Boletin IFEA 39 (3) 2010 Pueblos y Culturas en el Ecuador prehispánico

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    IntroduccinBulletin de lInstitut Franais dtudes Andines / 2010, 39 (3): 475-477

    INTRODUCCIN

    Mercedes Guinea*Jean-Franois Bouchard**

    Este volumen temtico del Boletn del Instituto Francs de Estudios Andinosrespeta la costumbre, instaurada desde hace ya varias dcadas, de publicar loms selecto de un simposio dedicado a la arqueologa del rea andina ecuatorial

    que tiene lugar con motivo del Congreso Internacional de Americanistas, que secelebra cada tres aos. En esta ocasin, el simposio se dedesarroll en Mxico D.F.el 22 de julio de 2009 bajo el ttulo Culturas y Pueblos del Ecuador Prehispnico.Como es habitual, los artculos presentan balances de distintas investigacionesrecientes o en curso en el Ecuador, tanto en el litoral como en las regiones dela sierra y del oriente. Comprensiblemente, las presentaciones del simposio nofueron exhaustivas en cuanto a la totalidad de las investigaciones realizadas en elrea o las temticas abarcadas. Algunos de los colegas preinscritos no pudieronparticipar finalmente y los intereses particulares de otros les llevaron a presentarsus investigaciones en diferentes simposios temticos. No obstante, consideramos

    un xito la calidad de las ponencias y la representacin internacional de colegasque se dedican, en su mayora desde hace muchos aos, a investigar sobre laarqueologa del Ecuador.

    Hemos conocido mejores pocas en cuanto a las investigaciones sobre el pasadodel Ecuador, por ejemplo, en los aos 1970-1980. Actualmente las condicionespara la investigacin son menos favorables y se han presentado desafortunadossucesos, como el desaparecer de la valiosa revista Miscelnea Antropolgicaque se edit en Guayaquil durante aos. Sin embargo, hay que felicitarse por lacreacin de nuevos museos en la capital y en las provincias del Ecuador, as como

    * Universidad Complutense de Madrid. E-mail: [email protected]** CNRS. Nanterre-Cedex (Pars, Francia). E-mail: [email protected]

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    Mercedes Guinea, Jean-Franois Bouchard

    por la aparicin de espacios virtuales en la web, que facilitan la investigacin, sudifusin y la circulacin de informaciones. Deseamos que nuestro aporte tengacontinuidad en sucesivos Congresos Internacionales de Americanistas y podamosseguir adelante con nuestro objetivo mayor: investigar y contribuir a fortalecer lamemoria de un pasado que demuestra toda la importancia de los pueblos nativosdel rea ecuatorial.

    Con el fin de difundir ampliamente las informaciones recogidas en el simposio,escogimos de nuevo el Boletn del Instituto Francs de Estudios Andinos, revistaque ha logrado ser reconocida en muchos pases latinoamericanos como unapublicacin de gran valor cientfico. Del mismo modo, su difusin progresiva porla web contribuye a su renombre. Gran parte de los artculos que conforman estevolumen versan sobre los resultados del Proyecto Manab Central, proyecto que

    se viene desarrollando en la costa desde 2003. El sitio manteo de Japoto estabalocalizado desde la poca de Emilio Estrada, aunque no haba sido estudiado.En 2002, los miembros del proyecto pudieron comprobar que importantestrabajos de remocin de tierra y cultivos intensivos ponan en peligro el sitio,planendose una intervencin que comenz en el ao 2004. Se realizaron cincotemporadas de excavacin que han permitido rescatar muchos datos valiosos enel yacimiento, parte de los cuales se presentaron en 2006 dentro del 52 CongresoInternacional de Americanistas (Bulletin de lInstitut Franais dtudes Andines,35 (3), Guinea & Bouchard [eds.]). Hoy ofrecemos los nuevos datos obtenidos enla ltimas temporadas en las que, adems, se ha puesto en marcha el proceso de

    proteccin del sitio, aunque an queda mucho por hacer para que sea definitivo.Hay tambin otros proyectos sobre la cultura mantea desarrollndose ms al surde Japoto. Esperamos que todos estos esfuerzos recientes nos brinden a futurouna visin tal vez menos idealizada pero ms acertada sobre este importantemomento de la prehistoria de la costa ecuatoriana. El resto de los artculosnos ofrece una amplia visin de las investigaciones en curso dentro del rea,enriqueciendo con su diversidad la publicacin.

    Desde nuestra propia experiencia, y las de otros colegas, que se reflejan enlas ponencias, insistimos en la situacin preocupante respecto a los vestigiosarqueolgicos en el campo. Queremos recalcar que actualmente hay un nuevoun factor aadido a los efectos destructivos de la habitual huaquera de los sitios:la modernizacin del pas. Por un lado, la agricultura se est mecanizando deforma importante y la maquinaria pesada arrasa la microtopografa (las tolas)y la vegetacin nativa para preparar los futuros cultivos. Por otro, las grandescamaroneras a lo largo de la franja litoral se localizan cerca de los ros proveedoresde agua dulce o salobre, en el propio asentamiento de los sitios antiguos. Noes un consuelo enterarse que no es algo exclusivo del Ecuador. Basta con mirarlas fotografas del famoso Google Earth para ver que la costa sur de Colombiay la costa norte del Per estn cubiertas tambin de extensas piscinas que haninundado las zonas cercanas al mar. Del mismo modo, la construccin devariadas infraestructuras que implican retroexcavadoras, niveladoras, buldzeresy otros medios pesados pueden acabar con un sitio en pocos das y, como en

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    Introduccin

    muchos otros pases, no existen recursos propios para impedirlo. Empero, es deesperar que la sociedad, junto con sus gobernantes, tomen conciencia de la nuevasituacin y le encuentren solucin antes de que sea demasiado tarde.

    Madrid, Pars, noviembre de 2010

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    Japoto: sitio manteo residencial de la costa central de ManabBulletin de lInstitut Franais dtudes Andines / 2010, 39 (3): 479-501

    * UMR 8096, ARCHAM, CNRS. Nanterre-Cedex (Pars, Francia). E-mail: [email protected]

    Japoto: sitio manteo residencial de la costacentral de Manab

    Jean-Franois Bouchard*

    Resumen

    Este artculo resume los principales resultados de las excavaciones hechas en el sitio manteo de

    Japoto (Periodo de Integracin) y hace hincapi en su importancia, al afianzar la hiptesis sostenidadesde los inicios del proyecto. Muchos de los vestigios encontrados evidencian actividades domsticas,mientras otros sugieren que parte de la poblacin residente perteneci a la lite de un cacicazgo(seoro, jefatura), cuya sede fue Japoto.

    Palabras clave: cacigazgo, manteo, Manab, tolas, arquitectura, sepulturas

    Japoto : site residenciel de la culture mantea, cte centrale duManab

    Rsum

    Cet article fait tat des principaux rsultats des fouilles ralises Jopoto, site de la culture mantea(Priode dIntgration), et conforte lhypothse initiale du projet. Les fouilles ont rvl de nombreuxvestiges domestiques ainsi que divers lments qui permettent de penser que la population de Japotoappartenait une lite correspondant au sige dun pouvoir rgional (chefferie).

    Mots cls : chefferie, manteo, Manab, tolas, architecture, spultures

    IFEA

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    Jean-Franois Bouchard

    Japoto: a residential archaeological site of the Mantea cultureon the central coast of Manab

    Abstract

    This paper summarizes the main discoveries at Japoto, an archaeological site belonging to the Manteoculture during the Integration Period. Many of the features documented provide evidence of domesticactivities. As we hypothesized at the very beginning of our project, Japoto may have been the redisentialsite for the elite members of a chiefdom ruling this northern part of the Manteo territory.

    Key words:chiefdom, Manteo, Manabi, tolas, architecture, tombs

    Desde 2002 estamos estudiando un sector de la costa central del Ecuador en laprovincia de Manab (fig. 1). A este estudio se han asociado varias institucionescientficas y acadmicas que se centran en el sitio arqueolgico de Japoto (fig. 2),cerca del balneario de San Jacinto, al lado de la carretera asfaltada que unePuerto Viejo con Baha de Carquez. En la literatura cientfica fue Emilio Estradael primero en mencionar el sitio arqueolgico en su libroArqueologa de Manab,bajo el nombre de Charapoto (Estrada, 1957). Sin embargo, en esa poca, no

    hubieron estudios ni excavaciones en el terreno.Otras referencias databan de la Conquista, en el siglo XVI, puesto que la regin fueuno de los primeros descubrimientos realizados por las expediciones espaolas.Varios cronistas mencionaban un Charapoto que podra ser una alteracin dela palabra vernculaJapoto. Pero el sitio se conoci tambin con el nombre de

    Amotopse en la poca de la Conquista, lo que se pudo inferir de un mapa sobrelas primeras expediciones espaolas en las costas ecuatorianas (Morales y Eloy,1962).Estas expediciones de Pizarro alcanzaron primero la costa del Pacfico enColombia y luego, en el actual Ecuador, Esmeraldas y Atacames (Tacamz), Jamay Coaque y finalmente, la costa al sur del ro Chone hasta llegar al ro PuertoViejo, un poco ms al norte de Manta. Es decir, en el Ecuador las poblacionesindgenas que vivan cerca de la lnea equinoccial fueron las primeras en recibirlos efectos de la conquista, y por lo tanto padecieron sus impactos justo antesdel descubrimiento del Tahuantinsuyu por Pizarro. En el siglo XVI, Puerto Viejofue un centro estratgico donde los espaoles establecieron una fuerte base paraalbergar los primeros heridos y enfermos de su tropa sin tener que llevarlos deregreso hasta Panam. Entonces fue un puerto de entrada no solamente paralos conquistadores sino tambin para los microbios y otros virus que traan losespaoles. Mucho ms que las batallas, la difusin fulminante de las enfermedadesimportadas contribuyeron a la drstica cada demogrfica de esta costa: en pocosdecenios desapareci la mayor parte de la poblacin indgena.

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    Japoto: sitio manteo residencial de la costa central de Manab

    Figura 1 Localizacin del proyecto Manab

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    No son numerosos ni detallados los datos histricos fiables que se refieren aeste periodo. Entre los que relatan estos datos figuran ilustres y fiables testigosde aquellos tiempos como Benzoni, Cieza de Len, Estete, Cabello Balboa, de

    Jerez, Pizarro y Trujillo. En su mayora, dedican pocas pginas a la regin y alos nativos encontrados. Para la poca anterior a la Conquista existe una ciertaconfusin acerca del dominio de los incas. La conquista de la sierra ecuatorianaes efectiva sin lugar a dudas, pero la conquista de la costa parece mucho msdiscutible. Aparentemente, los primeros espaoles en llegar descubren pueblosnativos costeros que no han perdido el control de sus tierras, aunque tambin sedice que algunos ya pagan un tributo al Inca.

    Algunos relatos (por ejemplo, Cieza de Len) cuentan que varios pueblos oponen

    resistencia y hacen trampas a las tropas del Inca, logrando evitar su victoriadefinitiva. Aparentemente el lmite serrano del imperio Inca pasa ms al nortede la lnea ecuatorial, mientras que en la costa, la regin de Tumbes es el lmite

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    1 Esta tradicin cultural cubre alrededor de 8 siglos. Si miramos otras regiones andinas, podemos decirque, para las pocas tardas, prcticamente es un caso nico, puesto que a menudo se suceden dedos a tres (y ms) tradiciones en el mismo lapso.

    norte. Por lo tanto, las costas entre elro Chone y el Guayas parecen habersido un territorio todava libre, ascomo la isla de la Puna.Como lo muestra la literatura, losestudios de Arqueologa han dejadoun poco de lado el territorio de lacosta central. Adems se sabe queel Periodo Formativo y el de losDesarrollos Regionales de la costase han estudiado con ms atencinque el Periodo de Integracin que

    nos interesa ahora. No es el lugarpara preguntarse por qu tienen msinters unos periodos que otros, perodebemos admitir que los arquelogoscasi siempre se dedican a tiemposremotos, abandonando los periodosms recientes a los historiadores, ancuando se trata de pocas o regionescon un mnimo de datos escritos o dearchivos de otros tipos.

    En resumen, se considera que,durante este Periodo de Integracin,se desarrolla en la costa central delEcuador una tradicin cultural quese define usualmente como culturamantea-guancavilca (una de susapelaciones)1.

    Aparte de interpretaciones que buscanvalorizar los pueblos del ltimoperiodo prehispnico, con nfasis

    sobre la red de comercio martimoestablecida por lo Fenicios del Ecuador o la liga de mercaderes, casi todo loque se conoce ya pertenece a una poca muy remota que ilustran los libros deSaville a principios del siglo XX (Saville, 1907). Por otra parte, no existe para estospueblos costeros una documentacin que permita estudios complejos similares alos de etnohistoriadores como Caillavet, Moreno o Salomn para la sierra. Existeas una doble frustracin en cuanto a la poca precolombina tarda de la costaecuatorial.

    Figura 2 Plano de la finca y localizacin de las tolasestudiadas

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    A juzgar por las informaciones dadas por los cronistas, al llegar a las costasecuatorianas, los espaoles empezaron (o continuaron) sus expediciones desaqueo y encontraron comida abundante y riquezas varias2. Parece que los nativosno se defendieron tanto, a diferencia de los indios bravos que poblaban lascostas del sur de Colombia. Cieza de Len observ que desde Baha de Carquez,los nativos tenan otras facciones y caractersticas fsicas que los de Esmeraldas,

    Jama y Coaque. Poda ser el indicio de que pertenecan a otro grupo cultural. Sinembargo no hay registro de un nombre especfico para este posible nuevo grupocultural. Es preciso sealar que la Arqueologa utiliza trminos y apelaciones muyambiguos para nombrar a los grupos y tradiciones culturales locales. Entoncesse habla de una cultura Baha de Carquez que es obviamente una palabramixta de cultura colonial, aunque se refiere sobre todo a elementos descubiertoscerca de la ciudad moderna de Manta, como los famosos gigantes de cermica.Incluso se habla de una cultura Manta o mantea, cuando Manta es la nuevapalabra que surgi despus de la conquista del pueblo indgena Jocay. Ya no sepueden cambiar los usos y costumbres, pero podemos ver cmo el mismo estudiodel pasado empieza con el desprecio hacia las culturas nativas que permanenannimas al ser borradas de la memoria local. De tal modo, poco tiempo despusde la conquista espaola no quedaba nada de ese pasado nativo, mientras que loque fue un paraso de tierras ricas lleg a ser una tierra pobre y despoblada queno se ha recuperado hasta nuestros das.Se expondrn algunos resultados del proyecto, obtenidos durante seis temporadas

    de excavacin entre 2003 y 2008 que llevan a una serie de interpretaciones.Muchos temas ya han sido comentados o van a ser detallados por otros colegas enlos artculos de este volumen, y es grato darles el crdito de sus hallazgos con laesperanza de que esos vestigios permanezcan como pruebas tangibles del mundoprehispnico de Manab.

    1. JAPOTO Y LA CRONOLOGA

    Hasta la fecha, faltan algunos resultados de las dataciones 14 C y T.L. para el sitio.Sin embargo una primera serie nos indica que existen fechas de cronologa 14 Crepartidas a lo largo del lapso de tiempo usualmente considerado como el Periodode Integracin (Bouchard et al., 2006). Por otro lado, Karen Stothert, al analizar lacermica de Japoto, sugiere que se asemeja ms bien a ejemplos tempranos de lacermica mantea conocida en sitios del sur.

    As dice ella en su artculo:A primera vista la cermica de Japoto es ms parecida a otros conjuntosfechados a la primera parte de la secuencia elaborada a base de datos

    2 Desde las primeras expediciones que salieron de Panam en busca del Per (Bir), hay relatos

    de saqueos y enfrentamientos con los indgenas de la costa del Pacfico (hoy Colombia). Lo quedemuestra que dichas expediciones siempre tuvieron como meta principal apoderarse de lasriquezas que estaban en manos de los pobladores nativos.

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    de la Pennsula de Santa Elena en el sur: es decir, corresponde a la faseMantea Temprana en la secuencia elaborada por Paulsen (Paulsen, 1970).La cermica de Japoto es muy similar a la del sitio llamado Los Frailes,paradero ubicado cerca de Machalilla en el sur de Manab (Mester, 1990).En comparacin con Los Frailes, la cermica de Japoto presenta una ampliavariedad de vasijas utilitarias, y una variedad ms amplia de formas finas ydecoraciones. Algunos rasgos indican que la ocupacin de Japoto fue mslarga que la de Los Frailes (Stothert, 2006).

    La escasez de materiales tardos, se debe, segn parece, a que los niveles superiores(que corresponden, se supone, a la ocupacin tarda) han perdido en gran parteo en su totalidad, los elementos (carbn, cermica, etc.) presentes muy cerca dela superficie en otros tiempos y que son eliminados por la erosin despus del

    abandono del lugar.De ser as se propone para Japoto una secuencia tentativa con tres episodios. Primera ocupacin antigua que posiblemente tuvo lugar a principios del

    Periodo de Integracin. Se realiz en un sitio que tena un aspecto distinto alactual, pues no existan entonces los montculos artificiales (tolas) que dan suaspecto caracterstico al paisaje moderno (figs. 3 y 4).

    Figura 3 A: Tola J8; B: Arquitecturamantea en adobes y quincha(tola J8)

    A

    B

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    Figura 4 A: Tola J2; B: Tola J3 y J4; C: Tola J6 y J2; D: Tola J7

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    Serie de ocupaciones ms recientes, que adoptan la modalidad de crearplataformas acumulando poco a poco capas de relleno a medida de lanecesidad de mantener la plataforma en buen estado. En el relleno, se reconocecantidad de material cermico que no se han eliminado de la tierra trada paraalzar la tola. En cambio, en los pisos que se han sacado a la luz no quedanprcticamente tiestos esparcidos sino ms bien rasgos que son indicios de lamisma ocupacin. En los niveles de relleno tambin figuran las intrusionescomo huellas de postes, depresiones cavadas por los habitantes, etc.

    ltima ocupacin prehispnica: corresponde posiblemente a la pocacoetnea a la llegada de los primeros conquistadores espaoles. Tal como fuemencionado ya, la erosin sobre las tolas durante cuatro siglos hizo que seperdieran en su mayor parte las huellas de ese periodo.

    Se puede afirmar que no hubo ningn tipo de asentamiento colonial en Japotopues no se han encontrado huellas de ocupacin. Seguramente los habitantesnativos abandonaron sus viviendas de Japoto. La ausencia de datos precisoscondena a un enigma: no se sabe lo que pas con los habitantes de este pueblo.Tal vez desaparecieron, huyeron y se movieron a aldeas autorizadas por losconquistadores.

    2. EVIDENCIAS DOMSTICAS Y ARQUITECTURA PBLICA

    Uno de los logros del proyecto es haber sacado a la luz vestigios de distintosmodelos arquitectnicos. Por otra parte, abundan los elementos que permiteninterpretar muchos rasgos de las reas excavadas en las tolas como evidencias deactividades domsticas. Estos datos conforman evidencias claras de la residenciade gente en el sitio.Hay numerosos hornos manabitas, fogones, depsitos de basura y de restosalimenticios con conchas de moluscos, huesos de pescado o de animales terrestres(Guinea 2006; Touchard, 2006). Estos vestigios estn presentes en todas las tolas,menos en dos que son casos excepcionales, como se podr ver ms adelante. Es preciso examinar las modalidades de manejo del fuego y del calor con fines

    domsticos (figs. 5 y 6). Hay numerosas zonas, horizontales o cncavas, que se puedeninterpretar como la huella limitada de fogones culinarios alimentados por lea. Losms interesantes son los elementos domsticos llamados hornos manabitas. Sondepresiones cncavas de forma globular o hemisfrica que tienen paredes endurecidasy rubefactadas por un fuego intenso y largo. Dichos hornos contienen brasas ardientesdestinadas a elaborar una comida guisada en ollas en vez de exponer directamentelos alimentos al fuego. En toda la provincia de Manab (y en otras provincias) estamodalidad muy particular de preparar los alimentos sigue en uso y es importante verque el estudio arqueolgico revela el origen nativo de esta prctica.

    En la cumbre de la tola J5, se pudo excavar en rea un piso totalmente quemadoendurecido por el fuego. Este piso parece haber correspondido al suelo interiorde una casa hecha de materiales vegetales y perecederos (caas, madera, hojas

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    A

    A B

    Figura 5 A: Recipiente hecho de caracol (tola J4b)B: Cuentas deSpondylus (tola J7)

    Figura 6 A: Horno (tola J5)B: Hornos manabitas culinarios (tola J6)

    B

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    de palmas). Este tipo de construccin no dej muchas huellas cuando losmateriales desaparecieron de forma natural como ocurri probablemente. En estecaso preciso, solamente qued el piso como vestigio arqueolgico tangible. Esprobable que este piso haya sido intencionalmente quemado para obtener unsuelo ms cmodo y agradable (Bouchard et al., 2006). Otra hiptesis es la deun incendio de la casa ocasionando el mismo efecto sobre el piso, pero, en estecaso preciso, faltan evidencias que normalmente quedan acumuladas despus deun incendio (cenizas y carbn vegetal en gran cantidad, mezclados con vestigiosculturales rotos y quemados).Tambin se han descubierto talleres: en la tola J4 donde aparecen evidencias devarias etapas de fabricacin de elementos de adorno en conchas de argopecten:ms de dos mil elementos perforados muestran que varias manos expertas

    (masculinas y/o femeninas) ejercan su actividad artesana (Guinea, 2006).Toda esta serie de rasgos descubiertos en las excavaciones permiten confirmarla hiptesis de un asentamiento humano residencial y de grandes dimensionesdurante el ltimo periodo precolombino.La estratigrafa misma revela tambin que muchos montculos de Japoto hansido las bases de las viviendas de la gente nativa. Ya se ha subrayado el hechode que esas tolas son plataformas elevadas para edificar construcciones en sucumbre (Bouchard et al., 2006). En las estratigrafas obtenidas, se nota que se hanrealizado, a lo largo del tiempo, trabajos de mantenimiento que se traducen por laacumulacin de estratos apisonados superpuestos: corresponden a los rellenos y a

    los suelos de dichas habitaciones de la gente nativa mantea. Esto significa que laevolucin diacrnica del sitio Japoto pasa despus del primer asentamiento por unproceso de construccin de plataformas (las tolas), con mantenimientos adicionalesque han producido la topografa artificial que se aprecia en nuestros das.

    Sin embargo, como lo han mostrado los niveles ms profundos, en varias ocasionesla ocupacin humana indgena empieza en los tiempos ms remotos a un nivelinferior, y muy probablemente sin mayor modificacin del relieve natural.En varias tolas (por ejemplo J3, J5, J6) existen pisos ocupados a una profundidadque es inferior de varios metros a la cumbre de las plataformas y que han sacado

    a la luz evidencias de ocupacin en pocas remotas.El mayor hallazgo de este tipo fue realizado al excavar la tola J8 en 2007 y 2008.En efecto, fue una gran sorpresa descubrir que J8 no se asemejaba a las dems tolasdel sitio (ver Guinea en este volumen). Solamente se quiere destacar que aqu nose presenta una estratificacin de pisos, como en las otras tolas, puesto que existeuna ocupacin anterior a la tola y que esta se adecua a la topografa natural (fig. 3).Sera atrevido proponer una identificacin precisa para esta construccin antigua,sobre todo porque la arqueologa de la poca mantea no proporciona referenciasparecidas. Sin embargo, puesto que no hay huellas domsticas en el nivel sacadoa la luz, debemos buscar otra interpretacin3. En una excavacin, la ausencia de

    3 La morfologa de la estructura de adobe y de sus componentes se define como un elemento principalen forma de banqueta baja, con un murete que forma un respaldar. Esta banqueta est apoyada

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    vestigios domsticos lleva el arquelogo a suponer que no es un espacio domsticoy por lo tanto que puede ser algo pblico (civil, religioso o poltico). Es un hechosumamente significativo el descubrir en medio de tolas habitacionales un recintopblico que poda reunir a gente de elite dentro de un espacio no habitacional.

    En efecto, una construccin tan grande como la que apareci debajo de la tolaJ8 no debi lgicamente existir en un sitio comn como lo sera una humildealdea poblada solamente por campesinos o pescadores. Cabe satisfacerse con estahiptesis general que reforzara la idea expresada desde un principio. El hallazgode la estructura sepultada y de las numerosas huellas de la construccin precariaque la protega era otro argumento relevante para suponer un estatus elevadopara Japoto. Es decir que fue ms que un simple asentamiento y que tuvo contoda probabilidad un papel ms importante, tal vez a manera de centro regional

    de control y poder.Finalmente, es obvio que gana mucho valor una ausencia notable: ningn otrositio de importancia equiparable a Japoto parece haber existido en la regin. Estoparece suficiente para calificar a Japoto como el mayor sitio en la llanura baja delPuerto Viejo.

    3. MEDIO AMBIENTE Y RECURSOS EN LA ALIMENTACIN

    En el Periodo de Integracin, la produccin agrcola que sostiene los pueblos

    nativos es la base de subsistencia predominante, entre otros con el maz y conen su lado este a un talud inclinado que se hunde a 3 metros de profundidad y forma un muro decontencin o contrafuerte. Frente a la banqueta, al oeste, se extiende un espacio plano horizontal,quemado en totalidad por la cada del techo y de las paredes en llamas. Todo esto constituye unelemento de arquitectura interior, que es preservado hasta nuestros das. La hiptesis que se puedededucir de los datos es que ha existido encima de dicha construccin un gran techo construidoen materiales vegetales secos que consiste en un armazn de caas gordas (guadua) y cubierto depalmas. Esta ramada puede ser del estilo sencillo que todava se usa en la construccin rural de lasregiones costeras o bien de un estilo ms fino y rebuscado puesto que estos materiales se prestana muchos aspectos decorativos. De todos modos, un buen techo es indispensable para proteger laestructura de las abundantes y frecuentes lluvias del invierno. Por un lado, el primer elemento

    arqueolgico que aparece, a partir de 80 cm de promedio debajo de la cumbre de la tola revela lapresencia de una pared de adobes hechos de tierra cruda, recubiertos de barro arcilloso. Luego,al extenderse la excavacin para descubrir un mximo de vestigios fue claramente visible que todoel conjunto arquitectnico sepultado presentaba evidentes huellas de un incendio que endureciy fragiliz a la vez los elementos minerales (tierra arcillosa de los pisos, barro de los enlucidos,adobes). Los daos del fuego fueron importantes y afectaron a casi todo el espacio construido. Nose puede saber si el incendio fue intencional o accidental. Este fue muy devastador porque, deser un accidente, no fue posible apagar el fuego hasta que se quemaran todos los vegetales secos,probablemente por la falta de agua. Algunas paredes laterales estaban revestidas de quincha (caa+ barro y fibras) como lo mostraban restos quemados con las improntas de vegetales. Se not quese limpiaron las ruinas puesto que la mayor parte de los escombros calcinados han desaparecido.Pero no se reconstruy en el lugar la misma arquitectura y, al contrario, se abandonaron los vestigiosde tierra. Por lo tanto para protegerlas (o esconderlas) se ha acumulado una enorme cantidad

    de cascajo y tierra de relleno que result formar el ncleo de la tola J8. Es notable ver que dichadecisin se asemeja a la costumbre frecuente (en otras culturas) del enterramiento ritual de lostemplos y de la arquitectura monumental.

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    otros alimentos vegetales especficos de la regin. Pero, una gran parte de lasprotenas animales provienen del agua. Quiero insistir en los importantes recursosnaturales del medioambiente acutico para la gente de Japoto.

    En primer lugar fueron incluidos todos los peces cuyos vestigios (espinas, escamas,huesos) han sido descubiertos en grandes cantidades en la mayora de las tolasexcavadas. El estudio que realiz Philippe Barez fue sumamente llamativo: si bienpredominaban especies del mar litoral o del estuario, existan tambin algunasespecies que no solan acercarse a las costas y que se obtenan usualmente maradentro. Se confirm, por lo tanto, la capacidad de navegar lejos de las playas yno solamente por medio de la pesca con redes desde el litoral. Para toda la culturamantea la existencia de fibras vegetales como el algodn nos permite sustentarla hiptesis de fabricacin de cuerdas para redes y sedales. Tambin existen varios

    ejemplos de anzuelos de cobre, descubiertos en Japoto, que sustentan la hiptesisde la pesca. Por otra parte, es preciso notar que Barez reconoci que los restosde fauna que l pudo estudiar indicaran ms bien que el tamao de los pecesconsumidos era importante: es decir que hubo probablemente una seleccin parafavorecer presas de buen peso y no peces ms pequeos, tal vez de menor valor.En este caso sugerimos que la mejor parte de la pesca llegaba al sitio Japoto, osea alimentaba a las elites y gentes de alto rango, mientras que los pescadores sequedaban con los peces menos atractivos, como suele suceder hoy. Actualmente,es muy llamativo ver que la pesca diaria que se practica en las playas de San

    Jacinto y San Clemente, desde la misma orilla de la playa, produce una cantidad

    de menudos peces que ni siquiera entran en el consumo humano y se vendenpara hacer harina de pescado.

    A continuacin vienen algunos datos que pudieron ser establecidos por Barezsobre la fauna ictiolgica de Japoto (cuadro 1):

    Se han identificado alrededor de 50 taxones distintos. De ellos, 4 taxonesson tiburones, o sea peces cartilaginosos. En el resto predominan loscarangidaes (casi un 30 % de los determinados):

    - Caranx caninus burro- Selene spp. caras

    - Caranx otrynter cojinovaLuego son numerosos tambin los sphyraenids, o barracudas:

    - Sphyraena spp. picudasY las siguientes familias (hasta 8 % de los determinados):

    - los haemulidaes roncadores- los scombridaes atn, bonito negra, rayada, albacora- los ariidaes bagres (Barez,2006).

    En segundo lugar, los restos de moluscos comestibles abundan en los nivelesarqueolgicos. Entre otros, destaca la anadara tuberculosa (o concha negra) tan

    popular en nuestros das y que se obtiene en los suelos lodosos de los manglares.Tambin hay ostras, ostiones, algunos otros bivalvos (almejas), conos y caracoles.

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    La existencia actual de vestigios de manglar en la punta norte del estuario nosindica que no haba dificultad para recolectar dichos moluscos comestiblescuando los manglares tenan una mayor extensin, no muy lejos de Japoto entiempos precolombinos. Tambin, suponemos el consumo de crustceos por suabundancia natural (langostinos, camarones, cangrejos). Finalmente, un moluscoespecial como alimento son los caracoles terrestres comestibles, recolectados enpocas hmedas del invierno. Estos se han encontrado en varios basureros de

    Japoto, son de buen tamao y a veces tan numerosos que no hay duda sobresu consumo. Por otra parte, no podemos descartar el papel de una cacera deanimales terrestres (venados, roedores, aves, reptiles).En conclusin, es obvio que para los grupos del litoral pacfico, la pesca y larecoleccin de alimentos marinos han sido una riqueza importante que permiti

    GRUPO O FAMILIA NR NMI P (g)

    Carangidae 29,8 % 28,2 % 44,6 %

    Sphyraenidae 12,9 % 12,2 % 5,5 %

    Haemulidae 10,3 % 10,2 % 3,5 %

    Scombridae 10,1 % 7,7 % 4,2 %

    Ariidae 8,0 % 7,5 % 8,9 %

    Slaciens 7,4 % 7,5 % 6,8 %

    Tetraodontidae 5,5 % 8,0 % 7,2 %

    Sciaenidae 3,7 % 5,5 % 7,7 %

    Malacanthidae 3,3 % 3,6 % 2,2 %

    Lutjanidae 3,1 % 4,7 % 5,9 %

    Polynemidae 2,2 % 1,1 % 0,6 %

    Clupeidae 0,7 % 0,6 % 0,2 %

    Synodontidae 0,7 % 0,3 % 0,1 %

    Triglidae 0,6 % 1,1 % 0,5 %

    Hemiramphidae 0,6 % 0,3 % 0,1 %Serranidae 0,4 % 0,8 % 0,8 %

    Centropomidae 0,1 % 0,3 % 0,9 %

    Sparidae 0,1 % 0,3 % 0,3 %

    Coryphaenidae 0,1 % 0,3 % 0,2 %

    Total determinados 672 362 926,5

    Indeterminados 429 - 107

    Total general 1 101 362 1 033,5

    Cuadro 1 Frecuencia de grupos o familias de peces, en nmero de restosdeterminados (NR) nmero mnimo de individuos (NMI) y peso de restosen gramos (P)

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    su buen desarrollo. La agricultura costera tena grandes riquezas alimenticias comoel maz, los frjoles y otras leguminosas, la yuca, el man, muchas frutas. Adems lapresencia de venados y varios animales terrestres poda complementar una dietaya generosa y variada.Se puede suponer que la escasez de agua para el riego y para el consumo fue unobstculo mayor, aunque la construccin de canales de riego y de albarradas (o

    jageyes) mejor las condiciones naturales (Marcos et al., 2004).

    4. VESTIGIOS CULTURALES: DE LO UTILITARIO A LO SUNTUARIO

    Entre los vestigios materiales descubiertos en las excavaciones, sobresalen losartefactos de cermica, y sobre todo los recipientes. Se refiere nuevamente alestudio dedicado a la cermica realizado por K. Stothert. Ella seala con muchonfasis que no es homognea la cermica de los recipientes puesto que existe unaimportante cantidad de vajilla de etiqueta, segn sus propias palabras (Stothert,2006). As, la cermica de Japoto nos revela tambin un alto estatus que se puedeinterpretar como la evidencia de una poblacin de elite conforme a nuestrahiptesis de trabajo mencionado al principio del estudio.Obviamente, en toda residencia de elite, deben coexistir ambas clases de vasijas:la vajilla culinaria y la vajilla domstica comn que no aparecen en los eventosceremoniales o rituales y las vasijas suntuarias o de etiqueta. En Japoto, es

    impresionante la cantidad de adornos y de motivos decorativos presentes en lasvasijas, cuando, por lo general, la cermica mantea no es precisamente de lasms adornadas y decoradas.Despus del estudio de K. Stothert, dos temporadas de excavacin han aportadoms materiales y quiero agregar nuevos datos a su estudio, aunque este siguevigente en general. Confirmamos la relativa abundancia de elementos quepertenecen ms bien a la vajilla decorada, o sea de etiqueta, y vale la penaevocar aqu ejemplos llamativos de decoracin para ilustrar este aspecto.

    4. 1. Decoraciones figurativas en relieve

    Se trata de un tipo de decoracin que viene a personalizar las vasijas y quelas hace nicas puesto que cada motivo est hecho individualmente (fig. 7). Sinembargo hay algunas categoras que se pueden reconocer.Una categora especial es la decoracin con mascarones utilizada frecuentementecomo adorno sobre la pared externa de una vasija: una cara humana estilizadaen la cual se detallan con relieves cncavos y convexos los ojos, la nariz, la bocay a veces las orejas, con elementos suntuarios como aretes, bezotes o narigueras.Otra categora es la figuracin modelada de la cabeza de un personaje humano (aveces, con torso), hecha en relieve tridimensional, que forma una parte especficade una vasija. En el caso de las compoteras, es frecuente que la parte media, ms

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    Figura 7 Decoraciones antropomorfas en relieve sobre la cermica de Japoto

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    estrecha, tenga este tipo de decoracin. Las facciones humanas se representan deforma exagerada o bien estilizada.

    Finalmente, existen algunas evidencias de vasijas modeladas de forma figurativa.Sus paredes muestran en relieve una cara humana un poco a manera de lasvasijas retrato. Tambin es frecuente el uso de un adorno modelado estilizadode forma animal. En Japoto, el ms abundante representa un ave marina,el pelcano, con su largo pico que reposa sobre la garganta. En este caso lafrecuencia de la representacin de este animal puede corresponder a un papelespecial del ave, tal vez como animal preferido, simblico o totmico, puestoque en otros sitios parece que no hay representaciones de pelcanos sino deotros animales como zarigeyas.

    4. 2. Decoraciones grficas figurativas: motivos pintados ygrabados de estilo graffiti

    En este rengln debemos tambin poner aparte las decoraciones figurativas queson poco comunes y pueden ser indicios de un estatus de importancia para lasvasijas. Sin embargo, en el caso de los grabados graffitis puede existir una dudasobre su presencia sobre la vasija en vida o sobre la realizacin del motivo incisosobre un tiesto despus de la muerte de ella. O tal vez han existido las dosmodalidades: ejecutar elgraffiti sobre la vasija y ejecutarlo sobre un tiesto despusde la rotura de la vasija (fig. 8A y B).

    Al parecer, los motivos figurativos pintados se han hecho con destreza,cuidadosamente y s modeladprogramada. No son muy numerosos ni hay motivosenteros completos, sin embargo reconocemos muy claramente tres casosexcepcionales: una representacin humana (de la cual queda solamente unaparte del personaje de pie) y sos representaciones de aves vistas de perfil con unpico fuerte y voluminoso. En los tres casos se nota el contraste entre un gris muynegruzco con un gris ms claro que forma una especie de blanco y negro (enpositivo o en negativo). En todos los casos, el artista-artesano realiza un motivosobre una parte de la vasija relativamente plana, su tamao es relativamente

    pequeo y afecta solamente una parte de la vasija, aunque puede ser asociado aotros motivos no figurativos.En cambio, los motivos grabados graffitis tienen un tipo de ejecucin menoscuidadosa (tal vez se debe tambin a la dificultad de grabar sobre una superficieresistente). La palabra graffiti expresa muy bien el aspecto espontneo, menoscuidadoso, aunque se puede a veces reconocer una libertad y un estilo naifmuyllamativos. La verdad es que parece difcil interpretar bien estamodema tan especialde decorar las paredes de cermicas.Entre los dems vestigios materiales que se han descubierto, algunos pueden serinterpretados como los indicios de la presencia de gente de varios niveles sociales.Todos estos se pueden agrupar bajo el epgrafe de elementos para modificar laapariencia humana tan importante al parecer para significar el estatus de los

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    personajes. Podemos tomar el ejemplo de los adornos corporales que muy amenudo se tallaron en concha de moluscos marinos o dientes de tiburn. No setrata de objetos de gran tamao ni de objetos complejos elaborados con muchoselementos. Tambin existen varios ejemplos de sellos para estampar motivos

    Figura 8 A: Cuadrpedo inciso sobre cermicaB: Dragn inciso sobre cermicaC: Sello estampador

    A

    B

    C

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    sobre la piel4 o sobre ropa y telas (fig. 8C). Otros elementos insignes de estatusson posibles adornos faciales de metal (cobre) (narigueras?). Es tambin notableel hallazgo de una pinza de cobre: esta suele ser considerada en la literatura comouna pinza para depilarse el vello corporal, lo que tambin modifica la apariencia.

    5. PRCTICAS CULTURALES: DE LA VIDA A LA MUERTE

    En varias de las tolas estudiadas se han descubierto sectores funerarios. Unosparecen ser una reorganizacin posterior de huesos humanos o sea enterramientos

    secundarios y otros parecen corresponden ms bien a enterramientos primariosque se han hecho de forma provisional (tola J7) o definitiva (tola J6) (fig. 9). Porlo general los enterramientos descubiertos carecen de ofrendas dispuestas con

    el cuerpo de los difuntos, salvo algunos casos de posibles ofrendas sencillas y sinvalor5. En el caso de la tumba en la tola J6, el esqueleto viene acompaado deunos fragmentos de cermica (tiestos) sobre los huesos y no es por lo tanto unaofrenda mayor. La literatura especializada no documenta hallazgos de sepulturasmanteas especialmente ricas, como las que se han descubierto en los pasesvecinos de Colombia y Per, e inclusive en el mismo Ecuador, sobre todo paraculturas anteriores al Periodo de Desarrollo Regional. Es de destacar que a vecesse supone que las sepulturas de la elite no se localizan en sitios de vivienda sino enlugares aislados (Stothert, comunicacin personal). Japoto podra ser un ejemploms que ilustra la ausencia de tumbas ricas junto a las habitaciones. Sin embargo,

    en la tola J7, aparentemente un montculo natural utilizado con fines mortuorios,con 20 individuos de varias edades, se han descubierto tres elementos relevantes.Por un lado se trata de dos figurines de cermica relacionados con una sepulturade nio: ambos figurines son macizos y modelados. Uno representa un batracio,otro una mujer desnuda con un abdomen voluminoso, significando que la mujerest encinta. Para Delabarde (2006), su asociacin con una sepultura podra tenerun significado de promesa o de deseo de una nueva fertilidad, tomando en cuentaadems que a menudo los batracios son reconocidos smbolos de la fertilidad enel mundo prehispnico. De ser as, tendramos un caso claro de la asociacin de

    4 Algunos cronistas dicen que la gente tena tatuajes corporales o cara labrada. Es precisopreguntarse si esto no fue una interpretacin errnea de motivos impresos sobre la piel con lossellos de cermica.

    5 Es notable que pocos enterramientos corresponden a la totalidad de los esqueletos de los individuos:es decir que faltan algunos huesos y, a veces, hasta la misma cabeza. Es posible que la prdidade una parte de las osamentas tuviera lugar al pasar los esqueletos de un lugar a otro, lo que puedesuceder al vaciar una sepultura para depositar los huesos en una urna (reduccin de sepultura) opara conformar un paquete funerario... Tambin es posible que el difunto no fuera enterradodesde el principio con la totalidad de sus huesos como en el caso en una sepultura de la tola J7donde se descubri un cuerpo extendido de cbito dorsal pero sin la cabeza. Esta no apareci

    en este lugar, aunque se encontraron dientes humanos con los huesos. El estudio de los vestigioshumanos estuvo a cargo de la antroploga Tania Delabarde, quien excav adems las sepulturas dela tola J7 (Delabarde, 2006).

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    Figura 9 A: Sepultura primaria (Tola J6); B: Urna funeraria yhuesos (Tola J6); C: Huesos largos (Tola J7)

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    restos humanos (o sea de la muerte) con una evocacin de la vida por nacer, talvez en reemplazo de la criatura difunta.

    En otro caso, en el fondo de un recipiente cermico incompleto se ha descubiertoun conjunto de 32 cuentas de spondylus, todas con una perforacin cnica(fig. 5B). Esto podra constituir el segundo ejemplo de ofrenda singular en el sitio.Sin embargo, no queda muy clara la asociacin: la ofrenda fue descubierta enuna fosa de planta circular, en las cercanas del sector mortuorio del montculo J7,pero no junto a una sepultura precisa.Por lo tanto, en Japoto (por lo menos, en estas excavaciones) es notable la ausenciade enterramientos con un importante ajuar funerario de valor. Puede ser el indiciode que los ms poderosos difuntos se han sepultado aparte en tumbas especialesy fuera del mismo sitio habitacional, como dijimos anteriormente.

    6. POSIBLES INTERPRETACIONES

    En Japoto, las investigaciones concurren en dar la imagen de un pueblo dondese han dado actividades diversas, algunas de las cuales no seran precisamentepropias de una sencilla aldea poblada de trabajadores populares. Para esta zona, notenemos registro de nombres de otros pueblos cercanos ni de verdaderos hallazgoscientficos de aldeas precolombinas. Segn toda lgica, es obvio que la llanurabaja del ro Puerto Viejo necesitaba ser controlada. Adems, sus oportunidades

    logsticas no podan ser desaprovechadas: cercana del medio acutico para lapesca y para el comercio martimo, presencia de buenas tierras aluviales para laagricultura. Raramente estas condiciones favorables se presentan juntas en estasregiones y los manteos supieron sacar ventaja de ellas creando el pueblo de

    Japoto. Ms al norte, la presencia de acantilados hasta Baha de Carquez sesuma a la ausencia de ros hasta el Chone impidiendo crear un asentamientoimportante. Ms al sur, el relieve de la costa tampoco se presta a recibir un puebloimportante. Adems, es muy probable que la esfera de control territorial por partede la Jocay mantea (hoy, Manta) se ejerciera varios kilmetros hacia el norte dedicha ciudad.

    Es notable que en la actualidad, el pueblo de Charapoto, ubicado a escasoskilmetros del sitio arqueolgico hacia el interior del valle, retoma parte del papel

    jugado anteriormente por el asentamiento prehispnico, mientras los balneariosde San Jacinto y de San Clemente cumplen con la actividad pesquera pequea.Por varias razones la ciudad de Puerto Viejo, que es ahora la capital provincial delManab, se alej del mar pero se mantuvo a la orilla del mayor ro de la reginpara seguir conectada con el mar.Toca ahora evocar las palabras ms de moda que son las deseoros y caciques.Se repite desde hace mucho tiempo que la mayora de los grupos precolombinos

    complejos de los Andes fueron organizados en jefaturas o sea cacicazgos,tambin llamados seoros. En la regin mantea se suele considerar que hubopor lo menos 3 grandes cacicazgos, entre los cuales el de Salangone tuvo prelacin

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    en varios estudios hasta hacerse famoso tal vez por su importancia efectiva y talvez por haber tenido la suerte del encuentro de un barco espaol con una delas balsas de este seoro. De all naci la fama del cartel del mullu, de la ligamartima y otros nombres que buscaron resaltar su importancia en el pasado. Detal modo que casi es un paso obligado cuestionarse por lo menos sobre losseoresmanteos.Parece difcil tomar el ejemplo de los cacicazgos de la Amrica andina tarda parabuscar sus orgenes en pocas cronolgicas muy remotas. Pero tratndose ahorade los ltimos diez siglos antes de la Conquista, parece ms aceptable la referenciaa los supuestos seoros.No hay duda de que estas poblaciones costeras tuvieron un nexo predilecto conel mar. En su mayora, los pueblos de la costa encontraban protenas en el ocano

    y en la playa. Pero no en todas la regiones se enfatizaba su carcter de pueblosnavegantes: entre estos sobresalen, en el Per, los comerciantes pescadores deChincha y los tumbesinos, en el Ecuador, los puneos (o punaes) y los manteoshuancavilcas. Es muy interesante ver que estos ltimos dominaron la zona devida natural del spondylus que fue objeto de un comercio tan especial en los

    Andes. Todos conocen ya las pginas escritas sobre el trfico de mullu y losdems intercambios realizados por los manteos. No hay inconveniente algunoen interpretar el periodo Atacames tardo como una posible evidencia de susincursiones en la costa norte del Ecuador (y aun del sur de Colombia). Sobre todosi se considera que el trfico del mullu tuvo que responder a una mayor demanda

    en los tiempos tardos como parece ser demostrado6 (Noriega, 2007). Si el Seorde Chincha (dentro del imperio Inca) era muy poderoso y se desplazaba cargadoen andas en presencia del Inca Atahualpa, es porque su flota de varios miles debalsas autorizaba este privilegio nico.Por lo tanto cabe relativizar el poder de losSeores manteos, sin aminorarlo tampoco.

    A la par de los pueblos de la Sierra y de la Selva, los pueblos de la Costatambin supieron dominar y superar los obstculos naturales de su propio medioambiente. A diferencia de los pueblos serranos que supieron calcular las pocasfavorables para las siembras, adaptar sus cultivos a las vertientes y los cultgenos ala altura, los pueblos costeos han desarrollado tambin una agricultura especficade tierras ridas. Pero tambin se dedicaron a adaptarse al peligro del mar, desus tormentas y de la fuerza de las olas. Estos aspectos, entre otros logros, lesaportaron su riqueza y su dominio, no sobre las tierras sino sobre el mundoacutico y martimo, llegando a formar un desarrollo cultural y econmico dignode nuestra admiracin. La riqueza de los pueblos martimos vino de la posibilidadde sacar gran cantidad de alimentos del ocano y tambin de comerciar a media

    6 [] alrededor del 600 DC hay cambios drsticos en la forma en que el Spondylus era importado alos Andes Centrales [] El ms relevante de estos cambios [] es el cambio que Shimada nota en

    la parafernalia ritual, en particular con respecto al alto incremento de conchas Spondylus (Noriega,2007). A continuacin, el autor seala que hubo otro aumento significativo en la importacin deconchas Spondylus en el Periodo Intermedio Tardo, especialmente de la cultura Chimu.

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    y larga distancia sin la necesidad de entrar en territorios hostiles. En efecto, parapoder efectuar un transporte terrestre se necesita el control absoluto de las rutas yterritorios,es decir, se tiene que tener el paso libre y se debe transitar en terrenosseguros o aliados. En cambio, el comercio martimo necesita solamente tenerun puerto de salida y un puerto de destino seguros sin tener temor a pueblosbelicosos. La cosa parece sencilla pero requiere la capacidad de navegar a vecesdurante un largo plazo y poseer la pericia especializada que tuvieron los puebloscosteros navegantes del Pacfico andino.Es posible que en la jerarqua de los seoros manteos, Japoto no tuviera unrango equiparable a Agua Blanca, posible capital del famoso seoro de Salangone.Nadie dijo que los seoros y seores manteos tuvieran el mismo rango y msbien podemos pensar que existan unos fuertes y mayores, mientras otros se

    mantenan a un menor nivel como fue el caso en otras regiones andinas. Hastaahora es difcil proponer interpretaciones ms complejas, pero tal vez el estudiode Japoto lleve a conocer mejor la organizacin social, econmica y poltica delos manteos.Por otra parte, se nota que las formas de aprovechar el medio ambiente hanvariado mucho desde la poca de la Conquista. Al contrario de lo que ocurre conel asentamiento Jocay/Manta, Japoto es un caso que muestra el desplazamientode un lugar a otros lugares para la vivienda humana y para las manifestacionesconcretas del poder. Sin embargo, esto tiene una inmensa ventaja para lacultura del presente. En efecto, mientras en Manta no subsiste nada visible de

    la Jocay prehispnica, Japoto conserva sus vestigios del pasado precolombinocasi intactos. Se debe insistir sobre un hecho evidente: en Japoto, los montculosson la traduccin en el espacio de la ocupacin humana precolombina que hamodificado de forma definitiva el paisaje natural. No es tan comn en el Ecuadortenerlo claramente a la vista y de fcil acceso. Vuelvo a subrayarlo aqu puesto que

    Japoto es una excelente muestra de la forma cmo las poblaciones nativas hanintervenido sobre el paisaje. Es cierto que las tolas no son ruinas espectacularescomo los edificios incas o mayas pero todava estn a la vista y es un deberconservarlas as. En efecto, destruirlas para establecer salineras, camaroneras ocultivos modernos, no es solamente cambiar el paisaje sino borrar de la memoria

    la vida de los antepasados nativos, o sea cometer uno de los peores atentadosa la cultura humana. Mejor dicho, es aceptar que la parte nativa e indgena delas races culturales del pas desaparezca en beneficio de intereses econmicosque las desprecian por completo. El juicio del futuro en cuanto a esto puede serdistinto de la indiferencia actual y pasada sobre esta destruccin. Se ha intentadoaportar las pruebas de que estos vestigios tienen valor y merecen ser estudiadosy conservados para guardar presentes los logros de los amerindios del Ecuador.Para terminar, conviene comunicar una noticia alentadora que puede aportaresperanzas sobre esta conservacin. El 18 de septiembre de 2008, el municipiodel Cantn Sucre declar que Japoto (o sea la finca donde excav el equipo) se

    reconoca como un espacio cultural, arqueolgico y ambiental. Por lo tanto seprohiban en el lugar actividades que ponan en peligro los vestigios culturales:

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    cultivos, remocin de tierra, arado, etc. Para todo el grupo de investigacin y paratodos los que valoran el pasado precolombino fue un acontecimiento de granimportancia que abra el paso a una perspectiva muy positiva para el porvenirdel sitio.

    Referencias citadas

    BOUCHARD, J.-F., FUENTES, F. & LPEZ, T., 2006 Aldeas y pueblos prehispnicos enla costa de Manab: Chirije y Japoto. Bulletin de lInstitut Franais dtudes Andines,35 (3): 243-256.

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    de Manab. Primeros resultados de la tola J 7 (Japoto). Bulletin de lInstitut Franaisdtudes Andines, 35 (3): 313-320.

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    MARCOS, J., ALVAREZ, S., VEINTIMILLA, C., TOVAR, O. & VALVERDE, F., 2004 Lasalbarradas del Ecuador, 372 pp.; Guayaquil: ESPOL.

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    de la tola J6 de Japoto (Manabi). Bulletin de lInstitut Franais dtudes Andines,35 (3): 285-298.

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    Manab, Ecuador: la estructura 1 del montculo J8 del sitio manteo de Japoto

    Un edificio enterrado ritualmente: laEstructura 1 del montculo J8 del sitio

    manteo de Japoto, Manab, Ecuador

    Mercedes Guinea*

    Resumen

    El ao 2007, durante los trabajos de campo del Proyecto Manab Central en Japoto, se localiz una

    estructura que se haba conservado, a pesar de la fragilidad de sus materiales de construccin, ya quefue enterrada intencionalmente debajo de toneladas de tierra y cascajo trado del estero cercano,visualizndose en el terreno como uno ms de los montculos habitacionales del sitio. Un primersondeo del montculo J8 revel algunos de los elementos arquitectnicos de la E1, conformadabsicamente por una plataforma baja encima de la cual se encontr un recintorectangular delimitadopor un murete escalonado, una pared con un zcalo adosado y un grueso muro, quedando abierto aloeste por uno de su lados largos. En este artculo se brindan los resultados de la campaa arqueolgicadel 2008, su valoracin e interpretacin preliminar.

    Palabras clave: arqueologa, Ecuador, Japoto, arquitectura de tierra, manteo, entierro de templos

    Un difice enterr de faon rituelle : la Structure 1 du monticule J8 dusite manteo de Japoto, Manab, quateur

    Rsum

    En 2007, les fouilles du Projet Manab Central sur le site de Japoto, ont permis de localiser une structurequi avait t conserve, malgr la fragilit de ses matriaux de construction, grce un enterrementvolontaire sous des tonnes de terre et de gravier provenant de lestuaire tout proche. Cette structurefut identifie comme un nouveau monticule dhabitation du site. Un premier sondage du monticuleJ8 a permis de mettre jour quelques lments architectoniques de la Structure 1, qui se compose

    * Profesora Titular, Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Historia de AmricaII, Facultad de Geografa e Historia: C/ Profesor Aranguren s/n - 28040 Madrid, Espaa. E-mail:[email protected]

    Bulletin de lInstitut Franais dtudes Andines / 2010, 39 (3): 503-530

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    essentiellement dune plate-forme basse au sommet de laquelle se trouve un espace rectangulairedlimit par un muret chelonn, une paroi avec une plinthe adosse et un mur trs pais, restantouvert lOuest sur lune de ses longueurs. Cet article offre les rsultats de la campagne de fouille

    archologique de 2008, leur examen ainsi quune interprtation prliminaire.Mots cls : archologie, quateur, Japoto, architecture de terre, Manteo, enterrement de temples

    A Ritually Buried Manteo Building: Structure 1, Platform J8, Japoto,Manab Province, Ecuador

    Abstract

    During the 2007 field season of the Central Manab Archaeological Project has been discovered astructure which, despite the fragility of its construction materials, was preserved by ritual entombmentunder tons of dirt and coarse gravel brought from a nearby streambed. The first test pit in Platform J8exposed some of the architectural features of Structure 1. Excavation revealed a low platform on top ofwhich was built a rectangular enclosure defined by a stepped wall, another wall with a buttressed base,and a very thick wall, leaving the long west side open. In this paper the results of the 2008 field workare presented, including a preliminary evaluation and interpretation of the structure.Key words:Archaeology, Ecuador, Japoto, earthen architecture, Manteo, entombment of temples

    INTRODUCCIN

    El ao 2007, cuando apenas quedaban siete das para la finalizacin de los trabajosde campo que, durante cuatro aos, venan llevando a cabo los miembros delProyecto Manab Central en el yacimiento arqueolgico de Japoto, el equipode la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por la autora, localiz unaestructura de tierra, adobe, quincha1 madera y caa. Esta estructura se habaconservado, a pesar de la fragilidad de sus materiales de construccin, debido aque fue enterrada intencionalmente debajo de toneladas de tierra y cascajo tradodel estero cercano, visualizndose en el terreno como uno ms de los montculoshabitacionales del yacimiento. Como la mayor parte de ellos, ha sido tractorado,sembrado, y huaqueado repetidamente sin que, afortunadamente, la estructuraque ocultaba hubiera sido gravemente afectada hasta el momento (fig. 1). El

    1 La voz quechua quincha tiene un uso doble que puede dar lugar a equvocos. Por un lado, sedenomina as a todo un sistema constructivo que consiste fundamentalmente en una estructuravertical de madera con un entramado horizontal de caa picada cubierta por uno o dos lados conuna mezcla de arcilla, arena, paja seca y agua. Por otro lado, el trmino se utiliza para referirse soloa la mezcla con la se que cubre la caa, la cual puede ser empleada para otros usos. En el Manab

    actual, quincha es arcilla, arena, paja seca y agua mezclada con los pies y enquinchar el procesode cubrir las paredes de caa con esta mezcla. Con este ltimo significado es con el que empleo eltrmino en el texto.

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    afortunado hallazgo oblig a prorrogar los trabajos de campo una temporada ms(junio-julio de 2008) con el objetivo principal de excavar dicha estructura (E1),cuyos resultados preliminares son el objeto de este artculo.Tanto los materiales constructivos de la Estructura 1, como su estado deconservacin son excepcionales en la costa del Ecuador donde la arquitectura

    de tierra est poco documentada, lo cual no es de extraar dadas las condicionesclimticas y lo sensibles que son a las lluvias estos materiales. No obstante, seencuentran montculos de tierra (tolas) de muy diversas alturas y funciones entodos los perodos prehispnicos. Muchos de ellos sirvieron como basamentosde edificios de carcter pblico o religioso, algunos solamente conocidos atravs de las representaciones cermicas. Ya desde principios del tercer milenioa. C. tenemos en el sitio Valdivia de Real Alto montculos ceremoniales de tierraen cuya cima se levantaron edificios especiales de bahareque2, que recibanreconstrucciones peridicas en las cuales iban quedando encapsulados losedificios anteriores (Marcos, 1988: 31-41). En los niveles del Formativo Tardo

    de Salango, encontramos un proceso similar de sucesivas reconstrucciones deun recinto ceremonial, conformando una plataforma cada vez mayor (Lunniss,2007). Encontramos modelos cermicos de casas o templos, que se levantan sobreplataformas, en las culturas Chorrera, Tolita y Jama Coaque. Por su parte, Jijn yCaamao (1997 [1952]: 104-105) nos ha dejado planos de grandes montculosde base rectangular, pertenecientes a la culturas Baha y Mantea, coronados por

    Figura 1 Vista de la Estructura 1 debajo del montculo J8 de Japoto

    Foto: M. Guinea

    2 La voz taina bahareque tiene el mismo uso equvoco que la de quincha y se refiere tambin aun sistema constructivo de la familia de los entramados, aunque difiere de la quincha en algunosaspectos tcnicos, como el embutido del barro. En puridad, los sistemas constructivos bahareque y

    quincha solo son sinnimos cuando el primero es de encaado simple, sin embutido. No obstante,reciben uno u otro nombre dependiendo de las localidades, al igual que la mezcla de arcilla, arena,paja y agua, que cubre las caas.

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    edificios de cimientos de piedra. Ms ocasional es el hallazgo de arquitectura dequincha como en la Estructura 1. Sin embargo, adems del citado bahareque deReal Alto, el encuentro en la superficie del suelo de las estructuras mnteas de

    Agua Blanca de grandes cantidades de baharaque3 quemado con impresionesde caas y palos lleva a suponer a McEvan (2003: 262-269) que la parte alta delas paredes estara fabricada de este material. Igualmente, encuentra indicios deque todo el exterior de los edificios estara enlucido en el mismo barro. Inclusolocaliza en la esquina NE de uno de ellos los restos de una fachada modeladaen bahareque. Menos frecuente que la construccin de plataformas de tierrao el hallazgo de restos de quincha (o bahareque), generalmente quemado, sonlas evidencias del uso de adobes en la costa del Ecuador. McEvan (2003: 266)en Agua Blanca y Marcos (1981: 58-59) en La Loma de los Cangrejitos los hanencontrado formando parte de refuerzos estructurales de las plataformas de tierrasobre las que se levantaban las edificaciones. Hasta el momento, parece ser quela Estructura 1 de Japoto es la primera conocida en la costa ecuatoriana en la quelos adobes forman parte de la arquitectura del edificio.En otro orden de cosas, la excepcionalidad de los materiales de construccin, laausencia de restos de actividad y las propias circunstancias de su entierro nos llevana proponer una funcin ceremonial para la E1. El entierro ritual de edificios decarcter sagrado es una actividad de amplia tradicin andina, que hinca sus racesen la Tradicin Mito-Kotosh (Felmand, 1992: 73-74), documentada en numerosossitios del norte y centro del Per desde el Arcaico Tardo como Caral (Shady & Lpez,

    2003) o Cerro Lampay (Vega-Centeno, 2005), continuando con fuerza en algunoslugares de la costa norte hasta la llegada de los espaoles, mientras que en otrosparece desaparecer a partir de Wari (Shimada, 1995: 28). Generalmente,, aunqueno siempre, este entierro supone la construccin de otro de similares caractersticasencima, lo que hace que algunos autores prefieran llamarlo renovacin de templos(Shimada et al., 2004: 535). Creo que dentro de esta renovacin de templos sepueden enmarcar los ejemplos de superposicin de plataformas en los sitiosformativos ecuatorianos de Real Alto y Salango citados ms arriba.

    Estos edificios sagrados se consideran repositorios del poder sobrenatural y por lotanto deben de ser alimentados con ofrendas para mantenerlos vivos y matados

    ritualmente para remover este peligroso poder antes de enterrarlos. Todo elproceso lleva asociado una serie de actividades rituales de difcil interpretacin enla excavaciones arqueolgicas, entre otras cosas porque pudieron ser fcilmentedestruidos en el proceso de construccin del nuevo edificio. Las ofrendasde fundacin y dedicacin de una casa o un templo son generalmente mejorreconocidas, quizs por tener un referente ms prximo en nuestra propia cultura.No ocurre lo mismo con las ofrendas o depsitos motivados por el abandonoy cancelacin de su funcin o las dedicadas a su alimentacin peridica parael mantenimiento de su poder. Incluso, los materiales de construccin y tapadode estas estructuras pueden tener componentes o significacin especial. La

    3 En este caso McEvan define bahareque como una mezcla de barro y arcilla.

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    construccin de un edificio para uso ritual puede ser a su vez una actividadritualizada (Vega-Centeno, 2007).

    1. EL SITIO DE JAPOTO

    El sitio de Japoto citado por primera vez por Estrada (1957: 33; 1962: 28)como San Jacinto, es el nico sitio con montculos que se ha preservado hastala actualidad en la costa de Manab y uno de los focos de atencin del ProyectoManab Central, desarrollado desde el ao 2003 por la Misin Francesa en elEcuador en colaboracin con la Universidad Complutense y el Cantn de Sucre(ver Bouchard en este mismo volumen).El yacimiento arqueolgico se encuentra en las proximidades de la parroquiade San Jacinto, a 28 km de Baha de Carquez, situado 2 km hacia el interiordesde la lnea de la playa y cerca de la margen derecha de la desembocadura delro Portoviejo4. Los trabajos de prospeccin estiman en unas 60-80 hectreas elrea por la que se dispersan los restos arqueolgicos, actualmente en un procesode destruccin muy avanzado por la construccin y la expansin de las salinasy trabajos agrcolas mecanizados. Por razones operativas, las excavaciones delcitado proyecto se han llevado a cabo dentro de una finca privada (19,7 ha) enla que an se reconocen 60 montculos artificiales y restos de otros muchos yadestruidos. Las intervenciones arqueolgicas durante las campaas 2004-2007 sehan concentrado en su rea NE en el que los montculos visibles, con una alturaentre 1 y 5 m, tienen plantas rectangulares, ovaladas o redondeadas, alcanzandolos ms grandes hasta 60 m de largo por 20 de ancho. De los nueve excavadoshasta el momento, siete parecen tener funciones habitacionales (Guinea, 2006a;2006b; Touchard, 2006), uno funerarias (Delabarde, 2006) y el restante es elmontculo J8 que cubre la Estructura 1.Los materiales recuperados en todos ellos estn en proceso de anlisis, perolos primeros resultados de los estudios cermicos (Stothert, 2006) y las fechasradiocarbnicas, entre AD 617-1454, confirman su pertenencia a los dos perodosde la cultura mantea, aparentemente con un mayor grado de ocupacin del sitio

    en el temprano5

    . En el caso concreto de la Estructura 1 del J8 la fechas obtenidasen la campaa de 2007 muestran un rango entre cal AD 1021 y AD 1278,siendo la ms fiable y de ms alta probabilidad (2 sigma 0,993396) la obtenidadirectamente de carbn sobre el piso cal AD 1021: cal AD 1186.

    4 GPS 017 37 sur; 80 3036.5 Ms informacin sobre el Proyecto Manab y sus resultados en la pgina web: http://macgalatea.sip.ucm.es/web/infoProyecto/manabicentral.php

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    2. EL MONTCULO J8

    Como hemos dicho ms arriba, la campaa arqueolgica de 2007 cerr el primerciclo de las excavaciones del Proyecto Manab en la zona, por lo que se decidi laintervencin en el montculo J8 ya que este presentaba una forma exterior diferenteal resto de los excavados en el yacimiento (fig. 2). Parece estar conformado por dosmontculos superpuestos parcialmente, lo que le otorga una cierta singularidad.Este elemento sugiere una posible tola con rampa o la reocupacin parcial de unmontculo anterior. Con el fin de confirmar o rechazar estas hiptesis, se decidirealizar un primer sondeo que dio como resultado el hallazgo de una estructuraenterrada (E1), de la que se pudo obtener una primera evaluacin de tamao,principales elementos arquitectnicos y materiales empleados en su construccin.

    A partir de esta, se planific su excavacin en la campaa 2008 cuyos resultadospreliminares se presentan a continuacin.

    Figura 2 Topografa del montculo J8 de Japoto

    Levantamiento: G. Clment

    El montculo J8, cuyo eje largo orientado 20 E mide 60 m, se compone de doscuerpos unidos, A y B, que se diferencian en sus alturas sobre el terreno y ensu forma general, especialmente en la proporcin entre el rea de la base y lade la cima. El extremo norte, lo ocupa una plataforma (fig. 2 B), de base y cimarectangulares, con ngulos bien marcados. Mide 29 x 21 m en la base, 21 x 12 m

    en la cima y tiene en su extremo norte 80 cm de altura mxima sobre el terrenocircundante, altura que va disminuyendo hacia el sur y llega a ser la mitad en suconfluencia con el segundo cuerpo del montculo, A, al que se encuentra adosado.

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    Esta forma, de base rectangular angulosa y cima plana solo se da, en el rea dela finca objeto de los trabajos arqueolgicos, en otros dos montculos, J1 y J2, loscuales son colindantes con el J8. Por su parte, el otro cuerpo (fig. 2A) ocupa algoms de la mitad sur del J8. Su rea en la base es de 31 x 24 m y de 18 x 8,5 m en lacima. La altura sobre el terreno circundante es algo irregular: 1,32 m por el lado E,1,60 m por el W, 1,30 m por el S y de 1,20 m al N, sobre la plataforma. A pesar deque su base y cima son tambin rectangulares, la diferencia entre ambas reas y sumayor altura le dan cierta forma tronco piramidal con las esquinas redondeadas,el aspecto ms comn en los montculos del yacimiento.

    2. 1. Excavaciones arqueolgicas

    La intervencin arqueolgica del montculo J8 en la campaa 2007, una vezdetectada la presencia de la Estructura 1 bajo la tola, consisti en unos pozosde sondeo realizados a lo largo de dos ejes que la cortaban de forma ortogonalorientados 20 E, a travs de los cuales se pudo hacer una primera estimacindel tamao y situacin de la Estructura 1. Como dijimos con anterioridad, en lacampaa 2008 uno de los objetivos prioritarios de las excavaciones del proyectofue la recuperacin de la mxima informacin posible de la Estructura 1, nosolo por la importancia del hallazgo para la interpretacin del sitio, sino tambinporque, al estar en un terreno agrcola sin proteccin ninguna, el montculo estsiendo tractorado y regado artificialmente de forma repetida con el consiguiente

    deterioro y prdida de informacin, ya que en algunos lugares la estructura est aescasos centmetros de la superficie del terreno.Con la informacin obtenida por lo sondeos del ao 2007 (Guinea, 2008), seplane una excavacin en un rea del sector del montculo J8 (mitad W del cuerpo

    A) que cubra la Estructura l, con la finalidad de poder establecer la naturaleza dela estructura o estructuras arquitectnicas, as como para la recuperacin de loscontextos asociados, dejando como testigo 6 m en su parte centro sur. Para sucontrol, el rea de excavacin (376 m2)se dividi en 4 unidades cuadriculadasen subunidades de 2 x 2 m. Estas unidades se rebajaron hasta los niveles de laEstructura 1, rescatando las evidencias de su proceso de tapado y efectuando

    un decapado de sus superficies y rasgos asociados (fig. 3). En algunas de lassubunidades se realizaron cortes y sondeos por debajo de su nivel. Tambin setomaron numerosas muestras de los materiales constructivos para distintos anlisispericiales, termoluminiscencia y C14, de las que solo disponemos de algunosresultados. Paralelamente a la excavacin principal, se rebajaron los nivelessuperiores del cuadrante NE de la tola hasta el nivel del piso de la Estructura1, evidenciando nicamente material de relleno. No se hizo lo mismo con elcuadrante SE, ya que se apreciaron signos de la posible existencia de otra estructurao de elementos constructivos del montculo que demandaban una excavacinms detenida para la recuperacin de la informacin.

    En el cuerpo B, se plane un corte E/W, que no pudo concluirse por falta de tiempo.Los 6 x 2 m abiertos de la trinchera de sondeo y las profundidades alcanzadas

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    (1,10 m), solo evidenciaron material de relleno. Fuera ya del rea cubierta porel montculo J8, se abri un pozo de sondeo (U2/A7) a 4,5 m, direccin W, delfinal del piso de la Estructura 1, que tampoco se alcanz a completar y no aportmayor informacin.

    2. 2. Estratigrafa

    La estratigrafa del sector excavado revela que la construccin del montculo seenmarca dentro de un proceso de tapado o enterramiento de un edificio del cualforma parte la Estructura 1 y, aunque las capas presentan algunas variaciones en elespesor y densidad de algunos de sus componentes, son lo bastante uniformes enel conjunto del montculo como para poder describir el proceso, tomando comoreferencia uno de los perfiles E/W (fig. 4). Este perfil presenta una primera capade tierra vegetal seguida de cuatro de relleno (tierra compacta, cascajo suelto,cascajo y arcilla con inclusiones y cascajo ms compacto), un nivel de incendioy finalmente la estructura que cubren. Los elementos arquitectnicos que seobservan en el perfil son: un murete escalonado de adobes, el talud reforzado dela plataforma roto en su parte superior, un piso de quincha cocida y la plataforma

    Figura 3 rea de excavacin y localizacin de la Estructura 1 del montculo J8

    Dibujo: N. Simonelli. Original: M. Guinea

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    Figu

    ra4PerfilE/WdelmontculoJ8deJapotoconlaseccindelaEstructura1

    D

    ibujo:N.

    Simonelli.

    Original:M.Gu

    inea

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    de tierra compactada sobre la que se levanta la estructura. Se distinguen tressecuencias constructivas de muy distinta naturaleza: la construccin del edificio,de la que me ocupar detenidamente en el siguiente apartado, el tapado deledificio y las remodelaciones y rellenos para la formacin del montculo tal ycomo aparece actualmente en el terreno.El entierro del edificio se llev a cabo cubriendo la estructura con dos capasde cascajo6, sin material cultural ms que ocasionales fragmentos cermicos,separadas por una capa intermedia con restos de materiales de construccin. Laprimera de estas capas, en su contacto con el piso de la estructura, envolvi unrea continua de 10 m2 y otras dos prximas de menor tamao (fig. 5, R17) en laque se agrupaban adobes y fragmentos de grandes planchas de quincha, amboscon restos de enlucido de quincha cocida en uno o dos de sus lados. Parecan

    proceder del desmonte de alguno de los elementos arquitectnicos del edificio yfueron colocados sobre el primer escaln del murete y el piso cuando ya los cubrauna ligera capa de cascajo. Un rasgo similar (fig. 5, R30) corre paralelo al murosur, donde adobes de distintos materiales, enlucidos en ocasiones, se localizan adistintas alturas. A su vez, sobre el talud E de la plataforma se encuentran dispersosalgunos adobes rotos o enteros, tambin revueltos con esta primera capa. Una vezcubierta toda la estructura de cascajo se procedi a una especie de sellado conuna capa de cascajo mezclado con restos de materiales constructivos que incluyenfragmentos, no muy grandes, de quincha cocida y adobes, algunos carbones ytierra arcillosa amarillenta. Sobre ste se deposit una segunda capa de cascajo

    ms suelto.Para darle al cuerpo sur del montculo J8 su aspecto actual, se aadi sobre el cascajouna ltima capa de tierra arcillosa compacta color amarillo claro con espordicosfragmentos cermicos y una potencia mxima de 75 cm en los extremos de laestructura. Es similar a las capas sucesivas de relleno que se encuentran enel restode los montculos del yacimiento. No es posible saber si el montculo J8, en suapariencia actual, estaba terminado para sus constructores. La singularidad de suforma, que fue la que nos condujo a su excavacin, no se explica en su totalidadpor el tapado de la estructura. Cabe la posibilidad, muy difcil de probar, de queestuviera en un estadio de construccin parcial, cuyo objetivo final fuera rellenar

    y subir el cuerpo norte (fig. 2 B) hasta alcanzar la altura del sur (fig. 2A), con loque el resultado final sera un montculo de base rectangular de la misma forma ytamao que el colindante J1 con el que forma un ngulo recto perfecto, dejandoun amplia plaza entre los dos. Finalmente, todo lo cubre una capa de tierra vegetalque ha sido removida y arada con regularidad, al menos en los ltimos cinco aos,conteniendo los restos de alimentacin habituales en el yacimiento y fragmentosde cermica fcilmente identificable como mantea.

    6 Este cascajo, sedimento de piedras blanquecinas deleznables, de pequeo tamao en general, seencuentra en un estero cercano que rodea la finca. En ocasiones incluye ndulos irregulares msgrandes de arcillolita que, por el peso, ruedan hacia la parte baja del declive de las capas.

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    Figura5PlanodelaEstructura

    1delmontculoJ8contodoslosd

    epsitoslocalizadosensuexcavacin

    Dibujo:N.

    Simonelli.Original:

    M.

    Guinea,

    V.Wright

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    3. ANLISIS ARQUITECTNICO DE LA ESTRUCTURA 1 DELMONTCULO J8

    Los trabajos de campo de 2008 han servido para confirmar y completar lainformacin sobre los elementos arquitectnicos identificados en la campaaanterior (Guinea, 2008) a la vez que para localizar otros que han aumentadoen gran medida nuestro conocimiento acerca de la Estructura 1 del montculo

    J8. Lamentablemente, a pesar del esfuerzo de todos, obreros y miembros delproyecto, que trabajamos bajo la presin de la muy probable destruccin delas evidencias que no pudiramos recuperar, no fue posible con el tiempo y losmedios disponibles finalizar la excavacin completa de la Estructura 1. Faltaronpor revelarse en su totalidad algunos de los elementos arquitectnicos que la

    conformaron y mucha de la informacin que sera necesaria para la reconstruccinde todas sus fases y sistemas de construccin. En el estado actual de la investigacinno es posible determinar si lo que estamos llamando Estructura 1 es un edificioexento o forma parte de otro de mayor complejidad.

    3. 1. Morfologa

    La Estructura 1 (fig. 6) se presenta como una plataforma rectangular de 1 m degrosor, reforzada en talud en sus vertientes E y N, encima de la cual se encuentra un

    recinto7

    orientado 20 E. Este se encuentra delimitado por un murete escalonadoal E, una pared con un zcalo adosado al N y un muro de gran grosor al S, en elcual se abre un vano de acceso en rampa, quedando aparentemente abierto elrecinto por su lado W8. Su espacio interior, 20,80 x 6,75 m, queda bien delimitadopor los volmenes que lo rodean y un piso de quincha cocida. Sin embargo, ellmite W de la plataforma artificial se encuentra fuera del rea excavada, faltandopor determinar si es un elemento exento o se encuentra adosada a otro montculonatural o artificial. En el piso del recinto y en la base del talud de la vertiente E dela plataforma, hay huellas de los soportes de la techumbre, cuyos restos quemadoso calcinados cubriran la mayor parte de la estructura. El talud E de refuerzo de

    la plataforma, que alcanza la cabeceradel murete y cubre su paramento exterior,presenta una amplia rotura en la que puede haberse encajado algn otro elementoarquitectnico, desmontado antes del incendio de la estructura, al que pudieranpertenecer algunos de los restos de construccin que se encontraban sobre el piso(fig. 5, R17 y R30).

    7 Hablamos de un nico recinto, ya que sabemos por los sondeos que el murete aparece bajo eltestigo no excavado, aunque no hay que descartar que pueda existir algn elemento divisorio sobre

    el piso.8 Es posible que una fuerte inclinacin de la techumbre funcionara a modo de cerramiento poreste lado.

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    Figura6PlanodelaEstr

    uctura1delmontculoJ8

    Estabacompletamentec

    ubiertaporunacapadequinchaco

    cida.Dibujo:N.

    Simonelli.

    Original:M.

    Guinea,V.Wright

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    3. 2. Elementos arquitectnicos, tcnicas y materiales deconstruccin

    Un aspecto destacable de la Estructura 1 es la variedad de sistemas constructivosde arquitectura de tierra que combina en un solo recinto de morfologa simple:apisonado, adobe y quincha. Esto hace muy difcil una descripcin general, as queincluimos los detalles en la presentacin de los distintos elementos constructivos.

    3. 2. 1. Plataforma

    La parte excavada de la plataforma artificial se presenta como un basamento troncopiramidal de base rectangular con un rea estimada de 26,5 x 13 m, de 21 x 8,75

    m en su cima y un 1 m de altura (figs. 6 y 7). Est construida de tierra compactadacon ligeras variaciones en su coloracin y densidad (fig. 8). Los elementos decontencin del terreno en talud de sus vertientes N y E estn reforzados conadobes sueltos marcando la pendiente (fig. 9) y cubiertos de una capa de quinchacocida. Sobre la vertiente S se levanta uno de los muros de cerramiento, quecumple tambin la funcin de contencin de este lado de la plataforma. Comohemos dicho anteriormente an no se ha localizado la vertiente W.Mencin aparte merece el talud E, ya que su funcin aparentemente va ms all

    9 Los ms frecuentes parecen ser los de barro gris arcilloso de granulometra fina y forma

    paraleleppeda, bien con planta y seccin rectangular de esquinas redondeadas (30 x 18 x 7 cm) ocon planta cuadrada de esquinas redondeadas y seccin rectangular de esquinas redondeadas (29x 27 x7,5), pero tambin hay de barro amarillento y de quincha similares a los del murete.

    Figura 7 Seccin N/S de la Estructura 1 del montculo J8

    Dibujo: N. Simonelli. Original: M. Guinea

    de la contencin del terreno. Una vez sobrepasado el grosor de la plataforma,contina hasta la cabecera del murete escalonado cubriendo su paramento E, loque le da una altura de 1,93 m con un gradiente medio de 30 (figs. 4, 10, 11).En las catas se ha podido observar que en su construccin interviene una tierramuy compacta y estril de color amarillo fuerte, reforzada por adobes sueltos,que se concentran en algunos lugares, como pudo comprobarse en la esquina NE(fig. 9b) donde se agrupan en diferentes tamaos y materiales9. Est totalmente

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    Manab, Ecuador: la estructura 1 del montculo J8 del sitio manteo de Japoto

    Figura 8 Vista norte de la E1 desde el testigo

    Desde este ngulo se aprecia el murete escalonado y la tierra compactada de laplataforma. Foto: M. Guinea

    Figura 9 Adobes de refuerzo en los elementos de contencin de la plataforma. A) Talud Norte.B) Talud Este

    Foto: M. Guinea

  • 7/15/2019 Boletin IFEA 39 (3) 2010 Pueblos y Culturas en el Ecuador prehispnico

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    Mercedes Guinea

    Figura 10 Vista norte de la Estructura 1 desde el testigo

    En primer plano el Talud Este roto. Al fondo, bajo el piso, una vasija enterrada (R5). Foto:M. Guinea

    Figura 11 Vista sur de la E1 desde el testigoSe observan el Talud E llegando hasta la cabecera del murete y el vano que corta el murosur. Foto: M. Guinea

  • 7/15/2019 Boletin IFEA 39 (3) 2010 Pueblos y Culturas en el Ecuador prehispnico

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    Manab, Ecuador: la estructura 1 del montculo J8 del sitio manteo de Japoto

    cubierto por una gruesa capa de quincha cocida de 9 cm de espesor que, enel primer 1,5 m de su parte superior, est recubierta con un fino enlucido enblanco preparado con diversos minerales, arcillas, carbonato de calcio y una colaprotenica (ver Wright en este mismo volumen). Su longitud actual N/S es de 24m, aunque sera algo mayor ya que est roto en ambos extremos. A 2,5 m de laesquina N del murete escalonado, tiene una amplia rotura en su parte superior de6,5 m de largo y una anchura y profundidad medias de 60 cm (fig. 10). Hueco,en el que, como hemos dicho ms arriba, pudo encajarse algn otro elementoarquitectnico. La rotura cont