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    D E PA R T A M E N T O D E C A S T E L L A N O , L IT E R AT U R A Y L AT Í N

    Edit. Sursum, G. A.

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    INSTITUTO PEDAGÓGICO

    PERSONAL DIRECTIVO

    Director:

    Subdirector:

    Secretario:

    Pbro. Dr. Prof. Manuel Montanei

    Prof. Salvador Iribarren Mujica

    Prof. Luis Alfonso Vivas

    Director de Cultura y Publicaciones:Prof. Ramón Piña-Daza

    D E PA R TA M E N T O D E C A S T E L L A N O ,

    L I T E R AT U R A Y L AT Í N

    I . E E R S O N A LProfesor-Jefe del Departamento:

    Prof. Luis Quiroga Torrealba

    Profesores:Edoardo CremaJosé Martínez BallestaMarco Antonio Martínez

    Armando Martínez PeñuelaAugusto Germán OrihuelaOlga de León de PadrónRamón Piña-DazaFélix José PoleoLuis Quiroga TorrealbaMaría Teresa RojasNery SalazarHoracio Vanegas W.Luis Alfonso Vivas

    Oficial de Secretaría:

    Yolanda Israel

    fI N S T I T U T O P E D A G Ó G I C O

    B O L E TD E PA R T A M E N T O D E C A S T E L L A N O , L I T E R AT U R A Y L AT Í NP A D A P A O N O V IE M B R E D E 1958 A ün T M ACC A R A C A S F. N F. R O D E 1959 A N O I, Nos. 4 -5

    D I R E C T O R :

    CONSEJO DEREDACCIÓN:

    Profesor Ramón Piña-Daza

    Profesor Luis Quiroga TorrealbProfesor Marco Antonio MartíProfesora Olga de León de PadrónProfesor Luis Alfonso VivasAlumno J. N. Silva-Castillo,*-

    ADM INISTR ACIÓ N: Dirección de Cultura y Publicaciones de lInstituto Pedagógico

    Se edita trimestralmente.

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    B I B L I O T E C A PA RT I C U L A R D E L

    P R O F E S O R R A M Ó N P I Ñ A D A Z A

    R e g i s t r a d o b a j n e l N

    Cotz:|

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    ROMULO BETANCOURTPresidente Constitucional de los Venezolanos.

    1959-1964.

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    S U M A R í O

    Rómulo Betancourt, XXXIII" Presiden-te de Venezuela, por R. P-D 5

    Andrés Bello, po r Marco Antonio Mar-

    tínez 9

    Tendencia americanista de la obra deAndrés Bello, por Arturo Uslar Pietri 15

    en\riaíir-ma la

    Ja -la

    Dante, un desconocido, por EdoardoCrema 31

    Noticias 105

    Actividades culturales en el InstitutoPedagógico 113

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    ' R D M U L O B E T A N C O U R

    X X X I I I P R E S I D E N T E D E lE N E Z U E LAsistido por el voto mayoritario del pueblo venezolano., en

    unas elecciones libérrimas., que honran por su extraordinariapulcritud a la Junta de Gobierno a quien correspondió presidir-las, y que sólo tienen precedente en nuestra historia republicanaen las que — en 1947— llevaron a la Primera Magistratura de laNación al Maestro de la Juventud Venezolana, Don Rómulo Ga-llegos., el pasado 7 de diciembre fue elegido Presidente de laRepública de Venezuela el Sr. RÓMULO BETANCOURT.

    El acto de la elección en sí., que en otros países de evoluciónmás sosegada que el nuestro, no pasaría de ser un hecho más enel desenvolvimiento de las instituciones democráticas, cobra paralos venezolanos de hoy especial significación, por cuanto consti-tuye el estadio final de la etapa que se iniciara la madrugadaen que concluyó el decenio de oprobio, y sobre todo, porque seconsagra al frente de los destinos de la patria a un venezolanointegral que durante los últimos treinta años ha dedicado suvida, con noble pasión venezolanista, a una lucha sin tregua porhacer imperar en nuestro suelo los postulados que son razónmisma de nuestra existencia como pueblo libre, soberano e in-dependiente.

    Esta doble significación se dilata más aún cuando se piensaque la elección del 7 de diciembre inaugura, por decirlo así, unanueva modalidad de alterabilidad republicana y prueba a los

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    sociólogos de pesimismo inveterado que el golpe y la asonadason etapas ya superadas en nuestra evolución, porque no tienenrazón de ser en una Venezuela que ya encontró su camino comopueblo culto y civilista.

    Corresponde ahora al pueblo cerrar filas alrededor del nuevoPresidente que representa la voluntad soberana de las mayorías,a fin de consolidar para siempre la decencia de procederes, la

    altura de miras y la nobleza de propósitos que informan el pro-grama de gobierno del Sr. ROMULO BETANCOURT. Y estamosseguros de que no habrá de ser defraudado por él, estadista ypolíPico de probada vocación democrática y republicana.

    "BOLETÍN' se complace en hacer llegar al Sr. ROMULOBETANCOURT el testimonio de su adhesión y simpatía, en elmomento de saludarlo como Presidente de todos los venezolanos.

    Caracas, diciembre de 1958.R. P-D.

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    T

    O D R E S B E L L Opor Marco Antonio Martínez

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    Marco AntonioMARTÍNEZ

    El profesor MARCO ANTONIOMARTÍNEZ, quien ingresó recien-temente al personal docente del De-partamento de Castellano, Litera-tura y Latín del Instituto Pedagó-gico, es uno de los más destacadosvalores jóvenes de la Docencia Su -perior en Venezuela.

    Nacido en Palmira (Edo. Táchi-ra), el 25 de abril de 1925, en lacapital de su estado nativo obtuvosu título de Bachiller, después decursar lo s estudios reglamentariosen el Liceo "Simón Bolívar", deaquella ciudad.

    Egresado del Insti tuto Pedagógi-co en 1950 (Promoción "Martín J.Sanabria") , con los t í tulos de Pro-fesor de Educación Secundaria yEducación Normal, en las especia-lidades de Castellano, Literatura yLatín y de Filosofía, cuatro añosmás tarde obtuvo la Licenciaturaen Filosofía y Letras, en la Uni-versidad Central de Venezuela.

    Cursó luego estudios de Fonéti-ca en la Universidad de París, don-de se contó entre los discípulos deFierre Fouché.

    Reintegrado a la patria, el Mi-nisterio de Educación le confió lascátedras de Literatura del Liceo"Francisco de Miranda", de LosTeques.

    Orientado principalmente haciael estudio de la Filología ha llega-do a destacarse, en los últimosaños, en esta disciplina. Actualmen-te colabora con el profesor ÁngelRosenblat en la elaboración del"Diccionario de Venezolanismos",es Seretario de l Instituto de Filolo-gía "Andrés Bello" y t i tular de lascátedras de Filología en la Facul-

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    tad de Humanidades y Educaciónde la Universidad Central de Ve-nezuela y, en el Departamento deCastellano, Literatura y Latín de lInstituto Pedagógico, desde el pa-sado 16 de setiembre.

    Hasta la fecha lleva publicadosnumerosos trabajos en periódicos yrevistas y conserva inéditas algu-na s monografías sobre temas rela-cionados con su especialidad.

    "BOLETÍN", a título de emocio-nado recordatorio de la f igura de lPrimer Humanista de América, aquien se dedicara del 24 al 29 denoviembre último una serie de ac-tividades durante la "Semana deAndrés Bello", celebración que yase ha hecho tradicional en el Ins-tituto Pedagógico y cuya reseñaaparece en otro lugar del presentenúmero, acoge a continuación lahermosa página escrita por el pro-fesor Martínez, redactada al calorde la aludida celebración y que, conel trabajo del Dr. Uslar Pietri, qu ele sigue, constituyen nuestro home-naje, en el presente año, al cantorde la Zona Tórrida.

    R. P-D.

    A N D R É SB E L L O

    porMarco AntonioM A R T Í N E Z

    Mucho se ha escrito y hablado de don Andrés Bello. Mulaureles reverdecerán sobre su tumba, muchas palabras sonorasse dirán en las academias, en los conventículos de los sabios faús-ticos. Sin embargo, quizá co n algunas excepciones, la figura deBello continúa en cierta forma en un tono señero, siempre comoun magister, rector de la Universidad de Chile, vale decir de lacultura chilena y por ende de la americana, figura casi siempredeshumanizada, desprendida de un quehacer vital.

    Asimismo las biografías de Bello, en sus aspectos de gramá-tico, historiador, jurista, filósofo, educador, etc., son tan espe-cializadas, que nos dan casi siempre una visión incompleta desu vida, sin ningún tono integral, como l a vida misma, sin la re-sonancia total de su espíritu. Las vidas especializadas de Belloestán pidiendo una revisión.

    La f igura de Bello en Caracas se destaca por unas cuantasanécdotas que lo presentan ya envuelto en una aureola de leyen-da poética, casi como un niño prodigio que empieza desprano a jugar con los clásicos. Nos falta ver a Bello como cual-quier niño venezolano, en una ciudad colonial, sacudida por losprimeros brotes de la revolución de Independencia, que por la de-dicación al estudio se hace heredero de la cultura colonial vene-

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    l II

    zolana, y que una vez, como en una aventura, surca el Caribe yse nos va, en una proyección espiritual americana.

    El Bello londinense también está lleno de leyendas ya comu-nes, de cosas que de puro sabidas, se nos olvidan. Necesitamosdisipar muchas nieblas en la vida de Bello en Londres, conocerotras cosas, no las sabidas, sino las que están por saberse. Hallegado a tanto el mito de Bello en Londres, que algunas veces lohan presentado como un Cid en el destierro. Los mitos por supropio peso se caen.

    El Bello chileno está siempre en pose doctoral, sentado encómodo sillón, con un pliego de sus poesías en la mano y otroen una mesa. A un lado unos libros. Podemos adivinar una pe-dagógica sonrisa y una serena mirada de maestro. Pero nos faltave r a Bello en la realidad, el que fumaba tabaco mientras escri-bía o pensaba; el que suspiraba po r Caracas, por sus hermanos;el que lloraba cuando su corazón recorría lo s sagrados recuerdosde la patria, que veía tan próxima y tan lejana, allá lejos, enplena Zona Tórrida.

    Bello ya está cansado de estar sentado. Tiene casi un siglo.Queremos que se levante y verlo siempre en actividad febril, s o-portando toda clase de miserias físicas y espirituales, hambrien-to de pan y de sabiduría, hombre de carne y hueso, entero, sincasillas, que con tenacidad y maestría logró superar todas lasinclemencias, las del tiempo y de la vida, y hacerse piedra in-mortal, base, columna, del gran edificio de nuestra cultura.

    Ya es tiempo de desbaratar leyendas, fábulas, esas aureolasde nicho que suelen rodear a muchos de nuestros héroes y sabios.Eso no menoscaba la veneración que por ellos debemos tener. Loimprescindible es hacer sentir, palpar de cerca, la vida diaria decada uno y convertirla en una circunstancia nuestra; acercarlos

    a nosotros y verlos tal como fueron. En este sentido, sus obrasse reflejan íntegras, se rescatan, se incorporan a la propia vidade la patria. Una palabra de Bello dice más a un maestro, a unniño, que su mito.

    D E L A O B R A D E A N D R É S B E L L Opo r Arturo Uslar Pietri

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    ArturoUSLAR PIETRI

    En la segunda entrega de estapublicación, correspondiente al me sde julio de 1958, insertamos el tra-bajo intitulado "Clasicismo y Ro-manticismo en la Obra de AndrésBello", del Dr. ARTURO USLARPIETRI, qu e como dijimos en aque-lla ocasión, constituye la primeraparte de una conferencia dictadapor su autor en el Auditorio de lInstituto Pedagógico, en noviembrede 1955, con motivo de la "Semanade Andrés Bello".

    "BOLETÍN" se complace en re-coger, en las páginas que siguen,la se gunda parte de dicha conferen-cia, "Tendencia Americanista de laObra de Andrés Bello", al propiot iempo que ratifica su complacen-ci a po r contar entre su s colabora-dores al Dr. Uslar Pietri, una delas más representativas cifras dela intelectualidad venezolana en lahora actual.

    R. P-D.

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    T E N D E N C I AA M E R I C A N I S T AD E L A O B R A D E

    A N D R É S B E L L O

    p o rArturo

    U S L A R P IE T R I

    (Fragmentos de una conferencia)

    Bello es, conscientemente, y no quiere ser otra cosa que unhombre de América. Su americanidad es el rasgo más permanen-te y continuo de su pensamiento. Su tema es Am érica, la audien-cia a la que se dirige es americana, americanos son sus senti-mientos y sus conceptos. El propósito de servir a América es

    predominante en su poesía, en su manera de entender la y sus aplicaciones, en su concepción del destino.El interés por la naturaleza, que tanto despertó en él H u m -

    boldt, es una de las notas básicas de su americanidad. Conocelas plantas, los animales, los climas, los fenómenos nade aquel mundo al que se ha consagrado con religiosa vocación.

    En sus más antiguos poemas, escritos en Caracas, asoma lavoluntad de señalar el matiz am ericano. Aun en el mom e

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    M l l l l

    imitación clásica pondrá su aroma criollo y dirá en la Oda alAnauco:

    . .y ante la triste tumba,de funerales ramosvestida, y olorosaco n perfumes indianos,dirá llorando Filis:Aquí descansa Fabio".

    Esos "perfumes indianos", que atrabiliariamente impone a laFilis virgiliana, nacen de la misma voluntad q ue lo lleva a cantar,en un soneto juguetón, aquel Distrito de Aragua donde sueña enllevar una vida mansa y apartada.

    Durante su permanencia en Inglaterra la vocación por loamericano se hace en él más profunda y decidida. La nostalgiadel desterrado aviva en él ese sentimiento. Todo cuanto en esaépoca realiza parece hacerlo pensando en América. La BibliotecaAmericana y el Repertorio Americano dicen claramente con sunombre el propósito que persiguen. No sólo en las divulgacionesde conocimientos q ue publica co n fines didácticos, en la críticade obras americanas o de provecho para los americanos, sinoademás y sobre todo en los dos grandes poemas que entonceslanza como anticipo de la vasta empresa de un canto total quese llamará América.

    La Alocución a la Poesía (1823) se abre con una solemneinvocación en la que invita a la deidad a dejar la "culta Europa"y a trasladarse a la "grande escena" del "mundo de Colón". Laincita a abandonar esa "región de luz y de miseria" dondeel predominio de la Filosofía, "que la virtud a cálculo somete"la ha desplazado, para venirse al Nuevo Mundo donde "visteaún su primitivo traje la tierra, al hombre sometida apenas" ydonde "en su seno feliz cría y esmera" "las riquezas de los cli-mas todos, América, del Sol joven esposa, del antiguo Océanohija postrera".

    Pedro Henríquez Ureña (1) dice de este poema que es elprimero en que se hace explícito el deseo de independencia inte-lectual de Hispanoamérica. Es la primera declaración de auto-nomía de las letras del mundo criollo. Bello no sólo da el ejem-plo sino que formula la misión del poeta hispanoamericano entérminos inequívocos. No es tiempo de traducir o imitar a Vir-

    gilio, sino de que surjan quienes hagan para es e mundo lo queVirgilio hizo para el mundo romano:

    "Tiempo vendrá cuando de ti inspiradoalgún Marón americano, ¡oh diosa ,también las mieses, los rebaños cante,el rico suelo al hombre avasallado,y la s dádivas mil con que la zona

    de Febo amada al labrador corona.

    . ."La Agricultura de la Zona Tórrida (1826) es el poema des-

    criptivo con que Bello abre el tomo inicial del Repertorio A me-ricano. Es una rica enumeración de la naturaleza de los trópicos,co n el suntuoso desfile de todas las plantas que conoció en suvalle natal. El predominio del paisaje en la literatura es un rasgode lo americano fren te a lo español, y en B ello ese rasgo adquie-re todo el significado de un manifiesto en la Silva ejemplarofrece a los hombres de su vasta tierra y de su confuso tiempo.

    Por ese mismo tiempo, al hacer el elogio de las poesías deJosé María Heredia, declara hallar: "más novedad y belleza enlas que tratan asuntos americanos".

    Y es también entonces cuando en la carta en verso que dirigea Olmedo, el cantor de Junín, que estaba en París, le formulaeste rígido programa de americanidad:

    "Te manda el cielo que el laurel de l Pindótrasplantes a los climas de occidente,do crece el ananás y el tamarindo;do en nieves rebozada alza la frenteel jayán de los Andes, y la víaabre ya a nuevos hados nueva gente".

    Esta nueva gente que prepara nuevos hados, distintos de lose Europa, es su gente americana. Es en ella en quien pienspara ella para quien allega sabiduría, es a ella a la que ha con-

    sagrado su servicio.En la etapa de Chile es cuando se hace más lúcida y explícita

    u P reocuPación P° r lo americano. Se ha incorporado entoncestivamente a la ansiada tarea de hacer a América.

    iensa que América debe estar abierta para recibir el legado r? rSaI 10S hombres: "Todos los pueblos que nos han pre-

    do han trabajado para nosotros". Pero piensa igualmente

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    que el Nuevo Mundo ni puede ni debe resignarse a recibir pasi-vamente las enseñanzas europeas, sino que, con los instrumentosy los conocimientos recibidos de Europa, debe abrirse su propiocamino.

    En el Discurso inaugural de la Universidad de Chile esbozaclaramente es e programa de americanidad. Pero donde con másprecisión lo formula es en el discurso pronunciado en el aniver-sario de la Universidad, el 29 de octubre de 1848, qu e todavía

    ho y está lleno de vigorosa audacia para los oídos pacatos y co-lonialistas. Dice allí: "¿Estaremos condenados todavía a repetirservilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernosa discutirlas, a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles unaestampa de nacionalidad? Si así lo hiciésemos, seríamos infielesal espíritu de esa misma ciencia europea, y le tributaríamos unculto supersticioso que ella misma condena. Ella misma nosprescribe el examen, la observación atenta y prolija, la discusiónlibre, la convicción concienzuda. . . La historia chilena, por ejem-plo, ¿dónde podrá escribirse mejor que en Chile?. . . Pocas cien-cias ha y que, para enseñarse de un modo conveniente, no nece-sitan adaptarse a nosotros, a nuestra naturaleza física, a nues-tras circunstancias sociales. . . ¿No seremos nosotros capacesde hacer en el siglo XIX lo que hizo en el XVI el jesuíta espa-ño l José de Acosta, cuya historia natural y moral de las Indias,fruto de sus observaciones personales, es consultada todavía porel naturalista europeo?. . . La ciencia europea no s pide datos.¿ No tendremos siquiera bastante celo y aplicación para recoger-los?, ¿no harán las repúblicas americanas en el progreso generalde las ciencias más papel, no tendrán más parte en la manco-munidad de los trabajos de l entendimiento humano, que lastribus africanas o las islas de Oceanía? Yo podría extender muchomás estas consideraciones, y darles nueva fuerza aplicándolas ala política, al hombre moral, a la poesía, y a todo género decomposición literaria; porque, o es falso que la literatura es elreflejo de la vida de un pueblo, o es preciso admitir que cadapueblo de los que no están sumidos en la barbarie es llamado areflejarse en una literatura propia, y a estampar en ella sus for-mas" (2).

    El interés por lo americano es la nota más constante en elespíritu de Bello. Es muy poco lo que ha quedado de su plumao lo que sabemos de su actividad que, directa o indirectamente,no haya estado consagrado al servicio de América.

    Cerca de la mitad de las poesías originales que de él nos han

    llegado son de tema americano, y hasta en las traducciones eimitaciones suele deslizársele una intención americana, que esvisible, po r ejemplo, en Olimpio y en La Oración po r Todos.

    En los trabajos críticos y divulgativos la proporción es toda-vía mayor. No sólo cuando glosa o critica obras relacionadascon el Nuevo Mundo, que son las más, como en el caso de Pres-cott, de L a Araucana, de Heredia, de Olmedo, de Fernández M a-drid, de Fernández de Navarrete, de Lastarria o de Várela. Tam-bién lo hace al referirse a obras e informaciones científicaseuropeas en las que parece destacar lo que es útil o ejemplar pa-ra la gente criolla. Así lo hace al hablar de un curso de filosofía,de l Libro de las Madres, de Escuelas Dominicales en Inglaterra,de ciencias naturales, del estudio del latín, de hospitales, de víasde comunicación, de ciencias físicas, de pesos y medidas o deeducación.

    Este propósito americanista está también presente en los quepudieran parecer los estudios literarios y críticos más desintere-sados, como los que consagra al teatro, a Cienfuegos, a Hermo-silla, a Lista, a las leyendas de Mora o a los romances del Duquede Rivas. En ellos, al fijar su posición frente a las escuelas lite-rarias, es obvio que lo hace con un propósito normativo dirigidoa los hispanoamericanos.

    Sus mismas investigaciones sobre la literatura medieval ylos orígenes de la poesía castellana no están desviados de esepropósito predominante y siempre presente en la obra de Bello.

    Ese móvil de todas las horas se advierte diáfano en sus es-tudios de la lengua. "Uno de los estudios que más interesan alhombre es el del idioma que se habla en su país natal. Su cul-tivo y perfección constituyen la base de todos lo s adelantamien-tos intelectuales. Se forman las cabezas por las lenguas, dice elautor del Emilio, y lo s pensamientos se tiñen de l color de losidiomas". Así lo afirmaba Bello desde 1823 en el artículo quesobre la conveniencia de simplificar y uniformar la ortografíaen América, escrito en colaboración co n García de l Río, publicóen la Biblioteca Americana.

    Lo que se propone en este primer estudio es simplificar la-ografía para hacer más fácil a los americanos la adquisición

    los dos artes primeros, que son como los cimientos sobre queansa todo el edificio de la literatura y de las ciencias: leer

    scribir". Pero también manifiesta el propósito ulterior, másvasto, de que con ello " se allane e l camino a los cuerpos literariosque hayan de dar en América una nueva dirección a los estudios".

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    I

    Desde su llegada a Chile ese propósito se hace mucho másactivo y constante. Es entonces cuando publica su s Advertenciassobre el uso de la lengua castellana dirigidas a los padres de fa-milia, profesores de los colegios y maestros de escuela, qu e apa-recen en sucesivas ediciones de El Araucano, como una guíapráctica para combatir los más graves vicios que predominan enla lengua hablada de los chilenos de aquel tiempo.

    Esos fines americanos culminan más tarde en la obra monu-

    mental de su Gramática de la Lengua Castellana destinada aluso de los americanos, que aparece en 1847."Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de

    Hispano-América", dice. Juzga importante la conservación dela unidad de la lengua "como un medio providencial de comuni-cación" entre las varias naciones de origen español.

    El peligro de que las fuerzas disgregadoras del uso nacionalllegaran a corromper la lengua común, confiesa, "h a sido elprincipal motivo que me ha inducido a componer esta obra, bajotantos respectos superior a mis fuerzas". Ha sentido como el lla-mado a una misión heroica y se ha dado a ella.

    En otro lugar tengo dicho que hay una curiosa corresponden-cia entre las figu ras de Nebrija y de Bello. Amb os se sienten lla-mados, en una hora llena de destino para la lengua, a acometeruna gran empresa de salvación. El Maestro de Salamanca com-pone su Gramática, la primera de una lengua moderna, en elpreciso momento en que la lengua castellana va a extendersefuera de sus viejas fronteras históricas a un Nuevo Mundo ylo hace porque sabe que "la lengua es la compañera del imperio".Bello, a su vez, compone la suya en el momento en que, roto ellazo político colonial, termina el imperio y con él la autoridadmetropolitana, y comienza el tiempo de las nacionalidades ameri-canas, en el que lo más importante es salvar la unidad funda-mental de la lengua "como un medio providencial de comunica-ción".

    Esa salvación no consiste para Bello en el purismo exageradoo en la subordinación de lo americano a lo castellano. "Chile yVenezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía paraqu e se toleren su s accidentales divergencias, cuando las patro-cina la costumbre uniforme y auténtica de la gente educada".

    Pero aquí como en todo, el sentido de la mesura y de la pro-porción domina el pensamiento de Bello. Piensa que Américatiene un destino propio que realizar, pero está lejos de propug-

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    nar la rebelión contra Europa y la alegre aceptación de upecie de nueva barbarie.

    En la polémica con Sarmiento aparece claro ese matizco de su americanidad. Sarmiento había dicho: "N i reconocemosmagisterio literario en ningún país, menos en ningún hmenos en ninguna época. Rehusamos pues lo que se llama enel d ía literatura entre nosotros; no queremos es a literaturareducida a las galas de l decir, que concede todo a la expresióny nada a la idea, sino una literatura hija de la experiencia y dela historia, pensándolo todo, diciéndolo todo en prosa, enal alcance de la multitud ignorante aún; literatura nueva, expre-sión de la sociedad nueva que constituim os; toda de verdad, comes de verdad nuestra sociedad; sin más reglas que esa verdadmisma, sin más maestro que la naturaleza misma; joven, encomo el estado que constituimos. Libertad en literatura como enlas artes, como en la industria, como en el comercio, como en laconciencia. He aquí la divisa de la época, he aquí la nuestraentusiasmo es la gran regla del escritor, el único maestro de lobello y de lo sublime".

    La expresión de Sarmiento es oscura y contradictoria. estaba de acuerdo, y lo había expresado repetidas veces, la literatura es la expresión de la sociedad. Pero no podía admi-tir que la sociedad hispanoamericana fuera enteramente ny nada d ebiera al pasado, él que sabía sabiamente que "todos lospueblos que nos han precedido han trabajado para nosotros".Tampoco podía estar de acuerdo con la abolición libertaría detoda regla, él que se había dado a civilizar, educar y ory menos aún con la juven il explosión sarmentiana de quetusiasmo es la gran regla de l escritor" (3) .

    La posibilidad de ese anarquismo literario la consideraba conhorror. De allí no podía venir civilización, sino mayor subarbarie, de aislamiento y de ignorancia. El no puede aceptar niun americanismo que fuera la expresión de destructores to s primarios, ni una literatura que no tuviera otra norma queel peligroso y deleznable entusiasmo. Todo el esfuerzo de siba precisamente d edicado a evitar q ue su gente americande través en esos mortales escollos.

    Su posición ante la cuestión americana es de igual pon1 y equilibrio que su posición ante el romanticismo.Lo que había en él de fund ame ntal tendencia americ

    se reforzaba en lo que tenía de romántico. El gusto de lo localencima de lo universal, de lo peculiar y subjetivo po r sobre

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    lo abstracto y racional, la admisión del particularismo históricoy del localismo literario, en que estaba de acuerdo con el roman-ticismo, favorecían su tendencia a pensar en americano y afavorecer el desarrollo de una ciencia y de un arte que fueranexpresión de la sociedad americana.

    Su ideal era, y fu e siempre, el del poeta sabio, conocedor dela naturaleza, de la historia y de la ciencia, dedicado al serviciode la civilización de su Am érica. E l ideal de l "Marón americano"qu e había estampado en su Alocución a la poesía y que nun ca dejóde ser el suyo hasta la hora de la muerte.

    El propósito de servir a América hace predominante en laobra de Bello el carácter didáctico. Escribió para enseñar, paratransmitir conocim ientos, para inform ar y dirigir a los pueblosqu e le estaban encomendados.

    Es un maestro. Estudia incansablmente para enseñar a todaslas horas y en todas las formas. Cuando traduce a un poeta espara enseñar poesía, cuando s e entrega a una investigación filo-lógica es para revelar las raíces culturales de la sociedad a laqu e pertenec e; cuando escribe crítica lo hace con un tono docentey orientador. Sus momentos más plenos son aquellos en que, alamparo de su rica biblioteca, rodeado de ávidos discípulos, sepasea dialogando, entre bocanadas de su aromático habano, enla socrática tarea de hacer alumbrar los espíritus.

    Como legislador, como escritor, como divulgador, toda suobra y su vida estuvieron dirigidas a servir a la formación desu s hermanos, "los habitantes de Hispano-América". Por esarazón acomete las vastas empresas de redactar un Código Civil,de rehacer la Gramática de la lengua castellana, de reformar laortografía, de escribir un tratado de filosofía y otro de derechointernacional; de organizar una historia de la literatura y unamétrica; y de fundar una universidad adaptada a las necesi-dades propias de un mundo nuevo.

    Ese propósito de orientar y educar llega hasta los momentosmás altos de su poesía. ¿Qué es la Silva a la Agricultura de laZona Tórrida sino un catecismo de vida para la gente criolla yun programa de acción pública para las nuevas patrias?

    Toda su obra y el hacer de su vida son como una paideia, enel sentido que Werner Jaeger le da a esta palabra para el mu ndogriego: "La educación del hombre de acuerdo con la verdaderaforma humana, con su auténtico ser" ( 4 ) .

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    Lo que el recibe del romanticismo, por ejemplo, no es lél libremente puede aceptar, sino aquello qu e juzga qu e puedeser útil a su gente, y en la exacta proporción en que puedútil a su gente. El "utile et dulce" de Horacio es la divisa detoda su obra.

    Esa finalidad práctica de enseñar, dirigir y encauzar es ladisciplina qu e gobierna el pensamiento de Bello. Su principalmisión no es la de descubrir nuevas verdades científicas, de crear nuevas bellezas literarias, o la de hacer un a obra origi-nal, sino la de transmitir a la gente americana, en el campo dela ciencia, de las letras, y de las instituciones, los ejemplos y lasenseñanzas que mejor pueden servir para su progreso. Ese esel límite que él mismo ha levantado a los vuelos de su fany a los impulsos de su curiosidad.

    En este sen tido, él es uno de los primeros que crea el tipo delo que más tarde habrá de llamarse en H ispano-América: el maes-tro de Juventudes. Estos maestros o guías, que florecieron desdel siglo XIX hasta nuestros días, fueron grandes figuras intelectuales que se dieron po r entero a la tarea de servir de orien-tadores a sus pueblos. A esta pléyade americana pertenecen Sar-miento, Alberdi, Martí, González Prada, Hostos, Justo Sierra yotros que alcanzan hasta nuestros días.

    Esto ha hecho decir m ás tarde, a quienes han estudiado lahistoria del pensamiento hispanoamericano, que es un pmiento aplicado a objetos inmediatos, un pensamiento didáy casi pragmático, un pensamiento de "educadores de susblos".

    Es en esa forma en la que Bello atiende su misión de hode pensamiento. Una inteligencia dedicada al servicio delrés general, que rehusa desviarse en ninguna finalidad mera-mente especulativa o propia.

    Sin embargo, hay una profunda diferencia q ue conviene pun-tualizar, entre esta manera de entender la misión de l intelectualy lo que hoy se llama la "literatura comprometida". Bello noestá al servicio de ningu na secta, ni su tarea es la de propagandade una doctrina impuesta. Libremente busca en el campo historia y de los conocimientos humanos lo que considera mejorY más adecuado para la formación d el pueblo hispanoamericanoy eso se dedica a transmitirlo por medio de la persuasiónejemplo, de la enseñanza. Está al servicio de un pueblo y para

    busca libremente lo mejor que puede hallar en lo que los pue-blos del pasado han trabajado para nosotros, que es cosa funda-

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    mentalmente distinta de estar al servicio de una doctrina o deun a parcialidad y tratar por todos los medios de imponérsela aun pueblo. El no es un propagandista de ideas, sino un buscadorde verdades. Un buscador de verdades que reconoce su condiciónfalible y que mira en la libertad de información, de pensamientoy de investigación la garantía preciosa contra la posibilidad dequ e el error llegue a entronizarse y a predominar. La que élinvoca solemnemente es , precisamente: "la libertad, com o con-

    trapuesta, por una parte, a la docilidad servil que lo recibe todosin examen, y por otra a la desarreglada licencia que se rebelacontra la autoridad de la razón y contra los más nobles y purosinstintos del corazón humano".

    Su discurso de instalación de la Universidad de Chile, de lqu e proviene la frase citada en el párrafo anterior, es como elexcelso compendio no sólo de la misión de la universidad, comoél la concibe, sino también, en cierto modo, de los objetivos dela actividad intelectual en tierra americana. Esa misión es laqu e deriva naturalmente de lo que él llama el "celo por la di-fusión de las luces y de los sanos principios" (5).

    No debe coartarse el cultivo de las ciencias y las letras ni

    por pretextos de moral, ni de política. Hay que abrirle campoal deseo de aprender y a la curiosidad de la investigación. Ni lasociedad, ni el hombre, pueden alcanzar su desarrollo si se lespriva del libre acceso al conocimiento de la verdad. Es ésta laconcepción cabal del humanismo bellista: "Todas las facultadeshumanas forman un sistema, en que no puede haber regulari-dad y armonía sin el concurso de cada una. No se puede parali-zar una fibra (p ermítasem e decirlo así), u na sola fibra del alma,sin que todas las otras enfermen".

    No concibe la Universidad como un claustro de sabios en-tregados a solitarias investigaciones, sino, por el contrario, como"un cuerpo eminentemente expansivo y propagador". Un "de-pósito" de donde se derraman los conocimientos "por las dife-rentes clases de la sociedad".

    Pero su concepción llega todavía a más, cuando declara;". . . la utilidad práctica, los resultados positivos, las mejorassociales, es lo que principalmente espera de la universidad elgobierno; es lo que principalmente debe recomendar sus trabajosa la patria".

    Ese programa de acción es el mismo que él ha aceptado parasu actividad intelectual y el que él propone a los hombres depensamiento hispanoamericanos. Un ideal de servir, que consis-

    te en pone r antes que las satisfacciones individ uales de la gencia, las obligaciones de l intelectual para con la sociedad.

    Esta manera de entender la misión de l hombre de pensa-miento es de lo más vivo y ejemplar qu e Bello no s haya dejado,y es la nota más americana de su ingente personalidad.

    Esa es la calidad fundamental d el maestro qu e asoma siem-pr e al través de toda su obra. La noble calidad del servidor. Laqu e hace que lo sigamos viendo con los mismos ojos con que lopudo ver su discípulo Vicuña Mackenna, y que podamos hacernuestras, de americanos de hoy, aquellas conmovidas palabrassuyas: ". . .para la generalidad de los hombres, don Andrés Bllo pudo ser en su larga carrera un levantado procer de l saber,un esp íritu superior, un profesor exim io, un sabio unive rstodo eso en verdad fue en grado eminentísimo. Mas para aque-llos que lo conocimos de cerca, en lo que podría llamarse la inti-midad de l respeto, para aquellos qu e escuchamos su s luminosaspláticas de la cátedra y del hogar, para aquellos que en la rudaenseñanza del espíritu recibimos de su idulgente juicio el pestímulo, para esos do n Andrés Bello fu e algo más que un crítico,un profesor y un poeta esclarecido, porque fue el dulce, el vene-

    rado y ya extinguido tipo de l "maestro" de la edad antigua".

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

    (1) En Mterary Currents in Hispanic America , Cambridge, Mass. , 1945,p. 99.

    (2) Obras Completas de don Andrés Bello", 15 vols., Santiago, 1881-1893. Tomo VIII, p. 353.

    (3) "Obras" de D. F. Sarmiento, Santiago, 1887, Tomo I.

    (4 ) W. Jaeger, "Paideia", México , 1 942.

    (5 ) Obras Completas de don Andrés Bello , 15 vols., Santiago, 1881-1893. Tomo VIII, pp. 303-318, passim.

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    D A N T EU N D E S C O N O C r Edoardo rema

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    Edoardo CREMA

    Interrumpimos hoy la serie deartículos que sobre poesía lírica detodos los tiempos ha redactado es-pecialmente para es te "BOLETÍN"el profesor ED OARDO CREMA ,para acoger otro trabajo suyo qu econsideramos de especial significa-ción, "Dante, un desconocido".

    La apreciación de excepcional quehacemos del trabajo que hoy brin-damos a nuestros lectores la fun-damos en el hecho de que en elpresente ensayo del profesor Crem ase rectifican muchos conceptoserróneos que se han venido repi-t iendo por centuria.s sobre "La Di-vina Comedia", considerada comouna de las cuatro obras capitalesde la cultura medioeval.

    El profundo conocimiento que po-see el profesor Crema acerca deDante, su exquisita sensibilidad ysutileza de auténtico crítico de ar-te, que lo lleva a captar hasta lo sm ás menudos detalles, para inter-

    pretarlos luego con singular eficaciay m aestría, nos inducen a pensarque el trabajo que hoy presentacomplacido en sus páginas este"BOLETÍN", despertará vivo inte-rés, no sólo entre nuestros lectoreshabituales, sino también entre lo sque han profund izado en los estu-dios dantistas.

    R. P-D.

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    D f l N i E ,U N D E S C O N O C I D O

    porEdoardo C R E M A

    (Comentar io , traducción y notas de Edoardo Crema)

    1.--LA A R M A Z Ó N F IL O S O F I C O - M O R A LD E " L A D I V IN A C O M E D I A "

    IIPEn el primer terceto de "La Divina Comedia , Dante resumió

    del modo m ás sintético un conjunto de datos históricos, alegóri-co s y filosóficos, que es preciso conocer si se quiere comprendery sentir el mundo ideal de l poema. Dice el terceto:

    "A mitad de l andar de nuestra vidame di cuenta que estaba en selva oscura,porque la recta vía era perdida .

    Ahora bien, el mismo Dante dice en su Convivio (1), queel punto más alto de l arco de la vida está en el año trigésimoquinto; por lo que, habiendo nacido Dante en 1265, nos da pre-cisamente el año de 1300, año del Primer Jubileo. Promulgadopor Bonifacio VIII, este Primer Jubileo abundó —según testi-monio de cronistas y diaristas de la época— en milagrosas con-

    ( ) Convivio : IV , xxiii, 7-9; xxiv, 3.

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    ¡lililíl i l i l í

    versiones. Y nada es más natural pues que Dante, como la casitotalidad de los cristianos, se trasladara a Roma y asistiera aalguna de aquellas conversiones. Y si no fue, es muy probableque haya oído hablar de las conversiones, puesto que fueron flo-rentinos algunos de los cronistas que a las mismas se han refe-rido. También es muy probable que Dante, en la euforia religiosaprovocada por la excepcional celebración, hiciera su examen deconciencia y comulgara, a fin de lograr las indulgencias extra-ordinarias concedidas por el Papa. Fue por este extraordinarioexamen de conciencia, indudablemente, por lo que Dante pudodarse cuenta de que estaba en un p rofundo abismo de pecados,no sólo por su culpa, sino también porque la humanidad habíaextraviado el camino de su educación para redimirse.

    La selva en la cual Dante dice encontrarse, con su oscuridady con la aspereza y salvajez que alude en versos posteriores, esel símbolo inequívoco, confirmado por tantos pasajes de "LaComedia" y de los libros doctrinales del mismo Dante, de aquelestado de pecado en el cual se encontraban más o menos obstacu-lizadas o anuladas, tanto la virtud de los hombres como el estu-dio dirigido a la conquista de la sabiduría. Se trataría en el fon-do de una equivalencia entre sabiduría y virtud que se remontahasta Sócrates y que bien podríamos aceptar aún en nuestrosdías, no porque el sabio sea necesariamente virtuoso — lo cualdesgraciadamente no es verdadero— sino porque el hombre,para estudiar larga y profundamente a fin de llegar a ser sabio,debe necesariamente podar de su vida innumerables tentacionesy culpas. La selva en que Dante se encuentra en el año del Jubi-leo —en el año de las conversiones prodigiosas— es el símbolode aquella "ignorantia", de aquella "difficultas moralis", en lascuales recae el hombre, aún después del bautismo y —según SanAgustín, Santo Tomás y otros Padres de la Iglesia— al entregar-se al pecado actual, residuo del pecado original. Y se encuentraallí, porque la humanidad había perdido la vía recta, la única vía

    que guía a la doble felicidad que Dios ha asignado a la vida yque se encuentra explicada en algunos otros pasajes del "Con-vivio" y del "De Monarchia".

    El hombre tiende, apunta allí Dante, a la "última felicidad",que es "beatitudo vitae eternae" y ésta consiste en una "fruictiodivini aspectus", en una contemplación gozosa de lo divino. Peroesta "felicidad última" sólo se obtiene a través de la prácticade la "beatitudo huius vitae", la cual consiste en realizar las vir-tudes cardinales, vale decir, morales y prácticas, bajo la guía de

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    los "philosophica documenta", intuidas por la razón, mientras sealcanza la beatitudo vitae eternae", realizando las virtudes teolo-gales bajo la guía de los "documenta spiritualia", que trasciendenla humana razón y son producto de la revelación. Se trata de unadoble felicidad, una terrenal y otra celestial, para cuyo alcanceson necesarias todas las virtudes, tanto las cardinales como lasteologales, y toda la sabiduría, tanto la filosófica como la teológica,así como la que viene "ab humana ratione" como la que nos en-vía el Espíritu Santo, la "supernaturalem veritatem". Se com-prende ahora por qué Dante en el "Convivio" afirme, tomística

    Retrato de Dante, de un manuscritodel siglo XIV, que se conserva enla Biblioteca Nacional de Florencia.

    y aristotélicamente, que la "última perfección" de nuestra alma la sabiduría, porque si n ella no podríamos realizar la vida

    práctica "operando secundum Virtutes morales et intellectuales,atque theologicas".

    A fin de que pueda alcanzar esas dos felicidades, es precisoque la humanidad tenga quien la guíe y para ello, estima Dante,Dios creó dos grandes instituciones: el Imperio Romano y laglesia. A la primera asignó la misión de dirigir la humanidad

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    "per philosophica documenta ad virtutes morales et intellectua-les"; y a la segunda, "per revelata documenta ad virtutes theo-lógicas". La hum anidad será feliz — continúa Dante— sólo si lasdo s insti tuciones cumplen con su específica misión, pero des-graciadamente, el Imperio Romano había decaído y los Papasy Príncipes de la Iglesia pensaban, más que en su verdadera mi-sión, en adquirir y conservar bienes y poderes materiales y es-pirituales. De este modo, la ausencia e inconsciencia de los em-peradores y la traición de la Iglesia a su misión, permitían quelos reyes y príncipes, los partidos y los particulares, satisficie-ran sus ambiciones, su codicia y sus venganzas, sin que nadielos frenara y, de modo tal, que sum ían a la hum anidad en uncaos de guerras entre los pueblos, de luchas entre los partidosy de crímenes entre los individuos, impidiendo a la humanidadaquella paz que para Dante — y no sólo para él— es concftitiosine qua non para el ejercicio de las virtudes y la adquisiciónde la sabiduría. Con este pensamiento Dante, por el medio in-vocado para salvar a la humanidad —el Imperio Romano— serevela como un hombre muy de la Edad Media, enamorado deun pasado ya muerto para siempre; pero por la finalidad a lacual tendía, que no es otra que la paz entre los pueblos, las cla-ses sociales y los hombres, a fin de llegar al bien espiritual, mo-ral y material, tiene el derecho a ser considerado aún como unhombre de nuestros tiempos.

    El haber dejado la humanidad a un lado las dos fuerzas ca-paces de guiarla hacia la virtud y la sabiduría era lo que Danteconsideraba la pérdida de la vía recta, de la vía buena, y por eso,precisamente, había caído en la "selva oscura" y "áspera" de la"ignorantia" y de la "dificultas moralis" para el bien actuar.Y Dante, en el año del Jubileo, examinándose a sí mismo y pa-seando su vista por la humanidad se percata de este extravío,de sus causas y sus consecuencias, y es entonces cuando buscavolverse digno, en cierto modo, de que el cielo, po r intercesión

    de la Virgen María, intermediaria eterna entre el hombre y Dios;de Lucía, símbolo de la justicia y por ende del Imperio RomanoIdeal; y de Beatriz, símbolo del amor y de la Iglesia Ideal, leayuden a salir de la "selva oscura" y "áspera" y a llegar a lavista de un "Monte Hermoso", sobre el cual resplandecía el Sol( 2 ) , que podía "guiar derechos a todos, cualquiera qu e fuese elcamino por donde iban".

    (2 ) Dante llama al Sol "el planeta", ya que, según el sistema de Tolomeo,se creía que giraba alrededor de la Tierra.

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    Con todo esto, Dante quiso decirnos que, al salir del pecadopor haber tenido conciencia de él y haberlo confesado, había lle-gado a ver a Dios, porque el Sol ha sido desde la antigüedad,antes de que G alileo descubriera sus manchas, el símbolo de Diode su sabiduría y de su virtud perfectas, porque El es el que ilu-mina y anima la vida en todo el Universo. Y Dante dice queDios podía "guiar derechos a todos, cualquiera que fuese el ca-mino por donde iban", porque c onsideraba iguales el camino viglado por el Imperio y el vigilado por la Iglesia, porque El mismohabía creado uno y otro. Pruebas de que Dante consideraba igua-les las dos instituciones creadas para el bien de la humanidadse encuentran en el "Convivio", en el "De Monarchia" y en mu-chos pasajes de "La Comedia", en los cuales se lee que el Em-perador Ideal es un "Agnus Dei" y un "Redemptor Mundi", comoCristo; y que Roma solía tener "dos soles", el Emperador y elPapa, encargados de guiar a la salvación por "dos calles" (3 ) ,la del mundo y la de Dios; y que el Imperio y la Iglesia eran"remedia contra infirmitatem peccati".

    Dante al ver el Sol resplandecer en lo alto y vestir de luzlas vertientes del "Monte" quiere subirlo. Con esto quiso signifi-carnos claramente el estudio necesario para poder llegar a la"fruictio divini aspectus", a la sabiduría y virtud perfectas. Esal comienzo de esta ascensión (4) cuando Dante tropieza colas tres famosas fieras que, en el caos reinante de las interpre-taciones del pasado se nos presentan como un obstáculo siado insignificante ante la sublimidad del mundo moral y filo-sófico de "La Divina C omedia".

    Más que insignificantes, para nuestro modo de ver, lostáculos que según las interpretaciones tradicionales simboliza

    (3) Purgatorio : XVI, 105.(4 ) Es aquí donde hay uno de los versos que la incomprensión del pasado

    a la obra de Dante ha interpretado m ás lamentablemente. Dante dice

    que, después de haber descansado el cuerpo laso, reanudó el caminopor la playa desierta, de modo que el pie f irme siempre era el másbajo'. Lejos de poner en esta imagen intenciones metafísicas, Dantequiso expresar, sencillamente, lo que los Padres de la Iglesia afirmande lo s pecadores arrepentidos: que el estado de pecado es una enfer-medad y el del arrepentimiento, una convalecencia, de la que se regre-sa a la actividad sólo co n lentitud y fatiga. Al decir Dante que sucuerpo estaba cansado y que no podía subir hacia la cumb re dándolela cara, en línea recta, sino de una manera tangencial, vemos que esmu y natural que, subiendo así, tuviera el pie más alto siempre dobladoy él pie sobre el cual se afirmaba su persona, siempre má s bajo.

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    las fieras, nos parecen hoy más bien ridículos. Dante quiere as-cender por el estudio hacia la sabiduría y la virtud perfectasy ante él se presentan lo s obstáculos representados por la onza,el león y la loba que simbolizaban —según las aludidas interpre-taciones— a la ciudad de Florencia, el Rey de Francia y el Papa,respectivamente. Esto nos resulta francamente inadmisible, delmismo modo que nos resulta inadmisible e inadecuada la otrainterpretación del pasado, la que veía las fieras como símbolosde la lujuria, la soberbia y la avaricia. No son sólo estos tres v i-cios los que pueden im pedir el estudio. N o. Pueden impedir, obs-taculizar y relajar el estudio todos los pecados que la Iglesiaconsidera como pecados capitales: la afición a la comida y a labebida, la lujuria, la afición a las riquezas, la acedía o pereza,la irascibilidad y el rencor, la envidia que nos inclina a perjudi-car a otros y la soberbia que nos lleva a querer sobrepasar alos demás. Todos los pecados —que en sí son negación de unavirtud— pueden ser obstáculos para el alcance de la sabiduríay de ahí que para lograrla se a necesario eliminarlos, frenarlos,someterlos al control de la voluntad. Es esto, precisamente, loqu e no s lleva a considerar como verdadera, como ya dije, laequivalencia socrática de sabiduría y virtud.

    Además de las tentaciones, existen otros obstáculos para elejercicio de la virtu d y el alcance de la sabiduría, que Dante pu dointuir de su vida misma y que ya habían sido esbozados en la"Etica a Nicómaco" de Aristóteles, en los "Stromata" de SanClemente Alejandrino y en algunos pasajes de la "Summa Theo-logica" de Santo Tomás de Aquino. Estos obstáculos son los quecaracteriza en el "Convivio" cuando escribe que el hombre puedeno llegar a la sabiduría, "en l a , cuál está nuestra, última felici-dad, por varias razones que de dentro del hombre y fuera de él,lo alejan del hábito de la sabiduría" (5 ). Sobre el particular nopodía ser más claro y extraña que ninguno de sus comentaristasse haya detenido en este punto para aclarar el sentido de lasfieras que le salen al paso al pie del "Monte Hermoso". Según él,hay dos tipos de obstáculos, uno interno y otro externo. Con res-pecto al primero escribe: "dentro del hombre pueden existir do sdefectos o impedimentos, el uno de parte del cuerpo, el otro departe del alma". Y especifica que los obstáculos corporales son:"la sordera, la mudez o algo semejante"; y del alma, "la malicia,cuando domina en ella de modo tal que la hace seguidora de vi-

    (5 ) Convivio : I, i, 1 y ss.

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    ciosos deleites". En cuanto a los obstáculos externos al hombrDante los ve en "las preocupaciones familiares y civiles. . . queimpiden al hombre estar en el ocio de las especulaciones" y en loqu e Dante llama "defectos del lugar", es decir cuando el hombreno tiene lo necesario para estudiar. Los obstáculos corporalos de lugar —se comprende— no merecen castigo alguno, perolos demás merecen "reproches" y "abominación".

    Precisamente es este el sentido que Dante atribuye —dandoforma poética a su pensamiento doctrinal— a la primera y ter-cera de las fieras. A la onza atribuyó el símbolo de las "viciosasdelectaciones", las tentaciones que nos llevan a la comisión los siete pecados capitales. A la loba atribuyó el símbolo de obstáculos externos, las "preocupaciones familiares y civiles",qu e en otros puntos de la obra doctrinal a que nos referimoaparecen como la miseria, el destierro, las consecuencias de lguerras y de las luchas civiles, que Dante experimentó en carnepropia. La prueba de que la onza y la loba representan las ten-taciones atractivas y engañosas y la constitución defectuosa dla sociedad, respectivamente, se pone de manifiesto en lodios con que Dante dice que luchó, o que es preciso luchar, paravencer a una y a otra. De la onza dice que trató de vencerla con

    el cordón qu e tenía atado a la cintura, que es el símbolo cristia-no de la resistencia contra las tentaciones (6) ; contra la lobahace que intervenga Virgilio —símbolo inequívoco del ImperioRomano, de su sabiduría y virtudes humanas, inclusive la jucia— y le diga que por sí solo no podrá vencerla, pudiéndhacer sólo un "Lebrel" alimentado con amor, sabiduría y virtud,que es otro símbolo del Emperador Ideal. Contra lo s obstáculosqu e se oponen a la actividad moral e intelectual —tentaciones ydefectuosa constitución de la sociedad— clama Dante por unamás intensa educación religiosa y por la realización de un rio Ideal.

    Entre uno y otro tipo de obstáculos, que podríamos llamar

    eternos por cuanto existen aú n para nosotros, Dante insinúa untercer tipo, neta y exclusivamente m edioeval, simbolizado por león. Consiste éste en la soberbia intelectual que no acepta lasabiduría y las virtudes propias de la Iglesia. Cuando e l hombre,por soberbia, se aparta de aquella sabiduría y de aquellas vir-tudes, cae en el error, en la herejía, en el cisma religioso. Se

    Infierno : XVI, 106-108. Viejas biografías de Dante dicen qu e per-teneció a la Tercera Orden Franciscana.

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    comprende qu e Dante no haya dicho nada acerca de lo que po-día abatir este obstáculo. El, al convertirse en el año de l Jubi-l eo , lo había derrotado ya en sí mismo, como lo probaránlos exámenes a que le someterán en el "Paraíso" San Pedro, San-tiago y San Juan, de los cuales saldrá victorioso.

    Resumiendo, en el primer canto Dante no s dice que en elaño del Jubileo hizo su examen de conciencia y se encontró enla selva del pecado, de cuya "ignorancia" y "dificultad moral"quiso salir y salió para ascender el hermoso monte de l estudioy revestirse también él de la sabiduría y virtud de Dios. Ostacu-lizado todavía por las tentaciones y por el peligro de una posiblesoberbia intelectual que lo conduciría a la herejía, por la defec-tuosa constitución de la sociedad que con sus guerras entre lospueblos, las luchas de los partidos, los crímenes individu ales, lamiseria y el destierro, le impedían la paz necesaria para las es-peculaciones. Y sigue diciendo que luchó contra la onza de lastentaciones, que ya no necesitaba luchar contra el león de laherejía, pero que debió ceder ante la loba, por la ausencia deun Emperador Ideal que le diera muerte; y concluye diciendoqu e Virgilio, en la imposibilidad d e vencer este último obstáculo,lo invita a llegar a la sabiduría y a la virtud por otro camino,el de la contemplación del mundo de los muertos, donde podíaencontrar la justicia ideal, el amor ideal y la felicidad ideal quehabían desaparecido de la tierra.

    2 . - -LA A R Q U I T E C T U R A D E L O S T R E S M U N D O SU L T R AT E R R E N A L E S Y L A D I S T R I B U C I Ó N D E

    L O S C A S T I G O S Y P R E M IO S

    Además de la armazón filosófico-moral de l mundo de losmuertos, Dante se preocupó también por diseñar una arquitec-tura de los tres reinos que le permitiera expresar perfectamen-te, a la vez que aquel mu ndo filosófico-moral, sus creaciones poé-ticas —ya dramáticas, ya líricas— que había de diseminar a lolargo de su viaje. Y así como aprovechó para su mundo filo-sófico-moral a filósofos y teólogos, desde Aristóteles hasta SantoTomás de Aquino, utilizó también para la topografía de sus tresreinos: visiones, leyendas y poemas, tanto de autores paganosy cristianos como de hebreos y árabes. Pero este aprovechamien-

    to se contrae sólo a la topografía y a ciertos premios y castigos,en su cualidad de materia prima y nada más, porque en lo querespecta a la elaboración poética a la cual sometió esa materiaes , sin duda alguna, genialmente original.

    En efecto, admitiendo que Dante encontrara sólo en AbenArabi, como parece creerlo Asín Palacios ( 7 ) , ciertos castigosq u e , por el contrario, estaban también en obras anteriores almismo Aben Arabi; admitiendo aún, por ejemplo, que Danteencontrara sólo en el "Fotuhat" el castigo de los líquidos hir-

    vientes, quede bien claro que, en el "Fotuhat":, la imagen de esoslíquidos permanece, desde el punto de vista poético, como puramateria prima, mientras que Dante la elabora con imágenescomparativas propias. Así, e l lugar donde está hirviendo el betún,indefinido en el "Fotuhat", en "La Divina Comedia", aparece

    El Infierno, según la concepción de Dante

    comparado con los astilleros de Venecia y la labor qu e allí se

    realiza de carenar y componer barcos está de una manera vivay clara (8) ; y en cuanto al castigo, Dante lo anima con unaserie de cuadritos comparativos esencialmente suyos. Las ade lo s reprobos sobrenadan en el río hirviente y asoman fuera

    Asín Palacios, "Dante y el Islam". Naturalmente, otros exegetas ha nencontrado otras fuentes qu e también fueron utilizadas en "La Divi-na Comedia", como simple materia prima.Véase la traducción de este pasaje en el aparte 4 de la presente In -troducción.

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    de l líquido las espaldas, como los delfines en el mar, y los de-monios tratan de hundirlos por medio de largos arpones, comolos criados de los cocineros hunden con el tenedor la carne quesobrenada en el caldo. Así es Dante. Poco importa, pues, que noexistiendo el lugar real que él pudiera estudiar y describir, sesirviera de descripciones pre-existentes. Lo que importa en arteno es la materia prima —sentimientos, imágenes o ideas— sinolo que ésta sugiere a la sen sibilidad o a la imaginación creadora.

    Dante, utilizando leyendas, visiones y poemas, de todos lo stiempos y pueblos, arquitecturó el ambiente de sus tres reinos,de manera que el "Infierno" ocupara las entrañas del globo; el"Purgatorio", una montaña opuesta al meridiano de Jerusalén;y el "Paraíso", lo s mundos d el sistema geocéntrico, para entoncestodavía en vigencia. Al "Infierno" lo concibió, por debajo de lacorteza terrestre, como un inmenso anfiteatro cuyas gradas, máso menos amplias, daban cabida a diferentes tipos de pecadoresy con la arena inclinada hacia el centro de la tierra. La distri-bución de los pecados en el "Infierno", sigue los criterios aris-totélicos ( 9 ) , porque en él cayeron aún los pecadores anterioresal Cristianismo, ya que existía desde el comienzo de la mism a hu-manidad, y están agrupados en dos zonas perfectamente dife-

    renciadas : la primera, el "Anti-Infiemo", abarca los cinco círcu-los pr imeros; y la segunda, se extiende desde el sexto hasta elnoveno, y se llama "Infierno" verdadero, "Ciudad de Díte", o"Díte" simplemente.

    En el "Anti-Infierno" (10) reciben castigo los siete pecados(11), cometidos por simple incontinencia y en la "Ciudad deDite" el pecado de la herejía y los mismos pecados del "Anti-infierno" realizados con malicia, por medio de la violencia o elfraude. Los pecados de incontinencia son los cometidos por elatractivo que ellos ejercen, sin que los pecadores tengan con-ciencia de que, pecando, perjudican al prój imo o lesionan la

    (9 ) Véase el canto XI del "Infierno".(10) El "Anti-Infierno" está precedido por un círculo en el que Dantecolocó la s almas de los cas t igados p or haber permanecido neutra lesen la gran lucha entre el bien y el mal.

    (11) La manera como Dante expresó su idea acerca de que hay envidiasy soberbias que no se realizan por pereza o cobardía, ha desviadopor cinco siglos a los in térpretes y comentar is tas de la obra deDante, que buscaron la soberbia y la envidia po r todos lo s r inconesde "Dite". La in terpretación qu e aquí se ofrece y que salta a lavista en el episodio de Fel ipe Argent i , soluciona el secular problemade un modo satisfactorio.

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    moral. Son, además, aquellos pecados que permanecen en estadode tendencia, deseo o aspiración, sin llegar a la comisión delmismo por pereza o cobardía del pecador. Los pecados dcontinencia del primer tipo —lujuria, gula, avaricia y prodiga-lidad— se castigan desde el círculo II (12) hasta el IV inclu-sive. El episodio de Francesca, además de su valor poético, deun dramatismo puro, sirve para ilustrarnos, precisamente, sobreaquellos pecados en que se cae sin malicia, sin mala voluntad,en los que el pecador es cegado por el atractivo y encanto del

    pecado antes que por el deliberado propósito de pecar. En efecto,Francesca y Pablo se reúnen para leer, con la sola intención depasar un rato. No tienen sospecha alguna de lo que sienten elun o por el otro y que la sola lectura les revelará sorpresivamen-te (13). Los pecados por incontinencia del segundo tipo —acedía,ira, envidia y soberbia— son castigados en el círculo V, en dondeestán explícitamente., los acediosos o perezosos y los iracundose implícitamente los envidiosos y soberbios que no han llegaa la comisión del pecado por pereza o cobardía, como lo de-muestra el episodio de Felipe Argenti (14).(12) El círculo I es el "Limbo", en donde Dan te colocó, no sólo las almas

    de los n iños y de los hombres buenos que no habían sido baut izados,'sino también un noble castillo, a donde fueron a reunirse todos lo sque en la antigüedad pre-cristiana alcanzaron l a sabiduría y se e jer-citaron en las virtudes propias de la naturaleza humana, siguiendosólo lo s "Documenta philosophica" y las "Virtutes cardinales". Elepisodio qu e pone de manifiesto esta idea dantesca y or todoxa, es elde Ulises que, en un frenesí de sabidur ía y de v i r tudes , fuera delámbito del mundo antiguo, sale de l Mediterráneo, navega por el des-conocido Atlántico y va a nau f raga r a la vista del "Purgatoria",evidente símbolo de la salvación cristiana (V. al final, en la parteantológica de l presente estudio, "Infierno", XXVI) .

    (13) Ver Antología, "Infierno", V.(14) V . "Infierno", VIII. Cuando Dante atraviesa el río "Estigias" y con

    su peso revela qu e todavía es un ser vivo, Felipe Argenti, castiga-do allí po r acedía o pereza, se lanza hacia el barco y le pregunta:"¿Quién eres tu , para venir aquí antes de tu hora?" . Es la p regun-ta típica de los envidiosos, como lo confirma el hecho de que aúnlos envidiosos de l "Purgatorio" —con distinto ánimo, se compren-de— hacen la misma pregunta (V . "Purgatorio", XIV ). Pero esteArgenti es un envidioso que , al ser atacado, se retira mordién-dose las manos, con lo cual revela su i racundia y también su cobar-día. Virgilio habrá de explicar luego a Dan te qu e Argent i fue, envida, además, un orgulloso que no dejó nada en la t ierra que re-cuerde su memoria . Es este un episodio de claras sugestiones: Ar-genti fu e un perezoso y un cobarde, por lo que no hubo de realizar,ni lo que le sugería la envidia, ni lo que le suger ía la soberbia.

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    El primer círculo que Dante encuentra al entrar en "Díte",es el círculo IV del "Infierno" propiamente dicho, y en él se cas-tiga a la "loca bestialidad", que un pasaje del "Convivio" autori-za a identificar como la herejía, cuyo símbolo es, al pie del "Mon-te Hermoso", el león. Desde el círculo VII hasta el IX inclusive,se castigan los pecados cometidos con malicia, cuyo símb olo es laloba, porque son ellos los que desconciertan la sociedad y coad-yuvan a mantenerla en un estado que impide la paz, la justiciay el bienestar, necesarios al logro de la sabiduría y al ejercicio

    de las virtudes. Así, en el círculo VII se castiga a los que hanusado de la violencia contra las personas y cosas ajenas, contrala persona y cosas propias y contra la persona y cosas de Dios.En el círculo VIII, gubdividido en diez fosos o canales, que danel nombre al sitio —"Malebolge" (Malos Sacos)—• se castigaa las diez categorías de fraudulentos que en vida engañaron r.quienes no tuvieron confianza en ellos; y el círculo IX, llamado"Cocito", está destinado a los fraudulentos qu e engañaron a quie •nes tuvieron confianza en ellos —parientes, amigos, la patria olos ben efactores —que son los verdaderos traidores (15).

    Los castigos consisten, generalmente, en dolores y tormentosde los que más afectan a los seres vivos, como son los que producen el calor y el frío, el fuego y el hielo, las enfermedades y lar;mutilaciones, las tempestades y el granizo, los líquidos hirvientes,los metales en punto d e fusión, las in mu ndicias, etc. Cada círculotiene un guardián, que en el "Anti-Infiemo" es un diablo de natu •raleza única —"Pintón" y "Flegias"— en el círculo de la violencia,de do s naturalezas —"Centauros" y "Arpías"— y en los círculosde l fraude, d e tres naturalezas —"Gerión" y "Lucifer"— o bien detamaño gigantesco (16) . El paso del vestíbulo al "Infierno"(15) Téngase presente que los violentos, lo s f raudulentos y los traidores

    so n castigados en "Díte" por el modo como cometieron sus pe-cados, que son los mismos que en el "Anti-Infierno" se castigan ensí mismos, o por haber sido cometidos sin malicia, po r simple incon-tinencia, o sea la simple incapacidad de contenerse. Así, po r ejemplo,la lujuria de "Dite" es la que fu e realizada con la violencia, el en-gaño o la traición. Lo mismo puede decirse de la codicia, la envidiao la soberbia.

    (16) Acerca de la naturaleza de los guardianes, hay quien ha puesto derelieve que los guardianes de una sola naturaleza son los que vigi-lan a los incontinentes; los de dos naturalezas, a los violentos; y losdemás, a los traidores. Como para indicar que en los pecados po rincontinencia actúa sólo el instinto; en los pecados po r violencia, e linstinto y la fuerza; y en los pecados po r fraude y traición, el ins-tinto, la fuerza y la inteligencia unidas.

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    (17) a través del río "Aqueronte", se realiza misteriosamente,como si se tratara de un a ayuda sobre-humana, de algo relacio-nado con la fe, mientras que el paso del "Anti-Infierno" a la"Ciudad de Dite" se realiza co n la ayuda de Eneas, el legenda-rio padre de la rasa romana y, por ende, del Imperio Romano(18). El carácter de ambas ayudas no es arbitrario o sin signi-ficado. Vimos ya que la on za puede ser vencida por el cordón dela fortaleza, es decir, por una decisión de carácter moral y reli-gioso a la vez, mientras que para vencer la loba, Virgilio dice

    a Dante que es necesario un lebrel, esto es, un Emperador Ideal;y como, al pasar el Aqueronte, Dante penetra en el reino de laincontinencia, simbolizada por la onza, es obvio que le ayude algorelacionado con la fe ; como también es obvio que lo ayude alguienrelacionado con el Imperio, cuando entra a la "Ciudad de Dite",donde se castiga, precisamente, a los pecados que tienen su ori-gen e n la mala constitución de la sociedad hum ana. Todo esto n osdice, de u na vez por todas, hasta qué punto estimaba Dante quela Iglesia y el Imperio se equivalen en lo que se refiere a la re-dención humana.

    Dante y Virgilio salen del "Infierno", después de haber lle-gado a su centro, subiendo hacia el hemisferio opuesto y saliendo de las entrañas de la tierra, a la vista de una inmensa monta-ña rodeada por el océano. Es el "Purgatorio", dividido en dospartes: el "Anti-Purgatorio", donde demoran las almas de losqu e han tardado en arrepentirse; y el "Purgatorio", donde seexpían los pecados según la jerarquía establecida por la Iglesia,desde el más grave, la soberbia, hasta el más leve, la lujuria, queDante conceptúa com o más leve aún que el de la gula. A m edidaqu e va subiendo, Dante siente que la salida va tornándo se más fá-cil y esto no sólo porq ue al paso de una grada a otra un ángel guar-dián le borra una de las siete "P " que le había grabado en lafrente el ángel custodio de la puerta del "Purgatorio", sino tam-bién porque la misma montaña estaba estructurada de tal modo

    (17)

    (18)

    Así llama Dante al lugar donde se castiga a los que han permane-cido neutrales, a los ignavos.En las antiguas interpretaciones de "La Divina Comedia", el per-sonaje qu e lucha contra lo s demonios en "Dite" es un ángel. S inembargo, el Duque de Sermoneta intuyó —y Páscoli más tarde de -mostró— que er a Eneas. Otros exégetas, luego, vinieron a reforzarla tesis de los dos primeros dantistas nombrados. Nadie discute ho yes e criterio.

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    l i d d di i í i li

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    que, las vertientes de una grada a otra disminuían en inclina-ción a medida que se aproxima la cumbre (19) ; con lo cualDante quiso expresar la idea de que al hombre, en quien existe

    ASCENSIÓN AL PURGATORIO EN LA DIVINA COMEDIA .

    la posibilidad de caer en los siete pecados, se le vuelve más fácil

    la salvación a medida que se va librando de culpas, a la vez queexpresaba la idea de que el mismo Dios ayuda al pecador que

    (19) En todas las interpretaciones que se han hecho de la topografía de"L a Divina Comedia", el "Purgatorio" aparece como un cono trun-cado en la parte superior y con las vertientes paralelas la una a laotra. El examen de ciertos pasajes de l "Purgatorio" me ha llevadoal con vencimiento de que se trata de una montaña, cuyas vertientesdisminuyen su inclinación a medida que se aproximan a la cumbre.Véase la f igura de arriba.

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    quiere salvarse, proporcionándole lo s medios para una ascensiónsiempre más fácil.

    Una vez que atraviesa el fuego en que se purifican lo s luju-riosos arrepen tidos, Dan te llega a un suave decliv e, casi zontal y entra en la "Divina Floresta" —símbolo opuesto al dela "selva oscura y áspera"— en el cual vivieron Adán y Eva an-tes del pecado original. Allí entran cuantos se han purificado d etodos los pecados y han aprendido la sabiduría y ejercido latudes propias de la humana naturaleza.

    Es en esta "Divina Floresta" donde se realiza uno de esosdramas espirituales tan comunes en la Edad Media y que, sin du -da , es el desarrollo de la admirable visión que tuvo Dante al fi-nalizar la "Vida Nueva". Virgilio le había dicho antes a Dantequ e hiciese lo que quisiera, porque ya sabía lo que debía hacer,y podía hacerlo (20) . Dante, después de haber soñado con unamujer qu e recogía flores y cantaba (21) , entra en la "Divina Flo-resta", donde otra mujer, "Matelda", comienza a guiarlo y arevelarle el por qué de ciertos fenómen os meteorológicos d e aque-lla cumbre (22). Luego, de repente, bajo las luces trazadas ho-rizontalmente por siete candelabros, desfilan veinticuatro ancia-

    nos, seguidos de un carro vacío tirado por un "Grifón" y de sieteancianos coronados de rosas y otras flores bermejas. Estamosaquí en uno de los puntos cruciales del poema. Invocada poraquellos místicos personajes, a los que se agregan f inalmente l assiete virtudes y cantando todos el "Veni, Sponsa de Líbano", apa-rece Beatriz, precedida y rodeada por una lluvia de flores, que des-cendiendo del cielo viene a colocarse en el carro. Dante se vuelvea Virgilio para decirle que ha reconocido "los signos de la anti-gua llama", de su antiguo amor, pero inmediatamente se percatade qu e Virgilio ha desaparecido. Beatriz, entre el estupor de to-dos, invita a Dante a no llorar por la pérdida de Virgilio y lerecuerda como, después de haberla visto muerta, él, Dante, s

    (20) "Purgatorio", XXVII, 126-142.(21) Es "Lía", símbolo de la vida activa, en contraposición co n "Raquel",

    símbolo de la vida contemplativa. Con ese sueño, Dante quiso decirqu e había logrado la perfección de la vida intelectual y activa, pro-pia de los humanos.

    (¿2) "Matelda", al iniciar a Dante en el conocimiento de algunas verda-de s metafísicas, se revela como la intermediaria entre Virgilio yBeatriz, al mismo t iempo que con su canto y recogiendo una y otraflor, es símbolo también del comienzo de la felicidad u l t ra- terrena.

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    dio a una vida de disipación y pecado (23). Dante la oye en si-lencio y Beatriz le exige que se arrepienta, Dante confiesa sus cul-pas y al instante se siente sumido en el río "Leté" y trasladado ala otra orilla, cerca de l carro, do nde ve a Beatriz en la plenitud desu belleza eterna. En seguida, la procesión ata el carro a un árbolseco, que al instante reflorece como por obra de magia. El carro,de l cual ha bajado Beatriz, se llena con las plumas de un águilay, después de sufrir varios ataques y transformaciones, asume laforma de un mon struo sobre el cual se besan, impúdicamente, ungigante y una ramera. Beatriz le anuncia un futuro salvador, un"quinientos diez y cinco" (24 ) , quien dará muerte a la ramera yal gigante que con ella pecaba. Dante bebe de las aguas del"Eunoé" y, purificado de esta manera, se dispone a subir hastalas estrellas.

    En este drama místico, cuyo escenario fue la cumbre del"Purgatorio", Dante simbolizó el drama de la salvación eternadel hombre po r obra de la Iglesia Católica. Bajo la luz de lossiete dones de l Espíritu Santo —los candelabros— lo s veinticua-tro libros del Antigu o Testamento preceden, como para anunciar-lo, el carro de la Iglesia, arrastrado por Cristo, el "Grifón" dedoble naturaleza: animal-hum ana, el cuerpo del león y celeste,las alas. Al desfile se agregan los siete libros de l Nuevo Testa-mento. Sobre el carro vacío desciende la Iglesia Ideal, Beatriz,

    (23)

    (24)

    La s desviaciones de Dante no fueron sólo a lo largo de los siete pe -cados, sino también en lo que respecta a las elucubraciones filosó-ficas, que lo acercaron a la filosofía averroista. N otable es el hechode que Dante coloca a Averroes —"quien hizo el gran comentario" alas obras de Aristóteles— en el "Limbo", entre lo s grandes sabiospaganos, a pesar de que Averroes vivió en época cristiana.Las cifras con que Beatriz indica al fu turo redentor de la Iglesiacomponen, alterando el orden en que aparecen, la palabra "DVX" locual ha hecho fantasear a los comen taristas de Dante y pregu ntarsequién habría de ser ese "Duque" redentor de la Iglesia. En realidad,

    co n aquellas cifras no quiso indicar sino la s cualidades qu e deberíatener el futuro Salvador y no una determinada persona. Es como sihubiese dicho qu e un Dominus —un D , quinientos— salvaría a laIglesia siendo un V —cinco— y un X —diez—, es decir, según lasimbología medioeval de los números , un hombre qu e dominara lastentaciones propias de los cinco sentidos (V) y cumpliera con loordenado por los diez mandamientos (X). Este es un modo de ca-racterizar muy propio de Dante. Bástenos citar como ejem plo que,en la "Vida Nueva", dice que Bea triz era un nueve , para decir queer a perfecta, porque el nueve resulta de la Divina Trinidad multi-plicada por sí msima.

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    al tiempo qu e desaparece Virgilio, como para indicar que, siexistiese en el mundo la verdadera fe, el Imperio sería innece-sario (25) . Beatriz obliga a Dante a confesar su s pecados, des-pués de lo cual Dante pasa al "Leté", esto es, recibe la absolu-ción y puede pasar al lado de Beatriz y empezar a conocer lprimeros misterios de la Iglesia —como el Árbol de la Cienciade l Bien y del Mal— vuelto estéril por el pecado de Adán y Evay que sólo reflorece al unirse con la Iglesia redentora; y como elde la corrupción de la Iglesia, por obra del poder temporal —lasplumas del águila—; de las varias herejías y del contubernioentre los reyes y los papas —el gigante y la ramera que se be-san—. Termina el canto y el "Purgatorio" con las palabras conque Beatriz le anun cia la llegada de un nu evo Redentor, dede lo cual Dante sorbe el agua del "Eunoé" y, como por arte demagia, sólo recuerda entonces las cosas amables y puras de lahumana existencia.

    Al salir de l "Eunoé", Dante comienza a volar, guiado po rBeatriz (l a Iglesia Ideal), hacia un punto inmóvil del Universo,el "Empíreo", donde está Dios, el "Paraíso". También tiene el"Paraíso" una especie de zona de espera, el "Anti-Paraíso" don-de se encuentran las almas que, en cierto mod o, tuvieron grieta o mancha en sus virtudes: las almas de los que no cum-plieron su s votos (Luna), las de los que actuaron bien sólo paraconseguir honores y fama (Mercurio) y las de los que acbajo la influencia del amor (Venus) . El verdadero "Paraíso" em -pieza con el Sol, donde están, visibles como puntos luminoso encírculos concéntricos, los sabios relacionados con la Teologbiduría revelada), que exaltan la sabiduría d e la creación y se que-jan d e la degeneración de las órdenes religiosas (26) . Sigue e l pla-neta M arte, en donde están, con sus punto s de luces formaninmensa cruz, las almas de los que han combatido y muerto porla fe . Entre ellas, Dante encuentra un antepasado suyo, Cacguida, quien le describe la grandeza y pureza de la antigua Flo-rencia, ataca la corrupción de la Florencia nueva y le anuna Dante su destierro. Concluye animándolo a cumplir con la mi-sión de revelar a los vivientes todo lo que ha visto en su via

    (25) V. "Purgatorio", XXX.(26) Canto X. De paso, y para tener un a idea de cómo Dan'.e construía

    su mundo, recuérdese que aún el paso de l "Anti-Infierno" a la ciudadde "Díte" y del "Anti-Purgatorio" al "Purgatorio", se realizan en elcanto IX .

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    d á ú il l l ió d l d(27) E

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    I II»"I . lili'

    liili Mi

    por cuanto podrá ser útil para la salvación del mundo (27) . Enel cielo del planeta Júpiter están las almas de los justos y lospiadosos, formando primero una frase en que invitaban a losreyes a ser justos, y luego, un águila inmensa, símbolo del Im-perio Romano. En el cielo d el planeta Saturno, último del Siste-ma Geocéntrico, están las almas de los contemp lativos, form andocon sus puntos luminosos una inmensa escala, que sube hastaperderse de vista, como si esta ascensión quisiera significar queéstas son las almas de los que se han acercado más a la luz, a la

    sabiduría divina. En el cielo que está más allá de los planetas,el octavo cielo, Dante asiste al triunfo de Cristo y María, queluego suben hasta desaparecer en las alturas. A quí es interroga-do —y contesta triunfalmente— acerca de la fe, por San Pedro;acerca de la esperanza, por Santiago; y acerca de la caridad, porSan Juan. Luego habla co n Adán, quien le da algunas explica-ciones de carácter histórico-religioso y recibe de San Pedro—quien al hablar lanza terrible invectiva contra lo s Papas dege-nerados y desviados de su ministerio— la misión de hablar claroa fin de redimir la Iglesia (28) . En el cielo noveno, o "PrimerMóvil"., Dante encuentra lo s seres sobrenaturales, desde los án -geles, agrupados en jerarquías, hasta Dios, e l cual es , ahora, un

    punto luminosísimo, rodeado de nuev e círculos ígneos y concén-tricos. Dante oye, entre otras cosas, algunas referencias a lacreación y rebelión de los ángeles, después de lo cual desapareceel punto luminoso con los círculos y Dante llega al décimo cielo,el "Empíreo".

    La visión última es la de un "río de luces" qu e corre entreriberas florecientes y luminosas. Es la de una "candida rosa",cuyos pétalos son las almas de los seres celestiales y en cuyocentro están dos tronos, uno vacío que será ocupado por unEmperador Ideal —que para Dante era, cuando escribía estecanto, Enrique VII—; y otro, en el cual toma asiento Beatriz,que ya concluyó de instruir a Dante acerca de ciertas verdades

    reveladas y guiarlo en el reino de las virtudes teologales, as ícomo Virgilio le había instruido en las virtudes racionales paraguiarlo a la conquista de las virtudes cardinales. Dante ve lue-go un anciano, San Bernardo. La sustitución obedece a que, siBeatriz podía instruir y guiar teológicamente, no podía en

    (27) Paraíso , XVII. Véase en la Antología el pasaje correspondiente aesta misión.

    (28) Ibid., XXVII.

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    cambio sumir al hombre en la contemplación directa de Dios,para lo cual se necesitaba un "raptus" místico, que sólo podíadarle la enseñanza del que podría llamarse un técnico de lamística, San Bernardo, quien indica a Dante la distribución delos bienaventurados en la "candida rosa" y reza el "Ave Maña",a fin de que la Virgen intervenga y consiga que Dios se revelea Dante en toda su misteriosa y divina esencia. Dios, en efecto,se manifiesta, pero Dante, a pesar de que intenta describir algode lo que ha visto, confiesa que la mayor parte de la visión se haido y sólo perdura en él la inefable dulzura de cuanto ha visto,como ocurre cuando uno despierta de un dulce sueño: siente ladulzura pero no recuerda nada.

    Esta es la arquitectura terrestre y cósmica del "más allá"dantesco, a través del cual pasa Dante viendo castigos y premios;pecadores arrepentidos y bienaventurados, bajo la guía de va-rios personajes simbólicos, entre los cuales descuellan: Virgilio—el Imperio Ideal— con su sabiduría y sus virtudes humanas,y Beatriz —la Iglesia Ideal— con su sabiduría revelada y susvirtudes teologales: lo cual explica y justifica uno de los aspec-tos más discutidos de "La Divina Comedia", cual es la frecuen-cia con que Virgilio y Beatriz enseñan algo a Dante. Pero Danteno distribuye los reprobos y los bienaventurados al azar, o bienobedeciendo a sus amores y simpatías o a sus rencores y anti-patías ; los distribuye al compás de su doble ideal político y reli-gioso, condenando al "Infierno" o al "Purgatorio", sobre todo, alos civiles y religiosos que se habían apartado de la misión queles señalaban la Iglesia y el Imperio ideales, y premia en el"Paraíso" a los Papas y jerarcas de la Iglesia, a los emperadores,reyes, príncipes y jueces que habían cumplido con su misiónideal. Y como Dante no separa nunca su ideal religioso de suideal político, porque considera el Imperio como un "remedium"contra los pecados, a la par de la Iglesia. Tampoco separa laactividad de la inteligencia, en busca de la doble sabiduría —ra-cional y revelada— y de la doble actividad a favor del Imperioy de la Iglesia, como se colige al ver como une, tanto en el "In-fierno" como en el "Paraíso", las almas de los que han hecho al-go contra el Imperio o en su favor, y las almas de los que hanhecho algo contra la Iglesia o en su pro; así, en el mismo canalnoveno del círculo VIII, del "Infierno", entre los sembradores deescándalos y cismas están Fray Dolcino y un tal Pedro de Medi-cina que habían sembrado la división en la Iglesia y entre algu-nas ciudades italianas, respectivamente, como Bolonia y Floren-

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    ipil .m i

    cía. En el "Paraíso", en camb io, se alternan los sabios y los com-batientes por la fe, con los justos y los contemplativos de los mis-terios de la fe.

    3 .--L O S VA L O R E S P O É T I C O SD E " L A D I V I N A C O M E D I A "

    Si Dante se hubiese limitado a expresar su mu ndo filosófico-moral, su ideal romano y cristiano, su s pasiones humanas, polí-ticas y religiosas, como lo hizo en el "Convivio" y en el "De Mo-narchia"; si se hubiese limitado a describir escuetamente, conlas solas palabras precisas, lo s lugares, los castigos y los pre-mios, los sentimientos y los episodios de su mundo ultra-terre-na l , hoy lo veríamos sólo como un pensador y un apóstol en cier-to m odo reaccionario, por aquel Imperio decididamente mue rto;o bien, un visionario más, entre lo s tantos que describieron l u-gares y castigos, premios y acontecimientos del más allá, sinfantasía y sin imaginación creadoras, con una finalidad exclu-sivamente moralizadora. Hoy tenemos de él, por el contrario,el concepto de un gran poeta, de uno de los genios más grandesqu e ha tenido la hum anidad, precisa y solamente, porque él en-carnó su ideal romano y cristiano, su m u n d o filosófico y moral,sus em ociones, pasiones e ideas, en imágenes d ramáticas y líricasde extraordinaria vivencia y porque hizo sensibles los lugares,los castigos y los premios, los acontecim ientos presenciados po rél o narrados por los personajes de l mundo extra-terrenal, dán-doles formas y colores, dinamismo y voces, p or medio d e inago-tables imágenes sacadas de la vida natural y humana, terrestre ycósmica, a través de todos los sentidos.

    Aquí radica el milagro de la creación poética de "La DivinaComedia". Formaba parte del pensamiento filosófico, moral yreligioso, de Dante, la idea —rígidamente ortodoxa— de que laantigüedad pagana había podido llegar a la sabiduría y a lavirtud propias de la naturaleza humana pero que los sabios yvirtuosos de esta categoría no habían p odido salvarse en el "másallá", p orqu e sólo podían salvarse los que habían recibido e l bau-tismo, que son, po r esta razón, los únicos q ue pu eden llegar a lasabiduría revelada y a las virtudes teologales. Pero Dante no selimitó a expresar así, en abstracto, esta idea, sino que la mate-rializó, le dio forma sensible, en el dramático episodio del último

    viaje de Ulises. En la parte antológica que se encuentra al finalde este trabajo puede leerse ("Infierno", Canto XXV I) el relatoqu e hace el mismo Ulises a Dante de un nuevo viaje que hdespués de su regreso a Itaca. Obedeciendo a la naturaleza huma-na que obliga a seguir virtud y sabiduría, Ulises sale en bude nuevas experiencias, y termina contándole cómo llegó a lavista de una montaña altísima, frente a la cual naufraga porefecto de una ráfaga desprendida de la misma montaña. La mon-taña es la del "Purgatorio", sitio reservado sólo para cristianosy, por tanto, prohibido a un pagano, aún cuando hubiese llegadoa un alto grado de sabiduría y de virtud, que por su naturaleza,eran defectuosas.

    Dante, en lo que respecta a su mundo filosófico y moral, ro -mano y cristiano, es siempre así. Poco importa si a veces encar-na sus ideas en personas históricamente reales, como Virgilio yBeatriz; o en personajes de poemas o leyendas, como Lía, Raquel,Eneas y Lucía; o en seres creados por él mismo, como el Lebrely las tres fieras, de una manera en cierto modo abstracta, alegó-rica y convencionalmente, sin presentarnos escenas o aspectosqu e nos sugieran por sí solos lo que aquellos personajes deben re-presentar. Importa poco también por qué estas alegorías consti-tuyen, en la inmensa catedral gótica que es "La Comedia", sólolos pilares y paredes destinadas a sostener el edificio, mientrasqu e los demás aspectos de l mundo filosófico y moral de la obraestán encarnados en estatuas y relieves, en personajes y episo-dios que viven de veras lo que nos deben sugerir.

    Los ejemplos relativos