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Reportaje Ojinegra del Morral V V iaje emprendedor a la inversa El restaurante El Morral de la Ojinegra cumple un año. Belén Soler y Chavi Poncelas, una joven pareja, cambiaron su vida urbana de Barcelona por la tranquila Alloza (Teruel) para emprender un proyecto sostenible: el primer restaurante ecológico de Teruel. ¿ Q Quién diría que hoy una pareja joven iba a cambiar una acomodada vida en Barcelona por emprender un nuevo proyecto en un pequeño pueblo de Teruel? ¿Y quién iba a atreverse a abrir allí un restaurante ecológico y una casa rural? De Barcelona a Alloza. Dentro de la comarca Andorra Sierra de Arcos, en Teruel, se encuentra este pequeño pueblo que cuenta con 701 habitantes. En una hoya se esconde su casco urbano rodeado de campos de olivos. Belén Soler y Chavi Poncelas han realizado el viaje inverso, de la gran ciudad y su multitud de oportunidades al sosiego de la vida rural y a tener que recurrir al ingenio y a la creatividad para buscar nuevas oportunidades. Esta pareja catalana, con dos hijos, llegó a Alloza hace nueve años para abrir la primera casa rural de la comarca, La Ojinegra, y para “crear una familia con una serie de valores, que a mi juicio, no hubiéramos podido inculcar a mis hijos en Barcelona”. Belén, con la ayuda de Xavi, su compañero de vida y de trabajo, emprendió con entusiasmo un nuevo viaje, su “pequeño gran proyecto”: el restaurante ecológico El Morral de la Ojinegra. Un sueño de vida rural que promueve la calidad humana, territorial y ambiental en todas las facetas que un proyecto de turismo rural puede contemplar. ecológico, está dentro de aquellos que piensan que hay que cambiar el esquema predominante de “Fast- Life” que conmociona nuestros hábitos, entre ellos la “fast-food”, por la “Slow-Food”. Ésta es una red internacional formada por más de cien mil asociados que propugna un modelo de vida más sosegado en contra de la “mcdonalización” y a favor de la cocina local y ecológica y de vincular el placer al alimento. La red “Slow-Food”, ha otorgado a este restaurante la certificación de “Km 0”. No hay otro restaurante en Teruel con esta calificación. Este distintivo lo comparte en Aragón con La Corza Blanca, en Vera del Moncayo (Zaragoza). Para obtenerla, El Morral de la Ojinegra ha tenido que seguir una serie de requisitos: adquirir productos y materias primas directamente a tres productores, como mínimo, que se encuentren en un radio de 100 kilómetros e incluir en la carta al menos cinco ingredientes considerados km. 0. En este caso, utilizan el azafrán del Jiloca, la alcaparra de Ballovar, el trigo Aragón 03 de Ecomonegros y el vino Crispillos. Un plato de esas características tiene que contar con un 40% de ingredientes adquiridos a los productores cercanos y el 60% restante debe ser ecológico o estar incluido en el Arca del Gusto de “Slow Food”. Esto le obliga a el medio ambiente y con la producción propia aragonesa. En definitiva, “hacer una cocina de la tierra”, como apunta la propia Belén. Para ellos este reconocimiento “supone un revulsivo para muy prestigioso que nos ayuda a seguir trabajando por lo que creemos, por una forma de vida”. Además, el pasado diciembre, Belén fue galardonada por el Consejo Aragonés de Cámaras y el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) con el III premio “Mujeres por la Cooperación Empresarial en Aragón”, que reconoce, en su corta andadura, su restaurante como una “excelente opción para dinamizar la actividad empresarial generando nuevas oportunidades de crecimiento en unos momentos difíciles en los que la individualidad nos empequeñece", según expuso la vicepresidente de la Cámara de Comercio de Teruel, María Dolores Serrano. Porque el restaurante es un negocio, El Morral de la Ojinegra nos da la bienvenida a Alloza “La gente vegetariana está concienciada de los beneficios de la alimentación ecológica”

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Reportaje Ojinegra del Morral

VViaje emprendedor a la inversaEl restaurante El Morral de la Ojinegra cumple un año. Belén Soler y Chavi Poncelas, una joven pareja, cambiaron suvida urbana de Barcelona por la tranquila Alloza (Teruel) para emprender un proyecto sostenible: el primerrestaurante ecológico de Teruel.¿QQuién diría que hoy una parejajoven iba a cambiar una acomodadavida en Barcelona por emprender unnuevo proyecto en un pequeñopueblo de Teruel? ¿Y quién iba aatreverse a abrir allí un restauranteecológico y una casa rural?De Barcelona a Alloza. Dentro de lacomarca Andorra Sierra de Arcos, enTeruel, se encuentra este pequeñopueblo que cuenta con 701habitantes. En una hoya se escondesu casco urbano rodeado de camposde olivos. Belén Soler y ChaviPoncelas han realizado el viajeinverso, de la gran ciudad y sumultitud de oportunidades al sosiegode la vida rural y a tener que recurriral ingenio y a la creatividad parabuscar nuevas oportunidades.Esta pareja catalana, con dos hijos,llegó a Alloza hace nueve años paraabrir la primera casa rural de lacomarca, La Ojinegra, y para “crearuna familia con una serie de valores,que a mi juicio, no hubiéramospodido inculcar a mis hijos enBarcelona”. Belén, con la ayuda deXavi, sucompañero devida y detrabajo,emprendió con entusiasmo un nuevoviaje, su “pequeño gran proyecto”: elrestaurante ecológico El Morral de laOjinegra. Un sueño de vida rural quepromueve la calidad humana,territorial y ambiental en todas lasfacetas que un proyecto de turismorural puede contemplar.

ecológico, está dentro de aquellosque piensan que hay que cambiar elesquema predominante de “Fast-Life” que conmociona nuestroshábitos, entre ellos la “fast-food”,por la “Slow-Food”. Ésta es una redinternacional formada por más decien mil asociados que propugna unmodelo de vida más sosegado encontra de la “mcdonalización” y afavor de la cocina local y ecológica yde vincular el placer al alimento.La red “Slow-Food”, ha otorgado aeste restaurante la certificación de“Km 0”. No hay otro restaurante enTeruel con esta calificación. Estedistintivo lo comparte en Aragóncon La Corza Blanca, en Vera delMoncayo (Zaragoza). Paraobtenerla, El Morral de la Ojinegraha tenido que seguir una serie derequisitos: adquirir productos ymaterias primas directamente a tresproductores, como mínimo, que seencuentren en un radio de 100kilómetros e incluir en la carta almenos cinco ingredientesconsiderados km. 0. En este caso,utilizan el azafrán del Jiloca, la

alcaparra deBallovar, eltrigo Aragón 03deEcomonegros y

el vino Crispillos. Un plato de esascaracterísticas tiene que contar conun 40% de ingredientes adquiridos alos productores cercanos y el 60%restante debe ser ecológico o estarincluido en el Arca del Gusto de“Slow Food”. Esto le obliga a

el medio ambiente y con laproducción propia aragonesa. Endefinitiva, “hacer una cocina de latierra”, como apunta la propia Belén.Para ellos este reconocimiento“supone un revulsivo para muyprestigioso que nos ayuda a seguirtrabajando por lo que creemos, poruna forma de vida”.Además, el pasado diciembre, Belénfue galardonada por el ConsejoAragonés de Cámaras y el InstitutoAragonés de la Mujer (IAM) con elIII premio “Mujeres por laCooperación Empresarial enAragón”, que reconoce, en su cortaandadura, su restaurante como una“excelente opción para dinamizar laactividad empresarial generandonuevas oportunidades de crecimientoen unos momentos difíciles en losque la individualidad nosempequeñece", según expuso lavicepresidente de la Cámara deComercio de Teruel, María DoloresSerrano.Porque el restaurante es un negocio,

El Morral de la Ojinegranos da la bienvenida a Alloza

“La gente vegetariana estáconcienciada de los beneficios de la

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pero también conlleva seguir unavida acorde con las ideas quepropugnan mediante la cocina. Poreso, además de trabajar conproductos ecológicos certificados detodo Aragón (Agricultura de Léceray de Fuendejalón, vino de las CincoVillas, productos baluarte de losMonegros…), ellos mismos tienenun pequeño corral donde críangallinas y ganado. No tienen carta demenú, “ofrecemos lo que tenemosen el momento de manera que nogeneramosexcedentesy lococinamostodo con leña”. Además, su casarural sirve como escenarioprivilegiado para cursos gratuitossobre nuevas formas de innovar en lacocina, sobre concienciaciónalimentaria y sobre cocina tradicional

y sostenible.Chavi Poncelas se queja de que lagente confunda lo ecológico con lovegetariano, algo que no entiendepor qué sucede. “Un productoecológico no tiene que servegetariano. A lo mejor la confusiónes porque la gente vegetariana estáconcienciada de los beneficios de laalimentación ecológica, pero hay queaclarar que los productos ecológicosno son transgénicos, no han sufrido

modificaciones en sucría ocultivo, y

tampoco están medicalizados, yasean animales o vegetales”. Decualquier manera, Aragón producecasi el 35% de los productosagrícolas transgénicos que se cultivanen el conjunto de países europeos.

Además, Modesto Lobón, elconsejero de Agricultura delGobierno de Aragón se muestrapartidario de estos cultivos. Por suparte, la agricultura ecológicaaragonesa ha pasado de representaren superficie el 10% del total enEspaña, al 4,27%.El futuro de Belén y Chavi seencuentra en el medio rural, seencuentra en ese viaje a la inversaque les ha permitido vivir comoquerían. El futuro de Teruel, el de lospueblos despoblados, el de laeconomía, quizá solo sea posible con“pequeños grandes proyectos”, aescala humana, cercanos al desarrollode un trabajo entusiasta, de calidad,que parta del compromiso con elmedio natural, cultural y humano.

Asentado en una gran hoya yrodeado de olivos milenarios,empezó hace ya muchos años, aconstruirse Alloza. Entre suscasas se encuentra La Ojinegra,una casa de labradores de1880, convertida hoy enturismo rural pero sinmodificar su estructuraoriginal. Las paredes de piedray adobe, el entramado de vigasde madera y los detalles deforja son las señas de laespaciosa casa. Un olor rústicoque se intensifica con el fuegode leña encendido en el salón ycon los aromas procedentes dela cocina que bailan por la casa.La casa rural cuenta con treshabitaciones con nombrespropios: Espliego, Malva yAliaga. Su decoración es acorde

dichas plantas. Belén explicacada rincón, con su voz dulce ycariñosa, como si fueran partede ella y me invitainsistentemente a acudir a LaOjinegra mañana, que es lunallena, para tomarme un“Eclipse lunar”, una cervezaecológica, y unos “eco­bocados”.

“Aragón produce casi el 35% de losproductos agrícolas transgénicos que se

cultivan en el conjunto de países

una cerveza ecológica, y unos"eco­bocados" hechos por ella.

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Un ambiente singular