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6

ARQUISUR RevIStA es una publicación científica, con arbitraje internacional, de la Asociación de Facultades y

Escuelas de Arquitectura Públicas de América del Sur. Posee Comité Editorial, Comité Científico y Editor Técni-

co. Se publica con frecuencia bianual; es de acceso libre y gratuito en: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista, con

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· Proyecto arquitectónico

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· Historia de la Arquitectura, la Ciudad y el Urbanismo

· Enseñanza de las Disciplinas proyectuales

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ARQUISUR RevIStA é uma publicação científica com arbitragem internacional da Associação de Faculdades e

Escolas de Arquitetura Pública da América do Sul. Tem Comitê Editorial, o Editor Científico e Técnico. Sua pe-

riodicidade é semestral. Ë livremente acessível em: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista, com a leitura on-line e

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· Tecnologia e sustentabilidade.

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ARQUISUR RevIStA is a scientific publication with international peer-review, from the South American Associa-

tion of State Colleges and Schools of Architecture. It has an Editorial Committee, a Scientific Committee and a

Technical Editor. It is published biannually and is freely accessible at: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista where

it may be read online or downloaded as pdf. The journal gathers original research articles written by scholars and

researchers from partner institutions according to the following themes:

· Architectural Design.

· Technology and Sustainability.

· History of Architecture, City and Urbanism.

· Pedagogy related to the Design Disciplines.

· City and Territory.

· Communication and form.

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7

A 3Arquisur Revista | Nº 3 | Año 3 | 146 págs.

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8

www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista

Arquisur Revista autoriza la reproducción parcial o total de los textos y origina-les gráficos siempre que se cite la procedencia. Los criterios expuestos en los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesa-riamente la opinión del Comité Editorial ni de la Dirección. Los derechos de los artículos publicados pertenecen a sus autores o editoriales.La revista no tiene ánimo de lucro, por lo que los contenidos publicados se hallan bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 de Creative Commons.

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ARQUISUR RevIStA, semestral, Año 3, Número 3. Abril 2013Publicación incluida en Catálogo | Alta: 07 – 02 – 2013. Folio: 22013

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9

ARGENTINA

Universidad de Buenos Aires

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo

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Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo

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BOLIVIA

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Facultad de Ciencias y Tecnología

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Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat

BRASIL

Universidade Federal da Bahia

Faculdade de Arquitetura

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Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

Universidade Federal de Rio Grande Do Sul

Faculdade de Arquitetura

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Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

Universidade Federal de Santa Catarina

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Universidade Federal de Santa Maria

Curso de Arquitetura e Urbanismo

Universidade de São Paulo

Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

Universidade de São Paulo, São Carlos

Instituto de Arquitetura e Urbanismo

CHILE

Universidad del Bio Bio

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Universidad de Chile

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Universidad de La Serena

Departamento de Arquitectura

PARAGUAY

Universidad Nacional de Asunción

Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte

URUGUAY

Universidad de la República

Facultad de Arquitectura

UNIDADES ACADÉMICAS

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10

Universidad Nacional de Buenos Aires

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo

Dra. Arq. Rosa Aboy

Dr. Arq. Alvaro Daniel Arrese

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Dr. Arq. Claudio Federico Guerri

Dr. Arq. Flavio Janches

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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño

Mag. Arq. Victor Daniel Avila

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Mag. Arq. Viviana Colautti

Mag. Arq. Pablo Martín Fusco

Dr. Arq. Horacio Jose Gnemmi

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Mag. Arq. Mariela Alejandra Marchisio

Dra. Arq. Maria Cecilia Marengo

Mag. Arq. Joaquín Peralta

Mag. Arq. Carolina Peralta

Mag. Arq. Lidia Samar

Mag. Arq. Edgardo Jose Venturini

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Universidad Nacional de La Plata

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Arq. Analía Fernanda Gómez

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Dr. Arq. Gustavo Alberto San Juan

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Dr. Arq. Fernando Alfredo Tauber

Universidad Nacional de La Rioja

Escuela de Arquitectura

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Dr. Arq. Ricardo Perotti

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Universidad Nacional del Litoral

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Dr. Arq. Luis María Calvo

Dr. Ar. Mauro Chiarella

Dra. Arq. Adriana Collado

Dr. Arq. Javier Fedele

Mg. Arq. Luis Müller

Mg. Arq. Mirta Soijet

Dra. Arq. María Laura Tarchini

Dr. Arq. Marcelo Zárate

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Universidad Nacional de Mar Del Plata

Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño

Mag. Arq. Guillermo Bengoa

Mag. Arq. Perla Bruno

Mag. Arq. Fernando Cacopardo

Dr. Arq. Roberto Fernandez

Dra. Arq. Ana Nuñez

Mag. Arq. Felicidad Paris Benito

Universidad Nacional del Nordeste

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Dra. Arq. Laura Inés Alcalá

Dr. Arq. Miguel Angel Barreto

Mg. Arq. Carlos Eduardo Burgos

Arq. Marcelo Andrés Coccato

Dra. Arq. Angela Sanchez Negrette

Universidad Nacional de San Juan

Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño

Dr. Arq. Susana Deiana

Dr. Arq. Ernesto Kuchen

Dra. Arq. Graciela Nozica

Dr. Arq. Laura Simon

Dr. Arq. Inés Tonelli

Dr. Arq. Marcelo Vizcaíno

COMITÉ CIENTÍFICO

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11

Universidad Nacional de Rosario

Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño

Ms. Arq. Noemí Adagio

Dr. Arq. Oscar Bragos

Dr. Arq. Elio Di Bernardo

Dr. Arq. Gustavo Carabajal

Dra. Arq. Daniela A. Cattaneo

Dra. Arq. Bibiana Haydee Cicutti

Dra. Arq. Jimena Paula Cutruneo

Dr. Arq. Hector Floriani

Dr. Arq. Roberto De Gregorio

Dr. Arq. Roberto Kawano

Dr.Arq. Aníbal Julio Moliné

Arq. Bibiana Ada Ponzzini

Dr. Arq. Marcelo Salgado

Dra. Arq. Ana María Rigotti

Arq. María Cristina Rosa Tamburrini

Dra. Arq. Isabel Martínez de San Vicente

Universidad Nacional de Tucumán

Facultad De Arquitectura y Urbanismo

Dra. Arq. Raùl Fernando Ajmat

Dra. Arq. Clara Ben Altabef

Dra. Arq. Claudia Fernanda Gómez López

Dr. Arq. Guillermo Gonzalo

Dr. Ing. Arq. Pablo Holgado

Dra. Arq. Olga Paterlini

Dr. Arq. Hugo Ahumada Ostengo

Dr. Arq. Juan Bautista Ramazzotti

Dra. Arq. María Rosa Sánchez de Colacelli

Universidade de São Paulo

Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

Dra. Arq. Helena Ayoub

Dr. Arq. Luis Antonio Jorge

Dra. Arq. Maria Lucia Refinetti

Dr. Arq. Artur Rozestraten

Dr. Arq. Francisco Spadoni

Dra. Arq. Maria de Lurdes Zuquim

Universidade Federal de Rio Grande Do Sul

Faculdade de Arquitetura

Dr. Arq. Rogério de Castro Oliveira

Dr.Arq. Airton Cattani

Dra. Arq. Cláudia Piantá Costa Cabral

Dr. Arq. María Cristina Dias Lay

Dra. Arq. Célia Ferraz de Souza

Dr. Arq. Romulo Krafta

Dr. Arq. Décio Rigatti

Dr. Arq. João Rovati

Dr. Arq. Antonio Tarcisio da Luz Reis

Dra. Arq. Lívia Teresinha Salomão Piccinini

Universidade Federal do Rio de Janeiro

Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

José Barki

Dra. Arq. Maria Cristina Nascentes Cabral

Dra. Arq. Lucia Maria Sá Antunes Costa

Oscar Daniel Corbella

M. Sc. Flavio de Oliveira Ferreira

José Almir Farias Filho

José Ripper Kós

Rodrigo Cury Paraizo

Dr. Arq. Guilherme Lassance dos Santos Abreu

Dra. Luciana da Silva Andrade

Universidade Federal de Pelotas

Curso de Arquitetura e Urbanismo

Dra. Ana Lucia Costa de Oliveira

Universidade Federal de Santa Maria

Curso de Arquitetura e Urbanismo

Giane Grigoletti

Caryl Eduardo Jovanovich Lopes

Prof. Dr Arq. Urb. Luiz Fernando da Silva Mello

Dra. Arq. María Eugenia Pallarés

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12

Universidade Federal da Bahia

Faculdade de Arquitetura e Urbanismo

Alberto Rafael Cordiviola

Naia Alban Suarez

Arivaldo L. de Amorim

Griselda Kluppel

Marco Aurelio de F. Gomes

Luiz Antonio Cardoso

Rodrigo Espinha Baeta

Suzana Acosta Olmos

Ana Maria Fernandes

Antonio Heliodorio Sampaio

Paola Berenstein Jacques

Eloisa Petti Pinheiro

Francisco de Assis da Costa

Universidad Mayor de San Andrés, La Paz

Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat

Ph.D. Arq. Max Arnsdorff Hidalgo

Universidad Mayor de San Simón

Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat

Msc Arq. Marco Antonio Macias Abasto

Msc. Arq. Néstor Guzmán Chacón

Msc. Arq. Julio Alberto Mercado

Msc. Arq. Alina Espinoza Pérez

Msc. Arq. Javier Tapia

Dr. Arq. Andrés Loza Armand Ugon

Universidad del Bio Bio

Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño.

Dr. Arq. Claudio Araneda

Dr. Arq. Sergio Baeriswyl

Dr. Arq. Iván Cartes

Dr. Arq. Rodrigo García

Dr. Arq. Pablo Fuentes Hernández

Dr. Arq. Maria Isabel López Mesa

Dr. Arq. María Beatriz Piderit

Dr. Arq. Gerardo Saelzer

Dr. Arq. Maureen Trebilcok

Universidad de Chile

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Dra. Arq. Luz Alicia Cárdenas Jirón

DEA. Arq. Jaime Díaz Bonilla

Dra. Arq. Laura Gallardo Frías

Ph.D. Dr. Arq. Ernesto López Morales

MSc. Arq. Marcela Pizzi Kirschbaum

Msc. Arq. Jeanette Roldan Rojas

Universidad Nacional de Asunción

Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte

Msc. Arq. Juan Carlos Cristaldo

Msc. Arq. Julio César Diarte

Arq. Carlos Jorge Fernández

Arq. Carlos Gomez Nuñez

Arq. Annie Granada

Msc. Arq. Andrea Ingolotti Heter

Arq. Elizabeth Pratts

Dr. Arq. Luis Silvio Ríos

Universidad de La República

Facultad de Arquitectura

Dra. Adriana Barreiro Díaz

Dra. Arq. Laura Fernandez Quinteiro

Dr. Arq. Pablo Ligrone

Dra. Arq. Carina Nalerio

Dr. Arq. Aníbal Parodi

Dr. Arq. William Rey

Dr. Arq. Gemma Rodríguez

Dr. Arq. Juan Gustavo Scheps

Dra. Arq. Ana Vallarino Katzenstein

Page 13: arquisur_n03

13

InÍNDICe GeNeRAL

ARTÍCULOS | Página 15

INFORMACIÓN PARA AUTORES | Página 139

Page 14: arquisur_n03

14

01

05

03

07 08

02

06

04

Dr. Arq. Rodrigo García Alvarado

Arq. Arturo Lyon Gottlieb

Diseño paramétrico en Arquitectura; método,

técnicas y aplicaciones.

Página 16.

Dr. Arq. Antonio Sahady Villanueva

Arq. José Bravo Sánchez

Arq. Carolina Quilodrán Rubio

Las Azudas de Larmahue.

Arquitectura de ruedas en tierras de secano, en

pleno corazón campesino de Chile.

Página 74.

Dr. Arq. Aníbal Parodi Rebella

Fascinación por la escala.

El proceso de proyecto de Charles y Ray Eames.

Página 40.

Arq. Alejandra M.J. Parussini

La dispersión como forma de crecimiento urbano.

El caso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.

Página 106.

Arq. Mestranda Débora Gregoletto

Arq. Mestranda Thaís Caetano Bochi

Bacharel Mestranda Fernanda Costa da Silva

Prof. Antônio Tarcísio Reis

Existência e inexistência de cercamento, segurança e

acessibilidade de parques urbanos.

Página 124.

Arq. Airton Cattani

Protótipos e réplicas na representação da arquitetura.

Página 28.

Dr. Arq. Claudio Antonio Santos Lima Carlos

Arquitetura do Ferro do Rio de Janeiro.

Mobilidade posta à prova

Página 92.

Arq. Fernando Javier de Sierra Brandón

Vilamajó – Le Corbusier. Montevideo – Nueva York.

1929 – 1947. Confluencias y divergencias en los

itinerarios de Julio Vilamajó y Le Corbusier.

Página 56.

ÍNDICE DE ARTÍCULOS

ARQU

ISU

R Re

vISt

A | A

ÑO

3 | N

º 3

| ÍN

DIC

E

Page 15: arquisur_n03

15

ArÍNDICE GENERAL | Página 13

ARtÍCULOS

INFORMACIÓN PARA AUTORES | Página 139

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16

Diseño paramétrico en Arquitectura; método, técnicas y aplicaciones.

01

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17

Nuevas tecnologías de diseño paramétrico en Arquitectura se han comenzado a

utilizar especialmente en exhibiciones temporales o grandes proyectos complejos,

pero sin esclarecer sus estrategias generales de trabajo. Este artículo plantea me-

todologías para aplicar diseño paramétrico en la integración de aspectos técnicos

en el proyecto arquitectónico con el fin de mejorar sus prestaciones. Se plantean

estas capacidades como un campo de operaciones proyectuales, con una taxono-

mía de parámetros y diversas técnicas de modelación constructiva, programación

geométrica, optimización estructural, simulación ambiental, algoritmos genéticos

y fabricación digital. Se exponen ejemplos en distintas etapas del diseño; en la

formulación inicial, el desarrollo intermedio y el refinamiento de elementos. Esos

ejemplos consisten en la fachada de un edificio en altura, el volumen de un pa-

bellón y la definición de losas. Estas experiencias demuestran la combinación de

aspectos formales y técnicos en la generación del diseño aplicando las conside-

raciones y técnicas planteadas con el fin de promover la amplia utilización del di-

seño paramétrico de modo que permita alcanzar un mejor desempeño construc-

tivo y nuevas posibilidades expresivas.

Parametric Design in Architecture; method, techniques and applications

New parametric design technologies have begun to be used in architecture, in par-

ticular for temporal exhibits or complex buildings without to clarify general strate-

gies. This paper states methodological conditions in order to apply parametric de-

sign to integrate technical features in the building project, in order to improve its

performance. It suggest this capacities like a field of design operations, a taxonomy

of parameters and diverse techniques of building modeling, geometric program-

ming, structural optimization, environmental simulation, genetic algorithm and di-

gital manufacturing. It exposes three examples in different design phases; the ini-

tial exploration, middle development and final definition of elements. In a façade

of a medium–rise tower, the volume of a pavillion and design of slabs. These expe-

riences demonstrated combination of formal and technical features in the genera-

tion of design, with the conditions and techniques suggested. In order to promote

wider use of parametric design to get a better building behavior, as well as new

aesthetic possibilities.

Autor

Dr. Arq. Rodrigo García Alvarado

Depto. de Diseño y Teoría de la Arquitectura,

Universidad del Bío–Bío, Concepción,

Chile.

Arq. Arturo Lyon Gottlieb

Escuela de Arquitectura de la Pontificia

Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile,

Chile.

Proyecto Fondecyt 1100374

Palabras clave

Diseño paramétrico

Optimización estructural

Algoritmos genéticos

Fabricación digital

Arquitectura contemporánea

Key words

Parametric design

Structural Optimization

Genetic algorithm

Digital manufacturing

Contemporary architecture

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18

INtRODUCCIóN.

El diseño paramétrico es crecientemente utilizado en el

trabajo arquitectónico, con recursos computacionales

de programación geométrica y/o al análisis técnico, en

grandes proyectos o instalaciones experimentales (Me-

redith, 2008). El diseño paramétrico es considerado

como utilidades operativas para el desarrollo creativo

(Woodbury, 2010) o como un completo nuevo estilo ar-

quitectónico (Schumacher, 2008). Sin embargo, estas

experiencias suelen concentrarse en instrumentos o ca-

sos específicos, sin definir procedimientos generales.

Se han sugerido estrategias de diseño integrado entre

Arquitectura e Ingeniería para la resolución de formas

complejas (Rappaport, 2011; Holzer et al., 2011), de-

mostrando su aplicación en diversos proyectos arqui-

tectónicos recientes (Turrin et al., 2010; Miller, 2011;

Shepherd et al., 2011), para apoyar el desarrollo cons-

tructivo y mejor comportamiento de los diseños. En vin-

culación con sistemas de modelación BIM (Building In-

formation Modeling) y diseño basado en desempeño

(PBD: Performance Based Design). A través de la incor-

poración de condiciones técnicas y elaboración geomé-

trica de la forma arquitectónica, en fases tempranas del

diseño. Pero no se ha clarificado una estrategia gene-

ral de trabajo.

Este artículo propone consideraciones metodológicas

generales de diseño paramétrico en Arquitectura para

integrar condiciones constructivas y mejorar sus pres-

taciones, ilustrándolas con tres ejemplos desarrollados,

con el fin de promover su aplicación y orientar la con-

tribución de las nuevas tecnologías digitales en el tra-

bajo arquitectónico. Todo ello basado en experiencias

previas de los autores (Fig. 1), revisión de casos y ca-

pacidades desarrolladas en la investigación FONDECYT

1100374.

El diseño paramétrico considera desde la aplicación de

curvas paramétricas hasta la relación de propiedades

generales de la edificación y utiliza programación grá-

fica y/o software de análisis. En general, el diseño pa-

ramétrico se refiere a la vinculación entre aspectos for-

males del proyecto, que se pueden modificar durante

su desarrollo (Woodbury, 2010:11), lo que implica nue-

vos recursos instrumentales y actividades en el diseño

arquitectónico.

ARQU

ISU

R Re

vISt

A | A

ÑO

3 | N

º 3

| R

OD

RIG

O G

AR

CÍA

ALV

AR

AD

O –

AR

TU

RO

LYO

N G

OT

TLI

EB

CONSIDeRACIONeS GeNeRALeS

El proyecto de arquitectura difícilmente posee una se-

cuencia única de tareas diferenciables y ordenadas de-

bido a que entre el problema y la solución normalmen-

te se mantiene una continuidad interactiva (Broadbent,

1971). Aunque se reconoce un desarrollo progresivo,

como también diversos requerimientos, operaciones,

relaciones, tareas y resultados, que involucran aspec-

tos técnicos y culturales. No se puede considerar como

una metodología exhaustiva, pero se advierte una reso-

lución de la forma, a partir de antecedentes específicos

hasta su ejecución material.

Las técnicas de diseño paramétrico conllevan un con-

texto cultural de práctica y aplicación. Además, involu-

cran trabajos multidisciplinares en los que confluyen

determinaciones técnicas y estéticas, lo cual otorga una

generación flexible y colectiva del diseño que implica

una actitud diferente del arquitecto con relación al pro-

yecto, entregando la tarea creativa a un proceso y equi-

po de trabajo a través de diversos sistemas digitales

empleados, como:

• Modelación Constructiva (CAD3D – BIM): para reali-

zar configuraciones geométricas con asociación de

datos y visualizaciones.

•  Programación Geométrica: para la definición de pro-

cedimientos declarativos que manipulan formas, co-

mo Grasshoper en Rhinoceros, Generative Compo-

nents en Microstation, Digital Project en CATIA.

• Optimización Topológica: para cálculo resistente por

análisis de elemento finito con restricciones de ma-

terial o comportamiento (Huang y Xie, 2010).

•  Simulación Ambiental: cálculo de radiación solar, ilu-

minación, ventilación o consumo energético de edi-

ficaciones.

• Algoritmos Genéticos: para operaciones que evalúan su

resultado según una fórmula de efectividad (fitness),

utilizando secuencias evolutivas (Goldberg, 1998).

•  Fabricación Digital: equipamientos para elaborar mo-

delos físicos de información digital mediante accio-

nes de corte, rebaje o solidificación.

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19

Figura 1 | Experiencias de Diseño Paramétrico de los autores; Exposición Umbrales, Muro–Pixel, Casa–G, Tulipas, Optimización de Viviendas Colectivas, Habitáculo Arbórea (autores).

Figura 2 | Instancias de aplicación de diseño paramétrico en el proyecto arquitectónico (autores).

Figura 3 | Proceso general de actividades en el diseño paramétrico (autores).

La variedad de recursos disponibles induce a recono-

cer su aplicación como un «campo de operaciones pro-

yectuales». Es decir, como alternativas de acciones for-

males no determinantes, lo que amplía el repertorio

operativo del diseño arquitectónico, usualmente basa-

do en la composición geométrica o tipológica, hacia un

sentido de lógicas proyectuales (Torrent, 2000).

Las técnicas paramétricas en el diseño arquitectónico

establecen nuevas alternativas de desarrollo formal que

permiten una explicitación e integración de distintos

aspectos, por lo que representan una capacidad crea-

tiva con una elaboración técnica, en las cuales el rol ar-

quitectónico se distingue por orientar la solución más

que por generarla, definiendo condiciones y seleccio-

nando resultados.

Las técnicas paramétricas pueden colaborar en el dise-

ño del proyecto arquitectónico (Fig. 2) en diferentes

instancias: a) en la definición de la forma a través de

procesos generativos (dependientes de los anteceden-

tes); b) para conciliar aspectos formales según criterios

específicos; c) en una posracionalización en la que se

refinan características formales de elementos específi-

cos ya definidos en términos generales.

PROCeSO De DISeÑO PARAMétRICO

El proceso presenta en general cuatro actividades: la

definición de condiciones iniciales, la preparación del

procedimiento paramétrico (o selección de una utilidad

específica), la ejecución del procedimiento y la selec-

ción e interpretación de resultados, además del conjun-

to de parámetros considerados. Frecuentemente estas

actividades y datos se combinan y definen condiciones

mientras se prepara o ejecuta el procedimiento, o lo

ajustan según los resultados o nuevas posibilidades que

se avizoran. Sin embargo, diferenciarlos contribuye a su

desarrollo y generalización (Davis et al., 2011). (Fig. 3)

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20

CONDICIONeS INICIALeS

Las condiciones iniciales son los aspectos del proyec-

to, del encargo o de su situación, que se consideran en

el procedimiento paramétrico. Incluso durante las mis-

mas acciones, como, por ejemplo, usar una formula pa-

ra la generación de cierta variedad de formas. También

se puede definir una figura de partida o a desde una

fuente externa. Algunas condiciones se advierten des-

pués de obtener los resultados, descartando opciones

que escapan a requerimientos o posibilidades efecti-

vas. Las condiciones pueden ser conceptuales, límites

de desempeño, superficies funcionales, magnitudes o

características de la forma (curvaturas, extensión, re-

peticiones, etc.), las cuales se expresan en operaciones

o valores numéricos de manera explícita o intuitiva (por

ejemplo, al elegir resultados).

La definición de condiciones debe conformar un siste-

ma de relaciones geométricas posible de ser definido

en una plataforma de modelación o programación grá-

fica. Como en la definición del sistema de catenarias y

parábolas de revolución de Gaudí o los modelos de pe-

lículas de jabón de Frei Otto.

PARáMetROS

Los parámetros tienen la función de expresar rangos,

límites y configuraciones específicas. Un mismo mode-

lo paramétrico puede entregar diferentes resultados se-

gún varíen los parámetros que lo controlan. La variedad

de parámetros puede ser descrita en una taxonomía (Ta-

bla 1). Y reconoce distintas escalas: ambientales (refe-

ridas al entorno de localización), globales (del volumen

total del proyecto), locales (de elementos parciales) o de

producción (de ejecución de algunos elementos). Pue-

den ser magnitudes geométricas generales o parciales,

propiedades materiales intensivas (independientes de

la forma) o extensivas (vinculadas a la dimensiones), o

relaciones formales. Se los considera expresamente o

más implícitamente, pero se aplican algunos con ran-

gos numéricos definidos.

PRePARACIóN DeL PROCeDIMIeNtO PARAMétRICO

El procedimiento paramétrico suele ser una acción ma-

temática secuencial a partir de datos numéricos que ge-

neran una figura geométrica, configurado como un flu-

jo de datos y operaciones (un algoritmo), algunos con

análisis interno de la geometría, selecciones genéticas

o cálculos de elementos finitos. A veces se prepara es-

pecíficamente y en otros casos se utilizan procedimien-

tos existentes que producen un repertorio de resulta-

dos o series progresivas (evolutivas).

Los procedimientos se definen usualmente en platafor-

mas de programación visual (visual scripting) como Gras-

shoppers, Generative Components o Digital Project, los

cuales poseen diversas funciones programadas; y en

ocasiones se utilizan programas de análisis adicionales.

Por lo tanto, la preparación consiste muchas veces en

elaborar una programación o buscar algunos compo-

nentes o programas completos definiendo los antece-

dentes y acciones y realizando algunas ejecuciones de

comprobación.

ejeCUCIóN DeL PROCeDIMIeNtO PARAMétRICO

La ejecución del procedimiento se puede reconocer co-

mo una acción diferenciada de la preparación, por cuan-

to corresponde a operar el algoritmo con los datos indi-

cados y generar resultados formales. Se puede ejecutar

repetidamente modificando los datos y producir una va-

riedad distinta de resultados. De este modo, podemos

considerar este procedimiento como la acción central

del diseño paramétrico (aunque escasamente diferen-

ciada), incluyendo su ajuste según los datos y resulta-

dos generados.

SeLeCCIóN e INteRPRetACIóN De ReSULtADOS

Los procedimientos paramétricos producen finalmente

una forma o conjunto de formas que debe ser integra-

do en el proyecto arquitectónico. Rara vez constituyen

el diseño final completo sino una figura relevante que

debe ser incorporada y detallada constructivamente.

Varios procedimientos generan secuencias en las que

el arquitecto puede elegir alguna de las formas aplican-

do condiciones no previstas al comienzo, como aspec-

tos expresivos, adaptación al lugar, factibilidad cons-

tructiva, etc. También puede desechar posibilidades

generadas, modificarlas significativamente o realizar

otras distintas. Por esta razón, la producción final se

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Datos geográficos: topografía, vistas, tipos de suelo, etc.

Datos climáticos: orientación, temperatura, humedad, radiación, vientos, etc.Situación contextual: restricciones normativas de situación urbana, materialidad, tipología (aislado, pareado, torre, placa, etc.).Relaciones del entorno: flujos peatonales, vehiculares, presencia de singularidades, referencias, etc.Dimensiones del sitio: Ancho y profundidad del lote, pendiente, límites de edificación.

ParámetrosAmbientales (PA)

Dimensiones o proporciones generales: rangos mínimos y máximos para largo, ancho, profundidad, curvatura, etcétera.Requerimientos funcionales: prestaciones de confort, ergonomía, accesibilidad.Distribución global: relaciones y topología interna.

Condiciones expresivas: Configuración de fachadas y materialidad.Restricciones técnicas: crujías y voladizos según sistema estructural.

Dimensiones o proporciones de componentes: rangos mínimos y máximos para largo, ancho, profundidad, cantidad, etc.Interacción con otros componentes:condiciones de borde y respuesta a configuraciones adyacentes.Respuesta a valores de análisis:profundidad o espesor de las piezas según asoleamiento o solicitaciones estructurales.Condiciones formales: Variación gradual entre componentes.

Requerimientos de montaje: tipos de ensamblaje, unión y dilatación entre componentes.

Dimensiones de producción:tamaño de materiales y máquinas de ejecución.

Propiedades materiales:rangos de resistencia o flexión.

Características del producto:color, textura, terminación, etc.

Valores de aplicación:costos del proyecto.

Dimensiones para transporte: magnitudes de vehículos y operación.

ParámetrosGlobales (PG)

ParámetrosLocales (PL)

Parámetrosde Ejecución (PE)

TABLA Nº1 | Taxonomía de parámetros.

debe considerar más bien como una actividad de dise-

ño, compuesta de la selección de la forma así como de

su adaptación al proyecto.

El resultado de los procedimientos paramétricos es en

sí un archivo geométrico. Estos datos usualmente de-

ben ser traspasados a un sistema de diseño para ser

elaborados. En muchos casos se deben efectuar suavi-

zados, escalamientos, desplazamientos o rotaciones pa-

ra integrarlos en el proyecto. Cuando se elabora en un

sistema de modelación constructiva (BIM) o de diseño

tridimensional (CAD 3D), las figuras se pueden incor-

porar al modelo completo, pero en una elaboración tra-

dicional éstas deben integrarse en las distintas vistas.

También las figuras corresponden normalmente a silue-

tas generales, con lo cual debe completarse con traza-

dos o detalles constructivos.

DeSARROLLO

La ejecución de un diseño paramétrico en Arquitectura

implica un análisis de carácter técnico y/o funcional (en

la práctica una combinación de ambos), que permite re-

solver características globales o parciales dentro de va-

riaciones relevantes. Especialmente en ciertas presta-

ciones en las que reglas simples o intuiciones generales

no logran determinar formas adecuadas. La identifica-

ción de estas formas requiere un desarrollo conceptual

y operativo en el cual es factible reconocer una prefi-

guración del proceso y su implementación.

La prefiguración del proceso se puede considerar como

la determinación de las condiciones relevantes de varia-

ción de la forma, mayormente variables técnicas o expre-

sivas, las cuales deben expresarse en términos numéri-

cos y permiten orientar la selección de los procedimientos

matemáticos o computacionales. Estas condiciones con-

sideran rangos dimensionales y topológicos, es decir,

magnitudes geométricas que prefiguran la forma para es-

tablecer campos de búsqueda, con lo que se pueden se-

leccionar procedimientos existentes o preparar uno, revi-

sando su ejecución y resultados posibles.

La implementación del proceso paramétrico pasa por la

seleccionar o elaborar los procedimientos y por verificar

su ejecución, así como por buscar recursos o funciona-

lidades pertinentes donde se deben revisar los datos

requeridos y resultados. La programación específica-

mente requiere componer utilidades de alimentación y

estructuración de datos geométricos, de análisis técni-

co, luego de ordenación de los resultados para compo-

ner las formas, y posteriormente de modelación o visua-

lización final (Barrios, 2006; Madkour et al., 2009). De

este modo se puede ejecutar un procedimiento paramé-

trico en distintas fases del diseño arquitectónico.

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22

ejeMPLOS

Fachada de edificio en altura

En el inicio del proyecto las técnicas paramétricas per-

miten análisis de comportamiento estructural y energé-

tico en la forma general. Esta aproximación se conoce

como diseño generativo, ya que a través de distintos

procesos algorítmicos se genera una forma según crite-

rios de evaluación establecidos. Este ejercicio se ha

concentrado en fachadas soportantes de una torre de

oficinas. Se tomó como caso la Torre Santamaría en

Santiago de Chile, que es un edificio emblemático del

racionalismo moderno. En particular la torre dos, que

formaba parte del proyecto original pero no fue cons-

truida. El caso planteó repensar el diseño de esta se-

gunda torre asumiendo sus capacidades funcionales

establecidas, con procesos generativos implementados

a través de técnicas paramétricas y de análisis.

Este ejemplo se desarrolló de dos partes. Una prime-

ra exploración realizada en el Curso Tecnologías Apli-

cadas al Proyecto de Arquitectura (TAPA) se concen-

tró en la modelación paramétrica y BIM de la torre

existente, para luego modificar propiedades geométri-

cas del volumen, como también en la definición de

nuevos componentes constructivos de fachada asocia-

dos a la protección del excesivo asoleamiento. (Fig.4).

Estos ejercicios fueron implementados a través de la

combinación de tres plataformas. Se utilizó Revit para

la modelación BIM del edificio completo; Rhinoceros

con Grasshopper para establecer variaciones geomé-

tricas sobre el volumen total; y Digital Project para la

definición de componentes adaptativos de fachada. Los

resultados de las distintas modelaciones paramétricas

hechas por grupos de estudiantes fueron prototipados

en impresión 3D.

La segunda parte de este ejercicio se concentró en pro-

cesos generativos de optimización estructural evolutiva

y la posterior integración con análisis de asoleamiento

y expresión de la torre. La implementación de diseño

generativo de estructura involucró la colaboración de

arquitectos e ingenieros estructurales para la definición

de soluciones viables desde distintos criterios, como re-

sistencia, desplazamientos, dimensiones mínimas y

máximas de elementos constructivos, condiciones de

iluminación interior o apertura de vistas relevantes. La

torre tiene una estructuración principal a través del nú-

cleo y, sin embargo, cada una de las cuatro fachadas

incorpora 14 columnas que descargan verticalmente.

En un territorio sísmico, se incorporaron al ejercicio las

fuerzas horizontales en distintas direcciones que pue-

dan ser absorbidas en parte por los elementos de fa-

chada.

Una primera implementación se realizó a través de ru-

tinas de optimización estructural evolutiva para super-

ficies sometidas a tensión plana (Huang y Xie, 2010)

en el software MatLab utilizando librería CALFEM. Es-

te proceso comienza con un dominio limitado de celdas

en dos dimensiones al cual se ingresan condiciones de

carga y apoyo. Sobre ese dominio, un algoritmo recur-

sivo realiza cálculo de elementos finitos. Luego el algo-

ritmo elimina las celdas que reciben cargas que están

bajo un umbral de resistencia definido como parámetro

externo. Este proceso se repite llevando al sistema a al-

canzar una situación cercana al equilibrio después de

aproximadamente treinta iteraciones. El producto de

esta optimización evolutiva son formas que producen la

mayor resistencia con el mínimo de material. En el ca-

so de la fachada de la torre, se incorporó el resultado

en la definición inicial de la forma arquitectónica. Por

los altos requerimientos computacionales de los algo-

ritmos de optimización, se trabajó sobre elementos par-

ciales de la fachada de torre que fueron optimizados de

acuerdo con las solicitaciones estructurales que reci-

ben. Se estudiaron elementos equivalentes a un piso

completo considerando distintas condiciones y canti-

dad de apoyos. Cada elemento fue analizado para cada

piso, integrando los datos de resistencia requeridos.

Figura 4 | Optimización topológica de la fachada de edificio en altura y prototipado 3D (autores).

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También se estudiaron paneles menores en distintas

condiciones de carga y apoyo para luego ser distribui-

dos en cada fachada según criterios de resistencia.

Una segunda implementación se realizó a través del

método SIMP (Solid Isotropic Material Penalization) ba-

sado en la rutina de 99 líneas en MatLab (Sigmund,

2001). Este proceso de optimización estructural evolu-

tiva es similar al anterior, sin embargo, en vez de elimi-

nar celdas de un dominio inicial, define una densidad

relativa (30% en este ejercicio), distribuida homogé-

neamente entre el domino. El proceso de optimización

evolutiva itera, redistribuye las densidades de material

para concentrarlo en las zonas más solicitadas por fuer-

zas de tensión y compresión y vaciar las zonas menos

solicitadas. Se consiguió como resultado un mapa de

densidades graduadas que fue tomado por estudiantes

de Arquitectura como base para la configuración de la

fachada de la torre. La transferencia desde MatLab ha-

cia Rhinoceros se hizo de dos formas: por mapas de

densidades en escalas de grises a través del componen-

te ImageRaster de Grasshopper, y por la importación

de listas de datos desde MatLab. Estos datos se utili-

zaron para desplazar una superficie NURBS de igual re-

solución en el dominio optimizado. Cada punto de con-

trol de la superficie es desplazado en dirección normal

al plano de fachada, según el mapa de densidades. Lue-

go esta superficie se intersecta con un plano de corte que

define un límite entre densidad que serán consideradas

llenas y densidades que serán consideradas vacías. Esta

estrategia responde a que los materiales que se emplean

actualmente en construcción no permiten establecer va-

riaciones de densidades dentro de un elemento. No obs-

tante, la integración entre densidades variables produci-

das por el método SIMP y componentes constructivos se

presenta como un interesante campo de investigación fu-

tura asociado a nanotecnologías (Fig. 5).

Se realizaron distintos estudios posteriores sobre la op-

timización estructural evolutiva para retroalimentar cri-

terios en la fase inicial de diseño arquitectónico. Se

consideraron análisis de exposición solar de las facha-

das, criterios constructivos para moldajes seriados en

prefabricados de hormigón armado, y diversos modelos

digitales y físicos en fresado y prototipado rápido para

revisar su expresión.

Este ejercicio permitió establecer métodos de diseño

generativos en etapas iniciales del proyecto arquitectó-

nico basado en la implementación de parámetros de di-

seño a través de algoritmos evolutivos y de modelación

paramétrica, lo cual requirió trabajo interdisciplinar en-

tre arquitectos e ingenieros estructurales. El ejercicio

definió formas más eficientes que permitirían reducir el

material utilizado por un edificio vertical para dar ma-

yor resistencia en sus planos de fachada, controlar su

exposición solar (y por ende el consumo energético ne-

cesario para refrigeración) y actualizar su expresividad

arquitectónica. Estos resultados aún deben ser valida-

dos por análisis tradicionales que permitan verificar las

normativas vigentes y también revisar su ejecución.

Figura 5 | Modelos de diversas configuraciones estudiadas (autores).

Page 24: arquisur_n03

24

análisis genético de pabellones

La aplicación de diseño paramétrico en etapas interme-

dias del proyecto arquitectónico, combinando requeri-

mientos, puede ilustrarse con un análisis volumétrico

por algoritmo genético. Este ejemplo fue implementa-

do en la plataforma Grasshopper de Rhinoceros con Ga-

lápagos como procesador genético, motor solar de Ted

Ngai para análisis de radiación y un repertorio de mu-

ros con optimización topológica por MatLab. Conside-

rando un pabellón compuesto de dos o tres bloques

contiguos, con una superficie general de aproximada-

mente 80 m2, buscando la conformación que otorgue

mayor exposición solar, para reducir consumos energé-

ticos por captación pasiva, pero también una óptima

configuración estructural. Estas condiciones permiten

una capacidad funcional con una amplia variedad es-

pacial y expresiva. Mientras que los requerimientos téc-

nicos son aspectos contrapuestos, por cuanto la expo-

sición solar promueve disposiciones longitudinales y la

optimización sísmica fomenta organizaciones centrali-

zadas. En ese sentido, resulta difícilmente intuitivo en-

contrar una configuración que armonice cabalmente to-

das estas condiciones.

Se establece una programación de variables geométri-

cas que alimentan un generador de volúmenes con un

cálculo de radiación solar que determina una función a

maximizar y un procesador genético, además de un cla-

sificador estructural que define capacidades resisten-

tes (Fig. 6). Los volúmenes generados corresponden a

paralepípedos rectangulares contiguos que cumplan un

rango de área total, a partir de puntos centrales aleato-

rios, con alturas regulares. En la programación se esta-

blece además una rotación de base para generar distin-

tas alternativas de orientación solar.

El cálculo de radiación utiliza un modulo solar (www.ted-

ngai.net), considera como ubicación geográfica la ciu-

dad de Concepción, Chile, en los solsticios durante 5

horas al día, efectúa el análisis para la volumetría gene-

rada y hace una sumatoria total. Luego estos valores se

integran en la función del procesador genético que eva-

lúa los volúmenes (Fig. 7). En el análisis resistente se

incorporan algunos criterios geométricos de reducción

del perímetro, simetría y regularidad, que se analizan en

la intersección de los conjuntos volumétricos evaluados.

De este modo se obtiene una generación de volúmenes

con consideraciones resistentes que luego se clasifican

Figura 6 | Programación paramétrica para la generación y evaluación de pabellones en Grasshopper y Rhinoceros (autores).

Figura 7 | Análisis del pabellón por radiación solar con algoritmo genético de Galápagos (autores).

en casos estructurales (según longitud de muros) para

aplicar el repertorio de trazados con optimización topo-

lógica. Esto permite obtener composiciones con una se-

lección predominantemente resistente, que se denomi-

na como «máximos locales». En la integración con las

evaluaciones de radiación solar se obtienen configura-

ciones combinadas que se consideran como «máximos

globales». Así, la ejecución sucesiva de la programación

admite generar volúmenes que se van evaluando progre-

sivamente y convergen en sus condiciones.

Este procedimiento posibilita identificar configuraciones

adecuadas en exposición solar y resistencia estructural

que se pueden conciliar con otros aspectos arquitectó-

nicos (entorno, circulaciones, etc.). En esta experiencia

también se exportaron los volúmenes a modelación tri-

dimensional con paramentos perfilados por optimización

topológica mediante la realización de modelos de corte

digital con planchas de acrílico (Fig. 8).

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Figura 8 | Modelos de pabellones con paramentos optimizados (autores).

Esta experiencia demuestra la conciliación de requeri-

mientos en la conformación de volúmenes simples, con

posibilidades de ejecución constructiva y novedosas ex-

presiones espaciales.

Losas

La integración de procedimientos paramétricos en el re-

finamiento de componentes constructivos (posraciona-

lización) se ejemplifica en el desarrollo de losas de hor-

migón armado. Las losas corresponden a elementos de

entrepiso arquitectónico que contribuyen al sustento

funcional de los niveles superiores, como también al

arriostramiento horizontal de la estructura, especial-

mente en zonas sísmicas. Cuando se disponen en las

techumbres poseen esta función de diafragma y cober-

tura. Asimismo, pueden recibir configuraciones deco-

rativas, soporte de cielos o instalaciones. Debido a que

las solicitaciones de carga y/o arriostramiento son las

que definen sus magnitudes principales, las losas se

segmentan en modulaciones por elementos de soporte

horizontal (viguetas, casetones o vigas perimetrales),

de acuerdo con la ocupación del nivel inferior, en con-

sonancia con elementos verticales (columnas o muros).

Si se reducen sus dimensiones y variedad formal para

una mayor distribución de los esfuerzos, igualmente se

requieren losas irregulares, vacíos parciales o voladizos.

En este sentido, el desarrollo constructivo de las losas

busca su disposición estructural como placas regulares

para reducir su desempeño resistente, constituyéndo-

se en uno de los elementos que aporta mayores reque-

rimientos materiales e impacto en energía contenida del

edificio, por que suele componerse de productos de al-

to consumo de carbono (hormigón y acero).

Por eso se experimentó un diseño paramétrico con op-

timización estructural de placas horizontales cuadra-

das, con fuerzas principales fuera del plano, que se pu-

dieran aplicar como losas de hormigón armado en una

edificación de zona sísmica. Con diferentes tipos de so-

porte perimetral y cargas, en magnitudes de 6 x 6 m,

un espesor máximo de 15 cm y mínimos por ejecución.

El análisis inicial se realizó por el método SIMP, con una

derivación del algoritmo de 99 líneas en MatLab (Sig-

mund, 2001), una utilidad desarrollada en FemGV6.1

según procedimiento de Long et al. (2009), con una

discretización bidimensional de 60x60 unidades para

el cálculo de elemento finito, en un cuarto simétrico de

la superficie. Aplicando reducción de material del 50%

luego de aproximadamente 30 evoluciones, se obtiene

una distribución optimizada del material. Luego se ve-

rifican magnitudes de momento en los diferentes ejes

y desplazamientos máximos de 3 a 6 mm, dentro de la

norma sísmica. Se pueden obtener diferentes gráficas

bidimensionales o tridimensionales de las diferencias

de tensiones y espesores (Fig. 9).

Figura 9 | Optimización topológica de losas por elementos finitos y programación volumétrica (autores).

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Figura 10 | Visualización de losas optimizadas en varios módulos (autores).

Las gráficas o matriz de densidades pueden ser inte-

gradas por programación paramétrica para lograr una

malla geométrica, lo que fue realizado con Grasshoper

en Rhinoceros utilizando WeaverBird y operadores geo-

métricos para generar visualizaciones y distribuir com-

ponentes, como también efectuar procesos de manipu-

lación dimensional, o seccionado para mediciones o

procesos de fabricación, en particular desarrollo de mol-

dajes para ejecución. Se experimentó la realización de

moldes por fresado en CNC sobre bases de poliestireno

expandido rígido realizando prototipos a escala con

mortero de cemento y enfierradura liviana.

Las losas desarrolladas presentan una resistencia ade-

cuada a las solicitaciones requeridas con la mitad del

material, lo que implica un menor costo de ejecución y

peso e incide en sus esfuerzos generales e impacto am-

biental, con una variedad formal que facilita la instala-

ción de soportes, servicios o perforaciones, que puede

reducir conflictos de construcción y/o excluir cielos mo-

dulares, en particular con ambientaciones especiales

de interés decorativo (Fig. 10).

CONCLUSIONeS

Esta revisión de estrategias de diseño paramétrico en

Arquitectura permite reconocer características relevan-

tes y también diversidades, considerando que no se res-

tringe a la programación geométrica sino en un sentido

amplio, al desarrollo formal del proyecto arquitectóni-

co, con la incorporación de condiciones técnicas que

contribuyan al desempeño del edificio y la exploración

expresiva. Al respecto, se advierten instancias de apli-

cación y recursos digitales disponibles, se expresan en

los ejemplos prácticos la implementación de estos as-

pectos y su especificidad, y se revelan cuestiones ge-

nerales y requerimientos operativos como contribución

a la diversidad del trabajo arquitectónico.

Este trabajo plantea condiciones generales de las nue-

vas técnicas paramétricas en Arquitectura y busca, de

este modo, impulsar el desempeño arquitectónico.

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Protótipos e réplicas na representação da arquitetura.1

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Recursos com o maior grau de semelhança com a obra projetada ou original, os

protótipos e réplicas são elementos de extrema importância na compreensão das

características espaciais da arquitetura. Este artigo apresenta uma reflexão sobre

o uso desse tipo de modelo físico que, sobretudo por limitações de ordem econô-

mica, é escassamente utilizado na antecipação da arquitetura.

Prototypes and replica in the representation of architecture

Prototypes and replicas are resources with the greatest similarity to the planned or

original construction, and are highly important elements for understanding the spa-

tial characteristics of architecture. This article presents reflections on the use of

this kind of physical model, which particularly for financial reasons is rarely used

to provide a prior view of architecture.

Autor

Arq. Airton Cattani

Faculdade de Arquitetura da UFRGS,

Porto Alegre, Brasil.

Palavras–chave

Representação e simulação da arquitetura

Modelos físicos

Key words

Representation and simulation of architecture

Physical models

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INtRODUçãO

As características materiais e concretas da arquitetura,

associadas à complexidade dos processos construtivos,

faz com que as condições de sua materialização sejam

sempre antecedidas por etapas onde sua existência pri-

meira deverá ser simulada, simulação esta que também

deverá ser aplicada para contextos de documentação

de uma obra existente. Embora predomine o desenho

como ferramenta de comunicação de arquitetos com

seus interlocutores (clientes, empresários, fornecedo-

res, operários etc.), diversos outros recursos estão a

disposição para comunicar suas intenções e propostas

para determinada edificação, fazendo parte do que se

pode chamar de sistemas de representação em arqui-

tetura (Cattani, 2011). Com diversos graus de fidelida-

de ao resultado final, estes recursos permitem conhe-

cer como serão as relações espaciais, a volumetria, os

aspectos técnicos, enfim, como será a obra após sua

conclusão. Dentre esses recursos, os modelos físicos

apresentam o mais elevado grau de semelhança com o

produto final, pois seu caráter tridimensional simula, a

seu modo, a própria tridimensionalidade da arquitetu-

ra. Nesse sentido, as maquetes ocupam um lugar he-

gemônico, sendo amplamente utilizadas, tanto para pro-

porcionar subsídios ao processo de projeto, quanto para

apresentação da solução adotada. Mas um outro tipo

de modelo físico também proporciona uma série de be-

nefícios à compreensão mais adequada da arquitetura:

são os modelos físicos que não empregam a redução de

escala característica das maquetes, reproduzindo a obra

em sua verdadeira grandeza, quais sejam, os protótipos

e as réplicas.

De característica dimensionais idênticas ao modelo pro-

posto, protótipos e réplicas também podem ser consi-

derados uma forma de representação, já que não são a

própria arquitetura, mas se referem à ela. Suas caracte-

rísticas permitem o mais alto grau de compreensão das

relações espaciais, formais, históricas e até mesmo téc-

nicas da arquitetura, possibilitando que o observador

possa observá-las de maneira mais direta. No entanto,

apesar de todas essas facilidades, apresentam limi-

tações de ordem espacial e financeira, já que deman-

dam o mesmo espaço ocupado pelo projeto e têm cus-

tos elevados, o que limita seu emprego. Mesmo assim,

em diversos casos ao longo da história da arquitetura

maquetes e réplicas foram utilizadas em diversas cir-

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cunstâncias e com resultados significativos. O objetivo

deste artigo é apresentar alguns casos emblemáticos

– recolhidos em referências especializadas e em cen-

tros de documentação – que comprovam a utilidade des-

tes recursos e dão conta de sua utilidade e importância

não só para uma melhor compreensão das intenções

conceituais do arquiteto mas, principalmente, da viabi-

lidade técnico construtiva do projeto.

PROtótIPOS

Etimologicamente, a palavra protótipo provém do latim

prototypus e do grego prôtotupos (πρωτóτυπος), cujo sig-

nificado é forma a ser copiada, imitada. Em áreas como

o design, o protótipo é entendido sempre como um mo-

delo com as mesmas características formais e funcionais

do produto a ser produzido industrialmente. Já em arqui-

tetura, o termo protótipo apresenta dois significados, até

certo ponto semelhantes: o primeiro, que poderia ser

chamado de protótipo físico e que será aprofundado ao

longo deste artigo, se refere ao modelo físico propria-

mente dito, com as mesmas características do produto

que vai ser produzido, de modo a verificar a adequação

ao projeto e ao uso final; já o segundo, que poderia ser

chamado protótipo conceitual, refere-se ao tipo arquite-

tônico, ou seja, um modelo arquitetônico geral reproduzí-

vel autonomamente em relação ao lugar, uma espécie de

paradigma, padrão ou modelo conceitual, como propos-

to por Le Corbusier nas casas Dom-ino (1914) e Citrohan

(1922), ou por Mies van der Rohe na concepção do pa-

vilhão alemão de Barcelona (1929) ou da Neue National-

galerie de Berlim (1962-68), onde foram lançados os

princípios que nortearam outras obras (Montaner, 2002.

p. 88). A reprodução do protótipo conceitual ocorre sem

ser, necessariamente, uma cópia fiel do modelo, o que

não acontece no protótipo físico, onde o alto grau de se-

melhança faz parte de seu caráter.

De caráter experimental e sem fazer uso de redução de

escala, o protótipo físico é um modelo que tem as exa-

tas características dimensionais, cromáticas, formais e

funcionais do objeto que será reproduzido, embora sem

empregar necessariamente os mesmos materiais espe-

cificados no projeto. O caráter de exemplar único e as

dimensões da arquitetura fazem com que o uso de pro-

tótipos como recurso de representação ou mesmo de

auxiliar na tomada de decisões de projeto seja mais res-

1. Relato parcial de pesqui-sa elaborada no contexto de estágio pós–doutoral realiza-do junto ao Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle da Cite de l’Architecture et du Patrimoine, Paris, França, no ano de 2010.2. Mies foi o terceiro arquiteto a fazer isso para os mesmos clientes, que nunca construí-ram nenhum dos projetos. O primeiro foi L. J. Falkenburg e o segundo foi Peter Behrens (Ri-ley; Bergdoll, 2001, p. 166).

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Figura 1 | O início das obras da igreja de Sainte-Geneviève, Paris, 1765. Pierre-Antoine de Machy, pintor. Coleção do Museu Carnavalet, Paris, França.

Figura 2 | Villa Kröller-Müller, 1912. Mies van der Rohe, arquiteto. Protótipo em madeira e tela. Fonte: Riley; Bergdoll, 2001, p. 169.

trito do que as maquetes, por exemplo. Mesmo assim,

ao longo da história existem registros de seu uso por di-

versos arquitetos.

Historicamente, foi por meio de protótipos (embora não

com o sentido que atribuímos hoje) que soluções arqui-

tetônicas vernaculares foram aperfeiçoadas por suces-

sivas gerações. As construções de pedra seca comuns

em certas regiões mediterrâneas (casas trulli, na Sicília,

casas bories na sul da França), por exemplo, foram de-

senvolvidas pelo contato direto dos construtores com a

pedra e outros materiais locais, e detalhes construtivos

(fundações, janelas, portas, chaminés) foram sendo

aperfeiçoados pela prática experimental, pela verifica-

ção do comportamento do material em uso. Assim, o

protótipo apresenta-se como forma de investigação di-

reta, de modo a verificar não apenas questões técnicas

e funcionais, mas as qualidades formais, espaciais e

sensoriais de uma solução arquitetônica. Por mais com-

pletos que sejam os conhecimentos teóricos sobre de-

terminado material, nada substitui o contato direto com

ele de modo a verificar seu comportamento in situ.

Para Porter e Neale (2000, p. 4), existem evidências

do uso de protótipos por Bernini (colunata de São Pe-

dro) e Michelangelo (palácio Farnese). Em 1765 o pin-

tor francês Pierre–Antoine de Machy registrou o início

das obras da então igreja de Sainte–Geneviève (hoje

Pantheon), para a qual o arquiteto Jacques–Germain

Soufflot mandou construir uma réplica em madeira e

tela do pórtico, de modo que Louis XV pudesse apre-

ciar, mesmo precariamente, o aspecto final da obra

(Braham, 1982, p.74). Por suas características imagé-

ticas e dimensionais, poderia situar-se como um inter-

mediário entre uma perspectiva de grandes dimensões

e o protótipo (Fig. 1).

Mais modernamente, em 1912-13, Mies van der Rohe

executou, a pedido dos clientes, um protótipo em tela

e madeira da Villa Kröller-Müller, próximo à Wassenaar,

Holanda, para que os proprietários tivessem uma noção

mais clara do projeto (Riley; Bergdoll, 2001, p. 166; Co-

hen, 2007, p. 27)2 (Fig. 2).

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32

Em 1934, durante a 1ª Exposição da Habitação do Grand

Palais realizada em Paris, Pierre Vago apresentou o pro-

tótipo de uma residência em aço construída pelo proces-

so Grames. Embora a construção do protótipo não tenha

seguido o projeto à risca, Imbert (1934, p. 31) afirma

que era uma «arquitetura calma e de proporções agradá-

veis, e que não parece de aço» (Figs. 3a y 3b).

As variações dimensionais dos degraus da escada do

Saint Louis Gateway Arch fizeram com que Eero Saari-

nen precisasse construir um protótipo parcial ao lado de

seu escritório, de modo a verificar suas condições de

uso (Moon, 2005, p. 58; Merkel, 2005, p.9) (Fig. 4).

I. M. Pei teve dificuldades em convencer os franceses

de sua proposta para a pirâmide do Louvre, que a con-

sideravam «hostil», até que na primavera de 1985 cons-

truiu uma armação metálica para tentar mostrar o as-

pecto final da pirâmide. Após ser visitada por mais de

60 mil pessoas, os parisienses e alguns jornais muda-

ram de opinião. Embora não possa ser considerada um

protótipo à rigor, pois somente parte da estrutura esta-

Figura 3a y 3B | Residência em aço, 1934. Pierre Vago, arquiteto. Vista externa (a) e interna (b) do protótipo. Fonte: L’Architecture d’Aujourd’hui, nº 2, 1934, p. 33.

Figura 4 | O arquiteto Eero Sarinen testando um protótipo em madeira da escada do Saint Louis Gateway Arch, Saint Louis, EUA, 1948-1965. Fonte: Moon, 2005, p. 58.

va simulada, Pei argumentou que apenas as arestas po-

deriam simular a transparência que o vidro proporcio-

naria à pirâmide (Wiseman, 2001, p. 252) (Fig.5).

O uso de protótipos também ocorre em situações em

que elementos arquitetônicos necessitem uma verifica-

ção das condições de funcionamento antes de serem

produzidos em série. Um caso ilustrativo são os painéis

da fachada sul do Instituto do Mundo Árabe em Paris,

França, projeto de Jean Nouvel. Fazendo uma bela refe-

rência aos muxarabis característicos da arquitetura ára-

be, estes painéis controlam a incidência de luz natural

no interior do edifício por meio de uma série de peças

articuladas à semelhança de diafragmas fotográficos

que, por sua complexidade funcional, exigiram a execu-

ção de protótipos para verificar seu adequado funciona-

mento (Figs. 6a y 6b).

Segundo Durand (2003, p. 199), Alvar Aalto e Jean

Prouve também foram arquitetos que utilizavam siste-

maticamente o protótipo como modo de conhecer o

comportamento de materiais e soluções técnicas.

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Figura 6a y 6B | Instituto do Mundo Árabe, Paris, França, 1981-1987. Jean Nouvel, Gilbert Lézénès e Pierre Sarta, arquitetos. Protótipo em metal e vidro de painel de fachada (a), e detalhe

de seu mecanismo em forma de diafragma (b). Coleção do Centro Nacional de Arte e Cultura Georges Pompidou, Paris.

Foto: Airton Cattani.

Figura 5 | O arquiteto I. M. Pei em frente ao protótipo em metal da pirâmide do Louvre.

Fonte: Moon, 2005, p. 58.

Modernamente, tem sido muito comum o uso de protó-

tipos no mercado imobiliário, sobretudo em lançamentos

comerciais de grandes empreendimentos. Sob a forma

de «apartamentos mobiliados», construtoras e empreen-

dedores colocam à disposição de futuros compradores

unidades mobiliadas onde é possível percorre-las pre-

sencialmente e tendo uma compreensão «real» do imó-

vel. Embora com ênfase na decoração, não resta dúvida

que a percepção espacial nestes casos é mais apurada

e contribui para o entendimento de outros recursos de

representação, como o desenho.

Embora não tão numerosos como as maquetes e sofren-

do limitações sob o aspecto econômico e físico, esses

exemplos mostram a potencialidade dos protótipos co-

mo forma de representação e antecipação da arquite-

tura com atributos que a aproximam da realidade. Ao

incorporarem a materialidade do objeto representado,

permitem uma confrontação direta com o resultado, in-

corporando todas as suas qualidades e atributos, além

de outro elemento fundamental à arquitetura: o tempo.

RéPLICAS

As réplicas (do latim replicare, responder, repetir e do

italiano replica, com o mesmo sentido ou de repetição),

também chamadas cópias, clone, duplos ou reprodu-

ções, caracterizam-se por reproduzirem um objeto exis-

tente –ou que existiu– com o máximo de suas exatas

características formais, dimensionais e cromáticas. No

entanto, apesar dessas qualidades, as réplicas geral-

mente estão fora do contexto em que a arquitetura ori-

ginal foi edificada, correspondendo apenas em parte às

expectativas de uma visualização plena do objeto arqui-

tetônico.

Embora a palavra réplica carregue o estigma de simu-

lacro, ou seja, de algo que não corresponde à verdade,

a um original, seu uso em arquitetura é relativamente

amplo, sobretudo quando associado à edificações de

caráter histórico. Um dos casos mais emblemáticos de

réplicas arquitetônicas é o Pavilhão Barcelona, de Mies

van der Rohe. Construído para ser o pavilhão nacional

da Alemanha na exposição universal de 1929, foi de-

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Figura 7a y 7B | Pavilhão Barcelona. A construção original (a) e a réplica de 1986 (b). Mies van der Rohe, arquiteto. Fonte: Berger; Pavel, 2006, p. 21-75.

Figura 8a y 8B | O escritório do diretor da Bauhaus. Walter Gropius, arquiteto. Fotografia original colorida à mão (a) e fotografia da réplica (b). Fontes: Fiedler, 2006, p. 407; Engels; Meyer, 2001, p. 21.

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molido logo após o término da exposição. A imagem que

persistiu foi divulgada em inúmeros livros, por meio de

em fotografias em preto e branco, que alimentaram sua

aura de obra-prima durante várias gerações de arquite-

tos (Berger; Pavel, 2006, p. 52). Reconstruído em 1986,

por ocasião do centenário de nascimento de Mies e por

iniciativa da prefeitura de Barcelona e coordenado por

Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici e Fernando Ra-

mos, foi seguida de alguma polêmica.3 Por sua lógica

construtiva, alguns consideravam o Pavilhão também co-

mo um protótipo (no sentido de paradigma, conceito já

abordado neste artigo), um perfeito experimento espa-

cial autônomo, um objeto, que poderia ser construído em

qualquer lugar, embora os autores da reconstrução argu-

mentem que o edifício estabelece uma relação única

com o entorno e que foi muito estudada por Mies (Solá-

-Morales; Cirici; Ramos, 2000, p. 28). Hoje a reconstru-

ção pode ser observada quase exatamente como Mies a

concebeu e em seu local original (Figs. 7a y 7b).

Outro caso de réplica de obra paradigmática é a recons-

trução do escritório de Walter Gropius na Bauhaus. Pro-

jetado por Gropius em 1923, como exemplo dos novos

conceitos espaciais e formais defendidos pela escola, te-

ve seu mobiliário destruído durante a mudança para Des-

sau. Recentemente reconstruído (Engels; Meyer, 2001,

p. 20), não contém o mobiliário original, mas réplicas que

permitem aos visitantes apreciarem o ambiente como

Gropius o concebeu (Figs. 8a y 8b).

3. Segundo Koolhaas, ao ser reconstruído em cores, o pavilhão teve sua mística des-truída. (Koolhaas, Rem. Mies Arch+161, 2002, pp. 78-83. Em entrevista para Nicolaus Kunert e Susanne Schindler, Joachim Krause rebate: «como a aura de um projeto que não existiu durante 60 anos pode ser destruída?»Arch+ 161, p. 18-21,

Com o objetivo de apresentar ao público as grandes

obras da arquitetura francesa de diversos períodos his-

tóricos, um grande projeto de construção de réplicas de

arquitetura foi concebido por Viollet-le-Duc a partir de

1855. Assim, de 1879 a 2006 foram construídas cerca

de 350 réplicas parciais de monumentos franceses da

Idade Média até o século XIX, hoje fazendo parte da co-

leção de réplicas do Museu de Arquitetura da Cité de

l’Architecture et du Patrimoine, em Paris. Caracteriza-

das pela fidelidade ao edifício original e com alta quali-

dade de execução, cumprem diversas funções: analíti-

ca, educativa, técnica e demonstrativa, permitindo a

observação de sistemas construtivos, ambientação, re-

lações formais e estruturais, distribuição espacial e des-

enho urbano. Por algumas delas terem sido executadas

antes de restaurações ou mesmo da destruição de algu-

mas obras, constituem-se uma preciosa fonte documen-

tal da história da arquitetura francesa (Figs. 9a y 9b).

Figura 9a y 9B | Salas de réplicas de monumentos franceses. Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.

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Figura 10 | Igreja de Notre Dame de la Consolation, Raincy, França, 1922-1923. Auguste e Gustave Perret, arquitetos. Maquete em madeira e réplica de elementos de fachada com vitrais. Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.

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Um dos destaques desta coleção é a réplica de parte

da fachada da igreja de Notre Dame de la Consolation,

em Raincy, França, construída em 1922-23 por Augus-

te e Gustave Perret. Considerada a Sainte Chapelle do

concreto armado, o projeto explorou pela primeira vez

o aspecto natural do material deixado aparente em uma

edificação religiosa na França4 (Fig. 10).

Outro destaque da mesma coleção é a réplica da Unité

d’Habitation que Le Corbusier construiu em Marselha

na década de 1950. Marco do movimento moderno, lo-

go tornou-se uma obra paradigmática. Com o objetivo

de tornar ao menos parte da obra mais conhecida para

o grande público, em 2002 foi construída uma réplica

de um dos apartamentos nas dependências do Museu.

Mais do que uma simples cópia, a construção foi uma

experiência didático/pedagógica, pois envolveu três es-

colas de arquitetura (Creteil, Paris e Versailles) e dezes-

sete liceus de formação profissional que foram respon-

Figura 11a, 11B y 11C | Apartamento A3 da Unité d’Habitation de Marselha, França, 1942-1956. Le Corbusier, arquiteto. Réplica. Vista externa (a), interna (b) e detalhes estruturais (c). Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.

4. Em 1864 Louis-Charles Boileau projetou a igreja neo-gótica de Sainte Marguerite, em Le Vésinet, nos arredores de Paris, utilizando pela primeira vez o concreto armado em um edifício não industrial, mas sem explorar o aspecto plástico deste material. Ver: Strike, 2004, p. 65. 5. A coordenação do projeto de construção da réplica ficou a cargo de Fernando Marzá e Stéphane Zamfirescu, arquite-tos, e de Javier Nieto, eng-enheiro.

sáveis por sua construção.5 Esse caráter didático/peda-

gógico ainda se mantém, pois é possível visitar a réplica

do apartamento tal como foi concebido pelo autor, e

também apreciar os detalhes construtivos da obra, já

que é possível observar aspectos que não estão visíveis

no local da obra original, como a estrutura de concreto,

instalações etc (Figs. 11a, 11b y 11c).

Ao reproduzirem uma realidade ausente ou mesmo quan-

do deslocadas de seu contexto original, as réplicas permi-

tem vivenciar o espaço projetado em praticamente toda

sua plenitude, contribuindo para um entendimento de pro-

jetos paradigmáticos da arquitetura mundial que, de ou-

tra forma, teriam que ser conhecidos de forma indireta.

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CONSIDeRAçõeS FINAIS

A análise dos exemplos aqui apresentados confirma a

relevância de protótipos e réplicas como um dos recur-

sos mais significativos não só da representação e docu-

mentação da arquitetura, mas como ferramenta auxiliar

na tomada de decisões de projeto. Substituindo tempo-

rariamente a arquitetura ou seus pormenores, estes re-

cursos têm como fator diferenciador a apresentação em

escala real, o que contribui para uma percepção mais

acurada do expectador/usuário/arquiteto em relação à

obra. A percepção do espaço passa a ser de outra or-

dem, não mais baseada na decodificação de outros sis-

temas de representação (desenhos, maquetes, croquis,

fotografias), mas deste quase objeto real que são os

protótipos e réplicas. A intermediação dos sistemas de

representação passa a não existir, podendo o observa-

dor contemplar a obra em um nível de fidedignidade

quase absoluto. Esta qualidade também permite ava-

liações –ergonômicas, funcionais, técnicas, estéticas,

sensoriais– de melhor qualidade, já que qualquer outro

tipo de representação será sempre uma aproximação

–em maior ou menor medida– da realidade. Por mais

elaborados que sejam outros tipos de representação,

como os modernos sistemas digitais, nunca substituem

plenamente a experiência presencial em relação ao ob-

jeto real. Em que pesem as dificuldades e limitações,

sobretudo financeiras, para a construção de protótipos

e réplicas, os exemplos aqui apresentados demonstram

que estes recursos têm um potencial inigualável quan-

do postos a serviço da representação em arquitetura e

da investigação técnico–formal do processo de projeto.

Poder apreciar uma solução arquitetônica em sua ver-

dadeira grandeza, quer sob a forma de protótipo, quer

de réplica, permite avaliar tanto suas qualidades for-

mais quanto técnicas, contribuindo para uma melhor

compreensão da ideia arquitetônica.

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WISeMAN, Carter: The architecture of I. M. Pei. London: Thames & Hudson, 2001.

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Fascinación por la escala. El proceso de proyecto de Charles y Ray Eames.

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Fascinación por la escala centra su reflexión en torno a uno de los atributos fun-

damentales de la forma y el espacio como lo es la escala, y en su manipulación

consciente al interior del proceso de proyecto de Charles Eames y Ray Kaiser

Eames. Analiza el proyecto como forma de pensamiento y actitud vital y, desde la

comprensión de algunas de sus lógicas, busca emparentar escalas de interven-

ción tan disímiles como la arquitectura y el diseño de objetos. En la obra de Char-

les y Ray Eames, la fotografía, el modelismo, el coleccionismo, la seriación e in-

dustrialización, los kits para armar, las cometas, los trenes en miniatura y las

casas de muñecas, los cabinets arquitectónicos, la seriedad del juego y los jugue-

tes, la arquitectura y el diseño se presentan imbricados en un juego infinito de es-

calas encadenadas con lógica telescópica, como en su película Potencias de 10.

Scaling fascination. The design process of Charles and Ray Eames

Scaling Fascination is centered is centered on the thoughts around one of the main

attributes of form and space, as it is scale, and its conscious manipulation inside

the design process of Charles Eames and Ray Kaiser Eames Studio. It analyzes the

design process itself as a way of thinking and life attitude, and from the understan-

ding of part of its mechanisms, aims to associate scales of intervention as diffe-

rent as architecture and object design. In the work of Charles y Ray Eames, photo-

graphy, modelism, collectionism, seriation and industrialization, do–it–yourself kits,

kites, miniature trains and doll houses, architectural cabinets, seriousness of play

and toys, architecture and design appear imbricated on an infinite play of scales

with telescopic structure, as in its film Powers of 10.

Autor

Dr. Arq. Aníbal Parodi Rebella

Instituto de Diseño de la Facultad de

Arquitectura. Facultad de Arquitectura,

Universidad de la República.

Uruguay.

Palabras clave

Arquitectura

Diseño

Eames

Escala

Proyecto

Key words

Architecture

Design

Eames

Scale

Project

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42

jUeGOS eSCALAReS

«A Charles le gustaba citar a Eliel Saarinen acerca

de la importancia de buscar siempre el objeto inme-

diatamente mayor –y el inmediatamente menor–. La

noción de escala, de lo que es pertinente en cada

una, y de las relaciones entre ellas, tiene para los

arquitectos la máxima importancia.»1

La fascinación por la escala forma parte de la identidad

proyectual reconocible en el trabajo de Charles y Ray

Eames: contada por ellos mismos, explicitada por las

metodologías de diseño que utilizaban, e interpretable

a flor de piel en el resultado de gran parte de su obra.

A diferencia de otras actitudes proyectuales presenta-

das en las que la manipulación de la escala surge de

forma más puntual y aislada, más concentrada y tal vez

más intensa; el lente a través del cual tanto Charles

Eames como Ray Kaiser miran el mundo viene ya pre-

ñado de juegos escalares. Algunas veces espontáneos,

producto del protagonismo absoluto del juego dentro de

su proceso creativo, en otras oportunidades conscientes

y planificados hasta el más mínimo detalle y, en todos

los casos, producto del equilibrio natural y la consisten-

cia de procesos proyectuales genuinamente experimen-

tales (Fig.1).

vIvIR PROYeCtANDO

Para los Eames el proyecto fue mucho más que un tra-

bajo, alcanzó todos los aspectos de su vida cotidiana y

terminó por identificarse con ella. Ellos afirmaban que

el verdadero proyecto de arquitectura adquiría sentido

cuando las rutinas diarias se apoderaban del espacio fi-

jando su identidad. En su opinión, la arquitectura no

debía demandar nada para sí misma sino operar como

telón de fondo y orientación de la vida y el trabajo que

en ella tienen lugar. Según esta concepción, el espacio

arquitectónico funciona como un set abierto y flexible

que acompaña las acciones que se desarrollan en su in-

terior. En las imágenes de archivo de la pareja el disfru-

te vital parecía estar siempre indisolublemente asocia-

do con la actividad de proyecto. La realidad, o tal vez

la ilusión de realidad que nos ofrece el registro fotográ-

fico que dejaron, sugiere que vivían proyectando, que

la vida de Charles y Ray era en sí misma un proyecto.

Nada quedaba librado al azar y todo estaba tan cuida-

dosamente planificado como documentado.

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SAFARI FOtOGRáFICO

Los Eames fotografiaban absolutamente todo. Así lo

muestra la extensísima colección de imágenes que con-

servaban en archivo en su estudio y que crecía diaria-

mente. Lejos del mundo digital actual, archivar imáge-

nes suponía por ese entonces una infraestructura espe-

cífica importante. Buena parte de su estudio estaba

destinada precisamente al archivo de imágenes. Es in-

teresante verlos trabajar sobre las larguísimas mesas

iluminadas atestadas de diapositivas.

Son elocuentes también algunas instantáneas en las

que la pareja aparece junto a otros miembros de su sta-

ff mirando fijamente a cámara, «armado» cada uno con

su equipo fotográfico (Fig. 2).

Tanto Charles como Ray estaban siempre cámara en

mano registrando, pero sobre todo, y más importante

aún, observando el mundo a través del «objetivo» de la

cámara fotográfica. En cierto sentido, la óptica artifi-

cial del lente objetiva la subjetividad natural de la mi-

rada de los Eames. Aplana y vuelve analizable incluso

para ellos mismos el impulso de curiosidad espontánea

existente detrás del trabajo con independencia de la es-

cala que se trate. Si el ojo es el ojo de la cámara, nos

dice Colomina, entonces el tamaño no aparece como

algo fijo sino que se encuentra en permanente cambio

(Colomina, 1997:142).

ReALItY

El proyecto como impulso vital es para la pareja una pla-

centera obsesión. Los dos están siempre trabajando son-

rientes y visiblemente divertidos. Pero detrás de la acti-

vidad de proyecto no todo es espontaneidad, y la disci-

plina forma parte importante del éxito del proceso de

diseño. Cuando fotografiaban su vida y su entorno, los

Eames cuidaban con esmero cada detalle, estudiaban

con precisión el encuadre, el rol visual y las relaciones

de todos y cada uno de los componentes de la toma, en-

tre los cuales se encontraban muy a menudo ellos mis-

mos. Incluso el modo en que aparecían vestidos era algo

que preocupaba a la pareja. Beatriz Colomina (1997:128)

apunta que los Eames eran muy precisos lo que respec-

ta a su guardarropa, y confiaban su diseño a Dorothy Jea-

kins, ganadora de varios Oscar. Con un estilo definido

con mucho esmero tanto desde el punto de vista estéti-

co como comunicacional, los diseñadores son ellos mis-

mos «objetos de diseño» integrados a la composición del

1. Ray Kaiser Eames en la introducción del libro de Mo-rrison; Eames, Charles & Ray (1984).

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Figura 1 | John Whitney, Charles y Ray Eames, Parke Meek y John Neuhart dentro de la maqueta del auditorio para la Exposición Nacional de Estados Unidos en Moscú, 1959.

Figura 2 | Fotografías del archivo del estudio Eames.

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set a fotografiar. Es interesante constatar de qué mane-

ra incluso las actitudes gestuales y corporales que Char-

les y Ray adoptan al ser filmados públicamente son con-

troladas, conforme a lo que se espera de una pareja de

profesionales que mantiene roles de género aceptables

para la sociedad de la época.2

La «verdad» que los Eames nos presentan responde a la

honestidad disciplinar de dos proyectistas que deciden

exponerse a sí mismos junto a su obra y su proceso crea-

tivo como personajes de una suerte de reality de diseño.

GULLIveRS

Dentro de las fotografías de archivo, un planteo expre-

sivo–descriptivo muy recurrente los muestra en dupla,

en medio del proceso de proyecto y con la mirada con-

centrada en un modelo que, por lo regular, se encuen-

tra en elaboración.

Sus maquetas solían ser muy realistas y estar plenas de

detalles. Habitualmente incorporaban en ellas imáge-

nes fotográficas de personitas que daban cuenta de la

escala del espacio proyectado y que en algunas opor-

tunidades los representaban a ellos mismos. El contras-

te de escalas resultante es tan estimulante como reve-

lador del rol determinante que asignaban a los modelos

dentro del proceso creativo. Como Gullivers modernos

en Liliput, Charles, Ray y parte de su equipo aparecen

fotografiados dentro del modelo de la American Natio-

nal Exhibition de Moscú en 1959, enmarcados por una

multitud de personajes diminutos en primer plano. La

ambigüedad, el humor y sobre todo la diversión domi-

nan el carácter de la toma. Como ésta, infinitas imáge-

nes pueblan el archivo fotográfico del estudio de los

Eames: la pareja mirando a través de la «Revell Toy

House», una versión moderna de la histórica casa de

muñecas destinada tanto a niños como adultos; las

enormes cabezas de Ray y Charles ingresando desde

los ángulos superiores al encuadre de la toma de la ma-

queta de la primera versión de su casa y estudio en Pa-

cific Palisades; Ray sentada sobre un prado verde en

medio de una colorida «urbanización» de estructuras

espaciales construidas con «The Toy», el kit de experi-

mentación formal y espacial que diseñaron y produje-

ron a inicios de la década del 50; Charles –filmadora al

hombro– junto a Ray, sonrientes y rodeados por un sin-

número de miniaturas de casas, estaciones y trenes en

el set de Toccata for toy trains (Fig.3).

2. Durante una presentación televisiva de la cadena NBC con motivo del lanzamiento de la Lounge Chair en 1956, Ray aparece siempre en un segun-do plano, respondiendo con pocas palabras y avalando las opiniones del protagonista de la entrevista: Charles Eames. La filmación, fragmentada en dos partes, está disponible en http://www.youtube.com/watch?v=zfzLzOl795E

Es necesario destacar que además de expresar su inte-

rés explícito por el trabajo con modelos y maquetas, de

ubicar el diseño de juguetes en un espacio privilegiado

de su labor, con la consiguiente manipulación de esca-

la que trae aparejado siempre el mundo infantil, ade-

más de haber producido obras magníficas como el film

Powers of Ten que centra su interés en el encadena-

miento y entrelazamiento de escalas desde el macro al

microcosmos, abarcando todo el universo comprensi-

ble por la mente humana, los Eames buscaron plasmar

estas instancias de confrontación de escalas como un

proyecto de comunicación en sí mismo, con expresión

e identidad propia. Hay un trabajo esmerado y sutil sub-

yacente en el modo que se fotografían las escenas, en

que se manipulan visualmente las distintas escalas in-

volucradas en cada situación específica.

Su «House of Cards» es tal vez el registro conceptual y

anímico más directo y exquisito de la relación amorosa

de la pareja con los objetos más diversos. En cada una,

un cuidadoso zoom selecciona el encuadre y la distan-

cia apropiada de observación y al hacerlo manipula la

escala real y afectiva con la cual el objeto será percibi-

do. La figuración y semejanza formal de una, dos, tres,

cuatro mariposas de tamaños diferentes; las cabezas

de dos series de crayolas enfrentadas por los vértices,

liberando una hilera de rombos blancos sobre un mar

de color; un alfiletero de papel azul, apenas reconoci-

ble en la serie rítmica paralela y regular de alfileres; un

«patrón estampado» de pastillas de todos los colores y

formas gravitando en torno al cuenco de una cuchara;

una maraña geométrica de irreconocibles manecillas de

reloj; una magnífica aproximación a una bolita de cris-

tal y su remolino interno de vetas coloridas; el encua-

dre parcial de tres reglas de medida correspondientes

a herramientas y escalas diferentes.

Sea cual fuere el tema de sus fotografías, éste aparece

insistentemente escudriñado a través de fuertes acer-

camientos que producen un efecto de extrañamiento

escalar que descubre o reinventa relaciones espaciales

y expresivas en el universo que nos rodea.

Los Eames pensaban que «todo era arquitectura, desde

el tendido de la mesa para el desayuno hasta un acto

circense» (Colomina, 1997:129) y llevaban a la práctica

esta personal cruzada. Precisamente, sus instantáneas

de alimentos, vajillas y mesas tendidas, nos brindan un

universo sensorial de texturas, organización espacial de

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volúmenes y espacios intersticiales que guardan rela-

ción directa con sus registros de detalles de arquitectu-

ra. Cabe acotar, sin embargo, que los Eames no serían

los primeros ni los últimos en reconocer arquitecturas

diminutas que se estructuran revelando un verdadero

«urbanismo de mesa», como lo bautizara más adelante

Alessandro Mendini al presentar su proyecto Tea & Co-

ffee Piazza, la primera de las dos series de juegos de té

y café diseñados por relevantes estudios de arquitectos

para la firma italiana Alessi. Encontramos también fotos

que muestran intensos acercamientos a carteles que

alientan la ilusión de movernos entre caracteres tipográ-

ficos colonizando un universo espacial hasta entonces

inexplorado. En otras fotografías se advierte el interés

de los Eames por las vasijas cerámicas metálicas con

que las mujeres trasportan el agua en la India. Dentro

de esta serie, se distingue una toma en la cual se docu-

menta el apilado de estas vasijas y donde podemos re-

conocer fácilmente –ajuste escalar mediante– la inspi-

ración del perfil de los taburetes de nogal que Charles

y Ray diseñaban hacia 1960.

OBjet tROUvé

Charles y Ray eran grandes viajeros y entusiastas colec-

cionistas. Su estudio y su casa estuvieron siempre col-

mados de pequeños objetos de diseño anónimo recolec-

tados a lo largo de cada uno de los días de su vida.

Amantes del detalle y de la concentración de sabiduría

y alma que albergan los objetos creados por hombres de

todas las culturas, los Eames supieron encontrar en ellos

una fuente de inspiración inagotable.

Su aproximación al mundo de los objetos era casi feti-

chista. Su casa fue creada como escenario y museo vi-

vo del placer estético e ingenio inventivo presente en ca-

da una de las piezas que atesoraban. «Disfrutamos de

la colección como trofeos de caza de una crítica mira-

da» (Smithson, 1994:72). Los objetos en gran parte

eran de pequeñas dimensiones y podían incluso caber

en la palma de la mano. Pequeños mundos «a escala»

podían descubrirse a cada paso. Cada rincón de la ca-

sa se transformaba en un pequeño universo en el cual

dialogaban democráticamente objetos de carácter y ta-

maño diverso. Porque el espíritu recolector de los Eames

no generaba colecciones ordenadas y perfectas. Su in-

terés radicaba precisamente en el detonante que supo-

nía que ese inmenso universo de objetos dispares con-

viviera, generando con cada mirada un nuevo diálogo,

una nueva posible interacción. Su proyecto del «Casti-

llo de naipes» ("House of Cards", 1952) y su lógica de

juego es un intento explícito por compartir con todo el

mundo su amor por los objetos y el sentido de sus co-

lecciones: establecer conexiones. «En última instancia,

Figura 3 | Observando un modelo de la Revell Toy House, 1950. Foto P Stackpole.

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todas las cosas establecen conexiones entre personas,

ideas, objetos, etc… la calidad de las conexiones es la

clave de la calidad en sí.»3 El mundo del niño que rein-

venta relaciones entre sus juguetes desde su rol de guio-

nista todopoderoso está presente en el modo en que los

Eames renovaban su dramaturgia, al reorganizaban y re-

componían cíclicamente sus objetos queridos en la es-

cenografía de su casa.

MODeLISMO

Su natural sensibilidad para la percepción de univer-

sos a escala condecía con su amor por el modelismo

y la miniatura. Basta pensar en alguno de sus filmes

como Tops, dedicado al universo de los Trompos, o

Toccata for toys trains, inspirada por el director Billy

Wilder, quien le regaló al matrimonio una preciosa lo-

comotora en miniatura llamada «Grand Duke». Ambos

filmes, realizados en 1957, «fueron registrados desde

la perspectiva extrema de un primerísimo plano, una

técnica expresionista que permite a la audiencia per-

cibir los juguetes desde la óptica de los ojos de un ni-

ño» (Neault, 2008). Ese mismo año, Charles también

produce y monta una secuencia para Spirit of St. Louis

de Wilder, en la cual aparecen imágenes de una de sus

aficiones más queridas, el aeromodelismo.

En un mundo análogo, como en el que Charles y Ray

Eames desarrollaron toda su vida y actividad profesio-

nal, el modelo físico –la maqueta– tuvo un valor meto-

dológico insustituible. Todas las ideas eran evaluadas a

través de modelos a los que, como ya vimos, la pareja

exigía una precisión extrema y una expresión hiperrea-

lista, de manera de optimizar su rendimiento en el mo-

mento de su registro fotográfico.

Esta característica que algunos pueden entender sólo

como una condición técnica generacional en lo atinen-

te a los medios de representación disponibles en una

circunstancia determinada, fue llevada más allá de sus

límites gracias a la afinidad natural de los Eames con

el modelismo en todas sus variantes, desde la necesa-

ria maqueta de estudio, pasando por el hobby de la

construcción de modelos a escala, hasta la miniatura

de colección.

3. Palabras de Charles Eames citadas en la solapa interior de la cubierta de Koenig (2005), sin indicar fuente.4. Samuel van Hoogstraten es autor también de algunas de las contadas cajas de mira, cabinas perspectiva u ópticas, que se conservan en el presen-te. Las cabinas perspectivas –Escuela de Delft, 2ª mitad del siglo XVII– son pequeñas cajas con sus caras interiores pinta-das con una representación de una escena interior, construida con tal alarde geométrico del espacio, que vistas desde un lugar predeterminado, produ-cían un efecto ilusionista de absoluta realidad y profundidad espacial.

SOMBRAS LARGAS

En 1950, la Tienda Carson Pirie Scott de Chicago rea-

lizó una exposición de vidrieras para la cual invita a cua-

tro destacados diseñadores modernos: Eero Saarinen,

George Nelson, Edward Wormley y el equipo integrado

por Charles y Ray Eames. Cada estudio debía exponer

los últimos resultados de su trabajo por ese entonces.

El proyecto construido es muy fiel a los croquis de estu-

dio realizados por Ray. El tema gira en torno a la presen-

tación de una pieza central: la silla DCM (dining chair

metal) de estructura metálica y contrachapado moldea-

do diseñada en los años previos. La pieza aparece repe-

tida cuatro veces. Como objeto, es presentada en sus

dos versiones: asiento y respaldo en madera a la vista y

tapizados en cuero rojo –ubicadas de espaldas y de fren-

te al observador, respectivamente–. Como imagen foto-

gráfica, también aparece duplicada en la ampliación

blanco y negro que sirve de telón de fondo a la vidriera.

En ella la silla, ubicada a la izquierda, es fotografiada e

iluminada intensamente desde abajo arrojando sobre el

sector derecho una gigantesca silueta negra. La DCM es

apreciada así en sus características físicas, formales y

materiales, en la sugerencia espacial del zoom fotográ-

fico, y en la valencia icónica de su silueta, evocadora de

las formas orgánico–geométricas de las esculturas de

su amigo y contemporáneo Alexander Calder (Fig.4).

Ya para la difusión de la exposición New Furniture De-

sign, que en 1946 organizó el MoMA de NY, Herbert Mat-

ter había realizado tomas en las cuales junto a las sillas

y mesas de los Eames aparecía un stabile de Calder.

En 1947, el MOMA presentó una exposición sobre su

admirado Mies que impactó fuertemente en la pareja.

Eames estaba muy impresionado por la «interacción

entre la perspectiva del ambiente y la de las fotografías

a escala real y por los efectos del zooming y la super-

posición de escalas: un inmenso fotomural de un pe-

queño croquis en grafito, junto a una torre de sillas api-

ladas, sobre una maqueta, próximo a una foto al doble

del tamaño natural, y así». (Colomina, 1997:146).

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Figura 4 | Charles y Ray Eames: Vidriera del estudio Eames para la tienda Carson Pirie y Scott, Chicago, 1950. Pieza central, Dining Chair Metal.

Esta muestra puede considerarse como un anteceden-

te de la propuesta para Carson Pirie & Scott, y como

influencia directa del montaje de la exposición Good

Design que realizan también en 1950 en el Merchan-

dise Mart de Chicago, y en la que grandes ampliacio-

nes fotográficas de detalles de distintos objetos de di-

seño alternan en el espacio con los propios objetos,

configurando un caleidoscopio ambiental de escalas.

De una forma mucho más directa, la idea de la silla in-

teractuando con su propia (e inmensa) sombra es remi-

niscente de algunas imágenes promocionales de Thonet

en la década del 1930 y que seguramente los Eames

conocían bien. Ése era el concepto gráfico del catálogo

de la empresa en 1933 con una silla de Josef Frank en

tapa y la B32 de Marcel Breuer en la contratapa. En am-

bas composiciones gráficas, una fuente luminosa, baja

e intensa, alarga y deforma expresivamente la sombra

de la silla creando una nueva versión, una especie de al-

ter ego con el cual dialogar.

Transportándonos en el tiempo, alentados tal vez por el

inevitable ejercicio analógico del proyectista, nos viene

a la mente el grabado de 1675 «El Baile de las Sombras»

del pintor barroco holandés Samuel van Hoogstraten

(1627–1678), en el que un grupo de actores sobre un es-

cenario «danza» con la proyección de su sombra, que se

agiganta o achica a medida que se aproxima o aleja del

telón de fondo. Este sencillo mecanismo sugiere una ma-

ravillosa maquina de manipulación escalar que nos per-

mite experimentar la ilusión de muchos universos dimen-

sionales conviviendo simultáneamente.4 Inspirado en

esta misma imagen, el artista contemporáneo Rafael Lo-

zano–Hemmer (México, 1967) toma la posta de la pro-

puesta expresiva y la revive a través de la instalación in-

teractiva a gran escala de su Body Movies, estrenada en

Rotterdam en 2001.

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COMetAS

El entusiasmo de Charles y Ray por las cometas viene

desde los comienzos de su práctica profesional en 1941

(Zinger, 2004:147) y fue creciendo en paralelo a la fre-

cuencia de sus viajes por oriente, de donde proviene

buena parte de su extensa colección. Según Tamar Zin-

guer, los diseñadores veían reflejados en las cualidades

de la cometa algunos de sus principios de diseño más

personales, como la combinación de aspectos lúdicos y

estéticos con la eficiencia funcional. Tal vez uno de los

primeros «objetos» que refieren explícitamente a este

paralelismo sea su propia vivienda. Al menos así quedó

registrado en el título del artículo que sobre la misma

publicó Architectural Forum en su número de setiembre

de 1950: «Life in a chinese kite» ("Vivir en una cometa

china") y que describía la casa como «una arquitectura

que haciendo un uso eficiente de materiales de cons-

trucción ligeros presenta una construcción divertida y

colorida, al igual que una cometa» (Zinger, 2004:148).

La referencia formal más directa se establecía con las

Hargrave box–kite, diseñada en 1893 y consistente en

dos células prismáticas conectadas por varillas rectas.

Del mismo modo, la casa se dividía en dos prismas, uno

para la vivienda propiamente dicha y otro para el estu-

dio. Los contenedores prismáticos estaban definidos

por componentes estandarizados y ligeros, que libera-

ban la mayor cantidad de espacio flexible en su interior.

La piel exterior estaba conformada por membranas lige-

ras y coloridas que tenían la capacidad de cambiar el

aspecto de la casa sin alterar su estructura y funciona-

miento. De hecho, estaba previsto que los colores fue-

sen cambiando y Ray contaba que habían elegido la

pintura más barata para poder así experimentar (Colo-

mina, 1997:132).

Tanto en la cometa como en la casa, la estructura es

precisa pero funcional y tiende a pasar inadvertida ba-

jo una epidermis personalizable. «Después de 13 años

de vivir en una casa de perfiles metálicos a la vista,

Ray Eames decía: la estructura hace mucho que dejó

de existir. No soy consciente de ella» (Mc Coy, citada

por Colomina, 1997:133) (Fig.5).

El otro aspecto vinculado al proyecto y compartido por

la lógica de diseño de las cometas es la idea de una

estructura integrada por elementos estandarizados y

componibles. Pero en realidad esta característica es

heredada por Charles Eames de su paso por los estu-

dios Metro Goldwyn Meyer, donde se vio enfrentado

con frecuencia al desafío de armar un nuevo set a par-

tir del reaprovechamiento de un número limitado de

elementos existentes y en un tiempo ridículamente bre-

ve. La idea del diseño como la recomposición de un

kit limitado de elementos se transformó en una cons-

tante metodológica de su proceso de proyecto. Una de

las cualidades unánimemente reconocidas en el pro-

yecto de su vivienda es precisamente la capacidad de

Charles y Ray para concebir una arquitectura que, cons-

truida a partir de componentes industriales estanda-

rizados elegidos por catálogo, presenta un carácter y

una expresión netamente personales que anticipan el

sentimiento de toda una generación de arquitectos y

diseñadores. El carácter de recomposición de una se-

rie limitada de elementos es tan cierto que, tal y co-

mo consta en la bibliografía más difundida, el mismo

Figura 5 | CSH nº 8, Pacific Palisades, 1948. Figura 6 | Charles y Ray Eames en obra durante la construcción de la casa.

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Figura 7 | The Toy y los niños. Fotos Allan Grant para la revista Life, 1951.

conjunto de componentes fue utilizado para dos ver-

siones consecutivas de su vivienda. La primera, una

casa–puente inspirada en un viejo proyecto de Mies

fue desechada cuando ya los componentes habían si-

do entregados en obra. En ese momento se desenca-

denó un segundo proceso de proyecto mediante el cual

las mismas piezas fueron ensambladas de una nueva

forma –como si de un gigantesco mecano se tratase–

para dar lugar a la segunda y definitiva versión, cono-

cida por todos (Fig.6).

La casa es una cometa, la casa es un mecano, la ca-

sa es un juguete.

tHe tOY

Bautizado con un nombre tan atractivo como genérico,

«el juguete», producido por Charles y Ray Eames en

1951 consistía, al igual que su vivienda, en una serie

de componentes combinables para experimentar con

la forma y el espacio. El set estaba conformado por va-

rillas de madera y sección circular, láminas triangulares

y cuadradas de 76 cm. de lado (3 pulgadas), colores in-

tensos y brillantes, fabricadas en una nueva cartulina

plastificada que las hacía resistentes al agua. Un siste-

ma de perforaciones permitía atar los distintos compo-

nentes con trozos de alambre flexible (que en realidad

eran limpiadores de pipa). Su lógica intrínseca lo des-

taca claramente de los demás juegos para armar de la

época.

A diferencia de otros, no refiere a ningún entorno cons-

truido específico, no está destinado a conformar un ran-

cho del lejano oeste, ni una ciudad, ni una maquinaria

industrial, ni una casa de muñecas. Dadas las genero-

sas dimensiones de sus componentes, evita las visiones

externas de los clásicos mundos en miniatura, e involu-

cra espacialmente al niño. Pero tampoco construye en

una escala específica. En los tradicionales juegos para

armar, el niño opera con la autoridad que le da su tama-

ño, controlando el mundo en miniatura. En The Toy la

autoridad emana de su imaginación, de su capacidad de

construir el mundo que lo rodea. El niño se incluye o ex-

cluye a voluntad, interpreta la escala pero sabiéndose

además con la posibilidad de modificarla. (Fig.7)

Los Eames reformulan nuevamente las cualidades de

las cometas y, gracias a la libertad que proporciona el

juego, dan un paso adelante proyectando un sistema

espacial y expresivo casi tan abierto como la propia

imaginación. La abstracción geométrica y expresiva,

la agregación infinita y las infinitas posibilidades de

combinación de componentes transforman a «el ju-

guete» en una fuente inagotable de interpretación y

manipulación espacial, escalar, funcional, afectiva.

Según reza en el propio embalaje, The Toy es un ju-

guete «Grande–Colorido–Fácil de Armar–Para Crear Un

Ligero, Brillante, Universo Ampliable lo Suficientemen-

te Grande Para Jugar Dentro y Alrededor».

CABINet

Paralelamente al diseño de «el juguete», y en continui-

dad con el proceso de proyecto y construcción de su vi-

vienda, Charles y Ray diseñan en 1950 un sistema de

contenedores de uso doméstico o de oficina para Her-

man Miller: las Eames Storage Units (ESU) (Fig. 8).

En ellos vuelven a reconocerse algunos de los princi-

pios esenciales de diseño utilizados en el proyecto de

su casa. La modulación estricta, el montaje a partir

de elementos estandarizados, la utilización de una es-

tructura metálica de gran ligereza visual, el cerramien-

to con paneles de materialidad y expresión cambiante,

incluso a partir del gusto personal del usuario. Podría-

mos seguir con la lista (módulos libres, módulos com-

partimentados, cruces de rigidización), ya que en reali-

dad los armarios y aparadores ESU pueden entenderse

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como una versión a escala reducida de su propia vi-

vienda. O quizás ésta como una versión fuera de es-

cala de los contenedores.

Resulta interesante analizar la imagen promocional que

la empresa Herman Miller realizaba para el lanzamien-

to de la línea ya que esta vez será el proyecto publici-

tario el que hábilmente manipule la percepción de es-

cala. La serie completa de armarios aparece organizada

regularmente como en una grilla urbana de «manza-

nas». La toma aérea aproxima la deformación de la fo-

tografía a la de una perspectiva paralela (cuyo punto de

vista se supone en el infinito) y consecuentemente la

escala de los aparadores es relativizada. Bien podría

tratarse de obras de arquitectura. Sólo la presencia de

alguna silla o un maceta con plantas sobre los márge-

nes de la foto recupera la referencia dimensional.

Ya Renato De Fusco (1997) advertía sobre el origen

arquitectónico de los muebles destinados a guardar

objetos. Existe un término, Cabinet, que tanto en len-

gua inglesa como francesa puede aplicarse tanto a la

arquitectura como al mobiliario. Según algunas de las

acepciones que el diccionario nos devuelve, Cabinet

es: a) un aparador con puertas y estantes para guar-

dar y exhibir pequeños objetos de valor o interés; b)

una colección de especímenes, especialmente de in-

terés numismático o biológico; c) una habitación con

control de humedad y temperatura usada para incu-

bar muestras biológicas; d) un pequeño ambiente de

exposición en un museo.

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la vi-

vienda de los Eames es en cierta medida un ambien-

te de exposición, un pequeño museo con cualidades

arquitectónicas controladas para optimizar la exhibi-

ción de una colección de «especímenes». A su vez,

tanto la casa de la pareja como los armarios ESU son

contenedores y están destinados a «guardar y exhibir

objetos de valor o interés».

Como vemos, la identificación es tal que incluso am-

bos proyectos encajan cómodamente bajo el mismo

término. Es oportuno entonces recordar algunas pala-

bras de Charles Eames que –no sin ironía– afirmaba

en alguna ocasión que «los arquitectos diseñan mobi-

liario, para poder proyectar una obra de arquitectura

que pueda sostenerse en la mano» (Colomina, 1997).

NIÑOS

Charles y Ray demostraron a lo largo de su trabajo co-

mo diseñadores una capacidad tan natural como en-

trenada para identificar, reconocer, y utilizar como me-

canismo proyectual la convivencia de estratos escalares

diferentes dentro de una misma realidad. Esta cualidad

tiene mucho que ver con una actitud lúdica de preser-

vación consciente del desprejuicio de la mirada infan-

til (Fig. 9).

«El niño, incluso, ve las cosas desde ángulos y pers-

pectivas que ya de adultos se hacen imposibles… Hoy

vemos la mesa desde arriba pero cuando eras chico la

veías desde abajo y ahí había todo un espacio, todo un

espacio plástico.» (Iturria, 1999:74)

Según Huizinga, el juego es una categoría primordial de

la vida, voluntaria, nunca impuesta por necesidad, de-

ber u obligación, y por lo tanto libre. Las nociones de di-

versión y seriedad están entrelazadas y en fluctuación

continua: el juego se alterna con la seriedad y la serie-

dad con la diversión (Huizinga, en Zinger, 2004:161).

El juego para los Eames era, sin duda alguna, algo muy

serio. Sus serias preocupaciones disciplinares estaban

teñidas siempre de enseñanzas derivadas del juego y la

experimentación libre. Haber intentado al menos mirar

a través de los ojos del niño les brindó la posibilidad de

experimentar, momentáneamente, la omnipotencia del

sueño infantil. «En la arquitectura de los Eames todo es

un juguete, y todos somos niños» (Colomina, 1997:139).

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Figura 8 | ESU, Eames Storage Units, 1951–1952. Sistema de contenedores para la oficina y el hogar. Publicidad gráfica de la empresa Herman Miller. Life in a Chinese Kite, standard industrial products assembled in a spacious wonderland, ilustración

realizada Charles Eames y publicada en Architectural Forum en 1950.

Figura 9 | Ray y Charles en su estudio de Pacific Palisades experimentando con un kit de formas ensamblables que dará

lugar a la edición de The Toy al año siguiente. Foto Peter Stackpole, 1950.

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UNA PeLÍCULA QUe tRAtA SOBRe eL tAMAÑO ReLAtIvO

De LOS OBjetOS eN eL UNIveRSO Y eL eFeCtO De

AÑADIR OtRO CeRO5

Éste es el subtítulo del merecidamente reconocido fil-

me Powers of Ten que los Eames realizan para la IBM

y que pacientemente vienen depurando desde el es-

treno de su primera versión en 1968. Su antecedente

directo es el libro para niños del maestro holandés Kees

Boeke (1957): Punto de Vista Cósmico, El Universo en

40 Saltos, de 1957, conceptualmente consonante con

el filme de los Eames y, a través de él, con su poste-

rior versión en formato impreso (Fig.10).

La versión definitiva del corto (1977) da inicio con la

imagen desenfocada y en primer plano de una mesa

tendida, acompañada con una música de fondo de ai-

re circense y ligero. Rápidamente nos ubicamos den-

tro de una escena reposada en la que una pareja sen-

tada en la hierba disfruta de un picnic al aire libre.

Casi inmediatamente la cámara que registraba la ac-

ción desde el interior subjetivo de la escena, se gira

con precisión y se aleja en un picado vertical hasta

realizar una toma aérea completa de la pareja sobre el

mantel en el césped. La voz en off nos informa que

«es el comienzo de una tarde tranquila en algún lugar

a orillas del lago en la ciudad de Chicago». Inmedia-

tamente la cámara desciende verticalmente y se ubi-

ca a 1 metro del suelo enmarcando un área cuadrada

de 1 metro de lado. Estamos en la posición de parti-

da. Desde ahora y siguiendo una trayectoria rectilínea,

cada 10 segundos estaremos observando la escena

desde una distancia 10 veces mayor (potencias de 10).

Nuestro campo visual será entonces también diez ve-

ces más amplio. Al llegar a la potencia número 24 el

relator nos informa:

«nos encontramos a 100 millones de años luz. Esta-

mos próximos al límite de lo visualizable. Esta solita-

ria escena, las galaxias como polvo, nos indica la apa-

riencia de la mayor parte del espacio. Este vacío es

normal. La riqueza de nuestro propio vecindario es la

excepción».6

Da comienzo entonces un viaje de regreso acelerado.

Dejamos atrás una potencia de diez cada dos segun-

dos y la caída vertical en picada nos devuelve rápida-

mente a la escena inicial a un metro del suelo (10 a la

0). Disminuimos nuevamente la velocidad. A partir de

ahora iremos reduciendo nuestra distancia al objeto

10 veces cada 10 segundos. Ingresando por la piel de

la mano de nuestro protagonista descenderemos aho-

ra hasta la más ínfima de las escalas hasta ahora ob-

servadas (10 a la -16). Este vertiginoso viaje por 40

potencias de 10 se realiza en escaso 8 minutos. 480

segundos de ascenso + 48 segundos de caída libre +

200 segundos de descenso final = 448 segundos que,

divididos por 60, nos da un total de 7 minutos con 47

segundos de genuino asombro y admiración.

5. Traducción del título original del film Powers of ten, a Film Dealing with the Relative Size of Things in the Universe and the Effect of Adding Another Zero.6. Parlamento de la voz en off del film Powers of ten, 1977 al llegar a la potencia 24 [TA].

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Figura 10 | Fotogramas de Powers of 10, Charles y Ray Eames.

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La fugaz aventura que nos propone Potencias de 10

es un prodigio didáctico de síntesis narrativa y un mo-

delo visual tan intenso como eficiente. Entre los domi-

nios de la cosmología y la física de partículas, con un

tempo preciso que deja apenas el respiro necesario pa-

ra no perder el nivel de sorpresa, atravesamos 40 po-

tencias de 10. De estas 40, solamente 12 transcurren

en las proximidades de la escala humana y de estas 12,

tan sólo un par es experimentado por el Dr. Lemuel Gu-

lliver, «el más famoso de los viajeros que hayan recorri-

do las potencias de diez» (Morrison; Eames, 1984:5).

El resto es producto de la «revolucionaria senda que la

ciencia ha tomado para penetrar en dominios sensoria-

les situados más allá de la percepción biológica direc-

ta» (Morrison; Eames, 1984:1). Es inquietante intuir

cuánto pueden llegar a parecerse los dos límites extre-

mos del conocimiento contemporáneo. Si bien el círcu-

lo está lejos de cerrase, «hay indicios de que los dos ex-

tremos de la procesión se informan uno al otro: en sus

estadios iniciales el universo pudo haber contenido úni-

camente el tipo de materia que hoy sólo nos es dado ob-

servar en formas transitorias en los laboratorios de físi-

ca subatómica». (Morrison; Eames, 1984:4)

Para Charles, Ray y su equipo, Powers of ten insumió un

arco de casi 15 años de labor desde el primer corto has-

ta la edición del libro en 1982. Luego de una extensa y

sobre todo fructífera carrera en el diseño en todas las

áreas y con todos los matices imaginables, luego de ha-

berse convertido en vida en referencia obligada del di-

seño moderno en la segunda mitad del siglo XX, los

Eames cierran con este proyecto un ciclo. La escala, es-

ta vez como protagonista indiscutible, signa el último

gran desafío concretado por Charles antes de fallecer en

1978, instándonos a reinterpretar su producción y pen-

samiento bajo su esclarecedora luz.

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55

REFERêNCIAS

BOeKe, K.: Cosmic View, The Universe in Forty Jumps. John Day Company Incorporated, 1957.

COLOMINA, B.: «Reflections on the Eames House.» En Eames, C. The work of Charles and Ray Eames: a legacy

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memoria de un taller» Punta del Este, Uruguay 1995). En La soledad del juego, Catálogo exposición

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Valencia: Ediciones Cimal Arte Internacional, 1999. p. 74.

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universo. Barcelona: Prensa Científica, 1984. p. 5.

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Architectural Press, 2004. p. 147.

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56

vilamajó – Le Corbusier. Montevideo – Nueva York. 1929 – 1947. Confluencias y divergencias en los itinerarios de Julio Vilamajó y Le Corbusier.

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Sobre la base de las fuentes documentales encontradas al interior de dos valijas

pertenecientes al arquitecto uruguayo Julio Vilamajó, se desarrolla una investiga-

ción que busca descubrir o confirmar aspectos de su producción material y su

pensamiento disciplinar así como desentrañar algunas características singulares

de su personalidad.

En este marco de exploración se destacan dos momentos singulares en su trayec-

toria, aquellos donde se relaciona con la figura de Le Corbusier, lo cual marca cla-

ramente eventos singulares en su vida profesional.

En 1929, Le Corbusier decide visitar el Río de la Plata y desembarca en Monte-

video, donde dicta dos importantes conferencias que influirán en una colectividad

disciplinar que ya transitaba los caminos del movimiento moderno y con un ses-

go particular en el pensamiento del arquitecto uruguayo.

Muchos años después, en 1947, Vilamajó es seleccionado para participar como

consultante externo en el equipo de proyecto para la Sede de las Naciones Uni-

das en Nueva York, y allí se encuentra nuevamente con Le Corbusier.

La investigación concluye en determinar un vínculo particular de Vilamajó con Le

Corbusier. Las propuestas renovadoras del arquitecto suizo–francés fueron asu-

midas reflexivamente, sin sumisión, por lo que significaron un aporte crítico a un

camino marcadamente personal y apropiado para el medio.

Vilamajó - Le Corbusier. Montevideo - New York. 1929 - 1947

Confluences and divergences in the itineraries of Julio Vilamajó and Le Corbusier

Based on documentary sources found inside two suitcases belonging to Uruguayan

architect Julio Vilamajó, research is carried out aiming at revealing or confirming as-

pects of his tangible work and disciplinary thought, as well as unveiling some distinc-

tive characteristics of his personality.

Within this field of research, there appear two crucial moments in his career, those in

which he relates to Le Corbusier, clearly defining key events in his professional life.

In 1929, Le Corbusier decides to visit the Río de la Plata and arrives in Montevideo,

where he gives two important lectures that shall have an influence on a disciplinary

community that was already going along the path of the Modern movement, and with

a particular nuance in this Uruguayan architect’s thought.

Many years later, in 1947, Vilamajó is chosen to join the Board of Design Consultants

for the project regarding the United Nations Headquarters in New York, where he

meets Le Corbusier again.

Research concludes determining a special bond between Vilamajó and Le Corbusier.

The innovative proposals of the Swiss–French architect were assumed reflectively, not

submissively, being a decisive contribution to a clearly personal path adapted to its

context.

Autor

Arq. Fernando Javier de Sierra Brandón

Facultad de Arquitectura,

Universidad de la República,

Montevideo, Uruguay.

Fragmento de la investigación producida

en el marco de la elaboración de la tesis

doctoral denominada Las valijas de

Vilamajó presentada en el Doctorado de

«Teoría y Práctica del Proyecto

Arquitectónico» dictado por la

Universidad Politécnica de Madrid.

Palabras clave

Historia

Influencias

Legado

Proyecto

Valijas

Key words

History

Influence

Legacy

Project

Suitcases

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58

INtRODUCCIóN

El presente artículo recoge tramos de la investigación

producida en el marco de la elaboración de la tesis doc-

toral denominada "Las valijas de Vilamajó" presentada

en el Doctorado de «Teoría y Práctica del Proyecto Ar-

quitectónico» dictado por la Universidad Politécnica de

Madrid.

En 1929, Le Corbusier decide visitar el Río de la Plata

y emprende su viaje hacia Sudamérica, donde es recibi-

do por amplios sectores de la cultura arquitectónica con

optimismo y admiración. Invitado originalmente por ins-

tituciones argentinas, extiende su viaje a Montevideo,

donde dicta dos importantes conferencias que influirán

decididamente en una colectividad disciplinar que ya

transitaba los caminos del movimiento moderno.

Este viaje a Montevideo significa el primer encuentro

en las trayectorias de Vilamajó y Le Corbusier y motiva

algunas primeras reflexiones en torno a las posibles in-

fluencias de las teorías y las obras del maestro suizo–

francés en el pensamiento de un arquitecto uruguayo

que ya se perfilaba con destaque propio en el panora-

ma de la producción arquitectónica uruguaya.

Muchos años después, en 1947, cuando Vilamajó ya era

referencia ineludible en la cultura disciplinar de su país,

es seleccionado para participar como consultante ex-

terno en el equipo de proyecto para la Sede de las Na-

ciones Unidas en Nueva York.

Allí se encuentra, como parte del grupo de diez arqui-

tectos consultantes internacionales elegido por el coor-

dinador del proyecto el arquitecto estadounidense Walla-

ce Harrison, con su colega francés, el cual asumía

naturalmente en el grupo un rol protagónico en las ta-

reas proyectuales, contando con un prestigio interna-

cional que lo convertía en referente permanente del

grupo consultor.

FUeNteS DOCUMeNtALeS Y MetODOLOGÍA

En el año 2001, un día del mes de julio, fuimos invita-

dos al despacho del decano. Al entrar vimos dos vali-

jas, evidentemente viejas, sobre el escritorio.

Ambas tenían iniciales grabadas en letras doradas: una

era azul y decía JAV y la más grande MPV. Las valijas

de Julio Agustín Vilamajó Echaniz y Mercedes Pulido de

Vilamajó acababan de ser entregadas a la Facultad por

Marta Cabral, una amiga de la hermana del arquitecto,

Estrella Vilamajó, a la cual ésta había cuidado y acom-

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pañado en los últimos años de su vida. La hermana me-

nor de Julio se las había dejado al morir y ella, próxima

también a despedirse de la vida, había decidido dejar

en manos de la Facultad de Arquitectura este patrimo-

nio del destacado arquitecto.

Inmediatamente abrimos las valijas y vimos lo que apa-

rentemente eran viejos documentos, libretas, fotos y al-

gunos objetos pertenecientes a Vilamajó, un verdadero

legado documental que se presentaba dispuesto a ser

descubierto.

La investigación desarrollada con el contenido de las

maletas es un eslabón más para comprender la figura

de don Julio; indagar en su interior es compartir el lar-

go viaje transcurrido por las valijas de Vilamajó hasta el

día de hoy.

eL CUeRPO DOCUMeNtAL CeNtRAL De LA

INveStIGACIóN

Más allá de las eventuales imperfecciones –en el sen-

tido de constituirse una muestra representativa de un

todo– que puede implicar manipular un contenido aco-

tado de eventos representados dentro de las valijas, en

su interior podemos encontrar señales documentales

que nos permiten desarrollar algunos aspectos singula-

res de la vida profesional del arquitecto Vilamajó.

Naturalmente, el contenido es limitado, no esconde to-

da su producción ni es un reflejo de toda su vida profe-

sional, no agota todos los momentos significativos o

todas las experiencias acumuladas, y sin embargo se

constituye en una muestra representativa del conjunto

y, por lo tanto, con validez como para desencadenar el

proceso de búsqueda e indagación que permita acceder

a nuevos temas y acontecimientos disciplinares.

UNA CONStRUCCIóN A PARtIR De HALLAZGOS

Hurgar en las valijas nos da la posibilidad de encontrar

indicios de nueva información que aporte a la imagen

de Vilamajó, construida colectivamente a lo largo de la

historia.

Estos indicios diversos nos permitirán desenterrar as-

pectos ocultos en la información encontrada e ignora-

dos caracteres en la imagen colectiva que heredamos.

Indagar, buscar con ansiedad y curiosidad al interior de

este ámbito cerrado y diverso de información, nos po-

ne en condiciones inmejorables de realizar hallazgos:

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Figura 1 | Soldado Romano. Libreta Azul. Casa Pilar Cúpula

dibujos, cartas, fotografías o anotaciones que como

marcadas con flúor se destacan del resto, asoman del

conjunto y nos reclaman ponerlos en un lugar de privi-

legio para la investigación.

Cada uno de estos hallazgos podrá constituirse en el mo-

tivo de una investigación parcial que busque responder

a la interrogante planteada por él mismo, asociando las

señales encontradas a otros eventos y sucesos para com-

prender su carácter detonante y consecuentemente po-

der incorporar y encuadrar estos nuevos conocimientos

que la investigación pondrá al descubierto.

LOS BRAZOS eXteNDIDOS

A partir de la exploración en el cuerpo documental de

las valijas reconocemos algunos temas particulares que

justifican buscar un apoyo en documentos externos al

ámbito original, fragmentos documentales que, incor-

porados al orden interno, colaboraran con la compren-

sión general de algún tema puntual, específico, que tie-

ne su origen al interior de las valijas.

ReCONStRUCCIóN FINAL

Al finalizar este proceso de reagrupamiento de la infor-

mación estaremos procurando aportar nuevas aristas a

esa figura construida colectivamente a lo largo de la his-

toria del arquitecto más destacado del Uruguay y, así,

nos acercaremos discernir sobre su condición distingui-

da en la historia de la arquitectura.

DeSARROLLO De LA INveStIGACIóN

Entre los diversos documentos (gráficos y escritos) ha-

llados en el interior de las valijas pertenecientes al ar-

quitecto uruguayo Julio Vilamajó (1894–1948), encon-

tramos indicios que actúan como detonantes de la in-

vestigación acerca de los sucesos que vinculan a Le

Corbusier. En dos momentos diferentes de su corta vida,

Vilamajó entrecruza sus experiencias con las del arqui-

tecto francés sin que estos sucesos pasen inadvertidos

en su biografía.

MONtevIDeO_ 1929

Una libreta azul de pequeño porte sobresale diferente de

las otras encontradas en las valijas de Vilamajó. En su in-

terior, a modo de miniatura de carácter intimista, se en-

cuentran pequeños bocetos de una vivienda unifamiliar

con un aspecto que la distingue: los pilares–cúpula.

En el interior de la libreta azul encontramos dos grupos

de imágenes: estudios del movimiento del personaje

animado con apariencia de soldado «romano» y boce-

tos en planta, alzado y croquis perspectivos de la vivien-

da del pilar–cúpula (Fig.1).

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60

Ambas series de imágenes nos ubican en la época en que

fueron realizados los dibujos, ya que en ningún documen-

to encontrado figura referencia alguna a la fecha.

Sabemos por relatos de Jones Odriozola que los estu-

dios para la animación de personajes elaborados por Vi-

lamajó son de la segunda mitad de la década del 30 y

se continúan hasta principios de la década siguiente.1

Podemos suponer que estos bocetos de vivienda unifa-

miliar se producen al inicio de la década del 30, cuando

Vilamajó estaba abocado a sus primeros pensamientos

acerca de la animación, donde las figuras (fotogramas)

tienden a ser muy sencillas para facilitar su representa-

ción y poder configurar el estudio del movimiento cuadro

a cuadro. De este período son los ensayos del «romano»

que acompañan a los bocetos de la casa de pilares–cú-

pula en la distinguida libreta azul.

Más allá de la fecha exacta en que fueron realizados es-

tos croquis, podemos confirmar que son elaborados lue-

go de la visita de Le Corbusier a Montevideo en 1929,

cuando Vilamajó había comenzado a mostrar su interés

por la animación y antes de que tuviera ciertos encar-

gos de viviendas aisladas de bajo metraje.2

Con relación al conocimiento de Vilamajó de la arqui-

tectura e ideología contemporánea desarrollada por Le

Corbusier, son pocos los elementos que lo vinculan di-

rectamente, por lo que las imágenes de la libreta azul

cristalizan una referencia nunca explicitada y, menos

aún, reconocida.

Pocos son los lazos conocidos. Uno de ellos es la referen-

cia directa de Jones Odriozola manifestada en sus rela-

tos sobre el ambiente laboral en el estudio de Vilamajó:3

«Todo bajo la constante atención de Don Vila. Se co-

mentaba la última exposición de Picasso –recuerdo

que se dijo 'es el triunfo de la inteligencia sobre el

arte'– y un proyecto de Le Corbusier, se comenza-

ba a estudiar la fabricación de cerámica, el trata-

miento del cristal para obtener efectos decorativos,

etcétera, etcétera. Y todo ello se hacía naturalmen-

te, sin pose a lo sabio y con una gran dosis de buen

humor». (Loustau, 199469)

En el mismo sentido se expresaron en la entrevista rea-

lizada los arquitectos José Scheps y Nelly Grandal, am-

bos ex alumnos de Vilamajó, acerca del conocimiento del

maestro de la obra de Le Corbusier. Si bien entendían

que en su taller de enseñanza de proyecto las propues-

tas de Le Corbusier no se utilizaban como referencia en

las charlas sobre arquitectura, manifestaron claramente

que Vilamajó conocía lo que hacía El Cuervo.

E igualmente el hijo de Scheps, el también arquitecto

Gustavo Scheps, articula en su tesis doctoral la relación

no probada pero verosímil4 (de la influencia de Le Cor-

busier en las ideas urbanísticas de Vilamajó para Mon-

tevideo y en referencias, por lo menos visuales, de la

obra del Pabellón Suizo para el proyecto de la Facultad

de Ingeniería5 (Scheps, 2008).

En noviembre de 1929 Le Corbusier visita Montevideo

y realiza dos conferencias en el paraninfo de la Univer-

sidad de la República, donde desarrolla sus revolucio-

narias teorías en torno a la arquitectura y el urbanismo,

ante un importante público, sumamente interesado y

ansioso por conocer de primera mano su «doctrina»

(Fig. 2).

Según consta en las notas de prensa de la época, el

ambiente arquitectónico y cultural se dio cita en dichas

exposiciones y participó entusiasta cuando el maestro

francés mostró con imágenes la vivienda en Stuttgart y

la Villa Stein en Garches, describiendo con convicción

las virtudes de una planta sobre una trama de pilares y

consecuentemente la liberación de los muros de su ca-

pacidad portante, lo que permitía así dotar a la facha-

da de vanos limpios y amplios6 (Fig.3).

De ese modo, todo el espectro disciplinar arquitectóni-

co del momento se vio impactado por este contacto di-

recto con Le Corbusier7 y, junto a las publicaciones que

llegaban a nuestro país, pudo acceder al espíritu nue-

vo de la Arquitectura y también a las nuevas formas que

surgían en muchos lugares del mundo.8

Es posible que la presencia activa y motivadora de Le

Corbusier en Montevideo haya despertado un especial

interés en todos los arquitectos uruguayos, entre ellos,

en un Vilamajó que no sólo tenía una actividad profe-

sional intensa sino que también era un inquieto docen-

te universitario.

1. Nos cuenta Jones Odriozo-la que Vilamajó llegó tarde a una reunión en Buenos Aires con motivo de la ubicación del Monumento a la Confraternidad por detenerse a ver una película de Walt Disney que se estrenaba en aquella ciudad (Jones Odrio-zola, 1981). 2. Trabaja en el marco de las obras para la Represa Hidroeléc-trica de Rincón del Bonete desde 1939 hasta al menos 1946, en proyectos de viviendas anexas a la obra de la Represa. Así lo con-signa Lucchini (1970:185–186). 3. Loustau, César J. (1994). Vida y Obra de Julio Villamajó.Montevideo:Editorial Dos Puntos S.R.L, p.69.4. Scheps Gustavo (2008). 17 Registros. Facultad de Ingeniería de Montevideo. (1936-1938) de Julio Vilamajó, arquitecto.Monte-video: Edición: Universidad de la República.5. Puede parecer también evi-dente la relación explícita entre las plantas de los proyectos de la Facultad de Ingeniería con las plantas de los proyectos del Pa-lacio de la Liga de las Naciones y las Oficinas de los Sindicatos del Soviet, mostradas por Le Corbu-sier en su visita a Montevideo. 6. Varios puntos de apoyo deter-minan la función resistente de la estructura, dejando ese sistema un amplia libertad que no podía ser lograda sin el empleo de los métodos modernos. Al perder los muros, por la forma estructural que adopta la moderna técnica, su función resistente permite la utilización de los planos de fachada como superficies de iluminación, y es esta condición, derivada rigurosamente del em-pleo racional de un sistema cons-tructivo, lo que da el carácter a la arquitectura moderna, y es en el fondo el principio de su belleza.»«El conferencista exhibió a con-tinuación una serie de diapositi-vas, mostrando diversas solucio-nes de viviendas, de acuerdo con los principios que sustenta. Entre los ejemplos presentados merece señalarse el de la casa construi-da en la exposición de Stuttgart (Alemania), que solucionaba en

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una forma original y atrevida el problema de la vivienda ac-tual. Otro ejemplo interesante mostrado por el arquitecto Le Corbusier fue el proyecto para el palacio de la Sociedad de las Naciones.» Diario La Mañana, 8 de noviembre de 1929.7. Eran pocos los arquitectos recibidos a finales de la década del 20 ya que la Facultad de Ar-quitectura fue fundada en 1915. Vilamajó fue parte de la prime-ra generación de arquitectos recibida en el Uruguay. Según consta en un programa para la «semana del cincuentenario» de la Facultad de Arquitectura, ubicado en las valijas, la prime-ra promoción de la Facultad es de 1915–1916 y está conforma-da por Armando Acosta y Lara, Gonzalo Vázquez Barriere, Héctor L. Rodríguez, Leopoldo Carlos Agorio, Julio Vilamajó, Juan A. Scasso, Buenaventura Addiego, Luis Noceto, Luis E. Segundo y Horacio Azzarini.8. Es ya idea asumida que muchos arquitectos uruguayos asimilaron las nuevas formas de la Arquitectura influenciados por las imágenes aparecidas en las revistas, en algunos casos sin manejar la ideología que las generaba. Según dice el Arq. William Rey (Arana; Gutiérrez y otros, 1929:73): «Nos referimos, en particular, al impacto visual y a la formación cultural que emana de la lectura de revistas de arquitectura, fundamental-mente de origen europeo, que definen tendencias, referencias, acentos y modalidades formales. Nuestros jóvenes estudiantes y arquitectos miran estos trabajos de publicación reparando –más que en los textos escritos– en imágenes de plantas, cortes, al-zados y, naturalmente, fotogra-fías y dibujos perspectivos. No por eso se trata de una mirada simplista y colonizada, que traslada acríticamente lo que percibe, sino que es una lectura meditada y ajustada al panora-ma local, con todo lo que esto implica: determinantes de lugar o sitio, limitantes tecnológicas, materiales y de mercado, etc.».

Figura 2 | El Arq. Julio Vilamajó ubicado en la segunda fila en el auditorio donde presenció la conferencia del famoso Le Corbusier. Fuente: Diario el Imparcial, 9 de Noviembre de 1929.

Figura 3 | Esquemas realizados por Le Corbusier para explicar los cinco puntos de la nueva arquitectura. Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.

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Vilamajó accede a una información calificada al partici-

par directamente de la conferencia del maestro francés,

tanto de la Villa en Garches como las dos obras en Stutt-

gart, que habían ya tenido difusión en nuestro medio por

algunas publicaciones y referencias de viajantes.9

Ubicado en un lugar preferencial del auditorio, escuchó

atento el parlamento de Le Corbusier y las elocuentes

imágenes mostradas en diapositivas quedaron graba-

das en la inquieta mente de Vilamajó. Aquellas trans-

parencias ponían en cuestión muchos de los conceptos

disciplinares que construían su soporte ideológico y for-

mal, modificando a través de un proceso profundo de

asimilación su producción arquitectónica en las déca-

das del 30 y del 40.

La influencia de la experiencia lecorbusiana en la plan-

ta de la casa con pilares–cúpula se hace notoria y se-

guramente motiva en Vilamajó el espíritu y la voluntad

de liberar a los muros de la estructura portante de la vi-

vienda como consecuencia de la utilización de una tra-

ma regular de pilares que soporta la cubierta e interac-

túa con un perímetro variado que define la relación

interior–exterior.

Las imágenes mostradas por Le Corbusier donde expo-

ne la relación trama estructural con perímetro libre pa-

ra su proyecto de la vivienda en Stuttgart son de alto

valor pregnante y ello representa para la época una mi-

rada «revolucionaria» e inquietante, generadora de in-

numerables reflexiones disciplinares a favor y en con-

9. Según Mariano Arana: «Téngase en cuenta que en la propia revista La Cruz del Sur se incluyeron dos fotografías bien elocuentes de la vivienda Stein (Garches / París, 1926–1927) y una perspectiva axonométri-ca del Centrosoyus, mientras que se habían difundido ya, por distintos medios, otras obras y proyectos señalables. Entre ellos: la vivienda La Roche y A. Jeanneret (París, 1923–1925), las dos obras diseñadas para la exposición del Werkbund en el barrio Weissenhof (Stuttgart, 1927), el Pabellón de L Esprit Nouveau edificado para la exposición de Artes Decorati-vas llevada a cabo en parís en 1925, donde se exhibió el nota-ble mobiliario diseñado por Le Corbusier en colaboración con Charlotte Perriand, junto con los paneles que ilustraban las propuestas de una 'Ciudad Con-temporánea de tres millones de habitantes' (1922) y el ya citado Plan Voisin para la ciudad de parís» (Arana; Gutiérrez y otros, 1929:97). Diversas respuestas tuvo la visita de Le Corbusier a nuestro país pero, obviamente, nadie quedó al margen de su influen-cia y efecto. «Buena parte de los presentes conocían sus libros y ahora confirmaban en vivo la fuerza de un mensaje, a la vez apocalíptico y esperanza-dor. El texto que los hermanos Guillot Muñoz publican en la revista literaria La Cruz del Sur (nº 27, enero–febrero de 1930), es expresivo de ese deslum-bramiento, y es asimismo, un valioso testimonio de lo ocurrido en esas jornadas. También la entrevista al arquitecto Rodolfo Amargós, que el diario Crónica publica a página entera en su edición de fecha 29 de noviem-bre, se inscribe en igual línea de entusiasmo. Otros tendrán reacciones menos devotas –o estrategias de silencio, siempre eficaces–, pero seguramente nadie escapó al efecto seductor y persuasivo de la exposición del maestro» (González, en Ara-na; Gutiérrez y otros, 1929:17).

tra, pero indudablemente motivadora.

No existen en la libreta bocetos de alzados donde po-

damos establecer la relación de los paramentos con la

cubierta –componente singular de la composición– y

sólo un corte parcial de un pilar–cúpula y una visión

perspectiva reducida nos dicen algo acerca de este as-

pecto; pero el interés proyectual se centra en los mo-

mentos en que el muro, o el vano, perimetral se tensio-

na sobre la estructura de pilares explorando diversas

situaciones de convivencia.

La medida del módulo –eje de pilares– también es mo-

tivo de exploración, ya que notoriamente incide en las

dimensiones de las habitaciones y estructura general

del espacio habitable, y es así que encontramos estu-

dios con variaciones del módulo entre 3, 5 y 4 metros.

De esa manera los pilares pueden no interceptar a los

muros perimetrales o interactuar ubicándose dentro de

una línea de placares o en el acceso a la vivienda. Siem-

pre que suceda la interacción será en búsqueda de su

materialización como evento formal (Fig.4).

Lo reducido del metraje de la planta para una vivienda

de un dormitorio de un estándar medio (viviendas de

costo reducido y escasa área) restringe el empleo del

sistema lecorbusiano aplicado en Stuttgart como ma-

terialización de su idea proyectual donde la utilización

más generosa del espacio interior y su perímetro llevan

la idea al extremo y la convierten en modelo material

de la idea.

Consecuentemente con la bocetada búsqueda de nue-

vas lógicas del proyecto de la vivienda unifamiliar, Vila-

majó desarrolla brevemente en un ensayo inédito ma-

nuscrito encontrado en las valijas el concepto de la

relación entre el traje y la casa –como traje alejado del

cuerpo– y analiza con certeza la evolución de la casa,

antigua y «actual», como interface entre el interior y el

exterior, como una unidad en la relación del cuerpo con

la naturaleza (Fig.5).

Escribe Vilamajó:

«Este ensayo no quiere ir a las razones profundas

que mueven los hechos que en él se mencionan ni

tampoco a sus orígenes, solo se quiere presentar

cierta cantidad de hechos correlativos que diferen-

cian al mundo actual del mundo moderno del mun-

do próximo pasado y en las formas arquitectónicas

que estructuran la casa habitación actual».

Figura 4 | Croquis de estudio de variaciones de la planta superpuesta a la trama independiente de pilares de cúpula.

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Figura 5 | Primera hoja del manuscrito La casa y el traje.

«La casa es en cierta manera un traje que está aleja-

do del cuerpo y así como el verdadero traje cubre y

protege nuestro cuerpo y está conformado por él y por

sus movimientos que debe dejar en la máxima liber-

tad de acción. La casa también cobija nuestro cuerpo

pero desde lejos.

Teniendo el traje y la casa una misión similar debe exis-

tir una correlación en su espíritu a través del tiempo.»

«Desde el punto de vista de este ensayo tiene más im-

portancia que ha sucedido en los tiempos actuales,

que ha mostrado un cambio en el traje.

El siglo pasado se caracteriza por el deseo de cubrir-

se. Se va al campo y a la playa completamente a cu-

bierto del sol. Largas faldas, velos, enormes sombreros,

la piel blanca es el desiderátum, y en el interior mue-

bles finos y sedas en las tapicerías a las cuales el sol

decolora y desgasta.

El mundo actual va a la naturaleza con el cuerpo más

descubierto, el sol es buscado, la piel morena está a

la moda.

Estas formas del traje y sus finalidades tienen su re-

lación con la casa.

La casa del siglo pasado con sus puertas y ventanas pe-

queñas y bien protegidas alejando al sol de su interior.

La casa moderna con sus ventanales amplios y menos

protegidos. La forma del traje nuevo está en la casa.

Esto es lógico y simple pero todo responde a una ma-

nera de vivir que tiene una unidad.

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64

Pero tiene por finalidad hacer ver que cuando el

cliente no ha llegado a alcanzar las nuevas costum-

bres –en qué grado puedo ofrecerles ellos–. Digo

esto porque lo que se dice tiene por finalidad su

aplicación en nuestro país, y no se refiere solamen-

te a una arquitectura aplicable siempre en todo.

Este vivir en contacto más estrecho con los elemen-

tos naturales que ha traído como consecuencia el

uso de grandes aberturas es que ha acrecentado

por consecuencia el contacto del interior con el ex-

terior, ha modificado el arte de proyectar.

El siglo pasado caracterizado por arquitectura de

ejes. El exterior era dominado sólo desde abertu-

ras estrechas continuación de las cuales eran es-

trechos caminos dominantes.

En el interior se componía la misma distribución

pues la arquitectura siempre fue unitaria en su for-

ma de ser, los muebles ocupaban los ejes.

El proyectista actual casi con buscan dominar el

paisaje exterior, lo observa desde su interior que

también es un paisaje.

Otras consecuencias.

No hay que observar los trajes del siglo pasado pa-

ra saber cuál era el arte decorativo interior.

Muchos pliegues, trajes frondosos… sobre estrechas

cinturas, el interior con gran profusión de muebles,

sofás, sillones y un arte decorativo pequeño conce-

bido en el mismo espíritu.

Unidad

La casa moderna para comprenderla no es necesario

sólo verla en su aspecto constructivo y en el de los

materiales modernos con que podemos construirla

que son más bien consecuencia de otros, sino que es

mejor verla bajo otros aspectos que pueden mostrar-

nos mejor el espíritu con que debemos proyectarla.

Estos hechos tienen repercusiones más vastas y

aquí no estudiaremos sus causas primeras sino co-

mo dijimos de su correlación con la arquitectura en

general, en el aspecto más estrecho de estos dos

trajes más necesarios al hombre.»

Este texto, no fechado, de puño y letra de Vilamajó, con-

firma su inquietud por las nuevas concepciones de la

Arquitectura y demuestran su actitud curiosa y reflexi-

va ante los avances disciplinares. Pero lo más importan-

te quizás sea que encuentra una explicación que tras-

ciende un hecho visual o estético, que va más allá de un

problema tecnológico y de nuevos materiales, para for-

mular sintéticamente una raíz profunda para el cambio

asociada a la relación del hombre con la naturaleza. Y

así se encuentra nuevamente con Le Corbusier.

Vilamajó encuentra a le Corbusier y con él descubre a

la Arquitectura renovadora de principios de siglo.

Lo mira de reojo, sin adherirse plenamente a sus ideas.

No es desconfianza en el nuevo mensaje, es segura-

mente la actitud racional de un hombre que ya está for-

mado, ya ha construido un discurso coherente en su ar-

quitectura. Pero también su construcción personal se

cimenta en mirar lo que sucede a su alrededor, en ob-

servar lo existente y mirar hacia adelante con optimis-

mo. Por esta razón, en un proceso lento de asimilación

consciente se embarca en ensayar, explorar e incorpo-

rar nuevas formas de producir arquitectura, con madu-

rez y a su manera, con su propia sensibilidad. Sin des-

mesuradas adhesiones, se incorpora a una producción

nacional con marcada tendencia renovadora y con un

nivel altísimo de producción: e incluso gracias a su pro-

puesta se convierte en el arquitecto más admirado y

querido del panorama disciplinar en un país que avan-

za con confianza en el futuro.

NUevA YORK, 1947

Un texto borrador, con diversas correcciones, parece

ser destinado a un discurso inaugural, o quizás a una

presentación personal.

Un optimista e idealista discurso que se posiciona co-

mo el legado final de un arquitecto que ha llegado al fi-

nal de un largo viaje (Fig.6).

En marzo de 1947 Vilamajó recibe el nombramiento co-

mo miembro de la Junta de proyectistas para el edifi-

cio Sede de la ONU en Nueva York. Viaja a Estados Uni-

dos el 14 de abril del mismo año, lleva consigo una

valija azul de cuero y todas las expectativas e incerti-

dumbres que la oportunidad le generaba al ponerse a

prueba con otros reconocidos arquitectos del mundo,

incluido el propio Le Corbusier.

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Figura 6 | Presentación de Vilamajó al resto del equipo el primer día de reunión luego de su llegada a Nueva York. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambgridge: The MIT Press, 1994.

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La Asamblea General de la Organización de las Nacio-

nes Unidas decide la construcción de un edificio para su

sede y para ello designa a 10 arquitectos integrantes de

una Junta de Proyectistas Consultores. Los integrantes

de dicha junta son: N.D. Bassov (Rusia), Gastón Brun-

faut (Bélgica), Ernest Cormier (Canadá), Charles Edou-

ard Jeanneret (Francia), Ssu–ch'eng Liang (China), Sven

Markelius (Suecia), Oscar Niemeyer (Brasil), Howard Ro-

bertson (Gran Bretaña), G.A. Soilleux (Australia) y Julio

Agustín Vilamajó (Uruguay). El director de Planeamien-

to de la Sede es el Arq. Wallace K. Harrison, de Estados

Unidos (Figs.7).

Esta selección es realizada buscando encontrar represen-

tación de los grandes bloques del mundo y con el objeti-

vo de citar «a los mejores arquitectos del mundo capaces

de responder a dicho desafío».10 (Dudley, 1994).

Entre ellos, Le Corbusier tiene desde el inicio una con-

sideración especial a pesar de las incertidumbres que

genera su participación.11

Previo a esta designación, Vilamajó está al tanto de las

alternativas de gestión para la realización del proyecto

de la sede y consecuentemente en su mente ya se con-

cebían algunas ideas en torno a esta cuestión. A fines

de 1946 envía una carta a Jones Odriozola.12

«Usted me había hablado de presentarnos al concur-

so de la ONU. En caso que se llame para tal concur-

so, trataríamos de ver cómo podríamos colaborar los

tres: Vilamajó, Chloethiel Woodard_Smith, Jones…

y presentarnos. Aunque en cuanto a este llamado soy

más bien pesimista. El tema es muy interesante,

siempre que la parte simbólica esté presente.

Creo que el simbolismo es lo principal (cosa olvida-

da por completo en el edificio de la Sociedad de

las Naciones de Ginebra).13 Pienso que éste debe

ser el último ‘Palacio’.

También sería un disparate construir un edificio con

carácter administrativo solamente, por más seduc-

tor que fuera el paisaje. El símbolo, el símbolo, eso

es lo difícil. Habría que ser un genio para crearlo…,

y también habría que saber si existe el deseo de

que ello sea.

La lucha política entre los 'Tres Grandes' está hoy

muy 'terre a terre'…» (Loustau, 1994)

10. DUDLEY, George a. (1994). A Workshop for Peace: Designing the United Nations Headquar-ters. Cambridge: The MIT Press. 11. Harrison, coordinador gene-ral del proyecto designado por la ONU, pensaba que El Cuervo po-día significar un problema para el trabajo en equipo y algunas de sus obras generaban ciertas crí-ticas de parte de los involucra-dos en la designación. .Ibidem12. Loustau, C. Op. Cit.13. En 1927 Le Corbusier se presenta al concurso internacio-nal para la Sede de la Sociedad de Naciones en Ginebra. Según Frampton, en la Historia Crítica de la Arquitectura Moderna: «El proyecto para la SDN es, a la vez, el clímax y el punto de crisis de la primera época de la carre-ra de Le Corbusier: un momento de proclamación, denegado (si hemos de creerle a él) por su descalificación en base a que no había presentado su trabajo en el medio gráfico apropiado».14. Dudley, G. Op. Cit.15. El día de la primera reunión, siendo el primero en hablar luego de la presentación de Ha-rrison, determina los siguientes aspectos a considerar: «A– De-bemos estudiar la organización del emplazamiento con respecto a todo Manhattan, uno el tráfico pesado, dos el transito rápido y tres el tráfico de peatones. B– Están los servicios– restoranes, etc. Por ejemplo, un bazar y un mondaneum (museo mundial), que puede ser una exposición de ciencias modernas y sus consecuencias en la ONU y en el mundo, a través de las Naciones Unidas. C– Debemos conside-rar el cambio de pendiente, la topografía del emplazamiento, su uso para jardines, circulación peatonal, etc. D– Los edificios en sí mismos, se encuentren o no las Delegaciones en el em-plazamiento, ya tengan espacio para ocupación permanente o solamente temporal, un hotel u oficinas» (Dudley, G. Op. Cit.).16. Dudley, G. Op. Cit.

Cuando Vilamajó llega a Nueva York ya existe un avan-

ce importante en propuestas generales de composición

para la sede generadas por la labor previa de algunos

de los consultantes que habían comenzado sus traba-

jos desde el día 17 de febrero, día en que se produce

la primera reunión de los delegados.14 (Dudley, 1994).

Sólo tres de los delegados del grupo de los 10 asigna-

dos finalmente para esta tarea se presentan a la prime-

ra reunión: el ingeniero Bassov, que había colaborado

con la elección del emplazamiento, el Dr. Liang Ssu–

ch'eng y Le Corbusier.

En esa primera reunión, El Cuervo ya toma desde el ini-

cio su lugar como referente del grupo, el cual manten-

drá hasta las últimas reuniones, a pesar de los enfren-

tamientos con algunos personajes que no coincidían con

sus ideas.15

Vilamajó se integra al trabajo en la reunión número 30,

el 18 de abril, día en el que Le Corbusier formula una

declaración donde expresa su consideración acerca del

trabajo de la comisión buscando confirmar su lideraz-

go y el mensaje de la nueva Arquitectura:

«Se ha alcanzado un resultado maravilloso que va-

le la pena destacar: tenemos la misma opinión. ¿Por

qué somos tan unánimes? Porque después de cien

años la evolución de la Arquitectura ha alcanzado

hoy en día una fruición decisiva".

"Hoy cada uno está trabajando en el esclarecimien-

to de una idea; cada uno ayuda a su vecino. No

existe una competencia de proyectos. La idea do-

minante nunca debe sufrir una desfiguración se-

mejante.»

«Para los terceros que nos cuestionan podemos res-

ponder: estamos unidos, somos un equipo; el equi-

po Mundial de las Naciones Unidas desarrollando

los planos de una arquitectura mundial.»

«Cada uno de nosotros puede estar legítimamente

orgulloso de haber sido llamado para trabajar en es-

te equipo; eso debería ser suficiente para nosotros.»

Y finaliza: «Cada uno de nosotros puede asegurar al Sr.

Harrison que todos trabajaremos anónimamente».16 ARQU

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Figura 7a | Primera reunión en que participa Vilamajó, Fontaina traduce para él. Le Corbusier conversa con Cormier y Bodiansky previo a leer su declaración sobre el avance de los trabajos. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United

Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press, 1994.

Figura 7B | Otro momento de la reunión de trabajo donde aparece Wallace K. Harrison. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.

Figura 7C | Lista de Arquitectos y países elaborada por Harrison para su consideración como consultantes para el

proyecto de la Sede. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters.

Cambridge: The MIT Press, 1994.

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68

Buscando la validación colectiva de su idea ya formula-

da, apela a convalidar la «idea dominante» y ensalza un

trabajo en equipo sin competencia de proyectos, lo cual

dista mucho de lo sucedido en la dinámica posterior has-

ta llegar a la propuesta presentada por el grupo.

Con entusiasmo y en un breve período de tiempo, Vila-

majó formula el denominado «scheme 33», del cual

realiza su explicación al grupo el día 28 de abril en la

reunión número 33, cuando a esa altura eran numero-

sos los proyectos presentados personalmente por los

consultantes con mayor o menor suerte en la conside-

ración general:

«El problema es uno concerniente al espacio. ¿Dón-

de deberíamos poner las construcciones altas? ¿Del

lado alto o contra el Río (East River)? Parece mejor

contra el río, de manera que deje espacio hacia la

ciudad. Luego, ¿dónde poner los otros elementos?

Debemos permitir luz y aire entre ellos. La funciona-

lidad es un pequeño trabajo de paciencia ¿Qué tipos

de espacio es la interrogante principal? La arquitec-

tura moderna no quiere formas cerradas; quiere luz

y aire. La solución está en dos niveles. No esconder

la gran unidad de la Cámara del Consejo y las Salas

de Conferencias, darle a dicha unidad una fachada

principal. Galerías y vestíbulos pueden abrirse al ex-

terior. Cuando la gente se va de su trabajo, quieren

ver el cielo y el sol, o cosas iluminadas por el sol. La

circulación ingresa y asciende verticalmente. Habrá

una gran entrada del Público a la Asamblea Gene-

ral, separada. La Secretaría ingresará y tendrá por

medio de ascensores su propia circulación vertical».

«He estudiado la forma de cúpula o domo. Bassov

dijo que debía ser elevada. He estudiado la esfera.

El funcionamiento es bueno, pero la forma triangu-

lar (requerida para la ubicación de los asientos en su

interior) coloca al dictador en el vértice. ¡La esfera

es una forma de pasión! Una forma de segmento cor-

tado es más calma.»

El mismo día, Le Corbusier hace una defensa animada

de su «scheme 23» (Fig.8).

El trabajo del grupo de consultores fue intenso y com-

petitivo, cada uno de ellos defendió sus ideas con ener-

gía y se formuló un importante conjunto de propuestas

que estuvo a disposición de un «celoso» (en palabras

de Le Corbusier) Wallace Harrison para elegir aquélla

que sería luego desarrollada para la Sede de la ONU.

Le Corbusier defendió el resto de su vida que la elegi-

da fue su propuesta, el nombrado «scheme 23A», y

trasmitió en cartas a su madre su forma de vivir aque-

lla disputa: «1/3 hostiles, 2/3 a favor», hablando de la

relación del resto del grupo con sus ideas.17

La ubicación de Vilamajó en estos dos grupos puede ser

claramente determinada cuando, unos meses después,

el propio Le Corbusier expresó al arquitecto uruguayo

Justino Serralta,18 recién terminado el proyecto para la

ONU y con relación a Vilamajó, su profesor en Uruguay:

«Ah, gran arquitecto… me hizo la vida imposible con el

asunto de las Naciones Unidas, precisamente porque

es un gran arquitecto me hizo lo imposible para demos-

trar que no estaba bien lo que estaba haciendo».

Por otra parte, el proyecto presentado por el joven ar-

quitecto Oscar Niemeyer, el «scheme 32», tuvo gran in-

fluencia en la discusión y llegó a mediar con el de El

Cuervo, aun siendo el preferido por el grupo de consul-

tantes. A raíz de la afinidad ideológica del arquitecto

brasilero con el ya maduro y famoso francés, buscaron

(a instancias de Le Corbusier cuando la balanza se tor-

cía a favor de Niemeyer) combinar parcialmente sus

ideas y de esta manera fortalecerse en la contienda ge-

neral acerca del partido. De esta conjunción surgió el

«scheme 23–32».

Las predicciones de le Corbusier acerca del espíritu de

trabajo en equipo parecían desvanecerse y la evolución

de la propuesta tuvo momentos de rispidez y desen-

cuentros.19

Para Vilamajó este ambiente de trabajo fue sumamen-

te nocivo, empeoró sus problemas de hipertensión y la-

mentablemente partió de Nueva York ya enfermo, re-

cién culminados los trabajos del equipo consultor.

Según su amigo, el Dr. Diego Estol:20

«Él tuvo un gran disgusto. Él hizo el plano central

de la Asamblea y en ese plano él marcaba con una

regla en su mesa la ubicación de los dibujos cuan-

do se iba a descansar, de aquí y cuánto hay de aquí,

y sabía así si alguien lo había tocado, y él se daba

cuenta que le tocaban las carpetas. Él estuvo un

tiempo trabajando allá y se daba cuenta que le re-

visaban las cosas».

17. (2008) Le Corbusier Le Grand. Londres: Phaidon.18. (2010) Le Corbusier el artis-ta, Zurich: Grandes obras de la colección Heidi Weber.19. Le Corbusier se retira de la sala y levantando la voz denun-cia cuando Bunshaft señaló el proyecto de Niemeyer al pregun-tarle Le Corbusier cual prefería: «¡Cómo puede decir eso! Es apenas un joven; ese proyecto no es de un arquitecto maduro» (Dudley, G. Op. Cit.),19. Diego Estol es hijo de uno de sus cercanos compañeros de la vida. En el estar de su casa, sentados en los sillones de la casa de Vilamajó con un forro fruncido que los protege del tiempo y el uso, quizás esperan-do su traslado a su casa origi-nal, realizamos una entrevista el día 10 de mayo del año 2006.Estos sillones, comprados en un remate para hacer dinero de la herencia, comparten el espa-cio cálido de la casa Estol con otros objetos que nos vinculan con «Vila», la lámpara de pie diseñada por él y construida por Trinchin, croquis originales del viaje y muchos recuerdos.

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Figura 8a | Scheme 23A Le Corbusier. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.

Figura 8C | Scheme 33 Vilamajó. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press, 1994.

Figura 8B | Scheme 32 Oscar Niemeyer. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.

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70

Para buscar una solución final de acuerdo el grupo de

arquitectos decide dividirse en dos grupos: uno enca-

bezado por Le Corbusier y Niemeyer y el otro conduci-

do por Vilamajó, «el mayor de ellos y el portavoz». De

esta manera alcanzan una propuesta de consenso de-

nominada «scheme 42G».

Una vez finalizado y entregado a las autoridades el in-

forme final elaborado por el equipo de consultantes, Vi-

lamajó vuelve a Montevideo. El arquitecto Harrison re-

conoce el trabajo y los aportes de Vilamajó a la labor

del equipo.

En nota enviada por el propio Harrison21 puede enten-

derse cómo fue valorado su trabajo:

«No puedo dejarlo ir de este país sin primero decirle

cuánto aprecio personalmente el sacrificio que usted

hizo a expensas de su salud, permaneciendo hasta

completar los estudios de las Naciones Unidas.

Su ayuda en este proyecto ha sido invalorable y ha

sido un inmenso placer trabajar en estrecho con-

tacto con usted estos pocos últimos meses». (Lous-

tau, 1994)

Disuelta la junta proyectista luego de la última sesión

de trabajo, el director de Planeamiento, Wallace Harri-

son, tiene la libertad de seleccionar con qué asesores

podrá seguir trabajando y selecciona del grupo original

de consultantes y asesores a Soilleux, Nowicki, Havli-

cek, Noskov, y Vilamajó.

Desde Montevideo, Vilamajó sigue trabajando con gran

responsabilidad, a pesar de sus inconvenientes de sa-

lud. Sus reflexiones sobre los temas abordados son en-

viadas al arquitecto Harrison y consisten en un aporte

significativo para la resolución de alguno de los proble-

mas proyectuales que deben resolverse.

En nota enviada desde Montevideo a Harrison, Vilama-

jó explicaba:

21. Loustau, C. Op Cit.«Envió a Ud. este estudio por creerme en el deber

de hacerlo. Deseo aportar para su consideración una

sala con distribución de tipo reunitivo que aunque

clásica en su aspecto tenga el mismo criterio con

que se han hecho las otras salas del proyecto.

Habiendo estudiado el proyecto presentado debo de-

cirle que no creo poder agregar un interés mayor a

la estructura general, agregando al enorme bagaje de

variantes existentes o posibles.

Aunque no se me escapa que la sala de la gran

asamblea no tiene el mismo carácter que las de con-

ferencias o consejos tratados con ese carácter, en

el fondo la última finalidad de los asambleístas es

rodear al orador. Esto por una parte y por otra divi-

diéndose claramente los asambleístas del público

que oye para informarse o informar al mundo.

En cuanto al rascacielos a partir de la estructura re-

ticulada que actualmente se ejecuta, las variantes

de muros y ventanas son tan restringidas y casi to-

das ya hechas –ventanas verticales en cadena, ven-

tanas sobre muro uniforme y ventanas horizontales

continuas– tres soluciones que son las únicas que

se adaptan a un sistema reticulado constructivo que-

dando sólo como variante las soluciones decorativas

o de materiales a usarse. Y como tales son solucio-

nes de segunda importancia dado que la solución

constructiva ha de ser siempre lo principal».

Distintas alternativas fueron exploradas por Vilamajó

acerca del volumen que contiene la Asamblea General,

y eso fue centro de atención de sus inquietudes, pues-

to que buscó no sólo el carácter simbólico de la mani-

festación exterior de su cubierta sino también aquellas

cuestiones relacionadas con la capacidad de los secto-

res de las delegaciones, reporteros y público, funciona-

miento y distribución general y focalización del espacio

para quien expone. Este aspecto vinculado a la espa-

cialidad y su relación con el carácter simbólico de la

ubicación del orador y los delegados inquietó a Vilama-

jó desde el principio, lo cual se vio reflejado en las dis-

tintas intervenciones realizadas en el marco del traba-

jo del grupo (Fig.9).ARQU

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Figura 9 | Bocetos del Interior de la asamblea general e imagen actual del interior de la sala. Fuentes: Archivo IHA Facultad de Arquitectura Donación de la Sucesión Arq. Julio Vilamajó. Julio

1962. Imágenes Google.

Figura 10 | Exploración del Patrón de Configuración de la superficie de la fachada del edificio del secretariado.

Archivo IHA Facultad de Aqruitectura Donación de la Sucesión Arq. Julio Vilamajó. Julio 1962.

En cuanto al diseño de la superficie de fachada de la

placa del Secretariado, profundizó en la textura de la

misma como consecuencia de la solución constructiva

y demostró en los bocetos realizados una importante

continuidad con los trabajos superficiales materializa-

dos en la Facultad de Ingeniería y otros proyectos de-

sarrollados en el mismo período.

La búsqueda de un patrón repetitivo que en su repeti-

ción configure la textura superficial, con sus luces y

sombras, nos enfrenta a una mirada disciplinar cons-

ciente y madura que nos adelanta algunos desarrollos

contemporáneos referidos a la piel y su expresividad

(Fig.10).

En su alegato inicial formuló algunas consideraciones

en cuanto a la Arquitectura y sus valores que posterior-

mente defendió en las distintas instancias de trabajo

colectivo de los consultantes. Su posición fue un apor-

te claro y honesto al trabajo colectivo ante las desvia-

ciones personalistas e interesadas personificadas en la

figura de Le Corbusier, las cuales priorizaban algunas

apuestas ajenas al propio proceso de diseño colectivo

de la Sede para imponer soluciones personales.

Su legado más sincero y trascendente está más allá de

sus concepciones, también valiosas, sobre la Arquitec-

tura –lo bello, lo cómodo y lo económico–. Su poder se

ubica en el último párrafo del texto mecanografiado,

cuando pone a la obra construida en las manos de los

representantes de la ONU como una herramienta para

emprender una compleja –y azarosa– tarea de guiar al

mundo.

Su optimismo progresista califica la labor del arquitec-

to, es inherente a su tarea y se transfiere a nosotros co-

mo un verdadero mensaje póstumo.

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CONCLUSIóN

Es un hecho decididamente verosímil que Vilamajó es-

tuvo atento a la trayectoria del maestro suizo–francés.

Es creíble y queda explicitado en la tesis que sus ideas

acerca de la vivienda unifamiliar, su forma de producción

y las nuevas tecnologías fueron motivo de exploración

proyectual en la casa de los pilares–cúpula al haberlas

conocido en su conferencia y algunas publicaciones de

la época.

Al final de su vida tuvo la oportunidad de confrontar con

Le Corbusier y, tal como El Cuervo le dijo a Justino Se-

rralta, «le hizo la vida imposible» buscando rebatir las

ideas propuestas para el proyecto de la Sede ONU. Su

más corta estadía en el equipo consultor, al incorporar-

se tardíamente al grupo, alivió la ambiciosa actividad

de Le Corbusier al comienzo del trabajo, pero, una vez

integrado, defendió sus ideas hasta finalizar la activi-

dad como consultante.

Vilamajó siempre miró hacia Europa y es absolutamen-

te imposible que no estuviera atento a la fuerza expan-

siva del movimiento moderno en todo el mundo y más

específicamente a la influencia de Le Corbusier en el

Río de la Plata.

No fue un seguidor ni un reflejo fiel en el Uruguay de

sus posturas (otros asumieron ese rol con virtuosismo),

sino que, por el contrario, analizó y confrontó su posi-

ción con la de él, materializando finalmente una obra

fuertemente personal y apropiada para el medio.

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73

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

LIBROS

COHeN, j.–L.: «Introducción.» En Le Corbusier Le Grand. Londres: Phaidon. Primera edición, 2008.

ARANA, M.; GUtIéRReZ, R. y otros: Le Corbusier en el Río de la Plata, 1929. Montevideo: Cedodal. Primera

edición, 2008.

DUDLeY, G.A.: A Workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press.

Primera edición, 1994.

LOUStAU, C.j.: Vida y Obra de Julio Vilamajó. Montevideo: Dos Puntos. Primera edición, 1994.

LUCCHINI, A.: Julio Vilamajó. Su arquitectura. Montevideo: Edición del Servicio de Publicaciones de la

Universidad de la República. Primera edición. 1970.

NOGUeZ, L. (coord.): Le Corbusier el artista. Catálogo de la muestra. Zurich: Grandes obras de la colección Heidi

Weber, 2010.

SCHePS, G.: 17 Registros. Facultad de Ingeniería de Montevideo (1936–1938) de Julio Vilamajó, arquitecto.

Montevideo: Edición Universidad de la República. Primera edición, 2008.

ARTÍCULOS

ARANA, M.: «Aproximación a la obra de Julio Vilamajó.» Revista Summa, Nº 27. Buenos Aires, 1970. Autor.

— (1991). «Increscendo Moderno, Julio Vilamajó. Contratiempos Modernos.» Revista Elarqa Nº 2. Montevideo.

jONeS ODRIOZOLA, G.: «Arquitecto Julio Vilamajó: una vida en pos de una idea.» Revista Arquitectura, Nº 218.

Montevideo, 1948.

jONeS ODRIOZOLA, G.: «Julio Vilamajó.» Revista Arquitectura, Nº 220. Montevideo, 1949.

jONeS ODRIOZOLA, G.: «Conversación con el gran arquitecto Don Julio Vilamajó.» Revista Hábitat, Nº 47.

Montevideo, 1981

ARCHIVOS DOCUMENTALES CONSULTADOS

Donación Sucesión Vilamajó (1962). Archivo IHA – Facultad de Arquitectura. Fichero Vilamajó.

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74

Las Azudas de Larmahue Arquitectura de ruedas en tierras de secano, en pleno corazón campesino de Chile.

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Puesto a prueba desde tiempos inmemoriales, el ingenio humano ha creado ver-

daderas obras de arte para dar respuesta a condiciones adversas. Una demostra-

ción de ello son las azudas o ruedas de agua, fruto de la necesidad de conseguir

un eficiente riego de los campos destinados al cultivo. Los babilonios ya supieron

de sus beneficios. Otras culturas han enriquecido su diseño y perfeccionado su

funcionamiento. Y en pleno valle central chileno –Región de O’Higgins– se puede

admirar, hoy en día, las azudas de Larmahue, una suerte de extensión de la arqui-

tectura vernácula del lugar.

Sin embargo, estas ruedas de agua han debido padecer los inevitables desastres

naturales y –lo que es injustificable– los daños antrópicos traducidos en incuria y

abandono. Los perjuicios en el patrimonio material se extienden, forzosamente,

hacia la dimensión intangible y, de paso, hasta el paisaje natural. No es extraño

que los recursos para recuperar estos bienes sean siempre escasos. De allí la ne-

cesidad de encontrar soluciones orientadas a la recuperación y posterior conser-

vación de este reconocido patrimonio de origen ancestral. Uno de los caminos es

el fomento del turismo patrimonial como una alternativa para su conservación.

The Water–wheels of Larmahue

Architecture of wheels in rainfed land, in the rural heart of Chile

Put to test since the water–wheels of time, human ingenuity has created real works

of art in response to adverse conditions. Proof of this can be seen in the dams or

water–wheels, born from a necessity to obtain efficient irrigation in fields set aside

for cultivation. The Babylonians knew of their benefits. Other cultures enriched their

design and perfected their functioning. And, nowadays, in the heart of the Chilean

Central Valley you can admire the water–wheels of Larmahue. a sort of extension of

the vernacular architecture of the place.

However, these water–wheels have been affected by neglect, progress and the natu-

ral catastrophe that not only, have affected the material heritage that sustains them

but also their intangible heritage which is of. Therefore, for his persistence associa-

ted authorities and their owners see tourism an alternative for its conservation.

Autor

Dr. Arq. Antonio Sahady Villanueva

Instituto de Historia y Patrimonio,

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

de la Universidad de Chile.

Universidad Politécnica de Madrid,

España.

Arq. José Bravo Sánchez

Instituto de Historia y Patrimonio,

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

de la Universidad de Chile.

Arq. Carolina Quilodrán Rubio

Instituto de Historia y Patrimonio,

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

de la Universidad de Chile.

Proyecto FONDECYT Nº N\260

1120114, «Vigencia y Proyecciones

de un Sistema de Regadío de Origen

Ancestral: Las Azudas de Larmahue,

en la Sexta Región de Chile» (Período

2012–2013).

Palabras clave

Geografía Cultural

Identidad campesina

Paisaje cultural

Patrimonio cultural

Ruedas de agua

Key words

Cultural Geography

Country identity

Cultural heritage

Cultural landscape

Water–wheels

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INtRODUCCIóN

El presente artículo de reflexión se basa en la ancestral

técnica de las azudas, en la localidad de Larmahue, la

cual nació al amparo de la necesidad de enfrentar un

uso eficiente del recurso hídrico, para regar los fértiles

campos del Valle Central. Esta manifestación fue el atis-

bo de un proceso de organización y trabajo de los habi-

tantes, que vieron en las ruedas giratorias la solución

precisa para obtener el riego con aguas del río Cacha-

poal, el capital más valioso del área. Se ignora cómo tan

singulares artilugios, de germen ancestral, llegaron a

instalarse, hace ya más de 70 años, en este asentamien-

to rural. Objeto de curiosidad y admiración, han sido re-

producidos, con algunas variantes, en otras localidades

próximas, tanto en el interior como fuera de la comuna

de Pichidegua.

Los cultivos aledaños al curso del agua fueron favore-

cidos por la acción benefactora de las azudas, toda vez

que permiten, en la actualidad, el riego de chacras,

campos y viñedos que verdecen el paisaje rural. Su ló-

gica constructiva y su respetuosa asimilación con el es-

cenario campestre le otorgan valores intrínsecos que

hablan de una vigorosa tradición cultural, cualidades

que indujeron el reconocimiento nacional: las azudas

fueran declaradas Monumento Histórico en 1998. Pe-

ro la nula conservación que se les prodiga las expone a

la espada de Damocles: en el año 2002 fueron inclui-

das en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro de Ex-

tinción según la organización World Monuments Watch.

Como si no bastara con la erosión que elabora el tiem-

po, el terremoto de febrero de 2010 produjo un gran

daño no solamente en las estructuras de las ruedas, si-

no también en el paisaje cultural que sustenta la exis-

tencia de ellas y, por irradiación, en la calidad de vida

de los habitantes.

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MetODOLOGÍA

El estudio presente se valió, en una primera etapa, de

una metodología exploratoria, recabando en la biblio-

grafía todo antecedente que pudiese ilustrar acerca del

uso de ruedas de agua –o azudas–, tanto en el ámbito

nacional como en el internacional. Sobrevino, a conti-

nuación, un catastro preliminar que permitió verificar

el real estado de las ruedas de agua existentes en la co-

muna de Pichidegua. Se examinó, al mismo tiempo, el

material que refiere aspectos geográficos, históricos y

patrimoniales del área de estudio, sin descuidar la si-

tuación legal vigente y el papel de las diversas institu-

ciones, organizaciones y actores sociales preocupados

de este particular patrimonio hídrico y campesino de la

zona central de Chile.

La etapa siguiente –el trabajo en terreno– posibilitó ve-

rificar y evaluar el estado de conservación de las piezas

estructurales de cada rueda de agua; también se cons-

tató la condición de los diferentes elementos secunda-

rios que contribuyen a su adecuado funcionamiento.

Fue preciso, para cubrir la etapa de prospección y ca-

tastro, construir información a partir de la observación

in situ y del testimonio de los habitantes de la locali-

dad. Se consiguió articular la historia y el paisaje cul-

tural que condiciona el actual estado de un patrimonio

desatendido y escasamente valorado.

En una segunda etapa, ya más analítica, se procedió a

discernir y desmenuzar los factores que explican la per-

vivencia de las ruedas de agua en la comuna de Pichi-

degua, mensurando sus valores materiales e inmateria-

les, amén de sus atributos territoriales. Acto continuo

se realizó una ponderación de acuerdo con el estado de

conservación de cada rueda. Las explicaciones de su

condición actual recalaron, inevitablemente, en los de-

sastres naturales (cataclismos, inundaciones, erosión

progresiva) y, sobre todo, en la abulia y el abandono per-

petrados por los responsables de su custodia. Hay, por

cierto, amenazas emergentes: el hambre de globaliza-

ción y de modernización desconoce escrúpulos para

irrumpir con nuevas expresiones residenciales y fabri-

les, altamente invasivas.

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Figura 1 | Reconstrucción posible del sistema hidráulico utilizado para elevar el agua del Éufrates a la terraza superior de los jardines colgantes de Babilonia. Ana

Vázquez Hoys, 2008.

Figura 2 | Las orillas del río Orontes están bordeadas por árboles, jardines y antiguas norias muy ruidosas, que

alcanzan los 20 m de diámetro y se construyeron hace siglos para abastecer a la ciudad de agua y como mecanismo para

controlar el riego. Adriana de Miranda, 2007.

USO De RUeDAS De AGUA eN eL MUNDO

El origen de las norias hidráulicas –o ruedas de agua–

es incierto. Una primera pista nos las ofrecen las cró-

nicas de Herodoto, en el siglo V a.C. En ellas se descri-

be el uso de ruedas movidas por la corriente de las

aguas del río Éufrates, para regar los jardines de Babi-

lonia (Caro Baroja, 1954:31) (Fig. 1). Más adelante, en

la época helénica, en Siria y Egipto, estas ruedas se

perfeccionaron notablemente y se emplearon para ele-

var el agua desde el Nilo. Entre los romanos, con pe-

queñas variantes, el sistema contribuyó al regadío de

los territorios de su vasto imperio.

Este tipo de riego ya aparece en Los Diez Libros de Ar-

quitectura de Vitruvio, obra que data del siglo I a.C. Allí

se describen las norias y las azudas. Las ruedas movi-

das por la corriente se clasifican en dos tipos: la de can-

gilones y la de tímpanos (Caro Baroja, 1954:35).

Referencias más precisas y abundantes sobre el uso de

norias fluviales provienen de la época medieval y van

desde los países islámicos del Cercano Oriente hasta

las más diversas regiones de España. Ejemplo de estos

estudios son los trabajos del historiador Al–Baladuri, en

el siglo VII, o de Al–Muqaddasi, en el siglo X. También

es digno de consultar el tratado de Geografía de Yuqut,

en el siglo XII (Miranda, 2007:64). Los tratadistas de

mecánica árabe describen varios tipos de ruedas hi-

dráulicas y, entre ellas, las ruedas de corriente hídrica,

en la zona de Iraq y Siria (Fig. 2).

En el caso español, la influencia árabe no se expresa

en la invención de estas ruedas hidráulicas ni en la di-

fusión de ellas por el territorio hispano. En cambio, sí

se atribuye a los musulmanes un uso más generalizado

de las mismas. Justamente, cuando arriban a la penín-

sula ibérica, aparecen estos objetos circulares con aspas

que, movidos por la propia corriente del río, permiten ele-

var el agua a gran altura (Torres Balbás, 1940:197). La

toponimia diseminada por la zona demuestra la existen-

cia de norias en muchos pueblos. Asimismo, la abun-

dancia de vocablos árabes alusivos a la cultura hídrica

–vigentes hasta la actualidad– da una idea clara de la

importancia que tuvieron las fuentes y mecanismos vin-

culados al agua en el periodo musulmán que media en-

tre el siglo XII y el siglo XVI.

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El área de influencia de las azudas y norias corresponde,

de preferencia, a las regiones de Murcia, Andalucía y el

valle del Ebro, donde las ruedas de corriente fluvial al-

canzaron mayor difusión (Fig. 3). Sin embargo, no estu-

vieron ausentes de otras regiones, como Castilla y León

(Torres Balbás, 1940:199). Se explica, entonces, que

abunden los trabajos españoles sobre norias y azudas,

desde el Renacimiento hasta la actualidad. No descuida

el análisis de su sistema de riego y el territorio; tampoco

la necesidad de una legalización que se preocupe de res-

taurarlas para promover su incorporación como elemen-

to principal del paisaje cultural en proyectos y programas

de carácter turístico. En estos términos, destacan auto-

res hispanos como Torres Balbás (1940), Caro Baroja

(1954), González Tascón (1992) y Casas Gómez (2007),

entre otros.

En Chile también está presente el uso de azudas para

cubrir parte del riego campesino. Puntualmente, en la

localidad de Larmahue, comuna de Pichidegua (Mapa

1). Pocas expresiones más hondamente vernáculas se

pueden encontrar, en el valle central, que las ruedas de

agua. Se trata de un reducido grupo de ruedas de ma-

dera que giran conforme lo propone la escorrentía del

canal Almahue (Casas Gómez, 2007:208). Estos sin-

gulares artilugios constituyen una muy eficiente res-

puesta a una de las necesidades primordiales del hom-

bre: la provisión de agua de regadío para la agricultura.

Inexplicablemente, sin embargo, han sido muy poco in-

vestigados, desde la Geografía, como sistema de riego

campesino tradicional. Pese al impacto territorial que

representan, no han sido, hasta hoy, motivo de preocu-

pación central de la Geografía Rural ni de la Geografía

Cultural. Tampoco hay estudios que ahonden en su geo-

metría o en sus atributos constructivos. (Fig. 4)

eL USO De RUeDAS De AGUA eN CHILe

Variadas son las conjeturas que se han esgrimido acer-

ca de la incorporación de las ruedas de agua a la cultu-

ra hídrica campesina en Chile. ¿Cómo llegaron finalmen-

te a Larmahue? Una hipótesis sostiene que provendrían

del sistema de hacienda impuesto por los primeros co-

lonizadores hispanos, quienes trajeron consigo, desde el

Levante español, las costumbres y modos de vida here-

dados, a su vez, de la cultura islámica. Como se sabe,

las azudas, para los árabes, eran instrumentos funda-

mentales en el sistema de riego que sostenía sus cam-

pos y cultivos. Téngase en cuenta que se enfrentaban

a territorios áridos, mayoritariamente de secano, y que

debían echar mano al ingenio y las destrezas de que

disponían para procurarse el agua.

No hay certidumbre, por cierto, de estas afirmaciones.

Lo que sí se puede declarar como información fehacien-

te es que la construcción de la primera rueda en Lar-

mahue se remonta a la primera década del siglo XX

(Márquez de la Plata, 2009:33). Los datos anexos, sin

embargo, no son enteramente comprobables: su cons-

trucción, atribuida a Celso Zamorano, respondió origi-

nalmente a la necesidad de obtener energía eléctrica.

La insuficiente fuerza de la corriente del Canal Alma-

hue impidió un buen resultado. De allí que se haya de-

cidido orientar su uso a la agricultura, tratando de mi-

tigar los efectos adversos que derivan del ambiente

secano, tan propio de los campos de Larmahue (Perei-

ra Lyon, 1999:177).

El éxito de esta primera rueda de agua estimuló su re-

producción por parte de los agricultores vecinos. Se

multiplicaron sucesivamente, entonces, las ruedas a la

vera del Canal Almahue, comenzando por el sector de

Lo Argentina, siguiendo por Viceparroquia y Portezue-

lo, hasta llegar, finalmente, hasta otros sectores de Pi-

chidegua (Pereira Lyon, 1999:179).

Con el tiempo las ruedas se convirtieron en el obliga-

do referente del paisaje cultural y de la actividad agra-

ria de Larmahue, cualificada por el secano costero de

la zona.

Sus reconocidos atributos han permitido que 17 de las

azudas localizadas en este sector hayan sido declaradas

Monumento Histórico en 1998. Contradictoriamente, su

mal estado de conservación implicó la inclusión de es-

tas ruedas de agua en el listado del Patrimonio Mundial

en Peligro de Extinción World Monuments Watch, cuatro

años más tarde. Con todo, en 2009 fue parte del Sello

Bicentenario (Fig. 5).

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Figura 3 | Noria de Chirrinches, Murcia. Ayuntamiento de Murcia, 2010.

Figura 4 | Actual letrero en Lo Argentina que da la bienvenida a las Ruedas de Agua en varios idiomas, destinado a informar de estos monumentos al turista IHP, 2011.

Figura 5 | Mirador n° 1, en donde se decidió ubicar la placa conmemorativa que acredita con el Sello Bicentenario a las

Ruedas de Agua de Larmahue. IHP, 2011.

MaPa 1 | Localización de azudas. Comuna de Pichidegua, Región de O’Higgins, Chile.

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La estructura de estos pintorescos artilugios, construi-

dos por la mano del artesano local, está diseñada de for-

ma tal que el largo de las piezas de madera son suficien-

tes para una construcción de rotunda lógica: del núcleo

central, atravesado por el eje, divergen rayos en cuyos

remates se han instalado pequeños recipientes de ma-

dera o metálicos llamados «capachos», que extraen agua

del río y la depositan en canales que la conducen hasta

las tierras que precisan de ella (Márquez de la Plata,

2009:34). Constituyen una muy eficiente respuesta a

una de las necesidades primordiales del hombre: la pro-

visión de agua de regadío para la agricultura.

Pero hay amenazas que continuamente exponen a las

azudas: los troncos, ramas y desperdicios flotantes, que

suelen trabar el giro de las ruedas, afectando rayos, pa-

letas y capachos. Otro peligro lo constituye el derrum-

be de las paredes del canal, producto de la erosión pro-

gresiva. Tampoco es infrecuente que los tacos1 fallen,

después de haber sido debilitados por la acción del te-

rremoto reciente. Si a eso se le agrega la nula revisión

de su funcionamiento y la escasísima inversión en ma-

teria de acciones preventivas, amén del abandono de

sus dueños, se explica el mal estado de conservación

de algunas de las ruedas larmahuinas.

Los barquinazos del progreso también han hecho lo su-

yo: en ciertos casos se ha sustituido los tradicionales

capachos de madera –o de metal– por recipientes plás-

ticos o policloruro de vinilo (pvc); la propia estructura

de madera ha dado paso al metal, conservando sólo el

diseño.

Tampoco son despreciables los efectos del sismo del

27 de febrero de 2010. Más allá de las serias conse-

cuencias económicas, territoriales y culturales que re-

cayeron sobre el patrimonio tangible e intangible de to-

da la región, se produjeron graves daños en la estructura

de las azudas larmahuinas. Uno de los más importan-

tes corresponde al desplazamiento del eje de la rueda

respecto de su centro. Y otros, como la rotura del eje y

la masa o la pérdida completa –o parcial– de su arma-

zón. Un problema derivado de estos males es la obstruc-

ción que afecta el libre curso de las aguas del canal. An-

te esta amenaza mayor, los propietarios se esmeran en

una reparación pronta, valiéndose de los escasos arte-

sanos que dominan la construcción y el funcionamien-

to de estos imponentes artilugios.

Tras el sismo hubo, también, daños menores, tales co-

mo la pérdida parcial de algunos elementos que compo-

nen las ruedas hidráulicas; o la destrucción de capachos,

rayos y cañerías. Son, por cierto, problemas susceptibles

de ser reparados por sus propios dueños, toda vez que

no importan un alto costo económico (Fig. 6).

De las 34 ruedas de aguas catastradas en el sector de

Larmahue, 17 de ellas fueron afectadas por la acción

telúrica. Seis de ellas, simplemente desaparecieron. La

mayoría, víctima de la fatiga de material y la falta de

manutención de la estructura. En cambio, no se detec-

taron daños en las ruedas emplazadas en los otros sec-

tores de Pichidegua.

Las ruedas de agua se han usado, casi siempre, para el

riego de campos de cultivo. Pero no es extraño que las

mismas ruedas hayan tenido, fuera de los límites de Pi-

chidegua, un rol más bien escenográfico, cuando se tra-

ta de incorporarlas a jardines o a parques. Es el caso

de Paine, Pelequén, Talagante y Calera de Tango.

CARACteRÍStICAS eStRUCtURALeS De LAS RUeDAS

De LARMAHUe

No parece extraño que las Ruedas de Larmahue hayan

logrado un cierto sello de originalidad: su diseño estruc-

tural y la factura constructiva responde, en gran medi-

da, a una adaptación que Celso Zamorano hizo de las

ruedas de agua de Río Amarillo, localizadas en China.

Pero se pueden asociar también, si se quiere, a las rue-

das españolas de origen árabe (más que romano). El in-

vestigador español De las Casas Gómez (2007:212) ad-

vierte un parentesco con las ruedas marroquíes, del

norte de África. Es parecida, por ejemplo, la disposi-

ción de las piezas estructurales que conforman el polí-

gono envolvente.

A diferencia de las islámicas, las ruedas larmahuinas

carecen de piezas curvas, como la llanta exterior a la

que se le ha practicado oquedades o se le incorporado

cangilones (capachos) para elevar el agua. Están arma-

das, en cambio, por una llanta exterior poligonal –ten-

diente a la circunferencia– compuesta de piezas rectas

de pequeña dimensión. Cada una de las paletas está

aprovisionada, en el extremo, de su correspondiente ca-

pacho. Algunas ruedas cuentan con una doble secuen-

cia de paletas y, consiguientemente, con el doble de ca-

pachos para capturar el agua del canal.

1. Nota de los autores: Los tacos son tableros que, en el canal, se anteponen a las ruedas de agua para aumentar su velocidad de giro. Al hacer el efecto de diques, estos tacos aceleran la escorrentía. 2. Nota de los autores: es-correntía corresponde a la corriente de agua que se vierte al rebasar su depósito o cauce naturales o artificiales (RAE).

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La geometría de las ruedas –de perímetro poligonal– pre-

senta una ventaja práctica: las piezas de madera, de redu-

cida dimensión, permiten una reposición fácil y expedita

cada vez que se producen deterioros o fatiga de material.

Desde un núcleo compacto, cuyo centro está atravesa-

do por un eje metálico –de sección cuadrada o redon-

da–, conocido como «masa», divergen los rayos de ma-

dera que se unen mediante las piezas que conforman

el polígono perimetral.

Una estructura de pilares y vigas de maderos rústicos

conforma una suerte de andamio que sostiene la rueda

en su eje. Desde el eje divergen los rayos –o aspas– cu-

ya cantidad depende del tamaño de la rueda, de la es-

correntía2 del canal y del área de cultivos a la que se

quiere servir.

El haz de aspas radiales se afianza con trabas en sen-

tido perpendicular a ellas en un primer anillo, a un ter-

cio del eje y, en un segundo anillo, en la circunferencia

que las trabas forman en su perímetro. Cada traba –en

ambos anillos lo mismo– une tres aspas. Por su parte,

cada aspa está sujeta a las trabas en al menos dos pun-

tos. La misma situación se produce en las dos caras de

la rueda.

Cada aspa remata en una superficie de madera –pale-

ta– de forma rectangular. El tamaño de la paleta –en-

cima de la que se asienta un recipiente (capacho) para

levantar el agua corriente del canal– determina la velo-

cidad de giro de la rueda.

Los capachos, de madera o de latón, cuya capacidad

promedio es de 10 litros, están afianzados a las pale-

tas por medio de clavos, tornillos y alambres. Hoy en

día, en algunas de las ruedas, los capachos artesana-

les han sido sustituidos por recipientes de material plás-

tico (bidones de aceite vacíos, por ejemplo). Para el

adecuado funcionamiento del sistema se precisa un

mantenimiento constante.

Una vez que los capachos extraen el agua, la vierten en

la canaleta o «canoa». La pendiente permite la conduc-

ción del agua hacia los ductos que la derivarán hasta

un receptáculo conocido como «pileta». Descendiendo

por gravedad, el agua llega hasta los campos de culti-

vo mediante ductos plásticos.

Figura 6 | Estructura de las diferentes partes que componen las Ruedas de Larmahue. IHP, 2011.

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El operario tiene la opción de orientar el riego, según la

necesidad. Para lograr ese objetivo cruza el puente de

madera que une la ribera con la rueda y se sube a una

escalera portátil, también de madera, para manipular

las gomas o canaletas que dirigen el agua.

El período de uso de las ruedas de Larmahue está de-

terminado por la apertura de las compuertas del Canal

Almahue: comienza a mediados de septiembre y finali-

za en el curso de los primeros días de mayo. Por lo ge-

neral, las ruedas –cuyo diámetro fluctúa entre los 5 y

los 8 metros– están en funcionamiento durante 24 ho-

ras y giran a una velocidad promedio de 1 revolución

por minuto. Esta velocidad se traduce en un rendimien-

to de 7/8 de litro por segundo en cada vuelta (600 m3

al día). Durante los meses de invierno (junio–agosto) las

compuertas del canal se cierran para comenzar la lim-

pieza. Es en estos meses cuando los propietarios apro-

vechan para realizar las reparaciones a las ruedas de

agua (Figs. 7 y 8).

Algunas ruedas disponen de un rústico mecanismo de

freno: se trata de un palo de acacio que se introduce

entre los rayos para forzar la detención. Esta acción no

es recomendable, puesto que, al tener un sector seco

y otro mojado –uno fuera y otro dentro del canal–, el eje

de la rueda se puede desestabilizar y, en algunos ca-

sos, sufrir una fractura.

No son comunes, aunque muy necesarios, los tensores

de acero para otorgar más firmeza a la estructura. Es-

tos tensores se encuentran presentes, excepcionalmen-

te, en las ruedas de San Roberto y El Asta. En gran me-

dida absorben las tensiones de los rayos, apoyándoles

en la asimilación de esfuerzos a tracción.

También son importantes los tensores en las ruedas.

Corresponden a hierros o varillas metálicas entrelaza-

das. Divergiendo desde el eje de la rueda –paralelos a

los rayos–, afianzados con pernos, conectan el centro

con el aro. El papel de los tensores es evitar la fatiga y

el colapso, no sólo de cada rayo, sino también de la es-

tructura total de la rueda; consiguen expandir la fuerza

de giro y no sobrecargar el eje. Estos tensores se en-

cuentran presentes, excepcionalmente, en las ruedas

de San Roberto y de El Asta. En gran medida absorben

las tensiones de los rayos, apoyándoles en la asimila-

ción de esfuerzos a tracción.

La mayor parte de las ruedas de Larmahue está cons-

truida en roble pellín. No sólo sus elementos estructu-

rales, sino también los accesorios. Antiguamente los

capachos se fabricaban en álamo, eucaliptus y pino, pe-

ro su prematura degradación a causa de la humedad

sugirió el reemplazo por una madera más resistente. En

todo caso, la vida útil de una rueda de agua oscila en-

tre los 7 y los 10 años. Es aconsejable, en consecuen-

cia, que las operaciones restaurativas se hagan, al me-

nos, cada 5 años. Una gran ventaja la constituye el que

las ruedas estén conformadas por piezas independien-

tes entre sí: favorece el desarme y la reposición de las

partes. Bajo esa fórmula de renovación, algunas de las

ruedas han supervivido más de 80 años. Entre ellas es-

tán las que se localizan en las propiedades de Otilia Za-

morano y Alicia Quiroz.

Muchos son, hasta hoy, los maestros constructores de

ruedas de agua en el sector de Larmahue. A su inicia-

dor, Celso Zamorano, le han sucedido Rafael Arriaza,

Benito Romo, Loreto Yáñez, Juan Arenas. El último de

ellos, el maestro constructor Arturo Lucero Zamorano,

autodidacto como todos, no cesa en su noble tarea de

fabricar y reparar azudas locales (Fig. 9). Nunca exis-

tieron planos, de modo que se formó observando y ayu-

dando a quien le antecedió en el mismo oficio. El reco-

nocimiento de Arturo Lucero ha trascendido las tierras

larmahuinas: no extraña que los encargos provengan de

diversas zonas rurales.

La construcción de una rueda de 9 metros de diámetro

puede tardar entre 20 y 25 días; su valor promedio en

obra de mano se aproxima a los 600 dólares. El costo

de los materiales de construcción, en términos gruesos,

bordea los 5000 dólares.

No tiene sentido comparar la obra creada por un artesa-

no con un objeto producido por la industria, como po-

dría ser una motobomba: no cabe duda que una rueda

de agua, por su ejecución, por los materiales empleados

en ella y por su contribución estética, ajena a todo tipo

de contaminación visual y auditiva, no es más que la ex-

tensión del paisaje en el cual se enclava. Y se convier-

te, por el solo hecho de existir, en un referente ineludi-

ble de la zona. A diferencia de la motobomba, una rueda

hidráulica es económica, limpia, eficiente y silenciosa

(más bien genera sonidos suaves que invitan al solaz).

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Figura 7 | Paisaje cultural en le sector de Larmahue, en el que se aprecia a las azudas como un elemento esencial de esta comuna en la década. IHP, 2011.

Figura 8 | Treinta años después este paisaje cultural se ha visto afectado por el abandono, la modernización y las

catástrofes naturales en el sector de Larmahue. IHP, 2011.

Figura 9 | La técnica de la construcción de ruedas de agua ha sido traspasa de forma oral de un maestro constructor a sus aprendices. IHP, 2011.

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Cuando se construyen, las ruedas de agua se diseñan y

arman directamente en el suelo. El proceso comienza

con el entierro de un madero, a unos 50 centímetros de

profundidad, en cuyo extremo superior se fija la masa, a

ras de suelo, para evitar que se mueva. Es el punto cen-

tral de la rueda, donde se instala el eje. Enseguida se tra-

za una circunferencia con tablas que anuncia el tamaño

de la rueda. La circunferencia, nivelada con la masa,

marcará la longitud de los rayos, que deben cumplir con

ciertas características en cuanto a su rigidez y durabili-

dad. Cada rayo se perfora en un extremo, de manera que

se pueda fijar a la correspondiente perforación practica-

da en la masa. Lo siguiente es la colocación de las tra-

bas, tablillas y cuñas externas por la cara inferior de la

rueda, que ya adquiere su forma final. Es el momento de

enumerar los rayos con sus trabas respectivas.

Y luego se monta la masa sobre el andamiaje de vigas

y pilares, ya en el canal, exactamente donde funciona-

rá la futura rueda. La masa se fija a los pilares con el

apoyo de uniones metálicas. Los dos primeros rayos,

formando una cruz, determinan los ejes principales, a

partir de los cuales se distribuyen, con idéntica sepa-

ración entre sí, los demás rayos. A las trabas correspon-

de lograr el afianzamiento de los rayos (cada traba fija

tres o cuatro rayos). Lo último es la colocación de las

paletas donde se asientan los capachos y los capachos

propiamente dichos.

Aunque la mayoría de las ruedas de agua se han usado

para regar cultivos agrícolas, hay quienes las han des-

tinado al riego de pequeños jardines o a la mera con-

templación de su movimiento. Una rueda ornamental

es la de El Salto de Almahue; también las hay en Pai-

ne, Pelequén y Talagante.

Cada una de las ruedas de Larmahue está en condicio-

nes de regar desde un cuarto hasta tres hectáreas, lo

que permite satisfacer el regadío de los cultivos de una

pequeña propiedad agrícola. Ruedas mayores, como las

de los fundos San Roberto, El Asta y La Puntilla, están

en condiciones de regar extensiones que median entre

las 10 y las 30 hectáreas.

El agua capturada por los capachos y vaciada en la ca-

naleta es transportada desde las azudas hasta desem-

bocar en la pileta. Por gravedad desciende y continúa

su tránsito viajando a través de cañerías. Existe una téc-

nica tradicional y otra moderna. En la tradicional –la

más utilizada en un medio de economía modesta, de

pequeños propietarios– el agua es trasladada por cañe-

rías subterráneas que bajan en pendiente hasta los 50

centímetros de profundidad y terminan su recorrido en

los predios donde el agua, finalmente, se esparce me-

diante un sistema de «mangas»3 que la distribuye entre

los surcos de los sembradíos.

La técnica moderna consiste en conducir el agua que

elevan las azudas a través de las cañerías subterráneas

hasta tranques o piscinas de acumulación. Y luego, por

medio de bombas hidráulicas, se conduce hacia los

campos de cultivos industriales e intensivos (viñas, pal-

tos, cítricos y nectarinos, mayoritariamente) para prac-

ticar un sistema de riego por goteo o microaspersión.

Expuestas a la corriente del canal, las ruedas sufren da-

ños de vez en cuando. En ocasiones, troncos, ramas o

desperdicios flotantes traban el giro de las azudas, afec-

tando, de preferencia, a los rayos, paletas y capachos.

Otra amenaza es el derrumbe de las paredes del canal,

producto de la erosión progresiva. Tampoco es infre-

cuente que los tacos fallen, después de haber sido de-

bilitados por la acción del terremoto reciente. Si a eso

se le agrega la nula revisión de su funcionamiento y la

escasísima inversión en materia de acciones preventi-

vas, se explica el mal estado de conservación de las rue-

das larmahuinas.

PAtRIMONIO INMAteRIAL ASOCIADO A LAS RUeDAS De

AGUA De PICHIDeGUA

En el ámbito de lo inmaterial –meramente iconográfi-

co, si se quiere– las Ruedas de Larmahue han sido mo-

tivo de inspiración para otras actividades. De acuerdo

a las ideas de Huxley, las azudas han pasado de ser un

artefacto a un mentifacto4 de la cultura campesina de

este territorio del valle central chileno.

Una de estas expresiones se materializa en objetos de

artesanía en madera: se trata de reproducciones exac-

tas de las ruedas de agua, a escala pequeña. Diseña-

das y construidas por los propios artesanos de Larma-

hue –Arturo Lucero Zamora y José Eduardo Huerta

Serrano–, son vendidas a turistas y visitantes que tran-

sitan por la Ruta H–76. Sus maquetas, tan admiradas

como sus obras a escala natural, se convirtieron, a po-

co andar, en un apetecido objeto decorativo. En perío-

dos de escasos encargos laborales, sus objetos de ar-

tesanía les han permitido ganarse el sustento (Fig. 10).

Las ruedas de agua, reproducidas en distintas escalas,

3. Nota de los autores: las mangas son ductos de plástico flexible y delgado, que se infla cuando se llena de agua.4. Nota de los autores: men-tifacto corresponde a los ele-mentos centrales y más dura-deros de una cultura. Incluyen la religión, la lengua, la magia y el folclore, las tradiciones artísticas y similares. Básica-mente, son elementos abstrac-tos y mentales.

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ya son parte de la artesanía clásica de la zona. Su va-

lor didáctico desborda los límites de la comuna y supe-

ran el efecto pedagógico de los folletos que explican el

funcionamiento de las azudas. Es común encontrarlas

en fiestas costumbristas, ferias artesanales y otros

acontecimientos folclóricos y culturales.

Otra expresión del patrimonio inmaterial de Larmahue

corresponde a «la Fiesta de las Ruedas», que se realiza

en el mes de octubre de cada año, precisamente en el

Figura 10 | Artesanía de Miniatura de Rueda de agua, construida por José Eduardo Huerta Serrano. IHP, 2011.

Figura 11 | Fiesta Costumbrista de las Ruedas de Larmahue, se realiza en octubre, cuando se abren las compuertas del canal Almahue. IHP, 2011.

período que se abren las compuertas del Canal Almahue.

Época en que se da inicio al movimiento de las ruedas

de agua para irrigar los campos de cultivos y dar, así, vi-

da al valle que las enmarca. Curiosamente, esta fiesta

costumbrista, en la que abundan la comida típica, los

juegos, el canto popular, las artesanías y los bailes cam-

pesinos de la zona central, no se realiza en el lugar en se

emplazan las ruedas, sino que en una cancha de fútbol

próxima, en la localidad de Vice Parroquia (Fig. 11).

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El valor de la oralidad se agiganta en territorios donde

la expresión escrita tardó más en llegar. Ha sido la pie-

dra angular en la transmisión de conocimiento en estos

sitios algo recónditos. Análogamente, la artesanía se ha

propagado por la vía de la enseñanza directa. Los maes-

tros carpinteros y artesanos van formando, de manera

natural, a las generaciones que les sucederán. La per-

vivencia de las ruedas de agua –reproducidas, de algún

modo, en otras latitudes del valle central– está garan-

tizada en la medida que no se rompa la continuidad de

estos oficios que demandan destreza y mucho amor.

Las ruedas de agua han aparecido, en muchas pintu-

ras consagradas, como parte del telón de fondo. La li-

teratura española e islámica tampoco las ha ignorado

y se alude a ellas en tanto se reconocen como artilu-

gios familiares.

Unas cuantas obras de arte se han concebido teniendo

como modelo las ruedas de agua. Las de Larmahue ins-

piraron, por ejemplo, al escultor Francisco Gacitúa, que

elaboró una rueda de color blanco, en acero, en clave

audio–cinética. Con una altura superior a los 10 me-

tros, se mueve por acción del agua, tal como las ruedas

reales. Se puede visitar en el jardín de una de las en-

tradas principales del Museo Interactivo Mirador (MIM),

en la comuna de La Florida, en Santiago.

Las mismas azudas han sido motivo de inspiración en

otra vertiente del arte: durante el año 2010 la Ilustre

Municipalidad de Pichidegua convocó al II Concurso Li-

terario «Ruedas de Larmahue». Abierto a los géneros

de poesía y narración, participaron en él estudiantes de

educación básica y media. Se trataba de hacer paten-

te la relación histórica, dependiente y entrañable, que

los habitantes cultivan con el patrimonio cultural cam-

pesino, con el agua como telón de fondo.

evALUACIóN Y SÍNteSIS

Los efectos del sismo se dejan sentir no sólo en los ob-

jetos damnificados, sino también en el escenario rural:

buena parte de la edificación de adobe ha sido abatida

de manera inmisericorde; las paredes de los canales se

desmoronaron y el lecho perdió su forma natural; los ci-

mientos y la propia estructura de los puentes se debili-

taron. Y mientras no existió un sistema de riego capaz

de sustentar la actividad agrícola, la economía campe-

sina del lugar sufrió un brusco desplome.

Entre los factores positivos, merece la pena destacar la

inquebrantable solidaridad de los vecinos de Larma-

hue: quienes cuentan con una rueda apta para el rega-

dío están siempre dispuestos a compartir su benéfica

acción con aquellos más desposeídos.

El trabajo en terreno permitió registrar 41 ruedas de

agua, una vez examinadas las diferentes localidades de

la comuna de Pichidegua. Conocido su exacto estado

de conservación, ha sido posible determinar algunas

medidas necesarias de adoptar en aras de la supervi-

vencia de este patrimonio campesino vivo.

La diversidad de casos ha sido uno de los factores con-

siderados para definir las cuatro categorías que dan

cuenta del estado de conservación de las ruedas de

agua (Fig. 12). Las categorías, que se representan en

el Gráfico 1 son las siguientes:

•  Ruedas originales.

•  Ruedas intervenidas.

•  Ruedas abandonadas.

•  Ruedas destruidas.

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Lo Argentina Viceparroquia Portezuelo San Roberto

Ruedas OriginalesFuente: Terreno, Comuna de Pichidegua, IHP, 2010. Ruedas Intervenidas Ruedas Abandonadas

Localidades

El Asta Salto de Almahue La Torina

Estado de Conservación de Ruedas de Agua de acuerdo a localidades.Comuna de Pichidegua, 2010.

Ruedas Destruidas

gráFiCo 1 | Estado de conservación de ruedas de agua de acuerdo con localidades.

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Figura 12 | Aplicación del Esquema Evolutivo del Estado de Conservación a las Azudas de Larmahue. 1) Rueda Original (Iván Urzua). 2) Rueda Intervenida (Pedro Fuentes). 3) Rueda Abandonada (Otilia Zamorano). 4) Rueda

destruida (Pedro Matus). IHP, 2011.

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El grupo que se calificó como Ruedas originales, locali-

zadas preferentemente en Larmahue, se refiere a aque-

llas que están funcionando de manera óptima, que con-

servan su diseño primitivo y cuya estructura y capachos

de madera (o zinc) han resistido perfectamente el paso

del tiempo. Cubren el 38 % del universo registrado.

En un segundo grupo se consideran las Ruedas interve-

nidas. Son aquellas que, a pesar de conservar la estruc-

tura original y funcionar correctamente, han debido in-

corporar algunos elementos que se distancian de la

factura tradicional, los que les hacen perder algo de su

genuino encanto. Por ejemplo, los capachos de made-

ra han sido sustituidos por otros recipientes que, des-

empeñando la misma función, desnaturalizan parcial-

mente su imagen: botes vacíos de pintura, bidones de

plástico, tiestos de policloruro de vinilo (pvc). Cubren

un 38% del total estudiado.

Las Ruedas abandonadas llegan al 12% del total. Su

condición se explica porque los propietarios terminan

por desistir de su uso cuando estiman que el costo de

reparación y puesta en marcha supera las posibilidades

de afrontarlo. Prefieren, en ese caso, algunas técnicas

alternativas de riego (bombas eléctricas o accionadas

por combustibles). Y las azudas continúan su inexora-

ble camino hacia el deterioro: se destruyen, sucesiva-

mente, los capachos, los rayos y finalmente, el resto de

la estructura.

También son objeto de abandono aquellas ruedas que

han perdido a sus propietarios (no siempre los descen-

dientes se interesan en mantener la tradición).

Las Ruedas destruidas alcanzan el 12% del conjunto de

azudas catastradas. En general, sólo restan de ellas al-

gunos fragmentos o, simplemente, unos vagos vestigios,

suficientes para traer a la memoria un antiguo escenario

en el cual el regadío estaba naturalmente asegurado.

En el Gráfico n° 1 se observan las cuatros categorías que

están presentes en las tres localidades que componen

el sector de Larmahue: Lo Argentina, Viceparroquia y

Portezuelo. Los habitantes se han visto influenciados

por los nuevos materiales que han ido incorporando a

sus propias ruedas, reemplazando aquellas piezas que

destruyó el sismo de 2010 (Fig. 13).

En las localidades de San Roberto y El Asta se han con-

servado las azudas originales, gracias al interés de la

familia Lyon, cuyos viñedos todavía se riegan mediante

este ancestral sistema. Es más: la gran rueda del fun-

do Larmahue, que colapsó en 1982, fue reconstruida

por mandato de don Juan José Lyon.

En la localidad de El Salto de Almahue se da una curio-

sa contradicción: las azudas de diseño clásico se utilizan

como artilugio ornamental; en cambio, una rueda de di-

seño reciente –con la misma lógica de las originales…

sirve para irrigar una pequeña chacra y un jardín.

En la localidad de La Torina, por su parte, la única rue-

da de agua que allí existe es una reinterpretación de las

ruedas de Larmahue y se destina al riego de un jardín.

Cabe reconocer, al final, que la impostergable necesi-

dad de riego, no obstante su costo, ha obligado a algu-

nos agricultores a recurrir al empleo de bombas eléctri-

cas (o accionadas mediante combustibles). El paralelo

entre las azudas y las bombas de fuerza artificial enno-

blece aún más el rol de las primeras, que se valen de

una energía natural, limpia y sustentable. Una verdade-

ra lección de ecología.

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Figura 13 | Rueda de agua destruida por sismo del 27 de febrero de 2010, en la localidad de Larmahue. IHP, 2011.

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ALGUNAS CONCLUSIONeS

•  Como expresión de artesanía vernácula, las ruedas de 

Larmahue han perdurado en el tiempo no sólo por su

alto interés patrimonial, sino porque, además, cum-

plen una función vital: permiten la supervivencia de

unos campos de cultivo en pleno suelo de secano.

•  A la calidad como piezas de valor artístico, las azu-

das agregan un valor inmaterial en tanto manifesta-

ción de una cultura propia de la localidad agrícola

que representan. No en vano los maestros artesanos

han transmitido la técnica constructiva a las nuevas

generaciones. Se explica, asimismo, que la imagen

de las ruedas de agua se haya incorporado al escu-

do comunal.

•  Teniendo en cuenta las numerosas y variadas expe-

riencias de valor que ofrece la zona, bien se puede

propiciar la creación de una ruta turística de interés

patrimonial. A los bienes tangibles se vincula, de ma-

nera indisociable, aquellos acontecimientos y activi-

dades de valor inmaterial (festividades laicas y reli-

giosas, artesanía popular, entre otras).

•  El Consejo de Monumentos Nacionales ha reconoci-

do el valor de las azudas. Con fundadas razones de-

claró Monumento Histórico un grupo de ellas. Sin em-

bargo, nada asegura su persistencia en el tiempo. De

hecho, también forman parte de la nómina de aque-

llas obras declaradas «Patrimonio Mundial en Peligro

de Extinción». La esperanza es que a poco de andar

se conciban y apliquen, en la normativa vigente, al-

gunas medidas que velen por la conservación y res-

tauración de estos bienes tan representativos de la

cultura hídrica del valle central chileno.

Por eso, la necesidad de crear incentivos para la pro-

tección del patrimonio sigue siendo de extrema ur-

gencia. El acicate para invertir en los bienes que sos-

tienen la memoria de los pueblos no puede seguir

postergándose.

•  El reconocimiento que las azudas de Larmahue han 

recibido de parte de especialistas y ciudadanos co-

munes no se compadece con su actual estado de con-

servación. Urge adoptar medidas tendientes a su de-

fensa, involucrando a las autoridades municipales, a

la comunidad y, particularmente, a los empresarios

que se benefician de su existencia y su prestigio. Las

experiencias españolas, siempre en la vanguardia,

podrían convertirse en modelos a seguir.

•  Las ruedas de Larmahue constituyen un luminoso 

foco de identidad local. Han sido, durante la última

década, un polo de atracción altamente magnético.

De allí que la pérdida de estas piezas de ancestral

origen podría significar un vacío cultural imposible

de llenar.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Burgos, 7–9 junio de 2007. Coordinado por

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coloquio Almería, 9 y 10 de junio de 2005. Lorenzo Cara Barrionuevo, Antonio Malpica Cuello. Ed. Almería,

Instituto de Estudios Almerienses, Grupo de Investigación "Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de

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GONZáLeZ tASCóN, I.: Fábricas Hidráulicas Españolas. Madrid: CEHOPU. 531 pp; 1992

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MáRQUeZ De LA PLAtA, F.: Arqueología del Antiguo Reino de Chile. Santiago de Chile: Maye. 1ª ed., Vol. 1. 218

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MIRANDA, A. de: Water architecture in the lands of Syria. The Water–Wheels. Roma: L’Erma di Bretschneider.

379 pp; 2007.

PeReIRA LYON, I.: Recuerdos de la Vida. 1° Parte. Pichidegua, Chile: (s/d). 120 pp; 1999.

tORReS BALBáS, L.: «Las norias fluviales en España». En Al–Ándalus 5, pp. 195–208; 1940.

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92

Arquitetura do Ferro do Rio de janeiro Mobilidade posta à prova.

06

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93

O texto propõe uma reflexão acerca das arquiteturas pré–fabricadas em ferro des-

de o seu surgimento na Europa do século XIX, até os nossos dias, tendo por referên-

cia teórica o conteúdo disponível em bibliografia especializada relacionada ao te-

ma que destaca como suas principais inovações a mobilidade e a provisoriedade,

dentre outras. O texto avalia criticamente os destinos do legado da expansão des-

se método construtivo no Brasil, especialmente, na cidade do Rio de Janeiro, onde

são destacadas as apropriações e destinações de três conjuntos expressivos loca-

lizados originalmente na cidade: o Mercado Municipal do Rio de Janeiro, localiza-

do na Praça XV de Novembro – Centro, considerado o maior exemplar dessa tipo-

logia na América Latina; o galpão conhecido como Oficinas do Trajano, situado no

bairro do Engenho Novo, que integrou a Exposição Universal de Paris, de 1889; e

o conjunto de galpões das oficinas da Rede Ferroviária Federal S.A., no mesmo bai-

rro. Os citados exemplares materializam um conturbado contexto que inclui o des-

caso, a proteção legal e a demolição ilegal demonstrando um quadro de incom-

preensão, por parte do poder público, da importância dessa arquitetura como

testemunhos inequívocos da modernidade emergente no século XIX.

Iron Architecture in Rio de Janeiro. Testing the mobility

The text proposes a reflection regarding the prefab architecture made of iron from

its emergence in 19th century Europe to present days, by theoretical reference to

material available in specialized bibliography related to the subject that highlights

mobility and temporariness as its main innovations, among others. It assesses cri-

tically the destination of the legacy of the expansion of this construction method

in Brazil, especially in the city of Rio de Janeiro, where the apropriations and des-

tinations of three significant sets are originally located: the Market Hall of Rio de

Janeiro (Mercado Municipal do Rio de Janeiro) located at the November 15th Squa-

re – City Center (Praça XV de Novembro – Centro), and considered the major spe-

cimen of this category in Latin America; the shed known as Trajano Shops, loca-

ted in the Engenho Novo area, which was part of the Paris World Exposition (Exposição

Universal de Paris), 1889; and the group of sheds of the Federal Rail Network’s

shops in the same area. These specimens embody a turbulent context of negligen-

ce, legal protection and illegal demolition, displaying a situation of ignorance by

the public administration concerning the importance of this arquitecture as clear

exhibits of the 19th century emerging modernity.

Autor

Dr. Arq. Claudio Antonio Santos Lima Carlos

Instituto de Tecnologia. Departamento de

Arquitetura e Urbanismo. Universidade

Federal Rural do Rio de Janeiro.

Brasil.

Fragmento de la investigación producida en el

marco de la elaboración de la tesis doctoral

denominada Las valijas de Vilamajó

presentada en el Doctorado de «Teoría y

Práctica del Proyecto Arquitectónico» dictado

por la Universidad Politécnica de Madrid.

Palavras–chave

Arquitetura do ferro

Patrimônio cultural

Teoria da conservação

Restauração

Revolução industrial.

Key words

Iron arquitecture

Cultural heritage

Theory of conservation

Restoration

Industrial revolution.

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94

INtRODUçãO

Pretende-se realizar uma reflexão sobre a perda de dois

importantes exemplares de arquitetura do ferro na cida-

de do Rio de Janeiro e o desmonte de outro, cujo desti-

no até então é ignorado, tendo como referência a teoria

da conservação de bens culturais. São eles: o Mercado

Municipal do Rio de Janeiro, localizado na Praça XV de

Novembro – Centro, desaparecido em 1956; o galpão

conhecido como Oficinas do Trajano, situado no bairro

do Engenho Novo, zona norte da cidade, demolido em

2005 e o desmonte dos galpões pertencentes à Rede

Ferroviária Federal S.A, por ocasião da construção do

Estádio Olímpico João Havelange, em 2004.

Em face dos três eventos citados, cabe observar que a

arquitetura do ferro que emergiu na Europa do século XIX

e que aqui chegou, baseava-se na pré-fabricação e na

exportação, por parte de fundições da Escócia, da Fran-

ça, dentre outras nações industrializadas, de uma enor-

me gama de elementos de ferro fundido, com destaque

para o mobiliário urbano e as estruturas metálicas de

prédios inteiros. Estes eram escolhidos por intermédio

de catálogos ou encomendados, segundo demandas di-

tadas por projetos arquitetônicos específicos. Estas ar-

quiteturas que atravessaram desmontadas o oceano

Atlântico foram montadas no Rio de Janeiro, a partir do

último quartel do século XIX. Apesar do seu valor histó-

rico, da distância percorrida até chegar à cidade e tam-

bém da possibilidade técnica de serem desmontadas e

remontadas em outros locais, a administração da cida-

de optou, em dois dos casos citados, por descartá-las.

No caso do Mercado Municipal do Rio de Janeiro em vir-

tude da construção de um viaduto; e no caso das Ofici-

nas do Trajano para viabilizar a construção de um gran-

de empreendimento imobiliário.

As opções de descarte e de desmonte dessas estrutu-

ras serão analisadas a partir da apresentação de teorias

e fatos que contemplam o significado da arquitetura do

ferro no período de sua emergência e na contempora-

neidade. Analisa-se também a sua possibilidade de mo-

bilidade no que se refere à praticidade, bem como a

construção de sentidos identitários como bem cultural,

considerando-se os respectivos contextos de apropria-

ção, descarte e desmonte na cidade do Rio de Janeiro.

Desta forma propõe-se, primeiramente, uma breve abor-

dagem das principais características e inovações técni-

cas trazidas pela arquitetura do ferro, segundo alguns

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dos principais autores ligados ao tema, em face das de-

mandas funcionais e estéticas emergentes na moderni-

dade, com especial atenção para os atributos da mobi-

lidade e da provisoriedade.

Em seguida, são confrontados esses principais atribu-

tos aos princípios da teoria da conservação, especial-

mente ao aspecto ligado à indissociabilidade entre bem

cultural e seu sítio original.

Na terceira parte, as características da tipologia cons-

trutiva foram associadas aos respectivos contextos cul-

turais, econômicos e políticos da cidade do Rio de Ja-

neiro que justificaram suas construções e também suas

demolições, com o conseqüente desaparecimento. Fi-

naliza esta etapa do texto uma análise comparativa en-

tre a postura da administração municipal da cidade nos

eventos que culminaram com o desaparecimento das

duas tipologias eleitas como estudo de caso, com a si-

tuação que envolveu a construção do Estádio Olímpico

João Havelange, no período 2004-2007. O local esco-

lhido foi o antigo pátio das oficinas da Rede Ferroviária

Federal S. A. (RFSSA), desativado por décadas, mar-

cado pela presença de inúmeros galpões em estrutura

pré-fabricada em ferro fundido, no século XIX, e tom-

bados pela prefeitura em 1996.

Na ocasião, foram desmontados, para dar lugar ao es-

tádio, vários desses galpões, o que originou a publica-

ção de novo decreto de tombamento que destacou tan-

to a viabilidade técnica quanto teórica da desmontagem

dos mesmos, vinculadas à obrigatoriedade da remonta-

gem das mesmas em outros locais. Apesar de ainda não

ter ocorrido, o fato ensejou uma estratégia adequada à

tipologia dos galpões, adotada pela prefeitura da cida-

de, o que poderia ter ocorrido nos casos do Mercado

Municipal e, especialmente, no do galpão das Oficinas

do Trajano, descartado dois anos antes. Este aspecto

torna ainda mais questionável o desaparecimento das

citadas estruturas, principalmente a segunda citada.

Após as referidas análises e ponderações, o texto ex-

plora a trajetória histórica de cada uma das duas edifi-

cações destacadas, desde a sua construção até o seu

desaparecimento, apoiando-se em dados bibliográficos

e também extraídos de matérias publicadas nos princi-

pais jornais circulantes na cidade.

1. É importante observar que o referido papel secundário do ferro na arquitetura, antes do século XIX, relacionava-se aos pequenos elementos e acaba-mentos, tais como dobradiças, fechaduras e gradis ornamen-tais, usos que, até então, foram consagrados através dos sé-culos. O alto custo do material era associado aos dificultosos processos necessários a sua obtenção, fato que começou a se transformar a partir do século XV com a invenção do alto-forno, provavelmente na Renânia, bem como o conse-qüente aperfeiçoamento das técnicas de fundição, ocorrido posterior e gradativamente. No entanto, apenas a partir de fins do século XVIII, na Primeira Revolução Industrial, que o fe-rro se tornou, juntamente com outros materiais de construção, competitivo com aqueles de uso tradicional, ou seja, a madeira, a pedra, a argila e seus deriva-dos. (Silva, 1986, p.13) 2. Segundo Malcom Higgs, citado por Silva (1986, p.45), o termo pré-fabricado aplica-se de forma mais precisa às edifi-cações surgidas neste período, inteiramente pré-fabricadas em ferro e que tenham sido sim-plesmente montadas no lugar escolhido para abrigá-las.

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95

ARQUItetURA DO FeRRO FReNte àS DeMANDAS

FUNCIONAIS e eStétICAS eMeRGeNteS NA

MODeRNIDADe

Ao longo do século XIX, a industrialização trouxe ao ce-

nário urbano mundial diversas inovações que origina-

ram sensíveis alterações nas configurações espaciais e

paisagísticas das cidades, bem como no cotidiano de

suas populações. Luz elétrica, transporte ferroviário,

fábricas, navios a vapor, dentre outros elementos, con-

tribuíram efetivamente para essas alterações. No cam-

po específico da arquitetura, novos materiais e méto-

dos construtivos, com destaque para o uso em larga

escala de estruturas metálicas pré-fabricadas, amplia-

ram as possibilidades e a velocidade do surgimento de

novos edifícios voltados ao atendimento das, até então,

inéditas demandas programáticas. Estes passaram a

simbolizar a modernidade nas paisagens urbanas ociden-

tais, com destaque para as estações ferroviárias, merca-

dos e os grandes pavilhões integrantes de exposições uni-

versais, eventos temporários montados e desmontados

rapidamente graças aos atributos das estruturas pré-fa-

bricadas em ferro. Essas edificações compunham verda-

deiros cenários que, segundo Pesavento (1997, p.14):

(...) funcionaram como síntese e exteriorização da

modernidade dos ‘novos tempos’ e como vitrina de

exibição dos inventos e mercadorias postos à dispo-

sição do mundo pelo sistema de fábrica. No papel

de arautos da ordem burguesa, tiveram o caráter pe-

dagógico de ‘efeito-demonstração’ das crenças e vir-

tudes do progresso, da produtividade, da disciplina

do trabalho, do tempo útil, das possibilidades reden-

toras da técnica, etc.

A utilização do ferro na arquitetura tornou-se possível

graças ao aperfeiçoamento da sua fundição e manuseio

que viabilizou seu emprego em larga escala de forma

estrutural, retirando-o do papel secundário na compo-

sição das edificações. O fato colocou-o definitivamen-

te, em uma evidência nunca dantes vista na história da

arquitetura ocidental.1 Em função disso, transformou-

-se em material largamente utilizado na construção ci-

vil, cuja produção e comercialização foram lideradas

pelas fundições da Grã-Bretanha e também da Bélgi-

ca. Silva (1986, p.14) nesse sentido observa que:

(...) os ingleses monopolizaram, por muito tempo,

a tecnologia de produção do ferro. E, antes de aper-

feiçoá-la, visando maior eficácia dos processos que

eles próprios descobriram, se preocuparam tão-so-

mente em usufruir do monopólio, nele investindo,

como se fosse a última e definitiva palavra.

Sob esse contexto, num universo construtivo anterior-

mente dominado pela madeira, pedra e cal, o novo sis-

tema construtivo foi encarado, como um bom e rentá-

vel negócio, sendo literalmente vendido como a grande

panacéia da expansão e modernização das cidades. O

material oferecia propriedades inéditas e bastante se-

dutoras com destaque para o rápido transporte e cons-

trução, bem como maior durabilidade e resistência ao

fogo, em relação aos materiais tradicionais. Por outro

lado, os novos programas arquitetônicos demandavam,

cada vez mais, novas e arrojadas soluções arquitetôni-

cas às quais o ferro se adequava perfeitamente, viabi-

lizando a construção de grandes vãos constituídos por

estruturas esbeltas. Castro (1993, p. 118) confirma es-

ta visão, afirmando que na Europa o uso das estruturas

metálicas se deu, entre outros fatores, como «conse-

qüência indireta, já que os avanços da tecnologia cria-

ram programas arquitetônicos novos, exigindo novos ti-

pos de soluções espaciais, caracterizadas por vãos cada

vez maiores.»

Reforçava este cenário, as possibilidades de padroniza-

ção de modelos de estruturas e montagem nos mais di-

versos lugares do mundo. Além disso, havia a possibi-

lidade, com um mínimo de perdas, de essas mesmas

estruturas, uma vez montadas, poderem ser desmonta-

das e remontadas em diferentes lugares. Silva (1986)

denomina esses novos atributos da arquitetura do fer-

ro de «mobilidade» e «provisoriedade». Juntos eles pos-

sibilitaram outra particular característica ligada à arqui-

tetura do ferro: a perda do vínculo da construção com

o seu sítio original.2

Page 96: arquisur_n03

96

Essa característica viabilizou outros fenômenos asso-

ciados às arquiteturas do ferro, dentre elas, a universa-

lização de valores estéticos europeus, identificados com

o ecletismo arquitetônico, especialmente para as eco-

nomias periféricas da América Latina. Castro (1993, p.

118), nesse sentido, destaca que essas vantagens «fa-

voreceram a possibilidade de remessa dessas estrutu-

ras desmontadas para terras distantes, como era o ca-

so do Brasil e também de tantas outras ex-colônias

européias ultramarinas.» Em função desses atributos

estéticos, os exemplares da arquitetura do ferro no Bra-

sil foram definidos no texto conclusivo do Seminário Ar-

quitetura do Ferro: Memória e Questionamento, ocorri-

do na cidade de Belém, em janeiro de 1992, como

«meros transplantes de arquitetura estrangeira, ainda

que hoje em dia as vejamos como parte integrante de

nosso patrimônio histórico.»3 É fato que apesar de este-

ticamente alienígenas, essas tipologias arquitetônicas

incorporaram-se às paisagens e à cultura brasileiras,

merecendo por isso, em muitos casos, a proteção pelo

instituto do tombamento.

Apesar das vantagens econômicas e funcionais relacio-

nadas às estruturas metálicas, seu uso não representa-

va uma unanimidade entre teóricos e críticos europeus

da arte e da arquitetura, justamente em função das

questões estéticas e artísticas. As conseqüências da in-

dustrialização na arquitetura, emergentes no século XIX,

foram duramente criticadas, especialmente no tocante

a autenticidade, tendo em vista a tendência estética re-

corrente neste período, de resgatar e adaptar estilos his-

tóricos às novas tipologias arquitetônicas emergentes,

denominada de ecletismo ou historicismo.

Nesse contexto de crise estética, Silva (1986) destaca

as possibilidades de o ferro reproduzir facilmente qual-

quer estilo histórico, por intermédio de sistemas de for-

mas, adequando-se perfeitamente às demandas estéti-

cas da época. Por outro lado, é importante também

observar que apesar da sua associação ao ecletismo, a

arquitetura do ferro também teve uma relevante e origi-

nal contribuição para o contexto estético da arquitetura

ocidental. Silva (1993, p. 89) aponta para o fato de a

arquitetura do ferro introduzir tipologias dotadas de es-

paços internos e externos que se ligavam visualmente

graças ao emprego de grandes superfícies de vidro via-

bilizadas construtivamente pela liberdade estrutural

3. In Derenji (org), 1993, p.183.4. In http://whc.unesco.org/en/list/88

propiciada pelas estruturas metálicas (transparência e

leveza). Essa característica morfológica antecipou um

dos princípios do Movimento Moderno que só viria a se

firmar décadas depois.

Dentre aqueles que questionavam a sua evolução como

método construtivo primordial da arquitetura da época

estava John Ruskin que «desenvolveu uma verdadeira

cruzada contra o uso dos metais ferrosos em edifica-

ções» (Kühl, 1998, p. 27). Associava a padronização

imposta à arquitetura pela engenharia, por intermédio

das estruturas metálicas pré-fabricadas, ao materialis-

mo brutal e à morte do trabalho artesanal (Curtis, 2008,

p.37). Somaram-se a essa corrente de pensamento, di-

versas considerações de críticos influentes que resul-

taram em novas regulamentações sobre construções

em Londres como, por exemplo, a de 1844, que vetou

o uso de estruturas metálicas sem revestimento, «por

razões de prevenção contra incêndios», inviabilizando

sua utilização, na cidade, de forma aparente (Kühl,

1998, p. 27). Sobre o contexto formado, cabe também

citar Curtis (2008, p.34) quando afirma que a «indus-

trialização mudou o tamanho, a forma e o relaciona-

mento entre edificações na paisagem urbana, pertur-

bando convenções preexistentes de representações e

exacerbando incertezas quanto às bases do estilo».

Em função dos seus detratores, a arquitetura do ferro

acabou por ser vitimada por uma espécie de pré-con-

ceito, que, de certa forma, dificultou a preservação de

muitos expressivos exemplares, ao longo do século XX,

apesar de representarem testemunhos inequívocos do

desenvolvimento tecnológico alcançado no século an-

terior. Silva (1993, p.89-90) confirma este quadro, des-

tacando que a arquitetura do ferro «raramente ganhou

status de monumento» demonstrado pelo desapareci-

mento de diversos exemplares, tanto no hemisfério nor-

te como no sul. Assinala que a perda se deu em função

de várias razões que não incluem a plena deterioração

do material, tampouco à obsolescência do uso. Como

exemplo cita, dentre outros, o desaparecimento da Ca-

sa do Povo, projetada por Victor Horta, em 1907. Ao

prédio citado por Silva, podemos somar o Mercado Mu-

nicipal do Rio de Janeiro, maior exemplar em termos de

dimensões da tipologia na América Latina, dotado de

estrutura de origem anglo-belga e construído em 1907,

na Praça XV de Novembro.

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Em face do exposto, cumpre analisar alguns dados teó-

ricos, técnicos e políticos voltados à reflexão sobre o des-

tino de três importantes exemplares de arquitetura do

ferro na cidade do Rio de Janeiro: o Mercado Municipal

do Rio de Janeiro, localizado na Praça XV de Novembro

– Centro, desaparecido nos anos 1950; o galpão conhe-

cido como Oficinas do Trajano, situado no bairro do En-

genho Novo, zona norte da cidade, desaparecido em

2005; e o conjunto de galpões pertencentes à Rede Fer-

roviária Federal S.A, desmontados, em 2004, para dar

lugar ao Estádio Olímpico João Havelange, localizado no

bairro do Engenho Novo.

A MOBILIDADe e A PROvISORIeDADe eM FACe DA

teORIA DA CONSeRvAçãO

O desenvolvimento da teoria da conservação de bens

culturais, a partir da Carta de Veneza (1964), destacou

concretamente a indissociabilidade entre bem cultural

e o seu sítio. Admite-se a quebra dessas estreitas rela-

ções apenas em casos em que há uma iminente amea-

ça ao bem cultural ou interesses de extrema relevância

coletiva. A Carta de Veneza assim destaca o tema em

seu Artigo 7º:

O monumento é inseparável da história de que é tes-

temunho e do meio em que se situa. Por isso, o des-

locamento de todo o monumento ou de parte dele

não pode ser tolerado, exceto quando a salvaguarda

do monumento o exigir ou quando o justificarem ra-

zões de grande interesse nacional ou internacional.

Episódios como o transplante do templo de Ramses II

em Abu Simbel, dentre outros monumentos da região,

ocorrido a partir de 1960, em função da construção da

barragem de Assuã, explicam esta preocupação da Car-

ta de Veneza em face de possíveis confrontos entre con-

servação de monumentos e grandes obras de cunho so-

cial.4 Os monumentos egípcios eram feitos totalmente

de pedra e a operação de desmonte foi extremamente

custosa tanto em termos técnicos como econômicos,

justificando uma operação internacional, liderada pela

UNESCO, no período 1960-1980. Pela primeira vez no

contexto teórico relacionado à conservação de bens cul-

turais, esta possibilidade foi aventada, abrindo mais

uma linha de discussão que confrontou dois importan-

tes aspectos: a indissociabiliadade entre bem cultural

e seu sítio original e a possibilidade de ocorrer o opos-

to em função de ameaças causadas por grandes obras

de engenharia que materializem interesses coletivos.

É indiscutível que a relação desenvolvida entre o bem

cultural e o seu sítio original o conecta de forma con-

creta a uma paisagem que, por sua vez, se liga direta-

mente aos aspectos históricos e sociais que a construí-

ram ao longo de anos, décadas ou séculos. Choay (2011,

p. 12) reafirma este pensamento afirmando que o mo-

numento «tem por vocação ancorar sociedades huma-

nas em um espaço natural e cultural, e na dupla tem-

poralidade dos humanos e da natureza.»

No entanto, a Carta de Veneza destacou uma questão

de fundamental importância que diz respeito às situa-

ções que ocasionam a perda da possibilidade de frui-

ção de um bem cultural, por parte de comunidades e

suas gerações futuras, em função de ameaças materia-

lizadas por obras geradas a partir de processos que ma-

terializam «interesses nacionais ou internacionais». É

importante observar que no universo capitalista esses

interesses advêm, invariavelmente, de demandas em-

basadas por argumentos ligados ao desenvolvimento

econômico que são justificados pelo bem estar social

de comunidades urbanas e rurais. Essa lógica vem sub-

metendo o patrimônio cultural à operações radicais co-

mo a ocorrida no Egito ou a sua simples destruição.

Entre a perda das relações originais com seu sítio e a

perda definitiva da possibilidade de fruição do bem, o

documento internacional acenou com a possibilidade

de, pelo menos, ser transplantado para outro sítio, com

o devido registro das condições originais e a conseqüen-

te construção de novas relações espaciais, sensoriais e

históricas, por parte de comunidades locais e suas ge-

rações futuras.

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98

Encaminhando a discussão especificamente para a ar-

quitetura do ferro, observamos dois importantes aspec-

tos. O primeiro diz respeito ao fato dessa tipologia não

representar um consenso em termos de reconhecimen-

to de seu valor cultural para as cidades ocidentais, ao

longo do século XX, conforme anteriormente citado, ge-

rando inclusive certo pré-conceito e juízo de valor esté-

tico negativos a seu respeito.

O segundo relaciona-se aos seus principais atributos, ou

seja, a provisoriedade e, principalmente a mobilidade.

Em face desses dois aspectos observa-se que vários

exemplares de arquitetura do ferro que foram perdidos

nas cidades ocidentais poderiam ser desmontados e re-

montados em outros sítios, em face das ameaças que

supostamente justificaram suas perdas e suas caracte-

rísticas tipológicas, desde que fossem considerados pa-

trimônios pelas respectivas comunidades. A possibilida-

de teria certamente o respaldo teórico do artigo citado

da mundialmente consagrada Carta de Veneza e teria

nos legado a possibilidade de fruição desse inestimável

patrimônio cultural que foi irremediavelmente perdido.

BReve PANORAMA DA ARQUItetURA BRASILeIRA NO

SéCULO XX

A partir do início do século XX no Brasil, inicia-se, em

termos conceituais, uma importante discussão no cam-

po das artes que ocasionaria relevantes reflexos, espe-

cialmente no campo da arquitetura e do urbanismo. Se

por um lado, a arquitetura buscava libertar-se das influ-

ências estilísticas do passado europeu (ecletismo), apon-

tando como solução um estilo genuinamente brasileiro e

artificialmente criado a partir de vocabulário típico da ar-

quitetura civil e religiosa do período colonial– o estilo ne-

ocolonial; as cidades buscavam o futuro, modernizando

suas estruturas físicas especialmente a arquitetura, ade-

quando-as aos parâmetros estéticos europeus, especial-

mente aqueles ditados por Paris, a partir da reforma em-

preendida por Haussmann, em meados do século XIX. A

postura estética adotada distanciou-as cada vez mais de

seus passados coloniais.

5. Kessel (2002, p.12) destacou que o projeto possuía clara ins-piração neocolonial, estilo que, na opinião de Mário de Andrade era um dos principais argu-mentos a serem utilizados para comprovar que a «hegemonia da corte» não existia mais, ou seja, o ecletismo europeizante difun-dido pela arquitetura da cidade do Rio de Janeiro já não era mais uma unanimidade.6. A casa da Rua Santa Cruz, em São Paulo, projetada e construída no período 1927-1928 por Gregory Warchavchik (1896 - Odessa/Ucrânia – São Paulo/1972), materializaria a absorção do modernismo pela arquitetura brasileira. 7. In http://www.revista.iphan.gov/materia.php?id=120-33k.8. Souza Aguiar lançou mão da estrutura metálica para erguer a edificação de cerca de 5.500 metros quadrados. O sistema construtivo viabilizaria o seu reaproveitamento, sem perdas expressivas. O pavilhão foi con-siderado pelo Juri da exposição de Saint Louis (EUA) como o melhor projeto arquitetônico do evento. Em 1905, o pavilhão foi reconstruído na cidade do Rio de Janeiro. Segundo recomendação expressa do Presidente Rodri-gues Alves: «Na construção do pavilhão se terá em vista apro-veitar toda a estrutura, de modo a poder-se reconstruí-la nesta Capital». (Aguiar, 1976, p.14).

Sob esse contexto, as cidades de São Paulo e Rio de

Janeiro materializariam, respectivamente, esta crise

com dois eventos significativos: a Semana de Arte Mo-

derna de 1922; e a Exposição comemorativa do cente-

nário da independência brasileira.

No primeiro evento, o rompimento com a arte européia

em geral foi materializado pela produção de escritores,

artistas plásticos e músicos que, na contramão da eu-

ropeização dos paradigmas estéticos estabelecidos, pro-

puseram o resgate da identidade nacional, pregando o

orgulho pela brasilidade e o repúdio à submissão às re-

ferências culturais européias. Nesse sentido, a arquite-

tura de estilo tradicional surgiu como solução ideal. A

maquete do projeto de uma casa de campo, de autoria do

arquiteto polonês Georg Przyrembel, denominado «Taperi-

nha da Praia Grande» destacou-se como grande paradig-

ma a ser seguido pela arquitetura nacional em oposição ao

ecletismo aqui praticado e encarado como uma ameaça à

nossa identidade cultural.5

A Exposição comemorativa do centenário da indepen-

dência brasileira por sua vez, foi palco de exibição do

estilo neocolonial adotado como padrão para os pavi-

lhões relacionados ao país, expressando todo orgulho e

empenho que possuíamos pela construção de um esti-

lo genuinamente brasileiro. No entanto, o evento se deu

sob a esplanada oriunda do desmonte do Morro do Cas-

telo, local de fundação da cidade, em 1567, e seu pri-

meiro núcleo urbano no Brasil colônia.

Sob esse contexto, não tardou, a criação, em 1937, do Ser-

viço de Patrimônio Histórico, Artístico Nacional (SPHAN),

órgão público federal encarregado de inventariar e prote-

ger pelo instituto do tombamento, nosso patrimônio cultu-

ral, com especial interesse para a arquitetura brasileira de-

senvolvida no período que antecedeu a proclamação da

república (1889), com especial interesse e ênfase para

aquela produzida no período colonial. Esta era interpreta-

da como genuinamente brasileira, tendo em vista o fato

de incorporar soluções arquitetônicas geradas a partir

de demandas climáticas e culturais específicas das ter-

ras brasileiras.

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A opção estética feita pelo órgão de patrimônio nacio-

nal, desde os seus primórdios, espelhava uma espécie

de consenso teórico, estabelecido entre arquitetos e in-

telectuais brasileiros que oscilava entre o estilo moder-

no e o tradicional.

O primeiro, aqui chegado em fins dos anos 1920, de-

veria obrigatoriamente caracterizar as novas edifica-

ções, enquanto o segundo seria alvo das iniciativas de

proteção legal.6 Observou-se assim, ao longo do sécu-

lo XX, um quadro caracterizado por certa má vontade

com relação à arquitetura em estilo beaux arts e eclé-

tica que foi incorporada às cidades brasileiras, espe-

cialmente a do Rio de Janeiro, a partir da proclamação

da república, assim como a arquitetura proto-moderna.

A postura viabilizou a perda de inúmeros conjuntos re-

presentativos dessas tendências estilísticas, que inclu-

íram exemplares de arquitetura do ferro, que, gradativa-

mente, foram abandonando as paisagens das cidades,

dando lugar a uma nova arquitetura. E. Lima (2006),

nesse sentido, observa que até:

(...) os anos 1960, a ideia que se fazia da arquitetu-

ra como patrimônio cultural era ortodoxa e calcada

sobre conceitos estratificados na fase «heróica» do

IPHAN, onde as estéticas do colonial, do barroco, do

neoclassicismo e do Movimento Moderno represen-

tavam um sólido modelo». Imóveis identificados com

o ecletismo arquitetônico, art-noveau e art déco eram

ignorados ou simplesmente derrubados. Nesse con-

texto, estes exemplares eram invariavelmente rela-

cionados a uma indesejável influência estrangeira.7

Dentre as perdas expressivas deste patrimônio, ocorri-

da ao longo do século passado, podemos destacar o Ho-

tel Avenida, com a galeria Cruzeiro, em estrutura metá-

lica; a maior parte das edificações que compunham o

conjunto arquitetônico original da Avenida Rio Branco,

o prédio do Elixir de Nogueira, o Palácio Monroe – edi-

ficação totalmente construída em estrutura metálica

desmontável que representou o Brasil na Exposição In-

ternacional Saint Louis, Louisiana, EUA, sendo depois

reconstruído no centro da cidade do Rio de Janeiro; e o

Mercado Municipal do Rio de Janeiro, que será aborda-

do, dentre outros, mais detidamente a seguir, como um

dos estudos de caso do presente trabalho.8

O CASO DO MeRCADO MUNICIPAL DO RIO De jANeIRO

A construção do Mercado Municipal do Rio de Janeiro

foi uma das muitas ações que integraram o grande pro-

jeto de modernização da cidade, aos moldes parisien-

ses, desenvolvido na gestão do presidente Rodrigues

Alves e do prefeito Pereira Passos, de 1903 a 1906. A

intenção foi dotar a cidade de um moderno e sofistica-

do equipamento, aos moldes europeus, voltado à efi-

ciente e higiênica distribuição de gêneros alimentícios

na cidade. Nele localizavam-se, além dos comerciantes

de alimentos e flores, diversos bares e restaurantes o

que o transformou em local de encontro da sociedade

carioca da época.

A edificação foi projetada pelo Engenheiro Alfredo Aze-

vedo Marques, sendo a obra iniciada em 1903 e con-

cluída em 1907. Sua estrutura em ferro de origem an-

glo-belga, foi aqui montada, resultando num prédio

extremamente marcante na paisagem carioca em função

das suas dimensões consideráveis que abrangiam cer-

ca de 12.500m2 de área coberta. Em função disso, o

mercado foi apontado por Silva (1986, p.157) como «o

maior de todos os edifícios de ferro montados no Bra-

sil, de origem européia.»

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Em 1957, por ordem do governador Carlos Lacerda, o

importante exemplar da arquitetura do ferro foi demo-

lido para dar lugar ao viaduto da avenida perimetral. A

sua demolição no entanto, não foi total, deixando como

testemunho uma das cinco torres, ocupada pelo tradi-

cional restaurante Albamar, desde 1933. Silva (1986,

p. 157), acerca da demolição do mercado observa que:

«(...) sua perda para a cidade equivale, guardadas as

devidas proporções, à perda que Paris viveu, por oca-

sião da demolição dos ‘Halles Centrales.’» A sua estru-

tura foi sucateada e perdida irreversivelmente, apesar

da possibilidade técnica de ser remontada em outro sí-

tio da cidade. Em 1983, a torre remanescente foi pro-

tegida pelo instituto do tombamento estadual (Fig. 1).

O CASO DAS OFICINAS DO tRAjANO

Em 1889, em virtude das comemorações do centená-

rio da Revolução Francesa (1789), o governo francês re-

alizou a Exposição Universal de Paris, evento industrial

e comercial que durou seis meses, cujo palco era com-

posto por diversos pavilhões em estrutura de ferro pré-

-fabricada, pertencentes a diversas nações industriali-

zadas e uma torre de transmissão de rádio, projetada

por Gustav Eiffel e ainda remanescente como testemu-

nho do evento: a Torre Eiffel. Dentre os galpões havia o

Palácio das Indústrias, cuja uma das partes foi remon-

tada na cidade do Rio de Janeiro, na avenida Suburba-

na, no bairro do Engenho de Dentro. Ao final da Expo-

sição Universal, a edificação foi desmontada e vendida

como sucata, abrigando, dentre outros usos, a fábrica

de bondes do empresário Trajano de Medeiros, que lhe

emprestou o nome «Oficinas do Trajano». A descober-

ta se deu em 1994, em virtude dos estudos para a ela-

boração do Projeto de Estruturação Urbana (PEU) do

bairro do Méier.

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Figura 1 | Vista do Mercado Municipal do Rio de Janeiro superposto pelo viaduto da Avenida Perimetral. A torre localizada no canto inferior direito foi mantida. Fonte: www.fickr.com, yahoo, acessado em 01/06/2012.

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Figura 2 | Paris. Último quartel do séc. XIX Vista geral da Exposição Universal de Paris, Hoffbaur (des.), Dochy (grav.) In A Ilustração, Paris 1889, entre p. 132-141 BN J. 1505

M. Fonte: http://purl.pt/93/1/iconografia/imagens/j1505/j1505_p133.html

Figura 3 | Matéria publicada no Jornal do Brasil, em 25/07/1994, acerca das Oficinas do Trajano.

Em função de seus inequívocos atributos históricos e

arquitetônicos, o galpão foi protegido pelo instituto do

tombamento municipal pela prefeitura da cidade, por

meio do Decreto Nº 15.244, de 08 de novembro de

1996. Dentre as justificativas do ato legal destacaram-

-se a «necessidade de proteger do desaparecimento o

conjunto conhecido como ‹Oficinas do Trajano›, no qual

a principal edificação foi construída com material pro-

veniente do desmonte do ‹Palácio das Indústrias› da Ex-

posição Universal de 1889, em Paris;» (Fig. 2).

Apesar da significativa descoberta e da relevante inicia-

tiva de proteção pelo tombamento, a mesma prefeitura

destombou o bem cultural, em 28 de janeiro, de 2005,

por intermédio do Decreto nº 25.047. O instrumento le-

gal composto por apenas dois artigos que, respectiva-

mente, revogam o decreto de tombamento (15.244/96)

e estabelece o vigor do que dispõe a partir da data de

sua publicação. Em função desses aspectos, o Ministé-

rio Público instaurou ação civil pública contra o prefei-

to por improbidade administrativa, destacando o fato da

compra do imóvel, no mesmo ano do destombamento,

pela Sendas S/A com vistas a construção de empreen-

dimento imobiliário no local.9

9. Jornal O Globo – Rio, sá-bado, 21 de junho de 2008, p.

28 – «MP Aciona Cesar por destombamento».

A edificação foi demolida e sua estrutura desapareceu

inexplicavelmente, configurando uma perda considerável

para o patrimônio cultural carioca. Essa perda torna-se ain-

da mais dolorosa quando consideramos as características

da arquitetura do ferro, já citadas anteriormente, que pos-

sibilitaram o transplante da estrutura de Paris para o Rio

de Janeiro, mas não foram suficientes para viabilizar seu

deslocamento para outro local na própria cidade. Além de

uma transgressão ao patrimônio cultural, o fato configura

também um contra-senso teórico e técnico (Fig. 3).

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102

O CASO DOS GALPõeS DAS OFICINAS DA ReDe

FeRROvIáRIA FeDeRAL S.A (RFFSA)

O caso do desmonte dos galpões da RFFSA, localiza-

dos na Rua das Oficinas, bairro do Engenho de Dentro,

para viabilizar a construção do Estádio Olímpico João

Havelange, configurou uma inédita tentativa, por parte

da prefeitura, de compreender e considerar os atribu-

tos, características técnicas e históricas da arquitetura

do ferro (Figs. 4, 5, 6,7 e 8).

O local escolhido para a construção do novo estádio da

cidade foi escolhido em função de sua localização es-

tratégica, ou seja, próximo à estação ferroviária do En-

genho Novo e de um dos acessos da Linha Amarela, via

expressa que liga a zona oeste à zona norte da cidade.

A escolha também visou atender as diretrizes estabele-

cidas pelo Plano Diretor Decenal da Cidade que apon-

ta a Área de Planejamento 3 (AP3) como prioritária pa-

ra a expansão e adensamento da ocupação da cidade

(Fig. 8).

Figura 4 y 5 | Estrutura do Galpão das Oficinas do Trajano ainda montadas no seu terreno original. Fonte: Googlemaps.

A área escolhida era protegida pelo tombamento desde

1996, por intermédio do Decreto «N» n.° 14.741, que

protegeu a Estação Ferroviária do Engenho de Dentro e

os galpões das oficinas ferroviárias a ela adjacentes. Pa-

ra atender as demandas de área exigida pela constru-

ção do complexo esportivo foi necessário desmontar

seis galpões em estrutura metálica, transferindo à pró-

pria prefeitura, a responsabilidade de remontagem dos

mesmos, no local ou em outras partes da cidade onde

fossem úteis à coletividade. Para dar efeito legal a es-

sa postura, foi publicado o Decreto n.° 24.029, em 16

de março de 2004, que também permitiu a simples de-

molição de outras edificações de alvenaria.

Apesar das boas intenções do dispositivo legal, que pro-

moveu certa evolução no trato dessas estruturas pelo

poder público, a prefeitura desde a inauguração do es-

tádio, em 2007, ainda não realizou a remontagem dos

galpões localizados originalmente na área. Suas estru-

turas continuam armazenadas em depósitos públicos

aguardando a vez de ressurgirem e prestarem testemu-

nho dos atributos técnicos da arquitetura do ferro.

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Figura 6 | Maquete eletrônica que simula empreendimento imobiliário no local. Fonte: Googlemaps.

Figura 7 | Vista, sob o mesmo ângulo da maquete eletrônica, com o galpão das Oficinas do Trajano. Fonte: Googlemaps.

Figura 8 | Foto aérea da construção do Estádio Olímpico João Havelange. Fonte: http://www.diariodorio.com/engenhao-comecam-a-fechar-a-cobertura-das-laterais/

Page 104: arquisur_n03

104

CONSIDeRAçõeS FINAIS

A breve análise das questões relacionadas à arquitetu-

ra do ferro aqui abordadas revelou um quadro comple-

xo, caracterizado por questionamentos acerca da sua

validade estética e técnica, desde o momento histórico

de seu surgimento, até a contemporaneidade, quando

nos deparamos com seus testemunhos que devem ser

encarados como patrimônios culturais. Nesse ponto,

observa-se que avançamos de uma postura de desca-

so com relação a estas arquiteturas, até uma postura

reverencial que as destaca como objetos a serem pas-

sados às gerações futuras.

No caso da cidade do Rio de Janeiro, esta «evolução»

foi marcada pela postura do poder público em relação

aos três exemplos utilizados como estudos de caso. No

caso do Mercado Municipal, observa-se uma total sub-

missão da cidade ao projeto rodoviarista que destacou

o automóvel como principal meio de transporte. A de-

molição, mesmo que parcial de um grande marco pai-

sagístico carioca para dar lugar a um viaduto revelou o

pouco ou nenhum valor dado à edificação, em que pe-

se a possibilidade de seu desmonte e remontagem.

O caso das Oficinas do Trajano revela ao mesmo tem-

po, um avanço e um retrocesso notáveis. Avançou-se

no momento que a municipalidade reconheceu o real

valor de um testemunho da industrialização mundial

que o acaso fez ser reconstruído num bairro da zona

norte da cidade. No entanto, retrocedemos ao observar

que o mesmo poder que protegeu, o destombou de for-

ma lacônica e questionável, cedendo aos interesses do

capital imobiliário. Mais uma vez, as características da

arquitetura do ferro foram infelizmente ignoradas, fato

que suprimiu da paisagem carioca irreversivelmente,

uma estrutura que foi capaz de ser montada em Paris,

lá ser desmontada, atravessar o oceano Atlântico e aqui

ser remontada.

Avançamos aparentemente, com o trato concedido aos

galpões da RFFSA por demanda da construção do está-

dio olímpico João Havelange. No entanto, ficamos ape-

nas nas aparências, tendo em vista que as estruturas

encontram-se até hoje, desmontadas e armazenadas em

depósitos, longe dos olhares dos cariocas.

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REFERêNCIAS

LIVROS

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CHOAY, Françoise: O Patrimônio em Questão: antologia para um combate. Belo Horizonte: MG: Fino Traço, 2011.

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KÜHL, Beatriz Mugayar: Arquitetura do Ferro e Arquitetura Ferroviária em São Paulo. Ateliê Editorial: FAPESP:

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PeSAveNtO, Sandra jatahy: Exposições Universais – Espetáculos da Modernidade do Século XIX. São Paulo:

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ARTIGOS

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LIMA, evelyn Furquin Werneck: Preservação do patrimônio: uma análise das práticas adotadas no centro do Rio

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Revoga o Decreto nº. 15.244, de 08 de novembro de 1996. Disponíveis em REDE LATINO-AMERICANA DE

MINISTÉRIO PÚBLICO AMBIENTAL, http://www.mpambiental.org/?acao=pecas-pop&cod=111, acessado em

11/02/2013.

DeCRetOS «N» n.° 14.741/1996 e «N» n.º 24029 de 16 de março de 2004, disponíveis em http://www2.rio.rj.

gov.br/smu/buscafacil/Arquivos/PDF/D24029M.PDF, acessado em 11/02/2013, e http://doweb.rio.rj.gov.br/

ler_pdf.php?edi_id=982&page=4.

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106

La dispersión como forma de crecimiento urbano El caso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.

07

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107

El presente artículo se enmarca en el proyecto de investigación titulado «Suburba-

nización, Ideas de Ciudad y Políticas Públicas en la conformación del Cordón Oes-

te Metropolitano de Rosario», en desarrollo como becaria de Iniciación en la Inves-

tigación Científica del CIUNR (Centro de Investigaciones de la Universidad Nacional

de Rosario). El objetivo general de dicha investigación es indagar sobre la transfor-

mación territorial que experimentó el Cordón Oeste Metropolitano de la ciudad de

Rosario, que se distingue por el acelerado proceso de suburbanización; y, particu-

larmente, se analizan los referentes conceptuales ligados al mismo. Con ello se in-

tenta inferir su impacto en las transformaciones urbanas mencionadas y en las po-

líticas de planificación urbana diseñadas e implementadas en el área a fin de

caracterizar el tipo de crecimiento disperso experimentado. Se intenta avanzar en

un diagnóstico general sobre la problemática del objeto de estudio, analizando pre-

viamente otros ejemplos o casos, algunos latinoamericanos y otros del contexto re-

gional, como son Buenos Aires y Rosario.

Sprawl as urban expansion.

The case of the metropolitan west edge of Rosario, Argentina.

This article is part of the research project entitled "Suburbanization, Ideas for Ci-

ty and Public Policy in shaping the West Metropolitan Cord Rosary" developing and

Fellow Initiation CIUNR Scientific Research (Research Center of the University Na-

cional de Rosario). The overall objective of this research is to investigate the terri-

torial transformation experienced by the Metropolitan West Gordon Rosario, distin-

guished by the rapid process of suburbanization, and particularly examines the

conceptual referents linked to it. This will try to infer their impact on urban trans-

formations mentioned and urban planning policies designed and implemented in

the area, in order to characterize the type of sprawl experienced. Attempts to ad-

vance in a general diagnosis of the problem under study, analyzing previous exam-

ples or other cases, some American and other regional context, such as Buenos

Aires and Rosario.

Autor

Arq. Alejandra M.J. Parussini

Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño

CURDIUR, Universidad Nacional de Rosario.

Argentina.

Palabras clave

Suburbanización

Expansión urbana

Latinoamérica

Buenos Aires

Cordón Oeste Metropolitano de Rosario

Key words

Suburbanization

Urban expansion

Latin America

Buenos Aires

Rosario Metropolitan West Gordon

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108

INtRODUCCIóN

El modelo de expansión disperso tiene sus inicios en

EE UU en las primeras décadas del siglo XX, se inten-

sifica en los años 50, y es expresión del llamado esti-

lo de vida norteamericano. Este estilo de vida evoca a

la consolidación del grupo familiar y tiene como carac-

terísticas más significativas la vivienda individual, la

relación con la naturaleza, el suburbio bucólico y el

predominio del transporte automotor, particularidades

ligadas a la idea de la ciudad jardín y a algunas ideas

del movimiento moderno sobre la circulación. La cons-

trucción de autopistas y viviendas unifamiliares, así co-

mo las iniciativas de los desarrolladores inmobiliarios

de tierras periféricas, apoyados por políticas públicas,

asientan el modelo de suburbanización como patrón de

desarrollo urbano de las grandes metrópolis.

La suburbanización emerge conformando una nueva

forma espacial en las grandes áreas urbanas mediante

la expansión sin continuidad alguna de las áreas urba-

nizadas hacia espacios abiertos entre redes regionales.

Este proceso se da a partir de una extendida descentra-

lización desde las grandes ciudades hacia áreas adya-

centes y de la interconexión de pueblos preexistentes cu-

yos territorios quedan integrados por nuevas capacidades

comunicacionales. La incorporación de la utopía de la

ciudad jardín en el proceso de suburbanización, es de-

cir, en el desarrollo de nuevas áreas urbanas en la ciu-

dad, evidencia la búsqueda actual de nuestra sociedad

por recuperar la armonía perdida en las grandes urba-

nizaciones.

Las aglomeraciones urbanas de la actualidad, como lo

es la extensión metropolitana de la ciudad de Rosario,

han integrado espacial y comunicacionalmente a las ciu-

dades próximas mediante un proceso de transformación

territorial caracterizado por la expansión urbana disper-

sa, impulsada por los cambios de la vida moderna, la

movilidad y las pautas de consumo. El caso de estudio

se presenta como una estribación metropolitana de la

ciudad de Rosario que configura al Cordón Oeste Me-

tropolitano y ha experimentado un proceso de suburba-

nización vinculado a las expansiones urbanas de la ciu-

dad central, que comienza a principios de los años 60

y se intensifica en los años 90.

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Las localidades de Funes y Roldán, comprendidas den-

tro de este sector, ofrecen a la población rosarina un lu-

gar de esparcimiento, recreación y descanso debido a

sus condiciones naturales y su gran forestación. Esto

va concretándose mediante un proceso de sucesivas

operaciones inmobiliarias que adoptan ciertas carac-

terísticas propias del modelo de ciudad jardín. La su-

burbanización se va desarrollando a partir de un proce-

so constante de ventas de loteos de fin de semana o

viviendas permanentes, en donde se compra la tierra a

precios relativamente baratos y sin infraestructuras y,

también, con la incorporación de las nuevas urbaniza-

ciones de tipo cerrado.

En este contexto, el artículo de investigación científica

y tecnológica intenta reconocer las transformaciones

urbanas–territoriales dispersas más referenciales para

poder analizar las particularidades que se imponen en

diferentes ciudades y transportarlas a la asimilación y

comprensión de la transformación urbana actual del

objeto de estudio.

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109

MetODOLOGÍA

La investigación general se concentra en la técnica de

estudios de casos, con un alcance de tipo genérico y

ejemplar, y mediante comparaciones con referentes per-

tinentes a su condición, siendo el caso que nos ocupa

de acontecimiento contemporáneo. El estudio del mis-

mo se efectúa a partir de hipótesis a desarrollar, una de

las cuales advierte que el proceso de transformación

territorial por el cual está atravesando el Cordón Oeste

Metropolitano se manifiesta en diferentes modalidades

de suburbanización con características comunes, como

son el modelo de ciudad dispersa y el modelo de ciu-

dad jardín.

La estrategia metodológica adoptada para esta particu-

lar sección se basó en la recopilación de materiales

bibliográficos y de documentos escritos no oficiales (ar-

tículos periodísticos locales, artículos publicados vía

Internet, informes de especialistas sobre temas urba-

nos, ponencias, publicación en revistas, etc.), así como

en la búsqueda de los referentes teóricos más pertinen-

tes. Al mismo tiempo, se indagó sobre el caso de la

ciudad de Buenos Aires a fin de compararlo con el de

la ciudad de Rosario, por considerarlos similares a los

efectos de la investigación. De la misma manera, se

inició la búsqueda de información oficial y no oficial

sobre los casos locales: Funes y Roldán. Esto generó

planos con registros de las distintas áreas urbanas, su-

burbanas y rurales, y de las nuevas urbanizaciones; re-

gistros cuantitativos del incremento poblacional, in-

fraestructural y constructivo, así como normas y regla-

mentaciones urbanísticas vigentes o ya modificadas. A

partir de esta documentación básica, se propuso la

búsqueda específica sobre cada urbanización (fecha

de inicio o aprobación, actores involucrados, tipología

urbana: si es una urbanización abierta o cerrada para

la localidad, etc.), lo que dio como resultado una serie

de fichas que incluyen registros gráficos y la confección

de nuevos planos sectoriales del objeto de estudio y su

transformación territorial, identificando los momentos

de construcción del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-

sario y su modelo de crecimiento propuesto.

DeSARROLLO

el proceso de suburbanización en América Latina

El movimiento de las ciudades dispersas en países de

Latinoamérica, provocado por el proceso de suburbani-

zación de mediados del siglo XX, estuvo acompañado o

en gran medida determinado por un proceso migratorio

de población rural expulsada por la pobreza hacia las

periferias urbanas.

Dichas migraciones urbanas, originadas por las oportu-

nidades que ofrecía la ciudad en materia de actividad

laboral y la posibilidad de prosperidad económica, lo-

graron desplazar a los habitantes de las zonas rurales

hacia un suelo periférico y de condiciones precarias

dentro de las ciudades. Es así como comenzó a consti-

tuirse un hábitat informal suburbano, en muchos casos

descontrolado, como son, por ejemplo, las favelas de

Rio de Janeiro o de San Pablo, los cantegriles en Mon-

tevideo, los pueblos jóvenes en Lima, las chavolas en

México, los barrios piratas en Bogotá, las callampas en

Santiago, los ranchos en Caracas y las villas miseria o

villas de emergencia en Buenos Aires y Rosario.

Daniela Szajnberg (2005) señala que, durante los pro-

cesos de la globalización actual, la suburbanización la-

tinoamericana presenta un nuevo factor en común con

el modelo anglosajón, además de los factores antes

mencionados, donde una franja de sectores medios y

medios–altos tiende a focalizar sus expectativas urba-

nas en las periferias de las ciudades. En su opinión, es-

tos sectores son los que gozan de la participación de la

masa salarial vinculada a las actividades emergentes del

proceso de globalización y quienes posicionan sus capi-

tales en nuevos objetos urbanos relacionados con el con-

sumo y las nuevas formas de residencia suburbana.

Asimismo, Szajnberg manifiesta acertadamente que las

causas del crecimiento metropolitano en los países de

Latinoamérica son:

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•  las políticas habitacionales, las cuales promovieron 

la radicación de los sectores de ingresos bajos y me-

dios en tierras periféricas;

•  las políticas de transporte masivo, como el ferroca-

rril y la promoción del transporte automotor median-

te autopistas;

•  la naturaleza fragmentada del gobierno, en unidades 

territoriales diferentes dentro de la metrópolis urbana;

•  y las tendencias de la población en materia de esti-

los de vida suburbana, que prioriza el contacto con

la naturaleza y el rechazo de los impactos negativos

de la vida urbana.

Por su parte, Gunter Mertins (2004) describe morfoló-

gicamente el proceso de suburbanización en las ciuda-

des latinoamericanas como la diseminación de un con-

tinuum espacial–urbanístico, en donde no existe ninguna

continuidad espacial entre la ciudad misma y los nuevos

asentamientos suburbanos. Muchos barrios suburbanos

nacen desconectados de la ciudad central como barrios

celulares, en contacto con áreas libres o pueblos peque-

ños, los cuales llegan posteriormente a unir su creci-

miento extensivo.

En cuanto De Mattos (2007), señala que en América La-

tina se produjo una revolución urbana, fomentada por

una modernización capitalista internacional, que provo-

có cambios en la producción económica y en el modo vi-

da urbana. La transformación morfológica de las ciuda-

des latinoamericanas presenta condiciones generales

como la liberación económica, la subsidiaridad estatal,

la automovilización, la intensificación de las comunica-

ciones, etc., que dieron origen al mismo cambio urbano

de los países anglosajones.

Particularmente en Argentina, podemos observar que

el proceso de expansión urbana comenzó a fines del si-

glo XIX con la llegada de inmigrantes, y desde la déca-

da de 1950 estuvo acompañado por la emigración de

población hacia las grandes ciudades desde el interior

del país a causa del crecimiento industrial característi-

co de ese momento histórico. La expansión se dio, prin-

cipalmente, mediante extensiones de la trama urbana

en damero, generando la aparición de nuevos barrios

alrededor de las estaciones de ferrocarril y, en muchos

casos, a la largo de las vías de acceso a las ciudades.

A partir de los años 70, con el gobierno militar se pro-

duce en el país una serie de cambios económicos y so-

ciales tendientes al neoliberalismo que, junto con la ini-

ciación de las políticas de urbanas y normativas del

momento, fomentaron la dispersión urbana.

En los años 90, este proceso de suburbanización se

consolidó mediante especulaciones inmobiliarias inte-

resadas en fomentar, por un lado, los loteos populares

y, por el otro, la inserción de nuevas áreas suburbanas

para la residencia ciudadana de otros sectores de la po-

blación. El producto de esta especulación es la crecien-

te inseguridad urbana y la preferencia por los modelos

de vida en relación con la naturaleza, lo cual originó ba-

rrios cerrados, clubes de campo, grandes centros co-

merciales, áreas especiales para la recreación y el de-

porte y complejos de oficinas. Estos nuevos artefactos

urbanos se articulan mediante la zonificación funcional

y queda afectada un área de la ciudad con relación a

una sola actividad.

Estas nuevas áreas suburbanas, como se mencionó an-

teriormente, fueron fomentadas por la reestructuración

económica, las políticas de ampliación y desregulación,

y los cambios en las tecnologías de la información,

constituyendo así a los territorios periféricos en espa-

cios demandantes de nuevos artefactos urbanos. Cam-

bios promovidos por la iniciativa privada que se convir-

tieron en un modelo a seguir por las grandes ciudades

del país, como son Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y

Rosario.

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el proceso de la ciudad de Buenos Aires

En la ciudad de Buenos Aires, cuyo proceso de subur-

banización resulta comparable al de Rosario –no en su

formación de escala sino en formas de crecimiento–,

dicho proceso se dio a partir de diversos y heterogéneos

acontecimientos. Daniela Szajnberg (2005) distingue

tres etapas diferentes: la primera aconteció a principios

de los años 1900, generada por inmigrantes de secto-

res altos; la segunda se ubica en los años 1940–1960,

y dio lugar a los llamados loteos populares; y la tercera

y última etapa se sitúa entre fines de los años 1980 y

principios de los años 1990, con la nueva suburbaniza-

ción de las elites.

Esa primera etapa no fue muy significativa, ya que

constó de una suburbanización de sectores socioeco-

nómicos altos que se localizaron preferencialmente en

el norte de la ciudad de Buenos Aires. Estos sectores

devienen de descendientes de segundas líneas de in-

migrantes que accedían a la elección de esas tierras pe-

riféricas, a diferencia del resto de la población.

La segunda etapa, mucho más significativa para Buenos

Aires, en los años 40 se vio afectada por el nuevo mode-

lo de desarrollo (la industrialización) instaurado por los

gobiernos peronistas y promovió la suburbanización ma-

siva de trabajadores urbanos. Este modelo fomentó los

nuevos barrios económicos, autoconstruidos y de loteo

popular, situados en las periferias urbanas y dispersos

por todo el territorio en forma desestructurada.

La nacionalización de los ferrocarriles, la migración in-

terna y demográfica, la redistribución de la riqueza y la

adopción de una política de subsidio al transporte urba-

no, consolidaron el modelo de suburbanización de las

áreas periféricas de la ciudad de Buenos Aires. La forma

urbana resultante fueron las villas miseria, cuyo asenta-

miento era irregular, y los loteos populares fomentados

por el gobierno en materia de créditos para la vivienda

familiar. Muchas de estas transformaciones territoriales

no estaban provistas de infraestructura pública ni de ser-

vicios básicos, por lo que llegaron a ser muchas veces si-

tios pocos habitables y con riesgo de inundaciones.

Pírez (1999) afirma que el funcionamiento del merca-

do inmobiliario durante este periodo, prácticamente sin

regulación, ni control estatal, dio como resultado un

crecimiento sin restricciones en tierras que muchas ve-

ces no eran adecuadas, y dejó intersticios desocupados

y situados lejos del centro urbano y de las áreas nacien-

tes como subcentros.

Es así como los anillos de la gran ciudad, primera y se-

gunda corona, se vieron afectados por los nuevos patro-

nes socioterritoriales en busca de nuevos asentamientos

y modelos de vida. El transporte, entonces, facilitaba una

posible residencia periférica, en tierras baratas y aleja-

das del centro, con una vinculación segura con el desa-

rrollo del trabajo industrial.

Hasta los años 60 la transformación de la periferia de

Buenos Aires se formuló sobre la base de estas repre-

sentaciones, y también por estos años comenzó un pro-

ceso lento de construcción de autopistas urbanas.

En la tercera y última etapa, a finales de los años 80 y

principios de los 90, se aceleró el proceso de construc-

ción de las autopistas, otorgando así la particularidad

de incentivar la suburbanización de nuevas áreas peri-

féricas. Estas áreas ya no presentan las características

de las transformaciones socioterritoriales de las déca-

das anteriores sino que están insertas en las transfor-

maciones económicas, culturales y sociales de un país

en vías de desarrollo global.

Las grandes áreas metropolitanas se encuentran en pe-

ríodos de cambios y de desarrollo, son territorios propi-

cios para los nuevos asentamientos industriales y artefac-

tos urbanos. Muchos municipios vecinos alientan estos

desarrollos urbanos capaces de aumentar la recaudación

impositiva y la producción de puestos de trabajo.

Los nuevos servicios y las nuevas pautas de consumo

impulsaron el tratamiento de un novedoso proceso so-

cioterritorial, el cual se identifica por captar a la clase

social alta y fomentar una ruptura en el interior de la

clase social media. Dentro de esta última, se distinguió

la clase social media–alta, lo cual otorgó una identifi-

cación territorial diferente.

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Consecuentemente con este proceso de clasificación

social, las áreas periféricas de la ciudad de Buenos Ai-

res se vieron afectadas por una impulsada promoción

inmobiliaria hacia una posible urbanización y readecua-

ción de estas áreas para el demandado sector social.

Por lo cual se desarrollaron nuevos tipos de urbaniza-

ciones con características cerradas, como los clubes de

campo y los barrios cerrados, cuya finalidad es captar

las demandas específicas de seguridad y la necesidad

de diferenciación social y económica de diferentes sec-

tores sociales.

La referencia al modelo de suburbanización norteame-

ricano fue clave para el diseño de estas áreas, y las au-

topistas son las facilitadoras de la extensión de áreas

residenciales y de su dispersión urbana. Se centró en

un imaginario urbano que destaca los valores paisajís-

ticos, naturales, ecológicos y la seguridad local, lo que

da como resultado barrios con límites precisos y distan-

tes del entorno. La vivienda unifamiliar y la relación con

la naturaleza son los factores promocionales de estas

urbanizaciones, completándose con un equipamiento

básico e infraestructural óptimo para la residencia.

Las políticas urbanas para estas nuevas urbanizaciones

comprenden el cambio de clasificación del suelo de

áreas no urbanizables a áreas urbanizables, encuadrán-

dose legal y normativamente en la Ley de Usos del Sue-

lo de la provincia de Buenos Aires nº 8912 (1977), en

la Ley de Propiedad Horizontal nº 13512 (1948) y en

decretos específicos que elabora cada municipio.

La ciudad de Buenos Aires transformó su periferia en

espacios urbanizables para diferentes sectores sociales

y logró de esta manera la implantación de un modelo

de ciudad dispersa, donde la vivienda unifamiliar y los

espacios suburbanos priman a la hora de elegir la resi-

dencia y en donde el territorio suburbano se configura

como espacio de disputa.

el proceso de la ciudad de Rosario

En la ciudad de Rosario, el proceso de suburbanización

se configuró mediante diversos cambios y funciones en

el área metropolitana producidos a partir de la situación

inicial, ocurrida entre los años 1870–1930, en la que se

consolidaron los centros fundacionales de los poblados

nacidos en torno a las estaciones ferroviarias como una

de las consecuencia de la política agroexportadora que

promovía importantes flujos migratorios europeos.

Un primer cambio es el que se dio entre los años 1940–

1960, surgido del proceso de industrialización sustitu-

tivo de importaciones y caracterizado por importantes

fuentes migratorias internas. Es el período en el que se

aceleró la expansión de la periferia de Rosario, conso-

lidando las áreas más externas y produciendo una den-

sificación del área central.

La etapa comprendida entre 1960–1980, marcada por

el inicio del gradual desmantelamiento del desarrollo

industrial antes mencionado, generó una disminución

de las políticas públicas a nivel urbano y comenzó a co-

brar importancia la privatización del espacio y de los

bienes públicos.

Ya a partir de los años 80 y, principalmente en los 90,

la ciudad quedó articulada con el resto del área metro-

politana, y transformaciones como el saneamiento de

la cuenca inundable del arroyo Ludueña, la formaliza-

ción de parques regionales, la localización de grandes

centros comerciales, la concentración de equipamien-

tos recreativos y deportivos, etc., revalorizaron a la pe-

riferia rosarina.

Ésta se caracterizaba anteriormente por contener dos

tipos de situaciones representativas. Una de ellas eran

los loteos destinados a familias de bajos ingresos, que

ocupaban lentamente el espacio mediante operaciones

de autoconstrucción. Estos loteos se levantaban en áreas

de escasos servicios infraestructurales y con materiali-

zación precaria. Otra situación eran los conjuntos de vi-

viendas formuladas por las actuaciones públicas, que

proyectaban grandes conjuntos habitacionales con la

incorporación de equipamientos colectivos. Y, por últi-

mo, se presentaban unos pocos asentamientos irregu-

lares y algunos grandes establecimientos productivos y

depósitos.

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La ciudad de Rosario sólo contaba con un área residen-

cial periférica de sectores de altos ingresos, situada en

el sector oeste de la ciudad. La misma era de antigua

formación y, originalmente, era un poblado autónomo,

al cual el crecimiento urbano de la ciudad absorbió con

el tiempo.

Rosario y su área metropolitana han sido tradicional-

mente una zona de importante presencia industrial y co-

mercial. A mediados de los años 90, experimentó un

cambio significativo con la construcción de autopistas,

puentes, y nuevas vías de acceso, jerarquizando deter-

minadas zonas que anteriormente eran de uso portua-

rio. Al mismo tiempo, decayó la actividad portuaria y la

producción debido a nuevos rumbos económicos de

nuestro país, lo cual impulsó el desarrollo de la activi-

dad terciaria (comercios y servicios), que fue consoli-

dándose desde ese momento y logró aumentar los pues-

tos de trabajo y potenciar los recursos de la ciudad.

Uno de los ejemplos más importantes fue los instrumen-

tos de regulación de la periferia, con la creación del Plan

Director, las ordenanzas de áreas inundables, las normas

urbanísticas particulares del trazado oficial, la ordenan-

za para la localización, proyecto y ejecución de conjun-

tos habitacionales y la ordenanza de urbanizaciones.

Según Alicia Mateos (1999), la transformación del área

periférica de la ciudad de Rosario se desarrolló en tor-

no a la idea de la «no ciudad», donde existía un espa-

cio de variados usos y convivían los distintos ámbitos

de residencia (bajos y altos ingresos) con los nuevos es-

pacios comerciales, recreativos y de servicios.

Los cambios en la modernización de las infraestructu-

ras económicas, el desarrollo de las infraestructuras de

soporte, la reconversión industrial y de servicios, las

nuevas formas de urbanización y un evidente desequi-

librio social, fueron los factores claves para la transfor-

mación de la periferia rosarina.

El mayor dinamismo y los mayores cambios en la peri-

feria urbana se observaron en el tramo sur, la mayor

cantidad de operaciones de vivienda publica y el incre-

mento y crecimiento de los asentamientos irregulares;

y en el tramo noroeste y oeste, la localización de gran-

des centros comerciales y recreativos situados en los

nudos de articulación de la ciudad con el territorio más

próximo junto con intervenciones residenciales de ca-

rácter privado. El tramo oeste de la ciudad de Rosario,

en materia residencial y de servicios complementarios,

comenzó a concentrar importantes intervenciones resi-

denciales, incentivados por actores privados capaces

de observar el espacio periférico como un espacio de

nuevos emprendimientos urbanos (visión especulativa

inmobiliaria). Así, los nuevos loteos periféricos de la ciu-

dad constituyeron la expansión de uno de los barrios

jardines más tradicionales de la ciudad (Fisherton).

Los cambios en los estilos de vida de los sectores de la

población de ingresos medios, medio–altos y altos, fo-

mentaron demandas específicas de seguridad y de nue-

vos modelos de núcleos residenciales, junto con los cam-

bios en las pautas de consumo, los recientes desarrollos

de las comunicaciones, y las proyecciones inmobiliarias,

que demandaron nuevas tendencias en la construcción

de la vivienda permanente. Estas nuevas tendencias in-

cluyeron la búsqueda de mejores condiciones de cali-

dad de vida, la elección de la vivienda unifamiliar y una

relación más directa con la naturaleza.

La motivación urbanística que se desarrolló en el sec-

tor oeste de la ciudad comenzó a repercutir en ciuda-

des vecinas como Funes y Roldán, las que presentaban

un origen estrechamente vinculado a la instalación del

ferrocarril, que interconectaba la ciudad de Rosario con

la ciudad de Córdoba, e implantaban la radicación de

viviendas de fin de semana para la población regional.

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ReSULtADOS

el proceso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario

El Cordón Oeste Metropolitano de Rosario se presenta

como un área de desarrollo urbano intenso vinculada a

la producción de nuevos modelos de residencias unifa-

miliares. Este sector, que comenzó con pequeñas inter-

venciones inmobiliarias, de venta de loteos de fines de

semana para la recreación de fin de semana de los re-

sidentes de Rosario a principios de los años 60, se con-

solida a través del tiempo y por los años 90 como un

área preferencial a la hora de buscar una nueva resi-

dencia, con grandes espacios verdes, aire puro y una

vida más en contacto con la naturaleza.

Se adjunta el primer registro gráfico del Área Metropo-

litana de Rosario formulado en el año 1991, incluyen-

do el Cordón Oeste Metropolitano, con la finalidad de

obtener un reconocimiento de la transformación urba-

na y metropolitana de la región Rosario (Fig. 1).

En esta figura se representan las fisonomías urbanas

locales de ese tiempo, se observan las relaciones físi-

cas y comunicacionales de la región y se incluyen los

límites distritales, las expresiones naturales del suelo,

las áreas urbanas consolidadas y los espacios vacantes,

como las áreas rurales productivas. Producto de la ela-

boración actual, se adjunta de igual modo la (Fig. 2),

que representa más apropiadamente la relación física

y funcional que enseñan las localidades del Cordón Oes-

te Metropolitano y su vinculación, luego de 20 años,

con la ciudad central de Rosario.

En esta actual figura se pueden visualizar mejor y más

detalladamente las vías de comunicación territorial y

particular del sector, los límites distritales pertinentes

y las fisonomías urbanas respectivas. De esta manera,

se observa que la masa urbana consolidada entre am-

bas localidades y su relación con la ciudad de Rosario

se ha unido hasta llegar a formar y a representar una

continuidad urbana. Así, se exhibe que la fisonomía del

Cordón Oeste Metropolitano de Rosario exterioriza una

forma urbana longitudinal y extensa que sigue las tra-

zas comunicacionales de la región y se encuentra en

continuo crecimiento. Esta fisonomía urbana está ro-

deada por grandes extensiones rurales, las cuales pre-

sentan actualmente actividades productivas y, según

las normativas urbanas locales, siguen siendo áreas no

urbanizadas.

Las ciudades que integran el Cordón Oeste Metropoli-

tano de Rosario, Funes y Roldán, se manifiestan en di-

ferentes modalidades de suburbanización, como los mo-

delos de ciudad dispersa y algunas de las características

de los modelos de ciudad jardín. Estos modelos son ve-

rificados en la forma de ocupación del suelo urbano de

ambas ciudades, conformando así un territorio muy ex-

tenso con bajas densidades de población urbana. De la

misma manera, sus particularidades paisajísticas y am-

bientales recrean un ambiente privilegiado para la re-

creación y la vida más en contacto con el aire libre.

La forma o el modo de crecimiento del Cordón Oeste

Metropolitano se configura en primera instancia por la

presencia del ferrocarril Rosario–Córdoba de modo par-

ticular en cada localidad, presentándose originalmente

grandes extensiones rurales con un núcleo urbano–po-

blacional que rodeaba las estaciones ferroviarias. Pero

su mayor incremento poblacional se vio afectado luego

por la interrelación física–funcional que presenta con

la ciudad de Rosario y su región, promocionándose así

como un área de gran valor ambiental y recreativo pa-

ra el descanso de fin de semana de la región.

La localidad de Funes posee una extensión urbana or-

togonal y casi simétrica con relación a su eje fundacio-

nal, que comenzó a extenderse hacia el sur con la pa-

vimentación de la Ruta Nacional nº 9, coincidiendo con

el ferrocarril en su estructura longitudinal. La urbaniza-

ción se desarrolló, entonces, con una clara tensión li-

neal este–oeste, en el mismo sentido de las trazas via-

les y ferroviarias, siendo hechos primarios de la ciudad.

Estas urbanizaciones constituyeron un continuo urbano

que comienza en el Arroyo Ludueña (parcialmente lími-

te del municipio Rosario), se extiende hacia el oeste y lle-

ga hasta la localidad de Roldán, lo cual da como resul-

tado un área urbanizada muy extensa, con baja densidad

y con bajos niveles de dotación infraestructural. También

dentro de su extensión hacia el sur, aunque más recien-

temente tuvo mucha influencia otro componente vial: la

creación del tramo (Avenida Circunvalación–Carcarañá)

de la autopista Rosario–Córdoba, que actualmente ya se

extiende hasta la ciudad de Córdoba.

La localidad de Roldán presenta una extensión urbana

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Figura 1 | Primer registro gráfico del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario (1991) Fuente: investigación elaborada por la Secretaría de Desarrollo de Planeamiento Urbano y Control de Gestión de la Prov. de Santa Fe. Arq.

Adrián Caballero (1991).

Figura 2 | Plano actual del área metropolitana de la ciudad de Rosario (2012)

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de trazado ortogonal y simétrico a su eje fundacional,

originado también por las líneas del ferrocarril, los cua-

les son hechos primarios de la ciudad. La extensión se

inició hacia el norte respetando su trazado original, y

su extensión hacia el sur, en cambio, se proyecto de

manera semicircular, alterando su fisonomía. Su evolu-

ción urbana se produjo sobre la Ruta Nacional nº 9 y

llega hasta el límite este de esta localidad con la de Fu-

nes, límite que presenta un corte urbano causado por

el cruce perpendicular de la Ruta Nacional nº AO12. Es-

ta extensión confeccionó un continuum urbano entre

ambas localidades que luego, más tardíamente, produ-

jo hacia el norte la urbanización por la mencionada Ru-

ta Nacional nº AO12. La urbanización resultante era

muy extensa, con baja densidad y también con bajos

niveles de dotación infraestructural.

El crecimiento general del territorio se originó de una

manera discontinua, y por lo tanto es un modo de cre-

cimiento caracterizable como la expansión a saltos, el

cual se desarrolla sin continuidad alguna con los cas-

cos fundacionales. Esta manera de crecimiento desor-

denado del territorio, producto de las ventas inmobilia-

rias de nuevos loteos para el sector, dio como resultado

un área de poca regulación y planificación urbana y lo-

gró generar grandes aéreas intersticiales de poco com-

pletamiento urbano (Bragos, 2003).

Es así que los agentes inmobiliarios o los diferentes ac-

tores privados han observado de manera especulativa es-

ta situación para poder proyectar y promocionar nuevas

aéreas urbanizables y completar los grandes intersticios

urbanos. La motivación de generar nuevos espacios re-

sidenciales estaba vinculada a la oferta de viviendas de

fin de semana para solventar las demandas rosarinas, las

cuales, un período más tarde, se volcaron a promocionar

viviendas para residentes definitivos.

Para poder comprobar cuantitativamente el proceso de

transformación del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-

sario, se adjunta el Cuadro 1. Allí se puede observar,

por cada localidad, la población registrada en los cen-

sos, el crecimiento demográfico, el crecimiento migra-

torio, la superficie, y el cálculo resultante de la densi-

dad de población.

Si bien este cuadro representa cuantitativamente el au-

mento de población de ambas localidades, no incorpo-

ra exhaustivamente el incremento respecto de fines de

semana que representa el Cordón Oeste Metropolitano

de Rosario para la región. Este incremento varía signi-

ficativamente casi en un 30% los días de fines de se-

mana gracias a la llegada de visitantes a las viviendas

de segunda residencias, y es así como tampoco repre-

senta el aumento duplicativo de población los meses

de veraneo en la región. Para completar este registro

cuantitativo, se necesitaría contar con la nueva presen-

tación del censo 2010, el cual se encuentra en cons-

trucción permanente.

Las localidades de Funes y Roldán, sumergidas en este

incremento poblacional, comenzaron también a incre-

mentar el registro oficial en los movimientos de obras

particulares, por lo cual se llevó a cabo un rastreo de los

registros efectuados en cada localidad desde el año

2000 hasta 2010, teniendo como asiento el reconoci-

miento de diez años de incremento urbano–territorial.

Para ello se adjunta el registro de las dos localidades con

la finalidad de reflejar el progresivo crecimiento.

En el Cuadro 2 mostramos el registro de obras particu-

lares de la localidad de Funes, el cual nos indica que

entre los años 2000 y 2010 existió un aumento cons-

tante de registros municipales, de un 300% en 10

años. Se puede observar también que el incremento

promedio que varía año a año se eleva en primera ins-

tancia un 100% y luego se incrementa porcentualmen-

te un 20% de manera gradual.

De la misma manera, se adjunta en el Cuadro 3 el re-

gistro de obras particulares de la localidad de Roldán,

el cual nos indica que entre los años 2000 y 2010 exis-

tió un aumento constante de registros municipales, in-

crementándose de igual modo un 300% en 10 años.

Se puede advertir también que el incremento promedio

que varía año a año, en primera instancia, decae un po-

co, llega a elevarse posteriormente un 100% y luego se

incrementa porcentualmente un 10% o 15% de mane-

ra gradual.

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FunesRoldán

Fuente: elaboración propia con datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda. INDEC, período 1991–2001.

8.2709382

14.75011.468

64,822,2

26,712,6

100114

147,50100,61

Población 1991(hab.)

Población 2001(hab.)

CrecimientoDemográfico (%)

Crecimientomigratorio (%)

Superficie(km²)

Densidad de Población (hab/km²)

Localidad

CUADRO Nº1 | Población, crecimiento, superficie y densidad del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.

20002001200220032004200520062007200820092010

Fuente: elaboración propia con datos obtenidos del registro de Obras Particulares de la localidad de Funes. Período 2000–2010.

101149129247268282572432456484522

96110103126422476360225201298339

14163333447285

102188104

74

86152133175164142

895218

96

000226

1719321310

297427403583900978

1.123830895908951

Obra Nueva Regularización Mensura Anteproyecto Demolición TotalesAños Registrados

CUADRO Nº2 | Registro de los movimientos de obras particulares en la localidad de Funes.

20002001200220032004200520062007200820092010

Fuente: elaboración propia con datos obtenidos del registro de Obras Particulares de la localidad de Roldán. Período 2000–2010.

51223435452888769

126156

342773

100133137127104127

80107

169

141515

84136414033

3626441832152912

920

31110020310

9475

155177234212287239249249296

Obra Nueva Regularización Mensura Anteproyecto Demolición TotalesAños Registrados

CUADRO Nº3 | Registro de los movimientos de obras particulares en la localidad de Roldán.

Cuadro 1 | Población, crecimiento, superficie y densidad del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.

Cuadro 2 | Registro de Obras Particulares de la localidad de Funes.

Cuadro 3 | Registro de Obras Particulares de la localidad de Roldán.

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Dentro de esta misma lógica se puede deducir que año

a año el Cordón Oeste Metropolitano posee un aumen-

to de población gradual ascendente, el cual se refleja

en la regularización de casas de fin de semana o en la

construcción de nuevas casas para la residencia per-

manente o de fin de semana.

Consecuentemente, el incremento de las actividades co-

merciales y de servicios evidencia también este creci-

miento poblacional manifestado para el abastecimiento

de las necesidades ocasionales o para las necesidades

de nuevos residentes locales. Este incremento se ve ex-

presado en la incorporación de nuevos negocios a lo lar-

go de las rutas comunicacionales. (Fig. 3)

Este Cordón exterioriza los sectores comerciales y de

servicios, ubicados en las aéreas más céntricas a los

cascos urbanos fundacionales o en su mayor distinción

en las longitudes de las Rutas n° 9 y n° AO12. Muchos

sectores han encontrado en las localidades facilidades

de inserción laboral a la gran demanda poblacional cer-

cana a Rosario. De igual modo, su equipamiento comu-

nitario y su potencial desarrollo local se encuentran en

constante evolución urbana.

Haciendo alusión a las particularidades paisajísticas y

ambientales originales del territorio, que generan un

atractivo significativo hacia ambas localidades y han

aportando un valor agregado al modo de urbanización

disperso en el cual se han desarrollado. Esto se ve re-

flejado en el modelo de expansión urbana antes expli-

cada, el urban sprawl, que representa la idea de una vi-

da nueva y alejada de los centros urbanos. Es así como

comenzó a existir en el imaginario de los ciudadanos de

la ciudad central (Rosario) la idea de vivir en un sitio di-

ferente, con grandes espacios libres y la posibilidad de

poseer una vivienda unifamiliar nueva y gozar de una

relación más directa con la naturaleza.

Las localidades del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-

sario exhiben las características paisajísticas y ambien-

tales como las siguientes (Figs. 4 y 5).

•  presencia de grandes espacios verdes;

•  presencia de asoleamiento y aire puro;

•  paisaje forestal con variedad de especies; 

•  mayoría de calles sin asfaltar, con un pequeño esta-

bilizado;

•  viviendas unifamiliares;

•  mayor contacto con la naturaleza.

Visto el panorama paisajístico y ambiental, se desarro-

lló un atractivo significativo para la búsqueda de nue-

vos tipos de residencias para la región, se absorbieron

las beneficiosas condiciones locales y se incorporaron

equipamientos urbanos para el diseño integral de nue-

vas residencias urbanas. Las transformaciones urbanas

se materializaron en la incorporación de nuevos loteos

para las localidades focalizados en la venta de vivien-

das permanentes o segundas residencias para rosari-

nos, loteos que fueron modificando la estructura terri-

torial urbana local y ampliando el territorio urbanizado.

Las ciudades no sólo incorporaron el modelo de creci-

miento disperso sino también características del mode-

lo de ciudades jardines gracias a las afortunadas con-

diciones naturales locales antes mencionadas.

Estas transformaciones urbanas también representan

una modalidad nueva de urbanización en el territorio

llamada urbanización privada, como son, por ejemplo,

los barrios cerrados o los clubes de campo. Las nuevas

modalidades de urbanización incorporaron caracterís-

ticas diferentes para las localidades como la construc-

ción de equipamientos comunitarios, una seguridad in-

terna y la condición de ser un territorio privado. Se

observa de esta manera (Fig. 6) una visión de transfor-

mación del ambiente original de la localidad hacia un

nuevo tipo de construcción determinada por los tiem-

pos de hoy.

La investigación registra al presente más de 25 barrios

proyectados y en ejecución en la localidad de Funes y

más de 17 barrios proyectados y en ejecución en la lo-

calidad de Roldán, los cuales configuran las nuevas ur-

banizaciones del Cordón Oeste Metropolitano de Rosa-

rio y nos dan como resultado las nuevas fisonomías

urbanas actuales. Muchas de estas urbanizaciones se

diferencian en su estructura morfológica por ser abier-

tas, privadas y/o cerradas y de completamientos (loteos

más pequeños).

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Figura 3 | Imágenes de comercios sobre la Ruta Nacional nº 9 a la altura de la localidad de Funes. Fuente: http://www.google.com.ar/

images?q=imagenes+de+comercios+por+ruta+9+funes+santa+fe

Figura 4 y 5 | Imágenes características de los barrios de la localidad de Funes. Fuente: Bragos y Vassallo (2005).

Figura 6 | Imagen de uno de los barrios de la cadena Funes Hills. Barrio cerrado. Fuente:

Bragos y Vassallo (2005).

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120

Se advierte que la manera de proyectar tanto las nue-

vas urbanizaciones como el estudio de la configuración

urbana original de las ciudades se determina en la par-

celación de campos limítrofes a los cascos urbanos, y

se logra así transformar las tierras rurales en urbanas.

Esta forma de construcción de ciudad se ve represen-

tada en la nueva confección del plano del Cordón Oes-

te Metropolitano, junto con el reconocimiento de las

nuevas urbanizaciones locales (Fig. 7). Esta figura nos

demuestra que la extensión urbana de ambas localida-

des se encuentra en continuo crecimiento, siguiendo

las trazas viales de comunicación con la ciudad de Ro-

sario y la región.

Dentro de esta misma lógica, se expone que el caso del

Cordón Oeste Metropolitano de Rosario se vio afectado

por contener diferentes situaciones de completamien-

to urbano en su territorio, tanto en las ciudades de Fu-

nes y de Roldán como en el sector oeste de la ciudad

de Rosario (barrio Fisherton). Su resultado fue la pro-

longación de sus plantas urbanas que, junto con las

nuevas urbanizaciones, se extendieron hasta los lími-

tes distritales, lo que dio como resultado un área de

continuo urbano disperso.

A modo de resumen, se puede decir que la localidad de

Funes hasta el momento presenta un 70% en superfi-

cie rural y un 30% en superficie urbana, mientras que

la localidad de Roldán posee un 80% de superficie ru-

ral y un 20% de superficie urbana, siendo Funes la lo-

calidad más próxima a la ciudad de Rosario. Sus moda-

lidades de crecimiento se encuentran reflejadas en los

párrafos anteriores, con el aporte en esta ocasión del

modo de reglamentación y registro de edificación urba-

na. Según los registros municipales, los parámetros de

edificación son muy bajos; en ambas localidades se

presenta un FOS de 0,15 hasta 0,60 y un FOT de 0,50

hasta 2, y se exhiben alturas de planta baja y un piso y

en áreas céntricas planta baja y dos pisos. En los ba-

rrios con características privadas existe un reglamento

de edificación interno cuyos parámetros también refle-

jan una baja edificación y un FOS similar.

Esta reglamentación urbana sustenta el modo de vida

suburbano, con amplios espacios con jardín, fomento

del contacto recreativo con la naturaleza, la vida al ai-

re libre, e implantándose así el crecimiento urbano disper-

so del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario, exteriori-

zando una extensión progresiva de la masa constructiva

urbana hacia los límites distritales rurales.

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Figura 7 | Nuevo plano del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario

Fuente: elaboración propia sobre base catastral del área metropolitana de la ciudad de Rosario. Reconocimiento de las nuevas fisonomías urbanas.

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CONCLUSIONeS

A modo de conclusión, se puede reconocer que el mo-

delo de ciudad compacta y multifuncional de larga tra-

dición en la historia de los asentamientos humanos ha

cambiado sustancialmente a causa de una serie de fac-

tores, como la aparición de nuevas tecnologías de in-

formación, la reestructuración económica –iniciada a

partir de la crisis capitalista de mediados de los años

70–, y las nuevas pautas de consumo. Estos aspectos

incidieron sobre el escenario social, político, cultural y

económico del crecimiento urbano de las ciudades, en

donde el espacio de los flujos comenzó a ubicarse en

un lugar importante dando como resultado una nueva

expresión territorial que podría encuadrarse en un nue-

vo modelo: el de la expansión urbana dispersa. Según

Monclús (1998), la ciudad se expande junto con la so-

ciedad misma, buscando el paisaje rural y transformán-

dolo en urbano.

El actual proceso de globalización ha ido afianzando una

nueva lógica de producción en redes en la cual este pa-

trón de crecimiento urbano se convirtió en un modelo a

seguir en determinadas ciudades. En este contexto, se

manifestó un conjunto de funciones y actividades nue-

vas en la ciudad como resultado de la creciente amplia-

ción de profesionales altamente calificados, cuya base

son la inteligencia y la información. Estas nuevas fun-

ciones y actividades se materializaron en nuevos arte-

factos urbanos significativos localizados dentro de un

territorio metropolitano en donde la morfología urbana

emergente origina nuevas centralidades.

Consecuentemente, el proceso de desarrollo urbano de

las ciudades ha comenzado a experimentar nuevos arte-

factos urbanos, como conjuntos residenciales, comple-

jos industriales, ciudades satélites, y cambios urbanos

significativos, como la transformación de ciudades pe-

queñas y medianas e incluso de núcleos rurales cerca-

nos, en donde se convierten en unidades dependientes

de la gran ciudad metropolitana. La revolución urbana

global ha enfatizado estos cambios para poder desarro-

llarlos aún más en las ciudades de hoy.

Por consiguiente, la expansión urbana de las ciudades

posee una íntima relación con el desarrollo de grandes

infraestructuras viarias, los cambios en el estilo de vida

y las nuevas pautas de consumo (De Mattos, 2002).

Así, gracias al mejoramiento de la vinculación del Cor-

dón Oeste Metropolitano de Rosario mediante diferen-

tes vías de comunicación (avenidas, rutas, autopistas),

muchos sectores medios y altos de la población rosarina

se trasladaron a vivir allí en los últimos años, otorgando

a las localidades las características de verdaderas ciu-

dades dormitorios dentro de la región, relacionándose

por sus actividades laborales, principalmente con la ciu-

dad de Rosario. Los cambios demográficos y las nuevas

modalidades de urbanización dispersas inciden de ma-

nera directa en la configuración de una nueva estructu-

ra físico–funcional que relaciona a Rosario con el Cor-

dón Oeste Metropolitano e incorpora nuevas demandas

de viviendas y servicios terciarios. Esta modalidad, ac-

tualmente, no sólo alberga a los sectores altos y medios

sino que también trata de integrar a los sectores de

menor poder adquisitivo con loteos más económicos y

mediante la venta a largo plazo en los nuevos barrios

proyectados.

De igual modo, y según Bryant (1982), la dispersión de

la ciudad es la característica que define a la nueva urba-

nización presente, la cual se encuentra más reflejada en

sociedades occidentales. Su crecimiento espacial es po-

larizado y fomentado por las economías de aglomeración.

Asimismo, se reconoce a la suburbanización en las ciu-

dades como el patrón de desarrollo urbano de las metró-

polis actuales, modifica la idea de ciudad compacta tra-

dicional y multifuncional para materializarse en ciudad

dispersa. La dinámica urbana actual demandante mues-

tra nuevas competencias y roles hacia las ciudades que

la integran, en donde cada una emprende la tarea de po-

der subsistir e integrarse de manera acorde con la absor-

ción de la gran metrópoli, por lo cual muchas ciudades

manifiestan nuevas modalidades de extensión urbana y

se modifican su idea de ciudad y sus instrumentos de or-

denación urbanística para poder absorber las nuevas de-

mandas metropolitanas.

A modo de reflexión, se puede decir que el crecimiento

de las ciudades dispersas presenta hoy en día un conti-

nuo ideal a transmitir y a asimilar por varias ciudades en

vías de crecimiento y desarrollo poblacional, incorporan-

do el modo de extensión urbana como la forma más acor-

de al ideal urbano, formulado por los grandes actores

inmobiliarios y aceptado por las gestiones urbanas loca-

les. El estudio y la compresión de este modelo de ciu-

dad dispersa intentan demostrar el actual modelo adop-

tado por el Cordón Oeste Metropolitano como forma de

crecimiento e implantación urbana y regional.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BRAGOS, O.: «La formación de la periferia en un conglomerado urbano. El caso de la comuna de Roldán

(Conglomerado del Gran Rosario).» Centro Universitario Rosario de Investigaciones Urbanas y Regionales

(CURDIUR); 1991.

BRAGOS, O.; MAteOS. A.; PONtONI, S. y vASSALLO, O.: «Políticas urbanas y nuevos roles de ciudad frente a

las transformaciones metropolitanas.» En Bragos, O; Ribeiro, L.C. de Q. (eds.): Territorios en transición.

Políticas públicas y transformaciones metropolitanas. Rosario: Editorial Universidad Nacional de Rosario,

pp. 71–106; 2003.

BRAGOS, O.; MAteOS, A.; PONtONI, S. y vASSALLO, O.: «La capacidad de gestión territorial en municipios

pequeños y medianos del área metropolitana de Rosario: los casos de Funes y Pérez.» Presentado en III

Seminario CIFOT. Publicado en CD. Mendoza; 2005.

CABALLeRO, A.: Extensión Metropolitana de Rosario. Proceso de formación urbano–territorial y dinámica de

transformación. Rosario; 1992.

De MAttOS, C.A.: Modernización capitalista y revolución urbana en America Latina: cinco tendencias genéricas.

Santiago de Chile; 2007.

MAteOS, A.: Transformaciones recientes en la Periferia de Rosario. Identificación y Caracterización de Procesos

y Tendencias. (CURDIUR); 1999.

MONCLÚS, j.: La ciudad dispersa. Suburbanización y nuevas periferias. Barcelona: Monclús. Centro de Cultura

Contemporánea; 1998.

SZAjNBeRG, D.: La suburbanización. Partidarios y detractores del crecimiento urbano por derrame. Buenos

Aires: FADU; 2005.

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124

existência e inexistência de cercamento, segurança e acessibilidade de parques urbanos.

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Este trabalho tem como objetivo avaliar a influência da presença ou ausência de

cercamento de parques públicos urbanos na percepção dos usuários em relação a

segurança dos usuários (do interior e exterior dos parques) e do patrimônio públi-

co, bem como na acessibilidade desses espaços e os efeitos causados por este no

uso e apropriação dos espaços internos dos parques. Para tanto, foram avaliados

dois parques de Porto Alegre–RS, quais sejam o Parque Farroupilha e o Parque Ger-

mânia. Os principais resultados evidenciam que a percepção de segurança não é

influenciada pela falta de cercamento em parques abertos, ao contrário do que oco-

rre em parques fechados. Os usuários de parques fechados associam a presença

de cercamento na preservação do patrimônio público, sendo que em parques aber-

tos essa avaliação varia em relação ao tipo de usuário. Além disso, os tipos de ati-

vidades realizadas pelos usuários de parques abertos, assim como a proximidade

da residência, tanto em parques fechados como em abertos, são fatores que in-

fluenciam na avaliação de acessibilidade de parques urbanos.

Presence or absence of fencing, security and accessibility of urban parks

This study aims to evaluate the influence of the presence or absence of fencing of

urban public parks in the users’ perception regarding the users’ safety (inside and

outside the parks) and public property, as well as the accessibility of these spaces

and the effects caused by this use and ownership of the internal spaces of the

parks. Thus, were evaluated two parks in Porto Alegre, which are the Farroupilha

Park and Germania Park. The main results show that the safety’ perception is not

influenced by the lack of fencing in the open parks, contrary to what occurs in clo-

sed parks. Closed park’s users associate the presence of fencing on the preserva-

tion of public property, and in open parks this evaluation varies with the users’ ty-

pe. Furthermore, the activities’ types performed by users of open parks, and the

proximity of the residence, both in closed and in open parks, are factors that in-

fluence the evaluation of urban parks’ accessibility.

Autor

Arq. Mestranda Débora Gregoletto

PROPUR, UFRGS, Brasil.

Arq. Mestranda Thaís Caetano Bochi

PROPUR, UFRGS, Brasil.

Bacharel Mestranda Fernanda Costa da Silva

PROPUR, UFRGS, Brasil.

Prof. Antônio tarcísio Reis

Faculdade de Arquitetura, PROPUR, UFRGS,

Brasil.

Palavras–chave

Uso

Apropriação

Patrimônio público

Percepção

Segurança

Avaliação

Key words

Use

Ownership

Public property

Perception

Safety

Evaluation

Page 126: arquisur_n03

126

INtRODUçãO

Os parques urbanos são considerados espaços importan-

tes para a dinâmica de uma cidade, visto proporciona-

rem ambientes para uso variado, além de promoverem a

sociabilidade. Não obstante, influenciam no estabeleci-

mento de conexões entre diferentes áreas de seus en-

tornos. A acessibilidade pode ser considerada como uma

condição imprescindível para o uso e apropriação dos

parques urbanos (CARR et al., 1995), visto que espaços

públicos acessíveis permitem a percepção adequada de

estímulos ambientais, a possibilidade de se mover atra-

vés de tais espaços, o uso para atividades variadas e a

execução destas com conforto, autonomia e segurança

(CASARIN et al., 2011). Em complemento, vários estu-

dos, como os de Marcus e Francis (1998) e os verifica-

dos no grupo de estudos Project for Public Space (PPS,

2011), afirmam que o sucesso de um espaço público,

incluindo-se os parques urbanos, depende também da

quantidade, da tipologia e da qualidade de conexões

existentes ao seu redor, aspectos estes que facilitam ou

inibem o acesso.

Adicionalmente, estudos indicam que a rua deve estar

plenamente integrada aos espaços de lazer, sendo ele-

mento capaz de agregar qualidade nas relações de so-

ciabilidade entre os usuários (FRANCIS, 2003; JACOBS,

2000; SANTOS, 1981; WHITE, 1988). Ainda, parece

que o não cercamento é que realmente poderia trazer be-

nefícios para a população, facilitando a acessibilidade

aos espaços públicos e áreas verdes, e a interação social

(REED, 2012). Entretanto, cercamentos e propostas de

cercamento de parques urbanos têm ocorrido em várias

cidades de distintos países, tais como Buenos Aires e

Porto Alegre (BRASIL, 2006; REED, 2012). Na realida-

de brasileira é reincidente o número de propostas de ges-

tores públicos para o cercamento de parques urbanos

(BRASIL, 2003; 2005; 2006), mediante o argumento

da necessidade de um controle maior sobre esses espa-

ços, através de barreiras físicas, a fim de se evitarem atos

de depredação do patrimônio e que atentem à seguran-

ça dos usuários. Contudo, tais propostas carecem de evi-

dências baseadas nas percepções dos usuários e nos

usos de parques urbanos que sustentem a necessidade

de cercamento de tais parques.

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Assim, é objetivo deste trabalho avaliar, através da per-

cepção dos usuários, a influência da presença ou ausên-

cia de cercamento de parques públicos urbanos: (i) em

relação à segurança dos usuários do interior e exterior

dos parques; (ii) em relação à preservação do patrimô-

nio público; (iii) quanto à acessibilidade aos parques e

os efeitos causados no uso e apropriação dos seus es-

paços internos.

MetODOLOGIA

Conforme os objetivos deste trabalho foi realizado estudo

comparativo entre dois parques públicos urbanos da cida-

de de Porto Alegre, capital do estado do Rio Grande do Sul

- Parque Farroupilha e Parque Germânia. O primeiro, tam-

bém conhecido popularmente como Redenção, está loca-

lizado no Bairro Farroupilha, mais próximo ao centro da ci-

dade, tem área de 69 hectares e não possui cercamento.

Já o Parque Germânia, localizado no Bairro Vila Ipiranga,

mais distante do centro da cidade, é formado por 15,11

hectares e possui cercamento nos seus limites, com sete

portões de acesso, abertos diariamente das 6:30 às 22:00

horas (Figura 1).

Os parques Farroupilha (Figuras 2 a 6) e Germânia (Fi-

guras 7 a 11) apresentam uma população de usuários

assíduos e eventuais, variando bastante sua quantidade

nos dias úteis em relação a feriados e finais de semana.

Conforme dados das gerências de cada parque, cerca

de cinco mil pessoas frequentam diariamente o Parque

Farroupilha de segunda a sexta-feira, e, cerca de trezen-

tas mil pessoas durante os finais de semana. Já no Par-

que Germânia esse número diminui para aproximada-

mente mil pessoas durante a semana e entre cinco a

oito mil pessoas aos finais de semana e feriados.

Como procedimentos metodológicos foram realizados

levantamento de arquivo e levantamento de campo. O

levantamento de arquivo correspondeu à revisão da li-

teratura pertinente ao tema, bem como à coleta de in-

formações em instituições afins, de forma a se obterem

dados sobre os dois parques; as informações obtidas

desse tipo de levantamento são relevantes para deter-

minar o ponto de partida da avaliação do ambiente ur-

bano e do próprio levantamento de campo (REIS; LAY,

1995). O trabalho de campo abrangeu aplicação de

questionários aos usuários dos espaços analisados, vi-

sando a análise quantitativa de dados obtidos através

Page 127: arquisur_n03

127

Figura 1 | Área urbana (parcial) de Porto Alegre com a localização dos dois parques estudados. Fonte: Google

Earth, data da imagem: 2012Figura 2 | Parque Farroupilha, vista aérea.

Fonte: Google Maps, data da imagem: 2012

Figura 7 | Parque Germânia, vista aérea. Fonte: Google Maps, data da imagem: 2012

Figura 3, 4 y 5 | Parque Farroupilha, interior. Fonte: autores.

Figura 8, 9 y 10 | Parque Germânia, interior. Fonte: autores.

Figura 6 | Parque Farroupilha, relação com a via pública. Fonte: autores

Figura 11 | Parque Germânia, relação com a via pública. Fonte: autores

Page 128: arquisur_n03

128

de uma quantidade expressiva de respondentes (RUIZ,

1988) e possibilitando a comparação das respostas a um

conjunto de questões dadas por diferentes grupos de

pessoas. Os questionários foram disponibilizados virtu-

almente, com endereço de acesso informado em panfle-

tos, os quais foram distribuídos aos presentes nos par-

ques e em formato de cartas impressas, distribuídas em

caixas de correios nas residências de entorno dos espa-

ços estudados. Em complemento, o endereço virtual dos

questionários também foi disponibilizado em redes so-

ciais e via e-mail, possibilitando ampliação de participa-

ção na pesquisa. Os respondentes foram divididos em

dois grupos: usuários do parque que residem nas suas

imediações, e usuários do parque que não residem nas

imediações.

A coleta de dados dos questionários foi realizada du-

rante o mês de novembro de 2011 e abrangeu 132 usu-

ários, entre residentes e não residentes nas imediações

de ambos os parques (Tabela 01).

As informações obtidas nos questionários foram tabula-

das no programa estatístico Statistical Package for So-

cial Sciences – SPSS. Foram realizados testes estatís-

ticos não paramétricos, como frequências, tabulações

cruzadas entre variáveis nominais, testes Kruskal–Wallis,

Mann–Whitney e Kendall W entre variáveis nominais e

ordinais e testes Spearman entre as variáveis ordinais,

com a finalidade de se verificarem relações de causa e

efeito entre estas.

Em complementação aos dados coletados nos questio-

nários, realizou-se a observação dos espaços, a partir

da qual foram elaborados mapas comportamentais. Ela-

borados em ambos os parques durante uma semana,

entre os dias 1° e 07 de novembro de 2011, é impor-

tante destacar que os mapas foram construídos em pe-

ríodo que abrangeu um feriado, dia 02 de novembro

(quarta-feira). Durante os dias úteis e no feriado as ob-

servações procederam a partir das 17h e, nos finais de

semana, elas ocorreram no período da manhã, a partir

das 9h. Pelos resultados obtidos, notou-se uma dife-

rença considerável na quantidade de usuários nos par-

ques no feriado, semelhante ao movimento verificado

no final de semana. As categorias observadas e marca-

das nos mapas foram: ciclistas, pessoas praticando es-

portes coletivos, crianças, comerciantes, pessoas ca-

minhando ou correndo, pessoas em trânsito de passeio

e pessoas em repouso.

ReSULtADOS

Influência da presença ou ausência de cercamento em

relação à segurança dos usuários

Considerando todos os usuários do Parque Farroupilha,

observa-se predominar a percepção de insegurança (43,1%

– 44 de 102) no parque. Tal percepção (45,8% – 27 de

59) também predomina para os usuários não moradores

das imediações do parque e é expressiva (39,6% – 17 de

43) e claramente superior à percepção de segurança

(16,3% – 7 de 43) para os usuários moradores das ime-

diações do parque (Tabela 02), não tendo sido encontrada

uma diferença estatisticamente significativa entre as per-

cepções destes dois grupos. Como principais razões para

as percepções de insegurança estão: o policiamento insu-

ficiente (59,8%); a pouca iluminação (45,1%); o número

insuficiente de câmeras de segurança (36,3%); e a inexis-

tência de cercamento no parque (27%) (Tabela 03).

Por outro lado, no Parque Germânia predomina a percep-

ção de segurança (50% – 15 de 30), embora este percen-

tual não seja expressivo. Este predomínio repete-se para

os usuários moradores das imediações (54,1% – 13 de

24) e, embora a percepção de segurança não seja predo-

minante para os usuários não moradores (33,3% – 2 de

6), ainda é superior à percepção de insegurança (16,7% – 1

de 6), não tendo sido encontrada uma diferença estatis-

ticamente significativa entre as percepções destes dois

grupos. Entre as principais razões para as avaliações po-

sitivas da segurança estão a existência de cercamento

(34%) e a boa iluminação (28%) (Tabela 03).

Portanto, o fato de morar próximo ou não do parque ava-

liado não interfere na percepção de segurança. Entretan-

to, as diferentes percepções de segurança dos usuários dos

dois parques refletem-se na existência de uma diferença

estatisticamente significativa entre tais percepções.

Predomina a discordância (50% – 51 de 102) sobre a

concordância dos 102 respondentes (39,2% – 40 de

102) em relação à ideia de que o cercamento aumen-

taria a segurança dos usuários no interior do Parque

Farroupilha (Tabela 04). O predomínio de tal discordân-

cia é evidente no grupo dos usuários que moram nas

imediações do parque (58,1% – 15 de 43), enquanto

no grupo dos que não moram nas imediações, a concor-

dância com a ideia de cercamento do parque (45,7% – 27

de 59) é equivalente à ideia de discordância (44% – 26

de 59).

Predomina a concordância (63,3% – 19 de 30) sobre a

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129

Usuário do parque e residente nas imediaçõesUsuário do parque e não residente nas imediaçõesTotal de respondentes

4359

102

246

30

Grupos de Respondentes Parque Farroupilha Parque Germânia

TABELA Nº1 | Amostra dos respondentes

Nota: n.a.= número absoluto

Parque FarroupilhaUsuários e moradores das imediações do parqueUsuários e não moradores das imediações do parqueTotal da amostra

0 (0%)

0 (0%)

Você acha o parque… Muitoseguro

Seguro Inseguro MuitoInseguro

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Nem seguro,nem inseguro

TABELA Nº2 | Percepção de segurança nos parques Farroupilha e Germânia

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos mais satisfeitos, enquanto os valores mais altos indicam os grupos menos satisfeitos

n.a (%)

0 (0%)

7 (16,3%)

11 (18,6%)

18 (17,6%)

19 (44,2%)

21 (35,6%)

40 (39,2%)

15 (34,9%)

21 (35,6%)

36 (35,3%)

2 (4,7%)

6 (10,2%)

8 (7,8%)

43 (100%)

59 (100%)

49,83

52,72

102 (100%)

Parque GermâniaUsuários e moradores das imediações do parqueUsuários e não moradores das imediações do parqueTotal da amostra

2 (8,3%)

0 (0%)

2 (6,7%)

11 (45,8%)

2 (33,3%)

13 (43,3%)

9 (37,5%)

3 (50%)

12 (40%)

2 (8,3%)

1 (16,7%)

3 (10%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

24 (100%)

6 (100%)

14,73

18,58

30 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Parque FarroupilhaBoa iluminaçãoPouca iluminaçãoPoliciamento suficientePoliciamento insuficienteNúmero suficiente de câmeras de segurançaNúmero insuficiente de câmeras de segurançaInexistência de cercamento no parque

Razões da avaliação de segurança:

Usuário e moradordas imediações

Total

TABELA Nº3 | Principais razões da avaliação de segurança nos parques Farroupilha e Germânia.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam as razões mais citadas, enquanto os valores mais altos indicam as razões menos citadas.

5 (11,6%)25 (58,1%)4 (9,3%)

25 (58,1%)1 (0,2%)

13 (30,2%)11 (25,5%)

n.a (%)

Usuário e moradordas imediações

Parque GermâniaBoa iluminaçãoPouca iluminaçãoPoliciamento suficientePoliciamento insuficienteNúmero suficiente de câmeras de segurançaNúmero insuficiente de câmeras de segurançaExistência de cercamento no parque

12 (48%)1 (4%)

5 (20%)7 (28%)1 (4%)

3 (12%)14 (56%)

4 (6,8%)21 (35,6%)7 (11,9%)36 (61%)2 (3,4%)

24 (40,7%)17 (28,8%)

33,3% (2)0 (0%)

16,7% (1)33,3% (2)16,7% (1)16,7% (1)50% (3)

9 (8,8%)46 (45,1%)11 (10,8%)61 (59,8%)3 (2,9%)

37 (36,3%)28 (27%)

28% (14)2% (1)

12% (6)18% (9)4% (2)8% (4)

34% (17)

n.a (%) n.a (%)

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

8 (18,6%)

14 (23,7%)

O cercamento aumentaria a segurança dos usuários no interior do parque:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº4 | Percepção de segurança dos usuários no interior do parque Farroupilha com presença de cercamento.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

22 (21,6%)

5 (11,6%)

13 (22%)

18 (17,6%)

5 (11,6%)

6 (10,2%)

11 (10,8%)

12 (27,9%)

14 (23,7%)

26 (25,5%)

13 (30,2%)

12 (20,3%)

25 (24,5%)

43 (100%)

59 (100%)

56,36

47,96

102 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Page 130: arquisur_n03

130

discordância dos 30 respondentes (23,3% – 7 de 30)

em relação à ideia de que a segurança dos usuários no

interior do Parque Germânia diminuiria se o mesmo não

fosse cercado (Tabela 05). O predomínio de tal concor-

dância também acontece no grupo dos usuários que

moram nas imediações do parque (66,7% – 16 de 24),

assim como no grupo dos que não moram nas imedia-

ções (50% – 3 de 6).

Prevalece a discordância (47,1% – 48 de 102) sobre a

concordância (22,5% – 23 de 102) dos 102 respon-

dentes em relação à ideia de que o cercamento dimi-

nuiria a segurança dos usuários no exterior do Parque

Farroupilha (Tabela 06). Tal predomínio da discordân-

cia ocorre para os usuários não moradores das imedia-

ções do parque (55,9% – 33 de 59), sendo esta discor-

dância (34,9% – 15 de 43) superior à concordância

(21% – 9 de 43) para os moradores das imediações do

Parque Farroupilha, para os quais predomina uma fal-

ta de convicção sobre os efeitos de um possível cerca-

mento sobre a segurança dos usuários no exterior do

parque (44,2% – 19 de 43). Não foram encontradas di-

ferenças estatisticamente significativas entre os níveis

de discordância sobre as ideias de que o cercamento

aumentaria a segurança dos usuários no interior e no

exterior do Parque Farroupilha.

Com relação ao Parque Germânia prevalece a discordân-

cia (66,7% – 20 de 30) sobre a concordância (16,7% – 5

de 30) dos 30 respondentes em relação à ideia de que

a segurança dos usuários no exterior do parque aumen-

taria se ele não fosse cercado (Tabela 07). Tal predomí-

nio da discordância verifica-se tanto para os usuários

moradores das imediações do parque (66,7% – 16 de

24), quanto para os não moradores (66,7% – 4 de 6).

Não foram encontradas diferenças estatisticamente sig-

nificativas entre os níveis de discordância em relação

às ideias de que a segurança dos usuários no interior e

no exterior do Parque Germânia aumentaria se o mes-

mo não fosse cercado.

INFLUêNCIA DA PReSeNçA OU AUSêNCIA De

CeRCAMeNtO eM ReLAçãO à PReSeRvAçãO DO

PAtRIMôNIO PÚBLICO.

De acordo com dados fornecidos pela Secretaria Muni-

cipal do Meio Ambiente (SMAM) foi relatado que todos

os atos de vandalismo que ocorrem no Parque Farrou-

pilha são efetuados no período noturno. Sendo os mais

comuns as pichações, os furtos de placas e depreda-

ções em geral aos monumentos, a quebra de bancos,

de balanços, de bebedouros, de luminárias e roubo de

plantas. Entre janeiro e maio de 2011 foi observada a

quebra de três bancos no Recanto Oriental, depreda-

ção de luminárias e de cerca de 120 lixeiras e vanda-

lismo em novas mudas de árvores do Parque. Também

foi citada ação extraordinária, quando ladrões entraram

no Orquidário e furtaram placas de bronze, além de te-

rem danificado o gerador de luz, fazendo com que par-

te do Parque ficasse às escuras por três dias.

Considerando o total da amostra com 102 responden-

tes, prevalece a concordância (50% – 51 de 102) so-

bre a discordância (43,2% – 44 entre 102) de que o

patrimônio público seria mais preservado se o Parque

Farroupilha fosse cercado (Tabela 08). A concordância

(55,9% – 33 de 59) predomina para os usuários não

moradores das imediações, enquanto para os usuários

moradores das imediações do parque predomina a dis-

cordância (48,9% – 21 de 43) sobre a concordância

(41,9% – 18 de 43) de que o cercamento contribuiria

para a preservação do patrimônio público.

No Parque Germânia, ainda segundo a SMAM, nos seus

cinco anos de existência, foram registradas apenas duas

invasões à noite, que resultaram em atos de vandalismo.

Durante o dia, os problemas maiores são com uso de be-

bida alcoólica, uso impróprio dos espaços e depredação

do parque, especialmente por grupos de usuários jovens

nos finais de semana. Os problemas constantes do par-

que são a quebra de partes da cerca, de lixeiras e as pi-

chações em paredes e mobiliários do espaço.

Considerando o total da amostra com 30 respondentes,

predomina expressivamente a discordância (90% – 27 de

30) de que o patrimônio público seria mais preservado se

o Parque Germânia não fosse cercado, resultado que se

repete para os dois grupos de usuários (Tabela 09).

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3 | N

º 3

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131

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

9 (37,5%)

1 (16,7%)

Se não fosse cercado, a se-gurança dos usuários no interior do parque diminuiria:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº5 | Percepção de segurança dos usuários no interior do parque Germânia sem a presença de cercamento.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

10 (33,3%)

7 (29,2%)

2 (33,3%)

9 (30%)

2 (8,3%)

2 (33,3%)

4 (13,3%)

3 (12,5%)

1 (16,7%)

4 (13,3%)

3 (12,5%)

0 (0%)

3 (10%)

24 (100%)

6 (100%)

15,04

17,33

30 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

3 (7%)

6 (10,2%)

O cercamento diminuiria a segurança dos usuários no exterior do parque:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº6 | Percepção de segurança dos usuários no exterior do parque Farroupilha com presença de cercamento.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

9 (8,8%)

6 (14%)

8 (13,6%)

14 (13,7%)

19 (44,2%)

12 (20,3%)

31 (30,4%)

8 (18,6%)

23 (39%)

31 (30,4%)

7 (16,3%)

10 (16,9%)

17 (16,7%)

43 (100%)

59 (100%)

48,21

53,90

102 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

2 (8,3%)

0 (0%)

Se não fosse cercado, a segu-rança dos usuários no exte-rior do parque aumentaria:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº7 | Percepção de segurança dos usuários no exterior do parque Germânia sem a presença de cercamento.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

2 (6,7%)

2 (8,3%)

1 (16,7%)

3 (10%)

4 (16,7%)

1 (16,7%)

5 (1,7%)

9 (37,5%)

3 (50%)

12 (40%)

7 (29,2%)

1 (16,7%)

8 (26,7%)

24 (100%)

6 (100%)

15,71

14,67

30 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

8 (18,6%)

16 (27,1%)

O patrimônio público seria mais preservado se o parque fosse cercado:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº8 | Percepção de preservação do patrimônio público do parque Farroupilha com a presença de cercamento.

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

24 (23,5%)

10 (23,3%)

17 (28,8%)

27 (26,5%)

4 (9,3%)

3 (5,1%)

7 (6,9%)

11 (25,6%)

11 (18,6%)

22 (21,6%)

10 (23,3%)

12 (20,3%)

22 (21,6%)

43 (100%)

59 (100%)

55,37

48,70

102 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Usuários e moradores das imediações do parque

Usuários e não moradores das imediações do parque

Total da amostra

1 (4,2%)

0 (0%)

O patrimônio público seria mais preservado se o parque fosse cercado:

Concordototalmente

Concordo Discordo Discordototalmente

Total Média dos valores ordinais

(teste M-W)

Não concordo,nem discordo

TABELA Nº9 | Percepção preservação do patrimônio público do parque Germânia sem a presença de cercamento

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.

n.a (%)

1 (3,3%)

1 (4,2%)

0 (0%)

1 (3,3%)

1 (4,2%)

0 (0%)

1 (3,3%)

13 (54,2%)

4 (66,7%)

17 (56,7%)

8 (33,3%)

2 (33,3%)

10 (33,3%)

24 (100%)

6 (100%)

15,25

16,50

30 (100%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Page 132: arquisur_n03

132

INFLUêNCIA DA PReSeNçA OU AUSêNCIA De

CeRCAMeNtO NA ACeSSIBILIDADe e OS eFeItOS

CAUSADOS NO USO e APROPRIAçãO DOS eSPAçOS

INteRNOS DOS PARQUeS.

De acordo com trabalho de campo, foram identificadas

53 entradas ou caminhos utilizados pelos usuários no

Parque Farroupilha, ainda que o acesso possa ser feito

por qualquer local do parque (Figuras 12 a 14). A clara

maioria (83,4% – 85 de 102) dos 102 usuários que res-

ponderam ao questionário está satisfeita ou muito sa-

tisfeita com a quantidade de entradas do parque, satis-

fação esta que se reflete para cada um dos dois grupos

de usuários (Tabela 10). A expressiva maioria (86,7% – 26

de 30) dos 30 usuários do Parque Germânia, que pos-

sui 7 portões de acesso (Figuras 15 a 17), também es-

tá satisfeita ou muito satisfeita com a quantidade de

entradas no parque satisfação esta que também se re-

pete para cada um dos dois grupos de usuários (Tabela

10). Em ambos os parques não foram encontradas dife-

renças estatisticamente significativas entre as avaliações

destes dois grupos de usuários.

A expressiva maioria (87,1% – 88 entre 102) dos 102

usuários do Parque Farroupilha que responderam ao

questionário está satisfeita ou muito satisfeita com a

localização das entradas do parque (Figura 12), satis-

fação esta que se reflete para cada um dos dois grupos

de usuários (Tabela 11). A evidente maioria (90% – 27

de 31) dos 30 usuários do Parque Germânia também

está satisfeita ou muito satisfeita com a localização das

entradas no parque (Figura 15), satisfação esta que

também se repete para cada um dos dois grupos de

usuários (Tabela 11). Em ambos os parques não foram

encontradas diferenças estatisticamente significativas

entre as avaliações destes dois grupos de usuários. Por-

tanto, a quantidade e a localização das entradas em

ambos os parques parecem responder às necessidades

de seus usuários.

Parque Farroupilha

Usuários e moradores nas imediações do parque (43)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)

Total da amostra (102)

21 (48,8%)

27 (45,8%)

Muito Satisfeito Satisfeito Insatisfeito Muito InsatisfeitoNem Satisfeito,Nem Insatisfeito

TABELA Nº10 | Nível de satisfação com a quantidade de entradas dos parques.

n.a (%)

48 (47,1%)

Parque Germânia

Usuários e moradores nas imediações do parque (24)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)

Total da Amostra (30)

6 (25%)

2 (33.3%)

8 (26,7%)

16 (37,2%)

21 (35,6%)

37 (36,3%)

14 (58,3%)

4 (66,7%)

18 (60%)

4 (9,3%)

8 (13,6%)

12 (11,8%)

4 (16,7%)

0 (0%)

4 (13,3%)

1 (2,3%)

1 (1,7%)

2 (2%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

1 (2,3%)

2 (3,4%)

3 (2,9% )

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Parque Farroupilha

Usuários e moradores nas imediações do parque (43)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)

Total da Amostra (102)

20 (46,5%)

26 (44,8%)

Muito Satisfeito Satisfeito Insatisfeito Muito InsatisfeitoNem Satisfeito,Nem Insatisfeito

TABELA Nº11 | Nível de satisfação com a localização das entradas dos parques.

n.a (%)

46 (45,5%)

Parque Germânia

Usuários e moradores nas imediações do parque (24)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)

Total da Amostra (30)

4 (16,7% )

2 (33,3%)

6 (20%)

19 (44,2%)

23 (39,7%)

42 (41,6%)

17 (70,8%)

4 (66,7%)

21 (70%)

3 (7%)

8 (13,8%)

11 (10,9%)

3 (12,5%)

0(0%)

3 (10%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

3 (2,3%)

1 (1,7%)

2 (2%)

0 (0%)

0 (0%)

0 (0%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

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133

Figura 12 | Entradas do Parque Farroupilha. 53 entradas identificadas em trabalho de campo. Fonte: elaborado pelos autores.

Figura 15 | Entradas do Parque Germânia. 07 portões de entrada.

Fonte: elaborado pelos autores.

Figura 13 y 14 | Figura 13: Entrada Parque Farroupilha. Fonte: autores.

Figura 16 y 17 | Figura 13: Entrada Parque Germânia. Fonte: autores.

Page 134: arquisur_n03

134

Para a clara maioria da amostra com 102 responden-

tes (76,5% – 78 de 102) prevalece a concordância com

a ideia de que se o Parque Farroupilha fosse cercado,

o número de entradas ao parque ficaria limitado (Tabe-

la 12). Por outro lado, como poderia ser esperado, pre-

domina para a amostra de 30 respondentes (76,7% – 23

de 30) a discordância com a ideia de que se o Parque

Germânia não fosse cercado, o número de entradas ao

parque ficaria limitado (Tabela 12). Para as amostras

em ambos os parques não foram encontradas diferenças

estatisticamente significativas entre os níveis de concor-

dância ou discordância dos dois grupos de usuários, mo-

radores e não moradores das imediações dos parques.

Entre as atividades realizadas com maior frequência no

Parque Farroupilha (Tabela 13), caminhar ou correr, é

aquela que tenderia a ficar mais comprometida no ca-

so do cercamento do parque, já que as pessoas que cor-

rem ou caminham durante os dias de semana e nos fi-

nais de semana tendem a realizar trajetos que incluem

o interior e o exterior ou as bordas do parque. Ainda, o

elevado número de pessoas que vão à Feira Ecológica

aos sábados e ao Brique da Redenção aos domingos

tenderia a ter a sua área de circulação reduzida por um

possível cercamento do parque, já que esta atividade

Parque Farroupilha

Usuários e moradores nas imediações do parque (43)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)

Total da Amostra (102)

14 (32,6%)

19 (32,2%)

ConcordoTotalmente

Concordo Totalmente DiscordoTotalmente

Não concordo,Nem discordo

TABELA Nº12 | Nível de concordância em relação presença/ausência de cercamento como fator limitante de entrada ao parque.

n.a (%)

33 (32,4%)

Parque Germânia

Usuários e moradores nas imediações do parque (24)

Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)

Total da Amostra (30)

1 (4,2%)

0 (0%)

1 (3,3%)

22 (51,2%)

23 (39%)

45 (44,1%)

2 (8,3%)

0 (0%)

2 (6,7%)

5 (11,6%)

9 (15,3%)

14 (13,7%)

4 (16.7%)

0 (0%)

4 (13,3%)

0 (0%)

7 (11,9%)

7 (6,9%)

8 (33,3%)

4 (66,7%)

12 (40%)

2 (4,7%)

1 (1,7%)

3 (2,9%)

9 (37,5%)

2 (33,3%)

11 (36,7%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Parque FarroupilhaComo passagemEncontrar pessoasIr à Feira EcológicaTomar chimarrãoCaminhar ou correrIr ao Brique da RedençãoLevar cães para passearLevar crianças para passearAndar de bicicleta

22,8338,7941,8345,0451,7557,1359,1762,1394,00

4 (9,5%)3 (7,1%)0 (0%)

4 (9,5%)13 (31%)6 (14,3%)9 (21,4%)3 (7,1%)0 (0%)

2 (3,4%)9 (15,5%)3 (5,2%)9 (15,5%)11 (19%)18 (31%)0 (0%)

5 (8,6%)1 (1,7%)

6 (6%)12 (12%)

3 (3%)13 (13%)24 (24%)24 (24%)9 (9%)8 (8%)1 (1%)

Média dos valoresordinais (teste K-W)

Atividades realizadas com mais frequência

Concordo TotalmenteNão concordo,Nem discordo

TABELA Nº13 | Atividades exercidas que mais concordam com a limitação de acessibilidade em relação à presença ou ausência de cercamento nos parques.

Parque GermâniaComo passagemLevar crianças para passearCaminhar ou correrEncontrar pessoasTomar chimarrãoLevar cães para passearAndar de bicicleta

-10,3812,7014,5018,2519,30

-

0 (0%)2 (9,1%)

10 (45,5%)1 (4,5%)2 (9,1%)

5 (22,7%)0 (0%)

0 (0%)2 (33.3%)

0 (0%)1 (16,7%)2 (33,3%)

0 (0%)0 (0%)

0 (0%)2 (14,3%)10 (35,7%)

2 (7,1%)4 (14,3%)5 (17,9%)

0 (0%)

n.a (%) n.a (%) n.a (%)

Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Kruskal-Wallis.

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135

ocupa uma de suas bordas como se pode observar no

mapa comportamental (Figura 18). Outra atividade que

tenderia a ser restringida pelo cercamento do parque é

o uso de bicicletas, já que a existência de uma grande

quantidade de acessos possibilita que o ciclista circu-

le do exterior para o interior do parque e vice-versa sem

maiores limitações. Também, enquanto alguns utilizam

o Parque Farroupilha como passagem o mesmo não

ocorre no Parque Germânia. Por outro lado, a atividade

de correr ou caminhar, também a mais realizada no Par-

que Germânia (Tabela 13), que é realizada tanto pelos

caminhos internos do parque quanto no perímetro ex-

terno, conforme mapa comportamental (Figura 19), não

parece estar comprometida pelo cercamento.

CONCLUSõeS

Este estudo revelou que as avaliações de segurança, fa-

ce à presença ou ausência de cercamento, são indepen-

dentes da proximidade da residência do usuário tanto

para o parque aberto quanto para o fechado. Para os

usuários do Parque Farroupilha, observou-se que pre-

domina a percepção de insegurança no parque, e que

a ausência de cercamento não é considerada fator de-

terminante na avaliação de segurança, embora tenha

sido mencionada como tendo algum impacto sobre tal

avaliação após outros fatores tais como policiamento

insuficiente, pouca iluminação, número insuficiente de

câmeras de segurança. Constatou-se também que os

respondentes do Parque Farroupilha entendem que um

Figura 18 | Mapa comportamental Parque Farroupilha. Mapa somatório de pessoas registradas em 7 dias de observação. Fonte: elaborado pelos autores.

Figura 19 | Mapa comportamental Parque Germânia. Mapa somatório de pessoas registradas em 7 dias de

observação. Fonte: elaborado pelos autores.

Page 136: arquisur_n03

136

possível cercamento do parque não aumentaria a segu-

rança dos usuários no interior e no exterior do parque,

indo de encontro à ideia de que o cercamento de par-

ques urbanos aumenta a segurança dos seus usuários

(BRASIL, 2003; 2005; 2006). Ainda, é necessário con-

siderar que o cercamento do Parque Farroupilha dificul-

taria, além do acesso ao mesmo de alguém que pode-

ria prestar socorro, a saída e o consequente escape de

uma potencial vítima. Por outro lado, no Parque Germâ-

nia predomina a percepção de segurança devido à pre-

sença de cercamento e da boa iluminação, e de que a

segurança diminuiria se não fosse cercado, tanto para

os usuários no interior quanto no exterior do parque. Es-

tas diferentes percepções acerca do efeito da existên-

cia ou não de cercamento sobre a segurança no parque

sugerem que tais percepções estão relacionadas às si-

tuações específicas de cada parque, incluindo as rela-

ções dos mesmos com o contexto urbano. Por exemplo,

no Parque Farroupilha existe um uso bem mais intenso

que inclui movimentos do exterior para o interior do par-

que e vice-versa com pessoas também utilizando o par-

que como espaço de passagem.

Apesar de prevalecer a percepção de que o patrimônio

público seria mais preservado se o Parque Farroupilha

fosse cercado, as avaliações variaram entre os usuários

que residem ou não nas proximidades do parque. Os

usuários não moradores das imediações têm a percep-

ção de que o cercamento contribuiria para a preserva-

ção do patrimônio público, enquanto que usuários mo-

radores das imediações do parque não acreditam que

o patrimônio seria mais preservado com o cercamento.

Logo, estes usuários, que tendem a possuir um maior

conhecimento sobre o parque, não corroboram o argu-

mento de que o cercamento de parque urbano evitaria

a depredação do patrimônio (BRASIL, 2003; 2005;

2006). Já no Parque Germânia, a avaliação da preser-

vação do patrimônio público foi fortemente associada

ao cercamento. Estas diferenças entre as percepções

de usuários de um mesmo parque assim como entre

usuários dos dois parques indicam que além dos pos-

síveis impactos gerados em tais percepções pelas ca-

racterísticas dos contextos urbanos em que estão inse-

ridos, as relações de proximidade com o parque dos

locais de moradia dos usuários também afetaram suas

percepções.

Em relação à quantidade e localização de entradas dos

parques estudados, tanto os usuários do Parque Farrou-

pilha quanto os usuários do Parque Germânia, se mos-

traram satisfeitos. Portanto, a quantidade e a localização

das entradas em ambos os parques parecem responder

às necessidades de seus usuários sejam eles moradores

ou não moradores das suas imediações. Quanto à percep-

ção de limitação de acessibilidade em face da presen-

ça ou ausência de cercamento, a maioria dos usuários

do Parque Farroupilha acredita que sua acessibilidade

seria limitada caso fosse cercado. Estes resultados vêm

ao encontro ao referido na literatura, onde Marcus e

Francis (1998) e estudos do Project for Public Space

(PPS, 2011), afirmam que o sucesso de um espaço pú-

blico depende também da quantidade, da tipologia e da

qualidade de conexões existentes ao seu redor, aspec-

tos que facilitam ou inibem o acesso. Portanto, o cer-

camento ou não de um parque urbano deve considerar

as suas características locais quanto às conexões com

o entorno e usos existentes, e consequente identifica-

ção da quantidade e localização de seus acessos. Veri-

ficou-se que os parques são apropriados de maneiras

diferentes por seus usuários. Enquanto no Parque Far-

roupilha as principais atividades exercidas são visitas

ao Brique da Redenção (feira que ocorre aos domingos),

caminhadas e corridas, atividades estas que, juntamen-

te com o uso do parque como passagem, tenderiam a

ficar mais comprometidas no caso do cercamento do

parque, no Parque Germânia não existem feiras e a in-

tensidade de uso é menor.

Finalizando, os resultados apresentados possibilitam

uma melhor compreensão das percepções de usuários

de parques públicos urbanos, sejam eles moradores ou

não das suas imediações, quanto à influência do cerca-

mento ou não de parques, sobre a segurança dos usu-

ários, preservação do patrimônio público, acessibilida-

de e atividades nos parques, contribuindo também para

a realização de novas investigações sobre as percepções

dos usuários de parques urbanos em relação à presença

ou ausência de cercamento.

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137

REFERêNCIAS

BRASIL. Proposta de Lei n°01262/2003 de 24 de março de 2003. Câmara Municipal de Vereadores de Porto

Alegre, Porto Alegre, RS, 24 mar. 2003. Disponível em: <http://www.camarapoa.rs.gov.br>. Acesso em: 21 de

setembro de 2011.

BRASIL. Proposta de Lei Complementar n°188/05 de 20 de junho de 2005. Câmara Municipal de Vereadores de

Porto Alegre, Porto Alegre, RS, 20 jun. 2005. Disponível em: <http://www.camarapoa.rs.gov.br>. Acesso em:

21 de setembro de 2011.

BRASIL. Proposta de Lei Complementar n°0840/06 de 15 de fevereiro de 2006. Câmara Municipal de Vereadores

de Porto Alegre, Porto Alegre, RS, 15 fev. 2006. Disponível em: <http://www.camarapoa.rs.gov.br>. Acesso

em: 21 de setembro de 2011.

CARR, Stephen; FRANCIS, Mark; RIvLIN, Leanne; StONe, Andrew: Public Space. Cambridge University Press.

Cambridge,1995.

CASARIN, vanessa; GONçALveS SANtIAGO, Alina; SABOYA, Renato tibiriça.: «Accessibility and visibility analysis of

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Form, Montreal, Canadá: 2011. Disponível em: http://www.isuf2011.com. Acesso em: 19 de setembro de 2011.

FRANCIS, Mark: Urban Open Space: designing for user needs. Washington, DC: The Conservation Foundation. 2003.

jACOBS, jane: Morte e Vida de Grandes Cidades. São Paulo: Martin Fontes, 2000.

MARCUS, Clare Cooper; FRANCIS, Carolyn: People Places: design guidelines for urban open space. 2ed. New York:

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PPS (Project for Public Space). What Makes a Successful Place? Disponível em: http://www.pps.org/articles/

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RUIZ, joão álvaro: Metodologia científica: guia para eficiência nos estudos. 2ed. São Paulo: Atlas, 1988.

ReeD, D.: «Buenos Aires Residents on the Fence About New Park Enclosures.» In: This Big City, 8 November,

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ReIS, A.; LAY, M. C.: «As técnicas de APO como instrumento de análise ergonômica do ambiente construído.» In:

Encontro Latino Americano de Conforto no Ambiente Construído, ANTAC, Gramado, 1995

SANtOS, Carlos Nelson Ferreira dos; vOGeL, Arno: Quando a Rua Vira Casa: a apropriação de espaços de uso

coletivo em um centro de bairro. Ibam/FINEP. 2ed. Rio de Janeiro: 1981.

WHIte, Wiliam: City: rediscovering the center. New York: Anchor Books. 1988.

Page 138: arquisur_n03

138

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AuÍNDICE GENERAL | Página 13

ARTÍCULOS | Página 15

INFORMACIóN PARA AUtOReS

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EJES TEMÁTICOS

La publicación se estructura en secciones correspondientes a las

líneas de investigación preponderantes en la disciplina, a saber:

· Proyecto arquitectónico

· Tecnologías y sustentabilidad

· Historia de la arquitectura, la ciudad y el urbanismo

· Enseñanza de las disciplinas proyectuales

· Ciudad y territorio

· Comunicación y forma

tIPOS De ARtÍCULOS

Los artículos postulados deben corresponder a las categorías uni-

versalmente aceptadas como producto de investigación, ser origi-

nales e inéditos y sus contenidos responder a criterios de precisión,

claridad y brevedad. Como punto de referencia se pueden tomar

las siguientes tipologías y definiciones:

· Artículo de investigación científica y tecnológica: documento que

presenta de manera detallada los resultados originales de pro-

yectos terminados de investigación. La estructura generalmente

utilizada contiene cuatro partes importantes: introducción, me-

todología, resultados y conclusiones.

· Artículo de reflexión: documento que presenta resultados de in-

vestigación terminada desde una perspectiva analítica, interpre-

tativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo

a fuentes originales.

· Artículo de revisión: documento resultado de una investigación

terminada donde se analizan, sistematizan e integran los resul-

tados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un

campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los

avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por pre-

sentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50

referencias.

También se podrán presentar otro tipo de documentos diferentes

a los anteriormente descritos como pueden ser: artículo corto, re-

porte de caso, revisión de tema, documento resultado de la revisión

crítica de la literatura sobre un tema en particular, cartas al editor,

traducción, documento de reflexión no derivado de investigación y

reseña bibliográfica entre otros.

INFORMACIÓN PARA AUTORES

NORMAS De PReSeNtACIóN

Los interesados en postular artículos deberán presentar el mismo

mediante comunicación escrita dirigida al Director Editorial de la

revista, en soporte digital y formato no editable, a lo que se agre-

gará en caso de ser aceptado dos copias impresas. Deberán adjun-

tar el curriculum vitae del autor o los autores.

En la comunicación escrita el o los autores deberán expresar que

conocen y aceptan la política editorial de la Revista y su compro-

miso a ceder todos los derechos de reproducción y distribución del

artículo.

Los artículos deberán cumplir con las siguientes formalidades:

En la primera página del documento se debe incluir:

· Título: en español o portugués e inglés. No debe exceder las 15

palabras.

· Subtítulo: opcional. Complementa el título o indica las principa-

les subdivisiones del texto.

· Datos del autor o autores (máximo 2): nombres y apellidos com-

pletos, filiación institucional, formación académica, experiencia

investigativa, publicaciones representativas y correo electrónico

o dirección postal publicable. El orden de los autores debe guar-

dar relación con el aporte que cada uno hizo al trabajo. Si co-

rresponde, también se debe nombrar el grupo de investigación,

el postgrado del que el artículo es resultado o el marco institu-

cional en el cual se desarrolla el trabajo.

· Descripción del proyecto de investigación: entidad financiadora,

participantes, fecha de inicio y culminación, resumen de la in-

vestigación y otros productos resultado de la misma.

· Resumen analítico–descriptivo o analítico–sintético: se redacta

en un solo párrafo. Debe dar cuenta del tema, el objetivo, los

puntos centrales y las conclusiones: No debe exceder las 200

palabras En español o portugués e inglés (abstract).

· Cinco palabras clave: ordenadas alfabéticamente. No deben for-

mar parte del título o subtítulo. En español o portugués e inglés

(key words). Permiten clasificar temáticamente al artículo.

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141

INFORMAÇAO PARA AUTORES

eIXOS teMátICOS

A publicação estrutura-se em seções correspondentes às linhas de

pesquisa preponderantes na disciplina , isto é:

· Projeto arquitetônico

· Tecnologias e sustentabilidade

· História da arquitetura, da cidade e o urbanismo

· Ensino das disciplinas projetuais

· Cidade e território

· Comunicação e forma

tIPOS De ARtIGOS

Os artigos encaminhados devem se corresponder com as catego-

rias universalmente aceitas como produto de uma pesquisa, ser

originais e inéditos e seus conteídos responder aos critérios de

precisão, claridade e brevidade. Como referência podem-se tomar

as seguintes tipologias e definições:

· Artigo de pesquisa científica e tecnológica: documento que apre-

senta de modo detalhado os resultados originais de projetos aca-

bados de pesquisa. A estrutura geralmente utilizada contém qua-

tro partes importantes: instrodução, metodologia, resultados e

conclusões.

· Artigo de reflexão: documento que apresenta os resultados de

uma pesquisa acabada desde uma perspetiva analítica, interpre-

tativa ou crítica do autor, sobre um tema específico, valendo-se

de fontes originais.

· Artígo de revisão: documento resultado de uma pesquisa termi-

nada onde se analizam, sistematizam e integram os resultados

de pesquisas já publicadas ou inéditas sobre um campo em ciên-

cia ou tecnologia, com o objeto de dar conta dos avances e o

desenvolvimento do trabalho. Caracteriza-se pela apresentação

de uma cuidadosa revisão bibliográfica de um mínimo de 50 re-

ferências.

Também podram se apresentar outro tipo de documentso difrentes

aos anteriormente descritos, como podem ser: artigo curto, repor-

te de caso, revisão de tema, documento como resultado da revisão

crítica da literatura sobre um tema particular, cartas ao editor tra-

duções, documento de reflexão não dereivado de pesquisa e re-

senha bibliográfica entre outros.

ReGRAS De SUBMISSãO

Os interessados em postular artigos deveram encaminha-los me-

diante comunicação escrita dirigida ao Diretor Editorial da revisata,

em formato digital não editável, ao que agregará-se –no caso de

ser aceito- duas cópias impressas. Deverá se adjuntar o curriculum

vitae do autor ou autores.

Na comunicação escrita o autor ou autores deveram expresar que

conhecem e aceitam a política editorial da Revista e seu compro-

misso de ceder os direitos de reprodução e distribuição do artigo.

Os artigos deveram cumprir com as seguintes formalidades:

Na primeira folha do documento se deve incluir:

· Título: em espanhol ou português e inglês. Não deve sobrepassar

as 15 palavras.

· Subtítulo: opcional. Complementa o título e indica as principais

subdivisões do texto

· Créditos do autor ou dos autores (máximo 2): nome e sobrenome

completo, vínculo institucional, titulação, experiência em pes-

quisa, relação de outras publicações, e-mail ou endereço com-

pleto publicavel. A ordem dos autores deve ter relação com o

aporte que cada um fez ao trabalho. Se corresponder, deve-se

também se nomear ao grupo de pesquisa ou o curso de pós-

graduação do qual o artigo é resultado, ou o marco institucional

no qual se desenvolve o trabalho.

· Descrição do projeto de pesquisa: entidade de financiamento,

participantes, data de início e culminação, resumo da pesquisa

e outros produtos resultados dela.

· Resumo analítico–descritivo ou analítico–sintético: redacta-se em

um só parágrafo. Deve dar conta do tema, do objetivo, dos pon-

tos centrais e conclusões. Não deve se exceder das 200 palavras.

Em espanhol ou português e inglês (abstract).

· Cinco palavras–chave: ordenadas alfabéticamente. Não devem

formar parte do título ou subtítulo. Em espanhol ou português e

inglês (key words). Permitem a classificação temática do artigo.

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La segunda página y siguientes deben tener en cuenta estas reco-

mendaciones:

· Cuerpo del artículo: generalmente se divide en introducción, me-

todología, desarrollo, resultados, discusión y conclusiones. Se pue-

den incluir referencias bibliográficas, tablas, imágenes, leyendas,

figuras y anexos. En la introducción se debe describir qué tipo de

artículo se está presentando.

· Texto: extensión máxima de 5.000 palabras. Procesador digital

Word extensión DOC. Tipo Arial de 12 puntos, interlineado doble,

márgenes de 3 cm en hoja A4 o Letter. Páginas numeradas.

· Referencias, citas y notas al pie: Las citas pueden ser: cita textual

corta (menor de 40 palabras), se incorpora en el texto y se encie-

rra entre dobles comillas; cita textual extensa (mayor de 40 pala-

bras) debe ser dispuesta en un renglón y un bloque independiente

omitiendo las comillas. La cita debe incorporar la referencia del

autor (Apellido, año, p.00). Las notas aclaratorias al pie de página

no deben exceder de 5 líneas o 40 palabras; de lo contrario, deben

ser incorporadas al texto general.

· Siglas: en el caso de emplear siglas en el texto, cuadros, gráficos

y/o fotografías, se deben proporcionar las equivalencias completas

de cada una de ellas en la primera vez que se empleen. En el caso

de citar personajes reconocidos se deben colocar nombres y/o ape-

llidos completos, nunca emplear abreviaturas.

· Gráficos: las tablas, gráficos, diagramas, ilustraciones y fotogra-

fías deben contener un título o leyenda explicativa relacionada con

el tema de investigación que no exceda las 15 palabras y la proce-

dencia (autor y/o fuente, año, p.00). Se deben entregar en medio

digital independiente del texto a una resolución mínima de 300

dpi (en cualquiera de los formatos descritos en la sección de foto-

grafía), según la extensión del artículo, se debe incluir de 5 a 10

gráficos con indicación de su posición dentro del texto. El autor es

el responsable de adquirir los derechos y/o autorizaciones de re-

producción a que haya lugar, para imágenes y/o gráficos tomados

de otras fuentes.

Fotografía: se deben digitalizar con una resolución igual o superior

a 300 dpi para imágenes a color o escala de grises. Los formatos

de las imágenes pueden ser TIFF o JPG, sin compresión y máxima

calidad.

· Planimetría: se debe entregar la planimetría original en medio

digital, en lo posible en formato CAD y sus respectivos archivos de

plumas. De no ser posible se deben hacer impresiones en tamaño

de página A4 con las referencias de los espacios mediante nume-

ración y una lista adjunta. Deben poseer escala gráfica, escala

numérica, norte, coordenadas y localización.

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A segunda folha e seguintes devem levar em conta as seguintes

recomendações:

· Corpo do artigo: geralmente dividido em introdução, metodolo-

gia, desenvolvimento, resultados, discussão e conclusões. Po-

dem-se incluir referências bibliográficas, tabelas, imagens, len-

das, figuras e anexos. Na introdução se deve descrever o tipo de

artigo encaminhado.

· Texto: extensão máxima de 5.000 palavras. Formato digital Word

extensão DOC. Fonte Arial tamanho 12, espaço duplo, margens

3 cm, folha A4 ou Letter. Folhas numeradas

· Referências, citações e notas: as citações podem ser: citação tex-

tual curta (40 palavras no máximo), incorpora-se no texto se en-

cerrando entre aspas duplas; citação textual extensa (mais de

40 palavras) deve ser disposta em uma linha e um bloco inde-

pendente omitindo as aspas. A citação deve incorporar a referên-

cia do autor (sistema autor-data, folha). As notas no rodapé da

folha não devem se exceder de 5 linhas ou 40 palavras, no con-

trário devem ser incorporadas ao texto geral.

· Siglas: no caso de empregar siglas no texto, tabelas, gráficos e/

ou fotografias, se deve proporcionar as equivalências completas

de cada uma na primera vez em ser empregada. No caso de citar

pessoas reconhecidas devem se colocar os nomes e/ou sobreno-

mes completos, não empregando abreviaturas.

· Gráficos: as tabelas, gráficos, diagramas, ilustrações e fotogra-

fias devem conter um título ou nota explicativa relacionada com

o tema da pesquisa, não excedendo as 15 palavras, e a proce-

dência (autor e/ou fonte, data, folha). Devem encaminharse em

formato digital independente do texto, com resolução mínima

300 dpi (em cualquer dos formatos descritos na seção de foto-

grafia); em consonância com a extensão do artigo, se devem in-

cluir 5 a 10 gráficos indicando a posição no texto. O autor é

responsável de adquirir os direitos e/ou as autorizações de repro-

dução para imagens e/ou gráficos obtidos de outras fontes.

· Fotografia: devem-se digitalizar com resolução igual ou superior

a 300 dpi para imagens coloridas ou em grises. Os formatos das

imagfens podem ser TIFF o JPG, sem comprimir e com máxima

qualidade.

· Planimetria: deve-se entregar a planimetría original em formato

digital, de ser possível em formato CAD, com seus respectivos

arquivos de impressão. Se não fosse possível, se devem fazer

impressões em folha A4 com as referêncas dos espaços median-

te numeração e relação adjunta. Devem possuir escala gráfica,

numérica, norte, coordenadas e localização.

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ARQUISUR REVISTARevista de publicación científica de la Asociación

de Escuelas y Facultades de Arquitectura Públicas de América del Sur.

Argentina – Bolivia – Brasil – Chile – Paraguay – Uruguay

2013

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