Casanovas Miro Jordi Las Necropolis Judias Hispanas Nuevas Aportaciones

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  • La tradicin a partir de la cual cada comunidad juda debe disponer de un lugar propio paraenterrar a sus muertos se remonta a la poca de Abraham cuando, tras la muerte de Sara, so-licit, en su condicin de forastero, a los hijos de Het un lugar para sepultarla (Gnesis 23,4). El lugar elegido, la cueva de la Macpel, se convirti con el tiempo en Panten de los Pa-triarcas y referente comn en la memoria del pueblo judo. Por esta razn la mayor parte dealjamas que se formaron en la Pennsula Ibrica contaron con una necrpolis en la que slolos judos tenan cabida, aunque algunas no lo tuvieron hasta bien entrado el siglo XIV. Du-rante mucho tiempo Cervera (Lleida) no dispuso ni de cementerio ni de sociedad fnebre ylos cadveres deban ser enterrados en otro lugar. As lo indica una de las responsa del rabBen Adret1, en la que se expresa claramente que no haba cementerio en aquella ciudad enuna fecha que Baer sita hacia 13002. Hasta 1343 no contamos con una referencia seguradel fossar dels juheus de Cervera. En 1326, Jaime II autoriz a los judos de la villa de Burria-na (Castelln de la Plana) para que dispusieran de un terreno en el trmino de la villa parainstalar en l su cementerio y evitarles de este modo el penoso traslado de los cadveres hastaMorvedre (Sagunto) o a otras localidades3.

    Por razones de salubridad, los cementerios judos se situaban extramuros y en ocasio-nes a considerable distancia, en lugares ligeramente elevados y orientados, siempre queesto fuera posible, hacia el sector donde se encontraba el barrio judo (Barcelona, Giro-na). En Barcelona, el recorrido desde la ciudad hasta el cementerio era largo y penoso, yaque adems haba que subir una empinada cuesta. No menos largo era el trayecto desdela ciudad de Zaragoza hasta la necrpolis situada en Miralbueno. En otros lugares sta selevantaba en un lugar cercano a las murallas (Murcia, Valencia, Crdoba) y junto a unade las puertas de la ciudad o al otro lado del ro cerca de un puente que serva de enlaceentre la necrpolis y el barrio judo (Segovia, Plasencia, Besal).

    Dentro del espacio destinado a necrpolis, se considera que la mayora estaban deli-mitadas por un muro con una o ms puertas, las tumbas estaban colocadas formando hi-leras, manteniendo entre ellas en una primera fase una distancia regular para adosarse, oincluso superponerse otras posteriormente. Los cadveres aparecen orientados con la ca-beza al oeste y los pies al este para que en el momento de la Resurreccin sus rostros estnvueltos hacia Jerusaln. Para poder orientar las sepulturas el sol es el elemento determinantey las ligeras diferencias que se advierten en algunos lugares obedecen a la diferente posicindel sol en el momento de su salida. Otras orientaciones se aprecian en algunas necrpolisgenuinamente judaicas (Valencia, Deza).

    La posibilidad de realizar nuevas intervenciones en las antiguas necrpolis judas connuevas metodologas gracias a las grandes obras de infraestructura que se han llevado a caboo simplemente gracias al derribo de viejos inmuebles, ha modificado sustancialmente nues-

    1 Sfer 1989, p. 190 [III, 291].2 Baer 1985, p. 154.3 Magdalena 1978, pp. 29 y 65.

    Las necrpolis judas hispanas. Nuevas aportacionesJORDI CASANOVAS MIRMuseu Nacional dArt de Catalunya

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    Cementerio, Sister Hagad,

    Londres, The British Library

    (Ms. Or. 2884, fol. 11v)

  • tra visin sustituyendo las antiguas dudas por nuevas certezas y, lgicamente, por nuevosproblemas. Atrs han quedado aquellas primeras excavaciones realizadas en Barcelona, Deza,Teruel o Segovia. En este artculo nos proponemos hacer balance de estos diez aos de inves-tigacin, fruto de los cuales es un mejor conocimiento de la evolucin de los enterramientosy muy especialmente de la cronologa, autntico taln de Aquiles de la arqueologa juda.

    BARCELONA

    Desde los aos 1945-1946 en los que se llev a cabo la excavacin de una parte de la necr-polis de Montjuc, cuyos resultados ya fueron en su da publicados y ampliamente divulga-dos4, no se haba vuelto a tratar el tema hasta que en el ao 2001, con motivo de las obras deremodelacin de la montaa, se ha replanteado de nuevo el futuro de la necrpolis. El derri-bo de las antiguas instalaciones del Tiro de Pichn ha permitido una exploracin en superfi-cie de un amplio sector, parte de cuyas sepulturas aflora en superficie en un nmero muy su-perior al de las ciento setenta y una tumbas excavadas anteriormente. Razones de tipoadministrativo han paralizado el proyecto impidiendo, por el momento, resolver la ya anti-gua cuestin de la cronologa de las sepulturas antropomorfas, las de fosa y cmara lateral ylas trapezoidales con atad, nicos tipos documentados en esta necrpolis.

    GERONA

    Esta es probablemente una de las necrpolis mejor estudiadas de la Pennsula. Conocemosdiversos aspectos de ella gracias a la documentacin que ha estudiado situarla con preci-sin gracias a la perpetuacin de ciertos topnimos. Sabemos lo que ocurri en el momen-to de la expulsin y el destino de muchas de sus lpidas funerarias, algunas de las cuales sehan conservado, constituyendo en Gerona una de las colecciones de epitafios hebreos msimportantes de Espaa. Sin embargo, faltaba llevar a cabo una exploracin de la necrpo-lis, lo que en parte fue posible gracias, entre otras razones, a la aplicacin de las tcnicas deprospeccin mediante radar dentro del programa europeo Progress (Prospecci geofsica, re-cerca i excavaci selectiva del subsl), lo que permiti ya desde un primer momento la deli-mitacin del rea a excavar. Entre 1999 y 20005 se han llevado a cabo dos campaas de ex-cavacin en el antiguo solar de la necrpolis que han permitido por un lado fijar sus lmites,entre 10.000 y 12.000 m2, y por otro la localizacin de ciento noventa y dos tumbas muyparecidas a las de Barcelona. Entre las ms antiguas coexisten las antropomorfas y las queadoptan la forma de baera con losas de cubierta. En una fase posterior, difcil de fechar,aparecen las de fosa y cavidad lateral, hasta ahora exclusivas de la necrpolis de Barcelonay, al parecer, contemporneas de las de fosa y atad, cerrndose la secuencia con las de fo-sa simple, consideradas tipolgicamente como las ms recientes. Los ajuares, muy escasos,incluyen restos del tocado que cubra la cabeza, muy parecidos a los utilizados en Barcelo-na, algunos pendientes, un anillo de oro con una piedra verde, una hebilla de bronce de-corada con un grifo y diversos elementos metlicos, algunos de los cuales se pueden rela-cionar con el utillaje funerario, mientras que otros, difciles de identificar, estaran asociadosa ciertas prcticas funerarias cuya mecnica desconocemos. Las actuales excavaciones, sin

    4 Durn y Mills 1947.5 Palah et al. 2000.

    210 JORDI CASANOVAS MIR

  • embargo, no han proporcionado ningn elemento epigrfico nuevo, ni sobre piedra ni so-bre otro tipo de soporte, aunque las gestiones realizadas por el Ayuntamiento para la ad-quisicin de los terrenos del cementerio han permitido la localizacin de tres nuevas lpi-das, desgraciadamente fuera de contexto.

    SEGOVIA

    Se ha calculado que la necrpolis, situada en la ladera de un cerro frente a la ciudad al otrolado del ro Clamores, se extenda sobre una superficie de una hectrea de la que actualmentese han excavado unos 256 m2. En esta necrpolis6 encontramos tanto enterramientos encmaras hipogeas como sepulcros en fosa, constituyendo las primeras, ms antiguas quelos segundos, una rareza por el momento dentro del panorama de la arqueologa funerariajudaica hispana. El uso posterior como vertedero, como refugio o como lugar de habita-cin de estas cmaras hipogeas ha dificultado el anlisis de los depsitos ms antiguos quecontenan. La interpretacin de uno de estos depsitos, constituido por numerosos restoshumanos sin conexin, como un lugar de segunda deposicin de los huesos desde la se-pultura original nos parece algo extrao, incluso si tratamos de explicarlo por el rito de ladoble inhumacin7. La falta de paralelos impide por el momento afirmar o negar nada, pues

    ninguna relacin guardan con stas las tumbas de fosa concmara lateral de Barcelona y Gerona, ni se ha efectuadotodava ninguna exploracin de las cuevas artificiales deSagunto, ni sabemos todava nada de los resultados obteni-dos en la excavacin de la necrpolis del cerro del Castillode Burgos. En cualquier caso, queda abierta la cuestin desu cronologa, un problema que afecta por igual a casi to-das las necrpolis hispanas actualmente conocidas. El restode los enterramientos est constituido mayoritariamente tan-to por fosas antropoides talladas en la roca, con las cabece-ras circulares o cuadrangulares, como por las de baera olas de fosa simple en tierra, correspondiendo estas ltimasa la fase ms reciente de la necrpolis, sin que sea posible darmayores precisiones sobre la cronologa absoluta del yaci-miento, del que sabemos que estuvo en uso durante mu-cho tiempo. La ausencia de ajuares significativos, en reali-dad en los enterramientos judos no hay propiamente ajuares,que en este caso se reducen a fragmentos cermicos, algu-nas pocas monedas entre las que aparece un dinero de vellnde Alfonso VIII (entre 1170 y 1212) y algunos zarcillos deplata, refleja las dificultades existentes para fechar un con-junto de este tipo. De hecho, hasta el momento de iniciar suexcavacin nada se saba excepto su ubicacin aproximadagracias a una breve referencia documental del ao 1460 enla que se cita el Fonsario de los judos como lmite de unaserie de propiedades8.

    6 Fernndez Esteban 2000, pp. 194-

    198.7 Krauss 1934, pp. 1-11.8 Fernndez Esteban 1997, p. 226.

    Cortejo fnebre judo, Agad

    Morisca (Castilla, 1300), Londres,

    The British Library (Ms. Or.

    2737, fol. 84r)

    LAS NECRPOLIS JUDAS HISPANAS 211

  • SEVILLA

    Una excavacin de urgencia permiti en 1992 acometer la primera campaa de excavacinde la necrpolis sevillana al exterior de la Puerta de la Carne, donde ya en 1616 Juan deTorres y Alarcn situaba el cementerio judo9. Entre 1996 y 1997 se realiz una nueva cam-paa en una zona cercana a la ya excavada10, formando ambas parte de un mismo conjunto.Finalmente en 1999 pudo llevarse a cabo un sondeo en el barrio de San Bernardo11, al es-te del arroyo Tagarete, en el lugar de unas olleras, en el que los judos tuvieron una se-gunda necrpolis que la reina Isabel mand expropiar el 25 de marzo de 1482 porque enl se enterraban conversos segn el rito judaico. Las fuentes documentales as lo corrobo-ran pues, con motivo del pleito incoado contra el duque de Bjar por la posesin del pri-mer cementerio judo, uno de los judos que testificaba declar que las dichas tierras lastenan por campo de sus enterramientos fasta que compraron otras a las olleras12. Lasexcavaciones realizadas en estos tres puntos de la ciudad de Sevilla han permitido docu-mentar un total de trescientas cincuenta y dos sepulturas, catorce de las cuales correspon-den a los trabajos realizados en el barrio de San Bernardo (calle Marqus de Estella). Laprincipal aportacin de las tres intervenciones radica en la posibilidad de establecer unasecuencia cronolgica desde la fase inicial de la necrpolis, algunos aos despus de laconquista cristiana, hasta 1483 cuando la Inquisicin decret la expulsin, entre otros,de todos los judos de Sevilla que no aceptaran el bautismo, e incluso ms adelante, pu-dindose constatar cmo a lo largo de la primera mitad del siglo XVI se mantienen inhu-maciones segn el rito judaico. La tipologa de los enterramientos incluye sepulturas defosa y lucillos, conviviendo ambos sistemas a lo largo de toda la existencia de la necrpo-lis, aunque en algunos momentos la tcnica constructiva y el acabado manifiestan algu-nos cambios, predominando las primeras en la fase final. Los lucillos, unas estructuras deladrillo de planta trapezoidal cubiertas con bveda, tambin de ladrillo, y abiertas por lacabecera y los pies, que hasta la excavacin de la necrpolis de Sevilla slo se haba cons-tatado su presencia en Toledo, han proporcionado restos significativos de atades (hie-rros, clavos y madera) mayoritariamente trapezoidales. Como en otras necrpolis, los ob-jetos asociados a los enterramientos son muy escasos (elementos cermicos, objetos deadorno femeninos y alfileres de mortaja).

    BIEL (ZARAGOZA)

    La necrpolis se halla situada a unos doscientos metros de la poblacin sobre un cerro deunos 780 metros de altitud delimitado por el ro Arba de Biel al noroeste y por un pequeobarranco al sur y este. Su pronunciada pendiente unida a una fuerte erosin han provoca-do la prctica desaparicin de una parte del sector occidental del cementerio, mientrasque la parte oriental y la meridional se han visto afectadas por la construccin del cemen-terio moderno. Aunque no se conserva ninguna referencia documental sobre la misma,sin embargo la memoria popular mantuvo vivo su recuerdo en el topnimo Fosal de losJudos del Cantal hasta 1817, por lo menos13.

    Visibles algunas de las tumbas hasta los aos veinte del presente siglo, su redescubri-miento se produjo de modo fortuito durante el verano de 1990 al producirse un leve co-

    9 Santana Falcn 1995.10 Romo Salas et alii 1999.11 Santana Falcn 2000.12 Collantes de Tern 1984, p. 100.13 Lanzarote Subas 1992 (1).

    212 JORDI CASANOVAS MIR

  • rrimiento de tierras a causa de unatormenta. Tras una breve explora-cin se contabilizaron un total dedoce enterramientos, pudiendo ha-ber muchos ms dada su densidad,de formato rectangular, orientadosde oeste a este, y en un estado deconservacin muy deficiente. La in-tervencin14 se llev a cabo sobredos de ellos, dado que se trataba sim-plemente de una labor de recogidade restos humanos, reconocimien-to y catalogacin del enclave, sien-do la nmero 1 la que presenta unmayor inters. Se trata de un osa-rio individual excavado en la rocaque se supone estara cerrado por unnmero indeterminado de lajas. Sulongitud aproximada es de 65-70 cmy su anchura de 53-58 cm. Los hue-sos, algo desordenados e incomple-tos, sugieren la posibilidad de habersido trasladados desde otra tumba,lo que constituira una novedaddentro de las costumbres funerarias hispanohebreas, similar a la planteada en relacin alas cmaras hipogeas de Segovia. La nmero 2, una fosa excavada en la arenisca, adoptaen la zona de la cabeza una forma ligeramente redondeada. Mide entre 1,60 y 1,70 m delongitud y su anchura es de unos 0,43 m, lo que sin duda obligara a comprimir el cuer-po en el momento de la inhumacin. Los restos no van acompaados de ningn tipo deajuar, madera o clavos.

    UNCASTILLO (ZARAGOZA)

    La aparicin de abundantes restos humanos al construir un campo de ftbol y algo mstarde el hallazgo de una estela funeraria hebrea, actualmente desaparecida, en un sector cer-cano al llamado puente de los judos permitan conjeturar la existencia de una necrpolishebrea de la que hasta aquellos momentos se desconoca su ubicacin y sus lmites. De-bajo del camino medieval se localiz adems una breve inscripcin hebrea grabada sobreuna gran roca de arenisca que probablemente sealaba el acceso antiguo a la necrpolis15.

    De nuevo, como en el caso de Biel, las fuertes lluvias cadas en agosto de 1992 provo-caron algunos corrimientos de tierras poniendo al descubierto, entre el actual camino delas piscinas y el antiguo camino medieval que conduce al puente de los judos, un n-mero importante de tumbas de fosa simple, excavadas en la tierra o en la roca, cubiertasen su mayora de grandes losas planas sobre las que se levantaba un tmulo que serva

    14 Lanzarote Subas 1992 (2), pp. 143-

    146.15 Casanovas Mir 2001, pp. 40-41.

    LAS NECRPOLIS JUDAS HISPANAS 213

    Sepultura antropomorfa y

    cmaras hipogeas, Segovia,

    Cuesta de los Hoyos

  • para sealizar el lugar de la tumba. El mal estado de algunas de ellas hizo necesario cubrirlasde nuevo por tratarse de una excavacin de urgencia para la que no se obtuvo subvencinalguna16. De las restantes se procedi a la consolidacin de tres de ellas, perdindose unasdiez. En 1994 se inici una nueva campaa que tuvo que interrumpirse por diversos mo-tivos y de la que no se han publicado los resultados.

    LEN

    La necrpolis hebrea se encuentra en el arrabal de Puente Castro, ocupando la ladera dela denominada Cuesta de la Candamia, que culmina en el cerro de la Mota, no lejos de laorilla izquierda del ro Toro. Abarca una extensin aproximada de unos 4.000 m2 aun-que sus lmites resultan difciles de precisar por el volumen de remocin de tierras provo-cado por el trazado de la carretera de circunvalacin.

    A lo largo de los siglos XIX y XX son numerosos los hallazgos de lpidas funerarias he-braicas en todo este sector, lo que permite confirmar su carcter de necrpolis hebrea.Los once epitafios actualmente conocidos abarcan un perodo comprendido entre losaos 1026 y 1135-1145, fecha esta ltima relativamente cercana a la de la destruccindel castro en 1196.

    En 1973, las labores efectuadas en el huerto por el propietario de la finca nme-ro 115 de la calle Isoba, actualmente desaparecida a causa del trazado de la va de cir-cunvalacin, permitieron el hallazgo de un nuevo epitafio fragmentado sobre una tum-ba. Por este motivo, en agosto de ese mismo ao se procedi a una nueva excavacinque dio como resultado el hallazgo de otras cuatro tumbas, sin que apareciera ningunainscripcin. Abundaban los fragmentos de tejas y de cermicas medievales de los siglosXIII y XIV en los niveles superficiales, que desaparecan al profundizar en el terreno. Lastumbas, orientadas de O a E, aparecieron a distintos niveles y tres de ellas presentabanabundantes restos de madera de los atades, de forma ligeramente trapezoidal (52-32 cm,30 cm de altura aproximadamente), y clavos de hierro de seccin cuadrada y cabeza depestaa de unos 10 a 11,5 cm de longitud. El cuarto enterramiento no proporcion niatad de madera, ni piedras de proteccin. Los cuerpos, en decbito supino, adoptabanen todos los casos la misma posicin: miembros estirados y paralelos al cuerpo y orien-tados hacia oriente; cabeza reclinada bien sobre el hombro derecho, bien sobre el izquierdo;los brazos, uno estirado y paralelo al cuerpo y el otro doblado por el codo apoyando elantebrazo sobre la zona coxial indistintamente17.

    En el mes de octubre de 1983 fue localizada una nueva inscripcin hebrea con mo-tivo de las obras de la carretera de circunvalacin entre el depsito de agua y el arroyodel Barranco, un poco por debajo de las excavaciones realizadas en 1954. Se llev acabo una excavacin de urgencia, dirigida por J. L. Avell, que permiti descubrir dosniveles de enterramientos, uno constituido por diversas tumbas infantiles, que segnlos autores corresponden a un perodo de gran mortandad, superpuesto a un segundonivel formado por enterramientos de adultos en fosas trapezoidales y de baera. Comoen otros lugares, han aparecido clavos y restos de madera de los atades, as como cuen-tas de collar, algunos fragmentos cermicos y objetos de piedra y hueso en el relleno dealgunas fosas18.

    16 Vilads Castillo 1994.17 Prez Herrero y Prez Castro

    1974.18 Castao y Avell 2001, pp. 309-

    310.

    214 JORDI CASANOVAS MIR

  • VALENCIA

    Entre 1993 y 1996 se han realizado tres intervenciones en una zona reducida de la necr-polis, pudindose documentar ms de un centenar de tumbas, adems de un sector espe-cficamente dedicado a nios. Difiere de las restantes necrpolis judas por estar las tum-bas orientadas con la cabeza hacia el sur y los pies hacia el norte. Una orientacin anmalaque ya encontramos en la necrpolis de Deza (Soria), cuyo carcter judo queda atestiguadopor la presencia de diversos anillos con inscripcin hebrea19 y que los autores de la exca-vacin intentan explicar con una posible orientacin en direccin a la sinagoga mayor delbarrio judo de Valencia20. De hecho, es la documentacin el nico elemento que parececonfirmar que se trata de una necrpolis juda.

    Entre los enterramientos predominan los de fosa con una cubierta de listones de ma-dera y los trapezoidales con atad de madera, algunos de los cuales disponen de una cu-bierta formada por diversas losas colocadas transversalmente apoyadas en muretes de la-drillo, mientras que en la mayora la cubierta es de madera. Se han recuperado algunos delos atades de forma trapezoidal hechos de madera de pino y restos de herrajes que losensamblaban, lo que ha permitido conocer mejor sus caractersticas. Entre los objetos ha-llados figuran algunos anillos-sello y restos de cierto casquete o tocado formado por fi-bras e hilo de oro cuya presencia est atestiguada en la necrpolis de Barcelona y ms re-cientemente en la de Gerona. El inters de esta necrpolis se complementa por la presenciaen un nivel inferior de una fosa comn21 con los restos de por lo menos cuarenta indivi-duos, que los autores creen identificar como las vctimas de un asalto a la judera de Va-lencia provocado por la Peste Negra (1348).

    Pese a que se ha realizado un esfuerzo considerable en pro de un mejor conocimientode las necrpolis judas y de los ritos que acompaaban el sepelio, es evidente que es mu-cho el trabajo que todava queda por hacer. Si comparamos la lista de los cementerios co-nocidos a travs de la documentacin y los excavados observaremos que de los noventa ynueve primeros slo once han merecido una intervencin arqueolgica y sta de diferen-te envergadura segn los casos. Si sumamos los datos de conjunto aportados por la docu-mentacin, la arqueologa y la epigrafa obtenemos un total de ciento dieciocho localida-des en Espaa con cementerio hebreo. Evidentemente, esta cifra, notablemente inferior ala real, es provisional. Sin embargo, dentro de su provisionalidad refleja una realidad so-bre las dificultades presentes en la investigacin de los restos funerarios judos.

    19 Casanovas y Ripoll 1983.20 Calvo y Lerma 1996, p. 263.21 Calvo y Lerma 1998.

    LAS NECRPOLIS JUDAS HISPANAS 215

  • 216 CATLOGO

    163Fragmento de epitafio

    Siglos X-XI

    Ladrillo

    26 x 18 x 3 cm

    Procede de Toledo

    Toledo, Museo Sefard Ministerio de Cultura, Educacin y Deporte

    (MS 2)

    B I B L I O G R A F A : Yahuda 1917, pp. 323-324; Cantera 1944, pp. 57-62

    y 65; Cantera y Mills 1956, pp. 40-44; Jorge de Aragoneses 1958,

    pp. 100-101; Cantera 1971, p. 37; Lpez lvarez 1986, pp. 56-57;

    La vida juda en Sefarad 1991, p. 283; Lpez lvarez 2000, p. 193.

    Ladrillo funerario de dimensiones similares a las de los ladrillos sepul-

    crales rabes caractersticos de la zona toledana. Pese a que en el lado iz-

    quierdo se observa la prdida de la ltima letra de las lneas cuarta y quin-

    ta, el ladrillo se conserva completo y probablemente el resto del epitafio

    deba hallarse en otro ladrillo similar, si realmente se trata de una ins-

    cripcin funeraria del tipo convencional. La parte del epitafio conserva-

    da incluye el texto de la Haskabah de difuntos, distribuido a lo largo de

    seis lneas, habiendo desaparecido la parte inicial correspondiente al en-

    cabezamiento y a los datos del difunto: / y en su misericordia lo

    oculte en el refugio de sus alas, /le devuelva la vida al fin de los das / y

    del torrente de sus dulzuras le d de beber, guarde / su alma, le conceda

    un descanso glorioso, / le acompae y sobre su lecho fnebre / haya paz.

    Amn, amn, amn.

    Fue hallado en 1916 al realizar obras en la llamada Venta de la Es-

    quina, situada al pie del camino real a Valladolid y conocida a finales

    del siglo XVI como Venta de Lzaro Buey. En este mismo sector, en el

    que tambin se encuentra la Fbrica Nacional de Armas, deba empla-

    zarse uno de los cementerios judos.

    No sabemos si es posible relacionar los ladrillos musulmanes con este

    ladrillo judo, ya que es el nico que hasta ahora se ha conservado. De

    momento lo nico que permite relacionarlos son las dimensiones del

    soporte y el hecho de que en ambos el texto est constituido por eulogias,

    es decir, series de bendiciones dirigidas al difunto. Los caracteres del

    texto, de dimensiones variables y algunos de ellos con un trazado muy es-

    quemtico, reflejan un notable arcasmo en su diseo. Precisamente son

    sus caractersticas paleogrficas las que nos llevan a fecharlo entre los si-

    glos X y XI, una fecha que coincide a grandes rasgos con la de los ladri-

    llos rabes, todava pendientes de estudio.

    El texto llama la atencin por las numerosas irregularidades que contiene.

    Para Cantera y Mills quizs refleja una pronunciacin vulgar del idioma

    sagrado, lo que se manifiesta en la confusin de unas consonantes por

    otras por su semejanza fontica, lo que s justificara la tesis de un texto apren-

    dido de memoria y reproducido sin contar con un modelo escrito. Sin em-

    bargo, presenta tambin otras anomalas, como es el caso del triple amn,

    escrito de tres formas distintas, muy difcil de justificar.

    J .C.M.

    164Losa sepulcral de Mar Selom ben Mar David b. Parnaj

    15 de julio de 1097

    Mrmol. Se conservan restos de pintura roja en el interior de las letras

    de las ltimas cuatro lneas

    38 x 31 x 7 cm (campo epigrfico 34 x 24,5 cm)

    Procede del Castrum Iudeorum (Len)

    TR A D U C C I N: sta es la sepultura de Mar Selom bar / Mar David

    ben Parnaj fallecido / a la edad de cuarenta aos en el da cuarto / tres

    das del mes de Ab, ao / cuatro mil ochocientos / cincuenta y siete de

    la Creacin / del mundo segn el cmputo de la ciudad de Len, el

    Santo, bendito sea, / le levante y le despierte a la vida del mundo /

    venidero y otorgue su parte con los justos / y cumpla en l la Escritura

    pues est escrito: / Revivirn tus muertos, mis cadveres resurgirn, /

    despertad y exultad, habitantes del polvo, pues / roco de luces es tu roco y

    la tierra / de las sombras parir, mas t ve / y descansa y te levantars para

    [recibir] tu destino / al fin de los das.

    Procede de la necrpolis del Castrum Iudeorum (Puente Castro, Len)

    Len, Museo de Len (donacin familia Garca de Arriba, n. inv. 2000/26)

    BIBLIOGRAFA: Cantera y Mills 1956; Avello y Castao 2001, pp. 299-

    318; Avello y Snchez-Lafuente (en prensa) (1); Avello y Snchez-

    Lafuente (en prensa) (2).

    La datacin de la lpida es el 15 de julio de 1097. La Era de la Creacin

    es utilizada en el resto de las doce lpidas del Castrum Iudeorum, as co-

    mo en otros documentos hebreos leoneses. Es notable entre el resto de

    la coleccin epigrfica por su estado de conservacin y la amplitud del

    texto. El tratamiento de Mar es comn al resto de las piezas epigrficas

    leonesas, que vienen apareciendo desde 1847.

    El Castrum Iudeorum de Len alcanz su apogeo en los siglos XI y XII. Ac-

    tividades agrarias y financieras debieron ocupar a la pequea comunidad

    juda. Esta pequea aljama perifrica a Len cont con talleres artesana-

    les, relacionados con el curtido de pieles. Segn Ben Sadiq, el poblado

    [CAT. 163]

  • LA JUDERA. UN ESPACIO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE 217

    contaba con una sinagoga, cuya biblioteca deba contener los 24 libros

    que menciona el cronista Abraham de Torrutiel, escritos por R. Mos ben

    Hillel, que servan de modelo para corregir todos los libros por su exacti-

    tud. Su precipitada destruccin y abandono, en 1196, la ausencia de cons-

    trucciones posteriores sobre su emplazamiento y el hecho de hallarse hoy

    en plena naturaleza, posibilitaba descubrir un modelo urbanstico intacto

    de una pequea ciudad juda altomedieval. Por ello, desde 1999, la Junta

    de Castilla y Len, junto con el Consistorio de la ciudad de Len, finan-

    cia los trabajos de excavacin en dicho castro. Actualmente las labores es-

    tn centradas en la parte superior de la Mota rematada por un castillo.

    J .L.A.A./J .S .L.P.

    165Lpida sepulcral de Mar Yehud

    Abril de 1094

    Piedra caliza

    53 x 33 x 9 cm

    Procede de Puente de Castro (Len)

    Toledo, Museo Sefard Ministerio de Educacin, Cultura y Deporte

    (MS 20)

    B I B L I O G R A F A : Fita 1907 (3), pp. 33-36; Schwab 1907, pp. 250-252;

    Gmez Moreno 1925, p. 172; Nieto 1925, p. 43; Baer 1929-1936,

    p. 2; Cantera 1943, pp. 337-338; Cantera y Mills 1956, pp. 9-12;

    Rodrguez Fernndez 1969, p. 51; Cantera Burgos 1971, p. 36; Lpez

    lvarez 1986, p. 62; Lpez y Reguera 2000, pp. 15-16.

    Procede del cementerio judo de Puente del Castro (Len). Fue hallada

    por un labrador durante la primavera de 1906 en una propiedad situa-

    da en la Cuesta de la Candamia, a la izquierda del camino que conduce

    a Golpejar de la Sobarriba. Fue llevada al Museo Arqueolgico de Len

    (MAPL n. 1953), donde se la dio por desaparecida en 1943, siendo lo-

    calizada de nuevo en 1953. Es una de las lpidas ms antiguas del con-

    junto leons, un conjunto que abarca un perodo de tiempo compren-

    dido entre el ao 1026 y el 1135, con un total de once inscripciones

    conocidas hasta el momento. Como las restantes lpidas leonesas, salvo

    una, sta apareci fuera de contexto arqueolgico.

    Losa cuadrada de piedra caliza ligeramente irregular, algo ms ancha

    hacia la base. Muestra diversos golpes y erosiones tanto en la superficie

    epigrfica como en los lados, algunos de los cuales afectan a ciertos ca-

    racteres (lneas 1, 9 y 10). Las dimensiones de las letras son variables,

    incluso dentro de una misma lnea (lneas 3 y 6). Aparecen incisas ms

    profundamente a partir de la segunda mitad de la quinta lnea, siendo

    las de la primera lnea apenas visibles.

    El texto se distribuye a lo largo de once lneas con una ligera tenden-

    cia, en todas ellas, a desplazarse hacia arriba. En general apenas existe

    separacin entre palabras, dndose en especial este fenmeno entre las

    lneas 7 a 9. La longitud de las lneas es variable: las tres primeras pa-

    recen respetar ciertos lmites mediante el recurso de utilizar letras dilata-

    das, pero a partir de la cuarta se rompe la norma y ya no parece existir una

    preocupacin por igualar las lneas. Slo en la 8 intenta ensanchar la

    letra final prolongando el trazo horizontal superior.

    Traduccin: Esta es la tumba de Mar Yehud / hijo de Mar Abraham

    ha-Nas / hijo de Rab Qetana. Parti a su morada / eterna, a los cuarenta

    y cinco / aos, a fines del mes de Nisn / del ao cuatro mil / ochocientos

    cincuenta / y cuatro de la Creacin del mundo / segn el cmputo de la ciu-

    dad de Len. El Santo, Bendito sea, / le d una parte con / los justos, Amn.

    Pese a las diferentes lecturas del nombre que se han propuesto, cree-

    mos con Cantera, que se trata de una variante del nombre Chiquito.

    J .C.M.

    [CAT. 164][CAT. 165]

  • 218 CATLOGO

    166Epitafio de Abraham Satabi

    Siglos XIII-XIV

    Piedra arenisca

    35 x 74 x 66 cm

    Procede del cementerio judo de Soria

    Soria, Museo Numantino (n. inv. 75/17/1)

    B I B L I O G R A F A : Ortego 1955, pp. 311-314; Cantera Burgos 1956 (1),

    pp. 125-129; Cantera Burgos 1956 (2), pp. 402-403; Ortego 1956,

    pp. 297-300; Apraiz 1960, pp. 203-204; Cantera Burgos 1971, p.

    44; Lpez lvarez 1986, p. 74.

    Lpida de seccin pentagonal a doble vertiente y base trapezoidal, con

    gruesas molduras que enmarcan sendos planos inclinados en los que se

    halla la inscripcin. Dichos planos no son regulares pues la altura del blo-

    que, al igual que su anchura, disminuye progresivamente en direccin a

    los pies de la lpida, resultando por ello una planta trapezoidal similar a

    la de otros modelos medievales cristianos. Por esta razn el tamao de

    las letras vara, siendo mayores las correspondientes al inicio de lnea

    para ir decreciendo hacia el final de sta.

    Pese a tratarse solamente de la mitad de la lpida original, o quizs algo

    menos, y pese tambin a las erosiones y fracturas que ha sufrido, refleja

    todava el cuidado que el lapiscida puso en su realizacin, tanto por lo

    que se refiere a la talla del bloque, al trazado de los caracteres, incisos muy

    profundamente, o a la inclusin de unos elementos decorativos curvifor-

    mes, distintos en cada una de las caras, que constituyen una rareza dentro

    de los modelos conocidos en la epigrafa hebraica hispnica.

    Texto: En aquel momento la visin ces [] / al morir un sabio, un

    hombre [] / [] un rab lleno de [] / [] Abraham Satabi.

    Procede del cementerio judo de Soria y fue hallada en el curso de los

    trabajos de repoblacin forestal llevados a cabo en el sector oriental de

    la ladera del cerro, donde tradicionalmente se ubicaba la necrpolis,

    junto a varias sepulturas de tipo antropomorfo de cabecera oval. Su es-

    tructura sigue modelos cristianos muy habituales en la poca.

    J .C.M.

    [CAT. 166]

  • LA JUDERA. UN ESPACIO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE 219

    167Epitafio de un joven

    Segunda mitad del siglo XIV

    Piedra caliza

    54 x 35 x 11 cm

    Procede del cementerio judo de Montjuc, Gerona

    Girona, Museo de Historia de los Judos Patronat Municipal Call de

    Girona (n. inv. 14.661, inv. antiguo)

    B I B L I O G R A F A : Girbal 1870, pp. 61-63; Neubauer 1872, p. 179; Fita

    1874, pp. 2-3; Schwab 1907, pp. 395-396; Rahola 1929, p. 42; Can-

    tera y Mills 1956, pp. 244-245; Calzada Oliveras 1983, p. 138; Casano-

    vas Mir 1988-1989, pp. 38-39; 1991; Llorens 1994, p. 14.

    Estela con el epitafio completo del joven Yosef. La parte superior de la

    lpida muestra diversos golpes y fracturas que, sin embargo, no afectan

    al texto. El tercio inferior, correspondiente a la parte de la lpida que se

    hincaba en el suelo, aparece sin pulir: Estela del agradable joven / de

    delicias / Yosef, descanse en el Edn, hijo de Rab / Yaqob. Gurdelo su

    Roca y su Salvador.

    Procedente del cementerio judo de Montjuich en Gerona, fue rea-

    provechada en 1492 en la construccin de la nueva casa solariega que

    Joan de Sarriera, baile general de Catalua, empezaba a construir en

    esos momentos (Palau Sacosta). El decreto de expulsin haba forzado a

    los judos de Gerona a cederle el 14 de julio de aquel mismo ao aque-

    lla propiedad con todas sus piedras que la aljama posea en Montjuich y

    que durante varios siglos haba utilizado como cementerio. En 1866 fue

    localizada esta lpida de nuevo, sucedindose los hallazgos en este mis-

    mo lugar hasta fechas muy recientes.

    Por sus caractersticas formales puede adscribirse a la segunda mitad

    del siglo XIV, en un momento en el que coexistan los grandes bloques y

    las estelas, unos aos antes que se produjera la desaparicin de aqullos

    a finales del siglo.

    J .C.M.

    [CAT. 167]

    IntroduccinndiceEl discurso histricoSefarad en las fuentes hebreas medievalesOscuro origen y avatares ms antiguos de las comunidades judas en EspaaLos judos en la Espaa medieval (siglos VIII-XV)

    La judera. Un espacio para la vida y la muerteUn barrio de la ciudad: la juderaLa vida cotidiana de los judos espaoles en la Edad MediaLa imagen personalMenaje del hogarEl judasmo como modo de vidaLas necrpolis judas hispanas. Nueva aportaciones

    La arquitecturaArquitecturaSinagogas sefardes monumentales en el contexto de la arquitectura medieval hispanaApuntes sobre los templos de los dimmes en al-Andalus

    Judos, moros y cristianos bajo la autoridad del reyJudos, moros y cristianos bajo la autoridad del rey

    Los saberesLos judos y la ciencia en la Pennsula Ibrica en el medievoLiteratura hispanohebreaImgenes de libros: manuscritos iluminados en Sefarad durante los siglos del medievo

    Historia de un conflictoHistoria de un conflictoIglesia frente a SinagogaLas imgenes del judo en la Espaa medievalLa expulsin de los judos

    InquisicinInquisicin

    El legado sefardDe la Sefarad juda a la Espaa conversaA modo de eplogo

    Bibliografa