Capítulo 3. La Importancia Estratégica de América Latina Para Los Estados Unidos.

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,\\1(1'1(/\ L\IT\\ E:\ L\ C;I;OPOIITICA [lE] l\lPLHL\LIS\10 por ejemplo, para no hablar. en el pasado, de las dictaduras genocidas del Cono Sur, o el Plan Cóndor- fue responsable en gran medida de la draconiana disolución de la Comisión, en la cual Washington jugaba un papel fundamental. Por eso se opuso a su disolución y votó en con- tra de la creación del Consejo, acompañado tan sólo por sus peones de siempre, los mismos que también lo acompañan cada año en rechazar la resolución abrumadoramente mayoritaria que condena el bloqueo norteamericano a Cuba: Israel, Palaos y las Islas Marshall. Se entiende que, dados estos antecedentes, Estados Unidos no hubiera sido votado para integrar la composición inaugural del Consejo. Como hemos visto, la debilidad del imperio no es sólo económica: es también política y militar. alimentando sus reflejos autoritarios y beligerantes, como lo atestiguan sus múltiples aventuras militares y fechorías de todo tipo en los más apartados rincones del planeta. :ill Capítulo 3 La importancia estratégica de América Latina para los Estados Unidos En los dos primeros capítulos de esta obra pasamos revista a una serie de cuestiones generales relativas a las cambiantes facetas del imperia- lismo como sistema y al rol que desempeña Estados Unidos en el marco de la crisis general del capitalismo. En el presente capítulo abordare- mos algunos aspectos relativos al papel de Latinoamérica en el gran diseño de la política exterior del irnper io". Una retrospectiva histórica revela ciclos en donde este es visto como consolidado y en un irresistible ascenso, y otras en que se lo percibe como enfrentado a su inexorable declinación. Basta por ahora con decir que luego de un período en el cual prevaleció un desorbitado optimismo acerca de la definitiva re afirmación del unipolarismo y la consolidación de un "Nuevo Siglo Americano", tal es el nombre del ya mencionado tanque de pensamiento cuyo objetivo es, precisamente, garantizar que ese nombre se convierta en una realidad histórica, lo cierto es que en los últimos años se abrió paso a un clima mucho menos tr iu nfa list a". Las varias derrotas sufridas por la política exterior ~ ¡y.v.G>lJ... 40 Ver sobre este tema Moniz Barideir a, Geopolitica e politica exterior, op. cit., pp. 43-76. Rcfr-rr-nrias indispensables para entender esta relación desde una perspectiva histórico-estructural son la monumental Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina. de Gregorio Selser (México DF: Centro de Investigaciones Int crd isciplinarias en Ciencias y liumanidades/UniversidadAutónoma de la Ciudad de México/Centro Académico de la Memoria de Nuestra América, s/n y dos textos fundamentales de Luis Suárez Sal azar, Madre América. Un siglo de violencia y dolor (1898-1998) (La I1abana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003) y Un siglo de terror en Amcrica Latina (La Habana: Occan Sur. 2005), obras a cuya consulta remitimos muy enfáticamente a nuestros lectores. 41 Los pr incipalcs prohombrcs (y "prornujcres") del grupo New American Century han sido, hasta el día de hoy, dcstacadísimos funcionarios y gobernantes de los Estados Unidos, amén de algunos de sus más poderosos empresarios. Sobresalen en este listado Elliot t Abrarns: Iohn R. BoIton; el vicepresidente de George W. Bush, Dick Chcncv: Francis Fuk uva rn a: 1. Lewis Libby: el secretario de Defensa Donald Rumsfeld; ~Q .,,{.'- .+- ~~~ :-0 ,),

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Geopolítica, Latinoamerica, EUA, militarización

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por ejemplo, para no hablar. en el pasado, de las dictaduras genocidasdel Cono Sur, o el Plan Cóndor- fue responsable en gran medida de ladraconiana disolución de la Comisión, en la cual Washington jugabaun papel fundamental. Por eso se opuso a su disolución y votó en con-tra de la creación del Consejo, acompañado tan sólo por sus peones desiempre, los mismos que también lo acompañan cada año en rechazarla resolución abrumadoramente mayoritaria que condena el bloqueonorteamericano a Cuba: Israel, Palaos y las Islas Marshall. Se entiendeque, dados estos antecedentes, Estados Unidos no hubiera sido votadopara integrar la composición inaugural del Consejo. Como hemos visto,la debilidad del imperio no es sólo económica: es también política ymilitar. alimentando sus reflejos autoritarios y beligerantes, como loatestiguan sus múltiples aventuras militares y fechorías de todo tipo enlos más apartados rincones del planeta.

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Capítulo 3La importancia estratégicade América Latina paralos Estados Unidos

En los dos primeros capítulos de esta obra pasamos revista a una seriede cuestiones generales relativas a las cambiantes facetas del imperia-lismo como sistema y al rol que desempeña Estados Unidos en el marcode la crisis general del capitalismo. En el presente capítulo abordare-mos algunos aspectos relativos al papel de Latinoamérica en el grandiseño de la política exterior del irnper io".

Una retrospectiva histórica revela ciclos en donde este es vistocomo consolidado y en un irresistible ascenso, y otras en que se lopercibe como enfrentado a su inexorable declinación. Basta por ahoracon decir que luego de un período en el cual prevaleció un desorbitadooptimismo acerca de la definitiva re afirmación del unipolarismo y laconsolidación de un "Nuevo Siglo Americano", tal es el nombre del yamencionado tanque de pensamiento cuyo objetivo es, precisamente,garantizar que ese nombre se convierta en una realidad histórica,lo cierto es que en los últimos años se abrió paso a un clima muchomenos tr iu nfa list a". Las varias derrotas sufridas por la política exterior

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40 Ver sobre este tema Moniz Barideir a, Geopolitica e politica exterior, op. cit., pp. 43-76.Rcfr-rr-nrias indispensables para entender esta relación desde una perspectivahistórico-estructural son la monumental Cronología de las intervenciones extranjerasen América Latina. de Gregorio Selser (México DF: Centro de InvestigacionesInt crd isciplinarias en Ciencias y liumanidades/UniversidadAutónoma de la Ciudadde México/Centro Académico de la Memoria de Nuestra América, s/n y dos textosfundamentales de Luis Suárez Sal azar, Madre América. Un siglo de violencia y dolor(1898-1998) (La I1abana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003) y Un siglo de terror enAmcrica Latina (La Habana: Occan Sur. 2005), obras a cuya consulta remitimos muyenfáticamente a nuestros lectores.

41 Los pr incipalcs prohombrcs (y "prornujcres") del grupo New American Century hansido, hasta el día de hoy, dcstacadísimos funcionarios y gobernantes de los EstadosUnidos, amén de algunos de sus más poderosos empresarios. Sobresalen en estelistado Elliot t Abrarns: Iohn R. BoIton; el vicepresidente de George W. Bush, DickChcncv: Francis Fuk uva rn a: 1. Lewis Libby: el secretario de Defensa Donald Rumsfeld;

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norteamericana desde el estrepitoso naufragio del ALCi\ en Mar delPlata. en 2005, hasta el asord mado revés sufrido por Estados Unidosen lra k (¡donde al retirar la mayoría de sus tropas quedó en Bagdad ungobierno abiertamente antiestadounidense y proiraní!) pasando por elempantanamiento de sus fuerzas y su diplomacia en Afganistán y. ape-nas ayer, la rebelión del mundo árabe están dando lugar a una nuevapercepción mucho menos optimista acerca del futuro del imperio. El yamencionado historiador británico (pero formado académicamente enEstados Unidos) Paul Kenncdy y el francés Em ma nuel Todd ya habíandado la voz de alarma en medio de tanta euforia. Dado que en el capí-tulo anterior nos hemos extendido sobre estas consideraciones. nosparece innecesario repetir aquí ese argumento.

Las prudentes advertencias de estos historiadores -para nohablar de las críticas de gentes como Noam Chomsky y Howard Zinn,dentro de Estados Unidos- fueron desechadas por los ideólogos delestnbiishment, y la formidable maquinaria de la industria cultural nor-teamericana, envalentonada por la caída del Muro de Berlín en 1989.la desintegración de la Unión Soviét ica en 1991 y la fácil victoria en laGuer ra del Golfo contra un enemigo casi inerme. Saddam Husscin. en1990-.1991. alimentó la ilusión de que este. el siglo XXI. sería efectiva-mente el siglo de Estados Unidos. Uno de los beneficios secundariosque para la izquierda mundial tuvo este nuevo clima de opinión impe-ra nte en la Roma americana. como acertadamente José Maní deno-minaba a los Estados Unidos, fue que la naturaleza imperialista de lasuperpotencia dejó de estar en cuestión y emergió orgullosa a la plenaluz del día, En este renovado ambiente cultural y político el imperialis-mo dejó de ser una mala palabra. una caracterización vergonzante o unbaldón del que había que cuidarse y se convirtió -al igual que el colo-nialismo en la Inglaterra de la época victoriana- en un timbre de honorpa ra 11 na nación que se había arrogado la responsa bi Iidad rncstá n icade llevar la libertad. la justicia y la democracia por toda la superficie delorbe. En una palabra: de civilizar a un mundo bárbaro que desconocía.o repudiaba. los valores del American ioay oflife.

Lo bueno de esta insólita apología del imperialismo fue que liqui-dó para siempre las posturas de la derecha o de los "bienpensa ntcs" detoclo pelaje que tercamente negaban la existencia del imperialismo yque fustigaban a la izquierda acusá ndola de ser una colección de espí-ritus alucinados que veían la mano del imperialismo por todas partes.cuando lo que había ocurrido en el último cuarto del siglo xx habíasido el arrollador avance de una globalización que, en su neutralidad,

('1 ex suhscrreiario d(' Defensa Paul vvolíown z: y el presidente propuesto por llushpara el H\1, Robcr: B. !'oellick, quien en abril de 20J 2 continuaba en fu nrioncs.

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estimulaba la armoniosa interdependencia de las naciones. Gracias a laderecha rad ical norteamericana esa discusión quedó zanjada y la pala-bra "imperialismo". que había sido desterrada por décadas en los tra-mos finales del siglo xx, reapareció con fuerza a comienzos del actual.

Esta ilusión de un imperio perenne y universal-un proyecto queNoam Chornsky no vacila en comparar con las demenciales ambicionesde Adolf Hit ler-: que cubriría al mundo entero merced a su aplastantesuper ior ídad económica, tecnológica y militar. quedó sepultada el11-S. No sorprende, por lo tanto. que en la actualidad sean los propiosestrategas del imperio quienes admiten. con indisimulada rabia, latesis "declinacionista". Tal como se había visto en el capítulo anterior,los principa les expertos rn ilita rcs y civiles de Estados Unidos coincidenen un diagnóstico que subraya la presencia de cinco tipos de actores:los amigos incondicionales de Estados Unidos (como Israel y GranBretaña); los aliados (en buena parte por razones oportunísticas y. porlo tanto. inseguros); los competidores; los adversarios; y los enemigos,constelación de la cual brotan escenarios caracterizados por múlti-ples desafíos y cambiantes correlaciones de fuerzas que impiden queWashington pueda controlar el sistema internacional con la amplitudy profundidad habituales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.De ahí la necesidad de contar con una nueva doctrina militar apropia-damente llamada "la Guerra Infinita", tal cual la dio a conocer GeorgeW. Bush poco después del 11-S. En suma, Estados Unidos se enfrenta aUll mundo erizado de peligros, de competidores desleales, de amigosdébiles y vacilantes. y de enemigos inescrupulosos que agigantan losgravísirnos problemas económicos que aquejan al país, que requiere dela captación de ahorros externos para sobrevivir y mantener su patrónde consumo. cosa que hasta ahora ha logrado, aunque a costos crecien-tes, Pero ¿,durante cuánto riempo?".

Esta coyuntura por la que atraviesa el imperio no podía dejar detener significativas repercusiones en su ámbito inmediato: el hemisfe-rio americano, el "patio trasero" de Estados Unidos según los ideólogosimperialistas. La derrota del ALCA. que era a la vez la actualización de laDoctrina Mon roe y la constitucionalización del neoliberalismo, frustróla rea lización de un proyecto apenas veladamente anexionista y fue un

42 Es la pregunta que se hizo la consultora/caliRcadora de riesgos Standard & Poor's,y al rcsponderla decidió por primer a vez bajar la calificación de Estados Unidos deAAA a AA.'\". La evolución posterior de la economía norteamericana y la necesidadtic expandir ininterrumpidamente el monto de la deuda pública (que ya supera eltamaño del PBI), logrando cada vez más difíciles compromisos con el Congreso,convr-ncieron a los analistas de s&p de que las explicaciones oficiales de la CasaBlanca carecían de credibilidad y eran meros discursos retóricos dirigidos alelectorado, sin ningün anclaje en la rcal id ad.

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doloroso toque de atención a quienes, tanto en Estados Unidos comoen América Latina y el Caribe, creían que el imperio era una maqui-naria invencible. Algunos ana listas de las relaciones internacionales y,lamentablemente, muchos gobernantes y funcionarios gubernamenta-les de los países latinoamericanos aseguran sin embargo que la derrotade Mar del Plata carece de importancia, porque en el gran diseño de lapolítica internacional de la Casa Blanca nuestra región no cuenta, y ellugar que tiene en la agenda de prioridades de la Oficina Oval la ubicamuy por debajo de otras áreas o países que sí concitan la atención deWashington. Dados estos antecedentes, lo más sensato hubiera sidoobedecer mansamente las directivas norteamericanas e integrarnossin más trámite al ALeA. Según estos analistas. las prioridades delimperio serían, en primer lugar Medio Oriente, por su enorme riquezapetrolera; luego Europa, aliada incondicional, gran socia comercial ycompinche en cuanta aventura imperialista le venga en gana a la CasaBlanca; en tercer lugar Asia Central, importante por potencial petroleroy para crear un dique de contención para frenar la expansión del fun-damentalismo islámico; después el Extremo Oriente, por China, las dosCoreas (la del Norte por su potencial amenaza nuclear. la del Sur por suvibrante economía) y Japón; y luego, disputando el quinto lugar palmoa palmo con África aparecería Nuestra América, mendigando compa-sión, caridad y buenos modales.

Este discurso autodespreciativo, profundamente arraigado enAmérica Latina v el Caribe, hunde sus raíces en la larguísima experien-cia de sumisión colonial de nuestro continente, incomparablementemás extensa y más profunda que cualquier otra de su tipo en cualquierregión del planeta y que se edificó sobre un gigantesco genocidio cal-culado en sesenta millones de personas. Pocas veces se repara en esteasunto, del que brota una diferencia fundamental al interior del uni-verso colonial. Y es que el colonialismo en Afr ica y Asia fue un sistema

\'~:Z de saqueo y opresión, al igual que el nuestro, pero a diferencia de lo/"-' ocurrido en estos lares, en aquellos continentes no llegó a fundar nue-

'\'s.;J ..,rvas sociedades como sí lo hizo en La! inoamérica. Prueba de ello es que\y ,/ luego de casi dos siglos de dominación británica en la India, cuyos ini-VV cios datan de 1757 cuando los ingleses se apoderaron de la provincia de< Bengala, el tradicional sistema de castas hindú permaneció incólume

",~~lnte los influjos británicos, hasta el punto que cuando se proclamó la/y independencia de la India en 1947 su vigorosa sobrevivencia fue uno de

i''''- los problemas más acuciantes con los que tuvo que vérsclas el primerministro lawaharlal Nehru. China y Vietnam mantuvieron, pese a losavatares del colonialismo, su organización aldeana; y los pueblos delAfrica al norte y a sur del Sah ara hicieron lo propio con sus identidadest r iba lcs, con la probable excepción de Sudáfr ica, en donde el colonialis-mo europeo se montó sobre la perpetuación de las estructuras sociales

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originarias, si bien redefiniendo los trazados territoriales en su afiebra-do reparto del continente. Pero en América Latina la conquista ibéricaarrasó y destruyó las viejas formaciones sociales y estableció un nuevotipo histórico de sociedad, un híbrido producto del mestizaje entre loprecolombino y lo europeo, creando una nueva y contradictoria identi-dad y, al mismo tiempo, produciendo un trauma que cinco siglos mástarde todavía está a flor de piel y no termina de cicatr iza r".

El colonialismo y su reflejo intelectual, la colonialidad del pen-samiento, dejaron una impronta que se extiende hasta nuestros días,alimentada, sin duda, por la astuta política de Washington hacia nues-tros países. Convencidos de nuestra minusvalía, cuando los gober-nantes o funcionarios de la región peregrinan a Washington lo hacenaceptando de antemano nuestra condición de incurable inferioridad eirrelevancia económica y geopolítica. De esa manera, cualquier nego-ciación con el imperio está condenada a acordar lo que este quieraexactamente acordar".

43 Un pen«: ra nt c análisis de este proceso en el caso mexicano se lo debemos a OctavioPaz, quien en sus mejores tiempos (antes de ser cooptado por el PRI y convertirseen un furibundo publicista del neoliberalismo), escribió un par de textos notable:El laberinto de la soledad (México DF: Fondo de Cultura Económica, múltiplesediciones) y Sor luana lnes de la Cruz o las trampas de la fe (Madrid: Seix Barr al,1982). Por supuesto, este tema recorre como un río, a veces subterráneo y pormomentos a cielo abierto, casi todas sus obras.

44 El tema dE' la colonialirlad del saber y del poder en nuestras repúblicas"indc pend icnt e s" ha sido examinado por numerosos autores latinoamericanos.Cabe destacar. en primer lugar, a Hoher ro Fer nández Retamar y su soberbio libro <d. 'Ztitulado Todo Calibá n (Buenos Aires: CLACSO, 2004). Consultar también a An íbal JQu ija no. I:dgilrclo i.a nder. Enrique Dusscl v Walter Mignolo, entre otros. Varios .5,;trabajos de estos autores fueron reunidos por Lander en La colonialidad del saber: ~ /'eurocent risrno y ciencias sociales. Perspectiua"STaiTnoamericanas (Buenos Aires:CLACSO, 20()O). Existen varios ejemplos, pero nos parece que la apoteosis de estaactitud genuflexa y obsecucnte, tan extendida en nuestro continente, la ofreceel gobierno peronista de Carlos Saúl Mencm, que no se limitó a superar viejasdiscordias para tener buenas relaciones con Estados Unidos, sino que propuso,adcmas. tener "relaciones carnales" con el imperio, ensalzando las ventajas quepara la :\rgcntina traería el "alineamiento automático" con cualquier políticafijada por Washington. Otros gobernantes pueden ser, o haber sido, igualmente deobsecuentcs, pero al menos tuvieron el elemental decoro de no proclamarlo a loscuatro virnros como lo hizo Mcncrn.

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Desajustes entre la percepción colonizada y la realidad: dela Doctrina Monroe al ALCA

Pregunta: ¿es realista esta actitud? Respuesta (enfática): no, surge deuna apreciación que poco o nada tiene que ver con la realidad". Talcomo lo hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo, ¿,cómo COJT)-

prender el hecho pa radoja 1 de que u na región como América Latina y elCaribe. tan irrelevante según propios y ajenos, baya sido la destinatariade la pr imera doct ri na de política exterior elaborada por Estados Unidosen toda su historia'? Esto ocurrió tan tempranamente como en 1823, esdecir. un a no antes de la Batalla de Avacucho, que puso fin al imperioespañol en América del Sur. Naturalmente. se trata de la Doctrina\1 on roe, que con sus ci rcu nsra ncia les ada pr aciones v act ua lizacionesha venido orientando la conducta de la Casa Blanca hasta el día de hoy,

" Ilabría de transcurrir casi un siglo para que Washington diera a luz, en}..lY"\\ J/ E118. una nueva doctrina de política exterior, la Doctrina Wilson, esta\l"~\l.f"- vez referida al teatro europeo convulsionado por la Primera Guerra.j' Murid ial y el estallido de la Revolución Rusa. No es un dato anecdótico

que esta doctrina haya sido elaborada prácticamente un siglo despuésde otra relat iva a un área "irrelevante" corno América Latina y el Caribe.

La doctrina debe su nombre al quinto presidente de EstadosUnidos, Ia mes Monroe (1817-1825), pero su creador fue su secretariode Estado (y posteriormente presidente). Ioh n Quincy Ada ms, hijo asu vez del segundo presidente de ese país, Ioh n Ada ms (J797-180l),john Quincy :\darns acuñó una frase memorable, que deberían memo-riza r muchos gobernantes de Nuest ra América y de otras partes delmundo también: "Estados Unidos no tiene amistades permanentes;tiene objetivos e intereses permanentes". En línea con ello. la Doctrina\lonroe estableció como principio la conocida fórmula de "Américapara los americanos", que en realidad quiere decir para los (norte)americanos. porque ello convenía a sus intereses, Con ella, EstadosUnidos sentaba tempranamente sus reales en el hemisferio en con-tra de las pretensiones hegemónicas de las potencias europeas, tamoEspaña y Portugal como Gran Bretaña, Francia y Holanda, amén deotras de menor gravitación en esta parte del mundo. La aplicación dela doctrina siempre estuvo condicionada por la identificación de losintereses permanentes de Washington. Por eso la Casa Blanca no pudo,o no quiso, traducir en hechos concretos esta doctrina ante reitera-das incursiones de las potencias europeas en esta parte del mundo.como cuando Gran Bretaña ocupó las Islas Malvinas en 1833 o ante

,1:; Bosquejamos una argumentación sobre este tenia en "La nu-nt ira como principiode política r-xurior de Lst ado s Unidos hacia Amcrica Latina". en Forcign A/fairs 1'1/

Español (f\1éx iro (10) Vol. (i. 1\" 1. 20()(j. pp. (i]-GH.

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el bloqueo angla-francés al Río de la Plata entre 1845 y 1850. Tampocoreaccionó ante dos episodios que tuvieron lugar mientras EstadosUnidos se desangraba en la Guerra Civil; la transitoria restauracióncolonial española en la República Dominicana entre 1861 y 1865 Y laintervención francesa en México en 1862, decretada por Napoleónl l l e imponiendo al austríaco Maximiliano como emperador de esepaís, Tam!10CO reaccionó para impedir el asentamiento británico en laCosta Mosquitia de Nicaragua y. en 1895, la ocupación de la GuayanaEsequiba. Mucho después. en 1982, ocurriría lo propio con el TIAR, elTratado Inter-Americano de Asistencia Recíproca (1947), un derivadodel monroísmo según el cual Washington debía alinearse con cualquierpaís del hemisferio que sufriera un ataque de cualquier potencia extra-continental. Pero a lo que entrelíneas se refería el TIAR era a la UniónSoviética, no a una potencia aliada, Por eso, cuando Gran Bretaña envíauna poderosa fuerza expedicionaria en reacción ante la insensata eimprovisada ocupación de las islas dispuesta por la dictadura cívico-militar argentina. Washington primero trató de mediar para luegoponerse decididamente del lado del colonialismo inglés, sepultandoen los hechos al Tratado, La Doctrina Monroe fue "perfeccionada" porTheodore Roosevelt en el Discurso del Estado de la Unión de 1904 ele-vado al Congreso, al establecer que si un país de las Américas amenaza-ba o atacaba la propiedad de ciudadanos o empresas estadounidenses,o cercenaba sus derechos, Washington se vería obligado a interveniren los asuntos internos del país en cuestión para restablecer el orden yel imperio de la ley". Nace así la política del "gran garrote", Coherentecon ese principio. en 1905 Roosevelt se apropió del control de las adua-nas de la República Dominicana para pagar con sus ingresos la deudaexterna de ese país, Como veremos más adelante, esta bravuconadasentó u n precedente que para desgracia de Nuestra América se repeti-ría en innumerables ocasiones. Un par de años antes, a finales de 1902,Alemania y Gran Bretaña, él las que se unió poco después Italia, habían

4(j Text ua lmcntc. el Corolario dice lo sigu iente: "Si una nación demuestra saberCOIllO ar rua r con e-fir.icnr ia v decencia razonables en asuntos políticos y sociales,v si maru lene el orden y cumple con sus obligaciones no tiene por qué temer unainterferencia ue los Estados Unidos. Sin embargo, un crónico mal proceder, o unaimpotencia que conduce al debilitamiento de los lazos de una sociedad civilizadapueden. en América, o donde sea. exigir la intervención de algún país civilizado; yen el Hemisferio Occidental en casos Ilagr a rues de mal proceder o impotencia. laadhesión de Estados lJnidos a la Doctrina Monroe puede forzar a Estados Unidos,a pesar (le su rclurr anria. a ejercer un podcr de policía internacional. [... [ En lamedida ('11 que nucstros veri no s del Sur obedezcan las leyes primarias de unasociedad civilizada pueden estar seguros::le que serán tratados por nosotros con unespíritu de rordial v colabor.u iva simpatía" Tomado del original en <hrrp://pinzlcr.corn/ush istorv/ corol la rvsu pp.ht m 1> (1 r aducción propia).

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dispuesto un bloqueo naval en contra de Venezuela en represalia porla negativa del presidente Cipriano Castro a pagar la deuda externa deeste país. Roosevelt interviene en el conflicto y mediante los protocolosde Washington, del 13 de febrero de 1903, logra un acuerdo en virtuddel cual el país sudamericano pagaría gradualmente su deuda con losacreedores externos. Pero la brutalidad con la cual estos plantearonsus exigencias motivó la respuesta del por entonces canciller de la!\rgentina, Luis María Draga, quien sentó una doctrina que llevaría sunombre y según la cual se consagra la insanable ilegalidad de cualquiertentativa de apelar a la fuerza para el cobro de las deudas contraídaspor las naciones latinoamericanas o caribeñas. Draga señaló que antela renuncia de Washington a aplicar la Doctrina Mon roe debía apelarsea un argumento jurídico más general como el contenido en su propiadoct rina. La interpretación oficial. explicitada durante la administra-ción Ro oscvclt. fue que aquella doctrina no se aplicaba a casos en loscuales los países del úrea rehusarcn a "honrar sus deudas". Lo que elmonroísmo quería era frustrar las tentativas de las potencias europeasde recuperar sus viejas colonias o establecer otras nuevas, pero deninguna manera atentar en contra de los sagrados derechos del capitalusurar io. cosa que no había sido comprendida por Drago".

La doctrina Wilson fue hecha pública también en un discursopronunciado ante el Congreso de la Unión, el 8 de enero de 1918. En élse estableclan 14 puntos que se suponía debían servir como guías parala reconstrucción de la Europa de posguerra. Desde su aparición fuecaracterizada como una doctrina "idealista", y hablar del "idealismowilson ia no" se ha vuelto un lugar común en las ciencias sociales. Claroque en lo que hace aAmérica Latina y el Caribe el "idealismo" de Wilsonno impidió que ordenara toda clase de agresiones hacia nuestros pue-blos. A diferencia de Thcodore Roosevelt, Wilson trató de ser amablecon sus vecinos del Sur. Por eso negoció un tratado con Colombia en elcual Estados Unidos "lamentaba" ~1l0 presentaba sus disculpas sino que"lamentaba"- haber impulsado la secesión de la provincia de Panamáv ofrecía 25 millones de dólares como compensación por lo ocurrido,pero a instancias del todavía muy influyente Ro osevelt el Congreso lorechazó. Sólo lo aprobaría una vez que Wilson terminara su mandato,en 1921, ¡y después de retirar la expresión "lamentaba"! Wilson esta-ba imbuido de un espíritu mcsiánico que lo llevó a decir, en 1913, enlínea con el Corolario Roosevelt. que "le vaya enseñar a las repúblicas

47 Sobre la Doctrina l\!onroe v el Co rol a rio I(oosl'\cltl-onsullar la obra va nwnciullddade Lu is Su á r c.. Salazar. Ma.dr« Américn. un texto de referencia imprescindible para elestudio de las tropelías del imperialismo en :-.Juestra!\mérica. Subre l'ltema puntualque nos ocupa, ver pp. 211-')1.

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sudamcrica nas a elegir buenos hombres". Contradiciendo en los hechosel "idealismo" de su teoría, intervino militarmente en México, Haití,Cuba y Panamá, y mantuvo tropas en Nicaragua durante toda su estan-cia en la Casa Blanca para forzar la elección de un presidente amigoque firmara el leonino Tratado Bryan-Chamorro. El mismo expedientelo utilizó para forzar a la legislatura haitiana a elegir al candidato queWilson quería como presidente, y luego sus tropas permanecieron enese país entre 1915 y 1934. El idealista invadió la República Dominicanaen 1916 para aplastar la guerrilla campesina, permaneciendo sus fuer-zas en ese país hasta 1924. En México, Wilson ordenó a sus tropas ocu-par el puerto de Veracruz, donde se establecieron durante siete meses en1914. Entre marzo de 1916 y febrero de 1917 militares norteamericanospenetraron en territorio mexicano en una infructuosa persecución dePancho Villa, "el Centauro del Norte", cometiendo toda clase de trope-lías. Otras operaciones de menor cuantía fueron también dispuestaspor Wilson contra México en 1918 y 1919. En relación con Cuba, mandóa los tnarines que ocuparan partes de su territorio para garantizar lapropiedad de las empresas norteamericanas, amenazadas por una olea-da de movilizaciones populares. La ocupación se extendió entre 1917 y1923, Y las tropas estadounidenses fueron utilizadas, con la complicidaddel gobierno títere del imperialismo, para aplastar un impresionantetorrente de huelgas desatadas entre 1918 y 1919 Y liquidar el fermen-to insurreccional de los patriotas cubanos, mientras un "procónsul"enviado por Wilson, Enoch H. Crowder, se hacía cargo del manejo delas finanzas de Cuba. Abierto simpatizante del Ku Klux Klan, Wilson fuegalardonado en 1919 con el Premio Nobel de la Paz por su contribucióna la firma del Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera GuerraMundial, y su propuesta de creación de la Sociedad de las Naciones,infausta predecesora de las Naciones Unidas ".

Suficiente con relación a Wilson. Pero ¿cómo comprender queun área irrelevante, marginal, sin importancia hubiera sido la prime-ra para la cual la dirigencia estadounidense pensó que era necesariofijar orientaciones de política? ¿O que el tristemente célebre TIAR hayavisto la luz en el (11101947 antecediendo en dos años nada menos que lacreación de la OTAl\' en 19497 ¿O que el Comando Sur (SOUTHCOM) de lasfuerzas armadas estadounidenses haya sido puesto en funcionamientoen 1963, mientras que el Comando Central (CENTCOM), con jurisdicciónen Medio Oriente, norte de África y Asia Central, y especialmente enAfganistán e Irak, fuese creado recién en 1983 y el Comando para África(AFRICü:\l) en 20087

48 Ver Afluir!' +merica. de Luis Suárcz Sa la z ar, donde se desmontan los mitos urdidosen torno al "idealismo" wilsoniano (pp. 61-89).

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La respuesta es evidente: la razón de esta precoz atención es que,más allá de la retórica y de argucias diplomáticas, América Latina es,para los Estados Unidos, la región del mundo más importante. Es poreso que desde sus primeros años como nación su preocupación fue ela-borar una postura política apropiada ante esa enorme masa continen-tal que se extendía al sur de las trece colonias originarias. John Adams,el ya mencionado segundo presidente de Estados Unidos, declaró tanu-mprn na mente como en junio de 1783 que "Cuba es una extensiónnatural del cont inente norteamericano, y la continuidad de los EstadoslJnidos a lo largo de ese continente torna necesaria su anexión". Cornovemos, la enfermiza obsesión yankee con la Isla tiene antiguas raíces.vl.is de un siglo después, el presidente vvillia m l-Iowa rd Taft, no con-tento con querer apoderarse de Cuba, profetizó para Estados Unidos laanexión de todo el continente. En 1912 dijo que "no está lejano el día enque tres banderas de Estados Unidos delimiten nuestro territorio: unaen el Polo Norte, otra en el Canal de Pa na rná y la tercera en el Polo Sur.La tora lidad dcl hern isferio será de hecho nuestro. corno va lo es moral-mente en vir tud de la superioridad de nuestra raza":".

En suma: la prioridad estratégica de América Latina reconocevarios f;lCtores causales. En primer lugar es su vecina. atravesada porprofundas injust icias y en permanente Icrmento prr-r rcvol ur iona rio.Una vecina a la cual, como ocurriera en México. le ha arrebatado buenaparte de su territorio. Es, además, su frontera con el Tercer Mundo,con el subdesarrollo. Es también su hinterland, su área de seguridadmilitar. la zona con la cual comparte la ocupación de la gran isla ame-ricana que se extiende desde Alaska hasta Tierra del Fuego, separadade las demás masas geográficas terrestres y, más todavía, depósito deinmensos recursos naturales, terna que veremos en los próximos capí-tu los. Todo eso hace que Nuestra América sea una periferia sometidaal insaciable apetito del imperio, que saquea y domina a pueblos ynaciones, generando con ello una vasta zona de crónica inestabilidad yturbulencias políticas que brotan de su condición de ser una riquísimaregión lindera con el centro imperial y, a la vez, la que exhibe la peory más injust a distribución de ingresos y riquezas del planeta. Esas yno otras son las razones de la temprana formulación de la Doctri naMonroe; son también los factores que explican las causas estructurales(no ocasionales) de más de un centenar de intervenciones militaresnorteamericanas en la región; de innumerables "golpes de mercado";

.19 Como se ve. e-n este tema 110 hay ahsolur a mcru c nada nuevo. Y si nos romoru a rumosaun más en el pasado. cncorur ar iamos sin mavor esfuerzo referencias tan clarasrorno las dc Taft. ¿QU(' otra cosa era cl.~I.C:A sino l'sta pr ctcnsion de on a ruol a r la s t rrsbanderas de Ta ít a lo largo del hemisferio'

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de tantos asesinatos políticos, sobornos, campañas de desestabiliza-ción y desquiciamiento de procesos democráticos y reformistas per-petrados contra una región, ¿carente por completo de importancia? Ental caso, ¿no hubiera sido más razonable una política de indiferenciaante vecinos revoltosos pero insignificantes? Es precisamente a causade su excepcional relevancia que Washington se sobresalta ante el sur-gimiento de cualquier gobierno siquiera mínimamente reformista, aunen países tan pequeños corno la isla caribeña de Granada (¡de 344 km2

-menos del doble que la superficie de la ciudad de Buenos Aires- y 60mil habitantes en el momento de su invasión por los marines en 1983!).La simple prolongación de una pista destinada a facilitar la llegada deaviones de mayor porte para transportar el turismo que acudía a la islabastó pa ra que tal in iciativa fuese cal ificada por Washington como unaamenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. El resto es biensabido: Ronald Reagan. según Noam Chomsky uno de los más san-guinarios cr im ina les de guerra de toda la historia de Estados Unidos,ordenó la invasión de Granada y la captura de su gobernante izquier-dista Maur ice Bishop, quien poco después fue ejecutado junto consu mujer. Fue Zbigniew Brzezinski quien, al promediar la década delochenta ven plena "Guerra de las Galaxias", declaró con una alta dosisde realismo que la Unión Soviética era un problema transitorio paraEstados Unidos, pero que América Latina constituía un desafío per-manente, arraigado en las inconmovibles razones de la geografía. Deahí la persistencia del criminal bloqueo contra Cuba durante más demedio siglo: la excepcional "ayuda militar" prestada a Colombia, paísque es el.tercer receptor mundial sólo superado por Israel y Egipto; Yla predisposición a intervenir, militarmente o de cualquier otra forma,para controlar los procesos políticos internos de los países de la región,por más pequeños y débiles que sean. Tal como se hizo en Nicaragua,minando sus puertos y armando a los "contras"; en El Salvador, orga-nizando a los escuadrones de la muerte contra la guerrilla del FrenteFarabundo Ma rt í para la Liberación Nacional (FMLN), en la ya men-cionada Granada y, poco después, en Panamá y más recientemente enHonduras. Para el imperialismo no existen países o regiones irrelevan-tes, mucho menos cuando la realidad de la geografía nos condena a unainescapable vecindad. En vista de todo lo anterior, ¿a quién se podríaengañar hablando de la irrelevancia de América Latina?

Son muchos los motivos por los que Estados Unidos desea apo-derarse de América Latina, apelando a diversas estratagemas. Y si talcosa fuera imposible, el objetivo de mínima es controlar el acceso a losingentes recu rsos naturales que tiene la región y que despiertan la insa-ciable voracidad del imperio. Fue Colin PoweJl quien, entre tantos otros,planteó la importancia de América Latina y el Caribe en sus desespe-rados intentos por lograr la aprobación del ALCA, Según el ex secretario

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de Estado de George W. Bush, nuestra región es un gigantesco mercadopara las empresas estadounidenses, un lugar que ofrece grandes opor-tunidades de inversión con fabulosas expectativas de rentabilidad, posi-bilitadas por el control político que Washington ejerce sobre casi todoslos gobiernos de la región. y todo esto en un territorio que albergaba unrepertorio casi infinito de recursos naturales de todo tipo.

Pero además de ello la nuestra podría ser, en función de losdesarrollos tecnológicos de la industria petrolera, la región que cuentecon las mayores reservas petroleras del mundo habida cuenta del vamencionado informe de la OI'EP que coloca a Venezuela en el primerlugar mundial en materia de reservas certificadas y la promesa de losIllegil\'acimicntos submarinos descubiertos en 2008 por Petrobras en ellitoral paulista. En todo caso, Nuestra América es la región clel planetaque puede ofrecer un suministro más cercano. previsible v seguro él

Estados Unidos. dato harto significativo cuando las reservas del centroimpcr!a l no alcanzan para más de diez años y las fuentes alternativas deaprovisionamiento son cada vez más lejanas. problemáticas e incier ras,toda vez que el Medio Oriente y Asia Central hall ent rada en un ciclo decreciente Inestabilidad política. El petróleo venezolano puede llegar allou ston en cuatro o a lo sumo cinco días de navegación. transitandopor el Caribe -quC' el Pentágono y los cst ratcgas del imperio definencomo u n "mar interior" de Estados Unidos- completamente monitorea-do v controlado por un rosario de bases navales que lo convierten en larut a marina m.is segura del planeta. El proveniente del Medio Oriente,en ea IIIhio. emplea más de trei nta, casi siern prc u nos t rei nt a v cinco elíaspara llegar a destino, y debe sortear obstáculos de todo tipo (por ejem-plo, at ravesar el Estrecho de Ormuz o, al ciar la vuelta por el Cuerno de!\ frica. enfrentarse a los pi ratas soma líes) y tra nsit a r por u na ruta muchomás larga y de fletes más costosos que la que se origina en Venezuela. Elderrumbe de los gobiernos del norte de África -principalmenre Egiptopero la rnbién Túnez-; la situación crítica por la que atraviesa Libia luegodel traumát ico derrocamiento de Muammar el Gadaffi; la situaciónpreinsurreccional que existe en Yerncn y Bahrein unida a la gravísimacrisis en Siria. cle incierto desenlace; la agitación popular que se extien-de corno un reguero de pólvora en Marruecos, Iorda nia. los emiraros yla propia Arabia Saudita; y las ciénagas en que se han convertido Irak yAfgan ísran revalorizan extraordinariamente la importancia del accesorápido v seguro él I cerca no petróleo sucia merica no.

Pero Sudarnérica no sólo posee petróleo. Tiene también grandesreservas cle gas, dispone de casi la mitad del total de agua potable delpla nera. y es el territorio donde se encuentran tres grandes cuencashidrogrrificas: la mayor, la del Río Amazonas. y la del Orinoco y la delRío de la Plata. El Amazonas es a su vez el río más caudaloso del mundo,que a rroja a II\t lá nt ico 111 .18S.S0n mct ros cúbicos de agua por scgu ndo.

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más o menos lo que hace el Támesis ... ¡en un año! Tiene además dosmuy importantes acu ííeros: el Guaraní y el de Chiapas. El primero no esel mayor del mundo, que es el Siberiano, pero sí es el que posee mayorcapacidad de recarga, lo que le asegura una duración prácticamenteindefinida. Y el de Chiapas ya ha sido apreciado como un muy signifi-cativo aporte para enfrentar el inexorable agotamiento del suministrode agua que afecta al suroeste de Estados Unidos y que compromete elacceso al vital líquido de poblaciones como Los Angeles y San Díego>". Sicomo dicen los expertos en cuestiones militares las guerras del siglo XXI

serán guerras del agua, ¿,cómo podría ser irrelevante un área que con-centra en su territorio casi la m it acl de ta n vital elemento?". En el gráficoque sigue se señalan las zonas críticas, a nivel mundial, en términos clelsuministro de agua. Ninguna de ellas se localiza en América del Sur.

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Fuente: "Dawn of a Th i rst v cem u rv", de Al ex Ki rbv, en <http://news. bbc.co.u k/2/h i/science/nat ureI755497.slm>.

América Latina también es rica en minerales estratégicos. Un trabajoreciente de María José Rodríguez Rejas en relación con el tema demues-tra que "desde mitad de la década de los noventa, cuando se dispara

50 Ver los dos tomos de la ya mencionada obra de Eisa Br uzz orie, Las guerras del aguaJ y 11. op. CiL Una visión histórica y glohal sobre la crisis del agua se encuentra en<www.worldwater.org/conflieT/map/>.

,,1 Michel Chossudovsk y ha llamado la atención sobre el tema cuando escribió que elagua. los alimentos v los cornbus i ibles son tres necesidades que se hallan en peligroy que' bien podrían ser las causas de su uaciories muy conflictivas. inclusive guerras,por supuesto. en un futuro próximo. América Latina, como es sabido, es altamenteE'xc('ckntaria en eSTOStres vitales elementos. Ver su "La crisis global: alimento. aguav comhusi iblcs". e-n Rcbclion, 10 de junio de 2008.

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-\\Ir'.HIC!\ L.\1'I'\.\ F'\ 1/\ (~EOPOUTIC!\ DEL 1l\!I'FHlfl\.ISMO

esta actividad. América Latina cuenta con una parte importante dela producción y reservas de varios minerales cuya principal fuentede destino es Estados Unidos". Prosigue esta autora recordando que"entre los diez primeros países mineros del mundo hay seis sudameri-canos: Perú. Chile. Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela", a lo que sedebe agregar México en lo que geográfica mente sería Norteamérica;y que los países de la región se cuentan "entre los principales produc-tores mundiales de minerales estratégicos v metales preciosos -soncatalogados como tales el oro. la plata. el cobre y el zinc-: así como porlas reservas probadas de minerales estratégicos con alto precio en elmercado como el antimonio, bismuto, litio. niobio, torio. oro. zinc yuranio. entre otros. En varios. el principal receptor de la producciónes Estados Unidos. especialmente en el caso del bisrnuto (88%). zinc(7¿crlc,) , niobio (52%) y en menor medida la fluorita (45%) y el cobre(:~5Cl\¡)"-':;. En línea con este análisis, loh n Saxe-Fernández sostiene quela agenda militar/empresariol de los Estados Unidos en esta materia serefiere a los abastecimientos de petróleo. gas y el resto de los metalesv minerales, "de la A de alúmina a la 7 de zinc". Y para sustanciar estanfir mución. señala que ya desde 19BO uno de los principales expertosde la fuerza aérea de Estados Unidos había advertido al Congreso que,amén de la fuerte dependencia de las importaciones petroleras, estepaís carecía "de al menos cuarenta minerales esenciales para unadefensa adecuada y una econorn ía fuerte". De esto se dcsprcnde lanecesidad de que esos minerales puedan ser aportados por los paíseslat í noa mer ic a nos. sustituyendo fuentes de abastecimiento muchomás incicr t as y lcja nas": De acuerdo con in formaciones proporciona-das por el !'vlinerallnformation í nst itute de Estados Unidos, este paísdebe importar el HlO% del arsénico, columbo. grafito, manganeso.mica, ost roncio. ia la nt iu rn y t r iurn que requiere, '! el 99% de la bau-x ita y alú ruiua. 94% del tungsteno, 84% del est a ño. 79% del cobalto,7:5% del cromo y 66% del níquel. Corno asegura esa institución, cadaestadounidense que nace consulllirá a lo largo de su vida 1.315.000kilogramos de minerales, metales y comhustibles51

: 415 kilogramos de

María José nodríguez Rejas. "La centralidad de Arnérica Latina en la estrategia deseguridad ncm isférir a de Estados Unidos". en Rebetion. 3 de noviembre de ¿OIO. ene www.rcucl ion.org/noticia.php?id= 115986>.Ver lohri Saxc-Fernández, "América l.ati na: reserva estratégica de Estados Unidos"en os.u (Buenos Aires: CL\CSO) Año X, N° 2:;. ahr il de 2009. También "Américal.ar ina como reserva minera: dependencia v deuda ecológica de E 1.1.'\". de Gian CarloDelgado FIamos. en A1elllorin (Mc'xico nr) ,,0 2111. noviembre de 2009. y. del mismoautor. "!{ecursos nat u ralcs. seguridad y los Li/y Pods del I'cnuigono: 1,'1 caso ele.\m('rica Lat in a" en P('ri(erios (Buenos Aires) '\110 1,1. \" 1'l. ¿010. pp. 145-l

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cobre, 544 de zinc, 14.530 de mineral de hierro, 5,93 millones de piescúbicos de gas, 272.597 litros de petróleo, 244.335 kilogramos de car-bón, y así sucesivamente. Estos datos ilustran con elocuencia el enor-me peso que ejerce sobre el planeta Tierra el sostenimiento del patrónde consumo establecido por el capitalismo norteamericano tan sóloen Estados Unidos. Huelga añadir que los países latinoamericanos songrandes productores de la mayoría de estos minerales, metales y com-bustibles requeridos por el consumidor estadounidense".

Pero la riqueza de América Latina no se agota allí. Miremos labiodiversidad, ¿cómo podría ser irrelevante una región que cuenta conalgo más del 40% de todas las especies animales y vegetales existentesen el planeta'? Según informa un documento del Programa de NacionesUnidas para el Medio Ambiente (PNUMA)"", América Latina y el Caribealbergan cinco de los diez países con mayor biodiversidad del planeta:Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú. así como la mayor área debiodiversidad del mundo: la cuenca a rnazón ica, que se extiende a par-tir de las estribaciones orientales de los Andes y avanza hacia el este yhacia el sur. Esta región contiene la mitad de las selvas tropicales delplaneta. un tercio de todos sus mamíferos y algo más de sus especiesreptiles, el41lVo de sus pájaros y la mitad de sus plantas. Es también laregión de más rápida deforestación a nivel mundial. Los Andes, porÚ Itimo, son el hogar del 90% de los glacia res tropicales, fuentes del10% del agua potable del planeta. La cuarta parte de la riqueza ictícolaexistente en los ríos interiores de todo el orbe se encuentra en esta partedel mundo. La m it ad de las especies vegetales del Caribe, a su vez, sonexclusivas de esa región y no se hallan en ninguna otra. Esta exuberan-te riqueza en materia de biodiversidad constituye un imán poderosí-simo para las grandes transnacionales estadounidenses, dispuestas aimprimir -rncdiantc los avances de la ingeniería genética~ el sello desu copyright a todas las formas de vida animal o vegetal existentes, y apartir de ello, dominar por entero la economía mundial, como lo estánhaciendo, en buena medida. con las semillas transgénicas del trigo, el

:;S Uno de lo!' más completos y exhaustivos trabajos sobre esta materia ha sido .producido por Mónira Bruckmann. Ver su "Recursos naturais e a geopolítica ~da iruegr acao sul-arner ícana", en André Rego Viaria, Pedro Silva Barros y AndréBojikian Calixtre (cornps.) Gouernanca globa! e integracao da América do Sul[Brasilia: 11'1'.:\. 2011) pp. 208-2H. en <www.ipca.gov.br/agencia/imagcs/stories/I'DFs/livrosllivros/livro_governancaglobal.pdf>. Ver también su tesis doctoral."Ou inventamos ou erramos. fI nova conjuru lira latino-americana e o pensarncntocrítico" (:\it"roi: lIniversidad Federal Flu rn inensc. 2011) cap. 5-8. en cwww.uff.br/dcp/wp-von t cnt/uplcads 120) 1/01 /Tcsc- de-2011-Mon ica-Br uckm ann.pdf> .

5(i Ver "St at c of Biorl ivcrxit v in l.at in Arncr ica and ihe Caribbean" (Panamá: PNlIM:\,:¿())O).

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maíz y la saja. Por algo el tema de los derechos de propiedad intelectualtiene tanta prioridad para Washington. como lo atestiguan las durísi-mas negociaciones en el seno de la OMe.

Por último, desde el punto de vista territorial, América Latinaes una retaguardia militar de crucial importancia. Obviamente, losfuncionarios del Departamento de Estado lo niegan rotundamente,pero los expertos del Pentágono saben que esto es así. De ahí el empe-cinamiento de Washington por saturar nuestra geografía con bases ymisiones militares -terna sobre el cual volveremos más adelante- y suobstinación en garantizar la inmunidad del personal involucrado en lasmismas. Si somos tan poco importantes, tan irrelevantes como se nosdice, ¿,por qué la Casa Blanca se desvive proponiendo políticas de con-trol y desposesión que suscitan el repudio casi universal en la región?

Pa ra conclu ir: hemos visto los intereses en juego en la relaciónde Estados Unidos con América Latina y, a partir de allí. la enormeat racción que sobre vvash ington ejercen los formidables recursos naru-ra les de la región. Esto nos permite entender las razones por las cualesante las crecientes dificultades pina acceder a ellos en otras partes delmundo. Estados Unidos ha redoblado la presión sobre América Latina.l.s preciso tener en cuenta que la historia del siglo x x demuestra quecada vez que el imperio cede posiciones en otras áreas del planeta pro-cura hacerse fuerte en lo que sus gobernantes y su clase dom ina nte con-sidera 11 como su entorno natural ~' exclusivo. Ocurrió durante los añosde la Gran Depresión de la década del treinta: luego, en la Guerra Fríauna vez finalizada la Segunda Guerra Mundial: volvió a suceder cuandoa COIll ieu 7.0S de los setenta era evidente que la posición norrea rncrica naen el Sudeste Asiático se debilitaba hasta terminar en la catástrofe deViet 11 a m: v está ocurriendo en estos ú Iti mos él nos. bajo el peso com bi na-do de un escenario geopolítico intornacional más complicado y menosamigable. la nueva crisis general del capitalismo estallada en 20013. ylos gravísimos problemas ecológicos que hov enfrenta nuestro planetav que obligan él poner ciertos límites él 1,15 prácticas prcdatorias eje lacxplotacion de la naturaleza y al despilta rro de los recursos naturales.El rost ro de este renovado interés por las riquezas de nuest ra región noes el de un juvenil empresario políticamente correcto y ecológicarncntcconsciente, sino el de un marine. o un Rarnbo. dispuestos a tornar porasalto aquello que el imperio considera necesario para el sostenimientode su irracional patrón de consumo. En la medida en que se profundicela dependencia externa de Estados Unidos de ciertos suministros estra-tégicos y en cuanto estos se encuentren en nuestra región, mayor serála ofensiva que desencadena rá el imperio pa ra asegura rsc \J n accesoprivilegiado -y excluyente, pa ra más datos- a los mismos.

Es a causa de esto que se ha producido en los últimos añostina vigorosa militarización de las relaciones hcmisféricas. Si hace

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cincuenta años Washington lanzaba, para fracasar poco tiempo des-pués (como pronosticó con gran precisión el Che Guevara en laConferencia de Punta del Este) la Alianza para el Progreso, losproyec-tos que hoy maneja Estados Unidos son variantes del Plan Colombia, esdecir, un programa supuestamente destinado a combatir al narcotráfi-co y la guerrilla colombiana, pero cuyo objetivo real es posicionarse enla región con tropas y equipos a la espera del momento oportuno parapasar a la ofensiva". El Plan Puebla-Panamá es una variedad de aquel,y los acuerdos ASPAr-; implican una formidable cesión de soberanía deMéxico y Canadá a favor de Estados Unidos sin que, dada la naturalezade tales acuerdos -que se ha premeditadamente evitado que asumanla forma de tratados internacíonales-, deban ser discutidos por los res-pectivos Congresos. Por ejemplo, como cualquier viajero lo compruebaa simple vista, la vigilancia fronteriza tanto en México como en Canadáestá en buena parte en manos de los Estados Unidos, y lo mismo puededecirse en relación con el entrena m iento militar y equipamiento de lasfuerzas armadas y policiales de esos países. En suma: la diplomaciamantiene su papel, en apariencia importante, pero hoy día la relaciónpasa fundamentalmente por un filtro militar en función de la prioridadabsoluta que en Estados Unidos se les ha asignado, luego del 11-S, a lascuestiones de la mal llamada "seguridad nacional'<", Y esto explica que,en el momento actual, el número total del personal civil del ComandoSur -entiéndase: excluyendo a oficiales, suboficiales y soldados-, cuyasede se encuentra en M ia m i. asciende a 1.600 funcionarios, lo queduplica el número total de servidores públicos destinados a monitorearo intervenir en las relaciones con América Latina de todas las demásagencias y secretarías del gobierno federal, incluyendo los departa-mentos de Estado, Agricultura y Comercio. Se trata de una situaciónque no tiene precedentes en la historia de las relaciones interameri-canas pero que, sin duda, constituye un signo ominoso de los nuevos

57 lJn examen en profundidad del Plan Colombia puede verse en El Plan Colombiay In intensificacion de In guerra. de Jaime Caycedo Turriago (Bogotá: UniversidadNacional dI> Colombia, 2(02) )' en Plan Colombia. Ensayos críticos, de Iairo Estrado(Bogoui: tJniversidad Nacional de Colombia. 2001). Desdefuera de Colombia, ver "Lasverdades ocultas detrás del Plan Colombia", de Eisa Bruzzone, en cwww.cernida.com.a r / conversi on %20pd f! LASV EH DA D ESOCU LTASDETRASDELPLA NCOLOM B t A.pdf>. La visión oficial del gobierno colombiano sobre el Plan Colombia estádispon ib lc en <\\'\V\V.derccbos.org/nizkor/colombia/doc/planof.html>. La visiónoficial de Washington se encuentra en <www.state.gov/www/regions/wha/colorn bi a / fs_ 00032ll_pl ancolom bi a.h [m 1>.

58 lJn minucioso recuento del proceso histórico por el cual la diplomacia fuereemplazada por la funesta elocuencia de las armas se encuentra en el va citadolihro de Tcl rn a l.u z z a n i. Territorios uigilados.

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riempos". De hecho, si hasta hace poco más de una década la políticaexterior de Estados Unidos se elaboraba en -y era conducida por- elDepartamento de Estado, en la actualidad ambas funciones las haabsorbido el Pentágono, con un obvio resultado: la militarización de lasrelaciones internacionales. Como declaró un alto oficial de las-fi'i'efzasarmadas de los EstadoSlJílidos no hace mucho tiempo, apelando a unviejo aforismo inglés: "Si el único instrumento que tienes es un marti-llo, todos tus problemas lucirán como un clavo"?",

c,q C:alw destacar que la jurisdicción del Comando Sur aharca toda América Latinav el Caribe. con excepción de México, dato harto significativo, país integrado a lalurisdiccic'm dC'1C:omando Ccntral de las fucrzas armadas de Lsi ado s Unidos.

hO Una precoz deu-rción de este t ru nsu o de la diplomacia al hr-lir.isrno estámagníficamente bien descripia en la obra del ex presidente de Ikptíbl ica Dom inicanaJuan Bosch. Vcr su El Penutgonismo. sustituto del impcrialismo (La l Iaba n a: Editwialde Ciencias Sociales, 20(7), La primera edici(in dcllihro viola luz ('n ¡')lil.

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Capítulo 4Lamilitarización de la políticaexterior de los Estados Unidos ysu impacto sobre América Latina

En el capítulo anterior hemos tratado de demostrar la excepcionalimportancia que nuestro continente reviste para los Estados Unidos.Examinemos ahora el reverso de la medalla: la desorbitada militari-zación de la política exterior de Estados Unidos, tanto más acentuadacuanto más imprescindibles son los bienes comunes que alberga nues-tra región.

Aclaremos primeramente que este proceso -que entraña unsevero cercenamiento de las libertades públicas- no sólo se verificaen el ámbito interamericano sino que también tiene su contrapartidaen el interior mismo de Estados Unidos. Son muchas las denunciasque se han levantado en contra del progresivo recorte de los derechosciviles y las libertades individuales en ese país a consecuencia de aquelproceso, tema que ya ha suscitado numerosas protestas por parte dedistintas organizaciones defensoras de las libertades y los derechoshumanos. Es que la militarización de las relaciones internacionales de18 superpotencia difícilmente podría reposar en un ambiente signadopor la expansión de los derechos ciudadanos y el proceso democráti-co. Inevitablemente, una política guerrerista hacia afuera tiene comocorolario ,~Ideterioro de la libertad, el derecho y la democracia puertasadent fa, como ya lo observó, hace más de un siglo y medio, Alexis deTocqueville en su influyente libro La democracia en América (1957)6J,

Si bien el proceso de militarización tiene su origen en los añosiniciales de la Guerra Fría (1948-]991), su aceleración ya había desperta-do la profunda preocupación del presidente Dwight Eisenhower, quien,en su célebre discurso de despedida -el 17 de enero de 1961 ya punto de

Fil Respr-r to de los derechos hu manos hemos estudiado detalladamente el tema enEl lado oscuro del imperio, op. cir. Para ver un caso sobre la sistemática y "legal"violación de los derechos individuales, ir al sitio web de la American Civil Libcrt iesUn ion, «vvww.ac lu .org/ na t ion al- sccu ri t y /n sa -u nchained -infogra ph ic >.

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