bélico - Faro de Vigo · 2009-08-21 · Ficción 1. La chica que soñaba con una cerilla y un...

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Tino Pertierra uerpo a tierra. La guerra está de moda sobre el papel. Y si es Segun- da y Mundial, más. Dos sellos do- minantes luchan por ganar la batalla: Iné- dita y Militaria. Se benefician del comba- te editorial los lectores, que se enrolan en páginas llenas de horror y heroísmo, mi- seria y dolor, locura y camaradería. Fic- ción y realidad, aventura y denuncia, evo- cación y testimonio se puede encontrar en este desembarco en las playas libre- ras, y en cuya primera línea encontramos una magnífica biografía sobre Montgo- mery, el británico que plantó cara al mis- mísimo Rommel en las arenas del desier- to.Y ganó. La guerra como aventura descarga to- da su munición en cuatro títulos que ga- rantizan un entretenimiento a prueba de bombas. ¿Le suena el nombre de Alistair MacLean? Hoy ha caído un poco en el ol- vido, pero hace décadas dominaba las lis- tas de ventas. Suyos son los argumentos que inspiraron dos clásicos del cine béli- co: “Los cañones de Navarone” y “El desa- fío de las águilas”, esas misiones que “cambian el curso de una guerra”, como suele decirse en algún momento de sus diálogos. MacLean, un tipo escueto y pre- ciso como pocos, demuestra un dominio de la tensión y la intriga que no ha enve- jecido nada. Le sigue los pasos el actual James Holland con “Misión Odín”, y sale airoso de la prueba con una narración que hace prisionero al lector desde el comienzo y no lo suelta hasta el último tiro. Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek. Se recomienda leerlas juntas, pues la prime- ra narra el drama del frente del Este des- de el punto de vista alemán y la segunda lo hace desde el bando soviético. Ambas son espléndidas, aunque “La cruz de hie- rro” cale más por su extensión e inten- ción.Y sí, es la novela que inspiró la pelí- cula de Sam Peckinpah, que, sin ser de lo mejor del gran director, sí ofrecía mo- mentos impresionantes. Las diferencias entre el texto literario y la película son notables, así que mejor no hacer compa- raciones odiosas. Por cierto, Orson Welles dijo del filme que era la mejor película bélica que había visto. Exageraba. Por el contrario, la novela sí es un clásico con todo merecimiento. Una aportación con marchamo espa- ñol. Y de calidad: “Los demonios de Ber- lín”, del asturiano Ignacio del Valle. Un soldado de la División Azul metido en el infierno del final del conflicto en un Ber- lín devastado. Un novelón en el más no- ble sentido de la palabra. “Operación Valkyria” de Tobias Knieve, dibuja con mi- nucioso rigor el atentado fallido contra Hitler, que Tom Cruise ha puesto de ac- tualidad. Y para completar esta pequeña selección, un título que tocará la fibra sensible de quienes devoraban aquellas novelas de a duro en las que autores es- pañoles usaban seudónimos extranjeros: “Orden: matar a Tito”, de Karl von Vereiter. O, lo que es lo mismo, Enrique Sánchez Pascual. Una gozada. Invasión de novedades sobre la II Guerra Mundial, con grandes novelas sobre el frente ruso, la biografía de Montgomery y el rescate del clásico Alistair MacLean Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek El «boom» del libro Número 621 Sábado, 22 de agosto de 2009 C b é lico Tino Pertierra uerpo a tierra. La guerra está de moda sobre el papel. Y si es Segun- da y Mundial, más. Dos sellos do- minantes luchan por ganar la batalla: Iné- dita y Militaria. Se benefician del comba- te editorial los lectores, que se enrolan en páginas llenas de horror y heroísmo, mi- seria y dolor, locura y camaradería. Fic- ción y realidad, aventura y denuncia, evo- cación y testimonio se puede encontrar en este desembarco en las playas libre- ras, y en cuya primera línea encontramos una magnífica biografía sobre Montgo- mery, el británico que plantó cara al mis- mísimo Rommel en las arenas del desier- to.Y ganó. La guerra como aventura descarga to- da su munición en cuatro títulos que ga- rantizan un entretenimiento a prueba de bombas. ¿Le suena el nombre de Alistair MacLean? Hoy ha caído un poco en el ol- vido, pero hace décadas dominaba las lis- tas de ventas. Suyos son los argumentos que inspiraron dos clásicos del cine béli- co: “Los cañones de Navarone” y “El desa- fío de las águilas”, esas misiones que “cambian el curso de una guerra”, como suele decirse en algún momento de sus diálogos. MacLean, un tipo escueto y pre- ciso como pocos, demuestra un dominio de la tensión y la intriga que no ha enve- jecido nada. Le sigue los pasos el actual James Holland con “Misión Odín”, y sale airoso de la prueba con una narración que hace prisionero al lector desde el comienzo y no lo suelta hasta el último tiro. Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek. Se recomienda leerlas juntas, pues la prime- ra narra el drama del frente del Este des- de el punto de vista alemán y la segunda lo hace desde el bando soviético. Ambas son espléndidas, aunque “La cruz de hie- rro” cale más por su extensión e inten- ción.Y sí, es la novela que inspiró la pelí- cula de Sam Peckinpah, que, sin ser de lo mejor del gran director, sí ofrecía mo- mentos impresionantes. Las diferencias entre el texto literario y la película son notables, así que mejor no hacer compa- raciones odiosas. Por cierto, Orson Welles dijo del filme que era la mejor película bélica que había visto. Exageraba. Por el contrario, la novela sí es un clásico con todo merecimiento. Una aportación con marchamo espa- ñol. Y de calidad: “Los demonios de Ber- lín”, del asturiano Ignacio del Valle. Un soldado de la División Azul metido en el infierno del final del conflicto en un Ber- lín devastado. Un novelón en el más no- ble sentido de la palabra. “Operación Valkyria” de Tobias Knieve, dibuja con mi- nucioso rigor el atentado fallido contra Hitler, que Tom Cruise ha puesto de ac- tualidad. Y para completar esta pequeña selección, un título que tocará la fibra sensible de quienes devoraban aquellas novelas de a duro en las que autores es- pañoles usaban seudónimos extranjeros: “Orden: matar a Tito”, de Karl von Vereiter. O, lo que es lo mismo, Enrique Sánchez Pascual. Una gozada. Invasión de novedades sobre la II Guerra Mundial, con grandes novelas sobre el frente ruso, la biografía de Montgomery y el rescate del clásico Alistair MacLean Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek El «boom» del libro Número 621 Sábado, 22 de agosto de 2009 C b é lico

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Page 1: bélico - Faro de Vigo · 2009-08-21 · Ficción 1. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino). 2. La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Tino Pertierra

uerpo a tierra. La guerra está de moda sobre el papel. Y si es Segun-da y Mundial, más. Dos sellos do-

minantes luchan por ganar la batalla: Iné-dita y Militaria. Se benefician del comba-te editorial los lectores, que se enrolan en páginas llenas de horror y heroísmo, mi-seria y dolor, locura y camaradería. Fic-ción y realidad, aventura y denuncia, evo-cación y testimonio se puede encontrar en este desembarco en las playas libre-ras, y en cuya primera línea encontramos una magnífica biografía sobre Montgo-mery, el británico que plantó cara al mis-mísimo Rommel en las arenas del desier-to. Y ganó.

La guerra como aventura descarga to-da su munición en cuatro títulos que ga-rantizan un entretenimiento a prueba de bombas. ¿Le suena el nombre de Alistair MacLean? Hoy ha caído un poco en el ol-vido, pero hace décadas dominaba las lis-tas de ventas. Suyos son los argumentos que inspiraron dos clásicos del cine béli-

co: “Los cañones de Navarone” y “El desa-fío de las águilas”, esas misiones que “cambian el curso de una guerra”, como suele decirse en algún momento de sus diálogos. MacLean, un tipo escueto y pre-ciso como pocos, demuestra un dominio de la tensión y la intriga que no ha enve-jecido nada. Le sigue los pasos el actual James Holland con “Misión Odín”, y sale airoso de la prueba con una narración que hace prisionero al lector desde el comienzo y no lo suelta hasta el último tiro.

Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek. Se recomienda leerlas juntas, pues la prime-ra narra el drama del frente del Este des-de el punto de vista alemán y la segunda lo hace desde el bando soviético. Ambas son espléndidas, aunque “La cruz de hie-rro” cale más por su extensión e inten-ción. Y sí, es la novela que inspiró la pelí-cula de Sam Peckinpah, que, sin ser de lo mejor del gran director, sí ofrecía mo-

mentos impresionantes. Las diferencias entre el texto literario y la película son notables, así que mejor no hacer compa-raciones odiosas. Por cierto, Orson Welles dijo del filme que era la mejor película bélica que había visto. Exageraba. Por el contrario, la novela sí es un clásico con todo merecimiento.

Una aportación con marchamo espa-ñol. Y de calidad: “Los demonios de Ber-lín”, del asturiano Ignacio del Valle. Un soldado de la División Azul metido en el infierno del final del conflicto en un Ber-lín devastado. Un novelón en el más no-ble sentido de la palabra. “Operación Valkyria” de Tobias Knieve, dibuja con mi-nucioso rigor el atentado fallido contra Hitler, que Tom Cruise ha puesto de ac-tualidad. Y para completar esta pequeña selección, un título que tocará la fibra sensible de quienes devoraban aquellas novelas de a duro en las que autores es-pañoles usaban seudónimos extranjeros: “Orden: matar a Tito”, de Karl von Vereiter. O, lo que es lo mismo, Enrique Sánchez Pascual. Una gozada.

Invasión de novedades sobre la II Guerra Mundial, con grandes novelas sobre el frente ruso, la biografía de

Montgomery y el rescate del clásico Alistair MacLean

Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek

El «boom» del libro

Número 621

Sábado, 22 de agosto de 2009

C

bélicoTino Pertierra

uerpo a tierra. La guerra está de moda sobre el papel. Y si es Segun-da y Mundial, más. Dos sellos do-

minantes luchan por ganar la batalla: Iné-dita y Militaria. Se benefician del comba-te editorial los lectores, que se enrolan en páginas llenas de horror y heroísmo, mi-seria y dolor, locura y camaradería. Fic-ción y realidad, aventura y denuncia, evo-cación y testimonio se puede encontrar en este desembarco en las playas libre-ras, y en cuya primera línea encontramos una magnífica biografía sobre Montgo-mery, el británico que plantó cara al mis-mísimo Rommel en las arenas del desier-to. Y ganó.

La guerra como aventura descarga to-da su munición en cuatro títulos que ga-rantizan un entretenimiento a prueba de bombas. ¿Le suena el nombre de Alistair MacLean? Hoy ha caído un poco en el ol-vido, pero hace décadas dominaba las lis-tas de ventas. Suyos son los argumentos que inspiraron dos clásicos del cine béli-

co: “Los cañones de Navarone” y “El desa-fío de las águilas”, esas misiones que “cambian el curso de una guerra”, como suele decirse en algún momento de sus diálogos. MacLean, un tipo escueto y pre-ciso como pocos, demuestra un dominio de la tensión y la intriga que no ha enve-jecido nada. Le sigue los pasos el actual James Holland con “Misión Odín”, y sale airoso de la prueba con una narración que hace prisionero al lector desde el comienzo y no lo suelta hasta el último tiro.

Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek. Se recomienda leerlas juntas, pues la prime-ra narra el drama del frente del Este des-de el punto de vista alemán y la segunda lo hace desde el bando soviético. Ambas son espléndidas, aunque “La cruz de hie-rro” cale más por su extensión e inten-ción. Y sí, es la novela que inspiró la pelí-cula de Sam Peckinpah, que, sin ser de lo mejor del gran director, sí ofrecía mo-

mentos impresionantes. Las diferencias entre el texto literario y la película son notables, así que mejor no hacer compa-raciones odiosas. Por cierto, Orson Welles dijo del filme que era la mejor película bélica que había visto. Exageraba. Por el contrario, la novela sí es un clásico con todo merecimiento.

Una aportación con marchamo espa-ñol. Y de calidad: “Los demonios de Ber-lín”, del asturiano Ignacio del Valle. Un soldado de la División Azul metido en el infierno del final del conflicto en un Ber-lín devastado. Un novelón en el más no-ble sentido de la palabra. “Operación Valkyria” de Tobias Knieve, dibuja con mi-nucioso rigor el atentado fallido contra Hitler, que Tom Cruise ha puesto de ac-tualidad. Y para completar esta pequeña selección, un título que tocará la fibra sensible de quienes devoraban aquellas novelas de a duro en las que autores es-pañoles usaban seudónimos extranjeros: “Orden: matar a Tito”, de Karl von Vereiter. O, lo que es lo mismo, Enrique Sánchez Pascual. Una gozada.

Invasión de novedades sobre la II Guerra Mundial, con grandes novelas sobre el frente ruso, la biografía de

Montgomery y el rescate del clásico Alistair MacLean

Novelas de denuncia más ambiciosas en el territorio literario son “La cruz de hierro”, de Willi Heinrich, y “La carretera de Volokolamsk”, de Alexander Bek

El «boom» del libro

Número 621

Sábado, 22 de agosto de 2009

C

bélico

Page 2: bélico - Faro de Vigo · 2009-08-21 · Ficción 1. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino). 2. La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Qué nostalgia de aquellas películas en las que un grupo de valientes debía afrontar una misión destinada a cambiar el curso de la guerra... Uno de los hom-bres que pusieron de moda aquellas his-torias de fuerzas infiltradas tras las líneas enemigas fue Alistair MacLean, prolífico autor fallecido en 1987 tras escribir 29 bestseller sobre los que la industria ho-llywoodiense se arrojaba con ansia por sus tramas, sus personajes y su engranaje narrativo, ideal para el cine. Militaria recu-pera ahora dos de sus títulos más recor-

dados gracias a las adaptaciones a la gran pantalla, y ciertamente lo merecen. El desafío de las águilas, que dio lugar a una notable cinta con Clint Eastwood y

Richard Burton, es una novela endiabla-damente entretenida con fortalezas inex-pugnables, traidores sorprendentes y he-roicos infiltrados. Acción a raudales muy

bien construida y do-sificada. Los cañones de Navarone propo-ne una aventura más ambiciosa y cosmo-polita, e igualmente pone de manifiesto el talento del escritor para manejar con sol-tura psicologías y combates.

Misión Odín no es de MacLean pero le si-gue los pasos, con un

grupo de soldados británicos que deben proteger un secreto trascendental. La nove-la, vertiginosa y con personajes dibujados con puntería, se lee como un tiro.

La carretera de Volokolamsk ALEXANDR BEK

Inédita. 360 páginas

Una novela de culto. Con todo merecimiento. Octu-bre de 1941. Las tropas del III Reich amenazan con conquistar Moscú tras una campaña relámpago a san-gre y fuego. Un batallón de infantería ruso recibe la mi-

sión casi suicida de defender una de las carreras vitales de acce-so a la capital, Volokolamsk. El batallón, proce-dente de Ka-zajstán, estaba formado por campesinos, em-pleados, mecá-nicos y estudian-tes que nunca habían empuña-do un fusil. En-trenados a con-trarreloj, pronto

se verán metidos en un infierno que pondrá a prueba su valor, su resistencia y su capacidad para luchar por su vida. Una novela contundente, real como la guerra misma, emocionante.

EL «BOOM» DEL LIBRO BÉLICO

Los demonios de Berlín IGNACIO DEL VALLE

IAlfaguara. 427 páginas

El interés del ovetense Ignacio del Valle por la II Guerra Mundial vuelve a cristalizar en una excelente novela de intriga con trasfondo bélico. Los demonios de Berlín pone de nuevo en marcha a Arturo Andrade,

el soldado de la División Azul que nos había presentado en El tiempo de los emperadores ex-traños. En esta ocasión,_Andra-de debe encon-trar el asesino de un científico del programa atómico... El au-tor sabe cómo coger al lector en volandas y llevarlo por el la-berinto de una

acción al rojo vivo, sin despreciar el dibujo férreo de los personajes y la descripción convincente de los es-cenarios y las situaciones. Y, entre líneas, una hermosa historia de amor.

La cruz de hierro WILLI HEINRICH

Inédita. 800 páginas

A pesar de sus valores, la adaptación al cine de Sam Peckinpah se queda lejos de los logros de esta gran no-vela sobre el frente oriental de la II_Guerra Mundial vis-to desde el punto de vista de los alemanes. Y de los ale-

manes que poco o nada tenían que ver con los nazis. El memo-rable personaje de Steiner, un ve-terano sargento que desprecia a los coleccionis-tas de cruces de hierro y a los mastines hitle-rianos, domina con su poderosa presencia una obra que se ale-ja de los lugares comunes para

ofrecer una crónica despiadada y sin concesiones de unas jornadas sangrientas y devastadoras en las que el ser humano sobrevive entre sus propias ruinas y mise-rias.

Montgomery ALAN MOOREHEAD

Inédita 400 páginas

Agnes Moorehead vivió personalmente junto a Mont-gomery la epopeya del desierto que enfrentó a las fuerzas británicas con las alemanas del legendario Rommel. Así

que sabe de lo que habla. La figu-ra de Monty, des-conocida hasta su gran triunfo en El Alemein, sirve al autor para rea-lizar un exhausti-vo (y nada cauda-loso) perfil del mítico militar, con un estilo de curti-do corresponsal de guerra que va al grano y no pier-de el tiempo con fruslerías. El libro respira el polvo

del desierto, se empapa de la gasolina de los blindados, tiembla con las explosiones. Y al final, Montgomery se alza mucho más cercano para el lector, con sus virtudes y mi-serias en el punto de mira.

Orden: matar a Tito KAR VON VEREITER

Malabar 336 páginas

Los que casi aprendieron a leer con aquellas novelas «pulp» a la española (de Marcial Lafuente Estefanía a Sil-ver Kane) tienen una cita con la nostalgia: Karl von Verei-

ter, seudónimo de uno de los más prolíficos autores de literatura de quiosco que ha dado este país. Malabar recupera ahora en formato mucho más con-sistente algunos de los títulos más destacados del Sven Hassel a la española. Aquí, la trama se centra en una misión en el frente yugosla-vo, con héroes de

una pieza y traidores empeñados en dar al traste con las operaciones aliadas. Como era de esperar, el autor «ale-mán» narra sin contemplaciones su historia, y entretiene a base de acción pura y dura.

Operación Valkyria TOBIAS KNIEBE

MT 256 páginas

El coronel Claus Von Stauffenberg ha pasado a la histo-ria no por sus victorias en el campo de batalla sino por su gran derrota como conspirador contra la fiera hitleriana. Su

atentado contra Hitler, asombrosa-mente fallido, es una de las gran-des tragedias per-sonales y mundia-les, si damos por hecho que la muerte del tirano hubiera puesto fin a la guerra. La estimable pelícu-la con Tom Cruise ha puesto de ac-tualidad al perso-naje, pero quien quiera conocer a fondo y con más

rigor la verdadera historia hará bien en leer esta documen-tadísima aproximación a los planes de una operación que buscaba cambiar el rumbo de la historia y acabó en una salvaje venganza nazi.

Páginas de gran calibre

El curso de la guerra está en juego, señores

El desafío de las águilas ALISTAIR MACLEAN

MT. 272 páginas

Los cañones de Navarone ALISTAIR MACLEAN

MT. 352 páginas

Misión Odín JAMES HOLLAND

MT. 400 páginas

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 20092

Qué nostalgia de aquellas películas en las que un grupo de valientes debía afrontar una misión destinada a cambiar el curso de la guerra... Uno de los hom-bres que pusieron de moda aquellas his-torias de fuerzas infiltradas tras las líneas enemigas fue Alistair MacLean, prolífico autor fallecido en 1987 tras escribir 29 bestseller sobre los que la industria ho-llywoodiense se arrojaba con ansia por sus tramas, sus personajes y su engranaje narrativo, ideal para el cine. Militaria recu-pera ahora dos de sus títulos más recor-

dados gracias a las adaptaciones a la gran pantalla, y ciertamente lo merecen. El desafío de las águilas, que dio lugar a una notable cinta con Clint Eastwood y

Richard Burton, es una novela endiabla-damente entretenida con fortalezas inex-pugnables, traidores sorprendentes y he-roicos infiltrados. Acción a raudales muy

bien construida y do-sificada. Los cañones de Navarone propo-ne una aventura más ambiciosa y cosmo-polita, e igualmente pone de manifiesto el talento del escritor para manejar con sol-tura psicologías y combates.

Misión Odín no es de MacLean pero le si-gue los pasos, con un

grupo de soldados británicos que deben proteger un secreto trascendental. La nove-la, vertiginosa y con personajes dibujados con puntería, se lee como un tiro.

La carretera de Volokolamsk ALEXANDR BEK

Inédita. 360 páginas

Una novela de culto. Con todo merecimiento. Octu-bre de 1941. Las tropas del III Reich amenazan con conquistar Moscú tras una campaña relámpago a san-gre y fuego. Un batallón de infantería ruso recibe la mi-

sión casi suicida de defender una de las carreras vitales de acce-so a la capital, Volokolamsk. El batallón, proce-dente de Ka-zajstán, estaba formado por campesinos, em-pleados, mecá-nicos y estudian-tes que nunca habían empuña-do un fusil. En-trenados a con-trarreloj, pronto

se verán metidos en un infierno que pondrá a prueba su valor, su resistencia y su capacidad para luchar por su vida. Una novela contundente, real como la guerra misma, emocionante.

EL «BOOM» DEL LIBRO BÉLICO

Los demonios de Berlín IGNACIO DEL VALLE

IAlfaguara. 427 páginas

El interés del ovetense Ignacio del Valle por la II Guerra Mundial vuelve a cristalizar en una excelente novela de intriga con trasfondo bélico. Los demonios de Berlín pone de nuevo en marcha a Arturo Andrade,

el soldado de la División Azul que nos había presentado en El tiempo de los emperadores ex-traños. En esta ocasión,_Andra-de debe encon-trar el asesino de un científico del programa atómico... El au-tor sabe cómo coger al lector en volandas y llevarlo por el la-berinto de una

acción al rojo vivo, sin despreciar el dibujo férreo de los personajes y la descripción convincente de los es-cenarios y las situaciones. Y, entre líneas, una hermosa historia de amor.

La cruz de hierro WILLI HEINRICH

Inédita. 800 páginas

A pesar de sus valores, la adaptación al cine de Sam Peckinpah se queda lejos de los logros de esta gran no-vela sobre el frente oriental de la II_Guerra Mundial vis-to desde el punto de vista de los alemanes. Y de los ale-

manes que poco o nada tenían que ver con los nazis. El memo-rable personaje de Steiner, un ve-terano sargento que desprecia a los coleccionis-tas de cruces de hierro y a los mastines hitle-rianos, domina con su poderosa presencia una obra que se ale-ja de los lugares comunes para

ofrecer una crónica despiadada y sin concesiones de unas jornadas sangrientas y devastadoras en las que el ser humano sobrevive entre sus propias ruinas y mise-rias.

Montgomery ALAN MOOREHEAD

Inédita 400 páginas

Agnes Moorehead vivió personalmente junto a Mont-gomery la epopeya del desierto que enfrentó a las fuerzas británicas con las alemanas del legendario Rommel. Así

que sabe de lo que habla. La figu-ra de Monty, des-conocida hasta su gran triunfo en El Alemein, sirve al autor para rea-lizar un exhausti-vo (y nada cauda-loso) perfil del mítico militar, con un estilo de curti-do corresponsal de guerra que va al grano y no pier-de el tiempo con fruslerías. El libro respira el polvo

del desierto, se empapa de la gasolina de los blindados, tiembla con las explosiones. Y al final, Montgomery se alza mucho más cercano para el lector, con sus virtudes y mi-serias en el punto de mira.

Orden: matar a Tito KAR VON VEREITER

Malabar 336 páginas

Los que casi aprendieron a leer con aquellas novelas «pulp» a la española (de Marcial Lafuente Estefanía a Sil-ver Kane) tienen una cita con la nostalgia: Karl von Verei-

ter, seudónimo de uno de los más prolíficos autores de literatura de quiosco que ha dado este país. Malabar recupera ahora en formato mucho más con-sistente algunos de los títulos más destacados del Sven Hassel a la española. Aquí, la trama se centra en una misión en el frente yugosla-vo, con héroes de

una pieza y traidores empeñados en dar al traste con las operaciones aliadas. Como era de esperar, el autor «ale-mán» narra sin contemplaciones su historia, y entretiene a base de acción pura y dura.

Operación Valkyria TOBIAS KNIEBE

MT 256 páginas

El coronel Claus Von Stauffenberg ha pasado a la histo-ria no por sus victorias en el campo de batalla sino por su gran derrota como conspirador contra la fiera hitleriana. Su

atentado contra Hitler, asombrosa-mente fallido, es una de las gran-des tragedias per-sonales y mundia-les, si damos por hecho que la muerte del tirano hubiera puesto fin a la guerra. La estimable pelícu-la con Tom Cruise ha puesto de ac-tualidad al perso-naje, pero quien quiera conocer a fondo y con más

rigor la verdadera historia hará bien en leer esta documen-tadísima aproximación a los planes de una operación que buscaba cambiar el rumbo de la historia y acabó en una salvaje venganza nazi.

Páginas de gran calibre

El curso de la guerra está en juego, señores

El desafío de las águilas ALISTAIR MACLEAN

MT. 272 páginas

Los cañones de Navarone ALISTAIR MACLEAN

MT. 352 páginas

Misión Odín JAMES HOLLAND

MT. 400 páginas

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 20092

Page 3: bélico - Faro de Vigo · 2009-08-21 · Ficción 1. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino). 2. La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Ficción

1. La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una cerilla y un bidón...cerilla y un bidón...cerilla y un bidón...cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino).

2. La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las corrientes de aire.corrientes de aire.corrientes de aire.corrientes de aire. Stieg Larsson (Destino).

3. Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a las mujeres.las mujeres.las mujeres.las mujeres. Stieg Larsson (Destino).

4. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Grijalbo).

5. La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-mos.mos.mos.mos. Paolo Giordano (Salamandra).

No Ficción

1. El sentimiento negativo.El sentimiento negativo.El sentimiento negativo.El sentimiento negativo. Risto Mejide (Espasa).

2. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. R. Byrne (Urano).

3. Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis. Joaquín Lorente (Planeta).

4. Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un psiquiatra forense.psiquiatra forense.psiquiatra forense.psiquiatra forense. José Cabrera (En-cuentro).

5. Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante. Javier Cercas (Mondadori).

6. El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-sa...sa...sa...sa... Trias de Bes (Temas de Hoy).

En galego

1. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

2. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

3. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Galaxia).

4. Pirata.Pirata.Pirata.Pirata. María Reimóndez (Edi-cións Xerais).

5. Lúa de Senegal.Lúa de Senegal.Lúa de Senegal.Lúa de Senegal. Agustín Fernán-dez Paz (Edicións Xerais).

El falsificador de pasaportes CIOMA SCHÖNHAUS.

Galaxia Guttemberg. 282 pági-nas

Cioma Schönhaus cuenta su propia historia, en nada pareci-da a otros testimonios sobre el Holocausto. En lugar de dejarse llevar por el fatalismo, el prota-gonista vive con intensidad e increíble osadía en el entorno de un judío atrapado en el Ber-lín hitleriano. Con sus padres ya deportados, el joven Cioma tienta la suerte. Consigue gra-cias a su talento innato para el dibujo, un curioso trabajo que

le ayudará a salvar la vida de muchos compatriotas judíos, además de la suya propia: falsi-ficar documentos. Lejos de ren-dirse y dejarse llevar por el mie-

do, desafía a su destino y apues-ta por la vida hasta rozar lo te-merario: tiene una aventura con la esposa de un soldado ale-mán, frecuenta los locales de moda y los mejores restauran-tes —los mismos que acostum-bran a visitar sus perseguido-res—- e incluso adquiere un pe-queño yate de vela. Pero la Ges-tapo empieza a cerrar el círculo sobre el escurridizo Cioma, y el osado dibujante se lanza a la que tal vez sea la última oportu-nidad para sobrevivir: huir a Suiza en bicicleta.

“El falsificador de pasapor-tes” es mucho más que el testi-monio de un momento históri-co, es también una apasionante novela de suspense que mantie-ne en vilo al lector como las mejores obras de ficción. Y es también una novela llena de es-peranza, que transmite las ganas de vivir, la alegría, la energía y el optimismo de su protagonista.

Los huesos de Descartes RUSSEL SHORTO.

Duomo. 305 páginas

En un crudo día de invierno de 1650, en Estocolmo, René Descartes, el pensa-dor más influyente y controvertido de su tiempo, fue enterrado lejos de su ho-gar. Dieciséis años más tarde, el embaja-dor francés exhumó secretamente sus huesos y los trans-portó a Francia. ¿Por qué este fun-cionario y devoto católico se preocu-pó tanto por los restos de un filóso-fo que fue acusado de ateísmo? ¿Por qué los huesos de Descartes siguie-ron un extraño pe-riplo durante los si-guientes 350 años? La historia de estas insólitas reliquias involucra a los per-sonajes más diver-sos, desde monar-cas hasta poetas, fi-lósofos y fisiólogos que usaron los huesos para sus estudios científicos; los robaron, los vendieron y los reverenciaron, pelearon por ellos y fueron pasándolos subrepticiamente de mano en mano.

La clave de este misterio se esconde en la famosa frase de Descartes: cogito ergo sum (“pienso, luego existo”), con la

que este ambicioso francés destruyó 2.000 años de creencias adquiridas y fundó los cimientos del mundo moder-no.

“Los huesos de Descartes” es un rela-to histórico y detectivesco sobre la crea-ción del pensamiento moderno que, a través de diversos giros, nos traslada has-ta el presente; al Museo de las Ciencias de París, donde ahora moran los restos del pensador. Russel Shorto, director del John Adams Institute de Amsterdam y

colaborador habi-tual del New York Ti-mes Magazine, na-rra con detalle mi-nucioso el peregri-naje esos tres siglos y medio que experi-mentaron los restos del filósofo francés desde Estocolmo hasta su ubicación actual, y aprovecha para intercalar en la acción algunas de las corrientes fi-losófico-biológicas —lo que en tiem-pos de Descartes se llamaba filosofía natural, luego des-gajada en multitud

de disciplinas— de las tres últimas cen-turias. Una ingeniosa obra que mezcla el ensayo con la novela de manera sor-prendente y amena. Los huesos de Des-cartes fueron utilizados para la investi-gación científica y sus seguidores los usaron como un argumento a favor de la defensa de su pensamiento.

Filosofía natural

Alejandría LINDSAY DAVIS.

Edhasa. 368 páginas

Acosado por su aristocrática espo-sa, Marco Didio Falco se embarca con destino a Alejandría con el propósito de visitar algunas de las siete maravi-llas del mundo. Sin embargo, al poco de su llegada aparece un cadáver en la célebre biblioteca de esa ciudad, y eso le involucra en una investiga-ción que le llevará a conocer a fondo los entresijos de las pequeñas lu-chas políticas en el seno de una ins-titución cultural tan emblemática como la Bibliote-ca de Alejandría, que da título a la última novela del detective Falco, personaje con el que la británica Lindsay Davis co-menzó hace justo veinte años su se-rie de novelas po-liciaco-históricas protagonizadas por el plebeyo Marco Didio Falco y su no-ble esposa Helena Justina.

Las aventuras del investigador más famoso de Roma se desarrollan en es-ta última entrega siguiendo con las ha-bituales dosis de rigor, humor e intriga unos temas que siguen siendo de ac-

tualidad, característica que la autora británica imprime siempre a sus nove-las. Algunos de los paralelismos de su nueva obra se rastrean al tratar a sus romanos como meros turistas que in-tentan visitar la tumba de Alejandro, apenas visible por estar sucia y sin momia, o la propia inspiración en la British Library para ambientar una in-triga que se desarrolla en la Biblioteca de Alejandría. En la ciudad del tam-bién famoso faro vive, Fulvio, tío del in-

vestigador, quien invita a la pareja a una cena de bien-venida a la que asiste lo más gra-nado de la urbe, entre ellos el bi-bliotecario jefe. Cuando aparece un cadáver en el mítico archivo de libros, el detective —ahora más aco-modado y más “blando”— se ve envuelto en las rencillas políticas existentes en el momento.

Amena y accesi-ble para todo tipo

de lectores, los incondicionales y los que se enganchen a la saga con “Ale-jandría” están de enhorabuena porque ya se promete la vigésima entrega pa-ra 2010, que llevará el título de “Néme-sis”.Una oportunidad más de compro-bar cómo Falco resuelve los misterios y crímenes que se suceden.

Nuevas aventuras de Didio Falco

España es sobrenatural VV.AA.

Editorial Melusina. 240 pági-nas

Con su lenguaje desenfa-dado, pero sin que pueda ob-viarse la erudición emplea-da, “España es sobrenatural” es como una inversión pos-moderna de la “Historia de los heterodoxos españoles” de Menéndez Pelayo. No es un libro de historia, sino de lo que llaman “fantaciencia”, en la que caben ovnis, aparicio-nes, telepatía, teletransporta-ción, viajes en el tiempo, cria-turas fabulosas, fantasmas, es-pectros y duendes, lluvia y ca-rros de fuego. Los autores re-pasan la España mágica por la vía de la ironía con un se-rio objetivo: recoger los mejo-res episodios de la fantacien-cia con un libro juguetón y travieso, discipinado y serio del ocultismo cañí.

Queridísima Elena FERNANDO CALVO.

Galland Books. 248 páginas

“Mi muy queridísima Ele-na mía y queridos todos: Des-de el frente de batalla...”. Así empieza esta novela-ficción inspirada en las cartas que, desde el Frente de Madrid y durante el período compren-dido entre las festividades de San Andrés de 1936 y de San-tiago Apóstol de 1937, envia-ba el comandante de Estado Mayor Víctor Máximo de Dios a su mujer, Elena González Gadea, y que fueron halladas junto con un rosario árabe jaspeado de treinta y tres cuentas en el interior de una skara o bolsa de costado de los soldados de Regulares dentro de las obras de demo-lición del chalé militar 5 alto de Larache, antigua plaza del Protectorado español sobre Marruecos.

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 2009 3

Los más vendidos

El judío que burló a la Gestapo

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Tere Gradín

Ficción

1. La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una La chica que soñaba con una cerilla y un bidón...cerilla y un bidón...cerilla y un bidón...cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino).

2. La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las La reina en el palacio de las corrientes de aire.corrientes de aire.corrientes de aire.corrientes de aire. Stieg Larsson (Destino).

3. Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a Los hombres que no amaban a las mujeres.las mujeres.las mujeres.las mujeres. Stieg Larsson (Destino).

4. La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima.La mano de Fátima. Ildefonso Falcones (Grijalbo).

5. La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-La soledad de los números pri-mos.mos.mos.mos. Paolo Giordano (Salamandra).

No Ficción

1. El sentimiento negativo.El sentimiento negativo.El sentimiento negativo.El sentimiento negativo. Risto Mejide (Espasa).

2. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. R. Byrne (Urano).

3. Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis.Piensa, es gratis. Joaquín Lorente (Planeta).

4. Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un Yo estuve allí: memorias de un psiquiatra forense.psiquiatra forense.psiquiatra forense.psiquiatra forense. José Cabrera (En-cuentro).

5. Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante.Anatomía de un instante. Javier Cercas (Mondadori).

6. El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-El hombre que cambió su ca-sa...sa...sa...sa... Trias de Bes (Temas de Hoy).

En galego

1. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

2. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

3. Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga.Ollos de auga. Domingo Villar (Galaxia).

4. Pirata.Pirata.Pirata.Pirata. María Reimóndez (Edi-cións Xerais).

5. Lúa de Senegal.Lúa de Senegal.Lúa de Senegal.Lúa de Senegal. Agustín Fernán-dez Paz (Edicións Xerais).

El falsificador de pasaportes CIOMA SCHÖNHAUS.

Galaxia Guttemberg. 282 pági-nas

Cioma Schönhaus cuenta su propia historia, en nada pareci-da a otros testimonios sobre el Holocausto. En lugar de dejarse llevar por el fatalismo, el prota-gonista vive con intensidad e increíble osadía en el entorno de un judío atrapado en el Ber-lín hitleriano. Con sus padres ya deportados, el joven Cioma tienta la suerte. Consigue gra-cias a su talento innato para el dibujo, un curioso trabajo que

le ayudará a salvar la vida de muchos compatriotas judíos, además de la suya propia: falsi-ficar documentos. Lejos de ren-dirse y dejarse llevar por el mie-

do, desafía a su destino y apues-ta por la vida hasta rozar lo te-merario: tiene una aventura con la esposa de un soldado ale-mán, frecuenta los locales de moda y los mejores restauran-tes —los mismos que acostum-bran a visitar sus perseguido-res—- e incluso adquiere un pe-queño yate de vela. Pero la Ges-tapo empieza a cerrar el círculo sobre el escurridizo Cioma, y el osado dibujante se lanza a la que tal vez sea la última oportu-nidad para sobrevivir: huir a Suiza en bicicleta.

“El falsificador de pasapor-tes” es mucho más que el testi-monio de un momento históri-co, es también una apasionante novela de suspense que mantie-ne en vilo al lector como las mejores obras de ficción. Y es también una novela llena de es-peranza, que transmite las ganas de vivir, la alegría, la energía y el optimismo de su protagonista.

Los huesos de Descartes RUSSEL SHORTO.

Duomo. 305 páginas

En un crudo día de invierno de 1650, en Estocolmo, René Descartes, el pensa-dor más influyente y controvertido de su tiempo, fue enterrado lejos de su ho-gar. Dieciséis años más tarde, el embaja-dor francés exhumó secretamente sus huesos y los trans-portó a Francia. ¿Por qué este fun-cionario y devoto católico se preocu-pó tanto por los restos de un filóso-fo que fue acusado de ateísmo? ¿Por qué los huesos de Descartes siguie-ron un extraño pe-riplo durante los si-guientes 350 años? La historia de estas insólitas reliquias involucra a los per-sonajes más diver-sos, desde monar-cas hasta poetas, fi-lósofos y fisiólogos que usaron los huesos para sus estudios científicos; los robaron, los vendieron y los reverenciaron, pelearon por ellos y fueron pasándolos subrepticiamente de mano en mano.

La clave de este misterio se esconde en la famosa frase de Descartes: cogito ergo sum (“pienso, luego existo”), con la

que este ambicioso francés destruyó 2.000 años de creencias adquiridas y fundó los cimientos del mundo moder-no.

“Los huesos de Descartes” es un rela-to histórico y detectivesco sobre la crea-ción del pensamiento moderno que, a través de diversos giros, nos traslada has-ta el presente; al Museo de las Ciencias de París, donde ahora moran los restos del pensador. Russel Shorto, director del John Adams Institute de Amsterdam y

colaborador habi-tual del New York Ti-mes Magazine, na-rra con detalle mi-nucioso el peregri-naje esos tres siglos y medio que experi-mentaron los restos del filósofo francés desde Estocolmo hasta su ubicación actual, y aprovecha para intercalar en la acción algunas de las corrientes fi-losófico-biológicas —lo que en tiem-pos de Descartes se llamaba filosofía natural, luego des-gajada en multitud

de disciplinas— de las tres últimas cen-turias. Una ingeniosa obra que mezcla el ensayo con la novela de manera sor-prendente y amena. Los huesos de Des-cartes fueron utilizados para la investi-gación científica y sus seguidores los usaron como un argumento a favor de la defensa de su pensamiento.

Filosofía natural

Alejandría LINDSAY DAVIS.

Edhasa. 368 páginas

Acosado por su aristocrática espo-sa, Marco Didio Falco se embarca con destino a Alejandría con el propósito de visitar algunas de las siete maravi-llas del mundo. Sin embargo, al poco de su llegada aparece un cadáver en la célebre biblioteca de esa ciudad, y eso le involucra en una investiga-ción que le llevará a conocer a fondo los entresijos de las pequeñas lu-chas políticas en el seno de una ins-titución cultural tan emblemática como la Bibliote-ca de Alejandría, que da título a la última novela del detective Falco, personaje con el que la británica Lindsay Davis co-menzó hace justo veinte años su se-rie de novelas po-liciaco-históricas protagonizadas por el plebeyo Marco Didio Falco y su no-ble esposa Helena Justina.

Las aventuras del investigador más famoso de Roma se desarrollan en es-ta última entrega siguiendo con las ha-bituales dosis de rigor, humor e intriga unos temas que siguen siendo de ac-

tualidad, característica que la autora británica imprime siempre a sus nove-las. Algunos de los paralelismos de su nueva obra se rastrean al tratar a sus romanos como meros turistas que in-tentan visitar la tumba de Alejandro, apenas visible por estar sucia y sin momia, o la propia inspiración en la British Library para ambientar una in-triga que se desarrolla en la Biblioteca de Alejandría. En la ciudad del tam-bién famoso faro vive, Fulvio, tío del in-

vestigador, quien invita a la pareja a una cena de bien-venida a la que asiste lo más gra-nado de la urbe, entre ellos el bi-bliotecario jefe. Cuando aparece un cadáver en el mítico archivo de libros, el detective —ahora más aco-modado y más “blando”— se ve envuelto en las rencillas políticas existentes en el momento.

Amena y accesi-ble para todo tipo

de lectores, los incondicionales y los que se enganchen a la saga con “Ale-jandría” están de enhorabuena porque ya se promete la vigésima entrega pa-ra 2010, que llevará el título de “Néme-sis”.Una oportunidad más de compro-bar cómo Falco resuelve los misterios y crímenes que se suceden.

Nuevas aventuras de Didio Falco

España es sobrenatural VV.AA.

Editorial Melusina. 240 pági-nas

Con su lenguaje desenfa-dado, pero sin que pueda ob-viarse la erudición emplea-da, “España es sobrenatural” es como una inversión pos-moderna de la “Historia de los heterodoxos españoles” de Menéndez Pelayo. No es un libro de historia, sino de lo que llaman “fantaciencia”, en la que caben ovnis, aparicio-nes, telepatía, teletransporta-ción, viajes en el tiempo, cria-turas fabulosas, fantasmas, es-pectros y duendes, lluvia y ca-rros de fuego. Los autores re-pasan la España mágica por la vía de la ironía con un se-rio objetivo: recoger los mejo-res episodios de la fantacien-cia con un libro juguetón y travieso, discipinado y serio del ocultismo cañí.

Queridísima Elena FERNANDO CALVO.

Galland Books. 248 páginas

“Mi muy queridísima Ele-na mía y queridos todos: Des-de el frente de batalla...”. Así empieza esta novela-ficción inspirada en las cartas que, desde el Frente de Madrid y durante el período compren-dido entre las festividades de San Andrés de 1936 y de San-tiago Apóstol de 1937, envia-ba el comandante de Estado Mayor Víctor Máximo de Dios a su mujer, Elena González Gadea, y que fueron halladas junto con un rosario árabe jaspeado de treinta y tres cuentas en el interior de una skara o bolsa de costado de los soldados de Regulares dentro de las obras de demo-lición del chalé militar 5 alto de Larache, antigua plaza del Protectorado español sobre Marruecos.

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 2009 3

Los más vendidos

El judío que burló a la Gestapo

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

Tere Gradín

Page 4: bélico - Faro de Vigo · 2009-08-21 · Ficción 1. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón... Stieg Larsson (Destino). 2. La reina en el palacio de las corrientes de aire.

ámoslle as grazas a “El Bachiller de Ulcis” por nos provocar a emer-

xencia de Fernando de Rojas e da súa Celestina do Fondo dos Espellos.

A Celestina, como Comedia de Calisto y Melibea, sae á luz uns sete anos despois do des-cobremento da América e uns corenta e seis máis tarde da conquista de Constantinopla polo Turco. Esta circunstancia pon a obra no intre no que conviñemos en situar a eclo-sión do Mundo Moderno e no que moitas sombras se retira-ron ás cloacas da Historia. Pe-sia á súa venerábel idea, a Tra-gicomedia completa e definiti-va desde 1507, segue a fascinar, deleitar, admirar, conmover e perturbar aqueles lectores que son capaces da comprensión da súa lingua e de percibir to-das ou algunhas das súas refe-rencias.

Porque a da Celestina é un-ha lingua atravesada e mestu-rada na que se confonden os rexistros elevados e mailos po-pulares; e isto prodúcese na boca das personaxes de rango superior igual ca na dos apre-sentados coma de baixa cate-goría social. Non hai dobre pla-no lingüístico na Celestina, co-mo antes dicía a academia. Ninguén fala alí na lingua amá-bel das clases altas do tempo dos Reis Católicos, como pre-tendía Menéndez Pidal.

Todos os posibeis antece-dentes retóricos e estilísticos dispoñibeis no catalogo do sé-culo XV garrulan na Celestina, convertindo o libro nun para-digma do “mosaico de citas” ao que Kristeva se refería. Os eru-ditos angústianse con este li-bro e caen no síndrome da “an-siedade de Bloom” porque sempre sospeitan que nun cal-quera relanzo daquelas prosas facundas pode haber unha re-ferencia clásica non herboriza-da. Ovidio, Petrarca, arquetipos da comedia nova grega, da lati-na medieval, Aristóteles, carac-teres de Plauto e Terencio, bru-tais palabróns pedantísimos empedrados por Juan de Me-na, Biblia, salmos, himnos. E lo-go toda esta materia elevada que se vai embarrar cos re-fráns, paremias selectas, sen-tenzas folklóricas, contos do camino e da rúa, ditiños de arrieiro e de lareira: todo ama-sado na artesa da literatura tra-dicional de transmisión oral. Poucas obras temos lido nas que as fontes populares se conxuguen coas cultas con se-mellante falla de pudor. O lec-tor galego síntese confortado porque as palabras finais da Celestina están extraídas dun

poema atribuído a Pedro Me-zonzo: “in hac lacrimarum va-lle”. Salve, Rojas.

Estes anos atrás era moda anunciar o ocaso dos xéneros literarios e teorizar sobre a súa disolución no marco incompa-rábel do após-modernismo. E ben, desde o punto de vista xe-nérico, que é a Celestina? Un drama ou un romance? Unha obra didáctico-moral ou unha diatr iba contra a ideoloxía, claudicante na época da igre-xa e da nobreza feudal? Segui-mos sen o saber, e felizmente que así sexa. Alí onde a fun-ción poética da lingua domina estenderanse sempre as né-boas da ambigüedade.

Outros coevos nosos ficarán sorprendidos polo vigor dos caracteres que na Celestina se amosan vivificados por un diá-logo impar. Os criados, os amantes, as putas, o miles glo-riosus, a Terceira sabia e bruxa:

todos se constrúen co troquel do tópico e xa se manifestaran antes un cento de veces na lite-ratura europea. O milagre é que os perfís psicolóxicos deixan de ser artificiosos ar-quetipos e aparecen agora na Celestina de Fernando de Ro-jas coma frescos e nados do nada, ex ovo . O estudo das paixóns é mesmo clínico: o na-moramento do mozo rico e di-soluto seguindo o método da Vita Nuova evolúe ao exercicio pleno da paixón física. A moza inocente incéndiase tamén e tamén se entrega ao gozo. Logo vén a cobiza do ouro e o dese-xo de vinganza que toca un cu-mio na descripción dos sesos de Calisto esparexidos polo empedrado da canella. E mes-mo os lectores sentimos a punxente dor dos ovarios de Areusa. Todo constitúe unha banda deseñada, naturalista e burlesca, que se desprega dian-

te dos nosos ollos ao lermos esta novela tráxica e precisa-mente hilarante. Unha cidade sen nación na que se moven personaxes sen nomes usuais eleva tanta humanidade real ao plano supendido do non lu-gar, ou sexa da utopía.

María Rosa Lida ensinounos a ler a Celestina desde a condi-ción revoltada de Fernando de Rojas, autor marrao ou conver-so, moi cultivado e burgués de toga. De maneira que a exalta-ción da paixón lasciva, a au-sencia de relixión e mesmo o escarnio desta, a desaparición do honor e de calquera dos va-lores arcaicos da sociedade castelá conservadora daquel e o do actual tempo histórico, fan da Celestina un artefacto disolvente de grande potencia. Romeo e Juliet casarán pola igrexa e nunca pecarán contra o sexto mandamento. Calisto e Melibea gozan no fornicio e ela haberá de se suicidar moi conscientemente. Dóese Plebe-rio, o pai, da morte da amada fi-lla pro non se sinte deshonra-do nin pensa na condenación eterna da rapariga. Na Celesti-na, Rojas apresenta o ser huma-no tal como é e á marxe da a alienación (Entfremdung : Marx) relixiosa. Polo que resul-ta divertido vermos os esforzos de Menéndez Pelayo (católico “a machamartillo”), Julio Ceja-dor (crego) ou Ramiro de Maeztu (fundador do nacional catolicismo racial) por asimi-lar a Celestina ao relato do na-cionalismo español de dereita. Intentos fracasados.

Na realidade, hai moito de que nos maravillar ao lermos a Celestina . Constitúe ela todo un tratado de anti-España. Os valores carpetovetónicos nos que se entala “el macizo de la Raza” (Machado) desde o Can-tar del Cid a El Alcalde de Zala-mea e desde Donoso Cortés a Rouco Varela e ao Opus Dei, pasando por Eijo Garay e Fran-co, aparecen xenialmente con-culcados por Fernando de Ro-jas, que anuncia na súa Celesti-na, de lonxe, os verbos revolta-dos de Valle-Inclán e Blanco Amor.

Por todo o cal sempre a Ce-lestina foi considerada unha anomalía das cavernas de Es-paña. Mesmo Cervantes tiña medo da Celestina (ou do esta-do inquisitorial no que vivía) ao proferir con media retranca aquel xuízo famoso: “obra al parecer divi(na)/ si encubriera más lo huma(no)”. Non se tra-bucaba don Miguel, non. O mé-rito principal da Tragicomedia de Calisto e Melibea radica en que non encobre nada da con-dición humana.

Non se trabucaba Cervantes, non. O mérito principal da Tragicomedia de Calisto e Melibea radica en que non encobre nada da condición humana

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

D

A Celestina

como anomalía

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 20094

“Vostede, señor Méndez, debe de ser algo xudeo aín-da que un pouco antisemita, segundo me estar a comen-tar persoas entendidas. Aínda así, escríbolle a seguinte car-ta (…) Fernando de Rojas pasa por ser un dos mellores escritores xudeos que houbo no Mundo, a causa da súa obra Tragicomedia de Calisto e Melibea coñecida como La Celestina e eu penso que a obra está ambientada na ci-dade de Lugo (…) Na nove-la, a protagonista vive nunha rúa que chaman Tenerías. En Lugo hai unha rúa da Tinería, que pode explicar o nome co dos fabricantes de tinas antigos. Desde a torre da casa de Melibea, na novela, vese un río e por onda Lugo está o río Miño. Sabe Vostede algo de todo isto ?” (…)

““““EEEELLLL BBBBAAAACCCCHHHHIIIILLLLLLLLEEEERRRR DDDDEEEE UUUULLLLCCCCIIIISSSS””””

CORUÑA Trátese ou non dunha hu-

morada, eu traduzo do caste-lán, resumo e poño eiquí es-ta simpática carta. Entendo por antisemita o inimigo dos pobos que se expresan ou se expresaron en linguas da ponla da familia das afroa-siáticas: árabe, hebreo, ara-meo, amahárico, akkadio, así-rio, fenicio… Non sería eu capaz de odiar tanta boa xente. É máis, non odio nin detesto pobo ningún do pre-sente nin do pasado.

Tampouco eu son “algo xudeo”, se é que se pode ser xudeo de forma parcial, nin teño coñecemento de que antepasado meu ninguén practicase a lei mosaica.

Fernando de Rojas non era escritor xudeo senón castelán. El era marrao, ou se-xa procedente dunha fami-lia xudía que, nun intre dado e por presión sociopolítica, se viu obrigada a abrazar o cristianismo e a se batizar. Rojas era un descrido e un escéptico. Forma, por tanto, parte da lexión de granDes intelectuais ateos ou a-reli-xiosos de orixe xudía que iluminaron coas súas men-tes a Humanidade: Baruch Spinoza, Francisco Sánchez o Escéptico, Marx, Freud, Einstein… Se eles ou os seus antepasados ficasen na sina-goga a civilización sería ou-tra e máis pobre. Non sei se teñen rúas no actual Israel.

Tenería significa “lugar no que se curten as peles”. Son varias as ciudades casteláns onde esta palabra lle dá no-me a unha rúa. En Galicia só coñezo a de Lugo; en cam-bio noutras vilas e ciudades nosas existen rúas de Pela-mios co mesmo significado.

Non creo que a cidade de Lugo fose o modelo no que Rojas se basease para crear a cidade da Celestina. De todo isto comezamos a tratar ho-xe no Fondo dos Espellos.

Todos aqueles que quixeren colaborar coa súa opinión en NO FONDO DOS ESPE-LLOS poden escribir por correo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

ámoslle as grazas a “El Bachiller de Ulcis” por nos provocar a emer-

xencia de Fernando de Rojas e da súa Celestina do Fondo dos Espellos.

A Celestina, como Comedia de Calisto y Melibea, sae á luz uns sete anos despois do des-cobremento da América e uns corenta e seis máis tarde da conquista de Constantinopla polo Turco. Esta circunstancia pon a obra no intre no que conviñemos en situar a eclo-sión do Mundo Moderno e no que moitas sombras se retira-ron ás cloacas da Historia. Pe-sia á súa venerábel idea, a Tra-gicomedia completa e definiti-va desde 1507, segue a fascinar, deleitar, admirar, conmover e perturbar aqueles lectores que son capaces da comprensión da súa lingua e de percibir to-das ou algunhas das súas refe-rencias.

Porque a da Celestina é un-ha lingua atravesada e mestu-rada na que se confonden os rexistros elevados e mailos po-pulares; e isto prodúcese na boca das personaxes de rango superior igual ca na dos apre-sentados coma de baixa cate-goría social. Non hai dobre pla-no lingüístico na Celestina, co-mo antes dicía a academia. Ninguén fala alí na lingua amá-bel das clases altas do tempo dos Reis Católicos, como pre-tendía Menéndez Pidal.

Todos os posibeis antece-dentes retóricos e estilísticos dispoñibeis no catalogo do sé-culo XV garrulan na Celestina, convertindo o libro nun para-digma do “mosaico de citas” ao que Kristeva se refería. Os eru-ditos angústianse con este li-bro e caen no síndrome da “an-siedade de Bloom” porque sempre sospeitan que nun cal-quera relanzo daquelas prosas facundas pode haber unha re-ferencia clásica non herboriza-da. Ovidio, Petrarca, arquetipos da comedia nova grega, da lati-na medieval, Aristóteles, carac-teres de Plauto e Terencio, bru-tais palabróns pedantísimos empedrados por Juan de Me-na, Biblia, salmos, himnos. E lo-go toda esta materia elevada que se vai embarrar cos re-fráns, paremias selectas, sen-tenzas folklóricas, contos do camino e da rúa, ditiños de arrieiro e de lareira: todo ama-sado na artesa da literatura tra-dicional de transmisión oral. Poucas obras temos lido nas que as fontes populares se conxuguen coas cultas con se-mellante falla de pudor. O lec-tor galego síntese confortado porque as palabras finais da Celestina están extraídas dun

poema atribuído a Pedro Me-zonzo: “in hac lacrimarum va-lle”. Salve, Rojas.

Estes anos atrás era moda anunciar o ocaso dos xéneros literarios e teorizar sobre a súa disolución no marco incompa-rábel do após-modernismo. E ben, desde o punto de vista xe-nérico, que é a Celestina? Un drama ou un romance? Unha obra didáctico-moral ou unha diatr iba contra a ideoloxía, claudicante na época da igre-xa e da nobreza feudal? Segui-mos sen o saber, e felizmente que así sexa. Alí onde a fun-ción poética da lingua domina estenderanse sempre as né-boas da ambigüedade.

Outros coevos nosos ficarán sorprendidos polo vigor dos caracteres que na Celestina se amosan vivificados por un diá-logo impar. Os criados, os amantes, as putas, o miles glo-riosus, a Terceira sabia e bruxa:

todos se constrúen co troquel do tópico e xa se manifestaran antes un cento de veces na lite-ratura europea. O milagre é que os perfís psicolóxicos deixan de ser artificiosos ar-quetipos e aparecen agora na Celestina de Fernando de Ro-jas coma frescos e nados do nada, ex ovo . O estudo das paixóns é mesmo clínico: o na-moramento do mozo rico e di-soluto seguindo o método da Vita Nuova evolúe ao exercicio pleno da paixón física. A moza inocente incéndiase tamén e tamén se entrega ao gozo. Logo vén a cobiza do ouro e o dese-xo de vinganza que toca un cu-mio na descripción dos sesos de Calisto esparexidos polo empedrado da canella. E mes-mo os lectores sentimos a punxente dor dos ovarios de Areusa. Todo constitúe unha banda deseñada, naturalista e burlesca, que se desprega dian-

te dos nosos ollos ao lermos esta novela tráxica e precisa-mente hilarante. Unha cidade sen nación na que se moven personaxes sen nomes usuais eleva tanta humanidade real ao plano supendido do non lu-gar, ou sexa da utopía.

María Rosa Lida ensinounos a ler a Celestina desde a condi-ción revoltada de Fernando de Rojas, autor marrao ou conver-so, moi cultivado e burgués de toga. De maneira que a exalta-ción da paixón lasciva, a au-sencia de relixión e mesmo o escarnio desta, a desaparición do honor e de calquera dos va-lores arcaicos da sociedade castelá conservadora daquel e o do actual tempo histórico, fan da Celestina un artefacto disolvente de grande potencia. Romeo e Juliet casarán pola igrexa e nunca pecarán contra o sexto mandamento. Calisto e Melibea gozan no fornicio e ela haberá de se suicidar moi conscientemente. Dóese Plebe-rio, o pai, da morte da amada fi-lla pro non se sinte deshonra-do nin pensa na condenación eterna da rapariga. Na Celesti-na, Rojas apresenta o ser huma-no tal como é e á marxe da a alienación (Entfremdung : Marx) relixiosa. Polo que resul-ta divertido vermos os esforzos de Menéndez Pelayo (católico “a machamartillo”), Julio Ceja-dor (crego) ou Ramiro de Maeztu (fundador do nacional catolicismo racial) por asimi-lar a Celestina ao relato do na-cionalismo español de dereita. Intentos fracasados.

Na realidade, hai moito de que nos maravillar ao lermos a Celestina . Constitúe ela todo un tratado de anti-España. Os valores carpetovetónicos nos que se entala “el macizo de la Raza” (Machado) desde o Can-tar del Cid a El Alcalde de Zala-mea e desde Donoso Cortés a Rouco Varela e ao Opus Dei, pasando por Eijo Garay e Fran-co, aparecen xenialmente con-culcados por Fernando de Ro-jas, que anuncia na súa Celesti-na, de lonxe, os verbos revolta-dos de Valle-Inclán e Blanco Amor.

Por todo o cal sempre a Ce-lestina foi considerada unha anomalía das cavernas de Es-paña. Mesmo Cervantes tiña medo da Celestina (ou do esta-do inquisitorial no que vivía) ao proferir con media retranca aquel xuízo famoso: “obra al parecer divi(na)/ si encubriera más lo huma(no)”. Non se tra-bucaba don Miguel, non. O mé-rito principal da Tragicomedia de Calisto e Melibea radica en que non encobre nada da con-dición humana.

Non se trabucaba Cervantes, non. O mérito principal da Tragicomedia de Calisto e Melibea radica en que non encobre nada da condición humana

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

D

A Celestina

como anomalía

FARO DE VIGO Sábado, 22 de agosto de 20094

“Vostede, señor Méndez, debe de ser algo xudeo aín-da que un pouco antisemita, segundo me estar a comen-tar persoas entendidas. Aínda así, escríbolle a seguinte car-ta (…) Fernando de Rojas pasa por ser un dos mellores escritores xudeos que houbo no Mundo, a causa da súa obra Tragicomedia de Calisto e Melibea coñecida como La Celestina e eu penso que a obra está ambientada na ci-dade de Lugo (…) Na nove-la, a protagonista vive nunha rúa que chaman Tenerías. En Lugo hai unha rúa da Tinería, que pode explicar o nome co dos fabricantes de tinas antigos. Desde a torre da casa de Melibea, na novela, vese un río e por onda Lugo está o río Miño. Sabe Vostede algo de todo isto ?” (…)

““““EEEELLLL BBBBAAAACCCCHHHHIIIILLLLLLLLEEEERRRR DDDDEEEE UUUULLLLCCCCIIIISSSS””””

CORUÑA Trátese ou non dunha hu-

morada, eu traduzo do caste-lán, resumo e poño eiquí es-ta simpática carta. Entendo por antisemita o inimigo dos pobos que se expresan ou se expresaron en linguas da ponla da familia das afroa-siáticas: árabe, hebreo, ara-meo, amahárico, akkadio, así-rio, fenicio… Non sería eu capaz de odiar tanta boa xente. É máis, non odio nin detesto pobo ningún do pre-sente nin do pasado.

Tampouco eu son “algo xudeo”, se é que se pode ser xudeo de forma parcial, nin teño coñecemento de que antepasado meu ninguén practicase a lei mosaica.

Fernando de Rojas non era escritor xudeo senón castelán. El era marrao, ou se-xa procedente dunha fami-lia xudía que, nun intre dado e por presión sociopolítica, se viu obrigada a abrazar o cristianismo e a se batizar. Rojas era un descrido e un escéptico. Forma, por tanto, parte da lexión de granDes intelectuais ateos ou a-reli-xiosos de orixe xudía que iluminaron coas súas men-tes a Humanidade: Baruch Spinoza, Francisco Sánchez o Escéptico, Marx, Freud, Einstein… Se eles ou os seus antepasados ficasen na sina-goga a civilización sería ou-tra e máis pobre. Non sei se teñen rúas no actual Israel.

Tenería significa “lugar no que se curten as peles”. Son varias as ciudades casteláns onde esta palabra lle dá no-me a unha rúa. En Galicia só coñezo a de Lugo; en cam-bio noutras vilas e ciudades nosas existen rúas de Pela-mios co mesmo significado.

Non creo que a cidade de Lugo fose o modelo no que Rojas se basease para crear a cidade da Celestina. De todo isto comezamos a tratar ho-xe no Fondo dos Espellos.

Todos aqueles que quixeren colaborar coa súa opinión en NO FONDO DOS ESPE-LLOS poden escribir por correo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos, 91. VIGO

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