Carta de un ángel a su sobrino completo

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Carta de un ángel a su sobrino I Primera Carta: La misión de Roel http://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml? ts=6&ca=135&te=208&id=6638 Autor: Enrique Tapia Mi querido y celestial Roel: Me ha producido gran alegría recibir tu última carta a través del correo electrónico. En ella veo que el trabajo con tu alma encomendada está yendo por buen camino. ¡Bendito sea Dios! Antes de comentar los diversos puntos que tratas y darte unas recomendaciones, permíteme hacer en esta carta un poco de historia. Hace 16 años, cuando fue concebido el cuerpo del hombre a quien haces de “ángel de la guarda” (ese título tan divertido y acertado que inventaron los hombres), entonces, digo, se te encomendó tu primera misión importante en la tierra. Hasta ese momento habías gozado de la felicidad celeste sin fin, contemplando a tu Creador y disfrutando de las maravillosas e inefables armonías angélicas. Aún me parece verte tocando el arpa de David e interpretando la Primavera de Vivaldi. ¡Qué música deleitosa! Ahora, sin perder la visión beatífica, estás en la tierra junto a tu alma encomendada, con la misión de acompañarle durante algunos años (sólo el Jefe sabe cuántos) y ayudarle a llegar al Cielo. ¡Ah, la tierra! Es bella porque Él la ha creado, nuestro Padre Celestial. Recuerdo los momentos que yo pasé en ella como “ángel de la guarda”. ¡Fueron

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Carta de un ángel a su sobrino IPrimera Carta: La misión de Roelhttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6638

Autor: Enrique Tapia

Mi querido y celestial Roel:

Me ha producido gran alegría recibir tu última carta a través del correo electrónico. En ella veo que el trabajo con tu alma encomendada está yendo por buen camino. ¡Bendito sea Dios!

Antes de comentar los diversos puntos que tratas y darte unas recomendaciones, permíteme hacer en esta carta un poco de historia. Hace 16 años, cuando fue concebido el cuerpo del hombre a quien haces de “ángel de la guarda” (ese título tan divertido y acertado que inventaron los hombres), entonces, digo, se te encomendó tu primera misión importante en la tierra. Hasta ese momento habías gozado de la felicidad celeste sin fin, contemplando a tu Creador y disfrutando de las maravillosas e inefables armonías angélicas. Aún me parece verte tocando el arpa de David e interpretando la Primavera de Vivaldi. ¡Qué música deleitosa! Ahora, sin perder la visión beatífica, estás en la tierra junto a tu alma encomendada, con la misión de acompañarle durante algunos años (sólo el Jefe sabe cuántos) y ayudarle a llegar al Cielo.

¡Ah, la tierra! Es bella porque Él la ha creado, nuestro Padre Celestial. Recuerdo los momentos que yo pasé en ella como “ángel de la guarda”. ¡Fueron días de intenso trabajo y muy gratificantes! Ahora me toca dirigir y coordinar vuestras acciones, como Secretario General del C.A.E.L.O. (Cuerpo Angélico Especializado en Logística y Orden). Sí, la tierra es bella. Pero no debes olvidar, al mismo tiempo, que el Jefe ha permitido que por unos pocos millones de años esté casi en manos de nuestros enemigos, los de allí abajo. Eso hace que la tierra y sus habitantes sean a veces tan contradictorios y misteriosos. Pero no te preocupes, pues sabemos que nada se escapa a la Providencia del Jefe, y al final de los tiempos todo y todos serán sometidos a nuestro Rey.

Volviendo al tema de tu misión, ahora es cuando la cosa se pone

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verdaderamente interesante. De estos años depende en gran parte, no del todo, la salvación del muchacho. Durante los seis primeros años de su vida, lo tuviste bastante fácil. Te tocó en suerte que naciera en una familia de buena educación, clase media, con valores humanos. ¡No creas que fue casualidad! Es tu primera misión, y el Jefe lo tenía todo planeado. El niño iba creciendo y sus padres lo iban educando bien. Tú sólo tenías que estar atento para que no metiera un día los dedos en el enchufe de electricidad, o para que no se atragantara con la papilla que le daba su madre, o para que no se fuera de la mano de su padre hacia la carretera cuando estaba aprendiendo a caminar. ¿Recuerdas cuando, teniendo 4 años, se peleó con su hermana mayor porque no le dejaba el triciclo y le dio un mordisco en el vientre? Sus padres tuvieron que darle buenos azotes en el trasero para que la soltara, mientras tú te lamentabas de que se te hubiera ido de las manos. ¡Me divertí muchísimo! - aun con lástima de su pobre hermana. Ya sabes que a esa edad apenas se puede encontrar malicia en un niño, por lo que el hecho no paso de un aviso para su conciencia. Creo que los azotes de sus padres le enseñaron que eso no estaba bien...

Después vino el período de los 6 a los 13 años. Aquellos maravillosos años en los que un niño comienza a descubrir el mundo, va al colegio, pregunta por todas las cosas que le rodean y se comunica más con otras personas... Entonces comenzó un poco más en serio tu trabajo. Pero todavía, a esa edad, la labor de los padres es insustituible y, en tu caso, fue muy positiva. Siempre hubo en casa ambiente de familia, a pesar de las inevitables pequeñas discusiones. Sus padres le iban enseñando lo que todo buen padre debe enseñar a sus hijos: el valor de la familia, de la amistad, de la naturaleza, de la generosidad y ayuda al prójimo, etc. Y también le enseñaron a rezar, incluso esa oración al ángel de la guarda. ¡Jamás olvidaré la primera vez que la recitó y tú te pusiste rojo de rubor! La verdad es que ningún humano te había dicho nunca cosas bonitas, ¿no?

Tu trabajo en esos años consistía en hacerle sentir y entender que debía obedecer a sus padres, en protegerle de ambientes inmorales y peligrosos, en preferir ir con los buenos amigos antes que con los gamberros de la clase... Lo hiciste bien. Sólo una vez tu ayuda no fue suficiente para evitar que se peleara con un compañero de clase, pero no fueron más que algunos insultos y unos puñetazos mal dados. Además, supiste aprovechar bien la situación para que

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su conciencia le llamara la atención y aprendiera que no se gana nada peleándose, que en los conflictos y las guerras ambas partes salen perdiendo. Entonces te felicité por el éxito, ¿recuerdas?

Pero cuando tu trabajo ha alcanzado una verdadera relevancia, decisiva, diría yo, para la vida de tu alma encomendada, ha sido a partir de la adolescencia. Ahora es cuando un hombre pone las bases de lo que será toda su vida, si no hay después grandes cambios. Estos años son el fundamento de la vida que le queda por delante. Si en la infancia se abría al mundo exterior y comenzaba a aprender cosas, en la adolescencia esa apertura alcanza su máxima amplitud. Nuevos sentimientos y emociones brotan dentro de él: la verdadera amistad, la atracción por el otro sexo, el deseo de novedad y de realización de su propia vida... Su inteligencia y su voluntad se auto-afirman y se creen la medida de todas las cosas. Comienza a sentir voluntad de poder, que es necesario encauzar adecuadamente. La juventud es como una floresta salvaje en la que la vida se desarrolla de forma exuberante y bella, pero en la que de vez en cuando hay fuertes tormentas que pueden o bien favorecer este crecimiento, o bien arrasar con todo lo hermoso que en ella encuentras. Por eso, tu labor es ahora más importante que nunca.

Respecto a lo que me dices en tu carta, efectivamente es muy positivo que hayas logrado llenar el alma del joven con sentimientos de gratitud y de felicidad al inicio del nuevo curso. ¡Pero cuidado, no te confíes! Ya sabes que los sentimientos son sólo eso: sentimientos. Son como el viento, que un día sopla en un sentido y otro día en sentido contrario. Por eso no puedes permitir que base su vida, estudios, amistades, relaciones con los demás, en los sentimientos. Si así lo hace, tarde o temprano llegarán sentimientos contrarios y todo se derrumbará. No quiero decir con esto que no aproveches estas buenas disposiciones, o que tengas que eliminar esos sentimientos positivos. No. Aprovéchalos, úsalos como acicate y estímulo en los deberes que él tiene, para que así cumpla y viva con mayor alegría. Pero que no se apoye en ellos, sino en una conciencia clara y en una voluntad firme de lo que le corresponde hacer en cada momento de este nuevo año. De esta manera, sus estudios, sus relaciones con sus padres y amigos, sus deberes, sus diversiones y todo lo que haga, mantendrán una misma línea vital que no sufrirá los altibajos de la sensibilidad.

Porque un hombre en manos de sus sentimientos es como una hoja seca en otoño. Llega el viento, la arranca del árbol y la lleva a lo alto

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de la montaña o de un edificio, desde donde goza de un bello paisaje. Después, otra ráfaga de viento la lleva a revolcarse en el barro o en la más sucia alcantarilla. Más tarde, da vueltas y vueltas sin parar en ningún lugar, a merced del viento que la lleva.

No dejes que él sea como una hoja seca. Ilumina su mente para que siempre le guíen altos ideales, incluso en la vida ordinaria y las pequeñas cosas de cada día. Hazle valorar la importancia de tener una fuerza de voluntad recia, que le haga caminar donde él quiere ir, y no dejarse llevar por los vientos de las modas, de las mayorías o de los altibajos de la sensibilidad. Eso, junto con los valores humanos que sus padres le han enseñado y los buenos sentimientos que tiene al inicio del curso, son los mejores ingredientes para continuar por el buen camino que lleva tu alma encomendada.

Espero que me informes en breve del fruto de estos consejos, una vez que hayan comenzado las clases.

Tu tío celestial:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino IISegunda Carta: Los idealeshttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6639

Autor: Enrique Tapia

Mi querido sobrino:

Las noticias que me das sobre el inicio del curso son buenas. En especial, te felicito por saber mantener vivo un ideal en tu alma encomendada. En el mundo contemporáneo, cada vez es más difícil encontrar un joven con ideales nobles y al mismo tiempo que sea consciente de esos ideales. Porque, en el fondo, todo joven tiene ideales, más o menos nobles (un joven sin ideales es lo más absurdo que puede existir, es como sal que se vuelve sosa). Pero no todo joven tiene ideas claras y distintas de los ideales que mueven o deberían mover su vida.

Por desgracia, da pena ver a gran parte de los jóvenes de hoy viviendo sin auténticos ideales por los que valga la pena dar la vida. Unos son apasionados del fútbol, del baloncesto, del puenting o algún deporte raro. Otros se entregan de lleno a la música, al cine, a la televisión, al turismo. Para muchos, su máximo deseo es que llegue el fin de semana para salir con los amigos a tomar algunas o muchas copas, ir a discotecas, e incluso tomar drogas que poco a poco terminan con ellos.

Es verdad que la mayoría asiste a clases en la universidad. Pero si tú les preguntas para qué estudian, te dirán: - Para poder trabajar. - Y si les preguntas para qué quieren trabajar, te dirán:

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- Para ganar dinero. - Y si les preguntas para qué quieren ganar dinero, te dirán: - Para poder vivir bien. - Y si, llegando hasta el final, les preguntas para qué quieren vivir, se quedarán sin respuesta.

¡Pero no vayas tú a hacer este experimento! Ya sabes que como ángel tienes la capacidad de tomar apariencia corporal para tratar directamente con los humanos, pero para hacerlo se necesita permiso especial del Jefe. Permiso que sólo da en circunstancias muy extraordinarias, pues cada vez son más los que creen que se les ha aparecido un ángel del Cielo. Tú, por ahora, limítate a tu función de ángel de la guarda, no sea que des a alguien un buen susto.

Como te decía, el hecho de que tu alma mantenga vivo un ideal noble en su vida es un gran logro, algo que pone al Enemigo los cuernos de punta y rojo de rabia (más rojo de lo que ya es). Porque con un auténtico ideal, la vida de un joven está llena de vitalidad, de entusiasmo, de motivos para vivir. Ésta es la gran diferencia entre todos los jóvenes que habitan la tierra. Unos viven sin saber el porqué profundo de sus vidas, tal vez ni se lo han planteado. La vida les resbala como el agua sobre un plástico. Son los pasotas de la existencia, aunque externamente parezcan divertirse o vivan riendo. Porque la risa no es sólo manifestación de alegría; puede ser también máscara de tragedia interior. Y si esta postura se radicaliza al máximo, como se da en algunos casos, los humanos llegan al suicidio, el acto más desesperado de un ser que no encuentra el sentido de su vida. Pero otros, en algunos momentos de la historia una gran mayoría, viven con un sentido y con un proyecto que realizar, son conscientes de la misión que tienen que cumplir en la vida, saben que no son inútiles, en cualquier circunstancia en la que se encuentren, porque hay Alguien que los ama. Éstos sí viven la vida, no les resbala. No pasan ni de los pasotas, y sus sonrisas son verdadera manifestación de su riqueza interior.

Por eso, haz cuanto esté en tus manos para mantener vivo el ideal del joven. Que vea todo lo que hace, todas sus relaciones con los demás, sus clases, incluso de aquellas materias que no le gustan, como una oportunidad para formarse como persona y para su futuro trabajo. Que sepa darle a sus estudios el lugar adecuado en su jerarquía de valores, sin olvidar la convivencia familiar, el descanso con los amigos, la diversión, el deporte, la salud, su piedad religiosa, y un comportamiento moral recto en todo momento de su vida cotidiana. Recuerda que la actividad intelectual es buena, pero dentro de unos límites. El leer muchos libros no es malo a menos que llegue a producir un desequilibrio, como en el famoso caso de Don Quijote de la Mancha. Los humanos creen que es un personaje ficticio, pero eso le pasó realmente a un tal Alonso Quijano en pleno Renacimiento. Sé que en el caso de tu protegido se da un equilibrio, pero siempre hay que estar atentos.

La afición por el deporte es algo muy positivo. El deporte juega un papel importante en el desarrollo integral de una persona (mens sana in corpore sano, decían los latinos, que de esto sabían bastante). Es un medio especialmente apto para formar la fuerza de voluntad, enseñar el trabajo en equipo, la colaboración mutua, y además para alejarle del alcohol, la droga y otros vicios contemporáneos. ¡Cuántos jóvenes maltrechos y destrozados en la primavera misma de la vida por culpa del alcohol y la droga! Tú vigila para que esta plaga no infecte al joven. Gracias a Dios, veo que a él le encanta el fútbol, el baloncesto, el tenis, nadar, ir en bicicleta..., un poco de todo. ¡Estupendo! Que cultive esto toda su vida.

Por último, te recomiendo que le hagas reflexionar sobre el valor del tiempo. El tiempo es un don al que pocos humanos le dan la importancia que tiene. ¿Cómo hacerlo? Te sugiero que, un día que pase cerca del cementerio, se detenga un momento, y le ayudes a pensar en el paso del tiempo, en la vida, en la muerte y en la eternidad. Que se haga preguntas como: “¿Qué sentido tiene la vida, si al final todos (ricos, pobres, famosos... ) terminamos de la misma manera? ¿Quién recuerda a quienes están ya enterrados? ¿Qué son 30, 50, 70 años comparados con la eternidad?” Ya verás, los resultados de esto son excelentes. En otra carta te trataré más ampliamente este tema.

Con celestiales saludos:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino IIIhttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6640

Tercera Carta: El engaño

Autor: Enrique Tapia

Mi querido y celestial Roel:

Muchas gracias por tu última carta en la que me cuentas las dificultades que han surgido en la vida de tu alma encomendada. Por el tono de la misma me parece que estás bastante preocupado y nervioso. -¡El asunto es grave y no sé qué hacer! - me dices. Ante todo, tú tranquilo. Si no logras serenarte, reflexionar y actuar con calma y razonablemente, ¿cómo pretendes que lo haga el muchacho? Tranquilo y da buen ejemplo a los demás ángeles custodios. Una vez logrado esto, la solución del problema será más sencilla.

Me escribes que el muchacho, que siempre había obedecido a sus padres (sin contar pequeñas e inocentes travesuras infantiles), ha engañado a sus padres. Y que hace varios meses se plantea por qué tiene que obedecerles, si ya tiene 16 años y algunos de sus amigos viven en completa autonomía de sus padres (autonomía entre comillas, porque ya me gustaría ver a esos muchachos sin el dinerito que les da papá cada semana...)

El engaño es grave, es verdad. No tanto por el hecho en sí: irse toda la noche de fiesta diciendo que iba a dormir a casa de un amigo, y aparecer a la mañana siguiente en casa como si todo fuese normal. A fin de cuentas, en toda la noche no ha hecho nada malo, ¿no? Tomar una copa, bailar un poco y mal en la discoteca, charlar con los amigos y pasar frío en la calle. Lo malo es el engaño, la marca de insinceridad que puede dejar en su interior si no se da cuenta, el abandonar el respeto y la obediencia a sus padres. Ha sido sólo un hecho, y el mal profundo y más grave puede darse en el futuro si tú no le ayudas a remediarlo.

Te diré dos cosas. Lo primero es que esto puede servirle a madurar muy positivamente. Ayúdale a analizar lo que ha sucedido con sinceridad. Que escuche a su conciencia, donde descubrirá que nada ha ganado con engañar a sus padres, más bien al contrario, pues tiene la preocupación de que puedan descubrir su mentira y pierdan la confianza en él. Que compare este hecho con otros anteriores, en los que siempre dijo a sus padres lo que iba a hacer, y todo marchó a las mil maravillas. ¿Por qué empezar a engañarles ahora? - “Porque no me permitirán hacer las cosas que yo quiero hacer” - puede ser su respuesta. Entonces, insinúale si esas cosas que quiere hacer están bien, si son buenas, si realmente le gustan y las quiere hacer. Si no hay nada malo en ellas, sus padres no tendrán ningún problema. Si no le permiten tal o cual cosa, será por algo...

Claro, sus padres no son perfectos y a veces se equivocan (porque no hay padres perfectos, excepto nuestro Padre Celestial). Esto lo debe entender el muchacho. Pues el respeto y la obediencia a los progenitores es un valor que está por encima de posibles equivocaciones particulares. Sólo en casos extremos en que los padres mandan cosas objetivamente malas, se debe acudir a un análisis diverso de la situación. Recuerdo ahora el caso de una joven a quien sus padres la querían obligar a abortar, pues su hijo iba a nacer con deficiencias... Otro día te contaré la historia, fueron circunstancias muy difíciles. Pero esto se da rarísima vez en padres con una buena formación y valores. Ahora bien, en tu caso, los padres del muchacho son unos buenos padres, y él debe, después de este período de crisis, reconocerlo, valorarlo, respetarlos y obedecerlos. Aquí te dejo este punto de trabajo.

Un segundo aspecto del problema es el tema de sus amigos. Tal vez el muchacho se ha

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planteado, o si no lo ha hecho aún, se planteará lo siguiente: ¿voy a vivir y comportarme como mis padres quieren, o voy a vivir y comportarme como mis amigos, como se vive en la calle, como es la moda? Y entre estos dos extremos no sabe qué escoger y, desgraciadamente, muchos jóvenes dejan lo primero para seguir lo segundo.

En realidad, la disyuntiva planteada es falsa. Sucede al igual con los medios de comunicación humanos: muchas veces presentan un problema y sólo dos posibles soluciones. ¿Pero es que no hay tres, cuatro, y muchas más soluciones posibles? ¿Por qué las reducen a dos, la mayoría de las veces ambas negativas? Atento, no te dejes engañar tú también.

En este caso, el respeto a los padres no tiene por qué enfrentarse a su vida con los amigos. Todo dependerá del tipo de “amigos” que tenga. Pero, según me dices, el muchacho sabe distinguir lo que es un verdadero amigo de simples compañeros o conocidos. Un amigo es alguien en quien confiar; un compañero no. Un amigo es quien está cerca en momentos alegres y difíciles; un compañero no. Un amigo quiere lo mejor para ti, y en casos extremos está dispuesto a dar su vida por ti; un compañero, sencillamente, no. Por eso, si le ayudas a descubrir que es falsa la disyuntiva “padres” o “amigos”, y que puede perfectamente respetar y obedecer a sus padres, y al mismo tiempo salir, divertirse, estar mucho tiempo con los amigos, si logras esto, habrás hecho un gran progreso. Pero claro, si esos “amigos” comienzan a hacer cosas como pasarse con el alcohol, probar la droga, pervertirse, buscar peleas callejeras, robar en las tiendas, entonces enseguida el joven se dará cuenta que eso no está bien, y que ésos no le convienen como compañeros, pues difícilmente serán buenos amigos.

Como ves, no hay disyuntiva excluyente. Es más, sus padres deben ser sus primeros y más importantes amigos.

Una última recomendación. Parecería que esto es sólo para gente muy religiosa, pero en verdad es el mejor consejo para cualquier humano. A ver si logras que haga de Jesús su mejor amigo. Porque entre todos los amigos, por muy buenos que sean, Jesús es siempre el mejor. Porque Él es Dios, y por eso también Padre, y Hermano, y siempre está al lado de los hombres cuando lo necesitan. Él es el único que nunca falla. Él es en quien siempre se puede confiar. Él es quien ha dado la vida por sus amigos.

He de despedirme. En la próxima carta no olvides informarme cómo está yendo este punto. Confío en que el problema “padres-amigos” se resuelva favorablemente.

Tu tío celestial:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino IVCuarta Carta: enamoramiento, mujer y sexualidadhttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6641

Autor: Enrique Tapia

Angelical sobrino:

Veo que te ha sorprendido un tema del que no tenías ni idea y es totalmente nuevo para ti, así como para tu alma encomendada. Y esto ha supuesto nuevas circunstancias en sus relaciones con sus padres y con sus amigos. Algo que no estaba en tus planes, que ni imaginabas y te ha cogido por sorpresa. Algo que os pone nerviosos, a ti y a él, y hace que os comportéis a veces como tontos: ¡el chico se ha enamorado!

Temes que todo el buen trabajo realizado para fomentar buenas relaciones con sus padres y con sus amigos se venga abajo. Además, no sabes cómo ayudarle para que su comportamiento no sea el de un romántico sentimental y para que viva con ella una relación moralmente recta.

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Vamos por partes y... ¡no te asustes ni te pongas rojo, hombre!

Lo primero que debes lograr es que el muchacho tenga una sana y correcta visión del enamoramiento, de la mujer y de la sexualidad en general. Por los informes previos, veo que el muchacho, en este punto, ha sido educado bien, pero tal vez un poco puritanamente. En este proceso ha influido, sin duda, el degradante ambiente actual en la sociedad respecto al tema: desde la nefasta influencia de un tal Sigmund Freud en la psicología, hasta la cultura y medios de comunicación hodiernos en los que la pornografía se muestra como si no fuese inmoral. Ante esto, algunas personas reaccionan fuertemente y toman posturas que pueden llegar al otro extremo. Y en la infancia y adolescencia del muchacho, un poco de esto se ha podido dar.

Entiéndeme bien, y haz que el muchacho lo entienda. La sexualidad en sí es buena, pues ha sido creada por Dios. Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, hombre y mujer los creó. Y la sexualidad es un elemento constitutivo del ser humano, es el modo como los hombres se reproducen y cumplen el mandato del Creador de multiplicarse y llenar la Tierra. Además es una dimensión (no la única, ni la más importante) del amor humano. Y el matrimonio entre un hombre y una mujer es la forma en que esto se realiza.

Pero quizás antes de todo esto debía haberte hablado del enamoramiento. Como te habrás dado cuenta, es un estado anómalo del joven en el que su atención queda atraída, polarizada por otra persona y todo le habla de ella. Digo que es un estado anómalo de la atención, pero es lo más normal que le puede suceder a un joven con 16 años. No te apures. Verás que con el tiempo esa atracción externa va disminuyendo, y entonces la relación entre ambos deberá fundamentarse en un auténtico amor o terminará así como comenzó. Porque el enamorarse no significa que haya amor verdadero, eso debes hacérselo ver al joven. Uno se enamora de una chica por su atractivo físico, por sus cualidades humanas, por su forma de ser. Sí, es un primer paso. Mas el auténtico amor no se queda en esto, va mucho más allá. No se reduce a sentimientos, ni a una pasión momentánea, ni a la dimensión sexual. El verdadero amor es la total entrega al otro de forma desinteresada, es la donación a la persona amada sin pensar en uno mismo. Esto es lo que muchos jóvenes no llegan a entender. A ver si tú lo consigues con él.

Y, ¿cómo lograrlo? Bien, en tu caso concreto no creo que sea muy difícil. Tú deja que las cosas sucedan de forma normal, que sigan su desarrollo. Las primeras semanas no podrán vivir sin verse, estarán juntos casi todo el día. Cuando se despidan y él vaya a casa, la llamará por teléfono para saber cómo está... Aunque te parezca una tontería, déjale hacer, es normal. Después sus padres se darán cuenta de que está algo raro (se nota a leguas de distancia) y enseguida sabrán lo que pasa. La factura del teléfono aumentará considerablemente, los resultados académicos serán bajos, él ya no querrá estar ni con la familia ni con los amigos, sino sólo con ella. Quizás incluso ande por ahí canturreando músicas de amor... Esos días no intentes hablarle, no te hará caso. ¡Pobre de ti! Vas a pasar un período un poco aburrido. Pero míralo por el lado divertido: te podrás reír muchísimo con los sinsentidos que se digan el uno al otro (“te quiero”..., “te adoro”..., “mi palomita”..., “mi pececito”...) y podrás aprender para futuras misiones.

Por otro lado, atento a que no se produzcan enfrentamientos con la familia. Es casi seguro que cuando sepan que tiene novia comiencen a tomarle el pelo (más aún si es la primera vez). Un poco lo podrá soportar, pero si es mucho, estallará. Por eso ponte en contacto con los ángeles Joel, Ezequiel y Misael, quienes guardan de sus padres y hermana, para que trabajen con el fin de que no se metan demasiado con él. E incluso para que, después de las primeras bromas, se muestren cercanos y acogedores con él y con su novia.

Y respecto al comportamiento moral correcto, ¿qué te puedo decir? Es un tema delicado, especialmente en la sociedad occidental actual. Ya ves que revistas, películas, libros, anuncios, muestran toda clase de erotismo. Y ahora Internet se ha convertido en un nuevo y grande peligro en este campo. De ahí que muchos jóvenes andan balaceados por culpa de la pornografía. ¡Qué pena! Es un gran mal moral de muchas personas de hoy en día. Gracias a Dios y a su familia, tu protegido se ha sabido cuidar en este aspecto. En el fondo sabe que el amor no se reduce a la sexualidad. Sabe que las relaciones sexuales son una parte de la total

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donación física, psicológica y espiritual, de un hombre a una mujer y viceversa, una donación que se da en el matrimonio y que es para toda la vida. Por tanto, sólo tienes que reforzar estas convicciones y no dejar que se contamine con la confusión reinante. Que se mantenga firme en sus principios morales.

Ahora bien, no te vayas tú al otro extremo. No hay nada malo en que los novios se quieran, se besen, se acaricien. Son muestras de amor. ¿Acaso una buena madre no besa y acaricia al hijo que ama? Lo mismo sucede entre dos auténticos enamorados.

Espero que estas ideas te sirvan de ayuda. ¡Claro, como aún no has estudiado antropología desconocías esta faceta de los humanos! Pues nosotros, los ángeles, no tenemos este “problema”. Sí, estamos “enamorados” de Dios, fuente de Amor Supremo. Pero no tenemos “ángelas” que de repente nos vuelvan locos... En cierto sentido, ¡menos mal!

Encomiendo tu trabajo a San Valentín, patrono de los enamorados. Que te dé paciencia y sentido del humor.

Cariñosamente tuyo:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino VQuinta Carta: El silenciohttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6642

Autor: Enrique Tapia

Querido sobrino:

(Gran silencio...)

... ¿Y bien? ¿Qué te parece?

Me pedías en tu última carta que te hablara sobre el silencio y su influencia en los hombres, y pensé que lo mejor era que hicieras la experiencia. Porque, ¿no es contradictorio hablar del silencio? Con todo, y confiado en que de la experiencia sacarás la mejor lección, voy a tratar de decir algo (¡decir algo!) del silencio, y después lo aplicaré a lo que me cuentas de tu alma encomendada.

Voy a comenzar hablando del ruido, dado que, según un famoso filósofo griego, sabiendo lo que no es una cosa, conocemos mejor lo que es esa cosa.

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El ruido. Es un arma muy eficaz del Enemigo. Él se esfuerza por invadir el mundo de ruido, y muchas veces lo consigue. Así, los hombres llegan a casa y lo primero que hacen es encender la televisión o la radio; se montan en un taxi o autobús y la música está a todo volumen; abren las ventanas de su casa y les invade el fragor de los coches como una ola de confusión; entran en un bar o discoteca, y una estridente percusión les martillea los tímpanos; hasta los lugares de trabajo se han convertido en un griterío como si de la bolsa de Nueva York se tratase.

Nuestro Enemigo sabe muy bien lo que logra con esto: que los hombres estén siempre fuera de sí mismos, y no tengan un momento tranquilo de reflexión. Ruido, ruido, y más ruido. Vida desenfrenada de sentidos, un torbellino que gira sin parar, produciendo stress tras stress y que sólo se detiene con la muerte... “Paren el mundo, que me bajo” - dijo un actor de cine al comprobar el frenesí imparable del mundo. ¿Será necesaria la muerte para que los hombres se detengan a pensar un poco en sí mismos y en su vida, en un clima de serenidad y silencio? ¡No! ¡Tenemos que evitarlo!

Por el contrario, ¡qué maravilloso el silencio! No me refiero ahora al silencio inefable de las moradas celestes, donde los Tronos y Potestades Angélicas entonan himnos espirituales de alabanza a Dios. De eso poco saben los humanos. Me refiero al silencio que cada hombre puede hacer en su vida para encontrarse consigo mismo, para encontrarse con Dios, en serena paz y gozoso reposo. Ese silencio del que hablan “los pocos sabios que en el mundo han sido”, en palabras del querido Fray Luis de León; sabios como la Madre Teresa de Calcuta en su Camino de Sencillez, o el hebreo Martin Buber en El Camino del Hombre. ¡Hasta los grupos de música rock han cantado al silencio! ¿No conoces las canciones Enjoy the silence y The sound of silence? ¡Te las recomiendo!

Ahora bien, el silencio, querido sobrino, sería absurdo si fuese sólo un represión, una renuncia. No. El silencio de las cosas exteriores (música, ruidos, imágenes, conversaciones...) y de las cosas interiores (recuerdos, imaginaciones, angustias, sentimientos, deseos...) sólo tiene sentido si se llena de “estar uno mismo a solas con Dios”. Allí el hombre encuentra el sosiego, la paz, la serenidad, el sentido de su vida y la alegría de vivir. Sin eso, ¿qué se puede esperar de quien tiene por alimento los decibelios, por compañero inseparable el walkman o discman, y su interior hecho una sala de discoteca a mil revoluciones por minuto?

Ahora aplica esto a lo que ha sucedido con tu alma encomendada. Me dices que una noche, después de una fiesta, habiendo tomado alguna copa y bailado al ritmo del rap de moda, mientras regresaba a casa con los amigos, se pararon en una calle a conversar. El tema de conversación era las chicas bonitas, los estudios, el futuro de cada uno de ellos... Poco a poco fueron callándose hasta que se encontraron en un completo silencio: no había música, no había coches, no había palabras, nada... Silencio. En esos momentos tu protegido miró a lo alto y vio la bóveda celeste estrellada, inmutable, silenciosa, serena. Se despidió de sus amigos y fue a casa. Se pasó el resto de la noche contemplando el cielo, en silencio. En esas horas se encontró tranquilo, sosegado, feliz. Entonces descubrió que en medio del devenir continuo de las cosas del mundo, el panta rei del que habló Heráclito (que significa “todo pasa, todo fluye”, por si acaso no recuerdas el griego), en medio de todo eso también hay algo inmutable, que permanece, que es. Descubrió el valor del tiempo y de la eternidad, pensando en los millones de seres humanos que en otras épocas habían contemplado las mismas estrellas que él veía entonces. Descubrió que la vida es una y sólo se vive una vez, y que es necesario esforzarse y trabajar por algo que de verdad valga la pena. Al final, se quedó dormido junto a la ventana hasta la mañana siguiente.

¿Qué puedes aprovechar de todo esto? Lo primero ya está logrado: el joven se ha dado cuenta por propia experiencia que no es sólo exterioridad, apariencias, lo que hace por fuera. Sino que antes y principalmente, como cualquier hombre, es interioridad, es un yo profundo y espiritual que se manifiesta y realiza en sus acciones exteriores. Y que la fuente de la felicidad se encuentra, en primer lugar, en su interior, estando en paz consigo mismo y con su Creador.

En segundo lugar, algo muy positivo es que valore y tenga esos momentos de silencio, de serenidad, de reflexión, como un respiro, como una toma de oxígeno en medio del trajín y del stress diario. Aunque ya sepa, a nivel de ideas, que esto es bueno, tú debes ayudarle para que lo lleve a la práctica, pues el ritmo de la jornada diaria apenas deja tiempo para ello. La vida

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actual ofrece innumerables ocupaciones y actividades que hacen que los hombres vivan fuera de sí: noticias, músicas, Internet, trabajo asfixiante, teléfono móvil para estar siempre localizable... Muchas veces será necesario que el muchacho deje otras cosas, incluso buenas y lícitas, para tener un ratito de silencio y calma.

Tercero. Una vez logrado lo anterior (lo cual es tarea que debe mantener durante toda la vida), tendrá en su mano el dominio de su propia persona y todas sus facultades. Entonces, desde su interioridad, podrá salir de sí mismo hacia las personas que le rodean y transmitirles esa serenidad, sosiego, calma, que tanto necesitan los hombres, especialmente en este final de siglo XX. Ya verás como ejerce un gran liderazgo humano por su equilibrada personalidad, fruto de ese silencio interior. Será un joven alegre, jovial, y al mismo tiempo tranquilo, prudente, a quienes sus padres, familiares, amigos y compañeros apreciarán y estimarán como un verdadero amigo y alguien en quien confiar. Una personalidad así es irresistible, ya lo verás, porque transmite y contagia paz, alegría, confianza y ganas de vivir.

Pero recuerda: nadie da lo que no tiene. Por eso, el primer paso es su conquista personal en el silencio interior, para encontrarse consigo mismo y dominar con su voluntad sobre el torbellino del mundo y de las pasiones.

Me voy a despedir. Pero antes te quiero regalar el último CD de la Orquesta Sinfónica Angelical (O.S.A.) Mayor. Sus sinfonías y sonatas silenciosas son una delicia. Espero que te gusten.

Tu tío querido:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino VI

Sexta Carta: Los avances de la Cienciahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6643

Autor: Enrique Tapia

Mi querido Roel:

De nuevo te encuentras en tu misión frente a una situación desconocida. Me cuentas que a raíz de una clase de biología, de las últimas noticias dadas en televisión y de algunos artículos de prensa, el joven está confuso y con cierta crisis en sus convicciones religiosas. Y como tú no tienes ni idea de qué va el asunto, pues estáis los dos “hechos bolas”. En el próximo Consejo General del C.A.E.L.O. voy a proponer que incluyan en el currículum de todo ángel custodio los estudios de antropología y de biología. ¡Claro, como tú eres espíritu puro y careces de estos estudios, ni sabes ni te imaginas de qué va eso de la clonación! Permíteme explicarte un poco de qué se trata y luego darte las pautas de acción para que ayudes a tu protegido a conciliar estos nuevos conocimientos con su fe.

Para entender esto, debes partir de la estructura fundamental de los seres humanos: ¡son espíritus encarnados! Son seres esencialmente espirituales y al mismo tiempo esencialmente materiales. ¡No son como nosotros! A veces nos olvidamos en la práctica de esta realidad, sin la cual es imposible explicar las actividades que realiza un hombre.

¿Y qué es eso de la clonación? Se trata de lo siguiente. Tú sabes, al menos eso sí se enseña en el C.I.A.C. (Curso de Instrucción para Ángeles Custodios), que los hombres se reproducen de forma sexual. Dos células, cada una con la mitad de los cromosomas (información genética) que corresponde al ser humano, se unen fusionando sus núcleos y dan origen a un nuevo ser humano, con la totalidad de cromosomas y toda la información genética que le corresponde. Pues bien, siendo éste el modo natural de reproducción, la clonación consiste en tomar la célula sexual femenina (óvulo) y sustituir su núcleo e información genética con el núcleo de otra célula (ésta ya con toda la información genética necesaria) de otra persona. Así, se cree que el

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nuevo ser será idéntico a la persona de quien se tomó dicha célula con toda la información genética.

Espero no haberte confundido. En palabras más simples, se trata de hacer “copias” (al menos eso piensan algunos humanos) de personas ya existentes. Pero esto es la teoría. En la práctica y hasta hoy, aunque técnicamente es viable realizar el proceso, los resultados son parciales. El primer éxito público fue la clonación de una oveja, Dolly. Con animales se han hecho ya muchísimos experimentos. Pero hablando de los hombres es otra cuestión.

Te repito que técnicamente es posible, a pesar de las dificultades que están encontrando los científicos. Pero que sea técnicamente posible no significa que sea moralmente bueno. Además, nunca será posible repetir una persona, copiarla, o simplemente rehacer a alguien que ha muerto. Porque los hombres están compuestos de cuerpo y espíritu, formando una unidad sustancial. Y aunque “copien” la materia de un hombre, es decir, el cuerpo, con toda su información genética, nunca podrán copiar el espíritu, ni reproducirlo ni clonarlo, simplemente porque no es material. Y en conclusión, dos personas jamás serán una misma, jamás serán iguales en su integridad.

Otro problema es el uso que hacen de tantos embriones... Me da pena. Son seres humanos que se utilizan sólo como medios para la ciencia, la técnica, o con fines terapéuticos. Muchos científicos no se dan cuenta, pero haciendo esto generan vidas humanas que después desechan sin más. ¡Qué terrible! Ya hemos mandado una carta circular a los ángeles custodios de todos los científicos para que les ayuden a reflexionar sobre esto. A ver si los resultados no tardan en llegar...

Hace pocos días se han hecho públicos los resultados del famoso proyecto genoma humano. Ha sido un éxito. Los científicos han dado, tras largos años de investigación, con el mapa genético de los seres humanos. Son 30.000 genes, cuando ellos pensaban que serían muchos más. Con todo, este campo de investigación no ha hecho nada más que empezar. El misterio que esconde la vida de un hombre es tan grande que la ciencia, en todos los miles y millones de años que aún queden de historia, jamás llegará a colmar. Dios Creador se divierte y se alegra viendo los progresos científicos de los hombres. Es como un papá cuando ve a su hijo pequeño que aprende a andar, a hablar, a escribir, a sumar... Pues bien, la humanidad apenas está en primero de primaria. ¡Le queda tanto por aprender!

Ahora aplica estos conocimientos a la fe del muchacho. A pesar de las apariencias, todo descubrimiento científico verdadero siempre ha estado, está y estará de acuerdo con la verdad de la fe. Que técnicamente se pueda copiar la información genética de una persona, no significa que el hombre tenga el poder de crear seres humanos. Sólo Dios es Creador, no lo olvides. El hombre podrá usar, modificar, copiar, manipular la materia, el cuerpo humano, pero jamás podrá crear vida a partir de donde no la hay. Sí, el hombre es inteligente, y en lo que queda de historia alcanzará logros hoy insospechados. Pero también es limitado, y nunca tendrá la capacidad de crear de la nada. Esto sólo a Dios es posible.

Por otro lado, házle saber que la mayor parte de los grandes científicos de la historia han sido fervorosos creyentes en el único Dios Creador: Galileo, Newton, Einstein, y un largo etcétera. Porque no hay oposición entre la verdadera ciencia y la religión, entre la razón y la fe, pues son dos caminos que llevan al mismo fin, por los que los hombres pueden conocer la verdad de las cosas que existen.

Espero que no tardes en lograr que él aprenda estas cosas, para que su fe salga de esta crisis más robustecida y consolidada. Y tú, párvulo intelectual, aplícate a la intuición de las realidades materiales para que no andes por las nubes ni vivas en la Luna. Tu misión ahora está en la Tierra.

Con un celestial abrazo lleno de gracia divina, me despido hasta la próxima carta:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino VII

Séptima Carta: La política

Autor: Enrique Tapia

Querido sobrino:

He recibido tu última carta hace dos días y me dispongo a contestarte. Te agradezco mucho las buenas noticias que me das acerca de los problemas anteriores. Como ves, el muchacho no ha tenido dificultad en integrar los nuevos avances de la ciencia y de la técnica con su fe religiosa. Todo es cuestión de no dejarse engañar por los tópicos de la moda, y saber que las verdades de la fe, y las verdades científicas, si éstas están realmente probadas, llevan al mismo fin.

Por otro lado, me cuentas que se van normalizando las relaciones con sus padres y amigos respecto a su novia. Ya ha pasado lo peor. Ahora vendrá un período en el que deben madurar su noviazgo. Tú continúa trabajando en la misma línea. ¡Te felicito!

Pasando al tema central de tu carta, me pides que te dé algunos consejos respecto al asunto de las últimas elecciones presidenciales. Tu muchacho aún no podía votar, pero se mostró muy interesado. Debido a su fuerte adhesión al candidato que resultó vencedor tras interminables conteos manuales de las papeletas y una polémica que pasará a la historia, el muchacho, al ver algunas de las actuaciones de su candidato ya en la presidencia, se ha visto algo decepcionado y confundido.

Antes de mis recomendaciones, quiero contarte que aquí en el Cielo nos reímos muchísimo viendo vía satélite las imágenes de los humanos contando y recontando las papeletas de los votos. Y todo a mano, pues en este caso falló la técnica. Es una de las ventajas de ser ángel, que conocemos esas cosas por intuición inmediata.¡Nosotros no tenemos que estudiar matemáticas! Imagínate, todo un país y casi todo el mundo pendientes por varias semanas de un número. ¡Parecía una quiniela mundial!

Ahora en serio. Lo primero que quiero decirte es que la política en el mundo moderno es una parte de la vida, pero no lo es todo. Por eso, has de vigilar para que el muchacho no se apasione con ella y le dé más valor del que tiene. Es normal que en algunos jóvenes se dé este fenómeno, que se entusiasman con algún partido o candidato, pensando que los programas políticos pueden cambiar los males y problemas de los hombres y de la sociedad. Pero generalmente, con el tiempo, se dan cuenta que lo importante no son los cambios políticos (no hablo aquí de regímenes injustos en contra de la dignidad humana, que sí deben cambiar), sino que lo verdaderamente importante es el cambio interior del corazón de las personas.

Con todo, la vida social y política es algo natural del ser humano. Desde que el hombre ha existido, se ha organizado con el fin de realizarse mejor y alcanzar bienes que, fuera de la sociedad, no lograría. Y eso porque el hombre es un ser esencialmente abierto a los demás, necesita de otras personas para vivir y realizarse plenamente. El hombre no puede vivir sólo.

Las bases de la vida política actual, tal como está organizada, debes buscarlas en siglos pasados en pensadores como Locke, Hobbes, Rousseau. No entro ahora a valorar sus teorías; cuando las conozcas tú mismo verás si son correctas o no. Pero el hecho es ése. La sociedad y la política están concebidas como un gran contrato entre las personas de una nación, de un estado, de un territorio. Y la autoridad es quien debe gobernar, regir, establecer leyes justas que aseguren la realización y la convivencia de los ciudadanos.

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En la teoría todos los partidos políticos hablan de programas que mejorarán las condiciones de la sociedad. Pero después, en la práctica, las cosas son bastantes más difíciles de lograr. Por eso, no hay sistemas ni partidos políticos perfectos, que solucionen todos los problemas. Y esto debe comprenderlo tu protegido. Ni su candidato, por muy bueno que sea, es perfecto.

Además, otro fenómeno que se da, es que los políticos, en la campaña electoral, se dedican a descalificarse unos a otros, cuando lo que deberían hacer es presentar claramente su plan y su programa político para los diversos campos de la sociedad. Esto se da más en unos países que en otros, pero se da en todos. Tanto que en algunos, todos los discursos de los políticos consisten en oponerse a lo que diga su contrincante, independientemente de que sea bueno o malo lo que propone. Y después, a sacar trapos sucios y tratar de hundir al contrario. Lamentable, ¿verdad?

Por todo ello, en materia de política los ángeles custodios no se adhieren a una o a otra posición, a éste o a aquel partido, a éste o a aquel candidato. Y esto es lo que debes enseñar al muchacho. La adhesión debe hacerse allí donde esté la verdad y allí donde esté el bien para los ciudadanos, en los diversos programas que los candidatos presenten.

Te confieso que no me gusta la política. Entiendo que sea algo necesario para los hombres, y espero que, como lo atestiguan algunas señales esperanzadoras, en el futuro continúe mejorando y sea una actividad más humana y transparente, y que busque el fin que debe buscar: el bien común de toda la sociedad.

Gracias a Dios en el Cielo no existen partidos, elecciones, mítines, ni nada por el estilo. Aquí tenemos el mejor gobierno que se pueda imaginar, el de Nuestro Padre Celestial, que rige todo con Sabiduría, Justicia y Amor. Todos en su Reino (en el Cielo y en la tierra) formamos un solo Cuerpo, como escribió el Apóstol Pablo. Hay diversidad de miembros, pero uno solo es el Cuerpo. Y todos los miembros tenemos una función determinada, como en el cuerpo humano. Pues no puede el ojo decir al pie: No te necesito. Pues, ¿con qué andaría? Ni la mano decir al ojo: No te necesito. Pues, ¿con qué vería?

Ojalá que tu protegido, en adelante, tenga más interés, conciencia y santo orgullo de pertenecer al Cuerpo de los cristianos, que a cualquier orientación política, por lícita y buena que sea.

Con mis mejores deseos de gracia y paz, me despido:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino VIII

Octava carta: Medios de comunicaciónhttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6645

Autor: Enrique Tapia

Querido y recordado Roel:

Me apresuro a responder a tu último informe, pues veo que estás pasando por momentos difíciles. El muchacho está siendo bombardeado por todos los flancos sin darse cuenta, de forma sistemática, y sus principios familiares, morales, sus amistades, sus convicciones, ideas e incluso su salud psicológica están en peligro. Mientras, tú te dedicas a apagar fuegos aquí y allá, como si fueras un bombero incauto durante el verano en una región seca y abrasada por

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el sol. Apenas estás controlando un incendio, surge otro más fuerte y violento. Te esfuerzas con mucho trabajo y buena voluntad, pero no vas a la causa del problema.

Te diré uno de los grandes secretos en nuestro trabajo: saber prevenir. La previsión es esa cualidad por la que nos adelantamos a los posibles problemas, poniendo los medios necesarios para que no surjan o, en caso de que sean inevitables, estar preparados con las armas adecuadas para combatirlos. Así, para ser un buen bombero, antes de la llegada del verano debes preparar el terreno: abrir rompefuegos en los bosques, evitar que haya zonas muy áridas y secas, organizar todo un sistema de irrigación y prevención de incendios, tener listas para actuar inmediatamente todas las brigadas al menor indicio del fuego... Previsión y después vigilancia son dos elementos indispensables en tu trabajo.

Ahora me pregunto si has sabido identificar al enemigo. Es decir, de dónde vienen todos los ataques que está sufriendo el muchacho. Porque si lo analizas bien, hay un foco común, no único, pero sí el que está haciendo la mayor parte de la labor destructiva, no sólo en tu protegido, sino en muchísimos jóvenes.

Yo vengo estudiando este fenómeno hace un siglo. Se trata de los medios de comunicación social. Hace poco más de 100 años que nacieron los medios de comunicación (prensa, radio y posteriormente la televisión) tal y como hoy los conocemos. La finalidad inicial de estos medios era triple: informar, enseñar y entretener. Podrás comprender que se trataba de algo valiosísimo para informar de los acontecimientos del mundo, para formar la conciencia personal y la opinión pública de la sociedad. Pero con el paso del tiempo, con el desarrollo de las técnicas de telecomunicaciones y, sobre todo, habiendo caído en malas manos, hoy por hoy los medios casi sólo cumplen uno (el menos importante) de los tres fines. Frecuentemente desinforman, pues la información que dan, excepto en algunos casos, es parcial y subjetiva, cuando no falsa. Pocas veces enseñan algo constructivo, antes bien desedifican y deforman los valores humanos básicos. Y de entretener, eso sí, a raudales, pues hace perder gran cantidad de tiempo a quienes caen en sus redes.

Tú debes estar muy atento para que el muchacho no padezca la perniciosa influencia que estos medios son capaces de ejercer. Entiéndeme bien. En sí no son malos. Es más, en buenas manos son un instrumento valiosísimo para ayudar a los hombres a realizarse. Todo depende del uso que se les dé. Pero, en las circunstancias actuales, es muy difícil mantenerse incólume y libre de su influencia negativa. Te voy a poner algunos ejemplos.

En cuanto a la información, es fácil darse cuenta que pocos medios son objetivos e imparciales. Una misma noticia viene presentada de diversa manera en varios periódicos, en las cadenas de radio y de televisión. Sí, muchos datos y noticias coinciden, pero ¿qué orientación le da éste o aquél periodista? Otro problema es que muchas noticias son negativas y sensacionalistas, pues el negocio es vender. Un caso: en cierto país, una joven de 16 años, ayudada por su novio, mató a su madre y a su hermano menor con un cuchillo. La noticia, con todo el morbo y comentarios posibles, circuló por todos los medios y a todas horas. Una consecuencia fue que el hecho se repitió días después en otra ciudad del país. En otro lugar, unos chicos de 12 años raptaron y mataron un bebé porque “así lo habían visto en la tele”. No es la única causa, pues habría que analizar las familias, la psicología de los agresores, etc. Pero ¿qué se puede esperar de una sociedad donde los medios, casi constantemente, trasmiten violencia, pornografía, anti-valores? Hay psicologías menos fuertes, aún no maduras, sobre todo entre los jóvenes y adolescentes, que sufren mucho esta influencia.

La sociedad, en este punto, necesita guiarse por valores éticos universales que la prevengan frente a estos problemas. Gracias a Dios ya muchos países se están dando cuenta de estos problemas y están tratando de solucionarlos. En un estado de Norteamérica, por ejemplo, una persona está dedicada exclusivamente a perseguir y eliminar los programas de televisión violentos y pornográficos en las horas de mayor audiencia.

Con todo, el último responsable del muchacho es él mismo. Tu labor consiste ahora en hacerle ver que estos medios le están afectando. Que le están bombardeando con información a medias, con mentiras, minando sus valores, haciendo perder su tiempo. Házselo ver por medio de prudentes consejos de sus padres, de sus familiares, y también de personajes públicos,

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famosos, que de vez en cuando lo dicen en la misma televisión. Una vez que se dé cuenta, propónle un exigente y disciplinado programa. Te recomiendo que no vea la televisión más de una o dos horas diarias, o su equivalente semanal. Que vea y escuche las noticias, eso sí, que lea la prensa internacional. Algún que otro partido de fútbol, a los que es gran aficionado. Películas buenas, con sentido y valores, nada de porquerías baratas. Y quedan totalmente descartadas las telenovelas de mal gusto, los concursos basura, las noticias morbosas. ¿Qué se puede sacar de bueno de allí? Aunque no contengan elementos negativos, lo único que provocan es la pérdida del tiempo.

Tal vez te impresionen mis palabras. Tal vez te parezco exagerado, o las medidas muy severas. Si te propongo esta forma de actuar es porque la situación lo requiere. Créeme, el problema de la influencia negativa de los medios de comunicación es más peligroso de lo que parece. El Enemigo los sabe usar muy bien, y se alía con las tendencias más bajas de los seres humanos. Es preciso actuar con exigencia y firmeza, basadas en la autoconvicción de tu protegido. Que sea él mismo quien se exija, porque ha comprendido el mal que le pueden hacer si los usa sin control. No exagero, créeme. Pues también reconozco todo lo positivo que tienen los medios y el bien que pueden hacer.

Después de unos meses, verás que es mucho más fácil. La atención y el interés del muchacho volverán al deporte, a las buenas lecturas, a salir con los amigos, estar con la familia, en vez de perder horas y días enteros frente a la pantalla de televisión o de la computadora. Pues, ¿qué hacían las personas hace 50 ó 100 años, cuando no tenían televisión? ¿Acaso eran infelices porque no navegaban por Internet? No, al contrario, me parece que eran más personas y más felices que quienes hoy han caído en la anti-cultura de la “caja tonta” y pasan más de la mitad de su vida frente a la pantalla de televisión...

Para que veas a qué extremos pueden llegar las personas, en una de mis misiones en la tierra pasé por un país en el que la mayor parte de la población es de pocos recursos, clase media-baja. Veía sus casitas sencillas, humildes, más bien pobres. Pero en casi todas tenían una televisión y una gran antena parabólica junto a la casita, a veces más grande que ésta, cuando quizás no tenían lo suficiente para una buena alimentación y educación de sus hijos. ¿No es absurdo?

Estoy seguro que en el futuro las cosas cambiarán, y los medios de comunicación serán un poderoso instrumento para transmitir valores humanos, que formen rectamente a las personas y construyan las sociedades en la paz, la justicia y la libertad. Para eso nacieron.

Con mis mejores deseos, y encomendando esta intención a Nuestro Padre Celestial, se despide:

Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino IX

Novena carta: La nota máximahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6646

Autor: Enrique Tapia

Querido Roel:

Hoy he recibido tu carta en la que me cuentas un hecho que ha provocado que tu alma encomendada se preguntase acerca de la felicidad. Y es que su papá, durante la comida, pidió a sus hijos, a modo de encuesta, que pusieran nota a su grado de felicidad en la vida.

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La pregunta es original. No en cuanto que sea una pregunta que nadie se haga, pues desde que el hombre es hombre, siempre ha buscado la felicidad. En este sentido, nadie es original (los humanos, bromeando, dicen que ni Dios es original, pues hizo al hombre a su imagen y semejanza... ¡No está mal el chiste! Lástima que los ángeles no podamos reírnos, pues antes de que termine un chiste ya lo hemos intuido...). Ahora en serio. La pregunta es original en el sentido que pocas veces se plantea abiertamente en una conversación informal en familia.

El muchacho al principio se sorprendió. No tenía una respuesta inmediata. Reflexionó y se dio cuenta que la cosa no era fácil. Sí, podía decir que era feliz, pero había cosas que le disgustaban (por ejemplo, tantos millones de personas que sufren el hambre, las guerras, las injusticias de los poderosos), tenía deseos que no se cumplían. Al final, optó por calificar su felicidad con una nota buena, pero no pudo darse la nota máxima.

- Un ocho y medio con esperanza de aumentar, - respondió.

Con todo, fue la nota más alta entre sus hermanos, que estuvieron entre el 6 y el 8.

Después, la pregunta permaneció dentro de él y siguió dándole vueltas. ¿Por qué su padre les había preguntado eso? ¿Por qué entre sus hermanos había esas diferencias, cuando aparentemente todos vivían igual, tenían las mismas cosas y posibilidades? Y sobre todo, ¿por qué, teniéndolo todo en la vida (salud, familia, amigos, novia, dinero, estudios, facilidades, viajes, etc.), por qué no podía, en conciencia, darse la nota máxima?

Creo que puedes ayudarle a responder estas preguntas con un poco de sentido común reflexionando sobre sus experiencias en la vida.

En primer lugar, que no se extrañe de la pregunta. Ya te he dicho que todos los hombres buscan la felicidad. El porqué su papá se lo preguntó, puede ser por diversas causas. Tal vez quería saber si él mismo se estaba realizando en la vida, pues la máxima aspiración de un buen padre es la felicidad y realización de sus hijos.

Por lo demás, viendo la vida y las actuaciones de otras personas, quien quiera que sea, el muchacho se dará cuenta que todos buscan ser felices. Incluso en el caso aparentemente más contrario y desgraciado, en el caso de quien se quita la vida, en el fondo, lo que busca es huir del sufrimiento, del dolor, de la desesperanza o el hastío de vivir.

Aquí le surgirá una duda que debes ayudarle a solucionar. ¿Por qué - se preguntará - si todos buscan ser felices, los ideales, los valores, las acciones, los comportamientos de las personas son tan diversos? Parece una contradicción, ¿verdad? Pero ya lo dijo un tal Séneca en una carta a Galio, amigo suyo, hace 2.000 años: todos desean vivir felices, pero no ven claro para saber lo que produce una vida feliz.

Por eso se ve tantos jóvenes cuya diversión principal es tomar alcohol, pasar la noche en una discoteca, tal vez fumar un poco de marihuana... Allí encuentran algo de felicidad - o, mejor dicho, alegría superficial y pasajera. - O los adictos a drogas duras, porque antes de ser una necesidad biológica y una enfermedad, lo que buscan es evadirse de problemas, experimentar sensaciones alucinógenas de placer, en una palabra, sentirse bien.

También están los que ponen toda su felicidad en los placeres de la carne, reduciendo la maravillosa dimensión de la sexualidad humana al nivel de los animales, e incluso más abajo. Porque la sexualidad sí puede ser una parte de la felicidad del ser humano, cuando se vive en todas sus dimensiones y según el orden establecido por la naturaleza. Pero cuando se reduce a la dimensión física y degenera en formas aberrantes, termina animalizando y esclavizando al hombre.

Otros buscan la felicidad en la fama, los honores, la vanagloria del poder. Aparecer en la televisión, ser estrella del cine en Hollywood, salir en las revistas del corazón. Hacer carrera política buscando el poder en una ciudad o en un estado. Triunfar en el deporte, o en la pasarela de la moda a cualquier precio, aun vendiéndose a sí mismos. El amor propio crece y crece, inflándose cada día más con ínfulas de importancia y de superioridad. Es verdad que

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todos los hombres tienen esta tendencia al amor propio, al egoísmo. Pero quien a ella se abandona terminará un día explotando como un globo, hinchado hasta el límite, lleno de aire inconsistente que se pierde en el momento del reventón, quedando tan sólo un plástico roto y arrugado que no sirve para nada.

Pero el gran dios de la humanidad, donde todos o la mayoría creen poder encontrar su felicidad, es el dinero. “Poderoso caballero es Don Dinero” - dijo un poeta. ¡Y qué razón tenía! El mundo se mueve por intereses económicos. No voy a decir que el dinero sea malo en sí, pues los hombres lo necesitan para poder vivir. Al inicio de los tiempos los hombres vivían como podían: cultivaban, cazaban. Luego comenzaron a intercambiarse los bienes, y después surgió el dinero. Desde entonces todo se hace con dinero. Sin dinero, no vas a ninguna parte. Con dinero, se te abren todas las puertas. Por eso, lo importante es saber usarlo estando desprendido de él, usarlo para lo que es necesario y bueno. Pero darle el lugar que amerita dentro de la escala de valores. Muchos, desgraciadamente, lo ponen en el primer lugar. Y se equivocan. ¡Qué claramente lo dijo el Jefe!: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

Pero entonces, ¿dónde está la verdadera felicidad?, - se preguntará el muchacho tras estas reflexiones. La respuesta no es fácil, pues implica la realización de toda una vida. Y, además, porque una plena, absoluta y constante felicidad no es posible en esa vida terrena. Esto conviene que lo tenga siempre presente, porque si no, nunca se contentará con lo que tiene y con el nivel de felicidad alcanzado. ¿Y si piensa que no vale la pena intentar ser feliz? Eso es imposible, pues haga lo que haga en su vida, el muchacho estará buscando su felicidad.

Y es que el hombre, creado para ser feliz, puede y debe alcanzar ese fin, aunque de modo parcial e incompleto en esta vida, pero no por eso menos real. ¿El secreto? ¡Querido Roel! Es labor de toda la vida, te lo repito, y tú lo deberás repetir muchas veces al muchacho. Y, aunque parezca simplista, sólo hay un ingrediente esencial e indispensable para ser feliz: es el amor.

Por hoy se me acabó el tiempo de escribir. En otra carta te hablaré del amor, porque pocos humanos saben de veras de qué se trata. Por el momento, ya tienes suficiente trabajo para los próximos días. Un saludo a tu primo Daniel, díle que aquí en el Cielo todos seguimos con mucho interés su trabajo.

Tu tío, que te quiere:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino IX

Novena carta: La nota máximahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6646

Autor: Enrique Tapia

Querido Roel:

Hoy he recibido tu carta en la que me cuentas un hecho que ha provocado que tu alma encomendada se preguntase acerca de la felicidad. Y es que su papá, durante la comida, pidió a sus hijos, a modo de encuesta, que pusieran nota a su grado de felicidad en la vida.

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La pregunta es original. No en cuanto que sea una pregunta que nadie se haga, pues desde que el hombre es hombre, siempre ha buscado la felicidad. En este sentido, nadie es original (los humanos, bromeando, dicen que ni Dios es original, pues hizo al hombre a su imagen y semejanza... ¡No está mal el chiste! Lástima que los ángeles no podamos reírnos, pues antes de que termine un chiste ya lo hemos intuido...). Ahora en serio. La pregunta es original en el sentido que pocas veces se plantea abiertamente en una conversación informal en familia.

El muchacho al principio se sorprendió. No tenía una respuesta inmediata. Reflexionó y se dio cuenta que la cosa no era fácil. Sí, podía decir que era feliz, pero había cosas que le disgustaban (por ejemplo, tantos millones de personas que sufren el hambre, las guerras, las injusticias de los poderosos), tenía deseos que no se cumplían. Al final, optó por calificar su felicidad con una nota buena, pero no pudo darse la nota máxima.

- Un ocho y medio con esperanza de aumentar, - respondió.

Con todo, fue la nota más alta entre sus hermanos, que estuvieron entre el 6 y el 8.

Después, la pregunta permaneció dentro de él y siguió dándole vueltas. ¿Por qué su padre les había preguntado eso? ¿Por qué entre sus hermanos había esas diferencias, cuando aparentemente todos vivían igual, tenían las mismas cosas y posibilidades? Y sobre todo, ¿por qué, teniéndolo todo en la vida (salud, familia, amigos, novia, dinero, estudios, facilidades, viajes, etc.), por qué no podía, en conciencia, darse la nota máxima?

Creo que puedes ayudarle a responder estas preguntas con un poco de sentido común reflexionando sobre sus experiencias en la vida.

En primer lugar, que no se extrañe de la pregunta. Ya te he dicho que todos los hombres buscan la felicidad. El porqué su papá se lo preguntó, puede ser por diversas causas. Tal vez quería saber si él mismo se estaba realizando en la vida, pues la máxima aspiración de un buen padre es la felicidad y realización de sus hijos.

Por lo demás, viendo la vida y las actuaciones de otras personas, quien quiera que sea, el muchacho se dará cuenta que todos buscan ser felices. Incluso en el caso aparentemente más contrario y desgraciado, en el caso de quien se quita la vida, en el fondo, lo que busca es huir del sufrimiento, del dolor, de la desesperanza o el hastío de vivir.

Aquí le surgirá una duda que debes ayudarle a solucionar. ¿Por qué - se preguntará - si todos buscan ser felices, los ideales, los valores, las acciones, los comportamientos de las personas son tan diversos? Parece una contradicción, ¿verdad? Pero ya lo dijo un tal Séneca en una carta a Galio, amigo suyo, hace 2.000 años: todos desean vivir felices, pero no ven claro para saber lo que produce una vida feliz.

Por eso se ve tantos jóvenes cuya diversión principal es tomar alcohol, pasar la noche en una discoteca, tal vez fumar un poco de marihuana... Allí encuentran algo de felicidad - o, mejor dicho, alegría superficial y pasajera. - O los adictos a drogas duras, porque antes de ser una necesidad biológica y una enfermedad, lo que buscan es evadirse de problemas, experimentar sensaciones alucinógenas de placer, en una palabra, sentirse bien.

También están los que ponen toda su felicidad en los placeres de la carne, reduciendo la maravillosa dimensión de la sexualidad humana al nivel de los animales, e incluso más abajo. Porque la sexualidad sí puede ser una parte de la felicidad del ser humano, cuando se vive en todas sus dimensiones y según el orden establecido por la naturaleza. Pero cuando se reduce a la dimensión física y degenera en formas aberrantes, termina animalizando y esclavizando al hombre.

Otros buscan la felicidad en la fama, los honores, la vanagloria del poder. Aparecer en la televisión, ser estrella del cine en Hollywood, salir en las revistas del corazón. Hacer carrera política buscando el poder en una ciudad o en un estado. Triunfar en el deporte, o en la pasarela de la moda a cualquier precio, aun vendiéndose a sí mismos. El amor propio crece y

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crece, inflándose cada día más con ínfulas de importancia y de superioridad. Es verdad que todos los hombres tienen esta tendencia al amor propio, al egoísmo. Pero quien a ella se abandona terminará un día explotando como un globo, hinchado hasta el límite, lleno de aire inconsistente que se pierde en el momento del reventón, quedando tan sólo un plástico roto y arrugado que no sirve para nada.

Pero el gran dios de la humanidad, donde todos o la mayoría creen poder encontrar su felicidad, es el dinero. “Poderoso caballero es Don Dinero” - dijo un poeta. ¡Y qué razón tenía! El mundo se mueve por intereses económicos. No voy a decir que el dinero sea malo en sí, pues los hombres lo necesitan para poder vivir. Al inicio de los tiempos los hombres vivían como podían: cultivaban, cazaban. Luego comenzaron a intercambiarse los bienes, y después surgió el dinero. Desde entonces todo se hace con dinero. Sin dinero, no vas a ninguna parte. Con dinero, se te abren todas las puertas. Por eso, lo importante es saber usarlo estando desprendido de él, usarlo para lo que es necesario y bueno. Pero darle el lugar que amerita dentro de la escala de valores. Muchos, desgraciadamente, lo ponen en el primer lugar. Y se equivocan. ¡Qué claramente lo dijo el Jefe!: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

Pero entonces, ¿dónde está la verdadera felicidad?, - se preguntará el muchacho tras estas reflexiones. La respuesta no es fácil, pues implica la realización de toda una vida. Y, además, porque una plena, absoluta y constante felicidad no es posible en esa vida terrena. Esto conviene que lo tenga siempre presente, porque si no, nunca se contentará con lo que tiene y con el nivel de felicidad alcanzado. ¿Y si piensa que no vale la pena intentar ser feliz? Eso es imposible, pues haga lo que haga en su vida, el muchacho estará buscando su felicidad.

Y es que el hombre, creado para ser feliz, puede y debe alcanzar ese fin, aunque de modo parcial e incompleto en esta vida, pero no por eso menos real. ¿El secreto? ¡Querido Roel! Es labor de toda la vida, te lo repito, y tú lo deberás repetir muchas veces al muchacho. Y, aunque parezca simplista, sólo hay un ingrediente esencial e indispensable para ser feliz: es el amor.

Por hoy se me acabó el tiempo de escribir. En otra carta te hablaré del amor, porque pocos humanos saben de veras de qué se trata. Por el momento, ya tienes suficiente trabajo para los próximos días. Un saludo a tu primo Daniel, díle que aquí en el Cielo todos seguimos con mucho interés su trabajo.

Tu tío, que te quiere:Rafael Arcángel

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Carta de un ángel a su sobrino X

Décima carta: El amorhttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6647

Autor: Enrique Tapia

Angelical sobrino:

Continuando el tema de mi anterior carta, me dispongo a hacerte unas reflexiones acerca del amor. Pues ya te decía que, tratándose de la felicidad, es imposible alcanzarla si no se ama.

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Fíjate bien. El proceso es muy sencillo, aunque pocos humanos lo tengan claro. Como te he dicho, y puedes comprobarlo simplemente dándote una vuelta por las calles de la ciudad, todos los hombres, en cualquier cosa que hagan, están buscando de alguna forma ser felices.

Pero buscar ser feliz es querer algo, desear algo. El bebé, cuando tiene hambre, quiere el pecho de su mamá, y si no se lo dan, llora. El niño desea sus juguetes y diversiones, normalmente prefiere jugar a estar en la escuela, porque allí se aburre. Un joven siente atracción por el otro sexo, desea tener una novia, ser aceptado entre sus amigos, llamar la atención, crecer en estima ante los demás. El hombre adulto busca estabilidad en su vida: un trabajo, un sueldo para vivir bien, poder irse de vacaciones, comprarse un buen coche. ¿Qué hay detrás de todo esto? Estas personas necesitan amar, porque están hechas para amar. Lo que cambia es el objeto de ese amor, de ese deseo, de ese apetito: el pecho materno, los juguetes, los amigos, la novia, la propia vanidad, el dinero, las vacaciones, el vivir bien...

Todas estas cosas pueden dar una parte de la felicidad, claro que sí. Por eso tu protegido se siente feliz cuando está con su novia, cuando las cosas van bien con los amigos, cuando sale los fines de semana a charlar con los compañeros y tomar una copa, cuando juega un buen partido de fútbol o baloncesto, cuando en casa no hay discusiones familiares, o cuando come un buen cordero asado, su plato favorito, que le ha preparado su madre con tanto cariño. Sí, se siente bien, se siente a gusto.

Pero estos sentimientos, esta alegría y bienestar, no es toda la felicidad de la que es capaz el ser humano. Por eso el muchacho, teniéndolo todo, no pudo darse la nota máxima ante la pregunta de su padre el otro día. Porque sus ansias de felicidad son ilimitadas, y estas cosas son limitadas. ¿Cómo se puede llenar un deseo infinito, más o menos consciente en toda persona, con cosas caducas, perecederas, pasajeras, finitas?

Por eso, la felicidad plena se da en amar lo más grande que existe, el bien mayor que puede atraer a una persona, sin despreciar nada de lo anterior. Y ése Sumo Bien es nuestro Padre Celestial.

Ahora bien, una cosa que debe quedar clara al muchacho es que el amor no es un sentimiento, no es simplemente sentirse bien, no es un instinto de placer carnal, no es un engañoso egoísmo. El amor verdadero, auténtico, el único amor, es entrega, es donación, es dar la vida por la persona amada. Ése es el amor de una madre a sus hijos, ése es el amor de un auténtico enamorado por su pareja. Amor sacrificado, que se olvida de sí mismo y sólo busca el bien del otro, porque se le quiere de verdad. Lo demás, besos, caricias, palabras, afectos, etcétera, etcétera, es secundario y consecuencia de este amor.

Por otro lado, existe un grave peligro, que es la más terrible enfermedad del planeta Tierra. Se trata del.... Se trata del.... ¡Caramba, lo había olvidado! Esta palabra ha quedado eliminada de nuestro vocabulario. Porque lo que representa esta palabra no puede darse aquí en el Cielo. Y todo intento por recordarlo o expresarlo es en vano. ¿Cómo decirte de qué se trata? (Intuyo por unos momentos...)

¡Ah, ya! Se trata de lo contrario del verdadero amor, lo totalmente opuesto. Es decir, amarse a sí mismo en primer lugar. En segundo lugar, amarse también a sí mismo. Y por último, amarse más a sí mismo. Porque el verdadero amor, como te decía, es darse a la otra persona, entregarse por ella, donarse a ella y olvidarse de uno mismo.

¿Coges la idea? ¿Más o menos? ¿Que quieres una pista? Bien, voy a intentar reproducir la palabra de que se trata, o al menos unas letras para que la identifiques. Un momento, déjame recordar y hacer un esfuerzo. Se trata del... Mmm. Se trata del... e... - go...- ¡Uff, qué difícil! - go... - ís...

(La carta se interrumpe)

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Querido primo Roel:

Te escribe tu primo hermano Misael. Tu tío Rafael ha sufrido un infarto espiritual y no ha podido concluir esta carta. En este momento se encuentra recuperándose en la Unidad de Cuidados Intensivos para Espíritus Puros. Leyendo la carta, puedo suponer que al intentar expresar esa última palabra, todo su ser ha experimentado un desgarro interior que ha producido la conmoción. No te preocupes, estará perfectamente después de algunas infusiones de virtud divina. Tú sigue trabajando con entusiasmo. Por aquí te recordamos y encomendamos mucho en tu misión.

Con afecto celestial:Ángel Misael

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Carta de un ángel a su sobrino XI

Undécima carta: La enfermedad y la muertehttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6648

Autor: Enrique Tapia

Muy querido sobrino:

Gracias a Dios me he recuperado rápidamente del infarto sufrido. Creo que tu primo Misael te puso al corriente, ¿no? Ya ves lo grave que es esa palabra y lo que significa. De ahí que en el Cielo está totalmente prohibida; no sólo, sino también olvidada, erradicada, no existe, ni se puede pensar, ni se puede decir. Todo intento de recordarla es inútil. Por eso, el esfuerzo por expresarla me llevó al infarto. Pero no te preocupes, ya estoy perfectamente.

Espero que todo lo dicho en mis anteriores cartas sobre la felicidad y el amor te sirva para ayudar al joven. Habrá momentos en que él no piense en estas cosas, pero cada cierto tiempo y durante toda su vida, estos temas volverán a su mente y a su corazón, pues son lo más importante en la realización de una persona humana. No lo olvides.

Te diré que el día que salí de la Unidad de Cuidados Intensivos recibí tu última comunicación. Te agradezco tus buenos sentimientos y tus oraciones por mi salud. Ya ves que estoy plenamente recuperado.

Analizando lo que me cuentas, quiero darte algunos consejos para que sepas cómo actuar ante la situación que se va a presentar en pocos días o semanas. El hermano menor del muchacho está con cáncer en un pulmón y los médicos acaban de dar a sus padres el diagnóstico definitivo: es un cáncer maligno. Esto quiere decir que le queda poco tiempo de vida, de ese estado de vida, claro. ¿Qué hacer?

Es importante que prepares el ánimo, la psicología y el corazón del muchacho. Cuando le comuniquen la noticia será un duro golpe. Sí, ya sé que tú sabes que él ya sabe que su hermano tiene cáncer, y que cabe la posibilidad de que sea maligno. Pero, en este tema, de la posibilidad a la realidad hay un gran paso. Se va a encontrar que su hermano, con quien ha

Page 23: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

compartido toda su infancia, su amistad, sus peleas fraternas, con quien ha crecido, quien es de su misma sangre, en unas semanas ya no estará. Esto es un duro golpe para cualquiera.

Los hechos son así, no hay vuelta de hoja. Por muy triste que te parezca, la vida de los hombres sobre la tierra es una lucha, y está regada de alegrías y tristezas, de gozos y sufrimientos, de victorias y de derrotas. A veces nos gustaría, y mucho más gustaría a los humanos, que su vida terrena fuese perfecta, que todo saliera bien, que no hubiese grandes dificultades y mucho menos sufrimientos, físicos ni morales. Pero no es así. Por eso lo importante es que el muchacho aprenda a vivir luchando, a saber encajar los golpes que le da la vida, a continuar bregando contra las corrientes adversas que se opongan a los buenos valores e ideales. Y todo ello, con optimismo y confianza. Y cuando parezca que ya no puede haber esperanza, como en este caso, en que la muerte llegará pronto, entonces, para quien tiene fe, sólo queda abrazarse a la confianza en quien ha vencido a la misma muerte... Tú ya sabes a Quién me refiero, al Jefe.

Cuando le comuniquen el diagnóstico de su hermano, le pasará lo mismo que ha sucedido con sus padres. Nada más escuchar la noticia, no querrá creerlo. - ¡No! - pensará - ¡Debe haber un error! Seguro que los médicos se han equivocado, que se les ha pasado algún dato. - Es lo normal. No se acepta la muerte, pues el hombre tiene un instinto de conservación, está hecho para vivir, y lo mismo siente hacia los demás seres humanos, especialmente hacia los seres queridos. Sí, ya sé que hay personas que a veces sienten deseos de matar a otro, pero eso son irregularidades, consecuencia de la naturaleza herida del hombre.

Después de unos días, llega el momento de la aceptación de la realidad. Sí, se han hecho ya muchos análisis, su hermano está recibiendo tratamiento hace meses, ha visitado los mejores hospitales. El diagnóstico no es apresurado, no es un error. Entonces, esa aceptación puede llevar a la rebeldía. Se acepta pero no se acepta. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué le ha tocado a él? Y esa rebeldía puede dirigirse hacia Dios. ¿Por qué lo permite? ¿Acaso merece él tanto sufrimiento y ver su vida, en plena juventud, cortada, cruel e irreversiblemente sesgada? Cuando llegue este momento debes tener confianza, paciencia y orar mucho. Las respuestas a estas preguntas no llegan inmediatamente. Sólo sentirá silencio, un vacío. Si tiene poca fe puede llegar a la angustia, desazón existencial, apatía por todo y por todos. Tú, ayúdale. Debes estar a su lado, más cercano que nunca. Estos malos ratos, estas tormentas en la vida son necesarias para madurar y para comprender la vida en todas sus dimensiones y plenitud. Quien ha sufrido, quien ha estado cerca de la muerte, sabe mejor lo que es la vida y la existencia humana.

Con tu ayuda, con tu cercanía silenciosa, el muchacho sentirá que hay algo más allá de la muerte de su hermano que él no alcanza a ver. Es como una intuición, que hace ver las cosas con más realismo y serenidad, y hace superar esa rebeldía, ese desasosiego interior, pasando a un estado de resignación, ciertamente aún marcada por la tristeza, a medida que se acercan los últimos días de su hermano.

Todo este proceso que te describo es necesario acompañarlo y trabajar, con oración, cercanía, buenas inspiraciones, para que vaya progresando. Cabe el peligro que el muchacho se detenga en la primera fase de no aceptación, aunque esto no es común. O en la de rebeldía contra Dios, en la cual muchos se estancan y no logran superar hasta después de muchos años, o incluso llegan al final de su vida sin haberla superado. O que se quede en la tercera fase, de resignación, una aceptación de tipo estoico, sin llegar a dar el último paso, el definitivo, el que presenta el verdadero significado de la muerte humana.

Este paso es el de la aceptación, dolorosa, sí, pero a la vez amorosa. La aceptación de quien, reconociendo el aspecto dramático de la muerte, reconoce también con realismo su innegable certeza, su necesidad intrínseca, y la ve no como un aniquilamiento, sino como un paso misterioso en los designios del Creador; no como algo negativo, sino como parte de la vida humana, ineludible, triste, pero con un significado y una esperanza que es preciso descubrir, para no quedarse en el absurdo de una radical destrucción de la existencia humana. Es el paso de la tristeza a la esperanza, a la alegría de una vida sin fin, definitiva, la verdadera patria de los hombres, junto al Jefe, su Padre. Algo misterioso que los hombres sólo creen por la fe, pues ni han visto ni han oído de qué se trata.

Page 24: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Tú, estos próximos días y semanas, acompaña muy de cerca al muchacho. Son momentos importantísimos. Muchos humanos han perdido su fe tras experiencias de la muerte de un ser querido, por encerrarse en sí mismos y no dar los pasos adecuados hacia la aceptación. Pero muchos también han encontrado y crecido en la fe, en la confianza en Dios, descubriendo la caducidad de la vida humana y pasando de la rebeldía a una interiorización amorosa del misterio de la muerte.

Por mi parte te aseguro un renovado esfuerzo en mandarte las instrucciones necesarias para todo lo que necesites. Y voy a encargar ya a los ángeles del área de acogida que vayan preparando la bienvenida y un buen lugar para el hermano del muchacho. Él es tan bueno que seguramente pasará al Cielo inmediatamente. Una vez que él esté aquí, tendrás una ayuda más en tu misión, pues no cesará de interceder por sus padres y hermanos. Hasta entonces, redobla tu esfuerzo y trabajo.

Se despide:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XI

Undécima carta: La enfermedad y la muertehttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6648

Autor: Enrique Tapia

Muy querido sobrino:

Gracias a Dios me he recuperado rápidamente del infarto sufrido. Creo que tu primo Misael te puso al corriente, ¿no? Ya ves lo grave que es esa palabra y lo que significa. De ahí que en el Cielo está totalmente prohibida; no sólo, sino también olvidada, erradicada, no existe, ni se puede pensar, ni se puede decir. Todo intento de recordarla es inútil. Por eso, el esfuerzo por expresarla me llevó al infarto. Pero no te preocupes, ya estoy perfectamente.

Espero que todo lo dicho en mis anteriores cartas sobre la felicidad y el amor te sirva para ayudar al joven. Habrá momentos en que él no piense en estas cosas, pero cada cierto tiempo y durante toda su vida, estos temas volverán a su mente y a su corazón, pues son lo más importante en la realización de una persona humana. No lo olvides.

Te diré que el día que salí de la Unidad de Cuidados Intensivos recibí tu última comunicación. Te agradezco tus buenos sentimientos y tus oraciones por mi salud. Ya ves que estoy plenamente recuperado.

Analizando lo que me cuentas, quiero darte algunos consejos para que sepas cómo actuar ante la situación que se va a presentar en pocos días o semanas. El hermano menor del muchacho está con cáncer en un pulmón y los médicos acaban de dar a sus padres el diagnóstico definitivo: es un cáncer maligno. Esto quiere decir que le queda poco tiempo de vida, de ese estado de vida, claro. ¿Qué hacer?

Es importante que prepares el ánimo, la psicología y el corazón del muchacho. Cuando le comuniquen la noticia será un duro golpe. Sí, ya sé que tú sabes que él ya sabe que su hermano tiene cáncer, y que cabe la posibilidad de que sea maligno. Pero, en este tema, de la posibilidad a la realidad hay un gran paso. Se va a encontrar que su hermano, con quien ha compartido toda su infancia, su amistad, sus peleas fraternas, con quien ha crecido, quien es

Page 25: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

de su misma sangre, en unas semanas ya no estará. Esto es un duro golpe para cualquiera.

Los hechos son así, no hay vuelta de hoja. Por muy triste que te parezca, la vida de los hombres sobre la tierra es una lucha, y está regada de alegrías y tristezas, de gozos y sufrimientos, de victorias y de derrotas. A veces nos gustaría, y mucho más gustaría a los humanos, que su vida terrena fuese perfecta, que todo saliera bien, que no hubiese grandes dificultades y mucho menos sufrimientos, físicos ni morales. Pero no es así. Por eso lo importante es que el muchacho aprenda a vivir luchando, a saber encajar los golpes que le da la vida, a continuar bregando contra las corrientes adversas que se opongan a los buenos valores e ideales. Y todo ello, con optimismo y confianza. Y cuando parezca que ya no puede haber esperanza, como en este caso, en que la muerte llegará pronto, entonces, para quien tiene fe, sólo queda abrazarse a la confianza en quien ha vencido a la misma muerte... Tú ya sabes a Quién me refiero, al Jefe.

Cuando le comuniquen el diagnóstico de su hermano, le pasará lo mismo que ha sucedido con sus padres. Nada más escuchar la noticia, no querrá creerlo. - ¡No! - pensará - ¡Debe haber un error! Seguro que los médicos se han equivocado, que se les ha pasado algún dato. - Es lo normal. No se acepta la muerte, pues el hombre tiene un instinto de conservación, está hecho para vivir, y lo mismo siente hacia los demás seres humanos, especialmente hacia los seres queridos. Sí, ya sé que hay personas que a veces sienten deseos de matar a otro, pero eso son irregularidades, consecuencia de la naturaleza herida del hombre.

Después de unos días, llega el momento de la aceptación de la realidad. Sí, se han hecho ya muchos análisis, su hermano está recibiendo tratamiento hace meses, ha visitado los mejores hospitales. El diagnóstico no es apresurado, no es un error. Entonces, esa aceptación puede llevar a la rebeldía. Se acepta pero no se acepta. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué le ha tocado a él? Y esa rebeldía puede dirigirse hacia Dios. ¿Por qué lo permite? ¿Acaso merece él tanto sufrimiento y ver su vida, en plena juventud, cortada, cruel e irreversiblemente sesgada? Cuando llegue este momento debes tener confianza, paciencia y orar mucho. Las respuestas a estas preguntas no llegan inmediatamente. Sólo sentirá silencio, un vacío. Si tiene poca fe puede llegar a la angustia, desazón existencial, apatía por todo y por todos. Tú, ayúdale. Debes estar a su lado, más cercano que nunca. Estos malos ratos, estas tormentas en la vida son necesarias para madurar y para comprender la vida en todas sus dimensiones y plenitud. Quien ha sufrido, quien ha estado cerca de la muerte, sabe mejor lo que es la vida y la existencia humana.

Con tu ayuda, con tu cercanía silenciosa, el muchacho sentirá que hay algo más allá de la muerte de su hermano que él no alcanza a ver. Es como una intuición, que hace ver las cosas con más realismo y serenidad, y hace superar esa rebeldía, ese desasosiego interior, pasando a un estado de resignación, ciertamente aún marcada por la tristeza, a medida que se acercan los últimos días de su hermano.

Todo este proceso que te describo es necesario acompañarlo y trabajar, con oración, cercanía, buenas inspiraciones, para que vaya progresando. Cabe el peligro que el muchacho se detenga en la primera fase de no aceptación, aunque esto no es común. O en la de rebeldía contra Dios, en la cual muchos se estancan y no logran superar hasta después de muchos años, o incluso llegan al final de su vida sin haberla superado. O que se quede en la tercera fase, de resignación, una aceptación de tipo estoico, sin llegar a dar el último paso, el definitivo, el que presenta el verdadero significado de la muerte humana.

Este paso es el de la aceptación, dolorosa, sí, pero a la vez amorosa. La aceptación de quien, reconociendo el aspecto dramático de la muerte, reconoce también con realismo su innegable certeza, su necesidad intrínseca, y la ve no como un aniquilamiento, sino como un paso misterioso en los designios del Creador; no como algo negativo, sino como parte de la vida humana, ineludible, triste, pero con un significado y una esperanza que es preciso descubrir, para no quedarse en el absurdo de una radical destrucción de la existencia humana. Es el paso de la tristeza a la esperanza, a la alegría de una vida sin fin, definitiva, la verdadera patria de los hombres, junto al Jefe, su Padre. Algo misterioso que los hombres sólo creen por la fe, pues ni han visto ni han oído de qué se trata.

Page 26: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Tú, estos próximos días y semanas, acompaña muy de cerca al muchacho. Son momentos importantísimos. Muchos humanos han perdido su fe tras experiencias de la muerte de un ser querido, por encerrarse en sí mismos y no dar los pasos adecuados hacia la aceptación. Pero muchos también han encontrado y crecido en la fe, en la confianza en Dios, descubriendo la caducidad de la vida humana y pasando de la rebeldía a una interiorización amorosa del misterio de la muerte.

Por mi parte te aseguro un renovado esfuerzo en mandarte las instrucciones necesarias para todo lo que necesites. Y voy a encargar ya a los ángeles del área de acogida que vayan preparando la bienvenida y un buen lugar para el hermano del muchacho. Él es tan bueno que seguramente pasará al Cielo inmediatamente. Una vez que él esté aquí, tendrás una ayuda más en tu misión, pues no cesará de interceder por sus padres y hermanos. Hasta entonces, redobla tu esfuerzo y trabajo.

Se despide:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XII

Duodécima carta: La eutanasiahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6649

Autor: Enrique Tapia

Querido Roel:

Me alegra saber que el muchacho está siguiendo los pasos que te había descrito, según lo esperado. Pero no te confíes. Sigue trabajando y ayudándole para que llegue a la fase final, y que esta experiencia de la muerte de su hermano sea, al tiempo que inevitablemente triste y dolorosa, positiva y enriquecedora para su vida.

Me comentabas que le ha ayudado leer en las revistas del hospital ciertas noticias y reportajes sobre la eutanasia, porque ha reaccionado defendiendo el valor de la vida, aunque es verdad que también le han dejado algunas dudas y preocupaciones. En estos momentos en que su hermano está sufriendo a causa del cáncer, quedándole pocos días de vida, la psicología del muchacho es más sensible a este tema.

Un primer problema que se ha planteado es si de verdad no vale la pena seguir intentando salvar la vida de su hermano. Hace dos semanas que los doctores, de acuerdo con sus padres y su mismo hermano, suspendieron todo tratamiento de quimioterapia y declinaron una nueva operación. Al principio él lo aceptó, pero ahora se plantea por qué no intentarlo de nuevo. No te será difícil, tal vez a través de una sencilla conversación con su hermano, hacerle ver lo que él está sufriendo y los terribles dolores que suponen tanto la quimioterapia como las operaciones a las que ya se ha sometido, sin resultados satisfactorios. Por tanto, y ante ninguna esperanza médica de una posible recuperación, una nueva operación tan sólo aumentaría la cantidad de sufrimiento, sin lograr nada positivo en cuanto a su vida.

Por otro lado, no te preocupes mucho respecto a la posibilidad de que sus padres, ante un recrudecimiento de sus dolores y sufrimientos, piensen en una “muerte dulce”, como eufemísticamente se llama a la eutanasia. En primer lugar porque, aunque en el equipo de médicos haya alguno que les propondría esta opción como una forma piadosa de evitar sufrimientos a su hijo, ellos tienen muy claro que no pueden, ni activa ni pasivamente, cooperar en la muerte de una persona, aunque su corazón les haga desear cuanto antes que termine

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esa situación angustiosa. Además, en el país donde viven existe una legislación que protege la vida humana en estos casos.

Respecto a ellos, tus compañeros de misión, Joel y Ezequiel, custodios del papá y la mamá respectivamente, están haciendo una labor muy positiva. Los seres humanos son muy complejos, todas sus facultades influyen al formar la personalidad y a la hora de tomar decisiones, y es necesario que exista una correcta armonía entre las partes, que gobierne la racionalidad y sobre todo el verdadero amor. Tanto Joel como Ezequiel están ayudando muy acertadamente a sus padres en esta difícil situación.

De cuanto te he dicho puedes tomar las ideas principales sobre el tema de la eutanasia para iluminar la mente del muchacho. Ante todo, saber que es un tema complejo, con infinidad de casuística, pero se pueden tener unos principios generales que después se deberán aplicar a cada caso concreto. ¿Y cuáles son esos principios generales? En lo dicho puedes encontrar dos: lo primero, el valor absoluto de la vida de una persona. Este valor absoluto significa que ninguna persona es un medio, sino un fin en sí misma, pues ha sido creada a imagen y semejanza del Jefe. De aquí el mandamiento No matarás, que se aplica perfectamente en estos casos. En segundo lugar, es misión de la medicina curar al enfermo y también aliviar y evitar su sufrimiento en cuanto sea posible. Al respecto de estos dos principios, es famoso el juramento de un tal Hipócrates, médico griego de la antigüedad, que ha guiado la práctica de la medicina durante siglos.

Teniendo claras estas ideas, y con un poco de sentido común, (que el muchacho tiene mucho), comprenderá perfectamente la situación terminal del cáncer de su hermano y, como te decía antes, por qué no vale la pena continuar los dolorosos tratamientos que hace semanas seguía. Médicamente no hay nada que hacer. Eso sí, hasta donde sea posible, los médicos deben procurar aliviar sus sufrimientos y acompañar y animar a los familiares en los momentos últimos de la vida del chico.

Finalmente, está la consideración del valor del sufrimiento. Ésta es una de las grandes lecciones del Jefe a los hombres, pero que muchos aún desconocen. No se trata de gusto del dolor por el dolor. Eso sería masoquismo. Más bien es el dolor como la otra cara del amor. Así como una moneda no puede existir sin dos caras, así el auténtico amor conlleva el sacrificio. En otra carta me explayaré sobre el tema, pues no es fácil.

Te agradará saber que el hermano de tu protegido se encuentra en un estado anímico y espiritual muy bueno. Como habrás observado, ha pasado, más o menos, por las mismas fases que él, aunque cuando se trata de uno mismo es diferente. El trabajo de Samuel, su custodio, ha sido inmejorable. Ahora el chico se encuentra en plena y consciente aceptación de su situación. Ha pasado la angustia. Queda, sí, el dolor físico, pero sabe que pronto acabará y gozará de un estado mejor. Su alma se encuentra en paz consigo misma y con Dios. Paradójicamente es él quien más anima a sus padres, familiares y personal médico. Me recuerda a un caso que tuve en 1986, en un joven también con cáncer, que vivió sus últimos días lleno de paz, alegría, serenidad, y trasmitiéndolas a los demás. Yo mismo me admiré cuando le escuché decir a los médicos: “¿Saben?, yo era como un leño verde que no ardía, hasta que me llegó el cáncer”. Dejó esa vida con una sonrisa en los labios y a toda su familia llena de consuelo. Un día te lo contaré con detalle.

Aquí tenemos ya todo preparado para la llegada del muchacho. Va a ser una gran fiesta de bienvenida. Lástima que, por esta vez, te la vayas a perder. Te aseguro que cuando venga tu alma encomendada prepararemos también una maravillosa bienvenida.

Sin más por el momento, se despide cordialmente:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XIII

Page 28: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Decimotercera carta: ¿Qué es la eternidad?http://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6650

Autor: Enrique Tapia

Recordado Roel:

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te escribí. La razón es porque este período he estado bastante ocupado adiestrando a nuevos ángeles custodios para su misión, pues me han nombrado coordinador general de instrucción, y tengo bajo mi responsabilidad varias legiones de ángeles. Debido a que continúa disminuyendo el número de nacimientos en la Tierra, el Jefe ha decidido que un sólo ángel ( y no tres, como hasta ahora) se encargue de la instrucción, con el aumento de trabajo que esto implica para mí. Los anteriores instructores se encargan ahora de los comités de vida matrimonial, pues se está organizando en la Tierra un desbarajuste muy grande con las uniones entre personas del mismo sexo. Las consecuencias que la naturaleza puede cobrar por esto son imprevisibles. Podrás comprender la importancia de su trabajo. Mientras, me he quedado solo al cargo de la instrucción. Aunque los nacimientos disminuyen, es mucho trabajo para un solo ángel. Pero, ¡venga todo sobre mí con tal de hacer avanzar un milímetro el Reino del Jefe!

Así es, asistimos a una época en la que la tendencia es tener pocos hijos, y los índices de natalidad están cayendo en picado en muchos países. ¡Imagínate, hasta existe un estado donde está prohibido tener más de un hijo! ¡Qué locura! Es como firmar la propia condena a muerte. Algunos pretenden hacer creer que no hay espacio en el planeta para todos, o que los recursos se acabarán en algunos años, y cosas por el estilo. Desde que un tal Malthus propuso estas ideas, que con el tiempo se han demostrado falsas, cada vez las familias han tenido menos hijos. Hoy en día, gracias a Dios, en algunas partes hay un ligero crecimiento en el número de hijos. Es un signo de esperanza.

Pero me he salido del tema... Como sabrás, el hermano de tu protegido ya está aquí, gozando de la eternidad. Se sorprendió del recibimiento que le teníamos preparado, como suele suceder, y de todo lo que vino después. Se acabó el túnel oscuro y llegó a la luz. Ahora su felicidad es plena. ¡Otro triunfo del Jefe!

Esto me da pie a hablarte sobre el tiempo y la eternidad. Pues los humanos viven en el tiempo, pero vivirán en la eternidad, la cual no es el tiempo, por lo que les resulta tan difícil pensar en ella. Incluso llegan a pensar negativamente de ella, como si fuera desagradable, indeseable, aburrida. Por ejemplo, un teólogo pesimista (¡qué contradicción!), hablando de lo que sería la eternidad, dijo: “Eso será la culminación del aburrimiento”.

En esta definición se ve lo que suele pasar a quienes son fáciles y superficiales a la hora de hacer definiciones: que dicen poco de la cosa definida y mucho de quien hace la definición.

Porque este teologillo deja ver que vive aburridísimo y, lógicamente, tiene pavor a una eternidad en la que no va a hacer nada más que aburrirse por los siglos de los siglos. Pero no se equivoca al decir que será una culminación, pues en la vida eterna los hombres llegarán a la máxima felicidad (si ellos quieren), a la consumación de lo que han vivido y practicado en la tierra. Quien haya vivido aburrido, con un corazón pequeño, agostado, encerrado en su propio caparazón, esto cosechará. Quien, por el contrario, haya vivido entusiasta, con un corazón lleno de amor, expansivo, entregándose a los demás, alegre a pesar de posibles sufrimientos físicos o morales, vivirá en la plenitud el amor y la felicidad.

Ahora bien, querido sobrino, ¿qué es el tiempo? Como dijo un santo, si no me lo preguntas, lo sé; si me lo preguntas, no lo sé. Sobre el tiempo los humanos han pensado tanto, han escrito tanto, han imaginado tanto, que no hay nada que no se haya dicho. Claro, todo depende del punto de vista en que se considera, del contexto en el que se habla.

Yo, personalmente, me quedo con la definición de un gran filósofo griego: el tiempo es la medida del movimiento según el antes y el después. No está mal, ¿verdad? Fíjate, sin

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movimiento, no hay tiempo. ¿Cómo se podría medir el tiempo si nada, absolutamente nada, se moviese?

Existe el pasado, que es lo anterior. Existe el futuro, que es lo posterior, lo que vendrá. ¿El presente? No existe. ¿Te extrañas? Pues es verdad, el presente es tan sólo un límite entre el pasado y el futuro. Porque el presente del momento en el que escribo estas letras, ya es pasado; el presente en el que pronuncias esta palabra, ya pasó, ya es historia. No puedes aferrar el presente, no puedes parar el tiempo... Espero no haberte liado con esta explicación.

Estas reflexiones son muy importantes para el muchacho, especialmente en estas semanas después del fallecimiento de su hermano. Porque ahora está fresca la memoria, y pensará más en las verdades profundas de la vida, en el tiempo y en la eternidad. Ayúdale a considerar, como dijo el poeta, la caducidad de la vida:

“Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando, como se pasa la vida, como se viene la muerte, tan callando”.

(Me encantan estos versos...) La vida de los humanos pasa volando, se escapa de las manos como el agua en una cesta de mimbre. ¿El pasado? Ya pasó. ¿El futuro? Quién sabe si llegará. Sólo cuenta el momento presente, lo que se vive en cada instante para construir la eternidad. Pues nadie tiene seguro que estará vivo el día de mañana. Y llegada la muerte, el hombre no se lleva consigo a la eternidad nada material. ¿De qué sirven riquezas, honores, dinero, cuando todos los hombres terminan igual? Dentro de 50, 80, 100 años, ¿qué diferenciará al hombre más rico de la tierra del más miserable pordiosero? ¿Qué se pesará en la balanza para saber su valor? No sus riquezas, ciertamente, sino sus buenas obras y el tamaño de su corazón. Ésa será la moneda para entrar en la eternidad.

Y, ¿qué es la eternidad? Ya que estoy en plan filosófico, te responderé con otro filósofo. (Por cierto, qué suerte que nosotros no tenemos que filosofar y esforzarnos por raciocinar, rompernos el coco, como dicen, para conocer estas cosas. Nos basta una simple intuición...) Pues ese filósofo medieval decía que la eternidad es la posesión de la vida toda, perfecta, simultánea e interminable. Ni más ni menos. No es un eterno presente, como algunos se imaginan, pues el presente se da en el tiempo. No, la eternidad no es tiempo. Es otra cosa. ¿Cómo explicarlo al muchacho? La verdad que es difícil. Pero no te compliques ni le compliques. Por el momento vale que se imagine un eterno presente, un gozo interminable, una felicidad sin fin. Ya dijo un santo que ni el ojo vio ni el oído oyó lo que Dios tiene preparado para los que le aman. Eso es la eternidad.

Espero que estos pensamiento te ayuden a saber infundir en el muchacho sentimientos de consuelo, de conforto, de esperanza ante la tristeza de su hermano ausente. Que tenga la certeza de que continúa viviendo, que goza de la felicidad plena. Y que un día se encontrarán de nuevo. Hasta entonces, que viva con los pies en la tierra y la mirada fija en el cielo.

Eternamente tuyo, tu tío, por los siglos de los siglos:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XIV

Decimocuarta carta: Supersticiones y creenciashttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6651

Autor: Enrique Tapia

Page 30: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Queridísimo sobrino Roel:

Permíteme comenzar esta carta contándote cómo era la vida de un joven al que tuve la misión de ayudar hace algunos años. Digamos que se llamaba Fulano, para respetar su intimidad, ya que es alguien a quien tú conoces.

Pues bien, Fulano, desde hacía tiempo y por diversas circunstancias que no te cuento aquí para no alargarme, era un poco extraño. Se levantaba todos los días unos minutos antes del amanecer, porque, según él, tenía que recibir la energía cósmica del momento en el que los primeros rayos del Sol coincidían con la luz de la Luna. Cuando había luna nueva, no salía de casa por temor a que algo malo le sucediese. Estas ideas las sacó de no sé qué revista (nunca logré averiguar su nombre).

Desayunaba cereales dietéticos con pan integral de centeno hidrogenado y leche de cabra descremada. Su madre tenía grandes dificultades en encontrar la comida que él pedía, pero era lo único que aceptaba. No hubo forma de convencerle de que era necesario comer de todo, llevar una dieta equilibrada. A mediodía, se hacía un zumo de zanahorias, brócoli y tomates, y lo acompañaba con una extraña comida china prefabricada, de la cual me fue imposible descubrir sus ingredientes.

En ese tiempo, Fulano estudiaba en la universidad. Había escogido una nueva carrera que estaba en proceso de prueba: Ciencias del Mar. Era una especie de ingeniería aplicada al mundo oceánico, incluyendo algunos estudios sobre su flora y fauna. Después de dos semestres se desencantó y la dejó. Pero antes de dejarla, militó activamente en manifestaciones ecologistas en favor de las ballenas del pacífico y en defensa de los pingüinos de la Tierra de Fuego. Realmente excepcional.

Al inicio de su juventud, le gustaba tener el cabello largo. Primero una modesta melena, al estilo de los hippies de los años 60. Después, cambió de moda y prefirió el pelo en punta, al estilo punk pero sin exagerar, alternando con períodos en que se peinaba a lo afro. Finalmente, decidió raparse por completo el cuero cabelludo, y quedó como una bola de billar. Así estuvo el resto de su juventud, hasta que la calvicie le obligo a ese perpetuo “peinado”. A mí me era imposible entender los motivos de sus acciones y cambios de parecer (si es que había motivos), y jamás pude hacer nada al respecto.

Otra cosa que me desconcertaba eran sus gustos culturales y costumbres intelectuales. El muchacho desde pequeño fue muy inteligente. En el colegio, hasta llegar a la universidad, jamás tuvo problemas. Pasaba los exámenes casi sin estudiar, pues era un vago de remate. Cuando los estudios se pusieron más difíciles, como no tenía fuerza de voluntad para exigirse y estudiar en serio, pasó a aficionarse por el mundo artístico, musical y turístico. Se entusiasmó por la música de Enya y del New Age, pasando horas y horas en unión con el cosmos al ritmo de coros psicodélicos (así llamaba él a aburridas tardes de somnolencia escuchando sintetizadores musicales). Cuando se hartó del New Age, se apasionó por el Hard Rock en su versión Heavy Metal, todo lo contrario al silencio del que te hablé en otra carta. La verdad es que, aunque me esforcé, no pude encontrar nada que se pareciera a música en los discos que escuchaba. Sólo ruido, ruido y más ruido, que perforaba los tímpanos del muchacho y le produjo, a la larga, desequilibrios funcionales y psicológicos. Una lástima.

También pasó una temporada de afición a los videojuegos. Primero en la computadora de su casa, gastando todos sus ahorros y pagas semanales en adquirir nuevos juegos. Después, en las máquinas de los bares, hasta llegar a aburrirse de todas ellas. Luego se aficionó por los tatuajes: revistas, catálogos, primeras pruebas en piel propia... Gracias a Dios esta moda no le duró mucho, y tan sólo se quedó con dos tatuajes en ambos brazos.

Por supuesto, tuvo sus años en los que comenzó a tomar alcohol, primero un poco, después más, hasta llegar a emborracharse por completo cada fin de semana. Esto se vio acompañado de algunas experiencias con drogas blandas que circulan en ambientes juveniles: los llamados “porros”, marihuana y alucinógenos artificiales. Por fin se dio cuenta de lo nocivo que era para él y como no llegó a hacerse adicto, logró dejarlo, no sin grandes esfuerzos y sacrificios.

Page 31: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Para terminar con este elenco de rarezas, también participó en algunas sesiones de espiritismo y frecuentó los templos de 2 ó 3 sectas diferentes. Practicó durante un año la meditación trascendental, se pasó seis meses haciendo yoga por las tardes, y a punto estuvo de abandonar a su familia para irse con los monjes del Tibet, fascinado por las palabras que escuchó del Dalai Lama por la televisión.

Te cuento todo esto a raíz de tu pregunta sobre el aparente interés de tu protegido por el horóscopo. Me contabas que, últimamente, cada día hojea las páginas de la prensa y termina leyendo el horóscopo. ¡Cuidado! El primer síntoma extraño que noté en Fulano fue precisamente éste. No quiero decir que vaya a seguir los mismos pasos, cosa más que improbable en tu alma encomendada. Tampoco significa que ver la página del horóscopo algún día por pasatiempo sea malo. Lo malo es si él se cree las cosas que allí se dicen, si comienza a ser supersticioso, si empieza a perder el sentido común. Porque puede leerlo anecdóticamente, para entretenerse, y comprobar que no son más que tonterías. ¿Acaso los signos del zodiaco, la posición de las estrellas, influyen algo en la vida de las personas? ¿Qué significa “Amor - Mal, Dinero - Regular, Salud - Bien”? El muchacho comprobará que son tonterías cuando suceda al contrario de lo que leyó. ¿Y si sucede lo que leyó? Pues también podrá comprobarlo, pues son sólo generalidades que no dicen nada concreto. ¿Es que a todas las personas del mundo del signo Leo, por ejemplo, les va a ir mal en el amor el mismo día? Y, ¿qué significa que irá mal en el amor? ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿De qué amor está hablando: su familia, su novia, sus amigos...? Basta que coja otro periódico para ver que se dicen cosas contrarias.

Pero si comienza a creerse, aunque sólo sea un poquito, que esas cosas son ciertas, ya habrá un punto débil en su psicología por donde el Enemigo puede empezar a sembrar cizaña, confusión e ideas raras. Se hará un supersticioso. Porque una de las tácticas favoritas del Enemigo es confundir a las personas. Él conoce muy bien esta máxima: “Divide y vencerás”. Y por eso trata de crear confusión, dudas, supersticiones, y así dividir la mente de las personas para progresivamente llegar a dominarlas. Si una persona no tiene las ideas claras, si no tiene una o dos ideas fundamentales firmes, que sean los pilares donde se apoye todo lo demás, estará a merced de cualquier moda, ideología o corriente pasajera.

Por eso es muy importante que, hablando del horóscopo, no permitas que el muchacho se engañe pensando que es verdad, no permitas que se afecte su psicología. Si lo quiere leer, no hay nada de malo, con tal que no sea supersticioso y no le dé importancia. Con el tiempo, cuando sea adulto, dejará de leer esos pasatiempos.

En otra carta te hablaré del tema de la psicología. En los últimas décadas ha tenido mucha importancia entre los humanos, para el bien y para el mal. Voy a informarme a fondo y recuérdame que te hable de ello.

¿Que quieres saber cómo terminó la historia de Fulano? Gracias a Dios, acabó bien. Fue necesario un largo período de atención psicológica, todo el cuidado y cariño de su familia y una intervención especial de nuestro Jefe para sacarle de ese estado. Fue uno de mis casos más difíciles, lo reconozco. Pero ahora puede gozar de la eterna felicidad en el Cielo. ¡Ánimo, tu alma encomendada también debe llegar algún día!

Sin más por el momento, se despide cariñosamente, Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XV

Decimoquinta carta: Los ángeleshttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6652

Autor: Enrique Tapia

Page 32: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Angelical Roel:

El suceso que me cuentas en tu última carta me ha hecho recordar viejas experiencias. Una vez más me doy cuenta de que es tu primera misión en la tierra, y que estás descubriendo cosas nuevas día tras día.

Me contabas que el muchacho, al salir de la parroquia el domingo pasado, tomó una estampa de una mesa situada junto a la salida. Y cómo te sorprendiste al ver que, junto a la oración al ángel de la guarda impresa por un lado, en el reverso había una imagen extrañísima de una especie de hombre, con grandes alas blancas algodonadas, cabellos rubios ondulados, una túnica movida por el viento y una gran espada flameante y amenazadora.

¿Quién es éste? - te preguntaste. - ¿Qué tiene que ver conmigo, su auténtico ángel de la guarda? - Tu extrañeza llegó al máximo cuando el muchacho rezó esa oración y, mirando la imagen, comenzó a hablar contigo y a pedirte ayuda para sus próximos exámenes. Entonces llegaste a indignarte, porque te estaba comparando con ése “espantapájaros alado” (así lo llamaste) que aparecía en la estampita. - ¡Qué falta de respeto! ¡Qué ignorancia más atrevida! ¡Qué desconsideración y atropello para quien estaba dando su vida por ayudarle!

¡Ah, Roel, Roel! Permíteme decirte que me divertí muchísimo con este episodio. Gracias a Dios tus ánimos se serenaron enseguida, y al volver a casa me escribiste de inmediato para exponerme la situación y pedirme consejo. En el fondo pensabas que había allí algo extraño, algo que tú desconocías. Tu intuición era correcta.

Como sabes, los ángeles, arcángeles, tronos, potestades y demás miembros de la milicia celeste, somos espíritus puros. Nosotros no tenemos un cuerpo material, como los hombres.

Ellos están entre dos mundos, el del espíritu y el de la materia. Su cuerpo y su alma forman una unidad substancial de tal manera que es imposible separarlos sin que se produzca la muerte. Y todas sus actividades vitales están penetradas de ambas dimensiones hasta tal punto que, en algunos casos, es casi imposible distinguirlas. Así, por ejemplo, en el campo del conocimiento humano, el proceso es muy complejo. Todo comienza en los sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato), que captan algún estímulo de las cosas que les rodean (por ejemplo, el ver un pino en el jardín). Después, este estímulo, a través del sistema nervioso, llega al cerebro, donde se forma una imagen sensible del pino. Las facultades de los sentidos interiores preparan este material para que la mente humana, facultad del espíritu, llegue a conocer intelectualmente las cosas por medio de la abstracción (siguiendo el ejemplo, después de ver muchos pinos, la mente humana llega a formar el concepto universal de en general, no limitado a éste o aquel pino).

Este proceso que te he descrito a grandes rasgos, distinguiendo fases y facultades, es sumamente complicado y, al mismo tiempo, unitario. Pero lo más importante es que todo conocimiento humano depende de la experiencia sensible, tanto en su origen como en su expresión. Por eso los hombres, cuando quieren explicar a otro alguna cosa, se sirven de imágenes y de comparaciones, para dar a entender más fácilmente de qué se trata.

Ahora podrás comprender el por qué de ese dibujo. Ciertamente no es una imagen muy acertada, pero, ¿qué podíamos esperar? Desde la antigüedad, los hombres han representado a los dioses y a los ángeles con formas humanas. Ha habido también quien los representó con formas de animales o de astros. Otros, con razón, decían que no se podían hacer representaciones de ningún dios ni espíritu. Pero los hombres tenían necesidad de expresar y transmitir estas realidades de alguna manera. Así que, al final, triunfó el antropomorfismo, y por eso puedes ver, si te das una vuelta por los museos de arte, infinidad de pinturas y esculturas de dioses y ángeles con formas humanas.

Viendo así las cosas, no está mal que nos hayan imaginado como hombres, pues son las criaturas más nobles y perfectas de la tierra, a pesar de sus debilidades. Lo de las alas no me gusta mucho, pero es comprensible. Para ellos estamos en el cielo y nos movemos libremente de un lugar a otro. Por tanto, un par de alas era necesario, ¿no? Además, desde que algunos profetas nos describieron así en los libros de la Biblia, ésta ha sido la representación más

Page 33: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

común.

Pero al margen de todas estas cosas secundarias, lo importante es que el muchacho crea en ti y te rece de vez en cuando una oración para pedirte ayuda. Pero, ¡atento! Que no le vengan ideas raras. Me estaba ahora acordando que antiguamente se pensaba que nosotros éramos unas inteligencias que movíamos los planetas y los astros, y decían que había 55 inteligencias por ser 55 el número de los astros conocidos hasta entonces. Hasta que llegaron unos tales Copérnico y Galileo que echaron por tierra estas cosmologías erradas. Tú ilumina a tu protegido para que entienda que los ángeles custodios somos simplemente unos seres espirituales creados por Dios, con la misión de ayudar a los hombres a llegar al Cielo. Que no le confundan las nuevas modas del New Age y otras sectas esotéricas.

Esto me da pie para hablarte también sobre la oración, pues en otra de tus cartas me presentabas este problema. El muchacho - me decías - a veces se pone a rezar y no sabe bien a quién dirigirse, si al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo. Al final se dirige a Dios, y otras veces a la Virgen María. Luego me planteabas la pregunta: - ¿Qué puedo hacer para aclararle las ideas, cuando se trata del misterio de la Santísima Trinidad, y es y será siempre un misterio?

Tienes toda la razón. Estamos ante el misterio de los misterios. Ni los ángeles más sabios conocen la profundidad de lo que es este misterio. Porque si nosotros o los humanos lo conociéramos y lo entendiéramos perfectamente, Dios no sería Dios. Entonces basta con una fe sencilla: Dios es Uno, y al mismo tiempo tres personas: el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo. Por eso a veces podrá rezarle al Padre, sobre todo esa maravillosa oración del Padrenuestro. Otras veces su oración se dirigirá al Hijo, quien compartió su vida en la tierra con los humanos, encarnándose y haciéndose como uno de ellos. Y otras veces podrá rezar al Espíritu Santo. Pero siempre será el mismo Dios, Uno y Verdadero. Y lo que diga al Padre, lo sabrá también el Hijo y el Espíritu, y así con cada persona divina. Por último, me parece muy bien que dirija su oración también a la Virgen Madre de Dios. Esto es algo muy bueno y necesario. Ella es humana como él, lo que la hace más asequible, más cercana, y además el mejor ejemplo de vida.

En fin, no quiero aquí dar un curso de catequesis. Me da pena, porque hace años un joven de su edad sabía muy bien estas cosas y tenía unos conocimientos básicos acerca de Dios claros. Hoy en día se da una ignorancia muy grande sobre Dios, es el Gran Desconocido. Se ha abandonado frecuentar la catequesis, no sólo de jóvenes sino también de adultos, y los hombres viven desconociendo lo que debería ser lo más importante en sus vidas. De tal forma que, cuando sucede una desgracia y se acuerdan del Jefe, apenas saben nada de Él, y son muy vulnerables a los engaños del primer iluminado que aparezca presentándoles la última secta de moda, donde encontrarán al “dios” que les consuele. Y si no, permanecerán en su atrevida ignorancia hasta el día de su muerte, cuando se encontrarán cara a cara con su Creador y pasarán la mayor vergüenza y pena de su vida, por haber vivido en la tierra dando la espalda a su Padre Celestial.

Pero volviendo al tema de tu protegido, ya ves que tiene buenas disposiciones para llevar una vida espiritual equilibrada. Con un poco más de instrucción y, sobre todo, ejercitando diariamente la oración, contará con las fuerzas necesarias para afrontar cualquier dificultad que se le presente en la vida. Y si además, de vez en cuando, se acuerda de su ángel de la guarda, mejor que mejor. Y no te preocupes si él te imagina como un “espantapájaros alado” o como un niño regordete medio desnudo. De algún modo tiene que pensar en ti. En esto han salido perdiendo nuestros adversarios, a quienes los hombres imaginan con patas y cuernos de cabrito, cola de dragón, barba de chivo, tridente en mano y, para colmo, rojos hasta la médula. ¡Para morirse de risa!, ¿no te parece?

En la próxima carta te enviaré también una colección de revistas de los museos más importantes de la tierra, para que puedas apreciar las representaciones pictóricas y de esculturas de ángeles a lo largo de la historia. A ver cuál te gusta más.

Con un angelical abrazo, se despide tu tío:Rafael Arcángel

Page 34: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

Carta de un ángel a su sobrino XVI

Decimosexta Carta: Naturaleza y ecologíahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6653

Autor: Enrique Tapia

Querido Roel:

Te agradezco mucho tu último informe. Gracias también por la foto que me envías del muchacho, así como por el resultado de su examen físico-espiritual. Como dices, su estado actual es muy positivo. Continúa cultivando esos nobles ideales y buenas disposiciones en el muchacho, y te auguro un gran éxito en tu misión.

Me llamó la atención, al ver la foto que me envías, que el muchacho llevaba una camiseta con el siguiente lema: Save the whales. Seguramente ha oído hablar de las ballenas que están en peligro de extinción en alguna región del Pacífico, y ha querido sumarse a la causa y defensa de estos animales y, en general, de la naturaleza.

Pero si quieres ser buen ángel custodio, tendrás que investigar de dónde ha sacado esta camiseta. Y, sobre todo, cuáles son los motivos de fondo, si es que los hay, por los que la ha escogido, por los que ha querido llevarla puesta.

Porque un sano interés y una equilibrada preocupación por la naturaleza, la ecología, los animales y las plantas, son dos buenos valores humanos. El hombre vive en medio de una creación que le ha sido dada, y de la cual es responsable de frente a sí mismo, a los demás y a las futuras generaciones. Si los hombres no cuidan y respetan el medio ambiente y producen graves transformaciones en los hábitats y ecosistemas naturales, las consecuencias pueden ser muy nocivas para la misma humanidad. Así, recuerdo casos pasados, como la explosión de una central nuclear en Chernobyl, lo que produjo graves daños para la atmósfera, plantas, animales y habitantes de la región. Las secuelas duran hasta hoy.

Pero hay personas que exageran esta sana preocupación hasta hacerla una bandera de lucha violenta, e incluso hacen de este valor un pseudo-ideal político, sirviéndose de las buenas intenciones de la gente, a través de la desinformación de los medios de comunicación, para sus fines personales más o menos oscuros. Estas personas logran captar a un gran número de seguidores, animados por un buen espíritu de proteger la naturaleza, pero mal informados de los verdaderos fines de algunos de estos grupos. Y los mentalizan de tal forma que llegan a realizar manifestaciones violentas y agresiones a otras personas. Y mientras se preocupan por salvar a los animales en verdadero o ficticio peligro de extinción, no les importa que en los hospitales de su ciudad se mate a niños aún no nacidos, a ancianos y a enfermos graves, simplemente porque no se les considera útiles para la sociedad o por otras razones que se inventan. Estas personas se esfuerzan por salvar unas ballenas del Pacífico que jamás han visto y no hacen nada por defender la vida del bebé en el seno de una mujer conocida, vecina o familiar suyo. ¡Qué paradoja tan dramática!

Te voy a contar algunos casos que viví cuando yo tenía misiones en la tierra, para ilustrar lo que te digo.

El primero es el de unos científicos americanos, que en un viaje de turismo cerca del Polo Norte, desde su barco vieron que grandes masas de hielo se estaban derritiendo rápidamente. Regresaron a su país y dieron la voz de alarma. Toda la prensa dio la noticia en titulares: “Se derrite el Polo Norte”. En algunos ambientes cundió el pánico. Hasta que unos geólogos y oceanólogos de la zona en cuestión, al enterarse, fueron a examinar el área, y después dijeron que no había nada que temer, que lo que habían observado era un fenómeno natural que se da cada año a causa de las temperaturas más elevadas del verano. Y que incluso, ese año, el

Page 35: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

deshielo había sido menor que otros años. ¡Me imagino la cara de vergüenza de los pobres científicos! Seguro que se escondieron en la cabaña de algún bosque hasta que todos olvidaron el tema. Sin embargo, mientras no se refutaron sus afirmaciones, muchos grupos ecologistas organizaron manifestaciones de protesta y recaudaron mucho dinero para luchar por esta causa.

Un segundo hecho es aun más sorprendente. Resulta que en un país, el ministro del medio ambiente denunció a una emisora de radio porque, según un informe estadístico, los ciudadanos que vivían cerca de las antenas de la radio, alcanzados directamente por sus emisiones de ondas, tenían 6 veces más de probabilidad de contraer cáncer que los habitantes de otros barrios. Se había registrado un caso de cáncer entre los vecinos de este barrio cercano a la zona de las antenas. Sucedió lo mismo: la noticia salió durante varias semanas en todos los periódicos y cadenas de televisión, se organizaron manifestaciones contra esta emisora de radio, se les acusó de producir la muerte de niños a causa del cáncer. ¿Pero cuál era la verdad? Primero, ese único caso de cáncer entre los habitantes del barrio vecino a las antenas no estaba producido por las emisiones de las antenas, como pretendía el ministro. Nunca se demostró la causa de ese cáncer, que probablemente era genética. Segundo, se inventó el término de electro-smog para designar las presuntas radiaciones cancerígenas de las antenas. Todo el mundo hablaba del electro-smog, siendo algo que no existía y no tenía ninguna base científica. Una farsa que todo el mundo se creyó.

Te podría hablar también de una campaña en Inglaterra de un grupo llamado PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), cuyos miembros visitaban escuelas de toda Gran Bretaña, repartiendo propaganda con el fin de disuadir a los niños de beber leche. Eran tarjetas con dibujos, basadas en modelos de famosos personajes de televisión, que contenían figuras como «Chubby Charlie», un niño con una enorme barriga blanca, que hacía el gandul en una sucia silla verde bebiendo leche. Otra figura era «Spotty Sue», una niña rubia que se miraba en el espejo con la cara cubierta de granos. Ya ves qué mal gusto y qué sinsentido: querer eliminar la leche de la dieta de los niños, siendo uno de sus alimentos principales.

Y no digamos el caso de la selva amazónica brasileña. Si preguntas a cualquier humano, seguro que piensa que está desapareciendo poco a poco. Se han publicado noticias que hablan de unos 20 años para su desertificación parcial del 48%. Pero un estudio científico internacional da la cifra máxima de un 8%, afirmando al mismo tiempo que esas áreas sin vegetación están ya en proceso de regeneración. En verdad, por ahora, el gran pulmón del planeta tierra no tiene nada que temer. Esperemos que los humanos lo sigan conservando para su propio bien.

También habrás oído hablar de la famosa capa de ozono. Hace algunos años era la preocupación principal de estos grupos y existía una mentalidad general en todo el mundo industrializado para proteger esta capa. En el fondo, era una medio farsa con fines económicos. Una vez alcanzados, ya nadie volvió a hablar del ozono y el problema cayó en el olvido. Y los ciudadanos de a pie, en su mayoría, tan desinformados como siempre. Hasta hubo quien dijo, ante las cámaras de televisión en una entrevista callejera, que deberían mandar unos técnicos espaciales a “tapar” el agujero en la capa de ozono, como si de un muro se tratase. ¡La ignorancia es atrevida!

En fin, podría contarte más casos parecidos. Y es que la naturaleza esconde muchos misterios, que a veces a los hombres se les escapan y malinterpretan. Recuerdo ahora un paciente mío hace años. Nunca había visto un volcán. Y en unas vacaciones en el sur de Chile, donde abundan los volcanes, se asustó sobremanera al ver, por la noche, el cráter de un volcán cercano de color rojo y echando una pequeña columna de humo. Casi da la alarma a toda la ciudad. Gracias a Dios, antes de hacerlo le dijeron que ése era el estado normal del volcán, que significaba que tenía actividad magmática en su interior, pero que no había peligro de explosión. Lo peligroso sería si no se viera el cráter de color rojo, pues querría decir que algo anormal estaba pasando dentro del volcán. Ya ves como muchas veces las apariencias engañan con esto de la ecología y el medio ambiente.

Te pongo en guardia para que vigiles sobre la actitud del muchacho. Es laudable, como te decía antes, una sana preocupación por la naturaleza. Es un valor que debe integrarse en una

Page 36: Carta de un ángel a  su  sobrino completo

recta jerarquía, pues no puede sobreponerse, por ejemplo, al valor de la vida humana y a los derechos morales de otros ciudadanos. Y atento a las denuncias y extremismos sin base científica que pululan en la sociedad y medios de comunicación. Porque, si se imponen esas ideologías extremistas, en poco tiempo los hombres no podrán tomarse una hamburguesa, ni un huevo frito ni un bocadillo de jamón y queso, porque no se podrán matar vacas, gallinas ni cerdos. Y, entonces, terminarán comiéndose unos a otros. (Tú comprenderás que estoy exagerando, pero no sería la primera vez que sucede...)

Sin más por el momento, se despide afectuosamente tu tío:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XVI

Decimosexta Carta: Naturaleza y ecologíahttp://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6653

Autor: Enrique Tapia

Querido Roel:

Te agradezco mucho tu último informe. Gracias también por la foto que me envías del muchacho, así como por el resultado de su examen físico-espiritual. Como dices, su estado actual es muy positivo. Continúa cultivando esos nobles ideales y buenas disposiciones en el muchacho, y te auguro un gran éxito en tu misión.

Me llamó la atención, al ver la foto que me envías, que el muchacho llevaba una camiseta con el siguiente lema: Save the whales. Seguramente ha oído hablar de las ballenas que están en peligro de extinción en alguna región del Pacífico, y ha querido sumarse a la causa y defensa de estos animales y, en general, de la naturaleza.

Pero si quieres ser buen ángel custodio, tendrás que investigar de dónde ha sacado esta camiseta. Y, sobre todo, cuáles son los motivos de fondo, si es que los hay, por los que la ha escogido, por los que ha querido llevarla puesta.

Porque un sano interés y una equilibrada preocupación por la naturaleza, la ecología, los animales y las plantas, son dos buenos valores humanos. El hombre vive en medio de una creación que le ha sido dada, y de la cual es responsable de frente a sí mismo, a los demás y a las futuras generaciones. Si los hombres no cuidan y respetan el medio ambiente y producen graves transformaciones en los hábitats y ecosistemas naturales, las consecuencias pueden ser muy nocivas para la misma humanidad. Así, recuerdo casos pasados, como la explosión de una central nuclear en Chernobyl, lo que produjo graves daños para la atmósfera, plantas, animales y habitantes de la región. Las secuelas duran hasta hoy.

Pero hay personas que exageran esta sana preocupación hasta hacerla una bandera de lucha violenta, e incluso hacen de este valor un pseudo-ideal político, sirviéndose de las buenas intenciones de la gente, a través de la desinformación de los medios de comunicación, para sus fines personales más o menos oscuros. Estas personas logran captar a un gran número de seguidores, animados por un buen espíritu de proteger la naturaleza, pero mal informados de los verdaderos fines de algunos de estos grupos. Y los mentalizan de tal forma que llegan a realizar manifestaciones violentas y agresiones a otras personas. Y mientras se preocupan por salvar a los animales en verdadero o ficticio peligro de extinción, no les importa que en los hospitales de su ciudad se mate a niños aún no nacidos, a ancianos y a enfermos graves, simplemente porque no se les considera útiles para la sociedad o por otras razones que se inventan. Estas personas se esfuerzan por salvar unas ballenas del Pacífico que jamás han visto y no hacen nada por defender la vida del bebé en el seno de una mujer conocida, vecina o

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familiar suyo. ¡Qué paradoja tan dramática!

Te voy a contar algunos casos que viví cuando yo tenía misiones en la tierra, para ilustrar lo que te digo.

El primero es el de unos científicos americanos, que en un viaje de turismo cerca del Polo Norte, desde su barco vieron que grandes masas de hielo se estaban derritiendo rápidamente. Regresaron a su país y dieron la voz de alarma. Toda la prensa dio la noticia en titulares: “Se derrite el Polo Norte”. En algunos ambientes cundió el pánico. Hasta que unos geólogos y oceanólogos de la zona en cuestión, al enterarse, fueron a examinar el área, y después dijeron que no había nada que temer, que lo que habían observado era un fenómeno natural que se da cada año a causa de las temperaturas más elevadas del verano. Y que incluso, ese año, el deshielo había sido menor que otros años. ¡Me imagino la cara de vergüenza de los pobres científicos! Seguro que se escondieron en la cabaña de algún bosque hasta que todos olvidaron el tema. Sin embargo, mientras no se refutaron sus afirmaciones, muchos grupos ecologistas organizaron manifestaciones de protesta y recaudaron mucho dinero para luchar por esta causa.

Un segundo hecho es aun más sorprendente. Resulta que en un país, el ministro del medio ambiente denunció a una emisora de radio porque, según un informe estadístico, los ciudadanos que vivían cerca de las antenas de la radio, alcanzados directamente por sus emisiones de ondas, tenían 6 veces más de probabilidad de contraer cáncer que los habitantes de otros barrios. Se había registrado un caso de cáncer entre los vecinos de este barrio cercano a la zona de las antenas. Sucedió lo mismo: la noticia salió durante varias semanas en todos los periódicos y cadenas de televisión, se organizaron manifestaciones contra esta emisora de radio, se les acusó de producir la muerte de niños a causa del cáncer. ¿Pero cuál era la verdad? Primero, ese único caso de cáncer entre los habitantes del barrio vecino a las antenas no estaba producido por las emisiones de las antenas, como pretendía el ministro. Nunca se demostró la causa de ese cáncer, que probablemente era genética. Segundo, se inventó el término de electro-smog para designar las presuntas radiaciones cancerígenas de las antenas. Todo el mundo hablaba del electro-smog, siendo algo que no existía y no tenía ninguna base científica. Una farsa que todo el mundo se creyó.

Te podría hablar también de una campaña en Inglaterra de un grupo llamado PETA (People for the Ethical Treatment of Animals), cuyos miembros visitaban escuelas de toda Gran Bretaña, repartiendo propaganda con el fin de disuadir a los niños de beber leche. Eran tarjetas con dibujos, basadas en modelos de famosos personajes de televisión, que contenían figuras como «Chubby Charlie», un niño con una enorme barriga blanca, que hacía el gandul en una sucia silla verde bebiendo leche. Otra figura era «Spotty Sue», una niña rubia que se miraba en el espejo con la cara cubierta de granos. Ya ves qué mal gusto y qué sinsentido: querer eliminar la leche de la dieta de los niños, siendo uno de sus alimentos principales.

Y no digamos el caso de la selva amazónica brasileña. Si preguntas a cualquier humano, seguro que piensa que está desapareciendo poco a poco. Se han publicado noticias que hablan de unos 20 años para su desertificación parcial del 48%. Pero un estudio científico internacional da la cifra máxima de un 8%, afirmando al mismo tiempo que esas áreas sin vegetación están ya en proceso de regeneración. En verdad, por ahora, el gran pulmón del planeta tierra no tiene nada que temer. Esperemos que los humanos lo sigan conservando para su propio bien.

También habrás oído hablar de la famosa capa de ozono. Hace algunos años era la preocupación principal de estos grupos y existía una mentalidad general en todo el mundo industrializado para proteger esta capa. En el fondo, era una medio farsa con fines económicos. Una vez alcanzados, ya nadie volvió a hablar del ozono y el problema cayó en el olvido. Y los ciudadanos de a pie, en su mayoría, tan desinformados como siempre. Hasta hubo quien dijo, ante las cámaras de televisión en una entrevista callejera, que deberían mandar unos técnicos espaciales a “tapar” el agujero en la capa de ozono, como si de un muro se tratase. ¡La ignorancia es atrevida!

En fin, podría contarte más casos parecidos. Y es que la naturaleza esconde muchos misterios,

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que a veces a los hombres se les escapan y malinterpretan. Recuerdo ahora un paciente mío hace años. Nunca había visto un volcán. Y en unas vacaciones en el sur de Chile, donde abundan los volcanes, se asustó sobremanera al ver, por la noche, el cráter de un volcán cercano de color rojo y echando una pequeña columna de humo. Casi da la alarma a toda la ciudad. Gracias a Dios, antes de hacerlo le dijeron que ése era el estado normal del volcán, que significaba que tenía actividad magmática en su interior, pero que no había peligro de explosión. Lo peligroso sería si no se viera el cráter de color rojo, pues querría decir que algo anormal estaba pasando dentro del volcán. Ya ves como muchas veces las apariencias engañan con esto de la ecología y el medio ambiente.

Te pongo en guardia para que vigiles sobre la actitud del muchacho. Es laudable, como te decía antes, una sana preocupación por la naturaleza. Es un valor que debe integrarse en una recta jerarquía, pues no puede sobreponerse, por ejemplo, al valor de la vida humana y a los derechos morales de otros ciudadanos. Y atento a las denuncias y extremismos sin base científica que pululan en la sociedad y medios de comunicación. Porque, si se imponen esas ideologías extremistas, en poco tiempo los hombres no podrán tomarse una hamburguesa, ni un huevo frito ni un bocadillo de jamón y queso, porque no se podrán matar vacas, gallinas ni cerdos. Y, entonces, terminarán comiéndose unos a otros. (Tú comprenderás que estoy exagerando, pero no sería la primera vez que sucede...)

Sin más por el momento, se despide afectuosamente tu tío:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XVIIDecimoséptima Carta: Los sueños

Autor: Enrique Tapia http://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6654

Queridísimo sobrino:

Hace algún tiempo te dije que tenía que hablarte sobre la psicología. Unos conocimientos básicos sobre este tema te pueden ayudar mucho en la misión. Y precisamente tu consulta acerca de los sueños del muchacho me da pie para tratar el asunto.

Veo que en los últimos días el muchacho ha tenido una serie de sueños extraños, inconexos, repetitivos, que le han dejado perturbado. Unos eran totalmente ficticios, con personajes irreales y situaciones imposibles. Otros, con personas y hechos tan reales como la vida misma, hasta el punto de que era difícil saber si era un sueño o realidad. Un día esto llegó a provocarle remordimientos de conciencia, pues en un sueño había matado a un amigo, y por momentos pensó que realmente lo había hecho.

Ante esta situación, tú te has visto desbordado. Has intentado calmarle, distraerle con otros pensamientos, pero una y otra vez las imágenes de los sueños volvían a su mente. No sabías qué hacer para entrar en su psicología y serenarle, no conocías la causa de esos sueños y el modo en que pueden influir en las personas. Ahora el muchacho está intranquilo, continúa albergando en su interior una preocupación por el significado de esos sueños. Busca relacionarlo con todo y con todos: sus padres, sus hermanos, su novia, amigos, profesores... Se le han ocurrido muchísimas interpretaciones posibles, pero no está seguro de ninguna. Está comenzando a obsesionarse psicológicamente, lo que hace indispensable y urgente tu acertada intervención.

Lo primero que te recomiendo hacer, para preparar el terreno, es que el muchacho piense que los sueños son sólo sueños y la realidad es la realidad. Parece una tontería, pero es un primer paso muy importante. Para ello puedes ayudarte de Joel, ángel custodio de su padre. Tenéis que actuar en equipo. Que él logre que su padre se acerque al muchacho (cuanto antes, no

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hay tiempo que perder) de forma paternal, tal vez con un regalo imprevisto. Entonces, el muchacho, confiado, que comente a su padre su preocupación por esos extraños sueños. Y será el momento en que Joel podrá inspirar estas palabras a su padre:

- Hijo, a fin de cuentas, los sueños son sólo sueños.

De inmediato no producirán ningún efecto, pero después el muchacho las reflexionará, las dará vueltas, y serán un punto de apoyo firme sobre el que construir.

Poco a poco, según pase el tiempo y al no encontrar ninguna interpretación objetiva de los sueños en referencia a la realidad, se convencerá de la verdad: no hay que buscar interpretaciones extrañas a los sueños ni querer que todos se correspondan con los hechos reales, pasados o futuros. Este paso es muy importante, pues hoy en día imperan los psicólogos y psicoanalistas de tipo freudiano con una interpretación reduccionista de la psiquis humana. Para ellos, los sueños son la piedra angular de la ciencia psicológica, pues permiten - según ellos - llegar a conocer el subconsciente, el cual - de nuevo, según ellos - es el verdadero yo de la persona. Dicen que los hombres se tienen que liberar de su consciente y dar rienda suelta a sus instintos más espontáneos, bajos e inconscientes, pues así son verdaderamente ellos mismos. Y los sueños son donde mejor se descubre lo que uno realmente es, piensa y desea.

¡Qué tonterías! Imagínate, los hombres, con su capacidad para pensar, querer, decidir, optar libremente, lo que les hace ser auténticamente hombres y distinguirse de los animales, ahora, según estos psicólogos de moda, tienen que renunciar a su consciente y dejarse llevar por sus instintos más bajos e inconscientes. Es decir, tienen que volverse animalitos para ser ellos mismos. ¿No te parece una paradoja? Pues bien, con técnicas psicológicas y mucha retórica llegan a convencer a muchas personas de que así deben comportarse.

Pero volviendo a tu protegido, como te decía, es importante este primer paso: lograr que esté tranquilo y sereno, no dando a sus sueños mayor importancia. Entonces, ¿qué son los sueños? - se preguntará. Bien, puedes hacerle entender que cuando los hombres están dormidos, dependiendo del grado de profundidad de su estado de letargo, los sentidos e incluso la inteligencia (en alguna de sus funciones) pueden estar activas. Esto es fácil de comprobar, por ejemplo, cuando estando dormido escucha ruidos que, de alguna manera, insiere en la historia de lo que está soñando. ¿A quién no le ha pasado esto? Pero sobre todo es la imaginación la que continúa funcionando, recreando imágenes que después del sueño la persona pueden recordar. E incluso se dan casos de sonambulismo, en el que las mismas facultades motoras entran en acción y la persona, completamente dormida, camina, habla, incluso con los ojos abiertos. Yo tuve un caso así de un niño, y cuando despertaba al día siguiente, no se acordaba de nada. Es algo verdaderamente extraño en lo que la ciencia de los hombres tiene mucho campo por delante para explorar.

Una vez logrado este estado de serenidad y equilibrio, es importante que mantengas en él la salud psicológica. Recuerda lo que te dije hace tiempo: Mens sana in corpore sano. Sé que el muchacho es un gran deportista y goza de buena salud física. También, gracias a la educación de sus padres y al ambiente familiar vivido en su infancia y primera adolescencia, su psicología es sana. Es necesario, por tanto, que trabajes por conservar, fortalecer y aumentar el equilibrio mental del muchacho. Estos años son los decisivos en la formación de su personalidad y en la construcción de su futuro. Muchos adultos se comportan infantilmente porque en su juventud no tuvieron un buen guía que les ayudara a madurar. Y otros, infelizmente, han llegado a destruir su psicología y son casos de verdadera esquizofrenia. ¡Qué pena me dan! El esquizofrénico es un verdadero enfermo mental. Ha llegado a deformar la realidad de tal forma que no distingue lo real de sus imaginaciones o de sus visiones; se crea todo un mundo ideal, que sólo existe en su mente, que le obsesiona y le vuelve loco. ¡Pobrecitos!, ¿verdad? Desgraciadamente, algunos de estos casos de locura pueden ser peligrosos: se trata de maniáticos y de la esquizofrenia criminal. Pero, gracias a Dios, en la mayoría de los casos son locos inofensivos.

Por eso, aunque es remota la posibilidad, vigila para que tu protegido no llegue a estados que le conduzcan a la esquizofrenia. Pues a ésta se llega poco a poco, no de la noche a la mañana.

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Se comienza con pequeñas obsesiones, cavilaciones mentales, psicosis sobre cosas que son sólo imaginaciones, no son reales. - “Que si esto no me gusta, que si lo otro me hace daño, que si lo de más allá lo hacen para fastidiarme...” - Cuidado con las manías y “tiquis-miquis”, pues también son indicio de obsesión. Sí, cada uno es cada uno con sus cadaunadas (¡qué verdad es esto!). Pero de allí a ser un maniático, hay diferencia. El muchacho ha de ser él mismo con sencillez, normalidad, coherencia y autenticidad. No obsesionarse, no cavilar inútilmente. Ser uno y él mismo con sus padres, con sus amigos, con su novia, con él mismo y con el Jefe. Si no, allí empiezan las divisiones de personalidad y las esquizofrenias. Porque si no se vive como se piensa, al final se termina pensando como se vive.

Espero haberte iluminado un poco con este asunto. Si sigues las pautas de acción, puedes estar seguro que en unos meses el muchacho ya se habrá olvidado del problema obsesivo de sus sueños. Y habrá aprendido una lección para su vida, que le servirá para siempre, y con su experiencia podrá ayudar a otros. Dejo en tus manos el cómo llevar adelante esta terapia. Pero recuerda: es urgente dar el primer paso para trabajar después con tranquilidad y serenidad, tuya y del muchacho.

Carta de un ángel a su sobrino XVIIIDecimoctava Carta: Cuando llega la hora

Autor: Enrique Tapia

Muy querido y celestial Roel:

He recibido la feliz noticia cuando regresaba de la adoración vespertina ante el Jefe. El responsable del servicio de acogida del C.A.E.L.O. me trajo la información con diligencia y gran júbilo. Claro, nosotros ya conocíamos el desenlace final y podíamos gozarnos sabiendo que un nuevo hijo del hombre pasaba a formar parte del Reino de los Cielos para toda la eternidad.

Por lo que he sabido, no fue tan fácil para ti. Los acontecimientos se sucedieron muy rápido. Te cogió totalmente por sorpresa. Con tan sólo 16 años, el muchacho tenía toda la vida por delante. Habías estado trabajando duro para que en su juventud forjara la personalidad madura y responsable que debería tener en su vida futura. Y lo estabas logrando con éxito. Pero los caminos del Jefe no son nuestros caminos. Nadie sabe la hora ni el lugar en que Él llama ante sí a los hombres, ni siquiera nosotros. Es algo con lo que debemos contar. Por eso era tan importante la vigilancia en todo momento de la vida del muchacho. Muchas veces, cuando menos se espera, llega la hora...

Supe que el Enemigo estuvo muy atento para dar la batalla final, con todas sus fuerzas y energías. El duelo fue terrible. La lucha, literalmente agónica. En esos últimos instantes el muchacho podía decidir su destino... para siempre.

Tu actuación fue espléndida, te felicito. Lo primero, como te decía, por esa actitud de continua vigilancia. ¡Jamás hay que confiarse! Hay que estar constantemente atentos a lo que sucede, pues “el enemigo ronda como león rugiente buscando a quién devorar”. Y así estabais el muchacho y tú, la tarde pasada, cuando salió con su novia para una fiesta. Algunos amigos le habían convencido para que fuera en coche, dado que era una fiesta especial y en un local a las afueras de la ciudad. A pesar de que no tenía el carnet ni permiso de sus padres, decidió arreglárselas para “tomar prestado” el coche de papá y salir a escondidas de casa, mientras sus padres pasaban la tarde con unos amigos.

Entonces tú ya le estabas haciendo ver que eso no estaba bien y que podía tener consecuencias negativas. Pero esta vez no te hizo caso y, aunque en conciencia no se sentía bien, decidió actuar así a pesar de todo. Por otra parte, se sentía feliz: siempre había sido un chico bueno y ahora estaba cometiendo una pequeña travesura.

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- Peccata minuta - pensaba. - A fin de cuentas, no va a pasar nada. Voy a la fiesta, me “pavoneo” del coche y de la novia, regresando lleno el depósito de gasolina y se acabó. Mis padres nunca se enterarán.

Tú pasaste a la retaguardia esperando otro día para hacerle reflexionar, sin pensar ya en la fiesta, los amigos, la novia y el coche. Era una pequeña falta que después reconocería fácilmente. Y allí ibais los tres, él, su novia y tú, en el coche, camino de la fiesta. De repente te diste cuenta que teníais compañía. Un no-invitado muy desagradable, que aparece cuando menos lo esperas. Su presencia te dio a entender que algo anormal iba a suceder.

El ángel de las tinieblas Luzbel, secretario general del Enemigo, se presentó en el coche. Su rango te era conocido y te asustaste. Se tenía que tratar de algo grande.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntaste con cierto reparo.

- ¡Hola, angelito! - te respondió. - ¿No te has enterado?

- ¿Enterarme de qué?

- ¡Ah, entonces es verdad que no lo sabes!

- ¿De qué estás hablando?

- Vaya, vaya, parece que tu Jefe no te tiene bien informado.

En esos momentos, ya te había ganado la mitad de la batalla. Habías hecho tres preguntas que quedaron sin respuesta, mientras él te enredaba con su retórica y te incitaba a desconfiar de los tuyos. Por un momento temí por el resultado final. Entonces Luzbel atacó de nuevo:

- Hablo del accidente. Va a haber un accidente de coche, gravísimo. Y vengo a llevarme a tu chaval. Va a ser una víctima preciosa. ¿Sabes? Me han pagado más que nunca por esta misión.

No lo podías creer. ¿Cómo aquél infeliz demonio sabía lo que iba a suceder? ¿O sería una de sus mentiras para ponerte nervioso? ¿Y si fuera verdad? Más valía estar preparado. Pero entonces, ¿por qué no te habían avisado?¿Por qué él lo sabía y tú no?

Las patrañas de aquél desdichado habían logrado su objetivo. Estabas confuso, receloso y dudando qué hacer.

- El Demonio es el padre de la mentira - pensaste - y por tanto debe ser mentira lo que me está diciendo. Pero entonces, ¿por qué demonios estaba en el coche Luzbel, nada más y nada menos que el secretario general de Su Pecaminosidad Lucifer?

La verdad es que te encontraste sin respuestas. Dudabas. No veías claro para tomar una decisión. Ni tu intuición angélica te sirvió en esos momentos. Parecía que algo no te dejaba ver. Las tinieblas invadían tu espíritu.

Entonces, en esa delicada situación, tomaste una decisión que fue el inicio y la clave de la victoria: confiar en el Jefe pasara lo que pasara.

- Tal vez sea mentira lo del accidente - pensaste - y me quiere engañar, o tal vez sea verdad. No lo sé. De cualquier forma, el Jefe sabe lo que hace, si no me han avisado será por algo. Y si realmente va a haber un accidente, este demonio ha perdido una baza, pues me ha puesto al corriente. Voy a estar preparado...

¡Felicidades! Eso era todo lo necesario para vencer: la confianza. Porque nosotros no sabemos cuando llega la hora de nuestros “pacientes”. Ni siquiera Luzbel lo sabía con certeza. Había intuido algo gracias a su servicio secreto de información, y, por si acaso, quiso aprovechar la ocasión intentando enredarte con sus astucias. Pero tú le venciste desde el momento en que

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confiaste en el Jefe, te pusiste en sus manos y te preparaste para la batalla final.

Mientras hablabas con Luzbel, el muchacho conducía el coche por la carretera, feliz de ir a la fiesta con una bonita novia y con un brillante Volkswagen. Ambos conversaban por el camino y de vez en cuando se besuqueaban. En un momento, se distrajo. Se quedó demasiado tiempo hablando y mirando a su novia, y no vio que de la curva que iba a tomar salieron, ocupando ambos carriles, dos camiones a alta velocidad. Ella gritó. El muchacho reaccionó de inmediato, pero el choque era inevitable. En décimas de segundo, dio un volantazo queriendo evitar el choque contra la parte que ocupaba su novia. El coche giró bruscamente a la derecha y un camión lo envistió directamente por el lado del conductor. El impacto fue terrible. El coche quedó incrustado en el camión y fue arrastrado a lo largo de 80 metros mientras el camión frenaba chirriando.

Cuando todo terminó, examinaste la situación. Tu protegido estaba en su asiento, aprisionado por el cinturón de seguridad y entre un amasijo de hierros. ¿Muerto? ¡No! ¡Aún respiraba! Pero su estado no daba esperanzas, no tardaría en dejar ese mundo. Miró a su derecha y vio a su novia. Estaba inconsciente. No respiraba.

Antes de que reaccionaras, Luzbel se adelantó. Era el ataque final, su presa no podía escapar. La situación le era favorable.

- ¡Mira, está muerta! - le dijo al muchacho. - Estúpido, todo por tu culpa. ¡Ha muerto por tu culpa! Y ahora, ¿qué? ¿De qué vale toda tu vida tratando de ser bueno? ¿De qué vale tu Dios y tu religión? Ha muerto y tú vas a morir también. Te condenarás por esto.

- ¡No, no puede estar muerta! - pensó el muchacho. Se intentó mover para alcanzarla pero estaba atrapado entre los hierros. Un intenso dolor atravesó su cabeza y la respiración se le dificultaba, se le hacía casi imposible. Ella permanecía inmóvil y sin respirar.

- ¡Sí, está muerta! - repitió Luzbel. - Bonita idea la de venir a la fiesta y tomar el coche de tu padre. ¡Ahora lo vas a pagar!

Por fin interviniste. ¡Ya era hora! Te pusiste en manos de Altísimo y, a pesar de que tu adversario te superaba en grado y experiencia, te lanzaste a la lucha confiando en el triunfo.

- Está bien, acepta la realidad, - le dijiste al muchacho. - Te queda poco tiempo de vida.

- ¡Sí, te queda poco de vida y vas a venir a hacernos compañía al Infierno!- interrumpió Luzbel. - Pero no te preocupes, allí se está muy bien. No hay Jefe a quien obedecer y puedes hacer todo lo que quieras. Allí serás muy feliz...

- ¡No te dejes engañar! - le gritaste. - No hay felicidad lejos del Jefe.

- Todas las novias y todos los coches que quieras para ti...

- ¡¡Es mentira!! ¡¡Sólo quiere tu alma para ser pasto de las llamas y saciar su odio!!

Sí, era mentira. Y el muchacho lo sabía. Pero tú todavía no te enterabas de cuál era el verdadero problema. En el fondo de su conciencia, tu alma encomendada, que toda la vida había tratado de portarse bien, de vivir los valores humanos, de ser buen cristiano, en estos momentos decisivos se encontraba frente a la muerte con un grave peso que le atormentaba. A su lado yacía su novia, sin vida, por su culpa. Había intentado salvarla en el último momento, evitando el choque frontal. Pero fue inútil. Ahora estaba pagando las consecuencias. Hubiera dado todo por salvar la vida de su novia. Pero ahora... Le afligía una honda tristeza y desazón interior. ¡Maldita sea!, ¿qué le esperaría después? ¿Podía confiar en la misericordia y el perdón, cuando había cometido un error que llevó a esa situación desastrosa?

No, sin duda que era culpable de lo sucedido. Una angustia terrible invadía su corazón, contemplando a su novia muerta y sabiéndose con pocos minutos de vida. Cada vez respiraba con mayor dificultad. Fuera del coche, el camionero que los había arroyado los observaba con

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espanto y fue a llamar a una ambulancia. A él ya no le importaba. No había nada que hacer.

- Bien, muchacho, ya ves que la vida se te acaba - el ángel de las tinieblas volvió a la carga. - Olvídate de tu novia, de tus padres, de tu Dios, y piensa en ti mismo. ¿Siempre tratando de ser bueno para terminar así? No vale la pena. De nada te ha servido...

¡Qué tremenda tentación! ¿Desesperar? ¿Renegar de toda su vida? ¿Maldecir por un final así? Estos pensamientos rondaban su cabeza, mientras tú te afanabas para que no aceptara la tentación en los últimos minutos de su vida.

-¿Qué pensarán mis padres de mí? - se preguntó - ¿Y los padres de mi novia? ¡Jamás me perdonarán!. Su vida truncada por mi culpa. No, no tengo perdón de Dios...

Entonces, cuando ya todo estaba perdido, en los últimos segundos de vida, lograste un cambio en su actitud. Con tu insistencia, después de repetirle a su conciencia mil veces que confiara en el Jefe, conseguiste en él un acto de fe, el más importante de su vida, renaciendo en él la misma confianza que poco antes tú habías tenido.

-¡¡¡Nooo!!! - gritó con voz potente. El camionero, que se había apartado unos metros, corrió hacia él.

- ¡Dios mío! - exclamó - ¡perdóname!

- ¡¡Bien, eso es!! - le dijiste.

- ¡No! - exclamó Luzbel - ¡No hagas eso!

- ¡Dios mío, perdóname! - repitió el muchacho. - Yo no quería lo que ha sucedido. Por favor... - se le saltaron las lágrimas, su respiración se apagaba...

Entonces Luzbel se abalanzó sobre su alma como un mastín, pero tú te interpusiste. Hubo un duro forcejeo entre vosotros, mientras el muchacho expiraba y moría en el asiento del coche. Al instante, Luzbel dio un grito estentóreo y huyó despavorido hacia sus moradas infernales, dejándote jadeando espiritualmente.

Quedaste solo en el coche, exhausto, mirando los dos cuerpos inertes. Alzaste la mirada al cielo preguntándote por el resultado final. Habías hecho todo lo posible. ¿Y ahora? No hubo respuesta.

Volviste a casa preocupado y angustiado. ¿Habrías realizado bien la misión? Te urgía comunicarte conmigo para saberlo y me escribiste el informe que aludí al inicio de esta carta.

A estas horas ya debes estar feliz por el resultado de tu primera misión. Todo se ha consumado. Tu alma encomendada dejó el mundo haciendo un acto de confianza en el perdón, según los designios divinos. En estos momentos goza de las sinfonías angélicas, acompañado de su novia, y velando por sus familiares que le lloran en la tierra.

Respecto a ti, te hemos concedido una semana terrestre de vacaciones para que recuperes fuerzas y descanses. Después te asignaré otra misión, que seguramente realizarás tan bien como la presente.

En cuanto a Luzbel, dado que me preguntabas en tu carta, te diré que no le fue tan bien como a ti. Ésa es la diferencia entre nosotros y ellos. Tú, en los éxitos y en los fracasos, en la prosperidad y en la adversidad, siempre recibirás de los tuyos comprensión, apoyo, estima, ayuda y amor. Ellos, hagan lo que hagan, una vez que regresan son castigados, recriminados, objeto de sospechas y calumnias, procesados y metidos bajo arresto hasta que el Enemigo desea. Su ley es el ego... ¿Cómo se decía? ¡Ah, ya! Recordé que no puedo decir esa palabra. En fin, supe que Luzbel escapó de la guardia infernal y ahora vaga por la tierra huyendo de sus perseguidores. Tal vez te lo encontrarás en alguna ocasión, estáte prevenido.

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Es todo por hoy. Te deseo un feliz período de descanso y que disfrutes tus vacaciones. No olvides el cultivo del espíritu con los ejercicios que te enseñé de San Ignacio de Loyola. Debes mantenerte en forma.

Con un cordial saludo, se despide:Rafael Arcángel

Carta de un ángel a su sobrino XVIIIDecimoctava Carta: Cuando llega la hora

Autor: Enrique Tapia

Muy querido y celestial Roel:

He recibido la feliz noticia cuando regresaba de la adoración vespertina ante el Jefe. El responsable del servicio de acogida del C.A.E.L.O. me trajo la información con diligencia y gran júbilo. Claro, nosotros ya conocíamos el desenlace final y podíamos gozarnos sabiendo que un nuevo hijo del hombre pasaba a formar parte del Reino de los Cielos para toda la eternidad.

Por lo que he sabido, no fue tan fácil para ti. Los acontecimientos se sucedieron muy rápido. Te cogió totalmente por sorpresa. Con tan sólo 16 años, el muchacho tenía toda la vida por delante. Habías estado trabajando duro para que en su juventud forjara la personalidad madura y responsable que debería tener en su vida futura. Y lo estabas logrando con éxito. Pero los caminos del Jefe no son nuestros caminos. Nadie sabe la hora ni el lugar en que Él llama ante sí a los hombres, ni siquiera nosotros. Es algo con lo que debemos contar. Por eso era tan importante la vigilancia en todo momento de la vida del muchacho. Muchas veces, cuando menos se espera, llega la hora...

Supe que el Enemigo estuvo muy atento para dar la batalla final, con todas sus fuerzas y energías. El duelo fue terrible. La lucha, literalmente agónica. En esos últimos instantes el muchacho podía decidir su destino... para siempre.

Tu actuación fue espléndida, te felicito. Lo primero, como te decía, por esa actitud de continua vigilancia. ¡Jamás hay que confiarse! Hay que estar constantemente atentos a lo que sucede, pues “el enemigo ronda como león rugiente buscando a quién devorar”. Y así estabais el muchacho y tú, la tarde pasada, cuando salió con su novia para una fiesta. Algunos amigos le habían convencido para que fuera en coche, dado que era una fiesta especial y en un local a las afueras de la ciudad. A pesar de que no tenía el carnet ni permiso de sus padres, decidió arreglárselas para “tomar prestado” el coche de papá y salir a escondidas de casa, mientras sus padres pasaban la tarde con unos amigos.

Entonces tú ya le estabas haciendo ver que eso no estaba bien y que podía tener consecuencias negativas. Pero esta vez no te hizo caso y, aunque en conciencia no se sentía bien, decidió actuar así a pesar de todo. Por otra parte, se sentía feliz: siempre había sido un chico bueno y ahora estaba cometiendo una pequeña travesura.

- Peccata minuta - pensaba. - A fin de cuentas, no va a pasar nada. Voy a la fiesta, me “pavoneo” del coche y de la novia, regresando lleno el depósito de gasolina y se acabó. Mis padres nunca se enterarán.

Tú pasaste a la retaguardia esperando otro día para hacerle reflexionar, sin pensar ya en la fiesta, los amigos, la novia y el coche. Era una pequeña falta que después reconocería fácilmente. Y allí ibais los tres, él, su novia y tú, en el coche, camino de la fiesta. De repente te diste cuenta que teníais compañía. Un no-invitado muy desagradable, que aparece cuando menos lo esperas. Su presencia te dio a entender que algo anormal iba a suceder.

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El ángel de las tinieblas Luzbel, secretario general del Enemigo, se presentó en el coche. Su rango te era conocido y te asustaste. Se tenía que tratar de algo grande.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntaste con cierto reparo.

- ¡Hola, angelito! - te respondió. - ¿No te has enterado?

- ¿Enterarme de qué?

- ¡Ah, entonces es verdad que no lo sabes!

- ¿De qué estás hablando?

- Vaya, vaya, parece que tu Jefe no te tiene bien informado.

En esos momentos, ya te había ganado la mitad de la batalla. Habías hecho tres preguntas que quedaron sin respuesta, mientras él te enredaba con su retórica y te incitaba a desconfiar de los tuyos. Por un momento temí por el resultado final. Entonces Luzbel atacó de nuevo:

- Hablo del accidente. Va a haber un accidente de coche, gravísimo. Y vengo a llevarme a tu chaval. Va a ser una víctima preciosa. ¿Sabes? Me han pagado más que nunca por esta misión.

No lo podías creer. ¿Cómo aquél infeliz demonio sabía lo que iba a suceder? ¿O sería una de sus mentiras para ponerte nervioso? ¿Y si fuera verdad? Más valía estar preparado. Pero entonces, ¿por qué no te habían avisado?¿Por qué él lo sabía y tú no?

Las patrañas de aquél desdichado habían logrado su objetivo. Estabas confuso, receloso y dudando qué hacer.

- El Demonio es el padre de la mentira - pensaste - y por tanto debe ser mentira lo que me está diciendo. Pero entonces, ¿por qué demonios estaba en el coche Luzbel, nada más y nada menos que el secretario general de Su Pecaminosidad Lucifer?

La verdad es que te encontraste sin respuestas. Dudabas. No veías claro para tomar una decisión. Ni tu intuición angélica te sirvió en esos momentos. Parecía que algo no te dejaba ver. Las tinieblas invadían tu espíritu.

Entonces, en esa delicada situación, tomaste una decisión que fue el inicio y la clave de la victoria: confiar en el Jefe pasara lo que pasara.

- Tal vez sea mentira lo del accidente - pensaste - y me quiere engañar, o tal vez sea verdad. No lo sé. De cualquier forma, el Jefe sabe lo que hace, si no me han avisado será por algo. Y si realmente va a haber un accidente, este demonio ha perdido una baza, pues me ha puesto al corriente. Voy a estar preparado...

¡Felicidades! Eso era todo lo necesario para vencer: la confianza. Porque nosotros no sabemos cuando llega la hora de nuestros “pacientes”. Ni siquiera Luzbel lo sabía con certeza. Había intuido algo gracias a su servicio secreto de información, y, por si acaso, quiso aprovechar la ocasión intentando enredarte con sus astucias. Pero tú le venciste desde el momento en que confiaste en el Jefe, te pusiste en sus manos y te preparaste para la batalla final.

Mientras hablabas con Luzbel, el muchacho conducía el coche por la carretera, feliz de ir a la fiesta con una bonita novia y con un brillante Volkswagen. Ambos conversaban por el camino y de vez en cuando se besuqueaban. En un momento, se distrajo. Se quedó demasiado tiempo hablando y mirando a su novia, y no vio que de la curva que iba a tomar salieron, ocupando ambos carriles, dos camiones a alta velocidad. Ella gritó. El muchacho reaccionó de inmediato, pero el choque era inevitable. En décimas de segundo, dio un volantazo queriendo evitar el choque contra la parte que ocupaba su novia. El coche giró bruscamente a la derecha y un camión lo envistió directamente por el lado del conductor. El impacto fue terrible. El coche

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quedó incrustado en el camión y fue arrastrado a lo largo de 80 metros mientras el camión frenaba chirriando.

Cuando todo terminó, examinaste la situación. Tu protegido estaba en su asiento, aprisionado por el cinturón de seguridad y entre un amasijo de hierros. ¿Muerto? ¡No! ¡Aún respiraba! Pero su estado no daba esperanzas, no tardaría en dejar ese mundo. Miró a su derecha y vio a su novia. Estaba inconsciente. No respiraba.

Antes de que reaccionaras, Luzbel se adelantó. Era el ataque final, su presa no podía escapar. La situación le era favorable.

- ¡Mira, está muerta! - le dijo al muchacho. - Estúpido, todo por tu culpa. ¡Ha muerto por tu culpa! Y ahora, ¿qué? ¿De qué vale toda tu vida tratando de ser bueno? ¿De qué vale tu Dios y tu religión? Ha muerto y tú vas a morir también. Te condenarás por esto.

- ¡No, no puede estar muerta! - pensó el muchacho. Se intentó mover para alcanzarla pero estaba atrapado entre los hierros. Un intenso dolor atravesó su cabeza y la respiración se le dificultaba, se le hacía casi imposible. Ella permanecía inmóvil y sin respirar.

- ¡Sí, está muerta! - repitió Luzbel. - Bonita idea la de venir a la fiesta y tomar el coche de tu padre. ¡Ahora lo vas a pagar!

Por fin interviniste. ¡Ya era hora! Te pusiste en manos de Altísimo y, a pesar de que tu adversario te superaba en grado y experiencia, te lanzaste a la lucha confiando en el triunfo.

- Está bien, acepta la realidad, - le dijiste al muchacho. - Te queda poco tiempo de vida.

- ¡Sí, te queda poco de vida y vas a venir a hacernos compañía al Infierno!- interrumpió Luzbel. - Pero no te preocupes, allí se está muy bien. No hay Jefe a quien obedecer y puedes hacer todo lo que quieras. Allí serás muy feliz...

- ¡No te dejes engañar! - le gritaste. - No hay felicidad lejos del Jefe.

- Todas las novias y todos los coches que quieras para ti...

- ¡¡Es mentira!! ¡¡Sólo quiere tu alma para ser pasto de las llamas y saciar su odio!!

Sí, era mentira. Y el muchacho lo sabía. Pero tú todavía no te enterabas de cuál era el verdadero problema. En el fondo de su conciencia, tu alma encomendada, que toda la vida había tratado de portarse bien, de vivir los valores humanos, de ser buen cristiano, en estos momentos decisivos se encontraba frente a la muerte con un grave peso que le atormentaba. A su lado yacía su novia, sin vida, por su culpa. Había intentado salvarla en el último momento, evitando el choque frontal. Pero fue inútil. Ahora estaba pagando las consecuencias. Hubiera dado todo por salvar la vida de su novia. Pero ahora... Le afligía una honda tristeza y desazón interior. ¡Maldita sea!, ¿qué le esperaría después? ¿Podía confiar en la misericordia y el perdón, cuando había cometido un error que llevó a esa situación desastrosa?

No, sin duda que era culpable de lo sucedido. Una angustia terrible invadía su corazón, contemplando a su novia muerta y sabiéndose con pocos minutos de vida. Cada vez respiraba con mayor dificultad. Fuera del coche, el camionero que los había arroyado los observaba con espanto y fue a llamar a una ambulancia. A él ya no le importaba. No había nada que hacer.

- Bien, muchacho, ya ves que la vida se te acaba - el ángel de las tinieblas volvió a la carga. - Olvídate de tu novia, de tus padres, de tu Dios, y piensa en ti mismo. ¿Siempre tratando de ser bueno para terminar así? No vale la pena. De nada te ha servido...

¡Qué tremenda tentación! ¿Desesperar? ¿Renegar de toda su vida? ¿Maldecir por un final así? Estos pensamientos rondaban su cabeza, mientras tú te afanabas para que no aceptara la tentación en los últimos minutos de su vida.

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-¿Qué pensarán mis padres de mí? - se preguntó - ¿Y los padres de mi novia? ¡Jamás me perdonarán!. Su vida truncada por mi culpa. No, no tengo perdón de Dios...

Entonces, cuando ya todo estaba perdido, en los últimos segundos de vida, lograste un cambio en su actitud. Con tu insistencia, después de repetirle a su conciencia mil veces que confiara en el Jefe, conseguiste en él un acto de fe, el más importante de su vida, renaciendo en él la misma confianza que poco antes tú habías tenido.

-¡¡¡Nooo!!! - gritó con voz potente. El camionero, que se había apartado unos metros, corrió hacia él.

- ¡Dios mío! - exclamó - ¡perdóname!

- ¡¡Bien, eso es!! - le dijiste.

- ¡No! - exclamó Luzbel - ¡No hagas eso!

- ¡Dios mío, perdóname! - repitió el muchacho. - Yo no quería lo que ha sucedido. Por favor... - se le saltaron las lágrimas, su respiración se apagaba...

Entonces Luzbel se abalanzó sobre su alma como un mastín, pero tú te interpusiste. Hubo un duro forcejeo entre vosotros, mientras el muchacho expiraba y moría en el asiento del coche. Al instante, Luzbel dio un grito estentóreo y huyó despavorido hacia sus moradas infernales, dejándote jadeando espiritualmente.

Quedaste solo en el coche, exhausto, mirando los dos cuerpos inertes. Alzaste la mirada al cielo preguntándote por el resultado final. Habías hecho todo lo posible. ¿Y ahora? No hubo respuesta.

Volviste a casa preocupado y angustiado. ¿Habrías realizado bien la misión? Te urgía comunicarte conmigo para saberlo y me escribiste el informe que aludí al inicio de esta carta.

A estas horas ya debes estar feliz por el resultado de tu primera misión. Todo se ha consumado. Tu alma encomendada dejó el mundo haciendo un acto de confianza en el perdón, según los designios divinos. En estos momentos goza de las sinfonías angélicas, acompañado de su novia, y velando por sus familiares que le lloran en la tierra.

Respecto a ti, te hemos concedido una semana terrestre de vacaciones para que recuperes fuerzas y descanses. Después te asignaré otra misión, que seguramente realizarás tan bien como la presente.

En cuanto a Luzbel, dado que me preguntabas en tu carta, te diré que no le fue tan bien como a ti. Ésa es la diferencia entre nosotros y ellos. Tú, en los éxitos y en los fracasos, en la prosperidad y en la adversidad, siempre recibirás de los tuyos comprensión, apoyo, estima, ayuda y amor. Ellos, hagan lo que hagan, una vez que regresan son castigados, recriminados, objeto de sospechas y calumnias, procesados y metidos bajo arresto hasta que el Enemigo desea. Su ley es el ego... ¿Cómo se decía? ¡Ah, ya! Recordé que no puedo decir esa palabra. En fin, supe que Luzbel escapó de la guardia infernal y ahora vaga por la tierra huyendo de sus perseguidores. Tal vez te lo encontrarás en alguna ocasión, estáte prevenido.

Es todo por hoy. Te deseo un feliz período de descanso y que disfrutes tus vacaciones. No olvides el cultivo del espíritu con los ejercicios que te enseñé de San Ignacio de Loyola. Debes mantenerte en forma.

Con un cordial saludo, se despide:Rafael Arcángel

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Cartas de un ángel a su sobrino Indice http://es.catholic.net/secciones/articulo.phtml?ts=6&ca=135&te=208&id=6656

Fuente: Contenidos de Formación Integral Autor: Enrique Tapia

Las cartas de un ángel a su sobrino recogen la correspondencia entre dos ángeles: uno ya anciano y retirado a un trabajo de secretaría, y el otro joven, en su primera misión en la tierra.

AUTOR: Enrique TapiaEDITORIAL: Contenidos de Formación Integral

Primera carta: La misión del ángel Roel Segunda carta: Los ideales que mueven o deberían mover la vida Tercera carta: Los padres y los amigos Cuarta carta: El enamoramiento, la mujer y la sexualidad Quinta carta: El silencio Sexta carta: Los avances de la ciencia Séptima carta: La política Octava carta: Los medios de comunicación social Novena carta: La felicidad Décima carta: El amor Undécima carta: La enfermedad y la muerte Duodécima carta: La eutanasia Decimotercera carta: ¿Qué es la eternidad? Decimocuarta carta: El supermercado espiritual Decimoquinta carta: Los ángeles y la vida espiritual Decimosexta carta: Naturaleza y ecología Decimoséptima carta: La salud psicológica Decimoctava carta: Fin de la misión de Roel

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Fuente: Contenidos de Formación Integral Autor: Enrique Tapia

Las cartas de un ángel a su sobrino recogen la correspondencia entre dos ángeles: uno ya anciano y retirado a un trabajo de secretaría, y el otro joven, en su primera misión en la tierra.

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Primera carta: La misión del ángel Roel Segunda carta: Los ideales que mueven o deberían mover la vida Tercera carta: Los padres y los amigos Cuarta carta: El enamoramiento, la mujer y la sexualidad Quinta carta: El silencio Sexta carta: Los avances de la ciencia

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Séptima carta: La política Octava carta: Los medios de comunicación social Novena carta: La felicidad Décima carta: El amor Undécima carta: La enfermedad y la muerte Duodécima carta: La eutanasia Decimotercera carta: ¿Qué es la eternidad? Decimocuarta carta: El supermercado espiritual Decimoquinta carta: Los ángeles y la vida espiritual Decimosexta carta: Naturaleza y ecología Decimoséptima carta: La salud psicológica Decimoctava carta: Fin de la misión de Roel

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