da resultados positivos y una vez controlada la situación y ya sin la preocupación de otros ataques de piratas, es enviado por el virrey hacia Baja California, al mando de una escuadra en plan de descubrimiento y conquista. En el año de 1615 llega a las costas californianas sin mayores contratiempos y toma posesión de ellas. Navega costeando el litoral recolectando perlas; regresa hacia el sur y se establece en Mazatlán, desde donde dispone “que dos naves al mando de Juan Iturbe retornen a la península (de Baja California) para seguir explotando las zonas perleras; en tanto él, a bordo de la nave insignia, con la cosecha de perlas, regresa a Acapulco para rendir cuentas del resultado de este fructífero viaje".

Otro marino español, considerado como el último de los grandes navegantes españoles que produjo el siglo XVI, es Sebastián Vizcaíno, quien conquista y toma posesión (al igual que Cardona) de Baja California y realiza un viaje de buena voluntad e intercambio comercial a Japón, considerado como el más importante de su época. El virrey de la Nueva España y Conde de Monterrey lo autoriza para establecer en Baja California la explotación de perlas, mismas que en el siglo XVI eran consideradas como minerales. En 1596, habiendo partido desde ____________________________________________

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Ramón Sierra López 17Acapulco, llega a la península y la bautiza con el nombre de Nueva Andalucía, como si hubiese sido el primero en llegar a ella. Adentrándose en el Golfo de California, descubre la bahía que denomina “La Paz” y en ella desembarca a la mayoría de sus marinos con propósitos de colonización y continúa su viaje de descubrimiento, mismo que dura algún tiempo, tal que permite que los colonos ya no puedan seguir viviendo en el puerto de La Paz y deseen regresar. Vizcaíno se ve obligado a abandonar el comercio de perlas y retorna a Acapulco a mediados de 1597.

El propósito de narrar estos acontecimientos, es destacar que por estas fechas debió haber llegado a América el primer Galeana que, como se verá más adelante, también se dedicó a la cosecha de perlas, en los mismos lugares descritos. Pero como el punto de partida de todos estos hombres de aventura era el comercio con Filipinas, quiero terminar este tema diciendo que por ser este intercambio comercial una empresa que redituaba cuantiosas ganancias para aquellos que vendían los productos de Asia al Perú y la Nueva España, el gobierno virreinal se vio obligado a establecer aduanas y aplicar impuestos que permitieran el control de ese intercambio. Así que a partir de 1746 se estableció en Acapulco una oficina fiscal que aplicaba impuestos y restricciones. Con ello, se originó el florecimiento del contrabando en los litorales guerrerenses, principalmente en la Costa Grande, utilizando los puertos naturales que ahora se conocen como Petacalco, Papanoa, Zihuatanejo e Ixtapa; bien relacionados éstos con los caminos de arriería que conducían a Michoacán y el bajío guanajuatense.

Las embarcaciones que proliferaban en el escenario del comercio clandestino eran de origen inglés, por su hostilidad contra la flota española; pero en su mayoría, eran italianas. Los ingleses intercambiaban armas, parque y acero, por mercancías de China y Japón; los italianos solamente dinero y licores.

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18 El Héroe Sin Cabeza

Réplica de la 3 carabelas utilizadas por Cristóbal Colón en su viaje a América

II

HISTORIA DE LA FAMILIA GALEANA

Mucho se ha especulado acerca del nombre del primer Galeana que se estableció en Tecpan y, sobre todo, en las derivaciones de su apellido “Galeana”. La versión más difundida por los ____________________________________________

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Ramón Sierra López 19historiadores es la del naufragio de un barco inglés cuya tripulación llegó a las costas de San Jerónimo y Tecpan, que se negó a regresar a su país de origen y se quedó a vivir en esas tierras. No obstante la coincidencia de dos versiones originales —y las demás, copias de éstas— debe tomarse en cuenta que la documentación obtenida de descendientes de la familia Galeana, puede resultar más veraz que las afirmaciones en todos los libros de historia que hablan al respecto, repitiendo la versión primera, cuyos autores anteponen a la suya la frase trillada: “por tradición oral se ha dicho (o se puede decir) que el primer Galeana fue producto de un naufragio...”

Para abundar al respecto, he querido intercalar antes de informar lo hasta ahora investigado, las versiones que se han manejado respecto al origen del primer Galeana:

a) Hacia el año de 1719 hubo el naufragio de un galeón inglés frente a las costas de Ixtapa (Zihuatanejo). La tripulación gustó del clima y la tierra y se quedó a vivir en ella, negándose a regresar a su país. El capitán de la embarcación fue apodado “El Galeano”, y era originario de la provincia de Walles, Inglaterra.

b) Hacia el mismo año, y frente a las mismas costas, ocurrió un naufragio, pero de un originario de Escocia, de apellido Mckinley o Mckinny, también apodado “El Galeano”.

c) Aproximadamente en la segunda década del siglo XVIII desembarcó en la actual Costa Grande del estado de Guerrero, uno de los contrabandistas italianos de nombre “Antonio”, originario de “Gagliano”, de la provincia salentina de Italia Meridional, cuna de navegantes, a quien los lugareños apodaron “El Galiano”, con “i”: y que posteriormente derivó en el apellido “Galiana”, como aparece en los libros de historia y en algunos escritos de la época.

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20 El Héroe Sin Cabezad) En el año de 1732 naufraga frente a las costas de

Ixtapa un barco inglés en el que viajaba “Ron de Gagliani”, quien se queda a vivir en Tecpan.

e) El origen de la familia “Galiana”, con “i”, viene de inmigrantes de la isla de Mallorca (España), que procedían del Mediterráneo oriental. El de la familia “Galeana”, con “e”, viene de los vascos de la región de Bilbao, España. (Más adelante, cuando describa el testamento de don Fermín Galeana y la versión del historiador Eduardo M. Vargas Galeana, se verá que el apellido original es “Galeana”, con “e” y que se trata de un personaje español y no inglés).

No obstante las múltiples versiones acerca del origen del primer Galeana, es indudable que se trató de un hombre de empresa o de un personaje muy laborioso y tenaz, pues la solidez económica alcanzada por la familia que él originó, lo demuestra; como lo demuestra también el testamento de don Fermín Galeana, en el que se describen sus propiedades en terrenos y ganado. Por la costumbre de entonces de que los bienes de la cónyuge pasaban a manos del varón, se desprende que el primer hijo del marino que desembarcó en la Costa Grande obtuvo grandes propiedades al casarse con una hija de la rica familia de los Valdeolívar de Michoacán, dueña de las mejores tierras de la costa. Propiedades conocidas como “Tierra de los Valdeolívar”. A la llegada de Morelos a Tecpan, se conocía como Tierra de los Galeana, la familia más rica de la costa, cuyo centro principal de sus actividades económicas y sociales era la población de “Teicpan”, seguida por “El Zanjón” o “San Gerónimo”; y luego las haciendas (en orden de importancia) de Arenales, del Obispo (la hacienda de San Luis La Loma), Coyuquilla, Joluchuca, Salinas de Potosí, Barrio Viejo de Ixtapa, Salinas de Camutla (Pantla), Hacienda de Cabañas, y en menor importancia: Feliciano (La Unión), De La Correa, Coacoyul, Llano de La Puerta, Xocolmani (Coyuca de Benítez), San Francisco, Nuxco, Tenexpa, Tetitlán y Santa María, municipio de Tecpan.

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Ramón Sierra López 21Con la producción de estas haciendas y sus grandes

dimensiones de terreno, lograron el control comercial de toda la Costa Grande en lo que se refiere a ganado mayor, algodón, tabaco, sal, aguardiente, panela y maíz, entre otros productos. Realizaban intercambio comercial con la Tierra Caliente, Michoacán, Guanajuato, México y con mercaderes del Galeón de Manila en Acapulco. Esta actividad les permitió a algunos varones principales de la familia entablar amistad con arrieros, antes de los agitados años de la Guerra de Independencia, como el caso de Morelos, Vicente Guerrero, Valerio Trujano, Hermenegildo Galeana e Ignacio Ayala, entre otros.

Los Galeana destacaron también sirviendo al Virreinato, pues algunos eran oficiales de tropa, desde alférez a coroneles de milicias, como es el caso de don Antonio, el jefe principal de la familia, que era coronel a la llegada de Morelos y poco antes Subdelegado de la “Intendencia de Valladolid de Mechuacán”; o como don Fermín, el dueño de la hacienda de San Jerónimo, que servía de albacea para cobrar los diezmos de “la Santa Madre Iglesia de Valladolid”.

1) El Árbol Genealógico de la Familia.-

Ubicados en el acontecimiento de la llegada del marino extranjero que decidió quedarse a vivir en tierras de Costa Grande, cuya fecha aproximada está comprendida entre finales del siglo XVII y principios del XVIII y de acuerdo con lo investigado, decimos que formó familia con una criolla, con quien procreó a “Antonio” hacia el año de 1720. Este Antonio contrajo nupcias con una descendiente de la familia Valdeolívar, entonces dueña de las tierras de Costa Grande; de la feliz pareja nace “Pablo Antonio” hacia el año de 1739. Pero este Antonio también tuvo relaciones con otra mujer, de quien derivó otro hijo (ilegítimo) de nombre Hermenegildo (o Sebastián), cuyo nacimiento se ubica hacia el año de 1741, dos años después de Pablo Antonio. De este Pablo, se tienen datos de su existencia por el testamento de don Fermín, como se verá más adelante, así como de actas de defunción encontradas en el archivo de la iglesia ____________________________________________

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22 El Héroe Sin Cabezade Tecpan; mas no así de Hermenegildo o Sebastián. Aquí conviene hacer la observación que ni “Antonio”, ni “Pablo”, ni “Sebastián” tienen relación alguna con nombres sajones o nórdicos, sino más bien con nombres españoles; lo que no impide que el primer Galeana haya sido blanco o rubio. También puede decirse que a petición o gusto de las mujeres costeñas con quienes se casaron, prevalecieron estos nombres. Para ir de acuerdo con los documentos históricos revisados, dejamos en Pablo Galeana el nombre del hijo legítimo nacido en 1739 y quien ya grande contrajo matrimonio con “Marina Baldeolívar”, según consta en el testamento de don Fermín.

De los hermanos Pablo (el legítimo-1739) y Hermenegildo (o Sebastián –el ilegítimo-1741) se originaron dos ramas: la principal y la colateral o ilegítima. Pablo casó con Marina Valdeolívar, hija de un latifundista dueño de los terrenos desde el río Xocolmani (Coyuca de Benítez), excepto algunas propiedades de otros terratenientes y de la congregación franciscana de La Correa, de Valladolid, hasta Ixtapa. El matrimonio tuvo 4 hijos legítimos varones con los que creó tres “mayorazgos” (con Juan José, José Antonio y Fermín), y algunas hijas de las que no se logró descendencia.

Los hijos que crearon la familia legítima (y opulenta) son los siguientes:

1. Juan José Galeana Valdeolívar2. José Antonio “ “3. Fermín “ “4. Antonio Abad “ “5. Juana Teresa “ “6. María Josefa “ “7. Alvina “ “

1. Juan José casó con María Rita Quiteria de Los Ríos (quienes procrearon a):

• José Ignacio que casó con Isabel Galeana (hija de José Antonio), quienes procrearon a:

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Page 23: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 23o José Antonio (no se casó pero reconoció a:o Juan Joséo Guadalupeo Rita

• Pablo (el héroe de la Roqueta), no se casó.• José Ma. Feliciano, que casó con Antonia Gallardo.

o Tuvieron a Micaela, que casó con un nieto de Fermín.

• José Julián no se sabe si se casó.• María Irma Lucía, no se sabe si se casó.• María de Jesús, no se sabe si se casó.• Josefa no se sabe si se casó.• Alvina no se sabe si se casó.

2. José Antonio, que casó con Gertrudis Alvina Rodríguez(quienes procrearon a):• María Isabel que casó con José Ignacio (hijo de Juan

José), descrita arriba.• José Casimiro no se sabe si se casó.• María Dolores no se sabe si se casó.• Juan José (murió a dos días de nacido).• Ma. Gertrudis no se sabe si se casó. • María Venancia, no se sabe si se casó.• Pablo no se sabe si se casó.• Luis no se sabe si se casó.

3. Fermín, que casó con Rafaela de Los Ríos (quienes procrearon a:

• José Francisco casó con Guadalupe Maciel, sus hijos:o Darío, casó con Micaela, hija de José María

Feliciano, hijo a su vez de Juan José Galeana.o Luis, casó con Paula Amaro.o Rafaela, no se sabe si se casó.o Carmen Galeana Maciel. Que casó dos veces:

Primero con Mariano o Miguel Guillén, sus hijos:

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24 El Héroe Sin Cabeza Juan, que casó con Arcadia Roque y luego

con Cipriana Guzmán Mariano, que casó con Virginia Valencia Del Río.

Luego Carmen se volvió a casar con Pedro o Mariano Lacunza, con quien procreó a:

Genaro, que casó con Aurelia Flores. Virginia, que casó con Canuto A. Neri. Antonia, que casó con Agustín Galeana

Pegueros. Hugo Lino, no se sabe si se casó. Juana, que casó con Ignacio del Río

Valencia Rafaela, no se sabe si se casó.

• José Ma. Del Pilar, casó con Josefa Amaro, sus hijos: o Fermín, no se sabe si se casó.o Manuel (no se sabe si se casó).o Francisca, casó con Juan Vargas de Irapuato.

Que tuvieron a Carlos Vargas Galeana. Que a su vez tuvo a María de La Luz V. G. que envió

documentos de la familia (Recibo de Pablo Galeana, Testamento de don Fermín, manuscritos de los diezmos que cobraba don Fermín para la Iglesia de Valladolid y la historia de don Hermenegildo escrita por don Carlos Vargas Galeana).

o Mariana, casó con Pedro Vargas de Irapuato.

• Herculano (hijo de otra mujer), casó con Gertrudis

(hija de Antonio Abad). Sus hijos: o Francisca, que casó con Armijo, originario de

San Luis La Loma.o Rafaela, casó con un Aburto de Zihuatanejo.

4. Antonio Abad, casó con Guadalupe Cabadas y procrearon a:• Guadalupe, que casó con un Pegueros.

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Page 25: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 25• Josefa, no se conoce el nombre de su esposo.• Gertrudis (descrita arriba) casó con Herculano, hijo de

Fermín, con quien procreó algunos hijos varones sin sucesión. (Y a Francisca, Carmen y Rafaela).

5. María Josefa Galeana, casó con Francisco Rivera, de quienes nacieron:

• José Julián (no se le conoce descendencia).• José Emigdio (no se le conoce descendencia).

6. Juana teresa, casó con Luis Villalobos, sus hijos:• María Antonia, (no se le conoce descendencia).• José Prudencio, (no se le conoce descendencia).• José Agustín, (no se le conoce descendencia).• Concepción, (no se le conoce descendencia).• José Félix, (no se le conoce descendencia).• María juliana, (no se le conoce descendencia).

7. Alvina, casó con Miguel Abarca, tuvieron a:• María Magdalena, (no se le conoce descendencia).• Felipe de Jesús, (no se le conoce descendencia).• José Feliciano, (no se le conoce descendencia).• Crescencia, (no se le conoce descendencia).

El segundo de los hermanos, que formó la rama colateral, fue don Hermenegildo o Sebastián (apodado Tata Gildo), quien tuvo propiedades que no representaban un gran capital como el de la familia opulenta de los tres mayorazgos ya descritos. Se dedicaba a administrar algunas haciendas de la rama principal o legítima. No se conoce el nombre de su esposa, pero sí de sus hijos, que fueron:

Hermenegildo: (Hermenegildo Galeana), el héroe de nuestra Independencia, también apodado Tata Gildo, que casó con Rafaela Ayerdi, originaria de Atoyac. No tuvieron descendencia, pero adoptaron a Rafael Aivar, que tomó el nombre

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26 El Héroe Sin Cabezade Rafael Galeana. Existe otra versión de que doña Rafaela murió a unos cuantos meses de casada y don Hermenegildo no se volvió a casar. No se encontró en el archivo parroquial de Tecpan ni el acta de bautizo de don Hermenegildo ni la de defunción de su esposa, así como tampoco de Rafael Aivar o Rafael Galeana, ni la de sus hermanos.

Cándido: Murió sin dejar descendencia.

Albino: Murió sin dejar descendencia.

Las últimas investigaciones que hemos realizado con relación al hijo adoptivo de Hermenegildo, nos llevan nuevamente a la parroquia de San Bartolomé, en Tecpan, en el libro de bautizos (1823/25) y de matrimonios (1840 y 1846), se encontró que un Manuel Aivar y Galeana casó con María Gertrudis Valdeolívar y tuvieron a José Octaviano Desiderio Aivar Valdeolívar, en 1825; y en otra fe de bautismo, aparece Manuel Galeana (aunque el párroco no anotó “Aivar y”) con Gertrudis Valdeolívar como padres de una niña llamada María Francisca Galeana, que nació en 1823; y lo que llama la atención es que los padrinos fueron Francisco Galeana y Alvina Rodríguez (no cónyuges); ésta última, esposa de José Antonio Galeana, primo de Hermenegildo.

Del mismo modo, en los libros de matrimonios, aparecen dos

hijas de la pareja Manuel Aivar y Galeana—María Gertrudis Valdeolívar: una, María de Jesús Galeana Valdeolívar casó en 1840 con José Ma. Sánchez; y la otra, María de Las Nieves Aivar Valdeolívar que casó en 1846 con Mauricio Sosa. De acuerdo con Paucic, Manuel Aivar y Galeana o Manuel Galeana pudiera ser el hijo adoptivo de don Hermenegildo y el eslabón para encontrar a los descendientes (aunque no sanguíneos) del General Hermenegildo, a través de María de Las Nieves, José Octaviano, María Francisca y María de Jesús.

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Ramón Sierra López 27Aunque Paucic habla de Rafael Aivar o Rafael Galeana, en

los libros de la parroquia no siempre se anotaban todos los nombres de los niños bautizados o de los adultos unidos en matrimonio, que por lo general tenían más de dos nombres, que era la costumbre de la época. Por otro lado, en 1831 aparece en los libros de bautismos una María de Jesús Aivar y Galeana como madrina, junto con Francisco Valdeolívar, en cuyo documento el párroco agregó la frase: “no cónyuges”; es decir, que María de Jesús pudiera ser hermana de Manuel Aivar.

Aunado a lo anterior, es conveniente mencionar que en el año de 1882, aparece un documento donde “María Josefa Silveria Galeana”, hija del “Teniente Coronel Manuel Galeana” y de “Ma. Gertrudis Baldeolívar” recibió una pensión de Hacienda de 375 pesos, porque “ha justificado el derecho que tiene como hija huérfana del teniente coronel Manuel Galeana, que falleció el día 24 de abril de mil ochocientos y treinta”. Suponemos al teniente coronel como héroe de guerra, o simplemente como miembro del ejército, a cuya muerte, sus familiares tienen derecho a una pensión. Lo importante del documento es que termina diciendo que quedó registrada en el “Gran Libro de la Deuda Nacional” el 13 de abril de 1882, es decir, cuando se cumplían justamente 120 años del natalicio del Gral. Hermenegildo Galeana.

Si pudiéramos tener el documento de la adopción –que reporta Paucic— de Manuel (o Rafael) Aivar, podríamos afirmar que efectivamente Doña María Josefa Silveria Galeana Valdeolívar es descendiente legítima –por adopción— del General Hermenegildo Galeana. Que suponemos lo es, por la fecha en que le fue otorgada la pensión. Sin embargo, de acuerdo con los libros de la Parroquia de Tecpan, las hijas del matrimonio Manuel Galeana-Gertrudis Valdeolívar son María Francisca y María de Jesús, como lo vimos arriba. Aunque el párroco bien pudo pasar por alto los nombres Silveria y Josefa.

El documento, copia del original, muy borroso, por cierto, dice a la letra:

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28 El Héroe Sin Cabeza(Encabezado): República Mexicana. Manuel González, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos:La Señora María Silveria Josefa Galeana ha justificado el derecho que tiene como hija huérfana del Teniente Coronel Manuel Galeana que falleció el día veinticuatro de abril de mil ochocientos y treinta,

el montepíoque le corresponde, he tenido á bien declarárselo por la cantidad de trescientos setenta y cinco pesos anuales con arreglo concesión mismo montepío se le hizo en (---) febrero de 1832, en unión de su finada madre la Señora María Gertrudis Baldeolívar y con sujeción á lo que previene el reglamento relativo del 1° de Enero de 1796.Por tanto mando que se tenga por tal pensionista de la Federación a la expresada Señora María Josefa Silveria Galeana, tomándose razón de esta patente en las oficinas respectivas y registrándose en la Sección de Crédito público de la Secretaría del Despacho de Hacienda, para que se inscriba en el “Gran Libro de la Deuda Nacional”.Dado en el Palacio del Gobierno Federal en México, á veintidós de Marzo de mil ochocientos ochenta y dos, sexagésimo segundo de la Independencia y sexagésimo primero de la libertad. Manuel González (rúbrica).(En la parte inferior izquierda): El Presidente concede montepío a favor de la Señora María Josefa Silveria Galeana.(En líneas transversales): Queda registrada en el “Gran Libro de la Deuda Nacional”, a fojas 56 lib’o 2°. Sección 2ª del Ministerio de Hacienda. México abril 13 de 1882.

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Ramón Sierra López 29 Fran’co Ramírez Castañeda

(rúbrica).

Copias del documento

Las investigaciones al respecto, se seguirán realizando. No obstante, invitamos a los familiares de la familia Galeana a que aporten datos y documentos para aclarar dudas e insertarlos en posteriores ediciones de esta obra.

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30 El Héroe Sin CabezaComo complemento de las últimas investigaciones,

tomamos de Arturo Ríos Ruiz, algunos datos que corroboran la existencia de Pablo Galeana Nieto, el tronco común de donde dependen las dos ramas de los Galeana (la “legítima” u opulenta y la “ilegítima” o colateral) y los ascendientes de este Pablo a través del apellido Nieto:

Para facilitar el estudio del árbol genealógico de la Familia Galeana, presentamos un croquis elaborado a partir de los dos hijos principales que originaron la rama opulenta y la rama colateral. Así también dos ramificaciones a partir de una de las hijas de don Fermín Galeana que éste tuvo con otra mujer. La importancia de estas dos ramas estriba en que muchos de los descendientes viven y han aportado datos que corroboran la veracidad de las mismas.

2) De pescador de perlas a Mariscal de Campo.-

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Ascendientes de don Pablo Galeana Nieto:

Alonso Hernández del Rincón (1600 – Petatlán)

Alonso Hernández del Rincón (hijo) 1620 (Petatlán)

Catalina (hija) casó con Baltasar Nieto en 1644 (Petatlán)

Procrearon a 7 hijas: (Catalina, Juana, Josefa…)

Juana Nieto casó conJosé GaleanaJosé Gal. Procreó con

otra mujer a

Sebastián (1725) (Tecpan) 1739Pablo Galeana Nietocasó con Marina V.

Sebastián “casó” con Francis-ca de Bargas. No se sabe si esla madre de Hermenegildo elhéroe. Según la Academia deHistoria, hace falta la fe debautismo.

Page 31: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 31Con motivo de la primera celebración del natalicio del

general Hermenegildo Galeana (establecida por decreto) en la ciudad de Tecpan, el profesor Crescencio Otero Galeana (q.e.p.d.), a quien se debe este logro, convocó en ese entonces (1954) a todos los miembros de la familia Galeana que quisieran aportar documentos e información relacionados con la vida del héroe, y de ser posible, aquellos aspectos que la historia oficial no menciona.

En el árbol genealógico presentado con letra A, aparece en el número 15 la señora María de la Luz Vargas Galeana, quien envió a don Crescencio documentos importantes que describen algunos detalles de la vida de don Hermenegildo, la de don Fermín Galeana y del sobrino de ambos, Pablo Galeana. Estos son algunos detalles de la carta:

México, abril 10/1954Sr. Crescencio Otero GaleanaPresidente de la Junta de MejoramientoMoral, Cívico y Material

Muy estimado señor Otero Galeana:

Enterada por el periódico de que desea usted datos sobre la familia Galeana a la que pertenezco y de la que estoy orgullosa, y teniendo papeles muy antiguos, me dirijo a usted parta darle datos sobre ella, no históricos, pero sí relacionados con aquella época, ya que don Fermín Galeana se quedó al cuidado de los intereses de la familia y al servicio de la causa. Tenían, como usted sabe, los Galeana extensas posesiones en aquellas (...) de mis abuelos y tatarabuelos, en que hablan de los bisabuelos de ellos.

Mi padre, muerto hace 26 años, fue el Lic. Carlos Vargas Galeana, hijo de Francisca Galeana y Juan Vargas Machuca, originaria de San Jerónimo, Gro., hija de José María del Pilar Galeana y Josefa Amaro de Galeana. José María del Pilar Galeana y José Francisco Galeana fueron hijos únicos de don Fermín Galeana y Rafaela de Los Ríos. Don Fermín Galeana era hermano del capitán Juan José Galeana (...) y de Juana Teresa,

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32 El Héroe Sin CabezaJosefa y María Venancia, dueñas de San Miguel de Los Apuzahualcos. Hijos todos de don Pablo Galeana y Marina Valdeolívar.

Agradeceré a usted que si fuera posible me indique dónde podría adquirir resumen de los datos que usted presentó en esa ocasión. Me encantaría poder asistir. Tal vez alguna vez tenga oportunidad de asistir a algún acto o festejo para nuestros héroes y gloriosos parientes (...)

Aprovecho la oportunidad de ponerme a sus órdenes.

María de la Luz Vargas Galeana.

P. D. Incluyo estadísticas de los diezmos de Tecpan en 1825, firmado como recabado don José María del Pilar Galeana y otro a su padre don Fermín Galeana, cuando éste tuvo este puesto.

Los datos del árbol genealógico de la familia Galeana presentados en A, fueron investigados en una fuente distinta a la que nos presenta doña María de La Luz Vargas Galeana y coinciden perfectamente con los descendientes de don Fermín Galeana. Lo que no queda claro, es que doña María de La Luz se queda en que José Francisco y José María del Pilar eran hijos únicos de don Fermín, y quizás oculta, o no le consta, que don Fermín tuvo otras mujeres, como es el caso de las ramificaciones genealógicas B y C, recabadas directamente por versiones orales de descendientes de Carmen Galeana Maciel, hija de don Fermín y María Guadalupe Maciel Aburto, que aún viven; como es el caso, también, de don Santiago Ocampo Guillén, hijo de Carmen Guillén del Río y de Santiago Ocampo Dañino. Esta Carmen hija a su vez de Mariano Guillén.

Por lo que respecta a la personalidad de Hermenegildo, doña María de La Luz envió a don Crescencio un escrito distribuido en tres cuartillas, que a la letra dice:

Estos datos inéditos se deben al historiador Eduardo M. Vargas Galeana, que vivió en Irapuato, Gto.,

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Page 33: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 33descendiente de los Galeana que combatieron tan valientemente en la Guerra de Independencia.

El fundador de la Familia Galeana, originario de España (no de Inglaterra como dice un historiador) se estableció en Mazatlán, sin. Y logró labrar importante fortuna, merced a su honradez y laboriosidad. Dedicado entre otros negocios a la pesca de la concha-perla en el Mar de Cortés, hoy Golfo de California. Contaba al efecto con buzos expertos y conocedores de aquellas costas, así como con artífices que pulimentaban las perlas. Estas tenían mucha aceptación del comercio de la metrópoli y sus colonias.

Los Galeana, poseyendo ya cuantiosos bienes en aquella región, enlazáronse con distinguidas hijas del país y adquirieron propiedades extensas en varios puntos de la costa del Pacífico, especialmente entre Zihuatanejo y Acapulco en donde más tarde establecieron su residencia y continuaron dedicándose a la industria de la perla sin decaer el éxito de la empresa.

Una de las fincas rústicas de los Galeana era la hacienda del Zanjón, que después se denominó San Jerónimo, colocada en el distrito de Tecpan, cerca de Atoyac.

Originario de ese territorio e hijo de don Sebastián Galeana, fue don Hermenegildo, de igual apellido, quien nació el 13 de abril de 1762. Pocas noticias se tienen acerca de la juventud del héroe suriano. Sin embargo se sabe que desde pequeño se dedicó a las faenas del campo, que se ejercitó en la equitación y en el manejo de las armas, usando éstas con precaución y en la soledad de los bosques, para no exponerse a sufrir las penas impuestas por el gobierno virreinal a quienes portaban armas de fuego.

El joven Hermenegildo no recibió sino la instrucción primaria, por la falta de planteles en aquellas apartadas regiones; no es exacto, por lo tanto, lo que algunos historiadores asientan al afirmar que los Galeana carecían de toda instrucción, aún de las primeras letras.

El futuro héroe, viviendo en la hacienda mencionada en unión de sus hermanos, tuvo una hazaña que marcó con signos indelebles su carácter: paseábase a la sazón

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34 El Héroe Sin Cabezapor la playa, cuando vio a lo lejos restos de un buque náufrago. El joven intrépido no vaciló ni un instante en salvar a aquellos despojos, que quizás conducirían seres vivientes. Y en efecto, se arrojó entre las olas y salvó a aquellos infelices que se encontraban a punto de perecer. Entre los objetos recogidos había un cañón, pequeño, pero pesado y difícil de sacar a flote por haber encallado. No obstante las dificultades para salvarlo, logró vencerlas y la boca de fuego quedó en poder del salvador de los náufragos en premio a su heroicidad. Sepultó el bronce en la arena a fin de que no fuera decomisado por las autoridades y conservó el secreto de su tesoro, como él llamaba a tan extraordinaria pieza. Más tarde logró obtener permiso para hacer salvas una sola vez al año en la festividad del Santo Patrono del lugar; y terminadas las fiestas volvía el cañoncito a su escondite para no volver a funcionar sino hasta el siguiente aniversario.

Así pasaban los Galeana su vida campestre, dedicados al plantío de algodón y a la cría de ganado, visitando a la vez sus vastos propiedades de la costa occidental.

Llegó la época de la emancipación del antiguo Anáhuac; las noticias de una conspiración para deponer al virrey en 1809, llegaron hasta las solitarias playas del Sur. Aprestáronse los surianos a tomar participación en el incipiente movimiento por la libertad. Pero descubiertos los planes de las juntas revolucionarias del interior, todos los preparativos se suspendieron.

Mas la chispa quedó prendida y se aguardaba el momento propicio para que el incendio cundiera.

Los Galeana, comprendiendo la trascendencia de la insurrección, dedicáronse a la propaganda de la libertad de la Nueva España, de suerte de que cuando Hidalgo proclamó la Independencia en el pueblo de Dolores, los costeños acogieron con beneplácito la idea de la rebelión. Desde California hasta Guatemala se extendió el grito dado en el curato de Dolores, y las playas del Pacífico recibieron el eco de aquella potente voz: ¡América libre! Era el glorioso lema

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Ramón Sierra López 35de todos los habitantes de la Nueva España, y aquella divisa fue adoptada desde luego por la familia Galeana.

Presentose Morelos en la región del Sur y el primero en secundar su proclama fue el invicto don Hermenegildo Galeana. Abandonó sus intereses, despidiose de su familia y se ofreció incondicionalmente a las órdenes del Siervo de La Nación, presentándole el obsequio más valioso que pudiera ofrendarle: el cañón de su propiedad, que desde luego fue emplazado e inició la serie de batallas verdaderas epopeyas dirigidas por el denodado Mariscal Galeana, digno teniente del gran capitán Morelos. Sus familiares, en vez de disuadirlo, animáronlo para emprender tan grandiosa empresa y uniéronse, desde luego varios parientes y amigos, entre aquéllos don Juan José, don Antonio y don Pablo, todos de apellido Galeana, varios sirvientes de la hacienda del Zanjón, San Luis y de otras de sus propiedades. Las señoras Galeana contribuyeron con elementos cuantiosos, enajenando al efecto grandes extensiones de tierras y cuyo producto pusieron a disposición del tesorero del Ejército Insurgente del Sur.

Además de las sumas importantes con que la familia contribuyó para el sostenimiento de la tropa insurgente, tuvo que desprenderse de capitales que fueron decomisados por las autoridades realistas y de los productos de sus haciendas, que fueron incautados. Don Fermín Galeana, primo de don Hermenegildo, quedó al frente de los intereses de la familia. De su patrimonio particular le fueron recogidos bienes por valor de 84,527.00; don Antonio perdió 65,465.00; a don Juan le decomisaron semillas, ganado y algodón por valor de 52,543.00; las señoras doña Juana , doña María, doña Josefa y doña Alvina, perdieron en conjunto la cantidad de 110,235.00 pesos, sin contar los donativos espontáneos que cedieron para la causa de la revolución. Después de consumada la Independencia, fueron recuperadas algunas haciendas pero sin indemnización por los servicios sufridos. Todos estos datos numéricos constaban en los libros de la familia y cuyas copias auténticas conservaban sus descendientes hasta hace poco tiempo.

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Page 36: Aqui esta Galeana

36 El Héroe Sin CabezaDon Juan José Galeana tomó parte activa en la

Campaña, bajo las órdenes de don Hermenegildo y perdió la vida en Cuautla. Don Pablo Galeana era hijo de don Juan José y sobrino de don Hermenegildo y no hermano de ellos, como se lee en algunas historias. Fue el único que sobrevivió a la revolución, pues los demás miembros de la familia que salieron a Campaña, perecieron en ella. Habiendo perdido toda su fortuna, se retiró a la vida privada radicándose en la hacienda de San Jerónimo, antigua fracción del Zanjón de la propiedad de don Fermín Galeana, y estuvo al servicio de don José María del Pilar Galeana, hijo de don Fermín, en la propia finca de campo. Presentamos un autógrafo de don Pablo firmado en la repetida propiedad.

Las señoras Galeana fueron aprehendidas por causa de la Revolución y conducidas a Acapulco e internadas en el Castillo de San Diego. En otras persecuciones, el general don Isidro Fuentes las rescató y las tuvo bajo su cuidado hasta terminada la Guerra de Independencia- Estas damas se distinguieron por su patriotismo y por la caridad que ejercían con los menesterosos. Mucho tiempo después de su muerte, su nombre era recordado y bendecido por los descendientes de aquellos a quienes socorrieron o ayudaron en sus negocios.

Los demás rasgos biográficos de los Galeana han sido ya dados a conocer por la Historia Patria, aunque adolecen de algunas inexactitudes, por no haber estado bien documentados los antiguos historiadores y no haber hecho rectificaciones los cronistas de la actualidad. Galeana, nos hablan de aspectos no conocidos del héroe y

de la familia. Los datos proporcionados por el Lic. Eduardo M. Vargas Galeana, como de que el primer Galeana fue un comerciante que se dedicaba a la recolección de perlas; dato congruente con la actividad de muchos marinos de la época, que se dedicaban a este negocio; como del nombre del padre de don Hermenegildo: Sebastián; de que don Fermín Galeana era primo de don Hermenegildo y que va de acuerdo con el testamento de

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Page 37: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 37don Fermín, en el que afirma que su padre fue don “Pablo” Galeana, es decir, se confirma que don Hermenegildo y don Fermín no eran hermanos, y por añadidura, tampoco de Juan José, José Antonio, Antonio Abad ni de Josefa, Juana y Alvina; como se establece en el árbol genealógico A. Como también el detalle no conocido del rescate de los náufragos y el obsequio por éstos del cañón “El Niño” y, finalmente, la cuantiosa fortuna de los Galeana cedida a la causa de la Independencia, entre otros datos importantes.

3) El Testamento de don Fermín Galeana Valdeolívar:

Uno de los documentos más importantes relacionado con la familia Galeana encontrado hasta ahora, es sin duda el Testamento de don Fermín Galeana Valdeolívar, enviado a don Crescencio Otero Galeana por descendientes de los hijos de don Fermín. En su transcripción hemos respetado la escritura original y la integridad de su contenido. En la parte superior de la primera página se encuentra el sello de la Corona de España; a la izquierda: “sello 2º 12 reales”; a la derecha: “año de 1822 y 23”. Enseguida, el siguiente título: “Testimonio del Testamento otorgado por don Fermín Galeana ante el ciudadano José María Zamora Alcalde del Ayuntamiento de Tecpan y Juez de Zacatula. 1,825”.

Esta es la transcripción:

En el nombre de Dios Todopoderoso, y de la siempre Virgen María, amen.- Notorio y manifiesto sea, como yo, Don Fermín Galeana, hijo legítimo y de legítimo matrimonio de Don Pablo Galeana y de Doña Marina Baldeolíbar que en paz descansen, digo pues que hallándome en cama de la enfermedad que Dios ha sido servido mandarme, y como cristiano, Católico Apostólico Romano, creo en el Misterio Inefable de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Tres Personas distintas y un sólo Dios Verdadero, así mismo creo en el Misterio de la Sagrada Eucaristía, en el de la Encarnación del Verbo Divino, en las

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Page 38: Aqui esta Galeana

38 El Héroe Sin Cabezapurísimas entrañas de María Santísima Señora y Abogada nuestra, creyendo como firmemente creo que concibió por obra del Espíritu Santo, siendo virgen y quedándolo en el parto y después del parto; creo en el misterio de la Resurrección de la carne, y en todos los sacramentos, que cree y confiesa nuestra Madre la Santa Iglesia; invoco como fiel cristiano la protección de la Madre de Dios, del Santo Angel de mi Guarda, Santo de mi nombre y Santo del día de hoy, esperando firmemente intercedan por mí, a nuestro Dios y Señor, y que por su preciosa sangre me perdonen mis pecados: temeroso de la muerte, tributo que todo mortal paga a la naturaleza, y queriendo que cuando ella llegue me coja con las disposiciones debidas para no ser sorprendido, y que después de mi fallecimiento, no haya dudas ni litigios , y para descargo de mi conciencia he dispuesto hacer este mi testamento en la forma siguiente: Primeramente. Encomiendo mi alma a Dios que la sacó de la nada, y el cuerpo a la tierra de que fui formado, mandando a mis albaceas me sepulten en la iglesia parroquial del pueblo de Atoyac, a cuya feligresía pertenezco, sin pompa ninguna, y que se me amortaje con el hábito del Orden Seráfico de Nuestro Padre San Francisco, que tengo, dejando al arbitrio de ellos los sufragios que por el bien de mi alma quieran hacer, como buenos hijos, declarándolo para que conste. – 2ª. Mando que por solo una vez, se destinen a las mandas forzosas dos reales por cada una, con lo que la separo del dominio que puedan tener sobre mis bienes; dígolo así para que conste y se cumpla. 3ª.- Declaro que fui casado y velado, según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, con doña Rafaela de Los Ríos, ya difunta, de cuyo matrimonio solo hubimos por hijos a José María del Pilar Galeana y don José Francisco Galeana, que viven y están casados, el primero de edad de treinta y tres años y el segundo de treinta.- 4ª.- Declaro que mi esposa al unirse conmigo en matrimonio, trajo si mal no me acuerdo unas cincuenta reses , una mula y dos caballos, cuatro o seis yeguas, su ropa de uso y sus alhajas de poco valor, declárolo así para que conste. 5ª.- Declaro por mis bienes míos propios los siguientes: la Hacienda de San Gerónimo y la de Aguas Blancas; en la hacienda de Ixtapa , me corresponden desde el paso de Agua de Correa hasta la Cruz de Potrerillos, de oriente a poniente; por el norte el pasaje nombrado de Las Arenillas, Río arriba de Ixtapa, y por el Sur las arenas del mar; todo lo cual consta por

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Ramón Sierra López 39documentos y títulos que tienen dichas tierras; la casa de San Gerónimo de mi habitación, con los enseres y muebles que de su uso se encierran, y otras varias que mis hijos saben bien; la plata labrada y alhajas que también mis hijos saben; un rancho de ganado mayor, próximo a doscientas cabezas , caballos, yeguas y mulas, que mis hijos conocen y ellos saben las que son; el dinero efectivo y cuanto se reconozca mío, de que nada son ignorantes mis indicados hijos, y a quienes jamás reservé cosa alguna. Declárolo para que conste. 6ª.- Declaro no deber a ninguna persona cantidad alguna de dinero o efectos; que no tengo firmada ninguna obligación por deuda particular. Que mis bienes no conocen deuda ninguna, y solo están hipotecadas mis haciendas y bienes en la Santa Iglesia de Valladolid, por los diezmos del río del Zanjón, Tecpan, San Luis, Coyuquilla, Petatlán, San Gerónimo, Ixtapa y Pantla, comenzando desde la boca de Mita en el oriente hasta la Lagunilla en occidente, cuya fianza no tiene cantidad determinada; igualmente tengo otorgadas dos obligaciones jurídicas en la Aduana de Acapulco, una de mil pesos y otra de quinientos afianses por el Alcabalorio de Tecpan y de cuya hacienda de San Gerónimo, a favor el primero de don Elías Avila, y el segundo a favor de mi hijo, don José María del Pilar Galeana, ninguna otra obligación tengo firmada, ninguna otra hipoteca tengo hacha, declárolo para que conste. 7ª.- Declaro que en las tierras de la Hacienda del Obispo, inmediata a San Luis y en las de Ximalcona arriba de Petatlán, a la banda opuesta del río de aquí para allá, tengo parte en las primeras por parte de mi padre, por mi bisabuelo don D. Baltasar Nieto, y en las segundas por lo Baldeolíbar de mi madre; los títulos del Obispo, los llevó don Juan Amaro Fuentes, y los de Ximalcona, puede tenerlos don Gregorio Baldeolíbar; esas tierras no están divididas, declárolo para que conste. 8ª.- Declaro me son deudores don Gregorio Baldeolíbar de dos mil pesos que en liquidación de cuentas me quedó reservado de diez y seis mil pesos que me debió por el pleito que entablamos por las haciendas de Ixtapa y San Felipe, y habiéndome salido debiendo dichos diez y seis mil pesos, le perdoné los catorce mil y pico, y solo le hice cargo y me debe hasta el día, los dos mil pesos indicados, contra todo gasto de documentos judiciales que existen en mi poder. Mi hermano don Juan José Galeana, ya difunto, me era deudor y me

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40 El Héroe Sin Cabezason ahora sus herederos de la cantidad de tres mil cuatrocientos veinte pesos, y aunque debían ser cuatro mil veinte pesos, les perdono seiscientos pesos, y así es que solo me deben los indicados tres mil cuatrocientos veinte pesos, de que están instruidos dichos herederos y confesos ahora al tiempo de hacer este mi testamento. Don Julián de Avila me debe ciento cuarenta y siete pesos, siete reales, los cien pesos en reales efectivos que le di y los cuarenta y siete con jabón, todo para los gastos particulares y aunque no consta en documentos exhibidos por dicho Avila, está confeso y anuente de pago, declárolo para que conste, y para que se verifique su cobro. Declaro asimismo que también me son deudores don Rafael Méndez y don Joaquín Herrera de mancomún y me tiene otorgada obligación de la cantidad de setecientos y cincuenta pesos, cuyo plazo lo indica la expresada obligación, así me tienen deuda también don Diego Moreno, por su mayordomo don Francisco Díaz de Tangandícuaro, y por cuenta de don Nicolás Galván legítimo deudor de la cantidad de cuatrocientos noventa pesos, consta de su obligación de primero de mayo de este año, y su plazo ella lo indica. Don Ignacio Rebollar por obligación de diez y seis de dicho mayo también me adeuda ciento cincuenta y tres pesos por fianza del señor cura de Tecpan Don Francisco García Rendón, es decir que faltando Rebollar a su obligación otorgada la satisfacerá el Sr. Cura Rendón, todo lo que manifiesto para inteligencia de mis herederos y para que se cobre. 10ª.- El Exmo. Señor Don Vicente Guerrero por mi sobrino Don Pablo Galeana, me es deudor de trescientos cuarenta y ocho pesos, cinco reales, contra recibo de su mayordomo Don Pedro Vicente López, fecha seis de abril de este año, declárolo para que conste. 11ª.- Declaro que serví el manguillo de tabacos de esta hacienda, al año de 1810 y veinte, y que en nada quedé pendiente con dicha renta, a la que nada debo, ni nada me debe, manifestándolo para debida constancia. 12ª.- Declaro que soy administrador de los diezmos de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid en el Partido de Zacatula, desde la boca alta en las playas de Coyuca hacia el oriente, hasta la Lagunilla inmediata a Panola , hacia el ocaso de esta hacienda. Comencé a servir este diezmatorio el año de mil ochocientos veinte y cuatro, cuyas cuentas y las de este año están pendientes, pero de ello tienen conocimiento pleno mis hijos , declárolo así para que

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Page 41: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 41conste. 13ª.- Declaro haber sido albacea en las disposiciones testamentarias del señor mi padre don Pablo Galeana y de Don Lázaro Sotelo, ambos testamentos los cumplí fiel y prontamente, por cuyo motivo en nada están pendientes. Manifestándolo así para que conste. 14ª.- Declaro que ninguna manda voluntaria o forzosa pública o secreta dejo, exceptuando las de la cláusula segunda de este mi testamento, y les señalé dos reales a cada una, declárolo para que conste y para que mis herederos no satisfagan ninguna, porque ninguna debo ni lego. Declaro que asi mismo me es deudor el señor Brigadier don Isidoro Montes de Oca, según entiendo de la cantidad de cuatrocientos pesos , declárolo para que conste. Asi mismo declaro que mi sobrino don José Julián Galeana, por obligación de 23 de marzo de este año, me es deudor, de ochocientos y cincuenta pesos, cuatro reales, pagaderos al tres de marzo de 1826. 17ª.- Declaro que la hacienda de San Felipe y la de Coacoyul, citas en el condado de Petatlán, y en arrendamiento la primera a don Gregorio Baldeolíbar, sin pagar renta ninguna, como un mero terranguero, puesto que no tiene obligación, señalamiento de cuota ni término prefijado. pertenecen dichas haciendas a mi hermana doña Juana Teresa Galeana, perteneciendo a la hacienda de San Felipe, los dos potreros de Santa María y La Soledad, así nombrados constando en mi dicho de las escrituras y títulos de dichas haciendas; mas don Gregorio Baldeolíbar las rotula suyas, impidiendo el uso libre a la causa de los Galeana, quizás olvidándose del pleito que le gané ante las autoridades de México, antes de la guerra de 1810, en la que salió sentenciado pagarme todos los gastos que yo había originado, ya que ante el Sub-delegado de Tecpan me salió debiendo 16,000 pesos y pico, manifiéstolo, más extensamente en la octava cláusula de esta mi última voluntad, que como hecha en mi postrimera hora , tiene el carácter de verdadera, a virtud de que soy cristiano y temo la responsabilidad eterna. 18ª.- Y para cumplir este mi testamento, en que está cifrada mi última voluntad, ordeno y mando que sean mis albaceas mis hijos y herederos don José María del Pilar Galeana y don José Francisco, cada uno de por sí, y los dos de mancomún insólidum, para que después de mi fallecimiento se echen sobre mis bienes, los inventaríen o no, judicial o extrajudicialmente, según y como mejor les parezca, haciendo de ellos todo el uso que les convenga

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42 El Héroe Sin Cabezael año y todo el tiempo que Dios les conceda de vida como dueños y propietarios de ellos. 19ª.- Y pagado y concluido este mi testamento, mando sean mis herederos universales, mis dos hijos referidos, Don José María del Pilar Galeana y Don José Francisco Galeana, y que sin excepción ninguna ni preferencia, se partan de todos mis bienes por partes iguales; que guardando la fraternidad y unión con que siempre se han manejado perciban y disfruten, quieta y tranquilamente, sin darse jamás el uno al otro motivo de queja, ni origen a disgusto casero, o trascendental, que causara vergüenza a la familia al ver dos hermanos desunidos que jamás lo han estado, y para que esto no suceda y mis hijos queden inteligenciados que hasta el último momento de mi existencia, les guardé el más grande y fino amor paterno, con todo el cariño de que es capaz un padre de mis cualidades; y para que en todo les vaya bien, les echo mi bendición, y pido al Ser Supremo se las eche también. Y por el presente anulo otro cualquier testamento memoria o codicilo o poder para testar que aparezca, pues que nunca he hecho de estos documentos, y este es el primero, pero si apareciere otro cualquiera, lo anulo, lo detesto y mando se de por roto, y de ningún valor, y sólo se sujeten a éste que es el válido, hecho en mi entero juicio, memoria, entendimiento y voluntad, mereciendo al Ser Supremo, que tanto las potencias que llevo dichas como mis cinco sentidos los tengo claros y sin la menor turbación, puesto que la Misericordia Divina en la enfermedad que no me ha dado a la presente no me los han imposibilitado, y por tanto a esto que mando y no a otra cosa, se cumplirá, por ser mi única, última y espontánea voluntad, no queriendo decir en esto que algunas deudas que se deban, y cuentas que tenga a mi favor, no dejen de cobrar o concluir por no hallarse expresamente es ésta mi última voluntad, repitiendo así que a nadie debo cosa alguna, en dinero o efectos, ni cosa que lo valga, y,

Yo, José María Zamora, alcalde primero constitucional del ilustre ayuntamiento del pueblo de Tecpan y Juez de Primera Instancia en este Partido de Zacatula, certifico y doy fe, en testimonio de verdad de el otorgamiento de este testamento, que el otorgante don Fermín Galeana, se haya en su entero juicio, cabal memoria, natural entendimiento y libre voluntad, que sus cinco sentidos en nada los tiene perturbados, que ha hecho esta su disposición testamentaria quieta y pacíficamente, que las

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Ramón Sierra López 43cláusulas que en ella existen se han consignado por su mandado sin que haya intervenido fuerza, amenaza, sugestión o plegaria y que todo lo que en él se refiere es verdaderamente su última voluntad. Y en estos términos lo otorgó y firmó ante mí dicho juez y los testigos de mi asistencia, en la Hacienda de San Gerónimo, Feligresía de Atoyac , a los catorce días del mes de junio del año del Señor de mil ochocientos veinte y cinco, quinto de la Independencia Mexicana, cuarto de la libertad y tercero del sistema liberal, siendo testigos instrumentales Don Eulogio Solís, Don Manuel Jacinto, Don Mariano Zapata y Don Pedro Oreña de esta vecindad y presentes; y lo firmé con los testigos de mi asistencia, con quienes actué por receptoría a falta de escribano, que no lo hay en los términos que el derecho previene de que doy fé,- Fermín Galeana.-

Ante mí.- José Zamora.- Asistencia – Don Antonio Solís.- Asistencia – José María Bermúdez.

Concuerda con su original a que me refiero en el protocolo de Instrumentos Públicos de mi cargo.- Sacóse el mismo día de su otorgamiento y ante los mismos instrumentales con doce fojas útiles, la primera y esta del sello cuarta, y todas del vienio corriente. Va fiel y legalmente sacado, corregido y conservado y lo firmé con los testigos de mi asistencia de que doy fe.

En testimonio de verdad

José Zamora

ASSA ASSA

José Antonio Solís José María Bermúdez

Este documento proporcionado por una descendiente de don Fermín Galeana, nos da a conocer muchos datos que corrigen lo investigado en otras fuentes y corrobora, del mismo modo, lo investigado acerca de los orígenes de la familia Galeana.

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44 El Héroe Sin CabezaLas conclusiones o conjeturas extraídas del Testamento

son las siguientes:

a) El primero de los dos hermanos (el legítimo y el ilegítimo) se llamó Pablo Galeana, de donde se derivó la rama opulenta cuyos mayorazgos estaban formados por José Antonio, Juan José y Fermín Galeana Valdeolívar; que va de acuerdo, también, con el árbol genealógico A.

b) Don Fermín menciona en la cláusula 8ª: “mi hermano Juan José Galeana”, y en la 16ª dice: “declaro que mi sobrino don José Julián Galeana...” (hijo de Juan José Galeana), y en la 10ª dice: “El Exmo. Señor don Vicente Guerrero por mi sobrino don Pablo Galeana, me es deudor...” (Hijo de Juan José Galeana). Es decir, con 1 y 2 se corrobora, en parte, la veracidad del árbol genealógico A.

c) El apellido Galeana y el río del Zanjón nos hablan de nombres de origen español y no sajón, es decir, para el año 1825 ya existía El Zanjón y no El Sajón, como han pretendido algunos historiadores.

d) Don Fermín nos habla en su testamento de una herencia (cláusula 7ª) de tierras inmediatas a San Luis (de La Loma), desde su bisabuelo “don D. Baltasar Nieto”, por parte de su padre. Esto nos lleva a conjeturar que el primer Galeana tuvo un hijo que casó con una hija de don Baltasar, es decir, una mujer de apellido Nieto, de donde nació Pablo Galeana (Nieto), padre de don Fermín y del resto de los hermanos (Juan José, José Antonio, Antonio Abad...)

e) Algunos historiadores han mencionado que “el más rico de la familia” era don Juan José Galeana, pero de acuerdo con lo leído en este testamento, se puede afirmar que el más rico era don Fermín, en virtud de la descripción de sus propiedades, de las deudas que tanto

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Ramón Sierra López 45don Juan José como su hijo José Julián tenían con don Fermín, así como la designación de cobrar los diezmos de la iglesia de Valladolid, que lo hacen suponer un hombre poderoso.

Fe de bautismo de un hijo del “capitán” (que así aparece en el original) Juan José Galeana y de Ma. Rita Quiteria de Los Ríos.

Documentos Históricos.-

Otro documento importante enviado por la familia Vargas Galeana es un recibo de dinero firmado por Pablo Galeana (de Los Ríos), sobrino de don Hermenegildo, que sobrevivió a la Guerra de Independencia y cuya muerte, supuesta natural, acaeció hacia 1844.

El documento es el siguiente:

Recivi de Dn Jose Ma. Del Pilar Galeana la cantidad de treinta P. A cuenta de mi sueldo y para qe. Conste doy el presente en la Hacienda de Sn. Geronimo á 11 de Ag.to de 829.

Pablo Galeana (rúbrica)

Son 3º P.

El documento (copia fiel del original) nos permite corroborar:

a) Que el dueño de la hacienda de San Jerónimo (ubicada en el río del Zanjón) en el año de 1829 era don José María del Pilar Galeana de Los Ríos, lo que va de acuerdo con el testamento de don Fermín, pues al morir deja la hacienda en herencia a sus hijos José María del Pilar y José Francisco.

b) Que Pablo Galeana, después de la guerra, quedó pobre y se dedicó a trabajar como asalariado en la hacienda de su primo. Se hace hincapié en este detalle, porque si se

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Page 46: Aqui esta Galeana

46 El Héroe Sin Cabezaparte de que su padre Juan José Galeana Valdeolívar era rico, lo mismo que el resto de la familia, se puede decir que ésta quedó pobre después de la guerra y Pablo no pudo disponer o administrar los bienes de su padre. O quizás que a la muerte de su padre acaecida en la batalla de Tamo, Mich. (1818), la familia quedó desprotegida y Pablo tuvo que auxiliarse de sus primos en la hacienda de San Jerónimo.

c) Que don Pablo escribía su apellido con “e” y no con “i”, al igual que su tío Fermín y que ambos casos no presentan ninguna posible variación de un apellido nórdico.

d) Que si Pablo Galeana sabía escribir, es factible que su tío Hermenegildo (Tata Gildo), también; dado que como familia unida y rica, todos pudieron tener facilidades para ser instruidos en las primeras letras, por lo menos; como lo afirma el historiador Vargas Galeana, citado anteriormente y como lo manifiesta Niceto de Zamacois en una cita a los extractos de la correspondencia oficial de Morelos a Ignacio Rayón, presidente de la Junta gubernativa. La carta sobre el nombramiento de Matamoros de Segundo de Morelos con el grado de Mariscal de Campo. Esta es la transcripción:

“Excmo. Sr.- Porque las vicisitudes de la guerra son varias, y mi segundo el brigadier D.

Leonardo Bravo está en Méjico, he nombrado mariscal al licenciado Don Mariano Matamoros, cura de Jantetelco(...) y otros, á que se agrega su talento y letras: por cuyo motivo lo he dado á reconocer por mi segundo, (...) pues aunque el brigadier de la primera brigada D. Hermenegildo Galiana, ha trabajado más y es de más valor, pero inculpablemente no sabe escribir, (1) y por consiguiente le falta aquella aptitud literaria que recompensa en el otro el menos trabajo personal. Sin embargo, el expresado Galiana por su valor, trabajo y bellas circunstancias es acreedor al grado de mariscal, y por lo mismo se lo he conferido en recompensa de

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Page 47: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 47sus fatigas, y para componer el juicio de los hombres y prohibir una dispersión ó desavenencia en caso fortuito.”

“Lo mas que fuera ocurriendo lo iré participando y V. E. correrá la palabra.”

Esta es la cita de Zamacois:

“(1) Sin embargo: entre los papeles cogidos en Cuautla, hay varios partes de Galiana á Morelos, firmados por él y de muy buena letra. Acaso firmaba otro por él.”

Los documentos citados a continuación están fechados, el uno en 1842 y el otro en 1843. Ambos están dirigidos por el general Juan Alvarez a don Herculano Galeana en la hacienda de San Jerónimo. En el testamento de don Fermín Galeana se lee: “3ª.- Declaro que fui casado y velado con doña Rafaela de Los Ríos, ya difunta, de cuyo matrimonio sólo hubimos por hijos a José María del Pilar G. y a don José Francisco G....” Pero según lo investigado en el árbol genealógico de la familia, se llegó a saber que don Fermín se casó con otras mujeres y que con una de ellas procreó a Herculano Galeana. Luego es de suponer que Herculano debió trabajar o poseer algunas propiedades relacionadas con la hacienda de San Jerónimo hacia 1842 y 43, como lo atestiguan las cartas enviadas a él por don Juan Alvarez, a la vez que ser un personaje importante o de confianza para la causa, por la que Alvarez luchaba, pues un servicio de don Herculano a éste, tiene que ver con un cargamento de parque.

Los siguientes documentos son copia fiel de testimonios eclesiásticos de defunciones, bautizos y matrimonios algunos incompletos por el deterioro de las hojas a través de los siglos. Las fotografías presentadas son solo para atestiguar la existencia del material, así como de su autenticidad; las transcripciones, que son muchas, están copiadas con todos los datos, destacando nombres con el propósito de que constituyan una prueba irrefutable de la veracidad del árbol genealógico de la familia Galeana:

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48 El Héroe Sin Cabeza

1.- (1793) En el año del señor de mil setecientos noventa y tres a los dos días del mes de agosto; en esta iglesia parroquial del pueblo de Tecpan Yo el PB.t don Juan Torres Martínez, vicario de este partido, di sepultura Ecca. Al cuerpo de M.ª Magdalena Esp.ª parvula en Este pueblo hija legítima de Miguel Abarca y Alvina Galeana; y por que conste lo firme. PB.º Juan Torres Martínez (rúbrica)

NOTA.- Este documento nos permitió corregir el árbol genealógico en el que se decía que Alvina Galeana Valdeolívar no se había casado. Esta fe de defunción nos dice que sí se casó y con un Miguel Abarca. El párroco escribía Galeana con “e” y a los hijos de los Galeana se los consideraba españoles.

2.- (1794) En el año del señor de mil setecientos noventa y cuatro a los tres días del mes de marzo en esta iglesia parroquial del pueblo de Tecpam Yo el presbítero don Juan Torres Martínez di sepultura al cuerpo de Concecion español parvulo de este pueblo hijo legitimo de Villalovos y de Teresa Galeana y porque conste lo firme.

PB. Juan Torres Martínez(rúbrica)

NOTA.- El padre Torres Martínez escribía Tecpam con “m”.

3.- (1794) En el año del Señor de mil setec.s noventa y cuatro en sinco de junio yo el cura ynterino y juez ecco. de este partido di ecca. sepult.ª al cuerpo de Juan José Galiana esp.l de este pueblo, parv.º hijo lmo. de D.n José Ant.º Galiana y D.ª Alvina Rodriguez en 3º tramo ceuz alta y camp.º Y para que conste lo firme.

Mig.l Mexía (Rúbrica).

NOTA.- Este párroco utiliza muchas abreviaturas. Escribe el nombre de Galiana con “i”. Por este documento se sabe que la esposa de don José Antonio Galeana se llamó Alvina Rodríguez.

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Ramón Sierra López 494.- (1794) En el año del S.r de mil setecientos noventa y cuatro Yo el B.r

D.n Mig.l Ant.º Mexía, cura ynt.º de este part.º di ecca. sepultura al cuerpo de D. Marina esp.ª viuda de don Pablo Galiana; en 1º tramo cruz alta. Milla y para que conste lo firme.

B.r Mig.l Ant.º Mexia(rúbrica)

NOTA: La abreviatura “esp.ª” en el libro, que quiere decir española, está borrada por el párroco, es decir, con el mismo manguillo le hizo tachones. Quizás se dio cuenta de que doña Marina era criolla de Valladolid y no española. Esta fe de defunción tiene al margen la inscripción: “Marina Vlíbar. ni esp.ª de este pueblo viuda”; y por otra parte comprueba que efectivamente el padre de la Familia Galeana se llamó Pablo (quizás Pablo Antonio), y la madre Marina Valdeolívar, apellido éste que en los libros de la iglesia y en el testamento de don Fermín Galeana aparece con “B” (Baldeolíbar). Según el árbol genealógico, este Pablo Galeana era hermano del padre de don Hermenegildo (el héroe), de nombre Sebastián.

5.- (1795) En el año del Señor de mil setecientos noventa y sinco en treinta de agosto Yo el cura ynterino y juez eclesiástico de este partido di sepultura eclesiastica al cuerpo de Dª Ysidra Galiana esp.ª adulta viuda cruz alta tercer tramo porque conste lo firme.

B.r Mig.l Ant.o Mexia(rúbrica)

NOTA.- Ysidra es un nuevo personaje que no encaja aún en el árbol genealógico. Murió adulta y viuda, quizás por el apellido Galeana el párroco anotó que era española.

6.- (1795) En el año del Señor de mil setecientos noventa y sinco en tres de octubre Yo el cura ynterino y juez Ec.º de este partido di sepultura Ec.ª al cuerpo de Rafaela de Los Ríos dejó viudo a Fermín Galeana esp.ª segundo tramo cruz alta y porque conste lo firme.

B.r Mig.l Ant.o Mexía

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50 El Héroe Sin Cabeza(rúbrica)

NOTA.- Documento que confirma la existencia y nombre de la esposa de don Fermín Galeana. En su testamento, don Fermín pide que se le de sepultura (a él) en la iglesia de Atoyac (“Feligresía a la cual pertenezco”); sin embargo, por esta fe de defunción, se puede decir que doña Rafaela fue enterrada en Tecpan, quizás por ser originaria de este pueblo, o tal vez de San Jerónimo, ya que vivían en el río del Zanjón, pero registrada en la iglesia de Tecpan.

7.- (1795) En el año del señor de mil setecientos noventa y sinco en siete de octubre Yo el cura ynterino y juez Ec.º de este Partido di sepultura Ec.ª al cuerpo de José Agustín esp.l parvulo hijo de Luis Villalovos y de Teresa Galiana Cruz alta ultimo tramo y por q.e conste lo firme.

N.r Mig.l Ant.º Mexía(rúbrica)

NOTA.- Teresa perdió también a otro hijo en marzo de 1794. Ahora se sabe que su esposo se llamó Luis Villalobos.

Administración de diezmos: estoi informado por el cobrador de diezmos de los becerros D. José Antonio de Los Gregorios que la colectación está detenida por algunos vecinos que no quieren pagarla, esto mismo hara usted presente al Sr. alcalde para que los haga pagar por la justicia.

Dios y libertad. San Geronimo. Octubre 22 de 1825. Fermín GaleanaSr. D. Elías de Avila.

Se han enterado en las arcas de ( ) de esta Santa Yglesia por Francisco Chapin a nombre de usted en cuenta de los productos de esa administración los diezmos de Tecpan que es a su cargo doscientos noventa y dos pesos cuya cantidad le deja muy acreditada en su correspondiente cuenta y servirá a usted el presente, en la devida constancia para su resguardo.

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Ramón Sierra López 51Dios guarde a usted muchos años. Haceduría de Valladolid. febrero 20

de 1826.Pablo de la Llave Angel Mariano Morales Sr. D. Fermín Galeana.

Herculano es un personaje importante que vivió en la hacienda del Zanjón o de San Jerónimo, hacia los años de 1850. Esto lo decimos por las cartas que existen del general Juan Álvarez, enviadas a Herculano en donde se habla de envíos de parque a las tropas revolucionarias. Era hijo de Don Fermín, pero como éste no lo menciona en su testamento, creemos que no fue hijo de doña Rafaela de Los Ríos, sino de otra mujer.

Herculano GaleanaAcapulco julio 8 de 1842Mi estimado amigo.Acabo de recibir su apreciable del 6 y en el momento he deispuesto se entregue a D. Rafael Tapia, las dos cargas de parque que le remito p’a q’e me haga V el favor de acercarlo al amigo D Vicente (---) a Petatlán, con la adjunta carta; esperando de su eficacia encargue mucho al conductor cuide de que no se moje y la debida precaución de la lumbre p’a evitar desgracias.Pásela V bien y mando un lafecto de su amigo y

serv’r. J. Alvarez.(rúbrica).

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52 El Héroe Sin Cabeza

S’r D. Herculano GaleanaS’n Jerónimo.La Provid’a, Obre. 23/843.Mi muy estimado amigo.-Agradezco a V. mucho los recuerdos q’ me dirije en su ajs’e fha. 16 y la enhorabuena q’ me dá por mi regreso á ésta su casa de la cual vuelvo a separarme el 27 y salgo otra vez p’a Chilapa á concluir varios asuntos que deben dar por resultado la completa pacif’n de aquel Dist’o lo que aviso a V p’a q’ disponga p’r aquel rumbo de mi inutilidad y me libre sus (---)Me alegro q’ esté ya restablecida su esposa de V. y saludándola lo mismo q’ á la Sra. D. Chepita y resto de la familia en nombre de la mía, mis repetos. De V. afmo. Amigo y S.S. D.G.S.M. J. Álvarez.(rúbrica)

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Ramón Sierra López 53

III

LOS GALEANA INGRESAN A LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

os varones de la familia Galeana, no obstante que simpatizaban con la causa independentista, prestaban algún

servicio al gobierno virreinal, pues es afirmado por la historia que algunos miembros de la familia ocupaban cargos de alférez, coronel o capitán de milicias; como es el caso de una fe de bautismo de uno de sus hijos, en 1792, en la que aparece Juan José Galeana como “capitán”, seguramente del ejército español, pues Morelos llegó a Tecpan hasta 1810; o como el caso de Antonio Galeana, que llegó a ser Subdelegado de la Intendencia de Valladolid, dependiente de la Corona; o como el caso de don Fermín Galeana, que era “albacea para cobrar los diezmos de la Santa Madre Iglesia de Valladolid”. Pero también demostraron Los Galeana, como se vería más tarde, ser los más entusiastas por enarbolar la bandera libertaria a la llegada de Morelos a Tecpan.

L

Y es natural, porque el plan trazado por Morelos para organizar, en principio, un ejército en el Sur, o mejor dicho, en la Costa Grande, ya estaba sustentado por la amistad cultivada entre él y la familia años atrás. La actividad comercial que originó en la región el Galeón de Manila o la Nao de China y su vasta variedad de mercancías, tuvo una penetración en Jalisco, Michoacán, México, Puebla Oaxaca y otros estados a través de las recuas de mulas que transportaban dichas mercancías. Actividad que desarrollaron con entusiasmo algunos de los Galeana, entre ellos Hermenegildo, el propio Morelos y Vicente Guerrero, entre otros.

A este respecto, Juan R. Campuzano recrea literariamente –más que de manera histórica- aquellos encuentros de estos

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54 El Héroe Sin Cabezahombres precursores de libertad. El cruce de caminos ideal y estratégico desde Acapulco hacia el centro de la República, era Tepecoacuilco, a quien el arribo de los arrieros le daba el aspecto de fiesta popular. Allí se comerciaba también con perfumes, lacas, especias y otras mercancías del viejo Oriente; pero también con productos que llevaría de regreso a Manila el legendario galeón, como frutas y dulces de Valladolid o telas polícromas bordadas por los indígenas de Oaxaca. La reunión en aquella Navidad de 1798 en la bella y progresista ciudad, se celebraba en la casa de Valerio Trujano, próspero arriero, muy estimado por aquellos insurgentes en cierne, y quien acababa de llegar de un viaje a la ciudad de Virginia en los Estados Unidos, a donde llevó un cargamento de barras de oro y plata y donde pudo saludar al libertador de aquel país: George Washington. La deliciosa Cena de Navidad esperaba a los arrieros visitantes: “Morelos, que llegaba de Acapulco con su conocida recua de mulas pintas y su cargamento de pieles con destino a Michoacán; el joven Hermenegildo Galeana, con sus 27 años, llegaba desde la Hacienda del Zanjón acompañando a Julián Avila, a quien Galeana prestó su recua para que este llevara un cargamento de quesos de cincho a la ciudad de México; el más joven de todos, Vicente Guerrero, que comerciaba con cochinilla de Oaxaca para entregar a don Manuel Ocampo, conocido tepecoacuilquense; Ignacio Ayala, que transportaba aceitunas, vinos y aceite de oliva de origen español con destino a Acapulco, para ser llevados al Perú por las naves peruleras. Fraternal fue aquel encuentro de aquellos arrieros en la espaciosa casa de Valerio Trujano quien, a la luz de chinescos faroles, comunicó su emoción por haber estrechado la mano del Libertador Washington, en Virginia. Emoción que contagió a los comensales, de cuyo grupo, Morelos se levantó para expresar: Juro aprovechar la oportunidad más pequeña para luchar, como Washington, por la patria encadenada”.

Pero antes que el fervor patrio, los Galeana pactaron con Morelos la garantía de conservar sus intereses económicos; como más tarde se vería al crear Morelos la Provincia de Tecpan. Los Galeana presionaron por que la Costa Grande fuera la región más ____________________________________________

Page 55: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 55importante de dicha Provincia, con un miembro de la familia al mando de ella. Es así que Morelos nombró jefe de la Provincia, con una extensión territorial de 56,868 kilómetros cuadrados (el actual estado de Guerrero tiene una superficie de 64,281 kilómetros cuadrados, es decir, apenas 7,413 kilómetros más que el territorio creado por Morelos), a don Antonio Galeana, el jefe principal de los mayorazgos formados por su padre don Pablo Galeana (el de José Antonio, Juan José, Fermín y Antonio Abad).

Por su parte, Morelos buscó a la familia Galeana y a la próspera ciudad de Tecpan de 1810 (“con una riqueza no igualada por otras ciudades del interior”), porque ellas garantizaban el principal sustento de su campaña: la obtención rápida y sin obstáculos del dinero de los Galeana para solventar los primeros gastos de la Guerra (familia que dominaba una faja de 170 kilómetros, conocida como tierra de los Galeana) y una ciudad sede de sus operaciones militares, como una jurisdicción territorial autónoma (la Provincia de Tecpan) desligada del gobierno virreinal y hacia donde replegarse o encontrar una salida por el noroeste, en caso de una derrota de grandes proporciones.

Morelos llegó a Tecpan el 7 de noviembre de 1810 y ya lo esperaban los Galeana con un contingente de aproximadamente 700 hombres, formado tanto de la población y sus alrededores como de la hacienda de San Jerónimo (El Zanjón), armados con lanzas y machetes, inexpertos en el arte de la guerra pero con entusiasmo desbordante por acudir al llamado de la campana de Dolores. Los únicos ya diestros en armas, aunque no en batallas, lo eran don José Antonio Galeana, capitán de milicias; su hermano don Juan José, también Capitán según la fe de bautismo citada anteriormente; el hijo de éste, de nombre Pablo, y Hermenegildo, primo de los primeros, quien contaba con el pequeño cañón llamado “El Niño”, la primera pieza de artillería del incipiente ejército.

1) Las Campañas emprendidas por Morelos.-____________________________________________

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56 El Héroe Sin Cabeza

Las Campañas de MorelosPrimera Campaña: noviembre de 1810 - agosto de 1811.- Tecpan, El Zanjón, Coyuca, El veladero, La Sabana, La Brea (hoy hacienda de La Providencia), Chichihualco, Tixtla y Chilapa.

TecpanEl Zanjón

Coyuca

El Veladero y La Sabana

Chichihualco

Chilpancingo

TixtlaChilapa

La Brea

Desde la Hacienda de San Jerónimo, en el río del Zanjón, partió Morelos hacia Acapulco con la consigna de ejecutar la orden de Hidalgo: la conquista del Fuerte o Castillo de San Diego, baluarte de importante posición estratégica y símbolo de territorio español en el Sur. Y fue precisamente la Hacienda de San Jerónimo su primero y principal sostén al inicio de la lucha y, curiosamente, su último apoyo en los días aciagos de la derrota y su huida hacia Zacatula, en la desembocadura del río Balsas.

Para el 9 de noviembre, dos mil hombres mal armados: pocos con fusiles y muchos con machetes, lanzas y flechas, se posesionaron de El Aguacatillo. Y ese mismo día, tras una escaramuza con tiroteos y estampidas tomaron el punto conocido como El Veladero, desde donde se dominaba la bahía de Acapulco y su pequeña población protegida por la fortaleza de san Diego.

La alarma de “un grupo de revoltosos comandados por Morelos”, que ya se había posesionado de las Cruces, La Sabana,

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Ramón Sierra López 57El Veladero y Pie de La Cuesta, llegó a oídos del virrey Venegas, quien ordenó que se auxiliase a las tropas españolas de Acapulco con la brigada de Oaxaca, compuesta por 1,500 hombres, al mando de Francisco Paris, Comandante de la Quinta División de Milicias. Para este comandante realista resultó fácil el primer encuentro con los insurgentes, pues en el punto denominado Arroyo Moledor, derrotó a Rafael Valdovinos que comandaba una fracción del ejército de Morelos.

Con este triunfo, el comandante Paris decidió una ofensiva general, atacó vigorosamente el campo de La Sabana defendida por el coronel Julián Ávila al mando de 600 hombres. Terrible fue el combate, inquebrantable la fortaleza de los insurgentes que, en pequeño número, lograron que las tropas españolas se retiraran a Tres Palos, diezmados ya por los certeros disparos de “El Niño”.

Morelos aprovechó la retirada de Paris para organizar sus tropas, y antes de que el enemigo se repusiera, entabló acuerdo con un soldado que se encontraba en el campamento enemigo de nombre Mariano Tabares, descontento por castigos sufridos ordenados por sus superiores y que se ofreció ayudarlo. Establecido el arreglo, el caudillo ordenó a Julián Ávila que con 600 hombres se dirigiera al campamento de Paris. A una señal convenida con Tabares y al amparo de las sombras de la noche, Ávila cayó sorpresivamente sobre el campamento. El comandante Paris, aturdido por el sueño y sin lograr comprender lo que pasaba, salió huyendo en medio del desorden y la confusión. Esta derrota dejó al coronel Ávila un botín de 700 fusiles, 5 cañones, 52 cajones de parque y 800 prisioneros que fueron recluidos en Tecpan.

Don José María Morelos continuó con sus planes de conquistar el Castillo de San Diego y estableció su estrategia de ataque. Como en el caso de Tres Palos, que le dio buenos resultados, en esta ocasión se valió de un soldado español, artillero de la fortaleza, llamado “Pepe” Gago, quien por 300 pesos avisaría del momento oportuno para abrir las puertas del Fuerte y pudieran ingresar en él las fuerzas de Morelos. Pero la ____________________________________________

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58 El Héroe Sin Cabezamadrugada del 9 de febrero, al encenderse una luz en uno de los baluartes como señal convenida, y después de ordenar Morelos el avance de dos columnas hacia los muros de la fortaleza, fueron recibidos por disparos de cañones de 7 embarcaciones ya dispuestas para ello desde la bahía; sus hombres, víctimas de la traición de Gago, caían acribillados por los soldados realistas apostados en los baluartes del Castillo. En un cuadro histórico de Bustamante, éste describió desde su óptica, la estampida: “Lo inesperado del ataque y las numerosas pérdidas que sufrieron los insurgentes, desde el primer momento produjeron en ellos un terror profundo. En vano Morelos los exhortaba con robusto acento a que volviesen al combate, y mirando que sus esfuerzos no eran bastantes a contener la fuga, tomó la delantera y se tiró en tierra en un estrecho sendero de indispensable tránsito para los suyos. Los fugitivos se detuvieron llenos de respeto ante su general, y este pudo de esta manera reunirlos y levantar su ánimo para que se retirasen ordenadamente”.

Quizás dolido por la derrota o por su obstinación de apoderarse del castillo, Morelos cañoneó durante 9 días la fortaleza, sin resultados positivos; tarea que hubo que interrumpir porque fue severamente atacado por una guarnición realista que lo obligó a replegarse con su gente hacia La Sabana. Enfermo de paludismo, el Caudillo regresó a Tecpan con el propósito de restablecerse. En La Sabana dejó la guarnición al mando del coronel Francisco Hernández. Mientras esto ocurría, los ataques de los realistas continuaron: ahora una división de soldados dispuestos por el virrey al coronel Nicolás Cosío, se preparaba para atacar a los insurgentes. Al enterarse de este ataque, el coronel Francisco Hernández abandonó el campamento de La Sabana que le fue confiado por Morelos. Y he aquí que el destino tomó en sus manos el derrotero de un hombre que, sin saberlo él mismo, estaba destinado a saborear el triunfo de las batallas; pero ello no era fortuito, los que lo vieron pelear se dieron cuenta que se trataba de un hombre valiente y audaz, temerario e indómito, rayano en los límites de la bravura; características de él en las batallas, que contrastaban con su serenidad y su benevolencia en los días apacibles y que le valieron el reconocimiento y respeto de ____________________________________________

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Ramón Sierra López 59sus paisanos de Tecpan, de sus soldados y, posteriormente, de sus jefes. Apenas se percataron de la huida del coronel Hernández, la guarnición completa de La Sabana reclamó como su jefe a don Hermenegildo Galeana y lo aclamó con vivas de reconocimiento y apoyo.

El destino no se equivocó: cuando Morelos regresó de Tecpan, se enteró de la huida del coronel Hernández y del triunfo del coronel Galeana, en quien habría de confiar a partir de entonces, por su valor y la toma de decisiones en circunstancias comprometidas y admirarlo por su perfil de jefe nato reconocido por sus soldados y porque interpretaba fielmente los propósitos del mismo Caudillo.

Sin perder tiempo, Morelos llamó a los principales jefes a una junta de guerra. Llegaron desde La Sabana, Pie de La Cuesta, El Veladero y otros puntos fortificados: José Antonio Galeana, Juan José Galeana, el propio Hermenegildo, Ignacio Ayala, Rafael Valdovinos, Julián y Miguel Avila, entre otros. La pluma y sentimientos de Ignacio Manuel Altamirano, recogieron la crónica de tan importante acontecimiento; y Morelos habló: “El grupo de amigos con que atravesé el río de Las Balsas, se ha convertido en un ejército fuerte y bien organizado, bien armado con fusiles y cañones quitados al enemigo. Hemos vencido a Fuentes, a Calatayud y a Paris; comenzaron por despreciarnos y han terminado por temernos. Debo ahora comunicaros una grave noticia: por la Gaceta del Gobierno de México, del cinco de Abril, me he enterado que el iniciador de nuestro movimiento de independencia, don Miguel Hidalgo, así como los otros jefes Allende, Abasolo, Aldama y Jiménez, junto con más de 200 hombres han sido aprehendidos en Acatita de Baján. Está por demás decir a ustedes la trascendencia que esta noticia tan dolorosa tiene para nuestro movimiento de insurrección; y la necesidad evidente que nos impone de modificar y apresurar nuestros planes. Creo que debemos salir del Veladero y dirigirnos a la Intendencia de México, pero sin abandonar lo que hemos conquistado. Tenemos aquí un ejército aguerrido. Si lo dejamos sitiando a Acapulco, las fuerzas con que emprendamos nuestra ____________________________________________

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60 El Héroe Sin Cabezamarcha, serán pocas. Si lo llevamos todo, perdemos la Costa Grande, dejamos libre al enemigo en Acapulco, comprometemos a nuestros amigos y nos cortamos la retirada. ¿Qué debemos hacer? Me gustaría escuchar las opiniones de mis oficiales”.

Un breve silencio se apoderó de la reunión. De pronto, don Hermenegildo Galeana se puso de pie y con una decisión y seguridad que le serían características, habló: “Mi opinión, señor general, es que todo puede lograrse. No hay necesidad de perder ninguna de las ventajas que hemos logrado hasta aquí. Tenemos gente para todo. El grueso de nuestras tropas puede quedarse en nuestros campamentos sitiando a Acapulco y apoyando a la costa, en comunicación siempre con Zacatula y ofreciéndonos una retirada segura que no necesitamos pero que es prudente conservar. Una parte pequeña de estas tropas basta para emprender la nueva campaña; es suficiente para el apoyo que necesitamos y los pueblos vendrán a formar otro ejército como el que se formó en la costa. Los señores Bravo nos ayudarán, pues han conservado relaciones constantes con la gente de Chichihualco, Chilpancingo, Amojileca y, a lo sumo, en tres días podrán reunir un buen ejército bien montado y equipado”.

Esta intervención de Galeana, descrita por don Ignacio Manuel Altamirano, demostró no sólo al Generalísimo sino a todos los oficiales que en don Hermenegildo tendrían, de ahora en adelante, a un estratega y a un hombre que sabía tomar decisiones en los momentos difíciles de la lucha.

Al siguiente día de aquella histórica reunión, Morelos dispuso abandonar El Veladero y partir hacia Chilpancingo. Un pequeño ejército, los valientes soldados del Regimiento de Guadalupe con su jefe Galeana a la vanguardia, era despedido con ovaciones por sus compañeros que se quedaban resguardando el campamento. A cuarenta kilómetros, aproximadamente, pernoctaron en la hacienda de La Brea, hoy La Providencia; hacienda que perteneciera después al general Juan Alvarez. Aquí, Morelos ordenó al coronel Hermenegildo Galeana continuar hasta Chichihualco, particularmente a la hacienda de la familia Bravo, ____________________________________________

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Ramón Sierra López 61con el propósito de proveerse de alimento para la tropa. Familia cuyos miembros eran amigos de don Hermenegildo y que gozaban de las simpatías de los habitantes de Chilpancingo. Galeana no los encontró en la hacienda, sino escondidos en la Cueva de Michapan, ubicada en las inmediaciones de Chichihualco. Es conveniente decir que los Bravo también gozaban de las simpatías de los españoles que invitaban a los varones de la familia a pertenecer al ejército realista. Pero los Bravo, al igual que los Galeana y otras familias mexicanas, ya traían en la sangre el virus de la emancipación del yugo español. Es por ello que, temerosos de una represalia por rehusarse a formar parte de las milicias españolas, decidieron retirarse a su hacienda de Chichihualco y esconder el resto de la familia en la gruta de Michapan. Después de ponerlos al tanto de las batallas ganadas en la costa, de sus fracasos en el intento por tomar el Castillo de San Diego y del entusiasmo que mostraban las tropas del general Morelos, Galeana no solo fue auxiliado con víveres para la tropa insurgente sino que fue dotado de armas y parque que los Bravo tenían destinados a la causa.

Cuando Morelos llegó a la hacienda, ya lo esperaba un entusiasmo desbordante. Los cansados soldados, exhaustos por el viaje, después de atravesar serranías, valles y barrancas desde La Brea hasta Chichihualco, se dispusieron a tomar un merecido descanso bajo los árboles, unos; limpiando sus armas, otros; y el resto disfrutando de las refrescantes aguas del río aledaño a la hacienda. De pronto, el tronido de una descarga de fusilería interrumpió la paz del día: eran 600 soldados del regimiento “Fijo de México” y “Lanceros de Veracruz” al mando del comandante español Lorenzo Garrote, quienes a todo galope irrumpían en los parajes causando muerte y confusión. Pero al estruendo de la descarga, siguió el poderoso grito de Galeana sobreponiéndose al descontrol. Simultáneas las órdenes y el despertar de los sentidos de los bravos costeños del Regimiento de Guadalupe que se bañaban en el río: mitad hombres, mitad pez, nadaron vertiginosamente hacia la orilla; mitad hombres, mitad anfibios, corrieron precipitadamente hacia fusiles y machetes y, desnudos, como faunos de la guerra, arremetieron contra los centauros ____________________________________________

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62 El Héroe Sin Cabezaespañoles. Certeros los disparos, mortales los tajos, estrepitosa la caída de los corceles. Controladas la confusión y la sorpresa, a caballo llegaban don Leonardo Bravo y otros jinetes causando bajas a las tropas de Garrote. Dice Alvear Acevedo que “el choque de los jinetes de don Hermenegildo fue terrible: en un abrir y cerrar de ojos, Galeana se vio rodeado de enemigos, aislado de los suyos, abrumado por el número, pero manejando con maravillosa presteza su briosa cabalgadura, como un nuevo Dios de la guerra que trazaba en el aire círculos relampagueantes con su machete y sembraba la muerte en torno suyo. Entre el fragor de la fusilería sobresalían los gritos de ¡Galeana! ¡Galeana!, mientras esos bravos costeños saltaban sobre los jinetes realistas y los derribaban con ímpetus de terrible ferocidad. Garrote, perdidas todas sus expectativas de ataque sorpresivo y en inminente peligro de ser capturado con sus hombres, ordenó la retirada, dejando tras de sí un número considerable de soldados muertos y otro tanto hechos prisioneros y casi 300 fusiles”.

Esta batalla lograda por don Hermenegildo y sus aguerridos costeños, que pelearon desnudos, permitió a Morelos la consolidación de su incipiente ejército, pues muchos prisioneros se pasaron a las filas insurgentes y los que no, enviados prisioneros a la iglesia de Tecpan; y permitió, además, el reconocimiento en la figura de Galeana de un buen estratega y aguerrido combatiente. Por su parte, el comandante Lorenzo Garrote, descrito por don Ignacio Manuel Altamirano como “de color cetrino, de ojos pequeños, barba espesa e inculta, de pelo corto, frente estrecha, alto, seco, membrudo y de fisonomía dura y feroz”, se presentó ante el Delegado de Tixtla y ante el cura de ahí mismo, don Miguel Mayol; y este es el diálogo recreado por Altamirano:

“—Lo que no me explico, -decía Guevara, el subdelegado- es cómo ha podido ese maldito cura atraerse a don Hermenegildo, que parecía tan buen realista...

“—Y cate usted, que ésa ha sido una buena adquisición -observó Garrote con voz temblona-. Es lo mejor que tiene Morelos.

“—¿Y sus hermanos vienen también? -preguntó Guevara.____________________________________________

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Ramón Sierra López 63“—Según me escriben de Acapulco, vienen todos, don

José, don Antonio, don Juan José y el muchacho don Pablo.“—Yo los vi en Chichihualco, -añadió garrote con voz

sombría.“—Según eso, usted vio mucho -replicó con acento

burlón el pintoresco cura Mayol. Calvo, flaco, largo, rojo como un pavo de Indias, y con un cuello enorme embellecido por una nuez pronunciada y con los ojos saltones e inyectados.

“Este personaje, que odiaba a los insurgentes, siguió diciendo:

“—Hace cuatro días nos dijo usted que no había visto más que negros... con machetes. Todos eran negros, y los Galeana son blancos.

“Garrote se levantó indignado:“—Señor cura -respondió con acento colérico- si el

carácter sagrado de usted no me pusiera un sello en los labios, yo le respondería como merece. Yo he visto negros, y en efecto, así es; pero usted parece indicar que el susto me hizo ver negros a todos; ¡esto es decir que yo tengo miedo!

“—Yo no digo que usted haya tenido miedo, señor comandante Garrote -repuso el cura con insolente ironía-; yo hago solamente una observación. Por lo demás, la acción tuvo mal éxito para nosotros... Usted perdió allí los cañones, el parque, los soldados...

“—Señor cura -dijo Garrote, gangoso de cólera- esos son azares de la guerra. Usted no entiende de milicia.

“—Sí, sí, entiendo algo... Los azares de la guerra y luego los demonios negros y encuerados... Pero, ¿en qué consistirá que los negros ‘Guadalupes’ combaten encuerados?... ¿Ese será su uniforme? -añadió el cura con risa silbante y sarcástica.

“En eso dieron las ocho y comenzó a sonar el toque de ánimas que en la parroquia de Tixtla era lúgubre y prolongado.

“—Recemos por el alma de los fieles difuntos y especialmente por los que murieron en Chichihualco en defensa del rey -dijo suavemente el cura mirando de reojo al comandante, y comenzó a murmurar-: Requiem aeternum dona eis Domine...”

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64 El Héroe Sin CabezaEl derrotero de la libertad condujo a las huestes del

Caudillo a Chilpancingo y de ahí a Tixtla. Era la mañana del 26 de mayo y el Regimiento de Guadalupe con su jefe el coronel Hermenegildo Galeana a la cabeza, salía de Chilpancingo. Por un camino serpenteante, avanzaban también tres piezas de artillería arrastradas por mulas y, al final del cortejo insurgente, la caballería de los Bravo. “De repente resonó un ¡Viva! en las filas del pausado desfile: sobre la colina apareció un grupo de jinetes enarbolando al centro una bandera negra... ¡Ahí estaba Morelos!”

Ya en el hermoso valle tixtleco, los ojos astutos de Morelos escudriñaban el Fortín, la llanura, la ciudad... Y su cerebro de estratega distribuía, preparaba y ordenaba al primero de sus hombres: “Señor Galeana, dentro de una hora ese fortín debe ser nuestro. Utilice el menos tiempo posible, porque inmediatamente después nos apoderaremos de la plaza. El regimiento de Guadalupe bastará para eso. Y como usted ya sabe, deberá economizar parque, tanto, que será necesario no disparar sino a quemarropa. En cuanto a Los Colorados, quedan por mi cuenta”.

En esa época (1811), la ciudad de Tixtla contaba con 4,000 habitantes dedicados a los trabajos del campo y a la arriería. Su valle, circundado por montañas, era beneficioso por un clima templado y agua de varios arroyos. Las máximas autoridades de la risueña ciudad, ahora preocupada, eran el subdelegado y comandante militar don Joaquín de Guevara; el coronel realista don Nicolás de Cosío, recién llegado a Tixtla y el cura Manuel Mayol, un cura que odiaba a los insurgentes y su causa.

Para esperar a Morelos y sus insurrectos, Guevara concentró pertrechos, municiones y ocho piezas de artillería; estas últimas colocadas en el fortín del Calvario. Por otro lado, el cura Mayol predicaba furibundo el odio contra los insurgentes; inculcaba en sus feligreses que la guerra de los caudillos era una guerra contra Dios y contra la religión y que al combatirlos, se combatía contra los poderes infernales. En la acción de levantar fuertes parapetos “la contribución para acarrear piedra, arena y ____________________________________________

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Ramón Sierra López 65cal, iba precedida del cura y sus vicarios, con el crucifijo por delante.”

Guevara y Cosío pusieron en alerta las tropas españolas: “Los Colorados” del Regimiento Fijo de México, los soldados del Regimiento Lanceros de Veracruz; las compañías de milicianos de Tixtla, Chilapa, Zumpango y Tlapa, así como 400 indígenas que se unieron a los 1,100 milicianos, es decir, 1500 hombres para enfrentar a Morelos, con la ventaja de estar fortificados en una plaza y tener seguridad en los disparos de fusil. Con el Regimiento Fijo de México y los Lanceros de Veracruz establecidos en el Fortín y con don Joaquín de Guevara a cargo de los puntos principales de la plaza, no importaba que vinieran los Galeana, los Bravo, los Rueda, los Adame, los Catalán, los Alarcón, los soldados de Amojileca, Guerrero y los demás.

Cosío formó una línea de batalla cerca del Fortín. El Regimiento Fijo de México entraría en acción por la parte izquierda; los Lanceros de Veracruz, a la retaguardia; los cañones listos en el Fortín. Esperarían a los insurgentes para recibirlos a quemarropa. Los tambores tocaban diana.

Por el lado de la insurgencia, los preparativos se establecían con premura pero con tacto; con la inteligencia y con el corazón. Galeana dividía a los Guadalupes en cuatro columnas de asalto y puso al frente de ellas a sus primos José Antonio y Juan José y a su sobrino Pablo. Él quedaría al frente de la primera columna abanderada con el lábaro blanco y azul de los independientes.

Don Víctor y don Miguel Bravo, al frente de la caballería que atacaría a los centauros españoles. Los batallones de don Leonardo y don Nicolás Bravo se unían al grupo de Morelos para atacar a Los Colorados y a los milicianos de Cosío y Garrote, que ya se encontraba en Tixtla después de la derrota que sufrieron en Chichihualco.

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66 El Héroe Sin CabezaGaleana, atendiendo a sus cinco sentidos y a la

responsabilidad que acababa de conferirle el Caudillo, daba las últimas instrucciones a sus valientes costeños, y en ellas infundía el impaciente y contagioso entusiasmo que lo caracterizaba.

Morelos envió al sacerdote José Antonio Talavera como parlamentario para que la plaza se rindiera. Cosío y Garrote contestaron el mensaje: se negaron a establecer diálogo con rebeldes; para los soldados del Rey era ridículo escuchar intimidaciones de rendición de una chusma, porque ellos eran superiores en armamento y experiencia...

Ante ésto, Morelos dio las últimas instrucciones. Desde su corcel alzó el brazo y dio una señal a don Hermenegildo. Rápidamente una bandera negra se desplegó a su lado. Los tambores, con paso de ataque, anunciaron que la suerte estaba echada: 600 insurgentes se enfrentarían a 1500 realistas. De repente una gritería proveniente de gargantas mexicanas invadió el valle, a la vez que por el mismo se desbordaban las cuatro columnas de caballería comandadas por Galeana. La embestida fue furiosa, los jinetes Guadalupes avanzaban a galope tendido sobre el fortín, tratando de esquivar los obstáculos. El humo de las descargas españolas envolvían a los jinetes de la insurgencia que caían derribados por las balas. Dice don Ubaldo Vargas, que los atacantes, en su alocada carrera, hacían relampaguear sus anchos machetes con cegadores destellos al reflejarse en ellos los rayos del sol. Pero Galeana avanzaba. Sus diezmadas columnas alcanzaron el fortín. Esquivando la muerte llegaba don Hermenegildo justo al centro de su objetivo, blandiendo con furia el enorme machete costeño, seguido de sus Guadalupes y las huestes de Bravo.

Dice Altamirano que “de los parapetos de piedra y adobe de la pequeña fortaleza caía una lluvia de metralla y balas sobre los hombres de Galeana, diezmados a cada paso, pero sin retroceder un palmo, conducidos por aquel guerrero rubio que parecía un nuevo Aquiles, invulnerable y furioso... De pronto, pareció envolver al fortín un cinturón de fuego, y al estallido de ____________________________________________

Page 67: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 67una descarga general, sucedió un silencio de muerte... ¡El fortín estaba tomado! Descendió la bandera española y se enarboló la bandera azul y blanco de los insurgentes. Al verla, la columna de Morelos prorrumpió en gritos de entusiasmo: ¡Viva Galeana! ¡Viva Morelos!”

“Cuando el general y sus soldados llegaban al fortín, Galeana, cubierto de sangre y de pólvora, salió de los parapetos, se adelantó al Caudillo y le entregó la bandera española: --Señor –le dijo descubriéndose—aquí tiene usted la bandera del enemigo; ahí dentro están los prisioneros, Cosío y garrote huyeron...”

Con el fortín en poder de los insurgentes, la conquista de la ciudad fue más fácil; Morelos dispuso nuevamente su estrategia a seguir: Galeana y su gente atacaría por las calles Real y del Empedrado; el joven Vicente Guerrero penetraría por la calle de la Estación; A don Miguel y don Víctor Bravo les tocaría atacar por el norte; don Leonardo Bravo y Morelos tomarían la Plaza y bajarían por el lado izquierdo. Las calles Real y el Empedrado eran el eje central de la defensa de la plaza; el Regimiento de Guadalupe, con su jefe a la cabeza, penetró por ella arrasándolo todo hasta llegar al atrio y tomarlo en su poder. La acción de Galeana volvió a ser decisiva. Los Bravo tomaron la parte fortificada del norte; Guerrero penetró hasta el pie de los parapetos levantados a espalda de la iglesia, y cuando Morelos llegaba, se encontró con la desbandada y la confusión de los defensores que ya pedían parlamento y rendición. Algunos se refugiaron en la iglesia, de donde fueron sacados por Vicente Guerrero y donde fue sorprendido el cura Mayol cuando imploraba del Santísimo la ayuda que sus cómplices españoles no pudieron brindarle. Galeana entregó a Morelos 300 indios prisioneros. Y el Caudillo se dirigió a Guerrero y le dijo: “Usted que habla el mexicano, diga a estos naturales que están libres, y que si quieren seguir nuestras banderas los recibiré con gusto".

“Doscientos fusiles, ocho cañones y seiscientos prisioneros fue el fruto de la victoria. Morelos ordenó atender a los heridos y comer. Eran las 12 del día 26 de mayo de 1811. ____________________________________________

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68 El Héroe Sin CabezaPor la mañana, Morelos había llamado a los Galeana y a los Bravo para decirles que “a las doce (era) preciso que la plaza esté en nuestro poder”. Los historiadores dicen que dijo: “A las doce comeremos en Tixtla”.

Galeana había cumplido con precisión, valor y entrega las órdenes de Morelos; a estas alturas de la guerra, se había ganado la absoluta confianza del Caudillo.

Situada muy cerca de Tixtla, la ciudad de Chilapa se convertía en el siguiente objetivo, aunado a que hacia ella habían huido los comandantes Garrote y Cosío. El comandante Fuentes, que se había quedado a atacar a los insurgentes en el Veladero, en la bahía de Acapulco, se había dirigido ya a la defensa de Chilapa. Morelos, por su parte, dejó una pequeña guarnición al resguardo de Tixtla bajo las órdenes de Galeana y se dirigió a Chilpancingo. Se celebraban las fiestas de la Asunción y el día 15 de agosto los soldados de Morelos participaban de las fiestas. Inclusive Galeana, en Tixtla, concedió permiso a algunos soldados de su pequeña guarnición para asistir a las fiestas religiosas. Llegó a oídos del comandante realista Fuentes que la ciudad de Tixtla estaba débilmente custodiada y consideró pertinente reconquistarla. En operación rápida, atacó fuertemente a Galeana y sus hombres que hicieron prodigios de valor para repeler el ataque. Los costeños peleaban multiplicándose. Galeana comprendió que no podrían resistir mucho tiempo y envió un mensaje al general Morelos a Chilpancingo, pidiendo refuerzos. Morelos llegó al día siguiente con 700 hombres atacando por la retaguardia. Traía al famoso cañón de la hacienda del río del Zanjón: “El Niño”, con el que acabó por destrozar a los atacantes. Los soldados de Fuentes ya no querían combatir sino salvarse. La huida fue hacia Chilapa y hasta allá los persiguió la caballería de Galeana. El pánico se apoderó de la población; los hacendados trataron de huir con las pertenencias que podían cargar. Galeana rodeó la ciudad e impidió la huida. Chilapa cayó en poder de don Hermenegildo y a la llegada de Morelos ya había como trofeos de guerra 400 fusiles, 4 cañones y casi 400

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Ramón Sierra López 69prisioneros. De estos últimos, muchos pasaron a engrosar las filas insurgentes y otros enviados a las cárceles de Zacatula y Tecpan.

Las Campañas de MorelosSegunda Campaña: noviembre de 1811 – mayo de 1812.- Tlapa, Huitzuco, Tecualoya, Tepecoacuilco, Taxco, Tenancingo, Cuernavaca y Cuautla.

Huitzuco

Cuautla

Taxco

Cuernavaca

Tepecoacuilco

Tlapa

El triunfo sobre Tixtla y Chilapa permitió a los insurgentes una pequeña tregua de dos meses, periodo que aprovechó Morelos para fabricar pólvora, mejorar los cuadros del ejército, distribuir armamento, incrementar la disciplina, revisar el trabajo agrícola y ordenar la confección de uniformes para la tropa, de los muchos tejedores que había en Chilapa. Por su parte, Galeana aprovechó para trabajar arduamente por fortalecer el dominio de los lugares conquistados, sobre todo los circunscritos en la recién creada Provincia de Tecpan, al sur del río Balsas y del Mezcala; que por cierto, la vigilancia del paso de este último le fue confiada a don Leonardo Bravo, que acababa de ser nombrado lugarteniente de Morelos. Y aquí cabe preguntar: ¿por qué no le dio este cargo al coronel Hermenegildo Galeana, que a estas alturas de la guerra había demostrado más capacidad combativa, mayor eficiencia y mejor lealtad al Caudillo? Quizás la falta de preparación, como muchos historiadores argumentan, o tal vez un error de Morelos. ____________________________________________

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70 El Héroe Sin CabezaA este respecto, recogemos una opinión del historiador

Ubaldo Vargas: “la razón de esta preferencia, aunque obvia, ya que Galeana carecía de la más elemental instrucción, debe de haber lastimado el amor propio de don Hermenegildo; pero el hecho de que la lealtad, la firmeza en la lucha y la admiración demostradas a Morelos hubieran permanecido inalterables en el afectado, comprueban cabalmente la grandeza de alma, la humildad, la disciplina consciente, la extraordinaria generosidad y las firmes convicciones de Galeana”.

Al inicio de su segunda campaña, Morelos avanzó a Tlapa, que tomó sin resistencia alguna, pues los jefes realistas que la custodiaban habían huido. Don Nicolás Bravo tomó Huitzuco y Galeana, con el resto del ejército, tomó Tepecoacuilco. Pronto avanzó don Hermenegildo hacia el Real de Taxco, comandado por un mexicano: Mariano García Ríos. Galeana, aprovechando las faldas de los cerros alrededor de la ciudad, fue estrechando el cerco. Fue reforzado por don Ignacio Martínez y el padre Benavente, enviados por la Junta de Zitácuaro. Con tres cañones, que a tramos cargaban a pulso, los insurgentes pudieron dominar las piezas de artillería dispuestas por el realista García Ríos, quien ofreció rendirse y entregar la plaza. Pero cuando las tropas de Galeana se encontraban cerca, ordenó dispararles. No obstante esta traición, después de los términos de la rendición pactada, Galeana perdonó a García Ríos.

Al llegar Morelos a Taxco, ordenó el fusilamiento del comandante García Ríos, a quien Galeana acababa de perdonar. Tal acuerdo se hizo extensivo contra otros españoles, en virtud de que Morelos, hastiado de tanta crueldad de parte de los realistas, como lo hicieron manifiesto en Zitácuaro que fue tomada el 2 de enero de 1812 por el general español Felix María Calleja, “que con crueldad y saña incendió la plaza e hizo fusilar a cuanto soldado insurgente cayó en sus manos. Estas sangrientas ejecuciones que ordenaba Calleja y otros jefes españoles así como las represalias que ejercían también algunos caudillos de la Independencia, como este caso Morelos, dieron a la guerra un carácter de extrema ferocidad e hicieron más profundos cada día ____________________________________________

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Ramón Sierra López 71los odios que dividieron a los habitantes de la Nueva España desde el levantamiento iniciado en Dolores”.

El virrey Venegas, consciente de que la situación se transformaba de crítica a gravísima, consideró pertinente la intervención del general Félix María Calleja con todas las fuerzas a su mando. A pesar de ello, los insurgentes avanzaban: el coronel Hermenegildo Galeana continuaba hacia Tecualoya. Pero también se dirigía hacia ese mismo lugar el comandante realista Rosendo Porlier. Hubo un combate desesperado en la barranca de Tecualoya a mediados de enero de 1812. El triunfo era indeciso. Ambos grupos de soldados peleaban con denuedo. “Apenas se rompió el fuego del cañón, grandes columnas realistas al mando de los capitanes Calderón y Cos y del teniente de navío don Pedro del Toro, treparon al lado opuesto de la barranca; pero en este atrevido asalto hallaron una resistencia furiosa, no obstante la muerte del jefe independiente Oviedo, que cayó en tierra a poco de iniciada la refriega. La ventaja quedó al fin por los soldados del Rey que se hicieron dueños de las piezas de artillería y persiguieron a sus contrarios hasta el pueblo de Tecualoya”. Pero don Hermenegildo, que había salido con urgencia en auxilio de Oviedo, tuvo que fortificarse en el poblado y hacerse fuerte hasta la llegada del grueso del ejército. Con el ímpetu que lo caracterizaba, continuó luchando y “en medio de la pelea podía vérsele acudir a todos los puntos y afrontar la muerte con calma en los sitios de mayor peligro. De repente saltó los parapetos, acometió con furia y logró el triunfo, recuperó sus cañones y logró que Porlier se batiera en retirada hacia el pueblo de Tenancingo, donde se hizo fuerte. Mientras esto sucedía, llegó Morelos con su tropa a Tecualoya, después de haber sufrido una dolorosa caída en Izúcar y con la decisión de restablecerse en ésta. Más tarde ordenó que todas las tropas atacasen a Porlier en Tenancingo.

El 22 de enero, un ataque formal se escenificó en la plaza tenancingueña: “El Niño” y otros cañones de la insurgencia derramaron confusión y destrozos. Tata Gildo y sus Guadalupes conquistaron la Capilla de Dolores y una fracción de la calle Real. ____________________________________________

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72 El Héroe Sin CabezaBajo una tregua obligada por las sombras de la noche, los disparos de fusil derribaban siluetas móviles iluminadas de vez en vez por el fuego de los cañones, destacando relieves siniestros por las llamas del incendio. Con la luz del siguiente día la lucha se agudizó. Cuenta Ubaldo Vargas que Michelena, un comandante español, quitó en la refriega un cañón a Galeana, uno de los mismos que en el fragor de la lucha habían estado cambiando de dueño, replegándose en desorden los soldados de don Hermenegildo, quién con dificultad pudo reanimarlos. Pero Michelena, dueño ya del cañón, cayó luego en una emboscada: cuatro insurgentes de Galeana, atrincherados tras una puerta, estuvieron disparando con tino y uno de ellos, criado negro de un hacendado de Tecpan, llamado Faustino Castañeda, apuntó contra Michelena y de un disparo le atravesó un costado. Y según relata Alvear Acevedo, que metido en los puestos de la refriega, el propio Tata Gildo fue apuntado por un realista y habría caído muerto a no haberse interpuesto el mismo Castañeda, que recibió en la sien el disparo que iba dirigido a su jefe.

Cerca de la media noche de ese día, Rosendo Porlier y sus realistas no resistieron más los embates de los Guadalupes. Ordenó la retirada e incendió lo que encontró en su huida hacia Toluca. En este punto, muchos historiadores se han preguntado por qué Morelos no ordenó el ataque a esta ciudad, un punto de mucha importancia para ser tomado. Versiones de José María Luis Mora y de Alfonso Teja Zabre, dicen que al parecer el coronel Gabriel Marian, ordenado por Morelos para perseguir a los soldados de Porlier, se percató de que entraba a Toluca el general Félix María Calleja con 5000 hombres, y dio aviso a su general. Por otro lado, las exhaustas tropas de don Hermenegildo Galeana no llegaban a mil hombre y sí a centenares de heridos, no obstante el triunfo recién obtenido sobre el ejército de Porlier. A esto se agrega también la caída que el Caudillo sufrió en Izúcar, de la que se encontraba en recuperación y motivo por el cual no participó en la batalla de Tenancingo. Por todo ello, Morelos se dirigió a Cuernavaca y no a Toluca. Luego decidió reunir a sus tropas al mando de Galeana, Matamoros y Nicolás Bravo y hacerse fuerte en Cuautla. Para esto, ya don Leonardo Bravo, en ____________________________________________

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Ramón Sierra López 73un esfuerzo de dos meses, había fortificado la ciudad apoyado por hombres, mujeres y niños de la entusiasta Cuautla. Cuando Morelos y su ejército entraron a la población, encontró troneras, trincheras, parapetos, víveres acumulados y una pasión desbordante por la Independencia. Cuautla resistiría.

Por su parte, el petulante y cruel Calleja había recibido del Virrey Venegas el mando supremo de todas las fuerzas virreinales y, por supuesto, el ejército del Centro. Para alimentar su ego militar, en esos momentos Calleja comandaba: la División de Puebla; 500 hombres del Batallón de Asturias; 300 dragones del ejército del centro con 8 piezas de artillería al mando del brigadier Ciriaco del Llano; 8000 soldados de tres divisiones al mando de Rosendo Porlier —que acababa de ser derrotado por Galeana—, Juan Nepomuceno Oviedo, el Conde de Casa Rul y el propio Félix María Calleja; los batallones de Asturias y Lovera —recién enviados de España—; los batallones de La Corona, Guanajuato, Patriotas de San Luis y Columnas de Granaderos; los escuadrones de Lanceros de México, Zamora, España y Tulancingo. “Al frente de sus tropas, agobiado de medallas el pecho y ostentosamente uniformado para llamar la atención como era gusto de su egolatría, Calleja abandonó la Ciudad de México el 12 de febrero de 1812, rumbo a Cuautla para combatir a Morelos”.

El Sitio de Cuautla.-

La mañana del 18 de febrero, el sol encontró temprano todos los lugares estratégicos de la apacible Cuautla ocupados por los insurgentes. A los soldados de Galeana les fue encomendado el Convento de San Diego; a los de don Leonardo Bravo, el de Santo Domingo; y la Hacienda de Buena Vista, un punto al extremo sur del perímetro fortificado, a las tropas de Mariano Matamoros.

Desde la torre de San Diego, la lente del “catalejo” del caudillo recorría las posiciones de los realistas: El Calvario, ocupado ya por Calleja; los Llanos de Santa Inés y de Guadalupe, hollados por centenares de botas españolas. Escudriñándolo todo, ____________________________________________

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74 El Héroe Sin Cabeza“Morelos se apoyaba en el hombro de don Hermenegildo, rodeado de los Bravo, que seguían con atención los movimientos del enemigo”. Y cada uno en su puesto, los soldados de la insurgencia guardaban silencio en espera de órdenes.

Del grueso de las tropas enemigas, de pronto se desprendió una columna como de 500 hombres. Era Calleja, que custodiado por ese contingente se disponía a iniciar un recorrido en torno a la ciudad. Estaba a tiro de cañón. Por su parte Morelos, acicateado por la acción provocativa de Calleja, se convertía de inmediato en un manojo de impaciencia. Y sin soportar más la desafiante marcha del arrogante español, Morelos bajó de la torre oponiéndose a la enérgica protesta de Galeana, pidió su caballo y ordenó a su escolta que lo siguieran: un grupo de hombres comandados por Mariano Escoto, Andrés y Vicente Espino, José Antonio Galeana, Pablo Galeana y Perfecto García. Como en estampida cruzó las trincheras y salió al llano internándose en el campo enemigo. Galeana, preocupado y nervioso, ordenó enérgico a uno de sus hombres: “suba usted a la bóveda y coloque varios vigías que observen con atención los movimientos del General. Al menor peligro me avisa de inmediato”. Se cumplieron sus órdenes y un grupo de soldados subió a la cúpula.

Como un león enjaulado, Galeana daba vueltas y más vueltas. Su caballo cerca. Sus deseos de montarlo más cerca aún. El tiempo transcurría y la angustia crecía. De pronto se oyó la artillería de Calleja y un disparo de cañón. Parte de la escolta de Morelos se vino a tierra y el Caudillo se encontró rodeado de enemigos. Espantados, los vigías de la iglesia gritan: “¡que se llevan a nuestro general!” De la arboleda surgían soldados realistas gritando: “¡a cogerlo vivo, ya es nuestro!” Mientras el Caudillo se revolvía como fiera acorralada.

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El Convento de San Diego, encomendado a Galeana.

Simultáneamente a los gritos y la confusión provocada por la fusilería enemiga, Tata Gildo montó raudo sobre su caballo y gritó a una compañía de dragones formados a un costado del convento: “¡a mí los valientes; machete en mano contra ellos!” y a galope se lanzaron sobre el campo enemigo. Los soldados de Galeana, encarnizados, blandían en el aire sus terribles machetes antes de asestar el certero tajo... “Así ahuyentaron con su furiosa embestida a los que cercaban al general Morelos”. Cuando rescatadores y rescatado llegaron al perímetro seguro de la ciudad, un júbilo desbordante los recibió: como un guerrero que acaba de ganar la más cruenta batalla, así fue vitoreado don Hermenegildo Galeana por las tropas insurgentes a quien admiraban y respetaban por su arrojo y su valor. La alegría era indescriptible. “Galeana, humilde, sonreía satisfecho y feliz, aunque sus ojos azules estuvieran abrillantados por las lágrimas. No cesaba de abrazar al Caudillo, quien a su vez correspondía con iguales muestras de gratitud al que le había salvado la vida”.

Entretanto Calleja, que sonreía satisfecho por el predicamento en que había metido al cura Morelos, saboreaba la convicción de que lo de Cuautla no sería un combate sino más ____________________________________________

Page 76: Aqui esta Galeana

76 El Héroe Sin Cabezabien un paseo antes de ocupar la ciudad, a la que consideraba un “poblacho” y la burla y el sarcasmo afloraban a su rostro cuando pensaba en los deseos de Morelos: “su candidez para pretender enfrentar allí al glorioso ejército español”. Seguro de su fuerza y de su experiencia militar, Calleja preparó el ataque decisivo para el día 19 de febrero. Seguro de su triunfo, ordenó que estuvieran listos el equipaje y los pertrechos para un pronto regreso al Palacio Virreinal y los festejos de la victoria.

La mañana del día 19, el sol encontró un ejército que atacaba con furia de cañones y fusilería a la expectante Cuautla. Como afluentes que avanzan inundándolo todo, cuatro columnas cayeron sobre la ciudad: los batallones de Granada, Guanajuato y Patriotas de San Luis, comandados por Juan Nepomuceno Oviedo y el Conde de Casa Rul, que llegaban solemnes y fieros al compás de redobles de guerra y quienes después de una “salva de honor”, iniciaron un fuego despiadado contra Cuautla. Pero en la silenciosa ciudad, en las trincheras, en las troneras, en los parapetos aguardaba un baluarte sosteniendo la respiración: preparada el arma, “listo el pedernal para la chispa”, cargado el cañón. Apenas habían iniciado las primeras descargas de la fusilería española, Tata Gildo, acicateado por el escándalo de las balas enemigas, como queriendo sobreponer los ímpetus de su sangre y de su garganta, gritó la orden esperada: ¡fuegooo!

Era una ofensiva despiadada, una furia de gigantes: los mejores soldados del mundo contra los más valientes del sur; los mejores estrategas en el arte de la guerra, contra los más valientes del sur. La sangre fluía ya incontenible por cauces de metralla. Los fusiles vomitaban su fuego defensivo, los cañones su fuego destructor. Galeana, más nervioso que su caballo, revisa fortificaciones, reafirma estrategias, arenga a sus hombres. En eso, veloces jinetes realistas atraviesan el campo, alcanzan trincheras, saltan los primeros parapetos, audaces, seguros. Pero el jefe de ellos, el capitán de artillería Pedro Sagarra, aún más seguro de sí mismo, va más adelante afrontando los riesgos y escudriñando rostros, como buscando a alguien: “llega en su carrera vertiginosa a las últimas defensas y su cabalgadura trepa ____________________________________________

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Ramón Sierra López 77con agilidad las fortificaciones más altas, y desde allí, desafiando temerariamente el peligro de las balas, haciendo caracolear frenéticamente su caballo, el capitán español lanza con voz terrible, como el trueno, retadoras palabras a los mexicanos, y al ver a Galeana entre el tumulto, le grita: ¡A ti, villano, a ti te buscaba!

Rápido como el relámpago que precede al trueno, Tata Gildo grita la orden imperiosa de: ¡cese el fuego!” Y callaron los fusiles y el silencio cundió entre los defensores de San Diego. Galeana responde a la provocación y como un diestro jinete que era, sube raudo a la fortificación. Cuando estuvieron frente a frente, los jinetes de un salto se apearon de sus corceles y avanzaron el uno al otro, como en un duelo de valientes. El silencio se adueñó de los soldados de ambos bandos en actitud de asombro. “Galeana arrojó al suelo su sombrero; sus dorados cabellos refulgían con los rayos del sol; su chaqueta de cuero, abierta, deja ver la pistola dentro del ceñidor rojo y el machete envainado en el costado; avanza cautelosamente hacia su rival cuyo uniforme rojo y oro lo atrae cual nueva provocación”. Los dos a un tiempo desenvainan y el sonido de los metales rompe el silencio expectante y cortan el aire en repetidas ocasiones buscando con destreza el cuerpo del adversario. “Ante un formidable golpe del coronel Hermenegildo, el sable del capitán realista salta hasta muy lejos, y entonces, Sagarra, rápido como el pensamiento, toma su pistola, apunta y dispara. Como un eco instantáneo responde Galeana y Sagarra cae mortalmente herido... Los españoles, ahora no esperan ni un segundo y reanudan el ataque: pero Tata Gildo se precipita sobre el moribundo, evitando la racha de plomo realista, y tomándolo entre sus brazos, desciende con él hasta las defensas mexicanas. ‘¡Era un valiente!’ –dice al recostarlo, y ordena que se traiga un sacerdote para que le imparta los auxilios divinos”.

A cada ataque español sucedía un enérgico rechazo; las balas de los fusiles insurgentes poco a poco lograban su cometido; las filas enemigas iban diezmando; los valientes jefes españoles que atacaron primero también sucumbieron a la puntería de los ____________________________________________

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78 El Héroe Sin Cabezadefensores: el Conde de Casa Rul cayó herido de muerte, y el comandante Juan Nepomuceno Oviedo moría bajo los disparos insurgentes; y los mejores soldados del mundo, comandados por Félix María Calleja —los batallones de Granaderos de La Corona, Guanajuato y Patriotas de San Luis—, también iban disminuyendo en número por los disparos del “Niño” y de la fusilería que tronaba de los parapetos, baluartes y trincheras; su comandante Calleja, lleno de rabia, recorría sobre su caballo las líneas de ataque. En un punto culminante del combate, los mejores soldados del mundo rompieron, por fin, las defensas de San Diego encomendadas a Galeana: “salvan los fosos, desmoronan los primeros parapetos y atacando con lanzas van a entrar a la brecha seguidos por los dragones de reserva, en alto los grandes sables, a los gritos de: ¡viva el rey!, al mismo tiempo que dentro del pánico aúllan: ¡han matado a Galeana!”

El desconcierto cundió entre los soldados de Tata Gildo, Las huestes de Calleja hacen rodar a los artilleros del callejón El Encanto y avanzan por las trincheras de San Diego ya descubiertas. De pronto un joven salta a la trinchera y prende la mecha del cañón que había quedado listo. La pieza de artillería vomitó su metralla y llenó el callejón de muerte y confusión. Un gran número de soldados con uniforme azul cielo, de los provinciales de Guanajuato, yacían muertos bajo la humareda del disparo terrible. Los demás soldados atacantes que lograron salvarse, huyeron despavoridos, “el propio caballo de Calleja, encabritado, tuvo que alejarse del lugar hábilmente manejado por su jinete que evitó la caída huyendo a gran velocidad”. De pronto apareció Galeana saltando sobre los escombros y grita incitando a sus soldados: “En el nombre de Dios, ¡viva la América!”. Llegó hasta el “niño artillero” y lo condujo en alto hasta Morelos: “—Este es el soldado que ha disparado el cañón que nos salvó la vida, mi general. —¿Cómo te llamas? —Narciso García Mendoza, mi general. —¿Qué comisión desempeñabas cuando viste que era necesario disparar el cañón? —Confieso que había abandonado mi comisión, general, por andar buscando a mi madre que me dijeron que estaba herida. Pido perdón por esta falta,

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Ramón Sierra López 79general. —Yo nada tengo que perdonarte, porque ya eres un héroe y los héroes no tienen necesidad de pedir perdón...”

Después de aquel grito de guerra que brotó del pecho de un Galeana salpicado de sangre y bañado de sudor, le contestó un alarido de victoria de los valientes costeños, a la vez que cerraban filas y rechazaban el último ataque del realista Calleja que ordenaba la retirada, a las tres de la tarde de ese mismo día 19 de febrero de 1812. Dice Ubaldo Vargas que “una vez más, el héroe de Tecpan, con su arrojo, valor y decisión, había cumplido con creces la misión que le asignó Morelos. Su actuación durante el terrible y decisivo ataque realista a Cuautla, fue un derroche de eficacia y generosa entrega y determinó, en muy buena parte, los brillantes éxitos militares alcanzados por Morelos, el genial Caudillo”.

Esa misma tarde, Morelos deliberaba con sus mejores hombres la estrategia que habían de tomar. Galeana opinó salir a combatir al enemigo en sus líneas de Santa Inés y Cuautlixco, hacia donde se habían retirado. Los demás jefes opinaron que “Cuautla debería ser defendida sin salir de ella”. Y esa misma tarde, el general Calleja escribía al Virrey Venegas, su “parte de guerra”:

(Respetando la ortografía original): “Exmo. Sr. Ayer salí del campo de Pasulco dos leguas distante de Quautla con el fin de atacarla como dixe á V.E., reconocí todo su recinto, andube mas de seis leguas, y no hallé punto de ataque, por lo que acampé en la loma de Quautlisco á media legua de Quautla; el enemigo intentó incomodarme por la retaguardia, que cargado por la caballería, huyó, dexando en el campo más de doscientos cadaveres.”

“Al amanecer de esta mañana, salí con el mismo designio, que verifiqué, acaso por consideraciones que debí desatender, sin embargo de tampoco hallé punto que no me presentase desventajas, inutilizandome mis dos armas principales, Artillería y Caballería, y las que da la disciplina y maniobra; le realizé por quatro diferentes

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80 El Héroe Sin Cabezapuntos, y le repetí muchas veces sin fruto, murió en él el Sr. Coronel conde de Casa Rul, el Capitán de Artillería D- Pedro Sagarra, algunos otros de que aún no tengo noticia, han sido muy gravemente heridos los Señores Coroneles D. Juan Oviedo, comandante de Patriotas, D. Bernardo (H)Orta, y varios oficiales de que daré noticia á V. E. luego que las reciba”.

“Quautla está fortificada con inteligencia, formando un recinto de dos Plazas y dos Yglesias circumbaladas de cortaduras, parapetos y baterías amerlonadas, la defienden doce mil hombres, dos mil y quinientos armados de fusil, treinta Piezas de varios calibres, y casi toda la restante Tropa de Caballería, por lo que no es posible tomarla por asalto sino con mucha perdida, y con Ynfantería muy acostumbrada á ellos; el bloqueo ó el Sitio en regla, necesita más gente, singularmente de Ynfantería, Artillería, Víveres, Peltrechos, y tiempo, V. E. resolverá lo que deba executar, en concepto de que en el entre tanto me mantendré en las inmediaciones mas proximas, en que halle subsistencia”.

“He consumido muchas municiones, en un ataque que duró seis horas, y hasta que me den noticia ignoro la existencia que debe ser bien poca; pero siempre bastante para batir al Enemigo si hubiese la osadia de salir de su recinto”.

“Dios & Campo de Quautlisco Febrero 19 de 1812 á las cinco de la tarde. Felix María Calleja.

Calleja, masticando con rabia su fracaso, que lo hizo ver doce mil hombres y treinta piezas de artillería cuando apenas Morelos contaba con cinco mil insurgentes, ordenó sitiar la ciudad. Diseminó tropas en sus alrededores, toda posible salida fue vigilada con esmero e inició un cañoneo constante y despiadado que no paró ni de noche. Los habitantes, aterrados al ver la destrucción de sus casas, corrían de un lado a otro buscando refugio. Pero solo la costumbre a ese bombardeo ininterrumpido que duró varios días, les dio un poco de serenidad. Mientras esto sucedía, Morelos fue avisado de un movimiento de tropas

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Ramón Sierra López 81españolas en auxilio de Calleja; se trataba del brigadier Ciriaco del Llano, que por órdenes del Virrey —enterado del fracaso de Cuautla— lo envió a reforzar al ejército sitiador. Morelos movilizó al coronel Ordiera para que detuviera a del Llano en la Barranca de Tlayacac, pero Calleja se enteró de los propósitos del Caudillo y envió tropas a combatir a Ordiera, derrotándolo por completo, y el brigadier Ciriaco del Llano pudo llegar ante Calleja con 2000 hombres de refuerzo, con lo que se redobló el sitio. Mientras tanto, Morelos quedaba disminuido en número de combatientes y en pertrechos.

El 20 de febrero, Calleja recibió el siguiente oficio del Virrey Venegas contestando el suyo del día anterior:

“Acabo de recibir el parte de Ud. de ayer a las cinco de la tarde en que me comunica el estado de operaciones de ese exército, la fortificación de Quautla, número de las gentes que la defienden, artilla y fusiles. (...)Me parece lo más urgente ordenar, como ordeno en el adjunto, y con dirección a Atlixco por duplicado, al Sor Brigadier D. Ciriaco del Llano que si el resultado de su operación lo permitiese se dirija con el cuerpo de su mando a unirse con el de Vd., poniéndose a sus órdenes(...)

“Siento la muerte del Sor. Conde de Casa Rul y de los demás dignos Oficiales, como las heridas de los otros; (...) Dios g. a Vd. M.s.a.s. México 20 de febrero de 1812, a las doce del día. Venegas.” (rúbrica).

Parte del general Calleja al Virrey, con la noticia de muertos y heridos habidos en el ataque a Cuautla:

“Excelentísimo Señor: Acompaño á V. E. el duplicado del parte y de la noticia de muertos y heridos en el ataque a Cuauhtla, de la que me mantengo á media legua, á pesar de la mucha dificultad que me ofrece la subsistencia, y singularmente los forrajes(...)

“Si Cuauhtla no quedase demolida como Zitácuaro, el enemigo creería haber hallado un medio seguro de

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82 El Héroe Sin Cabezasostenerse, multiplicaría sus fortificaciones en parajes convenientes en las que reuniría el inmenso número que de temor se les separa, y desde las que interceptaría los caminos y destruiría los pueblos y haciendas; las pocas tropas con que contamos se aniquilarían y acaso se intimidarían, y la insurrección que se halla en su último término cundiría rápidamente, y tomaría un nuevo y vigoroso aspecto”.

“Cuauhtla debe ser demolida, y si es posible sepultados los facciosos en sus recintos, y todos los efectos serán contrarios; nadie se atreverá en adelante á encerrarse en los pueblos ni encontrarán otro medio para liberarse de la muerte que el de dejar las armas; pero para esto se necesitan medios oportunos. Ella está situada, fortificada y guarnecida, defendida de un modo que no es empresa de pocas horas, de poca gente, y de pocos auxilios. En un mismo día tengo necesidad de marchar del campo al ataque, conduciendo y poniendo a cubierto de la numerosa caballería del enemigo las provisiones, los equipajes, el parque, los heridos y los enfermos conducidos con inhumanidad en burros; necesito verificar el ataque calculando si no consigo apoderarme del puesto, que me quede tiempo para volver al campo, desde el que necesitan salir tropas inmediatamente á procurarse forrajes á largas distancias, otras á leñar, y las restantes á cubrir y defender el campo de la caballería enemiga, que continuamente se deja ver a largas distancias huyendo cuando atacan, y acercándose cuando se retiran nuestras tropas, con lo que inevitablemente se fatigan, enferman y arruinan, y desaparecen”.

“Cuauhtla exige un sitio de seis ú ocho días con tropas suficientes para dirigir tres ataques y circumbalar un pueblo, que aunque su recinto ocupa más de dos leguas, puede reducírsele á la tercera parte. Estas tropas necesitan acopios de subsistencias, forrajes, algunos morteros, artillería de más calibre, un hospital de sangre en el mismo paraje en lo que están las provisiones y forrajes, y de quinientos a seiscientos trabajadores. Conozco que todo esto

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Ramón Sierra López 83exige gastos, tiempo y mucho trabajo; pero los talentos políticos y militares de V. E. compararán las ventajas que producen, con los males que de no hacerlos nos deben de resultar, y me prevendrá lo que debo ejecutar; en concepto de que anoche celebré junta de todos los jefes del ejército y sin excepción opinaron que era necesario diferir el ataque hasta que se reuniesen medios de verificarlo con un suceso que aterrase al enemigo, como realizarle lo más pronto posible”.

Dios guarde a V.E. Campo de Cuauhtla. Febrero 20 de 1812, á las tres de la tarde. Calleja (rúbrica).

El Convento de Santo Domingo, encomendado a don Leonardo Bravo

El cura Tapia, el capitán Larios y don Miguel Bravo permanecieron siempre fuera del perímetro fortificado; su misión, instruida por Morelos, era la de proveer de víveres a la ciudad. Desde el punto denominado Malpaís, Bravo detenía los envíos de pertrechos y víveres a Calleja y los canalizaba hacia los insurgentes sitiados. Calleja determinó acabar de una vez por ____________________________________________

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84 El Héroe Sin Cabezatodas con Bravo y mandó al capitán Armijo “que atacase a fondo a don Miguel, y el 28 de marzo el capitán español cumplía al pie de la letra la orden de Calleja. Los sitiados de Cuautla habían perdido toda esperanza de socorro”.

Calleja insistía en su asedio a la ciudad y cortó el agua a los sitiados. A principios de abril, los españoles terraplenaron la zanja que iba desde la toma de agua hasta Cuautla. Los pozos se agotaron, los niños pegaban su lengua al lodo con el afán de refrescarse, las mujeres que se atrevían a ir por agua hasta el río eran acribilladas por los realistas. Morelos, comprendiendo la gravedad de la situación por la falta del vital líquido, tomó la determinación de encargar a Tata Gildo una estrategia a seguir: “levantar un muro y un torreón en la toma de agua para defenderla y asegurar de un modo permanente su entrada en Cuautla”. La noche fue propicia para que los soldados de Galeana iniciaran una operación hormiga. Silenciosamente soldados-zapadores llegaban hasta la zanja terraplenada y comenzaron a cavar, mientras otros colocaban sacos de tierra para construir un torreón. Los soldados españoles, al descubrir la operación, efectuaron un nutrido fuego sobre las siluetas insurgentes, que no obstante la lluvia de balas, continuaban levantando la trinchera. Galeana recorría de un lado a otro supervisando la obra y alentando a sus hombres. Al fin fue coronado el esfuerzo: el agua corrió cristalina hacia la ciudad y un torreón bien construido resistía la embestida de los ataques realistas: una columna del Batallón de Lovera se acercó gritando ¡al torreón! ¡al torreón! Galeana ordenó aguantar un poco para que se acercaran más y sus hombres afinaran la puntería. Entonces ordenó: ¡fuego! La columna realista sufrió pérdidas visibles, pero volvió al ataque; algunos soldados del Batallón de Lovera lograron saltar el muro. Pero en la oscuridad de la noche, relampaguearon los machetes costeños sembrando desconcierto y muerte entre los realistas que, asustados, emprendieron la huida.

Al día siguiente Calleja escribía al virrey:

Excmo. Sr.

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Ramón Sierra López 85La importancia de privar del agua al enemigo en

que veía la proxima tóma de Quautla, me inclinó á un segundo ataque, pero convencido de las dificultades que ofrecía y de la ventajosa situación del Torreón enemigo previne al S. coronel D. José Antonio Andrade, y al sargento Mayor de Lovera que debían executarle, que ya dispuesto en la forma que les previne, y situadas en sus Puestos todas las tropas que devían contribuir ó entrar en él reconociesen su fuerza y situación verificandole con suma intrepidez si podían con ventaja, o retirándose si por el contrario desconfiaban del éxito, sin que les quedase responsabilidad en ningún caso, porque en ambos lo fiaba á su prudencia, por hallarme a mas de una legua de distancia(...)

Verificado el examen decidieron el ataque á la una de la mañana le condujeron con inteligencia, le executaron con valor y repitieron tres veces la carga, pero los obstaculos que con mas de tres mil hombres había acumulado el enemigo en pocas horas lo intrincado del Bosque que une á la toma con el Pueblo, y la mucha gente que apostó en él obligó á retirar á nuestras Tropas en el mejor orden(...) No cesa este enemigo ni de día ni de noche, su gente aclimatada resiste el calor, y su fanatismo suple al alimento que no hay duda en que le tiene muy escaso. Dios guarde a V.E. muchos años. Campo sobre Quautla Abril 5 de 1812. á las once de la noche. Excmo. Sr. Félix María Calleja (rúbrica).

El agua se había recuperado gracias a las estrategias y al valor del coronel Hermenegildo Galeana y sus soldados, pero el hambre seguía siendo el azote mayor de los sitiados. Los víveres de la tropa se agotaron, las tiendas del pueblo estaban vacías. Habitantes y tropa “extenuados y macilentos, parecían espectros errantes entre los ensangrentados escombros: los cadáveres se hacinaban en las puertas de las iglesias envenenando el aire, y junto al hambre y la sed, agravada por los rigores del clima, apareció la peste destructora...”

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86 El Héroe Sin CabezaUn soldado insurgente que salió de Cuautla fue hecho

prisionero por los españoles e interrogado acerca de la situación que privaba en el interior de la ciudad (respetando la ortografía original): “Preguntado Que víveres tienen en el pueblo los insurjentes, que estragos han causado las bombas y Granadas, y que exprese con individualidad y estencioso todo lo que pase, y halla bisto en Quautla. Dixo: Que antes aun después de haverse puesto el Sitio havia Maiz en barias casas, del que se repartia a la Tropa pero que haora como cosa de quinse días que abrieron Una Troje al Diesmo por haverse acavado de que la havían repartido en las Casas y de el se han estado havilitando que tendria unas dos mil Cargas y que ya no havran quedado mas que doscientas o tresienta Cargas y que de positibo le consta que no hay otro maiz en todo el pueblo: que un poco de frijol que havia se acavo la semana pasada que tampoco hay Sal, Chile ni carne, y se mantienen con tortillas, llervas y dulce(...) y que diariamente Mueren mucha gente en los tres hospitales que han puesto(...) y que también han muerto muchos cavallos y los que han quedado están muy flacos, porque no tienen que comer pues haviendo acavado con las ojas de Platano les están haora picando el troncón: Que los posos se habían ya secado casi(...) Que en la hacienda no hay mas que pintos y en el pueblo se hallan los Costeños en todas las baterías(...) y con la peste que hay de Tabardillos que esta que mueren diariamente de veinte a treinta, con mujeres y muchachos(...)”

Otro soldado de nombre Úrsulo José Rodríguez, atrapado en las mismas condiciones que el anterior, también fue interrogado y este es su testimonio: “Preguntado Que comía en el Pueblo, Dixo que no comía mas de tortilla y atole sin sal, y algunas ocaciones Berdolagas. Preguntado que comen los demas del Pueblo: Dixo que comen lo mismo que comía el que declara y que los costeños se valen del arvitrio de buscar entre las sercas iguanas y lagartijas(...) Preguntado si ha oydo decir que tengan animo de salirse los insujentes ó si están resueltos á permaneser en el pueblo Dixo que les (h)á oido decir que si en toda esta semana no se abistaban los refuerzos que están aguardando de Rayón, Bravo, Tapia, Larios & acababan el cañon que están ____________________________________________

Page 87: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 87hasiendo se resolbian dar ataque ó (h)aser fuga(...) Que hay mucha enfermedad y que diariamente se entierran diez ó dose, y que esta es la verdad á cargo del juramento que hizo(...)”

Preocupado por la gravedad de la situación originada por el sitio, que ya alcanzaba casi tres meses, el Caudillo determinó que el coronel Mariano Matamoros al mando de una brigada de insurgentes, rompiera las trincheras enemigas, saliera de Cuautla para unirse con don Miguel Bravo y partiera en busca de alimentos para la población. Ambos jefes cumplieron la orden del Caudillo y para el 27 de abril trataban de introducir, de regreso, un convoy de víveres. Todo fue inútil, a pesar de que el propio Morelos intervino desde Cuautla para facilitarles la entrada.

Pero no solo para los sitiados el panorama era intolerable, también Calleja, con el mejor ejército del mundo, padecía de las inclemencias del tiempo:

Oficio de Calleja al virrey Venegas, describiéndole el mal estado de las tropas que sitiaban a la ciudad de Cuautla:

Ecmo. Sr.El tiempo que hasta la fecha ha mediado desde el 20

de Febrero, en que manifesté á V.E. que era necesario emplear Artillería de batir contra Quautla, la hará en mi concepto, inútil en lo sucesivo, la estación de aguas se halla tan adelantada que en el orden regular debemos esperarlas de uno a otro día, la atmosfera está cargada y ya hemos sufrido dos fuertes aguaceros, el suelo es pantanoso y atascoso hasta un punto que sería muy difícil, y acaso imposible retirar, ni aun mover la Artillería gruesa, que nos veríamos probablemente en necesidad de abandonar.

El exército que padece actualmente muchas desinterias por la malignidad del clima, y porque ella es enfermedad endemica en los Exercitos, probablemente se arruinaria en un Pais malsano, en la peor Estacion del año, con mucha fatiga, sufriendo al raso la intemperie y sin mas

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88 El Héroe Sin Cabezacomodidades ni auxilios que los muy precisos para no morir de hambre...

Parte militar de Calleja en donde informa del arrojo de los costeños (se respeta la ortografía del original).-

“(...)A las nueve de la mañana y en concepto de que permanecían en la Punta del Mal País las reuniones de Sandobal, Brabo, Larios, Tapia y otros, con quien intentaban reunirse, hizo el enemigo una salida tan vigorosa que excede toda exageración y que no puede aplicarse sin asentar que el Negro es una especie de Fiera, que irritada por el licor se enfurece hasta el punto de desconocerse a sí mismo, y en este estado, justamente, se aproximaron con silencio y dexaron ir con rapidez dos mil hombres, según podía graduarse por el fuego, sobre el reducto del Calbario que cubre el camino de Osumba a distancia de tiro de fusil de Quautla, arrollaron su abanzada que constaba de veinte y cinco granaderos, le rodearon con rapidez con todas las casa, se abalanzaron por los merlones y embraneras, se agarraron de las bocas de los cañones y de las puntas de las bayonetas, arrojaron multitud de piedras, algunas granadas de mano y estopines incendiarios, hicieron un fuego vivísimo en todos los sentidos con espantosa gritería y un continuo toque de deguello...”

El general español no podía creer en el arrojo y la valentía de los costeños llevados por Galeana desde Costa Grande a pelear por la Independencia de México en cada una de las campañas emprendidas por Morelos; para él eran fieras a las que alimentaban su coraje con aguardiente y pólvora, no podía concebir que la entrega del costeño lo hicieran afrontar en los combates las bocas de los cañones o coger con sus manos el frío acero de las bayonetas.

Como ya no era posible soportar más la hambruna, la muerte diaria de casi más de 10 personas originadas por la peste y ____________________________________________

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Ramón Sierra López 89el aniquilamiento paulatino y creciente de los valientes soldados del ejército insurgente, Morelos determinó entonces el rompimiento del sitio. La noche del 1º de mayo, a 71 días de iniciado el asedio, los jefes insurgentes planeaban cómo cruzar el cerco de soldados. Reunidos el capitán Anzures, Francisco Ayala, Víctor Bravo, Leonardo Bravo y Hermenegildo Galeana, tomaron la decisión definitiva: “no rendirse, sino retirarse, realizar una hazaña increíble por el estado lamentable de las tropas”. Iban a romper un sitio establecido por los mejores soldados del mundo, descansados, bien comidos, mejor armados y superiores en número.

A la una de la mañana del día dos de mayo de 1812, con mucho sigilo, tropa y mucha gente del pueblo que prefirió irse con Morelos a sufrir las represalias de Calleja, se formaron en sus correspondientes lugares según lo planeado, en las calles del convento de San Diego. Y otra vez Tata Gildo, ordenado por Morelos, ocupando el puesto clave: ponerse a la vanguardia con sus hombres para romper el sitio. Recaía en él la “responsabilidad de abrir paso al maltrecho ejército con la mejor infantería y 300 lanceros”.

Una cronología de los hechos recopilada por Valentín López González y los testimonios de un soldado insurgente de Cuautla que participó en el sitio llamado Vinicio Montero, nos da fidelidad de aquella noche heroica:

2 de Mayo: A las dos de la mañana José María Morelos rompió el sitio de Cuautla y se dirigió a Ocuituco, donde se reunió con Víctor Bravo. Hermenegildo Galeana se dirigió a Temajaque:

(Respetando la ortografía del original): “La reunión de las tropas se efectuó en la plaza del convento de San Diego y estuvo a punto de malograrse porque, dice Bustamante, era necesario cuidar a los soldados para que no se parasen a charlar con sus mujeres o amigas; logrado esto objeto, con el mayor sigilo se puso en movimiento la columna poco después de las doce de la noche, en que había salido la luna menguante, o antes de media ____________________________________________

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90 El Héroe Sin Cabezanoche como afirma Montero, el viernes 1º de mayo. Aseguran los partes españoles, entre ellos el de Calleja y se acepta generalmente que el orden de la columna fue: mil fusileros a la vanguardia seguidos de doscientos cincuenta dragones, al centro los honderos, después de estos una turba inmensa de hombres, mujeres y niños con chiquihuites, tompeates, metates y bultos domésticos que dificultaban la marcha y que les habrían de ser fatales; cerraba la cola otro cuerpo de fusileros con dos pequeñas piezas y bagajes. Encabezaba la vanguardia el brigadier don Hermenegildo Galeana, llevando como experto al capitán don José María Aguayo; el centro iba mandado por el propio General Morelos y por fin, la retaguardia, por el general Bravo y el teniente coronel don Víctor del mismo apellido, cuya extrema guerrilla iba con el capitán Anzures. La columna siguió por la calle llamada entonces del Encanto(...) aprovechó la margen derecha del río cubierta de vegetación hasta llegar a donde estaban apostados los primeros centinelas, que fueron callados al dar el quien vive por los cuchillos del negro Carranza y el audaz Capitán Aguayo; continuó sigilosa y al llegar a uno de los fosos que unía la orilla del río con el Calvario, encontraron a la guardia de sesenta infantes que lo defendía y una partida de cincuenta dragones de San Carlos: mientras la vanguardia combatía, los indios que llevaban ex profeso un puente, lo tendieron y la columna pasó arrolladora, revolviéndose con los soldados españoles que paulatinamente se fueron replegando a sus puestos. Entretanto los fugitivos se dividían en tres grupos, tomando el de la derecha o sea el de don Hermenegildo Galeana, hacia Huesca, en donde permaneció con cincuenta hombres, vigilante hasta las nueve de la mañana, dirigiéndose de allí a Tecaje y por fin a Jalostoc, en camino hacia Izúcar, punto de reunión. El general Morelos, que al saltar la zanja, actualmente llamada del Cenicero, sufrió una caída con todo y caballo, fracturándose dos costillas, siguió hacia Ocuituco, combatiendo rudamente con la caballería española de don pedro Menezo y de los capitanes Anastasio Bustamante, Armijo, Lamadrid, etc.; antes de llegar a ese punto y en vista de lo apurado de las circunstancias, el Capitán Marcos Urzúa se hizo fuerte en un tecorral de Icatepec de ocho o diez hombres solamente, protegiendo en toda forma la marcha del ____________________________________________

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Ramón Sierra López 91General Morelos, quien al llegar al pueblo precitado fue recibido con repiques de campana, uniéndosele poco después don Víctor Bravo, al que perseguían muy de cerca los realistas. Es de notar que el más ensañado de los capitanes enemigos y el que estuvo muy cerca de tomar prisionero al gran Caudillo, fue nada menos que Anastasio Bustamante.”

“Como incidente notorio, el tantas veces citado historiador Bustamante, asienta: Morelos perdió en Ocuituco el cañoncito “Niño”, y siempre hablaba de esta pérdida como una cosa importante. A continuación agrega: No tuvo tiempo de almorzar en Ocuituco como quería el cura Valdivieso(...) Quedóse, pues, sólo con don Víctor Bravo el General Morelos, y con él hizo el itinerario siguiente al Potrerillo: en este lugar oyó un gran susurro que en un principio creyeron ser de enemigos, pero eran cien indios generosos que venían con víveres a obsequiarlo. ¡Ah! siempre éstos fueron sus buenos amigos, y lo amaron en la prosperidad y en el infortunio: aquí tuvo un arrebato de miserere por lo mucho que comió. Condujéronlo los naturales en un tapextle para el pueblo de Huayapan, cuyo cura le obsequió con generosidad. Dentro del segundo día entró en Izúcar a las once de la mañana: allí encontró a Miguel Bravo, con la tropa que había defendido la villa. Este fue el punto de reunión” (Ataque y Sitio de Cuautla, p. 166-167).

Informe sobre el rompimiento del Sitio de Cuautla de Pedro Menezo: (Respetando la ortografía del original):

“Como Comandante de la Caballería de la Derecha del Reducto del Calbario me hallaba en la línea la noche del uno al dos del corriente teniendola cubierta con cincuenta dragones(...) Era la una y media de la mañana del día dos, cuando ahí unos tiros de los sentinelas de los de las abanzadas de San Carlos q. estaba a la izquierda del Reducto(...) Me dirigí inmediatamente al parage por detrás de Reducto para ayudar y sostener a la referida abansada de San Carlos que no pudo contener el grueso número de enemigos que salía con los que me hallé de frente inmediatamente y venían gritando en crecido número ____________________________________________

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92 El Héroe Sin Cabezaobscenidades como acostumbran y haciendo un sostenido fuego: los correspondió inmediatamente toda la caballería y en un instante con el humo y lo opaco de la noche, nos vimos envueltos sin tener objeto cierto a q. tirar mas que a las respuestas que daban al quien vive, sus insolentes gritos y el silbido estraño de sus balas de fusil; entre la amargura y confusión que presenta un quadro de esta naturaleza, se que no quedó enemigo alguno en aquel rumbo y me dirigí inmediatamente sobre la izquierda a tomar el paso del río para el pueblo Amelcingo en el cual alcancé al grueso de los enemigos tanto de Caballería como de Infantería que por aquella parte havían salido e iban saliendo: inmediatamente y sobre la marcha que era a todo galope empezó el fuego de mi caballería y con él la Espada y Lanza, se empezó a hacer una mortandad que cubría el campo de cadáberes y lo fue cubriendo por mas de dos leguas hasta q. muy acosados los enemigos q. huían a todo correr se parapetaron en una cerca de piedra y desde ella hacían un bibo fuego que me causó algunas desgracias(...) Volví a mis enemigos con mi fuego sostenido desalojándolos de la cerca y volviendo a sembrar el campo de cadaberes, hasta el pueblo de Ayacapixtla, y advirtiendo después de haber entrado en él que los enemigos se habían dirigido por la derecha; me encaminé en su seguimiento hacia unos llanos donde me amaneció, y se advirtió la caballería enemiga, en corto número, cuyo alcance, persecución y mortandad siguió hasta el pueblo de Ocuituco, está este pueblo situado en una eminencia rodeado de profundas barrancas cuya entrada es un desfiladero en subida. Aquí iba mi caballería cuando en el dicho pueblo repicaban solemnemente la entrada del prófugo y derrotado Morelos; apenas iban veinte y cinco hombres en la vanguardia con los esforzados Oficiales d. Anastasio Bustamante y D. Juan Amador(...) Y pasamos de dicho pueblo en persecución de los fugitivos mas de una legua hasta que los caballos se cansaron absolutamente(...) Me regresé a este campo biendo con la luz del día y con asombro y horror los estragos de la Guerra; Una distancia tan larga sembrado el camino y sus lados de mas de tres mil cadaberes exitaban la mas justa indignación contra el sacrílego autor de tantos males que para proteger su sola fuga y la de uno u otro Individuo Cabesilla su compañero sacrificó tantos ____________________________________________

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Ramón Sierra López 93infelices soldados de su sequito que dejaron en el camino sembradas sus armas, municiones, cargas; dos cañoncitos y otras cosas(...)”

José María Morelos y Víctor Bravo llegaron a Izúcar. Se les reunió ahí Miguel Bravo. De Izúcar, Morelos se dirigió a Chiautla de la Sal, pasando por Chietla. En Chiautla se quedó un mes por hallarse lastimado a causa de una caída que sufrió al salir a Cuautla.

Mediante un parte militar enviado al virrey Venegas, el general Félix María Calleja mintió acerca del desenvolvimiento de los hechos (publicado en la Gaceta de Gobierno de México el 8 de mayo de 1912):

“Con particular satisfacción comunico al público para su noticia y celebridad los plausibles é intereantes resultados contra los rebeldes de Cuauhtla de Amilpas que contiene la siguiente:

Gaceta extraordinaria del Gobierno de México del viernes 8 de mayo de 1812.

El Sr. Mariscal de Campo D. Félix María Calleja ha remitido á S. E. el siguiente oficio sobre el glorioso resultado de la persecución de los rebeldes en Cuauhtla de Amilpas.

“Excmo. Sr.- No bien se habían concluido las diferentes acciones que precedieron á la toma de Quauhtla y que exigen un detalle que mi salud no me permite formar quando caí casi sin aliento en la cama de un derrame de vilis(...) Y que a fuerza de muchos esfuerzos me permite poner a V. E. este oficio que le instruye en glovo del resultado de la acción.

“El Cura Morelos admirado de la espantosa escasez que le redujo al término de comer insectos, cueros y quantas inmundicias se le presentaban, estrechado por un bloqueo extraordinariamente vigilante, por un fuego constante y bien dirigido, ostigado de las enfermedades que le arrevataron mas de tres mil hombres, perdida la esperanza de los socorros exteriores, cuyos cuerpos en mas de doce mil hombres habían sido derrotados por este exército en tres diferentes acciones, resolvió su retirada la noche del día en que por medio de las avanzadas y por solo efecto de humanidad se le habían remitido dos ____________________________________________

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94 El Héroe Sin Cabezaexemplares del real indulto que á primera vista pareció o se recibió con regocijo la guarnición suspendiendo ellos y nosotros los fuegos, pero redoblando la vigilancia por nuestra parte.

“A las dos de la mañana emprendió su retirada ordenada llevando al frente su principal columna mas de tres mil fusileros, a los que seguía un cuerpo como de 250 caballos, á estos cuatro o cinco mil honderos y lanceros, y á ellos una numerosa turba de gente de toda especie con el objeto de abultar, de entretener y dificultar el alcance y de sacrificarlos á su seguridad personal, y la retaguardia la cerraba otro cuerpo de fusilería, en cuyo intermedio iban las cargas y dos pequeñas piezas(...)

“El fuego y las noticias que á poco tiempo recibí me pusieron en estado de penetrar en su verdadero plan, y sin perder momento dispuse que el batallón Asturias se apoderase de la hacienda de Buenavista, y que el de Guanaxuato entrase rápidamente en el pueblo, batiese la retirada enemiga, se apoderase de la artillería é impidiese la salida de los que aun no la hubiesen verificado(...)

“Al mismo tiempo hice salir toda la caballería destinada á la persecución, y un cuerpo que con anticipación tenía nombrado para perseguir únicamente a los cabecillas, los que ya reunidos en los diferentes puntos convenidos atacaron al enemigo con una energía difícil de explicar(...)

“Puesto ya en fuga el enemigo siguieron el alcance por el espacio de cerca de siete leguas llevando siempre á la vista á los cabecillas á tiro de fusil(...) Continuó, sin embargo, nuestra valerosa tropa persiguiendo á 60 ó 70 hombres que eran los únicos que acompañaban á Morelos que para dificultar el alcance se dirigió á los volcanes, pero ya fatigados nuestros caballos(...) Fue preciso desistir.

“Las siete leguas están tan sembradas de cadáveres enemigos, que no se dá un paso sin que se encuentren muchos y casi todos sin excepción son todos costeños, pintos, negros y hombres decentes(...) La dispersión ha sido tan completa que la mayor reunión era la que seguía a Morelos, su pérdida excede de 4,000 hombres y de 200 prisioneros, la nuestra no pasa de 15 a 20 hombres muertos y heridos.

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Ramón Sierra López 95“La acción ha sido de las más importantes, no solo en el

hecho sino por sus resultados: los pueblos atemorizados detestan del inmoral Morelos que los han comprometido y en muchas leguas no tengo noticia de que haiga una gavilla insurgente(...)”

Inmediatamente después del rompimiento del Sitio, hubo una proclama del recién nombrado Comandante de Armas de Cuautla, Coronel D. José María de Echegaray, intimando a sus habitantes a entregar las armas y sus caudales y de que renunciaran a los insurgentes. Posteriormente hubo un bando, del mismo Echegaray, en el que ordenaba a los habitantes de Cuautla abandonar la ciudad porque iba a ser arrasada: “Havitantes de Quavtla, á pesar de la tenacidad y obstinación que os ha hecho permanecer en el Yugo y cervidumbre criminal de los reveldes tiranos, corifeos de la insurrección, contra Dios, contra el rey, la Patria y vosotros mismos(...) Muy distante de imitar buestra crueldad, el caritativo y compacibo cristiano gobierno legítimo en que Dios y la naturaleza os ha puesto desde el momento de buestra existencia, hoy ba a á dar un rasgo de la beneficencia de su intención. Si el Sr. Comandante general del Exército de operaciones del centro lleno de los sentimientos propios de su bondadoso corazón, há resuelto que dentro del tercer día contados desde esta fecha salgais de este lugar (que ya no debe existir) á otros que os acomode, como no sean en los que el sisma de la insurrección exista, por lo que su nomvre os hago saber; mandado por el presente que en término acignado salgais de este suelo, ocurriendo a mí por el correspondiente Pasaporte que se os franqueará, executando vnicamente á los que se hallan presos hasta que la devida justificación de su conducta les haga acre(e)dores á esta gracia; y para que ninguno alegue ignorancia mando se publique por Bando fixandolo en los parajes acustumbrados. Dado en el Pueblo y Plaza de Quavtla de Amilpas á cuatro de Mayo de mil ochocientos dose. José María Echegaray (rúbrica).

Lista de los prisioneros hechos en Cuautla y que fueron sumariados:

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96 El Héroe Sin Cabeza“Leonardo Bravo, Mariscal de campo, dueño de la

hazienda de Chichiqualco, comandante de una brigada de 1500 hombres y de la plaza de Santo Domingo de Quautla. Sugeto muy principal de la Ynsurrección y hemano de Víctor, Maximo y Miguel, todos cavecillas de ella.

Mariano de Las Piedras, Mariscal de Campo, Dueño de la hacienda de Canario en la Provincia de Valladolid, que con su padre y hermanos cooperaron mucho a la insurrección desde su principio y dieron a Morelos crecidas sumas de pesos(...)”

Proclama del virrey, sobre el estado que guarda el Sr. Morelos:

“El Virrey de la Nueva España á los habitantes de los pueblos del Sur. Habitantes de los pueblos del Sur: a vosotros dirijo esta vez la palabra porque vosotros sois ahora el objeto donde justamente se ha fixado la consideración de que habéis sufrido en los desastres á que os precipitó el rebelde seductor Morelos(...)

“En él advertiréis que Morelos, después de haber dexado perecer mas de ocho mil personas al rigor del hambre, sacrifica por escaparse otros tres mil hombres en su fuga, al tiempo mismo de publicarse el indulto que podía haber salvado á todos; y que las tropas del rey, pudiendo haber llevado á sangre y fuego á los que habían quedado en la población, se ocuparon solo en curar los enfermos que hallaron allí, en alimentar a centenares de espectros animados(...)

“Seguid los impulsos de vuestro amor á nuestro adorado soberano el Señor don Fernando séptimo, y si hubiese alguno de vosotros que logre aherrojar la fugitiva fiera de Morelos, que vergonzoso y abatido va buscando una caberna en que ocultar sus delitos y los remordimientos de su crueldad, el gobierno os ofrece una recompensa honrosa, útil y proporcionada á lo benéfico de esta acción, que debe libertar al mundo de uno de los mayores móunstruos que ha abortado.

“México 11 de mayo de 1812.- Francisco Xavier Venegas (rúbrica).”

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Ramón Sierra López 97Muchas fueron las mentiras vertidas para ocultar la derrota

de un ejército supuestamente poderoso y muchas también por pretender convertir esa derrota en una victoria que no existió. Tampoco surtió efecto la proclama del virrey Venegas mediante la cual pretendió imputar a Morelos una actitud ruin y cobarde en su salida de Cuautla. Y muchas, sin embargo, fueron las muestras de adhesión a la causa insurgente del pensamiento político y liberal que privaba en las principales ciudades del país. En una nota del “Ilustrador Nacional”, fechada en Sultepec, se leía:

“Sábado 16 de mayo de 1812. Sitio de Quautla por Calleja, y rompimiento de él, por el benemérito Morelos. Después de la gloriosa acción que sostubieron las tropas acantonadas en Quautla el 18, 19 y 20 de febrero en que con pérdida muy grande de oficialidad y tropa, como lo acreditan las canoas de heridos que con frecuencia han entrado a México, la muerte del perjuro Rul y la de otros oficiales de consideración, que el tirano gobierno ha pretendido ocultar con toda aquella vil capciosidad que usa con sus míseros esclavos y necios secretarios; después de tan gloriosa acción, repito, se retiró vergonzosamente el incendiario Calleja repelido con sin igual vigor, aun de las calles del mencionado lugar.

“Pero ¿quién lo creerá? Aun en el acto mismo del ataque, tiempo en que el horror y la muerte volaban por aquellos lugares, las libertinas tropas de los europeos no se abstuvieron por eso de sus vicios, peores que de bárbaros; pues en las mismas calles y casas satisfacían brutalmente estupros inmaduros, asesinatos de niños, mugeres y ancianos indefensas, que tal vez confiados en su adhesión á aquel infame gobierno, se habían quedado en ellas, no olvidándose del robo á que están acostumbrados, ni á todo género de excesos los más abominables.

“Ya que no pudo el gran general de los hijos de los sarracenos reducir por fuego a las valientes tropas americanas trató de hacerlo por hambre, trata de fijar á nuestra plaza, lo pone en efecto por los cuatro puntos principales: priva la comunicación de los campos exteriores: impide el regreso de municiones de guerra y boca; pero nada intimida al valerosos general Morelos ni a las tropas de su mando. Gustosos se disponen a vencer ó morir, se atrincheran; sus reductos son al parecer impenetrables; pero los ____________________________________________

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98 El Héroe Sin Cabezanuestros ríen, y esperan impacientes el instante de manifestar su valor con las obras.

El continuo bombardeo de mortero y obus, y el vivísimo fuego de cañón, lisonga las esperanzas de aquél pérfido: cree en breve será presa de su furor el general y su ejercito: así lo anuncia en los partes que da a conocer a su virrey Venegas: mas todo es en vano. Sus esperanzas quedan burladas igualmente que sus propuestas; no obstante anima el referido Calleja a sus tropas; les manda aproximarse a nuestros débiles parapetos, y en aquel momento felicísimo para nosotros, llevan consigo el escarmiento, en términos de estar reducidos los últimos días de sitio, a no salir de sus campos. Tal es el horror que han causado unos soldados movidos por el valor y entusiasmo de la causa que defienden. El delito siempre es cobarde y la virtud sostiene sus derechos.

“Cuanto hubiesen sufrido las tropas americanas desde el 17 de febrero en que se avisaron las de Calleja, hasta el 10 de mayo no hay voces con qué explicarlo, y por tanto se deja a la consideración de los prudentes. No hubo tiempo de hacer acopio de víveres: nada se introdujo en ese intervalo, y el hambre crecía. Pero ¿qué constancia? no hay ejemplo en las historias que puedan aventajarle. ¿Y con qué voces celebraremos dignamente a su magnánimo general? él reune en el mas alto grado de perfección los oficios del padre y de gefe. Al mismo tiempo que desenbaina la espada como soldado para dar ejemplo de valentía destruyendo a sus enemigos como padre amoroso alimenta con la dulzura de su voz al débil viejo y al mujer timida. No, jamás triunfará la perfidia y la opresión. Llegará el momento afortunado en que a todos ábra el camino por entre el enemigo(...)”

“Quautla 21 de mayo. Con esta fecha ha recibido el Exmo. Sr. D- Ignacio Rayón, general en gefe del exército de operaciones & c. un parte oficial del Exmo. Sr. D. José María Morelos, teniente general de los exércitos americanos, y comandante en gefe de la costa del sur, en que confirma el estado de decadencia á que quedó reducido el malvado Calleja de resulta del sitio de esta plaza; le computa mil hombres de pérdida la noche memorable en que se rompió la línea de circunvalación todo el que conozca la dificultad de esta empresa semejante a la que hizo inmortal a ____________________________________________

Page 99: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 99César y sepa el estrago horroroso que hacen los valientes costeños en sus enemigos quando usan de sus formidables machetes, lejos de creer exagerado este cómputo debe suponerlo lleno de moderación, aun quando ignore la veracidad que entre otras virtudes caracteriza al grande Morelos. Los campos de Ocuitac quedaron cubiertos de cadáveres de dragones mercenarios; mas no fue esta sola la pérdida que sufrió Calleja en el sitio de Quautla; tres ocasiones intentó tomar por asalto aquella plaza, y otras tantas fue rechazado con notable mortandad: recibió dos ataques, y diariamente chocaban sus avanzadas con las del héroe del sur, quedando siempre por este el campo y la victoria.”

“Este ha sido el resultado del sitio de Quautla, estas las acciones que el intruso gobierno pinta como brillantes para mantener la ilusión con que sostiene su detestable partido. ¡Miserables preocupados! Abrid los ojos y conoceréis que os engaña el déspota. En esta ocasión os ha dicho que su exército siempre vencedor se cubrió de gloria, habiendo triunfado solamente de las viejas, de los muchachos, y de unos pocos indios, asegura que murieron más de 4000 americanos, no habiendo llegado a 3000 los del exército del Sr. Morelos que entraron en acción, de los cuales murieron muy pocos: pinta á sus soldados haciendo en Quautla el papel de piadosos hospitalarios; y los escombros de aquel pueblo destruido están publicando que el pretendido Libertador de América lleva por todas partes la devastación, la muerte y el horror”. (Hernández y Dávalos, documento 68).

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100 El Héroe Sin Cabeza

Las Campañas de MorelosTercera Campaña: junio de 1812 – agosto de1813.- Zitlala, Huajuapan, Tehuacán, Ozumba,Tepeaca, Orizaba, Oaxaca, Yanhuitlán,Ometepec, San Marcos y Acapulco.

Zitlala

Chilapa

Huajuapan de León

Tehuacán

Ozumba

Orizaba

Oaxaca

OmetepecAcapulco

San marcos

Putla

Yanhuitlán

El maltrecho ejército insurgente, después de la sangrienta persecución, se encontraba disperso. Morelos, con el grueso de la tropa pasó por Ocuituco, Hueyapan e Izúcar y determinó, finalmente, retroceder hasta Chiautla. Allí haría planes y esperaría a sus “dos brazos”: Matamoros y Galeana. En Chiautla permaneció el Caudillo hasta fines de mayo, convaleciendo de la caída y recabando informes, armas y tropa. Y por esos días llegaban por fin Nicolás Bravo, Ignacio Ayala y Hermenegildo Galeana. Aquí conviene mencionar que Ayala, con la misión encomendada por Morelos del reclutamiento de tropa, se encontraba por el rumbo de Yautepec cuando cayó prisionero en manos del realista Armijo, que lo fusiló sin misericordia, pero antes asesinó a dos hijos de Ayala en su presencia. “Los cadáveres fueron colgados de los árboles en las inmediaciones de Yautepec. Eran las leyes y costumbres del virrey Venegas para establecer la paz y la concordia”.

Para el 1º de junio de 1812, Morelos contaba ya con 800 hombres, más los de Galeana, Matamoros, don Miguel y don Nicolás Bravo, bien armados y entrenados. Con este contingente,

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Ramón Sierra López 101Morelos avanzó hacia Chilapa que durante el sitio de Cuautla había caído nuevamente en manos de los españoles. La primera batalla que libró el reorganizado ejército fue en Zitlala, en la que salió derrotado el comandante realista Cerro y perseguidos hasta Ayutla los jefes Añorve y Paris. La victoria se debió nuevamente al general Hermenegildo Galeana. Mediante esta victoria, Morelos recuperó otra vez Chilapa. En esta ciudad el general Galeana pidió a su jefe partir de inmediato a auxiliar a Valerio Trujano, que se encontraba sitiado en Huajuapan, desde el 10 de abril, mientras ellos lo estaban en Cuautla. Los jefes realistas Régules, Caldelas, Juan de La Vega y Esperón atacaban por todos lados a Trujano; para entonces, el soberbio Calleja ya había sido relevado del mando activo. Y desde Chilapa, cruzando valles, ríos y montañas, avanzó el ejército insurgente.

Miguel Bravo llegó primero y atacó las tropas de Caldelas, quien se resistió e hizo retroceder a Bravo, quitándole dos cañones. Al siguiente día, cuatro columnas llegaron con decisión y arrojo a los mismos puntos del sitio: Galeana contra Caldelas, Nicolás Bravo contra Esperón, Vicente Guerrero contra De La Vega y Morelos contra las tropas de Régules, auxiliado por Valerio Trujano, quién desde dentro de la ciudad atacaba a Régules que se debatía entre dos fuegos; que para colmo de su desgracia, una vez aplastada la escuadra de Caldelas, llegó Galeana a reforzar a Morelos y entonces en el glorioso ejército español empezó la desbandada: Régules y Esperón no pararon hasta llegar a Yanhuitlán; Caldelas había sido abatido por un lancero insurgente y tras de su muerte se originó la huida de sus soldados; “la gente de De La Vega fue degollada por los sables insurgentes, cual una siega siniestra”.

Todos estos triunfos parecían consolidar a Morelos al permitirle un dominio definitivo de la región, pero faltaban Oaxaca y Acapulco con su fortaleza de San Diego que aún no había podido conquistar. Después del triunfo en Huajuápan, Morelos apuró a Matamoros, que se encontraba en Izúcar, a terminar de preparar militarmente la división, que sería la parte medular del nuevo ejército insurgente. A Galeana le encomendó ____________________________________________

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102 El Héroe Sin Cabezadisciplinar al resto del ejército que alcanzaba ya 3,600 hombres. El Caudillo ya no quería improvisados sino soldados bien entrenados.

Ya estaban en el mes de agosto de 1812 y Morelos llegaba a Tehuacán con el propósito de establecer en la zona de Puebla y Orizaba un control de la ruta obligada Veracruz-Ciudad de México; vía de acceso de víveres, mercancías y pertrechos de guerra. El centro estaba cayendo ya en el dominio insurgente. El Caudillo fue informado de una escolta de 300 realistas al mando de Juan Labaqui, que iba a la ciudad de México al cuidado de correspondencia y valores tomando el camino de Orizaba. Mandó a don Nicolás Bravo con 200 indígenas costeños a interceptar el convoy. Apoyado por los jefes Ramón Sesma, el capitán Bendito y José Antonio Arroyo, Bravo se trasladó hacia el poblado de San Agustín del Palmar, un paso obligado de la ruta. Pero ya Labaqui se había atrincherado en dicho pueblo y pedido refuerzos a los españoles. La mañana del 19 de agosto se dispuso la estrategia a seguir: Arroyo cortó la ruta y una posible retirada por el camino de Orizaba. Bravo emplazó su artillería y comenzó un bombardeo contra las tropas de Labaqui. El ataque se prolongó todo el día y toda la noche. Al día siguiente con bayoneta y machete, los españoles fueron desalojados de San Agustín. Don Nicolás Bravo, de regreso a Tehuacán, entregó a Morelos 200 prisioneros, 300 fusiles, 3 cañones y una valija grande con correspondencia de España. El general, después de felicitar a los héroes de San Agustín del Palmar, se reservó para más tarde informar a don Nicolás de la propuesta del virrey Venegas sobre la situación de su padre, don Leonardo Bravo, que cayó prisionero en el Sitio de Cuautla. El virrey ofrecía el indulto a don Nicolás y a sus tíos Víctor y Manuel Bravo a cambio de anular la pena de muerte dictada contra don Leonardo. Morelos ofreció al virrey 800 prisioneros españoles por la vida de don Leonardo.

Don Nicolás, recién ascendido a general y nombrado por Morelos Comandante de Veracruz, se trasladó a Medellín, población cercana al puerto y la ocupó con 3000 hombres. Sin haber respuesta del ofrecimiento de Morelos, el virrey Venegas ____________________________________________

Page 103: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 103ordena la ejecución de Leonardo por en método del “garrote” en la calzada de Ejido de la ciudad de México, a la vista de una multitud de curiosos. Antes de su ejecución, don Leonardo exclamó: “¡No temblamos en Cuautla y no hay razón para hacerlo en México! Si de todas maneras hemos de morir, que sea con valor. ¡Viva México!”

Después de este acto doloroso para el Caudillo, éste escribió al general don Nicolás Bravo:

Excmo. Sr. General don Nicolás Bravo.Medellín, Prov. de Veracruz.

Tengo la pena de manifestar a usted que por órdenes expresas del virrey, con fecha 13 del actual fue muerto su señor padre, general D. Leonardo Bravo, en la calzada del Ejido de la Ciudad de México, habiendo subido al ignominioso patíbulo del garrote vil con el valor y la serenidad que siempre lo distinguieron.

Deploro tanto como usted suceso tan infausto, aunque le recordaré que es una gloria morir en el servicio de la Patria.

De todos modos, como respuesta a la anterior noticia, sírvase mandar pasar a cuchillo a todos los prisioneros que tiene en su poder, comunicándome, en seguida, su ejecución. Igual cosa haré con los que yo guardo.

Dios conserve a usted muchos años.

Dado en el cuartel general de Tehuacán, a los diecisiete días de septiembre de 1812. José Ma. Morelos.

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104 El Héroe Sin CabezaEsa misma noche Bravo ordenó que se diera auxilio

espiritual a 300 prisioneros, y al día siguiente les perdonó la vida, ante el pueblo que fue testigo de su magnanimidad. Morelos no hizo comentario alguno sobre la desobediencia de don Nicolás, quizás porque sabía de la nobleza del hombre de Chichihualco, o tal vez por sus méritos en campaña. La gran mayoría de los soldados perdonados, agradecían haber vuelto a la vida y se pasaron a engrosar las filas del ejército insurgente.

Otra mutilación más de su alto mando sufriría el caudillo: había ordenado a Valerio Trujano la reunión de ganado en las haciendas aledañas al campamento. Trujano quiso hacerlo con conocedores de la zona y con soldados experimentados. Pero el nefasto Rosainz, secretario de Morelos, aconsejó lo acompañaran soldados sin experiencia con el “propósito de entrenarlos en la obediencia militar”. Trujano fue copado en el rancho La Virgen, en las inmediaciones de Puebla, por la “Vanguardia del Ejército de Puebla” compuesta de casi 450 hombres, tres veces superior en número a los suyos. Don Valerio se resistió heroicamente hasta quedar acribillado.

En ese momento crucial de la toma de decisiones, conviene mencionar que antes de la muerte de su lugarteniente don Leonardo Bravo, a Morelos lo acicateaba otra preocupación, cuya solución se había venido postergando: la designación de su lugarteniente general. El que sería responsable de los destinos del movimiento insurgente en caso de faltar él. Para este cargo prefirió a Mariano Matamoros en lugar de Hermenegildo Galeana. Sus dudas sobre esta decisión, al parecer lo hicieron escribir una carta a don Ignacio Rayón, al considerar además la imposibilidad de salvar la vida de don Leonardo Bravo, antes de su ejecución. Esta es la misiva:

Ecmo. Señor:Porque las vicisitudes de la guerra son varias, y mi segundo, el brigadier don Leonardo Bravo está en México, he nombrado Mariscal al Licenciado D. Mariano Matamoros, cura de

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Ramón Sierra López 105Tautetelco, por el mérito que en este año ha contraído organizando una brigada en Izúcar, y defendiendo aquella plaza, a más de lo que trabajó en Cuautla, y otros, a que se agrega su talento y letras; por cuyo motivo le he dado a reconocer por mi segundo, y a quien deberán ocurrir todos, y en todo lo que mi cargo en mi fallecimiento o prisión, quod absit.

Hace pocos días que le había nombrado brigadier de la sexta Brigada que en Izúcar está acabando de organizar y completar; pero su mérito y actitud exige este último grado en las presentes circunstancias; pues aunque el Brigadier de la primera Brigada, D. Hermenegildo Galeana ha trabajado más y es de más valor, pero inculpablemente no sabe escribir, y por consiguiente le falta aquella aptitud literaria, que recompensa en el otro el menor trabajo personal. Sin embargo, el expresado Galeana, por su valor, trabajo y bellas circunstancias, es acreedor al grado de mariscal, y por lo mismo se lo he conferido en recompensa de sus fatigas y para componer el juicio de los hombres, y prohibir una dispersión o desavenencia en un caso fortuito. Lo más que fuere ocurriendo lo iré participando, y V. E. correrá la palabra. Dios guarde a V. E. muchos años – Septiembre 12 de 1812-- José María Morelos.- Al Excmo. Sr. Presbítero Lic. D. Ignacio rayón.- Tlalpujahua.

Fueron muchas las opiniones de los historiadores respecto de este nombramiento. Dromundo recogió desde su óptica esta versión: “Tal designación de Morelos a favor de Matamoros postergando méritos de Galeana, resulta dolorosamente justa o equitativa; Los historiadores atribuyen la actitud de Morelos a la

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Page 106: Aqui esta Galeana

106 El Héroe Sin Cabezainfluencia e intrigas de aquel secretario suyo, Licenciado Juan N. Rosainz, quien se dedicó a sembrar la discordia entre los insurgentes más destacados, a la vez que oficiaba de humilde lacayo de Morelos, con el fin de cubrirse así de su ingrata tarea divisionista. Esta tarea divisionista no pararía en tal acontecimiento, sino que se reflejaría como siniestra luz de fondo en la tragedia final del caudillo y sus repercusiones sobre el proceso de la guerra de independencia, como se verá oportunamente”.

“Ni por su forma literaria ni desde luego por su contenido, puede atribuirse a Morelos la redacción de la comunicación a Rayón (la arriba transcrita). El estilo llano, preciso, directo, cortado a filo y sin imágenes literarias era propio del Caudillo. Ni rebuscado ni demasiado cuidado. En cuanto al contenido y las ideas de tal escrito del 12 de septiembre de 1812, indudablemente son ajenos a Morelos. Por sus antecedentes y por su formación, por su conducta y la escala de valores que regían su pensamiento, podrá observarse que el caudillo anteponía, lógicamente, los valores morales a los valores culturales. Ni resultaba admisible que concediera primacía a la preparación e instrucción de una persona simplemente para subestimar los méritos morales de quien ciertamente no sabía leer, pero dictaba cátedra de virtud en el ejercicio de la lealtad, el la valentía y el arrojo, en la convicción de sacrificio por la Patria, en quien además, sin pensar en sí mismo, había salvado varias veces la vida de Morelos. El escrito en cuestión era fruto de la sucia inteligencia de Rosainz, y no es fuerza mencionar nuevamente las fuentes documentales del caso, para considerar que Morelos lo firmó porque le daba salida a un principio de anarquía que trataba de evitar entre sus generales, pero que había sido creado y aun fomentado a sus espaldas por su propio secretario. Tan equivocado estaba el caudillo al dejarse sorprender en su buena fe, que la actitud posterior de Galeana así lo puso de manifiesto, con su humilde silencio, su disciplina sin rencores, su invariable lealtad hacia el hombre por quien sentía —sintió siempre— una admiración y un culto casi religiosos. Estas observaciones y comentarios, no afectan en modo alguno los merecimientos de Matamoros, ciertamente inobjetables. Si ____________________________________________

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Ramón Sierra López 107Morelos hubiera procedido a la inversa entre ambos generales, quizá otro hubiera sido el curso de los acontecimientos, en cuanto eran influíbles éstos por los generales insurgentes”.

Ubaldo Vargas Martínez, historiador meticuloso del general Hermenegildo Galeana, también opinó al respecto: “No tenemos noticias de que Galeana hubiera exteriorizado sentimientos contrarios a esta elección de Morelos que postergaba por segunda vez al héroe de Tecpan. Por el contrario, el valor heroico de Galeana, su firme lealtad, su espíritu de disciplina y su ánimo combativo se mantuvieron siempre —lo mismo en las horas del triunfo que en los días negros de la adversidad— en el mismo plano de calidad excelsa. Pero lo que ocurrió en lo íntimo de su conciencia, es fácil suponerlo. Indudablemente sufrió la desilusión amarga que le dio la certeza de que no podría alcanzar, por el veredicto del Caudillo a quien tanto admiraba, el rango de honor y de confianza que hubiera premiado sus heroicos esfuerzos. Galeana, como hombre inteligente, conocía perfectamente el valor de sus virtudes personales y la eficacia evidente de sus acciones al servicio de la causa de la Independencia. Sin poner en duda un solo instante los relevantes méritos de Matamoros, el propio Morelos reconocía que “Galeana valía más”, y que “su valor, trabajo y bellas cualidades”, lo hacían acreedor a los más altos honores. El hecho indudable de que Galeana hubiera superado la muy humana consideración de haber sufrido una injusticia, demostró una vez más la calidad suprema de ese espíritu, el temple magnífico de su personalidad y, sobre todo, la devoción inquebrantable hacia los principios e ideales por los que tantas veces arriesgó considerablemente la vida”.

Volviendo a las vicisitudes de la guerra, desde su cuartel general en Tehuacán, el Caudillo se enteró de que Orizaba se encontraba casi desprotegida, pues estaba a cargo del realista José Antonio Andrade que había solicitado tropa para engrosar sus filas. Morelos se proponía sacar de Orizaba dinero para su ejército y decomisar el abundante tabaco que en la ciudad se encontraba. El 25 de octubre salió el ejército insurgente con rumbo a Orizaba. Bajó las Cumbres de Acultzingo y llegó ante la ____________________________________________

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108 El Héroe Sin Cabezaciudad el día 28. Morelos estableció parlamento para evitar derramamiento de sangre. El realista Andrade, lejos de rendirse, contestó: “que entre el señor Morelos, si puede”.

“Hacia las ocho horas de ese día apareció Galeana al frente de 1,200 soldados ante la Garita de la Angostura. Una poderosa columna realizaba un movimiento envolvente sobre las laderas de San Cristóbal, mientras otra más la hacía por Santa Catarina, triple mecánica de pinzas sobre la Garita. Cuando pretendió enfrentárseles el capitán realista Antonio Vivanco, vertiginosamente fue envuelto por los insurgentes y toda su tropa acuchillada hasta exterminarla totalmente”. Una vez cerca las columnas de Santa Catarina y San Cristóbal, Morelos encargó al brigadier Hermenegildo que con su vanguardia atacara de frente, mientras él se dirigía con los de Santa Catarina a las elevaciones de El Borrego: un punto que dominaba la ciudad y el realista Andrade lo tenía sin fortificar. Como a las diez de la mañana ya estaba cayendo la lluvia de proyectiles sobre los realistas y Galeana caía sobre El Molino. Andrade cedía: sus columnas diezmadas, la retirada inevitable abriéndose camino con sus pocos soldados por entre las balas insurgentes. La persecución de los fugitivos a cargo de don Vicente Guerrero y el propio Galeana terminó casi a las puertas de Córdova, la ciudad vecina. Morelos se hizo dueño de 9 cañones, 40 cajas de pertrechos, 300,000 pesos en plata, alhajas y el saqueo de los almacenes de tabaco que después hubo que incinerar.

El 31 de octubre de ese mismo año, Morelos ordenó el regreso a Tehuacán. No se tomaron en cuenta los propósitos de Galeana de reunir a las tropas de Mariano Matamoros, las de Nicolás Bravo y de los otros jefes, para hacer una acometida formal al poderoso ejército del coronel Luis del Aguila, que avanzaba sobre ellos, según las noticias que le llegaban al Caudillo, pues éste consideró que tendrían encima a los realistas antes de concentrar a todo el ejército insurgente y prefirió el regreso a Tehuacán.

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Ramón Sierra López 109La intuición de Morelos, que lo hacía merecedor del

atributo de gran estratega, le permitió tomar la decisión de abandonar Tehuacán y dirigirse a Oaxaca, aunado a esto el peso de la noticia de que el gobierno virreinal se preparaba para darle una acometida general en Tehuacán, ciudad que consideraba el Caudillo como de una plaza abierta en la que era difícil resistir un ataque frontal de las fuerzas españolas. Ordenó que se unieran los contingentes de la 6ª Brigada comandada por Mariano Matamoros y compuesta de 2,500 hombres; las brigadas de don Miguel Bravo con 2,000 insurgentes; las tropas de Galeana y del propio Morelos, que ascendían a casi 5,000 soldados, es decir, con un ejército de casi 10,000 hombres, el más poderoso en número hasta ahora organizado y 40 cañones de diferentes calibres, el Caudillo se puso en marcha el 10 de noviembre de 1812. Al frente iba Morelos con sus generales y oficiales: el mariscal y teniente general don Mariano Matamoros y el mariscal Hermenegildo Galeana; los generales don Miguel Bravo, don Pablo Galeana y don Vicente Guerrero; los tenientes coroneles don Félix Fernández y don Manuel Mier y Terán. El Caudillo procuró, sin embargo, que del numeroso ejército no se supiera el derrotero a seguir. Hizo que llegara a manos del cura Sánchez, que se quedó al cuidado de la plaza de Tehuacán, una nota en que le confiaba que era probable que se dirigiera a Puebla. Cuando llegaron a Tehuacán las tropas del realista Del Aguila, se encontró con el contenido de la nota, que supuestamente era confidencial.

La caminata hacia Oaxaca por abruptas serranías resultó inclemente para el glorioso ejército; conducir artillería por cuestas y declives agobiaba a los extenuados insurgentes. Sortear las crecientes de los ríos Salado, Tecomara, Quiotepec y Cuicatlán obligaron a los soldados a cargar, casi, la pesada artillería. La falta de abastecimiento de comida para un ejército tan numeroso, empeoró la situación. El penoso viaje de Tehuacán a Oaxaca se hizo demasiado lento. En Cuicatlán los efectos del sol resultaban un infierno. Hambre e insolación redujeron el número de combatientes. Cuando llegaron al valle de Etla, con su planicie llena de verdor y su agua fresca, los soldados de Morelos creyeron haber llegado al paraíso. ____________________________________________

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110 El Héroe Sin Cabeza

En Etla trazó el caudillo su plan de ataque y dictó la orden del día: “¡A acuartelarse en Oaxaca!”. El sureste de a ciudad, hacia la salida al istmo de Tehuantepec, lo encomendó al coronel Montaño, ordenándole cortar toda posible retirada del enemigo; la vanguardia la encomendó, una vez más, al mariscal Hermenegildo Galeana, lo que confirmaba la confianza plena de Morelos en la audacia, el valor y el coraje de su mariscal de campo; a don Miguel Bravo encomendó la columna central; y la retaguardia, al teniente general don Mariano Matamoros. Al frente de las columnas móviles de caballería, quedó el propio Morelos.

Listos todos y como era su costumbre, el Caudillo estableció parlamento para ofrecer la rendición, misma que fue rechazada por el comandante de las tropas españolas, Antonio González Saravia. Morelos ordenó el ataque: Galeana al mando de los artilleros Mier y Terán y Ramón Sesma, destrozó la trinchera del Fortín de La Soledad, defendido por el coronel realista Bonavia, quien huyó desordenadamente con sus soldados. Al mariscal Galeana tocó consumar, bajo su mando directo y su participación personal, dos proezas decisivas: la captura de los conventos de Santo Domingo y El Carmen. Tras un reñidísimo combate en el primero, quedó dueño de tres cañones allí emplazados y se rindieron 300 de los defensores. Incansable, el mariscal Galeana arremetió en seguida contra el convento del Carmen defendido por Régules, quien opuso vigorosa resistencia. Al final, Galeana supo dirigir los esfuerzos de sus soldados con mayor eficacia y el comandante realista huyó al interior del convento y acabó por ocultarse en un ataúd. Al mismo tiempo la columna de Matamoros asaltaba a bayoneta calada el parapeto de la calle Marquesado y empujando a los defensores de una a otra posición los arrojó contra el Carmen, ya ocupado por Galeana, quien acabó por destrozarlos. A la una de la tarde el combate había terminado.

Sobre esta victoria, Ernesto Lemoine Villicaña, escribió: “Los frutos morales y materiales de la victoria fueron cuantiosos. Situada a mitad del camino entre México y Guatemala la posesión ____________________________________________

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Ramón Sierra López 111de Oaxaca significaba para Morelos el ascenso de un gran escalón que, de no perder el ritmo, lo conduciría pronto hasta el corazón de la Colonia. Venegas quedó perplejo y mucho se cuidó de que sus gacetas silenciaran semejante catástrofe. La estructura de la Nueva España se cuarteó, pues los insurgentes avanzaron hasta el istmo de Tehuantepec, e incluso amenazaban el extremo occidental de la Capitanía de Guatemala. Y el final de 1812, no podía se más desalentador para la causa de Fernando VII en estos dominios”.

“Aunque el caudillo se alejó del centro vital del virreinato, sus huestes libertadoras se dilataron por una vasta extensión del país, y entre otros logros, capturaron una importante ciudad, capital de obispado y de intendencia, punto equidistante entre México y Guatemala, mercado principal del comercio de la grana y fuente inagotable de recursos, tanto humanos como económicos y espirituales. Así, el año que empezara en Cuautla con tan optimistas vaticinios se cerraba con broche de oro en la hermosa Antequera, y Morelos, el inspirador y autor de aquella obra descomunal, llegaba a la cúspide de su carrera de conductor. Se había ganado, en verdad, el resonante título con que gustaron llamarlo algunos de sus contemporáneos: Rayo del Sur”.

La toma de la isla de La Roqueta y la capitulación del Fuerte de San Diego.-

Consumado el triunfo del ejército insurgente en la vieja Antequera, rica región que dominaba casi todo el sureste de la República, Morelos decidió emprender el penoso viaje a Acapulco. El único punto en el Pacífico en manos de los españoles y que tan difícil le había resultado conquistar. Pero ahora, con el ejército que comandaba y la experiencia acumulada en tantas luchas, era necesario dominarlo. Es así que el 9 de febrero de 1813 salió de Oaxaca con la consigna de conquistar el castillo de San Diego.

Antes de finalizar febrero, en el punto denominado Yanhuitlán, Morelos concentró todo el ejército. En ese lugar ____________________________________________

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112 El Héroe Sin Cabezadeterminó que lo acompañaran a la conquista de ese lugar que fue su máxima aspiración desde que salió de Tecpan, el mariscal Hermenegildo Galeana y su sobrino Pablo. Ordenó que la 6ª Brigada, con su comandante general Mariano Matamoros, se quedara en Yanhuitlán a la expectativa de un posible ataque a Oaxaca.

El derrotero hacia el puerto del Pacífico fue muy largo y penoso. Morelos determinó ascender hacia la sierra Mixteca, cargando la pesada artillería. Caminaron por estrechos senderos y abruptos desfiladeros subiendo hacia Putla, en noches completamente oscuras en las que solo los animales, los machos de carga, pos su instinto de conservación, podían cruzar los cerrados caminos apenas trazados por el paso centenario de los indígenas de aquella región, emulando las penosas caminatas de los ejércitos de Bolívar, por los estrechos senderos de los Andes. De la alta Mixteca bajaron hacia la costa por Santiago Zacatepec y San Pedro Amusgos y de ahí hacia la Costa Chica: Ometepec, Azoyú, Cruz Grande, San Marcos, Paso Real de La Sabana, hasta llegar al Veladero, el primer punto conquistado y fortificado en donde dejó a Julián de Ávila asediando al puerto durante dos largos años, que cumplió con fidelidad esa orden del Caudillo.

El día 6 de abril de 1813, el general Morelos daba nuevamente sus instrucciones para el asedio formal del puerto de Acapulco. Y una vez más, como lo hacía siempre antes del combate, intimó al capitán Pedro Antonio Vélez, comandante de la plaza, a que depusiera las armas. Pero Vélez, soldado de carrera, rechazó la rendición. El ejército de Morelos, compuesto por casi 1,500 hombres fue dividido en tres columnas, la primera encomendada al mariscal Hermenegildo Galeana, que avanzó por el camino real, es decir, en cumplimiento de la orden de Morelos de “acometer la ciudad metiéndose de ella y del Castillo”; la segunda dirigida por el teniente coronel Felipe González, que subió por el cerro de Las Iguanas y la tercera, al mando del brigadier Julián de Ávila que ocupó el cerro de La Mira y el punto denominado Casa Mata (hoy conocido como Fortín Alvarez).

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Ramón Sierra López 113Ante el simultáneo ataque de las tres columnas, los relistas

se concentraron en la plaza. No obstante ello, la ciudad no pudo ser tomada, se combatió tenazmente desde el día 7 hasta el día 12 de abril. “a las cinco de la tarde del doce la gente comenzó a concentrarse al Castillo, lo mismo hizo la fuerza de Rubido, quien con tres culebrinas defendió la ciudad desde el baluarte del Hospital. A las oraciones (las siete de la noche) fue tomada la ciudad así como Casa Mata”. A partir de entonces, el punto a conquistar se redujo al Castillo de San Diego, una fortaleza difícil de tomar debido a que contaba con cañones, suficientes armas y alimento para la tropa y parte de la población que se refugió en él. La fortaleza recibía víveres por el mar, desde la isla de La Roqueta, sin ningún problema.

El día trece, aniversario del mariscal Hermenegildo, una tropa salió del Castillo con el propósito de atacar a los insurgentes, que se habían dedicado al saqueo y a la embriaguez; no obstante ello, los costeños de Morelos se recuperaron y resistieron el ataque, a tal grado, que los españoles fueron rechazados y obligados a regresar al Castillo. También fueron tomados ese día los templos de San José y Peña del Padrastro. Posteriormente, Galeana tomó punto por donde estaban los Hornos para quitar el agua a los sitiados del castillo, que la recibían de dos veneros que manaban desde este lugar. Fueron desalojados por el enemigo desde una lancha cañonera, no obstante que Morelos con un cañón emplazado en el punto La Cuestecita trató de protegerlos, para finalmente cubrirles la retirada. Posteriormente, todas las tropas desde la garita, el Cerro de Las Iguanas, Casa Mata, La Candelaria, iniciaron el avance sobre la ciudad, con el respaldo de las fuerzas que estaban en La Quebrada, Cerro del Grifo, de La Bocana e Icacos. Del mismo modo, Morelos ordenó se hicieran enramadas para cubrirse de los rayos del sol y la construcción de un camino que comunicara el templo de san José con el foso del Castillo.

Debido a que catorce canoas y dos lanchas cañoneras surtas en la Isla de La Roqueta surtían de víveres y pertrechos de guerra a los sitiados del Castillo, Morelos tomó en cuenta un plan ____________________________________________

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114 El Héroe Sin Cabezade don Pedro Irrigaray que consistía en tomar por asalto la isla. Para ello habría que seleccionar a las personas que harían la proeza. Sin mucho pensarlo, Morelos encargó a los Galeana, don Hermenegildo y su sobrino Pablo, la responsabilidad del Plan: El general Pablo Galeana, con una canoa y al amparo de la noche, que fue la del 8 de junio de 1813, realizó cuatro viajes a la isla transportando 20 elementos en cada uno. Para proteger las lanchas y entrar en acción por si algo fallaba, el mariscal Hermenegildo Galeana se apostó en las playas de Caleta y dirigió la operación. Las horas pasaban y la tensión crecía. Hacia la madrugada, con 80 hombres y avanzando por entre las rocas de los acantilados, don Pablo Galeana “rompió el fuego después de haber soportado una copiosa lluvia. Otros siete hombres dispararon desde la orilla de la playa, estos estaban comandados por el segundo de don Pablo, el capitán Isidoro Montes de Oca y por el también capitán Juan Montoro. Al observar el peligroso movimiento, el centinela abandonó su puesto y la guarnición se parapetó detrás de las rocas para resguardarse y repeler a los insurgentes, pero únicamente se sostuvieron un rato. Para ellos esto fue una sorpresa y su pensamiento se fincó en querer huir, pero don Pablo Galeana impidió el embarque. Once canoas fueron detenidas. De todas maneras la quinta parte de la guarnición logró fugarse, el resto quedó prisionera. Quedaron en poder de los insurgentes 3 cañones chicos, 7 cajones de parque, más de 50 fusiles y todo el material de hospital”. Se encontraban en la isla, aparte de la compañía realista, dos lanchas cañoneras, catorce canoas y la goleta “Guadalupe” procedente de Guayaquil, la que trató de levar anclas cuando el ataque sorpresivo, pero don Pablo la abordó con una parte de sus hombres y la detuvo.

El diez de junio, día de la Santísima Trinidad, se ofició una misa de acción de gracias en la iglesia del hospital, según lo dispuso Morelos. Cuando estaban celebrando, fueron cañoneados desde el Castillo. Unas balas cayeron en la iglesia matando a dos mujeres y un enfermo. “Ese día azotó al puerto una tempestad que hizo pedazos dos lanchas cañoneras”.

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Ramón Sierra López 115“El 4 de julio se acercó un barco que provenía del rumbo

de San Blas. En la isla de La Roqueta don Pablo Galeana izó una bandera blanca, según lo había instruido Morelos; al detenerse le entregaría supuestas cartas de don Pedro Antonio Vélez. Acompañado de don Isidoro Montes de Oca y con la maniobra de dos canoas intentaron hacer que fondeara cerca de la playa de la isla, pero ante el temor de alguna sorpresa, se retiró mar adentro, lo persiguieron, pero todo resultó inútil por ser más veloz. La táctica siguiente fue bloquear la entrada de la bahía para que no atracase frente al Castillo. El cinco nuevamente se presentó el bergantín, llegó a la Roqueta y el capitán le habló a don Pablo, pero como lo desconocía, no quiso desembarcar. Montes de Oca, con una canoa, ocupó la entrada de la bahía para impedir que penetrara, pero la maniobra no dio resultado positivo porque el bergantín era más rápido, lo persiguió con intenciones de hundirlo por medio de las balas que le disparaban, pero desde el castillo lo protegieron con los fuegos de los cañones. En la noche, Galeana pretendió con las canoas realizar una atrevida maniobra para adueñarse del bergantín, mas una lancha cañonera le brindó su respaldo. El 6 el bergantín embistió a Galeana, pero no ocurrió nada, porque se retiró a la Roqueta para ser protegido por el fuego de los cañones quitados a los realistas. La noche de ese día el bergantín se siguió por el Farallón. El 7 llegó al Castillo y desembarcó los víveres que transportaba, movimiento que terminaron el 8. Intempestivamente a las nueve de la noche del 9, Galeana, con cuatro canoas lo atacó, a pesar de que fue recibido con descargas de fusilería y artillería del Castillo, este valiente insurgente lo abordó, la lucha duró más de una hora, pero al fin fueron dominados; así, el bergantín San Carlos quedó en poder de Galeana. El costo de esta hazaña fueron la muerte de once soldados americanos y un capitán de apellido Salas. Puede decirse que el combate fue desigual por el tamaño de las embarcaciones”.

El sitio al castillo se prolongó más de lo planeado, los víveres escaseaban tanto entre los sitiados como en los sitiadores. Las enfermedades se adueñaron de la fortaleza de los soldados insurgentes, las inclemencias del clima, sol y lluvia los ____________________________________________

Page 116: Aqui esta Galeana

116 El Héroe Sin Cabezaaniquilaban lentamente. Morelos intentó retirarse a Chilpancingo pero el mariscal Hermenegildo Galeana se opuso y le dijo: “Todos subsistimos aquí por el amor que tenemos a V. E.; en el momento en que lo vean marchar, no quedará un soldado y entonces perderemos la reputación militar que nos sostiene”.

Uno de los fosos del Fuerte de San Diego en Acapulco

Con mucho tiempo de preparación, Morelos había determinado volar el castillo con dinamita. Acción que había venido postergando porque no quería que muriera gente inocente, pues en el interior había mujeres y niños que en el momento de la toma de la ciudad se habían refugiado en él. Antes de tomar la decisión de una explosión, arriesgó un último ataque. Los pormenores del plan los narraría después el propio Morelos:

El diecisiete de agosto, en la noche, determiné que el señor mariscal C. Hermenegildo Galeana, con una corta división, ciñera el sitio hasta el foso por el lado de los hornos a la derecha del castillo, y el siempre valeroso teniente coronel D. Felipe González por la izquierda, venciendo éste los grandísimos obstáculos de profundos voladeros que caen al mar, rozando el pie de la muralla y dominado del fusil y la granada que le disparaban en algún

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Ramón Sierra López 117crecido número, no obstante la oscuridad de la noche; y mientras el Sr. Mariscal Galena se le ve pasar por “Los Hornos”, dominado del Cañón y de todos los fuegos, sin más muralla que su cuerpo, hasta encontrarse el uno con el otro; sin más novedad que un capitán y un soldado heridos de bala de fusil, el enemigo sacó algunos más que nosotros. Esta nunca bien alabada acción aterrorizó tanto al enemigo que suspendió sus fuegos, dando indicios de parlamento, que al efecto tenía ya trazado, respondiendo con los artículos de su capitulación a la última intimación que se le hizo. En obsequio de la humanidad se le admitió con pocas modificaciones, en los términos convenidos.

El Señor Mariscal don Hermenegildo Galeana, una vez concertada la capitulación, recibió la orden de pasar al castillo para tomar posesión del cuartel y de los pertrechos que en poder de los vencidos se encontraban y que eran los que a continuación se mencionan: Efectos entregados por el Gobernador de Acapulco.- El día 20 de agosto entregó el Gobernador las llaves del castillo con 407 fusiles habilitados; 50 sables; 35 machetes; 146 lanzas; 50 cajones de pólvora labrada y en granel; tres alcores surtidos; 80 piezas de artillería calibre de 4 hasta 16; dos morteros de 12 pulgadas; banderas; 20,000 balas de dichos cañones; y un gran botín de abarrotes. Lo que se participa al público para su satisfacción y tributo de gracias al Señor de los Ejércitos por haber concluido la conquista del Sur con toda felicidad. Castillo de Acapulco, agosto 25 de 1813.

“Firmaron los artículos de la capitulación don José María Morelos y don Pedro Antonio Vélez el 19 de agosto de 1813 en el interior del Castillo de San Diego. Para que el público quedara satisfecho y para dar gracias al Señor Dios de los Ejércitos, Morelos publicó esta capitulación el 25 de agosto en el periódico El Correo Americano del Sur, que dirigía el licenciado José Manuel de Herrera y posteriormente don Carlos María de Bustamante.”

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118 El Héroe Sin CabezaEl 21 de agosto se presentó Morelos en el interior del

Castillo; Vélez puso en sus manos el bastón con que gobernaba y le expresó que sentía en el corazón que se hubiera derramado tanta sangre, pero Morelos le contestó que por su parte no se había derramado nada.

Don Carlos María de Bustamante da fe que se sirvió una comida y como Morelos notó en el semblante de los vencidos, la vergüenza, confusión, el orgullo humillado, las glorias desvanecidas, se sentó a la mesa y brindó por España: Dijo: “Sí, viva España, pero España hermana y no dominadora de América”.

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IV

LA DERROTA DE VALLADOLID

Las Campañas de MorelosCuarta Campaña: Noviembre de 1813 – Mayo de 1814.-Chichihualco, Tlacotepec, Tetela, Tlalchapa, Cutzamala,Huetamo, Carácuaro, Tacámbaro, Tiripetío, Valladolid,Puruarán, Zirándaro, Tehuehuetla, El Veladero y Tecpan.

Cutzamala

Valladolid (Morelia)

Tiripetío

Carácuaro

Huetamo

PuruaránTacámbaro

Chichihualco

Tehuehuetla

Tecpan

Tlacotepec

Tlalchapa

Chilpancingo

El Veladero

Después de los triunfos de la Tercera Campaña que culminaron con la toma de Acapulco y el Fuerte de San Diego, Morelos emprendió la difícil tarea de congregar “un cuerpo de sabios varones” para establecer un Congreso Nacional, depositario del gobierno mexicano de entonces y representante de la soberanía nacional y de máxima autoridad.

Escogió para ello el pueblo de Chilpancingo, nombrándolo ciudad con anticipación con el nombre de Nuestra Señora de La Asunción, en cuyo templo parroquial, en sesión solemne, se estableció el Primer Congreso de Anáhuac, el 13 de septiembre de 1813. Aquella mañana celebró una misa el capellán del Ejército

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120 El Héroe Sin Cabezadel Sur, doctor Francisco Velasco, quien llamó a los presentes a unificar esfuerzos por el bien de la nación.

Los diputados que integraban el Congreso Nacional eran el licenciado José Manuel Herrera, por la Provincia de Tecpan; Ignacio López Rayón, por Nueva Galicia (Guadalajara), no obstante que fue uno de los oponentes a que este congreso se celebrara; José Sixto Verdusco, por Michoacán; don José Ma. Liceaga, por Guanajuato; don Andrés Quintana Roo, por Puebla; don José Ma. Murguía, por la provincia de Oaxaca; don Carlos Ma. de Bustamante, por México; don José Ma. Cos, por Veracruz y en calidad de Secretarios, don Cornelio Ortiz de Zárate y don Carlos Enríquez del Castillo.

Después del acto fue firmada el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de América Septentrional, que la historia recogería como “Sentimientos de La Nación”, y que entre otras cosas menciona:

“El Congreso de Anáhuac, legítimamente instalado en la ciudad de Chilpancingo de la América Septentrional por las provincias de ella, declara solemnemente a presencia del Señor Dios, árbitro moderador de los imperios y autor de la sociedad, que los da y los quita según los designios inescrutables de su providencia, que por las presentes circunstancias de la Europa, ha recobrado el ejercicio de su soberanía usurpado; que en tal concepto queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español; que es árbitro para establecer las leyes que le convengan, para el mejor arreglo y felicidad interior; para hacer la guerra y la paz y establecer alianzas con los monarcas y repúblicas del antiguo continente, no menos que para celebrar concordatos con el Sumo Pontífice romano, para el régimen de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana y mandar embajadores y cónsules; que no profesa ni reconoce otra religión más que la católica, ni permitirá ni tolerará el uso público ni secreto otra alguna; que protegerá con todo su poder y velará sobre la pureza de la fe y de sus dogmas y conservación de los cuerpos regulares. Declara por reo de alta traición a todo el que se oponga directa o ____________________________________________

Page 121: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 121indirectamente a su independencia, ya protegiendo a los europeos opresores, de obra, palabra o por escrito, ya negándose a contribuir con los gastos, subsidios y pensiones para continuar la guerra(...)

Los “Sentimientos de la Nación”, también llamados 23 puntos dados por Morelos para la Constitución, fueron los siguientes:

1. Que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía y que así se sancione dando al mundo las razones.

2. Que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra.3. Que todos sus ministros se sustenten de todos, y solos los

diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más subvenciones que las de su devoción y ofrenda.

4. Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la iglesia, que son el Papa, los obispos y curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó.

5. Que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que solo quiere depositarla en sus representantes dividiendo los poderes de ella en legislativo, ejecutivo y judiciario, eligiendo las provincias de sus vocales, y éstos a los demás, que deben ser sujetos sabios y de probidad.

6. (Este artículo, que aparece omitido en algunos originales, como el de 1881 consultado por Vargas Martínez en su obra, sufrió fusión, fue incorporado al 5, lo que resultó “de vital importancia para una mejor comprensión, de cómo debía de considerarse la idea de soberanía en el pensamiento insurgente”).

7. Que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos.

8. La dotación de los vocales será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de ocho mil pesos.

9. Que los empleos los obtengan sólo los americanos.10. Que no se admitan europeos si no son artesanos capaces de

instruir y libres de toda sospecha.____________________________________________

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122 El Héroe Sin Cabeza11. Que la Patria no será del todo libre y nuestra, mientras no se

reforme el gobierno, abatiendo el tiránico, sustituyendo el liberal, y echando fuera de nuestro suelo al enemigo español que tanto se ha declarado contra esta nación.

12. Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, que moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

13. Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados y que éstos sólo lo sean en cuanto el uso de su ministerio.

14. Que para dictar una ley se discuta en el congreso, y decida a pluralidad de votos.

15. Que la esclavitud se prescriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirán a un americano de otro, el vicio y la virtud.

16. Que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras, pero que éstas no se internen al reino por más amigas que sean, y sólo haya puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarco en todos los demás señalando el 10 por ciento y otra gabela a sus mercancías.

17. Que a cada uno se le guarden las propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado señalando penas a los infractores.

18. Que en la nueva legislación no se admitirá la tortura.19. Que en la misma se establezca por ley constitucional la

celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la patrona de nuestra libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual.

20. Que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la suprema junta.

21. Que no hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente ultramarinas, pero que no son de esta clase, propagar la fe a nuestros hermanos de tierra adentro.

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Ramón Sierra López 12322. Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones

que más agobian, y señale a cada individuo un 5 por ciento en sus ganancias, u otra carga igual ligera, que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo y otros, pues con esta corta contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.

23. Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída, recordando el mérito del grande héroe el Señor don Miguel Hidalgo y Costilla y su compañero don Ignacio Allende.

Chilpancingo a 14 de septiembre de 1813.

Nuestra Señora de La Asunción, sede del Congreso de Anáhuac, en la Ciudad de Chilpancingo, Gro.

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124 El Héroe Sin CabezaLos insurgentes, los de las batallas, los del arrojo

temerario, no estuvieron en Chilpancingo; el Congreso de Anáhuac se realizó con hombres intelectuales, ideólogos, que apoyaron y enriquecieron los ideales de Morelos, quien fue electo por unanimidad Generalísimo de Los Ejércitos Insurgentes. Votaron por él enviando sus sufragios desde los frentes donde se encontraban, Hermenegildo Galeana, Vicente Guerrero, los Bravo, Mariano Matamoros, entre otros. Al otorgarle a Morelos el título de Alteza, éste lo rechazó y adoptó en cambio ser solamente “Siervo de la Nación”.

El tiempo que duró el sitio de Acapulco y la organización del Congreso de Chilpancingo, fue aprovechado por los realistas, quienes se apoderaron nuevamente de lugares estratégicos como Tlalpujahua, Huichapan, Zimapán, las márgenes del Río Mezcala y Tepecoacuilco. Sin embargo, Morelos pretendía extender el dominio militar insurgente hacia la parte central de la República. Por lo pronto, el plan trazado era la toma de Valladolid, una ciudad situada hacia el centro-norte con comunicación hacia el bajío guanajuatense y la provincia de Nueva Galicia, donde establecer la sede del Congreso y establecer un control militar hacia Guadalajara y san Luis Potosí.

Con estos propósitos, el Generalísimo salió de Chilpancingo el 7 de noviembre de 1813 para iniciar su Cuarta Campaña. Don Mariano Matamoros y Nicolás Bravo recuperaron Chichihualco. Hermenegildo Galeana y los demás jefes se concentraron en Cutzamala, pasando por las márgenes del Río Mezcala. A don Miguel y don Víctor Bravo, les ordenó custodiar a los miembros de Congreso con un contingente de 1,000 hombres. Reunidos ya los contingentes bajo las órdenes de sus respectivos comandantes sumaban un total aproximado de 5,700 elementos de infantería y caballería. Un contingente de cientos de batallas, el Regimiento de Guadalupe, con su jefe el Mariscal Hermenegildo Galeana, contaba ya con 1,200 soldados. Entusiastas y acicateados por un movimiento libertario que ya se estaba consolidando, partieron los valientes a encontrar su destino en Valladolid. Dejaron atrás Tlacotepec, Tetela, Pesuapa y ____________________________________________

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Ramón Sierra López 125Tlalchapa y se internaron por los abruptos caminos que los condujeron hacia Huetamo, Carácuaro, Tacámbaro y Tiripetío.

En Carácuaro, un hálito de nostalgia envolvió al Caudillo y lo remontó a sus tiempos de sencillo clérigo de la pequeña iglesia, su pobreza, y ahora sus empeños por establecer un orden constitucional y alcanzar una verdadera emancipación del yugo español. Una fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe fue disfrutada en Carácuaro. Tres días después enfilaban hacia Valladolid, con 30 cañones, provisiones y municiones suficientes y el 22 de diciembre de 1813 acampaban en las lomas de Santa María desde donde, hacia el fondo, divisaron la hermosa ciudad. Pero atento a los movimientos del Generalísimo, el español Félix María Calleja, todavía presente en el escenario militar, ordenó al brigadier Ciriaco del Llano y a don Agustín de Iturbide a que concentraran todas sus tropas en Valladolid. Para el día 23 Llano e Iturbide entraban en Indaparapeo con 3,000 hombres y artillería pesada.

La ciudad era presa de la confusión, se levantaban con premura trincheras y barricadas, en las calles había bultos y enseres de familias que se apresuraban a huir. El comandante de la plaza, Domingo Landázuri, con 800 hombres bajo su mando, sólo esperaba los refuerzos de Iturbide y Del Llano. Morelos envió a través de Nicolás Luján, un músico de la catedral, un ultimátum a Landázuri para que se rindiera. No hubo respuesta. Don Lucas Alamán escribiría más tarde acerca de esta batalla: “la suerte del país iba a decidirse entre dos nativos de Valladolid: Morelos e Iturbide, y a la vista de la ciudad que había sido su cuna”. El plan de ataque establecido por el Caudillo consistía en que Galeana y Bravo, con sus divisiones que juntas ascendían a 3,000 hombres, deberían apoderarse de la garita del Zapote, al noreste de la ciudad y punto estratégico para tomarla. Una vez dominada la Garita, Hermenegildo debería dejar en ella a don Víctor mientras él con sus fogueados Guadalupes penetraban en la ciudad. “Galeana, con su ímpetu característico, atacó violentamente el Fortín que defendía la Garita; se apoderó de él atacando por dos flancos con su caballería y después lanzó la ____________________________________________

Page 126: Aqui esta Galeana

126 El Héroe Sin Cabezainfantería sobre la Garita dominándola rápidamente a sangre y fuego. La división de don Nicolás Bravo entró en seguida, afianzó ese importante punto estratégico y estableció la retaguardia. Violentamente, como un relámpago, al frente de su heroica caballería entró Galeana a la ciudad arrollando trincheras. Pero los cañones realistas, emplazados en puntos estratégicos de la plaza, hicieron fuego sobre los Guadalupes; materialmente barrieron con los jinetes de Tata Gildo, quien mantuvo la cohesión de su ataque haciendo frente con increíble valor y con “la decisión temeraria que era en él una segunda naturaleza” a la furiosa defensa realista. “De todos los puntos de las primeras calles de Valladolid, civiles y soldados disparaban certeramente sobre los ágiles jinetes mexicanos”. Sobreponiéndose al infierno en que se encontraban y a punto de tomar la plaza, el intrépido Galeana escuchó, a lo lejos, por el rumbo de la Garita del Zapote, los estruendos de una fusilería: eran las tropas de Del Llano y de Agustín de Iturbide que sorpresivamente llegaban para envolver a la división de Nicolás Bravo, que tras la enérgica acometida tuvo que abandonar el estratégico punto. Bravo perdía tres cañones y doscientos hombres y se vio obligado a replegarse hacia el centro de la plaza fundiéndose con las fuerzas de Galeana. Casi tres horas resistieron los jefes insurgentes que veían con desesperación cómo se diezmaban sus huestes atrapadas entre dos fuegos. Morelos, que se había dado cuenta del peligro en que se encontraban sus dos mejores hombres, envió de inmediato la división de Matamoros para darles auxilio, pero Galeana, comprendiendo que estaba a punto de llegar el grueso de las tropas de Del Llano y de Iturbide y que acabarían completamente con su gente y la de Bravo, no aguantó más la situación y tomó la temeraria decisión de romper el cerco y emprender la retirada: se abrió paso entre uno y otros atacantes en una maniobra de epopeya, haciendo alarde no solamente de su valor sino de un arrojo impresionante por su furia avasalladora, y solamente así pudo salvar al resto de sus tropas y las de don Nicolás de una trampa mortal. “Apenas llegó al campamento con el rostro ennegrecido por la pólvora, chorreando sudor y con las ropas destrozadas, ciego de cólera, el mariscal urgía a Morelos, casi a gritos, sobre la necesidad de reanudar el ataque con las divisiones ____________________________________________

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Ramón Sierra López 127intactas que pudieran movilizarse; pero Morelos, evidentemente enfermo, se manifestaba indeciso y confió a Matamoros la dirección de las nuevas maniobras militares”.

Dolido por la derrota, el general Nicolás Bravo lloraba abiertamente por la pérdida de sus hombres que en tantas batallas se habían cubierto de gloria. Galeana, destrozado por dentro y sucio de pólvora, era como un símbolo de ánimo incansable que ponía en cada uno de los hombres la voluntad de luchar, de seguir, de no desmayar, de no permitir que el enemigo se repusiera. Aún no se había perdido la batalla en Valladolid pero la indecisión los aniquilaría. En la espera se ponían en juego los destinos de la patria, los logros obtenidos. La noche del 23 se hizo interminable, tanto, para que los españoles repararan trincheras y parapetos y llegaran el resto de las tropas de Del Llano e Iturbide. Morelos seguía indeciso y la espera de sus generales por reanudar el combate, alargaron la triste noche.

Dice Dromundo que en esta desesperada situación “se abría un espacio turbio en ese pasaje trascendental de la vida militar del Caudillo que, hasta la fecha y por falta de mejor documentación, sólo permite la conjetura de los historiadores. A la altura de esas fechas no podía atribuirse a desaliento o escepticismo la causa de las dudas de Morelos respecto a la conveniencia de recrudecer el ataque sin dar tiempo al adversario para reponerse y recobrarse, puesto que los resultados finales no estaban aún a la vista. Fuerte aún el ejército insurgente, reconcentrados sus dispersos efectivos, las condiciones de acometer otorgaban posibilidades de triunfo todavía. Como simple suposición sobre el origen de aquella demora que dictaba el estado de ánimo del caudillo, podría relacionarse su origen con aquel malestar de que adolecía, el cual se manifestaba en sus continuos ‘dolores de cabeza’, probable mal hepático. Veremos posteriormente que sus ‘estados de ánimo crepusculares’ son más frecuentes y que obraban sobre su voluntad y paralizaban en determinados lapsos el uso de su proverbial energía. Podría haber sido todo esto la causa de su indecisión ante el enemigo, mas el resultado le sería adverso”.____________________________________________

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128 El Héroe Sin CabezaMatamoros entró en acción: desplegó la infantería en línea

de dos en fondo, visible debilidad ante los realistas que los observaban. La caballería en las lomas, hacia atrás, lista para reforzar a la infantería de ser necesario. Del Llano ordenó a Iturbide hacer un reconocimiento y éste lo realizó con 160 infantes y 190 jinetes, pero hizo que cada jinete llevara un soldado en la grupa, con lo que se duplicaba el número de efectivos. Cuando Iturbide estuvo cerca de las filas insurgentes dejó de hacer el reconocimiento y empezó un ataque formal. Rompió las líneas de Matamoros y resistió la embestida de la caballería. Ya hacia el crepúsculo, los insurgentes se empezaron a retirar en completo desorden perseguidos por los realistas que los siguieron hasta el campamento de Morelos, con riesgo de tomarlo prisionero. Algo trágico sucedió en ese momento: envueltos en las sombras de la noche, los insurgentes empezaron a acuchillarse entre ellos mismos, atacándose ferozmente, mientras los realistas de Iturbide se retiraban “para dejarlos en aquel infierno fratricida”. Una versión sobre el nefasto suceso, atribuida a don Lucas Alamán, dice que el Caudillo había ordenado a sus soldados que se tiznaran las caras y las piernas si las traían descubiertas; tal detalle fue informado a Iturbide y éste ordenó que los infantes que iban en la grupa de los caballos hicieran lo mismo. En las sombras de la noche, vieron que los realistas, igualmente con las caras ennegrecidas, los atacaban. Sembrada la confusión, los soldados españoles se retiraron del campo de batalla, dejando a los insurgentes destruyéndose entre sí. La otra versión es de Rosainz, secretario de Morelos: “La batahola se acrecentó cuando llegaron las tropas insurgentes del padre Navarrete, que desde días antes habían sido convocadas para concurrir al sitio de Valladolid, y los hombres de Morelos los tomaron por realistas”.

Don Hermenegildo, Matamoros, Nicolás Bravo y Sesma, inútilmente gritaban desesperados por detener la matanza: “perdíanse sus voces de mando en el ronco estruendo de las armas, y entre la ensordecedora gritería de los combatientes, y la oscuridad nulificaba el prestigio que hubiera alcanzado a la luz del sol, su presencia y su ejemplo”. La incertidumbre de Morelos ____________________________________________

Page 129: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 129en ese momento de decisión, permitió que se impusiera la audacia de Iturbide y que se verificara la derrota del ejército insurgente que perdía, irremediablemente, la artillería y las armas acopiadas con esfuerzo en la costa, en el sureste y en Chilpancingo, que habían sido fruto de las victorias ganadas a sangre y fuego; que se perdiera gran parte de sus divisiones y un número considerable de Guadalupes, los mejores hombres del ejército insurgente; y que se perdiera la esperanza, el sueño del Caudillo, de reunir al congreso en la tierra que fue su cuna y que reunía, además, las mejores condiciones para expandir el espíritu libertario que los mantenía en pie de lucha.

Después de la derrota vino la desbandada y Del Llano, con un contingente de 3,000 hombres, llegó al campamento abandonado encontrando solamente al confesor de Morelos, que “fue conducido en angarillas a Valladolid y fusilado en una de sus plazas”. Mientras tanto, Morelos llegaba a la hacienda de Chupío en donde pudo reunir a algunos soldados y continuar la retirada para evitar las huestes de Iturbide que lo seguían de cerca. En un punto denominado Puerto Viejo, no muy lejos del campo de la tragedia, don Hermenegildo trataba de agrupar pequeños contingentes con sus respectivos jefes. En este momento de agrupar a los heridos y maltrechos soldados, el Generalísimo habría de tomar otra decisión definitiva, cuyos pormenores Dromundo recogió en sus investigaciones de esta manera: “Aquellos días, con un esfuerzo positivamente heroico y un dominio sobre las circunstancias hostiles que resultaba extraordinaria, Morelos se situó a 22 leguas de Valladolid, al suroeste, en Puruarán, resuelto a enfrentarse a los realistas. Supone la crítica histórica, al estudiar sus reacciones, que Morelos volvía a sufrir el espejismo de aquel estado de ánimo que lo mantuvo indeciso para atacar frente a Valladolid, sólo que en esta ocasión se manifestaba a la inversa: en lugar de retirarse para acabar de reunir sus contingentes y recobrarse de la derrota por completo, decidía entablar el combate en visibles condiciones de inferioridad numérica, con la moral despedazada todavía y privado de su artillería. Sólo como un fenómeno enfermizo superior a su voluntad, puede concebirse el empeño de Morelos ____________________________________________

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130 El Héroe Sin Cabezaen esa ocasión, ya que sus condiciones de estratega incuestionable debieron conducirlo a coincidir con la opinión de sus generales, otra vez reunidos con él –Matamoros, Galeana, Bravo, Ramón Rayón (que acababa de llegar a Puruarán con refuerzos frescos)—que aconsejaban combatir desde la hacienda de La Loma, apenas a unas cinco leguas de Puruarán y cuya topografía la hacía más ventajosa para la defensa. Allí serían fácilmente dominados por la artillería realista, según observaba el intendente Sesma (comentado por Bustamante). Ante el inminente ataque de Llano e Iturbide, Morelos aceptó retirarse a la hacienda de Santa Lucía, a seis leguas de Puruarán, y decidió confiar el mando nuevamente a Mariano Matamoros y privar a sus soldados del estímulo que su compañía significaba. Continuaron cavando trincheras. Se confundía lamentablemente la disciplina con la ceguera, en materia de táctica y estrategia, por Matamoros ante las observaciones acertadas y oportunas de Rayón. Aún más, se ordenó a Ramón Rayón situarse con 500 hombres al extremo opuesto del río, desde el que le sería imposible auxiliar a Matamoros, en caso de exigirlo la batalla. Como lo pronosticaron los generales de Morelos, el desastre para los sufridos insurgentes fue completo aquel día 4 de enero de 1814. Matamoros contestó el fuego de los cañones realistas con el único cañón de que disponía. Todavía se sostuvo con heroicidad la infantería durante algún tiempo, bajo el fuego de la artillería. Por las brechas abiertas con los cañones, perforaron los realistas al diezmado ejército insurgente entrando a sangre y fuego en sus filas. La caballería realista los flanqueaba, sin que la artillería dejara de aniquilarlos. Cuando lograron vadear el río en la carrera, algunos grupos desorganizados de infantería y otros de caballería, más de 700 soldados quedaban atrapados por los realistas. Lograban ponerse a salvo, entre aquellos grupos, Galeana, Bravo y los Rayón, no así don Mariano Matamoros, cuyo caballo cayó muerto en la refriega. Montó a otro pero no logró cruzar el puente, atestado de cargas. Intentó refugiarse allí cerca, en una trinchera. Uno de sus propios oficiales, Eusebio Rodríguez, lo denunció. ‘Premiaron’ su denuncia con 200 pesos, y al día siguiente fue fusilado. Fueron fusilados también 18 oficiales insurgentes hechos prisioneros en el combate. El saldo insurgente de muertos ____________________________________________

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Ramón Sierra López 131ascendía a 600, además de los ya citados 700 prisioneros. Pero la mayor satisfacción de los realistas fue la captura de Matamoros. Lo condujeron a Pátzcuaro ante la cobarde befa popular, lo trataron con sadismo los soldados españoles y lo fusilaron en los portales de la Plaza Principal de Valladolid, la mañana del 3 de febrero de 1814. Habían sido inútiles las angustiosas propuestas de Morelos al virrey para canjear a Matamoros por 200 prisioneros del Batallón de Asturias. Bustamante diría en justo elogio de Matamoros lo siguiente: “acreditó su pericia militar en el asedio de Cuautla”; fue incuestionable “su valor personal en la Raya de Guatemala y su táctica profunda en San Agustín del Palmar, en cuya campaña humilló la arrogancia del batallón de Asturias y perdonó a los prisioneros en el momento del furor”.

La muerte de Mariano Matamoros agregaba a la vida del Caudillo un profundo dolor a la ya pesada decepción de las derrotas. Se sentía desolado y abatido. Al llegar a Ajuchitlán, en la margen derecha del Río Balsas (Mezcala), el Caudillo emitió otro error imperdonable que lamentaron por mucho tiempo sus generales y que cambiaría el curso de la historia por las funestas consecuencias para el ejército insurgente: había designado a Rosainz para tomar el cargo que don Mariano Matamoros había dejado vacío. Con ello lastimaba los sentimientos de Hermenegildo Galeana (por tercera ocasión) y de don Nicolás Bravo, los máximos exponentes de las mejores estrategias, del arrojo y de la propia vida en las batallas, quienes merecían el puesto como premio a su conducta y su entrega. Dice Dromundo que la designación de Rosainz marcaba el declive del Caudillo. Uno más en la sucesión de errores del genio de las campañas espectaculares que cometía ante propios y extraños. Sólo Morelos ignoraba que Rosainz no era otra cosa que un intrigante de ínfima categoría, un leguleyo sin dignidad y un traidor por temperamento. Don Lucas Alamán dice que en ese momento difícil Morelos, declaró que dejaba cubierto con 2,000 hombres el lado de Carácuaro por algún ataque realista y otros 2,000 para proteger al Congreso, que se encontraba en Chilpancingo. Pero la verdad es que Morelos contaba sólo con mil hombres y 150 elementos de su escolta personal. El Caudillo había creado el ____________________________________________

Page 132: Aqui esta Galeana

132 El Héroe Sin Cabezaejército insurgente a base de sacrificios y ahora, lo poco que quedaba de él lo ponía en manos de “un hombre de poca monta, exactamente cuando la derrota, los reveses y la dispersión requerían de una rectoría que pudiera reagrupar, unificar y exaltar a los insurgentes”. La situación cambiaba de manera radical: Morelos era perseguido por los realistas que querían aniquilarlo definitivamente; el Congreso se vio asediado en Chilpancingo por las tropas del general español Armijo y se dirigió a ocultarse en Tlacotepec bajo la protección de don Vicente Guerrero y sus hombres; allí supieron los sabios pensantes integrantes del Congreso que el ejército insurgente había sido aniquilado en Puruarán, la muerte de Matamoros y la increíble designación de Rosainz. Huyendo de sus perseguidores, Morelos se reunió con el Congreso en Tlacotepec y fue recibido con hostilidad por la gente del pueblo, por las derrotas sufridas. Ignacio López Rayón, que siempre trató de contrariar a Morelos en sus decisiones, opinó que “era conveniente mandar a Morelos a decir misas nuevamente a su parroquia de Carácuaro”. El Congreso dio crédito a las intrigas de Rosainz y de Rayón y destituyó a Morelos del cargo: Rosainz, gustoso, dio la noticia al Caudillo, y éste atendiendo a su moral y a su patriotismo contestó al Congreso que él había creado: “si no me creen útil como general, serviré de buena voluntad como simple soldado...” “La astucia cortesana de Rosainz no se encontraba a la altura de su nuevo cargo. El núcleo de 1,600 hombres que mandaba por resoluciones del Congreso, se integraba con los soldados de Galeana, de los Bravo y de Vicente Guerrero. Combatían sin desmayo por su convicción de patriotas, pero la ausencia de Morelos los desanimaba sin duda. Así que, bajo la “inteligente” dirección de Rosainz, fueron completamente derrotados en Chichihualco por las tropas de Armijo: Generales y tropa se dispersaron, para salvar la vida”. Más tarde, Ignacio López Rayón, al ser designado comandante de Oaxaca por el Congreso, perdía la plaza el 29 de marzo, que era ocupada nuevamente por los españoles.

Las tropas de Armijo se enfilaron a Tlacotepec con la finalidad de capturar a Morelos y acabar de una vez por todas con el Congreso. Morelos había salido de la población un día antes y ____________________________________________

Page 133: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 133el Congreso, a marchas forzadas, salió con rumbo a Uruapan. Para aligerar su carga, Morelos dejó en el rancho Las Animas, su archivo, un retrato que le habían hecho, su uniforme con sus insignias y algunas alhajas, que fueron decomisadas por Armijo, que casi estuvo a punto de aprehenderlo. Morelos llegó a Acapulco, pero no estaba en condiciones de enfrentarse a Armijo y sus tropas, no podía dejar la plaza entera al español que lo perseguía y decidió destruirlo todo. El 9 de abril de 1814 ordenó a don Isidoro Montes e Oca: “Despache U. dos que vayan a atizar sólo las casas de Acapulco, pero no se entreguen en pepenar nada, sino que aticen bien; que no quede nada que no quemen, pues todo ha de quedar reducido a cenizas. Que los que vayan sean de empeño. Morelos”. La versión de Lucas Alamán dice que antes de abandonar Acapulco, Morelos ordenó el degüello de 21 prisioneros del Batallón de Asturias; otros cinco tuvieron igual suerte en el Hospital, y 34 en una barraca inmediata llamada Plaza de Los Drago, habiendo sido degollado también un pasajero “cuya mala estrella lo condujo allí cuando se estaba haciendo la ejecución, para que no diese aviso de ella”. Dicen algunos historiadores que la represión se debió a las represalias por el fusilamiento de don Mariano Matamoros; otros, porque la gente de Acapulco nunca apoyó al Caudillo en el sitio de la fortaleza de San Diego, que duró más de dos años; otros, que obedecía una orden del Congreso, que había instruido a Morelos la ejecución sumarísima de 203 prisioneros españoles, que si no se llevaba a cabo engrosarían las filas de Armijo, que estaba a punto de llegar a Acapulco.

Armijo alcanzó a ver el humo y las cenizas del puerto y continuó hacia la Costa Grande en busca de Morelos. Para ello, ordenó al jefe español Miota que diera alcance a Morelos en Tecpan. En esta ciudad, el Generalísimo también ordenó la ejecución de los prisioneros españoles que se encontraban en la vieja iglesia, acción que realizó Francisco Mongoy y que por ello se consideró profanada, tirándola y construyendo otra muy cerca. Los intentos por capturar a Morelos resultaron infructuosos y Armijo decidió abandonar esa tarea y concentrar sus fuerzas en Acapulco para atacar al mariscal Hermenegildo Galeana, que se ____________________________________________

Page 134: Aqui esta Galeana

134 El Héroe Sin Cabezahabía posesionado del Veladero. A este respecto, a fines de abril, Morelos escribía a don José María Liceaga: “No tengo mucha esperanza que el señor Galeana pueda mantenerse en El Veladero, por tener cortados los víveres y la comunicación conmigo a causa de haber penetrado el enemigo desde Acapulco hasta cerca de Petatlán, persiguiéndome como setenta leguas”. Para el 6 de mayo, don Hermenegildo perdía la posición del Veladero: La noche anterior Armijo atacó el Fortín de San Cristóbal, el punto más importante del área custodiada y logró superar la resistencia de las tropas de Galeana. Algunos soldados lograron evadir el cerco de la fusilería, algunos cayeron en el mismo combate y otros fueron hechos prisioneros y fusilados en el acto. Con poco más de cien hombres, don Hermenegildo logro escapar hacia Cacahuatepec y el Paso del Río Papagayo, ahí se le desertó el capitán Echeverría con parte de la tropa. Logró reponerse y se regresó a la Costa Grande, a la hacienda del Zanjón. Desde ahí escribió a Morelos para informarle de la situación.

En aquel sitio familiar, quizás rodeado de los suyos o envuelto en el cobijo de la noche y la serenidad que le brindaba el silencio de la vegetación de la hacienda, Tata Gildo se dejó llevar por el recuerdo; desfilaban en una sucesión retrospectiva las imágenes de tantas batallas en las que había salido victorioso, para detenerse bruscamente en las tristes escenas de la derrota, de la huida, de las traiciones y de toda una serie de acontecimientos que se suscitaron en forma vertiginosa originando, finalmente, su derrota y su amargura. La frustración y la rabia por haber permitido que el enemigo se repusiera en Valladolid, cuando pudieron haber ganado la batalla; la estampida en Puruarán; la muerte de sus queridos Guadalupes que no pudo conducir con certeza hacia el triunfo y sí hacia la muerte despiadada; la captura de Matamoros, a quien acabó por admirar, y los inútiles esfuerzos por salvarle la vida; el titubeo de su general Morelos, a quien tanto quería y admiraba; el nombramiento de Juan Nepomuceno Rosainz como comandante general del ejército insurgente, un hombre incapaz como militar que en la acción de Chichihualco se dio a la fuga en medio de la batalla “y que él, con rabia que le salía de los ojos, erguido sobre sus estribos le había increpado a ____________________________________________

Page 135: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 135gritos: ¡Ah... No es lo mismo tomar la pluma que la espada! ¡¿Así se ganan los bordados?!”. La persecución implacable de su General, la humillación y el despojo de su investidura y la penosa travesía a través de la sierra para huir de sus perseguidores; y finalmente, su firmeza tambaleante por el resentimiento, la tristeza y la amargura para afrontar la separación: “Señor, aquí me separo, voy a sembrar algodón para comer y pasar mi vida en secreto y olvidado de las gentes... Todo se ha perdido porque usted se ha fiado de hombres que no debiera para el mando de las armas. Yo no podré escribir un papel, es verdad, pero sí atacar un campo...” Pero Morelos sabía que en el corazón de aquel hombre bueno y noble, fluía generosa la sangre del ideal, lo convenció para que volviera a la lucha.

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136 El Héroe Sin Cabeza

V

LA MUERTE DE GALEANA

1) Las versiones de los historiadores.-

Después de su breve descanso en la hacienda de San Jerónimo, Tata Gildo visitó los pueblos de la Costa que ya conocía, su personalidad atrajo nuevamente a los aguerridos costeños, la gente que lo quería y admiraba volvió a él. Con el ímpetu que lo caracterizaba, logró reunir 500 hombres, un viejo cañón y 100 fusiles. Con este pequeño contingente, Tata Gildo libró algunas batallas en las que salió victorioso, y aún abrigaba la esperanza de crear un ejército que pudiera restituir el terreno perdido, pero el destino le tendió una trampa cerca de Coyuca, la mañana del 27 de ese mismo fatídico año para la causa de la Independencia. Existen dos versiones de su muerte, con algunas pequeñas variantes: la de haber muerto peleando es indiscutible; pero cómo fue, los historiadores más cercanos a los hechos dicen que al ser perseguido la rama baja de un árbol golpeó la testa del héroe; la otra versión es la de un soldado de Galeana que presenció su muerte, rodeado por un número considerable de enemigos que terminaron por abatirlo. Presentamos las versiones en cuestión, y nuestra opinión de la que puede ser la más acertada:

Versión de Enrique Olavarría y Ferrari.-

“El relato que va a seguir y forma íntegro el presente tomo, es una exacta copia del manuscrito en el que constan las memorias de mi padre: nada he querido quitarle ni añadirle, pues cualquiera que sus faltas sean, no es a mí a quien toca señalarlas; la presente relación escrita tiene para mí el mérito de habérsela oído leer a mi buen padre con voz entrecortada por los sollozos y humedecida por sus lágrimas. Hela aquí”:

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Ramón Sierra López 137Con estas palabras inicia su relato don Enrique Olavarría y

Ferrari, titulado “El 22 de Noviembre de 1815”, correspondiente a las “Memorias de un Criollo 1813 - 1815”, en las que en el capítulo XIV se describe la muerte del mariscal Hermenegildo Galeana: Las Novelas Históricas Nacionales, catalogadas como “amenaza e imparcialmente escritas por Enrique Olavarría y Ferrari”, fueron premiadas con diploma, medalla de primera clase y mención honorífica en la Exposición de Guadalajara en 1880 y las creemos, por esta fecha, más cercanas a los acontecimientos de la Guerra de Independencia, y tal vez, en consecuencia, más veraces. He aquí parte del capítulo en cuestión:

“Los prisioneros realistas que teníamos en nuestro poder poco a poco fueron siendo ejecutados, en cumplimiento de las órdenes del Congreso y en justa aunque cruel represalia…” (fueron fusilados una parte, y degollados otra, de los 200 prisioneros que se encontraban en Tecpan y Zacatula, mismos cuya libertad días antes había ofrecido Morelos, a cambio de Mariano Matamoros, hecho prisionero por los españoles, quienes rechazaron la oferta fusilando al Mariscal).

“No trato de disculpar aquellas ejecuciones; pero ¿cómo haberlas evitado cuando a cada instante nos llegaban noticias tan dolorosas como la que recibimos de haber sido fusilado en Puebla el señor D. Miguel Bravo el día 15 de abril, con un lujo de cruel ostentación verdaderamente atroz?

“D. Miguel fue la segunda víctima con que la noble familia de los Bravo contribuyó a la independencia de nuestra patria, a la cual sirvió con heroísmo y constancia desde los primeros días de la Revolución.

“Dejo dicho que la proximidad de Armijo con su fuerte división realista obligó al Sr. Morelos a violentar el incendio de Acapulco, del que se encargó el teniente coronel D. Isidoro Montes de Oca. Del paraje llamado ‘Pie de La Cuesta’, el Caudillo se dirigió a Tecpan, y de allí, evitando la formidable

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138 El Héroe Sin Cabezapersecución de Miota, delegado de Armijo, pasamos a Petatlán primero y a Zacatula después.

“Convencido de que no nos daría caza, Armijo concentró sus fuerzas sobre el campamento de El Veladero, y en la noche del 5 al 6 de mayo logró apoderarse de él, obligando a D. Hermenegildo Galeana a retirarse y huir por senderos sólo de él conocidos, a Cacahuatepec. Allí comenzó a reorganizar sus fuerzas con los dispersos del Veladero, y cuando ya había logrado reunir una pequeña división, al atravesar el Paso del Papagayo, un capitán llamado Echeverría se le desertó llevándose casi la totalidad de la susodicha tropa. Acompañado apenas de unos cuantos soldados fieles, D. Hermenegildo llegó a la Hacienda del Zanjón, haciéndose no sólo ilusiones de que su sola presencia bastaría para poner de nuevo en movimiento toda la Costa Grande. El éxito pareció favorable en un principio y pronto vio reunidas en su alrededor las fuerzas de D. Juan Alvarez y D. José Avila; con ellas sorprendió en Petatlán al realista Cabadas, a quien hizo prisionero y fusiló, y cayendo después sobre el pueblo de Acayac derrotó a Barrientos, que allí fungía de comandante militar.

“Animado con ambas victorias quiso alcanzar una tercera atacando en Coyuca al comandante D. Francisco Fernández Avilés; pero mientras éste contaba con una fuerza respetable, la de D. Hermenegildo se componía apenas de 500 hombres bisoños y deplorablemente armados. La acción empezó en las primeras horas de la mañana del 27 de junio, con graves pérdidas de los realistas, pero Avilés cargó con tal ímpetu que los insurgentes se vieron obligados a retroceder, haciéndolo con gran desorden que a poco se convirtió en completa dispersión. Las once de aquella fatal mañana serían cuando, arrastrado por su caballo que acababa de ser herido, Galeana, a quien perseguía D. Juan Olivar, capitán de los Patriotas de Atoyac, chocando con una gruesa rama de un árbol, recibió en la frente tan violento golpe, que a su pesar se vio despedido de la silla, cayendo casi privado en tierra; disponíase aún así a defenderse cuando un Joaquín León, soldado del Escuadrón del Sur, le atravesó de un balazo, y antes de que ____________________________________________

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Ramón Sierra López 139expirara le cortó de un sablazo la cabeza que clavó en el hierro de una pica, levantándola en los aires satisfecho de su bárbaro triunfo. Con aquel venerable despojo entró en Coyuca el cobarde León, entre los gritos y vociferaciones del populacho, que insultó y escarneció la cabeza del héroe, hasta que el mismo comandante Avilés, indignado con semejante profanación, la hizo retirar de la ceiba en que había sido colgada en mitad de la plaza, diciendo a la plebe: --Esta es la cabeza de un hombre valiente, sólo los cobardes pueden no respetarla. Mandó colocar la cabeza sobre la puerta de la iglesia, de cuyo lugar se retiró después, para darle sepultura en el templo”.

Versión de Lucas Alamán.-

Este historiador tenía apenas 18 años cuando presenció “la gran catástrofe de 1810 y los horrores de la sangrienta revolución del cura Hidalgo, cuya entrada en Guanajuato le tocó ver y le hizo una vivísima impresión(...) Asesinados o presos por las hordas del cura Hidalgo todos los dependientes de la casa de Alamán, y habiendo corrido grandes riesgos aun él mismo por haber sido tomado como español...” Sin embargo, don Lucas se convertiría más tarde en uno de los historiadores mexicanos de la Guerra de Independencia. Aunque no fuera muy imparcial en sus apreciaciones, estuvo más cerca en tiempo y en espacio de los acontecimientos y siguió las vicisitudes de la epopeya reunida en 8 tomos, entre los que se encuentra descrita la muerte del mariscal Hermenegildo Galeana. Que recurrió a Carlos María de Bustamante para precisar sus escritos (Tomo III, Pags.76-79), de los que tomamos una parte:

“...Al amanecer se vio tremolar la bandera real sobre aquel punto, habiendo quedado con esto todos los demás en manos de los realistas, cuyas partidas apostadas al intento dieron alcance a los fugitivos, fusilando a todos los que pudieron aprehender. Este ha sido, dice Armijo en su parte, el fin del decantado Veladero, cuyas casas y fortificaciones he mandado destruir y entregar a las llamas, para que no quede más que vestigio de que existió...”____________________________________________

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140 El Héroe Sin Cabeza

“Galiana, por el monte y por sendas ocultas logró llegar a Cacahuatepec, que era el lugar que había señalado para la reunión de los dispersos, en el que en efecto se juntaron 160 hombres mal armados con los que resolvió dirigirse a la Costa Grande. (Para todos estos movimientos de Galiana tengo que referirme a los que dice Bustamante, cuaderno histórico, tomo 3, folio 76.- Nota del mismo Lucas Alamán). Aumentando sus fuerzas con los que se le fueron reuniendo, atacó Galiana el pueblo de Asayac, distante dos leguas y media del Zanjón(...) Al retirarse Armijo a Tixtla, dejó al mando de la Costa Grande al capitán Avilés, con una división volante (española). Hallábase Avilés con estas fuerzas a fines de junio en Coyuca, cuando Galiana, animoso con el resultado de sus recientes sucesos, se acercó a aquel pueblo. Habiéndose reunido a él Avila, Mayo y Montes de Oca y recibido un refuerzo que Morelos le mandó desde Zacatula, haciendo todo unos 500 hombres con un poco más de 100 fusiles y un cañón. Avilés destacó una partida que fuese a reconocer el bosque de la orilla del río; mas apenas hubo penetrado en él un corto espacio, cuando se encontró con que por todos lados le hacían fuego, y aunque fue reforzada por otra, ambas tuvieron que retirarse. Avilés envió nuevo refuerzo con el ayudante Feraud, pero viendo que no bastaba y que los insurgentes cargaban reciamente, marchó él mismo y dividiendo su fuerza, flanqueó la de sus enemigos que entraron en desorden por su retaguardia. Galiana, para atender a ésta, abandonó el cañón que tenía y poniéndose los suyos en fuga trató de rehacerlos, conteniendo él mismo a los realistas que los perseguían. Estaba a punto de alcanzarlo D. Juan de Olivar, capitán de los Patriotas de Atoyac, que había sido su amigo, cuando Galiana, que montaba un caballo fogoso, pasando debajo de un árbol recibió en la cabeza un golpe de una rama que lo hizo salir de la silla; pero aunque caído en tierra y casi fuera de sentido, todavía se disponía a defenderse, y entonces un soldado del escuadrón del Sur llamado Joaquín León, lo pasó con un tiro de fusil y le cortó la cabeza. Los realistas entraron triunfantes en Coyuca, llevándola clavada en una lanza y la pusieron en un árbol de ceiba que está en la plaza del pueblo. Avilés, indignado de los insultos que se le hacían, reprendió al populacho diciendo: esta ____________________________________________

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Ramón Sierra López 141cabeza es de un hombre valiente. Y la hizo poner sobre la puerta de la iglesia, en la que después se enterró. Galiana fue muerto el 27 de junio a las once de la mañana”.

Versión de Justino Castro Mariscal.-

En los Cuadernos de Cultura Popular fechados en 1967, Capítulo I, hay un relato novelado que escribió don Humberto Ochoa Campos, según memorias de un soldado de Galeana que participó en las campañas de Morelos y que después de la muerte de don Hermenegildo, éste narró al Generalísimo Morelos los hechos del fatídico combate. Al final del relato, Humberto Ochoa inserta esta nota: “Dionisio es un personaje real, fue uno de los soldados más fieles a las órdenes de Tata Gildo, vivió en Atoyac muchos años después de la muerte de don Hermenegildo y en esa población se localizan sus descendientes, quienes hablan de él como un hombre costeño de fácil y adornada palabra, para quien su principal tarea era contar, muy a su modo, las hazañas de su general. También durante su vida, fue el único que se preocupó de recordar las fechas del nacimiento y muerte del héroe”. Y agrega don Humberto: El autor de esta semblanza, agradece las informaciones recibidas de los señores Crescencio Otero Galeana, José Solís y Manuel Abarca. Y hace constar que para la elaboración del presente trabajo se consultaron las obras de Justino Castro Mariscal y del señor general Luis Ramírez Fontanes”.

Esto quiere decir que para la narración novelada de don Humberto Ochoa Campos se basó en el libro “Galeana en al Epopeya de la Independencia Nacional” (segunda edición – México 1980), escrito por don Justino, en donde nos dice que el dato del golpe en la rama del árbol es erróneo y que “la verdad de los hechos, que nunca llegó a escribirse por ningún superviviente de la época, hoy se da a conocer porque es un relato de un soldado y testigo presencial de aquel desventurado acontecimiento. El patriota independiente que fue testigo de este suceso nació en Atoyac, y como se recordará, fue uno del grupo de naturales que

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142 El Héroe Sin Cabezase presentó en la hacienda de El Zanjón, cuando el lugarteniente de Hidalgo se dirigía a Pie de La Cuesta. El viejo soldado que se apellidaba Dionisio y cuya descendencia todavía existe en el pueblo mencionado, refería a sus amigos y nietos la muerte de su general Galeana en la forma que a continuación se expresa”. Aunque la nota de don Justino Castro pudiera parecer lógica, la versión de la rama del árbol fue recogida por varios historiadores de la época. No obstante, y sin querer distorsionar lo recogido en forma oral por don Justino, incluimos aquí la versión íntegra de la narración del soldado Dionisio:

“Eran tiempos de calamidades, los realistas habían invadido la Costa y nos llamaban con frecuencia al indulto, por medio de nuestros parientes y amigos que en alguna forma eran aconsejados por el cura o el encargado del gobierno del virrey. Debido a esto, muchos de nuestros compañeros nos abandonaron y se encargaron de la ingrata tarea de perseguirnos y combatirnos para probar su lealtad. Desesperado el general Galeana, nos aconsejó que deberíamos volver a encender el ánimo, ya decaído en casi todo el rumbo, y con tal resolución abandonamos la sierra y nos fuimos a emboscar en los palmares del camino de Coyuca, pero reconociendo como campamento el cerro de El Tejar. El 27 de junio nos levantamos antes de que amaneciera y nos encaminamos con rumbo al río de Coyuca; pero antes de llegar a la orilla, ordenó el jefe que podíamos almorzar los frutos de palmeras que a la sazón llevábamos como único bastimento. Dedicados a nuestro deficiente desayuno, llegó un labriego, o como se acostumbra decir en el rumbo, un milpero, a decir a Galeana: —¡señor general, las tropas realistas vienen pasando el río! Al escuchar el caudillo estas palabras, con verdadera precipitación se dirigió al coronel don Luis Pinzón y con voz firme y resuelta ordenó: —A ver Pinzón, tome usted 20 soldados y salga al encuentro del enemigo, mientras yo reúno la demás gente.

“El coronel Pinzón salió violentamente a donde le ordenaba su general; pero al avanzar 300 metros se encontró con la vanguardia del comandante Avilés, trabándose desde luego un ____________________________________________

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Ramón Sierra López 143combate. Al comenzar la lucha todo fue confusión y desorden por parte de los insurgentes, y en unos cuantos minutos el coronel Pinzón tuvo que batirse en retirada. Mientras pasaba este lapso de tiempo, el general Galeana entró en acción con los pocos soldados que logró reunir, pero en las primeras cargas que enderezó con los adversarios nos dispersaron, y entonces vi al general que se confundía con los realistas, momentos después caía con todo y caballo, porque se lo habían matado. No obstante que lo habían desmontado seguía peleando, pero sin que ninguno de nosotros hubiera podido darle auxilio. Como se oyeron gritos por parte de los realistas, pude observar que decían: ¡ese es Galeana! ¡Mátenlo! Y una, dos o tres descargas cerradas se oyeron consecutivas. Después, dianas, tiros con intervalos, hasta que pude alejarme del campo de la lucha: el combate se había efectuado cerca de un lugar que llaman El Arroyo Seco y a una media legua de Coyuca, de las 10 a las 12 del día. Pasada la tormenta y como a eso de las seis de la tarde, nos encontrábamos con 30 hombres, entre jefes, oficiales y tropa en lo más boscoso del cerro de El Tejar, preguntándonos unos a los otros la forma en que vimos caer al jefe Galeana ese día de funesta memoria, o sea el 27 de junio de 1814. Al otro día de la tragedia, nos acercamos como unos diez soldados con el coronel don Pablo Galeana, para ver si podíamos encontrar el cadáver del general, pero al llegar al punto fuimos informados por unos trabajadores que ellos solamente habían encontrado el cuerpo sin la cabeza, porque ésta se la habían cortado los soldados realistas, llevándosela en una pica hacia Coyuca, y que después de pasearla por las calles, la habían colgado en una rama de la ceiba que está junto a la plaza. Por recomendaciones de don Pablo Galeana, aquellos mismos campesinos dieron sepultura al general a unos 200 metros del lugar en que había caído.” (Hoy se llama Los Cimientos)”.

Esta es una parte del relato novelado de Humberto Ochoa: “...fuimos informados por los milperos que ellos habían encontrado el cuerpo del jefe, pero sin cabeza, la cual le habían cortado con su propio machete, llevándola en una pica a Coyuca, donde después de pasearla entre burlas por las calles, acabaron por colgarla en la rama de una ceiba que está junto a la plaza... ____________________________________________

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144 El Héroe Sin CabezaHago constar mi Generalísimo, que el comandante Avilés al ver que se burlaban de la cabeza del jefe Galeana, reprendiendo a los soldados ordenó que se le diera sepultura en la iglesia... Nosotros, mi generalísimo, tragándonos el dolor y el coraje, tuvimos que retirarnos con mi coronel Pablo Galeana, para seguir errando por las montañas”.

“Son las once de la mañana del 27 de junio de 1834 y la mano aun firme, enciende la vela en pleno día.

“—¿Para qué prender la luz, abuelo, si el sol está llegando

a lo alto?

“Dionisio no responde, hace veinte años fue el día fatídico. Ensilla el caballo sin dar explicaciones; los grandes conocen la razón y los chicos empiezan a recordarla. Horqueteado y con el pecho erguido sale de Atoyac, a trote solemne, por el camino de la costa. Llegando a la “Y” dirige su mirada del recuerdo hacia Tecpan, y observa a lo lejos los terrenos de El Zanjón y San José, en donde pequeños poblados surgen, en la lucha por lograr la parcela propia. Jala la rienda y el hocico del caballo cambia de norte a sur, recorriendo la misma ruta de la fatalidad.

“Doscientos metros antes de llegar al río de Coyuca, colocó una cruz de madera en donde supone fue enterrado el cuerpo del general. En la iglesia debe estar la cabeza, pero, ¿Dónde? Tata Gildo quería terminar en el olvido y éste lo persiguió. Lo encontró en sus méritos que nunca fueron debidamente apreciados; en la casa de su nacimiento, que en una creciente se la llevó el río; en los algodonales que fueron desapareciendo; en su cuerpo y cabeza, que no encontraron sepultura formal.

“Solamente con lo que no pudo el olvido, fue con el pueblo y esa parte de él que se llama Dionisio. El Congreso, diez años atrás, lo declaró Héroe de La Patria y el fiel soldado todos los 27 de junio enciende la vela.____________________________________________

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“—Te volviste a taruguear al enemigo. Sin cabeza y sin cuerpo, sigues vivo. ¡A sus órdenes mi general don Hermenegildo Galeana!”

Versión de Carlos María de Bustamante: (Cuadro

Histórico de la Revolución Mexicana (1844). Carlos María de Bustamante. Tomo III. Instituto Cultural Helénico. FCE. México, 1985).

“Llegó (Galeana) al punto de Cahuatitán y al día siguiente avanzó sobre el pueblo (de Coyuca) (...) Al pasar el río atacó y derrotó casi solo una emboscada del comandante Avilés: avanzó sobre éste, que iba en fuga, como cosa de tres cuadras; mató siete enemigos y tomó igual número de armas(...) se parapetó el enemigo de unas parotas y comenzó a hacer fuego. Entonces Galeana hizo alto, mandó montar el cañón y continuó la acción sosteniéndose. En ese acto D. Julián Ávila vio que el caballo que montaba estaba herido; éste le dijo que se saliese de las filas y montase en otro para volver á la carga; no lo hizo así, sino que se salió con suma precipitación, y tras de él su escolta; creyó su tropa que este movimiento era de fuga y comenzó a desordenarse, por cuyo motivo cargó el enemigo y con dos partidas, una de caballería y otra de infantería, flanqueó a los americanos y les tomó la retaguardia: dióse parte a Galeana de esta ocurrencia, el cual se hallaba en lo más recio del combate de vanguardia, y no lo quiso creer; (...) mandó á su sobrino D. Pablo Galeana que averiguase y le avisase: de hecho se comprobó la verdad y mandó abandonar el cañón, y que su gente saliese del bosque(...) Encontróse con el enemigo de frente, y con una voz terrible dijo a éste: ¡Aquí está Galeana...!”

“Luego que lo oyeron, dos compañías de infantería le abrieron paso, ¡tanto le formidaban! Avanzó hasta el otro lado del río, reunió a unos cuantos dispersos como pudo, y tornó a la carga. El enemigo estaba situado á la margen del río: avisósele que dos compañías de éste lo pasaban por diferentes puntos para flanquearlo, y entonces comenzó á retirarse poco á poco haciendo ____________________________________________

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146 El Héroe Sin Cabezafuego al enemigo, que avanzaba en su persecución: ya no pudo, aunque quiso, reunir ningún disperso. Guiaba esta partida de los españoles, un hombre llamado José Oliva, á quien Galeana había hecho mucho bien en Téipan y Zanjón, donde este ingrato residía últimamente; conoció á Galeana, comenzó á llamarlo por su nombre y á avanzar sobre él con su partida; ya casi lo alcanzaba, cuando picando recio al caballo, éste, que era brincador, le dio un gran golpe en la cabeza que le hizo saltar la sangre por la boca y narices que lo atontó; sin embargo, no cayó a tierra sino que se quedó sentado en las ancas muy aturdido. Viéndolo su sobrino en tal estado, lo echó por delante y se quedó á retaguardia con tres dragones y el ayudante D. Pedro Rodríguez, para impedir que avanzase el enemigo, mas este cargó entonces reciamente en términos de tocarse unos a otros. Al pasar Galeana bajo de un huizache, el caballo dio nuevamente otro salto fuerte, y como salía una gran rama del mismo árbol, que atravesaba el camino, se dio contra ella al tiempo de levantar la cabeza para ver a los que lo perseguían, y cayó en tierra. Rodeáronlo catorce dragones, y ninguno osaba apearse para tomarlo; pero Joaquín León, desde su caballo le disparó un carabinazo y le atravesó el pecho. Entonces Galeana, moribundo y agitado de las ansias de la muerte tiró de su espada, que no pudo sacar de la vaina. El mismo dragón consumó su iniquidad, pues se apeó del caballo, le cortó la cabeza, la puso en una lanza, y se volvió con ella en triunfo para el pueblo de Coyuca, que habían abandonado sus moradores teniendo por cierta la entrada de Galeana. El cadáver quedó allí mutilado, y no lo pudo recoger su sobrino porque también cargó sobre él una partida de seis dragones”.

Algunos historiadores, al igual que a Carlos Ma. de Bustamante, sobre todo los más cercanos a los acontecimientos bélicos, la figura de Don Hermenegildo no sólo los llenó de asombro, sino que dejó en ellos una admiración tal que quisieron plasmarla en sus memorias para conocimiento de futuras generaciones. La versión de Bustamante, la más cercana en tiempo sobre estos los acontecimientos, merece ser tomada en cuenta como la más veraz. Sin las exageraciones por la figura del héroe de las que el regionalismo suele abusar, Bustamante, ____________________________________________

Page 147: Aqui esta Galeana

Ramón Sierra López 147oaxaqueño y apenas doce años mayor que Don Hermenegildo, agrega de su decir y sentir lo que no dijeron los demás:

“D. Hermenegildo Galeana nació en el pueblo de Téipam. Se radicó en la hacienda del Zanjón, propia de su primo hermano D. Juan José, y la administró por muchos años (nótese que Don Carlos Ma. no dice hacienda del “Sajón”, ni que Hermenegildo fuera “hermano” de Juan José, ni que fuera dueño de hacienda alguna, como erróneamente se ha dicho). A instancias de éste tomó parte en la Revolución, y no fue necesario convencerlo, pues él estaba muy mal dispuesto con la dominación española(...) Fue casado seis meses, y cuando murió tenía cincuenta y dos años de edad(...) Este hombre, en quien la valentía era una segunda naturaleza: que jamás atacó al enemigo á retaguardia, y que era terribilísimo en una acción de guerra, era por el contrario, un cordero en los momentos de paz y fuera de la acción. Jamás hizo fusilar á ninguno, aunque tuviese órdenes de hacerlo. Calculaba mucho, principalmente en el calor de la batalla; entonces le ocurrían medidas imposibles al parecer, pero certeras é indefectibles. Si hubiese esperado los auxilios del campo de Atijo, á vuelta de tres meses lanza del sur al general Armijo, y reconquista todo lo perdido(...) Llamábanle Tata Gildo, y lo que él decía se cumplía irrevocablemente y sin repugnancia; á su nombre siempre acompañó como correlativa la idea de un hombre de bien; y aun el mismo Calleja siempre lo tuvo en ese concepto. Amó al señor Morelos hasta la idolatría, y lo respetó tanto, que jamás le habló sino con el mayor comedimiento. Cuando éste supo su muerte se arrebató de dolor, dióse una palmada en la frente y dijo... Acabáronse mis brazos... Ya no soy nada... Yo que venero las palabras de ese hombre extraordinario, me atrevo a grabar sobre el sepulcro de Galeana estas sencillas palabras:

AL BRAZO DERECHO DE MORELOS

HERMENEGILDO GALEANA,MUERTO EN 27 DE JUNIO DE 1814,PELEANDO EN EL CAMPO POR LA

LIBERTAD,

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148 El Héroe Sin CabezaLA AMERICA MEXICANA

AGRADEDIDA.P.

¿Y seré yo solo, mexicanos, el que deplore esta desgracia infanda? ¿No habrá quién me acompañe en tan justo duelo, por un hombre en quien todos reconocemos un cooperador eficacísimo para la independencia? ¿Necesitaré de las flores de la elocuencia para esparcirlas sobre su sepulcro, y honrar su memoria? De ninguna manera; los hechos de Galeana son tan públicos y su mérito tan relevante, que basta referirlos sencillamente para elogiarlos: el aplauso nace de su misma naturaleza, no de otro modo que las bellezas de un escrito, tanto más admirables cuanto que se forman fluyendo con la tinta de la pluma que las escribe: digámoslo en dos palabras, el adorno del orador hace sospechoso el mérito del héroe cuando amplifica sus conceptos y los engalana con los atavíos de una elocuencia afeminada; sin embargo, sin confundir la cualidad de historiador con la de panegirista, bien podré admirar como grande asunto de nuestra historia, el arte prodigioso con que Galeana adquirió una nombradía incomparable en el último periodo de sus días. Sin recursos, sin armas y sin hombres, con un puñado de ellos, desnudos y hambrientos, y mal armados, hace frente á la división victoriosa de Armijo, y casi forza á la naturaleza para superar toda clase de obstáculos, y avanzar rápidamente en la reconquista: y si no, ¿por qué se espantaron acobardadas dos compañías de soldados enemigos cuando les dice, yo soy Galeana? por la grandiosa idea que de su mérito tenían formada; porque le veían multiplicar de día en día sus fuerzas, y porque de Galeana solo temían que fuese capaz de marchitar sus laureles. Concluyo diciendo que este es el héroe sin par, en su clase, y que para ponerle un extremo de comparación, necesitamos revolver los fastos de la primera edad heróica de México, y decir... solo Moctheuzoma Illhiucamina, llamado el Heridor del Cielo, por justo renombre de su atrevimiento, es comparable con Hermenegildo Galeana... ¡Ah! ¡eterna sea su memoria en nuestros fastos, y bendita sea también por nuestros hijos!”

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Ramón Sierra López 149En recompensa a su sentir y decir, encuentra el

historiador eco a sus palabras en la determinación de dos científicos que, preocupados por honrar a los héroes mexicanos, topan con la figura del General vencedor de mil batallas y, a su manera, perpetúan también su memoria, en una planta llamada “Galeana” (se respeta la ortografía del original):

“Afortunadamente las luces del siglo en que vivimos (XIX), llegadas á nuestro suelo, y depositadas en un pequeño número de sabios, comienzan ya á servir para honrar á nuestros caudillos. Los señores Lallave y Lejarza, descubridores de trece géneros nuevos de plantas y ornamentos de la botánica en esta República, no menos que el Sr. Cervantes, primer preceptor de esta ciencia en esta América y digno de nuestro respeto, han consagrado á la memoria de Galeana una planta, cuya descripción no debo escusar en este Cuadro, y es la siguiente: ‘Galeana’ Poligamia superflua. Cáliz de cinco ojillas. Receptáculo desconocido. Vilano, ninguno. Semillas del rádio ovado comprimido, cóncavas, ribeteadas: las del disco, prismáticas. ‘Galeana alabardada’. Tallo: herbáceo, tendido, estriado, ahorquillado y ramoso. Hojas: opuestas, con pezón corto, por lo común lampiñas, jugosas, unas veces alabardadas, otras aflechadas. Inflorescencia: doble, en la estremidad de los ramos en racimo con los pedúnculos breves; en la parte inferior las flores solitarias con pezón largo insertas en la ahorquilladura. Cáliz: con cinco hojillas iguales y aquilladas. Flores: en el disco comúnmente cinco hermafroditas, amarillas, tubulosas y con cinco dientes. El rádio, blanco, compuesto de tres cintillas muy cortas y bífidas. Receptáculo, desnudo. Semillas: en el rádio cóncavas con el márgen un poco dentado; en el disco, prismáticas. Habita esta planta en los sembrados de San José del Corral, provincia de Veracruz: florece en marzo. Lallave”.

Versión del enemigo.-

Con el propósito de ser claros y objetivos, insertamos la versión que el enemigo tuvo de la batalla en las inmediaciones del río Coyuca. Se trata del parte militar que el coronel Avilés

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150 El Héroe Sin Cabezaenvió a su jefe inmediato, el general José Gabriel de Armijo, quien lo transcribe y envía al virrey Calleja. Aparece como el documento N° 169 en la obra “Morelos, su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época”, de Ernesto Lemoine Villicaña. (Publicaciones de la Coordinación de Humanidades. UNAM, México 1965): 1814, 1° de julio. Armijo comunica al virrey los pormenores de la acción en que murió, “víctima de su arrogancia”, el caudillo don Hermenegildo Galeana (AGN, Operaciones de Guerra, t. 73, ff. 85-9). “Gaceta N° 601”:

“Excmo. Sr. Virrey D. Félix Ma. Calleja.

“El sargento mayor don francisco Avilés, del Batallón del Sur y Comandante de la División de la Derecha de Acapulco, con fecha 28 del próximo pasado junio, me dice lo siguiente desde Coyuca:

“Para recorrer o limpiar estos bosques y lagunas, como he dicho a V. S. en mi anterior oficio es de precisa necesidad, dispuse ayer que una fuerte partida al cargo e mi ayudante, don Juan Ignacio Feraud, saliese y tomase varias direcciones en estos puntos. En efecto, no había andado esta partida dos tiros de cañón, cuando le rompió el enemigo un fuego tan vivo y obstinado, como dicho oficial expresa en su parte(...) Estaba en esta plaza formada otra partida de 50 hombres que iba a despachar a La Brea(...) Con este motivo la detuve, e hice situar a su comandante en el vado de la derecha del río de este pueblo, hice saliesen otras partidas a cubrir la orilla del río por mi izquierda , y yo me quedé en la plaza con el resto de mi batallón y caballería(...) pero no habiendo bastado a decidir la acción varios esfuerzos que mandé al río, observando un fuego vivo de cañón y cerciorado ya que las fuerzas enemigas cargaban todas a un punto, marché a la acción con seis cazadores y un cabo, algunos caballos(...) estaban tan emboscados esos malvados en la orilla del río, que sólo a duras penas habían conseguido los soldados algunas ventajas; pero flanqueándoles los cazadores que yo llevaba con un fuego vivísimo y habiendo hecho tocar el paso de ____________________________________________

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Ramón Sierra López 151ataque, se renovó el ardor de la acción, con tal ímpetu, que a pocos momentos se declaró la victoria por nosotros, entregándose estos perversos a una precipitada fuga, que perseguí hasta la entrada de la sierra, tres leguas de aquí(...)”

“La acción duró hasta las tres de la tarde; el campo de batalla ha quedado regado de cadáveres, armas, caballos y machetes; pero no han aparecido hasta ahora más que doce fusiles y escopetas, y el cañón de a tres con su cureña, que parece fabricado de Oaxaca. Ahora mismo van a salir dos partidas, una a registrar los bosques de la acción y otra a perseguir una gavilla de cuarenta hombres que se ha descubierto por mi espalda, y sin duda andan buscando al víctima de su arrogancia, titulado Mariscal Hermenegildo Galeana, cuya cabeza puso la tropa clavada en la plaza de este pueblo, la que todos los vecinos conocen, y los del Zanjón, que se hallan aquí. A este cabecilla le cortó la carrera de su huida, el capitán de patriotas de Atoyaque, don Juan de Olivar, con ánimo de hacerlo prisionero, pero disponiéndose a defender, llegó el bizarro dragón del Sur, Joaquín León, y lo derribó de un tiro de fusil.”

“(...)Las fuerzas del enemigo eran considerables y no bajarían de mil hombres. Venían mandándolos Galeana, Julián de Ávila, Mallo El Gallego y otros, sobre cuyo cómputo de fuerzas que éstos podrían tener, tengo hablado a V.S. añadir a aquel cálculo, la partida de setenta hombres que había mandado Morelos desde Zacatula, según la adjunta declaración”.

“Lo que traslado a V.E. para su superior conocimiento y satisfacción de los interesados, dejando a la consideración de V.E. el alto mérito que han contraído en tan gloriosa acción, concluyendo con el principal cabecilla de la costa.

“La copia N° 1, es el parte que dirigió al mayor don Francisco Fernández de Avilés, su ayudante, don Juan Ignacio Feraud, por el que constan los muertos y heridos que hubo en la acción, los que recomiendo a la piedad de V.E. Dios guarde a .E. muchos años. Tixtla, julio 1° de 1814. Excmo. Sr. José Gabriel de Armijo (rúbrica).” ____________________________________________

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152 El Héroe Sin CabezaEl Viejo Huajorusco de Los Cimientos.-

En el poblado de Los Cimientos, a escasos 3 kilómetros de Coyuca de Benítez, hasta hace algunos años, existía el viejo árbol en una de cuyas ramas golpeó la cabeza de Galeana m—m para Carlos María de Bustamante se trataba de un huizache; para los habitantes de Los Cimientos, se trata de un huajorusco; sin embargo, por esos parajes estará también el pedazo de terreno que por casi dos siglos abrigara los restos del héroe sin cabeza, es decir, su tronco debió haber sido exhumado cerca por su sobrino Pablo, porque la cabeza, como se ha dicho par varios historiadores, está enterrada cerca de las escalinatas de la vieja iglesia de Coyuca. En el histórico árbol, siendo gobernador del estado Rubén Figueroa Figueroa, se construyó un pequeño monumento, circundando el árbol, y se colocó una placa alusiva que reza: “En este sitio y en este árbol encontró la muerte uno de los héroes más grandes de la insurgencia mexicana, don Hermenegildo Galeana, el gran ‘Tata Gildo’ de nuestra historia. Coyuca de Benítez Gro., enero – 1977.” El monumento fue destruido por una creciente del río Coyuca y la placa desplazada a algún “arronzadero”. Doña Gabina Hernández Meza, vecina de Los Cimientos, se dio a la tarea de buscar la placa que conmemoraba el sitio, la encontró y la conserva para mostrarla a las autoridades que año con año visitan el poblado para rendir homenaje luctuoso a “Tata Gildo”. El sueño de doña Gabina, que aun no se ha hecho realidad, es que se erija una estatua ecuestre de Galeana, para perpetuar su memoria en el lugar donde encontró la muerte.

La cabeza fue enterrada en la iglesia de Coyuca de Benítez, Gro., pero no se sabe el sitio exacto. Algunas versiones dicen que está enterrada en las escalinatas de la parte sur. Otras, que está enterrada en la esquina de la casa de don “Lico Herrera”, cerca de la plaza y de la iglesia. Casa que perteneció a la señora Abigail Pacheco, amiga de uno de los soldados realistas que dieron muerte a don Hermenegildo.

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¿Dónde quedó la cabeza de Tata Gildo?

Han sido muchas las versiones que se han recogido acerca del punto preciso donde fue enterrada la cabeza del General Hermenegildo Galeana, después de haber sido expuesta en la plaza de Coyuca; del mismo modo, son más de una las que versan sobre el sitio exacto donde fue enterrado el cuerpo. Todas tienen, sin embargo, el común denominador de ser versiones recogidas por la “tradición oral”, con la característica de la subjetividad, el estado de ánimo y el conocimiento o cultura de los narradores. Uno de los estudios más serios al respecto, desde el punto de vista técnico, es el realizado por el Arq. Pedro Pellandini Cusi, presentado en 1971. Aunque el arquitecto no llega a ninguna conclusión definitiva y respetando la redacción original, presentamos íntegro su trabajo (proporcionado, para esta obra, por el Poeta Manuel Salvador Leyva) por ser de suma importancia para las aportaciones de datos históricos posteriores a la muerte de este héroe de Tecpan. El documento inicia con una descripción de las excavaciones y exploraciones realizadas en la plaza de Coyuca y en las inmediaciones de Los Cimientos, así como una carta dirigida al presidente municipal de Coyuca:

Acapulco, Gro. 10 de septiembre de 1985.

SR. PEDRO GÓMEZ MAGDALENO.PRESIDENTE MUNICIPAL DE COYUCA DE BENÍTEZ.

Atentamente me permito entregar a usted el presente escrito, con una simple explicación de los trabajos físicos llevados a cabo, las investigaciones y trabajos que se pretenden continuar dentro del Municipio que usted dignamente preside, para localizar los restos del General Don Hermenegildo Galeana, el héroe suriano de este importante Estado, lleno de historia y riquezas tanto materiales como humanas. Atentamente: ARQ. PEDRO PELLANDINI C.

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154 El Héroe Sin Cabeza(A manera de resumen):

GRAL. DON HERMENEGILDO GALEANALOCALIZACIÓN DE LOS RESTOS DEL HÉROE SURIANO.

A.- El amplio expediente de investigaciones realizado por el que suscribe, Arq. Pedro Pellandini C., auxiliado directamente por el Sr. C. P. RUBEN REYES ROMERO, en los terrenos y poblaciones vecinos a Coyuca, durante varios años, hasta 1971, contiene minuciosos datos importantes, los cuales definen con bastante precisión los lugares en donde se encuentran enterrados los restos del héroe.

B.- El segundo expediente es un compendio del anterior, en el cual con menos lectura, planos y sin fotografías se comprende fácilmente.

C.- La primera excavación recién realizada en el actual panteón municipal, cuyo administrador lo es el Sr. Ramón Hernández Pérez, obedeció al lugar más o menos indicado por el Sr. Manuel Ramírez; la segunda excavación se llevó a cabo por los datos aportados por el Sr. Felipe Ávila y el Sr. Napoleón Mosso, quien sólo confirmó saber que el cráneo fue sepultado en el panteón, dicho a él por el Sr. Severiano Ávila. De las tres personas mencionadas, sólo vive el Sr. Napoleón Mosso, aquí en Acapulco.

D.- En ambas exploraciones no se obtuvo resultado alguno. Se deduce que dichas personas obraron de buena fe, pero que seguramente fueron mal informadas.

E.- Me permito exponer mi criterio en el sentido de que el cráneo, que supuestamente está enterrado en el panteón mencionado, no es el cráneo del Gral. Hermenegildo Galeana, ya que ni por el sistema científico de la perspección (sic) extra sensorial se ha podido detectar dicho cráneo, por lo que se puede deducir que el cráneo del General permanece

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Ramón Sierra López 155aún enterrado en el zócalo de Coyuca, que fue el cementerio colonial.

F.- Ahora se llevan a cabo estudios, tomando en cuenta varias conclusiones averiguadas durante los años de investigaciones que se llevaron a cabo para localizar la cabeza real de Tata Gildo, ya que es posible que había dos cráneos enterados cerca de la rampa que ascendía al atrio de la Capilla en el panteón. También es posible que tanto el Sr. Ramírez como el Sr. Severiano Ávila, hayan sacado la de otra persona de aquella época.

G.- Si no se encuentran mayores dificultades con la mampostería de la cancha de basquetbol o alguna sección de escalones que hacen a la vez de graderías, es posible llevar a cabo la localización para rescatar los restos de la cabeza del héroe.

H.- Posteriormente se localizarán en la huerta determinada al norte del Camino Real, entre el tramo desde el río de Coyuca a el barrio de Los Cimientos, los restos del cuerpo sin la cabeza del caudillo.

Con las magníficas facilidades que usted amablemente nos ha brindado y con la seguridad que presiento, lograremos nuestro noble objetivo, rescatando tan honorables restos.

Arq. Pedro Pellandini C.

GENERAL HERMENEGILDO GALEANA “TATA GILDO”.-ARQ. PEDRO PELLANDINI CUSIACAPULCO, GRO., 1971. (Rúbrica)

Llegamos por primera vez al puerto de Acapulco, mis padres y yo el 11 de noviembre de 1927 día en que fue inaugurada la carretera provisional por el Gral. Calles.

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156 El Héroe Sin CabezaPor varios años estuvimos repitiendo nuestras vacaciones,

hasta que obtuve el título de Arquitecto y en febrero de 1940 me convertí en un residente más en Acapulco.

Acostumbrados a excursiones, pasaron veinte (20) años, dedicado a la construcción aquí en el Puerto y viajando hasta donde se podía en el Estado, con el objeto de conocer su gente, su riqueza y su historia que no tiene paralelo.

En 1960 me dediqué a estudiar el Fuerte de San Diego, su construcción, las soluciones aplicadas, lo funcional, su propia arquitectura y sobre todo la historia que calla cada piedra que lo integra.

En una de las veces fui acompañado de mi padre para visitar la crujía dedicada al Gral. Don Hermenegildo Galeana, en la cual al fondo estaba una vitrina con algunas pertenencias del Caudillo, fuera estaba un óleo, lanzas, piquetas, machetes, un par de mosquetones, un pequeño cañón de bronce y unas banderas; todo auténtico; así mismo colgaba de la pared un marco con una leyenda del héroe. Nada se mencionaba de los restos del Caudillo, si los habían buscado... nada. Por lo que nos comprometimos a investigar dónde se encuentran dichos restos, hasta agotar recursos.

Los textos, dan bastantes buenos datos para iniciar una búsqueda minuciosa; con los descendientes y otras personas de edad avanzada en la zona. Nuestro ideal fue de tener éxito para poder entregar los restos del gran personaje al pueblo de Guerrero.

INVESTIGACIONES REALIZADAS PARALOCALIZAR LOS RESTOS DEL GRAL. HERMENEGILDO GALEANA.

SE DEDICA ESTE MINUCIOSO TRABAJO AL PUEBLO DE GUERRERO, MÉXICO.

EN EL SIGUIENTE MAPA SE INDICA____________________________________________

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Ramón Sierra López 157LA ZONA DE LOS ESTUDIOS LLEVADOS A CABO.-

En mayo de 1964, cambié impresiones con un viejo conocido de nosotros, de Acapulco y de Costa Grande, el Sr. Don Vicente Galeana.

Desde luego salimos al campo en jeep; en el viaje a Coyuca nos repitió casi fielmente lo que en promedio relatan los textos sobre la muerte del Caudillo; con la ventaja por ser él descendiente de los Galeana y con cariño al pasado, sabía y nos enseñó el lugar donde muere y decapitan al héroe; su cabeza clavada en una pica la llevan a Coyuca, el tronco nos indica más o menos la zona a donde sus luchadores la (lo) entierran días después, pues estaba vigilado por soldados.

De la cabeza sabía que la habían puesto bajo de una ceiba y posteriormente enterrada fuera al frente de la capilla del panteón colonial. Hoy el zócalo de Coyuca.

Años después sin la compañía de mi padre ya finado, acudo a otro buen amigo, el Sr. C. P. Don Rubén Reyes Romero originario de Coyuca de Benítez y con un gran espíritu que lo caracteriza.____________________________________________

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158 El Héroe Sin Cabeza

Platicamos sobre el tema, ofreciéndome conectarme no sólo con amigos suyos, sino amigos de su papá y de sus abuelos y además se ofreció en acompañarme durante todo el tiempo necesario hasta terminar el intento patrio.

Nos trasladamos a Los Cimientos, mostrándome los mismos lugares que había indicado el Sr. Vicente Galeana; Rubén Reyes cabalgaba en bestia a Atoyac, en varias ocasiones con su abuelo que comerciaba con café y en cada ocasión que recorrían el camino real, le platicaba su abuelo y mostraba los lugares que su abuelo de él (del abuelo de Rubén) le contaba; pues había luchado al lado del Don H. Galeana. En esta ocasión se hicieron planos de los lugares a escala y se anotaron los datos:

En otro viaje con Rubén Reyes, fuimos a Coyuca para hacer planos del actual zócalo (1971). Cerca del zócalo estaba Victoriana Galeana, anciana, nos platicó que su abuelo, el Sr. Macario Galeana Abarca, de Tecpan, le aseguró que la cabeza del caudillo la enterraron frente a la Capilla Colonial.

Nos aconsejó hablar con el presidente municipal, Sr. Ramón Galeana, lo cual hicimos de inmediato, resultando buen ____________________________________________

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Ramón Sierra López 159amigo de Rubén Reyes; le planteamos nuestro objetivo y nos contestó con alegría, no podían haber llegado en mejor día y momento; pues aquí está conmigo la clave de todo lo que se sabe sobre la cabeza de Tata Gildo (como lo recuerdan) y nos presentó al Sr. Manuel Ramírez Pérez, hermano del compositor Agustín Ramírez, ídolo de la canción guerrerense.

Ahí le expusimos nuestro objetivo y convenimos en ir al zócalo para cambiar impresiones; al señor presidente municipal le agradecimos sus atenciones y le ofrecimos tenerlo al corriente sobre nuestros estudios.

En el zócalo nos pusimos cómodos en una banca sombreada, para escucharlo y anotar los datos principales sobre lo que él sabía.

Era el mes de abril de 1971, el Sr. Manuel Ramírez, oriundo de Coyuca de Benítez y criado ahí, ahora de 75 años de edad, nos narró lo siguiente: nos platicó que su abuelita murió a los 95 años y desde que él era pequeño ella le contaba que su mamá y otras personas le habían platicado que los españoles tenían la cabeza de Tata Gildo clavada en una lanza expuesta bajo una ceiba en la plaza vieja y que a petición de la gente y niños lograron conseguir que se la entregaran para enterrarla fuera (no en el panteón), aunque frente a la capilla del cementerio viejo, hoy el zócalo donde nos encontramos charlando. El Sr. Ramírez nos indicó el lugar a donde su abuelita le había dicho; entonces había una rampa de piedra para entrar a la capilla; y viendo hacia el río, a mano izquierda a la mitad de lo largo de dicha rampa, habían enterrado la cabeza. En varias ocasiones le repitió lo mismo. Pasaron los años y en 1918 ó 1919, el pueblo decidió arreglar el zócalo, cambiando de lugar el panteón y demoliendo la Capilla Colonial, para trazar y hacer la nueva obra; también quitaron la rampa y empedraron la calle alrededor del nuevo jardín trazado.

En esa época se comenzó la construcción de la actual iglesia, que en 1971 guardaba objetos de valor religioso de la capilla Colonial. ____________________________________________

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Sigue relatando: cuando se llevaban a cabo las obras de albañilerías, el Sr. Ramírez trabajaba de peón de albañil en una casa frente al nuevo zócalo, rumbo al río. Siempre estuvo pendiente del entierro y poco a poco fue acercándose para excavar en donde le indicó la abuelita, y cuál no sería su sorpresa que encontró la cabeza sola, no encontrando el resto del cuerpo, por lo que gritó: ¡encontré la cabeza de Tata Gildo!

El alboroto cundió, y llevándola al Ayuntamiento, no le hicieron caso alguno, se mofaron; pues estaban en una gran fiesta; por lo que regresó ya tarde y la enterró más profunda y ya no supo más de ella. Ahora no sabe si se quedó ahí o en el nuevo panteón. Fuimos a comer los tres, quedándose él en Coyuca. En viaje especial que hicimos a los Arenales de Gómez, a donde vivía don Manuel Ramírez, nuevamente cambiamos impresiones, nos mostró un artículo escrito por él en el periódico “Costa Grande”, editado en Tecpan, referente a la cabeza de Tata Gildo: (1° de diciembre de 1953). El cual transcribo:

“Allá a principios de este siglo, la iglesia de Coyuca de Benítez era un jacalón de palapa cercada de bajareque... Estaba ____________________________________________

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Ramón Sierra López 161situada de oriente a poniente en el lugar que ocupa hoy el zócalo de ese pueblo.

“La entrada principal al atrio quedaba frente a una calle que va hacia el río y tenía una puerta de rejas de madera que formaba un arco en la parte superior. Al salir del atrio había un empedrado con declive, de unos cuatro metros de longitud por unos dos y medio de ancho.

“En aquella época que era yo un niño, me contaba mi abuelita que la cabeza de tata Gildo estaba sepultada precisamente a un lado de donde terminaba el empedrado a unos tres o cuatro metros hacia el sur y que no había a su alrededor restos óseos de ninguna otra persona. ¡Cuántas veces, al narrarme mi abuelita los acontecimientos, al temblar su voz ya cansada por los años y vi desprenderse de sus pupilas una lágrima de emoción por el recuerdo de aquel valiente!

“La cabeza de Tata Gildo —me decía mi abuelita— estuvo clavada en una pica bajo la sombra de una ceiba, y no fue sepultada dentro del atrio que era donde sepultaban algunos cadáveres, porque tal cosa fue llevada a cabo bajo la estricta vigilancia del enemigo, quien por su parte quería dejarla a la intemperie con el pretexto de que sirviera de escarmiento a los demás; pero los vecinos solicitaron permiso del jefe realista, el que les fue concedido con la condición de que la sepultaran fuera del atrio. ¡Ah! Cuanta saña hasta con los muertos. ¡Cuanta injusticia cometieron con aquellos valientes que con todo el derecho defendían su libertad!

LA CALAVERA:

“Años más tarde trabajaba yo como peón de albañiles en la construcción de una casa que está frente al zócalo y sobre el poniente del pueblo de referencia, y al hacer unas excavaciones para emparejar el terreno, encontré una calavera precisamente en el lugar señalado por mi abuelita. Inmediatamente vino a mi mente lo que ella me contaba con relación al enterramiento de la ____________________________________________

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162 El Héroe Sin Cabezacabeza de Tata Gildo, y llamé a las personas que estaban cerca del hallazgo para hacer de su conocimiento lo que yo sabía por tradición.

“Con todo el respeto que merecen los muertos, me descubrí y lleno de emoción tomé la calavera entre mis manos para mostrarla a los que estaban presente asegurándoles que era la de Tata Gildo. Los recuerdos venían a mi mente en confuso tropel y me sentía embriagado por una extraña sensación que aún no puedo explicar. Quería que todos participaran de lo que yo sentía, que todos creyeran mi dicho; pero desgraciadamente era yo un pobre peón de albañiles y no me hicieron caso excepto una mujer que presenció el hallazgo y que responde al nombre de Abigail Pacheco. Ella estuvo de acuerdo conmigo en que sí era la cabeza de Tata Gildo.

“Han pasado los años y sigo creyendo que la calavera que tuve entre mis manos, correspondió a aquel valiente que luchó por nuestra Independencia y que en vida llevó el nombre de HERMENEGILDO GALEANA”.

Nuevos datos no nos pudo dar, sólo nos ofreció encontrarnos en Coyuca para ir al panteón actual en la zona vieja del mismo (e) indicar más o menos a dónde le dijeron que posiblemente estaba enterrada la cabeza, tantas veces mencionada. A los tres días nos juntamos con el Sr. Ramírez en Coyuca y fuimos al panteón, vaciló bastante y dijo: “todo está cambiado”; pero nos señaló más o menos al centro donde hay monumentos del anterior panteón colonial. Lo trajimos a Acapulco y nos despedimos para volvernos a entrevistar.

Como sugerencia de Don Manuel Ramírez Pérez, entrevistamos al Sr. Don Pablo Garay, de edad avanzada, recibiéndonos cordialmente como todo costeño, siendo además amigo de Rubén Reyes: se le planteó nuestro objetivo, a lo que sencillamente nos informó que en 1918 el pueblo de Coyuca decidió embellecer su zócalo, para lo cual a él lo nombraron tesorero de las obras.____________________________________________

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Los lugareños cambiaron con todo respeto los restos y monumentos del panteón para depositarlos en el nuevo panteón (sic); luego llevaron a cabo la demolición de la Capilla Colonial y comenzaron los nuevos trabajos de la plaza; un día un obrero encontró una cabeza sola en el lugar, que por años se sabía habían enterrado la cabeza de Tata Gildo; me acuerdo que el peón era Manuel Ramírez, pues también trabajó en una casa que yo levantaba frente a la plaza; por cierto que los miembros del Ayuntamiento, por tener una fiesta, no le hicieron caso y se percató que posteriormente volvieron a enterrarla (sic), posiblemente en el mismo lugar.

Se tomaron notas de los datos que nos dio Don Pablo y nos despedimos agradeciendo sus atenciones.

Junio de 1971. Rubén Reyes me entrevista con el Sr. Néstor Guinto Balanzar, Comisario Ejidal de Coyuca de Benítez, quien atentamente nos aporta interesantes datos sobre la cabeza de Tata Gildo: “con respecto al cráneo, fui informado hace mucho tiempo que después de que Manuel Ramírez volvió a enterrar la ____________________________________________

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164 El Héroe Sin Cabezacabeza en la plaza, un señor llamado Severiano Ávila encontró una calavera, que no pudiéndola comerciar, la llevó al panteón de Coyuca. Es todo lo que les puedo decir”. Agradeciendo su aportación, nos despedimos atentamente.

El 10 de junio de 1971, Rubén Reyes me entrega un plano platicado, bien trazado, conseguido del Sr. Desiderio Jacinto, con 110 años de edad (en 1971), plano de Coyuca de fines del siglo pasado, que se adjunta: río-hipódromo (carreras de caballos), la ceiba que sombreó la cabeza del Caudillo, subiendo al este el panteón colonial con su respectiva Capilla y con datos históricos parecidos a los ya obtenidos.

Se marca en el plano la creciente del río (Coyuca) en 1896, que arrasó la mitad de la población. (Nos pareció muy interesante el croquis y datos).

Fuimos en junio de 1971 a Zacualpan, para conocer a un anciano de 127 años de edad, originario de Los Cimientos; bastante lúcido, pero no nos aporta nada porque de niño lo

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Ramón Sierra López 165llevaron a vivir a la Costa Chica, lo que le impidió saber lo que sucedió cerca de su barrio en Coyuca.

Nuevamente estuvimos con el señor Ramírez, prácticamente ratificando el lugar a donde él estuvo seguro de haberla sacado y enterrado nuevamente. El señor Ramírez nos presentó una prima de él de 80 años de edad, la señora Sotera Peña, quien nos platicó que recuerda bien cuando el Peón Severino Ávila sacó la cabeza, la pretendió vender, y al no lograrlo, la enterró en una casa atrás del zócalo, o sea al este.

El señor Ramírez nos llevó con una vecina, también de edad, señora Abigail Pacheco, que vio cuando Severino Ávila sacó la cabeza, confirmando ella que sí era la del Caudillo, pues sabía el lugar a donde estaba sepultada.

Días después se realizan planos y se marca la huerta al norte del camino real antes de llegar al barrio de Los Cimientos, los lugares posibles en donde se encuentra el tronco de Tata Gildo, basado en los díseres (sic) de las tradiciones que se pasó de padre a hijo; agregando que también es el resultado de estudios y promedio de lugares señalados por personas que entrevistamos.

Nota: por razón lógica, los restos deben de encontrarse más profundos por la cantidad de avenidas del río de Coyuca en 157 años transcurridos.

De la huerta pasamos el señor Rubén y yo al Ayuntamiento a donde agradecimos al Sr. Presidente Ramón Galeana las atenciones y facilidades que nos dio, le hicimos un por menor de los estudios. Ahí estaba un joven, quien nos dijo que su papá conocía bien el asunto, el Sr. Zaragoza Ramos. El alcalde mandó traer al Sr. Ramos, con el cual hicimos una cita para el día siguiente. Agradeciendo las atenciones nos retiramos.

Con el Sr. Rubén entrevistamos al Sr. Zaragoza Ramos que ya nos esperaba en el zócalo (julio 9 de 1971). Originario de Tixtlancingo, de 76 años, que de muy joven bajaba a Coyuca, ____________________________________________

Page 166: Aqui esta Galeana

166 El Héroe Sin Cabezaconoció el panteón y la Capilla. Se radicó en 1919 y en 1924 fue secretario del Ayuntamiento.

En 1926 una tarde observó a unos trabajadores excavando en el zócalo, entre la casa del Sr. Garay y el nuevo jardín pensando buscan la cabeza de tata Gildo, por lo que los recomendó hacerlo con cuidado. Al poco rato se encontró el cráneo, que lo pusimos en periódicos (no había osamenta), se le avisó a la profesora Srita. María Cruz Martínez de la escuela Hermenegildo Galeana y con cuidado se llevó la cabeza.

Ya no supe que hizo con ella. Entre los trabajadores recuerdo estaba Severino Ávila. El Sr. Rubén me llevó con la señora Saturnina Méndez, también maestra de la escuela, quien nos mencionó a todas las directoras antes que ella, y ella entregó en 1930 el plantel a la profesora Cruz Martínez. Nada dijo del hallazgo.

Con la duda de que la cabeza del Caudillo se la hubiera llevado la Srita. María Cruz Martínez, enviamos por don Manuel Ramírez P., quien escuchó la grabación de la conversación del Sr. Zaragoza Ramos y de inmediato negó que la Srita. Martínez se hubiera llevado la cabeza en la fecha que dice el Sr. Zaragoza Ramos, en 1926, pues ella llegó en 1930 para hacerse cargo del plantel escolar.

El Sr. Ramírez nos recomendó hablar con el Sr. Mariano Talavera. Por estudios y juntando datos, es el Sr. Severino Ávila quien saca solo la cabeza y se la lleva a su casa, al este del zócalo, para posteriormente llevarla al panteón.

Revisando con Rubén notas, datos, croquis y escuchando las grabaciones, encontramos que le más mencionado de las personas fue el Sr. Severino Ávila, por lo que convenimos localizar a su hermano Felipe Ávila, el único de los hermanos que vive, al día siguiente fuimos a Coyuca a la casa del Sr. Lamberto Garay, originario de Coyuca y amigo de los dos, quien antes no nos pudo aportar ningún dato; pero sí conoce a Felipe Ávila que ____________________________________________

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Ramón Sierra López 167de inmediato nos llevó a su casa, encontrándolo y recibiéndonos como todo costeño amable.

Asentó que hace aproximadamente 40 años su hermano Severino Ávila, ya difunto, sacó la cabeza del lugar que él sabía en el jardín y que posteriormente la llevó a su casa, colocándola en una caja de cartón de zapatos sobre una mesa, durante dos meses. Que su hermano esperaba le dieran una recompensa por ella, no consiguiéndola y que por otro lado su esposa, Sra. María Rosales, le decía que la calavera “hacía ruido y espantaba de noche”, por lo que Severino decidió enterrarla en el traspatio de su casa; así lo hizo, colocándola en un trasto de peltre y tapada con una concha de coco. Que años después Severino murió y hace unos quince años llegó de México un joven que venía en busca de la cabeza del héroe, ofreciendo muy buena recompensa. Felipe, de acuerdo con su cuñada, la viuda de Severino, consintieron con el trato y de inmediato se puso a excavar en el lugar en que ellos sabían estaban enterrados los restos; pero para su sorpresa, no encontraron ni los restos ni el traste, a pesar de que ampliaron bastante la excavación, pero todo fue inútil. El joven se marchó lamentando su fracaso. Su cuñada, quien pensó había resuelto su situación económica, se quedó muy contrariada.

Entrevista con el Sr. Zaragoza Ramos:

—¿Le consta a usted que la maestra Martínez se llevó la cabeza?

—Creo que sí.—¿Me puede decir quién acompañaba a Severino en la

excavación?—Otro hermano, se llama Cenén Ávila.—Sr. Ramos, ¿estuvo presente Felipe Ávila?—Creo que sí.

Fue todo, agradecimos y le dimos las gracias (sic), posteriormente fuimos a la casa de Felipe Ávila, para hacerle algunas preguntas:

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168 El Héroe Sin Cabeza—¿Se dio cuenta si la señorita María de La Cruz Martínez

se llevó la cabeza del Caudillo?—No. Ella quería llevársela, pero mi hermano Severino se

opuso terminantemente, yo la busqué ex profeso, por lo tanto es mía y me la llevo a mi casa. (Por cierto quedaron disgustados).

Severino (sic) nos recomendó ver a la familia Mosso, quien tomó fotografías de la calavera, el padre murió, la Sra. Vive con su hijo en Acapulco: Recibidos amablemente, como toda familia costeña, saludamos a la Sra. Grande y a su hijo Napoleón Mosso; nos dijo que efectivamente ellos estuvieron trabajando en el mismo negocio de la fotografía en esos años del hallazgo de la cabeza de Tata Gildo, en Coyuca de Benítez.

“Con respecto a los restos de tata Gildo —nos narró el Sr. Mosso—, cuando los hermanos Severino y Cenén Ávila extrajeron la calavera al poniente del jardín de Coyuca, acudieron empleados del Ayuntamiento, el director de Civismo y la maestra María Cruz Martínez y otras personas”. Dice el Sr. Mosso que acompañó a su papá al lugar y tomaron fotografías del cráneo y del grupo de personas, menciona que al sacar la calavera Cenén, éste la rompió con la barreta accidentalmente; los Ávila la colocaron en un periódico y después de escuchar una discusión con unas personas, los hermanos Ávila se la llevaron a su casa. La tuvieron en su poder bastante tiempo. Nos dice el Sr. Mosso que Severino le platicó que al cabo del tiempo decidió sepultarla, lo cual hizo, llevándola al panteón, enterrándola en la entrada de la parte vieja, a la derecha y atrás del muro “calicanto”.

Nos ofreció buscar los negativos que le habían tomado a la calavera; pero lo creía difícil por haber sufrido un incendio en su bodega años atrás. Agradecimos y nos despedimos como siempre.

CONCLUSIONES

Recopilados todos los datos de croquis, levantamientos de planos, sugestiones, recomendaciones y las conversaciones con los entrevistados, se llegó a lo siguiente:____________________________________________

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1°) La cabeza del Caudillo debe estar envuelta en periódico y dentro de un recipiente posiblemente de peltre, enterrada a más o menos 70 cms., bajo la superficie del terreno en la orilla de una tumba colonial de cantera labrada, que está más o menos al centro de lo que fue el primer trazo del panteón de 1919.

2°) El tronco del caudillo está al norte del camino real (existe la vereda) entre el río de Coyuca y el barrio de Los Cimientos; está un monumento colorido sobre el camino antes de llegar al barrio; del monumento rumbo al norte, a unos cuarenta metros, en una huerta con poca palma están los restos a la profundidad de más o menos 2 mts., pues hay que vencer lo que las grandes avenidas de río rellenaron en 170 años de tiempo, había que llevar a cabo una excavación de 3 X 3 y 2 ½ metros de hondo.

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RESUMEN (10 de agosto de 1971).-

Con el objeto de concentrar todo el volumen de trabajo efectuado entre los años de 1960 a 1971, inclusive; a continuación se presenta el resumen de ellos:

Estudios 27Levantamientos 10Fotografías 35Transparencias 20Entrevistas habladas 15Entrevistas grabadas 11Artículos 3Planos 5Plano hablado 1

Las entrevistas en 1971, fueron las siguientes (El Sr. Rubén Reyes Romero estuvo presente en todas):

Con la señora Victoriana Galeana: 1 verbalCon el Sr. Ramón Galeana (presidente mpal. de Coyuca)3 verbalesCon el Sr. Manuel Ramírez Pérez: 4 verbalesCon el Sr. Manuel Ramírez Pérez: 3 grabadasCon el Sr. Pablo Garay: 1 verbalCon el Sr. Pablo Garay: 1 grabadaCon el Sr. Néstor Guinto Balanzar (Comisario ejidal)1 grabadaCon el Sr. Gabriel Méndez: 1 grabadaCon el Sr. Desiderio Jacintos (de 110 años): 1 verbalCon la Sra. Sotera Peña (de 85 años de edad): 1 grabadaCon el Sr. José Merino (de 100 años de edad): 1 verbalCon el Sr. Amado Ruiz (de 127 años de edad): 1 grabada

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Ramón Sierra López 171Con el Sr. Zaragoza Mayo Ramos (juez municipal):1 grabadaCon el Sr. Zaragoza Mayo Ramos: 2 verbalesCon la Sra. Saturnina Méndez: 1 verbalCon el Sr. Felipe Ávila: 1 grabadaCon el Sr. Felipe Ávila: 1 verbalCon el Sr. Napoleón Mosso: 1 grabada

Arquitecto Pedro Pellandini Cusi: investigador.Sr. Rubén Reyes Romero: guía, colaborador y contacto con todos los entrevistados.Sr. Segundo Hernández Moreno: ayudante en el campo.Sr. Ricardo Lozano Buenrostro: colaborador en la formación del expediente.

Este expediente se terminó en octubre de 1971, en la ciudad y puerto de Acapulco, Gro. (rúbrica)

Como puede verse, el estudio del Arquitecto Pellandini, es completo en cuanto a que habló con todas las personas relacionadas con el “hallazgo”, la elaboración de planos relacionados con los puntos de interés y sus observaciones sobre el hecho de que aún no se ha encontrado la cabeza del héroe puesto que ni por el sistema científico se ha podido detectar el cráneo que supuestamente está enterrado en el panteón, como último punto de su peregrinar. Finalmente, sus propósitos de continuar (él mismo) con las excavaciones, partiendo de la conclusión de que había dos cráneos enterrados cerca de la rampa y que tanto Manuel Ramírez Pérez como Severino Ávila, sacaron los cráneos de otras personas. Tarea que estaba condicionada: “si no se encuentran mayores dificultades con la mampostería de la cancha de básquetbol o alguna sección de escalones que hacen a la vez de graderías”. Proyecto que por parte del Arquitecto ha quedado inconcluso, pues lamentablemente ya falleció.

Como sabemos, actualmente toda el área del zócalo está completamente cubierta de concreto, incluyendo la calle entre la cancha y la iglesia, así como las escalinatas de ésta. En algunas ____________________________________________

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172 El Héroe Sin Cabezanotas relacionadas con el tema, hemos publicado la fotografía del área (sobre todo de la cancha de basquetbol) en la página “El Machete Costeño” del diario El Sol de Acapulco, afirmando que en uno de sus extremos posiblemente esté la cabeza del héroe. Por otro lado, es conveniente mencionar en este espacio y relacionado con el tema que nos ocupa, que en una “Carta a El Sol”, que me envió el Sr. Israel Balanzar Valeriano, éste nos ofrece su propia versión. De acuerdo con la dirección proporcionada, se hizo necesario localizarlo para que nos ampliara la información, pero no fue posible. Esta es su carta:

Sra. Directora:

Distrayendo sus múltiples ocupaciones con el presente escrito.

He sido asiduo lector por muchos años (16) por ser el mejor, mi nombre es Israel Balanzar Valeriano, nacido en Coyuca de Benítez, y con domicilio actual en la calle 15, manzana 16, lote 18, sector 6 de la col. Emiliano Zapata, de este puerto.

Ya en varias ocasiones, cuando llegan el 13 de abril o el mes de junio, nacimiento y muerte del generalísimo Hermenegildo Galeana, este año no fue la excepción cuando leí en la página de los tecpanecos el artículo “El héroe sin cabeza” donde se mencionan datos erróneos tales como el lugar en que cayó muerto el héroe, como también el lugar en donde estuvo sepultada la cabeza y donde fue puesta después que fue sacada de donde era la capilla de aquellos años.

En el año de 1927, siendo jefe militar el coronel José Ramírez Lara, de triste memoria para los coyuquenses por las múltiples ejecuciones que llevó a cabo en el lugar, ejecuciones por demás viles por arbitrarias, dicho coronel ordenó la construcción del zócalo del lugar, siendo obligados todos los habitantes el que era albañil como tal y el que no como peón.

Mi padre en ese año contaba con 27 años de edad, de oficio albañil, teniendo como ayudante al señor Zeverino Ávila, ____________________________________________

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Ramón Sierra López 173tocando en suerte los trabajos de la parte noroeste que es donde estaba la capilla, tocando a él, mi padre Antonio Balanzar Velela ser la persona que tuvo en sus manos la cabeza del héroe de la Independencia.

Las personas que se mencionan en dicho artículo, como es la señora Abigail Pacheco, esta señora la conocí en el año de 1955 en Tepetixtla, ella hizo el pan cuando falleció la mamá del señor Cutberto Hernández y a mí me tocó hornearlo, yo en ese momento contaba con 17 años y el señor Elías Herrera contaba con todo mi respeto y aprecio, tan es así que para mí es Papa Lico.

Estoy a la orden del señor Lic. Sierra López, quien firma la página de los tecpanecos, para decirle los lugares exactos, porque en el camino viejo a 200 metros del poblado de Los Cimientos (antes El Salitral), lado sur de la carretera nacional Acapulco-Zihuatanejo, existen la ceiba fatídica y la casa donde fue puesta la cabeza, porque vive un hijo de Zeverino Ávila que era dueño de la casa donde la enterraron. Ahora los dueños son los hermanos Solís. Son los hijos de la señora Rosa de Los Santos, en la calle Vicente Guerrero N° 8, a unos pasos de la iglesia de Coyuca de Benítez.

Atentamente, su servidor, Israel Balanzar Valeriano.

Aunque todas las versiones conducen a lo mismo: que el señor Severino Ávila encontró un cráneo que se aseguró era el del héroe y el Sr. Ramírez, otro, que también aseguró era el de Tata Gildo, —porque fue en el lugar que le indicó su abuelita—, creemos que será necesario retomar las investigaciones que dejó inconclusas el Arquitecto Pellandini, aunque con personal calificado para las investigaciones de este tipo, así como auxiliados por equipo profesional o científico, tomando en cuenta, claro, que estamos a casi 194 años de distancia de la muerte del héroe y, de acuerdo con esto, bien valdría una reflexión que nos contestase estas preguntas: ¿habrá seguridad de que el cráneo que se llegara a encontrar será el verdadero, dadas tantas versiones del ____________________________________________

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174 El Héroe Sin Cabezasitio exacto? ¿Valdrá la pena desenterrar el cráneo? ¿Será mejor dejar que el héroe de los tecpanecos descanse en paz?...

El destino quiso que uno de los héroes más destacados de la Guerra de Independencia, tuviera un final trágico; que su espíritu indómito en los campos de batalla y sereno y tranquilo en los remansos de paz, no encontrara reposo ni en la muerte: su cuerpo que cabalgó y blandió el machete costeño en medio del combate, fue separado trágicamente de su cabeza que ideó y fraguó las estrategias que le diera tantas victorias. Su cabeza, que lo caracterizó por ser un hombre noble y leal a sus ideales y a su jefe Morelos aún en los días de ingratitud y traiciones, quedó huérfana del cuerpo que le diera soporte y gallardía. La bella iglesia de Coyuca de Benítez aún observa, frente a sus escalinatas, el sitio donde podría descansar la testa del héroe; “solo falta una lápida de mármol adosada en el muro del antiguo templo que tenga grabado este u otro epitafio:

De esta tierra fecunda de la costa brava,de estos terrones por el suelo echados,Hermenegildo y mil de sus soldadossubieron vivos a mejor morada”.

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BIBLIOGRAFIA

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3. Acapulco, La Ciudad de Las Naos de Oriente y de las Sirenas Modernas. Tomás Oteiza Iriarte: H. Ayuntamiento Constitucional de Acapulco, 1965.

4. La Familia Galeana o Galiana. Archivo Pauccic, Archivo Histórico del Estado. Guerrero, 1970.

5. Archivo Parroquial de Tecpan de Galeana, Gro. (1793-1900).

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14. México a Través de Los Siglos. Tomo Tercero. Volumen Segundo. D. Julio Zárate. México, D. F., 1940.

15. Archivo del Prof. Crescencio Otero Galeana. Tecpan de Galeana, Gro., 1954.

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17. Historia de México. Lucas Alamán. Tomos II y III. México, D.F., 1844.

18. Episodios Históricos Mexicanos. Enrique Olavarría y Ferrari. “El 22 de diciembre de 1815”. Instituto Cultural Helénico. FCE. México, 1987. Barcelona, España, 1886 – 1887.

19. Historia de Méjico, Desde Sus Tiempos Remotos Hasta Nuestros Días. Don Niceto de Zamacois. Tomo VIII. J. F. Farrés y Compañía Editores. Barcelona, España. 1878.

20. Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia. Alejandro Villaseñor y Villaseñor. Tomo II. Editorial Jus, México, 1962.

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Ramón Sierra López 17721. Morelos. Su vida revolucionaria a través de sus escritos y de

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22. Galeana en la Epopeya de la Independencia Nal. Justino Castro Mariscal. México, D.F. 1980.

23. Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana. Carlos Ma. de Bustamante. Cartas 1, 2 y 3. Tomo 3. 1844. (Clásicos de la Historia de México. Fondo de Cultura Económica).

24. Cuadro Histórico de la revolución Mexicana (1844). Carlos María de Bustamante. Tomo III. Instituto Cultural Helénico. FCE. México, 1985.

25. Investigaciones del Arq. Pedro Pellandini Cusi (Acapulco, Gro., 1971).

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178 El Héroe Sin Cabeza

CONTENIDO

Prólogo Pag. 1

Advertencia Pag. 5

Agradecimientos Pag. 7

CAPITULO I.- Pag. 10Situación Económica, Políticay Social de la Epoca.Antecedentes Históricos.

CAPITULO II.- Pag.16 Historia de la Familia Galeana.

CAPITULO III.- Pag. 50Los Galeana Ingresan a La Guerra deIndependenciaLas Campañas emprendidas por Morelos: Primera Campaña Pag. 53Segunda Campaña Pag. 66

El Sitio de Cuautla Pag. 70Tercera Campaña Pag. 97 Toma de la Isla de La Roqueta y lacapitulación del Fuerte de San Diego Pag. 108

CAPITULO IV.- La Derrota de Valladolid. Cuarta Campaña Pag. 116

CAPITULO V.-La Muerte de Galeana. Pag. 133

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¿Dónde quedó la cabeza de Tata Gildo? Pag. 150

Bibliografía Pag. 172

Contenido Pag. 175

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