Arqueologiaexperiment

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ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL EN LA PEN~NSUM IBERICA ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL COMO HERRAMIENTA DE DIVULGAC~ON CIENT~FICA. i Rafael Bolado Del Castillo. Silvia Gómez Arce. Alberto Gómez Castanedo. 1 Enrique Gutiérrez Cuenca y José Angel Hierro'Gárate i Grupo Aiq~eoloqico ATi CA, Apuo ue Correos 2289 39080 Santander (Cdiilaor a~ RESUMEN: !. .guaimente. las posib,lidaoes didact tas q ~e oficte oSl;qan -i retunoter que esta dirc,plina deoe ser :e:?io;~ riL) en cimti ionaipr como d.1 vchíciio oe dif,,sioii :, d;.ulgac,on de dn traba12 c er.tifito tomu es el diql.eoiogito La n i ~ i i ~ ~ . i ~ , á n ciinr iisicr del tonocim enro a Id sociedau en general es ,nJ !;irea que ueieri-i eiirecicprse ool.gada para iu, esvccis:,si?r cc t nater,a cientifica en genera y de la Arqceolog.h eii pari,cclar. iniiepenoienleiiiente rit, o eii coiaiioratioii ton c arii):to dc. ?x,rien eii ia acibal,dad determir3dos reliitu,os a rraves ce!or t~a.es se pucue taiializa* esle I po d? 3cti\iuadrs. DcI::~~ 3t el!gr. +J. ' el asotiacioiiirino uni~r.rs;lario p~efle desempefiar bna extraordi!iari; labor. Ln erit serr~uu ei Gi4poArq¿co15g.to ;il'TICA r !e Id Arq~eologia Fxpertmental Lna el;taz he:ramiei'ia en s~ cojeiivo dt? accrtjr a tieiicia arqiieologita al pjbi:cu eii general Palabras Clave: Arqdcdloyia Experime~t8l. Iiviii3ac:on c:enri!ica. Cr~po ;trqueolog.co ATTICA ABSTRACT -.ir. ;iiipoii¿ncc o! tile Exper nicita Archaeo,og) ar an aJxr,,ar) narre: in 3rthaeologitai sr~oies 1s qriiiAiirig u ; c.ier, t:mc n i,l.diry In tne sanie i,ga), [he aidac:ic poss b.i;r,es o! sucn s..ulect for;e .s to rP;ogiiizr toat 111 5 d,scll) .ne m";: be laten iiiio dca -?e rpetia irts as a way to spread [he rewtr o1 a i.iork liki rnc drcib~cologic Tne rtient,iic spreao nq dnu il:e traiisin,rr on of tne Kn 13 itie sot ery r a rask itiai iiiust ue assjineo as 211 oo ,ga!ed ,o0 !or ttic spetial,sts of any jcient !ir nurre, in ucncrs, ano Arthac -divid~al ,iCependently of, or in t0lldb01dii0~ 211'1. ,r :he ataderic zoriu e~~sts at the orcscrt :,me tertair venicles rliro.'qli Y: :.?e oi acr~iiiies can De tanaiized \Ve tliiiik t:iar ihe uiii.eisi!~ir, ~ssotiat,oiiism tan carry o ~t an exlraord iiar, E!Grh. in 111ir\ * a l tt :rqueologito kn;ra, has niade ol ine ExpcriinenralArthaeoiogv ar ekcellcnt !oo' ,n iis n.;il goal: lo apprnaci; ;he artii;~cuio~;ts :? ihe geivral p,bl c Desde su creación en 1990 en la Facultad de Filo- y Letras de la Universidad de Cantabria, la asocia- universitaria Grupo Arqueológico AlTiCA ha desarro- prolija actividad divulgativa en relación con la ión arqueológica desarrollada en el ámbito de nidad Autónoma de Cantabria. Una de las herra- tas de las que se ha valido ha sido la Arqueología rirnental. Esta disciplina, con cada vez mayor calado del ámbito científico y popular, además de ser un te ejemplo de lo que debe ser ciencia arqueológi- e unas importantísimas cualidades divulgativas que de ella un preciado vehiculo de difusión del cono- o arqueológico. Ambos aspectos, junto con la ex- ia del Grupo Arqueológico AmCA en este sentido, discutidas en el presente texto. ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL RETROSPECTIVA HISTÓRICA Y TENDENCIAS ACTUALES No resulta sencillo esbozar una definición de Ar- queología Experimental. Ello se debe a la propia ambigüe- dad del concepto porque ja qué nos referimos cuando ha- blamos de Arqueología Experimental? Actualmente parece haber quedado claro, al menos en los círculos académicos, que la Arqueología Experimental no ha sido concebida, en inicio, para divertirnos o para jugar pero, a pesar de ello, esta disciplina tiene unas características que la convierten, como veremos más adelante, en una herramienta muy in- teresante para divulgar ciencia y hacer más asequible un conocimiento que puede tornarse harto complejo. En el pasado, el concepto de Arqueología Experimental hacía referencia, de forma general, a los trabajos de imitación y réplica en Arqueología (Ascher 1961) y, teniendo en cuenta

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  • ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL EN LA PEN~NSUM IBERICA

    ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL COMO HERRAMIENTA DE DIVULGAC~ON CIENT~FICA.

    i Rafael Bolado Del Castillo. Silvia Gmez Arce. Alberto Gmez Castanedo. 1 Enrique Gutirrez Cuenca y Jos Angel Hierro'Grate i Grupo Aiq~eoloqico ATi CA, Apuo ue Correos 2289 39080 Santander (Cdiilaor a~

    RESUMEN:

    !. .guaimente. las posib,lidaoes didact tas q ~ e oficte oSl;qan -i retunoter que esta dirc,plina deoe ser :e:?io;~ r iL ) en c i m t i ionaipr como d.1 vchciio oe dif,,sioii :, d;.ulgac,on de dn traba12 c er.tifito tomu es el diql.eoiogito La n i ~ i i ~ ~ . i ~ , n ciinr iisicr del tonocim enro a Id sociedau en general es ,nJ !;irea que ueieri-i eiirecicprse ool.gada para iu, esvccis:,si?r cc t

    nater,a cientifica en genera y de la Arqceolog.h e i i pari,cclar. iniiepenoienleiiiente rit, o eii coiaiioratioii ton c arii):to dc. ?x,rien ei i ia acibal,dad determir3dos reliitu,os a rraves ce!or t~a.es se pucue taiializa* esle I po d? 3cti\iuadrs. DcI: :~~ 3t el!gr. +J.' el asotiacioiiirino uni~r.rs;lario p~ef le desempefiar bna extraordi!iari; labor. Ln erit serr~uu ei Gi4poArqco15g.to ;il'TICA r !e Id Arq~eologia Fxpertmental Lna el;taz he:ramiei'ia en s~ cojeiivo dt? accrtjr a tieiicia arqiieologita al pjbi:cu ei i general

    Palabras Clave: Arqdcdloyia Experime~t8l. Iiviii3ac:on c:enri!ica. Cr~po ;trqueolog.co ATTICA

    ABSTRACT -.ir. ;iiipoiincc o! tile Exper nicita Archaeo,og) ar an aJxr,,ar) narre: in 3rthaeologitai sr~oies 1s qriiiAiirig u; c.ier, t:mc n i,l.diry In tne sanie i,ga), [he aidac:ic poss b.i;r,es o! sucn s..ulect for;e .s to rP;ogiiizr toat 111 5 d,scll) .ne m";: be laten iiiio dca -?e rpetia irts as a way to spread [he rewtr o1 a i.iork liki rnc drcib~cologic Tne rtient,iic spreao nq dnu il:e traiisin,rr on of tne Kn 13 i t i e sot ery r a rask itiai iiiust ue assjineo as 211 oo ,ga!ed ,o0 !or ttic spetial,sts of any jcient !ir nurre, in ucncrs, ano Arthac -divid~al ,iCependently of, or in t0lldb01dii0~ 211'1. ,r :he ataderic zoriu e~~sts at the orcscrt :,me tertair venicles rliro.'qli Y: :.?e oi acr~iiiies can De tanaiized \Ve tliiiik t:iar ihe uiii.eisi!~ir, ~ssotiat,oiiism tan carry o ~ t an exlraord iiar, E!Grh. in 111ir \ *a l tt :rqueologito kn;ra, has niade o l ine Expcriinenral Arthaeoiogv ar ekcellcnt !oo' ,n i is n.;il goal: lo apprnaci; ;he artii;~cuio~;ts :? ihe geivral p,bl c

    Desde su creacin en 1990 en la Facultad de Filo- y Letras de la Universidad de Cantabria, la asocia-

    universitaria Grupo Arqueolgico AlTiCA ha desarro- prolija actividad divulgativa en relacin con la

    in arqueolgica desarrollada en el mbito de nidad Autnoma de Cantabria. Una de las herra-

    tas de las que se ha valido ha sido la Arqueologa rirnental. Esta disciplina, con cada vez mayor calado

    del mbito cientfico y popular, adems de ser un te ejemplo de lo que debe ser ciencia arqueolgi- e unas importantsimas cualidades divulgativas que de ella un preciado vehiculo de difusin del cono- o arqueolgico. Ambos aspectos, junto con la ex- ia del Grupo Arqueolgico AmCA en este sentido,

    discutidas en el presente texto.

    ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL RETROSPECTIVA HISTRICA Y TENDENCIAS ACTUALES

    No resulta sencillo esbozar una definicin de Ar- queologa Experimental. Ello se debe a la propia ambige- dad del concepto porque ja qu nos referimos cuando ha- blamos de Arqueologa Experimental? Actualmente parece haber quedado claro, al menos en los crculos acadmicos, que la Arqueologa Experimental no ha sido concebida, en inicio, para divertirnos o para jugar pero, a pesar de ello, esta disciplina tiene unas caractersticas que la convierten, como veremos ms adelante, en una herramienta muy in- teresante para divulgar ciencia y hacer ms asequible un conocimiento que puede tornarse harto complejo. En el pasado, el concepto de Arqueologa Experimental haca referencia, de forma general, a los trabajos de imitacin y rplica en Arqueologa (Ascher 1961) y, teniendo en cuenta

  • Arqueologa experimental como herramienta d e divulgacin cientfica

    que ia situacin ha cambiado bastante, an gran cantidad de actividades planteadas desde la ptica de la Arqueolo- gia Experimental sigue teniendo carcter imitativo y de rplica (Baena 1997). En Espaa, solo en las ltimas fechas la Arqueologia Experimental ha comenzado a cobrar fuer- za como herramienta interpretativa, pero en los pases an- glosajones, donde la carga antropolgica en los estudios de Arqueologa es grande, la experimentacin en Arqueo- logia tiene una tradicin ms amplia. En el siglo XIX son conocidos los trabajos de investigadores como por ejem- plo Pitt-Rivers en Cranborne Chase, de J. Evans sobre los procesos de manufactura de herramientas de piedra o de S. Nilsson en relacin con la talla ltica (Baena 1998; Fer- nndez 2000 citando a Coles 1973). Es sobre el trabajo de la piedra donde ms se ha trabajado en experimentacin arqueolgica y donde existe una ms amplia tradicin de estudio (Baena 1998). No slo se han hecho para intentar comprender los procesos de manufactura y las cadenas operativas, sino tambin el uso y funcin de los diferentes tipos de herramientas (Fabregas 1992; Gonzlez e Ibez 1994; Baena y Luque 1999 e Ibez et al. 2002 por ejem- plo) Sobre materiales cermicas tambin en las ltimas fechas se han conseguido interesantes logros (Cf. Ramos y Fuentes 1998; Ramos 2002). Igualmente los trabajos en relacin con la experimentacin sobre tiles y estructuras de la prehistoria reciente han tenido cierta cobertura fruto del incipiente inters de los cientficos por el tema. aunque no con la misma profusin que con el trabajo de la piedra (Sarabia e t al. 1997; Rojo 1999; Clemente, Risch y Gibaja 2002).

    A pesar de ello, la mala comprensin de io que de- be entenderse por Arqueologa Experimental ha llevado a la confusin a muchos autores sobre tres temas diferen- tes: experimentacin, experiencia y educacin. La experi- mentacin sera un concepto cientifico y no un producto de la imaginacin sin base alguna, algo especfico de una hiptesis particular y de una fuente de datos. La experien- cia estara relacionada con el proceso de aprendizaje y for- ma de elaborar una tecnologia concreta (puntas de flecha, arcos, estructuras de habitacin ... ) y la educacin deberia ser un elemento fundamental del proceso de investigacin (Reynolds 1999). El problema ha llegado a tal punto que se ha puesto en tela de juicio el propio uso del concepto de Arqueologia Experimental ya que si la Arqueologa es una disciplina cientifica, carece de sentido acompaarla del adjetivo "Experimental". Lo que ocurre es que no to- dos los especialistas dentro del mbito arqueolgico en- tienden que la Arqueologia. An en aulas universitarias. la Arqueologa se presenta como una disciplina de trabajo cuyo objetivo es ofrecer planteamientos "imaginados" a partir de los materiales recuperados.

    En este sentido, la Arqueologia, por las caracte- risticas de los contextos y la documentacin con la que trabaja, tiene serias limitaciones y por ello deben buscarse alternativas interpretativas donde la experimentacin ju- garia un papel de primera lnea. La Arqueologia dejara de ser ese ejercicio definido por 0. G. S. Crawford como "un

    uso disciplinado de la imaginacin" con componentes basados en supuestos no probados para ser una ciencia interpretativa basada en hiptesis sometidas a pruebas y ensayos para confirmarlas o negarlas (Reynolds 1999; Baena 1999). Estamos de acuerdo con Baena (1999) en que no ha de ser desterrado del uso habitual el concep- t o de Arqueologa Experimental. No slo porque ayuda a establecer una diferenciacin entre tendencias interpre- tativas opuestas y que no deben excluirse unas a otras. Tambin resulta un concepto mucho ms atractivo y su- gerente para el gran pblico que implica mayores posibi- lidades de acercamiento a la ciencia arqueolgica en si, adems de que el calado social que tiene la Arqueologa Experimental parece ser suficiente como para cambiarlo; ello generara, sin duda, malentendidos y confusiones que en nada beneficiarian a las posibilidades divulgativas de la disciplina.

    Podria decirse (siguiendo a lngersoll et al. 1977) que la Arqueologia Experimental: " . . . seek to test, eva- luate, and explicate method, technique, assumptions, hypotheses, and theories a t any and al1 levels of ar- chaeological research" (". . . busca probar, evaluar y ex- plicar e l mtodo, l a tcnica, las asunciones, hiptesis y teoras en cualquiera de los niveles de la investigacin arqueolgica". Traduccin de los autores). En este senti- do, el experimento es el elemento clave del proceso de investigacin pues se convierte en la pieza fundamental para ratificar o negar la validez de la hiptesis de parti- da. El experimento debe ceirse a aquellas hiptesis que puedan ser examinadas de forma directa y a partir de un conjunto de datos adecuado. Ello har que se pueda plantear la propia hiptesis de partida adems de poder proponer el propio experimento. La experimentacin, por ello, pone a prueba aquellas interpretaciones que lo permiten, adems de dar cabida a todo tipo de noveda- des surgidas de diferentes disciplinas que pueden cola- borar con la Arqueologia (fsica, biologa, etnografa . . ) (Reynolds 1988).

    La Arqueologa Experimental, podria decirse que a da de hoy es la mejor de las opciones para investigar en Arqueologa; su capacidad crtica a la hora de valo- rar las diferentes interpretaciones la coloca en la punta de lanza de los procedimientos de investigacin en este mbito. Debemos recordar que actualmente se da esa confusin sealada anteriormente entre experimenta- cin, experiencia y educacin. Consideramos que no se ha de excluir dentro de la arqueologa experimental a ninguna de estas categoras, en lo que supone un debate importante en la actualidad (Baena 1997) Creemos por contra que una buena experiencia y pericia a la hora de manufacturar y elaborar rplicas arqueolgicas siguiendo metodologas pertinentes propicia una mejor capacidad a la hora de elaborar el experimento. Si adems se busca una orientacin didctica la Arqueologa Experimental se convierte en un procedimiento de investigacin y educa- cin/divulgacin como muy pocas otras ciencias pueden ofrecer.

  • El hecho de que el gran pblico conozca y compren- s avances en ciencias es algo que se ve actualmente propio de las sociedades democrticas (Cceres y Ri- 96; Blanco 2004). De ello se deduciria una necesidad, a por los cientificos, educadores y divulgadores, de

    a conocer a la sociedad los avances que se van produ- do en los diferentes campos cientificos y tecnolgicos. n varias las razones, destacando, como hace Blanco 4), la de ndole cultural en el sentido de que se debera nder la ciencia como un producto cultural. Las definicio- de lo que es la divulgacin cientfica son variadas. Una simple de divulgacin cientifica la recoge Blanco (2004) la entiende como la vulgarizacin o popularizacin de aber tcnico o especializado, supuestamente inteligible los legos. Calsamiglia (1997) la define como recontex-

    zar en una situacin comunicativa comn (para una au- ncia lega y masiva, con medios diferentes, etc.) un cono- iento previamente construido en contextos especializa- (entre cientficos, con unos instrumentos comunicativos eciales, etc.). En definitiva, la idea fundamental presente na actividad de divulgacin cientifica es la de intentar

    er del conocimiento cientfico algo asequible para todo mundo. En una sociedad donde la ciencia y la tecnologia

    unos de los componentes esenciales que la vertebran, r que los mensajes procedentes de estos mbitos sean comprensible para el pblico en general es algo obli-

    o puesto que se ofrece al gran pblico la posibilidad de idir partiendo de una base informada e independizarse. ierto modo, de la opinin de los especialistas.

    La divulgacin de la ciencia o divulgacin cientifica una actividad que deberia ir siempre asociada a la pu-

    cin de los resultados de investigaciones cientficas ducidos desde cualquier mbito. Aunque entendemos

    el acadmico deberia jugar un papel trascendental. se debe a que la actividad de divulgacin lleva impl-

    s una serie de funciones (ver Calvo 2005: 33) que, en edida, son tareas obligadas de los investigadores y

    tes que ejercen en las diferentes instituciones acad- como, por ejemplo, la de crear una conciencia cien-

    colectiva, favorecer el desarrollo cultural o combatir Ita de inters por campos de la ciencia a los que se

    e un peor acceso informativo. En cualquier caso la fi- del divulgador es variada basculando desde el propio fico hasta los divulgadores ocasionales (Calvo 2005).

    As, en relacin con la Arqueologa Experimental, no ha de suponer un obstculo, sino ms bien al con- o, a las organizaciones y asociaciones ya sean pblicas 'vadas. La gran mayora de stas se nutren de buenos cialistas en Arqueologa que desempean una labor ivulgacin basada en serios trabajos de campo e in-

    igaciones rigurosas. De este modo nos encontraramos s ante una posibilidad ms de la Arqueologa Experi- ntal como es la de favorecer la incorporacin al mundo

    ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL EN LA PEN~NSULA IBERICA

    Foto 1: Experimentacin con materias primas animales desarrollada en las Jornadas de Arqueologa Experimental de 2001

    Foto 2: Un detalle de la experimentacin sobre materias primas ani- males en 2004.

    Divulgar, por lo tanto, exige tener en cuenta al resto de la sociedad. Existe la creencia de que la divulga- cin cientfica dentro del mundo acadmico en general est mal valorada, tendiendo a entenderse como la pu- blicacin o realizacin de mala ciencia, algo que tambin es conocido como "el efecto Sagan" por haber afectado directamente a este cientifico (Ros 2004). Sin embargo, consideramos, siguiendo al citado Ros (2004: 17) quien parafrasea a S. J. Gould, que la divulgacin cientifica es un trabajo meritorio porque: "( ... ) contrariamente al ci- nismo y la mitologa actuales sobre las pocas doradas

  • Arqueologa experimental como herramienta de divulgacin cientfica

    del pasado, la abstraccin conocida como "persona no versada pero inteligente" existe realmente en la forma de millones de personas con un compromiso apasiona- da de aprender de forma continuada". Lo cierto, ahon- dando sobre esta idea, es que, como adverta el propio Carl Sagan, el ciudadano de a pie sabe ms bien poco sobre cuestiones que muchas veces le afectan directa- mente por el hecho de vivir en una sociedad cada vez ms marcada por el desarrollo cientifico y tecnolgico (Calvo 2003a).

    Otra propuesta importante sobre el particular la hallamos en Makinistian (2004). Este autor con un inters demostrado en la divulgacin de la ciencia llama la aten- cin sobre la necesidad de esta actividad no solo porque permite fomentar el conocimiento dentro del seno del gran publico de forma difana y accesible sino tambin porque permitira evitar la proliferacin de tendencias de pensamiento falaces y tergiversadas, pseudocientficas y que en nada benefician al mundo cientfico en cuanto que suponen un lastre para el desarrollo investigador y la propuesta de ideas basadas en anlisis rigurosos y serios de -las evidencias existentes. As, Makinistian (2004: 275) apunta que: ". . . es preciso intensifcar la divulgacin de los conocimientos (. . .) a l gran pblico, mostrndoles, con honestidad intelectual y con la mayor claridadposible, las cuestiones que gozan del consenso de la comunidad cien- tifica, las que se discuten debido a las diferentes posturas asumidas por los autores y tambin las que an permane- cen en el terreno de las preguntas sin respuesta".

    Podran establecerse tres objetivos bsicos en la tarea de divulgacin. stos han sido enumerados por Ma- nuel Calvo (2003b) de forma clara: l ) Funcin informati- va del divulgador (periodista, cientfico, docente, escritor) que transmite y hace comprensible el contenido cientfico, con frecuencia dificil y complejo, 2) Funcin de interprete, que trata de precisar el sentido y significado de las teo- ras, los descubrimientos y sus aplicaciones, especialmen- te aquellas que inciden ms radical y profundamente en nuestra vida cotidiana, 3) Funcin de control, en nombre de la sociedad, para tratar de conseguir que las decisiones en los niveles poltico y empresarial fundamentalmente, se tomen teniendo en cuanta el progreso cientfico y tecno- lgico con la vista puesta en el ser humano, especialmente al servicio de su calidad de vida y enriquecimiento cultu- ral.

    Es necesario pues impulsar la idea acuada por Fensham (1985) de "ciencia para todos" intentando conse- guir mecanismos de presentacin de sus contenidos que la hagan asequible para todo el mundo logrando una alfabe- tizacin cientfica y tecnolgica, idea recogida a principios de la dcada de 1980 por la NSTA (Asociacin Nacional de ciencias de Estados Unidos) que se resumira en: "El obje- tivo de la formacin cientifca (. . .) va a ser formar indivi- duos cientificamente alfabetizados, que entiendan cmo la ciencia, la tecnologia y la sociedad se influyen mutua- mente, que sean capaces de emplear conocimientos en

    LL tomas de decisiones en su vida diaria" (Blanco 2004).

    Foto 3: M.L. Ramos en un momento de su experimentacin sobre coccin cermica en horno abierto.

    de las Jornadas de Arqueologa Experimental de 2001

    En relacin con los estilos y las formas de divulgar, stos son variados y amplios. Existe un abanico intere- sante de recursos y unas normas bsicas para hacerlo de forma coherente (Calvo 2005), pero, en relacin con la Arqueologa Experimental creemos que uno de los mejo- res recursos, y que por ello la hace especial, es el de la transposicin. Esto es, en palabras de Calvo (2005). tras- ladar hechos o conceptos a otras reas del pensamiento o de la accin y a conceptos o magnitudes familiares para el hombre medio y que ayuden a la comprensin. En este sentido, la Arqueologa Experimental es una herramienta de divulgacin cientfica ciertamente interesante y eficaz, no slo cumple todos los requisitos anteriormente citados en relacin con una buena divulgacin de la ciencia que en este caso sera la Arqueologia, sino que por medio de un recurso que queda bien reflejado en la expresin "una ima- gen vale ms que mil palabras" desempea claramente los

  • ARQUEOLOG~A EXPERIMENTAL EN LA PEN~NSULA IBERICA

    etivos y funciones enumerados previamente, haciendo Arqueologa Experimental se ha consolidado como una de e la Arqueologia se convierta en algo comprensible, for- las ms efectivas, ya que, en algunas de sus vertientes, re- tivo y entretenido y permitiendo un margen de reflexin sulta especialmente atractiva. Fruto de este planteamiento

    el que puede ofrecer la lectura ha sido la organizacin de dos convocatorias que, bajo la ica (ver Santacana y Hernndez denominacin de Jornadas de Arqueologa Experimental.

    9, Fernndez 2000). Es preciso, no obstante tener en se han celebrado en Santander en 2001 y 2004. En ambas enta que la propia experimentacin est al servicio de la ocasiones se propuso un esquema muy similar, basado en ueologa como ciencia, donde los modelos empleados la combinacin de sesiones tericas y practicas conducidas proponen como una forma de responder problemas por arquelogos experimentales de prestigio y trayectoria

    ncretos, y que hay veces que la propia reconstruccin reconocida, y dirigidas a un grupo no demasiado elevado imitacin con un sentido ms divulgativo se identifica de personas con unos ciertos conocimientos previos de forma radical con la propia Arqueologa Experimental. Prehistoria y Arqueologia Histrica, pero con escaso con-

    rello cualquier trabajo de Arqueologa Experimental d e tacto con la Arqueologa Experimental. ra ser concebido como un proyecto de investigacin. en este sentido, la educacin, como seala Reynolds

    s algo que forma parte de la eriencia y es que a menos que

    S resultados. esto es se e investigacin final tendr todologia de investigacin

    si misma es un elemento fundamental de la educacin. n llamar la atencin sobre

    rqueologia Experimental, con- ida como una herramienta de anlisis, interpretacin vulgacin al servicio de la propia Arqueologia, cumple

    de fomentar la conservacin ervacin del Patrimonio Arqueolgico. Conocerlo es rlo y por medio de la Arqueologa Experimental el

    general accede al conocimiento de la gnesis y n de elementos que forman parte de su acervo hist- ultural. En este sentido queremos concluir con unas

    Internacional para la gestin rimonio Arqueolgico (1990). en la que se apunta iente: "la proteccin del patrimonio arqueolgico

    rse en una colaboracin efectiva entre especio- mltiples y diversas disciplinas. Exige tambin la cin de las instancias de la Administracin, de

    vadas y del gran pbli- nes de las administraciones

    cas y de los legisladores, las reglas profesionales la labor de inventario, a la prospeccin, a Jornadas de Arqueologa Experimental de 2004.

    in, a la documentacin, a la investigacin, a l iento, a la conservacin, a la preservacin, a la El programa de las Jornadas de Arqueologia Expe-

    la informacin, a la presentacin, a l acceso rimental de 2001, celebradas entre el 15 y el 18 de mayo pblico del patrimonio arqueolgico, as; como la en ias instalaciones de la Universidad de Cantabria, se ar-

    las cual~caciones adecuadas del personal ticulaba en tres mdulos dedicados a la tecnologa prehis- ado de su protecc~n." trica, a la tecnologia protohistrica y la etnomusicologa,

    respectivamente. Dentro de estos mdulos se desarrollaron ACIN CIENTIFICA Y ARQUEOLOG~A EX- talleres especificos sobre la talla litica, el procesado de ma-

    L: LA EXPERIENCIA DEL GRUPOAR- terias primas animales, las manufacturas cermicas o las manifestaciones musicales en el mundo maya. Para ello se cont con dos de los "fundadores" de la Arqueologia Expe-

    gico AmCA atesora ms de una rimental en nuestro pas, J.Baena y M. Luque, con los dos de experiencia en la organizacin de todo tipo de equipos de investigacin de la Universidad de Cantabria des encaminadas a la divulgacin de la Arqueolo- que emplean procedimientos experimentales, el de J.E. una bsqueda continua por encontrar nuevas vias Gonzlez y J.J. Ibez, por un lado, y el de M.L. Ramos por

    cercar la Arqueologia al pblico (Gmez et al. 2004) la otro, y con el etnomusiclogo guatemalteco A. Arrivillaga.

  • Foto 7: La reconstruccin de la caza en la Prehistoria, un verdadero atractivo para el phlico.

    Tres aos despus se pusieron en marcha unas nue- vas Jornadas de Arqueologa Experimental, celebradas en las mismas instalaciones entre los dias 10 y 14 de mayo de 2004. El programa de esta segunda edicin fue algo ms variado, ya que adems de los talleres de tecnolo- ga litica, de procesado de materias primas animales y de elaboracin de manufacturas cermicas, se incluyeron ac- tividades ms especficas sobre la fabricacin de enman- gues, la industria sea, la caza con arco y propulsor, o la confeccin de elementos de calzado y vestido a partir de pieles. De nuevo buena parte los talleres estuvieron diri- gidos por investigadores de la Universidad de Cantabria que emplean en sus trabajos la Arqueologa Experimental. Adeins de los ya citados, se incorporaron J. Ros, J. Tapia y M.A. Barqun. El resto de las sesiones fueron impartidas por arquelogos experimentales del equipo de Atapuerca y por el investigador local A. Garca-Oliva.

    En ambas convocatorias se ha buscado conjugar las tres facetas anteriormente mencionadas de la Arqueologa Experimental: experimentacin, experiencia y educacin, con diferentes grados de xito. En todo caso, no con- viene olvidar que, desde un primer momento, el enfoque de ambos eventos se inclinaba fundamentalmente hacia, la divulgacin y eran experiencia y educacin las facetas en las que se esperaban obtener los mejores resultados. Ofre- cemos aqu, con una visin de conjunto, una valoracin de ambas convocatorias. Estas reflexiones pueden resultar tiles de cara a la organizacin de nuevas actividades si- milares, tanto para nuestra asociacin, como para otros colectivos que pretendan poner en marcha iniciativas simi- lares. Adems, permiten constatar que, en lneas genera- les, la Arqueologa Experimental constituye excelente una herramienta de divulgacin, ya que resulta muy atractiva para el pblico, aunque en ocasiones se deba recurrir al sensacionalismo para atraer la atencin.

    En el mbito de la experimentacin debemos situar los talleres dirigidos por J.E. Gonzlez, J.J. Ibez y J. Ros en 2001 y 2004, en los que se trat de desarrollar un pro- grama experimental sobre procesado de materias primas animales mediante herramientas de slex que con poste- rioridad seran objeto de estudio traceolgico. La propia

    naturaleza de unas jornadas en las que participaban una treintena de personas y que contaban con abundante p- blico en buena parte de su desarrollo hacia difcil el desa- rrollo de autnticas experimentaciones, ya que el control de las variables se volva una misin difcil de cumplir.

    Tambin se han planteado como un ejercicio de experimentacin los talleres de coccin de cermica en horno abierto, dirigidos por M . L. Ramos. El seguimien- t o de la experimentacin tuvo dificultades similares a las evidenciadas en el caso anterior y una cierta tendencia a la improvisacin motiv una alteracin constante de las variables del proceso. A pesar de ello, en un trabajo re- ciente se han recogido los resultados de aquella primera experimentacin realizada en 2001 (Ramos 2002).

    En el mbito de la experiencia se pueden encuadrar la mayor parte de las sesiones de tecnologa ltica desa- rrolladas tanto en 2001 como en 2004, y los talleres de enmangue de las ultimas jornadas de Arqueologa Expe- rimental celebradas. La talla de slex es, sin duda, uno de los lugares comunes cuando se habla de experimentacin en Prehistoria y supone, adems, una va ptima de apren- dizaje a travs de la experiencia. A partir de unas nociones bsicas de la talla de diferentes materias primas, con el empleo de diferentes tcnicas, los asistentes a los talleres tuvieron la oportunidad de ir adentrndose en el conoci- miento de la tecnologa prehistrica.

    A caballo entre la educacin y el sensacionalismo, la actividad ms llamativa en ambas convocatorias ha sido, sin duda, el taller de caza prehistrica. En el a50 2001 sur- gi casi de manera espontnea, como parte de la experi- mentacin con materias primas animales, y se consolid en la siguiente edicin, dirigido por J. Tapia, como una de los mayores atractivos de las jornadas. Se ofrecieron unas de- mostraciones prcticas de tiro con arco y con propulsor, en las que se invit a participar a los asistentes a las jornadas, y a buena parte del pblico asistente. Quiz la curiosidad morbosa que despertaba el hecho de que el blanco de las armas prehistricas fuese un animal de piel y hueso -que haba sido previamente sacrificado-, o la vertiente Idica que pueda tener esta actividad, hacen que se convierta en un reclamo.

    Despus de la puesta en prctica de estas dos ex- periencias de divulgacin a travs de la Arqueologa Ex- perimental hemos podido percibir en primera persona las posibilidades que tiene esta disciplina, y tambin los riesgos, La Arqueologa Experimental ofrece la posibilidad, tanto al arquelogo como al pblico, de tener una visin mucho ms cercana y comprensibles de diferentes aspec- tos del registro arqueolgico, hacindolo ms amable y menos spero. No obstante, la Arqueologa Experimental puede ejercer tambin como lente deformante, tanto de los periodos que pretende recrear, como de su propio al- cance cientfico, al convertirse en un espectculo. Hay que ser cauteloso cuando se explora la va del sensacionalismo como herramienta de divulgacin cientfica.

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